\"La Idea de una Ciudad Universitaria. La materialización de una utopía. \" Habitar CU 60 años, UNAM, México, 2014

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2. La idea de una ciudad universitaria La materializaciòn de una utopía

Ideales para una ciudad universitaria Elisa Drago Quaglia Jimena Torre Rojas

S

obre el concurso, los anteproyectos y el proceso de los vencedores de la actual cu se ha escrito mucho. Sin embargo, a distancia de sesenta años, consideramos que la revisión de aquellos sucesos, basados en la recuperación de las fuentes originales, no solamente es necesaria, sino sana. Los datos historiográficos coinciden en marcar como esenciales dos etapas. Una primera de antecedentes, con la tesis de Mauricio M. Campos y Marcial Gutiérrez Camarena en 1928, y una segunda con el plan maestro de conjunto de Mario Pani y Enrique del Moral, surgido de un supuesto “concurso de ideas, para el plano de conjunto”1 entre los profesores de composición de la Escuela Nacional de Arquitectura (ena) y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (sam). Mario Pani y Enrique del Moral narraron en 1979 que antes de concretarse en un proyecto ejecutivo formal, se convino en unificar su trabajo, ya que ambos fueron declarados como los vencedores. El proyecto unificado sería el de la ena y, por ende, ambos arquitectos estuvieron comisionados para el desarrollo de la planta de conjunto general o el plan maestro de conjunto. Aquella narración corrige una ausencia en el artículo de 1951, que le antecede: la participación de los entonces alumnos Enrique Molinar, Teodoro González de León y Armando Franco; dos estudiantes y un pasante con una propuesta extemporánea que fue la base conceptual del proyecto formal. Tal omisión ya había sido parcialmente corregida en la conferencia publicada por la revista Espacios con motivo de la participación

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Mario Pani y Enrique del Moral, La construcción de la Ciudad Universitaria del Pedregal (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1979), 39.

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de Raúl Cacho en el viii Congreso Panamericano de Arquitectos,2 rectificación que, a primera vista, parece parcial e incompleta. Al respecto, Armando Franco, en entrevista reciente, nos explicó que: Sin Molinar este proyecto no hubiera llegado a ningún lado [en] sentido logístico […] él ya tenía un taller en alguna parte de San Juan de Letrán, un taller de diseño, de arquitecto […] y le dijimos… “¿nos puedes prestar un restirador para que podamos trabajar?” […] Él no intervino en cuestión de diseño, esa fue su coadyuvación [sic], pero además [otorgó] otra más importante. Ésta fue la que permitió hacer la producción del proyecto.3

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Raúl Cacho, “La Ciudad Universitaria de México y la nueva arquitectura”, Espacios 10 (agosto de 1952). Entrevista a Armando Franco realizada por Jimena Torre (México, df, 16 de julio de 2014). La misma versión de los hechos se confirma en las entrevistas de Jimena Torre y Elisa Drago a Teodoro González de León (México, df, 24 de julio de 2014) y José María Gutiérrez (México, df, 9 de julio de 2014). Ver por ejemplo Teodoro González de León, “Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal”, Cuadernos de Arquitectura Docencia 8 (Facultad de Arquitectura, unam, 1992): 9-10. Teodoro González de León, “Pequeña historia de un gran espacio público”, Revista Arquitectura 4 (invierno de 1992): 23-24. Mario Pani y Enrique del Moral, La construcción de la Ciudad Universitaria, 40-41. Mario Pani y Enrique del Moral, “cu : la ciudad interior”, Revista de la Facultad de Arquitectura 1 (verano de 1985). Ramón Vargas Salguero, “Los autores de la Ciudad Universitaria. Urbanismo, arquitectura y plástica”, en La arquitectura de la Ciudad Universitaria (México: Facultad de Arquitectura, Coordinación de Humanidades, unam, 1994), 79. “Documento sobre la Ciudad Universitaria”, Archivo de Arquitectos Mexicanos, Facultad de Arquitectura, unam Fondo Augusto Pérez Palacios (aam-fapp), sección documentos / cd Universitaria, caja 1, folder 14 (enero 1993).

Además, Enrique Molinar, según la narración de Armando Franco, fue el intermediario ante José Villagrán García, quien apoyó la propuesta estudiantil, por considerarla, por mucho, mejor. Este triunfo de los alumnos ante los profesores sería el mismo Teodoro González de León el que se encargaría de puntualizarlo ampliamente.4 De igual modo, en aquella publicación de 1979 de Pani y Del Moral se advierte que la aportación de la sam consistió en un “concurso interno”, en el que resultaron triunfadores Fernando Cervantes y Arnold Wasson Tucker. Al abstenerse el Colegio de Arquitectos (cam) se comisionó, en cambio, a José Luis Cuevas Pietrasanta, quien ya colaboraba con Mario Pani. De aquella segunda etapa se montó una exposición en 1947 con los tres proyectos representativos, los dos de la ena y el de la sam. Además se expusieron también los correspondientes de Antonio Pastrana y de Gustavo Saavedra.5 Con un texto muy similar, Pani y Del Moral consolidaron la versión oficial sobre el imaginario de aquel concurso. Oficialmente, fue la postura que prevaleció por décadas y nunca se cuestionó.6 Sin embargo, de todas estas historias arraigadas en el colectivo narrativo histórico encontramos algunas versiones, documentos y publicaciones que apuntan hacia direcciones distintas sobre un suceso al cual se dio por llamar “un concurso abierto”, donde “el proceso de asignación de proyectos arquitectónicos se democratizó”7 entre los distintos miembros del gremio arquitectónico. Creemos que, por razones que desconocemos, las oposiciones enturbiaban el poderoso discurso político que representó la construcción de la Ciudad Universitaria. Las páginas que siguen se enfocan en abordar tres aspectos fundamentales. El primero de ellos, es recuperar las dos versiones sobre los antecedentes teóricos y el programa arquitectónico para cu: la siempre citada tesis de Marcial Gutiérrez Camarena y Mauricio de María Campos de 1928 y el proyecto no reconocido de E. Albarrán, M. Barbabosa, J. Creixell, L. García Remus, G. López Soriano, A. Pérez Palacios, E. Yáñez y E. de la Mora de 1931.8 El segundo de los aspectos se centra en brindar luces respecto a un concurso que tuvo sus bemoles y generó una cierta polémica interna que fue silenciada. El tercer punto se concentra en los anteproyectos que hemos podido localizar. Pretendemos mostrar las tendencias, el pensamiento, la teoría y el modo de hacer arquitectura de hace sesenta años, con una mirada que cuestiona al Movimiento moderno como un fenómeno histórico heterogéneo de larga duración.

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Antecedentes El primer antecedente real de un anteproyecto que prevaleció en la memoria escrita remite a la tesis de Marcial Gutiérrez Camarena y Mauricio de María Campos en diciembre de 1928.9 Se ubicaba hipotéticamente en el mismo terreno donde José Villagrán construiría el Hospital de Tuberculosos en Huipulco. Posteriormente, en 1930, Ignacio García Téllez, rector de la Universidad en aquel momento, promovió la idea, el estudio y un primer proyecto para concretar la construcción de la sede en el primer Congreso Nacional de Planificación.10 Información novedosa que encontramos confirmada en el libro de edición propia de Augusto Pérez Palacios quien, con el título de Esos arquitectos, narró dos eventos que anteceden por poco más de quince años al inicio de la proyección para cu. El primero establece que la inquietud que dejara la tesis de Campos y Gutiérrez Camarena abría la factibilidad de que pudiera concretarse realmente el campus. Para ello se debían responder cuestiones logísticas sobre el lugar adecuado y la disposición económica. El aspecto técnico, teórico y proyectual estaba parcialmente resuelto porque se contaba con un gran número de profesionistas y estudiantes dispuestos a entregar sus saberes en favor de la comunidad. Se comenzaron los estudios para cu en los terrenos de su propiedad [del rector, Lic. Ignacio García Téllez] cercanos a las Lomas de Chapultepec y que actualmente ocupa el Hipódromo de las Américas. Su antecedente es así: en 1930 salieron en viaje de estudio a Europa y con fondos de la Universidad, un grupo formado por Favela, Mirabal, Lerdo de Tejada, “Pollo” Martínez Negrete y Trujillo; fueron guiados por un maestro:

01. Augusto Pérez Palacios y otros. Detalle de la fuente monumental de la Ciudad Universitaria, 1931. Anteproyecto realizado por estudiantes de la ena. Fuente: Archivo de Arquitectos Mexicanos, Facultad de Arquitectura, unam (aam)

José Villagrán García.11

Pérez Palacios detalló que, como aquella selección de estudiantes había sido poco clara, se generaron algunas protestas. Para calmar los ánimos, se acordó con el entonces director de la ena, Francisco Centeno, que los alumnos del quinto año, dirigidos por algunos profesores (Manuel Ituarte, Roberto Álvarez Espinoza y Vicente Mendiola), junto con los alumnos de tercer y cuarto años, elaboraran el anteproyecto definitivo con miras a presentarlo ante las autoridades y la rectoría de la Universidad a finales de 1931. Se acordó que se les pagaría, al concluir el trabajo previsto para un año, la cantidad de 20 000 pesos de la época, pero cuenta que “(…)fue pacto de caballeros […] sin firma […] cumplimos nuestra palabra; en noviembre terminamos, incluso con una gran maqueta de Chucho Picaseño […] hicimos una exposición en el patio de San Carlos, asistieron autoridades y la prensa […] nunca nos pagaron”.12 La idea se retomaría varias veces hasta 1946. Dos ejemplos de ello son las propuestas de enero de 1938 de E. Petchard13 y de mayo de 1938 del ingeniero Francisco Ramos14 para una “colonia universitaria para trabajadores intelectuales”. En 1946, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, aquel sueño pudo concretarse formalmente; para ello se realizó el programa arquitectónico de base por petición expresa de la rectoría. Se materializó en el periodo de Miguel Alemán, quien vio en ello la enorme ventaja política de continuar con el legado de su antecesor.

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Cecilia Gutiérrez Arriola, “Marcial Gutiérrez Camarena. Arquitecto”, en Catherine Ettinger y Louise Noelle, Los arquitectos mexicanos de la modernidad (México: uaslm, umsnh, Docomomo-México, 2013), 248-249. b.s. de la Barra, “Congreso Nacional de Planificación”, Excélsior, 9 de enero de 1930. Augusto Pérez Palacios, Esos arquitectos (México: Artes Gráficas mv, Tlacaeleltzin, 1980), 69-71. Augusto Pérez Palacios, Esos arquitectos, 69-71. E. Petchard, “Colonia Universitaria para Trabajadores Intelectuales”, Archivo Histórico de la unam, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (ahunam-iisue)(plano), enero de 1938 (08-717262). Francisco Ramos, “Colonia Universitaria para Trabajadores Intelectuales”, ahunamiisue (plano), mayo de 1938 (08-717283).

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02. Mauricio M. Campos y Marcial Gutiérrez Camarena. Planta del plano general de Ciudad Universitaria, 1928. Tesis de licenciatura de la ena Fuente: Archivo Histórico de la unam, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (ahunam-iisue)

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03. Augusto Pérez Palacios y otros. Corte transversal de la Ciudad Universitaria, 1931. Anteproyecto realizado por estudiantes de la ena. Fuente: aam

Polémicas en torno a un concurso Raúl Cacho expuso en el viii Congreso Panamericano de Arquitectos que la iniciativa para la construcción de cu en el Pedregal de San Ángel surgió en 1941 de un grupo de alumnos de Filosofía y Letras.15 Las gestiones legales iniciaron en 1943 y culminaron con el Decreto de Expropiación de los Terrenos Destinados a la Ciudad Universitaria para su Fundación y Construcción. La rectoría ofreció una serie de recursos y beneficios para los ejidatarios y sus hijos.16 El 6 de abril de 1946, aún en el gobierno de Manuel Ávila Camacho, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley sobre la Fundación y Construcción de la Ciudad Universitaria.17 Sus funciones estaban enfocadas en fundar una comisión que formulara los programas arquitectónicos; convocara los concursos de planeación y proyectos; elaborara los planes financieros y estableciera el destino de los bienes edificados en concordancia con una posible adquisición por parte del gobierno federal o del Distrito Federal. Dicha comisión tenía un plazo de seis meses para plantear sus estrategias ante la rectoría y el Patronato Universitario, que se encargarían de obtener los fondos y de contratar los servicios necesarios para la urbanización, lotificación y construcción de los edificios, equipamiento e infraestructura. Así pues, el 19 de noviembre de 1946 la rectoría giró una carta a la sam “para que designase un arquitecto, el que conjuntamente con otras personas que nombrara la rectoría, había de ocuparse en hacer un esbozo general o croquis de la Ciudad Universitaria.”18 La petición surgió de una reunión de la Comisión para la Fundación y la Construcción de la Ciudad Universitaria, en la que se había establecido que fuera la ena la encargada de realizar el programa y el proyecto general. El entonces presidente de la sam, Carlos Obregón Santacilia, sugirió que se realizara una convocatoria abierta a los demás miembros del gremio, ya que eran todos hijos de la Universidad. Para ello la sam realizó una junta reglamentaria para convocar a un concurso interno, donde el presidente

15 Raúl Cacho, “La Ciudad Universitaria de México”. 16 El decreto se aprobó el 6 de septiembre de 1946. Se publicó en el Diario Oficial el 25 de septiembre de 1946. Ofrecía la edificación de casas habitación, la construcción de una escuela primaria tipo, el uso del suelo agrario hasta el momento de la finalización de la obra, el trabajo durante la construcción y un puesto laboral permanente después. Mario Pani y Enrique del Moral, La construcción de la Ciudad Universitaria, 233-239. 17 La ley fue aprobada el 31 de diciembre de 1945. Ver Mario Pani y Enrique del Moral, La Construcción de la Ciudad Universitaria, 227-229. 18 Mauricio Gómez Mayorga, “El asunto de la Ciudad Universitaria: ratificación del criterio de esta página”, Excélsior, 14 de septiembre de 1947.

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explicó a los arquitectos concurrentes a la junta los propósitos de la Rectoría, en el sentido de que el “plano de conjunto” (como llaman ahora a los anteproyectos) que se pretendía realizar tenía por objeto mostrarlo al presidente de la república para ayudar con ello a fijar las ideas en forma objetiva, utilizando dicho trabajo, entonces, como propaganda para la construcción de la Ciudad Universitaria.19

19 Mauricio Gómez Mayorga, “El asunto de la Ciudad Universitaria: ratificación del criterio de esta página”. 20 “La Ciudad Universitaria”, Arquitectura y lo Demás 11 (mayo de 1947-marzo de 1947). 21 “La Ciudad Universitaria”, Arquitectura y lo Demás 11. 22 “Programa para Ciudad Universitaria”, (aam-fapp), sección documentos, caja 1, año 1947, folder 2.

Es decir, más que un anteproyecto en forma, la solicitud estaba dirigida a formular un planteamiento conceptual que sirviera de base generadora de un proyecto futuro. Para ello se giró una nueva circular, fechada el 30 de noviembre de 1946, en la que se invitaba a los miembros de la sam a proponer sus esbozos. Once fueron los participantes agremiados a los que se fue eliminando o que desertaron debido, según la versión de Gómez Mayorga, “a la imposibilidad de trabajar con los datos desordenados, incompletos y retardados por el encargado de proporcionarlos, arquitecto Enrique del Moral”.20 Pero además de la supuesta falta de información, también sostuvo en otra misiva enviada por la rectoría a la sam, fechada el 5 de diciembre de 1946, que no “se expresaba en absoluto que ese anteproyecto fuese a competir con otros o estuviese a concurso”.21 Los miembros de la sam que respondieron a la convocatoria lo hicieron bajo el precepto de que se trataba más de un artilugio propagandístico del gobierno y la rectoría que de un anteproyecto en forma sometido a un concurso, a decir de los alegatos y reclamos de Gómez Mayorga. Dedujimos, por lo tanto, que la falta de información a la que él alude en ambos artículos citados se trataba del programa arquitectónico formal que había elaborado José Villagrán García. La negativa de Enrique del Moral tiene sentido en cuanto a que era un trabajo realizado, concertado y pensado para garantizar el proyecto y la obra a la ena. Pensamos que darle largas a la entrega de un programa digerido fue una táctica, más que una invitación a los miembros de la sam para formular su programa desde cero. El programa arquitectónico firmado por José Villagrán García y Enrique del Moral se entregó a los diversos profesores de composición el día 23 de noviembre de 1946,22 es decir, pocos días después de la convocatoria pública y oficial que por medio de un comunicado hiciera la rectoría. No es difícil concluir que la disposición y la articulación general de un programa arquitectónico general, de alto grado de complejidad, no pudo haberse realizado en cuatro días. La ena partió con ventaja, pero también protegiendo el fruto de la investigación que consideraba suya por antonomasia. De ahí el origen de lo que sucedería después y dejara en ridículo a los miembros de la sam. Ante tal diatriba, el rector en turno, Salvador Zubirán, publicó una carta en Excélsior dirigida al presidente en funciones, Guillermo Zárraga, donde argumentaba las razones por las cuales la supuesta convocatoria caía en la ambigüedad interpretativa y podía adolecer de falta de información: La Comisión de la Ciudad Universitaria, al convocar al concurso en la forma en que lo hizo, estudió y tuvo en cuenta la dificultad que presentaba, para el buen éxito de la empresa, lanzar una convocatoria en la cual el programa para la Ciudad Universitaria hubiera sido detallado, exigiendo por tanto una solución arquitectónica completa y

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acuciosa, también en todas sus partes, ya que la elaboración de tan solo el programa, hubiera tomado un lapso de tiempo muy largo y exigido la colaboración de un gran número de técnicos con un costo elevado.23

Mientras tanto, la ena, mejor informada y preparada sobre el requerimiento de la rectoría, lanzó una convocatoria interna para realizar una repentina, “prueba preliminar rápida”, 24 cuyo plazo fue fijado, inicialmente, para el 2 de enero de 1947 y aplazado, en un comunicado posterior, para el 11 de enero de 1947.25 En el primero de los comunicados se explicaba la solicitud de la rectoría para la elaboración de un anteproyecto, para lo cual se determinó desde la dirección de la escuela que éste se realizara en dos etapas–que posteriormente se volvieron tres; la primera mediante la mencionada repentina y la segunda seleccionando el trabajo que se considerara mejor para desarrollarlo con mayor detalle entre todos los profesores, con “objeto de desarrollar un sentido unitario de conjunto”.26 El documento, además de ser una invitación a los profesores para participar, y a quienes pudieran obtener el programa con previa solicitud, apelaba a enaltecer los valores universitarios y, dicho sea de paso, garantizar así un muy jugoso y buen contrato: Como fácilmente se comprende, el trabajo que se pide es de extraordinaria importancia tanto para la Universidad misma, como para nuestra escuela, ya que han sido solicitados anteproyectos semejantes al Colegio de Arquitectos y a la Sociedad de Arquitectos Mexicanos. Es indispensable que la Escuela presente un proyecto adecuado a su prestigio y lo más completo posible. Por lo tanto, por anticipado cuenta la dirección con la colaboración entusiasta de los maestros de esta facultad y procurará así mismo que los alumnos de ella ayuden a realizar el proyecto aludido, ya que está convencida de la labor de conjunto que puede desarrollar la Escuela podrá evidenciarse en un trabajo de gran importancia de inapreciable valor para los fines que persigue la Universidad, ya que podrá ser, si obtenemos el éxito que creo, el punto de partida para el proyecto definitivo de la Ciudad Universitaria.

La primera etapa consistió en el trabajo realizado por los profesores Mauricio M. Campos, Augusto H. Álvarez, Vladimir Kaspé, Alonso Mariscal, Augusto Pérez Palacios, Mario Pani, Marcial Gutiérrez Camarena, Javier García Lascurain, Enrique del Moral27 y sus respectivos alumnos. La votación se realizó entre todos los participantes; se emitió un voto en orden progresivo descendente y se excluyó el propio trabajo. Así, se resolvió que los proyectos de Enrique del Moral y de Mario Pani eran los dos mejores y se concordó unificar los criterios para elaborar durante poco más de un mes un plano de conjunto que representara a la Escuela en lo que se denominó públicamente un concurso, cuyo plazo cerraba el 28 de febrero de 1947.28 La preparación de la versión unificada fue la segunda etapa del proceso interno de la ena. Competiría con las propuestas del cam y de la sam en abril. Para elaborar el plano de conjunto, dirigidos por Mario Pani y Enrique del Moral, colaboraron 17 maestros, 11 pasantes y 24 alumnos.29 Sin embargo, los tiempos del proceso se alargaron ya que en el momento de la presentación oficial sucedió un imprevisto que obligó a modificar los planes: un pasante y dos alumnos, Enrique Molinar, Armando Franco y Teodoro González de León, lograron llamar suficientemente la

23 Salvador Zubirán, “Carta del Rector de la Universidad Nacional”, Excélsior, México, 31 de agosto de 1947. 24 “Prueba Rápida para Ciudad Universitaria”, aam, diciembre de 1946, folder 1, fapp, sección Documentos, caja 1, año 1946. 25 “Prueba Rápida para Ciudad Universitaria” aam-fapp. 26 “Prueba Rápida para Ciudad Universitaria” aam-fapp. 27 Mario Pani y Enrique del Moral, La construcción de la Ciudad Universitaria, 39. 28 “Ya hay dinero para hacer la Ciudad Universitaria”, Novedades, México, 7 de febrero de 1947. 29 La lista de los participantes se publicó por primera vez en “Anteproyectos para la Ciudad Universitaria en México”, Arquitectura México 23 (septiembre de 1947), 138.

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atención de las autoridades, los profesores y arquitectos como para que su anteproyecto fuera el que, finalmente, se desarrollara nuevamente en conjunto con toda la Escuela y fuera, ahora sí, aquél que se enfrentaría y triunfaría ante la sam y el cam.30 Historia conocida a la cual queda poco o nada que agregar. Cabe señalar que entre estos dos momentos hubo un hecho que ha sido imposible datar con precisión hasta ahora. Teodoro González de León narró, en diversas ocasiones, que él junto con sus compañeros presentó a Pani y Del Moral su propuesta. Armando Franco confirmó el suceso y agregó que se fueron Mario Pani y Enrique del Moral con José Luis Benlliure Galán (entonces estudiante de tercer año) a Taxco, donde elaboraron un anteproyecto alterno que no fue el que participó en abril. Señaló que además fue rechazado por el mismo José Villagrán y que ellos volvieron al plan original. Se localizó este plano en el iiesu, sin fecha ni datos específicos, pero dedujimos que sería aquella versión desechada, pues es reconocible la letra característica del gran dibujante José Luis Benlliure.31

04. Mario Pani y Enrique del Moral; dibuja José Luis Benlliure Galán. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta extemporánea fuera del concurso interno de profesores de la ena. Copia heliográfica. Fuente: ahunam-iisue

30 Teodoro González de León, “La vida de un barrio universitario”, en Lorena Hernández Muñoz (coord.), Un destino compartido, 450 años de presencia de la Universidad en la Ciudad de México, (México: unam, 2014), 150-151. 31 Entrevista a Armando Franco realizada por Jimena Torre, México, df, 16 de julio de 2014. 32 Mauricio Gómez Mayorga, “El asunto de la Ciudad Universitaria”. El texto se publicó en Arquitectura y lo Demás; aunque la revista no cuenta con autor expreso, tenía como jefe de redacción a Mauricio Gómez Mayorga. La publicación en Excélsior que le sucedió en septiembre de 1947, que está firmada, guarda una estructura similar, mismos argumentos y redacción casi idéntica, por lo que inferimos que se trata del mismo autor. La diferencia radica en que en la primera versión, en la revista, acusa al cam directamente; en la segunda corrige escribiendo que ignora los motivos.

El cam se abstuvo, como se mencionó, de realizar un concurso interno. Asignó a José Luis Cuevas Pietrasanta como su representante para que apoyara en el trabajo del anteproyecto que venía realizando la ena. Ante esta situación, Mauricio Gómez Mayorga criticó la decisión aduciendo que la razón había sido porque el cam y la Escuela tenían a los mismos agremiados, lo cual en este caso era por demás cierto.32 El supuesto concurso fue a todas luces una competencia en desventaja. Dos instituciones se enfrentaron en contra de una con menos datos,

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05. Fernando Cervantes y Arnold Wasson Tucker. Anteproyecto de cu: croquis de conjunto, 1947 Fuente: Arquitectura y lo Demás 11 (1947), 35

sin programa ni tantas manos para proyectar y dibujar (los profesores contaban con los alumnos, pues el concurso se consideró un ejercicio de las asignaturas de composición); los arquitectos de la sam tuvieron que recurrir a los dibujantes de sus propios despachos y, por ende, pagarles. El proyecto vencedor de la sam fue la planta de conjunto que perteneció a Fernando Cervantes y Arnold Wasson Tucker. El segundo lugar lo obtuvieron Gustavo Saavedra e Ignacio López Bancalari y el tercero fue para Antonio Pastrana.

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06. Gustavo Saavedra e Ignacio López Bancalari. Anteproyecto de cu: croquis de conjunto, 1947 Fuente: Arquitectura y lo Demás 11 (1947), 34

33 “La apertura de la exposición de la Ciudad Universitaria”, aam-fapp, sección Publicaciones, caja 1, año 1947, folder 3, marzo de 1947. 34 Mauricio Gómez Mayorga, “El asunto de la Ciudad Universitaria”. 35 Mauricio Gómez Mayorga, “El asunto de la Ciudad Universitaria”. 36 “La urbanización del Pedregal de S. Ángel se iniciará pronto”, El Nacional, 6 de mayo de 1947. 37 “Trascendentales conceptos del Dr. Zubirán, Rector de la Universidad N. Autónoma”, El Nacional, 16 de junio de 1947. 38 “Trascendentales conceptos del Dr. Zubirán, Rector de la Universidad N. Autónoma”, El Nacional. Las instituciones que ofrecieron las becas Kellogg y Guggenheim tenían por objetivo entregar becas para la preparación docente en medicina, anatomía, química y matemáticas. 39 ahunam–iisue, Fondo Mauricio Campos, Ciudad Universitaria, Planos s/c, 1928. Publicado parcialmente en Cecilia Gutiérrez Arriola, “Marcial Gutiérrez Camarena Arquitecto”, en Catherine Ettinger y Louise Noelle, Los arquitectos de la modernidad (México, DocomomoMéxico, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, 2013), 249.

Todos ellos formaron parte de la exposición que se montó del 11 al 21 de abril de 1947 en el patio de San Carlos.33 Mauricio Gómez Mayorga, jurado de la selección interna, se negó a firmar el fallo. La suya fue una especie de protesta tácita “contra las cosas y circunstancias que causaron el fracaso de este concurso”;34 argumentó además que no fue por falta de capacidad de los supuestos concursantes sino simplemente porque, a su criterio, no los hubo. Y por ello, haciendo pública la fundamentación, solicitó a Emilio Gómez Adame, José Villagrán García, Enrique del Moral y Carlos Obregón Santacilia que apoyaran sus declaraciones y confirmaran “que no hubo concurso para la Ciudad Universitaria”.35 A todo lo anterior, ninguno de los aludidos hizo declaraciones, aclaraciones o reclamos. Solamente le siguió el silencio. Y con ello, el olvido y la amargura. Las declaraciones públicas de Gómez Mayorga se hicieron en el mes de abril de 1947, demasiado tarde ya para echar marcha atrás a un proceso que había culminado con la premiación y designación de los vencedores absolutos el día 22 de abril de 1947. Además, era enorme la carga política del discurso del régimen, heredero de los ideales de la Revolución, demasiado potentes y fuertes para aprovecharlos como artilugio arquitectónico. Una razón de peso imposibilitaba revertir el concurso un tanto ambiguo y marcado con favoritismos desde su planeación. Aceptar un proceso turbio mancharía cualquier intento futuro de política social. Ciudad Universitaria representaba la cúspide de la modernidad cultural, social, industrial y económica del país. Finalmente, a partir del mes de mayo de 1947 la misma exposición montada en la Academia de San Carlos partió junto con el rector Salvador Zubirán para ser exhibida en diversas instituciones de Estados Unidos: Universidad de Kansas,36 Universidad de Michigan, Escuela de Ingeniería de Northwestern, Instituto Tecnológico de Chicago, Universidad de Illinois y la Universidad de Columbia.37

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La prensa registró las visitas cuyo fin fue promover los proyectos como triunfos políticos y dar asesoría técnica al proyecto, financiamientos para becas para profesores y la aprobación académica de una obra que marcaría un paso más hacia la modernidad del país.38

Algunas notas sobre los distintos anteproyectos para una ciudad universitaria A continuación presentamos los proyectos que ilustran algunas de las ideas que se han tenido en torno a la Ciudad Universitaria, desde sus antecedentes en la tercera y cuarta décadas, hasta las diversas etapas del polémico concurso y los participantes de la ena y de la sam. Cabe aclarar que es la primera vez que se incluyen en un mismo texto todos ellos y con el mismo criterio de análisis breve. Tal decisión obedece a dos razones, la primera por cuestiones de espacio; la segunda porque es, nuevamente, una invitación a profundizar en un tema del que parecería que se había ya dicho todo, pero los documentos demuestran que no es así, pues cabe la posibilidad de que se agreguen más proyectos, versiones y participantes. Estos son los que hemos logrado reunir: .. Tesis de licenciatura, Mauricio M. Campos y Marcial Gutiérrez Camarena, 1928.39 .. Proyecto de Ciudad Universitaria, Augusto Pérez Palacios y otros, 1931.40 .. Primera etapa del concurso de selección de la Escuela de Arquitectura, nueve profesores de composición participantes, 1946-1947.41 .. Primera versión de los ganadores, Mario Pani y Enrique del Moral, de la ena 1947.42 .. Versión alternativa de la ena, Mario Pani y Enrique del Moral, dibujada por José Luis Benlliure Galán, 1947.43 .. Versión del concurso, Mario Pani y Enrique del Moral, 1947.44 .. Anteproyectos mandados a concurso por la sam. Fernando Cervantes y Arnold Wasson Tucker; Gustavo Saavedra e Ignacio López Bancalari, 1947. 45 Propuesta para concurso de los alumnos Armando Franco, Teodoro González de León y Enrique Molinar, 1947.46 .. Propuesta de la ena y del grupo de profesores, según el esquema de los alumnos y la versión oficial para concurso “nacional”, 1947.47 .. Propuestas personales y extemporáneas, Alfonso Pallares, 1947.48 Cabe precisar que las versiones subsecuentes, una vez anunciado el eminente primer lugar, ya no forman parte del corpus reunido, ya que sostenemos que en sí es un material sujeto a una revisión independiente. Así pues, comenzando con la tesis de Mauricio M. Campos y Marcial Gutiérrez Camarena, es importante destacar que tiene la particularidad de que fue una propuesta pionera en México. El ejercicio buscó, como concepto regidor, reunir en un solo campus universitario las distintas escuelas y facultades que se encontraban diseminadas por la ciudad, además de pensar en una zona habitacional específica. De él resalta que la escala que se percibía para la sede de la Universidad era mucho menor que la que se pensaría décadas después.

40 aam-fapp. 41 Agradecemos a Teodoro González de León el habernos facilitado los planos digitalizados, así como a Armando Franco la explicación ampliada del proyecto que presentaron ambos en 1947. Algunos de estos proyectos y planos también se publicaron en: Teodoro González de León, “Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal”, Cuadernos de Arquitectura y Docencia 8 (México, Facultad de Arquitectura, unam, 1992), 7-10; “Pequeña historia de un gran espacio público”; Mario Pani y Enrique del Moral, “cu : la ciudad interior” y Carlos González Lobo, “El proyecto urbanístico y arquitectónico”, en La arquitectura de la Ciudad Universitaria, (México: Facultad de Arquitectura, Coordinación de Humanidades, unam, 1994). El agradecimiento se hace extensivo a José María Gutiérrez, a Carlos González Lobo, a José Luis Cortés Delgado y Francisco Treviño, así como a Isaura González Gottdiener por el apoyo brindado para esta investigación. 42 Teodoro González de León, “Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal”, Cuadernos de Arquitectura y Docencia 8, 7-10. 43 “Planos”, autor desconocido, ahunam-iisue inventario 08-717 266, siglo xx unam. 44 Teodoro González de León, “Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal”, Cuadernos de Arquitectura y Docencia 8, 7-10. 45 “La Ciudad Universitaria”, Arquitectura y lo Demás 11 (mayo de 1946-marzo de 1947). 46 “Ciudad Universitaria”, Plano, autor, González de León, ahunam-iisue inventario 08-717282, siglo xx unam. 47 Mario Pani y Enrique del Moral, “cu : La Ciudad interior”. 48 Archivo Alfonso Pallares del Portillo, Proyectos ap-bpr-057 y ap-bpr-101. Buffalo Nueva York, 1947.

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07. Plano 5. Propuesta de la ena para el concurso nacional de cu: plano de conjunto, 1947. Fuente: Archivo Teodoro Gonzáles de León Arquitectos (tgla)

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Con ello, además de ubicar al sur de la ciudad los distintos edificios, se proponía resolver el problema de la dispersión estudiantil y aminorar la dificultad administrativa, así como construir instalaciones nuevas bajo criterios del urbanismo moderno de la época, con estudios funcionales de soleamiento, higiene y espacios adecuados para realizar las actividades escolares correspondientes. Cabe recordar que los antiguos edificios universitarios del periodo virreinal se encontraban saturados y sus instalaciones ya no ofrecían las mejores condiciones para la enseñanza. El terreno se lotificó en una serie de manzanas a lo largo de dos ejes de composición principales, siguiendo una orientación norte-sur, este-oeste casi franca. Las calles secundarias se propusieron rectas y dispuestas en forma radial a partir del acceso principal que partía de una glorieta, denominada Plaza de Huipulco; a ella confluían la calzada de Xochimilco y la calzada de Tlalpan. Las vías de comunicación directas con el centro de la ciudad se complementaban con las líneas de trenes. Las fronteras estaban claramente marcadas por aquellas dos avenidas que se integrarían al proyecto a escala urbana, para crear un diálogo entre el interior del predio y el exterior mediante el uso de camellones, plazoletas y jardines. El acceso principal continuaba con una gran calzada, flanqueada por camellones, hasta una plaza de proporciones rectangulares que, a su vez, distribuía en un recorrido radial diversas calles secundarias hacia glorietas de distribución con elementos decorativos que servían de vestíbulos urbanos. Los distintos edificios de tres niveles presentaban un patio central y se repetían de manera sistemática como único módulo de composición. El eje oriente-poniente remataba con dos cuerpos diferenciados y clara jerarquía distinta. Por un lado, se ubicó la zona destinada a los campos deportivos con un estadio en forma de herradura; por el otro, una serie de volúmenes de forma regular organizados alrededor de plazas y jardines, que probablemente comprendían la sección administrativa, la rectoría y el auditorio principal. El esquema propuesto planteó un ordenamiento más o menos jerarquizado y mantuvo un lenguaje similar en el tratamiento de las proporciones de los vanos, tendencialmente horizontales, en la diferenciación de las circulaciones verticales y horizontales, en el manejo de las alturas y en la forma de rematar los edificios sin coronamientos o cornisas. La concentración de las edificaciones a lo largo del alineamiento de las calles no permitió la conformación de un espacio central. La idea es clara en cuanto a que las circulaciones estaban dirigidas a reforzar la presencia cada vez más constante de los automotores, dentro de la tendencia mundial de abrir y crear calles de circulación y no una separación entre los peatones ni, mucho menos, un espacio contenido que sirviera de punto de reunión central. Si bien cuenta con plazas y jardines, es de notarse que éstos se encuentran descentralizados y en las periferias de las diversas facultades, de tal modo que fortalecen la sensación de separación del tejido urbano por medio de una zona de filtro. Los bloques libres también podrían haberse utilizado en el futuro para expansiones posibles de la sede. El diseño urbano se encuentra inserto perfectamente dentro del pensamiento de una época que consideraba aún el diseño de las ciudades dentro de un esquema Beaux Arts que seguía el trazo racional

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de avenidas, con un criterio higiénico, adecuado soleamiento y con remates visuales jerarquizados. El proyecto es una mezcla de las diferentes tendencias e ideas de una materia relativamente nueva del naciente urbanismo. Éste, a partir del siglo xix, culminaría con una distinta forma de pensar la ciudad, producto de la nueva dimensión del territorio urbano que transformó su morfología debido a la creciente industrialización, la adopción de los medios motorizados de locomoción y las ideas de la higiene en la ciudad. Así pues, se puede denotar las influencias de diversos autores. Vemos plasmados los principios de las reformas urbanas de Haussman para París, los programas de ensanchamiento para Barcelona de Cerdá, los principios de las ciudades lineales de Soria, la organización de la ciudad jardín de Ebenizer Howard, la distribución y el lenguaje de los edificios de la ciudad industrial de Garnier y los principios del City Planning ya adoptados en Estados Unidos desde finales del siglo xix. Se ha dado por llamar a este esquema de urbanización y organización del territorio con el nombre de Beaux Arts, desacreditando así cualquier posibilidad de ver los problemas urbanos con una visión moderna, desde su época. Cabe puntualizar que, además de constituir la forma de hacer y entender la ciudad en aquel momento, los esquemas y propuestas urbanas se ilustraban ampliamente en los periódicos de mayor circulación de la época, además de que se había ya instaurado la cátedra de urbanismo, conocida como “Arquitectura Cívica”, a cargo

de José Luis Cuevas Pietrasanta. Para 1928, además, Carlos Contreras ya formaba parte importante de los académicos de la universidad y ya habían comenzado las primeras gestiones y pasos hacia el urbanismo moderno en México. No es de sorprender, por lo tanto, que la forma de entender y hacer ciudad siguiera emulando el mismo esquema durante varias décadas después, como se vería reflejado en muchos de los proyectos de 1946-1947, tal como explicamos más adelante. El segundo de los ejemplos que marcamos como parte de los antecedentes es aquel proyecto de 1931 en el que participó Augusto Pérez Palacios y del cual se conservaron en su archivo algunos planos y dibujos, probablemente la parte en la que él participó directamente. Está compuesto por la planta arquitectónica de un gran auditorio con un levantamiento isométrico, un corte transversal con fachadas de gran formato en acuarela y un detalle de la plaza principal con su fuente. La planta arquitectónica está resuelta mediante un eje de composición simétrico que alinea el acceso principal con el vestíbulo y el centro del escenario. La forma elíptica del volumen principal sigue un esquema radial con dos cuerpos circulares dispuestos en los flancos del escenario que albergarían dos teatros de dimensiones menores. Los servicios, escaleras, circulaciones, bodegas y camerinos se encuentran colocados de manera perimetral. Cuenta, además, con dos vestíbulos laterales y un acceso independiente a la zona de camerinos. El edificio se encuentra centrado con respecto

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al lote propuesto y delimitado por un andador perimetral, por el cual se preveía la circulación del arroyo vehicular. Las proporciones del edificio abarcan un área de construcción de 7 000 m2. En cuanto al lenguaje arquitectónico del edificio se denota que pertenece a una etapa de transición entre los lenguajes de la arquitectura de la década de los años veinte, cuya búsqueda principal era la modernidad y la sinceridad de los materiales constructivos predominantes (mas no los únicos) del acero estructural, el concreto armado y el vidrio laminado. Respecto al tratamiento volumétrico se identifican claramente los distintos volúmenes cilíndricos que se adosan a la planta elíptica, lo cual desde su lectura exterior permite adivinar los usos internos. Este concepto contrasta con el volumen principal que en sus fachadas conserva aún la disposición clásica del orden dividido en tres partes: basamento, cuerpo central y remate. Los vanos varían y repiten un módulo principal de forma cuadrada que se adopta a proporciones verticales u horizontales; algunos de ellos forman vitrales que se encuentran diferenciados por entrecalles remarcadas con troneras que envuelven la cúpula de peralte rebajado. La bahía principal frente al acceso preveía funcionar para el ascenso y descenso de automóviles, mediante una escalinata de dos hexágonos intersectados. El acceso principal se resolvió con un gran arco de medio punto, sin decorados, cuyas jambas se van arremetiendo y contienen altorrelieves que representan la fusión de las dos culturas mediante un

hombre, una mujer y el lema de José Vasconcelos, representativo de la unam, “Por mi raza hablará el espíritu”. La jerarquía del gran auditorio, según demuestra el corte principal, se ve reforzada por la existencia de una glorieta con una fuente principal con altorrelieves que emulan mascarones, serpientes emplumadas y elementos de la arquitectura prehispánica adosados en un obelisco y con un basamento que emula al jade. Aquí el llamado al nacionalismo dentro del lenguaje conformador de la modernidad arquitectónica mexicana es más que evidente, se encuentra perfectamente inserto en su momento histórico, que reclamaba desde la arquitectura una identidad local en un mundo global. Los demás edificios que completan la vista del corte y que se ven en fachada y de escorzo nos hablan de una clara influencia de la arquitectura del protorracionalismo de la escuela vienesa. El manejo de los vanos, de los macizos y de los remates de los distintos cuerpos, además del tratamiento de los volúmenes nos remiten directamente al lenguaje utilizado en el Palacio Stoclet, la casa de Rue Franklin y el pabellón de la Secession Vienesa, con algunos elementos art déco. Así pues, de la misma manera que el ejemplo anterior, responden a aquella etapa de transición en la búsqueda del lenguaje arquitectónico, dentro del periodo conocido como Movimiento moderno que pocos años después se llamaría Estilo internacional o racional funcionalista.

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La participación de profesores y alumnos de la ENA

08. Plano 4. Armando Franco, Teodoro González de León y Enrique Molinar. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta fuera de concurso de alumnos de la ena. Fuente: ahunam- iisue

Si la publicación del recuento de acontecimientos en torno al concurso de cu de 1947 se ha visto llena de versiones contradictorias, fantasías e interpretaciones variadas, la situación de la publicación de los partidos presentados a competir por profesores y miembros de la sam es todavía más sorprendente y se ha evadido casi del todo hasta hace muy poco tiempo. El propio Mario Pani publicó hasta su texto de 1979 que la propuesta de conjunto presentada por los alumnos Molinar, González de León y Franco sirvió de base para el desarrollo del conjunto inscrito al concurso nacional; 49 no obstante, no incluyó ninguno de los dibujos pertenecientes a esta etapa del diseño que no fuera el del proyecto ganador.50

49 La situación de los alumnos era conocida por los profesores; sin embargo, Pani los enuncia en ese orden. Parecería que aquella rebeldía que recuerdan como propia A. Franco y T. González de León hubiera causado mella en la memoria de su maestro y no quisiera reconocérseles la magnitud de su participación creativa. Ver Teodoro González de León, “Cátedra Extraordinaria”, 5-10.

Tampoco lo hizo en la publicación de 1985, Cu : La ciudad interior. Mucho se abonó a la polémica discusión de la autoría de esa solución arquitectónica a causa de esa omisión, como también a causa de las versiones que profesores y alumnos de la Escuela propagaron negando el protagonismo de aquellos tres estudiantes. Tanto los dibujos estudiantiles como los del resto de profesores quedaron sin conocerse por el público ajeno al concurso hasta 1992, fecha en que el propio Teodoro González de León presenta en la primera sesión de la Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal las fotografías que Armando Franco había guardado de aquellos dibujos

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propuestos por los profesores en la Academia de San Carlos; entonces también explicó allí las características de algunos de ellos.51 De los 12 planos que nos fueron proporcionados por Teodoro González de León Arquitectos en fotografías, nueve pertenecen al grupo de profesores de composición de la ena que compitió internamente en enero de 1947; los otros tres son propuestas posteriores. Hemos identificado a algunos autores de los planos;52 los mencionamos a continuación para hacer referencia a ellos más adelante: Plano 1. Mario Pani; 2. Enrique del Moral; 3. Versión de Mario Pani y Enrique del Moral posterior al concurso interno de profesores; 4. Armando Franco, Teodoro González de León y Enrique Molinar (fuera de concurso); 5. Versión dibujada por la ena para el concurso nacional de marzo de 1947; 6. Augusto H. Álvarez; 7. Autor no identificado; 8. Autor no identificado; 9. Augusto Pérez Palacios; 10, 11 y 12. Autores no identificados. Es decir, que hasta la publicación de este escrito, no se han podido identificar los planos de Vladimir Kaspé, Alonso Mariscal, Marcial Gutiérrez Camarena, Mauricio M. Campos y Javier García Lascurain. Teniendo ventaja sobre los competidores de la sam, la ena aprovechó bien sus formidables medios humanos y desarrolló un completo programa de necesidades arquitectónicas; sin embargo, en la convocatoria para el concurso interno de profesores los elementos de representación solicitados se apegan bastante a la misma idea propuesta a la sam de presentar tan sólo un croquis de la idealización de esa futura Ciudad Universitaria: se dibujan plantas de conjunto solamente y a una escala que obliga a cierto universo macroscópico (esbozo general del conjunto a escala 1:5000 y zona escolar a 1:2000), en el cual no hay sitio para mayor detalle de la forma o tamaño preciso de los inmuebles particulares. El ejercicio sólo era planificar la distribución en el terreno de los distintos subconjuntos de edificios, esto es, demostrar qué solución urbanística resultaría la más adecuada, con apenas un esbozo de la volumetría de las partes, la superficie cubierta y el tipo de edificación. El programa que recibieron los profesores de los distintos talleres de composición de la Escuela instruía a dividir el enorme terreno de más de 700 hectáreas en dos grandes secciones: la primera destinada a formar la Ciudad Universitaria propiamente dicha y la otra a ser fraccionada y vendida al público en general. En la convocatoria se explica la pretensión de que la utilidad de estas ventas se destinaría a costear los gastos que originara la construcción de cu, además de obtener del gobierno federal una estructura jurídica que le asignara a la Universidad la casi totalidad de los ingresos provenientes de los impuestos generados por esos terrenos vendidos.53 Es de suponer que al no obtener esa estructura jurídica, dicha planeación nunca prosperó y gracias a ello una gran parte de los terrenos de cu hoy en día se conservan como reserva natural. Según la convocatoria, la sección universitaria debía contener: a. La zona del centro universitario, que comprendía edificios de rectoría y administrativos; escuelas y facultades; institutos de investigación en humanidades y ciencias; biblioteca, auditorio general, salones de fiestas, radioemisora, enfermería, bomberos y servicios generales; estadio para 25 000 espectadores, gimnasio y otras canchas deportivas.

50 El número 23 de la revista Arquitectura México despliega un artículo de ocho páginas con las imágenes del proyecto ganador: perspectiva aérea de conjunto, maqueta y planos de los edificios escolares realizados por los grupos de profesores y alumnos. Se había ya hablado de los proyectos de M. Campos y de A. Pérez Palacios en los números 23 y 36 de Arquitectura México refiriéndolos como antecedentes, información repetida posteriormente por varios autores, pero en ninguna publicación se ha incluido dibujo alguno de esos proyectos. En cuanto al concurso interno de la sam, la única revista que publicó dos de los partidos presentados por aquel organismo fue el número 11 de Arquitectura y lo Demás en el mismo año del concurso, 1947. 51 Las comunicaciones de esa cátedra fueron transcritas y publicadas por la facultad en los Cuadernos de Arquitectura dedicados a la docencia (ver notas anteriores). Las fotografías proyectadas en esa cátedra se incluyen también en la revista Arquitectura 4 de 1992, en el artículo del propio T. González de León. Algunas de esas imágenes fueron publicadas en 1994 en La arquitectura de la Ciudad Universitaria, editado por R. Álvarez para la fa-unam. Mutiladas y sin aclarar su procedencia, autoría o contenido de los planos que ahí se muestran, sólo se refiere que fueron proporcionadas por cortesía de Carlos González Lobo. 52 La convocatoria especificaba que cada propuesta se reconocería por un lema, de manera que los dibujos no están firmados. Hemos validado la autoría de algunos a partir de la memoria de quienes conocían los planos. La investigación sobre la autoría de estos planos continuará por parte de las autoras a partir de este escrito. 53 Ver “Prueba Rápida para Ciudad Universitaria”, aam-fapp.

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b. Zona residencial universitaria, que contemplaba edificios de vivienda colectiva y unifamiliar para profesores y empleados de la Universidad; pensiones, comedores y clubes para estudiantes; una zona comercial y un templo. c. Zona de expansión y protección para las dos anteriores zonas, que comprendía áreas libres en las cuales se pudieran construir futuros edificios y zonas arboladas que sirvieran como amortiguamiento entre la ciudad y cu.

54 Claudia Rueda Velázquez, “Los Jardines del Pedregal de San Ángel, un legado de la modernidad arquitectónica, 19471962”, en 8o Seminário Docomomo Brasil: Cidade Moderna e Contempôranea: Síntese e Paradoxo das Artes (Río de Janeiro: Docomomo-Brasil, 2009), 4-8. 55 Además de tener una estrecha relación de amistad con él, Barragán sentía verdadera veneración por Pallares, a quien consideraba su maestro. Ver correspondencia citada en Elisa Drago Quaglia, Alfonso Pallares: Crítica, visiones y polémicas del anuncio moderno y el problema arquitectónico en México (tesis para obtener el grado de doctora en Arquitectura, unam, 2014), 2-22. 56 Los dos terrenos colindan el uno con el otro, quedando Jardines del Pedregal al oeste de cu, donde señala el lindero desde 1946 con su extensa barda de piedra volcánica.

La sección del terreno destinada a la venta debía considerar una zona residencial para edificios unifamiliares; otra para edificios multifamiliares; y una zona cívica que debía albergar un templo, zona escolar, comercios, diversiones, delegación de policía, policlínica mínima, campo deportivo, paradero de ómnibus y estación de servicio de automóviles. Los nueve partidos del concurso interno de profesores se atienen a la división de usos del terreno, pero en diversas formas y alcances. Atendiendo a las bases de la convocatoria, cu debía ocupar la totalidad del terreno, considerar las vías públicas adyacentes y crear las que conviniera para articularse racionalmente con la zona sur de la ciudad, organizándose como una ciudad administrativamente autónoma dentro de sus linderos. Resulta evidente la liga conceptual de esa idea de funcionamiento autónomo y administración independiente con la filosofía de la ciudad jardín que Ebenezer Howard comenzó a propagar a principios de siglo xx, así como con las propuestas de núcleos suburbanos satélite que inician Raymond Unwin y Barry Parker contemporáneamente. Los terrenos designados a la Universidad estaban realmente lejos de la vida citadina, por lo que no es extraño que hubiera una sensación de satélite con respecto a ésta; mucho menos extraña es la respuesta formal de muchos de los partidos para ese concurso interno. En la década de los cuarenta la franja del sur del Distrito Federal todavía estaba muy separada de la zona donde se concentraba la mayoría de la población capitalina, es decir, la zona centro y las colonias aledañas. Entre el núcleo urbano principal y el sur de la capital había formidables extensiones de terreno de anterior vocación agrícola o agropecuaria que comenzaron a lotificarse y dividirse en el conocido proceso especulativo de grandes propiedades de los años veinte. Los pueblos cercanos a la futura cu, apenas tocados por la modernidad, se desperdigaban hacia el poniente y oriente del vértice más septentrional del polígono que encerraba el extenso lote –Oxtopulco, Chimalistac, Coyoacán, Tizapán, San Ángel, San Jerónimo, etcétera–, evitando históricamente el mar de lava del Xitle, que sólo el aledaño proyecto urbanístico Jardines del Pedregal de Luis Barragán se atrevió a tocar. Entregado a los negocios de bienes raíces, Luis Barragán compró con su socio José Alberto Bustamante en 1945 una enorme extensión de terrenos en ese agreste paraje y se sumergió en estudios de planificación para construir viviendas en lotes rodeados de jardines, asesorado para el trazo urbanístico por Carlos Contreras54 y Alfonso Pallares,55 y con la experiencia previa de los jardines en Tacubaya y San Jerónimo. Pero la relación de cu con los Jardines del Pedregal no sólo se limita a su vecindad,56 pues la participación indirecta de tres arquitectos –mayores que los profesores en el concurso– y las propuestas de diseño y planificación urbana que éstos venían desarrollando desde las décadas precedentes

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afectó a ambos proyectos. Nos referimos por supuesto a Carlos Contreras, Alfonso Pallares y José Luis Cuevas. De los últimos dos se habla en otros párrafos de este capítulo; de manera sólo superficial (debido a la imposibilidad de extendernos más) podemos destacar la enorme influencia que los tres tuvieron sobre las generaciones siguientes de arquitectos mexicanos. Carlos Contreras, formado en la Universidad de Columbia en Nueva York, tuvo una acertada capacidad para constituir asociaciones de profesionales en torno a los temas de planeación y arquitectura que le interesaban, como la Asociación para la Planificación de la República Mexicana,57 en donde fungían como miembros honorarios, entre otros, Ebenezer Howard y Raymond Unwin; cercanos a él, fueron asesores también de la revista Planificación, que fundara Contreras en los años veinte, órgano difusor de las ideas urbanísticas que para ese momento se consideraban en el país las más modernas. Muy afines a Contreras y sus ideas fueron también sus alumnos en la ena Enrique del Moral y Mauricio M. Campos.58 Se ha dicho por la crítica y la historiografía que aborda el concurso de cu que los partidos sometidos a competir por los nueve profesores tenían características Beaux Arts. Inferimos que con el uso de ese término se trata de describir los valores compositivos de esos proyectos como rígidos, cerrados, que siguen leyes de axialidad, simetría y repetición, de estructura jerárquica y buscan que sus partes, previamente establecidas, formen un todo definitivo. Pero esa descripción simplista se desdibuja en el momento en que confirmamos que ninguno de los proyectos se atiene al canon historicista, inherente al sistema de composición clásico, y al comprender que el proyecto de cu aparece como un cúmulo de oportunidades de crecimiento y desarrollo que no podían ser claras o definitivas a priori. Nos encontramos, en efecto, ante mecanismos adoptados por los arquitectos concursantes para poder responder a un programa mucho más complejo que el que tal sistema de composición permitiría resolver. La idea de ciudad jardín sirvió en diversos países de estrella polar de las rutas del pensamiento que persiguieron proyecciones urbanas innovadoras. Al propagarse en escala internacional, el modelo howardiano se confunde con el de los suburbios satélite (de Unwin y Parker), esto da lugar a un movimiento que no puede considerarse estrictamente unitario, pero que desempaña el hilo de unión entre diversas experiencias contemporáneas que experimentaron con la programación de núcleos suburbanos y de pequeñas ciudades satélites ricas en espacios verdes y en equipamientos colectivos.59 La vida moderna del siglo xx y sus programas complejos de arquitectura exigían nuevos sistemas de relaciones más flexibles que los que una sola teoría podía ofrecer, no obstante vemos numerosas referencias directas al modelo howardiano en cu, desde la planeación de asegurar el gasto inicial de la tierra y su posterior explotación, hasta el prerrequisito de rodearla de zonas de protección arboladas como amortiguamiento; 60 también es cierto que en las propuestas de los nueve profesores se combinan soluciones funcionales y formales que escapan a la preferencia por el lenguaje historicista, con la que es fácil relacionar a las ciudades jardín inglesas de las primeras tres décadas de ese siglo. Por otro lado, esta nueva ciudad para los universitarios, que se proponía también para acentuar la mejora de la vivienda relacionada con esta reducida

57 Alejandrina Escudero Morales, “Carlos Contreras, el urbanista y la ciudad”, en Catherine R. Ettinger y Louise Noelle Gras (coords.), Los arquitectos mexicanos de la modernidad: Corrigiendo las omisiones y celebrando el compromiso (Morelia: umsnhuaslp-Docomomo-México, 2013), 44. 58 Alejandrina Escudero Morales. “Carlos Contreras, el urbanista y la ciudad”, 46. 59 Benedetto Gravagnuolo, Historia del urbanismo en Europa 1750-1960, (Madrid: Akal, 1998), 125. 60 “Prueba Rápida para Ciudad Universitaria”, aam-fapp

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09. Plano 8. Autor desconocido. Anteproyecto de cu: Plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

61 Estudios más profundos y extensos que éste permitirán atribuir cada autoría más acertadamente. 62 En esa vialidad se lee la leyenda “A x metros glorieta donde convergen las prolongaciones de Piedad y Niño Perdido y la conexión con Huipulco y Xochimilco”. Ver plano 8. 63 No hay que olvidar que Insurgentes era, a partir de este tramo, la carretera a Cuernavaca. 64 Tanto el uso de circuitos de calles con curvas como los distintos tipos de callejones cul-de-sac (“fondo de bolsa”), además de circuitos peatonales y bulevares arbolados, son usados profusamente por Unwin y Parker y posteriormente se emplearán en el diseño de ciudades jardín o satélite, como podemos apreciar también en los Jardines del Pedregal. El propósito era brindar intimidad, comodidad, sentido de comunidad y un constante cambio de las vistas, procurando que el

población, no podía plantearse económicamente independiente; no se apostarían en ella núcleos productivos –industria, cinturones de agricultura u oficinas–, sino que funcionaría sólo geográficamente independiente. Dos de las propuestas para cu que son más fácilmente identificables con trazas de ciudades jardín son los planos 8 y 12. Nos atreveríamos a atribuir su autoría a Marcial Gutiérrez Camarena y a Mauricio M. Campos,61 pues ambos dibujos siguen un planteamiento muy parecido al proyecto que estos dos arquitectos presentaron como tesis para diplomarse en 1928: composición a partir de un gran eje principal, en cuyos extremos sitúan rotondas y edificios de índole pública –en este caso el estadio–, que añade ejes secundarios perpendiculares. La axialidad principal se marca con una gran calzada de doble vial con un parque longitudinal al centro; los edificios de las diferentes escuelas se sitúan de un lado y otro del eje, agrupándolos en pares dentro de manzanas delimitadas por calles más estrechas que cruzan el parque longitudinal. En el caso del plano 12, la mayoría de los edificios se componen en torno a patios o en esquema de peine, mientras que el plano 8 dispone paralelepípedos mucho más simples. Ambos proyectos asumen la avenida Insurgentes como un eje secundario perpendicular al principal. El plano 8 inclusive parece plantear un nodo de circulación que continúa el eje principal hacia el oriente de la ciudad;62 quedan como liga entre ésta y cu una gran rotonda de la cual salen radialmente vialidades hacia el sur y norponiente, limitando zonas de protección arboladas y separando la vivienda de la zona escolar,

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tal como opera formalmente en el proyecto de 1928. Esta propuesta separa la zona deportiva de la escolar mediante el cruce de Insurgentes, cuyo flujo vehicular de alta velocidad63 se atenúa e incorpora al conjunto por medio de unos tréboles. Al contener el plano una parte amplia del terreno, muestra la planificación para las zonas de viviendas de universitarios y las que se pondrían a la venta al público, diferenciando agrupación y densidad; para ambas zonas los lotes destinados a viviendas unifamiliares se disponen en racimos organizados en torno a estrechas calles tipo cul-de-sac, comunicadas a las vialidades mayores por medio de calzadas con curvas.64 Los edificios multifamiliares se sitúan en grandes manzanas organizadas en retícula, al igual que las zonas comerciales y el centro cívico. Esta propuesta del plano 8 aprovecha los intersticios de terreno que la lava no alcanzó65 –llamados “joyas” por los campesinos y lugareños- para situar los

10. Plano 12. Autor desconocido. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

acceso a éstas por todas las viviendas fuera más equitativo. “Es como si el arquitecto deseara incluir tanta variedad de perspectivas de urbanismo como fuera posible dentro de un solo esquema”, Stephen Bayley, La Ciudad Jardín (Madrid: Adir, 1981), 60. 65 Señalizados en algunos de los planos con una línea punteada sinuosa.

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66 En 1938 el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe llega a Chicago huyendo del régimen nazi para convertirse en el director del Instituto Armour (hoy iit). Inicialmente se le comisionó el rediseño del plan de estudios de la escuela de arquitectura y más adelante recibió el encargo de proyectar el nuevo campus del instituto (realizado entre 1939 y 1958).

edificios de mayor magnitud: las escuelas y facultades, el estadio, los edificios administrativos y la vivienda colectiva para universitarios. En contraste, la propuesta 12 no parece tomar en cuenta las facilidades constructivas que significaría evadir lo más posible la roca volcánica; el plano, que sólo muestra la parte más septentrional del terreno, destaca la importancia que le atribuye al eje vial principal en el que se distribuyen simétricamente los edificios escolares. La avenida Insurgentes separa las zonas principales de todo el conjunto dejando todo el centro universitario al oriente de ésta. En la parte norte, el arquitecto dispone lo que parece ser una zona destinada a lotes de vivienda (el plano no tiene leyenda o letreros), organizada en torno a calles en retícula que rematan en circuitos que siguen una media circunferencia. Otros dos proyectos siguen el mismo criterio de utilizar Insurgentes como eje que separa las dos zonas distintas requeridas por la convocatoria, el plano 6 de Augusto H. Álvarez y el plano 10. En el plano 10, Insurgentes separa el centro universitario al oriente y deja la zona de viviendas con su centro cívico al poniente. En esta última se planifica la totalidad del área asignada en un esquema tradicional: una retícula rectangular con intercambios de calles más anchas o estrechas que rematan en rotondas; utiliza además diagonales que alivian recorridos de distancias largas. Al centro del terreno sitúa tanto el centro cívico, como la unión de éste con el acceso al centro universitario por medio de una gran rotonda que conduce a un amplio bulevar. Éste ordena de un lado y otro (sur y norte) grandes manzanas donde se organizan los edificios escolares muy holgadamente, dejando espaciosas proporciones de áreas verdes y un cinturón verde que rodea todo el conjunto universitario. Ambas propuestas, 6 y 10, ignoran por completo la existencia de la roca volcánica, tanto que ni siquiera aparece indicada en los dibujos. Introducen operaciones de reticulado y parcelamiento de terreno que corresponderían a un tipo de suelo sin mayores desniveles y sin complicaciones de perforación. La propuesta de A. H. Álvarez ensancha la avenida Insurgentes a una supercarretera de tres viales, uno central y dos laterales separados por franjas de vegetación. Sitúa en el centro de la composición dos nodos de comunicación vial entre las dos distintas porciones del terreno. La parte oriente, la mayor del predio, se destina a la zona de vivienda pública y centro cívico, dividida en supermanzanas con una retícula que en el interior se subdivide por medio de estrechos callejones cul-de-sac rectos, organizando los distintos pequeños lotes otorgados a cada vivienda unifamiliar. Dos grandes avenidas diagonales alivian los largos recorridos y desembocan en el centro cívico (al centro de la composición); los grandes prismas destinados a la vivienda multifamiliar quedan sembrados hacia el oriente a lo largo de las diagonales. Para la porción poniente, la del centro universitario, Álvarez opera de manera completamente distinta; el esquema que utiliza es similar a la planificación del campus del Instituto Tecnológico de Illinois (iit por sus siglas en inglés) que Mies van der Rohe iniciara en 1939.66 Está ampliamente documentada por la crítica la influencia que la obra de este arquitecto alemán tuvo en A. H. Álvarez. La solución conceptual de la propuesta se basa en la disposición de una plataforma horizontalmente nivelada en la que se colocan grupos de edificios siguiendo un juego de intercambio de sólidos (prismas edificados) y vacíos (áreas verdes);

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11. Plano 6. Augusto H. Álvarez. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

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12. Plano 10. Autor desconocido. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

se intuye el patrón de una retícula, que no es formalmente clara, para guiar el orden en planta; el circuito de avenidas y calles más importantes queda perimetralmente rodeando el conjunto. Este juego de alternar vacíos y sólidos, como en un tablero de ajedrez, provoca la variabilidad de vistas que se contraen y extienden por la que es famoso Mies y que comenzó a definir desde el pabellón para la exposición en Barcelona (1929). El plano 9, de Augusto Pérez Palacios, se distingue por el lema “unWin”, en clara y directa referencia a Raymond Unwin, a quien hemos mencionado líneas atrás, y por supuesto define también la vertiente teórica que rige las ideas de su propuesta. En principio, el plano aparece como dibujado fuera de escala, por lo que da una representación gráfica más informal que la conseguida por los otros profesores. La voluntad de diseño ha querido alcanzar cada centímetro cuadrado del terreno. Lo que parece una preocupación por definir y dominar el lote por completo, nos deja perplejos al ver que no toma en cuenta la existencia de la lava en

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las consideraciones preliminares de diseño. Los pequeños croquis esquemáticos que aparecen en la parte inferior del dibujo nos explican de manera conceptual las soluciones adoptadas. El primer croquis (con la leyenda “partidO”) muestra las proporciones en las que el arquitecto divide el terreno, deja al norte y en mayor extensión el centro universitario y al sur la zona de venta al público; la avenida Insurgentes queda como un eje transversal secundario que ayuda a subdividir la porción de la Universidad en dos: al oriente la zona escolar y al poniente el conjunto deportivo, el de habitación y el de recreo. El segundo croquis (leyenda ilegible) parece definir la relación de zonas destinadas a áreas verdes (de protección o amortiguamiento y de expansión) con los conjuntos urbanizados, se alternan unos y otros y se separan por sus actividades. El tercer croquis define la geometría de las circulaciones principales, indicando con puntos al final de líneas o flechas aquéllas que no funcionan como un circuito. Las composiciones del conjunto y los subgrupos de edificios se rigen la mayoría de las veces por ejes con remates

13. Plano 9. Augusto Pérez Palacios. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

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14. Plano 7. Autor desconocido. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

67 Augusto Pérez Palacios, Esos arquitectos, 78. Mediante esta publicación pudimos discernir la autoría del plano 9.

y simetrías, característica que lo diferencia significativamente del proyecto de Armando Franco y Teodoro González de León, a pesar de que Augusto Pérez, en Esos arquitectos, afirmó que el proyecto de los alumnos tomaba ideas fundamentales67 de su propuesta. El partido de los planos 7 y 11 tiene algunas semejanzas esquemáticas con el de Augusto Pérez; ambos comparten con aquél el criterio de división de las zonas de la Universidad y de los lotes para venta, los ubican hacia el norte y sur del terreno, respectivamente, y toman a la avenida Insurgentes como un eje transversal que divide áreas y comunica vías. Ambos partidos ponen en el extremo más septentrional los edificios deportivos, posiblemente con la intención de dejarlos más cercanos al público proveniente de la ciudad. El plano 7, que ignora por completo

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15. Plano 11. Autor desconocido. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

la roca volcánica, coloca sobre el eje de avenida Insurgentes, y al centro de la composición, el centro cívico que ostenta en su núcleo un templo cristiano rodeado de edificios destinados al centro comercial y “de gobierno”, seguido de largos edificios para vivienda colectiva enfrentados unos a otros simétricamente sobre la gran avenida. Para el resto de tipologías de vivienda, y al igual que otros partidos, dispone amplias zonas separadas por grandes calzadas rectas que en su interior organizan las viviendas en una sucesión de callejones rectos tipo cul-de-sac. La misma operación de situar el centro universitario escolar en torno a un gran parque o explanada verde se aprecia aquí, pero en este caso está presente no sólo la composición simétrica de ellos, sino también la repetición constante de una misma forma de edificio (en silueta de L), sin importar a qué población académica estuviese dirigido.

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68 Vladimir Kaspé hizo amistad con Mario Pani mientras ambos estudiaban arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París. Emigró a México a principios de los años cuarenta mientras era corresponsal de la revista Arquitectura México en el extranjero, en la que publicó numerosos artículos de arquitectura moderna europea. 69 A. Pérez Palacios nos hace notar en su libro que esta versión ya fue dibujada una vez que todos los profesores conocieron las propuestas de los demás, infiriendo que aprovecharon también los aciertos de otros proyectos. Augusto Pérez Palacios, Esos arquitectos, 78. 70 Sorprende inclusive leer la leyenda del plano de Del Moral; al número ii se le designa “Plaza monumental de honor”.

El plano 11 se ocupa de diseñar la zona del centro universitario y el centro cívico; deja hacia el sur solamente un criterio de división de áreas para la vivienda escolar y de venta al público. Nos aventuramos a adivinar, a reserva de confirmar esta sospecha en investigaciones futuras, que esta propuesta pertenece a Vladimir Kaspé, quien estaría más cercano a las ideas del urbanismo de Le Corbusier y del ciam.68 La composición tiene ciertos rasgos que escapan a las ideas más tradicionalistas que reflejan los otros proyectos revisados: el conjunto de edificios que el arquitecto coloca hacia el norte del terreno parece esparcido siguiendo tanto las islas que la lava ha dejado libre, como un circuito vial en espiral ortogonal que gira en torno a las manecillas del reloj y que parece estar elevado sobre el nivel del suelo. Los esbeltos prismas construidos se organizan en torno a grandes explanadas verdes que separan ampliamente cada edificio, sin marcar calles internas o caminos predefinidos para la circulación peatonal. Los proyectos dibujados por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral, planos 1 y 2 respectivamente, siguen un esquema muy similar. No obstante, fue elegido como triunfador del concurso interno el de Pani y, como ya sabemos, por decisión unánime se resolvió que ambos talleres dibujaran una versión final destinada a competir en el concurso nacional. A grandes rasgos, las dos versiones iniciales concurren en crear un eje principal de composición oblicuo a la avenida Insurgentes en dirección norponiente a suroriente a partir de una gran rotonda. La preponderancia del eje se destaca con un generoso bulevar que en ambas versiones remata con la rectoría, formando un grupo con otros edificios. Anchas avenidas se desprenden del bulevar de manera perpendicular y diagonal para comunicarlo con amplias plazas que sirven de vestíbulo exterior a los diferentes grupos escolares. La avenida Insurgentes se asume como una vialidad más dentro del conjunto. Aprovechando en buena medida las islas de terreno sin lava, en ambos planos se dibuja solamente la organización de la Universidad y las viviendas colectivas de profesores y estudiantes, mientras que la zona de venta al público sólo se señala con la planificación de una serie de avenidas que sigen curvas y hacen circuitos y, en el caso de Enrique del Moral, incorporan rotondas en los cruces. Ambas consideran amplias zonas arboladas alrededor del conjunto para amortiguar el cambio de uso de suelo. Las diferencias son unificadas en las versiones de los dos arquitectos muy democráticamente; mientras que la rotonda de entrada (la del cruce de la avenida Insurgentes y el bulevar principal) en el dibujo de Pani sale desde la actual calle Loreto, es decir, fuera del terreno concedido, en el dibujo de Del Moral se incluía dentro del predio; esta última opción es la que queda en la propuesta final. El gran bulevar se acorta en longitud y la zona de deportes se acerca al extremo norte del lote.69 Los contrastes son sutiles, pero sigue prevaleciendo la necesidad de regirse por simetrías, paseos triunfales,70 rotondas y remates visuales. La modernidad parecía estar sugerida en la adaptación y combinación de éstos con los modelos de ciudades jardín. Es paradójico pensar que planes que conservaban lógicas proyectuales urbanísticas canónicas fueran proyectados por arquitectos que en ese momento tenían en obra edificios que han sido claves para la historiografía de la arquitectura y el urbanismo modernos en México; Pani comenzaba ese mismo año el

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16. Plano 1. Mario Pani. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta ganadora para el concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

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17. Plano 2. Enrique del Moral. Anteproyecto de cu: plano de conjunto, 1947. Propuesta ganadora del concurso interno de profesores de la ena. Fuente: tgla

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18. Plano 3. Mario Pani y Enrique del Moral. Anteproyecto de la cu: plano de conjunto, 1947. Versión recompuesta del proyecto ganador del concurso interno de profesores. Fuente: tgla

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proyecto del Centro Urbano Presidente Alemán; por su parte, Del Moral había ya construido un moderno y austero hospital en San Luis Potosí, varias viviendas y algunas escuelas para el capfce, todo ello en un lenguaje formal muy alejado de la escuela Beaux Arts; mientras que juntos habían empezado ya el proyecto de la Secretaría de Recursos Hidráulicos (1946-1950). Finalmente, la tercera versión que los dos dibujan, con manos del estudiante José Luis Benlliure71 en Taxco, está indudablemente empapada del proyecto de los alumnos que para ese momento ya conocían y por el que José Villagrán había tomado preferencia. Identificamos fácilmente el circuito ortogonal elevado que rodearía el conjunto escolar, así como el alejamiento de simetrías y bulevares con remates visuales, pero no logramos discernir una idea de diseño unitario. Que la arquitectura y los experimentos urbanísticos que Le Corbusier había publicado en las décadas precedentes sirvieron de inspiración y base teórica para el proyecto de Armando Franco y Teodoro González de León, es una afirmación ampliamente reconocida por ellos mismos. González de León inclusive nombra como referencia directa para su partido el proyecto de la Ciudad Universitaria de Brasil en Río de Janeiro72, el cual nunca llegó a construirse. El proyecto en cuestión, apenas esbozado en algunos dibujos sencillos, se localizaba en la escarpada geografía de Río de Janeiro, en un barrio de aluvión atravesado por vías ferroviarias. Mediante una gran plataforma, Le Corbusier desplanta los edificios al nivel de los peatones; las circulaciones de vehículos y trenes quedan separadas del peatón, ya fuera subterráneamente o en pasos elevados, pero con ligas y accesos inmediatos a ellos. El amplio espacio abierto sobre el cual los edificios se colocan como piezas escultóricas sin regirse por simetrías ni estrictos remates visuales, se ve cruzado y rodeado por una serie de avenidas y meandros que nos hablan del

19. Le Corbusier. Anteproyecto para la Ciudad Universitaria de Brasil en Río de Janeiro: planta de conjunto, 1936. Fuente: Le Corbusier y Pierre Jeanneret, Oeuvre complète 1934-1938 (Zurich: Les Editions d’Architecture, 1947), 45 © flc-adagp

71 Ver párrafos atrás y nota 31. 72 Teodoro González de León, “Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal,” 10. Invitado a Brasil por Lucio Costa, Le Corbusier viaja a Río de Janeiro en 1936 para colaborar un mes con un grupo de arquitectos locales en los proyectos de la Ciudad Universitaria y el Ministerio de Educación y Salud Pública, encargos provenientes del ministro M. Capanema. Roberto Segre, “Le Corbusier: los viajes al Nuevo Mundo: Cuerpo, naturaleza y abstracción”, Café de las ciudades 46, (agosto 2006) [revista digital en línea www.cafedelasciudades.com.ar/]

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interés por cómo el peatón recorre y utiliza el espacio. La composición se rige en planta por dos figuras centrales: un aula magna y un museo que tienden una liga genealógica formal directa con la sala principal del Palacio de los soviets (1931) y el Museo de crecimiento ilimitado (1931-1939). Pero al mirar el dibujo en perspectiva, los rascacielos y bloques de varios niveles levantados sobre pilotis cobran protagonismo y se alternan con sucesiones de bloques de palmeras y follaje, conectados por los caminos techados que protegerían del inclemente sol a los universitarios. Pero no hablamos de un solo proyecto detonador de conceptos; en adición, el partido presentado por los alumnos hace eco de las ideas urbanísticas de Le Corbusier vertidas en La Ville Radieusse (1933), L’Urbanisme (1930), los múltiples ejercicios urbanísticos (Buenos Aires, Montevideo, San Paulo, Río de Janeiro, Argel, Barcelona, etcétera) incluidos en los volúmenes de la Obra completa o la Carta de Atenas (1943), entre otras publicaciones, a las cuales tenían acceso mediante la biblioteca de la Escuela Nacional de Arquitectura y de las que eran ávidos lectores. Las tesis son conocidas: superficie construida igual al 12% del terreno total, superficie disponible igual al 88% del área total; cuerpos de edificios en altura –densificando la población en ellos– elevados sobre pilotis en planta baja para conseguir el efecto de poner el 100% del suelo a disposición de los peatones; separación definitiva de automóviles y peatones: la calle no existe más dentro de las zonas de habitación, la ciudad se convierte en una ciudad verde, que favorece las vistas a la naturaleza; instalaciones deportivas “al pie de la vivienda”;73 las construcciones se edifican rodeadas de parajes verdes para ejercitar el cuerpo y disfrutar del aire y el sol; institución de servicios comunes para vivienda colectiva: guarderías, escuelas, clínicas, comercio, equipamiento cívico, etcétera.

20. Le Corbusier. Anteproyecto para la Ciudad Universitaria de Brasil en Río de Janeiro; vista general desde el norte, 1936. Fuente: Le Corbusier y Pierre Jeanneret, Oeuvre complète 1934-1938 (Zurich: Les Editions d’Architecture, 1947), 43 © flc-adagp

73 Le Corbusier, La Ville Radieuse, (París: Éditions Vincenti, Fréal & Cie, 1964, 1ª ed. 1933).

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Así, atentos a no perder la oportunidad de realizar el primer conjunto urbano moderno en su país, aquellos alumnos en rebeldía entregan una composición a sus profesores, bellamente dibujada en lápiz, tinta negra y algunos trazos a color, que muestra un partido claro, sencillo y regido por principios lecorbusieranos. Era un planteamiento contemporáneo abstracto, donde ya no había ni glorietas ni ejes. Otra plástica urbana con circuitos externos, que nosotros proyectamos elevados, con edificios sueltos en el paisaje y con un gran espacio de áreas verdes al centro, donde no habría circulaciones de automóviles y que se convertiría en el gran punto de reunión de la comunidad.74

74 Teodoro González de León, “Le Corbusier en el Pedregal”, Universidad de México: Revista de la unam 618–619 (dic.-ene. de 2002-2003), 19. 75 Mientras A. Franco y T. González de León (que trabajaban como dibujantes para M. Pani) dibujaban la propuesta del taller de Pani para el concurso interno de la ena, el arquitecto les comentaba la ilusión que le provocaba la llegada de ese día. Entrevista a Armando Franco, realizada por Jimena Torre (México, df, 16 de julio de 2014). 76 Aunque la colocación de edificios en el partido final siguió bastante fielmente el modelo de los alumnos, Pani y Del Moral invertirían la categoría presencial de las oficinas de la rectoría por la del aula magna, cediéndole a aquéllas mucha más importancia. El aula magna nunca llegó a construirse. 77 Los volúmenes que en planta asemejan orejas en los edificios y que los alumnos hacen suyos “ya no son los volúmenes puros bajo el sol’ de los años veinte”; la plástica de su pintura y escultura comenzaba a dominar también el mundo arquitectónico de Le Corbusier. Fernando Álvarez Prozorovich, “Le Corbusier: Máquina, memoria y naturaleza”, História en obres (Barcelona: upc, 2009) www.historiaenobres.net]

Es el concepto de comunidad el que cobra fuerza en esta propuesta. Mientras sus profesores pensaban en grandes bulevares por donde desfilaría el presidente de la república y su séquito de invitados al inaugurarse las instalaciones,75 los alumnos pensaban en su propia comunidad de iguales y sus catedráticos. Al ensanchar a cuatro carriles la avenida Insurgentes, disponen un gran circuito ortogonal que se opone a ésta perpendicularmente. En el dibujo podemos ver la proyección de las sombras que señalan los tramos elevados de los que no lo estarían, entregando la planta baja al peatón, marcando para caminar algunos meandros libres y sinuosos rodeados de follaje y lava, separando totalmente circulaciones de vehículos, pero dotando a cada unidad escolar de un estacionamiento contiguo (marcados con una x). El centro universitario se sitúa en la parte más septentrional del terreno, aprovechando las “joyas” tanto para el conjunto de edificios escolares como para el centro deportivo que queda al poniente, cruzando la avenida Insurgentes. En las “joyas” que se despliegan hacia el suroriente colocan los edificios de varios pisos de viviendas y clubes para alumnos; más hacia el poniente, la escuela preparatoria, la zona del centro cívico y los multifamiliares para público en general. En el cuadrante suroriente, una faja de vegetación representa el amortiguamiento necesario entre la vivienda de estudiantes y la de profesores, que se señala con una serie de circuitos sinuosos que da comienzo al resto de parcelación del terreno para venta comercial. La composición de la zona del centro universitario es regida por el gran espacio libre, pero claramente destacan dos edificios protagonistas: el estadio en media luna y el aula magna principal, ambos de carácter inequívocamente público y comunitario.76 Esta última forma un subconjunto con los edificios de la rectoría y la biblioteca, comunicados por plataformas y pasos a desnivel; más al surponiente, aparece la liga con el que sería el conjunto dedicado a las artes: el museo de arte, las escuelas de artes plásticas, arquitectura y música. Es aquí donde hay una cita casi literal al proyecto de Río, pues tanto el aula magna como el museo evocan formalmente aquellos edificios que ya eran una referencia para el propio Le Corbusier. La idea volumétrica que podemos tener sobre cómo se imaginaban el resto de los edificios nos la dan sus sombras proyectadas en el terreno: prismas rectangulares de varios pisos de altura con volúmenes de formas más libres,77 adosados a los lados o a los extremos; volúmenes trapezoidales que denotan usos de auditorio, largas naves cubiertas con sucesiones de bóvedas de cañón corrido (probablemente de concreto armado) y al fondo nororiental del terreno el conjunto

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de la escuela veterinaria –más bajo en altura– con el área libre para animales de corral que solicitaba el programa. Fue fundamental la visión de José Villagrán para promover entre el director y los profesores de la Escuela la elección del partido de los alumnos. El valor de esa visión radica no sólo en saber apreciar lo que a todas luces era un excelente anteproyecto, sencillo y unificado, fraguado con los usuarios en mente y no con la armonía de la composición formal –como los profesores–, sino también en saber percibir el valor simbólico que poseía el mero acto de ser estudiantes de la universidad nacional mirando hacia el futuro deseado de quienes lo hubieran realizado. El que no se les reconociera el alcance de su participación creativa hasta 32 años después nos habla de los complicados juegos e intercambios en los roles sociales, económicos y políticos que se desataron con esa magna obra. Como confirmación de que aquel proyecto fue sin duda el mejor, no solamente el testigo ha sido el tiempo. Forma parte también de nuestros documentos encontrados una propuesta extemporánea presentada por Alfonso Pallares. Lo que desconocemos es si formó parte del grupo inicial de la sam –lo cual es lo más probable– o es un anteproyecto independiente y fuera de las convocatorias. La propuesta está compuesta de dos láminas a tinta con dos soluciones para ciertos elementos de cu. Cabe señalar que ambos, probablemente, son complementarios y con seguridad se presentaron de manera extemporánea, ya que uno de ellos está fechado con el mes de julio de 1947. Suponemos que se entregó a alguna instancia gubernamental de manera independiente. No por ello dejan de ser interesantes en cuanto a la propuesta formal y la solución de los objetos arquitectónicos y, por lo demás, diferentes a las propuestas de sus colegas. El primero de ellos muestra una perspectiva de un edificio de proporciones descomunales rodeado por una columnata que, por la posición, albergaría una gran plaza a modo de campus. Al fondo se vislumbra el pedregal, por lo que suponemos que estaba en el lugar designado para los demás proyectos. La única edificación se resuelve mediante un prisma rectangular coronado por una cúpula rebajada y dos pirámides escalonadas. El acceso principal se encuentra jerarquizado por una larga escalinata y un pórtico que sobresale del paramento del cuerpo principal. El edificio propuesto tenía la peculiaridad de no contener ventanas. Su ventilación mecánica e iluminación artificial eran, como un grito de supermodernidad, muy cuestionable. El segundo de los edificios que formaban parte del conjunto de la cu estaba enfocado en resolver un problema urbano, tema constante y en el que insistió por cincuenta años Alfonso Pallares en torno a los linderos del Palacio de Bellas Artes, el Palacio de Minería y una plaza para la estatua de Carlos iv. En primer lugar, propuso mover piedra por piedra el Palacio de Minería a los terrenos de Ciudad Universitaria en el Pedregal;78 en segundo término, construir un edificio sede para la Cámara de Diputados; en tercer lugar, la creación de una plaza para la estatua y un estacionamiento subterráneo; finalmente, la ampliación de las calles Filomeno Mata y Condesa para mayor desahogo de la circulación. La perspectiva isométrica, acompañada de un croquis de la planta, denota un lenguaje arquitectónico en la misma línea, monumental y como acento importante

78 Idea que de primer golpe resulta descabellada pero que en la época no sólo se pensaba como posible, sino en muchos casos como una solución ideal. Ver Le Corbusier, “Artículos 65, 66 y 68” en Principios de urbanismo: La carta de Atenas (España: Planeta Agostini, 1993), 103-107.

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21. Alfonso Pallares. cu: edificio sin ventanas, 1947. Propuesta extemporánea y fuera de concurso. Fuente: Archivo Pallares

22. Alfonso Pallares. Edificio de oficinas de la Universidad, 1947. Fuente: Archivo Pallares

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dentro del tejido urbano. El contraste de las formas, así como el tratamiento de las proporciones y relaciones entre macizo y vanos tenían por objetivo diferenciarse del contexto. Remiten, directamente, a la arquitectura que había hecho Marcello Piacentini en Italia durante las décadas de los treinta y cuarenta bajo el régimen fascista de Benito Mussolini. La comparación tiene sentido en cuanto a que el edificio en cuestión estaba destinado a representar un gobierno fuerte, presente y con grandes obras monumentales, siguiendo la línea claramente marcada por Miguel Alemán Valdés para hacer de la Ciudad Universitaria un artilugio político.

Reflexiones finales Al comenzar la revisión historiográfica y la recopilación de las fuentes primarias, nos percatamos de que hay mucho más para analizar, entender y descifrar de aquello de lo que parecía que ya se había dicho todo. Es cierto que el manejo de la información se enriquece con nuevas visiones y posturas, pero deben ser justamente ésas las razones que motiven los avances en una investigación y no el estancamiento repetitivo. El material recabado, nos queda claro, no podía contenerse dentro de los límites establecidos para esta publicación. A pesar de que tuvimos que seleccionar y dejar gran parte de él, estamos conscientes de que, a pesar de lo novedoso y fresco del material, la investigación está lejos de ser exhaustiva, lo cual implica que estas líneas no sean una conclusión sino una invitación a proseguir con un camino marcado, que pretenda revisar con una postura crítica aquellas historias que damos por verdades absolutas, sin cuestionarlas.

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