La fundación del Departamento Del Distrito Federal y la regencia

June 4, 2017 | Autor: David Lora | Categoría: Urban Sociology, Mexico City
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Descripción



Universidad Nacional Autónoma de MéxicoFacultad de Ciencias Políticas y SocialesCarrera: SociologíaEstudiante: David Rubén Lora ChiGrupo: 9501No. de cuenta: 31109582-9Sociología urbana de la Ciudad de México: EnsayoUniversidad Nacional Autónoma de MéxicoFacultad de Ciencias Políticas y SocialesCarrera: SociologíaEstudiante: David Rubén Lora ChiGrupo: 9501No. de cuenta: 31109582-9Sociología urbana de la Ciudad de México: Ensayo
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Carrera: Sociología
Estudiante: David Rubén Lora Chi
Grupo: 9501
No. de cuenta: 31109582-9
Sociología urbana de la Ciudad de México: Ensayo

Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Carrera: Sociología
Estudiante: David Rubén Lora Chi
Grupo: 9501
No. de cuenta: 31109582-9
Sociología urbana de la Ciudad de México: Ensayo

La fundación del Departamento Del distrito Federal y la regencia
Lora Chi David Rubén
Objetivo: Analizar el surgimiento del Departamento del Distrito Federal en el contexto del Maximato y la institucionalización del Estado Mexicano.
Introducción
El siguiente ensayo es un breve intento por explicar el proceso de génesis del Departamento del Distrito Federal —desde este momento «DDF»— en el contexto de la institucionalización del Estado Mexicano. Se examinan particularmente tres aspectos esenciales: El Callismo y la fundación del DDF, la gestión de Manuel Puig Casauranc, el carrusel de regentes y el periodo cardenista.
Es importante señalar que no se trata de un estudio exhaustivo que dé cuenta de manera acabada de este periodo histórico. La finalidad es analizar los tópicos más generales para explicar cómo surge el DDF, para qué, qué actores intervinieron en su formación y cuál fue su importancia en la modificación de la estructura social del espacio que hoy conocemos como Ciudad de México. Ante todo se trata de un ejercicio de lo que Wright Mills llama la «imaginación sociológica», con el fin de entender por qué la ciudad fue así y no de otra forma.
Es importante agregar que los antecedentes de este periodo nos describen una ciudad en ruinas con graves problemas en los servicios y la vivienda El México posrevolucionario va a tener que enfrentar grandes retos como el estancamiento económico, la inestabilidad política y el desempleo. En conjunto, estos procesos delinearán el camino por el cual los actores sociales se van a orientar en torno a la organización socio-espacial, económica y política de la ciudad (Davis, 1998).
Desde la caída del Porfiriato tenemos indicios de las condiciones marginales en las que vivía el grueso de la población. En términos de drenaje, transporte, alumbrado, acceso a agua potable y pavimentación no existía una oferta eficiente y adecuada al crecimiento demográfico que estaba teniendo la ciudad. Esto quiere decir que las afectaciones en estos rubros afectaban a la población en general, aunque los matices de éstas dependían del estrato socioeconómico, ningún ciudadano era ajeno a esta situación (Cisneros, 2007).
En lo que respecta a la temporalidad podemos identificar procesos con distintas duraciones. En lo que respecta a larga duración tenemos que retomar el centralismo tanto económico como político, el cual se intensificó con la llegada de los españoles en la época de la colonia. Esta herencia, tanto prehispánica como colonial, fue determinante en las formas de organización social y política de la ciudad a principios del siglo XX. Más adelante se profundizará en este argumento.
Por otro lado, tenemos procesos de una duración media entre los que destacan el ascenso del liberalismo y el desarrollo de una economía capitalista en el país. Aunque entramos en la economía-mundo en la época colonial, es hasta el siglo XIX que observamos procesos de acumulación originaria dentro del país. La dirección ideológica también jugará un papel muy importante debido a que el liberalismo estará sujeto, desde el siglo XIX al XX, a modificaciones de acuerdo a los intereses políticos en pugna.
Por último, tenemos procesos coyunturales que dieron lugar cambios sustantivos a nivel societal. Entre los que destacan: la caída de la dictadura porfirista, la Revolución Mexicana, la guerra cristera, el asesinato de Obregón, la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y la creación del DDF.
Estos hechos van a sentar las bases para el proyecto de construcción de la ciudad en el sentido de que prepararon el terreno económico, político y social para que en ésta apareciera una estructura político administrativa orientada al desarrollo urbano.
El Leviatán que construimos
El título del trabajo es un juego de palabras que hace alusión a los textos de Diane Davis, el leviatán urbano (1998), y Armando Cisneros, la ciudad que construimos (2007). Ambas investigaciones hacen una caracterización genial del proceso de institucionalización de la vida pública en la ciudad durante el periodo 1929 a 1940; tarea compleja que los autores efectúan con base en ciertas particularidades teórico-metodológicas.
Sin embargo, en el presente ensayo no pienso ahondar en estas particularidades sino en la conformación de la ciudad a partir de dos proyectos económicos antagónicos como lo fueron el callista y el cardenista. Agregando que, lejos de caracterizar a Calles como el villano favorito y a Cárdenas como el héroe, se pretende exponer los aciertos y errores de los dos políticos a nivel general.
Los desafíos generales para ambos actores políticos fueron resolver la herencia porfirista de una economía perturbada y asumir el liderazgo político en un contexto polarizado. El jefe máximo, Plutarco Elías Calles, apostó por una economía basada en la industrialización y guiada por la urbanización. Lázaro Cárdenas implementó un modelo de desarrollo agrícola y dio un mayor peso a la participación obrera y campesina (Davis, 1998; Cisneros, 2007).
Davis (1998) enfatiza que el periodo que va de 1910 a 1928 presenta una ciudad en ruinas. La escasez de transporte y vivienda era elevada y esto se acentuó con el crecimiento demográfico ocasionado por el fenómeno de la migración rural-urbana. Uno de los efectos fue que los pobres quedaran aglomerados en viviendas pequeñas y con servicios deficientes; para dar cuenta de esto se menciona una tasa de 7 personas por habitación (p.51).
En lo que respecta a la concentración demográfica, Cisneros (2007) menciona que para el año 1900 teníamos 390,000 habitantes, cifra que aumentó a casi un millón en 1930 (p.17). Este autor, a diferencia de Davis, explica que cada colonia, acomodada o no, tenía deficiencias como la escasez de agua potable, una cantidad reducida de escuela, ausencia de drenaje, basura en las calles, falta de calles pavimentadas y de problemas de transporte en general (p. 18).
La problemática señalada nos da una idea de la importancia de considerar diversos factores a la hora de explicar los proyectos de Cárdenas y Calles. No era un trabajo sencillo corregir esta serie de deficiencias en un momento histórico donde la organización, el orden y la igualdad brillaban por su ausencia. El carácter heterogéneo de la Ciudad de México en cuanto a etnia, valores, normas e intereses es un factor que permite comprender la dificultad para tomar decisiones que fueran operativas para fomentar el desarrollo económico y urbano.
En 1928 los conflictos se agravan con el asesinato de Álvaro Obregón y la suspensión de la vía democrática. También pierde fuerza la Confederación Regional Obrera de México (CROM), organización que fue capaz de resolver conflictos relacionados con el transporte y la oferta de servicios de 1916 a 1928. El movimiento urbano queda de esta manera desarticulado. Para restablecer el orden en servicios y administración, Calles funda en 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR); instrumento de cohesión política corporativo (Davis, 1998, Cisneros, 2007).
Cabe mencionar que como antecedente del corporativismo tenemos los Consejos Consultivos, los cuales fueron aprobados con base en la Ley Orgánica del Distrito y los Territorios Federales. Los consejos respondieron al fracaso de la CROM y fueron asignados a cambiar la dinámica de implementación de las políticas urbanas para restar fuerza al movimiento laboral urbano. El fracaso señalado hace alusión a la democracia funcional que a pesar de ser incluyente, no lograba amarrar negociaciones y generar consenso (Davis, 1998: 103-115).
Además, este entorno tan complejo puso de relieve que la figura del ayuntamiento resultaba insuficiente para resarcir los problemas urbanos. Era necesario un programa de obras para lograr este objetivo. En lugar de orientar este plan bajo una lógica descentralizada que fortaleciera el municipio se optó por lo contrario, es así que Calles busca resolver estos conflictos fundando, el 1 de enero de 1929, el DDF. El presidente del Consejo Emilio Portes Gil nombra regente al médico José Manuel Puig Casauranc (Cisneros, 2007: 21-30).
Casauranc fungió como administrador y renovador de la ciudad, sin duda fue un personaje que transformó de manera sustantiva la estructura de la Ciudad de México. El proyecto más importante, símbolo de sus intereses, fue el Casino Obrero. Un espacio que promocionaba la cultura y el deporte para que el pueblo se pudiera distraer al mismo tiempo que educarse. Éste contaba con albercas, gimnasio, biblioteca, teatro, estadio de beisbol y cine (Cisneros, 2007: 29-30).
En el tema de la organización del espacio Casauranc establece una nueva delimitación de la ciudad con base en la Ley Orgánica y en el Departamento Central. La ciudad quedaba integrada por México, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac y parte de Iztapalapa, Guadalupe Hidalgo y Azcapotzalco. El objetivo era tener una mayor eficiencia administrativa mediante una sola jurisdicción. Los trece municipios restantes se transformaron en delegaciones cuyos delegados eran asignados por el regente (Cisneros, 2007: 30).
Los actores que fueron integrados a la administración fueron el Secretario General, la Junta Central de Conciliación y Arbitraje y la Comisión Local Agraria; además de que se incluyeron bomberos y policías. Las tareas de la nueva organización fueron las siguientes: brindar servicios públicos; manejar penales; mantener la vigilancia; encargarse de la distribución y dotación de agua potable; procurar el desagüe y alumbrado; organizar espacialmente los mercados y panteones (Cisneros, 2007: 30-31).
La regencia de Casauranc incluyó proyectos urbanos como avenidas (Zócalo y ampliación de Pino Suárez), el anillo periférico (Estación del Ferrocarril Hidalgo a Tacuba), los primeros ejes viales (norte a sur [Santa María la Redonda a Niño Perdido] y poniente a oriente [Artes a Manzanares]), pavimentación (Roma, Doctores y La Bolsa), alumbrado público y siembra de árboles. También tenemos la perforación de pozos para abastecer agua, la instalación de tuberías (Roma, Tacubaya y La Bolsa) y obras de drenaje como la prolongación del Canal de Texcoco para el desecho de aguas negras (Cisneros, 2007: 31).
En un año se formó una estructura administrativa central que erradicó las funciones de los municipios. En el periodo del Maximato, Calles mantiene el dominio político usando como presta nombres a Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez. En este periodo apare un fenómeno muy peculiar que Cisneros (2007) llama el «carrusel de regentes».
El carrusel se caracteriza por una efímera gestión del DDF ocasionada por conflictos al interior de la capital que se cuantifica de esta manera: Crisóforo Ibáñez (3 meses), Lamberto Hernández (1 año), Enrique Romero Coutarde (11 días), Lorenzo Hernández (3 meses), Vicente Estrada Cajigal (7 meses), por segunda ocasión Enrique Romero (8 días), Juan Cabral con Abelardo Rodríguez (casi un año) y, finalmente, Arón Sáenz hasta el ascenso de Cárdenas (Cisneros, 2007: 36).
Los conflictos en la ciudad fueron ocasionados por el desplazamiento de viviendas y el fortalecimiento a la tecnocracia y el sector privado para impulsar el crecimiento urbano y económico. Otro elemento importante es el impacto del crack del 29 en la economía mexicana debido a que provocó desempleo y escasez de recursos. El programa callista entraba en crisis debido al modelo de desarrollo que apostaba por el desarrollo en detrimento de los sector marginados de la Ciudad de México, algunos rechazados con base en sentimientos antirrurales (Davis, 1998).
Es menester agregar la falta de congruencia entre sociedad y planes. A pesar que se estaban diseñando avenidas, se pusieron de manifiesto expresiones de grupos e intereses. La sociedad urbana compuesta por mujeres, vecinos, comerciantes, fraccionadores y empleados, no pudo ser normada mediante reglamentos. En la práctica cada persona se orientaba según sus normas e intereses particulares. El orden basado en la lógica pública no fue posible en una ciudad dividida y compleja, de ahí el carrusel (Cisneros, 2007: 60-62).
Esta situación cambia con Cárdenas, personaje que se caracterizó por su plan de desarrollo agrícola teniendo como base socio-política a los sectores obrero y campesino. Cárdenas apoyo las acciones de la clase obrera industrial (huelgas, contratos colectivos), aumentó sus salarios y expropió tierras para construirle viviendas a esta clase social. Además, legalizó la tierra ejidal motivado por el desarrollo rural y la igualdad social (Davis, 1998: 125-126).
El acento en el desarrollo rural impidió la emergencia de mecanismo de participación política para la clase media y los sectores pobres urbanos; aunado a esto fueron descuidados el comercio y los servicios. La escasez de servicios urbanos y la exclusión de sectores como la burocracia detonó en una crisis a final de la década de los 30, la cual posibilitó la apertura a estos actores (Davis, 1998: 125-133 y 150-153).
. Se puede observar que el proyecto de Calles busca el desarrollo nacional a partir del desarrollo de la capital. Con Cárdenas cambia el locus, el desarrollo nacional se implementa en detrimento de la capital. Cárdenas lleva a cabo una Política Urbana distinta a la de Calles teniendo como eje el Plan Sexenal. Instituciones como el Banco de México, la Secretaria de Hacienda y las instituciones de crédito eran las encargadas del financiamiento de las obras públicas consideradas en este plan (Cisneros, 2007: 65-67).
En el periodo cardenista se construyeron áreas verdes en el Valle de México; sin embargo, la construcción de viviendas fue limitada. Fue un momento de auge para las colonias populares ubicadas periferia de la ciudad, lugares que se formaron a partir de la invasión de predios particulares y nacionales so pretexto de limitar la especulación de las inmobiliarias; el ejemplo más claro fue la colonia Portales (Cisneros, 2007: 70-76).
En este breve ensayo se explicó a nivel general el contexto en el que emerge el DDF y su importancia como nueva forma de administración dentro de la ciudad. A su vez, fueron comparados los proyectos de Calles y Cárdenas para describir sus aciertos y errores. La fundación del DDF tuvo un impacto claro en la forma de ejercer el poder dentro de la ciudad. Sin embargo, ésta se insertó en un contexto bastante conflictivo en donde imperaban las pugnas entre sindicatos, políticos y empresarios motivados por sentimientos e intereses opuestos.
A casi 90 años de la fundación de DDF se pueden notar continuidades y discontinuidades en la Ciudad de México. La hegemonía ahora la tienen los centros financieros y el sector terciario es el preponderante. La participación política, legítima o no, ha aumentado considerablemente. No obstante, problemas como la escasez de agua, el alumbrado, la pavimentación, el drenaje y la basura siguen tan vivos como en ese periodo.
La relación centro-periferia aumentó las desigualdades en lugar de corregirlas. Incluso en las delegaciones céntricas que son las de mayores ingresos encontramos contrastes muy marcados; desde los gentleman y las ladies en Polanco y la Condesa, hasta las ciudades perdidas en toda la ciudad, lugares donde la triada hambre-violencia-muerte define la rutina. Esto revela que la vida cotidiana tiene una construcción socio-histórica donde existen rupturas pero también se resisten algunos cimientos.





Fuentes de consulta
Cisneros, Armando (2007). La ciudad que construimos, México: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco.
Davis, Diane (1998). El Leviatán urbano. La Ciudad de México en el siglo XX. México: Fondo de Cultura Económica.
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Un ejemplo concreto de esta heterogeneidad era la expresión de la desigualdad en un amplio número de barrios pobres y uno reducido de ricos (Cisneros, 2007, p.20).



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