La libertad de expresión y la libertad de religión: el crecimiento de la intolerancia religiosa ocasionado por los discursos de odio.

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La libertad de expresión y la libertad de religión: el crecimiento de la intolerancia religiosa ocasionado por los discursos de odio.


Decía John Locke: "además de la sumisión que tengo hacia la autoridad, no es menor el amor que siento hacia la libertad sin la que un hombre se encontraría menos feliz que una bestia". Esta libertad que recalca Locke es la que rige a las sociedades civilizadas con muestras claras de inclusión, pluralismo y armonía que son vitales para la formación de la opinión pública libre. Los Derechos Humanos protegidos por los distintos ordenamientos jurídicos y acuerdos internacionales son los encargados de hacer efectiva la igualdad y libertad necesarias para que la sociedad progrese de manera adecuada dejando de lado la utopía y haciendo del bienestar una realidad y no un privilegio.
La libertad de opinión y de palabra ha sido uno de los pilares más importantes sobre los que se ha construido la actual democracia occidental. La relación estrecha, sólida y simbiótica hace que toda reflexión sobre la libertad de expresión y sus límites sea una ponderación de la democracia. Es por ello que la libertad de expresión es uno de los principales barómetros del nivel de democracia de un país, ya que puede medir según el número y el grado de las limitaciones que aceptamos a la libertad de expresión.
Debido a esto, en la conciencia de las sociedades actuales se va permeando cada vez más el sentido de la responsabilidad, la obligación y la pertenencia de esos Derechos que defienden el desarrollo humano basado en la igualdad de oportunidades y es por eso que los diferentes grupos de presión abogan por ejemplo, por la igualdad salarial entre hombres y mujeres o por erradicar la explotación infantil. De esta manera se entiende que la totalidad de los Derechos Humanos son necesarios para que la vida en sociedad contribuya al desarrollo efectivo de los individuos, no sólo los colectivos si no también los que nacen de la esfera privada de las personas: el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
Teniendo como panorama una de las máximas de las Naciones Unidas que es que "libertad de religión o de convicciones debe contribuir también a la realización de los objetivos de paz mundial, justicia social y amistad entre los pueblos" proclama la Declaración sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones, dando el protagonismo debido a la persecución religiosa que lejos de ser una parte más de la historia, se ha convertido en un foco importante de investigación, estudio y desarrollo con el objetivo de buscar soluciones eficaces que permitan el libre desenvolvimiento de la personalidad de cada sujeto de derecho sin que ello conlleve tratos denigrantes, torturas u homicidios.
Ante este panorama, surgen preguntas inevitables como: ¿Qué motivos hacen que en el siglo actual siga existiendo hostigamiento, persecución e intolerancia religiosa?. ¿Qué es lo que favorece que la dignidad intrínseca de las personas siga siendo atacada?. ¿Por qué resulta tan difícil convivir en armonía respetando los credos de los demás?.
La organización Puertas Abiertas publica anualmente una lista con los 50 países donde profesar una determinada convicción religiosa es una amenaza. A la cabeza de dicha lista se encuentra Corea del Norte, y en el último lugar se sitúa Kuwait, pero países como Colombia y México también forman parte de ella.
Asimismo, la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada en su Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo 2014, enfatizó en la enorme preocupación que se vive en 55 de los 196 países estudiados donde la situación de las comunidades de creyentes ha sufrido un "deterioro" en el período comprendido entre octubre de 2012 y junio de 2014.
Queda constatado que la falta de respeto hacia la dignidad de las personas a través de su libertad de conciencia es frecuente tanto en las personas e instituciones que deben servir como garantes de una convivencia pacífica. Ejemplo de ello es que la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, tuvo que comparecer ante el Tribunal de Lyon acusada de incitar al odio racial contra los musulmanes. Además, el conflicto de los refugiados sirios pone de relieve la falta de aceptación hacia todas las culturas religiosas en la Europa actual siendo los países del Este algunos de los que se mostraron reacios a acoger refugiados que no fueran cristianos.
El Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias, Heiner Bielefeldt, hace especial referencia a lo que califica como "corrupción endémica" señalando que las instituciones públicas deben cumplir con sus funciones de manera eficaz, justa y equitativa, de tal manera que la sociedad pueda depositar en ellas una "confianza razonable" que les permita desarrollar libremente el pluralismo religioso, filosófico, ético y político. De igual manera, declaró que las manifestaciones de odio colectivo son causadas por los seres humanos. Esto lleva a analizar el fanatismo (o extremismo) religioso, cuyo ejercicio puede ser un factor clave en el auge de la intolerancia religiosa.
Por fanatismo se entiende la intensa adhesión afectiva a una idea, socialmente compartida, a la que se concede un valor absoluto, que pretende ser realizada destruyendo, en nombre de ella, cualquier obstáculo que se interponga. Tiene, por tanto, dos características fundamentales: el deseo de imponer las ideas propias, y el desprecio hacia quienes son diferentes o se interponen a dicha idea. Este fenómeno se concentra mayoritariamente en los países donde la religión imperante es el Islam.
Las atrocidades llevadas a cabo bajo la "defensa" de la fe, provocó que en el Congreso de Líderes Religiosos – realizado en la ciudad de Astana, Kazajastán – el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, hiciera una llamado a la acción coordinada de los gobiernos, las comunidades religiosas, la sociedad civil y los medios de comunicación.
De la misma manera lo señala Peter Sefton-Williams en el Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo donde se expone el grave problema que ha supuesto la aparición del, autodenominado, Estado Islámico que en julio de 2014 expulsó de Mosul (Irak) a todas las comunidades religiosas, incluidos los musulmanes no suníes, y obligando a los cristianos a elegir entre convertirse o marcharse. Este miedo germinado por Al-Qaeda tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y potenciado por el ISIS, llevó al Secretario General de la ONU a sostener que "ninguna religión causa violencia ni extremismo" y que "los crímenes cometidos con banderas religiosas son, en realidad, un ataque a la religión que claman reivindicar".
Estos hechos dejan claro cómo en lugar de avanzar hacia una civilización basada en el multiculturalismo – entendiendo por tal una sociedad donde la diversidad cultural no sólo es posible sino que, además, es promovida – fomentan el estancamiento basado en los sentimientos de superioridad de unas creencias sobre otras al verse obligadas a coexistir en un mismo entorno.
Por otra parte, los estereotipos y el menosprecio hacia "lo religioso" juegan también un papel clave en el rol de la discriminación. De esta manera, suele interpretarse el concepto de religión como algo malo para la sociedad, algo sin sentido, algo que no tiene mayor importancia y que, por lo tanto, no merece ningún respeto. A menudo las personas que siguen una determinada corriente religiosa, son tratadas con menosprecio y como unas personas incultas a las que son fáciles de manipular.
Esta concepción pone de manifiesto que hace falta incidir más en políticas que permitan un grado de asimilación cultural alto. Todo ello ligado a una educación de calidad que enseñe que seguir pensando que todos los musulmanes son "terroristas" o que todos los judíos son "usureros" no hace más que alimentar discursos de odio religioso que desembocan en una ola de desprestigio e intolerancia. Es por ello, que se debe prestar una especial atención al uso responsable de otro de los derechos humanos, la libertad de expresión.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos protege el derecho de todo individuo a la libertad de opinión y de expresión, entendiendo por tal la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
Sin embargo, es requisito 'sine qua non' tener presente que ningún derecho es ilimitado. Así, el amparo de la libertad de expresión no puede entenderse como un todo absoluto, es decir, no todo cabe bajo la bandera de la expresión. De otra forma, se estarían legitimando discursos de odio cuyo puerto se transforma en verdaderos crímenes, algunos de los cuales siguen latentes en nuestra historia como es el Holocausto judío. En esta línea se sitúa la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos al interpretar que la negación del Holocausto nazi no está amparada por la libertad de expresión cuando implica un propósito de "difamación racial hacia los judíos y de incitación al odio hacia ellos"
Así lo entiende también el propio Tribunal Constitucional al afirmar que la libertad de expresión tiene su límite en la "ausencia de expresiones indudablemente injuriosas" y en sentido discriminatorio, que son aún más graves cuando "afecta al ámbito de la libertad ideológica", por lo que no pueden estar amparadas "las manifestaciones, expresiones o campañas de carácter racista o xenófobo" ya que "los integrantes de aquellas colectividades tiene el derecho a convivir pacíficamente y a ser plenamente respetados por los demás miembros de la comunidad social".
El hate speech antirreligioso es el reverso de la libertad de expresión ya que es cualquier forma de propagar, incitar y promover el odio basado en la intolerancia. Este discurso del odio presenta tres elementos según el profesor Bhikhu Parekh, por un lado, se dirigen contra un grupo determinado de personas, delimitándolo de forma precisa (musulmanes, judíos, indigentes, etc) y no contra la sociedad en general. Posteriormente y una vez identificado este colectivo, se estigmatiza asignándole algunos estereotipos denigratorios; y, finalmente, se considera que, por dichas características, estos grupos no pueden participar ni integrarse en la sociedad y serán tratados con desprecio y agresividad.
En el sentido religioso concretamente, los medios de comunicación tienen un papel relevante a la hora de salvaguardar su autodeterminación, no en vano son considerados como el "cuarto poder". Dichos canales tienen la responsabilidad de informar los acontecimientos desde una perspectiva neutral, es decir, sin emitir juicios de valor. Cuando se cae en el error de prejuzgar, la difamación y estigmatización "cobran vida" en una era tecnológica que no conoce de fronteras.
Es tarea de los profesionales tratar con el mayor respeto las diferencias políticas, ideólogas y culturales presentes en nuestra sociedad. Sin embargo, la manipulación de las noticias en los medios de comunicación se ha venido convirtiendo en una tradición cada vez más arraigada en donde vemos cómo los límites tradicionales de la libertad de expresión destinados a proteger el sentimiento religioso se difuminan con la diversidad y el pluralismo contemporáneo.
Profesionales como Shada Islam, Bettina Peters y Aidan White señalan que "la mayoría de los periódicos, emisoras de radio y televisión, y otros medios de comunicación, sin embargo, no han sabido asumir el reto de retratar la revolución social global. Lejos de suscitar el debate mediante la concienciación, de ayudar a combatir los prejuicios y de engendrar la comprensión intercomunitaria, un importante porcentaje de los principales medios de comunicación han contribuido a avivar los fuegos de la intolerancia y el racismo". Por todo ello, es imprescindible hacer una llamada al ejercicio de un periodismo ético donde la seriedad, objetividad y respeto tengan un verdadero protagonismo.
La intolerancia y hostigamiento han ido creciendo y es evidente no solo desde el punto vista teórico sino también empírico, pues recientes investigaciones demuestran que este problema ha ido cobrando fuerzas en los últimos años. Ejemplo de ello es que el Informe Internacional sobre Libertad Religiosa, del departamento de Estado de Estados Unidos, señale como consecuencia de dichos fenómenos los desplazamientos y la desaparición de comunidades de sus hogares históricos. Por citar algunos ejemplos, en Egipto tanto los musulmanes chiítas como los cristianos fueron objeto de ataques violentos; en Irán el Gobierno detuvo a miembros de casi todos los grupos no chiítas; en China se torturaba y encarcelaba a obispos y sacerdotes católicos no registrados; y en Corea del Norte se lleva a cabo una grave represión. Se observa, por tanto, que la mayor parte de estos acontecimientos han sucedido en lugares donde el "radicalismo" ha ido ganando adeptos, dando como resultado la reducción drástica de minorías religiosas.
En Europa, también se hacen evidentes las muestras de intolerancia y la vulneración de la libertad de religión o creencias. Y por ello el Consejo de Europa actuó en consonancia con la campaña de penalización de la difamación religiosa en 2006 y en su Resolución 1510 de 2006 sobre "Libertad de expresión y respeto a las creencias religiosas", propuso eliminar el delito de blasfemia al tiempo que recordaba que las expresiones ofensivas contra las convicciones personales, morales o religiosas pueden tener mayor restricción que las que tienen por objeto asuntos de interés público.
Además, son preocupantes los discursos de determinados partidos políticos que tienden a generar alarma y división en la sociedad. Aunque en las elecciones europeas del 2014 los partidos euroescépticos y de corte fuertemente xenófobo y radical "pisaron" con fuerza en el Parlamento europeo, la extrema izquierda cobra también importancia al tomar posición en el conflicto Palestino - Israelí por el que, no sólo justifican sus actos y discursos de odio y hostigamiento sino que, además, publican campañas de "boicot" a empresas judías o israelíes y de las cuales también han sido víctimas artistas de dicha nacionalidad. Así sucedió con el cantante judío Matisyahu en España donde diferentes organizaciones y entidades pro Palestina quisieron vetar su concierto; suceso por el cual la Embajada de Israel consideró que se trataban de "motivos de censura ideológica con tintes antisemitas". Hechos que evidencian la evolución de nuevas formas de hostigamiento.
Otras de las nuevas formas de hostigamiento y discurso de odio, que se han registrado en los últimos años, son las relacionadas con las nuevas tecnologías y las redes sociales e internet; plataforma mediante la cual las personas dan rienda suelta a sus pensamientos y libertad de expresión, hostigando y estigmatizando a diferentes religiones, según las ideas y conceptos que tengan sobre ellas. Así lo recogió Nicolás Zambrana-Tévar, miembro del Consejo Asesor del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, en el Informe sobre Ataques a la Libertad de Religión en 2014 donde reflejó el enorme "eco" del que se valen las redes sociales para insultar públicamente a las religiones y todos sus elementos sin ningún tipo de control. Christopher Tuckwood, director ejecutivo y co-fundador del Proyecto Centinela para la También el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, alertó la preocupación por el auge de la intolerancia religiosa en Europa haciendo énfasis en el antisemitismo.
Por su parte, el mencionado Informe sobre la Libertad Religiosa afirma que en 2014 hubo "declaraciones antisemitas y antimusulmanas en las redes sociales y discursos públicos", subrayando algunos países como Argentina, Chile o Venezuela. Además, la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) ha alertado sobre el "dramático aumento" del antisemitismo, la islamofobia, el discurso político de carácter xenófobo y discurso de odio mediante las redes sociales en su informe anual del 2014. Insta, por ello, los Estados miembros a firmar y ratificar el Protocolo Adicional al Convenio sobre cibercriminalidad, relativo a la incriminación de actos racistas y xenófobos, cometidos a través de internet.
Tal como señala Contreras Mazarío, los mecanismos de protección de las minorías religiosas pueden agruparse en dos categorías: los convencionales y los extraconvencionales. Dentro de los convencionales se encuentra el Comité de Derecho Humanos, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Comité sobre la Eliminación Racial. Los extraconvencionales se encuadran dentro del "procedimiento confidencial" y del "procedimiento público especial" por los que se excluye el tratamiento individualizado de una concreta violación. No obstante, y pese al esfuerzo de las Naciones Unidas por mantener las garantías de la libertad de religión, está claro que es necesario orientar a la sociedad a través de políticas que permitan gestionar mejor la comprensión de la diversidad étnica y promocionar una educación basada en la convivencia con respeto que surja desde el seno de cada hogar y se potencie en los colegios.
Para ello es menester el compromiso de todos los Gobiernos, pues la lucha por los Derechos Humanos no es solo competencia de un Estado o de entidades no gubernamentales, sino de todos quienes somos amparados por ellos. De ahí que se haga un llamado a estrechar lazos y a asumir los retos que se fraguan en estos tiempos para que las generaciones futuras tengan la oportunidad de deleitarse en la tan anhelada paz. Y es aquí donde las soluciones locales cobran especial relevancia con la toma de medidas tendentes a crear una educación en la diversidad y el pluralismo dentro de las comunidades, medidas como pueden ser el acceso a una información neutral, lejos de prejuicios y manipulaciones, o sanciones ejemplares ante los discursos de odio.
Es necesario que en medio de las sociedades se enseñe, quiénes somos y de dónde venimos, la historia de las religiones y el aporte que han venido dando en medio del mundo, bajo el punto de vista ético y moral que comparten casi todas las religiones a nivel global; se debe educar en la comprensión y la tolerancia, ya que es vital comprender el asunto para poder tolerarlo. Las religiones pueden ser compatibles y se puede tener libertades respetando las de los demás; la tolerancia no es una actitud de simple indiferencia o neutralidad, si no una actitud de lucha y compromiso contra todo lo que sobrepase los límites de lo intolerable , es decir, cuando no se respeta la dignidad humana.
Los Estados han de trabajar para erradicar las nuevas formas de discriminación o exclusión social que tratan de acabar con las minorías étnicas y religiosas y asegurar, así, su pleno desarrollo, pues si una cultura o religión minoritaria no se integra a la cultura predominante, termina siendo excluida o a largo plazo, desapareciendo. Además, los Estados laicos o aconfesionales han de procurar la imparcialidad y promover la igualdad en las religiones, no imponiendo trabas burocráticas que sean excluyentes.
Europa debe ser modelo por antonomasia del cumplimiento de las leyes, de los tratados y de los compromisos adquiridos por todos sus Estados miembros, pues su lema "Unidos en la diversidad" ha de quedar reflejado en las acciones emprendidas que permitan asumir esa diversidad como base de una sociedad oxigenada y fuerte. Así, pues, resulta ineludible promover la tolerancia como elemento fundamental para la construcción de sociedades armónicas, basadas en el respeto hacia la disparidad de razonamientos, ideologías y confesiones.
Dicho esto, se hace imprescindible la construcción, por medio de una verdadera educación para todos y en todos los ámbitos -la neutral, basada en los valores éticos y morales-, de una sociedad que acepte y valore la multiculturalidad, asumiendo el respeto hacia las libertades fundamentales como punto clave para convivencia en armonía.
Finalizo con esta cita de Nelson Mandela, cuando afirmó:

"Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario"




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