La Globalización y las violencias de Estado

August 1, 2017 | Autor: Iliana Martell | Categoría: Sociology, Globalization, Politics
Share Embed


Descripción



Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Instituto de Ciencias Sociales y Administración
Departamento de Ciencias Sociales



La globalización y las violencias de Estado




Iliana Gabriela Martell González
112594









Ensayo
Agosto del 2013













La globalización y las violencias de Estado.


"...hay algo como un muy poderoso y
astuto engañador que usa de todas sus
mañas para tenerme constantemente engañado..."
-Descartes (Meditaciones metafísicas - Primera Meditación)


Introducción
Actualmente vivimos en una sociedad "globalizada", producto de un proceso del sistema que abarca distintas fases, que ha incrementado los flujos comerciales, comunicacionales y ha acortado distancias y creado conexiones antes inimaginables. A pesar de eso, este fenómeno responde a una estrategia sistémica en la cual más allá del "multiculturalismo y de asimilar diversidades", como la mayoría de los discursos apologéticos sostienen, polariza y agudiza la lucha de clases principalmente, claro sin dejar de lado las luchas históricas de género y raciales. Dentro de este fenómeno se plantea el inminente fin de los Estados nacionales; nos encontramos frente a un monopolio de la violencia, -aunque consideramos no se reduce a una sola- que ha estado presente históricamente, pero que simultáneo a la consolidación de una reorganización hegemónica en cuestiones globales, pareciera "difuso" su origen y por lo tanto inexplicables las razones para que sean ejercidas.

Es así, que resulta de interés ahondar en qué aspectos del capitalismo en realidad se ven globalizados y cuáles no. Intentaremos dar un bosquejo del concepto de globalización como una fase de desarrollo del capitalismo, de igual manera se explicará el fenómeno actual de reestructuración hegemónica mundial, y en base a ello se abordarán las violencias de Estado como herramientas globales de control y paliativas para "resolver" las crisis del sistema, bajo la hipótesis de que en la globalización, los Estados nacionales persisten como medios de coerción, por lo tanto, la globalización no es "global" o total.


Globalización - Reorganización hegemónica – Globalitarismo

Al referirse al ¿qué es la globalización? Milton Santos (2004), hace una aclaración de importancia dentro de su acepción conceptual. Inicialmente la concibe como la punta del iceberg en la fase internacional del capitalismo, luego plantea dicha aclaración, que desembrolla la aparente separación de las cuestiones técnicas y políticas en la globalización. Las técnicas sin duda son eje principal de análisis al hablar de procesos globales, ciertamente son éstas las que han condicionado las nuevas formas de socialización, de conocimiento y de incidencia y sobre todo de vigilancia en los seres humanos, por lo tanto las cuestiones políticas han sido modificadas a la par y residen también en la vida diaria y no exclusivamente en el terreno financiero y de mercados y gobiernos.

En este tenor, Saskia Sassen (2007), propone una distinción para el estudio de lo global, a partir de las categorías de lo sub-nacional y lo supra-nacional. La cuestión sub-nacional se refiere a los espacios, circuitos locales, que a la vez concentran procesos globales (la ciudad global), y lo supranacional es claramente aquello por encima de las lógicas de lo nacional, instituciones de carácter internacional, por ejemplo. La intención es definir qué dinámicas aún pueden considerarse nacionales en un escenario globalizado y dentro de un territorio específico, como lo es el Estado-Nación, y la conclusión clave, (siendo que a la vez se presenta un fenómeno "desnacionalizador" y de desterritorialización) respecto a que hay un proceso "desnacionalizador" y desregularizador del Estado (en la economía), es un punto central en el planteamiento de este ensayo, que logra conectarse con la parcial desterritorialización que forma parte de la reorganización hegemónica en proceso.

Es aquí que introduciremos rápidamente la concepción de globalización que nos parece da en el punto, para después ahondar en la controversia de la reorganización hegemónica; "la globalización debe ser entendida entonces como una fase del desarrollo capitalista que manifiesta características distintivas en una articulación de relaciones sociales específicas" (Ramos Pérez, 2001:30). A manera de aclaración, insertamos la opinión de Arrighi (1997), que menciona que la globalización ha sido "una tendencia recurrente del capitalismo mundial desde el inicio de los tiempos modernos", es decir, la globalización trataba de insertarse (no había logrado la consolidación ideológica), mas no había logrado su cometido hasta el fin de la guerra fría, con la que también llega el fin de la división dicotómica del mundo y se extiende una etapa de dominio concentrado y acumulado en un sector articulado estratégicamente.

Siendo así, podemos coincidir en parte con el planteamiento de Walter Mignolo al definir la globalización, cuando menciona que ésta se ha convertido en una imagen del nuevo diseño civilizador. Sostiene que en función de una serie de diseños globales, nos encontramos frente a una(s) nueva(s) formas de colonialismo que tienen una misión civilizadora. (Mignolo, 2003). Podemos coincidir en que se trata sí de una civilización, la civilización (como verbo) del miedo. (También entendida como nombramiento).


La reestructuración de un poder hegemónico

En palabras de Arrighi y J. Silver:

"estamos inmersos en un cambio sistémico, esto es, en un proceso de reorganización radical del sistema mundo-moderno que cambia sustantivamente el carácter de los elementos del sistema, la forma en que éstos se relacionan entre sí, y el modo en que el sistema funciona y se reproduce". (Arrighi y Silver: 2001,28).

Dicha reorganización se dice estar fincada en la desintegración de los Estados-Nación, a consecuencia, de que las economías se desregularizan y dispersan, y a que se ha dado una fluctuación constante de poder en las relaciones interestatales y las relaciones empresariales/mercantiles.

Por Estados-Nación, comprendemos a un aparato que recrudece las relaciones de dominación de una clase sobre otra, poseedor de la fuerza pública legítima y que utiliza a esta para blindar a la clase dominante de la desposeída. (Engels, 1884). En el sentido liberal democrático, el Estado funciona bajo la economía de libre-mercado (ahora en su fase neoliberal), defiende las libertades individuales a partir del legado de la Revolución Francesa, así como la propiedad privada y la escasa intervención del mismo Estado, marcando una línea divisoria entre lo público y lo privado.

Sin embargo, hay que observar que tal reorganización no se vale de la descentralización de estos poderes. Retomando la categoría de desterritorialización en el sentido de Sassen, y en complementación con las redes comunicacionales y de información que han surgido, la lógica global presenta una contradicción -una de tantas-, y es que el desterritorializar para lograr la inserción ideológica del sistema en cada rincón de este planeta, a la vez funciona a través de un manejo de lo que entra y sale en los circuitos comunicacionales, haciendo parecer difuso quien es el poseedor(es) del control de estas lógicas, al evidentemente no sujetarse a un territorio específico.

En realidad esta nueva fase de acumulación del sistema mundo capitalista, donde en efecto, las funciones históricas del Estado quedan desplazadas al trasladarse al ámbito de lo privado, mediante herramientas como el discurso democrático y las redes comunicacionales, concentra el poder de toma de decisiones y la dirección política y económica en una red corporativa transnacional: (militar-industrial-financiera- comunicacional) (Calveiro, 2012:54).

Plantear que existe un nuevo orden que regula globalmente al mundo, que no está sujeto a los Estados pero que tampoco -aunque ése sea un fin parcial-, los desdeña, más bien se vale de ellos, es de trascendencia para lograr comprender la estrategia bélica y perversa bajo la cual la globalización se sostiene y opera. En base a esta premisa, es que es necesario visibilizar la existencia de Estados fuertes y débiles, el quid del centro-periferia (Wallerstein, 2006).

Los Estados centrales o fuertes mantienen un monopolio junto con la red corporativa de la potencia militar, que favorece la colonización de los Estados débiles o periféricos, aunque en éstos también se encuentren enclaves de la red transnacional que permiten la penetración de la red en ellos. (Calveiro, 2012). Así mismo, condicionan las políticas de organismos internacionales, que podríamos referir como supranacionales, como lo son la ONU, el FMI, el BMC, la OMC, etc. (Löwy, Michael, 2002). Hablamos de un condicionamiento, ya que existe una relación de colaboración, por lo tanto ni la red determina las políticas de estos organismos, ni dichos organismos deciden estas políticas.

Ahora introducimos el concepto de globalitarismo, con el fin de crear un contraste en el juicio del lector/a. Para definir el globalitarismo como un híbrido de regímenes totalitarios que ahora se condensan en un periodo global, Milton Santos (2004) enfatiza la presencia de una obligatoriedad de las técnicas hegemónicas y la implantación de un "pensamiento único", que es financiado por esta red corporativa a través de las instituciones internacionales ya mencionadas anteriormente, espacios educativos como universidades y centros de investigación, asociaciones civiles y fundaciones. (Ramonet, 1995). Empero, el autor desarrolla el concepto escuetamente, a nuestro parecer, es Calveiro (2012), quién ofrece una visión más abarcadora, ya que otorga el ejercicio de este poder a las multinacionales y las redes financieras, quienes "obligan al individuo a renunciar a un mundo de vida y restringir su existencia a la búsqueda de satisfacción a través del consumo". Si se pregunta qué tan perverso puede llegar a ser, basta con hacer hincapié en que se vale de la vida misma para extraer su fuerza y decide sobre qué/quién debe vivir y qué/quién debe dejar de hacerlo.

Agamben, a partir del concepto de la nuda vida, desarrolla estas políticas de aniquilación del ser humano, desde una perspectiva filosófica, es decir, se le considera al hombre y a la mujer como vidas meramente, no como sujetxs político que se desenvuelven en un contexto cultural y social, por lo tanto son desechables, objeto de experimentación y simples residuos. (Agamben, 2003).

Podemos pasar ahora a entender la necesidad de construcción de un enemigo/a externo/a y las tácticas para desarticularlo/a, enemigx que ha estado presente históricamente, pero que se va reconfigurando de acuerdo al contexto económico – político – social de la época y que finalemente confluyen en el presente, producto de una acumulación histórica Podemos hablar del/la otrx a partir de la antropología europea, el/la otrx migrante, el/la otrx pobre… o en este caso, el/la otrx terrorista, sujeto de sospecha.


Violencia estructural y violencias de Estado

Históricamente, las torturas, el genocidio, etnocidio, la deportación migratoria, los Estados policiacos, las guerras, han formado parte de una violencia sistémica y de control social, sin embargo, en el marco de la actual globalización y en base a la lógica de la red corporativa transnacional, es nuestra intención visibilizar la indudable existencia del Estado-Nación como herramienta de esta red, para legitimar el uso de la violencia en contra de cualquier posicionamiento anti-sistémico o que pudiese tener tintes de ello, y para aligerar el peso de las contradicciones del sistema, cada vez con mayor presencia. No se pretende ahondar en las violencias estatales específicas, sino explicar su lugar dentro de la globalización.

Consideramos necesaria la revisión del concepto de violencia, inicialmente, para luego pasar al de violencia estructural, ambos de Johan Galtung, para así poder situar a las violencias de estado en un contexto de dominación más claro, de manera que, aparece la pregunta: ¿Es posible considerar a la violencia estatal como una violencia estructural?

Fuera de acepciones maniqueístas/ moralistas del concepto de violencia, Galtung explica que: "está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales" (Galtung, 1969). Es decir, es el incremento de las distancias entre lo potencial y lo efectivo; si se limita la capacidad de acción, de influencia, se está generando violencia. Galtung, así mismo, define que el nivel potencial de realización es posible mediante un determinado nivel de conocimiento y recursos, y si este conocimiento y estos recursos se encuentran monopolizados por una clase o son utilizados para otros propósitos, nos encontramos frente a una violencia en el sistema, sea ésta, la violencia estructural (Galtung, 1995:315).

Para otros autores, esta violencia estructural es una violencia sistémica. Zizek en su libro "Sobre la violencia: seis reflexiones marginales", entiende a la violencia sistémica como una violencia dada del sistema, en el mismo hilo que Galtung, impone relaciones de dominación y explotación que se dan a través de actos coercitivos. (Zizek, 2009).

Si apelamos a que la violencia estructural, de acuerdo a Galtung "muestra una estabilidad" y a que se sostiene gracias a la desigualdad social, que además es deliberada y jerárquica (Galtung, 1995), entonces es posible colocar al factor red corporativa transnacional como una estructura del sistema, pero que se encuentra en la cima piramidal de las estructuras existentes, por lo tanto ejerce una violencia vertical de corte estructural evidente. Y si hacemos el análisis de los medios por los cuales se ejerce la violencia estructural, es posible encajar a las violencias de Estado como una herramienta de dicha violencia. O séase, la violencia estructural crea violencias, digamos que estructura a otras violencias. En el caso de la violencia estatal, no aparece como silenciosa y es ejercida directamente, digamos que al mismo tiempo genera las condiciones de la violencia estructural, y viceversa, es una relación bidireccional.

Galtung enumera seis factores que detonan mecanismos de violencia estructural, citaremos sólo los que creemos, abonan a la explicación de la premisa del párrafo anterior:

Orden de rango lineal: La jerarquía es completa, y no queda duda en cuanto a quién, en cualquier par dado de actores, está por encima. (Pareciera difuso, como ya había sido mencionado en ocasiones anteriores, más nos parece que el autor se refiere a que existe una claridad a partir de un análisis concreto).
Pauta de interacción acíclica: Todos los actores están conectados, pero sólo en una dirección; hay solamente una vía correcta de interacción.
Correlación entre rango y centralidad: Cuanto más alto sea el rango del actor en el sistema, tanto más central será su posición en la red de interacciones. (Aquí queda clara la explicación previa sobre la no descentralización de poderes, sino la cada vez mayor acumulación de estos). (Galtung: 1995; 333).

Baumann, en su libro, La globalización: consecuencias humanas, afirma que los Estados se encuentran en extinción y que están siendo "erosionados por las fuerzas transnacionales" (Baumann, Zygmunt, 2003). Nosotros diríamos que no existiría globalización sin Estados nacionales, es necesario legitimar las violencias, y a la vez juzgamos de parcializado a dicho Estado. El fin de las violencias de Estado, como violencias globales, es destruir y deshacerse de cualquier obstáculo alguno que se presente en contra del proyecto imperial, mientras se refuerza el poder coercitivo del aparato Estatal. Indudablemente hablamos de estrategias de contrainsurgencia. En el análisis del actual mundo globalizado, tampoco puede quedar fuera el asunto de que a partir de la reconfiguración hegemónica puesta en marcha, las violencias estatales han incrementado y ha sido la guerra su instrumento protagonista, como lo ha sido en otros tiempos, por ejemplo, el proceso de colonización que marcó el inicio de la modernidad.

La guerra, según Judith Butler es "el negocio de producir y reproducir la precariedad, de sostener a la población en el límite de la muerte, a veces matando a sus miembros, a veces no; de cualquier modo, produce precariedad como la norma de la vida cotidiana" (Butler, 2011). La guerra como negocio, como medio de control global se ha erigido y arraigado fuertemente a la vida cotidiana presente; hay una estrategia de terror y limpieza social que cada vez se encuentra desarrollando más tácticas innovadoras. El terrorismo de Estado se vale del uso indistinto de violencia de alta intensidad para combatir un conflicto aparente que está "azotando a la sociedad", principalmente suscita víctimas ajenas al conflicto que aparentemente se está atacando (Calveiro, 2012:73). La construcción del terrorismo se conforma de la creación, primero, de un/a enemigx, ya sea internx o externx, (y a partir del suceso 9/11 marcadamente racializadx), las campañas mediáticas se encargan de dispersar un discurso político oficial que criminaliza al enemigx y después se han de generar las condiciones de erradicación de éste, también llamada, la "población blanco", usadas para "generar un mensaje" en la "audiencia blanco" (Schmid, Alex, 1988). Podemos inferir desde esta afirmación que existe un proceso de selección de dichos blancos y que las políticas aplicadas se manejan por estadios, o sea, son progresivas.

Una vez entendido el terror que se busca imponer, no es tan difícil comprender que las guerras en todo el mundo, son derivaciones o diferentes modalidades de una sola guerra creada por una clase, para someter a otra (aún más). El crecimiento del brazo punitivo del Estado en el marco de la globalización es innegable, hemos transitado del Estado benefactor al Estado vigilante y castigador. La criminalización de la protesta, de la pobreza, la precarización del trabajo, la limpieza social, no son gratuitos y los medios para lograrlo son claros y puntuales, hay una flexibilización del derecho que debe justificar este uso de la violencia. Las constituciones de los países "potencia", tanto como de los países en "vías de desarrollo", se han reformado desde la llegada del neoliberalismo y nuevamente a partir de la reconfiguración hegemónica. Y ahí radica la contradicción, hacer lo ilegal por medio de un aparato legal, algo justificable. Giorgio Agamben, dice que estas medidas que no pueden ser comprendidas en el marco jurídico del derecho, se presentan en el Estado de excepción como "la forma legal de aquello que no puede ser legal" (Agamben, 2003). Este Estado, que suspende las leyes en un estado de emergencia o crisis específica de una nación, puede convertirse en un prolongado modo de regulación. (Agamben, 2003). De manera que la crisis del capitalismo que a su vez es una crisis civilizatoria, lleva indudablemente a instaurar un gobierno en extremo violento que suprime derechos y garantías, y posibilita así, extender su agonía. Foucault, a partir de la teoría de la biopolítica, condensa este fenómeno como: "el derecho que se formula como de "vida y muerte" es en realidad el derecho de hacer morir o de dejar vivir". (Foucault, 2011: 126).

La vigilancia a la que nos encontramos sometidxs, también, forma parte del método. No existe lugar, plataforma, institución, en la cual no estemos registradxs, incluso podríamos rescatar el concepto de "acceso" de Rifkin (2004), para explicar cómo se vuelve requisito vaciar nuestros datos para acceder a un estilo de vida. Aunque va más allá, ya que esta vigilancia y además su sistematización funge como la justificación a la idea de que "todxs somos sospechosxs" por lo cual es necesario mantenernos como sujetxs públicos y públicas. Armand Mattelart sostiene que a la par que se desarrollan nuevas tecnologías de seguridad y vigilancia, hay una reforma en el sistema penal, como es el caso de las detenciones arbitrarias en plena vía pública. (Mattelart, 2009). De tal manera que no sólo se busca hacer sentir que se está vigiladx, sino que unx también está expuesto a ser incriminadx. Al mismo tiempo, el discurso sobre la inseguridad va permeando en lxs individuxs con mayor fuerza, introduciendo la lógica de justificar la incriminación por el simple hecho de que se es acusadx de haber cometido algún acto fuera de la ley. Básicamente se sustenta en eso, en la mera acusación, es decir, no es posible alegar la inocencia o que se está incurriendo en alguna violación de derechos, ya que el haber sido señaladx, no permite dar lugar a otros supuestos.

En México, la guerra inicialmente "contra el narco" que después pasó a ser una guerra "contra el crimen organizado", declarada por parte del presidente en turno, Felipe Calderón, en 2006, es un claro ejemplo de estas políticas de represión, control y militarización. Los y las miles de muertxs, desaparecidxs, torturadxs, en su mayoría no pertenecían a los cárteles que sí existen, contrario al discurso oficial. Un ejemplo, la estadística de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), que presenta que desde 2007 al año presente, han muerto más de 1,750 menores en situaciones violentas relacionadas a la guerra contra el crimen; Human Rights Watch, presentó el pasado mes de febrero del año en curso, cifras que estiman 2.352 desaparecidxs y 24.091 personas las extraviadas en el gobierno de Calderón. Dicha guerra intenta hacerse pasar por un conflicto privado, cuando realmente las organizaciones criminales asociadas al empresariado militar y policial emprenden y consolidan una limpieza social y la instauración de un miedo generalizado en su población. Decimos intenta, ya que el proceso de militarización iniciado en 2006, no culminó con el fin del sexenio de Calderón.


Reflexiones finales

Ya que se han expuesto las violencias de Estado como herramientas que han incrementado sus funciones a partir de una reconfiguración hegemónica, que se compone de una red corporativa transnacional y el brazo coercitivo del Estado-Nación, en el que las guerras son usadas para afianzar esta reconfiguración en curso y solucionar medianamente las crisis del sistema, podemos concluir que responden a un proceso globalizador en el que hay modificaciones tanto en el derecho, como en la cotidianidad que han convertido a lxs sujetxs y a la sociedad en conjunto, en blancos y en vidas prescindibles.

Hablamos de un control global, nivel planetario, donde el Estado no se está diluyendo, históricamente ha cumplido con las mismas funciones, las de conservar a un sector de la sociedad por encima de otro, y en la actualidad lo ha hecho incrementando la violencia que ejerce y participando como legitimador de lo ilegal. Hablamos entonces de un capitalismo de guerra que construye estrategias de vigilancia y generadoras del miedo, posibilitando un importante desarrollo técnico de los medios violentos. Es así que ante el incremento de políticas de seguridad por parte del Estado, se incrementa la vulnerabilidad de su población, se violenta tanto al individuo como a la colectividad, a la vez que se acotan derechos que a través de la historia han sido obtenidos por medio de la lucha.

Por lo tanto, la cuestión globalizadora, si bien aumenta los flujos de comunicación, y por ende hay una constante relación interestatal y ha embestido ideológicamente a la población global, no sólo a través de un pensamiento único, sino por medio de políticas de miedo y la constante guerra hacia sujetxs específicxs, no es total, el Estado permanece aún más fuerte, contrario a la idea de que el mercado está dando lugar a su erosión, sucede lo mismo con la categoría de Nación. La dosis de miedo aumenta ya sin reservas, se trata de una condición insostenible que automatiza las relaciones de convivencia con y en la naturaleza, pareciera difícil avizorar futuro.

Sin embargo, así mismo se van construyendo las resistencias, recursos de otro método que es posible. Otra evidencia de que la globalización no penetra totalizadoramente. En realidad es la intención de comprender por conjunto la realidad existente, la que permite que se haga un análisis a partir de aquello que condiciona y que es creador de las cualidades objetivas.



Referencias Bibliográficas
Agamben, Giorgio. "Estado de Excepción: Homo Sacer II, 1". Pre-textos ED. Valencia. 2004.

Arrighi, Giovanni. "La globalizacion, la soberania estatal y la interminable acumulacion del capital". Iniciativa Socialista No. 48, 1998. Disponible en http://www.inisoc.org/arrighi.htm.

Arrighi, Giovanni y Silver, J. Beverly. "Caos y orden en el sistema-mundo moderno". Akal, Madrid, 2001.

Baumann, Zygmunt. "Globalización. Consecuencias humanas". Fondo de la Cultura Económica, México, 2003.

Butler, Judith. "Violencia de estado, guerra, resistencia. Por una nueva política de la izquierda". Katz. Barcelona. 2011.

Calveiro, Pilar. "Violencias de Estado. La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global." Siglo Veintiuno ED. Buenos Aires. 2012.

Engels, Friedrich. "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado". Biblioteca Virtual Espartaco. 2000.

Galtung, Johan. "Investigaciones teóricas. Sociedad y cultura contemporáneas". Tecnos ED. Madrid. 1995.

Human Rights Watch. "Los Desaparecidos de México. El persistente costo de una crisis ignorada". Informe. 2012.

Löwy, Michael. "Estado-nación, nacionalismo, globalización, internacionalismo." Estudios Políticos No. 29, 2002, pp. 13-22.

Ramos Pérez, Arturo. "Globalización y neoliberalismo: ejes de la reestructuración del capitalismo mundial y del Estado en el fin del siglo XX". Plaza y Valdes ED. México. 2001.

Rifkin, Jeremy. "La era del acceso. La revolución de la nueva economía". Paidós ED. Barcelona. 2004.

Red por los derechos de la Infancia en México. Informe. 2013.

Santos, Milton. "Por otra globalización. Del pensamiento único a la conciencia universal". Convenio Andrés Bello. Colombia. 2004.

Sassen, Saskia. "Una sociología de la globalización". Katz. Buenos Aires. 2007.

Schmid, A. P. y A. J. Jongman. "Political Terrorism". North Holland Publishing Company. Amsterdam. 1988.

Wallerstein, Immanuel. "Análisis de sistemas-mundo. Una introducción". Siglo Veintiuno ED. México. 2006.






























13

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.