La importancia de estudiar el nacionalismo, la invención de las naciones y las identidades nacionales

June 22, 2017 | Autor: O. González Salinas | Categoría: Cultural History, Cultural Studies, Social Identity, Cultural Heritage, Cultural Psychology, Identity (Culture), Identity politics, Nationalism, Cultural Identity, National Identity, Nationalism And State Building, Language and Identity, Nationalism And State Building (International Studies), History of Nationalism and Nation-Building, Identity, Political Identity, Nationalism: State Building and National Identity, Identidad, Imaginarios sociales, Nation Building, Nation-State, Identity, Nationalism and Nation-State, nationalism and State, nacionalismo e Estado, Imaginário social, Identidade cultural, Estado-Nación, Nation-building, Identidade Nacional, Cultura E Identidades, Nacionalismo, Identidades, Nationbuilding and Statebuilding, Identidad nacional, Nación, Nacionalismo, Identidades sociales, Nation building process, Ethnicity and National Identity, Usos Políticos Del Pasado, Identidades Políticas, Estado-nación, nacionalismo, Construcción del Estado Nacional, Nacionalismo Patriotico, Nacionalismo Mexicano, Nacionalismo e indigenismo en México, Construcción De Los Estados Nacionales, Identidade De Gênero, Nacionalismos, Estado y Nacion, Estado Nacional, La Formación De Identidades Nacionales, Estado nación, Nation State Building, Naciónalismo Y Otredad, Nation building and State making, Estado Y Nación En Colombia, Nacionalismo Criollo En Mexico, IMAGINARIO NACIONAL, Nacionalismo, nación e identidad nacional en México (siglos XIX-XX), Usos políticos de la historia, Imaginario nacional mexicano, Los rituales del poder: fiesta cívica e identidad nacional, Mitos nacionalistas, Fiesta y nación, Identity (Culture), Identity politics, Nationalism, Cultural Identity, National Identity, Nationalism And State Building, Language and Identity, Nationalism And State Building (International Studies), History of Nationalism and Nation-Building, Identity, Political Identity, Nationalism: State Building and National Identity, Identidad, Imaginarios sociales, Nation Building, Nation-State, Identity, Nationalism and Nation-State, nationalism and State, nacionalismo e Estado, Imaginário social, Identidade cultural, Estado-Nación, Nation-building, Identidade Nacional, Cultura E Identidades, Nacionalismo, Identidades, Nationbuilding and Statebuilding, Identidad nacional, Nación, Nacionalismo, Identidades sociales, Nation building process, Ethnicity and National Identity, Usos Políticos Del Pasado, Identidades Políticas, Estado-nación, nacionalismo, Construcción del Estado Nacional, Nacionalismo Patriotico, Nacionalismo Mexicano, Nacionalismo e indigenismo en México, Construcción De Los Estados Nacionales, Identidade De Gênero, Nacionalismos, Estado y Nacion, Estado Nacional, La Formación De Identidades Nacionales, Estado nación, Nation State Building, Naciónalismo Y Otredad, Nation building and State making, Estado Y Nación En Colombia, Nacionalismo Criollo En Mexico, IMAGINARIO NACIONAL, Nacionalismo, nación e identidad nacional en México (siglos XIX-XX), Usos políticos de la historia, Imaginario nacional mexicano, Los rituales del poder: fiesta cívica e identidad nacional, Mitos nacionalistas, Fiesta y nación
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Ponencia: LA IMPORTANCIA DE ESTUDIAR EL NACIONALISMO, LA INVENCIÓN DE LAS NACIONES Y LAS IDENTIDADES NACIONALES

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Omar Fabián González Salinas Instituto de Investigaciones Históricas - UMSNH

Introducción En la actualidad en el territorio de lo que denominamos México coexisten grupos indígenas que preservan sus usos, costumbres y una lengua distinta a la del resto de la población. Reconocer su existencia es un constante recordatorio de que en esta nación, como en todas, existen sectores que se reconocen como miembros de comunidades que no son precisamente la “Nación mexicana”. Al otro lado del Atlántico, la fuerza de los nacionalismos catalán y vasco han tambaleado el sentido de la identidad española, así como también han puesto en vilo el futuro del Estado-nación español tal como lo conocemos hasta ahora. Esta situación, aunado al hecho de que vivimos en una época en que las fronteras entre países están justificadas por la supuesta existencia de naciones e identidades que habitan determinados territorios “nacionales” protegidos por un Estado, son motivos que obligan a seguir estudiando el problema de las naciones y los nacionalismos tanto en perspectiva histórica, como su desarrollo en la actualidad. ¿Cómo se han formado las naciones? ¿Cómo se ha querido resolver el problema identitario sobre el qué somos? ¿De qué forma el Estado se ha legitimado –y sigue haciéndolo– gracias a un relato de nación? ¿Qué cambios ha sufrido nuestra noción de identidad nacional mexicana? ¿Qué impacto ha tenido la globalización en las identidades nacionales? ¿Qué elementos teóricos pueden utilizarse para estudiar estos conflictos? Estas son tan sólo algunas de las inquietudes cuyas respuestas ayudarán a 1

Ponencia presentada en el V Ciclo de Charlas Historia para Todos, organizado por Facultad de Historia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 5 de noviembre 2015.

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entender mejor nuestro presente. Este ensayo tiene como objetivo demostrar la importancia de analizar los procesos de construcción nacional tanto en la experiencia pretérita, como en su situación actual. Se muestran algunas de las posibles líneas de estudio para abordar esta problemática.

Teoría modernista del nacionalismo y la invención de naciones Considero que para el estudio de los procesos de construcción nacional, el camino teórico más acertado es apegarse a la “teoría modernista del nacionalismo y la invención de las naciones”, también conocida como teoría del nation building. A grandes rasgos, esta perspectiva sostiene que las naciones modernas, es decir, las comunidades pensadas como homogéneas, que comparte mismo origen histórico y mismos símbolos de unión y son entendidas como la fuente de soberanía de los Estados modernos, en realidad son históricas y fueron construidas/inventadas –o imaginadas como señala Benedict Anderson– a finales del siglo XVIII e inicios del XIX.2 Esto fue gracias a que la Ilustración, la Revolución francesa y revoluciones burguesas derrocaron la legitimidad política de los Estados de Antiguo Régimen (la tradición divino-dinástica por la cual el rey gobernaba por mandato de Dios) y posicionaron un nuevo sujeto de soberanía denominado como “la Nación”. A partir de entonces los representantes de los Estados modernos moldearon la imagen de nación más conveniente a sus intereses políticos. Es así que se considera que el nacionalismo no sólo es una ideología; es, primeramente, un tipo de “ingeniería social” donde el Estado tiene un protagonismo para construir/imaginar/inventar naciones mediante la difusión de un relato de nación, símbolos, celebraciones, himnos, mitos fundacionales, etc. La formación de estos imaginarios nacionales vuelve visible a la nación y difunde una identidad nacional que se impone entre la sociedad para homogeneizarla concientizando a cada individuo de que su mayor pertenencia y lealtad debe estar

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Para el estudio de los nacionalismos hay quienes defienden la “primordialista”, cuyo principio básico sostiene que las naciones no son totalmente creaciones modernas, pues han existido desde tiempos remotos. Anthony Smith en su obra Natinoalism and modernism (Nueva York, Routledge, 2001) presenta una explicación general de los argumentos de los “primordialistas”. En esta obra Smith define su postura que bien podría considerarse como una tercera teoría que denomina “etno-simbolismo”, la cual parece una mezcla de postulados modernistas y primordialistas, pues no niega que las naciones sean modernas, pero les atribuye orígenes en etnias que han existido desde tiempos pre-modernos.

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dirigida hacia su nación.3 Pese a la amplia aplicabilidad que tiene la perspectiva del nation builgding, cabe mencionar que en los procesos de construcción nacional no siempre existe un verticalismo radical que vaya “de arriba hacia abajo”, es decir, que no en todo momento el Estado establece qué entender en términos de nación e identidad nacional y la sociedad sea un simple cuerpo receptor y repetidor de dichas nociones. Si bien es cierto que autores clásicos en el estudio del nacionalismo, como lo es Ernest Gellner, han señalado que el nacionalismo surge en sociedades burguesas e industrializadas, en realidad también en medios rurales puede haber poblaciones con un papel activo en cuanto a la formación de un imaginario nacional. Eric Hobsbawm en otra obra esencial para analizar los nacionalismos, precisa lo erróneo que es pensar que lo mismo que el Estado piensa en términos de nacionalismo, es lo mismo que piensa o acepta y reproduce la sociedad, pues ésta también es capaz de crear y defender sus propios significados sobre las nociones identitarias.4 Esto implica que en el estudio del nacionalismo es necesario “sacar el microscopio” y analizar con detenimiento cómo los barrios bajos o los pueblos más periféricos participan en la formación de una cultura cívica y nacional. Ahora sabemos que la formación de la nación y la identidad nacional no siempre es producto de una imposición estatal, pues algunas veces es el resultado de complejos procesos de conflicto, resistencia y/o negociación entre elites y la sociedad.5 El mismo Hobsbawm precisaba que para estudiar el nacionalismo es debido ubicarlo en las condiciones políticas, administrativas y materiales del momento histórico en que surge y se desarrolla.6 En otras palabras, la invención de naciones es un proceso en constante cambio, pues se encuentra sujeto a ciertos factores: los intereses de quienes estén en la cúpula del poder, de la recepción o rechazo por parte de la 3

Para ahondar en la teoría modernista del nacionalismo y formación de naciones, véase: GELLNER, Ernest, Naciones y nacionalismos, Madrid, Alianza Editorial, 1988; GELLNER, Ernest, Nacionalismo, Barcelona, Ediciones Destino, 1997; ANDERSON, Benedict, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y difusión del nacionalismo, México, Fondo de Cultura Económica, 2005; HOBSBAWM, Eric, Naciones y nacionalismos desde 1780, Barcelona, Crítica, 2013; PÉREZ VEJO, Tomás, Nación, identidad nacional y otros mitos nacionalista, 1999. 4 Hobsbawm, Eric, Naciones y nacionalismo…, pp. 18-20. 5 Sobre esta perspectiva véase MALLÓN, Florencia, Campesinos y nación. La construcción de México y Perú poscoloniales, México, CIESAS / COLMICH / COLSAN, 2003; VAUGHAN, Mary Kay, “The construction of the patriotic festival in Tecamachalco, Puebla, 1900-1946”, en Beezley, H. William, English Martin, Cheryl y French, William E., (eds), Rituals of rule, rituals of resistence. Public celebrations and popular culture in Mexico, Wilmington: Scholary Resources, 1999, pp. 213-245. Roma Falcón presenta una importante reflexión sobre los problemas de enfoque y de fuentes que implica estudiar el nacionalismo “desde abjao” Véase FALCÓN, Romana, “Los trozos de la nación. Retos en el estudio de la formación de la nación mexicana”, en Oikión Solano, Verónica (ed.), Historia, nación y región, Zamora: El Colegio de Michoacán, 2007, pp. 537-571. 6 HOBSBAWM, Eric, Naciones..., op. Cit., p. 18.

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población, los fondos económicos y medios de difusión que permitan que un imaginario nacional y la identidades nacionales logren arraigarse entre la población. Esas cambiantes condiciones implican que la invención de naciones no siga un camino lineal y unívoco, por el contrario, experimenta cambios, adelantos y retrocesos; en conclusión, estamos ante un proceso en constante movimiento. Lo anterior abre un amplio abanico de posibilidades para estudiar el nacionalismo y la formación de la nación en México –y en cualquier otro país–. Surgen varias vías de estudio que pueden abordar cuáles han sido los distintos relatos de nación existentes en el país, qué regímenes los impulsaron y bajo qué intereses, qué medios de difusión alcanzaron, cómo inició el proceso de construcción nacional en el siglo

XIX

y qué tanto

cambió en su forma o interpretaciones en el siglo XX, así como los nuevos caminos que ha seguido en el actual siglo

XXI.

Estas son sólo algunas líneas que siguen abiertas

dando la oportunidad de entender nuestro pasado y presente. Cabe mencionar que el nacionalismo no sólo atiende a intereses políticos, también económicos. En el Manifiesto del Partido Comunista se menciona que el auge de las sociedades burguesas finalizaría en una disolución de provincias independientes, las cuales terminarían siendo anexadas y “consolidadas en una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo interés nacional de clase y una sola línea aduanera”.7 En el mismo sentido, Hobsbawm señaló que las naciones como amplias comunidades de carácter excluyente eran una vía para el avance del Capitalismo.8

Estudiar la nación para entender cuál es la fuente de soberanía de los Estados modernos y cómo nos hemos definido como comunidad nacional La aparición de la nación moderna no es un tema de marginal importancia. Tomás Pérez Vejo hace hincapié en ubicarla como la “forma hegemónica y excluyente de identidad colectiva de la modernidad y en la principal, sino única, fuente de legitimación del poder político”.9 Esto obliga, según Pérez Vejo, a que debamos “entender el proceso que ha hecho de una comunidad imaginada e imaginaria, la nación, el protagonista

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MARX y ENGELS, Manifiesto del Partido Comunista, Moscú, 1972, p. 35. Se respetó el uso de las cursivas que aparecen en la obra citada. 8 HOBSBAWM, Eric, Naciones..., op. Cit., p. 50. 9 PÉREZ VEJO, “La construcción de naciones como problema historiográfico: el mundo hispánico”, Historia Mexicana, vol. 52, núm. 2, octubre-diciembre, 2003, p. 276.

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principal de la historia de la humanidad, al menos durante los dos últimos siglos”.10 Para comprender qué nación hemos colocado como fuente de soberanía es preciso remontarnos a inicios del siglo

XIX

cuando la noción de nación moderna irrumpió en

América, se impuso a la nación tradicional (grupos unidos por mismo origen étnico. Una nación que en el Antiguo régimen no tenía ninguna connotación política) y desplazó a la soberanía por “Derecho divino” de la que gozaban los monarcas absolutistas. Una vez que los Estados consagraron a la nación como sujeto de soberanía es preciso analizar qué interpretaciones de sobre ésta han sido difundidas, cuáles han quedado atrás y cuál persiste en la actualidad.11 Esta no sólo es una forma de entender cómo se han legitimado distintos regímenes políticos en diferentes procesos de formación del Estado mexicano, también es una vía para comprender cómo nos hemos definido como comunidad. Pérez Vejo también ha remarcado el deber que tenemos los historiadores respecto al caso latinoamericano, uno de los más complejos en la formación de naciones, en cuanto a que debemos demostrar con estudios históricos que la invención de naciones como fuente de soberanía moderna y como organización social, no es una “mera elucubración teórica”,12 sino una realidad que debe ser analizada para entender cómo hemos respondido ante el qué somos, una interrogante que en todos los casos se convierte en el qué queremos ser y qué nos decimos a nosotros mismos que somos. Analizar la invención de las naciones puede realizarse desde distintas vías y fuentes. Pueden estudiarse las historias nacionales –léase oficiales–, las cuales tratan de

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PÉREZ VEJO, “Pintura de historia e imaginario nacional: el pasado en imágenes”, Historia y Grafía, núm. 16, 2001, p. 73. 11 Sobre la irrupción de la nación moderna en América en tiempos de la guerra de independencia y para una discusión sobre si en dicho tiempo existió un nacionalismo mexicano, véase: GUERRA, François Xavier, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, México, Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 156-162, 327-337; GUERRA, François Xavier, “La nación moderna: nueva legitimidad y viejas identidades”, Tzintzun, núm. 36, 2002, pp. 79-114, PÉREZ VEJO, Tomás, Elegía criolla. Una reinterpretación de las guerras de independencia hispanoamericanas, México, Tusquets, 2010; GONZÁLEZ SALINAS, Omar Fabián, “La primera construcción mítica en torno a Miguel Hidalgo”, Revista de El Colegio de San Luis, año IV, núm. 8, julio-diciembre, 2014, pp. 172-177. Estudios de Enrique Florescano han arrojado luz sobre los distintos relatos de nación o imaginarios nacionales que han existido en México en los siglos XIX y XX. Véase sus obras Historia de las historias de la nación mexicana (México, Taurus 2002) e Imágenes de la patria a través de los siglos (México, Taurus, 2006). Tomás Pérez Vejo ha estudio la existencia de dos distintos proyectos de Estado y de nación a mediados del siglo XIX en tiempos de la confrontación entre liberales y conservadores: PÉREZ VEJO, Tomás, España en el debate público mexicano. aportaciones, 1836-1867. Aportaciones para una historia de la nación, México, COLMEX / INAH / ENAH, 2008. En mi tesis de maestría ofrezco algunas interpretaciones sobre los distintos imaginarios nacionales desde el patriotismo criollo hasta el nacionalismo posrevolucionario: GONZÁLEZ SALINAS, “Miguel Hidalgo en los relatos de nación. Del patriotismo criollo al nacionalismo posrevolucionario”, Tesis para obtener el grado de Maestro en Historia, IIH-UMSNH, 2014. 12 PÉREZ VEJO, La construcción... op. Cit., p. 282.

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hacer de la nación imaginada una realidad objetiva, por ello no extrañe que se considere que la historia nacional es para la nación una necesidad ontológica.13 Una forma de estudiar la historia nacional es a partir de la historiografía. En el caso mexicano, la historiografía del siglo

XIX

muestra cómo se instauró un relato histórico nacional desde

las obras de Mier y Bustamante hasta el México a través de los siglos de Riva Palacio y el México y su evolución social de Justo Sierra.14 También debe considerarse el museo como el espacio que resguarda y presenta una síntesis de la historia de la nación.15 Otro campo de estudio es la elaboración un calendario cívico que dicta en qué fechas deben celebrase los acontecimientos importantes para la nación, así como sus a héroes y mitos fundacionales. Se trata rituales políticos donde existe un simbolismo que cohesiona a la sociedad y la hace sentir parte de una misma comunidad. Son festividades donde los representantes del poder establecido difunden su propia versión del pasado, actualizan su consenso entre la población, legitiman su autoridad y consiguen el apoyo de las masas para abanderar un proyecto a futuro donde ellos se mantienen como la clase dirigente.16 Para este tipo de estudio existen distintas fuentes como los documentos de archivo que dan cuenta de cómo se organizaban las fiestas patrióticas y los discursos conmemorativos que eran pronunciados y que pueden interpretarse como formas de una pedagogía cívica que imagina una nación y como tribuna política desde la cual se defendía determinada postura ideológica.17 Po otra parte, el arte oficial se erige como un campo de estudio capaz de aportar 13

PÉREZ VEJO, Nación… op. Cit., p. 124. Sobre la manipulación de la historia nacional y sus usos políticos, véase: MANZANO MORENO, Eduardo, “La construcción histórica del pasado nacional”, en Juan Sisino Pérez Garzón et al, La gestión de la memoria. La historia de España al servicio del poder, Barcelona, Crítica, 2000, pp. 33-63; GONZÁLEZ SALINAS, Omar Fabián, “El uso de la historia como medio de legitimación política en los procesos de formación del Estado mexicano”, Nota al pie. Revista de ciencia política, vol. II, núm. 6, otoño 2014, pp. 4-8. 14 Sobre dicha historiografía, véase: FLORESCANO, Historia… op. Cit., pp. 344-372. 15 ANDERSON, Comunidades… op. Cit., pp. 249-259; ACHIN, Miruna, “Las llaves del Museo Nacional”, Pablo Gonzálbo Escalante (coord.), La historia de nuestro patrimonio histórico y cultural, México, CONACULTA, tomo II, 2011, pp. 152-165. 16 Sobre los usos de las fiestas patrias, los mitos y el culto a los héroes como estrategias de legitimación política y formas “imaginar” la nación véase GONZÁLEZ SALINAS, Omar Fabián, “Fiesta cívica y culto al “Padre de la Patria” en el Estado revolucionario, 1910-1940”, Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 93, septiembre-diciembre, 2015, pp. 162-183; GONZÁLEZ SALINAS, Omar Fabián, “Historia, héroes y conmemoraciones como armas de lucha política. El culto a Miguel Hidalgo en tiempos de la intervención francesa en México”, En prensa: artículo dictaminado positivamente para aparecer en el dossier “Escritura de la historia y gestión de la memoria en América Latina” de la revista Anuario de historia regional y de las fronteras, Universidad Industrial de Santander, vol. xxi, núm. 2, julio-diciembre 2016. 17 Para ahondar en el tema de las festividades patrióticas, véase HOBSBAWM, Eric, “Introducción: La invención de la tradición”, Eric Hobsbawm y Terence Ranger, La invención de la tradición, Barcelona, Crítica, 2002, pp. 7-21; GONZÁLEZ SALINAS, “Miguel Hidalgo en los relatos de nación”…op. cit.; Véanse los distintos artículos publicados en BEEZLEY, William H. y LOREY, David E. (eds.), ¡Viva México! ¡Viva la Independencia! Celebrations of september 16, Wilmington Scholary Resources, 2001.

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nueva información sobre cómo se han difundido las identidades nacionales y cómo las representaciones icónicas de la historia han sido utilizadas como sustentos ideológicos del Estado. Vale la pena estudiar desde los monumentos públicos, pasando por la pintura de historia y llegando a los repertorios iconográficos de mayor alcance social, como la impresión de imágenes nacionalistas en billetes, moneda, postales, etc.18 También está el caso del sistema de educación que es, sin temor a equivocarme, el medio de control ideológico más poderoso que tiene el Estado. A través de él se moldean las mentes de las generaciones más jóvenes, se imponen ideologías y se difunden los valores nacionalistas a partir de libros, de la enseña de cánticos patrióticos, respeto por los símbolos nacionales y primeras celebraciones cívicas.19 No se debe perder de vista el estudio de las banderas e himnos nacionales, los cuales también deben ser tomados en cuenta como potentes símbolos de unión. Asimismo, otra fuente de estudio son los llamados estereotipos nacionales que tratan de presentar una síntesis de las características “típicas” de la nación y sus habitantes.20

La identidad nacional como una construcción social permeada de intereses políticos Si las naciones son históricas y fueron construidas a partir de determinadas condiciones del desarrollo de las sociedades, esto indica que las identidades nacionales también son 18

Sobre este tipo de estudios se recomienda la consulta de: GUTIÉRREZ VIÑUALES, Rodrigo, “El papel de las artes en la construcción de las identidades nacionales en Iberoamérica”, Historia Mexicana, vol. LIII, núm. 2, octubre-diciembre, 2003, pp. 341-390; PÉREZ VEJO, Tomás, “Pintura de historia e imaginario…” op. Cit., pp. 73-110; PÉREZ VEJO, “Pintura de historia e identidad nacional en España” Tesis para obtener el grado de Doctor en Historia, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid, 2002; ZÁRATE TOSCANO, Verónica, “El papel de la escultura conmemorativa en el proceso de construcción nacional y su reflejo en la ciudad de México en el siglo XIX”, Historia Mexicana, vol. LIII, núm. 2, 2003, pp. 417-446., pp. 417-446; ZÁRATE TOSCANO y FLORES CLAIR, Eduardo, “Billetes y memoria en el imaginario nacional en México en el último tercio dl siglo XIX”, ponencia presentada en el XIV Congreso Internacional AHILA, “Europa y América, paralelismos en la distancia”, Castellón, España. Simposio 22: “Naciones imaginadas, iconografía y construcción de naciones en Europa y América, septiembre del 2005. 19 Para acercarse a dicho tema, véase: VÁZQUEZ, Josefina Zoraida, Nacionalismo y educación en México, México, El Colegio de México, 2005; VILLA LEVER, Lorenza, “La historia en los libros de texto gratuito. 50 años y cuatro concepciones”, Erika Pani y Ariel Rodríguez Kuri (coords.), Centenarios. Conmemoraciones e historia oficial, México, El Colegio de México, 2012, pp. 261-280. 20 Para el caso de banderas e himnos, véase FLORESCANO, Enrique, La bandera mexicana. Breve historia de su formación y simbolismo, México, Fondo de Cultura Económica, 2014; GONZÁLEZ GARCÍA, José María, “¡Libertad o gloria de morir! Himnos nacionales en Latinoamérica”, Francisco Colom González (ed.), Relatos de nación. La construcción de las identidades nacionales en el mundo hispánico, Madrid, Iberoamericana, 2005, pp. 729-747. Sobre los estereotipos nacionales en México consúltese PÉREZ MONTFORT, Ricardo, “Nacionalismo y representación en el México posrevolucionario (1920-1940). La construcción de estereotipos nacionales” Pablo Escalante Gonzalbo… op. Cit., pp. 247-269.

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construcciones sociales y ninguna identidad nacional es inherente a la naturaleza humana. No importa qué diga la legislación de cada país, al nacer uno no toma una identidad nacional, ésta se adquiere en un proceso de socialización, a partir de creer en una historia nacional, participar en rituales cívico-nacionalistas, aprender a reconocerse parte de una nación y sentir un vínculo con otros connacionales al compartir símbolos de unión. Por otra parte, toda identidad nacional conlleva ciertos intereses políticos. Al Estado le conviene que la población a la que gobierna se considere parte de una comunidad nacional y sienta tal apego hacia ésta que esté dispuesto a dar todo por su nación, incluso matar o morir por ella. Pero detrás de ese supuesto actuar en nombre de la nación se encuentra una lealtad política que el Estado –que se abandera representante de la nación– puede reclamar en cualquier momento.21 Y esta situación no es fortuita, tampoco tiene una importancia marginal; Eric Hobsbawm señalaba que Thomas Hobbes sostenía que ningún Estado, ni siquiera el Leviatán, tenía el poder de incidir sobre la vida y la muerte de los individuos, un efecto que, menciona Hobsbawm, el Estado moderno sí ha logrado, y en buena medida eso se ha logrado propiciando que los individuos se identifiquen con una comunidad (la nación) a la que deben este tipo de lealtades.22 Pero tal como fue señalado líneas arriba, la población también suele negar, resistir o negociar los parámetros y la adopción de una identidad nacional. El historiador que estudie estos temas debe tener presentes estos tres aspectos: a) a través de qué medios se inculca una identidad del tipo nacional, b) qué intereses políticos están detrás de la difusión y manipulación de la identidad, c) cómo reacciona la población ante la propagación y uso de una única y excluyente identidad nacional.

Identidades nacionales e identidades de género. Dos teorías que pueden confluir Una de las vertientes más importantes dentro de la teoría del nation building ha sido su relación con los estudios de género.23 Esta fusión ha descubierto que los procesos de construcción nacional han recurrido –consciente o inconscientemente– a estereotipos de 21

HOBSBAWM, Eric, “Identidad”, Revista internacional de filosofía política, núm. 35, 1994, pp. 5-6. HOBSBAWM, Eric, Entrevista sobre el siglo XXI, Barcelona, Crítica, 2012, p. 50. 23 GUTIÉRREZ CHONG, Natividad, “Tendencia de estudio de nacionalismo y mujeres”, Natividad Gutiérrez Chong (coord.), Mujeres y nacionalismos en América Latina, México, IIS-UNAM, 2012, pp. 19-65; YUVAL-DAVIS, Nira, “Género y nación”, en Ibídem, pp. 67-81. 22

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lo masculino y lo femenino, difundiendo y perpetuando los roles de género propios de cada contexto histórico. Esta situación bien puede analizarse en las interpretaciones icónicas de los relatos de nación, en los cuales las mujeres aparecen representadas en ámbitos “propios de su género” o en situaciones de inferioridad o roles de pasividad frente a figuras masculinas que, de manera contraria, son presentadas como los actores y líderes de la nación. Por sólo citar algunos ejemplos, es posible una relectura de las primeras representaciones icónicas de la Patria y cómo ésta era liberada por los héroes nacionales (Hidalgo y/o Iturbide), siendo la primera una figura femenina en espera de la ansiada libertad y protección que le otorga el prócer. En otras imágenes la Patria o la mujer mexicana se representa en posiciones y contextos de exuberancia y erotismo derivando en una “objetualización” del cuerpo femenino. Imágenes del muralismo mexicano también han presentado a la mujer en papeles de inferioridad frente al hombre: como heredera de los beneficios del México posrevolucionario pero en un papel conservador: como compañera del hombre, guardián del hogar y madre formadora de las nuevas generaciones, mientras que es la figura masculina la que mantiene un papel activo como trabajador del campo y la industria que lo convierten en sostén y representante de la familia. En el discurso nacionalista a la mujer se le ha otorgado un papel de reproductora biológica de la nación y transmisora de la cultura nacional. Es decir, su contribución a la nación está en su capacidad –que se convierte prácticamente en una obligación– de procrear y educar a los hijos. Fusionar la teoría modernista del nacionalismo con los estudios de género podemos comprender que en los procesos de construcción nacional se han creado de manera paralela tanto identidades nacionales, como de género.

A manera de conclusión. Nacionalismo, nación e identidad nacional en la actualidad El nacionalismo, la nación y la identidad nacional forman parte de uno de los temas de mayor vigencia en la actualidad. A pesar de que la historiografía ha dedicado amplios esfuerzos en estudiar estos fenómenos en el siglo

XIX,

eso no significa que su estudio

esté agotado. Si bien es cierto que en el siglo XX se repitió el relato de nación construido en el México decimonónico y consagrado en los festejos del Centenario en 1910 y que el México posrevolucionario hizo pocos cambios y añadidos, esto no le resta 9

importancia al estudio del nacionalismo en la época contemporánea. Pudo haberse heredado el imaginario nacional del

XIX,

pero los usos y significados han variado.24 Y

tampoco se debe perder de vista que la Revolución Mexicana fue convertida en el gran mito fundacional que sirvió de sustento ideológico para los gobiernos del siglo

XX,

un

tema que poco se ha estudiado. Las investigaciones que se inserten en esta línea deben retomar los elementos teóricos existentes y buscar otros que permitan tener nuevas lecturas. Tal es el caso de la antes señalada fusión entre la teoría del nacionalismo y del género. Por otra parte, y como bien lo ha hecho ver Tomás Pérez Vejo, es necesario buscar un marco teórico que explique mejor cómo surgieron las naciones modernas en Hispanoamérica, uno de los casos más amplios, complejos y exitosos en cuanto a formación de naciones, pero lleno de particularidades que lo hacen diferente a otros procesos de construcción nacional.25 No perdamos de vista que en nuestra historia reciente han ocurrido eventos como el levantamiento del Ejército Nacional de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, un suceso coyuntural que, entre otras cosas, demostró abiertamente que México no era en absoluto una nación homogénea. Esto implicó reconocer que existe una pluralidad social latente, y que entre el México oficial y los pueblos indígenas hay una enorme distancia y desconocimiento.26 Esta situación hizo evidente el desgaste y la ficción existente en ciertos mitos nacionales como el del indigenismo (un país supuestamente orgulloso de sus raíces indígenas) y el del mestizaje (una nación homogénea producto de una síntesis de lo español y lo indígena). Ni las naciones ni las identidades nacionales son naturales, ambas son construcciones sociales que se difunden desde los representantes del Estado, aunque también la ciudadanía puede retomar o rechazar determinadas imágenes de nación y formas de identidad. Ello implica considerar que se está lidiando con un proceso en constante cambio. Con el auge de la globalización debemos preocuparnos por estudiar estos temas y ver hacia dónde se dirige nuestra identidad y qué nueva forma toma el relato de nación. Es relevante analizar cómo los símbolos nacionales ya no sólo tienen un sentido político, pues en no pocas ocasionen 24

Por citar un ejemplo, durante la fase armada de la Revolución y durante sus regímenes (de Obregón a Cárdenas) la celebración de independencia y el culto a Miguel Hidalgo adquirieron nuevos usos y significados en concordancia con la ideología de los grupos que buscaban acceder al poder o legitimar su autoridad una vez que se encontraban gobernando. Al respecto véase: GONZÁLEZ SALINAS, Omar Fabián, “Fiesta cívica y culto al “Padre de la Patria”... op. cit., pp. 162-183. 25 PÉREZ VEJO, España… op. Cit. 26 Para acercarse al tema de la interacción entre las comunidades indígenas y los intereses y propaganda nacionalista del Estado nacional, véase GUTIÉRREZ CHONG, Natividad, El indigenismo del PAN y el festejo del bicentenario del Estado mexicano, México, IIS-UNAM, 2015.

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han sido empleados como herramientas de persuasión con fines comerciales y publicitarios.27 También es debido estudiar cómo la clase política sigue utilizando ciertos mitos y rituales cívicos. Los mitos nacionales se refuerzan, unos desaparecen y otros más son adaptados a las nuevas circunstancias. Estudiar el nacionalismo, la nación y la identidad nacional, tanto en el pasado como en el presente, no sólo es un tema de importancia académica, también política. Tenemos herramientas teóricas y campos de estudio para comprender el tiempo en que vivimos, al Estado y sus soportes ideológicos. Esto nos permitirá un mejor posicionamiento ante el contexto político y social en que nos desenvolvemos.

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