La estructura material del códice 1. Los cuadernos

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Descripción

La estructura material del códice 1. Lós cuadernós Ana Belén Sánchez Prieto Universidad Complutense de Madrid Guión para el vídeo: https://youtu.be/KNYTIoii8-M

Al menos en el ámbito occidental, lo normal es que el libro en formato códice esté compuesto de cuadernos o fascículos, unidos mediante cosido, cada uno al cuaderno precedente. En este vídeo veremos cómo se construyen los cuadernos y qué tipos de cuadernos se encuentran en los manuscritos medievales. Y la unidad básica del cuaderno es el bifolio. Un bifolio es simplemente una hoja doblada por la mitad, de modo que da lugar a dos folios, o lo que es lo mismo, cuatro páginas. Si lo pensamos bien, un bifolio es el libro en formato códice más sencillo posible, aunque no es capaz de contener mucho texto.

Ilustración 1. Un bifolio y su representación en análisis codicológicos

Como la mayoría de los códices tienen más de dos hojas, la siguiente forma más sencilla de construir un códice es juntar varios bifolios, cada uno dentro del anterior, y entonces tendremos lo que se denomina un libro “monocuaderno”. La estructura material del códice 1. Los cuadernos https://youtu.be/KNYTIoii8-M

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El problema del libro monocuaderno es que en él la canal o corte frontal no es recta, a menos que la igualemos, pero eso implica entonces que las páginas centrales y las exteriores no son del mismo tamaño.

Ilustración 2. Códice monocuaderno, con su característica canal o corte frontal

Otra posibilidad es apilar una serie de bifolios y luego coserlos por el lado del pliegue, pero en esta opción el lomo resultará mucho más abultado que el corte frontal, debido sobre todo al grosor del hilo. La incomodidad para manejar tales códices condujo a los copistas de los primeros siglos cristianos a montar sus manuscritos en cuadernos de uso pocos bifolios, y actualmente los libros modernos siguen utilizando este sistema. El número de hojas de los cuadernos o fascículos es variable y depende de varios factores, uno de los cuales es el grosor del material escriptorio. El número de bifolios más habitual en los cuadernos de los códices medievales es 4. Recibía el nombre de quaternio, y de ahí deriva precisamente nuestra palabra cuaderno. Pues según el número de bifolios, los cuadernos recibían distintos nombres. Además del quaternio en los códices medievales encontramos con relativa frecuencia el quinio y el senio, que son cuadernos formados por 5 y 6 bifolios respectivamente. Existían también otros tipos de cuaderno en función de su número de bifolios, y cada uno recibía un nombre específico, hasta 8 bifolios. A partir de 9 la denominación es genérica y nos referimos a ellos con la expresión “cuaderno de n bifolios”. La estructura material del códice 1. Los cuadernos https://youtu.be/KNYTIoii8-M

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Nº de bifolios

Denominación del cuaderno

Nº de hojas

Nº de páginas

1

singulión, unio

2

4

2

duerno, binión, binio

4

8

3

terno, ternión, ternio

6

12

4

cuaterno, cuaternión,quaternio

8

16

5

quinterno, quinión, quinio

10

20

6

sexterno, senión, senio

12

24

7

septerno, septenión, septenio 14

28

8

octerno, octonión, octonio

32

16

Cuando los codicólogos describimos la estructura de un códice enumeramos los tipos de cuadernos en el orden en que se encuentran en el libro, por ejemplo, un senión más cinco quaterniones. Pero a veces es más práctico representarlos gráficamente de un modo convencional en el que cada bifolio es un ángulo o una especie de corchete tumbado. En esta última modalidad el cosido se representa por una línea vertical.

Ilustración 3. Posibles representaciones de un cuaternión

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Hasta ahora hemos visto solamente los cuadernos denominados regulares, pero también es posible encontrar cuadernos irregulares. Uno de estos tipos irregulares de cuaderno es el cuaderno de doble cosido. Básicamente consiste en la existencia de dos cuadernos (normalmente singuliones o biniones) dentro de otro cuaderno. Podría representarse gráficamente de esta manera.

Ilustración 4. Representaciones de un cuaderno de doble cosido

Así mismo puede suceder que falte una de las hojas que componen el bifolio, porque haya sido cortada a poca distancia de la doblez central del pliego. La tira restante que permite la fijación de la pieza mediante la costura común es llamada “pestaña” o “talón”. También existe la posibilidad de que un bifolio haya sido insertado del mismo modo, e incluso puede ser que dos folios provistos de pestañas estén superpuestos mediante pestañas o talones.

Ilustración 5. Representaciones de un cuaderno irregular, donde dos folios originariamente independientes han sido añadidos mediante sus respectivas pestañas o talones

De igual modo, dos folios carentes de pestañas son susceptibles de ser unidos artificialmente mediante una cartivana o pieza larga y estrecha plegada en dos a lo largo, y sujeta a la costura. Los folios aislados se encolan o cosen en los bordes de esta banda.

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Ilustración 6. Un folio añadido a un cuaderno mediante una cartivana

No hay que confundir esta pieza con otra de la misma forma denominada “refuerzo”, y que se ponía a caballo en el pliegue, bien sobre el bifolio exterior o el central del cuaderno, para darle mayor consistencia. Pero esta pieza no está sosteniendo ninguna hoja. Cuando examinamos los cuadernos en los manuscritos occidentales en pergamino hay un rasgo que llama mucho la atención: en una apertura del libro encontramos en ambas caras el lado del pelo o el lado de la carne. Solo muy esporádicamente en una apertura encontraremos una página con el lado de la carne y otra con el lado del pelo. Este comportamiento de los códices medievales occidentales fue observado por primera vez en el siglo XIX por el erudito germano americano Caspar René Gregory, y de ahí que en la actualidad se conozca como “Ley de Gregory”.

Ilustración 7. Un cuaternión en el que se cumple la Ley de Gregory

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Para obtener cuadernos en los que se cumpla la Ley de Gregory debemos colocar los bifolios de un modo particular, de modo que antes de doblarlos el lado del pelo de un bifolio se corresponda con el lado del pelo del bifolio anterior o el siguiente. Los cuadernos debían comenzar y obviamente terminar por el mismo lado del pergamino. Y la elección de ese lado, carne o pelo, dependía de los usos locales o temporales. Por ejemplo, en los manuscritos del Bajo Imperio Romano y del mundo ortodoxo griego, las páginas primera y última de un cuaderno están constituidas por el lado interno del pergamino, práctica utilizada de nuevo durante la época humanística del siglo XV italiano. Pero en el resto de Europa, desde el período precarolingio hasta el gótico, ocurre exactamente lo contrario, esto es, que las páginas primera y última de un cuaderno corresponden al lado externo del pergamino. La razón de este comportamiento no la conocemos con certeza. Puede ser que los copistas no buscaran otra cosa que un equilibrio de dobles páginas iguales al poner una al lado de la otra. Pero la ley de Gregory ocurre de manera demasiado frecuente, incluso en ejemplares poco elegantes que no prestan gran atención al aspecto exterior. Es posible por tanto que sea resultado de los métodos de plegado, pero eso lo veremos en el siguiente vídeo.

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