La encrucijada o el punto de no retorno. Urbanismo preventivo o Urbanismo regenerativo.

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Descripción

La encrucijada o el punto de no retorno. Urbanismo preventivo o Urbanismo regenerativo. Javier Corvalán, Julio Diarte, arquitectos. Conferencia ADU 2020. Lima, Perú. Diciembre de 2012.

La encrucijada o el punto de no retorno. Urbanismo preventivo o Urbanismo regenerativo. Este ensayo propone una mirada distinta sobre como aprendimos a percibir el territorio donde vivimos y como enseñamos a proyectarlo dando respuestas a sus actuales problemas. Hasta la actualidad la reflexión sobre la expansión de nuestras ciudades ha sido enfocada desde la óptica de la Regeneración o Rehabilitación Urbana. Este ensayo no pretende proponer un sentido contrario de 180º a lo vigente –el urbanismo regenerativo- sino que apuesta a un Urbanismo Preventivo que lo complemente cubriendo los vacios que el anterior deja. Para tal fin nace nuestro interés de investigar aquellos vacíos en su raíz a partir de un contexto general -Sudamérica- y otro particular –Paraguay, reconociendo la existencia del sistema biofísico como sistema tangible lo natural y lo construido- y del sociocultural-histórico como sistema intangible. De esta manera se logra además poner en evidencia la falta de conocimiento que tenemos sobre la forma y lógica originarias de nuestro territorio. Históricamente Latinoamérica encuentra sus raíces en la fusión de dos racionalidades completamente diferentes, los americanos naturales o indígenas y los españoles y portugueses. De aquellos habitantes originarios, según su cultura y su forma de relacionarse con el territorio básicamente podemos distinguir dos grandes grupos (Parés, 1995): el de los sedentarios; que dejaron testimonio de su sus formas de vida expresadas en obras monumentales y ubicados en las zonas de montañas y planicies –por lo tanto de difícil desplazamiento-, y los nómadas; cuyas manifestaciones tangibles se reducen a la producción de objetos básicamente utilitarios, cargados de representaciones míticas y rituales y ubicados a lo largo de ríos y costas marítimas, próximas a áreas selváticas. En el mundo se concibió la arquitectura a partir de estas dos formas de posicionarse en el territorio. La conquista del territorio americano a partir de 1492 vino aparejada con la fundación de ciudades abstractas, desvinculadas con la rugosidad de la topografía y la manera de vida

de las culturas originarias, donde los europeos terminaron por consolidar la cultura sedentaria dividiéndola políticamente y reduciendo drásticamente a las culturas nómadas (1er punto de la encrucijada). Como consecuencia, en Latinoamérica generalmente se da valor a aquella cultura sedentaria desplazando en cierta medida la nómada. A esta forma de habitar y distribuirse en el territorio se suma un componente fundamental: la Lengua. La hipótesis que sostiene una ascendencia cultural común entre las nociones indígenas Karive, Tupí y Guaraní es confirmada en el trabajo de investigación realizado por Carmen Helena Parés1 que ubica una lengua de origen común entre los pueblos ubicados en la región comprendida entre los paralelos 15º de latitud norte y 40º de latitud sur del continente sudamericano: el TupíGuaraní. Esta característica, en el Paraguay –país bilingüe hasta hoy díaadquiere una gran importancia y lo define como diferente de los demás, le da identidad y le permite percibir el territorio de una manera distinta a los países monolingües. A decir verdad, un mapa toponímico graficaría mejor la identidad del territorio que la de uno político. Conectados al mar por el rio, históricamente en el Paraguay el territorio se ocupa a partir de la fundación de Asunción (1537) en la zona central –según su límite político actual- con españoles y, a partir de allí aparecen pueblos de indios de misiones franciscanas. A 200 km al sureste en las cercanías del rio Paraná comenzaron a asentarse más tarde las misiones jesuitas. Hoy día esta región central es una “isla” limitada por el río Paraguay, el Bajo Chaco, el lago Ypacarai y los humedales del lago Ypoa, contando con aproximadamente 3.000.000 de habitantes –que representa el 44% de la población total del país- y 23 centros urbanos repartidos en aproximadamente 1.570 km2 -equivalente a 0,39% del total-, incluyendo además la zona metropolitana de Asunción y en todo su subsuelo al acuífero denominado Patiño. En la encrucijada propuesta puede realizarse un paralelismo entre la expansión de las ciudades en la región señalada anteriormente y el caso de la expansión urbana de la ciudad brasileña de Sao Paulo – PARÉS, Carmen Helena et al. Huellas KA-TU-GUA: Ensayos. 1ª ed. Caracas: Anauco Ediciones, 1995.

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llegando hoy a constituirse en la mayor población urbana del continente sudamericano- vaticinando un futuro similar para nuestro caso de estudio. A partir de este ejercicio de comparación y proyección surgen las siguientes preguntas: ¿Nos dirigimos a ese modelo como punto de no retorno aplicando constantemente el sistema de Regeneración Urbana que busca corregir los desequilibrios del crecimiento descontrolado o ilimitado? O ¿nos detenemos y cambiamos de rumbo? –Segunda encrucijada-. Es sabido que los centros urbanos sufren los fenómenos de las migraciones aumentando la movilidad a cada día, lo cual se evidencia en cifras de censos actuales. Estas migraciones son locales del campo a la ciudad, de ciudad a otra ciudad y de un país a otro. En este contexto nos formulamos otros cuestionamientos: ¿Son los conceptos sedentarios de arquitectura los que priman aún? ¿Cómo responde la regeneración urbana de las ciudades sedentarias a estos fenómenos de movilidad del campo a la ciudad, las migraciones internacionales, etc.? ¿Qué sucede con los desequilibrios naturales y la degradación ambiental que genera nuestro oficio con la construcción infinita de las ciudades sumada a las devastaciones agrícola-ganaderas de nuestros bosques? Camino de retorno –tercera encrucijada: Presente-. La manera en la que aprendemos, enseñamos, proyectamos y construimos Arquitectura en Paraguay y Sudamérica debe modificar sustancialmente su noción antropocéntrica y concebir sistemas preventivos y auto-regulados vinculados estrechamente al soporte físico y cultural que los contiene acercando a la vida en las futuras ciudades a un equilibrio más cercano a aquel guaranítico Para-gua-y de los originarios. El Urbanismo Preventivo de las ciudades busca actuar inmediatamente en las aéreas amenazadas por la expansión descontrolada del modelo vigente de ciudad horizontal de baja de densidad y es en las ciudades de la periferia donde debe actuar con más fuerza.

Algunas estrategias del Urbanismo Preventivo pueden ser: Representación clara del territorio. Una de las cuestiones más importantes a rescatar de las culturas originarias y nómadas, es el conocimiento y la relación equilibrada que mantenían con el medio donde se encontraban. Entonces, el primer paso para establecer una relación firme con nuestro medio es su conocimiento. Por lo tanto, es necesaria una mirada exhaustiva de la forma del territorio, el reconocimiento de su topografía y funcionamiento ambiental. Por ejemplo, la región central del Paraguay, a partir de la ciudad de Asunción, carece de un registro catastral unificado que conjugue datos que interesen a distintas miradas. Los datos existentes se encuentran desconectados entre si y la confusión impera sobre el verdadero conocimiento del sitio. Esto deriva en que no existan más que opiniones particulares, parciales o aisladas en cuanto al conocimiento integro de la región. Es importante y más aun en nuestro contexto de la reflexión sobre el territorio, la representación simple y clara del universo del mismo, para la comprensión particular de cada elemento que se encuentra en el. Esto permite poder tener una imagen clara de la realidad del territorio para luego tomar decisiones consientes y consecuentes. La manera de representar el territorio, ha sido hasta hoy día de alguna manera aleatoria, y relacionada a decisiones políticas que no responden a la lógica biofísica intrínseca de la región. Es decir, las divisiones políticas no bastan, y es ahí donde cobran importancia las relaciones que existen entre lo físico natural y lo físico construido. Generación de oxigeno. Resulta imprescindible proteger y aumentar las áreas verdes en todos sus tipos proporcionalmente a la cantidad de habitantes de las ciudades; Realizando un simple cálculo se puede determinar la proporción de áreas verdes por número de habitantes. Considerando la ciudad de

Asunción, que cuenta con insuficientes m2 de áreas verdes por habitante, queda por resolver dicha problemática a fin de permitir una mejor calidad de vida de sus habitantes. La problemática en Asunción resulta en el hecho de que la mayor cantidad de masa verde de la ciudad es de dominio privado, como consecuencia directa de una falta de planificación. Para que esto no suceda en la periferia, es de suma importancia implementar estrategias de protección de áreas biológicamente frágiles, que permitan compensaciones para las personas afectadas. Reconstruir los caminos del agua. La etimología de la palabra “Paraguay” tiene su origen en el idioma tupí-guaraní, “Para-gua-y”, que significa Para: mar, Gua: de, y: agua, que puede entenderse como “Agua que va al mar”. Estos pueblos originarios nómadas, concebían a los ríos como las principales vías de comunicación. Irónicamente, la relación que tienen nuestras ciudades con los recursos hídricos, es contraria a la de las culturas originarias. Somos herederos de una cultura racionalmente opuesta que reniega los fenómenos naturales, y para la que los cursos de agua representan obstáculos en relación al asentamiento humano. Nuestra realidad es entonces un reflejo de esto: La ciudad de Asunción le da la espalda al rio, construye encima de sus arroyos o los utiliza como depósito de desperdicios. Consideramos que los demás centros urbanos de la región central actúan de la misma manera. Por lo tanto, es imprescindible proteger y reconstruir las áreas de influencia de cursos de agua. En el Paraguay el patrón de geometrización y parcelamiento no reconoce en la mayor parte de los casos ninguna particularidad de la topografía, hidrografía o vegetación del lugar. Resultando en el loteo indiscriminado de zonas altas y bajas que incluyen todo tipo de cursos de agua o nacientes o arroyos. Con el tiempo la acción de hombre para poder dominar el accidente natural –en el caso en que le haya tocado- y hacer de su propiedad un sitio edificable resulta en el perjuicio del sistema de escurrimiento natural

de las aguas subterráneas y/o de lluvia afectando gravemente el equilibrio natural. Las consecuencias de este tipo de situaciones se revelan cuando los fenómenos naturales como las lluvias afectan dramáticamente a la ciudad o urbanizaciones localizadas en áreas de riesgo. Establecer los límites urbanos y aumentar la densidad. “La concepción ambientalista del uso de la tierra del uso de la tierra, y de la rotación de los cultivos lleva implícito, incide directamente en los límites que establecen para la obtención de recursos. Todo lo cual se va a traducir en el número de objetos limitados, en el tipo de vivienda que se construye, en el mobiliario utilizado, etc.”2.

Como bien lo identifica Parés, los límites de los asentamientos humanos de los pueblos originarios de las zonas bajas del continente sudamericano, estaban dados por una relación estrecha entre el uso de los recursos y la capacidad del lugar de proveerlos sin comprometer el equilibrio ecológico. Por otro lado, Sergio Buarque de Holanda, en su libro “Raizes do Brasil” menciona: “El propio trazado de los centros urbanos en la América española, denuncia el esfuerzo determinado de vencer y rectificar la fantasía caprichosa del paisaje agreste: es un acto definido de voluntad humana. Las rutas no se dejan modelar por la sinuosidad y por las asperezas del suelo; les imponen antes el acento voluntario de la línea recta (…) (…) fue simplemente un triunfo de la aspiración de ordenar y ordenar el mundo conquistado.”3

Este modelo abstracto y expandido a lo largo del territorio latinoamericano, sin regulación, como única respuesta para albergar al constante crecimiento poblacional de nuestras ciudades en el

PARÉS, Carmen Helena et al. Huellas KA-TU-GUA: Ensayos. 1ª ed. Caracas: Anauco Ediciones, 1995.

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BUARQUE DE HOLANDA, Sergio. Raizes do Brasil. Editora José Olympo, 1936.

Paraguay, se contrapone al funcionamiento equilibrado de los componentes del sistema natural. Como consecuencia, se propone dimensionar y limitar el crecimiento de las ciudades, aumentando su densidad como centro urbano, teniendo en cuenta la capacidad de carga de los sistemas naturales. No se trata de una trasposición literal del modelo de antiguos asentamiento humanos, sino de reflexionar acerca de las relaciones que existían entre ellos y el medio, implementando dichas premisas en el planeamiento, acorde las circunstancias actuales de la gran cantidad de habitantes en las ciudades y todo lo que esto implica. Uno de los problemas actuales de nuestros centros urbanos y sus periferias es la baja densidad poblacional que tiene. Ejemplo de esto es la ciudad de Asunción que cuenta con una densidad media de 47 hab/ha que hace insostenible el mantenimiento de las infraestructuras necesarias para la subsistencia como ciudad capital. Existen aéreas mejor abastecidas que otras, lo cual genera desequilibrios sociales, carencia de espacios públicos, equipamientos y de comunicación. Es aquí donde se debe introducir el componente humano en la limitación de nuestras ciudades. No solo el medio y la capacidad de carga de los sistemas deberá limitar el crecimiento de las mismas, sino que las comunicaciones dentro de ellas adquieren suma importancia; por ejemplo, un tiempo de movilidad razonable de una hora como máximo entre centros urbanos preferentemente con sistemas de transporte público, es esencial. Así también, la alta densidad implica una necesaria diversidad de funciones en una misma zona o área urbana. El urbanismo preventivo deberá estructurar las ciudades con áreas de uso mixto evitando zonas muertas; esto derivará en la utilización eficiente de los espacios disponibles. Arquitecturas nómadas y estructuras sedentarias. Una respuesta a albergar la diversidad de funciones mencionada más arriba puede darse mediante la introducción en los centros urbanos de arquitecturas flexibles, seriales, versátiles y ligeras, capaces de absorber cambios de uso a lo largo del tiempo y su misma reubicación. Arquitecturas nómadas errantes, livianas y de alta flexibilidad.

Como necesario soporte, se proponen estructuras sedentarias refiriéndonos a las grandes infraestructuras que requieren los centros urbanos de la actualidad. Son arquitecturas de grandes luces y duraderas, que se constituyen en la base de todo asentamiento humano construcciones nómadas como eventuales contenidos; mercados, plazas, centros multifuncionales, en definitiva, todo aquel programa que tenga relación con el espacio público. Policentros urbanos vs Centro-Periferia. El urbanismo tradicional entendido como regeneración y/o rehabilitación urbana, realiza operaciones en los centros urbanos consolidados. Ocurre que en contextos como el del área central del Paraguay, el foco está en el problema rural no solamente en lo urbano, en el borde no en el centro; por lo tanto, es imprescindible evitar que el centro siga creciendo y que el campo se vuelva una infinita periferia o suburbio. En los últimos años, el país ha desarrollado un inusitado crecimiento económico, basado en la producción agro-ganadera. Esto trae aparejado un desarrollo acelerado de los tradicionales centros rurales que hoy día requieren de servicios, equipamientos y viviendas en una cantidad que antes no necesitaban. Este es el punto de encrucijada al cual este ensayo se refiere. Es necesario ofrecer alternativas de planificación territorial y de Urbanismo Preventivo eficientes que no repitan los mismos vicios y errores de las realizadas hasta hoy día. Esta mirada pretende ser un llamado a la reflexión, a pensar el desarrollo del territorio en torno a conceptos heredados de la cultura KA-TU-GUA, desligándonos del concepto de dominación y control militar del territorio, proveniente de la conquista, para de esta manera conciliar nuestros centros urbanos en el espacio en el que se asienta; lejos de ser una cuestión meramente ambientalista, el equilibrio de lo construido con el componente biofísico evitará problemas inminentes derivados de la negación del territorio.

El punto de no retorno para los centros urbanos tradicionales ubicados en la región central de Asunción, se presenta en la actualidad como una oportunidad y un compromiso a asumir en la enseñanza como en la misma aplicación de la arquitectura. Si la arquitectura es la representación de la construcción, la ciudad debe ser, más que la representación de una cultura, el reflejo del territorio en que se asienta. Asunción, noviembre de 2012.

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