LA EVALUACIÓN FORMATIVA PARA EL DESARROLLO DE LA PROFESIONALIZACIÓN DOCENTE

July 3, 2017 | Autor: Diana Medina Garfias | Categoría: Profesionalizacion Docente, Autoevaluación
Share Embed


Descripción

LA EVALUACIÓN FORMATIVA PARA EL DESARROLLO DE LA PROFESIONALIZACIÓN DOCENTE M. en Psic. Alejandra Garfias Vargas, Universidad Autónoma de Querétaro. Docente de Bachilleres [email protected] M. en C. Diana Ivette Medina Garfias, Universidad Mondragón-Uco. Docente de Universidad [email protected] Tipo de trabajo B. Reflexiones, ensayos o aportaciones. Eje de análisis 4. Profesionalización e identidad docente. Su impacto en los resultados escolares. Resumen La profesionalización docente implica entre otras cosas, detenerse repetidas veces a mirar en la identidad y estructura propia del docente, esto a su vez ha permitido que se identifiquen distintos procesos de evaluación de las prácticas docentes, desde las evaluaciones por medio de cuestionarios que los alumnos responden, hasta incluso tabuladores que tratan de identificar las habilidades y competencias de estos profesionales. Saber por qué, sobre qué, cómo y para quién evaluar son preguntas que deben de estar presentes siempre en la práctica educativa de un maestro, pues éstas permiten garantizar coherencia entre qué evaluar y cómo evaluar los progresos en la construcción de aprendizajes. Sin embargo la construcción de aprendizajes a que atiende esta reflexión es la del propio docente, puesto que interesa ubicar cómo a partir de la evaluación propia, el docente logra construir aprendizajes sobre su labor. Para ello se retoman propuestas de Zabalza, M. (2004) sobre evaluación formativa; de Rueda, M. (2010) sobre usar el concepto de evaluación de la docencia para la mejora de la profesión. Entre otros autores con los que se logra sostener que la evaluación tiene una función principal que lejos de evaluar ayuda al docente a autorregular su proceso en la labor, propicia como mencionó Jorba y Sanmartí (2008) que el aprendiz (es decir, el maestro en la evaluación propia de su labor), vaya construyendo un sistema personal sistemático y permanente de mejorar su práctica docente. La finalidad de este estudio es dar a conocer cómo la evaluación formativa como estrategia didáctica además de fomentar el desarrollo de aprendizajes en los alumnos, logra garantizar el análisis y la reflexión de la profesionalización docente. Palabras clave: Evaluación formativa, Autoevaluación, Profesionalización docente

LA EVALUACIÓN FORMATIVA PARA EL DESARROLLO DE LA PROFESIONALIZACIÓN DOCENTE “Se podría decir sin mucho temor a equivocarse: dime cómo evalúas y te diré que tipo de profesional eres” (Santos Guerra, 1999, p. 2)

Toda persona involucrada en procesos de enseñanza-aprendizaje debe de tener claros algunos aspectos sobre la evaluación. Saber por qué, sobre qué, cómo evaluar y para quién evaluar son preguntas que deben de estar presentes siempre en la práctica educativa de un maestro, pues éstas permiten garantizar coherencia entre qué evaluar y cómo evaluar los progresos en la construcción de aprendizajes. Gimeno Sacristán (1996), hizo referencia a la evaluación como un proceso para obtener información sobre cómo transcurre el proceso de enseñanza-aprendizaje, una vez que se tiene dicha información, se toman decisiones al respecto de ella y tiene sentido hacerlo, cuando se hace pública dicha información. Dar respuesta a las interrogantes qué evaluar, por qué evaluar y cómo evaluar, permite al docente clarificar, planear y elegir las estrategias adecuadas y acordes a lo que se enseñará durante un seminario, curso o taller. A este respecto Jorba y Sanmartí (2008), esquematizan la función de la evaluación de la siguiente manera:

Jorba y Sanmartí (2008), sugieren que un dispositivo pedagógico que contemple la atención a la diversidad a través de las áreas curriculares debería estructurarse alrededor de la llamada regulación continua de los aprendizajes. Regulación tanto en el sentido de adecuación de los procedimientos utilizados por el profesorado a las necesidades y progresos del alumnado, como de autorregulación para conseguir que los alumnos vayan construyendo un sistema personal de aprender y adquieran la mayor autonomía posible. Continua porque esta regulación no se da en un momento específico de la acción pedagógica, sino que debe ser uno de sus componentes permanentes. En cuanto a la regulación de adecuación de los procedimientos utilizados por el profesorado, se entiende que la evaluación deba llevarse a cabo también como un procedimiento de introspección docente, a partir del cual el docente se mira en el actuar de su profesión y no sólo se mira, sino que además se analiza, se critica, se plantea conflictos y propuestas, hasta que finalmente se reconstruye en un modelo cada vez más actualizado. A lo que también podremos llamar Autoevaluación, pero bajo las características de lo formativo, es decir implica que el docente auto-explore sus prácticas laborales y transforme lo que sea necesario para conseguir los éxitos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La evaluación no se cierra sobre sí misma, sino que pretende una mejora no sólo de los resultados sino de la racionalidad y de la justicia de las prácticas educativas. No se evalúa para estar entretenidos evaluando, para decir que se está realizando una evaluación, para controlar

los

programas,

para

hacer

publicidad

o

para

crear

conocimientos.

Fundamentalmente se hace la evaluación para conseguir la mejora de los programas: del que está en curso y de otros que se pongan en marcha (Santos, 1999, pp.10) Por tanto utilizaremos la evaluación formativa como medio para lograr la profesionalización docente, en el cumplimiento de: •

El desarrollo de aprendizajes significativos en los alumnos.



Un acercamiento al proceso de aprendizaje de los alumnos en relación a un programa educativo planteado



Las estrategias para impulsar a los alumnos a implicarse en sus procesos de aprendizaje



La transformación de las prácticas docentes que tienen como referencia un ideal de ese rol que juegan

Lo anterior, se concreta específicamente a partir de ejercicios del docente, es decir, las técnicas recomendadas en este ensayo para el desarrollo de la evaluación formativa son: el diario de clase, entrevistas estructuradas, portafolio de evidencias y el trabajo colegiado. Sobre le diario de clase, se considera que es una herramienta que ayuda principalmente al docente a hacerse consciente y a darse explicaciones acerca de lo que ocurre en sus clases. El diario de clase es un documento en el que el profesor o profesora recoge su impresión sobre lo que va sucediendo en sus clases, así lo define Zabalza (2004), quien además expresa las características que determinan los diarios de clase, tales como: es una narración hecha por los profesores, no tiene que ser una actividad diaria, sin embargo si debe tener una línea de continuidad en la recogida y redacción de las narraciones, su contenido debe ser aquello que para quien lo escribe es realmente destacable, el contenido puede ser abierto a quien lo escribe o puede ser bajo ciertas determinaciones sobre las que se deba escribir y que previamente fueron identificadas por el profesor, por último el marco espacial de la información que se recoge del diario generalmente está definido por lo que sucede en el aula. El diario de clase es una ventana que permite retomar lo que ocurrió en la clase, por lo tanto beneficia la formación de maestros, dado que a partir del análisis y reflexión que se genera a partir de los registros se pueden modificar prácticas, percepciones y procesos que no están funcionando de la manera que se creía. En este sentido, la principal función del diario se encamina a dar sentido a aquello que sucede durante las clases. El diario permite reconocer cuando el proceso de enseñanzaaprendizaje está siendo afectado por la falta de compromiso de los alumnos, cuando los alumnos no comprenden los contenidos o las explicaciones del docente, de igual forma permite analizar los comentarios que se dan en clase, así como también contribuye a localizar los errores y aciertos que el docente comete, de tal forma el diario sirve para generar un proceso reflexivo sobre las prácticas educativas que desarrolla el docente y el alumno. Parte de la profesionalización docente implicará el correcto uso del diario de clase, esto es, realizarlo como una actividad permanente, formal, continua y presente. La escritura del diario de clase se sugiere que se lleve a cabo inmediatamente después de la sesión dada, se debe registrar la fecha, la materia y el tema de clase en cada registro. Se puede hacer el análisis del diario de clase en conjunto con otros colegas docentes, compartir las experiencias siempre ha demostrado tener efectos reconfortantes y los otros puntos de vista dan al

profesional de la educación una visión global de su labor, lo que finalmente le permitirá tener objetividad. En cuanto a las entrevistas estructuradas, Elliot (1997) explicó que es conveniente entrevistar a aquellas personas con quienes se interactúa en el aula, hay tres tipos de entrevistas, las estructuradas, las semi-estructuradas y las no estructuradas. Se entiende que las semi-estructuradas serán entrevistas en las que haya preguntas sugeridas y conforme a las respuestas que dan los alumnos, ésta se va dirigiendo. La entrevista no estructurada será aquella que se utilice bajo una situación específica que detone o sugiera indagar en las percepciones de los alumnos, por lo que no se identifican preguntas determinadas, sino que éstas se van planteando conforme a la situación. En las estructuradas el maestro determina las preguntas que realizará, se sugiere llevar a cabo preguntas sobre los efectos del curso, las relaciones con el docente, las dudas que permanecieron y las veces que se resolvieron dudas, como parte de una evaluación final del curso. La entrevista estructurada es una técnica muy útil puesto que permite identificar las percepciones y posturas de los alumnos; sin embargo, se debe tener cuidado de aplicarla en un ambiente lo más natural posible y en el que los alumnos no se sientan amenazados por dar determinadas respuestas, de tal forma que los alumnos respondan lo que piensan y no estén bajo presión o ansiedad. Sobre el Portafolio de evidencias, se entiende que es una técnica que implica la recopilación de todos los trabajos realizados por los alumnos durante el curso. Esta técnica permite realizar análisis de datos, en este caso la intervención consiste en comparar los trabajos elaborados por los alumnos, con un documento ejemplar que cumple con los objetivos y normas de entrega; esto con fines identificar hasta dónde los alumnos cumplen con los objetivos planteados y en qué sentidos llegan a ignorar los contenidos dados. Se indaga sobre los contenidos mal abordados por los alumnos y la posible repercusión que haya tenido la práctica docente en ese resultado. Se busca que el docente analice aquellos contenidos en los que debe dedicar más tiempo y diferentes técnicas y estrategias de enseñanza. Y de aquellos contenidos que se construyeron con éxito por parte de los alumnos, lo que de la misma manera se correlaciona con la práctica profesional del docente para la consecución de logros y alcances, contemplando las futuras correcciones que ha de hacer en su labor profesional.

En la evaluación formativa los errores son objeto de estudio en tanto que es revelador de la naturaleza de las representaciones o de las estrategias elaboradas por el estudiante. A través de los errores, se puede diagnosticar qué tipo dificultades tienen los estudiantes para realizar las tareas que se les proponen, y de esta manera poder arbitrar los mecanismos necesarios para ayudarles a superados. Pero también interesa remarcar aquellos aspectos del aprendizaje en los que los alumnos han tenido éxito, pues así se refuerza este aprendizaje (Jorba y Sanmartí, 2008, pp.6) De tal manera que se enfatíza en hecho de que, el docente puede identificar en esos errores de los alumnos, áreas de oportunidad en su desarrollo profesional, es decir el docente puede tomar los errores en las respuestas de sus alumnos para profundizar y dar atención a sus propias intervenciones con el grupo, para transformar prácticas propias y adecuar para el cumplimiento del objetivo de aprendizaje. El trabajo colegiado implicará que los docentes se pongan a trabajar en conjunto con los grupos con los que coinciden a partir de las materias que imparten, de tal forma que se detengan a conversar-dialogar sobre los procedimientos, estrategias, técnicas, instrumentos y productos llevados a cabo por los alumnos, sobre las propias actividades docentes y sean entre sí monitores del éxito en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La profesionalización docente dependerá en suma de una adecuada implementación de esto que llamamos Evaluación Formativa, es vital para la mejora de prácticas docentes que los profesionales de la enseñanza puedan hacer un buen uso de los resultados que arroje la evaluación y no sólo la que va dirigida de manera directa a su función, sino también aquella que se dirige para evaluar dominios de aprendizaje de sus educandos y poder rastrear de todo ello las áreas que de trabajo se desprendan o que están involucradas para que el acto educativo sea un “enseñaje”, donde la mejora de la práctica docente y su reformulación constante sea la clave del éxito y la pieza angular que permita alcanzar los estándares de logro preestablecidos. Y es que la evaluación debiera implicarnos más que una simple aplicación automatizada de instrumentos de recogida de datos, implican una tarea reflexiva y poder analizar el significado y sentido de la evaluación a la luz de un marco interpretativo que permita tomar una postura desde la conciencia. Situemos pues a la evaluación como una actividad implicada a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje y que está íntimamente ligada como la sistematización de información,

la emisión de juicios y por supuesto con la toma de decisiones a fin de mejorar lo sucedido en el acto educativo. Este documento pretende invitar a centrarnos más en la función pedagógica sobre la función acreditativa, destacando que dentro del enfoque constructivista, que impera en la actualidad y en nuestros contextos inmediatos de desempeño, la evaluación es integral y que contempla varias dimensiones: a)

La dimensión psicopedagógica y curricular

b)

Dimensión referida a las prácticas de evaluación

c)

Dimensión normativa

Partiendo de esto parece pertinente y necesario que nos centremos en la posibilidad de un cambio en el proceso áulico pero más aún en los desempeños docentes, sobretodo en las prácticas que implican nuestras maneras de enseñar y concebir la evaluación escolar, y a dejar de focalizar la mirada sólo en productos observables y virar nuestra atención hacia los que está imbricado en los procesos de construcción de saberes. Y aquí aparece la interrogante sobre la significatividad de los aprendizajes, cuestión que permite recuperar lo que se refiere al marco ideológico del docente y que deberemos tener siempre muy consciente para no contaminar y filtrarlo a los alumnos pretendiendo que la significatividad (de los aprendizajes) para los alumnos responda más a una cuestión del docente. Todo lo aquí planteado pretenden ser aproximaciones a lo que hemos denominado como una aspiración “contar con una educación democrática”. Así pues este documento enfatiza que la evaluación no es de uso exclusivo y como muestra del poder del docente sino un elemento indisoluble a la práctica educativa que permite sistematizar y planificar las intervenciones. Y es que sí la educación es emancipadora (al menos así se estipula en las políticas educativas oficiales) no podemos seguir evaluando para tiranizar y como medio de control de aula. Por último se considera preciso enfatizar que si la evaluación es un proceso continuo de reflexión, los docentes debiéramos tener mayor claridad en el momento en que hacemos uso de las diferentes técnicas de evaluación en el aula, sin perder de vista que el fin pedagógico de la evaluación no es otro más que la mejora del proceso de enseñanzaaprendizaje y que los resultados deberían ser de mayor utilidad para las modificaciones de las prácticas de enseñanza en lugar de destinarse para estratificar a los alumnos.

Bibliografía •

ÁLVAREZ, M. J. (2001). Evaluar para conocer, examinar para excluir. Madrid: Morata.



Díaz, B. F. y Hernández, G. (2002). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo una interpretación constructivista (2° ed.). México, DF: McGrawHill.



Elliott, J. (1997). El Cambio educativo desde la investigación-acción. (2º ed.). Madrid: Morata.



GIMENO, S. (1996). Comprender y transformar la enseñanza. La evaluación de la enseñanza. Madrid: Morata.



Jorba y Sanmartí. (2008). Evaluación como ayuda al aprendizaje. La función pedagógica de la evaluación. Barcelona: Gaó.



Martínez, R. (2009). Evaluación formativa en aula y evaluación a gran escala: hacia un sistema más equilibrado. Revista IRESIE. Vol. 11, Núm. 2. México. Revisado el 27 de octubre de 2010, en: http://redie.uabc.mx/vol11no2/contenidomtzrizo2.html



Santos, G. (1999). Evaluación educativa. Un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Málaga: Editorial Magisterio del Río de la Plata.



Shagoury, R. y Miller, B. (2000). El arte de la indagación en el aula. Manual para docentes-investigadores. Barcelona: gedisa.



Zabalza, M. (2004). Diarios de clase. Un instrumento de investigación y desarrollo profesional. Madrid: Narcea.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.