La interpretación del patrimonio como herramienta para la comunicación e innovación social en la gestión del arte rupestre

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Descripción

INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE

CÁCERES (EXTREMADURA, SPAIN)

Symbols in the Landscape: Rock Art and its Context Proceedings of the XIX International Rock Art Conference IFRAO 2015 (Cáceres, Spain, 31 August - 4 September 2015)

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La interpretación del patrimonio como herramienta para la comunicación e innovación social en la gestión del arte rupestre JESÚS FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ PABLO LÓPEZ GÓMEZ CARMEN PÉREZ MAESTRO

RESUMEN: La interpretación del patrimonio constituye una de las herramientas más eficaces para comunicar significados tangibles, intangibles o conceptos universales a quienes visitan lugares con arte rupestre. Además, y lo más importante, fomenta actitudes de custodia para con este frágil patrimonio. Partiendo de estos planteamientos La Ponte–Ecomuséu (concejo de Santo Adriano, Asturias) utiliza la interpretación del patrimonio para realizar tareas de difusión en dos abrigos con grabados del Paleolítico superior situados en el Valle del Trubia: abrigo de Santo Adriano y cueva del Conde y ponerlos en valor. Este ecomuseo nació en 2011 con el objetivo de contribuir a proteger, investigar y difundir el patrimonio cultural de este pequeño concejo y su comarca. Es un proyecto puesto en marcha conjuntamente por arqueólogos y arqueólogas profesionales y población local desde una organización civil e independiente (La Ponte), aspecto que lo convierte en una apuesta innovadora dentro de los actuales marcos de gestión patrimonial, y su voluntad es plantear un aprovechamiento responsable de estos recursos (de valor histórico, arqueológico, etnográfico, paisajístico…) para crear tejido social y nuevas oportunidades de empleo en la zona rural. En este artículo hablamos de cómo el ecomuseo gestiona la visita a estos lugares con arte paleolítico, de qué manera los “enseña” y cuáles son los medios y técnicas interpretativas que utiliza para mostrar las manifestaciones artísticas más antiguas de Asturias. También se explica cómo el patrimonio puede convertirse en un factor fundamental para la innovación social. PALABRAS CLAVE: interpretación de patrimonio, arte rupestre, comunicación, innovación social, desarrollo rural. ABSTRACT: Heritage interpretation is one of the most effective tools when communicating to the visitors of these places universal concepts and both tangible and intangible rock art meanings. Furthermore, and most importantly, it promotes custody attitudes for this fragile heritage. From this theoretical background, La Ponte-Ecomuséu (Santo Adriano council, Asturias) makes use of heritage interpretation to disseminate scientific knowledge about two shelters with engravings, dated to the Upper Palaeolithic, located in the Trubia Valley: the shelter of Santo Adriano, and the cave of the Conde, acknowledging them the social

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significance they deserve. This ecomuseum was born in 2011 with the goal of contributing to the protection, investigation, and dissemination of the cultural heritage of this small council and its region. The project was launched by professional archaeologists together with the local population backed by an independent community organization (La Ponte), which makes it an innovative proposal within the current frames of heritage management. The aim of the project is to plan a sustainable use of our resources (historic, archaeological, etnographic, landscape-related...) to create social tissue and new opportunities for employment in this rural area. We will discuss in our paper how the ecomuseo manages the visit to these places with Paleolithic art, how it present to the public and what interpretive means and techniques are used to show the oldest artistic expressions of Asturias. KEYWORDS: heritage interpretation, rock art, communication, social innovation, rural development.

¿Dónde estamos? ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos? ¿Cómo funcionamos? La Ponte-Ecomuséu es un proyecto que se pone en marcha en el año 2011 para crear un ecomuseo en una zona rural del norte de España (Fig. 1) (Fernández 2013). Santo Adriano es un pequeño municipio de la región central de Asturias, de 22,6 km² de extensión, que cuenta en la actualidad con algo más de 250 habitantes. Su capital administrativa y sede del ecomuseo es Villanueva, donde viven menos de 50 personas de forma permanente, de las que aproximadamente un 30% son mayores de 65 años de edad. En general estas características son las propias de muchas de las zonas rurales de Asturias, que viven desde hace décadas una continua regresión demográfica y una contracción de los sectores tradicionales de ocupación (agricultura y ganadería) que progresivamente van dejando paso a nuevas formas de actividad como el turismo. Este se presenta como una de las alternativas de futuro para la comarca, aunque sin un modelo bien planificado y organizado de desarrollo. La prueba más evidente de esta falta de orientación es que en 2010 Santo Adriano contaba con 127 plazas en alojamientos rurales (aprox. 1 cama por cada dos habitantes). Mientras, su rico patrimonio cultural, integrado por 4 BICs (nota 1), languidecía sin un plan de difusión. Se ofrecen camas, pero no cultura. Un claro ejemplo de cómo la burbuja inmobiliaria afectó a la zona rural y la especulación se aprovechó de los fondos estructurales europeos a costa de abandonar los recursos endógenos que son los que podrían mantener realmente un modelo sostenible de desarrollo (nota 2). Y lo más grave de todo: cuando la palabra cultura aparece en el horizonte lo es únicamente como señuelo para atraer turismo, algo que no es malo en sí mismo, siempre que no se olvide, como es el caso, que existe una población local que también necesita participar de esa cultura. En este contexto de crisis estructural, aderezado por la actual situación económica, nace La Ponte-Ecomuséu en 2011. A diferencia de otros museos o proyectos de gestión, generalmente jerárquico-administrativos, fruto más de demandas políticas que ciudadanas y por ello condicionados por agendas tendentes al cortoplacismo, este proyecto es puesto en marcha | ARKEOS 37 | 1812 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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FIG. 1. Mapa de localización de Santo Adriano y de los abrigos.

por profesionales y población local desde una organización civil e independiente (La Ponte). La idea con la que se trabajó desde el principio fue la de crear una infraestructura que permitiese generar renta y empleo a partir del aprovechamiento responsable de los recursos patrimoniales locales (de valor histórico, arqueológico, etnográfico, paisajístico…), contribuyendo con ello a un doble objetivo: fijar población en la zona rural y poner en valor este patrimonio, completamente infrautilizado y en algunos casos directamente abandonado. La infraestructura del ecomuséu, su funcionamiento interno, órganos de coordinación, toma de decisiones, etc., se basan en la creación de una comunidad de personas socias, colaboradoras y usuarias implantada localmente. Por todo ello el ecomuséu es definido como una empresa social del conocimiento. “Empresa”, porque, como todo museo, se gestiona siguiendo una racionalidad económica y genera ingresos, gastos y beneficios. “Social”, porque se basa en un modelo de gestión asociativa y civil y porque sus actividades económicas no persiguen fines lucrativos, los beneficios que se obtienen se reinvierten en la consecución de los objetivos fijados en sus estatutos y plan museológico. Y “del conocimiento” porque la ciencia y la tecnología son centrales en la definición del ecomuséu, que es en sí mismo un prototipo, ya que busca la aplicación de un saber previamente adquirido a través de un proceso experimental. Como en cualquier laboratorio, en el ecomuséu estamos inventando y desarrollando ideas, pero este proceso es concebido desde el tejido social, gestionado de forma colectiva y pensado para un aprovechamiento sostenible de unos recursos. Hablamos por tanto de tecnología e innovación, pero local, social y abierta. Nada que ver con el uso convencional que de esta expresión hacen determinados agentes (universidades, administraciones, centros tecnológicos, | ARKEOS 37 | 1813 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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etc.) que se han apropiado totalmente de ella. No solo existe un tipo de innovación o tecnología, no siempre éstas son costosas o necesitan inversión, no siempre tienen “base tecnológica” (en el sentido tradicional del término), no siempre son verticales, no siempre son puestas en marcha por universidades, no siempre son deslocalizables, no solo debe ser evaluada su rentabilidad económica o la creación de patentes: son algunas de las cuestiones que se discuten desde el ecomuséu, donde el patrimonio es el leit motiv en torno al que se ponen en marcha todos estos procesos de innovación social. Otro matiz importante y que puede resultar extraño es el de la autogestión. Generalmente los museos, tanto públicos como privados, se mantienen o reciben ayudas del Estado, lo que de nuevo los obliga a insertarse en una estructura de decisiones muy condicionada por los ritmos electorales, especialmente evidentes en zonas rurales o de poca población, que no siempre benefician al Patrimonio como se ha constatado en nuestra propia comarca (Alonso y Macías 2014). En el caso de La Ponte-Ecomuséu se decidió apostar por un modelo económicamente autogestionado, basándose en los principios de la economía del bien común (Ostrom 1990; Alonso y Fernández 2013). Se asume por tanto una mayor obligación y compromiso por parte de la comunidad de actores que integran el proyecto a la vez que se garantiza su fin social y su independencia en un plano económico, político y cultural. Pero independencia no significa aislamiento. El ecomuséu está basado en la creación de una red muy compleja de actores, entre los que ejerce un rol como “interlocutor”: comunidad local, empresas privadas, administraciones, universidades, usuarios... Como ejemplo habría que destacar los acuerdos alcanzados con la Consejería de Cultura del Principado de Asturias para la puesta en valor y difusión de los dos lugares con arte paleolítico que se mencionan en este texto (la cueva del Conde y el abrigo de Santo Adriano). A través de la figura del convenio, para que las pautas, obligaciones de las partes y objetivos siempre estén claros, se formalizó un acuerdo en 2012 que autorizaba al ecomuséu a iniciar un programa de difusión de estos BIC. Este acuerdo, que se revisa anualmente, fue renovado en 2013 y 2014 (con gobiernos de diferente color político), lo que supone un reconocimiento por parte de diferentes administraciones hacia nuestra labor y es la prueba de que el ecomuséu cumplió los compromisos adquiridos.

El arte rupestre que se visita La cueva del Conde es uno de los yacimientos paleolíticos más emblemáticos de la Cornisa Cantábrica y uno de los referentes bibliográficos más comunes en los estudios sobre el período. El descubrimiento científico de este lugar se produce en el año 1915, cuando el Conde de la Vega del Sella (Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentín) realiza la primera intervención arqueológica. No llegó a publicarla, aunque sí algunas referencias a ella en otros trabajos (Vega del Sella 1916; 1921). Mª C. Márquez Uría (1977, 1981) hizo un estudio sobre sus notas de excavación y sobre los grabados que se encuentran en diversos puntos del abrigo. Tras el Conde de la Vega del Sella realizaron intervenciones F. Jordá (1977), L.G. | ARKEOS 37 | 1814 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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Freeman (1977), J. Fortea (2001) y más recientemente M. Arbizu, G. Adán y J.L. Arsuaga (Arbizu et al. 2010). El yacimiento presenta una estratigrafía caracterizada por dos periodos de ocupación paleolítica, un nivel Musteriese y otro Auriñaciense, con algunos niveles que han sido definidos por algunos autores como de “transición” entre ambas etapas. La presencia de dos grupos humanos diferentes en la cavidad, neandertales y sapiens, en un periodo cercano en el tiempo explica el interés que se ha mantenido por el yacimiento. Cómo se produjo esta sustitución de especies continúa siendo un debate de máxima actualidad en la investigación paleolítica. Los análisis paleobotánicos y el estudio de los restos faunísticos del Conde han aportado mucha información sobre el paleoambiente de la zona, indicando unas condiciones relativamente templadas y húmedas dentro del Estadio Isotópico 3 (en torno a los 40-30.000 años antes del presente). Abundan las especies euritermas (que se adaptan bien a todos los tipos de climas) como el ciervo o el caballo. Aunque el registro arqueozoológico muestra también una alta variabilidad de ecosistemas en el entorno, como el bosque (por la presencia de jabalí y corzo), el roquedo (cabra y rebeco) o la estepa (rinoceronte) (Arbizu et al. 2010; Fraga 1958; Vega del Sella 1915). A parte de su valor arqueológico, el yacimiento cuenta con tres paneles con grabados lineales situados en diferentes galerías. El principal (y único accesible para las visitas) es el del sector I de la galería A. Consta de 37 líneas grabadas en horizontal, a lo largo de una pared de 1,80 m en soporte calizo, con unas longitudes que van de los 40 a los 21 cm y un grosor variable de los 15 a los 9,5 mm, realizados con trazo profundo y sección en “U” (Rey et al. 2005). Estos grabados se han adscrito al periodo Auriñaciense, siendo datados en una fecha ante quem al 23000 BP y dentro del denominado “primer horizonte artístico” de la cuenca del Nalón, considerándose por ello una de las primeras manifestaciones de arte parietal de la región cantábrica (Fortea 2001). El segundo lugar visitable es el abrigo de Santo Adriano. Este yacimiento fue descubierto por un vecino (Paco de La Barzaniella) quien dio aviso de la posible existencia de grabados al grupo de espeleología de la Universidad de Oviedo dirigido por J.M. Quintanal, que un año después publicará un primer informe valorativo junto a J. Fortea (Fortea y Quintanal 1995). Posteriormente se realizan tareas de limpieza del yacimiento y un estudio en profundidad de sus representaciones gráficas (Fortea 2005). Actualmente existe un proyecto de investigación coordinado desde La Ponte-Ecomuséu en colaboración con varios centros de investigación y universidades denominado “Estudio de la evolución sedimentológica del Abrigo de Santo Adriano. Implicaciones para la cronología del arte paleolítico cantábrico”, con el que se busca aportar nueva información y complementar los trabajos desarrollados por Fortea (nota 3). El abrigo, situado a unos 22 metros del río Trubia y a una cota de 4,5 metros por encima de su cauce actual fue lavado por las crecidas del río eliminando la práctica totalidad de las evidencias estratigráficas del yacimiento, por lo que su interpretación cronológica se debe a la similitudes de su arte parietal con otros enclaves del valle del Trubia y del Nalón, inscribiéndose en el segundo horizonte artístico de esta cuenca (Fortea 2005). | ARKEOS 37 | 1815 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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Cuenta con dos sectores principales de grabados distribuidos a lo largo de las paredes Este y Oeste (ambas reciben luz solar directa), de las cuales solo se muestra a los visitantes la Este (por motivos de conservación y movilidad). Este sector consta de tres paneles diferenciados en los que aparecen representaciones zoomorfas (bisontes, ciervas y cabras), con un total de 16 figuras, grabadas a trazo profundo (con sección en “U” y “V”) (Fig. 2).

FIG. 2. Grabado del abrigo de Santo Adriano.

Destacan las convenciones estilísticas reflejadas en este arte, como las ciervas triliniales o la única representación de una pata delantera. Otra de las características es la insinuación de movimiento en alguna de las figuras grabadas, como el caso de la cierva en posición de salto del panel 2. Además de las representaciones zoomorfas se encuentran varios signos, como el tridente junto a una pequeña cierva (en el panel 3), o las cinco líneas que atraviesan el flanco ventral del gran bisonte de la entrada (panel 1). Estas representaciones artísticas se adscriben a los periodos Solutrense-Gravetiense, con analogías (convencionalismos) en otros yacimientos del entorno, como Torneiros o el Camarín de las Ciervas en Santo Adriano, o la Lluera en el valle del Nalón (Fortea 1994, 2001). Aunque esta atribución cronológica está siendo matizada por otros investigadores (González Sainz 2000; Ruiz Redondo 2011). Tanto la cueva del Conde como el abrigo de Santo Adriano se localizan en el entorno de la aldea de Tuñón (concejo de Santo Adriano), margen oeste del río Trubia, y distan unos 1500 metros. Esta proximidad a las vegas fluviales hace que apenas exista desnivel entre ambos emplazamientos (la cueva del Conde se sitúa a unos 40 m. sobre el nivel del cauce actual y el abrigo de Santo Adriano a unos 4,5 m.), lo que facilita su acceso a pie a través de senderos. Se realizan dos tipos de visitas guiadas. Un itinerario destinado al perfil de usuario más general, que hemos denominado “Viaje a los orígenes del arte”, a través del que se ilustra con ejemplos la aparición de las prime| ARKEOS 37 | 1816 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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ras expresiones gráficas en la cornisa cantábrica y se interpretan sus posibles significados, a la vez que se introducen temas relacionados con la sociedad, medio ambiente y territorio durante el periodo. También se ha diseñado un itinerario didáctico, que hemos denominado “Neandertales y Cromañones: acercándose a la Prehistoria en los Valles del Oso”, destinado a centros educativos. La visita a los yacimientos se complementa con la realización de talleres y una unidad didáctica, cuyo objetivo es acercar a los escolares al conocimiento sobre el Paleolítico y sus primeras etapas artísticas y a los métodos de los que se sirven las ciencias (como la arqueología) para construir este conocimiento.

Las personas que nos visitan En el año 2014 (y los meses de noviembre y diciembre de 2013) visitaron estos yacimientos un total de 192 personas: 135 adultos y 57 menores, de los cuales solo 25 fueron “público cautivo” (Fig. 3). La mayor parte (157) procedían de Asturias, 35 de fuera de la comunidad autónoma y 2 del extranjero. Los grupos diarios oscilaron en número de 2 a 26, siendo la media más habitual entorno a 10. Si se sobrepasan las 15 personas en un día se dividen en dos grupos para facilitar el acceso a los lugares y una atención adecuada. Estas actividades se planifican previamente, programando dos o cuatro mensualmente, dependiendo de la temporada. FIG. 3. Gráfico de visitas.

El mayor número de visitas se concentra en los meses centrales de verano, julio y agosto, coincidiendo con el momento de más afluencia de población no local. Los meses de enero y octubre representan la tendencia contraria (nota 4). La modestia de los números no permite una valoración estadística rigurosa, pero muestra una tendencia clara de nuestro “público”. Éste es mayoritariamente no cautivo y local (Asturias), predominan adultos sobre menores, y nos visita preferentemente en los meses de verano. Una tendencia estacional que se observa si comparamos estos resultados con los generales de afluencia registrada en el Ecomuséu (que realiza más actividades que las aquí descritas y recibe un número mayor de visitas) en las que se corrobora esta mayor presencia en los grandes periodos vacacionales (semana santa, verano…), pero con un flujo continuo, tendencia que hay que reforzar si queremos desligarnos de un modelo estacio| ARKEOS 37 | 1817 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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nal turístico de ocio e ir hacia un perfil de usuario más local e interesado en las actividades culturales y la participación (socias/as y vecinos/as). ¿Cómo lo mostramos?: la herramienta de la interpretación Partimos de la consideración de la interpretación del patrimonio como herramienta imprescindible a la hora no sólo enseñar sino de transmitir valores que generen respeto para con el patrimonio que mostramos. Sin embargo el hándicap es grande; nos separa tanto tiempo desde la realización de los grabados rupestres que sus significados se nos escapan. Y no sólo eso, sino que el paisaje que actualmente nos rodea es completamente distinto al del pasado. Únicamente contamos entonces con las evidencias arqueológicas y nuestro conocimiento y destreza a la hora de comunicar. Los objetivos de la interpretación de estas manifestaciones artísticas que mostramos responden a tres preguntas clave (Ordoñez y Martínez 2006; Peña 2009): - ¿Qué queremos que la gente sepa del arte rupestre?: queremos que la mayor parte de las personas que los visitan sepan cómo y cuando se formaron los abrigos. Cómo era el medio natural durante el Paleolítico en este valle y qué papel evolutivo jugaron otras especies distintas a la nuestra, como los neandertales, en el camino hacia la abstracción y el manejo de los símbolos. Cómo vivían las personas que realizaron los grabados, cómo los hicieron y sobre todo, queremos introducir al visitante al debate de ¿para qué?. Esta pregunta da lugar al aspecto que consideramos quizá más importante, que es hacer entender la problemática científica que supone interpretar hoy día estos códigos de símbolos y su función, mostrando que hay -y ha habido- diferentes enfoques y teorías sobre la cuestión (magia, estructuralismo, chamanismo…). En definitiva, que existe un debate sobre el arte paleolítico que dista mucho de estar cerrado. Nos desmarcamos así de posibles explicaciones simplistas o reduccionistas que den por buena una única de estas perspectivas. La interpretación del patrimonio debe enseñar a problematizar, no sancionar. - ¿Qué queremos que la gente sienta al observar, escuchar y transitar por estos espacios?: queremos que sienta curiosidad, expectación y asombro, queremos que sonría y se plantee cuestiones sobre el pasado. No solo que racionalicen sobre el significado de los símbolos o los debates científicos en torno a su función social, sino que también sientan la emoción de encontrarse ante las manifestaciones artísticas más antiguas de la humanidad. - ¿Qué actitudes queremos generar?: queremos fomentar comportamientos de respeto hacia el patrimonio: que no se pise el yacimiento, que no se toquen los grabados, que no se tire basura, etc., con el fin de su conservación. Pero al margen de estas actitudes cívicas básicas la mejor garantía para que los lugares con arte se respeten es sin duda darlos a conocer (nota 5). | ARKEOS 37 | 1818 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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Este trabajo se hace a través de medios personales, es decir de guías interpretes, tanto profesionales como voluntarios, que siempre son expertos y locales, actualmente dos arqueólogos y una historiadora. Las actividades están cubiertas por los seguros de responsabilidad civil y accidentes del ecomuseo, y el personal por sus respectivos contratos, bien sea laboral, de servicios o de voluntariado. Previamente se utilizan las redes sociales como medio básico para anunciar las visitas. La comunicación es un aspecto importante, y para captar la atención del usuario potencial utilizamos denominaciones que puedan parecer sugerentes, como “Viaje a los orígenes del arte”. La colaboración con organizaciones implantadas localmente, incluso radicalmente opuestas en sus planteamientos museológicos a la nuestra, como el Parque de la Prehistoria de Teverga, nos permite llegar a más gente a través de promociones de actividades conjuntas. Como decíamos independencia no significa aislamiento. El proceso de comunicación comienza cuando por vía telefónica o correo electrónico hablamos con las personas que nos van a visitar. De este modo conocemos de antemano el tipo de usuario con el que nos encontraremos, su procedencia, edades e inquietudes, y se ofrece una primera información acerca del clima, el calzado, dificultad o duración de las actividades. Antes de comenzar nuestra guía acudimos al punto de encuentro, independientemente de las condiciones atmosféricas. Los días de lluvia en el valle son muy abundantes y esta puede ser la protagonista de una actividad inolvidable. En este punto de encuentro situado entre los dos abrigos que se visitan, nos presentamos, hablamos de nuestro proyecto, explicamos al grupo donde iremos, la duración de las visitas y hacemos una breve introducción que tiene el objetivo crear interés y orientar hacia el tema del que vamos a hablar. Desde este punto además ofrecemos una visión general del paisaje del valle antes de adentrarnos en la densa vegetación que rodea los abrigos. El guión, es decir, lo que vamos a “contar”, ya está establecido de antemano, sin embargo éste va adaptándose según los tipos de visitantes al igual que nuestros ritmos al caminar. Hasta llegar a cada abrigo charlamos informalmente y una vez in situ comenzamos nuestra aproximación al tema asegurándonos no sólo de que todo el grupo ha llegado sino también de que nos pueden ver y oír (Fig. 4). De manera general y como estrategias fundamentales para la comunicación, intentamos evitar el lenguaje técnico y desarrollamos las explicaciones desde los aspectos y conceptos más tangibles a los intangibles, de los más familiares a los más desconocidos y de los más simples a los más complejos. En nuestro discurso contamos tres historias, la de la formación de los abrigos, la de las personas que los descubrieron y sus trabajos de investigación y la de las personas que los habitaron y dejaron su huella en ellos. Y en todas las historias intentamos apelar a conceptos universales que puedan unir a las personas del pasado con las del presente, como el hambre, la humedad, el miedo o la supervivencia. Utilizamos también algunos recursos materiales que nos ayudan a una mejor comprensión de lo que estamos enseñando, con objeto de estimular los sentidos (Gallego 2000). Por ejemplo, se pueden “tocar” objetos líticos originales y reproducciones (de una lanza de madera tipo Schöningen) y se pueden “observar” los grabados con la luz rasante de una linterna como si de una antorcha se tratara (Fig. 5). | ARKEOS 37 | 1819 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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FIG. 4. Pablo en la Cueva del Conde.

Para introducir la discusión de que en el paleolítico no solo se vivía en cuevas hemos recreado una cabaña y un campamento al aire libre en las cercanías del abrigo de Santo Adriano, su construcción se aprovecho para realizar la limpieza del entorno y dignificarlo, donde se encontraba un vertedero ilegal de basuras (nota 6). Finalmente contamos con láminas plastificadas en las que aparecen croquis de los grabados y fotografías de animales reales para ayudar a interpretarlos. En otra mostramos algunos signos o símbolos de significado conocido para enseñar la diferencia entre significante y significado y clarificar que lo que se representa no tiene por qué ser una reproducción de lo que se quiere mostrar. Para que la comunicación sea más efectiva con el usuario y la visita sea participativa utilizamos otras estrategias, como por ejemplo preguntar (Fernández y Taubenschlag 2007). Lo hacemos en tiempo pasado, que estimula el recuerdo de algo aprendido con anterioridad. Por ejemplo ¿cómo os enseñaron que era la vida en el Paleolítico? o ¿qué sabéis sobre las primeras manifestaciones artísticas?. También en presente, porque así se intercambian opiniones: ¿cómo podemos resolver el problema de la destrucción de los grabados?, ¿por qué se piensa que la caza era más importante que la recolección?, ¿creéis que los grabados los hicieron hombres o mujeres?. Y por último hacemos preguntas de “exploración” utilizando el subjuntivo o el condicional, para ser analizadas en conjunto, por ejemplo | ARKEOS 37 | 1820 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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FIG. 5. Chus utilizando sus medios interpretativos.

¿cómo interpretaríamos hoy en día símbolos como el de la paz (paloma + rama de olivo) si no tuviéramos el código para descifrarlo? Tratamos así de hacer de la ciencia algo accesible y participativo, que se entienda como una actividad discursiva que se construye sobre argumentos diferentes y puntos de vista a veces dispares. Obviamente no sólo preguntamos, también tenemos que dar respuestas. Además, cuando se crean dinámicas participativas el volumen de preguntas siempre es mayor que en una actividad disciplinaria, como una clase magistral o una guía excesivamente pautada y memorística. Cuando la gente se siente libre pregunta más y quienes nos visitan tienen el derecho de exponer sus inquietudes o ideas. Y para enfrentarse a esto se requiere una especialización y un conocimiento profundo de las temáticas a tratar. Es en este sentido que consideramos que deben ser profesionales y expertos de las ciencias implicadas (arqueología, historia, historia del arte), quienes se encarguen de interpretar el patrimonio. Otros sectores profesionales tienen un perfil que los cualifica para la “guía turística”, que a veces se trata como sinónimo de la “interpretación”, que en absoluto es incompatible con ella, pero que es una cosa bien distinta y tiene poco que ver con la metodología que aquí se expone. Nuestra actividad finaliza reforzando el tema principal de la visita, que es la importancia de la conservación. Invitamos a una reflexión final ¿y si estos abrigos estuviesen cerrados o desapareciesen, dónde mejor que aquí | ARKEOS 37 | 1821 | XIX INTERNATIONAL ROCK ART CONFERENCE - IFRAO 2015 |

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podríamos emocionarnos imaginado nuestros orígenes, sonreír, pensar, en definitiva, sentirnos más humanos? Es el mejor argumento para la conservación del arte: defender su función social. Por último agradecemos a los usuarios en nombre propio y de La Ponte-Ecomuseu la elección de nuestro itinerario para disfrutar en su tiempo libre y les recordamos lo importante que ha sido su participación para el mantenimiento de nuestra organización, de la que por un día han formado parte. Se les explica que sus aportaciones económicas se destinan al pago de los seguros de responsabilidad civil, accidentes, los gastos laborales y el mantenimiento de los senderos y entornos de los yacimientos de los que ninguna administración se ha hecho nunca responsable.

Conclusiones Desde La Ponte-Ecomuséu el patrimonio es concebido como un bien común, una herencia que puede ser aprovechada por la población local para su desarrollo, que de esta forma adquiere la responsabilidad de su gestión y la obligación de garantizar su transmisión a las generaciones futuras. Se trata sin duda de un planteamiento que contrasta bastante con las actuales fórmulas de gestión patrimonial y esto convierte al ecomuseo no sólo en un laboratorio de ideas sobre la ciencia o la divulgación del conocimiento, sino en un elemento de debate en el plano político y administrativo. Es por todo ello un proyecto transformador que defiende la idea de que se puede innovar socialmente teniendo como anclaje el patrimonio cultural local, y que ello es precisamente la mejor garantía de conservación de este bien común. La divulgación del conocimiento de los espacios con arte rupestre gestionados por el ecomuseu se lleva a cabo mediante la herramienta de la interpretación del patrimonio y a través de guías interpretes especialistas y locales, que permite que los y las visitantes aprendan, piensen, debatan y sientan. Además, la interpretación es el primer paso para generar actitudes positivas hacia la conservación de un patrimonio tan vulnerable como es el arte rupestre.

Notas

1. Bienes de Interés Cultural. Iglesia prerrománica de Santo Adriano de Tuñón; cueva del Conde; abrigo de Santo Adriano y abrigos de Los Torneiros/Cueva Pequeña. 2. Sobre como los fondos estructurales europeos alimentaron la corrupción en esta comarca ver Alonso y Macías, 2014. 3. Un primer avance se presentó bajo el título “La evolución geomorfológica del Valle del Trubia y su relación con el Arte Paleolítico del abrigo de Santo Adriano (Asturias, España) en el congreso “Cien Años de Arte Rupestre Paleolítico” celebrado en Oviedo (03/07/2014). 4 La falta de afluencia en el último trimestre de 2014 y su diferencia con respecto al mismo período del año anterior puede ser explicada por el cambio de organización interna del ecomuseo y del equipo encargado de la guía y la asistencia técnica.

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5. Tanto la cueva del Conde como el abrigo de Santo Adriano permanecieron cerrados al público hasta 2012 cuando el ecomuseo comienza su actividad. Esta falta de conexión con lo local generó actitudes de rechazo que en su momento supusieron importantes agresiones contra este patrimonio (como la aparición de pintadas insultantes hacia los técnicos de patrimonio y los responsables de su cierre y conservación). Sin duda la mejor forma de combatir estas actitudes (por desgracia no una garantía total) es mediante la apertura planificada y la explicación rigurosa. 6. Si un yacimiento se convierte en un basurero, aunque sea de las rejas para afuera, será percibido como algo de poco valor. La percepción que de los lugares con arte tiene la sociedad es “desde afuera” porque es lo que ven y conocen y hasta donde se les permite llegar. Transcribimos aquí el testimonio de un vecino de Villanueva de Santo Adriano a este respecto, que visitó el abrigo antes y después del comienzo de nuestra actividad de interpretación en el lugar: La primera vez que me acerque al Abrigo fue hace ya bastante tiempo. Sabía que estaba cerrado con una reja, pero aún así tenía cierto punto de emoción pensar que, aún a través de las rejas, podría llegar a ver alguno de los grabados. Llegar hasta allí no fue fácil ya que el sendero que hay ahora, gracias al esfuerzo de desbrozado y limpieza de La Ponte, antes no existía. La opción fue cruzar el río, con la esperanza de ver el enrejado desde la orilla ya que la distancia es muy corta y las rejas son altas, pero dada la densidad de la maleza era imposible ver nada. Avancé como pude en la dirección que creía correcta y a cada paso encontraba plásticos, latas, botellas, hierros, neumáticos de camiones y un sinfín de basura, probablemente de cuando estaban construyendo la carretera. Creí que no caminaba hacia el lugar correcto, ya que se me hacía imposible pensar que la Consejería correspondiente se preocupase únicamente en poner una reja, sin llevar a cabo ningún tipo de limpieza de la zona colindante. Por fin, después de sortear la maleza, la basura y los escombros llegué al enrejado que protege el Abrigo. Una vez allí, tras ver el desastre que rodeaba el lugar, me consoló algo pensar que hubiesen puesto una reja, porque así evitarían que algún insensato destrozase los grabados. Por lo menos algo se había hecho bien. Lo peor estaba aún por llegar. Una vez al lado de la reja, al mirar hacia dentro, en seguida me percaté, sin ser ningún experto en este tipo de yacimientos, de que un saco roto, con cemento esparcido por el suelo y los restos de lo que parecía ser una motosierra, en el interior del Abrigo, eran muy posteriores a la época en la que se hicieron los grabados. Con paciencia y a través de los barrotes, conseguí sacar todo, excepto el saco de cemento. Para evitar ciertas conclusiones debo decir que la única forma de que, al menos, el saco de cemento estuviese dentro era haberlo dejado allí antes de poner la reja y cerrar la puerta, ya que era del todo imposible pasarlo a través de los barrotes aún roto como estaba. ¿Así es como se protege el patrimonio de todos? ¿Es que, cuando se va a realizar algún tipo de actuación en un lugar como ese, ningún especialista supervisa los trabajos? Me produce una gran satisfacción comprobar que, gracias a las personas de La Ponte, ahora es posible un acceso fácil por el sendero que han abierto y que al final de este, rodeando al enclave, nos espera una zona perfectamente limpia y saneada, para redundar en una amena visita guiada a través de los impresionantes grabados (parte del escrito remitido al ecomuseo por un vecino de Villanueva de Santo Adriano, enero de 2013).

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