La Defensa de Roma por Belisario, 537-8

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Descripción

Justiniano I el Grande Justiniano Restitutor Orbis

Narsés y la conquista de Italia Las campañas de Belisario contra los sasánidas La diplomacia de Constantinopla Extra nº 19: Veni, vidi, vici. La batalla de Zela

M ante ne r a l a v e nta ha sta fi na l de a gosto

La defensa de Roma

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El ejército del Imperio

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Belisario

en Italia, gobernados entonces por el culto e impopular rey Teodato, sobrino del famoso Teodorico el Grande, cuenta cómo en 535 Belisiario conquistó Sicilia. Después, en 536, Belisario invadió la Italia continental y tomó Nápoles, que fue saqueada en noviembre. Teodato envió un ejército al mando de su general Vitiges desde Roma, pero el ejército decidió aclamar a este como rey. Vitiges ordenó de inmediato el asesinato de Teodato, dejó una guarnición en Roma y se desplazó hacia Rávena, la capital, para consolidar su poder. Entre otras medidas, se divorció de su esposa para casarse, a la fuerza, con Matasunta, sobrina de Teodato y nieta de Teodorico. En diciembre de 536, Belisario marchó desde Nápoles hasta Roma, entrando con su ejército por la Porta Asinaria mientras los 4.000 hombres de la guarnición goda se retiraban hacia el norte por la Porta Flaminia y su líder, Leuderis, se rendía al general romano. Quizás Vitiges debía haber defendido Roma en persona –después se habría arrepentido de no haberlo hecho, VI.16–, obligando a las tropas de Belisario a aguantar un asedio en diciembre, en tiendas de campaña o, probablemente, forzando su retirada a Nápoles. Eso habría ganado tiempo a Vitiges, todo el invierno para reunir a sus fuerzas y reforzar su poder. En cambio Belisario podía ahora preparar la defensa de la ciudad, reparando sus fortificaciones y acumulando provisiones. Belisario recibió la rendición de Samnio, en la costa adriática (V.15), y mandó a dos generales, Besas y Constantino, a ocupar varias ciudades toscanas –entre otras Perusia, Espoleto y Narni–, para entorpecer el inevitable contraataque desde Rávena. Esto daba a Belisario control de la mitad meridional de Italia, incluyendo

por Christopher Lillington-Martin

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primera mano” de Procopio (Heather, 1996: 264). Procopio escribió un texto de alrededor de 30.000 palabras, pleno de detalle, sobre el sitio de Roma, por lo que en nuestro relato indicaremos el libro y capítulo de sus Guerras por si el lector desea profundizar en él. El sitio duró poco más de un año y Procopio estuvo allí, por lo que menciona a muchos de los oficiales y soldados por su nombre. Casi con seguridad tenía acceso a los archivos oficiales, que complementarían su recuerdo y las notas que pudo haber ido tomando durante aquellos días. Los lectores de Procopio, orientales con el griego como lengua madre, alejados del teatro de operaciones, esperaban entretenerse con drama y heroísmo, cosas que el autor proporcionó a raudales. El porqué y el cuándo de comenzar a escribir su narración son debatidos; una posibilidad es que fuese uno de los amigos de Belisario a los que a partir de 542 se prohibió que se asociasen con él, con lo que Procopio habría tenido tiempo para componer su historia, algunas de cuyas partes vieron ya la luz alrededor de 548.

BELISARIO EN ITALIA Entre septiembre de 533 y marzo de 534 Belisario arrebató el norte de África a los vándalos. Animado por este éxito, Justiniano decidió intentar añadir Italia a su imperio. Procopio (VI.5), después de un relato de la historia reciente de los godos

la prestigiosa ciudad de Roma, lo que obligó a Vitiges a marchar hacia el sur en febrero de 537, alargando sus líneas de comunicación. Pero el rey godo tenía suficientes tropas como para enviar un ejército a Dalmacia para atacar Salona. Belisario llamó de vuelta a Besas y Constantino para la defensa de Roma, dejando guarniciones que protegiesen las ciudades toscanas (V.1617). Un puente anónimo por el que pasaba la ruta de Vitiges fue fortificado por Belisario para dificultar su avance. El primer y el último choque entre godos y romanos durante la pugna por Roma tuvieron lugar en este puente (V.17– 18 y VI.10). El relato de Procopio sugiere que la ruta de Vitiges incluía la Via Salaria, por lo que el puente sería el Puente Salario y no el Milvio, que cruza el río Anio unos 3 km al norte de la ciudad (Lillington-Martin, 2013). Cuando los godos llegaron, una noche a mediados de marzo de 537, la guarnición del puente se dividió, con una parte pasándose a los godos y el resto desertando para huir a Campania. Sin conocimiento de esto, a la mañana siguiente Belisario condujo temprano a 1.000 jinetes hasta la zona del puente para establecer un campamento adelantado que hostigase a los godos y retrasase más su avance. Pero fue sorprendido, puesto que estos estaban ya cruzando el puente, por lo que se vio obligado a combatir contra la vanguardia enemiga. Procopio narra la escaramuza y las heroicidades de Belisario que, luchando en primera fila, se convirtió en el foco de la acción. Belisario consiguió rechazar a los godos y escapar hasta la Porta Salaria pero los guardias, que habían oído rumores de que había sido muerto, se negaron a abrirla porque no podían reconocer su cara cubierta de sangre. Perseguido por los godos, dirigió a una valerosa carga desde la muralla, que los hizo huir, y dio tiempo para que sus hombres entraran finalmente por la puerta. Esa noche Belisario dispuso en las murallas a soldados y civiles para que hiciesen guardia, y asignó generales a puertas específicas de los Muros Aurelianos (V.18). El sitio había comenzado.

LA DEFENSA DE ROMA

© Javier Gómez Valero

EN DICIEMBRE DE 536 BELISARIO, GENERAL DEL EMPERADOR JUSTINIANO, CAPTURÓ ROMA, QUE HUBO DE DEFENDER DE UN GRAN EJÉRCITO COMANDADO POR VITIGES, REY DE LOS GODOS Y DE LOS ITALIANOS (536-540), DESDE MARZO DE 537 HASTA MARZO DE 538. CONSIDERAREMOS LA ESTRATEGIA Y LAS TÁCTICAS EMPLEADAS EN ROMA, Y QUE, FINALMENTE, CONDUJERON A LA CONQUISTA DE CASI TODA ITALIA, HASTA QUE EN 540 LOS GODOS, SITIADOS EN RÁVENA, OFRECIERON SU CORONA A BELISARIO, QUE ESTE RECHAZÓ. LA GUERRA EN ITALIA CONTINUÓ, CON REBELIONES GODAS DURANTE UNOS VEINTE AÑOS. LA CONQUISTA DE JUSTINIANO HIZO MÁS DAÑO A ROMA E ITALIA DEL QUE HABÍAN HECHO LOS VÁNDALOS O LOS GODOS EN EL SIGLO V, Y TARDÓ SIGLOS EN RECUPERARSE.

ontamos con cinco fuentes, todas escritas cerca del 550 (Casiodoro, Jordanes, Liber Pontificalis, Marcelino y Procopio) que cubran este periodo de la Guerra Gótica. Las Variae de Casiodoro (político y escritor italiano, c. 485-585) proporcionan una colección de documentos oficiales que incluyen cartas en latín de monarcas godos dirigidas a sus súbditos italianos o al emperador en Constantinopla. Jordanes (un notarius del s. VI de origen godo) escribió en latín historias sobre los romanos –Romana– y los godos –Getica–. El Liber Pontificalis fue redactado en latín por escribas anónimos para recoger la vida de los papas. Marcelino (cancellarius de Justiniano y luego comes) escribió varios trabajos, incluyendo una Crónica en latín que cubría el periodo 379-534, extendida después con un additamentum sobre los acontecimientos entre 534-548 escrita por un continuador anónimo. Procopio era el consejero y secretario privado de Belisario, al que acompañó en varias campañas entre 527 y 542, incluyendo del 533 al 540 las de África, Sicilia e Italia, en las que participó en misiones de logística y de inteligencia. Fue pues testigo ocular de muchos de los sucesos que describe en sus Guerras (y en su Anekdota o Historia Secreta), compuestas en griego en la década de los 40 y comienzos de la siguiente. Las primeras de nuestras fuentes ofrecen escasos detalles sobre el sitio de Roma, pero confirman el “relato fascinante, de

La PORTA ASINARIA formaba parte de los Muros Aurelianos de Roma, erigidos entre 270 y 273 por el emperador Aureliano (r. 270-275) en el contexto de la crisis del s. III, con el Imperio sumido en guerras civiles e incursiones bárbaras. Los muros fueron elevados por Majencio (r. 306-312) hasta los 15 m de altura, dotándose de una galería con aspilleras. Es en ese momento cuando la antes modesta Porta Asinaria se monumentaliza con los dos grandes bastiones semicirculares que todavía se conservan. A la derecha de la fotografía se puede observar parte de la torre cuadrada de los muros originales, anexa al bastión semicircular. Se aprecian también las troneras desde las que se dispararían las ballistae que tan letales resultaron para los atacantes godos.

Al principio Vitiges ordenó a los godos que construyesen seis campamentos fortificados al este del Tíber para atacar las murallas desde la Porta Flaminia hasta la Praenestina. Luego con q

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© Alberto Pérez Rubio

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UMBONES lombardos de hierro con ornamentación en bronce dorado, s. VII, Metropolitan Museum, Nueva York. Este tipo de umbo se disponía en el centro de escudos circulares de madera, de unos 80-95 cm de diámetro. El de la derecha presenta una decoración en espiral con cabezas de ave, motivo de raigambre germánica propio de un pueblo que en gran parte no ha abandonado el paganismo cuando llega a Italia, mientras que el de la izquierda se orna ya con la cruz.

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Marcias al mando –que había llegado con un ejército desde la Galia meridional–, añadió un séptimo campamento al oeste del río, cerca del Puente Milvio, en el campo de Nerón. Vitiges cortó los catorce acueductos de Roma para privar a la ciudad de agua, pero esta contaba con multitud de pozos y con el río, por lo que el principal efecto de su medida fue el cierre de los baños. Belisario se hizo cargo de la muralla entre las puertas Pinciana y Salaria, entregó la Praenestina a Besas y la Flaminia a Constantino. Las puertas Pinciana y Flaminia habían sido tapiadas para que no pudiesen abrirse, con muros construidos en su interior, ya que uno de los campamentos godos estaba muy cerca, posiblemente donde ahora se asienta Villa Giulia, escondido de la ciudad por unas colinas (aunque la localización exacta de los campamentos godos es desconocida). Belisario cegó los acueductos con mampostería para evitar que el enemigo entrase por ellos, de lo que se han encontrado testimonios arqueológicos (Wilson, 2000). El agua de uno de los acueductos había servido para mover los molinos de la colina del Janículo, por lo que Belisario empleó ahora la del Tíber para seguir moviendo molinos que produjesen harina para la ciudad (V.19). El populacho ro-

mano comenzó a sentirse disgustado por el asedio y algunos desertaron, lo que impulsó a Vitiges a buscar una rendición negociada, sin éxito (V.20). Vitiges preparó a su ejército para asaltar los Muros Aurelianos, y construyó torres de asalto tiradas por bueyes, escalas, cuatro arietes y multitud de haces de leña para colmar el foso. Belisario colocó artillería en las torres y en el muro, que tenían un alcance de, al menos, el doble de un arco (V.21). Cuando los godos comenzaron a mover las torres el general romano se rió ante su inocencia, ya que pensaban que los bueyes podrían arrastrarlas hasta los pies de la muralla. Belisario disparó y mató a dos líderes godos, y luego ordenó a los hombres que tenía cerca que disparasen a los bueyes, para que las torres quedaran inmovilizadas. Vitiges ordenó entonces asaltos contra el Mausoleo de Adriano, el Vivarium y la Porta Salaria. En el Mausoleo, cuando sus defensores se vieron rodeados, destrozaron las estatuas de mármol que lo adornaban y lanzaron sus pedazos contra los godos, que se retiraron. Según Procopio, en este momento Belisario contaba con 5.000 hombres para defender la ciudad (V.22). La pelea en Porta Salaria acabó cuando los godos se retiraron fuera del alcance de los proyectiles, aterrorizados tras ver cómo uno de sus nobles había sido atravesado por un lanzamiento de artillería que lo había dejado clavado en un árbol. El ataque contra el Vivarium, cerca de la Porta Labicana, al sur de la Porta Prenestina, y dirigido en persona por Vitiges, fue extremadamente feroz, por lo que Besas pidió ayuda a Belisario. Este reforzó la defensa y organizó un contraataque desde las puertas, que sorprendió y puso en fuga a los godos. Además, permitió que se prendiese fuego a las máquinas de asalto y se despojase a los enemigos caídos. Aquella noche los romanos celebraron su victoria (V.23). Pero pese a su éxito en la defensa de la ciudad, Belisario era consciente de que los godos eran todavía muy superiores en número, por lo que solicitó refuerzos a Justiniano (V.24) y mandó a la mayor parte de los no combatientes a Nápoles y Campania, además de reunir más vituallas. El hecho de que se pudiese salir y entrar de la ciudad por el sur confirma que el ejército godo, aunque mucho más numeroso que el romano, no había rodeado Roma por completo. Belisario alistó a ciudadanos a cambio de un salario, y los mezcló con su ejército para aumentar sus efectivos (V.25). Vitiges ocupó un pueblo costero, Portus, para cortar la ruta de suministros Tíber arriba hasta Roma. Procopio sugiere que una guarnición de “apenas 300 hombres” podría haber protegido Portus, lo que es una crítica indirecta a la estrategia de Belisario (V.26). Ahora Vitiges controlaba toda la zona al oeste del Tíber y al norte y este de los Muros Aurelianos. En la primavera de 537 Belisario recibió 1.600 hombres de refuerzo, lo que le permitió pasar a la ofensiva. Enviaba grupos de 200-300 arqueros a caballo al área que mediaba entre los muros de la ciudad y los campamentos enemigos para escaramuzar con la caballería goda, armada con lanzas y espadas.

Cuando los godos contraatacaban, la caballería romana les acribillaba hasta quedarse sin flechas, para luego retirarse hacia las murallas, desde donde la artillería disparaba a cualquier godo que se atreviese a perseguirlos. Tras varias de estas excursiones unos cuantos miles de godos habían sido muertos. Cuando Vitiges ordenó a su caballería que emplease una táctica similar, con unidades de 500 hombres, Belisario respondió enviando a 1.000-1.500 hombres para destruirlos. El general romano recibió un “elogio público” por adoptar estas tácticas (V.27). Espoleados por estos éxitos, los romanos incitaron a Belisario a una batalla campal, por lo que preparó a su ejército (V.28) mientras Vitiges hacía lo mismo con el suyo. La batalla comenzó bien para los romanos, disparando con sus arcos a los godos, que al principio se retiraron, pero finalmente fueron derrotados cuando estos contraatacaron y les obligaron a retirarse tras la seguridad de las murallas (V.29). Procopio finaliza su libro V en este momento y comienza el VI con Besas y Constantino dirigiendo ataques contra los godos (VI.1). Belisario tuvo noticia de que la paga de sus soldados había sido llevada a Tarracina, y que pronto llegaría a Roma, por lo que organizó varias acciones de diversión para entretener a los godos y asegurarse de que los fondos llegaban sin problema a la ciudad. Los godos fueron batidos fuera de la Porta Pincia, pero vencieron en el campo de Nerón. Realmente los godos no tenían una respuesta efectiva para los arqueros montados romanos, y se desarrollaron docenas de escaramuzas. Procopio detalla las varias heridas recibidas por oficiales y soldados romanos, y explica cómo eran tratadas. Incluso menciona el diagnóstico de un doctor, Teoctisto (VI.2).

EL CERCO SE RECRUDECE Vitiges estableció un octavo campamento a unos 4 km al sur de Roma, donde se encontraban dos acueductos, y dejó allí a 8.000 hombres. Esto debió afectar gravemente a los suministros que entraban en Roma desde Campania o desde Ostia, lo que provocó carestías: se racionó el grano para los soldados, y aparecieron el hambre y las enfermedades. Los ciudadanos más pudientes compraban grano a precios exorbitantes a los soldados que se atrevían a cosecharlo fuera de los muros por la noche. Otros ciudadanos hubieron de comer hierba como los caballos. Otra vez los romanos pidieron a Belisario que plantase batalla a los godos, pero esta vez este se negó, prometiendo que pronto llegarían tanto refuerzos como vituallas (VI.3). Belisario envió a Procopio a Nápoles con órdenes de reunir barcos con cereal y soldados y regresar a Ostia. Procopio describe cómo abandonó Roma de noche con su escolta, saliendo por la Porta Ostiensis, evitando el octavo campamento enemigo para llegar a Campania. Belisario mandó tropas de caballería a puntos fuertes cercanos, con órdenes de hostigar las líneas de aprovisionamiento godas, para que los sitiadores se sintiesen sitiados. Envió 1.000 hombres a Tarracina con su esposa, Antonina, que desde allí

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se le unieron, algunos marchando hacia Roma mientras que otros zarpaban para Ostia. Belisario preparó más maniobras de distracción para ocupar a los godos y que los refuerzos llegaran a la ciudad sin daño alguno. Para ello desmanteló el muro que bloqueaba la Porta Flaminia y congregó allí al grueso de sus tropas, mientras a la vez enviaba 1.000 arqueros montados desde la Porta Pinciana a hostigar los campamentos enemigos. Cuando los godos contraatacaron y persiguieron a los arqueros hasta la Porta Pinciana, Belisario hizo salir a sus fuerzas por la Flaminia, cogiendo a los godos en una pinza y masacrándolos. Aquí Procopio dice que escribe esto ocho años después de que sucediese, o sea, en 545 (VI.5). Habiendo perdido tantos hombres por los choques y la enfermedad, sin provisiones suficientes e informado de que otro ejército enemigo estaba en camino, Vitiges mandó tres emisa-

SPANGENHELM, s. VI, Kunsthistorischen Museum, Viena. Los cascos de tipo spangenhelm tienen su origen probablemente en el ámbito centroasiático o iranio, y reciben esa denominación por su forma de construcción, con una estructura formada por la base –en este caso con una rica ornamentación con racimos de uvas repujados– y las tiras de metal que se unen en su disco en su cúspide, y entre las que se disponían placas de metal. Cascos muy similares a este se han encontrado en lugares muy distantes, desde Escandinavia a Libia o los Balcanes, y se ha supuesto que tendrían origen en un taller común, quizás en la Italia ostrogoda, y que habrían servido como regalos diplomáticos. Véase por ejemplo el spangenhelm encontrado en el río Saona que hemos incluido en la página 4.

© Carlos de la Rocha Prieto

rios, entre ellos un romano “destacado entre los godos” (alguien como Casiodoro) para parlamentar con Belisario. Hubo varios días de negociaciones sobre un armisticio, y se mandaron enviados a Justiniano para buscar la paz (VI.6). Durante estos parlamentos llegaron a Ostia la flota y los refuerzos, y acamparon allí. Se mandaron suministros a Roma Tíber arriba (mediados de diciembre de 537) y se firmó una tregua por la que no habría ataques durante tres meses, tiempo para que los enviados godos regresasen de Constantinopla. A causa de la escasez de suministros, los godos se retiraron de algunas villas fortificadas, entre otras las de Portus y Albano, que fueron ocupadas por los romanos. Belisario se burló de las protestas de los godos, y envió a 2.000 jinetes al mando de Juan a Alba, en el Piceno, con órdenes de realizar incursiones si el enemigo quebraba la tregua y prometió enviar tropas para guarnecer Milán. Los godos se iban viendo rodeados con esta captura de ciudades que amenazaba sus comunicaciones (VI.7). Procopio narra un frustrado intento de asesinar a Belisario por Constantino, que fue ejecutado, y que nos habla del estrés sentido por los sitiados. Frustrados por la estrategia de Belisario, los godos intentaron emplear un acueducto para penetrar en la ciudad, asaltaron la Porta Pinciana y conspiraron para drogar a algunos de los guardias del muro, todo sin ningún resultado (VI.8). Belisario ordenó pues a Juan que saquease el Piceno, y tomó Ariminio, apenas a un día

de marcha de Rávena. Esto convenció a Vitiges de que debía levantar el sitio, incluso pese a que sus enviados no habían regresado de Constantinopla; era alrededor del 21 de marzo de 538, un año y nueve días después del comienzo del cerco. Durante su retirada a través de los puentes sobre el río, Belisario lanzó un ataque total y abatió a miles de godos (VI.10). El sitio había acabado, pero la guerra continuó. Como hemos visto, los detalles que tenemos provienen del secretario y consejero de Belisario, por lo que están sesgados, pero incluso siendo verdades a medias parece claro que Vitiges fue superado. Si hubiese dirigido sus energías a cercar completamente Roma y cortar todas sus comunicaciones, Vitiges podría haber matado de hambre a las fuerzas de Belisario y forzar su rendición. Sin embargo y a la inversa, la estrategia de Belisario obligó a unos godos hambrientos a retirarse, y su exitosa toma y defensa de Roma sigue causando admiración. En definitiva, Belisario, asediado por Vitiges consiguió asediar a su asediador.

FuEntEs Procopio de Cesarea, Historia de las guerras V-VI Guerra Gótica, Gredos (traducción, J. A. Flores Rubio).

BiBliOgRaFía Básica Heather, P. J. (1996): The Goths. Oxford. Lillington-Martin, C. (2013): “Procopius on the struggle for Dara and Rome”, en Sarantis, A. Y Christie, N., War and Warfare in Late Antiquity: Current Perspectives. Leiden. Zanini, E. (1998): Le Italie bizantine. Territorio, insediamenti ed economia nella provincia bizantina d‘Italia (VI–VIII secolo). Bari. q

partió para Nápoles. 500 hombres fueron enviados a Tibur, a 30 km al este de Roma. Se mandó a algunos hérulos a Albano, pero los godos pudieron desalojarlos de allí. En la basílica de San Pablo, a unos 2,5 km de Roma en el camino hacia Ostia, Belisario hizo que sus hunos construyesen un campamento para obligar a los godos a que permaneciesen más cerca de sus atrincheramientos. Parece que con este campamento de los hunos Belisario intentaba contrarrestar el octavo campamento godo y proteger Ostia, donde había ordenado a Procopio que llevase los cargueros. Pero los godos allí acampados se vieron azotados por la enfermedad, por lo que lo abandonaron, cosa que hicieron a su vez los hunos, que regresaron a Roma. Procopio reunió a 500 soldados en Campania y a muchos barcos que cargó con grano. Antonina le ayudó en la preparación de la flota en Nápoles (VI.4). Otros 5.100 soldados adicionales

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Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com

Christopher Lillington-Martin terminó su Máster en Estudios de la Antigüedad Tardía y Bizancio en la Universidad de Oxford en 2012. Ha publicado artículos sobre Procopio y ese interés investigador le ha llevado a viajar profusamente a lugares históricos asociados. Ha participado en conferencias académicas y en proyectos arqueológicos en Reino Unido, Georgia, España y Turquía, y ha enseñado Historia, Lenguas Clásicas e Inglés en colegios y universidades de España, Italia y Reino Unido.

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