La democracia del carro completo

La democracia del carro completo Por Ricardo Contreras Soto Efectivamente son importantes los votos para las elecciones de cualquier índole y espacio social, pero ¿qué pasa? cuando la mayoría grupal que está en ese espacio no representa el sentir y el pensar de la supuesta mayoría, esto no es nuevo ya ha pasado históricamente en distintos eventos a nivel mundial, por ejemplo, la caída de la república de Weimar en Alemania en 1933 ante el ascenso de los fascistas sucedió, y actualmente en nuestro país es la crisis de representatividad y de credibilidad que tienen los partidos con un costo social elevado y peligroso en las instituciones que dicen representar, el proceso es que a alguien le solicitan su voto y que después ya no consultan, ni informan, mucho menos dialogan, esto es una de las prácticas comunes de la cultura política de la vieja guardia y que se dan en varios campos sociales: naciones, partidos políticos, sindicatos, representantes estudiantiles, clubs, Universidades, ONGs, grupos culturales, asociaciones de empresarios, organismos jurídicos, grupos religiosos, etcétera. La cuestión es cuando un grupo de interés ha subido a tomar decididamente el poder, legitimados por la democracia, pero sin hacer ninguna práctica social por el trabajo democrático, ni mucho menos siendo consecuente con este. Hay quien argumenta que por la libertad de asociación y por la libertad de pensamiento todas las personas son democráticas, pero, por ejemplo, el crimen organizado se puede reunir e intercambiar ideas de fechorías a la gente y esto no los hace democráticos ante la sociedad, siempre el valor ético de fines es el que le da sentido social, no el instrumental de medios. Se toma el poder por asalto de las mayorías de ese grupo, el manejo de los recursos y todas las decisiones a nombre de la democracia, sin que esta sea en realidad una “democracia” en esos espacios sociales. Esto es lo que se denomina la “democracia del carro completo”. Ahora sí, la razón de la decisión es la “aplanadora” del voto consigna. Hay quienes argumentan que si tiene “razón el voto consigna”, claro es el voto de su interés, y no forzosamente de sus representados, ese interés puede ser de varios (curiosamente los mismos sin variación en la misma votación). Entonces existe una dualidad opuesta entre la demanda (de las necesidades de los distintos grupos representados) y el interés de los participantes del grupo en el poder (recursos, formas de privilegios, complicidades, prestigios, etcétera). El interés de los grupos dominantes tiene un sentido y las demandas sociales otros. Observen con atención las propuestas que se hacen para distinguir entre “intereses” y “demandas”, su finalidad ética social. Pero también, ¿Qué pasa con la democracia en cuanto a la participación de las minorías?, existe o debería existir una representación proporcional de “esas minorías” para que participen las decisiones fundamentales y en los espacios. Por eso sigue siendo más deseada la democracia directa que la democracia representativa, el problema de la democracia directa

es la inoperatividad ante la masividad (no se puede estar en una asamblea todo el tiempo, quizá las TICs faciliten en un futuro esta posibilidad). Con esta exposición hacemos un llamado a la razón, es importante para que no solo un grupo sea el que determine el futuro, en nuestro caso, el futuro de nuestra Universidad. ¿Queremos saber cuáles son las demandas académicas que se aspiran?