La educación como herramienta para superar la pobreza(tercera parte)

August 13, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Pobreza, Educación
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Descripción

Reflexiones para la superación de la pobreza: El Desarrollo Humano(11)


Fernando Álvarez Simán




(Tercera de tres partes)




La educación como herramienta para superar la pobreza

A. Los grandes desafíos. La educación puede convertirse en motor del
crecimiento y en instrumento principal para la superación de la pobreza en
Chiapas. Para cumplir con tal propósito la educación debe renovarse y
fortalecerse. En particular, las autoridades educativas deben asumir dos
tareas principales: elevar sustancialmente la calidad de la educación
primaria y volver más relevantes los estudios secundarios. En la formación
del capital humano el mejoramiento de la calidad de la educación es la
principal tarea pendiente del estado. Cuando los indicadores de repetición
y aprendizaje demuestran que los procesos de enseñanza son dramáticamente
deficientes, como sucede en generalmente en escuelas rurales que atienden a
los estudiantes más pobres, la educación se convierte en un canal adicional
para la transmisión de desigualdades sociales y la preservación del círculo
de la pobreza. Más aún, si la fuerza de trabajo de un estado desarrolla
insuficientemente sus capacidades básicas, quedan afectadas sus
posibilidades de crecimiento económico futuro.
Si analizamos el problema separando de manera algo forzosa los objetivos de
los medios, es posible identificar un conjunto de acciones y reformas
conducentes a lograr las metas propuestas. Así, se debe modificar la
organización tradicional de los sistemas de educación para generar el
ambiente propicio para el surgimiento de escuelas efectivas. El
financiamiento de la educación pública debe focalizarse hacia escuelas que
atienden a los estudiantes más pobres, luego de reasignar los recursos que
hoy se destinan a fines sociales de dudosa pertinencia. Es menester
modificar el papel, la preparación y el régimen laboral de los profesores.
La cobertura de la educación preescolar debe ser ampliada para incluir a
más niños de menores recursos en la etapa preparatoria para el ciclo
primario.
El proceso educativo requiere cambios importantes en cuanto a métodos
pedagógicos, el tiempo y los materiales de enseñanza, y la capacidad de
aprendizaje de los alumnos. También es indispensable mejorar la calidad y
relevancia de los estudios secundarios y preparatorios, fortaleciendo
vínculos entre los contenidos de la enseñanza y las actividades que
efectuarán posteriormente los egresados.

B. Hacia una nueva organización del sistema escolar. Para lograr educación
de calidad es necesario contar con escuelas efectivas, que aprovechen al
máximo los insumos existentes. La experiencia muestra que la escuela
efectiva es aquella donde existe un ambiente ordenado: los estudiantes y
los profesores asisten a clases con regularidad; la infraestructura es
adecuada y permanece en buen estado; y los insumos educativos son provistos
oportunamente. Las escuelas efectivas se destacan también por su énfasis
académico. Definen con claridad los objetivos educativos y utilizan de
manera eficiente los recursos para lograrlo. Finalmente, las escuelas
efectivas se caracterizan por el liderazgo que ejercen sus directores,
quienes dedican la mayor parte de su tiempo a coordinar y administrar el
proceso de instrucción, están permanentemente en las escuelas y generan un
compromiso de trabajo entre los profesores.

Como se anotó, los sistemas tradicionales de educación vigentes en Chiapas
propician la aparición de escuelas pasivas y burocratizadas. Quizá el
modelo centralizado pudo haber sido funcional en la etapa de expansión de
la cobertura educacional, que se beneficiaba de una conducción homogénea y
ordenadora. Hoy día cada escuela debe convertirse en un agente activo de
enseñanza, asumiendo la educación de sus estudiantes como su misión
esencial.
En suma, las escuelas efectivas requieren un nuevo entorno educacional.
Este debe descansar en tres pilares básicos: descentralización, competencia
y rendición de cuentas a los padres de familia.
La descentralización debe trasladar funciones y responsabilidades desde el
gobierno y sus dependencias a la escuela, lugar donde ocurre el proceso de
enseñanza. La escuela, como eje del proceso educativo, debe ser un centro
de decisiones autónomo, con capacidad para ordenar contenidos curriculares
y establecer estructuras organizacionales adecuadas a sus objetivos y
necesidades. Al Estado le corresponde asegurar que los servicios
educacionales tengan el financiamiento adecuado y que sean de buena
calidad, pero no tiene necesariamente que administrar en forma directa las
escuelas. Al respecto, debemos buscar, con pragmatismo, modalidades de
administración que provean con mayor eficacia el servicio de educación.

El segundo pilar del nuevo sistema educativo debe ser el establecimiento de
mecanismos de competencia para la asignación de recursos. Estos introducen
una dosis saludable de competencia entre los oferentes de educación,
activando las capacidades latentes de directores y profesores. Las formas
de la competencia pueden variar en cuanto a sus instrumentos e intensidad.
En líneas generales, los mecanismos de competencia constituyen el mejor
instrumento para canalizar los recursos disponibles hacia los usos más
eficaces, contribuyendo así a elevar la calidad de la educación.
El tercer pilar fundamental del nuevo entorno organizacional debe ser la
rendición de cuentas: las escuelas deben responder a las necesidades y
preferencias de los padres de familia. La rendición de cuentas puede
ocurrir a través de dos vías principales: la elección individual que es
relevante cuando la asignación de recursos que reciben las escuelas depende
de las decisiones de los padres de familia; y la opción de elección
colectiva, que somete las directrices de las escuelas a mecanismos de
elección pública local.

Hay distintos tipos de organizaciones que recogen, en grado diverso, los
elementos de descentralización, competencia y rendición de cuentas ya
mencionados. Una primera alternativa consiste en incorporar criterios de
resultados para canalizar al menos parte del financiamiento público. La
aplicación de criterios de resultados para orientar la asignación de
recursos a las escuelas debe contar con algún indicador cuantitativo de
logro educacional. Una alternativa son los resultados obtenidos por los
estudiantes en pruebas estandarizadas de medición de objetivos pedagógicos.
Los concursos de proyectos educativos constituyen otra alternativa para
asignar recursos a las escuelas utilizando criterios de resultados. Aquí
los maestros de las escuelas concursan para obtener fondos públicos
presentando proyectos de mejoras educativas.

El mecanismo estimula a los maestros a enfrentar desafíos profesionales, en
contraposición al sesgo burocratizante que caracteriza al tradicional
sistema mexicano de financiamiento.

No obstante lo anterior, todo arreglo organizacional que prevea el
financiamiento debe tomar en cuenta la disponibilidad de recursos en las
distintas comunidades. El logro de la equidad en la provisión pública de
servicios educacionales requiere la intervención del nivel central para
asegurar la distribución pareja de oportunidades.


Conforme a la definición de Amartya Sen, la calidad de vida de una
comunidad no debe medirse exclusivamente por el nivel medio de los
ingresos, sino por la capacidad de las personas que la componen para vivir
el tipo de vida que para ellas tiene valor. En este sentido, la libertad de
opción que generalmente proporciona la educación es un aspecto medular del
bienestar humano.
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