La investigación histórica en el Archivo Secreto Vaticano: algunas pistas para localizar fondos españoles, en Métodos y técnicas en Ciencias Eclesiásticas, Univ. Pont. Salamanca 2015

June 8, 2017 | Autor: Marta Pavón Ramírez | Categoría: Spanish History, Vatican Archives
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La investigación histórica en el Archivo Secreto Vaticano: algunas pistas para localizar fondos españoles

Marta Pavón Ramírez Centro Español de Estudios Eclesiásticos (Roma)

El Archivo Secreto Vaticano (ASV) es una de las mayores estructuras administrativas de documentación histórica a nivel mundial y, al mismo tiempo, una de las más complejas. Adentrarse en un archivo de estas características no es una tarea fácil por diversas razones. Por un lado, debido al carácter particular de la institución que representa, la Santa Sede; por otro, por la originalidad y riqueza de la documentación vaticana que registra, de manera pormenorizada, la actividad de gobierno de la Iglesia desde los inicios de la administración pontificia hasta nuestros días. El carácter global de las relaciones establecidas a lo largo de los siglos por la Santa Sede, no solo con los territorios pertenecientes al orbe cristiano sino también con tierras e individuos de los cinco continentes, hace que el conocimiento de este archivo constituya un instrumento esencial de apoyo a la investigación histórica. Mi intención en este artículo es presentar brevemente el ASV, la historia de su formación y de sus fondos para, a continuación, dar algunas claves sobre la organización de la curia romana y proporcionar algunas pistas a los investigadores sobre cómo orientarse en un terreno menos hostil de lo que podría parecer en un principio1. 1  Este texto es en gran parte deudor del trabajo elaborado en el marco del proyecto «Guía para la localización de fuentes vascas en el Archivo Secreto Vaticano» financiado por el departamento de cultura del Gobierno Vasco (2011-2013). Uno de los resultados del proyecto ha sido la publicación de tres guías para orientar la investigación en el ASV. Cf. V.

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1. Historia del ASV El Archivo Secreto Vaticano nace como tal a principios del siglo XVII (1612), cuando el papa Pablo V Borghese (1605-1621) ordena la recopilación de todo el material documental relativo a la historia de la Santa Sede conservado hasta ese momento en distintos lugares de Roma: una parte se hallaba en las sedes de las oficinas de la curia más importantes, como la Secretaría de Estado o la Cámara; otra en el archivo del Castel Sant’Angelo (Archivum Arcis S. Angeli), y probablemente otra documentación estaba en manos privadas. Tras esta primera fase de formación y recopilación del material, finalizada bajo el papa Alejandro VII en el año 1656, se sucedieron, a lo largo de los siglos, sucesivas adquisiciones de fondos documentales que culminaron con la creación del actual archivo2. Es razonable pensar que desde los primeros siglos del cristianismo la Iglesia conservase los documentos más importantes en un archivobiblioteca: por ejemplo, las cartas entre las diferentes comunidades eclesiales, las actas de los mártires, o la documentación de los sínodos. Ahora bien, debido quizás a las persecuciones de Diocleciano (entre los años 303 y 305), la documentación anterior al siglo IV se ha perdido casi por completo. Sólo a partir de la paz constantiniana del año 313, cuando la Iglesia adquiere un estatuto jurídico privilegiado y un reconocimiento público, se dan las condiciones necesarias para la creación de un centro administrativo y de gobierno de la Iglesia en la zona de Letrán. El archivo Beolchini - M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Medieval (1198-1458), J. R. Díaz de Durana - C. Jular Pérez-Alfaro (coords.), Bilbao: Universidad del País Vasco, 2014; M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Moderna (1458-1830), R. Porres Marijuán - J. I. Fortea Pérez - S. Truchuelo García - J. R. Díaz de Durana (coords.), Bilbao: Universidad del País Vasco, 2014; M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Contemporánea (1830-1939), J. M. Ortiz de Orruño - A. Rivera (coords.), Bilbao [en prensa]. Cf. la página web http://www.docasv.es/ (consultada el 24 de agosto de 2015). 2 Sobre la historia del ASV véase la reciente publicación, cf. M. Maiorino, Archivio Segreto Vaticano. Un viaggio nella storia, Milano: Periodici San Paolo, 2015; A. Manfredi, «Prima dell’Archivio Segreto: Registri pontifici e altri documenti nella Biblioteca Vaticana», en Religiosa archivorum custodia. Sesto centenario della fondazione dell’Archivio Segreto Vaticano. Atti del Convegno di Studi, Città del Vaticano 2015, 65-85; T. Natalini «Profilo storico», en Archivio Segreto Vaticano. Profilo storico e silloge documentaria, Firenze 2000, 8-46; Id., Archivio Segreto Vaticano, N. del Re (cur.), «Archivio Segreto Vaticano», en Mondo Vaticano (Città del Vaticano 1995) 80-82; S. Pagano, «L’Archivio Segreto Vaticano e la prefettura di Angelo Mercati (1925-1955)», en Dall’Archivio Segreto Vaticano. Miscellanea di testi, saggi, inventari, vol. V, Collectanea Archivi Vaticani, 84, Città del Vaticano 2012, 3-155.



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(Scrinium Ecclesiae), quedará establecido en la Basílica de Letrán, según todas las fuentes, hasta principios del siglo XIII. El material conservado confirmaría el carácter de «archivo-biblioteca» de la colección formada por documentos de cancillería pero también por códices de contenido bíblico, patrístico o litúrgico. En ese periodo, encontramos material archivístico y códices valiosos conservados también en otros lugares de Roma considerados «seguros». Uno de ellos era el archivo de San Pedro (Sacrum scrinium s. Petri), situado en el interior de la Basílica de San Pedro, junto a la tumba del apóstol, donde se custodiaban las profesiones de fe de los obispos o en la Torre «chartularia», cerca del Arco de Tito. De todo este material se ha conservado muy poco, en parte por la fragilidad del soporte (en su mayoría papiro) u otras razones, como los continuos desplazamientos del papa –que solía viajar acompañado de parte del archivo–, o la serie de guerras, saqueos e invasiones que sufrió Roma a lo largo de los siglos. En el año 1198, la elección de Lotario dei conti di Segni como papa Inocencio III (1198-1216) supone un cambio de ruta en la vida de la Iglesia. El papa impone un nuevo modo de gestionar las relaciones IglesiaImperio, renueva la estructura de la curia romana y decide trasladar las oficinas más importantes (la Cancillería y la Cámara Apostólica) junto al archivo, al Vaticano –considerado más seguro que la zona de Letrán por la protección de las murallas leoninas–3. Bien es verdad que, a partir de 1245, el archivo se convertirá en itinerante siguiendo a los papas en sus constantes desplazamientos: a Inocencio IV (1243-1254) cuando se desplaza para asistir al primer Concilio de Lyon; al papa y a la curia a Viterbo y, más tarde, acompañando a Bonifacio VIII (1294-1303) a Anagni, donde quedaron restos del paso del archivo papal. En 1304 el archivo fue trasladado a Perugia acompañando al papa Benedicto XI (1303-1304) y allí permaneció casi diez años hasta que fue dividido en dos partes: la menor fue enviada a Francia (Carpentras) y la otra fue depositada en la sacristía de la basílica franciscana de Asís hasta que entre los años 1399 y 1342 fue trasladada a Aviñón. El establecimiento de la curia en Aviñón a partir del año 1305 generó nueva documentación a la que se añadió la procedente de Carpentras y Asís. En el año 1377, Gregorio XI (1370-1378) regresó a Roma, pero tras el rechazo por parte de algunos cardenales de la elección de su 3  Cf. W. Maleczek, «Innocenzo III», en Enciclopedia dei Papi, vol. 2, Roma: Treccani, 2000, 326-350.

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sucesor Urbano VI (1378-1389), y la elección en Fondi de un nuevo papa, Clemente VII (1378-1394), dio comienzo el Cisma de Occidente con el establecimiento de dos sedes papales: Roma y Aviñón. El archivo papal, que había permanecido en Aviñón, aumentó con la actividad de Clemente VII y su sucesor Benedicto XIII (1394-1423) mientras que, en Roma, nacía otro núcleo archivístico con la documentación del papa Urbano VI y sus sucesores. Finalmente, con la elección del papa Martín V (1417-1431) en el Concilio de Constanza, terminó el Cisma de Occidente y el núcleo del archivo papal de Aviñón pudo regresar a Roma. El resto del material se incorporó al ASV solo en 1783, un total de 500 volúmenes denominados desde entonces Registra Avenionensia. Después de la fundación de la Biblioteca Vaticana por Nicolás V (1447-1455), pero sobre todo desde que Sixto IV (1471-1484) diera a la Biblioteca una propia estructura administrativa, comenzó la distinción entre el material librario y documental. El pontífice creó una Bibliotheca secreta, entendida como lugar destinado a almacén y preservación de la documentación, donde en armarios de madera fueron colocados los registros más antiguos de las cartas papales. Los documentos de más valor, como las pruebas de los derechos y privilegios de la Iglesia, fueron custodiados en la fortaleza de Castel Sant’Angelo. Los papas sucesivos, en línea con las disposiciones emanadas por el Concilio de Trento (1545-1563) –que obligaba al registro de bautizos, matrimonios y defunciones en las parroquias– toman conciencia de la necesidad de un archivo central de la Santa Sede. Inicia así un largo proceso de recolección y reorganización del material disperso, que culmina con la fundación del archivo tal y como hoy lo conocemos, gracias fundamentalmente a la labor del papa Pablo V (1605-1621). El siglo XIX comienza para el ASV en un modo trágico, con el traslado forzoso de la documentación del archivo vaticano a París, por orden de Napoleón, con el objetivo de crear los Archives de l’Empire según el decreto imperial del 2 de febrero de 1810. De hecho, y ya a finales del mismo mes de febrero, partieron los primeros convoyes con destino a París cargados con una selección de los documentos más preciados del Archivo Vaticano. Desde ese momento, las expediciones se sucedieron una vez por semana hasta alcanzar la cifra de 3.239 baúles. Cuando, tras la caída de Napoleón, la documentación pudo regresar a Roma, entre 1815 y 1817, las pérdidas fueron cuantiosas y muchos volúmenes se quedaron en la capital francesa.



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A lo largo del siglo XIX el ASV continuó enriqueciéndose con otros materiales como el archivo de la Cancillería de la Nunciatura de Venecia (ca. 2450 volúmenes) y otros fondos, hasta sufrir de nuevo otra importante pérdida durante la toma de la ciudad por parte de las tropas del Piamonte en 1870. Los fondos documentales que en ese momento se encontraban conservados en edificios externos a las murallas vaticanas fueron requisados por el nuevo estado italiano y actualmente forman el núcleo del Archivio di Stato di Roma. Actualmente, el ASV continua recibiendo documentación4 en su mayoría procedente de los organismos o instituciones vinculadas a la Santa Sede, que cumplen así la normativa reflejada en la Ley vaticana sobre los Archivos de la Santa Sede (Motu Proprio de Juan Pablo II La cura vigilantissima, en fecha 21 de marzo de 2005, Art. 11) que establece la obligación de transferir los documentos que hayan finalizado la fase activa de su ciclo vital, desde hace al menos treinta y cinco años, al ASV5. También se incrementan las colecciones con fondos procedentes de archivos de familias o personas que deciden donar o ceder su patrimonio documental al ASV. 2. La curia romana: historia y organización La curia romana es el conjunto de personas y organismos que colaboran con el pontífice en el cumplimiento de sus funciones como cabeza de la Iglesia católica6. Antes de iniciar una investigación en el Archivo 4  Muchas congregaciones han realizado o están realizando transferencias en estos años, v.gr., la Congregación de los Estudios en el año 2009 o recientemente la Congregación para las Causas de los Santos (1.194 unidades documentales entregadas el 29 de noviembre de 2013) o el Tribunal de la Rota Romana (7.353 posiciones que corresponden a los años 1956-1994 en diciembre de 2013). 5  Esta misma ley (Art. 14) da la opción, a algunos organismos específicos, de conservar la documentación en sus propios archivos históricos, en concreto: la Secretaría de Estado, la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, la Penitenciaría Apostólica, la Biblioteca Apostólica Vaticana, la Fábrica de San Pedro y el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano. Cf. «Ley vaticana sobre los Archivos de la Santa Sede, Motu Proprio de Juan Pablo II La cura vigilantissima, en fecha 21 de marzo de 2005», en Acta Apostolicae Sedis 97 (2005) 353-376. 6 Sobre la Curia romana cf. N. del Re, La curia romana: lineamenti storico-giuridici, Roma: Libreria Editrice Vaticana, 1998; L. Pásztor, «L’histoire de la Curie romaine, problème de l’histoire de l’Eglise», en Revue d’histoire ecclésiastique 64 (1970) 474-488; Annuario Pontificio 2014, Città del Vaticano 2014; J. Otaduy - A. Viana - J. Sedano (coords.), Diccionario general de derecho canónico (DGDC), Pamplona: Aranzadi 2012; P. A. Bonnet - C. Gullo (curs.),

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Vaticano es esencial adquirir algunas nociones acerca de su organización y funcionamiento. Hasta principios del siglo XIV los tres grandes organismos de la curia romana eran la Cancillería Apostólica, la oficina encargada de la redacción y expedición de la correspondencia pontificia; la Cámara Apostólica, dedicada a la administración y correspondencia del patrimonio y finanzas papales y el Consistorio, órgano consultivo del papa formado por el conjunto de cardenales. Durante los siglos XIV y XV se crearán nuevas oficinas, y tomarán forma los tribunales de la Sagrada Rota Romana, la Penitenciaría Apostólica y la Signatura Apostólica. A finales del siglo XV, comienza a producirse un movimiento interno a la curia que promulga una profunda reforma de toda la organización dado el eco de los constantes y graves abusos que cometían en el ejercicio de sus funciones las diferentes oficinas romanas. De hecho, el papa Pío II (1458-1464) se propone como doble objetivo de su pontificado, junto a la guerra contra los turcos, la reforma integral de la curia para lo que llegó a instituir una comisión de cardenales, prelados y otras personas competentes7. Estas iniciativas de reforma obtendrán, en su mayoría, pocos resultados concretos, pero dejarán en evidencia la necesidad de aligerar el peso de las cuestiones tratadas por el Consistorio cuya actividad, tras la aparición de la herejía protestante y el nuevo enfoque dado a las relaciones diplomáticas con las diferentes naciones católicas, había aumentado considerablemente. No será, sin embargo, hasta finales del siglo XVI, con la llegada al solio pontificio del papa Sixto V, cuando se llevará a cabo una profunda y necesaria reforma de la curia (Constitución Apostólica Immensa Aeterni Dei, del 22 enero de 1588) cuya estructura se mantendrá, sin excesivos cambios, hasta la reforma emprendida por Pío X (Constitución Apostólica Sapienti consilio, del 29 de junio de 1908). La reforma sixtina dará lugar a la aparición de las Congregaciones Romanas –donde destacan la Congregación del Concilio o la Congregación del Santo Oficio–, además de la Secretaría de Estado, que nace en el ámbito de un nuevo enfoque de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede y la Secretaría de los Breves, además de otros organismos y oficinas que modificarán en modo sustancial la organización de la curia romana. La La Curia romana nella Cost. Ap. «Pastor Bonus», Studi Giuridici 31, Città del Vaticano 1990; http://www.vatican.va/roman_curia/index_it.htm (consultado el 24 de agosto de 2015). 7  L. von Pásztor, Historia de los papas, vol. III, Barcelona: G. Gili, 1950, 259-267.



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Secretaría de Estado es sin duda uno de los organismos de mayor peso en la nueva estructura de gobierno de la Iglesia8. Sus orígenes se remontan al pontificado del papa Martín V (1417-31), quién se rodeó de un grupo de colaboradores expertos (secretarii), encargados de organizar y gestionar la correspondencia diplomática de la Santa Sede9. Desde entonces, la promulgación del Código de Derecho Canónico pío-benedictino (1917) y, particularmente, la reforma llevada a cabo por Pablo VI en 1967, en línea con los nuevos principios adoptados a partir del Concilio Vaticano II, han sido los dos hitos que han marcado la organización curial. La reforma de Pablo VI fue completada, durante el pontificado de Juan Pablo II, con la Constit. Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia romana, del 28 de junio de 1988. La Curia romana está actualmente constituida por la Secretaría de Estado, las Congregaciones, los Tribunales, los Pontificios Consejos, el Sínodo de los obispos, las Oficinas, las Pontificias Comisiones, la Guardia Suiza, las Instituciones vinculadas a la Santa Sede, la Oficina Central para Asuntos Laborales y las Academias Pontificias. 3. El ASV y su colección documental La denominación oficial de «Archivo Secreto Vaticano» aparece por primera vez a mediados del siglo XVII y el apelativo «Secreto» define, entonces como ahora, su condición de archivo privado/separado (secretum) del papa10. En 1881, el papa León XIII autoriza la entrada a los investigadores permitiendo consultar la documentación hasta el Concilio de Viena (1815). Actualmente, y de acuerdo con la normativa establecida en 1924, cada papa vigente permite el acceso a los documentos «por pontificados». Así, desde septiembre de 2011 es posible acceder a toda la documentación conservada hasta el pontificado de Pío XI (febrero 1939), 8  F. Díaz de Cerio, «Noticias sobre España en el fondo «Secretaría de Estado, S.S. (249)» del Archivo Vaticano (1800-1817)», en Anthologica Annua 34 (1987) 505-744; L. Pásztor, La Segretaria di Stato e il suo archivio 1814-1833, Stuttgart: Hiersemann, 1984-1985. 9  Otras de las razones será el establecimiento de las primeras nunciaturas permanentes. Bajo el pontificado de Gregorio XIII (1572-1585) existían ya trece nunciaturas permanentes, siendo la primera de ellas la Nunciatura de Madrid fundada por el papa Alejandro VI en 1493. J. Fernández Alonso, «Don Francisco de Prats, primer nuncio permanente en España (1492-1503)», en Anthologica Annua 1 (1953) 67-154. 10  M. Maiorino, Archivio Segreto Vaticano, 14… o.c. supra n. 2.

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de vital importancia para el estudio de la historia de España de la etapa republicana y gran parte de la Guerra Civil11. La documentación conservada en el ASV es, en su mayoría, de carácter administrativo, pues el archivo vaticano custodia todos los actos y documentos relativos al gobierno de la Iglesia. Además, acoge otros fondos de archivos públicos y privados que, por área de competencia o decisión de la propia institución, hayan decidido entregar periódicamente sus fondos al ASV. Por ejemplo, los fondos relativos a las dependencias de la curia romana, a las representaciones pontificias en el mundo (Nunciaturas y Delegaciones Apostólicas), archivos privados de diferentes familias y personas particulares, documentacion de los Concilios, órdenes religiosas, monasterios, abadías y confraternidades (sobre todo romanas). El patrimonio documental del Archivo Secreto Vaticano está formado por más de 600 fondos archivísticos (que corresponden a casi 85 km de estanterías) y comprende un arco cronológico de casi doce siglos (s. VIII-XX). El espacio denominado Bunker, de dos pisos, localizado en los subterráneos del Cortile de la Piña de los Museos Vaticanos, acoge principalmente la documentación en papel mientras que dos salas climatizadas con temperatura y humedad constantes están reservadas a los documentos en pergamino. Mención aparte merecen los 81 pergaminos con sello de oro (entre los que se custodia una carta de Felipe II dirigida al papa Pablo IV y fechada en Bruselas en 1555)12 que junto a otras piezas de valor, como el proceso inquisitorial contra Galileo Galilei, se localizan en un local especialmente acondicionado para una conservación adecuada13. Como indicamos en el párrafo anterior, el ASV conserva documentos a partir del siglo VIII pero es Inocencio III (1198-1216) quien inicia, de forma más o menos continuada, la serie de los Registros Vaticanos14. Esta 11  V. Cárcel Ortí, «El Archivo Secreto Vaticano hasta el fin del pontificado de Pío XI (1922-1939)», en Anuario de Historia de la Iglesia 16 (2007) 383-470. 12  ASV, A.A. Arm. I-XVIII, 522. Cf. Lux in Arcana. L’Archivio Segreto Vaticano si rivela. Catalogo della Mostra per il IV Centenario dalla Fondazione dell’Archivio Segreto Vaticano, Roma: Palombi, 2012, 168-169. 13  www.archiviosegretovaticano.va (consultado el 24 de agosto de 2015). 14 Sobre los registros del periodo medieval cf. V. Beolchini - M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Medieval (1198-1458), 48-71 y bibliografía pp. 85-91, ... o.c. supra n. 1; M. Pavón Ramírez, «L’illustrazione dei registri vaticani nella prima metà del Duecento», en S. Maddalo (cur.), E. Ponzi (col.), Il libro miniato a Roma nel Duecento. Riflessioni e proposte, Roma: Istituto storico italiano per il Medio Evo, 2015. [en prensa]



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serie conserva la mayoría de la documentación generada por los tres principales organismos de la curia hasta el siglo XIV (la Cancillería, la Cámara Apostólica y el Consistorio) y constituye la serie de registros más antigua e importante de la correspondencia papal de época medieval15. Hoy en día se conservan 2042 volúmenes, desde Inocencio III (1198-1216) a todo el pontificado de Pío V (1566-1572), con el añadido de dos volúmenes de Sixto V (1585-1590)16. A partir del siglo XIV, la creación de nuevas oficinas y tribunales dentro de la curia romana, a la par de importantes acontecimientos históricos como el Cisma de Aviñón, determinarán la aparición de nuevas series archivísticas: los Registros Lateranenses, los Registros Aviñonenses, los Registros de Súplicas y los fondos de la Cámara Apostólica. Los Registros Aviñonenses recogen la documentación de los papas y antipapas del periodo de la residencia pontificia en Aviñón. La serie está formada por 300 volúmenes originales en papel (más 4 volúmenes de apéndices) con registros de cartas comunes expedidas por la Cancillería papal residente en Aviñón (entre 1316 y 1378), y posteriormente durante el Cisma (13781418), además de material procedente de la Cámara apostólica. En su mayoría son colecciones de borradores de cartas más que de verdaderas copias, escritas en cuadernos y más tarde encuadernadas en volúmenes. En un primer momento, las cartas registradas en los Registros Aviñonenses eran copiadas de nuevo en los Registros Vaticanos, pero no existe una correspondencia exacta entre las dos colecciones. Al producirse el Cisma de Aviñón, en 1378, los registros papales de cartas comunes quedaron en manos de los papas de la «obediencia aviñonesa» que continuaron la serie de Registros Aviñonenses hasta 1419, cuando terminó el Cisma. Mientras, en Roma, los papas de la «obediencia romana» iniciaron en paralelo una nueva serie de registros de las cartas comunes. La intención, en un primer momento, podría haber sido la de unir ambos fondos pero finalmente, y dado que los Registros Aviñonenses no regresaron a Roma hasta 1783, los registros «romanos» de las cartas comunes nunca se unieron a sus predecesores y acabaron 15  Cf. S. Pagano, «Los registros pontificios de los siglos XIII y XIV. Las bulas de Alejandro IV para la Universidad de Salamanca», en M. A. Pena González - L. E. Rodríguez-San Pedro Bezares (coords.), La Universidad de Salamanca y el pontificado en la Edad Media, Salamanca: Publicaciones Universidad Pontificia, 2014, 35-49. 16  El Reg. Vat. 4 corresponde a los años I y II del pontificado de Inocencio III. Los registros anteriores corresponden respectivamente Reg. Vat. 1 (Juan VIII), Reg. Vat. II (Gregorio VII), Reg. Vat. 3 es una copia del Reg. Vat. 2.

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formando una serie propia. Los registros que regresaron a Roma fueron depositados por la Dataría Apostólica en el Palacio de Letrán y, de ahí, la denominación de Registros Lateranenses que recibieron al ser trasladados al ASV en 1892. La serie se compone actualmente de 2467 registros pero inicialmente debían ser más de 4.000 volúmenes, desde Bonifacio IX (1389) hasta León XIII (1903). La serie de Registros de Súplicas recoge el registro de las «súplicas»: solicitudes o peticiones presentadas al pontífice para obtener alguna gracia o reclamar justicia. Estas solicitudes no empiezan a presentarse por escrito hasta los siglos XII-XIII, con anterioridad el solicitante hacía una petición verbal ante los miembros de la curia. Es probable que las súplicas comenzasen a registrarse en el pontificado de Benedicto XII (1334-1342), aunque no se conservan volúmenes de dicho periodo. Los volúmenes conservados en el ASV comienzan con el pontificado de Clemente VI (1342-1352) y continúan hasta el año 1799, formando un total de 7356 volúmenes. Asimismo, los fondos de la Cámara Apostólica, oficina encargada de la gestión y administración de las finanzas papales, proporcionan abundante información sobre el gobierno de la Iglesia. Estos fondos fueron incorporados al ASV en los años 1611-1614, sin embargo, una parte consistente –relativa fundamentalmente a la documentación de Edad Moderna– se encuentra en el Archivio di Stato de Roma como consecuencia de la división realizada en 1870 entre la documentación que estaba conservada en el Vaticano y la documentación generada por los organismos encargados de la «administración temporal» del Estado Pontificio, y que fue trasladada para su conservación a este archivo17. La reforma de la curia romana emprendida por Sixto V en 1588 (Constitución Apostólica Immensa Aeterni Dei, 22 de enero de 1588) determinará en gran medida la organización de los fondos de Edad Moderna custodiados en el ASV. Las Congregaciones Romanas, la Secretaría de Estado o la Secretaría de Breves, organismos centrales del nuevo gobierno de la Iglesia, generan también cambios en la elaboración de 17  Cf. A. Lodolini, L’Archivio di Stato di Roma. Epitome di una Guida degli archivi dell’amministrazione centrale dello Stato Pontificio, Roma: Istituto di Studi Romani, 1960; M. G. Pastura Ruggiero, La Reverenda Camera Apostolica e i suoi archivi (secoli XV-XVIIII), Roma: Archivio di Stato di Roma, 1984; G. Ramacciotti, Gli archivi della Reverenda Camera Apostolica, Roma 1961; L. Lume (cur.), L’Archivio di Stato di Roma, Firenze: Nardini, 1992; R. Graziani (cur.), Guida per l’utente. Fondi e inventari dell’Archivio di Stato di Roma, Roma: Archivio di Stato, 1995.



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los documentos pontificios. El «breve apostólico» que, en sus comienzos (finales del siglo XIV), era un documento de pergamino fino, usado normalmente para la correspondencia política y los asuntos administrativos, sustituye en la Edad Moderna a las bulas y «litterae» para convertirse en el documento característico de la Secretaría de Estado18. La consulta del material archivístico de época contemporánea conservado en el ASV está restringida por un límite temporal establecido por disposición pontificia. Actualmente, la fecha límite es el 10 de febrero de 1939, por tanto, es posible consultar toda la documentación anterior a esa fecha y, en modo excepcional, algunos fondos y series de época posterior19. Debido a esta disposición, la mayor parte de la documentación de época contemporánea que es posible consultar hoy día en el ASV es del siglo XIX y, sólo en menor medida, se extiende hasta las primeras décadas del siglo XX. 3.1. Fondos documentales españoles La apertura del Archivo Secreto Vaticano a los investigadores en 1881 tuvo importantes repercusiones en la comunidad científica internacional20. La decisión de León XIII propició el desarrollo de la ciencia histórica en relación a la historia de la Iglesia y el papado, favoreció el interés por las ciencias auxiliares que culminó en el nacimiento de la Escuela de Paleografía y Diplomática del Vaticano y, sobre todo, aumentó considerablemente el número de publicaciones sobre la historia de la Iglesia, entre ellas las colecciones y boletines de los Institutos Históricos fundados en Roma a raíz de la apertura del archivo21. Al igual que otros investigadores europeos, también los historiadores hispanos se sintieron atraídos por la documentación del Archivo Secreto 18  Es un documento de carácter menos formal que las bulas y se expedía siempre cerrado con un sello de cera roja, con el «anulus piscatoris», que se rompía para abrir el documento. El original más antiguo que se conoce está datado en 1390. 19  Archivo del Concilio Vaticano II (1959-1965), Archivio dell’Ufficio Informazioni Vaticano per i prigionieri di guerra (1939-1947), Archivio della Pontificia Commissione Centrale per l’Arte Sacra in Italia (1924-1990), Censimento degli Archivi Ecclesiastici d’Italia (1942-1955). 20  Con motivo del centenario de la apertura tuvo lugar un congreso en Roma sobre las repercusiones de la apertura en la comunidad científica internacional. Cf. P. Vian (ed.), L’Archivo Segreto Vaticano e le ricerche storiche, Città del Vaticano, 4-5 giugno 1981, Roma: Unione Internazionale degli Istituti di Archeologia, Storia e Storia dell’Arte in Roma, 1983. 21 S. Casas, «León XIII y la apertura del Archivo Secreto Vaticano», en Anuario de Historia de la Iglesia 12 (2003) 91-106.

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Vaticano. Desde la primera misión oficial española, que protagonizara Ricardo de Hinojosa entre 1892 y 1894, y más adelante la creación de la Escuela Española en Roma (1910) o la fundación del Centro Español de Estudios Eclesiásticos (1950), hasta la actualidad, han sido numerosos los estudiosos que se han desplazado a Roma para conocer de primera mano la documentación vaticana. Esto ha permitido consolidar una notable bibliografía sobre los fondos documentales españoles en el ASV22. Con todo, cualquier investigador que se haya acercado al ASV ha podido constatar que la documentación española allí conservada es muy abundante pero aun poco conocida. Los trabajos iniciales publicados en una labor meritoria por el Centro Español de Estudios Eclesiásticos (donde destaca la labor de investigadores como José Zunzunegui Aramburu, Manuel Milián Boix y José Goñi Gaztambide) y la Escuela Española no tuvieron una solución de continuidad, sobre todo desde el punto de vista de obras colectivas y, por tanto, nos encontramos actualmente con regiones españoles relativamente bien documentadas y otras absolutamente desconocidas23. En relación al periodo medieval, además de las publicaciones ya mencionadas, destacan la labor realizada por Santiago Domínguez Sánchez, sobre la documentación relativa al antiguo Reino de León, el proyecto de la Fundación Botín24 para el territorio de Cantabria o de Francisco Juan Martínez Rojas sobre la Iglesia de Jaén. Mención aparte 22  R. de Hinojosa, Los despachos de la diplomacia pontificia en España. Memoria de una misión oficial en el Archivo Secreto de la Santa Sede, Madrid: Imp. a cargo de B. A. de la Fuente, 1896; El Centro Español de Estudios Eclesiásticos (1950-1975), Roma: Iglesia Nacional Española, 1975; R. Olmos - T. Tortosa - J. P. Bellón (eds.), Repensar la Escuela del CSIC en Roma, cien años de memoria, Madrid: CSIC, 2010. 23  Una visión general y muy detallada sobre las publicaciones españolas relativas al ASV (actualizada a 1983) en J. Trenchs Odena, «España y Archivo Vaticano: una aproximación a la labor realizada por españoles en el archivo durante el último siglo», en P. Vian (ed.), L’Archivo Segreto Vaticano e le ricerche storiche, Città del Vaticano, 4-5 giugno 1981, Roma 1983, 91-119. También de sumo interés, cf. J. Díaz Ibañez, «El pontificado y los reinos peninsulares durante la Edad Media. Balance historiográfico», en En la España Medieval 24 (2001) 465-536; J. L. González Novalín, «El Archivo Secreto Vaticano y otros archivos de la Santa Sede: fuentes para la bibliografía/biografía eclesiástica», en Memoria Ecclesiae 30 (2007) 395412. Cf. La sección de Bibliografía, en V. Beolchini - M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Medieval (1198-1458), ... 85-91, o.c. supra n. 1; M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Moderna (1458-1830),... 115-121, o.c. supra n. 1. 24  V. Beolchini - M. Pavón Ramírez - J. A. García de Cortázar, Documentación medieval referente a Cantabria en el Archivo Secreto Vaticano (1209-1484), Santander: Fundación Botín, 2011.



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merece la labor de Saturnino Ruiz de Loizaga quién, si bien se ha centrado en la documentación medieval del País Vasco, ha sabido ampliar sus áreas de interés a otras regiones y cuestiones generales25. Los estudios sobre la documentación de Edad moderna se han centrado principalmente en secciones de gran trascendencia para la historia eclesiástica española como el Archivo de la Nunciatura de Madrid, que recoge la documentación procedente de la representación pontificia en España desde las primeras décadas del siglo XVII hasta el pontificado de Pío XI, o las Relaciones de visitas ad limina de los obispos, que desde que así lo estableciera el papa Sixto V en 1585, hacía obligada la visita periódica de todos los obispos a Roma para llevar al Romano Pontífice un informe (Relatio) de sus respectivas diócesis. En este sentido destacan los trabajos de Francisco Díaz de Cerio, sobre la Nunciatura de Madrid, al igual que la labor de José Ignacio Tellechea Idígoras, los Olarra, Luciano Serrano, o Maximiliano Barrio, a quién debemos el conocimiento de prácticamente todas las diócesis españolas de la época. Recientemente, las visitas de la diócesis de Pamplona han sido analizadas por Roldán Jimeno e Iranzu Rico26. Para la documentación de los siglos XIX y XX es imprescindible citar a Vicente Cárcel Ortí, que ha publicado numerosos trabajos sobre las actividades de los nuncios de la Santa Sede en España, los nombramientos episcopales en España durante los pontificados de Pío X y Benedicto XV; así como la relación entre Pío X, los integristas españoles y los jesuítas. En estos últimos años destaca su labor sobre el periodo de la República y la Guerra Civil Española27. 4. Investigar en el Archivo Secreto Vaticano El ASV se encuentra situado en el Cortile del Belvedere, dentro de la Ciudad del Vaticano. Se accede a él a través de la Puerta de Santa Anna tras pasar un control de la Guardia Suiza y otro de la Gendarmería Vaticana. Para ser admitido como estudioso es requisito indispensable 25  Cf. la página web personal de S. Ruiz de Loizaga con toda la infomración sobre sus publicaciones en http://www.saturninoruizdeloizaga.it/index.htm (consultada el 24 de agosto de 2015). 26  Para una información bibliográfica más completa, que no podemos incorporar en este texto, cf. las referencias supra n. 23. 27  Para la obra de V. Cárcel Ortí, cf. Dialnet http://dialnet.unirioja.es/servlet/ autor?codigo=22380

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poseer un título de licenciatura o equivalente. Es útil consultar la página web oficial del ASV que señala las condiciones para el acceso, los documentos necesarios para la solicitud de admisión y otras informaciones útiles28. Al iniciar una investigación en el Archivo Secreto Vaticano es recomendable realizar un trabajo de preparación y documentación previo, si es posible seleccionando ya algunos de los fondos a consultar, para que la entrevista con el responsable del ASV que entrega el carné de investigador sea más fácil y rápida. Al mismo tiempo, es importante tener claro que la documentación que nos interesa se encuentra en el ASV y no en otros archivos. Un ejemplo es el término «archivos vaticanos», que puede inducir a error y a costosas pérdidas de tiempo en la investigación. En primer lugar, es necesario aclarar qué entendemos cuando hablamos en modo genérico de «archivos vaticanos». Si hablamos de la documentación vaticana medieval, ésta se encuentra en su mayor parte conservada en el ASV; sin embargo, por cuanto se refiere a la documentación de Edad Moderna y Contemporánea, es necesario aclarar que la documentación vaticana no se encuentra sólo en el Archivo Secreto Vaticano, sino que se conserva también en los archivos de otras instituciones que conforman la Curia romana como las Congregaciones o Dicasterios vaticanos que, por diversas razones, han mantenido su propio archivo histórico. Es el caso del Archivo de la Congregación de Propaganda Fide, el Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe (o antigua Inquisición), la Penitenciaria Apostólica u otros archivos no eclesiásticos como el Archivio di Stato di Roma29. Es de especial interés, sobre todo para la documentación contemporánea, el Archivo de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios (AA.EE.SS), que corresponde a la Sección Segunda de la Secretaría de Estado Vaticana (Sección para las Relaciones con los Estados S.RR.SS). 28  http://www.archiviosegretovaticano.va (consultado el 24 de agosto de 2015). 29 Información detallada sobre los diferentes archivos en M. Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano...., o.c., 100-106; cf. las páginas web de cada institución (consultadas el 24 de agosto de 2015): Archivio di Stato http://www.archiviodistatoroma.beniculturali. it/, Archivio de la Penitenzieria Apostolica http://www.penitenzieria.va/content/paenitentiaria/it/archivio/Guida.html, Archivio de la Fabbrica di San Pietro http://www.vatican.va/various/basiliche/san_pietro/it/fabbrica/arc_storico/informazioni.htm, Archivio della Congregazione per la Dottrina della Fede http://siusa.archivi.beniculturali.it/ cgibin/pagina.pl?TipoPag=cons&Chiave=14806&RicProgetto=inquisizione; Archivio Storico «De Propaganda Fide» http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cevang /archivio/.



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Una vez formalizado y obtenido el carné pertinente, el investigador recibe un Índice de los fondos y relativos instrumentos de descripción e investigación (2014)30. Este índice comprende un cuadro de clasificación de fondos con una breve reseña bibliográfica y otras recomendaciones. Por cada fondo o sección se indican una serie de datos esenciales: si el fondo puede ser consultado total o parcialmente (esto es, si entra en los límites cronológicos establecidos para la consulta de la documentación vaticana, que permite examinar únicamente la documentación anterior al 10 de febrero de 1939); los índices o inventarios relativos para cada sección, en el caso de que los haya o si el fondo fue tenido en cuenta por el cardenal Garampi para realizar el monumental fichero que lleva su nombre. Al mismo tiempo, se recoge la forma correcta de citar cada serie o fondo del ASV, una indicación fundamental a la hora de solicitar la documentación correspondiente para su consulta. Este Índice se actualiza periódicamente y, de hecho, es importante trabajar con una versión actualizada puesto que no todos los dicasterios y organismos de la Santa Sede, entregan regularmente su documentación histórica al ASV, en algunos casos esto sucede parcialmente y en otros casos los archivos se conservan totalmente en las respectivas instituciones. Asimismo, en el Índice se indican las últimas entregas de documentos, los nuevos accesos, o aquellos notificados por primera vez. Antes de iniciar una investigación en el ASV es preciso considerar que nos encontramos en el archivo privado del Papa, es decir, en un archivo que sigue las pautas de una organización eclesiástica con más de mil años de historia. En primer lugar, la clasificación cronológica de los documentos se estructura por pontificados, lo que puede acarrear alguna confusión a la hora de datar los documentos; en segundo lugar, la documentación no está clasificada por territorios sino por diócesis, cuyos límites territoriales no siempre coinciden con los actuales, bajo su denominación latina31. No existe aún una base de datos general de la documentación conservada en el ASV, sino que las herramientas a disposición de los investigadores consisten en una serie de índices, guías e inventarios, en su 30  Cf. Indice dei Fondi e relativi mezzi di descrizione e ricerca dell’Archivio Segreto Vaticano (2014). Una versión gratuita y actualizada está disponible en internet http://www.archiviosegretovaticano.va (consultado el 24 de agosto de 2015). 31 Sólo en la documentación de la Secretaría de Estado y en los archivos de las nunciaturas, encontramos la clasificación por países.

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mayoría manuscritos. Muchos de estos instrumentos están digitalizados y ya pre-instalados en los ordenadores situados en la Sala de Estudio. Bien es cierto, que si por un lado esta ausencia de índices e inventarios retrasa y dificulta la investigación, al tiempo que obliga a considerar tiempos de búsqueda mas amplios de los previstos inicialmente, por otro lado permite, todavía hoy, la localización de una documentación inédita absolutamente fundamental para la investigación histórica. Para conocer si un documento ha sido o no publicado es muy útil consultar la Bibliografía dell’Archivio Segreto Vaticano, una publicación en 10 volúmenes (1962-2010) que recoge la bibliografía relativa al ASV desde 1930 hasta el año 200232. 4.1. Instrumentos de referencia a. Obras impresas Las obras de referencia impresas relativas a los fondos del ASV son muy numerosas pero, sin duda, a nivel general no es posible dejar de consultar los Sussidi per la consultazione dell’Archivio Vaticano, I, a cura della Direzione e degli Archivisti, Roma: Archivio Vaticano, 1926 y Sussidi per la consultazione dell’Archivio Vaticano. Lo Schedario Garampi - I Registri Vaticani - I Registri Lateranensi - Le «Rationes Camerae» - L’Archivio Concistoriale, nuova ed. riveduta e ampliata a cura di G. Gualdo, Città del Vaticano: Archivio Vaticano, 198933. b. Índices manuscritos Como hemos mencionado anteriormente, los instrumentos de referencia del ASV son en su mayoría manuscritos. La Sala de Índices comprende más de 800 volúmenes, 681 de los cuales fueron realizados en los primeros trescientos años de actividad del ASV, mientras que el resto es posterior al año 1901. Además de los índices e inventarios otros instrumentos para la localización de la documentación son: 32  Cf. http://www.archiviosegretovaticano.va/content/archiviosegretovaticano/it/ attivita/ricerca-e-conservazione/pubblicazioni.html 33  Cf. Indice dei fondi... o.c. supra n. 33.



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– Los registros de Protocolos (sobre todo en relación a los siglos XIXXX). Se conservan protocolos para los fondos de la Congregación del Concilio, Congregación de los Obispos y Regulares y la Secretaría de Estado. – Las Rubricellae, de las que existen dos tipos: a. un índice con el contenido del volumen, localizado al inicio o al final de cada volumen, denominado rubricellae, y que puede aparecer también en modo independiente al registro al que hace referencia; b. índices alfabéticos por nombres de persona o materia relativos sobre todo a la documentación de la Secretaría de Estado, Congregación del Concilio y la Congregación de Obispos y Regulares. c. El fichero Garampi Una mención especial merece el Fichero Garampi. El cardenal Giuseppe Garampi, prefecto del Archivo Secreto Vaticano y del archivo del Castel Sant’Angelo desde el año 1751 al 1772, se planteó como objetivo de su labor en el ASV la realización de una obra monumental, que con el título de Orbis Christianus, comprendiera todas las diócesis, instituciones eclesiásticas, monasterios y referencias a obispos, abades o sacerdotes, etc., del orbe cristiano. La labor de Mons. Garampi y sus colaboradores consistió en la elaboración de una ficha por cada documento con la fecha, el asunto del documento con indicación de la diócesis, en ocasiones, un breve resumen del contenido y la signatura con indicación del volumen, fondo o folio. Esta última indicación es generalmente difícil de leer pues raramente corresponde a la signatura actual del documento. De hecho, para una correcta interpretación de la signatura es esencial consultar la guía realizada por Germano Gualdo disponible en la Sala de Índices o consultar al personal de «sala»34. A pesar del gran trabajo realizado el fichero quedó incompleto, pues no todos los fondos y series del ASV fueron controlados pero aun así constituye una herramienta fundamental para la localización de documentación vaticana hasta fines del siglo XVIII. A día de hoy, es el único «Índice General» por nombres y materias de la documentación conservada en el ASV hasta casi la totalidad del siglo XVIII. El fichero, tal y como 34  G. Gualdo (ed.), Sussidi per la consultazione dell’Archivio Vaticano. Lo Schedario Garampi - I Registri Vaticani - I Registri Lateranensi - Le «Rationes Camerae» - L’Archivio Concistoriale, Collectanea Archivi Vaticani, 17, Città del Vaticano: Archivio Vaticano, 1989.

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lo conocemos, fue organizado y sistematizado a finales del siglo XIX por P. Wenzel y G. Palmieri quienes se dedicaron a la labor de pegar cada una de las fichas sueltas en grandes folios que posteriormente fueron unidos y encuadernados en grandes volúmenes. El resultado es un fichero de más de 800.000 fichas, reunidas en 125 volúmenes. A su vez divididos en 10 secciones: Papas, Cardenales, Oficinas, Iglesias de Roma, Obispos, Abades, Beneficios, Miscelánea I y II, Cronológico. 5. Conclusiones La misión del Archivo Secreto Vaticano es, como indica la Carta Apostólica de Juan Pablo II La cura vigilantissima (21 de marzo de 2005), la conservación permanente de los archivos históricos de la Santa Sede. Desde los primeros tiempos, los papas fueron conscientes del valor de los documentos como testigos de los derechos adquiridos por la Iglesia, tanto desde el punto de vista temporal como espiritual. El resultado es un archivo inmenso, con más de 600 fondos archivísticos, y sobre todo «vivo» pues sigue recibiendo la documentación generada por los organismos que configuran el gobierno de la Iglesia. El conocimiento de la documentación conservada en el ASV es un instrumento muy útil para completar, modificar o sacar a la luz muchos hechos de nuestra historia, pasada pero también reciente; espero que estás líneas ayuden a los investigadores en esta tarea difícil pero no imposible.

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