La experiencia del retorno a México en la 1.5 generation: Historias en construcción

July 18, 2017 | Autor: Rebeca Sandoval | Categoría: Life history, Undocumented Immigration, Migration Studies, Generation 1.5
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Descripción

Universidad de Monterrey División de Educación y Humanidades Departamento de Humanidades

La experiencia del retorno a México en la 1.5 generation: Historias en construcción

Rebeca Sandoval Ruiz

Proyecto de Evaluación Final

LSO 144409

Asesor: Dr. Víctor Zúñiga González Lectores: Dr. Juan Sánchez García y Mtra. Anabela Sánchez Martínez

San Pedro Garza García, N. L. a 28 de noviembre de 2012.

Índice de contenidos 1. Introducción

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2. Planteamientos generales 2.1. Objetivo general

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2.2. Objetivos específicos

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2.3. Justificación del proyecto

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3. Estado del arte: la 1.5 generation 3.1. La reciente tendencia del movimiento migratorio México-Estados Unidos: el retorno

...9

3.2. Panorama demográfico de los jóvenes inmigrantes en Estados Unidos

...12

3.3. Definiendo a la 1.5 generation

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3.4. El debate sobre el estatus migratorio de los jóvenes 1.5 generation

...15

3.5. Transiciones (obstaculizadas) e identidad

...18

3.6. Recursos, educación y éxito

...21

3.7. Primeras aproximaciones a la experiencia de repatriación de los jóvenes

...25

1.5 4. Metodología



4.1. La historia de vida y su relevancia para la investigación cualitativa

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4.2. El comienzo: familiarizándome con el tema

...28

4.3. Selección de casos y contacto inicial

...29

4.4. Preparación y realización de las entrevistas

...30

4.5. El trabajo de transcripción y análisis

...34

4.6. Reflexiones

...35

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5. Historias de vida 5.1. Alonso

...36

5.2. David

...40

5.3. Julia

...44

6. Análisis de resultados 6.1. Notas preliminares

...49

6.2. Identidad y pertenencia

...50

6.3. Lazos familiares y su mantenimiento

...61

6.4. Construcción de redes sociales y recursos para la (re)integración

...66

6.5. La visión del futuro y participación en el retorno

...73

7. Conclusiones

...79

8. Anexos 8.1. Cronologías y perfiles generales

...85

8.2. Transcripciones

...90

9. Referencias



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Índice de cuadros y figuras

Cuadro 1 Guía de entrevista

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Cuadro 2 Elementos de identidad y pertenencia

...52

Cuadro 3 Integración a una sociedad diversa

...53

Cuadro 4 Ritos de pasaje, falta de papeles y estigma

...58

Cuadro 5 Lazos familiares durante el retorno

...65

Cuadro 6 Redes y recursos de los jóvenes indocumentados

...71

Cuadro 7 Expectativas y sueños obstaculizados

...76

Figura 1 Elementos de identidad y pertenencia

...55

Figura 2 Evolución de la identidad y la pertenencia

...61

Figura 3 Recursos de los jóvenes indocumentados: migración y retorno

...73



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1. Introducción Este estudio tiene la finalidad de mostrar tanto las generalidades como la diversidad de experiencias del retorno a México de los jóvenes de la denominada “1.5 generation”. El objetivo principal es analizar y describir las historias de vida de tres jóvenes mexicanos que emigraron a una temprana edad a Estados Unidos, recibieron la mayor parte de su escolarización en aquel país y que, además, crecieron como indocumentados. A lo largo del trabajo se abordan diferentes aspectos de la experiencia migratoria y del proceso de repatriación. Primeramente, se lleva a cabo una revisión documental de las investigaciones cuantitativas y cualitativas realizadas acerca del retorno como parte del fenómeno migratorio México-Estados Unidos, analizando los datos estadísticos que permitan ubicar a los jóvenes de la 1.5 generation. La revisión documental, o estado del arte, explora los estudios realizados, mayoritariamente en Estados Unidos, acerca de estos jóvenes. Se presentan como temas principales el debate sobre: el estatus migratorio, las transiciones en las etapas de vida, la identidad, los recursos y redes para el éxito. Finalmente, se comenta una de las primeras aproximaciones a la experiencia de repatriación de jóvenes de la 1.5 generation. La segunda sección describe la metodología utilizada: la historia de vida como herramienta fundamental de la investigación cualitativa. También se describe el proceso personal de la realización del proyecto: desde la familiarización con el tema hasta el involucramiento activo en una causa social; desde la selección de casos y realización de las entrevistas hasta el trabajo de transcripción, codificación y análisis de los resultados.



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El tercer apartado consiste en la narración de las historias de vida de los tres casos seleccionados. Éste es fundamental para conocer a profundidad las experiencias de cada uno los jóvenes retornados, para pasar a su posterior análisis. Esta sección es seguida por la parte medular de la investigación: el análisis de resultados. En la cuarta sección se analizan las principales temáticas contenidas en las historias de vida: la identidad y pertenencia, el mantenimiento de lazos familiares, la construcción de redes, la visión del futuro y la participación en el proceso de retorno. Cada dimensión es abordada desde la perspectiva de la evolución, es decir, durante las distintas etapas de la experiencia migratoria antes y después del regreso a México. Finalmente se presentan las conclusiones, que resumen los grandes temas expuestos en los resultados y se comparan con algunos de los planteamientos de las investigaciones previas. También se proyectan nuevas interrogantes que merecen atención especial para la profundización en el estudio de la migración indocumentada y del retorno. Esta investigación pretende brindar un primer acercamiento a las experiencias subjetivas del retorno. Es sólo una aproximación a un fenómeno que ha sido, hasta la fecha, poco estudiado. Merece la pena su lectura para darnos cuenta de todo lo que aún podemos descubrir acerca de los jóvenes de la 1.5 generation y de los diversos caminos que puede tomar el estudio del retorno como proceso actual del fenómeno migratorio México-Estados Unidos.



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2. Planteamientos generales

2.1 Objetivo general Realizar una investigación sociológica acerca del fenómeno migratorio del retorno de jóvenes mexicanos indocumentados que residen en EE.UU –también conocidos como 1.5 Generation. El presente trabajo servirá para abrir el camino en el estudio de este tema desde la perspectiva mexicana y se integra en el proyecto de investigación “Los que retornan de Estados Unidos a México: trayectorias de repatriación voluntaria y deportación”.

2.2 Objetivos específicos •

Elaborar un estado del arte que revise y sintetice los estudios referentes a la migración de retorno de mexicanos, particularmente tomando en cuenta a los jóvenes indocumentados.



Explorar la evolución (antes de migrar, estando en Estados Unidos y una vez de regreso

en

México)

de

los

elementos

siguientes:

identidad

pertenencia,

mantenimiento de lazos familiares, construcción de redes sociales y visión del futuro en jóvenes migrantes repatriados. •

Describir los procesos de reintegración que viven estos jóvenes en su experiencia de retorno a México.



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2.3 Justificación del proyecto • Los estudios sobre la migración en nuestro país comienzan apenas a abordar en las experiencias subjetivas del retorno; este estudio es una aproximación desde la perspectiva cualitativa a dicho fenómeno. De igual manera, el tema de los jóvenes inmigrantes indocumentados ha sido poco tratado en México y este estudio plantea la importancia de conocer a este grupo particular de migrantes. • Son precisamente los jóvenes de la 1.5 generation quienes han experimentado los cambios en las tendencias migratorias y en el clima de vida (legal, económico y social) en Estados Unidos: por esta razón urge conocer sus perspectivas. • Nuestro país necesita conocer cómo son aquellos connacionales que están regresando: sus necesidades, sus problemáticas, sus talentos. Este conocimiento es vital para poder integrar y aprovechar las capacidades que estos jóvenes han adquirido y desarrollado en una experiencia de vida tan significativa como lo es crecer en Estados Unidos. • El estudio de la migración no debe dejar de analizar el retorno como parte del proceso: este trabajo analiza y cuestiona las condiciones en las cuales se da esta ¿emergente? fase del movimiento en la historia de la migración México-Estados Unidos.



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3. Estado del arte: la 1.5 generation 3.1 La reciente tendencia del movimiento migratorio México-Estados Unidos: el retorno Las cifras demográficas disponibles nos revelan una tendencia: la migración de mexicanos hacia el vecino del norte ha comenzado a sufrir cambios en los últimos años. Una migración en cierta medida predecible, conocida y entendida tanto por los actores como los estudiosos del fenómeno ha dado un vuelco importante en lo que corresponde a una nueva fase: el retorno. Las estadísticas disponibles tanto en México como en Estados Unidos nos aportan cifras dignas de atención en lo que se refiere específicamente a la disminución de la emigración de México hacia Estados Unidos y al incremento en los eventos de repatriación. El más claro indicador de este cambio es la baja en el presencia de inmigrantes mexicanos indocumentados viviendo en Estados Unidos: la cifra llegó a su pico de 7 millones en el 2007, para bajar a 6.5 en 2010 y registrar 6.1 millones de personas en 2011 (Passel y Cohn, 2011; 2012). Una de las más recientes publicaciones del centro de investigaciones Pew Hispanic Center analiza los datos, tanto de fuentes estadounidenses (U.S. Census Bureau, U.S. Department of Homeland Security) como mexicanas (la “Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica” y la “Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo” del INEGI) y, en un intento por llenar posibles lagunas de información, revela que la tasa migratoria México-EE.UU ha llegado a 0; es decir, entre los años 2005 y 2010 el número de entradas y salidas registradas alcanzaron valores equivalentes (Passel y Cohn, 2012). De manera similar, Giourguli y Gutiérrez (2011), en su análisis del censo de población de 2010 corroboran un decremento de 57% en la



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emigración hacia el vecino del norte en una comparación de los quinquenios 1995-2000 y 2005-2010. Su investigación señala que en el año 2000 el total de población emigrante fue de 1,633,000 personas, mientras que los retornados fueron 285,000 personas; en 2010, en cambio, hubo 351,000 mexicanos que retornaron, mientras que el número de emigrantes descendió a 1,111,000 personas (Giorguli y Gutiérrez, 2011). ¿Cuáles son los motivos del cambio en los flujos migratorios? ¿Por qué a partir de este momento? ¿Qué dirección tomará esta tendencia? ¿Qué cambios ha sufrido el movimiento de retorno “tradicional” de los migrantes mexicanos? No hay que perder de vista que existen dos fenómenos sucediendo de manera paralela: la disminución en la emigración y el aumento en el retorno; ambos movimientos tienen raíces comunes. Los principales motores del cambio son: la reforzada seguridad en la frontera, la aplicación de políticas anti-inmigratorias en Estados Unidos, la ausencia de reforma migratoria y la crisis económica de finales de década (CONAPO, 2011; Giourguli y Gutiérrez, 2011; Masferrer y Roberts, 2012; Passel y Cohn, 2012). Otros factores explicativos se relacionan, de acuerdo con Passel y Cohn (2012) con las condiciones económicas de nuestro país y los cambios en la estructura demográfica y el decremento de la tasa de natalidad de la población mexicana. En la tradición de la emigración hacia Estados Unidos, los factores relacionados con la demanda-atracción –especialmente factores económicos- siempre han jugado un rol importante (Durand y Massey, 2002). Al presentarse, en 2007, la recesión económica más severa que ha sufrido Estados Unidos desde los años veinte, los factores típicamente de demanda, como la mano de obra para el sector de construcción y el de servicios, fueron mucho menos atractivos para la población mexicana. Esta situación se refleja en una caída de 18.3% en las remesas 


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entre el 2007 y el 2010 y un incremento la tasa de desempleo entre los inmigrantes mexicanos de 5.5% en 2007 a 13.3% en 2009, según la Current Population Survey (Ramírez García y Meza González, 2011). Se estima que aproximadamente la mitad de las entradas de mexicanos a Estados Unidos son no autorizadas. Sin embargo, la militarización y mayor control en la frontera, así como la recrudescencia de las políticas migratorias al interior del país vecino (Ley de Arizona SB1070, por citar un ejemplo) han desalentado de manera significativa este tipo de flujos. En suma, los riesgos y los costos de la migración indocumentada han aumentado (CONAPO, 2011b). La reciente publicación de Passel y Cohn (2012) sostiene que los eventos de cruce indocumentado disminuyeron 70%: de 1 millón en 2005 a 286,000 en 2011. Al mismo tiempo, la cantidad de deportaciones, aprehensiones y retiros (voluntarios y no voluntarios) suman 4.4 millones de eventos entre 2005 y 2010. El Instituto Nacional de Migración (2011), por su parte, registró 405,455 eventos de repatriación tan sólo en 20111. Muchos son detenidos y regresados en la frontera, y se estima que alrededor de 20% de las personas repatriadas no ha vivido suficiente tiempo en Estados Unidos como para considerarse “inmigrante” (Passel y Cohn, 2012). El Censo de Población 2010 (INEGI) reportó 1.4 millones de personas que migraron de Estados Unidos a México entre 2005 y 2010. El dato incluye a distintos grupos: personas nacidas en México (90% de ellos son adultos); personas nacidas en 























































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El Department of Homeland Security reportó 282,000 casos de deportación en 2010. La diferencia entre ese número y las más de 405,000 deportaciones registradas por el INM el 2011 se puede explicar de la siguiente manera: aunque ambas instancias registren los “eventos” (no las “personas”), el DHS cuenta con diferentes mecanismos tras la aprehensión: la deportación y la “repatriación expedita”; ésta última conlleva una penalización (impide la solicitud de visa durante los 5 años siguientes). Podríamos pensar que el dato del INM también incluye las “repatriaciones acordadas”, es decir, aquellos casos en los que se detiene a la persona y ésta decide salir de Estados Unidos antes de que se le imponga una penalización o se le deporte; esta cifra fue de 354,982 casos en 2010, según el DHS.



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Estados Unidos (75% son niños); y migrantes recientes (mexicanos que emigraron y regresaron en 5 años previo al censo). La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), por otro lado, indica que el número de emigrantes cayó de 751 mil personas en el 2007 a 375 mil en 2010. Además de que el retorno ha aumentado, han cambiado los patrones, las rutas y puntos de destino. Masferrer y Roberts (2012) plantean

que

el

retorno que antes era planeado (después de un periodo de trabajo, por ejemplo) se ha convertido en forzado o al menos no planeado; han aumentado asimismo los repatriados que son jefes de familia, el grupo de edad mayoritario se encuentra entre los 20-34 años. Los estados de origen han dejado de ser los principales destinos del retorno, más bien se concentran los repatriados en urbes como: Tijuana, Guadalajara o Mexicali2. Los autores argumentan, asimismo, que este tipo de retorno (no planeado, urbano y liderado por adultos jóvenes) traerá consecuencias sociales y económicas importantes para nuestro país. Una de ellas puede ser la aparición de nuevas formas de desigualdad, empezando por cambios en la demografía y en la fuente principal de ingreso (en comunidades antes sustentadas en las remesas, por ejemplo), en el empleo y la reinserción o integración de estos migrantes a nuevas comunidades de retorno, incluyendo en el acceso a servicios de seguridad social.

3.2 Panorama demográfico de los jóvenes inmigrantes en Estados Unidos Los jóvenes son un segmento de la población inmigrante de Estados Unidos con características particulares; dentro de este grupo, además, son de especial interés aquellos que no cuentan estatus migratorio regularizado. Empezaremos por describir a la 























































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Monterrey se ubica en la posición no. 24.

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población indocumentada, para después centrar la atención en los jóvenes. En el 2010 se contaron 11.2 millones de inmigrantes no autorizados, además de 29 millones de inmigrantes autorizados, de acuerdo con datos del Pew Hispanic Center (Passel y Cohn, 2011). A ellos se suman casi 15 millones de ciudadanos naturalizados, 12.4 residentes permanentes y 1.7 inmigrantes temporales con documentos. De los más de 11 millones de indocumentados, 58% son mexicanos. El estado con el mayor número es California, con 2.55 millones (6.8% de su población), seguido de Texas, en donde 1.65 millones de personas son inmigrantes no autorizados; otros estados con una importante población de este segmento son Illinois, Florida y Georgia. Al hablar de “juventud inmigrante indocumentada” (Passel, 2011) haremos referencia a los jóvenes y niños menores de 18 años de edad nacidos fuera de Estados Unidos. Los niños y jóvenes que migran junto con sus padres representan 20% de todos los inmigrantes. En el 2009 se registraron 7.5 millones de menores inmigrantes mexicanos (64% del total de la juventud inmigrante); 6.3% de ellos son indocumentados. La presencia de estos menores significa también que hay familias con estatus migratorio diverso: los padres pueden o no ser autorizados (residentes, ciudadanos naturalizados, indocumentados), mientras que los hijos pueden tener cada una situación desigual, algunos nacen en aquel país, otros también son, como sus padres, inmigrantes. A estas familias se les conoce como “mixed status families” y alcanzan los 2.3 millones de hogares. Estimaciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2011a), con base en el Bureau of Census Current Population Survey, reportan que la población nacida en



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México residiendo en Estados Unidos en 2010 entre los 15 y 29 años de edad fue de 2,968,172; es decir, 25% de toda la población inmigrante mexicana (autorizados y no autorizados). El Pew Hispanic Center (2012), haciendo una delimitación de aquellos que no cuentan con papeles, estima que 19% de los mexicanos indocumentados en 2010 tenían menos de 25 años de edad. Es sobre este grupo particular de jóvenes que se centra la atención de los estudios presentados a continuación, mismos que nos ayudarán a construir una visión de sus vidas y experiencias subjetivas.

3.3 Definiendo a la 1.5 generation Empecemos por definir a la generación 1.5 o, a partir de ahora, 1.5 generation3. El término es introducido en la literatura por Rumbaut e Ima quienes realizaron, en 1988, un estudio acerca de la adaptación de jóvenes refugiados asiáticos. Se le denomina “generación 1.5” pues sus rasgos y experiencias se ubican justo en medio de aquellas asociadas tanto con la primera como la segunda generación (Harklau, Losey y Seigal, 1999). Roberto Gonzales, quien en los últimos años se ha dedicado a estudiar a este grupo jóvenes –especialmente de origen latinoamericano- define a la 1.5 generation como jóvenes indocumentados que migraron a Estados Unidos antes de los 12 años de edad y que han cursado la mayor parte de su escolarización en ese país (Gonzales, 2010). Ésta es la definición que adoptaremos a lo largo del presente trabajo. Algunos de los principales estudiosos de la 1.5 generation afirman que estos jóvenes son más similares a aquellos de la segunda generación, pues habiendo migrado 























































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Hemos decidido usar el término en inglés con la intención de enfatizar en que, si bien no dejan de ser migrantes mexicanos de la primera generación, el tiempo que han pasado en Estados Unidos los acerca mucho a la cultura de aquel país, empezando por su dominio del inglés.



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como niños pequeños y al haber crecido y completado la mayor parte de sus estudios en Estados Unidos, son prácticamente indistinguibles de sus compañeros nativos; sostienen además que la mayoría adopta satisfactoriamente a la cultura dominante, al mismo tiempo que están orgullosos de sus raíces (Gonzales, 2011; Gonzales y Chavez, 2012; Enriquez, 2011; Castro-Salazar y Bagley, 2010). Los jóvenes de la 1.5 generation viven en una paradoja al ser parte de un país en el cual crecieron pero que, al mismo tiempo –por su condición migratoria- no les permite integrarse completamente (Gonzales y Chavez, 2012). Si bien son beneficiarios de una ciudadanía cultural -es decir que organizan sus valores, creencias y prácticas de acuerdo al país en el que viven (Benmayor, 2002)- el no ser acreedores de la ciudadanía resulta en experiencias que, concretamente al cumplir la mayoría de edad, toman un camino distinto al de sus homólogos estadounidenses. 3.4 El debate sobre el estatus migratorio de los jóvenes 1.5 generation Los menores inmigrantes, a pesar de su condición de indocumentados, gozan de ciertos beneficios hasta el momento en que cumplen los 18 años o terminan su educación media superior (high school). Su acceso a la educación pública está garantizada por el Estado desde 1982, independientemente de la condición legal de los niños en los grados K-124; esta protección se conoce como Plyler v. Doe (Feder, 2008). El Estado, justifica Plyler v. Doe, no puede negar la educación –siendo esta una garantía5- a ningún niño bajo su 























































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K= kindergarten, 12th grade; es decir, un año de educación preescolar hasta el tercer año de preparatoria.
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De acuerdo con la “Cláusula de igual protección” de la 14ª enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. La cláusula no especifica el término ciudadanos por lo cual esta protección –la educación- debe ser garantizada de forma igual a toda persona. Entre otros argumentos, los defensores del caso sostuvieron que: negarles educación a estos niños fomentaría el desarrollo de una clase socialmente marginada, además



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jurisdicción una vez que los estados han establecido un sistema tal como el de educación pública. Estos niños, además son potenciales ciudadanos que tienen el derecho de recibir una educación y una formación que en el futuro pueda integrarlos satisfactoriamente a la sociedad estadounidense. Adicionalmente, el Family Educational Rights and Privacy Act no permite a las escuelas dar a las autoridades migratorias información sobre sus alumnos (Gonzales, 2011). Este derecho, sin embargo, no se extiende a la educación superior, donde otras legislaciones, como IIRAIRA (Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsibity Act de 1996), limitan el acceso a los inmigrantes indocumentados a cualquier beneficio de educación superior, priorizando a los ciudadanos estadounidenses (Galassi, 2003). No obstante esta ley, hay estados con regulaciones menos restrictivas, en los cuales el acceso es permitido bajo ciertas condiciones, mientras que otros niegan rotundamente el ingreso a las universidades6 (National Conference of State Legislatures, 2011). Queda claro que las leyes estadounidenses tratan de manera distinta a menores y a adultos, pues al cumplir la mayoría de edad, los jóvenes indocumentados automáticamente dejan de gozar de las protecciones de la escuela y pasan a ser transgresores de la ley. Como apunta Nicholas De Genova (2002) la ilegalidad es un estatus jurídico que implica una relación con el Estado, es una identidad política que se traduce en un espacio de “no existencia”, una presencia física que es –simultáneamente




































































































































































 de que los menores no llegaron por decisión propia ni con la intención de buscar oportunidades educativas, fueron sus padres quienes llegaron al país en busca de trabajo, principalmente. Se alegó, también, que la medida tomada por la escuela de Tyler tenía fines económicos para evitar el “drenaje” de recursos fiscales. 6 Los estados en los que sí se permite el acceso a estudios superiores (universidades y community colleges) con tarifas locales, e incluso candidatura a becas estatales son: Texas, California, Utah, Nueva York, Washington, Oklahoma, Illinois, Kansas, Nuevo México, Nebraska, Wisconsin, Maryland, Rhode Island y Connecticut. Los estados más restrictivos son: Arizona, Colorado, Georgia, Carolina del Sur e Indiana.



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ausencia legal. Lo que experimentan los jóvenes de la 1.5 generation no es un estado de exclusión en su totalidad, pues no dejan de desarrollar su vida familiar, escolar, social y personal, más bien es la privación de ciertos aspectos de la vida que resultan claves para su desarrollo como adultos una vez que cumplen la mayoría de edad. (Coutin, en Gonzales y Chavez, 2012). El estatus migratorio de estos jóvenes se vuelve objeto de violencia, la cual implica el abuso físico, verbal, psicológico y de otros tipos, según argumenta Solis (2003). En un proceso dialéctico de discriminación y reacción, el estatus de “ilegal” se convierte en una etiqueta, generando conductas violentas (riñas, peleas, insultos) entre los jóvenes inmigrantes de diversos orígenes. Los motivos de la violencia pueden ser desde defensa personal hasta la defensa de sus padres por razones étnicas o de lenguaje. También, apunta el autor, existe violencia de parte de las autoridades escolares hacia los jóvenes, cuando éstos son tratados de manera discriminatoria, mal atendidos o abiertamente ofendidos. La ilegalidad como condición jurídica impone límites a la movilidad espacial, a las actividades cotidianas, a las aspiraciones académicas y profesionales, al desarrollo de las relaciones interpersonales y a la construcción de la identidad (Gonzales, 2011; Abrego y Gonzales, 2010; De Genova, 2002). Ser “indocumentado” conlleva a un proceso de conocimiento e identificación que eventualmente se convierte en un marco desde el cual se entiende, representa y vive la vida. Gonzales (2011) describe ese proceso de la siguiente manera: a) “descubrimiento” (entre los 16 y 18 años); b) “aprendiendo a ser ilegal” (entre los 18 y 24); y c) “enfrentamiento” (de los 25 a los 29). Más adelante se profundizará en los detalles de este proceso. Zúñiga apunta que la ilegalidad constituye, 


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además, una barrera que impide el mantenimiento de lazos familiares a los jóvenes de la 1.5 generation (Zúñiga citado en Gonzalez y Chavez, 2012). Esta condición no permite que se perciban como miembros de una familia transnacional, pues la imposibilidad de movilidad física los aísla y separa de un espacio geográfico en el cual cuentan con todos los derechos de la ley, que es su país natal. La situación de los jóvenes de la 1.5 generation combina leyes confusas – contradictorias incluso- que los deja al margen de los servicios de salud y vivienda, los excluye de derechos civiles y laborales; además de que pueden vivir en la marginalidad, discriminación e incluso explotación, viven en un clima de incertidumbre y miedo a la deportación y separación de sus familias (Castro-Salazar y Bagley, 2010; Abrego y Gonzales, 2010).

3.5 Transiciones (obstaculizadas) e identidad El movimiento migratorio se produce, a grandes rasgos, en tres etapas (Ko y Perreira, 2010): a) La pre-migración: decisión hecha por los padres, compartida o no, donde se dan cambios de vivienda, hay ruptura con los círculos sociales de origen, se crean nuevas amistades, cambian las dinámicas y roles familiares, en algunos casos se da la separación del núcleo familiar. b) La migración: el traslado y llegada al destino (con sus correspondientes peligros, dependiendo de la manera en que se realice el viaje), la reunión familiar –en algunos casos-,

y una serie de procesos emocionales que

involucran: el miedo, la inseguridad, el asombro y el estrés. c) La posmigración: el establecimiento, el aprendizaje de nuevos códigos lingüísticos y culturales, la negociación con una nueva forma de vida, tanto material (con frecuencia, mejora en las



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condiciones de vida) como inmaterial (emocional y social). En cada una de ellas ocurren cambios, se manifiesta la fricción entre culturas, valores familiares, nacionales y tradicionales de ambas sociedades, un choque entre las prácticas de los compañeros en la escuela y las reglas de los padres, conllevando también una serie de nuevas ilusiones y desilusiones. La fase “posmigratoria”, en el caso de los jóvenes indocumentados, se ve revestida de nuevos retos al enfrentarse a la ilegalidad. Los dos eventos clave de transición que transforman radicalmente la vida y trayectoria de los jóvenes 1.5 generation son el pasaje a la mayoría de edad y el término de la educación básica en Estados Unidos (el fin del nivel de high school) estos eventos centrales dan paso a enfrentarse con la ilegalidad. Todo ello permite comprender por qué se trata de transición abrupta y compleja. “Descubrir” que uno es ilegal puede suceder de maneras distintas, algunos jóvenes saben y entienden lo que implica más temprano que otros, pero es el momento en el que ya no pueden hacer lo mismo que sus compañeros ciudadanos cuando se materializa esa realidad. A nivel subjetivo implica cuestionar muchas cosas que se daban por hecho: pertenencia a un país, a una comunidad, identidad personal, planes para el futuro en el corto, mediano y largo plazo. En el plano objetivo, se convierten en personas sujetas al control y castigo del Estado; sus opciones laborales, educativas y recreativas se reducen bruscamente (Gonzales y Chavez, 2012). No participar de ritos de pasaje en la adolescencia tardía, como obtener un permiso para conducir o tener un primer empleo, y saltar de un estatus de protección a uno de desprotección deja a estos jóvenes en una especie de limbo, donde los ciclos no se consuman y la transición a la edad adulta no es completa (Gonzales, 2011). Las respuestas a ser un adulto pero sólo poder hacer “cosas de niños” se manifiestan en 


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miedo, resentimiento, pérdida de pertenencia, incertidumbre y/o retraimiento. Posteriormente, “aprender a ser ilegal” significa principalmente aceptar que algunos (o muchos) de los planes no se cumplirán. Si bien éstos jóvenes tienen la expectativa de tener más éxito que sus padres (por dominio del idioma inglés y tener mayor escolaridad), pronto admiten que su estatus legal los sitúa en un nivel equivalente. Aunque no todos dejan la escuela, es en este periodo donde se presenta el mayor abandono escolar. Aquellos que tienen un buen desempeño, agregan Abrego y Gonzales (2010), se ven obligados a bajar sus aspiraciones, se mantienen alejados de actividades que puedan infringir la ley incluyendo manejar o salir a ciertos espacios. Los jóvenes comienzan a aceptar pequeños empleos que no requieren de calificación, ni se les exige un número de seguridad social. Finalmente, los jóvenes “manejan” su situación7 y con el paso del tiempo se resignan a sus opciones, sus estilos de vida se hacen “permanentes” y van encontrando estrategias que les permiten sobrevivir. Mientras otros jóvenes de su edad han concluido sus estudios superiores, comienzan a formar familias, han ascendido en sus empleos y han salido del hogar paterno, los indocumentados de la 1.5 generation siguen viviendo con sus padres o si se independizan llevan una vida social limitada, aquellos que realizaron estudios universitarios no encuentran trabajos correspondientes con sus capacidades. Su desarrollo personal, social, académico, económico, creativo incluso, queda estancado. Ko y Perreira (2010), sin embargo, sostienen que la migración de cierta forma 























































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 Roberto Gonzales (2011) llama a esta última etapa “Coping”; hemos traducido el término por “enfrentamiento” o “manejo”.
 


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impulsa la transición a la adultez en el sentido de que fomenta la independencia y la interdependencia. Las autoras analizan cómo estos jóvenes, como cualquier otro migrante, experimentan conflictos entre valores familiares y tradicionales y lo que se aprende en la escuela, en los medios y otras fuentes de símbolos de identidad. Los jóvenes adoptan selectivamente aquellos valores de la sociedad de destino que mejor les ayudan a integrarse en sus círculos sociales, siempre en negociación con las demandas de los padres y sin la intención de desvincularse de sus raíces. Barreras adicionales -la pobreza fundamentalmente- van alejando gradualmente a estos jóvenes de mejores oportunidades de desarrollo al excluirlos de oportunidades educativas de calidad, prestaciones y servicios estatales, y encerrándolos en ambientes sociales y familiares conflictivos, de descontento, malestar y miedo (Abrego y Gonzales, 2010). Al final de cuentas, las barreras no son tanto de tipo cultural, pues la mayoría usa el inglés como primera lengua y ha internalizado los valores predominantes de la sociedad en la que se educaron, más bien son las estructuras legales e institucionales que perpetúan la discriminación y la exclusión (Castro-Salazar y Bagley, 2010).

3.6 Recursos, educación y éxito A pesar de que las instituciones imponen sobre estos jóvenes prácticas que constriñen, limitan, estigmatizan o niegan sus vidas, ellos encuentran maneras para ser incluidos mediante prácticas cotidianas tales como: hacer amigos, trabajar, ir a la escuela, pagar impuestos, practicar deportes, pertenecer a grupos parroquiales y esencialmente en la participación institucional dentro de la escuela (Gonzales y Chavez, 2012). De esta última participación depende en gran medida la integración de estos jóvenes a sus comunidades.



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Mantener relaciones positivas con los actores principales al interior de las instituciones educativas (compañeros, maestros, consejeros y otras autoridades) es la plataforma ideal para hacer un exitoso paso de la preparatoria a los estudios superiores, ganando con esto una calidad de vida que les permite continuar con el desarrollo de sus habilidades, mantener cierto nivel de protección frente al Estado8 y construir de las redes sociales necesarias para contrarrestar los efectos de la ilegalidad. Como se señaló anteriormente, algunos estados niegan la entrada de estos jóvenes a las universidades por el hecho de ser indocumentados; otros no lo restringen pero sí cobran cuotas escolares hasta 3 veces más altas que para los ciudadanos locales. Los estados que sí admiten a los jóvenes de la 1.5 generation sin hacer distinciones son: Texas, California, Utah, Nueva York, Washington, Oklahoma, Illinois, Kansas, Nuevo México, Nebraska, Wisconsin, Maryland, Rhode Island y Connecticut; en algunos de éstos tienen permitido competir por ayuda financiera del estado y en la mayoría son candidatos a becas y créditos de instituciones privadas (National Conference of State Legislatures, 2011). Independientemente del estado donde hayan crecido, estos jóvenes se han apropiado de valores y aspiraciones que, como parte de la cultura hegemónica, dan gran importancia al éxito académico y lo relacionan o identifican incluso con el éxito personal (Abrego y Gonzales, 2010). Generalmente, las familias de estos jóvenes transmiten valores de dedicación, estudio y responsabilidad, y una ética de trabajo que son esenciales para impulsar el buen rendimiento de escolar de éstos jóvenes (Enriquez, 























































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El campus universitario no deja de ofrecer cierta protección contra oficiales migratorios, la policía, o actores pertenecientes a “grupos de odio”.
 


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2011). Terminar la preparatoria y continuar con los estudios superiores es un logro en sí mismo, pues equivale a superar los estándares de sus padres y a la promesa de movilidad social. Lo que es más: el ingreso a la universidad es percibido como un triunfo colectivo de la comunidad inmigrante (Benmayor, 2002). De ahí el beneficio de crear y fortalecer lazos de apoyo con agentes institucionales que puedan proveer a los estudiantes con las herramientas necesarias para avanzar dentro del sistema educacional, y -quizás-, en la estructura ocupacional (Chavez, 2010). Las etiquetas que los maestros ponen sobre estos jóvenes (“excepcionales”, “problemáticos”, “mediocres”, “trabajadores”, etc.) son de gran peso no sólo para la identidad de los estudiantes sino para abrirles paso hacia mejores oportunidades de educativas (Benmayor, 2002). El sistema educativo meritocrático (aquel que ofrece un mayor acompañamiento a alumnos destacados) puede potenciar las oportunidades de los “buenos estudiantes”, mientras que se convierte en un mecanismo que cierra las puertas para los estudiantes “promedio” o de bajo rendimiento escolar (Gonzales, 2010). El mayor beneficio que obtienen los alumnos destacados es el acceso a más y mejor información, acompañado de la confianza y buena comunicación con tutores y maestros. Laura Enriquez (2011) define tres principales tipos de recursos: emocionales, financieros e informativos. Es a partir de la integración de éstos que los jóvenes de la 1.5 generation logran reunir el suficiente capital para salir adelante y lograr las metas que ellos mismos se han ido trazando. Los recursos emocionales provienen principalmente del apoyo de los padres y hermanos, y del aliento y disponibilidad de los maestros; otros recursos “personales” -como buen manejo del estrés y el bilingüismo - y “ambientales” – participación en actividades extracurriculares y comunitarias, y estabilidad familiar- son 


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también esenciales (Perez et. al, 2009). A pesar del apoyo y estímulo emocional, raramente las familias de estos alumnos están en condiciones de apoyarlos financieramente: estos recursos provienen más bien de pequeños trabajos, préstamos y apoyos del personal docente. En cuanto a los indispensables recursos informativos, los compañeros de la escuela de mayor edad (indocumentados también) sirven como una red de información esencial para entender el manejo de trámites, solicitudes, restricciones y/o beneficios legales. Enriquez (2011) señala que el mecanismo de reciprocidad que sucede de manera más frecuente y espontánea entre estos jóvenes es el “paying it forward”, es decir, que los recursos y experiencias obtenidas son transmitidos a las generaciones próximas, no se le regresa nada directamente a las personas de quienes obtuvieron los recursos en primer lugar. El “patchworking", es decir la acumulación y tejido de los distintos tipos de recursos, es un proceso informal, desorganizado e impredecible, donde un vínculo laboral o escolar puede convertirse en fuente de recursos emocionales, o incluso financieros (Enriquez, 2011). Es la estrategia que busca reunir el capital –no única, aunque principalmente, social- proveniente de distintas instituciones. Estos jóvenes están expuestos a numerosos factores de riesgo, incluyendo largas horas de trabajo semanal, sentimiento de rechazo, miedo o falta de pertenencia resultante del estatus indocumentado, baja escolaridad de los padres, y sin embargo, logran tener éxito pues disponen y utilizan una gran cantidad de recursos de diversa índole. Los integrantes de la 1.5 generation son jóvenes que presentan altos niveles de participación comunitaria, a pesar de –y algunas veces a causa de – su situación migratoria. Las formas de participación más comunes son el voluntariado en la 


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comunidad (asuntos relacionado con el mantenimiento de espacios públicos, sobre todo), tutoría académica, cuidado de niños, activismo y servicio social (especialmente atención a grupos marginados/necesitados) (Perez et. al, 2010). Como sostiene Benmayor (2002), no todos los recursos utilizados por estos jóvenes equivalen a estrategias de adaptación/conformación, algunos, por el contrario, provienen de la resistencia a la opresión y dominación. Precisamente, el tipo de activismo en el que con más frecuencia se involucran estos jóvenes tiene que ver con la lucha por los derechos de los inmigrantes y el DREAM Act9 (Corrunker, 2012). Distintas organizaciones locales, regionales y nacionales se avocan a esta causa, constituyéndose como una fuente más de recursos emocionales, informativos y de capital social.

3.7 Primeras aproximaciones a los jóvenes 1.5 repatriados Uno de los primeros trabajos que analiza las experiencias de los jóvenes de la 1.5 generation desde México es el estudio cualitativo de Cortez y Hamman (en prensa). Los investigadores, a través del análisis de historias de vida, describen el retorno de cuatro jóvenes estudiantes del Colegio de Sonora. Cortez y Hamman hacen énfasis en la nomenclatura de estos migrantes, al llamarlos “American Mexican”, siendo “mexicano” el sustantivo y “americano” el adjetivo; de esta forma introducen también la noción de México como un país receptor –no sólo expulsor- de migrantes. Los resultados demuestran que la decisión de estos jóvenes de regresar a México se basa en un ejercicio de balance entre aspiraciones y ambiciones, tomando en cuenta su 























































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 Iniciativa de ley que busca la regularización de cientos de miles de jóvenes indocumentados, en su mayoría de origen mexicano, garantizándoles acceso a la educación superior y sus consecuentes beneficios como la incorporación al mercado laboral, la estabilidad económica y movilidad social.




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situación actual y sus futuras posibilidades. Los jóvenes entrevistados llevaban en promedio 9 años de escolaridad en Estados Unidos, durante los cuales pudieron perfeccionar el idioma inglés y desarrollar aspiraciones educativas y laborales en aquel país. Su decisión de retornar no fue, inicialmente, apoyada por sus padres, por considerarse como un retroceso; los padres de éstos jóvenes proponían otras estrategias como ingresar en un community college (similar a una carrera técnica de dos años) y esperar a que su situación legal pudiera regularizarse. Sin embargo, las condiciones económicas y la política anti-inmigratoria fungieron como factor de presión para optar por el retorno. Los jóvenes entrevistados son considerados por Cortez y Hamman como “agentes” pues su decisión –racional y personal- de regresar forma parte de un proceso activo de transición a la mayoría de edad. A pesar de que a su llegada a México encuentran oportunidades de trabajo en los cuales el idioma inglés les favorece (todos trabajaban como maestros de inglés o en call-centers), su meta no es la inserción permanente en ese sector, ni siquiera en el mercado laboral mexicano. Para estos jóvenes tener una educación universitaria es una plataforma para su futuro regreso a Estados Unidos o bien para facilitar la movilidad hacia otros países. Estos jóvenes, contrario a lo que algunos estudios en Estados Unidos reportan, no “despertaron” a un estado de consciencia de la ilegalidad repentino; crecieron bajo la protección de Plyler v. Doe sin por eso dejar de estar conscientes de los estereotipos negativos ni de las opciones de vida como inmigrantes indocumentados. Su retorno se fundamentó en la esperanza de que ni su procedencia nacional, pertenencia étnica o condición migratoria determinarían su identidad. 


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4. Metodología 4.1 La historia de vida y su relevancia para la investigación cualitativa Los métodos de investigación biográficos, entre ellos la historia de vida, son herramientas de investigación que se caracterizan por su interactividad y subjetividad (Alasuutari et al, 2008). El valor dado al estudio cualitativo se remonta a la Escuela de Chicago y los aportes de Herbert Mead a la definición del “yo”. La recolección de información se da en un proceso de interacción interpersonal directa, dentro del cual se busca la expresión del yo, con especial atención a las emociones, percepciones y representaciones individuales a partir de las experiencias del sujeto. Es un proceso que debe ser entendido como un movimiento entre el pasado, el presente y el futuro, y que permite, por lo tanto, dar centralidad a la vida de la persona como el centro de interés y eje alrededor del cual se construye la historia. Las historias de vida analizan las experiencias subjetivas de los individuos y sus construcciones del mundo social; implican una compleja interacción entre el mundo y el entendimiento que el sujeto tiene del mismo (Marshall y Rossman, 2006). Este tipo de herramienta nos permite armar una secuencia cronológica de eventos que, en el caso de este estudio, seguirá el proceso (¿lineal?) de “ser inmigrante” a ser repatriado; al final podremos ver la evolución y la permanencia de diversos elementos de la representación del mundo social de cada uno de estos jóvenes. Por esta razón, las historias de vida son idóneas para representar los procesos de socialización de una persona en su contexto cultural.



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4.2 El comienzo: familiarizándome con el tema Si bien es cierto que todo investigador dentro de las ciencias sociales debe esforzarse por mantener una distancia neutral de su objeto de estudio, en mi caso fue todo lo contrario. Una de las pocas cosas que tenía claras antes de comenzar este trabajo era que se trataría de una investigación cualitativa. Decidí que para realizar una labor verdaderamente comprehensiva y producir resultados coherentes con la realidad de lo que pretendo abordar sería necesaria la aproximación, el interés, la participación y, me atrevería a decir, la empatía con el mundo social de mis sujetos de estudio. Mi primer paso metodológico, pues, no fue avocarme a la exclusiva y sistemática lectura de la teoría o de otros estudios en el área. Ante un fenómeno que me resultaba completamente desconocido, decidí ir entrando gradualmente, de manera orgánica. Leí un par de artículos, conversé con compañeros y maestros y finalmente di con una asociación civil dedicada nada más y nada menos que a atender a jóvenes mexicanos que viven en Estados Unidos como indocumentados y ayudarles a regresar a México: he ahí la 1.5 generation. Tras mi primer contacto con la organización, fundada y conformada por un pequeño grupo de estudiantes, empecé a familiarizarme con el tema. Conforme iba aprendiendo en mi contacto con “Dream in México A.C.” me resultó inevitable sensibilizarme e identificarme con sus objetivos, pues a partir de lo poco que había leído sentía ya una empatía hacia los dreamers, esos jóvenes de la 1.5 generation que como yo tenían ilusiones y metas de seguir con su desarrollo personal y profesional, pero, a diferencia de mí, su situación legal los constreñía e imposibilitaba que persiguieran sus aspiraciones.



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De ahí en adelante se dio un proceso paralelo en el cual iba adentrándome más en el tema a través de artículos especializados que exploraban la vida de estos jóvenes allá, mientras que yo me involucraba en las actividades de Dream in México acá. Para el final de la primera fase preparatoria del proyecto ya tenía claro qué quería hacer.

4.3 Selección de casos y contacto inicial Habiendo decidido que el estudio sería de tipo cualitativo y exploratorio, faltaba ahora hacer una selección de casos para elaborar historias de vida. Desde el inicio había contemplado que una excelente fuente de contactos para ello era la asociación, aunque no quería que los resultados se vieran demasiado parciales por esa razón. Afortunadamente, establecí contacto con un chico fuera de ese círculo, a través de otras redes. Finalmente, después de buscar más y descartar algunos casos, me quedé con las historias de dos chicos y una chica que cumplían con los “requisitos” de la 1.5 generation, es decir que fueran jóvenes mayores de 18 años, nacidos en México y que hubieran vivido en Estados Unidos como indocumentados desde los 12 años o una edad más temprana. He aquí un recuento del acercamiento con cada caso. •

Alonso es, en términos prácticos, la razón por la cual existe Dream in México en Monterrey. Vivió en Carolina del Sur desde los 4 años y a su retorno a México decidió fundar una asociación que ayudara a otros jóvenes en su situación a hacer lo que él tuvo que hacer por cuenta propia. Del equipo de Dream in México, Alonso fue con quien tardé más tiempo en entablar una relación y hasta la fecha nuestro contacto es casi estrictamente de trabajo o relacionado con el tema de los



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dreamers. No obstante, cuando le hice la petición de colaborar con mi estudio, se mostró muy dispuesto y entusiasmado. Alonso fue el último de mis entrevistados. •

Julia es una de las beneficiarias de Dream in México. Mi primer contacto con ella fue por inbox de Facebook. El día antes de que llegara a Monterrey, en el mes de julio, se comunicó conmigo para ir a recogerla a la Central de autobuses. Desde el primer día se mostró abierta y agradable. Después de algunas de ocasiones en que convivimos, conversamos acerca de mi investigación y le hice una invitación informal para participar. Fue hasta un par de meses después cuando, nuevamente por Facebook y por teléfono, nos pusimos de acuerdo para llevar a cabo las entrevistas necesarias para mi estudio.



David es el caso que está fuera del círculo y la temática de los dreamers. Desde el verano que había conversado con mi familia sobre mi tema de investigación, mi hermana (quien en ese entonces estaba trabajando en el call center “Hispanic”) dijo saber de varios casos que podrían ser de mi interés. Una amiga de ella me proporcionó el correo electrónico de un compañero del trabajo, y desde el verano me puse en contacto con él por ese medio. No nos conocimos en persona hasta el día de la entrevista. David fue el primero de mis entrevistados.

4.4 Preparación y realización de las entrevistas Para el momento en que tenía mis casos seleccionados, me sentía ya con la seguridad de conocer bien el tema. Después de terminar la redacción del Estado del arte pasé al diseño de una sencilla guía de entrevista. Ahora bien, leer y observar desde afuera no quiere decir que ya era una experta y que podía adelantarme a las respuestas de mis



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entrevistados. Este es un error difícil de evitar, pues tener cierto nivel de conocimiento puede conducirnos a predeterminar resultados, justamente lo que menos quería en un estudio como este, que pretende ser exploratorio y permitir un análisis inductivo. No quería comenzar la fase de las entrevistas sin antes haber formulado una guía que me permitiera orientar y justificar la conversación. Preferí esperar a tener armada la parte teórica y la guía para proceder con una de las fases más gratas de la investigación: la realización de las entrevistas.

Cuadro 1. Guía de entrevista 1.

La evolución de la pertenencia •

¿Con qué (símbolos, espacios, tradiciones, etc.) y con quiénes (personas cercanas y otros actores sociales) me identifico?

2.

Visión del futuro •

¿Qué planes tenía estando allá? ¿El regreso fue parte mi plan? ¿Qué expectativas y aspiraciones tengo ahora que estoy acá?

3.

Lazos familiares y su mantenimiento •

¿Cómo era mi relación con mi familia (nuclear y extendida) mientras vivía en Estados Unidos? ¿Cómo es ahora? ¿Me he reencontrado con algunos familiares?

4.

Redes sociales •

¿Qué tipo de capital social construí allá? ¿Con qué fines? ¿Qué tipo de capital social he necesitado/me ha sido útil para regresar y vivir en México?

5.

Rupturas •

¿Disociación de símbolos e instituciones? ¿Ruptura de relaciones interpersonales?


 La primera entrevista, con David, se llevó a cabo en una sesión. Puesto que no había 
tenido contacto con él más que por teléfono y correo, no sabía a quién estaba esperando en el momento y lugar que habíamos convenido para encontrarnos; por suerte, fue fácil encontrar a alguien más con expresión de búsqueda en la cara. Tuvimos una



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larga conversación, de unas dos horas, en el área de comidas de un centro comercial. Desde el principio, David se mostró muy abierto, parecía no importarle contarme su historia, a pesar de que era la primera vez que nos conocíamos. De hecho fue un poco difícil para mí en un inicio comprender algunas de las cosas que decía, pues en la manera de narrar su historia daba por hecho que yo entendería o conocería ya de qué se trataba. Al principio, la narración se desarrollaba alrededor de hechos y ejemplos, conforme llegamos a una parte crucial de la entrevista, la cual involucró recordar algunos momentos difíciles y emocionales, no hubo un obstáculo para que David expresara sus emociones. Me enseñó algunas cartas que le escribieron familiares y amigos, lo cual me pareció un gesto de confianza que agradecí enormemente. La entrevista fue grabada en un casette (que se terminó); al finalizar tuve que complementar con algunas notas. Julia fue la segunda entrevistada. Pasé a recogerla a las residencias de la Universidad y nos fuimos a un café en la zona. Aunque es en apariencia reservada y tranquila, Julia se mostró muy dispuesta a contarme su historia. Su relato llevaba un orden lógico, como si ella tuviera muy clara su historia y no le costara trabajo compartirla. Creo que la confianza no se hubiera logrado si no hubiésemos convivido ya antes. En algunas ocasiones era necesario que yo hiciera hincapié en ciertos eventos o partes de la historia, o que hiciera preguntas específicas para que ella profundizara más. Las respuestas de Julia siempre parecían bien pensadas, como si en el proceso de contar estuviera realizando un análisis retrospectivo; su tono era tranquilo, con un ritmo pausado, no se apresuraba mucho. Parecía disfrutar mientras recordaba algunos detalles. La primera sesión, de unos cincuenta minutos, tuve que grabarla con mi cámara fotográfica y tuvo que interrumpirse pues era entre semana y Julia tenía tareas. La



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segunda sesión, un poco más larga, fue grabada con una grabadora. Fue en una sala común de las residencias donde vive Julia. Retomamos sin dificultad el tema y ella continuó con el mismo tono, la misma actitud reflexiva y la misma calma. La última de mis entrevistas fue con Alonso. A pesar que a él es a quien conozco por más tiempo y de que trabajamos juntos, sólo conocía algunos detalles de su historia. No me resultó difícil comenzar de cero y escuchar atentamente. La historia de Alonso, puesto que es el mayor en edad de los tres, es la más larga, hay más movimientos y eventos significativos, requería especial atención para no perder el orden cronológico y lograr que no se escaparan detalles importantes. Conforme su historia se acercaba más al presente, me fue más difícil abstenerme de hacer preguntas que se enfocaran a no a su experiencia personal, sino hacia la conformación de la asociación, sin embargo, él tenía claro que lo que estaba presentándome era su vida, y Dream in México es sólo una parte de ella, como lo son todos los otros eventos. Alonso fue el menos expresivo de los tres; lo atribuyo principalmente a su personalidad, pues me parecía que la relación de confianza ya estaba trabajada, aunque quizás no hice esfuerzos adicionales por profundizar en la parte emocional de sus experiencias. Una de las dificultades más grandes que enfrenté durante el proceso de entrevistas fue mantener la línea entre mi interés –personal sí, pero académico también- y una inclinación desmedidamente sentimental. Entregarse por entero a la escucha de sus historias, olvidándome que mi rol no deja nunca de ser el de una investigadora no es cosa fácil. Tener un marco conceptual – en este caso las cinco dimensiones generales de mi guía de entrevista- fue de gran ayuda por dos razones principales: primero, me permitió dirigir la conversación, tener estos puntos clave en mente evita desviarse demasiado y 


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regresar al carril principal siempre que sea necesario; segundo, me dio confianza y seguridad. Naturalmente, no todos los elementos y conceptos incluidos en la guía se preguntaron directamente, algunos surgieron en la narración misma de los entrevistados, en otros tuve que hacer más énfasis, otros más se obviaron o quedaron fuera. Es de destacar que los entrevistados tomaron el ejercicio de rememorar, de contar y reconstruir sus historias personales como una tarea seria, y me atrevería a decir que lo disfrutaron. Parecen tener muy claros ciertos eventos, emociones puntuales y escenas concretas, y no les resultó –en la mayoría de los casos- difícil extraerlos y describirlos. También, noté un visión (o re-visión) retrospectiva analítica, en la cual cada uno evaluaba su pasado en relación a su presente. Fue un ejercicio introspectivo con resultados que quizás ni siquiera ellos esperaban, pues se despertaron algunas emociones o recuerdos olvidados y se iluminaron experiencias que antes no habían considerado importantes.

4.5 El trabajo de transcripción y análisis Una de las fases más agotadoras fue la transcripción de las entrevistas pues es imprescindible mantener la fidelidad en todo momento, en las expresiones, el empleo de palabras, etc. Este trabajo me permitió redactar historias cortas que relatan la vida de cada uno de manera objetiva, sin mezclar mis sentimientos, suposiciones, imaginarios, ni otros elementos surgidos por mi propia experiencia. La redacción de estas historias fue uno de los ejercicios más personales y satisfactorios en la realización de este estudio. Están presentadas en la sección “Historias de vida”. Revisando las transcripciones del trabajo realizado, me doy cuenta que en ocasiones me adelantaba a las respuestas de los entrevistados, completando frases 


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incompletas o bien que mis intervenciones pueden llegar a ser demasiado determinantes. A veces, sin embargo, resulta positivo lanzar alguna afirmación, pues ésta genera una reacción en el entrevistado. El análisis de la información contenida en las entrevistas es la labor más exigente de esta investigación. Requiere de un trabajo de separación y clasificación, primero, y después de reintegración. Después de varias lecturas, procedí a la búsqueda de categorías, la codificación del texto, la selección de pasajes y la organización de los conceptos para redactar de manera adecuada los resultados presentados más adelante.

4.6 Reflexiones Puedo decir que la relación con cada uno de los entrevistados, tanto como sus historias, fue distinta y me permitió ver a cada caso como un todo, evitando comparaciones al momento de conversar y reconstruir sus vidas. En cierta forma, fue como empezar de cero cada vez, pues aunque tuviera la misma guía de entrevista y buscara los mismos elementos biográficos, cada quien narraba su propia experiencia de manera distinta, enfatizando un aspecto acá, un hecho allá, algunos recuerdos, y sentimientos, dando diversos matices a una misma situación. Después de meses de mi primer contacto con el tema, mi nivel de involucramiento con los jóvenes 1.5 es patente: por una parte, se ha convertido en una línea de investigación a seguir en el futuro próximo, y por otra, mi compromiso con la asociación Dream in México y la causa de los dreamers se ha hecho parte de mí, día a día.



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5. Historias de vida

5.1 Alonso Alonso nació en León, Guanajuato. Su padre, al igual que su abuelo, ya hacía viajes temporales a Estados Unidos desde finales de los setenta. La familia de Alonso, es decir su padre, madre y hermano mayor, sólo vivieron juntos durante dos años, pues el padre regresó a trabajar a Carolina del Sur y preparar la mudanza de toda la familia. Cuando Alonso tenía cuatro años realizó, junto con su mamá y su hermano, un largo viaje: cruzaron la frontera por San Diego, con la ayuda de familiares, y al poco tiempo tomaron un vuelo hasta el otro lado del país para poder reunirse con su papá. Alonso llegó directamente al kinder, sin haber recibido educación escolarizada en México. Sus compañeros mexicanos eran contados, así que el inglés se convirtió en el idioma en el que aprendió todo en la escuela. En casa sí se hablaba español; por un lado porque sus padres no hablaban muy bien el inglés y, por otro, porque en su familia siempre le inculcaron no mezclar ambos idiomas. En la escuela primaria le iba bien, tenía amigos (blancos, negros), le gustaba y le echaba ganas. Entre el quinto y sexto grado se incorporaron algunos nuevos compañeros mexicanos, con los que se vinculó pronto pues sus maestras le pedían que les ayudara a traducir. Alonso alcanzaba a notar algunas diferencias entre sus compañeros recién llegados a Estados Unidos y él; con ellos sí hablaba en español, por ejemplo. En estos años, Alonso creció rodeado de familiares: tenía tíos –tanto del lado materno como paterno- que llegaban a Carolina del Sur; algunos se instalaron ahí permanentemente, otros estuvieron de paso y después se mudaron a



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otros destinos dentro de Estados Unidos, algunos más sólo iban a trabajar temporalmente o de visita. Cuando entró a secundaria ya eran más los compañeros mexicanos que tenía y entabló amistad con ellos. En la escuela y en otros ambientes, Alonso casi siempre estaba rodeado de mexicanos, si no eran familiares, eran otros conocidos provenientes de León, amigos de amigos. Era común que se echaran la mano entre la gente del pueblo para encontrar algún trabajo cerca de Spartanburg, Carolina del Sur, sobre todo, en los campos de durazno; así fue como inicialmente el papá de Alonso encontró lugar allá. En la comunidad mexicana se mantenían las costumbres, los festejos, la comida. Había algunas tiendas de productos mexicanos y las chicas hacían sus “quinceañeras”. El papá de Alonso tuvo la fortuna de obtener un número de seguridad social desde que empezó a trabajar en Estados Unidos, aún siendo indocumentado. Esto le permitió sacar una licencia de conducir, comprar propiedades (como coches o la casa en la que vivían), llevar la contabilidad y conseguir mejor empleo. Cuando Alonso y su hermano eran chicos, su papá intentó que les dieran el suyo; obtuvieron uno, pero años después Alonso se daría cuenta que de nada le servía porque la tarjeta indicaba “no válida para empleo”. Siempre supo que no tenía papeles, pero poco a poco fue cayendo en la cuenta de lo que esto significaba. Para cuando tenía dieciséis años y quiso sacar la licencia de conducir, le rechazaron su tarjeta del seguro social. Entonces Alonso ni siquiera intentó pedir trabajo, como lo hacían muchos de sus compañeros (él le ayudaba a su papá en la jardinería). En la prepa, donde ahora tenía muchos compañeros mexicanos o de origen latinoamericano, nunca dijo nada al respecto. Entre amigos se sospechaba o asumía la



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situación; a veces se bromeaba sobre el tema, pero Alonso nunca se atrevió a preguntar directamente a nadie ni fue interrogado él, tampoco. Fue en su segundo año de prepa que los visitó una tía mexicana y le sugirió regresar a México. Alonso lo consideró aunque a su mamá no le agradaba la idea; de cualquier forma no insistió mucho, estaba ocupado con otras cosas como la escuela – tomaba clases de honors- o el programa de liderazgo en el que participaba. Cuando junto con su consejera escolar empezó a planear su futuro a corto plazo, Alonso cayó en la cuenta de que no iba a poder estudiar la universidad en Estados Unidos. Sin embargo, ésa era su meta y le confesó a su consejera que no tenía papeles; fue la primera persona de la escuela a quien lo dijo. Se asesoraron con una persona que sabía de migración y al final Alonso decidió terminar la prepa ahí, pero estudiar la universidad en México. Su consejera le ayudó a buscar opciones y envió su solicitud y resultados del SAT al Tecnológico de Monterrey, un año antes de graduarse. Mientras tanto, lo invitaban a una universidad militar, pues el programa de liderazgo en el que estaba era del ejército. Le ofrecieron una beca incluso, que, afortunadamente, sí pudo recibir y utilizar ya estando en México. Desconfiado y revisando hasta el último detalle antes de irse, Alonso dejó los Estados Unidos en julio del 2007 (un día antes de cumplir 18 años) para instalarse en Monterrey, donde vinieron a recibirlo su abuela de León, y dos primos de su mamá que viven en la ciudad. Realizó exámenes de ubicación (pasó el de español gracias a la clase de “Español AP”, pero reprobó computación y matemáticas), y comenzó su primer semestre. Al principio fue difícil la adaptación al idioma, sobre todo leer y escribir en español. Con sus compañeros de clase y de residencias tenía algunos momentos 


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incómodos en los que no le entendían su español y tenía que hacer el esfuerzo de utilizar un español más correcto con sus profesores. Al principio no sabía si decir que venía de León, pues cuando le preguntaban no tenía mucho qué decir de allá, pero tampoco quería decir que venía de Estados Unidos. Resolvió en decir: “Nací en León, pero viví mucho tiempo en Estados Unidos”. Nunca mencionó que estuvo como indocumentado. Las vacaciones de diciembre de su primer semestre las pasó en León, donde se reencontró o conoció por primera vez a sus familiares: tíos, tías, primos, abuelos. Para su segundo semestre, Alonso tenía ya una beca-crédito, además de que trabajaba en residencias como prefecto y así tenía hospedaje y comida. En febrero de 2008 solicitó una visa de turista, le fue aprobada y pudo visitar a su familia en Semana Santa, ocho meses después de haber salido de casa. Pasó el verano también en Carolina del Sur, trabajando y llevando clases en línea. Ser prefecto le trajo otros beneficios a Alonso, pues así se pudo ir de intercambio en dos ocasiones, primero a Virginia en su cuarto semestre, y a Texas en el séptimo. En Virginia, en una universidad ubicada a cuatro horas en coche de casa de sus papás, se sentía casi como en casa; de hecho se sentía más cómodo ahí, las clases le parecían fáciles, no tuvo problema para adaptarse, mucho menos con el idioma y si le preguntaban decía que había vivido en Carolina del Sur. Nadie pensaba que era un alumno de intercambio, menos se imaginaban que había sido indocumentado. Aquí había pocos mexicanos y Alonso llegó a sentirse como minoría. El verano antes de ir a Austin, Texas, realizó prácticas profesionales en el consulado mexicano en esa ciudad. Pasó el resto del verano en Carolina del Sur, donde lo contactó una compañera de su prepa que tenía la inquietud de volver a México, como había hecho él. Su experiencia en la Universidad de Texas en Austin fue muy distinta. 


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Aquí por primera vez tuvo contacto con jóvenes indocumentados que lo declaraban abiertamente y además se involucraban políticamente por defender sus derechos. Aunque al principio no estaba acostumbrado, pronto se integró e identificó con sus compañeros. Fue justo el semestre posterior al huracán “Alex” y antes de que en diciembre de 2010 se rechazara el DREAM Act. Fue un hecho muy significativo para Alonso y regresó a México con la inquietud y las ganas de hacer algo por los “dreamers”. Regresando a Monterrey y habiendo contactado a su compañera allá en Spartanburg, Alonso empieza a desarrollar, con el apoyo de maestros y compañeros en la universidad, la idea de ayudar a más jóvenes que viven la situación que él vivió: así surge una asociación civil llamada Dream in México. Alonso se graduó de la carrera el diciembre de 2011. Pasó esas vacaciones en casa y regresó a Monterrey para buscar empleo y hacer su vida aquí. Después de un par de meses se mudó de las residencias del ITESM, encontró trabajo en una asociación de voluntarios y ahora es completamente independiente de sus padres. Ha regresado a León a visitar a su familia, mantiene comunicación constante con sus padres y su hermano y, en Monterrey, frecuenta a los primos de su mamá que conoció hace más de cinco años. Actualmente está contento aquí en México; está a gusto con su trabajo, aunque no se ve ahí para siempre, su objetivo es más bien continuar con la labor de la asociación que fundó y hacer algo por sus compañeros indocumentados desde acá.

5.2 David David nació en el municipio de Apodaca, en el área metropolitana de Monterrey. Creció con su madre –soltera- y un hermano menor. Además tiene una hermana, 7 años mayor 


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que él, que nació en McAllen, Texas y desde muy chica no vive con ellos. David asistió a un colegio privado y durante su infancia veía en la televisión series y programas estadounidenses. A él le gustaba mucho lo que veía en la tele. Cuando iban a visitar a su hermana que vivía en Houston quería entender el inglés. Fue justamente en un viaje que realizó con su familia que David decidió quedarse allá. Su mamá no estaba del todo de acuerdo, pero una tía de allá lo apoyó y finalmente la convencieron. Así fue que comenzó el cuarto año de primaria en Estados Unidos, viviendo aquello que había visto en la tele: los pasillos, los lockers, las computadoras, la biblioteca, las actividades fuera del salón. En la escuela, David tenía compañeros de origen latinoamericano. Se empezó a juntar con ellos para aprender inglés y les ayudaba a ellos con el español (ellos lo hablaban “pochillo”). Llevaba una clase de inglés, pues era alumno ESL (English as a Second Lenguage) y aunque entendía y se daba a entender, aún tenía que aprender a leer y escribir. Al principio vivía con su hermana, en casa de unos tíos, pero pronto su hermana pudo conseguir un empleo –desde los 16 años- y se mudaron a un departamento donde vivían con el novio de su hermana. En el vecindario David salía a jugar futbol americano o a andar en bicicleta en el parque con sus vecinos que, a pesar de ser de distintas nacionalidades, hablaban todos inglés. Durante todo este tiempo, David contaba con un pasaporte y visa de turista, y realizaban viajes familiares a Monterrey durante las vacaciones. Para cuando iba a ingresar al 7º grado y tenía ya trece años, David prefería salir con sus amigos que dedicarse a las tareas del hogar. Esta “rebeldía” lo empujó a decidirse por regresar a Monterrey. De regreso, ahora en otra zona de la ciudad, David cursó los primeros dos años de secundaria con la gran ventaja de saber inglés. Sus compañeros los 


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apodaban “el teacher”, y cuando no le ayudaba a sus maestros a dar la clase, le hacía las tareas a los compañeros (no sin recibir algo a cambio) o simplemente se aburría. La adolescencia en México le estaba gustando a David: los amigos, quinceaños, salidas, el ambiente de la escuela. Sin embargo, después de un intento de negocio en el campo de la medicina poco exitoso en 2005, su mamá decidió mudarse a Houston y reunirse con su hermana. Esta vez le costó más trabajo a David dejar su vida en Monterrey, pero finalmente se fueron su mamá, su hermano menor y él. La mamá de David tramitó y obtuvo la residencia pronto. Él también comenzó su proceso, pero no se preocupó mucho más al respecto. Con casi 16 años entró al primero de cuatro años de High School, donde pronto reencontró a viejas amistades e hizo nuevos amigos, se integró en equipos deportivos y no tuvo mayor problema para adaptarse nuevamente. Su vida giraba alrededor de la escuela, le iba muy bien, tenía muchos amigos, realizaba diferentes actividades. También empezó a trabajar desde que regresó a Houston: un amigo de su hermana lo invitó a trabajar en la construcción y pronto pasó de recoger escombro a hacer reparaciones y diseño; saber leer y escribir bien en español le sirvió para realizar los contratos de la empresa. Nunca tuvo un trabajo donde le pidieran su Social Security Number ni sacó una licencia para conducir, pero eso no le impidió llevar una vida como cualquier otro: sus amigos le daban ride y nunca estuvo sin qué hacer. Sólo extrañaba la comida mexicana. Todo iba bien, vivían en una casa propia, amplia y con jardín. En la primavera de 2009, con 19 años de edad, David se graduó de High School con una GPA de 4.1 e ingresó a college a estudiar ingeniería civil. Participó en un programa de desarrollo e innovación tecnológica por medio del cual obtuvo una beca que, debido a su falta de 


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papeles, no pudo recibir. En noviembre de 2010, un mes después de cumplir 21 años, recibió un citatorio para acudir al consulado estadounidense en Ciudad Juárez, Chihuahua. Realizaron él y su mamá el viaje en coche. Hasta ese entonces David no se había preocupado por su trámite de residencia, así que no sabía qué esperar. A pesar de que le habían aconsejado no darle su visa a las autoridades migratorias, ese día David no tuvo opción: o entregaba la visa o cancelaban todo el trámite. Habiendo dejado su tercer semestre de college inconcluso y sin manera de entrar a Estados Unidos, optó por regresar a Monterrey, donde al menos podía contactar a su abuela y sus tías. Llegó a la ciudad después de cinco años sin haber vuelto y sin idea de qué iba a hacer, de cuándo podría regresar a Estados Unidos, de qué haría con todo lo que dejó en su casa en Houston. De inmediato se puso a buscar trabajo, aunque no sabía por cuánto tiempo podría comprometerse. En algunas partes le pedían certificado escolar y no tenía

papeles

mexicanos.

Finalmente

solicitó

empleo

en

el

call

center

“Teleperformance”; vio un anuncio en inglés y rápido acudió. Desde enero de 2011 comenzó a trabajar ahí, donde realizaba ventas o atendía a clientes vía telefónica: todo en inglés. En cuanto pudo se buscó lugar donde vivir solo, no estaba muy cómodo viviendo con su abuela. Gran parte del dinero que ganaba en el trabajo fue destinado a pagar los trámites y multas de su solicitud de residencia. En febrero de 2011 fue citado nuevamente en Juárez, esta vez para tramitar un “perdón”. Acudió nuevamente en abril y en junio, ahora tuvo que entregar cartas de recomendación de ciudadanos americanos y resultados de exámenes médicos; de ahí seguía esperar noticias. Entre los viajes al consulado y otros trámites David tuvo que invertir más de treinta mil pesos que había pedido prestados en



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el trabajo. En algún punto se vio en la necesidad de tener dos empleos, pues los gastos de vivir solo (renta, transporte, alimentación, servicios, salud) llegan a ser muy altos. David se lamenta haber perdido dos años de escuela; en Houston ya estaría cerca de terminar, o aquí en México podría haber avanzado un par de años. No sabía, sin embargo, qué tanto tiempo estaría aquí, además de que su mamá –actualmente trabaja en la farmacia de un Walmart cerca de su casa en Houston- no cuenta con suficiente dinero como para mantenerlo y pagarle los estudios. En todo este tiempo, David no ha perdido comunicación con la gente de allá, está en contacto todos los días con su mamá. A este respecto las nuevas tecnologías le han servido mucho. Tuvo una última cita en Juárez a finales de septiembre y lo único que David espera es poder regresar a Houston, retomar su carrera, reunirse con su familia, graduarse y trabajar allá. No ve que su prospecto de futuro en Monterrey sea muy prometedor, aunque ya se ha hecho de buenos amigos, ha aprendido a “moverse en la ciudad” a pesar de la inseguridad y tiene una vida estable. No le gustaría quedarse aquí, piensa que con estudios y un buen trabajo en Estados Unidos le podría ir muy bien allá. Aunque México es su presente, el futuro de David está en Estados Unidos.

5.3 Julia Julia es originaria de un pequeño pueblo en Oaxaca, llamado Tezoatlán, a un par de horas de Huajuapan de León. [Tezoatlán de Segura y Luna contaba en 2005 con unos once mil habitantes]. Sus padres, terminando sus estudios (estudiaron en la Universidad Autónoma Chapingo) y siendo Julia aún muy pequeña, se fueron a vivir a Florida, donde su papá encontró trabajo. Su mamá contaba con una visa de turista y su papá, según lo que le 


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contaron después a Julia, cruzó el río sin documentos un par de veces. Julia se quedó a vivir con su abuelita materna, en Tezoatlán, donde creció junto con sus tres tíos –la diferencia de edad es de unos 7 años- como si fueran sus hermanos mayores. Con ellos iba al río del pueblo a jugar. Su abuelita la motivaba a que le echara ganas a la escuela; ahí le iba bien y tenía amigas. Fue hasta la Navidad de cuando Julia estaba cursando el segundo año de la primaria y tenía ya 8 años que regresaron sus papás, quienes se casaron estando en Estados Unidos. Esta vez venían con un hermano y una hermanita que Julia no conocía pues nacieron allá. Un par de meses después obtuvieron una visa de turista para Julia y toda la familia partió nuevamente. Se instalaron en un barrio popular en Atlanta, Georgia. Ahí Julia ingresó a la escuela y, a pesar de que no sabía nada de inglés, terminó el segundo grado. Al llegar a su nuevo hogar todo le pareció muy grande, no tenía idea de cómo iba a ser. Vivían en unos departamentos donde había algunos latinos; Julia se hizo amiga de una vecina que le ayudaba un poco con el idioma. En su escuela había muchos negros, muy pocos hispanos y uno que otro “güero”. Julia hablaba por teléfono con su abuelita y sus tíos de vez en cuando, desde las cabinas telefónicas, pero no muy seguido. En la escuela batalló un poco al principio para aprender el idioma inglés y hacer amigos, pues no sabía cómo acercarse a sus compañeros. La mayoría de los amigos que hizo durante su niñez fueron vecinos y otros miembros de la comunidad latina. Más tarde se cambiaron de barrio, ahora en una zona mayoritariamente angloamericana. La escuela era mejor, más diversa: aquí había más blancos, también negros, asiáticos, hispanos e indios. Fue en este barrio –de mejor condición socioeconómica- donde Julia cursó high school. Los compañeros mexicanos 


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que tenía en la escuela no eran de su estilo y nunca hizo amigos mexicanos; su mejor amiga latina era de Costa Rica, y ni siquiera con ella hablaba en español. Todo era en inglés; sólo en casa se hablaba español. Alrededor de los quince o dieciséis años Julia empezó a tomar conciencia de su “estatus migratorio”. Puesto que sus hermanos nacieron en Estados Unidos, su papá obtuvo la ciudadanía estadounidense y su mamá la residencia permanente (lo que se conoce como una mixed status family), Julia era la única indocumentada de la familia. Se frustraba cuando llenaba solicitudes para actividades extracurriculares y le pedían su social security number; se sentía incómoda cuando sus compañeros llenaban formas para becas y admisiones para la universidad y cuando los demás ya tenían licencia para conducir. “Ah, es que mis papás no me dejan”, decía. A veces se preguntaba si alguien, algún maestro, estaría al tanto de su situación migratoria. Ella nunca lo compartió en la escuela; sólo lo sabían algunos miembros de la comunidad hispana. De hecho, tampoco supo de algunos compañeros suyos que también eran indocumentados hasta que salieron de prepa y tampoco entraron a la universidad, a diferencia del resto. Julia siempre pensó que iba a ir al universidad, pensaba que quizás iba a ingresar a UGA (University of Georgia) o a Georgia Tech. Georgia, sin embargo es de los estados más restrictivos respecto a los indocumentados. Sí había enviado solicitudes a algunas universidades en Nueva York y Canadá, pero las posibilidades económicas de la familia no alcanzaban para su manutención en otra ciudad. Terminando high school, en mayo de 2011, Julia le ayudaba a su mamá, quien se dedicaba a limpiar casas. A veces también ayudaba en la iglesia dando clases de inglés. Durante ese año “de descanso”, unas tías le comentaron de un proyecto llamado “Freedom University”. Esta es una iniciativa de 


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algunos profesores de UGA y de una asociación llamada GUYA (Georgia Undocumented Youth Alliance) para que los jóvenes que no pueden ingresar a las universidades no se queden sin estudios. Entonces Julia empezó a acudir todos los domingos a Freedom University, donde además de tomar clases, conoció a varios jóvenes en su misma situación y encontró, por fin, un espacio donde podía abiertamente compartir su situación. Hasta este momento, Julia no había tenido contacto con grupos de jóvenes indocumentados –conocidos como dreamers- ni había participado en asociaciones relacionadas con el tema. Así transcurrió un año y Julia ya había considerado algunas opciones. Originalmente pensó en regresar a México, pero sus papás no estaban convencidos. También se le ocurrió irse a Texas, vivir un año ahí para comprobar la residencia mientras se encontraba algún trabajo pequeño y después entrar a UT Austin, donde le cobrarían in-state tuition. Tampoco les agradó a sus padres la idea de que pasara otro año más sin estudiar. Finalmente, apoyaron su decisión de regresar a México. Julia no sabía exactamente qué iba a hacer; estudiar, trabajar quizás. En mayo de 2012 junto con su papá y un tío, Julia regresó a México por primera vez después de once años. Hicieron todo el recorrido en coche y llegaron primero a San Luis, cerca de Ciudad Valles, al rancho de donde es originario su papá; ahí pasaron un mes. Después Julia fue a la Ciudad de México a visitar familiares por parte de su mamá. Aprovechó y visitó el campus del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) e hizo algunos trámites de admisión en algunas universidades como Chapingo, también para la Universidad de San Luis y el Tecnológico de Monterrey. Finalmente regresó a Tezoatlán. Al principio no reconocía el pueblo porque construyeron una universidad en la 


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entrada, pero además de eso todo estaba igual. Por fin se reunió con su abuelita y volvió a ver a los tíos con los que creció. La gente la reconocía y ella regresaba los saludos como si nada. Ya para este entonces –el mes de julio- sabía que había sido admitida en el Tecnológico de Monterrey y que ahí entraría a la universidad. Después hizo el largo viaje en camión desde Oaxaca hasta Monterrey. A finales de julio ya se encontraba en Monterrey. Unos jóvenes que contactó por medio de una asociación (Dream in México) la recogieron en la central de autobuses y la ayudaron a instalarse en las residencias del Tecnológico de Monterrey. En agosto comenzó su primer semestre de la carrera, está estudiando la Licenciatura en Relaciones Internacionales. En Monterrey se siente mucho más tranquila de hablar de su “estatus migratorio”, aunque no todos entienden bien a qué se refiere o todo lo que eso implica. Ella tampoco entiende todo lo que sus compañeros dicen, hay algunas expresiones o cosas de las que hablan que no conoce. Le preocupa un poco lo que sus maestros puedan pensar de su desempeño académico y sus ensayos escritos pues a veces le es difícil expresarse en español. Julia hoy tiene 19 años, actualmente vive sola y ya está en la universidad. Ha tenido que tomar responsabilidades y hacerse más independiente. Se imagina que en el futuro podrá regresar a Estados Unidos: a realizar un intercambio o visitar, pero no para vivir ahí. Aún no sabe en qué quiere trabajar, pero le gustaría viajar, conocer otros países y conocer mejor México. No sabe a qué lugar llamarle casa, ni si decir si viene de Oaxaca o de Estados Unidos. Es poco el tiempo -después de haber vivido 11 años en EEUU-que lleva de regreso en su país natal.



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6. Análisis de resultados

6.1 Notas preliminares En este apartado se describirán los resultados del análisis de las historias de vida. Las conclusiones aquí presentadas son producto de la lectura y relectura de las transcripciones de las entrevistas, con el fin de encontrar conceptos, temas y ejemplos que pongan de manifiesto los principales hallazgos. Los resultados no pretenden concluyentes, por el contrario, de esta primera aproximación cualitativa a las experiencias de los jóvenes retornados se derivan más cuestionamientos, dejando lugar para plantear nuevas preguntas de investigación, profundizar en temas aquí esbozados y complementar con estudios que integren diferentes puntos de vista y técnicas de investigación. Desde la realización de las entrevistas y un primer intento de análisis fue claro que sería imposible establecer un patrón generalizador de las experiencias de los jóvenes 1.5 generation. Esto porque cada historia es muy diferente, empezando por el lugar de origen de cada uno, las desiguales condiciones de los lugares de destino, la calidad del movimiento y momento traslado, la estructura familiar, las diversas experiencias sociales y, claro, la personalidad de cada uno de los entrevistados. De esta manera, se optó por organizar la información en torno a las dimensiones establecidas en la guía de entrevista. Para cada dimensión se expondrán, tanto las generalidades como las particularidades de cada uno de los tres casos permitiendo la inclusión de aquellos hallazgos que hayan quedado al margen del marco inicial y que por su riqueza e importancia son claves para dar luz al proceso de retorno de los jóvenes de la 1.5 generation.



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6.2 Identidad y pertenencia Los conceptos de identidad y pertenencia se manifiestan en cada uno de los casos de maneras diferentes, y sin embargo son siempre procesos que involucran contrastes, evolución y búsqueda. Estos procesos resultan indisolubles puesto que la identidad es moldeada por aquellos elementos que a su vez permiten la integración dentro de uno o varios grupos. En otras palabras, la forma en que se concibe el individuo está definida por una relación dialéctica que lo une -identifica- con un conjunto de símbolos, prácticas, espacios o personas. En el caso particular de los jóvenes de la 1.5 generation, identidad y pertenencia están sujetas a los movimientos migratorios, eventos de vida, condiciones legales y contextos nacionales en los que se desenvuelven. Podríamos identificar, a grandes rasgos, cuatro momentos mediante los cuales la identidad se va construyendo, todos relacionados a los espacios en los cuales se desarrollan los eventos vitales. El primer momento sucede en el lugar de origen, durante los primeros años de vida, cuando se dan los procesos de socialización primaria, siendo las fuentes principales de esta socialización: la familia (tanto nuclear como extensa) la escuela y, en menor medida, otras fuentes como los medios de comunicación. Alonso, por ejemplo, nació en León, Guanajuato y vivió poco tiempo con toda su familia reunida. Los primeros cuatro años de su vida creció rodeado de sus tíos y abuelos, y hasta que se reunió, junto con su madre y hermano mayor, con su padre en Estados Unidos. La historia de Julia también es una de separación y reunión: desde que era muy pequeña sus padres emigraron y pasó los primeros ocho años de su vida en Tezoatlán, Oaxaca con su abuela materna y sus tíos que, ella misma describe, “eran prácticamente mis hermanos mayores. Ellos fueron mi primera familia”. Hasta que 


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regresaron sus padres por ella y la llevaron a Atlanta se establecieron como una familia junto con sus hermanos menores, nacidos en Estados Unidos. Las amigas que tenía en la escuela y la vida en el pueblo fueron algunos de elementos que Julia recuerda como importantes de esta etapa de su vida. La convivencia con tíos y abuelos en estos primeros años es clave para la construcción de imaginarios que en el futuro constituirían los recuerdos de México tanto de Alonso como de Julia. David nació y creció en el área metropolitana de Monterrey con su madre soltera y un hermano menor. Tiene una hermana mayor que no vivía con ellos, ella emigró antes que David a Houston donde se instaló con unos tíos. A diferencia de Alonso y Julia, él tenía ya una imagen -la que la televisión le ofrecía a través de la programación juvenil- de Estados Unidos y su deseo de vivir la realidad que veía en la pantalla fue una razón para mudarse. Su infancia no está marcada por recuerdos de convivencia familiar o el mundo de la escuela primaria; recuerda en cambio la atención que ponía su madre a su hermana cuando los visitaba y cómo él quedaba en segundo plano y el deseo de ser parte del mundo que él visitaba de vez en cuando e imaginaba sería mejor que su hogar. El segundo momento inicia con la emigración, el establecimiento en el lugar de destino y la reunificación familiar. Los espacios son nuevos, se agregan otros actores y agentes de socialización: el barrio, la escuela, los compañeros y los maestros, los vecinos, la comunidad en la que se integran los jóvenes (siendo niños aún) y sus familias. Se presenta una dualidad de fuentes de identificación: por una parte la familia, que conserva prácticas y símbolos de la cultura de origen y, por otro lado, el nuevo contexto donde comenzarán nuevos procesos de socialización, que van desde el aprendizaje de un nuevo idioma, la interiorización de valores culturales distintos, la formación de amistades y la 


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integración a la comunidad (en dos planos: la latina y mexicana, y la comunidad más amplia y diversa). El proceso de redefinición de la identidad y la búsqueda de un lugar de pertenencia comienzan, en el caso de Julia y de David, con un contraste de las condiciones materiales de vida. Julia recuerda lo diferente que era vivir en departamentos, todo le parecía muy grande en comparación al pueblo de su abuela. David estaba encantando en su nueva escuela primaria: la biblioteca, los salones y pasillos, la cafetería, las computadoras, los laboratorios. Alonso, quien emigró a una edad más temprana, recuerda que su integración al kinder se hizo sin problemas y no tardó en aprender inglés y hacer amigos de origen étnico diverso. Cuadro 2. Julia llega a Estados Unidos “Cuando llegué a Estados Unidos, primero, las cosas se me hicieron demasiado grandes, no podía creerlo.. Me acuerdo que cuando llegué, vivía en unos apartamentos y como en el pueblo yo vivía con mi abuelita, no sabía cómo era la estructura de todo, y entonces cuando subí las escaleras por afuera, me pregunté por qué mis papás necesitaban dos cocinas y dos salas, pero era otro apartamento.” (Julia)

El vecindario y la escuela son los principales espacios en los cuales se forjan nuevas relaciones sociales. Hay una tendencia hacia la convivencia con otros niños de origen latinoamericano, principalmente por la cuestión del idioma, como en el caso de David cuyo afán de aprender inglés rápidamente lo llevó a juntarse con compañeros que le ayudaban a hacer la traducción del español al inglés. Alonso vivía en una zona de residentes angloamericanos de la tercera edad y se sentía diferente de los mexicanos que conoció más tarde que vivían más bien en barrios hispanos. En la primaria sus amigos



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eran de origen étnico diverso10, aunque cuando llegaba algún nuevo estudiante mexicano, las maestras le pedían que les ayudara a adaptarse, sobre todo a traducir. Fue hasta secundaria y preparatoria que empezó a conocer a más mexicanos, retomando el español como el idioma de convivencia con ellos. En la escuela primaria a donde iba Julia, quien al principio vivió en un barrio popular de Atlanta, la mayoría eran afroamericanos y fue difícil la interacción. En los departamentos donde vivía, en cambio, había muchos hispanos y ahí hizo su primera amiga quien le ayudó a aprender inglés. Cuadro 3. Integración a una sociedad diversa “Yo me juntaba con los hispanos para tratar de aprender el inglés, y ellos trataban de hablar el español, porque no lo hablan al cien por ciento, lo hablaban “pochillo”. El vecindario donde nosotros nos mudamos me gustaba mucho porque no era totalmente latino: había negros, chinos, vietnamitas, de todo tipo...” –David “Había barrios más como que de hispanos pero nosotros no vivíamos ahí, vivíamos en un barrio más de estadounidenses ya mayores de edad. Pero sí sabíamos de barrios donde había más mexicanos. Entonces siempre era como esa distinción con nosotros.” –Alonso “De lo que más que acuerdo es que la mayoría eran negros. Creo que al principio sí se me hizo difícil porque no encontraba la manera de asociarme con ellos. Como en nuestros apartamentos había muchos hispanos, me iba más con ellos.” –Julia

Tanto la escuela como el vecindario proponen un ambiente multicultural en el cual los niños empiezan a notar las diferencias -de origen étnico y nacional y de manejo del idioma, principalmente- pero también comienzan un proceso de identificación: hay una asociación y acercamiento con algunas personas (“nosotros”) y un distanciamiento con otras (“ellos”). 























































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El recurrente uso de los términos “hispano”, “blanco”, “negro” para designar el origen étnico se justifica con base en la utilización que los mismos entrevistados hacen de estas categorías.



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La existencia de una comunidad hispana o mexicana, por su parte, no supone necesariamente la integración inmediata al lugar de destino. Alonso, por ejemplo, comenta que en preparatoria, cuando ya tenía más compañeros mexicanos, no todos se conocían, “varias de las chavas mexicanas estaban cumpliendo quince años pero a mí no me invitaban o a mis amigos los de mi secundaria porque no nos conocían”. Julia tampoco se integró con los mexicanos de su escuela secundaria y preparatoria, “sé que no encontraba, se puede decir, la identidad o algo así. Porque quería llevarme con los mexicanos, pero a la vez, la verdad los que encontraba ahí eran... no el tipo de gente con la que me asociaría”. En el hogar se mantienen algunas prácticas relacionadas con lo que se considera distintivo de las identidades mexicanas como son: hablar español, la celebración de fiestas tradicionales -el Día de Muertos o el Grito de Independencia, por ejemplo- y, desde luego, la gastronomías regionales (por ejemplo: el pozole, las roscas y los tamales). Esta continuidad en las costumbres del lugar de origen está más presente cuando la familia emigró completa y se refuerza cuando hay mayor interacción con la comunidad mexicana en los lugares de destino. No obstante, también se observan en las narraciones autobiográficas recolectadas, los ajustes y negociaciones culturales dentro del mismo espacio familiar traducido en actividades cotidianas como salir a cenar a un Applebee’s o jugar futbol americano en lugar de futbol soccer. Estas dos primeras fases coinciden con las etapas de la migración descritas por Ko y Perreira (2010)11. Sin embargo, hay dos momentos adicionales en los procesos de identidad y pertenencia: la toma de conciencia de la situación migratoria y el retorno a 























































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Ver sección 3.5 “Transiciones (obstaculizadas) e identidad” de este trabajo.

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México. Otros investigadores, Gonzales (2010; 2011) y Chavez (Gonzales y Chavez, 2012) principalmente, se han acercado a las experiencias de los jóvenes de la 1.5 aceptación y confrontamiento de la ilegalidad12, sin

generation en su proceso de

embargo las experiencias de Alonso, Julia y David revelan que el “descubrimiento” de la ilegalidad no es necesariamente un evento radical y mortificante. Sus historias muestran que su estatus migratorio se integra a la identidad individual y cobra más vigencia en ocasiones o situaciones puntuales pero no significa que viven en una permanente conciencia de la ilegalidad. Figura 1. Elementos de identidad y pertenencia

Familia

Inglés

Español Escuela Vecindario

Idioma

Espacio

Personas

Compañeros y maestros

Casa

Amigos

IDENTIDAD

Comida Festejos

Vecinos

Estatus migratorio

Prácticas

PERTENENCIA

Origen Estados Unidos

Sociedad diversa Familia nuclear

Comunidad local

Nación

México Familia Nuclear

Escuela

Indocumentado/a

Destino

Comunidad latinoamericana y/o mexicana

Grupos escolares

Extensa

Nota: El esquema fue desarrollado a partir del análisis de las entrevistas de la autora.

























































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Ver también sección 3.4 “El debate sobre el estatus migratorio de los jóvenes 1.5 generation”


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El caso de David es interesante, pues la falta de papeles, a pesar de ser un hecho consciente, no constituyó un elemento definitorio de su identidad. Él y su madre empezaron a tramitar la residencia cuando entró a high school, y desde los 15 años trabajaba sin contrato (en una compañía que “no contrata[ba] realmente a gente con papeles, contrata[ba] a puros ilegales”). No fue sino hasta pasados un par años de haber cumplido la mayoría de edad que la falta de papeles fue un obstáculo para la continuación de su vida normal, cuando le quitaron la visa en el consulado y con ello toda posibilidad de entrada al país. Es importante destacar que David no se autodenomina nunca como “indocumentado”. En parte quizás porque tenía la intención de regularizar su estatus; también porque antes de tener 18 años contaba con los medios para entrar y salir de Estados Unidos como turista. Nunca fue excluido de las actividades que ya venía realizando desde antes de residir en Houston de manera efectivamente ilegal, dado que las políticas migratorias en Texas conceden a los jóvenes indocumentados la posibilidad de continuar con sus estudios superiores siempre y cuando demuestren haber residido al menos tres años en el estado o haber cursado ahí la high school. Fue hasta que las autoridades consulares le prohibieron continuar en Estados Unidos que el significado de ilegalidad cobró realidad para él. En los casos de Alonso y Julia, quienes vivieron desde muy temprano con el conocimiento de su estatus migratorio, no hubo un golpe de realidad inicial. Alonso por ejemplo, sabía que contaba con un tipo de Social Security Number, pero que éste no equivalía a tener residencia o ciudadanía, más bien fue una pequeña ventaja para los registros fiscales de su padre, pero a él no le permitía trabajar ni sacar una licencia para conducir. Como bien apuntan estudios anteriores (Castro-Salazar y Bagley, 2010;



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Gonzales y Chavez, 2012) , son los ritos de pasaje los que marcan una distancia entre los jóvenes indocumentados y el resto; esto se ilustra en el Cuadro 4. Es un tema del que se habla poco, “hasta en los mismos grupos de amigos de mexicanos, nunca se llega a ese tema, o a veces bromeas” (Alonso). Los jóvenes indocumentados evitan hacer preguntas directas, evitan exponerse. Julia constata este hecho: “con amigos hispanos a veces se me menciona y se sabe. Y pues uno no dice: “ay, tú eres indocumentado”. Pero así en la escuela.. “los compañeros nunca supieron, ni los maestros”. A pesar de que –a diferencia de David- Alonso y Julia sí se integraron en comunidades hispanas o mexicanas, estos no fueron espacios en los que la condición de indocumentados se hable abiertamente. Cabe hacer la nota de que tanto Carolina del Sur como Georgia son estados con políticas antiinmigratorias duras, que van desde la prohibición de la entrada a la universidad a los alumnos indocumentados, hasta programas de vigilancia que facilitan la detención de inmigrantes no regularizados. Ambos jóvenes fueron testigos de la aprobación de estas leyes y, conforme más se acercaba la fecha de salir de high school mayor realidad fue adquiriendo su estatus migratorio. Julia cuenta que “cada vez que veía las noticias, porque siento que allá hay un ambiente muy feo contra los indocumentados, cada vez que veía ‘ilegal’, ‘illegal’... me sentía rara”. Como se explicita también en el Cuadro 4, los jóvenes son conscientes de sus limitaciones y las implicaciones legales de su condición migratoria, no sólo no pueden tener un contrato legal sino que además son sujetos de detención y deportación, están quebrantando la ley. De la mano de dicha autoconciencia va la negación de hablar abiertamente del tema: el estigma de ser indocumentado, manifestado más allá de una etiqueta, se materializa en relaciones sociales limitadas, aún las de más cercana amistad



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se caracterizan por el ocultamiento del estatus migratorio. No sólo se distinguen los jóvenes 1.5 de sus compañeros estadounidenses (angloamericanos, afroamericanos en su mayoría) sino que la ilegalidad marca una línea divisoria dentro de las mismas comunidades latinoamericanas o mexicanas. Cuadro 4. Ritos de pasaje, falta de papeles y estigma “Cuando tienes 18 años y entraste de ilegal en Estados Unidos no puedes trabajar, no puedes conducir, y no puedes tener ciertos beneficios. Pero la escuela es algo de ley [en Texas], que tienes 18 años, hayas venido con tu pasaporte, sin tu pasaporte, o es más, sin haber tenido cualquier tipo de documento, tú puedes ir a la escuela, sin tener nada”. –David “Todo lo de ser indocumentado nunca se mencionaba, la verdad como que no importaba [antes]. Siempre sabía, pero yo creo que ya como desde la prepa ya empiezas a entender más. Y así es con casi todos los chavos porque en la prepa es cuando quieres tu licencia de conducir.... A veces en la escuela yo no lo quería mencionar.. me decían ‘oye, ¿por qué no tienes tu licencia?’ O a veces yo manejaba y ellos no sabían que no tenía licencia. Entonces nunca se llegaba a ese punto de hablar. Y con los trabajos también, yo nunca fui a conseguir un trabajo así legalmente”. –Alonso “Trataba de buscar programas de actividades extracurriculares o de verano, pero no sé por qué siempre encontraba programas donde el requisito era ser ciudadano o ser residente permanente. Y ahí me quedaba como que muy... frustrada... Pero fue más con los permisos de licencia; ahí es donde muchos se dan cuenta de todo eso. Y como yo siempre supe que no tenía documentos. En mi casa siempre hubo libertad de eso, todos sabían, mis hermanos sabían.. Cuando los amigos te preguntan que por qué todavía no tienes tu permiso o tu licencia, ‘ah, es que mi papás no me dejan’, así siempre decimos. Más el último año de prepa te sientes muy extraño porque todos están recibiendo sus acceptance letters... ” –Julia

Resulta interesante que si bien no es un adjetivo con el cual se presenten ante el resto de la sociedad, estos jóvenes asumen la categoría de indocumentados, la hacen parte de su definición personal a la hora de recontar sus historias y describir sus experiencias de vida en Estados Unidos, como se muestra a continuación.



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El retorno supone el replanteamiento de la pertenencia a la nación y con ello la reconstrucción de la identidad propia. Haber nacido en México, pero vivido gran parte de la vida en Estados Unidos, hace a los jóvenes titubear cuando les preguntan “¿De dónde eres?”. La identidad que hasta entonces había sido construida por elementos contrastantes pero –más o menos- integrados es puesta en duda en un nuevo contexto en el cual la nacionalidad no se cuestiona. Julia expresa que mientras vivía en Georgia se autodefinía como mexicana, siempre vivió en la conciencia de que era inmigrante: “Cuando alguien dice que de dónde eres, you assume que tienes que responder con otro país. Entonces yo siempre decía que era de México. [Pero] cuando ya había llegado a México me quedaba preguntándome “¿por qué no dices que eres de los Estados Unidos?” Creo que también como yo fui indocumentada nunca me sentí completamente que los Estados Unidos ya es parte de ti.” (Julia)

Alonso, igualmente siempre se identificó como mexicano y no fue hasta que estuvo de regreso en México que esta pertenencia entró en conflicto. El presentarse como originario de Guanajuato le traía más confusión a él y a sus interlocutores, y resultaba lo mismo cuando decía que venía de Estados Unidos. Tanto él como Julia se vieron obligados a reconocer una pertenencia dual, pues no podían negar el hecho de haber nacido en México ni el hecho de haber vivido gran parte de sus vidas en Estados Unidos. “Entonces luego ya cuando me preguntaban de dónde era les decía: ‘Nací en León, Guanajuato, pero viví mucho tiempo en Estados Unidos’” (Alonso). No encuentran una palabra que los defina adecuadamente, que sea suficientemente comprehensiva: “Creo que la identidad en esa cuestión debe de tener otro nombre ...tuve la mitad de mi vida en México y la mitad allá, entonces creo que debería de haber una palabra que pudiera describir eso” (Julia).



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Estando en México, un país donde su estatus legal no supone un riesgo ni una cuestión de exclusión, la noción de “ser indocumentado” opera de manera distinta. Aunque la ilegalidad ya no es una realidad, no implica ninguna diferencia de estatus, no supone ninguna restricción como lo hacía en Estados Unidos, sigue siendo parte central de la identidad los jóvenes 1.5. A Alonso le tomó tiempo “confesar” que había vivido como indocumentado, “la verdad nunca lo mencioné, nunca me gustaba decirlo, que estaba allá como indocumentado... como hasta el tercer año ya lo fui diciendo más, o solamente con mis amigos”. Julia, en cambio, no tiene reservas en compartirlo, aunque le ha ocasionado momentos incómodos, donde no es comprendida. Si bien ella no tiene miedo de decir que es “indocumentada” y que se interprete con una connotación de “criminal”, siente que difícilmente alguien aquí en México comprenderá todas las implicaciones de haber crecido en un país distinto al que nació. Regresar a México, no necesariamente a sus comunidades de origen, es comenzar un proceso de resocialización, de aprendizaje y de integración, que ahora implica diferencias más sutiles: ya no es aprender un idioma desde el inicio sino comprender sus matices regionales, por ejemplo. Ya no es un “ellos” (los blancos, los negros, los asiáticos, los americanos) y un “nosotros” (los mexicanos, los hispanos, los indocumentados). Julia lo explicita muy atinadamente: “Fue algo que impactó mucho mi vida. Aparte de haber sido indocumentada, el simple hecho de haber vivido en Estados Unidos once años, de conocer la sociedad allá y luego venir y poder comparar da muchos pensamientos”.
 El retorno marca el inicio de un momento en la construcción de la identidad que involucra nuevos elementos: ya no son el idioma, ni la nacionalidad, ni el



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estatus legal, son otros factores de contraste que tienen que ver con maneras aprendidas de ver el mundo de las cuales no eran conscientes hasta regresaron a su país natal.

Figura 2. Evolución de la identidad y pertenencia Momento de la migración

Fase 1

Fase 2

Fase 3

Fase 4

Etapa de la vida

Infancia temprana

Niñez

Adolescencia

Adolescencia tardía/Juventud temprana

Espacio

Lugar de origen

Lugar de destino

Lugar de destino

Lugar de retorno

-Movimiento migratorio inicial -Reunificación familiar -Aprendizaje de nuevos códigos culturales (idioma, valores, etc.)

-Toma de conciencia del estatus migratorio y asimilación de limitaciones legales -Mayoría de edad/terminar high school

-Movimiento migratorio de retorno -Resocialización: elementos culturales, lingüísticos, etc.

- Familia nuclear - Comunidad mexicana - Comunidad latinoamericana

- Familia nuclear - Amigos - Comunidad mexicana - Indocumentados

- Familia - Migrantes - ¿Mexicanos? - ¿Indocumentados? - ¿Estadounidenses?

- Angloamericanos y afroamericanos (ciudadanos estadounidenses) -Inmigrantes autorizados de otros orígenes

-Mexicanos (nacieron y crecieron en México) -Estadounidenses

Procesos/eventos de vida destacados

“Nosotros”

Socialización primaria

Familiares cercanos (fam. nuclear y/o extensa)

- Angloamericanos, afroamericanos.

Pertenencia “Ellos”

-----------------

- Inmigrantes de origen asiático, hindú - Inmigrantes mexicanos fuera del círculo cercano

¿Mexican- american?

Identidad /Autodenominación

----------------

Mexicano

Indocumentado

¿Mexicano? ¿?

Nota: El esquema fue desarrollado a partir del análisis de las entrevistas de la autora.

6.3 Lazos familiares y su mantenimiento Las relaciones familiares son parte fundamental de la experiencia migratoria y éstas sufren transformaciones durante los procesos que viven los jóvenes de la 1.5 generation. Como se mostró anteriormente, el primer movimiento migratorio significa -al menos en los casos de Alonso, Julia y David- la reunificación familiar. El padre de Alonso, por ejemplo, deja a la familia durante dos años en León, en los cuales prepara su



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reunificación. Cuando “manda por ellos”, son los familiares quienes ayudan: un tío que vivía en San Diego, otro más que vivía también en Carolina del Sur y acompaña a Alonso, su hermano y su madre en el trayecto hasta que se instalan y vuelven a reunir. Estando ya el núcleo familiar reunificado, otros familiares -tíos, primos y abuelos- siguen participando en el escenario cotidiano. El caso de Julia es distinto, pues ambos –padre y madre- la dejan bajo el cuidado de su abuela materna desde muy temprana edad. Crece con sus tíos, a quienes ve como hermanos y la comunicación con sus padres se limita a llamadas telefónicas: ella misma recuerda que “íbamos a las casetas porque todavía no teníamos teléfono en la casa, íbamos al teléfono público y ahí hablaba con ellos” (Julia). Sus hermanos menores nacen en Estados Unidos y no los conoce Julia hasta que ella tiene ocho años de edad y regresan todos a Oaxaca para llevársela con ellos a Georgia. La reunificación y recomposición de la familia fueron un cambio grande para todos, “primero mi hermano como que no me quería”, cuenta Julia, “como de repente le llegaron dos hermanitas”. Una vez en Atlanta, a quien ahora extrañaba era a sus tíos y su abuelita, principalmente. David creció también en una familia fragmentada al ser hijo de madre soltera, en primer lugar. Su hermana mayor, nacida en Estados Unidos, creció con su abuela materna en Monterrey y desde los ocho años vivía con tíos en Houston, Texas. La partida de David a los diez años fue una separación –de su madre y su hermano menor- y una reunificación –con su hermana- al mismo tiempo. David tenía más familiares en Houston: “teníamos familiares anteriormente que se habían ido desde hace mucho tiempo allá, sus trámites estaban ilegales” (David); y mantuvo asimismo contacto constante con su familia en México. El hecho que él, su hermano y madre contaran con una visa de turista, 


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así como la cercanía con la frontera facilitaron el mantenimiento del contacto: su madre iba a visitarlo a él y a su hermana y ellos regresaban a Monterrey durante las vacaciones de verano o invierno. Alonso y Julia, en cambio, no tenían facilidades para entrar y salir de Estados Unidos y por ende nunca salieron del país hasta su reciente retorno. El particular estatus migratorio de estos jóvenes les restringe la movilidad geográfica y limita así las maneras en que se mantienen los lazos familiares durante el periodo de vida que permanecen dentro de los Estados Unidos. Por una parte no pueden salir del país y regresar legalmente, y por otra, la imposibilidad de comprobar la residencia y de obtener permisos de conducir (el caso de los padres, también) limita su movilidad aún dentro del país. En algunos casos, como el de Alonso o de Julia, son varios miembros de la familia quienes emigran y se instalan en comunidades cercanas. Otros familiares tienen la posibilidad de realizar visitas, también. Alonso describe cómo eran las relaciones con sus familiares mientras vivía en Spartanburg, SC.: “Mi mamá tiene seis hermanos y varios de ellos llegaron allá a Carolina del Sur y Carolina del Norte. Entonces hubo un momento donde sí había muchos familiares de mi mamá allá, varios tíos. De hacer llamadas a Guanajuato casi no. Como que mis papás no acostumbraban hacer todo eso. Pero sí hubo un momento donde estaban como cinco de mis tíos ahí en Carolina del Sur. Muchos de ellos se quedaban un rato y luego se iban, estaban ahí trabajando. Y también mi abuela por el lado de mi mamá tenía visa de turista entonces nos iba a ver de vez en cuando; también una tía, ella también nos iba a ver.” (Alonso)

También tenía un tío y una tía que vivían en California y Arkansas, a ellos en cambio, no pudo visitarlos mientras vivía en Estados Unidos debido a la distancia y las dificultades y



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temor de realizar viajes tan largos. Julia también tiene familiares que viven en Estados Unidos: “casi todos mis tíos por parte de mi papá. Y en Chicago tengo familia por parte de mi mamá” (Julia). A ellos sí pudo ir a visitarlos en varias ocasiones, quizás porque sus padres sí contaban con documentos y no suponía un riesgo tan grande viajar grandes distancias. A sus tíos con quienes creció y a su abuela materna no volvió a verlos sino hasta que regresó a México; durante once años su comunicación fue principalmente vía telefónica, aunque con el tiempo se fue haciendo más esporádica. En los casos que analiza este estudio el movimiento de retorno se realiza de forma individual, lo cual supone una nueva separación y con ello nuevas estrategias de mantenimiento de los lazos familiares. David, por ejemplo, desde que está en México, ha visto a su familia sólo en un evento –la boda de su hermana, que tuvo lugar en Monterrey. Ahora que su madre, su hermano y otros familiares se mudaron a Estados Unidos él ha quedado aislado de su familia en México. Alonso en cambio ha podido reencontrarse con familiares que no había visto desde los cuatro años y a quienes no recordaba por fotografías siquiera, e incluso conocer a nuevos primos y tíos: “Llegué a León y conocí a mis tías, a mis primos, a mis abuelos que no había visto en mucho tiempo. Fui al pueblo de donde es toda mi familia, y ahí conocí a mi abuela y mi abuelo”. En Monterrey, donde vive actualmente, tiene dos tíos, primos de su madre, quienes han sido de apoyo desde que se instaló en la ciudad. Julia también, desde que regresó estuvo un tiempo en el pueblo de su abuelo, en San Luis Potosí, visitó a familiares por el lado materno en la Ciudad de México, y finalmente regresó a Tezoatlán, Oaxaca, con su abuela. No sólo hubo un reencuentro con su abuela y sus tíos, sino con la comunidad entera:



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“Cuando llegué, los primeros días caminaba con mi abuelita (...) entonces luego pasábamos y pasaba una señora: “¿Esa es la güerita?” y luego “¿Esa es tu niña?”. Y pues sí, se acordaban de mí. No sé cómo me reconocían y todo. Y yo sí reconocía a las señoras por la cara, pero ya de nombre todo se me había olvidado.” (Julia)

La comunicación entre los jóvenes retornados y sus familias nucleares que aún residen en Estados Unidos es en todos los casos constante, apoyada el uso de Internet, gracias a plataformas como Skype o Facebook y a las facilidades de las compañías telefónicas. Durante una de las sesiones de entrevista con Julia, por ejemplo, la llamó su madre a su celular. Como ilustra el ejemplo de Julia en el Cuadro 5, la relación con la familia se ajusta, se reconfigura. Cuadro 5. Lazos familiares durante el retorno “Mis hermanos y yo sí nos extrañamos y todo. Siento que cuando estaba allá no estaba muy cerca de mi mamá, pero siento que ahora que me vine ella me entiende un poquito más y yo la entiendo un poco más; o a lo mejor yo mucho más a ella porque ya le encuentro como la verdad en sus palabras y también la entiendo más en cuanto a sus preocupaciones y todo. Eso ha cambiado un poco. Mi papá.. bueno, él se vino conmigo de Estados Unidos, entonces estuve con él como un mes, cuando estuve en San Luis. Y hace unas semanas el pasó por Monterrey para dejarme unas cosas. El sí tiene más viajes.” –Julia “Y a mi hermana.. sí ha venido, vino el día de su boda, vino en vacaciones en Navidad. Sí la he visto, a mi hermana y a mi cuñado. Y ahora tiene un hijo, lo tuvo en abril, y ya lo quiero ver porque ya soy tío. Lo he visto en Facebook y todo, pero no es lo mismo, porque no he cargado yo físicamente al bebé. Extraño a mi mamá, extraño a mis amigos, extraño mi vida allá. Se me hace muy... sí me duele, porque sí lo extraño.” –David “ [Sigo en contacto] por Skype y todo eso. La prima y el primo de mi mamá que están aquí los sigo viendo. Fui a León en mayo, estoy yendo a León. Entonces sigo en contacto con toda mi familia... El primer verano que regresé a Estados Unidos fui a California a ver a un tío y una tía, mi tía que estaba en San Diego y mi tío que estaba cercas (sic.) de Fresno... Mi tía, si la conocía de fotos, pero no la había visto como en catorce años, entonces la volví a ver, y tenía su hijo y su esposo.. entonces los conocí a ellos. Y luego mi tío, en Fresno más hacia el norte, él no lo conocía ni en fotos, fui a verlo a él, el ya tenía ahí su esposa, dos niños.” –Alonso



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De los tres casos, sólo Alonso ha podido regresar a Estados Unidos a visitar a su familia. Un semestre después de haber llegado a México tramitó una visa de turista, que obtuvo sin problema pues no había pasado tiempo después de cumplir los 18 años y no sufrió ningún “castigo”. Además de estar en Carolina del Sur, pudo ir a Arkansas y ver a una tía que no había visto en diez años: “Conocí a sus hijos, tenía tres hijos, chiquillos. Ella se acababa de casar, creo que el más grande tenía como unos seis o siete años... La volví a ver, y luego me regresé con mis papás” (Alonso). Julia llegó a México después de haber cumplido diecinueve años, lo cual implica que tendrá que esperar más tiempo para que pueda tramitar una visa de estudiante o de turista; sin embargo, sus padres y hermanos no tienen problemas de estatus migratorio y podrían visitarla aquí en México pronto. David no puede intentar siquiera entrar a Estados Unidos pues su permiso de residencia está en trámite: él está a la espera de que lo autoricen pronto y pueda regresar a Houston, continuar con las cosas que había dejado empezadas allá y reunirse con su familia.

6.4 Construcción de redes sociales y obtención de recursos para la (re)integración No sólo las redes familiares, con sus diversas características, como se señaló anteriormente, son parte de la experiencia migratoria de los jóvenes de la 1.5 generation, sino aquellas que se construyen con sus compañeros, amistades, maestros y otros actores. Estas redes ha sido estudiadas con más detalle por Laura Enriquez (2011) quien sostiene que en un proceso de entretejido de relaciones, llamado “patchworking” los jóvenes indocumentados obtienen los recursos necesarios para contrarrestar los efectos negativos de sus estatus migratorio y cumplir las metas que se plantean. Efectivamente, las



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experiencias de Alonso, David y Julia muestran que son necesarias las relaciones con individuos y grupos estratégicos que les sirven para obtener recursos, principalmente de informativos, financieros y emocionales13 para conllevar el hecho de vivir como indocumentados. Alonso se integró pronto a la comunidad mexicana de su ciudad. Esto le permitió sin duda entablar buenas amistades; sin embargo, durante la preparatoria, este círculo de amistades no fue el eje sobre el cual giraba su vida. La escuela y otras actividades extracurriculares fueron su principal centro de atención. Participó en un programa de liderazgo del ejército estadounidense, una importante experiencia que le permitió hacer buenas relaciones y, además, ser merecedor de una beca de apoyo académico. La relación positiva que mantuvo con los directores del programa le facilitó utilizar esa beca, aún y cuando no ingresó a una universidad en Estados Unidos: “La única beca que yo recibí fue de este grupo, donde al final de año le dan cierta cantidad a un chavo que se va a graduar de la prepa ...Como yo me llevaba bien con el coronel, yo le dije ‘yo me voy a ir a México y voy estudiar allá’. Y dijo, ‘deja ver cómo le hago’. Y durante el verano antes de irme me dio el cheque.” (Alonso)

Otra importante actividad que desempeñaba Alonso era la participación en honor y AP classes, es decir, clases con un nivel académico y de exigencia superior, en las cuales “no había muchos indocumentados, muchos mexicanos en general. Yo lo notaba… a veces estaba solamente yo y otra chava, o unos mexicanos que ya eran ciudadanos americanos, o eran mitad mexicanos, pero no se juntaban tanto con los mexicanos” (Alonso). Él era consciente -a diferencia de su hermano u otros compañeros mexicanos- de que un buen 























































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Ver sección 3.6 “Recursos, educación y éxito” de este trabajo

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currículum le abriría más puertas para entrar a la universidad, aún a pesar de su estatus migratorio. El involucramiento en la escuela y las buenas relaciones con maestros, particularmente su guidance counselor, fueron una plataforma para que Alonso empezara a dar dirección a su futuro. Ella fue a la primera persona en la escuela a quien le confesó que no contaba con papeles; dar ese paso le permitió establecer una relación de confianza. No sólo le ayudó a investigar sobre universidades en México sino que lo puso en contacto con una funcionaria de la Cámara de Representantes, especialista en migración: “mi consejera sabía que ella sabía mucho de migración y todo eso, entonces me puso en contacto con ella; ella fue ahí a mi prepa y pues invité también a mi papá y empecé a platicar con ella”. Alonso pudo discutir sus posibilidades para continuar con sus estudios superiores en Estados Unidos y empezar a evaluar el retorno a México como una opción. Mientras Alonso vivió en Carolina del Sur, como hemos analizado anteriormente, mantuvo oculto su estatus de indocumentado; si era poco lo que se hablaba del tema entre compañeros y amigos, menos aún eran las intenciones de asociarse y hacer algún tipo de resistencia política. Una vez que ingresó a la universidad en México, Alonso tuvo la oportunidad de realizar dos intercambios: el primero en Virginia y el segundo en Texas. La experiencia en Virginia fue similar a la de Carolina del Sur; en Texas, en cambio, llegó a un ambiente de activismo político que no había conocido antes y al que pronto se incorporó. A pesar de que su estancia en Austin fue con una visa de estudiante, seguía identificándose con la causa de los indocumentados, quienes ya dejaría de llamar con ese nombre y lo sustituiría por “dreamers”. “Allí fue la primera vez que yo pude empezar a 


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hablar sobre mi situación como indocumentado, como estudiante indocumentado” (Alonso). A partir de esta experiencia con los jóvenes activistas, Alonso cambió su tratamiento y perspectiva de ser indocumentado. Al regresar a terminar su carrera universitaria en México, se había impregnado de la causa de manera tal que, como parte de un proyecto escolar y con apoyo, nuevamente, de uno de sus maestros, decidió fundar una asociación civil dedicada a apoyar a los jóvenes indocumentados en Estados Unidos que tienen escasas oportunidades de educación superior y desarrollo profesional debido a su estatus migratorio. Julia no tuvo tanta suerte con sus maestros en la preparatoria. Aunque sí buscó el apoyo de los guidance counselors, comenta que “no estaban familiarizados con el tema, entonces [la maestra a la que me acerqué] dijo que no me podía ayudar, que ella no sabía cómo”. Mantenía buenas calificaciones, pero su involucramiento en actividades extracurriculares era poco ya que algunas de éstas requerían de un Social Security Number. En la preparatoria no se relacionó con otros indocumentados para buscar apoyo; como en el caso de Alonso, el estatus migratorio no era un tema de conversación habitual. Julia describe que la falta de apertura respecto al tema está relacionada con el estado en el vivía, Georgia, y que en otros estados la transparencia sobre el estatus migratorio es mayor, “estados como California o Nueva York donde hay más diversidad o poblaciones hispanas grandes, o de migrantes” (Julia). Al salir de high school, Julia ayudaba a su madre en el trabajo (aseo de hogares) y en la escuela de la iglesia, dando clases de inglés; estas fueron sus ocupaciones durante



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el año posterior a su graduación. Una de sus tías y su madre se enteraron por medio de la televisión sobre “Freedom University”, iniciativa de algunos maestros de la universidad del estado (University of Georgia) y de una asociación llamada “G.U.Y.A” (Georgia Undocumented Youth Alliance) para apoyar a jóvenes indocumentados que se habían graduado de high school y, como Julia, no habían podido ingresar a la universidad por falta de papeles. A partir de que decide ir a Freedom University14, empieza a conocer a otros jóvenes indocumentados, convirtiéndose este en un “espacio seguro donde cada quien da sus historias” (Julia). Esta fue la red principal en donde Julia construyó relaciones y obtuvo recursos, emocionales e informativos sobre todo, que la impulsaron a buscar opciones de futuro fuera de Georgia, inicialmente y fuera de Estados Unidos, finalmente. El caso de David es algo distinto. Su desempeño escolar había sido muy bueno, cursaba clases AP (nivel avanzado), logró mantener un muy buen promedio académico, participaba en el equipo de futbol americano e incluso se involucró en un proyecto de ciencias por el cual pudo haber sido acreedor a una beca para estudiar la universidad –la cual tuvo que rechazar por carecer de un Social Security Number. Durante la etapa de preparatoria construyó buenas relaciones, con sus maestros sobre todo, que más adelante le servirían para el trámite de regularización de su estatus migratorio. También a partir de esta época, David pudo hacerse de recursos financieros gracias a un amigo de su hermana que lo invitó a trabajar en una compañía de construcción que “no contrata realmente a gente con papeles, contrata a puros ilegales, que no son de planta, son contratistas” 























































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La iniciativa Freedom University es, además de un espacio de confianza y creación de vínculos entre jóvenes indocumentados, un espacio en cual se imparte contenido académico. Sin embargo, habrá que explicitar que es una organización completamente al margen del sistema educativo, no es de ninguna manera institucional y por lo tanto no puede dar a los jóvenes ningún certificado o título con validez oficial.



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(David). Empezó desde abajo, recogiendo escombro y trabajando los fines de semana, pero con el paso del tiempo fue adquiriendo experiencia y también ganando dinero que de otra forma no habría podido obtener. Puesto que David, viviendo en el estado de Texas y habiendo estudiado ahí high school, no tuvo problemas para ingresar a la universidad (a excepción de la beca que no pudo utilizar), los efectos de la falta de papeles no fueron tan abrumadores hasta el momento en que fue despojado de su visa de turista y que su trámite de residencia se vio detenido, forzándolo a regresar a México. Cuadro 6. Redes y recursos de los jóvenes indocumentados “Yo no le dije a maestras, amigos, nada.. De hecho todos lo del programa del ejército nunca les dije nada, nadie sabía. Y yo no lo mencionaba. A lo mejor algunos ya sospechaban o lo que sea, por ciertas cosas. Pero nunca llegaba ese punto donde me decían “¿sí tienes o no?”. Pero yo le dije a mi consejera, y le dije “yo creo que sería mejor regresarme a México”, y ella me empezó a buscar universidades en México (...) Ella fue más la que me ayudó a hacer eso.” –Alonso “Ese primer día [en Freedom University] fue como un gran suspiro porque de conocer, tener una casi comunidad de personas que conocen el problema, tu caso y todo (...) Bueno los maestros no eran indocumentados, pero siendo profesores conocían mucho del caso y también ellos estaban para ayudarte. Era muy padre conocer a todos, te sentías muy... sentías mucha energía dentro del salón.” –Julia Conocí a un amigo de mi hermana que trabaja en la construcción y me dijo, “pues si quieres los fines de semana ven conmigo a trabajar”, entonces empecé a hacer construcción con él (...). Empecé recogiendo basura, [luego] a conocer el tipo de negocio, aprendí a hacer los contratos. A él le gustaba porque como yo sabía español –él era mexicano, pero no escribía muy bien español- y yo tenía conocimientos de cómo escribir un contrato formal y todo eso.” –David

No sólo son importantes aquellas redes y recursos que permiten a los jóvenes 1.5 enfrentar o sobrellevar su situación de inmigrantes, agravada por su condición legal. Habrá que destacar que hay importantes recursos que les han ayudado durante el proceso de reinserción en la sociedad mexicana en general y a sus comunidades de retorno en



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particular (la universidad o el trabajo). David, por ejemplo, ha podido encontrar un empleo que le da solvencia económica y autonomía durante los dos años que lleva de regreso en México gracias, en gran medida, a su dominio del inglés, aprendido y perfeccionado en los años que vivió en Estados Unidos: “Yo llegué ahí porque vi un anuncio de que.. ‘If you can dream it, we want you’ o algo así” (David). Inicialmente, fue una ventaja tener conocidos y amigos de la etapa que vivió en México, aunque en el tiempo que ha estado aquí ha creado otras redes, dentro de su ambiente de trabajo, principalmente. Alonso encontró gran beneficio en haber cursado una clase de español avanzado (gramática y redacción) durante la preparatoria, pues de otro modo le hubiera costado mucho más trabajo adaptarse a las clases de la universidad. “En varias clases batallaba un poco porque yo en Estados Unidos usaba un español más informal, entonces llegar aquí y dar presentaciones y algo más formal se me hacía algo más difícil” (Alonso). Desde su ingreso al ITESM solicitó una beca y además fue prefecto de residencias. No sólo tenía los gastos de colegiatura y manutención cubiertos, sino que, como parte del programa de prefectura, pudo realizar los intercambios a Estados Unidos que se han explicado anteriormente. Julia, quien lleva mucho menos tiempo de regreso, cuenta con el apoyo económico y emocional de sus padres, además de que tiene otros familiares en el país. Ha encontrado en la universidad un ambiente en el cual se siente cómoda: apenas comienza a formar amistades, a conocer a sus maestros y otros compañeros. A través de la asociación civil “Dream in México” se ha puesto en contacto con otros jóvenes que han tenido su misma experiencia –la de crecer en Estados Unidos como indocumentado. Es difícil ver, 


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desde este momento en su experiencia, siendo tan reciente el retorno, qué recursos serán los más valiosos y cómo irá construyendo su historia ahora que está en Monterrey.

Figura 3. Recursos de los jóvenes indocumentados: migración y retorno. Durante la estancia en Estados Unidos Tipo de recurso

Alonso

David

Emocional


-Guidance counselor

Grupos dentro de la escuela (académicos y deportivos) -Freedom University

Julia

-Asociación de jóvenes indocumentados G.U.Y.A

Financiero
 -Programa de liderazgo del ejército (beca) -Trabajo en jardinería con su padre Empleo informal en compañía de construcción (a través del amigo de su hermana) -Padres de familia -Asistencia en el trabajo de su madre

Informativo


En el retorno a México Conocimientos y habilidades

---------------

Manejo del español (clase AP cursada en estados Unidos)

Dominio del inglés

-Freedom University -Asociación de jóvenes indocumentados G.U.Y.A

Recursos financieros -Beca-crédito en el ITESM

-Guidance counselor -Experta en migración (funcionaria de la Cámara de Representantes)

Redes sociales

--------------------

Familiares que viven en Monterrey y en León, Gto.

Amistades del periodo que vivió en Monterrey (durante la adolescencia) -Familiares que viven en México -Dream in México A.C.

-Empleo como prefecto en residencias -Apoyo económico de los padres -Empleo en callcenter -Empleo en un casino

Apoyo económico de los padres

Nota: La categorización de los tipos de recursos durante la estancia en Estados Unidos se apoya en la tipología propuesta por Enriquez (2011), expuesta en el Estado del arte del presente trabajo. La correspondiente a la etapa del retorno a México ha sido elaborada por la autora con base en los contenidos de las entrevistas.

6.5 La visión del futuro y participación en el retorno La evolución de las perspectivas que tienen los jóvenes del futuro, tanto durante su estancia en Estados Unidos como a su retorno a México es una dimensión que sin duda nos interesa conocer. La principal constante que encontramos en los tres casos es la intención de realizar estudios universitarios, aún cuando la conciencia de ser indocumentado está presente (en los casos de Julia y Alonso) y cuando se conocen las



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barreras –legales, principalmente, aunque económicas también, en menor medida. Se incluirá en este apartado también la participación –activa o pasiva- de los jóvenes en su proceso de retorno, pues ésta se relaciona directamente con la visión del futuro que cada uno tiene, los obstáculos que se les presentan y los medios a los que recurren para superarlos. Julia, por ejemplo, recuerda claramente que “siempre tuve en mente que iba a ir a la universidad”. En su último año estaba buscando información, sobre todo de universidades de estados de la costa este e incluso en Canadá, pues sabía que sería imposible entrar a una universidad dentro del estado de Georgia. Sin embargo, ella misma explica: “Yo siempre me quedé con la ilusión de que iba a ir a una de Georgia: UGA o Georgia Tech. Antes quería ser programadora de computadoras, y dije ‘Yo me voy a ir a ir Georgia Tech’. Pero luego ya llegó el ban que dijo que los indocumentados no pueden aplicar para esas escuelas y todo” (Julia).

El sueño de Julia de ir a UGA se vio abruptamente interrumpido por el ban del que ella habla: la aprobación de la ley SB492 en 2008 que prohíbe a los indocumentados acceder a in-state tuition en las universidades del estado de Georgia. “Entonces ya no fui.. me tomé el año. Y desde ese entonces no me quería quedar en Estados Unidos. Yo les decía a mis papás que me quería venir a México” (Julia). Comenzó a contemplar la opción de mudarse al estado de Texas donde los indocumentados tienen más oportunidades, buscar trabajo durante un par de años para después poder aplicar a la universidad como residente local, pero sus padres la desaconsejaron, temerosos de que pasara mucho tiempo y desistiera eventualmente de entrar a la universidad, y deciden más bien, ayudarla a planear su regreso a México. 


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Alonso también tiene, desde que empieza high school, la intención de algún día continuar sus estudios e ingresar a la universidad. Sin embargo, él estaba consciente de los límites que su estatus migratorio le imponían dentro de su estado y, como se muestra más adelante en el Cuadro 7, ocultaba su anhelo ir a la universidad. Optó por tener el mejor desempeño posible en la escuela, aún a pesar de que sus inciertas posibilidades: “En mi tercer año yo estaba buscando unas universidades y sabía que todo lo que estaba haciendo me podía servir para entrar a una universidad. Pero a veces no pasa con muchos chavos, muchos ya se dan por vencidos y dicen ‘no voy a poder entrar a una universidad’ y no le echan ganas a la escuela y ese tipo de cosas. No toman ciertas clases de honors, no toman los exámenes para el SAT…Pero no, yo le seguí echando ganas y todo eso.” (Alonso).

Ya se había planteado también la posibilidad de regresar a México, introducida por una tía que estuvo de visita durante una navidad. Comenzaba apenas a considerar esta opción y es cuando acude a su consejera, como vimos en la sección anterior, para solicitar orientación e información. David no tuvo problemas para continuar con sus estudios superiores. Terminado la preparatoria entró a una universidad local (college) a estudiar ingeniería civil. “Yo desde chiquito he querido ser arquitecto o ingeniero”, recuerda, “jugaba mucho con los legos, me gustaba construir cosas… Entonces ver cómo se construía una casa me llamaba mucho la atención y por ello mismo mi hermana me recomendó [trabajar con su amigo]” (David). Con el trámite de su residencia en proceso, él no grandes tenía preocupaciones sobre su futuro, se concentraba en la escuela y seguía trabajando en la construcción. Su sueño de ser un ingeniero se vio bruscamente suspendido de un día para otro, ya en su tercer semestre de la carrera.



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Cuadro 7. Expectativas y sueños obstaculizados “Fui a visitar a unos amigos en la universidad de Georgia, en UGA, y mientras estaba caminando por el campus me queda con la… en mi mente diciéndome ‘tú podrías ser una alumna de aquí si tuvieras papeles’ o algo así. Y luego también, si no vas a la escuela ese mismo año, graduándote de la prepa, yo me sentía que no había sido successful.” –Julia “Yo ya sabía que no tenía documentos, entonces yo iba con mi guidance counselor (...) [y]ella me decía, ‘¿a qué universidad quieres ir?’ y yo le decía: ‘no, pues.. yo no pienso ir a la universidad’. Y ella no sabía que yo estaba como indocumentado y en ese momento yo le decía así porque ya sabía de mi situación.” –Alonso Diálogo con una oficial del consulado: “ ‘Yo estaba estudiando en Estados Unidos, estoy en exámenes finales, pedí permiso de una semana y necesito regresarme’. ‘Lo sentimos joven, usted va a tener que hablar de México a Estados Unidos diciendo que no va a poder regresar hasta el próximo año’... Yo, ‘es que llevo mis clases bien, soy un estudiante que hace todo... yo dependo de mi familia, no tengo familia en México..’ No, pues ‘joven, lo sentimos, a ver cómo le hace’ (...) En la torre, mis estudios, mi mamá. ¿Cómo me voy a salir de aquí?” –David

Es evidente que el retorno de David es forzado. Él se desenvolvía en su vida escolar y personal con naturalidad. Su vida y los planes que él y su madre tenían cambiaron radicalmente el día de la cita en el consulado de Ciudad Juárez, “ya tenía yo un plan de todo, ‘sacas tu beca para que puedas estudiar tu carrera y no te cueste’, porque iba bien en clases, siempre he sido un estudiante muy dedicado” (David). Desde que regresó a México, ese camino que ya había empezado a recorrer se tuvo que desviar contra su voluntad. Tuvo que empezar un nuevo capítulo en su vida, planteándose nuevas metas, en el corto plazo, pues la incertidumbre de su regreso a Estados Unidos no le permitía hacer planes. “Inmediatamente, al día siguiente agarré para buscar trabajo. Dije, primero busco trabajo y luego ya me meto a la escuela” (David). Puesto que no tenía una fecha segura para regresar a Estados Unidos, ni siquiera de una próxima cita en el consulado, no podía comprometerse con un trabajo ni meterse a estudiar. Además, él



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realmente quería continuar sus estudios allá: “yo no quiero estudiar aquí por razones económicas, por razones de pago, por razones de que mientras tanto no puedo conseguir un trabajo que me pague bien”. Aunque ha podido salir adelante y su presente está aquí, David no deja de visualizar su futuro en Estados Unidos. Siente que ha perdido el tiempo aquí, pues sus amigos en Houston “ya van a terminar, ya se van a graduar, a los 23, 24 años, como debe ser. Yo me voy a graduar a los 28, 29 años, si me va bien”. David se visualiza continuando sus estudios, su carrera profesional y su vida personal allá. Su estancia en México no es más que un paréntesis en la historia que quiere construir. En los casos de Alonso y Julia el retorno es una decisión voluntaria, razonada, evaluada y finalmente consensuada por la familia. Julia tenía las ganas de regresar a México, extrañaba su pueblo y a su abuela, y sentía que contaba con ciertos recursos – conocimiento del idioma, familia- que le posibilitarían salir adelante con más facilidad que en Estados Unidos. Tuvo que negociar con sus padres, “les decía ‘pues encuentro trabajo o algo’”. Lo que tenía en mente es que si mis papás pudieron llegar a un país donde no conocían el idioma, donde no tenían nada, ni familia, yo puedo llegar a México con el poco español que sabía y tenía familia y todo” (Julia). Alonso, igualmente desde su segundo año de high school empezó a tantear la posibilidad de regresar a México, aunque sus padres, su mamá sobre todo, no querían: “Le decía a mis papás ‘oye, pues mi tía dice ...’ y como que a mi mamá no le gustaba tanto la idea. Pero ya sabía que mi tía posiblemente me podía apoyar si yo me quería regresar a México” (Alonso). En ambas situaciones, estos jóvenes ven que sus opciones de seguir con sus metas se agotan en Estados Unidos y resuelven que el mejor escenario para cumplirlos será en México.



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En el poco tiempo que ha estado de regreso, Julia todavía está negociando los factores que definen su identidad, su pertenencia, su futuro. Espera que estudiar la universidad aquí le abra las puertas, por ejemplo, le gustaría realizar un intercambio en Nueva York o California. Sin embargo, regresar a Estados Unidos de manera permanente no está dentro de sus planes: “Después de que me gradúe de la escuela y todo no creo que me vaya a vivir allá mucho tiempo, si llego a estar allá varios años sí viajaría mucho, iría a otros países. Pero de quedarme allá no es algo que me guste. Considero que haber vivido allá fue un tipo de privilegio, entonces yo no niego, no me arrepiento de haber vivido allá, aunque hubiera sido indocumentada. El tiempo que pasé allá sí me gustó, pero ahorita no pienso regresarme allá para vivir un largo plazo” (Julia).

Expresa igualmente que está contenta de haber venido a México, de las oportunidades que tiene aquí. Asegura que le gustaría trabajar aquí, conocer mejor el país, hacer un futuro aquí y hacer algo en beneficio de México. De la misma manera, Alonso, quien ha vivido ya más de cinco años en Monterrey, no se plantea el regreso a Estados Unidos. Recién graduado de la universidad tenía miedo de no poder encontrar un trabajo. Actualmente trabaja en una asociación civil y está construyendo la asociación que él mismo fundó. Comienza una nueva etapa y la quiere vivir aquí en México: “Ahora que ya empecé a trabajar y ya tengo departamento, que estoy pagando renta y todo lo que tengo que pagar pues ya me siento más independiente y no me siento con ese miedo. La verdad estoy aprendiendo aquí mucho, sobre todo lo de que se tiene que hacer para ya tener ‘Dream in México’. Es algo que a mí me gustaría hacer y por eso estoy haciendo todo esto, es lo que yo quiero hacer.”



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7. Conclusiones

“Como yo fui indocumentada nunca me sentí completamente que los Estados Unidos ya es parte de ti. Y más porque tuve la mitad de mi vida en México y la mitad allá, entonces creo que debería de haber una palabra que pudiera describir eso...” –Julia

A lo largo de este estudio hemos podido conocer de cerca las experiencias subjetivas de personas concretas. La riqueza de sus historias individuales nos permite, bajo la óptica sociológica, empezar a construir una aproximación teórica al fenómeno del retorno. Podemos realizar ahora, después de haber entrado en las vidas de Julia, David y Alonso, una relectura de las teorías y conceptos recogidos en el estado del arte y ver con nueva luz aspectos esenciales de las experiencias subjetivas de los de jóvenes de la 1.5 generation. Las historias de vida analizadas evidencian que el estatus migratorio se impone como una condición que afecta la subjetividad, la pertenencia a un grupo o a una nación, la construcción y el mantenimiento de relaciones sociales y familiares, la decisión de retornar a México y las expectativas y consecución de metas. Además, justifican la utilización de la categoría “1.5 generation”, pues el grado en que son integrados a la sociedad de destino separa a estos jóvenes de la primera generación de migrantes, aunque tampoco pueden considerarse como segunda generación pues su incorporación a la sociedad estadounidense es siempre incompleta. Los estudios que analizan las experiencias de éstos jóvenes en Estados Unidos como se expuso de las secciones 3.3 a 3.6- indican que la integración a la cultura



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dominante es exitosa (Gonzales, 2011; Gonzales y Chavez, 2012; Enriquez, 2011; Castro-Salazar y Bagley, 2010). La interiorización de los valores estadounidenses predominantes que asimilan éxito con formación académica llega a un punto tal que Julia, por ejemplo, se muestra frustrada ante la imposibilidad de estudiar la universidad, no se siente “successful” de haber completado la preparatoria pues, consciente de su estatus migratorio, sabe que no podrá continuar con sus estudios como el resto de sus compañeros graduados. Al mismo tiempo, los jóvenes 1.5 mantienen vigentes prácticas que los vinculan con sus sociedades de origen, principalmente el uso del idioma (hay una separación lingüístico-espacial: el español se habla en casa con la familia) o la celebración de fiestas tradicionales mexicanas. No sólo las prácticas, sino los lazos mismos, la convivencia con la familia, contribuyen al mantenimiento de una identidad “mexicana”. Ha sido bien señalado por otros autores que la movilidad geográfica queda restringida por la falta de documentos de éstos jóvenes (Gonzales, 2011; Abrego y Gonzales, 2010; De Genova, 2002); los casos de Julia, David y Alonso muestran, no obstante, que los vínculos familiares se mantienen allá. Ante la imposibilidad de entrar y salir del país, estos jóvenes no pueden regresar a visitar a abuelos, tíos y primos en México, pero sí tienen oportunidad de convivir con familiares que también han emigrado a Estados Unidos. Esta realidad nos recuerda que las experiencias de estos jóvenes se insertan en un contexto de migración mucho más amplio, donde existe una tradición migratoria que involucra a generaciones y familias enteras. Los elementos de “mexicanidad” forman parte medular de la identidad individual y el sentimiento de pertenencia a una nación. Ambas –identidad y pertenencia- van evolucionando durante todo el proceso migratorio y son construidas con otros elementos



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importantes tales como la convivencia con personas de diferentes orígenes étnicos, la participación en actividades escolares, la toma de conciencia del estatus migratorio, entre otros. La evolución de la identidad y pertenencia está marcada por cuatro momentos clave: socialización primaria previa a la migración, movimiento migratorio inicial y socialización en el lugar de destino, toma de conciencia del estatus migratorio y, finalmente, retorno. Ko y Perreira (2010) describen detalladamente las tres primeras etapas y Gonzales y Chavez (2012), por su parte, dividen la fase de la concientización del estatus migratorio en tres etapas distintas. Sus aproximaciones son adecuadas y comprehensivas, sin embargo al analizar las historias de jóvenes que han regresado a México es necesario destacar la importancia de añadir un cuarto momento en el proceso de construcción de identidad y pertenencia, pues es en el retorno cuando se cuestiona y replantea la autoidentificación como “mexicano”. De la misma manera en que Cortez y Hamman (en prensa) revelan que no es un “despertar repentino”, las experiencias de David, Alonso y Julia constatan que no viven en una permanente conciencia de la ilegalidad. Efectivamente, los ritos de pasaje son los detonantes de la vigencia de la ilegalidad, lo cual refuerza el hecho de que son las barreras estructurales -y no las culturales- las que impiden la completa integración de los jóvenes de la 1.5 generation a la sociedad estadounidense. Es durante el periodo en que se toma conciencia de la ilegalidad –que va más o menos desde los quince o dieciséis hasta los dieciocho años- que la condición de indocumentado se convierte en un paradigma desde el cual se construye la identidad propia y se moldean la visión del mundo y las relaciones sociales con otros actores y grupos. La autoconcepción y autodenominación como “indocumentado” es muy 


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significativa. Lo que muestran las historias de Alonso y Julia, particularmente, es que existe un estigma: una vez que se ha asumido la categoría de indocumentado (y con ella todas las implicaciones de la ilegalidad) hay una reacción de retraimiento, más que de resentimiento o miedo, de segregación que conlleva el silencio y la evasión del tema. Aún a pesar de que han regresado a México y su estatus legal ya no pone en juego su integración a la sociedad, ellos siguen identificándose con este grupo de jóvenes y se siguen llamando indocumentados. La condición legal ya no es motivo de estigma, sin embargo, existen otros mecanismos de exclusión apenas bosquejados en este análisis – como las diferencias en el manejo del lenguaje, por ejemplo- que vale la pena abordar con mucha mayor profundidad en futuros estudios sobre el retorno. A partir del retorno, los jóvenes 1.5 se ven en la necesidad de redefinir su identidad, de encontrar nuevas fuentes de identificación y pertenencia y de fortalecer otras. Esto sucede, por ejemplo, cuando tienen oportunidad de reencontrarse con familiares en sus comunidades de origen, de conocer o reconocer a abuelos, tíos y primos que los acompañan en el nuevo proceso de adaptación a la sociedad mexicana. Otro aspecto importante en el “antes” y “después” del retorno de estos jóvenes son los recursos que construyen y obtienen, y que les permiten salir adelante tanto en la tercera fase –es decir, en la toma de conciencia del estatus migratorio- como en la fase última. Los casos estudiados indican que los recursos informativos son de suma importancia: tener orientación sobre qué pueden o no hacer, sobre todo en lo que respecta a la continuación de sus estudios, aunque también a los trámites de regularización del estatus migratorio afecta las acciones y decisiones que toman los jóvenes de la 1.5 generation, sobre todo antes del retorno, en el corto y mediano plazo. Los recursos



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emocionales son menos obvios, menos buscados (al menos conscientemente), pero igual de importantes tanto antes como después del retorno y juegan un rol nada menor en la construcción de la identidad y los sentimientos de pertenencia. Los recursos financieros no son tan definitorios, pero siguen siendo indispensables, más aún en la fase del retorno, cuando los jóvenes empiezan a ser más autónomos y no dependen económicamente de sus padres únicamente. Desarrollar otros recursos y habilidades, como el dominio de ambos idiomas, les resulta una herramienta útil en la adaptación a ambas sociedades. Habrá que recalcar que estos recursos no se obtienen ni utilizan de manera aislada, al contrario, se interconectan y en muchos casos pueden provenir de las mismas fuentes. Definitivamente hay mucho espacio para la investigación sobre las experiencias de los jóvenes de la 1.5 generation. Además de los aspectos en los que, como se señaló en su momento, es necesario profundizar, planteamos aquí posibles líneas para continuar la investigación. En primer lugar, dos cuestionamientos vinculados más a la experiencia de los jóvenes de vivir como indocumentados. Primero, ¿cómo se convierte la etiqueta de “indocumentado” en un estigma, y pasa a ser, incluso, un tema tabú entre los jóvenes inmigrantes? Y en segundo, ¿cómo influye la inserción de los jóvenes indocumentados en comunidades latinoamericanas (o mexicanas) en su proceso de asimilación y confrontación de la ilegalidad? ¿Hasta qué punto afectan las políticas migratorias de la comunidad de destino en las condiciones de vida subjetivas de los jóvenes? En lo que respecta al proceso de retorno, es pertinente cuestionar desde un punto de vista teórico si este movimiento o fase de la migración se puede analizar como un fenómeno independiente, con procesos y periodización propios que lo separen del fenómeno migratorio como un todo. En cuanto al trabajo empírico, queda una gran labor por hacer



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en el estudio de los sentimientos que se vinculan con cada fase y evento significativo de la experiencia de migración y retorno. En la frase que articula Julia y que da inicio a esta breve recapitulación de conclusiones hay una actitud de fondo: la búsqueda. Es justamente la búsqueda de eso que ni Julia ni muchos otros jóvenes de la 1.5 generation han podido poner en palabras, una expresión o un concepto que pueda traducir la miríada de experiencias de estos jóvenes que quizás sea imposible de encontrar. No obstante, podemos, en nuestra investigación de la migración indocumentada y del retorno seguir tratando de encontrar tanto las generalidades como las particularidades de estas historias que no dejan de estar en permanente construcción.



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8. Anexos

Graduación de la universidad: dicembre 2011!

Conformación legal de DIMAC: octubre 2011!

Semestre de intermcambio en Texas: OT 2010!

Semestre de intermcambio en Virginia: PR 2009!

Graduación de High School: mayo 2007! Retorno a México: julio 2007!

Visita de una tía: surge la idea de ! regresar a México!

Ingreso a High School: otoño 2003!

Emigración a Estados Unidos:! reunión de la familia!

Emigración del padre!

Nacimiento: julio 1989!

ALONSO!

Primeras vacaciones: retorno a León, Gto: ! diciembre 2007! Trámite de visa de turista: febrero 2008! Regreso a visitar a su familia en SC: marzo 2008!

8.1 Cronologías y perfiles generales

Periodo sin retorno a México, algunos viajes cercanos, convivencia con familiares en SC!

León, Guanajuato!

Hogar conformado por padre* madre y hermano mayor!

4 años!

1990!

Spartanburg, SC! Hogar conformado por padre, madre y hermano mayor! 13 años!

1995!

2000!

Monterrey! Independiente! 5+ años!

2005!

2010!

Hoy!

Legislación sobre jóvenes indocumentados en estado de destino: ! CAROLINA DEL SUR! Acta HB 4400, aprobada en junio 2008:! Enmienda a la ley del estado de Carolina del sur, conocida como “Illegal Immigration Reform Act” que prohíbe a los estudiantes indocumentados inscribirse en instituciones de educación superior (universidades y colleges).!



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PERFIL GENERAL Alonso! Edad: 23 años*! Lugar de origen: León, Guanajuato! Tiempo que vivió ahí: 4 años! Lugar de destino: Spartanburg, Carolina del Sur! Tiempo que vivió ahí: 13 años! Lugar de retorno: Monterrey, Nuevo Léon! Tiempo que ha vivido ahí: 5 años!

1990!



1995!

Hogar: tíos y hermana, después hermana y su novio!

3 años!

2000!

Periodo sin retorno a México!

Houston, TX! Hogar conformado por madre y hermano menor! 5 años!

2005!

2010!

Monterrey! Independiente! 2 años!

Houston, TX! Monterrey, Nuevo León! Hogar conformado por madre y hermano menor! 10 años!

Regreso a Houston, emigración de toda la familia: verano 2005!

Regreso a Monterrey: verano 2003!

Periodo de entradas y salidas a México!

Monterrey! Hogar: madre y hermano ! 2 años!

Viaje a Estados Unidos a visitar a la hermana: David decide quedarse en Houston !

Nacimiento: octubre 1989!

Hermana mayor se va a vivir con tíos a Estados Unidos!

DAVID!

Graduación de High School: mayo 2009! Ingreso a la universidad: otoño 2009! Retorno a México: noviembre 2010! Ingreso a Teleperformance: enero 2011! Citas en el consulado Cd. Juárez! Aprobación de la residencia !

*en el momento de la entrevista!

Hoy!

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PERFIL GENERAL David! Edad: 22 años*! Lugar de origen: Apodaca, Nuevo León! Tiempo que vivió ahí: 10 años! Lugar de destino: Houston, Texas! Tiempo que vivió ahí: 10 años (retorno de 2 años)! Lugar de retorno: Monterrey, Nuevo Léon! Tiempo que ha vivido ahí: 2 años! *en el momento de la entrevista!

Legislación sobre jóvenes indocumentados en estado de destino: ! TEXAS! •!Ley HB 1403, aprobada en 2001:! Texas fue el primer estado en pasar legislación que permitiera a los estudiantes inmigrantes el beneficio de in-state tuition, siempre y cuando cumplieran las siguiente condiciones:! !!Haber residido en Texas con un tutor o padre mientras cursaban high school ! !!Haberse graduado de una high school pública o privada o haber obtenido un GED en Texas! !!Haber residido en Texas durante los tres años previos a la graduación u obtención del GED! !!Haber entregado a sus instituciones escolares un affidávit firmado indicando la intención de solicitar la residencia permanente lo antes posible.! •!Ley SB 1528, aprobada en 2005:! Ampliación del acceso a la educación superior como “residente” siempre y cuando el/la joven:! !!Haya vivido en Texas los 3 años previos a la graduación de high school o la obtención de un GED (no necesariamente con los padres)! !!Haya vivido en Texas el año anterior al ingreso en una institución de educación superior (lo cual puede yuxtaponerse con el periodo de 3 años)!



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Tezoatlán, Oaxaca! Hogar conformado por abuela y tíos maternos! 8 años!

1990!

1995!

Atlanta, GA! Hogar conformado por padre, madre, hermano y hermana (menores)! 11 años!

2000!

2005!

2010!

Decisión de regresar a México! Retorno a México: mayo 2012! Ingreso a la universidad: agosto 2012!

Graduación de High School: mayo 2011!

Ingreso a High School: otoño 2007!

Cambio de residencia!

Emigración de toda la familia a Atlanta: marzo 2001!

Regreso de la familia: diciembre 2000!

Nace hermana: 1999!

Nace primer hermano: 1997!

Casamiento de los padres!

Emigración de los padres a Florida!

Nacimiento: abril 1993 !

JULIA!

San Luis, ! DF, ! Oaxaca, Monterrey! Independiente! 5 meses aprox.!

Hoy!

PERFIL GENERAL Julia! Edad: 19 años! Lugar de origen: Tezoatlán, Oaxaca! Tiempo que vivió ahí: 8 años! Lugar de destino: Atlanta, Georgia! Tiempo que vivió ahí: 11 años! Lugar de retorno: Monterrey, Nuevo Léon! Tiempo que ha vivido ahí: 2 meses*! *En el momento de la entrevista!



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Legislación sobre jóvenes indocumentados en estado de destino: ! GEORGIA! •!Ley SB 492, aprobada en 2008:! !

Prohíbe a los indocumentados acceder a in-state tuition en las universidades del estado.!

•!Ley HB 87, aprobada en 2011: ! !

Permite a los oficiales de policía interrogar a sospechos sobre su estatus migratorio.!

•!Iniciativa de ley SB 458, no fue aprobada en 2012: ! !



Impide el uso de pasaportes extranjeros como identificaciones válidas.!

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8.2 Transcripciones 3 de octubre 2012 R: Rebeca A: Alonso

A: Nací en León, Guanajuato en el año ’89. Vivía en León, Guanajuato con mi mamá, mi papá y mi hermano, más grande, me gana con un año. Tenía mucha familia en León, nomás que también tenía..toda mi familia, de lado de mi papá y de mi mamá han ido a Estados Unidos varias veces, como indocumentados, de hecho también mis abuelos, todo eso. Entonces yo estaba en León, Guanajuato, acaba de nacer, y mi papá duró ahí con nosotros, duramos juntos como unos dos años, los cuatro. Luego mi papá se fue a Estados Unidos. R: ¿Él ya había estado ahí antes? A: Sí, desde mediados de los 70’s. Y mi abuelo también, por el lado de mi papá. Entonces mi papá ya había ido varias veces a Estados Unidos, en Dallas estaba trabajando. Regresó a México como en el ’86, y se casó con mi mamá. Es muy interesante porque él regresó a México y se casó cuando se estaba arreglando las personas en el 86 y 87, la amnistía y todo eso. Entonces él no alcanzó, pero se casó y todo, y duramos como 2 años ahí juntos, y luego él se regresó a Estados Unidos. Se fue a Carolina del Sur, y luego mandó por nosotros, pues yo, mi mamá y mi hermano y un tío entramos a Estados Unidos por San Diego. En San Diego yo tenía una tía. Es que mi tío ya conocía cómo entrar.. y de hecho yo tenía otra tía y otro tío también. R: ¿Y tú papá cruzaba todas las veces así también? A: No, mi papá cruzaba yo creo por Texas o algo así. R: ¿Pero el tenía papeles? A: No nada. Y de hecho me comentaba que a veces sin coyote. Nunca usaba coyote –coyote es la persona que te entra a Estados Unidos. Entonces entramos con un tío, que también era indocumentado a San Diego, tenía una tía y otro tío. Ahí duramos un ratillo, no me acuerdo cuánto tiempo. Y ya nos fuimos en un avión desde San Diego hasta Carolina del Sur, con otro tío, no con el mismo tío que entré. R: ¿Tenías cuántos años entonces? A: Como cuatro años. Entonces pues llegamos a Carolina del Sur, mi papá ya tenía un departamento, ya tenía carro, ya tenía un trabajo y todo. Y ya estábamos reunidos de nuevo. Empecé la escuela, la primaria en Carolina del Sur, hice toda la primaria. En mi primaria éramos muy pocos mexicanos, de hecho yo me acuerdo que éramos como.. no éramos muchos, cuando entramos mi hermano y yo a esa primaria no éramos muchos, como unos tres o algo así. R: ¿Y antes, acá, ya estabas yendo a la escuela? A: No, me parece que no, no me acuerdo.. a lo mejor sí, pero la verdad no me acuerdo. Entonces en la primaria había muy pocos mexicanos. De hecho en Carolina del Sur hay muy pocos mexicanos, y muy pocos hispanos, pero cuando yo entré a la primaria éramos muy pocos.. de hecho... a lo mejor éramos unos 3 o 4 en toda la escuela. R: ¿Y te llevabas con ellos?



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A: Sí, pero luego ya .. unos de ellos se fueron, y luego ya estaba estudiando, aprendí inglés, todo eso, me iba bien en la primaria. Y luego ya como en el cuarto, quinto año de primaria como que empezaba a haber más mexicanos en la primaria. Como que se notaba luego, luego. De hecho a mi hermano y a mi nos ponían a traducirles a estos chicos. R: ¿Tú seguías hablando español? A: Sí, en mi casa siempre hablaba español. Porque mis papás no hablan muy bien el inglés, entonces en mi casa siempre era puro español. R: ¿Y en la escuela todo era en inglés? A: Sí, nomás que cuando llegaron estos chavos las maestras nos pedían que les ayudáramos. R: ¿Tú te acuerdas que haya sido para ti.. ver muchos cambios? ¿Qué te llamaba la atención? A: Pues sí extrañaba así a mis abuelos, un tío que tenía más o menos mi edad, me acuerdo mucho de él... cosas así. Pero yo creo como estaba muy chiquito me acostumbré muy pronto. De hecho en el kinder yo me acuerdo que ya estaba hablando inglés, ya tenía amigos y todo eso. No era de que.. duré un año sin hablar inglés, o aprendiendo inglés y que no me llevaba con nadie. Yo me acuerdo desde del kinder ya hablaba inglés, tenía varios amigos. Y pues me iba bien. Sí, pero en mi casa siempre hablaba español. Y luego ya salí de la primaria, fui a la secundaria, en la secundaria ya había más mexicanos más hispanos. R: ¿Siempre viviste en el mismo lugar? A: Sí, en la misma ciudad. R: En la misma ciudad y en la misma zona. A: Sí. Nos cambiamos como en el kinder, pero ya desde el kinder ya vivía en la misma zona. R: ¿Y la zona en la que vivías era de blancos? A: Sí. Es que había barrios más como que de hispanos pero nosotros no vivíamos ahí, vivíamos en un barrio más de estadounidenses ya mayores de edad, entonces toda la calle eran personas.. ya viejitos. Pero sí sabíamos de barrios donde había mas mexicanos y todo eso, pero nosotros no vivíamos ahí. Entonces siempre era como esa distinción con nosotros. Pero .. y cuando entré a la secundaria. Es que, has de cuenta esta una primaria, pero luego ya en la secundaria se juntan como unas tres o cuatro primarias, entonces en estas otras primarias que llegaron a mi secundaria había más mexicanos, entonces ya en la secundaria había más mexicanos, por decirlo así. R: ¿Te juntaste con ellos? A: Sí, ya tenía más amigos así mexicanos y todo eso. R: Pero con ellos hablabas también en inglés. A: No, en español, de hecho en español. A veces se mezclaba un poco, pero no, casi español. De hecho a veces muchos de ellos no hablaban bien el inglés porque muchos de ellos pues acababan de llegar o llevaban muy poco tiempo, entonces también por eso se hablaba más en español. Entonces la secundaria.. seguía estudiando, me iba bien en las clases, y todo eso. Todo lo de ser indocumentado como que no, nunca se mencionaba, o no, la verdad como que no importaba. R: Pues estabas en secundaria todavía... Y en ese.. toda la primaria, y la secundaria, ¿seguías teniendo contacto con tu familia de Guanajuato?



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A: Emm sí, de cierta manera sí. De hecho en la primaria varios tíos llegaron ahí, por el lado de mi mamá. Mi mamá tiene seis hermanos y varios de ellos llegaron allá a Carolina del Sur y Carolina del Norte. Entonces hubo un momento donde sí había mucho familiares de mi mamá allá, varios tíos. Era un poquito más... pero así de hacer llamadas a Guanajuato casi no. Como que mis papás no acostumbraban hacer todo eso, mucho. Pero sí hubo un momento donde estaban como cinco de mis tíos ahí en Carolina del Sur. Muchos de ellos se quedaban un rato y luego se iban, estaban ahí trabajando. Y también mi abuela por el lado de mi mamá tenía visa de turista entonces nos iba a ver de vez en cuando; también una tía, ella también nos iba a ver. Sí hubo un momento en la primaria y también en la secundaria que tenía varios familiares ahí en la misma ciudad, y pues convivíamos mucho con ellos, yo me llevaba muy bien con mis tíos y todo eso. Pero así de hacer llamadas, como que casi no. R: ¿Y tu familia que tenías en San Diego? A: Era solamente un tío y una tía cuando yo llegué a San Diego, dos tíos y una tía. Pero uno se fue a Carolina del Sur, el otro se fue con nosotros y solamente se quedó una tía. Y esa tía se casó con un chavo de ahí, mexicano pero él es de Colima, y ahí empezó a hacer su vida, Y pues nada más. Entonces ya terminé la secundaria, empecé la prepa. Varios de esos tíos se empezaron a ir. A regresar a México, se fueron casando, se casaban en Guanajuato, y ya hacían sus vidas en Guanajuato. R: Ellos sí tenían todavía más vínculos con Guanajuato. A: Sí, porque se casaban y ya se quedaban a vivir en Guanajuato o en León. Ya estaban trabajando, algunos tenían sus niños, o se casaban, se quedaban allá unos cuantos años y luego regresaban a Carolina del Sur para trabajar. Y así sucedía con mucho. R: Pero ustedes fueron y se quedaron allá. A: Sí, es algo diferente. Toda mi familia estábamos juntos, por eso ya permanecíamos todos allá. R: Y cuando dices que en secundaria entraban más gente de otras primarias, entre ellos muchos mexicanos.. A: Poquitos, no muchos R: ..tú te sentías identificado o te sentías diferente de los que acababan de llegar? A: Como que yo si miraba la diferencia y como que, bueno en la primaria, como que a veces no entendía eso, como que no me identificaba tanto con ellos porque ellos acaban de llegar y yo ya llevaba tiempo en la escuela. No sé, como que yo ya tenía mi grupo de amigos y a veces.. R: De esos amigos era no sólo mexicanos. A: Sí, estadounidenses, blancos, negros, todo. Como que al inicio no entendía tanto y pues como estaba en la primaria pues era muy inmaduro y a veces como que no sabía cómo ayudarles, o no sé... Es que uno está en la primaria. R: Sí, pero a lo mejor no notabas ninguna diferencia, o a lo mejor sí. Diferencia por ser mexicano y –sabías que eras mexicano- pero igual llevabas ahí desde chiquito y dominabas ya el inglés. A: Era como que diferente, sí se notaba la diferencia, y yo hacía la diferencia, estando en la primaria y siendo muy muy joven y todavía un niño, sí notaba esa diferencia y a veces como que no sabía... cómo manejar esa situación, por decirlo así. R: Pero tenías la intención de llevarte con ellos. A: Sí, pero al inicio como que “ah, ellos son ellos, yo soy yo, y ya llevo aquí más tiempo, ellos no tanto y viven en cierta parte de la ciudad, y yo vivo acá”. Como que sí se notaba un poquito la diferencia. Entonces



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yo siento como que no supe manejar esa situación cuando tenía esa edad. Una reacción.. no fue la mejor reacción. Pero ya en la secundaria ya empezaba a haber más mexicanos en esa secundaria, y ya nos llevábamos un poquito más, bueno yo ya me llevaba más con ellos. Y luego cuando entré a la prepa lo mismo sucedió con la secundaria: entraron como tres secundarias a una prepa, y en una de esas secundarias había muchísimos mexicanos, muchos hispanos. Entonces cuando entré a la prepa había más personas.. R: Fuera de la escuela, ¿había alguna comunidad de hispanos o mexicanos con los que ustedes tuvieran contacto? A: Es que toda mi familia es de León, pero ahí en Carolina del Sur había varias personas que también eran de León.. Toda mi familia no es de León, es de un pueblo que está fuera de León, como a 45 minutos, se llama Nuevo Valle de Moreno, está entre el Cerro del Cubilete y todo eso, pertenece al municipio de León, pero está acá en la sierra. Entonces llegaban muchas personas, ahí a esa Ciudad en Carolina del Sur de ese pueblo, porque.. se va haciendo una comunidad. Igual como mi papá llegó, y luego mandó por mi mamá, también llegaban mis tíos, invitaban a otras personas, otros tíos, otras personas también del pueblo. Se miraba que había trabajo y se invitaban más personas. Entonces sí había varias personas allá de León, a veces nos juntábamos con ellos, con la misma gente de Guanajuato.. R: ¿Cómo se conocían? A: Pues es que todos se .. bueno, es que se conocen, la gente sabe. O a veces hay muchachos en el pueblo que se quieren ir al norte, que se quieren ir a Estados Unidos y dicen “no, pues cierta persona de este pueblo se fue, si quieres háblale y todo eso”. Eso sucedió con mi tío. Mi tío, por el lado de mi mamá, estaba allá en Carolina del Sur y la madrina y el padrino de ese tío.. mi abuelo el papá mi papá y el papá de cierto chavo eran compadres, entonces cuando mi tío estaba allá el papá de un chavo le dice a su compadre que es mi abuelo “oye mi hijo se quiere ir allá, crees que pueda llegar con tu hijo”.. y así se fue haciendo. Esa persona llegó, empezó a trabajar, y esa persona tenía hermanos más chicos, y los muchachos también se querían ir.. y así fueron llegando más personas. Así funciona, y no solamente con familiares, con compadres, sino que a veces unos amigos y todo eso. Y ya la persona llega y ya le vas ayudando y se aliviana y empieza a trabajar y así. Sí conocíamos a varias personas de León o de Guanajuato, pero también conocíamos a gente de Hidalgo, del DF, pero mi familia no convivía con ellos.. casi con.. los conocidos, los de León. Y en la prepa entonces había más mexicanos. De hecho algo interesante era de que en el primer año de prepa, cuando todos entramos y había más mexicanos, pero todos los que venían de mi prepa no los conocían porque veníamos de secundarias diferentes. Entonces el primer año me acuerdo que varias de las chavas mexicanas estaban cumpliendo quince años pero a mi no me invitaban o a mis amigos los de mi secundaria como que no nos invitaban porque no nos conocían. Era como interesante, ¿no? R: Y hacían fiestas de quince años.. A: Sí, hacían fiestas. Y allá hay tiendas mexicanas y venden vestidos y todo eso. R: ¿ Ah sí, con todo y que no hay muchos mexicanos? A: Sí, hay tiendas. De hecho siempre ha habido tiendas mexicanas y restaurantes mexicanos ahí. Y pues las tiendas mexicanas venden todos los productos mexicanos, yo me acuerdo que rentaban películas mexicanas, cd’s, todo eso.. Siempre ha habido eso. Es que también, en Carolina del Sur como hay mucho durazno, pues también siempre había como que mexicanos ahí, por lo del durazno, porque tienen que pizcar el durazno y todo eso. Mi papá trabajó en eso, y así fue como llegó a Carolina del Sur. Entonces no es de que nunca haya habido mexicanos, sino que ya como que empezó a haber más familias y todo. Entonces ya entre en la prepa y fui conociendo más mexicanos, me juntaba con ellos y todo eso. También empezaban a llegar más personas de León, primos de mi mamá, casi tíos ya no tenía, bueno sí como tres, pero muchos ya se habían ido.. pero había primos de mi mamá y nos juntábamos con ellos, convivíamos y todo eso. También había varias personas en Carolina del Norte y también íbamos a verlos a ellos y así.



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R: ¿Entonce sí salían un poco de ahí, de Carolina del Sur? A: No tanto. Bueno nomás a Carolina del Norte, como cuatro horas de manejo, pero más lejos no. R: Tu papá nunca tuvo licencia... A: Mi papá sí tenía licencia. Es que es algo también interesante. Mi papá tiene seguro social, porque cuando él estaba en Texas, en Dallas como en los años...78, no sé.. Él estaba en Dallas trabajando en una empresa que hacía edificios grandes y se supone que un día llegó al trabajo y le pidieron un seguro social y él dijo “no, ps no lo tengo”, “pos no puedes trabajar entonces”. Entonces él se fue a su casa, nada más que otra persona de la empresa, que lo conocía y era como su jefe directo.. fue a la casa de mi papá, y le dijo “oye ¿por qué no te presentaste hoy?” y dijo “no pues es que me regresaron porque no tenía seguro social” y la persona, me imagino que era un güero le dijo, “no, ps vente”. Y los dos se fueron a la oficina de Seguro Social y ahí se lo dieron. Y pues así ocurre con varias personas, y esas personas ya están trabajando. R: O sea, ¿a pesar de que no tengas residencia o ciudadanía hay manera de que tramites un seguro social? A: Ya no. Es que eso era antes, cuando no había tanta gente y todo eso. Ahora ya ni de chiste de pueden dar uno. R: Entonces en tu casa sólo fue tu papá. Y eso le dio ciertas ventajas. A: Sí, le dio más oportunidades. El fue haciendo sus impuestos cada año, y cada año a él le llega un papel de la oficina del Seguro Social donde hice, “tanto año ganaste eso y esto..” porque él ha estado trabajando con ese número. Y pues también le ha dado muchas ventajas porque ha podido sacar licencias de conducir, cuentas de banco, sacar carros de los dealers y todo eso.. lo cual es difícil para una persona que no tiene eso. Entonces de cierta manera, las personas en Estados Unidos que conocen a mi papá como que piensan que él es ciudadano americano o residente permanente porque tiene ese número. Así el ha podido conseguir trabajo y todo, y ha sido diferente. De hecho mi papá también ha ayudado a varias personas, como él tiene esas ventajas y todo eso. Pues sí viajamos un poquito más porque mi papá tenía licencia, pero nunca era de que salir y manejar fuera de Carolina del Norte y Georgia, que son los estados ahí más pegados. Porque mi papá siempre tenía, tiene mucho cuidado con todo eso, y él sabe que si lo llegan a agarrar o lo que sea, puede perder todo lo que tiene en Estados Unidos. Cuando yo estaba en la secundaria él empezó a pagar, a comprar una propiedad y una casa, la casa donde vivíamos, la estábamos rentando, desde la primaria hasta la secundaria. El dueño de esa propiedad ya se quería ir y decidió vendérsela a mi papá, y pues mi papá le empezó a comprar eso. Entonces ya tenía eso, tenía varios carros, y pues él podía perder todo eso... Entonces ya en la prepa pues seguía estudiando y en el segundo año de prepa llegó una tía a visitarnos y esta tía sí tenía visa de turista. Llegó con su esposo y sus dos hijas y su hijo, y pues yo no la conocía, era una hermana de mi papá. Llegaron en navidad y pasaron la navidad ahí y empecé a platicar con ellos. Y ahí fue cuando salió todo el tema de que si era posible yo regresarme a México. R: ¿Hasta ese momento no había tenido tú la idea..? A: No, la verdad no lo estaba pensando tanto porque pues era el segundo año de prepa, son cuatro años de prepa.. Pero yo ya sabía más o menos que no iba a poder por la situación y todo... R: ¿Y tu hermano mayor en ese entonces no había cumplido los dieciocho? A: Es que mi hermano me gana con un año, pero los dos íbamos en el mismo año de escuela porque los dos entramos al kinder en el mismo año. Entonces cuando fue mi tía empecé a platicar con ella y dijo “no, pues de hecho sí, sí se puede, puedes ir a estudiar allá a León”. R: ¿Tú no sabías que te podías regresar a México?



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A: No, y la verdad como que no sentía tanto apoyo por parte de mi familia en México, porque no estaba en contacto con ellos.. entonces hasta que ella me empezó a platicar lo empecé a considerar como opción. R: Nunca.. se da que cuando entras a prepa algunos ya saben qué quieren estudiar y a qué universidad quieren ir. Tú, en ese sentido, cómo? A: Pues es que yo ya sabía que no tenía documentos, entonces yo iba con mi guidance counselor que es una consejera que te ayuda a tomar ese tipo de decisiones y te ayuda a escoger clases en la prepa que sabe que te van a ayudar para la universidad. De hecho ella me decía, “¿a qué universidad quieres ir?” y yo le decía, “no, pues.. yo no pienso ir a la universidad”. Y ella no sabía que yo estaba como indocumentado, y en ese momento yo le decía así porque ya sabía de mi situación. R: ¿Tú desde cuando te acuerdas que estás consciente de que no tenías papeles? A: Desde siempre, yo creo que desde siempre, nomás que a veces no.. Siempre sabía, pero yo creo que ya como desde la prepa ya empiezas a entender más. Y así es con casi todos los chavos porque en la prepa es cuando quieres tu licencia de conducir y todos tus compañeros “ah, mi licencia de conducir”, o de hecho hasta dan un a clase en la prepa, entonces uno no puede tomar esas clases, y luego así... R: ¿Y qué tan abierto era el ambiente como para que tú le dijeras a los demás? A: No, yo nunca le he dicho a nadie. De hecho todavía no le he dicho a nadie en Carolina del Sur. R: ¿De veras? ¿de tus compañeros de allá? A: De mis compañeros no, nunca lo he mencionado. De hecho al o mejor los profesores como que ya sabían pero nunca se habla de eso. Hasta en los mismo grupos de amigos de mexicanos, como que nunca se llega a ese tema, o a veces bromeas. R: ¿Entonces tampoco supiste de algún amigo tuyo que estuviera en esa situación? A: Sí sabía, si sabía pero nunca era de que les preguntabas directamente, o bueno yo no lo hacía. Ya platicando con ellos como que sabías si sí o no, o a veces no estabas seguro. Como lo que sucedió con un amigo en la prepa que estaba conmigo: yo pensaba que sí, que él era ciudadano y tenía papeles y todo porque me acuerdo que él había dicho que le prestaba sus papeles a un hermano o algo así.. Entonces yo dije, “ah, pues este chavo tiene papeles”. Pero luego ya después, cuando ya estaba aquí en la universidad y platicando con mi hermano me dijeron “no, a este chavo lo deportaron, no tenía papeles”.. Ese tipo de cosas. Como que nunca llegas al momento en el que dices “ah, ¿ tienes papeles o no?” Como que nunca se me menciona, es un tema muy.. yo nunca llegué a ese punto a preguntarle a las personas. R: ¿Pero, era por ..tú no querer molestar a los otros en preguntar, o qué pensaba que podía pasar si lo decías? A: Es un tema delicado, no sé.. de hecho yo estaba en clases con otros mexicanos y como que nunca se tocaba el tema. R: ¿Y sabías qué consecuencias podría tener, legalmente? A: Sí, la verdad sí. A veces en la escuela yo no lo quería mencionar.. me decían “oye, ¿por qué no tienes tu licencia?”... “No, no..” O a veces yo manejaba y ellos no sabían que no tenía licencia. Entonces nunca se llegaba a ese punto de hablar. Y con los trabajos también, yo nunca fui a conseguir un trabajo así legalmente. R: ¿Trabajaste allá en algo? A: Sí, pero trabajaba con mi papá, le ayudaba a mi papá. Mi papá trabaja en la jardinería entonces me llevaba los fines de semana, esto o que lo otros, o a veces con amigos de él, o a veces unos vecinos me decían “oye, necesito que hagas” esto..



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R: Pero nunca tuviste un contrato.. A: Un trabajo formal no... y que yo fuera a un McDonald’s o a un restaurante a pedir trabajo como los demás muchachos, ps no porque yo sabía que no tenía eso. De hecho está un poco interesante, porque lo que yo sí tenía era un seguro social. Era un seguro social como que diferente, porque sí era un seguro social, pero decía que no era válido para trabajar. R: ¿O sea tenías tu seguridad social pero como servicios médicos o algo así? A: No.. es nomás como un número de identificación. Lo que pasó es que cuando nosotros llegamos a Carolina del Sur de chiquitos, mi papá me llevó a mi y a mi hermano a la oficina del Seguro Social, para pedir un número de seguro social. Y mi papá como que sabía que no se podía pero decía, “no ps a lo mejor sí se puede”. Entonces él fue y dijo, “quiero un seguro social para mis hijos”, y se supone que una persona no quería y no quería, le decía “es que no se lo podemos dar, tienes que comprobar no sé qué más”. Y luego una señora le dijo a la persona que lo había negado “no, es que estos niños van a ir a la escuela, necesitan un número de seguro social”. Entonces por eso nos entregaron ese, no nos entregaron el oficial, como el que tiene mi papá, con el que hubiéramos podido trabajar. Nos entregaron un número de seguro social donde está el número –la tarjeta y todo- tiene el número, nada más que abajo dice “no es válido para trabajar”. R: ¿Y nunca intentaste sacar una licencia con eso? A: De hecho sí, de hecho mi hermano también, pero decían “no, es que ahí dice que no es válido”. Ni para la licencia. R: O sea que no te servía de nada, realmente. A: Pues me servía para.. pues en la escuela te lo piden, y ahí lo pones. Entonces yo nunca tuve que sacar un seguro falso o lo que sea. En la escuela cuando me pedían el número social ponía ese. R: ¿Cómo para qué tipo de papeles te pedían ese número? A: Pues como identificación. Ah y ya me acordé también para qué servía, ese le servía a mi papá para ponernos como “dependents” que le dicen allá. R: En su declaración de impuestos y eso. A: Sí. Entonces él en todos sus papeles de donde que pagaba impuestos me ponía a mí y a mi hermano y así era válido, y entonces estábamos como sus hijos y que él nos estaba manteniendo y todo eso. R: A lo mejor le servía más a tu papá para la cuestión legal. A: Sí, pero él no podía poner a mi mamá, porque mi mamá no tenía.. Entonces le servía a él.. pero a nosotros también nos servía “ah, aquí está esto”, y no tenía que andar inventando uno como lo hacían mis compañeros. R: ¿Se inventaban un número, de la nada? A: Lo inventaban, o ya tenían uno, o no lo ponían nada. Entonces sí me servía. R: Pero eso entonces te hacía a ti darte cuenta de quiénes tenían o no papeles. A: Pero es que nunca estás ahí llenando una solicitud con un amigo o algo así. R: Si dices que sabías que se inventaban números... A: Porque ellos decían, algunos de ellos..



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R: ¿Lo decían abiertamente? A: Algunos no, o algunos, con los que no te llevabas bien, como que no sabías. Está difícil.. si yo no me llevaba con cierta persona, yo lo miraba y decía.. no pues a lo mejor sí tiene, a lo mejor no, pero no tenía la confianza de preguntarle. R: ¿Y eso alguna vez influyó en tus relaciones con personas de otros grupos étnicos, por así decirlo? A: No, ¿por qué?.. Es que allá ellos a veces también bromeaban, decían “es que tú eres..” decían así bromeando, pero yo no.. no afectaba. Así sucedía. Entonces en prepa, cuando fue mi tía y ya como que le empecé a pensar más. Y de hecho yo le decía a mis papás “oye, pues mi tía dice que no sé qué” y como que a mi mamá no le gustaba tanto la idea, pero ya no lo mencionaba tanto. Pero ya sabía que mi tía posiblemente me podía apoyar si yo me quería regresar a México, porque ella me decía “oye, pues tú puedes ir a estudiar allá”. Pero nomás lo mencionábamos así. R: ¿Pero qué te decían tus papás? ¿Por qué no le gustaba la idea a tu mamá? A: No, pues mi mamá decía “no, no estás loco..” quién sabe qué.. Pero no, nada más. A lo mejor pensaba que yo me iba a ir y la no la iba a ver, o ese tipo de cosas. Pero, pues en la prepa seguía estudiando, y me seguía yendo bien. R: ¿Estabas en alguna actividad extracurricular? A: Estaba en un grupo de liderazgo, pero era un programa del ejército. Entonces, desde el primer año era un programa de liderazgo que estaba en la prepa. La prepa es una escuela pública, tiene un programa que es financiado y todo por el ejército. R: ¿No te hacía cuestionarte ahí un poco sobre ..siendo mexicano y esto del ejército americano? A: Es que era un programa de la escuela y era de liderazgo, y yo sabía que era de liderazgo. Es que como al inicio del siglo XX el ejército hizo un programa, no solamente el ejército, sino que todas las ramas militares, hicieron un programa que era para las universidades. Entonces con este programa un chavo que entraba a la universidad podía inscribirse a este programa, y durante sus estudios de la universidad está yendo el programa te paga cierta parte de la universidad. Pero si el ejército te va a pagar, tienes que tomar un curso, y estás tomando clases, y es con uniforme y todo eso. Pero eres un chavo de la universidad, entonces cuando te gradúas de los cuatros años el ejército te ha ido apoyando tienes la obligación de meterte al ejército.. Empezó con ese programa, namás que ahora en la prepa, no tenías un contrato que dijera que después de prepa te tenías que meter ahí. R: ¿Y a ti te llamó la atención porque era de liderazgo? A: Era como de liderazgo.. es que yo empecé desde el primer año y me empezó gustando y me iba bien y me ponían en posiciones de liderazgo y a mi me gustaba y seguía ahí. Duré toda la prepa en ese programa. R: ¿Estabas en honor classes? A: Sí, también, y varios clubs, y todo eso de la prepa. Entonces me iba bien en la escuela, y estaba en este programa y estaba en varios equipos que era después de la escuela y todo eso, entonces yo me fui enfocando en eso, y también las clases de honors. R: ¿Pero no pensabas que eso te iba a dar beneficios para la universidad? A: Sí, pues sabía que todas esas clases me iban a ayudar y seguía tratando de ingresar a una universidad en Estados Unidos. R: ¿Ahí mismo en Carolina del Sur?



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A: Sí, en mi tercer año yo estaba buscando unas universidades y sabía que todo lo que estaba haciendo pues me podía servir para entrar a una universidad. Pero a veces no pasa con muchos chavos, muchos chavos ya se dan por vencidos y dicen “no, ps no voy a poder entrar a una universidad” y no le echan ganas a la escuela y ese tipo de cosas. No toman ciertas clases de honors, no toman los exámenes para el SAT.. Pero no, yo le seguí echando ganas y todo eso.. Yo estaba en clases de honors y a veces no había muchos chavos indocumentados, muchos mexicanos en general en esas clases. Yo lo notaba.. a veces estaba solamente yo y otra chava, o a veces estaban unos mexicanos que ya eran ciudadanos americanos, o eran mitad mexicanos, pero no se juntaban tanto con lo mexicanos. Así pasaba. Yo miraba la diferencia con mi hermano, que no tomo tantas clases de honors, no estaba en este programa, entonces él y sus amigos –se juntaba con más mexicanos, -estaban en otras clases, se juntaban.. y yo pues estaba más enfocado en la escuela. R: ¿ Y tus papás les decían algo a cualquiera de los dos? A: No, la verdad no.. ellos sabían que yo le estaba echando ganas, pero ps mi hermano también estaba yendo a la escuela y todo. Pero yo sí notaba la diferencia, y como que a veces miraba que mi hermano no le echaba tantas ganas o se salían de la escuela Pero yo seguía en la escuela y ese tipo de clases. R ¿Tú ya para ese entonces tenías como meta ir a la universidad, independientemente de a dónde fueras? A: Sí. Entonces en el tercer año empezaba a buscar universidades, pero miraba que estaba ese problema, que no tenía los documentaos, entonces fue cuando empecé a buscar opciones en México. Yo le dije a mi guidance counselor es que yo no tengo papeles. R: ¿Ella entonces si sabía que eras indocumentado? A: Ella fue la primera persona que le dije en mi prepa. Yo no le dije a maestras, amigos, nada.. De hecho todos lo del programa de ese del ejército nunca les dije nada, nadie sabía. Y yo no lo mencionaba. A lo mejor algunos ya sospechaban o lo que sea, por ciertas cosas. Pero nunca llegaba ese punto donde me decían “¿sí tienes o no?”. Entonces nunca les tenía que decir sí o no. Pero yo le dije a mi consejera, y le dije “yo creo que sería mejor regresarme a México”, y ella me empezó a buscar universidades en México, ella fue la que me encontró aquí el Tec. R: ¿Ella fue la que te empezó a dar opciones? A: Sí, empezó a investigar y a ella le interesó mucho el Tec porque está acreditada por una organización que acredita universidades en Estados Unidos , el SACS, de hecho mi prepa también está acreditada por SACS, fue lo que a ella le llamó la atención. R: ¿Qué otras opciones te dio? A: Es que ella buscaba en Google y buscaba el ranking de las mejores universidades.. R: ¿Tú no te metiste a hacer eso por tu cuenta? A: También, pero ella fue más la que me ayudó a hacer eso. De hecho cuando yo tomaba el SAT, le tenías que poner a qué universidades quieres que le mande tu resultado, y había varios países, y miraba en México y no me acuerdo qué universidad.. creo que estaba la UNAM y el Tec y otra, no me acuerdo cual.. entonces cuando vi eso dijo “ah, pues es buena universidad, por el SAT y todo eso”. Entonces empecé a mandar mis resultados al Tec. Cuando tomaba ese examen, lo tomé como unas cuatro veces, en vez de ponerle solamente universidades de Estados Unidos, también le ponía México. R: Y de Estados Unidos, ¿a qué universidad te hubiera gustado entrar? A: Estaba una del ejército, que estaba en Charleston, una ciudad un Carolina del Sur. Como estaba en lo del ejército y todo eso, pues sí me interesaba entrar ahí.



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R: ¿Nunca fue para ti un conflicto estar en el ejército, la posibilidad de entrar? A: Es que era de liderazgo.. creo que esa universidad, no estoy seguro.. Sí pensaba en esa opción. R: ¿Te dan la ciudadanía si entras al ejército? A: Creo que no, no, estoy seguro. De hecho está raro, porque en ese programa pues los maestros estaba en el ejército, de hecho uno era coronel y todo eso, se jubilaron del ejército y estaban dando clases. Pero llevaban también de vez en cuando personas que reclutaban y sabían cuáles eran los mejorcillos.. De hecho vez me habló uno de ellos a la casa y me dijo “oye, queremos hablar contigo, a ver si quieres entrarle”.. le dije, no pues no sé si pueda, “¿por qué, o qué?”, le dije.. como que le empecé a comentar, y me dice no, sí aquí arreglamos todo. Pero luego ya no fui. R: Le dijiste “no tengo ciudadanía”, ¿o qué? A: Yo no le dije “soy indocumentado”, pero le empecé a decir “yo no soy ciudadano”, y decía “no, ps no importa”, “es que tampoco soy residente permanente, no sé si me vaya a afectar”, “No, no.. todo se puede, aquí arreglamos todo, sí vas a poder”. Y yo dije “ah, ok”. Pero nunca fui con él, pero sí tomaba como una opción. Traté de ingresar a esa universidad, pero me pedían ciertos documentos, que residente permanente y como no podía comprobar eso me decía “pues vas a tener que entrar como estudiante internacional”, yo ya sabía que no iba a poder. R: ¿Por qué? A: Porque si eres estudiante internacional creo que te piden una visa de estudiante o algo así. Entonces yo estaba haciendo eso, pero luego también mi consejera me consiguió el apoyo de una asistente de una oficina de un representante de ahí de Carolina del Sur, de la cámara de representantes. No el diputado, sino que la asistente que trabajaba en la oficina de él. Y mi consejera sabía que ella sabía mucho de migración y todo eso. Entonces me puso en contacto con ella, ella fue ahí a mi prepa y pues invité también a mi papá y empecé a platicar con ella. Y ella me dijo.. Eso era en mi tercer año. Entonces ella me dijo “lo que puedes hacer es regresarte a México, de hecho ya hemos ayudado a un chavo a hacerlo, te regresar a México, terminas en México tu prepa, durante el último año de prepa tratar de ingresar a una universidad en Estados Unidos. Si la universidad de acepta, pues la universidad te va a mandar documentos para que tramites tu visa de estudiante, entonces así regresas acá y vas a estar con una visa de estudiante”. Entonces también estaba pensando en esa opción, empecé a hablar con mi tía le dije, “oye quiero hacer eso, ¿crees que se pueda?”, y decía “sí, sí, sí”. R: ¿Ahí todavía no cumplías los 18? A: No. Todavía ni cumplía los 17 creo, estaba en el tercer año de prepa. Entonces empecé a considerar esa opción, le dije a mi tía “oye, ¿si me voy allá crees que pueda terminar la prepa y todo eso?”, me decía “sí, sí se puede”. Pero luego lo fui pensando bien dije.. no ps allá en la prepa ya estaba tomando ciertas clases, dije no ps me gustaría graduarme acá, graduarme con todos mis amigos. Y todo eso de la visa de estudiante iba a ser un costo mayor para mis papás, y pagar eso.. porque iba a estar entrando como un estudiante internacional entonces es un costo mayor. Entonces, ya hablé con esa personas, después de eso lo platiqué con mis papás y luego ya le dije a esa señora.. R: ¿Entonces esa quizás sea una opción para alguien que pueda pagar la colegiatura? A: O a lo mejor no, existen varias becas... Pero yo dije, “no, yo me quiero graduar aquí, estoy en estas clases, estoy en lo de liderazgo –este grupo del ejército- quiero seguirle y todo..”. Entonces fue ahí cuando decidí, no voy a hacer eso, no me voy a regresar a México a terminar la prepa, sino que me voy a quedar aquí a terminar la prepa y voy a irme a México después de graduarme para empezar la universidad. Porque esta señora fue la que me dijo “oye, si tú te regresas a México antes de cumplir los 18 años o poco después no vas a tener cargos migratorios”. Y a mi papá también le dijo, entonces mi papá también estaba consciente de eso.



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R: O sea, esta persona fue la que te orientó totalmente en cuanto a tus opciones legales. A: Sí, lo de migración. Entonces yo pensé “ah, ps puede ser una buena opción”. Ya empezando mi último año de prepa ya tenía decidido todo eso. De hecho yo hice la solicitud y la terminé de entregar como en octubre de 2006, y yo me iba a graduar en mayo de 2007. Mi primer semestre de mi último año de prepa yo ya había mando mi solicitud al Tec, ya estaba mandado mis calificaciones del SAT. R: ¿Cuándo presentaste el SAT? A: Lo presenté en mayo de 2006. R: ¿Un año antes de graduarte? A: Sí, ya lo había tomado varias veces y ya le estaba mandando las calificaciones al Tec. Ya estaba en contacto con el Tec, ya había hecho algunas llamadas, por correo electrónico. De hecho ya me habían aceptado durante el primer semestre de mi último año, como en octubre, noviembre del 2006, pero yo me iba a graduar en el 2007. Ya les había mandado todas las calificaciones, ya hasta tenía número de matrícula. De hecho yo les pedí una carta de aceptación, porque quería aplicar para becas, pero para las becas ya me pedían una carta de aceptación. R: ¿Una beca dentro del Tec? A: No, de Estados Unidos, porque había varias becas y todo eso. R: ¿Pero becas de fundaciones privadas o de gobierno? A: Sí, sí, de gobierno.. yo seguía ahí buscándole. R: ¿Y cómo te iba a dar una beca el gobierno a ti siendo..? A: No, no eran organizaciones “queremos dar una beca a alumnos hispanos” y dije, a pues a lo mejor la puedo .. me llevo lo que me den al Tec, aquí en México. Namás que me pedían una carta de aceptación, entonces yo hablaba con los del Tec “oye es que yo necesito una carta, no sé qué”.. y me la mandaron, o me la mandaron por fax, creo... Y ahí decía “Daniel fue aceptado con matrícula tal” y todo eso.. Y estaba padre porque el tec tiene un sistema donde tú metes tu nombre y ahí te muestra en qué proceso de admisión estás. Entonces yo lo checaba todos los días y les mandaba un correo. Entonces llegó un momento donde ya me habían dado mi matrícula, “ya estoy”. Y luego me mandaron la carta “ah, ok”. Entonces empecé a buscar becas allá y entregaba esa carta del Tec para esas becas. R: ¿Y esas becas te hubieras servido también para quedarte allá? A: Pues sí, pero .. de hecho en mayo del 2007, cuando ya me había graduado, yo ya había metido una solicitud y me dijeron, “oye, queremos que vengas aquí a una entrevista porque queremos ver si te la podemos dar, ya estás en la segunda o tercera etapa, ya nomás queremos entrevistarte”, y yo les dije “no, es que yo ya me gradué y ya fui aceptado en una universidad en México, ¿crees que se pueda?”. Es que la entrevista iba a ser en otra ciudad, entonces estaba checando, no quería ir de oquis. Yo le dije por teléfono “¿Se puede?”, “No, es que si te vas a ir allá pues no puedes usar el dinero allá”. Me iban a dar cierta cantidad. “No puedes usar lo que vamos a dar allá, está en las políticas, y tienes que estudiar aquí, dentro de Estados Unidos”. Entonces ya descarté esa beca, y ya no fui a la entrevista y todo eso. Pero sí, yo buscaba becas. De hecho la única beca que yo recibí fue del grupo este del ejército, donde al final de año le dan cierta cantidad, juntan dinero para darle a un chavo que se va a graduar de la prepa que estuvo en el programa. R: ¿Y te la ganaste tú? A: Sí. R: ¿Te la dieron ya terminando prepa?



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A: Sí. Nada más que como yo me llevaba bien con el, era coronel, yo le dije “oye pues es que yo me voy a ir a México y voy estudiar allá”. Y dijo, “deja ver cómo le hago”. Y durante el verano antes de irme me dio el cheque. Me dijo, “te vamos a dar este cheque y ya te lo llevas”. Entonces yo deposité ese cheque aquí en el Tec, y el Tec me lo valió y todo. R: Ok.. ¿con eso pagaste colegiatura? A: Sí. Y mis papás me seguían ayudando. R: ¿Entonces cuándo fue que te viniste? A: En.. los últimos de julio de 2007. Yo me gradué en mayo, como los últimos de mayo, la tercera semana de mayo.. duré allá como dos meses trabajando. R: ¿Con tu papá? A: En otro lado. R: Pero en la jardinería, también. A: Sí, con un amigo de mi papá R: ¿Y qué pensabas cuando te ibas a venir? A: No, pues es que ese verano yo estaba trabajando, estaba ganando dinero, estaba juntando cosas.. R: ¿Tenías alguna idea de cómo iba a ser, expectativas? A: No.. de hecho yo hablaba mucho al Tec, y mandaba correos. Y como yo estaba en el horario de trabajo esos días, en mi hora de comida yo hablaba, tenía mis tarjetas de teléfono, de larga distancia y les hablaba. De hecho yo todavía sentía un poco de desconfianza y les hablaba.. R: ¿Todavía no se te hacía que era verdad? A: Sí, y de hecho ya había hablado con los de residencias, y tenía.. hablaba con los de residencias y les decía “oye, ya me voy a ir, ¿va a estar todo listo?”. Y me decían, “sí, sí, ya”. Porque yo sí tenía miedo que fuera a regresar y que iba a llegar aquí al Tec y me dijeran “ah, ps no puedes estudiar por cualquier cosa” y yo quería tener todo seguro. Entonces yo hablaba varias veces durante esos dos meses, hablaba al Tec y les decía “oye ya voy a ir, ¿va a estar todo listo, verdad?”, y decían, “sí, ya tenemos aquí todo, vas a tener que entregar estos documentos pero ya vas a poder empezar las clases”. Y también hacía varios pagos, tenía que hacer varios pagos entonces .. Yo quería estar seguro que iba a entrar al Tec e iba a estar todo listo, y que yo no iba a llegar y que alguien me iba a decir, “no, es que no, no puedes”. R: ¿Y por qué tenías esa desconfianza? A: Porque si yo llegaba aquí y no podía estudiar, ¿qué iba a hacer? R: ¿Pero qué te hacía desconfiar? A: Pues desconfianza, nada más. Si yo regreso a México y no van a estar las cosas como yo pensaba que iban a estar, y salen mucho peor, pues no voy a poder regresar a Estados Unidos y voy a estar en México, es lo que yo tenía miedo. Entonces yo estaba preparando todo, ya comprando todo, compré boleto de avión y todo eso, empecé a hablar.. mi mamá empezó a hablar con sus primos que están aquí en Monterrey. R: ¿También tienen familia aquí? A: Dos, primos: un primo y una prima de mi mamá. Uno vive en San Nicolás y otro en Villa de Juárez. Entonces ella empezó a hablar con ellos, yo no había hablado con ellos por teléfono porque no los conocía,



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y mi mamá también empezó a hablar con mi abuela, que está en León, para decirle que iba a venir, para decirle si podía venir a recogerme aquí al aeropuerto con mis primos. R: ¿Tu abuela podía a venir desde León? A: Sí, mi abuela vino, se quedó acá con el primo de mi mamá que pues también son familiares. Y fueron por mi al aeropuerto. Es que, lo que pasaba es que yo ya sabía que iba a entrar al Tec, nada más que no sabía a qué campus, y pues yo le decía a mis papás “no, pues están todos estos campus (treinta y no sé cuántos)” R: ¿Hasta cuándo supiste que ibas a venir a este campus? A: Mmm no creo que cuando entregué la solicitud ya le había puesto.. yo entregué la solicitud como en octubre de 2006 y me gradué en el 2007. Entonces lo estaba viendo con mis papás, les decía “están todos estos campus”, y mi papá luego luego decía, “pues vete a León”, y yo le decía “es que quiero estudiar Relaciones Internacionales y no hay esa carrera ahí, o voy a tener que empezar la carrera ahí y luego irme”... R: Sí influyó la carrera que quería estudiar. A: Sí, también lo de.. yo sabía que Monterrey era el primer campus, y todo eso, entonces yo decía .. R: ¿Entonces sí investigaste tú un poco sobre la universidad y todo? A: Sí. Y yo le decía a mi papá “es que el campus más grande es el de Monterrey, yo creo que ahí va a ser mejor y todo eso”, y él decía “no, es que para que estés más cercas de León”, y yo “No, es que en el campus de León no ofrecen la carrera”, y dijo, “No, ps ahí está Querétaro, está más cercas”, y le dije “no, es que el campus de Monterrey es más grande”. Y ya fue ahí cuando mi mamá dijo, “No, ps yo tengo familiares en Monterrey”, entonces ya fue más tranquilo. Entonces pues ya tenía todo listo para regresarme. Nada más que yo seguía tomando el SAT porque quería una beca para entrar al Tec. Seguía tomando el SAT y seguía mandando mis calificaciones. Lo tomé en diciembre y también en marzo o algo así R: Diciembre 2006, marzo 2007. A: Sí, porque yo quería obtener una beca porque yo hablaba con los del Tec y les decía “oye, es que yo quiero una beca”, y decían “es que necesitas cierto porcentaje en el SAT, en el examen de entrada”. Y no, ps no pude, porque se tardaban en conseguir el resultado.. porque no es como ahorita cuando ya meten tu clave y contraseña y ya lo saben, sino que tenían que esperar hasta que llegara por correo y no sé qué. Y luego cuando ya tenía el resultado en abril me dijeron, “no ps ya se cerró”. Y entonces tenía que entrar al Tec sin beca. R: ¿Y fuera de eso, del SAT, tuviste que hacer algún otro trámite con tus calificaciones de la prepa o algo así? A: Sí, tenía que apostillarlo, pero eso lo hice hasta mi primer semestre. R: ¿Tu primer semestre que ya estuviste aquí? A: Sí, porque yo tenía mis papás allá y mi hermano me ayudó mucho, y mi papá también, y también mi consejera me ayudó a hacer todo eso. Entonces yo llegué aquí al Tec y entregué varios documentos, pero luego me decían, “no, pues tienes que entregar estos otros documentos, y apostillar quién sabe qué, y esto y que lo otro”. Entonces yo empecé a hablar con mis papás.. R: ¿Eso lo supiste hasta que estuviste acá? A: Sí. entonces el Tec me decía, “tienes que entregar esto para los últimos de octubre”, entonces yo le hablaba a mis papás “oye, mándame eso” y ya mi mamá me lo mandaba, o mi hermano iba a mi prepa y buscaban como apostillar el diploma o no sé qué y ya me lo mandaban. Entonces yo a últimos de octubre



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ya entregué todo eso. Y la verdad yo tenía mucho miedo que si no lo entregaba en octubre iba a suceder, me iban a correr o algo así. Y luego me encontré un chavo que también había estudiado en Estados Unidos la prepa y estábamos en una clase y el me había dicho, “oye, ¿ya entregaste todo eso?”, y yo le digo, “sí, la fecha es ahorita, ya pasó la fecha”, y él, “no, ps todavía no lo entrego, no sé que..”. Creo que no le pasó nada.. entonces creo que es medio flexible. Pero yo sí entregué todo a tiempo. R: ¿ Y aquí, cuando llegaste a Monterrey, cómo te sentías? A: Pues llegué ahí con el primo de mi mamá, mi abuela estaba aquí también, entonces era como que más tranquilo. Luego me vine a quedar en residencias. Y pues la verdad no salía a muchos lados. Tenía un roomie ... Es que cuando llegas a residencias tienes que estar en un lugar provisional, entonces tenía un roomie que era de Mérida, y como todos estábamos en el edificio por una semana y era un lugar provisional pos ellos salían, pero yo no salía. De hecho a mí se me hacía muy difícil cruzar la calle aquí de la rotonda y todo eso, luego ya me fui acostumbrando. Pero no, casi no salía, y es que en Estados Unidos tampoco salía mucho, entonces ... R: ¿Y se te hizo muy diferente? A: Pues sí, sí.. pero igual como estaba en la universidad, y tomé los cursos de inducción y todo eso. La verdad sentía que era normal, porque otros, había otros chavos que venían de otra parte de México y no conocían Monterrey tampoco, y había otros chavos de otros países que no conocían.. La verdad, me fui acostumbrando, y la verdad el Tec hace muy buen trabajo en apoyarte con todo eso. R: ¿Y ahí con quién te identificabas más tú, como con los foráneos, o los extranjeros..? A: Pues a veces sí, a veces cuando sabía que había una persona de .. no sé, había unos cuantos de Carolina del Norte, o de Estados Unidos, yo luego, luego “ah, sí, yo también, estuve allá”. Como que sí me gustaba platicar más con ellos, platicar de ciertas cosas.. Pero no, pues también viví en residencias, y también tenía muchos amigos que eran de aquí de México. R: ¿Y en algún punto ya que estuviste aquí conociste a alguien que hubiera pasado algo más o menos como tú? A: No. R: ¿Qué hubiera estudiado algún tiempo allá? A: Estudiado sí, había varias personas que decían “yo también hice la prepa en Estados Unidos”, o decían “no, ps yo viví allá un rato” ..así ese tipo de cosas, o los chavos de intercambio. Pero no, así igualito que yo no. Y la verdad nunca lo mencioné, nunca me gustaba decirlo, que estaba allá como indocumentado. Y de hecho no.. como hasta el tercer año o algo así ya fue como lo fui diciendo más, o solamente con mis amigos. Pero no, de hecho, yo creo que varias personas ni sabían, no se daban cuenta y yo no lo mencionaba. Era un tema que yo no quería hablar de eso. De hecho varias personas.. y luego como que me fui enseñando porque me preguntaban, “no ps, ¿de dónde eres?”, y les decía “Soy de León, Guanajuato”, y decían “ah, ¿de veras?” y de repente decían, “yo también fui, y has ido a este lugar y a este lugar?”, y les decía, “no, ps no conozco, es que viví mucho tiempo en Estados Unidos”. O a veces les decía eso y me decían “ah, ¡yo también! ¿Dónde vives, en qué colonia?” Y les decía, “no, es que viví mucho tiempo en Estados Unidos”, y me decían “ah.. yo pensaba que eras de León”.. Y a veces me pasaba que les decía “es que soy de Estados Unidos”, y ellos decían, “ah, sí, ¿de veras? ¿tienes doble ciudadanía o cómo?” Y yo decía, “no, nomás estaba así allá”... o “¿has ido a estar lugar, y este lugar en Estados Unidos, como eres de alla?”, y les decía, “no, pues la verdad no”. Entonces luego ya cuando me preguntaban de dónde era les decía “Nací en León, Guanajuato, pero viví mucho tiempo en Estados Unidos”. R: Te simplificaba un poco más la vida. A: Sí, porque luego empezaban “no, que esto, que lo otro”. R: Sí, porque si dices “soy de Estados Unidos piensan que naciste allá”.



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A: Sí, y de hecho varios amigos me decían “No, pues para que dices que eres de allá, si tú eres de León”, y les decía, “sí, pero es que no conozco”. R: ¿Te sentías que eras de León, te sientes? A: No, pues es que yo nunca había ido a León, porque yo llegué aquí a Monterrey, yo no fui a León hasta diciembre, después de mi primer semestre. Entonces yo sabía que era de León, pero no conocía León. R: ¿Y cómo fue regresar a León? Bueno, regresar entre comillas. A: Terminé el primer semestre, y todo el primer semestre estaba tramitando una beca.. el primer semestre pos mis papás estaban pagando todo, y yo sabía que mis papás iban a batallar y dije, “no, pues yo necesito una beca”. Entonces empecé a tramitar todo lo de la beca, les pedí a mis papás que me mandaran todos mis papeles para que me hicieran todo el estudio socioeconómico y no sé qué tanto, y me hicieron el estudio socioeconómico ahí donde estaba viviendo en residencias. Porque yo fui al departamento de becas y les dije “oye, pues mi aval y mis papás están en Estados Unidos, ¿cómo le puedo hacer?”, me dicen “¿Ya vives aquí, verdad?”, y yo “sí”, “ah, pues te vamos a hacer el estudio socioeconómico aquí”. Pero es que los que hacen el estudio socioeconómico no es el Tec, sino que es una empresa aparte, entonces decidieron hacerme el estudio aquí. Entonces me hicieron el estudio, vivía en un cuarto así chiquito, súper simple, no tenía muchas cosas.. Y ya a la persona que me hizo el estudio sí le dije “es que mis papás están allá, sin documentos, yo me vine para estudiar..”. Entonces ya, me dieron una beca el primer semestre. Y luego ya quería ser prefecto, entonces estaba tomando cursos de prefecto. Entonces ya cuando fui a León ya sabía que tenía beca, que iba a ser prefecto y que iba a tener ese apoyo en enero.. Pero sí, regresé a León y llegué ahí con mi abuela. Mi abuela me llevó a ver a mis tíos. R: ¿Los tíos con los que habías convivido estando en Carolina del Sur? A: Algunos sí, pero algunos no. La mayor parte de los hermanos de mi mamá que estaban en León sí los conocía, porque ellos habían estado allá, entonces era más fácil. Pero la familia de mi papá, sólo conocía a la tía que había ido. Y mi papá tiene seis hermanas, entonces las otras no las conocía y las tuve que ir a conocer. Una tía, menos una tía que estaba viviendo en Carolina del Sur, llevaba como tres años, casi durante toda la.. R: ¿Tu tía la que te fue a visitar era de parte de tu papá? A: Sí. Porque mi mamá tiene dos hermanas, pero una ya está en Arkansas y la otra está en California, entonces durante la prepa yo no las vi, porque ella vivían allá. Pero mi papá sí tiene seis hermanas, y una fue la que me fue a visitar y una se casó con un ciudadano americano, que también es de León, es mexicano pero ya es ciudadano americano, entonces se fue a vivir a Estados Unidos, porque el esposo está allá. Entonces se fue a Carolina del Sur, y los últimos dos años de prepa yo convivía con esa tía, porque vivía allí, vivía muy cerquitas y todo eso. Entonces esa hermana era como que la única familiar de mi papá que tenía en Carolina del Sur, porque los demás estaba en León. Llegué a León y conocí a mis tías, a mis primos, a mis abuelos que no había visto en mucho tiempo. Fui al pueblo de donde es toda mi familia, y ahí conocí a mi abuela y mi abuelo, porque ellos no vivían en León. R: ¿Los conociste? ¿De qué lado? A: Sí. De los dos lados. R: Pero, ¿ya los conocías cuando habías vivido ahí? A: Mi abuela sí la conocía, pero ... la mamá de mi mamá sí la conocía, porque ella había ido varias veces y ella fue la que vino aquí a Monterrey. Pero su esposo, que es mi abuelo, no lo había visto desde que me fui; pero con él sí hablaba más, y con el sí conviví más, y sí me acuerdo de él porque conviví con él cuando estaba en León de chiquito. Lo volví a ver. Pero la mamá y papá de mi papá no los conocía, ni por foto, creo.. o a lo mejor una foto, pero no... Y el papá de mi papá tenía un marcapasos y tenía problemas en el corazón entonces, tenía ese problema por así decirlo, entonces a ellos los llegué a conocer allá. Un hermano



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de mi papá que también vive allá en el pueblo lo llegué a conocer, a él no lo conocía; una tía que también vivía allá, y otras 3 tías las fui a conocer en León.. creo que ni de fotos. R: ¿Y primos? A: Sí, pero no los conocía, los fui a conocer ahí en León. Y pues sí conviví con ellos en navidad y en año nuevo, y luego ya me regresé a Monterrey. En ese diciembre, cuando había terminado mi primer semestre de universidad me hablaron mis papás y me decían, “oye, ¿cuándo vas a ir a tratar de tramitar una visa?”. Porque mi papá ya sabía que yo podía llegar y tramitar algo. R: ¿Cuándo te saliste de Estados Unidos tenías todavía 17? A: Sí, tenía 17, has de cuenta yo llegué aquí el 20 de julio y yo cumplí al siguiente día 18. R: ¿Al siguiente día? ¿Lo hiciste pensando en eso o fue coincidencia? A: No, fue coincidencia. Porque yo tenía que presentar un examen creo que el 23 o 24, entonces pues.. Así siempre es, los chavos tienen que presentar exámenes de ubicación esa semana, entonces como que.. así fue. De español, de compu, de matemáticas. R: ¿Y a ti cómo te fue con el español al principio? A: Es que yo había tomado clases, en Carolina del Sur, en la prepa, de honors. R: ¿Y qué era, como literatura en español? A: No, era más como gramática y todo eso. Y lo que pasa es que había un examen AP de español y entonces yo quería tomar ese examen, porque dije, no ps hay que tomarlo y no sé qué. Y estaba en clases de honors y se supone que mi último semestre de prepa iba a tomar una clase que se llamaba “Español AP” y en esa clase te iban a preparar para tomar el examen en mayo, a ver si lo puedes pasar, y si ya lo pasas ya tienes crédito para entrar a una universidad. R: ¿Es como los del IB? A: Más o menos... entonces si sacas cierto puntaje ya te lo valen.. Entonces yo quería tomar esa clase mi último semestre. Pero lo que pasó es que no se inscribieron los suficientes a esa clase para que la abrieran, entonces no la pude tomar; de hecho yo estuve buscando gente para que la tomaran. R: ¿Y la tomaban otros hispanos? A: Sí. R: No era como raro, tomar clases de español. A: Pues es que yo no sabía mucho español, entonces ahí aprendí mucho de cómo escribir y la gramática y todo eso. Yo lo hablaba pero no lo sabía... entonces sí aprendí mucho. R: Entonces, si no hubieras tomado clases de español en la prepa no sabrías A: No, no hubiera pasado el examen de español aquí, si estaba batallando. Entonces yo también sabía que eso me iba a ayudar para cuando me regresara. Entonces no se abrió esa clase, pero una maestra dijo, “no, lo que podemos hacer es que tú tomes nada más el examen, tienes que venir antes de la escuela, y aquí yo te ayudo con todo eso”. Entonces iba antes de las clases en las mañanas.. ella me estaba ayudando para presentar el examen en mayo. Entonces ella me decía, “para tomar el examen en mayo, como no estás tomando la clase, vas a tener que pagarlo” y cuesta como 100 dólares. Pero ella decía, “si tú vienes a las clases conmigo, yo puedo hablar con los directores y ellos te lo pueden pagar, la escuela te lo puede pagar, nada más que tú tienes que venir aquí conmigo y yo tengo que decirles ‘él ha estado viniendo conmigo, ya sabe cómo es el examen, yo como maestra que le he estado apoyando, yo sé que tiene la probabilidad de



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pasar el examen’”... porque esto también le ayuda a la prepa, es como un indicador de qué tan bien está la prepa, si estos alumnos pasan el examen, quiere decir que la escuela es buena y todo eso. Entonces así sucedió, yo estaba tomando clases y ella me ayudaba. Y de hecho creo que el examen había cambiado, ese era el primer semestre que se iba a ofrecer otra versión del examen. Entonces ella como que no sabía y decía “no, ps en la otra versión estaba así, pero ahorita veo en el Internet que esta sección va a cambiar así y pos vamos a practicar esto”. R: ¿Es como un tipo TOEFL? A: Es como el TOEFL pero acá sí hay una parte de escribir ensayos, y también te ponían una grabadora y tenías que responderlo y todo. Entonces me pusieron el examen, de hecho fui la única persona que tomó ese examen en toda la escuela, en esa generación. Me dieron los resultados, y lo más alto que te puedes sacar es 5; 4 es más o menos, 3 también, las universidades sólo aceptan el 3, el 4 y el 5. Tú lo puede tomar, pero si sacas un 2 o un 3, las universidades dicen “No, pos no sabes nada, no te lo vamos a acreditar la materia”. Entonces saqué 5 y ya me ayudó mucho con el español. R: ¿Pero eso no te sirvió de nada aquí en el Tec? A: No, porque el Tec no acepta esa, pero acepta otra. R: Pero te sirvió haberte preparado, como quiera. A: Sí. Entonces llegué aquí, y tomé el examen y sí lo pasé. De hecho no pasé el computación, el de matemáticas tampoco, y tuve que tomar esas clases de remedial. Primero tomé creo que el de computación, lo reprobé, luego el de matemáticas lo reprobé. Y hablé con mis papás esa noche, y mi mamá luego, luego me dijo “No, te dije que no iba a ser igual, tú pensabas que iba a ser igual, pero no, no es, ya viste, reprobaste eso, y no sé qué”. Y el siguiente día tenía que tomar el de español, entonces lo tomé lo pasé, y ya era como que.. estaba bien. R: ¿Pero fue porque realmente no habías visto esas cosas en la escuela, o por qué reprobaste? A: ¿Lo de computación y matemáticas? La verdad no estudié mucho, y yo tomé los exámenes la última fecha, entonces... cuando yo llegué hubo muchos chavos que me dijeron, “no, es la segunda vez que lo voy a tomar” Pero ps yo no puedo por todo eso, y a veces también el idioma, lo de computación y todo eso, como que no conocía tanto el vocabulario en español, y lo de matemáticas, tampoco se me daba tanto. R: ¿Y al principio en las clases batallaste con el idioma? A: En cuanto escribir y todo eso.. sí también lo de leer. O a veces cuando me hablaban. R: Más en tu carrera que es mucho de leer. A: Sí, entonces el primer semestre sí leía mucho y a veces batallaba un poco. De hecho mi primer semestre tomé una clase de historia mundial, entonces nos pusieron un libro y yo lo compré en español, pero yo sabía que era de un escritor americano, entonces terminé comprando también el libro en inglés, y así lo fui leyendo. Teníamos que escribir un ensayo al final de la clase, y yo hablé con la maestra y le dije “oye, es que yo tengo el libro en inglés, ¿lo podré escribir en inglés?”, y dijo, “sí, sí”, entonces en varios parciales lo escribí en inglés. Pero ahí me fui acostumbrando y todo. R: ¿Y de que no entendieras algunas cosas en español? A: Unas palabras nunca las había escuchado, o a lo mejor sí las había escuchado pero no las entendía. Como, me acuerdo que no me sabía la palabra de “empresa”, nunca la había escuchado, es que allá siempre se una “compañía” o algo así, entonces nunca había escuchado esa palabra. Otras cosas.. me acuerdo que aprendí la palabra “al azar”, no sabía cómo se decía en español, sí sé qué es en inglés, pero en español nunca lo había escuchado. Varias palabras que no, nunca había escuchado, o a lo mejor sí las había escuchando pero nunca se habían pegado y no sabía exactamente qué era.. ese tipo de cosas. Entonces ahí fui aprendiendo, y varias personas me corregían, me decían “no, es que así no se dice”. O a veces hablaba



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con algunas personas y yo usaba una palabra y yo pensaba que era español, pero no era. Como una vez iba caminando con una chava después de la clase y la chava era de Durango o no sé donde, íbamos caminando hacia su carro, y le digo “oye, ¿por dónde te parqueaste?”, me dice “¿qué dijiste?”, y yo, “¿dónde te parqueaste?”. Y me dice, “No, esa no es una palabra en español”, y yo después de me di cuenta que unas personas sí la usaban, pero... R: Se usa mucho en la frontera.. A: Entonces esa chava me dijo que no, pero después me di cuenta que sí. Varias personas como que a veces se ponían sus moños y me decían que no, pero yo sabía que ciertas personas sí la usaban. Como estaba con mi roomie la primera semana que estaba aquí en Monterrey, y yo ya me iba a salir del cuarto y él estaba allí, él era de Mérida, y le dije, “oye, ¿quieres que lockee la puerta?”, y dijo “¿qué, qué diisite?”, “que si lockeo puerta”, y dice “no, es que no, no te entiendo”, y yo “¿que si quieres que le cierre con llave?”. Ese tipo de cosas. Y esas palabras yo las usaba con mis papás cuando estaba hablando en español, no era de que yo mezclara las dos lenguas, yo nunca hacía eso porque mis papás no me dejaban hacer eso. Mi papá siempre que decía “cuando estés hablando con alguien que habla español háblale español, y cuando estés hablando con alguien que habla inglés habla en inglés”. Porque a veces muchas personas no saben eso, a veces muchas personas están acostumbradas a hablar los dos idiomas y entonces a veces, como tú me están hablando en español y yo de repente te hablo en inglés. Como que no saben cómo distinguirlo, pero yo nunca tuve ese problema. No lo mezclaba. R: Eran palabras que usabas cotidianamente y pensabas que estaban en español. A: Sí, pero ya pensándolo bien... R: Nunca te pusiste a meditar si estaban en español o en inglés o si eran .. A: Sí, sí, así fui aprendiendo todo eso. Y en varias clases pues batallaba un porque yo, en Estados Unidos usaba un español más informal, entonces llegar aquí y dar presentaciones y algo más formal se me hacía algo más difícil, o hablar con un profesor o un director es un español más formal, verdad. Porque allá con mi familia hablas como que con más modismos en español o lo que sea, así como caiga, con los amigos.. Pero ya en una presentación es más correcto. R: O sea, sentías tú que tenías que poner mucho más cuidado. A: Sí, o me ponía más nervioso. Con amigos no, porque habla el español aquí como sea, y sabía que ellos me iban a corregir y no había problema, pero ya con un director como que me ponía más nervioso. Es la diferencia que yo notaba, donde allá sólo usaba el español con amigos, familiares, mi mamá, mi papá, mi hermano, y no había bronca. Pero acá, haciendo un presentación formal, ya es más difícil. R: Y allá había cosas.. tradiciones o cosas mexicanas que hacían en tu casa. A: Pues en mi casa todo eso de navidad, en año nuevo, lo celebrábamos mucho como aquí: tamales, mi mamá siempre cocinaba comida mexicana, todo eso.. R: ¿Nunca sentiste que hayas perdido las formas mexicanas? A: No, pues es que mis papás siempre.. hay familias en Estados Unidos que son indocumentados que ya quieren que el hijo.. como decirlo, que se acostumbran más a lo de Estados Unidos. Pero mis papás no, mis papás seguían de cierta manera siguiendo con esas tradiciones y todo eso. A veces muchas familias no hacen eso, pero mis papás sí. R: Y estando acá, ya que te viniste ¿había cosas de allá que extrañabas? A: Emm pues sí se notaba la diferencia, como en la infraestructura y todo eso. Extrañaba a mi familia, a mi hermano.. A veces me levantaba en la mañana y lo primero que pensaba era como “ah, ya estoy en México”. Como que a veces pensaba que estaba allá, pero “ah, no, estoy en México”.



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R: ¿Nunca hubo un punto en el que dijeras “me quiero regresar”? A: No, de hecho es algo interesante porque, como te digo, cuando yo estaba en León mis papás en diciembre me dijeron, “oye, ¿pues cuándo vas a tratar de sacar la visa?”. Les decía “ah, de veras, ¿verdad?”, como que nunca fue urgente. Pues es que yo estaba aquí, estaba en la universidad, tenía amigos, ya estaba estudiando, era algo que yo quería hacer, ya estaba cumpliendo mi sueño de ir a la universidad, entonces no era algo urgente donde yo llegué aquí y dijera “ah, tengo que tramitar una visa”. Fue cuando mis papás me dijeron que ya me acordé. Entonces yo no empecé a ver todo el proceso de la visa hasta enero del 2008. En mi primer semestre nunca chequé nada, ni me metí a la página de Internet, ni hable a nadie, no hice nada, fue hasta enero. Me dieron la cita como la tercera semana de febrero. El primer semestre no busqué nada, solamente estaba aquí en la escuela, haciendo todos esos procesos, entregando documentos que tenía que entregar, el proceso de becas, las clases y todo.. La tercera semana de febrero de 2008 fui a la cita, junté todos los papeles y ahí entregué todo y me la aprobaron. R: Sin problemas. ¿No te preguntaron de tus papás, por qué están allá? A: No, de hecho ellos ya sabían que yo estaba allá porque mi pasaporte yo lo obtuve en Estados Unidos, entonces el pasaporte que te dan allá en un consulado es diferente al que te dan aquí. Entonces en todo el proceso.. yo llenaba las solicitudes. Creo que en una parte me preguntaban que si yo había estado allá y le puse que sí y ya. Cuando estaba en las filas el día de la entrevista miraban mi pasaporte y me decían, “oye ¿es la primera vez que sacas visa de turista?”, le dije, “sí, es la primera vez”, “¿Pero cómo sacaste este, si aquí dice que este pasaporte te lo dieron allá?”, “No, pues es que yo había estado allá sin documentos”, y luego ya seguía la fila. R: A lo mejor como habías estado de niño.. A: Es que no sé si eso influya, porque yo llegué a la entrevista, y era una chava así media joven, era como asiática o no sé qué. Y yo le entregué todos los papeles y le dije, “oye, es que yo quiero regresar a Estados Unidos porque yo estaba allá, pero ahora estoy estudiando acá, estoy en el Tec, y pues quiero regresar a ver a mis papás que están allá”. Yo ya llevaba un semestre en el Tec y ya había entregado documentos del Tec, y estaba de prefecto, entonces conseguí una carta de recomendación donde decía que yo trabajaba de prefecto y todo eso. Y la chava me preguntó “oye, ¿y cuánto pagas ahí en el Tec?” , y le dije no pues estoy pagando cerca de 80mil pesos por semestre, y ella luego, luego me dijo “wow, eso es más de lo que paga una persona en una escuela de dos años allá en Estados Unidos”. Y le dije, “Sí, es que yo quiero regresar a ver a mis papás y todo eso”. Y luego agarró todos mis papeles y se fue a preguntarle a alguien y me dejó ahí como dos minutos. Y luego regresó y me dijo, “Sí te la aprobamos”. Y luego ya me la dieron. A lo mejor fue un poquito de suerte, a lo mejor me toco una persona.. R: Comprensiva. A: Sí. Entonces pues ya me la dieron ya fui planeando mi regreso a Estados Unidos. Me dieron la mica, me la iban a dar creo en tres semanas, me la dieron y ya para semana santa del 2008, en las vacaciones fui con mis papás, una semana. R: ¿Y cómo fue? A: No, ps ahí los vi.. llevaba -qué- 8 meses sin verlos, pero... regresé pronto. Estuve con ellos una semana, y luego ya me regresé. Terminé aquí el semestre y luego me fui a pasar todo el verano allá con ellos. Y pues ya, nada más. Y allá durante el verano estaba allá apoyándolos a ellos, estaba como dos meses.. Entonces no fue tanta diferencia. R: ¿Y luego te fuiste de intercambio, no? A: Sí, en el cuarto semestre. A Virginia. Entonces también estaba padre porque en el verano estaba con mis papás el 2008, entonces regresé en agosto, y ya sabía que me quería ir en enero de intercambio, y ya



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empecé a hacer todo el trámite para irme de intercambio. Se hizo todo, me dieron la visa de estudiante, en diciembre de 2008 y me regresé con mis papás ese diciembre, y entré a Estados Unidos con una visa de estudiante. De hecho también esas vacaciones fui a ver a una tía que estaba en Arkansas. Allá la volví a ver a ella, no la había visto como en 10 años. Conocí a sus hijos, tenía tres hijos, chiquillos. Ella se acababa de casar, creo que el más grande tenía como unos 6 o 7 años. Yo no la había visto como en unos 8 años, la volví a ver, y luego me regresé con mis papás. Luego mis papás me llevaron a Virginia a la escuela, a la universidad. R: ¿Y estando allá los visitabas de vez en cuando? A: No. Está a cuatro horas. Ellos me fueron a dejar, pero yo nunca regresé a verlos, solamente en las vacaciones de semana santa. Me regresé con ellos, ellos me fueron a dejar de nuevo, y luego ya en el verano fueron por mi. Ese verano me quedé con ellos como una semana después de la universidad y luego me tuve que regresar a Monterrey porque iba a estudiar verano. Me regresé en el verano de 2009. R: ¿Y cómo fue estar en la universidad allá? A: Pues es que estaba muy fácil porque todas las clases estaban en inglés, y la verdad muchas personas ni sabían que era alumno de intercambio. De hecho yo les decía, “viví mucho en tiempo en Carolina del Sur, pero estoy estudiando en México”. R: ¿Te fue más fácil ahí, presentarte y adaptarte? A: Sí, de hecho sí. Estaba también trabajando en residencias allá, porque hice un intercambio de prefecto, y entonces allá pude estar ahí trabajando, y no tuve que pagar el hospedaje, las comidas.. de hecho fue una de las razones por las que me quise ir allá, fue mucha ayuda para mis papás también. Esa universidad tiene un convenio con el Tec donde yo pagaba lo del Tec y ya me iba a allá, entonces no tenía que pagar la colegiatura allá. Entonces estuve allá, estuve haciendo todo eso, me fue muy bien en las clases, saqué muy buen promedio alláR: ¿Y allá conviviste con “dreamers”? A: No, en Virginia no. R: ¿Con mexicanos e hispanos? A: Sí, un poco, también había de Honduras, de Bolivia y de Perú, de esos lugares, pero no, indocumentados no, nunca vi una organización de estudiantes indocumentados. Yo estaba allá y no se lo comenté a nadie, que era indocumentado. R: Pero qué raro, porque ahora estabas allá pero no eras indocumentado. ¿Sentías algo diferente? A: Mmm no. Sí era un poquito diferente, porque sabía que era un estudiante de intercambio, pero sabía inglés, y sabía todo.. entonces como que no me sentía como un estudiante extranjero, internacional, de hecho mucho hacían eventos para los alumnos internacionales pero yo no iba a esos eventos. Como yo ya estaba trabajando allá, tenía que estar trabajando y convivía más con mis compañeros de trabajo que con los alumnos internacionales, entonces siento que fui allá y aproveché más todo. R: ¿En algún punto te sentiste más extranjero aquí? A: Sí, de cierta manera sí. Como que allá me sentía más cómodo, por el idioma, por las clases. R: ¿Y el ambiente ahí en la universidad qué tal era? A: Pues la verdad no había muchos hispanos o muchos latinos, no había estudiantes indocumentados, no había organizaciones como después lo vi en Carolina del Sur. Así lo sentía, como que yo era una minoría porque no había tantos hispanos, mexicanos, latinos.



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R: Pero tenías la ventaja de que creciste allá. A: No, sí. Y si alguien me preguntaba de dónde eres, “No, ps de Carolina del Sur”, “Oye yo también, y en Carolina del Sur esto”... R: Te identificabas mucho más, más que cuando aquí te decían “Ah, eres de León”. A: Sí, pues aquí no podía explicar nada de León, pero allá luego luego les agarraba la plática, “No, ps en Carolina del Sur está esto y yo vivía aquí.. y esto y lo otro”. Podía tener más conversación sobre eso, que decirles “No, pues soy de León pero la verdad no conozco León, sólo voy a visitar”. Sí me identificaba más con Carolina del Sur. Entonces ya regresé e hice un verano aquí y luego hice mi 5º y 6º semestre. Y luego en el 7º semestre me quería ir de intercambio de nuevo y me fui a Texas. Entonces mi sexto semestre, en enero del 2010 empecé a tramitar.. R: ¿Y nunca pensaste en irte a otro país? A: Es que iba a ser más costo y pues quería irme de prefecto, por lo del hospedaje y las comidas. A UT Austin. También sabía que me iba a ayudar mucho para lo de prefecto aquí. Irte de intercambio como prefecto te ayuda muchísimo, y de hecho muchos no lo hacen porque no pueden o tienen muy bajas calificaciones o lo que sea, entonces yo sí iba a poder hacerlo y lo iba a poder hacer en dos universidades, y sabía que eso me iba a poder ayudar. Al graduarte dan un premio al mejor prefecto.. dije “ah ps esto me va ayudar, sé que me puede ir bien con eso”. R: ¿Y cómo fue ir a UT? A: Pos llegué y fue antes de irme a UT me contactó Judith, de hecho en mayo del 2010, cuando yo ya tenía mi visa de estudiante para irme, me habló mi consejera y me dijo “Oye, está esta chava que ya se va a graduar pero no sabe cómo le va a hacer y está buscando la opción de regresarse a México porque le comenté sobre tu situación”, y ya empecé a hablar con ella, desde que estaba en Monterrey, y le dije, “Oye, pues yo voy a regresar a Carolina del Sur en julio, si quieres ahí te puedo ver o lo que sea”. Yo había estado en Austin, esto fue el en verano del huracán Alex. Entonces yo ya tenía mi visa de estudiante, pero me fui con mi visa de turista.. no todavía no tramitaba la visa de estudiante, ya me acordé. Yo tenía que ir a Austin, porque iba a hacer verano en línea e iba a hacer prácticas en el consulado mexicano en Austin, s un programa que tiene aquí el Tec, te inscribes con la Secretaría de Relaciones Exteriores y te vas a un consulado o una embajada y estás ahí haciendo las prácticas. Entonces me fui allá y estuve en Austin el mes de junio hasta mediados de julio. R: ¿Y de ahí te fuiste a Carolina del Sur? A: De hecho yo me quería regresar a Monterrey, pero mis papás dijeron, “No, está el huracán”. Entonces estuve ahí en el consulado de Austin por un mes, estuve haciendo clases en línea, y seguía en contacto con mis papás y con Judith, y ya cuando llegué allá a Carolina del Sur a mediados de julio fui a habar con Judith y mi papá fue conmigo, fuimos yo y mi mamá y Judith y su mamá. Yo le platiqué que yo pude regresar, estoy estudiando, yo tengo beca, y todo eso. Y pues la mamá decía “no, es que me han dicho que no va a poder hacer nada allá, que no va a poder trabajar, que no le van a valer el estudio que hizo acá”, la mamá como que muy preocupada. Y luego ya seguía platicando con ella. Luego regresé a Monterrey, duré como dos semana, las primeras semanas de agosto, y en esas dos semanas me dieron la visa de estudiante, y luego me fui a Austin, entrando con mi visa de estudiante. Allí estaba trabajando como prefecto, escogí mis clases y todo eso. Entonces como la primera semana de clases vi que había una organización de estudiantes indocumentados, y les mandé un correo, y dijeron “no, ps sí vente”. Y me fui juntando con ellos, y ellos me preguntaban, “¿tú de qué parte de Texas eres?”, y yo , “No, es que yo soy estudiante de intercambio, de México”.. yo les decía, “es que yo me regresé y estoy estudiando allá, llegué aquí con una visa de estudiante”, “Ah, tú decidiste hacer eso”, y le dije “Sí”. Y pues me invitaban a



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diferentes eventos, ahí fue donde aprendí sobre las organizaciones y en ese semestre se hizo mucho por lo del DREAM Act porque se trató de aprobar el DREAM Act en diciembre del 2010 y entonces ellos hacían varias cosas para tratar de que se aprobara. Fuimos varias veces a la oficina de una de las senadora de Texas, íbamos ahí con pancartas y todo eso, hacíamos diferentes actividades en la universidad para crear conciencia de estos estudiantes. R: ¿Y ahí cómo te sentiste? A: Es que como era algo nuevo, yo no me sentía, primero no me sentía a gusto. De hecho la primera vez que fuimos a la oficina de la senadora, creo que era un domingo, entonces estaba cerrada la oficina y nosotros nos sentamos en frente de la puerta, y ahí estábamos con pancartas y todo eso, llevaron de comer, y no sé qué. Y de repente se asomo como que un americano, un estadounidense, estaba ahí en su carro y se asomaba y yo ya estaba bien asustado, decía “ya vámonos porque nos van a echar la policía”, y decían, “no, no te preocupes, no pasa nada”. Y luego ya me fui acostumbrando. Porque era la primera vez que hacía yo ese tipo de cosas. R: ¿Te sentías como que te podías identificar con su causa? A: Sí, claro. De hecho yo les platicaba sobre la situación de mi hermano que seguía como indocumentado y yo trataba de buscar ayuda para él, y la verdad me di cuenta de varias cosas. La verdad me sirvió mucho y aprendí sobre la situación de ellos. R: ¿Ahí ya lo decías más abiertamente? A: Sí, ahí yo le decía a todos. Solamente en ese grupo. En mis clases y con mis compañeros de prefecto no, pero ellos sabían que yo estaba en ese grupo, y yo les decía “oye, está este grupo, y sabías que hay muchos estudiantes indocumentados..”. Pero ellos nunca me preguntaban. Pero allí fue la primera vez que yo pude empezar a hablar sobre mi situación como indocumentado, como estudiante indocumentado. También les contaba lo que le estaba pasando a mi hermano en Carolina del Sur y todo eso. R: ¿Y tu hermano ahorita qué está haciendo? A: Ya está casado. Algo interesante es que él fue a la universidad dos años, una escuela técnica, desde agosto del 2007. Yo no sabía que él iba a entrar a una community college, cuando estaba aquí en el Tec ya me habló y me dijo “ya me inscribí en el community college”, y yo “ah, ¿a poco sí? ¿Cómo le hiciste?”. Me dijo, “No, es que un amigo se iba a meter allí y él también era indocumentado y ps yo decidí también meterme, y ya está empezando a tomar clases”. Pero yo estando allá él nunca me dijo nada, yo creo que él ni sabía, fue hasta que este amigo le comentó que iba a ir y él se animó. R: ¿El nunca tuvo la idea de ir a la universidad como tú? A: No, de hecho mis papás tampoco sabían. No eso fue de repente. Fue y sí lo aceptaron y empezó a pagar para ir a esa universidad, todo 2007 el fue, y luego se graduó en 2009. Cuando yo estaba en Virginia, en mayo de 2009 cuando yo estaba en Virginia, él se graduó de esta universidad, lo que pasó es que en 2008 se aprobó una ley por así decirlo anti-inmigrante en Carolina del Sur que decía que para entrar a una universidad pública tenías que comprobar que tenías documentos, entonces ya no dejaban entrar a indocumentados a las escuelas públicas. Pero él sí pudo entrar, estaba continuando, continuando y luego en 2009 cuando ya estaba a punto de graduarse, y ya había terminando todos sus cursos le llegó una carta donde decía “Para poder graduarte y para que te podamos dar tu título tienes que comprobar que están legalmente en el país, entonces por favor llega y presenta una identificación, una licencia de conducir”. Como que ya sospechaban de él, pero de hecho dice que sospechaban de varios, de otras personas que eran ciudadanos. Entonces él no pudo comprobar. R: ¿Entonces no le dieron su título? A: No le dieron el título pero sí lo dejaron ir a la graduación y todo eso. Fue esa situación y yo le comentaba a los chavos de Texas, “no ps es que esto le pasó a mi hermano..” Y pues me identificaba



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mucho con ellos. Hicimos varios eventos, organizamos varios eventos, siempre estaba ahí con ellos. Y en ese semestre seguía hablando con Judith y decía, “no es que a lo mejor va a pasar el DREAM Act y todo va a salir bien”. Y yo le dije, “sí, espérate, mejor”. Nomás que luego no se aprobó el DREAM Act, y en ese noviembre entraron muchos republicanos a la Cámara de Representantes y al Senado, entonces como que ya todos sabían que como ya había más republicanos y había más personas que estaban en contra, ya iba a ser más difícil pasar el DREAM Act. De hecho el DREAM Act ya casi se aprobó porque muchos de los que estaban como senadores y diputados estaban a punto de salir en enero, no los habían reelegido. Se decía que ya querían aprobar eso, porque querían que ya en enero del siguiente año no iba a haber tanto apoyo. Entonces cuando se eligieran a esas personas que iban a estar en contra ..era la última oportunidad. Judith también sabía eso y le dije, “si quieres ve haciendo el proceso de admisión para el Tec” y lo estuvo haciendo. Yo regresé al Tec en enero de 2011 y yo seguí en contacto con ella y luego tomé la clase con Carlos, y luego otras clases.. como yo ya sabía más del tema, de los dreamers. R: ¿Entonces fue ese semestre en el que tú te empapaste de la idea de promover la causa y de ayudarlos? A: Sí, porque estaba en Texas y todo eso. Entonces yo en varias clases, “hagan un proyecto de cierta problemática y no sé qué”, y yo siempre buscaba “¿cómo lo puedo hacer de los dreamers?”. Y de hecho sí lo hice, en Teoría de las Relaciones Internacionales, con mi equipo hicimos un proyecto sobre eso. Tenías que usar cierta teoría de Relaciones Internacionales para explicar cierta problemática, entonces había una teoría de “Inclusión/Exclusión”, entonces lo hicimos sobre los dreamers, donde ellos viven en Estados Unidos y quieren se incluidos como ciudadanos americanos pero el gobierno no los dejaba, y todo eso. Lo hicimos sobre el DREAM Act y qué tan probable era que se aprobara, y qué beneficio iba a tener. Entrevistamos a dreamers y todo eso. R: ¿A dreamers de allá? A: Sí, por teléfono. Sí, que yo había conocido en Texas. Y luego en otra clase con Carlos.. como que nos tardamos en decidir el tema, y yo le dije, “oye pos ya necesitamos hacer algo, ¿por qué no lo hacemos de esto?”, y le expliqué, y le dije de hecho yo vengo de esa situación, y él “ah, ¿a poco sí?”, “sí, sí”. Le hicimos la propuesta al profe, y dijo “sí, háganlo de eso”. Y en esa clase era de hacer una organización, un programa o algo así, y lo hicimos de eso. Entonces yo ya conocía a Judith, entonces pusimos eso en el programa, y el profe dijo “Oye, pues es muy factible que se pueda hacer”, yo la verdad no pensaba, pero el dijo “No, yo creo que hasta lo podrían hacer si consiguen fondos, y establecerse como una asociación civil”. Y luego otra chava dijo “Ah, está esta convocatoria que se llama ‘Impulso’”. La clase era en inglés, entonces era también súper fácil. Entonces nos metimos a esa convocatoria y en verano de 2011 nos la aprobaron y nos dieron cierta cantidad de dinero, y decía que si te aceptaban te tenías que establecer como asociación. Entonces regresamos todos a Monterrey y ya empezamos a ver todo eso. R: ¿Tú ese verano te volviste a ir a Carolina? A: Me fui a Carolina del Sur y estaba haciendo verano en línea, y estaba trabajando y seguía platicando con Judith. De hecho yo le llevé solicitudes del Tec, folletos y todo. Ya en ese verano ella estaba decidida. Luego cuando estaba aquí empezamos a llenar todos los papeles para constituirnos legalmente. Yo ya estaba en contacto con Judith, ella hizo todo el proceso de admisión, yo le ayudaba, iba aquí a las oficinas y todo eso; hizo todo el proceso de becas, yo fui a hablar con el directo de becas para ver cómo le podía hacer. Y todo sucedió de que la habían aceptado y le dieron beca. Y como que todavía no sabía. Entonces fuimos a hablar con el Lic. Lozano que es el la dirección de Asuntos Estudiantiles. Yo ya lo conocía porque estaba de prefecto y él estaba muy pegado ahí con los prefectos porque antes era director de residencias. Yo le pedí una cita, y le dije, “Está esta problemática allá, yo tengo una organización, se llama ‘Dream in México’”, él tampoco sabía, decía “¿A poco no pueden estudiar allá?”, “no, no pueden estudiar, no pueden trabajar”, le dije “nosotros estamos apoyando a esta chica, ya fue aceptada al Tec”, y él me dijo, “¿Entonces qué necesitas?”, y yo ya sabía que él apoyaba chicos para que se quedaran en residencias, porque yo estaba de prefecto y ahí te das cuenta, “ah, este tiene el apoyo de este director, entonces no le cobres”, o ese tipo de cosas. Entonces “ella necesita donde



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quedarse, toda su familia vive en Hidalgo, pero ella quiere venirse al Tec de Monterrey”, dijo, “Sí, le podemos dar una beca de hospedaje y puede venir a quedarse aquí en residencias”. Entonces ya quedó eso, ya le dije a Judith “te vas a estar ahorrando estos, y vas a estar cercas de la escuela”, y como que a la mamá también le gustó eso, que iba a estar viviendo en la misma universidad. Y todavía no sabía entonces fuimos a buscar becas de manutención, fuimos a hablar con el Consejo Estudiantil de Filantropía y también al presidente y al no sé quién le dijimos “tenemos esta organización, queremos apoyar a esta chava”, le mandamos el perfil. Y el chavo dijo “Oye, sí, es una buena causa, deja ver cómo le hacemos” y le aprobaron una beca. Entonces el Lic. Lozano mandó un correo al director de Ingeniería Civil, fuimos con él y le dijimos, “está esta chica, ya va a entrar aquí, ya está aceptada, nada más que está en esta situación”, y dijo, “yo la puedo apoyar con 10%”. Entonces ella ya sabía que tenía todo eso. Entonces yo me acababa de graduar y fui a Carolina del Sur y la vi, y le dije “ya tienes todo listo”, en diciembre fui. Y luego ella regresó y ya empezó a estudiar aquí. Entonces ya tenemos la asociación y todo eso. R: ¿Y aparte de eso qué haces tú ahora? A: Yo regresé a Monterrey en enero de este año porque ya me había graduado, entonces empecé a buscar trabajo. Como estaba de prefecto me dieron chance aquí en residencias de quedarme dos meses y estaba buscando trabajo. Encontré esta organización, Alianza de Misioneros de Misericordia AC –AMMAC-, es una organización sin fines de lucro que lleva más de 13 años apoyando la comunidades menos favorecidas de Monterrey y yo estoy como coordinador de voluntarios, porque tiene muchos voluntarios extranjeros y nacionales. Y también estoy coordinando los programas de servicio social con las universidades –la Metropolitana, la UR y la UANL- estamos recibiendo muchos alumnos. Entonces empecé a trabajar ahí, me salí de residencias, ya encontré un departamento en Mitras Centro, y vivo solo. Y pues ya desde enero ya estoy independiente, mis papás ya no me están apoyando porque ya estoy trabajando y todo eso. R: ¿Y le estás pagando algo ahorita al Tec? A: Sí, estoy pagando el crédito que me dieron. Y seguimos con lo de Dream in México. Así estamos ahorita. R: ¿Ahorita sigues en contacto seguido con tu familia y todo? A: Sí, por Skype y todo eso. La prima y el primo de mi mamá que están aquí los sigo viendo. Fui a León en mayo, estoy yendo a León. Entonces sigo en contacto con toda mi familia. Ah y no te comenté: el primer verano que regresé a Estados Unidos en el 2008 fui a California a ver a un tío y una tía, mi tía que estaba en San Diego y mi tío que estaba cercas de Fresno, mis papás me dijeron, “oye, ps si quieres ir a verlos”. Entonces me fui ese verano a ver a mi tía y a mi tío. Mi tía, si la conocía de fotos, pero no la había visto como en 14 años, entonces la volví a ver, y tenía su hijo y su esposo.. entonces los conocí a ellos. Y luego mi tío, en Fresno más hacia el norte, él no lo conocía ni en fotos, fui a verlo a él, el ya tenía ahí su esposa, dos niños.. R: Ya después de que te regresaste has conocido más familia. A: Sí, así sucedió. Ahorita estoy trabajando, estoy con lo de Dream in México y todo. R: ¿Ahorita te quedarían ganas de regresarte a Estados Unidos a vivir? A: Mmmm no sé, siento como que ya estamos haciendo todo esto de Dream in Mexíco, siento que sería mejor ya apoyar con ese desde aquí. Y pues la verdad yo estoy a gusto ahorita en el trabajo donde estoy. R: ¿A qué tan largo plazo te ves ahí? A: No, pues a lo mejor no tanto, a lo mejor este año, a lo mejor el siguiente. Pero ahorita estoy a gusto. La verdad cuando yo me gradué del Tec, como estaba ahí de prefecto, de hecho desde antes, yo estaba



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buscando trabajo en el Tec, metí solicitud y todo, quería quedarme ahí en el Tec, ver si me podían apoyar con una beca de hospedaje..la maestría, decía pues a lo mejor me van a pedir que haga la maestría, pues la hago, ya qué. Como que ya estaba cómodo en eso.. pero luego no fue saliendo. Había un puesto en residencias pero sentía que se iban a tardar, se estaban tardando mucho. Y luego ya me contrató esta organización y ya me fui para allá. Porque la verdad cuando el Tec no me daba un trabajo sí me sentía un poco asustado, decía “¿cómo le voy a hacer, cómo voy a vivir solo?”. Pero ahora que ya empecé a trabajar, y ya tengo departamento, que estoy pagando renta y todo lo que tengo que pagar pues ya me siento más independiente, y no me siento con ese miedo. La verdad estoy aprendiendo aquí mucho, sobre todo lo de qué se tiene que hacer para ya tener Dream in México. Es algo que a mí me gustaría hacer, y por eso estoy haciendo todo esto, es lo que yo quiero hacer.

22 de agosto de 2010. David: D Rebeca: R

D: Mi nombre es David, tengo 22 años, llevo aquí en México, ya voy a cumplir dos años, en noviembre 27 cumplo dos años. Estoy aquí para tramitar mi residencia para irme a Estados Unidos. Llevaba en Estados Unidos la cantidad de 10 años, desde el primero de septiembre del 2000, hasta noviembre del 2010, que fue cuando me tocó mi primer cita, acudí a la ciudad de Juárez, para tramitar mi residencia. Originalmente, cuando me fui a Estados Unidos, me fui a los 10 años, íbamos con plan de visitar a mi hermana que nació allá, en EU, en McAllen, estudió allá y yo quise tomar la iniciativa, a tan corta edad, de hecho, de querer ir a Estados Unidos porque me gustaba la televisión y me gustaba cómo se proyectaba la vida de estudiantes … por medio de las caricaturas, las series (tipo “ICarly” pero no me acuerdo que series veía) que la escuela te enseñaban que los pasillos, que los casilleros, que los comedores, las escuelas con clima.. Me llamaba mucho atención, y cómo se vestían, sin uniforme, la comida que comían, las diferentes actividades.. Y a esa edad decidí quedarme. Mi mamá al principio me decía “no, no te vas a quedar, estás loco, tienes 10 años”, pero no es que me gusta Estados Unidos, y aparte veía los malls.. en ese entonces no había tantos malls aquí, Valle Oriente no estaba. Yo originalmente soy de aquí, nací en Apodaca y estudié en el colegio “El Gante” que era un colegio de paga, no era tan privilegiado como las escuelas de Estados Unidos R: La escuela pública allá está mejor que las escuelas privadas aquí… D: Y me llamaba la atención aprender a hablar inglés, porque mi hermana hablaba inglés, y tenía un novio y yo no entendía qué decían, y yo, por curiosidad, quería saber qué decían y me llamó la atención el inglés y quise aprenderlo. So dije, “no, me quiero quedar”, y mi mamá “no, estás loco, estás loco”. Total se dio la oportunidad de quedarme, una tía me apoyo mucho, dijo “está bien, para que conozcas a tu prima, que esto y lo otro”.. Tengo familiares allá, para que los conozcas, salgan y todo eso. Y pues empecé a cursar allá… cuando me fui iba, estaba en vacaciones de cuarto año, y allá terminé la segunda parte de cuarto año, ingresé a quinto, sexto.. Iba a cursar 7º, pero por problemas de familia con mi hermana, por la rebeldía, porque ya tenía en ese entonces 13 años –ya tenía 3 años viviendo en Estados Unidos-, como que me empecé a rebelar un poquito. Rebelde de que “quiero salir”... o sea al principio mi hermana me daba tareas en la casa “limpia los platos,



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recoge la basura, recoge tu cuarto, mantén la casa limpia”, en ese entonces mi hermana tenía 18 años, estaba recientemente graduada de la preparatoria, vivía en un apartamento, por medio de mi mamá que le consiguió. R: Pero, ¿por qué tu hermana vivía allá desde antes? D: Porque nació allá. Ella primero vivía acá, hasta los quince. Después se enteró que tenía ciudadanía y muchos tíos le dijeron oye.. R: La animaron a que se fuera a vivir allá D: Por la ventaja de aprender inglés, de ganar en dólares, en este entonces no era mucho el dólar, estaba a 10 pesos, ahora está en 13 R: Entonces sólo tu hermana vivía allá, y tú vivías aquí, con tu papá, con tu mamá y ¿tienes más hermanos? D: Sí, con mi mamá, con mi hermano, éramos nosotros tres …y mi abuelita y toda mi familia es de aquí. Aparte lo que te digo, lo que fue más influyente fue que ella venía y le hacían fiesta, de que “ay, mi hija querida hermosa, vente vamos a comprarnos ropa, vente vamos a comer, pa’ aquí, pa’ allá…” y yo me sentía como que celoso. “¿Por qué la atención para ella y yo no?”. Y siendo yo el hombre mayor de la casa. R: ¿Son tu hermana, luego tú y luego tu hermano menor? D: Pero yo soy el hombre mayor. Cuando estaba aquí sólo, pues yo era el número uno, el chiquito me quitaba todavía, pero dije “ay es un bebé”, pero mi mamá compraba ropa, me prestaba dinero, todo, todo.. Pero cuando venía ella, toda la atención iba hacia mi hermana, entonces no me gustaba la idea de que “oye, ¿quién eres? no te conozco”.. porque nomás venía durante el tiempo de vacaciones. Y sí recuerdo haber conocido a mi hermana, pero poco, porque yo estaba chiquito, yo andaba en mi rollo… R: ¿Cuántos años te lleva? D: Ocho R: O sea, un buen.. se fue cuando tu tenías como 7 D: Casi, creo, sí… y de los siete años anteriormente no vivía con nosotros. De hecho ella tiene otra historia diferente a la mía. Ella vivía con mi abuela, aquí en la del Valle, yo vivía en Apodaca con mi mamá… por problemas familiares, que no sé cómo estuvo, pero es otra historia y no me la sé muy bien. R: Realmente no habías convivido mucho con tu hermana hasta que tú te fuiste allá. D: Exactamente. Entonces por ello quise también.. dije pues, a lo mejor si me voy con ella nos hacen fiesta a los dos juntos. Y pues así.. mi mamá me seguía mandando dinero y todo, seguía teniendo el mismo tratamiento, el mismo querimiento, obviamente el amor de madre no cambia. Entonces estuve allá, me regresé a los 13. Estuve cursando primero y segundo de secundaria, que es 7º y 8º año de escuela allá, es conocido como escuela intermedia, middle school. Estudié aquí en las Torres. Y ya, por razones de la vida, económicas, a mi mamá no le fue muy bien. Ella siendo doctora general, había invertido en un proyecto muy grande para México en ese entonces, pues los seguros no querían pagar por ese tipo.. era un tratamiento para la gente que tiene dislocación de disco en la columna. Lo que hacían era que te metían a una máquina y te estiraban poquito a poquito, era un tratamiento de 30 días y solo mismo se acomodaba el disco y ya no tenían que hacer operación. Invirtió en eso y no le fue muy bien, y cuando vio la necesidad y el tiempo y que podíamos irnos allá a Estados Unidos, porque ella pues cuando vio que estuve allá un tiempo, ya nos estábamos haciendo a la idea de conseguirnos una casa allá. Y nos conseguimos una casa muy grande, de cuatro recámaras, a muy buen precio –supongo yo- con amplio patio, muy grande el patio. Esa era otra cosa que me gustaba mucho de Estados Unidos, en todas las casas siempre hay patio, verde árboles.. sí, aquí tienes montañas, aquí tienes todo eso, pero es puro cemento. Allá quieres jugar soccer, y tienes campo para jugar, no es tierra con zacate piedras y lo que tú quieras.. Allá tienes todas las



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comodidades, todos los lujos, todo, todo y gratis; no te costaba.. bueno que los cines, los malles, todo me encantaba de Estados Unidos. Fue mi razón por irme allá. Luego en el 2005, pues todos parejo, dijimos “vamos pa’ Estados Unidos”. Allá, mi mamá dijo, a ver qué estudio, qué trabajo, en qué me meto, a ver cómo le hacemos. R: ¿Y cómo le hicieron? buscaron trabajo tus papás? Los papeles? D: Sí. Mi mamá siempre ha sido madre soltera, por eso no he comentado nada de mi padre, de hecho ella siempre nos creció a mi, mi hermana y mi hermano menor. Y pues, primero… R: ¿Tu mamá es mexicana? D: Es mexicana. Ella lo que hizo en ese tiempo, de 2005 que nos fuimos pa’llá empezamos a ver cómo arreglar los papeles. La ventaja es que cuando es de hijo a padres, el proceso de tarde 6, 7,8,9 meses un año máximo. R: ¿Como tu hermana tenía la nacionalidad, ciudadanía, tu mamá la podía adquirir también? D: Sí, inmediatamente. Entonces, los primeros meses, se fueron mi mamá y mi hermano, en mayo de 2005. Yo todavía me quedé aquí para cursar segundo secundaria, me fui a vivir con unos amigos de la cuadra, también de la secundaria. Y luego ya terminé de cursar y ya me fui para Estados Unidos. Dije no me quiero ir otra mitad aquí, otra mitad allá, y pues realmente ni aquí ni allá. Ya me fui para allá, y ya empezó mi mamá solita sus papeles. Le llegaron a los dos meses noticias de que “ok, mándanos tu documentación, por medio de quién estás tramitando… bueno este es el pago tal”…. Para octubre, noviembre le llegó la residencia. Ya por medio de ahí buscó trabajo, actualmente trabaja de farmacéutica en un Walmart, por la casa cerquita. Le pagan bien, no es la gran cosa, pero no es tampoco… R: ¿Dónde vivías cuando te fuiste tú la primera vez, que vivías con tu hermana nada más? D: En Houston, siempre ha sido la ciudad, Houston..siempre R: ¿porque tenían familiares allá o por qué esa ciudad? D: Sí, porque teníamos familiares anteriormente que se habían ido desde hace mucho tiempo allá, sus trámites estaban ilegales. Uno, de hecho, recientemente se volvió residente también, porque uno de sus hijos no tenía la edad, ya cumplió la edad, y –es un tío- tramitó por medio de él y le dieron la residencia. Porque él era menor y dijo “no, pues es que yo no me puedo regresar, porque tengo un hijo y estoy tratando de arreglar por mi hijo ..y aquí está el dinero..” R: Cuando se fue tu hermana, ¿ella vivía con tíos o ..? D: Originalmente sí, ella se fue viviendo con tíos. Ya luego, pues ves que la escuela, en high school, empiezas a trabajar a los 16 años.. Mi hermana se fue teniendo 15, entonces vivió un año con unos tíos, buscó trabajo a los 16 y se salió y se fue a buscar un apartamento; obviamente contaba con ingresos de mi mamá, que le mandaba desde aquí, entonces mi mamá le pagaba el apartamento y ella se paga que la transportación y…bueno la escuela parte, porque ella estaba joven y high school es gratis. R: ¿Y ella no tenía problemas porque ella es americana, o sea ella podía trabajar desde los 16..? Y cuando tú llegaste a vivir con ella, vivías… D: Yo y ella, y el novio. Y el novio también le ayudaba, porque vivía ahí. Ya no vivía con los tíos. R: Y luego que regresaron, ya que se fueron todos, bueno tu mamá y tu hermano y tú, ¿cómo fue esa vez? D: Esa vez estábamos en la casa que te digo que adquirimos. Compramos una casa y nos fuimos a vivir ahí. Cuatro recámaras, el patio muy grande, la escuela cerca, a tres cuadras, el hospital también a 6 cuadras, la



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tienda HEB a 3 cuadras, gasolineras a 3 cuadras… o sea todo a tu alrededor está… Aquí hay un vecindario, y aquí está el HEB, acá está la gasolinería, acá está el hospital, y acá están todas las escuelas, están acomodadas por niveles, primaria, luego a lado la secundaria y luego a mero atrás está la prepa. El mismo camión te lleva, es seguro en las mañanas irte solo. De hecho cuando yo me fui allá, llamaba mucho la atención porque ya tenían tiempo de no ver a un nuevo inmigrante, a un foráneo, por así decirlo, en la escuela donde yo iba para cursar quinto año. R: ¿Cómo fue cuando tú llegaste? D: Pues, había hispanos que hablan inglés, y pues me junté con ellos. Yo mi meta no era hablar español, era querer hablar el inglés. R: ¿Habías aprendido algo de inglés en la escuela aquí, en el colegio? D: Nomás los colores y los números. Y del uno al diez. Pink, yellow, green.. pink si te lo sabía decir porque era un color de mujer “pink, niña, blue, niño”, o rojo, red.. pero en sí no sabía decir violet, purple, colores más complicados. Me fui allá, ingresé a la escuela, y era el nuevo. Todo mundo “hey ¿de dónde eres?, y ¿por qué estás aquí?” y “vamos a salir”, esto lo otro.. Yo me juntaba con los hispanos para tratar de aprender el inglés, y ellos trataban de hablar el español, porque no lo hablan al 100%, lo hablaban “pochillo” con acento chistoso, o no saben conjugar en presente-pasado-futuro… Yo les ayudaba y ellos me ayudaban a mí. Y pues, empecé a hacer tareas, me ayudaban, me quedaba en la escuela; en las mañanas empecé a participar en eventos de la escuela. R: ¿Cuando estabas en primaria? D: Sí, en primaria. Había equipo de reciclaje , que a cierta hora del día ellos pasaban a todos los salones a recoger el papel para reciclarlo. Yo lo veía como un “free time” como un tiempo libre, voy a hacer algo bueno, pero estoy, como dicen aquí “volando la clase”. Entonces yo hice eso. También había en las mañanas que el “deste” del desayuno.. yo me encargaba, me ponía en un lugar y a recoger las charolas. Venías y me dabas la charola y yo lo agarraba, tiraba la comida y a ponía atrás de mi. R: Y eso fue algo que aquí, en el colegio donde estabas… ¿qué tanto participabas en la escuela? D: Pues no había nada más que jugar soccer. Había banda de guerra. Pero de ahí en fuera no había nada de que “wow”, no teníamos equipo de basketball, creo que de soccer sí y de banda, pero era lo mayor. Y para banda de guerra tenías que estar en secundaria, y yo estaba en primaria. Mi hermana de hecho estuvo en banda de guerra, ella estudió también en el mismo colegio que yo estudié, pagado. Pero no era lo mismo. Los salones con aire lavado, las ventanas rotas. No era la misma calidad de estudio. R: ¿Y qué fue lo que más te impresionó cuando llegaste a la escuela? ¿Te acuerdas del primer día de clases? Te la imaginabas como la veías en la tele… D: Sí, es que sí es así. Todos los niños pasaban por el pasillo y platicaban. La prioridad era saber llegar a tu salón, porque tú desde primaria estás sabiendo cómo llegar a un salón, de que “maestro tal, salón tal”. Aquí sí sucede, pero “es el salón de la izquierda”, ya lo ves físicamente, por la estructura de las escuelas, como están diseñadas. Aquí no, es un tipo mall, más pequeño obviamente, pero hay corredores, cafetería, librería… Ah la librería fue algo que me impresionada R: ¿La biblioteca? D: Ajá, la biblioteca. No contábamos con ese tipo de …. en mi escuela si contábamos con biblioteca, pero 3 estantes llenos de libros, eran los que comprabas tú para el gobierno, o sea no eran libros para leer tú. Y no soy mucho lector, pero cuando iba ahí me gustaba agarrar libros, para leer y aprender, los dibujos, las imágenes, aprender, aprender, aprender lo más que pudiera. Y los salones de ciencia: hacer experimentos, abrir una rana, lo que pasa en las películas y televisión. La comida que te servían, las charolas.. bueno aquí está, tienes free lunch. No tengo que pagar, ¿dónde están mis 10 pesitos, mis 20 pesitos que mi mamá me



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dio? Comprar tu lonche, una torta unos tacos. No, acá era lonche bien servido: tu vaso de leche, normal, vainilla, fresa chocolate; tu ya pedías que lasaña, spaghetti, puré, pizza.. R: ¿Y te quedabas más tarde en la escuela o qué horario llevabas? D: No, es el mismo horario, de 7 de la mañana a 3 de la tarde. Pero haces actividades… En primaria no había equipos de nada, ibas y ya te salías. Pero ya cuando fue que llegué a secundaria, hay futbol americano, jugué futbol americano un año, antes de regresarme otra vez para acá; hay equipos de basketball, de track de maratón, de atletismo, pesas… Los gimnasios también me gustaban mucho, porque había clases de educación física.. ¿Y la educación física aquí qué es? Jugar soccer y hacer el ejercicio, pero no había gran cosa, todas las actividades… eso me gustó mucho. Entonces el primer día de clases fue recorrer la escuela, conocer todo, querer usar todo.. las computadoras. Que en ese entonces no eran la gran cosas tampoco, era el 2001 estamos hablando de Windows 2000.. Pero cada quien tenía asignada una computadora y la tenía disponible en una pared del salón. Y yo “ah canijo, yo no tengo ni…” con esas computadoras todavía viejitas. Digo y allá no, tenía accesibilidad a Internet. No era dialog, aquí (en México) estabas dialog y allá estabas ya en banda ancha. R: Dialog es el que conectas con el teléfono, que no puedes usar el teléfono porque estás conectado a Internet con la misma línea. D: No, de hecho ya no era ya así allá, y aquí sí. Allá era DSL. R: ¿Sentías que estaba un poco más adelantado quizás? D: Sí, y de hecho le decía a mi mamá “fíjate todo lo que te estoy ahorrando”. Porque cuando yo quería algo mi mamá me lo compraba. “Quiero un Playstation 2” Pas, me lo compraba, aquí lo tienes.. lo que yo pedía era quiero ropa, y me daba lo que yo quisiera. ¿Por qué? Porque ya estaba facilitándole a mi mamá en tener dinero, que se estaba ahorrando porque la escuela allá.. si eras japonés, si eras africano, indio, mexicano, portorriqueño, hondureño, venezolano.. de donde tú seas por ley de Estados Unidos, si tienes menos de 18 años tú tienes derecho a una educación gratuita, ya si eres de bajos recursos aplicas para firmar tal forma y que te den la comida gratis. R: ¿Lo único que tú pagabas era la comida? ¿Cómo un paquete que pagas la comida al principio, en vez de pagar colegiatura pagas tu semestre de comida y ya llegas y no te cobran cada día? D: Sí, ya estaba todo pagado. R: ¿Y te tocó convivir con gente de otros lados? Aparte, dices que había muchos hispanos. D: Sí, de hecho el vecindario donde nosotros nos mudamos me gustaba mucho porque no era totalmente latino: había negros, chinos, vietnamitas, de todo tipo.. Entonces tú salías, bueno yo salía en bicicleta, me iba y veía chinos, nunca había visto yo foráneos, o sea.. negros, si los ves en la tele y todo pero no había convivido con ellos. R: ¿Cómo era tu convivencia con ellos? D: No fue nada extraña. Me gustó, me gustó el tipo de relación. Yo soy de signo zodiaco libra, somos muy sociales… por esa razón yo creo que se me hizo fácil el socializar. Soy muy social en ese aspecto. Entonces tanto me juntaba con negros, blancos, amarillos, morenos, de donde sea… yo me juntaba con ellos, jugábamos futbol americano, cámbiale el soccer a futbol americano, y hacíamos nuestras partiditas ahí en el parque, había en el parque un sendero y te vas por el sendero. Ellos tenían motos de motocross y pues nos íbamos en moto, o cuatrimoto. Me tocó ir a ranchos allá. Los ranchos, las quintas de aquí (México) no son ranchos de allá. Ellos, un rancho es tener una casita chiquita o más o menos grande, muy básica; no es tener una quinta con alberca y esto y lo otro. Por el terreno y para “agricolar”, para sembrar, tener ganado y todo eso. No lo ven como para irte de vacaciones. R: …para divertirte, porque aquí son como casas de campo, de fin de semana.



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D: …exactamente, y allá tenían vacas y todo. Un amigo muy estimado sí tenía más ese tipo de rancho. íbamos de cacería a cazar venados, también está muy interesante, y muy “de hombres” por así decirlo. R: Y, con estos vecinos que eran de otros lados, ¿también hablaban todos en inglés? D: Sí. R: ¿Y qué tal? ¿Tú sentías que batallabas más o batallabas menos que otros? D: Te diré que si me tardé, me tardé para empezar a hablarlo y entender, entenderme –no al 100, pero un 15-10%- apuntando y diciendo “hamburger” o de que “notebook”, “pluma-pen”. Fue más un rato de memoria, para aprenderme las cosas por memorizarme: “esto es un vaso: cup”. Y eran palabras muy simples. De hecho estuve en una clase muy poco tiempo, en “English Second Language” ESL. Estuve cursando esa clase… R: ¿Eran clases especiales de inglés, o eran clases “normales” pero en…? D: No, no. Yo tomaba clases totalmente en inglés, había una clase, un periodo del día, que me sacaban para cursar esa clase. Yo me comunicaba muy fácil, lo que pasaba es que no sabía escribirlo, entonces era para aprender a escribir. R: Era como regularización, para que aprendieras bien el idioma. D: Sí. Tomé un examen y te decía “cat”, “dog”, con dibujito y tenías que buscar la palabra, y sí reconocía las palabras. Pero cuando era cuestión de escribir cosas en inglés, pensaba en español y dices” quiero decir esto y no sé cómo se diga”, entonces agarraba un diccionario y a buscar la palabra. Y luego estaba incorrecto porque lo tienes que poner en el tiempo correcto, tiene que buscar el verbo, la acción.. Es el sujeto, y luego la acción.. acá, no, bueno sí, se cambia a veces. R: Cambiar tu estructura.. D: Sí, de conjugar las palabras. R: Y por ejemplo.. cuando te fuiste la primera vez, pues estabas más chico, entonces a lo mejor era más fácil aprender rápido y que no te diera pena, o no sé.. D: Pues sí te daba pena, porque tus amigos se reían de ti. R: Incluso los de origen hispano, porque ellos ya dominaban el inglés. D: pero cuando les tocaba a ellos hablar español, yo me reía de ellos. R: Y sabías si ellos, cómo eran sus historias.. D: Pues.. sus abuelos se fueron a Estados Unidos, tuvieron a sus padres ahí, y ellos tuvieron a sus hijos. Muy básica historia R: O sea, eran migrantes de tercera generación, ya totalmente nacionalizados. D: Sí R: Y luego, ¿cómo fue hacer una parte de la secundaria aquí y luego regresar allá? D: Como yo estaba en el transcurso de la rebeldía, pues lo máximo que hacías allá era no limpiar tu cuarto, no cortar el césped, que era una cosa que se me daba como tarea, “tú corta y yo te doy 20 dólares”, porque estaba chiquito y no podría trabajar, mi hermana dijo, corta el zacate en vez de que le paguemos a alguien venga. Entonces yo empecé a generar ingresos, 20dls semanales y también mi mama me manda, pero pues era algo que yo me estaba ganando. Con eso adquirí un celular, y desde los 12, 13 conseguí celular. Y pues



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era de que “me voy a quedar un tiempo más en casa de mi amigo”, “no, David, tienes que regresar, y hacer tarea..”, “Ay, la hago mañana” Porque también podía hacer tarea en la escuela o ya la hice. “Bueno, no limpiaste la casa, tienes que venir a limpiar la casa”, “no, es que.. bueno la limpio mañana”…. Mi hermana siempre ha sido muy disciplinada, entonces yo creo que cuando ya no pudo conmigo, dijo te regresas a México con mi mamá. “Ay, pues me regreso, me vale”. R: Y tú no la obedecías por rebeldía, ¿nada más, o porque decías “pues no es mi mamá”, o qué pensabas? D: Parte sí fue, mayormente, porque… “quédate acá a dormir y vamos al cine”, que es lo que hacías a esa edad; fiestas y cotorreos y como dicen el after y el ante a esa edad no se daban. Ya fue aquí que llegué a secundaria, los quinceaños. Quintas, el cotorreo, el after, que esto y lo otro. Entonces ya llegué aquí con más ganas de salir. Me vine de allá y dije.. bueno, sí me quería regresar porque iba a empezar a jugar futbol americano en 7º año. R: ¿Cuántos años tenías? D: En ese entonces tenía 13. R: ¿Y cuando te regresaste allá? D: 15 para cumplir 16. Sí porque estuve dos años, desde el 2005, y ya me regresé para allá… Yo creo que fue más difícil querer irme de aquí cuando empecé todo lo de los quinceaños, los cotorreos y todo porque ya era yo chambelán, tenía novia, x y y razón.. dije, ya no me quiero ir, yo me quiero quedar. “¿y con quién te vas a quedar, David? ¿con tu abuela, en la de Valle?” No, no me quiero quedar con mi abuela. “¿Con tu tía?” No, no mejor déjame quedarme con mis amigos.. R: Porque tu mamá se quería ir y tramitar la ciudadanía, la residencia y trabajar allá y todo. Y volviste a tener la decisión de “me quedo o no me quedo”. D: Sí, volver a tener la decisión. Al principio fue de que, yo quiero irme allá.. sí tenía amigos en la primaria, pero no eran la gran cosa, no era de que.. que puede ser que no pudiera hacer más allá. Tenía cable y veía Disney, y series como ICarly y las películas, el centro, los edificios, los parques, todo muy moderno.. se me hacía cool, era algo que me llamaba mucho la atención. Y el inglés, me llamaba la atención, querer entenderlo, querer hablarlo, porque yo veía a mi hermana y “¿que están diciendo?”, me les quedaba viendo y no entendía, como si hablaran en chino ahorita, no entender nada. R: ¿Cuándo estuviste allá la primera vez venías a México, o te quedaste de corrido todo el tiempo? D: Veníamos con mi hermana, en vacaciones largas, íbamos a Bahía Escondida, a Cola de Caballo o en la casa ahí nos quedábamos, y luego íbamos para allá. R: O sea, siempre mantuvieron la relación con los familiares de acá. D: Sí, mi mamá también viajaba. Empezó..pues también, iba más seguido allá. R: ¿Nunca tuvieron problemas para cruzar? D: No, mi mamá, gracias a Dios, de mi abuela le tramitó visa y pasaporte a mi mamá, por ello mi mamá también cuando estaba de corta edad a nosotros nos dio pasaporte y visa y todo. De hecho se me hace sorprendente, porque tengo una visa que no vencía hasta el 2005… anteriormente tenía el papelito, no había visa láser. Yo siempre he tenido.. R: ¿Tú cruzabas como turista siempre, aunque estabas viviendo allá? D: Sí, estaba viviendo y estudiando allá como turista …el lo cual se requiere cuando estás queriendo seguir estudiando, después de los 18, que tramites una residencia de estudiante, para poder estudiar allá, en el transcurso de los 18 en adelante. Como la escuela es gratis, pero como te estás graduando de la preparatoria



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a los 18, es necesario que, si eres ilegal o no ilegal, si no tienes papeles, indocumentado, que tramites una residencia, una visa de estudiante para que tú puedas estudiar allá. R: Y eso lo que tú estás haciendo ahorita… D: No. Yo estoy tramitando la residencia. R: ¿Permanente? D: No es permanente, te dura 5 años, y luego si después de 5 años decides tu volverte ciudadano puedes tramitar la ciudadanía. R: Una cosa es residencia, por que tú sigues con tu ciudadanía mexicana, como residente legal estadounidense.. y eso te permite trabajar? D: Sí, y estudiar. R: Y después puedes pedir tú la ciudadanía. D: Sí, después de 5 años. R: ¿Y cuando pides la ciudadanía americana, pierdes la ciudadanía mexicana? D: Sí te piden perderla… tú dices, yo me comprometo totalmente a ser americano y esto y lo otro. Pero no me pega mucho aquí en México el que tú te vuelvas estadounidense, entonces puedes mantener por medio una ciudadanía mexicana, y tener doble nacionalidad. Mi hermana la tiene, y eso que nació en Estados Unidos, entonces mi hermana no niega ni aborrece la ciudadanía mexicana, a ella se le hace padre ser mexicana como se le hace padre y una súper ventaja ser norteamericana. R: Y tú ahorita estás pensando en la residencia nada más para poder trabajar y estudiar… D: Para poder estudiar, más que nada. Porque yo no quiero estudiar aquí por razones económicas, por razones de pago, por razones de que mientras tanto no puedo conseguir un trabajo que me pague bien, para yo solamente cursar un trabajo, o cursar ocho, nueve horas e ir a la escuela. R: Entonces, a ver, para seguir el orden cronológico, y no perderme: Llegaste aquí y estuviste primero y segundo de secundaria, te regresaste y ya te quedaste allá… D: ..hasta el 2010 que acaba de salirme de high school. R: ¿Y cómo fue esa segunda vez que te regresaste? D: Pues otra vez volver, y dije, “ay bueno” ya estaba aquí con el party mode, no quería regresarme, yo quería seguir disfrutando. No te voy a decir que soy alcohólico, la cerveza, el cigarro.. no soy adicto, pero en la fiesta se me hacía una travesura, “tú lo haces, yo lo voy a hacer”. De que.. vamos a escondernos y fumarnos un cigarritos, hasta le pedías a los, no a los profes, el que cuida los pasillos, el prefecto, “¿trae cigarros?”, “ay que chingada…no digan, ten”. R: ¿En la secundaria? D: En la secundaria. Muy mal. R: Y te imaginabas que en Estados Unidos eso no iba a pasar, ¿o qué? D: Sí, yo sabía que eso no pasa allá. Allá de hecho, eso es a veces más grave.. pero a veces no me juntaba con ese tipo de personas. Sí escuchabas, que un amigo tuyo… pero era droga, no era cigarro y cerveza. Por que a ellos.. les inducen mucho… sí hay programas de antidroga que cursas en la escuela y que tienes que tomarlos para certificarte, pero entre más te -desde primaria te inducen- pero entre más te dicen que no tú



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más lo quieres hacer. Entonces pues.. “me dicen que no, yo lo voy a hacer”. Y contra la drogas yo no tuve rebelión, no me gusta el sabor ni el color ni nada de eso. Y la cerveza tampoco, no me gustaba, pero cuando vas a una fiesta, y ves a tus amigos tomando.. “bueno ándale un traguito” y ya terminabas con tu caguama y tu vodka.. tenías botellas de SKYY. Y luego ps ya, para bajarle a la borrachera tu cigarrito. Ahora no tomo y no fumo, sí de vez en cuando me tomo unas dos, tres cervezas y un cigarrito, pero.. R: Es también cuestión de la edad. D: Es la edad, sí. R: ¿Y entonces cómo fue tu decisión de sí volver? D: Porque pues no iba a poder trabajar aquí a los 16 años, no se me hacía algo fácil. No conocía los callcenters, ahí te contratan a los 16 años, y no me iba a ir a Soriana a trabajar de paquetero, ni me iba a poner a buscar trabajo a los 16, porque no era mi necesidad, yo no me veía… R: Cuando estuviste aquí, como ahorita que dijiste que no sabías que existían los call centers, era una ventaja para ti saber inglés? D: Cuando llegué aquí, sí porque de hecho ya no era la maestra o el maestro de inglés el que daba la clase.. “David necesito que me ayudes, hiciste tales ejercicios, ¿se escribe tal “asá”?”... Yo les enseñaba a los maestros de inglés, entonces ya era yo el que estaba dando la clase.. Entonces muchos amigos, “oye, David, ayúdame con la tarea de inglés”, y yo “te va a costar, compadre, no seas gacho”.. Lo que les daban a ellos de tarea, que completa un párrafo o qué significa esto y lo otro.... Siempre tuve cien en eso. R: ¿No te aburrías? D: Sí, pues de hecho en ese tiempo, me dormía en la clase. Clase de inglés: llegaba, y si no le ayudaba al profe, me daban la hoja para terminar y ya nomás me dormía. R: ¿Y los compañeros no te decían algo, te ponían apodos o algo? D: “El teacher” R: Pero no se te ocurrió en ese momento –además de que pudieras cobrarles las tareas a tus compañeros – meterte a trabajar? D: No, nunca me llamó la atención trabajar a esa edad, a los 16 no. Fue cuando dije, bueno vámonos, todos parejo. R: Y ya se estaban yendo tu mamá y tu hermano. D: Ya se estaba yendo todo mundo, y mi mamá me dijo “David, no sé si voy a poder regresar por ti”, y yo.. uy, como que.. Entre más grande creces más miedo te dan las cosas, porque ya sabes cómo están las cosas, ¿me entiendes? Y en ese tiempo no había la situación crítica de que “mataron a diez personas y”... En este tiempo no había eso, en 2005 Monterrey estaba hermoso y bello y venías y te quedabas, ibas de aquí hasta el centro caminando y no había problema. Luego cuando me fui allá y fueron empezando a cambiar las cosas, que cambio de presidentes, que ya no son, que los narcotraficantes, que esto y que lo otro... Me fui en muy buen tiempo... Dios te prepara para todo, igual y la razón por la cual no le pegó el negocio a mi mamá fue para prevenirnos de algún mal.. y gracias a Dios nos fuimos allá, y resumí mis amistades que tenía allá. Y mis amigos.. aquí se usaba mucho el Hotmail, yo allá tenía cuenta de Yahoo y de AOL, porque lo usábamos para las tareas en línea desde la primaria.. Desde primaria tienes tu correo y hablas con tu profesor, para hacer las tareas, los exámenes en línea.. R: Entonces, regresaste y te reencontraste con la gente que ya conocías.. ¿Vivías en la misma área?



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D: Sí, resumí mis amistades... Hemos vivido siempre en la misma casa. Ha sido muy buena casa ese lugar, está muy bien. Era como aquí que.. no es Houston, es la ciudad de Houston, pero son los suburbios de Houston. R: ¿Cómo se llama? D: Se llama Sage Meadow. Así como aquí decir “Del Paseo”, “Del Valle”, “Miravalle”.. tipo de vecindades. Ya llegué allá, regresé me metí a la escuela. Conocí a un amigo de mi hermana que trabaja en la construcción y me dijo, “pues si quieres los fines de semana ven conmigo a trabajar”, entonces empecé a hacer construcción con él, y aprendí lo que viene siendo la remodelación. Empecé recogiendo basura ... esta es la parte que me gusta hablar de ello porque ... me dice bueno.. Ya tenían bultos de madera, basura, escombro.... Allá tú haces el cimiento, haces tu planta de cemento, y se hace toda completa de madera. Entonces me llamaba la atención porque yo desde chiquito he querido ser arquitecto o ingeniero, yo jugaba mucho con los legos, me gustaba construir cosas.. Entonces ver cómo se construía una casa me llamaba mucho la atención y ..por ello mismo mi hermana me recomendó con él, “no, ps vente pa’ que aprendas” .. Entonces empecé a trabajar desde ese entonces, desde 2005 que me fui para allá, fue en agosto, regresando de vacaciones de verano, se me dio la oportunidad de trabajar en construcción, en remodelación, y trabajé con este chavo, se llama Louis, y tiene un negocio, se llama “Better Building Services”. Eran construcciones de puras casas, remodelaciones de baños, cocinas, salas, pintura, todo, todo.. Entonces se me hizo muy fácil las reparaciones, cosas que igual tienes que mandar un plomero, ya lo sé hacer.. Cambiar un abanico, yo lo compro y yo te lo instalo. Todo es tipo de maniobra, y me enseñé y me gustó. Duré ahí con el cuatro años, antes de regresarme. R: ¿Trabajabas nada más los fines de semana? D: Empecé a trabajar más con él cuando era verano, días que no iba a la escuela trabajaba con él. Empecé a conocer el tipo de negocio, aprendí a hacer los contratos. A él le gustaba porque como yo sabía español –él era mexicano pero no escribía muy bien español- y yo tenía conocimientos de cómo escribir un contrato formal y todo eso, y pues yo le escribía los contratos en español. R: O sea, ¿también te servía el español? D: Sí, también me servía, siempre me ha servido el español, en ambos casos, estando allá o estando acá. Porque acá en secundaria te pedían cursar una lengua, como requisito, un idioma extra para poder graduarte. Entonces muchos tomaban español y yo les ayudaba. Otros tomaban alemán, francés.. y pues ya, son los idiomas básicos.. Entonces yo, en vez de tomar español, porque dije “qué flojera, se me va a hacer algo muy fácil”, yo estudié, francés. Hablo poquito francés, no mucho, porque, te digo, sólo estudié el año requerido.. R: Pero aprendiste... o sea, te sirvió el ya tener el español, tu lengua materna, y el inglés allá.. D: Que es casi una conjugación de inglés y español, el francés.. Lo cursé y no me llamó mucho la atención después de que ya terminé el requisito. Dije, ay no, qué flojera.. se me hace mucha lengua, o sea la lengua y los dientes.. y no, no me ha gustado otro idioma hasta ahorita, más que el inglés y español. Sí me gustaría tomar ahora el francés, tengo algo base, para construir algo nuevo. R: Sí, te abre otras puertas. D: El portugués me llama la atención. Ahorita mi idea es regresarme a Estados Unidos para resumir mis estudios allá, porque yo quiero ser ingeniero.. Siempre he visto mucho, me gusta el Discovery y el History Channel, las programaciones de construcción, de “cómo se construyó América”, y la tecnología, los diseños, los conceptos.. todo eso me encanta, me llama mucho la atención. Y sí me gustaría estudiar allá, para que me paguen adecuadamente.. no de que “estudiaste esto, te vamos a pagar una cuarta o quinta parte de lo que tú estudiaste”.. Yo tengo el conocimiento, págame tal y como es. Entonces por eso mismo... Gracias a Dios ya he tenido tres citas, desde noviembre siendo la primera, la segunda fue en febrero, la tercera fue ahora en junio, la cuarta va a ser ahora en noviembre 17, ya me dieron cita.. Tramité un perdón. Porque, en relación a lo que te comentaba de la residencia, los trámites, no te he contado mucho.. Después



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de los 18 años, tú puedes seguir estudiando en Estados Unidos, si ya tienes tiempo en Estados Unidos, más de tres años para que no te cobren como extranjero... R: O sea, si tú hiciste todo high school en Estados Unidos, puedes hacer college D: Sí, como local, no como extranjero. R: Con “in-state tuition”. D: Ándale, entonces yo pagaba como local, vivía ahí cerquita, no era de otro distrito, entonces pagaba como local. Me metí a estudiar tres clases: inglés, historia y matemáticas, lo cual los tuve que dejar todos ahora en noviembre, porque pensamos que sí me iban a dejar entrar, dejar regresarme. Entonces lo que me hicieron hacer fue llenar un “perdón”. Lo que pasaba es que, ya cuando cumples 18 años, puedes vivir allá... porque eres adulto, adulto mas no independiente R: Ante la ley eres adulto porque tienes 18 años, pero eso no quiere decir que.. D: Tú te puedes casar, si tú quieres, pero no puedes tomar y no puedes fumar hasta los 21. R: Ok. Eso no me queda muy claro, porque yo sabía que los 21 era la edad para ciertas cosas, pero legalmente eres mayor a los 18, entonces, eso qué quiere decir. D: Bueno, a los 21 puedes hacer todo. A los 18, puedes casarte y votar, de igual manera. A los 16 puedes empezar a manejar, sacas un permiso de manejo y de dejan manejar ciertas distancias, no puedes ir a otra ciudad solo, que mucho lo hacen y es ilegal.. R: Y tú podías, por ejemplo, sacar una licencia D: No podía tramitar yo nada, si no tienes seguro social no puedes trabajar, no puedes conducir. R: Y eso te.. D: limitaba R: ¿Y qué hacías entonces? D: Para salir, pues mis amigos tenían carro.. desde chiquitos, pues sus papás siempre.. Ningún amigo fue.. Donde vivía era clase media, no era clase media baja, no era clase media alta, era clase media. Entonces sus papás sí les conseguían sus carritos, o sea no te digo un “bocho” ni un “topaz”, te digo un “civic”, un “Ford focus”, algo en ese rango, medio, una “ranger”, una “Cherokee”... Entonces nos facilitaba. Aparte no íbamos, muy lejos.. íbamos a la playa, Galveston, o íbamos a lo que viene siendo el cine o el mall, o a comer, ahí cerquita, el Chilli’s, el Applebee’s, cualquier restaurante. Realmente.. una fiesta, pues sí, pero son fiestas en casa, las fiestas siempre son de que una barbecue, una carne asada y se hace en una casa. Nada de que vamos a una quinta, y quién sabe qué... R: Y a esa edad pues no podían salir a bares, porque no tenían 21 D: No, exactamente, entonces tampoco podías ir a los antros. Puedes ir, pero durante tiempo de vacaciones largas, y un día, creo que son los jueves, es cuando el antro está abierto para los jóvenes, y no venden alcohol, está muy cuidado, creo que van hasta los papás, los papás están como mensos, y tú tomando sprite, o una cosas, una margarita virgen.. y al rato ahí te encargo las ganas de hacer pipí todo el rato. R: Y por ejemplo, si ibas al cine y querías entrar a una película de miedo, “R-rated”, ¿te piden ID? D: Sí, te piden ID, y que cuántos años tienes, a veces te pedían el de la escuela R: ¿Y con el de la escuela la hacías?



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D: El de la escuela, sólo si era PG-13, pero pues ya tenía 15, ya podía entrar, a las que eran R, obviamente no te dejaban... Pero ya después, cumplí 18, a los 18 sí podía.. con el cine no tuve problema. Aquí si me tocó ir a salones de eventos, el Palacio Real, aquí por Contry o el Alebrije, en Centrito, cuando tenía 15 años.. yo traía todo ese entusiasmo, toda esa energía, y les comentaba a mis amigos “no, que los XVaños, que esto y que lo otro”... Allá lo hacen, pero no es la gran cosa, a menos que seas millonario... R: Porque aquí se acostumbra que los XVaños sean muy grandes... D: No, allá no. Allá a las mujeres americanas les festejan los 16 años, pero no es la gran cosa, te digo, a menos que tengas dinero, que seas una estrella.. y rentas todo un casino, o no sé... Las fiestas de aquí me gustaban R: ¿Qué cosas extrañabas cuando estabas allá? D: La comida. Extrañaba mucho la cocina mexicana, porque el sabor de allá y el sabor de aquí no es el mismo, nunca y jamás va a ser lo mismo. R: Ni aunque cocinaba tu mamá. D: Es que mi mamá cocina, pero lo básico. Picadillo.. no le pone zanahoria, le pone papa nada más.. Y pues también las facilidades de que “vamos a comer una pizza” y que los hotdogs, y que las hamburguesas.... Ay, se me antojan unos tacos de trompo, y pues también mi mamá los extrañaba, y mi hermana y todo mundo.. R: ¿No había lugares, restaurantes mexicanos buenos? D: Con sazón mexicano... a menos de que fueras a un barrio mexicano. Ya después pusieron una carnicería michoacana y empezaron a vender tacos ahí. Entonces ahí íbamos por una orden de tacos. R: Pero tú vivías en barrios mixtos. D: Sí, entonces comida mexicana no había.. había más comida americana, china, comida asiática, oriental.. y pues ya, McDonalds, Subway, Taco Bell... comida rápida. R: Me estabas diciendo que es un perdón.. D: Ah sí. Bueno, el perdón .. lo que requieres, como cumplí los 18 años, seguía estudiando allá, cometí un... agravanté (aggravate?) la ley, por medio de que cumplí 18 y yo entonces me tenía que regresar a México, ¿por qué? porque yo tengo, tenía una visa de turista, la cual me permitía estar en Estados Unidos 6 meses.. si eres menor de edad, se omite la ley, pero ya cumples los 18 años. R: ¿Se omite la ley? O sea, si tú tienes menos de 18 años, aunque tengas visa nada más de turista, no pasa nada. D: No pasa nada. Cuando tienes 18 años y entraste de ilegal, no se necesita tener una visa.... otra vez. Si estás en Estados Unidos: indocumentado, no puedes trabajar, no puedes conducir, y no puedes tener ciertos beneficios. Pero la escuela, como te comenté, es algo gratuito, algo de ley, que tienes 18 años, hayas venido con tu pasaporte, sin tu pasaporte, o es más, sin haber tenido cualquier tipo de documento, tú puedes ir a la escuela, sin tener nada. Ya después sí se te pide que tengas una visa de estudiante, a los 18 años, es lo que te digo, ya ahí la tramitas. Pero si no tienes papeles, o sea pasaporte, visa, pues cómo vas a adquirir una visa de estudiante. Yo sí tenía todo para adquirirla, pero no le sabíamos o nos dio flojera, no lo hicimos o no quisimos.. no sabíamos, más bien. R: ¿Conoces a alguien que lo haya hecho “the right way”? ¿O nadie sabía nada, no te dan información en high school?



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D: No, o sea mi hermana cuando empezó con el trámite mi mamá preguntó, pero le dijeron, “no, él tiene menos de 18 años, él puede seguir aquí” entonces nos quedamos con la idea de eso, entonces pues le seguimos ahí hasta los 21. Yo [agravanté] la ley desde los 18 años, al permanecer más de 6 meses después de los 18 años viviendo en Estados Unidos, viviendo, ya si cursaba o no la escuela, era rollo mío. Entonces, cuando seguimos 3 años más allá, estábamos con mi trámite desde 2005, que tenía 16 años, tramitamos todo eso, y de ahí en adelante.. recientemente me llegó la cita a los 21, en noviembre, me dijeron “ya está el perdón, pero el joven está castigado porque él estuvo desde la edad de 18 años a los 21 años, que le estamos dando la cita, agravantando la ley de permanecer en Estados Unidos, con una visa de turista, y él permaneció más de 6 meses”.. Yo si hubiera querido, lo ideal fuera de que, empezando el año escolar, ir a la escuela, y luego regresarme en vacaciones a México, y luego, otra vez empezando la escuela regresarme a Estados Unidos para no quebrantar esa ley de 6 meses de estar viviendo en Estados Unidos. R: O sea, ¿ podrías entrar cada semestre a Estados Unidos con un permiso de turista? ¿Y hay gente que hace eso? D: No me ha tocado conocer gente que hace eso más que ahora que fui a Juárez, que sí hacen ese tipo de trámite. R: Pero igual es gente que se cruza ahí mismo, ¿no? en la frontera: Juárez- El Paso. Porque venirte hasta Monterrey o Reynosa o Nuevo Laredo, hasta Houston, pues sí es un buen tramo... El “perdón” entonces es el documento en el que tú pides perdón porque te quedaste más tiempo de lo que.. D: Sí, por haber violado la ley en ese aspecto de haber permanecido en Estados Unidos R: ¿Y cuál es el castigo que recibes? ¿Ya no puedes sacar visa? D: El castigo es que tienes que esperarte un año más y estar México, y resumir al tiempo que haya disponibilidad de una nueva cita... te entregan un perdón, y el perdón en sí no es nada más.. pagas una multa, te cobran 885 dólares, ya decir los 900 dólares, más el costo de la cita, siempre lo pagas, 445 dólares, luego exámenes médicos, que son 635 dólares, y luego pues el hotel, el avión la gasolina, el tiempo... R: Y aquí en México, tú como quiera tienes familia aquí. D: Tenía una tía con la que vivía pero ya también se fue a Estados Unidos. R: Entonces tú conseguirte cómo vivir acá D: Pues yo desde que llegué en noviembre de 2010, pues “papá voy pa’ México”. Lloré mucho, se me hizo muy difícil, me dijeron “permítenos tu visa”, le digo “no la traje”, porque la abogaba me dijo “quizás no te van a pedir la visa, no es requerido muchas veces... y quizás como no sabían y tú mamá hizo todo bien, quizás no te vayan a castigar” .. Entonces me la pidieron, y le digo “no la traje”. “La necesito, o no le podemos dar nada, le cancelamos todo su trámite”, y yo.. “déjeme ver si la traigo aquí, permítame”. “Permítame, necesito verlo”.. la entregué, “Ok. Muchas gracias.. la próxima cita va ser aquí..” Y le digo, “discúlpeme, necesito mi visa”. Y me dice “Joven, no se la puedo, entregar, usted ha violado la ley tal, por esta y esta razón, usted no puede ingresar a Estados Unidos por periodo de un año, usted va a tener que esperar a que una cita esté disponible para usted continuar con su proceso, la visa no se la podemos entregar. Le digo “le voy a decir la verdad, yo estaba estudiando en Estados Unidos, estoy en exámenes finales, pedí permiso de una semana, y necesito regresarme”. “Lo sentimos joven, usted va a tener que hablar de México a Estados Unidos diciendo que no va a poder regresar hasta el próximo año”... Yo “Es que llevo mis clases bien, soy un estudiante que hace todo... yo dependo de mi familia, no tengo familia en México..” No, pues “joven, lo sentimos, a ver cómo le hace” (....) Salí de ahí, hay un lugar donde nos sientan a todos los que van tramitando y ahí está el edificio, son como casetas de banco. R: ¿Ahí en Houston?



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D: No, no.. en Ciudad Juárez, en el consulado R: Ya, ya en la primera cita que tuviste.. es que me perdí un poco con el trámite. D: El trámite, mira, fui a Ciudad Juárez en noviembre, el 27, ya no puede regresar, y no he podido regresar hasta ahorita. Por eso he estado aquí. Entonces llegué allá, a Ciudad Juárez, se me negó el regreso, me quitaron mi visa, y ya no pude hacer nada. R: ¿Y en ese momento qué.. qué pensaste, que dijiste? D: Dije “En la torre, mis estudios, mi mamá. ¿Cómo me voy a salir de aquí?” No quería salir del consulado, dije cómo me voy salir de aquí.. estuve todo el día desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde, porque hay gente enfrente de ti, y estás ahí todo el día, y lo que te dan es pura agua.. no venden nada. R: Y ni que llevaras maleta para viajar.. D: No tenía nada. R: Dinero.. D: No tenía.. bueno, dinero como sea lo consigues, no me apuraba. Pero dije, mi ropa, mis estudios, mi familia, mi escuela, mis amigos.. ya me dediqué, ya estoy acostumbrado, ya valió gorro la fiesta, ya estoy dedicándome a mi para seguir y sobrevivir, ser alguien grande.. Le digo al cónsul, “por favor, necesito que me ayude a regresarme, con mi familia, mis estudios”. “No puedo, lo sentimos. Siguiente”. Me di la vuelta y empecé a llorar. Salí llorando, hay un patio grande afuera, donde estamos todos parados antes de entrar al consulado.. me tiré al piso en rodillas y todavía recuerdo y sí me dan ganas de llorar, me agarre hincado a llorar, y no me agradó mucho la idea, por lo mismo.. sí fue algo que me hizo dejar mis estudios, dejar mis amigos y mi familia (llorando/riendo.. pausa) R: Y en Juárez.. D: En un lugar que no es digamos muy seguro, pero donde estábamos, nos estábamos quedando bien (llorando... pausa) Te digo.. salí de ahí, ya le dije a mi mamá “Mamá, no voy a poder regresar” ,“¿Cómo?” “Pues me quitaron la visa”, “¡Te dije que no la entregaras! Ya te había dicho la abogada”, “Pues me hice el menso, le tiré al bravo, y ella ‘no pues vamos a tener que cancelar todo el proceso’”, Y mi mamá “¡¿qué?”.. y pues ahí afuera “ay m’hijo, y que esto y lo otro”.. ya nos agarramos ahí a llorar, y todo el día en el hotel. “¿Y cómo me voy a regresar yo?” Porque nos habíamos venido manejando, 16 horas de Houston hasta el Paso, dijimos.. “nombre lo que vamos a hacer.. ya tienes 21, ya te van a dar tu residencia, ya entregaste todo hiciste todo muy bien”. R: Todos los planes... D: “Es más.. en la noche nos vamos a ir a tomar y nos vamos a poner bien.... un tequilita, y que esto y lo otro”.. R: Tú tenías un mes de haber cumplido los 21... D: Sí.. Ya teníamos todo el plan de que hoy en la noche nos vamos, allá llegas, trabajas.. O sea ya tenía yo un plan de todo, sacas tu beca para que puedas estudiar tu carrera y no te cueste, porque iba bien en clases, llevaba 90s y 100s, siempre he sido un estudiante muy dedicado.. R: Tu GPA de cuánto D: Lo tenía en 4.1 R: ¿Llevabas AP classes?



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D: Sí, inglés avanzado. R: O sea, tenías todo para una beca. D: Sí, de hecho en Estados Unidos, me metí en un proyecto de ciencia de la compañía de British Petroleum para energía renovable y yo fui uno de los fundadores en crear lo que era la construcción, de llevar el proyecto a cabo de construir un.. hacer algo renovable. Y lo que hicimos fue buscar.. “a hacer carro, no pues ya lo hicieron... una casa, una smarthouse, o hace una computadora.. no, está muy simple, vamos a buscar algo novedoso, algo que no se haya hecho.. qué tal música”. ¿Qué le gusta a la gente? Música, entretenimiento. Por el tiempo que teníamos.. nos dieron fondos, por medio de BP y construimos un órgano, un órgano de iglesia, pero electrónico, que sonara y funcionara, con el mismo tipo de sistema y función, que corriera con energía solar y de molino. Entonces lo construimos y me dieron un reconocimiento en la NASA, me tomé una foto con los presidentes y CEO de British Petroleum... un astronauta estaba ahí y todo. Ya tenía una beca, pero no me la podían dar por mis papeles. R: Porque no tenías el social security number. D: Por un numero. Pero dije, bueno ya Dios me preparará algo mejor, y dije, sí, mi residencia. Y pues no.. aquí he estado en México, llegué a finales de noviembre y .. R: ¿Y cómo fue que te quedaste aquí en Monterrey? D: Porque aquí conozco, aquí vivo, me queda a ocho horas de Houston. R: O sea, de Juárez dijiste “ni modo, agarro un camión a Monterrey” D: Sí, no se me hizo fácil, pero de hecho todo el camino de Juárez hasta acá, también son 17, 18 horas.. Y vi también los policías, los militares, los zetas, hay un cerro que está marcado con una Z, y dije “ay Diosito”. Y ahí volví a llorar en el camión, volví a recordar Estados Unidos, y dije “ay, mi mamá manejando sola”. Mi mamá también iba llorando todo el camino, yo también.. llegué aquí, y en la central de autobuses dices.. “Ay, ya que, ya estoy en Monterrey” Los camiones, otro ambiente, otra visión. R: Otra realidad.. Y no habías venido entonces D: Ya tenía 5 años de no venir. R: Cambió muchísimo la ciudad en esos 5 años que no estuviste. D: Bastante. Sí yo llegué y dije “en la torre, de aquí ahora a dónde agarro”. Mi abuelita estaba aquí en San Pedro. R: Tenías un colchoncito. D: Tenía familia, teníamos dinero y todo, o sea el dinero era lo de menos. R: Sí, pero alguien que podía apoyar de una u otra forma, mínimo un telefonazo y que alguien te conteste. D: Sí, pues mi abuela y tengo una tía también, que te digo que ya también se fue para allá. Entonces llegué aquí, le hablé a mi abuelita, vino una tía por mi a la central R: No se lo esperaban para nada.. D: No, no se esperaban para nada que yo llegara R: ¿Y qué te dijeron?



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D: “No, pues lo sentimos mucho, todo va a salir bien.. igual no te tocaba”. Les digo, “¿cómo no?” Tengo 5 años en el trámite, sin escuchar nada de ellos.. luego de la nada me llega una carta que tengo una cita, yo en plenos finales de escuela y .. R: Y fue porque algo.. al pasar los 18 años no estabas tú pensando en que eso podía afectar tu trámite. D: No sabíamos, porque incluso R: ¿No les dijeron algo al principio? D: Dice mi mamá que no recuerda, porque sí venía.. lo que sí nos dijeron fue que teníamos que venir cada 3 cada 6 meses a renovar el permiso, pero ya no veníamos a Monterrey. Veníamos, renovábamos el permiso, un ratito o nos quedábamos a dormir, y luego ya nos regresábamos a Houston. Y no era nada nuevo, nada diferente. Pero como no pasaba, y luego regresaba.. o sea si yo hubiese pasado, cruzar [la frontera] y quedarme cierto periodo, volver a pasar mi láser, ya hubiera estado todo bien. Pero no. R: ¿Entonces llegabas a dónde? D: A Laredo, TX. Nomás nos metíamos y nos dábamos la vuelta. R: ¿Pero te firmaban algo? D: Sí, renovar el permiso. R: ¿Y no les preguntaban nada? ¿Es común? D: Bueno, para nosotros era común.. Yo creo que nunca, bueno siempre llevábamos papeles falso, de que estaba estudiando aquí, por si las moscas, pero.. Una escuela donde estaba estudiando una prima, y le cambiamos la documentación, los nombre y todo. R: Se suponía que tú estabas viviendo aquí. D: Sí. Y no, pues no lo hicimos y ya nos regresamos. Ya estando allá mi mamá le dio las noticias a mi hermana. Mi hermana tenía programado, y se casó, en marzo de 2011, y me dijo.. David vamos a ir todos Monterrey, tú vas a ser el que me va a entregar y todo eso. Pues le digo “ya me adelanté, ya estoy aquí para la boda”. Y ya me quedé aquí. Y el día siguiente, dije, “no, pos a darle duro”. Me vine aquí a San Agustín, a buscar trabajo en los hoteles, y que “¿dónde estás estudiando?”, “En Estados Unidos”, “¿y tienes papeles?”, “No, pero me los van a enviar, si los ocupas te los mando”. “No es que estamos buscando a alguien que sea aquí de planta..”, “Es que yo voy a estar aquí temporalmente” R: Ni sabías cuanto tiempo ibas a estar... ¿Qué te dijeron cuando te quitaron la visa? D: Nada, que esperara a que una nueva cita estuviera disponible, que yo iba a recibir noticias de ellos. Como ahorita. R: O sea, en el limbo. Puede ser un mes, 3 meses, un año. No te podría comprometer con un trabajo porque.. D: Ni con un trabajo, ni meterme a estudiar. Dije bueno.. ya dos años, ya me faltarían dos años para graduarme. No hice nada por lo mismo, dije bueno.. estudio cuatro años acá, y luego me regreso y vuelvo a estudiar machín allá, y tengo doble diploma, de que aquí y allá.. Ahora que lo veo si digo, bueno me pude haber metido a estudiar. R: Pero no sabías cuánto iba a pasar. D: En el limbo exactamente. Horrible... Y luego ya encontré Teleperformance, que no sabía que era. R: ¿Te lo recomendó alguien o..?



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D: No, yo llegué ahí porque vi un anuncio de que.. “If you can dream it, we want you” o algo así.. Era un sábado. R: ¿Cuánto tiempo llevabas aquí? D: No, inmediatamente, al día siguiente agarré para buscar trabajo. Dije, primero busco trabajo y luego ya me meto a la escuela. Para que me meto un año o 3 meses a la escuela.. ni el dinero que voy a invertir, ni... Entonces llegué... If you can speak it, you can ..” no sé qué, está en inglés, Teleperformance. Y ya ahí llegué. Era en Torre, en plaza San Agustín. Y que “Una compañía de telemarketing Communications, en inglés, atendiendo a tantos clientes..” Dije, ya estuvo, pues vamos ahí. Y sí, luego luego me contrataron, estuve seis meses en cobranzas, ya después de seis meses me harté porque qué hueva estar marque y marque y marque pa’ cobrar.. R: Qué horrible.. yo estuve un verano en cobranza. D: Sí, mejor me salí de ahí y me fui a cable, y he estado ahí ya todo el tiempo. Después de los 6 meses, un año y... pues voy a cumplir 2 años. En octubre cumplo u año de haberme salido de cobranza. R: Haciendo cuentas: Llegaste a Monterrey el D: Noviembre 27 de 2010. Empecé a trabajar en Teleperformance. En noviembre cumplo los 2 años de estar aquí, cumplo 23 en octubre. Cumplo dos años en enero 5 en Teleperformance. Y ahí he estado. R: ¿Y cómo ha sido tu readaptación a Monterrey, después de 5 años? D: Pues al principio, los primeros 7, 8, 9 meses.. vas a decir “qué aburrido” pero no salía de San Pedro. Vivía en San Pedro, tengo amigos allá, amigos que vivían en Las Torres, en el Centro, en la Alameda, en Guadalupe, García, San Nicolás... “Eh, vente un cotorreo, que esto y que lo otro”. Y yo.. no. Por miedo. Hasta recientemente ya empecé a agarrar tantito callo de salir al centro, ya me regreso hasta las 12 si quiero, de Barrio Antiguo... Porque te digo, con la inseguridad, y miedo, no me sentía seguro. Pero ya más o menos veo que sí está un poquito peligroso, pero es de a qué horas y con quién te juntas. Y dónde te mueves. R: ¿Y ahorita entonces, cuáles son tus expectativas de regresar? ¿Ves posibilidad de que te regreses pronto? D: Pues te digo, ya es la cuarta cita que voy, la tercera supuestamente ya es la definitiva. “Ok, ya aprobamos tu perdón”. Pero no te dicen “ya estás aprobado para la residencia”... La primera cita me quitaron la residencia [visa]. La segunda fue entrevista, decirme cómo se lleva a cabo del trámite del perdón, en febrero. Regreso en junio, ya con todo el “perdón”, lo entrego. R: Para esto ya te había hecho exámenes y pagado la multa, y todo eso que me habías dicho. D: Si, primero me dijeron que tenía que esperar una nueva cita disponible, que fue en febrero; en febrero me dicen qué tengo que hacer. Entonces antes de esa cita de febrero, un día anterior fui a hacerme todo, y luego ese día pagaba la cita. Me dijeron la multa no se va a pagar hasta que haya una cita disponible para entregar el perdón. Entonces ya salimos de febrero a junio: entregué el perdón y pagué la multa, pagué otra vez cita; los exámenes médicos no, porque son válidos por 6 meses. Me dicen, “bueno, ya fue aprobado tu perdón. Ahora vas a esperar un paquete que te va a llegar por DHL dentro de un mes a Monterrey a San Agustín, y te van a pedir tu pasaporte.” Y ahora me lo cambiaron, no sé por qué tengo que ir a cita... Porque el perdón, no me dieron entrevista, me hicieron entregar el perdón, porque el consular no está, me atendió una señorita, asistente del consular y me dijo “David Mena”, “Sí”, “¿Por medio de quién estás tramitando?”, “De mi mamá”, “¿Y ella qué es?”, “Residente”, “¿Cuántos años lleva alla?”, “Cinco años”, “¿Y estás estudiando?”, “No, pues estoy en México”, “¿Estás solo en México?”, “No, tengo familia”, “Bueno, me permite su perdón. Fírmeme aquí. Siguiente” .. Y ya. O sea, entré, yo esperaba pasarme todo el día completo ahí. No, me recibieron, me atendieron y entregué el perdón. “Pase a caja a pagar su perdón y a pagar su cita”. Mi mamá dijo.. o sea a la hora salí. Estuve ni la hora, 38 minutos adentro de consulado. Mi mamá, “¿qué pasó”..--- “Ay, David qué bueno” que esto y lo otro..



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R: Pero no sabes entonces ahora qué va a pasar. D: Pues ya me aprobaron el perdón. No me ha llegado lo de DHL, pero ahora me están citando para ir en septiembre 27 a Juárez otra vez. R: ¿Todas las veces han sido en Juárez? D: Sí, es el único consulado que Norteamérica, supuestamente, que tramita residencias para... R: Pero tú sigues en el proceso de regresarte. Tu idea es tener la residencia. ¿Y a tu familia que vive allá la has visto? D: A mi mamá te diré que de todo el tiempo que llevo aquí, sólo la he visto cuando me dejó y el día de la boda de mi hermana que fue aquí en Monterrey. Dos veces tengo de ver a mi mamá. R: Porque igual tu mamá tampoco se puede salir ¿o sí? D: Sí, mi mamá puede ir y venir, pero pues tiene a mi hermano allá, tiene que mantener la casa, tiene que trabajar. Y no quiere pedir vacaciones, porque las vacaciones... por lo mismo de ayudarme o mantener la casa. Porque mi hermana se casó, y pues, contamos con su apoyo, pero ella ya tiene su propia casa, entonces mi mamá ya no le ha querido pedir nada; y por esa misma razón yo tampoco le he pedido ni un centavo a mi mamá. De hecho mi mamá me acaba de pedir 100 dólares. R: No, y aparte las multas, y los trámites, y los viajes a Juárez. D: Todo el trámite, primeramente, lo pagó mi mamá: la suscripción la solicitud, todo el trámite. Luego yo pagué ya lo secundario, de las 3 citas en adelante. Por medio del trabajo me facilitaron $31,500 -2,400 dólares- y eso fue lo que he gastado. R: Un dineral, en pesos parece más. D: Trato de no verlo de esa manera, porque son 31,500 pesos, del cual todavía debo veinte. Es que la idea fue verlo en dólares, dije.. ya si me regreso, en un mes dos meses lo pago.. atacado de la risa lo pago. R: Ahorita, me dijiste, que están trabajando en dos lugares. D: Tengo dos trabajos. Por que me dieron mi aguinaldo y dije, voy a hacer algo bien por mi, y me voy a arreglar los dientes, me hice todo lo de los dientes, me salieron 26 mil pesos. R: Es bien caro el tratamiento de los dientes. D: Es más barato que en Estados Unidos. Entonces dije bueno... pagué 10, y luego pagué otros 8 ahora que nos dieron utilidades, entonces ahora debo 8, bueno ya debo 5... y me dieron tarjeta de crédito, y con eso me pagué el avión, el hotel.. y pues uno que otro gusto. R: Sí, pero tampoco tienes mucho para decir “vivo una vida de lujos”, y aparte estás pagando renta, también. D: Pago renta, celular, transportación, comida... R: Mantenerte... ¿Y tu hermanito qué dice? ¿Qué edad tiene? D: Pues me extraña.. tengo dos años de no verlo. Ya tiene la edad de cuando yo estaba allá.. Y él ya sabe. Gracias a Dios ya hicimos todo, tiene cita ahora para el día 20; él como es menor de edad, se la van a dar, de inmediato, lo único que tiene que hacer es el examen médico, no hace drogas, no tiene sida, no tiene cáncer, no nada..



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R: O sea que tú fuiste al que más se complicó de tu familia. Tu hermana, pues ella nació allá, y tu mamá tuvo suerte, también. D: Sí.. de hermano a hermano el trámite puede tardar de 7 a 8 años, y es lo que yo llevo... 2005 a 2012. Pero por lo presidentes, la guerra, la droga.. R: Y además que pasaste los 18 años y para ellos eso fue una violación de la ley.... Pues qué historia de ir y venir. D: Y a mi hermana.. sí ha venido, vino el día de su boda, vino en vacaciones en Navidad. Sí la he visto, a mi hermana y a mi cuñado. Y ahora tiene un hijo, lo tuvo en abril, y ya lo quiero ver porque ya soy tío. Lo he visto en facebook y todo, pero no es lo mismo, porque no he cargado yo físicamente al bebé, y le tengo ganas. Extraño a mi mamá, extraño a mis amigos, extraño mi vida allá. Se me hace muy... sí me duele, porque si lo extraño. Y vivo cotidianamente, digo, “bueno, ya me dormí, ya es otro día menos, ya estoy más cerca de mi meta”. Ya quiero que se acabe. Digo, no es una pesadilla, porque gracias a Dios no me ha tocado y no he estado en una situación muy grave, no me he enfermado, no me ha faltado el dinero, estoy haciendo algo bien por mi, me puse lentes, me hice lo de los dientes, vivo independientemente, pagué mi celular... R: Pero ahorita dependes de.. D: Pues fíjate que cuando lo saqué, y no por presumirte, saqué un iPhone y conocí aplicaciones que iban a permitir marcar a Estados Unidos gratis. Hablo con mi mamá todos los días, todas las tardes, todas las noches, por medio de aplicaciones, que es “Tango”, y hablo con ella por teléfono. Fue algo que en el perdón nos pidieron “¿Cuántas veces le ha enviado usted dinero a David? ¿Cuántos has sido su gastos?” R: Y eso ¿para qué se los piden? D: No te dije eso, en el perdón.. te pide diez cartas, mínimo, de residentes o ciudadanos americanos, en el cual dicen “Yo recomiendo a David Mena a la residencia americana, porque es un buen chico, muy estudioso, muy trabajador, su familia lo quiere mucho, lo quieren y lo apoyan les hace falta y es esencial en la familia, es el hombre de la casa..” Entonces pues gracias a Dios...¿sabes cuántas cartas entregué? R: ¿Cuántas? D: Sesenta cartas R: ¿De dónde sacaste las sesenta cartas? D: Mi hermana trabaja para Budweiser, la distribuidora. Me tocó trabajar en eventos y conocí a gente ahí. Pues le pidió a todas las personas con las que yo había trabajado, le pidió a sus amigas que yo conozco, le pedí a mis amigos, mi mamá le pidió a sus amigas, le pedimos a los vecinos, y yo le pedí a toda la escuela, a mis profesores, los de futbol americano, del college... Le digo, “aquí está mi perdón”, la señorita se quedó de que.. “...” Porque entre eso, te piden fotos familiares, fotos de tus amigos, hasta carta de un padre, si eres religioso, de que asistes a la iglesia.. A mi mamá, de que si va a la psicóloga por traumas de estrés o soledad.. pues ahí inventamos una y conseguimos una. Mi mamá me mandaba correos ... R: ¿Todo eso fue antes de que te vinieras tú? D: No, no, esa carta de recomendación la entregué yo en la última cita. En febrero me la pidieron y en junio entregué paquete. R: Tuviste todos esos meses para conseguir cartas. D: Sí. A todos les dije.. no voy a poder regresar, y todos decepcionados. R: Pues tus amigos, me imagino, siguieron todos en college, con sus planes de estudio



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D: Pues ya van a terminar, ya se van a graduar, a los 23, 24 años, como debe ser. Yo me voy a graduar a los 28, 29 años, si me va bien. Entonces de ahí en fuera... entregué cartas, fotografías, gastos de aquí, todo.. y lo mandamos, era parte de la evidencia que nos pedían. Y ya. Pero lo más impresionante fue que me hayan pedido 10 cartas y entregué todas... Tuvimos de todo, “que un niño estupendo, muy inteligente, muy social, se preocupa por lo demás” lo más bonito que podrías escuchar de mi. Yo bien chibeado y bien rojo, lloraba.. y les marqué a cada uno de ellos “ muchísimas gracias, que hermosa carta, esperemos que todo salga adelante”. Porque también te pedían qué se requiere aquí para estudiar, el tiempo... yo no tengo tiempo, estoy trabajando para poder sobrevivir, entonces con un trabajo no me alcanza. Y pues también tengo que pagar las estudios, a qué horas si no tengo tiempo para la escuela. Sin beca sin estudios aquí.. no tengo más que el 4 año de primaria, y dos años de secundaria. R: Y no tienes aquí un certificado de la SEP. Aunque puedes pedir tus resultados de la prepa aquí y hacer un trámite de revalidación. D: Sí, tendría que hacer eso para poder estudiar aquí. Estoy limitado e ilimitado a los posibilidades. R: ¿Por qué, en qué sentido? D: Pues, te digo, sí puedo estudiar.. pero ya me voy, pero no es definitivo. Todavía, bueno ¿qué sigue? No te dicen, “llena tal forma y ven otro día”. R: ¿Y allá te sentirías ya sin límites? D: Sí. Estoy listo para explotarme al máximo, en cuestión de todo. Para estudiar, para trabajar. Gracias a Dios he tenido experiencia laboral desde los 15 años que empecé a trabajar en construcción.. R: Y ahí, qué onda, porque no te podían contratar legalmente.. D: No, esa compañía no contrata realmente a gente con papeles, contrata a puros ilegales, que no son de planta, son contratistas.. R: No tuviste problemas. D: No, no, porque era conocido, y no era una empresa grande. Y es por trabajo, no es planta. R: No fue un límite para que trabajaras el que no tuvieras papeles. ¿O te hubiera gustado trabajar en otra cosa? D: Sí.. [FIN DE LA CINTA] “Extraño mucho a mi familia” “No soy ni de aquí ni de allá pero ya estoy allá”



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12 de septiembre de 2012. J: Julia R: Rebeca 1. J: Me llamo Julia , tengo 19 años y actualmente estoy estudiando la licenciatura de Relaciones Internacionales, primer semestre. R: ¿Hace cuánto que llegaste aquí? J: Llegué en mayo de 2012, entonces serían tres meses y medio, por ahí. R: ¿Llegaste directo a Monterrey? J: No, me vine de Atlanta, GA, que era la ciudad donde yo vivía y me vine por carro y llegué hasta el rancho de mi abuelo que está cerca de Ciudad Valles, en San Luis. Fue como dos días y medios. Manejó mi papá con mi tío. Nada más nosotros tres. R: ¿Venían a eso, a dejarte a ti? J: Pues mi papá está como tratando de hacer negocios, con agricultura y todo eso, entonces, aprovechando que yo me iba a venir a México, también se vino él, para checar una cosas y yo no llegara a México sola. R: Entonces llegaron cerca de Ciudad Valles. ¿Tienes familia ahí? J: Sí, ahí vive mi abuelo paterno y pues mi papá también tiene amigos ahí. Y ya ahí estuve como un mes. A finales de mayo me fui al DF a ver familiares de parte de mi mamá, porque ahí tengo tíos y todo eso. Y ya de ahí me fui a Oaxaca, porque ahí tengo familia, de parte de mi mamá. Ahí está mi abuelita y tres tíos y fue con ellos con los que viví mientras que vivía en México, de chiquita. R: O sea, primero se fueron tus papás, y tú te quedaste con tus abuelitos en Oaxaca... ¿Cómo fue eso? J: Pues, mi mamá y mi papá se fueron a Estados Unidos, namás que yo había nacido. Como mi mamá estaba en la escuela, y ya que se graduó me quedé con mi abuelita y mis tres tíos, ellos fueron mi primera familia, se puede decir. Entonces mis papás se fueron a Florida, primero se fueron ahí porque mi papá consiguió un trabajo. R: ¿Se fue con visa de trabajo o algo así? J: Pues no sé, porque como que estuvo un poco extrañan la historia, cuando me la contaron.. Mi papá sí le tocó cruzar el río, cruzó creo que dos veces así sin documentos, porque trató de hacer algo con la visa, pero no se la dieron. Ya al final sí tenía una visa. R: ¿Tú mamá también cruzó así? J: No mi mamá sí tenía visa, creo que de turista. Pero después se le venció, y luego se casó y ya pudo conseguir papeles. R: ¿Se casaron allá tus papás? J: Sí. R: ¿Tienes hermanos más chicos? J: Sí, tengo un hermanito –bueno ya es hermano- tiene 15 años, y mi hermanita que va a cumplir 13. Ellos nacieron allá, entonces son ciudadanos.



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R: ¿Tus papás tienen residencia? J: Sí, mi papá tiene la ciudadanía y mi mamá tiene la residencia permanente. R: Eres la única entonces que naciste aquí y creciste aquí. J: Sí, aquí crecí, viví aquí ocho años en Oaxaca. R: Con tus abuelitos. J: Ajá. R: ¿Y qué tanto hablabas con tus papás? J: Hablaba por teléfono, no sé... seguido. Íbamos a las casetas porque todavía no teníamos teléfono en la casa, íbamos al teléfono público y ahí hablaba con ellos.. R: Mientras tú estuviste acá nacieron allá tus hermanos, y luego ¿cuándo te reuniste con ellos? J: Mi mamá vino con mis dos hermanos. Ellos vinieron para la Navidad, cuando yo estaba en segundo de primaria. Y entonces ya nos fuimos al rancho de mis abuelos en San Luis. Ahí estuvimos como dos meses, creo que estuvieron haciendo algo de mis papeles, porque yo me fui a Estados Unidos con visa de turista. Ya para marzo llegué a Georgia. R: Cuando tus papás se fueron, se fueron a Florida, pero ya para cuando tú llegaste estaban en Georgia. ¿En qué ciudad? J: Atlanta, ahí he estado siempre. Cuando llegué a Estados Unidos, primero, las cosas se me hicieron demasiado grandes, no podía creerlo.. Me acuerdo que cuando llegué, vivía en unos apartamentos, y como en el pueblo yo vivía con mi abuelita, no sabía como era la estructura de todo, y entonces cuando subí las escaleras por afuera, me pregunté por qué mis papás necesitaban dos cocinas y dos salas, pero era otro apartamento. Yo pensaba que era lo mismo. Pero sí, me gustó mucho. Sí extrañaba a mi abuelita, mucho, mucho, pero pues uno se va a acostumbrando. Primero mi hermano como que no me quería porque me jalaba el cabello, como de repente le llegaron dos hermanitas, porque recién había nacido mi hermanita, y luego yo llegué también.. R: Ya no era hijo único... ¿Y entraste directo a la primaria allá? J: Sí, yo me acuerdo que llegué directo a la escuela. R: ¿Sabías hablar inglés? J: No, no sabía nada. Pero tuve una amiga que vivía en los apartamentos, que habla también, era hispana y me llevaba un poquito con ella. Lo fui aprendiendo. Me acuerdo que mi mamá me daba tarea, porque tenía que traducir los libros de inglés a español, y eso sí no me gustaba para nada porque había palabras que tenía un concepto que no podía entender, porque las tomaba muy literalmente; específicamente la palabra que se me quedó en la cabeza es “as”, porque se puede utilizar de varias maneras. R: ¿Te acuerdas de cómo era tu escuela? J: Sí. Cuando yo llegué mi familia vivía como en una parte que era de menos recursos económicos. Pero yo no notaba eso, todo era nuevo para mí, yo nunca lo noté; además como eres chiquito no te fijas tanto en esas cosas. Entonces mi escuela, la mayoría eran negros, como 98%, nomás había unos cuantos hispanos, y de güeros nomás veías uno o dos. R: ¿Tenías antes una imagen de cómo era Estados Unidos? J: No. Como en los 90’s no había tanto Internet y eso.. además vivía en un pueblo.



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R: ¿Donde vivías exactamente? J: Cerca de Huajuapán de León, como a dos horas de la capital de Oaxaca. El pueblo se llama Tezoatlán. Pero.. ¿que más de la escuela? R: ¿No te contaban algo tus papás? ¿No tenías ninguna idea? J: No, de eso no me acuerdo... De lo que más que acuerdo es que la mayoría eran negros. Creo que al principio sí se me hizo difícil porque no encontraba la manera de asociarme con ellos.. y como también en nuestros apartamentos había muchos hispanos, me iba más con ellos. R: Te integraste más con los vecinos.. ¿y en la escuela te costó más trabajo empezar a aprender el idioma, hacer amigos..? J: Creo que con el idioma nunca tuve muchos problemas, porque me acuerdo que dijo una maestra.. A veces se escucha que los que llegan y no saben inglés repiten un grado, pero a mi me dijo una maestra que, como había llegado en marzo y el año escolar termina en mayo, pero dice la maestra que ella confiaba en que yo iba a aprender rápido el idioma, así muy bien como para seguir con el siguiente grado. R: ¿A qué año llegaste? J: A segundo, a la segunda parte de segundo. R: En eso ya aprendiste el idioma. J: Sí, yo creo que como para los seis meses ya lo tenía más o menos.. R: Y acá, en la escuela, antes de irte.. ¿te acuerdas de cómo era? J: Sí, me acuerdo.. tenía mis dos mejores amigas, Claudia y Paulina. Y sí me iba muy bien en la escuela, porque uno de mis tíos y mi abuela siempre le pusieron mucha importancia a la educación. Me acuerdo que una vez mi abuelita me regañó porque saqué un 8 en una tarea. Era una de esas tareas donde tenías que escribir una letra.. una plana. Creo que lo hice muy deprisa. R: ¿Qué es lo que más te gustaba de acá? J: No sé siendo niña, pero lo que extrañaba ya de grande era el pozole, que siempre lo comíamos todos los domingos. Y vivía a lado de un río y había muchos árboles grandes –todavía hay muchos árbolesextrañaba esa parte de la naturaleza y la comida, era lo que extrañaba mucho. R: ¿Tenías primos de tu edad o estabas sola..? J: No, en el pueblo eran nomás mis tres tíos y mi abuela, y a lo mejor que tenían familiares ellos. Mis tíos que tengo ahí son relativamente jóvenes, entonces yo los veía como hermanos, más que nada. R: ¿Cómo cuántos años tenían? J: Cuando estaba ahí tenían... el más chico me lleva siete años. R: Ah pues podría ser tu hermano. ¿Con ellos te llevabas bien? J: Sí, sí. Me llevaba muy bien. Eran prácticamente mis hermanos mayores. R: ¿Ellos nunca se fueron a Estados Unidos? J: No, estudiaron aquí, y trabajan y todo. R: ¿Y desde que llegaste a Estados Unidos, no habías regresado a México?



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J: No, durante 11 años. R: ¿Y luego, cómo te comunicabas con tu abuelita? J: Pues creo que sí perdí la comunicación, mucho. Con mis amigas nunca le seguí; bueno, a lo mejor cuando era chiquita, la verdad no me acuerdo. Y con mi abuelita y mis tíos les llamaba por teléfono de vez en cuando, la verdad no muy seguido. Pero ahora, ya que me acuerdo de las cosas más recientes, mi abuelita dice que mi mamá le marcaba para que hablara con mi abuelita y dice que mi abuelita preguntaba si la extrañaba y yo le decía “no, no abuelita, no te extraño”. R: Y entonces, ¿no siempre vivieron en el mismo lugar, en Atlanta? J: No, porque luego ya de ahí nos fuimos a vivir a una casa, en otro como municipio, allá le dicen condado. Y ahí ya como era, según era más elevado el nivel de clase. Porque allá también se da mucho que las escuelas dependen de los recursos de la tierra, entonces allá como que ganaba más la gente, y había más dinero y así.. R: Entonces tú notabas que tu escuela era diferente. J: Sí, era más grande y había más .. como más divertida. Ahí la mayoría sí eran güeros. R: ¿Cómo sentiste el cambio de escuela, donde antes había casi puros negros..? J: No me acuerdo bien de esa transición, pero sí sé que no encontraba, se puede decir, la identidad o algo así. Porque quería llevarme con los mexicanos, pero a la vez, la verdad los que encontraba ahí eran muy... no pandilleros ni nada, pero no el tipo de gente con la que me asociaría. Entonces, siempre tuve eso de que “quiero tener amigos mexicanos”.. Habían asiáticos, indios, negros, güeros. R: ¿Y tus vecinos, el área en la que vivías era también así, mezclada? J: No, el vecindario era blanco. Tenía una amiga que era negra que vivía cerquita, pero casi todos los demás eran güeros. R: ¿Y en la escuela entonces no tenías un círculo muy fuerte, más bien tenías amigos de otros lados? J: Sí, nunca tuve amigos mexicanos, la mayoría eran más bien asiáticos, más que nada. Mi amiga hispana, que era así más cercana, era de Costa Rica. R: ¿Y hablabas con ella español? J: No, nunca habla español con nadie, más que con mi familia R: El español sólo en tu casa, en la escuela todo era en inglés, ¿aún con los compañeros hispanos o mexicanos? J: Sí. R: Notabas tú diferencias en el manejo del idioma, o sea según los inmigrantes. J: No.. es algo como natural. A lo mejor te das cuenta pero no lo tomas en cuenta.. yo nunca pensé nada de eso, como de los acentos de español. R: ¿Ahí mismo, en ese vecindario hiciste high school? J: En el segundo, sí. Ya ahí nos quedamos. R: ¿También era igual de diversa?



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J: Sí. Me contaban que antes eran puros güeros, pero empezaron a llegar las personas que habían migrado o algo así. Y .. mi hermano ahorita sigue yendo a esa prepa y dice que ya hay más negros que antes, como que va cambiando. R: Y en qué momento fue cuando te diste cuenta que.. J: Las implicaciones de mi estatus.. cerca de los quince, dieciséis años.. en la prepa. Porque yo antes como que trataba de buscar programas, pero no sé por qué siempre encontraba programas donde el requisito era o ser ciudadano o ser residente permanente. Y ahí me quedaba como que muy... frustrada.. Programas de actividades extracurriculares o de verano, o así. Pero fue más con los permisos de licencia; ahí es donde muchos se dan cuenta de todo eso. Y como yo siempre supe que no tenía documentos. En mi casa siempre hubo libertad de eso, todos sabían, mis hermanos sabían.. Cuando los amigos te preguntan que por qué todavía no tienes tu permiso o tu licencia, “ah, es que mi papás no me dejan”, así siempre decimos. R: No es algo que lo “publiques” socialmente. J: No, no. Mis compañeros nunca supieron que era indocumentada. A lo mejor en la comunidad hispana sí hay libertad para eso, en la asiática definitivamente no hay tanta, no se da tanto. Más de los 8% de los indocumentados son asiáticos, creo. R: Pero tú sentías que había espacios en los que te sentías más libre respecto al tema

y otros..

J: Sí, sí se da eso. Con amigos hispanos, a veces se me menciona y se sabe. Y pues uno no dice “ay, tú eres indocumentado”, como que es normal, no se toma tan discriminadamente. Entonces nomás fueron amigos más cercano en los que confiaba a los que les había dicho, pero no fue hasta los últimos años de prepa. Pero así en la escuela, que digas que.. los compañeros nunca supieron, ni los maestros. Yo no le dije a ningún maestro. R: ¿Y supiste de algún compañero o compañera que haya recurrido a sus maestros? J: No. Bueno, yo fui a un guidance counselor, como en junior o senior year, pero los counselors de mi escuela no estaban familiarizados con el tema, entonces dijo que no me podía ayudar, que ella no sabía cómo. R: Entonces realmente no fue una fuente de información o de apoyo. J: No.. con otros indocumentados de la escuela, yo nada más supe de unos dos o tres, y no fue hasta después... Y tuve este amigo que me siempre llevaba con él, y era muy inteligente y todo.. pero nunca yo hubiera pensado que hubiera sido indocumentado, y no me di cuenta hasta después que nos graduamos y estábamos en la misma situación de que no fuimos a la universidad ese mismo año. R: O sea, hay gente que podía tener tu misma situación sin darte cuenta J: Sí. R: ¿Y tú crees que es por el estado en el que vivías, Georgia, o por otra cuestión? J: Yo creo que era por el estado, y por el ambiente, así, nacional. Como nunca estuve en estados como California o Nueva York donde hay más diversidad o poblaciones hispanas grandes, o de migrantes, o así. Pero eso que se ve así públicamente no se da para nada porque ...Últimamente ha surgido mucho el movimiento de jóvenes de los dreamers y ahí los dreamers en sí son los que salieron y dieron su estatus al público. R: “Coming out... of the closet” J: Sí, la verdad sí le llaman “coming out”, “coming out of the shadows”. Le dicen “coming out of the shadows” porque igual también tienen una voz y tienen obligaciones.



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R: ¿Tú estando en prepa no tuviste contacto con este tipo de grupos? J: No, yo nunca.. No, porque fue hasta después de que me gradué de la prepa que tuve contacto con estas organizaciones. R: ¿Qué hiciste graduándote de prepa? J: Pues... Mi mamá.. a lo mejor. La verdad no es que no tengas nada de oportunidades, sí lo tienes, pero.. Porque yo me quedé con una perspectiva de que “tú vas a ir a la universidad” pero yo nada más buscaba como la Costa del Este, East Coast, de escuelas, pero alrededor de mi.. R: ¿ A dónde te hubiera gustado ir? J: Pues durante la prepa no tenía ninguna. Yo siempre me quedé con la ilusión , más que nada, de que iba a ir a una de Georgia: UGA o Georgia Tech. Bueno antes quería ser programadora de computadoras, y dije “Yo me voy a ir a ir Georgia Tech”. Pero luego ya llegó el ban que dijo que los indocumentados no pueden aplicar para esas escuelas y todo. Pero yo dije.. R: Te tocó a ti escuchar de estas nuevas leyes. J: Sí, sí. Pero no tenía ninguna escuela, así, en especial. Como que cuando estaba tratando de buscar información no sabía como seguirle.. el seguimiento ni nada. Porque, por la región donde yo estaba, era más como que, había más restricciones, como de donde viene Daniel, no sé si de Carolina del Sur o del Norte. R: Es Carolina del Sur. J: Ajá, entonces yo veía eso. En Virginia creo también. Entonces no sabía para dónde. Luego apliqué a unas escuelas, al CUNY de Nueva York y a una en Canadá. Y sí me aceptaron, pero también el dinero como que es mucho.. R: ¿Y cómo te sentías en ese “inter”? Sentías “aquí me voy a quedar”, miedo.. J: No.. durante esa época, más el último año de prepa te sientes muy extraño porque todos están recibiendo sus acceptance letters o están.. Lo que sí da mucho.. está esta aplicación para pedir apoyo del gobierno y entonces hay una época donde todos están haciendo eso, y alguien que no tiene papeles no puede hacer esa aplicación.. R: ¿Y en la escuela te imponen que hagas eso? ¿Todos lo tienen que hacer? J: Pues no, pero siempre te están avisando que lo hagas, namás como recordando.. Yo no decía nada, ni nada, nomás me quedaba callada. Y lo que sí te pesaba es que en mi estado, la lotería de Georgia apoya con la colegiatura, entonces si tienes un cierto promedio te pagan casi todo, entonces para eso también tienes que tener tu número.. social security number en los datos de la escuela, y a cada rato me mandaban como “oye, no tenemos el tuyo, si quieres aprovechar de esta ayuda mándamelo”. Y cada vez que lo recibía me quedaba pensando “¿quién sabrá que soy indocumentada?”, o que a lo mejor... Creo que a la misma vez muchos no sabía de qué era ese papel, porque ellos no lo recibían. Pero los maestros que los pasaban.. a lo mejor lo leían y me quedé siempre como que “ay...” R: ¿Y sentías más bien como miedo o frustración? J: Pues no sé.. Yo creo que muchos jóvenes si no encuentran estos grupos de dreamers como que sí hay una etapa donde te sientes un poco deprimido o un poco solo, como que no sabes cómo le vas a hacer, o qué vas a hacer. Y entonces, dejé pasar el año, y me gradué.. R: Te iba bien y todo, ¿verdad?



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J: Pues salí con un 94.5.. Pero también a la misma vez.. Es que allá en Estados Unidos siempre en las noticias sale que “este indocumentado tuvo un full scholarship y que tiene un GPA de 4.3, y que fue a Harvard” y como “Sí se puede” R: ¿Y eso te motivaba a ti? J: No. Eso para nada. Me hizo sentir peor.. como que dices.. A lo mejor es algo personal, pero nunca pensé que eso motiva gente, porque me hizo sentir peor, la verdad. R: ¿Peor en qué sentido? J: Porque me hizo sentir que si a lo mejor hubiera sacado puros 10 hubiera podido no estar en esa situación, si hubiera tenido un mejor SAT score hubiera conseguido algo.. Y luego cuando ya se estaba acercando la graduación todos estaban de “¡Felicidades, te graduaste de la prepa!” Pero yo nunca sentí ese, yo nunca tomé en cuenta esas felicidades. Pues sí me gradué pero muchos se gradúan, yo no tengo nada. Y ya me gradué en mayo de 2011, y ya de ahí paso el verano y yo.. Siempre durante las vacaciones iba a trabajar con mi mamá, porque ella limpia casas, yo iba con ella. Entonces ese verano.. Otra cosa que me hacía sentir un poco extraña es que las personas de las casas sabían que me había graduado y ahí era donde me sentía muy mal de mi misma porque era como caer en ese estereotipo que tienen de los hispanos alláR: ¿Cómo? J: Bueno, a lo mejor hay varios. Pero es que cada vez que veía las noticias, porque siento que allá hay un ambiente muy feo contra los indocumentados, entonces cada vez que veía eso, cada vez que veía “ilegal”, “illegal”... me sentía rara. R: Como si te hablaran a ti. J: Ajá, eso.. Y entonces.. pasaba mucho de que, los hispanos siempre tienen cierto porcentaje que se gradúan de la universidad, o sentía que caía en eso de que los hispanos no eran de los mejores inmigrantes. R: Como que “eras parte de las estadísticas” J: Sí, y estadísticas malas, se podría decir. Y entonces pasó el verano y yo.. Creo que esa parte fue la más deprimente, porque todos ya se iban buscando sus compañeros de dorms porque allá se da mucho que se quedan en residencias, o la orientaciones.. Y ya al final, en los meses de julio, que todos conocen ... Fui a visitar a unos amigos en la universidad de Georgia, en UGA, y mientras estaba caminando por el campus me queda con la.. en mi mente diciéndome “tú podrías ser una alumna de aquí si tuvieras papeles” o algo así. Y luego también, si no vas a la escuela ese mismo año, graduándote de la prepa, yo me sentía que no había sido successful R: Que no había sido realmente un “logro” graduarte de la prepa J: Sí. Y también cuando trabaja con mi mamá, que le preguntaban, yo dejaba que mi mamá hablara, “que no iba a la universidad como que parar aprovecharla más cuando ya entre, y que aprenda del mundo real”.. Nunca, con los que trabajábamos nunca supieron que yo era indocumentada. Igual ellos no preguntaban porque mi mamá era, ella tiene documentos. Como a ella le pagaban con cheque, a veces, y un indocumentado no puede recibir un cheque, y como manejaba.. pues ellos nunca pensaron, daban por hecho. Y a veces las señoras me preguntaban que si ya tenía mi licencia y yo decía que sí, cómo no.. Y luego mi mamá y una de mis tías me dijeron que.. R: ¿Tienes familia allá? J: Sí casi todos mis tíos por parte de mi papá. Y en Chicago tengo familia por parte de mi mamá. R: ¿Y nunca los visitaste a ellos?



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J: Sí, si los pude.. fuimos como 3 veces, sí los conocía y todo. Y luego me avisaron que había como un anuncio de que los voluntarios de UGA iban a empezar una cosa que se llamaba “Freedom University” que era para los ¿cómo se dice “directed towards”? Dirigido hacia los inmigrantes y entonces ahí fue donde conocí a prácticamente todos los que fueron, que eran como 30 y algo alumnos, que eran indocumentados. Había unos que eran parte de la organización “G.U.Y.A”. Es una organización de jóvenes indocumentados que es Georgia Undocumented Youth Alliance y ellos daban.. es común que hagan eventos donde hay un tipo espacio seguro donde cada quien da sus historias. Yo la verdad, como nunca creía que la mía era de las más intensas. Porque había unos que tenían unas historias pero te hacían llorar, de verdad. Y ahí fue donde me fui involucrando más o dándome cuenta de más cosas. R: ¿De la Freedom University entonces te enteraste a través de? J: Mi mamá creo que vio en las noticias. R: ¿Y cómo funciona esta escuela? J: Cuatro profesores de UGA querían hacer algo para los indocumentados y ellos contactaron a GUYA y salió esta idea de dar clases a indocumentados, como apoyo o algo así. Y a través del tiempo comenzaron a organizar la universidad. Todo está hecho por voluntarios. Económicamente son puros apoyos de otras personas.. (interrupción: La mamá de Julia la llama a su celular y hablan durante unos 10 minutos) J: Ahorita que me preguntaste.. me recordó de que cuando llegué a México y las personas me preguntaban que de dónde era.. no supe qué decir. Porque muchas personas me dijeron que “tienes un acento”. Cuando me preguntaban de dónde era yo les decía que de Oaxaca, porque apenas venía llegando de Oaxaca. Y me decían, “ah, es que tienes un acento y pensaba que eras de otra parte”. Y pues cuando empezaba eso, pues ya les decía “es que viví en Estados Unidos once años y pero ya estuve en México...” R: ¿Y cómo te sientes más, ahorita? J: Todavía no sé, la verdad no sé. Porque cuando estaba en Estados Unidos, si alguien me preguntaba de dónde era yo decía “De México”. R: O sea, era más fácil para ti auto-identificarte como mexicana. J: Sí, pero más por el hecho de que saben que.. Porque el acento sí se nota; aunque hubiera vivido ahí más de diez años, el acento no es así de nativo. Y no sé si sea la tendencia con todos los inmigrantes, pero cuando alguien dice que de dónde eres, como que ...you assume que es un inmigrante o algo así, y que esa pregunta, que “de dónde eres?” tienes que responder con otro país, o algo así. Entonces yo siempre decía que era de México. R: ¿Lo decías más entonces porque era la respuesta que sentías que esperaban o porque realmente tú te sentías mexicana? J: No, pues yo siempre me quedé con la idea de que yo soy mexicana. Igual como en la familia la cultura sí se trata de mantener mexicana, o hay eventos, como lo de la Independencia lo del grito.. R: ¿En tu casa? J: No, en la comunidad. R: ¿En tu casa qué celebraban? J: Como el día de muertos, o a veces hacíamos roscas.. También por la comida. Como teníamos mucho de familia.. siempre hubo de que hay tamales durante los ¿festejos? ¿fiestas? o pozole, comida que se



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considera mexicana, tacos.. Y también hay una asimilación porque a veces para lunch comíamos hot dogs o salíamos a comer comida china o Applebee’s. R: ¿Pero entonces tú todavía ahorita sientes como que estás.. es como otra vez hacer tu identidad?¿así de radical? J: Creo que la identidad en esa cuestión debe de tener otro nombre, porque no creo que yo pueda decir que.. Porque allá siempre pensé que yo soy mexicana, y a veces me quedaba pensando que por qué no decía que eres de Georgia... A lo mejor también porque no me tocó viajar a otros estados. R: Exacto, estar fuera y que te preguntaran de dónde venías.. J: Ajá, entonces.. Como cuando ya había llegado a México me quedaba preguntándome “¿por qué no dices que eres de los Estados Unidos?” Pero creo que también parte de eso fue que como yo fui indocumentada nunca me sentí completamente que los Estados Unidos ya es parte de ti. Pero ahora que vengo para acá, pues digo, yo no conocí a México los 19 años de vida que tengo, estuve allá 11 años.. y aunque yo no quiera, aunque quiera.. no fue decisión mía, es algo que se da, tú vas a asimilarte a la cultura de allá. Entonces va a ser parte de mi vida. Y más porque tuve la mitad de mi vida en México y la mitad allá, entonces creo que debería de haber una palabra que pudiera describir eso, porque la verdad creo que ya no puedo decir que yo soy así, como negar el pasado, de que estuve en Estados Unidos. R: Sí, claro, porque si dices “soy completamente mexicana” estarías en cierta forma negando que viviste 11 años de tu vida en Estados Unidos. Fueron 11 años muy importantes.. J: Sí, sí... Igual como la cultura chicana se dio mucho en Estados Unidos, a lo mejor ya .. no sé R: ¿Eso es algo con lo que tú te identificas? J: ¿Yo? No , yo no digo con la cultura chicana, porque creo que eso es más cerca de la frontera. Yo nomás digo que como ellos formaron su cultura... hay literatura que se considera chicana y todo. Entonces no sé si de más en el futuro por las tendencias de migración, pero a lo mejor si más se regresan va a haber una.. R: Un término. Pues quién sabe después de 20 años que hayas vivido acá o quién sabe, si te sientas más mexicana o más americana... (fin de 1ª entrevista) 2. J: Del pueblo para la ciudad se me hacía muy rápida, y sí disfrutaba el camino, pero luego cuando hacía más viajes o me iba de noche, iba y ya veía las luces de la ciudad, y como que en lugar de acercarnos nos alejábamos, por los cerros que hay que había.. Era como un satélite tratando de aterrizar en algún planeta. R: ¿Cómo lo viste ahora que regresaste la última vez? J: Cuando regresé... está igualito, no cambió mucho. Pero sí cuando llegué.. Es que construyeron una universidad en el pueblo, en Tezoatlán, y cuando llegué no se veía como Tezoatlán para nada. Le dije a mi abuelita que me llevaron a otro lugar muy extraño, que no era el pueblo. Pero era porque habían construido una universidad en la entrada del pueblo. Pero ya pasamos eso y ya reconocía todo. R: ¿Va la gente de ahí mismo al pueblo de otros pueblos cercanos? J: Creo que los de pueblo. Me tocó ir a la primera graduación que tuvo la universidad y quedó muy bien. Llegó una banda, no sé cómo se dice, unos jóvenes que tocaban en una orquesta y tocaron el himno nacional, y sonó muy bonito. Ay, lo hubiera grabado. Pero sí, quedó muy bien, y la primera generación tuvo tres graduados, sí está chiquito y todo. Y los maestros creo que vienen de otras universidades porque llegó uno que era de UNAM pero no me acuerdo de los demás..



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R: ¿Y mucha de la gente que vivía allá cuando tu creciste ahí sigue viviendo ahí? ¿Las mismas familias, los chavos que ya crecieron? J: Sí, sí. Cuando llegué, los primeros días caminaba con mi abuelita a sus mandados o nomás a caminar y que me enseñara cositas, entonces luego pasábamos y pasaba una señora y “¿Esa es la güerita?” y luego “¿Esa es tu niña?” o “tu nieta”, y así.. Y pues sí, se acordaban de mí. No sé cómo me reconocían y todo. Y yo si reconocía a las señoras por la cara, pero ya de nombre todo se me había olvidado.. Y ahí como es pueblito pues todos se saludan y yo también saludaba. R: Sí, pues como una familia grande.. aunque no te acuerdes bien de cada quien pero sabes que es gente conocida. J: Luego como mis tíos se ponen a platicar. Y pues también las familias se quedan más concentradas, entonces tú conoces cuáles familias viven ahí.. R: ¿Y tus tíos siguen ahí? J: Llegan a visitar a mi abuelita. Ya están trabajando y así. Dos de mis tíos están esperando su título para poder trabajar. R: No se han casado ni nada.. Me habías dicho que no te llevan mucho, ¿verdad? J: Sí, no pasan de los 30. R: Bueno, continuando con lo de Freedom University. J: Pues lo conocí por mis tías y todo. Y apliqué y empecé a ir. Y ese primer día fue como un gran suspiro porque de conocer, tener una casi comunidad de personas que conocen el problema, tu caso y todo y que.. Bueno los maestros no eran indocumentados, pero siendo profesores conocían mucho del caso, y también ellos estaban para ayudarte. Luego.. era muy padre conocer a todos, no sé.. te sentías muy, sentías mucha energía dentro del salón. Entonces ya pasó el primer día, y fue un revolvedero y todo.. pero fue muy divertido. Y también tiene voluntarios que manejaban, que eran como choferes, casi. Porque muchos venían de Atlanta y la universidad daba clases en Athens, y hay como una hora y media de diferencia entre las dos ciudades. Entonces ahí conocías más a la gente porque era.. como car pooling. Sí, y también querían tener seguridad, como sabían que éramos indocumentados, por las licencias.. Aunque, como a veces faltaban voluntarios, le tocó a una chava que era indocumentada manejar, pero eso era porque ella quería. Ese año, después de la prepa me la pasé yendo a Freedom University los domingos. Igual como los profesores y los voluntarios estaban ocupados.. Era prácticamente todo el domingo dedicado a Freedom University, y entre semana iba a trabajar con mi mamá. A veces en las tardes, una o dos veces a la semana, iba a la iglesia a dar clases de inglés, ayudar a dar clases de inglés. Así me la pasé ese primer año. Y ya este mayo fue cuando ya me vine para México. R: ¿Y cómo fue ahí el proceso? La decisión.. buscaste información... J: Cuando estuve en la escuela, hay una temporada cuando todos están ocupados con las aplicaciones, y hay todo un ambiente de “voy a aplicar acá” y “ya terminé esto” y recomendaciones de los maestros y todo. Y pues yo nada más... estaba tratando de buscar información y todo, pero la verdad nunca me enfoqué.. que yo tuviera una escuela de mis sueños. Porque yo siempre tuve en mente que iba a ir a la universidad. Pero no sabía a cuál ni nada, ni tenía un plan. Ese otoño del senior year estaba tratando de buscar información y todo, pero ya ..terminé aplicando a Canadá y como que mi familia en ese entonces no estaba con una posición económica como para mandarme hasta allá y mantener los gastos y todo, entonces ya tomé un año de descanso, se puede decir. R: ¿Y en Canadá no tenían restricciones sobre la nacionalidad ni nada?



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J: Pues, iba a aplicar como mexicana, entonces iba a tener que sacar una visa de estudiante. Entonces ya no fui.. me tomé el año. Y desde ese entonces no me quería quedar en Estados Unidos. Yo les decía a mis papás que me quería venir a México. R: ¿A ti de dónde te nació la idea? J: Porque sí extrañaba a México. Creo que se me quedó un poco más de afecto por México, porque crecí con mi abuelita y mis tíos, entonces siempre se me había quedado eso, aunque namás fuera en la mente, era algo que me influía. Creo que la comida también la extrañaba. Sí, como que los espacios tienen un ambiente diferente, y yo quería tener la oportunidad de hacer viajes a otros países, a conocer y todo. Como también me gusta mucho el francés, quería poder ir a Francia. Porque me acuerdo mucho que en la prepa estaban en mis clases de francés y todo; y anunciaban viajes a Francia y siempre me quedaba como con el deseo de ir a Francia y por eso no me quería quedar en Estados Unidos. Entonces ya pasó el año y.. Bueno el año en que me gradué mis papás no querían que me fuera a México porque pues no sabíamos nada y tampoco tenían dinero para mantenerme allá. Y me preguntaban que qué iba a hacer en México. Y pues yo como igual no conocía tanto México, les decía “pues encuentro trabajo o algo”, pero yo no sabía cómo iba a ser. Lo que tenía en mente es que si mis papás pudieron llegar a un país donde no conocían el idioma, donde no tenían nada, ni familia, yo puedo llegar a México con el poco español que sabía y tenía familia y todo.. Pero pues me quedé y pasó el año y apliqué a unas escuelas allá en Estados Unidos. A la que sí quería ir a la University of Texas at Austin y ya cuando me aceptaron y todo dije, “yo me voy a ir a Texas, voy a vivir allá un año para poder comprobar que soy un residente de Texas porque en Texas puedes pagar in-state tuition si eres residente, aunque seas indocumentado. Entonces yo dije “yo busco unas casas para limpiar y ahí me la paso un año y ya trato de ir a la escuela”. Pero ya de ahí a mis papás no les gustó la idea de perder otro año, y dijeron que “a lo mejor al fin no vas a ir a la universidad, y vas a tener otro enfoque diferente”. Y luego ya fue cuando dijeron “vamos a ver lo de México”. Ya me puse a ver más detalles y todo. Y pues ya era definitivo que me iba a ir a México, pero yo llegué sin saber a cuál universidad iba a ir, entonces según iba a tomar exámenes en San Luis, en la Universidad de San Luis y a la de Chapingo.. No sé si aquí los conozcan. En esa porque mis papás fueron a Chapingo. Mi papá me dijo que aplique nada más por aplicar, porque la verdad no quería tanto ahí. R: A San Luis porque está cerca de tu familia. J: Ajá.. y no, también la escuela es buena. R: Pero pensaste ahí antes que otros estados.. J: Sí, por la familia. R: ¿Y en Oaxaca? J: En Oaxaca no apliqué porque ahí la educación no es como.. muy constante y buena. A lo mejor para prepa o esos grados.. R: Pues sí, a lo mejor, pero era la idea que tenías. J: Sí, y también como la familia que tengo ahí no vive donde están las universidades, entonces sería igual.. Y entonces hice todo, también para el Tec. Pero sí mi papá me dijo que aplicara a otras escuelas para tener opciones. Ya para cuando empezó julio había dicho que iba a ir al Tec. R: De Monterrey... ¿Hiciste examen? J: No, usé el SAT. R: ¿Y nada más lo mandaste al campus de aquí? J: Pues el SAT también lo usé en ITAM, pero fui a visitar ITAM y no me convenció tanto como el Tec.



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R: Entonces tú te viniste desde mayo. A San Luis. Y luego para junio ya sabías que ibas entrar acá. J: En julio, en junio fue cuando hice los exámenes. R: ¿ Y cómo fueron los trámites? J: No contacté a nadie, no contacté a Alonso como hasta 3 días antes de llegar a Monterrey. Tengo un amigo allá me había enseñado un video en Youtube, hablando sobre.. en el Tec. Lo vi y todo, como en marzo, no sabía bien dónde iba a ir la universidad. Cuando llegué como en mayo fui a su página de Internet y les mandé un mensaje pero no sé si ellos no lo vieron o yo no lo vi... Pero hice todos los trámites y todo por mi cuenta. R: ¿En julio estabas en el DF o en Oaxaca? J: Yo estuve todo mayo en San Luis, después como dos semanas o una semana en DF, y el resto del tiempo en Oaxaca. R: Y ya después de viniste en camión, del DF para acá.. ¿Y cómo fue ese viaje, cuando dijiste “ya ahora sí me voy a instalar... en una ciudad que no conozco”? J: No sé.. primero lo sentí normal, porque había tomado muchos viajes en camión. La verdad sí me gusta los viajes largos; no sé porque pero los encuentro como relajante.. aunque sí te despiertas con los huesos todos.. Ya cuando llegué.. no sé, no soy una persona que cuente emociones. R: ¿Pero tenías expectativas, tenías un poco de miedo, de nervios? ¿Estabas emocionada porque era algo nuevo? J: Pues sí estaba emocionada de que era algo nuevo, y sí lo sentí chiquito, nada más porque me había acostumbrado a la universidad de Georgia, allá. Porque había escuchado que el Tec es bien grande y que todo esto.. pero ya cuando vi todo, lo sentí chiquito. R: ¿De veras? A mí si se me hace grande.. J: Sí.. Creo que me acostumbré, como llegué dos semanas antes de que empezaran clases, no lo sentí tanto como escuela entonces el primer día como que mi cuerpo estaba confundido porque todavía sentía que era otro día así.. y nada más tenía una clase. Era muy, muy diferente a la prepa. Pero ..llegué a la central de autobús y, siempre había escuchando que Monterrey es un centro económico y todo eso, pensé que iba a haber cosas más nuevas o así.. y la central pues está como un poquito viejito y descuidado.. y me quedé preocupada.. porque no sabía.. R: Dijiste, “si esto es lo industrial y tecnológico entonces qué es del resto del país” J: Sí.. y ya llegó Alonso y lo conocí. Fue más fácil de lo que esperaba porque pensé que no lo iba a reconocer. Y luego ya de ahí te llamó y te conocí. .. Pero sí, encontré el campus muy bonito, y me gustó mucho. Nada más que como las primeras semanas no había mucha gente sí estaba un poco solita. Tampoco conocía el campus y todo, pero no.. ya es otra cosa ahora. R: ¿Cómo te sientes ahora? J: Me siento muy contenta de haberme venido a México, la verdad. Antes me preocupaba que no iba a tener todas las oportunidades que veía allá, como conferencias, programas y todo eso.. pero el Tec sí tiene muchas cosas, y la verdad sí me sorprendió. Siento que sí me voy a.. sí me está gustando bastante. Tiene muchos convenios con otras escuelas, y era algo que también quería. R: ¿Y ahorita cómo ves tu futuro en un par de años más? ¿Qué te gustaría hacer?



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J: ...la verdad no sé, porque igual mi carrera es un poco general. No es como si fuera un ingeniero electrónico.. o algo así más específico. Todavía no tengo algo en mente. R: ¿Te gustaría regresar a Estados Unidos o quedarte aquí en México? J: Quiero hacer un intercambio con una escuela allá. Nada más, como.. en Nueva York o California, nada más para conocer; igual porque cuando estuve allá no pude conocer. Entonces voy a hacer eso. Pero ya después de que me gradúe de la escuela y todo no creo que me vaya a vivir allá mucho tiempo, si llego a estar allá varios años sí viajaría mucho, iría a otros países. Pero de quedarme allá no es algo que me guste, sólo que algo drástico que me pase, o que tenga que tomar la misma decisión mis papás o algo así, solamente así. Aparte de eso, no pienso regresar a Estados Unidos así por toda mi vida y crecer viejita allá. También cuando estaba allá estaba pensando que quiero venir a México para conocer sus problemas y para tratar de hacer algo para que beneficie México, que igual es muy, muy complicado .. Pensaba que a lo mejor trabajaba como maestra o algo así, en el sistema educativo o en una organización que ayude a las personas. R: ¿Y tu familia allá cómo está? J: Están bien. Mis hermanos y yo sí nos extrañamos y todo. Siento que cuando estaba allá no estaba muy cerca de mi mamá, pero siento que ahora que me vine ella me entiende un poquito más y yo la entiendo un poco más; o a lo mejor yo mucho más a ella porque ya le encuentro como la verdad en sus palabras y también la entiendo más en cuanto a sus preocupaciones y todo. Eso ha cambiado un poco. Mi papá.. bueno, él se vino conmigo de Estados Unidos, entonces estuve con él como un mes, cuando estuve en San Luis. Y hace unas semanas el pasó por Monterrey para dejarme unas cosas. El sí tiene más viajes. R: ¿No tienen planes de venir, tu familia? Porque tu familia sí puede moverse, ¿no? J: Sí, me estaban platicando que estaban pensando vivir en noviembre, porque allá tienen Thanksgiving, entonces tendrían chance de venir un poquito. O si no pueden vendrían en diciembre. No sé... si se extraña. Ahorita no sé cuál lugar llamar casa, tendría que adoptar esa frase de que “la casa es donde está el corazón” o no sé cómo es bien R: “home is where the heart it”. J: No sé si llamarle casa allá a Snellville, donde viví, o decir donde está mi abuelita, o mi abuelito.. entonces sí es algo un poco raro, porque ya no te puedo decir “ah yo voy a regresarme a mi casa este fin de semana”. R: Claro.. porque me imagino que te topas aquí con muchos foráneos que vienen de otras partes pero se regresan “a su casa” J: Sí, y también porque para ellos también fue un cambio temporal, nomás por la escuela. Pero ya yo que me vine a otro país, ya tengo otras cosas.. R: Pues sí, no vienes nada más a estudiar. ¿O cómo te lo planteas tú? J: Sí, mucho más permanente. R: Es más complicado de lo que parece.. porque igual hay mucha gente que se mueve, y se sale de su casa para estudiar.. J: Ajá, pero alguien cuando viaja para estudiar sabe que va a regresar en las vacaciones o algo y ahí todavía no hay una... Como yo todavía dependo econonómicamente de mis papás, pero ya hay una separación más grande entre... que casi siempre se da después de que te gradúas de la escuela, ya cuando empiezas a buscar trabajo y a salirte de la casa. Pero ahorita mucho depende de mí, mi papás no están como “cuando regreses a la casa...” R: O sea ellos no consideran tampoco que tu cambio fue temporal..



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J: No. Ellos me sorprendieron con sus ideas, porque decían que iba a ser otra etapa para mí. Y creo que se dio más porque me vine desde mayo, no era nada más que “ah, vas a llegar a Monterrey directo a la escuela”, no. R: ¿Entonces cómo te comunicas con ellos? J: Por teléfono. Los fines de semana es cuando hablo con mis papás. Y por Facebook con mis hermanitos cuando sea. R: ¿Cuántos años tiene tu hermanito? 15 me habías dicho, ¿verdad? J: Sí.. todavía los pienso chiquitos. R: ¿Y qué le dices a él? J: No sé, siento que él es una persona muy responsable, porque él también tuvo como batallas, de otras cosas.. entonces siento que es muy responsable. A veces me sorprende cómo ha cambiado y todo, pero de una manera buena. Yo fui más de “necesito sacar calificaciones muy, muy buenas, 100 o 90 –puros A’s”, pero él es más enfocado en arte; sí trata de sacar una buena calificación, pero no es de estresarse mucho sobre ellas. Sí va muy bien, se involucra en muchas actividades de la escuela, es buena persona y todo, entonces no me preocupo mucho por él porque sé que él va a poder hacer lo que quiera. Y mi hermanita es como.. la siento más chiquita, y que necesito apoyarla y todo. Como ella empezó a tocar violín en el 6º grado, y ahorita está en el 7º.. allá se da mucho que los niños desde chiquitos empiezan a hacer actividades así, desde los 3 o 4 años. (yo todavía estaba acá). Y entonces le digo que no se preocupe, que todavía los puede alcanzar. R: ¿Siente que hay mucha competencia o así? J: Sí. Allá en las secundarias hay programas que te puedes meter a orquesta y todo.. y los grupos son como de 50.. entonces siente mucho eso. Y en la tele ve eso, o escucha cosas.. Y también mis hermanitos se peleaban mucho entre ellos, y yo siempre era la que le decía a mi hermano que no la molestara tanto. O cuando había una cucaracha o una cosita extraña me llamaba a mí para la que la ayudara.. También tenía un perrito.. y cuando voy a la tienda y paso por la sección de comida de perros pienso “oh, Daisy”. Porque cuando llegué a Daisy no la extrañaba mucho. Pero cuando llegué y tuve que ir por despensa o así.. cuando pasé esa sección me di cuenta que sentía su ausencia. R: Es difícil no encariñarse con las mascotas... ¿Y entonces ya te mueves aquí sola, haces el súper y todo? “like a real grown up” J: Y luego sí se extraña la vida así sin responsabilidades tan grandes. R: ¿Cómo qué cosas? J: Aunque ahorita no sea muy independiente.. pero como que ya tienes que hacer más decisiones que van a impactar mucho a tu vida, ya tienes que ser más responsable. Bueno, ya .. tú te vas a cuidar, no porque tu mamá te dice que te laves los dientes, pero ya porque tú te quieres cuidar a ti mismo. Ya no te puedes.. siempre estás consciente de que necesitas hacer decisiones buenas. No es como antes, donde te podías levantar todos los fines de semana y nada más ver tele, o no sé.. no te preocupabas tanto. Bueno, yo me acuerdo que sí me preocupaba.. todos se preocupan mucho en todas las etapas de la vida, pero ahora ya te das cuenta de que las preocupaciones que tenía no eran tan grandes como las pensabas. R: Claro, lo ves en perspectiva.. ¿Y tú vinculas esa parte en la que ya te tienes que hacer ahora más responsable –que la vida te está forzando a que te hagas responsable, quieras o no- crees que hubiera sido diferentes si te hubieras quedado allá?



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J: Pues así en ese... contexto no creo que hubiera sido tan diferente. Pero creo.. ¿tú dices si me hubiera quedado así, siendo indocumentada? R: Sí, si te hubieras quedado en Estados Unidos siendo indocumentada con las opciones que tenías; o si te hubieras quedado en Estados Unidos suponiendo que hubieras entrado allá a una universidad y todo. ¿Tiene que ver con el hecho de que te hayas venido fuera de tu contexto familiar y local? J: Creo que hubiera sido un poquito menos.. sólo un poquito menos, me hubiera sentido un poquito menos así, porque... creo que cuando regresé a México me di cuenta de la cantidad de privilegios que he tenido. Porque aún así, siendo indocumentada he tenido muchas cosas que son privilegios, entonces si me hubiera quedado allá, me hubiera quedado menos consciente de eso. Pero creo que me sentiría igual así, muy... bueno no que le he dado mucho pensamiento al futuro; pero allá creo que yo misma me ¿cómo se dice? impediría pensar en el futuro, porque hubiera sido muy incierto, nada más podría haber podido pensar en el próximo año, como en mi carrera universitaria y ya. R: ¿Y sientes que aquí tienes esa posibilidad de ver más allá? J: Sí, sí. R: Porque de cierta forma la situación de incertidumbre te obliga a que veas en el presente, no puedes hacer muchos planes. J: Igual allá se da mucha comunicación entre los jóvenes indocumentados, y también algunos han llegado como a los 30s que tienen el mismo problema y que ya están muy grandes.. pero igual comparten su historia con jóvenes. R: ¿Y cómo los ves a ellos tú? Te tocó convivir con ellos, algunos de más de 25 años que sigan allá.. J: Bueno, hay unos que ya son grandes, que vivieron como indocumentados desde chiquitos, y que ya tienen una licenciatura o una maestría. Y está el otro grupo que sólo llegaron a trabajar... Pero, no sé en qué estás pensando. R: ¿Qué tipo de vida tienen? ¿Qué tipo de trabajos? ¿Qué tan satisfechos están? J: Son.. así felices, no podría decir que son felices con el trabajo. Aunque sí hay casos excepcionales que sí han llegado a tener mucho éxito.. un reportero.. R: El periodista filipino, que decidió sacar a la luz su historia públicamente. J: José Vargas.. creo. Sí, ajá. Y también llegó a Freedom University. R: ¿Sí?¿Platicó con ustedes y todo? J: Sí. Yo no pude ir ese día, pero sí platicó con muchos compañeros. Y también en Freedom Universtiy pudimos tener una conversación en Skype con Juno Díaz, es un escritor... Casos como él. O también mi papá hablaba de un señor que vivía en Nueva York, que no hablaba inglés, y no había tenido educación ni nada, pero tenía una tortillería que era muy reconocida y todo entonces le llegaba mucho trabajo y entonces sí fue exitoso, económicamente. Yo diría económicamente porque yo no lo conocía. Por la mayor parte los hombres trabajarían como en construcción o son albañiles, pintores, jardineros, o en restaurants, lavar platos o cocinar. Y las mujeres limpian hoteles, o casas o cocinan o venden comida, o niñeras y así. Y esas personas son las que menos.. no son tan expuestas al inglés, donde ya lo saben muy bien. R: Claro, porque también están con mexicanos o hispanos. J: Eso, y también no requiere mucho inglés su trabajo.



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R: Pues no, no hay mucha interacción con personas nativas. J: Sí. Y también se da que ya hay comunidades en sí que son hispanas, entonces para ir a la tienda o algo van a las hispanas, o en otras se saben lo más básico.. o no sé cómo le harán. Ahí como ellos pueden, a veces encuentran a personas que saben español y les ayudan un poquito. Y con los otros adultos que ya habían estudiado y todo, pues igual tienen que encontrar trabajitos así, tutorías o algo así. Pero también lo que se da mucho allá de ellos, los que estudian universidad allá, como que trabajan un semestre, y luego estudian otro semestre, trabajan uno, ahorran, y así; entonces uno se la pasa más de seis años en eso, para poder terminar algo. Hay unos chavos que empezaron a hacer videos, donde dan como historias de indocumentados. (en la laptop de Julia buscamos los de videos de Youtube, “Undocumented and Awkward”).

Vemos un video que parodia el hecho de los jóvenes indocumentados no pueden obtener su licencia de manejar. Regresamos a la conversación. Julia me pregunta sobre los estereotipos o imágenes que tenemos en México sobre Estados Unidos, especialmente las que provienen de las películas y los medios. J: ...¿qué les hará pensar las películas? R: Yo creo que hay una idea de allá todo es mejor, que tienes seguridad material. Porque pues en las películas te pasan que todos tienen trabajo y carro y viven en una casa con su familia, y se divierten.. No te presentan ...en las películas más comerciales, pienso en Hollywood o así, no documentales ni películas con temática de barrios.. negros o así: los blancos viven bien, las minorías viven en conflicto o con problemas económicos, y de los hispanos se piensa así como que.. se mantienen en comunidades muy cerradas, que llega un hispano allá y se integra a la comunidad hispana no a la comunidad americana.. J: Eso es más por la comodidad, creo, ¿no? Más fácil integrarse con la comunidad hispana. R: Y son redes de migración, también, si conoces a tu tío, tu primo, tu vecino que se fue pues a él le vas a hablar. J: Sí, sí. En Estados Unidos también está el conflicto de que las personas están tratando de que en los medios de comunicación, en películas, haya más diversidad. R: Ahora en las series de tele ves todos los grupos étnicos: está un blanco, un negro, un asiático, un hispano.. los grupos principales J: Y el indio, de India. R: Sí, la mayoría está en la costa oeste, ¿no?... ¿a ti te tocó conocer? J: Sí, también había varios. R: ¿Y cómo se te ha hecho aquí hacer amigos, llevarte con tus compañeros, con tus maestros? J: Pues... como ellos no saben. No sí, aquí.. Es que en la comunidad hispana, allá en Estados Unidos, yo no le decía a nadie que era indocumentada. Pero aquí sí les digo a todos. R: Aquí no corres riesgos.. J: Igual como que.. aunque no hayan pasado por eso, están más familiarizados con el tema, pero no desde un punto de vista de que “tú eres un criminal” y todo eso. Entonces, no sé.. lo tomé muy normal. Y ya con los maestros, pues a veces me siento rara porque no sé, a lo mejor en los ensayos, yo pienso que están bien, pero después de verlos más, siento que.. no sé qué pensarán mis maestros al comparar los míos con los demás; ahí si me siento un poco preocupada. Nada más con mi director, pero con los demás no he hablado.



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R: Porque a lo mejor sí hay un punto en el que no te sientas totalmente segura de cómo manejas el español escrito. J: Sí, a lo mejor.. R: Y de amigos, y así..¿cómo es la gente de tu carrera?¿Es en la escuela donde has conocido gente, no? J: Sí, fuera del Tec no conozco a nadie.. Pues, lo tomé muy normal, es como un ambiente donde es más neutral, creo. Aunque a veces se me hace difícil expresarme, con el español, me trabo mucho. Creo que a veces.. como muchos de ellos han vivido en México toda su vida, hay cosas donde hablan y yo no sé de qué están hablando. A veces dicen muchas palabras que no conozco, y les pregunto “oye, ¿qué quiere decir eso?” y se nomás me quedan viendo.. R: ¿Cómo qué palabras? J: Ay.. no sé, expresiones y palabras.. R: Luego también hay expresiones regionales, me imagino que te habrás dado cuenta.. A veces, aunque sabes el idioma, eso no garantiza que sepas de una cultura.. incluso aunque hayas vivido aquí, ya pasó un lapso de tiempo en el que han pasado muchas cosas en el país.. J: Sí, como.. me quedé con el de “yo soy de Oaxaca” y muchos dicen “Ay, qué bonito, Oaxaca ¿Tú conoces esto..?”, Y yo digo.. pues yo crecí en el pueblito de mi abuela. Pero sí, no tienes el mismo conocimiento de alguien que ha vivido ahí toda su vida. Y también, algo que he notado mucho es que en los pueblitos, en las comunidades más pequeñas, como el rancho de mi abuelo o el pueblo de mi abuelita, el sentimiento hacia los Estados Unidos es diferente al que tienen los del Tec. R: ¿Cómo lo percibes? J: Los del Tec lo ven más objetivamente, creo, o más o normal y parte de su vida. Pero las otras lo ven más... de acuerdo a inmigración, de que allá es... que allá nada más se va para ir a trabajar. Acá en el Tec es más como que de viajes, de “ay, voy a ir este fin de semana”. R: ¿Y cómo te sientes al respecto? J: La verdad sí me sorprendió mucho, porque yo no conocía ese lado de México. Y a veces sí quisiera que más gente conociera.. Bueno, a lo mejor sí saben de la migración y todo.. Como sí me ha tocado.. un día le conté a una chava que vive en mis residencias, le conté que era indocumentada, y se rió. No sé por que. Ya no le pregunté, pero no sé por qué lo tomó así. Se me hizo un poco extraño. Entonces a veces cuando digo que soy indocumentada, sé que se va a tomar más ligeramente, pero quisiera decirles o mostrarles las implicaciones de vivir allá once años y todo. Pero pues no le puedes contar todo a todos. Y pues ellos también tendrán problemas que yo no sé o no conozco. R: Y como dices también, tiene un significado diferente aquí, y a lo mejor para nosotros, escuchar indocumentado.. piensas, a lo mejor, en alguien de Centroamérica que quiere cruzar por México hacia a Estados Unidos...es una imagen más común, a la que se asocia. Yo creo. J: Allá en Estados Unidos, en cambio, no se ve tanto eso. R: Acá si dices soy mexicana y soy indocumentada, pues no tiene sentido porque eres mexicana y estás en México. A lo mejor sería más fácil si la gente lo entendiera.. si supiera. Hay muy poca conciencia de lo que es la migración, más allá de cruzar y llegar allá. Realmente no se piensa mucho en cómo viven los migrantes de aquel lado, nada más piensas en que se fueron. Es la idea que yo pienso que se tiene en general. J: Sí, porque nada más.. se ve económicamente.



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R: Desde el lado de ir a trabajar y mantener la familia. Hasta cierto punto, sí sabemos que hay muchos mexicanos que viven en Estados Unidos. Y los que estamos de este lado pensamos que “nuestros” mexicanos deberían de tener derecho... por lo que escuchas o lo ves en las noticias, que se manifiestan. Pero no saben en realidad cómo viven. Todas estas variantes y matices. Como esta película que salió hace un par de años, nunca la vi, “Un día sin mexicanos”, pero se trata de qué pasaría si ... como decir los mexicanos somos muy importantes como para que no nos tomen en cuenta. Creo que esa sí es una visión que se tiene acá, pero no llega más allá nuestra visión. J: A veces mi abuelita o mis tíos hablaban de indocumentados, pero ellos lo toman más.. ligeramente. Pero en cambio en Estados Unidos cuando escuchas que van a deportar a alguien, se toma muy, muy en serio, que va a sufrir mucho cuando regrese a su país. Y también hay casos donde fueron como refugio de violencia o así. O también hay casos que, no conozco mucho, pero también hay casos donde si los agarra la policía y si se van con los de migración, se van con lo que los encontraron, con las posesiones con las que los encontraron, la ropa que tienen, su teléfono.. a veces les quitan todo menos la ropa. Entonces cuando los deportan los dejan sin nada, entonces tienen que empezar desde cero. Porque a veces nomás los botan, los dejan en un lugar donde ellos no conocen. R: ¿Eso pasaba en Georgia? ¿Así de estrictos eran? J: Ah, no, sí, en el condado donde yo vivía.. porque hay un programa que se llama “secure communities” entonces la misma policía podía actuar como inmigración, entonces ellos si veían que no tenías documentos o comprobar eso, te mandaban con migración, y ya pues... R: ¿Tú supiste de casos cercanos a ti? J: Le pasó al hijo de una de las tías de mi papá, y lo deportaron, ahorita ha de estar en México. Pero sí los mantienen en la cárcel meses, él estuvo como 4 meses. Su mamá trató mucho, y todos decían que no podía hacer nada. Su mamá estaba muy preocupada, pero ahorita ya está bien, tiene trabajo y todo. Pero sí... No sé, como que cuando creció el movimiento de los jóvenes, también sirvió mucho que daban muchos apoyos a los casos de “prioridad baja”. Lo que hacía GUYA... tratan de mandar leaks para los casos que están en deportation proceedings, entonces tú pones tu firma y llamas a la policía para que no los deporten. R: Como peticiones. J: Sí, eso. Y sí sirve muchas veces, como el 90% de los casos no son deportados. R: Pero sí son detenidos, muchísimos. J: Sí, detenidos. Dentro de las cárceles también hay abusos. R: ¿Y tú nunca viviste.. no llegó un punto en el que tuvieras miedo de que te sucediera eso? J: No. Igual porque yo no manejaba y siempre fui estudiante. Y ya cuando me gradué de la prepa, mi mamá casi siempre me daba ride, o eran amigos que me daban rides, entonces nunca estuve cerca de policías. Y las veces que manejaba sí me ponía nerviosa, pero era más porque pensaba que iba a chocar porque estaba aprendiendo; pero así de tener temor que me deportaran no lo tuve. Parte de eso creo que también fue porque mi familia también era algo de seguridad, porque eran documentados y todo. R:: Te daba un poco más de seguridad que tus papás tuvieran la ciudadanía y tus hermanos son ciudadanos. J: Sí, también como ellos hablan el inglés, era más seguridad para mí, también yo. R: Sí, yo he leído sobre casos..Un día detienen a la mamá y ya la familia no vuelve a saber nada, y dejan todo, así .. J: La verdad así es. A veces es muy difícil saber en cuál cárcel está., a veces la transportan de la cárcel a un centro de inmigración, y ahí es mucho más difícil encontrarlos. También pasa mucho que si deportan a los



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papás, y los niños son ciudadanos por nacer ahí los llevan al foster care y ahí se pierden. Entonces hay casos en que las familias no se pueden reunir porque los hijos están en ese sistema y las mamás no los pueden localizar. R: Y siendo que a ellos, a los niños, no los pueden detener ni nada.. pero separan a las familias J: Y aunque las mamás quieran. R: ¿Y hay alguna asociación o alguien que ayude a estas personas? J: No específicamente, pero está lo de las peticiones, que yo sepa. R: Pues bueno.. ¿algo más que quieras contar? J: Sí fue algo que impactó mucho mi vida. Creo que aparte de haber sido indocumentada, el simple hecho de haber vivido en Estados Unidos once años y de conocer la sociedad allá y luego venir y poder comparar da muchos pensamientos. R: ¿Y si tuvieras escoger, ahorita desde donde estás? J: Pues sí considero que haber vivido allá fue un tipo de privilegio, entonces yo no niego... no es un... no me arrepiento de haber vivido allá, aunque hubiera sido indocumentada. El tiempo que pasé allá sí me gusto, pero ahorita no pienso regresarme allá para vivir un largo plazo. R: Pues que bueno que estás acá, y que tienes estas oportunidades y sobre todo que las sabes ver, que como dices, has podido poner en perspectiva los privilegios que tenías allá.. y los que tienes acá ahora.



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