\"La Industria Lítica del Tholos de Montelirio\" [\"The Montelirio Tholos Lithics\"]

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Descripción

CAPÍTULO 9. LA INDUSTRIA LÍTICA DEL THOLOS DE MONTELIRIO Leonardo García Sanjuán1, José Antonio Lozano Rodríguez2, Olga Sánchez Liranzo3, Juan Gibaja Bao4 y Victoria Aranda Sánchez5

Resumen: En este capítulo se presenta un estudio completo de la industria lítica tallada encontrada en el tholos de Montelirio. Primero se realiza una caracterización tecnomorfológica del conjunto, valorando su distribución en los principales espacios del monumento, y destacando las piezas más singulares (puntas de flecha, hoja de puñal y grandes láminas). A continuación se hace una caracterización litológica de las materias primas a partir de un examen macroscópico y mediante petrología de lámina delgada, determinándose la presencia de sílex de varias procedencias (formaciones Malaver, Turón y Milanos), de milonitas y de riolitas, usadas en cada caso para manufacturar unos objetos específicos. Capítulo aparte se dedica a las piezas de cristal de roca, estudiadas mediante Espectroscopía Raman Confocal. Finalmente se describen los resultados de un estudio de huellas de uso que demuestra que, excepto una lámina que presenta lustre de cereal, ninguna pieza lítica tallada del tholos fue usada antes de depositarse en la tumba. En conjunto, este estudio aporta gran cantidad de datos novedosos respecto a la industria lítica, uno de los temas peor conocidos del asentamiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción.

Palabras clave: Industria Lítica Tallada, Lámina, Punta de Flecha, Hoja de Daga, Núcleo, Cristal de Roca, Sílex, Melonita, Riolita, Petrología de Lámina Delgada, Espectroscopia Raman Confocal.

CHAPTER 9. THE MONTELIRIO THOLOS LITHICS Abstract: This chapter presents a comprehensive study of the knapped lithic industry found in the Montelirio tholos. First, a techno-morphological characterisation of the assemblage is made, looking at the distribution of the items in all three main spaces inside the monument. Next, a lithological characterisation is made by means of a macroscopic examination and thin slide petrology, which determines the presence of flint from various provenances (Malaver, Turón and Milanos formations), as well as milonites and riolitas, each of them used to manufacture specific objects. A separate section is devoted to the set of rock crystal items, which is studied through Raman Confocal espectrometry. Finally, the result of the use-wear analysis are presented, proving that, with the exception of a blade showing cereal lustre, no knapped lithic object was used before being deposited in the tomb. Altogether, this study contributes a great deal of new data regarding the lithic industry, one the most poorly known aspects of the Valencina de la Concepción Copper Age settlement.

Keywords: Knapped Lithic Industry, Blade, Arrow Head, Dagger Blade, Core, Rock Cristal, Flint, Melonite, Riolite, Thin Section Petrology, Raman Confocal Espectrometry.

1 Universidad de Sevilla. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Prehistoria y Arqueología. C/María de Padilla s/n, 41004, Sevilla. [[email protected]] 2 Universidad de Granada. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC-IACT). Avda. de las Palmeras 4, 18100, Armilla, Granada. [[email protected]] 3 Grupo de investigación ATLAS (HUM-694). Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Sevilla. C/María de Padilla s/n, 41004, Sevilla. [[email protected]] 4 Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Institución Milà y Fontanals (CSIC). C/ Egipcíaques 15, 08001, Barcelona. [[email protected]] 5 Grupo de investigación Tellus (HUM-949). Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Sevilla. María de Padilla s/n, 41004, Sevilla. [[email protected]]

MONTELIRIO. UN GRAN MONUMENTO MEGALÍTICO DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 203-244. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL

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LEONARDO GARCÍA SANJUÁN ET AL.

1. INTRODUCCIÓN La industria lítica es el resultado o producto de una actividad humana desarrollada para satisfacer determinadas necesidades, por lo que su análisis morfológico, técnico, tipológico, funcional y contextual permite establecer numerosas inferencias respecto a la forma de vida de las comunidades prehistóricas. Estas inferencias pueden establecerse desde una triple perspectiva: (i) como proceso de trabajo para su producción y mantenimiento; (ii) como medios productivos (herramientas) que participan en otros procesos de trabajo (recolección, carnicería, agricultura, procesamiento de materias primas, etc.) y prácticas sociales (rituales de reproducción ideológica, funerales, etc.); (iii) como objetos que tuvieron un valor ideológico y un papel activo en la construcción de las identidades, el mantenimiento de la memoria y la gestión de las relaciones sociales. La industria lítica tallada constituyó un apartado muy importante de la tecnología, la economía y la ideología de las sociedades de la Edad del Cobre del sur de la Península Ibérica. Aunque se trata de un campo todavía poco investigado, los estudios realizados en los últimos 20 años han abordado la cuestión a partir de la combinación de diversos métodos de investigación (cf. por ejemplo Ramos Millán et al., 1997; Forenbaher, 1998; 1999; Afonso Marrero, 2003; Nocete Calvo et al., 2005; Martínez Fernández et al., 2006; Pelegrin y Morgado Rodríguez, 2007; Morgado Rodríguez et al., 2009; Lozano Rodríguez et al., 2010; Afonso Marrero et al., 2011; etc.), lo que ha permitido establecer nuevas líneas de conocimiento en relación con el abastecimiento, la tecnología, el uso y la significación de la industria lítica tallada. En el caso particular del asentamiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán (Sevilla), los estudios de industria lítica no son muy abundantes. Se trata de un campo de investigación que arrancó con cierta fuerza durante la década de los 1990 (Ramos Muñoz, 1992; Murillo Díaz, 1997; 1998; 1999; 2000; Sánchez Liranzo y Vera Fernández, 1999), pero que luego ha perdido bastante tracción, de forma que en los últimos años solo se ha publicado un artículo de síntesis basado en trabajos previamente publicados (Murillo Díaz, 2013) y una revisión de la industria lítica en cristal de roca (Morgado Rodríguez et al., 2016), no existiendo en la actualidad una línea de investigación estable y sostenida al respecto.

204

En este capítulo se presentan de forma sintética los resultados del estudio multidisciplinar de la industria lítica tallada en el tholos de Montelirio. Este estudio se basa en el conjunto de 216 artefactos líticos tallados encontrados en esta tumba (Tabla 1), las cuales han sido estudiadas desde el punto de vista de su caracterización tecno-morfológica, la materia prima y las huellas de uso. Hay varios factores que limitan el alcance de este trabajo y que deben ser tenidos en cuenta. En primer lugar, el conjunto estudiado se define como una colección de objetos funerarios, empleados como ajuar en una tumba de singulares características. No existen precedentes de estudio sistemático de la industria lítica encontrada en otras tumbas de Valencina, ni de su comparación con la identificada en posibles contextos residenciales o productivos, por lo que pueden caber dudas razonables de hasta qué punto la configuración tecno-morfológica y funcional del conjunto encontrado

Grupo



%

I. BASES NEGATIVAS DE PRIMERA GENERACIÓN DE EXPLOTACIÓN (BN1G)

3

1,3%

25

11,6%

188

87,1%

216

100%

Núcleo diverso

1

Núcleo poliédrico

1

Núcleo para laminitas

1

II. BASES POSITIVAS (BP) Desechos

2

Lasca cortical

1

Lasca-láminas internas

20

Láminas internas con uso*

2

III. BASES NEGATIVAS DE SEGUNDA GENERACIÓN (BN2G) Muescas retocadas

5

Denticulado

1

Raspador

1

Retoque simple

5

Retoque abrupto

2

Puntas de flechas

173

Hoja de puñal

1

TOTAL

Tabla 1. Desglose tecno-morfológico general del conjunto lítico tallado estudiado. (*) En las Bases Positivas se han incluido aquellas láminas internas que presentaban el retoque simple muy marginal por considerar que dicho retoque no es intencional, sino accidental producto de procesos postdeposicionales y no resultado del “uso”, a pesar de la terminología tradicional; (**) Este recuento no incluye los fragmentos de aletas laterales que se han encontrado durante las excavaciones, teniéndose en cuenta sólo los cuerpos de las puntas de flechas. Con esta medida se pretende no multiplicar artificialmente el número total de estas piezas, ya que muchos de las puntas de flechas se encuentran con los alerones fracturados y seguramente muchos de las aletas sueltas casan con ellas.

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CAPÍTULO 9. LA INDUSTRIA LÍTICA DEL THOLOS DE MONTELIRIO

en Montelirio es plenamente representativa de la globalidad de la tecnología lítica empleada por las comunidades que habitaron y/o frecuentaron este gran sitio prehistórico. En segundo lugar, hay que destacar que cuando fue excavado de forma científica, el tholos de Montelirio ya presentaba, especialmente en la Cámara Grande (CG) y en la Cámara Pequeña (CP), importantes alteraciones que habían supuesto la remoción y posiblemente la extracción de objetos prehistóricos. Por tanto es muy probable que la colección de objetos estudiada aquí sea una representación incompleta de lo que una vez fue el ajuar funerario de esta tumba. En tercer lugar debe mencionarse el nivel de fracturación del conjunto estudiado, que aunque no especialmente elevado sí afecta a casi la mitad de las piezas. Ello obedece en parte a las alteraciones experimentadas por el monumento megalítico a lo largo del tiempo, aunque también influye el hecho de que, como se expone a continuación, la mayor parte del conjunto está integrado por puntas de flechas de una morfología muy específica (piezas extremadamente finas con apéndices laterales desarrollados o muy desarrollados) que las hace muy frágiles. En la UE 17, que colmataba la Fosa 16, un hoyo de planta circular con un diámetro de 1,15-1,23 m y sección en U y una profundidad máxima de 50 cm encontrado en el lateral noreste del atrio de Montelirio, a una distancia aproximada de 4 m de la entrada del corredor, se encontraron varios objetos líticos, incluyendo cuatro piedras de molienda (DJ07/32-17-11 a DJ07/32-17-14), dos fragmentos de sílex y uno de

1%

cuarcita (DJ07/32-17-15 a DJ07/32-17-17), además de algunos fragmentos cerámicos y algo de fauna (dos huesos y un gasterópodo), así como varias piedras más, algunas quemadas. Estas piezas no son estudiadas en este capítulo, que se circunscribe a los ajuares del tholos de Montelirio.

2. ANÁLISIS TECNOMORFOLÓGICO 2.1. DESCRIPCIÓN GENERAL DEL CONJUNTO De las 216 piezas líticas talladas inventariadas en el tholos de Montelirio, 188 (el 87,1%) corresponden a Bases Negativas de Segunda Generación (BN2G), 25 (11,6%) a Bases Positivas y 3 (1,3%) a las Bases Negativas de Primera Generación (BN1G) (Tablas 1 y 2 y Figuras 1 y 2). Hay un claro predominio de las piezas elaboradas y retocadas (BN2G), piezas que se corresponden con el final del proceso de la cadena operativa lítica, lo cual es lógico en un conGrupo

Recuento

Porcentaje

Muescas retocadas

5

2,6%

Denticulados

1

0,6%

Raspadores

1

0,6%

Retoques simples

5

2,6%

Retoques abruptos

2

1%

Puntas de flechas

173

92%

1

0,6%

188

100%

Hoja de puñal TOTAL

Tabla 2: BN2G del conjunto lítico estudiado.

11 5 1 5 2

12%

Muesca retocada Denticulado Retoques simples Retoques abruptos

87%

BN1G

Puntas de flechas

BP

Puñal

BNG2 173

Figura 1: Grupos de la Cadena Lítica Operativa del ajuar de Montelirio.

Raspador

Figura 2: Bases Negativas de Segunda Generación del ajuar lítico de Montelirio.

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LEONARDO GARCÍA SANJUÁN ET AL.

CORREDOR

CG

CP

CORREDOR CG-CP

Grupo

TOTALES



%



%







%

I. BN1G

2

1,6%

1

1,2%

-

-

3

1,4%

Núcleo poliédrico

1

0,8%

-

-

-

-

1

0,5%

Núcleo diverso

1

0,8%

-

-

-

-

1

0,5%

Núcleo prismático

-

-

1

1,2%

-

-

1

0,5%

II. BP

5

4%

18

20,9%

2

-

25

11,6%

Lasca cortical

-

-

1

1,2%

-

-

1

0,5%

Lasca- lámina interna

3

2,4%

16

18,6%

1

-

20

9,2%

desecho

1

0,8%

-

-

1

-

2

0,9%

Lámina interna (uso?)

1

0,8%

1

1,2%

-

-

2

0,9%

III. BN2G

117

94,4%

67

77,9%

3

1

188

87%

Muesca retocada

2

1,8%

2

2,3%

1

-

5

2,3%

Denticulado

1

0,8%

-

-

-

-

1

0,5%

Raspador

-

-

1

1,2%

-

-

1

0,5%

Lámina retoque simple

3

2,4%

1

1,2%

1

-

5

2,3%

Retoque abrupto

-

-

2

2,3%

-

-

2

0,9%

Puntas de flecha

111

89,5%

60

69,6%

1

1

173

80%

-

1

0,5%

5

1

216

100%

Puñal

-

-

1

1,2%

TOTAL

124

100%

86

100%

Tabla 3. Distribución del conjunto lítico en la estructura megalítica.

texto puramente funerario que podemos presumir ajeno a la producción ‘primaria’ de herramientas. Con todo y con eso, como se verá a continuación, hay alguna pieza excepcional que ilustra de forma única algunos aspectos de la base de la cadena operativa de la talla lítica. El grupo más numeroso lo componen las puntas de flecha, con 173 ítems (80% del total de piezas del conjunto)1, seguidas de las láminas (22 piezas, un 10,18% del total). El resto del material está compuesto por tres núcleos (uno diverso, uno poliédrico y otro para laminitas), dos desechos, una lasca, cinco muescas retocadas, cinco láminas con retoques simples, dos con retoques abruptos, un denticulado, un raspador y una hoja de puñal. Desde el punto de vista de su distribución espacial y dimensión contextual, dentro del tholos la mayoría de estas piezas líticas talladas (Tabla 3) se encuentra en el corredor de acceso (concretamente en su tramo 2), con 126 piezas y en la CG, con 86 piezas, quedando la CP con tan solo seis piezas de escasa

significación por su morfología y/o materia prima. Es posible que esta distribución esté en parte sesgada por las alteraciones experimentadas por el monumento megalítico durante la Antigüedad, pero es imposible saber cuánto. El número de piezas líticas en la CP parece desproporcionadamente pequeño en comparación con las presentes en la CG, pero ello no tiene porqué ser debido únicamente a las alteraciones que el registro prehistórico experimentó en la Antigüedad, sino que puede ser claramente resultado de las elecciones culturales e ideológicas realizadas por los/as constructores/as y usuarios/as de la tumba de acuerdo con sus patrones funerarios. Según se expone en el Capítulo 10 de esta monografía, en el caso del marfil la situación es totalmente inversa, siendo la cantidad en la CP más de siete veces mayor que en la CG. El corredor de Montelirio se divide en tres tramos, marcándose dicha división interior con lajas de pizarra colocadas verticalmente y pintadas de rojo. La longitud de los dos primeros tramos es de 13 metros, mientras el tercero es de 11 m y la antesala que pre-

1 Aparte hay 49 apéndices o aletas de punta de flecha sueltas, sin duda fracturadas de aquellas de las que se conserva el cuerpo pero no dichas aletas.

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CAPÍTULO 9. LA INDUSTRIA LÍTICA DEL THOLOS DE MONTELIRIO

Grupo I. BASES NEGATIVAS DE PRIMERA GENERACIÓN (BN1G) I.2. Bases Negativas de Primera Generación de Explotación (Núcleos) Núcleo poliédrico

1

Núcleo diverso

1 3

Desecho

1

Lámina interna con uso

1

III. BASES NEGATIVAS DE SEGUNDA GENERACIÓN (BN2G) Lámina-lasca con retoque simple

3

Muescas retocada

2

Denticulado

1

Punta de flecha

%

2

1,6%

5

4%

117

94,4%

124

100%

2

II. BASES POSITIVAS (BP) Láminas internas



111

TOTAL Tabla 4. Conjunto lítico localizado en el corredor.

cede a la CG tiene dos metros (este espacio se vio muy afectado por la construcción de un túnel en la Antigüedad) (Fernández Flores y Aycart Luengo, 2013: 243). Las 124 herramientas (más 24 fragmentos de alerones pertenecientes a las 111 puntas de flecha) que conforman el ajuar lítico del corredor en su conjunto (Tabla 4) suponen el 57% del total de objetos líticos del tholos. De ellas sólo dos corresponden a BN1G, correspondiendo a dos núcleos (uno poliédrico y otro diverso) de reducido tamaño, ambos de roca silícea (concretamente, como se expone más adelante, de tipo Malaver y tipo Turón); cinco corresponden a BP, incluyendo cuatro láminas internas (una de las cuales presenta un retoque simple muy marginal, de ’uso’ en el lateral derecho) y un desecho; el resto de las piezas del corredor son BN2G (117 objetos), principalmente las 111 puntas de flechas (89,5% del total de piezas líticas del corredor), de las cuales 18 son de aletas incipientes, 90 son de aletas desarrolladas (y muy desarrolladas) y tres no pueden ser adscritas a ninguna tipología por estar demasiado fracturadas (Figuras 3, 4 y 5), aunque son también significativas las láminas internas que sirven de soportes para las BN2G como retoques simples y denticulados.

Figura 3: Altares y conjunto de puntas de flecha asociadas encontradas en el corredor. Fotografía: Álvaro Fernández Flores

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LEONARDO GARCÍA SANJUÁN ET AL.

Figura 4: Detalle de la disposición in situ de las puntas de flecha del corredor. Fotografía: Antonio Acedo Rendo

Grupo I. BASES NEGATIVAS DE PRIMERA GENERACIÓN (BN1G) I.2. Bases Negativas de Primera Generación de Explotación (Núcleos) Núcleo para laminitas



%

1

1,2%

18

20,9%

67

77,9%

86

100%

1

1

II. BASES POSITIVAS (BP) Lasca cortical

1

Lasca interna

1

Láminas internas

15

Lámina interna uso

1

III. BASES NEGATIVAS DE SEGUNDA GENERACIÓN (BN2G) Raspador

1

Muesca retocada

2

Lámina con retoque simple

2

Lasca con retoque abrupto

2

Punta de flecha

60

Puñal

1

TOTAL Tabla 5. Conjunto lítico localizado en la CG..

La CG del tholos deparó un total de 86 piezas líticas (Tabla 5), incluyendo una BN1G, 17 BP y 68 BN2G. Tal como ocurre en el corredor, la mayor parte del ajuar de la CG lo constituyen las puntas de fle-

208

chas, en número de 60 (69,7% del total), la mayoría de apéndices laterales desarrollados y muy desarrollados. Sin embargo, a pesar de esta similitud, existen diferencias importantes que distinguen el conjunto lítico de la CG del encontrado en el corredor. El primero es sin duda la pequeña pero muy importante colección de artefactos facturados en cristal de roca, que ya ha sido objeto de un estudio previo en el contexto de una revisión de la presencia de esta materia prima en la Valencina de la Edad del Cobre (Morgado Rodríguez et al., 2016). La serie de objetos de cristal de roca de la CG de Montelirio incluye 15 puntas de flecha de morfología análoga a la de Ontiveros, un núcleo prismático para laminitas, centrípeto y plano (en relación a su oblicuidad) de gran tamaño, con un valor que sin duda debió ir mucho más allá de lo puramente económico y tecnológico, y cuatro microláminas que muy probablemente procedan del núcleo prismático. También es muy significativa la aparición en la CG de una hoja de puñal (o alabarda) de sílex melado (Figura 6). Igualmente interesantes en el conjunto de la CG son las 15 láminas internas sin retocar. Como particularidad del conjunto de objetos líticos de la CG se debe citar un fragmento de hacha o azuela pulimentada, el único utensilio de piedra pulimentada encontrado en todo el monumento funerario.

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CAPÍTULO 9. LA INDUSTRIA LÍTICA DEL THOLOS DE MONTELIRIO

Figura 5: Detalle de la disposición in situ de las puntas de GRAN MONUMENTO MEGALÍTICO DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 203-244. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL flecha del corredor. Fotografía: Álvaro MONTELIRIO. FernándezUNFlores

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LEONARDO GARCÍA SANJUÁN ET AL.

En lo que respecta a la CP, afectada por las alteraciones que experimentó en la Antigüedad, se recuperaron seis piezas líticas talladas, de las cuales dos son BP (un fragmento de lámina interna y un desecho) (Tabla 6) y las otras cuatro son BN2G, incluyendo una muesca retocada (elaborada sobre una lámina interna de sección triangular con fracturas en sus extremos proximal y distal y presentando un retoque abrupto, profundo, directo y continuo), una gran lámina interna con retoque de uso o retoque simple muy marginal (quizás accidental) y dos fragmentos pertenecientes a puntas de flechas de apéndices muy desarrollados (uno de los fragmentos presenta los dos apéndices rotos y el otro se trata de un fragmento de apéndice). Desde el punto de vista de la distribución espacial de esta colección lítica atendiendo al peso (Tabla 7), la mayor cantidad de material se depositó en la CG, con un total de 1034,59 gr, de los que 621 gr corresponden al núcleo cristal de roca, mientras que en el corredor el volumen de material lítico es menor, con 409,7 gr.

Figura 6: Posición de la hoja de puñal bajo estela de arcilla de la CG. Fotografía: Álvaro Fernández Flores.

Grupo



I. BASES POSITIVAS (BP)

2

Lámina interna

1

Desecho

1

II. BASES NEGATIVAS DE SEGUNDA GENERACIÓN (BN2G)

4

Muesca retocada

1

Lámina con retoque simple

1

Puntas de flechas de aletas muy desarrolladas

2

TOTAL

6

Tabla 6. Conjunto lítico localizado en la CP y su corredor de acceso

Espacio Corredor Cámara Grande Cámara Pequeña y Pasillo de Acceso TOTAL

Peso (gr)

Peso (%)

409,7 gr

28,21 %

1.034,59 gr*

71,24 %

7,9 gr.

0,54 %

1.452,13 gr

100%

Tabla 7. Desglose del peso del conjunto lítico. * 621 gr corresponden al núcleo cristal de roca.

210

Desde un punto de vista tecno-morfológico, por tanto, el conjunto está muy dominado por las 173 puntas de flecha, una mayoría de las cuales son de apéndices muy desarrollados (71%), y desarrollados (18%). Estas puntas presentan una morfología muy particular, caracterizada por unos larguísimos apéndices o aletas laterales, que, salvo alguna excepción puntual mencionada más adelante, es casi desconocida en el conjunto del asentamiento calcolítico de Valencina de la Concepción. Estas puntas de flecha son, además, un tanto especiales, pues, como se expone a continuación, es muy dudoso que fueran creadas como tales ‘puntas de flecha’ en sentido estricto, dado que por su extrema delgadez y finura son objetos sumamente frágiles que se rompen muy fácilmente y que de ninguna forma habrían podido ser utilizadas como proyectiles de forma efectiva. Ello plantea la posibilidad de que se trate de objetos que tuvieron más bien un sentido puramente simbólico, estético o decorativo. Un subgrupo muy destacado dentro del conjunto de las puntas de flecha son las 15 piezas facturadas en cristal de roca, de las que en Valencina solo se tienen paralelos en la estructura megalítica de Ontiveros, situada apenas a 300 m al Oeste de Montelirio y donde se encontraron en número de 16 (Carriazo y Arroquia, 1962). Las puntas de flecha en cristal de roca de la CG de Montelirio presentan apéndices laterales mucho más cortos que las elaboradas en milonita, en línea con las documentadas en Ontiveros. Las otras piezas que por sus

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CAPÍTULO 9. LA INDUSTRIA LÍTICA DEL THOLOS DE MONTELIRIO

Grupo Útiles de tradición paleolítica (raspadores, buriles, perforadores y raederas).



%

1

0,4%

Útiles de tradición epipaleolítica (láminas de borde abatido, geométricos y microburiles).

-

-

Muescas y denticulados.

6

2,9%

Truncaduras y fracturas retocadas.

-

-

Lascas y láminas con retoques continuos y de uso (retoques simples, abruptos y de uso).

10

4,9%

Útiles característicos del Cobre-Bronce (Cepillos, elementos de hoz y foliáceos).

174

91,5%

Varios (láminas astilladas). TOTAL

-

-

191

100%

Tabla 8. Desglose del conjunto lítico por grupos crono-culturales.

características intrínsecas dan más personalidad al conjunto lítico tallado de Montelirio son un gran núcleo de cristal de roca de más de medio kilogramo de peso (621 gr), una pieza única en la Prehistoria Reciente de la península ibérica y hasta donde sabemos, en el conjunto de Europa occidental, y una hoja de puñal de talla bifacial y forma triangular también excepcional. Ambas son descritas más adelante. Las largas láminas que en número de 22 aparecen en el tholos constituyen en cambio una presencia mucho más habitual en los conjuntos líticos de Valencina, tanto de contextos funerarios como no-funerarios. El análisis tecno-morfológico global del ajuar lítico de Montelirio permite extraer algunas conclusiones generales sobre el proceso de trabajo implicado en su elaboración. El conjunto incluye tres núcleos (BN1G), dos sobre roca silícea, que aparecen muy agotados (diversos y poliédricos), y otro, prismático, sobre cristal de roca. La presencia de estos núcleos, que se encuentran en la base de la cadena operativa, sugiere (como también sucede en el caso del marfil con la presencia de un segmento de colmillo de elefante en bruto) que aunque el trabajo especializado aplicado le habría añadido un gran valor a la materia prima, algunas materias primas debían poseer per se (incluso sin trabajar) un gran valor económico y simbólico. La técnica de talla más presente es la percusión indirecta y/o presión (forzada con palanca y presión con mano o con béquille). Así lo demuestran la tipometría de las BP (grandes láminas estrechas o muy estrechas) y el tipo de plataformas de percusión que éstas presentan (diedros y puntiformes). De todo esto se infiere que las BP proceden de grandes núcleos prismáticos. Entre las grandes láminas hay un predominio de las estrechas y muy estrechas con anchuras propias de la Edad del Cobre (entre los 20 y los 29 mm) con aristas paralelas y subparalelas y secciones

triangulares y trapezoidales. El retoque predominante es el plano (presente en las puntas de flechas y la hoja de puñal). Menos abundantes son los retoques simples, presentes en un raspador, un denticulado, cinco muescas retocadas y varias láminas. El retoque abrupto marginal sólo aparece en dos láminas. Agrupando las BN2G en base a unas tipologías concretas es posible extraer algunas ideas respecto de las tradiciones técnicas presentes en el conjunto lítico de Montelirio (Tabla 8). Destaca como principal característica el predominio de los útiles propios de la Edad de Cobre, concretamente de las puntas de flecha, que como se ha señalado ya constituyen el 80% de todo el conjunto en lo que se refiere a recuento de objetos. A este conjunto hay que sumar una pieza muy típica de la tradición tecnológica calcolítica: la hoja de puñal. Igualmente, se constata una presencia significativa, aunque moderada en número, de grandes láminas internas (hojas) sin retoque (BP) o con retoque simple muy marginal (BN2G). El grupo de las muescas y los denticulados, muy comunes en la Edad del Cobre, queda atestiguada por la presencia de seis ejemplares. Dentro del grupo de los útiles de tradición paleolítica se incluye un raspador. Entre las ausencias significativas pueden contarse los elementos denticulados de hoz, las láminas de borde abatido, los microlitos geométricos y microburiles, así como aquellos utensilios que encajarían con la clasificación de truncaduras y fracturas retocadas.

2.2. RASGOS TECNO-MORFOLÓGICOS DESTACADOS Más allá de su caracterización global como conjunto tecnológico, la colección lítica de Montelirio presenta piezas que, individualmente o en grupo, presentan características muy especiales que merecen una discusión algo más pormenorizada.

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Puntas de flecha de base cóncava (tipo 1)

Puntas de flecha de aletas desarrolladas (tipo 2)

Puntas de flecha de aletas muy desarrolladas (tipo 3)

Figura 7: Distribución de las puntas de flecha por tipo.

2.2.1. Puntas de flecha Una primera cosa que salta a la vista en la elección hecha en lo que respecta al ajuar lítico de Montelirio es que cuantitativamente está dominado de forma clara por las 173 puntas de flecha (80% de las piezas si se agrupan las BN2G según su clasificación tipológica). De ellas existen tres grupos claramente diferenciados (Figura 7). Por un lado están las 18 puntas de flecha de base cóncava, que presentan una talla muy básica con unas elaboraciones muy toscas y primarias, y que fueron localizadas únicamente en la zona del corredor (Figura 8). Se corresponden tipológicamente con el tipo 4.1 propuesto por Fernando Piñón Varela en su síntesis del megalitismo en la provincia de Huelva (Piñón Varela, 2005: 891) y quizás lo que llama más poderosamente la atención de ellas sea su aspecto crudo, un tanto ‘abocetado’ o ‘inacabado’2, que contrasta fuertemente con la exquisita delicadeza de la gran mayoría de las punta de flecha de apéndices largos y muy largos encontradas en esta tumba. El segundo grupo, en el que incluimos 30 piezas, lo conforman las puntas de flecha de apéndices o aletas desarrolladas, en las que la longitud de sus aletas no supera la longitud del cuerpo de la punta de flecha, siendo similares al tipo 4.2 de Fernando Piñón Varela (2005: 891). El tercer grupo, el más numeroso con 121 ejemplares, lo conforman las puntas de flecha de apéndices muy desarrollados, es decir cuya longitud (de 3,5 hasta 5 cm) es mayor que la del propio cuerpo del proyectil.

En conjunto, las 151 puntas de aletas desarrolladas y muy desarrolladas conforman una colección excepcional por su original morfología, por la dificultad que debió conllevar su talla y por su belleza formal (Figuras 9 y 10). Además de la propia simetría de la mayor parte de estas piezas, que indica un altísimo nivel de perfección y precisión en su ejecución, todas presentan grosores que oscilan entre 2 y 4 mm, y algunas tienen apéndices de hasta 5 cm de longitud, lo que las convierte en objetos sumamente estilizados y frágiles. Los larguísimos apéndices de algunas de ellas sobrepasan muy de largo a las de los escasos ejemplares análogos encontrados en otros sectores y monumentos funerarios de Valencina, como es el caso del monumento megalítico de Ontiveros (Carriazo y Arroquia, 1962: 220-221). El nivel de creatividad y refinamiento técnico de algunas de estas piezas llega a tal nivel que, incluso, en algún caso el artesano o artesana añadió en el extremo del apéndice o aleta una especie de mini-apéndice hacia afuera que no parece concebible que tuviese una función práctica, lo que sugiere que habría tenido sentido a modo de adorno (véase el ejemplar más a la derecha en la Figura 10). Este rasgo, que parece más un ‘alarde’ de virtuosismo o destreza talladora que otra cosa, da a la pieza una auténtico sentido escultórico, y, hasta donde sabemos, es desconocido en cualquier tipo de punta de flecha del III milenio en la península ibérica. Las puntas de apéndices desarrollados y muy desarrollados presentan en su conjunto un retoque simple, marginal, bifacial y denticulado que define unos bordes totalmente homogéneos a modo de “microdenticulado” o “microsierra”. Las de aletas desarrolladas se caracterizan por presentar mayor variabilidad que aquellas de aletas muy desarrolladas tanto en el tamaño (medianas y grandes), como en su morfología (longilíneas e intermedias), en sus secciones (aplanadas y convexas) y en los perfiles (rectos y/o cóncavos). En cambio las piezas con apéndices muy desarrollados tienden a ser piezas más o menos homogéneas que, en líneas generales, se caracterizan por (i) ser principalmente piezas grandes (77%), aunque también las encontramos medianas; (ii) presentar una morfología de los laterales que de forma mayoritaria (62% de las piezas) es ligeramente cóncava, seguidas de las

2 Respecto a este tipo de piezas hay autores que plantean “existencia de un sistema de aprendizaje ligado a procesos de iniciación de ciertos varones” (Martínez Fernández y Afonso Marrero, 2003: 97-99), obviamente se trata de una hipótesis difícil de corroborar.

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Figura 8. Puntas de flecha de base cóncava. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

Figura 9: Puntas de flecha de aletas desarrolladas y muy desarrolladas. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia. MONTELIRIO. UN GRAN MONUMENTO MEGALÍTICO DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 203-244. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL

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Figura 10: Puntas de flecha de aletas desarrolladas y muy desarrolladas. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

que presentan los laterales rectos (33%), presentando sólo tres de ellas los laterales convexos; (iii) tener predominantemente (80% de las piezas) una morfología longilínea, con un 19% de piezas intermedias y sólo una pieza brevilínea; (iv) presentar secciones aplanadas en todos los casos a excepción de cinco piezas convexas; (vi) presentar un retoque plano, marginal, bifacial y denticulado (micro-denticulado), plano y profundo (cubriente) en el interior de la pieza; (vii) estar predominantemente realizadas en milonitas-ultramilonitas, unas rocas metamórficas muy escasamente descritas en la literatura sobre industria lítica tallada de la Prehistoria Reciente (ver discusión más adelante). En conjunto, dadas sus características físicas, morfológicas y estéticas, las puntas de flecha de Montelirio debieron ser realizadas por artesanos/ as o artistas de la talla lítica de enorme destreza. De hecho, algunas de ellas parecen responder a una desbordante creatividad y talento de la persona o personas que las elaboraron, lo cual, como se verá a continuación, es muy consistente con las excepcionales piezas talladas en cristal de roca que encontradas en este monumento y en el vecino sector PP4-Montelirio.

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2.2.2. Hoja de puñal Otra pieza muy significativa en el ajuar lítico de Montelirio es la hoja de puñal de sílex, un tipo de objeto a menudo citado en la literatura como ‘alabarda’. La hoja de puñal de Montelirio presenta unas dimensiones inusualmente grandes, con 16,5 cm de longitud máxima conservada, 9,5 de anchura máxima y conservada y 81,5 gr de peso (Figuras 11 y 12). Dado que la pieza apareció fracturada por su base, no se conoce cuáles habrían sido sus dimensiones originales, pero no parece improbable que hubiese alcanzado entre 25 y 30 cm de longitud máxima, lo que haría de ella una pieza excepcionalmente grande. De forma triangular, presenta retoque bifacial muy profundo y continuo, pulimento en las zonas interiores (en ambas caras) y delineación de los bordes y la zona de la punta ligeramente convexas. Se desconoce cuál era la forma de su base, y qué tipo de enmangue habría tenido. Este puñal fue encontrado debajo del denominado ‘altar-estela’ encontrado en el centro de la CG, concretamente, como se puede apreciar en la Figura 6, justo al lado del peine o peineta de marfil (nº inventario MONT-DJ09/19-CG/366-1) ya descrito

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Figura 11: Hoja de puñal encontrada en la CG. Fotografía: Jacobo Vázquez Paz.

Figura 12: Hoja de puñal encontrada en la CG. Fotografía: Fotografía: Jacobo Vázquez Paz.

por M. Luciañez Triviño en el Capítulo 10 de esta monografía, al cual de hecho se sobrepone parcialmente. La posición micro-espacial y contexto de esta pieza dentro de la CG parece bastante significativa, ya que, tratándose del único artefacto de cierto carácter ‘ofensivo-defensivo’ encontrado en la tumba (única pieza que pudiese en principio sugerir un cierto elemento de prestigio ‘guerrero’ en su poseedor o poseedora), no parece haber sido adscrita como ajuar a ninguna persona concreta de las 20 inhumadas en esa cámara.

res más de hojas de puñal de piedra, una de sílex y otra de cristal de roca, ambas encontradas en la Estructura 10.042-10.049 del sector PP4-Montelirio (Morgado Rodríguez et al., 2016; García Sanjuán et al., En Prensa). En ambos casos se trata de piezas de forma ‘lanceolada’ y menores dimensiones: la hoja de cristal de roca tiene 21,4 cm de longitud y la de sílex 15,7 cm. Los hallazgos más próximos a Valencina dentro de Andalucía occidental corresponden a varios tholoi de la provincia de Huelva tales como La Zarcita (Cerdán Márquez et al., 1975) y El Moro (Garrido Roiz y Orta García, 1967; Piñón Varela, 2005: 103, figura 30), al tholos de Palacio III en la de Sevilla (García Sanjuán y Wheatley, En Preparación), y a la cueva artificial de Torre Melgarejo en Cádiz (González Rodríguez y Ramos Muñoz, 1990). En el sureste de la península ibérica se las ha documentado en la necrópolis de Los Millares (Almería) (Leisner y Leisner, 1943: Lámina 10-11).

En la península ibérica las hojas de puñal (o ‘alabardas’) de sílex son objetos muy característicos de la talla lítica calcolítica, pues en el Neolítico no se las produjo y al final de la Edad del Cobre desaparecieron, no existiendo en la Edad del Bronce. Además son específicamente representativas de la tradición tecnológica del suroeste de la Península Ibérica. En Valencina solo se conocen dos ejempla-

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Figura 13: Lámina UE 359. Localizada en la CG. Fotografía: Álvaro Fernández Flores.

Como las otras piezas foliáceas de talla bifacial conocidas en el suroeste, la hoja de puñal de Montelirio es un exponente del alto grado de sofisticación alcanzado por los/as talladores/as calcolíticos/as de sílex. Generalmente se las ha considerado objetos ‘de prestigio’ utilizados como atributo de poder por personas de especial significación social. Esta premisa solo parece quedar corroborada parcialmente por la casuística de Valencina, pues aunque la hoja de sílex de la Estructura 10.042-10.049 fue encontrada en una posición que claramente sugiere que era parte del ajuar funerario personal o individual de una persona concreta (el individuo inhumado en el nivel inferior de esa tumba), la pieza en cristal de roca encontrada en el nivel superior de esa misma tumba no se asociaba a hueso humano alguno, mientras que la pieza de la CG de Montelirio fue depositada, como se ha descrito anteriormente, como ofrenda delante de una estela, sin asociarse espacialmente a ninguno de los individuos allí inhumados. 2.2.3. Láminas Otro de los elementos significativos de Montelirio son las 22 grandes láminas internas, que representan un 10,1% del total del utillaje lítico en esta tumba (15 de ellas aparecieron en la CG). Se trata de grandes láminas estrechas, muy homogéneas con aristas subparalelas y secciones trapezoidales fundamentalmente, con los talones puntiformes y diedros (Figura 13). Las longitudes de estas piezas (medidas solo en los casos en los que están completas) oscilan entre los 13,4 y

los 23,4 cm, con un peso medio de 30,9 gr. En conjunto, todas ellas pesan 527,8 gr. Todas estas piezas fueron elaboradas sobre rocas silíceas de distintas procedencias, incluyendo las formaciones geológicas Milanos y Malaver (Granada) y Turón (Málaga). Aunque desafortunadamente no han sido nunca objeto de un estudio monográfico, estas grandes láminas son una presencia relativamente frecuente en Valencina, tanto en contextos funerarios como no funerarios. El paralelo más inmediato se encuentra, de nuevo, en la Estructura 10.042-10.049 del sector PP4-Montelirio, donde se encontraron un total de 65 de estas láminas (seis en la Estructura 10.042, 21 junto al cuerpo inhumado en el nivel inferior de la Estructura 10.049 y 38 en el nivel superior de la misma Estructura 10.049), con un peso total de 1291,4 gr (García Sanjuán et al., En Prensa). En conjunto, las grandes láminas revelan un proceso muy especializado de trabajo para su obtención, preparación y, probablemente, su ulterior circulación (Ramos Muñoz, 1992; Ramos Muñoz et al., 2009; Morgado Rodríguez, 2002; Morgado Rodríguez y Lozano Rodríguez, 2012; Gibaja Bao et al., 2009). Este proceso habría incluido la localización de lugares que permitiesen el acceso y el control a las materias primas, la obtención de nódulos en bruto de un tamaño y calidad que permitiese la extracción de este tipo de piezas, y el dominio de las técnicas de talla laminar, mediante percusión indirecta, talla por presión con béquille o con palanca3. El intercambio de estas

3 El conocimiento de estas técnicas de talla de hojas prismáticas de la Prehistoria Reciente ha sido posible gracias a las investigaciones experimentales llevadas a cabo por Jacques Pelegrin y Antonio Morgado Rodríguez (2007).

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Figura 14: Industria lítica tallada en cristal de roca del tholos de Montelirio: A: Núcleo; B: Microláminas; C: Puntas de flecha (selección). Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

piezas, muy apreciadas en la Edad del Cobre, debió favorecer el establecimiento de lazos entre áreas poblacionales diferentes (Morgado Rodríguez, 2002; Gibaja Bao et al., 2009; Morgado Rodríguez y Lozano Rodríguez, 2012). 2.2.4. Cristal de roca Mención aparte merece la colección de objetos tallados en cristal de roca encontrados en Montelirio, que incluye un núcleo de extracción laminar, cuatro laminitas y 15 puntas de flecha (Figura 14). Hasta donde sabemos, Montelirio es, junto con la Estructura 10.042-10.049, la tumba del III milenio que más importante colección de estos artefactos ha deparado. Un estudio reciente (Morgado Rodríguez et al., 2016) ha realizado un completo análisis de estas piezas, por lo que aquí se presentará un resumen del mismo.

De entrada destaca el núcleo de extracción laminar, una pieza excepcional por sus grandes dimensiones 11,4 cm de diámetro máximo y 621 gr de peso) y por tener como base natural un macro-monocristal de roca de morfología hexagonal, del cual son reconocibles cuatro de sus caras (Figuras 15, 16 y 17). La preparación de las extracciones se realizó a partir de planos de presión facetados, un procedimiento bastante común durante el Neolítico, para similares producciones laminas y laminitas. Sin embargo, este procedimiento no fue el habitual para la producción laminar de rocas silíceas durante el III milenio ANE. En el núcleo se observa la extracción de varias láminas unipolares, en un frente semi-envolvente, reservándose los laterales y la parte posterior. Todas las extracciones son paralelas a la cara del mineral, lo que le dio al núcleo una morfología prismática desde el plano de presión. Fueron extraídas una, o a lo sumo dos, series de láminas,

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Figura 15: Nódulo de cristal de roca. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

Figura 16: Nódulo de cristal de roca.

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UN GRAN MONUMENTO Miguel Ángel Blanco de laMEGALÍTICO Rubia. DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 203-244. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL 218Fotografía:MONTELIRIO.

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es decir, las primeras extracciones. Por tanto, el núcleo fue depositado en la tumba antes de su agotamiento. Este núcleo es un ejemplo único de cómo los/as artesanos/as calcolíticos trabajaban el cristal de roca para obtener soportes estandarizados. Además, en la CG se encontraron 15 puntas de flecha, completas o fragmentadas (Figura 18). Todas ellas presentan la misma morfología: base cóncava más o menos redondeada con largas aletas laterales y ambos bordes provistos de micro-denticulación. El método de talla bifacial de este tipo de objeto fue ejecutado mediante presión con un objeto apuntado con una punta dura de apenas uno o dos milímetros. La anchura de estas puntas de flecha foliáceas (c. 20-30 mm) permite inferir al tipo de soporte necesario para su elaboración, atendiendo a los principios de la fractura concoidea y siguiendo los ejes paralelos de crecimiento del mineral.

Figura 17: Dibujo del nódulo de cristal de roca. Dibujo: Elisabet Conlin.

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Además del núcleo y las 10 puntas de flecha, en Montelirio se identificaron cuatro laminitas (entre 20-30 mm de longitud) que no están relacionadas con los productos del núcleo y una lasca de “descortezado” del plano de un gran cristal.

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Figura 18: Puntas de flecha de cristal de roca (selección). Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

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Figura 19: Distribución de la industria lítica tallada en cristal de roca en Valencina de la Concepción. Diseño: Manuel Eleazar Costa Caramé.

Figura 20: Industria lítica tallada en cristal de roca en Valencina de la Concepción.A: Puntas de flecha de Ontiveros; B: Restos de talla de la UE-345 (izquierda) y de la UE-919 (derecha) del sector PP4-Montelirio; C: Microláminas de la Estructura 10.015 (a la izquierda) y de la Estructura 10.043 (a la derecha) del sector PP4-Montelirio; C: Hoja de daga de la Estructura 10.049 del sector PP4-Montelirio. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

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En otros sectores de Valencina tales como Calle Trabajadores, García Lorca, La Cima, La Huera o IES se han encontrado pequeños objetos de cristal de roca, básicamente pequeños núcleos de micro-láminas, restos de talla y pequeñas laminitas (Morgado Rodríguez et al., 2016) (Figuras 19 y 20). Aparte de las 16 puntas de flecha de Ontiveros, el principal hallazgo en este yacimiento es, junto a los de Montelirio, la hoja de puñal encontrada en el nivel superior de la Estructura 10.049. Los hallazgos de objetos de cristal de roca en el Neolítico y la Edad del Cobre de Suroeste de la península ibérica consisten básicamente en pequeños núcleos de micro-láminas, restos de talla, pequeñas laminitas y, ocasionalmente, alguna punta de flecha (Costa Caramé et al., 2011). La principal excepción es el gran monocristal del dolmen de Alberite (Villamartín, Cádiz), aunque probablemente date del Neolítico, más que en la Edad del Cobre y los monocristales encontrados en el tholos de Palacio III (Almadén de la Plata, Sevilla) (Matilde Forteza et al., 2008). El único paralelo del núcleo de Montelirio citado en la literatura es un ejemplar con idénticas características que formaba parte del ajuar del dolmen de El Minguillo I (Córdoba) (Leisner y Leisner 1943: 190, lámina 53), actualmente desaparecido. Puntas de flecha foliáceas en cristal de roca, aunque en mucha menor cantidad, han sido documentadas en otros monumentos del cuadrante suroccidental de la península ibérica, tales como Cortijo Mimbre (Málaga), El Minguillo (Córdoba) o El Pozuelo (Huelva) (Costa Caramé et al., 2011). Su tipología es diferente a las de Montelirio, pues presentan formas de tendencia triangular, y base ligeramente cóncava o marcada, aunque sin el desarrollo de los largos pedúnculos laterales presentes en Valencina.

.3. ANÁLISIS TRACEOLÓGICO 3.1. INTRODUCCIÓN: METODOLOGÍA El estudio traceológico de la industria lítica tallada tiene como objetivo principal reconstruir los usos y biografías de los objetos, tomados tanto individualmente como en conjunto. En la actualidad son todavía escasos los estudios de este tipo en el contexto de las sociedades de la Edad del Cobre y de la Edad del Bronce de la Península Ibérica, aunque en la última década la situación ha ido cambiando, como se refleja en la aparición de publicaciones dedicadas

al análisis de utensilios documentados en dólmenes, hipogeos o cuevas con inhumaciones colectivas. En tales contextos también suelen aparecer, como útiles líticos más representativos, grandes láminas de sílex y puntas de flecha (Palomo Pérez y Gibaja Bao, 2003; Terradas Batllé et al., 2005; Plisson et al., 2006; Gibaja Bao et al., 2010). El análisis traceológico de la colección lítica hallada en Montelirio ha tenido por objetivo evaluar si el utillaje lítico tallado depositado en la tumba estaba usado y, en caso afirmativo, sobre qué materias y en el contexto de qué actividades se había empleado. Cabe señalar que este es el primer estudio de huellas de uso de industria lítica del asentamiento de Valencina de la Concepción nunca realizado. Se ha utilizado un microscopio metalográfico Olympus BH2 con aumentos entre 100X y 400X. Este tipo de microscopio permite evaluar las modificaciones observadas en los filos como consecuencia del uso o de otros factores no vinculados con su utilización como: alteraciones naturales, tecnológicas o producto de su exhumación, registro y almacenamiento. Cabe decir para empezar que bastó una rápida inspección al microscopio para comprobar que, tal y como sugiere el análisis tecno-morfológico, las puntas de flecha no presentaban huellas de uso. Descartadas pues las puntas, en total han sido analizadas microscópicamente 40 piezas, incluyendo 34 láminas, tres lascas, un fragmento informe, la hoja de puñal o daga y un núcleo. Esto supone que se han estudiado prácticamente todos los soportes lascares o laminares, independientemente de su tamaño o la materia prima en la que estaban confeccionados. La única excepción la constituyen tres núcleos, dos desechos de núcleos y un fragmento amorfo. Antes de entrar a detallar los resultados cabe hacer ciertas puntualizaciones sobre el estado de conservación del material. Ello es importante por la repercusión que las alteraciones tienen a la hora de detectar y determinar las modificaciones vinculadas al uso. A este respecto, cabe decir que, por lo general, la superficie del utillaje lítico ha sufrido ciertas alteraciones que se reflejan en la presencia de: pequeñas melladuras a lo largo de los filos, lustre de suelo, ligeros redondeamientos y, ocasionalmente, estrías caóticas. A ello hay que sumarle algunas modificaciones post-deposicionales producto de su exhumación, tratamiento y almacenamiento. Así, se han detectado pulidos generados por el contacto de

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las piezas guardadas en una misma bolsa, así como restos de marcas de metal, seguramente generadas durante el proceso de excavación. Otras alteraciones como la pátina o las modificaciones térmicas sólo son apreciables en algunas piezas.

3.2. RESULTADOS De entre el conjunto laminar se han estudiado 17 grandes láminas (enteras o ligeramente fracturadas por sus zonas distales y/o proximales), nueve pequeños fragmentos de otras tantas grandes láminas (en este caso no sobrepasan los 40-50 mm), cuatro láminas de pequeño formato elaboradas sobre sílex diferente al usado para la confección de las citadas grandes láminas y cuatro láminas de cristal de roca. Este estudio nos ha permitido determinar que sólo una pieza presenta huellas diagnósticas de uso. Del resto, un total de 27 (67,5%) piezas no están usadas, nueve (22,5%) han sido clasificadas como “sin criterio” y tres (7,5%) han sido incluidas en la categoría de “no analizables”. Las diferencia entre estas dos últimas categorías es que mientras las consideradas “no analizables” son aquellos soportes que están enormemente alterados, incluso a visu, siendo excluidos del estudio microscópico, las que se clasifican como “sin criterio” son aquellos que, aun presentando ligeras modificaciones en forma de pequeñas melladuras, ligeros redondeamientos o pulidos incipientes, no tenemos criterios diagnósticos sólidos como para afirmar o negar si fueron utilizados. Desglosando por categorías tecno-morfológicas, la mayor parte de las grandes láminas están en perfecto estado y sin usar (Figura 21). Sólo seis de ellas se incluyen en la categoría de “sin criterio” puesto que, si bien no parecen utilizadas, el hecho de que presenten algunas melladuras y ligeros pulidos nos hace dudar de si tales modificaciones se deben a alteraciones en su superficie o al resultado de su uso sobre una materia blanda. Teniendo en cuenta que la mayoría están sin utilizar abogamos más por esta segunda hipótesis. Algunas de estas grandes láminas presentan retoques parciales y poco invasores, localizados por lo general en las zonas distales formando frentes de raspador o truncaduras. La ausencia de huellas en estas zonas sugiere que ese retoque estuvo dirigido a eliminar la fuerte curvatura distal que a menudo presentan esas láminas como consecuencia de la

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morfología del núcleo explotado. Este hecho es interesante por dos motivos: primero, porque es evidente que, en ocasiones, las láminas se modificaban y preparaban para dejarse en las tumbas, y segundo, porque dicha modificación en las zonas distales pudo estar relacionada con su enmangue. Si ello efectivamente fuera así, querría decir que a veces se preparaban láminas, incluso enmangadas, para depositarlas juntos en los contextos funerarios. Tampoco están usadas las pequeñas láminas de cristal de roca. Esta es una materia muy frágil cuyos filos se redondean, se estrían y se mellan simplemente con el contacto de cualquier materia. Los filos analizados están prácticamente intactos, sin estrías y con algunas melladuras localizadas intermitentemente a lo largo de los filos, producto quizás de alguna alteración mecánica. Entre los soportes laminares de pequeño formato, encontramos la única pieza utilizada de este conjunto (DJ09-19, UE328, 128). Se trata de un pequeño fragmento distal de lámina que presenta un pulido absolutamente diagnóstico de corte de plantas. Por su aspecto liso creemos que debe tratarse de un diente de hoz (Figura 22). La distribución del pulido en diagonal al filo activo, nos demuestra que este diente pertenecería a una hoz compuesta con piezas similares a ésta. Del resto de las pequeñas láminas estudiadas, todas ellas fragmentadas, una no ha podido ser analizable por el lustre de suelo que le ha afectado y de las otras dos no tenemos criterios para definir si estuvieron o no usadas (pertenecen al grupo de los de “sin criterio”). En relación a las tres lascas, dos no están usadas y la cuarta no pudo ser analizada por la presencia de pátina en su superficie. Por su parte, el fragmento informe y el núcleo tampoco presentan huellas de uso. En cuanto a la hoja de puñal de sílex, no hay criterios significativos para proponer si estuvo o no utilizada. A este respecto, mientras la fractura central en 90º no puede ser atribuida al uso, las modificaciones microscópicas observadas podrían haberse generado por distintos factores: uso sobre una materia blanda, almacenado de la pieza dentro de una funda de piel/ cuero para proteger la hoja, contacto con un mango o incluso alteración pre o post-deposicional. La presencia de redondeamientos en determinadas zonas elevadas del filo retocado y la existencia de estrías en

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Figura 22: Pequeña lámina con huellas de ‘lustre de cereal’. La distribución de las hue-llas en diagonal al filo demuestra que se trata de un ‘diente de hoz’ (foto microscópica a 100X): DJ2009/19UE328-128.

(ver discusión más adelante) y a distintos caracteres morfológicos: gran finura, escaso peso y reducida anchura de las zonas apicales y de las aletas. Todos estos factores nos permiten afirmar que estas puntas nunca pudieron haberse utilizado pues no habrían sido en absoluto eficaces como elementos de proyectil, pues se hubieran fracturado con suma facilidad al entrar en contacto incluso con materias blandas.

Figura 21: Láminas sin utilizar (fotos microscópicas a 100X): 1. DJ2009/19-UE259-1; 2. DJ2009/19-UE247-7.

dirección caótica, próximas a la zona apuntada, sugieren que tal vez se produjeron como consecuencia del roce de la pieza con el interior de la funda que la protegía. En todo caso, cuando tales huellas aparecen en la parte medial, cerca de zona fracturada, cabe la posibilidad también que fueran modificaciones producidas por el contacto y roce con el mango. Por último cabe hacer un comentario sobre las abundantes puntas de largos apéndices halladas en Montelirio. Todas las observadas bajo lupa binocular o a visu presentaban un alto grado de fragilidad en base a la materia prima en la que estaban confeccionadas

Como conclusión, por tanto, cabe decir en la inmensa mayoría de las piezas que integran el excepcional conjunto lítico del tholos de Montelirio fueron elaboradas ex profeso para ser depositadas en el enterramiento, especialmente las grandes láminas, las puntas de flecha y la hoja de puñal. Algunas de esas láminas se han fracturado por procesos post-deposicionales desconocidos, de ahí que en ocasiones fueran encontradas en forma de pequeños fragmentos correspondientes a las zonas mediales, proximales o distales. En cuanto a las lascas, el núcleo y las pequeñas láminas debería evaluarse hasta qué punto formaban parte del ajuar o llegaron al interior de la estructura por otros motivos: durante la colmatación sedimentaria de la tumba, durante su construcción o uso, o como resultado de las alteraciones causadas en la Antigüedad.

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4. ANÁLISIS DE LAS MATERIAS PRIMAS 4.1. INTRODUCCIÓN: CRITERIOS Y METODOLOGÍA El estudio de caracterización de materias primas de la colección lítica de Montelirio ha tenido dos objetivos principales: la caracterización petrológica detallada del material lítico y la determinación de su área o áreas de procedencia. Hay que tener en cuenta que el asentamiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción se encuentra emplazado sobre una secuencia sedimentaria autóctona compuesta por margas y margas arenosas de colores amarillentos, que pasan hacia arriba a limos amarillentos, ambos de edad Mioceno Superior (Messiniense) (Figuras 23 y 24). La plataforma de El Aljarafe sobre la que se encuentra Valencina de la Concepción, a unos 100 m de altura sobre el río Guadalquivir, está compuesta por calcarenitas, arenas, margas y calizas, quedando la actual ciudad de Sevilla sobre los materiales más recientes de arenas, limos, margas y calizas (Figura 25). En su entorno inmediato, por tanto, los habitantes de la Valencina de la Concepción de la Edad del Cobre carecieron de materiales líticos adecuados para la producción de útiles tallados, lo que les habría obligado a obtener estas materias primas de otras regiones donde sí estuviesen disponibles. La metodología de trabajo empleada ha incluido una primera fase de documentación mediante la consulta de la bibliografía relevante para el monumento megalítico y el yacimiento del que forma parte, su cartografía geográfica y geológica, y la bibliografía específica geológica y geoarqueológica de interés. En segundo lugar, se ha procedido a la identificación y descripción del material lítico mediante (i) su reconocimiento y clasificación a visu, (ii) el estudio detallado de sus características petrológicas con ayuda de lupa binocular, (iii) el estudio petrológico detallado de lámina delgada en microscopio petrográfico para establecer las diferentes litologías, así como para identificar las litologías no identificables a visu o con ayuda de lupa binocular y (iv) la determinación de las áreas de procedencia de los materiales a partir del conocimiento previo y bibliografía. Esta metodología viene siendo aplicada con éxito desde hace dos decenios para la descripción e identificación de la procedencia de los materias empleados en la fabricación de utensilios líticos en la Prehistoria del sur de España (Ramos Millán et al., 1997; Nocete Calvo et al., 2005; Martínez Fernández et al., 2006; Lozano Rodríguez et al., 2010; Afonso Marrero et al., 2011; Morgado Rodríguez et al., 2012; 2016; etc.).

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El estudio de visu o el uso de lupa binocular para analizar las muestras de industria lítica suele ser insuficiente para precisar con exactitud las características de los materiales líticos. Por ello es necesaria la realización de láminas delgadas. En el caso de la colección lítica de Montelirio se han seleccionado para análisis petrográfico de lámina delgada un total de 17 muestras consideradas representativas de la variedad de litologías reconocibles a visu y en lupa binocular, con el objetivo de conocer las características de toda la colección. Este análisis permite reconocer la mineralogía presente en cada litología, así como otros elementos estructurales, texturales, micropaleontológicos y sedimentológicos. Las particularidades que presentan los diferentes litotipos permiten, en la mayoría de los casos, identificar las áreas fuente de las que procede cada una de ellas. El método analítico utilizado para la descripción mineralógica y textural de la industria lítica está basado en el análisis petrográfico con microscopio de luz transmitida de láminas delgadas. Una lámina delgada es una placa muy fina (0,01-0,03 mm) de mineral, roca u otro material sobre la que se puede realizar un análisis mineralógico. La fabricación de una lámina delgada requiere el siguiente proceso: (i) Muestreo: La recogida de la muestra con la que se fabricará la lámina delgada requiere un estudio macroscópico de la zona que se desea estudiar, de manera que la lámina o láminas posteriormente fabricadas sean suficientemente representativas del conjunto. Cuando se trata de material arqueológico, el muestreo ha de realizarse sobre una zona que se encuentre fracturada y/o deteriorada, así como en un lugar preferentemente no visible. Habitualmente la muestra es extraída con un bisturí o un objeto similar cortante. Sin embargo, para muestras arqueológicas de gran dureza, como puede ser la industria lítica tallado-pulimentada, la extracción se realiza con un taladro de mesa marca Hinhell sb 401/1, monofásico de 230v, 50Hz, 350W de potencia, siendo la broca hueca y de corona de Widia 7 o diamante y un diámetro de 8 mm refrigerada por agua de forma que el cilindro obtenido es utilizado para la fabricación de la lámina delgada. (ii) Corte: Ya en el laboratorio, la muestra se embute en un bloque de resina plástica para ser cortado con un disco y obtener una lámina con una de sus superficies plana y un grosor no superior a 1 mm. (iii) Pulido: El lado plano es pulimentada con limos abrasivos para eliminar las huellas del corte y obtener una superficie lo más suave posible. (iv) Pegado: La superficie pulida se pega sobre

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Figura 23: Localización geológica del tholos de Montelirio y del asentamiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción en la cuenca del Guadalquivir). Fuente: Mapa Geológico de España, Hoja 994, 962, 940 y 919.

Figura 24: Secuencia estratigráfica simplificada del relleno de la Cuenca del Guadalquivir, según la estratigrafía de sectores parciales de Este a Oeste y su correlación con los ciclos eustáticos y la escala de tiempo global. Fuente: Modificada de Sierro Sánchez et al., 1990 y 1996.

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Figura 25: Cartografía de los tramos medio y bajo del valle del Guadalquivir, donde se muestran las diversas unidades de influencia fluvial. Fuente: Ontiveros Ortega, 2007.

un portaobjetos de vidrio (“porta”) con un agente cementante incoloro e isótropo que habitualmente es resina de poliéster. (v) Corte final y desgaste: La muestra pegada al porta es cortada y desgastada con una pulidora hasta obtener un grosor estándar de 30 micras, si bien se pueden obtener otros grosores en función del objetivo para el que se fabrique la lámina. El grosor es comprobado mediante observación directa con un microscopio de luz transmitida. (vi) Cubrimiento y almacenaje: Cuando la lámina alcanza su espesor final, la superficie expuesta se limpia cuidadosamente y se cubre con un cubreobjetos con el mismo material usado en el portamuestras. La lámina es almacenada verticalmente en cajas especialmente construidas para ellas y protegidas del sol. El posterior estudio petrográfico tanto de las texturas, estructura, minerales y fósiles existentes en la roca, se ha realizado mediante el microscopio óptico, en este caso un modelo Olympus BHT. A las muestras de Montelirio estudiadas mediante petrología de lámina delgada se añaden aquí dos piezas de cristal de roca (núcleo y punta de flecha) que, junto con la hoja de puñal del mismo material encontrada en la Estructura 10.049 del sector PP4-Montelirio, fueron analizadas en un trabajo previo (Mor-

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gado Rodríguez et al., 2016) mediante Espectroscopía Raman Confocal, un método geoquímico de análisis no destructivo (Smith y Clark, 2004; Edwards y Chalmers, 2005). Esta técnica vibracional proporciona información de la estructura molecular tanto en materiales orgánicos como inorgánicos. Un haz de luz monocromático genera una dispersión inelástica de la luz al incidir sobre el material de estudio, observándose pequeños cambios de frecuencia que son propios de la estructura química de ese cuerpo, e independientes de la frecuencia de la luz incidente. Se utilizó un espectrómetro labRAMHR (Jobinyvon, Horiba) equipado con un microscopio confocal Olympus (objetivos X10 y x50). Se utilizó un láser de luz verde (532 nm) y la señal Raman se registró en un detector CCD (1064 x 256 pixels) refrigerado mediante un sistema Peltier. Los datos fueron procesados mediante el software LasSpec (Horiba, Japón). Para obtener los espectros Raman, las muestras de hasta 5 mm de longitud fueron depositadas sobre un portamuestras. El mapeo de las inclusiones correspondientes al núcleo y la hoja de daga de cristal de roca, se realizó en pasos de 1 micrómetro tanto para el eje X cómo para el eje Y. En el mapeo se representó cómo variable la relación de la intensidad entre la banda de 467 cm-1 característica del cuarzo y las bandas de 1575 cm-1 para el caso de la daga y 2930 cm-1 para el caso del núcleo por

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ser las características de las inclusiones que presenta (grafito y aceites respectivamente). Así los colores negros implican la presencia de cuarzo exclusivamente, mientras que las inclusiones quedan delimitadas por colores azules a rojos.

4.2. RESULTADOS 4.2.1. Industria tallada: rocas silíceas, metamórficas y volcánicas Los resultados obtenidos muestran que la colección lítica de Montelirio incluye materiales muy diversos procedentes básicamente de todo el sur de España. Desde el punto de vista litológico, el desglose de los materiales identificados incluye milonitas (148 piezas identificadas, todas puntas de flecha), cristal de roca (20 piezas), sílex tipo Milanos (25 piezas), sílex tipo Malaver (siete piezas), sílex tipo Turón (cuatro piezas) y riolitas (dos piezas). El sílex tipo Milanos, definido por Morgado Rodríguez et al. (2011), contiene las estructuras típicas que definen la geología de la Formación Milanos (Granada) y está caracterizado por la presencia de granos no esqueletales y esqueletales. En Montelirio se incluyen 14 grandes láminas, tres lascas, y siete puntas de flecha, además de un núcleo de este material. A nivel macroscópico, este sílex es de color variable, de gris claro a oscuro, en ocasiones alcanzando tonalidades azuladas que pasan a marrón oscuro casi negro presentando en la mayor parte de los casos unas estructuras sedimentarias de laminación plano-paralela, laminación cruzada y microhummocky, este último propio de las facies de tempestitas. Las facies más someras y energéticas aportan sílex de textura oolítica, con partículas redondeadas claramente visibles, de tamaño milimétrico y núcleo redondeado. Las observaciones a la lupa binocular y microscopía de lámina delgada muestra el origen diagenético del sílex, conservando la estructura sedimentaria de la roca y, por tanto, su medio de formación. Se caracteriza por una textura peletoidal (wakestone-packstone), con auténticos pellets, granos de cuarzo redondeados, óxidos de hierro y abundantes bioclastos (espículas de esponja, radiolarios y foraminíferos bentónicos). El bandeado, visible a nivel macroscópico, se debe a la intercalación alternante y diferencial de densidad de granos esqueletales y no esqueletales, mostrando un ambiente sedimentario de cierta energía, propio de las corrientes

de turbidez (Figura 26). Entre los bioclastos observables a la lupa binocular es de destacar la frecuente presencia de un organismo que en la matriz silícea aparece de color negro formado por una sucesión de anillos concéntricos (Figura 26). Este microorganismo tubular cónico, ante la falta de determinación concreta y la falta de acuerdo entre los especialistas, en el momento actual debe calificarse como Incertae sedis, debido a la ausencia de definición del taxón. El sílex de la Formación Milanos contiene elementos característicos de un ambiente oceánico de plataforma pelágica que a nivel de microfósiles es destacable por la presencia de foraminíferos bentónicos, radiolarios y espículas de esponjas. En todo caso, un medio sedimentario marino poco profundo, hecho reforzado por la aparición de oolitos aislados. Su edad es Jurásico Superior. El sílex de tipo Milanos ha sido identificado a modo de cantera en la Formación Milanos, incluyendo, de Oeste a Este, las siguientes localizaciones: Los Gallumbares (Loja, Granada), Cerro del Reloj (Montefrío, Granada), Puerto del Zegrí/Onítar (Iznalloz, Granada) y Loma de Los Pedernales/El Cuarterón (Iznalloz, Granada) (Morgado Rodríguez et al., 2011). De la colección lítica de Montelirio, a sílex tipo Turón corresponden dos grandes láminas, una lasca y un núcleo. Este tipo de sílex, definido por Lozano Rodríguez et al. (2010a) se define macroscópicamente por su color gris oscuro a negro, semi-traslúcido, de grano fino y textura homogénea, con buena fractura concoidea. Su estudio de facies y microfacies evidencia un origen diagenético a partir de hemipelagitas procedentes de calizas y/o margocalizas micríticas (mudstones) o biomicríticas (wackestones) con radiolarios, abundantes espículas de esponjas y, en menor medida, algunos filamentos y foraminíferos, lo que indica una edad Jurásico Inferior alto a Jurásico Medio. Asimismo se observa frecuentemente una dolomitización local, evidenciada por la presencia de microcristales idiomorfos y romboédricos de dolomita (
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