LA GUERRA QUE NOS HAN CONTADO Y LA QUE NO. Memoria e historia de 1936 para el siglo XXI

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Descripción

LA GUERRA QUE NOS HAN CONTADO Y LA QUE NO

LA GUERRA QUE NOS HAN CONTADO Y LA QUE NO memoria e historia de 1936 para el siglo xxi

Pablo Sánchez León Jesús Izquierdo Martín

Postmetropolis Editorial 2017

Postmetropolis Editorfial Madrid Enero de 2017 Edición y maquetación: Pablo Sánchez León Correción: Miguel Ángel Gil Escribano Diseño de la portada y cubierta: Miguel Ángel Gil Escribano Diseño de la imagen de portada: Nicolás Sánchez-Garrido Tema de la portada: “La guerra que nos han contado y la que no”, Nicolás Sánchez-Garrido y Pablo Sánchez León. Montaje fotográfico a partir de materiales cedidos por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y Carlos García-Alix.

Referencia: Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín, La guerra que nos han contado y la que no. Memoria e historia de 1936 para el siglo XXI, Madrid, Postmetropolis Editorial, 2017, 432 pags. ISBN: 978-84-944500-6-8

Para Gabriela y para León, bisnietos de la guerra de 1936, esperando que continúen recibiendo y transmitiendo relatos sobre aquel tiempo lejano y cercano A Reyna Pastor y a Manuel Pérez Ledesma, ciudadanos conscientes siempre antes que buenos historiadores

“En tiempos venideros, variados los nombres de las cosas, esquilmados muchos conceptos, los españoles comprenderán mal por qué sus antepasados se han batido entre sí más de dos años” Manuel Azaña, La velada en Benicarló, “Preliminar”, 1939.

Índice Prólogo(s) y agradecimientos

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PARTE I. LA GUERRA QUE NOS HAN CONTADO Capítulo 1. 1936, entre lo familiar y lo extraño Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín

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Capítulo 2. La verdad sobre el pasado y sus mitos Jesús Izquierdo Martín y Pablo Sánchez León

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Capítulo 3. Legados interpretativos sobre la guerra de 1936 Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín

95

Capítulo 4. La violencia sobre ciudadanos y el desbordamiento del marco narrativo heredado Pablo Sánchez León

153

PARTE II. LA GUERRA QUE NO NOS HAN CONTADO Capítulo 5. Palabras que matan Jesús Izquierdo Martín y Pablo Sánchez León

215

Capítulo 6. Erradicar la ciudadanía: 1936 más allá de una guerra civil Pablo Sánchez León

305

Capítulo 7. Memoricidio. Recuerdo y trauma genocidas en la España democrática Jesús Izquierdo Martín

381

Epílogo: la memoria que nos han trasmitido y la que no

405

Bibliografía citada

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La guerra que nos han contado y la que no

Prólogo(s) y agradecimientos

[A la edición de La guerra que nos han contado. 1936 y nosotros, Madrid, Alianza Editorial, 2006] Este libro comenzó a gestarse a la vuelta de un día de campo en la pradera de Valsaín, en la sierra de Guadarrama. Fuimos allí con nuestros hijos un sábado de octubre de 2005 a visitar a unos buenos amigos que residen en ese lugar desde hace años. Ya de regreso a Madrid, justo cuando acabábamos de pasar cerca de una zona que fue frente estable durante la contienda, la guerra de 1936 se metió en nuestra conversación. Se avecinaba una nueva oleada de celebraciones sobre los años treinta y nos sentíamos en esta ocasión particularmente molestos. Constatábamos un renovado interés por la Segunda república entre públicos con mayor conciencia política, pero ambos coincidíamos en que este fenómeno no estaba encontrando realmente interlocutores sensibles entre los autores expertos en el tema. Coincidíamos también en señalar que en cambio los grupos sociales más apegados al posfranquismo lo habían tenido realmente fácil en los últimos años para hacerse con una literatura afín, gracias en parte al apoyo institucional recibido durante las dos legislaturas conservadoras. Comentamos que lo que las instituciones deberían ofrecer a los ciudadanos eran enfoques que motivasen la reflexión crítica respecto de los lugares comunes con los que todos tendemos a construir el pasado reciente. Pero no creíamos que la literatura que se iba a producir alrededor de la conmemoración fuese a cumplir esa función. Nuestra conversación avanzó hasta preguntarnos qué conocimiento de la guerra de 1936 podían tener los ciudadanos españoles que no eran expertos en el tema. Pronto nos encontramos rastreando nosotros mismos en nuestras propias biografías, tratando de respondernos el uno al otro qué es lo que sabíamos sobre la guerra, 9

Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín

y de dónde nos venía ese conocimiento. Nos vimos obligados a reconocer una interesante carencia: a excepción de las historias que nos contaron nuestras familias sobre nuestros parientes muertos, nadie más se había molestado en relatarnos de viva voz la guerra de 1936, algo que nos resultaba aún más sorprendente teniendo en cuenta que ambos habíamos estudiado la carrera de historia. Los dos habíamos leído bastantes libros sobre el asunto, pero sin demasiado orden ni motivación clara, a la vez que compartíamos un extraño interés por documentales y obra gráfica sobre el período que iba más allá del aprecio romántico. Llegamos así a la conclusión de que nuestro interés por el tema tenía que ver con esa doble ausencia: la de nuestros parientes muertos en la guerra, y la de las historias contadas más allá del recinto familiar. La conversación se fue calentando a medida que nos acercábamos a Madrid, mientras los niños, afortunadamente, dormitaban. Nos convencimos de que seguramente miles de españoles de edades cercanas a las nuestras habían experimentado esas mismas ausencias. Podíamos estar ante un fenómeno colectivo: era probable que para muchos de nuestros conciudadanos la guerra de 1936 fuera sólo un relato familiar, y que para muchos otros fuera un tema tan en manos de expertos que desalentaba cualquier intento de ir en él. Pero sobre todo lo que nos parecía es que ese público necesitaba de una literatura que le permitiera tomar distancia de las convenciones con las que se cuenta eso que se suele llamar “la Historia”. Cuando entramos en Madrid ya estábamos decididos a escribir un libro en el que, aprovechando nuestras respectivas biografías —tan próximas como lo pueden estar las vidas de quienes han compartido colegio, instituto, universidad, actividad profesional, y alguna que otra desgracia y muchas alegrías—, trataríamos de afrontar algunos de los relatos de la guerra de 1936, fueran contados de viva voz o por escrito. El objetivo no era mostrar las carencias y los relatos a los que hemos tenido acceso quienes escribimos este libro, sino reflexionar —a partir de nuestra relación personal con aquel conflicto— sobre los presupuestos con los que se ha contado la guerra de 1936 desde que es denominada “Guerra Civil”, que va ya para casi medio siglo; y de rastrear esos enfoques en libros de texto, en monografías especializadas y un poco también en las artes. 10

La guerra que nos han contado y la que no

Por razones de geografía e incertidumbre laboral tuvimos que aparcar temporalmente unos meses el proyecto hasta comienzos de 2006. Desde hacía más de un año trabajábamos uno como profesor visitante en una universidad de Estambul —Sabanci University— y el otro como investigador doctor en la Universidad Autónoma de Madrid. Las circunstancias no eran las mejores para abordar un libro conjunto, pero la amistad, la inquietud y el Mediterráneo —que siempre une— nos alentaron para mover finalmente un proyecto que, gracias a la buena acogida inicial que tuvo de Cristina Castrillo —editora de Alianza Editorial— y al incombustible apoyo de Juan Pro —asesor de historia en la misma editorial— tenía visos de salir adelante. A principios de 2006 nuestra situación laboral experimentó un nuevo giro: uno de nosotros había retornado a España, a la Universidad Complutense de Madrid, y el otro se había desplazado a la Universidad de Murcia. Desde esta mayor cercanía, aun dentro de la complicación y la precariedad que seguía implicando, comenzamos a leer y discutir, y enseguida a escribir La guerra que nos han contado. Nuestra pretensión era escribir un libro principalmente como ciudadanos, y no tanto como historiadores profesionales. No somos ni aspiramos a ser expertos en la guerra de 1936, por lo que en este trabajo habrá probablemente algunas ausencias y ciertos excesos. Nos ha motivado especialmente la reflexión sobre los fines cívicos del conocimiento histórico, y por su relación sobre la conciencia acerca del presente que vivimos. El libro consta de dos partes. En la primera hemos tratado de revisar, no las diferentes interpretaciones de hechos concretos ocurridos entre 1936 y 1939, sino las maneras con las que se han construido los relatos que de la guerra hemos heredado. La segunda parte no trata de ofrecer tampoco una nueva interpretación de los acontecimientos de aquella década crucial de los treinta. Lo que ofrece son elementos con los que poder recontar la guerra de 1936 partiendo de que lo que sabemos y sabremos de aquel pasado son las historias que unos y otros autores nos cuentan, sean éstos familiares o doctores en historia. Nuestra propuesta es, igual que cualquiera otra, falible y transitoria. 11

Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín

Nuestro objetivo ha sido transmitir al lector las reflexiones de dos personas sensibles al hecho de que, como otros miles, somos en parte producto de aquella guerra de nuestros abuelos, de manera que estamos emplazados a conversar sobre él si no queremos condenarnos a regresar una y otra vez involuntariamente a él; pero también las reflexiones de dos personas que, por su trayectoria profesional, hemos terminado reconociendo que el problema del pasado histórico es lo difícil que resulta en realidad llegar a él sin inventárnoslo por el camino. Somos conscientes de que la sombra de nuestra condición de historiadores se proyecta más de lo debido en esta obra; asumimos nuestra propia esquizofrenia, por un lado ciudadanos y, por otro, profesionales, y no nos parece sencillo armonizar siempre ambas condiciones. Con todo, hemos escrito el libro que queríamos escribir. De haber contado con más tiempo hubiéramos elaborado tal vez un libro más acabado, pero quizá también menos fresco que el que ha salido de la imprenta. Este libro se empezó a escribir alrededor del 23 de febrero y se entregó el 18 de julio de 2006. Más allá de la casualidad un tanto macabra, hemos escrito este libro en poco más de cuatro meses teniendo “a golpe” de mucho esfuerzo, teniendo que compaginar su redacción con las tareas docentes, de organización e investigación habituales en nuestra profesión. Ha habido proyectos editoriales que hemos tenido que posponer por su causa, con perjuicio de las personas que nos los encargaron, y queremos pedirles desde aquí disculpas. También ha habido relaciones que hemos tenido que descuidar en este tiempo, y esperamos que esas personas hayan podido comprenderlo. No hubiéramos podido hacer a tiempo este libro sin la ayuda de toda una comunidad no siempre visible pero crucial y que nos hace reconocer su huella en esta obra y en ese “nosotros” del subtítulo. Son personas que desde muy distintos ámbitos y de modos diferentes nos han ayudado, en ocasiones resolviendo problemas laterales relacionados con nuestra vida cotidiana, en ocasiones interesándose por la marcha de nuestro trabajo, en ocasiones aguantando nuestra fijación con el tema; en ocasiones, en fin, compartiendo este tiempo con nosotros y haciéndonos mejorar nuestra calidad de vida. 12

La guerra que nos han contado y la que no

Muy en primer término va nuestro agradecimiento a nuestros padres, Fernando Sánchez Creus y Josefa Martín Miñano, que han estado ahí, en algunos casos con una atención y constancia que no tienen precio; y después va dirigido hacia las personas con las que compartimos este tiempo de nuestras vidas, Claudia y Nekane. Cuando teníamos una primera versión de este texto Juan Pro Ruiz se ofreció a que lo discutiéramos en una sesión especial del Seminario de historia social de la Universidad Autónoma de Madrid que dirige, y del que somos asiduos participantes. A fines del mes de junio tuvo lugar la discusión, en la que participaron Rafael Cruz, Marcello Caprarela, Florencia Peyrou, Juan Pro, Carlos, Ángeles Hijano, Diego Palacios, Noelia Adánez, Juan Pan-Montojo, Elena Sánchez Madariaga, Dimitri Papanikas, Maude Joly, Rosario Rodríguez, Juan Luis Simal, Santiago Jaén, Darina Martykanova, Javier Castro, Saúl Martínez y Manuel Pérez Ledesma. Recibimos muchas y muy clarificadoras críticas que nos han permitido tratar de resolver incoherencias, aclarar aspectos oscuros y omitir otros en el texto final. Nuestro agradecimiento también va dirigido a entrañables colegas como Marisa González de Oleaga, Miguel Ángel Cabrera, Fernando del Rey, Ana Wilde, Olga Abásolo, Chencho Riquelme, Javier Puche Gil, Pepe Rubio, Gonzalo Álvarez Chillida, Diego Palacios Cerezales y Nigel Townson. Y por extensión a todos los miembros de nuestros departamentos de trabajo: el Área de Historia económica del Departamento de economía aplicada (Universidad de Murcia) y al Departamento de historia del pensamiento y de los movimientos sociales y políticos de la Universidad Complutense de Madrid. Hay otras personas que tienen que estar aquí para darles nuestro agradecimiento: Maruja Martín Miñano, Nuria, Jesús y Javi, Elishabá Mata, Edurne, Rafa y Verónica, Egido Sanz, Ana Sánchez León, Jaime y Sole (SOJA), Noelia y Luis, las madres de los “ciervos” del colegio Montserrat, Mar Puebla, Miguel Malla, Borja “Mysore”, José Luis Rojas, Ariel Jerez, Belén Guerra, Emilio Silva, Juan Carlos Monedero, Narcisa, Marisa Roca, Agustina y Germán Labrador, Pedro Tena, Carolina, Zeynep Kutluata, Cristina Chereguini, Carlitos “Guey”, Illargi, Emaize, Fernando y Mariona, José Antonio Rojo, Salomé y Paco y los niños, toda la familia española del “Fuego Sagrado de Itzaxilatlán”, especialmente Lourdes, Antón, Irati y Mikel, Leo 13

Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín

y Rosa, Gavioto y Héctor, María Sierra. También Paco y Cristina, Fernando y Marian y Jonás. Una mención especial va para Javier Rodrigo, porque nos hizo pensar, así como para François Godicheau, que nos invitó a escribir sobre estos temas por primera vez. Desde hace tiempo todas nuestras colaboraciones llevan siempre implícito un agradecimiento a Leopoldo Moscoso, que nos ha enseñado muchas cosas. Otro muy especial al IES Ramiro de Maeztu de Madrid por facilitarnos la realización de las fotografías de las estelas ubicadas en los archivos del mismo. El título del libro está inspirado en un tema del primer disco del grupo Negu Gorriak (“Negu Gorriak”, Oihuka, 1990) que se titula “La historia que nos han enseñado” [Irakatsen ziguten historia]. *** [A La guerra que nos han contado y la que no, Madrid, Postmetropolis Editorial, 2017] Diez años después de esa peripecia, decidimos volver a las andadas. En la primavera de 2016 nos pusimos en contacto de nuevo y estuvimos de acuerdo en hacer algo con aquel libro que en su día escribimos. Por el camino la editorial que en su día lo publicó había llevado a efecto la infeliz determinación de destruir la edición aduciendo costes de almacenaje. Siempre nos pareció que esa decisión escondía como mínimo desinterés por la distribución habitual en muchas editoriales comerciales, pero además una falta de criterio en la valoración del capital cultural potencial de obras como la nuestra. Aunque el ensayo no había tenido mucha repercusión en el panorama de los estudios sobre la guerra de 1936, teníamos constancia de que el interés por su contenido había aumentado con el tiempo. Esto no era algo difícil de entender dada la escasez y la baja calidad de las obras dedicadas a reflexionar sobre los patrones narrativos y los marcos interpretativos que moldean los estudios, y en general 14

La guerra que nos han contado y la que no

las piezas creativas o divulgativas sobre la guerra que destruyó la democracia española hace ya ochenta años, marcando de una manera tan profunda como singular su trayectoria histórica posterior. Y sin embargo, era imposible hacerse con ejemplares de La guerra que nos han contado, salvo a través de las pocas bibliotecas especializadas que lo habían adquirido en los dos o tres primeros años tras su publicación y antes de la destrucción de la edición. Consideramos que el grueso del libro de 2006 sigue teniendo atractivo potencial, aunque sea porque la mayor parte de las cuestiones que se abordan en él, y sobre todo su enfoque, no puede decirse que haya pasado al bagaje de los expertos y especialistas en la materia. Entendíamos, no obstante, que en diez años había habido cambios significativos en el panorama de las narrativas sobre los años treinta del siglo pasado español: habían aumentado de forma exponencial las publicaciones de todo tipo, y en especial las centradas en la violencia ejercida sobre ciudadanos, al tiempo que la memoria histórica había consolidado su reconocimiento en el espacio público. Por encima de todo, era cada vez mayor y más extendida la conciencia de que el legado narrativo en toda esta cuestión, heredado de la etapa final de la dictadura y de la transición —y basado en la aspiración a la equidistancia y la neutralidad ante lo que había sido un golpe de Estado contra la legalidad republicana seguida de una brutal represión con tintes exterministas—, lleva ya tiempo agotado, alargando una vida prestada sin que haya sido sustituido por otro marco a la vez persuasivo y riguroso. No se trataba, sin embargo, de reeditar el libro ya publicado con algún añadido nuevo, sino de actualizar de un modo profundo la vieja publicación, lo cual implicaba sustituir algunas partes por otras nuevas. Decidimos, pues, ofrecer al público una nueva obra más que una segunda edición del libro, aunque manteniendo una parte sustancial de la antigua. Por suerte el capítulo 5 de La guerra que nos han contado —“Pero entonces, ¿quiénes eran nuestros abuelos?”— aunque nos parece seguramente el más original, está disponible en una versión bastante parecida en una publicación periódica1. Por su parte, el capítulo 6, 1Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín, “Lejana proximidad”, 2006.

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Pablo Sánchez León y Jesús Izquierdo Martín

“La memoria de 1936”, ideado en su día como una reflexión acerca de la conmemoración pública del setenta aniversario del comienzo de la guerra, había perdido actualidad. Los capítulos que permanecen de la edición de La guerra que nos han contado están intactos y reproducen fielmente la letra de aquella otra edición; lo único que ha cambiado son los títulos de los capítulos 2 (que pasa de “La verdad del pasado también contiene mito” a “La verdad sobre el pasado y sus mitos”) y 3 (ha pasado de “Cómo conocemos el pasado reciente” a “Legados interpretativos sobre la Guerra civil”). El nuevo libro se divide igualmente en dos partes, pero ahora la primera trata de “La guerra que nos han contado” mientras que la segunda se introduce en el universo de “La guerra que no nos han contado”. En esta ocasión hemos optado por escribir por separado, cada uno contribuciones originales, y ello queda reflejado en que cada capítulo del libro informa de la autoría, compartida en el caso de los que proceden de la obra de 2006, e individual en los capítulos nuevos. En la primera parte el libro incluye un capítulo nuevo, de Pablo Sánchez León, que se hace cargo de las tendencias que han dominado en la historia profesional sobre la guerra de 1936 en los diez años pasados desde la publicación del otro libro. “La violencia sobre ciudadanos y el desbordamiento del marco narrativo heredado” intenta radiografiar el estado de degradación en que se encuentra por contraposición a la explosión de otras fuentes de reflexión e investigación sobre la violencia. En la parte segunda del libro el capítulo principal sigue siendo “Palabras que matan”, que procede del otro libro. Hay además dos capítulos nuevos. “Erradicar la ciudadanía: 1936 más allá de una guerra civil”, de Pablo Sánchez León, es un intento de redefinir el significado entero de la guerra de 1936, superando el marco conceptual que durante más de medio siglo ha identificado el proceso de destrucción de la Segunda república con una guerra civil. Por su parte, en “Memoricidio. Recuerdo y trauma genocidas en la España democrática”, Jesús Izquierdo Martín aborda los efectos traumáticos producidos por la memoria hegemónica y

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oficial de la guerra y la particular imagen de víctima que en España se ha venido construyendo en estos últimos años. Finalmente, el libro reproduce el epílogo de la anterior publicación, en el que se relataba el descubrimiento de una estela falsificada sobre la destrucción del colegio-instituto donde estudiaron los autores en su infancia, pero añade ahora un nuevo descubrimiento altamente inquietante y que, al revelarnos que una parte entera del pasado no nos ha sido transmitida por la memoria, nos mantiene en la tensión por seguir indagando en la comprensión, la explicación y el recuerdo de la guerra de 1936. Este término —guerra de 1936— es el que seguimos empleando en este libro, evitando el convencional de Guerra civil, para así significar la necesidad de un nuevo marco narrativo sobre la destrucción de la Segunda república española que alcance hasta el nombre mismo del fenómeno.

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