La evolución histórica del cultivo de la vid y el vino en el Valle de La Orotava

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Descripción

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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Apreciación de don José Pons por don Víctor

SOCIEDAD LICEO DE TAORO

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Título: La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava © Edita: Sociedad Liceo de Taoro Coordinadores: Juan Enrique De Luis Bravo Miguel Francisco Febles Ramírez © Autores: Juan Enrique De Luis Bravo Miguel Francisco Febles Ramírez Plácido Fernández González Manuel Hernández González Eduardo José Sánchez García Jorge Zerolo Hernández Fotografías: Juan Enrique De Luis Bravo Plácido Fernández González Eduardo José Sánchez García Fernando Yanes Díaz Enrique Acosta Dorta Antonio Hernández Sánchez Agradecimientos: A los autores de los textos, a sus familiares y a cuantos han hecho posible la realización de este libro Diseño de portada y contraportada: Nano Barbero Ilustración: Juanan Rodríguez y Nano Barbero Diseño, maquetación e impresión: Tipografía García, S.L. - La Perdoma - La Orotava - Tenerife E-mail: [email protected] ISBN: 978-84-616-3915-4 Depósito Legal: TF 381 - 2013

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético, electroóptico o informático, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de los autores.

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A todos aquellos, que con su esfuerzo, hacen posible que una parte importante de nuestro patrimonio agrícola, los viñedos en cordón tradicional, permanezcan vivos.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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ÍNDICE

Presentación de D. Francisco Javier García Núñez .................................. 9 Presentación de D. José Joaquín Bethencourt ......................................... 11 Presentación de D. Felipe David Benítez Pérez ......................................... 13 Presentación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen ..... 15 Prólogo ......................................................................................................... 17 Evolución histórica del cultivo de la vid y el vino en el Valle de La Orotava 19 Manuel Hernández González Variedades de vid cultivadas en el Valle de La Orotava ............................ 49 Jorge Zerolo Hernández Los viñedos en Cordón del Valle de La Orotava: labores tradicionales ... 63 Juan Enrique De Luis Bravo Una aproximación al paisaje del vino en el Valle de La Orotava ............. 81 Miguel Francisco Febles Ramírez Denominación de Origen “Valle de La Orotava” ....................................... 95 Plácido Fernández González Concurso de Vinos “Villa de La Orotava”, 30 años de historia ............... 107 Eduardo José Sánchez García Sociedad Liceo de Taoro, fundación y breve historia ...................................... 121 Currículums Vítae de los autores ............................................................... 127 Premiados en el Concurso de Vinos Villa de La Orotava 1984-2012 ............... 141 Bodegas de la D.O. Valle de La Orotava .................................................. 151 Vinotecas del Valle de La Orotava ............................................................. 157 7

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l vino ha sido y es un singular testigo del devenir isleño. Tenerife, también denominada tierra de vinos, ha sabido mantener a lo largo de su dilatada vida la cultura del líquido emanado de esas centenarias cepas con olor y sabor a tanta historia forjada por las manos de esos artesanos de la vid que cada noviembre, por San Andrés, catan el fruto ya fermentado y brindan con vino nuevo. Treinta años, una efemérides que hemos querido recordar con el contenido de estas páginas que obran en sus manos y que dejarán para el recuerdo el binomio surgido entre el fruto de la tierra y nuestra Sociedad Liceo de Taoro. Ya en 1888 fue organizada la célebre Exposición Provincial de Horticultura, en la que nuestra Sociedad intervino muy directamente, dando muestra de las continuas colaboraciones, en todos los ámbitos, en las que participaba nuestra institución. Pero fue allá por 1984 cuando el Sr. Alonso Ascanio, presidente de la Cámara Agraria, organiza en las dependencias de San Agustín una reunión de cosecheros de vinos de la zona, con el fin de aglutinarlos evitando dispersiones. En 1985, y bajo la presidencia de D. Eleuterio Manuel Lorenzo Sosa y un grupo de entusiastas colaboradores, el Liceo de Taoro, y como excusa para unir el sector del vino, asumió el denominado “Concurso de Vinos”. Treinta años de intenso trabajo y que granito a granito, con dificultades y con alegrías, fueron acercando a nuestras instalaciones a los cosecheros de casi toda la isla y que nos llevaron primeramente al nivel provincial, y actualmente al ámbito regional de vinos tintos con D.O. Este trabajo de tantos años ha significado para esta Sociedad un reconocimiento de alto valor, no solo por los participantes, sino por las entidades colaboradoras e instituciones oficiales. Hoy hablar del vino en Canarias lleva implícito el nombre del Liceo de Taoro. Nuestra Sociedad, fundada en 1855, lleva 158 años en la difusión de la cultura, el ocio, las tradiciones de nuestro pueblo y el deporte. 9

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El reconocimiento del Cabildo de Tenerife, del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava y de la Fundación Luso-Galaica de concedernos las Medallas de Oro de cada una de estas instituciones, al margen de otras distinciones, viene a remarcar el orgullo de realizar un trabajo basado en el orden social de la entidad, pero también desarrollado al bien común de la sociedad. Que esta pequeña historia del trigésimo aniversario del vino en el Liceo de Taoro, sea el motivo para brindar por unos futuros años de continuidad que, serán al mismo tiempo el de conservar una tradición que, supondrá ver crecer año tras año esos brotes verdes que, darán paso al racimo camino de la barrica. Un saludo. Francisco Javier García Núñez

Presidente

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l Liceo de Taoro conmemora este año el trigésimo aniversario del tradicional Concurso de Vinos Villa de La Orotava, un acontecimiento que nació de forma modesta pero que, a lo largo del tiempo, ha logrado convertirse en todo un referente. El certamen, que surgió al principio como una fiesta de los viticultores de la comarca, consiguió provocar entonces una sana inquietud entre los bodegueros de la zona para mejorar sus propias técnicas de elaboración y conseguir vinos de gran calidad para competir en el Concurso. Los primeros protagonistas fueron los vinos a granel, que se sometían a la valoración de conocidos “bebedores” del pueblo que, aunque técnicamente no dominaban las fichas de cata, sabían apreciar perfectamente la calidad de un vino. Desde entonces han pasado ya tres décadas y el Concurso ha ido evolucionando hasta lograr su reconocimiento oficial y convertirse en uno de los más importantes de la isla. La Sociedad cultural Liceo de Taoro ha sido pionera en la conservación de las tradiciones villeras y en la promoción de los vinos del Valle de La Orotava, una zona que ha sabido armonizar formas tradicionales de cultivo con otras más modernas. El cordón trenzado, un sistema único en el mundo que se realiza con los sarmientos de la parra, es una muestra de la peculiaridad de la actividad vitivinícola de la zona que hace que los vinos de la Denominación de Origen Valle de La Orotava adquieran la singularidad que los caracteriza. Después de varios años en los que el sector vitivinícola de la isla ha pasado por momentos muy complicados, la última cosecha ha dado un respiro a viticultores y bodegueros. Si en 2011 se recogieron en torno a tres millones de kilos de uva, la última vendimia rondó los cinco millones, aunque queda lejos aún del verdadero potencial de la isla, unos siete millones de kilos. Y de una buena cosecha ha salido un producto excelente. Los vinos de Tenerife se han consolidado ya como un producto de calidad y de reconocido prestigio, avalados por los numerosos premios conseguidos en distintos 11

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concursos nacionales e internacionales. De hecho, es muy habitual encontrar vinos de la isla en el palmarés de prácticamente todos los concursos que se organizan en Europa. También los consumidores canarios apuestan ya de forma clara por los vinos de la isla. Tintos, blancos, secos, semisecos y dulces, rosados, espumosos y de licor… Los vinos de Tenerife han sabido buscar su camino para hacerse indispensables en los paladares más exigentes. Y es que consumir vinos de Tenerife es una muestra de buen gusto y contribuye a mantener la agricultura, el paisaje y la cultura de esta tierra tan vinculada al campo. José Joaquín Bethencourt

Consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo de Tenerife

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l Concurso de Vinos “Villa de La Orotava” que organiza cada año la Sociedad Cultural Liceo de Taoro cumple treinta años. No es fácil organizar de forma ininterrumpida un concurso de estas características. Esto ha sido posible gracias al esfuerzo y a la gran ilusión puesta por muchas personas, que a lo largo de estos treinta años han apostado por nuestros vinos, y en definitiva por nuestro sector primario. Por ello, quiero comenzar felicitando a la Sociedad Cultural Liceo de Taoro y a cuantos han hecho posible estos treinta años de historia. El Concurso de Vinos “Villa de La Orotava” nació con el objetivo de mejorar la calidad de los caldos villeros, y después de años de entrega y sacrificio podemos decir que los objetivos se han cumplido, pues muchos vinos de este Valle han sido ampliamente premiados y reconocidos lejos de nuestras fronteras. Pero este Concurso ha ido más allá, y se ha convertido en un verdadero acto de reconocimiento y homenaje a vecinos y vecinas que con gran cariño y esmero han dedicado su vida al campo y a mimar con gran esmero la uva, tan significativa en nuestro paisaje rural, y que se ha traducido en vinos de gran calidad. Cada mañana del día grande de nuestras fiestas, el jueves de Corpus, el Liceo de Taoro se convierte en una cita obligada para vecinos y visitantes amantes de los buenos caldos. Es en esta Sociedad cargada de historia y en este día tan especial para los villeros, donde cosecheros y bodegueros se dan cita para compartir experiencias, nos congregamos para degustar el fruto de su trabajo y en definitiva pasar una jornada de fiesta entre amigos. Todo ello, hace aún más especial, a un concurso que como un niño ha ido creciendo con el paso de los años, naciendo como un concurso de ámbito local, pasando por el comarcal e insular, hasta convertirse en regional. Así, hoy es un acto de gran importancia y de marcada referencia en nuestras fiestas patronales, pues en ellas la buena gastronomía, siempre va acompañada de los mejores vinos, desempeñando un papel protagonista durante los días grandes de nuestra Villa. Desde la institución municipal se ha apoyado siempre este Concurso y así lo hemos de seguir haciendo. El Concurso de Vinos “Villa de La Orotava” comienza una 13

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nueva etapa de su historia y la Sociedad Liceo de Taoro como entidad organizadora se ha marcado nuevos retos y objetivos, para los cuales cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava. Agradecer también a otras instituciones públicas y empresas privadas que durante estos años han mostrado su apoyo a este proyecto, pues sin la unión de todos, hoy no estaríamos celebrando su treinta aniversario. Tenemos claro que apostar por nuestros vinos es impulsar la economía local, a través de viticultores, empresas y en definitiva, familias de nuestra Villa que dedican su vida con sacrificio y tesón a mejorar cada día su producción y llevar por todo el mundo el nombre de nuestra Villa de La Orotava. Felipe David Benítez Pérez

Concejal de Desarrollo Económico Local del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La Orotava

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a Viña y el Vino en el Valle de La Orotava es una lectura esencial para cualquier interesado en nuestra comarca, con sus viñedos únicos en el mundo, su historia y actualidad vitivinícola. El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valle de La Orotava, colabora en esta iniciativa, que divulga las peculiaridades de sus viñedos, bodegas y acciones del propio Consejo. Los primeros viñedos de la isla de Tenerife aparecieron en la Rambla de Castro (Hacienda Los Príncipes), en el municipio de Los Realejos, en 1497 y posteriormente, la primera vendimia a la venta fue en 1501. Entonces, así como La Orotava y Los Realejos, cuentan con un patrimonio paisajístico de viñedos y bodegas que datan desde hace siglos, el Puerto de la Cruz, creó un paisaje urbano alrededor del auge del comercio del vino en dicha época, teniendo la primera exportación de vinos conocida en 1538. La Denominación de Origen Valle de La Orotava nace en noviembre de 1995, para unirse a la ola de regulación de la producción y aumento de la calidad de los vinos de Tenerife. En este sentido, felicitar al Liceo de Taoro por la organización del Concurso de Vinos Villa de La Orotava, que apostó por nuestros vinos desde un principio y fue de los primeros que comunicó sus aptitudes y peculiaridades a nivel comarcal, insular y regional. Mucho ha cambiado desde que unos pocos viticultores y bodegas comenzaran en el Consejo Regulador, hasta el gran incremento actual. En este sector, cada vez más profesional, es la que hace que enólogos, bodegueros, viticultores y demás trabajadores, garanticen lo mejor desde la plantación del viñedo a la copa de vino, servido con botellas contraetiquetadas. La defensa del cordón trenzado tradicional, exclusivos en esta zona, se lleva desde el Consejo Regulador, presentando alegaciones a la Unión Europea, para que se tenga en cuenta el esfuerzo de los trabajadores de este tipo de viñedos, y de forma promocional, para dar la importancia al enriquecimiento de un patrimonio paisajístico cultural y turístico. 15

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El Consejo Regulador amplía el apoyo técnico a viticultores y bodegas, garantizando así el proceso de elaboración. Y además, sus actividades están centradas en fusionarse con el arte, la cultura, la agricultura, la dinamización del comercio, la restauración, la gastronomía, las nuevas redes y tecnologías y un largo etcétera, sumando cada vez más en cada uno de sus eventos. Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valle de La Orotava

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PRÓLOGO

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n los últimos treinta años la Sociedad Liceo de Taoro ha sido una de las principales promotoras de la actividad vitivinícola, consolidando su compromiso con la cultura e historia del Valle de La Orotava. Los socios nunca han dudado en apoyar el mundo agrario, como se ha constatado en la cesión de sus instalaciones para la celebración de reuniones del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos durante la década de los 90 del siglo pasado. Su sede social ha sido el escenario elegido para la presentación de cosechas de bodegas, así como para distintos actos públicos y de divulgación de la viticultura del Valle, destacando entre ellos, el apoyo desde sus inicios al Concurso de Vinos Valle de La Orotava, del que se ha terminado convirtiendo en el organizador en los últimos años. Aprovechando la celebración de estos treinta años de concurso, la Sociedad Liceo de Taoro vuelve a reafirmar su compromiso con la viticultura a través de la edición de una publicación sobre “La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava”. Un proyecto editorial que pretende ayudar a dar a conocer las singulares características de estos viñedos con un recorrido por su historia, cuando el malvasía del valle era referencia internacional hasta la actualidad, identificando las características que lo definen como un paisaje destacado en la isla de Tenerife. Este libro nos sirve para introducirnos en el valor del patrimonio agrícola, conociendo las distintas variedades de uva y tomando conciencia de la originalidad de una forma tan especial de cultivar la viña como “el cordón trenzado” o “cordón tradicional” típico del Valle de La Orotava. Nuestro esfuerzo quedaría incompleto si no dedicáramos unas páginas a realizar un recorrido histórico por el “Concurso de Vinos Villa de La Orotava” y la creación de la “Denominación de Origen de Vinos del Valle de La Orotava”, que ha servido de nexo de unión entre viticultores, bodegueros y consumidores en los últimos treinta años y se deben entender como una parte de la historia de los vinos del Valle. Esperemos que esta publicación les resulte entretenida y pasen un rato agradable en su lectura, por lo menos, como lo pasamos las personas que hemos intervenido en ella. Un consejo: se lee mejor con una copa de vino. ¡Salud!

Juan Enrique De Luis Bravo Miguel Francisco Febles Ramírez 17

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Evolución histórica del cultivo de la vid y el vino en el Valle de La Orotava

Manuel Hernández González

Doctor en Historia

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• EL VIÑEDO EN EL SIGLO XVI

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esde la misma finalización de la conquista de Tenerife en 1496, el cultivo de la vid fue un objeto preferente de las elites rectoras del Valle de La Orotava y de los repartimientos de tierras, aunque en un primer momento se dio preferencia a la caña de azúcar en las tierras costeras y en el aprovechamiento de los recursos hídricos, cuya crisis en la segunda mitad del siglo XVI posibilitará rápidamente su reemplazo por el viñedo, convertido desde entonces en objeto preferente de sus exportaciones a los mercados europeos y americanos. La mayoría de los hacendados que desde el primer momento se dieron cuenta de las ventajas que ofrecían los caldos para las exportaciones eran portugueses. Algunos procedían de importantes zonas vitícolas como Madeira o el obispado de Alamego en la ribera del Duero, como era el caso de Hernando de Castro, beneficiado con la hacienda de la Rambla que lleva su nombre en Los Realejos. Conscientes de la trascendencia del vino dentro de las exportaciones portuguesas y de la primera crisis azucarera en Madeira, les condujeron desde bien temprano a no considerar la caña como una panacea, máxime teniendo en cuenta sus altas exigencias y las limitaciones de agua y de madera de la isla. En el Valle de La Orotava desde principios de la centuria las vides acompañarán a los cañaverales. Las escasas precipitaciones y las temperaturas elevadas por debajo de los 500 metros de altura obligaban al riesgo de las vides y al empleo de variedades de rápida maduración. Sin embargo entre los 500 y los 1.500 metros predominarán los cereales y se introducirán desde finales del siglo XVI las nuevas plantas americanas como la papa y el millo que serán objeto de amplio cultivo en la zona. No obstante, se reservarán algunas zonas para vides de secano. La existencia de suelos volcánicos y los bosques de laurisilva, como también acaecía en Madeira, favorecían su cultivo. Los mejores suelos para él eran los áridos y poco profundos de las zonas costeras, que permitían la obtención de productos precoces, de elevada graduación alcohólica y de alta calidad, lo que explica que en el siglo XVI fueran los más apreciados en el Valle de La Orotava, frente a los de medianías. El repartimiento promovido por Fernández de Lugo originó el establecimiento en la comarca de pagos de viñas de secano, combinados con extensiones de parrales en las áreas colindantes a los ingenios, como los del propio Adelantado de la Hacienda de Los Príncipes o los cañaverales de los tres ingenios con que contó La Orotava, La vía dominante para la introducción de la vid en el siglo XVI fue la complantación. Consistía en la cesión de una tierra inculta por parte de su propietario a un trabajador o labrador, que la plantaría de viña a su propia costa. Cuando comenzase a dar fruto se procedería dividir la producción entre los dos, generalmente por la mitad. La aparcería perpetua y la medianería la sustituyeron, aunque con la expansión vitivinícola del siglo XVII la contratación de jornaleros fue la dominante en las mejores áreas de cultivo. En la primera centuria los caldos hegemónicos fueron el torrontés y el malvasía que 20

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se obtenían con la utilización en exclusiva de sus cepas homónimas, aunque en el primero de los casos la práctica común consistía en añadir otras castas blancas, que se plantaban mezcladas. El torrontés fue durante la primera mitad del siglo XVI el caldo más exportado a Europa, siguiéndole en segundo lugar el malvasía. Junto con estas dos variedades, se comienza a originar otra que compartirá junto al malvasía la hegemonía de las exportaciones en el XVII y en el XVIII, el vidueño, derivado por la conjunción de uvas de diferentes cepas blancas1. La vid ganó desde el segundo cuarto del siglo XVI terreno a costa de la caña hasta constituirse en su eje económico en la segunda década del XIX. La alta cotización del malvasía procedente de Creta, la Candia medieval, que dio pie a ese topónimo en uno de sus pagos más productivos, le condujo a difundirse por las bajas y medias por su exigencia de sol para madurar. Viñedos como los de La Perdoma permitieron a Alonso Llarena en 1544 constituir un mayorazgo. Otro tanto aconteció con el mercader genovés Antonio Franchi Lutzardo, con su hacienda de Montijos. Se cultivó en otras menores como las de El Rincón del andaluz Juan Sánchez de Bollullos, de cuyo apellido deriva su playa, o la de 150 fanegadas de Higa del portugués Juan Neda. • LA ÉPOCA DORADA DEL VINO MALVASÍA La elevada cotización del vino malvasía en los mercados europeos, y preferentemente en el británico, hecho éste claramente definitorio en la segunda mitad del siglo XVII, explicará la especialización de las áreas de riego tales como Los Gómez, La Candia, La Luz, El Mayorazgo de Franchi, Las Arenas, El Rincón de Arriba, la hacienda de Los Príncipes, La Montañeta, La Zamora, o La Gorvorana en el cultivo de la uva malvasía en sus diferentes variedades. El jesuita andaluz Matías Sánchez, que residió muchos años en el colegio jesuita de la Villa, precisó el carácter de regadío de tales viñas y las ventajas que sorpresivamente se derivan en la calidad de sus caldos a pesar de ello: “recogida en albercas grandes o repartida por dulas al riego de varias viñas, éstas son las que más vino dan. Parece que había de ser de inferior calidad al de otras que no se riegan y no es así. Pero lo más que me admiro es que estando las vides en muchas partes sobre risco con tres o cuatro dedos de tierra produzcan tan generoso licor y en tanta copia. Vi por mis ojos que por las junturas y aún las rendijas del risco iban profundizándose las raíces hasta alguna tierra que encuentran a tres y cuatro varas de profundidad”2. Son ni más ni menos que esos suelos áridos, pobres y poco profundos que, como consecuencia de un potencial vegetal limitado, permiten la obtención de productos precoces, buenas uvas de mesa y vinos de elevada graduación y alta calidad, MARTÍNEZ GALINDO, Pedro Miguel. La vid y el vino en Tenerife en la primera mitad del siglo XVI. La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1998, p. 952. 2 SÁNCHEZ, Matías. Semihistoria de las fundaciones, residencias o colegios que tiene la Compañía de Jesús en Canarias. Origen, progresos y estado presente de ellas. Manuscrito. Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (A.R.S.E.A.P.T.) Tomo II, p. 59R. 1

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como acontece con el célebre malvasía. El regadío a manta, de influencia portuguesa, se consideró óptimo siempre que fuera necesario. Dependiendo de la climatología se solían realizar en el Valle, tres o cuatro riegos al año3. Como ha estudiado George Steckley4, había tres tipos de vino derivados de la uva malvasía, uno seco verdoso, el llamado malvasía verde, otro licor púrpura, que se obtenía cuando se dejaba que la uva se pasase en la propia vid, y otro dulce blanco, que comercialmente era el más importante en el siglo XVII. Estos dos últimos, que “siempre tuvieron la mayor fama y celebridad, para comunicarle estas prendas y darle aquel justo temperamento entre lo suave y lo picante, de modo que la dulzura del azúcar corrija la acrimonia de su tártaro, se dejan los racimos en las vides hasta que empiezan a marchitarse, a pasarse y a cubrirse de moho, de suerte que, llegando a perder la mayor parte de su flema por la desecación, se extraiga un mosto viscoso que, fermentado ligeramente, nos da aquel licor delicioso que algunos autores han calificado de néctar”5. Era un vino de alta graduación que se tomaba bien en forma de aperitivo o para culminar una opípara comida. Como reseña Matías Sánchez en su Semihistoria “es muy generoso para pasto común y solo se bebe después de una extraordinaria comida, como el rosolí y otros licores semejantes en España”6. El obispo García Ximénez lo califica de “bien pernicioso a la salud su uso, respecto de la calidad intrínseca que tiene en el sumo calor y fortaleza, que le disimula con la suavidad de lo dulce, claridad del color y fragancia del olor y se beberá con mayor suavidad que una limonada, y después medio cuartillo hará peor oficio el estómago y cabeza que medio azumbre de otro género de vino”7. Era valorado también en la farmacopea por sus propiedades curativas por lo que es recetado por los médicos para “ciertas confecciones oficinales, que suelen recetar los médicos” y “miran con los respectos de remedio magistral”8. Viera define al verde como una especie “cuyas uvas son negras y de un sabor dulce, untuoso y amoscatelado. Vendimiados en este estado, se fabrica de ellos el vino seco (...) que, siendo generoso y dotado de las buenas calidades que se buscan en el comercio, compite con los vinos de Madeira y de Jerez”9. Sánchez es más exacto y precisa que se denomina así al que “por mala calidad del terreno se queda sin sazón”, por lo que es el que transforma en aguardiente, como el vidueño, y “se quema en considerable cantidad para cargarlo a Indias”. Solo el mejor es el que se exporta a Gran Bretaña. MARTÍNEZ GALINDO, Pedro Miguel. Op. Cit. pp. 21 y 98-101. STECKLEY, George. F. “La economía vinícola de Tenerife en el siglo XVIII: relación angloespañola en un comercio de lujo”. Aguayro nº 138. Las Palmas, 1981. p. 26. 5 VIERA Y CLAVIJO, José. Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. Ed. de Manuel Alvar. Las Palmas: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1982. p. 267. 6 SÁNCHEZ, Matías. Op. Cit. Tomo I. p. 168 R. 7 Cit. en ESCRIBANO GARRIDO, Julián. Los jesuitas y Canarias, 1566-1767. Granada, Facultad de Teología, 1987. p. 206. 8 VIERA Y CLAVIJO, José. Op. Cit. p. 268. 9 Op. Cit. p. 267. 3 4

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Por su parte, el vidueño era un tipo de vino de mesa común elaborado a partir de la mezcla de diferentes uvas blancas. Matías Sánchez afirma que “es el que se bebe de verdad, a pasto”. En Tenerife eran raras las variedades negras. Incluso en comarcas que hoy asociamos con el vino tinto como la de Tacoronte-Acentejo la producción predominante era el blanco incluso a principios del siglo XIX10. Viera y Clavijo recoge una variedad negra, la negramolle, que “prospera en toda suerte de terrenos, maduran luego sus racimos, y dan al vino un color tinto muy agradable”11, pero su uso era, como veremos, restringido hasta fines del siglo XVIII. Era un vino de mesa, no de aperitivo, como ocurría con el malvasía. Además de ser para el consumo interno, tenía como destino las colonias portuguesas y británicas de África y América. Al solo poderse cultivar la malvasía en los suelos intermedios bajos de la vertiente norte de Tenerife por la combinación de sol y riego que conllevaba, en el resto de las áreas era el hegemónico. De ahí que su falta de salida a raíz de la pérdida de los mercados coloniales portugueses y anglosajones a raíz de la Emancipación portuguesa en 1640

Plano del Puerto de La Orotava levantado en el año 1741. En RIVIERE, Antonio. Descripción Geográfica de la Islas Canarias (1740-1743) y su equipo de ingenieros militares, publicado en 1997 por el Museo Militar Regional de Canarias. En La Victoria en 1802 la producción total, unas 500 pipas, era de vino común blanco. Idéntica circunstancia se daba en El Sauzal, con una producción exclusiva de ese caldo de 300 botijas. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Germán. Estadística de las Islas Canarias, 1793-1806 de Francisco Escolar y Serrano. Las Palmas: Caja Insular de Gran Canaria, 1983. Tomo III, pp. 160 y 198. 11 VIERA Y CLAVIJO, José. Op. Cit. p. 305. 10

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y las Actas de Navegación británicas, que eran su destino fundamental hasta entonces, originase una grave crisis en esas áreas, con la consiguiente emigración a Indias a partir de 1670, o a su conversión en aguardiente de parra para su destino hacia el mercado caribeño, donde éste era preferido por su clima tropical frente al vino. • LAS DIFERENTES FASES DEL CULTIVO DE LA VID El naturalista francés André Pierre Ledru en 1796 detalla pormenorizadamente las diferentes fases del cultivo. En noviembre y diciembre se remueve profundamente la tierra, preparándola para recibir las lluvias de enero y para matar las malas hierbas. Precisa que es desconocido el empleo de estiércol. La época de la poda es en febrero para fijar así la savia en las buenas sepas. Se efectúa ésta en enero si reina lo que llamamos el tiempo sur, y con él la calina, ya que el calor reinante acelera el desarrollo de los brotes. De forma inmediata se ata la vid a los emparrados, que tienen un metro y medio de altura y se sujetan los sarmientos que deben dar la fruta, para, de esa forma, proporcionarles un sostén frente al embate de los vientos. Bandini relata tres tipos diferentes de parrales, los de pie, mayoritarios en Gran Canaria, los de latada, portuguesismo que hace referencia al armazón que sostiene la parra, muy empleado en Tenerife, “que se llaman así porque se levantan sobre horcones, latas y cañas, extendiéndose por encima las parras, cuya posición exige que la poda sea larga; y el último o de carrera, aunque poco usado, es aquel cuyas parras alzadas sobre horcones, que tienen una lata que los atraviesa, no forma calles ni bastidores; aunque estos métodos se ponen en práctica solamente para con las parras malvasías”12. Matías Sánchez nos ha dejado un extraordinario testimonio de esta última forma de cultivo de la uva malvasía: “La causa más visible de la generosidad del malvasía es el modo de cultivar y de vendimiar. Las vides están dispuestas por calles a modo de parrales a la altura como de una vara y encima los sarmientos en longitud, terminando las puntas de unos a encontrar las de los otros. Atan con junco en los líos y los sostienen con horquillas clavadas en la tierra. Quedan pendientes en el aire los racimos, cosa vistosa, y desde mediados de mayo les quitan alguna pámpana para que los bañe bien el sol, pero a tiempo los cubre algo porque no se abrasen. No vendimian cortando a red barredera los racimos, como es ordinario en España, sino entresacando los gajitos y medio racimos que van ya a hacerse pasas. Estos son los que llevan al lagar. Y así sucede tener que reparar cuatro, cinco o seis veces en una viña, conforme se va medio pasando la uva. A esta causa el mosto, cuando se exprime, parece almíbar y la viña que pudiera dar cien pipas de otro mosto no da sino treinta”. En el vidueño, BANDINI, Juan Bautista. Lecciones elementales de Agricultura teórica, práctica y económica para la enseñanza de sus discípulos en las islas de Canaria. La Laguna, 1815. p. 38.

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sin embargo, “no se observan estas prolijidades y así se coge mucho más”13. Eso demuestra el carácter de auténtica exquisitez y de labor auténticamente artesanal con el objetivo de proporcionarle ese sabor azucarado, sin acrimonia, dejando las uvas madurar al máximo, aun a riesgo de que la cosecha sea necesariamente paga por el riesgo evidente de podrirse en buena medida. Como anécdota el jesuita recoge que el carnero de La Orotava que se alimentaba con las hojas de esa parra, por lo que por ello “es el más sabroso que comí jamás en España”. Eso sí, “los pobres jamás lo prueban”14. Existía otra técnica minoritaria y escasamente practicada, pero no por ello no usada, la espaldera. Sobre ella diría Tessier en 1796 que “algunas se hallan en enrejados de cinco a seis pies de alto y en espalderas”15. Debió introducirse de forma muy tardía en la segunda mitad del siglo XVIII, pues el lagunero Lope Antonio de la Guerra refiere en 1775 que el malagueño Matías Gálvez, quién llegaría a ser más tarde Virrey de México, administrador de la hacienda realejera de La Gorvorana por aquel entonces, efectuó en ella los primeros plantíos de esa forma, por lo que “después de su venida a ella se comenzó su imitación, a plantar las parras de barra, lo que antes se hacía con mucho trabajo y costo”16. En mayo se sacha cuidadosamente la viña y se limpia de hongos que le ocasionan daños17. El científico recoge que le ocasionan “una enfermedad conocida en Francia con el nombre de tiña”. Esa denominación y la portuguesa de mangla se refieren a insectos que viven parásitos en las hojas de parra. Anchieta habla de la primera en 1752, cuando una gran cosecha de viña que se esperaba se vio ennegrecida en los altos de la isla “con los tiempos de neblina y tiña” que consumieron buena parte de ella, cayendo también en perales, en especial en el de la pera chasnera o reina18. Bandini reseña el segundo como “moho, enmohecimiento o mandria19. Sin embargo no se conocen otros parásitos como los hongos americanos como el oídio o el mildiu, que solo se dejarán sentir en los viñedos a partir de la segunda década del siglo XIX. La última operación consistía en aclarar las ramas, disponiéndolas de forma que todas gocen de la acción vivificante del sol. La vendimia se efectuaba generalmente en julio y agosto. Una vez recogida la uva, “se lleva al lagar, construido aproximadamente como los de Francia. Allí se pisa, y cuando el primer mosto ha manado, el vendimiador SÁNCHEZ, Matías. Op. Cit. Tomo II, pp. 60R-V. Op. Cit. Tomo II. p. 61R. 15 TESSIER, H.A. “Memoria sobre el estado de la agricultura en las Islas Canarias”. En DES GOUTTES, G. Los olvidados de la Atlántida. Trad. de José Antonio Delgado Luis. Estudio crítico de Manuel Hernández González. La Orotava: Ed. J.A.D.L., 1994. p. 143. 16 GUERRA Y PEÑA, Lope Antonio. Memorias. Las Palmas: Museo Canario, 1955. Tomo II, p. 85. 17 LEDRU, Andre Pierre. Viaje a la isla de Tenerife (1796). Trad. de José Antonio Delgado. Nota preliminar de Julio Hernández. La Orotava: Ed. J.A.D.L. 1982, p. 88. 18 ANCHIETA Y ALARCÓN, José Antonio. Diario. Manuscrito. Biblioteca de la Universidad de La Laguna (B.U.L.L.L.). f. 95V. 19 BANDINI, Juan Bautista. Op. Cit. p. 164. 13 14

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rodea el orujo con una cuerda de junco y lo cubre con maderos apretados fuertemente con un tornillo, con el fin de exprimir del racimo todo el líquido que contiene”. Era muy común la introducción de aguardiente en el vino para “aclararlo, aumentarle la fuerza y conservarlo mucho tiempo20. Tessier admiraba el hecho de que “en Tenerife saben clarificar muy bien el vino y fortificarlo con aguardiente”, por lo que “no sería difícil en Francia imitar esta práctica”. Este agrónomo galo nos ha dejado una descripción de gran interés sobre el lagar: los vinateros de Tenerife tienen cada uno éste “al lado de su habitación, cubierto con paja o tablas para defenderlo de las injurias del aire y en el momento de la vendimia lo limpian. Es muy sencillo, consistiendo en un cajón fuerte de ocho a diez pies en cuadro, sostenido por cuatro pilares de cal y canto. A cierta altura hay una gran viga, fija por un extremo a un pie derecho, y por el otro, que sale ocho o diez pies fuera del cajón, tiene un agujero por donde pasa un husillo del que cuelga una piedra muy pesada. Dase vuelta al husillo con palancas y la viga carga fuertemente sobre algunas piezas pequeñas de madera y sobre tablas puestas inmediatamente sobre el montón de uvas. Písanse éstas primero con los pies para sacar el jugo más líquido, y luego se ponen dentro del cajón, ciñendo el montón con una buena cuerda de junco para que se mantenga firme”21. Lope de la Guerra reseña en 1775 que fue precisamente en la hacienda realejera de La Gorborana donde se hizo el primer lagar de piedra, bajo la dirección del citado Gálvez22. • LA DECADENCIA DEL MALVASÍA Y LA RECONVERSIÓN HACIA EL VIDUEÑO Como ha demostrado George Steckley23, es en la década de los 30 del siglo XVIII cuando acontece el hundimiento definitivo de las exportaciones de vino malvasía al mercado británico. La política arancelaria, el cambio de gustos, la alianza preferencial por intereses económicos con Portugal, que favorece la entrada en condiciones privilegiadas del Oporto, la balanza de pagos abiertamente favorable a las islas hasta entonces, todos estos factores se coligaron para provocar el hundimiento del mercado. La reconversión era obligada. La inseguridad entre los cosecheros para dar respuesta a esta realidad evidente era notoria. Se llegó a apostar por el malvasía verde como alternativa. Anchieta recoge que “este año de 1752, por la providencia de Dios, estando la isla muy atrasada, porque hay años que el comercio de los ingleses estaba acabado, que solo venía tal cual navío inglés, que venía de repente a las vendimias del año pasado, se levantó una voz de que los ingleses venían por vino y había de ser verde y no dulce, cuanto más verde mejor; con que todos comenzaron a hacer vino verde de malvasías y comenzó el mosto a tener valor a 14 pesos la bota y en La Orotava a 15 y 16 pesos pipas de malvasía verde; y hubo razonable cosecha que LEDRU, Andre Pierre. Op. Cit. pp. 88-89. TESSIER, H.A. Op. Cit. pp. 143-144. 22 GUERRA Y PEÑA, Lope Antonio. Op. Cit. Tomo II. p. 85. 23 Op. Cit. 20 21

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se averiguó por el diezmo haber más de 20.000 pipas. Comenzó enero y llegaron unos navíos por vino, pasó enero y llegó febrero y fue subiendo la estimación del vino que se buscaba por los mercaderes, llegó manso y andaban los mercaderes del Puerto y Santa Cruz que como si fuera feria que se acababa. Así andaban de lugar en lugar, barriendo el que hallaban, primero a 25 pesos sobre el cantero, después a 28 y 30, pero más querían vidueño bien verde que malvasía verde, dulce ni una pipa que tocara dulce, querían unos navíos llegados a Santa Cruz y otros al Puerto”24. • EL MERCADO NORTEAMERICANO COMO ALTERNATIVA Tras el paulatino hundimiento del mercado metropolitano inglés, las colonias inglesas de América del Norte eran vistas como la única alternativa viable por las razones antes apuntadas. Aunque adquirían también aguardientes antillanos, eran en su mayor parte de climas similares a los europeos y ofrecían por tanto una relativamente elevada receptividad de consumo de vinos, máxime teniendo en cuenta las notables dimensiones de sus sectores intermedios y altos, particularmente en las colonias del Norte y del Centro. El problema era sortear las prohibiciones británicas vigentes desde las Actas de la Navegación, que restringían las ventas de vinos en ellas a los de las islas atlánticas portuguesas. Para ello contó con la complacencia de los cónsules británicos, que participaban directamente en ese tráfico. Fue el caso de Guillermo Pouldon, de John Crosse y muy especialmente de los Pasley, una familia escocesa que detentó en numerosas ocasiones la delegación diplomática y que se convirtió en la más importante compañía especializada en el comercio con las Trece Colonias a partir de 1760 y hasta el impacto de la Emancipación Norteamericana. En Estados Unidos se contaba con la complacencia de los funcionarios aduaneros y con la colaboración interesada de sus mercaderes por las ventajas que reportaba tales relaciones. Las vías para ello eran fingir una salida desde Gibraltar, Madeira y Azores mediante la realización de una escala para descargar de una parte de la carga; o simplemente, como se puede comprobar en las licencias de embarque y los registros de sanidad conservados, sencillamente hacer el viaje directo. En ocasiones, como practicaron los Franchi y sobre todo Robert Pasley, llevar un barco vacío desde Lisboa y cargarlo de vino para luego girar en letras de cambio sobre esa ciudad el caudal obtenido. Madeira, como hemos señalado, era también un destino complementario para dar salida a la carga del tornaviaje. Ese es el caso de dos barcos arribados procedentes de Funchal a la consignación de la Casa de origen irlandés Commins. En la aduana del Puerto de la Cruz apenas declaran el primero, nueve barriles de cera y el segundo, carne de puerco y alquitrán25. ANCHIETA Y ALARCÓN, José Antonio. Op. Cit. B.U.L.L. Sign. 83-2-20 f. 234. Archivo Histórico Provincial de Tenerife (A.H.P.T.) Papeles Sueltos Orotava (P.S.O.). Sign. 1-3. Licencias de embarque.

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“Una parte de la Villa y del Valle de La Orotava”. Grabado de J.J. Williams de 1820. En BERTHELOT, Sabino Miceláneas Canarias, 1997 (primera edición 1839, París).

La conquista del mercado norteamericano no fue una empresa sencilla. A partir de la tercera década del siglo XVIII, y no sólo por una política de expansión de ventas, era la única alternativa de futuro para las exportaciones vinícolas del archipiélago. Hasta entonces, era un mercado más, con el que siempre se contó, pese a las prohibiciones; pero, tras la Guerra de Sucesión española, era la única posibilidad viable para dar salida a sus caldos. La primera consecuencia de esa política fue la paulatina pero radical transformación del cultivo de la vid. El malvasía dará paso al vidueño, ante su precaria venta en las colonias inglesas, un vino al que se le añadiría vino tinto 28

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peninsular y aguardiente mallorquín para darle una textura similar al Madeira, en el primero de los casos por la escasez de uvas negras en el archipiélago canario y en el segundo de los casos, como analizaremos más adelante, para adecuarse a los gustos británicos en la materia, tal y como se estaba realizando en Madeira. El Marqués de El Sauzal, Gaspar de Franchi, definió con claridad esa situación: “Desde principios de este siglo empezó su patria a experimentar tan grande atraso en el comercio de sus vinos generosos, principal o casi único recurso para el sustento de sus habitantes, que se vio reducida por los años de 57 a un extremo de miseria, no por falta de sus cosechas de vinos, sino por las de sus ventas, porque no siendo dichos vinos efectos de primera necesidad, sino medio para adquirirlos, no teniendo los primeros salida debían por precisión faltar los segundos. Hallándose aquellas islas en este infeliz estado, procuró el padre del exponente mudar de sistema en dichos vinos con ánimo de fomentar un nuevo comercio y a fuerza de actividad, negociación y experiencia llegó a conseguir que los años de 59 y 60 se hiciese una nueva extracción de vinos secos en lugar de los generosos que antiguamente se sacaban, y aunque no se logró una venta de mucha estimación, se consiguió a lo menos una cómoda salida de aquellos frutos que, permaneciendo dentro de las islas, constituían a sus habitantes en la mayor infelicidad”26. La reconversión hacia el vidueño llevaba necesariamente a los vinos isleños a imitar el Madeira. Pero ello implicaba no solo descepar los viñedos de malvasía y sustituirlos por los de vidueño, sino amoldarse a estos en lo referente a su tintura y graduación. Los continuos conflictos bélicos acaecidos a mediados de la centuria (Guerra angloespañola de 1739-40, de Sucesión Austriaca de 1741-48 y de los Siete años entre 1756-1763) obstaculizaron en buena medida estos intercambios mercantiles entre las Trece Colonias y Canarias. Varios registros aduaneros del Puerto de la Cruz que se han conservado nos pueden dar alguna luz sobre el tráfico mercantil con los Estados Unidos a mediados del siglo XVIII. En el período de guerra acaecido entre 1739-1748, el comercio de neutrales sería la prácticamente única posibilidad de intercambio. La paz en 1749 reanuda este tráfico directo, pero ya con mayores expectativas y posibilidades por factores internos norteamericanos, como el espectacular crecimiento de las colonias centrales, con unos sectores burgueses e intermedios notables y por la imperiosa necesidad de mercados de las islas. En 1749 entran en el Puerto de la Cruz nueve navíos ingleses procedentes de las Trece Colonias. En 1750, el número de navíos aumenta, pues arriban al Puerto de la Cruz 11. En 1751 y 1752 parece que el tráfico recibe un fuerte parón, porque solo aparece registrado un buque en el primero de los años con esa procedencia a la consignación de Juan Crosse y Jorge Commins. En 1753 recibe un ligero incremento con tres buques, para aumentar a cinco en 175427. Archivo General de Indias (A.G.I.) Indiferente General (I.G.) Leg. 3109. Archivo Histórico Nacional de Madrid (A.H.N.) Clero. Libro 2614. Libro de la Aduana del Puerto de la Cruz de 1 de Enero de 1751 a fin de 1754.

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A partir de esas fechas no se conservan registros aduaneros, pero la irrupción de la Guerra de los Siete Años en 1756 dañaría ese tráfico con certeza hasta 1763, aunque por incompletas licencias de embarque y registros de sanidad sabemos que en 1760 se reactivó. Este conflicto bélico, que trajo consigo la toma de La Habana por los ingleses, en opinión de Gaspar de Franchi, “destruyó este reciente comercio que se renovó, aunque no del todo después de concedida la paz”. Su casa en esa coyuntura, “a costa de muchas diligencias y de bajar el precio de sus vinos, logró una venta constante de ellos, con que hizo otro nuevo servicio a su patria en la escasez de víveres que experimentó casi al salir de la guerra. En períodos de buenas cosechas “disfrutaba” de la comodidad de vender anualmente sus cosechas de vinos a una casa de Filadelfia que a los 6 u 8 meses de embarcado el vino le ponía en Lisboa once mil pesos de la cargazón contratada anualmente desde donde con total comodidad y conveniencia lo pasaba a Canarias”. Con la grave escasez de víveres que sobrevino a las islas en 1763 y entre 1768 y 1773 dispuso que las remesas se realizasen en granos. Para verificarlo con la brevedad que pedía la necesidad, bajó considerablemente el precio de los vinos, para que se hiciesen con anticipación a los seis meses estipulados para los pagamentos. Atribuye esa transformación a su generosidad y patriotismo, pero le sorprendió la notable duración de la escasez de víveres por lo que no pudo recuperarse de los atrasos del año anterior con las cosechas siguientes. Se vio en la necesidad de valerse del último repuesto de sus vinos para satisfacer las remesas de granos. Debemos de tener en cuenta que para vender los vinos anualmente necesitaba tener un repuesto de tres cosechas en sus bodegas para embarcar la primera a los tres años de edad. Al no ser posible, “la dura necesidad de abandonar las expresadas ventas de sus vinos y de malbaratar los de sus cosechas sucesivas, (...) de que también resultó al faltar reparos sus haciendas, se hubiese atrasado de tal modo que, sin embargo de haber heredado nuevas posesiones que casi producían otro tanto vino como las primeras, no haya podido tomar unos años con otros a más de 4.500 pesos en cada uno en lugar de los 11.000 que antes tomaba anualmente con total quietud y seguridad, y como hay 16 años que sufre esta pérdida se sigue que la del exponente sube a más de 70.000 pesos”28. Trató de averiguar las causas que explicaban el porqué de la lentitud de los progresos de las exportaciones vinícolas después de la Guerra del 63. Para ello, “se embarcó con ánimo de averiguar los medios que pudiesen servir para fomentar el bien de su patria”. Expuso con crudeza que “los vinos secos de Canarias tienen alguna salida en Filadelfia si se toman a cambio de ellos algunos frutos del país, en especial las harinas que se gastaban en La Habana, como asimismo estaño y cobre, todo en pasta y alguna poca de cerveza”29. El quid fundamental del futuro de este comercio se cifraría en el tornaviaje, pues un tráfico solo de ida era inviable y no interesaba a los norteamericanos. A.G.I. Ibídem. A.G.I. Ibídem.

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Mas el mercado canario era incapaz por su escasa demanda de consumir los pocos productos que ofertaban las Trece Colonias. De ahí que la venta de las harinas norteamericanas en Cuba y Venezuela fue la panacea esgrimida por las clases dominantes insulares para hacerlo viable y servir de apoyatura y estímulo al alicaído tráfico canario-americano después de la grave crisis que supuso para él la progresiva entrada en vigor del libre comercio. El incremento del comercio canario-norteamericano en los años 1759-60 se vio seriamente obstaculizado en los años posteriores por el recrudecimiento de la Guerra hasta el año 1763. Tras la paz, llegaría un período de bonanza que comprendería hasta la declaración de guerra por parte de España en 1779 y su consiguiente entrada en el largo conflicto bélico de la Independencia Americana. Fue una época de esplendor de este intercambio que contrastaba manifiestamente con la decadencia del canario-americano, con la excepción particularizada de la Venezuela de la Compañía Guipuzcoana y con la práctica inexistencia de intercambios con Inglaterra y los restantes países europeos, especialmente desde el punto de vista de las exportaciones insulares. Basta contratar este hecho en los registros aduaneros del Puerto de la Cruz, principal eje mercantil con Europa y los Estados Unidos. En ese año fueron exportadas a Inglaterra 160 pipas de vidueño, 9 de vidueño verde, 2 de malvasía y 1 de aguardiente. Por contra a los Estados Unidos, se pueden cifrar en 1783 pipas de vidueño, 9 de verde, 16 de aguardiente y 36 de malvasía30. La abultada diferencia evita todo comentario. La producción de aguardiente de caña, oficialmente prohibida hasta 1762, posibilitada por el auge de ese cultivo, estrangulaba la de la parra. Al ser diez veces más barato, era imposible de contrarrestarlo. Como recoge el memorial “La Catástrofe de Canarias”, “desde el año 1730 por la subida de la plata en España, se han engrandecido aquellas colonias y aumentándose en gran manera las cosechas de azúcares y mieles que destilan dicho aguardiente, con lo que fueron perdiendo valor nuestros frutos”31. La saturación del mercado cubano con el decreto de libre comercio de 1765 y el aumento espectacular de la competencia restringiría aún más las ventas. Esa sustitución de caldos nació de la búsqueda de un espacio mercantil alternativo en las Trece Colonias Norteamericanas. Aunque éste estaba prohibido legalmente desde las Actas de Navegación de 1651, el considerable crecimiento demográfico de esa región y la incapacidad de los archipiélagos atlánticos portugueses para abastecerlo con un precio aceptable favoreció la colocación de un falso Madeira a mitad de precio. Elaboración propia a partir de A.H.P.T. Hacienda. I-III-71. Libro de aduanas del Puerto de la Cruz. Reproducido en Almanaque de Hoy 1933. Santa Cruz de Tenerife, 1934. Véase al respecto, HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. “La polémica sobre la fabricación de aguardiente de caña entre las elites caribeñas y el comercio canario en el siglo XVIII”. Revista de Historia Canaria nº 182. La Laguna, 2000.

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• LOS REGÍMENES DE TENENCIA Y EXPLOTACIÓN El régimen de explotación hegemónico en las haciendas de la época dorada del vino malvasía era la jornalería. Subsistían con ella pequeñas heredades campesinas gravadas con tributos anuales, como acontecía en la comarca Tacoronte-Acentejo. Matías Sánchez describe su pobre condición sobre la década de los 30 del siglo XVIII en una época en la que la decadencia es bien palpable: “entre aquellos ricos ponen los pobres sus pequeñas viñas. El vino es ruin y sus dueños una miseria. Pero se acomodan con una gran cosecha de papas, que son allí de singular gusto y les dan buen nutrimiento. Casi no comen carne, pescado, ni aun pan, sino estas papas y algunos frutos. Sin embargo es de alabar a Dios como les presta aquel ruin alimento con que trabajan muy bien en cuanto se ofrece. Yo me divierto mucho contemplando los chiquitos tan gordillos, como si lograsen las mejores comidas del mundo”32. La generalización del cultivo de la papa americana en los viñedos se constituyó como un indudable alimento de primer orden con una productividad mucho más elevada que el trigo. Este jesuita andaluz ha descrito magistralmente como era el régimen de explotación de la viña. Los vinos se pagan un 50% en dinero y la otra en “ropas de lana y lino, en velas de cebo, barriles de carne salada, manteca y otros efectos que traen de su Inglaterra o Irlanda. La otra mitad pagan por mesadas en el espacio de un año en las casas de los apoderados que allí dejan”. El dinero de las mesadas sale de los mejores efectos que se reservan los comerciantes para venderlos en las tiendas. El propietario no alcanza con ese dinero ni aun para pagar los gastos de la labranza de la viña. Por ello paga “a los trabajadores la mitad de sus jornales, aunque cortísimos en dinero, y la otra mitad con anascote, bayetas, lienzos, etc. y andan que van andando, que así es forzoso, porque así nos paga el inglés los vinos y se le ruega mucho porque los quieren llevar. En otros tiempos no sucedía así. Este modo de gobernarse y pagar trae un trabajo no fácil de explicar. Siempre hay cuentas pendientes, siempre desazones con los pobres trabajadores. Tienen éstos que ir dejando apuntados los medios jornales de muchas semanas y a veces de años y a tiempos ir a casa del cosechero a sacar ya el manto para la mujer, ya la capa de bayeta para sí (apenas usan otras sino de bayeta en Tenerife), ya algún liencecillo vil. Aquí las riñas porque en las tiendas lo hallaría el pobre más barato y mejor que en casa del amo. Pero replica éste que él no puede dar los géneros al precio de las telas, sino al otro más alto, con que viene a resultar un embrollo inaveriguable y encontramos engañarse unos a otros en los precios y en sus nombres”. De ahí que la gente plebeya en La Orotava y en todo el conjunto del Valle sea “misérrima. No puede ser otra cosa ganando por sus jornales un estipendio que es difícil de creer. A un jornalero se le paga con ocho cuartos, unos panecillos, medio de afrecho o centeno y dos sardinas, el estar cavando todo un día la viña”33. Todo ello muestra la pobreza de la clase jornalera, agravada por la crisis del malvasía y el elevado consumo SÁNCHEZ, Matías. Op. Cit. Tomo II, pp. 63V-64R Op. Cit. Tomo I., p. 170 R-V. Tomo II, p. 62 V.

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de paños foráneos entre los tinerfeños, lo que explica la adopción de mantos británicos entre los campesinos, a diferencia de los grancanarios, mucho menos dependientes de Inglaterra, que mantienen en el siglo XVIII sus producciones locales. Con el hundimiento prácticamente total de las exportaciones de malvasía desde 1730 se impone progresivamente la medianería en las explotaciones vinícolas, ahora ya mayoritariamente de vidueño. Ante la baja de beneficios con la cotización mucho menor de estos caldos la clase propietaria opta por convertirse en rentista y trasladar a los cultivadores toda la inversión y el trabajo, asumido ahora por toda la familia, sin arriesgar en los salarios, aunque ello redundase en un estado más decadente de las explotaciones y una merma de la calidad de los vinos por la nula disponibilidad de capital de los viñateros. Esa radical transformación del régimen de tenencia en el viñedo lo explica con clarividencia. En 1790 el realejero de arriba Antonio García de Abreu señalaba que “las viñas no hay duda que en todo tiempo han hecho la substancia de esta tierra, pero sucede de diez a doce años a esta parte que han tomado los dueños el arbitrio de darlas de medias, tomándose la mitad del producto libre de costos, que siempre les sale mejor. Los medianeros por lo regular son unos pobres infelices y por lo mismo procuran hacer por sí mismos las fábricas, quede como quedare, sin desperdiciar ni el día más festivo a título de necesidad, ni el trabajo de sus mujeres e hijos hasta en las noches de luna. De aquí resulta que los jornaleros que no tienen viñas de medias quedan sin quien los conduzca ni aun para traer del monte las horquetas, porque los mismos viñateros las han de buscar y se contentan con las menos que pueden gastar en perjuicio de las viñas, a que se llega que cada hacienda tenía antes su mayordomo, con cuyo salario y parte de las frutas subsistía él y su familia, lo cual ha desaparecido enteramente y con ello la manutención de treinta o cuarenta familias en esta jurisdicción”34. Una realidad que es similar en La Orotava y en el Realejo de Abajo. Sobre este último diría en esas fechas Juan Antonio Barroso que “la decadencia última, que es a lo más que se puede llegar, consiste en no hallar el jornalero quien le pague el jornal, no les compre un haz de leña en mucha parte del año, porque, como toda esta jurisdicción se compone de haciendas amayorazgadas, y todas ellas están de medias, éstos y sus familias procuran hacer las viñas por sí solos, en cuanto pueden y solamente instalan las fábricas, entran algunos peones, por lo que el resto del año están parados, se siguen haciendo daños innumerables, y éstos solo se pueden remediar volviendo los señores dueños de las propiedades a fabricarlas por su cuenta, como lo hacían antes, y esta falta también es la causa que se embarquen tantos para la América”35. Pero esa vuelta a la jornalerización de la fuerza de trabajo en el viñedo no será ya retomada, imperando la medianería como el régimen de tenencia y explotación. A.M.L.L. Sign. C-II-1. A.M.L.L. Ibídem.

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 “Vista del Pico del Teide y la montaña de Tigaiga”. Grabado de J.J. Williams de 1820. En BERTHELOT, Sabino Miceláneas Canarias, 1997 (primera edición 1839, París).

• LA BÚSQUEDA DE MEJORAS TÉCNICAS COMO REMEDIO FRENTE A LA CRISIS Para los ilustrados isleños del siglo XVIII Madeira era el ejemplo a imitar por la pujanza de sus vinos, por la adecuada conservación de sus viñedos y el esmero en la elaboración de sus caldos. Por ello la Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife abrió un debate sobre los procedimientos de elaboración de los vinos madeirenses y potenció su imitación en los de la isla de Tenerife. Por eso les fue suministrado por el cónsul español en esa isla portuguesa Francisco Chacón un informe 34

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de 1786 sobre el método de composición de sus vinos. Tras describir las distintas simientes de uvas se señala que en el Norte de la isla se producen los vinos blancos, reservándose para la vertiente sureña los tintos. Refiere que las simientes de uvas tintas eran “negra mol, maruto y bastardo”, mientras que las blancas eran “listrón, boal, terrentes, sayba y berdello” (sic). La región Sur, que producía los mejores vinos, cultivaba en exclusiva las uvas tintas, mientras que en la norteña se plantaban las blancas. La tinta debía de plantarse en diciembre o enero sobre tierra bien labrada y blanda. La sureña se considera mucho más productiva y de calidad vinícola, por ser “mucho más fuerte y permanente, produciendo más abundancia por razón de que la tierra es más fecunda”. Se aconseja a los cultivadores que debía sembrarse cogiendo un poco de ella, como 20 ó 30 granos a un palmo de distancia una de otra. La tierra, si se podía “arar mucho mejor, pues se nota producir buena viña de raíz, será el objeto de hacer grandes plantas, como se practica en esta isla de la Madera”36. Sobre su poda, debía procederse a ella por regla general por el mes de febrero. Un mes después de la vendimia era la fecha idónea para plantar los sarmientos que producen fruto al cabo de tres años. Se tenía que poner especial cuidado en podarlas cuando revienten las viñas, “cuyo preparativo es tan útil que de lo contrario reventaría la viña sin producto”. Chacón señala que la mejor cualidad de los vinos de Madeira se debía a la mayor limpieza de las uvas, sin que estén muy llenas de hojas que les privan del sol, y asimismo sin tocar el suelo, quedando siempre de modo más airoso para coger la uva bien sazonada. La vendimia acontecía regularmente en septiembre y solo se procederá a ella en agosto, en un año seco. Debe evitarse por ello que su madurez no pase a extremo “porque daría mucho más trabajo para salir del dulce que por su naturaleza tiene”. La vendimia debe ser dirigida por sujetos que conozcan la uva sazonada y la separen de la verde, pues sin el expresado método no saldrá a la perfección. El vino se pondrá en pipas bien limpias curtidas o con agua salada tres días o para mayor brevedad con agua hervida. Puesto el vino, se echará media asombre de yeso, revolviendo la pipa un hombre todos los días por la mañana antes de salir el sol con un palo por su boca por espacio de media hora hasta el 11 de noviembre, fecha en que regularmente se llegará a experimentar su claridad. Llegados a esa fecha se dejará descansar mes o mes y medio y después se trasladará a otra pipa, poniéndole un paño de bayeta encarnada al embudo. Antes de echar el vino, se debe añadir 4 asombres de aguardiente fino y de buena calidad, cuanto más viejo mejor. Una vez depositado, se cerrará de modo que no se introduzca aire alguno. Se debe cambiar el vino todos los meses de pipa pasando siempre por la bayeta encarnada, efectuándose así todos los meses hasta el embarque. Si alguna pipa fuera menos sana o con un poco de agrio se cogerían 6 libras de pasa, que se mayarán. Si está más agrio es señal evidente de perderse por lo que se pondrá dentro del mismo 4 libras de carne de ternera sincordura y sinhueso. De esa forma “acontece en la isla de la Madera algunas veces A.R.S.E.A. P.T. Agricultura 5.

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conseguir por el dicho método la sanidad de alguna pipa que da indicio de perderse”. Para alcanzar vino tinto en las zonas donde se producía blanco se introducía en cada pipa un barril del Sur y se cerrará bien y al cabo de seis días se pasará otra vez a otra pipa, mezclándose según su número y cualidad, pero siendo muy dulce se le echará “una pajuela de azufre encendida dentro de la pipa y se cerrará bien”37. Francisco Bautista de Lugo y Saavedra, Señor de Fuerteventura, apuntó al respecto que, para imitar el método de elaboración del vino de Madeira, debían establecerse revisores de viña para determinar el tiempo y la forma de las vendimias “pues observamos el método y orden con que se practican”. Señaló que basta que uno lo ejecute para que los demás lo imiten. De ahí se siguen “los perjuicios de salir los vinos malos con mezcla de dulce y verde, que es lo que más repugna a los extranjeros”, vendimiándose además a un mismo tiempo las viñas de la costa, las medias y altas. Las mezclas inadecuadas hacían que sea malo el vino aún de los mejores parajes, por lo que “solo se podrá corregir poniendo revisores señalados por la justicia con cierto interés por su salario”. Esta mejora se había visto en algunos viñateros que lo han cuidado y que han hecho que su vino sea valorado. Entendía que el clima es diferente al de Madeira y aquí las viñas no son en parrales y es preciso “conservarlas resguardas porque por lo fuerte del terreno el Sol las sollama, y sin estar maduros los racimos, lo parecen y ésta es la razón porque los vinos salen rápidos”38. El orotavense Gaspar de Franchi, Marqués de El Sauzal, uno de los promotores de la renovación vinícola canaria, conservaba en su archivo un manuscrito titulado “Observaciones sobre la composición y trasiego de los vinos de la isla de Madeira”. En él se hablaba de la vendimia de negra mole en esa isla, que se efectuaba separadamente y era el único mosto que no llevaba yeso ni aguardiente cocido. Su racimo hace un mosto tan fuerte, que “hierbe con tanta violencia que reventaría la pipa si se encerrase con el demás mosto”. Por ello se depositaba en tinas hasta que cesara el hervor y se encerrara en pipas. Si hay algún moscatel, moroto o bastardo, que eran uvas negras, se mezclan con ella. Nunca es comprada en mosto, excepto la necesaria para el cocimiento, por haber gran peligro de que se vuelva agua, si no se ha vendimiado bien maduro. La de malvasía dulce comenzaba comúnmente el 8 de octubre, “haciéndolo con tal atención y cuidado que no contentos con recorrer y dar manos a la viña, suelen echar de un mismo racimo en 3 ó 4 venidas, cortando con una tijera” las no perfectas y tirando las uvas podridas. Lavadas las pipas con 4 ó 5 botellas de aguardiente se encierra el mosto y a los tres días se echan en cada pipa 8 libras de yeso, batiéndolos de mañana y tarde hasta que acabara de hervir, que era regularmente quince días después. Al tiempo de ponerlo en limpio y trasegarlo se le vuelve a dar otra porción de aguardiente sin hacerle otro beneficio si se destina para componer los vinos particulares, pero si se quiere embarcar se concierta con almíbar. A.R.S.E.A. P.T. Ibídem. A.R.S.E.A. P.T. Ibídem.

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Asimismo se tomaba cierta porción de azúcar, que se ponía a hervir en una caldera con agua y se purificaba con claras de huevo, de tal forma que ni quedase claro, ni tan espeso que cuajase. Se echaba entonces en cada pino de vino 10 ó 13 botellas de este “lamedor” mecido muy bien y trasegado a una pipa con 12 arcos de hierro, enfundada en otra arqueada de palo. Esa era la forma con que se embarcaba, sin añadirle por aquella vez cocimiento de aguardiente. Se considera perdido cuando es tan espeso y pesado “como las muestras que han venido de Tenerife”. En Madeira se apreciaba muy poco la uva llamada de malvasía de Canarias, lo primero, por estar muy expuesta a pudrirse con la lluvia y lo segundo, por poseer su vino cierto amargor o ripidez, “por cuyo motivo la mezclan con otras uvas para hacer el vino de cargazón o de Nueva York”. Todo el vino se embarcaba en pipas nuevas. Sin estar aún con arcos de hierros se hinchaban de agua salada y se tenían llenas de dos días y medio a tres. En ese tiempo estaba siempre un peón renovando el agua y remojándolas, tras lo que se escurrían y se enjuagaban con agua dulce. Con ella dentro de las pipas se rebaten y ponen los de hierro39. En ese manuscrito se especificaban las diferentes composiciones del vino de esa isla. El particular se elaboraba en los mejores parajes del sur con tres partes de verdello, que considera su mejor uva y de una parte de gual y tal vez de algún vidueño. Después de recogido el mosto se le echa aguardiente y yeso. Si se quiere embarcar o se le añadía negra mole por no llevar tintura o en su lugar se le ponen 28 ó 39 botellas de malvasía dulce sin concertar y otro tanto de viejo particular. Si falta este último se le suplen con 45 ó 50 botellas de malvasía dulce, con tal de que fuera viejo. El embarcado a Londres era mezclado de diferentes calidades de uva (verdello, gual, vidueño, negra mole, moscatel negro). Si el mosto era blanco, al no mezclarse en el lagar uvas, requería de 4 y medio a 5 baldes de tintura, que hacían de 34 a 38 botellas, “para que quede de un rojo bien encendido”. El de la India era el de mejor calidad del transportado a Nueva York. Elaborado con uvas menos apreciadas como listán, sarcial, verdello de craputa, que era una uva pequeñita y dura, y malvasía de Canarias. Su última composición consistía en echarle de 2 a 3 baldes de tinta y de 10 a 12 botellas del cocimiento de aguardiente y mosto, según éste estuviese verde o más maduro. Precisó que tal vez “no echaban vino viejo en esta calidad que llaman de Nueva York, por cuyo motivo, cuando nuevo, agrada muy poco, y alguno que se ha traído este año aquí a la América no llevaba ventaja al de Tenerife”. El de cargazón de Nueva York solía ser de los mejores vinos de la banda del Norte. Para su embarque se le echan 4 ó 5 baldes de vino viejo, 2 ó 3 de tinto y de 8 a 10 botellas del cocimiento, o en su defecto 8 de aguardiente viejo. Al ser mostos flojos solo requerían de tres y medio a cuatro limetas de yeso por cada pipa, llevando más aguardiente que los vinos fuertes40. A.H.P.T. Archivo Zárate Cólogan. A.H.P.T. Archivo Zárate Cólogan.

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Una vista del antiguo llano de San Roque, en la actualidad “Plaza de la Constitución”. Cuadro de Fernando Estévez.

Bernardo Ascanio argumentaba en 1794 que la razón de la calidad del vino de Madeira se debía a que no entraba en la composición del vino seco racimo alguno de malvasía blanca. Entendía que la malvasía era áspera e impropia para vino seco y solo adaptable y natural para el dulce. La malvasía en esa isla solo se empleaba para vino dulce “y aun así se le mezcla alguna parte del de pasto con otra composición de azúcar y aguardiente de Francia, yeso y otras circunstancias que lo hacen más estimable que el nuestro, cuya pérdida sabemos que es de tres pipas para hacer una dulce. Propone que solo se cultive malvasía para algún vino dulce, dejándose para los secos las uvas listanes, bermejuelos, negra mole y otros vidueños blancos, como demuestra su auge en “Güímar, Valle Guerra, el Malpaís de Icod y otros que con la aplicación de sus dueños han sacado de la última bajeza en que se hallaba su vino, llevándolo a una estimación increíble y comparable a los de Madeira, especialmente en Güímar”. Al ser terrenos secos, cuya aridez contribuye a madurar perfectamente los racimos de listán “que es el cuasi todo de sus uvas”, sus vinos, con los cuidados que se requieren, “serían mejores que los de Madeira por ser nuestra isla más al Sur que aquella y con terrenos más proporcionados para hacerlo, siendo cierto que en La Madera se desterraron todas las uvas gruesas por la flojedad del suelo, causado de la mayor humedad que allí hay, los que en esta isla se maduran y perfeccionan 38

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mejor”. El problema estribaba en la falta de cuidado en los medianeros y colonos en la maduración de la uva y en la mezcla de vinos más baratos de uva listán de los terrenos altos de La Orotava con el vino bueno41. Refería que no debía entrar en la elaboración del vino seco “racimo alguno de nuestro malvasía blanco y sí solo son sus principales uvas la negra molle, el verdello y el gual no menudo, algún bermejuelo, vijariego y otras uvas negras, pero de ninguna manera la expresada malvasía”. Planteaba que ni en el Málaga, ni en el Montilla, ni en otros vinos peninsulares de estimación entraban en su composición, “son otras varias, unas de calidad negras y otras blancas de buen paladar, como la de Pedro Ximénez, que consta el mayor uso en Jerez y Málaga”. El malvasía blanca era impropia al paladar por su natural acrimonia. Su expansión en el pasado derivó del vino dulce que gustaba a los británicos, “que a la sazón no tenían el uso del té como lo tienen hoy, le adquirió un excelente precio, siendo su uso en los desayunos un poco de vino de Tenerife, cuyo uso y estimación decayó enfermo con el descubrimiento del té”. Era “áspera e impropia para vino seco y solo es agradable y natural para el dulce por la rareza y desunión de sus granos propios a pasarse por los rayos del sol al menor calor”. Reconocía la pérdida de 3 pipas para elaborarlo, pero no propugnaba su total eliminación “en las viñas que llaman repuesto, especialmente en La Orotava, que tienen riegos, dejando por lo más una tercera o cuarta parte en los terrenos más gruesos, bien que en los más delgados se hace mejor vino dulce, aunque las parras duran menos y reservar los más pingües terrenos para el verdello, Pedro Ximénez y otros racimos pequeños negros y blancos, en donde se crían mejores parras de esta calidad, dedicar para las uvas listanes, bermejuelos, negramolle y otros vidueños blandos y de grano grueso los terrenos más secos y delgados de las referidas viñas, en donde se madura con mayor perfección, en cuya distribución se hará el vino seco con los vidueños referidos, reservando la muy poca malvasía en los de regadío por el acaso de que se pueda necesitar algún vino dulce que en la estación presente no es de estimación, pues al serlo no lo despreciaría el comercio como lo hace actualmente, constándome hallarse en alguna bodega algunas pipas de esta calidad sin venderse con 4 y 5 años de antigüedad”42. Estaba planteando la extensión del vidueño a la totalidad de los terrenos secos por estimarla la única salida factible de los caldos isleños. Reflejó el ejemplo de Güímar, Valle de Guerra y Malpaís de Icod que “con aplicación de los dueños han sacado de la última bajeza en que se hallaba”. Las mejores condiciones naturales de la isla explican que se den mejor en ella los vinos secos que en Madeira, ya que con la mayor sequedad se maduran y perfeccionan mejor. Se debían renovar las viñas en dos o tres años, pero también se debía insistir en el cuidado y esmero en su madurez, por lo que se debe apremiar a los medianeros y colonos “como se practicó en Icod con provisiones de la Audiencia”. Un serio lastre era la mezcla de vinos por el bajo precio del de los terrenos altos, A.R.S.E.A.P.T. Ibídem. A.R.S.E.A.P.T. Ibídem.

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como acontecía en La Orotava, que se debía prohibir con las más severas penas “por ser la mayor peste que puede introducirse en el vino, porque jamás se maduran estos parrales altos para la buena unión y estimación que debe tener y lo mismo debe intimarse a los rematadores de los diezmos, para que no haya una mezcla tan perjudicial, debiendo separarlos o para aguardiente o para el uso común de ventas”43. • LA ÚLTIMA ETAPA DORADA DE LAS EXPORTACIONES VINÍCOLAS Entre 1796 y 1814 los vinos canarios vivieron su última etapa dorada, pero ahora sí con la hegemonía total del vidueño. El bloqueo napoleónico de los puertos británicos permitió darles amplia salida, transportados en buques neutrales, preferentemente anglo-americanos. En 1802 era con mucha diferencia su cultivo por excelencia con 4.200 pipas con un valor de 1.680.000 reales. En la Inglaterra de la Guerra se vendía de forma habitual, sin falsificaciones. Todas las propuestas de profundizar en la calidad se abandonaron, dada su fácil venta. Una reforma que por otro lado era impracticable con la generalización de la medianería. Ese auge era solo pasajero. Con la paz continental en 1814 la situación vuelve a la realidad anterior. En 1816 Diego Antonio de Mesa y Ponte, Marqués de Casahermosa, señala la progresiva sustitución de la uva blanca por la negra y la guinda como alternativa ante la demanda del mercado: “Desde aquella época el plantío de la guinda, tan propagado en la isla de La Palma y el de la uva negra en varios distritos de Tenerife hace que sea ya por demás el traer tinto de fuera para dar color a nuestros vinos”. En la primera se le añadían guindas para dar tintura a los vinos. La profusión de variedades de uva negra, hoy tan característica de comarcas de Tenerife como Tacoronte-Acentejo y Valle de La Orotava, es precisamente de fines del siglo XVIII y principios del XIX y de forma paulatina. Ya no es necesario el falso Madeira. Tras la Emancipación Norteamericana ya no hay que fingir una textura. Los caldos isleños se venden como tales y se han revalorizado. Por ello “de unos años a esta parte los pedidos que de los países extranjeros se hacen a este comercio y los envíos que él ejecuta no son de vinos tinturados como antes, sino del natural color que sacan de la cepa”. Por tales argumentos no se puede ya “cubrir este ilícito comercio con el pretexto de que son para colorear los de Canarias”. No se le ha dado otro destino que la venta al por menor en las tabernas. El riesgo es mayor porque hay noticias de que se esperan nuevos para Santa Cruz y el Puerto de la Cruz. Si la extracción de dinero para Madeira y Gibraltar “ha producido ya un atraso harto sensible en nuestras islas”, tal introducción acelera la ruina. Obliga a los hacendados a descepar las viñas porque no podrán sufragar sus costos con el corto precio del fruto. Solicita que los vinos de los citados navíos, al ser de “ilícita admisión” se retengan y reembarquen”44. A.R.S.E.A.P.T. Ibídem. A.M. L.L. Sign. V-II-40.

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• EL AGUARDIENTE PENINSULAR Y LA TINTURA DE LOS VINOS COMO ALTERNATIVA La introducción de aguardientes y vinos foráneos en el comercio canarioamericano fue una realidad coyuntural antes de 1730, dado los precios ventajosos que en algunas ocasiones acaecían con caldos exportados desde la Península o del extranjero. La búsqueda de un espacio mercantil alternativo en las Trece Colonias Norteamericanas. Ante la escasez de vinos tintos, su imprescindible teñido se paliaba con la importación de caldos peninsulares, especialmente de Cataluña y Baleares. El crecimiento de tales exportaciones llevaba a la tolerancia de su introducción por parte de los cosecheros, aunque con quejas y resquemores ante el riesgo de que se canalizara hacia los aguardientes. Las primeras denuncias aparecen durante la Guerra de Sucesión a raíz de la introducción de aguardientes portugueses en corsarios franceses como La Leonora. El regidor Ángel Bautista Bandama la critica en 1709 en buques de la Carrera de Indias45, queja que reiterada al año siguiente con uno francés procedente de Cádiz, que hizo escala con el pretexto de hacer viaje a Martinica46. Pero es a partir de 1723 cuando se puede hablar de una efectiva penetración de aguardientes de Baleares y de la Península por su menor coste y por la necesidad de incrementar las producciones del viaje de vuelta. El cabildo de La Laguna decide su prohibición en 1724, ratificada por el Consejo de Indias por su Real Decreto de 20 de mayo de 172647. Su efectividad comenzaba a ser escasa en la misma medida que aumentaban las conexiones con las Baleares y se incrementaba el comercio con las Trece Colonias, que demandaba la necesaria tintura de los vinos. No es nada casual ese choque de intereses entre los cosecheros y los comerciantes y que reine la “incomprensión” entre ambos. No debe de extrañar que un comerciante como Cólogan no entienda en 1761 el nulo razonamiento de regidores y cosecheros. No les agrada el teñido de nuestro vino “sin reflexionar que si el vino no se embarca al gusto inglés, el comercio declinaría infaliblemente y en consecuencia les afectaría”48. El comerciante estaba señalando un cambio cualitativo que afectaba también a los vinos de Madeira, como reseña el profesor Vieira y que obligaba a los canarios para proceder a su venta. Señala al respecto que a partir de fines del siglo XVIII ocurrieron profundas alteraciones en el proceso de vinificación madeirense provocadas por el funcionamiento de las estufas para la aceleración del envejecimiento del vino por la adición de aguardientes, primero de Francia y después del país para fortificar los vinos. El método antiguo, el del canteiro, entró en desuso por ser más demorado, dispendioso e incapaz de atender las solicitudes del mercado. La adición de aguardiente acontecía en el proceso de fermentación y en la fase de maduración. Tal generalización del consumo de aguardientes sentó las bases para la difusión de los alambiques en la isla. A.M.L.L. Sign. V-I-9. 5 de septiembre de 1709. Ibídem. Libro 33. Oficio 1.º 3 de marzo de 1710. 47 Ibídem. Signs. V-14-15 y 16 y Reales Cédulas, XX-5 y 13. 48 Cit. en GUIMERÁ RAVINA, A. Op. Cit. p. 332. 45 46

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Los vinos de baja calidad pasaron a ser quemados en ellos, abriendo una alternativa para el consumo de los del Norte de la isla. Existía constancia del empleo en el vino de Madeira de aguardientes importados desde Francia desde al menos 177749. Las elites canarias, como era el caso del Marqués de El Sauzal, Gaspar de Franchi, ya aludido, quisieron obtener información sobre las técnicas de vinificación madeirenses para facilitar la ansiada reconversión. Agustín Guimerá reseña un documento conservado en el Archivo de la familia Brier anónimo fechado en 1784 que supone debió de pertenecer al cosechero Melchor Nicolás de Ponte-Ximénez50. En el archivo Zárate Cólogan se conserva otro manuscrito titulado “Observaciones sobre la composición y trasiego de los vinos de la isla de la Madera”51. En el punto de la calidad del aguardiente se sostiene que se permite la entrada de foráneos, pero se prefiere “el de la tierra, hecho de las madres del buen vino o del vino estilado por ser flojo y no por agrio”. En todo caso era preciso que fuera “viejo, porque el nuevo no solamente comunica al vino cierto mal gusto, humo y aspereza, sino que a veces le da un sabio que lo arruina, por cuya razón repugnan tanto usar de aguardiente nuevo de vino, que antes prefieren no echarle ninguno”. El que tenía cerca de un año se reputaba por viejo, mayormente si se ha mezclado con alguno de mayor edad. La cantidad echada en cada pipa al recoger el mosto o al trasegarlo solía ser de 4 botellas. Al fabricarlo, se cuidaba que el alambique estuviese bien aseado, fregándolo muy bien con sal, limón y vinagre para no sacar gusto a herrumbre”52. La disociación entre los intereses de los comerciantes y los hacendados se acentúa a medida que paradójicamente aumenta el comercio con las Trece Colonias, para el que es necesario dar tintura a los vinos. El 27 de marzo de 1761 denuncia el regidor Fernando de Molina la entrada en el Puerto de la Cruz de 40 pipas o más de vino tinto en la tartana al cargo de un tal Borro. El cabildo general de 16 de mayo de 1761 perseguía como objetivo la total prohibición. El 8 de junio de 1761 se vuelve a celebrar una nueva reunión. Se denuncia la introducción en el Puerto de la Cruz de algunas pipas de vino con aparente licencia del intendente sin “haber necesidad” y sin la práctica de las diligencias previas. Su pretexto era de servir “como ingrediente para la composición de otros vinos”. Se alega que con ello “solo resulta el no fomentarse el cultivo de esta especie de parra y que los frutos propios de la tierra se conozcan en el mundo como naturales de otros países”53. Solo a fines del siglo XVIII se fomentará tímidamente por los primeros el cultivo de variedades de uva VIEIRA, Alberto. A viña e o vino na Historia da Madeira. Seculos XV a XX. Funchal: CEHA, 2003, pp. 216-256. 50 GUIMERÁ RAVINA, Agustín. “Vinificación en los Puertos atlánticos: Madeira a finales del siglo XVIII”. En Actas do III Simposio da Associaçao Internacional de História e civilizaçao da viña e do vinho. Funchal: CEHA, 2004, pp. 69-82. 51 A.H.P.T. Archivo Zárate Cólogan. 52 A.H.P.T. Ibídem. 53 A.M.L.L. Libro 25. Oficio 2. 8 de junio de 1761. 49

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negra para esa tintura demandada. Los dueños de navíos ya los habían acusado de pretender monopolizar la venta a precios abusivos. Por ello cuando quieren que se les compre “cuatro pipas de aguardiente a 100 pesos y el mercader inglés tres de vino a 60 pesos que toca a cabildo general y se conmueven los pueblos con rumores echadizos de aguardiente de Mallorca o de Cádiz, disponiendo mañosamente que los concurrentes o votantes sean personas eclesiásticas ajenas del conocimiento preciso”54.

Muelle y Casa de la Aduana del Puerto de la Cruz.

La Viuda de Blanco, una de las principales casas de comercio del Puerto de la Cruz, cifra en 405 las pipas de aguardiente foráneo empleadas en cuatro años para tal encabezado para el comercio del Norte. Lo considera imprescindible para darles la estimación alcanzada “de 4 a 5 años a esta parte, pues siendo antes el precio regular de los vinos 12, 14 y 15 pesos más o menos, han experimentado que cada año consecutivo han subido a unos precios exorbitantes, como de 30 y hasta 35 y aún pretenden los cosecheros a 40”. Para afianzarlo “se necesita gran porción de ellos”. Otros dos comerciantes portuenses, Guillermo y Jorge Commins, reafirman ese carácter, “pues no solamente sirve de preservativo contra las intemperies de los varios climas por donde para, si también de madurativo, mitigándole aquel gusto áspero que Representación de los dueños de navíos al Juez de Indias en 1762. Reproducida en PERAZA DE AYALA, J. Op. Cit. p. 207.

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por su naturaleza tiene y tanto repugnan los ingleses, quienes por la misma razón lo caracterizaban de enfermo y por lo mismo huían siempre de él, hasta que acertando felizmente en el método de componerlo mediante el aguardiente, vino tinto y otros ingredientes logramos el acierto de acomodarlo a su paladar, asimilándolo en algún modo a vino de la Madera”. Es preciso añadir aguardiente en cada pipa de 15 a 20 cuartillos según la calidad del vino. En términos idénticos se manifestó Juan Cólogan, que reconoce que lo efectuaba desde 1754. Mientras que no escaseó el local puso 20 cuartillos en cada pipa de vino, consumiendo “porción en la composición de guindas pasadas para hacer tintos a fin de tinturarse los vinos”, por apetecerlo los ingleses que repugnan “su natural color blanco”. Por su escasez y costo se vio obligado a traerlo de Mallorca y otras partes de España. Gastaba anualmente de 25 a 30 pipas de éste “porque es el que más aprecian”55. Como prueba de lo dicho, el comerciante orotavense Domingo Perdomo presentó un certificado en el que se demostraba que durante el mandato del comandante general Urbina desde 30 de septiembre de 1760 hasta 19 de junio de l761 se dio licencia para introducir 154 pipas y 3 barricas de vino tinto catalán, mientras que el actual, de 24 de junio hasta 3 de julio del 62 autorizó 155. Ante tales argumentos sostiene el 31 de agosto de 1762 que “el número de cosecheros no llega a la centésima parte de todos los naturales. Bien se deja ver que el común de la isla y la mayor porción de la patria es quien experimenta el perjuicio de comprar aguardiente para los abastos a 2 reales de plata el cuartillo siendo una medicina universal para muchísimas enfermedades”. El dictamen de Domingo Miguel de la Guerra, auditor de Guerra y asesor del comandante general, fue concluyente. Sin su entrada quedarían los cosecheros arruinados y los vinos sin salida, ya que es la única preferida en las colonias británicas, al quedar sin venta los antiguos malvasías dulces en la metrópoli. Por tales circunstancias la sentencia del Juez de Indias, dictada el 11 de julio de 1763, no lo inhabilita, sino que se le recomienda que en adelante no introdujera más aguardiente de fuera para el comercio de Indias56. Sus argumentos fueron tan convincentes que el Marqués de Villanueva del Prado reconoció en el cabildo de 29 de julio de 1763 que “todo esto necesita de refutación y para hacerla con fundamento ha sido indispensable la solicitud de nuevos documentos”. Lo cierto es que todas las vías judiciales para condenarlo fracasaron. De las actas capitulares se trasluce impotencia57. La batalla por la absoluta prohibición continuó ante la Corte. El 7 de marzo de 1779 se instruye a su diputado en ella para que se decrete la absoluta prohibición o al menos se eleve a 100 pesos el precio para justificarla. Los argumentos son los de siempre. El precio no es excesivo porque se consumen 4 y 5 pipas de vino en su elaboración. Si ésta “lo vende su dueño a un precio que no lo arruine, como será el A.H.N. Ibídem. A.H.N. Ibídem. 57 A.M.L.L. Libro 37. Oficio 1.º 29 de julio de 1763. 55 56

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de 25, ya ve V.M. que no es demasiado valor”. Es la pescadilla que se come el rabo. Si están caros es porque la cosecha ha sido escasa. Si vienen de fuera se arruinan porque los gastos de las fábricas son los mismos, “basta solo el saberse que los aguardientes pueden entrar para que los de esta isla pierdan su estimación”58. Pero era inviable. El 7 de julio de 1786 una representación de Diego Antonio de Mesa y Ponte denuncia no solo la entrada del de España, sino del de caña por “muchos sujetos que retornan de La Habana”. De él se permite el libre dispendio. A tanto ha llegado la malicia que “lo mezclan con el nuestro y hasta lo restilan para univocarlo”. Igualmente denuncia la excesiva de vino tinto que se vende públicamente por menudeo59. Los elevados costes y la poca renovación de los viñedos inciden en la enorme baja en la productividad, que paradójicamente refuerza una medianería que contribuye a agravar el problema. Ante tal carestía es comprensible la actitud de los comerciantes que ven ruinosas ventas y recurren a los foráneos. • LA CRISIS DE LAS EXPORTACIONES VINÍCOLAS Y SU HUNDIMIENTO TOTAL CON EL OIDIUM La paz continental en 1814, tras la derrota de Napoleón, puso fin a ese período de expansión de nuestros caldos, que ahora tenían que competir con los europeos, por lo que el hundimiento del mercado británico se hizo evidente a partir de esas fechas. En un informe de 1818 desde el Puerto de la Cruz Francisco de Paula Fernández Brevero critica que se esté “ocupado con viñas en esta isla más terreno que se debe porque la codicia ha cegado a los propietarios a contentarse con percibir en efectivo o géneros más de lo que puede en espacie, no habiendo calculado en esta parte con exactitud sobre sus intereses. Vemos muchos terrenos ocupados con viñas que su producción, aunque parece ser superior a la de los otros frutos, en realidad no lo es porque los excesivos gastos de sus labores absorben en sí mayores productos y aun cuando así no fuese, la escasez de huertas o terrenos labrados de sementeras que hay en Tenerife nos obliga a pagar en recompensa de nuestros vinos los granos y papas que nos traen los extranjeros y a unos precios inmoderados que no guardan relación con el valor del fruto que extraen”. Ello redunda en “el abandono de los más sanos principios de una economía política”60. La falta de salida de los vinos desde esas fechas obligaría de nuevo a una necesaria reconversión y a la quiebra de la mayoría de las casas de comercio. El mercado norteamericano sería la única salida factible para nuestros vinos. Un informe de 1836 de José Cullen, cónsul de Estados Unidos en Canarias, expuso que “de hecho nuestro comercio es más beneficioso a ellos que el negocio hecho con Inglaterra en el consumo de sus artículos principales, vino y barrilla, es más grande que en Inglaterra. El producto de los Estados Unidos importado aquí es una pequeña Ibídem. Libro II de Diputados en la Corte. Ibídem. Sign. V-II-35. 7 de julio de 1786. 60 A.R.S.E.A.P.T. Agricultura Tomo 5. 58 59

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parte de sus exportaciones. Consecuentemente la balanza es grandemente en su favor”61. La cotización en Filadelfia se mantiene muy alta hasta 1823, año en el que quiebran las casas de comercio establecidas en las islas. Con todo su bajada desde 1827 hasta 1834, a pesar de su importancia, demuestra que todavía el vino canario tenía salida en los Estados Unidos, mientras que era nula en otros mercados. 1834 marca ya la inflexión. La brusca elevación de los precios a partir de 1854 significa ni más ni menos que el definitivo hundimiento del sector vinícola insular tras los graves daños ocasionados por el oídio desde 1852, que llevarían a la pérdida casi total de la cosecha en 185362. Dos parásitos de origen americano, el oídio y el mildiu, hasta entonces desconocidos en nuestras cepas marcarán el ocaso definitivo del vino como sector exportador. Es entonces, no sin polémicas, cuando se introducirá el azufre como remedio. En 1854 el médico titular de La Orotava, Miguel Villalba, probó con éxito ese método no sin despertar las críticas de farmacéuticos con Suárez Guerra, como recoge en su carta de 30 de marzo, publicada en el Noticioso de Canarias de 1 de abril. La cochinilla se convierte en alternativa de las mejores tierras del Valle de La Orotava entre 1830 y 1875. En 1861 daba unos beneficios de 393.219 pesetas, solo superado por las hortalizas y legumbres. En 1878, ya en crisis, con el descubrimiento de tintes químicos, cubría 180 hectáreas. La superficie dedicada a cereales era un tercio del total de la cultivada. Sin embargo el puerto franco y la reducción de costes de la importación con los avances en la navegación la reducirán a un mínimo desde principios del siglo XX. Desde 1875 se buscan nuevos ejes exportadores que no tienen efectividad como el tabaco, cultivado preferentemente en La Perdoma. El vino cada vez más en decadencia y en franco repliegue, ya en competencia con vinos peninsulares y europeos que entran libres de impuestos gracias al puerto franco, se repliega al mercado interno. A partir de finales de los 80 se inicia el despegue del plátano y las papas de semillas británicas como cultivos de exportación, que serán los hegemónicos desde principios del XX. Tal hecho supuso una inversión considerable en la apertura de galerías de agua y la construcción de estanques. Comercializados por empresas británicas, que incluso arrendarán tierras después de la I Guerra Mundial, se buscará en la diversificación de mercados y en la creación de asociaciones empresariales una mayor competitividad. En 1914 se creará el Sindicato Agrícola del Norte para comercializar la fruta en plena crisis, como consecuencia de la Guerra Europea, desastrosa para el tráfico mercantil. El crac del 29 afectó seriamente a su mercado exterior. La Guerra Civil llevó a una época de autarquía en la que se reconvirtió forzosamente en la FAST. La desaparición del puerto franco en 1936 relanzó la economía de autoconsumo y la ganadería estabulada. Llevó a una pérdida paulatina de los mercados europeos en el plátano, al tiempo que derivó en su exportación a la Península. Archivos Nacionales de Washington. T 690 nº 1. HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. “El comercio canario-norteamericano...”.

61 62

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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID Y EL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA

Vista del Valle de La Orotava. Año 1934.

La platanera cubrirá buena parte de sus zonas bajas e intermedias hasta fechas recientes, convirtiéndose en el área de la isla en que alcanzó mayor proyección. En 1968 suponía 720 hectáreas, lo que lo convertía en el frutal hegemónico. Los restantes apenas cubrían 59, 44 de ellos dedicados a agrios. La papa era el principal cultivo de autoconsumo, con 450 hectáreas de secano y 350 de regadío. El viñedo suponía unas 152, de las que 52 eran de regadío. En 1978 la papa ocupaba 450 de secano y 260 de regadío. El viñedo seguía con una cifra idéntica. La platanera había disminuido hasta las 680. En 1984 era de 600 hectáreas. Las papas cubrían 803. Sin embargo, en la última década del siglo XX el único cultivo en expansión era el viñedo con 440. En 1995 la papa había subido hasta las 510 de secano, mientras había disminuido a las 280 en regadío. El viñedo despuntó ligeramente hasta las 445, mientras la platanera se mermó de forma considerable hasta las 460. En los últimos años el único sector agrícola que ha experimentado un considerable ascenso es la vid. La producción se ha doblado en el Valle entre 1993, pasando de las 554.358 hilos de 1993 hasta los 903.254 de 1998 con unos años intermedios con cosechas aún mayores. Su superficie en la villa es de 881, 84 hectáreas. En el conjunto del Valle 52 son las bodegas de las que 22 son también embotelladoras. Un hito esencial fue la obtención en 1992 de la Denominación de Origen y la constitución de su Consejo Regulador, publicado en el B.O.E. en 1995, lo que ha supuesto una mayor calidad y reconocimiento de los caldos. Manuel Hernández González

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

48

El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Variedades de vid cultivadas en el Valle de La Orotava

Jorge Zerolo Hernández

Ingeniero Agrónomo

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

L

a viticultura que hoy presenta el Valle de La Orotava refleja solo parcialmente aquella que dominó este Valle durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX. Debemos hacer un importante esfuerzo para imaginar una viticultura complementaria a la que hoy conocemos y que ocupaba preferentemente las tierras bajas. Las zonas destinadas hoy a la actividad turística y a los cultivos tropicales era donde se producían las cosechas destinadas a la elaboración de vinos de exportación de altísimo valor añadido. Esta viticultura, hoy desaparecida, llevaba aparejada la necesidad de preparar los terrenos de cultivo con aportes de tierra y dotarlas de infraestructuras de riego. El Dr. Antonio Macías Hernández nos da las claves precisas que explican la expansión de la viticultura: El viñedo era el cultivo que mejor se adecuaba a las condiciones geoclimáticas de la mayor parte del suelo insular y, además, su implantación requería menores dosis de capital y trabajo que el cañaveral y su ingenio, de modo que el plantío de cepas, estimulado por la demanda exterior, estaba al alcance de las disponibilidades financieras de terratenientes y campesinos parcelarios. Las viñas ocuparon entonces una superficie mucho mayor que la caña dulce, y esta circunstancia tuvo efectos inmediatos sobre la estructura productiva regional. Al margen de las relaciones internacionales, factor siempre determinante de la rentabilidad de la viticultura canaria, debemos considerar la aparición de nuevas enfermedades como elemento catalizador de profundos periodos de crisis. El oídio y mildiu, ambas enfermedades originarias de Norteamérica, aparecen en Canarias en la última mitad del siglo XIX. La especial sensibilidad de la variedad Malvasía a estas enfermedades unido a la imposibilidad de sobremadurar las uvas afectadas por estos hongos explica la imposibilidad de seguir con este modelo vitícola en el Valle. En definitiva, ¿podemos imaginar como sería el cultivo de la vid en el Valle de La Orotava cuando no existía el oídio o el mildiu?, ¿cómo maduraría la uva cuando sin enfermedades se cultivaba en cotas más bajas?, ¿o cómo se prepararían los suelos para plantar las vides? De la obra “Canarias e Inglaterra: El comercio de vinos (1650-1800)” su autor, Antonio Bethencourt Massieu, extrae de las Actas del cabildo celebradas el 19 de diciembre de 1758, una referencia clara de la importancia del riego: …porque en El Sauzal hay viñedos de riego, son todas las del pago de La Orotava, Los Realejos, las Ramblas, Icod, San Felipe, Garachico, Silos, Buenavista, con cuyo beneficio es imposible moral que nos falte vino, a lo que sufraga trescientos años de experiencia en que jamás en ellos nos han faltado vino para el abasto común, para enviar muchos miles de pipas para la parte del Norte, para llenar la permisión que el Rey nos da para la América y para proveer las islas de Lanzarote y Fuerteventura.

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VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA

Nos aproxima al esfuerzo de generaciones anteriores la carta titulada: “Los Huertos Canarios de Antonio Lugo y Massieu”. “Cuando hayan pasado algunos años, bastantes, y vengan nuevas generaciones, de seguro habrá quien ignore los sacrificios y las gotas de sudor que, fueron también gotas de sangre, que costaron hacer esos huertos que, en la actualidad, se hallan cultivados de platanera y que, cualquiera sabe de lo que estarán mañana. Hay trozos de terreno, como ocurre en este Valle de La Orotava, con poco declive, que hoy dan la sensación de que aquello debió ser todo tierra. ¡Y cuán gran transformación ha sufrido ese terreno! Lo que antes fue un árido corriente de lava, ahora es huerto feraz, vergel fecundo fuente de vida campesina, que trabaja el hombre y hacen producir la gota de agua y el rayo bienhechor y pródigo del Sol; pero antes hubo que romper la roca, golpe a golpe, con perseverancia y brazo de titán, y la piedra tuvo que convertirse en polvo, y de las grietas de los riscos hubo que sacar la tierra, cuando no se encontraba bajo la capa de lava o se buscaba en sitios lejanos. La calidad de los vinos se resume en la impresión del embajador veneciano al informar desde Londres en 1669 “los comerciantes ingleses nunca abandonarán el vino de Francia y de Canarias, ya que en esta nación se tiene a ambos en tan alta estima que por ellos se pagan cifras extravagantes”. Calendario de los documentos de Estado, venecianos, 1669-1670, p. 39. Citado por George F. Steckley (1980). La extensión del viñedo para producciones de exportación de mar a cumbre queda reflejada en el extracto de la obra de Steckley (1980). Ya los viñedos de finales del siglo XVI se extendían a lo largo de la fértil costa Norte, desde Tegueste en el Este, hasta Buenavista en el Oeste. Entre estos dos puntos, el Valle de La Orotava, con sus tierras de suaves pendientes, fue el área de cultivo más intenso. Después de haber alcanzado los límites geográficos (Tegueste y Buenavista), los productores solo podían aumentar la producción ocupando tierras más altas dedicadas a otros cultivos. Socialmente peligroso fue sustituir cereales por viña. A partir de la década de 1640 hasta finales de siglo, los funcionarios reales en Tenerife libraron una batalla perdida contra los viticultores que ocupaban tierras de grano y pasto común. Así, aun en 1699 el Capitán General se quejaba de que cada día había menos grano a sembrar, porque los productores están continuamente extendiendo el cultivo más rentable, la vid. Juan Barrioso en 1878, vocal de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio, hace una detallada descripción de las clases de vid que se cultivan en el archipiélago canario recogiendo nombres botánicos (según la clasificación de Rojas Clemente) y vulgares, reseña las uvas y denominación de los vinos que producen. Al referirse a la Villa de La Orotava, Puerto de la Cruz, Los Realejos y San Juan de La Rambla dice: 51

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Se cultivan en los campos de estos cuatro pueblos, las especies ya descritas en los cinco de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula; hay la diferencia de que, en estos tres puntos de La Orotava y el de La Rambla, los terrenos vitícolas son volcánicos: se hallan generalmente en zona más baja que en los cinco anteriores, y produce ya por la situación, ya por la clase de terreno, ya porque el aire del mar, que tan útiles condiciones tiene para los viñedos, cosechas de la uva de la primera tribu, en mayor proporción que en los otros anteriores; por lo que, el vino nombrando Vidueño, ya blanco, ya rojo, es más aproximado en su elaboración a proceder de una sola tribu; la Listán, de todas sus variedades, es de mucha mejor calidad, que la de los pueblos referidos. Además se cultiva con esmero y en mayor número de cepas, la variedad aislada de la vid llamada Malvasía, ya blanca, ya morada; pero aquella es en mayor escala, haciéndose de ellas vinos dulces, o bien secos, que ambos llevan el nombre de las viñas de la cual proceden; y debo advertir que hay otro vino dulce, confeccionado con los mostos de la uva Listán, con otras de las tribus borrosas y una quinta parte de su volumen en alcohol; que algunos extranjeros, que de este comercio le reciben, han bautizado con el nombre de Malvasía. Desde el año 1830, en que comenzó a propagarse el secreto de la fabricación de tal vino, se le distinguió por los primeros con el nombre Vino de Gloria. En España se confecciona también por el mismo sistema en distintos pueblos, a cuyo producto denominan Vino Mistela. ¡Lástima de ver aquí confundidos ambos productos, el de la rica Malvasía con el Gloria! También hay algunas viñas de las cepas Moscatel Flamenco, y alguna muy escasa del Moscatel Morisco, que no merecen el nombre de cultivo; el Flamenco o Gordo, cultivado en puntos poco distantes del mar, se libra muy bien de la enfermedad del oidium. La vid llamada Pedro Jiménez está un tanto más propagada en estos cuatro pueblos, que en los cinco primeros. Por efecto de la enfermedad del oidium, las uvas generalmente hablando, han perdido una parte de su azúcar, lo que en mi concepto, da lugar a que los vinos que con ellas se elaboran, carezcan de las excelentes cualidades que en otro tiempo tuvieron; tal es, el abundante perfume o aroma, que tanto mérito entre ellas daba al de La Flor. Los vinos que se fabrican hoy de las uvas cosechadas en San Juan de La Rambla y sus inmediaciones, desde la Rambla de Castro, hasta el término del mismo San Juan, carecen tanto de azúcar, que el producto de la variedad aislada de las primeras seis tribus, la Malvasía, de la mayor parte de los cosecheros, es aún de inferior calidad que la de los vinos de la primera tribu llamados Vidueños, cosechados y elaborados en otros pueblos; sin embargo de hallarse muchos viñedos cercanos al mar, recibiendo sus emanaciones y benéficas influencias. 52

VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA

En estos dos últimos párrafos vemos como la especial sensibilidad al oídio de algunas variedades determinó la calidad de sus vinos y por ende el abandono de su cultivo. Resumen de variedades relacionadas en el Valle por Juan Barrioso (1878): Blancas: Listán común, Listán ladrenado, Listán colgadera, Listán de Fuentidueña, Forastera blanca, Jaén blanco, Gual, Verdello, Malvasía blanca, Pedro Jiménez, Vigiriego común, Bermejuelo, Moscatel flamenco, Moscatel morisco. Negras: Listán Tempranillo, Listán tardío, Forastera morada, Negra Moll, Negra Moll cana (racimos con uvas negras, rojas y blancas), Malvasía negra (uvas negras y otras moradas), Tintilla, Torrontés negro, Tinto Virgiliana, Vigiriego negro. Fruto del impulso de los viticultores y bodegueros del Valle es la constitución de la Denominación de Origen de Vinos Valle de La Orotava, según Orden publicada el 29 de diciembre de 1994. Esta estructura impulsa los vinos de calidad y limita en su Reglamento las variedades cuyo cultivo está autorizado. El Reglamento en vigor (aprobado el 24 de noviembre de 2010): Artículo 6.- Variedades de vid. 1. La elaboración de los vinos protegidos por la Denominación de Origen se realizará exclusivamente con uvas de las variedades siguientes: a) Variedades de uvas blancas: • Preferentes: Albillo, Bermejuela o Marmajuelo, Forastera blanca o Doradilla, Gual, Malvasía, Moscatel de Alejandría, Sabro, Verdello, y Vijariego o Diego. • Autorizadas: Bastardo blanco o Baboso blanco, Breval, Burrablanca, Listán blanco, Pedro Ximénez y Torrontés. b) Variedades de uvas tintas: • Preferentes: Castellana negra, Listán negro o Almuñeco, Malvasía rosada, Negramoll o Mulata y Tintilla. • Autorizadas: Bastardo negro o Baboso negro, Cabernet sauvignon, Listán prieto, Merlot, Moscatel negro, Pinot noir, Ruby cabernet, Syrah, Tempranillo y Vijariego negro. Al igual que ocurre en otras denominaciones de origen de Canarias, existen dos variedades mayoritarias: Listán negro y Listán blanco. A partir de los datos facilitados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valle de La Orotava y tomando como referencia las últimas cuatro cosechas (2009-2012) la producción media anual ha sido de 554.845 kg. La uva tinta y blanca 53

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

representan el 63% y 36% de la cosecha respectivamente, quedando un 1% identificado como mezcla de variedades en el control de vendimia. Estos datos nos permiten concluir que la producción de Listán negro y Listán blanco representan más del 95% de la uva cosechada. VARIEDADES BLANCAS

Promedio 2009-2012

% sobre blancas

% sobre total

LISTÁN BLANCO

192.285

96,41%

34,66%

FORASTERA BLANCA

2.630

1,32%

0,47%

ALBILLO

1.574

0,79%

0,28%

MALVASÍA BLANCA

732

0,37%

0,13%

MARMAJUELO

409

0,21%

0,07%

PEDRO XIMÉNEZ

287

0,14%

0,05%

VERDELLO

267

0,13%

0,05%

MOSCATEL BLANCO

249

0,12%

0,04%

VIJARIEGO BLANCO (DIEGO)

248

0,12%

0,04%

GUAL

89

0,04%

0,02%

TOTAL BLANCAS

198.770

100%

35.82%

VARIEDADES NEGRAS

Promedio 2009-2012

% sobre negras

% sobre total

LISTÁN NEGRO

336.730

95,60%

60,69%

TINTILLA (SAUSON)

7.510

2,13%

1,35%

VIJARIEGO NEGRO

4.019

1,14%

0,72%

CASTELLANA

1.016

0,29%

0,18%

NEGRAMOLL NEGRA, MULATA

605

0,17%

0,11%

TEMPRANILLO

573

0,16%

0,10%

BABOSO NEGRO

389

0,11%

0,07%

NEGRAMOLL ROSADA

129

0,04%

0,02%

MALVASÍA ROSADA, MALVASÍA NEGRA

48

0,01%

0,01%

TOTAL NEGRAS

351.016

100%

63,26%

VARIEDADES SIN IDENTIFICAR

Promedio 2009-2012

% sobre total

MEZCLA VARIEDADES

5.059

0,91%

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VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA

Describiremos brevemente aquellas variedades más destacadas en la viticultura del Valle. • Listán blanco Es sin duda la variedad más extendida en la viticultura canaria, ocupando todas las altitudes de cultivo. Esta variedad tiene un muy buen comportamiento agronómico, mantiene producciones altas y no es especialmente sensible a las enfermedades, a los golpes de calor o al corrimiento de racimos. Su rusticidad unida a su producción alta y estable ha justificado su expansión. La realidad evidencia que la Listán blanco reúne las características para satisfacer en gran medida las exigencias del mercado interior. Los cambios de tendencia buscando vinos más aromáticos, equilibrados y complejos se resuelve cuando se cultiva en cotas más altas o elaborándose con otras variedades de mayor carácter. Los marcadores moleculares establecen que la variedad Palomino Fino es sinonimia de Listán blanco.

Listán Blanco.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

• Forastera blanca Conocida también como “Gomera” en el Valle de La Orotava. Su conservación se garantiza gracias a la extensión cultivada en la isla de La Gomera, donde ocupa el primer lugar entre las variedades blancas. La Forastera equilibra su capacidad productiva con su valor enológico. De este modo en las elaboraciones más técnicas ha demostrado una buena acidez y un perfil aromático sugerente. Con un comportamiento correcto frente a plagas y enfermedades, parece presentar su mayor debilidad en la compacidad de los racimos, muy sensibles a la podredumbre ácida. En La Gomera se cultiva a diferentes cotas, no pareciendo una limitación para su productividad. Se cultiva de forma minoritaria en explotaciones tradicionales en Tenerife (La Orotava y Anaga) y en La Palma (Breña Baja) respectivamente. De forma más extendida y entremezclada con Albillo Criollo aparece en la subzona Norte de La Palma, donde se cultiva bajo el término Albillo Forastero. En El Hierro es posible encontrar esta variedad tanto en Valverde como Frontera, bajo el término de Pedro Ximénez, provocando así un problema de homonimia. No se ha encontrado ninguna sinonimia a esta variedad fuera de Canarias.

Forastera Blanca.

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VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA

• Albillo criollo Esta variedad está asociada claramente a la viticultura palmera, más concretamente en la zona Norte, donde es muy apreciada por los viticultores. Su conservación está garantizada por su inclusión en las nuevas plantaciones. Esta fase de expansión se debe al reconocimiento regional y nacional de la calidad obtenida en las elaboraciones monovarietales. Agronómicamente tiene un comportamiento muy interesante, con un ciclo más corto que Listán Blanco, permitiendo adelantar la vendimia una o dos semanas aproximadamente. En las zonas altas su manejo tradicional acostumbra la poda corta, 2 ó 3 yemas vistas, siendo el vaso la forma más habitual. Ensayos llevados a cabo en La Orotava por la S.A.T. Unión de Viticultores Valle de La Orotava, estableciendo en fincas colaboradoras una amplia colección de variedades, permitió que sus técnicos Guillermo Delgado y Domingo Navarro detectasen el potencial de la variedad Albillo Criollo y que su cultivo se fomentara en nuevas plantaciones. Es importante destacar que el patrón del estudio molecular no permitió identificar esta variedad con las entradas recogidas en el Banco de Germoplasma de Vid de El Encín. De las variedades cultivadas en Canarias es con Listán Prieto, Listán Blanco y Forastera con las que se ha encontrado mayor relación molecular.

• Malvasía blanca Son muchos los esfuerzos realizados por intentar aclarar las homonimias y sinonimias que esta voz encierra en Canarias. Concretamente, cuando nos referimos a la Malvasía en el Valle de La Orotava nos estamos refiriendo a la Malvasía aromática, variedad hoy reconocida en el Registro de Variedades Comerciales de Vid en su listado definitivo. La otra variedad, la variedad cultivada mayoritariamente en Lanzarote, es la Malvasía volcánica, igualmente reconocida en el Registro. La Malvasía aromática tiene un ciclo corto, índice II de Winkler Amerine (para 12º alcohólicos probable) y V cuando se vendimia para la elaboración de dulces. Su producción, según ensayos agronómicos en el Valle de Güímar, se aproxima al 50% de la variedad Listán Negro. La baja proporción de esta variedad en La Orotava se explica por la ocupación de las fincas de cotas bajas por otros cultivos. La alta sensibilidad a enfermedades y el alto riesgo de corrimiento impide ocupar la franja destinada hoy a la viticultura en el Valle 350 a 700 msnm. Los ensayos realizados confirmaron la inviabilidad de su cultivo en las fincas experimentales (La Florida 488, La Perdoma 477. Los Topes 531 msnm). 57

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Las técnicas moleculares nos permiten establecer las siguientes relaciones: Se han establecido sinonimias con: Malvasía de Sitges, Malvasía de Lípari, Malvasía Dubrovacka y Malvasía Candia.

Malvasía Blanca.

• Listán negro Su expansión se ve favorecida por su rusticidad, siendo además capaz de adaptarse a condiciones edafoclimáticas muy diversas. Presenta un buen comportamiento frente a plagas y enfermedades, lo que unido a su buena producción explica la extensión de su cultivo. Quizás su mayor limitación sea hoy la compacidad de sus racimos; en suelos muy fértiles y sin limitaciones hídricas los racimos presentan problemas de podredumbre que se han incrementando en las últimas campañas de forma significativa. Incluso justifica el adelanto de la fecha óptima de vendimia para evitar mayores daños. Son zonas representativas de su cultivo Tacoronte-Acentejo y el Valle de La Orotava, donde las plantaciones se pueden considerar prácticamente 58

VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA

monovarietales. Se corresponde su ciclo con el índice IV de Winkler Amerine. La variedad presenta una marcada vocación para la elaboración de vinos jóvenes. Su personalidad permite reconocer los vinos en los que interviene lo que ha originado en la población local una fuerte identificación con esta variedad. En general presenta bajos niveles de polifenoles y taninos. Solo en las mejores vendimias con maceraciones más intensas se logran vinos más estructurados que agradecen crianza en barrica. El origen de esta variedad se puede explicar como cruce espontáneo entre Negramoll y Listán Blanco, lo que justificaría que no se encuentre ninguna sinonimia fuera de Canarias.

Listán Negro, cordón doble.

• Tintilla Considero un error la producción asociada con esta variedad (7.510 kg). El término es muy confuso ya que no existe un reconocimiento popular claro de la variedad asociada a este término. Es probable que los viticultores utilicen indistintamente los términos Tintilla y Castellana. 59

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Vijariego Negro.

• Vijariego negro Su cultivo tradicional se limita a la isla de El Hierro. Sin embargo existe un interés creciente por esta variedad como ocurre en el Valle de La Orotava por incluirla en las nuevas plantaciones. Presenta un comportamiento agronómico interesante debido a su rusticidad y buenas producciones. El único factor limitante podría ser un cierto grado de corrimiento, al menos mayor que para la variedad Listán Negro. Por otro lado, existen ya elaboraciones comerciales que garantizan un interesante comportamiento enológico. De su análisis molecular se desprende que no se puede relacionar con la Vijariego Blanco y tampoco con la Verijadiego Blanco. Sin embargo los microsatélites coincidieron con los de la variedad catalana Sumoll conservada en el Banco de Germoplasma de Vid de El Encín. La variedad Sumoll se cultiva en Cataluña, con elaboraciones interesantes pero con una progresiva pérdida de superficie de cultivo. Jorge Zerolo Hernández 60

VARIEDADES DE VID CULTIVADAS EN EL VALLE DE LA OROTAVA

BIBLIOGRAFÍA BARRIOSO, Juan. Junta de Agricultura, Industria y Comercio. Madrid. 1878. BETHENCOURT MASSIEU, Antonio. Canarias e Inglaterra: El comercio de vinos (1650-1800). Madrid; Las Palmas: Patronato de la Casa de Colón, 1956. p. 195-308. Cartas de Antonio Lugo y Massieu. Consulta del 6 de abril, 2013, de http://www. rinconesdelatlantico.com/num2/el_campo_1.html. MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio M. Canarias, 1600-1820 Población y Producto Bruto Agropecuario. IX Congreso de la Asociación Española de Historia Económica. Murcia, 9-13 de septiembre de 2008. STECKLEY, George F. The wine economy of Tenerife in the seventeenth Century: Anglo-Spanish partnership in a luxury trade. Hertfordshire: Reimpreso de The Economic History Review. Second Series, Volumen XXXIII. Num. 3, Agosto 1980. p. 335-350. ZEROLO HERNÁNDEZ, Jorge, CABELLO SÁENZ DE SANTA MARÍA, Félix. Variedades de vid de cultivo tradicional en Canarias. Tenerife: Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, 2006. pp. 222.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Los Viñedos en Cordón del Valle de La Orotava: labores tradicionales

Juan Enrique De Luis Bravo

Enólogo

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

En honor a los que me enseñaron. Dedicado a los que quiero. En agradecimiento a los que me han ayudado. • Introducción

D

esde la conquista de Canarias, en 1496 hasta nuestros días, cinco siglos de historia, la vid y el vino han sido una constante en el Valle de La Orotava. Este cultivo fue trascendental para su desarrollo económico, social, cultural y de una manera muy especial para la configuración de su paisaje. Los viñedos de esta tierra presentan características propias, específicas, únicas y singulares. Son una parte viva de nuestro patrimonio agrícola y etnográfico, que bajo nuestra opinión, debemos divulgar, potenciar, y proteger. Un simple paseo imaginario por las distintas regiones vitivinícolas del mundo, nos muestra viñedos con sistemas de conducción estandarizados: espaldera, vaso o parrales apoyados en diferentes estructuras. Pero pocas son las comarcas que presentan singularidades en la manera de conducir sus vides. En ese sentido podemos mencionar: los viñedos de La Geria en la isla de Lanzarote, los de la isla de Pico1, en el archipiélago de la Azores, o los que producen el vinho verde portugués, por citar algunos casos. Entendemos que dentro de estos sistemas específicos de conducción debemos enclavar los viñedos del Valle de La Orotava ya que representan una forma única de cultivar la vid. Trataremos de hacer un breve recorrido histórico de las diferentes labores realizadas en el viñedo en los siglos XVI, XVII y XVIII coincidiendo con el mayor esplendor del malvasía para, a continuación, centrarnos en las faenas tradicionales de la viña en el tercer cuarto del siglo XX, justo antes de que comience la etapa en la que se han desarrollado las denominaciones de origen de Canarias. Este resurgir de los vinos a partir de finales de los años 70 ha hecho que las plantaciones de viña y las bodegas se modernicen. La viticultura comienza a desarrollar otras técnicas en la conducción del viñedo en detrimento de las tradicionales. Los vinos del Valle de La Orotava lentamente van recuperando la gloria y el esplendor que nunca debieron perder. Pero, no debemos olvidar, y por ello esforzarnos en reconocer el protagonismo de nuestro sistema de conducción de la vid, “el cordón trenzado” o “cordón tradicional”, para así defender, y divulgar una parte fundamental de nuestro patrimonio agrícola y paisajístico. UNESCO. Los viñedos de la isla de Pico fueron declarados “Paisaje cultural” por la Unesco en 2004. Este sitio de 987 hectáreas está situado en la isla volcánica del Pico, la segunda en superficie del archipiélago de las Azores, y comprende una red espectacular de largos muros de piedra, ampliamente espaciados y paralelos a la orilla del océano, que van desde la costa hacia el interior. Esos muros fueron levantados para amparar del viento y del agua del mar miles de “currais”, pequeñas parcelas colindantes de forma rectangular.

1

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LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES

• Descripción del Cordón Una descripción de estos viñedos podría ser: “Largas parras compuestas por sarmientos trenzados entre sí, entremezclando madera de diferentes años, atadas por fibras vegetales. Todo ello formando un haz a modo de cordón, levantado del suelo unos cincuenta centímetros por horquetas equidistantes”. Pero no podemos resistirnos a mencionar la descripción que hizo el ilustre D. José de Viera y Clavijo de los viñedos del Valle, y menos aún en el año del bicentenario de su muerte: “Es a la verdad un espectáculo agradable el de que aquellas haciendas de viña, dispuestas en carreras levantadas del suelo sobre horquetas altas, cuyos sarmientos entretejidos y ligados, forman unas prolongadas barandas de pámpanos, de un bello verde por dentro, y de un blanco algodonoso por fuera, de los cuales penden los racimos de más de un pie de largo, aunque de corta circunferencia, cuyos granos ovales, espeso, toman color de cera virgen en su madurez”2.

Viñedos en “Cordón tradicional trenzado”. La Orotava, 1989.

Estas parras en cordón se disponen generalmente dentro de la parcela en hileras que denominamos machos. Se trata de cepas plantadas en un surco y separadas entre sí unos ochenta centímetros que crecen en la misma dirección. Tradicionalmente la orientación era Norte-Sur, siempre que la orografía del terreno lo permitiera. El tronco en el Norte, cara al océano Atlántico, y la punta o zona de crecimiento hacia el Sur, 2

VIERA Y CLAVIJO DE, J. Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. Ed. Nivaria 2010. p. 401.

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dirigiéndose siempre al pico del Teide: ¿cabe mejor orientación? Estos machos pueden ser simples o sencillos, en el caso de que brote de una parra solo un brazo y se orienten, en todas las cepas, en la misma dirección. Los llamamos dobles o abiertos cuando de un mismo tronco salen dos parras y se bifurcan a modo de “V”, una punta hacia el Sur y otra hacia el Norte. El viticultor Antonio Martín Sosa3, nos cuenta “las parras que van pa’el Teide, el Sur, siempre dan más uvas que las que van pa’el mar, el Norte”. Aunque este dato no se ha constatado agronómicamente, sí podemos decir que otros tantos viticultores lo confirman. De momento la causa de esa diferencia está pendiente de un concienzudo trabajo de campo. El viajero y humanista belga Jules Leclercq, nos habla también acerca de los viñedos de La Orotava, en su libro: “Viaje a las Islas Afortunadas”: “Es seguro que, cuando Humboldt visitó La Orotava, el paisaje presentaba otra apariencia. Entonces, todo el Valle no era más que un inmenso viñedo”. 4 El naturista universal Humboldt, visitó Tenerife en 1799: “Pasamos seis días en Tenerife, Santa Cruz, Laguna, Puerto Orotava y pico Teide”5, ochenta años antes que Leclecrq. Para los naturalistas, botánicos y geólogos del siglo XVII que centraban sus estudios en la búsqueda del Teide, la singularidad de los viñedos del Valle de La Orotava les impresionó que lo describieron con sumo detalle.

• Labores tradicionales Varios autores han estudiado las labores que los viticultores realizaban en sus viñedos desde la colonización hasta nuestros días. Se ha llegado incluso a calcular el coste de las diferentes faenas: cavar, podar, alzar y vendimiar que, para una haciendatipo, alcanzaban los 11.475 maravedis6 en el periodo 1505-1520. “Las labores se reducen a tres cavas, dos podas (de invierno y de verano), una alzada –que consiste en elevar mediante horquetas los sarmientos unos 40-50 cm del suelo una vez formado el fruto y la vendimia a finales de agosto o principios de septiembre–”7. En los protocolos de Juan Ruiz de Berlanga de 28 de septiembre de 1510, nos dice: “Andrés Suárez Gallinato, v.º y regidor, da a partido a Alonso de Pedraza, v.º, un majuelo, que tiene en La Orotava, por tres años en las siguientes condiciones:… ha de poner en el majuelo en el primer año 5.000 sarmientos sobre los que están y ha de entregarlos plantados al final de dicho partido… Pedraza podará la viña, 3 4 5 6

7

MARTÍN SOSA, A. Viticultor. Transmisión oral. La Quinta. La Orotava. LECLERCQ, J. Viaje a las Islas Afortunadas. 1879. Trad. Ángel Hernández. Ed. Idea 2006. p.103. HUMBOLDT, Reise… Humboldt… p. 81. MACIAS HERNÁNDEZ, A. Expansión ultramarina y economía vitivinícola. El ejemplo de Canarias (15001550). Investigaciones de Historia Económica. 2007, n.º 8. Cuadro n.º 9. Ídem. p. 31.

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a vista de maestros que lo sepan hacer; además tiene que poner toda la madera que la viña necesitara de viña baja y de…”8. Las citas anteriores nos confirman que desde los inicios del cultivo de la vid en el Valle de La Orotava, ya se realizaban una serie de prácticas culturales de forma metódica y rigurosa. Sin embargo en este artículo trataremos de relatar las que, desde nuestra opinión, son las más características, aquellas que debemos conservar y divulgar para que este patrimonio vitícola, el cordón tradicional, permanezca como un patrimonio vivo. • La Plantación La plantación de vid en este Valle, al igual que en toda Canarias, se realiza de “pie franco” es decir, tomamos un sarmiento de una parra y tras varios días sumergido en un recipiente con agua, lo plantamos directamente en el suelo. Para ello realizamos un hoyo con una barra de hierro e introducimos dicho sarmiento de tal manera que queden enterrados varios nudos de los que saldrán las raíces y en la parte aérea, quedarán las yemas de las que brotarán los pámpanos de la nueva planta. Esto es posible gracias a que Canarias es una de las pocas regiones vitícolas del mundo libre de filoxera “Phylloxera vastatrix”9. Otra manera popular de reproducir el viñedo consiste en “margullir la parra”. Esta acción consiste en soterrar una parra completa o parte de ella, dejando varas sin enterrar en los puntos que deseamos una nueva cepa y a partir de ahí se desarrollará un nuevo individuo. Tanto las labores de plantar una nueva parra como de margullir una vieja, se realizan en los meses de invierno, con el fin de que al llegar la primavera comiencen a brotar los nuevos pámpanos. En cuanto al marco de plantación, lo podemos describir como: grandes surcos a lo largo de la parcela en los cuales se entierran los sarmientos separados entre sí, unos 80-100 centímetros, formando lo que denominamos un macho de viña. Estos surcos suelen estar distantes entre unos 6-7 metros para un adecuado desarrollo vegetativo del cordón. El marco de plantación más común es el conocido como ocho por uno, lo que nos hace mil doscientas cincuenta cepas por hectárea. • La Poda Sin embargo, es con la poda cuando comienza verdaderamente el ciclo de cultivo de la vid, y con esto, las labores tradicionales que el viticultor ejecuta hasta llegar al momento óptimo de madurez de la uva y la posterior vendimia. En la poda tradicional 8

9

MARRERO RODRÍGUEZ, M. Extracto del Protocolo de Juan Ruiz de Berlanga (1507-1508). Instituto de Estudios Canarios. La Laguna. HIDALGO, LUIS. Tratado de Viticultura General. Ed. Mundi-Prensa. 1983. P. 219 Insecto del orden Hemiptero y de la familia de los Afididos, que ataca al sistema radicular de la vid hasta causar su muerte.

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diferenciamos dos fases: una, que denominamos limpieza o prepoda, y otra, la poda propiamente dicha. La limpieza consiste en eliminar todo aquello que, desde el punto de vista del podador, no interesa para la adecuada productividad o formación del cordón. Se elimina la madera vieja: varas enfermas, débiles o mal situadas, zarcillos, restos de material vegetal usado en el amarre… y cualquier otro elemento que no se adapte al objetivo del viticultor. Una vez terminada las operaciones de limpieza, tenemos una parra en la que solo quedan las varas seleccionadas para fructificación. Así en el momento de ejecutar la poda simplemente debemos cortar la vara dejando las yemas fértiles que en cada caso deseamos. Estas labores de limpieza las lleva acabo el viticultor generalmente durante los meses de noviembre y diciembre: “se entretenía durante las tardes del otoño, cuando no encontraba otra cosa mejor que hacer”10. La poda propiamente dicha se procuraba ejecutar, tradicionalmente, en el menguante del mes de febrero. No era fácil cuadrar esta tarea de forma simultánea en todas las parcelas a la vez, de ahí, la utilidad de las labores de limpieza llevadas a cabo con anterioridad. De esta manera se facilitaba la poda el punto de que cualquier persona medianamente instruida la pueda realizar, por supuesto, siempre y cuando la prepoda estuviera bien ejecutada y bajo la tutela del maestro. Resaltaremos que, aunque cada podador tenía su estilo personal, se podían diferenciar tres maneras de ejecución: a) Dejar tres o cuatro varas, incluso más, con cuatro yemas fértiles cada una, solapadas y una a continuación de otra, quedando la parra, como popularmente se conoce, vestida, y con mucha carga. b) Cortar, a ser posible, dos varas a lo largo del cordón, de manera que la cepa quede totalmente cubierta por las mismas, desde el tronco a la punta. En este caso se procuraba que las varas se fueran solapando, montando una sobre la otra. Este es el sistema más generalizado en la actualidad. c) Por último, otra forma de podar consistía en dejar solo una vara a continuación de la otra, obteniendo lo que denominaban una poda “sencilla”11, quedando la parra cubierta de atrás a delante, mostrando un cordón simple, elegante y capaz de producir uvas de buena calidad. Dada la originalidad del cordón tradicional, determinadas labores se realizaban comenzando por el tronco y terminando en la punta como la poda; otras como el remangado, que veremos más adelante, se ejecutaban en sentido contrario. La importancia de la poda en el Valle de La Orotava no solo viene dada por el control sobre la productividad y la sanidad vegetal, sino por forjar el esqueleto del cordón que más tarde con el amarre terminará de adquirir su forma definitiva, esculpiendo el paisaje vitícola de la comarca.

10 11

GARCÍA RUIZ, R. (1927-2010) Viticultor de La Mocana, La Orotava. Transmisión oral. SUÁREZ YANES, L. (1910 1998) Viticultor y bodeguero. Transmisión oral. La Mocana. La Orotava.

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Viñedos antes de la poda. La Orotava, 1994.

Otro ilustre viajero que en 1796 visitó la isla de Tenerife Andreé-Pierre Ledru, nos describe los paisajes de viñedos: “La costa entera de Tenerife, desde Garachico hasta Tejina, se mostraba ante nuestros ojos y ofrecía un cuadro pintoresco de viñedos, bosques peñones y pueblos”12. También nos habla de las bondades del malvasía: “Largas hojas de helecho formaban el mantel alrededor del cual nos sentamos para beber a grandes tragos el malvasía, que la sed y el mismo lugar hacían todavía más agradable”13. Y nos relata con lujo de detalles las labores que se realizaban en el viñedo de la época: “El método de cultivo que se emplea generalmente es el siguiente: todos los años se le da cinco labores: 1.º– En noviembre y diciembre se remueve profundamente la tierra, preparándola para recibir las lluvias de enero y para hacer morir las malas hierbas; el uso del estiércol es desconocido. 2.º– Se las poda en febrero para fijar la savia en las buenas cepas; este trabajo se hace en enero si los vientos del Sur han reinado anteriormente, porque ellos aceleran el desarrollo de los brotes. 3.º– Inmediatamente después de esta última operación se ata la vid a los emparrados, que tienen un metro y medio de altura, y se sujetan los sarmientos que deben dar la fruta, con el fin de darles un apoyo sólido contra los vientos. 12

13

LEDRU, A.P. Viaje a la isla de Tenerife (1796.) Trad.: José A. Delgado. Nota preliminar de Julio Hernández. La Orotava. p. 67. Ídem. p. 88.

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4.º– En mayo se sacha cuidadosamente la viña y se limpia de todas las plantas parásitas que consumen una parte del zumo y le proporcionan una enfermedad conocida en Francia con el nombre de tiña. 5.º– La última operación consiste en aclarar las filas y extender las ramas, disponiéndolas de forma que todas gocen de la acción vivificante del Sol”14. Estos relatos de ilustres naturistas y viajeros nos obligan una vez más a reflexionar sobre ese patrimonio vitícola que hemos heredado y debemos conservar. • El Amarrado Entendemos que el amarrado es la práctica cultural más característica y peculiar del sistema de conducción del viñedo del Valle de La Orotava, pues es el encargado de dotarlo de esa forma única que lo diferencia del resto. Consiste en sujetar mediante el atado o amarrado, las varas dejadas en la poda con el resto de la madera de años anteriores, al tiempo que le vamos dando forma de cordón trenzado a la cepa. Se lleva a cabo justo después de la poda y antes de que las yemas comiencen a brotar para evitar que se partan durante el trabajo. Lo apropiado es ejecutarlo antes de los lloros de la viña15. Esta operación se realiza tradicionalmente por mujeres pues dicen los viticultores: “tienen las manos más livianas”16, más ágiles para la ejecución de los nudos. Los materiales empleados tradicionalmente son la badana y el junquillo, (Juncus) ambos fibras vegetales. La primera se obtiene de las hojas del tallo de la platanera (Musa Acumitata) conocido como rolo, desgajadas y puestas a solear varios días. Cuando están bien secas se introducen en agua y se les quita la parte interna llamada popularmente barriga17. Luego estas hojas secas y largas (más de un metro de largo y unos veinte centímetros de ancho), se rajan en tiras de alrededor de un centímetro de ancho, obteniendo una especie de cinta. Estas tendrán la resistencia suficiente para atar los haces de sarmientos de la parra y permanecer en buen estado durante toda la campaña, llegando incluso a soportar el peso de los racimos de uvas mas desarrollados. También se pueden guardar estas badanas haciendo pequeños manojos y conservarlos en sitios frescos, alargando así su vida útil algo más de un año, pudiéndolas emplear en cualquier otro momento si fuera necesario. Aunque no encontramos datos que nos sitúen temporalmente en el momento que comienza a utilizarse la badana como elemento de amarre, es lógico pensar que sería después del desarrollo del cultivo de la platanera, a finales del siglo XIX. Con anterioridad al uso de la badana se utilizaban los juncos. Ibídem. p. 88. Momento en el cual comienzan los movimientos de la savia de la vid, después del invierno. 16 LUIS MACHADO, J. (1927-2010) Viticultor y bodeguero. La Cancela. La Orotava. Transmisión oral. 17 GARCÍA RUIZ, A. (1931-2010). Viticultor. La Mocana. La Orotava. Transmisión oral. 14 15

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Hoy en día estas fibras vegetales se han sustituido por hilos sintéticos, rafias, que aunque son mucho más baratas, tienen a nuestro juicio, varios inconvenientes: por un lado un alto nivel de contaminación paisajística, y por otro, una difícil y lenta degradación que es perjudicial para el suelo. No podemos olvidar los problemas que se presentan en el momento de la poda. En no pocas ocasiones, nos encontramos con puntos de atado que hay que soltar, si son de fibras naturales saltan prácticamente solos, de lo contrario si son de rafia cuesta más tiempo y esfuerzo. Con el paso del tiempo y la experiencia generacional, se han desarrollado una serie de técnicas que permiten una máxima eficacia del amarrado. La operaria, con un vistazo, analiza la parra y determina dónde va a ejecutar los puntos de amarre persiguiendo lo siguiente: a) no molestar la brotación de las yemas, b) evitar fractura de la vara al tumbarla sobre el cordón para atarla, c) economizar los elementos de amarre, d) sujetar de forma correcta la vara para que cuando esta desarrolle los racimos el peso no los lleve al suelo, e) colocar correctamente las varas para evitar que se estorben entre sí una vez los pámpanos se desarrollen. También podemos hablar de la técnica empleada para realizar los nudos en el cordón. Estos debían terminar en la parte superior y cortar los extremos al mismo nivel, nunca debían estrangular el sarmiento. Otros se realizan de manera que, soltarlos fuera muy sencillo, solo con tirar de un extremo se liberaba el pámpano. Este conjunto de acciones y fines nos permiten asegurar que existía toda una técnica para ejecutar el amarrado de una manera correcta, que si bien no es una tarea difícil, si era delicada y concienzuda, necesitando para ello manos ágiles y expertas, generalmente las de las mujeres. 71

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• El Barriado Una vez las parras estaban atadas, amarradas, el cosechero comenzaba la siguiente labor que se denomina popularmente barriado. Consiste en la colocación de horquetas de monte, enterradas en el suelo y separadas un metro entre sí, para luego sujetar a ellas las cepas. La función de estas horquetas es mantener la parra levantada del suelo, hacer de guía por la superficie de la parcela en la dirección que se desee, y soportar el peso de los racimos. El nombre barriado proviene de la herramienta empleada para realizar la tarea, una barra de hierro, con la que se hace el agujero en el suelo. Algunas horquetas cumplían una función específica dentro del cordón por ejemplo, la de la punta que mantenía la tensión de la parra y hacía de guía18. La del tronco soportaba el mayor peso, el resto simplemente sujetaba la cepa en alto. La técnica empleada para colocarlas consistía en hacer un hoyo en el suelo de unos veinticinco centímetros enterrando en él la horqueta. Seguidamente se le daba la vuelta a la barra y con la parte trasera, apretábamos la tierra para dejarla bien sujeta y fuerte, quedando así vertical y con la resistencia suficiente para soportar la cepa. Todo esto que parece tan simple requería de una buena maña para ejecutarlo de manera correcta. La primera horqueta que se colocaba era la de cabeza, con el fin de orientar la parra en la dirección deseada. Debía ser gruesa y lo más recta posible; el extremo que se iba a enterrar se afilaba con el podón, luego se hacía el hoyo con una inclinación de unos cuarenta y cinco grados y se introducía la horqueta. El agricultor se situaba delante de la parra apoyando el hombro en la horqueta para forzarla hacia la verticalidad. A continuación ataba una badana a la vara de cabeza y otra a la horqueta. Al retirarse el agricultor, la horqueta ejercía presión sobre la cepa dejándola recta y tensa. Ese nudo de la horqueta de la punta debía de ser capaz de soportar las tensiones y al mismo tiempo ser de fácil soltar, por si en algún momento lo quisiéramos cambiar, eliminar o aflojar sin dañar la parra y sin perder la tensión. La faena seguía con la puesta del resto de horquetas desde el tronco en adelante. En cuanto a la manera de hacer el hoyo, veamos algunos aspectos en relación a la textura de la tierra: debía tener un grado de humedad tal que al realizar el agujero y sacar la barra, las paredes del mismo no se derrumbaran hacia el interior, pues si estaba muy mojado, la tierra se pegaba a la barra haciendo imposible la labor. Si estaba muy seco ofrecía mayor resistencia a la perforación y al sacar la barra las paredes del mismo se derrumbaban hacia el interior. En otras ocasiones el suelo tenía poca profundidad de tierra, en esos casos había que sujetar la base de la horqueta con pequeñas piedras en forma de cuña. El viticultor prefería generalmente horquetas de monte: de brezo (Erica arbórea) o haya (Myrica faya) pues éstas podían permanecer más tiempo enterradas soportando 18

DÓNIZ RUIZ, M. (1930-2006). Viticultor. El Montijo. La Orotava. Transmisión oral.

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las inclemencias de la climatología. Cuando no había de éstas, se empleaban cañas secas (Arundo donax). No todas las horquetas eran rectas, cada una presentaba una forma determinada con cambas o curvas que se debían tener presentes para que no quedaran las mismas hacia el interior de las calles pudiendo molestar el paso entre los cordones: “Antes de colocarlas hay que fijarse pa’donde tienen la camba pa’que no quede pa’el centro y moleste pa’sulfatar”19. También existía toda una técnica llena de curiosidades y tradiciones en cuanto a la extracción de las horquetas del monte y su traslado a las fincas. Saca de horquetas, traslado en bestias, caballos o mulas, venta al viticultor, presentación del producto, el recuento y la unidad de medida: “la carga de horquetas”20. Aunque no sabemos en qué momento comienzan a utilizarse las horquetas en los viñedos del Valle de La Orotava, sí sabemos que con anterioridad al cultivo de la vid se implantó el de la caña de azúcar allá por el siglo XVI. Aznar nos relata las labores de dicho cultivo: “el envarado consistía en la colocación de las horquetas para que los haces que brotaban de cada rizoma se mantuvieran inhiestos y no invadieran el espacio de sus vecinos”21. Es posible que esa práctica del cultivo de la caña, el envarado, se trasladara a las primeras plantaciones de viñas y con el paso del tiempo su uso se fuera generalizando hasta llegar a nuestros días.

19 20 21

LUIS MARTÍN, J. (1891-1969) Viticultor y bodeguero. La Cancela. La Orotava. Transmisión oral. Una carga de horquetas se componía de veinticinco horquetas. AZNAR VALLEJO, E. (1983). La integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla, 1478-1526. Sevilla: Secretaría de Publicaciones de la Universidad de La Laguna.

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A partir de la década de los años ochenta: “las horquetas de madera han sido sustituidas por otras de hierro, el empleado en la construcción para armar el hormigón, que no sufren las inclemencias del paso del tiempo y soportan con mayor resistencia el peso del cordón”22. A nuestro juicio, ese hecho de cambiar las horquetas de madera por las de hierro, ha variado el paisaje vitícola del Valle de La Orotava perdiendo éste parte de su encanto y su belleza. Podemos afirmar que existe una “contaminación visual”, situación a la que debemos poner remedio entre todos lo antes posible. Otra práctica tradicional del cultivo en cordón es la denominada “echar la viña pa’tras”. Consiste en quitar las horquetas después de la vendimia, doblas las parras hacia detrás sobre los troncos quedando el terreno libre para sembrar papas durante el invierno. Una vez recogida la cosecha de papas volvemos a poner las horquetas, “barriar” y dejar el cordón preparado para la nueva cosecha. Este doble uso del suelo, en la actualidad también se encuentra en desuso.

Viñedos amarrados con badana y barriados. Observar el cultivo asociado de papas. El Montijo, La Orotava, 2012.

22

GEA FERNÁNDEZ, V. (2010) Estudio para la valorización del sistema de conducción en cordón de los viñedos del Valle de La Orotava. Dirección Hernández Rodríguez, L. p. 26.

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• El Despunte y desnietado Con la llegada de la primavera comenzaban las labores más livianas de la viña, las más suaves: el despampanado, el despunte y el desnietado. El despampanado consiste en la eliminación de los brotes no productivos, mal situados o nacidos en madera vieja antes de que se desarrollen. Con esto se evita que utilicen parte de los recursos de la planta de forma innecesaria produciendo un follaje inútil. El despunte es la operación por la cual se suprime el extremo del pámpano en crecimiento favoreciendo los movimientos de la savia. En los años de mucha lluvia la planta presentaba un vigor excesivo, lo que obligaba al productor a realizar más de un despunte, incluso a ir delante de las mujeres que lo estaban ejecutando con una podona, cortando los pámpanos más largos y enredados para agilizar el trabajo. En otras ocasiones, si se realizaba por personas no expertas y dejaban los pámpanos muy cortos, ponían en peligro la cosecha al no producir los nutrientes necesarios para una buena madurez. Los brotes producidos en la inserción de la hoja con el pámpano, denominados popularmente “nietos”, son eliminados con el desnietado. Se realizaba tradicionalmente por mujeres, cuyo objetivo era, al igual que el despunte, actuar sobre los movimientos de la savia favoreciendo el cuajado del racimo y su ventilación. En muchas ocasiones se llevaba a cabo de forma simultánea al despunte. En cuanto al deshojado, quitar las hojas que rodean al racimo con el fin de facilitar la ventilación y la insolación, se llevaba a cabo en esta comarca al mismo tiempo que el remangado, entendiendo que se trata de una labor de verano y no de primavera. Tanto el despunte como el posterior desnietado no son operaciones significativas para la formación y la estética del cordón, sin embargo sí lo son desde el punto de vista agronómico y tradicional. Por otra parte, sin un correcto despunte sería imposible realizar la siguiente labor, el remango. • El Remangado Es otra de las labores tradicionales e importantes del viñedo del Valle de La Orotava. Si con el amarrado damos forma al cordón en invierno, con el remangado se la damos en verano. Consiste en atar las varas despuntadas y con racimos al resto de los pámpanos del cordón, al tiempo que colocamos estos racimos ya enverados23 de manera correcta, separados entre sí, colgando en los laterales del cordón y bien orientados al sol. Esta labor, al igual que el amarrado, era llevada a cabo por mujeres. 23

Enverado se denomina al momento de cambio de color de las uvas cuando comienzan a madurar.

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Se ejecutaba a mediados de verano, el viticultor esperaba a que las uvas estuvieran pintando: “el momento güeno pa’remangar es cuando la viña esté terminando de pintar, así no se parten los racimos”24. Para ejecutarlo, las mujeres se colocaban en el extremo de crecimiento del cordón, provistas de un haz de badanas y un cuchillo. Tomando el primer pámpano en sus manos, el de cabeza, eliminaban las hojas que rodeaban el racimo (deshojado), lo colocaban en vertical si era necesario y lo ataban al resto de la cepa. Luego repetían la misma operación con el resto de las varas avanzando hacia el tronco. Los elementos utilizados, al igual que en el amarrado, eran la badana y el junquillo por su resistencia y su fácil manejo. En el caso de la badana, también por su abundancia. Un aspecto curioso de esta labor radica en que se realizaba comenzando en la punta de la parra hacia el tronco, en sentido contrario a todas las demás. Los objetivos del remangado eran varios: mejorar la ventilación y la insolación de los racimos, facilitar las operaciones de la vendimia, el corte de los racimos y el desplazamiento de los vendimiadores entre las calles de las cepas. Al finalizar el remangado el viñedo presentaba una estampa digna de postal: parras largas con pámpanos verdes formando una trenza y racimos colgando de ellos dispuestos en filas, unos tras otros, de un bonito color violáceo oscuro. No cabe duda de que el remangado era para el viticultor una de las labores más gratificantes, pues podía observar el resultado de su esfuerzo muy cerca ya de la vendimia.

Cordón después de la vendimia. La Quinta, La Orotava, 2012.

• La Vendimia Como último aspecto hablaremos de la vendimia tradicional. Tenía un marcado carácter festivo, era una de esas jornadas entre familiares, amigos y operarios, llena de concordia y bromas, aunque, no hay que olvidar que, también era un día de trabajo duro e intenso. Estaba perfectamente organizado, distintas cuadrillas más o menos especializadas, realizaban las faenas en función de su maestría.

SUÁREZ YANES, L. (1910-1998) Viticultor y bodeguero. Transmisión oral. La Mocana. La Orotava.

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A los niños les tocaba jugar y hacer pequeños mandados, pero a la hora de repisar (pisar las uvas) todos dentro del lagar. Los chavales en torno a los quince años eran los responsables de cargar uvas en canastas desde las parras al punto establecido para escoger la uva. Las mujeres de la casa, la madre, abuela, esposa e hijas eran las encargadas de la comida típica de ese día, papas y pescado, al igual que el tentempié de media mañana, huevos duros, bocadillo de chorizo perro, cabrillas de gofio. A otro grupo de mujeres se les encomendaba la tarea de cortar los racimos y limpiarlos. Una cuadrilla de cuatro hombres jóvenes al frente de un experimentado cosechero eran los encargados de todas las faenas del lagar: recibir la uva, separar los cestos, repisar, desengazar y poner el mosto en curtimiento. Los hombres, más fuertes, eran los responsables de cargar los pesados cestos de uvas desde el lugar de selección hasta el lagar, a hombros, si estaba cerca, o en bestias (caballos, mulas, y en menor medida, burros), si el lagar se encontraba lejos. El grupo más selecto, experimentado y de total confianza del propietario, era el escogedor y su ayudante, responsables de seleccionar la uva siguiendo las directrices del patrón. Una vendimia tradicional comenzaba muy temprano con el reparto de las herramientas para la tarea: tijeras de vendimia, cestas, cestos de carga, cuchillos, etc. Cada cuadrilla ocupaba su lugar: cortadores, cargadores, escogedores, traslados, lagar y personal de avituallamiento. Los primeros cortes se realizaban en las zonas más alejadas del lagar, para continuar avanzando hacia las más cercanas. El corte de uvas era realizado generalmente por mujeres contratadas a tal efecto. Se decía: “las mujeres tienen las manos más livianas y cortan más rápido”. También cortaban uvas hombres de cierta edad que ya no podían cargar. A este grupo se le sumaban el resto de personas sin una tarea específica, amigos y allegados. El racimo, una vez cortado y en la manos, se cogía del revés, es decir, por la punta, quedando de esa forma “abierto y suelto” mostrando los bagos25. Con esa acción se tenía una perfecta visión del mismo con el objetivo de eliminar todos aquellos bagos en mal estado: podridos, flojos, enfermos, como se conocía popularmente la inmundicia. Una vez el racimo estaba limpio se depositaba en una canasta (17,50 kg) de castaño con cierta delicadeza. A continuación las canastas llenas eran trasladadas por los chicos hasta un punto estratégico establecido de antemano, donde se realizaría la selección: escoger la uva. Cuando llegaban los chicos cargados con las canastas, las apoyaban en el borde del cesto de carga (70 kg), y las iban volcando lentamente, el escogedor con sumo cuidado separaba las uvas buenas de las malas, dicho de otra manera, las sanas y bien maduras de las verdes, coloradas flojas o alguna enferma que se le hubiera pasado a las cortadoras. Poco a poco se iba llenando el cesto del “bueno”, las 25

Bago: palabra de origen gallego-portugués con la que se denomina a cada uno de los granos de uva de un racimo.

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uvas sanas y en buen estado, y el cesto del “verde”, uvas en mal estado. Una vez los cestos estaban llenos se marcaba el verde con una hoja de parra o con hierbas verdes y en ocasiones, como broma, se ponía una piedra o el sombrero birlado al compañero. La figura del escogedor recaía sobre un viticultor experimentado y que seguía las directrices del propietario de la finca. Había varias técnicas a la hora de seleccionar la uva. Primero había que elegir un sitio llano y amplio. La posición respecto al sol también era importante. El escogedor tenía que hacer sombra con su cuerpo a las uvas mientras pasaban de la canasta al cesto. Si a éstas les daba el sol directamente todas parecían verdes y coloradas, y por lo tanto no serían escogidas adecuadamente.

Escogiendo uvas, vendimia 1979. La Cancela, La Orotava.

No era lo mismo escoger uva para vender, que para elaboración propia de mosto. En el caso de uvas para venta interesaba poner muchos kilos pa’el bueno, por eso, cuantos más racimos dudosos pasaban para éste mejor. Esa picaresca tuvo como consecuencia que en los casos en que se vendía el mosto26 el escogedor era una persona de confianza del comprador, en esos casos los racimos dudosos iban pa’el verde, el comprador solo se llevaba lo mejorcito de la finca. Se podría hablar largo y tendido sobre anécdotas de vendimias. 26

En el Valle de La Orotava lo habitual era vender el mosto ya elaborado y no la uva como en la actualidad. Esta última práctica comienza a implantarse después de la creación de la D.O. en 1995.

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LOS VIÑEDOS EN CORDÓN DEL VALLE DE LA OROTAVA: LABORES TRADICIONALES

A continuación venía el traslado al lagar, se realizaba normalmente en bestias desde el punto donde se escogía la uva, bien estuviera éste en la propia finca o en otra. Cada animal llevaba dos cestos de carga uno a cada lado de la albarda. Para acomodar dichos cestos, bastante pesados, hacía falta mucha maña y una buena dosis de fuerza. En los casos en que el lagar estaba en la propiedad, estos cestos eran cargados a hombros por los hombres más fuertes y dispuestos generalmente emparentados con la familia del viticultor: “Muchos cestos cargué y uno terminaba hecho un cacharro”. En otras ocasiones los cestos de uvas eran transportados por pequeños camiones hasta el lagar. Una vez las uvas llegaban al lagar comenzaban las diferentes faenas de transformación de la uva en el preciado mosto. Primero se descargaban las uvas y se llevaban al depósito tanquillo correspondiente. Luego, repisar, pisarlas sobre una tarima de madera para que escurriera el líquido y quedaran las partes sólidas en lo alto para poder desengazar con facilidad27. Terminada la vendimia y los trabajos del lagar el mosto se dejaba en curtimiento tres días para que cogiera color. Cada cosechero tenía su maestría en el arte de elaborar mosto, diferentes formas de hacer el curtimiento: removidos constantes, removidos intermitentes, echar abajo el mosto, bazuqueos, etc., hasta llegar el día de sacar el mosto y separar las partes sólidas del líquido. Por último, se cargaba el mosto a la bodega para que una vez puesto en cascos de madera, terminara lentamente de fermentar y se transformara en el preciado vino. Tras los trabajos propios de bodega, trasiegos y demás, llegaba finales del mes de noviembre y allá por “San Andrés” se abrían las bodegas y se estrenaba el vino nuevo para el disfrute de todos. Al igual que el cordón tradicional, existe un conjunto de elementos que a nuestro juicio, debemos conservar como parte de nuestro patrimonio agrícola. Nos referimos a los elementos de carga, peso y medida de la uva y el mosto o vino. Hagamos referencia a algunas curiosidades sobre pesos, medidas y elementos tradicionales de carga que, a nuestro juicio, debemos valorar, al igual que el cordón tradicional, como partes de nuestro patrimonio agrícola a conservar. Elementos de carga. Las uvas se cargaban en canastas (también llamadas banastas)  y cestos de carga, ambos eran confeccionados con varas de castaño. Conversando con D. Norberto Luis Perdigón –artesano de la cestería del Valle de La Orotava– nos contó algunas cosas interesantes sobre este oficio. Una canasta tiene una capacidad de 17,50 kg, un cesto el triple de éstas, 52,50 kg. También para fabricar un cesto se emplea el triple de madera que una canasta. Normalmente los cestos de carga tenían dos hazas pero los empleados para cargar las 27

Desengazar: acción de separar los raspones, escobajos, raquis o engazos (en el Valle de La Orotava) de los bagos de uvas.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

uvas en bestias, mulas o caballos se hacían de forma ovalada y con tres hazas, con la finalidad de facilitar la operación de carga en el animal y el acomodo a la albarda de éste. Los cestos de vara son tradicionales de La Orotava y Los Realejos, en Tenerife, así como en Breña Alta y Breña Baja, en La Palma. La dureza de la vara (follao) permite elaborar trabajos muy resistentes como cestos de mano, barcas, canastas, raposas, cestos de pan y de ropa, cestos con tapa, espuertas o serones. Mis antepasados me enseñaron que un cesto bien lleno de uvas llevaba un barril de mosto de a cuenta. La capacidad de estos era de cuarenta litros. Por la experiencia de muchos años sabemos que el índice de transformación de uvas en mosto es de 0,75. Por lo que una pequeña cuenta nos muestra que un cesto de carga llevaba uvas para elaborar un barril de mosto. Resumiendo: un cesto de uvas es igual a un barril de mosto. De esa manera tan sencilla, solo con contar los cestos el viticultor sabía de forma muy aproximada el rendimiento de sus huertas.  • Reflexión Para terminar es inevitable la reflexión sobre el rico patrimonio que hemos heredado: el cultivo de la viña durante cinco siglos en el Valle de La Orotava. Compuesto por un lado de nuestra singular forma de cultivar los viñedos, una vez más insistimos: única, el cordón tradicional o cordón trenzado y por otra, por todas las faenas asociadas a ese cultivo. Todo ello representa una riqueza agrícola y etnográfica que tenemos la obligación de divulgar y conservar en honor a ellos. Juan Enrique De Luis Bravo

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Una aproximación al paisaje del vino en el Valle de La Orotava

Miguel Francisco Febles Ramírez

Geógrafo

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

L

as siguientes páginas se plantean como objetivo realizar una introducción al paisaje del vino en la actualidad, en el siglo XXI, de forma que sirva de complemento a los artículos sobre la evolución histórica, económica y cultural del cultivo de la viña en el Valle de La Orotava. Con este ejercicio se pretende aproximar al lector a la organización interior de la actividad agraria y la forma en que el paisaje de la viña y el vino se representa sobre el territorio. Estamos obligados a partir de la afirmación que el paisaje del vino es el resultado de la convivencia de los usos agrícolas propios para su producción y otros asociados históricamente a los mismos, con otros usos de territorio más urbanos o naturales. Por tanto, cuando nos referimos a un paisaje, siempre hacemos alusión a una parte concreta del territorio cuyo carácter es el resultado de una construcción cultural que, surge de la interacción a lo largo de la historia de la sociedad asentada en el mismo, con sus características naturales, tanto abióticos (clima, geoformas y suelo, principalmente) como bióticos (fundamentalmente flora, vegetación y fauna). En los siguientes epígrafes iremos profundizando en el paisaje del Valle de La Orotava, hasta llegar a la definición de unidades del paisaje del vino, estrechamente vinculadas al pasado agrario de los municipios que componen el Valle y que están experimentando un nuevo auge en las últimas décadas, con la constitución de la Denominación de Origen de vinos Valle de La Orotava, que ampara las zonas de producción que está constituida por los términos municipales de La Orotava, Los Realejos y Puerto de la Cruz, aunque, como veremos, las zonas vitivinícolas actuales se encuentran en los municipios de Los Realejos y La Orotava.

• El Paisaje del Valle de La Orotava El paisaje del Valle de La Orotava se encuentra acotado por los escarpes de Tigaiga al Oeste y Santa Úrsula al Este, elementos naturales que bordean la depresión del Valle en su descenso desde Las Cañadas, en pendiente suave, hasta alcanzar el mar con formas más abruptas y acantiladas. De esta rampa uniforme sobresalen tan solo los pequeños promontorios constituidos por las montañas de La Horca y Los Frailes; y los barrancos que también recorren el Valle horadándolo y condicionando la distribución de los usos en su entorno. Gracias a las vistas a vuelo de pájaro que nos permiten las actuales tecnologías, podemos hacer una interpretación del paisaje del Valle de La Orotava, dividiéndolo en grandes unidades perfectamente reconocibles. Si descendemos desde la cumbre nos encontramos con el Parque Natural de la Corona Forestal, espacio forestal dispuesto alrededor de Las Cañadas del Teide y cuyo protagonista indiscutible es el pino canario (Pinus canariensis), que indudablemente constituye una de las fronteras paisajísticas 82

UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA

más significativas. Este gran espacio, además de su importancia para los acuíferos insulares como para evitar la erosión y pérdida de los suelos, impregna el paisaje del Valle y aporta, junto con los frutales templados de hoja caduca de las zonas agrícolas de las medianías altas, una riqueza cromática, que nos sirve como recuerdo del paso de las estaciones. Si nos apartamos de este espacio de marcadas características ambientales, entre el nivel del mar y los 1.000 metros de altitud, se sitúa el tradicional escenario de las actividades humanas más transformadoras del paisaje: los asentamientos urbanos y rurales, los espacios productivos, los espacios ocupados por las infraestructuras de desarrollo económico, social y cultural, etc. Inmediatamente después de la conquista de Tenerife, el Valle se convirtió en un importante espacio agrícola. Las tierras fértiles y el agua abundante facilitaron desde fecha temprana el cultivo de la caña de azúcar, y posteriormente el viñedo; convirtiendo la producción vinícola al Puerto de La Orotava, hoy Puerto de la Cruz, en uno de los puertos de máximo tráfico marítimo del archipiélago. El viñedo se convirtió desde el siglo XVI en el motor socio-económico del Valle y siendo responsable de algunas de las transformaciones territoriales más significativas, como la puesta en producción de los terrenos por debajo de los 300 metros sobre el nivel del mar. Este cultivo y posterior producción de vino, se dedicaba hasta el siglo XVIII a la exportación a Inglaterra y América, principalmente. Es partir de ese momento y por distintas causas que provocan cambios en los mercados internacionales del vino, cuando la producción de vino se dedica en su totalidad al abastecimiento de los mercados interiores para el consumo local. Esta situación supone un desplazamiento de estos cultivos hacia terrenos con menor calidad para la agricultura, dejando que otros usos más lucrativos ocupen los terrenos de mejor calidad. El siguiente gran cultivo que parte de estos terrenos es la platanera, que comenzó a plantarse en Canarias de manera regular en el Valle de La Orotava y sigue presente en la actualidad, aunque compitiendo con otros usos del suelo: entre los que se debe destacar el gran desarrollo urbano, residencial y turístico, de las últimas décadas, tanto de los núcleos tradicionales de la Villa de La Orotava y Los Realejos y los barrios de su entorno, como en el Puerto de la Cruz. En definitiva, en el momento actual encontramos un valle con un gradiente de paisajes cuyos límites se encuentran difuminados y que evolucionan desde la costa a la cumbre, teniendo como elemento transformador principal la ocupación humana del espacio geográfico. Encontramos desde espacios altamente humanizados y urbanizados en la costa a espacios con una gran dominante natural en la corona forestal. En medio un espacio agrario donde se diferencian varias franjas agrarias y en el que se desarrollan gran parte de los núcleos de residencia de la población del Valle. 83

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

• Las grandes franjas paisajísticas agrarias del Valle de La Orotava Hoy en día, la distribución de los cultivos en el Valle de La Orotava y el paisaje por ellos conformado, obedece a la correlación existente entre la estructura de la propiedad de los medios de producción, el uso residencial, cada vez más creciente del valle como hemos expuesto anteriormente, y las condiciones naturales. Los cultivos se distribuyen en el espacio geográfico teniendo en cuenta la altura, dado que favorece un natural escalonamiento de las condiciones climáticas, tanto de temperatura como de circulación del aire y la humedad del mismo, y de vegetación marcando la calidad de los suelos. En líneas generales se ha llegado a la convención de definir tres grandes pisos agrológicos: costa, medianía y cumbre. En el caso de la medianía, siempre que se analiza la actividad agraria se recurre a diferenciar entre medianía baja, entre 300 y 600 metros de altura, y medianía alta, que puede llegar a los 900 metros sobre el nivel del mar. Mientras que el paisaje agrario del piso de costa, por debajo de los 300 metros sobre el nivel del mar, queda definido en sus cotas más bajas por la homogeneidad intrínseca de los cultivos de plataneras –paisaje morfológicamente ordenado, con parcelas extendidas a lo largo de la suave pendiente, de un tamaño comparativamente grande y flanqueadas por muros de contención–, destacando los enclaves de El Rincón, en La Orotava, y la zona de El Junquillo-La Longuera, en Los Realejos; en los siguientes metros destaca por el retroceso de la platanera, la introducción de otros cultivos como otras frutas subtropicales donde predomina el cultivo de Aguacate, las flores ornamentales y los cítricos, y la progresiva colonización del espacio por la urbanización y la implantación de infraestructuras. Esta zona de las medianías bajas conviven con los suelos agrarios una elevada diversidad de usos frente a la notable monotonía platanera del litoral. Desarrollándose entre la TF-5 y la TF-28, podemos encontrar usos que van desde el agrícola al urbano (con múltiples tipologías: sanitario, residencial, comercial, etc.), pasando por el industrial o el turístico. Esta es una de las zonas más activas del Valle y supone una gran fuente de atracción comercial e industrial para gran parte del Norte de la isla, localizándose en la misma centros comerciales, polígonos industriales, etc. A partir de los 350 metros sobre el nivel del mar aproximadamente es el territorio de predominio de la viña. Es una franja que en convivencia con el casco urbano de La Orotava, Los Realejos y varios enclaves tradicionales de población, hoy convertidos en barrios, se desarrolla la viña como cultivo principal hasta la cota de los 700 metros de altura. A partir de esta cota y antes de entrar en el espacio que reconocemos como espacio forestal, se encuentra una última franja agraria marcada por el predominio de cultivos dedicados al abastecimiento de los mercados locales y que su característica más 84

UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA

Imagen 1: Mapa de cultivos del año 2008 del municipio de La Orotava. En el mapa se aprecia con claridad la distribución de los cultivos por franjas altitudinales que se desarrollan en el Valle. Fuente: Cabildo de Tenerife.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

significativa es la diferencia de cultivo predominante que hay según el municipio en el que nos encontremos. Si observamos que predomina el cultivo de la papa con algo de presencia de cereales y leguminosas sabremos que nos encontramos en el municipio de La Orotava. En cambio, si lo que predomina son los cultivos de cereales y leguminosas, es signo inequívoco que nos encontramos en el municipio de Los Realejos. Este espacio agrario se articula en torno a un parcelario fragmentado en razón de la topografía y de la pendiente. En sus zonas más altas podemos encontrar castaños y otros árboles frutales de hoja caduca y la intrusión del pinar y monteverde en las parcelas que van siendo abandonadas, imprimen al paisaje una diversidad de formas y coloridos significativos. • El paisaje de la medianías Las medianías del Valle de La Orotava son un espacio geográfico que se define por sus marcadas características agrarias. Se enmarca en el sector medio de todo el ámbito municipal, con una franja que abarca amplio sector de la parte alta del Valle. Se trata de un área topográficamente homogénea situada en una rampa y en el que se combina el terrazgo agrario con los núcleos de población dispersos, como Barroso, Benijos, Camino de Chasna, El Sauce, La Florida, Pinolere, Colombo, Cañeño, El Bebedero y Aguamansa. Es un ámbito al borde del sector forestal propiamente dicho, aunque la “frontera agrícola” que en la actualidad se observa con nitidez, es producto de los procesos de reforestación llevados a cabo tras el conflicto civil español, por lo que es de suponer que los ámbitos agrarios y ganaderos de estas zonas superiores fueron en el pasado más extensos que en la actualidad, sobre todo coincidiendo con los momentos de hambres y miserias, como la crisis finisecular (1873-1898) o la postguerra. El poblamiento se dispone sobre los lomos, entre barrancos de diferente entidad, desde el Barranco del Infierno en los sectores más orientales, a Barranco de La Raya en los más occidentales, con un gran número de vaguadas y pequeños lomos, en sectores de pendientes pronunciadas. El poblamiento, compuesto hasta hace poco, por ejemplo: de arquitectura tradicional, relacionado con las prácticas agropecuarias, como los pajeros de Pinolere, Barroso y Aguamansa, o casas con tejados a dos aguas, de una sola planta, se ha ido sustituyendo progresivamente por una mezcla ecléctica de diferentes tipologías en la actualidad. Sobre estos lomos también se disponen caminos en sentido vertical, que unían las cumbres con el núcleo de la Villa, y con todo este sector agrario, que funcionan como líneas espinales entre las que se dispone un poblamiento semiconcentrado, con los frentes de las viviendas sobre la línea del camino. Existen pocos caminos en el sentido transversal, aunque los hay, para unir los pueblos y zonas altas de los dos municipios del Valle, siendo la vía más importante la Carretera General del Portillo a La Orotava. Los terrenos agrícolas se localizan, de forma general, sobre algunos de estos lomos, los que menos desnivel poseen, en sentido de la pendiente y adaptándose a 86

UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA

las irregularidades topográficas o bien de forma transversal, cercados por muretes de piedra seca de diferente entidad y tamaño. Los cultivos más característicos de esta zona son la viña, las papas, ya que existe un mercado para muchas de las variedades de papas de color, que todavía se siguen cultivando y los frutales, con especial atención a los castaños, que tuvieron una mayor importancia paisajística y productiva en el pasado que en la actualidad. • La viña y su paisaje Dentro de esta franja territorial y paisajística de las medianías, se puede diferenciar el espacio ocupado por los cultivos de la viña, así como otros cultivos asociados a ella. Para analizar sus características se ha utilizado el mapa de cultivos del Cabildo de Tenerife, que es un inventario de la superficie agrícola de la isla, y que a pesar de que constituye una foto fija del momento en que se elabora, campaña agrícola 2007/2008, la información que aporta sobre distribución territorial del cultivo, es perfectamente aplicable a la fecha de la edición de estas líneas. En el mapa de cultivos se analiza de forma pormenorizada la superficie agrícola de toda la isla, con el fin de delimitar, en localización y superficie, las explotaciones que se encuentran en cultivo en el momento de la toma de datos en campo, lo que la convierte en una fuente de información muy precisa para el objetivo que nos hemos trazado, de definir inicialmente el paisaje de la viña y el vino en el Valle de La Orotava. En el siglo XIX, se produce la decadencia del mercado vinícola con dos enfermedades aparecidas a lo largo del siglo: el oídio, en el año 1.852 y el mildiu en 1.878. El daño producido por estas enfermedades, junto con las dificultades comerciales que ya estaba experimentando el sector, produjeron que desapareciera hasta el último tramo del siglo XX, que comienzan a retomar fuerza los vinos de Tenerife y se consolidan las distintas Denominaciones de Origen de la isla, entre las que está la del Valle de La Orotava, que obtuvo esta calificación en 1995 (Orden Ministerial de 15 de noviembre de 1995, publicada en el Boletín Oficial del Estado, del día 30 del mismo mes). Esta decadencia económica no provocó la desaparición de la viña como cultivo, pero sí disminuyó el número de parcelas en producción, quedando localizadas en su ubicación actual, que no son los que ofrecen las mejores condiciones agrarias. Para situarnos en la geografía actual, la producción histórica del Malvasía se producía entre la actual autopista (TF-5) y la carretera que pasó por Tafuriaste, Las Candias, La Luz hasta la altura de la Balsa de La Cruz Santa; siendo actualmente espacio de cultivo de plátano y frutales y donde se han desarrollado los usos comerciales e industriales y urbanos de las últimas décadas. Del análisis del mapa de cultivos se desprende que en el Valle hay 609 hectáreas de cultivo, donde la viña es el cultivo principal o se encuentra asociado con otro cultivo. Este cultivo supone el 27% de la superficie agraria del Valle, siendo el principal cultivo 87

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

en el municipio de La Orotava, por delante de la papa y la platanera, y el segundo después de la superficie dedicada a los cereales y leguminosas en Los Realejos. En la actualidad y según el libro de Registro de Bodegas de esta Denominación de Origen, hay activas 11 bodegas, de las cuales 6 se encuentran en el municipio de La Orotava y 5 pertenecen a Los Realejos. El porcentaje aproximado de vino a granel de esta comarca es de un 70% y el 30% restante es vino embotellado. Autorizadas por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, podemos encontrar en el Valle once variedades de uva blanca y siete de tintas.

Imagen 2: Mapa de la distribución de las parcelas cultivadas con viña en el Valle de La Orotava y de los sistemas de conducción utilizados.

Como ya hemos referido, estos cultivos se encuentran entre la cota 350 y los 600 metros sobre el nivel del mar, en una franja que ocupa prácticamente la totalidad del Valle, salvo la zona inmediata a la ladera de Tigaiga, que a esa altura las hortalizas y huertas familiares son las que ocupan los espacios cultivados. El 73% de la superficie de viña la tiene como cultivo único, mientras que el 20% la cultivan asociada a hortalizas y, en menor medida, a cítricos. El resto, un 7% se encuentra asociada al cultivo de la papa. En este último caso, la totalidad de las parcelas se encuentran en el municipio de La Orotava, localizadas en la zona de Los Gómez, Dehesa Alta, La Florida y Pinolere. 88

UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA

Otra de las características que distinguen la viticultura del Valle de La Orotava es el sistema de conducción tradicional utilizado, estructura artificial basada en horquetas de madera, en el pasado, y que actualmente son de hierro y amarradas con fibra natural o artificial que soporta el armazón de la planta, que es el cordón múltiple. Las cepas se distribuyen en las parcelas formando líneas con un entutoramiento de los sarmientos que pueden alcanzar más de 8 metros de longitud, en algunos casos. La función que cumplía históricamente es de facilitar las labores en la parcela. Cuando el cultivo asociado al viñedo precisa labores específicas, los sarmientos se unen entre sí a un lado del tronco parcial de la viña dejando libre el terreno para facilitar el trabajo, volviéndose a extender nuevamente una vez terminadas las labores en los cultivos hortícolas. Hasta hace algunas décadas en esta zona predominaba la asociación entre la papa y la viña como elemento clave para la subsistencia familiar. Dado que el espacio para cultivar era reducido se diseñó este sistema de conducción que favorece esta complementariedad. Esta forma de originales cordones trenzados suele despertar la curiosidad de los visitantes, son un ejemplo vivo del empeño del viticultor por adaptarse a una topografía tan accidentada y poder desarrollar la actividad agraria. El sistema de conducción en cordón trenzado tradicional, simple o doble, también llamado cordón tendido, es único en el mundo y se debe entender como un elemento de identidad del Valle de alto valor paisajístico y patrimonial.

Imagen 3: Sistema de conducción en cordón múltiple. Fotografía tomada en La Orotava.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Desde la década de los 90, se empieza a utilizar otra sistema de conducción que es la espaldera, en el que del tronco de la cepa salen dos ramas principales que se alinean en el sentido del surco, atándose al alambre más cercano al suelo. Este primer alambre se coloca a unos 50 cm. del suelo y por encima de éste se colocan otros 2 ó 3 alambres que sirven para mantener verticales los tallos. Para reconocer y diferenciar las parcelas que utilizan el sistema de conducción tradicional del valle frente a las parcelas que tienen la espaldera como sistema de conducción, se recurrió al registro vitícola comunitario elaborado por la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de Canarias, que tiene como finalidad la actualización de las informaciones relativas al expediente de explotación vitícola de los viticultores, así como el acceso a los mismos por parte de los interesados y cuya última actualización es del año 2013. Este registro asociándolo al mapa de cultivos del Cabildo de Tenerife nos ha permitido tener una cartografía de la distribución de la viña con cordón múltiple como sistema de conducción (ver imagen 2 de este artículo). En el Valle hay 403,77 hectáreas de viña que utilizan el cordón múltiple, lo que supone el 68% de la superficie dedicada a la viña, dado que corrobora la importancia de este paisaje. De estas parcelas la mayoría se dedica exclusivamente a la viña de forma exclusiva (73,5%) perdiéndose su función tradicional de facilitar las labores agrícolas de otros cultivos en la mismas parcela. Solo un 6,7% de las parcelas mantienen el cultivo asociado de viña y papa. Tabla 1: Tipo de cultivo por parcela con cordón múltiple. Tipo de Cultivo

Nº de parcelas

Superficie ha

%

A. Viña-Cítricos

12

1,45

0,36

A. Viña-Hortalizas

74

12,48

3,09

A. Viña-Papa

141

27,23

6,74

A. Viña-Sin Cultivo

258

65,65

16,26

Viña

922

296,97

73,55

Total

1407

403,77

100

• Unidades paisajísticas de la Viña en el Valle de La Orotava A partir del análisis de los datos utilizados se ha realizado una diferenciación en distintas unidades paisajísticas dentro del valle relacionadas con el cultivo de la viña. Estas unidades paisajísticas tienen una localización geográfica sin límites claros y en muchos de los casos presentan otros elementos definidores de su paisaje que no son agrarios. En los siguientes párrafos se realiza una descripción básica de cada una de ellas. 90

UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE DEL VINO EN EL VALLE DE LA OROTAVA

Paisaje de Los Gómez - Dehesa Alta - La Florida - Pinolere. Es el espacio geográfico donde el cultivo de la viña se encuentra más vinculado al autoconsumo y la agricultura que se desarrolla es una agricultura a tiempo parcial, siendo un complemento a los ingresos principales de las familias. Las parcelas agrícolas se encuentran asociadas a las viviendas en la zona, siendo este aspecto el que más marca el paisaje de la zona. En estos espacios se encuentran la totalidad de las parcelas que tienen la viña asociada al cultivo de la papa en las mismas parcelas y, por lo tanto, donde el cordón múltiple cumple la función original para la que fue pensado. Es una zona de minifundio donde las parcelas de cultivo son pequeñas, muy adaptadas a las condiciones del terreno, aspecto que se ve reflejado en la forma del cordón, que no es tan lineal como en otras zonas del Valle. En esta zona no hay bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen del Valle de La Orotava, por lo que, la producción que no se dedica a consumo propio es para la venta a granel o se vende la uva a bodegas de otras zonas del Valle. Zona donde predominan variedades de uva para la producción de vinos tintos. Como elemento de identidad se debe destacar el “Concurso de Vinos a Granel Local”, en el que se “enfrentan” los vinos tintos elaborados en La Florida Baja y los vinos tintos de La Florida Alta.

Distribución de las parcelas con cultivo de viña cuyo sistema de conducción es el cordón múltiple.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Paisaje de Montijos - San Miguel - San Antonio - Monturrio - La Perdoma. Esta zona es la de fincas históricas de La Orotava, por lo que las parcelas son de mayor tamaño dado que el número de propietarios son menores y se han trabajado de forma conjunta. Las parcelas son exclusivas de viña y, en la mayor parte de los casos, de variedades tintas. La mayor parte de las mismas utilizan el cordón y este presenta un aspecto mucho más lineal que en otras zonas del Valle ya que la forma y longitud de las parcelas lo permite. Es la zona más productiva del Valle y en la que se encuentran localizadas un gran número de las bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen. La carretera TF-324 es el eje bodeguero, en el mismo se encuentran las siguientes bodegas: Tajinaste, El Penitente, Soagranorte, Viña del Valle, y Tafuriaste. En la zona de San Miguel encontramos la bodega Las Candias. La Bodega Comarcal se encuentra en La Perdoma y fue en su entorno donde se produjo la mayor reconversión a sistema de conducción en espaldera del Valle. Paisaje de Los Túnez - La Cruz Santa - La Piñera - El Mocán. A partir del barranco de La Raya, una vez entramos en Los Realejos hay una transformación radical del paisaje. Vuelve a predominar las parcelas más pequeñas aunque, a diferencia de la zona de Los Gómez, Dehesa Alta, La Florida y Pinolere la mayoría de las parcelas tienen dedicación exclusiva a la viña, no presentan cultivos asociados y el sistema de conducción principal es el cordón múltiple. Aunque no es para autoconsumo, la convivencia con las viviendas es más marcada, sobre todo en las inmediaciones del macizo de Tigaiga. Las variedades de uva que predominan son las blancas y como característica diferenciadora se encuentra un sistema de poda más largo, dejando 5 ó 6 yemas frente a las 3 ó 4 de la poda de variedades tintas de otras partes del Valle. En este espacio podemos encontrar un número significativo de bodegas, entre las que destacan: El Serradero, El Despunte, La Haya, y La Suertita. En este caso también se debe destacar como elemento de identidad el “Concurso de Vinos Blancos, Manuel Grillo Oliva”, en Los Realejos. Miguel Francisco Febles Ramírez

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• Bibliografía García Rodríguez, J. L. (1984): El espacio agrario en Geografía de Canarias. Tomo 3. Editorial Interinsular Canaria. p. 10 a 40. Gea, V.; Aguado, J. A.; y Rodríguez, L. (2008): Viña en Cordón, identidad y tradición del Valle de La Orotava. Mundo Rural de Tenerife Nº 3. Diciembre. Editado por el Cabildo Insular de Tenerife. p. 16 y 17. Gea, V. (2010): La Viña en cordón en el Valle de La Orotava. Documento de trabajo del Cabildo Insular de Tenerife. Inédito. Godenau, D., Hernández, M. y Febles, M. (2004), “Tipificación de zonas rurales a través del análisis multivariante de información extraída de Sistemas de Información Geográfica. El caso de Tenerife”, Revista Española de Estudios Agrosociales y Pesqueros, 203, pp. 85-109. Godenau, D., Suárez Sosa, S. J. y Febles Ramírez, M. (2007), Análisis de los resultados de la Encuesta Rural Tenerife 2007, Documento de trabajo del Cabildo Insular de Tenerife. Descargable en el apartado de publicaciones de www.agrocabildo.org. • Información cartográfica Mapa de cultivos. Campaña 2007/2008. Cabildo Insular de Tenerife. Registro Vitícola Comunitario. Actualización a 2013. Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de Canarias.

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Denominación de Origen “Valle de La Orotava”

Plácido Fernández González

Licenciado en Filosofía

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

¿Q

ué es una D.O.? Básicamente “asociar un alimento a un territorio” y así diferenciarlo. Hay en España 67 denominaciones de origen solo de vinos, y las hay de carnes, de aceites y grasas, de frutas, verduras y cereales, huevos, miel, especias, pan, bizcochos, golosinas, pescados, molusco, quesos… Como ejemplos históricos podemos citar el aprecio que tenían los romanos a los vinos de la Hispania Tarraconensis, vinos de Tarraco, que ya comercializaban como el mejor caldo del imperio por el siglo I de nuestra era; en el siglo XVI otro producto, el xocoalt (chocolate), que se extendería por todo el mundo, se asocia a su lugar de origen, los territorios del pueblo maya, desde que en 1528 enviara Hernán Cortés al emperador Carlos V cacao (un elixir que revivía a los esforzados soldados y le explicara al Rey que los nobles mayas lo hacían cocer con agua y para endulzarlo le agregaban miel silvestre aromatizándolo con un poco de vainilla). También y por estas fechas el azúcar se asocia a unas islas, las nuestras, conocidas como las “Islas del Azúcar” y algo más adelante en las cortes europeas es el Canary sack, nombre que daban los ingleses a los licorosos malvasías en el siglo XVII, el que acompaña las cenas y celebraciones. El concepto de D.O. nace a partir de la Ley de propiedad industrial (1902), que en sus artículos 124 y 125 reconoce el uso de una marca colectiva y es bajo la denominación de “Arroz de Calasparra” como los arroceros de esa zona de Murcia distinguirían su conocidísimo “arroz bomba” allá por el año 1908. Luego sería La Rioja quien se acoge a la ley en 1925. En 1926 se recoge por primera vez la figura de Consejo Regulador en dicha Ley. En el Estatuto del Vino de 1932 se entiende por D.O. “los nombres geográficos conocidos en el mercado nacional o extranjero, como empleados para la designación de vinos típicos que respondan a unas características especiales de elaboración y crianza utilizados en la comarca o región de la que toman el nombre geográfico”. Las regiones que dicho estatuto de 1932 reconoce son: Rioja, Jerez, Xerex o Sherry, Málaga, Tarragona, Priorato, Penedés, Alella, Alicante, Valencia, Utiel, Cheste, Valdepeñas, Cariñena, Rueda, Rivero, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, Malvasía-Sitges, Noblejas, Conca de Barberá, Montilla, Moriles, Mancha, Manzanares, Toro, Navarra, Martorell, Extremadura, Huelva, Barcelona. La Ley 25 de 1970, Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes, define D.O. como: “el nombre geográfico de la región, comarca, lugar o localidad empleado para designar un producto procedente de la vid, del vino o de los alcoholes de la respectiva zona que tengan cualidades y caracteres diferenciales debidos principalmente al medio natural y a su elaboración y crianza”, y es el INDO (Instituto Nacional de Denominaciones de Origen) quien regula, otorga y verifica las D.O. En la Nueva Ley de la Viña y el Vino, Ley 24/2003, de 10 de julio, se considera a este último como el “alimento natural obtenido exclusivamente por fermentación alcohólica, total o parcial, de uva fresca, estrujada o no, o de mosto de uva” y es la D.O. quien garantiza el ORIGEN y la CALIDAD del vino. Para entender la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” tenemos que remontarnos a la década de los ochenta, en el siglo pasado, cuando los problemas

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DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”

del sector vitivinícola de nuestra tierra comprendían desde una cultura del vino antigua y obsoleta, pasando por una comercialización no menos obsoleta, al fraude del “vino de Chiclana”, un vino económico, claro, flojo que no necesariamente tenía que ser de esta próspera región vinícola de Cádiz. Los bares y restaurantes no querían pagar un precio justo a nuestros bodegueros cuando los importadores comenzaron a ofrecerles estos caldos baratos “a mil pesetas el garrafón”, empezando las bodegas a saturarse y permanecer llenas. Entre otras medidas tomadas para que esos productores pudieran vender sus caldos se otorgaron permisos desde las Cámaras Agrarias Locales. “Se vende vino” decían, para que los cosecheros y bodegueros pudieran despacharlos en las antesalas de sus casas, en las mismas bodegas, en los garajes, acompañados con algo de comida, apareciendo lo que hoy se denomina Guachinche, del inglés Wacht Wine (mirar el vino), también conocido con el nombre de Armaderos, lugares donde se armaba el vino con bocados de comida que le servían de acompañamiento. El éxito de un guachinche no está solo en el vino, sino también en los armaderos, dice popularmente la frase. También para promocionar el producto se hicieron concursos, otra herramienta que animó a los bodegueros a mejorar sus caldos, como el que se promovió desde la Cámara Agraria Local de La Orotava: “Concurso de Vinos de La Orotava”, del que en este año se celebra el treinta aniversario, destinado a premiar los vinos tintos; ya en Los Realejos se celebraba el de vinos blancos, hoy bajo el recuerdo de Manuel Grillo Oliva. Otra de las salidas para la comercialización fue el embotellado, surgiendo así las primeras bodegas: Treviña, Ratiño, Montijo, S.A.T., Unión de viticultores Valle de La Orotava. El Plan de Desarrollo Vitivinícola de Tenerife elaborado por el Cabildo había sentado las bases creando las comarcas: Tacoronte, Ycoden-Daute-Isora, La Orotava, Güímar, Arafo y las bodegas comarcales. Por otro lado, en el Centro de Investigación Agraria de Valle Guerra el profesor Mariano López Arias, en cuyo recuerdo se entregan los Premios Alhóndiga, comenzaba a investigar la excelencia de las variedades autóctonas canarias y, después de darse cuenta de que muchos de los premios obtenidos correspondían a la zona de La Piñera en blancos y a La Perdoma en tintos, comprobó que el Listán de estas zonas presentaba parámetros enológicos: maduración, acidez, pH…, asombrosos y con posibilidades para elaborar grandes vinos. Este hombre fue el primero en hacer micro vinificaciones con “Forastera”, variedad gomera, con “Malvasía Púrpura”, y 97

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

a él se le deben las primeras investigaciones enológicas y la extensión de la enología como ciencia del vino. Luego Aranás, inspector del ministerio, puso en conocimiento de todos los problemas causados por los gráneles del aceite de colza y la prohibición de la circulación de todo tipo de gráneles, acelerando la modernización de las bodegas, el embotellado, donde los cosecheros vieron el futuro de sus explotaciones. Detrás de la historia hay personas, y cómo no, detrás de ésta las hay. Juan Enrique De Luis Bravo, Domingo Pérez Estany, Tomás Hernández García, César Hernández García, Francisco Sánchez, Fernando Plasencia, Liborio Valencia, personas de las que nació la iniciativa para la creación de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” y quienes fueron los encargados de promover todas las acciones necesarias para llevar a buen término su creación. Concretamente fueron Juan Enrique De Luis Bravo, Domingo Pérez Estany y Liborio Valencia quienes aceptaron provisionalmente la tarea como comisión permanente de trabajo. Faltando una sede, sus reuniones se celebraban cada martes, bien en el kiosco de la plaza, en el despacho de Francisco Sánchez, en las mismas Cámaras Agrarias, en Apimevo… Se hicieron algunos contactos con otras comarcas vitivinícolas recientemente creadas como Ycoden-Daute-Isora, la D.O. Tacoronte–Acentejo, con un año de antigüedad, y se inician los trámites y papeleos. La solicitud de una D.O. lleva aparejados una serie de requisitos, entre ellos el nombre de la D.O., para el que se eligió “Valle de La Orotava” y la delimitación de la zona, que comprendería los tres municipios que incluye el Valle: Los Realejos, Puerto de la Cruz y La Orotava, que con el tiempo incorporaría a todos sus parajes vitivinícolas; de Los Realejos: La Piñera, Palo Blanco, Los Topes, El Aserradero, Los Nateros, Camino Atravesado, El Mocán, La Gordejuela, El Granadillar, Hoya del Cardo, La Cruz Santa, La Montañeta, La Zamora, El Brezal…; del Puerto de la Cruz: solo se conoce un único paraje, Las Costas; de La Orotava: El Montijo, La Mocana, La Hacienda Perdida, Las Medianías, El Ratiño, La Perdoma, La Higa, Tío Luis, Los Pasitos, La Florida, Pinolere, La Haza, Las Suertes, Tafuriaste, La Fariña, La Cancela, La Cañada, La Arveja, Las Candias, La Luz, Maestro Juan, Pino Alto, Los Altos, Los Gómez, El Calvario, La Marzagana, Los Frontones, Barroso, El Sauce, La Abejera, Camino Polo, Las Cabezadas, Los Túnez, Las Mantecas. Era obligatorio que al menos el 10% de los productores estuvieran suscritos a la solicitud, y para ello se comenzó el trabajo de localizarlos y registrarlos. La ayuda de las Cámaras Agrarias Locales, la de Los Realejos dirigida por Manolo Grillo Oliva y la de La Orotava por Antonio Sánchez, fue imprescindible al ceder los catastros agrícolas a la junta permanente de trabajo. Enrique, Domingo y Liborio pusieron manos a la obra. Los primeros viticultores apuntados fueron: De Luis Bravo, Juan Enrique; Hernández García, Tomás; López de la Torre, Aurora; Rodríguez Pérez, Domingo; Díaz Díaz, Manuela; Díaz García, Rafael Miguel; García Díaz, Casiano; Hernández García, César; Fernández García, Daniel; Farrais Lorenzo, Cecilia. Las primeras bodegas: Treviña, Montijo, S.A.T., Unión de Viticultores Valle de La Orotava, Los Altos, La Sierra, El Ratiño, Tafuriaste, El Calvario y El Valle en el municipio de La 98

DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”

Orotava; El Mocán y Viña Piñera en Los Realejos. Para describir el producto sobre el que se pedía la Denominación de Origen, Eladio González Díaz, ingeniero agrónomo, presentó un proyecto reseñando todas las características de los viñedos del Valle, geografía de la zona, tipo de suelos, variedades, métodos de cultivo, labores, vinos y tipos de vinos, descripción de bodegas… Se exigía la creación de un organismo de control de calidad del producto y se gestionó la creación de un comité de catas; la supervisión por parte del Gobierno Autónomo a través del ICIA (Instituto Canario de Investigaciones Agronómicas) y la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación, que conformaría el etiquetado. Incluía también la solicitud un precioso memorándum histórico que el profesor Manuel Hernández elaboró. En él se describía el transcurrir de nuestro cultivo. La llegada de las primeras cepas en el siglo XVI con los conquistadores, el florecimiento económico propiciado por la Malvasía, su declive y la implantación del vidueño, su decadencia y el resurgir actual después de que el Cabildo promoviera, con el I Plan Vitivinícola, la creación de las comarcas Ycoden-Daute-Isora, Güímar, Abona, Valle de La Orotava, y Tacoronte-Acentejo, revolucionando el sector. El conjunto de la papelería se presentó bajo un solo documento, firmado por cuarenta viticultores, y bodegueros en la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación y el B.O.C, número 143, de 12 de octubre de 1992, reconocía con carácter provisional la Denominación Específica Vinos de la Tierra del Valle de La Orotava, para los producidos en dicha comarca de la isla de Tenerife. Casi 2 años más tarde, el 25 de febrero de 1994, de nuevo en el B.O.C. se publicaba la Orden de 2 de febrero de 1994, por la que se reconocía, con carácter provisional, la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”. Asimismo se dispuso la constitución de un Consejo Regulador provisional, encargado de redactar un proyecto de reglamento, que con un Estudio y Propuesta de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” para vinos, sería remitido al Gobierno de Canarias para su aprobación, y definitivamente el 29 de diciembre de 1994 reconocer la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”, su reglamento y el de su Consejo Regulador. Una vez reconocida con carácter provisional la Denominación de Origen Específica “Vinos de la Tierra del Valle de La Orotava” se constituiría el primer pleno de dicho Consejo Regulador del que fue presidente D. Francisco Javier García. Vocales por el sector vinícola: D. Abraham González Rodríguez, D. César Hernández García, D. Antonio Mesa González y D. José Torres Luis. Vocales por el sector vitícola: D. Domingo Pérez Estany, D. Tomás Hernández García, D. Juan Enrique De Luis Bravo y D. Daniel Fernández García. Vocales técnicos propuestos por la Consejería de Agricultura Pesca y Alimentación: D. Eladio González Díaz y D. José Antonio Aguado Mínguez. El secretario fue D. Bernardo Pizarro Hernández, nombrado por los miembros del pleno el 2 de marzo de 1993. De los primeros trabajos que emprendió el reciente Consejo sería la creación de un logo que diseñó Michael Rua, quien trabajaría para el Consejo algunos años más, elaborando trípticos, láminas y carteles. 99

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

sensorial, vista, olfato, gusto, la limpieza, el aroma y el sabor. Una vez pasados los dos análisis, los vinos estarían aptos para salir al mercado. El Consejo Regulador concedió cincuenta mil etiquetas a vinos tintos, rosados y blancos, de las bodegas: Montijo, S . A . T. , U n i ó n d e Viticultores del Valle de La Orotava y a Treviña, siendo esta última a la que se le dio la etiqueta con el guarismo 00001. Esta primera cosecha se presentó en el Hotel Taoro. 100

El Consejo Regulador pasaría a residir en un local cedido por el Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, en la casa de San Jerónimo y en el patio de dicha casa se celebró el 17 de agosto de 1993 la primera sesión de cata, presidida por Juan Enrique De Luis Bravo, presidencia que ostentó hasta el año 2008, correspondiente a la vendimia del año 1992, siendo catadores: Rafael Armas, Rubén Cabrera, Pedro Pérez y Luis Rabina, previa celebración de cursos de formación para los catadores, donde se explicaba el proceso de la cata. El análisis físico-químico de los vinos los acometía el ICIA (Instituto de Canarias de Investigación Agraria), grado alcohólico, acidez total, sulfuroso libre y total, pH, taninos, índice de polifenoles, tartárico, acidez volátil; el comité de cata analizaría los aspectos organolépticos de los vinos, es decir, mediante un análisis

DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”

En estos años aumentaron las hectáreas adscritas, los socios y las bodegas. Los socios pasaron de los noventa y cuatro del año 1992 a los trescientos cincuenta y ocho del año 1996. Los kilos de uvas controlados aumentaron, así como las contraetiquetas. Las cosechas de 1993 y 1994 fueron añadas “buenas”, y “muy buenas” las de 1995 y 1996. La labor de Francisco García Sánchez culminaría con la celebración de la 1.ª Fiesta del Vino Valle de La Orotava, en el Parque San Francisco, del Puerto de la Cruz.

Año

Número de socios

Kilogramos

Añada

Bodegas

1993

94

554.358 kg

Buena

3

1994

244

994.296 kg

Buena

1995

286

687.492 kg

Muy buena

1996

358

1.080.000 kg

Muy buena



14

FUENTE: Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava.

La siguiente presidencia del Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”, la ostentaría Juan Enrique De Luis Bravo, desde el día 5 de julio de 1996, en que se publicó en el B.O.C. su nombramiento, siendo los viticultores: Román Domínguez Arrocha, Montserrat Estany Cabrera, Domingo García Bravo, José Jiménez Fregel y Antonio Luis González. Y los bodegueros: Germán González Pérez, Manuel Grillo Oliva, Tomás Hernández García y Anacleto Hernández Rodríguez. Vocales junto a los vocales técnicos: Eladio González Díaz y Pilar Martín Sendarrubias. 101

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Si la andadura, presidida por D. Francisco Sánchez desde su comienzo en el año 1992 hasta 1996, contagió de alegría y dinamismo al sector vitivinícola, en ésta, presidida por D. Juan Enrique De Luis Bravo desde el año 1996 hasta el año 2007, dos legislaturas, los vinos del Valle adquieren prestancia y prestigio en la restauración, en la alimentación, en las revistas especializadas, con lo que podemos afirmar que no habían sido en vano los esfuerzos. Son numerosos los premios obtenidos por los vinos del Valle de La Orotava e incontables los obtenidos por Bodegas Tajinaste, por la S.A.T., Unión de Viticultores Valle de La Orotava, por Bodegas El Penitente, tanto regionales, nacionales como internacionales, en esta segunda etapa, alcanzando en el año 1998, en el concurso celebrado en Valladolid, el codiciado Zarcillo de Oro, un vino rosado del Valle de La Orotava. El trabajo, las expectativas, el amor al vino, la ilusión no cesó cuajándose en nuevos logros. Se consiguió una nueva sede más amplia y acorde a las necesidades. La casa, donde la Asociación Canario-Venezolana Rómulo Betancourt celebraba sus reuniones, ubicada frente a la plaza Fernando Fuentes, acogería las nuevas oficinas. Isidoro Sánchez, hermano del primer presidente del Consejo Regulador Francisco Sánchez, representante del gobierno venezolano en Canarias, le habló a su hermano

Segunda sede del Consejo Regulador “Casa Rómulo Betancourt”, calle San Juan, La Orotava. 1996.

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DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”

de que el inmueble pasaría a ser gestionado por el Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava. Las conversaciones entre el nuevo Consejo Regulador y el Ayuntamiento dieron como fruto que se le concedieran a éste varias habitaciones de la casa y tras algunas remodelaciones, allí quedaron instaladas las oficinas, la sala de catas y laboratorio, y el salón de reuniones. Contempló esta etapa el incremento de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”, el número de socios, las bodegas adscritas, las hectáreas de viñedo, del que se llevó a cabo, a través de la O.C.M. de la Viña y el Vino, con la inestimable ayuda de Julián Robayna Ghente, gerente del Consejo Regulador, la reconversión de algunas hectáreas. Se fueron sumando cosecheros y bodegueros de manera que pasaron de ser, los cuatrocientos doce del año 1996 a ochocientos, y las bodegas de trece a más de diecisiete en el año 2000. Año

Número de socios

Kilogramos

Añada

Bodegas

1997

413

1.219.445 kg

Muy buena

14

1998

521

903.254 kg

Buena

1999

682

1.622.173 kg

Buena

2000

776

2.123.153 kg

Buena

17

FUENTE: Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava.

La calidad perseguida desde los comienzos de la creación de la D.O. alcanzará en estos años las cotas más altas, y es que una vez la gestión de control de vendimias y catas se dinamiza serían los enólogos, acumulando premios para sus bodegas, los que hacen que algunas de ellas estén entre las más afamadas de Canarias, con prestigiosos premios tanto nacionales como internacionales: Internacional Bacchus, Wine & Dine Society of Tenerife, Nacional Vinos Jóvenes Baco, Unión Española de Catadores, Sumiller Gran Premios Paradores (Toledo), Premios Radio Turismo Madrid, Concurso Internacional Zarcillo Madrid, y Concurso Internacional Wine and Spirit Londres; que las bodegas del Valle tienen en sus anaqueles. Tras el esfuerzo realizado se le reconoce al Consejo Regulador su labor con el Teide de Oro el año 2000. Fueron muchas las acciones emprendidas para promocionar los vinos del Valle, pero quizás la que más repercusión tuvo, fue la Fiesta del Vino, celebrada en el Parque San Francisco, Puerto de la Cruz, donde se convocaron a los amantes del vino durante algunos años consecutivos 103

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

para dar cumplida cuenta de lo sabroso de nuestros caldos. Terminaría esta etapa con una segunda legislatura presidida por D. Juan Enrique De Luis Bravo, que en un memorándum aclararía: “los logros de esta última década han sido importantes, muchos de ellos se pueden comprobar en esta memoria. Sin embargo se podrían destacar tres acontecimientos acaecidos en el año 2005: Primero, la creación de nuestra página web, que nos abre las puertas al futuro. En segundo lugar, decir que es la primera vez que se controlan absolutamente todas las partidas de mosto, con su correspondiente analítica, apostando así de una forma clara por la calidad de nuestros caldos. Como tercera cuestión, comentar que la inauguración el pasado noviembre de la nueva sede del Consejo Regulador puesta a nuestra disposición por el Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, nos anima y motiva para seguir progresando”. Año

Número de socios

Kilogramos

Añada

Bodegas

2001

787

1.228.575 kg

Buena

14

2002

783

887.241 kg

Buena

2003

629

1.622.173 kg

Buena

2004

636

1.170.000 kg

Regular

2005

637

909.640 kg

Buena

2006

633

1.301.585 kg

Buena

2007

626

494.110 kg

Buena

17

FUENTE: Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava.

Como en todo proceso vendría la decadencia. Los motivos son de sobra conocidos, pero quizás sea la introducción masiva de vinos foráneos, sextuplicando nuestra producción lo que provocaría la ruptura del Consejo Regulador en el año 2007, cuando D. Juan Enrique De Luis Bravo presentó su dimisión. Surgieron tensiones entre bodegueros y la D.O. hasta ahora inexistentes. En solo dos años se vinieron encima todos los problemas: la imposibilidad en la creación de una Denominación de Origen de Tenerife, que defienda un sector unido y sin particularismos, la bajada en las ventas de nuestros vinos, la no aplicación de las medidas de protección que nuestros caldos se merecen, “la tempranitis”, y “cavernitis”, que han dado al traste con 104

DENOMINACIÓN DE ORIGEN “VALLE DE LA OROTAVA”

muchas hectáreas de viñedos y la disminución del número de bodegas embotelladoras. Vendrían cuatro largos inciertos años para el Consejo Regulador. Eventualmente la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación propondría a D. Julián Albertos García como presidente provisional, etapa en la que los consejos reguladores pasarían a tener personalidad jurídica propia y dejarían de ser órganos descentralizados de la administración, con lo que la responsabilidad de los actos asumidos caería en el mismo presidente y sus vocales. Más tarde, D. Domingo Pérez Estani fue nombrado el día 11 de febrero de 2009 presidente, junto a los vocales: Pablo Enrique Estévez González, Valerio García García, Jesús González de Chávez Trujillo, por el sector vitícola y las bodegas: Penitente, Tajinaste, El Valle, Sogranorte por el sector vinícola. Domingo, luchador desde los comienzos de la creación de la D.O., asumiría la presidencia, viéndose obligado, por petición propia, a dimitir sin haber pasado un año. Las tensiones entre los representantes del sector, ralentizaron las acciones y medidas que había que tomar. Finalmente, tras el empuje de las nuevas generaciones, por otro lado escasa, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” toma de nuevo impulso para desvelar con su esfuerzo el futuro y, éstas, aprovechando el trabajo realizado y con su ilusión, acompañada de experiencia, comienza a abrir nuevos caminos sin olvidar la senda de la calidad. El día 24 de mayo se publicó la Resolución de 8 de febrero de 2012, por la que se nombraba presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava” a D. Francisco Javier García Lima. Año

Número de socios

Kilogramos

Añada

2008

623

918.555 kg

Buena

2009

614

557.947 kg

Muy buena

2010

619

439.002 kg

Excelente

2011

612

515.153 kg

Muy buena

2012

612

707.275 kg



Bodegas 17

13

FUENTE: Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava.

Este nuevo Consejo Regulador se enfrenta ahora al serio problema de mantener la simbiosis paisaje-agricultura; el paisaje del “Valle de La Orotava” es peculiar en todos los sentidos, sus gentes han sabido aprovechar cada palmo de terreno y en lo que se refiere a la vid, sus peculiares labores, el cordón trenzado, lo hacen único en el mundo; en la botella no solo hay vino sino que también hay paisaje y promociones como “Primaveras con vinos de cordón” venden esta filosofía; de mejorar la calidad 105

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Inauguración de la nueva sede del Consejo Regulador. La Marzagana. La Orotava. 2006.

Actual logo de la Denominación de Origen Valle de La Orotava.

de los vinos introduciendo nuevas variedades, recuperar uvas tradicionales blancas como: la Moscatel Blanca, la Albillo, la Malvasía, o la Marmajuelo, y uvas tradicionales tintas como: la Tintilla, la Vijariego, la Baboso, o la Castellana, uvas que abrirán nuevos caminos; y al grave problema del relevo generacional dado que son cada vez mayores los viticultores sin incorporarse sangre nueva que cuide los campos. Para configurar esta historia he contado con la ayuda del Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Valle de La Orotava”, presidido por el viticultor y bodeguero Francisco García Lima, con la ayuda de las administrativas Beatriz Quintero Dorta y Montsalbe Cabrera Argany, quienes han puesto en mis manos la información necesaria para elaborar este documento, y con la inestimable ayuda del segundo presidente del Consejo Regulador D. Juan Enrique De Luis Bravo. Gracias a todos ellos.   Plácido Fernández González 106

El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Concurso de Vinos “Villa de La Orotava”, 30 años de historia

Eduardo José Sánchez García

Ingeniero Técnico Industrial

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

• Introducción

E

n el último cuarto de siglo pasado surgen, como consecuencia de los problemas estructurales que los viticultores de Tenerife estaban padeciendo, una serie de iniciativas para en la medida de lo posible, paliar la difícil situación. La acción más destacada fue la puesta en marcha de la Semana Vitivinícola de La Alhóndiga de Tacoronte a finales de los años setenta, de la mano de –entre otros– Mariano López Arias (q.e.p.d.). En el resto de comarcas vitivinícolas de la isla también se respira inquietud y con el objetivo de cambiar esa situación y transmitir de nuevo la ilusión, el dinamismo a la actividad vitícola, se movilizan los líderes naturales del sector en las diferentes comarcas. En aquel entonces, en el Valle de La Orotava: Manuel Grillo Oliva (q.e.p.d.) secretario de la Cámara Agraria Local de Los Realejos, y Antonio Hernández Sánchez secretario de la Cámara Agraria de La Orotava, ponen en marcha sendos concursos de vinos, uno en cada pueblo.

Mis primeros conocimientos en el mundo de la viticultura me los inculcó mi padre allá por la década de los 70, ya acabados los estudios del bachiller y del C.O.U. y mientras realizaba los estudios de Ingeniería Técnica Industrial, en Las Palmas de Gran Canaria, en la temporada de vacaciones de verano y también como era el más joven de los hijos varones, con el carnet de conducir recién sacado, me tomaba de chofer para que lo llevara a las fincas de La Cancela, El Palomero, La Abejera Baja, La Abejera Alta (Hacienda Perdida) y Pinolere, que eran las que contaban entre otros cultivos, con viñedos, para comentar con cada uno de los medianeros (Longino1, José2, Ángel3, Alejandro4 y Antonio5) como se presentaban las cosechas de uvas. Al final de la jornada recalábamos “un día sí y otro también” en la llamada “Bodega familiar de Los Altos” en compañía del resto del equipo (Tío Chano, Pedro Trujillo, Luis Correa, Candelario el hermano de Alejandro) que junto con Ángel Amaro (a) El Sardina, Alejandro y el que escribe quedábamos a la hora del atardecer para echarnos unas partidas de “pericón” acompañados de unos vasos de vino, unas tortillas que unas veces las hacía Alejandro y otras veces me tocaba hacerlas a mí y alguna que otra carne asada. Más de una tarde-noche algunos salían bien “iluminados” por el vino que llevaban a cuesta y “calientes” por haber perdido la partida a las cartas. Los días de vendimia se alargaban desde el mes de septiembre, comienzo de la 1.ª vendimia en la (Finca de La Cancela - Cota 440 m.s.n.m.) hasta el mes de octubre, última vendimia en la (Finca de Pinolere - Cota 705 m.s.n.m.). Toda la uva se pisaba y prensaba en el lagar que se encontraba y aún se encuentra en la finca de La Abejera Alta (Hacienda Perdida), excepto la de la finca de Camino El Palomero (La Florida) donde José, el medianero, 3 4 5 1 2

Longino vivía con su esposa e hijos en la casa de la Finca “La Cancela”. A José se le apodó “El Palomero” por estar la finca en la zona de La Florida (El Palomero). Ángel Amaro (a) El Sardina, llevaba el control de todos los vinos para el suministro y venta. Alejandro vivía en la finca La Abejera Alta (Hacienda Perdida). Antonio llevaba la finca de Pinolere.

108

CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA

contaba con un lagar de un amigo próximo a la finca, que una vez hecho mosto se trasladaba en un casco de madera desde el lagar hasta los cascos que Ángel Amaro ya tenía preparados para alojar los diferentes mostos de las distintas zonas de fincas. Una vez empezada la fermentación en el lagar y pasada tres noches en el mismo, se pasaba a los cascos de madera, previo lavado incluso a veces con cadenas y rematado con las mechas de azufre prendidas. ¡Menudas fiestas nos pegábamos ese mes de vendimias! Así fue como le cogí tanto cariño a la agricultura como a la viticultura. Siendo mi padre uno de los vocales de la Cámara Agraria Local de la Villa de La Orotava, allá por la década de los 80, me fue animando para que siguiera sus pasos y poder sustituirlo dentro de dicha Cámara como así fue y donde comencé a involucrarme en el Concurso de Vinos de La Villa de La Orotava. • El comienzo, primera etapa 1984-1993 Como dijimos en la introducción, en la década de los 80 del pasado siglo XX, exactamente en el año 1984, a demanda de los viticultores y bodegueros de la zona, se acercaron a las oficinas de la Cámara Agraria Local, con sede en la calle El Cantillo de esta Villa, para trasmitirle al secretario de dicha Cámara, Antonio Hernández Sánchez, los problemas que tenían para darle salida a los vinos y la intención en mejorar su calidad, amén de la dedicación máxima que tenía la Cámara Agraria Local por la platanera. Comunicada esta demanda a los componentes de la directiva de la Cámara Agraria Local de la Villa de La Orotava de aquella época: D. Alonso Ascanio, presidente; D. Cipriano Hernández, vicepresidente; D. Maximino Álvarez, D. Hermógenes Díaz, D. Nicolás Díaz, D. Rafael Suárez, D. Jorge González como vocales; y D. Antonio Hernández Sánchez como secretario y pilar fundamental de la organización de tal evento, acordaron por unanimidad la celebración de un Concurso de Vinos y convocar a los técnicos del Servicio de Extensión Agraria: D. Julián Alberto, D. Juan Gómez, D. José Antonio Agüado y D.ª Candelaria, para concretar la “Forma”, “Lugar”, “Fecha”, “Jurado”, “Colaboradores” y “Autoridades a invitar” 109

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

para poderse celebrar dicho evento. Siendo éste el motivo de arranque del Concurso de Vinos de la Villa de La Orotava. Se acordó inicialmente que el Concurso fuese de vinos tintos y blancos a granel, tanto para viticultores como para bodegueros. Luego, en el 2.º año se decidió que solo fuera de vino tinto al no contar con suficientes muestras de vino blanco. Se acordó con la Cámara Agraria de Los Realejos –D. Manuel Grillo– que ellos serían los que se encargarían de organizar el Concurso de Vinos Blancos al contar con mucha más superficie de viña de uva blanca. Igualmente, ese 2.º año los técnicos del servicio de Extensión Agraria se encargarían de todo lo relacionado con la cuestión técnica del mismo (catadores, muestras, etc.). El I Concurso se celebró en el salón de actos del antiguo cuartel de San Agustín de La Orotava, con la aprobación de los diferentes grupos políticos del Ayuntamiento de la Villa, al estar implantada la Democracia en España, siendo en la etapa (1984-1987) quien llevaba la Concejalía de Agricultura, Carmen Delgado. Al decidir los organizadores pasar el II Concurso a las dependencias del Liceo de Taoro, no lo tomó con buen agrado, aunque después de los motivos que se le expusieron por parte de los organizadores, lo aceptó. Los motivos por decidir el cambio fueron, que en el Liceo de Taoro además de disponer de la sala para tal evento, se encontraban los medios necesarios para que una vez finalizado el Concurso se celebrara un almuerzo contando con todo lo relacionado al acto (cocina, camareros, aseos, etc…) sin necesidad de desplazarse a otro lugar diferente. Para la fecha de celebración de dicho evento, se pensó en la de la Octava del Jueves del Corpus Christi –día de las alfombras– por ser ese día festivo en el municipio, facilitando así que los viticultores y bodegueros se reuniesen para pasar una jornada juntos intercambiando pareceres sobre vinos, cosechas, faenas agrícolas y demás aspectos vitícolas. Por aquel entonces no existían catadores formados en valorar los vinos con criterio técnico. Así que se optó por seleccionar a un grupo de “bebedores” con cierto prestigio dentro del pueblo; aunque apenas conocieran el funcionamiento de las fichas de cata, sí sabían distinguir un buen vino. Se les impartió un curso acelerado el mismo día del Concurso y sobre la marcha se le dijo las “4 reglas de la cata”. Debemos reconocer que también ya existía un pequeño núcleo de catadores formado en el análisis sensorial 110

CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA

y la cata de vinos. Algunos de los que participaron en aquella primera edición y que hoy, treinta años después, siguen colaborando: Julián Albertos García, Luis Rumeu Ucelay, Juan Enrique De Luis Bravo, actual director del Concurso, Clodoaldo González, Pedro Pérez, Rubén Sosa Ruiz, Rafael Armas Benítez… entre otros. Según la organización las muestras de vinos presentadas a concursos debían de presentarse en los locales de la Cámara Agraria –calle El Cantillo–, el día anterior a la celebración del mismo en garrafas de tres litros. Algunos de los viticultores se presentaban esa tarde con garrafas de cuatro u ocho litros, sobre la marcha se trasegaban al botellón estipulado. Otros aprecian con algún tentempié, tortilla, huevos duros, etc. que junto con los litros sobrantes de más de uno amenizaban un debate: ¡mi vino es mejor que el tuyo!, todo ello con gran cordialidad y ambiente festivo. No olvidemos que estábamos a las puertas del día grande de las fiestas de La Orotava6. El servicio de los vinos vendría de la mano de señoritas ataviadas con el traje típico para dar mayor vistosidad al evento. El jurado designado por la organización estaría compuesto por personas vinculadas a la Cámara Agraria Local y su presidente al frente.

En más de una ocasión le dieron la una de la madrugada a Antonio Hernández Sánchez, organizando las muestras mientras otros debatían entre vino y pincho.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

En cuanto a las categorías se pensó en dos: una primera, llamada de cosecheros donde podían participar todos aquellos viticultores, cosecheros que elaboran su vino, bien para consumo propio o venta. En la segunda, denominada bodegueros podían presentarse aquellas personas que compraban mosto a los viticultores y una vez transformado en vino lo vendían7. Así fue como el 28 de junio de 1984 se celebró la primera edición del Concurso de Vinos Villa de La Orotava. A partir de la segunda edición y una vez finalizado el acto de entrega de premios, se acordó por parte de los organizadores, servir en los jardines del Liceo de Taoro un almuerzo de confraternidad para los participantes, viticultores, bodegueros, catadores, autoridades y casas comerciales que colaboraban. Por supuesto acompañado con los litros de vino sobrantes de la Cata. No cabe la menor duda que esa idea de una comida de hermanamiento tuvo gran éxito y a la hora del café se forman no pocas y entretenidas tertulias entorno al vino. En los años siguientes, a partir de 1986, el Concurso se consolida como un acto más dentro de las fiestas de la Villa. Los viticultores esperan ese día con entusiasmo, deseosos de saber si el esfuerzo de su trabajo se ve recompensado con el ansiado trofeo

“Comida de Confraternidad” - 1985. Jardines del Liceo de Taoro.

Por aquel entonces lo acostumbrado era vender el mosto todavía en el lagar, en plena fermentación. Hoy esa práctica esta en desuso, se vende la uva.

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CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA

D. Juan Luis Machado (q.e.p.d.) recibiendo su premio en 1992.

de ser el mejor vino del pueblo. Los ganadores del premio, amén del prestigio y respeto del resto de viticultores, veían como su tesorería mejoraba sustancialmente, ya que, ganar el galardón era sinónimo de una buena venta del vino y más aún en vísperas de fiestas. Con este dinamismo socio-económico se cumplía el objetivo marcado por Antonio Hernández Sánchez y la Cámara Agraria. En esta primera etapa fue vital la colaboración, entre otros, de las diferentes casas comerciales que suministraban productos fitosanitarios y que a través de Antonio Hernández Sánchez, como secretario de la Cámara Agraria Local de La Orotava, se encargaría de hacer los diferentes lotes para posteriormente hacer entrega de los mismos a los participantes del Concurso. Fue importante también el apoyo personal de algunos colaboradores con que contaba Antonio, sobre todo Fernando Villamandos. • Segunda etapa del concurso 1994-2006 Debemos recordar que a principios de la década de los noventa se pone en marcha el proceso de creación de la Denominación de Origen Valle de La Orotava, con el repulsivo que ello supone para los vinos de la comarca. Se pasa de venta y consumo de vinos a granel a vinos embotellados bajo el amparo de una denominación de origen, un 113

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

salto cualitativo muy importante para el desarrollo vitícola de la zona. Todo este cambio también se ve reflejado en el Concurso de vinos. Antonio Hernández Sánchez pasa el testigo al Liceo de Taoro, que hasta entonces era un fiel e importante colaborador del evento. La Sociedad, de la mano de Dionisio Luis Fariña, se hace cargo de toda la organización a partir del año 1993. Por ese entonces ya el Consejo Regulador estaba en marcha 8 y también se implica con dicho concurso, poniendo a la disposición del mismo sus técnicos y su Comité de Cata, de la mano en un primer momento, de Luis Ravina Pisaca, en los años 1994 y 1995, y más tarde, de Julián Robayna Genthe hasta el 2006. Ambos, técnicos y gerente del C.R. D.O. del Valle de La Orotava, se encontraban bajo las directrices del presidente Francisco Sánchez García. Con este nuevo impulso, el acto toma un rumbo diferente. El cambio más significativo fue la creación de una nueva categoría: vinos tintos embotellados con denominación de origen del término municipal de La Orotava, amén de las dos ya existentes: la de cosecheros y la de bodegueros. Lo que sí estaba claro es que el Concurso seguía siendo exclusivo para los vinos tintos del pueblo. Los miembros del Comité de Cata del Consejo Regulador pasan a ser protagonistas en las sesiones de valoración, pues ya eran expertos en análisis sensorial y de alguna manera aportan más rigor al Concurso. Aparecen en la cata personajes como Juan Marrero (q.e.p.d.), realejero químico de profesión, que trabaja en la refinería. Amaba el vino como nadie y en sus ratos libres escribía versos entorno al vino, llegando a publicar varios textos de poesía al respecto. El jueves de las alfombras entraba por la puerta de Liceo de Taoro con traje y corbata9, impecable, siempre acompañado de su esposa D.ª Candelaria, elegantemente vestida para la ocasión. Un detalle de ello es el broche de perlas con forma de racimo de uvas que lucía en la solapa de su traje; se sentaba Ver artículo de Plácido Fernández en este mismo libro. El único catador que se ponía corbata.

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frente a su marido y permanecía allí, inmóvil, observando a D. Juan mientras cataba. Después al final de la comida de confraternidad, no en pocas ocasiones, D. Juan se arrancaba a recitar alguno de sus poemas dedicados al vino. ¡Qué recuerdos! Otro personaje realmente entrañable del mundo del vino es Pedro Pérez, que siempre ha estado presente en el Concurso, contagiando a todos su entusiasmo y conocimientos sobre los caldos. Por esta época aparecen en el mundo de hombres, que era el del vino, dos señoritas catadoras: Luci Pérez, Candelaria Martín, (Luci y Yaya, morena y rubia,) que conjuntamente con M.ª del Carmen Gutiérrez y Milagrosa García aportaban su profesionalidad y su visión femenina al Concurso, siempre interesante. También recordar que a partir del año 2000 se incorporan nuevos catadores: los hermanos Padrón, Isidro Hernández, Honorio Fernández, Roberto Ostilla, Gerardo Armas, Boris Ferjancic y Elías Machín, que junto con los ya tradicionales, forman un buen equipo de cata. La mesa del jurado contaba con la colaboración de los incondicionales César Hernández, Eduardo Sánchez García, Tomás Díaz Hernández, José García Díaz, Jerónimo Rodríguez Delgado y Carlos Alberto Pérez Torres. Por parte del Consejo Regulador se encontraban Luci Pérez, Beatriz Quintero y José Antonio Aguado, en representación del Servicio de Extensión Agraria, encargados todos ellos de revisar las fichas y las puntuaciones de los catadores, elaborar las actas… Todo esto era supervisado por Dionisio Luis Fariña, por parte del Liceo de Taoro, y Julián Robayna como gerente del Consejo Regulador. Sobre las 14:30 horas, la mesa ya tenía las actas con los ganadores; y con la presencia de las autoridades locales insulares, y la presidencia de la Sociedad, se procedía a la entrega del ansiado galardón. A continuación se seguía con la tradición implantada por Antonio Hernández Sánchez, de un almuerzo de confraternidad, donde se disfrutaba de una buena comida típica, acompañada de los mejores caldos del pueblo. • Etapa A PARTIR DEL 2007 en adelante En el año 2007 comienza una nueva etapa. Al amparo de la Ley del Vino, ley 24 de 10 de julio de 2003, los Comités de Cata de los Consejos Reguladores desaparecen y sus funciones son retomadas por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA). Esa circunstancia, unida a la difícil situación económica de la Denominación de Origen, hizo que el Consejo Regulador se quedara con su personal reducido a mínimos, no pudiendo hacerse cargo de los aspectos técnicos del Concurso de Vinos. La Sociedad Liceo de Taoro ante la nueva circunstancia opta por nombrar una comisión que estudie el nuevo panorama. Dicha comisión formada por Jerónimo Rodríguez, José García, Tomás Díaz y Jesús Barreda, deciden con el visto bueno del presidente Isidro de León Domínguez y la Junta Directiva, proponer a Juan Enrique De Luis Bravo como director del Concurso para que éste se haga cargo de gestionar todos los aspectos más técnicos del evento. 115

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

De izquierda a derecha: D. Hermógenes Díaz, presidente de la Cámara Agraria Local. Dionisio Luis Fariña, en representación del Liceo de Taoro. Antonio Hernández Sánchez, organizador del Concurso. Momento en el cual Antonio sede el testigo del Concurso a la Sociedad Liceo de Taoro. 1994.

Tras esto, los cambios llegan pronto. Se elabora un reglamento interno del Concurso y se actualizan las bases del mismo, se edita una ficha de inscripción que acredite la participación. Se crea además una base de datos de bodegas, se homologa a los catadores y como máximo reconocimiento a este cambio, se acuerda solicitar la categoría del Concurso oficialmente reconocido al Ministerio de Agricultura, dando el Concurso un gran paso hacia el rigor y el prestigio. Será a partir del año 2008 cuando el Concurso adquiera tal distinción. Las ya tradicionales categorías de cosecheros y de vinos con D.O. del Valle de La Orotava se amplían y diversifican quedando de la siguiente manera: tradicional de cosecheros, vinos tintos jóvenes con D.O. y vinos tintos con barrica. Al año siguiente, el Concurso pasa a tener carácter insular, pudiendo participar en el mismo todos los vinos tintos con D.O. de las distintas comarcas de la isla de Tenerife, divididos en cuatro categorías: a) vinos tintos de maceración carbónica, b) vinos tintos tradicionales sin barrica, c) vinos tintos con barrica (no tipificados como crianzas, reservas o gran reserva), y d) vinos tintos dulces. Ese mismo año, el 2009, se cumple la edición vigésimo sexta del Concurso y con tal motivo se hace entrega de una placa en agradecimiento a un grupo de catadores que llevaba veinticinco años acudiendo al certamen. Se trata de Clodoaldo González, Luis Rumeo Uceley, Rubén Sosa Ruiz, Julián Alberto García, Juan Enrique De Luis Bravo y el carismático Pedro Pérez. 116

CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA

En el año 2010 se introduce otra importante novedad, la creación de un trofeo específico para el Concurso, propuesta ampliamente apoyada por la junta directiva de ese momento, presidida por D. Francisco Javier García Núñez. Hasta la fecha, a los galardonados se les hacía entrega de una placa conmemorativa del premio, a partir de ahora, recibirían una reproducción de la emblemática fachada de la Sociedad Liceo de Taoro en los colores oro, plata, o bronce en función del premio recibido. En cuanto a la cata también hay cambios, pues se pasa de una sola jornada de catas, a realizar una sesión de precatas, de tal manera que el día por excelencia del Concurso se realicen solo las catas finales. En esta tercera etapa también hay otras pequeñas modificaciones de carácter organizativo, como el hecho de ocultar el formato de las botellas en el momento del servicio del vino, o invitar a catadores de otros Consejos Reguladores de la isla. Desde la comisión organizadora se piensa que hay que desarrollar un acto paralelo al Concurso, para darle mayor realce al mismo. Así, en el año 2009 se invita a D. Bartolomé Sánchez, director de la prestigiosa revista Mi Vino a impartir una cata comentada de malvasías dulces de Tenerife, amén de participar como catador del Concurso.

El auge que estaban tomando las redes sociales hizo que en aquel año el Concurso de vinos también se introdujera en ese campo. De la mano de ¡QueWine!, portal virtual de internet que apuesta por la divulgación y el conocimiento del vino, se twitearan todas y cada una de las acciones del evento a tiempo real. Todo esto gracias a la colaboración de Miguel Francisco Febles Ramírez. 117

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

En el año 2010 se invita al enólogo de Bodegas Teneguía, de La Palma, Carlos Lozano, a impartir una charla sobre vinos dulces y malvasías seguida de una cata comentada de los mismos, acto que fue gratamente acogido. Para el año siguiente, se invitó a D. Manuel Más, catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna, a dar una conferencia que llevaba por título “El vino y el sexo” con, igualmente, gran afluencia de público. La novedad para el 2012 fue la puesta en marcha de un concurso de micro relatos a través de las redes sociales que tuvieran como eje principal los vinos de Tenerife, siempre buscando una mayor difusión del Concurso de Vinos Villa de La Orotava. Para este año en el que nos encontramos y en el que cumplimos el trigésimo aniversario del Concurso, se está ejecutando este proyecto de realización y edición de este libro que refleje el devenir de “La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava”. No podemos terminar sin agradecer a las innumerables casas comerciales su colaboración durante estos 30 años. A las instituciones, en especial al Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, al Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava y al Cabildo de Tenerife. Pero sobre todo a los verdaderos protagonistas: los viticultores y bodegueros. No puedo terminar sin dar las gracias a todos los que han hecho y hacen posible esta fiesta de los vinos de Tenerife. Pedir disculpas si olvido a alguien, a todas ellas mi agradecimiento. Por último, decir que en esta tercera etapa, a partir del año 2008, muy poco he podido colaborar –por motivos de salud– con el Concurso de Vinos, pero aquí estamos aún con ganas de escribir este artículo que, espero, sea un grano más de arena para completar este libro que servirá de recuerdo a las generaciones venideras. Eduardo Sánchez García 118

CONCURSO DE VINOS “VILLA DE LA OROTAVA”, 30 AÑOS DE HISTORIA

NÚMERO DE MUESTRAS (1984-2012)

I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX XXI XXII XXIII XXIV XXV XXVI XXVII XXVIII XXIX

Año

*Cosecheros

**Vinos de La Orotava con D.O.

***Vinos de Tenerife con D.O.

1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

56 51 45 42 40 46 47 54 60 56 51 45 42 40 46 47 49 43 39 40 45 48 44 45 46 42 37 37 34

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* Solo vinos de cosecheros tradicionales del municipio de La Orotava. ** La D.O. Valle de La Orotava inicia su andadura en 1995 y se crea una nueva categoría. *** En el año 2008 el Concurso pasa a tener ámbito insular.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Cuadro estadístico: número de muestras participantes a lo largo de los treinta años. Elaborado por: Juan Enrique De Luis Bravo. Fuentes: Hemeroteca y Archivo del Liceo de Taoro.

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Sociedad Liceo de Taoro, fundación y breve historia

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

L

a Sociedad inicia su andadura el 5 de octubre de 1855, como “Falansterio de Taoro”. En los estatutos ponen de relieve que había sido promovida con el objeto “de reunirse en un local en donde, a la par que puedan comunicarse sus ideas y pensamientos e instruirse con la lectura de periódicos y obras recomendables, se distraigan con todo género de recreo lícito y honesto” y con la finalidad que concurrieran a ella “principalmente los trabajadores y artesanos”, destacando que “la laboriosidad, la honradez, la buena fama y conocida moralidad” serían las cualidades indispensables” que habrían de adornar a sus miembros. Disponían de “una pieza destinada exclusivamente para la lectura”, donde se guardaría el más riguroso silencio; añadiendo que a través de personas que se prestasen a ello, el “Falansterio” procuraría “impartir lecciones elementales de geografía, de historia y de algunas otras útiles materias”. Desde los primeros momentos de su fundación, se suscriben a las revistas más destacadas de la época y su biblioteca se vio enriquecida con interesantes volúmenes. La cultura y el fomento de las diversas enseñanzas, se convirtieron en guía de la Sociedad. Con este espíritu, y por deseo de algunos vecinos de esta Villa, el 7 de agosto de 1859 se modifican los estatutos, pasando a denominarse “La Esperanza”, creando una Sociedad “a donde puedan concurrir especialmente, los trabajadores y artesanos” señalando que procuraría “establecer lecciones de las más últimas materias” y disponer en su biblioteca de periódicos que “traten de agricultura, artes y manufacturas”, creando una “Junta Especial” para resolver los asuntos relacionados con la admisión de socios. La Esperanza, prestó la máxima atención a los actos de carácter altruista, sobresaliendo las relacionadas con el mundo de la cultura, especialmente la música y el teatro, organizando su grupo de declamación. En octubre de 1884 se produce la fusión con la Sociedad Filarmónica de La Orotava, motivo por el que se modifican los estatutos, accediendo a que en adelante la Sociedad se denominara “Liceo de Orotava”, iniciando a comienzos de 1885, una de las etapas más sobresaliente de su dilatada historia, bajo la presidencia de Vicente Martínez de la Peña y Real, potenciando la sección de música, en las que figuran como directores de la orquesta Emilio de la Rosa y más tarde Agrícola E. García, ejecutando con cierta periodicidad conciertos en las plazas públicas y en el teatro. Fueron muchas las iniciativas llevadas a la práctica a lo largo de esta etapa, resaltando “la cátedra de dibujo lineal, con la finalidad de que gratuitamente, “la clase artesana y principalmente los carpinteros y albañiles, pudieran darse razón de las reglas más triviales del arte a que se dedican”, sin olvidar la fundación de una “revista quincenal de Ciencias, Literatura, Bellas Artes, Agricultura, etc.”, que como “órgano del Liceo” y bajo el título “La Orotava” comenzó a editarse el 23 de junio de 1885.

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A pesar de la espléndida trayectoria, en enero de 1888, la Sociedad renunció a la denominación que venía ostentando, para pasar a titularse “Nuevo Liceo de Taoro”, con la finalidad de ajustar su situación a ciertas normas dictadas por las autoridades. En ésta etapa intervino activamente en la “Exposición de Horticultura”, celebrada en los Jardines del Marquesado de La Quinta Roja. La Sociedad, interesada por todo lo que significase progreso para el país, acogió con entusiasmo el proyecto tendente a “unir los pueblos del Valle mediante el teléfono”, instalándose en el entresuelo de la propia sede social, en la calle de La Carrera. El Liceo continua apoyando las fiestas principales de La Orotava, precisamente las de San Isidro de 1892, a pesar de las penurias económicas, decidieron “terminar el arco en construcción… para adornar la calle El Calvario”. Colaboran “recaudando fondos para las obras de pavimentación de la plaza de La Alameda”, así como en “fomentar una biblioteca popular” junto con el Casino de Orotava. Destacar la participación de la mujer en la sección de declamación o su incorporación a la Orquesta Filarmónica, conferencias o la publicación quincenal de un periódico titulado “El Porvenir de la Mujer”, dirigido por Margarita Jacinto del Castillo. Época asimismo de numerosísimas celebraciones literario-musicales y de abundantes inquietudes, que en 1897 llevaron a algunos miembros de la Sociedad a fundar un “Ateneo”, presidido por Adolfo Herreros González. A principios del siglo XX, en el Liceo continua imperando el espíritu liberal, al que se une un sentido regionalista fuertemente arraigado. Se seguía con entusiasmo la vida pública de los isleños más destacados; sobre todo los éxitos literarios de Pérez Galdós, con quién solían mantener frecuentes contactos. El 28 de marzo de 1906 realiza su visita a La Orotava el Rey Alfonso XIII, y a su llegada a San Pablo, el liceísta Agrícola E. García, le hizo entrega de un ejemplar del Pasodoble “Alfonso XIII”, que había compuesto para ser tocado en su honor. Parte del mobiliario de las dependencias municipales, fueron cedidos por el Liceo. En reunión presidida por Francisco Casanova Hernández, había acordado “contribuir con algunos espejos y arañas… para adornar una de las habitaciones que S. M. ha de ocupar”, confiándole, además el consistorio la ejecución de las alfombras que debían realizarse en la plaza de La Constitución, y a su vicepresidente, Francisco Álvarez Farrais, la presidencia de la comisión general de las mismas. Quedaron tan mermadas las arcas municipales, que el Liceo corrió con los gastos de la organización de las Fiestas de San Isidro. Hay que tener en cuenta que el Liceo continuaba preocupado por la causa pública, la defensa de los intereses generales de Tenerife y de modo muy especial los del Valle de La Orotava. 123

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Imagen del desaparecido Gran Hotel Victoria, fundado en 1912, en la plaza de La Constitución, o de La Alameda o del Kiosco de la Música en la calle de San Agustín de la Villa de La Orotava. Antes fue la residencia del Marquesado de La Quinta Roja, después sede del Liceo Taoro y actualmente está ubicada la Tercera Edad. Foto de D. Antonio Ascanio y Monteverde conservada en el archivo fotográfico de Bruno Juan Álvarez Abréu, profesor mercantil.

El proyectado puerto de Martiánez, desde que en 1905 visitó el lugar una representación del Ministerio de Marina, tuvo un entusiasta defensor en la Sociedad, si bien, su máxima atención lo centró en el tema de la deficiente red viaria, insistiendo ante el diputado Domínguez Alfonso con el que tenían estrechas relaciones, para la ejecución de las obras de la carretera del Pinito, o en 1924, bajo la presidencia de D. Buenaventura Machado Hernández para la ejecución de la carretera OrotavaVilaflor. Resaltar la defensa de Tenerife cuando se presentó la “cuestión canaria” para lo que el Liceo fue convocado para formar parte de la comisión a la pretendida división de la provincia. Tal era la importancia que iba adquiriendo la Sociedad, que era llamada a colaborar en todos los acontecimientos importantes de La Orotava, especialmente en las Fiestas de San Isidro y Alfombras de Flores, formando parte de ambas comisiones, organizando varios actos de las fiestas; bailes regionales o fiestas infantiles en el teatro, entre otros. 124

Siempre estuvo dispuesta a ayudar a todas aquellas personas e instituciones que con fundamento lo solicitaran, colaborando en innumerables ayudas benéficas, participa en la “Sociedad de Socorros Mutuos” con el fin de favorecer a los socios imposibilitados para el trabajo”; se organizan bailes para recaudar fondos de ayuda a las familias necesitadas; contribuyen con una cuota mensual y por tiempo indefinido al sostenimiento de un enfermo de los que se hallan a cargo de la “Sociedad La Caridad”; reparto de juguetes a niños pobres en la festividad de Reyes, y un largo etcétera. Esta etapa fue rica en intercambios con el resto de asociaciones del Valle, colaborando con la “Sociedad Protectora de Animales y Plantas útiles” (1896), La “Cámara Agrícola”, “Unión Demócrata”, “Casino de Orotava” y “Círculo Iriarte” y “La Nueva Unión” de Puerto de la Cruz. En 1924, se modifican los estatutos sociales y se adopta la denominación “Liceo de Taoro”, con la que ha llegado a nuestros días. En ésta etapa, y hasta nuestros días, la Sociedad potencia toda clase de actividades culturales, deportivas y de ocio, pasan por nuestra Sociedad las figuras más relevantes de la literatura, el arte y la cultura. Por destacar algunos podríamos citar a los Premios Nobel de Literatura Camilo José Cela y Miguel Ángel Asturias; el premio Cervantes de Literatura, la poetisa cubana Dulce María Loynaz, rectores y catedráticos de universidades, científicos del IAC, arquitectos, músicos, políticos, militares, deportistas, y un sinfín de personalidades que sería imposible enumerar. En 1936 la Sociedad, bajo la presidencia de D. César Hernández Martínez, organiza la Romería de San Isidro, tal y como la vemos en la actualidad, conocida como “la Fiesta más bonita que hay en Canarias”, constituyéndose en modelo de referencia para todas las localidades de nuestras islas, que habían decaído de tal forma, que algunas no se celebraban. En este mismo año, se celebra, el primer “Baile de Magos”, en la terraza del Teatro Atlante, y un concurso de coplas, en el salón de dicho teatro, por no tener espacio la Sociedad en los locales de la plaza de La Constitución. Años más tarde, en 1956, se elige a la primera Romera Mayor de las Fiestas de San Isidro, que desde entonces preside la Romería de los Patronos de nuestro pueblo. Dos aportaciones que ha hecho la Sociedad a su pueblo, al que siempre se ha dedicado, que este año cumplen 70 y 50 años respectivamente, y que se mantienen gracias a la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de la Villa. En el último tercio del siglo XX, la sociedad, además de continuar con las actividades desarrolladas desde sus orígenes, cuenta con una coral polifónica, grupo folclórico y fomenta el deporte a través de la creación de una escuela y sección de tenis, el Concurso de Vinos Villa de La Orotava, actividades éstas que han dado renombre a la Sociedad y a La Orotava dentro y fuera de nuestras islas. 125

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Fachada de la Sociedad Liceo de Taoro. La Orotava - 2012.

Por nuestras salas de arte, han pasado pintores destacados: Ruano, Máximo Escobar, Mohamed Osman, José Carlos Gracia, Marisca Calza, María Estrada, Pascual González Regalado, Corella, Celestino Mesa, Esteban de León, Antonio Socas, Cote Pomares, y un largo etcétera que sería imposible enumerar, contando con una hemeroteca de cierta importancia. La Sociedad mantiene el espíritu de sus fundadores, somos una sociedad liberal, democrática y participativa, que colaboramos con todas las instituciones públicas y privadas que nos lo requieran y redunden en beneficio de nuestro pueblo y de nuestra tierra, mantenemos estrechos lazos de colaboración con nuestra corporación municipal, en especial las concejalías de Cultura y Fiestas; con el Instituto Canario Orotava de la Ciencia; Filmoteca Canaria; Cabildo de Tenerife, Instituto Astrofísico de Canarias; con el Centro del Profesorado de la Villa de La Orotava y sus dos institutos, con las sociedades de la isla entre las que destacamos el Círculo de Amistad XII de Enero, Casino de Tenerife, Orfeón La Paz de La Laguna, Casa de Venezuela en Canarias, etc. El Cabildo de Tenerife le concedió la Medalla de Oro de la isla de Tenerife en 1992, y el Excmo. Ayuntamiento de La Orotava, en sesión del 27 de septiembre de 2005, le concedió la Medalla de Oro de la Villa de La Orotava, por su dilatada trayectoria, en la celebración del 150 aniversario de su fundación, el 5 de octubre de 2005. 126

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Currículums Vítae de los autores

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CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES

manuel hernández gonzález

doctor en Historia y profesor titular de Historia de América de la Universidad de La Laguna. Coordinador del Centro de Documentación de Canarias y América del OAMC del Cabildo de Tenerife, ha sido profesor invitado y becario post-doctoral de la Universidad de Johns Hopkins de Baltimore. Miembro de las Academias Nacionales de la Historia de Venezuela y República Dominicana. Ha ganado seis premios de investigación histórica. Ha publicado más de 50 libros en editoriales españolas e hispanoamericanas. Ha editado más de treinta libros con ediciones críticas y más de cien artículos en revistas especializadas y capítulos de libros. Referente al vino, ha publicado Los Conventos de La Orotava (1983, 2.ª ed. ampliada 2002), Comercio y emigración a América en el siglo XVIII y los artículos “La crisis vinícola canaria y la búsqueda de alternativas en las técnicas madeirenses en el siglo XVIII. Una aproximación a ellas a través de los documentos canarios”. En As cidades do vinho. pp. 237-264. Centro de Estudios de Historia del Atlantico Regiaö Autónoma da Madeira. Funchal, 2006 y “Algunos aspectos del cultivo de la vid en el Valle de La Orotava y la isla de Tenerife durante el Antiguo Régimen”. El Pajar n.º 13, pp. 26-33. Tenerife, 2002. Fue el autor del informe histórico de la denominación de origen vitivinícola del Valle de La Orotava. Lugar de publicación: Tenerife.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES

jorge zerolo hernández

i ngeniero

agrónomo especialidad Fitotecnia. Universidad Politécnica de Madrid. Máster de Viticultura y Enología. 1994-1996: inicio de la actividad y director de la Casa del Vino (Cabildo Insular de Tenerife). Promoción de los vinos de Tenerife. 1995: Puesta en marcha y dirección técnica de la empresa Agrovolcan, vivero seleccionador de vid. Puesta en marcha y dirección técnica de la empresa Arca de Vitis, bodega establecida en la D.O. Valle de Güímar, embotella bajo la marca Contiempo. 2005: Coordinador del área de Viticultura dentro del proyecto “Revalorización del Malvasía” impulsado por la Fundación Alhóndiga. 2005: Profesor de Viticultura en el máster en Viticultura, Enología y Dirección de Empresas Vitivinícolas de la Universidad de La Laguna. 2002: Diversas publicaciones científicas destacando: Introducción al estado sanitario de las vides en Canarias. IV Edición de las Jornadas Técnicas Vitivinícolas Canarias 2002. Selección de variedades de Vitis vinifera L. Cultivadas en Canarias orientado a la certificación. Grupo Español de Seleccionadores de Vid 2003 Madrid. Variedades tradicionales Canarias. Caracterización morfológica de las Malvasías de Canarias. Primeras Jornadas Malvasías Dulces de Canarias. Lanzarote. Malvasías Cultivadas en Canarias. X Jornadas de la viña y el vino. San Martín 2005. Malvasías Canarias. Descripción morfológica y molecular; Características agronómicas VII Jornadas Internacionales de Viticultura y Trazabilidad. Alhóndiga 2005. Póster: Caracterización Morfológica y Molecular de las Malvasías cultivadas en las Islas Canarias. XXIX Congreso Mundial de la Viña y el Vino. OIV. Coautor del libro: Variedades de vid de cultivo tradicional en Canarias. Tenerife: Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, 2006. pp. 222. ISBN 84-606-3977-0. 131

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES

Juan Enrique de Luis Bravo n atural

de La Orotava, enólogo, representa la tercera generación de bodegueros de su familia. A finales de los años 80, actúa como uno de los promotores de la D.O. Valle de La Orotava, Tenerife. Fue vocal de la misma en la etapa comprendida entre 1992-1995 y más tarde, presidente, cargo que ejerció desde 1996 hasta finales del 2006. Ejerció como presidente del comité de cata de D.O. Valle de La Orotava desde 1992 hasta 2007. Entre los años 1998 y 2008 desarrolla también su actividad como catador oficial del ICCA. (Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria). Colaboró con la creación de la Cofradía del Vino de Tenerife, de la cual es miembro fundador. Desde 1984 hasta 1995 ejerce como catador del Concurso de Vinos Villa de La Orotava (oficialmente reconocido por MARM), y desde 1996 hasta la actualidad, como director. También ha participado como experto en cata en innumerables concursos y eventos vitivinícolas. Ha desarrollado una dilatada actividad docente a lo largo de los últimos 20 años, impartiendo cursos de enología, viticultura y análisis sensorial, en diferentes ámbitos: Escuelas Taller, Talleres de Empleo, Asociaciones Empresariales como ASHOTEL de la cual es formador homologado por ICFEM (Instituto Canario de Formación y Empleo) en sumellería. Y otras entidades públicas y privadas. Asesor técnico del Aula Cultural de Enoturismo y Turismo Gastronómico de ULL (Universidad de La Laguna). Ha presentado diversas ponencias en congresos regionales e internacionales. Sin olvidar su dilatada y comprometida labor divulgativa en pro de las bondades del vino, en especial los de Canarias, en diversos medios de comunicación, más concretamente en su sección televisiva “Pasión por los Sabores” durante los años 2009 y 2010. Implicado en otras actividades como jurado de concursos gastronómicos y eventos similares, cabe destacar el Festival Internacional de “Cine Gastronómico Ciudad de La Laguna: CineEsCena”. También su inquietud por el análisis sensorial, le ha llevado a desarrollar un peculiar interés por la cata de chocolates, papas y mieles. 133

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES

Miguel Francisco Febles Ramírez

licenciado en Geografía e Historia, sección geografía por la

Universidad de La Laguna. Ha dirigido y coordinado los trabajos realizados por la empresa GEODOS, Planificación y Servicios S.L.U. en los últimos 15 años, en campos tan diversos como el medio ambiente, el paisaje, la ordenación del territorio, el estudio de riesgos naturales, el análisis socioeconómico, desarrollo local y rural, las aplicaciones tecnológicas de información geográfica, el estudio y la protección del patrimonio y en proyectos de divulgación de distinto tipo. En los últimos años ha complementado su actividad profesional, con el desarrollo de proyectos de comunicación en redes sociales para la Casa del Vino de Tenerife o la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo y el diseño y ejecución de un proyecto propio, bajo la marca QueWine (www.quewine.com). En todos ellos, ha desarrollado su pasión por la enología como un elemento de ocio y disfrute, comprendiendo desde la planificación estratégica al diseño de contenidos, así como, la organización de eventos diversos.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES

plácido fernández gonzález

viticultor de profesión y licenciado en Filosofía por la Universidad

de La Laguna. Vocal del Consejo Regulador del Valle de La Orotava durante los años 2001-2006. Socio Fundador de la S.A.T. Unión de Viticultores del Valle de La Orotava. Gestión de la reconversión del viñedo en el año 2000, en el Valle de La Orotava. Como escritor participo en la Revista Prosofagia (Virtual), en dos cuentos de relatos publicados en el colectivo literario LaTribu 11. He escrito varios artículos en el suplemento La Prensa del periódico EL DÍA, en relación con la historia de Tenerife a principios del siglo XVI.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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CURRÍCULUMS VÍTAE DE LOS AUTORES

eduardo josé sánchez garcía

ingeniero técnico industrial, viticultor y bodeguero, siendo uno de los impulsores de la D.O. Valle de La Orotava. Junto con otros familiares, un total de ocho, puso en marcha la bodega “Viña Los Altos” en la década de los 90, exactamente el 15-10-1995, dirigiendo la misma hasta finales del 2006. Cultivó y embotelló vino blanco, de excelente calidad y con muy buena aceptación en el VI Concurso Regional de Vinos de Los Realejos y otros concursos, vino rosado que llegó a ser finalista en la XVII Semana Vitivinícola Alhóndiga 95, en su VIII Concurso Regional de Vinos Canarios embotellados y vino tinto que se presentó varios años en el Concurso de Vinos Villa de La Orotava. Contaba con la supervisión de un enólogo. Colaborador con el concurso de vinos desde los años 90 hasta el 2007, siendo uno de los técnicos del jurado.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Premiados en el Concurso de Vinos Villa de La Orotava 1984 -2012

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

RELACIÓN DE PREMIADOS 1984-20121 I AÑO 1984 – 28 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Faustino Amador

Segundo

Julio Orta

Tercero

Nicolás Díaz (medianero de finca Salazar)

II AÑO 1985 – 13 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Antonio González Pérez

Segundo

Plácido Fernández Nava

Tercero

Manuel Pérez Rodríguez

III AÑO 1986 – 5 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero Segundo

Delfín Gutiérrez León

Tercero

IV AÑO 1987 - 25 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Juan Hernández Delgado. La Cañada

Segundo

Herederos de: Luis García González

Tercero

Manuel González Expósito

V AÑO 1988 – 9 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero Segundo Tercero

VI AÑO 1989 - 1 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Gregorio Díaz Trujillo

Segundo

Delfín Gutiérrez León

Tercero

Lorenzo Suárez Hernández (empatado con Pedro)

Recordar que el Concurso de Vinos Villa de La Orotava es exclusivo para vinos tintos.

1

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CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA

VII AÑO 1990 - 21 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Daniel Fernández

Segundo

Américo García Núñez

Tercero

Pedro

VIII AÑO 1991 – 6 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero Segundo

Juan Pacheco Santos

Tercero

IX AÑO 1992 – 25 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Herederos de Silvestre Luis

Segundo

Juan Luis Machado

Tercero

Felipe Domínguez Méndez

X AÑO 19932 – 17 de junio CATEGORÍA: Cosecheros - Vinos embotellados Primero

El Montijo - Bodegas El Montijo - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Tafuriaste - Bodega Tafuriaste - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Viña Taoro - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

XI AÑO 1994 – 9 de junio CATEGORÍA: Cosecheros - Vinos embotellados Primero

Vinos de Higa - Bodega El Calvario - D.O. Valle de La Orotava

Segundo Tercero

XII AÑO 19953 – 22 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Victorino Hernández Salazar

Segundo Tercero CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava Primero

Tajinaste - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Gran Theyda - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

Este año, a raíz de la puesta en marcha de la D.O. se presentaron conjuntamente los vinos de cosecheros tradicionales y los embotellados con D.O. 3 A partir de este año se crea otra categoría quedando de la siguiente manera: una de cosecheros tradicionales y otros con D.O. del término municipal de La Orotava. 2

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

XIII AÑO 1996 – 13 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero Segundo Tercero

José María Hernández Delgado CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

Primero

Tajinaste - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

XIV AÑO 1997 - 5 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Lucio Polo

Segundo

José Báez Díaz

Tercero

José María Hernández Delgado CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

Primero

Tajinaste. Maceración carbónica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

XV AÑO 1998 – 18 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero Segundo

José María Hernández Delgado

Tercero CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava Primero Segundo Tercero

XVI AÑO 1999 - 17 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Laura Pacheco Luis

Segundo

Juan Pedro Aguiar Luis

Tercero

Julio Orta Martín

Primero

Bodegas de Miranda. Maceración carbónica - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Bodegas de Miranda. Entera maceración - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

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CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA

XVII AÑO 2000 – 29 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Adonda Núñez

Segundo

Miguel González García

Tercero

Cándido Hernández Pérez CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

Primero

Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Bodegas de Miranda. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava

XVIII AÑO 2001 – II de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Mario Torres

Segundo

Miguel Acosta

Tercero

Hermanos Salazar y Méndez

Primero

Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

XIX AÑO 2002 – 6 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Jesús González Escobar

Segundo

Miguel González García

Primero

Bodegas de Miranda. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

Segundo Tercero

XX AÑO 2003 – 26 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Juan Rodríguez Expósito

Segundo

José María Hernández González

Tercero

José Báez Díaz CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

Primero

Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Gran Theyda. Maceración carbónica - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

XXI AÑO 2004 – 17 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

María Candelaria Orta Martín

Segundo

Emiliano González Rodríguez

Tercero

Anastasio Álamo Amador

Primero

Tajinaste. Vendimia seleccionada - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Bodegas de Miranda. Tinto fermentado en barrica - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

XXII AÑO 2005 – 2 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

José Pérez Cruz

Segundo

Jesús González Escobar

Tercero

María Candelaria Orta Martín CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

Primero

Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Arautava. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Arautava. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

XXIII AÑO 2006 – 22 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

María Candelaria Orta Martín

Segundo

Juan Peña Díaz

Tercero

David Oliva Brito

Primero

Gran Theyda. Vendimia seleccionada - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Miranda. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Tajinaste. Maceración carbónica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

XXIV AÑO 2007 – 14 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Candelaria González Domínguez

Segundo

Mario Torres Hernández

Tercero

Domingo Suárez Farrais

Primero

Valleoro. Tinto tradicional - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Gran Theyda. Vendimia seleccionada - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Bodegas de Miranda. Tinto fermentado en barrica - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA DE VINOS CON D.O. VALLE de La Orotava

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CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA

XXV AÑO 20084 – 29 de mayo CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Bernardino Hernández Trujillo

Segundo

Miguel Acosta Lima

Tercero

Hermanos Salazar Méndez CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES

Primero

Tajinaste. Tinto tradicional - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Tanganillo. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Bodegas de Miranda. Tinto tradicional - Bodegas El Penitente D.O. Valle de La Orotava CATEGORÍA: TINTOS NOBLES

Primero

Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Arautava. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Cruz del Teide. 11 meses en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

XXVI AÑO 20095 – 18 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Emiliano González Rodríguez

Segundo

María del Carmen González Regalado

Tercero

Cándido Hernández Rodríguez CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA

Primero

Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo

Segundo

Gran Theyda - Bodega Valleoro - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Aceviño - Bodega Aceviño - D.O. Ycoden-Daute-Isora CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES

Primero

El Ancón - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora

Segundo

Viñanorte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo

Tercero

Arautava - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Primero

Arautava. Fermentado en barrica - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Segundo

Tajinaste. Vendimia seleccionada - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Arautava. Tintilla - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

CATEGORÍA: TINTOS NOBLES

Se crea una nueva categoría quedando de la siguiente manera: tinto de cosecheros, tintos jóvenes y tintos nobles, todos aquellos que tienen un paso por barrica. Estas últimas con D.O. y siempre del término municipal de La Orotava. 5 El concurso pasa a tener ámbito insular y aparecen nuevas categorías: tintos de maceración carbónica, tintos jóvenes y tintos nobles (con un paso por barrica) aparte de los tradicionales de cosecheros. 4

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

XXVII AÑO 2010 – 10 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Mario Torres Hernández

Segundo

José Manuel Celorrio Dorta

Tercero

Domingo Suárez Farrais CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA

Primero

Flor de Chasna - Bodega Cumbres de Abona - D.O. Abona

Segundo

Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES

Primero

Los Quemados - Bodegas Reverón - D.O. Abona

Segundo

Pagos de Reverón - Bodegas Reverón D.O. Abona

Tercero

Tajinaste - Bodegas Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava CATEGORÍA: TINTOS NOBLES

Primero

Flor de Chasna - Bodegas Cumbres de Abona - D.O. Abona

Segundo

Balcón del Valle. Vendimia seleccionada - Bodega Balcón del Valle D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Suertes del Marqués. El Esquilón - Bodega Soagranorte - D.O. Valle de La Orotava

XXVIII AÑO 20116 – 30 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Familia Torres

Segundo

Bernardino Hernández Trujillo

Tercero

Emiliano González Rodríguez CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA

Primero

Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo

Primero

Los Quemados - Bodegas Reverón - D.O. Abona

Segundo

Pagos de Reverón - Bodegas Reverón - D.O. Abona

Tercero

El Ancón - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora

Primero

Hacienda de Acentejo - D.O. Tacoronte - Acentejo

Segundo

Tajinaste. 4 meses en barrica - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Ferrera - Bodega Ferrera - D.O. Valle de Güímar

CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES

CATEGORÍA: TINTOS NOBLES

CATEGORÍA: TINTOS DULCES Primero

Humboldt 2001 - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo

Segundo

El Ancón 2006 - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora

Se implanta una nueva categoría: tintos dulces.

6

148

CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA

XXIX AÑO 2012 – 14 de junio CATEGORÍA: Cosecheros Primero

Rosario Pérez Afonso

Segundo

Jesús González Escobar

Tercero

José Manuel Celorrio Dorta CATEGORÍA: TINTOS MACERACIÓN CARBÓNICA

Primero

Viña Norte - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Tacoronte - Acentejo CATEGORÍA: TINTOS JÓVENES

Primero

El Ancón - Bodegas Insulares de Tenerife - D.O. Ycoden-Daute-Isora

Segundo

Pagos de Reverón - Bodegas Reverón - D.O. Abona

Tercero

Bodegas de Miranda - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava CATEGORÍA: TINTOS NOBLES

Primero

Ferrera Legendario - Bodega Ferrera - D.O. Valle de Güímar

Segundo

CAN - Bodega Tajinaste - D.O. Valle de La Orotava

Tercero

Marba - Bodega Marba - D.O. Tacoronte - Acentejo CATEGORÍA: TINTOS DULCES

Primero

Arautava 2009 - Bodegas El Penitente - D.O. Valle de La Orotava

Elaborado por: Juan Enrique De Luis Bravo. Fuentes: hemeroteca, viticultores, bodegueros, Liceo de Taoro y Antonio Hernández Sánchez.

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

150

El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Bodegas de la D.O. Valle de La Orotava

151

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

TAJINASTE

El Ratiño, 5 38300 La Orotava - S/C de Tenerife Teléfono: 922 30 87 20 Móvil: 696 03 03 47 Fax: 922 30 87 20

VIÑA EL VALLE

Carretera Las Medianías, 156 38315 La Perdoma La Orotava - S/C de Tenerife Teléfono: 922 30 83 01 Fax: 922 21 34 77

EL PENITENTE

Camino La Habanera, 286 38300 La Orotava - S/C de Tenerife Teléfono: 922 30 90 24 Fax: 922 30 90 24

SOAGRANORTE

Calle El Ratiño - Suertes del Marqués 38315 La Orotava - S/C de Tenerife Teléfonos: 922 30 80 33 / 922 50 13 00 Móvil: 661 35 85 82 Fax: 922 50 34 62

VALLEORO

Carretera General La Orotava-Los Realejos, Km 4,5 38300 La Orotava - S/C de Tenerife Teléfono: 922 30 86 00 Fax: 922 30 82 33

TAFURIASTE

Las Candias Altas, 11 38300 La Orotava - S/C de Tenerife Teléfono: 922 33 60 27 Fax: 922 33 60 27 152

RELACIÓN DE BODEGAS DE LA D.O. VALLE DE LA OROTAVA

LOS GÜINES

Era de los Güines 38410 Los Realejos - S/C de Tenerife Teléfono: 922 35 38 55 Móvil: 686 37 46 46 Fax: 922 35 38 55

JUAN DIOS

Juan Dios - La Cartaya 38410 Los Realejos - S/C de Tenerife Móvil: 626 72 54 61 Fax: 922 34 20 48

LA SUERTITA

Calle Real, 35A - 38410 La Cruz Santa Los Realejos - S/C de Tenerife Móvil: 669 40 87 61 Fax: 922 35 32 34

LA HAYA

Calle Calzadilla, s/n. - El Cercado 38413 Los Realejos - S/C de Tenerife Móvil: 629 05 14 13 Fax: 922 37 29 59

SECADERO

San Benito 38410 Los Realejos - S/C de Tenerife Móvil: 665 80 79 66

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

Consejo Regulador Denominación de Origen Valle de La Orotava Teléfonos: 922 30 99 22 - 23 Fax: 922 30 99 24 Móvil: 608 17 21 21 [email protected] [email protected] www.dovalleorotava.com

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155

La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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El Vino en La Orotava siempre ha tenido buena calidad

Vinotecas del Valle de La Orotava

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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Este libro se terminó de imprimir en los talleres de Tipografía García, el 15 de mayo de 2013, día de San Isidro Labrador, Patrón de la Villa de La Orotava

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La Viña y el Vino en el Valle de La Orotava

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