La Lectura y la Prensa como Procesos de Emancipación y Dominación en México y Colombia

Share Embed


Descripción

La lectura y la prensa como procesos de emancipación y dominación en México y Colombia1 Sebastián Leal*

“En la lectura debe cuidarse de dos cosas: escoger bien los libros y leerlos bien” James Balmes

Resumen El ensayo intenta develar las consecuencias que conllevó la incursión del arte de leer y la función de la prensa en México y Colombia en los procesos de emancipación y dominación en la época de la colonia en las dos Naciones. A partir del análisis de varios textos que dan cuenta de los comienzos de la lectura, su relación con la educación y la prensa, el presente ensayo busca esbozar una comparación entre la historia de los dos países para lograr hacer una síntesis y así ahondar en el impacto que originaron la prensa y el arte de leer en ambas sociedades.

Lectura e Imprenta ¿Qué significó para los mexicanos y los colombianos la práctica de leer y la aparición y difusión de la prensa?¿Qué consecuencias conllevó para los gobernantes y ciudadanos la lectura y la imprenta? Las naciones independizadas, México y Colombia, experimentaron a través de la lectura y la introducción de la imprenta, cambios profundos en la sociedad, lo que llevó a que éstas se transformaran en aras del “progreso” y la “emancipación”. Sin embargo, lo que la historia nos muestra es que, muchas veces, estos procesos se ven afectados por intenciones y motivos tanto políticos como económicos.

1

Ensayo presentado para el curso electivo Colombia-México: historia, artes, ciencia y educación, dirigida por el profesor Fabio Jurado Valencia. Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá. 2011. * Estudiante de Filología e idiomas-francés de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá.

1

Los comienzos de la lectura y la prensa en México y Colombia: De Fernández de Lizardi a Juan Fernández de Sotomayor

En el siglo XIX, la mayor preocupación de la entonces México independizada era la educación pública (en donde además se creía que la mayoría de la población era analfabeta), ya que por medio de ella, se podría alcanzar la felicidad y el progreso de la Nación; el “atraso cultural”2 era uno de los mayores obstáculos para alcanzar un equilibrio social y político. A mediados del mismo siglo en la Nueva Granada (hoy llamada República de Colombia), la lectura y la escritura (en menor medida) hacían parte de la cotidianidad siguiendo una tradición colonial, como en el caso de México. Sin embargo, la mayor parte de la población, negra e indígena, eran segregados por el reducido grupo letrado que además ostentaba el poder político y económico. Dentro de dicho grupo se encontraban: educadores, políticos, militares, publicistas, comerciantes, miembros de las jerarquías eclesiásticas, entre otros. A pesar de que prácticamente no existen trabajos que hablen sobre las prácticas de lectura en La Nueva Granada, sí se pueden encontrar artículos sobre la incursión de la prensa y la lectura (historia del libro), como es el caso de la aparición de algunas bibliotecas, de obras leídas por personajes reconocidos de la época, como Santander o Nariño, y el comercio de libros.

Es de vital importancia resaltar, que el comienzo de la historia de la lectura y la prensa estuvo precedida y marcada por dos personajes claves, cuyos discursos tenían rasgos en común: Fernández de Lizardi, en México, y Juan Fernández de Sotomayor, en Colombia. En el caso del primero, en 1814 Fernández de Lizardi propuso un proyecto que pretendía integrar a toda la población en el arte de leer, escribir y contar. Tal proyecto tenía como uno de sus objetivos centrales la construcción de escuelas públicas en las que cualquier ciudadano que quisiera instruirse en ellas tenía que estar inscrito en la religión católica. Aquellas escuelas serían, según Lizardi, financiadas con contribuciones de tablajeros y por consumidores de cárnicos. Se refleja en este 2

Entiéndase aquí atraso cultural como la falta de ilustración del pueblo y participación masiva en el desarrollo y formación de la patria, en comparación con el avance de otras naciones occidentales. “Para que todos lean: La Sociedad Pública de Lectura de El Pensador Mexicano”, en Empresa y Cultura en Tinta y Papel, UNAM, México, 2001, p. 273.

2

proyecto el principal anhelo de Lizardi, el cual era instruir a la plebe ignorante, en el que el mexicano pasaba a ser un “ciudadano educado y consciente de sus derechos y obligaciones, que haría que la patria adquiriera una riqueza material y moral” (2001, 275). Sin embargo, el acceso a dichas escuelas públicas se encontraba condicionado en cuanto se le pedía de antemano al ciudadano que estuviera adscrito al catolicismo. ¿Consideraba Lizardi que la religión debía estar al mismo nivel de las tres nobles artes de leer, escribir y contar, como los pilares fundamentales para el progreso cultural?O más bien ¿Era la cuota que cobraba el sistema imperante de la época por la difusión del conocimiento y la información y que a través del dogmatismo pretendía fortalecerse? En el caso de la Nueva Granada, en 1814, el párroco de Mompox, Juan Fernández de Sotomayor, escribió un catecismo de índole político-revolucionario llamado Catecismo o Instrucción Popular5que fue publicado en Cartagena. En éste, muy parecido al discurso de Lizardi, pero aun más revolucionario, se pretendía instruir al pueblo para la total emancipación de España, puesto que los líderes revolucionarios necesitaban del apoyo del pueblo para evitar una reconquista, y este catecismo lo que promovía era inculcar una identidad y causa patriota en la plebe. Fernández no empezó con la difusión de la literatura entre la gente sino con la entrega de resúmenes de la constitución, restaurada en 1820, y con la corrección de las costumbres. Para ello, se emplearon diferentes estrategias como la de atraer a los lectores por medio de títulos llamativos, el voceo de las publicaciones, entre otras. Además, creía que la “construcción de la sociedad era un asunto común” (Suarez de la Torre: 2001) y que, por lo tanto, era deber de los periodistas centrar su atención en los asuntos de la patria, más que en las noticias provenientes del extranjero. Nace así, el primer número del periódico Cajoncitos de la Alacena; el 22 de Julio de 1820 publicó un folleto titulado “Sociedad pública de lectura”. Lizardi consideraba que la propagación de ideas y avances científicos debía darse a través de libros, periódicos y folletos, considerando a este último idóneo, puesto que a diferencia del libro, se podía publicar con inmediatez los asuntos políticos y económicos del momento, además de ser mucho más barato y breve en información.

5

Ibid., p. 105.

3

Lo anterior, se pensaba también en respuesta a la primera división de la sociedad, causada por la imprenta, entre alfabetizados y no alfabetizados, y quienes podían comprar la prensa y quiénes no. Los costos de los materiales constituían el primer obstáculo para la difusión del conocimiento y de la información y no la falta de lectores instruidos. Se puede ver en estos proyectos de Fernández de Lizardi, el deseo constante de minimizar la brecha entre los estratos sociales, y por medio de la enseñanza de la lectura y la escritura, un horizonte que se podría denominar “integracionista” y además revolucionario y contestatario6. Se quería, por un lado, informar a la mayoría sobre los sucesos importantes de la época y por otro lado hacer más fácil el acceso al material informativo. Esto, además de minimizar la diferencia entre aquellos que tenían los recursos para acceder a los materiales de lectura y aquellos que no tenían esta posibilidad, buscaba que los mismos ciudadanos enderezaran el curso de la Nación; es decir, Lizardi pretendía por medio del acceso democrático a la prensa y los libros, una acción colectiva que llevara a México al progreso y la prosperidad. Se podría llamar a lo anterior, “el comienzo de un proceso de emancipación y progreso desde la lectura y la prensa en México”, en donde el ciudadano mexicano fuese integrado en los asuntos del Estado, evitando la falta de información en la que se encontraba una gran parte de la población, que originaba que las decisiones y en sí el curso de la Nación quedara en manos de unos pocos.A pesar de estos proyectos (que no fueron concretados) y de la libertad de imprenta que en 1820 buscaba la difusión del conocimiento, es de destacar también que la lectura fue fomentada e incentivada para la propagación de la doctrina cristiana, en la que se enseñaba el conocimiento del catecismo, las enseñanzas de La Biblia, y en sí una serie de normas éticas y morales que desde la religión estaban o no permitidas. Normas y conocimientos que no siempre estaban ligadas con la práctica religiosa, sino

con el dogmatismo y la

alienación de una gran parte de la población que hoy en día predica el catolicismo, como es el caso de México y en menor grado de Colombia.7

6

Ibid., p. 275-277.

7

Sin olvidar que México es un país más laico que Colombia.

4

Desde esta perspectiva, se tiene, por un lado, la lectura y la prensa como medios para alcanzar la prosperidad de los pueblos, la emancipación, el “acabar con la ignorancia” y “contribuir con el desarrollo y la felicidad de un país”, como ya lo había mencionado Lizardi en 1820 y, afirmado, por medio de su discurso revolucionario, Sotomayor en su catecismo. Por otro lado, la lectura y la prensa con fines sociopolítico-religiosos, en periódicos de la Nueva Granada, como El conservador, El catolicismo, La Caridad, que propagaban una ideología de corte dogmático y represivo, puesto que cualquier publicación, libro, folleto, periódico, que no estuvieran dentro de las ideas del catolicismo y el gobierno eran censurados.

La lectura y la prensa como procesos de emancipación y dominación.

En el caso de la lectura y la prensa como procesos de emancipación, sin duda alguna, no se puede negar que proyectos como los de Lizardi produjeron grandes cambios en la sociedad mexicana, dando paso a una educación “democrática” en donde la información era incluyente; se buscaba una praxis de la información y el conocimiento de la prensa, lo que Fernández llamaba “una acción colectiva”. Proceso de emancipación porque pretendía por otros medios eliminar las diferencias sociales entre ricos y pobres, no tanto desde lo económico sino desde lo social, porque al final todos tendrían acceso al conocimiento, y como es bien sabido que el conocimiento es poder, esto daba la posibilidad a la aquella, entonces “plebe ignorante”, de informarse y tomar en conjunto las decisiones del país y construir así una identidad nacional. Por otro lado, para la Nueva Granada, la difusión del Catecismo,de Sotomayor, se convirtió en el arma revolucionaria más frontal y en la muestra más clara de una emancipación desde una revolución animada por el pueblo. En dicho catecismo, se ve el discurso sobre la ilegitimidad de la conquista, refutando los tres títulos de la corona: la conquista, la evangelización y la donación papal 8.. Se denuncia la codicia de los españoles por interesarse más en el oro americano que en la evangelización, además de la inclusión de conceptos derivados de la ilustración como “derechos inalienables del hombre”, “tiranía”, “soberanía” e ideologías tomadas de algunos autores europeos 8

ROJAS, C. Una aproximación a la historia de la lectura en La Nueva Granada: el caso de Juan Fernández de Sotomayor, Universidad de los Andes, p. 106.

5

como Rousseau, Hobbes, Locke, Grocio. No es de olvidar tampoco, que la difusión de la literatura francesa, que era considerada más liberal en contraposición a la literatura española de corte conservador, instaba a una visión sobre el rechazo de la colonia para dar paso al progreso y al federalismo. Prensa, literatura y textos que originaban cambios culturales puesto que estaba en juego también la identidad de una Nación, por medio de un discurso que era católico (afirmando el sistema Iglesia-Estado) o protestante (libertad de prensa, la aparición de nuevas imprentas, ideas de autores como Rousseau). En el caso de la lectura y la prensa como procesos de dominación, se veía que muchas publicaciones, sobretodo periódicos, estaban manipuladas; es decir, se controlaba lo que se escribía (compendio de La Biblia en El Conservador), la información de los sucesos que acontecían y los fines que se perseguían. La enseñanza del arte de leer y escribir era en cierto modo abierta para todos, pero lo que Lizardi y sus contemporáneos probablemente no tuvieron en cuenta o tal vez no quisieron tomar en cuenta es el concepto sobre la lectura: la lectura es un proceso en el que el lector se cuestiona sobre aquello que lee y escucha y no se restringe al plano informativo o de la reproducción de ideas. Aunque Fernández, como ya se ha mencionado, buscaba una praxis, es decir, una acción en colectivo, no ahondó en el paso hacia la lectura crítica. Los mexicanos podrían acceder a las publicaciones y saber leer, pero no era suficiente con eso, ya que no siempre lo que leían podía ser verosímil o cierto del todo.Por el contrario, para Sotomayor (es de resaltar que pertenecía a la élite neogranadina inconforme con la conquista y la imposición de la corona) el catecismo además de ser un medio para informar y hacer que el pueblo se adhiriera a la causa revolucionaria, era también un medio para difundir el catolicismo, pero ya no un catolicismo tradicional desde el discurso escolástico, sino una nueva religión nacida a partir de la ilustración, en donde los ciudadanos podrían pensar por sí mismos, ser consecuentes con sus actos, y pensar en el lugar del otro, como dijera Kant. Cuestión que en la Nueva Granada iba en contraposición con periódicos como El Conservador9, de 1848, en donde se destinaba una sección para La Biblia y en donde además su lectura se encontraba mediada por La iglesia, a saber, los sacerdotes, profesores o los padres de familia. Lectura que por supuesto, era dogmática, ya que no se sugerían ni fomentaban interpretaciones (como

6

en el caso de los protestantes), sino se hacían meras transferencias ideológicas que afectaba a la larga la práctica lectora. ¿Cómo estar seguros de que lo que se lee es verídico? ¿Cómo llevar a cabo cambios sociales desde la lectura, si no existía una crítica hacia lo que se leía? Muy probablemente lo que se estuviera haciendo era una propagación y validación de un sistema que buscaba que sus ciudadanos siguiesen una ideología determinada que no precisamente estaba dentro de la libertad de pensamiento y la crítica, sino que se buscaba la validación de un sistema que por aquella época era el imperante, y que podríamos relacionar con lo que ya, sobre el siglo XVIII, Michel Foucault llamaba el “biopoder” y la “biopolítica”: (…) la biopolítica se "incorpora" y se "afianza" sobre una multiplicidad de relaciones de mando y de obediencia entre fuerzas que el poder "coordina, institucionaliza, estratifica, concluye. (…)La biopolítica es entonces la coordinación estratégica de estas relaciones de poder dirigidas a que los vivientes produzcan más fuerza.La biopolítica es una relación estratégica y no un poder de decir la ley o de fundar la soberanía. (Lazarrato, 2000) A partir de las relaciones de poder (en este caso, entre la Iglesia-Estado y el Pueblo) el saber y el poder eran manipulados para continuar una dominación o una represión, puesto que, como dice Foucault, el poder es siempre represivo tanto en los dominados como en los dominadores10. Por un lado, se buscaba eliminar la ignorancia al no saber leer, pero por otro lado se fomentaba y reproducía el no saber saber leer, a la larga otro tipo de ignorancia (mediación de la iglesia). Es de vital importancia en este punto, preguntarse sobre quiénes poseían los recursos, el papel, la tinta, las principales imprentas, y el poderpara la difusión de las publicaciones, pero sobre todo con qué fines estas personas o grupos imprimían y ponían a disposición ciertos libros, periódicos o folletos en la sociedad, como en el caso de El Catolicismo,auspiciado por la Iglesia, en donde se señalaba la “verdadera manera” de leer la Biblia, que era consideraba como la pura verdad. Con respecto a lo anterior, Acosta12 dice:

El control sobre las lecturas fue definitivo entonces en la presentación por parte de los periódicos católicos sobre lo que era y no era permitido. División que, como era de esperar, se desplazaba fuertemente hacia los textos que debían seleccionarse para una

7

lectura. En los periódicos van a estar presentes cantidad de artículos donde se registran las indicaciones por medio de las cuales se debe controlar o favorecer una lectura.

(Acosta, 2005:147)

Se ve que en aquella época al control de la Iglesia católica era muy grande en cuanto a la reproducción y difusión de la prensa en aquel entonces, tanto así, que se les indicaba a los ciudadanos qué textos leer y cómo hacerlo, proceso que podría llamarse de dominación. Sin embargo, dentro de los procesos culturales y sociales que se empezaron a dar desde la lectura y la imprenta, sí se dieron importantes cambios. Tal es el caso, de los textos publicados por las Sociedades Bíblicas Protestantes, la difusión de las ediciones del Nuevo Testamento y el texto, publicado por la imprenta de los Echavarría13, que daría comienzo a la ruina de los Estados, y que reafirmaba una vez más los procesos de dominación por parte de la Iglesia, puesto que, aquellos que reprodujeran y vendieran dichos libros eran penalizados, lo que en otras épocas como en la Edad Media era dictaminado con la muerte por herejía. Finalmente, es importante tener en cuenta la historia de los procesos de emancipación y dominación en México y Colombia; las prácticas de lectura y la difusión de la prensa fueron sucesos decisivos en la construcción de estas dos naciones, de la identidad de sus ciudadanos, de la libertad de prensa, del acceso al conocimiento, de la propagación de ideologías y doctrinas. A pesar de que actualmente Colombia y México comparten tasas de alfabetización del 90,4% y del 86,1% respectivamente14 el arte de leer sigue estando en proceso, y nosotros somos responsables de fomentar dichas prácticas, puesto que, como hemos visto, son los motores que impulsan los desarrollos y cambios sociales, políticos y económicos de una sociedad. 9

Bibliotecas ideales en la prensa neogranadina (Colombia, mitad del siglo XIX) en Ayer. Historia de la lectura Nº 58., Madrid, 2005. p. 147. 10

LAZARRATO, Maurizio. Del Biopoder a la Biopolítica, revista multitudes. 2000.

12

Bibliotecas ideales en la prensa neogranadina (Colombia, mitad del siglo XIX) en Ayer. Historia de la lectura Nº 58., Madrid, 2005. p. 148 13

Ibid.

14

Según el Cia World Factbook. Tomado de http://www.indexmundi.com/es/mexico/tasa_de_alfabetizacion.html, el día 11 de Mayo de 2011.

8

BIBLIOGRAFÍA

ACOSTA, Carmen. (2005). “Bibliotecas ideales en la prensa neogranadina (Colombia, mitad del siglo XIX) “en : Ayer, historia de la lectura. Revista de Hstoria Contemporánea, Ediciones de Historia, N°58, Madrid. LAZARRATO, Maurizio (2000). “Del Biopoder a la Biopolítica”, Revista Multitudes. En: http://multitudes.samizdat.net/Del-biopoder-a-la-biopolitica visitado el 17 de Mayo de 2011. ROJAS, C. “Una aproximación a la historia de la lectura en la Nueva Granada:” el caso de Juan Fernández de Sotomayor, en “Una historia de la lectura en La Nueva Granada: el caso de Juan Fernández de Sotomayor, monografía de grado para optar al título de Historiadora, Universidad de los Andes. SUAREZ DE LA TORRE, Laura (2001). Empresa y cultura en tinta y papel. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, UNAM, México.

9

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.