La historia como mecanismo y motor al servicio de las multiplicidades

June 29, 2017 | Autor: P. Mariblanca Cor... | Categoría: History, Philosophy of History
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Descripción

La historia como mecanismo y motor al servicio de las multiplicidades Pedro José Mariblanca Corrales University of Brighton [email protected] Abstract The one who draws with words the dreams way, overcomes Guindilla Bunda

Current official History, which generally dominates the great research and reflection spaces to be published and transmitted to the peoples then, is an institutional history that has become biopolitical because it regulates life from its interior, reinterpreting, absorbing and rearticulating in its own way.

Despite of the different critical paradigms that have appeared against it, the becoming of this history which strongly dominates in reflection has been set as the circle that opens and closes itself in what German Romanticism established, that is: a methodological proposal more or less similar to the initial one, methodology which objectifies bodies – depriving them of their subject– and commercialises them.

It is altogether an unique fictitious order which does not tolerate anything that comes from the outsides which surround it. Its explanation creates a vacuum where the multiple sensitivities which generate, relate and collect it are expelled from its absolute domination.

For this reason, the opposition to this historiographical construction is needed. Opposition in which populations –through the vindication of the space which belongs to them– take a seat and decide how it must be. To achieve it, there is need for critique, deconstruction and a new onto-epistemological structuration of the historical discipline’ superstructure; not to patch the problem of the Past, but to re-understand it, and to feel it not how it comes from above, but how it is experienced from below.

By means of a series of aphorisms, I will try to analyse what I think is a problem and I will also attempt to present some ideas to overcome it.

¿Cuántos cuadros a medias? ¿Cuántas vidas sin contar? ¿Cuántos bocetos en el cajón? ¿Cuántas luchas silenciadas? ¿Cuánto material destruido? ¿Cuántas horas de vigilia? ¿Cuántos cuerpos bajo la cuneta, el mar o el campo de batalla? ¿Cuánta proximidad alejada? ¿Cuántos homenajes innecesarios? ¿Cuánta la cantidad de tiempo que seguiremos aguantando?

I Hay una máquina de guerra abstracta que ha fragmentado lo sensible para crear un orden. Este orden viene determinado por una genealogía en la cual hay un principio y un fin. Este orden cuenta además con un adentro y un afuera. Aquél que siga el orden disfrutará de las verdades absolutas; quienes lo nieguen se verán condenados al ostracismo.

II El espacio es el lugar donde tienen presencia las formas-de-vida. Territorializarlo es esencial para controlarlo. Aquello que no tenga cabida en el territorio, no existe.

III Las temporalidades en/de la Historia son múltiples. Sin embargo hay una que busca el control sobre las otras: la temporalidad de la dominación. Esta temporalidad ayuda en la fragmentación de lo sensible y en la territorialización de espacios. La existencia de un consenso ficticio en torno a ella es el mejor mecanismo para expandirla.

IV La explicación sobre el presente siempre será sencilla. De lo contrario, podría haber demasiadas interpretaciones sobre ella.

V En la Historia no hay exclusión, ella opera a través de la inclusión. Así se asegura mejor la territorialidad de la que hablábamos antes. Sin embargo, en esta inclusión hay una

exclusión enmascarada, pues no todos los seres-en-el-mundo comparten lo mismo. Unos tienen más, otros tienen menos. Es por ello que Occidente manda, Oriente se somete y el Sur se hunde. No hay Norte.

VI Muchos historiadores no trabajan la Historia, hacen crecer sus currículums vitae. Cada uno vale lo que ha escrito, reseñado o publicado. Participaciones en congresos y conferencias también dan prestigio.

VII La historiografía es una ciencia. Y como tal, debe cumplir lo que se espera de ella. Se estudian espacios, no lugares. Los tiempos están insertos en una tabla cronológica fija que nos sitúa. No hay multiplicidades, sino pueblos o culturas. Puede haber diferentes lecturas con respecto a un tema, pero si son pocas mejor, para no caer en el relativismo.

VIII La disciplina historiográfica está bastante reñida con la filosofía, la política, las ciencias sociales, la antropología, el derecho o cualquier otra disciplina. Hay una historia de todas ellas, pero el agenciamiento de sus métodos, o propuestas, brilla por su ausencia.

IX La Historia no enseña, explica. En ella no hay derecho a no conocer, pues todo está dicho. Sólo hay que ir a las fuentes.

X La objetividad es uno de los grandes propósitos de la historiografía. Por eso existen las citas, los cuadros y las gráficas. Sin embargo, toda ella está impregnada de moralidad, moralidad acorde a los estándares establecidos en cada época y cada lugar.

XI El ángel de la historia que Walter Benjamin vio reflejado en el Angelus Novus de Paul Klee continúa mirando a sus pies la catástrofe de una ruina que no deja de acumularse. Igualmente continúa siendo arrastrado hacia el futuro, pues el fin de la Historia ha llegado y ya nada se puede hacer.

XII Bajo el paradigma de la estabilidad, la Historia no es otra cosa que el relato de uno o muchos órdenes. Dichos órdenes se han visto contestados continuamente, pero siempre resurgen. Y la historiografía ha ayudado a ese resurgir, pues la superestructura adquiere una gran relevancia en su hacer.

XIII Activismo e historiografía no son buenos amigos. Los historiadores hablan del pasado, se someten a él. Hablan de política, sociedad, economía; incluso la elección de su objeto de estudio implica una forma de tomar partido, pero siempre aparece una renuncia, la renuncia de hacer la Historia presente para trabajar el presente. El historiador no critica, se encierra en su despacho, se contenta con que el sistema imperante le deje seguir publicando y dando conferencias.

XIV La Historia es un dispositivo biopolítico en el sentido de que reorganiza el pensamiento en torno al pasado para manejar el presente y no hablar mucho sobre un futuro del que no sabe nada. La Historia es un elemento más en la organización del caos que es este mundo-no mundo. Todo esto, lo ha hecho siempre sin la aprobación del sujeto de la Historia.

XV La Historia de Villafranca de los Caballeros, la de Toledo, la Historia de Castilla laMancha, la Historia de España, la Historia de Europa, la Historia Universal, en resumidas cuentas, la Historia, han suspendido el tiempo y el espacio para bloomificar las formas-de-vida e instaurar sólo una. Despojadas las comunidades primitivas de su ser-en-el-mundo, territorializados los espacios que habitan bajo uno sólo, desposeído todo, se han creado comunes en los que no existe nada de común.

XVI La Historia es una fuerza reactiva en el sentido de que no da cabida a pensar otros mundos. Lo que nos ha llegado es lo que hay, y reflexionar que pudo haber otros mundos es perder el tiempo. Lo que existe, es lo que prevalece. Por ello, sólo hay que RE-colocarlo y RE-unirlo, para que pueda hablarnos.

XVII La historia de la Historia es la historia de una cabeza y un cuerpo. La cabeza representa unidad, el cuerpo multiplicidades. La cabeza busca la parálisis del cuerpo, el cuerpo será educado en torno a esa parálisis. Por eso, el hábitat de los historiadores está en las instituciones públicas y privadas, cabezas que manejan cuerpos. Se puede salir de este juego para investigar, pero siempre hay que volver a casa.

XVIII El pensamiento que impera en los círculos que beben del jugo de la Historia es unidimensional en el sentido de que rechaza todas aquellas ideas, aspiraciones y objetivos que trascienden lo establecido, y las reduce hasta el punto de poder contenerlas en el universo categorial existente.

XIX Existe un sistema monopolístico en torno a la Historia. Todo el mundo no puede ser historiador, al igual que no todo es historia. Véase para ello la gran batalla existente en torno a la memoria y su papel activo en la conformación de la Historia.

XX La Historia y sus relatos conforman una metanarrativa totalizante sin contingencias posibles. Es por ello que la Historia tiene una explicación

para todo,

independientemente del lado en que ésta sea llevada a cabo. Explicarlo todo para no explicar nada. Si no es así, miremos nuestro presente.

XXI La Historia es a la fuente lo que el Espectáculo a la imagen. Si el Espectáculo concierne a lo no-viviente y sirve como instrumento de unificación, la Historia no hará sino lo mismo. La relación entre formas-de-vida, seres-en-el-mundo y lugares se lleva a cabo a través de un discurso más o menos ya delineado en el que el método genealógico de investigación es arborescente en el sentido de que no deja espacio a la búsqueda de líneas de fuga.

XXII Si la presencia de la Historia en nuestra realidad es sólo anecdótica, ello se debe a la simpatía que guarda con el sistema dominante, que ha absorbido su potencia para evitar

los agenciamientos y el encuentro con otros saberes para desposeerla de su fuerza y evitar los peligros que pueda suponer su existencia.

XXIII En el reino de la historiografía, la complacencia no viene dada por sacar a la luz cosas que diferentes poderes han querido mantener en el desconocimiento, sino por comprobar que el poder lo permite.

XXIV El hecho de que la Historia haya sido mercantilizada no se debe a lo que en ella SE relata, sino al cómo se relata. A la policía del pensamiento histórico, que llama a la objetividad científica, objetualiza los sujetos históricos, cuantifica, mide, etc.; se une la policía biopolítica que, a través de la publicidad, los medios de comunicación o las instituciones, difunde qué es la Historia, quiénes son sus sujetos y cuáles son los terrenos principales en los que tiene haber.

XXV La Historia ha estudiado muchas guerras civiles, sin embargo nunca ha atendido a la Guerra Civil, el libre juego de las formas-de-vida, el principio de su co-existencia. Como un dispositivo más llamado a asentar el consenso total en un territorio determinado, la Historia ha jugado siempre a la dialéctica entre lo bueno y lo malo, la izquierda y la derecha, el norte y el sur, la estructura y la superestructura, lo avanzado y lo primitivo, etc. con el fin de enfrentar el orden al desorden, la paz al caos, el héroe al villano, etc.

XXVI Hablando en términos rancièreanos, podemos afirmar que, frente al orden policial impuesto por la historiografía, existe toda una política que viene a irrumpir en la fragmentación de lo sensible que es la Historia. El silencio ha hecho invisible muchas cosas, pero hay un grito desgarrador. Lo Múltiple se ha levantado, lo Uno se tambalea, los que no tienen parte llaman a la puerta. Son muertos y vivos, y no exigen, sino que actúan.

XXVII Vence quien dibuja con palabras el camino de los sueños. No se trata ni de poner nombre a las cosas ni de relatarlas, sino de tomar parte activa en su creación.

XXVIII Hay una historia que permanece sin escribir, la de las multiplicidades; una historia del encuentro, el agenciamiento y los nodos entre los múltiples puntos que componen el rizoma de la Historia. La dificultad de esta empresa ha hecho que se renuncie a ello. Sin embargo, el pensamiento se está desplazando de la Universidad.

XXIX Los presupuestos ontológicos y epistemológicos con que la Historia ha sido abordada se están viendo asediados por una vorágine insurreccional compuesta por los comunes, que no quieren tomar o asaltar nada, sino aprender, conocer, entablar relaciones con sus Otros, descubrir, propagar un saber en el que haya hueco para todo.

XXX La cuestión histórica es una cuestión política. La Historia no parte de un origen ni es una genealogía; es el resultado de la confrontación entre espacios donde diferentes intersubjetividades se inter-conectan mediante sensibilidades y necesidades que dan lugar a un proceso no de identificación, sino de des-identificación, proceso de confluencia entre todos los Otros que conforman un lugar.

XXXI Frente a la cartografía total –en diferentes escalas de totalización– en que ha devenido la Historia, han emergido desterritorializaciones que no sitúan a los sujetos, pues son los sujetos mismos quienes conforman y dan vida a esos procesos desterritorializadores. Estos sujetos buscan una reterritorialización de la inmanencia, reterritorialización de los posibles.

XXXII La historia hegemónica y sus narrativas están en retirada. Su discurso se ha quedado vacío y, aunque continúan siendo fuertes, sus defensores saben del problema. A los conservadores ya sólo les quedan sus pequeños círculos. También cuentan con ciertas instituciones, pero éstas son sólo fachada. Todo en ellos es vacío, por eso no conectan su presente con el pasado que han construido, un pasado construido sólo para ser admirado. Los progresistas se están quedando sin marxismo para seguir exprimiendo sus teorías, están en tierra de nadie, aunque con muchos seguidores –que idealizan aún

con el comunismo que predominó sobre el resto de comunismos, el comunismo burocrático-institucional basado en un juego de partidos y militantes, pocos representantes y muchos representados.

XXXIII Una Historia de las multiplicidades es una Historia de los de abajo. Es una historia que no infantiliza la Antigüedad; una historia que re-piensa todo lo que se ha dicho en torno al Poder; una historia que no atiende a grandes figuras o nombres; una historia a la que no le importan los castillos, las catedrales o los grandes feudos señoriales de la Edad Media; una historia que mira más allá de Occidente; una historia que no habla de nobleza moderna sino de campesinos, herreros, artesanos, comunes; una historia de lo que no está escrito, sino de lo que se ha transmitido oralmente; una historia de los nodos, no de las raíces; en definitiva, una Historia de las Historias.

XXXIV Una batalla ha de librarse, la batalla de la Historia, la batalla de lo que aún no se ha dicho, la batalla de los imaginarios, la batalla de los que están por hablar en un mundo que los ha reprimido y los ha exiliado al ostracismo.

XXXV ¿Y dónde comienza la batalla? Ya ha empezado, es invisible; lo cual no quiere decir que no se esté llevando a cabo activamente. De lo que se trata es de hacerla irreversible, de enfrentarla al vacío que es gran parte de la Historia.

XXXVI No vale con la desarticulación del problema. Tampoco se trata de reformarlo para reconstruirlo. Las ruinas deben ser totalmente destrozadas. De lo contrario, siempre puede reaparecer el fantasma que nos ha traído hasta aquí.

XXXVII Los hay que buscan atacar al sistema creado desde dentro. Otros, simplemente lo obvian. Los hay que no saben absolutamente nada y continúan bajo la alienación de la jerarquía becaria. No proponemos una solución, pero anunciamos que a la destrucción siempre le sigue la creación. Si esa creación es hecha sin vanguardias, si es llevada a cabo desde abajo de una forma transversal y horizontal, si es en desacuerdo, algo

interesante puede desatarse: la magia, la inmanencia, lo común del Todos frente al Uno totalizador.

XXXVIII El método de la dominación y el miedo empieza a perder sentido cuando se dice NO. Muchas veces, decir NO supone entrar en la esfera de la incertidumbre, pero en la incertidumbre es donde habita la potencia. Enfrentado el sistema, sólo queda actuar, no para crear otro, sino para hacer una Historia habitable.

XXXIX Aviso a los que lo tenéis todo tomado. No pararemos. Sabemos cuál es la correlación de fuerzas, sabemos qué tenéis, qué manejáis. Pero nosotros tenemos algo de lo que no sabéis nada: amistad para con nuestros iguales.

XL Salud y rebeldía, magia y comunismo. El día es nuestro, la noche también.

Frente a las barreras que se han puesto, existe un volcán, el volcán de la desindividualización por multiplicación y desplazamiento para la experimentación de nuevas formas de agenciamiento colectivo. No habrá parches, rellenos o recambios, sino decisión, camino, acción, circulación, red, MULTIPLICIDAD.

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