LA LIBERTAD COMO FENOMENO PROPIO DE LA CONCIENCIA HUMANA

June 6, 2017 | Autor: M. Frutos Jiménez | Categoría: Conciencia, Libertad, Libre Albedrío, Persona Humana Dignidad
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Descripción

ATENEO PONTIFICIO REGINA APOSTOLORUM Facultad de Filosofía

LA LIBERTAD COMO FENOMENO PROPIO DE LA CONCIENCIA HUMANA

Una visión sobre la relación conciencia-libertad, a la luz

de las lecciones del curso Coscienza e libertà tra filosofia e neuroscienze

Profesor: A. Carrara, LC.

Estudiante: Manuel J. Frutos, LC. Número de matrícula: 00012259.

FILS1020 - Coscienza e libertà tra filosofia e neuroscienze.

Roma, 21 de junio de 2015.

2

INTRODUCCION

1. El problema de la libertad del hombre ¿Es posible la libertad en el hombre? Partiendo del libre arbitrio o

indeterminismo de San Agustín de Hipona; pasando por el fatalismo y la teoría estoica del destino de Crisipo; cruzando más tarde por el determinismo en sus

diferentes variedades desde Demócrito, Epicuro, pasando por Lucrezio, Thomas Hobbes, Baruch Spinoza, David Hume, Immanuel Kant, Pierre-Simon Laplace,

Paul Vidal de la Blache, hasta uno de los más recientes como es el naturalismo biológico de John Searle; atravesando después el bergsonismo o teoría de la evolución creadora, de Henri Bergson; el utilitarismo y las ideas del

evolucionismo moral y psicológico darwinistas de John S. Mill; el existencialismo de Jean Paul Sartre; el materialismo de Engels o Marx; la fenomenología de

Edmund Husserl; el dualismo neurofisiológico de John Eccles, y podríamos seguir anotando un largo etc., son muchos los intentos del hombre de responder a lo

largo de la historia a esta crucial pregunta. Todos ellos han intentado a través del uso de la razón y de la ciencia aproximarse a una respuesta válida, sin llegar aún a

una solución aceptable para todos, dando lugar en nuestros días a lo que ha venido en denominarse por algunos autores el problema de la libertad del hombre1.

Precisamente, el reto de profundizar sobre este apasionante tema y conocer

las dificultades y los límites que entrama para el hombre el debate sobre el libre albedrio (la libertad del hombre), sus conexiones con la conciencia (mente/alma), la capacidad del hombre de poder elegir opciones con libertad (actos libre), el

papel que en todo ello juega el cerebro humano, como órgano físico y centro del sistema nervioso (y por tanto órgano rector de todas las funciones del resto del

organismo), además de poder llegar a un mayor conocimiento sobre las últimas tendencias filosóficas y ensayos científicos en el campo de la neurociencia para

avanzar en este problema, así como poder abordar algunas de las múltiples implicaciones que cualquier respuesta que demos al problema conllevarían en el plano médico, bio-sanitario, social, jurídico, etc. de nuestras sociedades, fueron

J. I. MURILLO Y J. M. GIMÉNEZ-AMAYA, «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica, II, 17, 2008, pp. 291306. 1

3 algunas de las razones que me llevaron a matricularme para este semestre en el curso que llevaba por nombre Coscienza e libertà tra filosofia e neuroscienze,

impartido por el Prof. P. Alberto Carrara, LC, inspirado en uno de sus artículos científicos, publicado en la revista científica Studia Bioethica, que puede servir como guía de gran parte de lo abordado en el mismo2.

Con este artículo pretendo un doble objetivo, por un lado, exponer de una

forma concisa una visión global de los autores presentados, debates mantenidos, cuestiones planteadas, visiones filosóficas y científicas confrontadas a lo lardo de estos últimos meses, durante las lecciones impartidas en el curso, y en segundo

lugar, con base de todo ese trabajo, mostrar algunas de las conclusiones que se pudieron obtener, centrando los esfuerzos sobre todo en intentar responder a la

pregunta con la cual iniciaba este articulo y encontrar una definición válida de

libertad y conciencia para el hombre que sostenga tal respuesta. Y precisamente, a través de las aportaciones científicas y filosóficas facilitadas por los diferentes autores estudiados durante el curso, a pesar de la utilización de diferentes

definiciones y conceptos sobre lo que es para cada uno de ellos conciencia y libertad, podemos deducir que indudablemente la libertad es un «fenómeno propio

de la conciencia humana»3, y si afirmamos que existe la conciencia humana, debemos confirmar la existencia de libertad.

2. Nociones de hombre, mente-cerebro, libertad como puntos de partida Como veremos a lo largo de la exposición de los diversos autores

abordados, las definiciones de partida son elementos fundamentales para poder

entender los posicionamientos de los mismos respecto a los problemas de la libertad y del concepto de conciencia. Conviene por tanto, antes de afrontar

cualquier consideración, aclarar cuál es el punto de partida para mí. Se trata pues de indicar cuáles son los conceptos y prenociones básicas sobre las que me apoyo

para comprender mejor las conclusiones a las que pueda llegar. Para ello, A. CARRARA, «Coscienza e libertà tra neuroscienze, filosofia e riflessione bioetica», Studia Bioethica VII, n. 1, 2014, pp. 45-54. 3 R. BARTRA, «¿Existe el libre albedrio?», Revista digital Letras libres, en http://www.letraslibres.com/revista/columnas/existe-el-libre-albedrio, 2011, (consultado 18/05/2015). 2

4 presentaré de forma sintética aquellos conceptos, definiciones y prenociones de las que inicio para un mayor entendimiento y comprensión:

Hombre. La posición de partida sobre que es el hombre, noción inicial

necesaria para abordar nuestro trabajo, es la que nos aporta y sostiene Santo Tomás de Aquino en su modelo antropológico, que asume la teoría hilemórfica de

Aristóteles4. El hombre está formado por materia y por forma (cuerpo y alma respectivamente), y su relación es substancial, es decir, ambas son necesarias para constituir la substancia humana:

Es evidente, por otra parte, que lo primero por lo que un cuerpo vive es el alma, y como la vida se manifiesta por operaciones diversas en los diversos grados de los seres vivientes, aquello por lo que primariamente ejercemos cada una de estas funciones vitales es el alma. Ella es, en efecto, lo primero que nos hace nutrirnos y sentir y movernos localmente, como también entender. Este primer principio de nuestro entendimiento, llámesele entendimiento o alma intelectiva, es, por lo tanto, la forma del cuerpo, y esta demostración es de Aristóteles en el tratado Del alma, lib. 2, tex. 24.5

Santo Tomas de Aquino, por tanto, define al hombre como un compuesto

que dispone de alma y cuerpo. El hombre no solo es alma sino que el cuerpo

completa una esencia propia a cada persona ya que las personas al poder sentir y

entender no son solamente el alma sino que tal como dice Tomas de Aquino es la forma y el principio vital que hace que el hombre se conozca y se mueva. Por otra parte, estos dos componentes del hombre no son separables, el alma necesita del

cuerpo para poder realizar todas las funciones de la actividad sensitiva, vegetativa e intelectiva (el hombre no posee ideas innatas y, por ello, forma sus ideas a partir del mundo sensible):

[…] mientras el alma está unida al cuerpo, conoce recurriendo a las imágenes. Por eso, ni a sí misma puede conocerse, a no ser en cuanto que entiende en acto por medio de la especie abstraída de las imágenes. Es decir, se conoce a sí misma a través de su acto […]6 NOTA: La teoría hilemórfica, también llamada hilemorfismo (del griego hyle = materia; y morphé = forma), es la teoría que Aristóteles concibió para explicar la realidad física. Dicha teoría sostiene que todas las cosas físicas se componen de materia y de forma. Con esta teoría, Aristóteles sólo trata de explicar los seres físicos, no los espirituales: tienen materia y forma la casa, el hombre, el mármol, etc., pero no la belleza, la bondad, la felicidad, etc. 5 SANTO TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, I, C. 76, a. 1. 6 SANTO TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, I, C. 89, a. 2. 4

5

Conciencia-mente-cerebro. ¿El ser humano es lo mismo que su cerebro?

Es difícil definir la conciencia con palabras. No existe ninguna definición consensuada de conciencia. Se puede decir de forma general que conciencia es el

estado subjetivo de apercibir algo, dentro o fuera de nosotros7. No se trataría de un sinónimo de mente porque la mente incluye procesos inconscientes. La conciencia seria desde mi posición un proceso activo de interpretación y construcción de

datos obtenidos por los sentidos externos y de la memoria relacionándolos entre sí. Por lo tanto, conciencia no equivale simplemente a estar despierto. Uno de los

significados más comunes de conciencia que hoy en día se utiliza desde la

neurociencia es que es un “sistema de control ejecutivo”8 que supervisa y coordina las actividades del organismo, pero tampoco podemos quedarnos con

este concepto ya que si fuera así atribuiríamos conciencia tal como la entendemos

para el hombre a cualquier otro animal como afirma Karl Popper: «Hay buenas razones para suponer que los [demás] animales poseen una conciencia parecida a

la nuestra. (...) Según mi hipótesis, no sólo tienen conciencia los demás hombres, sino también los [demás] animales.»9

La consciencia es un concepto que entendemos intuitivamente, pero que es difícil o imposible de describir adecuadamente en palabras. Se puede decir que consciencia es el estado subjetivo de apercibir algo, sea dentro o fuera de nosotros mismos. No existe ninguna definición consensuada de la consciencia. Pero consciencia significa experiencia subjetiva, o sea, lo opuesto a objetividad. En algunos escritos la consciencia es considerada sinónimo de mente. Pero la mente incluye procesos mentales inconscientes, y puede definirse como el funcionamiento del cerebro para procesar información y controlar la acción de manera flexible y adaptativa.10

Cf. F. J. RUBIA, Conferencia pronunciada en la Real Academia Nacional de Medicina, con motivo de la inauguración del curso académico, 12 de enero de 2010, en http://www.tendencias21.net/La-consciencia-es-el-mayor-enigma-de-la-ciencia-y-lafilosofia_a4026.html (consultado el 18/05/2015). 8 D. T. STUSS, T. SHALLICE, M. P. ALEXANDER, T. W. PICTON, A multidisciplinary approach to anterior attentional functions. Ann N Y Acad Sci 1995; 769:191-211, en J. TIRAPU-USTARROZ, ET AL. «Corteza prefrontal, funciones ejecutivas y regulación de la conducta», Neuropsicologíía de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas, 2012, pp. 87-117. 9 K. POPPER, K. LORENZ, «El porvenir está abierto», Tusquets Editores, España, 1992. 10 F. J. RUBIA, Conferencia pronunciada en la Real Academia Nacional de Medicina, con motivo de la inauguración del curso académico, 12 de enero de 2010, en http://www.tendencias21.net/Laconsciencia-es-el-mayor-enigma-de-la-ciencia-y-la-filosofia_a4026.html (consultado 18/05/2015). 7

6 Libertad. Ante un concepto de libertad de partida, más que definir que es la libertad, propongo una noción de libertad de decisión, y para ello me acojo a lo que nos define Francisco José Soler Gil en uno de sus trabajos: La consciencia Por «decisión libre» entiendo toda resolución de llevar a cabo un cierto acto, siempre que tal resolución cumpla con los siguientes requisitos: (1) que haya sido determinada por un proceso de deliberación mental y (2) que no se siga con necesidad física de los estados cerebrales previos a la toma de dicha resolución.11

I. BUSCANDO EL CONCEPTO DE CONCIENCIA Cuando hablamos de conciencia es necesario advertir inicialmente la

importancia de no caer en el error de la univocidad de conceptos12. Sobre todo cuando afrontamos un problema como el de la conciencia en donde se encuentran dos ciencias muy diferentes a la hora de abordar este problema, me refiero a la filosofía y la biología. No solo por el método que utilizan, que es radicalmente diferente, sino que históricamente los conceptos y nociones utilizadas por ambas

han cambiado y pueden llegar a malentenderse fuera del lugar donde son aplicados. Es por ello que se nos presenta una gran variedad semántica. No es fácil hacer un estudio paralelo y comparativo entre autores tan diversos, pero se

logró una estratificación que permite el objetivo de este seminario: a través del dialogo entre estas ciencias obtener una definición consistente de conciencia.

En este capítulo, se destacarán las aportaciones de los autores, estudiados

en el curso, que más nos ayudan a comprender qué papel juega la conciencia en el

hombre, a que podemos llamar conciencia y donde podemos colocarla y, a su vez, como la presentan los diversos autores abordados. Para ello, comenzaremos con un breve repaso a estos filósofos y científicos estudiados:

F. J. RUBIA, «Relevancia de los experimentos de Benjamín Libet y de John-Dylan Haynes para el debate en torno a la libertad humana en los procesos de decisión», Thémata: Revista de filosofía, ISSN 0212-8365, ISSN-e 2253-900X, Nº 41, 2009, p 540-547. 12 NOTA: Cualidad o propiedad de ser unívoco, de poseer un sólo significado o ser utilizado siempre con un sólo y único significado. Los escolásticos, por ejemplo, defendieron la doctrina de la univocidad del ser, según la cual un término es considerado unívoco cuando se aplica, a todos los seres a los que conviene, de un modo absolutamente idéntico, adquiriendo pues, en todos los casos, el mismo significado. 11

7 1. Eodardo Boncinelli y lo que queda del alma Para afrontar el tema de la conciencian, según Eodardo Boncinelli,

utilizamos el libro titulado “Quel che resta dell’anima”13 en el que el autor nos habla del alma como un mito cuya problematica se ha venido tratando durante

muchos siglos llegando a decir que «el concepto de alma […] se pierden la noche de los tiempos», y que ahora resulta un elemento poco útil para aquellos

científicos que intentan a través de la neurociencia, o la biología, encontrar

respuestas en todo aquello que inicialmente se consideró dentro del ámbito espiritual.

Nuestro autor llega a afirmar en su libro que «hoy en día ya no es de moda

hablar de alma, y muchas de las características que se le atribuyen se asocia más a

menudo con el concepto de la mente. Finalmente hace relativamente poco tiempo pasó a primer plano la cuestión de la conciencia, y esto ha proporcionado nuevas

oportunidades para invocar las propiedades, si no el nombre, del alma». La actitud de Edoardo Boncinelli en el tema del alma o la conciencia, en todo caso, no deja de presentarse un poco indefinida.

Me doy cuenta de la dificultad de aclarar en detalle una palabra tan fuerte, uno de los que yo suelo llamar palabras-interruptores como valores, bien, la libertad, el honor y la justicia. Cuando una de estas palabras irrumpe en la conversación, de repente, todo cambia: los tonos aumentan, es apasionado, se endurece casi automáticamente y paras de pensar, para confiar en clichés y eslóganes prefabricados. El que habla no es el individuo más racional, pero si el entorno cultural, la ideología y el a priori. Además, esto no es una buena razón para renunciar a ella, por cierto.14

Pero sí que vemos en Boncinelli un intento de encontrar algo que pueda

resistir los componentes espirituales, es el concepto de conciencia. Cuando E. BONCINELLI, Quel che resta dell’anima, Rizzoli, Milán, 2012. “Mi rendo conto della difficoltà di chiarire in maniera approfondita una parola così difficile, una di quelle che io sono solito chiamare parole-interruttore come valori, bene, libertà, onore e giustizia. Quando una di queste irrompe in una conversazione, all’improvviso tutto cambi: si alzano i toni, ci si appassiona, ci si irrigidisce e si smette quasi automaticamente di ragionare, per affidarsi a frasi fatte e a slogan prefabbricati. A parlare non è più l’individuo razionale ma l’ambiente culturale, l’ideologia e l’a priori. D’altronde questo non è un buon motivo per rinunciarci, anzi”, en E. BONCINELLI, «L'anima si dice in molti modi», Quel che resta dell’anima, Rizzoli, Milán, 2012, p 14. 13 14

8 Boncinelli entra de lleno en el problema de la conciencia, hace una distinción

entre niveles de conciencia, que nos será útil, cuando profundicemos en otros autores, para comprender mejor la cuestión de la conciencia. Boncinelli dice que

podemos hablar de tres tipos de conciencia, que podemos denominar así: conciencia, autoconciencia y conciencia fenoménica. -

La conciencia es una habilidad que compartimos con los animales. Según

-

La autoconciencia es la capacidad para la que podemos expresarnos con

-

Boncinelli, es la causa por la que entendemos el mundo que nos rodea.

palabras. Es una habilidad que sólo los adultos pueden tener, y puede darse cuenta el conocimiento que tienen del mundo.

La conciencia fenoménica es el conocimiento subjetivo que pertenece a la sensación de la persona.

En cualquier caso, el pensamiento de Boncinelli no puede ser considerado

como una explicación filosófica clara sobre la cuestión de conciencia, porque todo su estudio ha sido afrontado desde el campo científico más que desde el filosófico, apoyándose mucho en la biológica, y los avances científicos, afirmando que se

puede explicar todo lo divino y espiritual que con anterioridad se atribuía al alma espiritual, o mejor dicho, lo que Bonicelli denomina el principio de la

organización de lo inmaterial. Sin embargo, su exposición sobre la división de la conciencia es un acercamiento a todo a lo que nos referimos más adelante.

La biología molecular finalmente ha entregado el secreto de los secretos de la vida, explicándola de una forma sencilla y directa: en el núcleo de cada célula en forma de ADN, están contenidas escrita y no ambiguos en "instrucciones de uso", necesidades para nacer, crecer, sobrevivir, y en el momento adecuado, para reproducirse. La célula, la unidad vital de los organismos vivos, "lee" las instrucciones portadas en el ADN, las interpreta y, si es necesario, las pone en su lugar aunque con algunas modificaciones. Eso es todo.15

“La biologia molecolare ci ha infine consegnato il segreto dei segreti della vita, spiegandocela in maniera semplice e lineare: nel nucleo di ogni cellula, sotto forma di DNA , sono contenute in forma scritta e non ambigua le “istruzioni per l’uso” necessarie per nascere, crescere, sopravvivere e al momento opportuno, riprodursi. La cellula, l’unità vitale degli organismi viventi, “legge” le istruzioni, le mette in atto pur con qualche modifica. Tutto qui”, en E. BONCINELLI, «L'anima si dice in molti modi», Quel che resta dell’anima, Rizzoli, Milano, 2012, pag. 14. 15

9 2. Rita Levi-Montalcini y la conciencia como propiedad emergente Rita Levi-Montalcini desarrolla en su libro “Abbi il coraggio di

conoscere”16 un pensamiento muy convincente en la concepción de la conciencia. Comienza afirmando que «entre las propiedades más sorprendentes y fascinantes del cerebro humano se encuentra la de ser consciente de la propia conciencia»,

atribuyendo este fenómeno de autoconocimiento a un proceso evolutivo de la

especie humana. Y de ahí, pasa directamente a definir el termino de conciencia

como el «hecho de ser conocedores de nuestra propia existencia en cuanto que

entidades individuales, lo cual implica el reconocimiento de nuestras acciones y de su sucesión temporal y secuencial, o lo que es lo mismo, del hecho de que estas

han tenido lugar en el pasado, ocurren en el presente y pueden preverse en un futuro próximo o lejano»17.

Levi-Montalcini nos define por tanto la conciencia como un estado de

nuestra existencia que implica el reconocimiento de sus acciones en un orden

cronológico. De la definición de Levi-Montalcini podemos aprender dos cosas importantes: primero, la existencia de un "yo" quién sabe, que el hombre es una

entidad pensante, y en segundo lugar, se puede considerar que este hombre es consciente de su actividad pensante.

Pero Rita Levi-Montalcini da un paso más allá y nos presenta otro

elemento de gran importancia para nuestra búsqueda del concepto de conciencia.

Es la conciencia quien «conecta nuestro yo con las experiencias de los hechos […] convirtiéndonos en responsables de nuestras acciones». Se trata pues de

presentar a la conciencia como una propiedad emergente que interactúa con

nuestros procesos cerebrales de forma recíproca, pero colocando a ésta en la cima de la escala jerárquica ejerciendo una función organizadora del conjunto de las partículas que forman parte del cerebro, desconociendo la naturaleza del

mecanismo de los procesos de la conciencia, pero afirmando que poseemos esta

facultad. De esta forma las fuerzas mentales no serían ajenas a los mecanismos cerebrales, sino parte integrante de estos, y determinarían el flujo de la

R. LEVI-MONTALCINI, Abbi il coraggio di conoscere, BUR Rizzoli, Milano, 2009. R. LEVI-MONTALCINI, «La coscienza: proprietà emergente», Abbi il coraggio di conoscere, BUR Rizzoli, Milano, 2009, pag. 25-28. 16 17

10 estimulación nerviosa, sin por ello intervenir ni interferir en la fisiología de las

unidades celulares individuales, ni vulnerar en modo alguno las leyes biofísicas de

generación y transmisión de los impulsos nerviosos tal como afirma el famoso neurobiólogo Roger Sperry: «la conciencia y , en general, las fuerzas mentales son

reconocidas como rasgos destacados en la cadena de control, como fuerzas activas, operativas: propiedades dinámicas que interactúan con y sobre la maquinaria fisiológica».18

Levi-Montalcini también dirá que la ética y los valores del juicio tienen

una relación con la conciencia. Esto significa que la moral de nuestros actos

depende de sus facultades intelectuales y de los procesos cerebrales. La conciencia es como un puente que une a la conciencia del mundo circundante y lo

que estoy pensando con la reflexión sobre la moralidad de los actos realizados.

Sin embargo, el enfoque de Levi-Montalcini tiene una gran aspecto materialista

donde se sigue considerando a la conciencia como un epifenómeno o pseudoproblema semántico.

3. Adrian Owen y los niveles de conciencia Etimológicamente la palabra conciencia tiene su raíz en la palabra latina

conscio, formado por la unión de cuns que significa “con” y scio que significa

“conocimiento”. Por tanto, con el significado latino original ser consciente

implica compartir el conocimiento de algo con alguien más o con uno mismo. William James definió en 1905 la conciencia como la «capacidad de ser conscientes de nosotros mismos y del entorno».19

A la luz de un artículo del año 2012 que, bajo el título “The mind

reader”20, publicaba la revista científica Nature, donde se narran los experimentos del neuro-científico británico Adrian Owen, y en el que atestigua que muchos

R. W. SPERRY, «Mente, cerebro y valores humanos», Escritos de Psicología, 2000, 4, 1-7. Este artículo, resumen de una conferencia del autor en la Universidad de Chicago sobre “Nuevos puntos de vista del hombre”, ha sido traducido del “Bulletin of the atomic Scientist”, 1966, 22, 7. 19 W. JAMES, «La noción de conciencia», Comunicación presentada en el V Congreso Internacional de Psicología, Roma, 30 de abril de 1905, Traducción castellana de O. ROBADOR (2004) en http://www.unav.es/gep/NocionConciencia.html (concultado 18/05/2015). Fuente textual en F. BURKHARDT, F. BOWERS E I. SKRUPSKELIS (eds.), The Works of William James, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1976, III, pp. 105-117. 20 D. CYRANOSKI, «The mind reader», Nature, vol.486, pag.178, 14 June 2012. 18

11 pacientes en estado vegetativo son conscientes, damos un salto significativo en nuestro acercamiento a la verdad sobre nuestra búsqueda de que es la conciencia,

y afrontamos un nuevo nivel del estudio de ella. En base a estos experimentos y otros parecidos, podemos afirmar que la conciencia no sólo es un dato objetivo externo, sino que también tiene una parte subjetiva interna. Dicho de otra forma,

no es un "on/off", sino un fenómeno continuo que presenta gradualidad, y que podríamos definirla como una propiedad emergente de muchos "módulos" del

cerebro que trabajan juntos, y a partir de este "trabajar juntos" demuestra la propiedad emergente.

Adrián Owen21,

22

descubrió en sus experimentos que pacientes

diagnosticados como vegetativos, es decir, pacientes que tienen periodos de vigilia y parecen no ser conscientes de sí mismos o de su entorno, a través de

estudios funcionales de resonancia magnética (fMRI) que muestran la actividad neuronal en el cerebro, llegaban a ser conscientes de sí mismos y de su entorno a través de una sencilla comunicación con Owen. Aunque los pacientes en este

estado no podían responder verbalmente a las preguntas de Owen, alguno de los

pacientes se las arregló para comunicarse de alguna manera. Adrian Owen estableció un sistema de comunicación en base a las reacciones cerebrales a partir

de preguntas sencillas. Tras muchos experimentos, Owen encontró algunos casos

en que los pacientes respondían a las preguntas propuestas con un sí o un no cerebral (a través de la activación cerebral) a través de un sistema de relaciones hecha con resonancias electromagnéticas que se asociaron con las respuestas.

Estos descubrimientos demostraron a los científicos que nuestros actos

cognoscitivos están asociados directamente al cerebro incluyendo una amplia gama de tipos de percepción, pasando por el estado de conciencia mínima hasta

llegar a la negación total de la conciencia. Pero el hecho de la experiencia de

Adrian Owen nos permite decir con claridad que el cerebro juega un papel importante en el desarrollo de la conciencia y que nuestro cerebro puede presentar

diferentes estados en los que actúa como base de la actividad consciente. La Cf. D. CRUSE, ET AL., «Bedside detection of awareness in the vegetative state: a cohort study», The Lancet 378.9809, 2012, pp. 2088-2094. 22 Cf. A. M. OWEN, ET AL., «Detecting awareness in the vegetative state», Science 313.5792, 2006, pp. 1402-1402. 21

12 existencia de diferentes estados cerebrales no reduce la actividad de la conciencia,

es decir sus capacidades cognitivas. En el lenguaje castellano contamos con una división conceptual importante que nos puede ayudar a clarificar estos conceptos, que es la diferencia entre los verbos ser y estar: -

-

Estar consciente, aquí conciencia es lo que uno tiene cuando está despierto. Se refiere a aquellos estados relacionados con la regulación del ritmo sueñovigilia, etc.

Ser consciente, aquí consiste en la capacidad de percibirse a uno mismo en términos relativamente objetivos, manteniendo un sentido de subjetividad.

Está relacionado fundamentalmente con las capacidades cognitivas del individuo.

Existe por tanto una diferenciación anatómica y fisiológica para estas dos

acepciones del término conciencia, es decir, existen sistemas o mecanismos diferentes responsables del nivel de la conciencia (estar consciente) y del contenido de la conciencia (ser consciente). De ahí que podamos concluir que existen diversos niveles y estados de conciencia.

4. Santo Tomas de Aquino y la estratificación de la conciencia Para Santo tomas de Aquino la conciencia es ante todo, y en primer lugar,

un acto. La conciencia se trata pues de un acto del intelecto que tiene lugar en diferentes momentos de la actividad intelectual.

[…] la conciencia, originalmente, indica la relación de un conocimiento con una

cosa. Ya que conciencia equivale a un consaber. Ahora bien, la aplicación de una

ciencia a una cosa se efectúa a través de un acto. Por eso, atendiendo a la razón nominal, resulta claro que la conciencia es un acto.23

Santo Tomas de Aquino diferencia tres niveles cuando trata de la

conciencia, y dice así: «[…] se dice que propio de la conciencia es dar testimonio,

ligar o instigar, y, también, acusar, remorder o reprender […]». El primer nivel 23

SANTO TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, I, q.79, a.13.

13 será un testimonio de la conciencia en la que el sujeto es consciente de las cosas que hace. Es decir, el hombre conoce lo que hace y lo que no hace, sabe qué hace

una cosa o que por el contrario no la hace. El segundo nivel es el de una conciencia que juzga, es decir, que el hombre antes de tomar cualquier decisión o acción reflexiona y juzga sobre si la hace o no la hace. El tercer nivel es una

conciencia que valora, es decir, el hombre se forma un juicio sobre si algo ha

estado bien o mal hecho, se trata pues de una conciencia que se escusa o acusa en relación al hecho cometido, acto realizado o decisión tomada. En este nivel el sujeto es consciente de la bondad o maldad del acto realizado.

En relación con los diversos niveles de conciencia que hemos visto hasta

ahora con los diferentes autores estudiados, los niveles de conciencia que nos muestra Santo Tomas de Aquino se podrían decir que son una estratificación de lo que podemos denominar conciencia moral, es decir, la de las capas superiores de

la conciencia que estamos debatiendo. Pero es indudable que la intuición de Santo Tomás de Aquino respecto a que la conciencia tiene una estratificación nos ayuda

a ver con más claridad la complejidad que presenta una definición perfecta de lo que es la conciencia en el hombre.

Como ya vimos antes, etimológicamente la palabra conciencia significa

con-conocimiento, es decir, nos indica aquello que el individuo conoce. En cambio, las cosas inconscientes son las que aparecen en otro nivel inferior y que

son involuntarias o incontrolables para el hombre. En la filosofía de Santo Tomas de Aquino podemos considerar que la conciencia es una facultad humana para decidir acciones y hacernos responsables de las consecuencias de acuerdo a la concepción del bien y del mal. De esta manera, la conciencia sería un concepto

moral que pertenece al ámbito de la ética. Como nos dice en una de sus publicaciones

el

profesor

de

filosofía

español

Eudaldo

Forment,

Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, donde ostenta la cátedra de Metafísica:

Se denomina conciencia, en general, al autoconocimiento humano. De modo más especifico, la conciencia moral significa el conocimiento de si de los propios actos en su rectitud o moralidad. Esta conciencia muestra así a su sujeto la bondad o maldad de los mismos. Se puede por ello definir, con Santo Tomas, como un acto de la inteligencia, un juicio o dictamen de la razón practica en el

14 que se ha aplicado los principios universales del bien a un hecho particular y concreto, que se ha ya realizado o se va a realizar.24

5. Ángela Ales Bello y su visión fenomenológica de la conciencia Como ultimo autor en este recorrido en busca de nuestro concepto de

conciencia acudimos a Ángela Ales Bello. Esta profesora y filósofa italiana es una de los más importantes representantes de la fenomenología actual. Fue decana de

la Facultad de Filosofía de la Universidad Lateranense de Roma, de la que actualmente es profesora de la asignatura de Fenomenología de la experiencia

religiosa, además de ser profesor visitante en varias universidades. Igualmente, es fundadora y directora del Centro de investigación fenomenología, con sede en Roma.

En una de sus publicaciones que lleva por título “E la cosciencia?

Fenomenologia – Psicopatologia – Neuroscienze”25, nos presenta su visión sobre lo que es la conciencia. Ales Bello dice que la conciencia no es algo tan solo material sino que es sobre todo un acto espiritual. Afirma que la conciencia no

reside solo en el cuerpo, es decir, que la conciencia no solo son procesos físicos y un entramado neuronal, sino que presenta un claro componente espiritual, es decir, un principio independiente de la materia, y que ambos mente-cuerpo se

necesitan y existe una relación entre ambos aunque no pueda verificarlo de una

forma empírica. Ángela Ales Bello da por superado los conceptos monistas y

dualistas donde reducen la relación alma-cuerpo a la de una maquina limitando al hombre a un concepto funcional de cerebro-neuronas-maquina y cayendo en un

mero mecanicismo. Afirma también que en esta relación se da un dualismo mentecuerpo, colocando a la conciencia como un epifenómeno del cerebro, es decir, la

actividad cerebral sería el fenómeno principal, observable empíricamente, mientras que el alma o la mente y, por tanto, la conciencia a ellas asociada, sería

un epifenómeno de la actividad cerebral, es decir, un fenómeno derivado o

dependiente de los procesos psíquicos, que se pueden explicar considerando la actividad cerebral como una dualidad cerebro-conciencia y que daría la

E. FORMENT, Persona y conciencia en Santo Tomas de Aquino, Revista Española de Filosofía Medieval, 10 (2003), pp. 275-283. 25 A. BELLO, P. MANGANARO, E la coscienza? Fenomenologia Psicopatologia Neuroscienze, Edizione Guiuseppe Laterza, Bari, 2012, 902. 24

15 posibilidad de un aspecto psíquico-espiritual autónomo muy alejado de lo que defiende el rígido modelo del dualismo.

II. BUSCANDO EL CONCEPTO DE LIBERTAD Una vez estudiado el concepto de conciencia podemos entrar con mayor

seguridad al estudio de la libertad, y poder encaminarnos a una definición clara de libertad para poder responder a la preguntad que nos hicimos al comienzo de este

trabajo: ¿El hombre es libre? ¿Es posible la libertad en el hombre? En este sentido, podríamos apresurarnos a decir tras el estudio de las definiciones de

conciencia que hemos alcanzado en el capitulo anterior que sin conciencia no hay poder de elección, por tanto tampoco de libertad. ¿esta afirmación es cierta o

estamos cayendo en un error? Para aclarar este aspecto es a lo que vamos a dedicar este capítulo y profundizaremos en el concepto de libertad a través de algunos de los autores que trabajamos durante el curso.

1. Edoardo Boncinelli y un poco de libertad en un mundo determinado Edoardo Boncinelli nos muestra toda una serie de incoherencias y

contradicciones en un discurso que podríamos marcar como claramente una apología del determinismo. Boncinelli nos presenta una visión marcadamente

materialista sobre la libertad, llegando a afirmar que «nos guste o no, somos

nuestro cuerpo, en todas sus funciones y articulaciones»26. En un momento de su

discurso, en su obra “Quel che resta dell’anima”27, nos afirma que no existe la libertad ya que se encuentra determinada por los factores externos. Para afirmar

esto se apoyará en los resultados de los experimentos de Benjamin Libet, que abordaremos su estudio más adelante, y que según Boncinelli manifiesta que la

corteza cerebral humana muestra con anterioridad actividad, y por tanto una

E. BONCINELLI, «Liberi perchè più forti dei nostri geni», Corriere della Sera, 10 Agosto 2014. E. BONCINELLI, «Autonomia, libertà e volontà», Che resta dell’anima, Rizzoli, Milano, 2012, pp. 121-140. 26 27

16 intención, ante una acción justo antes de que la persona fuese consciente de la ejecución esa misma acción.

Para Boncinelli todo estaría totalmente decidido y no sería apropiado

hablar del concepto de libertad, ni siquiera en un plano potencial, ya que el hombre es un organismo complejo y organizado, e incluso determinado por sus

genes. Como dice Boncinelli, «nuestro cuerpo y especialmente nuestros cerebros

tienen una estructura que no se puede escapar de una plena determinación por

parte de nuestros genes, así como parte de nuestros circuitos cerebrales y microcircuitos». En el concepto de libertad de Edoardo Boncinelli solo hay una

oportunidad de conducción consciente de libertad en nuestro destino terrenal, sólo

si se aprovecha los «momentos de distracción», como él los llama, de nuestra determinación rígida mental y física. Boncinelli se refiere a ese poco de libertad

que se deja ver entre los elementos de azar que encontramos en las leyes físicas y biológicas a nivel atómico y subatómico.

2. Rita Levi-Montalcini y el libre arbitrio Al igual que Edoardo Boncinelli, la neurocientífica Rita Levi-Montalcini

presenta una visión muy materialista de la libertad. Levi-Montalcini elogia la

supremacía evolutiva a la que el ser humano ha llegado dentro de la escala biológica y animal. Según Levi-Montalcini el hombre ha dejado de moverse en

parámetros marcados por la dotación genética, como lo hacen los animales invertebrados y vertebrados inferiores, para pasar de ese rígido determinismo genético a un nivel superior que está regido mas por el comportamiento que por un programa predeterminado genéticamente. El libre arbitrio en la evolución genética es el que ha colocado al hombre en esa posición superior frente al resto

de animales dotándonos de ese amplio desarrollo genético con el que manifestamos esa gran superioridad mental y de comportamiento.

Para Rita Levi-Montalcini existe un cierto determinismo genético dejando

abierta la posibilidad a una cierta libertad del comportamiento humano fruto de

las imperfecciones logradas a través de la «conquista y regalo de nuestros propios

17 genes»28. Como muestra de este pensamiento traigo dos recortes de una obra de Rita

Levi-Montalcini.

Se

trata

un

texto

extraído

del

libro

“Elogio

dell'imperfezione”, una autobiografía cuya primera edición data del año 1987.

[…] Siempre ha permitido mutaciones continuas de ese maravilloso y completamente imperfecto mecanismo que es el cerebro humano. Creo que la imperfección es más acorde con la naturaleza humana que no la perfección. Por lo tanto, la imperfección es un componente crucial de la evolución. A partir de los anfibios a Homo Sapiens, el cerebro de los vertebrados siempre ha trabajado para mejorar, de cambiar, mientras que en los invertebrados nace tan perfecto como para no entrar en el juego de las mutaciones, tanto es así que los trilobites vivieron cientos de millones de años no es esencialmente diferente de los insectos, artrópodos hoy en día […] […] Envidio a los que tienen fe. Yo no creo en dios. No puedo creer en un Dios que premia y nos castiga, en un dios en el que queremos mantenernos en sus manos. Cada uno de nosotros puede convertirse en un santo o un bandido, pero depende de los tres primeros años de vida, no de Dios. Es una ley de la ciencia llamada epigenética, es decir, se puede definir como el resultado del diálogo establecido entre nuestros genes, la familia y el entorno social en el que crecemos. Tome una bicicleta o un insecto, hoy son casi iguales a cómo eran hace 200 años. Nosotros no. El hombre es darwiniano cien por cien. Bueno, hace tres años, tres años, lo juro, yo decidí que nunca volvería a casarse y que no iba a tener hijos. Creo que mi cerebro, básicamente, es el mismo que cuando tenía veinte años. Mi forma de ejercitar mi pensar no ha cambiado en años. Sin duda, no depende de mi propia particularidad, pero si de ese magnífico órgano que es el cerebro. Si lo cultivas funciona. Si lo dejas ir y lo pones en la jubilación se debilita. Su plasticidad es formidable. En esto es en lo que hay que seguir pensando […].29

3. Benjamín Libet, la libertad y sus experimentos Varios autores contemporáneos estudiados durante el curso se centraron en

las experiencias de Libet para profundizar en el concepto de libertad y sus repercusiones. Ciertamente, los experimentos de Benjamín Libet sobre las

influencias en los procesos de toma de decisiones marcaron, y lo siguen haciendo,

gran notabilidad en el debate abierto sobre la libertad y para la polémica en torno a la existencia, o no, de una libertad de decisión unida a las acciones humanas.

R. LEVI-MONTALCINI, «Il libero arbitrio», Abbi il coraggio di conoscere, BUR Rizzoli, Milano, 2009. 29 R. LEVI-MONTALCINI, Elogio dell'imperfezione, Baldini Castoldi Dalai editore S.P.A., Milano, 2010. 28

18 Entre estos autores se encuentran John-Dylan Haynes30, José Ignacio Murillo y José Manuel Giménez-Amaya31. Por ello, afrontaremos de una forma amplia el caso de Benjamín Libet incorporando las opiniones de todos estos autores. a. Los experimentos de Benjamín Libet 32, 33 Benjamín Libet fue un neurólogo estadounidense. Obtuvo reconocidos

estudios y publicaciones en el área de filosofía en la Universidad de California. Fue además, un científico pionero en el campo de la conciencia. Se dio a conocer

en los años setenta por unos experimentos que mostraban que, aun cuando una sensación táctil tarda medio segundo en ser reportada conscientemente por la

persona, subjetivamente la percibe como si hubiese llegado exactamente en el mismo instante. Más tarde, Libet instaló en su laboratorio instrumentos de registro

muy precisos con el objeto de medir el tiempo transcurrido entre el momento en que una persona decide actuar (por ejemplo, mover un dedo) y el instante en que

realmente lo hace. Registró con un electroencefalógrafo la actividad de la corteza cerebral y un osciloscopio cronometró cada acontecimiento.

La pregunta a la que intentaban responder Benjamín Libet era la siguiente:

¿cuándo aparece el deseo consciente, o la intención, de llevar a cabo una acción? Demostró

que

procesos

eléctricos

inconscientes,

llamados potencial

de

preparación, predecían a decisiones conscientes de realizar actos por voluntad propia, así como actos espontáneos, implicando que los procesos neurológicos

inconscientes precedían, y potencialmente causaban, actos por propia voluntad. Sin embargo, lo interesante en los experimentos de Libet surgía cuando se

efectuaban movimientos de forma consciente, ya que son estos los que permiten interactuar con nuestro entorno.

CH. S. SOON, M. BRAAS, J-D. HAYNES, «Unconscious determinants of free decisions in the human brain», Nature Neuroscience, 11 (2008), p. 543-545. 31 J. I. MURILLO, J. M. GIMÉNEZ-AMAYA, «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica 11 (17):291-306, 2008. 32 Cf. B. LIBET ET AL., «Subjective Referral of the Timing for a Conscious Sensory Experience», Brain 102, 1979, p. 193-224. 33 Cf. B. LIBET ET AL., «Time of conscious intention to act in relation to onset of cerebral activity (readiness potential): the unconscious initiation of a freely voluntary act», Brain 106, 1983, p. 623–642. 30

19 El experimento de Libet demostró que:

o el potencial eléctrico de preparación ocurría antes de que los sujetos manifestaran su intención de ejecutar una acción,

o la acción sucedía después de haberla decidido conscientemente,

o una decisión voluntaria podía abortar el movimiento, aun cuando ya se hubiese desencadenado el potencial de preparación.

Benjamín Libet demostró también que los cambios eléctricos que preparan

en el cerebro una acción se inician unos 550 milisegundos antes de que ocurra.

Los sujetos se percatan de la intención de actuar unos 350 a 400 milisegundos después de

que

se

inicia

el

potencial

de

milisegundos antes de que ocurra la acción motora.

preparación,

pero

200

b. Otros experimentos tipo Libet y la duda del libre albedrio John-Dylan Haynes y sus colaboradores del Instituto Max Planck de

Ciencias Cognitivas y Neurología de Leipzig en Alemania, publicaron un trabajo con el título de Determinantes inconscientes de las decisiones libres en el cerebro

humano34, donde explicaban unos experimentos inspirados en los experimentos de Benjamín Libet y cuyos resultados les llevaban a afirmar la demostración de que la libertad humana era una mera ilusión. En base a estos experimentos John Dylan

Haynes y sus colaboradores llegaba a afirmar que eran capaces de predecir con un

tiempo de entre 7 y hasta 10 segundos las acciones de los sujetos, y por lo tanto

que eran capaces de prever la respuesta de los individuos. Por lo tanto, la acción física del movimiento humano estaba ya decidida antes de que el sujeto tomara conciencia de llevar a realización dicho movimiento físico.

Otros autores contemporáneos también han manifestado su satisfacción y

elogio ante los experimentos de Libet y esta constatación les ha llevado a dudar de

la real existencia del libre albedrío en el hombre como es el caso de Susan J.

Blackmore, escritora independiente, y además profesora visitante en la Universidad de Plymouth, licenciada en psicología y fisiología por la Universidad de Oxford (1973), y con una maestría y un doctorado en parapsicología por la CH. S. SOON, M. BRAAS, J-D. HAYNES, «Unconscious determinants of free decisions in the human brain», Nature Neuroscience, 11 (2008), p. 543-545. 34

20 Universidad de Surrey (1980), que ha llegado a decir que «muchos filósofos y científicos han afirmado que la voluntad libre es una ilusión. A diferencia de ellos, Benjamín Libet ha encontrado un modo de comprobarlo»35, o también, Wolf

Singer que estudió medicina en las universidades de Munich y París, recibió su

MD de la Ludwig-Maximilian-University y su doctorado de la Universidad Técnica de Munich, y es director emérito en el Instituto Max Planck para la

Investigación del Cerebro en Frankfurt y Director Fundador del Instituto Frankfurt de Estudios Avanzados (FIAS) y del Instituto Strüngmann Ernst (ESI) para la

Neurociencia en la Cooperación con Sociedad Max Planck que ha dicho que «es

evidente que, para aquellos que pensaban que el cerebro es una mera máquina causal, la noticia no causaba ninguna sorpresa. En su opinión, la conciencia no es relevante a la hora de explicar el movimiento»36.

c. Criticas a los experimentos de Benjamín Libet37 Pero además de aplausos, los experimentos de Libet fueron también el

centro de diversas clases de críticas que según Francisco T. Baciero Ruiz, en su

comunicación durante el X Congreso Internacional de Antropología Filosófica celebrado en septiembre de 2010, organizado por la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica, pueden ser agrupadas en tres grupos o géneros bien diferenciados:

- (1) Por un lado aquellas de índole científica, que hacen referencia a las condiciones experimentales y los parámetros empleados en la realización de

los experimentos, y cuyos máximos representantes son: Susan Pockett y

Jeffrey Miller, científicos de los departamentos de Psicología de las

universidades de Auckland y de Otago, respectivamente, y que indicarían que J. I. MURILLO, J. M. GIMÉNEZ-AMAYA, «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica 11 (17):291-306, 2008. 36 J. I. MURILLO, J. M. GIMÉNEZ-AMAYA, «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica 11 (17):291-306, 2008. 37 F. T. BACIERO, Algunas reflexiones sobre los experimentos “tipo Libet” y las bases del determinismo neurológico, Comunicaciones del X Congreso Internacional de Antropología Filosófica, Teruel, 2010, en http://shaf.filosofia.net/Congresos/Congresos/ComTeruel/Comunicaciones_Teruel/Baciero.html (consultado 25/05/2015) 35

21 o bien están mal diseñados, o bien no aportan pruebas suficientes de lo que pretenden demostrar38, 39.

- (2) Un segundo tipo de críticas que tiene que ver con la clase de acciones que

Libet sometió a su observación experimental, acciones que según estos autores no coinciden con lo que suele entenderse por una acción voluntaria sino con

acciones realizadas bajo una presión de tiempo, y por ello sin una excesiva

deliberación consciente. En este punto coinciden Francisco Javier Soler Gil, José Ignacio Murillo, José Manuel Giménez- Amaya, y Mariano Álvarez Gómez40.

- (3) Y un tercer grupo, cuyo máximo representante seria G. Marchetti41 que afirma que antes de que el potencial preparatorio se active (o al menos de que sea recogido por los aparatos de medida), el sujeto ya sabe la acción que debe ejecutar, de acuerdo con las instrucciones recibidas, por lo que es lógico que

las áreas del cerebro de algún modo implicadas en la realización de dicha

acción se encuentren ya activadas (de lo que daría testimonio el potencial eléctrico preparatorio), en previsión de la acción que se debe ejecutar. d. La esperanza de Libet Ante tanta crítica, el propio Benjamín Libet llegó a pronunciarse en varias

ocasiones, y en una de ellas, indicó en su defensa que era muy «interesante que la mayor parte de la críticas negativas a nuestros descubrimientos y a sus

implicaciones proceda de filósofos y de otros con una experiencia insignificante en la neurociencia experimental del cerebro»42.

S. POCKETT, «On subjective back-referral and how long it takes to become conscious of a stimulus: A reinterpretation of Libet’s data», Consiousness and Cognition, 11, (2002), pp. 144161. 39 J.A. TREVENNA, J. MILLER, «Cortical movement preparation before and after a conscious decision to move», Consciousness and Cognition, 1 (2002), pp. 367-375. 40 M. ÁLVAREZ, El problema de la libertad ante la nueva escisión de la cultura, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 2007, p. 121. 41 G. MARCHETTI, «Commentary on Benjamin Libet’s Mind Time. The Temporal Factor in Consiousness», en www.mind-consciousness-language.com (2005), pp. 1-14, (consultado 19-VI2015). 42 B. LIBET, «The Timing of Mental Events: Libet’s Experimental Findings and Their Implications», Consciousness and Cognition, 11 (2002), pp. 291-299. 38

22 Resultaba una curiosa paradoja que el neurofisiólogo cuyos experimentos

son los más citados para sustentar las tesis deterministas haya creído en la

existencia del libre albedrío siempre. Libet sostiene que, aun una vez que el

cerebro ha preparado el acto, todavía queda tiempo para ejercer un veto consciente que pueda detener el proceso evitando la acción muscular. De hecho los sujetos del experimento descrito en el apartado anterior explicaban que a veces aparecía un deseo consciente de actuar, pero que lo suprimían o vetaban. A todo esta

situación, por tanto es lógico que surja la siguiente preocupación: ¿qué pasa si la percepción de la intención no forma parte de la formación de una acción?, es decir, que se trate de un epifenómeno. De ser correcta esta hipótesis, podríamos

olvidarnos del libre albedrío, porque asumiríamos que la voluntad por sí sola tendría que ser suficiente para que fuéramos capaces de actuar o realizar cualquier tarea voluntaria. Entonces surgen una serie interrogantes bastante delicados e

inquietantes: ¿si no somos dueños de nuestras acciones? ¿Si no somos responsables de nuestros actos?, si damos por supuesto que somos lo que hacemos…, entonces… ¿Quiénes somos?

Libet encontró que los mismos sujetos del experimento, y todos los

humanos por añadidura, son capaces de vetar una decisión. Dicho de otra forma, que los sujetos del experimento eran capaces de impedir que la flexión de la mano se efectuara en el último momento. Este veto ocurre en los 0.15 segundos previos

a la acción. Esto sugiere que existe una posibilidad de voluntad y parece indicar

que las decisiones humanas son más bien elecciones entre hacer y no hacer un movimiento. Si esta hipótesis es correcta, nuestra voluntad se parecería más a un

mecanismo de control preventivo que activadores del movimiento, una especie de sistema de seguridad de última hora. Libet asegura así haber demostrado que es posible ejercer el veto en el intervalo de 100 o 200 milisegundos que precede a la ejecución del movimiento: «la tesis de Libet presupone, por tanto, es que la

conciencia puede ejercer un influjo causal sobre el cerebro»43. Según Benjamín Libet es la propia conciencia la que garantizaría la libertad en el ser humano. Una idea no muy desencaminada a la realidad.

J. I. MURILLO, J. M. GIMÉNEZ-AMAYA, «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica 11 (17):291-306, 2008. 43

23

III. CONCLUSION: La libertad como fenómeno propio de la conciencia humana

Llegados a este punto y retomando los conceptos de conciencia y libertad

que hemos podido conciliar entre tantos autores, podemos arriesgarnos a definirlos así: -

Conciencia seria el conocimiento de si de los propios actos en su rectitud o

-

Libertad, o decisión libre, sería una disposición a actuar que no viene determinada

moralidad (conocimiento y responsabilidad del acto),

por una cadena causal a nivel físico, pero sí que lo está por una deliberación en el plano mental.

Queda bastante claro que un acto libre viene ocasionado por un ejercicio

mental de conocimiento en el que hemos definido, hemos enjuiciado, y finalmente valorado, la acción a ejecutar, es decir ha habido un acto de conciencia. Es decir,

las ideas de conocimiento y de responsabilidad se encuentran vinculadas totalmente a las de nuestros actos. Por lo tanto podemos diferenciar tres aspectos

fundamentales: (1) voluntad, lo que yo quiero hacer, (2) conciencia, conocimiento y enjuiciamiento responsable del acto, y (3) acto libre, movimiento realizado tras la deliberación mental.

Una acción libre existe porque tomamos decisiones que organizan nuestra

conducta orientadas en virtud de lo que juzgamos racionalmente, y no sólo sensiblemente, como bueno, es decir, elegir el bien en cuanto bien. En relación

con esto, viene bien traer a colación a Aristóteles que afirma que la virtud no nace

en la naturaleza del individuo, aunque reconoce que es natural la capacidad de entender estas virtudes y perfeccionarlas con la costumbre. Es por ello que «la

virtud es el hábito por el que el hombre se hace bueno y realiza bien la obra que le es confiada».44

ARISTÓTELES, Ética Nicomáquea - Política, Introducción y traducción de Antonio Gómez Robledo, Editorial Porrúa, México, 2004, p. 29. 44

24 Aristóteles distingue entre, el saber qué sería bueno hacer (conciencia) y,

por otro, el estar dispuesta a hacerlo (voluntad). La persona prudente no solamente

sabe qué sería bueno hacer, sino que también está dispuesto, mientras que la persona incontinente sabe qué sería bueno hacer, pero no lo logra por

indisposición. Así, según Aristóteles, la incontinencia no es un vicio (ni tampoco la continencia una virtud), pues el incontinente se da cuenta de su condición como

tal y quiere cambiar. En cambio, quien padece un vicio no se da cuenta de él.45 Por ello, es importante advertir que al igual que la conciencia se encuentra

estratificada en niveles de conciencia, podríamos igualmente advertir que la libertad de nuestros actos puede quedar estratificada en una escala de libertades dependiendo del nivel de conciencia que poseamos, encontrándonos en

situaciones de actuaciones más o menos libres dependiendo del nivel de nuestra conciencia. Como dice Roger Bartra, «la libertad solo puede ser entendida si la ubicamos como un proceso que ocurre simultáneamente dentro del cerebro y en las redes culturales que nos rodean».46

¿Es posible la libertad en el hombre? La respuesta a esta pregunta queda

ya contestada, si bien, como hemos podido comprobar a lo largo del curso, todo depende de los conceptos previos con los que afrontemos la problemática que

entraña a nivel filosófico y científico todo lo relacionado con conciencia y libertad. Aunque parece también oportuno decir, como han apuntado muchos científicos y filósofos que han abordado este tema que «la humanidad parece condenada a no poder dar nunca por zanjadas algunas preguntas».47

Cf. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, Traducción, introducción y notas de José Luis Calvo Martínez. Alianza Editorial, Madrid 2001. 46 R. BARTRA, «¿Existe el libre albedrio?», Revista digital Letras libres, en http://www.letraslibres.com/revista/columnas/existe-el-libre-albedrio, publicado en enero de 2011, (consultado 18/05/2015). 47 J. I. MURILLO, J. M. GIMÉNEZ-AMAYA, «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica 11 (17):291-306, 2008. 45

25 BIBLIOGRAFIA ÁLVAREZ, M., El problema de la libertad ante la nueva escisión de la cultura, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 2007. ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, Traducción, introducción y notas de José Luis Calvo Martínez. Alianza Editorial, Madrid 2001. __________ , Ética Nicomáquea - Política, Introducción y traducción de Antonio Gómez Robledo, Editorial Porrúa, México, 2004. BACIERO, F. T., Algunas reflexiones sobre los experimentos “tipo Libet” y las bases del determinismo neurológico, Comunicaciones del X Congreso Internacional de Antropología Filosófica, Teruel, 2010, en http://shaf.filosofia.net/Congresos/Congresos/ComTeruel/Comunicaciones_ Teruel/Baciero.html (consultado 25/05/2015). BARTRA, R., «¿Existe el libre albedrio?», Revista digital Letras libres, en http://www.letraslibres.com/revista/columnas/existe-el-libre-albedrio, 2011, (consultado 18/05/2015). BELLO, A., MANGANARO, P., E la coscienza? Fenomenologia Psicopatologia Neuroscienze, Edizione Guiuseppe Laterza, Bari, 2012. BONCINELLI, E., «Liberi perchè più forti dei nostri geni», Corriere della Sera, 10 Agosto 2014. __________ , Quel che resta dell’anima, Rizzoli, Milán, 2012. BURKHARDT, F., BOWERS F. E SKRUPSKELIS I., (eds.), The Works of William James, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1976, III, pp. 105-117. CARRARA, A., «Coscienza e libertà tra neuroscienze, filosofia e riflessione bioetica», Studia Bioethica VII, n. 1, 2014, pp. 45-54. CRUSE, D., ET AL. «Bedside detection of awareness in the vegetative state: a cohort study», The Lancet 378.9809, 2012, pp. 2088-2094. CYRANOSKI, D., «The mind reader», Nature, vol.486, pag.178, 14 June 2012. FORMENT, E., Persona y conciencia en Santo Tomas de Aquino, Revista Española de Filosofía Medieval, 10 (2003), pp. 275-283. LEVI-MONTALCINI, R., Elogio dell'imperfezione, Baldini Castoldi Dalai editore S.P.A., Milano, 2010. __________ , Abbi il coraggio di conoscere, BUR Rizzoli, Milano, 2009. LIBET, B., ET AL., «Subjective Referral of the Timing for a Conscious Sensory Experience», Brain 102, 1979, p. 193-224. __________ , «The Timing of Mental Events: Libet’s Experimental Findings and Their Implications», Consciousness and Cognition, 11 (2002), pp. 291-299. __________ , «Time of conscious intention to act in relation to onset of cerebral activity (readiness potential): the unconscious initiation of a freely voluntary act», Brain 106, 1983, p. 623–642. MARCHETTI, G., «Commentary on Benjamin Libet’s Mind Time. The Temporal Factor in Consiousness», en www.mind-consciousness-language.com, 2005, (consultado 19-VI-2015). MURILLO, J. I., GIMÉNEZ-AMAYA, J. M., «Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores», Acta Philosophica, II, 17, 2008, pp. 291-306.

26 OWEN, A. M., ET AL., «Detecting awareness in the vegetative state», Science 313.5792, 2006, pp. 1402-1402 POCKETT, S., «On subjective back-referral and how long it takes to become conscious of a stimulus: A reinterpretation of Libet’s data», Consiousness and Cognition, 11, (2002), pp. 144-161. POPPER, K., LORENZ, K., «El porvenir está abierto», 208, Tusquets Editores, España, 1992. RUBIA, F. J., Conferencia pronunciada en la Real Academia Nacional de Medicina, con motivo de la inauguración del curso académico, 12 de enero de 2010, en http://www.tendencias21.net/La-consciencia-es-el-mayorenigma-de-la-ciencia-y-la-filosofia_a4026.html (consultado 18/05/2015). __________ , «Relevancia de los experimentos de Benjamín Libet y de John-Dylan Haynes para el debate en torno a la libertad humana en los procesos de decisión», Thémata: Revista de filosofía, ISSN 0212-8365, ISSN-e 2253900X, Nº 41, 2009, p 540-547. SANTO TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, versión web, en http://hjg.com.ar/sumat/ SOON, CH. S., BRAAS, M., HAYNES, J-D., «Unconscious determinants of free decisions in the human brain», Nature Neuroscience, 11 (2008), p. 543-545. SPERRY, R. W., «Mente, cerebro y valores humanos», Escritos de Psicología, 2000, 4, 1-7. Este artículo, resumen de una conferencia del autor en la Universidad de Chicago sobre “Nuevos puntos de vista del hombre”, ha sido traducido del “Bulletin of the atomic Scientist”, 1966, 22, 7. TREVENNA, J. A., MILLER, J., «Cortical movement preparation before and after a conscious decision to move», Consciousness and Cognition, 1 (2002), pp. 367-375. TIRAPU-USTARROZ, J., ET AL., "Corteza prefrontal, funciones ejecutivas y regulación de la conducta." Neuropsicologíía de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas (2012): 87-117.

27

INDICE

INTRODUCCION...................................................................................................2 1. El problema de la libertad del hombre....….............................................2 2. Nociones de hombre, mente-cerebro y libertad como puntos de partida.3 I. BUSCANDO EL CONCEPTO DE CONCIENCIA............................................6 1. Edoardo Boncinelli y lo que queda del alma...........................................7 2. Rita Levi-Montalcini y la conciencia como propiedad emergente .........9 3. Adrián Owen y los niveles de conciencia.….........................................10 4. Santo Tomas de Aquino y la estratificación de la conciencia…..…......12 5. Ángela Ales Bello y su visión fenomenológica de la conciencia...........14 II. BUSCANDO EL CONCEPTO DE LIBERTAD..............................................15 1. Edoardo Boncinelli y un poco de libertad en un mundo determinado...15 2. Rita Levi-Montalcini y el libre arbitrio……………..…….………….......16 3. Benjamín Libet, la libertad y sus experimentos….................................17 a. Los experimentos de Benjamín Libet………….........................18 b. Otros experimentos tipo Libet y la duda del libre albedrio........19 c. Críticas a los experimentos de Benjamín Libet..........................20 d. La esperanza de Benjamín Libet...…………….........................21 III. CONCLUSION: La libertad como fenómeno propio de la conciencia...........23 BIBLIOGRAFIA....................................................................................................25

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