La energía eólica como una ventana de oportunidad para el desarrollo argentino

La energía eólica como una ventana de oportunidad para el desarrollo argentino Desarrollo de las economías Diego Daniel Roger - Pablo Bereciartua Instituto Tecnológico de Buenos Aires

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LA ENERGÍA EÓLICA COMO UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD PARA EL DESARROLLO ARGENTINO1

INTRODUCCIÓN ¿Cómo hacer para que Argentina se encamine hacia un proceso de desarrollo con inclusión, competitivo y sostenible? Esta pregunta, piedra angular de la economía política argentina, debe ser respondida si se quiere superar de manera definitiva los períodos de auge, estancamiento y retroceso que han caracterizado nuestra historia. En el presente trabajo se esboza una respuesta a dicho interrogante a partir de una propuesta encuadrada en una visión del desarrollo alternativa a las dominantes, resumida en la propuesta de Carlota Pérez, a la vez que se fundamenta la oportunidad sobre la base de la transición de régimen energético que el mundo ya está iniciando.

! 1. LA DINÁMICA DEL DESARROLLO A partir de los hallazgos de la corriente evolucionista (López, 1998) de la economía, Carlota Pérez (2001, 2004) ha propuesto una visión sobre el desarrollo que lo sitúa en íntima relación con la dinámica del cambio tecnológico (Dossi, 2003) dentro del sistema mundial, y en particular, la dinámica del centro de la economía-mundo capitalista (Wallerstein, 2011). Para la autora el desarrollo consiste en el aprovechamiento de sucesivas y cambiantes ventanas de oportunidad que surgen de la dinámica de las revoluciones tecnológicas que acaecen en el capitalismo (Pérez, 2001, p. 1). Para que un país de la periferia como el nuestro se pueda desarrollar, debe entonces, identificar la naturaleza de dichas ventanas y llevar adelante una estrategia que le permita aprovecharlas. Las revoluciones tecnológicas se despliegan en períodos de aproximadamente 50 años dando lugar a oleadas de desarrollo-, y consisten en la emergencia de una nueva forma de producir a partir de la aparición de un conjunto de tecnologías (blandas y duras), acompañadas habitualmente por algún insumo barato y una fuente de energía abundante 1

El presente trabajo constituye un avance de la Tesis para la Maestría en Dirección Estratégica y Tecnológica, del ITBA. El autor de la misma Es Diego Daniel Roger y el Tutor Pablo Bereciartua. 1

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y barata, que crean y expanden mercados, elevan la productividad del trabajo, y expanden a espacios geográficos cada vez más amplios los mercados. A lo largo de la historia se han dado cinco revoluciones tecnológicas: 1) la revolución industrial; 2) la era del vapor y los ferrocarriles; 3) era del acero, la electricidad y la ingeniería pesada; 4) era del petróleo, el automóvil y la producción en masa; 5) era de la informática y las telecomunicaciones (Pérez, 2004, p. 44). Figura 1 Despliegue geográfico de las tecnologías a medida que se acercan a la madurez

Fuente: Wells, 1972, p. 15. Cada una de estas revoluciones se caracteriza por tener cuatro fases, asociadas al ciclo de vida de las tecnologías (Figura 1) que la motorizan, y que son las que determinan las ventanas de oportunidad para el desarrollo para los países atrasados (Figura 2). Dichas fases son a) irrupción; b) frenesí; c) sinergia; d) madurez. Para el caso del tercer mundo, las mejores oportunidades se dan en las fases 1 y 4, y con más especificidad, en la transición de una revolución a otra. Durante un período de unos 20 años o más, durante la transición de un paradigma a otro, coexisten las tecnologías viejas con las nuevas. El grueso de las tecnologías maduras del paradigma anterior se va estirando al máximo, intentando superar la limitación al crecimiento de su productividad y de sus mercados desplegándose geográficamente para sobrevivir. Esto ocurre al tiempo que las nuevas tecnologías se expanden, florecen y crecen rápidamente y con grandes márgenes de beneficio (Pérez, 2001, p. 126).

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Durante la transición entre paradigmas entonces, se abren simultáneamente las dos mayores ventanas de oportunidad: la fase uno, de las nuevas tecnologías, y la fase cuatro, de las maduras (Figura 3). Figura 2 Cambio en los requisitos de ingreso según la fase de evolución de las tecnologías

Fuente: Pérez, 2001, p. 118.

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Figura 3 La transición como la mejor oportunidad para dar un salto adelante

Fuente: Pérez, 2001, p. 125.

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La oportunidad se basa en el hecho de que, las tecnologías maduras, pueden servir para desarrollar senderos de aprendizaje, el cual debe conducir hacia las nuevas, que se están desarrollando, son de relativo fácil acceso, y tienen el potencial para revolucionar a las viejas tecnologías, abrir nuevos mercados y potenciar la productividad. Sobre esta base, y para que América Latina (Pérez, 200) aproveche la actual ventana de oportunidad, la autora propone una estrategia dual: que se utilicen los recursos naturales y las industrias de procesos con ellos relacionadas para generar competitividad, divisas y senderos de aprendizaje en las ciencias de la vida y materiales (parte de arriba de la estrategia); y que se trabaje fuertemente a nivel territorial generando clústers, con fuertes procesos innovativos en lo social (Arocena y Sutz, 2003), tecnológico y empresarial, para aprovechar las oportunidades de micro segmentación que ofrece el mercado actual (parte de abajo de la estrategia, para generar inclusión). En tal sentido, la propuesta del trabajo se ubica en la parte de arriba de la estrategia, con un fuerte énfasis en la sustentabilidad como imperativo de la futura competitividad, a la vez que como condición de posibilidad de la transición a una economía poscarbónica.

! 2. LA ACTUAL VENTANA DE OPORTUNIDAD Para aprovechar la ventana de oportunidad de la transición es necesario comenzar a trabajar en el presente, pues ya se están gestando en la actualidad las tecnologías que serán la base de la sexta revolución tecnológica (Pérez, 2010); y de hecho, estamos ya en la transición de régimen energético, el cual definirá el perfil energético en el cual se sustentará la nueva oleada de desarrollo. La energía está íntimamente ligada al desarrollo de las sociedades (Lévi-Srauss, 1969; White, 1959, 1964; Cottrell, 2009); y de hecho, el nivel de consumo de la misma es un indicador bastante aproximado del desarrollo cultural, social y tecnológico. La forma en la cual cada sociedad captura, transforma, y usa la energía constituye un régimen energético, que asociado a ciertas tecnologías, delimita las posibilidades históricas de cada sociedad. La época moderna y su modo de vida, sólo ha sido posible por la vía de los combustibles fósiles, que han permitido que la humanidad alcance una época sin igual en lo que hace a desarrollo tecnológico y su expansión como especie, pero la misma se 4

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sustenta sobre pies de barro, pues éste régimen se fundamenta en el uso de recursos no renovables que con su impacto están destruyendo el equilibrio de la biosfera, y por ende, las condiciones necesarias para preservar la vida en el planeta. Las cuestiones ambientales entonces, y la progresiva y constante caída de la eficacia termodinámica de los hidrocarburos como base del régimen energético, vienen marcando el paso de una lenta pero inexorable transición hacia un régimen energético basado en energías renovables. Dicha transición, que en Europa y EEUU se ha iniciado bajo el paradigma de la Tercera Revolución Industrial (Rifkin, 2011), tiene como actores centrales al viento y al sol, y la principal consecuencia de ella será que al cabo de algunas décadas, se habrá definido un nuevo régimen energético, con un alto peso de las energías renovables, y que se basará en tecnologías que, al presente, se encuentran en su primera fase de desarrollo, pero que para entonces, sólo serán accesibles a nuestro país sobre la base de la importación. En éste punto debemos preguntarnos qué oportunidad ofrece esto al país, para iniciar un proceso de desarrollo. Y para responder dicha pregunta es necesario comprender la naturaleza de los problemas que el país ha tenido para desarrollarse y que tiene el país de cara a lo que se juzga que será la base del nuevo régimen energético.

! 3. LO QUE HAY QUE EVITAR, LO QUE HAY QUE HACER Ante este escenario Argentina se encuentra con dos factores que pueden propiciar un aprovechamiento de la oportunidad ofrecida por la transición. En primer lugar, el país cuenta con un potencial eólico continental enorme, del orden de los 2.000 Gw, con vientos de un factor de capacidad de más de 35% en buena parte de su territorio (Figura 4). Por el otro, existe un desarrollo en la industria eólica local que hace posible un desarrollo endógeno del sector, de modo de aprovechar a la ventaja comparativa (viento) para desarrollar ventajas competitivas dinámicas (CADER, 2009; Fundación Bariloche, 2009). Sobre esta base entonces, se trata de desarrollar las herramientas necesarias para aprovechar la oportunidad; o lo que es lo mismo, concebir, planificar, ejecutar y mejorar políticas de desarrollo energético-industrial que permitan el despliegue de la

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potencialidad del país en el sector, generando una oportunidad de desarrollo en un nuevo sector. A la hora de concebir dicha política hay que plantear un marco adecuado para la misma, a la vez que tomar nota de las vías muertas con que el país se ha encontrado en su busca del desarrollo. Figura 4 Vientos de más de 35% de Factor de Capacidad a 70 mts. de altura

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FUENTE: MINPLAN.

En lo que hace al marco, no se puede ignorar la posición periférica y subdesarrollada del país (Arocena y Sutz, 2003) en la economía mundo, como así tampoco, los elementos que definen la dinámica del mismo (tecnología), la necesidad que las políticas a desarrollar sean sostenibles, y la lección histórica de que nadie se desarrolla imitando el recorrido de otros países, pues esa senda se cierra en cada ocasión con el camino transitado. En suma, el proyecto debe responder al momento histórico y a las especificidades del país, no amoldarse a preceptos ideológicos o intereses del statu quo.

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En lo que respecta al aprendizaje, es necesario sacar algunas implicancias de nuestra historia. Nuestro país ocupa en el sistema-mundo una posición dependiente y subdesarrollada, y por ende tiene inflación, inestabilidad macroeconómica, fuga de divisas, etc. Esto es así y no al revés, pues dichos fenómenos son el emergente de una posición del país en la distribución internacional del trabajo; por ende, el remedio para una macroeconomía desequilibrada no son políticas de estabilización o cualquier otra receta de manual de economía, sino una adecuada política industrial. Y por adecuada, queremos decir que reconozca estas condiciones, y que a a partir de ello, construya sus condiciones de posibilidad.

! 4. LA PROPUESTA ¿Qué se precisa entonces para que el sector eólico argentino se convierta en un polo de dinamismo industrial y desarrollo? A nuestro criterio, una propuesta integral, que comprometiendo a un núcleo básico de actores, asegure una política pública de largo plazo que induzca el despegue del sector, asegurando los elementos esenciales para ello. El núcleo básico de actores está dado por el Estado en sus diversos niveles, los empresarios de la cadena de valor del sector (y aquellos que manejen conocimientos y competencias solidarias con el mismo), los actores del Sistema Nacional de Innovación (SNI), y el sector financiero. Se trata entonces de sancionar un marco legal que dé un horizonte mínimo de veinte años, en el cual se cree una institución dedicada al desarrollo del sector, un esquema de financiamiento para el sector, incluyendo la I+D+i, un esquema de comercialización de la energía generada y una hoja de ruta para el sector (Figura 5). La institución, con el formato de un consorcio (CDSEA), debe agrupar al Estado, las empresas y los actores del SNI, con un directorio basado en la representatividad (la gobernanza del proceso) y un equipo de gestión técnico político, encargado de ejecutar la política de desarrollo del sector. El esquema de financiamiento, se debe basar en el Estado para lograr el despegue del sector. Para ello se emitirán bonos dollar linked a 20 años, con una tasa del 3% anual, que cubrirá el total del objetivo base de Mw eólicos a instalar. Este bono, comprado por el Estado, fondeará un fideicomiso para el desarrollo del sector eólico (FDSEA), el cual 7

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a su vez financiará fideicomisos de obra para cada parque a desarrollar. El FDSEA cobrará un fee por el financiamiento de cada parque, el cual será destinado a financiar la I+D+i del sector. Los fideicomisos de obra de cada parque tendrán como bien fideicomitido la electricidad que los mismos produzcan por el plazo de amortización de los parques, que será igual al de los bonos.

! Figura 5 Esquema general del mecanismo de desarrollo del sector

FUENTE: Elaboración propia

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Todos los participantes del régimen deberán reinvertir una parte de sus ganancias en la compra de bonos para financiar al sector. Se sancionará un régimen fiscal uniforme para el sector, y un régimen especial para ganancias. La electricidad generada por los parques se venderá en su totalidad (durante el plazo de amortización) a CAMMESA a una tarifa especial, que estará asociada a la curva de aprendizaje de la industria. Es decir, a medida que se avance con la producción local se irá bajando el precio del MW/h, sobre la base de objetivos de costo de la industria y su análisis. La I+D+i será gestionada por el CDSEA mediante un fideicomiso, fondeado con el mencionado fee sobre el financiamiento de los parques. Éste fideicomiso será manejado con criterios comerciales, y debe financiar tanto el esfuerzo emprendedor (mediante fondos de riesgo, ángel, etc) como el proceso de innovación (vector de la baja de costos, junto con los aprendizajes) y mejora de los equipos. Se deberá financiar también la mejora y desarrollo de sistemas de almacenaje, principalmente hidrógeno y centrales de bombeo. Asimismo, para garantizar la creación de un sector plural en empresas, se debe impulsar la aparición de nuevas empresas sobre la base de un enfoque de competencias dinámicas, y una empresa mixta modelo -que puede ser INVAP- que debe servir como referencia de costos. Los aumentos de costos fuera de parámetros se deben resolver por medio de los mecanismos de gobernanza. Para garantizar el precio de la electricidad, se pueden adoptar acciones complementarias, que en el largo plazo deben confluir en una política energética macro, que venda la electricidad a su costo y discrimine a la hora de subsidiar. Para iniciar éste esquema, toda la energía producida por los parques desarrollados, debe venderse a grandes usuarios, usuarios residenciales que estén en condiciones de pagar su costo, y al Estado. Un despliegue adecuado del sector sólo se logrará con inversión estatal en capacidad de transporte y en sistemas de almacenaje, a fin de solucionar el problema de la intermitencia de la generación eólica. Para ello, una buena solución de corto-medio plazo son las centrales de bombeo, que es postulable desarrollarlas con un sólo embalse y con agua de mar, como el caso de la central de Yanbaru, en Japón. No obstante ello, la

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solución de largo plazo pasa por el hidrógeno, las redes inteligentes y el almacenaje distribuido (edificios y autos con almacenaje de hidrógeno y/o baterías).

! ALGUNOS ESCENARIOS Para pensar el desenvolvimiento del sector se propone como escenario una inversión de 1000 Mw al año de potencia instalada, a costos actuales, el equivalente en pesos de U$S 2.100 millones, sobre 20 años de inversión. A partir de ello, y sobre la base de costos operativos internacionales y los flujos de inversión de la propuesta, se elaboran los siguientes resultados.

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Figura 6 Mw de potencia instalada según escenarios de costos por bienio

FUENTE: Elaboración propia . Tabla 1 Escenarios de rentabilidad entre variaciones del precio del MW/H de

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electricidad y la baja de costos de los parques

FUENTE: Elaboración propia.

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Tabla 2 VAN y TIR sin impuestos por MW/H de potencia instalada para diferentes escenarios de Factor de Capacidad y precio del MW/H

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FUENTE: Elaboración propia Figura 7

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Cash flow disponible para el fideicomiso de innovación

FUENTE: Elaboración propia

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Figura 8 Cash flow FDSEA según escenarios de inversión

FUENTE: Elaboración propia .

! 5. CONCLUSIONES

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Como es posible apreciar en los escenarios propuestos, sobre la base de la herramienta de financiamiento, es posible en aproximadamente 20 años, llevar a la energía eólica a cerca de un 30 % de la capacidad instalada del parque de generación. Esto es posible sobre la base de un régimen especial, que permite generar las sinergías necesarias para lograr costos decrecientes por adopción, rendimientos por escala, senderos de aprendizaje y el desarrollo de competencias dinámicas. En estos cálculos no se han incluido mercados de exportación, que sería posible desarrollar sobre la base de la ampliación del esquema de financiamiento al sector privado. Finalmente cabe señalar que el sector eólico -encarado es éste esquema, con fabricación local- tiene un potencial para generar 100 veces más empleo que el sector energético tradicional (Rifkin, Easley y Laitner, 2009); por lo cual, constituye una excelente vía de inclusión, además de una oportunidad sin igual para el desarrollo del país, vía la baja de costos energéticos, en un sendero que nos prepararía para una economía poscarbónica y en camino al desarrollo.

! REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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