LA GEOGRAFÍA Y EL ESTUDIO DE LAS MONTAÑAS

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Descripción

LA GEOGRAFÍA Y EL ESTUDIO DE LAS MONTAÑAS* JULIETH MONROY HERNÁNDEZ Abril de 2015

Grupo de Geografía de Montaña – GeoAndes Grupo de Investigación Espacio – Tecnología Participación ESTEPA Universidad Nacional de Colombia [email protected]

*Ponencia realizada en el XV Encuentro de Geógrafos de América Latina (6 al 10 de Abril de 2015 en La Habana, Cuba)

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LA GEOGRAFÍA Y EL ESTUDIO DE LAS MONTAÑAS* JULIETH MONROY HERNÁNDEZ Abril de 2015

Resumen

Las montañas son un geosistema que ha tomado gran importancia a nivel mundial, se han constituido como zonas prioritarias para la intervención, siendo objeto de numerosos estudios científicos y empíricos, además de acciones políticas. Con el interés de estudiar las zonas montañosas, con sus componentes y dinámicas propias, el grupo de Geografía de Montaña de la Universidad Nacional de Colombia, creado en 2008, inicia una revisión de los antecedentes de este subcampo de la disciplina, poco explorado temáticamente en Latinoamérica, con el fin de fundamentarlo como un enfoque teórico- metodológico, que permita aportar al estudio del sistema montañoso de Los Andes. Esta revisión evidencia que el acercamiento al estudio de las montañas, ha tenido un papel importante en la historia de la geografía. Como antecedente al estudio de las montañas se encuentra el inicio de la colonización de las montañas europeas y los relatos de viajeros que describían a las montañas como lugares inhóspitos cargados de significados simbólicos. Para el siglo XVIII el surgimiento de la ilustración, da inicio al reconocimiento de diferentes zonas montañosas y a la observación de fenómenos hasta ese momento inexplorados por las ciencias. A finales del siglo XIX dos factores importantes aportan al reconocimiento de las montañas, por un lado se encuentra la geografía regional francesa, conocida también como la geografía vidaliana; por otro el movimiento ambientalista-conservacionista de los Estados. Estos definen el estudio de las montañas en las primeras décadas del siglo XX, enfocándose no solo a miradas naturalistas, sino también a su geografía y etnología. Entre los años 70 y 80, la preocupación por los cambios climáticos globales, impulsa el desarrollo de diferentes proyectos que miran a las montañas como sistemas estratégicos para la regulación del ambiente, lo que da paso a acciones interdisciplinarias de investigación. Es a partir de la declaración de la Agenda 21, se logra el posicionamiento de las montañas como una prioridad global. Sin embargo, la importancia de la investigación en geografía de montaña se ha visto oculta tanto por problemas de definición, como por las diferentes tradiciones de la geografía física y humana. Por esto análisis de trabajos de la geografía en este campo es tan importante, ya que abre la posibilidad de tener una comprensión más amplia de las relaciones de verticalidad y horizontalidad propias de estos ambientes. Palabras clave: verticalidad, horizontalidad, geografía de montaña, especificidad.

Antecedentes del estudio de las montañas desde la geografía. Rastrear los antecedentes de la Geografía de Montaña ha sido un trabajo complejo. Pocos han sido los autores que desde la geografía se han dedicado a analizar las montañas más allá de una característica física en el paisaje, además el reconocimiento en el campo académico de esta línea de la geografía es poco difundido, y sus raíces se difuminan entre diferentes tendencias. Muchos de estos autores y autoras que se han aventurado al análisis y exploración del significado de las montañas en épocas recientes, han publicado sus trabajos en lengua francesa, citando a autores en esta misma, cerrando el círculo de divulgación a otras regiones. Otras publicaciones en ingles son menos teóricas y se enfocan más en la investigación de temáticas relacionadas con el creciente discurso del desarrollo sostenible y el cambio climático. A continuación se expone los avances de la revisión preliminar sobre el estado de la cuestión en geografía de montaña. Según Funell y Price (2003) la importancia de la investigación en geografía de montaña también se ha visto oculta tanto por los problemas de definición, como por las diferentes tradiciones de la geografía física y humana. En muchos casos los geógrafos físicos no reconocen su trabajo en un contexto de montaña como una geografía, mientras que estudios en geografía humana, especialmente en el campo de la geografía rural o la demografía, apenas hacen comentarios sobre su ubicación dentro de una zona de montaña. Por esto análisis de trabajos de geógrafos en este campo es tan importante, ya que abre la posibilidad de tener una comprensión más amplia de las relaciones de verticalidad y horizontalidad propias de las montañas. Basándose en Debarbieux (2001a) se pueden identificar varias etapas del desarrollo del estudio de las montañas dentro de la disciplina geográfica1, las cuales se encuentran estrechamente relacionadas con los cambios en las formas de ver, interpretar y apropiar el medio ambiente natural por las ciencias y los individuos. Durante las primeras décadas del siglo XX, las sociedades científicas y los excursionistas europeos inician lo que se podría llamar una geografía de montaña preliminar, con el objetivo de conocer los aspectos no solo naturalistas de estos espacios, sino también de su geografía y etnología, lográndose cartografiar detalladamente algunas regiones. De los trabajos más significativos de esta época se encuentran los del geógrafo Roderick Peattie en los años 30, quien se preocupa por las descripciones regionalistas y ambientalistas de diferentes zonas de montaña, haciendo especial énfasis en sus características físicas para demostrar las complejas relaciones físico-ecológicas que hacen de la montaña un ambiente distintivo. Este autor recorrió diferentes cadenas montañosas de Europa y Norte América compilando monografías sobre la vida en las montañas. Sin embargo como antecedente al estudio de las montañas se encuentra el inicio de la colonización de las montañas europeas y los relatos de viajeros que las describían como lugares inhóspitos cargados de significados simbólicos. Se considera que durante el siglo XVI se desarrolla la idea de las montañas como un elemento importante dentro de la naturaleza, debido al efecto que tienen estas sobre la regulación del clima, en trabajos de naturalistas como Josias Simler y Conrad Gesner, quienes se preocupaban por encontrar explicaciones a la formación de las montañas y la comprensión de su estructura (Serrano, 2002). Para el siglo XVIII, el surgimiento de la ilustración, movimiento que promovía la observación directa, organizada y el razonamiento lógico, da inicio al reconocimiento de diferentes zonas montañosas y a la observación de fenómenos hasta ahora inexplorados por las ciencias (Debarbieux, 2001a). Durante este siglo se hacen algunos estudios sobre la importancia de las montañas con respecto al recurso agua, los movimientos tectónicos, los glaciares y el origen de las rocas (Serrano, 2002).

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El autor considera a la montaña como una presencia e incluso como una figura paterna del discurso geográfico, debido a la curiosidad que despertaron estos lugares en los exploradores de diferentes épocas.

Aunque los principales estudios de la geografía alpina se desarrollaron por los suizos, es Humboldt quien enriquece este campo con las descripciones y exploraciones de las montañas tropicales en América, donde logró relacionar de forma más concreta procesos como la erosión, el clima y la geomorfología glacial (Serrano, 2002). Los trabajos de Humboldt fueron seguidos por importantes trabajos como los de Francisco José de Caldas, en relación con la medición de alturas y la presión atmosférica en las montañas andinas, y la distribución de las plantas en relación con estos factores2, otros como Albrecht Penk y Vasily Dukochaiev, lograron establecer las bases de disciplinas como la biogeografía y los conceptos de verticalidad o zonificación altitudinal (Smerthust, 2000), al tiempo que se desarrollaban importantes monografías por exploradores como Eliseo Reclus y Jules Michelet, este último de quien se ha heredado el concepto de las montañas como castillos o torres de agua (Serrano, 2002). De acuerdo con Debarbieux (2001a) en el siglo XIX y principios del siglo XX, con la geografía regional francesa, conocida también como la geografía vidaliana, las investigaciones se enfocaron principalmente a reflexiones sobre las interacciones de los grupos humanos y los ambientes naturales, las formas de vida y la identificación de sujetos en contextos regionales, muchos de ellos haciendo referencia a entornos de montaña. Este autor considera también que las monografías regionales se enfocaron hacia ciertos temas, debido a la base determinista de la geología en la geografía construida en el ámbito universitario, y al interés político de la regionalización de Francia como una prioridad de base económica. Iniciando el siglo XX se crea en Francia el primer instituto para la formación e investigación en temas de montaña, el Intitut de Geographie Alpine, de la Universidad Joseph Fourier - 1907, en Grenoble Francia; como una línea de trabajo dentro de la carrera de geografía, tomando a la región de los Alpes como escenario para la investigación geográfica. Los conceptos de naturaleza y ambiente de base determinista dan un giro en este periodo, pues ya desde finales del siglo XIX, diferentes iniciativas de académicos y estadistas norteamericanos evidenciaban los cambios que estaban sufriendo el paisaje por la acción humana. Autores como Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoureau, George Catlin y George Perkins Marsh dieron fuerza a las ideas de un nuevo movimiento ambientalista y posteriormente conservacionista, que tuvo su apoyo en la política del presidente norteamericano Teodoro Roosevelt y su preocupación ante las dificultades de la depresión (Ramos, 2002). El interés por la conservación, poco a poco se insertó en las concepciones teóricas de diferentes disciplinas; la transformación del espacio natural por efectos de las actividades humanas, dio paso a reflexiones que influenciaron la gestión y manejo del territorio en las décadas siguientes. A partir del interés por el medio ambiente y el desarrollo sostenible, las montañas, se constituyen como zonas prioritarias para la intervención y el tratamiento de diversas problemáticas, objeto de numerosos estudios científicos y empíricos y de la política pública en general. Sin embargo como lo menciona Debarbieux (2009), muchas de estas acciones no tienen por objeto el estudio de las condiciones “naturales” de las zonas de montaña, en su mayoría dan una dimensión espacial detallada a una problemática general, por lo cual considera que falta reflexión sobre los paradigmas que representa la acción colectiva y el tratamiento político sobre estos espacios, el cual debe interpretarse en términos de diferenciación territorial. Por esto es necesario observar las diferentes conceptualizaciones alrededor de las montañas y teorizar la “montaña”, más allá de una simple categoría natural o elemento físico en el paisaje que determina la ocurrencia de ciertos fenómenos y distribuciones espaciales. 2

Caldas fue un naturalista neogranadino del siglo XIX, dedicado al estudio empírico de las ciencias, quien a pesar de no haber publicado grandes obras como las de Humboldt, dejó plasmadas sus ideas y algunos de sus trabajos de investigación, principalmente desarrollados durante la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Nueva Granada (actual territorio de Colombia, del Ecuador, Venezuela y Panamá, y parte de Brasil), en cartas remitidas a sus amigos y en publicaciones de periódicos locales, que posteriormente fueron compiladas.

Debarbieux (2001b) hace un análisis al respecto, donde considera que el uso de la palabra "montaña" para referirse a un conjunto de regiones, comunidades o paisajes, corresponde a una convención social, donde se debate entre las definiciones de la ciencia y el conocimiento, es decir existe una noción de "montaña" usado por los científicos que piensa en su singularidad como elemento físiconatural y que está relacionada con las leyes generales de diferentes ciencias o disciplinas, por otro lado se trata de un sistema simbólico en el que se encuentran todos los conocimientos construidos alrededor de la montaña, independientemente de las ciencias y sus métodos, pero con la cual esta se debe enfrentar para poder entender su realidad. Existe también una concepción de montaña como realidad institucional, donde es conceptualizada de acuerdo a los intereses de algún tipo de organización, como instituciones políticas, religiosas, organizaciones sociales etc. De esta forma “la montaña en el que el investigador trabaja no es parte de un sistema simbólico de interés exclusivo de la ciencia, sino un fenómeno social que necesita el acuerdo de los grupos humanos para existir como tal, es decir la montaña como eje de iniciativas, alianzas o creencias” (Debarbieux, 2001b)3. Dalmon (2003) se refiere también a la montaña como un elemento intermedio entre naturaleza y cultura, que no ha sido definido teóricamente debido a la flexibilidad de los conceptos alrededor de esta, condicionados por los trabajos monográficos de la geografía tradicional. Aunque las definiciones pueden ser diversas, esta autora considera que lo más importante es llegar a la definición no sólo de las características particulares de la montaña como objeto, sino encontrar una forma de método específico causal, sistémico y adaptable a todas las situaciones, que permita dar explicación a las áreas de montaña de diferentes regiones. Es necesario entonces desligar a la montaña de una concepción determinista o cuantificable como elemento físico y acercarse a esta como un elemento conceptual y vivencial, al cual podrían aportar diferentes líneas de la geografía e incluso otras disciplinas. La importancia del rol institucional en los estudios de montaña: iniciativas y tendencias de investigación Las montañas ocupan aproximadamente el 20% de la superficie continental4 y albergan un porcentaje importante de población mundial que vive tanto en sus formaciones como áreas adyacentes. Los pobladores de las montañas no solo incluyen comunidades remotas y pobres como se suele creer, también existen comunidades turísticas importantes como en el caso de Europa, y grandes centros urbanos como en el caso de los Andes (Price, 2007). Por estas razones diversos actores han surgido en el estudio, gestión y manejo de las áreas de montaña, en especial a partir de la declaración de la Agenda 21, algunos han sido agrupados por la FAO con el fin de mantener una comunicación constante sobre los avances en los temas de montaña, otros han realizado alianzas en redes independientes, algunas instituciones educativas se han dedicado exclusivamente a la investigación, mientras surgen proyectos y declaraciones desde las poblaciones de montaña. Se puede decir que la institucionalización de la importancia de las montañas inicia con el simposio “El Papel del Hombre en el Cambio de la Faz de la Tierra”, realizado en Princeton New Jersey, en 1956, el geógrafo Carl O. Sauer juega un papel importante al llamar la atención sobre la capacidad y formas 3

Traducción propia. Los porcentajes de extensión de las áreas de montaña son relativos, esto se debe según Ives, Messerli y Spiess (2000) a la falta de consenso en la definición de las áreas de montaña por la variedad de relieves que son similares a diferentes latitudes. Price (1998) calcula que las montañas ocupan una quinta parte de la superficie continental y que una décima parte de la población del planeta reciben su sustento de las montañas. Según Körner y Ohsawa (2004) las montañas ocupan un 24% de la superficie terrestre, mientras que un 20 % de la población mundial vive en estas áreas. La Agenda 21 en su capítulo 13 “Ordenación de los Ecosistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña”, considera que aproximadamente un 10% de la población mundial vive en zonas de laderas altas de las montañas y el 40% en tierras adyacentes. 4

que los seres humanos poseen para alterar su ambiente natural, al igual que el historiador Clarence Glacken quien presentó un trabajo sobre las ideas cambiantes acerca del mundo habitable (Saurí – Pujol, 1993). Este evento logró relacionar los efectos y fenómenos de tipo acumulativo en los procesos físicos, biológicos e históricos en diferentes contextos, fue un momento importante dentro de las ideas ambientalistas y precedió lo que fuera un despliegue de discusiones, conferencias y encuentros en torno al tema de los impactos ambientales. Para los años 60 la geoecología de Carl Troll integra diferentes aspectos físicos que aun hoy comprenden una visión importante para el conocimiento de las dinámicas de las montañas. Con la creación de la Comisión sobre Geoecología de Montañas de la Unión Geográfica Internacional, (IGU Commission on High Altitude Geoecology) en 1975 Troll da un impulso al tema de las montañas. Entre los años 70 y 80, junto con la preocupación por los cambios globales en relación con el clima, se desarrollan diferentes proyectos que miran a las montañas como sistemas estratégicos para la regulación del ambiente y las actividades que desarrollan las comunidades que habitan en ellas (Smethrust, 2000). En 1972 el programa El hombre y la Biosfera (MAB), una iniciativa interdisciplinaria de investigación medioambiental de la UNESCO, busca establecer la base dentro de las ciencias naturales y sociales, para la utilización racional y la conservación de los recursos de la biosfera y la mejora de la relación humanos – medio ambiente. Este programa adopta un enfoque ecológico centrado en los ecosistemas de montaña, en las tierras áridas y en los bosques tropicales húmedos, observando las formas de asentamiento humano en zonas de altitud elevada, los efectos de diferentes usos de la tierra y de la tecnología a gran escala en los ecosistemas de montaña, y las repercusiones del turismo y las actividades de esparcimiento (UNESCO, 2010). Estas ideas convergen finalmente en el concepto de desarrollo sostenible, base de las acciones de la ONU y sus agencias a partir de la década de los años 80, en particular desde la publicación del Reporte Brundtland – Our Common Future, por la World Commission on Environtment and Development en 1987, el cual define el desarrollo sostenible como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (Naciones Unidas, 1987). Sin embargo el término ha tomado diferentes matices y definiciones que han generado apropiaciones diferentes dependiendo de los intereses de autores y organizaciones, al igual que la región donde este se adopta. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo Sostenible de 1992 o Cumbre de Río, se aprueban programas estratégicos para la protección del medio ambiente, compilados en la Agenda 21, documento que enumera diferentes temas de interés estratégico a nivel mundial, y que sirve de base a los gobiernos en su labor de evaluar y poner en marcha proyectos para garantizar el desarrollo sostenible del siglo XXI. A partir de la declaración de esta agenda se logra el posicionamiento de las montañas como una prioridad global, al incluir estos sistemas como centro del manejo de ecosistemas frágiles dentro de su capítulo 135 (Price, 2007). La agenda 21 da origen a una serie de iniciativas, programas e investigaciones alrededor de las montañas a nivel mundial. En la Sección II, el cual está dedicado a la “Conservación y Gestión de los Recursos para el Desarrollo”, se encuentra el Capítulo 13 “Ordenación de los Ecosistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña”, el cual contiene dos programas principales: 1) Generación y consolidación de conocimientos sobre la ecología y el desarrollo sostenible de los ecosistemas de montaña: este programa busca incentivar la investigación en zonas de montaña que permitan obtener mayor información para la implementación de programas que contribuyan al desarrollo sostenible de los ecosistemas de montaña. Dentro de las actividades propuestas se 5

Agenda 21 o Programa 21, Capítulo 13: Ordenación de los ecosistemas frágiles: desarrollo sostenible de las zonas de montaña. En línea: http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter13.htm

encuentra el fortalecimiento institucional, el incentivo de políticas locales de protección y promoción de medios productivos tradicionales. 2) Promoción del aprovechamiento integrado de las cuencas hidrográficas y de otros medios de vida: los objetivos de este programa comprenden la planificación y ordenamiento de las cuencas de montaña, la generación de ingresos por medio de actividades como la pesca, el turismo, la minería de bajo impacto, el mejoramiento de infraestructura y servicios sociales, la inclusión y participación de la mujer, las comunidades indígenas y comunidades locales, el apoyo a las economías familiares, la mitigación de los desastres naturales y la conservación (Naciones Unidas, 1992). Con la formulación de estos programas se reconoce tanto la importancia de los ecosistemas de montaña como la vulnerabilidad de sus habitantes, que tienen un acceso inequitativo a los recursos y el poder político, entendido este como la posibilidad de toma de decisiones (Price, 2007). Sin embargo las políticas de desarrollo sostenible están enfocadas principalmente a temas como la agricultura, la urbanización, y la conservación de la naturaleza, ya que han visto influenciadas por las iniciativas económicas orientadas a un bienestar general. Con el fin establecer un medio de comunicación frente al conjunto de objetivos propuestos en la Agenda 21, se crea en 1995 el Mountain Forum, conformado por representantes de ONG, grupos interinstitucionales, organizaciones gubernamentales y otros especialistas de todos los continentes. El Mountain Forum se consolida como uno de los mecanismos más importantes y reconocidos de intercambio de información y apoyo mutuo al desarrollo sostenible de las montañas, es una red mundial de redes integrada por individuos y organizaciones interesadas en el bienestar de la población de las montañas, que promueve debates de política a nivel nacional e internacional con el fin de mejorar sus medios de subsistencia y promover la conservación de estos entornos (Mountain Forum, 1995). En 1996 se celebra Bishkek, Kyrgyzstan la conferencia ‘‘Mountain Research – Challenges for the 21st Century,’ la cual tenía como fin hacer una revisión del proceso de la Agenda 21. Frente al tema del desarrollo sostenible de las montañas, se propone la celebración de un “año internacional de las montañas”, figura utilizada por las Naciones Unidas para generar espacios de discusión sobre temas específicos a nivel mundial. En 1997 el Economic and Social Council de las Naciones Unidas declara el 2002 como el año internacional de las montañas, lo cual represento una oportunidad única para conocer los múltiples valores y la fragilidad de los recursos de las regiones de montaña en todo el mundo, basándose en el lema “todos somos gente de la montaña” (Price, 2004). En 2002, en el marco del año internacional de las montaña, se celebra en Johanesburgo la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible, en la cual se crea la organización Alianza para las Montañas (Mountain Partnership), mecanismo para promover el trabajo colaborativo, el intercambio de información y ser un centro de referencia a todas las iniciativas en torno al tema de las montañas. Por otro lado, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), se designa como organismo coordinador de las acciones gubernamentales en la aplicación de las políticas de desarrollo sostenible en zonas de montaña, y regulador de la labor del Mountain Forum. Este mismo año se designa el 11 de diciembre como el día internacional de las montañas, para ser celebrado desde 2003. La celebración del día internacional de las montañas es una oportunidad para crear conciencia sobre la importancia que tienen las montañas para la vida, y observar las limitaciones que afronta el desarrollo de estas zonas; cada año se designa un tema específico de discusión que busca crear alianzas en pro de las montañas (Alianza para las Montañas, 2010). En Asia el ICIMOD – Centro Internacional para la Ordenación Integrada de las Montañas, se fortalece como uno de los centros más importantes de investigación en montaña de oriente, operando en la región del Hindu Kush en los Himalayas. Otras instituciones importantes en el estudio y desarrollo de las zonas de montañas han sido las organizaciones y proyectos regionales como: CONDESAN –

Consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina, el Global Mountain Summit, Alpine Conservation Partnership, enfocado a las regiones montañosas más importantes del mundo, los Himalaya, el altiplano de África Oriental, los Andes, los Altai en Rusia y América del Norte; Mountain Connectivity Conservation Management, dedicada al estudio de los corredores de conservación en diferentes países (su proyecto más importante se centra en las cadenas Alpes y Atherton en Australia); el Mountain Whatch Project que integra organizaciones como la FAO y el ICIMOD; el WCPA Mountains Biome / Mountain Protected Areas Network de la UICN que opera a nivel mundial; la Asociación Europea de Autoridades Políticas de Regiones de Montaña; y el CEAN – Complejo Ecorregional de los Andes del Norte, liderado por la WWF. A nivel académico se pueden encontrar diferentes institutos y grupos de investigación dedicados al estudio de la montaña. La región de los Alpes es la primera en ser estudiada por institutos como el Intitut de Geographie Alpine, de la Universidad Joseph Fourier, en Grenoble Francia creado en 1907 y el L'institut de La Montagne, asociado con la Universidad de Savoie, en Francia. No obstante el Centre for Mountain Studies, centro de estudios adscrito a la University of The Highlands and Islands, en Escocia, se ha posicionado como uno de los centros académicos con mayor relevancia a nivel internacional en el estudio de las montañas, su director Martin Price, es miembro activo de Alianza para las Montañas y otros proyectos encabezados por las Naciones Unidas, siendo uno de los principales consultores en temas de montaña. Otros espacios de investigación han sido: en Norteamérica el Mountain Studies Institute, centro de investigación, educación y divulgación, para la comprensión de las montañas y su uso sostenible, que trabaja por el desarrollo en la región montañosa de San Juan (Silverton, Colorado); el Mountain Geography Specialty Group, una subdivisión de la Asociación Americana de Geógrafos (AAG), que busca fomentar la comunicación, promover la enseñanza teórica y la investigación aplicada a las poblaciones y los entornos de montañas y sus interacciones, y el Mountain Institute, fundado en 1972, en West Virginia, EU, inicialmente enfocado a la educación de jóvenes de Virginia occidental, comienza en 1987 a incursionar en Asia apoyando la creación de dos áreas protegidas en Nepal y la Región autónoma del Tibet en China, estableciendo así su primera oficina regional, luego abriría otra en Perú un año más tarde. En Suramérica se puede encontrar entre algunos de gran trayectoria, el Instituto de Estudios Ambientales y Culturales de Montaña – CIEM Aconcagua, centro de investigación sobre el patrimonio natural y cultura asociado a la cordillera de Los Andes en la zona Central de Chile y particularmente en el valle del Aconcagua. El IFEA – Instituto Francés de Estudios Andinos, creado en 1948 como una institución pluridisciplinar, se consolida en la investigación y difusión de conocimientos científicos sobre las sociedades y los medios andinos. Para el 2012, a 20 años de la Cumbre de Rio, se celebra un segundo encuentro conocido como Rio+20, en donde se evalúan los avances e impactos de las últimas dos décadas bajo el modelo de desarrollo sostenible y la implementación de la Agenda 21. En este nuevo encuentro se evidencia que no se lograron avances contundentes durante los últimos años frente al mejoramiento de las condiciones ambientales, no solo de las montañas sino de todas las regiones en general, a pesar de los grandes esfuerzos económicos de los diferentes países por cumplir con la Agenda 21. Quedan entonces muchas incertidumbres, y no se logra acordar una nueva agenda, llegando solo a lo que se llamó en su momento una “acuerdo de mínimos”. Como resultado de estas discusiones finalmente las Naciones Unidas publican el documento “El futuro que queremos”, donde se ratifica la importancia de las montañas, principalmente en la provisión de recursos hídricos, y se reconocen las practicas sostenibles de las comunidades de montaña como un elemento importante en el intercambio de experiencias para un mejor manejo de estas regiones, alentando a los gobiernos a aumentar las medidas para proteger los ecosistemas de montaña. Sin embargo se evidencian también la vulnerabilidad ante el cambio climático, la deforestación y los desastres naturales, el incremento de la pobreza y, la falta de seguridad alimentaria como principales problemáticas a ser trabajadas en los

próximos años. Queda pendiente la adopción de una nueva agenda, y se programa una nueva cumbre sobre desarrollo sostenible para finales de 2015. Conclusiones Observando las diversas investigaciones desde el campo académico e institucional, así como las principales temáticas desarrolladas por autores identificados con la geografía de montaña, se pueden clasificar las siguientes grandes líneas de trabajo:         

Conservación de las montañas como escenarios estratégicos para la regulación de las interacciones naturales, la protección de la biodiversidad y la minimización de los conflictos por recursos naturales. Efectos y adaptaciones al cambio climático y los riesgos naturales. El manejo y ordenación de cuencas basado en las montañas como torres de agua, importante recurso para el consumo humano y la generación de energía. Impactos ambientales por intervenciones humanas como la construcción de infraestructura de servicios y la explotación de recursos mineros y energéticos. Diversas formas de asentamiento y el crecimiento de poblaciones que dependen de los recursos que esta les ofrece. Las montañas como centro de conflictos sociales e intereses políticos, las montañas como frontera (bordes móviles y relaciones transfronterizas) Las montañas como centro de atracción turística y deportiva debido a la diversidad de sus paisajes, naturales y culturales. Centros de diversidad cultural y de significados místicos – religiosos. Montología: teorización sobre el campo de la geografía de montaña como tema de investigación

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