La función de la narrativa en Pueblo en vilo

July 1, 2017 | Autor: J. Gonzalez Rosas | Categoría: Narrativa, Microhistoria, Luis González y González
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Descripción



La función de la narrativa en Pueblo en Vilo

Desde finales de la década de los treinta la disciplina histórica mexicana había tendido a un proceso de profesionalización, pero no fue hasta mediados del siglo XX que este proceso se consolido de forma rotunda. Prueba manifiesta de ello es la concentración de las investigaciones históricas en el interior de instituciones específicas y dentro de ellas la constitución de un personal especializado, como nos refiere Josefina Zoraida Vazquez:
"la Escuela de Altos Estudios y después la Facultad de Filosofía […] más tarde, la fundación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, de El Colegio de México y de los Institutos de Historia y de Estudios Estéticos de la Universidad Nacional consolidaron la formación de investigadores"
La misma composición de la Academia Mexicana de la Historia puede sernos reveladora del proceso, observando que en el momento de su fundación en 1919 sus integrantes habían destacado en campos como la teología, el derecho o las letras pero su labor en la historia se basaba en la práctica antes que en la instrucción profesional. En contraparte las generaciones de la segunda mitad del siglo estaban plenamente formadas en los procedimientos de heurística y hermenéutica propios de la investigación histórica e inclusive habían obtenido la posibilidad de realizar estudios interdisciplinarios y estancias de estudio internacionales.
Otro fenomeno interesante de la profesionalización, fue la propensión a uniformar la labor del historiador. Mediante la Academia y la instruccion institucional se procedió a la enseñanza de los nuevos historiadores bajo cánones preestablecidos, llegándose a normar varios de los procesos del historiador como el método de investigación o inclusive las formas discursivas para la representación historiográfica, de las cuales si tomamos las formas propuestas por Hayden White consisten en la narración y las "formas de representación, no narrativas o incluso antinarrativas, como la meditación, la anatomía o el epitome".
Este es el horizonte del cual surge Luis González y González, historiador que realizo sus estudios dentro de El Colegio de México y cuya principal obra, Pueblo en vilo, se ve inscrita dentro de esta nueva producción profesional. A Luis González como miembro de la tradición historiográfica nacional se le reconoce como el "pionero de la microhistoria a la mexicana" y a su texto se le considera el "inicio de la historia regional en México".
Sin duda alguna Pueblo en vilo es uno de los textos más leídos dentro de la comunidad de historiadores como lo hacen constar las numerosas reimpresiones y ediciones acumuladas, llegado incluso a permear el mundo literario, como lo revela su incorporación a la colección Lecturas mexicanas. No obstante, el trabajo de Luis González es también poseedor de un carácter único, un notable regreso a la forma discursiva de la narrativa y una gran amplitud de recursos literarios, esta última característica siempre remarcada por el mismo Luis González, "no hay por qué avergonzarse al confesarlo: la microhistoria y la literatura son hermanas gemelas".
Nosotros partiendo de que todo texto historiográfico es una "representación de acontecimientos humanos del pasado (acontecimientos reales) por medio del lenguaje escrito", entendida la representación como una imagen construida por el historiador buscamos identificar la forma discursiva predomínate dentro de Pueblo en Vilo, para después observar su importancia y sentido de incorporarla en el texto historiográfico.
Existen cuatro formas elementales de discurso: la exposición, la disertación, la descripción y la narración, siendo esta última la más utilizada por los historiadores desde el mundo griego clásico. El discurso narrativo se ha caracterizado por ser una construcción verbal que generada o trasmitida por una persona intermedia entre la realidad y la expresión, el narrador, refiere un mundo de acciones sean estas reales o ficticias. La forma narrativa bien puede identificarse por sus peculiaridades gramaticales, léxicas y retóricas como son; la preeminencia de la tercera y la primera persona como sujetos de enunciación, el predominio del modo indicativo, una conjunción de sujeto y verbo junto a una constante presencia de expresiones que dan una ordenación temporal: inmediatamente, enseguida, entonces, etc.
Ahora bien la relación narración y texto historiográfico como ya señalamos brevemente al inicio del apartado se puede observar desde los historiadores de la antigua Grecia y como lo señala el propio Hayden White "[la historiografía es] una empresa de representación por excelencia, de la cual la narración es el principal instrumento discursivo".La narración puede permitir al historiador la organización y significación de los hechos de una manera más desarrollada que las secuencias únicamente cronológicas como fueron los Anales medievales.
Pueblo en vilo es un ejemplo de este fenómeno, cuando Luis González recrea el transcurso que representa el fraccionamiento de la hacienda de Cojumatlan, la fundación del pueblo de San José de Gracia y su paso de la sociedad tradicional a la sociedad moderna, realiza una significación y estructuración de los hechos a partir de su narración. No siendo el único historiador que contempla la narración, John Womack escribía en 1969 "esta obra es un estudio de historia social y no de sociología histórica. Y es un relato, y no un análisis", si es uno de los que toman mayor conocimiento de las posibilidades del relato como forma de explicación y atracción de la disciplina histórica, en palabras de Luis González "exponer la historia concreta es siempre de algún modo contar historias interesantes".
La narración sin embargo no sigue en el libro un sistema fijo, observándose por ejemplo un desplazamiento en cuanto al modo referencial de la narración, de la tercera persona presente en la primera parte del texto: "se dice que la aurora polar sacudió de terror", a un modo referencial de primera persona y a ser el mismo Luis González el proveedor de la información en la última parte del libro, "mucha parte de lo que cuento desde 1932 o 33 no la leí ni la entendí: la vi con mis propios ojos". Pese a esto la narración junto a la descripción sigue teniendo una función desde un principio hasta su fin: recrear una imagen del pasado y presentarla al lector, observemos algunas secciones de Pueblo en vilo:
"la toma de posesión de los ranchos en que se fracciono la hacienda se hizo solemnemente. El 27 de Julio de 1862, Amadeo Betancourt, juez de primera instancia del distrito de Jiquilpan, después de dar a don Manuel Arias posesión del Sabino y de quedarse a dormir en el mejor jacal […] don Frutos tomo de una mano al vendedor Tirso Arregui y lo paseo por un trecho del lindero"
"vino el circo, un circo modesto como los que van a los pueblos, sin fieras, solo con perritos amaestrados; sin grandes cómicos, con un simple payaso de cara encalada […] vino también el nuevo obispo de Zamora y su recepción fue espectacular. Doscientos jinetes, de los de la espuela sonora y el potro piafante"
"el 18 de marzo de 1965 vino el gobernador a inaugurar el nuevo servicio. La concurrencia de pueblerinos y rancheros fue muy copiosa. A las ocho de la noche se presentó la comitiva. La plaza estaba a reventar cuando el licenciado Arriaga puso el switch y se encendieron todos los hilos de focos del alumbrado eléctrico"
En las tres secciones presentadas la narración provee acciones, a la vez que las configura temporalmente brindándoles un orden designado por el autor, pero también se observa la descripción y caracterización de los eventos. Este fenómeno es lo que llama Hayden White narrativizacion, "grupos de eventos, originalmente ordenados solo como una secuencia reciben un significado secundario por parte de su descripción como elementos y funciones de tipos de relatos". Desde esta perspectiva la narración en conjunto de Pueblo en vilo no es únicamente la secuencia de hechos y la descripción de periodos, es también una resignificación por la configuración del relato trágica que presenta el libro, el enfrentamiento y disolución de la sociedad tradicional frente al ingreso de la modernidad, idea bastante extendida entre la historiografía mexicana de mitad del siglo.
Cuando Michel de Certau realizo la pregunta ¿Qué produce el historiador? muchos de los historiadores del pasado hubiesen respondido que narraciones, dar cuenta del pasado seria describirlo y describirlo es construirlo como narración, sin embargo el impulso del positivismo en el mundo, especialmente lo desarrollado en el interior del Circulo de Viena y su máximo exponente Carl Gustav Hempel con su explicación nomológica deductiva, torno negativamente la narración como forma de explicación histórica. Pueblo en vilo más allá de su importancia y lugar en el género de la historia local y regional mexicana, más allá de su intento innovar la historia académica y macrohistórica, es el retorno de una narrativa como forma de dar cuenta del pasado. La narración como herramienta de orden epistemológico que permite a Luis González recrear el pasado y exponerlo a la vista del lector de una forma sencilla, cosa que a la vez permite la generación del contrato de veridiccion y de tipicidad ante las dificultades de fuentes que el mismo Luis González reconoce, "los hechos de la vida rustica y pueblerina no suelen dejar huellas numerosas".









Bibliografía
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Javier Rico Moreno, (2000), Pasado y futuro en la historiografía de la revolución mexicana, coedición UAM- INAH, México, pág. 16.
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Luis González y González, "mis tropiezos con la historia", en Enrique Florescano y Ricardo Perez Montfort (comps.), (1995), Historiadores de México en el siglo XX, FCE-CONACULTA, México, pág. 371.
Luis González y González, (1995), Pueblo en vilo: microhistoria de San José de Gracia, El Colegio de Michoacán, México, pág. 61.
Ibíd., pág. 22.
Ibíd., pág. 64.
Ibíd., pág. 179.
Ibíd., pág.312.
Hayden White, (2010), op. cit., pág 59.
Luis González y González, (1995), op. cit., pág. 19 y 20.
Historiografía de México IV González Rosas Javier Emannuel

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