La desaparecida iglesia de San Cibrán de Cálago

May 23, 2017 | Autor: Alicia Padín Buceta | Categoría: Arquitectura románica, Arte románico
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Descripción

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COLABORACIONES La desaparecida iglesia de San Cibrán de Cálogo Alicia Padín Buceta Alicia Padín Buceta (1986) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela. Ha cursado el Máster en «Estudios Medievales» en la misma universidad y un Posgrado de Experto Universitario en Gestión Cultural. En la actualidad está realizando su tesis doctoral sobre el Románico en la Diócesis de Santiago en la provincia de Pontevedra. Actualmente disfruta de una beca de la Diputación de Pontevedra con la cual está investigando el desaparecido monasterio de Cálago de Vilanova de Arousa. Es miembro de la Junta Directiva de la Asociación «Amigos del Románico».

E

N Vilanova de Arousa, provincia de Ponte‑ vedra, existió un monasterio románico que mantuvo casi intacta su iglesia hasta su ruina en el siglo XIX. De las dependencias monásticas no se ha conservado ninguna referencia física o docu‑ mental, pero se tiene constancia de su uso como iglesia parroquial al menos desde el siglo XV. Las únicas evidencias de cómo era la iglesia se registran en dibujos del padre Nolasco Gaite y de Ra‑ món Fontenla de 1905, y en una fotografía de Zagala de 1906 (estos dos últimos depositados en el Museo de Pontevedra). Los elementos que han llegado hasta nosotros son la torre campanario y algunas piezas re‑ utilizadas en las casas de Vilanova cuando se amplía la capilla de la Pastoriza, en el centro de la villa, para uso parroquial, a finales del siglo XIX. El halo de misterio que rodea esta iglesia perdi‑ da se acentúa si consideramos su posible fundación por san Fructuoso de Braga. Fray Antonio Yepes, el gran cronista de la orden de San Benito baraja como ubicaciones posibles del monasterio Peonense o Feonense o el monasterio de Cálago o el de Poio, también en Pontevedra, ya que ambos coinciden en las descripciones geográficas:  assó después San Fructuoso a tierra de Galicia, y P edificó el Monasterio llamado de Feonense. Tam‑ poco se sabe con certidumbre donde estuviesse addentado porque a unos he oydo decir que fueran Pedro de Calogo, junto a Villanueva de Aroça, y a otros que es San Juan de Poyo1. Tras fundar este monasterio, san Fructuoso divisó una isla que le pareció adecuada para retirarse a orar. Allí se dirigió en barca con sus discípulos, pero el viento alejó la embarcación. San Fructuoso se aden‑ tró en el mar y volvió caminando sobre las aguas tirando de la barca, para regocijo de sus monjes2. Ambos monasterios tienen una isla enfrente, la de Tambo en Poio, y la Illa de Arousa en Cálago. A lo largo de los siglos la fundación fructuosiana fue atri‑

Fig. 1.—Ábside de Cálago. Fotografía: Zagala (1906), Museo de Pontevedra.

buida a Cálago por fray Prudencio de Sandoval3, el cardenal Jerónimo del Hoyo4 y Francisco Javier Ma‑ nuel de la Huerta y Vega5. A lo largo de la Alta Edad Media el monasterio de Cálago aparece citado en dos documentos: un 3 

4 

1 

YEPES, A.: Crónica General de la Orden de San Benito, patriarca de Religiosos, tomo II, Centuria II, Valladolid, 1609, fol. 176v.

2 

YEPES, A.: Op. cit., tomo II, fol. 176v.

5 

DE SANDOVAL, P.: Primera parte de las fundaciones de los Mo‑ nesterios del glorioso Padre San Benito...1601, Grabados xilográficos. Datos tomados de: Catálogos de la Biblioteca Univer‑ sitaria / José María de Bustamante y Urrutia. s. XVII, 1, 88. Documen‑ to digitalizado, consultable en: http://hdl.handle.net/10347/8935.  EL HOYO, J.: Memorias del Arzobispado de Santiago, 1607, San‑ D tiago de Compostela, 1950, p. 65.  E LA HUERTA Y VEGA, F. J. M.: Anales del Reyno de Galicia. Tomo D II. Santiago, 1733‑36, pp. 71‑72, Consultable en: http://hdl.handle. net/10347/7393

privilegio otorgado supuestamente por Alfonso II el Casto, fechado el 12 de mayo de 8796 y la dona‑ ción de Gundisalvo Gundesendiz al monasterio de Cálago, datado en 8467. Aunque se ha demostrado que son falsos8, su relevancia radica en que la im‑ portancia del monasterio de Cálago en el siglo XII 6 

 ditado en: Lucas Álvarez, Manuel: El Monasterio de San Martiño E Pinario de Santiago de Compostela en la Edad Media. Sada (A Coruña): Ediciós do Castro, 2003y Sáez, C., González de la Peña, Mª del Val: La Coruña. Fondo Antiguo (788‑1065), pp. 164‑166, doc. 5.

7 

S ÁEZ, C., GONZÁLEZ DE LA PEÑA, Mª DEL V. (eds.): La Coruña. Fon‑ do Antiguo (788‑1065), pp. 99‑103, doc. 46.

8 

 ARCÍA ÁLVAREZ, R.: «¿De Cálago a San Martín pasando por la G Corticela?», Compostellanum, 18, 1‑4 (1973), pp. 251‑284.

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decir basilica fundata est iuxtra castrum quod vo‑ catur Calago, iuxta litora maris. Estas referencias (iglesia junto al castro llamado Calogo, junto al mar) evidencian que el edificio altomedieval se encontra‑ ba en el mismo lugar que la iglesia románica, y una excavación arqueológica en el actual cementerio y sus inmediaciones probablemente sacarían a la luz evidencias que lo corroborarían. La ubicación junto al mar le hizo vulnerable a los ataques normandos y la expedición de Almanzor a Santiago. Cálago era un blanco fácil, y es casi impo‑ sible pensar que no habrían de atacarlo en el primer asalto de 844 a la ría. Por otra parte, en 997 Almanzor arrasa con todo a su paso de camino a Santiago. En la crónica de Ibn Idari10 se menciona el topónimo de Deyr Soner‑ bria, que traducido significa San Cibrán, por lo que se referiría a San Cibrán de Cálago, próximo a los lugares citados en el texto y en el camino a Santiago de Compostela11.

Fig. 2.—Dibujo inédito de Ramón Fontenla del vano absidal de Cálago (Museo de Pontevedra).

Ambos ataques a Cálago habrían impedido que el rastro de este monasterio fuese mayor en la docu‑ mentación, además de propiciar la construcción de un nuevo edificio en el románico, que permaneció prácticamente intacto hasta el siglo XIX.

Fig. 3.—Torre‑campanario exenta de Cálago (1906).

Fig. 4.—La torre‑campanario a principios del XX.

¿Por qué se arruina Cálago? era tal que llevó a la sede compostelana a falsificar estos documentos para remarcar su dominio sobre este territorio. Teniendo en cuenta la donación de Ramiro Muñiz en 1114 a la catedral de Santiago de su parte del monasterio9, no resulta extraño que qui‑ sieran dejar constancia de su dominio sobre la zona desde tiempos anteriores, y ahí se justificaría la crea‑ ción de estos documentos. Por otro lado, el documento de Gundisalvo Gun‑ desendiz ubica el monasterio sita est in villa Callago territorio Salinense, citra litus maris et flumen Ulie, y en el privilegio de Alfonso aun es más específico al

9 

FALQUE REY, E.: Historia Compostelana. Madrid, 1994, pp. 236‑237.

La iglesia de Cálago dependía del monasterio de San Martín Pinario como se recuerda en todas las visitas realizadas a la parroquia. Sus rentas eran muy escasas e incluso se explica en 1598 que «halló su señoria que la dicha yglesia no tiene renta ninguna sino las penas y penoras de la mar», y en ocasiones los mareantes pagan sus deudas con «prendas», esto es, vendido el pescado, se le dejan las «costas» al mareante y el resto queda para la fábrica de la iglesia. El rector, Ambrosio González, envía las rentas que recoge al monasterio de Pinario, quedándose

con un diezmo de las dichas rentas y con «seis car‑ gas de pan y el quarto del vino de trenta cabaduras de vina»12. El encargado de asistir la iglesia de ornatos es el Regimiento, lo que se corresponde con el Ayun‑ tamiento en la actualidad13. Las limosnas y penas del mar son de ayuda para el mantenimiento de la fábrica, pero no son suficientes, ya que se invertía en el aceite y cera, y los gastos del monumento de la Semana Santa, para el cual ponen las cofradías

10 

Ibn Idari: Al‑Bayan‑al‑Mugrib, trad. Y anot. Por E. Fagnan, Argel, 1904, p. 493.

12 

 HDS, Fondo Parroquial. Vilanova de Arousa. Admón. Parroquial. A Libro 4. Libro de Visitas (1598‑1668), fols. 7r‑v.

11 

FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ: Op. cit, p. 356.

13 

AHDS, Libro 5, fol. 4r.

los ornatos. El «Procurador General y los Regidores» afirman que reparan la iglesia, paredes y madera, ya que es de su posesión, pero no se han tomado cuentas en los últimos cincuenta años de estos gas‑ tos, ni se cobran los derechos de los bautizados, al‑ bas ni sepulturas14. Esta falta de cuidado de la iglesia románica la conducirá a su ruina, debido al mal estado del te‑ cho, las paredes agrietadas por las humedades, la entrada de la lluvia y el desorden de las sepulturas de dentro de la iglesia. Además, la iglesia se empieza a quedar pequeña y en el siglo XIX la villa ha crecido

14 

AHDS, Libro 5, fols. 25v‑26r.

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Fig. 5.—Basa románica a la entrada del cementerio.

alejada de ella, por lo que se decide ampliar una céntrica capilla para sustituir a la vieja parroquial.

La reconstrucción de la iglesia a partir de las fuentes Hasta principios del siglo XX se mantenían en pie restos de la iglesia del monasterio, que conservaba el ábside románico. Es muy probable que parte de la nave también lo fuese, con una capilla añadida en el XVI. De él recogen testimonio Álvarez Limeses y Balsa de la Vega con la fotografía de Zagala15. El dibujo del padre Nolasco ofrece la misma vista que la fotografía, sin aportar más información16. Se trata‑ ba de un templo con planta de una nave y un áb‑ side rectangular, probablemente la traza románica original. El ábside presentaba en el interior un arco triunfal, ligeramente apuntado y doblado en arista viva, similar al de San Juan de Baión, otra parroquia de Vilanova de Arousa. Se apoyaba sobre dos co‑ lumnas entregas cuyo ábaco se impostaba por el muro. Una línea de imposta recorría los muros late‑ 15 

16 

 LVAREZ LIMESES, G.: Geografía General del Reino de Galicia. Á Provincia de Pontevedra, tomo 1, La Coruña, 1980; BALSA DE LA VEGA, R.: Catálogo‑inventario monumental y artístico: Ponteve‑ dra. Inédito, 1907, p. 18.  AITE SANCHO, P. N.: Monumentos de Galicia: cuadernos de G dibujo (biblioteca del Monasterio de Poio), La Coruña: 1991, II, p. 21.

rales, pero no el testero. El arco fajón interno, seme‑ jante al triunfal, servía de refuerzo a la bóveda, pero este no se doblaba. La cubierta abovedada sigue la misma directriz de los arcos. Presenta dos hileras de sillares y el resto parece conformarse por mampos‑ tería, la misma solución que se encontrará en San Martín de Sobrán, una iglesia también de origen mo‑ nástico situada a tres kilómetros de Cálago, y que posiblemente tiene Baión, donde se ha enlucido. El empleo de este material pudo facilitar su ruina una vez abandonada. Las columnas entregas estilizadas se remataban con capiteles vegetales de una sola fila de grandes hojas y pomas o espirales. Según Balsa de la Vega, estos soportes del arco triunfal eran lo más desta‑ cable de las ruinas, probablemente de finales del siglo XII y contemporáneas del campanario conser‑ vado17. Puesto que no se observan cambios en el muro, y los escasos ingresos no permitían obras en la fábrica, es probable que toda la iglesia fuese de este siglo, y, como apunta Bango, siguiendo la traza del siglo X18. En el último tramo del muro norte del ábside se abre un pequeño vano. En el ápice del 17 

18 

 AMOS DÍAZ, M.: Enciclopedia del románico en Galicia: Ponteve‑ R dra. Aguilar de Campoo: Fundación Santa María la Real, Centro de Estudios del Románico, 2012‑2013, p. 334.  ANGO TORVISO, I.: Arquitectura Románica en Pontevedra, A Co‑ B ruña, 1979, p. 161.

Fig. 6.—Capitel románico utilizado como basa.

testero debió asentarse una cruz pétrea por el tipo de base que conservaba. Los arcos del ábside pudieron estar reforzados mediante contrafuertes que probablemente se ele‑ vaban hasta la altura de la imposta interior, ya que la bóveda no necesitaría demasiado refuerzo. En 1715 se menciona una bufarda que se ubicaba en el lado de la Epístola y permitía la entrada de luz al ábside, pero carecía de cierre, por lo que manda que la «Justicia y Regimiento» ponga una vidriera y reja en ella19.

hubiese conservado hasta mediados del siglo XIX, dado que los altares que se hallaban repartidos por la iglesia y la capilla de la Concepción eran sufraga‑ dos por sus correspondientes patronos. La mejor descripción de la iglesia que se conser‑ va es la de 1675: L a iglesia hes de dos naves y en la del evanxelio tiene una capilla que sale fuera al costado de la nave echa de cantería y tiene dicha yglecia en cada nave cuatro pilares de piedra y en los seys últimos tres de cada parte así el altar mayor están unas piedras puestas a modo de altares y en ellos unas ymaxines desnudos lo altares y las imaxines carcomidas (…) Todo el cuerpo de la iglesia esta en texa vana y el suelo muy desigual y desacomodadas las sepulturas, unas altas y otras vaixas y las maderas de los techos de la yglesia muy gastadas y toda la iglesia y paredes y en más y de cierta aunque sanas las paredes. La capilla mayor echa de bóveda pero muy an‑ gosta y de poca capacidad»21.

En el Museo de Pontevedra se conserva un dibu‑ jo del exterior de Cálago que curiosamente no fue referenciado por Balsa de la Vega ni Limeses20. Se trata de un vano con una chambrana con dientes de sierra por decoración. En el arco de medio punto se han dibujado círculos en el frente e interior, como si se tratase de decoración de bolas y se apoyan en dos ábacos impostados en el muro. Dos columnas y dos capiteles vegetales soportaban todo el peso apoyados en basas áticas con collarín. Es bastante probable que la iglesia románica se

19 

AHDS, Libro 5, fols. 48v‑49r.

20 

 useo de Pontevedra. Archivo de Casto Sampedro. Inscripciones M y otros materiales para el estudio de la historia y arte de la comar‑ ca do Salnés. Sampedro, 49‑1.

De esta breve descripción se puede deducir que la nave longitudinal presentaba ocho pilares, cuatro a cada lado, que configuraban los cuatro tramos de la iglesia, dando en resultado un edificio alargado 21 

AHDS, Libro 5, fol. 2r‑v.

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to y, sobre él, emerge una espadaña de dos troneras de arco semicircular, ligeramente peraltado. Care‑ ce de elementos decorativos, a excepción de las impostas en el arranque de los arcos, y una cornisa de remate formando pendiente25, aunque parece emular más un tejadillo a base de losas pétreas.

Fig. 7.—Soporte de tejaroz.

que se corresponde con el solar del cementerio. La otra «nave» a la que se refiere es la capilla de la Concepción, que sobresale en el norte de la igle‑ sia, hecha de cantería, fundada y construida en el siglo XVI por Bartolomé de Dios22. Alude además a los seis altares que se conser‑ vaban en este momento, situados en los últimos tra‑ mos. El texto hace pensar que se disponían en los propios pilares, pero puede referirse a los tramos de muro entre los soportes, un lugar idóneo para colo‑ car las «piedras puestas a modo de pilares». En este año de 1675 la ruina y el descuido estaba presente en Cálago, cuyas imágenes no se renovaban y los altares no presentaban los adornos y útiles necesa‑ rios para la celebración de misa23.

Único vestigio en pie: la torre‑campanario En la actualidad solo se conserva del monasterio la espadaña o torre de las campanas. Esta estructura se configura por medio de un cuerpo cuadrangular de planta rectangular a base de sillares de granito24. Se refuerzan las dos hileras inferiores aumentando su anchura. Se corona con una cornisa de chaflán rec‑ 22 

AHDS, San Martiño, 45, Cajón 18 A de Donaciones, pieza 19.

23 

AHDS, Libro 5, fol. 2r.

24 

BANGO TORVISO, I.: Op.cit, p. 161.

El acceso a la parte superior se realizaba por medio de escaleras de piedra insertas en el para‑ mento meridional, pero parecen posteriores a la construcción de la torre. El sistema original para ta‑ ñer las campanas pudo ser algún tipo de cordaje u otro acceso a base de materiales menos resistentes, como la madera. Comparando el estado actual de la torre y la fo‑ tografía de Balsa de la Vega se aprecia el considera‑ ble deterioro de la estructura26 , ya que la cornisa ha perdido piezas en la zona de los arcos, y el remate se encontraba intacto. En el vértice pudo ubicase alguna cruz pétrea a modo de coronación.

Elementos reaprovechados en las viviendas de Vilanova La mayoría de los elementos reutilizados en la urbe pertenecen con probabilidad a la capilla de la Concepción fundada en 1533. Pero de todas ellas al menos cinco piezas sí parecen ser románicas. En la entrada del cementerio se han reutilizado una basa y un capitel a modo de soporte de dos elementos modernos, posiblemente del siglo XVI, y casi ocultos por el asfalto. Por un lado, se encuen‑ tra una basa con garras muy desgastada, pero bien perceptible aun la apófige. En el lado opuesto, un capitel vegetal hace las funciones de basa, si bien apenas se distinguen ya las hojas con sus nervaduras. La forma y longitud de la primera pieza ponen de manifiesto su posible uso: el soportar un tejaroz de la 25 

26 

F ONTOIRA SURÍS, R.: Inventario de la riqueza monumental de la Provincia de Pontevedra y el Camino de Santiago, Vigo, 2001, p. 411.  ALSA DE LA VEGA, R.: Inventario Monumental y artístico de la B provincia de Pontevedra, inédito, 1907‑1908, p. 18 del libro de fotografías.

Fig. 8.—Soporte de tejaros o canecillo.

entrada occidental27. Su disposición alargada y el pe‑ queño hundimiento casi en el extremo para el soporte de un travesaño de madera, así lo indican. Se decora con cuatro concavidades en la disección diagonal. El cuarto vestigio podría ser un canecillo, pero la hendidura en su parte superior parece indicar que se trata también de un canecillo28. La pieza debe ser más grande, pero parte de ella se encuentra em‑ butida en el muro, lo que impide afianzar la idea de que se trata de un soporte. Se representa un per‑ sonaje masculino, pero muy esquemático. El rostro es ovalado, con los rasgos cincelados y con ape‑ nas volumen. El cuerpo se idea como un cubo, los brazos arrancan de detrás de la cabeza, los codos forman los vértices y se unirían las manos en el frente. El resto de la anatomía configura un cubo del que sobresalen las diminutas piernas. Finalmente un último vestigio vuelve a sembrar la duda de su utilización, pues es demasiado pla‑ no para tratase de un canecillo, pero no se puede precisar su profundidad29. Del rostro apenas se dis‑ tingue la nariz y los ojos. El borde se conforma por los brazos de la figura, cuyas manos se agarran a

Fig. 9.—Pieza figurada.

la parte inferior. El estado de esta obra, así como su ubicación, imposibilitan acertar con una iconografía y una utilidad. Si se tiene en cuenta que los soportes de los te‑ jaroces son románicos y se han conservado hasta el abandono de la iglesia, junto con la falta de eviden‑ cias documentales relativas a modificaciones en la fábrica, se puede afirmar que el templo de Cála‑ go era románico desde el ábside hasta la fachada occidental, con una única intervención en el muro norte al construir la capilla de la Concepción. Cálago hubiera sido un magnífico ejemplo del arte románico en Pontevedra, pero diversos factores, como la falta de fondos o su alejado emplazamien‑ to del centro de una villa creciente, imposibilitaron su conservación hasta la actualidad. Fue utilizada de cantera cuando le llegó la ruina para las casas del pueblo y para la torre de la iglesia de la Pastoriza30. No obstante, aún puede reconstruirse su pasado a través de las fuentes documentales y hacerse una idea del magnífico templo que pudo ser Cálago en el románico del Salnés. n

30  27 

Se encuentra en la c/ Castro, 6. Vilanova de Arousa.

28 

Ubicada en c/ Alfredo Saralengui, 19. Vilanova de Arousa.

29 

Situada en c/ O Cabo, 14. Vilanova de Arousa.

HDS, Fondo General, Carp, 1259. Arciprestazgo del Salnés. A 1858, enero, 8. Carta dirigida al Exmo. Arzobispo de Santiago de Benito Núñez, solicitando permiso para utilizar la piedra y demás materiales de la iglesia vieja (Cálago) para la conversión de la capilla en parroquial.

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