La independencia de Marruecos y las izquierdas españolas

May 18, 2017 | Autor: Eloy Martín Corrales | Categoría: Colonialismo, Postcolonialismo, Relaciones España Y Marruecos
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Descripción

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dirigida por

1r . Bl.oY MARrfN CORRALES i·

Eloy Martín Corrales Josep Pich Mitjana (eds.)

España frente a la independencia de Marruecos

edicions bellaterra

PROYECTOS «"Fisión" y "Fusión" estatales en los sistemas políticos contemporáneos: el excepcionalismo y los cambios de frontera» HAR 2015-67658-P (MIMECO/FEDER, UE) «Dentro y fuera: Cambio institucional e integración social y cultural en el Imperio Español contemporáneo, 1550-1950», HAR2015-68183-P. MIMECO/FEDER, UE

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Índice

l.Jlriversitat Pompeu Fabra Barcelona

GRIMSfi Grup de Recerca en lmpeús, MetrOpoUs i Societats Extraeuropees

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Universitat Pompeu !?abra Barcelona

llJHJVV lnstitut d'H1st6r 1a Jaurnt:: V1ct.:ns i Vives

Presentación. La descolonización frustrante. Eloy Martín Corrales y Josep Pich Mitjana . .......................... .

9

1. Aparte y a un lado: Marruecos y el proceso de construcción estatal-nacional en la cuenca mediterránea. Enrie UcelayDa Cal ........................................ .

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2. El proceso de descolonización de Guinea Ecuatorial. Gonzalo Álvarez Chillida ............................. .

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3. Mundo y Ja descolonización del norte de África. Josep Pich Mitjana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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4. La descolonización de Ifni y el Sáhara. Bernabé López García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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5. Los Ait Baamran. Entre Marruecos y España. Juan Pastrana Piñero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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6. España ante Ja independencia de Marruecos. La mirada de los diplomáticos españoles. Miguel Hernando de Larramendi..........................................

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7. Tan cerca, pero tan lejos: Canarias y Marruecos en la segunda mitad del siglo XX. Jesús M.ª Martínez Milán . . . . . . . .

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8. La ciudad subordinada: Melilla y el final del Protectorado de España en Marruecos, 1940-1961. Vicente Maga Romero

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Diseño de la colección: Joaquín Monclús © Eloy Martín Corrales y Josep Pich Mitjana, 2017 © Edicions Bellaterra, S.L., 2017

Navas de Tolosa, 289 bis 08026 Barcelona www.ed-bellaterra.com

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico. el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Impreso en España Printed in Spain ISBN: 978-84-7290-819-2 Depósito Legal: B. 7.388-2017 Impreso por Prodigitalk. Martorell (Barcelona)

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9. Ceuta y la independencia de Marruecos. José Antonio Alarcón Caballero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Presentación La descolonización frustrante*

10. Un acto de justicia, una oportunidad perdida. El nacionalismo vasco y la independencia de Marruecos. Santiago de Pablo Contreras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Eloy Martín Corrales Josep Pich Mitjana (Universitat Pompeu Fabra)

11. El nacionalismo gallego y la independencia de Marruecos. Alfonso Iglesias Amorín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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12. 1956 En Cataluña: ¿Marruecos? Más bien Hungría y Suez más tarde Argelia, el Sáhara, Palestina e incluso Israel. David Martínez Fiol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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13. La independencia de Marruecos y las izquierdas españolas. Eloy Martín Corrales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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14. Los judíos del norte de África frente a la creación del Estado de Israel y los procesos de independencia del Magreb a partir de la documentación de la Anglo-Jewish Association. Maite Ojeda Mata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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15. Balance historiográfico de la bibliografía marroquí sobre la independencia de la zona norte, o Protectorado español de Marruecos. Mimoun Aziza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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16. El Archivo General de la Administración (A.G.A.), referencia para el estudio del colonialismo español en África. Una invitación a la investigación. Julián Paniagua López . . . . .

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Al contrario de lo que sostiene la historiografía española, la formación del colonialismo español contemporáneo comenzó como una faceta complementaria de los dominios en América, al tiempo que como respuesta a la expansión inglesa y francesa por el continente africano, percibida como lesiva para el mantenimiento de los territorios coloniales e, incluso, para la misma metrópoli. En la segunda mitad del siglo xvm el imperio colonial español (con sus posesiones en el centro y sur de América, en el Caribe y en las Filipinas) continuaba teniendo enorme envergadura. Aunque ya se detectaban los primeros síntomas de un no muy lejano colapso: ocupación de La Habana, Filipinas y Florida por los ingleses en 1762; casi solapándose a los citados reveses surgieron los primeros conatos independentistas en Cuba. No obstante, a los contemporáneos no les pareció que el dominio español estuviese seriamente cuestionado. De ahí, la puesta en marcha de una política africana diseñada con el propósito de satisfacer algunos de los problemas de las colonias americanas. En especial, la firma de los Tratados de San Ildefonso y el Pardo (1777-1778) entre España y Portugal, por el que los lusos recibieron la isla de Santa Catalina y la colonia de Sacramento, a cambio de la entrega de la zona sur del Uruguay, más las islas de Fernando Poo y Annobón en el lejano Golfo de Guinea. El objetivo hispano era el de convertir las citadas islas en factorías negreras que solucionaran la crónica falta de mano de obra esclava en las plantaciones americanas, especialmente en Cuba y Venezuela. Lo anterior explica que durante casi un siglo los territorios del Golfo de Guinea fuesen en realidad colonia de Cuba, cuya Hacienda sostenía los presupuestos del territorio africano; además, desde la isla se aseguraba

* Investigación financiada por los proyectos: «Dentro y fuera: Cambio institucional e integración social y cultural en el Imperio Español contemporáneo, 1550-1950», HAR2015-68183-P. MIMECO/FEDER, UE. y. «"Fisión" y "Fusión" estatales en los sistemas políticos contemporaneos: el excepcionalismo y los cambios de fronteras», HAR 2015-67658-P (MIMECO/FEDER, UE). 8

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47. Treball, diciembre de 1956. 48. Un clásico, desde el punto de vista de la diplomacia estadounidense de la sobre la crisis de 1956, Miles COPELANDE, El juego de las naciones, Plaza y Barcelona, 1972. 49. Treball, diciembre de 1956. 50. Fermí RUBIRALTA, Una historia de l'independentisme polític cata/a. De cese macia a Josep Lluís Carod-Rovira, Pages editors, Lleida, 2004, pp. 124-132· niel DÍAS ESCULIES, «La primera resistencia al franquisme: el Front Nacional' talunya (1939-1960)», Primer Congrés d'Historia de l'independentisme cata/a de Lectura, Reus, 2007, pp. 145-160. ' 51. Caries VIÑAS I GRACIA, «Anticolonialisme i alliberament nacional. Un' rent de l'independentisme arma!», /bid., pp. 235-236. 52. David BASSA, «Terra lliure i el naixement de l'independentisme com /bid., pp. 191-208. 53. Joaquín PORTILLO PASQUAL DE RIQUELME, Historia de los sahara.' cronica de la agresión colonial en el Sahara Occidental, tesis doctoral dirigida por tonio SÁNCHEZ-BRAVO CENJOR, Universidad Complutense, Madrid, 1991, y Bt' bé LÓPEZ GARCÍA, «El Sáhara y las relaciones hispano-marroquíes», RIPS, vol •.. n.º 2, 2013, pp. 65-85. ' 54. Francesc ROCA, Teories de Catalunya. Guia de la societat catalana con, porania, Portie, Barcelona, 2000, pp. 147-151. 160-169 y 178-181.

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La independencia de Marruecos y las izquierdas españolas 1 Eloy Martín Corrales

A Jos sesenta años de la independencia de Marruecos (1956) la bibliografía disponible acerca del citado acontecimiento es relevante, aunque quedan muchos aspectos por dilucidar. 2 Uno de ellos es la postura que tomaron las organizaciones de izquierda, Partido Comunista de España (PCE) y Partido Socialista Obrero Español (PSOE). No faltan monografías sobre la política anticolonialista desplegada (o no) por las izquierdas con motivo de las guerras hispano-marroquíes que tuvieron lugar entre 1893 y 1927, pero no abordaremos aquí esta cuestión. En estas páginas efectuaré una primera aproximación a la actitud del PSOE y del PCE con respecto a la independencia marroquí. 3 En realidad, socialistas y comunistas prestaron escasa atención a Marruecos, lo que sorprende un tanto si tenemos en cuenta la enorme importancia del país vecino en la política española del siglo xx. Sin embargo, hay que tener en cuenta tres factores que tuvieron mucho que ver con la citada postura. El primero, la difícil reorganización del PSOE y PCE en el exilio, que explica que la mayor parte de las energías se consumieran en asegurar la continuidad de unas organizaciones deshechas, tras su derrota en la guerra civil. El segundo, la imagen negativa entre los vencidos republicanos de los marroquíes que lucharon en el bando franquista (injustamente extendida al conjunto de la población norteafricana). El tercero, que miles de exiliados socialistas, comunistas, y también anarquistas, encontraron refugio en el Norte de África. En el caso de Marruecos levantaron importantes organizaciones en Casablanca, Rabat, Oujda, Tánger, Fedala, Port Lyautey (Kenitra) y otras localidades. 4 La crítica al dominio colonial francés hubiera complicado mucho la existencia de los refugiados en los territorios norteafricanos. En resumen, escasas simpatías (cuando no indiferencia) por los colonizados por Francia y prudencia para no dar lugar a que la potencia colonial considerase peligrosa su estancia en Marruecos. Súmese a ello la situación

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de clandestinidad en la que se hallaban en España esas organizaciones (en contraposición a la visibilidad de la Guardia Mora de Franco) lo que !imitó sobremanera la posibilidad de que se ocuparan del tema que nos mteresa.

Incluso cabe destacar que en ocasiones se llegó a valorar positivamente la gestión colonial francesa. 8 En la primera mitad de los años cincuenta la política del PSOE se centró en influenciar a las democracias occidentales (en especial Francia y Reino Unido) para que continuaran con la política de aislamiento internacional del régimen franquista. De ahí que los acuerdos hispanonorteamericanos (1953) y la entrada de España en la UNESCO ( 1953) y en la ONU (1955) fueran incesantemente criticados, al igual que lo fue el incipiente hegemonismo norteamericano en el Mediterráneo acusado de sostener a Franco. En ese contexto hay que entender que en las numerosas noticias sobre las actividades del PSOE y la UGT en el Norte de África, sobre la asistencia de tales organizaciones a congresos y encuentros sindicales,

y en sus llamamientos con motivo de los l.º de Mayo, no aparezcan alusiones al dominio colonial francés en el Magreb. 9 No debe extrañar que buena parte de los posicionamientos sobre Marruecos que aparecían en la prensa socialista fuera por cuenta de destacados dirigentes socialistas franceses, quienes consideraban agresiva e insultante la reacción del régimen franquista a la destitución del sultán Mohamed ben Yusef. Sirvan de ejemplo las declaraciones de Arthur Conte, diputado por la SFIO (socialistas), en su intervención en la Asamblea francesa, en la que afirmó que García Valiño pronunció un discurso «no solo vehemente, sino insultante para Francia». 1º De la concentración antifranquista en Tarbes -en la que participaron PSOE, UGT, JJ. SS, por parte española y SFIO y Force Ouvriere (FO) por la francesa-, se destacó que Robert Lafond de FO (sindicato de tendencia socialista), expuso «los diversos problemas que actualmente angustian a Francia, como el de Indochina, el del Norte de África». 11 En la misma línea, hay que incluir la denuncia de las maniobras franquistas contra Francia en Marruecos efectuadas por el diputado socialista de la SFIO, Marce! Edmon Naegelen.12 A comienzos de 1953, l. Prieto criticaba que, aprovechándose de las tensiones entre el sultán Mohamed Ben Yusef (futuro Mohamed V) y las autoridades coloniales francesas, Franco pretendió jugar la baza del Jalifa de la zona española, pero que «le habría salido el tiro por la culaa. Pretendiendo llevar a Francia remolcada, sería Francia la que se arrastrará a él». No obstante, cuando desde París se destituyó al sultán nombrando en su lugar a Ben Arafa («el sultán de los franceses»), El Socialista se limitó a presentar, sin pronunciarse abiertamente, fragmentos de los discursos del Alto Comisario, general García Valiño, y del Jalifa de la zona española (que habían criticado la citada destitución, básicamente porque los franceses no contaron con España al tomar esa decisión), así como a reproducir un artículo de La Dépéche de Toulouse, que criticaba abiertamente a los anteriores. 13 Este artículo, aparentemente neutro, marcó la pauta que el semanario socialista sostendría hasta la independencia de Marruecos: una crítica a la política marroquí del régimen franquista, presentándola como dictada por la animadversión para con Francia y como peligrosa para los intereses europeos; en paralelo se criticaba a los EE.UU. por su política colonialista, por su apoyo al franquismo y por estar detrás de la agitación antifrancesa en Marruecos. Por el contrario, poco o nada se ocupaba por la lucha de los marroquíes por la independencia, como si no tuviese relevancia. En realidad, se trataba de una política que en el fondo no cuestionaba el dominio colonial en Marruecos, en aras de la estabilidad y seguridad de Europa. Un artículo de febrero de 1954 de un autor que firmaba como Pedro Crespo, admitía «que el colonialismo declina». Sin embargo, sostenía que los compromisos contraídos con Francia, con el con-

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Partido Socialista Obrero Español (PSOE) La división de los socialistas en el exilio a raíz del final de la Guerra Civil, así como la difícil y complicada reconstitución del partido, fue seguramente un importante factor a la hora de explicar su escaso interés por la descolonización de Marruecos. 5 Es evidente que la necesidad de preservar la existencia de las organizaciones socialistas en el Marruecos francés inhibió de alguna manera la crítica más o menos abierta al colonialismo francés. Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE, al tratar de las presiones francesas para que Franco dejara de auxiliar a la resistencia marroquí que actuaba en la zona francesa y para que silenciara o moderara Radio Tetuán, señalaba que era doloroso que la prensa francesa utilizara a los refugiados españoles como moneda de cambio «para conseguir o negociar la benevolencia o la cooperación de Franco en la liquidación de la situación que existe en el Marruecos francés». 6 Pascual Tomás, secretario general de la UGT, también se mostró prudente: Sin entrar a valorar la política que Francia realiza en Marruecos -sabemos respetar los principios que amparan nuestros derechos de exiliadoscentramos nuestro sereno discurrir en demostrar -con testimonios ajenoslos fundamentos de nuestra acusación contra Franco, señalándole como peligroso incitador de la revuelta y de las luchas entre los pueblos que odia. 7

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sentimiento de los británicos (aludiendo en especial a la Conferencia de Algeciras de 1906), implicaban que no cabía ni siquiera plantearse que:

ese movimiento, mayores eran los estímulos que le prestaba, bien directamente o mediante el general García Valiño, jalifa del Generalísimo en Tetuán.

España por razones históricas, económicas y de su propia seguridad, estime que puede desentenderse de cuanto pueda ocurrir frente a su litoral fronterizo con el del Imperio del Mogreb.

Destacaba que los nacionalistas marroquíes sabían que el móvil de Franco era su enemistad con Francia y que no se contentarían con una independencia que no abarcara todo el país. 17 En noviembre de 1955, Llopis, denunciaba la política franquista que, pretendiendo erigirse en defensores del pueblo marroquí, llevaba a cabo una política abiertamente antifrancesa que llegó al punto de que la zona española fue la plataforma desde la que se organizaron ataques contra el dominio colonial galo:

Continuaba afirmando que España debía sincronizar su política con Francia: Es de una insensatez incalificable romper con Francia, con la que tenemos una misión que cumplir en Marruecos [ ... ]y a la vez enfrentamos con el Sultán de Marruecos, alentando una pequeña disidencia y atentando a la unidad de dicho Imperio.

En consecuencia, sentenciaba que España «ha de formar la nueva nación marroquí, pero de acuerdo con el Sultán y con Francia. Al ponerse en contra hipoteca su propia tranquilidad». 14 Poco después, el mismo autor en otro artículo, llegó a afirmar que: el planteamiento en estos momentos, de la cuestión de Gibraltar y del problema de Marruecos (una rebelión contra la autoridad del sultán BenArafa), empeoran, más bien que eliminan, las preocupaciones que abruman al Occidente.15

La política franquista en Marruecos se presentó como claramente peligrosa para los intereses y la estabilidad de Europa. De ahí que Franco, así como el Alto Comisario en Marruecos, García Valiño, y el ministro de Asuntos Exteriores, Martín-Artajo, fueran presentados como aprendices de brujos, quienes al alentar imprudentemente la resistencia marroquí en la zona francesa, se verían en su día enfrentados a esa misma resistencia. Indalecio Prieto señaló que Franco: jugando con fuego, concluirá abrasándose las manos, porque los nuevos rectores de la política de Rabat no se avendrán a que sus hermanos de la otra orilla del Muluya continúen sufriendo la esclavitud de la que ellos se manumitan.16

Meses después en otro artículo, Prieto, denunció que: Que durante dos años desventurados para el predominio francés en Marruecos, el general Franco se dedicó a alentar desde la zona española el movimiento de rebeldía surgido en la otra, y cuanto mayor era la violencia de

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Todos saben que en el Marruecos español, con el consentimiento de las autoridades franquistas, se han preparado las agresiones del Rif contra la zona francesa, que radio Tetuán y los periódicos franquistas han alimentado la campaña de excitación antifrancesa ¿Por sentimiento anticolonialista? Nadie lo cree [ ... ]¿Por amor, acaso, al pueblo marroquí? Todavía se creerá menos.

Frente a esa política franquista Llopis reclamaba que se adoptase en el Marruecos francés una serie de reformas democráticas, que no cuestionaban el dominio colonial, que inmediatamente deberían aplicarse en la zona española: Todas la mejoras, todas las reformas democráticas que se concedan a los marroquíes de la zona francesa, deben automáticamente, aplicarse en la zona española. 18

También criticaba las declaraciones de Martin-Artajo en las que amenazaba a Francia con actuar unilateralmente en Marruecos, rompiendo los tratados firmados conjuntamente. Repetía su argumento de que Franco no actuaba así por sentimiento anticolonialista, ni simpatías con el pueblo marroquí, sino por su política de revancha y odio hacia Francia. Los socialistas criticaron que la lucha armada emprendida por los nacionalistas marroquíes en contra de las autoridades francesas era sostenida por el franquismo que les permitía tener campos de entrenamiento en la zona española y les proporcionaba armas. De ahí que El Socialista, reprodujera un artículo del Daily Express que criticaba abiertamente el proceder de Franco: ¿Qué es lo que al general Franco le hace seguir esta asombrosa política que no solo está poniendo en peligro su propia presa en el Marruecos español sino que, además, está en claro conflicto con los intereses de sus aliados americanos? Porque todo el desorden civil en Marruecos constituye clara-

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mente una amenaza a la seguridad de costosas e importantes bases aéreas y navales americanas aquí establecidas ... La respuesta es odio, odio y odio ' además de un deseo de revancha. 19

Se designaba al Alto Comisario García Valiño como el principal instigador de esa política, aunque se reconocía que comenzaba a estar preocupado por la posibilidad de que el incendio de la zona francesa se trasladase a la española. 2 º No debe extrañar que se criticase en paralelo la política franquista sobre Marruecos y Gibraltar (se puso en marcha una intensa campaña exigiendo la devolución de la citada plaza). Llopis los calificó de «dos incidentes que el régimen francofalangista provoca y explota con gran estruendo contra Francia y la Gran Bretaña». 21 Un artículo sin firma denunciaba que la cuestión de «Gibraltar y el litigio de Marruecos son cuestiones que carecen de ambiente. Los alborotos callejeros organizados por el Gobierno [español], carecen de espontaneidad». 22 Pedro Crespo, quién señalaba que el régimen olvidaba que España formaba parte de Europa, argumentaba que: Remover, ahora, la delicada cuestión de Tánger es una insensatez más a la cuenta de Martín Artajo, como lo ha sido el cisma promovido en Marruecos y la reivindicación de Gibraltar. 23

recuérdese que los Estados unidos construyeron grandes bases aéreas en Marruecos; recuérdese que su apetencia por dominar el Mediterráneo aparece cada día más acusada y adviértase que bajo máscara de antinacionalismo se encubre el anhelo norteamericano por una independencia de marroquí que, sin recursos económicos para robustecerse, necesitará dólares a todo pasto. 28

Un artículo tomado de Adelante, de México, e insertado en El Socialista insistía en el conflicto provocado por Franco: que puede ser mas grave, y deliberadamente envenenado, con Francia a propósito de Marruecos. De suerte que cuando las naciones de Occidente realizan todos los esfuerzos imaginables para liquidar los conflictos pendientes en Europa, en África, o en Asia, el Caudillo sin par, el genio de la guerra y de la política, provoca o acibara otros que amenazan con dar al traste con los buenos oficios de la diplomacia pacifista occidental.

En el citado artículo se reconocía que «La política colonial francesa en África dista mucho de ser ejemplar, pero tampoco la española se distingue por su excelencia». Tildaba a Franco de inconsciente, ya que no tenía en cuenta que no se trataba solo «de la zona francesa de Marruecos, sino de Marruecos. Encendida la chispa en Marruecos será, más pronto o más tarde, pero pronto, una llama». Pero no deja de ser llamativo que incluyera un párrafo en el que se declaraba que de Marruecos se esperaba que «cuando su pueblo llegue a una madurez política suficiente para tomar en sus propias manos sus destinos, será independiente con nuestro agrado o sin nuestro agrado, con o sin el agrado de Francia». 29 Era un planteamiento muy similar al de Franco con respecto a la independencia de Marruecos a fines de 1955 y comienzos de 1956. Durante buena parte del período analizado, la agitación nacionalista marroquí, solo era concebida como un mero espantajo agitado por el régimen español. Las movilizaciones de los marroquíes, en especial las de la zona española, eran analizadas como una mera manipulación orquestada por el Alto Comisario García Valiño. Así, la agitación de Tetuán era presentado de la siguiente manera:

En enero de 1956, Llopis comenzaba un artículo recordando lastragedias españolas de 1909, 1921 y 1936, y «que cada vez que Marruecos ha entrado en escena, España ha conocido una catástrofe». Añadía que Franco pretendía construir un imperio africano partiendo de Marruecos, pero se había equivocado completamente al apoyar a los nacionalistas contra Francia. Vaticinaba que cuando los marroquíes exigieran en la zona española las mismas medidas que se toman en la francesa, el franquismo tendría los mismos problemas que los galos. Por eso cerraba su texto con el siguiente comentario: «Lo que fue cuna del franquismo, puede ser su sepultura», frase que resultó ser más un deseo que una realidad. 24 En otro artículo, Llopis afirmaba que si Franco «consigue recuperar Gibraltar y hacer Sultan al Jalifa de Tetuán, tendremos que preguntarnos si es que vivimos en un mundo de locos». 25 Por su parte Indalecio Prieto calificaba de bufonada la orden de Franco de que en las mezquitas de la zona española se rezase en nom26 bre de Muley Youssef, el sultán destituido, en lugar de por Ben Arafa. Prieto planteaba que la enemistad de Franco, quien se echaba en brazos de EE.UU., pretendía retrasar la independencia de Marruecos. 27 Fue el que más enérgicamente denunció que, de la entrevista de Roosevelt con Mohamed V en 1943, los Estados Unidos estaban detrás de la agitación nacionalista marroquí:

El hecho de que el Alto Comisario se hiciera acompañar de 430 notables marroquíes, fue descrito como «la gran algarada organizada por el general García-Valiño, a toque de cornetas y tambores en Tetuán».31 También fue denunciada una concentración de «treinta mil moros [que J

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lo de la sublevación de García Valiño en Tetuán, tan bien orquestada, muere de asco o se buscará una fórmula de compromiso para que España vuelva al redil de la Conferencia de Algeciras y al Tratado de 1912. 30

El mismo Prieto firmó una serie de crónicas tituladas: «Marruecos. Recuerdos personales». En la del 5 de abril de 1956, afirmaba que en un discurso que dio en México en el mismo mes del año anterior, había afirmado que una de las cosas que más apreciaba del Partido Laborista británico era que hubiera facilitado la independencia de La India. Añadía que:

desfilaron por las calles de Tetuán el 21 de enero del presente año · [1954] como adhesión a España»; se afirmaba que los asistentes fueron llevados en camiones por la Alta Comisaria, se les dio de comer, pero no sabían a que iban a Tetuán: «Se les dijo que cuando se terminara de leer lafetua gritaran y agitaran los brazos. Y así fue». 32 No salió mejor parado el sultán Mohamed V, de quién lndalecio Prieto pensaba que:

Es probable que en la misión que haya de llenar nuestro Gobierno en una España próxima, figure la conveniencia de entenderse confraternalmente con un Estado o con una federación de estados en el Norte de África.

establecido primero en Fez y después en Rabat, y el Jalifa, en Tetuán, eran dos fantoches manejados respectivamente por Francia y España, quienes costeaban sus harenes y otros gastos y les consentían latrocinios en los bienes habús, no permitiéndoles mas más soberanía que la de exhibir solamente el banderín verde, símbolo de ella, y cubrirse con el quitasol, enseña de realeza.

Destacaba la firma de la declaración conjunta franco-marroquí de París de 2 de marzo de 1956, así como la franco-tunecina por las mismas fechas. Y proponía que Francia concediera un estatuto similar a Argelia para favorecer que, mediante el acuerdo con el sultán de Marruecos y el Bey de Túnez, «se federen los tres territorios», única forma que de no terminasen cayendo en las «afiladísimas y doradas garras de Norteamérica». 35 Poco después en otro de sus artículos aseguraba que en 1953 había publicado que «el nacionalismo marroquí no es nuevo», destacando que:

Añadiendo a continuación: Pero luego de haber concluido la segunda Guerra Mundial, Mohamed V, sacando los pies de las babuchas imperiales, decidió dejar de ser un sultán de mentirijillas para desempeñar algunas facultades de las que, estándole reservadas en el Tratado de Fez de 1912, se burlaban los residentes generales franceses con igual descaso que los altos comisarios españoles hacían befa de las del jalifa.

Comparaba la visita a Tánger del káiser Guillermo 11 en 1905, con la entrevista de Roosevelt con Mohamed V en 1943, aprovechando para descalificar las supuestas veleidades anticolonialistas americanas, denunciando que en realidad los EE.UU. deseaban apoderarse del Mediterráneo.33 Sin embargo, sin que hubiera una posición clara y contundente al respecto, y aunque tardíamente, poco a poco fueron apareciendo en el semanario diversos artículos que ponían de manifiesto que la oposición al colonialismo en Marruecos era algo más extenso, serio y profundo de cómo hasta entonces se había tratado. Desde fines de 1955 los socialistas tenían muy claro que la independencia marroquí no tardaría en llegar. Prieto sostenía en diciembre de 1955, además de criticar de nuevo a los Estados Unidos y exponer que la política de Franco en Marruecos se volvería contra él, que: Calculamos que de aquí a la Asamblea General de 1956, sobrevendrá una nueva petición de ingreso: la de Marruecos. Las negociaciones entre París Y Rabat tendrán por consecuencia un estatuto para marroquí muy superior, desde puntos de vista autonómicos, al de Túnez, donde Francia conserva el derecho de regir las relaciones exteriores. 34

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Avivado por odios religiosos, existe desde que se constituyó el imperio mogrebino y mejor que nadie lo saben España y Francia, terriblemente desangradas por menoscabarlo.

Añadía que el sentimiento nacionalista continuaba siendo muy vivo en la zona española, por lo que consideraba un «necio error de Franco» creer que, si Marruecos conseguía la libertad, «la zona española, escapará a la independencia lograda por el resto del imperio».36 En marzo de 1956, un artículo sin firma informaba de que la Unión Marroquí de Trabajadores (UMT) había pasado de 25.000 afiliados en mayo de 1955 a más de 500.000 en marzo de 1956. Destacaba importantes luchas obreras, como la protagonizada a fines de noviembre de 1955 por más de 10.000 trabajadores del puerto de la capital durante casi dos semanas y en la que consiguieron sus reivindicaciones. También finalizó con importantes mejoras una huelga de varios días de los conductores de autobús a comienzos de 1956. Acababa informando de la consolidación de la sección tangerina de la UMT. 37 Poco después, un artículo firmado por la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) informaba de que en septiembre de 1955 se había decretado la libertad sindical, y que el congreso constituyente de la UMT se había celebrado en marzo del mismo año. 38 El semanario socialista pudo señalar en nota suelta, que se había cumplido lo que venía vaticinando desde comienzos de 1953, que el

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apoyo franquista a la lucha armada que los nacionalistas marroquíes llevaban a cabo en la zona francesa, acabaría por alcanzar a la española. En enero de 1956 se comunicaba que: Por primera vez desde que el terrorismo hizo su aparición en Marruecos ha estallado una bomba en la zona española. La explosión se ha producid¿ en un café, ocasionando seis heridos. El autor de la agresión ha declarado cumplir instrucciones recibidas de gentes que viven camino de Nador, y que la bomba estaba destinada a la continuación de agresiones en el Marruecos francés. Casualidad o ... 39

En confirmación de sus teorías, los socialistas dieron cuenta de los incidentes ocurridos en Larache, donde los nacionalistas marroquíes atacaron al Raisuni, de la dinastía del famoso caudillo yeblí, a sus allegados y aliados. 40 También informaron de numerosos incidentes ocurridos en Tetuán, Larache, Alcazarquivir y otras localidades del Marruecos español con motivo del regreso triunfal de Mohamed V de París, tras la firma el 2 de marzo de 1956 de un acuerdo con Francia que reconocía la independencia de Marruecos. Las manifestaciones de júbilo que tuvieron lugar a lo largo y ancho de Marruecos fueron duramente reprimidas por las autoridades españolas, lo que dio lugar a los citados incidentes .41 Una vez que el futuro Mohamed V fue repuesto en el trono, en otro artículo, en el que ya no se mencionaban las reformas democráticas que se esperaban de la administración colonial francesa, se refería a que los marroquíes habían dejado clara su «voluntad de restaurar la unidad de Marruecos y en hacer efectiva su más completa independencia». Al tiempo que criticaba que Franco se mostrase contrario a que Francia la concediera a los marroquíes: «hoy que Francia ha concedido el principio de independencia en su zona de Protectorado, Franco no solo reniega de sus pasadas promesas». Se aludía a que el dictador acusaba a los franceses de cometer un error, ya que en su opinión la independencia debería ser concedida «gradualmente». 42 En ese mismo número, se insertaba una declaración de Félix Gordon Ordaz, presidente del Gobierno de la República en el exilio, en la que exponía que «el pensamiento nacional [es] decididamente favorable a la independencia de Marruecos y al establecimiento posterior de una voluntaria alianza entre el [pensamiento nacional] y España, países que cuentan con muchos siglos de vida en común». 43 Claro que las cosas no estaban tan claras como se afirmaba. Un artículo de Prieto, de abril de 1956, afirmaba lo siguiente: Ahora bien, si contra todas las presunciones, Marruecos continuara en cierta forma dominado por Francia, sería injusto que ese dominio se exten-

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diera a nuestra zona. España no debe convertirse en un patio francés, encuadrado entre los Pirineos y el Estrecho. Los verdaderos intereses de España, visto el trance en que las cosas se hallan, exigen que Marruecos sea independiente por completo, sin seguir sometido en ningún grado a Francia ni entregarse bajo ningún enmascaramiento a los Estados Unidos, porque en cualquiera de los dos casos, Marruecos sería para España algo infinitamente pero que el avispero previsto por don Alfredo Vicente y que el foco de desventura que en realidad viene siendo para nosotros.++

Aunque los socialistas no se pronunciaron mucho respecto a los aspectos económicos del Protectorado, cuando lo hicieron dejaron claro que consideraban que Marruecos era un lastre para España. Prieto sostenía que «a Francia la independencia marroquí le supondrá un quebranto económico y a la España un gran alivio». 45 Una vez la independencia fue un hecho se habló del ahorro que significaba para España: «economía de la carga que para nosotros suponía nuestra acción en África, que ha de ser suprimida». 46 Luis Araquistaín fue más allá, al afirmar que era «el pueblo español el que al fin va a recobrar su independencia frente a Marruecos». Consideraba que España había sido en Marruecos «escudero o peón de Francia o de Inglaterra, o de ambas»; por lo que esperaba ventajas para España derivadas del Tratado de Madrid, firmado entre Franco y Mohamed V: pone termino definitivamente a esa historia, si cesa la servidumbre de España a Francia e Inglaterra y recobra al fin su independencia hipotecada desde hace medio siglo en Marruecos [ ... ]. Por Marruecos le vino también Ja muerte a Ja segunda República.+7

Lo cierto es que los socialistas, al igual que las restantes fuerzas opositoras al franquismo, deseaban que Franco cometiera una torpeza que hiciera caer su régimen. Esperaban que Marruecos fuera la tumba del régimen de Franco, como Llopis tituló uno de sus artículos. Pero el dictador supo adaptarse a la nueva realidad impuesta por Francia. Lo cierto fue que, apenas cumplido un mes de la firma del acuerdo francomarroquí de París, se sellaba el hispano-marroquí el 7 de abril, por el que España reconocía la independencia del país vecino. El franquismo superó el problema sin mayores sobresaltos, por mucho que parte del ejército fuera contraria al pacto con Marruecos y por mucho que el asunto coleara debido a la tardía repatriación de las tropas españolas de Marruecos y a la disputa por los territorios que reclamaba Marruecos y que dieron lugar a la Guerra de Ifni-Sáhara de 1957-1958. Así que a los articulistas socialistas no les quedó más remedio que publicar comentarios más o menos irónicos o mordaces sobre la independencia de Marruecos. Prieto se preguntaba: «¿Cómo iba a suponer que sería él quien refrendara la expulsión de España de Marruecos?

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Porque de una verdadera expulsión se trata». 48 También criticaba que tras el acuerdo franco-marroquí del 2 de marzo, Franco se presentase como «ardoroso independentista». 49 Y que, tras el descalabro de la política franquista de alentar la lucha contra Francia, el dictador se quisiese presentar como el artífice de la independencia de Marruecos.so En realidad, en vista de las relaciones hispano-marroquíes de las dos décadas siguientes, tenía sentido que se ironizara sobre el pretendido conocimiento de Franco de Marruecos y sobre el desaire que sufrió por parte de Mohamed V al elegir al embajador francés como decano de todos los acreditados en el reino marroquí, a pesar de que su designación fue posterior a la del embajador franquista.si

El partido comunista de España (PCE) En los tres lustros siguientes al fin de la Guerra Civil el PCE dedicó cierta atención a Marruecos, pero sin duda alguna no toda la que debería recibir en su doble faceta de país colonizado por España (en esos momentos por el régimen franquista) y país vecino. Además hay que tener en cuenta que el PCE tuvo una importante presencia en la colonia de exiliados en el Marruecos francés, en especial en Casablanca y en Uxda, y que supo concretar una alianza con las emergentes fuerzas de izquierda marroquí, como el Parti Communiste du Maroc, la Union Generale des Sindicats y otras organizaciones de masas en la órbita de los comunistas marroquíes.s2 Desde bien pronto tras la Guerra Civil el PCE incluyó en sus programas, declaraciones y manifiestos una especie de muletilla en el apartado correspondiente a la situación internacional en la que figuraba la exigencia de descolonización de Marruecos, Ifni y el Sáhara, incluyéndose en algunos casos también a Ceuta y Melilla. La recopilación de discursos, informes y artículos elaborados o manejados por el Comité Central del PCE desde 1939 hasta 1956 dan cuenta de que Marruecos solo mereció algunos textos con anterioridad a la independencia marroquí. Da la sensación de que el tema continuaba siendo mediatizado por el recuerdo de las terribles guerras de África y por la participación de los marroquíes en el bando franquista en la Guerra Civil.s3 Los textos de Manuel Hurtado y Juan Modesto (quien había sido cabo de Regulares) ejemplifican muy bien ese enfoque que, en lo esencial, ignoraba a Marruecos por mucho que se pronunciara por la independencia. En la misma línea hay que situar el artículo de Rafael Vidiella en 1950, quien afirmaba que en esos momentos «la clase obrera y las masas populares de España», gracias a las enseñanzas de la Revolución de Octubre de 1917, sabían que:

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los intereses del pueblo marroquí son comunes a los de los pueblos hispánicos. Durante nuestra guerra nacional liberadora Franco utilizó marroquís para abatir la República y destruir las libertades populares. Hoy, los marroquís sufren sobre sí el yugo de la dictadura fascista de Franco y son oprimidos, torturados y asesinados por ella lo mismo que lo es el pueblo español. De esta forma la experiencia se encargó de demostrar a ambos pueblos que siendo su esclavitud y sufrimientos comunes, común ha de ser también la lucha contra el franquismo por la libertad, que solo podrá ser conseguida en los marcos de una República auténticamente democrática que abra a ambos pueblos ancha vía al bienestar. 5'

Incluso en una fecha tan avanzada como septiembre de 1954, Dolores Ibárburi, Pasionaria, se pronunciaba en la misma línea en el V Congreso del PCE, celebrado en Praga: Hasta tanto el pueblo marroquí no logre su unidad y determine libremente su régimen el Partido Comunista defenderá la concesión a la zona dominada por los españoles en Marruecos de las mismas libertades democráticas, sociales, nacionales que defiende para los pueblos que constituyen el Estado español. 55

Todo un equívoco, pues ya no era tiempo de conceder nada a los marroquíes. El desarrollo del nacionalismo del país vecino era innegable y hacía innecesarias declaraciones del tipo citado, ya que a esas alturas solo era pertinente pronunciarse sin ambages por la independencia de Marruecos, desligándola de la coyuntura política española. Claro que hay que tener en cuenta que buena parte de los textos publicados en el período citado se centraron, en especial a partir de 1945 con la Guerra Fría, en el «supremo» objetivo de la defensa de la URSS, la patria del proletariado. De ahí que se prestara atención preferente a aquellos países en los que las tensiones entre los dos bloques se hicieron más evidentes (Vietnam, India, China, Corea, Oriente Próximo y otros lugares). A pesar de eso, el comienzo de la quiebra del poder colonial en Oriente Medio, en especial en el caso francés, con la consecución de la independencia de Libano y Siria (que fueron muy importantes para el resto de países musulmanes todavía colonizados), el inicio de la guerra de Argelia (1954-1962) y el impacto del nacimiento de Israel, no fueron adecuadamente incorporados por el PCE en su crítica antiimperialista. En el caso marroquí es posible que pesara mucho el apoyo norteamericano a Mohamed V y, al menos indirectamente, al nacionalismo local. También la relativamente importante implantación del partido en la zona francesa de Marruecos y Argelia, que le obligaría a ser cautos en su crítica del colonialismo para que no molestase a las autoridades francesas del Protectorado. De ahí que Marruecos apareciera como un per-

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sonaje, secundario como tantos otros, en la denuncia generalizada y pertinaz del bloque capitalista y del imperialismo. A comienzos de los años cincuenta la evolución del PCUS ruso, con la desestalinización iniciada a partir de 1953, y la lucha en el seno del PCE que culminaría con la victoria de los
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