La Investigación Arqueomalacológica en la Península Ibérica: Nuevas Aportaciones

June 29, 2017 | Autor: I. Gutiérrez-Zugasti | Categoría: Archaeology, Archaeomalacology, Arqueología, Arqueomalacologia
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Descripción

La Investigación Arqueomalacológica en la Península Ibérica: Nuevas Aportaciones

Comité Editor: Igor Gutiérrez Zugasti (IIIPC, Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, España) David Cuenca Solana (CReAAH UMR-6566, Francia) Manuel González Morales (IIIPC, Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, España) Comité Científico: María Teresa Aparicio (Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, España) Pablo Arias (IIIPC, Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, España) Bárbara Avezuela (Universidad Nacional de Educación a Distancia, España) Darío Bernal (Universidad de Cádiz, España) Mariano Bonomo (Universidad Nacional de La Plata, Argentina) Pedro Callapez (Universidade de Coimbra, Portugal) Juan Jesús Cantillo (Universidad de Cádiz, España) Eduardo Carmona (Servicio Territorial de Cultura de Valladolid, España) André Carlo Colonese (University of York, Reino Unido) Diana Carvajal Contreras (Universidad Externado de Colombia, Colombia) Catherine Dupont (CReAAH UMR-6566, CNRS, Francia) Miguel Ángel Fano (Universidad de La Rioja, España) Javier Fernández López de Pablo (IPHES, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, España) Carlos Fernández Rodríguez (Universidad de León, España) Eloísa Bernáldez Sánchez (IAPH, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, España) Juan Francisco Gibaja (IMF, Institució Milà i Fontanals-CSIC, España) María del Carmen Lozano (Gaia Museum S. L., España) Ricard Marlasca (Posidònia S.L., España) Arturo Morales (Universidad Autónoma de Madrid, España) Marian Vanhaeren (PACEA UMR-5199, CNRS, France) Ester Verdún (Universitat Autònoma de Barcelona, España) Yurena Yanes (University of Cincinnati, Estados Unidos) Mikel Zubimendi (Universidad Nacional de La Plata, Argentina)

Primera edición: Agosto, 2015 © Nadir Ediciones Fernando de los Ríos 80. 5º Dcha. 39006 Santander, Cantabria © Los autores Maquetación y diseño: Eduardo Rivas. www.erdesignplus.com ISBN: 978-84-943376-1-1 D. Legal.: SA 457-2015. Impreso en España - Printed in Spain Esta edición es propiedad de Nadir Ediciones. Cualquier, forma de reproducción, distribución, traducción, comunicación pública o transformación sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

La Investigación Arqueomalacológica en la Península Ibérica: Nuevas Aportaciones

Actas de la IV Reunión de Arqueomalacología de la Península Ibérica

Igor Gutiérrez Zugasti, David Cuenca Solana, Manuel R. González Morales, (Eds.)

CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE

Índice

Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló (Gandia, València). Nuevos datos. Begoña Soler Mayor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico de la cueva de Nerja (sala de la Mina), Málaga, España. María Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández , Jesús Francisco Jordá-Pardo, Bárbara Avezuela-Aristu, Joan Emili Aura-Tortosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Gasterópodos continentales en yacimientos arqueológicos de los valles Asón y Miera (Cantabria) durante el Holoceno: aspectos paleo-ecológicos. Jesús Ruiz Cobo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 Holocene climate variability in Mediterranean Iberia: a review of snail shell isotope record. André Carlo Colonese, Giovanni Zanchetta, Anthony E. Fallick, Russell Drysdale . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Los moluscos marinos del Mesolítico de la Cueva de la Cocina (Dos aguas, Valencia). Análisis arqueomalacológico de la campaña de 1941. Josep Lluís Pascual Benito, Oreto García Puchol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Análisis arqueomalacológico de la unidad estratigráfica108 del conchero Mesolítico de El Mazo (Llanes, Asturias): conclusiones socio-económicas y metodológicas. Asier García-Escárzaga, Igor Gutiérrez-Zugasti, Manuel R. González-Morales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Un acercamiento al aprovechamiento de los recursos litorales durante el Mesolítico: los invertebrados marinos del abrigo de El Toral III (Llanes, Asturias). Patricia Bello-Alonso, Lander Ozkorta-Escribano, Igor Gutiérrez-Zugasti. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Instrumentos de concha y producción cerámica en los grupos neolíticos de la costa Atlántica del oeste de Francia. David Cuenca Solana, Catherine Dupont, Gwenaëlle Hamon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Nuevos datos para la interpretación de los conjuntos malacofaunísticos de los asentamientos neolíticos en la ciudad de Barcelona: el yacimiento de Reina Amàlia nº31-33. Jordi Nadal, Ester Brieva, Anna Gómez, Miquel Molist, Javier González, Karin Harzbecher, Lluís Lloveras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Las Náyades (Mollusca, Unionoida) del Calcolítico de Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid). Laura Llorente Rodríguez, Eufrasia Roselló Izquierdo, Arturo Morales Muñiz, Corina Liesau von Lettow-Vorbeck, Arantxa Daza Perea, Rafael Araujo Armero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 8

Apuntes sobre formación de sitios a partir de restos arqueomalacológicos. El conchero 4 del sitio Karoline (400 Cal BC - 300 Cal AD) de la costa Atlántica de Nicaragua). Ermengol Gassiot Ballbè, Ignacio Clemente Conte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 No sólo para comer. Análisis de los taxones minoritarios del conchero nº 4 de Karoline (Costa Atlántica, Nicaragua). Ignacio Clemente-Conte , Ermengol Gassiot Ballbè. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151 Estudio arqueomalacológico del yacimiento púnico de Na Galera (Mallorca-España). Mercedes Alvarez Jurado-Figueroa, Miquel Àngel Vicens i Siquier, Agustín Fernández Martínez . . . . . . . . . 163 Los Concheros de Eirís (A Coruña): primeros resultados de una acumulación singular de mejillones (Mytilus sp.) de época romana. Carlos Fernández Rodríguez, Víctor Bejega García, Eduardo González Gómez de Agüero, Eduardo Ramil Rego, Natividad Fuertes Prieto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 Marisqueo en la Baelo Claudia Tardorromana. Contextos malacológicos de las termas marítimas. Darío Bernal-Casasola, Juan Jesús Cantillo, José Juan Díaz, José Ángel Expósito, María de los Ángeles Pascual, Ana María Durante, Lorena Hoyo, Estrella Blanco, José Alberto Retamosa . . . . 187 Os moluscos marinhos como recurso alimentar no Garb al-Andalus dos sécs. XII-XIII:Os sítios de Cacela Velha (Vila Real de Santo António) e Castelo de Salir (Loulé). Maria João Valente, Soraia Martins . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199 Explotación, conserva y comercio de moluscos en época histórica: el caso de Taramancos (Noia, A Coruña, Galicia). Eduardo González Gómez de Agüero, Víctor Bejega García, Carlos Fernández Rodríguez . . . . . . . . . . . . . 213 Pesquerías y mariscadores en la ensenada de Bolonia en época medieval y moderna. Una nueva línea de investigación. Darío Bernal-Casasola, Rafael Jiménez-Camino, Juan Jesús Cantillo, José Ángel Expósito, José Juan Díaz, Macarena Bustamante, Macarena Lara, José Manuel Vargas, Alicia Arévalo, Miguel Calvo, Nicolás Muñoz, Antonio Bellido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227 Orifícios de predação em conchas de moluscos marinhos. Um modelo experimental para o estudo de perfurações em conchas arqueológicas. João Paulo Cabral, Sérgio Monteiro-Rodrigues . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241

9

Introducción El hallazgo de los concheros de Muge (Portugal) hace ya más de 150 años supuso un hito en la arqueología de la Península Ibérica. Por primera vez, los moluscos aparecían como un recurso explotado de forma sistemática por las poblaciones humanas en contextos prehistóricos. En el tiempo que ha transcurrido hasta nuestros días, la investigación sobre la importancia de los recursos acuáticos para el ser humano (en especial los moluscos) ha crecido de manera considerable, especialmente en las últimas décadas. De forma similar, los estudios pioneros sobre esta cuestión se centraron en yacimientos de época prehistórica, ya que la existencia de fuentes escritas para el estudio de épocas históricas promovió la generación de un efecto disuasorio en relación al estudio de determinados materiales arqueológicos, especialmente los relacionados con la Arqueozoología. Sin embargo, esta perspectiva ha cambiado radicalmente desde finales del siglo XX. Si bien los estudios de moluscos prehistóricos se consolidaron con anterioridad, la investigación de estos organismos procedentes de yacimientos históricos se ha incrementado de manera notable en los últimos años, aportando nueva información generada desde puntos de vista diferentes a la obtenida a través de las fuentes escritas. Desde sus comienzos en el año 2010, la Reunión Científica de Arqueomalacología de la Península Ibérica se ha consolidado como un foro para la exposición e intercambio de ideas e información en el campo de la Arqueomalacología. A lo largo de estos años la participación ha ido creciendo debido a un interés cada vez mayor por determinar el papel de los recursos marinos, y en concreto de moluscos, equinodermos y crustáceos, en la vida de los seres humanos del pasado. Tras las exitosas reuniones de León (2010), Barcelona (2011) y Cádiz (2012), la IV Reunión Científica de Arqueomalacología de la Península Ibérica se celebró en Santander los días 22, 23 y 24 de Mayo de 2014, organizada por el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) de la Universidad de Cantabria con la colaboración del Gobierno de Cantabria, Gobierno del Principado de Asturias, Ayuntamiento de Santander, Ayuntamiento de Llanes, Fundación Leonardo Torres Quevedo, Universidad de Oviedo, Cantabria Campus Internacional y la empresa Beta Analytic. Como en ediciones anteriores, la reunión se ha nutrido de las contribuciones de investigadores procedentes de múltiples disciplinas, incluyendo prehistoriadores, arqueólogos, historiadores, arqueozoólogos, biólogos, geólogos… que han permitido obtener una visión más completa de la importancia de estos recursos. En esta ocasión, la reunión contó con la presencia de 45 investigadores procedentes de diferentes Universidades y Centros de Investigación nacionales e internacionales que a lo largo de tres jornadas presentaron cinco ponencias invitadas y 25 comunicaciones sobre temas, regiones y cronologías muy diversas pero con un nexo común, el uso y consumo de moluscos por los seres humanos en el pasado. Las sesiones de comunicaciones ocuparon dos jornadas completas los días 22 y 23 de Mayo. La primera de ellas estuvo centrada en la presentación de resultados de análisis realizados sobre conjuntos arqueomalacológicos del Paleolítico Superior, el Mesolítico y el Neolítico, mientras que la sesión del viernes 23 aglutinó trabajos de corte metodológico por la mañana y de yacimientos situados cronológicamente entre la Edad del Bronce y la Edad Moderna por la tarde. Las comunicaciones presentadas trataron sobre las diversas utilizaciones que los grupos humanos han dado a los moluscos durante la Prehistoria y la Historia (principalmente como alimento, ornamento e instrumento) pero también sobre investigación aplicada, como la utilización de las conchas para la reconstrucción climática o para la datación de niveles arqueológicos. Las sesiones generaron interesantes debates entre los participantes, destacando los referentes a la distancia máxima de la costa a la que se transportan los moluscos, la protección jurídica del patrimonio arqueomalacológico y la sostenibilidad del aprovechamiento de moluscos entre las poblaciones prehistóricas. El día 24 de Mayo se dedicó a realizar una excursión a la zona oriental de Asturias, que sirvió como pequeño homenaje a la figura de Ricardo Estrada, Conde de la Vega del Sella, en el centenario de la publicación de su excavación en la Cueva de El Penicial (1914), primer conchero mesolítico excavado en la región cantábrica y uno de los primeros en la Península Ibérica. La calidad científica de sus trabajos lo convirtió en uno de los precursores de la arqueología moderna en la región, y gran parte de sus interpretaciones continúan aún vigentes en la investigación arqueológica actual. La excursión incluyó la visita a los yacimientos de Cueto de la Mina, La Riera y El Mazo, localizados en el municipio de Llanes y relacionados con la explotación de moluscos a lo largo de diferentes momentos de la Prehistoria. La Reunión se clausuró con una conferencia titulada “El Mesolítico Asturiense: 100 años después” impartida en la Casa de Cultura de Llanes por el Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria Manuel R. González Morales. La investigación arqueomalacológica en la Península Ibérica ha experimentado una enorme evolución en las últimas décadas. En este volumen se incluyen 19 artículos presentados en la reunión celebrada en Santander, cubriendo un rango crono-

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lógico que abarca desde los inicios del Paleolítico superior (p. ej. con contribuciones sobre los importantes yacimientos de Parpalló y Nerja) hasta la Edad Media-Edad Moderna (p. ej. los casos de Baelo Claudia y Taramancos). Para asegurar la calidad científica de los trabajos todos ellos fueron sometidos a revisión por pares por parte de los miembros del Comité Científico del volumen, a quienes agradecemos su inestimable colaboración. La filosofía de la reunión ha sido, desde sus inicios, aglutinar investigadores de cualquier nacionalidad que trabajen con materiales procedentes de yacimientos de la Península Ibérica, pero también investigadores peninsulares que estudien restos malacológicos en cualquier lugar del mundo. En este sentido, los trabajos aquí presentados incluyen investigaciones en lugares tan dispares como Francia, Italia o Nicaragua. De la misma forma, aunque el título de la reunión hace referencia a la Península Ibérica, las investigaciones realizadas en (o desde) las Islas Baleares y las Islas Canarias han tenido siempre cabida dentro de los parámetros de la reunión. Esta diversidad cronológica y geográfica ha ayudado a enriquecer el conocimiento y a fomentar el debate entre los arqueomalacólogos participantes en las diferentes reuniones. En definitiva, la publicación de estas nuevas aportaciones certifica el buen estado de salud del que goza la disciplina arqueomalacológica en la actualidad. Desde la organización de la IV Reunión Científica de Arqueomalacología de la Península Ibérica hemos intentado aportar nuestro grano de arena para continuar en esta línea y fomentar la continuidad de la reunión, que parece asegurada con la organización de una nueva edición en 2016 en Faro (Portugal). Esperamos veros allí a todos.

Igor Gutiérrez Zugasti, David Cuenca Solana, Manuel González Morales.

Fig. 1: Foto de grupo de los participantes en la sesión del viernes por la tarde.

Fig. 2: Visita al conchero mesolítico de El Mazo (Llanes, Asturias).

Fig. 3: Conferencia de clausura sobre el Asturiense impartida por Manuel González Morales en la Casa de Cultura de Llanes (Asturias).

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Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló (Gandia, València). Nuevos datos1 Begoña Soler Mayor2

Resumen Se presenta el estudio de una parte de la colección de malacofauna utilizada como ornamento de los niveles solutrenses del yacimiento paleolítico de la Cova del Parpalló (Gandia, Valencia). Se analizan un total de 434 restos, la mayoría perforados para ser colgados o cosidos, estudiando las especies e identificando los procesos técnicos que dieron lugar a las perforaciones. Palabras clave: Adorno, malacofauna, perforaciones, Paleolítico, Solutrense, Mediterráneo.

Abstract This paper provides an analysis of a collection of mollusks used as ornament found in the Solutrean levels of Cova El Parpalló. A total of 434 residue shell remains have been studied, most of them drilled to be hung or sewn. In this work we have identified the species and the technical processes used to produce holes. Keywords: Ornament, mollusk, holes, Paleolithic, Solutrean, Mediterranean.

Este trabajo se enmarca en el proyecto “Una LargaTransición. Procesos regionales en la región mediterránea ibérica (17000 – 8500 años BP) (LongTransMed)”. Ministerio de Ciencia y Tecnología, Dirección General de Investigación, Gobierno de España. HAR2013-46861-R (2014-2016) 2 Museu de Prehistòria de València. C/Corona, 36. 46003 València. [email protected] 1

13

Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló...

1. Antecedentes La Cova del Parpalló de Gandia, es uno de los yacimientos paleolíticos más emblemáticos y estudiados de la vertiente mediterránea peninsular. Excavado por Lluís Pericot entre los años 1929 y 1931, su importancia radica en la amplia secuencia cronológica que presenta –entre el Gravetiense y el Magdaleniense- y en la abundancia de restos arqueológicos ya sean líticos, óseos, plaquetas con arte, elementos de adorno, mala cofauna o fósiles. Es por esta razón que durante los últimos 80 años se han llevado a cabo múltiples publicaciones, desde las iniciales de Pericot (1942) o Vidal y López (1942, 1943, 1947) tesis doctorales como las de Fullola (1979) Aura (1988), Davidson, (1989), Jardón (2000) o Tiffagom (2006) o el trabajo monográfico sobre el estudio de las plaquetas y cantos de Villaverde (1994), entre otros. Y en este momento se continúa investigando sobre Parpalló, sobre diferentes aspectos de este yacimiento que parece inagotable. A la ventaja material que supone que el yacimiento haya sido excavado en su totalidad se une la desventaja de no tener ningún testigo de la secuencia que permita actualizar informaciones sobre el terreno. Hasta ahora solo se ha podido contar con las múltiples revisiones de la industria que ha intentado ajustar, a base de tecnología y tipología líticas, una de las secuencias de paleolítico más importante del Mediterráneo, así como algunas dataciones (Aura, 2007). Por lo que se refiere estrictamente al material malacológico y ornamental han sido varios los autores que han dedicado su atención a este tema. Juan Vilanova y Piera (1872) fue el primero que referenció las relaciones de intercambios con la costa que indicaban los restos malacológicos que encontró en su prospección del yacimiento: Lo singular de esta caverna es que en muchas leguas a la redonda no existe perdernal, una sustancia que debían buscar aquellos trogloditas, o tal vez recibían a cambio de otros productos, en las incipientes relaciones comerciales (…) puede decirse lo propio de las conchas marinas allí recogidas (Vilanova, 1893:481). Posteriormente, Vicent Sos Baynat (Viñes et al., 1942) realiza una clasificación de la fauna, en la que incluirá el estudio de cuatro bivalvos de Parpalló. En ese mismo año, Pericot incluye en la publicación de Parpalló (Pericot, 1942) la clasificación provisional de 1035 moluscos realizada por Manuel Vidal y López, quien 14

también ese año publica dos artículos más sobre los moluscos de Parpalló (Vidal, 1942). Al año siguiente revisa 1003 ejemplares y hace un estudio sistemático de los tipos y técnicas de perforación (Vidal y López, 1943). Pero su aportación definitiva al estudio de los restos malacológicos de Parpalló será publicada en 1947, donde clasifica 897 restos marinos y 110 continentales, a los que atribuye diversos usos tanto bromatológicos como ornamentales y de los que extrae conclusiones ambientales y paisajísticas (Vidal y López, 1947). Habrá que esperar a la década de los 80 del siglo XX para encontrar en la tesis doctoral de I. Davidson (Davidson, 1989: 185-186) una referencia a las especies identificadas por Vidal y López. Ya en 1990 realizamos, como trabajo de investigación de tercer ciclo, nuestro primer estudio sobre los restos ornamentales de esta cueva que abarcaban prácticamente toda la secuencia cronológica (Soler, 1990) y comenzamos nuestras primeras experimentaciones e investigaciones sobre cuestiones tecnológicas relacionadas, entre otros, con los restos de Parpalló (d’Errico et al., 1993). La excavación de la Cova del Parpalló se desarrolló entre los años 1929 y 1931. La secuencia solutrense se excavó en 1930 la que corresponde a los tramos entre 4 m y 7,25 m de profundidad y en 1931 la correspondiente al talud, capas 13 a 29.

2.- Material y métodos El conjunto arqueomalacológico de la Cova del Parpalló, está representado por más de 1000 restos entre fauna malacológica y restos ornamentales distribuidos en toda la secuencia paleolítica, como ya referenció Vidal y López (1947) En nuestro anterior trabajo (Soler, 1990) estudiamos un conjunto de 251 restos ornamentales, de los cuales sólo 173 correspondían a elementos sobre mala cofauna de niveles solutrenses. El que ahora presentamos reúne un total de 26o restos más de ornamento sobre malacofauna que no habían sido objeto de estudio desde el realizado por Vidal y López (1943), lo que supone la suma total de 433 restos solutrenses. En la Tabla 1 se detallan el número total de restos y la distribución de las especies a través de la secuencia, entre el inicio del Solutrense inferior y el Solutrense superior, de los dos conjuntos estudiados.

Begoña Soler Mayor

Realizaremos la valoración de este nuevo conjunto de manera aislada para, posteriormente, hacer una reflexión global contabilizando el número total, hasta el momento, de la secuencia solutrense. Para el análisis del conjunto solutrense hemos seguido la secuencia cronológica establecida por Pericot (1942), incorporando las actualizaciones posteriores de Fullola, (1979), Aura (1995) y Tiffagom (2006). La secuencia queda establecida de la siguiente manera: -Solutrense inferior/ Solutrense Inferior-Solutrense Medio (SI/SI-SM): corresponde a los niveles de Especies

solutrense inferior, entre los 7,25 m y los 6,25 m de profundidad y las capas 28 y 29 del talud. -Solutrense Medio (SM): corresponde estrictamente a los elementos aparecidos en la secuencia del solutrense medio 5,25 y 6,25 m y las capas 24 a 27 del talud. -Solutrense Superior (SS): corresponde a los niveles del solutrense superior, 4,45-5,25 m y las capas 13 a 20. Un conjunto de 20 piezas procedentes de los 8-4 m, corresponden en su gran mayoría a la primera

SI+SI-SM

SM

SS

TOTAL SOLUTRENSE

14

36

90

140

Acanthocardia tuberculata

1

0

2

3

Cerastoderma edule

0

4

5

9

Chlamyx sp.

0

0

3

3

Glycymeris sp.

1

1

2

4

Mytilus

0

0

1

1

ESCAFÓPODOS Antalis sp. BIVALVOS

Pecten jacobeus

4

0

19

23

Pecten maximus

0

0

7

7

Pecten sp.

6

0

13

19

Arcularia gibbosula

0

0

1

1

Cerithidae

0

0

1

1

Cyclope neritea

1

0

2

3

Euspira catena

0

0

1

1

Littorina obtusata

0

0

7

7

Melanopsis tricarinata

1

1

0

2

Nassarius gibbosulus

1

3

1

5

Nassarius mutabilis

0

21

4

25

Natica sp.

0

1

1

2

Nucella lapillus

2

60

31

93

Patella sp.

0

0

1

1

Patella vulgata

1

0

0

1

Semicassis vulgatus

0

0

1

1

Turritela sp.

0

2

0

2

Theodoxus fluviatilis

1

1

6

8

Trivia sp.

0

0

1

1

Escualos

0

1

1

2

Serpúlidos/ Vermétidos

10

55

0

65

GASTERÓPODOS

Indeterminada

0

1

2

3

TOTAL

43

187

203

433

Tabla 1. Número total de restos. Especies representadas en la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló.

15

Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló...

de las unidades SI-SM, y así se considera en este trabajo hasta completar la revisión del material de Parpalló.

fragmento de húmero humano, que puede suponerse pertenece al mismo individuo. (Pericot, 1942).

Son elementos que consideramos pudieron ser utilizados como objetos de adorno, bien como colgantes o sujetos a través del atado o cosido, o ser materia prima para su elaboración. Este sería el caso de los pectínidos puesto que aparecen a lo largo de toda la secuencia fragmentados y sin marcas de utilización antrópicas en su mayor parte, pero que creemos que en ningún caso tuvieron un uso alimenticio y sí ornamental (aquellos que presentan perforaciones) o, como ya sugiriera Pericot (1942), como recipientes o útiles.

Cabría esperar que el material ornamental fuera más abundante o quizá tuviera una representación especialmente significativa, sin embargo lo que se documenta es un conjunto de veintitrés piezas, por tanto escaso, representado por diez fragmentos de Pecten sp. sin modificación antrópica observable, un Antalis sp., un Cyclope neritea perforada y con restos de colorante rojo, ocho gusanos (serpúlidos/vermétidos) y una Patella vulgata sin perforar. Escaso conjunto en cualquier caso que no aporta información sobre la identidad, especificidad o naturaleza de los restos allí enterrados.

Tras la determinación de especies, hemos realizado un análisis detallado de los soportes, medidas, grado de alteración, adherencias de color, para seguir con un estudio detallado de las perforaciones mediante lupa binocular, en este caso marca Leica M165c, con iluminador de luz fría Leica KL 1600 LED y para el registro fotográfico hemos utilizado una cámara digital Canon PowerShot SX200 IS y una cámara Nikon D90.

3. El registro arqueológico y la secuencia Solutrense de Parpalló 3.1 Solutrense Inferior De este nivel no habíamos estudiado ningún resto anteriormente. Corresponde a los tramos entre 6,25 y 7,25 m de profundidad. Fueron excavados en 1930. Por debajo de ellos solo hay documentados dos fragmentos de Pecten sp. sin perforar atribuibles al contacto con el gravetiense dado que se encuentran entre los 7,50 y los 7,75 m. De estos niveles solutrenses iniciales destaca la aparición en el sector CE, entre 6,50 y 6,25 m, de varios restos humanos, en concreto un cráneo, un húmero y dos tibias correspondientes a un individuo femenino, de entre 17 y 18 años (Arsuaga et al., 2001:307-308). Aunque en el momento de la excavación no se reconoce, posteriormente estos restos se describen como posible enterramiento, así lo comenta el propio Pericot en su diario de excavación: Alrededor había numerosas piedras que es imposible decidir si acompañaban al cráneo, rodeándolo o cubriéndolo, aunque nos inclinamos por la negativa. La rebusca detenida de la tierra que lo rodeaba no produjo más que huesos animales, como de costumbre, y un solo 16

La pieza que llama más nuestra atención es la Patella vulgata (Fig. 3-5) puesto que su presencia en el registro paleolítico mediterráneo es muy escaso y esa mínima representación nos hace pensar que su recogida no debió tener un fin bromatológico como en períodos posteriores. En la secuencia solutrense hemos documentado dos, ésta sin perforar y sin marcas antrópicas y otra perforada en los momentos finales del solutrense.

3.2 Solutrense Inferior-Solutrense Medio Entre los embalajes originales de Pericot, encontramos 20 restos que se describen como hallados entre los 4 y los 8 metros de profundidad. Trece de ellos son Antalis sp., dos Nucella lapillus, así como un Theodoxus fluviatilis, un Nassarius gibbosulus, un Melanopsis tricarinata y dos gusanos –serpúlidos o vermétidos- Todos ellos son elementos que están presentes en toda la secuencia solutrense de Parpalló y que, a excepción de los gusanos, aparecen en casi todos los yacimientos paleolíticos de la secuencia mediterránea. Cabría destacar la presencia de Nucella lapillus desde el inicio de la secuencia solutrense.

3.3 Solutrense Medio Durante este período aumenta la representación de materiales relacionados con el ornamento, llegando a un total de 187 restos. Destaca especialmente, en este nuevo recuento, la presencia de 49 ejemplares de Nucella lapillus (Figs. 3-1 y 2), de los cuales 9 están sin perforar. Presentan perforación dorso-lateral, realizada por percusión indirecta en la mayor parte de los casos. Diez ejemplares presentan escasos restos de colorante rojo sobre su superficie. Aunque respecto al nú-

Begoña Soler Mayor

Figura 1. Solutrense superior. Nucella lapillus perforadas.

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Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló...

Figura 2. Solutrense superior: 1) Littorina littorea. 2) Theodoxus fluviatilis. 3) Theodoxus fluviatilis. 4) Cyclope neritea. 5)Euspira catena. 6) Pecten sp. perforado por rotación (¿). 7) Patella sp. perforada por percusión 8) Glycymeris sp.

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Begoña Soler Mayor

mero total de restos el porcentaje es importante, debemos pensar que todas ellas podrían forma parte de un solo conjunto, por ejemplo un collar podría utilizar un número de ejemplares similar. Estos elementos son representativos del importante porcentaje de gasterópodos que se contabiliza en este momento (Figs. 3 y 4) siendo el 39% del total del ornato. También es destacable la concentración de gusanos – serpúlidos o vermétidos– que alcanza una representación del 36% (Fig. 3.6 y 4) Estos elementos son moluscos marinos y pudieron haber sido recogidos en las playas al mismo tiempo que el resto de las especies. A la posibilidad de que sean vermétidos, moluscos gasterópodos de pequeño tamaño, se opone el que éstos suelen aparecer de forma gregaria en grandes concentraciones de individuos en forma de costra o incluso de pequeños arrecifes. En el caso de poder determinarse como serpúlidos, serían poliquetos, gusanos que viven en tubos calcáreos. Tanto si fueran serpúlidos como vermétidos, son accesibles en las zonas rocosas de las playas. Su morfología es muy similar a la de Antalis y algunos de ellos aparecieron tiznados de ocre. No nos parece extraño que pudieran formar parte del conjunto de ornamentos ya que simplemente con pasar un hilo se conforma fácilmente un collar. Su determinación y el por qué de su aparición en este momento concreto de la secuencia requerirá un análisis en mayor profundidad.

3.4 Solutrense superior Documentamos 115 elementos en esta nueva revisión, ascendiendo así el total a 203 restos. Aunque la presencia de gasterópodos sigue siendo mayoritaria, observamos un fuerte incremento de los bivalvos que pasan de un 3% en el solutrense medio a un 26% en este periodo. Esto es debido fundamentalmente a la fuerte presencia de restos de pectínidos, la mayor parte sin estigmas antrópicos. El resto de material está compuesto por Nucela lapillus, con 30 ejemplares (Fig. 1) -12 de ellos sin perforary Antalis sp. Quizá llama la atención en este conjunto la escasa presencia de los pequeños gasterópodos Cyclope y Theodoxus que aunque presentes en toda la secuencia, no resultan especialmente representados, y la escasez tanto de Glycymeris como de Cerastoderma. Es destacable, sin embargo, la presencia de una Patella sp. perforada, aparecida entre el material que presentamos ahora por primera vez (Fig. 2-7). Su importancia deriva de la escasa presencia de estas piezas -seis- en el conjunto de yacimientos del ámbito mediterráneo. Se documentan

tres en el Magdaleniense del Cueva de Nerja (Málaga) (Aura et al., 2010; Jordá et al., 2010), una en niveles relacionables con el Badeguliense de la Cueva de Maltravieso (Cáceres) (Rodriguez et al., 2010), una en el Solutrense de Cueva Ambrosio (Avezuela y Álvarez, 2012) y otra en el de la Cova del Volcán del Faro (Cullera) (Soler et al., 2013). En el caso de Parpalló, se trata de un ejemplar muy rodado, con una importante alteración, pero con estigmas claros de perforación intencional.

4.- Identificación de los procesos técnicos: el origen de las perforaciones Del conjunto de 261 nuevos elementos que hemos estudiado pertenecientes a los niveles solutrenses, número total de restos, hay 34 elementos sin perforar, bien enteros o fragmentados (de estos no sabemos si pudieron haber perdido la perforación) y sin señales de preparación para la perforación (Tabla 2). La importancia de la determinación del tipo de perforaciones tiene dos razones fundamentales. En primer lugar conocer la destreza técnica, medios, gestos y útiles que los seres humanos utilizaron para la elaboración de estos objetos. Y en segundo lugar observar las especies seleccionadas, ya perforadas o no. La elección es la que nos está indicando sus preferencias ya sea por cuestiones estéticas, rituales, de género, de identidad o de simple curiosidad. Porque todo este trabajo nos debe llevar a la comprensión del comportamiento, no sólo tecnológico, sino también simbólico de estos grupos.

4.1 Los bivalvos El número de restos determinados como de perforación no antrópica es sólo de siete bivalvos. Ésta realidad viene dada por el escaso número de bivalvos completos que hemos podido analizar y de todos ellos la única pieza cuyo orificio pudiera ser de origen antrópico es un fragmento de valva de Pecten sp., (Fig. 2-6) que presenta restos de una posible perforación por rotación en la aurícula derecha. En los bivalvos, se ha observado que en muchas ocasiones se trata de perforaciones no antrópicas, (Fig. 2-8) relacionadas bien con la accción de otros animales sobre las cochas de estos moluscos, con la meteorización, tanatocenosis u otro tipo de alteraciones (Zilhão et al., 2010), aunque su funcionalidad como elemento de adorno debió ser la misma. 19

Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló...

Especies

No antrópica Sin perforar

Fragmentos

Rotación

Percusión indirecta

Presión interna

indeterminada

BIVALVOS Acanthocardia sp.

2

Cerastoderma edule

4

Chlamys sp.

1

Glycymeris sp.

2

4

5

2

4

Mytilus sp.

1

Pecten jacobeus

22

Pecten maximus

7

Pecten sp.

18

1

GASTERÓPODOS Cerithium vulgatum

1

Cyclope neritea

1

Euspira catena

1

Littorina obtusata

1

3

Melanopsis tricarinata

1

1

Nassarius mutabilis Nassarius gibbosulus

2 1

1

2

1

2

Natica sp. Nucella lapillus

1 24

4

55

4

Patella sp. Patella vulgata

1 1

Semicassis undulata Theodoxus fluviatilis

1 1

2

Tabla 2. Técnicas de perforación sobre los moluscos revisados para este estudio.

4.2 Los gasterópodos Es posible determinar el origen de las perforaciones sobre estas conchas a través del análisis mediante lupa binocular y microscopio, así como con el desarrollo de un programa experimental que permita registrar de manera sistemática las huellas de las acciones. Las acciones que hemos podido determinar sobre la superficie de las conchas han sido: • Percusión indirecta: con un percutor duro + elemento punzante de materia lítica, ósea o de asta. Se realiza desde la abertura de los gasterópodos. A esta técnica adscribiríamos la mayor parte de las Nucellas, Nassarius, Euspira así como Patella. La situación es dorso-lateral. Presentan en su mayoría orificios irregulares, con desconchados, microfracturas y estrías en la parte externa de la concha y sin ninguna alteración en su parte interna (Fig. 2). Algunas Nucellas presentan una estría (Fig. 3-1) que podría relacionarse con la técnica mixta de 20

serrado + presión que describe Pechaud (2012) para algunos yacimientos de la Dordoña francesa. Sin embargo, aunque en dos de las imágenes que muestra en su trabajo se reconoce la preparación de lo que denomina serrado, creemos que estas marcas podrían estar relacionadas con la sujeción de la pieza mediante un anudado, más que con la preparación del orificio. Además, esa técnica de perforación supone mucho más tiempo y destreza que la que requiere la percusión indirecta desde el interior del orifico. En nuestro caso el hecho de que sólo aparece un pequeño fragmento de la estría en un lado del orificio nos inclina a pensar más en una consecuencia de la percusión. • Presión: mediante elemento apuntado de piedra, hueso, asta o madera. Desde la abertura de los gasterópodos hacia el interior. La situación es dorsolateral opuesta a la abertura. Esta técnica se documenta en perforaciones sobre Theodoxus, Cyclope, Melanopsis o Littorina (Fig. 2).

Begoña Soler Mayor

Figura 3. Solutrense Medio: 1) Nucella lapillus con estrías de percusión. 2) Nucella lapillus. 3) Nassarius mutabilis. 4) Nassarius gibbosulus. 5) Patella vulgata. 6) Serpúlidos o Vermétidos. 7) Antalis sp.

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Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló...

Figura 4. Distribución de los soportes por periodos. Número de restos.

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Begoña Soler Mayor

Hemos de recordar que entre el material de Parpalló, en nuestro anterior trabajo, describimos una Natica millepuctata (Soler, 1990: 50) que presentaba dos claras marcas de abrasión sobre el dorso, sin llegar a producirse la perforación. En esta ocasión no hemos documentado nada similar, ni tan solo marcas de abrasión sobre ninguno de ellos.

4.3 Los escafópodos Todos ellos han sido clasificados como Antalis sp. debido al importante grado de alteración que presentan en general. Aunque la mayoría se encuentran fragmentados, no hemos encontrado un patrón de fracturación que muestre intencionalidad y sea repetitivo, aunque eso no obsta para que algunos de ellos lo fueran de forma intencionada. (Fig. 3).

5. Consideraciones y reflexiones finales Como ya refirieran tanto Pericot (1942) como Vidal y López (1947), lo que se observa tras el estudio de los elementos ornamentales, es que la representación de este tipo de material no es muy elevada si la comparamos con los números absolutos de industria lítica, plaquetas decoradas o hueso trabajado. Si contabilizamos el ornamento malacológico estudiado en 1990 y el que ahora presentamos podemos observar que el material ornamental de Parpalló en los niveles solutrenses está conformado por un total de 433 restos. Parpalló es un yacimiento que ha sufrido múltiples traslados del material por lo que no podemos tener la certeza de haber revisado todo el material solutrense, aunque creemos que sí la mayor parte. En todo caso, si exceptuamos Reclau Viver con sus más de 2000 ejemplares de Homalopoma sanguineum (Álvarez, 2004) – no se documenta en Parpalló-, el número de elementos estudiados en nuestro yacimiento supone el mayor repertorio de adorno solutrense recuperado en un yacimiento del Mediterráneo hasta el presente (Avezuela y Álvarez, 2012) con un total de 25 especies representadas entre moluscos marinos y dulceacuícolas, La investigación de este importante conjunto nos ha dado la oportunidad de abordar el análisis de los tipos de perforación con una mirada algo más amplia en lo tecnológico y nos ha llevado a iniciar un programa experimental que deberá permitirnos reconocer, con más precisión las diferentes técnicas utilizadas para perforar la malacofauna.

Por otra parte, creemos que un porcentaje importante de los materiales que se utilizaron no necesitaron de ninguna preparación para la suspensión o el cosido. Tanto los bivalvos recogidos ya perforados como los gusanos y los Antalis así lo demuestran. Otra característica que se documenta de manera sistemática en este, y en casi todos los yacimientos paleolíticos del Mediterráneo, es la presencia tanto de elementos marinos como dulceacuícolas. Estos últimos se resumen prácticamente en las dos especies que aparecen en estos niveles: Theodoxus fluviatilis y Melanopsis tricarinata. Es interesante reflexionar también sobre el resto de elementos que componen el ornato no malacológico de esta nueva revisión que se reduce a varios dientes de ciervo perforados y un fragmento fósil de Glycymeris sp. no documentándose ni más dientes de escualo de los dos ya estudiados, ni más fósiles. Por lo que respecta al ocre, en la secuencia solutrense solo lo hemos detectado de forma indirecta a través de los restos en las piezas. Muchas de las conchas estaban tiznadas de restos de ocre rojo, pero no podemos saber con exactitud si se embadurnaron de forma voluntaria o fue un contacto a posteriori. En cualquier caso, y dada la existencia de plaquetas pintadas con este color, no es de extrañar que al menos algunos de estos objetos estuvieran impregnados, bien directamente o bien por el contacto con restos en el cuerpo de quienes los portaran. Hemos obviado en este trabajo el estudio de las posibles huellas de uso ya que éstas requieren de un análisis más detallado con microscopía que será desarrollado en una segunda fase. La representación de los soportes documentados concuerda con el resto de yacimientos del área mediterránea en la presencia mayoritaria de gasterópodos por encima de los bivalvos así como por la importancia del número de escafópodos. Al realizar la valoración del total del material solutrense (Tabla 1 y Fig. 4), observamos que los gasterópodos suponen el 30 % de los restos en el solutrense medio y el 40% en el superior; los gusanos (serpúlidos/vermétidos) que con un 35% tienen un importante presencia en el solutrense medio, desaparecen en el superior, mientras que por especies Antalis aumenta del 23% al 45 % siendo mayoritarios en el solutrense superior, seguidos de Nucella lapillus. 23

Elementos de adorno malacológicos de la secuencia Solutrense de la Cova del Parpalló...

A la aparición de esta especie actualmente atlántica ya nos referimos en un trabajo anterior (Soler et al., 2013:177), pero dada la importante presencia que supone en los niveles solutrenses de Parpalló con más de 90 ejemplares, queremos incidir en ella. Nucella lapillus, es un molusco de la familia Muricidae. Es una especie común hoy en día en las aguas del Atlántico y no se encuentra en el Mediterráneo. El rango de temperaturas medias para la vida de esta especie oscila entre los 0º C (hielo) en que los individuos están inactivos y los 25ºC, ya que aunque en Canadá la temperatura máxima de supervivencia está en los 35ºC en las Islas Británicas a los 25ºC entran en coma (Crothers, 1985). La creencia de que esta especie era exclusivamente atlántica ha dado lugar a interpretar su presencia en yacimientos mediterráneos como el resultado de un intercambio entre los grupos humanos que habitaban esta zona con otros de procedencia o relaciones atlánticas. Aunque esta posibilidad no es descartable, y más en un yacimiento como Parpalló que podría servir como referente para la región mediterránea ibérica de lo que en otras regiones se ha denominado como ‘sitios de agregación’ (Conkey, 1980), creemos más plausible que su presencia sea debida al descenso de las temperaturas de las aguas del Mediterráneo durante el máximo glaciar, tal y como indican los datos obtenidos en los sondeos del mar de Alborán (Cacho et al., 2001), con temperaturas alrededor de 9ºC, aptas para el hábitat y reproducción de esta especie (Crothers, 1985). Podemos añadir que la presencia de esta especie en Parpalló se suma a la de yacimientos como Volcán del Faro (Cullera, Valencia), Coves de Santa Maira (Castell de Castells, Alicante) o Cova del Comte (Pedreguer, Alicante) así como a la presencia de otras especies de condiciones frías como Littorina obtusata. Sin duda Parpalló sigue siendo un yacimiento clave para el estudio del Solutrense mediterráneo y los objetos de adorno así lo corroboran. Pero a pesar del elevado número de piezas somos conscientes de que no podemos adentrarnos en el valor que estos grupos humanos dieron a estos elementos, sus restos materiales no son suficientes para explicarnos la realidad de su significado: quien los hizo, cómo y para qué los usaron o que querían expresar con ellos.

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Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico de la Cueva de Nerja (Sala de la Mina), Málaga, España María Teresa Aparicio1, Esteban Álvarez Fernández 2, Jesús Francisco Jordá Pardo3, Bárbara Avezuela Aristu3, Joan Emili Aura Tortosa4

Resumen Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por el Profesor Francisco Jordá Cerdá en la Sala de la Mina de la cueva de Nerja (Málaga) han posibilitado la documentación de 19 niveles con abundantes restos malacológicos datados a finales del Pleistoceno superior y comienzos del Holoceno. En este trabajo presentamos el estudio de los restos de moluscos terrestres y dulceacuícolas documentados en los niveles del Paleolítico superior-Epipaleolítico (niveles NM19 a NM13). De los 11 taxones de gasterópodos terrestres, la especie dominante es Sphincterochila cariosula hispanica (Westerlund 1886). Los demás, ordenados por su abundancia de mayor a menor, son: Iberus gualtieranus (Linnaeus 1758) morfo marmoratus, Iberus gualtieranus morfo alonensis, Rumina decollata (Linnaeus 1758), Caracollina lenticula (Michaud 1831), Xerotricha madritensis (Rambur 1868), Ferussacia follicula (Gmelin 1791), Testacella haliotidea Draparnaud 1801 y Cochlicella barbara (Linnaeus 1758). Los taxones dulceacuícolas encontrados son Melanopsis praemorsa (Linnaeus 1758), el más abundante, y Theodoxus fluviatilis (Linnaeus 1758), con un solo ejemplar. La presencia de los tres taxones de mayor tamaño (Iberus gualtieranus morfo alonensis, Iberus gualtieranus morfo marmoratus y Sphincterochila cariosula hispanica), sería consecuencia de su utilización como alimento por el ser humano. Las demás especies habrían llegado hasta la cueva de forma fortuita. De los patrones de abundancia de estas especies por niveles de antigüedad se deduce que se produjeron tres cambios del patrón alimenticio, quizá asociados a la variación de la distancia entre el yacimiento y la costa consecuencia de la alternancia de periodos fríos y cálidos indicados en la cronoestratigrafía. Palabras clave: Gasterópodos terrestres, moluscos dulceacuícolas, Paleolítico superior-Epipaleolítico, Arqueomalacología, conchero, sur de la Península Ibérica.

Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva. Museo Nacional de Ciencias Naturales. C. José Gutiérrez Abascal 2, E-28006 Madrid. [email protected] 2 Departamento de Prehistoria, Hª Antigua y Arqueología, Universidad de Salamanca. Facultad de Geografía e Historia. C. Cerrada de Serranos S/N, E-37002 Salamanca. [email protected] 3 Laboratorio de Estudios Paleolíticos. Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia. UNED. Ciudad Universitaria. C. Senda del Rey 7. E-28040 Madrid. [email protected]; [email protected] 4 Departament de Prehistòria i Arqueologia. Universitat de València. Avda. Blasco Ibáñez 28, E-46010 Valencia. jeaura @uv.es 1

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Abstract Archaeological excavations carried out by Professor Francisco Jordá Cerda in Mina Chamber, or Sala de la Mina, in Nerja Cave (Malaga) succeeded in documenting 19 levels with abundant malacological remains dated in the Late Upper Pleistocene and Early Holocene. The terrestrial and freshwater molluscs found in the Upper PalaeolithicEpipalaeolithic levels (Levels NM19 to NM13) are studied here. Of the 11 terrestrial gastropod taxa, the most common species is Sphincterochila cariosula hispanica (Westerlund 1886). The others, ordered from most to least abundant, are Iberus gualtieranus (Linnaeus 1758) morfo marmoratus, Iberus gualtieranus morfo alonensis, Rumina decollata (Linnaeus 1758), Caracollina lenticula (Michaud 1831), Xerotricha madritensis (Rambur 1868), Ferussacia follicula (Gmelin 1791), Testacella haliotidea (Draparnaud 1801) and Cochlicella barbara (Linnaeus 1758). The freshwater taxa are Melanopsis praemorsa (Linnaeus 1758), which is the most frequent, and Theodoxus fluviatilis (Linnaeus 1758), of which only a single specimen has been documented. The presence of the three largest taxa Iberus gualtieranus morfo alonensis, Iberus gualtieranus morfo marmoratus and Sphincterochila cariosula hispanica, would be a consequence of their consumption by the human groups. The other species would have reached the cave accidentaly. The frequency patterns of these species in the different levels suggest that three changes occurred in the alimentary pattern, possibly in connection with variations in the distance between the site and the coast owing to the alternating cold and warm periods indicated by the chronostratigraphy. Keywords: Terrestrial gastropods, freshwater molluscs, Upper Palaeolithic-Epipalaeolithic, Archaeo-malacology, shell-midden, southern Iberian Peninsula.

Mª Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández, Jesús Francisco Jordá-Pardo...

1. Introducción La cueva de Nerja está situada en la Ladera del Águila, en el sur de la Sierra de Almijara, en el término municipal de Nerja, en la provincia de Málaga (España). Su entrada está a una altitud de 158 metros sobre el nivel del mar, y dista del mismo, en la actualidad, alrededor de un kilómetro. Geológicamente es una cavidad kárstica que se desarrolló sobre los mármoles dolomíticos de edad triásica de las montañas de Almijara ( Jordá Pardo et al., 2003, 2009, 2010 y 2011a y b). Los depósitos arqueológicos están situados en las salas más próximas a la antigua entrada de la cueva (sa-

las externas), ocupando una pequeña zona de la misma (Fig. 1). Hasta el momento se han estudiado materiales procedentes de tres de estas salas, Sala del Vestíbulo, excavada por Francisco Jordá Cerdá; Sala de la Torca, excavada por Manuel Pellicer Catalán; y Sala de la Mina, excavada por ambos, Manuel Pellicer Catalán y Francisco Jordá Cerdá ( Jordá Pardo et al., 1990). Durante la ocupación humana estas salas formaban un gran refugio rocoso, aunque en el presente están parcialmente rellenas de sedimentos. Presentan una importante serie estratigráfica que comprende desde el Pleistoceno superior hasta el Holoceno medio ( Jordá Pardo et al., 1990; Villalba et al., 2007) (Fig. 2). La Cueva de Nerja posee una de las colecciones más abundantes de gaste-

Figura 1. Plano de la situación de las salas externas en la Cueva de Nerja y de los sectores excavados. Se indica en rojo la sala de procedencia de los materiales estudiados en este trabajo.

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Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico...

Figura 2. Cronoestratigrafía de las Salas del Vestíbulo y de la Mina de Cueva de Nerja (según Jordá et al, 2003; 2009). Se enmarcan en rojo los niveles de procedencia de los materiales estudiados en este trabajo.

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Mª Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández, Jesús Francisco Jordá-Pardo...

rópodos continentales de Europa ( Jordá Pardo et al., 2003; Jordá Pardo et al., 2011a) Los yacimientos con concheros de moluscos terrestres están ampliamente distribuidos por todo el planeta, especialmente alrededor del Mediterráneo y también en el Atlántico. Sin embargo, están escasamente estudiados cuando se comparan con los yacimientos costeros de conchas marinas (Lubell, 2004a y 2004b; Gutiérrez-Zugasti, 2009). No obstante, estas evidencias bioarqueológicas aportan importantes datos para evaluar una serie de parámetros como la estacionalidad, el sedentarismo, el espectro dietético de los cazadores-recolectores y sus sistemas de subsistencia (Taylor et al., 2011). También aportan valiosa información biogeográfica, bioclimática y medioambiental (Bar-Yosef, 2005). Existen claras evidencias de la utilización de los caracoles terrestres en la dieta humana en diversos yacimientos del área mediterránea (Lubell y Barton, 2011) y recientemente se está dedicando atención a la problemática planteada a cerca de las causas de la formación de los concheros de gasterópodos terrestres en los depósitos arqueológicos de finales del Pleistoceno y del Holoceno, (Fernández-López de Pablo et al., 2011; 2014). La información es diversa, y por esta razón resulta interesante considerar si todos o algunos de los restos de moluscos encontrados, son intrusivos y fueron acumulados por procesos tafonómicos, o transportados por depredadores no humanos. En el presente trabajo presentamos el estudio de de las conchas de moluscos terrestres y dulceacuícolas provenientes de las excavaciones realizadas por el profesor Francisco Jordá Cerdá en la Sala de la Niveles m excavados 3

Mina de la cueva de Nerja, procedentes del Paleolítico superior-Epipaleolítico, de los niveles NM13 a NM19.

2. Material y métodos El profesor Francisco Jordá Cerdá realizó excavaciones arqueológicas en la Sala de la Mina, entre los años 1979 y 1987, documentando 19 niveles con abundantes restos malacológicos, provenientes de finales del Pleistoceno superior y comienzos del Holoceno (Fig. 2) (Jordá Pardo et al., 1990). En este estudio analizamos los moluscos de los niveles del NM13 al NM19 del Paleolítico superior - Epipaleolítico, cuya datación es la siguiente: el Nivel NM13 (12.990 -11.360 cal BP), Niveles NM16NM14 (14.920-13.570 cal BP) y Niveles NM19-NM 17 antes 18.800 BP (Fig. 2) (Jordá Pardo y Aura Tortosa, 2008). Fueron excavados un total de 12,01 m3. El material arqueológico después de cribado en la excavación, fue triado y separado en el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Salamanca y posteriormente estudiado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN). Para la identificación taxonómica se han utilizado los trabajos de Ruiz et al. (2007) y Welter-Schultes (2012). El número mínimo de individuos (NMI) fue determinado siguiendo la metodología de Moreno-Nuño (1994). Asimismo se han determinado el número de restos (NR) siguiendo la misma metodología, y el número de fragmentos (NF), que son aquellos restos de moluscos que no forman parte del NMI.

3. Resultados En la Tabla 1 se indican los resultados de los restos de moluscos analizados en conjunto, en los siete niveles considerados. El NMI (número mínimo de individuos)

MN13

MN14

MN15

MN16

MN17

MN18

MN19

Total

1,74

2,24

2,165

3,75

0,675

1,14

0,3

12,01

NMI

379

232

262

440

312

195

24

1844

Nº de restos (NR = NMI+ NF)

1335

627

840

1913

1643

1247

67

7672

Número de fragmentos (NF)

956

395

578

1473

1331

1052

43

5828

217,82

103,57

121,02

117,33

462,22

171,05

80

153,54

549,43

176,34

266,97

392,8

1971,85

922,81

143,33

485,26

767,24

279,91

387,99

510,13

2434,07

1093,86

223,33

638,80

NMI x m x 100 NR

28,39

37,00

31,19

23,00

18,99

15,64

35,82

24,03

NF x m x 100 NR

71,61

63,00

68,81

77,00

81,01

84,36

64,18

75,96

NMI x m3 NF x m

3

NR (NMI + NF) x m 3

3

3

Tabla 1. Restos de moluscos analizados en la Sala de la Mina de la Cueva de Nerja (Niveles NM13 a NM19).

31

Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico...

Niveles

MN13

MN14

MN15

MN16

MN17

MN18

MN19

Total

1,74

2,24

2,165

3,75

0,675

1,14

0,3

12,01

Iberus gualtieranus (Linnaeus 1758) morfo alonensis

78

21

27

40

71

80

12

329

17,84

Iberus gualtieranus (Linnaeus, 1758) morfo marmoratus

39

27

21

88

102

51

4

332

18

Sphincterochila cariosula hispanica (Westerlund 1886)

191

100

141

235

104

51

5

827

44,85

Rumina decollata (Linnaeus 1758)

39

24

21

29

26

9

2

150

8,13

Caracollina lenticula (Michaud 1831)

8

4

6

1

19

1,03

Xerotricha madritensis (Rambur 1868)

7

2

1

2

13

0,7

Testacella haliotidea Draparnaud 1801

1

1

0,05

Coclicella barbara (Linnaeus 1758)

1

1

0,05

1

0,05

17

0,92

1

0,05

150

8,13

3

0,16

m3 excavados

%

Moluscos terrestres

Ferussacia follicula (Gmelin 1791) Helicellino sp1

1

1 2

Helicellino sp2

2

1

2

6

4

1

Moluscos dulceacuícolas Melanopsis praemorsa (Linnaeus 1758)

13

50

Theodoxus fluviatilis (Linnaeus 1758) Total

379

232

43

41

1

2

262

440

2

312

1

195

24

1844

Tabla 2. NMI de los taxones encontrados en la Sala de la Mina de Nerja, en los niveles NM13 al NM19.

de todos los taxones en los niveles NM13 a NM19 es de 1844. Asimismo se indican el número de restos, NR=7,67; el NR/m3= 638,80 y el total de ejemplares por m3 respecto al NR (24,03%), así como el NF, NMI /m3, NF/m3 y sus porcentajes. En la Tabla 2 se indica el NMI de los 13 taxones de moluscos continentales que hemos podido identificar en la Sala de la Mina, donde 11 especies son de gasterópodos terrestres, y dos especies de gasterópodos dulceacuícolas. La especie dominante es Sphincterochila cariosula hispanica, cuya abundancia está cercana a la mitad de todos los NMI contabilizados en este estudio. Las especies que le siguen con mayor frecuencia son Iberus gualtieranus morfo marmoratus e Iberus gualtieranus morfo alonensis. A continuación Rumina decollata igualada con el gasterópodo dulceacuícola, Melanopsis praemorsa. El resto de taxones presentan una abundancia muy inferior, estando algunos representados únicamente por un ejemplar, como Testacella 32

haliotidea, Cochlicella barbara y Ferussacia follicula. En la Fig. 3 se representan las especies identificadas en este yacimiento. Tres especies de gasterópodos terrestres son las de mayor tamaño y las más abundantes (Tabla 2 y 3), Iberus gualtieranus morfo alonensis, Iberus gualtieranus morfo marmoratus, y Sphincterochila cariosula hispanica. Estas tres especies, conjuntamente, representan el 80,7% del total de NMI. Las medidas de la altura y la anchura de estas tres especies (Tabla 3) están dentro del rango de variación que presentan los ejemplares de las mismas en la actualidad. Rumina decollata, Caracollina lenticula y Xerotricha madritensis poseen un tamaño más pequeño (diámetro mayor de la concha entre 6 y 10 mm). Con un sólo ejemplar aparecen Testacella haliotidea, Cochlicella barbara y Ferussacia follicula, que también

Mª Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández, Jesús Francisco Jordá-Pardo...

Figura 3. Especies identificadas en la Sala de la Mina de la Cueva de Nerja. 1.- Iberus gualtieranus morfo alonensis. 2.- Iberus gualtieranus morfo marmoratus. 3.- Sphincterochila cariosula hispanica. 4.- Rumina decollata. 5.- Cochlicella barbara. 6.- Ferussacia follicula. 7.- Caracollina lenticula. 8.- Xerotricha madritensis. 9.- Testacella haliotidea.10.- Melanopsis praemorsa. 11.- Theodoxus fluviatilis.

33

Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico...

Sphincterochila cariosula hispanica Anchura

Altura

175

175

Nº de ejemplares Media aritmética

16,34

10,68

Maximo

18,91

12,68

Mínimo

13,95

8,89

Desviación estandar

1,0021

0,8205

Iberus gualtieranus morfo alonensis Anchura

Altura

Nº de ejemplares

41

41

Media aritmética

38,002

27,43

Maximo

48,14

32,59

Mínimo

31,5

21,68

Desviación estandar

3,59

2,71

Anchura

Altura

Iberus gualtieranus morfo marmoratus Nº de ejemplares

45

45

Media aritmética

20,46

11,71

Maximo

24,75

14,24

Mínimo

13,28

9,29

Desviación estandar

1,91

1,03

Tabla 3. Morfometría de las tres especies de mayor tamaño encontradas en la Sala de la Mina de la Cueva de Nerja.

son de pequeño tamaño (ente 7 y 10 mm de altura, las dos últimas). Testacella haliotidea presenta una concha reducida de 4,5 mm. No hemos podido llegar a nivel de especie en los taxones que hemos denominado Helicella sp1 y Helicella sp2, dado que las especies de este género se determinan por los caracteres del aparato genital del que carecemos. Son de pequeño tamaño (diámetro mayor de la concha entre 4 y 8 mm) y representan tan sólo el 0,92% y 0,05%, respectivamente. Las especies dulceacuícolas encontradas son dos: 1.Melanopsis praemorsa que representa el 8,13% y su altura oscila entre 8 y 12 mm. Algunas de sus conchas aparecen afectadas por el fuego. 2.- Theodoxus fluviatilis que tan sólo representa el 0,16% y su tamaño es de unos 6 mm. El único ejemplar encontrado no presenta signos de manipulación antrópica, no está perforado, aunque sus conchas se han utilizado frecuentemente como adornocolgante, incluso en otros niveles del mismo yacimiento (Jordá Pardo et al., 2010). Las especies Iberus gualtieranus morfo marmoratus y Sphincterochila cariosula hispanica presentan, en este 34

yacimiento, un tipo de roturas que pudieran haber sido realizadas por depredación por animales, con una frecuencia del 17,21%. Estas roturas tienen distintas morfologías, que podemos asimilar a tres tipos: 1.- la rotura desde el ápice, con la destrucción subsiguiente de la concha, que a veces afecta a una buena parte de la misma. Este tipo de alteración tafonómica ya ha sido descrita en la literatura (Aparicio, 2004). 2.- En la zona de la periferia de la concha, rotura que permite acceder al musculo columelar, romper este y liberar el animal permitiendo su salida fuera. 3.- Rotura del ápice y de la parte lateral de la concha al mismo tiempo (Fig. 4). Con el objetivo de comparar la malacofauna entre los distintos niveles estratigráficos, hemos calculado el NMI/m3, representados en la Fig. 5. En ella distinguimos tres patrones: 1.- el representado por los niveles NM19, NM18 y NM17, con una mayor abundancia de las tres especies de mayor tamaño, en una composición de taxones similar y creciente del nivel más antiguo al más moderno; 2- el representado por los niveles NM16, NM15 y NM14, dónde la abundancia de las especies de gasterópodos de mayor tamaño disminuye significativamente, a excepción de la Sphincterochila cariosula hispanica; 3.- el representado por el nivel

Mª Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández, Jesús Francisco Jordá-Pardo...

Figura 4. Roturas causadas, posiblemente, por animales. 1- tipo 1 producida desde el ápice con la destrucción de parte de la concha, en 2 ejemplares de Sphincterochila cariosula hispanica.2- tipo 2, en la periferia de la concha de 4 ejemplares de Sphincterochila cariosula hispanica. 3- tipo 3, con afectación desde el ápice y el lateral de la concha, en 2 ejemplares de Sphincterochila cariosula hispanica. 4- tipo 1 en dos ejemplares de Iberus gualtieranus morfo alonensis. 5- tipo 3 en la misma especie.

35

Figura 5. Representación gráfica del NMI/m3 de cada especie en los distintos niveles estratigráficos de la Sala de la Mina de la Cueva de Nerja.

Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico...

36

Mª Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández, Jesús Francisco Jordá-Pardo...

Figura 6. Representación gráfica de la abundancia total (sin distinguir taxones) de NMI/m3 de los moluscos continentales y de los moluscos marinos en los distintos niveles estratigráficos de la Sala de la Mina de la Cueva de Nerja.

NM13 dónde aumenta algo la abundancia de Iberus gualtieranus morfo alonensis, Sphincterochila cariosula hispanica crece de nuevo en NMI y las demás especies mantienen su presencia aunque en menor número. En la Fig. 6 está representada la abundancia de los moluscos continentales, en número total de ejemplares sin distinguir taxones, así como la de los moluscos marinos, igualmente en números totales sin distinguir taxones. Observamos tres patrones similares a los que se acaban de describir. El primer patrón que comprendería los niveles NM19, NM18 y NM17 dónde la presencia de los moluscos marinos es testimonial. El segundo patrón que incluye los niveles NM16, NM17 y NM18, donde el MNI de los moluscos marinos es mayor y disminuyen en número los moluscos continentales, y por último el nivel NM13 donde el NMI de los moluscos marinos aumenta considerablemente.

4. Discusión y conclusiones La presencia de los tres taxones de mayor tamaño (Iberus gualtieranus morfo alonensis, Iberus gualtieranus morfo marmoratus y Sphincterochila cariosula hispanica), sería consecuencia de su utilización como

alimento por el ser humano. Su tamaño, abundancia, aportación como nutriente y presencia en asociación directa con otros restos introducidos en la cueva con fines alimenticios, son argumentos en los que se apoya esta interpretación, de manera similar a lo señalado en otros concheros circunmediterráneos y atlánticos (Lubell 2004a, 2004b; Lubell y Barton, 2011; Gutiérrez-Zugasti, 2011, FernándezLópez de Pablo et al., 2011, 2014). Sphincterochila cariosula hispanica, especie claramente mediterránea (endémica de la zona costera de Málaga en Andalucía), tiene una concha algo más robusta que las demás especies terrestres aquí analizadas, carácter que le confiere una ventaja favoreciendo su fosilización diferencial. Este hecho explicaría su mayor abundancia en la cueva, por encima de las dos especies del género Iberus. Desafortunadamente, tenemos escasa información sobre las causas de las roturas de las conchas. No hay que descartar que pudieran haberse producido por depredadores, aunque no se pueda precisar el animal que las ha provocado. En la literatura hay descritas roturas similares a las encontradas en este yacimiento producidas por roedores (Cadé, 1999; Yusa et al., 2000; Allen, 2004; Rosin et al., 2011), por lo que pudieran haber sido producidas por estos 37

Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico...

animales. También hay descritas en la literatura roturas producidas por aves que podrían confundirse con las de los roedores (Yanes et al., 1991; Aparicio, 2004), por lo que sería deseable poder reconocer el depredador que las ha producido. Exceptuando los tres taxones de mayor tamaño, las demás especies de gasterópodos terrestres habrían llegado a la cueva de forma fortuita. Su abundancia y tamaño, sensiblemente inferiores, así lo indicarían. Pudieron llegar fácilmente adheridas a otros alimentos, combustibles u objetos. En cuanto a las especies dulceacuícolas, la única concha de Theodoxus fluviatilis hallada en los niveles considerados, no presenta manipulación antrópica, aunque pudiera servir de materia prima de reserva para su posterior transformación en objeto de adorno-colgante. Sin embargo Melanopsis praemorsa presenta una abundancia que merece consideración. Los taxones de la familia Melanosisdae tienen, en la actualidad, una distribución disyunta: por un lado viven en Nueva Zelanda y en Nueva Caledonia y por otra en el Mediterráneo. Son unos moluscos antiguos, en esta región aparecen al menos desde el Neógeno (Glaubrecht, 2000). En nuestras latitudes, las formas que encontramos, pertenecerían a una especie altamente polimórfica con numerosas subespecies que presentan una distribución circunmediterránea (Glaubrecht, 2000). En España esta especie está documentada en el Levante y en la zona mediterránea de Andalucía. Jordá Pardo et al. (2011a), en la Sala del Vestíbulo, donde también encuentran este taxón (con el nombre de M. laevigata), indican que quizá llegara hasta allí adherida a las algas, introducida accidentalmente por las actividades humanas. Fernández-López de Pablo et al., (2011), encuentra asimismo cantidades significativas de Melanopsis tricarinata tricarinata (probablemente la misma especie que nosotros consideramos), en el yacimiento del Arenal de la Virgen, sugiriendo su introducción selectiva por el hombre en el mismo. Carecemos de evidencias, como la presencia de conchas perforadas, que sugieran su utilización con motivo ornamental. Pudiera ser que por su tamaño, ni grande para servir de alimento, ni pequeño para ser ignorada, tamaño de la pinza de nuestra mano (entre 8 y 12 mm), pudiera haber sido quizá utilizada como un sistema de ficha o pieza para realizar conteos. Aparecen algunas conchas quemadas, quizá porque estaban siendo utilizadas cerca de los hogares, en las áreas específicas, de mayor actividad, habitadas por los grupos humanos. Además las conchas de Melanopsis praemorsa tienen una dureza/ 38

resistencia que permite una reiterada manipulación antrópica. En el primero los tres patrones señalados en la figura 5 (niveles NM19, NM18 y NM17), se aprecia la mayor abundancia de las tres especies de mayor tamaño, con las variaciones ya señaladas. Teniendo en cuenta que la presencia de estas tres especies en el yacimiento son consecuencia de un aporte antrópico, vendría a indicar que los habitantes de la cueva formaron un “conchero” con los caracoles que se comían. La abundancia de las mismas indica también que las condiciones climáticas en estos tres niveles no pudieron ser muy frías, porque el hielo constituye un factor limitante para la vida de las dos especies de Iberus y de Sphincterochila cariosula hispanica. En los tres niveles que marcan el segundo patrón (niveles NM16, NM15 y NM14) la disminución en la abundancia de los dos taxones de Iberus sugiere un cambio en el patrón alimenticio, indicando posiblemente la disminución de su consumo. También esta disminución podría ser consecuencia de un cambio en las condiciones climáticas con unas características menos favorables para el desarrollo de las especies de Iberus, aunque la presencia y abundancia de Sphincterochila cariosula hispanica nos marcaría unas condiciones climáticas templadas. Por último, en el tercer patrón, (nivel NM13, Fig. 5), las variaciones en las abundancias de Iberus gualtieranus morfo alonensis y de Sphincterochila cariosula hispanica, y las de las demás especies, sugieren un nuevo cambio de patrón alimenticio o del aporte a la cavidad en el área muestreada. Los tres patrones ya indicados en la Fig. 6 parecen apoyar también un cambio de patrón alimentario, pero además sugieren un patrón alternativo. En los niveles más antiguos habría un predominio de consumo de moluscos continentales sustituido posteriormente, en los niveles más recientes por el predominio del consumo de moluscos marinos. En el nivel NM16 los habitantes de la cueva habrían empezado a consumir los moluscos marinos de forma conspicua en detrimento del consumo de los continentales, cambio que se intensificaría en el nivel NM13, en favor de los moluscos marinos. Estos cambios en los conjuntos de malacofauna continental pudieron ser indicativos, indirectamente, de los cambios en la posición de la línea de costa y la distancia entre la cueva y el mar. Está bien documentado que esta distancia ha variado conside-

Mª Teresa Aparicio, Esteban Álvarez-Fernández, Jesús Francisco Jordá-Pardo...

rablemente en el pasado ( Jordá Pardo et al., 2009; 2011b), dependiendo de los periodos fríos y cálidos indicados en la cronoestratigrafía. Posiblemente en los niveles NM19, NM18 y NM17, la distancia hasta el mar desde la cueva, fuera lo suficientemente grande como para dificultar el traslado de los moluscos marinos hasta la misma, favoreciéndose así el consumo y almacenamiento de los moluscos terrestres más próximos. La distancia que separa los yacimientos de la línea de costa ha sido sugerida igualmente para explicar la escasez de marisqueo en yacimientos como la Cueva del Caballo y de la Cueva del Algarrobo (Martínez, 1997) en la zona mediterránea. En el nivel NM16 se habría producido un acercamiento del nivel del mar a la cueva, facilitando el trasporte de las conchas marinas, patrón que se mantendría en los niveles NM15 y NM14. Por último, en el nivel NM13, la distancia de la cueva hasta el mar se habría reducido nuevamente, permitiendo el aumento masivo del transporte de las conchas marinas hasta el yacimiento. En el futuro, una evaluación completa del uso de la malacofauna continental debería tener en cuenta los datos obtenidos en todas las salas, valorando así patrones diacrónicos generales y rasgos particulares vinculados a las diversas ocupaciones.

Agradecimientos A José Alberto Paz de la Flor por su colaboración con las medidas, las tablas y las fotos; a Jesús Muñoz por la realización de las fotos y a Alfonso Nombela por la preparación de las figuras. Las tres personas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

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Análisis de los moluscos continentales del Paleolítico Superior y del Epipaleolítico...

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Gasterópodos continentales en yacimientos arqueológicos de los valles Asón y Miera (Cantabria) durante el Holoceno: aspectos paleo-ecológicos Jesús Ruiz Cobo1

Resumen Se aborda aquí el estudio de las posibilidades de interpretación paleo-ecológica resultado del análisis de conjuntos amplios de conchas de gasterópodos continentales recuperados en las excavaciones arqueológicas, un tipo de trabajo cada vez más frecuente en los proyectos de investigación. Se detallan conclusiones concretas para varias series de malacofauna procedentes de yacimientos arqueológicos a partir sobre todo de los ambientes de procedencia de las especies. La mayor parte de los proyectos cuyos resultados se utilizan en este trabajo parten de excavaciones realizadas en yacimientos datados en el Holoceno de dos valles de Cantabria, el del Asón y el del Miera datados en el Holoceno. Los resultados más destacables son los que permiten interpretar las variaciones en la densidad y riqueza de gasterópodos en los niveles arqueológicos en términos de cambios en la ocupación de la estación arqueológica. Palabras clave: Gasterópodos continentales, yacimiento arqueológico, reconstrucción ambiental, Holoceno, Cantabria, Asón, Miera.

Abstract This paper studies the potential of palaeo-ecological interpretations resulting from the analysis of large assemblages of terrestrial gastropod shells found in archaeological excavations, a type of analysis that is becoming increasingly common in research projects. Certain conclusions are described for several malacofaunal assemblages retrieved in archaeological deposits, based mainly on the natural environments of the species. Most of the results used in this paper come from excavations at Holocene sites in two Cantabrian valleys, the Asón and the Miera. The main conclusion is that the variations in density and abundance of gastropods in archaeological levels can be interpreted in terms of changes in the occupation of the archaeological site. Keywords: Terrestrial gastropods, archaeological site, environmental reconstruction, Holocene, Cantabria, Asón, Miera.

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GEIS C/R. Grupo de exploraciones e investigaciones subterráneas Carballo Raba. C/ Alcalde Arche s/n. Bajos municipales Muriedas. Camargo. Cantabria. Mail: [email protected].

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Gasterópodos continentales en yacimientos arqueológicos de los valles Asón...

1. Introducción Se pueden diferenciar tres enfoques en los trabajos sobre los gasterópodos continentales: a) Análisis económico: puesto que algunas especies de gasterópodos sirvieron de alimento a los grupos humanos que formaron los yacimientos arqueológicos (por ejemplo Gutiérrez Zugasti, 2009, Fig. 1; Ruiz Cobo et al., 1999), estas tienen cierto peso en la economía y pueden establecerse las áreas de recogida, los momentos del año, las áreas y dinámicas de recolección, etc. b) Estudios tafonómicos. La presencia de especies en contextos arqueológicos determinados, permite obtener conclusiones sobre la integridad y los tipos

de alteración sufridos por los registros sedimentarios. Este sería el caso de Cornu aspersum, o Potamopyrgus antipodarum que sabemos han colonizado la región a partir de un momento concreto de la historia por lo que su presencia en una fase muy anterior debe ser explicada (Aparicio 2001; Soler et al., 2006). Otra cuestión de la que pueden derivarse conclusiones de interés es la aparición de especies con perfiles ecológicos muy estrictos, concretamente termófilas, en niveles asignados a épocas frías. c) Estudios de tipo paleo-ecológico. El carácter muchas veces masivo de la presencia de conchas de gasterópodos terrestres en los niveles arqueológicos y su especificidad ambiental, permite considerar la asociación presente en el yacimiento como un reflejo modificado por la presencia humana de las

Figura 1. Gráfico de frecuencias de número de restos (NR) y del número mínimo de individuos (NMI) de Cepaea nemoralis en yacimientos arqueológicos de la Cornisa Cantábrica, a partir de Gutiérrez Zugasti (2009).

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Jesús Ruiz Cobo

asociaciones que vivieron tanto en la propia estación como en su entorno. Desde un enfoque dinámico pueden utilizarse las variaciones en el número de especies y de individuos de cada una de las especies que viven en los diferentes niveles de la cavidad como indicador de los cambios producidos en este entorno por la actividad humana. Este trabajo se centrará en el último de estos tres apartados. Es resultado del desarrollo de una serie de estudios de muestras de gasterópodos procedentes de yacimientos arqueológicos de la región - varios de ellos realizados por el autor - y paralelamente del estudio de la fauna actual de gasterópodos continentales de Cantabria. En esta región actualmente viven un centenar especies terrestres y una treintena de especies dulceacuícolas. El grado de conocimiento de ambas es muy diferente, mientras que de las primeras se dispone de estudios concretos y de la información publicada para el País Vasco (por ejemplo Altonaga et al., 1994; Ojea et al., 1983), no se puede decir lo mismo de las especies que viven asociadas a masas de agua, a las fuentes y a las corrientes subterráneas, para las que se dispone de menos trabajos y un menor número de muestreos (por ejemplo Arconada et al., 1984; Rolan, 1991). En Cantabria, a diferencia de otras comunidades autónomas, como por ejemplo el País Vasco (Altonaga et al., 1994) o Castilla - La Mancha (Bragado et al., 2010), no se ha realizado el estudio monográfico de los gasterópodos continentales. Esta falta de un catálogo detallado de las especies presentes en nuestra región hoy día y especialmente la escasez de datos disponibles sobre sus preferencias ecológicas, supone un importante problema de entrada para extraer información sobre las asociaciones de especies que integran las series recuperadas en contextos arqueológicos. Esto nos ha llevado a realizar muestreos y clasificaciones en parte del territorio regional. Los caracoles, a diferencia de otros organismos, presentan una serie de ventajas como fuente de información paleo-ambiental:

c) Además resulta habitual poder realizar la clasificación de las conchas a nivel de especie, salvo para los miembros de algunos géneros con rasgos externos menos definidos o que han perdido el brillo y la decoración. Resulta también un importante obstáculo la presencia de fracturas y sobre todo de acumulaciones de carbonato, a menudo dentro y en el entorno de la boca, un sector cuyo estudio puede ser clave para establecer una caracterización específica. d) Una parte significativa de las especies - o determinadas asociaciones de especies-, se desarrollan exclusivamente en ecosistemas concretos, lo que les da valor como indicadores ecológicos. El objetivo genérico de este trabajo ha sido establecer qué tipo de información paleo-ecológica concreta proporcionan las asociaciones de especies en los contextos arqueológicos en cueva estudiados, básicamente en horizontes del Holoceno temprano de Cantabria. Se pueden concretar varios puntos: • �ué puede deducirse de la proporción entre especies troglobias y aquellas que viven al aire libre. • �ué factores han producido el aporte de especies que viven en el exterior de la cavidad hasta el yacimiento. • �ué datos pueden proporcionan las especies de hábitat exterior presentes en el yacimiento sobre el entorno inmediato a la cavidad. • Por último nos planteamos si las variaciones a lo largo de la secuencia del número de individuos de especies endógenas, es decir las que vivían en el mismo entorno del hábitat humano -techo, paredes y suelo de la cavidad-, pueden relacionarse con la intensidad de la ocupación del sitio en la prehistoria. Se puede diferenciar aquí entre las especies de hábitat parietal y las especies humícolas que podrían tener respuestas diferentes al estrés creado en sus poblaciones por la ocupación humana.

2. Método y objetivos

a) Su abundancia en los terrenos calcáreos y en distintos ambientes, permite que aparezcan bien representados en los yacimientos formados en la boca de las cavidades cársticas.

Para la realización de este estudio se han llevado a cabo dos tipos de trabajos de forma paralela:

b) Su concha, formada por carbonato cálcico, resiste relativamente bien la degradación y aparece incluso en contextos antiguos (Madurga, 1973).

a) Estudio de las asociaciones actuales de gasterópodos continentales a partir de la recogida de cincuenta muestras en las cuencas del Miera y Asón. En la se45

Gasterópodos continentales en yacimientos arqueológicos de los valles Asón...

lección de los puntos de muestreo se han diversificado los ambientes, tanto desde un punto de vista topográfico - sectores de fondo de valle, de ladera-, como de los sustratos -calcáreos puros, mixtos, detríticos- y con diferentes coberteras vegetales -bosque mixto, encinar, landas, prados-. Se han combinado muestreos selectivos con muestreos de sedimento; en este último caso se ha recogido una muestra de 250 gr de sedimento y se ha cribado con malla mínima de 0,5 mm. Los resultados de esta parte del trabajo exceden los objetivos del artículo por lo que sólo se utilizarán como marco de referencia en la interpretación paleo-ecológica de las asociaciones recuperadas en estaciones arqueológicas. Al realizar estas interpretaciones debe tenerse en cuenta que los paisajes actuales de Cantabria son resultado de profundas modificaciones realizadas por las sociedades humanas en los últimos milenios. Esto hace complejo establecer la correspondencia entre las comunidades actuales y las que vivieron durante el primer post-glacial. Por otra parte sabemos que aunque la temperatura de los últimos milenios se ha movido en unos rangos similares a los de hoy, con variaciones de ±1 ó 2 grados en los últimos milenios (Davis et al., 2003) la vegetación fue muy diferente. b) Estudios de series de gasterópodos en yacimientos arqueológicos, llevados a cabo por distintos investigadores. Sus resultados conforman ya un corpus de datos que consideramos significativo. Se incluyen aquí los datos proporcionados por una docena de yacimientos arqueológicos de época tardiglaciar y sobre todo holocénica, situados en Cantabria. En concreto: • Cubío Redondo (Matienzo, Ruesga). Se trata de un campamento mesolítico ubicado en una cueva pequeña, en un ambiente de media montaña caliza. Las dataciones radiométricas del yacimiento indican que se formó durante casi dos milenios en un momento cultural mesolítico. Fue utilizada por un pequeño grupo de cazadores recolectores, que consumieron allí las cabras, corzos, ciervos, jabalíes y rebecos que cazaron en los cordales inmediatos. Además recolectaron y consumieron avellanas, bellotas y caracoles de tierra (Ruiz Cobo y Smith, 2001). Las series de gasterópodos obtenidas a lo largo de toda la secuencia fueron estudiadas por M.T. Aparicio (2001). • Sima del Diente (Matienzo, Ruesga). Abrigo utilizado como lugar de refugio por pastores neolíticos 46

y como lugar de inhumación durante la Edad del Bronce. Se excavó en el fondo de una pequeña sima, un espacio no habitable por los grupos humanos, que está labrada junto a la pared de un amplio abrigo, casi en la cumbre de uno de los cordales que rodean la depresión de Matienzo. Como en el yacimiento anterior todo el sedimento extraído de la cueva fue cribado en laboratorio. Las conchas de gasterópodos recuperadas fueron estudiadas por M.T. Aparicio (2003). • Cofresnedo (Matienzo, Ruesga). Esta gran cavidad fue utilizada por grupos humanos, de forma discontinua, desde el último interglaciar hasta la Edad Media. Las muestras de sedimento resultaron pobres en conchas de gasterópodos y proceden de la zona central del vestíbulo y de restos de un conchero mesolítico cementado en la boca (Ruiz Cobo y Smith, 2003a). • Cueva de Cobrante (San Miguel de Aras, Voto). Esta amplia cavidad se encuentra en un paisaje de media montaña, al fondo del valle de Aras, cerca de la desembocadura del Asón y contiene un complejo y rico yacimiento arqueológico. Fue excavada durante varias campañas por P. Rasines del Río (2010) que nos proporcionó muestras de gasterópodos procedentes de niveles asignados al mesolítico. El sondeo se realizó en una plataforma situada en la zona del fondo del vestíbulo, concretamente a 37 metros de la línea de visera actual de la cavidad (Ruiz Cobo, 2010). • En el proyecto Los Tiempos de Altamira, coordinado por el Centro de Investigaciones y Museo de Altamira, se han estudiado las series de gasterópodos recuperadas en las excavaciones del Las Aguas (Novales), Linar (La Busta de Periedo) y Cualventi (Oreña), centrado en el estudio de fases tardiglaciares (Ruiz Cobo y Muñoz Fernández, en prensa). En este artículo sólo haremos referencia al primero de los yacimientos. • Abrigo del Carabión en San Miguel de Aras (Voto). Yacimiento situado en un abrigo fluvial inmediato al río Clarón. El año 2009 fue excavado bajo la dirección de M. Pérez Bartolomé y aportó un nivel aziliense y otro de facies conchero asignado al Mesolítico final y primer Neolítico separados por un hiato sedimentario casi estéril (Pérez Bartolomé, 2013). El problema de estas series es que proceden de un sector limi-

Jesús Ruiz Cobo

tado de la estratigrafía, el paquete superior. En ellas se han identificado 612 ejemplares correspondientes a 37 especies de hábitat terrestre y 7 de hábitat fluvial.

3. Resultados y discusión A continuación destacamos los planteamientos más significativos derivados del estudio de las series obtenidas en excavaciones arqueológicas.

te, en una amplia diversidad de medios y puede encontrarse en los tallos de las encinas, sobre las rocas, bajo los troncos, etc. • Los cantiles calizos que forman la pared donde se abre la cueva. Allí desarrollaron su ciclo vital: Chondrina kobelti, Abida vasconica, Pyramidula rupestris, Cochlostoma (Obscurella) sp. • Del exterior, en un entorno más amplio, proceden las conchas de la ubicua Helicella itala y Pyrenaearia cantabrica.

3.1 Cubio Redondo En Cubío Redondo el estudio de las conchas de Cepaea nemoralis reveló que habían sido consumidas en el yacimiento dado que en varios casos aparecieron asociadas a restos de hogar e incluso presentaban fragmentos de carbón en su interior. El análisis del tamaño de las conchas de esta especie reveló la existencia de dos poblaciones: una mayoría de adultos, de más de un año de edad, con valores medios de diámetro de entorno a 25 mm y una población de subadultos, de unos 18 mm de diámetro medio que nacieron en la primavera del año en que fueron recogidos. Esto revela que este recurso se recogió durante el otoño, en torno a septiembre u octubre. Además este momento sería óptimo para su recogida por coincidir con las primeras lluvias (Rasilla Álvarez, 1994). En este yacimiento se estudiaron además las conchas del resto de las especies de gasterópodos. La muestra estaba formada por 455 ejemplares e incluye 21 especies (Aparicio, 2001), procedentes de al menos tres ambientes: • La zona media e interior de la cavidad en que vive Zonitidae sp., el grupo de especies mejor representado (básicamente formado por conchas de Oxychilus sp.). También Elona quimperiana y Azeca goodalli son frecuentes en los primeros tramos de la cavidad. • El sector exterior de la cueva donde, en la capa superficial, pueden vivir especies húmicas, como Oestophorella buvinieri, Discus rotundatus, Cochlicopa lubrica, Pomatias elegans, Puctum pygmaeum, Vallonia costata, Vitrea contracta, Pupilla muscorum y Truncatellina cylindrica. En cuanto a Clausilia bidentata aparece, al menos actualmen-

Figura 2. Concha de Pyrenaearia cantabrica (Cueva del Cubío Redondo de Matienzo) una especie que parece más común en los yacimientos mesolíticos de montaña que en la actualidad en los mismos entornos.

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Gasterópodos continentales en yacimientos arqueológicos de los valles Asón...

Aparicio (2001) encuentra similitudes entre esta serie de malacofauna continental y la analizada en Los Canes, con un yacimiento de época similar y situado en un contexto también homogéneo, aunque de carácter funerario (Aparicio y Escorza 1998). Ahora bien, destaca la proporcionalmente baja representación de P. elegans en Cubío Redondo, y apunta a que quizás son las condiciones de habitabilidad, mejores en este yacimiento, las que explican una mayor intensidad en la ocupación humana de la cueva, lo que ha incidido en una menor proliferación de esta especie en el humus de la cavidad. También destaca la aparición de conchas de P. cantabrica, una especie relativamente rara en la zona hoy día, aunque presente (Fig. 2). Actualmente en Cantabria vive en laderas calizas desnudas, en muchos casos sobre los matorrales que crecen entre las rocas de los canchales estabilizados. Por último la aparición de algunos fragmentos de Cornu aspersum, se interpreta como producto de una contaminación, es decir resultado de una mezcla del sedimento del nivel con restos de la superficie, dado que se considera que esta especie llega a la Cornisa Cantábrica en momentos posteriores, bien con los cultivos de la neolitización o bien con la romanización (Aparicio, 2001). Actualmente C. aspersum resulta más frecuente en los muestreos localizados en las cercanías del hábitat humano y se enrarece en las zonas de media montaña. Se hace necesario explicar la presencia de especies detritívoras, típicas del entorno vestibular, en un punto a unos 8 m de la boca. Es posible que hayan llegado a esta posición junto con las conchas de C. nemoralis y el resto de la basura humana desde posiciones inmediatas a la boca, como parte del proceso de limpieza realizado en las sucesivas ocupaciones de la cueva, dado que la morfología de la cavidad no permite la existencia de un drenaje de agua desde el exterior. Como parte del estudio arqueológico de las evidencias recuperadas y dado que todo el sedimento fue tamizado y seleccionado en laboratorio, se realizó un estudio estadístico a partir de las frecuencias de las diferentes categorías de ecofactos en las tallas (Ruiz Cobo y Smith, 2001:50). El análisis de las correspondencias (Greenacre y Primicerio, 2013) evidenció que las frecuencias de microfauna y de gasterópodos -excluyendo las conchas de C. nemoralis- se correlacionaban de modo estadísticamente significativo entre sí, oponiéndose en los factores a los carbones, fragmentos de macrofauna, fragmentos de Mytilus sp. y pequeños fragmentos de barro cocido - evidencia del desmantelamiento de hogares-. Esto permitía interpretar ambas 48

categorías - gasterópodos y microfauna - como indicadores de fases de abandono de la cavidad. Los resultados permiten esbozar la dinámica de ocupación de la cueva, que duró entre uno y dos milenios según dataciones radiocarbónicas: las primeras ocupaciones -talla 8- aportaron máximos de microfauna y gasterópodos y corresponden a visitas dispersas en el tiempo, lo que permite la existencia en la cavidad de poblaciones naturales de gasterópodos y la conservación de sus conchas. La ocupación se intensifica en las tallas 7 y 6, aunque sigue teniendo carácter esporádico. Después, en la talla 5, se produce una fase de abandono detectada por el uso de la cavidad por rapaces nocturnas y la reconstrucción de las poblaciones de moluscos parietales y de suelo. A partir de aquí, las frecuencias de los restos de las tallas 4 a 1 indican que la ocupación humana del vestíbulo es intensa, lo que limita mucho el uso de la cueva por los gasterópodos y por las rapaces.

3.2 Sima del Diente En las muestras de sedimento de la Sima del Diente se identificaron 16 especies de gasterópodos terrestres -1663 individuos- Aparicio (2003). La mayor parte corresponde a especies que o bien vivían en la propia sima -Zonitidae sp., Cryptazeca vasconica, E. quimperiana- o bien poblaban el abrigo exterior, como Oestophorella buvinieri. En este yacimiento, como en otros, se atestigua que la especie C. aspersum sólo aparece en las capas más recientes, de cronología sub-actual, lo que encaja con lo comentado más arriba. El registro sedimentario que rellena la sima tiene una doble procedencia: algunos niveles se han ido formando exclusivamente por aportes del propio sistema cárstico y otros presentan además sedimentos procedentes del abrigo exterior, e incluyen elementos industriales del hábitat del abrigo. En estas capas con aporte exterior la proporción de especies que vivían dentro de la sima era menor que en los niveles producto de la génesis interna de la cavidad, de formación más lenta, dominados por especies troglobias. Esto permitió establecer diferentes velocidades de formación para cada nivel, pues debe tenerse en cuenta que el ritmo de caída de las especies endógenas se mantiene estable (Ruiz Cobo y Smith, 2003b).

3.3 Cofresnedo En el estudio de Cofresnedo el resultado más interesante fue constatar las variaciones en la diversidad de especies y en la riqueza de sus poblaciones según se

Jesús Ruiz Cobo

avanza hacia el interior de la cueva. Así se observó una reducción del 54 % en número de especies y del 85 % en número de individuos entre un muestreo en el vestíbulo y otro realizado a 15 m de la boca. En este yacimiento aparecieron, en posiciones interiores, especies de hábitat troglófilo -Oxychilus helveticus, C. vasconica y Zospeum suarezi- (Ruiz Cobo y Smith, 2003a). La única estación arqueológica de Cantabria donde ha aparecido esta última especie, además de Cofresnedo, es la cueva 2179 de Matienzo (Smith y Echevarría 2010).

3.4 Las Aguas Los sondeos realizados en el yacimiento de Las Aguas se practicaron en puntos interiores de la cueva, apareciendo en sus muestras tanto especies de hábitat troglófilo como otras del exterior de la cavidad (Ruiz Cobo y Muñoz, en prensa). La presencia de especies procedentes del exterior, dado que no son comestibles, se podría explicar hipotéticamente por su aporte junto con algún tipo de material que, por exclusión, y dado que estos animales viven sobre los arbustos y en las ramas secas, podría tratarse de la leña, llevada al yacimiento por los grupos humanos para sus hogares. Destaca la importancia de conchas de hygromidos

(familia hygroomiidae), cuyos representantes más habituales en Cantabria son Hygromia limbata y Mengoana jeschaui, ambas muy ligadas hoy en esta región al bosque caducifolio. La principal aportación del estudio de este yacimiento fue constatar que uno de los cortes fue realizado en un sector revuelto por el funcionamiento hídrico como evidenciaban, además de estudios sedimentológicos, la aparición de conchas de C. nemoralis, un molusco de clima templado, en un nivel pleniglaciar, que aportó incluso restos de reno (Ruiz Cobo y Muñoz, Fernández en prensa). En el gráfico de la Fig. 3 se reflejan las frecuencias absolutas del número mínimo de individuos en los niveles de la cueva de Las Aguas.

3.5 Cobrante En el yacimiento de Cobrante se estudió una muestra muy reducida en número, en la que sólo aparecen una docena de especies, la mayoría en los niveles holocénicos (Ruiz Cobo, 2010). De ellas C. vasconica, O. helveticus y E. quimperiana son las de hábitat más troglófilo. Se trata de habitantes del suelo y las paredes del vestíbulo de la cueva, sector en que se realizó un sondeo, en un ambiente con condiciones de luz atenuada, humedad ambiental media-alta y temperatura estable. De los detritus del suelo del sector más exterior,

Figura 3. Gráfico de frecuencias absolutas del número mínimo de individuos (NMI) en los niveles de Las Aguas (Novales).

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concretamente del suelo del abrigo, donde hoy son frecuentes, proceden Discus rotuntadus, Aegopinella nitidula y O. buvinieri. Es muy probable que hayan sido transportados hasta la zona media del vestíbulo, por la lámina de agua, en momentos de gota fría. Además aparecen conchas de C. nemoralis, caracol que sabemos fue consumido en los niveles mesolíticos pues aparece asociado a restos producidos por el hábitat humano, como huesos fracturados de macromamíferos, restos de carbón etc. La última especie identificada es Helicella itala. Dado que no vive en el abrigo sino en zonas exteriores sus conchas han debido llegar al interior de la cueva junto con algún material, probablemente con ramas, cortezas o maderas utilizadas como combustible por los grupos humanos que ocuparon este espacio.

3.6 El Carabión En las muestras obtenidas en las diez tallas en que se excavó el conchero del Abrigo del Carabión, aparecen especies que vivieron en diferentes ambientes: a) El propio abrigo rupestre. Se trata de E. quimperiana, O. cellarius, C. vasconica, Crytptazeca kobelti y Azeca goodalli. En el material húmico y entre las piedras desarrollaron su ciclo vital O. buvinieri, Discus rotundatus, Aeopinella nitidula, Lauria cylindracea

y P. elegans. Tres especies del género Obscurella (O. hidalgoi, O. crassilabrum y O. bicostulata) y dos del género Abida (Abida bigerrensis y Abida vasconica) vivieron en el cantil calizo formado sobre el abrigo. Otras especies de pequeño tamaño viven en el humus y en el horizonte A del suelo: Cecilioides acicula, Acicula fusca, Carychium tridentatum, Cochlicopa lubrica, Euconulus fulvus, Vallonia costata, Vallonia excentrica y Vitrea crystallina. b) Formaciones vegetales que nacen en la cresta y en la cima del mazo donde se encuentra el abrigo: Clausilia bidentata, H. limbata, Oestophora silvae, C. nemoralis, Cochlicella barbara y Helicella itala. Se ha planteado que la presencia de C. bidentata y de H. itala puede ser indicador de una cierta bonanza climática (Evans, 1972), aunque su carácter ubicuo, al menos en la actualidad en la región, desde ambientes de montaña hasta la llanura litoral, hace que quizás este planteamiento no pueda ser aplicado a la zona. De hecho las poblaciones de Helicella itala son ricas y sus conchas alcanzan mayor tamaño en las zonas calcáreas abiertas a partir de los 1100 m, según se ha constatado en los muestreos realizados en Cantabria por el autor. c) Especies fluviales. Resulta destacable la aparición en los niveles arqueológicos de especies que viven en

Figura 4. Número de individuos por tallas para especies/ géneros de agua dulce del Abrigo del Carabión (Voto).

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Jesús Ruiz Cobo

Figura 5. Evolución del ratio entre número de especies de hábitat terrestre y fluvial en las diferentes tallas del Abrigo del Carabión (Voto).

el río o sobre las plantas que crecen en el cauce. Se trata de Pisidium sp., Theodoxus fluviatilis, Galba trunculata, Bithynia tentaculata, Alzoniella cantabrica y Radix ovata. En el gráfico de la Fig. 4, que indica el número de individuos de especies de agua dulce por tallas en el Carabión, se observa cómo las inundaciones sobre el abrigo se mantuvieron a lo largo de la formación del paquete sedimentario. En la Fig. 5 se ha expresado la evolución en el tiempo de la relación entre el número de especies de hábitat terrestre y fluvial. Además se atestigua la abundancia de Potamopyrgus antipodarum una especie también fluvial que al parecer llegó a Europa en época histórica (Soler et al., 2006). Se interpreta su presencia como producto de la contaminación de la superficie del yacimiento por las últimas inundaciones.

4. Conclusiones Respecto al primer objetivo -obtener conclusiones a partir de la proporción entre especies troglobias y exteriores- los resultados no son concluyentes, al menos si las interpretaciones se realizan en términos cuantitativos. Se evidencian dos restricciones en el avance de

este objetivo a) la falta de estudios de detalle sobre las preferencias actuales de muchas especies y b) los amplios rangos de tolerancia evidenciados para varias de ellas -especialmente las pobladoras de la superficie del suelo-, respecto a la humedad, la temperatura y la luz, lo que les permite vivir tanto en el vestíbulo de una cavidad como en el fondo de un abrigo. En este aspecto se podría avanzar a partir del estudio de las restricciones que las preferencias alimenticias imponen en sus respectivas áreas de hábitat. En el único yacimiento donde se ha interpretado la relación entre frecuencias de especies troglobias / exteriores es en la Sima del Diente donde se han constatado diferentes velocidades de formación de los niveles con distintas génesis - interna / externa- (Ruiz Cobo y Smith, 2003). El segundo objetivo aborda la interpretación de los factores que provocan el aporte de especies que viven en el exterior de la cavidad hasta el yacimiento. En Cobrante la presencia en el yacimiento de especies que viven en la hojarasca y los detritus de la zona vestibular lleva a plantear que pudieron ser arrastradas a la zona interior por la lámina de agua. En cambio en el Cubío Redondo las condiciones de sedimentación sugieren que las conchas de moluscos se integraron en la basura 51

Gasterópodos continentales en yacimientos arqueológicos de los valles Asón...

en la zona vestibular antes de ser desplazadas por los humanos junto con los demás restos en un proceso de barrido hasta el fondo de la cueva. En Las Aguas se ha justificado, hipotéticamente, la presencia de algunas especies silvícolas con el aporte de leña desde el exterior. En el mismo caso estarían Cobrante y Carabión, donde se ha relacionado la presencia de H. itala en horizontes arqueológicos formados por el hábitat humano con el aporte de materiales vegetales desde el exterior, dado que esta especie no vive en el interior de las cuevas ni en sus vestíbulos. También se ha atestiguado el aporte de especies por la acción del río, en el caso del Abrigo del Carabión, lo que indica que el lugar de hábitat tuvo que ser abandonado, o desplazado a otro punto del complejo, en determinados momentos. Estas inundaciones siguen produciéndose hoy día lo que explica la presencia de P. antipodarum en los sedimentos. En cuanto a la capacidad de las especies de hábitat exterior presentes en el yacimiento de informar sobre el tipo de paisaje inmediato a la cavidad las series estudiadas han sido muy parcas en información y en ningún caso puede realizarse ninguna inferencia clara. Lo que sí se ha constatado es la capacidad de las variaciones en la riqueza de las poblaciones de gasterópodos sin interés económico de informar sobre la intensidad del hábitat humano en espacios concretos de las cavidades, como se ha puesto de manifiesto en el Cubío Redondo. Consideramos que para avanzar en el diseño de interpretaciones paleoecológicas se necesita disponer tanto de estudios de preferencias ambientales precisas para cada especie como de series amplias de malacofauna terrestre obtenidas con criterios uniformes y con información precisa de sus contextos de recuperación.

Agradecimientos Quiero mostrar mi agradecimiento a Teresa Aparicio que me ha ayudado siempre a desenvolverme en estas cuestiones y a Han Raven por sus orientaciones en la clasificación de algunas especies y por revisar este manuscrito. Y a los directores de los diferentes proyectos de investigación por haberme confiado sus muestras y permitirme utilizar sus resultados: Emilio Muñoz, Mercedes Pérez, Ramón Montes, Pedro Rasines y Peter Smith. Y por último a todos los miembros del GEIS C/R y CAEAP por su apoyo. 52

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Holocene climate variability in Mediterranean Iberia: a review of snail shell isotope record

André Carlo Colonese1, Giovanni Zanchetta2,3,4, Anthony E. Fallick5, Russell Drysdale6

Abstract Late Pleistocene and Holocene archaeological deposits in the western Mediterranean very often preserve abundant terrestrial gastropod shell remains. Stable isotope studies of their shell carbonate provide valuable information on past climate and environments. Here we re-examine the stable carbon and oxygen isotope data of snail shells from archaeological deposits in the Mediterranean façade of the Iberian Peninsula and compare with data available for other areas of the western Mediterranean. Stable isotope compositions differ remarkably between Late Pleistocene, Holocene and modern shells. The results likely reflect changes in atmospheric conditions and vegetation over time. Fossil shells offer the opportunity to link climate variability and local environmental conditions. Keywords: Iberian Peninsula, archaeological record, land snail shells, stable isotopes, palaeoclimate and palaeoenvironment.

Resumen Las conchas de moluscos terrestres suelen ser frecuentes en depósitos arqueológicos del Pleistoceno superior y el Holoceno en el Mediterráneo occidental. La composición isotópica de sus carbonatos proporciona información sobre el clima y el medio ambiente del pasado. En este trabajo presentamos los resultados isotópicos del carbono y del oxígeno de conchas recuperadas en varios sitios del Península Ibérica, específicamente en su sector Mediterráneo. Se observan diferencias significativas entre los valores del Pleistoceno superior, el Holoceno y la actualidad. Los resultados probablemente reflejan variaciones hidrológicas y cambios en la vegetación a lo largo del tiempo. Así, las conchas fósiles ofrecen la oportunidad de conectar cambios climáticos con las condiciones ambientales a nivel local. Palabras Clave: Península Ibérica, arqueología, gasterópodos terrestres, isótopos estables, palaeoclima y palaeoambiente.

BioArCh, Department of Archaeology, University of York, Biology S. Block, York YO10 5DD, United Kingdom. andre [email protected] 2 Dipartimento di Scienze della Terra, University of Pisa, Via S. Maria, 53, 56126 Pisa, Italy. 3 IGG-CNR Via Moruzzi, 1 56100 Pisa, Italy. 4 INGV sez. Pisa, Via della Faggiola 32, 56126 Pisa, Italy. 5 Scottish Universities Environmental Research Centre, East Kilbride G75 0QF, Glasgow, Scotland. 6 Department of Resource Management and Geography, University of Melbourne, Victoria 3010, Australia 1

55

Holocene climate variability in Mediterranean Iberia: A review of snail shell...

1. Introduction

relative humidity and temperature, but generally the influence of these variables on shell δ18O is not straightforward, and distinctive regional relationships are usually observed (e.g. Zanchetta et al., 2005; Yanes et al., 2009). Shell δ13C is mainly a function of respired CO2 (i.e. diet; Stott, 2002), which for most land snails species means plants. Shell δ13C thus mainly reflects vegetation type (e.g. C3, C4 photosynthetic pathway), as well as species-specific feeding behaviour (e.g. Colonese et al., 2010a) and potentially the effect of environmental conditions on the carbon isotope fractionation of the plants (Kohn, 2010).

Environmental proxies preserved in archaeological contexts can help link palaeoclimate data - usually extracted from highly resolved environmental archives (e.g. speleothems, ice, marine and lacustrine deposits) - with local environmental conditions, providing insight into resource availability and limitations for past human societies (Sandweiss and Kelly, 2012). Late Pleistocene - Holocene archaeological deposits around the Mediterranean basin often contain numerous land snail shells (e.g. Fernández-López de Pablo et al., 2014). Their frequency and relative abundance in well-dated stratigraphic deposits make the shells an attractive source of environmental information through distinct analytical techniques. For example, it has been shown that the stable carbon (δ13C) and oxygen (δ18O) isotope composition of these shells can be a useful indicator of local vegetation and atmospheric conditions. Shell δ18O has been related to the oxygen isotope ratio of rainfall,

Through a comprehensive compilation of literature data this study reviews the stable carbon and oxygen isotope of shells from archaeological sites in the Mediterranean façade of the Iberian Peninsula (Fig. 1; Table 1). Our aim is to compare the degree of deviation of archaeological shells from modern counterparts from the Late Pleistocene, with a particular focus on the Holo-

Figure 1. Study area showing the location of the archaeological sites on Iberian Peninsula (1, Los Castillejos; 2, Marroquíes; 3, Arena de la Virgen and Casa Corona at Villena; 4, Bauma del Serrat del Pont) and southern Italy (5, Grotta d’Oriente, 6, Grotta della Serratura; 7, Grotta di Latronico 3; 8, Grotta del Romito). Site

C age (ka cal BP)

Reference

~4.0 - 7.2

Yanes et al., 2011

~4.1

Yanes et al., 2013a

3 - Arena de la Virgen and Casa Corona

~8.5 - 12.2

Yanes et al., 2013b

4 - Bauma del Serrat del Pont

~2.5 - 9.0

Colonese et al., 2013

1 - Los Castillejos 2 - Marroquíes

14

Table 1. Archaeological sites of the Mediterranean façade of the Mediterranean facade of the Iberian Peninsula as reported in Figure 1.

56

André Carlo Colonese, Giovanni Zanchetta, Anthony E. Fallick...

cene. Shell isotope data are corrected for their modern counterparts and compared with other published shell isotope values from the western Mediterranean (Colonese et al., 2007; 2010a,b; 2011).

2. Materials and Methods The stable isotope data of archaeological and modern snail shells from the Mediterranean façade of the Iberian Peninsula were taken from Yanes et al. (2011, 2013a; 2013b) and from Colonese et al. (2013) (Tab. 1). The δ18O and δ13C values of archaeological shells were corrected to the average values of the modern counterparts from the same area (Δ‰ = δ18O, δ13Carchaeological shells δ18O, δ13Caverage value of modern shells). For comparison, modern shell δ18O and δ13C values were also corrected for their average values. For each site we considered only species for which both modern and archaeological shells had been analysed. In doing so, deviations in δ18O and δ13C values between modern and archaeological shells should only reflect changes in environmental conditions at the local scale. However, when comparing sites, it needs to be assumed that the species analysed have similar ecological requirements and activity periods, which is not necessarily true (Cook, 2001). For some Mediterranean species these assumptions may be reasonably approached (e.g. Cernuella virgata, Eobania vermiculata, Pomatias elegans, e.g. Giusti and Castagnolo, 1982), while for other it remains to be verified (e.g. Helix ligata). Modern

shell δ13C values were also corrected (+1.14‰) for the global decrease of atmospheric δ13C values (Friedli et al., 1986). Statistical analyses, including 95% confidence ellipse, were performed using RStudio and the package ellipse (Murdoch and Chow, 1996).

3. Results and discussion 3.1 Modern shells The δ18O and δ13C values of modern shells from the Mediterranean façade of Iberian Peninsula were positively correlated (R2 = 0.57; n = 64; Fig. 2). This regional relationship mainly arises from the presence of species experiencing very distinct ecological and climate conditions. This is particularly the case of Sphincterochila candidissima from Villena, which is a drought tolerant species and has the highest δ18O and δ13C values amongst the analysed species resulting from higher body fluid evaporation, the consumption of water-stressed vegetation and 13C enriched limestone in an area with a continental dry climate (Yanes et al., 2013b). Other taxa (Pomatias elegans, Cernuella sp; Rumina decollata) are much more comparable in terms of ecological requirements and thus record more similar environmental conditions. Indeed very weak correlations were observed between shell δ18O and δ13C values and altitude, amount of precipitation, and average δ18O values of rainfall over the sampled area (R2 = 3%). Este facto pode dever-se a vários fatores:

A construção islâmica do Castelo de Salir deveu-se à grande instabilidade política dos reinos de taifa e as constantes investidas dos cristãos a sul, durante o século XI (Martins, no prelo). Ao longo da sua atividade, nomeadamente durante a época Almóada, o castelo teve a função de defesa do Garb al-Andaluz.

1. Na época a amêijoa-boa poderia não ser abundante nas zonas adjacentes às ocupações. Esta situação

Os trabalhos arqueológicos iniciaram-se em 1987, sob a direção de Helena Catarino da Universidade de

206

Maria João Valente, Soraia Martins

Coimbra, e prolongaram-se intermitentemente até 1998. Ao longo das intervenções foram postos a descoberto troços da muralha albarrã e várias estruturas almóadas, com espaços habitacionais e silos (Catarino, 1999/2000: 77-128). Foram também exumados vários materiais, incluindo cerâmicas, vidros, metais e fauna de vertebrados e invertebrados. A fauna foi estudada no âmbito da tese de mestrado de uma das signatárias (Martins, 2013; Martins, no prelo). Neste trabalho focamos, somente, a fauna malacológica encontrada nos silos com material inequivocamente islâmico: silos 1, 2 (nível 4 apenas), 3 e 8. Isto significa uma amostra de 872 restos malacológicos de um total de 4203 recolhidos no sítio (Tabela 2). Os dois primeiros silos apresentam poucos espécimes; já os restantes têm maior quantidade e variedade taxonómica (Martins, no prelo). É ainda importante referir que é provável que este material seja de depósitos almóadas; contudo, será possível alguma mistura de materiais almorávidas. A malacofauna analisada é relativamente homogénea. Foi possível identificar um total de oito taxa, com predominância dos bivalves, sendo que a grande maioria dos restos são de amêijoas-boa (Ruditapes decussatus). As restantes espécies são muito menos abundantes, nenhuma perfazendo mais de 2,5%. Note-se todavia que, na restante fauna malacológica presente em Salir (alguma dela talvez também de época também islâmica), o berbigão é uma espécie bastante frequente (Martins, 2013). A coleção encontrava-se em muito bom estado de conservação e, em alguns casos, foi possível verificar marcas de carbonização. Ao contrário de Cacela, os moluscos marinhos presentes em Salir são de origem alóctone, atestando a existência de redes de distribuição de marisco para zonas mais interiores do território algarvio.

4. Dados comparativos: sítios islâmicos no Sul de Portugal com fauna malacológica Dispomos de vários estudos, mais ou menos detalhados, sobre fauna malacológica em sítios islâmicos do Sul de Portugal (Fig. 1): o Ribāt da Arrifana (Aljezur; Callapez, 2011), a Alcaria de Arge (Portimão; análise a decorrer), a Lixeira de Silves (Gonçalves et al., 2007), o

Silo Islâmicos de Albufeira (Callapez, 2012), Casa das Bicas (Loulé; Branco e Valente, no prelo) e dois contextos dentro da Alcáçova de Mértola (Moreno-Nuño, 1993; Antunes, 1996). Localizado na costa ocidental do Algarve, num ambiente de características rochosas, o Ribāt da Arrifana (Aljezur) é um sítio de funcionalidade essencialmente político-militar, mas integrando-se também numa estratégica económica e religiosa (Gomes e Gomes, 2011). Com uma arquitetura complexa, que incluí mesquitas, espaços habitacionais e minarete, este ribāt terá sido fundado cerca de 1130, sendo abandonado algumas décadas mais tarde. O material exumado data do séc. XII, entre as épocas Almorávida e Almóada. Habitado por monges-guerreiros, os vestígios alimentares são maioritariamente de moluscos marinhos, apesar de existirem também restos de mamíferos e aves (Antunes, 2011). A fauna marinha identificada avulta a mais de 114.000 restos, correspondentes a cerca de 32.000 indivíduos (Tabela 2). Estes materiais foram recolhidos em dois sectores principais e duas camadas distintas apesar de coincidentes no período. A lista de moluscos é muito vasta, com mais de 50 taxa, na sua maioria classificados ao nível da espécie (Callapez, 2011). Avultam os espécimes de cirripídeos (Pollicipes pollicipes) e gastrópodes (Stramonita haemastoma, Monodonta lineata e várias espécies de Patella). De entre os bivalves, o mexilhão (Mytilus edulis) é também relevante. Nesta coleção é evidente a recorrência de espécies locais, recolhidas em ambiente rochoso. Escavado em 2001, sob a direção de Armando Sabrosa (Sabrosa et al., 2005), o sítio da Alcaria de Arge fica localizado na área da confluência da ribeira de Boina com o Rio Arade, atualmente a 6 km da costa meridional do Algarve. Trata-se de um aglomerado habitacional de características rurais, como outros que se desenvolveram em torno de Silves durante o período islâmico, e que aproveitou certamente a boa visibilidade da área em sua volta e a navegabilidade do rio, bem como o fácil acesso aos recursos estuarinos (para a caça de aves locais, pesca e recolha de bivalves). Nele foram identificadas várias estruturas, nomeadamente um amplo núcleo habitacional com numerosos compartimentos e 11 silos. A cerâmica exumada é típica da Época Almóada (sécs. XII e XIII) e o abandono do sítio deve estar relacionado com a conquista cristã da cidade de Silves em meados do séc. XIII. 207

Os moluscos marinhos como recurso alimentar no Garb al-Andalus dos sécs...

De entre a fauna recolhida abundam os restos de invertebrados, mas existem também mamíferos, aves e peixes (Moreno-García et al., 2008). Os materiais malacológicos encontram-se ainda em fase de estudo (na Universidade do Algarve, sob a direção de uma das signatárias [MJV]) e ainda não há dados quantitativos finais. Contudo, de entre as espécies já identificadas, estão a amêijoa-boa (Ruditapes decussatus), a vieira (Pecten maximus), as castanholas (várias espécies de Glycymeris) e o mexilhão (Mytilus sp.). Os moluscos mais abundantes são, todavia, o berbigão (Cerastoderma edule) e a ostra (Ostrea edulis). Estas espécies, de carácter eminentemente estuarino, atestam a preferência pela recolha de moluscos nas áreas adjacentes ao sítio. A chamada Lixeira de Silves localiza-se num conjunto de estruturas urbanas, assinaladas na zona sudoeste da cidade homónima, a cerca de 50m do atual Rio Arade. Foi escavada em 2001 pelo Gabinete de Arqueologia, Conservação e Restauro da Câmara Municipal de Silves. No curso desses trabalhos identificouse uma grande estrutura, talvez para abastecimento e condução de água que, depois de desativada, terá servido como lixeira durante a Época Almóada. Foram ali assinalados inúmeros materiais arqueológicos, onde abundam os restos faunísticos, tanto de vertebrados (Gonçalves, 2006; Davis et al., 2007) como de invertebrados (Gonçalves et al., 2007). Trata-se de uma coleção vasta, com mais de 4500 restos de moluscos que contabilizaram 2354 indivíduos pertencentes a 22 taxa diferentes. A grande maioria são bivalves marinhos, donde se salientam as amêijoasboa (Ruditapes decussatus) e o berbigão (Cerastoderma edule) (Tabela 2). As ostras (Ostrea edulis) são menos numerosas. Grande parte dos espécimes são alóctones, tendo sido recolhidos em meio estuarino ou lagunar, provavelmente no estuário do Rio Arade, localizado a cerca de 10 km de Silves. Os autores do estudo notam também que algumas espécies (como a castanhola [Glycymeris glycymeris], a vieira [Pecten maximus] e até mesmo a ostra [Ostrea edulis]) terão tido outras utilizações para lá das alimentares (como pesos de pesca, por exemplo). Localizado em Albufeira, junto à costa meridional do Algarve, existe um contexto medieval islâmico (denominado “Silo 1”), de Época Almóada (Callapez, 2012). A coleção de moluscos marinhos 208

estudada compreende cerca de 1100 exemplares, na sua grande maioria interpretados como restos alimentares. Nela se salientam o mexilhão (Mytilus edulis), a amêijoa-boa (Ruditapes decussatus) e o caramujo (Monodonta edulis). O autor do estudo menciona também a probabilidade de outras espécies, como as castanholas (Glycymeris g. e G. violascens), terem sido utilizadas como pesos de rede de pesca. As vieiras (Pecten maximus) podem ter sido utilizadas como espátulas para recolha de bivalves. A “Casa das Bicas” situa-se na zona histórica de Loulé. Durante as intervenções arqueológicas, entre 2006 e 2013, pela Divisão de Cultura e Turismo da Câmara Municipal de Loulé, foram postas a descoberto estruturas de um edifício balnear de Época Islâmica (Luzia, 2008). De entre os vários materiais exumados encontram-se faunas, incluindo mamíferos, aves e moluscos. Alguns desses materiais faunísticos, provenientes de uma área circunscrita fora da zona balnear, que terá sido utilizada como lixeira na Época Almóada (séc. XIII), foram recentemente estudados por Branco e Valente (no prelo). Nesta pequena coleção contabilizaram-se 328 restos de fauna malacológica, dos quais foram classificados 284 (87%), que se agrupam em oito taxa de bivalves e gastrópodes. Nota-se a predominância da amêijoaboa (Ruditapes decussatus). O berbigão (Cerastoderma edule) também é relativamente abundante. As conchas com evidência de carbonização são raras. Uma vez que Loulé se situa numa área a relativa distância da costa e do estuário mais próximo (c. 9 km em linha recta), os moluscos marinhos são certamente de origem alóctone. Localizada no interior do território alentejano, numa elevação na margem direita do rio Guadiana, imediatamente a montante da confluência da ribeira de Oeiras, a vila de Mértola é reconhecida pela sua riqueza arqueológica (e.g. Macias, 1996). Contudo, apenas dois contextos do interior da Alcáçova, datáveis do séc. XIII, têm materiais malacológicos estudados e publicados: uma área restrita escavada em 1990-91 (Moreno-Nuño, 1993) e a Casa II (Antunes, 1996). Em ambos os contextos predominam os bivalves marinhos, com grande abundância de amêijoas-boa (Ruditapes decussatus).

Maria João Valente, Soraia Martins

5. Discussão dos dados e conclusões O primeiro aspeto a salientar é que quase todos os contextos com estudos arqueomalacológicos datam da Época Almóada (sécs. XII–XIII). A única exceção é o Ribāt de Arrifana, cuja ocupação corresponde à transição da Época Almorávida para a Almóada (séc. XII). Aliás, esta é uma realidade geral dos sítios de idade islâmica no Algarve: a grande maioria corresponde ao momento mais tardio da presença muçulmana no Garb al-Andalus. A regularidade da presença de moluscos marinhos em contextos islâmicos atesta bem a sua importância nos hábitos alimentares das populações, em especial aquelas que habitavam próximo da costa. Infelizmente, os tratados de agricultura, de alimentos e de hisba para a Andaluzia — como o Kitab al-Filaha (“Livro da Agricultura”) do sevilhano Ibn al-Awwam ou o Kitab al-Agdiya (“Tratado dos Alimentos”) do também andaluz Abū Marwān Ibn Zuhr — nada referem sobre os moluscos marinhos. No geral, as espécies mais abundantes nestes sítios são a amêijoa-boa (Ruditapes decussatus), o berbigão (Cerastoderma edule), a ostra (Ostrea edulis) e a conquilha (Donax trunculus), em especial nos locais onde o acesso a espécies típicas de ambientes rochoso é difícil. A amêijoa está por vezes ausente ou rareia nos contextos que, a priori, estariam próximos dos locais naturais de captura. Tal é o caso dos contextos de Cacela ou da Alcaria de Arge, onde esta espécie surge em quantidade comparativamente reduzida. É, todavia, predominante nos contextos mais afastados das zonas de recolha (Salir, Mértola, Silves, Loulé) demonstrando o seu êxito comercial e preferência gastronómica, bem como a existência de redes de distribuição de marisco para zonas mais interiores do território. Por ora a razão desta situação não é bem conhecida, mas parece-nos que a amêijoa poderia ter um significado económico e culinário particular, tornando-a a espécie mais apetecida nos mercados e, consequentemente, menos abundante nos sítios adjacentes aos locais de captura que talvez a exportassem. Nas coleções analisadas são poucas as evidências de carbonização, o que parece atestar um processamento culinário simples e/ou sem contato direto com o fogo. De notar que em vários dos contextos estudados é comum a presença de taxa que podem ter aproveitamento não alimentar, como a vieira (Pecten maxi-

mus) e as castanholas (várias espécies de Glycymeris). As conchas destes animais, de consistência robusta, seriam muitas vezes usadas como elementos decorativos ou ornamentais, ou como pesos de pesca ou instrumentos para tarefas manuais. É, aliás, possível que a maioria delas fossem apanhadas após a morte do animal. Tal hipótese é reforçada pelo facto dos espécimes recolhidos corresponderem a valvas desarticuladas e, frequentemente, com evidências de abrasão biostratonómica.

Agradecimentos À Cristina Garcia pelo apoio e incentivo ao estudo zooarqueológico de Cacela. À Patrícia Dores e Catarina Oliveira, do Centro de Interpretação e Informação do Património de Cacela (CIIPC)/Câmara Municipal de Vila Real de Santo António. À Isabel Luzia e Alexandra Pires, da Divisão de Cultura e Turismo da Câmara Municipal de Loulé. À Cristina Dores, da Universidade do Algarve, pela ajuda na lavagem dos materiais e seu acondicionamento. Ao João de Deus Gomes e à Eliana Goufa que colaboraram no estudo dos contextos no Largo da Fortaleza em Cacela. Finalmente, ao Centro de Estudos de Arqueologia, Arte e Ciências do Património (CEAACP), que concedeu um importante apoio para a deslocação de uma de nós à IV Reunião Científica de Arqueomalacologia da Península Ibérica. Agradecemos ainda aos dois revisores que, com as suas sugestões, ajudaram a melhorar este trabalho.

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Os moluscos marinhos como recurso alimentar no Garb al-Andalus dos sécs...

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Explotación, conserva y comercio de moluscos en época histórica: el caso de Taramancos (Noia, A Coruña, Galicia) Eduardo González Gómez de Agüero1, Víctor Bejega García1, Carlos Fernández Rodríguez1

Resumen En el año 2011 con motivo de la realización del corredor Brión-Noia, se descubrió en la población de Taramancos, sobre una pequeña elevación con amplia visibilidad sobre la Ría de Noia-Muros, un yacimiento desconocido hasta la fecha. La intervención se centró en la superficie ocupada por la traza, sacando a la luz diversas estructuras, así como 17 acumulaciones de conchas de diverso tamaño. En el presente trabajo analizaremos la composición malacológica de dos de estos depósitos. Estos se componen principalmente por dos taxones: Ostrea edulis y Cerastoderma edule, lo que parece indicar un interés específico por el marisqueo de estas especies, posiblemente destinado a su procesado y comercialización, como parecen indicar también las fuentes escritas. Palabras clave: Arqueomalacología, Ostra (Ostrea edulis), Berberecho (Cerastoderma edule), Baja Edad Media – Edad Moderna, Galicia (Noroeste Ibérico).

Abstract The site of Taramancos is located on a small hill with wide visibility over the Muros-Noia Estuary (A Coruña, Galicia). In 2011 an archaeological rescue excavation unearthed various structures and archaeological materials. Evidence has been found of the site having been inhabited at different points in time: in prehistoric times (possibly during the Bronze Age), in Galaico-Roman and Roman times, as well as during the Middle Ages and later in the Modern Age. Seventeen shell middens were excavated. This paper presents the results of the malacological analysis of two of these shell middens, formed containing oysters and common cockles. The analysis links the archaeological record with the processing and trade of oysters and common cockles in Galicia during the Late Middle Ages and Early Modern History (15th-17th centuries). Written documentation is essential to support the results. Key words: Archaeomalacology, Oyster (Ostrea edulis), Common cockle (Cerastoderma edule), Late Middle Ages - Modern History, Galicia (Northwest Iberia).

Area de Prehistoria, Departamento de Historia, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de León. Campus de Vegazana s/n – 24071 León (España). [email protected]; [email protected]

1

213

Explotación, conserva y comercio de moluscos en época histórica: el caso de Taramancos...

1. Introducción Las intervenciones arqueológicas en periodos históricos de cronologías post-romanas han estado tradicionalmente más centradas en la recuperación y puesta en valor de estructuras que en la excavación de los basureros y en el análisis de los restos en ellos existentes. Además, la existencia de una documentación escrita, que se hace más cuantiosa a medida que avanzamos en el tiempo, ha centralizado la atención de los investigadores, apoyándose en la misma para dar respuesta a los aspectos más variados que caracterizaron a los distintos grupos sociales de estos periodos, incluyendo la vida cotidiana y, por lo tanto, la alimentación (por ejemplo, VV.AA. 1996; de Castro, 1996). A lo largo de las dos últimas décadas del siglo pasado, con la promulgación de las distintas leyes de Patrimonio Cultural (tanto a nivel estatal como autonómico) y las consiguientes normativas de carácter arqueológico, junto a la mejora (al menos teórica) de las metodologías de excavación arqueológica, se han incrementado sustancialmente las intervenciones en depósitos adscritos a períodos cronológicos recientes (sobre todo medievales, pero también de época moderna y contemporánea), lo que a su vez ha supuesto la recuperación de unos materiales (artefactos y ecofactos) cuyo estudio se ha ido haciendo cada vez más habitual. Fundamentalmente, estas actuaciones han estado enmarcadas en proyectos más amplios de recuperación y puesta en valor de un bien, pero tampoco son ajenas a proyectos de investigación que tratan de resolver algún aspecto que requiere una aproximación arqueológica (para el ámbito del noroeste, puede verse Varela Campos 2008, 2009, 2010). Los resultados obtenidos, todavía limitados en el campo de la zooarqueología (sirvan como ejemplo a nivel peninsular, Davis, 2006; Costa y Braz, 2007; Castaños et al., 2011), al menos ayudan a complementar unas fuentes documentales que no siempre atienden de igual manera a todas las variables de interés para el conocimiento de la realidad económica y social de un periodo y zona concreta, puesto que su origen suele responder a objetivos muy diferentes y se centran en las clases más privilegiadas (Eiras Roel, 1993, evalúa la información disponible para la Edad Moderna). Es en este marco en el que se inscribe el estudio de los restos malacológicos recuperados en Taramancos. En el ámbito galaico, la información sobre la recolección, comercio y consumo de moluscos durante la Edad Media 214

y periodos posteriores desde una perspectiva arqueológica es todavía muy limitada, empezando a desarrollarse en estos últimos años algunas analíticas (Álvarez, Castro, 2010; Bejega et al., 2011), si bien muchos resultados todavía se mantienen inéditos, como los de Castelo da Rocha (Santiago) o Punta Atalaia (San Cibrao), o solo han sido parcialmente publicados, como Castelo de Moeche (Fernández Rodríguez, 2007).

2. El yacimiento El yacimiento de Taramancos (Noia, A Coruña) se localiza en las inmediaciones de la población del mismo nombre, en una pequeña elevación (en torno a los 20 m s.n.m.) próxima al mar (unos 220 m en la actualidad), con una buena visibilidad de la ría y del entorno inmediato (Fig. 1). Sin que se contase con referencias previas que permitiesen presuponer su existencia, el descubrimiento tuvo lugar en el año 2011, al iniciarse los trabajos para la construcción del Corredor BriónNoia, siendo la empresa Ambiotec - Medio Ambiente y Arqueología la encargada de llevar a cabo la correspondiente intervención arqueológica, que fue desarrollada en distintas fases entre los meses de julio y noviembre del citado año. Con una función organizativa, el espacio arqueológicamente cautelado fue distribuido en dos sectores (Sector 1 y Sector 2), separados por el camino que comunica la aldea de Taramancos con la zona litoral (playa de Testal), superficie que sería la última en ser excavada (Mosquera Souto, 2012b), siendo identificada como Sector 3 (Fig. 2). Los Sectores 1 y 2 se organizaron, a su vez, en Áreas. La información disponible se concreta en dos informes valorativos de la intervención (Mosquera Souto, 2012a, 2012b) y un anexo de la memoria definitiva todavía no finalizada que se ocupa del estudio del material arqueológico recuperado (Ambiotec, 2014), incluyendo además varios apéndices referentes al informe de la restauración de diversas piezas, el análisis de los restos orgánicos de origen marino (González Gómez de Agüero et al., 2012) y una datación radiocarbónica que corresponde a un momento ocupacional muy anterior al del estudio que aquí presentamos. El registro arqueológico es muy diverso y su evaluación no parece sencilla. Se han documentado distintas fases de ocupación identificadas por la aparición de un petroglifo con cazoletas, agujeros de poste que en algún caso conformarían fondos de cabañas, además de muros que evidencian tanto estructuras circulares

Eduardo González Gómez de Agüero, Víctor Bejega García, Carlos Fernández...

Figura 1. Localización del yacimiento de Taramancos.

Figura 2. Taramancos: Vista aérea de la superficie excavada, delimitando los Sectores establecidos y señalando la ubicación de los Concheros 1 y 5 (C01 y C05) en el Sector 2.

215

Explotación, conserva y comercio de moluscos en época histórica: el caso de Taramancos...

como construcciones de planta rectangular. El estudio del material, especialmente de la cerámica y de los restos metálicos (Ambiotec, 2014), refleja una gran heterogeneidad, incluyendo piezas de la Prehistoria Reciente (tentativamente asignadas a la Edad del Bronce) pero también de la Edad del Hierro (castreño), época romana, Edad Media e incluso de cronologías más recientes.

3. Material y métodos En la zona excavada se documentaron un total de 17 acumulaciones de conchas de diferentes dimensiones, amortizando las estructuras constructivas y sobre los derrumbes de las mismas (Mosquera Souto, 2012a). El muestreo de estos depósitos fue realizado por el equipo que llevó a cabo la excavación. Una vez finalizada la intervención, se nos remitieron para su estudio 13 muestras correspondientes a cinco de estas acumulaciones: tres localizadas en el Sector 1 (concheros 3, 5b y 9) y dos en el Sector 2 (concheros 1 y 5). Si bien los resultados obtenidos del análisis de la fauna marina reflejan unas composiciones similares (González Gómez de Agüero et al., 2012), el restante material arqueológico asociado a estos depósitos refleja, por lo que se refiere al Sector 1, una gran indefinición. El análisis de estas piezas, mayoritariamente cerámicas, se traduce en una amplia variabilidad cronológica que se extiende desde época galaico-romana hasta, al menos, la Edad Media (Ambiotec, 2014); en unos concheros que

Figura 3. Vista parcial del Conchero 01 sobre la Estructura 54.

216

no tienen una entidad suficiente como para respaldar una secuencia de vertidos tan dilatada en el tiempo. Por ello, y en tanto no se disponga de una explicación coherente para estos resultados, consideramos que no es oportuno evaluar los datos obtenidos en el análisis faunístico de estos depósitos. La información referente a los dos concheros analizados del Sector 2 resulta más coherente. Ambos se localizan en las cotas superiores de la secuencia documentada, superponiéndose a las estructuras más recientes. El material inorgánico analizado se identifica principalmente con fragmentos de una cerámica común cronológicamente poco significativa, lo que se refleja en una adscripción genérica ‘romano/medieval’ o ‘medieval’. No obstante, del Conchero 1 procede una moneda que permite una datación post quem bastante precisa: un ceutí portugués acuñado en el siglo XV (Ambiotec, 2014), lo que apoyaría una cronología bajomedieval o incluso de primeros momentos de la Edad Moderna para la formación del depósito. Esta misma propuesta cronológica es la sugerida a partir de los resultados del análisis de la ictiofauna de estos dos concheros (González Gómez de Agüero, 2014), en los que se reconoce una actividad centrada en la captura de sardinas y merluzas y donde están representadas determinadas especies de fondo cuya pesca resulta difícilmente explicable en periodos anteriores. El Conchero 1 del Sector 2 (que parcialmente también se extendía por el Sector 3) presenta unas dimensiones de 13m de longitud E-O y entre 3,5 y 5,3m de

Eduardo González Gómez de Agüero, Víctor Bejega García, Carlos Fernández...

anchura N-S, con una potencia variable de 10 a 50cm. Recientemente había sido alterado por dos zanjas para la instalación de canalizaciones. Se superponía a la Estructura 54, un espacio de planta rectangular que conserva parte de un pavimento enlosado (Mosquera Souto, 2012a) (Fig. 3). De este depósito proceden tres muestras (S2/C1/R1, S2/C1/R2 y S2/C1/R3) correspondientes a rebajes regulares de 10cm de potencia tomados en una columna de 20cm de anchura, procedimiento identificado con un ‘muestreo en columna’ (Bejega, 2008; Bejega et al., 2010).

tablecidas por Moreno Nuño (1994) para gasterópodos y bivalvos. Además, se han calculado los valores de peso (entendido como la biomasa) para cada especie.

El Conchero 5 del Sector 2 no está definido en la memoria, si bien cubre las estructuras más recientes e incluía cerámica común con la misma adscripción cronocultural que la documentada en el Conchero 1. Del mismo, debido a su escaso espesor, se tomaron tres muestras en distintos lugares del depósito (S2/C5/M1, S2/C5/ M2 y S2/C5/M3) abarcando cada una toda su potencia estratigráfica; estrategia denominada ‘muestreo aislado’ (Bejega, 2008; Bejega et al., 2010).

4. Resultados

De cada una de las muestras, teniendo en cuenta la homogeneidad en su composición, se procesó en laboratorio un volumen de 2000 cc (aproximadamente unos 2 kg de peso), considerado suficiente para su caracterización conforme a lo indicado por distintos autores (por ejemplo, Bowlder, 2006). Se siguieron los procedimientos metodológicos habituales (Stein, 1992; Bejega, 2008), y que podemos resumir en el cribado, triado, identificación, toma de valores biométricos y cuantificación. El cribado siguió un doble procesado: uno primero con agua, utilizando una malla de Ø 0´8 mm de luz, y otro posterior en seco, con malla de Ø 1 mm, lo que asegura una recuperación bastante fiable de todos los restos identificables de pequeñas dimensiones.

El grado de fragmentación se ha calculado y valorado conforme a la propuesta metodológica de Gutiérrez Zugasti (2009), basada en coeficientes de fragmentación fijos para bivalvos y gasterópodos. El Índice de Fragmentación oscila entre 0 (muy fragmentado) y 1 (nada fragmentado).

Atendiendo a los resultados del estudio taxonómico (Tabla 1), se aprecia un claro dominio de las especies procedentes del sustrato arenoso-fangoso/fangosorocoso, especialmente del intermareal, si bien con presencia ocasional de especies que ocupan el infralitoral superior. El sustrato rocoso está representado en mucha menor medida por especies típicas del intermareal y de niveles medios-inferiores de la roca.

Figura 4. Ejemplar de Ostrea edulis que conserva las valvas unidas.

Para la identificación de especies se utilizó básicamente nuestra colección comparativa de referencia, aunque también se tuvieron en cuenta los criterios específicos establecidos por distintos autores (entre otros, Ramonell, 1985; Mexía, 2000). En relación con la cuantificación, el Número de Restos (NR) se ha calculado mediante el recuento de los restos asignado a cada especie. Para aquellas con una abundante presencia y alta fragmentación (como berberecho o mejillón), se realizó una estimación a partir de los valores obtenidos del recuento de los restos incluidos en una fracción del peso total correspondiente a cada especie. Para el cálculo del Número Mínimo de Individuos (NMI) se utilizaron las categorías de fragmentación es-

Figura 5. Valvas de Cerastoderma edule con muescas en el borde (posiblemente relacionadas con el sistema de apertura utilizado).

217

218

2

486

509

785

41

115

1944

Nassarius reticulatus

Mytilus sp.

Ostrea edulis

Cerastoderma edule

Ruditapes decussatus

Solen marginatus

TOTAL

5,92

2,11

40,38

26,18

25,00

0,10

0,31

%

127

3

1

95

9

13

2

4

NMI

2,36

0,79

74,80

7,09

10,24

1,57

3,15

%

923,0

8,0

28,0

511,0

302,0

62,0

1,5

10,5

Peso

0,02

0,02

0,1

0,03

0,02

0,5

0,5

IF

5726

19

34

5349

134

179

10

NR

0,33

0,59

93,42

2,34

3,13

0,17

%

192

2

1

182

4

1

2

NMI

1,04

0,52

94,79

2,08

0,52

1,04

%

S2 / C1 / R2

1074,0

3,5

17,0

939,0

97,0

13,5

4,0

Peso

0,05

0

0,04

0,02

0,003

0,08

IF

3101

2

4

3075

9

10

1

NR

0,06

0,13

99,16

0,29

0,32

0,03

%

217

1

1

212

1

1

1

NMI

0,46

0,46

97,70

0,46

0,46

0,46

%

S2 / C1 / R3

1051,5

0,5

4,0

1026,0

16,0

3,0

2,0

Peso

0

0

0,08

0,1

0,05

1

IF

Tabla 1. Estimadores de abundancia de los moluscos identificados en cada muestra (NR-número de restos, NMI-número mínimo de individuos y peso en gramos) e Índices de Fragmentación (IF).

6

Littorina littorea

NR

S2 / C1 / R1

Explotación, conserva y comercio de moluscos en época histórica: el caso de Taramancos...

1,43

28,65

0,08

0,08

53,38

13,53

1,88

0,68

19

381

1

1

710

180

25

9

1330

0,30

%

4

Tabla 1 (Continuación).

TOTAL

Littorina littorea Nassarius reticulatus Mytilus sp. Mimachlamys varia Pecten maximus Ostrea edulis Cerastoderma edule Ruditapes decussatus Venerupis corrugata Solen marginatus

NR

66

1

1

5

35

1

1

1

19

2

1,52

1,52

7,58

53,03

1,52

1,52

1,52

28,79

3,03

%

S2 / C5 / M1

NMI

430,0

3,5

14,5

51,5

336,0

1,0

1,0

18,5

0,5

3,5

Peso

0,1

0,02

0,04

0,01

0

0,5

0,001

0,5

0,25

IF

1985

0,55

0,05

1 11

0,50

7,05

77,33

14,26

0,25

%

10

140

1535

283

5

NR

72

1

1

1

8

55

2

4

1,39

1,39

1,39

11,11

76,39

2,78

5,56

%

S2 / C5 / M2 NMI

861,0

2,0

2,0

5,0

55,0

773,0

21,0

3,0

Peso

0

0,25

0

0,04

0,02

0,005

0,4

IF

709

14

104

319

272

NR

1,97

14,67

44,99

38,36

%

12

1

4

4

3

8,33

33,33

33,33

25,00

%

S2 / C5 / M3 NMI

153,0

5,0

24,0

108,0

16,0

Peso

0

0,04

0,01

0,005

IF

Eduardo González Gómez de Agüero, Víctor Bejega García, Carlos Fernández...

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Explotación, conserva y comercio de moluscos en época histórica: el caso de Taramancos...

Se documenta el predominio de dos taxones: Cerastoderama edule (Linné, 1758) en el Conchero 1 y Ostrea edulis (Linné, 1758) en el Conchero 2, con valores proporcionalmente inversos y en la mayoría de las ocasiones con frecuencias (en cualquiera de los índices considerados para la cuantificación) superiores a los que corresponden a todas las demás especies (exceptuando tan solo la muestra 3 del Conchero 5). Debemos señalar que, para ambas especies, durante el procesado de las muestras no resultó extraordinario encontrar valvas que pertenecieran al mismo ejemplar, conservándose algunas todavía unidas (Fig. 4). Por lo que se refiere a C. edule, se ha documentado la presencia recurrente de una pequeña muesca en el borde de las valvas, pudiendo corresponder a marcas relacionadas con el sistema de apertura empleado (figura 5). La tercera especie mejor representada en cuanto a número de restos es Mytilus sp. que, como en el caso de las dos precedentes, está documentada en todas las muestras analizadas. Sin embargo, no resulta fácil evaluar su importancia real debido a la fragilidad de su concha, lo que favorece su elevada fragmentación (índices globales de 0,02 en el Conchero 1 y de 0,004 en el Conchero 5) (Tabla 1), propiciando un sesgo favorable si se valora su presencia exclusivamente a partir del número de restos. No obstante, sus valores se reducen considerablemente si atendemos al número mínimo de individuos representados. Los demás taxones identificados suponen valores anecdóticos en el total de cada muestra, y en ningún caso su presencia parece reflejar una actividad centrada en su recolección específica, a diferencia de lo que puede deducirse en el caso de ostras y berberechos. Tanto Solen marginatus (Pulteney, 1799) como Ruditapes decussatus (Linné, 1758), con representación en casi todas las muestras analizadas, habitan el intermareal y los primeros estadios del infralitoral, en sustratos blandos de tipo arenoso-fangoso, al igual que otras con una presencia mucho más puntual: Venerupis corrugata (Gmelin, 1791), Pecten maximus (Linné, 1758) y Mimachlamys varia (Linné, 1758). Estos bivalvos tienen importancia bromatológica, y alguno con un alto aprecio culinario, de ahí que no deje de ser significativa su restringida presencia. Hay que tener en cuenta que comparten hábitat con C. edule, por lo que la recolección de aquellos ha podido estar vinculada a la recogida intensiva de ejemplares

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de esta especie, que quizás fuera también la predominante en el medio explotado. Nassarius reticulatus (Linné, 1758) no tiene interés bromatológico, por lo que debemos considerarla como especie intrusiva cuya presencia estaría vinculada al marisqueo de otras de arena, donde también habita. Actualmente es común encontrarla en el interior de las nasas, donde se alimenta del cebo; si bien no podemos asegurar el empleo de este arte de pesca a partir de la relación de las especies documentadas. Un segundo conjunto de taxones, mucho más minoritario, corresponde a las especies propias del sustrato rocoso. La mejor representada, y que ya evaluamos con anterioridad, es Mytilus sp. La otra especie característica de medio rocoso es Littorina littorea (Linné, 1758) presente en casi todas las muestras, pero siempre con valores muy reducidos tanto de restos (NR) como de individuos (NMI). Ambas especies pudieron haber sido objeto de consumo alimenticio. En conjunto se define una explotación muy centrada en bivalvos característicos del sustrato fangoso-arenoso. Además, L. littorea es indicadora de una zona de salinidad reducida, característica de la proximidad de alguna desembocadura fluvial o de una zona poco expuesta o de fondo de ría. El medio descrito encuadra perfectamente con el existente en la actualidad en las inmediaciones del yacimiento, al fondo de la ría de Muros-Noia, donde el litoral se identifica con una extensa playa (Testal, con 1,5 km de longitud) y por la abundancia de mariscos bivalvos (principalmente berberecho) (Mosquera Souto, 2012a). La existencia de algunos afloramientos rocosos sería suficiente para responder del limitado volumen de especies características de este medio que se han documentado. Todo ello hace probable que la actividad mariscadora se desarrollase en el entorno inmediato a este lugar de Taramancos. El predominio de C. edule en el Conchero 1 y de O. edulis en el Conchero 5 puede hacernos pensar en una explotación planificada, temporal, centrada en uno de los dos moluscos; pero tampoco podemos excluir otras posibilidades, como un procesado y consiguiente vertido de los desechos (las valvas) de manera independiente, sin que ello implique que la recolección y manipulación de estas dos especies no pueda haberse realizado de forma coetánea.

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Aun cuando no podemos evaluar con detalle los resultados del análisis biométrico de las valvas de O. edulis y C. edule (González Gómez de Agüero et al., 2012), debemos indicar la regularidad de las tallas, reflejando la explotación de ejemplares medios-grandes, lo que puede ser indicio de un cierto control sobre estas poblaciones, además de una selección de los ejemplares para su procesado.

5. Discusión La representación taxonómica de moluscos del yacimiento de Taramancos muestra una serie de diferencias significativas con respecto a otros sitios contemporáneos del noroeste. Mientras que las muestras de Area (Bejega et al., 2011) y Punta Atalaia (en proceso de estudio) se caracterizan por una alta variedad taxonómica, en Taramancos son solo dos las especies que responden del principal volumen de evidencias, Cerastoderma edule y Ostrea edulis. Sin poder excluirse la vinculación de estos registros con simples vertidos de desechos relacionados con la alimentación de la población local, resulta significativa su localización en las proximidades de la línea de costa sin conexión con un entramado urbano. La relación de ambos depósitos con las fases ocupacionales más recientes del yacimiento nos ha llevado a buscar en la documentación escrita una explicación que permita comprender la naturaleza del registro. En la Galicia medieval es habitual que cada ría tenga un puerto principal de descarga, siendo dos en este caso: los de Muros y Noia. Por lo que a Noia se refiere, otros puertos tienen también derecho a descarga, estando prohibido el procesado de los productos marinos en los núcleos urbanos (Fabeiro Gómez, 1990: 104), lo que originó la aparición de instalaciones fabriles en sus proximidades (Ferreira Priegue, 1998; 2009). Uno de estos puertos es el de Taramancos, citado en el Fuero de Noia (siglo XV), en el que también se destaca la importancia del marisqueo de ostras (López Ferreiro, 1895: 121-122). Teniendo en cuenta esta información documental, cabe la posibilidad de que los restos documentados pertenezcan a una de estas instalaciones de procesado de productos marinos. Así, y además de los moluscos, se recuperaron en estos concheros restos de pescado, principalmente de dos especies con gran importancia comercial en el periodo: Sardina pilchardus y Mer-

luccius merluccius, esta última con claras evidencias de procesado para su conservación mediante salado (González Gómez de Agüero, 2014). En el caso de los moluscos, el procesado se centraría en C. edule y O. edulis. El tipo de tratamiento realizado resulta más difícil de precisar, aunque en el caso de la ostra el escabechado parece el más probable. Entre las principales exportaciones de productos marinos de finales de la Edad Media y a lo largo de la Edad Moderna realizadas desde Galicia se encontraban los moluscos escabechados, sobre todo ostras, cuyo principal destino era Castilla y Portugal, siendo la Casa Real uno de los principales consumidores (Calo Lourido, 1998). En su elaboración se retiraba la concha y se freía el molusco (Calo Lourido, 1998), por lo que estas partes duras quedarían en los lugares de procesado y no viajarían con la carne. Se ha propuesto que esta técnica de escabechado se introduce en Galicia a principios del siglo XVI, procedente de los puertos hanseáticos (Ferreira Priegue, 1998). La importancia de la ostra de la ría de Noia queda claramente reflejada en sus fueros, donde se grava su marisqueo, a diferencia de otros moluscos (López Ferreiro, 1895: 117). Los ostreiros también aparecen en las actas del Concello de Noia, al sancionarse, a mediados del siglo XVII, la recogida de ostras en los meses de veda y prohibirse la utilización de rastrillos, puesto que ya en varios lugares se había esquilmado esta especie por culpa de la sobreexplotación (Fabeiro Gómez, 1990: 157). Más tardíamente indica Cornide (1788: 217-220) que su marisqueo se realizaba tanto con rastros, que dañaban de manera importante el fondo marino, como con el angazo. En relación con su producción, desde el s. X se tiene constancia de la existencia en Galicia de viveros de ostras, como se refleja en la donación del rey Ordoño II al obispo Sabarico de Mondoñedo (Martínez Ferreiro et al., 1998). Si bien parece claro el procesado de ostras para la realización de conservas, el caso del berberecho plantea mayores problemas, ya que no es una especie que aparezca citada habitualmente en la documentación de la época, por lo que no parece haber tenido un gran interés bromatológico. No obstante, desde el siglo XVI va a ser habitual su exportación, junto con otros moluscos, a Portugal (Ferreira Priegue, 1998). En el siglo XVIII, Cornide (1788) indica que se recogía con unos escardillos, como la almeja, y se consumía tanto en crudo como aderezado, siendo muy común 221

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en tortilla. En el caso de Taramancos, la similitud del registro con el de la ostra sugiere un tratamiento similar para la elaboración de escabeche. En relación con la tercera especie mejor representada, el mejillón, distintos autores señalan que durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna tuvo cierta importancia a nivel de exportaciones, junto a otros moluscos (Meijide Pardo, 1975; Calo Lourido, 1998). Según Cornide (1788: 153-155) su carne sería la mejor después de la ostra. De todos modos, el volumen de mejillón registrado en Taramancos no permite deducir una actividad centrada en su recolección y procesado con finalidad comercializadora, a diferencia que para ostras y berberechos. La explicación para las demás especies representadas, con valores muy reducidos, no se presenta fácil. Su presencia puede ser resultado de ejemplares recolectados de manera no intencional durante el marisqueo de ostras y berberechos, siendo descartados en alguna fase inicial del proceso de producción, aun cuando esto en absoluto excluya que hayan podido ser consumidas (en el caso de las que tienen interés bromatológico), al igual que sucedería con los mejillones.

6. Conclusiones Los resultados presentados para estos dos concheros son muy similares a los obtenidos en los demás depósitos analizados de Taramancos (González Gómez de Agüero et al., 2012), lo que sugiere una formación similar, tanto desde un punto de vista cronológico como causal. No obstante, ya hemos señalado los problemas de adscripción cronológica que plantea el resto del material arqueológico recuperado en asociación a los mismos, haciéndose necesario esperar a que se clarifique este aspecto antes de proceder a la correcta evaluación del contenido orgánico. Por el contrario, en los dos depósitos que hemos presentado se ha recuperado un material cerámico más homogéneo e incluso algún elemento cronológico bastante preciso, como una moneda portuguesa en circulación durante la Baja Edad Media y la Alta Edad Moderna. Los restos de moluscos documentados en estos dos concheros parecen responder principalmente a desechos del procesado y conserva de ostra y berberecho propios de finales de la Edad Media y Edad 222

Moderna. La presencia de instalaciones alejadas de los núcleos de población, donde se elaborarían estos productos, parece ser algo exclusivo de Noia, en donde además existen varios puertos con derecho a descarga, siendo uno de estos el de Taramancos. En el caso de los moluscos, estas producciones se vincularían con ostras y berberechos, pero también se ha constatado el tratamiento de pescado: sardina y merluza. El marisqueo de estas dos especies se produciría en el entorno más inmediato al yacimiento, existiendo una selección de taxones y de tallas, posiblemente con cierto control sobre los bancos de estos moluscos, sin que incluso se pueda descartar un cultivo de los mismos. Durante la Edad Media el consumo de marisco parece haber sido muy marginal, al menos conforme se refleja en la documentación escrita, estando mal considerado a excepción de determinadas especies como la ostra; de hecho en las leyes suntuarias de época bajomedieval aparece explícitamente excluido de las comidas más lujosas (Ferreira Priegue, 1998). Sin embargo, el registro recuperado y analizado de yacimientos medievales del noroeste peninsular está poniendo de manifiesto el consumo de moluscos, además de la ostra, no solo en lugares costeros, sino también en lugares del interior y con alto poder adquisitivo. Lógicamente, en las comunidades costeras parece haber supuesto un elemento habitual en la dieta, aun cuando no con la abundancia que parece haber alcanzado en periodos precedentes. Finalmente, resulta llamativa la intensa actividad mariscadora de ostra documentada durante los siglos XVI-XVIII, que incluso llegó a agotar algunos de los lugares de recolección, dando pie a la promulgación de medidas proteccionistas. No parece lógico vincular estos datos con la situación alcanzada a mediados del siglo XX en el noroeste, cuando se pierden los últimos bancos de producción natural de ostra (Polanco, Corral, 2004), sobre todo al contar con informantes del siglo XIX que inciden en su extraordinaria abundancia en estas costas (Graells, 1870). Sin embargo, quizás sí sea posible rastrear ya entonces la idea de unos bancos ostrícolas inagotables, lo que daría lugar a una explotación anárquica que, en la medida que se iban mejorando los sistemas de explotación y comercialización, incrementaría la presión sobre unos recursos que finalmente llegarían a agotarse.

Eduardo González Gómez de Agüero, Víctor Bejega García, Carlos Fernández...

Agradecimientos La empresa Ambiotec - Medio Ambiente y Arqueología, responsable de la intervención arqueológica en Taramancos, nos confío el estudio de los restos faunísticos y puso a nuestra disposición los resultados de la excavación y la documentación gráfica del yacimiento.

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Pesquerías y mariscadores en la ensenada de Bolonia en época medieval y moderna. Una nueva línea de investigación Darío Bernal-Casasola1, Rafael Jiménez-Camino2, Juan Jesús Cantillo1,3, José Ángel Expósito1,4, José Juan Díaz1, Macarena Bustamante1,5, Macarena Lara1, José Manuel Vargas1, Alicia Arévalo1, Miguel Calvo1, Nicolás Muñoz1, Antonio Bellido1

Resumen Las excavaciones realizadas en los años 2011 a 2013 en el barrio meridional de la ciudad hispanorromana de Baelo Claudia en la zona cercana al curso de la playa, junto a las recientemente descubiertas Termas Marítimas, han permitido la documentación de niveles arqueológicos de época bajomedieval/moderna. Se trata de una fase de gran interés, ya que son mínimos los datos arqueológicos de estos momentos documentados en la ensenada de Bolonia, que fue objeto de ocupación muy puntual entre el abandono de la ciudad romana y época contemporánea. Se han recuperado monedas de Alfonso X (1252-1284) y de Enrique IV (1471-1474) -maravedíes y blancas respectivamente- junto a cerámicas de tradición islámica y cristiana, asociadas a varias fosas de expolio de estructuras precedentes, todo ello amortizado por un posible terremoto, según se desprende del traumático desplome de unidades constructivas sobre la habitación H-2. Son muy frecuentes en estos niveles de ocupación los restos haliéuticos, tanto de ictiofauna como de malacología, lo que denota la importancia de la explotación de recursos marinos en estas fechas. En el trabajo se presenta la problemática de los recursos marinos y los datos históricos relativos a las almadrabas en la zona de estudio en estas fechas, posiblemente causantes de la reactivación del poblamiento en la fértil ensenada tarifeña, una interesante y novedosa línea de investigación sobre la cual habrá que profundizar en el futuro. Se han identificado 19 especies distintas de malacofauna (6 bivalvos – Callista chione, Cerastoderma edule, Chamelea gallina, Glycymeris sp., Mytilus galloprovincialis, Mytilus sp.- y 13 gasterópodos -Charonia lampas, Cymbium olla, Cymbula nigra, Cymatium cutacea, Cymatium sp., Phorcus lineatus, Patella caerulea, Patella intermedia, Patella rustica, Patella ferruginea, Patella sp., Patella ulyssiponensis, Stramonita haemastoma), procedentes de diversos contextos estratigráficos. Palabras-clave: Baelo Claudia, época medieval, época moderna, malacofauna, explotación de recursos marinos, terremoto.

Grupo de Investigación HUM-440. Área de Arqueología. Departamento de Historia, Geografía y Filosofía. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz. Avda. Dr. Gómez Ulla 1, 11003 Cádiz (España). [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected] 2 Ayuntamiento de Algeciras. Paseo de Victoria Eugenia, 17 (local), 11207 Algeciras (Cádiz, España). [email protected] 3 Ayuntamiento de Vejer de la Frontera. Plaza de España, 1, 11150, Vejer de la Frontera (Cádiz, España). [email protected] 4 Conjunto Arqueológico Baelo Claudia. Consejería de Educación, Cultura y Deporte. Junta de Andalucía. Ensenada de Bolonia, s/n, 11380 Tarifa (Cádiz, España). [email protected] 5 Universidad Autónoma de Madrid. Departamento de Historia y Teoría del Arte. Campus de Cantoblanco. Universidad Autónoma, 28049 Madrid. [email protected] 1

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Abstract The excavations carried out in the years 2011 to 2013 in the southern quarter of the Roman city of Baelo Claudia in the area close to the beach, next to the recently discovered Maritime Baths, have allowed the documentation of archaeological levels of late medieval/modern era. It is a phase of great interest, since the archaeological data of these times are really scarce in the Bay of Bolonia, which was the subject of really ocassional occupation between the abandonment of the Roman city and contemporary times. Coins of Alfonso X (1252-1284) and Enrique IV (1471-1474) - Maravedis and “blancas” respectively – have been recovered, together with christian ceramics and pottery of islamic tradition, associated with several pits of spoliation of previous structures. All this context was abandoned due to a possible earthquake as shown by the traumatic collapse of constructive units over the floor of the so called H-2 room. Halieutic remains (fish bones & shells) are very common in these sedimentary levels, which denote the importance of the exploitation of marine resources in these dates. The paper presents the state of the art of our knowledge of the marine resources exploitation and the historical data relating to the drag-nets (“almadrabas”) in the area. These activities possibly caused the reactivation of the settlement in the fertile Tarifa bay, an interesting new line of research which will have to be deepened in the future. Nineteen different shell species have been identified (6 bivalves – Callista chione, Cerastoderma edule, Chamelea gallina, Glycymeris sp., Mytilus galloprovincialis, Mytilus sp.- y 13 gastropods -Charonia lampas, Cymbium olla, Cymbula nigra, Cymatium cutacea, Cymatium sp., Phorcus lineatus, Patella caerulea, Patella intermedia, Patella rustica, Patella ferruginea, Patella sp., Patella ulyssiponensis, Stramonita haemastoma), in different stratigraphic contexts. Keywords: Baelo Claudia, Medieval times, Modern Era, marine resources exploitation, earthquake.

Darío Bernal-Casasola, Rafael Jiménez-Camino, Juan Jesús Cantillo...

1. Contexto arqueológico La conocida ciudad romana de Baelo Claudia, situada en la orilla norte del Estrecho de Gibraltar (Fig. 1 A), tuvo una intensa ocupación en época romana, con el establecimiento de un enclave centrado en la explotación del atún desde mediados del s. II a.C., y con una floreciente economía activa durante la totalidad de época imperial (Arévalo y Bernal, 2007). El paulatino eclipse de la actividad conservera en la Antigüedad Tardía provocó su lenta desaparición, y se considera que su abandono definitivo se produjo en el s. VII d.C. (Sillières, 1997: 62-63). Con posterioridad, hay datos puntuales de reocupación durante época medieval, como ilustra la remodelación de las estructuras del teatro romano –posible torre- y los niveles de ocupación documentados en la cisterna norte de la ciudad –excavados hace años pero totalmente inéditos-. No obstante no existe trabajo alguno en el cual se hayan estudiado en detalle estas evidencias arqueológicas, al menos hasta la fecha. Recientes investigaciones arqueológicas han documentado en las excavaciones realizadas en la necrópolis oriental en el año 2012 restos de una fosa de expolio de una tumba monumental romana, en la cual se han recuperado materiales cerámicos de tradición meriní con una moneda –cornado de vellón- de Sancho IV, lo que ha sido interpretado como evidencias de la ocupación de la ensenada en los ss. XIII – XIV, y la posible existencia en esta zona de un campamento militar castellano, relacionado con el proceso de conquista de la plaza de Tarifa en 1292 (Prados et al., 2012; García et al., 2014). En un contexto similar se documentan los hallazgos producidos en las excavaciones realizadas por la Universidad de Cádiz entre los años 2011 y 2013 al oeste del Arroyo de las Villas, junto al margen costero, espacio en el cual se ha descubierto una importante área suburbana del asentamiento, habiéndose excavado en su interior parte de un edificio interpretado como las Termas Marítimas de la ciudad baelonense (Fig. 1 B), con una gran natatio o piscina de agua fría y otras estancias, algunas de ellas calefactadas (Bernal et al., 2013). En los niveles superiores que se depositaron sobre las estructuras romanas ya abandonadas se han documentado evidencias de una ocupación de esta zona baja de la ciudad en unos momentos que situamos entre la conquista castellana de la ciudad en 1292 y principios del XVI, a tenor del hallazgo tanto de monedas como del registro cerámico, en la denominada Fase V de la secuencia (Bernal et al., 2014).

Concretamente las estructuras excavadas se corresponden con hallazgos en dos zonas (Fig. 1 C), situadas sobre las habitaciones H-1 y H-3 (Sondeo 26) y sobre la H-2 de las antiguas termas romanas (Sondeo 25). En el primer caso se trata de diversas fosas realizadas en el substrato sedimentario (UU.EE. 2308, 2310, 2311, 2601, 2602), colmatadas con arena negruzca resultado de la degradación de productos orgánicos, en cuyo interior se han documentado tres monedas –blancas- de Enrique IV, fechadas entre el 1471-1474, y formas cerámicas de la vajilla de mesa que avalan esta cronología. Destacan como indicadores cronológicos dos platos de paredes divergentes y borde en ala, con el fondo cóncavo de la serie melado y manganeso (Fig. 2), cuya producción se conoce muy bien en contextos sevillanos datados en el siglo XV y las primeras décadas del XVI (Rueda y López, 1997: 556, Lám. 5), y en los niveles portugueses de Alcazarseguer (1458-1550, Texeira et al., 2013: 318-319, fig. 8), entre otros. Junto a estos se documentan escudillas de la serie melada con perfil hemiesférico y fondo también cóncavo –en el único ejemplar constatado- con un desarrollo cronológico centrado entre el siglo XIV y el XVI. Por tanto, la datación de estas estructuras hay que situarla entre finales del siglo XV y principios del XVI, una época en la cual la ciudad de Tarifa estuvo, casi siempre, bajo el control de los Enríquez, que pugnaron continuamente con la Casa de Medina Sidonia por hacerse con el control de las actividades almadraberas en su alfoz (Ladero, 1993). El hallazgo de recursos marinos en dichos contextos arqueológicos permite, por primera vez, plantear la importancia de la explotación de recursos haliéuticos en la ensenada de Bolonia en estas fechas. Por otra parte, se han documentado una serie de unidades murarias de grandes dimensiones –más de 4 metros de alzado- desplomadas traumáticamente sobre la habitación H-2, efecto de un posible seísmo (Bernal et al., 2015). Bajo el desplome de dichas estructuras, los estratos de abandono localizados (UU.EE. 2505, 2511 y 2516), ofrecieron un repertorio integrado mayoritariamente por manufacturas de tradición islámica (ataifores de borde quebrado; jarritas y cántaros con decoración de trazos de manganeso sobre bizcocho; alcadafes de paredes divergentes y superficie interior alisada; tapaderas de perfil cóncavo y fondo plano; y cerámica de cocina), pero en los que se recuperaron algunos indicadores que sitúan su horizonte cronológico en un momento posterior a la conquista, entre los que destaca un maravedí de Alfonso X, fechado entre el 1252-1284 (Bernal et al., 2015). Junto a éste, se hallaron formas cerámicas claramente cristianas que permiten suponer una datación de estos estratos entre los últimos años del siglo XIII y el siglo XV. 229

pesquerías y mariscadores en la ensenada de bolonia en época medieval y moderna...

A

B

C

Figura 1. Situación de Baelo Claudia en el Estrecho de Gibraltar (A), con indicación de las Termas Marítimas en el suburbium occidental (B), e indicación de los espacios objeto de estudio en la planimetría del complejo termal (C).

230

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apicales o umbilicales, al valor mayor; mientras que para los gasterópodos no espiralados la fórmula es la suma de individuos completos + individuos fragmentados + fragmentos apicales (Gutiérrez Zugasti, 2009). A partir de la identificación taxonómica y del conocimiento de las preferencias de hábitat de las distintas especies a determinados nichos ecológicos, se analiza el área de captación, separando el ambiente o piso (supralitoral, mesolitoral e infralitoral), los sustratos (arenosos, fangosos, rocosos, etc.) y la zonación (costa abierta, estuario, etc.). También se ha realizado el estudio tafonómico de los restos malacológicos.

Figura 2. Plato de cerámica de época moderna, con borde en ala, vidriado melado y decoración en manganeso (U.E. 2602).

2. Análisis arqueomalacológico. Métodos y resultados Metodológicamente para la identificación taxonómica se ha recurrido a los repertorios más utilizados (Sabelli, 1980; Lindner, 1983; Poppe y Goto, 19911993; Hayward et al., 1998; Gofas et al., coord., 2010), así como a nuestra colección comparativa de referencia de restos malacológicos actuales ( J.J. Cantillo, Universidad de Cádiz – Ayuntamiento de Vejer). Se utiliza la base de datos CLEMAM (Check list of European marine mollusca), del Museo Nacional de Historia Natural de París para la denominación de los taxones (http://www.somali.asso.fr/clemam/index. clemam.html, abril de 2014). En relación a la cuantificación, para el cálculo de los restos de moluscos nos hemos basado en una serie de índices de abundancia, cuya estimación se ha efectuado a partir del NR, que expresa el número de restos totales por especies; y el NMI, que indica el número mínimo de individuos por especies, y responde a la suma de partes anatómicas concretas. En el caso de los bivalvos se establece mediante el recuento de valvas completas + valvas fragmentadas con charnela + fragmentos charnelares (completos + anterior o posterior, el valor más alto). Para los gasterópodos espiralados se establece mediante la suma de individuos completos + individuos fragmentados + fragmentos

La malacofauna de la fase medieval-moderna de las Termas Marítimas de Baelo Claudia ha sido documentada en general en un buen estado de conservación, lo que ha permitido en su extensa mayoría identificar taxonómicamente hasta el grado máximo de clasificación. A lo largo de toda la secuencia estratigráfica se ha establecido una relación de especies representadas tanto por bivalvos como por gasterópodos marinos (Fig. 3), cuya síntesis se presenta en la Fig. 5 y en la Tabla 1. En la U.E. 2308 se han documentado 28 restos pertenecientes a un número mínimo de 17 individuos, distribuidos entre bivalvos (35,3%) y gasterópodos (64,7%), constituyendo las especies de hábitat de roca del mesolitoral las que aparecen con mayor número (Mytilus galloprovincialis, Phorcus lineatus y los patélidos). El burgaíllo (Phorcus lineatus) ha sido la especie con mayor grado de cuantificación, con 8 ejemplares. Por su parte, la U.E. 2310 ha presentado un volumen de conchas menor que el anterior, con al menos 4 bivalvos (66,7%) y 2 gasterópodos (33,3%). Al igual que el estrato anterior, Mytilus galloprovincialis y Phorcus lineatus, cuyos hábitats se desarrollan en el sustrato rocoso del mesolitoral, se presentan con mayor frecuencia. Aquí también ha sido interesante el registro de un glicimérido de grandes proporciones (105 gr. de peso) visiblemente erosionado, por lo que su presencia en el estrato puede ser accidental (Fig. 4). El otro bivalvo, Chamelea gallina, del que tan sólo se ha documentado un individuo, habita en sustrato arenosos de ambientes estuarinos. En el caso de la U.E. 2311, descrita como el relleno de una fosa, el registro arqueomalacológico continua siendo bastante exiguo. Dos de las tres especies que aparecen habitan en sustratos rocosos del intermareal 231

pesquerías y mariscadores en la ensenada de bolonia en época medieval y moderna...

Figura 3. Taxones identificados, tanto de bivalvos marinos - Callista chione (A), Cerastoderma edule (B), Chamelea gallina (C), Glycymeris sp. (D), Mytilus galloprovincialis (E)- como de gasterópodos - Charonia lampas (F), Cymatium cutacea (G), Cymbula nigra (H), Phorcus lineatus (I), Patella caerulea ( J), Patella ferruginea (K), Patella intermedia (L), Patella rustica (M), Patella ulyssiponensis (N), Stramonita haemastoma (O)-.

232

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tadas de esta familia se han contabilizado un mínimo de 26 ejemplares, algunos de ellos con incrustaciones de balanos, caso de la Patella caerulea, o de serpúlidos, en la Patella intermedia. Por último, la U.E. 2602, asociada al nivel de ocupación más reciente de esta fase, ha registrado 72 restos de un número mínimo de 44 individuos, entre los 16 bivalvos (36,4%) y los 28 gasterópodos (63,6%). Se aprecia una recolección de ambientes rocosos del mesolitoral, donde habitan las especies más representadas en este estrato (el gasterópodo Phorcus lineatus y el bivalvo Mytilus galloprovincialis).

Figura 4. Glycymeris sp. erosionado y recogido post-mortem (U.E. 2310).

(Mytilus galloprovincialis y Cymbula nigra), de donde se pudo efectuar la recolección. En el caso de Charonia lampas, utilizada en muchos casos como aerófonos, aparece completa, por lo que parece su fin debió ser el bromatológico. Por su parte, la U.E. 2505 ha sido la que ha presentado un mayor número de individuos: se han documentado 17 bivalvos (16,6%) y 85 gasterópodos (83,3%), para un total de 102 ejemplares. De este conjunto, los provenientes de ambientes rocosos son los que presentan unos porcentajes mayores, como es el caso de Phorcus lineatus (17,6%) o los patélidos, de cuyo conjunto se han documentado al menos 63 ejemplares, entre los 15 de Cymbula nigra (14,7%), los 11 de Patella intermedia (10,8%), los 10 de Patella ferruginea (9,8%), 9 de Patella sp. (8,8%), 7 de Patella caerulea (6,8%), los 6 de Patella rustica (5,8%) y los 5 de Patella ulyssiponensis (4,9%). Cabe destacar desde el punto de vista tafonómico, por un lado, la presencia de un ejemplar de Patella ferruginea con multitud de serpúlidos y balanos adheridos al margen dorsal de su concha; y por otro lado, un ejemplar de Glycymeris sp. con evidentes signos de erosión y umbo horadado, indicativo de una recogida post-mortem. En cuanto a la U.E. 2511, también ha presentado un volumen de conchas importante en comparación con el registrado en otros estratos. Se han documentado 77 restos de al menos 59 individuos, con más aportación de gasterópodos: un NMI de 47 (79,6%) frente a los 12 bivalvos (20,3%). Por especies, de nuevo los burgaíllos y las lapas son las más recolectadas. En el caso de las últimas, entre todas las especies documen-

Desde el punto de vista tafonómico, cabe destacar la aparición de algunos ejemplares con evidentes signos de carbonificación, caso de Cymatium cutacea, junto a los patélidos, posiblemente como consecuencia de un procesado de los moluscos previo a su consumo o bien por su contacto con las brasas, algo lógico por la gran cantidad de hogares y restos orgánicos termoalterados que han aparecido en dicho nivel de ocupación. También cabe señalar la aparición de un glicimérido erosionado y con el umbo perforado, producto de una recogida del mismo en la playa cuando el animal ya estaba muerto.

3. Valoración y perspectivas Los restos presentados en este trabajo son exiguos, pero de gran interés al tratarse de las primeras evidencias de aprovechamiento de los recursos marinos en esta zona costera de Tarifa entre los ss. XV y XVI. Junto a los hallazgos ya citados en el área de la necrópolis oriental baelonense fechados en época de Sancho IV -1284/1295- (García et al., 2014), los datos aquí presentados amplían la secuencia, al menos a época de Enrique IV (1471-1474) y quizás algo más tarde. Todo ello converge en proponer una ocupación de la zona más importante de lo hasta ahora planteado en la bibliografía publicada. En el conjunto de moluscos marinos estudiados de esta fase reciente se han identificado un total de 19 especies distintas (6 bivalvos y 13 gasterópodos). Esta amplia variabilidad taxonómica nos indica que la explotación no se centró en una determinada especie y ambiente marino determinados. Sin embargo, sí que se da una preferencia por los sustratos rocosos del intermareal, una zona de fácil accesibilidad en bajamar y para la cual la recolección de moluscos no necesita de grandes artilugios ni medios técnicos. 233

pesquerías y mariscadores en la ensenada de bolonia en época medieval y moderna...

Figura 5. Porcentaje del NMI entre bivalvos y gasterópodos (A), distribución por especies en base al NMI (B), y NMI por especies de la familia Patellidae (C).

234

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Taxones

U.E. 2308

Bivalvos marinos Callista chione

U.E. 2310

U.E. 2311

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

3

2

37

-

-

-

-

-

-

Chamelea gallina

-

-

-

1

1

3

-

-

-

Glycymeris sp.

5

1

13

1

1

105

-

-

-

Mytilus galloprovincialis

8

3

13

7

2

9

1

1

1

Total bivalvos

16

6

63

9

4

117

1

1

1

Gasterópodos

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

-

-

-

-

-

-

1

1

67

Charonia lampas Cymbula nigra

-

-

-

-

-

-

1

1

18

Phorcus lineatus

8

8

30

2

2

7

-

-

-

Patella ferruginea

3

2

27

-

-

-

-

-

-

Patella sp.

1

1

1

-

-

-

-

-

-

Total gasterópodos

12

11

58

2

2

7

2

2

85

TOTAL

28

17

121

11

6

124

3

3

86

Taxones Bivalvos marinos

U.E. 2505

U.E. 2511

U.E. 2602

General

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

Callista chione

2

2

30

2

2

42

-

-

-

7

6

109

Cerastoderma edule

20

9

313

11

5

134

-

-

-

31

14

447

-

-

-

1

1

3

8

4

132

3

2

57

26

13

475

Chamelea gallina

-

-

-

Glycymeris sp.

9

5

168

Mytilus galloprovincialis

2

1

12

-

-

-

41

14

51

59

19

84

Mytilus sp.

-

-

-

1

1

1

-

-

-

1

1

1

Total bivalvos

33

17

523

22

12

309

44

16

108

125

54

1119

Gasterópodos

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

NR

NMI

Peso

Charonia lampas

4

3

190

2

2

115

-

-

-

7

6

372

Cymbium olla

-

-

-

1

1

5

-

-

-

1

1

5

Cymbula nigra

20

15

360

2

2

92

-

-

-

23

18

470

Cymatium cutacea

-

-

-

-

-

-

2

2

18

2

2

18

Cymatium sp.

-

-

-

1

1

8

-

-

-

1

1

8

Phorcus lineatus

18

18

92

15

13

59

16

16

79

59

57

267

Patella caerulea

7

7

37

3

3

30

4

4

18

14

14

85

Patella intermedia

11

11

87

12

12

102

-

-

-

23

23

189

Patella rustica

6

6

45

1

1

9

-

-

-

7

7

54

Patella ferruginea

13

10

207

5

5

65

7

6

86

28

23

385

Patella sp.

28

9

130

11

5

41

-

-

-

40

15

172

Patella ulyssiponensis

5

5

30

-

-

-

-

-

-

5

5

30

Stramonita haemastoma

1

1

22

2

2

27

-

-

-

3

3

49

Total gasterópodos

113

85

1200

55

47

553

29

28

201

213

175

2104

TOTAL

146

102

1723

77

59

862

73

44

309

338

229

3223

Tabla 1. Síntesis de los taxones documentados en las UU.EE. del Sondeo 23 (tabla superior) y de los Sondeos 25 y 26, junto a la valoración global (tabla inferior).

235

pesquerías y mariscadores en la ensenada de bolonia en época medieval y moderna...

Por especies hay un claro predominio de los patélidos, de los cuales destaca igualmente su variabilidad taxonómica, con hasta 7 especies distintas y un total de 87 individuos. Le siguen en importancia los burgaíllos (NMI=57) y los mejillones (NMI=19), todas ellas especies de roca. La única especie de sustrato arenoso que ha sido objeto de cierta recolección es el bivalvo Cerastoderma edule, con 14 individuos. Este tipo de recolección de especies de ámbito rocoso hace pensar de nuevo en la intensa actividad de mariscadores, que debieron aprovechar los cercanos roquedales costeros, especialmente aquellos de la zona occidental de la ensenada (Cabo Camarinal). Desde el punto de vista tafonómico hemos detectado una elevada fractura en especies frágiles, fundamentalmente en Mytilus galloprovincialis y en otras como la Glycymeris sp. En el primer caso, como consecuencia de agentes antrópicos, como el pisoteo del nivel de ocupación o sedimentológicos –compresión-; sin embargo, la causa más probable del elevado grado de fracturación que presentan los gliciméridos se deba a agentes naturales. La presencia de algunos ejemplares con evidencias de su recolección post mortem podría a priori hacer pensar en la presencia de las conchas en el yacimiento como resultado de procesos naturales (maremoto o resultado de mareas vivas o temporales debido a la cercanía de la costa). No obstante, su recuperación en niveles de clara génesis antrópica en la mayor parte de las ocasiones (rellenos de fosas) permite excluir dicha posibilidad. En general son restos de mediano o gran tamaño que debieron haber cumplido una función bromatológica, algunos de los cuales, como los procedentes de la U.E. 2602, fueron cocinados, ya que además de presentar termoalteración, proceden de un nivel con fogatas, donde también se han documentado otros restos orgánicos en similares condiciones. Respecto a la interpretación de los contextos de hallazgo (fosas rellenas de desechos y niveles de abandono) no resulta fácil saber si los mismos responden a residuos de colectivos instalados de manera episódica y puntual en esta zona de la ensenada o bien si se trata de la actividad de pescadores u otros colectivos artesanales. El mobiliario no es determinante en dicho sentido, aunque la escasa entidad de las estructuras localizadas (todas ellas negativas –y también similares a las que hemos indicado en el área de la necrópolis oriental, al otro lado del yacimiento-) hace pensar en una ocupación puntual y quizás estacional. 236

En lo que respecta a la interpretación del tipo de ocupación, los recientes hallazgos en el área oriental del yacimiento han sido relacionados con un posible campamento militar castellano de época de Sancho IV -1284/1295- (García et al., 2014). En nuestro caso no es fácil realizar una interpretación funcional de los mismos, aunque la cantidad de recursos marinos documentados –también ictiofaunas arqueológicas en los mismos contextos, en proceso de estudio actualmentenos hace pensar que quizás tengan que ver con las pesquerías existentes en la zona tras la conquista cristiana. La conquista de Tarifa se produjo en 1292, años después de que la revuelta mudéjar obligara a cambiar la política repobladora de Alfonso X hacia una modalidad que transformó drásticamente la organización del territorio. La anterior estructura del poblamiento andalusí, basada en un amplio número de explotaciones agropecuarias diseminadas, desapareció al tener que exiliarse sus pobladores de forma masiva. Las exenciones tributarias y otros privilegios fomentados por la monarquía atrajeron sólo a un reducido número de pobladores que dedicados, principalmente, a las actividades militares, se concentraron en las villas fortificadas, dejando el resto del agro despoblado (Ladero y Gonzalez, 1977). No tenemos constancia de que esta situación variara hasta el primer cuarto del siglo XVI, momento en el que se generaron nuevas expectativas económicas al finalizar la Guerra con Granada y afianzarse el proceso de señorialización de la villa al recibir Fadrique Enríquez el título de Marqués de Tarifa en 1514 (Martín, 2009-2010). La información sobre la organización territorial del alfoz de Tarifa en momentos posteriores a la conquista es parca, ya que no se ha conservado el Libro de Repartimiento. Los escasos documentos conocidos, entre los que destacan los pleitos sobre los límites de términos, indican un predomino de la actividad ganadera. Junto a ésta, la explotación de los recursos marinos debió constituir uno de los principales revulsivos económicos de esta zona, como ya lo fuera en época islámica (al-Idrisi y al-Zuhri citan la pesca de atunes en el Estrecho). La llegada de nuevos pobladores no supuso un cambio en la explotación de los recursos marinos, como demuestra la pronta mención a las almadrabas de Gibraltar en su carta-puebla, tan sólo un año después de que fuera conquistada. En 1299, Alfonso Pérez de Guzmán, alcaide de Tarifa, obtuvo la explotación de la almadraba de Conil. Ésta, junto a la de Zahara, serían las principales explotaciones de la casa de los Guzmanes que, al menos desde mediados del siglo XIV, aspiró

Darío Bernal-Casasola, Rafael Jiménez-Camino, Juan Jesús Cantillo...

a controlar en régimen de monopolio todas las almadrabas de la costa del reino de Sevilla (Ladero, 1993: 346-347). Sin embargo, las referencias concretas a las pesquerías y almadrabas en el término de Tarifa son, para esta época, muy difusas, con indicios de su existencia desde el s. XIV (Martín, 2006: 134 y 140), y claramente documentadas desde el siglo XV gracias a los pleitos que los Enríquez entablaron contra los Duques de Medina Sidonia, para hacer valer su derecho a armar estas artes en la costa tarifeña (Martín, 2006: 139-141). Las probanzas de un expediente relacionado con este proceso permiten situar varios caladeros (Los Lançes, Zahara y Conil entre otros, Martín, 2006: 140), sin embargo, no tenemos ninguna noticia de esta práctica, específicamente en la playa de Bolonia, hasta principios del siglo XVIII, momento en el que Pérez de Colosía y Sarriá (1991: 250-253) acreditan, a partir de la información contenida en las actas capitulares de Tarifa, una autorización regia para armar almadrabas en la ensenada. Aunque no hemos podido rastrear el origen de esta regalía y no contamos con documentación de archivo que determine el aprovechamiento bajomedieval de los recursos marinos en la ensenada de Bolonia, la ausencia, hasta el momento, de estructuras medievales en el yacimiento, la concentración de las evidencias en la zona aledaña a la playa y los restos de ictiofauna contenidos en los depósitos analizados, nos permiten plantear, a modo de hipótesis, la vinculación de la actividad realizada en este lugar con la pesca. Teniendo en cuenta la cronología barajada por el contexto cerámico y numismático, especialmente de los sondeos 23 y 26, el registro arqueológico se data entre finales del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI, momento en el que Tarifa estuvo, mayoritariamente, bajo el control de los Enríquez. Los mismos pleitos llevados a cabo en el período demuestran el interés de éstos en afianzar la actividad almadrabera en la costa tarifeña, que sin duda estaban llevando a cabo, al margen de los Medina Sidonia. Se trata ésta de una línea de investigación a desarrollar en el futuro, para la cual estos depósitos malacológicos de época bajomedieval y moderna, documentados en las excavaciones de Bolonia constituyen un sugerente indicio, cuya horquilla cronológica probablemente habrá que matizar con nuevos datos en los próximos años.

Agradecimientos Este artículo es resultado de los proyectos HAR2013 - 43599 del Plan Nacional I+D+i/ Feder, denominado “Pesquerías y artesanado haliéutico en el Fretum

Gaditanum. Caracterización arqueológica, arqueozoológica y experimental de las conservas marinas”; y del Proyecto General de Investigación “La economía marítima y las actividades haliéuticas en Baelo Claudia. Problemas de atribución funcional en el barrio meridional”, autorizado por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía (2010-2015).

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Orifícios de predação em conchas de moluscos marinhos. Um modelo experimental para o estudo de perfurações em conchas arqueológicas João Paulo Cabral1, Sérgio Monteiro-Rodrigues2

Resumo Estudaram-se conchas perfuradas naturalmente de Chamelea striatula, Donax vittatus, Mactra stultorum, Mytilus galloprovincialis, Nucella lapillus, Spisula solida e Spisula subtruncata. Observaram-se dois tipos fundamentais de orifícios de predação: Tipo I, de forma cilíndrica-cónica invertida e um diâmetro interno de 1,0-1,8 mm, presumivelmente causados por Muricidae; Tipo II, de forma abobadada invertida-parabólica e um diâmetro interno de 1,8-2,5 mm, presumivelmente causados por Naticidae. Ambos os tipos de orifícios apresentaram a superfície interna regular e lisa. As conchas de Mytilus galloprovincialis e de Nucella lapillus apresentaram predominantemente orifícios do Tipo I, sem localização preferencial. As conchas das restantes espécies apresentaram predominantemente orifícios do Tipo II, localizados muito perto do lado dorsal, com alguns orifícios do Tipo I, dispersos pela superfície da concha. No laboratório perfuraram-se conchas de Donax vittatus, Mytilus galloprovincialis, Nucella lapillus e Spisula solida com furadores produzidos a partir de pequenas lascas e lâminas de sílex, recolhido em Cantanhede e em Rio Maior (Portugal), usando fundamentalmente a técnica de perfuração por rotação. Geralmente, os orifícios feitos com furadores foram maiores e de contorno mais irregular do que os orifícios de predação. Todavia, foi possível fazer orifícios quase tão pequenos como os de predação do Tipo I. Nenhum dos orifícios apresentou uma superfície interna tão regular e lisa como a observada nos orifícios de predação. Todos os orifícios apresentaram indícios do movimento rotativo feito com o furador, indispensável para uma perfuração efectiva. A forma e a dimensão dos orifícios feitos com os furadores dependeram mais da morfologia das respectivas extremidades activas, sempre variáveis entre diferentes furadores, do que do tipo de sílex ou da espécie de concha perfurada. Concluiu-se que, para as conchas e furadores usados, uma observação cuidada dos orifícios com grande ampliação permite discernir, com pouca margem de erro, se se trata de um orifício de predação natural ou de um orifício feito com um furador de sílex usando perfuração por rotação. Discutem-se as implicações dos resultados para conchas perfuradas encontradas em contexto arqueológico. Palavras-chave: Moluscos, Conchas perfuradas, Perfurações naturais, Perfurações experimentais, Furadores de sílex.

Universidade do Porto, Faculdade de Ciências, Rua do Campo Alegre, s/n, 4169-007 Porto (Portugal). [email protected], [email protected]. 2 Universidade do Porto, Faculdade de Letras e Centro de Estudos em Arqueologia, Arte e Património (CEAAP), Via Panorâmica, s/n, 4150-564 Porto (Portugal), Investigador no projecto ATLANTMIDDENS (HAR201129907-C03-01; IIIPC, Universidad de Cantabria, Espanha). [email protected]. 1

241

Abstract We studied naturally perforated shells by predators of Chamelea striatula, Donax vittatus, Mactra stultorum, Mytilus galloprovincialis, Nucella lapillus, Spisula solida and Spisula subtruncata. Two main types of holes were observed: Type I, with an inverted cylindrical-conical shape and an inner diameter of 1.0-1.8 mm, presumably caused by Muricidae; Type II, with a domed inverted-parabolic shape and an inner diameter of 1.8-2.5 mm, presumably caused by Naticidae. Both types of holes had a regular and smooth inner surface. The shells of Mytilus galloprovincialis and Nucella lapillus showed predominantly Type I holes without preferential location. The shells of other species showed mainly Type II holes located very close to the dorsal side, with some Type I holes, dispersed over the surface of the shell. In the laboratory, shells of Donax vittatus, Mytilus galloprovincialis, Nucella lapillus and Spisula solida were drilled with awls made from small flint flakes and blades, using the technique of drilling by semicircular rotation. The flint was collected in Cantanhede and Rio Maior (Portugal). Generally, the holes made with awls were larger and more irregular in the outline than the holes of predation. However, it was possible to drill holes almost as small as Type I predation holes. None of the holes made with the awls had so regular and smooth inner surface as seen in the predation holes. All holes presented evidence of the rotating movement made by the awl, indispensable for effective drilling. The shape and dimension of the holes made with the awls depended more on the morphology of the extremities of the awls, always different among different awls, rather than the flint type or the shell species. It was concluded that, for the shells and awls studied, careful observation of the holes with high magnification, allows to discern, with little margin for error, if it is a natural predation hole or a hole made with a flint awl using drilling by rotation. The implications of the results for perforated shells found in archaeological context are discussed. Keywords: Molluscs, Perforated shells, Natural perforations, Experimental perforations, Flint awls.

João Paulo Cabral, Sérgio Monteiro-Rodrigues

1. Introdução A maioria dos moluscos tem uma concha calcária que serve de protecção contra predadores, mas existem moluscos capazes de perfurar a concha de outros moluscos. Dentro dos gastrópodes, os moluscos perfurantes de conchas distribuem-se principalmente pelas famílias Muricidae Rafinesque, 1815 e Naticidae Guilding, 1834 (Carriker, 1981). Em todas as regiões costeiras existem moluscos perfuradores de conchas. Conhecendo as espécies de moluscos perfuradores (Carriker, 1981; Kabat, 1990) e a fauna malacológica portuguesa (Macedo et al., 1999), as principais espécies de moluscos que podem ocorrer em Portugal continental, que têm a capacidade de perfurar conchas de moluscos deverão ser as seguintes: 1. Família Muricidae Rafinesque, 1815: Nucella lapillus (Linné 1758: Buccinum); Ocenebra erinaceus (Linné 1758: Murex). 2. Família Naticidae Guilding, 1834: Euspira catena (da Costa 1778: Cochlea); Euspira fusca (de Blainville 1825: Natica); Euspira nitida (Donovan 1804: Nerita). Orania fusulus (Brocchi 1814: Murex), da família Muricidae, é também um animal perfurante, mas é uma espécie do Mediterrâneo e a sua ocorrência em Portugal é reduzida (Macedo et al., 1999 : 202). Relativamente ao habitat das espécies predadoras, Nucella lapillus vive geralmente em substratos rochosos na zona entre-marés, podendo ocasionalmente ocorrer a maiores profundidades (Cadée, 1968; Rolán Mosquera, 1984: 232-234, 1993: 79; Davenport et al., 1998; Rovero et al., 1999). Ocenebra erinaceus tanto vive em substratos rochosos na região entre-marés, como no infralitoral, tanto rochoso como arenoso (Cadée, 1968; Rolán Mosquera, 1984: 227-228, 1993: 79,80,91,92; Rolán Mosquera y Otero-Schmitt, 1996: 89). As espécies de Euspira (Lunatia) vivem na região infralitoral (Cadée, 1968; Rolán Mosquera, 1984: 213-215). Os gastrópodes da família Muricidae causam perfurações de secção cilíndrica-cónica invertida, no presente trabalho designadas de Tipo I, enquanto os gastrópodes da família Naticidae causam perfurações de forma abobadada invertida-parabólica, aqui designadas de Tipo II (Kabat, 1990; Kowalewski, 2004; Hauser et al., 2008). Têm sido encontradas, em contexto arqueológico, conchas de moluscos marinhos com perfurações

conspícuas (Tavares da Silva y Cabrita, 1966; Stiner, 1999, 2010; Vanhaeren y d’Errico, 2001, 2002; Álvarez Fernández, 2002, 2006b; Chauviere, 2002; Trubitt, 2003; d’Errico et al., 2005; Avezuela, 2010; Zilhão et. al., 2010; Avezuela Aristu y Álvarez Fernández, 2012; Cardoso y Dias Coelho, 2012) e estas perfurações têm sido comparadas com as obtidas experimentalmente em conchas perfuradas com furadores líticos ou de osso (Chauviere, 2002; Vanhaeren y d’Errico, 2002; Álvarez Fernández, 2006a; Avezuela, 2010). Nas conchas perfuradas de moluscos arqueológicos, as perfurações são deliberadas, feitas pelo homem? Ou são conchas já perfuradas que são usadas pelo homem? São perfurações de predação ou orifícios de danificação física? No intuito de contribuir para esclarecer estas questões, realizou-se um estudo morfométrico comparativo com conchas perfuradas por predadores e conchas perfuradas intencionalmente com furadores de sílex confeccionados pelos autores, semelhantes aos encontrados em contexto arqueológico.

2. Material e métodos Estudaram-se conchas perfuradas por predação de Chamelea striatula (da Costa 1778: Pectunculus), Donax vittatus (da Costa 1778: Cuneus), Mactra stultorum (Linné 1758: Cardium; sinónimo: Cardium corallinum Linné 1758), Mytilus galloprovincialis (Lamarck 1819), Nucella lapillus (Linné 1758: Buccinum), Spisula solida (Linné 1758: Cardium) e Spisula subtruncata (da Costa 1778: Trigonella). Excepto algumas conchas de Mytilus galloprovincialis (9 exemplares) que foram recolhidas vivas (Ínsua, Caminha) quando se encontravam a ser perfuradas por Nucella lapillus, todas as restantes foram recolhidas mortas nas seguintes praias do litoral de Portugal continental: Ínsua (Caminha); Mindelo; A Ver-o-Mar; Boa Nova; Esmoriz; Maceda; Costa de Caparica; Troia. Só foram utilizadas as conchas que não mostravam sinais significativos de erosão. No laboratório, as conchas de bivalves foram medidas e os orifícios localizados de acordo com as variáveis apresentadas na Estampa 1. Nas conchas de Nucella lapillus não se efectuaram estas medições, em virtude do reduzido número de exemplares estudados. 243

Orifícios de predação em conchas de moluscos marinhos...

Igualmente em laboratório perfuraram-se conchas mortas de Chamelea striatula, Donax vittatus, Mytilus galloprovincialis, Nucella lapillus e Spisula solida com furadores produzidos a partir de lascas e lâminas de sílex de Cantanhede e de Rio Maior. Confeccionaram-se também furadores em quartzo hialino e em quartzito, mas estas matérias-primas revelaram-se inadequadas para esta função, dado que a zona activa fracturava, não chegando a perfurar a concha. No decurso da perfuração as extremidades activas dos furadores tiveram de ser recorrentemente reavivadas. Em todas as situações, os retoques foram realizados por pressão, quer com um punção de haste de cervídeo,

quer com pequenos seixos de quartzito. A perfuração das conchas exigiu um movimento de rotação do furador, para a frente e para trás, e uma certa pressão. A utilização desta técnica de perfuração decorreu do facto de se ter pretendido produzir orifícios semelhantes aos que resultam da predação, de modo a que ambos fossem susceptíveis de comparação. A técnica de perfuração usada corresponde à técnica de «perfuração por rotação» segundo a terminologia de Álvarez Fernández (2006a) e de «perfuração por rotação semicircular» segundo Avezuela (2010). O impacto do furador nas conchas, quer através de percussão directa, quer através de percussão indirecta com percutor brando (haste de cervídeo) não resultava em perfuração, mas antes em quebra da concha, facto também referido por Álvarez Fernández (2006a). A técnica de perfuração por abrasão (Álvarez Fernández, 2006a; Avezuela, 2010), utilizando um seixo rolado de quartzito de grão grosseiro como abrasivo, em posição dormente, foi igualmente ensaiada. Todavia, a elevada dureza das conchas dos bivalves tornou este procedimento extremamente custoso. Os orifícios de predação e os orifícios causados pelos instrumentos de sílex foram observados com uma lupa binocular, geralmente com uma ampliação total de 20-40x. Os orifícios foram fotografados e, a partir das fotografias digitais, calculados, para cada orifício interior (parte interior do orifício) e exterior (parte exterior do orifício), os comprimentos de dois eixos perpendiculares, usando como padrão para calibração, um micrómetro objectivo (Nikon) com 1 mm e o software Autodesk Design Review 2013.

Estampa 1. Esquema indicativo das variáveis usadas para localizar os orifícios de predação e as dimensões das conchas estudadas de bivalves. Para as conchas de Chamelea striatula, Donax vittatus, Mactra stultorum, Spisula solida, Spisula subtruncata: SL: comprimento; SH: altura; SLP: distância entre o orifício e a extremidade posterior; SLA: distância entre o orifício e a extremidade anterior; SHD: distância entre o orifício e a extremidade dorsal; SHV: distância entre o orifício e a extremidade ventral. Para as conchas de Mytilus galloprovincialis: SL: comprimento; SW: largura; SLD: distância entre o orifício e a extremidade dorsal; SLV: distância entre o orifício e a extremidade ventral; SWP: distância entre o orifício e a extremidade posterior; SWA: distância entre o orifício e a extremidade anterior.

244

O diâmetro médio foi calculado como a média dos dois eixos perpendiculares. A circularidade do orifício foi definida como o quociente entre os dois eixos perpendiculares (menor/maior), em cada orifício. A abertura relativa do orifício foi determinada como o quociente entre os diâmetros médios do orifício interior e exterior.

3. Resultados No sentido de confirmar a identificação dos tipos de orifícios, capturámos alguns exemplares de Mytilus galloprovincialis no momento de perfuração por Nucella lapillus. Os orifícios (Estampa 2A), que classificámos como do Tipo I, são morfologicamente

João Paulo Cabral, Sérgio Monteiro-Rodrigues

muito semelhantes aos que Kowalewski (2004) apresenta para as perfurações feitas por Nucella lamellosa em Mytilus trossulus. Os orifícios apresentam uma forma cilíndrica-cónica invertida.

dimensões superiores ao do tipo I. São morfologicamente muito semelhantes aos observados por Chiba y Sato (2012) em conchas de Ruditapes philippinarum perfuradas por Euspira fortunei.

Os orifícios que classificámos como do Tipo II (Estampa 2B), tipicamente causados por Naticidae, têm uma forma abobadada invertida-parabólica e de

Nas conchas de bivalves de fundos arenosos (Chamelea striatula, Donax vittatus, Mactra stultorum, Spisula solida e Spisula subtruncata) observámos os dois tipos de orifícios, mas os dos Tipo I eram muito menos numerosos do que os do Tipo II (Quadro I). Nas conchas dos moluscos de substrato rochoso da região entre-marés (Mytilus galloprovincialis e Nucella lapillus) só observámos orifícios do Tipo I (Quadro I). Os dados morfométricos dos orifícios de predação estudados apresentam-se no Quadro I. O número de exemplares estudados variou bastante entre as diversas espécies, mas reflectiu a abundância destas espécies nas praias amostradas. As dimensões dos orifícios variaram entre as espécies, mas os do Tipo I eram sempre menores do que os do Tipo II. Tanto o orifício interior como o exterior demonstraram ser quase perfeitamente circulares. O orifício interior era geralmente 80% mais pequeno do que o exterior. Relativamente à perfuração de conchas com utensílios de sílex, importa referir que não foi possível perfurar as de Chamelea striatula, dado que todas se partiram.

Estampa 2. Exemplos representativos de orifícios de predação do Tipo I (A) e do Tipo II (B). A. Orifício causado por Nucella lapillus (Muricidae) num mexilhão. Mexilhão capturado no momento de ser perfurado. Os orifícios deste tipo têm uma forma cilíndrica-cónica invertida. B. Orifício do Tipo II numa concha morta de Chamelea striatula, causado presumivelmente por uma espécie de Euspira (Naticidae). Este tipo de orifício apresenta uma forma abobadada invertida-parabólica. Escala, 1 mm.

Estampa 3. Exemplos de furadores usados no presente trabalho, fotografados depois de utilizados em várias perfurações. Ambos os furadores foram feitos com sílex de Rio Maior. A seta indica a extremidade activa usada para perfurar. Escala, 1 cm.

245

246

silex de Cantanhede

natural

15 101

natural

natural

NA

6 5

silex de Rio Maior

silex de Cantanhede

II

31

natural

II

I

NA

I

NA

6 6

natural

NA

I

NA

NA

I

I

II

NA

NA

silex de Cantanhede

7

8 14

silex de Rio Maior

silex de Rio Maior

9 7

natural (espécimes vivos)

453

natural

7 15

silex de Cantanhede

natural

8

silex de Rio Maior

II

I

II

I

Orifício Tipo

2,08

1,39

2,40

2,26

2,34

1,82

2,37

1,85

1,10

2,18

1,67

1,06

0,99

2,51

2,05

2,10

1,75

1,40

1,99

1,31

Diâmetro médio (mm)

0,92

0,95

0,93

0,94

0,92

0,95

0,93

0,92

0,91

0,89

0,91

0,93

0,93

0,93

0,95

0,91

0,92

0,96

0,89

0,96

Circularidade

2,80

1,78

3,50

2,89

2,99

2,41

3,29

2,68

1,33

3,32

2,74

1,77

1,22

3,04

2,28

2,37

2,14

1,70

2,64

1,67

Diâmetro médio (mm)

0,95

0,97

0,94

0,97

0,96

0,97

0,95

0,95

0,94

0,94

0,87

0,95

0,95

0,95

0,93

0,95

0,96

0,95

0,93

0,99

Circularidade

Orifício exterior

0,74

0,79

0,68

0,77

0,78

0,75

0,71

0,69

0,82

0,63

0,61

0,60

0,81

0,82

0,90

0,89

0,82

0,82

0,75

0,78

Orifício interior/ Orifício exterior

Abertura relativa do orifício

0,54

0,55

NA

NA

0,48

0,48

NA

NA

ND

NA

NA

ND

0,45

0,50

NA

NA

0,42

0,43

0,50

0,51

(média % comprimento)

SLP/SL (Mytilus: SLD/SL)

0,09

0,51

NA

NA

0,09

0,14

NA

NA

ND

NA

NA

ND

0,53

0,06

NA

NA

0,17

0,24

0,09

0,33

(média % largura)

SHD/SH (Mytilus: SWP/SW)

Quadro I. Caracterização morfométrica dos orifícios de predação e dos orifícios feitos com furadores de sílex. Para as conchas de Chamelea striatula, Donax vittatus, Mactra stultorum, Spisula solida, Spisula subtruncata: SL: comprimento; SH: altura; SLP: distância entre o orifício e a extremidade posterior; SHD: distância entre o orifício e a extremidade dorsal. Para as conchas de Mytilus galloprovincialis: SL: comprimento; SW: largura; SLD: distância entre o orifício e a extremidade dorsal; SWP: distância entre o orifício e a extremidade posterior. NA, não aplicável; ND, não determinado; N, número de exemplares.

Spisula subtruncata

Spisula solida

Nucella lapillus

Mytilus galloprovincialis

Mactra stultorum

Donax vittatus

36 136

30

natural

natural

3

natural

Chamelea striatula

natural

N

Tipo de orifício

Espécie

Orifício interior

Orifícios de predação em conchas de moluscos marinhos...

João Paulo Cabral, Sérgio Monteiro-Rodrigues

os de predação do Tipo I. Os orifícios mais estreitos feitos com furadores de sílex tinham 1,1 mm de diâmetro interno. Os orifícios naturais de predação mais estreitos foram os de Tipo I em Mytilus galloprovincialis com 0,99 de diâmetro interno médio (Quadro I). Da bibliografia consultada, a grande maioria dos orifícios descritos em conchas arqueológicas são muito maiores (Vanhaeren y d’Errico, 2001, 2002; Chauviere, 2002). Segundo Vanhaeren y d’Errico (2002) a perfuração com recurso a furador em osso pode também originar orifícios de reduzida dimensão. No entanto, estes orifícios são sempre maiores que os de predação e, sobretudo, muito mais irregulares.

Estampa 4. Exemplos representativos de orifícios feitos com furadores confeccionados com sílex de Rio Maior, em conchas de Donax vitattus (A), Mytilus galloprovincialis (B), Nucella lapillus (C) e Spisula solida (D). Os orifícios têm um contorno mais irregular do que os de predação (ver Estampa 2) e apresentam marcas nítidas de abrasão, resultantes do movimento do furador, para a frente e para trás. Escala, 1 mm.

Nas conchas que foi possível perfurar, as quatro espécies estudadas revelaram diversos comportamentos. As conchas de Donax vittatus partiam-se facilmente. As conchas de Nucella lapillus foram as mais fáceis de perfurar. As conchas de Mytilus galloprovincialis eram inicialmente difíceis de perfurar, mas depois de atingida uma certa profundidade, a perfuração tornava-se mais fácil. Comportamento distinto deste revelaram as conchas de Spisula solida que, depois de uma fase inicial de perfuração rápida, se tornavam muito difíceis de perfurar. Estes comportamentos diversos estão muito possivelmente relacionados com a composição e organização interna das conchas estudadas. Alguns exemplos representativos de furadores e de orifícios feitos com estes instrumentos estão nas Estampas 3 e 4 e os valores morfométricos no Quadro I. Todos os orifícios feitos com furadores de sílex através de rotação semicircular revelaram um contorno mais irregular do que os orifícios de predação (Estampa 4), apesar de em termos médios, serem relativamente circulares (Quadro I). Os orifícios feitos com furadores de sílex eram geralmente maiores do que os orifícios naturais, mas foi possível fazer orifícios quase tão pequenos como

Nenhum dos orifícios feitos com furadores de sílex apresentou uma superfície interna tão lisa e regular como a observada nos orifícios de predação. Todos os orifícios apresentaram indícios do movimento rotativo feito com o furador, indispensável para uma perfuração efectiva. Em termos gerais, constatou-se que a forma e a dimensão dos orifícios feitos com os furadores dependeram mais da morfologia da extremidade activa do próprio furador, sempre variável entre diferentes furadores, do que do tipo de sílex ou da espécie de concha perfurada. A característica mais distintiva dos orifícios feitos com furadores líticos era a superfície interna, com marcas nítidas de abrasão (Estampa 4), resultantes do movimento rotativo, para a frente e para trás, feito com o furador.

4. Discussão Os tipos de orifícios de predação que observámos nas conchas estudadas estão de acordo com a bibliografia publicada (Cadée, 1968; Carriker, 1981; Rolán Mosquera, 1984; Kabat, 1990; Rolán Mosquera y Otero-Schmitt, 1996): as espécies que vivem em fundos com areia, cascalho ou lama (Chamelea striatula; Donax vittatus; Mactra stultorum; Spisula solida; Spisula subtruncata) podem ser perfuradas pelas espécies de Euspira, mas também, em menor grau, por Ocenebra erinaceus ou ocasionalmente por Nucella lapillus; as espécies que vivem sobretudo em fundos rochosos, na região entre-marés (Mytilus galloprovincialis e Nucella lapillus) podem ser perfuradas por Nucella lapillus ou Ocenebra erinaceus. 247

Orifícios de predação em conchas de moluscos marinhos...

De acordo com a bibliografia, nos Muricidae, não se conhece o que determina o sítio exacto da perfuração, que pode ocorrer em qualquer local da concha. Nos Naticidae, quando o predador detecta a presa, escava rapidamente o substrato para chegar até si. No processo de captura das presas excretam grandes quantidades de muco que serve para se fixarem à vítima. O sítio da perfuração depende da forma como a vítima é agarrada e localiza-se numa determinada região de uma das valvas (Carriker, 1969, 1981; Kabat, 1990; Davenport et al., 1998; Rovero et al., 1999; Ishida, 2004; Kowalewski, 2004). As observações que realizámos no presente trabalho relativamente os orifícios do Tipo I estão de acordo com a bibliografia. Em todas as conchas, os orifícios apresentaram-se dispersos na concha, aparentemente ao acaso, e desta forma os valores médios das variáveis SLP (distância entre o orifício e a extremidade posterior da concha) / SL (comprimento da concha) e SHD (distância entre o orifício e a extremidade dorsal da concha) / SH (altura da concha) situaram-se geralmente perto de 0,5 (Quadro I). Relativamente aos orifícios do Tipo II, presumivelmente causados por Naticidae, localizavam-se sempre perto do umbo (lado dorsal), e assim o valor médio da variável SHD (distância entre o orifício e a extremidade dorsal da concha) / SH (altura da concha) era muito baixo. Estes resultados contribuem para um melhor conhecimento do mecanismo de predação das Euspira. Os orifícios feitos com furadores de sílex, usando um movimento rotativo para a frente e para trás, apresentavam uma forma aproximadamente circular e vestígios de abrasão na sua superfície interna. Usando este tipo de perfuração, Álvarez Fernández (2006a) e Avezuela (2010) também referiram a formação de orifícios circulares e a existência de marcas (estrias segundo Avezuela, 2010) deixadas pelo movimento rotativo do furador. Em trabalhos publicados em que são mencionadas situações nas quais os furadores foram batidos contra a concha por percussão directa ou por pressão (Chauviere, 2002; Vanhaeren y D’Errico, 2002; Álvarez Fernández, 2006a), os orifícios apresentados são muito irregulares e totalmente distintos dos que se observaram no presente trabalho. Têm sido divulgadas muitas conchas de moluscos perfuradas encontradas em contexto arqueológico. Todavia, na grande maioria dos casos, as imagens publicadas não têm pormenor suficiente para que as possamos comparar com as descritas no presente trabalho. Vanhaeren y D’Errico (2002) descreveram as conchas 248

perfuradas de Littorina obtusata exumadas na gruta do Caldeirão. Tanto quanto é possível apurar pela figura 10-15 (g,i), os orifícios são aparentados com os obtidos no presente trabalho, usando instrumentos líticos aplicados com um movimento rotativo. Existe contudo a possibilidade de orifícios irregulares feitos por perfuração directa serem posteriormente regularizados usando um instrumento lítico, possibilidade aliás referida por aqueles dois investigadores. Comparando os orifícios naturais de predação com os realizados com furadores de sílex, constata-se que uma observação cuidada à lupa dos orifícios permite discernir, com pouca margem de erro, se se trata de um orifício de predação natural ou de um orifício feito com um furador de sílex. Estas conclusões não devem ser directamente extrapoladas para conchas perfuradas encontradas em contexto arqueológico por razões várias, nomeadamente as seguintes: 1. As conchas encontradas em estruturas arqueológicas podem ter estado enterradas durante largos períodos de tempo. Dependendo, por exemplo, do pH do solo, pode ocorrer uma certa erosão química da concha. Podemos antever que em solos ácidos, a concha se vá dissolvendo e os detalhes das estruturas perdendo. Conchas encontradas em contextos arqueológicos que possam ter sido perfuradas com instrumentos líticos semelhantes aos usados no presente trabalho e de forma análoga, podem assim não ter uma morfologia semelhante à que observámos. 2. As conchas perfuradas encontradas em contexto arqueológico podem ter sido usadas para finalidades diversas. Este uso, cuja natureza dificilmente conheceremos com certeza, pode resultar em desgaste, uniforme ou localizado. As superfícies internas dos orifícios, inicialmente rugosas (se as conchas foram perfuradas com furadores análogos aos que usámos neste trabalho), podem apresentar-se alisadas, por exemplo, se aqueles tiverem sido usados para suspensão. O esclarecimento destas questões demanda mais experimentação, para a qual se sugerem alguns tópicos, como o estudo da erosão química de conchas perfuradas com furadores pela acção de condições de acidez e o estudo da perfuração com furadores em osso e metálicos de morfologia variável.

5. Conclusões Para as espécies de conchas estudadas e para os furadores de sílex do tipo empregue, uma observação cui-

João Paulo Cabral, Sérgio Monteiro-Rodrigues

dada dos orifícios à lupa permite saber com confiança se se trata de um orifício de predação natural ou de um orifício feito com um furador de sílex usando um movimento rotativo de perfuração.

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