La Encrucijada de las Elecciones Brasileñas

Share Embed


Descripción

La Encrucijada de las Elecciones Brasileñas
"Sólo una cosa vuelve imposible un sueño: el miedo a fracasar"
Paulo Coelho

Fernando Álvarez Simán*
En febrero del año pasado, la cúpula directiva del Partido de los Trabajadores de Brasil celebró diez años en el poder. Una década entera de un partido ubicado en la izquierda política conservando la presidencia del país amazónico; el quinto más grande del mundo y potencia sudamericana al ser la mayor economía del subcontinente, la número dos del continente entero solo detrás de Estados Unidos y la séptima economía más grande del mundo, tan solo baste notar que casi el 40 por ciento del total del PIB latinoamericano producido el año pasado, fue brasileño.

En la celebración, el líder moral del PT y expresidente Luiz Inácio Lula da Silva exclamó: "la oposición puede poner a quien quiera, pero vamos a reelegir a Dilma en 2014". la euforia del PT y sus dirigentes era justificada, accedieron al poder en el 2003 de la mano de su carismático dirigente Lula da Silva hasta el cuarto intento; y desde ese año el crecimiento económico fue de 4 por ciento en promedio anual, basado sobre todo en el crecimiento del mercado interno y en el comercio exterior con China como socio estratégico; incluso la influencia de Brasil en el exterior creció, pero sobre todo la década de la administración de Lula Da Silva es recordada como el periodo donde el desempleo disminuyó de un 13 por ciento de la población económicamente activa, a solo el cinco por ciento e incluso se obtuvo el reconocimiento internacional por haber sacado de la pobreza extrema a 30 millones de personas.

De esta manera del 2003 al 2010 periodo de gobierno de Lula da Silva, el crecimiento económico y la influencia internacional brasileña fueron espectaculares; pero al término de la década, accede a la presidencia la economista Dilma Rousseff, miembro también del PT e identificada políticamente con Lula da Silva. En ese momento y a pesar de la crisis financiera mundial, la estrella de Brasil era ascendente, tanto que había conseguido la sede del mundial de fútbol para el 2014 y la sede de los Juegos Olímpicos para el 2016; en una victoria sorpresiva puesto que derrota a Chicago, la ciudad natal del presidente Americano Barack Obama.

De pronto el encanto se rompió, días antes de la celebración de la Copa del Mundo, miles de brasileños salieron a las calles a protestar en 80 de las ciudades más importantes, pidiendo mejores tarifas y servicios de transporte y mejores niveles de salud y educación y además protestando por el alto costo de las obras para el mundial y los elevados niveles de corrupción. Siendo el fútbol un deporte que apasiona a los brasileños, la decepción nacional fue mayúscula al caer en semifinales por un marcador escandaloso de 7 por 1 ante Alemania, la escuadra que finalmente lograría el campeonato mundial.

Es precisamente en el contexto de la derrota mundialista en julio que el nivel de aprobación de la presidencia de Dilma Rousseff era casi del 80 por ciento, pero cae estrepitosamente, el peligro era que tenía que presentarse a las elecciones en el mes de octubre, con la intensión de reelegirse. En ese sentido, desde el aniversario del PT en el poder, donde Lula estaba casi seguro de la reelección, las cosas cambiaron tanto que Aécio Neves, el principal contrincante de Dilma Rousseff sentenció durante la campaña: "Usted va a entregar un Brasil peor del que encontró y eso ocurre por primera vez en nuestra historia moderna".

La primera vuelta

El día cinco de este mes, los brasileños estaban convocados para votar en las elecciones generales para elegir presidente, diputados, gobernadores y miembros de las legislaturas estatales. La cifra del padrón es impresionante: 143 millones de electores que equivalen a la población total de Argentina, Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela juntos. Los candidatos a todos los puestos sumaban casi 26 mil agrupados en 32 partidos políticos.

La elección en Brasil es la cuarta mayor votación del mundo, tras los comicios de India, Indonesia y Estados Unidos; este esfuerzo es representado por la instalación de 450 mil mesas (casillas) electorales en todo el país, donde deben acudir por obligación todos aquellos brasileños que sepan leer y tengan entre 18 y 70 años; la edad que la constitución llama a votar, quien no ejerza el voto, se obliga a pagar una multa equivalente a 18 pesos. Por ser una elección totalmente en forma electrónica desde 1993, el padrón de votantes tiene inscritos a brasileños que residen en 89 países distintos. De estos votantes, el 40 por ciento tiene entre 10 y 36 años de edad

Incluso, el gigantesco padrón electoral obliga a la movilización de poco más de 400 mil elementos de seguridad pública y militares, quienes custodian los resultados, las urnas y garantizan la tranquilidad de la jornada electoral.


Los más fuertes candidatos a la presidencia eran la actual presidente Dilma Rousseff, el economista, ex gobernador de Minas Gerais y nieto de expresidente, Aécio Neves del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Marina Silva, primer afrodescendiente en aspirar a la presidencia, pedagoga, ex senadora y ex miembro del PT. Finalmente, ninguno de los candidatos recibió más del 50% de los votos. Dilma Rousseff fue la ganadora con el 41 por ciento del total de los votos, atrás quedó Aécio Neves con el 33.5 por ciento y Marina Silva, con el 21 por ciento. Este resultado, que no logró hacer que ninguno de los candidatos obtuviera más del 50 por ciento de los votos totales, posibilitó la realización de una segunda vuelta electoral; la cual se llevará a efecto el día de hoy 26 de octubre. Será la cuarta vez en la historia electoral de Brasil que ocurra así y en esta ocasión solo irán a las urnas el PT, el partido de la presidente Dilma Rousseff y el PSDB con su abanderado Aécio Neves.

El Candidato opositor

Neves es el contrincante de la todavía presidente Dilma Rousseff, anterior jefe del gabinete de Lula da Silva. Hija de un inmigrante búlgaro de clase media, Rousseff se identificaba con el socialismo, por lo que en la época de las dictaduras se unió a las guerrillas urbanas, por su activismo es encarcelada dos años, terminando poco después de su cautiverio la carrera de economía. Rosseff funda en su ciudad natal el Partido Democrático Laborista, que abandona sumándose al PT cuando conoce a Lula da Silva.

Este año, Rousseff accedió al Top 10 de las mujeres más poderosas del mundo del ranking elaborado por la revista Forbes. Ocupa el lugar número cuatro, solo detrás de Angela Merkel la canciller alemana, Janet Yellen, la presidente de la Reserva Federal americana, el banco central más poderoso del mundo y de Melinda Gates, esposa del magnate Bill Gates; supera a Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, a Hillary Clinton, la ex secretaria de Estado norteamericana y a Michelle Obama, la Primera dama estadounidense.

Por su parte, Aécio Neves, es nieto de Tancredo Neves ex presidente brasileño; tiene 54 años, ha sido dos veces gobernador de su estado natal, Minas Gerais y las elites sociales, empresariales y económicas de Brasil no ocultan su preferencia por su proyecto político. Desde el principio de la contienda, los expertos consideraban que sería Neves el rival a vencer de Dilma Rousseff, sin embargo; el fallecimiento en campaña en un accidente de aviación de Eduardo Campos, el candidato del Partido Socialista, lo relegó hasta la tercera posición y Marina Silva se ubicó en la segunda posición.

Silva llegó a liderar por momentos la intención del voto, incluso por delante de Dilma Rousseff, ayudada por ser afrodescendiente y sobre todo por la tragedia de Eduardo Campos; sin embargo, los ataques de Rousseff y Neves que enfocaron sus baterías a detenerla, más una inequidad en el acceso a los medios de comunicación, sobre todo en el tiempo oficial en la televisión que la afectaron y disputas entre las corrientes internas de su partido; la relegaron finalmente al tercer lugar general.

Neves por su parte, al mismo tiempo que atacaba a Silva y a Rousseff, capitalizó el voto urbano y de las clases medias y altas y además promocionaba su modelo económico en caso de acceder a la presidencia; cuidaba mucho de que el electorado supiera que combatiría la corrupción, el talón de Aquiles del PT, que incrementaría los apoyos financieros y mejoraría la operatividad de los programas sociales y sobre todo, que impulsaría la economía brasileña, desacelerada durante la administración de Dilma Rousseff. Activo en la política desde los 20 años, Neves involucró en la campaña política a Lula da Silva, quien ante el ascenso del contrincante de Dilma Rousseff declaró que Neves actuaba como "un hijito de papá que mira con la nariz levantada" y que ha sido muy "grosero" con la presidenta.

Los expertos en política brasileña dicen que ha resistido todo; tanto que en las dos administraciones estatales que encabezó en Minas Gerais (2003 y 2010) tiene un nivel de aprobación en cada periodo del 92 por ciento. Y resiste porque Rousseff y el PT lo acusan de nepotismo, de playboy y de construirse un aeropuerto particular.

Dos proyectos de nación a elecciones

Cuando Rousseff asumió la presidencia en 2011, dijo que su prioridad sería la de "poner fin a la miseria" en Brasil. Su herramienta para hacerlo sería aumentar los recursos públicos para los programas sociales, incluso ha aumentado el número de familias beneficiadas con los programas sociales de Lula da Silva y además ha reducido los precios de la electricidad y eliminó los impuestos a los alimentos básicos. Por otra parte, también obtuvo un importante logro político al hacer que los bancos públicos bajaran los intereses de los préstamos al consumo a la población, con ello los bancos privados ofrecieron préstamos en las mismas condiciones y se pudo incrementar el ingreso en las familias pobres que acceden a nuevos satisfactores como aparatos eléctricos, blancos y telefonía móvil.

Sin embargo, a pesar de que Neves no niega los éxitos sociales de Lula y Rousseff, advierte que lo que ahora se necesita es lograr que la economía brasileña sea productiva y competitiva y que para ello es necesario ofrecer empleos mejor remunerados. Menciona con insistencia la paradoja de que el PT obstruye muchas políticas de productividad incluso promovidas por el propio gobierno, que cuando la base petista siente que atentan contra las conquistas sindicales, promueve la huelga. Neves también menciona a la poderosa petrolera Petrobras, que ha perdido valor financiero en un 60 por ciento e incluso en el 2012 sufrió por primera vez en una década pérdidas monetarias. En ese sentido, no son pocos los analistas financieros que piensan que la edad de oro de Petrobras quedó atrás, por la corrupción y por la incapacidad tecnológica de extraer petróleo de aguas profundas.

La realidad es que macroeconómicamente, las políticas sociales y económicas de Rousseff han dado lugar a un cada vez más negativo balance comercial; por si fuera poco, la inflación es de seis por ciento anual y el PIB creció menos de un uno por ciento en 2012 y 2013, los analistas dicen que en los próximos años se estancará en 1.5 por ciento anual. Para contrarrestar esta expectativa Rousseff realizará grandes inversiones en carreteras, ferrocarriles, puertos y plantas de energía eléctrica. De esta manera, dos visiones del desarrollo se enfrentan en Brasil, la que resuelve las necesidades más apremiantes del pueblo y lo ha hecho de manera exitosa, y aquella que dice que el modelo asistencialista se agota y es necesario pasar a otro nivel de desarrollo que estimule la productividad y el desarrollo personal por sobre los subsidios.

El dilema brasileño es continuar con los subsidios exitosos como en ninguna parte del mundo, a costa de la necesaria productividad en el mundo globalizado o cancelarlos en buena parte con Neves a costa de regresar a millones de brasileños a la miseria absoluta en aras de hacer competitivo al país. Los indicios sobre preferencias electorales nos hacen pensar que la elección estará en las preferencias del electorado para el modelo económico a seguir. Es evidente que no pueden gozar de las dos opciones al mismo tiempo, subsidios para disminuir la pobreza o privilegiar la alta productividad, dejando a un lado los subsidios. Las últimas encuestas divulgadas señalan una ventaja de Rousseff sobre Neves de entre seis y ocho puntos. Por lo que el electorado parece inclinarse para más subsidios a costa de la productividad y competitividad.

*Docente Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas



Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.