LA GUERRA CIVIL DE 1895: contexto internacional, legislaciones y combates en Cartagena y el Departamento de Bolívar. Un primer acercamiento

June 29, 2017 | Autor: A. Perez Mutis | Categoría: Guerras civiles
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Descripción

LA GUERRA CIVIL DE 1895: contexto internacional, legislaciones y combates en Cartagena y el Departamento de Bolívar. Un primer acercamiento *el presente es un artículo de reflexión.

Resumen A principios de 1895 las autoridades cartageneras se tuvieron que enfrentar a un nuevo conflicto civil que además de amenazar la estabilidad política del país, ponía en escena todas las problemáticas por las que atravesaba el gobierno de Caro por aquellos años. Se hablara de las medidas, tanto militares como legislativas, tomadas para enfrentar dicho acontecimiento.

Palabras Claves Guerra civil, Cartagena, Regeneración, partidos políticos, legislaciones de guerra, contexto internacional

CIVIL WAR OF 1895: international context, legislation and fighting in Cartagena and the Department of Bolivar. A first approach Abstract In early 1895, the authorities were faced cartageneras a new civil conflict and threaten the political stability of the country, put on stage by all the problems that crossed Caro's government in those years. He spoke also of the measures, both military and legislative, taken to address such developments.

Key words Civil War, Cartagena, Regeneration, political parties, laws of war, international context

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Introducción La vida política colombiana del siglo XIX estuvo marcada por un incesante ir y venir de conflictos civiles que tuvieron muchas motivaciones como actores centrales y secundarios. Los conflictos siempre tuvieron la misma lógica: primero tuvo lugar un estado de guerra en el que imperaba la voluntad siempre manifiesta de un amplio sector social armado que desconociendo la autoridad política del momento y conociendo las debilidades del mismo, estuvo en capacidad de combatirlo y enfrentarlo en los campos de batalla 1.

En segundo lugar, se pasó a la guerra como acción. Durante esta fase tuvieron lugar en los distintos escenarios de la guerra, los combates y enfrentamientos entre los cuerpos armados oficiales y rebeldes. Los combates que dieron victorias o derrotas parciales o absolutas sobre el contrincante, o los que desestabilizaron a los gobiernos de turno, se vieron en su máximo esplendor durante esta fase: sangre, muerte, incendios, destrucción, persecuciones, retaliaciones pero también discursos y proclamas que le imprimieron un carácter distinto a dichos conflictos2. En tercer lugar, cuando las actitudes intransigentes de los bandos en conflicto cedieron, empezó a tener lugar una conducta pacifica entre ellos y el diálogo y la negociación se instituyeron como los caminos más pertinentes para alcanzar el final de las hostilidades. Una vez que ello sucedió, se firmaron pactos, tratados y exponsiones de paz que supusieron en el corto plazo, nuevas constituciones, reformas electorales, económicas y políticas que buscaron darle cabida en el nuevo orden al bando vencido 3.

Estas mismas fases de la guerra marcaron la particularidad de los conflictos bélicos colombianos, imprimiéndoles una dinámica propia a cada una de ellas. Por ejemplo, las tres 1

Los estados de guerra no se refieren a la guerra propiamente dicha, se consideran como esos momentos inmediatamente anteriores al inicio de las hostilidades que configuran una trama (a través de los lenguajes bélicos), un contexto político, social y económico propicio para combatir las injusticias y agresiones. María Teresa Uribe de Hincapié y Liliana María López Lopera. Las palabras de la guerra: Metáforas, narraciones y lenguajes políticos: un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia. (Medellín: La Carreta Histórica, 2006) 2 María Teresa Uribe de Hincapié, “Las palabras de la guerra”, Estudios Políticos Vol. Nº 25 (2004). También consultar Adolfo Efraín Pérez Mutis, “Notas historiográficas e interpretativas sobre los estudios de las guerras civiles en Colombia: el caso de la guerra de los Mil Días, 1899 – 1902”, Divergencia Vol. Nº 2 (2012). 3 María Teresa Uribe de Hincapié,”Las Guerras Civiles y La Negociación Política: Colombia. Primera mitad del Siglo XIX”, Estudios Sociales Vol. Nº 16 (2003).

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primeras guerras civiles del siglo XIX, a saber la de los Supremos (1839-1841)4, la de 18515 iniciada en Cauca y el golpe de Melo en 1854 6, todas ellas de motivaciones, escenarios y actores distintos que se clasifican en torno a un mismo eje característico: el de la definición e inclusión del sujeto político al cuerpo de la nación. Su particularidad reside en el hecho de que fueron iniciadas en contextos políticos y geográficos diferentes y participaron activamente sectores sociales con reivindicaciones propias, muchas veces por fuera de los intereses de los principales líderes políticos7. Lo mismo sucede con las tres guerras civiles siguientes: la de 18618, 18769 y 188510 que giraron en torno al eje de la organización estatal (en especifico al tipo de régimen político que se debía adoptar, central o federal y la relación entre Estado central, regiones, subregiones y localidades), y el papel de la iglesia en la sociedad y en la educación.

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Fernán González. “A propósito de “Las palabras de la guerra”: los comienzos conflictivos de la construcción del Estado nación y las guerras civiles de la primera mitad del siglo XIX”, Estudios Políticos Vol. Nº 25 (2004). Del mismo autor ver Partidos, Guerras e Iglesias en la construcción del Estado nación en Colombia, 1830 – 1900, (Medellín: La Carreta editores, 2006) y también “Guerras civiles y construcción del Estado en el siglo XIX colombiano: una propuesta de interpretación sobre su sentido político”, Boletín de Historia y Antigüedades Vol. XCIII Nº 832 (2006). 5 Al respecto ver las investigaciones hechas para el caso del cauca por Margarita Pacheco, La fiesta liberal en Cali (Cali: Ediciones Universidad del Valle, 1992) y también las investigaciones de Alonso Valencia Llano, “La guerra de 1851 en el Cauca”, en Las guerras civiles desde 1830 y su proyección en el siglo XX (Memorias de la II cátedra anual de Historia-Ernesto Restrepo Tirado), Museo Nacional de Colombia (Bogotá: Museo nacional de Colombia, 1997) 6 Para conocer más sobre la guerra de 1854, consultar el libro 3, parte 1, capítulos 1 al 3, del libro de María Teresa Uribe de Hincapié y Liliana María López Lopera, Las palabras de la guerra: Metáforas, narraciones y lenguajes políticos: un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia. (Medellín: La Carreta Histórica, 2006) 7 Al respecto ver Adolfo Efraín Pérez Mutis. “Participación indígena durante la guerra civil de los Mil Días en Colombia: los casos de Panamá, Cauca y La Guajira, 1899 - 1902”, Informe final de investigación adelantada por el autor como resultado de una beca-pasantía obtenida bajo el programa de Joven Investigador en convenio con la Universidad de Cartagena, Cartagena, 2013. 8 Para una mejor comprensión de la guerra de 1861 consultar Luis Javier Ortiz Meza et al, Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia 1840 – 1902, (Medellín: Universidad Nacional, 2005). 9 Luis Javier Ortiz Meza (et al). Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia 1840 – 1902, Ibíd. 10 Ver Gonzalo España, La guerra civil de 1885. Núñez y la derrota del radicalismo (Bogotá: el Ancora Editores, 1985).

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Las dos últimas que conforman un tercer grupo de guerras civiles, a saber la de 1895 11 y la de los Mil Días (1899 - 1902)12, nos muestran las dificultades para desarrollar el régimen centralista frente a las condiciones financieras del Estado y los limites que impusieron los caudillos y gamonales dueños del poder regional y local. Ilustra, además, el relevo generacional en los partidos, la imposición de las conductas belicistas en sus directorios, la reacción a la exclusión de la vida pública y el papel de la iglesia no solo en política sino también en las contiendas. La guerra de 1895, por ejemplo, se convirtió en un movimiento bélico que por adelantarse en su ejecución, fracasó en poco tiempo por falta de organización, armas, recurso humano y apoyo oficial. Ella pondría en escena el inconformismo liberal, las fallas del régimen regenerador y se perfilarían los caudillos políticos y militares que serian protagonistas en la siguiente contienda, como es el caso de Rafael Reyes, considerado el gran ganador de esta contienda 13.

Las pequeñas y grandes guerras civiles del siglo XIX, tenían como telón de fondo el manejo del Estado y sus beneficios económicos, los cuales se convirtieron en el principal botín de las oligarquías regionales (hacendados militares y comerciantes agro-exportadores e importadores), quienes, en las crisis económicas, ocasionadas por el declive de las exportaciones de, por ejemplo, tabaco, quina, añil, café, entre otros productos, recurrían a las arcas estatales como único espacio de recomposición política y social14.

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Al respecto consultar Eduardo Rodríguez Piñeres, Diez años de política liberal, 1892-1902 (Bogotá: Editorial Antena, 1945). En este texto se detallan los pormenores políticos, sociales y económicos que le antecedieron a las dos últimas guerras del siglo XIX en Colombia. 12 Para más detalles sobre esta contienda consultar Adolfo E. Pérez Mutis, “Entre armas y muertos: el carácter discursivo de la guerra de los Mil Días. El caso del departamento de Bolívar, 1899 – 1902” (Trabajo de pregrado para optar por el titulo de Historiador, Universidad de Cartagena, 2010). 13 Mario Aguilera Peña eds., Cien años de la guerra civil de 1895: con arcos de triunfo celebró Rafael Reyes la victoria de la regeneración (Bogotá: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, 1995) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo95/marzo1.htm (Consultado el 13 de abril de 2013) 14 Para tener una visión general sobre esto se puede consultar el texto de Hernán Clavijo Ocampo, eds., Monopolio fiscal y guerras civiles en el Tolima, 1865-1899 (Bogotá: Boletín cultural y bibliográfico, 1993), http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti5/bol32/monopo1.htm (consultado el 23 de febrero de 2009)

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El presente artículo tiene como objetivo ver el desarrollo de la guerra de 1895 en Cartagena. En específico, ver cómo fue la preparación de la ciudad y sus dirigentes para combatir el nuevo hecho de armas que tenía lugar una vez más, después de diez años de relativa calma. Ello se intenta ver analizando las medidas legislativas decretadas para dicho fin y relacionando algunos combates registrados en distintos puntos del departamento que se publicaron en memoriales de la prensa de la época y en los boletines de guerra. Nuestro escrito gira en torno a los interrogantes ¿Cuál fue el impacto de la guerra de 1895 en Cartagena? ¿Cuáles fueron las medidas tomadas por el gobierno departamental en materia logística y militar pero también preventiva, para combatir los posibles focos de revolución que pudieran presentarse no solo al interior de la ciudad, sino también en el resto del territorio del departamento?

Este escrito busca demostrar que en Cartagena y el departamento de Bolívar sí hubo guerra, que se vivió con intensidad como en otras secciones de la república y que la visión dominante de una historiografía tradicional que sugiere una apatía reinante por las guerras en la ciudad en el siglo XIX, es producto de unos discursos muy generalizantes que ponen en riesgo el alcance de los hechos históricos. Esta visión es mostrada por Eduardo Lemaitre en su obra Historia de Cartagena, donde nos dice que “a comienzos del siglo XX, Cartagena parecía una ciudad acabada. Por primera vez en su turbulenta historia de plaza fuerte, dos guerras civiles sucesivas, la de 1895, y la prolongada y sangrienta de los que estallo en 1899, ni siquiera se aproximaron para amenazarla; sus baluartes no servían para nada”15. Compartimos la visión expuesta por el profesor Jairo Álvarez 16, quien nos dice que ese tipo de interpretaciones que muestran al Caribe colombiano como ajeno a los conflictos civiles

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Eduardo Lemaitre, Breve Historia de Cartagena. 1501-1901.Tomo IV (Bogotá: Banco de la República, 1983), 190. Otra postura, para el caso de la guerra de los Mil Días, es la de Marco Palacio, Entre la legitimidad y la violencia: Colombia 1875-1994. (Bogotá: Editorial Norma, 2003) 67, en donde nos dice “aunque los liberales de la costa y del occidente apoyaron la rebelión rara vez pasaron de la emoción declarativa”. 16 Para ver más detalles sobre guerras civiles y política en el Bolívar grande en el marco de las contiendas civiles, ver Jairo Álvarez Jiménez, “Guerras civiles, política e Iglesia en el Bolívar Grande, los conflictos de

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durante el siglo XIX, se deben básicamente a una historiografía que utiliza un enfoque tradicionalista a la hora de abordar las guerras civiles: estudios centrados en los pronunciamientos militares y las batallas libradas y que muestran los conflictos siempre como expresiones de divergencia política, tensiones sociales, raciales y culturales o en el marco de las luchas por la tierra. Estas clásicas obras historiográficas analizadas por el autor, tienen como principal argumento el aislacionismo geográfico de la región Caribe y las visiones psicológicas y sociológicas que plantean la condición natural del “hombre Caribe”, alimentada por las nociones de libertad y tolerancia, contribuyendo así a que la regiones escapara al desarrollo de los conflictos17.

1. Contexto político nacional e internacional antes y durante la guerra Al estudiar la guerra de 1895 (tal vez una de las que menos se ha escrito), nos damos cuenta que sus causas y/o motivaciones no dejan de tener igual importancia en comparación con los demás conflictos colombianos decimonónicos. El partido liberal había sido depuesto del poder en 1885 y el país había entrado en un nuevo periodo político en el que aquellos no tenían ningún tipo de participación. El sentimiento de hostilidad estuvo presente en los principales líderes radicales y en las nuevas generaciones de liberales, al igual que en diversos sectores del conservatismo. Siempre estuvo presente la voluntad de armarse no solamente de elementos bélicos sino de discursos con buenos argumentos que justificaran la violencia partidista. Pero la diferencia de intereses locales, las distintas aspiraciones de nuevos sectores del liberalismo, entre otras, llevó a que en la convención liberal de 1892, se dividieran en tres posiciones de cómo atacar al gobierno y recuperar el poder político en el país. Unos se mostraban partidarios de una oposición enérgica pero pacifica, (reconociendo la existencia constitucional y legal del régimen regenerador), otros se mostraron a favor de una guerra inminente. Y otros pocos a favor de una oposición pacífica que en caso de no tener un positivo resultado entraría en guerra definitiva.

1876 - 1899”, (Trabajo de grado para optar por el titulo de Magister en Historia de Colombia, UPTC y Universidad de Cartagena, 2010) 17 Jairo Álvarez Jiménez, “La guerra de 1875 en el Caribe colombiano: debate electoral, soberanía y regionalismo político”, El Taller de la Historia, Vol. Nº 2 (2010).

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En los años posteriores, fue ganando fuerza política al interior del partido liberal un sector belicista encabezado por Rafael Uribe y fue perdiendo hegemonía al interior del mismo el sector pacifista encabezado por Santiago Pérez, quien había sido expulsado del país a causa de sus críticas al gobierno por medio de la prensa 18. La primera lucha del belicismo contra el pacifismo liberal fue la destitución de Aquileo Parra (sucesor de Santiago Pérez como director del partido) y el nombramiento de Gabriel Vargas Santos como director del liberalismo y como General del Ejército Restaurador.

Pero dentro del partido de gobierno también se vieron estas divisiones que se matizaron aún antes de la guerra de 1895 (probablemente causada por la muerte de Rafael Núñez), con respecto a qué hacer con los liberales. Los conservadores históricos, encabezados por el ministro de guerra Jorge Holguín eran partidarios de que se tomaran medidas para conservar el orden público, en caso de conmoción interna en cualquier momento, mientras que los conservadores nacionalistas, dirigidos por Manuel Casabianca (que sería nombrado ministro de guerra en reemplazo de Holguín y destituido después del golpe de estado del 31 de julio de 1900), querían que los liberales se lanzaran a la guerra para reducirlos incruentamente19.

Así, enmarcados en este contexto de relevo generacional e intransigencia, lo que predominó en el país después de la carta de 1886 fue un completo estado de desgobierno que descubría la debilidad institucional y la falta de energía de las autoridades para sostener el orden público a nivel nacional, regional y local. Por ejemplo, durante la Regeneración se agravaron los problemas políticos de los cuales los departamentos no escondieron sus 18

En realidad tanto el sector belicista como el pacifista del partido liberal estaban de acuerdo de llegar al extremo por la consecución del poder, aunque ello implicara hacer la guerra. Si bien el desespero le ganó las ansias al partido en 1895 año en que se levantaron en armas contra el gobierno de Caro, su corta duración (cincuenta y tres días) se explica porque los revolucionarios no pretendían prolongar un conflicto en el que no existían recursos ni las condiciones para hacerla. La diferencia entre belicistas y pacifistas era que estos últimos se mostraban partidarios de una guerra más organizada, preparada, con armas, personal, uniformes, etc. Para mayores detalles sobre el comportamiento político de los dos sectores del liberalismo a finales del siglo XIX, consultar Eduardo Rodríguez Piñeres, Diez años de política liberal, 1892-1902 (Bogotá: Editorial Antena, 1945). 19 Helen Delpar, Rojos contra Azules. El partido Liberal en la política colombiana, 1863-1899. (Bogotá: Procultura, 1994)

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reclamos. Quejas que elevadas a los gobernadores por las autoridades locales, descubrirían toda una gama de contextos en los que reinaba, en términos generales, el desacato y desconfianza hacia las autoridades; la voluntad de enfrentarla con las armas en la mano; tensión; inseguridad entre la población por atropellos de las mismas, o por rencillas personales y familiares20. La transgresión de los principios republicanos, el ejercicio y la forma de acceder al poder, el manejo de los recursos públicos, las rencillas personales y familiares, pleitos sobre tierras, asesinatos por motivos de venganza; son todas manifestaciones violentas que se denuncian en una y otra localidad y de las que se toman las medidas pertinentes para eliminarlas u ocultarlas pero que no tienen resultado positivo, debido a la incapacidad estatal de asegurar el orden y la seguridad entre la población. Violencia que desataba los lazos que generaban consenso entre la sociedad y ponían en peligro la soberanía y legitimidad del Estado21.

Durante estos años de exilio, persecución y censura hacia los reductos del radicalismo colombiano, tenía lugar en latinoamérica la conformación de un bloque liberal de perseguidos por política o religión en Curazao, tradicional refugio de exiliados. Participaban de dicho movimiento Eloy Alfaro, quien seria presidente de Ecuador por los años de la guerra de los Mil Días; José Santos Zelaya quien fuera también presidente de Nicaragua por los mismo años y brindara apoyo al panameño Belisario Porras en su invasión al Istmo en el año de 1900; José Martí, líder máximo de la independencia en Cuba. De igual manera, hacían parte del mismo, el mandatario venezolano Joaquín Crespo, el líder militar cubano Antonio Maceo, los presidentes de Honduras y El Salvador, Policarpo Bonilla y Rafael Antonio Gutiérrez, respectivamente22.

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Ivonne Paez Bravo, “Comportamientos ilícitos y mecanismos de control social en el Bolívar Grande 18861905” (tesis de grado para optar por el titulo de Historiadora en la Universidad de Cartagena, 2002) 21 Luís Augusto Troncoso Ovalle, “Crisis y renovación del conservatismo cartagenero 1895-1910: Una primera aproximación a la cultura política conservadora” (tesis de grado para optar por el titulo de Historiadora en la Universidad de Cartagena, 1998) 22 Para conocer más sobre este movimiento que el autor llama “Internacionalismo liberal”, consultar Leonidas Arango Loboguerrero, “Catarino Garza, un mexicano en la guerra civil colombiana de 1895”, Anuario colombiano de Historia social y de la cultura, Universidad Nacional, Bogotá, Vol. 36 Nº 1 (2009).

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Este movimiento parecía ganar fuerza cuando Crespo tomó el poder en Venezuela en 1892, Zelaya lo haría en Nicaragua en 1893 al igual que Bonilla en Honduras, los liberales cubanos se lanzarían a una definitiva campaña de independencia de su país en 1895, Alfaro llagaría al poder en ese mismo año y los liberales colombianos, ayudados en recursos militares por Venezuela y Ecuador, se lanzarían a un movimiento revolucionario en busca de participación política. El apoyo brindado por estos gobiernos a los radicales colombianos, al igual que el papel jugado por Catarino Garza en la contienda de 1895 en Colombia, fue vital para visionar un bloque liberal latinoamericano que una vez en el poder, atacaría la dictadura de Porfirio Díaz en México y reduciría la influencia de Estados Unidos en Centro y Sur América 23.

Aunque la llegada al poder de estos mandatarios fuera un buen augurio, este movimiento latinoamericanista recibiría duros golpes que cerrarían la posibilidad de la conformación de un bloque pro liberal. La muerte de Martí en 1895, la de Maceo en 1896 y Crespo en 1898, la ocupación de Cuba y Puerto Rico por Estados Unidos en 1898, la separación de Panamá en 1902, las crisis diplomática entre Colombia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua por apoyo de estos últimos a los radicales colombianos en la guerra de 1895 y la de los Mil Días, entre otras24.

2. El desarrollo de la guerra en el contexto nacional El 24 de enero de 1895 se conoció en la gobernación del Departamento de Bolívar, Magdalena y Panamá, por medio de telegrama enviado desde Bucaramanga por el gobernador José Santos, el estallido de una revolución que afectaba a Boyacá y la provincia de Vélez en Santander25. Este nuevo hecho de armas que se presentaba en el país, siguiendo 23

Para conocer el papel de Catarino Garza en la guerra civil de 1895 y su relación con líderes del radicalismo colombiano como Avelino Rosas, ver Leonidas Arango Loboguerrero eds.,, Avelino Rosas, el temible olvidado (Bogotá: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, 2008) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/febrero2008/avelino.htm (consultado el 14 de abril de 2013) 24 Leonidas Arango Loboguerrero, “Catarino Garza, un mexicano en la guerra civil colombiana de 1895”, Anuario colombiano de Historia social y de la cultura, Universidad Nacional, Bogotá, Vol. 36 Nº 1 (2009). 25 Se llamaba la atención de que era muy probable que tuviera lugar una invasión desde la vecina Venezuela por la frontera en Santander y por la Costa., se reportaban daños en las líneas telegráficas y el alzamiento de

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a Mario Aguilera Peña, tenía lugar en momentos en los que la administración del Vicepresidente Caro atravesaba por momentos críticos debido a las protestas que habían tenido lugar en Bogotá entre el 15 y 17 de enero de 1893, que resultaron en enfrentamientos con el cuerpo de Policía de la ciudad, dejando una cifra importante de muertos y heridos y los sucesos que se presentaron un año después, en los se descubriría un plan guerrillero para apresar al presidente y sus ministros, conformado por artesanos que pretendían alcanzar reivindicaciones sociales y económicas conformando un gobierno bipartidista 26.

En los boletines de guerra que se empezaron a publicar desde la Jefatura Civil y Militar del Departamento, una vez iniciada la contienda, se pueden ver las situaciones por la que atravesaban las autoridades en distintos puntos del territorio nacional. Ciudades como Popayán, Cauca, Tolima, Antioquia, Bogotá, Ibagué, Buenaventura y Santander, fueron las que más reportaron alzamientos de grupos rebeldes en sus territorios y combates y daños en las líneas telegráficas. Por ejemplo, en el telegrama de 27 de enero de 1895 de Popayán, se conoció la noticia de que en Bogotá se le había dado un duro golpe a algunos líderes radicales: “gobierno triunfó sobre revolucionarios, haciendo gran mortandad. Presos General Acosta, Camargo, Robles y otros cabecillas” 27.

En los boletines número 3, 4, 5 y 6 se conocen más detalles sobre combates, alzamientos, pronunciamientos, daños causados a líneas telegráficas, notarias, oficinas públicas y demás. En el boletín numero 3 procedente de Bucaramanga de fecha 2 de febrero se puede ver lo siguiente “comunican de Bogotá encargose de Ministro de Guerra General Vélez quien ofreció poner sobre las armas doce mil hombres; igualmente encargose del Ministerio de Gobierno doctor Ospina Camacho. Presos General Santos Acosta, algunos grupos rebeldes en distintas partes que amenazaban al gobierno. “La Revolución” en El Porvenir, Cartagena 27 de enero de 1895, p 2. 26 Al respecto ver Mario Aguilera Peña eds., Cien años de la guerra civil de 1895: con arcos de triunfo celebró Rafael Reyes la victoria de la regeneración (Bogotá: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, 1995) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo95/marzo1.htm (Consultado el 13 de abril de 2013) 27 “La Revolución”, Boletín número 1. En: Biblioteca Bartolomé Calvo (en adelante BBC). El Porvenir, Cartagena, 3 de febrero de 1895, p 2.

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Aldana y otros. Al General Aldana se le cogieron cuarenta cargas de capsulas. De Bogotá salió fuerza con abundante parque y artillería, con dirección a Tunja”… “comunica Señor Narváez, de Bogotá, que ayer tuvo lugar reñido y largo combate cerca de Facatativá, entre las fuerzas del Gobierno al mando del General Reyes, con los revolucionarios al mando de Siervo Sarmiento y Rafael Uribe”… “se comunica igualmente que Casabianca obtuvo esplendido triunfo en el Tolima, y que las guerrillas del Cauca fueron destruidas, por lo cual pudieron salir batallones para Tunja donde están Mateus y Pinzón con abundante Parque”28

Muchos de estos combates realizados que terminaron en victoria del ejército oficial, eran de pleno conocimiento previo de las autoridades, lo que les ayudo a desmantelar más de uno y apresar a muchos otros. Esto fue posible gracias a un arma de guerra que permitió a muchos departamentos estar al día con lo que ocurría en otras partes e informarlos de lo que se fraguaba: esta arma era el Telégrafo. Por medio de él, se podían transmitir en los tiempos de guerra, comunicados sobre los resultados de combates, el estado de los vencidos, las vías que utilizarían para escapar o invadir, la llegada y salida de los batallones, las grupos guerrilleros tanto oficiales como revolucionarios conformados, saber quiénes eran sus cabecillas o jefes, la situación de las vías fluviales, etc. Siendo un elemento vital en los recursos bélicos y en la logística militar, el telégrafo se convirtió en el principal elemento de guerra del ejército oficialista que influiría en la victoria, de ahí que la vigilancia de las líneas telegráficas fuera tan importante que hasta en delito se convirtió atentar contra ellas.

La guerra en el país continuaba y de distintas territorios se conocían a diario partes de guerra. Al norte del Tolima, por ejemplo, se registraron combates en el puente de Espinal, Honda y Ambalema. En el Espinal, los combatió el general Casabianca, el 29 de enero. Después de reorganizar sus fuerzas en Gualanday y nombrar como jefe a Rafael Camacho, se dirigió a Ibagué, en cuyas cercanías fueron sorprendidos por las huestes del gobernador; la tropa se dispersó, pero su mayor parte se refugiaron en Ambalema, en donde encontraron algunos derrotados de La Tribuna. En Honda, el 24 de enero, se apoderaron del vapor Venezuela, regresaron para adueñarse del puesto pero pocas horas, pues con la noticia de la derrota de los liberales de Cundinamarca vinieron tropas conservadoras, el 31 28

Boletín numero 3. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 7 de febrero de 1895, p. 2

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de enero. En Ambalema que por aquel entonces albergaba más de mil revolucionarios, se aceptó el convenio de Beltrán, que contempló la entrega de armas en el sitio de Chumbamuy y San Juan de Rio Seco 29. El 10 de febrero se unieron a las tropas de Reyes, en el sur del Tolima, 900 veteranos de las fuerzas de Casabianca y 600 hombres que de Facatativá traía el General Clímaco Silva, formando un total de 1300 hombres reorganizados y puesto a las ordenes de Juan N. Valderrama, como Jefe de Operaciones y del General A. N. Tribín como Jefe de Estado Mayor30.

En Boyacá, Pedro María Pinzón unió las fuerzas del occidente del Departamento, unos 1.600 hombres aproximadamente que marcharían el 13 de febrero hacia Tunja a encontrarse con los del norte del Departamento. Previo ello, la tropa de occidente tuvo una victoria en el combate de Soto, que dejaría abierto el camino para la ocupación de Tunja; no obstante, ello no fue posible debido a fallas en las tácticas militares del General Pinzón.. Este ejército se reunió en Duitama con el del norte, lo conformaron 1.400 hombres de los pueblos liberales de las provincias de Sugamuxi y Tundama, parte de la del norte y Gutiérrez. De allí partieron a unirse con las tropas santandereanas, pero por el camino se devolvieron hacia El Cocuy, desgastándose y colocándose en la mira del enemigo. El 16 de marzo, conociendo la noticia de la derrota de los rebeldes de Santander y ante la inminencia de un ataque conservador, se rindieron en Capitanejo 31.

En otros puntos del territorio nacional como Santander, la guerra también se vivió de manera intensa con sus particularidades por ser una región fronteriza. Al respecto nos dice Mario Aguilera: 29

La capitulación contenía las siguientes condiciones: 1º entrega de armas, municiones y caballerías, 2º garantía para la vida e intereses de las fuerzas rebeldes, 3º derecho a salir con sus espadas y bagajes los jefes y oficiales. Para detalles ver Boletín número 12 (15 febrero) En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 17 de febrero de 1895, p. 3. 30 La vanguardia de este ejército ocuparía la plaza de Facatativá y Reyes marcharía a reorganizar las fuerzas del ejército en la Costa. Boletín número 12 (15 febrero) En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 17 de febrero de 1895, p. 3. 31 Mario Aguilera Peña eds., Cien años de la guerra civil de 1895: con arcos de triunfo celebró Rafael Reyes la victoria de la regeneración (Bogotá: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, 1995) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo95/marzo1.htm (Consultado el 13 de abril de 2013)

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“La mayor beligerancia de la campaña liberal en Santander se desplegó en la zona fronteriza con Venezuela. En Rubio, vecina localidad de esa república, los refugiados colombianos organizaron una guerrilla que fue engrosada por los alzados venidos de ese país y por los comprometidos de Bochalema, Pamplona, Silos, Chitagá, Labateca y Chinácota. El 29 de enero invadieron la provincia de Cúcuta y una semana después derrotaron a fuerzas gobiernistas en el sitio de Bagalal. Días más tarde, el 8 o 9 de febrero, una tropa de más de 500 alzados tomó el ferrocarril desde Puente Villamizar hasta El Salado; el 12 del mismo mes aumentarían las fuerzas con liberales enganchados en Salazar. Todos ellos avanzarían victoriosamente sobre las poblaciones del Rosario y de Cúcuta; un intento gobiernista de recapturar el primer poblado dejó un saldo de más de 120 muertos, de una y otra milicia. La oscura muerte de uno de los jefes notables del liberalismo, el doctor Ezequiel Cuartas, apresado en El Rosario, generó una serie de represalias como saqueos y ajusticiamiento de la mayoría de los prisioneros. El 18 de febrero, la tropa rebelde, aproximadamente 2000 soldados, abandona Cúcuta rumbo hacia el sur, bajo el mando de los generales José María Ruiz y Pedro Soler Martínez; tomaron la vía de Pamplona, Cácota de Velasco, Silos, Guaca, San Andrés y Málaga, con el propósito de salir al encuentro de sus compañeros de Boyacá. El 15 de marzo, los rebeldes fueron alcanzados por los ejércitos del gobierno comandados por el general Rafael Reyes, quien había organizado varios contraataques en su marcha por Honda, Puerto Berrío, la Costa, Puente Nacional, Ocaña, Cáchira y Arboledas, para luego tomar la misma ruta del general Ruiz”32

Hecho importante durante la campaña en Santander fue la invasión proveniente del Táchira los primeros días de febrero de 1895, la cual fue debelada y sus invasores, cerca de quinientos, fueron derrotados antes de que llegaran a su lugar de destino. Ello fue posible gracias a la verificación de noticias que se tenían y que fueron comunicados a las autoridades de la región por medio del telégrafo33. Este suceso, junto con las noticias recibidas por las autoridades panameñas provenientes de Costa Rica sobre una expedición planeada desde San José, podría haberle dado tinte de guerra internacional. “en San José de Costa Rica hay una junta central revolucionaria cuyos fines son derrocar los siguientes gobiernos de la América Latina, que a juicio de la Junta merecen ser llamados dictatoriales: Colombia que debe ser el primero, Venezuela, México, Ecuador y América Central. Componen la famosa Junta los siguientes personajes General Abraham Acevedo, General Catarino E. Garza, mexicano, General Eloy Alfaro, ecuatoriano, General Plutarco Bowen, 32

Mario Aguilera Peña eds., Cien años de la guerra civil de 1895: con arcos de triunfo celebró Rafael Reyes la victoria de la regeneración (Bogotá: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, 1995) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo95/marzo1.htm 33 Ver Boletín numero 8. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 14 de febrero de 1895, p. 2

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ecuatoriano, Antonio Maceo, cubano, Juan de Dios Uribe, Agapito Uribe, Julio Esau Delgado, Greñas, Falero, Pradilla, Adolfo Peña, Ismael Peña, Sofanor Moré, y Napoleón Franco. Jefe Supremo de proyectada invasión a Colombia, Avelino Rosas, acompañado de Eloy Alfaro, Benjamín Ruiz, Aníbal de Castro Oñoro, Francisco Pereira Castro y Enrique G. de Castro y han adoptado como medio más rápido, la dinamita. La guerra será sin cuartel. Parece que cuentan con algún ofrecimiento de uno de los presidentes de Centro América, al cual le han ofrecido hacerle presidente de la Unión Centroamericana (?)… todos los meses mandaban un comisionado secreto a Colombia, que se comunicaba con los revolucionarios de turno”34

Es importante ver que no solo durante la guerra de 1895 sino también con la de los Mil Días, este apoyo liberal internacional para con los liberales colombianos tiene lugar una vez más. Durante los años de la guerra de los tres años, el presidente venezolano proveyó a las fuerzas revolucionarias de armas, hombres y demás pertrechos de guerra y envió una expedición militar venezolana a Carazúa, cerca a Riohacha en la Guajira 35, con el propósito de invadir el país. Ello fue respuesta a una invasión hecha a Venezuela por el Táchira dos meses atrás por el General Garbiras y que fue apoyada por el gobierno colombiano 36.

3. La guerra en Cartagena: legislaciones, combates y algunas acciones de Jesús María Lugo. El 24 de enero de 1895 se dio a conocer en Cartagena el nombre de Joaquín F. Vélez 37 como nuevo gobernador del Departamento de Bolívar, nombrado por el Vicepresidente

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BBC. El Porvenir, Cartagena, 17 de febrero de 1895, p. 2 René De la Pedraja. Wars of Latinamerica, 1899 – 1941 (Ciudad de México: Mc Farland, 2006) http://books.google.com.ar/books?id=RhNzcCNIoeIC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false (consultado el 2 de marzo de 2013) 36 Para ver el contexto político latinoamericano durante la guerra de los Mil Días y los casos de intervención extranjera durante la misma ver al respecto Carlos Eduardo Jaramillo, Los guerrilleros del novecientos (Bogotá: Cerec, 1991). 37 Tío de los hermanos Carlos, Fernando y Margarita Vélez Danies, fundadores de la poderosa sociedad comercial Vélez Daníes & Cía en 1883. Personajes estos que también fueron activos participes de la política en el departamento durante la Regeneración, ocupando puestos claves en la política y en la carrera militar. Al respecto ver María Teresa Ripoll de Lemaitre eds., El Central Colombia: inicios de la industrialización en el Caribe colombiano (Bogotá: Boletín cultural y bibliográfico, 1997) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol45/bol45c.htm#LOS EMPRESARIOS CARLOS Y FERNANDO VÉLEZ DANÍES Y SU ÉPOCA (consultado el 5 de abril de 2013) Desde muy temprano inicio su vida en la vida pública (1849), participaría en las guerras civiles de 1854, la de 1860, 1876 y 1885, escalaria grados militares y ocuparía cargos públicos como Diputado, Senador del Departamento. Para más datos de la vida de este personaje ver “los datos biográficos” publicados en El Heraldo y reproducidos también en El Porvenir, Cartagena, febrero 24 de 1895, p 2. 35

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Miguel Antonio Caro ante la renuncia de Henrique L. Román38, hasta el momento gobernador desde 189339. Este nuevo gobierno que tendría como tareas principales enfrentar los problemas fiscales que se venían presentando en el Departamento y el reto de unir las facciones políticas en torno a un mismo eje de acción, coincidiría con el estallido de una nueva contienda civil en Boyacá el 24 del mismo mes, que también afectaba a la provincia de Vélez en Santander y amenazaba con extenderse por el resto del territorio nacional.

Los Departamentos de Magdalena, Cauca, Tolima, Antioquia y Santander adoptaron medidas inmediatas al estallido de la contienda. El gobierno como era su deber natural, estaba en el legítimo derecho de defender las instituciones públicas y propender la paz en la nación a toda costa, por lo cual los decretos no se hicieron esperar: toques de queda, retenes, patrullajes, requisas a los hogares, entre otras acciones. Por medio del decreto número 22 se declaró en Estado de sitio el territorio del Departamento 40, investido de sus facultades extraordinarias, el gobernador Román, (que en tiempos de guerra adopta el nombre de Jefe Civil y Militar) previendo lo peligrosos que podían llegar a ser algunos personajes del radicalismo en esta sección de la república, mandó a apresar de manera preventiva en Barranquilla a Manuel Z. de la Espriella, Ramón Urueta, Manuel María Bula, Julio A. Vengoechea, Francisco de P. Manotas, Demetrio Dávila y otros. Lo mismo hizo en Mompóx con Juan S. Ruiz, Andrés Ribon, Enrique de Borja, los señores Rives, Antonio Ester y Tomas Alvarado, entre otros. En Cartagena, fueron reducidos a prisión los señores 38

Uno de los fundadores de La Botica Román, en Cartagena. Hermano de Soledad Román de Núñez quien fuera esposa de Rafael Núñez. Este matrimonio favoreció a la familia Román pues tanto Henrique como sus hermanos, pudieron contar con privilegios en los negocios, prebendas y monopolios familiares en la administración pública de Rafael Núñez. Henrique sería gobernador del Departamento de Bolívar en varias ocasiones desde 1887 con el inicio en pleno de la Regeneración. Gobernaría el departamento en 1887, de 1890 a 1893, de nuevo en 1893 a 1895, en 1905, 1906 y finalmente de 1922 a 1923. Al respecto consultar: Maryelis Rivero Sena eds., La Botica Román en Cartagena (Bogotá: Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango, 2008) http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/febrero2008/botica.htm (consultado el 10 de abril de 2013) 39 Para ver los nexos entre la participación política y la actividad empresarial de la clase empresarial de Cartagena en el periodo de la regeneración, consultar Alfonso Fernández Villa, “clientelismo y guerra civil en Cartagena. Sobre las estrategias políticas de la elite cartagenera, 1885 - 1895”, Memorias Vol. Nº 2 (2005). 40 Decreto número 22 (25 enero) “por el cual se declara en Estado de sitio el Departamento de Bolívar”, En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 27 de enero de 1895, p 2.

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Manuel A. Núñez, Eloy Porto, Hortensio Ferrer, Miguel Díaz Granados, Antonio P. Del Real, Simón Bossa y muchos otros.41

Ese mismo día, se dictó el decreto número 25 por el que se prohibía la circulación de periódicos exceptuando solo los que contaran con un permiso especial de la gobernación y cuyas publicaciones también serian controladas y ordenadas por las autoridades. Se ordenaría la recolección de todo tipo de armas de que se hiciera uso en la guerra, ya fueran armas de fuego y blancas, como espadas. Los delitos cometidos durante la actual situación que fueran considerados comunes o los que tuvieran que ver con los del orden público, serían juzgados y penalizados de acuerdo a la ley civil o leyes de guerra, respectivamente. De igual forma serian juzgados los que causaren daños en las líneas telegráficas, interrumpieren la comunicación o impidieren el paso a los conductores de correos o a los de correspondencia oficial. Quedaba establecido, del mismo modo, el uso de un pasaporte para poder viajar de un lado a otro del Departamento o salir de él42.

Si bien estos decretos se dirigían a la eliminación de cualquier movimiento que se organizara en contra del orden público en el Departamento, también es cierto que ellos terminaron siendo la principal fuente de alteración del mismo. Al llamado forzoso a las filas del ejército, bajo amenazas de prisión y separación de puestos de empleos, vinieron en mayor proporción las persecuciones, los retenes, expropiaciones y censuras, que tuvieron que vivir los que quedaron encerrados en la ciudad ante el cierre de las puertas y de la vigilancia extrema de las murallas y baluartes43.

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Además se informaba “en el Rio Magdalena ya hay dos vapores armados en guerra y la cañonera La Popa está vigilando la costa”. “La Revolución” En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 27 de enero de 1895, p 2. 42 Decreto número 25 (26 enero) “por el cual se dictan medidas para la conservación del orden público”. En BBC. El Porvenir, Cartagena, 27 de enero de 1895, p 2. El 27 de enero también se da a conocer una manifestación en donde las más connotadas figuras del conservatismo de la región, ofrecen sus servicios y seguridad al Departamento y la Nación. En esta manifestación se destacan los apellidos Vélez Danies, Gutiérrez de Piñeres, Araujo, Pombo, los Calvo, Martínez Bossio, entre otros. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 3 de febrero de 1895, p 2 43 BBC. El Porvenir, Cartagena, 31 de enero de 1895, p. 2.

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El impacto de la guerra Cartagena y Bolívar ilustra una imagen distinta a la de total obediencia, dominio y sumisión de la población con las medidas gubernamentales aplicadas. Esa imagen de seguridad y superioridad sobre la “impredecible dinámica de la guerra” y sobre los revolucionarios, que proyectaba el discurso que justificaba el por qué de las medidas decretadas, trató de esconder la verdadera situación de crisis de orden público, fragilidad institucional, la no monopolización de la violencia por parte del Estado, la incapacidad bélica e ingobernabilidad que predominaba en la región y el país entero. El impacto de la guerra fue tal que hasta el sector educativo se vio afectado, cuando el 29 de enero buscando la mejor manera de financiar la guerra en el Departamento, se clausuraron los establecimientos de instrucción primaria, secundaria y profesionales sostenidos con los fondos públicos y de igual manera dejó de pagárseles a todos los empleados del mismo ramo 44. Otro sector que tuvo el mismo destino fue el de los empleados de oficinas públicas de la ciudad y los que en ella residieran ya sea que fueran nacionales, departamentales y municipales, a los que se les llamó a prestar servicio en el batallón cívico 45.

La guerra continuó su desarrollo. Cada día se conocían más sucesos de combates y encuentros sostenidos en poblaciones de las Sabanas. Se conocían noticias provenientes de Calamar46 y por los márgenes del rio Magdalena. Al tiempo eran más frecuentes las proclamas y memoriales de las autoridades que repetían la derrota pronta y definitiva de los revolucionarios en todo el territorio nacional 47.

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Decreto 46 (29 enero) “por el cual se clausuran los establecimientos de instrucción pública” En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 10 de febrero de 1895, p 2. 45 Entre otras obligaciones de estos empleados estaban las de presentarse obligatoriamente, cumplir con las funciones asignadas y ser puntuales en el servicio. Los que no cumplieren con ello serian apartados de sus puestos y apresados. Decreto 66 (febrero 7) “por el cual se procede a la completa organización y al buen servicio del batallón cívico” En BBC. El Porvenir, Cartagena, 10 de febrero de 1895, p 2. Otros decretos son el 121 “por el cual se suprimen empleos, se rebajan sueldos y se hacen otras economías”. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 4 de abril de 1895, p 2. 46 “La Revolución” (9 marzo) En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 10 de Marzo de 1895, p 2. 47 Al respecto ver las manifestaciones referidas En: BBC. El Porvenir, Cartagena, los días 21 de febrero (p 2), 28 de febrero (p 2) y 3 de marzo (p 2) de 1895.

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El 11 de marzo se conoció el combate sostenidos por los rebeldes y las tropas oficiales en Baranoa48. El parte dice que a la llegada de Rodríguez y su tropa a Galapa, “encontramos tropa enemiga en posesión de todos los lugares que aquí se prestan para defensa. Las torres de la Iglesia estaban fuertemente ocupadas; este santo edificio había sido erigido en cuartel”. El combate dejó numerosos muertos de parte y parte quedando prisionero y herido el Jefe Clodomiro Castillo y se rescataron algunos prisioneros que los rebeldes hicieron en Puerto Colombia.

El dominio sobre la guerra, reflejadas en las victorias sobre los rebeldes en Baranoa, las Sabanas y demás puntos del Departamento, se pone en duda cuando aún desde Cartagena se siguieron expidiendo leyes para la conservación el orden público. Por ejemplo, el decreto 89 buscaba restringir la movilidad a cualquier hora del día, prohibía la reunión de más de tres personas así como toda clase de espectáculo o reuniones, públicas o privadas. De igual manera el transito después de 10 de la noche exceptuando a médicos, sacerdotes, empleados militares en servicio nocturno y pasaporteados especiales49. Por su parte el decreto 90, llamaba al servicio activo a todos los mayores de 18 y menores de 60 y a los empleados públicos; para que se reorganizaran en el batallón Cartagena hasta completar el efectivo de sus seis compañías, de acuerdo con el código militar; se procedía a completar el cuerpo de policía de Cartagena y Barranquilla de acuerdo con el decreto 26; los que querían eximirse deberían pagar 50 pesos y serían enlistados en un cuerpo cívico urbano; todo el que no se presentase voluntariamente sería reclutado excepto sacerdotes, médicos,

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“La Revolución. Combate Sangriento En Baranoa” (11 marzo). Relación enviada al Jefe Civil y Militar del Departamento por parte del Comandante General en Jefe del Ejercito de Bolívar, Elías Rodríguez. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 14 de marzo de 1895, p 2. Las tropas que conformaron el batallón Córdoba y los escuadrones José Eusebio Caro, Soledad y Tubará, que pelearon durante este combate estaban compuestos de los vecinos más acomodados y de los jóvenes de las mejores familias de Baranoa, Soledad y Tubará. Estas tropas además de combatir a los rebeldes, lo hicieron también con el incendio desatado que consumió 93 casas y la iglesia. Al respecto ver más detalles en “incendio de Baranoa. Los autores del crimen” (16 marzo) En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 17 de marzo de 1895, p 2. 49 Decreto 89 (23 febrero) “por el cual se dictan medidas para la conservación del orden público” En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 28 de febrero de 1895, p 2.

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empleados de las empresas de transporte, vivanderos y todos aquellos de manera especial que tengan el permiso oficial50.

A la par de estas medidas tomadas, se fraguaba una nueva conspiración en la ciudad que tenía por objeto “atacar la casa de prisión y reclusión y libertar y libertar los presos políticos que allí se encuentran; hacer lo mismo con el cuartel de Policía y cosa igual después con el “Cívico” y el “Cartagena”. A la cabeza de esta conspiración estaban “jóvenes de cierta posición social y de relativa ilustración; lo que nos abisma, lo que nos avergüenza, porque son hijas de Cartagena, es que algunas mujeres hayan ayudado a la premeditación de esos crímenes y suministraran armas para ejecutarlos”51.

Si bien la ciudad no fue epicentro de combates, aunque ello no signifique que permaneció tranquila durante esos meses como se ha visto, en el resto del Departamento si se vivió con intensidad la guerra, al punto que puede dibujarse una geografía de la misma, mostrando los principales centros de acción bélica en los que se concentraron. Al respecto vemos lo siguiente “… Compañías volantes de infantería y escuadrones de caballería han abierto operaciones sobre Turbaco, Arjona, Calamar, Carmen, San Juan, San Jacinto, y demás pueblos de esas regiones para mantener el orden y aprehender a cuantos estén sindicados de sediciosos. En el Sinú se han pronunciado el señor Jesús María Lugo; y aunque sus avanzadas han hecho algunas intentonas por los pueblos de las sabanas, apenas ha bastado el simple esfuerzo de unos pocos amigos del gobierno para ponerlas en fuga. Lugo tendrá de 250 a 300 hombres mal armados. En este momento deben haber sido atacados y hechos prisioneros por las fuerzas unidas de Cartagena, Sabanas y Sinú al mando de Jefes valerosos y experimentados que han abierto operaciones por tierra y por el rio con el vapor Goenaga convenientemente armado…”52

Las provincias que mayor afectación tuvieron durante el desarrollo de estos combates fueron las del Carmen, Lorica, Chinú, Magangué, Corozal, Sabanalarga, Mompóx y Barranquilla. En ellas se registraron daños en las oficinas públicas, persecuciones, tomas de 50

Decreto 90 (23 febrero) “por el cual se provee el aumento de la fuerza pública” En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 28 de febrero de 1895, p 2. 51 “La Conspiración”. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 31 de marzo de 1895, p 2. 52 “La Revolución”. En: BBC. El Porvenir, Cartagena, 31 de enero de 1895, p 2.

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plazas y otros sitios estratégicos de guerra como iglesias, ocupaciones y saqueos de casas de contrarios políticos, etc.

El personaje que más se destacó como revolucionario liberal en todo el territorio fue Jesús María Lugo. Loriquero auto proclamado General de División de los Ejércitos de la República y Jefe Civil y Militar del Departamento, tuvo como base de operaciones los territorios de Sabanas, en específico las provincias de Corozal, Chinú, Lorica y Sincelejo. Al siguiente día de estallar la revolución, Lugo escribió un manifiesto a todos los liberales de Bolívar, en especial a los del Sinú y Sabanas, invitándolos a luchar juntos en la nueva campaña que tenía lugar una vez más y que buscaba la consecución de la justicia y la paz teniendo como base el patriotismo. Al respecto vemos: “… cumpliendo con un deber sagrado del patriotismo, en ejercicio de un derecho santo, he asumido la jefatura civil y militar del departamento para encauzar el movimiento que rugiendo en las entrañas del pueblo amenazaba saber a los conculcadores como una tromba gigantesca…. la bandera que tremola en mis manos, es la misma bandera de 1811 y 1840. La que se cubrió de gloria en Garrapata y en los Chancos, y que tinte en sangre de libres se eclipsó entre las brumas de 1885…”53

Seguido de este manifiesto, se armó de entre 250 a 300 hombres y se introdujo en Sabanas, donde comenzó a ser perseguido por Bernardo González y Milciades Rodríguez 54. El 3 de febrero entró a Sincé y causó grandes daños a las oficinas públicas destruyendo aparatos, archivos y libros de cuentas, huyendo el día siguiente vía Galeras55 de donde huyo hacia las montañas de Ayapél en número reducido de acompañantes 56. El 14 de febrero de 1895, se conoció la toma de la plaza de Momil por parte de Lugo. Sus acciones en dicha población no se redujeron a causar daños en la infraestructura de la población sino a la liberación de todos los detenidos, sumariados y presos, lo que causó grandes problemas de orden público, al decir de las propias autoridades 57. 53

“Documento curioso”. Jesús María Lugo General de División de los Ejércitos de la República y Jefe Civil y Militar del Departamento de Bolívar. Publicado en: BBC, El Porvenir, Cartagena, 7 de febrero de 1895, p 2. 54 Boletín numero 2. (2 febrero) publicado en BBC. El Porvenir, Cartagena, 3 de febrero de 1895, p 2. 55 Boletín numero 5. (3 febrero) publicado en BBC. El Porvenir, Cartagena, 7 de febrero de 1895, p 2. 56 Boletín numero 6. (5 febrero) publicado en BBC. El Porvenir, Cartagena, 7 de febrero de 1895, p 2. 57 Boletín numero 10. (14 febrero) publicado en BBC. El Porvenir, Cartagena, 14 de febrero de 1895, p 2

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Pocos días después de haber tomado la plaza de Momil y haber sido evacuado por las fuerzas de Bernardo González, se conoció la derrota de Lugo por parte del General Ignacio Foliaco, Manuel y Santiago Álvarez, Milciades Rodríguez y el mismo González en San Antero. Después de dos horas de combate en el que quedaron en el campo de batalla diez muertos, varios heridos y prisioneros por parte de los rebeldes. Se tomaron escopetas finas y ordinarias, machetes, un tambor, muchos rifles, un cornetín y una bandera roja del enemigo que hacia la divisa de su cuartilla. “Tomé al faccioso Lugo su brigada, su propio caballo, sus papeles, etc., y salió por un lado, y Prestán por otro, así como Mancilla, Cárcamo y otros. De estos, algunos han tomado la vía de Tolú y he ordenado perseguirlos. Sé que Vásquez asesinó miserablemente al patrón de un bote. Por informes que he recibido, parece que anoche hubo un tiroteo entre la retaguardia de Lugo y las fuerzas de Lorica…”58

Lugo fue derrotado pero en el levantamiento de 1899 tendría acción nuevamente. La guerra acabó en Cartagena y Bolívar en medio de discursos, proclamas y manifestaciones de los más altos grados militares del Departamento y la nación. Desde todas las provincias que sufrieron el impacto del conflicto se enviaron telegramas de felicitación al gobernador por las acciones tomadas para terminar con la guerra. Las continuas victorias obtenidas en los más distantes puntos de la región dieron fin a una revolución con poco apoyo oficial, sin embargo, ella logró desestabilizar el régimen conservador y poner en escena un contexto internacional que giraba hacia regímenes políticos progresistas con miras a organizar un bloque pro liberal.

Conclusiones El impacto de la guerra se dio en casi todos los ámbitos: político, electoral, militar y económico. Las legislaciones decretadas para combatir las perturbaciones del orden público y los intensos combates sostenidos por las fuerzas oficialistas, demuestran que el Departamento vivió la guerra con intensidad en puntos políticos y comerciales estratégicos

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Boletín numero 13. (21 febrero) publicado en BBC. El Porvenir, 21 de febrero de 1895, p 2. “LUGO DERROTADO. Departamento en paz”

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y que ella dejaría unas consecuencias políticas que se mantendrían latentes y se retomarían de nuevo con la guerra de los Mil Días.

La derrota liberal, si bien fue apoyada desde el exterior con armas y elementos de guerra, encontraría la pronta derrota que se traduciría en persecución y exilio para algunos de los integrantes de este partido. Posterior a la guerra, tanto liberales como conservadores acentuarían su división en pacifistas y guerreristas los primeros, y nacionalistas e históricos los segundos. Los victoriosos de la guerra se alinearían alrededor del círculo político del nacionalista Joaquín F. Vélez, gobernador del Departamento por ese año. Los liberales por su parte, quedarían dirigidos por Juan A. Fortich, Eloy Pareja G, Simón Bossa Pereira, Miguel Díaz Granados, Manuel A. Núñez, entre otros.

La guerra de 1895 llegó a su fin en el combate de Enciso en el que salió como gran ganador Rafael Reyes59. El departamento de Bolívar demostraría por medio de esta guerra el primer fracaso del proyecto regenerador en el mantenimiento del orden, la no monopolización de la fuerza legítima y la fragmentación del poder en ámbitos locales y regionales que pusieron en vilo la soberanía del Estado. La seguridad y el orden no fueron dos bienes que el estado haya podido mantener y sostener en los tres años que duro el conflicto. La gran cantidad de grupos guerrilleros conformados a lo largo y ancho del territorio del departamento desde tempranas fechas así como muchas manifestaciones hostiles al interior de la ciudad y en otros puntos del departamento, se convirtieron en el principal obstáculo que dificultaría el monopolio de las armas y el control sobre la dinámica de la guerra.

Esta investigación representa un primer acercamiento a una temática que a pesar de haber sido trabajada para otras regiones del país, para el caso del Caribe colombiano y en específico del departamento de Bolívar, apenas comienza. De vital importancia también es conocer los testimonios de muchos de los combatientes una vez se terminó la guerra y qué negociaron ellos con el Estado, con los partidos liberal y conservador para poner punto 59

Al respecto ver la relación del combate de Enciso escrita por Rafael Reyes, en: BBC. El Porvenir, Cartagena, 14 de abril de 1895, p 2.

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final a su lucha; conocer la estructura interna de los diversos grupos guerrilleros conformados a lo largo y ancho del departamento de Bolívar, cómo se financiaban, quien los comandaba, sus vías de escape y entrada en una población, cómo conseguían las armas, a quién se las compraban, etc.

Finalmente se puede concluir que si bien no es posible entender el siglo XX sin antes conocer muy bien el siglo XIX, que mejor manera de hacerlo sino a través del estudio y la investigación a fondo de las guerras civiles que nos revelan tantos aspectos políticos y sociales de nuestra sociedad. Con guerras e identidades partidistas nos construimos, deconstruimos y redefinimos permanentemente como nación y región.

BIBLIOGRAFÍA

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