La Geopoética de la soledad en Luvina de Juan Rulfo

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Descripción

LA GEOPOÉTICA DE LA SOLEDAD EN LUVINA DE JUAN RULFO Resumen Juan Rulfo, a través de Luvina, muestra un daguerrotipo de la soledad como un medio sugerente de la finitud del hombre y la inexistencia del tiempo. El presente ensayo, sustentado en la teoría y crítica sobre geopoética de Antonio Garrido, busca establecer los espacios de Luvina como una alusión a un estado de pasividad constante en espera de la muerte; esto a través del lenguaje y las descripciones del espacio literario, donde cada lugar que recorre el lector plantea una atmosfera que absorbe a los personajes. Palabras clave: geopetica, Luvina, soledad, muerte, espacio ______________________________________________________________________ El llano en llamas de Juan Rulfo es una obra conformada por una serie de complejos relatos, los cuales remiten a contextos relacionados esencialmente a la época postrevolucionaria, la despoblación del área rural y la proyección del individuo ante la vida. Si bien, cada contexto representa una constante temática en la escritura de Rulfo y hacen presencia a través de los elementos literarios composicionales: la narrativa, los personajes e incluso el lenguaje. Cada uno de los elementos de la literatura rulfiana abordan el tema según sus propiedades inherentes, sin embargo existe un elemento el cual repercute o se encuentra relacionado de manera dinámica a los ya mencionados, el espacio. El espacio como tal, tiene existencia en el mundo narrado por medio de la enunciación, se concibe que lo que se narra ofrece, lo que se denomina por Pimentel, como ―información narrativa‖. Esta información transmite significaciones del relato a través de los referentes lingüísticos empleados.1

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A partir de los elementos referidos en el lenguaje, existe una significación previamente significada en el nivel de actuar humano. Se habla de una relación de espacio en una formulación mental para posteriormente proyectarse en fuera, en el espacio.

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De acuerdo a Pimentel, el texto presenta los espacios a través de dos organizaciones. Por un lado la relación descriptiva del orden cronológico, y por otra, se realiza un entramado que presenta los espacios. En ambos aspectos, el lenguaje es el medio que permite comprender la representación del espacio.2 De esta manera, se propone la Dimension espacial del relato, donde se lleva a cabo la alusión del espacio que se produce en el lector, debido al uso de los recursos descriptivos codificados en el texto (Pérez Daniel 42). Dicho esto, se comprende que Rulfo revela a través de los ambientes y los contexto (del topos al logos) un esbozo social y existencial de la época dadas en la construcción espacial literaria. En el presente ensayo, se planea llevar a cabo una revisión de los espacios presentes en la obra de Rulfo, específicamente en el cuento Luvina de la antología de El llano en llamas; para así identificar una propuesta geopoética en torno a la soledad planteada a partir de las relaciones espaciales presentes. Para ello se precisa del sustento teórico propuesto por Antonio Garrido, quien aborda la teorización del espacio a partir de la tipología referencial, simbólica y narrativa3 existentes en la reconstrucción topográfica del texto. En principio existe la historia desarrollada en Luvina; la historia es narrada por un anciano quien le cuenta a otro personaje la historia que vivió en Luvina. Si bien, durante la conversación, que en realidad es un monólogo4, describe el pueblo como un lugar malo con el fin de convencerlo de que no vaya.

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Esto lleva a distinguir dos criterios de selección para el estudio del espacio. Por un lado, la cuantitativa formada de los espacial, temporal y lo actoral y por otro la cualitativa, que funge como filtro para obtener la información narrativa. 3 En este caso, las relaciones del espacio en los cuentos llevan una relación literal y simbólica de acuerdo al contexto que presentan. Cada uno de los espacios tiene una carga significativa que permite comprender la relación social o existencial de los personajes de los cuentos. 4 Se sitúa un posible dialogo, pues existe un oyente ausente, el cual no menciona palabra alguna.

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En este relato, no existen intervenciones ajenas a las del narrador, quien se centra en describir San Juan Luvina como un lugar malo para vivir, donde se vive en monotonía, una ciudad demasiado silenciosa, aburrida, donde nunca pasa nada y los años transcurren rápido hasta esperar la muerte, y particularmente siempre hay un viento pernicioso. Un pueblo del cual el narrador se fue, desgastado ya por el paso del tiempo. En el caso del presente cuento, sólo existe la voz del profesor quien describe la podredumbre de Luvina en torno a la tierra sin vida, la inexistencia del tiempo y la muerte como fin último de sus habitantes; donde la soledad es un elemento que se rememora a través de las constantes temáticas. En este relato se puede apreciar el estilo de Rulfo; aquel que culmina en la relación y empleo del lenguaje. Si bien, es un recurso estilístico que trasciende por llevar al lector a una posición de espectador comprensivo, uno que tiene que configurar a los personajes con la atmosfera en que se desarrollan. Esta misma perspectiva la plantea Carmen de Mora, quien piensa en Rulfo como un escritor del tipo visual: Rulfo no cuenta, no explica nada, escoge un paisaje, de vida a unos personajes y deja al lector atento y vigilante al murmullo de sus monólogos y al laconismo de sus voces. Esta es una marca fija que la crítica identifica con el estilo de Rulfo, pero no la única. Si el sonido es una de las fidelidades del escritor, todo cuanto sucede en El llano en llamas o nace de él o del ―ojo que lo ve‖.(El llano en llamas o Paisaje desolado de Juan Rulfo 86-87) El análisis de la espacialidad dado en el texto Rulfiano conlleva a una revisión de los lugares, tanto simbólicos como literales (dentro del panorama literario), presentes en el lenguaje de los personajes. Dichos entornos oscilan en una continua

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referencialidad social y existencial, donde los patrones temáticos constantes son la soledad del hombre a través del desencanto, la desesperanza o la muerte. La complejidad del espacio en Luvina surge a partir de las visualizaciones y construcciones que presenta Juan Rulfo a través del lenguaje; si bien, los espacios en el relato no proyectan un recorrido espacial en el texto, sino que vislumbran una serie de cuadros (paisajes breves) envolventes y relacionados entre sí. Se habla entonces de un paisaje evocador de la tristeza, la proyección social y el recuerdo de la soledad. A partir de las primeras líneas, la topografía del relato es alusiva a una situación carente de color y elementos descriptivos: De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho. Allí la llaman piedra cruda, y la loma que sube hacia Luvina la nombran cuesta de la Piedra Cruda. El aire y el sol se han encargado de desmenuzarla, de modo que la tierra de por allí es blanca y brillante como si estuviera rociada siempre por el rocío del amanecer; aunque esto es un puro decir, porque en Luvina los días son tan fríos como las noches y el rocío se cuaja en el cielo antes que llegue a caer sobre la tierra.(Rulfo 113) Los términos empleados para describir el pueblo de San Juan Luvina conllevan a comprenderlo como un espacio olvidado, un lugar sin sentido de la propia existencia dada a los elementos con los que es referida. Existen expresiones como ―el [cerro] de Luvina es el más alto y el más pedregoso‖ que connotan un distanciamiento de los demás cerros; pareciese que existe una lejanía con el plano cercano, y más aún que éste

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es el más duro de recorrer como terreno, por referir lo pedregoso como difícil o complicado. En este mismo fragmento se alude también la inutilidad de los recursos en el pueblo: ―Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal‖. El recurso de la cal, la piedra gris,5 se define por un color sin vida.6 El color gris tiene una carga simbólica connotativa de transición, pues se encuentra en un punto medio entre el blanco y el negro. Por tanto representa un punto de neutralidad, indecisión y ausencia de energía, junto a la expresión tendenciosa de la tristeza, duda y melancolía.7 Por otra parte, Luvina en nombrada como cuesta de la Piedra Cruda, un lugar al que se tiene que ascender por un camino que presumiblemente (dado la anterior descripción) es difícil de recorrer, donde el aire y el sol tienen tal fuerza que han sido capaces de ―desmenuzarla‖. Posteriormente retoma el aspecto climático de San Juan Luvina al presentarlo como un lugar donde ―los días son tan fríos como las noches‖ reforzando una situación drástica de la existencia en el pueblo. Hasta este momento, el espacio literario se ha logrado situar mediante referencias y cargas simbólicas que preparan una lectura repleta de aspectos relacionados a la melancolía, la tristeza y la dificultad de supervivencia, pues el clima o el entorno no son propicios para subsistir.8 Dígase situaciones ejemplares como las siguientes donde la atmosfera determina las vidas de quienes la habitan

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El nombre con el que refieren al recurso ―piedra cruda‖ plantea un estado bruto, sin tratamiento. De manera que no es empleada nuevamente, por lo que recae en el concepto de inutilidad o infertilidad, pues es un producto del que no se puede sacar provecho. 6 El espacio, por demás de ser referencial, también se ve envuelto en una constante simbólica, pues el desaprovechar un recurso conlleva a un pensamiento de desperdicio y desaprovechamiento, lo cual es narrado posteriormente. 7 La colorimetría referida se interpela en la psicología que existe en la proyección del color; en el caso de este cuento, los elementos simbolizados se encuentran constantemente presentes en los espacios que se presentan en un paisaje sin movimiento. 8 Luvina es comprendida como lugar miserable, en primera instancia por el aspecto de la naturaleza que dificulta la existencia misma del hombre.

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Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas si pueden vivir un poco untadas a la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes. Sólo a veces, allí donde hay un poco de sombra, escondido entre las piedras, florece el chicalote con sus amapolas blancas. Pero el chicalote pronto se marchita. (112-13) […] —Ya mirará usted ese viento que sopla sobre Luvina. Es pardo. Dicen que porque arrastra arena de volcán; pero lo cierto es que es un aire negro. Ya lo verá usted. Se planta en Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera. Y sobran días en que se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate, dejando los paredones lisos, descobijados. Luego rasca como si tuviera uñas.(Ibidem) […] Yo diría que es el lugar donde anida la tristeza. Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara. Y usted, si quiere, puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que allí sopla la revuelve, pero no se la lleva nunca. Está allí como si allí hubiera nacido. Y hasta se puede probar y sentir, porque está siempre encima de uno, apretada contra de uno, y porque es oprimente como una gran cataplasma sobre la viva carne del corazón. (115) Los espacios de Luvina aluden a un estado de pasividad constante en espera de la muerte. Cada lugar parece limitar la vida o la existencia de la misma; así mismo la atmosfera parece engullir a sus habitantes en un espacio inerte. El viento o el aire son elementos continuos en los espacios de Luvina, éstos existen en el espacio simbólico de 6

la austeridad y la depresión, pues permanecen en un estado inexorable; se tiene que vivir con él y no se puede evitar (descrito algunas veces como una bestia que muerde y rasguña, y otras más como un ente que presiona a sus habitantes). De acuerdo a Garrido, el espacio funciona como una acción narrativa donde la atmosfera suscita su evocación a través de otros referentes.9 En este caso, el planteamiento del espacio dado en torno a la soledad sugiere la muerte e inexistencia del tiempo, pues en cada espacio dado en el relato, sólo existe el lugar representado, hay una eterna inmutabilidad,10 que parece tener un efecto totalizador en los personajes. Es incluso en el texto como un eterno purgatorio. Y se fue, dejándose caer por la cuesta de la Piedra Cruda, espoleando sus caballos como si se alejara de algún lugar endemoniado. Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí, parados en mitad de la plaza, con todos nuestros ajuares en los brazos. En medio de aquel lugar donde sólo se oía el viento… Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.(117) Al referir el espacio de la plaza, los únicos elementos que se consideran son el viento y las pertenecías de los personajes y la propia plaza, no hay nada más que sea constructo del entorno. Asimismo el espacio reincide de una soledad donde los personajes están abandonados, la cual será constante en el relato en otras construcciones espaciales tales como la que alude a la iglesia:

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La tristeza como símbolo en el espacio resulta, pues, incuestionable ante referentes que se relacionan a la melancolía del entorno. 10 Los espacios en Luvina carecen de dinamismo, alusivo también a la temática de la muerte y pasividad (neutralidad) reincidentes en las características del espacio presente en Rulfo.

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Anduvimos por los callejones de Luvina, hasta que la encontramos metida en la iglesia: sentada mero en medio de aquella iglesia solitaria, con el niño dormido entre sus piernas […] Allí no había a quién rezarle. Era un jacalón vacío, sin puertas, nada más con unos socavones abiertos y un techo resquebrajado por donde se colaba el aire como por un cedazo.(118) Al igual que los otros lugares, Rulfo proyecta espacios carentes de descripciones, solo existen las mínimas necesarias, no obstante las connotaciones que éstas provocan son suficientes para dar pie a la comprensión de los mismos. La soledad es un factor circundante en el texto y es reiterativo mediante expresiones narrativas del espacio literario como: ―iglesia solitaria‖ y ―jacalón vacío‖ entre otros. El espacio también se convierte en una fuerza limitante que se sobrepone a los personajes, estableciendo en estos una voluntad existencial forzada, donde no hay mayor aspiración a la que pueda dar el entorno. En este caso, no se habla necesariamente de la construcción topográfica, como se ha hecho hasta este momento, sino de un espacio simbólico donde preside una fuerza superior que establece las condiciones del espacio. Un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena. "¡Vámonos de aquí! —les dije—. No faltará modo de acomodarnos en alguna parte. El Gobierno nos ayudará." Ellos me oyeron, sin parpadear, mirándome desde el fondo de sus ojos de los que sólo se asomaba una lucecita allá muy adentro. — ¿Dices que el Gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú conoces al Gobierno?

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Les dije que sí. —También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre del Gobierno.(122) La mención del gobierno en el texto, preside para generar un espacio global en Luvina. La referencia, en este caso alude a la generalización de las condiciones sociales de los pueblos y regiones donde no hay posibilidad de esperanza.11 La reiteración de los personajes a merced del entorno se hace presente, pero a partir de la simbolización y su carga significativa. Finalmente cabe destacar que existe un espacio fuera de Luvina, el cual funge como un lugar terrenal y no remembrado, uno que yace en la realidad de los personajes de Luvina, la tienda: Hasta ellos llegaban el sonido del río pasando sus crecidas aguas por las ramas de los camichines; el rumor del aire moviendo suavemente las hojas de los almendros, y los gritos de los niños jugando en el pequeño espacio iluminado por la luz que salía de la tienda.(113)

Los gritos de los niños se acercaron hasta meterse dentro de la tienda. Eso hizo que el hombre se levantara, fuera hacia la puerta y les dijera:¡Váyanse más lejos! ¡No interrumpan! Sigan jugando, pero sin armar alboroto.(114)

Allá afuera seguía oyéndose el batallar del río. El rumor del aire. Los niños jugando. Parecía ser aún temprano, en la noche.(116)

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Este espacio en particular refiere una proyección general del estado de la sociedad con respecto al gobierno, y es simbólica en medida de que plantea una crítica. Si bien, cabe aclarar que la narración de Rulfo se caracteriza por presentar en esencia problemáticas de la época.

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El espacio de la tienda, es una aproximación del espacio como realidad a partir de la cual se proyecta el espacio de Luvina. Garrido considera dentro de la tipología del espacio literario que éstos pueden existir a través de los factores esenciales que los caracterizan a nivel narrativo. Siendo por definición un fenómeno verbal y textual (R. Gullón: 1980, 83ss; J. Weisgerber: 1978, 10) y de ficción, el espacio literario admite otras consideraciones según el grado de aproximación al mundo objetivo. Así, cabría hablar de espacios construidos de acuerdo con el modelo del espacio referencial.(El texto narrativo 107) El espacio literario admite hacer consideraciones de otros espacios dentro del texto. En el caso de la tienda, este presenta los elementos topográficos dinámicos, muy por el contrario de los que implican los evocados en Luvina; de igual manera existen otros referentes como el aire, el cual es apenas percibido. Si bien este espacio es el contrapunto; está lleno de vida y actividad, funciona como punto de contemplación a partir del cual el propio lector (ya sea nosotros o el oyente que esta con el profesor) pueda llevar a cabo la asociación entre el pueblo de Luvina, un paisaje que existe como un recuerdo de la soledad e inexistencia del tiempo, donde los lugares carecen de vida y los habitantes esperan su propia muerte; o bien la tienda, que precisa un lugar lleno de vida por los referentes cronotópicos12 presentes, como lo son los niños jugando, el cantinero que sirve las bebidas, el rio y las plantas que crecen a su orilla. Incluso el propio personaje existe en relación al espacio en que se sitúa. Cabe señalar que el espacio es narrado por un personaje que abandonó Luvina, por lo que existe una estricta relación con éste y los propios habitantes, pues como 12

De acuerdo a lo abordado por Antonio Garrido, el cronotopo cobra relevancia por la manera en que se preside de un conocimiento sensorial –los sentidos adoptan una expresión necesariamente espaciotemporal–, existente a partir de referentes situados en el texto, los cuales ayudan a conformar de mejor manera la estructura del espacio.

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explica Antonio Garrido Domínguez: ―[…] habría que señalar que el espacio nunca es indiferente para el personaje. Las más de las veces el espacio funciona como metonimia o metáfora del personaje.‖(El texto narrativo 106) Esta concepción e influencia del espacio proyectada en los personajes permite establecer una relación continua entre los temas de Rulfo dados en su narración. Cada espacio evoca y connota elementos referentes a los situados en las vivencias de los personajes. A partir de este cuento, se determina una característica particular del espacio propuesto por Juan Rulfo (existe un esbozo del espacio mediante el empleo del lenguaje que se denota en los sucesivos paisajes literarios, diferentes unos de otros), pues el espacio se vuelve un cúmulo de descripciones13 que logran influir en los personajes. Si bien, el narrador presenta perspectivas diversas de acuerdo a lo trazado por el desarrollo en la espacialidad a través de los referentes textuales, la implicación simbólica y representativa que refiere cada uno. Luvina es un texto que conlleva a una lectura de entornos lacónicos, donde los principales elementos descriptivos conducen a una lectura de referentes alusivos a la soledad, y cómo ya se ha comentado, expresados mediante un empleo del lenguaje particular para la propia muerte (ya sea a partir de la inexistencia del tiempo o el fin último de todo hombre). Asimismo, dentro del propio espacio literario, se establece una alteridad entre la rememoración de espacios a partir de un espacio real, suscitado mediante un personaje quien proyecta desde su perspectiva. Por otra parte, y refiriendo un planteamiento de la geopoética, Rulfo deja entrever en el uso de su lenguaje una diversificación de construcciones espaciales dadas en los temas de la soledad a partir de puntos específicos y de carga significativa (espacio referencial y espacio simbólico). Logra establecer el espacio como un componente de la estructura narrativa, le confiere importancia al lenguaje. Su 13

Aunque algunas de las descripciones propuestas en el texto son breves, conllevan una fuerte influencia en los personajes y se suman a la caracterización del espacio envolvente.

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comprensión sobre el concepto, el espacio narrativo, es ante todo una realidad textual de los personajes, cuyas virtualidades dependen en primer término del poder del lenguaje. A partir del panorama descriptivo, Rulfo confiere una facultad interpretativa al lector mediante el uso de algunos cronotopos; aquellos indicios espaciales y temporales que se refieren en la expresión cobran relevancia a través de las implicaciones connotativas y evocativas que poseen, como es el caso de los colores, las palabras para describir escenarios desde puntos distintos o los distanciamientos entre los espacios. Se suscitan una serie de componentes indirectos de la narración al lado del tiempo. De modo que la comprensión del espacio puede ser deconstruida en el lenguaje.

Trabajos citados De Mora Valcércel, Carmen. «El llano en llamas o el paisaje desolado de Juan Rulfo.» Philologia hispalensis, 1.4 (1991): 85-94. Garrido Domínguez, Antonio. El texto narrativo. Síntesis, 1993. Pérez Daniel, Gustavo Herón. Análisis estructural y propuesta sociocrítica sobre Historias de Lotanza, de David Toscana. San Nicolas de los Garza: Universidad Autónoma de Nuevo León, 2004. Rulfo, Juan. El Llano en llamas. México: Fondo de Cultura Ecónomica, 1981.

Por Jesús Eduardo Mendoza Castellanos Universidad Autónoma de Chihuahua [email protected]

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