La historiografía de República Dominicana y de Haití

June 8, 2017 | Autor: Luis Burset | Categoría: Historiografia, Historiografía Caribeña
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Descripción

La historiografía de República Dominicana y de Haití.

Luis R. Burset Flores, Ph.D.
Al igual que sucede con la región del Caribe en general, la
historiografía de República Dominicana y de Haiti presenta en sus comienzos
la visión imperial de las potencias europeas que las colonizaron. Estos
dos países comparten una misma historia en sus primeros cientocincuenta
años después del descubrimiento de la isla, bautizada por los españoles
como La Española. Por lo tanto, su historiografía colonial se encuentra
las cartas del Almirante Cristóbal Colón, y en las crónicas de Gonzalo
Fernández de Oviedo, Fray Bartolomé de las Casas, y Pedro Mártir de
Anglería, principalmente. Los temas de interés de este primer periodo
giraban en torno a la novedad de las tierras descubiertas, las hazañas de
los conquistadores y el exotismo de sus habitantes. Por ello, Bridget
Brereton considera que estas "historias" pertenecen a la tradición
literaria de la expansión del Renacimiento europeo, más que a la historia
del Caribe. [1] Señala además que el foco de los escritores de la conquista
estuvo en La Española, y, en menor grado, en Cuba. [2]
Roberto Cassá, director general del Archivo General de la Nación,
divide la historiografía dominicana en cuatro grandes periodos. Éstos
comienzan en las manifestaciones tempranas, que corresponden a los años de
conquista y colonización; aunque no los incluye, la curiosidad y
fascinación del lado español por los adelantos realizados por los franceses
en el lado occidental hasta el Tratado de Basilea pertenecen a este
periodo. El segundo periodo corresponde a la historiografía liberal, donde
se busca la consolidación del Estado dominicano frente al expansionismo
haitiano, al que pertenecen los grandes pensadores dominicanos y
antillanos. La dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina representa en
sí un importante periodo, de rica producción y de proliferación de
vehículos para su divulgación. Finalmente, Cassá reseña algunos
representantes de la historiografía reciente a partir de la muerte del
dictador en 1961. Nos llama la atención que Cassá agrupa a todas las
manifestaciones historiográficas de los pasados 60 años bajo el mismo
apartado, cuando en Puerto Rico se han sucedido al menos tres movimientos o
escuelas de pensamiento historiográfico en ese mismo periodo.
El punto de referencia para la separación de la isla en dos grupos
poblacionales o asentamientos (todavía no se podría hablar de dos
colonias) se encuentra en los desalojos de Osorio de 1605 y 1606. La
devastación que siguió dejó el espacio libre para que la zona fuera ocupada
por los enemigos de España. Incialmente ocupando la isla Tortuga, hombres
bucaneros fueron estableciéndose tierra adentro en las zonas despobladas de
La Española. Las actividades de piratas y bucaneros en la Isla fue
recogida en un libro escrito por A.O.Exquemelin, publicado en Amsterdam en
1678. [3] Está escrita en forma de crónica o diario, y agrupa y celebra los
asaltos cometidos por franceses e ingleses contra los españoles en América.

En lo que casi inmediatamente se convirtió en una empresa exitosa, los
franceses establecieron una colonia productora de azúcar en las zonas que
ocuparon. En 1676, la corona francesa estableció formalmente gobernadores
en los espacios caribeños tomados a España, incluyendo la parte occidental
de Santo Domingo, entonces conocido como Saint Domigue. [4] La Isla estaba
dividida en dos partes, que ya no se volverían a fusionar, al menos
permanentemente. La historiografía domincana y haitiana de este periodo
está contenida en los diarios de viajes y las cartas reportando la vida en
la parte opuesta. [5] Médéric-Louis-Élie Moreau de Saint-Mérie, dueño de
plantaciones nacido en Martinica y radicado en Saint Domingue, escribió una
descripción de la parte española; esta descripción fue publicada en 1944
por Emilio Rodríguez Demorizzi. [6]
En su obra sobre la historia colonial de Santo Domingo, el historiador
español Antonio Escudero Gutiérrez publicó un análisis de tres cartas o
diarios redactados por oficiales militares de Santo Domingo para reportar
sus impresiones de la colonia francesa. Los autores fueron el maestre de
campo Pedro Morel de Santa Cruz, quien redactó un diario de jornada en
1699; el capitán Vicente de Castro, con dos informes de 1731; y el alférez
Pedro Lousel Moreno. [7] Gutiérrez Escudero señala que estos documentos
reflejan "un proceso de análisis, comparación y crítica que comprende tanto
lo más evidente y señalado como lo más insignificante y cotidiano." [8]
En el caso concreto de la República Dominicana, Cassá opina que antes
de la segunda mitad del siglo dieciocho, la producción historiográfica
dominicana no se ocupaba de las ideas de una identidad separada y única.
Atribuye al trabajo de los historiadores la formación de la nación. [9] En
este periodo, Antonio Sánchez Valverde utilizó la historia para encontrar
las respuestas al problema del subdesarrollo de la parte española de la
Isla en relación a la francesa. Su metodología incluyó entrevistas
personales a individuos familiarizados con lugares desconocidos para la
mayoría de la población. [10] La óptica de Sánchez refleja la visión
imperial y sus metas para la colonia. Para Sánchez, la nación era España y
la patria Santo Domingo.
La producción historiográfica de la colonia española se vio afectada
negativamente por la cesión que bajo el Tratado de Basilea España hiciera
en 1795 de la parte oriental de la isla a Francia. [11] Este Tratado tuvo
un efecto devastador en la población y su estado de ánimo semejante al de
los desalojos de Osorio casi doscientos años antes. Esta situación llevó a
que la historia de Santo Domingo fuera escrita desde el exilio. Desde
Cuba, Antonio del Monte y Tejada siguió de cerca los eventos de su tierra
natal. A falta de documentación, sus escritos se basaron en las obras de
los cronistas, privilegiando inevitablemente las etapas tempranas de la
conquista. Contrario a Sánchez Valverde, Cassá juzga que del Monte
reflejaba un sentido de nacionalidad en el cual se presentaba un fuerte
componente español. [12]
A partir del triunfo de la Revolución Haitiana, la historia de Santo
Domingo fue una sucesión de ocupaciones y liberaciones a través de la
primera mitad del siglo XIX. En 1822, Santo Domingo se colocó bajo el
amparo de Haití, terminando la dominación española. Ante la amenaza que
representaba Haití para la estabilidad, seguridad y hasta la misma
supervivencia de Santo Domingo, se buscaron métodos de fortalecer la
autonomía nacionalidad y la libertad de los dominicanos. La producción
historiográfica continuó ocupándose de asuntos de poder.
La historiografía liberal dominicana cobró fuerzas tras la
consolidación del estado dominicano a partir de la década de 1860.
Considerado el "padre de la historia dominicana", José Gabriel García
trabajó con documentación histórica para aportar una perspectiva de largo
plazo a temas históricos. Contrario a otros hombres ocupados con la
producción histórica, García no dio importancia a la época colonial. Su
foco estuvo en el periodo en el que vivió y su pasado más reciente. Uno de
los temas que permea en sus obras es el de la auto determinación nacional.
Es desde esta óptica que juzga la historia y a sus protagonistas.
Aunque Hostos era puertorriqueño por nacimiento, la República
Dominicana lo considera suyo por sus aportaciones a su sistema democrático
y al establecimiento del sistema de educación. Aunque no se consideró a sí
mismo historiador, desarrolló ensayos históricos con la meta de establecer
principios racionales. Hostos introdujo el positivismo y proveyó una base
teórica para el liberalismo. Creía en que los seres humanos podrían tener
influencia sobre el curso de los eventos al establecer un lazo entre sus
políticas y el conocimiento de la historia. Condenó los métodos académicos
utilizados en la investigación histórica. Estableció que el estudio de la
historia debe perseguir el conocimiento de las fuentes de las que brota la
moralidad. Era precisamente la moralidad el tema ideal de la historia.
Las últimas décadas del siglo XIX vieron una escalada en la producción
cultural en la República Dominicana. Para mencionar algunas, Pedro Bonó
publicó una de las primeras novelas realistas de América Latina bajo el
título "El montero". Manuel de Jesús Galván publicó una novela indianista
titulada "Enriquillo". En la familia Henríquez Ureña, la madre, Salomé,
escribía poesía, y sus hijos, Max y Pedro, historiaban la literatura. [13]
Pedro Francisco Bonó y Mejía es considerado el pensador más original
de la República Dominicana. [14] Fue escritor y político liberal dominicano
de la segunda mitad del siglo XIX. Al igual que Hostos, encontró en la
histora la base para el presente y el futuro deseado. Pero defendió el
Catolicismo de la educación hostosiana. Estaba convencido que el
desarrollo del capitalismo afectaría negativamente las clases trabajadoras
y obstruía la formación de una nación independiente. Condenó las
instituciones coloniales, aunque encontraba en ellas los orígenes de
algunos elementos de identidad nacional. Entre ellos, la propiedad de
terrenos comuneros era la base de un campesinado libre. Bonó,
particularmente, promovía una democracia social como una alterantiva al
capitalismo. En sus escritos se han encontrado ecos de la obra de Marx,
por lo que se piensa que la conocía. [15]
El legado de Hostos continuó en la obra de sus discípulos. Entre
éstos, Cassá destaca a José Ramón López y a Américo Lugo. López era un
riguroso sociólogo cuya tesis fue que el retraso en el desarrollo nacional
se debía a la perenne carestía de comida para los campesinos. Al igual que
Bonó, advirtió contra los excesos de la industrialización.
Américo Lugo fue desde 1913 consejero de las legaciones dominicanas en
los Estados Unidos y en Europa, y comisionado especial para el estudio de
archivos extranjeros. [16] Hay que anotar que Lugo fue el primer dominicano
que se familiarizó con fuentes primarias de la historia colonial. Quizás
inspirado por los historiadores alemanes, Lugo buscó en la historia la
fundación del "ethos" nacional, el cual integraba de lleno en la cultura
hispana. Ya en el siglo XX, Lugo adoptó una visión hispanófila,
favoreciendo a España, y los elementos españoles de la cultura, sobre
Estados Unidos al momento de la intervención militar de 1916.
La producción historiográfica continuó en el siglo XX. Se hicieron
disponibles fuentes españolas, y variadas publicaciones incluían estudios
históricos breves. Se publicaron libros de textos. Historiadores
estadounidenses publicaron libros sobre la República Dominicana. En
particular, Sumner Welles tuvo acceso a documentos políticos y militares
relacionados a la salida de los Estados Unidos de la República Dominicana
tras la intervención de 1916. Su obra sobre el periodo que cubre desde la
dclaración de independencia dominicana en 1844 hasta la ocupación
estadounidense es considerada una de los más completas y académicas jamás
publicados sobre el tema.
La más rica producción historiográfica se encuentra en el periodo de
la dictadura de Rafael Trujillo, por la influencia avasalladora que éste
tuvo en todos los aspectos de la vida social e intelectual. Al igual que
sucedió en Puerto Rico con la Generación del 40, en República Dominicana
los intelectuales trabajaron para el gobierno y sus instituciones.
Trujillo concibió una historia para el país donde se contrastaba un pasado
lleno de problemas con la modernidad de la nación contemporánea. En otras
palabras, el pueblo se convirtió en nación a través del surgimiento del
Estado dominicano.
Para promover su visión, la dictadura invirtió recursos para las
actividades de los historiadores. No sólo se conocería el pasado para
valorar el presente; se formaría la cultura nacional. Surgió paralelamente
el patronato de actividades culturales y las agencias para controlar la
"verdad histórica". De esta política surge la creación de la Academia
Dominicana de la Historia en 1931. De su portal cibernético tomamos los
principales temas que han ocupado a la Academia desde su fundación:
Como mínimo podemos seleccionar unos veinte conectores temáticos
claves: el concepto de historia; investigación y enseñanza de la
historia; archivos y documentos; eventos conmemorativos; prehistoria y
arqueología; historia colonial, republicana y contemporánea;
relaciones entre Francia, Haití y República Dominicana; Estado y
nación; independencia, anexionismo y nacionalismo; pensamiento liberal
y conservador; símbolos y efemérides patrias; Iglesia; patrimonio
histórico e identidad nacional. [17]


Además, los próceres dominicanos fueron reevaluados según la
legitimación que representaran del gobierno de Trujillo. Entre los
adelantos bajo Trujillo, la Academia creó su revista "Clío" en 1933, que
hasta el día de hoy sirve de foro para debates históricos e intelectuales.
Se creó el Archivo General de la Nación para sistematizar la conservación
de documentos históricos; el archivo también tiene su publicación. Al
igual que sucedió en Puerto Rico, el gobierno avaló viajes a los archivos
españoles para recopilar la documentación existente sobre los siglos
coloniales.
Entre los intelectuales del Trujillato sobresale Manuel Arturo Peña
Batlle. Abogado y político, se le considera el diseñador de la filosofía
sobre la historia durante el régimen. El foco de la obra histórica sería
marcar las diferencias entre los pueblos dominicanos y haitianos. Los
enemigos de España habían atentado contra "el tronco prístino hispano" de
Santo Domingo. En este argumento encajaban perfectamente las invasiones
haitianas, primero militares (siglo XIX) y luego migratorias (siglo XX).
Sobre Peña Batlle, los editores de la Colección Pensamiento Dominicano han
declarado:
…supo escudriñar en la honda cantera de nuestro devenir histórico, con
sus recias convicciones hispánicas y católicas, siempre alentado por
el noble sentimiento del amor a lo nuestro, ya que lo nacional es lo
que eleva al pueblo, y como muy bien apuntó, "cuando nos conozcamos
bien nos estimaremos mejor a nosotros mismos, con la conciencia de una
envidiable misión histórica forjada al conjunto de ilimitada y
renovada adversidad, siempre vencina por las raíces de nuestro
espírito". [18]

Fray Cipriano Utrera, sacerdote español que trabajó con fuentes
primarias de la era colonial, sobresale entre los historiadores del periodo
trujillista. Se le atribuye una técnica académica sin par; Cassá califica
su obra como un hito en la historiografía dominicana. [19] Sus
investigaciones han sido publicadas posteriormente por Emilio Rodríguez
Demorizzi.
Otros historiadores que en mayor o menor grado trabajaron para la
dictadura incluyen a Vetilio Alfau, especialista en temas de mediados del
siglo XIX y Rufino Martínez, biógrafo. Cassá señala algunos que no
colaboraron con el sistema: los hermanos García Lluveres, Gustavo Mejía
Ricart y Ramón Marrero Aristy. Desde el exilio, Ramón Cordero Michel, a
quien Cassá asocia con los intelectuales interesados en identificar
elementos interpretativos de la realidad dominicana.
Entre el periodo de historiografía reciente (el libro fue publicado en
1999), Cassá resalta el conflicto intelectual entre el capitalismo y el
socialismo, estimulado por la Revolución Cubana y la revolución dominicana
de 1965. Tras este periodo, la historiografía se ocupó de evaluar las
opciones de desarrollo. De alguna manera, pensamos, hay una relación con
las inquietudes de Bonó y de los discípulos de Hostos.
Es en este periodo se comienzan a notar otros marcos teóricos que
reemplazan al positivismo: la lucha de clases, el subalterno y las
mentalidades. Con el surgimiento de la historiografía marxista, el negro
se convierte en fuente de atención. Representando una variante en la
preocupación con la formación de la nación, se reevaluó la aportación del
negro a ella. En este grupo, Cassá incluye a Pedro Mir, estudioso de
eventos en los primeros años de la colonia, entre 1497 y 1533. Mir estudió
la relación entre el contrabanado y el origen del capitalismo en el Caribe.
Emilio Cordero Michel reevaluó la influencia de la Revolución Haitiana en
la formación de la conciencia nacional dominicana; Hugo Tolentino Dipp,
quien trabajó en el tema racial, y Francisco Alberto Henríquez participaron
de este debate. Franklin Franco se ocupó de la presencia africana en la
población dominicana. Juan Jiménez Grullón propuso una relación
metodológica entre los modos de producción y el comportamiento de agentes
humanos. No trabajó en archivos, sino que revisó la literatura y la prensa
existente.
En un apartado separado hay que señalar a Juan Bosch. Su meta estuvo
en identificar los agentes sociales más que la lógica en la reproducción de
las estructuras. Bosch negó la existencia de la burguesía y el
proletariado en República Dominicana hasta el presente. Cassá pasa juicio
sobre esta propuesta, y califica que la representación de Bosch se basó en
un "psicologismo" Los agentes fueron definidos por sus ideas, no por su
situación económica. También condena que combinó su intuición y
sensibilidad literaria en su punto de vista empírico.
Entre los autores contemporáneos, Cassá incluye a Frank Moya Pons, a
quien califica como experto en el periodo colonial. Roerto Marte, cuya
significancia para la historiografía dominicana radica en su análisis
cuantitativo. Bernardo Vega, quien ha revivido la historia política.
Ciriaco Landolfi, quien ha estudiado la cultura y rechazado la dominancia
hispana, y Fernando Pérez Memén, quien ha trabajado en la historia de la
Iglesia.
La historiografía haitiana tomó un curso marcadamente diferente de la
dominicana. En términos generales, las convulsiones políticas y militares
que ocuparon al país desde su mismo nacimiento tuvieron un impacto negativo
en la producción intelectual, incluída la historiográfica.


I. Haití
a. Saint Domingue a través de viajeros
i. "La vitrina del Caribe"[20].
b. La revolución de 1791
c. Las guerras civiles
d. La creación de la nación después de la revolución
e. La defensa de la revolución en generaciones posteriores.


Bibliografía
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History of the Caribbean,Vol. VI. Methodology and Historiography of the
Caribbean. B.W. Higman, editor. Londres y Oxford: UNESCO Publishing, 1999,
388-416.

Franco, José Luciano. Historia de la Revolución de Haití. Santo Domingo:
Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2008.

González Mendoza, Juan R. "¿Por qué Haití?" En Antonio Gaztambide Géigel y
Silvia Álvarez Curbelo, editores. Historias vivas: historiografía
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Guerrero Sánchez, José Guillermo. "Bonó: precursor de la Historia Social
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Gutiérrez Escudero, Antonio. Santo Domingo colonial. Estudios históricos,
siglos XVI al XVIII. Santo Domingo: Academia Dominicana de la Historia,
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Moya Pons, Frank. Historia del Caribe. Azúcar y plantaciones en el mundo
atlántico. Santo Domingo: Ediciones Ferilibro, 2008.

Moya Pons, F, Thomas, H., Aguilar, L.E., Quintero Rivera, A.G., Hoetink,
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Trouillot, Michel-Rolph. "Historiography of Haiti". En General History of
the Caribbean,Vol. VI. Methodology and Historiography of the Caribbean.
B.W. Higman, editor. Londres y Oxford: UNESCO Publishing, 1999, 451-477.


-----------------------
[1] Bridget Brereton. "Regional Histories". En General History of the
Caribbean,Vol. VI. Methodology and Historiography of the Caribbean. B.W.
Higman, editor. Londres y Oxford: UNESCO Publishing, 1999, 308.
[2] Ibid, 309.
[3] A.O. Exquemelin. The Buccaneers of America. A true account of the most
remarkable assaults committed by the English and French buccaneers against
the Spaniards in America (Santo Domingo: Editora Taller, 1992). Publicado
originalmente en Amsterdam, 1678)
[4] Frank Moya Pons. Historia del Caribe. Azúcar y plantaciones en el mundo
atlántico (Santo Domingo: Ediciones Ferilibro, 2008), 134.
[5] Antonio Gutiérrez Escudero. Santo Domingo colonial. Estudios
históricos, siglos XVI al XVIII (Santo Domingo: Academia Dominicana de la
Historia, 2007), 2.
[6] Gutiérrez Escudero, Op.cit., 1. Presenta como referencia Rodríguez
Demorizi, E.: Viajeros de Francia en Santo Domingo. Santo Domingo, 1979.
[7] Ibid, 2.
[8] Ibid, 3.
[9] Roberto Cassá. "Historiography of the Dominican Republic". En General
History of the Caribbean,Vol. VI. Methodology and Historiography of the
Caribbean (B.W. Higman, editor. Londres y Oxford: UNESCO Publishing, 1999),
388.
[10] Ibid, 389.
[11] Ibid, 390.
[12] Ibid, 391.
[13] H. Hoetink. "La República Dominicana, c. 1870-1930". En Historia del
Caribe (Barcelona, Editorial Crítica, 2001), 110.
[14] José Guillermo Guerrero Sánchez. "Bonó: precursor de la Historia
Social Dominicana. Clío Año 75, Núm. 172 (jul-dic 2006), 197.
[15] Ibid, 186.
[16] Vetilio Alfau Durán. "Américo Lugo. Antología". En Historia. Colección
Pensamiento Dominicano, Vol. 5 (Santo Domingo: Sociedad Dominicana de
Bibliófilos, 2009), 30.
[17] http://www.academiahistoria.org.do/ipad/index.htm (capturado el 13 de
mayo de 2012).
[18] Historia. Colección Pensamiento Dominicano, Vol. V, 517.
[19] Cassá, Op.cit., 405.
[20] Juan R. González Mendoza. "¿Por qué Haití?" En Antonio Gaztambide
Géigel y Silvia Álvarez Curbelo, editores. Historias vivas: historiografía
puertorriqueña contemporánea (San Juan: Asociación Puertorriqueña de
Historiadores y Postdata, 1996), 169.
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