La fotografía al servicio del orden.

July 9, 2017 | Autor: A. González | Categoría: Cordoba, Historia de la fotografía, Fotografia, Bandolerismo
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Descripción

La fotografía al servicio del orden público Noticias del proyecto fotográfico policial de Julián Zugasti

Resumen: Nuevas aportaciones entorno al proyecto, pionero en España, del gobernador civil de Córdoba, Julián Zugasti, para utilizar el retrato fotográfico como herramienta policial al servicio de la justicia para la identificación de criminales en 1870.

Palabras clave: Julián Zugasti. Joaquín Hernández de Tejada. Fotografía policial. Orden público. Bandolerismo.

Antonio J. González Pérez [email protected]

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La fotografía al servicio del orden público. Noticias del proyecto fotográfico policial de Julián Zugasti.

La fotografía, desde su misma invención, fue utilizada al servicio de numerosas disciplinas y aplicaciones. Los Estados comprobaron inmediatamente las grandes posibilidades de la fotografía como instrumento de control de la población a través de su capacidad de registro del rostro de un ciudadano en un retrato fotográfico. Ya en 1841 nos encontramos en la ciudad de París con los primeros antecedentes, al encargar el Estado retratar a los individuos encarcelados para realizar un archivo. No obstante, ésta y otras ideas no prosperarían hasta contar con una tecnología apropiada como la de la tarjeta de visita, que permitía fácilmente multiplicar el número de copias de una fotografía. En nuestro país, el primer caso de utilización de la fotografía como herramienta policial se enmarca dentro del conocido proyecto el gobernador civil de Córdoba Julián Zugasti, que desarrolla en los primeros años de la década de 1870.

El bandolerismo era un grave problema de orden público en la provincia de Córdoba en los años 60 y 70 del siglo XIX. Esta inseguridad ciudadana llevó al Gobierno central a nombrar un gobernador civil ajeno a la provincia que intentara atajar la impunidad con que actuaban estas auténticas bandas del crimen organizado. La persona elegida es Julián Zugasti y Sáez, político muy cercano al círculo del general Prim y muy comprometido con la erradicación de la

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delincuencia. Según hemos encontrado en la propia autobiografía del gobernador, a su llegada a la ciudad, además de implantar la ley de fugas, Zugasti concibe la idea de utilizar la fotografía como medio para erradicar los delitos y excesos que venían cometiendo con total impunidad los bandoleros. Tal era la situación en Córdoba, que el célebre bandido Pacheco (Fig. 1), inmortalizado por el genial Pío Baroja en su novela la Feria de los discretos, no sólo campaba a sus anchas por la ciudad sin ser detenido sino que además su retrato, realizado por el excelente fotógrafo José García Córdoba, era objeto de veneración entre intelectuales y artistas como la saga de los Romero de Torres 1.

El proyecto de Zugasti, según él mismo refiere en su autobiografía, consistía en: “ … Fotografiar a todos los criminales y sospechosos a fin de formar para cada pareja de la Guardia Civil su álbum correspondiente, además de las reproducciones necesarias para el Gobierno, sus delegados, y para todas las dependencias de orden público.” Las fotografías (Fig. 2 y 3), según el propio gobernador, se completaban con la documentación escrita necesaria para identificar con la mayor seguridad a los sospechosos, así como una relación donde aparecían sus principales delitos y fechorías. Este método, por lo tanto, permitía realizar un censo completo de imagen y texto que describía la identidad de los sospechosos y delincuentes más habituales de la provincia y controlar así sus movimientos y correrías por la provincia.

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1. Según enumera el escritor Ramírez de Arellano en su crónica de la Córdoba del siglo XIX. Paseos por Córdoba.

No obstante, Zugasti tuvo que pelear durante varios meses con la burocracia y la escasez presupuestaria para conseguir los fondos necesarios para realizar su proyecto, que finalmente sufragó la Diputación Provincial

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cediendo a su

fotógrafo: Joaquín Hernández de Tejada (Fig. 4) 3. El principal obstáculo estaba salvado pero ahora había que localizar a los individuos y retratarlos. Para ello, además de fotografiar a los criminales que en ese momento se encontraban en prisión 4, dictó un bando que prohibía todo tipo de navajas y cuchillos de grandes dimensiones, imponiendo grandes multas a las personas que contradijeran su orden. Esta táctica del gobernador sirvió para detener momentáneamente a un gran número de sospechosos a los que, tras tomarles declaración, se les mandaba fotografiar.

Con este sistema parece que el gobernador consiguió reducir los delitos y la inseguridad de los caminos de la provincia, al lograr su propósito de identificar a los criminales. Además, el avanzado gobernador intentó incorporar, sin éxito, una fotografía de las personas a sus documentos de identidad, idea que con el paso tiempo se implantaría en todo el mundo.

2. El propio Zugasti narra en su autobiografía las peripecias que tuvo que superar para conseguir la financiación del proyecto en un momento en que las arcas públicas del Estado se encontraban bajo mínimos. 3. Noticia aparecida en Diario de Córdoba 20-10-1870 página 3.

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4. Aquí demuestra el gobernador su pericia e imaginación para poder detener, con una excusa menor, a algunos de los bandidos más buscados.

Gracias a los trabajos del historiador Gerardo Kurtz

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conocemos uno de estos

álbumes de bandoleros que localizó en una colección particular adquirida junto a otras piezas del gobernador. Este álbum está formado por 117 tarjetas de visita; en 29 de ellas aparece al dorso la impresión del estudio que realizó las fotografías: “J. H. de Tejada. Pintor y Fotógrafo. Córdoba”. En el resto de las fotografías no hay identificación del autor (Fig. 5 y 6), salvo una copia en la que aparecen los datos del estudio del prestigioso retratista sevillano Gumersindo Ortiz. El formato y las características técnicas del resto de las tarjetas de visita, es decir las que aparecen sin firma, son idénticas a las de J. H. de Tejada. Los retratos están tomados de forma análoga: son tomas de busto, centradas en el rostro de los delincuentes, con idénticas proporciones, en forma de óvalo y sobre fondo blanco difuminado. El papel fotográfico tiene idénticos bordes redondeados en las esquinas y el cartón de las anónimas es igual en todas. En el reverso de la totalidad de las tarjetas de visita aparecen notas manuscritas aunque, eso sí, con distintas grafías, con el nombre del personaje, su alias, su localidad de origen (por cierto muy diversa, hay de casi todas la provincias andaluzas) u otros datos sobre el currículo de los personajes. Un método sistemático que descontextualiza al individuo y que uniformiza la colección, características que muestran la perfecta organización y planificación del proyecto.

A este álbum hay que sumar la reciente aparición de otro ejemplar, también en

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5. En la colección del editor y coleccionista Santiago Saavedra.

Una colección particular, con 77 tarjetas de visita. De esta serie de retratos todos salvo uno coinciden con la anterior colección, tanto en la autoría como en los rasgos técnicos y descriptivos de la imagen. La única novedad es un retrato que mantiene la estética general pero en su dorso aparece el anagrama de un nuevo estudio fotográfico formado por una corona y las iniciales BS (Fig. 7 y 8). Junto a ella, el texto manuscrito con el nombre del forajido Francisco Figueredo y las localidades de Antequera y Málaga.

Todos estos datos apuntan a que todas las imágenes son obra de Tejada y quizás, y según indica Gerardo Kurtz 6, las necesidades del proyecto como reducir su costo y aumentar el espacio para realizar anotaciones en el dorso de las tarjetas de visita, fuera la causa que llevó a eliminar la filigrana identificativa del estudio. Esta teoría la confirmamos con la localización de la noticias aparecidas en el Diario de Córdoba sobre J. H. de Tejada en Octubre de 1870, en las que el periódico se hace eco de la noticia de que el fotógrafo de la Diputación Joaquín Hernández de Tejada se dispone a viajar por las cárceles de la provincia para hacer algunos retratos. Apenas un año después, el 6 de Agosto de 1871, Joaquín fallece repentinamente, hecho que de nuevo recoge el diario local, en una noticia que recuerda sus buenas obras así como la vacante de su cargo (Fig. 9 y 10).

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6. Parece bastante lógico que en un proyecto de limitado presupuesto y amplia duración se contemplara cualquier posibilidad que redujera sus costes.

Sin embargo, con la dos fotografías realizadas por retratistas de Málaga y Sevilla se podrían barajar dos hipótesis: 1 Que estas imágenes son producto de encargos puntuales por necesidades desconocidas del proyecto de Zugasti. 2 O, lo que sería más improbable, que el proyecto se amplió a las provincias limítrofes con Córdoba ante el éxito de la propuesta del gobernador. Teoría que tendría continuidad con la noticia localizada en la prensa cordobesa que hace referencia a la creación en 1881 un servicio fotográfico 7 “Para obtener retratos de los criminales y facilitar la acción de los tribunales” (Fig. 11).

En cuanto al autor material de las fotografías, la primera noticia que he localizado sobre Joaquín Hernández de Tejada es de 1866, año en el que es premiada su obra pictórica en el concurso de los Juegos Florales celebrados con motivo de la feria de Nuestra señora de la Salud de Córdoba 8. Tejada compaginó la pintura con la fotografía

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al menos desde 1867, año en el que anuncia al público

cordobés su Galería Fotográfica Americana de la calle Carreteras, 5. En este aviso no aparece su nombre, pero es fácilmente identificable por su dirección, junto a la que se enumeran las especialidades de este pintor metido a fotógrafo: “...retratos de todo tipo y tamaño, sobre papel y lienzo, retratos al óleo, iluminación de fotografías y, por supuesto, la realización de tarjetas de visita al precio de 40 reales la primera copia y cuatro por las siguientes”.

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No obstante, he encontrado un retrato realizado por Joaquín en formato tarjeta a Pepe Muñoz Lucena, que está fechado en 1865 y por lo tanto es anterior a todas las referencias hasta ahora mencionadas (Fig. 12 y 13). En el dorso aparece, junto al nombre del fotógrafo y su dirección de la calle Carreteras 3, el escudo de la Casa Real. No menos curioso es otro retrato de Tejada montado en un pequeño guardapelos que, además de conservar una pequeña copia a la albúmina con idéntico sello de tinta al de la tarjeta de visita, aparece como soporte un pequeño daguerrotipo muy deteriorado.

Por todo ello podemos afirmar que Joaquín Hernández de Tejada, pintor y fotógrafo, estuvo instalado en Córdoba al menos entre 1865 y 1871 en la calle Carreteras. Tejada trabajó el retrato en distintos soportes, como el daguerrotipo o la tarjeta de visita, y ostentó los títulos de Fotógrafo Real y de la Diputación, lo que le permitió realizar el proyecto fotográfico policial de Julián Zugasti. Un trabajo pionero en nuestro país, hasta la fecha, tanto por la idea como por su desarrollo sistemático y que es un directo antecedente de los modernos métodos tanto de identificación de delincuentes como de ciudadanos.

7. Noticia aparecida en Diario de Córdoba 09-03-1881 página 3.

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8. Noticia aparecida en Diario de Córdoba 08-05-1866 página 3. 9. Noticia aparecida en Diario de Córdoba 31-12-1867 página 3.

Bibliografía consultada: - Cuenca Toribio, José Manuel. Historia de Córdoba. Córdoba. Librería Luque, 1993. - Fernández Rivero, José Antonio. Historia de la fotografía en Málaga durante el siglo XIX. Málaga - Gálvez José. El hilo de la vida. Un legado fotográfico para Córdoba 1840-1939. Córdoba. Posada del Potro, 2002. - Gernsheim, Helmut y Alison. Historia gráfica de la fotografía. Barcelona. Omega, 1967. - González, Antonio Jesús. El hilo de la vida. Un legado fotográfico para Córdoba 1840-1939. Córdoba. Posada del Potro, 2002. La Mezquita de plata, un siglo de fotógrafos y fotografía de Córdoba. Diputación Provincial, 2006. - Kurtz Gerardo F. Archivos de Fotografía, Sobre el retrato fotográfico y el proyecto fotográfico-policial de Julián Zugasti, Archivos de la fotografía. Volumen I, nº1. Primavera - verano 1995. Photomuseum, Zarautz. - Palacios, Luis. Historia contemporánea de Córdoba. Córdoba. Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1984-1990. - Palencia Cerezo, José María. Para una historia de la Escuela Provincial de Bellas Artes. En: Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes. Córdoba. Real Academia de Córdoba. Año LXXVI, n. 135 (jul.-dic. 1998), p. 287-296.

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- Palma, Juan. El tatuaje como índice, en Registro o tatuaje, Las fotografías policiales del archivo de Julián Zugasti. Residencia de estudiantes - Ramírez de Arellano, Salcedo Hierro y Francisco Solano. Paseos por Córdoba. Córdoba. Diario Córdoba, 2001. - Román Morales, Francisco. El libro de oro de Córdoba. Córdoba. Diario Córdoba, 1999. - Zugasti, Julián. Bandolerismo, estudio social y memorias históricas de Julián Zugasti. Diputación Provincial. Córdoba, 1983. .

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