¿LA ECONOMÍA SOCIAL ANDALUZA UN VECTOR DE CAMBIO? EL RETO DE LA INNOVACIÓN SOCIAL.

June 30, 2017 | Autor: Samuel Barco | Categoría: Social Entrepreneurship, Social Economy, Management of Innovation, Social Innovation
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Descripción

¿LA ECONOMÍA SOCIAL ANDALUZA UN VECTOR DE CAMBIO? EL RETO DE LA INNOVACIÓN SOCIAL. Autores: Samuel Barco Serrano y Juan de Dios García Serrano. SCAINNOMADES (Córdoba, España)

Introducción

El caso de la Economía Social Andaluza es de sobras conocido a nivel internacional como un caso de buena práctica. La región presenta los mejores números en términos de empresas, números de trabajadores y ritmo de creación, así como entra las mejores en porcentaje del PIB, etc. Igualmente en incidencia política presenta credenciales muy relevantes, entre las que destaca los distintos Pactos por la Economía Social, aunque no se deben olvidar su presencia en la vida pública y su inclusión en numerosas leyes de máximo nivel, incluido el Estatuto de Autonomía. Ante esto, ¿cuales pueden ser los retos? Entendemos que en la situación actual de tensión social, política y económica, es plenamente planteable analizar la capacidad de la Economía Social Andaluza como actor principal que de respuestas significativas a ese reto.

En el presente artículo intentaremos analizar cuales son las capacidades o potencialidades de la Economía Social Andaluza como agente de cambio sistémico en la región. Para ello abordaremos en un principio algunos paradigmas de transformación social que entendemos especialmente válidos para este contexto (Wright y Morin) para después ponerlos en relación con el concepto de innovación social que puede servirnos para analizar dichas potencialidades. Por último presentamos una serie de recomendaciones basándonos en el análisis realizado tanto en nuestro estudio sobre la Innovación Social en Andalucía (Morales Gutiérrez, García Serrano), como en la elaboración de la Estrategia de Innovación para la Economía Social Andaluza (García Serrano, Morales Gutiérrez, Barco Serrano y otros) realizada por encargo de la Junta de Andalucía.

Paradigmas de transformación social

El cambio social voluntario no es fácilmente abordable. En nuestro caso hemos utilizado dos autores fundamentales en el estudio de este tipo de procesos: Edgar Moring y Erik Olin Wright. Nuestra elección se basa en una decisión práctica pues son dos de los referentes mundiales en cambios no rupturistas y además ambos usan la misma metáfora para su descripción: las metamorfosis.

Ambos autores oponen a modelos rupturistas (tales como la revolución) el de procesos sostenidos en el tiempo.

Tal y como señala Wright:

“The central distinction among visions of the trajectory of systemtransformation is between the view that any trajectory beyond capitalism will necessarily involve a decisive rupture and those views which envision a trajectory of sustained metamorphosis without any system-wide moment of discontinuity”

También representan mejor los elementos de continuidad o conservación del proceso. Así señala Morin:

“La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, contiene la radicalidad transformadora de ésta, pero vinculada a la conservación (de la vida o de la herencia de las culturas).”

Lo que no supone una ausencia de radicalidad transformadora pues en ambos casos se señalan que el cambio obtenido con ese proceso es radicalmente distinto a lo anterior.

Ambos autores son igualmente interesantes por cuanto dan un espacio importante a los agentes de ese cambio, más allá de conceptos, más cercanos al marxismo tradicional, del tipo de sujeto histórico o clase social. En el caso de Wright se señala como un ejemplo de actores de cambio a la Economía Social:

“Many projects within the social economy are the result of interstitial strategies, even if as in Quebec some of them receive important subsidies from the state. Worker-owned cooperatives are the quintessential form of interstitial organization at the center of classical anarchist strategies of interstitial transformation”

Y es interesante que se señalé precisamente QUEBEC, de origen francofono y ligada a la dualidad Economía Social / Economía Solidaria, que parecen presentar un clivage en términos de tensión transformadora sistémica1.

En la misma línea, señalan que esos cambios tienen un componente paradigmático, es decir se insertan en un paradigma de cambio, y aunque puedan no corresponder a un programa, sí insertan en su propuesta una visión de transformación social. Es decir no son cambios involuntarios.

En esta línea, Morin señala: “Y sin embargo, la historia humana ha cambiado de vía a menudo. Todo comienza siempre con una innovación, un nuevo mensaje rupturista, marginal, modesto, a menudo invisible para sus contemporáneos“.Mientras que Wright le dedica todo un apartado a las diferentes estrategias de transformación y los actores, redes y recursos (incluido intangibles como las metáforas) movilizados para la misma.

Es igualmente relevante que Wright plantee de manera explícita las redes de actores como forma organizacional de los actores que promueven dichos cambios. Diferencia eso sí entre dos tipos de transformaciones que requieren dos tipos de redes distintos2.

A este respecto hemos considerado oportuno traer a colación el enfoque de Redes de Políticas públicas que también señala diversos tipos de redes, unas más organizadas, estables y sostenidas en el tiempo que otras, que se declinana de manera distinta según estemos ante un modelo de sistema político de corte pluralista o de corte (Neo-) corporativista.

1

Véase: Laville, J.-L. (1995) “L’economie solidaire: Une nouvelle forme d’Economie Sociale?” o Levesque-Mendell, 2007), es decir en que sí conforman su identidad cómo actores de dicha transformación social (intersticial) 2 En el caso de las transformaciones intersticiales, Wright menciona actores colectivos, pero de su propuesta se deduce una arquitectura en red para dichos actores.

Este instrumento metodológico tiene un gran poder explicativo para entender el nacimiento y evolución de las políticas públicas. Tal y cómo señala Börzel (1997, 3) en su artículo sobre la literatura existente alrededor de este concepto: “'el enfoque de redes presenta una alternativa tanto al modelo pluralista, como al corporativista. La Red de Políticas es un concepto de intermediación de intereses de meso-nivel que puede ser adoptados por autores que operan con diferentes modelos de distribución del poder en las democracias liberales' (Rhodes y Marsh 1992, p.4; cf. Jordan and Schubert 1992; van Waarden 1992; Kriesi 1994).”3 En nuestra opinión, dicha alternativa viene a subsumir elementos de corte estructuralista de dichos modelos, mediante una fórmula de constructivismo social. Especialmente aquellos modelos que la misma Tanja Börzel (1997) define como “enfoques cognitivos” que usan teorías de aprendizaje o de acción comunicativa. Se trata de las Coaliciones de Defensa 4 de Sabatier (1993) o las Coaliciones de discurso de Singer (1993).

De este modo, nos encontramos dentro del enfoque Neoinstitucionalista y decimos enfoque, aunque se podría utilizar la calificación de metateoría que eligen Risse y Wiener (2001), para señalar la consabida crítica de falta de marcadores empíricos o mesoteorías que permitan la validación de estas propuestas y más, si como en el presente caso echaremos mano de algunos instrumentos teóricos de una de las corrientes con mayor debilidad en el apartado de los marcadores antes señalados: el Neoinstucionalismo Sociológico5 o Constructivismo. Aún siendo esta la principal debilidad, hemos encontrado otras relativas al desarrollo teórico de las relaciones entre el plano cognitivo en el interior de la Comunidad de Políticas y fuera de ellas y entre dos Comunidades de Políticas de distinto nivel, es decir una política superior y que llamaremos de Primer Nivel (Política de Empleo por ejemplo) y otra menor, en su mayoría incluida en aquella (Política de Economía Social) y que llamaremos de Segundo Nivel. Este problema también viene señalado por Schmidt (2006, 675):

“Aunque esta literatura nos acerca a la comprensión de procesos de interacción sociedad-estado en sectores específicos, no sirve de mucho para encuadrar esto en un contexto institucional nacional o para vincular las pautas ‘micro’ con las pautas ‘macro’”6

3

Traducción del autor. Hemos elegido esta traducción por ser la que más veces aparece en google, aunque en principio nos parece más adecuada la de Coaliciones de Incidencia Política. 5 De acuerdo con la clasificación de Peters, B. Guy (2000). 6 Traducción del autor. 4

No obstante, dicha falla, que dificulta analizar explicitamente un tipo de políticas determinado, se transforma en poder explicativo al valorar las capacidades de transformación (o de innovación) social precisamente por esa mayor comprensión de la interacción sociedad-estado que es clave en estos procesos.

En este punto convine retomar el trabajo de Wright cuando señala dos tipos de metamorfosis: intersticiales y simbióticas. La dinámica de las mismas parecen diferenciarse en el resultado de los cambios, pues unos terminan reforzando el sistema (las segundas), mientras que las primeras provocan un cambio radical a largo plazo del mismo.

Wright señala que para las transformaciones intersticiales estaríamos ante redes de movimientos sociales y en el caso de las segunda ante coaliciones. Además, cabe resaltar que la simbiótica estaríamos ante modelos de corte corporativista, mientras que con aquellas los actores, en un modelo de este tipo, no serían actores reconocidos para el diálogo y la colaboración en materia de políticas públicas.

Si combinamos ambas dimensiones (colaboración/enfrentamiento y tipo de redes) podremos acordar que en el caso Andaluz estaríamos más bien en un modelo de transformaciones simbióticas, tipicas de entornos corporativistas como el de esta región.

En este punto podemos recuperar lo que E.O. Wright: “This […] is the fundamental problem for a theory of transformation: in order to advance democratic egalitarian emancipatory ideals it is necessary to radically extend and deepen the weight of social empowerment within economic structures in capitalist societies” y cómo igualmente apunta, uno de los sujetos portadores de ese cambio es la Economía Social, específicamente señala la Economía Social de QUEBEC y el Chantier de la Economía Social de esta provincia canadiense.

Este empoderamiento social, que conlleva igualmente un desempoderamiento de otros actores, no parece entrar en el espacio de la acción política de nuestra región. Para defender dicha afirmación podemos señalar una serie de elementos.

En primer lugar, los principales productos de la colaboración público-privada carecen de carga o voluntad transformadora, más allá de pequeños reajustes de corte simbiótico. Por ejemplo, podemos apuntar que estas acciones de empoderamiento parecen poner claramente el acento en la mejora de capacidades de gestión empresarial en el seno, no ya del mercado, sino de un modelo determinado de actuación económica.

Otro segundo elemento puede ser. el distinto modo de actuar frente a la crisis que han tenido los dos actores institucionales representativos de la Economía Social en la Bel Province y Andalucía. En la primera, el Chantier de l’Economie Sociale puso en marcha una Red para el Cambio de la logica Económica al objeto de cambiar el sistema y de manera totalmente autónoma a la iniciativa pública, mientras que en el caso andaluz no ha habido ninguna iniciativa de esta naturaleza y sí un planteamiento de apoyo a las propuestas emanadas del gobierno (regional y nacional).

Por último, podríamos señalar la tipología de actores presentes en la Economía Social andaluza, o más bien como señalamos más adelante, la relevancia de los actores que corresponderían a la llamada Economía Solidaria que hemos mencionado anteriormente (Laville 1995 o Lequesque, 2000).

Para abordar esto un poco más en detalle pasamos a señalar la relación entre transformación e innovación social.

RELACIÓN ENTRE INNOVACIÓN SOCIAL Y CAMBIOS INTERSTICIALES

El concepto de Innovación Social ha ido ganando notoriedad tanto en la Comunidad Científica como en el ámbito de la política. Esta creciente notoriedad ha ido acompañada de una cierta polémica en la definición de qué es y qué no es innovación social, hasta el punto de encontrarnos aún ante un concepto que generar poco consenso científico al estar en su fase magmática. Nosotros hemos defendido un concepto de innovación con dos pilares fundamentales, el caracter colectivo de la misma y su vocación de cambio sistémico. Dicho cambio sistémico lo hemos ilustrado mediante la calificación de microdesviaciones sistémicas, es decir pequeños cambios que conllevan un potencial de transformación sistémica. Dicho enfoque enlaza

directamente con la propuesta de Wright y Morin, en especial con las transformaciones intersticiales del primero.

Estamos en el caso andaluz ante una fórmula de economía social que conlleva symbiotic transformation? (“Symbiotic transformations involve strategies in which extending and deepening the institutional forms of popular social empowerment simultaneously helps solve certain practical problems faced by dominant classes and elites.”). En este caso, cómo señala Wright, estaríamos hablando de la vía Social-demócrata. Del mismo modo, esa vía social-demócrata entronca con un modelo gradualista correspondiente al reformismo que crítica la corriente marxista encabezada por Rosa Luxemburgo. De acuerdo con dicha corriente, la capacidad de transformación, en especial en entornos de crisis como el actual, sería significativamente limitada.

De cualquier modo, estas dos estrategias (incluida la gradualista) pueden corresponder a la lógica de las innovaciones sociales, aunque la primera, con su “metáfora de éxito en el proceso de transformación”, de tipo ecológico (un cambio le hace ganar un nicho y desde ahí gana a los competidores en el acceso a la comida lo que termina provocando la muerte de estos últimos), la simbiótica se basa en adaptaciones evolutivas…

“Many projects within the social economy are the result of interstitial strategies, even if as in Quebec some of them receive important subsidies from the state. Worker-owned cooperatives are the quintessential form of interstitial organization at the center of classical anarchist strategies of interstitial transformation”

No obstante, en el caso andaluza, esto parece no cumplirse, al menos por lo que respecta a aquellos sectores apoyados más claramente por las políticas públicas. Así, aún existiendo ejemplos claros y relevantes de actores de economía solidaria que caerían dentro de la tipología “quebequense”, estos no han podido ocupar un espacio de relevancia similar a los del otro lado del atlántico.

Es más, al contrario que otros ejemplos más cercanos culturalmente (por ejemplo los casos de las propuestas de Economía Social y Solidaria o similares de América Latina en la última década), en nuestro caso no son asimilables a movimientos sociales (ni siquiera ellos mismos se autocalifican así).

No obstante, esto es aplicable a nivel regional, no así en alguna realidad local más limitada. Pero abordemos un poco más las características de la Economía Social en nuestra región y su relación con las políticas públicas.

LA ECONOMÍA SOCIAL EN ANDALUCÍA Andalucía es la segunda región más grande de España con una superficie de 87.597 km2 y cubre la mayoría del cuarto sur de la España continental. También se trata de la región más poblada con 7.849.799 habitantes en el año 2005. Para que nos hagamos una idea es más grande que Holanda, Bélgica y Luxemburgo juntos. Por lo que respecta a la población, la región que la sigue es Cataluña con casi un millón menos de habitantes (6.995.206 ). También es región fronteriza, por tierra con Portugal y por agua con Marruecos.

Asimismo, debemos tener muy en cuenta que España es un estado fuertemente descentralizado, dónde las regiones autónomas son las unidades políticas subnacionales de mayor nivel y además con el mayor nivel competencial7. Desde el punto de vista de sus características políticas, Andalucía accedió a su autonomía en 1981 y ha ido incrementando sus competencias, desarrollando unas capacidades políticas similares (o en algunos casos superiores) a las de los Estados Federados Alemanes. Entre estas competencias podríamos resaltar las de Salud, Educación y Políticas Activas de Empleo, todas ejercidas en exclusiva. Otro elemento que conviene tener en cuenta es que, al ser la región más poblada, es la que mayor número de escaños proporciona a la cámara baja en las elecciones nacionales (61 del total de 350). Por último, un valoración cualitativa de cierta importancia, en la vida política nacional Andalucía tiene una importancia simbólica especial en la tensión entre regiones nacionalistas centrífugas y regiones no nacionalistas. De hecho fue la primera región en dónde el nacionalismo no juega un papel importante en las elecciones que accedió al máximo nivel competencial, lo que abrió una vía de desarrollo del Estado de las autonomías, hasta cierto punto imprevista por los redactores del Texto Constitucional.

7

Más o menos más del 50% del gasto público corresponde a las autoridades regionales, 30% a las nacionales y 20% a las locales.

Pero, ¿y la Economía Social? En este sentido, el desarrollo andaluz es impresionante. En la siguiente imagen se puede ver una parte de la imagen de lo que la Economía Social representa en esta región sureña hoy día.

Fuente: CEPES-A.

Podemos ver que las empresas de Economía Social andaluzas representan el 25% de todas las de este tipo existentes en España y que la siguiente región en esta clasificación es Cataluña con el 12% y Valencia con el 10%. No obstante debemos recordar que sólo 5 años antes, es decir en el 2000, Andalucía representaba sólo el 18,6% de todas las empresas de Economía Social españolas.

Estos números toman en consideración sólo a las Cooperativas y las Sociedades Laborales, aunque en el caso de la Economía Social Andaluza esta también incluye a una parte importante de los autonómos8.

Junto a estos datos, es importante mencionar que no hay plataformas representativas de varias o todas las familias de la Economía Social en todas 8

CEPES-Andalucía, la organización paraguas representativa de toda la Economía Social en esta región ha contado siempre entre sus miembros con organizaciones de autónomos, y de acuerdo con sus datos una parte importante de los 600.000 autónomos de esta región caen dentro de este sector empresarial. Véase www.cepes-andalucia.es.

las regiones españolas. De hecho sólo existen dos CEPES regionales 9: en Andalucía y Extremadura; y el primero ha servido de modelo para crear el segundo. Asimismo, CEPES-Andalucía esta considerada una de las organizaciones regionales más importantes de la Economía Social en Europa y el mundo.

Por último, quizás uno de los mayors reconocimientos que obtiene a nivel mundial la Economía Social Andaluza es el de su capacidad de incidencia política, con los distintos pactos regionales y provinciales por la Economía Social como principal referente. Dichos pactos son acuerdos de caracter corporativista tripartito entre los actores públicos competentes (Junta o gobierno regional en los regionales y Diputación en el caso de los provinciales), de una parte, y los sindicatos y CEPES-A de otra. Este modelo de co-construcción de políticas se ha basado por tanto en una red de políticas estructurada del tipo de las coaliciones (Sabatier, Singer) antes señaladas. Igualmente dichas redes corresponden con las mismas coaliciones que señala Wrigth (Coaliciones de fuerzas sociales y los trabajadores, en este caso los sindicatos).

En la misma línea se puede argumentar que CEPES-A se ha constituido en una organización empresarial imitativa de los sindicatos y en este punto podrían aplicársele algunas de las críticas que, más en este momento, se le hacen a los sindicatos. Así, su pérdida de impulso transformador, para pasar a ser instituciones de gestión de espacios limitados de poder, incluso de espacios clientelares, puede trasladarse a esta organización.

Esta crítica puede reforzarse tanto por el contenido de los acuerdos principales en los que se ha embarcado dicha red, cómo por aquello que, haciéndolo otras organizaciones (cómo es el caso de lo apuntado para el Chantier de l’Economie Sociale de Quebec), en este caso no se aborda.

En este punto son interesantes tanto los Pactos Andaluces, como la reciente reforma de la Ley Andaluza de cooperativas. En ambos casos la tendencia a un reforzamiento de los instrumentos gerenciales y de la dimensión económica de la Economía Social tienen absoluta prevalencia sobre los elementos referidos a la dimensión social de la misma. Así es de señalar el escaso desarrollo de las cooperativas sociales y de instrumentos específicos para las mismas, así como del caracter casi accesorio de retos sociales 9

La organización paraguas nacional también se llama CEPES, pero eso no significa que CEPESAndalucía es la delegación regional, sino un miembro, de carácter regional, eso sí, de dicha organización nacional.

importantes, como podría ser la lucha contra la pobreza, de los documentos programáticos.

A continuación planteamos un modelo de cambio que permita mejorar las capacidades de la Economía Social Andaluza (aunque también es aplicable a otras realidades) hacia un actor de innovación social.

Bases esenciales de una estrategia de innovación para Andalucía

Sin pretender agotar el análisis necesario y la multidimesionalidad del abordaje de la estrategia de innovación, nos animamos a sugerir para el debate de la misma unas bases mínimas sobre las que pivotar medidas concretas.La misma la fundamentamos en una dinámica basada en la relación de cuatro dimensiones claves: Creer-Conocer-Crear-Crecer cooperando.

1. Creer en la necesidad y en el valor de la innovación como factor clave de competencia y sostenibilidad en nuestro contexto actual. Se debe profundizar en los aspectos cognitivos, de cambio cultural, de cosntrucción de un nuevo imaginario en las entidades de ES sobre el concepto de innovación que permita generar una visión de futuro sobre la misma. Esta creencia no sólo debe abarcar la dimensión racional del concepto sino también, y esencialmente, una dimensión vivencial, lo exige un aprendizaje del reto de innovar por las empresas y las personas que las integran. 2. Conocer el contexto del sistema andaluz, nacional y europeo de la innovación, la dimensión y naturaleza de la innovación abierta y el modelo de crecimiento propuesto para Andalucía (Andalucía Sostenible), para el estado español y el conjunto europeo en el proceso de cambio actual. 3.- Crear los mecanismos, instrumentos y programas que permita a la Economía Social alcanzar niveles aceptables de innovación en el marco europeo, aumentando el impacto que la innovación tiene en el valor agregado de sus propuestas, y liderando, en algunos casos, la innovación que tiene un componente de responsabilidad social en el territorio y con las personas. 4.- Crecer en el ámbito empresarial y en las relaciones de Cooperación como palanca de oportunidades en el marco estatal e internacional, mediante redes de cooperación globales y alianzas público-

privada que desarrollen los esfuerzos necesarios de innovación en las políticas públicas. Para ello, será imprescindible generar más relaciones de confianza y comunicación entre todos los agentes. La dimensión relacional es fundamental para profundizar en este ámbito y se requiere situar a la economía social como un agente más en el sistema de innovación territorial que le afecta.

Posibles vectores de cambio en una propuesta de innovación para la Economía Social

La traducción de las 4 dimensiones recogidas en el punto anterior se deberían organizar desde nuestra propuesta alrededor de 7 grandes vectores o ideas fuerza como “esqueleto” ideológico de una política global para la Economia Social. Estas ideas fuerza se concretarían en:

1.- HACIA UN CONCEPTO MÁS ABIERTO DE LA INNOVACIÓN: COMPRENSIÓN y DIFUSIÓN de la naturaleza pluridimensional, abierta y dinámica de la innovación.

compleja,

La innovación es mucho más que la aplicación exitosa de los resultados de la investigación. La innovación consiste en producir, asimilar y explotar con éxito la novedad en los ámbitos económico y social. Esta estrategia debería acentuar la idea de que la innovación nace de interacciones entre los individuos, las organizaciones y sus respectivos entornos operativos. Las políticas de la innovación están basadas no sólo en la investigación y en el uso tecnológico, sino también en la interpretación de las nuevas necesidades sociales y en la creación de valor en un modelo de economía sostenible

2.- LIDERAZGO EN PROCESOS DE INNOVACIÓN SOCIAL Gracias a su papel de actora “pivote” entre las necesidades de ámbito público y social y el sector productivo proveedor de bienes y servicios. La Economía Social y Solidaria puede y debe jugar un papel central como nodo estratégico en las redes públicas-privadas de innovación vinculadas a los procesos de desarrollo local.

Dentro de esta ámbito, las entidades e iniciativas de la Economía Solidaria (específicamente) está demostrando mucha más dinámica creativa a la hora de incorporar temáticas y emprendimientos que amplían los intereses de la propia Economía Social como disciplina de económica y como catalizador de cambio social. Este empuje se traduce en interesantes aportes de innovación social al servicio del bienestar y la calidad de vida de las personas y comunidades, al servicio de la reproducción de vida. Así por ejemplo 10, se pueden señalar algunos debates de interés sobre:

i) Economía Solidaria y Género, la contribución de la Economía Feminista y sus análisis del patriarcado a la definición del campo de la economía.

ii) Los debates y análisis sobre los sistemas de intercambio basados en el trueque o los sistemas basados en monedas locales (SELs)

iii) Los intentos de incorporar aspectos que van más allá de los procesos productivos, como los estudios sobre la configuración y promoción de cadenas de valor solidarias, y sobre el papel que las empresas solidarias pueden jugar en la extensión del impacto de la economía solidaria.

iv) La incorporación de la esfera de la distribución a través del comercio justo y la articulación de mercados sociales

v) La creciente importancia otorgada a las reflexiones y las experiencias de consumo responsable

vi) La ampliación del ámbito financiero de la economía social hacia el campo de las finanzas solidarias y la banca ética.

10

¿De qué hablamos cuando hablamos de Economía Social y Solidaria? Concepto y nociones afines Juan Carlos Pérez de Mendiguren; Enekoitz Etxezarreta Etxarri y Luis Guridi Aldanondo

vii) El debate y las propuestas de la corriente de pensamiento que aboga por el decrecimiento y su aplicabilidad en el nivel no sólo macroeconómico sino a nivel meso y microeconómico.

3.- MAYOR Y MEJOR conexión del ámbito de la Economía Social con saber generado en el ámbito formal como en el informal (sabiduría, prudencia, popular, comunitario). En el ámbito de lo formal, es necesario una conexión con el Sistema Andaluz de Conocimiento, con los agentes que lo integran, con los objetivos que persigue y las principales líneas de acción que emanan de él para contribuir así a la llamada Economía de la Igualdad, Economía Sostenible o del Conocimiento o a hacer efectivos buena parte de los programas incluidos en Andalucía Sostenible.

Es necesario empezar a formular experiecias de co-creación de conocimiento entre el ámbito formal e informal, entre los diferentes conocimientos y saberes.desde un enfoque cooperativo. Esta nueva lógica permite generar un nuevo proceso importante en la recuperación de conocimientos, la codificación de conocimiento tácito y las prácticas de transferencia. Se debe generar una nueva cultura de colaboración por lo que se hace imprescindible un ajuste mutuo de visiones y expectativas (donde la persona investigara perciba el territorio y la Economía Social más allá de ser un objeto de la investigación, y donde las empresas de Economía Social vea a la persona investigadora de campo más allá de un mero "instrumento" en su estrategia de desarrollo).

4.- INCREMENTAR LA CAPACIDAD de todos los sectores que integran la economía social andaluza para generar más innovación. Capacidades relacionadas directamente con aspectos formativos, con sistemas de comercialización, procesos de cooperación y posibilidades y herramientas para la internacionalización. También la estrategia pivota sobre el imprescindible estímulo a la cultura innovadora y la promoción activa de la misma sobre el conjunto de las empresas de economía social y el entorno más próximo a ellas.

5.- LA ATRACCIÓN de jóvenes cualificados, de talentos creadores, de mujeres emprendedoras, de investigadores, de personas innovadoras al ámbito de la Economía Social es imprescindible para generar un espacio mayor de nuevas empresas en sectores emergentes ligados inexorablemente a la innovación: ámbitos del sector de las energías, industrias culturales y para la propuesta andaluza creativas, agroalimentación ecológica, rehabilitación de edificios y patrimonio, servicios

avanzados, tecnología...etc

6.- AVANZAR en el desarrollo del concepto TERRITORIOS SOCIALMENTE RESPONSABLES que son aquellos que incentivan la creación e implantación de empresas bajo fórmulas de economía social y permiten un desarrollo sostenible duradero generando actividad emprendedora y participada entre los propios habitantes. Hay que generar espacios y oportunidades de dotar de voz a grupos tradicionalmente marginados (Perrini y Vurro, 2005) Por tanto, lo local, y territorial, asume un especial protagonismo. Por lo tanto, desarrollar Territorios Socialmente Responsables supone crear unas condiciones favorables a la innovación y al aprendizaje colectivo. Ello les permite poner en valor de una forma racional sus propios bienes, contribuyendo con ello a potenciar los procesos de desarrollo territorial (Florida, 1995; Crevoisier, 2001).

El territorio social aparece como un contrapeso al territorio económico y para la región del mercado, en particular en la base del desarrollo de la comunidad. Según Moulaert y Nussbaumer (2008), el desarrollo regional debe llegar al nivel de la comunidad, visto como el nivel de organización humana y social donde el desarrollo puede tener lugar en todas sus dimensiones. En la región sociales, las relaciones de mercado se tienen en cuenta en la misma forma que otros tipos de interacciones, en función de su contribución al bienestar y la riqueza de la población. La economía social tiene que ser la economía de la ciudadanía. Esto, coincide, all menos en el plano teórico, con las prácticas de la Economía Social basadas en sus valores identitarios, que tienen un remarcado enfoque comunitario y territorial y asumen su responsabilidad como agente crítico en la generación de nuevas realidades económicas y sociales. Podríamos afirmar que lo más innovador en este ámbito de la Economía Social sería ampliar la mirada de su propuesta recuperando (en aquellos casos que no fuera ya así) la “zona de coherencia” con su “identidad genética”, con su ideología, en definitiva, con su compromiso solidario con las personas y comunidades: ser una respuesta sostenible a la vida.

7.- La promoción de PRACTICAS Y REDES DE POLITICAS PÚBLICAS INNOVADORAS, la mejora de las capacidades de las estructuras intermedias, el diálogo público-privado , la creación de agendas colaborativas y partenariados multidisciplinares, ámbitos innovadores de licitación pública, sistemas de financiación y crédito, comisiones mixtas de seguimiento y otros instrumentos, medidas y herramientas han de formar parte de las políticas de innovación y dirigir de manera más co-participada la acción pública y la transversalidad de los objetivos de modernización de Andalucía.

CONCLUYENDO

Podríamos concluir reafirmándonos en la categoría compleja de la Economía Social y en la metáfora de la metamorfosis para contextualizar las diferentes propuestas sugeridas para el debate. de esta realidad en tránsito (metamorfeándose) que no es la mera suma de realidades sino una mezcla creadora y multiplicadora de agentes y sujetos con identidades diferentes, experiencias, proyectos, caminos, modelos y metodologías que no siempre convergen, que colaboran entre si y en algunas ocasiones se contradicen entre sí. Dicha propuesta se basa en una recuperación de la mirada y la voluntad transformadoras de muchas personas y organizaciones que asuman su papel como innovadores sociales, como actores y actrices de transformación social, sin entrar en problemas de caracter identitarios más allá de los relativos a las llamadas identidades de proyecto. Nos parece que cualquier propuesta innovadora en este ámbito debería poner en el centro de los cambios es su clara aspiración de transformación del modelo de generación de valor, de las relaciones que se producen en la esfera de lo económico y de considerar al mercado como un instrumento no exclusivo ni único de dar respuesta a las necesidades de bienestar y calidad de vida de las personas, comunidades y territorios. De ahí la importancia de desplegar una mirada amplia, generosa, compleja y no dogmática. Esto requerirá acompañar y colaborar con los procesos de metamorfosis de la realidad social, ideológica y política. A ello puede contribuir la apuesta por la formación de una alianza progresiva, intersticial, integrada por múltiples actrices y actores colectivos, sociales, culturales, económicos y políticos, que a pesar de sus diferencias y conflictos de intereses o de otro tipo se sostenga en base a ciertos acuerdos básicos compartidos, que la constituye en una comunidad política democrática capaz de definir senderos de cambio social, y no exclusivamente de acción política, orientados éticamente por lograr una sociedad más justa, más igualitaria, más democrática, donde todos/as estén social y económicamente incluidos/as, y se dé modos de acción conjunta, sea mediante convergencias programadas o circunstanciales en el marco de ese objetivo compartido.

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