La investigación del asociacionismo inmigrante en el contexto latinoamericano de las migraciones Sur–Sur

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LA INVESTIGACIÓN DEL ASOCIACIONISMO INMIGRANTE EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO DE LAS MIGRACIONES SUR-SUR1 Mauricio Burbano Alarcón Universidad de Deusto

Burbano Alarcón, M. (2015). La investigación del asociacionismo inmigrante en el contexto latinoamericano de las migraciones Sur–Sur. In F. J. García Castaño, A. Megías Megías, & J. Ortega Torres (Eds.), Actas del VIII Congreso sobre Migraciones Internacionales en España (Granada, 16-18 de septiembre de 2015) (pp. S13/60– S13/70). Granada: Instituto de Migraciones.

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La presente investigación forma parte de una tesis doctoral en curso. Contacto: [email protected]

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a presente comunicación trata sobre el asociacionismo inmigrante en el contexto de las migraciones internacionales Sur-Sur a partir del caso de Quito (Ecuador), poniendo el énfasis en los retos de la investigación. La temática es relevante por cuanto de manera general los estudios sobre asociaciones de migrantes se suelen enfocar en el contexto de asociaciones formales dentro de los movimientos migratorios latinoamericanos Sur-Norte. En el primer apartado, se hace una aproximación sobre el asociacionismo inmigrante con una caracterización a partir del contexto de las migraciones Sur-Sur. El segundo apartado aborda la inmigración internacional en el Ecuador considerando los retos de la investigación del asociacionismo inmigrante; se aborda las dificultades del trabajo de campo especialmente en lo que tiene que ver con la generación de confianza y limitantes en cuanto al estatus migratorio del investigador. El tercer apartado aborda las asociaciones de inmigrantes extranjeros en Quito en relación a algunos hallazgos novedosos que pueden tener implicaciones epistemológicas: la informalidad como estrategia asociativa, aspectos del liderazgo y espacios religiosos en el contexto de las asociaciones cívicas. 1. EL ASOCIACIONISMO INMIGRANTE

El asociacionismo autóctono está circunscrito a personas pertenecientes a su propio Estado-nación, por lo cual presenta unas posibilidades que son garantizadas por esa misma pertenencia nacional. En contraste, para entender el “asociacionismo inmigrante” debemos comprender al inmigrante y su condición, que es vista como anómala, no normal, extraordinaria. Esta condición llevó a que la misma construcción del objeto de estudio de la inmigración parta de la idea de problema social (Sayad, 1991) que es necesario comprenderlo para prevenirlo y resolverlo. El ser inmigrante es como entrar subrepticia y provisoriamente en una sociedad que posiblemente se percibe como hostil, por lo cual el inmigrante necesita convencer a los otros y convencerse a sí mismo de que su condición es provisoria, aunque el tiempo demuestre lo contrario (Sayad, 1991: 52). El hablar de “asociación inmigrante” se presenta como un “oxímoron”, como dos palabras o expresiones de significado opuesto ya que una asociación implica la idea de unión y estabilidad mientras que la migración se relaciona con la idea de un estado provisorio, sumado al hecho de que se la asocia con una falta, una anomía. Esto se acentúa en el caso de las asociaciones que integran refugiados ya que en esta palabra se encuentra reforzada aún más la idea de “anómalo” (puesto que es gente forzada a dejar su país) y de “provisorio” (ya que se espera que regresen lo más pronto posible a su lugar de origen). El inmigrante se siente obligado a una especie de “hipercorrección social” en un medio hostil que lo considera a priori moralmente sospechoso (Sayad, 1999: 404). En este sustrato el migrante se presenta en categorías que lo clasifican de legal-ilegal; nosotros-otros; nacional-extranjero encontrándose así en una frontera entre la incorporación y amenaza de cara al Estado-nación que lo recibe. En este contexto el asociacionismo inmigrante generalmente se trata de un asociacionismo de resistencia, por cuanto los estados aunque sean democráticos, privilegian y resguardan los límites del Estado-nación, por lo cual es un asociacionismo que entra bajo sospecha así como la condición misma del inmigrante. En el Ecuador, esta situación se agudiza más todavía en el caso de los inmigrantes irregulares y de los refugiados colombianos que por el hecho de serlo se encuentran bajo sospecha, generando así una mayor vulnerabilidad que puede ser reforzada por las mismas instituciones estatales (Schussler, 2009). Si se toman en cuenta todas las dificultades por las que tiene que pasar el asociacionismo inmigrante, no es sorprendente que generalmente se caracterice por su debilidad por cuanto presentan una precariedad de medios y recursos, además de una infrarrepresentación de los grupos que quieren ser voceros (Gómez Gil, 2008). Con todo, pueden resultar experiencias exitosas si está presente un liderazgo claro y compromiso personal. En cuanto a las ONGs, éstas son las primeras interlocutoras de las asociaciones, antes que las entidades públicas y se constata que las entidades de carácter religioso tienen un papel relevante en la atención básica a los inmigrantes (Gómez Gil, 2008: 544-548). A pesar de la debilidad que puedan presentar las asociaciones de inmigrantes, en el contexto urbano puede fomentar la participación cívica activa de cara a las administraciones locales (Torres, 2006). Además, sería un asociacionismo que no es monolítico o uniforme, sino que tiene múltiples facetas dependiendo la variedad de orígenes, contextos locales de recepción, objetivos de la organización y fase en la que se encuentran (Rambla, 2001; Morell Blanch, 2005). S13/61

1.1 El asociacionismo en el contexto de las migraciones Sur-Sur El asociacionismo migrante latinoamericano en general y ecuatoriano en particular ha sido objeto de valiosas investigaciones que han develado sus dinámicas en aspectos como transnacionalismo y desarrollo (Portes et al., 2006; Cortés, 2011). Con todo, se puede afirmar que todavía se requiere una mayor atención investigativa que permita comprender las dinámicas de movilidad en el Sur Global para así poder formular políticas públicas bien fundamentadas (OIM, 2014). Como señala Freier (2014), el estudio del hecho migratorio Sur-Sur ha estado sesgado por una literatura sobre la migración desarrollada en base a los movimientos migratorios Sur-Norte, por lo que se tiene una visión simplificada y sesgada de dicho fenómeno. En los movimientos migratorios Sur-Sur generalmente se encuentran personas vulnerables por cuanto han abandonado su lugar de origen por diversas causas como pobreza, catástrofes naturales, problemas ambientales y conflictos políticos. Si bien a estos factores expulsores se los suele clasificar como “migración forzada” en oposición a la “migración económica”, no siempre es posible trazar una línea clara entre estas categorías (Hujo y Piper, 2010: 10; Castles, 2004: 211). Por otro lado, con la categoría de “migración forzada” se corre el riesgo de poner junto a ella la etiqueta de “lo humanitario” (De Lucas, 2003: 47) derivando la responsabilidad en otros. Como afirma Long, la protección llevada a cabo por intervenciones internacionales formales, tiende a fijarse o concentrarse en la ayuda humanitaria en lugar de brindar soluciones de desarrollo en las que también se contemple la movilidad. Al separar las identidades de “migrante” y “refugiado” confiriéndole a la primera la etiqueta de “desarrollo” y a la segunda de “humanitario” ha hecho que los fenómenos de desplazamiento estuvieran prácticamente ausentes de los discursos sobre migración y desarrollo en la última década (Long, 2013: 22). No se propone renunciar a un espacio excepcional de admisión para la protección de refugiados, sino más bien se trata de evitar hacer del refugiado una “identidad” separada del contexto de migración, especialmente en cuanto a la formulación de soluciones prácticas y accesibles a largo plazo (Long, 2013: 23). El mundo asociativo en el contexto de las migraciones Sur-Sur es diverso y caracterizado no solo por su debilidad, sino además por su vulnerabilidad en el caso de personas en situación migratoria irregular y en situación de refugio. En estas circunstancias, es relevante el estudio de las asociaciones formales pero también las informales, tomando en cuenta que, de manera general, el asociacionismo formal establece relaciones de cooperación y confianza a partir de normas y procedimientos claros que generalmente se expresan en documentos específicos (estatutos), mientras el asociacionismo informal establece relaciones de cooperación y confianza sin necesidad de contar con regulaciones expresadas y explícitamente. Esto implica un margen de flexibilidad de sus procedimientos en función de sus fines. 2. LA INMIGRACIÓN INTERNACIONAL Y EL ASOCIACIONISMO EN ECUADOR Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) en el año 2001 el Ecuador tenía un 0,9% de población que nació en otro país, cifra que se eleva al 1,26% en el año 2010. En el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) el porcentaje de nacidos en otro país se duplica, llegando a un 2,7%2. En Quito, si bien hay extranjeros residentes que han logrado radicarse en el país y desarrollar su vida laboral, familiar y social en un ambiente favorable, también hay migrantes en situación de vulnerabilidad, que requieren “atención prioritaria”, como afirma la Constitución de 2008. Así, el Ecuador es el país latinoamericano con mayor número de personas refugiadas según datos oficiales3. Con todo, las cifras disponibles son inferiores a los datos reales puesto que “si comparamos con la información de la población con estatus de refugio en el país, empiezan a hacerse evidentes problemas de subregistro” (Herrera, et al., 2012: 55). Ecuador también presenta inmigración irregular que proviene mayoritariamente de los países vecinos: Colombia y Perú; a partir del año 2008 el Ecuador presenta La población que nació en otro país y que vive en Quito (42.984) es casi el doble de la población que nació en otro país y que vive en Guayaquil, a pesar de que la ciudad porteña tiene más población que la capital. 3 Según los datos de ACNUR / UNHCR hasta enero de 2013 fueron reconocidos 59,090 refugiados. Se estima que las personas no reconocidas oficialmente pero que han cruzado la frontera por motivos de violencia en Colombia (refugee-like situations) son 70,340 personas. Esta población sumada a los que buscan ser reconocidos como refugiados (asylum-seekers) da un total de 164,990 personas (UNHCR, 2013: 262). 2

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inmigración internacional procedente de Cuba y de Haití; se presume una parte de esta población está en condiciones de vulnerabilidad al estar indocumentada (Herrera, et al., 2012: 66-67). 2.1 El reto complejo de la investigación del asociacionismo inmigrante Si se hace un balance general, una buena parte de la producción de conocimiento sobre los procesos de migración internacional contemporánea en Ecuador ha partido de la percepción de un “problema” que hay que comprenderlo para “resolverlo”. Por ejemplo, las investigaciones sobre los colombianos en Ecuador se han focalizado en temáticas que tienen que con sus privaciones (condiciones de vida duras, acceso laboral restringido, limitaciones en el acceso escolar, etc.) por lo que no se ha considerado en la misma medida iniciativas organizativas emprendidas por este colectivo, que se caracteriza por ser muy activo, creativo y trabajador. Como afirma Abdelmalek Sayad (1991: 62-63) la investigación sobre la inmigración se ha considerado un objeto aparentemente natural y evidente, pero se ha ido construyendo a partir de ver la inmigración como problema social. Así, la problemática de la ciencia social de la inmigración sería una problemática impuesta ya que se percibe al inmigrante, se lo define, piensa o se habla de él como un problema social junto a otros problemas. La investigación social está determinada por aquello que se considera relevante. La relevancia viene dada por distintos caminos como por ejemplo, el volumen numérico de un fenómeno social y la importancia temática. Con todo, esta importancia temática no pocas veces viene mediada por una agenda académica impuesta por una institucionalidad legitimadora de carácter político-administrativa que asigna presupuestos de investigación. En este sentido, es evidente que la migración ecuatoriana (y retorno) ha recibido mayor atención investigativa que los procesos de inmigración internacional. Así, la relevancia numérica de los ecuatorianos en España y su visibilidad trajo la atención no solo en el aspecto político administrativo, sino también académico (Cortés y Carrillo, 2008: 457) dejando en un segundo plano los procesos de inmigración internacional junto con sus asociaciones. 2.2 Dificultades para generar confianza En el trabajo de campo no fue fácil generar confianza por parte de las asociaciones. Considero que esta dificultad se presentó tanto por el carácter mismo de la investigación, como por el contexto del país de recepción. En primer lugar, por el carácter de la investigación se requirió la colaboración de líderes o personas informadas para obtener los datos de una encuesta general sobre asociaciones y posteriormente - en una segunda fase - entrevistar socios y hacer observación de las dinámicas asociativas. Además, se requería conocer datos internos que pueden resultar sensibles para las asociaciones: revelar sus fuentes de financiamiento y aspectos de liderazgo. Por otro lado, el contexto de recepción ecuatoriano no era una ventaja a la hora de tener un acercamiento a las asociaciones. Si bien las asociaciones de migrantes ecuatorianos tienen una visibilidad en el exterior, en el caso de las asociaciones de inmigrantes extranjeros en el Ecuador tienen poca visibilidad y el Estado ecuatoriano no cuenta con políticas públicas que las estimulen. Por otro lado, las organizaciones sociales en el Ecuador se rigen por el Decreto Ejecutivo 16 (año 2013) que mira al asociacionismo como un solo bloque, sin discriminar o brindar facilidades al asociacionismo migrante con sus respectivas particularidades. De hecho, inclusive algunas organizaciones sociales ecuatorianas consideran este decreto como una amenaza al derecho de la libertad de asociación. En este contexto, se comprende que las asociaciones de migrantes tengan desconfianza, especialmente las de tipo informal. En el trabajo de campo, en algunos casos notaba una fuerte resistencia ya que posiblemente me veían como un funcionario público que venía a cuestionar y pedir cuentas a las asociaciones. En este sentido, el hecho de que yo mismo sea ecuatoriano, no constituía una ventaja. A esto se suma que el migrante en situación de vulnerabilidad (como el inmigrante irregular y solicitante de refugio) debido a su propia situación tenga desconfianza hacia personas desconocidas, como son los investigadores sobre el hecho migratorio como señalan Düvell et al. (2008). La generación de confianza se estableció por varios caminos. En primer lugar, para el acercamiento a las asociaciones de colombianos fue invaluable el apoyo de instituciones que trabajan directamente en ese ámbito como el Área de Movilidad Humana del Municipio, Misión Escalabriniana y Servicio Jesuita a Refugiados (SJR). Esta última organización también fue clave para el acercamiento a los haitianos, que S13/63

se vio facilitado porque tiempo atrás había formado parte del equipo del SJR como colaborador jesuita. En segundo lugar, vi la necesidad de imprimir una “tarjeta de presentación” donde se mostrara claramente mi nombre, datos telefónicos, correo electrónico y afiliación institucional académica como estudiante de doctorado. Esta tarjeta también facilitaba que no estuviera explicando y justificando una y otra vez los motivos de mi presencia con las nuevas personas que conocía dentro de las asociaciones. Finalmente, en algunos casos colaboré activamente en las propias dinámicas de las asociaciones. Por ejemplo, en la planificación de una fiesta típica de la asociación brasileña, solicitaron voluntarios para arreglar el espacio donde se desarrollaría la fiesta, por lo que me ofrecí y desde tempranas horas estuve cargando sillas de un lado a otro; en otra ocasión, una asociación con personas en situación de refugio tenía necesidad de conseguir un computador y logré facilitarles un contacto de una organización eclesial que donó el equipo. Considero que la investigación no implica una mirada aséptica de la realidad, sino más bien implica opciones en las que se adopta unas lentes específicas para examinar la realidad, que en mi caso no quieren alejarse de una perspectiva de la migración con un enfoque ciudadano y de derechos humanos. Por otro lado, como investigador, el hecho de no ser indiferente a las dinámicas asociativas me brindó un acercamiento a las mismas en un clima que derribaba la desconfianza, facilitando de esta manera la obtención de datos. Es así como pude observar ciertas dinámicas internas de las asociaciones que en otras circunstancias hubieran permanecido inaccesibles. 2.3 Investigar desde instituciones del norte con un pasaporte del sur La tesis doctoral en la que se basa la presente comunicación cuenta con una codirección de profesoras doctoras4 con experiencia investigativa en el ámbito de asociaciones y migración en el contexto latinoamericano, por lo que su guía ha sido muy valiosa. Me he encontrado con una accesibilidad académica en España facilitada por una beca de la Compañía de Jesús gracias a mi pertenencia jesuita. A pesar de esta situación - que se podría ver como ventajosa - he experimentado las tensiones de las normativas de regulación migratoria de los estudiantes extranjeros extracomunitarios. En definitiva, se trata de la situación de ser un estudiante doctoral en el “norte” pero con un pasaporte del “sur”. Esta situación hace que, para entrar en el “norte” se deba cumplir unos requisitos específicos y una vez dentro, se deba legitimar periódicamente la presencia del estudiante investigador. Así, a las preocupaciones propias del estudio y cumplimiento del cronograma de tesis, he sumado las preocupaciones de mi estatus migratorio: ¿Podré dejar España cuando quiera para realizar mi trabajo de campo en Latinoamérica?, ¿hasta cuánto tiempo podré estar fuera de España sin perder mi estatus de residente?; en el caso de necesitar más tiempo para el trabajo de campo, ¿deberé pedir alguna autorización en el consulado español para que me permitan entrar nuevamente a Europa? Esta situación ha supuesto lidiar en la práctica con imposición de tiempos y hasta con cierta tensión angustiosa. En mi caso, en dos ocasiones tuve que aplazar más de un mes mi viaje a Ecuador por cuestiones de trámites de renovación anual del NIE (Número de Identidad de Extranjero). Es más, se dio el caso de que mi directora de tesis de la UCM pudo viajar al Ecuador para una estancia de investigación, donde ella fue la coorganizadora de un evento sobre migraciones. Sin embargo, no pude participar en dicho evento ya que para esas fechas mi estancia en Ecuador bordeaba los tres meses y mi NIE estaba por caducar, por lo que tuve que regresar a España. Finalmente, como extranjero extracomunitario no me es extraña aquella sensación de considerarme “sospechoso” (como señala Sayad) ya que, a pesar de tener todo en “regla”, me surge la duda de que posiblemente me pedirán “algo más” en los controles migratorios europeos, por lo que, en mi afán de “hipercorrección”, además del pasaporte y NIE, suelo llevar documentos adicionales “por si acaso”: carta de aceptación en la universidad, carnet estudiantil, certificado de empadronamiento… 3. LAS ASOCIACIONES DE INMIGRANTES EXTRAJEROS EN QUITO La investigación contempla dos fases. En la primera fase, la investigación fue guiada por la pregunta ¿Cómo se identifican y cuáles son las condiciones de las asociaciones de inmigrantes en Quito? Se diseñó un

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María Luisa Setién (Universidad de Deusto) y Almudena Cortés (Universidad Complutense de Madrid).

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cuestionario que agrupó la información en dos categorías que corresponden a los datos de identificación de las asociaciones (objetivos, directiva, lugares de reunión, año de fundación y año de registro formal en caso de haberlo) y sus condiciones en cuanto a financiación, número de socios, actividades, personal voluntario o contratado. En la segunda fase de la investigación, a partir de casos escogidos, se plantea la pregunta ¿Cuál es el capital social5 de las asociaciones? Para ello se toma en consideración aspectos sobre liderazgo y diversidad en el contexto de recepción ecuatoriano. El proceso de búsqueda y recogida de información se llevó a cabo entre junio y septiembre de 2013 y desde diciembre hasta junio de 2015 se realizó la segunda fase de recolección de datos. La localización de las asociaciones tuvo su particular dificultad, por cuanto, no se dispone de información unificada sobre las asociaciones de inmigrantes extranjeros. Hay dos instituciones públicas a nivel local que manejan la temática de la movilidad humana: El Municipio del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) y el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de la Provincia de Pichincha. El Área de Movilidad Humana del Municipio del DMQ tiene un registro parcial a partir de la información que proporcionan diversas ONGs, mientras que el GAD Pichincha tiene conocimiento de las asociaciones de migrantes ecuatorianos retornados. Esta falta de información refleja que la gestión de la migración en la ciudad capital sigue teniendo una perspectiva de “problema social” (Sayad, 1991) que hay que “resolver”, pero no se tiene una visión integral de la movilidad humana por cuanto ninguna de las dos instituciones tenía conocimiento de asociaciones de inmigrantes que tienen una relevante presencia (como las asociaciones catalana, argentina, peruana…). A partir de la visita a diversos barrios de Quito, consulados, ONGs y la municipalidad se lograron localizar doce iniciativas asociativas de inmigrantes extranjeros en el contexto de migraciones Sur-Sur6 con personas originarias de Brasil (1), Argentina (1), Colombia (5), Haití (2) y Perú (1). Además, se tienen dos asociaciones africanas: una que congrega personas de Camerún y otra que congrega personas de Nigeria en la que participan también integrantes de Ghana, Sierra Leona y Liberia. Estos países si bien tienen cultura y lenguas autóctonas diversas, tienen la característica común de que pueden comunicarse en inglés, que es una de las lenguas oficiales en esos países. En cuanto a los nombres de las asociaciones, resulta interesante señalar que sus denominaciones en cinco de ellas tienen que ver con el estatus migratorio: residentes (las asociaciones brasileña, argentina y peruana); refugiados y migrantes (una asociación colombiana); refugiados y residentes (una asociación haitiana). Como se puede observar, las asociaciones que se identifican con refugiados (una integrada por colombianos y otra por haitianos) no se identifican únicamente con éstos sino también con migrantes / residentes. Son refugiados que al encontrarse en el tejido urbano no quieren aislarse, sino que desean integrarse en espacios y actividades comunes tanto con el colectivo de su propio país, como con ecuatorianos. En el caso de cuatro asociaciones en las que participan colombianos se identifican por el tipo de actividad principal: inserción laboral (en el campo de venta de jugos naturales), promotoras comunitarias (derechos de los refugiados), ayuda social (enfocada en los derechos de colombianos y ecuatorianos discapacitados) y juventud (Voces Jóvenes). En dos casos, las asociaciones se denominan como “comunidad” (la asociación de nigerianos y la comunidad haitiana) y en un caso como “solidaridad” (asociación de cameruneses). 3.1 Informalidad asociativa como estrategia A pesar de que los estudios sobre asociaciones de migrantes han privilegiado la formalidad organizacional, según Schrover y Vermeulen (2005: 825) el hecho social de las organizaciones informales de migrantes es relevante para la investigación, aunque son difíciles de rastrear ya que dejan pocas huellas en archivos y fuentes estadísticas. Por otro lado, se asume implícitamente que ideal de todo proceso asociativo es adquirir la formalidad ya que es la condición previa para tener ciertas ventajas como por ejemplo, subvenciones de cara a los Ayuntamientos (como en el caso de España). En estas circunstancias, la formalización es vista como un medio estratégico para fortalecerse, pero 5 6

A partir de las categorías de capital social de unión, puente y enlace propuestos por Robert Putnam y Michael Woolcock. Aquí no se ha incluido asociaciones en contexto Norte-Sur, aunque se les contemplará en el trabajo de tesis.

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cabe preguntarnos si también es posible que en otros contextos (como el de las migraciones Sur-Sur) la informalidad asociativa también constituya un medio estratégico para lograr conseguir ciertos fines. Por otro lado, las asociaciones informales hay que comprenderlas dentro del amplio contexto latinoamericano en donde la informalidad tiene un gran peso tanto en el ámbito de las relaciones sociales, como en el ámbito económico. Así por ejemplo, la OIT advertía en el año 2013 que en América Latina y el Caribe, hay por lo menos 127 millones de personas que trabajan en la informalidad. En el caso ecuatoriano no existe ningún programa permanente de subvenciones estatales para el fortalecimiento de asociaciones de migrantes. En este sentido, cabe preguntarse si la formalidad asociativa de los inmigrantes representa una ventaja a la hora de buscar fortalecer sus recursos. Si por un lado, la formalidad no es garantía para conseguir más recursos, por otro lado, la informalidad asociativa no es un impedimento para establecer alianzas con otros organismos e incrementar de esta manera su capital social. En el caso de Quito, la única asociación formal es la argentina (ADRA), que si bien es la más fortalecida en cuanto a recursos propios, no cuentan con un capital social proveniente de entidades públicas ni de otras organizaciones de la sociedad civil. En este sentido, hay asociaciones informales con un mayor capital social debido a su capacidad de interrelacionarse con la institucionalidad pública y otras organizaciones. Así, de las once asociaciones informales, en su visión estratégica, no todas aspiran a la formalización. Seis asociaciones se encuentran conformes con ser informales: la brasileña, peruana, una asociación haitiana y tres asociaciones colombianas. En el caso de la asociación haitiana (autodenominada como “comunidad”) su objetivo es prestar un servicio a los haitianos sin restricciones de estatus migratorio y en un ambiente flexible de entrada o salida de miembros. En el caso de la asociación brasileña, estaba registrada como asociación formal, pero en el momento de renovar su registro se encontraron con un sinnúmero de dificultades producto de los nuevos requisitos exigidos en el Decreto Ejecutivo 16. En estas circunstancias, reconociendo que la formalización no les traía ninguna ventaja estratégica, optaron por disolver la formalidad, lo cual les permite seguir cumpliendo sus objetivos en un contexto más flexible. La asociación peruana es un caso parecido, estaban registradas como “fundación” pero prefirieron disolver su estatus formal, lo cual no les impide tener estrechas relaciones de colaboración con su consulado y embajada. En el caso de las tres asociaciones colombianas nunca se han planteado la formalización por cuanto el ser asociaciones informales no ha sido obstáculo para cumplir sus objetivos y lograr apoyo por parte de ONGs y el Municipio del DMQ. 3.2 Aproximación al liderazgo La dificultad de investigar el liderazgo estriba en sus posibles sesgos, por cuanto no es extraño que en la entrevista en profundidad, un líder se autodefina a partir de cualidades ideales (sobre lo que aspira ser) ocultando así aspectos que pueden ir en detrimento de su imagen. En este sentido, fue necesario complementar la información a partir de entrevistas a los socios y también se contempló obtener información sobre el liderazgo mediante observación participante, teniendo como guía un protocolo de observación que considera aspectos sobre las actividades de la asociación, diversidad y liderazgo. En cuanto a liderazgo y género cabe destacar las experiencias de una asociación brasileña y la asociación haitiana de refugiados y residentes. En la asociación brasileña en una etapa anterior se caracterizaban por ser una “asociación de damas”, pero a partir del año 2011 decidieron denominarse “asociación de residentes” para ser más inclusivos y dar oportunidad a que participen indistintamente mujeres y hombres, aunque siguen prevaleciendo las mujeres. En cuanto a la asociación haitiana, cuenta con una mujer líder, a pesar de que la mayoría de miembros del grupo son hombres. Esto no se debe necesariamente a una concienciación en temas de género y equidad de la población haitiana, sino más bien a un capital social y cultural de una líder con más de diez años en Ecuador, con un buen dominio del idioma español, además de las lenguas oficiales de Haití: francés y creole. También hay otras asociaciones que cuentan con un líder que concentra un capital social y cultural que es puesto al servicio del grupo. El líder de la “comunidad haitiana” lleva cuatro años en Ecuador y tiene estudios superiores en sociología. Su capacidad de análisis de la realidad de los haitianos le ha llevado a ser un referente no solo para su comunidad, sino también para los medios de comunicación. En el caso de la asociación colombo-ecuatoriana que se identifica con la ayuda social, el líder es un abogado ecuatoriano que quedó S13/66

invidente, que por medio de sus conocimientos del contexto ecuatoriano ha logrado apoyar a los miembros colombianos que participan en la asociación. En la asociación que congrega nigerianos y de otros países africanos, su coordinador lleva más de 15 años en el Ecuador y es visto casi como un patriarca en el sentido de ser una autoridad moral y espiritual para su comunidad. Este hecho hace que sea casi imposible un cambio de liderazgo, por cuando de haberlo, primero tendría que manifestar esa voluntad de cambio el propio líder. Esta situación, más que verla como una imposición, habría que considerarla en el contexto de las culturas africanas en donde se da un respeto a las personas con gran experiencia vital o ancianos. 3.3 Asociaciones civiles y espacios religiosos En el contexto latinoamericano, es difícil delimitar claramente el espacio civil y espacio religioso. Esta situación compleja no se presenta únicamente en la cotidianidad del ciudadano de a pie, sino también se presenta en estamentos institucionales que son civiles por antonomasia, de esta manera que ciertos espacios religiosos pueden influenciar no solamente el debate público, sino también las preferencias electorales. En Latinoamérica podemos encontrar una infinidad de ejemplos en este sentido. Basta recordar que en su segunda candidatura de Dilma Rousseff, entre sus actos de campaña contempló la asistencia a la inauguración del “Templo de Salomón” en San Pablo, propiedad de Edir Macedo, fundador de la Iglesia “Pare de Sufrir”. La presencia del factor religioso en el contexto asociativo aparece en dos sentidos: a) por algunas trayectorias de liderazgo de personas en las que su pertenencia religiosa jugó un importante rol en su posterior compromiso asociativo; b) por las mimas dinámicas que se desarrollan dentro de las asociaciones. En la trayectoria vital de algunos coordinadores la participación en espacios eclesiales cristianos (católicos o evangélicos) generó espacios informales de aprendizaje de liderazgo que permearon su trabajo posterior de carácter civil. La coordinadora de la asociación brasileña había pertenecido en su país a la Juventude Estudantil Católica (JEC), donde había dado sus primeros pasos en el aprendizaje del liderazgo cívico. Uno de los líderes colombianos que coordina una asociación cuyo objetivo es la inserción laboral a partir del comercio autónomo, había participado en Cali a diversas iniciativas de la iglesia católica relacionados con atendimiento a personas vulnerables. Uno de los líderes de la comunidad haitiana había sido seminarista católico y tuvo una activa participación pastoral no solo en su país (Haití) sino también en República Dominicana, donde, gracias a su pertenencia a grupos eclesiales, pudo desarrollar sus habilidades lingüísticas en español. El coordinador de la asociación camerunesa es también un pastor evangélico, lo cual no es impedimento para que en dicha asociación participen personas con otra afiliación religiosa o sin afiliación. El factor religioso también emerge en ciertas dinámicas de las asociaciones. Por ejemplo, la asociación colombo ecuatoriana que se dedica a la ayuda social, recibió un primer impulso de una parroquia católica ubicada en el sur de Quito (Solanda), que brindó unos primeros insumos para que inicien su actividad. El líder de la asociación nigeriana participa activamente como miembro de The Redeemed Christian Church of God, una iglesia evangélica de origen nigeriano que tiene dos sedes en Quito (en el norte y en el sur de la ciudad) y que realiza sus cultos en inglés, con traducción parcial al español. Esta iglesia evangélica, además de su función religiosa, ha cumplido una función cívica comunicativa para la comunidad nigeriana en general. En el caso de la asociación brasileña, algunos de sus miembros participan de una misa mensual en idioma portugués que se celebra en la iglesia de Santa Bárbara (centro de Quito) donde está presente la Fraternidad Toca de Asís, entidad religiosa católica de origen brasileño. La asociación peruana celebra anualmente al “Señor de los Milagros” en una iglesia del centro de Quito. En la organización de este evento religioso participan activamente tanto la asociación peruana como el consulado peruano. En el caso de la asociación de refugiados residentes haitianos no tiene problema en iniciar sus encuentros civiles con cantos religiosos evangélicos en francés. Además, como las asociaciones haitianas se encuentran debilitadas debido a su alta movilidad (provocando una pérdida de capital social) se puede afirmar que las iglesias haitianas de carácter evangélico han pasado a jugar un rol más importante que las debilitadas asociaciones, como se puede constatar en la investigación de Ceja (2014). En el caso de los cubanos, si bien hasta el momento no se ha podido contactar con su S13/67

asociación, se lograron congregar más de 300 cubanos el 24 de enero de 2015 con ocasión de la entronización de “Nuestra Señora de la Caridad del Cobre” en la Basílica del Voto Nacional en Quito7. Como se puede observar, el espacio civil se amalgama con el espacio religioso de tal manera que se influencian mutuamente. El acento está en que, de manera general, los líderes reconocen que puede haber una pertenencia religiosa, pero que ésta no debe ser el criterio determinante de inclusión / exclusión dentro de la asociación. Es decir, las asociaciones están abiertas a recibir miembros sin importar su condición religiosa. 4. A MODO DE CONCLUSIÓN La presente comunicación ha pretendido explicitar diversos retos de la investigación tanto en lo que se refiere a dificultades prácticas relacionadas con el trabajo de campo, como respecto a hallazgos novedosos en el contexto de las migraciones Sur-Sur. El desarrollo de la investigación se ha visto dificultado por falta de datos en las instituciones que deberían tenerlos, dificultades de generar confianza para poder acceder y conocer las dinámicas de las asociaciones y dificultades prácticas de investigar como estudiante dentro de pertenencias institucionales del norte (España) pero con un pasaporte del sur (Ecuador). Esto último me parece importante señalar ya que, si bien la movilidad académica se mira como positiva a nivel global, es necesario tematizar las limitantes administrativas y migratorias que pueden afectar directamente la actividad investigativa. En definitiva, cabe preguntarse si el hecho de que en el Norte se restringa la movilidad de un investigador perteneciente al Sur, en el fondo se restringe también el reconocimiento de su estatus científico. En cuanto al objeto de estudio, la mayoría de asociaciones encontradas se caracterizan por la informalidad. Se trata de un ámbito poco estudiado pero muy relevante en el contexto Sur-Sur latinoamericano, más todavía si consideramos que en dicho continente la informalidad permea las relaciones sociales, e inclusive moviliza recursos (como en el caso del trabajo informal). Centrarse solamente en los procesos formales asociativos sería ignorar un amplio campo de conocimiento. En todo caso, se constata que la informalidad en el contexto Sur-Sur no es un obstáculo para establecer redes de apoyo ya sea con la iglesia (católica o evangélica), organizaciones civiles (ONGs) o inclusive con instituciones públicas locales. En este sentido, no se puede afirmar tajantemente que son “mejores” las asociaciones formales respecto a las informales, sino más bien cabe pensar la formalidad / informalidad desde una estrategia que puede ser permeable o mudable de acuerdo a los diversos escenarios que se encuentran en el camino asociativo. Con todo, el escenario actual en el contexto ecuatoriano, parece que no favorece la formalización asociativa por cuanto no hay políticas públicas que la estimulen (por ejemplo, a través de acceso a subvenciones públicas). Esta situación contrasta con el caso español, en donde asociaciones de inmigrantes ecuatorianos han podido beneficiarse de subvenciones, y a pesar de la crisis, se mantienen iniciativas de fortalecimiento asociativo8. El considerar el liderazgo en la investigación ha permitido una mayor comprensión de las dinámicas internas de las asociaciones. Sin embargo, la dificultad metodológica está en los posibles sesgos, por cuanto puede que un líder entrevistado quiera mostrarse solamente a partir del ideal que se espera de él.9 En este sentido, es necesario contrastar la información, que en el presente caso, se hizo mediante entrevistas a otros socios y mediante un protocolo de observación. De manera general, a partir de los datos obtenidos, cabe destacar la presencia de líderes con un amplio capital social y cultural que les permite ser referentes para su propia comunidad y, a partir de sus cualidades personales, se muestran como la mejor carta de presentación de su país en el contexto de recepción. Esto puede ser un reflejo de la lucha del migrante en contra de la “extranjerización” y su resistencia a un contexto adverso que lo

En la ceremonia religiosa se pudo observar una interesante amalgama entre catolicismo y las religiones de matriz africana presentes en Cuba. Ver artículo: http://relatosdeunperegrino.blogspot.com/2015/02/la-cachita-en-la-basilica-de-quito.html 8 Ver el caso del Ayuntamiento de Murcia: http://www.murcia.es/ServiciosSociales/info_sectores.asp?sector=5 9 Una dificultad adicional está en que la mayoría de estudios de liderazgo, por influencia del ámbito empresarial, se enfocan en ámbitos organizacionales altamente formalizados. 7

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considera a priori moralmente sospechoso, por lo que se ve obligado a una “hipercorrección social” como afirma Sayad (1999). En cuanto a las asociaciones de migrantes de carácter civil y los espacios religiosos, generalmente se parte de la asunción implícita de que es posible diferenciar “clara y distintamente” dichos ámbitos, como si se tratara de una operación cartesiana. Los espacios civiles y espacios religiosos se permean mutuamente y hasta en ocasiones el espacio religioso puede pasar a cumplir funciones que el espacio asociativo civil ha dejado de cumplir (como en el caso haitiano y nigeriano). Por otra parte, a pesar de que Latinoamérica en general y Ecuador en particular se siguen considerando como países de mayoría religiosa católica, la presencia cristiana evangélica va teniendo una fuerza y visibilidad pública relevante, incluso con presencia transnacional, como en el caso de las iglesias evangélicas nigerianas en Quito. Finalmente, hay que señalar que, el hecho de que se encuentren personas refugiadas que deciden asociarse voluntariamente en la ciudad capital ecuatoriana, anula la idea del refugiado como alguien que permanece en las fronteras y que se queda inmóvil a la espera de una solución de los factores que provocaron el desplazamiento forzado de su país (Long, 2013). Si bien se tiene la idea de que por temor a su seguridad, los refugiados prefieren ocultarse, en los casos de asociaciones de refugiados colombianos en Quito se evidenció que son capaces de integrar dinámicas organizativas no únicamente junto a otros colombianos, sino también junto a otra población inmigrante y ecuatorianos que de la misma manera buscan mejores condiciones de vida en el contexto urbano. Esto rompe con la idea que mira a los refugiados a partir de visiones ideales y esencialistas que los convierten en individuos sin historia y víctimas universales (Lewellen. 2002, 178), lo cual podría tener consecuencias en el abordaje teórico y metodológico de migración forzada. 5. INVESTIGACIONES EN DIÁLOGO: APUNTES PARA LA DISCUSIÓN • Algunos fenómenos sociales relacionados con la movilidad humana, a pesar de ser relevantes, son difíciles de localizarlos y consecuentemente obtener datos. Esta situación generalmente se presenta en contextos informales como en el caso de las asociaciones, pero igualmente podría presentarse en temáticas como la trata y tráfico de personas. ¿Cuál sería la mejor manera de abordar estos casos? Y al tratarse de personas en situación de vulnerabilidad: ¿Cómo generar confianza para que el investigador pueda realizar su trabajo? ¿Cómo recoger datos e investigar sin descuidar la ética profesional? ¿Cómo abordar estas temáticas saliendo de la re-victimización y más bien tomando en cuenta el posible potencial de resiliencia? • El investigador se encuentra con sus límites personales propios de su narrativa vital, pero también se encuentra con límites impuestos dentro de la geopolítica migratoria mundial. Cabe preguntarse: ¿Qué ventajas y desventajas tiene ser un investigador proveniente del Sur pero que investiga en el Norte? ¿Y de un investigador del Norte que investiga en el Sur Global? • El estudio del liderazgo asociativo es relevante. Sin embargo, abundan modelos teóricos sobre el liderazgo que se basan en el ámbito empresarial formal. ¿Cómo abordar el liderazgo en el caso de contextos organizativos informales de migrantes? • Entre las actividades que organizan las asociaciones civiles de migrantes en el contexto latinoamericano se encuentran actividades de carácter religioso. ¿Cómo abordar la temática desde una forma integradora más allá de la dicotomía entre espacio civil y espacio religioso? REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Castles, S. (2004). Why Migration Policies Fail. Ethnic and Racial Studies, vol. 27, 2, 205-227. Ceja, I. (2014). Negociación de identidades de los migrantes haitianos en Quito. Tesis de Maestría en Antropología Visual. FLACSO, Ecuador. Cortés, A. (2011). Estados, cooperación para el desarrollo y migraciones: el caso del codesarrollo entre Ecuador y España. Madrid: Entinema. Cortés, A. y Carrillo, M. C. (2008). Por la migración se llega a Ecuador: una revisión de los estudios sobre la migración ecuatoriana en España. En G. Herrera y J. Ramírez (eds.). América Latina migrante: Estado, familias, identidades. (pp. 425-464). FLACSO - Ministerio de Cultura. S13/69

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