La izquierda como campo de resistencia (2012)

July 17, 2017 | Autor: Alex Ojeda | Categoría: Sociologia Política
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Descripción

La izquierda como campo de resistencia Alex R. Ojeda Copa 1 Estudiar a la izquierda requiere, como todo objeto de estudio, un aparato conceptual mínimo, o al menos que se expliciten los presupuestos con que el investigador se acerca a su “objeto”. No vayamos a caer en aquella ingenuidad empirista y positivista que proclamaba que los datos cantan por sí mismos, que la realidad es la realidad y solo debemos limitarnos a recogerla. Los datos, la realidad, el objeto de estudio, son en realidad creados a partir de ciertos aprioris y prejuicios (en el sentido Gadameriano) del investigador, o de una comunidad de investigadores en un tiempo histórico determinado 2, pero sin que ello signifique caer en el solipsismo —como en la teoría posmoderna—. En la mayoría de los casos, cuando alguien proclama que nos ocupemos de la “realidad” y no de la “teoría”, lo que en realidad proclama es que estudiara un determinado objeto, a partir de sus propias ideas, que son también una teoría, pero una teoría lamentablemente rudimentaria y latente en toda su investigación; además, de que suponen que ver, leer y escuchar a la realidad, son procesos simples y acabados, que nos entregan los objetos reales en bruto. Tampoco, se trata de caer en el uso mecánico de las grandes teorías, o en el otro extremo igual de perjudicial: el particularismo extremo, puesto que ambos impiden ver con claridad las particularidades y las generalidades que tiene nuestro objeto de estudio. Para evitarnos todos los anteriores problemas, debemos partir explicitando —no dogmatizando— nuestros presupuestos básicos, que van desde los epistémicos hasta los teóricos y metodológicos, y confrontarlos con las características históricas de nuestro objeto de estudio; he allí la utilidad de la reflexión teórica. Desde esta perspectiva, en el presente ensayo nos proponemos responder a la pregunta: ¿qué es la izquierda? y argumentar nuestra hipótesis de que la izquierda es un campo de resistencia, con todo lo que ello implica. En la primera parte reflexionaremos sobre algunas generalidades del conocimiento científico en las ciencias sociales y su relación con las epistemes, la ideología y la política. En la segunda parte, en función del marco epistemológico esbozado en el anterior acápite,

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Escrito en mayo del 2012. Muchos epistemólogos ya nos orientaron al respecto: Kunh y su concepto de paradigma, Lakatus y su concepto de programa de investigación. Cuestión que es todavía más problemática en las ciencias sociales.

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revisaremos las dificultades principales en la definición de la izquierda como objeto teórico En la tercera, postularemos nuestro enfoque de la izquierda como campo de resistencia y sus dimensiones. Epistemes, ciencias sociales, política e ideología Hablar de ciencias, particularmente de ciencias sociales, en la actualidad parecería ser una cuestión vetusta y hasta positivista y cientificista. El posicionamiento muy fuerte del discurso posmoderno, que maneja toda la investigación como si solamente de literatura y lenguaje se tratara3, se encargó de darle aún más descredito a la ciencia social. Esta crítica, se inscribe en un campo más amplio de cuestionamiento al sujeto moderno y a la episteme moderna, y viene ya desde la ampliación del cogito cartesiano —base de la ciencia moderna— con la fenomenología de Husserl, el existencialismo, el vitalismo, la filosofía del lenguaje, el pragmatismo, el pos-estructuralismo y la hermenéutica entre otros, donde el discurso posmoderno se inscribe como un fenómeno reciente, de alguna forma heredero de los desarrollos precedentes 4. Para fines del presente ensayo tomaremos tres puntos relacionados con este gran debate, que pueden nominarse como: universalismo vs. particularismo, ciencia vs. ideología y ciencia vs. política. En el paradigma moderno, la pretensión de un saber universal y seguro, de formular leyes universales, pareció ser sinónimo de ciencia; cosa que no es tan sorprendente si se tiene en cuenta que domino el modelo de ciencia galileano, cartesiano y newtoniano. La ideología era vista como una mera subjetividad de los pueblos plasmada en su cultura, un conjunto de toscas ideas políticas, religiosas, estéticas, etcétera: la ciencia se volvió en la espíteme y todo lo demás era doxa. Así la ciencia creyó estar libre de ideología y sintió que, dado que poseía la verdad, debía controlar el mundo; esto es en cierto modo el proceso de racionalización (instrumental) de las sociedades occidentales que planteo Weber. Pero, la

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No niego la importancia fundamental del lenguaje en la realidad humana y social, que se traduce en el ámbito simbólico del análisis sociológico. Sin embargo, me parece que su uso exclusivo distorsiona los análisis. Me parece que Arditi (2010) le da un lugar central y hasta exclusivo en su planteamiento del giro a la izquierda. 4 Por ejemplo, la relación Heidegger-Derrida, Nietzche-Foucault. Que a su vez influye en ciertas versiones de la teoría poscolonial y de los estudios subalternos, como por ejemplo: Foucault-Escobar, Derrida-Spivak, Tratare de retomar esta cuestión posteriormente

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ciencia, que se creyó desligada de la ideología y de la política, hizo política y elaboro y difundió una ideología. El discurso posmoderno, postula la contingencia y particularismo de todo saber y de toda práctica. El conocimiento es muy relativo e incompleto, se trata más de un juego del lenguaje que de una práctica que dé cuenta efectivamente de lo que está pasando. Su modelo de ciencia parece ser la literatura, pues se trata de crear relatos sobre la vida contingente y particular. En esta espíteme, todo es ideología —no en el sentido marxista—, o mejor dicho todo es discurso y hegemonía (Cf. Laclau y Mouffe 1987). La ciencia es una forma política más, un discurso que busca ganar adeptos y tiene intereses de dominación específicos. Pero, entonces ¿es posible la ciencia? Pienso que lo que paso con la ciencia moderna, fue que se instrumentalizo para los fines más diversos y que el posmodernismo acierta en su crítica sobre este punto, como también acierta sobre las limitaciones de la teoría. No obstante, me parece que el discurso posmoderno es una teoría más, que tiene, a mi entender, varios defectos, como ser que se concentra solamente en la dimensión simbólica de lo social y que no se ocupa de las generalidades de la sociedad (como el sistema económico capitalista, la globalización, las políticas mundiales, las relaciones internacionales). Estas dos grandes epistemes, influyeron e influyen activamente en las ciencias sociales. Por ejemplo, del lado de lo moderno tenemos al funcionalismo y la teoría de la modernización en sociología; al marginalismo y al monetarismo en economía —que es la ciencia social más positivista y matematizada—; al evolucionismo en antropología; al management en ciencia política; al conductismo en psicología social; etcétera. Y, del lado de lo posmoderno a las teorías del discurso, al pos-estructuralismo, a los estudios de la subalternidad (desde Spivak), al pos-marxismo, cierta vertiente de la teoría poscolonial, etcétera. La ciencia social, que podría plantear aquí, provisionalmente, sería una ciencia que no esté inmersa totalmente en ninguna de estas dos grandes epistemes. Que se concentre en las particularidades de lo social —que es histórico—, pero sin abandonar cierto grado de generalización, pues si no sería tan solo una novela que sirva para contemplación y placer. 3

En el caso de la ideología, pienso que se puede tener una conceptualización operativa que distinga ciencia e ideología, aunque esto suene muy positivista; me parece que se puede tomar críticamente la distinción hecha por Althusser —dejando de lado su apego al marxismo—, que sintoniza con algunas intuiciones mías: la ideología da reconocimiento y la ciencia da conocimiento (Cf. Althusser 1974: 130-134). Así la ciencia social sería un lugar de incertidumbre constante, una búsqueda de conocimiento verdadero que nunca acaba, que al mismo tiempo, debe estar siempre atento al conocimiento ideológico que siempre está presente e influye; es obvio que si se está en una ideología y luego se sale, probablemente se entrara en otra y así sucesivamente; pero, vale la pena explicitar todos nuestro presupuestos y que estos dialoguen con otros y con los datos empíricos que se elaboren. Por último, sobre la política, sigo las ideas de Max Weber: trataremos de hacer una ciencia que dé cuenta de lo que pasa en la realidad social y, políticamente, tendremos posiciones propias que dirán lo que debe ser, pero no las formularemos en nombre de la ciencia. Son dos posiciones que no deben mezclarse y si se mezclan deben explicitarse. Dificultades en la conceptualización teórica de la izquierda Existen dos grandes dificultades en la adopción de un concepto teórico sobre la izquierda: la primera de carácter histórico y la segunda de carácter ideológico y político. La primera dificultad, se debe a que la izquierda política y su denominación, como todo fenómeno histórico, ha cambiado 5. Ya en el siglo XVIII, en la Asamblea Nacional Francesa se denominó a los jacobinos, que propugnaban reformas contra el statu quo, como izquierda, pues ellos se sentaban en el lado izquierdo de la Asamblea. En ese contexto la aristocracia era la derecha y la izquierda era la burguesía en alianza con ciertos sectores populares. En el siglo XIX aparecieron el movimiento obrero con reivindicaciones más corporativas y economías, y los socialistas utópicos con sus planteamientos en contra del nuevo statu quo burgués industrial y comercial. A fines del siglo XIX y principios del XX, el movimiento obrero creció aún más, pero tuvo una mayor organización política, de la cual nació el movimiento comunista, anarquista y social-demócrata. Luego se dio un cambio político fuerte en los Estados de todo el mundo, que desemboco en la nueva configuración 5

Pero, mi hipótesis es que no cambio porque ella quiso cambiar por propia voluntad. Tengamos presente, de momento, que la derecha tuvo y tiene pocas variaciones.

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del poder mundial después de la segunda pos-guerra mundial, donde se definió claramente a la izquierda como pro-marxista (con sus variantes: estalinista, maoísta, trotskista, etc.) y a la derecha como pro-capitalista. Y, finalmente después de la caída del muro de Berlin y el pasaje neoliberal, se multiplicaron muchas izquierdas desde las más diversas identidades culturales, generacionales, etc. En América Latina, a principios de siglo XX se dio la lucha entre las elites europeizadas de conservadores y liberales, en desmedro de la población y las creencias locales. Ya a mediados de siglo penetraron de forma muy fuerte, las ideas marxistas y anarquistas, que en ciertos casos se amalgamaron con ideas pro-indígenas y en otros siguió el esquema de las elites europeizadas. El statu quo aquí fue primero feudal y colonial a principios del siglo, para luego ser, a mediados de siglo, capitalista, pero sin resolver los antiguos problemas. En este breve recorrido histórico por el mundo y América Latina, al menos queda claro que la izquierda siempre se enfrentó al statu quo. La segunda dificultad es que dado que es un tema fundamentalmente político, ha sido definido teóricamente por muchos intelectuales abiertamente políticos. Ya desde Marx, que asume que no basta interpretar el mundo, o sea teorizar, sino que también se debe cambiar el mundo, se constituye esa larga tradición. Por el lado antagónico, la derecha, se tiene lo mismo, con intelectuales abiertamente liberales como Jonh Rawls, Frederich Hayek, Francis Fukuyama, etc. Así, se tienen definiciones de la izquierda que tienden más a definiciones ideológicas y políticas. Y así aparece un abanico enorme de definiciones de izquierda ligadas a diversas posiciones políticas e ideológicas: trotskistas, reformistas, anarquistas, maoístas, marxistas, pos-marxistas, ecologistas, social-demócratas, etcétera. Cada quien se reclama como la izquierda verdadera, cuestión que es más política que teórica. Ahora bien, ante estas dos dificultades nosotros queremos encontrar una conceptualización, que sortee el problema del cambio histórico de la izquierda y justifique de manera teórica, y no política ni ideológica, el hecho de llamar izquierda a todas esas izquierdas. Ante la primera dificultad, queremos hacer notar que desde la revolución inglesa, francesa, norteamericana y la revolución industrial, pasando por el tormentoso siglo XX, y hasta nuestra actual época posmoderna, sigue en vigencia un determinado statu quo. En términos 5

de Fernand Braudel, continua habiendo un proceso histórico de larga duración, que si bien tiene sus variaciones, mantiene ciertos núcleos básicos. Como son: el capitalismo, la primacía del Estado sobre la sociedad, la globalización, el imperialismo financiero, la democracia representativa, la primacía de los saberes occidentales, etc 6. Por eso, en parte, la derecha no tiene muchas variaciones, porque está bien posicionada. Y, del lado de las reivindicaciones de las izquierdas, parece que se pasó de una demanda concentrada en la justicia social (dimensión económica), a una demanda más de ampliación de la decisión política y reconocimiento (dimensión política y cultural). La izquierda como campo de resistencia La propuesta de Arditi sobre el giro a la izquierda en América Latina, me parece demasiado concentrada en lo simbólico, ello es así porque Arditi se ubica en la espíteme pos-moderna y se pierde en la primera dificultad que anote en el anterior acápite, concentrándose en la contingencia. Sin embargo, su definición sobre la izquierda me parece pertinente en cierta medida: “la izquierda busca cambiar el status quo, impulsa la igualdad y la solidaridad y que el significado de estos debe ser verificado por un desacuerdo” (Arditi 2010: 121). Además de que se concentra más en las demandas de reconocimiento. La propuesta de Petras (2006) cae en la espíteme moderna, al definir algo de una vez y para siempre, es más política e ideológica, pero tiene la gran ventaja de fijarse en cuestiones más materiales, en políticas efectivas. Además de que se concentra en las demandas económicas, de distribución o redistribución económica. Nosotros planteamos que la izquierda es un campo de resistencia, porque se encuentra inserto, de una manera firme, en una relación de poder donde la derecha tiene la primacía. Definiremos al poder, siguiendo a Foucault, como la estructuración de un posible campo de acción del otro (Cf. Foucault 1998:207-209), esto incluye a la libertad como un prerequisito del poder, a la vez de que propicia un margen de libertad enmarcado. Así, la izquierda, particularmente, en América Latina, ha ido retrocediendo a lo largo del tiempo, ocupando, sin embargo, algunos nichos que al parecer no eran importantes para la derecha, que tiene redes de poder a nivel mundial, con los cuales compensa ciertas desventajas 6

Reitero, una vez más, que anoto estos núcleos, no en afán político ni ideológico, sino como meras hipótesis

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nacionales. Las demandas de reconocimiento, que son las principales de la izquierda actual, parece que no son una molestia para la derecha, sino algo congruente con su liberalismo político y filosófico, especialmente en su versión comunitarista. El campo de acción de la izquierda lo delimita la derecha, es el campo del statu quo capitalista y colonialista, la izquierda actúa, pero dentro de márgenes impuestos. O es una izquierda radical, que apenas ocasiona leves convulsiones de vez en cuando, o es una izquierda que le sigue el juego a la derecha. Así, la izquierda, en general, solo resiste, es un campo móvil de resistencia que conduce la derecha y que a veces se desequilibra, pero que se estabiliza sin muchas modificaciones.

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Bibliografía Althusser, Louis 1974 “Ideologia y aparatos ideologicos del estado”, en La filosofía como arma de la revolución, México DF: Siglo XXI, pp. 97-146 Arditi, Benjamin 2010 “Argumentos acerca del giro a la izquierda en America Latina. ¿Una política pos-liberal?”, en Revista Decursos N° 20, Cochabamba: CESU, pp. 160-184 Foucault, Michel. 1998. “El sujeto y el poder”, en P. Rabinow y H. Dreyfus, Michel Foucault. Más allá del estructuralismo y la hermenéutica. México: IIS-UNAM. Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal 1987[1985] Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Madrid: Siglo XXI. Petras, James 2006 “Nuevos vientos desde la izquierda o aire caliente desde una nueva derecha” En, www.econoticiasbolivia.com

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