la educación de la inteligencia social

June 20, 2017 | Autor: B. Barragan Castr... | Categoría: Estudios Sociales
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LA INTELIGENCIA SOCIAL: UNA PERSPECTIVA PEDAGÓGICA

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Por. Bernardo Barragán Castrillón 2 Prof. Universidad de Antioquia

Introducción Es trabajo muestra la importancia de definir algunos elementos relacionados con el concepto de inteligencia social, además señalar como a partir de dos herramientas como la comunidad de indagación y el aprendizaje cooperativo la I.S (Inteligencia Social) puede ser potenciada para resolver los grandes problemas que en este ámbito se dan en la institución educativa a todos los niveles, sobre todo en: las relaciones interpersonales, en el trabajo de grupo, en la construcción de proyectos comunes , en formas comunicativamente adecuadas y en relaciones socialmente efectivas. Esta propuesta acuña el término de inteligencia social, buscando superar concepciones anteriores en las cuales se tenía una concepción demasiado pragmática y poco solidaria del termino, como la habilidad para tener conductas socialmente adecuadas mediadas por un proceso de comunicación, en las cuales están implicados aspectos tales como: la relación armónica con los otros, la relación consigo mismo desde la perspectiva de los demás, la comprensión de ciertas actitudes sociales que determinan la capacidad de autodireccionarse en un entorno determinado, la determinación para proponer una tarea o un camino, la capacidad para transformar un sistema en virtud de uno más adecuado, la capacidad para leer adecuadamente los acontecimientos sociales y lo que estos implican, la determinación para emprender proyectos comunes y el altruismo. LA DUCACIÓN DE LA INTELIGENCIA SOCIAL 1. ¿Qué es la Inteligencia Social? En un recorrido histórico que hace Sternberg en su libro: más allá del coeficiente intelectual, señala que el concepto de inteligencia social ha tenido cuatro vías teóricas. La primera vía de análisis es la vía definitoria. En la cual únicamente se intenta desde una perspectiva muy particular definir que es la inteligencia social. Un clásico de esta vía es Thordike (1920) quien la definió como la que comprende las habilidades de entender a otros y de actuar y comportarse armónicamente en relación con los demás.

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Una primera versión de este artículo apareció en la Revista Educación de la Habana (Cuba) en el año 2001. El presente trabajo ha modificado algunos elementos en relación con los desarrollos hechos por el autor en con referencia a esta temática. 2 Candidato a Doctor en Historia de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, Magister en Pedagogía, Especialista en desarrollo del pensamiento. Miembro de los grupos de investigación: Educación cognición y lenguaje e Historia de las Prácticas Pedagógicas en Colombia.

La segunda vía es la teórica – implícita. En la cual se intenta sistematizar lo que cotidianamente los grupos o algunos grupos de personas entienden por inteligencia social para ver allí implícita una teoría generalmente tácita del concepto. En esta vía tenemos las investigaciones de Bruner, Shapiro y Tagüíri (1958), al igual que Sternberg (1981) quien intentó formalizarla bajo el concepto de inteligencia exitosa. La tercera vía es la “Vía Sicométrica” en la cual se considera la inteligencia social de acuerdo a las puntuaciones en distintos test que intentan valorar cuantitativamente aspectos relacionados con la inteligencia social. Entre los teóricos más sobresalientes tenemos a Guilford (1967) quién diseño un test relacionado con caras para el reconocimiento de una intención o inflexiones que representen un sentimiento. La cuarta vía es la “Social - Experimental” en esta se emplean test basados en una teorización experimental social – psicológica más que en una teorización sicométrica. Y es quizá esta vía la que mejor encaja en procesos relacionados con la educación en tanto su fundamento está determinado por el concepto “Competencia Social”. El teórico más representativo en esta vía es Archer (1980). Quien elaboró algunos test dirigidos a evaluar la competencia social desde la decodificación de la intención social tácita de los sujetos. En la última década ha habido una reflexión sobre la “Inteligencia Social” que busca fundamentalmente establecer las diferencias posibles con otras habilidades personales y desde ahí construir un referente teórico nuevo al señalado por Sternberg. En consecuencia han aparecido conceptos como: inteligencia práctica o exitosa (Sternberg), inteligencia interpersonal e intrapersonal (Gardner) e inteligencia emocional (Goleman).

Respecto a la inteligencia práctica Sternberg la define como un conocimiento tácito que subyace a muchas tareas del mundo real, el cual nunca se enseña explícitamente y que en muchos casos no es verbalizado. Esta visión privilegia la concepción de “Éxito” muy puntual en la cultura Norteamericana y tiene un perfil como de “autoayuda” y parte en esencia de la percepción que el individuo tiene de los otros fundado en cuatro aspectos: 1. Dirigir a la gente, habilidades de supervisión 2. Dirigir tareas, saber como conducir tareas diarias del trabajo 3. Autodirección, saber como aprovechar al máximo el propio funcionamiento del trabajo. 4. Dirigir la carrera, saber que actividades conducen a intensificar la reputación y el éxito propio en el trabajo.

Las dificultades de esta perspectiva teórica son: en primer lugar que sea inenseñable como el mismo Sternberg lo acepta, ya que es como cierta intuición que se refuerza en la actividad diaria para convertirla en el entrenamiento de la habilidad práctica del individuo y en segundo lugar que no refiera un espacio a la sensibilidad social como reflexión crítica y reflexiva de esta, aspecto que resulta fundamental para la educación sobre todo en la resolución de conflictos. Esta concepción de conocimiento para el éxito profesional en el mundo real privilegia un contenido mucho más subjetivo inherente a la inteligencia práctica, pragmática diría yo, y olvida el altruismo sugerido en una concepción más holística de la inteligencia social. Sin embargo, sugiere que el individuo dotado de las cuatro habilidades señaladas por Sternberg tiene más y mejores oportunidades de relacionarse armónicamente con los

demás en una relación de grupo que implique: Dirigir a otros, autodirigirse, dirigir tareas de grupo- en el aula por ejemplo-, y dirigir su propia actividad –metacognición-. Cuestión fundamental en el desarrollo de un proyecto social escolar. La inteligencia emocional (Goleman) la cual parece subsumir tanto el concepto de inteligencia social como el concepto de inteligencia práctica tiene también en su base teórica arraigados los conceptos de “Autoayuda” y “Éxito”. Lo emocional determina el éxito en la vida, es decir la inteligencia emocional es la conciencia de nuestras emociones, la comprensión de los sentimientos de los demás encaminada a brindar más posibilidades de desarrollo personal. La emoción es un sentimiento con sus pensamientos característicos, estados psicológicos y biológicos y una variedad de tendencias del individuo a actuar. Goleman (1996). La Inteligencia Emocional resulta del manejo adecuado de las emociones. De las propias y de la relación que de este manejo hace el individuo respecto a los demás. Tiene dos componentes uno fisiológico y otro que podríamos denominar “Voluntad Emocional”. El primero se refiere a los componentes fisiológicos investigados respecto a la emoción, veamos: la amígdala es como un sistema de alarma que va desde el oído hasta el tálamo. Luego a través del hipocampo, que es un depósito clave para la memoria, realiza el análisis de una realidad emotiva, el temor por ejemplo y si no hay respuesta desde otro lugar del cerebro dispara una alarma, su área central activa el hipotálamo, el tronco cerebral y el sistema nervioso autónomo. Desde la amígdala el espectro se extiende a cada zona importante del cerebro e incluso a través del núcleo central cercano, envía señales al sistema nervioso autónomo por medio de la médula, generando una gran variedad de respuestas en el sistema cardiovascular, en los músculos y en los intestinos. Investigaciones como las de Kagan (1994), han demostrado que algunos sujetos son más aptos que otros en el manejo de sus emociones a pesar de que fisiológicamente los procesos son los mismos. D. Salomón, M Watson, V. Baltistich, E Schaps y K. Delucchi (1992). M.J. Elías, M.A. Gara, T.F. Schuyler y otros (1992). ¿Cuál es la razón para que esos sujetos resulten más habilidosos en el manejo de sus emociones? La respuesta esta determinada por el techo o nivel en que se manejan las emociones. En relación con el componente que hemos llamado “voluntad emocional”, El sujeto sometido a un acontecimiento emotivo puede hasta cierto tope manejar sus emociones y desarrollar mejor su voluntad respecto a estas y por ende su relación con los demás en la perspectiva de las emociones que esta relación genera. Ese “Dueño de sí mismo” que implica el uso de una voluntad fuerte para manejar las emociones permite que el sujeto las asuma más “Racionalmente” y tenga un mejor conocimiento de ellas lo que implica mejores respuestas respecto al acontecimiento emotivo y un mantenimiento de la emoción en un nivel manejable, lo que incluso ha demostrado mejoramiento en los niveles de trabajo intelectual. Goleman (1996). Las implicaciones sociales de la inteligencia emocional resultan importantísimas en sociedades con bajos índices de dominio emocional como la nuestra. Con la posibilidad de formar un sujeto más responsable, más seguro de sí mismo, más popular y sociable, más comprensivo de los demás, más democrático y mejor en habilidades para la resolución de conflictos. Schaps (1992). El valor de la teoría de Goleman está en que le dio un lugar importante a la emoción comprensible solamente en las relaciones interpersonales e intrapersonales, pero al

igual que Sternberg queda con la deuda respecto a los elementos referentes a la sensibilidad social y al análisis crítico del acontecimiento social. Al interior de la teoría de las inteligencias múltiples Gardner distingue la inteligencia personal (intrapersonal e interpersonal). La inteligencia intrapersonal se parece en su concepción y estructura teórica a la inteligencia emocional de Goleman. Gardner la define como la habilidad en tanto sensibilidad respecto a nuestros propios sentimientos, nuestros propios deseos y temores y nuestras propias historias personales. Se trata de un estar reflexivo hacia dentro, de sentimientos muy íntimos referidos a un conocimiento de sí mismo. La inteligencia interpersonal es aquella que permite al individuo mirar hacia fuera, hacia los sentimientos y motivaciones de los demás que privilegia la lectura e interpretación del acontecimiento social por parte del individuo. Esa inteligencia personal que intenta articular el conocimiento de sí mismo y de sus emociones por parte del individuo y la comprensión, análisis y transformación de lo social está articulada en el concepto de inteligencia social que aquí queremos desarrollar entendida como: Una penetración psicológica en el grupo que permite al individuo dirigirlo, liderarlo, transformarlo y convertirlo en una fuerza colaborativa en la cual es fundamental la cooperación y la participación de quien organiza y traza posibilidades de acceso, que ve perfectamente la necesidad de cohesión del grupo, de organización y de solidaridad. Esta se construye a partir de una capacidad nuclear para sentir distensiones entre los demás a partir del conocimiento de sí mismo. Es la capacidad que tiene el individuo para desarrollar una gran sensibilidad por lo social, por sus problemas, y por las circunstancias que lo rodean. En suma, la inteligencia social puede definirse como la habilidad para tener conductas socialmente adecuadas mediadas por un proceso de comunicación, en las cuales están implicados aspectos tales como: la relación armónica con los otros, la relación consigo mismo desde la perspectiva de los demás, la comprensión de ciertas actitudes sociales que determinan la capacidad de autodireccionarse en un entorno determinado, la determinación para proponer una tarea o un camino, la capacidad para transformar un sistema en virtud de uno más adecuado, la capacidad para leer con criterio los acontecimientos sociales y lo que estos implican, la determinación para emprender proyectos comunes y el altruismo. Desde esta perspectiva el concepto de inteligencia social tiene fundamentalmente dos líneas posibles de construcción. La primera tiene que ver con esa relación necesaria del ser humano de comprenderse en comunidad y ponerse al servicio de esta aún incluso por encima de sus intereses particulares, en donde es posible proponer un camino o aceptar y valorar el camino que otros pueden proponer. No es sólo un liderazgo a ultranza sino la capacidad para entender responsable y solidariamente que ideas o tareas benefician al grupo. El segundo aspecto tiene que ver con la capacidad par comprender los conceptos sociales más complejos. Aquí la inteligencia social se convierte en la capacidad para leer comprensivamente los fenómenos sociales y reflexionar crítica y comprensivamente sobre ellos para desde ahí asumir un comportamiento autónomo y transformador que haga socialmente efectivo el acontecimiento de la inteligencia social.

2. La educación de la inteligencia social

Nuestra época con todos sus avances, progresos y contradicciones ha ido constituyendo lo social en un referente muy complejo en el que el individuo parece más necesitado del grupo y a su vez este requiere individuos más preocupados por lo social. Esta reciprocidad resulta de las necesarias relaciones sociales que cada día son más demandantes. Donde casi cualquier actividad del individuo esta determinada fundamentalmente por lo social. La crisis de paradigmas económicos, ideológicos, religiosos, políticos y educativos, sobre todo en latinoamérica y particularmente en nuestro país, hacen urgente la educación de la inteligencia social sobre todo por fenómenos tales como: la indiferencia social, los bajos niveles de solidaridad, la sobrevaloración del individualismo, la incapacidad para el trabajo de grupo, la falta de cohesión de los individuos para tareas comunes y la falta de líderes idóneos para la transformación inteligente de lo social. Si vemos la escuela (Primaria, Secundaria y Superior) como un microcosmos que retrata los fenómenos sociales que se dan a gran escala observamos que esta sufre la misma crisis en los ámbitos señalados, cuestión que por sí misma justifica la educación de la inteligencia social. Esta crisis es mucho más profunda en las relaciones interpersonales que se dan en la escuela, con diagnósticos que muestran problemas de violencia, incapacidad para trabajar en grupo por un objetivo común, incapacidad para desarrollar proyectos que respondan a necesidades pertinentes, incapacidad en el manejo de las emociones propias y la comprensión de las de los demás, incapacidad para comprender crítica y reflexivamente la dinámica social e incapacidad para relacionarse armónicamente consigo mismo y con los demás, es decir grandes dificultades en las relaciones interpersonales y en la comprensión real de lo social. Ahora, si comprendemos por inteligencia social o habilidad social como la capacidad que tiene el individuo para desarrollar una gran sensibilidad por lo social, por sus problemas y por las circunstancias que rodean lo social y como la capacidad para relacionarse con los otros de una manera armónica en la búsqueda de un objetivo común, y como una habilidad especial por lo social que le permite al individuo interiorizar lo social y desarrollar teorías o caminos de acción que buscan comprender el fenómeno social; es necesario señalar que esta sensibilidad implica una querencia por el grupo, un altuismo fundamental en el que se hace necesario y fundamental que se eduque en estos términos para hacer de la escuela un lugar capaz de direccionar lo social hacia formas comunicativamente más adecuadas y socialmente más efectivas La inteligencia social es una penetración sicológica (Gardner, 1996) en el grupo que permite al individuo dirigirlo, liderarlo, transformarlo y convertirlo en una fuerza colaborativa y como tal requiere ser educada en la escuela mediante estrategias que permitan potenciar esencialmente dos aspectos: la argumentación para llegar al entendimiento común y la responsabilidad solidaria con los acuerdos del grupo. Es así como en la institución educativa es urgente desarrollar programas tendientes a potenciar la cooperación y la participación de individuos que puedan trazar proyectos comunes, que vean y sientan perfectamente la necesidad de cohesión del grupo, de organización y de solidaridad para resolver un problema de grupo (social). Esta tarea, urgente en la escuela de hoy, requiere mejorar las habilidades en tres tipos de pensamiento: el creador, el práctico y el analítico de manera que las personas que poseen este tipo de inteligencia sean motivadas, autocontroladas, perseverantes e independientes.

El fundamento pedagógico. Voy a desarrollar la propuesta a partir de dos herramientas que en virtud de investigaciones recientes han demostrado su importancia en el desarrollo de la inteligencia social Llipman (1982), González (1993), Barragán (1996).

La Comunidad de Indagación. La primera es la comunidad de indagación, Llipman (1982). Esta herramienta se puede clasificar dentro del aprendizaje innovativo cuya característica es: la formulación y agrupación de problemas. Sus principales atributos son la síntesis, la integración y ampliación de horizontes. Opera en situaciones abiertas o sistemas abiertos. Su significado proviene de la disonancia entre contextos. Conduce al cuestionamiento crítico de suposiciones convencionales tras de los racionamientos y acciones tradicionales, centrándose en los cambios necesarios. Sus valores no son constantes sino cambiantes. El aprendizaje innovativo avanza nuestro razonamiento al reconstruir totalidades no fragmentos de la realidad. La comunidad de indagación promueve la discusión en grupo y la construcción colectiva de los conceptos. Desarrolla la autoregulación fundamental en el aprendizaje para el manejo de las emociones. Permite la lectura de los síntomas grupales que se perciben en el constante indagar. Desarrolla la capacidad de respecto por las ideas ajenas desde del diálogo, entendido como el proceso en el cual el individuo se empina por encima de sus propias ideas para valorar las de los demás. Es un diálogo abierto, fundamental en los procesos de resolución de conflictos al interior de la escuela, es un diálogo constructivo que direcciona al individuo hacia respuestas valoradas por el grupo con la consiguiente valoración del individuo, creando así a una conciencia de sí mismo respecto al grupo. Barragán (1998). Las investigaciones desarrolladas en 1996 y 1998 en la especialización en desarrollo del pensamiento y la creatividad en educación en la Universidad de Antioquia con escolares desde el preescolar hasta el grado once en la ciudad de Medellín y área metropolitana a partir de la aplicación de la Comunidad de Indagación, arrojaron resultados referentes a la inteligencia social tales como: identificación de sentimientos, expresión de sentimientos, manejo de las emociones, autoregulación cognitiva y emocional, dominio de impulsos, alegría en el proceso de aprendizaje, seguridad en sí mismo, más colaboración de parte de los sujetos en el proceso de aprendizaje, mejor capacidad de escucha y más capacidad democrática. En suma un individuo con más habilidades sociales que en último término determinarían la transformación de la escuela.

Aprendizaje Cooperativo “La vida síquica es nuestro modo de vivenciar nuestro espacio relacionar como seres humanos y este vivenciar nuestro pasa por nuestro conversar”. Maturana, (1997). La segunda herramienta es el aprendizaje cooperativo desarrollado fundamentalmente por: Jhonson (1988), Henry (1994), Cajamarca (1993) y Reynold (1994).

La posibilidad de aprender con otros significa abrir espacios para desarrollar la argumentación, la discusión y fundamentalmente la cooperación intelectual, es decir, la alternativa de responder con otros a problemas comunes desde perspectivas diferentes pero con un objetivo único. Tal cuestión se hace esencial en tanto el trabajo cooperativo es hoy más que nunca sustancial para enfrentar las problemáticas que se le plantean al mundo de hoy ya la educación de hoy.

Es así como el alumno individualmente considerado gana con el Aprendizaje Cooperativo, en tanto este se orienta predominantemente al desarrollo de un individuo con capacidad, autonomía y generador de respuestas para su entorno social significativo. Esa interrelación consensual con los otros le permite aumentar su capacidad de escucha, analizar otras vías de pensamiento diferentes a las propias, organizarse para concretar y realizar una tarea de grupo, cooperar con los intereses del grupo desde su individualidad y aprender a trabajar con miras a un objetivo común.

Las preguntas que surgen frente a esta propuesta son: ¿Qué genera? ¿Cuáles espacios se potencian? ¿Cuáles son sus ventajas dentro de un proyecto social educativo? Es necesario reconocernos como personas que nos humanizamos en la relación social y que cada vez que inventamos y llenamos de realidad un espacio procuramos hacerlo para la convivencia en la doble perspectiva del conocimiento del otro y de sí mismo y en la reflexión crítica, en este sentido puede surgir algo nuevo, en tanto todo conocimiento es un modo del mundo de la vida , en consecuencia lo social se constituye como algo multidimensional y esta multidimensionalidad se adquiere en la relación con los otros y se hace más significativa –más emocionante en términos de Maturanacuando es colaborativa y pone en juego la Inteligencia Social. Como dimensión la relación con los otros implica un acto de la inteligencia que puede ser potenciado mediante el trabajo de grupo. De tal manera, el mundo que cada uno de nosotros vive siempre se configura con otros a través de redes de relaciones interpersonales en el lenguajear. Maturana (1996) y aparece en la dialéctica de nuestro operar, es decir, en una pedagogía de la comprensión. Incluso al producirse un entorno de responsabilidad ética, desde la reflexión y el respeto por el otro y por los proyectos comunes, surgen espacios donde se realizan proyectos cuyo resultado no depende ni de la obediencia, ni de la dureza de su realización, o de una voluntad vertical, sino de la coinspiración participativa en el proyecto común. Aspectos relevantes para la construcción de una pedagogía de la comprensión.

El trabajo cooperativo se entiende como la secuencia de tareas planificadas con una intencionalidad práctica y productiva a través de un trabajo de equipo cooperativo y colaborativo. Ministerio de Educación, (1984). Su importancia, en tanto interacción grupal, esta en que genera: Interdependencia positiva donde cada individuo se preocupa por el desarrollo del grupo y por el suyo propio, promoción grupal, incremento de niveles de autoestima, aprendizaje de la convivencia significativa (planeación y acción en grupo), capacidad de consenso, capacidad crítica y reflexiva frente al acontecer social de la escuela y la comunidad. Desarrolla procesos básicos inherentes a la inteligencia social, tales como: La motivación, capacidad de decisión, observación activa, atención reflexiva, percepción, imaginación creativa, razonamiento lógico, un clima más positivo en el aula de clase, más eficacia en la resolución de conflictos, sensibilidad social,

menos violencia en clase, mayor disposición a cooperar, mejora de habilidades para la comunicación y más empatía. Abre espacios a tipos de desarrollo tales como: Procesos cognitivos (conceptualización, comprensión, análisis, síntesis, generalización, juicio, y raciocinio). Procesos emocionales. (Sentimientos, pasiones, actitudes y valores. Volitivos (elección, decisión y acción). Los cuales involucran la Inteligencia Social y resultan necesarios para una escuela que busque ser significativa en su entorno social. Es así como esta propuesta plantea acceder a espacios de desarrollo en el camino de investigación a través de elementos integrados por: Comunicación oral, comunicación textual, comunicación gráfica, la argumentación, la gestualización, la dramatización, la construcción (de procesos tangibles), la utilización del diseño y la tecnología mediante estrategias tales como: Elaboración de preguntas de alto orden, exploración e identificación de necesidades y oportunidades, evaluar prioridades, asumir el papel de otros, dibujar mapas mentales, explorar sentimientos y actitudes, estimular la discusión y resolver problemas. En conclusión, desde la panorámica que acabo de señalar esta propuesta intenta mostrar como la comunidad de indagación y el aprendizaje cooperativo o interacción grupal inteligente potencian la inteligencia social en tanto esta tiene como fundamento el trabajo con otros, lo que traería ventajas tales como: Logros de objetivos cualitativamente más ricos en contenido, aumento de la apertura mental, aumento de la capacidad de dialogo inteligente y activo, mejores relaciones interpersonales, aumento de la satisfacción por el propio trabajo, desarrollo del pensamiento, dinámica participativa, y desarrollo de la sensibilidad social en un lugar que hoy esta en crisis y necesita ser repensado. La escuela.

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