La deuda y el cuerpo en el deporte de alto rendimiento

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Descripción

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras Jornadas de la Maestría Estudios interdisciplinarios sobre el sujeto y la subjetividad Nuria Ortega

La deuda y el cuerpo en el deporte de alto rendimiento Para desentramar el neoliberalismo contemporáneo, Lazzarato (2013) propone el dispositivo de la deuda como mecanismo de control de la subjetividad mediante la culpa y la responsabilidad. La deuda, como nuevo eje en el que se estructura la gobernanza, subordina nuevas relaciones de poder generales y desterritorializadas. Este dispositivo de sujeción se expande y disciplina las prácticas y los valores éticos y morales a nivel global, en tanto que modifica las estructuras de las relaciones de poder generando un nuevo mecanismo de explotación capitalista. A partir de esto, esta ponencia se propone pensar algunos lineamientos en relación a la deuda y al cuerpo, usando como ejemplo el mundo deportivo del alto rendimiento. Allí en donde el cuerpo se muestra en su mayor esplendor, la deuda regula y habilita la intervención constante de lo tecnocientífico para mejorar el rendimiento de los cuerpos atléticos en busca de la hazaña televisable, del record imposible, de una naturaleza que nunca apareció como tal, pero que debe ser restituida.

La deuda En busca de explicar la eficacia y la eficiencia que tiene el dispositivo deportivo en la contemporaneidad a nivel mundial, la gubernamentalidad, como campo estratégico de relaciones de poder no puede dejar pasar, teórica y prácticamente, por el elemento de un sujeto que se definiría por la relación de sí consigo (Foucault, 2014: 247) . Pero mientras que Foucault (Foucault, 2014) desarrolla el modelo de empresario de sí mismo, Lazzaratto entiende que esto no es suficiente para explicar lo que pasa en la actualidad. Para Foucault el problema del liberalismo consistía en gobernar lo menos

posible. Lazzaratto (2013: 184) sostiene que lo que busca el liberalismo es más bien ordenar y disponer al máximo posible con la menor democracia posible. Para entender esto propone la deuda como la relación de poder más desterritorializada y general, a través de la cual el bloque de poder del neoliberalismo se impone. La deuda, como relación de poder, constituye el motor económico y subjetivo de la economía contemporánea. Esta funciona no solo como dispositivo de gobierno de las subjetividades colectivas sino de las individuales también. El hombre endeudado ha pasado a ocupar la totalidad del espacio público. En tanto que la relación acreedor-deudor es una (Lazzaratto, 2013: 58) relación de poder que incita la fabricación “ética” del hombre endeudado, lo que conlleva un nuevo gobierno de conductas. La deuda remite directamente a una disciplina de vida que implica el trabajo ético-político sobre sí mismo, “una negociación permanente consigo mismo”, propia del hombre endeudado, que implica una deuda privada y una deuda social. La relación acreedor - deudor es el eje en torno al cual se produce la transformación de la gobernanza. La deuda segrega una moral propia sobre la responsabilidad del reembolso de la deuda y la culpa de haberla contraído. Pero el poder de la deuda se presenta como si no se ejerciera por represión ni por ideología: el deudor es libre pero sus actos deberán ser desplegados en el marco de la cancelación de la deuda contraída.

Tecnocapitalismo En el caso del deporte, la subjetividad atlética está regida por una deuda que parece extremarse en el tecnocapitalistmo. Un cuerpo prodigio y hábil, con la capacidad de pertenecer al mundo de los cuerpos de elite que compiten, es un organismo endeudado principalmente con la tierra en la que nació, con sus compatriotas (sus mayores acreedores, o sea, quienes financian los subsidios mediante impuestos) deseosos de proezas atléticas. Las becas son una deuda social pero también una deuda económica. El deportista se endeuda no solo con el resto de los compatriotas que aportan sus impuestos para financiar dicho subsidio, sino que además, los estados nacionales buscan la redituabilidad política y económica de la performance del atleta, al cual se le otorgó la beca. Esta ecuación se radicaliza en el tecnocapitalismo. Aunque los recursos biotécnicos sean un secreto a voces, la deuda no permite cuestionar esto y exige un encubrimiento de los

caminos y los objetivos. El deudor siempre se encuentra en una relación de desventaja con el acreedor y su cuestionamiento sobre lo dado será, al menos, depreciado o puesto en duda. La negación a pagar dicha deuda o el cuestionamiento del sistema será tildado de traición a la patria, porque la deuda siempre conlleva una evaluación moral de las acciones y los modos de vida de los individuos. La deuda segrega una moral propia, una moral de la promesa y la culpa. Empero, aun cuando el beneficiario se resiste a esa intrusión en la vida privada, a esa violencia contra su persona y su subjetividad, no deja de sentirse perturbado por el al que las instituciones lo obligan (Lazzarato, 2013: 156)

Por ejemplo, (Altuve, 2005) el arquero alemán Toni Schumacher fue acusado de traición a la patria cuando reveló que los jugadores de la selección de su país eran farmacias ambulantes y que no sabía si representaban a Alemania o a la industria química germana.

Más alto, más rápido, más fuerte La producción del hombre endeudado se inserta en la lógica de la deuda infinita cristiana, una deuda que no se terminará jamás de reembolsar, una deuda de por vida. El dispositivo deportivo impone esta lógica desde su propio lema: más rápido, más alto, más fuerte. Citius, altius, fontius es una locución latina pronunciada por Pierre de Coubertin en la inauguración de los primeros Juegos modernos en Atenas, en 1896. Coubertin agregaba a la frase: “Si lo imposible se levante ante él, se desvía y va más lejos”. Esto ha cosechado realizaciones humanas impensables en el campo atlético y sigue avalando diferentes metodologías para seguir conquistando lo inconquistable. El lema impulsa a una forma de victoria, en donde el esfuerzo por la excelencia tiene que ser una construcción permanente. Las ansias por la superación, como única práctica posible, endeudan y obligan al sujeto atlético. Ante un cuerpo privilegiado, “¡la lógica de la deuda asfixia nuestras posibilidad de acción!” (Lazzarato, 2013: 74). Las obligaciones de la deuda (Lazzarato, 2013: 48) representan conceptos morales tales como la falta, la culpa, la conciencia, el deber, etc. La deuda implica, por lo tanto, una subjetivación que requiere una especie de tortura sobre sí mismo que marca el cuerpo y la mente.

El efecto de poder de la deuda sobre la subjetividad son la culpa y la responsabilidad. Esto le permite al capitalismo generar un pasaje entre el presente y el futuro. Lazzarato sostiene que objetivar el tiempo, “disponer de él de antemano, significa que toda posibilidad de elección y decisión que encierra el futuro queda subordinada a la reproducción de las relaciones de poder capitalistas” (Lazzarato, 2013:.53). Cuando los esfuerzos humanos parecen acercarse a su límite, la ciencia y la técnica están a su disposición para lograr lo que el cuerpo en su nuda vida no puede. El neoliberalismo parece radicalizar la disputa deportiva tanto en los estadios como en los laboratorios de investigación y desarrollo, en busca de seguir espectacularizando la práctica. Para esto “es preciso que en el mundo haya indeterminación, un tiempo abierto que se está haciendo” (Lazzarato, 2013: 56), un presente vivo que permite creer que existe la posibilidad de seguir rompiendo marcas. Esta deuda corporal de los atletas, esta imposibilidad de pago permite la intervención constante de su propio cuerpo mediante la utilización de técnicas eugenésicas para “mejorar” el rendimiento.

A modo de conclusión En el neoliberalismo, el dispositivo de la deuda radicaliza e impulsa al deportista a volver a ser lo que nunca fuimos, a romper marcas extraordinarias, a normalizar la necesidad de un doping silencioso, prohibido pero que parece ser el único camino al éxito. La intervención tecnocientífica es avalada por esta idea de mejoramiento, de corrección, purificación, transformación a la que se debe someter en busca de alcanzar una perfección inalcanzable o una marca imposible. Lejos de ser propia del deporte, este mecanismo de sujeción contamina toda la práctica humana, mediante un endeudamiento corporal cotidiano. La medicalización de rápida acción para un estilo de vida “placentero”, las cirugías estéticas, las dietas, los implantes, el entrenamiento físico, la moda, son algunos ejemplos en donde el dispositivo de la deuda en el cuerpo implica una explosión de las técnicas del cuidado de sí que sofocan al sujeto, ya que la única acción posible parece ser la búsqueda absurda de su cancelación.

BIBLIOGRAFÍA Foucault, M (2014): La hermenéutica del sujeto, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Lazzarato, M. (2013). La fábrica del hombre endeudado, Buenos aires: Amorrortur Artículos publicados en Internet: Altuve, E. Cuerpo, deporte y globalización. http://www.efdeportes.com/efd80/globaliz.htm. Consultado el 20 de octubre de 2013.

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