La historia interminable del Sahara Occidental

May 24, 2017 | Autor: M. Ferreira Carbón | Categoría: History of the Sahara, Sahel and North Africa, Western Sahara, Western Sahara Conflict, RASD
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Descripción

María Ferreira Carbón [email protected]

La historia interminable del Sahara Occidental. Entre la posverdad y el anhelo legítimo. Nubes negras se ciernen, desde hace ya más de cuatro décadas sobre una anhelada y esquiva solución — ya sea diplomática o incluso bélica — a la situación del Sahara Occidental, pero nunca llovió que no escampara. En un conflicto tan largamente encallado parece que el sol jamás va a salir de nuevo, pero terminará haciéndolo. Bien porque alguno de los múltiples intentos diplomáticos propuestos se materialice, bien tras un nuevo alzamiento armado o bien por agotamiento de la que hoy es la parte más débil: la República Saharaui Democrática (RASD). En todo caso, el problema será reparar el daño de tan larga tormenta. De un lado, los estragos humanitarios y sociales, con casi doscientos mil saharauis refugiados fuera del territorio que reclaman como propio (principalmente en campamentos en Argelia) además de otros tantos cientos de miles de desplazados marroquíes que se han instalado e incluso nacido y criado en territorio ocupado. De otro lado, la deuda con la Historia ya que, sea cual sea el resultado final de la contienda, la comunidad internacional habrá permitido injustamente, durante largas décadas que la posverdad del discurso marroquí haya prevalecido sobre la legitimidad del discurso saharaui.

1. Contexto histórico y origen del conflicto. Podríamos remontarnos al tratado de Marrakesh de 1767 firmado entre el Rey Carlos III de España y el Sultán Mohamed Ben Adballah —que según justifica Feria García (2005) permite una lectura favorable a los intereses marroquíes— y también a la sucesión infinita de tratados posteriores entre España, Francia y Marruecos. También habría que hacer referencia a la conferencia de Berlin de 1884 y a los posteriores repartos coloniales que pasan a realizarse en el contexto de una Europa mucha más poderosa que los reinos africanos y que dan lugar a la formación del Protectorado Español de Marruecos desde 1913, más tarde a la África Occidental Española (AOE) —un conjunto de territorios que se desligaron en 1946 del Protectorado de Marruecos y se constituyeron en un administración político-militar propia — y finalmente, tras la desaparición de la AOE, tendríamos que hablar del Sahara Español, provincia Española desde 1958 hasta 1976. Analizar en detalle y valorar la linea de acción a seguir en función de todos los procesos históricos mencionados, los tratados y las diferentes realidades administrativas y de gobierno que se dieron en el territorio del Sahara occidental ya se ha llevado a cabo en el seno de la ONU y conviene referirnos a cuál fue el devenir de los dictámenes a fin de poder establecer porqué el conflicto se encuentra en un estado indefinido de irresolución que ha dejado a la saharauis confinados en “salas de espera, en los bordes del mundo”, en campos de refugiados que originalmente habían sido concebidos como “soluciones de emergencia temporal” (Langa, 2016).

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El 20 de diciembre de 1966, la Asamblea General de la Naciones Unidas había dictaminado expresamente “el derecho inalienable del pueblo del Sahara español a la libre determinación”. Sahara español que había sido incluido por las Naciones Unidas en 1963 en la lista de territorios no autónomos, es decir, pendiente de descolonización (Sorotea, 2016). Sin embargo la cuestión no era clara ya que Marruecos y Mauritana no eran partidarios de un referéndum de autodeterminación aludiendo a su derecho histórico de soberanía sobre el territorio. Pasada casi una década después del dictamen de la Asamblea General de Naciones Unidas y sin vistas a una pronta resolución de la situación, esta solicitó a la Corte Internacional de Justicia que emitiera un dictamen consultivo sobre la cuestión del Sahara y las reclamaciones marroquíes y mauritanas, que se emitió el 16 de Octubre de 1975. En la resolución, aunque no se reconocía una posible soberanía ni de Marruecos ni de Mauritania sobre el territorio del Sahara Occidental, sí se aludió a la existencia de unos vínculos históricos, que de todos modos no eran suficientes para cambiar la determinación de la vía propuesta en la resolución 1514 (XV) de 1960. La Haya mantuvo que el procedimiento para resolver el conflicto seguía siendo la libre determinación: “ […]la conclusión del Tribunal es que los materiales y la información a él presentada no establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el Reino de Marruecos o la entidad Mauritana. Por tanto el Tribunal no ha encontrado vínculos legales de esa naturaleza que pudieran afectar a la aplicación de la resolución de la Asamblea General 1514 (XV) para la descolonización del Sáhara Occidental y, en particular, al principio de autodeterminación mediante la expresión libre y genuina de la voluntad de los pueblos del Territorio.”

El dictamen no debió de resultar lo suficientemente claro para Hassan II, entonces rey de Marruecos, que entendió que la Haya le había dado la razón y dijo que en consecuencia Marruecos debería “recuperar” (sic) el territorio del Sahara Occidental. Organizó una marcha de civiles, la conocida Marcha Verde, que supuso la invasión de facto del la provincia española del Sahara el 6 de noviembre del 1975. Además Hassan II desplegó distintas unidades militares en la frontera norte de la provincia Española y en la frontera con Argelia, en señal amenazante hacia los dos países. (Rodríguez Jiménez, 2016). La ocupación marroquí se enmarca en un neocolonialismo en el que las potencia europeas ya no son tan protagonistas y también en el contexto de la Guerra Fría, con dos grandes bloques disputándose la hegemonía del mundo, EEUU y URSS. La Marcha Verde contó con el beneplácito de EEUU y Francia, pues el movimiento del Frente Polisario (que desembocaría en el 1976 en la proclamación del Estado Saharaui, o RASD) fue catalogado de potencial satélite, por si solo o por refracción vía Argelia (que le prestaba apoyo), de la Unión Soviética (Boukhari, 2004). España que había intentado poner en marcha un referéndum para la autodeterminación del pueblo saharaui en 1974, tras las presiones marroquíes y la ocupación del territorio, decide desligarse —en un contexto de inestabilidad interna propia de una transición de la dictadura Franquista a la democracia—del devenir saharaui, y así lo expreso en el documento A/31/56S11997 el 26 de febrero de 1976 dirigiéndose al Secretario General de la ONU: 2

“El gobierno español ha demostrado reiteradamente haber realizado todos los esfuerzos posibles para lograr una rápida descolonización en condiciones pacíficas y de respeto a la opinión de la población del territorio. La persistencia de circunstancias ajenas a su voluntad no ha hecho posible hasta la fecha la organización de la consulta […] El Gobierno español, con fecha de hoy, da término definitivamente a su presencia en el territorio del Sahara[…]”

Ese mismo día, las tropas españolas se retiran y comienza un conflicto bélico que enfrentará al Polisario (RASD) apoyado por Argelia, contra Marruecos y Mauritania, apoyados por Francia. Mauritania se retiró pronto de la contienda, al verse superada por el Polisario y firmó un acuerdo de paz en 1979. Sin embargo, la superioridad militar marroquí, alimentado por EE.UUU., se fue haciendo cada vez más patente, comenzando la construcción de un muro en 1980 y que se terminaría en 1987 habiendo alzando una extensión de 2700 km. El segundo más largo del mundo tras la muralla china, al menos hasta que Trump lleve a cabo su proyecto para la construcción de un muro entre EE.UU. y México a los largo de los 3100 km de frontera común. El fin de la lucha no llegará hasta el verano de 1988 cuando ambos contendientes suscribieron un Plan de Arreglo elaborado por las Naciones Unidas sobre un texto previo de la Organización para la Unidad Africana y que aludía a las condiciones básicas para emprender el camino hacía la pacificación, así como el compromiso para la celebración del aplazado referéndum basado en el censo español de 1974, para lo que se desplegaría una Misión de la Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) integrada por civiles y militares, con el objetivo de preparar y garantizar la consulta. (Guindo y Bueno, 2016).

2. Propuestas indefinidas en el tiempo. 2.1 El Plan de Arreglo.

La MINURSO se estableció finalmente en abril de 1991 iniciando el proceso identificación de los integrantes del censo español del 1974, compuesto por unas 75.000 personas (Fuente, 2001). Sin embargo, en diciembre y de forma unilateral, previa solicitud de Marruecos, el Secretario General de las Naciones Unidas, modificó los criterios de identificación incluyendo cuatro nuevos supuestos, de forma que: 1. 2. 3. 4.

Tendrían derecho a ser incluidos en el censo las personas que vivían en el Territorio como miembros de una tribu saharaui cuando se realizó el censo de 1974. Los ascendientes y descendientes en 1er grado de estas personas. Los hijos de padres saharauis nacidos en el Territorio y que no se encontraban en el mismo en el momento de la realización del censo. Aquellos miembros de una tribu saharaui que pertenezca al Territorio que hayan residido en el mismo por un período consecutivo de seis años o intermitente de doce, con anterioridad al 1 de diciembre de 1974.

La decisión de Pérez de Cuellar, justo en el mes en que finalizaba su mandato al frente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, tuvo dos consecuencias: la más inmediata fue la dimisión de el 20 de diciembre de Johaness Manz, su Representante Especial en el conflicto; y la más transcendente, el estancamiento del proceso de identificación.

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Marruecos consideraba que con un sólo miembro de una tribu inscrito en el censo del 1974, la totalidad de los miembros debían incluirse en él y el Polisario defendía que sólo se podía considerar que una tribu estaba asentada cuando la mayoría de sus miembros hubieran estado ya inscritos en ocho censo (Soroeta, 2005). Butros-Ghali, amigo de Hassan II, sustituyó a Pérez de Cuéllar al frente de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 1 de enero del 1992 e intentó desmantelar la MINURSO. Aunque afortunadamente para las aspiraciones de los saharauis, se vetó su posible segundo mandato dando paso en 1997 a Kofi Annan y sin que el desmantelamiento de la MINURSO llegara a producirse. Pasadas dos décadas del origen del conflicto, James Baker, ex-secretario de estado de Estados Unidos, recibe en marzo de 1997, el encargo de Kofi Annan—con el nuevo puesto de Enviado Personal para el Sahara Occidental— de evaluar la viabilidad del Plan de Arreglo y de ofrecer alternativas en caso de que el Plan no sea viable. Baker se reunió con los líderes de Marruecos y Frente Polisario, consiguiendo desbloquear el proceso mediante unos acuerdos firmados el 16 de septiembre en Houston. Sin embargo, aunque se pudo completar el censo, ya el 30 de diciembre de 1999, el resultado del mismo no satisfizo los intereses marroquíes que presentaron 131.000 recursos de apelación (Soroeta, 2005). Quedó entonces patente que Marruecos no estaba dispuesto a permitir que el Plan de Arreglo saliera adelante por lo que Baker tuvo que buscar un alternativa.

2.2 Los planes Baker.

El primero de los planes que James Baker preparó, como alternativas al Plan de Arreglo, fue presentado por Koffi Annan ante el Consejo de Seguridad en junio de 2001, bajo la denominación: Proyecto de Acuerdo Marco sobre el Estatuto de Sahara Occidental y conocido como Baker I. En el mismo se proponía que el Sahara pasara a estar administrado por Marruecos durante cuatro años y bajo su soberanía, para en un quinto celebrar un referéndum (Langa, 2016). Sin embargo, en la consulta podrían participar las personas que hubieran residido sin interrupción en el Territorio durante el año anterior a la celebración de la misma. El acuerdo, tremendamente injusto para la RASD, ni siquiera fue aprobado por el Consejo que en la resolución S/RES/1359 que indicaba que: “ 2. […] alienta a las partes a que examinen el proyecto de acuerdo marco y negocien cualesquiera modificaciones concretas que deseen introducir en esta propuesta, y a que examinen cualesquiera otras propuestas para alcanzar una solución política que puedan presentar las partes para llegar a un acuerdo mutuamente aceptable 3. Afirma que, mientras se lleven adelante las conversaciones a que se hace referencia más arriba, se examinarán las propuestas oficiales presentadas por el Frente POLISARIO

Sí se aprobó el Plan Baker II en julio de 2003 bajo la denominación Plan de Paz para la Autodeterminación del Pueblo del Sahara Occidental, según el que habría un reparto de competencias entre el gobierno marroquí y un gobierno saharaui, aunque el segundo seguiría supeditado a la soberanía del primero al menos de forma transitoria y hasta la celebración del referéndum en el que podrían darse tres resultados: autonomía, completa integración o independencia. 4

Aunque, no sin sorpresa, el Polisario aceptó esta propuesta, en otra muestra de paciente transigencia; Marruecos se negó, temeroso el Gobierno tanto de que se abriera un espacio de participación democrática plena como de que, efectivamente el Sahara se independizase, con los terribles costes en política interior y con las pérdidas en términos económicos. Ha de tenerse presente que Marruecos explota el 85% de los recursos naturales del Sahara Occidental (Fuente, 2016), que incluyen productivos caladeros de pesca, minas de fosfatos y posiblemente reservas petrolíferas.

2.3 La tercera vía y las infinitas rondas de consultas

En Junio de 2004 El País publicaba que James Baker, había dimitido la semana anterior mediante una carta enviada a Kofi Annan y que con su renuncia, Baker contribuía a complicar la solución a un conflicto que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, confiaba en resolver en cuatro meses, cosa que por supuesto no sucedió. El 11 de abril de 2007 Marruecos presentó su Plan de Iniciativa Marroquí para la Negociación de un Estatuto de Autonomía para el Sahara; pocos días después el Frente Polisario presentó una Proposición para una solución política mutuamente aceptable que asegure la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental. Desde entonces, las Naciones Unidas han mantenido que las partes deben continuar negociando hasta llegar a acuerdo y casi otra década ha pasado sin que dicho acuerdo parezca cercano. Una década que ha visto cuatro rondas oficiales de consultas y nueve reuniones informales entre 2007 y 2008 y nueve reuniones oficiosas entre 2008 y 2012; ha visto la primavera Árabe, cuyo origen algunos arabistas atribuyen a los campamentos de refugiados saharauis; ha visto la expulsión y posterior regreso parcial de decenas de integrantes de la MINURSO; ha visto la muerte del eterno líder del frente Polisario Mohamed Abdelaziz; sigue ahora viendo los intentos de Marruecos de integrarse en la Unión Africana; y lo que es mas preocupante, sigue viendo el deterioro de la situación en los campamentos de refugiados y las dificultades de la MINURSO para asegurar el cumplimiento de los derechos humanos. Después del extenso informe (S/2016/355) presentado por el Secretario General el 19 de abril de 2016, la resolución del Consejo de Seguridad (S/RES/2285) del 29 de Abril, sigue contribuyendo con su falta de iniciativa, a que la parálisis se mantenga cuando dice que: Exhorta a las partes a que continúen las negociaciones bajo los auspicios del Secretario General, sin condiciones previas y de buena fe, teniendo en cuenta los esfuerzos realizados desde 2006 y los acontecimientos posteriores, con miras a lograr una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable, que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y hace notar la función y las obligaciones que incumben a las partes a este respecto;

La propuesta de regionalización propuesta por Marruecos no prospera, ni tampoco lo hace la del referéndum que defiende el Frente Polisario, perpetuando “esta Guerra Fría del sigo XXI”, esta situación de “ni guerra ni paz” (Guindo y Bueno 2016). 5

3. El futuro del Sahara Occidental Dos son los escenarios en los que puede derivar el conflicto que lleven a considerar que se ha llegado al final de la situación del Sahara Occidental como territorio no autónomo y pendiente de descolonización.

3.1. La injusticia factible

El primero y más factible de los escenarios será injusto con el pueblo saharaui y una varapalo para la credibilidad de comunidad internacional, especialmente de las Naciones Unidas, que habrán ignorado impunemente el cumplimento del derecho internacional, pues no era ayuda humanitaria lo que hubieran necesitado los saharauis sino verdadero apoyo institucional y político a su legítimo derecho de autodeterminación, amparado en la propia Carta de las Naciones Unidas. Ya antes de que España abandonara a los saharauis a su suerte, o más bien los arrojara a las hambrientas fauces de leones marroquíes, Hassan II ya había comenzado un discurso de la posverdad; término que se presentó en 2016 y que “denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal” (El País). Su vástago, Mohamed VI, ha mantenido el discurso, aprovechándose también del lenguaje, hablando de recuperación, unión, hermanos del sur, soberanía, etc. dejando que las palabras, con las ideas que conllevan, calen en la opinión pública. Para muestra un botón. Recientemente Marruecos ha organizado una conferencia sobre el cambio climático y cómo podemos leer en la propia web oficial: “Esta conferencia es el órgano que toma las decisiones supremas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).” En el documento de referencia para que se descargue la prensa (en la versión francesa de la web) podemos encontrar el siguiente mapa:

Como se puede ver, el mapa muestra como si fuera un único territorio la zona que es oficial y legalmente Marruecos; junto con lo que es el Sahara Occidental. Un claro ejemplo de cómo la manipulación y la propaganda también ayudan a ganar guerras. El impacto de esta conferencia no es menor, sólo hay que ver, en la propia web, todas las empresas y medios de comunicación asociados a la misma y recordar que se hace en el marco de la Naciones Unidas. 6

Casi inevitablemente la RASD seguirá cediendo y concediendo, para finalmente no quedarle más opción que integrarse como territorio autónomo bajo la soberanía de Marruecos, perdiendo más tarde cualquier sueño autonomía real. Desde el más incipiente inicio del conflicto, Marruecos viene dando claras muestras de su deshonestidad en lo que se refiere a cumplir pactos, ignoró sin miramientos lo firmado en el Acuerdo Tripartido de Madrid (1975) “se apoderó de todo y no cumplió con los compromisos adquiridos con nosotros en pesca y fosfatos” (Dezcallar, 2015: 95). Ya hay voces que, influenciadas por el discurso marroquí, han olvidado lo que es justo y legítimo, trasladando parte de la culpa de la precaria situación de los refugiados al Polisario y defendiendo que es necesario “pactar realidades sin prohibir sueños (sic)” como ha defendido recientemente el catedrático Bernabé López tanto por escrito (2016a) como en conferencia en las jornadas organizadas el pasado febrero por la Universidad Complutense de Madrid (2016b). Fuente (2016) tiene una opinión similar, afirmando que “Cambiar esta ecuación adversa exige efectuar una revisión crítica de la situación actual, eliminando toda fijación obsesiva en sueños inalcanzables.” Podrán pactarse realidades, que lo serán por y para Marruecos; pero se hará sin duda aniquilando no solo los sueños, sino los derechos del pueblo saharaui y se hará con total impunidad mientras la comunidad internacional sigue mirando hacia otro lado.

3.2. La justicia improbable

Para que el segundo desenlace tuviera lugar, el más improbable y que sí sería justo con los saharauis, sería necesario que la comunidad internacional, encabezada por España como antigua potencia administradora, asumiera responsabilidades y tomara conciencia, comenzando a actuar en los márgenes de la ética y de la aplicación efectiva del derecho internacional. Una vez fuera reconocida la responsabilidad, la primera medida sería un bloqueo institucional al Reino de Marruecos “con firmeza y dando un puñetazo en la mesa cuando es preciso porque de lo contrario se te subo a las barbas” (Dezcallar, 2015: 96-97) en base a la aplicación del capítulo VII de su Carta: * Artículo 41: El Consejo de Seguridad podrá decidir qué medidas que no impliquen el uso de la fuerza armada han de emplearse para hacer efectivas sus decisiones, y podrá instar a los Miembros de las Naciones Unidas a que apliquen dichas medidas, que podrán comprender la interrupción total o parcial de las relaciones económicas y de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléctricas, y otros medios de comunicación, así como la ruptura de relaciones diplomáticas.

Pero Marruecos tiene grandes aliados, en España, en Estados Unidos; además de una importancia vital para Europa, en un contexto de pavor contra el terrorismo (por mucho que este se cobre muchas más víctimas fuera de Europa) y ya decía el historiador Abdallah Laroui (1994: 374-375) que “Creer o hacer creer que el Estado está siempre en un tris de verse sumergido por la barbarie es el mejor medio para que nunca surja entre la población una conciencia civil responsable”. Así que una reacción responsable y de afrenta a las barbaridades llevadas a cabo por Marruecos —recordemos que bombardeó con napalm y fósforo blanco a 3.000 civiles saharauis— parece realmente una quimera. 7

El problema añadido es que no se trata solamente del despertar de una conciencia ética que no permita el abuso y la coacción ejercidos por Marruecos, sino que en el supuesto de que esta conciencia surgiera pero el bloqueo no tuviera éxito, las Naciones Unidas deberían intervenir activamente en base a la aplicación del siguiente artículo ya mencionado del capítulo VII de su Carta (Gimeno, 2016): * Artículo 42: Si el Consejo de Seguridad estimare que las medidas de que trata el Artículo 41 pueden ser inadecuadas o han demostrado serlo, podrá ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea necesaria para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres de Miembros de las Naciones Unidas.

La vuelta a las armas debe verse como un último recurso, en caso de que la aplicación real y efectiva del Articulo 41 no diera frutos. Tampoco debemos olvidar lo ocurrido en Eritrea y que, en el supuesto de que las Naciones Unidas auspiciaran el sistema de autonomía al que Marruecos aspira, sin producirse como paso previo el ansiado referéndum de autodeterminación, la situación podría derivar igualmente en con conflicto armado que sí concluya con la independencia del Sahara Occidental. Sin embargo, existe un problema de base para que esta vía improbable se pusiera en marcha y que se hace patente cuando el representante del Partido Popular, partido que gobierna en España, Jordi Roca Más (2016), en las Jornadas sobre el Sahara organizadas por la Universidad Complutense de Madrid, dice con total impunidad y cinismo que “España no reconoce ninguna responsabilidad administrativa y ese es un hecho” aludiendo el hecho verídico que es que legalmente España sí sigue siendo la potencia administradora a ojos de la ONU. Desgraciadamente, mientras continúe este negacionismo, mientras España no tome la iniciativa que legal y moralmente le corresponde, tal vez bajo el gobierno de otro partido político, el Sahara seguirá siendo para el grueso de la población un bonito destino para unas vacaciones exóticas

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Bibliografía Boukhari, Ahmed 2004 “Las dimensiones internacionales del conflicto del Sahara Occidental y sus repercusiones para una alternativa marroquí” en Real Instituto Elcano Documento de trabajo nº 16/2004 Dezcallar, Jorge 2015 Valió la pena. Una vida entre diplomáticos y espías. Barcelona. Ediciones Península. Feria García, Manuel C. 2015 “El tratado marroquí de amistad y comercio de 1767 en el punto de mira del traductor. Contextualización histórica: encuentros y desencuentros” en Sendebar. Revista de traducción e interpretación. Universidad de Granada. 16 pp. 21-23 Fuente, Ignacio 2011 “Sáhara Occidental: origen, evolución y perspectivas de un conflicto sin resolver” Instituto Español de Estudios Estratégicos Documento marco 08/2011 Guindo, Miguel y Alberto Bueno “ La cuestión del Sahara Occidental. De los acuerdos de Madrid hasta hoy” en Isaías Barrañeda y Raquel Ojeda Sahara Occidental 40 años después Madrid. Catarata, pp. 13-24 Langa, Laura 2016 “Transformaciones en los campamentos: retóricas del humanitarismo y cuatro inexactas disyuntivas” en Isaías Barrañeda y Raquel Ojeda Sahara Occidental 40 años después Madrid. Catarata, pp. 93-103 Laroui, Abdallah 1994 Historia del Magreb Madrid. Editorial Mapfre López, Bernabé 2016a “Marruecos. Reformas políticas y cuestión del Sahara: la paradoja de una causa sagrada considerada tabú” en Isaías Barrañeda y Raquel Ojeda Sahara Occidental 40 años después Madrid. Catarata, pp. 119-131 López Bernabé 2016b “El Sáhara Occidental: origen y evolución del conflicto. Perspectivas de futuro” en La República Árabe Saharaui Democrática 40 Años después. Universidad Complutense de Madrid [Youtube: https://youtu.be/kcB9zt8ONrs] Rodríguez Jiménez, Jose Luis 2016 “El Sáhara Occidental: origen y evolución del conflicto. Perspectivas de futuro” en La República Árabe Saharaui Democrática 40 Años después. Universidad Complutense de Madrid [Youtube: https://youtu.be/kcB9zt8ONrs] Sorotea, Juan 2015 “El Plan de Paz del Sáhara Occidental, ¿viaje a ninguna parte?” Revista electrónica de estudios internacionales Nº 10 Sorotea, Juan 2016 “El derecho a la determinación del pueblo saharaui tras cuarenta años de ocupación marroquí” en Isaías Barrañeda y Raquel Ojeda Sahara Occidental 40 años después Madrid. Catarata, pp. 25-40 Documentos Documento de prensa de la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático: http://cop22.ma/wpcontent/uploads/2016/11/DdP_Nov_FR.compressed.pdf

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