La inversión del platonismo en Nietzche
Descripción
Martín Emilio Rosana Universidad de Buenos Aires DNI: 34.870.548 En el presente trabajo intentaré explicitar qué es lo que debemos entender por “platonismo” en el modelo de inversión del mismo que encontramos en la obra del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Señalaré luego posibles momentos de contacto y discrepancia entre el símil de la caverna de Platón y las primeras secciones del prólogo de Así hablaba Zaratustra. Por último tomaré un fragmento de El ocaso de los ídolos para dar notas acerca del “perspectivismo” nietzscheano como alternativa al modelo metafísico de la tradición occidental. Para comenzar la cuestión acerca de qué es lo que se pone en juego en la inversión nietzscheana necesitamos pensar primero cual es la concepción del platonismo que nuestro filósofo recibe. El “platonismo” que llega al s.XIX obviamente no es el modelo escéptico de Arcesilao, ni el místicoteológico de los neoplatónicos. Aunque este último, no tiene problemas en prevalecer como la visión canónica hasta el s.XV, manteniendo cierta tensión con la primera línea. Esto comienza a cambiar en el s.XVI, con la paginación y edición de la obra platónica de Henri Estienne1 que será la que permitirá a Jean de Serres2 poner finalmente un límite a la lectura neoplatónica. La visión de Serranus será la que recuperará a finales del s.XVIII el historiador alemán Wilhelm Gottlieb Tennemann, que apoyándose en el estudio filológico, escribirá los primeros grandes manuales de filosofía griega alemanes, ampliando las doctrinas, pero dando un tinte kantiano a la filosofía platónica , y ofreciendo una postura intermedia. La comprensión de Tennemann influirá en la postulación de la línea que trabaja Friedrich Schleiermacher. Este buscará dotar de coherencia interna a toda la obra platónica, discutiendo el acercamiento a Kant. Logrando por primera vez instalar, como buen padre de la hermenéutica, no sólo al contenido dialógico sino a la forma y contexto de los diálogos platónicos como determinantes para la comprensión de su doctrina, la cual desde su posición se ordena con criterios pedagógicos. Esta será principalmente la interpretación del platonismo con la cual Nietzsche discutirá. Sin embargo se pueden rastrear en los cursos sobre Platón en la Universidad de Basilea, 1
Impresor francés también conocido como Henricus Stephanus. Pastor calvinista también de origen francés , Ioannes Serranus.
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elementos tanto de Schleiermacher como de Tennemann. Cabe señalar que el Platón3 que Nietzsche recibe, dista mucho de ser ese autoritario que propone al filósofogobernante, ni el apóstol fundamentalista de la Teoría de las Ideas. Estas figuras se construyen recién en la época de las grandes guerras. Por otro lado, reducir la discusión a un simple ataque de Nietzsche a Platón, no sólo pecaría de simplista, sino que sería en gran medida equivocado. En el desarrollo de su inversión, Nietzsche toma formas platónicas para usarlas en favor de su posición4. Podríamos preguntarnos por qué es necesario esbozar este derrotero antes de comenzar a hablar del proyecto de Nietzche. Encuentro la respuesta a esto en el hecho de que es necesario señalar que cuando hablamos de “inversión del platonismo”, no estamos haciendo alusión directamente ni a la filosofía de Platón ni a la de sus continuadores cercanos. Más bien en una forma más amplia a la matriz regente y determinante del pensamiento filosófico occidental hasta el advenimiento de nuestro “maestro de la sospecha”5. Esta forma de la filosofía encuentra quizás su más fuerte raigambre en el pensamiento de Platón. En pocas palabras: la metafísica. Con el objetivo de ilustrar la inversión, señalaré algunas puntos análogas entre las construcción del símil de la caverna y las primeras secciones del prólogo de Así habló Zaratustra , enunciando contrapuntos, para luego ir al punto fuerte de la divergencia. Para empezar, en ambos relatos encontramos a una persona que ha decidido salir de la caverna en la cual se encontraba y ya en esto radica la primer diferencia: Al prisionero de la caverna no sé le ha permitido decidir si deseaba estar allí, puesto que se encuentra en ese lugar desde niño6, mientras que Zaratustra al cumplir sus 30 años, voluntariamente abandonó su patria y se fue a su caverna en las montañas.7El hecho de que la reclusión de Zaratustra sea voluntaria no es menor debido al papel que juega la voluntad en la propuesta nietzscheana. Podríamos decir que ya desde la primera oración de la obra se está ensalzando a la acción que escucha a los instintos. También está presente la cuestión de la niñez. El prisionero está en la cueva desde niño, sólo cuando crece y se convierte en adulto, accede al mundo exterior, cuando es liberado y forzado por la razón a salir de la “ignorancia”, Zaratustra por su lado, que tiene cuarenta años 3
Aunque resulte problemático hablar de un sólo Platón habiendo una pluralidad de lecturas. Particularmente nos centraremos en el análisis de algunos puntos presentes en la alegoría de la caverna. 5 En palabras de Paul Ricoeur. 6 Platón, República , VII, 514a, ll.4. 4
Ibid. Nietzsche, F.(1891), Prólogo, §1,
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cuando decide bajar, es identificado como un niño por el anciano del bosque, y es por eso que se lo juzga como a un despierto8 . Veo en este contraste entre la niñez y la adultez un claro alegato por parte Nietzsche en favor de lo “dionisíaco” por sobre lo “apolíneo”. Tanto el hombre de Platón (que ya ha accedido a la contemplación del Sol y por lo tanto es sabio) como Zaratustra, deciden volver a bajar, volver al contacto con el resto de los hombres, pero mientras que para el sabio esto implica el retorno a la caverna movido por compasión a sus congéneres aún cautivos por las apariencias; para Zaratustra el abandonar su ermita y volver a ser un hombre con los hombres no es causado por ningún imperativo moral, lejos de eso, es movido por una sobreabundancia visceral que busca derramarse sobre la humanidad. El hecho de que la cueva de Zaratustra está situada en las montañas y la caverna de Platón sea subterránea tampoco debe ser pasado por alto. Zaratustra siempre ha estado cerca del Sol, el hombre del ateniense ni siquiera sabía de su existencia y mientras se maravilla cuando luego de penurias logra contemplarlo al menos una vez, con los ojos doloridos, Zaratustra recibe la visita del astro todos los días durante diez años, e incluso lo increpa: ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos que iluminas!9 Encuentro en esta oración una metáfora clave que permite explicar en gran medida el carácter de la inversión: mientras que el “mundo verdadero” y la “idea del bien” que el Sol representa, en la ontología metafísica platónica no sólo existen sui generis sino que de su existencia se desprende la verdad de todas las otras cosas, lo que nos dice Nietzsche es que ese mundo verdadero en última instancia es sostenido por aquellos que erróneamente creen en él. En este sentido si bien se han invertido las cargas, pareciera que Nietzsche no puede salvarse de mantener el esquema binario, pareciera que no puede escapar a la dupla verdad/noverdad. Aunque podríamos decir frente a esto, concordando con la recuperación que Vernal10 hace de Heidegger sobre el tema, que en última instancia la inversión si busca la expulsión de uno de los términos, para terminar dando por tierra con los dos, y planteando cómo únicamente válida a la valoración perspectivista11 que nos propone Nietzsche al decir que la verdad pertenece a la vida
Nietzsche, F.(1891), Prólogo, §2. Idem 6. 10 Vermal, J.L.(2010)pp.101 11 Cfr.Sánchez, S.A.(1991),pp.77 8 9
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misma, no por ser ontológicamente verdadera, sino porque en ella se da la voluntad de poder, que lúdicamente se hace proyecto.12 Como claramente señala Vernal13, la forma en la que Nietzsche se planta frente a la metafísica, y en conección con el platonismo, es la de una inversión de la relación entre el “mundo verdadero” y el “mundo aparente”. En El ocaso de los ídolos Nietzsche nos ofrece un recuento de la caída, nos habla acerca de cómo terminó convirtiéndose en fábula el mundo verdadero, el cual a pesar de haber sido prometido por Platón al sabio, no se ha encontrado. Tampoco luego de haberse vuelto sutil por el cristianismo pudo ser demostrable, y es para los tiempos de Kant una mera idea pálida, que en el mejor de los casos funciona como consuelo, quizás como ideal regulativo, pero aún totalmente desconocido. Luego del despertar de la razón, el ”mundo verdadero”, el “reino de las ideas” platónicas, el “paraíso” de los cristianos o el “ser en sí” kantiano, en palabras de Nietzsche: ya no sirven para nada.14 Aquí el primer momento de nihilismo. La pregunta ahora: ¿Si eliminamos el “mundo verdadero”, qué nos queda?¿El “mundo aparente”? ¡No! enfatiza nuestro autor. El fin de la inversión es mostrar que ya no tiene sentido seguir manteniendo el “mundo aparente”. La apariencia en el perspectivismo de Nietzsche deja de ser una cosa a la cual falsamente le atribuimos verdad.15 Ya no estamos frente a las sombras de la caverna, hemos llegado al término del gran error de la filosofía. No buscamos la verdad, solamente nuestra valorización de las cosas es real. En este sentido no podemos seguir hablando de la episteme como aitias logismos, el conocimiento solamente puede ser la sensación y si el verdadero nombre de lo real es apariencia, esto no se debe a que hace referencia a un mundo verdadero, sino a que es totalmente opuesta a la identidad del ser que a esta se le atribuía.16 La verdad ha sido fragmentada en el pluralismo de las perspectivas. Este nihilismo no niega la realidad de lo mundano en pos de la alabanza de lo suprasensible, ese es el nihilismo de los “últimos hombres”. Este es el gran nihilismo: que no haya verdad . Existen solamente el ver y conocer perspectivistas, y entre más perspectivas haya sobre una cosa, cuántos más y distintos ojos la miren, más completo será nuestro concepto de Cfr. Vermal, J.L.(2010)pp.106 Vermal, J.L.(2010)pp.101 14 Nietzsche, F.(1889), El ocaso de los ídolos s , trad. J.Labata, Barcelona, Tusquets, 1998. 12 13
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Cfr. Vermal, J.L.(2010) pp.100. Idem. pp.110.
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ella, esa será nuestra objetividad. No la “idea de la cosa” ni “la cosa en si”17. Zaratustra ha llegado para anunciarnos el rayo. BIBLIOGRAFÍA Nietzsche, F.(1891), Así habló Zaratustra , trad.A.Sanchez Pascual, Madrid, Alianza, 1972. Nietzsche, F.(1889), El ocaso de los ídolos , trad. J.Labata, Barcelona, Tusquets, 1998. Nietzsche, F. (1887), La genealogía de la moral , trad.A.Sanchez Pascual, Alianza, Madrid, 1972 Platón, República , trad. M.Divenosa y C.Mársico, Buenos Aires, Losada, 2005.
Vermal, J.L.(2010), Acerca de la inversión del platonismo en Nietzsche y Heidegger , Estudios Nietzsche, 10, pp. 97112. Sánchez, S.A.(1991), La “inversión del platonismo” y el perspectivismo , en Revista Nombres, Año I, N° 1, Córdoba, Diciembre de 1991, pp. 7184.
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Cfr.Nietzsche, F. (1887),pp.155.
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