La cultura del patrimonio

June 9, 2017 | Autor: A. Mercado Villal... | Categoría: Patrimonio Cultural, História, Historia Cultural, Patrimonio
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Descripción

ISBN: 978-607-424-557-8

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LA CULTURA DEL PATRIMONIO

LA CULTURA DEL PATRIMONIO Alejandro Mercado Villalobos (Coordinador)

UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO CAMPUS LEÓN UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Esta obra arbitrada por pares académicos se privilegia con el aval de la institución editora.

Foto de portada: Gonzalo Marín Altos de Chavón, República Dominicana

La cultura del patrimonio Alejandro Mercado Villalobos (Coordinador)

Primera edición: diciembre del 2015 Morelia, Mich., México Derechos reservados conforme a la ley © Universidad de Guanajuato Campus León © Universidad de Guanajuato ISBN: 978-607-424-557-8 Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio electrónico o mecánico, sin el permiso expreso y escrito de los titulares del derecho de autor. Impreso en México/Printed in Mexico

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

























Los límites del patrimonio cultural Morelos Torres Aguilar ○



































































Los espacios culturales en la edificación de la ciudad histórica Carlota Laura Meneses Sánchez ○























La música como patrimonio cultural. Los antecedentes del festejo colectivo guanajuatense Alejandro Mercado Villalobos ○































































































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Las calles y los túneles en la obra pública del centro histórico de Guanajuato 2000-2012 Cristina Aguilar Luna José de Jesús Cordero Domínguez

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Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los Fuertes” Espacio público para mejora de la calidad de vida del usuario María Cristina Valerdi Nochebuena Jorge Sosa Oliver Julia Judith Mundo Hernández

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El fenómeno artesanal: un patrimonio cultural vivo Laura Gemma Flores García Lidia Medina Lozano ○





































































































Lucio Marmolejo: sus efemérides y el patrimonio documental de la ciudad de Guanajuato José Eduardo Vidaurri Aréchiga Agustín Ruiz Lanuza ○























































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La gestión cultural desde lo local: el caso de la Casa de la Cultura del Municipio de Santa Ana Maya Alejandro Mercado Villalobos Carlota Laura Meneses Sánchez Morelos Torres Aguilar José de Jesús Cordero Domínguez

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COLABORADORES

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INTRODUCCIÓN

La cultura del patrimonio es un trabajo donde se pretende hacer un acercamiento al patrimonio cultural, cosa nada simple atendiendo lo diverso de las categorías de que se trata. En efecto, por Cultura puede entenderse todo lo humano, y por Patrimonio lo que el Ser Humano ha creado como parte de su actividad en este mundo. El problema en este caso, es la definición exacta de eso humano que pueda tenerse como Cultura, y de ese producto de la actividad cultural que estrictamente pueda tenerse como Patrimonio. De esta manera, a partir de diversas disciplinas sociales, diversas formaciones intelectuales, y también diversas líneas de investigación, las autoras y autores que han participado en este libro, han intentado mostrar desde distintos ámbitos intelectuales, lo que significa el patrimonio y lo que define —o cómo se define— que un producto de la sociedad sea considerado como tal. La intención de construir una idea sobre el patrimonio cultural o, al menos, trabajar en la actualización del concepto a la luz de nuestros tiempos, es una labor académica que, a través de varios coloquios realizados desde el 2014, viene realizando el Cuerpo Académico Estudios multidisciplinarios sobre la cultura, en colaboración con profesores de otras instituciones, en particular de la Universidad de Zacatecas, aunque a partir de ahora también se han unido —como puede verse-— importantes académicos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Y ha sido a partir de estas reuniones-que ya suman tres en dos años- que se ha planteado la necesidad de estudiar el patrimonio y la idea que se tiene sobre el mismo, desde distintos puntos de vista académicos. Es evidente entonces, que el entendimiento de un tema tan amplio como el que nos ocupa, no puede entenderse sino con estudios particulares, casos concretos de la amplitud cultural mexicana, pues se da por hecho de que solo a partir del examen de las partes de un fenómeno social, es posible comprender el fenómeno en su conjunto. Y si de algo estamos seguros con los resultados de este trabajo, es que en el marco de una sociedad tan compleja, aquí sólo aspiramos a acer9

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carnos un poco más a La cultura del patrimonio, aunque tenemos la esperanza por supuesto, de contribuir con nuestro trabajo, al mejor entendimiento de lo que significa este concepto, sobre todo en cuanto a la diversidad cultural que caracteriza a nuestro país. El trabajo se compone de ocho capítulos, y ha participado un total de doce autores. Las temáticas van desde el establecimiento de los límites del patrimonio cultural, los espacios culturales, la música, la artesanía como expresión cultural, la arquitectura —desde luego, puesto que el patrimonio tangible aparece relacionado directamente con dicha actividad—, hasta el devenir de un individuo que abonó en la transformación de la sociedad donde se desarrolló, y el estudio de caso del desarrollo cultural desde lo local. Y todos estos estudios han sido realizados desde el ámbito de la historia y las humanidades, la arquitectura y la geografía, por lo cual puede afirmarse que se trata de un trabajo multidisciplinario donde confluyen distintos enfoques sobre un mismo fin: dilucidar la cultura del patrimonio. En esta variedad intelectual, en Los límites del patrimonio cultural Morelos Torres Aguilar examina con cuidado, precisamente, cuáles son los límites de lo que se entiende por patrimonio cultural, y explora las posibilidades desde preguntas por demás interesantes, que pueden parecer simples o hasta obvias pero que, desde el análisis profundo, son difíciles de contestar. Así, el ¿qué es el patrimonio cultural? Y ¿cuáles son los límites de la idea del patrimonio cultural?, mueven a Torres Aguilar a realizar una profunda reflexión al respecto, puesto que tan variado es el patrimonio como variada es la sociedad que lo produce, pero no todo podría caber en tal denominación, de ahí la necesidad de responder a las preguntas planteadas. En Los espacios culturales en la edificación de la ciudad histórica, de Carlota Laura Meneses Sánchez, la autora hace una evaluación teórica del concepto espacio cultural y su vinculación, especialmente, con el espacio urbano. El trabajo es revelador del significado de espacio y espacio cultural, pues vincula el resultado del análisis con la noción de ciudad histórica, aquella donde se desarrolla la cotidianeidad. La autora hace uso de las conclusiones al respecto, de importantes teóricos que han reflexionado sobre el tema en 10

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cuestión, y de la mano de estos, concluye una bien lograda definición en la que se relacionan la ciudad, el espacio y la cultura. Por su parte, Alejandro Mercado Villalobos hace un recuento histórico de los usos y costumbres festivos de los guanajuatenses en La música como patrimonio cultural. Los antecedentes del festejo colectivo guanajuatense. La intención del trabajo es realizar un examen de los orígenes del patrimonio intangible entre los habitantes del Estado de Guanajuato, a partir del estudio de sus formas festivas. Se parte de la idea de que las prácticas culturales determinan las diferencias entre una sociedad y otra, lo que les asigna particularidades precisamente. De esta manera, Mercado Villalobos descubre cómo, a finales del siglo XIX, principalmente durante el periodo conocido como porfiriato (1876-1911), los guanajuatenses se (re) construyeron como sociedad luego del doloroso proceso de erección del Estado mexicano, cosa que se dio a partir del festejo colectivo, donde la música ocupó el centro de esa reconstrucción social. En El fenómeno artesanal: un patrimonio cultural vivo, de Laura Gemma Flores García y Lidia Medina Lozano, se definen con precisión cultura y folklor, pues de ello parte el mejor entendimiento del tema tratado, por lo que también se propone una definición de los términos arte popular y artesanía. En suma, en el texto se ubica correctamente el papel cultural de la artesanía, tomando para esto, el ejemplo del fenómeno artesanal en Zacatecas, destacando al respecto la labor del Estado a partir del apoyo otorgado por medio del Instituto de Desarrollo Artesanal (IDEAZ). En concreto, se aborda la realidad zacatecana en distintas labores artesanales, tales como alfarería, joyería, platería, lapidaria y textiles, y se examina la problemática que enfrentan los artesanos en el proceso de producción, destacando principalmente, la no continuidad de la herencia artesanal por parte de las nuevas generaciones, por lo que de hecho, la labor artesanal zacatecana se está extinguiendo. Por su parte, Cristina Aguilar Luna y Jesús Cordero Domínguez examinan profundamente la inversión pública realizada en los trabajos de rehabilitación de la calle subterránea Miguel Hidalgo en la ciudad de Guanajuato. En el trabajo, titulado Las calles y los túneles en la obra pública 11

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del centro histórico de Guanajuato, 2000-2012, se analiza a detalle la labor del Estado en cuanto a la conservación del patrimonio cultural en una ciudad histórica. Del estudio resulta que la visión al respecto, por parte del gobierno municipal, consiste en favorecer el desarrollo comercial, anteponiendo esto al valor cultural de las calles del centro histórico de Guanajuato. Esto se hace evidente en la concentración de las obras precisamente en el centro de la ciudad, el uso de materiales de baja calidad, y el predominio de apoyos hacia un sector empresarial específico. Así, el patrimonio histórico es cuidado sólo en función de los intereses de mercado. En el capítulo titulado Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los fuertes”. Espacio público para mejora de la ciudad de vida del usuario, María Cristina Valerdi Nochebuena, Jorge Sosa Oliver y Julia Judith Mundo Hernández realizan un interesante estudio histórico en el cual analizan los cambios en el aspecto urbano-arquitectónico de un espacio público relacionado con la famosa batalla ocurrida en Puebla en 1862. Se trata de un texto donde se cuestiona si la calidad de vida de los poblanos ha sido modificada en algún sentido, a partir de los continuos cambios de remodelación del centro señalado, en cuanto a su conversión como espacio público recreativo, construido en función del interés por conservar la memoria colectiva del lugar. Por su parte, José Eduardo Vidaurri Aréchiga y Agustín Ruiz Lanuza hacen una breve pero extraordinaria reseña de la vida y la obra de Lucio Marmolejo, uno de los guanajuatenses más distinguidos en la cultura del Estado de Guanajuato. Sin duda el estudio del personaje tiene importancia enorme, en función de que una sociedad se conoce a profundidad, precisamente, a partir del examen de sus miembros destacados. Y en efecto, Lucio Marmolejo ha sido uno de los personajes más influyentes en la cultura y el arte en Guanajuato. Finalmente, en el capítulo colectivo titulado La gestión cultural desde lo local: el caso de la Casa de la Cultura del Municipio de Santa Ana Maya, Alejandro Mercado Villalobos, Carlota Laura Meneses Sánchez, Morelos Torres Aguilar y José de Jesús Cordero Domínguez analizan, desde el funcionamiento de una casa de la cultura municipal, el papel del Estado en el plano local, en cuanto al fomento de la cultura. A partir de un examen 12

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particular, quedan en evidencia las debilidades de la gestión cultural desde el ámbito local, y se pondera la necesidad de fortalecer los programas culturales desde el ámbito municipal, ya que por la falta de un amplio entendimiento del concepto, la cultura se llega a convertir en un elemento accesorio, y la casa de la cultura en una agencia encargada de atender solamente el ocio de la población. Por último es importante señalar que la publicación de este libro ha sido posible gracias al apoyo de la Universidad de Guanajuato, y en particular de las autoridades del Campus León, quienes aportaron los recursos necesarios para que La cultura del patrimonio se convirtiese en una realidad. Por esta razón, las y los autores de este trabajo agradecemos este apoyo generoso, puesto que el trabajo de investigación sólo cumple de manera cabal con su cometido, cuando el resultado de las pesquisas es compartido con la sociedad.

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Morelos Torres Aguilar

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Resumen El patrimonio cultural se ha convertido en un concepto fundamental dentro del ámbito de las actividades humanas de nuestro tiempo, no sólo desde la perspectiva de la memoria histórica y de los estudios sobre la cultura, sino desde una amplia e innovadora vertiente del desarrollo regional. En tanto, desde el punto de vista académico se trata de un campo de estudio relativamente reciente, en comparación con otras parcelas de conocimiento más conocidas, y sus diversas posibilidades apenas comienzan a ser estudiadas, tanto en un plano teórico como en numerosas formas de investigación y de registro empírico. Cabe recordar que las investigaciones sobre el patrimonio cultural se caracterizan por su perfil interdisciplinar, el cual suele congregar diversas perspectivas de la antropología, la historia, la historia del arte, el derecho y la educación, entre otras. El artículo examina los límites del patrimonio cultural, en cuanto a la definición misma y el significado de dicho concepto. En este sentido, se plantea la pregunta de si existe algún límite, alguna restricción sobre lo que puede ser considerado “patrimonio cultural”, o bien alguna definición sobre lo que no es susceptible de ser considerado como tal. En este sentido, se hace una reflexión sobre temas como la identidad, la memoria, la estética y la historia, y a partir de ello propone respuestas razonadas para la pregunta de la que se parte. Para este objetivo, se analizan algunas de las posibilidades límite o frontera entre el patrimonio cultural y otros grupos de conceptos relacionados con la memoria colectiva y la preservación de ésta.

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INTRODUCCIÓN La película The age of stupid (conocida en México como La era de la estupidez) presenta un futuro post-apocalíptico en el cual la vida humana se ve reducida a la mera supervivencia. En ese mundo futuro, situado temporalmente en el año 2055, los desastres naturales no son ya la excepción, sino la regla: sequías en algunas regiones, inundaciones en otras, ciclones que asolan las poblaciones costeras, incendios forestales sin control y sin solución. En tal horizonte, las ciudades que conocemos han desaparecido; los glaciares, los bosques y las selvas son sólo un recuerdo. De tal destrucción no se escapan los grandes monumentos, y así vemos, por ejemplo, cómo el Teatro de la Ópera de Sidney es presa de un voraz incendio, o bien cómo el Taj Mahal se muestra rodeado por el desierto, y su antigua magnificencia sólo es contemplada por los buitres. Ante el panorama desesperanzador e irreversible presentado por la película, la humanidad en su conjunto ha tenido que plantearse con urgencia la necesidad de preservar y registrar las creaciones humanas en el Archivo Mundial, una enorme estructura de almacenamiento situada 800 kilómetros al norte de Noruega, en el Mar Ártico, donde todo vestigio de hielo ha desaparecido. Este enorme archivo contiene en primer lugar un registro lastimoso del patrimonio natural: animales conservados o disecados por pares, que dan una idea de la diversidad natural que el planeta contuvo alguna vez. Asimismo, el recinto de varios pisos alberga el patrimonio artístico, cultural y científico de la humanidad: “las obras de arte de todos los museos nacionales”, así como cada película, cada libro, cada informe científico, cada escrito que alguna vez fue publicado, todos ellos digitalizados y almacenados en las bases de datos de los servidores. Por ello, el archivista que protagoniza la película tiene prácticamente a su disposición, en los ordenadores, la memoria del mundo. La pregunta inmediata que surge respecto de esta proyección futurista, es la siguiente: ¿Qué es lo que se debería salvar en ese hipotético archivo mundial, en caso de un desastre como el que la película plantea? Y en cambio, ¿qué podría darse el lujo de perder la humanidad, sin perder al mismo 16

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tiempo elementos imprescindibles de su identidad, de su historia, de su propio significado como especie humana? La cuestión se asemeja a la pregunta hipotética: ¿cuáles libros te llevarías a una isla desierta?, en la que el moderno Robinson Crusoe debe elegir los títulos imprescindibles para sobrellevar su aislada existencia de la manera más humana posible. Tanto la del Robinson Moderno como la del mundo post-apocalíptico son situaciones límite, sólo que en la primera lo que está en riesgo es la supervivencia cultural de un individuo, mientras que en la segunda, peligra toda la cultura de la humanidad. A partir de estas situaciones hipotéticas, vale la pena preguntarse, ¿cuáles son los límites de la idea de patrimonio cultural? ¿Son infinitos los bienes, las costumbres, los objetos, los espacios y las prácticas que comprende? ¿Podemos hablar de un patrimonio literario, de uno científico, de uno intelectual? Se analizarán estas posibilidades a la luz de la normatividad de la UNESCO, de un marco teórico ecléctico que se fundamenta en el derecho, la historia y la antropología, y de algunas discusiones que los especialistas han emprendido sobre el tema. EL FUNDAMENTO HISTÓRICO La etimología del concepto patrimonio cultural proviene del latín, pues patrimonium significa en ese idioma “los bienes que se poseen o que se heredan de los padres”. Sin embargo, la idea sobre la existencia de un patrimonio de carácter cultural ya había sido desarrollada anteriormente en el período Helénico, en particular en Pérgamo, una ciudad de Asia Menor que tuvo su cenit entre 260 y160 a. C. A juicio de Cristina Delgado, Pérgamo representa ya el paso de la Polis a la Cosmopolis, un tipo de ciudad diferente a las de la Grecia clásica (Atenas, Esparta, Corinto) que se caracterizaba por ser “más universal, multirracial y plurilingüe”, y en la cual se fundieron las antiguas y las nuevas tradiciones, ideas culturales y mentalidades. En esta época dorada para Pérgamo, las victorias de Atalo I, y posteriormente las de su hijo Eumenes II sobre gálatas, bitinios y pónticos, estuvieron acompañadas del impresionante esfuerzo de ambos monarcas por rescatar y fomentar la herencia cultural griega. 17

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Por eso, en el período Helénico, el rey Eumenes II ordenó construir varios monumentos admirables, como un gigantesco Altar que conmemoraba su victoria sobre los galos; sin embargo, el mayor legado que dejó esta familia gobernante en el campo del patrimonio cultural fue la construcción de la Biblioteca de Pérgamo, ordenada por Atalo I, iniciativa que fue proseguida en forma entusiasta por su hijo gobernante, quien enviaba a todos los confines de la tierra conocida agentes que tenían la misión de obtener o copiar obras literarias, y sobre todo filosóficas. (Delgado, 1999, p. 122) Podemos considerar que el propósito de los Atálidas se aproximaba a lo que ahora consideramos como registro y conservación del patrimonio cultural, sobre todo cuando recordamos que esta dinastía realizó una serie de búsquedas de monumentos y vestigios de la Grecia clásica, labor que ahora llamaríamos arqueológica. Tal vez una de las principales herencias que el período helénico aporta al concepto contemporáneo de patrimonio cultural, sea el componente histórico, es decir la conciencia de que el patrimonio es, como vestigio vivo y actuante que se representa, un importante vínculo o puente entre épocas, una ventana a las creaciones meritorias o extraordinarias que fueron realizadas por las generaciones precedentes. Un puente hacia las creaciones memorables. Entendido como vínculo intergeneracional de la memoria, el patrimonio suele estar relacionado con una manifestación humana por excelencia, una de las expresiones que nos define, precisamente, como seres humanos: la emoción. Muchos de los vestigios del patrimonio cultural material, o de las prácticas y acciones del patrimonio cultural inmaterial, suscitan en el visitante, en el testigo, en el espectador contemporáneo admiración, asombro, sorpresa, entusiasmo: en suma, emociones. Posiblemente una admiración parecida a la que guio a Atalo I a buscar los vestigios de la Grecia clásica. Ahora bien, en el mundo moderno, la época de la Ilustración representó un momento importante para la construcción del concepto de patrimonio cultural que conocemos. Los ilustrados encontraron en la cultura, y sobre todo en el ámbito de las artes, no sólo el tema de conversación por 18

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excelencia, sino precisamente la manera idónea de transformar a las sociedades de su tiempo. En este sentido, La Enciclopedia significa el ejemplo más sistemático, organizado y completo de los temas que solían abordarse en las charlas que sostenían filósofos, escritores, científicos, viajeros, políticos, educadores y artistas. Y al mismo tiempo representa la aspiración de un enorme grupo de intelectuales, quienes consideraban que mediante la cultura habría de ser posible la transformación y el mejoramiento de las sociedades en cada uno de los países, y de la humanidad en general. Uno de los componentes de la Revolución Francesa fue precisamente esta visión culturalista. Porque si bien Napoleón reinventó el mundo para adaptarlo a los cambios que exigía la sociedad de su época, también el movimiento revolucionario se ocupó de reconocer la importancia de la cultura de otras épocas, y para ello se propuso arrebatarla de manos de la alta nobleza, para ponerla “a disposición de la nación”. Así, junto a medidas innovadoras como la fundación del Registro Civil y la implementación del Sistema Métrico Decimal, la era revolucionaria, y su epítome, la era napoleónica, contenían también un componente conservador o tradicionalista que les permitió descubrir la importancia del patrimonio cultural, y por ello dejaron como importante herencia la fundación de un Museo como El Louvre. Por ello recuerda Josué Llull (2005) que una ley francesa de 1791 transmitía a la sociedad la necesidad de inventariar y conservar los monumentos nacionales, aduciendo nueve razones por las que debían ser valorados; entre ellas se citaban, por ejemplo, su importancia histórica, su belleza estética y su interés pedagógico para el conocimiento de las técnicas artísticas del pasado (p. 188)

En otros países, si bien fue detenido y rechazado el movimiento político y militar de la Revolución Francesa, fue aceptado en cambio el nuevo aliento que impulsaba a los gobiernos a compartir los bienes culturales, más allá de las colecciones privadas, los palacios y las cortes donde éstos se encontraban. De este modo, el rey Fernando VII fundó el Museo del Prado en 1819, con el propósito de albergar y resguardar, pero también mostrar públicamente las colecciones reales de pintura. 19

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La Ilustración proporcionó entonces un componente muy importante para la construcción del concepto de patrimonio cultural que ahora conocemos: el propósito de “socializar” o difundir las manifestaciones culturales y artísticas provenientes de épocas anteriores, entre un público diverso y amplio. Más adelante, ya en el siglo XX, la destrucción causada a las ciudades, a los edificios civiles y a los núcleos poblacionales por los países que participaron en la Segunda Guerra Mundial, ocasionó una importante toma de conciencia sobre la necesidad de preservar no sólo la paz, que durante cinco largos años llegó a ser olvidada, sino las manifestaciones culturales de las naciones afligidas. En concordancia con lo anterior, la fundación de la UNESCO obedeció al propósito de “abrir los cauces por los que fluyen de nación en nación los torrentes del conocimiento y el pensamiento, de la verdad y la belleza, que con los cimientos de la verdadera civilización”, de acuerdo con lo expresado en el discurso inaugural de la organización en 1945, pronunciado por Ellen Wilkinson, Ministra de Educación del Reino Unido. (Mayor, 1995, p. 1) Poco tiempo después, en 1959, la construcción de la Presa de Asuán en Egipto supuso una prueba importante para la defensa del patrimonio mundial emprendida por la UNESCO. La presa resultaba indispensable para accionar las turbinas de una importante central eléctrica en el río Nilo que habría de garantizar la irrigación de una amplia porción de tierras cultivables en Egipto, por lo cual su construcción resultaba imprescindible. Sin embargo, al mismo tiempo las aguas almacenadas en la enorme obra amenazaban con cubrir varias edificaciones relevantes por su carácter histórico. La República Árabe Unida pidió ayuda a la UNESCO, la cual inició una campaña internacional para salvar los monumentos congregados en Nubia en marzo de 1960. Fue así que más de cincuenta países conjuntaron “enormes recursos financieros, técnicos y humanos para salvar un conjunto de construcciones invaluables” (Torres, 2015, p. 113), y mediante una admirable operación, fueron trasladados los templos a un emplazamiento seguro. Esta experiencia, y algunas otras similares, influyeron en la redacción de la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y 20

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natural, de 1972, establecida por la UNESCO, en la cual se establecían, entre otros, los siguientes considerandos: Constatando que el patrimonio cultural y el patrimonio natural están cada vez más amenazados de destrucción, no sólo por las causas tradicionales de deterioro, sino también por la evolución de la vida social y económica que las agrava con fenómenos de alteración o de destrucción aún más temibles… considerando que el deterioro o la desaparición de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos del mundo… considerando que ciertos bienes del patrimonio cultural y natural presentan un interés excepcional que exige se conserven como elementos del patrimonio mundial de la humanidad entera… (INC – Perú, 2007, p. 61).

De la cita anterior se desprende que a comienzos de la década de 1970 la UNESCO percibía con claridad el peligro que se cernía sobre la preservación y la propia subsistencia del patrimonio cultural, no sólo a partir de factores naturales, sino debido a las actividades humanas. En resumen, a partir de esta breve revisión histórica, es posible fundamentar el concepto de patrimonio cultural sobre una base de cuatro componentes que caracterizan a éste como una disciplina interdisciplinaria: a) Un componente histórico, es decir la conciencia de que el patrimonio es, como vestigio vivo y actuante que se representa, un importante vínculo o puente entre épocas, una ventana a las creaciones meritorias o incluso extraordinarias que fueron realizadas por las generaciones precedentes. Esta característica es muy importante, de acuerdo con Ballart, Fullola y Petit (1996): Los objetos del pasado son la única cosa absolutamente cierta que tenemos del tiempo que ya pasó. Más allá de las palabras o los recuerdos, de forma diferente a como los documentos cuentan el pasado, estos objetos representan la única oportunidad de la que nos podemos valer para mantener viva una relación tangible con el pasado. (p. 221)

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b) Una visión culturalista, mediante la cual la cultura misma es percibida como un factor importante para la transformación y el mejoramiento de la población en distintos países, y de la humanidad en general. c) El claro propósito de “socializar” o difundir las manifestaciones culturales y artísticas provenientes de épocas anteriores, entre un público diverso y amplio. d) Un propósito defensivo, centrado en la protección del patrimonio cultural ante las amenazas del entorno nacional e internacional. LOS OTROS PATRIMONIOS CULTURALES La revisión histórica ya descrita, proporciona un fundamento sólido para resolver si creaciones humanas de una índole distinta a las que han sido ya reconocidas como patrimonio cultural, pueden ser consideradas como tales por los especialistas, o por la propia UNESCO. Sin embargo, es necesario examinar también las formas en que ha sido definido el patrimonio en los instrumentos legales generados precisamente por dicha organización, pues éstos han sido discutidos, consensados y aceptados por los países miembros del organismo, lo cual les da cierto carácter de obligatoriedad —aunque en la realidad, ésta resulte limitada—, sobre todo si se toma en cuenta que los marcos legales internacionales tiene una influencia notable sobre las legislaciones nacionales. A pesar de que han sido elaborados muchísimos documentos en torno al patrimonio cultural por diversos organismos internacionales a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días, podemos tomar como base las dos principales definiciones que propone la UNESCO acerca del patrimonio. En la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, de 1972, se precisa que el patrimonio cultural —que puede ser entendido como el “patrimonio material”— consta de monumentos: …obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,

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de conjuntos: …grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,

y de lugares: …obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico (INC – Perú, 2007, p. 62).

En tanto, en la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, de 2003, se expresa que éste consiste en …los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana (INC – Perú, 2007, p. 106).

Ambas definiciones muestran el carácter complementario que poseen ambos tipos de patrimonio, pues el concepto de patrimonio cultural se complejiza y enriquece al ser entendido como la suma de los elementos constitutivos que son mencionados: monumentos, conjuntos y lugares, tanto como usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, con sus objetos e instrumentos inherentes. 23

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Por eso, aunque existen algunas diferencias notables entre ambas definiciones, hay al menos una coincidencia entre ellas. La principal diferencia radica en la visión o valor universalista que se establece para el patrimonio cultural en la Convención de 1972, mientras que la de 2003 postula la necesidad de una visión regional o local, necesaria para la construcción de una identidad comunitaria, y que tiene como principal propósito fomentar la diversidad cultural. Sin embargo, también existe al menos una coincidencia notable entre ambas definiciones: en ellas, el carácter patrimonial es otorgado a partir de criterios subjetivos. En el caso del patrimonio material, el “valor universal” que se menciona, aunque se base en disciplinas como la historia, la estética, la etnología o la antropología, requiere necesariamente que cierta persona o personas decidan otorgarle un carácter “excepcional” a dicho valor. En el caso del patrimonio inmaterial, y de acuerdo con la definición, se deja en manos de las comunidades o los grupos la decisión de reconocer ciertas prácticas culturales como “parte integrante de su patrimonio cultural”. Y se menciona expresamente que el criterio mediante el cual dichas comunidades deciden, es la identidad, manifestada como “un sentimiento”. Por estos motivos, ambas definiciones se fundamentan en un criterio subjetivo, que por tanto, tiene cierto margen de imprecisión. Ahora bien, atendiendo a los cuatro componentes que han caracterizado históricamente al patrimonio como un campo del conocimiento interdisciplinario, y también a las definiciones que sobre el patrimonio han sido estipuladas en las principales convenciones internacionales sobre la materia, ¿qué otras áreas de la actividad humana constituyen prácticas culturales, objetos, o bien conceptos que podrían ser considerados también como parte del patrimonio de una colectividad, sea en el plano regional, nacional, internacional o mundial en un futuro cercano? Una de ellas, que ha tenido cierto éxito entre los investigadores, es el patrimonio industrial, que se ocupa en principio de “la localización, registro, documentación y preservación de los restos materiales de las primeras etapas de industrialización de las naciones”. En la revisión histórica que Victoria Novelo (2005) hace del concepto, se establece que si bien en 1963 24

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las investigaciones sobre el tema habían sido englobadas originalmente bajo el término “arqueología industrial”, en 1978, con la creación del International Comitée for the Conservation of the Industrial Heritage, durante el Tercer Congreso para la conservación de los monumentos industriales en Estocolmo, “se añadió el aspecto de la información oral y escrita, y se valoró el pasado industrial, sus restos físicos y su contexto social, como patrimonio industrial”. (p. 38) También Prats (2012) señala la relevancia del patrimonio industrial, especialmente “en antiguas zonas fabriles que se han visto afectadas por procesos de reconversión y de deslocalización, pero también, muy vinculado al turismo denominado ‘de experiencia’”, y menciona como ejemplos las visitas a bodegas, paisajes vitivinícolas y museos del vino, en cuanto al campo denominado enoturismo. (p. 71) El patrimonio industrial se vincula con el patrimonio científico y tecnológico, postulado, entre otros, por Ruiz Castell, quien explica que “el estudio del patrimonio científico y tecnológico del siglo XX ha cobrado gran importancia durante los últimos años, tanto por los problemas específicos que su conservación, restauración, estudio y difusión comportan, como por las novedades que aporta al debate historiográfico”, motivos que coadyuvaron a la fundación del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en España. (2008, p. 82) Autores como José Ortega Valcárcel (1998) hablan también de un patrimonio territorial, pues desde esta perspectiva se entiende que el territorio es “producto de la sociedad”, pues contiene un componente de historicidad, los vestigios de la racionalidad y de la acción humana. “En algunos casos —explica el autor— se trata de un proyecto y diseño conscientes y formalizados que se plasman en una arquitectura territorial identificable”, y cita como ejemplos las grandes operaciones territoriales romanas conocidas como “centuriaciones”, o las grandes operaciones medievales de colonización conocidas como “comunidades de villa y tierra”, de manifiesta base racionalizadora, que son doblemente importantes porque fueron impuestas posteriormente por los conquistadores en la colonización de los territorios indígenas precolombinos. (p. 39) 25

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La propuesta sobre la existencia de un patrimonio territorial considera que este concepto “permite integrar, como construcción histórica, los elementos naturales y los componentes artificiales en lo que es la arquitectura del territorio histórico”, y propone acoger bajo esta denominación a conjuntos territoriales como los sistemas de caminos o de canales, tales como el muy famoso Camino de Santiago, o el Canal de Castilla. En buena medida, el reconocimiento oficial otorgado en 2010 por la UNESCO al Camino Real de Tierra Adentro, en México, como integrante de la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad, atiende la propuesta de valorar el patrimonio territorial en el mundo. Otra de estas posibles nuevas áreas de estudio y de preservación se refiere al patrimonio literario. Al respecto, señala Prats (2012): “muchas disciplinas académicas han buscado salidas sociales y profesionales en el patrimonio (literario, etc.)” (p. 71) Alexandre Bataller, en tanto, es más específico al entender como patrimonio literario un gran conjunto de significaciones, entre las cuales podemos citar …el lugar donde nació, escribió y murió un escritor…los lugares monumentales ligados con personajes y hechos históricos… los lugares inmortalizados por el texto de algún escritor…los monumentos dedicados a escritores …lugares de acción de novelas, cuya trama pasa de manera central o tangencial en pueblos y ciudades …los lugares ligados a movimientos estéticos y culturales de diferentes épocas; los lugares “inventados”, etc.

Bataller (2011) se refiere asimismo a “las rutas literarias”, espacios de significación aprovechados por el llamado “turismo de letras”, y que han sido aprovechadas también con propósitos escolares. (p. 3) En tanto, para el caso particular de Centroamérica, Leonardo Sancho (2008) defiende la necesidad de considerar el patrimonio literario de Costa Rica y de la región, el cual …representa un universo textual que abarca diferentes escritos los cuales van desde códices, crónicas, sermones, relaciones, entre muchos otros, que fue-

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ron escritos desde que la región empezaba a vislumbrarse dentro de la cosmovisión occidental, es decir, desde el momento en el que esta zona geográfica y sus habitantes empezaban a poseer signos de identidad que los unificaban y diferenciaban (p. 9).

Una posible derivación del patrimonio literario lo constituye el patrimonio teatral, sobre el cual escribe Guillermo Gómez (2013). Dentro de esta área, propone salvar del olvido la dramaturgia del Siglo de Oro español, labor que es ponderada como urgente: “Si atendemos al difícil acceso que presentan todavía muchos de nuestros textos dramáticos, algunos sin más edición que las de los siglos XVII y XVIII, se impone el estudio y la recuperación de nuestro teatro antiguo, impreso de manera ordenada y rigurosa.” (p. 281) Otro más de los conceptos que podría ser considerado como patrimoniales el patrimonio historiográfico. Generalmente, el patrimonio histórico es entendido como patrimonio documental, es decir, se le restringe a los documentos de los que está compuesto determinado archivo, público o privado. Sin embargo, esto implica un contrasentido. Como se sabe bien, la historia no es una mera recopilación, copia y edición de documentos. La forma en que se construye la memoria de la humanidad, la forma en que se escribe la historia, depende en buena medida de la capacidad narrativa, argumentativa e interpretativa del autor. Así el autor de un texto histórico sea o no un historiador profesional; así sea escritor, periodista, cronista, o simplemente testigo, la historia nunca es una mera suma de documentos, sino una reelaboración mediante la cual el autor de la obra histórica mira los hechos desde una perspectiva derivada de su formación, de sus convicciones, de su ideología, de su propia existencia y experiencia. Por ello, reducir el patrimonio histórico al patrimonio documental es un error, porque si bien ambos patrimonios son interdependientes y se complementan, la obra histórica —y su muy particular forma de ver el pasado— depende completamente de la labor y la perspectiva de quien la escribe.

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Para comprender la importancia del autor de la obra histórica, imaginemos un enorme y complejo archivo, repleto de documentos tales como actas de cabildo y de bautismo, libros de cuentas, registros de compras y de ventas, bandos, ordenanzas, padrones, etc. Pero imaginemos también que es un archivo desierto; que por alguna razón, nadie lo visita, nadie consulta tales documentos, nadie los toma como fuente para la construcción de un texto. Podría afirmarse sin duda que el contenido del archivo forma parte del patrimonio documental de determinada colectividad, pero, ¿constituirían dichos documentos el patrimonio histórico de ésta? Por eso vale la pena reflexionar sobre la posibilidad de que las obras históricas mismas, y no sólo los documentos en que éstas se basan, formen parte del patrimonio histórico de una colectividad. Una obra histórica contiene, por el propósito que la guía, la memoria de una colectividad dada, que puede ser amplia o reducida, pero que es, a fin de cuentas, una comunidad viva de seres humanos que, mediante la lectura, se apropian de una experiencia a la cual sólo tienen acceso mediante ésta misma. Por tanto, la obra histórica cumple con la función de servir como un mediador, vínculo o puente entre épocas, una ventana a las creaciones meritorias o extraordinarias que fueron realizadas por las generaciones precedentes, como lo señalamos en el primer apartado. Precisamente un puente hacia las creaciones memorables. Además, también de acuerdo con lo señalado en ese mismo apartado, algunas obras históricas poseen una visión culturalista, pues en ellas se percibe, de forma implícita o explícita, que los autores consideran que la cultura es un factor importante para la transformación y el mejoramiento de la población en distintos países, y de la humanidad en general. Asimismo, dichas obras son guiadas por el propósito de difundir las manifestaciones culturales y artísticas provenientes de épocas anteriores, entre un público diverso y amplio. Sin embargo, ¿cuál sería el propósito defensivo o preventivo, que daría fundamento a la idea de que algunas obras históricas pueden ser consideradas como integrantes del patrimonio cultural? En los casos de los inmuebles históricos que se encuentran en peligro de destrucción, del teatro de som28

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bras chino, del teatro kabuki japonés, del mariachi o de la ceremonia ritual de los voladores en México, podemos hablar de un afán preventivo que pretende evitar la desaparición de tales bienes o prácticas culturales. En cambio, ¿qué peligro enfrentan las obras históricas, o bien qué es lo que hacen éstas mismas para la preservación de la cultura? Cuando escriben obras de carácter histórico, los autores están luchando cada día contra una de las fuerzas más peligrosas, más devastadoras que existen para la subsistencia de la cultura: el olvido. Porque el rescate, la restauración, la digitalización y todos aquellos medios que pretenden salvar de la destrucción física los archivos, no son suficientes para la salvación de la memoria. Los datos contenidos en medios físicos como las fotografías, las cartas, los diarios, los informes, los tratados, las actas, los acuerdos, y en general todos los documentos que integran los archivos, sólo permiten por sí mismos un rescate en potencia de la memoria colectiva; sólo el investigador, con su labor, logra fijar esta memoria de una forma inteligible, mediante una narrativa, y de esa manera puede difundir esa memoria al público en general. Paradójicamente, muchas obras históricas son derrotadas, precisamente, por el propio olvido. Esto ocurre, por ejemplo, cuando una obra histórica no es reeditada, y de esa manera sólo permanece accesible para un número cada vez más reducido de lectores, hasta que llega el día en que ni el autor ni la obra son recordados. Por eso muchos trabajos históricos tienen el propósito de rescatar del olvido no sólo a los personajes, las hazañas, las iniciativas y los actos que caracterizan la narración histórica, sino precisamente a los autores de esta narrativa, y a las obras que han sido relevantes para conocer el pasado de la humanidad. Ahora bien, el término patrimonio histórico es utilizado indistintamente para designar un sinnúmero de objetos, o bien muestra un significado sumamente amplio. Ignacio Casado (2009) por ejemplo, lo define como “obra de arte del genio humano… todo el conjunto de bienes que se refieren a la actividad humana” (p. 4). Para evitar entonces una confusión semántica, algunos investigadores le han llamado, sobre todo recientemente, patrimonio historiográfico. Aunque ya se empieza a utilizar dicho término con cierta 29

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frecuencia en el medio académico, sólo es empleado de modo general, y aún no se ha producido una fundamentación teórica y una discusión amplia sobre el significado propiamente patrimonial del acervo historiográfico. CONCLUSIONES Volvamos a nuestro hipotético Archivo Mundial posapocalíptico del año 2055. ¿Qué vamos a guardar en él, y de qué nos desharemos? La respuesta a esa pregunta no es fácil. Si optamos por “guardarlo todo”, caemos en la hiperpatrimonialización de la realidad que critica Prats. Si abandonamos algo, se pierde de manera irreversible una porción de nuestra propia humanidad. Para dar una respuesta, al menos provisional, podemos apoyarnos en Ballart y Tresguerras (2008), quienes escriben: …los bienes inmateriales o espirituales merecen ser considerados como patrimonio por ser representativos de determinada cultura, por permitir la formación de identidades colectivas y por ser definitorios de determinado contexto cultural, además de valorarse su especificidad, exclusividad, representatividad, etc.(pp. 10-11)

O bien, podemos acudir a Fernando Martín Juez (2004), quien primero divide el concepto en patrimonio-acervo, patrimonio-identidad y patrimonio-capital, y luego ofrece dos vías para saber “qué es, qué no es, y qué hacer hoy con el patrimonio”: o calificar como un bien lo que está en vías de extinción, convirtiéndolo en mercancía o compromiso político, o bien conceder dignidad a las creaciones de las comunidades, de manera democrática e incluyente. (p. 14) En este mismo sentido, siguiendo a José Ortega Valcárcel (1998), la apertura de nuevos horizontes y el abandono de los límites tradicionalmente impuestos al patrimonio cultural no depende sólo del valor intrínseco de los nuevos conceptos patrimoniales, “ni de su reconocimiento objetivo experto, sino de su aceptación social”. (p. 41) 30

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Coincide con ello Olaia Fontal (2003), cuando explica: …en ocasiones apelamos a costumbres, a tradiciones, a acontecimientos de nuestra historia pasada para entendernos, para explicarnos a nosotros mismos y para formar una imagen de nosotros en los demás, en aquellos ajenos a nuestra composición cultural. La cultura comienza a ser patrimonio cultural cuando ha pasado por todos esos procesos, cuando permanece inserta en una memoria individual y colectiva. Esto supone que, de acuerdo con la posibilidad de establecer procesos de identificación individuales, grupales y sociales, cualquier elemento de nuestra cultura es susceptible de ser considerado patrimonio, al menos en forma individual (p. 40).

Los límites del patrimonio cultural, entonces, pueden ser tan holgados como sean necesarios, siempre y cuando el concepto siga siendo capaz de establecer procesos de identificación individuales, grupales y sociales. Si esto parece demasiado subjetivo, leamos con atención el texto de las grandes convenciones del patrimonio cultural de la humanidad, pues éstas se basan en elementos tan subjetivos como los valores y los sentimientos. Dicho de otro modo: no deberíamos de sentirnos culpables por el hecho de proponer aquello que más nos admira, que más nos emociona, como componente de la cultura universal: es sumamente probable que muchas más personas compartan esa misma emoción, y que pueda establecerse con ellas un consenso. Por ello, guardemos en nuestro enorme archivo post-apocalíptico todo aquello que, sencillamente, nos recuerde que somos, que seguimos siendo humanos.

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Carlota Laura Meneses Sánchez

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Resumen La ciudad histórica, es un contexto donde convergen diferentes actores, entre ellos los espacios culturales, los cuales a su vez son definidos en su mayoría por una élite. La historia tiene la encomienda en la definición de las características de una ciudad histórica y del patrimonio. El estudio de los espacios culturales obliga a conocer sus prácticas, así como la participación de sus actores sociales. Surgen preguntas interesantes como ¿son los espacios culturales elementos importantes en la edificación de la ciudad histórica? En el desarrollo del trabajo revisaremos los conceptos de ciudad, espacio y cultura, en la medida de lo posible proponer un concepto de espacios culturales, reflexionar sobre los autores, y después vincular el concepto con las nuevas propuestas de patrimonio cultural. El reciente texto, pretende provocar un diálogo entre el lector, los teóricos y los expertos en el tema de ciudad, espacio y cultura, induciendo una sinergia, que se observa en las ciudades actuales. Palabras claves: Espacios Culturales, Patrimonio, Ciudad Histórica

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La estructura del texto consiste en revisar los conceptos de ciudad, espacio y patrimonio, así como reflexionar algunas propuestas teóricas, relacionadas a los temas abordados, y lograr definir una propuesta a un concepto aproximado a los espacios culturales, y finalmente vincular los conceptos espacios culturales, patrimonio y ciudad histórica, tan próximos y a la vez lejanos. Entre los elementos que conforman una ciudad histórica, se tiene al patrimonio, a la cultura, el espacio, la memoria histórica. APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE PATRIMONIO Para iniciar el término Patrimonio tiene una connotación natural, de la misma manera que se heredan bienes materiales y tradiciones familiares, se reciben también el legado de la cultura que caracteriza a la sociedad donde vivimos. Conservación, restauración y nuevos usos adaptativos, son actividades que en la actualidad se han convertido en una práctica cotidiana, ligadas a la conservación del patrimonio, algunos autores intentan definir al patrimonio desde su origen etimológico, como lo hace Lima (2003) quien define el concepto desde el latín patrimonium; término utilizado por los antiguos romanos para “los bienes que heredan los hijos de su padre y abuelos”. (p. 45), en esos tiempos el patrimonio sólo se usaba (por derecho paterno), es decir, que si se descompone el término, tenemos Patri (padre) y onium (recibido) que significa lo recibido por línea paterna o por el padre. Para Álvarez Mora (2006): Legar significa no sólo transmitir esa riqueza, para disfrute y uso de generaciones venideras, sino sobre todo, reconocer que la permanencia de esa riqueza resulta imprescindible para reproducir y potenciar nuestra ineludible memoria colectiva, sin la cual difícilmente podemos fortalecernos como protagonistas de nuestra propia historia (p. 17).

El autor, expone que una destrucción sistemática del patrimonio histórico repercute totalmente, en la desaparición paulatina de la capacidad 36

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de recordar, pero ¿por qué conservar el Patrimonio? una pregunta sencilla para respuestas complejas. En el acontecer del tiempo, la preocupación del hombre por conservar su patrimonio, su historia, ha sido una necesidad social, y en determinadas épocas la salvaguarda del patrimonio fue un tema de gran interés. Varios personajes aparecieron en escena, con sus múltiples teorías acerca de la restauración y la conservación del Patrimonio, durante el siglo XIX, es cuando hacen su aparición teorías dirigidas especialmente a la conservación de bienes inmuebles, así surge la teoría de restauración del Italiano Camilo Boito, quien buscaba una lógica entre lo antiguo y lo nuevo. Su aportación principal fue el reconocer el doble valor que tiene el monumento como obra de arte y su importancia como documento histórico, es precursor de la llamada Restauración Científica en 1883. Plantea algunos principios: a). Respetar la segunda historia. Estratos o etapas históricas del bien; b). Preponderancia de la instancia histórica, c). El principal valor es lo histórico; d). Preponderancia de conservación a la restauración. e). Recuperar la lectura de una imagen y d). Documentación con registro fotográfico, principios que son considerados como la primera Carta del Restauro por parte de algunos críticos. Las leyes sobre conservación del Patrimonio de México se remontan al siglo XIX, y en materia de legislación, existe un marco general que brinda seguridad jurídica al patrimonio cultural en México, se divide en tres niveles de competencia: en el ámbito federal: preceptos constitucionales y diversos ordenamientos, el ámbito estatal donde se encuentra las constituciones estatales, diversas leyes y sus reglamentos, en el ámbito municipal, la existencia de bandos de policía y buen gobierno reglamento, circulares y disposiciones administrativas que expidan los ayuntamientos conforme a ley, ¿entonces por qué se daña y deteriora el patrimonio cultural, con todo el marco legal de protección, que se tiene actualmente? Tal vez como lo menciona el propio Álvarez Mora (2006) “el impulso del progreso social, sin embargo, ha podido, en algunos momentos históricos, rebelarse contra la idea de la conservación del patrimonio, entendida como la perpetuación de una sola versión de los hechos consumados” (p. 24). 37

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Una postura radical es la de John Ruskin (Inglaterra 1818), cuya teoría expone que la restauración es la más completa destrucción que puede sufrir un edificio. Restaurar un monumento es destruirlo para crear falsas copias e imitaciones, por lo tanto surge necesariamente la pregunta ¿por qué proteger el patrimonio? si las intervenciones realizadas, erigieran una mala copia, según Ruskin. Para Gilberto Giménez1 (2014), el concepto de patrimonio se elabora como analogía con la idea de patrimonio familiar, se difunde en el mundo entero a partir de la UNESCO, paralelos a la discusión de los derechos universales. Se puede concluir que el patrimonio cultural no representa toda la cultura de un país o región sino solo una selección valorizada de la misma, que funciona como condensador de sus valores más entrañables y emblemáticos, por lo tanto no se debe confundir con la parte que lo simboliza con la metonimia la parte con el todo. LA CIUDAD HISTÓRICA Ahora bien, la Ciudad Histórica es un término empleado frecuentemente por urbanistas, historiadores, sociólogos, artistas y hasta políticos, considerado como el espacio más importante de todo asentamiento humano, recordemos que en tiempos prehispánicos, no todos los habitantes tenían la oportunidad de habitar los llamados centros ceremoniales, tiempo después durante el virreinato el desarrollo de la ciudad histórica, apareció un espacio importante llamado plaza mayor o de armas, alrededor del cual, se edificó la arquitectura importante de la época como por ejemplo, las viviendas [mansiones] de la clase social alta (élite), así como los espacios abiertos (calles, avenidas), y en éstos espacios se realizaban las prácticas culturales para cada grupo social.

1 Transcripción de la conferencia impartida por Gilberto Giménez, en el Coloquio INAH Y SOCIEDAD 75 y 30 años protegiendo e investigando el Patrimonio Cultural, realizado en la ciudad de Santiago de Querétaro, Qro. El 11 y 13 de agosto del 2014.

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A finales del siglo XIX, la ciudad histórica se encuentra edificada por espacios abiertos y cerrados dedicados a las prácticas culturales, contando con la asistencia de la población con sus respectivas divisiones sociales. Actualmente resulta difícil, definir la ciudad histórica, ¿se refiere a lo que llamamos centros históricos? o ¿son las zonas de monumentos históricos? ¿Pero que es la Ciudad Histórica? En la carta de ICOMOS2 (1987) la ciudad histórica se define como todos los conjuntos urbanos del mundo, al ser el resultado de un proceso gradual de desarrollo, más o menos espontáneo, o de un proyecto deliberado, son la expresión material de la diversidad de las sociedades a lo largo de la historia, situación que se observa como una cualidad, en todas las ciudades mexicanas, consideradas como históricas. Para los urbanistas contemporáneos, la ciudad histórica es el espacio geográfico transformado por el hombre mediante la construcción de un conjunto de edificaciones con carácter de continuidad y contigüidad. Este espacio está ocupado por una elevada población permanente y socialmente heterogénea, que cuenta con servicio de carácter educativo, comercial, recreativo y cultural, además de los servicios básicos de tipo municipal. Reflexionemos el concepto de ciudad histórica. Para Zambrano (1964): La ciudad es lo más creador entre las estructuras de humana convivencia por serlo en sí misma, y por haber sido a su vez el lugar donde las creaciones del espíritu humano se han dado, como una planta que en ciertas ciudades especialmente brotara (p. 20).

De lo anterior, entonces la ciudad histórica necesariamente debe estar edificada por espacios, en cuales se pueda realizar una convivencia social. En su obra de Henry Lefebvre (1968), El derecho a la ciudad, revela sus pensamientos sobre la ciudad y su urbanización, anticipándose a los cam2 ICOMOS Mexicano, A.C., es el Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios. Fundado en 1965, el ICOMOS Mexicano nació con sólo cinco miembros, que al cabo de los años se han venido incrementando, hasta sumar más de dos centenares de profesionistas que residen en la mayoría de los estados de la República.

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bios que ocurrirían, previó en la reflexión de que el día a día de la vida, iba conformando a la ciudad moderna, dejando atrás a la ciudad histórica. Lefebvre muestra que la industrialización conduce al colapso de la ciudad tradicional, la histórica, y que ni las prácticas culturales, salvarán a la ciudad tradicional, es importante reflexionar, que situación contraria a lo que se pensará sobre la “supuesta modernidad”, es indudable la “muerte de la ciudad histórica”, o en algunos casos la nueva propuesta como escenografía de la ciudad histórica, (p. 45), Lefebvre evidente predijo el presente, el secuestro de la ciudad histórica por las élites sociales o económicas. Ciertos autores, como por ejemplo Munizaga (1985), exponen: La ciudad es un espacio geográfico, donde se desarrollan las funciones de residencia, gobierno, transformación e intercambio, en todos los niveles, ocupadas por una población cuya densidad y heterogeneidad, permiten los contactos sociales con un grado de equipamiento, que aseguren las condiciones de la vida urbana, y que se manifiesten en la generalidad de los casos, con un paisaje construido cuyas características son la continuidad y la contigüidad (p. 65).

Con referencia a lo anterior, definen a las ciudades como respuestas culturales del hombre a su tiempo, en el caso del derecho a la ciudad de Lefebvre, debe provocar una reflexión sobre el actuar que los actores sociales tienen a la ciudad, ¿pero hasta dónde llega tal derecho?, es acaso ¿el permiso a la destrucción de la propia ciudad histórica?, y por consecuencia ¿la pérdida del patrimonio cultural? En la ciudad se desarrollan todo tipo de actividades públicas y privadas, es el hábitat de la mayoría de los actores sociales, y es el escenario de la vida cotidiana de los habitantes. Autores como el italiano Aldo Rossi (1976), expresa “la arquitectura es la clave de la interpretación correcta de la ciudad” (p. 222). La “ciencia urbana”, que es como Rossi llama a la urbanística, será el estudio de la ciudad como arquitectura, la cual conformará a la propia ciudad histórica, pero la arquitectura puede ser considerada “solo” como ese “gran escenario”, donde 40

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se desarrollan las prácticas culturales día a día, situación que puede ser muy subjetivo. Zambrano (1964), apoya a Rossi, cuando establece que la ciudad histórica, es también una arquitectura, un hablar, un lugar de tradiciones religiosas y profanas, un espacio de costumbres, un estilo y hasta una cocina, un lugar privilegiado, un paisaje; en efecto para algunos urbanistas, la ciudad es un laboratorio donde realizar experimentos en materia de prácticas culturales (p. 98). Pero ¿Quién define la arquitectura? ¿Acaso son las clases sociales dominantes, llamadas élites, las edificadoras de la ciudad histórica?, y por consecuencia, ¿de los espacios culturales? Kevin Lynch, (2010) en su obra La imagen de la ciudad, expresa: No somos solo espectadores, sino actores que compartimos el escenario con todos los demás participantes» ya que uno (usuario), no es ajeno al entorno en el cual habita y realiza sus actividades diarias. Es precisamente el usuario, el que debe ser participe de las modificaciones que se realicen en el espacio que utiliza. La pauperización o detrimento del mismo, será en todo caso por el desuso o la falta de identidad con ése espacio. (p. 175).

De acuerdo a lo anterior, son las prácticas cotidianas las que definen la conformación de la ciudad histórica, (edificación), pero necesariamente éstas prácticas, se deben realizar en espacios. Por lo tanto pensar en los espacios culturales como edificadores de la ciudad histórica, conduce necesariamente a revisar los conceptos de “espacio y cultura”. ESPACIOS CULTURALES El hombre desde la antigüedad, ha estado interesado por entender el concepto del espacio, así como las diferentes ciencias de la humanidad (dura, social, natural, artística) han expresado su preocupación por definir el espacio. 41

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Las definiciones de espacio que se ofrece a continuación son aportaciones de algunos especialistas en el tema. Al plantear una reflexión del concepto de espacio, es necesario considerar que ninguna definición filosófica ha escrito en “sentido absoluto” la naturaleza del espacio. El espacio y sus raíces en sus procedencias latinas y germánicas, remite a “extensión” como cualidad propia del espacio, es “amplitud”, es decir implica prácticas para hacer espacio. Di Méo (1999), en la búsqueda de construir una teoría espacial que parta del sujeto, pero al mismo tiempo que incluya las estructuras que lo obligan aunque no le impiden innovar, destaca su espíritu teórico integrador de la dimensión material del espacio junto a la inmaterial, un primer nivel conceptual del desarrollo de Di Méo es el espacio de vida como un concepto aglutinador. De este concepto, el autor transita a otro concepto más amplio e incluyente: el “espacio vivido”. En relación con este último, es a partir de Ortega-Varcálcel (2000), que el espacio se trató de “…delimitar la noción del espacio y convertirlo en un concepto geográfico” (p.337). El espacio es, en primer término, una noción vinculada a la dimensión espacial de la vida humana. Solo a posteriori se transforma en un concepto construido, es una dimensión social con la cual tiene estrecha relación la geografía, pero no podemos confundir una con otra. Entre las nociones espaciales y los conceptos geográficos se encuentra la construcción consciente de una representación del espacio. En este orden de ideas para Tuan (1977), “el espacio vivido, percibido y el lugar, a partir de la experiencia son las formas en que una persona conoce y construye una realidad” (p. 1), así la experiencia contempla la sensación, percepción y concepción, y procede por: emoción y pensamiento y la experiencia se dirige al mundo exterior, la experiencia y aprendizaje, el sentir y pensar son los extremos de un continuo de la experiencia. Estrecha relación entre ver y pensar. Recordemos algunos otros célebres pensadores de la primera mitad del siglo XX, en sus despliegues de la teorización sobre la dimensión espacial. Un caso que no se debe omitir es el del sociólogo francés Maurice 42

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Halbwachs (1877-1945), aunque su inquietud central se construyó en un enfoque al estudio del tiempo, la influencia y la confrontación con Henri Bergson lo llevó a reflexionar sobre el espacio. De acuerdo con todo lo anterior es conveniente resaltar el interés de Marc Augé (2000), por lo espacial dentro del surgimiento y consolidación de la antropología urbana: al redescubrir la ciudad, el antropólogo redescubre el espacio urbano. Augé tuvo el acierto [o desacierto, según resulte conveniente] de desarrollar un concepto en apariencia anodino y simple, el de «no lugar». Entonces ¿existen los no lugares en la ciudad histórica?, ¿serán acaso aquellos definidos por la propia historia del espacio? Lefebvre (1974) en la obra La producción del espacio, comide filosóficamente la relación de la concepción del espacio con la forma en que éste se construye (p. 14), pero ¿Cómo se reproducen las relaciones de producción?, su obra conlleva a la reflexión de la construcción social del espacio, para el autor expone que “el espacio se ha hecho pasar por completamente inteligible, completamente transparente, objetivo, neutral y, con ello, inmutable, definitivo, sin embargo esto no debe entenderse sino como una ilusión que oculta, la imposición de unas determinadas relaciones de poder”, rechaza ni más ni menos que el espacio sea un producto social, el mismo es el resultado de la acción social, de las prácticas, las relaciones, las experiencias sociales, pero a su vez es parte de ellas. Para Lefebvre el espacio debe considerarse, por tanto, “un producto que se consume, que se utiliza, pero que no es como los demás objetos producidos, ya que él mismo interviene en la producción”. LA INTERVENCIÓN DE LA CULTURA En éste propósito la cultura es un término importante para explicar los espacios culturales, pero ¿qué es la cultura?, existen autores que han dedicado gran parte de su trabajo a proponer definiciones al respecto. Para Foucault (1970): Es una organización jerárquica de valores, accesible a todos pero al mismo tiempo oportunidad de plantear un mecanismo de selección y exclusión; si

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llamamos cultura al hecho de que esta organización jerárquica de valores exija en el individuo conductas reguladas, costosas, sacrificiales, que polaricen toda la vida: y, para terminar, que esta organización del campo de valores y el acceso a ellos solo puedan darse a través de técnicas reguladas, meditadas, y un conjunto de elementos constituyentes de un saber: en esa medida, podemos decir que en la época helenística y romana hubo verdaderamente una cultura de sí (p. 50).

De la misma manera Geertz (1973) define a la cultura como un “sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida” (pp. 20-22). La función de la cultura es dotar de sentido al mundo y hacerlo comprensible; Geertz sostenía “…para estudiar la cultura desde un punto de vista antropológico, es imposible aplicar una ley o una teoría determinada, la única manera de estudiar las conductas humanas dentro del contexto cultural al cual pertenecen, es a través de la experiencia y de la observación del investigador, de esta manera las manifestaciones de cada cultura, deben ser estudiadas de la misma manera que la arqueología estudia el suelo, ´capa por capa´, desde la más externa, es decir desde aquella en donde los símbolos culturales se manifiestan de manera más clara, hasta la capa más profunda, donde se encuentra la matriz de estos símbolos a los cuales hay que identificarles el significado, dejando de lado los aspectos ontológicos del mismo, el autor, además expresaba que: “que lo buscado es la explicación de los hechos culturales, interpretando expresiones sociales que son enigmáticas, pero requieren de una explicación” (pp. 20-22). En ese mismo sentido, Émile Durkheim, (1988), expone sobre la cultura, a diferencia de algunos sociólogos que veían a la cultura no como un ámbito autónomo de investigación, sino a través de acercamientos psicológicos u orgánicos, Durkheim concibió la existencia de fenómenos específicamente como “hechos sociales”, que constituyen unidades de estudio que no pueden ser abordadas con técnicas que no sean las particularmente sociales, como “...modos de actuar, pensar y sentir externos al 44

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individuo, y que poseen un poder de coerción en virtud del cual se imponen a él...”, (p. 230) dichos hechos existen con anterioridad al nacimiento de un individuo en determinada sociedad; por lo tanto, son exteriores a él, son colectivos porque son parte de la cultura de la sociedad y son coercitivos porque los individuos se educan conforme a las normas y reglas de la sociedad sólo por el hecho de nacer en ella. Resulta oportuno revisar la cultura a partir de Pierre Bourdieu, desde una perspectiva de los campos en donde establece que las clases sociales se diferencian por su relación con la producción, por la propiedad de ciertos bienes, pero también por el aspecto simbólico del consumo. Las prácticas culturales burguesas tratan de simular que sus privilegios se justifican por algo más estético y noble que el capital, esto es la cultura para el autor. En el orden de las ideas anteriores, surge la pregunta ¿son acaso las clases sociales las que definen el tipo de cultura en una ciudad histórica? Gilberto Giménez (1993), menciona “ha pasado de una concepción culturalista que definía a la cultura, en los años cincuenta, en términos de ´modelos de comportamiento´, a una concepción simbólica que a partir de Clifford Geertz, en los años setenta, define a la cultura como pautas de significados” (p. 14), ¿la cultura es solo aquello que tiene un significado? Finalmente en la actualidad no se cuenta con una definición única de cultura, sin embargo en el análisis de su construcción como concepto, se identificó variables dependientes que se presentan constantemente, como son la identidad, los significados, la simbólica, contextos históricos, diacrónicos y sociales, las prácticas, los comportamientos, los hábitos, las costumbres, entre otras. MEMORIA HISTÓRICA Resulta oportuno atender el concepto de memoria histórica en este apartado, revisaremos a un pensador de la primera mitad del siglo XX, y sus despliegues de la teorización sobre la dimensión espacial. Es el sociólogo francés Maurice Halbwachs (1997), quien expone “El lugar ocupado por un grupo no es como un pizarrón sobre el cual se escribe y luego se borran cifras o figuras”, (…) 45

LA CULTURA DEL PATRIMONIO

La historia no es todo el pasado, pero tampoco es todo lo que queda del pasado. O si se quiere, junto a una historia escrita, se encuentra una historia viva que se perpetúa o se renueva a través del tiempo y donde es posible encontrar un gran número de esas corrientes antiguas que sólo aparentemente habían desaparecido (p. 35).

Lo anterior nos hace reflexionar, que hablar de una ciudad histórica, necesariamente el imaginario colectivo se encuentra conformado en gran parte de una cantidad de “evocaciones” como lo llaman Walter Benjamín, quien considera que son los lugares de encuentros y desencuentros de emociones y sentimientos en los que, según el autor, se produce y se alimenta «el recuerdo». Es para Benjamín el recuerdo menos que una reflexión, analizar y explicar que hacerse presente, encontrar un lugar, narrar, olfatear, es utilizar una red que todas las historias forman al final y utilizan una práctica cultural para “tejer” un recuerdo y un olvido. Así recordar es deambular, pasear en una ciudad que es utilizada para el actor social. Por las consideraciones anteriores, es a partir de la definición de memoria histórica que plantearemos la pregunta ¿Qué son los espacios culturales? ¿Quiénes definen la ciudad histórica?, de acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando, el espacio es aquel vivido, percibido, donde interactúan actores sociales, habitantes de una ciudad. En efecto con la historia oral recuperamos historias de vida, que no son otra cosa que materia prima para el oficio de escribir historia. El material recogido son subjetividades individuales, donde lo importante no es saber si es verdad o mentira lo que nuestro entrevistado nos dice, sino más bien, cómo se da el proceso de recuperación de la memoria: ¿Qué no nos quiso contar? , ¿Cuál es el orden que sigue? , ¿Cuál es su noción del tiempo? Josefina Cuestas en ese mismo sentido explica que el uso indiscriminado de la palabra memoria, y más concretamente de la referente memoria histórica, no tiene un paralelo en los análisis realizados sobre ella, al menos en nuestra sociedad. Por lo tanto y en contra del olvido en sus múltiples facetas, una sociedad puede constituirse en grupo de memoria o establecer «depósitos» o «lugares», según Ricoeur (2000), la fenomenología de la me46

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moria se ve enfrentada, desde el principio, en la representación del pasado traducida en una imagen, pero ¿Cuál es la importancia o la voluntad de conservar el pasado en la memoria, de arraigar el presente y de anclarlo en una tradición?, las respuestas pueden ser muchas, pero la necesidad de pertenecer a algo, conlleva a la formación de los recuerdos, los cuales se refuerzan con las prácticas en espacios culturales. REFLEXIONES FINALES A manera de conclusión, se afirma que los espacios culturales son edificadores de “aquellos constructos de organización de significados, definidos por determinadas cargas simbólicas, a través de prácticas cotidianas ejecutadas por determinados actores sociales en un contexto de memoria colectiva.” (Meneses, 2014, p. 6), si se afirmará son los únicos elementos edificadores de la ciudad histórica, sería tomar una postura intrépida, sin embargo lo que se puede testificar, es que forman parte con otros elementos como la cultura y la memoria de dicha edificación. Es evidente destacar, que el patrimonio debe mantener una estrecha vinculación con los espacios culturales, en la conformación de toda ciudad histórica, pero entonces ¿quiénes definen los espacios culturales y la propia ciudad histórica?; Cabe agregar y contestando las preguntas plateadas en el desarrollo del trabajo, se concluye que los espacios culturales edifican a la ciudad histórica, y ésta los acoge y presenta, los grupos sociales (las élites principalmente) juegan un papel importante en dicha edificación, recordemos que todo grupo social, tiende siempre a privilegiar a un pequeño sector del conjunto de sus bienes culturales, separándolo del resto, y presentándolo como simbolizador por excelencia de la totalidad de la cultura y última instancia de su identidad. En relación si la ciudad histórica son los centros históricos o zonas de monumentos actuales, consideramos que son las políticas públicas quienes definen, según sus intereses dicha definición, basados en aspectos de política y no de un planteamiento de memoria histórica colectiva de los propios habitantes de la ciudad. 47

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Se puede observar, el concepto de patrimonio surge con una noción de moda y de política, es por esta razón que los habitantes de la ciudad histórica, no tienen un sentido de pertenencia a las políticas públicas referentes a la salvaguarda del patrimonio, ni por supuesto al derecho que todos los mexicanos tenemos a nuestra ciudad, por lo tanto no es prioridad la protección del patrimonio, y de esta forma natural se origina la destrucción de la ciudad histórica, y por lo tanto la pérdida del patrimonio cultural, y entonces adquiere mayor importancia los no lugares en la ciudad histórica. Finalmente se deduce que los espacios culturales definidos como patrimonio de una ciudad histórica, deberán de cumplir el objetivo de conservar la apropiación colectiva del espacio como un legado o bien común para todos los habitantes del lugar y asegurando de esta forma la identidad de la ciudad histórica.

Imagen 1 Calzada León, 1905. Fotografía del Archivo General de la Nación (AGN) Consultada en octubre 2014

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LA MÚSICA COMO PATRIMONIO CULTURAL. LOS ANTECEDENTES DEL FESTEJO COLECTIVO GUANAJUATENSE *

Alejandro Mercado Villalobos

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Resumen En el artículo que aquí presento hago un examen de los usos y costumbres musicales de los guanajuatenses. Se trata de un estudio histórico puesto que el trabajo se ubica temporalmente en el porfiriato, lo que se justifica debido a que aquella fue una época de amplio desarrollo de la cultura mexicana en general, donde las influencias externas —principalmente europeas— se fusionaron para dar origen a lo que ahora consideramos la identidad mexicana, cosa que puede verse suficientemente en el festejo colectivo. Se toma la música como eje de análisis por ser esta un patrimonio cultural, y además, por haber sido el elemento aglutinador de la sociedad del Guanajuato decimonónico.

EL MÉXICO FESTIVO La nación que hoy conocemos al respecto de la fiesta y el jolgorio es una construcción histórica. En efecto, las formas de conmemoración, tanto colectivas como privadas se han forjado en las distintas etapas de la evolución nacional. Es así que en diversos modos de festejo actuales puede verse * Esta investigación fue realizada con apoyo y recursos del PRODEP.

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el devenir milenario de los mexicanos, lo cual es evidente en los elementos prehispánicos que, por ejemplo, están en las danzas que aún se realizan en no pocos puntos de la geografía nacional—Guanajuato es muy importante al respecto—,1 y en el simbolismo religioso católico que permea evidentemente en la vida cotidiana, y que es propio de la herencia española asentada durante el periodo novohispano. Y también es posible percibir hoy, los signos republicanos y el nacionalismo moldeado en el México del siglo XIX a partir también, del análisis del festejo, y sin duda alguna, puede percibirse la gama de símbolos en las fiestas mexicanas, heredadas de la Revolución Mexicana iniciada en 1910. Todo esto ha favorecido que lo mexicano se defina por elementos propios, comprobando con esto la hipótesis que reza que los rasgos culturales identifican a una sociedad, haciéndola diferente de otras (Colombres, 2009, pp. 23-68). Precisamente, ese pasado rico en elementos culturales, ha tenido en la música el elemento aglutinador, siendo el arte de Euterpe—diosa griega de la música—2 el vínculo de unión en torno al festejo colectivo. Más aún, atendiendo a mi personal experiencia en las lides de la investigación musical y la cultura festiva de los mexicanos, el porfiriato fue una época fundamental en la evolución al respecto, pues en ese tiempo se (re) configuraron tradiciones y se afianzó el carácter nacional que actualmente distingue al individuo nacido o formado socialmente en México. Y es posible en las historias regionales, percibir los elementos que en lo particular se distinguen en torno al binomio música-sociedad, lo que enriquece aún más el entendimiento del proceso musical mexicano. De esta manera, el objetivo que busco con éste trabajo es el estudio de los usos y costumbres festivos de los guanajuatenses durante el porfiriato, teniendo como centro de atención las prácticas musicales. Parto de la idea de que la música fue —y ha sido— el vehículo de unión de la sociedad mexicana, que ha fungido como centro de los eventos colectivos que evocan o reafirman el nacionalismo cívico o la identidad religiosa, siendo por tanto, el arte de Euterpe, la forma por exce1

Guanajuato es cuna de danzantes cuyos elementos dancísticos, musicales y visuales (vestimenta y otros enseres adjuntos al cuerpo) pueden rastreaste al pasado prehispánico (Véase a Martínez, 2012). 2 Euterpe fue un título utilizado comúnmente en la prensa decimonónica, para hacer referencia por supuesto a la música y a los músicos, aunque también para hacer referencia a los amantes del arte.

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lencia de cohesión social. Es por esto que en la historia mexicana, en las capitales de los estados o en pueblos y villas, cada conmemoración colectiva haya sido —y sigue siendo— amenizada con música, ya sea de orquesta o banda de viento, y luego de la Revolución Mexicana, con mariachi y el denominado conjunto norteño.3 EL ARTE DE EUTERPE La música en el siglo XIX fue en suma importante entonces, pues fue base en la generación de los vínculos de sociabilidad, más aún, sirvió en el proyecto de construcción nacional, siendo la búsqueda de la identidad el eje principal del proceso según concluyó Ricardo Miranda (2013, pp.15-17). En ello se dio lo que comúnmente se denomina apropiación cultural, esto es, la adopción de elementos de otra cultura —la europea en este caso—, mismos que son elegidos por considerarse convenientes a fines determinados, incorporándolos hasta su consideración como parte del patrimonio (Colombres, 2009, p. 28). Para el caso de México, en esto destaca la propia tradición heredada por los españoles durante el periodo virreinal, que impusieron la costumbre de incluir la música en la cotidianeidad de la sociedad novohispana, aunque esto fuese con vínculos precisos a la religiosidad también impuesta, lo que llevó a que el espacio clerical significara el único permitido para hacer música, y Dios el objeto de la creación artística. Esto cambió paulatinamente desde finales del siglo XVIII, cuando comenzaron a desarrollarse formas musicales que bien podrían denominarse profanas, por estar dirigidas no al culto sino al disfrute de la sociedad y en espacios distintos al interior de las iglesias, capillas y conventos, siguiendo el ánimo de diversión no ya de culto religioso. Ya en el México republicano, el arte de Euterpe se liberó de las ataduras eclesiales y se inició el proceso de configuración de nuevas formas de esparcimiento a partir de grupos musicales novedosos, como la llamada orquesta típica y la banda de música de viento, incorporándose instrumentos modernos en boga entonces en Europa, así como 3

El Bajío ha sido importante en cuanto a la música norteña, asunto estudiado recientemente por el investigador guanajuatense Luis Omar Montoya Arias (2012).

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nuevas formas musicales, distintas al canto llano —música litúrgica—, apropiadas para condiciones de vida seglares. Es cierto sin embargo, que desde la primera década independiente comenzó un movimiento musical que fue creciendo de forma paulatina, con evidencia documental que indica un desarrollo artístico sobre todo en las ciudades, siendo relevante al respecto por ejemplo, la construcción de teatros, donde se pretendió la organización de eventos con música necesariamente, siendo la ciudad de México pionera también en esto,4 aunque se tienen ejemplos en otras partes del país, como en Guanajuato, donde funcionó desde 1826 el (re) nombrado Teatro Principal.5 Este y otros ejemplos, como la realización de festejos tempranos de conmemoración del 16 de septiembre por el inicio de la lucha insurgente, indican un proceso de fomento de una identidad nacional así como del uso de la música en el proceso, por ser esta una actividad inherente a los seres humanos y por ser los mexicanos, siguiendo a Octavio Paz, sumamente festivos.6 Pero la música no se explica solamente por el uso que de ella hace una sociedad, ya que existe un principio de necesidad en el asunto. En efecto, el arte de Euterpe puede entenderse a partir de sus diversas funciones, siendo una y muy importante la de ayudar a un grupo a exaltar sus emociones, esto es, “el sentido de participación colectiva en un ritual o acontecimiento de importancia vital para el grupo como un todo” según reflexionó al respecto el compositor norteamericano Elie Siegmeister (2011, pp. 30-31). Así, la lógica de pertenencia a una sociedad en términos, digamos, políticos, se fortalece mediante el uso de determinada música, es por esto que un país requiere himnos nacionales. Entonces, la música haría un papel de 4

Durante el siglo XIX, y especialmente en el porfiriato, fueron fundamentales en la capital del país, los teatros Principal, el Arbeu y uno denominado Renacimiento. Ricardo Pérez Montfort (2003) analiza con sumo interés el papel de los teatros y en general la fiesta en la ciudad de México durante la última etapa del porfiriato, que bien vale la pena revisar. Respecto al Teatro Arbeu, recientemente se publicó un artículo sencillo pero interesante sobre los antecedentes del Oratorio de San Felipe Neri, donde precisamente, en 1875, se inauguró el citado recinto (Lozada, 2014, pp. 18-23). 5 El antecedente virreinal al respecto fue el denominado Corral de comedias, que funcionó en la ciudad de Guanajuato desde 1788 (Rionda, 2010, p. 71). 6 El afamado escritor desarrolla una reflexión interesante sobre el carácter festivo de los mexicanos en su conocido ensayo El laberinto de la soledad.

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enlace en torno a requerimientos sociales: individuales o colectivos, explicándose con ello que tal actividad, más que otras expresiones artísticas, habría de figurar como el punto de unión social, siendo incluida por esta necesidad, en cualquier evento que hiciera referencia a un suceso de importancia colectiva. EL CARÁCTER FESTIVO El ser de los mexicanos en torno a su naturaleza digamos, jocosa, podría explicarse por la propia necesidad del género humano, por divertirse, de ahí que prácticamente, en cualquier grupo alrededor del planeta, haya formas diversas de festejo. Pero en el caso particular de México, me parece interesante el acercamiento al respecto, de Octavio Paz (2012). Para el ensayista: El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo ritual (p. 51).

En efecto, al analizarse el modus operandi mexicano a colación del jolgorio, sin excluir o hacer mención especial a determinado grupo o pueblo, región o estado, la cuenta siempre llega al mismo punto: el año está plagado de fiestas, tanto religiosas como civiles; las primeras con orígenes prehispánicos y virreinales, que sobrevivieron con modificaciones impuestas por los valores de cada sociedad en cada época, las segundas iniciadas en el México republicano, que siguieron el mismo camino de adquisición de valores que las religiosas pero con elementos de identidad nacional. Y es que se hacía fiesta por casi todo. Por los santos del pueblo, villa o ciudad y, en este caso, por los patronos de barrios o colonias, de ahí la afirmación de Octavio Paz (2012) de que “La vida de cada ciudad y de cada pueblo está regida por un santo” (p. 52); entonces, la religiosa ha sido una de las expresiones festivas más importantes en la historia de México. Por la parte civil la fiesta cívica es por mucho la más importante quizás. La cos55

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tumbre de “festejar la patria” nació casi por decreto. El 14 de septiembre de 1813, en sus Sentimientos de la Nación José María Morelos propuso que debía conmemorarse el inicio de la lucha insurgente. Quizás sin proponérselo, el insigne Morelos asentó en su famoso documento la necesidad de fomentar el nacionalismo mexicano a partir de la conmemoración cívica. Al evocar que Hidalgo “y su compañero don Ignacio Allende” habían comenzado el camino hacia la libertad, “pues en ese día en el que se abrieron los labios de la Nación para reclamar sus derechos y empuñó la espada para ser oída”, dio por sentado que el 16 de septiembre era una fecha que, por su importancia para los individuos de la “América mexicana”, debía ser solemnizada (Galeana y Fernández, 2013, p. 118). Se inició entonces la fiesta cívica, la de los mexicanos, que incluye desde del porfiriato también la noche del 15 de septiembre. Y ha sido a partir de las dos vertientes de conmemoración señaladas: la religiosa y la cívica, que derivaron en el siglo XIX las formas particulares de festejo colectivo de los mexicanos, incluidos en estos por supuesto, los guanajuatenses. Así, ya fuese por el onomástico del santo patrono o por una fecha cívica, que durante el siglo XIX se fueron aglutinando en tanto que ocurrían los momentos históricos de incumbencia colectiva, como el 5 de mayo por la consabida batalla de Puebla ocurrida en 1862 por ejemplo, diversas formas de conmemoración colectiva aparecieron y se consolidaron en efecto, durante el porfiriato. Fueron comunes entonces, en los atrios de las iglesias y capillas, festejos colectivos que no se daban en dichos espacios durante el virreinato. Hacia el porfiriato había de hecho dos fiestas religiosas: una al interior del recinto católico tal y como en la época colonial, y otra propiamente decimonónica, que comenzó a darse en los atrios o plazas aledañas a las iglesias, donde amenizó regularmente una música de viento, toda vez que al mismo tiempo se daba una vendimia de comida y bebida; en esencia, ésta forma de festejo se mantiene hasta nuestros días. Por otra parte, los actos cívicos se realizaron con toda cotidianeidad. Siguiendo una intención de Estado, de fomentar el nacionalismo en tanto era necesaria una identidad nacional, desde el gobierno se inculcaron los 56

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valores patrióticos al realizar todo el año, eventos de remembranza de héroes y hazañas bélicas, y curiosamente, los mexicanos del siglo XIX tuvieron en vida, a varios de los personajes forjadores del México moderno. El culto a la patria tuvo en Benito Juárez a su más grande prócer, y mientras vivió —hasta julio de 1872— fue el signo evidente del héroe vivo, que dedicó su existencia al engrandecimiento nacional, y de esta manera fue publicitado en prensa de la época. Durante el porfiriato fue el mismo don Porfirio la encarnación de la patria. Su imagen tuvo varios significados de cara a la sociedad mexicana. Como militar, fue héroe en varias de las batallas decisivas nacionales, como la del 2 de abril de 1867 cuando se derrotó finalmente a los franceses y triunfó definitivamente el partido liberal. Y como político dio estabilidad al país, impulsando el desarrollo económico y social a estratos no vistos en la historia republicana hasta entonces. El anterior es el contexto general del mexicano decimonónico, que sirvió de fuente para la realización del festejo comunitario. Y si la celebración religiosa en el siglo XIX se extendió al espacio público del atrio eclesial o la plaza contigua al recinto católico, la cívica fue una fiesta que incluyó a toda la sociedad y todos los espacios públicos, y además, favoreció la puesta en marcha de prácticamente todas las formas festivas de entonces. De esta manera, el modelo de festejo patrio incluyó un acto cívico donde se recordaba a los héroes nacionales, y comúnmente esto se llevaba a cabo en la plaza principal o Plaza Mayor de la ciudad o pueblo, y se acompañaba el evento con música, generalmente de cuerda aunque fue usual la actuación de una música de viento. En el modelo de festejo cívico decimonónico, al acto oficial seguía un desfile, que se efectuaba en la calle principal, cosa que para la tradición mexicana fue habitual (re) nombrar de Calle real a Calle nacional, esto es, el tránsito del virreinato a la República. El desfile fue en el diez y nueve la manera de transmitir a la sociedad, los símbolos de la nación, y esto fue siempre potenciado a partir de la participación de las entonces conocidas como músicas militares, que ejecutaban por norma, el género musical denominado marchas militares, lo que recuerda a Siegmeister (2011) y su afirmación en el sentido de que la música es apropiada “para despertar una emoción común”, lo que en el caso de la fiesta cívica sería el 57

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amor a la patria al imponer “solemnidad” e “inspirar sentimientos de obediencia” (pp. 31-32). Del festejo cívico derivaron, decía líneas arriba, diversas formas de conmemoración colectiva; las audiciones y serenatas son dos de ellas. Comúnmente, luego del desfile las músicas militares daban una actuación en plazas y jardines —esto cuando en la localidad había más de un espacio de ese tipo—, y lo que ocurría generalmente por la tarde, era la audición, y por la noche, las mismas músicas se apostaban en los mismos espacios en serenata pública hasta la culminación del festejo, que casi siempre concluía con los “fuegos de artificio”. En el entramado festivo figuró además la tauromaquia. Esta tradición de herencia también española, tuvo arraigo extraordinario en el Centro del país, y merece una especial mención al respecto el Estado de Guanajuato, ya que en sus principales ciudades las corridas de toros fueron comunes prácticamente todo el año, aunque con mayor exposición la también denominada fiesta brava en fechas cívicas. Interesante al respecto, es el hecho de que en la prensa guanajuatense, se dedicasen extensas reseñas para comentar, además con un lenguaje taurino excelso, los pormenores de las corridas, con menciones al tipo de toros y las suertes ejecutadas por los diestros —toreros— en los tres tercios —partes de una corrida de toros. El panorama festivo lo completaban las veladas literariomusicales, las Jamaicas —bailes—, los paseos y las tertulias, o hasta el llamado Día de árboles. Las primeras se llevaban a cabo normalmente en teatros aunque aquellas también fueron comunes en las casonas de familias ricas, donde también se hacía una fiesta alterna a la pública, aunque siguiendo el mismo origen del festejo colectivo. En ese tipo de eventos se mezclaba la música con la literatura, pues los programas se organizaban entrelazando una poesía con una pieza musical, por norma ejecutada por una orquesta, grupo que fue propicio para el espacio cerrado, como el teatro, aunque también ejecutó en patios de escuelas o portales públicos, adyacentes a las plazas principales. Los bailes fueron otra forma de festejo de los mexicanos del diez y nueve, y se llevaron a cabo a partir de la iniciativa del gobierno de conmemorar una fecha importante, aunque también, hubo empresarios 58

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que buscaron un beneficio económico organizando públicamente una Jamaica, que fueron paulatinamente popularizándose en el país hasta ser una práctica más bien cotidiana en el porfiriato. Decía al principio de este apartado, citando a Octavio Paz, que el mexicano por todo hace fiesta. En efecto, en el siglo XIX se hizo del festejo una costumbre llevada al campo o a ciertas áreas urbanas. Una tendencia fue hacer de un punto específico urbano o aledaño a una ciudad o pueblo, un centro de reunión social, donde por cualquier pretexto de festejo colectivo, la comunidad se reunía y donde por costumbre también, se ordenaba a las músicas locales el amenice del momento. Para el caso de la ciudad de Guanajuato por ejemplo, fue la Presa de la olla un centro importante de confluencia social desde su apertura, el 28 de junio de 1890; ese día hubo fiesta figurando “los cantos populares, bailes y demás demostraciones de regocijo” (El Observador, 29 de junio de 1890). Y hablando de parajes aledaños a las ciudades, también en la época de don Porfirio se comenzó la práctica de restauración de los bosques, por lo que con música como fondo, la sociedad decimonónica elegía un día determinado para reforestar los principales sitios de confluencia ciudadana, práctica conocida entonces como día de árboles. De esta manera, tenemos a un mexicano sumamente festivo, que requirió del festejo para (re) constituirse como ente social, en una época donde había una apremiante necesidad de construir la identidad a partir de los valores republicanos. LOS ESPACIOS COLECTIVOS Los sitios de reunión en torno a una solemnidad determinada es un tema fundamental en la vida social mexicana. Es interesante el hecho de que desde la época prehispánica se tenga un centro de reunión colectiva, y que en el mismo escudo nacional se represente, con el Altépetl y la Piedra de fundación, el centro desde el cual se significaba el núcleo social (González, 1998).Con distintos orígenes, durante el virreinato la Plaza mayor de cada ciudad o pueblo simbolizó el punto de esta confluencia de los distintos 59

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estratos sociales, convirtiéndose en el centro civil-político y religioso mayormente importante además de ser desde luego, el punto de reunión social;7 de hecho, esta tendencia se repite hasta nuestros días. Pero más allá de ser la Plaza mayor el centro de las actividades colectivas, el espacio público es de por si importante por los signos sobre todo tangibles —arquitectónicos o escultóricos, pictóricos o de otro tipo relacionados con la imagen—, que hacen de vínculo con la historia y las costumbres de una sociedad determinada, lo que de hecho puede presentarse como los elementos de identidad colectiva. Es por esto que Maurice Halbwachs (1990) afirma que un individuo transforma su medio y le imprime aquello que puede tener un significado, y esto se relaciona con objetos, los cuales hablan de esa vida común de las personas, tanto en lo individual como en lo colectivo, estando aquí contempladas las “rocas” dice Halbwachs, que componen las plazas, los jardines públicos, los portales, los kioscos o las bancas de descanso, también ubicadas en los espacios comunitarios. De esta forma, no solo la plaza mayor es significante, sino todas las amplias posibilidades espaciales que los mexicanos construyeron iniciando en la época prehispánica, reinventando espacios con otro carisma en el periodo virreinal, e imprimiéndole a estos mismos —y creando otros— durante la República y hasta culminar en el porfiriato, nuevos significados a partir de necesidades específicas. Esto explica la apropiación hecha en el siglo XIX por parte de los guanajuatenses, de sus plazas mayores, las ubicadas en las inmediaciones de los templos principales, o de otros puntos también importantes, muchos incluso, ubicados en parajes o cuerpos de agua en las inmediaciones urbanas. Para el caso de la ciudad de Guanajuato en la época de don Porfirio, la Plaza de la Paz —adyacente a la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato— fue el espacio más importante, aunque también figuró el cercano Jardín de la Unión y la Alameda del Cantador como centros de 7

Eulalia Ribera (2004) aborda la cuestión de la Plaza Mayor con singular interés, argumentando el por qué se convirtió en el centro de las ciudades españolas renacentistas.

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sociabilidad colectiva al aire libre, sin olvidar el Jardín de San Diego ni el denominado Paseo de la presa—de la olla— ubicado al Este de la ciudad, y que significó un puente entre lo urbano y la naturaleza, al instalarse en el lugar una zona arbolada con paseo para admirar la cortina de la presa que, decía líneas arriba, se construyó en 1890. Y en ese primer cuadro urbano, figuraron también los teatros, como el Principal, que fue el primero y cuyos antecedentes están en la época virreinal como ya apuntaba al inicio, o el Teatro Juárez, espacio que se construyó siguiendo el ideal porfirista orden y progreso. Entre otros espacios elementales aparecen también el Palacio de Gobierno y El Colegio del Estado, y en ambos se organizaron eventos públicos —aunque dirigidos a las elites—, donde confluyeron los intereses sociales en los ámbitos político y educativo. Esta realidad en tanto al uso de los espacios era similar a otras ciudades guanajuatenses importantes. Estando en orden de importancia, la plaza mayor como centro, y de ahí puede verse en los programas de eventos urbanos8 plazas aledañas a la iglesia principal o catedral, lugares de paseos con zonas arboladas o incluso, las plazas de toros, como la de “Gavira” en la ciudad de Guanajuato, o la Plaza de Gallos en León, ciudad industrial fundamental en el Bajío porfirista. Es curioso ver en las fuentes periodísticas principalmente, la manera en que la de gallos fungió no solo como lugar de eventos taurinos sino también, como espacio teatral o de espectáculos circenses, o lo que entonces se dio por llamar “ascensiones aerostáticas”. En León también la plaza frente a su catedral fue el espacio mayormente importante aunque también lo fue la Casa municipal, el Teatro Manuel Doblado, el Mercado Hidalgo y sus portales, así como La Calzada, sitio de paseo social indiscutible para los leoneses. Así, tenemos una confluencia interesante de espacios urbanos con intereses colectivos donde la sociabilidad interesa en fechas clave para la comunidad. Y fue precisamente en esos lugares donde ejecutaron diversos grupos musicales, como las orquestas, que fueron fundamentales en Gua8

Las fuentes disponibles de hecho, solo ofrecen información suficiente para recrear la sociedad festiva en el ámbito urbano.

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najuato durante el porfiriato. Una de ellas, conocida como Orquesta típica, compuesta por instrumentos de cuerda principalmente, y unos cuantos alientos, destaca por mucho, así como las genéricamente denominadas músicas militares. Ambos grupos son distinguibles en el panorama festivo guanajuatense a partir del espacio de actuación, pero las orquestas ejecutarían en los espacios cerrados, como los teatros o los portales, o los patios de escuelas, incluso, en tertulias privadas organizadas en casonas de las “familias acomodadas” —según las propias distinciones de la época—, mientras que las músicas militares, compuestas por instrumentos de alientos y percusión, harían lo propio en lugares abiertos, como plazas y jardines, portales o paseos al aire libre, como la presa de la olla en Guanajuato, o La Calzada en León, o incluso la plaza de toros. Habrían de ejecutar en el Guanajuato porfirista, entre otras, una Estudiantina Popular Guanajuatense, que destacó en la capital del estado de forma cotidiana en diversos eventos públicos, pero también figuraron varias orquestas típicas dirigidas por profesores de música locales y muchas veces, por los mismos músicos, como la formada en 1897 por el maestro Juan Espinosa, para citar un ejemplo (La opinión libre, 29 de febrero de 1897), y hasta el Quinteto Murillo, que cotidianamente actuaba en el Hotel México en la ciudad de León. También, actuaron las músicas genéricamente denominadas militares, destacando entre ellas la banda de viento del 1er. Batallón del Estado, la cual para aquél año de 1897 comenzaba ya a sobresalir de forma importante según se decía en prensa de la época (La Opinión Libre, 14 de febrero del 187), y otras músicas, de las que se tiene noticia por sus actuaciones cotidianas, como una Banda militar que ejecutaba en León, o la Banda Municipal de Salamanca, que para 1910 debutaba con nuevo director, un profesor de nombre Eusebio Reyes, quien dirigía además dos orquestas (El Obrero, 19 de marzo de 1910); también se tiene noticia de una Banda Municipal en Purísima del Rincón (El Obrero, 23 de abril de 1910). Y es a partir del análisis del medio periodístico también, que es posible identificar los esfuerzos por difundir la enseñanza de la música en Guanajuato, por lo que puede afirmarse la existencia de lo que entonces solía 62

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llamársele “Academias de música” privadas, donde algún músico enseñaba en lo particular, aunque destaca la instrucción del arte de Euterpe dirigida y ofrecida por parte del gobierno. El espacio más importante al respecto fue el Colegio del Estado,9 donde se instruyó en el arte de la música prácticamente toda la segunda mitad del siglo XIX, detonando tal enseñanza durante el porfiriato, como habría de ocurrir con otras artes. Aunque la educación musical pudo darse también en la Escuela de Artes y Oficios que funcionó en la ciudad de Guanajuato al interior de la cárcel ubicada en la histórica Alhóndiga de Granaditas desde 1867 (La Voz de la Ley, 18 de agosto de 1867). Y en esa misma ciudad funcionaba una Academia de Música hacia 1895 (La Opinión Libre, 15 de septiembre de 1895), y lo mismo ocurrió en León, donde desde 1891 ya se enseñaba el arte en una escuela también denominada Academia de Música (El Valiente, 13 de diciembre de 1891). No obstante que la instrucción musical fue importante, no pasó de elemental, por lo que hubo casos extraordinarios en que el gobierno diese una beca a algún estudiante destacado para que hiciera estudios musicales fuera de Guanajuato. Esto pasó con Francisco Campa, quien habría destacado a tal grado, que fue becado para continuar su preparación de violín en el Conservatorio Nacional de Música,10 institución creada en tiempos de Porfirio Díaz, cuyos antecedentes están en los intentos de José Mariano Elízaga por consolidar una educación musical laica en México desde 1824.11

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Una referencia obligada para el estudio de tal institución es el trabajo de Agustín Lanuza (1998). La Opinión Libre, Guanajuato, 28 de marzo de 1897. 11 José Mariano Elízaga nació en Valladolid de Michoacán el 27 de septiembre de 1786. Desde niño fue considerado un músico virtuoso, lo que le valió el apoyo para que realizara estudios en la ciudad de México. A principios del siglo XIX era ya un consumado ejecutante, considerado como virtuoso, cosa que le valió que el cabildo eclesiástico encargara especialmente a la ciudad de México, un clavicordio para que el insigne músico enseñara los secretos de la música a los miembros de la alta burocracia vallisoletana. De entre las alumnas más importantes del maestro, figura Ana María Huarte, que sería más tarde, esposa de Agustín de Iturbide, esto le valió el que en el año de 1822, José Mariano Elízaga formara en Morelia, con el apoyo del Emperador, una orquesta sinfónica, que se ubicaba como la primera de este tipo en el país, ya que las que existían en la capital no cubrían, por decirlo así, los requisitos de un grupo musical de este tipo de acuerdo a los cánones musicales europeos. En 1824, fundó la primera asociación filarmónica de México y un año después, creó una academia de música, de la cual fue su director aunque se separó de esta en 1828, luego que aceptara un puesto de músico en la capital del Estado de Jalisco. Su vida transcurrió entre partituras y escoletas, y se le considera hasta el día de hoy, el creador del primer conservatorio de música del país, murió el 2 de octubre de 1842 en Morelia. Jesús C. Romero, José Mariano Elízaga, México, Ediciones del Palacio de Bellas Artes, 1934, 155 pp. 10

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LA FIESTA El jolgorio entonces, fue colectivo, ya que había necesidad de (re) construir lo mexicano, y el festejo fue la mejor de las formas, además, porque a través de esto, vuelvo con Octavio Paz (2012) “desaparecen las jerarquías habituales, las distinciones sociales, los sexos, las clases, los gremios” (p. 55). Era como establecer la civilidad, el orden y la concordia a partir de la reunión colectiva y la fiesta. Y vaya que el panorama es amplio al respecto. En tanto al festejo religioso, todo el año había conmemoraciones iniciando el día de reyes la noche del 5 de enero, y de ahí, cada onomástico de los santos patronos era motivo de celebración, y en urbes como Guanajuato o León por ejemplo, la cantidad de festejos se amplificaban por el número de capillas dedicadas a diversos santos y vírgenes, a quienes se hacía cotidianamente y sin falta, una extensa y excelsa fiesta, más aún cuando esta se relacionaba con la fundación de un pueblo determinado, como es el caso de León. La Villa de León —título original de aquella ciudad— se fundó el 20 de enero de 1576, el día se San Sebastián (Navarro, 2010, p. 191) por lo que ese día se considera festivo y ha llegado a la actualidad como la Feria de León, lo que comprueba las continuidades que son propias de tradiciones como la que se señala.12 Siguiendo con el caso leonés, que resulta emblemático en tanto al festejo religioso guanajuatense, quiero destacar los festejos de enero de 1896, que corresponden a la década de mayor esplendor porfirista. En aquella oportunidad fueron nueve los días de celebración, con un programa extenso que incluía no sólo la obligada parte litúrgica, sino también —y esto es relevante de cara a la secularización social propia del siglo XIX mexicano— audiciones y serenatas en la Plaza mayor, eventos sociales en La Calzada, “paseos de carros” alegóricos con la participación de amplios sectores sociales, espectáculos de “globos aerostáticos”, todo un programa diario de corridas de todos, carreras de caballos, y una “gran tapada de gallos” (El Cosmopolita, 21 de enero de 1896). Los programas entonces, se difundían en la prensa y en días posteriores a los festejos, se 12

Para el caso de León, también se festeja en mayo cada año, en honor a la Virgen de la Luz.

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publicaban reseñas sumamente concretas, la mayoría de las veces en alegoría positiva en la intención de mostrar lo civilizado de la sociedad, aunque, huelga decir, estaba aquella parte digamos, negativa de las fiestas, pues en la prensa también se desataca la venta excesiva de alcohol y las riñas a que su consumo llevaban, o el que las fiestas eran un imán para que llegase a la ciudad, como se publicó en El Obrero de León (22 de enero de 1910), una gran cantidad de “rateros”. Como sea, el festejo religioso fue uno de los ejes de sociabilidad más importantes de los guanajuatenses, y en torno a él se generaron tradiciones en las cuales confluyeron antecedentes prehispánicos, lo que puede verse en las continuas danzas que en los festejos a santos y vírgenes, eran comunes en las ciudades y pueblos de Guanajuato, y que provienen precisamente, de los ancestros indígenas, aunque desde luego, están los elementos republicanos a lo que fue una fiesta heredada en tiempos de la colonia. Tenemos así, en la fiesta católica, una mezcla de elementos, recordando a Colombres, que provienen de una influencia externa y que, al mezclarse con los locales, producen una forma de expresión cultural única, que pertenece a un grupo determinado. Las fiestas patrias —el otro eje festivo mexicano— siempre se organizaron en el Guanajuato porfirista con suficiente amplitud, siguiendo al respecto el ejemplo siempre presente, de lo que ocurría al respecto en la ciudad de México.13 En general se construyó todo un modelo particular de festejo cívico en las ciudades del centro del país, emulando al respecto a la capital. Este incluía un recorrido al alba, con música militar y toque de campanas de iglesias al mismo tiempo, por las principales calles de los pueblos y villas, luego, el acto cívico a media mañana y posteriormente el des13

Al analizar las fuentes periodísticas, es una realidad indiscutible el que en estados como Guanajuato, el devenir político y cultural de la capital del país estuviese latente, ya que de forma cotidiana, los periodistas locales incluían entre sus notas, noticias variadas de lo que ocurría en la ciudad de México, entre estas está por supuesto, el desarrollo cultural. Además, en no pocos lugares de Guanajuato se vendían ejemplares de la prensa capitalina, por lo que aún hoy, es posible encontrar en los acervos documentales y hemerográficos, periódicos como El Foro (1875), El Socialista (1878), El Republicano (1880), El Tiempo (1885), El Monitor Republicano (1884) el Diario del Hogar (1885-1886), La Patria de México (1887), entre otros, incluso, de alguno que otro extranjero, como El New York Herald (1910), ejemplar que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de León.

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file, donde se acostumbró que amplios sectores sociales participaran, encabezados por supuesto, por las autoridades porfiristas. Por la tarde, audiciones musicales en plazas y jardines, toda vez que en teatros se organizaban espectáculos de drama, zarzuela u ópera, y en los cosos corridas de toros. Por la noche serenatas y, casi siempre, la fiesta colectiva terminaba con fuegos artificiales. Desde luego, dependiendo la ciudad o la región, se daban particularidades en las celebraciones, detalles producto de la propia formación cultural local atendiendo en el proceso las influencias externas. Por ejemplo, en la ciudad de Guanajuato se hizo cotidiano que la noche del 15 de septiembre —cuando ya se dio el “grito” de Hidalgo en pleno porfiriato—, la gente del pueblo caminara por las calles de aquella urbe histórica, con teas encendidas en la mano, hasta llegar frente al palacio de gobierno donde el gobernador daba el grito de independencia.14 También en Guanajuato se hizo común la visita al paraje de la Presa de la Olla siguiendo la misma celebración, toda vez que en León se hacía lo mismo pero en el sitio conocido como La Calzada, donde usualmente se mandaba poner la música a amenizar el momento. Y así, en distintos lugares del estado la fiesta cívica fue el evento de conmemoración colectiva, aprovechándose la fecha para inaugurar escuelas, exposiciones —como las que comúnmente se organizaban en León por los presos de la cárcel de la localidad—, o por adelantos tecnológicos, como ocurrió en las fiestas de la patria en el pueblo de Dolores, Hidalgo, en septiembre de 1897, cuando se inauguró un “brillante alumbrado de gas acetileno”, o en Salamanca en ese mismo año, cuando se llevó a cabo un concierto de música clásica poniéndose en escena, obras de autores que estaban en boga en Europa, entre ellos Verdi y Rossini, máximos exponentes de la ópera, que fue sin duda el género más apreciado en el México decimonónico15 (La Opinión Libre, 22 de agosto y 26 de septiembre de 1897). 14

En la noche del 15 de septiembre de 1895, una nota señala la participación de 3 mil operarios de minas y no pocos hacendados quienes hicieron la caminata, cada uno con su antorcha (La Opinión Libre, 22 de septiembre de 1895). 15 Aurea Maya (2013) así lo comprueba en su extraordinario trabajo titulado La herencia cultural de la ópera mexicana del siglo XIX.

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Es así que, increíblemente, se hacía fiesta por todo. En diciembre de 1894 se llevó a cabo en la ciudad de Guanajuato la instalación de tubería para la distribución de agua potable, y eso fue motivo de festejo colectivo, con música por supuesto (El Guanajuatense, 9 de diciembre de 1894), y un año después se reseñaba la fiesta que cada año, por su aniversario fundacional, se daba en la presa de la olla, por lo que se publicitaba todo un programa que incluía música y diversas actividades —juegos de azar, mercado, venta de productos locales, etcétera— que involucraban al grueso de la sociedad (Ibíd., 7 de julio de 1895). Y desde luego, por el onomástico del gobernador también se hacía fiesta, sobre todo en tiempos del Lic. Joaquín Obregón González, quien fue de esos gobernadores porfiristas eternos, que se reelegían constantemente, y cuya figura merecía festejos especiales, como ocurrió precisamente, en agosto de 1895, cuando por el motivo señalado, comitivas de varias partes del estado llegaron a la capital con presentes, y algunas de ellas eran acompañadas por “sus respectivas músicas” (La Opinión Libre, 18 de agosto de 1895). Es interesante en el panorama festivo, el hecho de que incluso, el plantar árboles era motivo de festejo. En efecto, al menos desde 1893 aquello fue una práctica en Guanajuato (La Linterna, 17 de septiembre de 1893), originada en la necesidad de reforestar los alrededores de la ciudad, lo cual no fue de hecho una actividad solo de la entidad, sino de otras, como Morelia (Mercado, 2009) o Querétaro (El Guanajuatense, 11 de febrero de 1894). Aunque también hubo música cuando los miembros de un casino que existía en la ciudad de Guanajuato, organizaban bailes (El Observador, 27 de septiembre de 1888), o cuando el Círculo Leonés Mutualista inauguró sus actividades (El Pueblo Católico, 15 de septiembre de 1901). Aunque sin duda, las fiestas más importantes fueron las continuas audiciones o serenatas que cotidianamente se llevaban a cabo, en ocasión de cualquier evento social. El 3 de enero de 1897 por ejemplo, se organizó una “Gran serenata” en el Jardín de la Unión de Guanajuato, simplemente por agradar “a los amantes del divino arte” (La Opinión Libre), e igual ocurrió en agosto siguiente, cuando la Estudiantina Popular Guanajuatense ejecutó en el mismo sitio y por el mismo motivo (Ibíd., 29 de agosto de 1897). 67

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Este grupo por cierto, fue importante en el entramado festivo guanajuatense puesto que se hizo costumbre que diesen audiciones cotidianas, programadas y publicitadas en la prensa, no solo en el Jardín de la Unión sino en otros, siempre contando, según la prensa, con un amplio repertorio. El problema que también se dijo, fue que como era un conjunto compuesto mayormente por instrumentos de cuerdas, el sonido “débil” de violines y guitarras se perdía al aire libre, por lo que se recomendaba que mejor tocasen en teatros o en espacios cerrados. Como sea, la Estudiantina Popular Guanajuatense fue uno de los emblemáticos grupos urbanos porfiristas. En otras cosas, al igual que en prácticamente el Centro de México, en el Estado de Guanajuato el teatro fue fundamental en la construcción de una identidad nacionalista, y esto quiso conseguirse a partir de la música de ópera que desde grupos de intelectuales y músicos se impulsó. Es increíble en este sentido, el gran panorama musical mostrado en las fuentes guanajuatenses, que hablan de una continua actividad operística, llevada a cabo principalmente en el Teatro Principal y Teatro Juárez de la capital, y en el Teatro Manuel Doblado de León. Circularon entonces y con destacada regularidad, compañías mexicanas y extranjeras, haciendo temporadas de días e incluso semanas, ejecutando las obras de los preclaros compositores italianos, entre los más destacados, Rossini y Verdi. Así ocurrió el 22 de enero de 1893 al llevarse a cabo en la ciudad de Guanajuato, un concierto de “ópera italiana” (La Voz de Guanajuato), y lo mismo ocurrió un año después en León, cuando la compañía Ciudad de México puso en escena la ópera Carmen, de Bizet (El Cosmopolita, 26 de enero de 1896). En Guanajuato fueron comunes también las tertulias y las corridas de toros. En el primer caso, como ocurría en la ciudad de México, este tipo de eventos se organizaba siguiendo un principio de clase. Así, las familias acomodadas podían mostrarse a la sociedad organizando en privado, aunque publicitando los detalles, sus fiestas privadas. Esto ocurrió precisamente el 27 de junio de 1889, cuando un destacado guanajuatense de nombre francisco Montenegro, ofreció un “Concierto en familia” en su casa, a invitados selectos; ahí participaron señoritas y jóvenes quienes ejecutaron piezas musicales variadas, lo que fue común entonces, en este tipo de eventos 68

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(El Observador). Esto no era del todo extraño para la sociedad de la época, ni tampoco el hecho de que los detalles se publicitaran en la prensa pues, decía, se trataba de mostrarse al vulgo. Y en tanto a las corridas de toros, me ha resultado increíble la manera en que la tauromaquia estaba arraigada en el porfiriato guanajuatense. Todo el año, prácticamente se organizaban eventos de este tipo en la plaza de “Gavira” en Guanajuato, y en la Plaza de Gallos de León, e incluso, he encontrado reseñas de extraordinaria exactitud en tanto al lenguaje taurino, que muestran lo arraigado de tales festejos, los cuales, huelga decir, no eran del todo aceptados por el grueso de la sociedad. Lo que es un hecho, es que la fiesta brava era una de las más claras costumbres de los guanajuatenses, lo que se unía al resto de los festejos que, como se ha visto, eran variados y se llevaban a cabo todo el año. La fiesta entonces, en Guanajuato, fue amplia, mucho más de lo que he podido mostrar en este apretado trabajo, por lo que los ejemplos incluidos son solo menciones de lo que fue común en tanto al festejo colectivo. Y por cierto, como se hacía música por todo, cuando el Cinematógrafo llegó a la entidad, de inmediato se hizo una práctica colectiva y cotidiana, siguiendo esa necesidad de socializar y divertirse, cosa que no había sido posible en el pasado republicano por los continuos conflictos que enfrentó la nación y sus ciudadanos. Es interesantísima la forma en que se pusieron las funciones de cine en el inicio mismo de lo que ha llegado a ser una verdadera industria. Como era cine mudo, las funciones se llevaban a cabo con música en vivo, y cuando fueron funciones en espacios importantes como en el Teatro Principal de la capital del Estado, incluso amenizó toda una orquesta. El 22 de junio de 1909, en La Prensa de Guanajuato se anunciaba que la Empresa Pastor habría de iniciar temporada al finalizar las fiestas en la presa de la olla, y se ofrecía traer “una o dos vistas de arte, que, como decía el abuelo, causarán delicia del público”. Y meses siguientes, en tanto la efervescencia política inundaba el país, se anunciaba que en el Teatro Principal de la capital del estado, habría “exhibiciones cinematográficas, que son el espectáculo predilecto del populo y de los chicuelos” (28 de mayo).

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Tal era el ánimo de diversión de los guanajuatenses, que con sus particularidades, como las batallas de flores en León, costumbre que proviene de la influencia capitalina al respecto, construyeron un panorama festivo que trascendió los límites porfirianos e, incluyéndose elementos adquiridos en las etapas históricas posteriores, han legado lo que hoy se considera el patrimonio intangible, esto es, las tradiciones y costumbres, mismas que en lo festivo denotan la identidad construida.

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LAS CALLES Y LOS TÚNELES EN LA OBRA PÚBLICA DEL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO 2000-2012

Cristina Aguilar Luna José de Jesús Cordero Domínguez

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Resumen La designación de ciudad de Guanajuato y sus minas adyacentes como Patrimonio de la Humanidad en 1988, atrajo inversiones internacionales, nacionales y locales para el mantenimiento del centro histórico. Los recursos públicos empleados en el cambio de pavimento de las calles y el mejoramiento de los túneles han puesto en alerta a los especialistas sobre el uso de materiales que no son propios de la región. Por tanto, el objetivo de este artículo se dirige a analizar la inversión pública en la rehabilitación de las calles principales, la construcción de túneles y el mantenimiento de la calle subterránea Miguel Hidalgo en el periodo 2000-2012. La metodología consiste en identificar los proyectos y las obras en calles y túneles dentro de los informes de gobiernos municipales; luego recopilar los montos económicos utilizados anualmente; para finalmente, cartografiar dichas obras dentro de la Zona de Monumentos. Así, concluimos que la inversión pública en la Zona de Monumentos de la ciudad de Guanajuato es una estrategia equivocada de los gobiernos municipales al recurrir a modas implementadas en otros centros históricos, sin analizar que el cuidado del patrimonio es una tarea integral. Palabras clave: ciudad histórica de Guanajuato, calles y túneles, zona de monumentos

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INTRODUCCIÓN Para entender los procesos de revitalización, dignificación, remodelación y otros conceptos empleados por los gobiernos municipales en vinculación con la realización de los proyectos de inversión de la obra pública en los centros históricos, acudimos a los procesos de agotamiento, descuido institucional y social, a lo que ha sucedido cuando se le nombra a la porción central de la ciudad como centro histórico. Este es ahora un reducto de inversiones no solo públicas, sino privadas ante la rentabilidad económica que representa el centro histórico para quienes han invertido su capital económico. A continuación, se exponen textos de especialistas sobre los centros históricos, quienes dan cuenta de lo que sucede en la porción central de la ciudad. Para comenzar, Caprón y Monnet (2003) señalan que: El destino de los centros históricos depende casi enteramente de la implementación de políticas de protección del patrimonio… [Las cuales] dejan de ser sólo políticas de corte cultural para acceder al rango de instrumentos de administración de la ciudad…conforme distintos intereses: los intereses del Estado, del poder local, de los habitantes y usuarios, de los comerciantes, de los turistas o de los intelectuales (p. 106).

Considerando que, lo que ha sido catalogado como patrimonio histórico de una ciudad corresponde a aquello que en otra época componía la complejidad urbana, inmuebles, monumentos, plazas, parques, calles y puentes. Tal como se reconoce en la declaratoria patrimonial de la ciudad histórica de Guanajuato y sus minas adyacentes dentro de un documento de la Comisión Nacional de los Estados Unidos Mexicanos para la UNESCO: La estructura de los espacios abiertos, calles y callejones a menudo escalonados, y toda la serie de plazas, plazuelas y jardines de traza irregular, se adaptan a la topografía, de la misma manera que la arquitectura constituye uno de los elementos singulares y característicos de la ciudad (traducción propia).

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Sin embargo, esta totalidad no ha sido valorada de manera integral dando lugar a una serie de problemáticas. Al respecto del centro histórico de la ciudad de México, Covarrubias (2008) expresa que “los centros históricos presentan una gran complejidad, deterioro, abandono, usos y destinos incompatibles, derivados de la disminución de los espacios en las viviendas por el establecimiento de bodegas y talleres; las deficiencias en la vivienda misma” (p. 29). Por su parte, Carrión (2000) argumenta que: El centro histórico, convertido en reducto de la pobreza, puede perder centralidad y, por tanto, marginarse de la ciudad y la globalización. De esta manera se erosiona la condición esencial de los centros históricos, los cuales pueden convertirse, en el mejor de los casos, gracias a la preservación, en un barrio histórico donde repose la memoria de un pasado que quedó trunco. Este espacio se convierte en el museo de una ciudad que dejó de existir (p. 5).

La ciudad, tiene que responder a las necesidades que cada época o coyuntura histórica le plantea. De aquí que, de cara a la valoración del patrimonio cultural, a la superación de las visiones museísticas de los centros históricos y también a la intervención urbanística, sea necesario hacer conciencia sobre el hecho de que cada espacio urbanístico tiene una etapa histórica que es clave en su formación y articulación. Además, es necesario reconocer que se trata de ciudades vivas que han tenido que adaptarse a diversas etapas. Sánchez (2000) pondera que: En la mayoría de las ciudades, lo viejo y lo nuevo, lo tradicional y lo moderno se combinan; las ciudades están esculpidas en piedra. Los rasgos de una ciudad se advierten en la fachada de sus edificios, en sus cascos antiguos, en sus iglesias, en el conjunto de sus trazos, en el sabor de sus barrios y en el sentir de sus habitantes.

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Mientras que Bravo y Cordero (2012) reiteran que: Se hace necesario “reconstruir” “dignificar” “remodelar” “restaurar” el centro histórico en una suerte de justificación para el emprendimiento de un negocio rentable que es ya el centro de la ciudad. Cada trienio, para el presidente municipal en turno, la dirección de Obras Públicas y para las empresas constructoras, es “un honor” mejorar y embellecer el centro histórico a través de la obra pública (p. 108).

De acuerdo con Capron y Monnet (2003), los centros históricos se han construido y delimitado políticamente a partir del concepto de monumentalidad, ya que son “la más grande concentración de monumentos históricos” (p. 112). Así, para el caso de Guanajuato, el Decreto Federal de la Zona de Monumentos de Guanajuato de 1982 reconoce el valor histórico y arquitectónico de ciertos edificios y monumentos ubicados dentro de un área específica de la ciudad, la cual fue ratificada por la UNESCO en 1988 y donde actualmente se concentra la mayor parte de las acciones de conservación. A propósito de las acciones en esta zona, destacamos en este texto aquellas que inciden directamente en la supuesta mejora de uno de los elementos conformadores del tejido urbano: las calles; esas vías de frontera, de acceso y de apertura hacia otros espacios, que ayudan a resolver los cruces y contactos con el espacio edificado. Sin dejar de olvidar que esas importantes vías de circulación también constituyen un lugar predominante del espacio público y de múltiples encuentros en la ciudad. Pero, como lo señala Pradilla (2012): …el culto al automóvil ha llevado a los ingenieros y urbanistas oficiales a la destrucción irreflexiva de las tramas urbanas y los inmuebles patrimoniales para elevar la movilidad y la conectividad, como se dice ahora, mediante la construcción de vialidades primarias, confinadas, subterráneas o elevadas (p. 30).

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Por tanto, a lo largo de los siguientes apartados se hará un desglose de las obras en las principales calles panorámicas, superficiales y subterráneas que conducen y enmarcan dicha Zona de Monumentos; aquellas que el gobierno municipal de Guanajuato ha reportado y reiterado en cada periodo administrativo de la primera década del siglo XXI como “rehabilitación del centro histórico”. CAMBIO DE PAVIMENTOS EN EL AÑO 2000 Durante el último año de gobierno municipal del Lic. Luis Felipe Luna Obregón 1997-2000 se implementaron 126 acciones que implicaron el mantenimiento de plazas, calles, callejones y edificios: a) Rehabilitación y/ o reposición de 1,534 metros cuadrados de pavimentos de diferentes materiales; pintura para 9,642 metros cuadrados de muros; b) Rehabilitación del piso de adoquín en el arroyo de la calle de la Plaza de la Paz y la Avenida Juárez, en el tramo que va del callejón del Estudiante a la calle de Juan Valle. Por otro lado, cuatro fueron las acciones de preservación de los espacios públicos y cuatro las obras de administración directa, incluyendo la rehabilitación de 1,114.49 metros cuadrados de pavimentos de adoquín, conformación de la base hidráulica y banquetas de concreto en la calle Subida del Molino a un costado de la Escuela Normal, en el túnel de Tamazuca y en la plazuela ubicada a la salida del mismo. También, se llevó a cabo, la rehabilitación de pisos de adoquín en los arroyos de las siguientes vialidades: calle Allende en el Jardín de la Unión, Manuel Doblado, Cantarranas, Ayuntamiento, Tenaza, Ponciano Aguilar, Positos, Alhóndiga y subterránea Miguel Hidalgo. Además, en el callejón de La Estrella se rehabilitaron los escalones de cantera y se habilitó un espacio como plazuela en el lado que desemboca a la calle de Alonso, así mismo se suministraron 37.50 metros lineales de escalones de cantera para el acceso principal al Templo de la Compañía. Así mismo, se bacheó y se arregló con mezcla asfáltica un total de 2,097.02 metros cuadrados de vialidades en torno al jardín Embajadoras, jardín El Cantador, colonia Noria Alta y otras (ver mapa 1). 77

LA CULTURA DEL PATRIMONIO

Mapa 1 Rehabilitación de pavimentos en calles y túneles 2000

Fuente: elaboración propia en base al tercer informe de gobierno municipal de Guanajuato del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 1997-2000.

PAVIMENTOS Y TÚNELES 2000-2003 Para el periodo de gobierno de Rafael Villagómez Mapes, la obra pública se enfocó en la iluminación escénica monumental; el mejoramiento de la imagen urbana; la restauración de inmuebles; así como las obras en túneles y la rehabilitación de pavimentos. Las obras en las calles principales se realizaron en: la calle de Embajadoras; Paseo de la Presa; en la carretera Panorámica y en la calle de Tepetapa; además del puente de El Laurel, construido como un nuevo acceso a la ciudad de Guanajuato. También se rehabilitaron los brocales del túnel de Los Ángeles, La Galereña y Tamazuca. Se realizó la primera etapa de construcción de la 78

LAS CALLES Y LOS TÚNELES EN LA OBRA PÚBLICA DEL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO Mapa 2 Rehabilitación de pavimentos en calles 2000-2003

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 2001, 2002 y 2003 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2000-2003.

obra del túnel El Barretero y la solución del conflicto vial en la zona del parque Embajadoras con una inversión de $3, 690,991.14 Respecto a la pavimentación en el túnel de Tamazuca y la preservación de varios espacios públicos del centro histórico, debemos señalar que dichas obras fueron ejecutadas con apoyo del personal de Mantenimiento adscrito a la Dirección General de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, quienes lograron cambiar un total de 2, 086,57m2 de pisos de concreto, piedra bola y otros materiales en los arroyos viales; 716.75ml de guarniciones de adoquín; 500.91m2 de banquetas de este mismo material y 448.00m2 de aplicación de impermeabilizante. Además, es importante mencionar que en este periodo se realizaron obras de encauzamiento de filtraciones no controladas (drenajes en la calle Subterránea Miguel Hidalgo). 79

LA CULTURA DEL PATRIMONIO

Mapa 3 Obras en túneles 2000-2003

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 2001-2003 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2000-2003.

LA OBRA PÚBLICA EN EL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO 2003-2006 Durante el periodo en que el Lic. Arnulfo Vázquez Nieto fungió como alcalde del H. Ayuntamiento 2003-2006 se realizaron obras de gran trascendencia para el centro histórico de Guanajuato. La gestión de recursos económicos a nivel internacional, nacional y estatal, fue el sello de su gestión. Así, se efectuó el cambio de pisos en el jardín de las Acacias yen la Plaza de la Paz hasta donde inicia la Avenida Juárez, incluyendo la Calle Ponciano Aguilar. Además, se cambió el pavimento de la escalera de la Basílica y del área central de la Plaza de la Paz, con una extensión de 217.27 m2 de pórfido en banquetas, 1 204.06 ml de franjas de cantera verde, 26 reflectores, 49 spots de piso y 5397.86 m2 de pintura en los muros. Cerca de esta zona fue rehabilitado el callejón de la Estrella con el cambio de 80

LAS CALLES Y LOS TÚNELES EN LA OBRA PÚBLICA DEL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO

147.55 m2 de pórfido en el arroyo, 40.0 ml de guarnición, un poste y una luminaria. En este periodo, se efectuó la rehabilitación de pavimentos y obras complementarias en el tramo del callejón que se ubica entre la Casa de Moneda y el Teatro Juárez. Además, se colocaron 322.57 m2 de pórfido en los arroyos vehiculares del centro histórico, 214.96 m2 de pórfido en las banquetas y 69.54 ml de guarnición de pórfido. También, se realizaron trabajos de pavimentación en la plazuela de San Diego, logrando colocar 137.31 m2 de pórfido en el arroyo, 134.3 m2 de vigas metálicas en la bóveda, 158.0 ml de franja de mármol, así como1378 toneladas de estructura metálica. También, en la rampa del Templo de San Diego, así como en el atrio, plazoleta y banquetas laterales; se colocó un total de 263.17 m2 de pórfido en el arroyo, 165.17 m2 de pórfido en las banquetas y 88.77 ml de pórfido en la guarnición. En la Plazuela de San Francisco-Casa Santa se aplicaron 2004.07 m2 de pintura sobre los muros, 661.36 m2 de pórfido en el arroyo, 753.15 m2 de pórfido en las banquetas y 241.84 ml de guarnición del mismo material. En la calle de El Truco, se cambiaron 309.24 m2 de pórfido en arroyo, 459.93 m2 de pórfido en banqueta, 176.94 ml de guarnición de pórfido. Mientras que, en la calle de Alonso, se emplearon 1331.93 m2 de pórfido en el arroyo, 1808.07 m2 de pórfido en las banquetas, 1073.02 ml de guarnición de pórfido y 400.23 ml de pórfido en las cenefas. En la calle de Sopeña, desde el restaurante Valadez hasta el bar La Dama de las Camelias y calles colindantes, se añadieron 142.13 m2 de pórfido en el arroyo vial, 50.97 m2 de pórfido en las banquetas y 136.24 ml de guarnición de pórfido. El mismo proceso se empleó en el callejón ubicado entre el templo de San Diego y el Teatro Juárez con 63.32 m2 de pórfido en el arroyo, 133.18 m2 de pórfido en las banquetas y 58.90 ml de pórfido en las guarniciones. Dentro de esta misma zona, se cambió el piso del Pasaje de Humboldt, empleando 214.95 m2 del mismo material. Mientras que, en la Plaza del Baratillo y calles colindantes se registraron 403.36 m2 de pórfido en el arroyo, 188.50 m2 de pórfido en las banquetas, 176.11 ml de guarnición de pórfido y 194.59 m2 de piso de cantera. 81

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En el jardín de la Unión se trabajaron 398.0 m2 de guarnición de concreto y cambio de piso de mármol; en la plaza del Templo de la Compañía de Jesús y calles colindantes se rehabilitaron 338.80 m2 de pórfido en el arroyo, 293.57 m2 de pórfido en banqueta, 132.65 ml de guarnición de pórfido. Otras acciones en el Centro Histórico fueron: las guarniciones y banquetas en el Paseo de la Presa en el tramo que va desde el Cambio hasta la bajada de San Juan de Dios y sitios cercanos, la primera etapa de pavimentos y obras complementarias en la Bajada del Tecolote, Potrero y Privada de los Hospitales. Obras similares se replicaron en los callejones de Galarza (segundo tramo), Cañitos, San Roque (lateral), Primera y Segunda de Cantaritos, Plaza de San Fernando, Subida de San Miguel, callejón del Calvario, Pochote, Plaza de Mexiamora y los callejones cercanos a la Plaza de los Ángeles (Patrocinio, El Beso, Subida de Mulas y otros). Mapa 4 Rehabilitación de pavimentos 2003-2006

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 2004-2006 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2003-2006.

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LAS CALLES Y LOS TÚNELES EN LA OBRA PÚBLICA DEL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO

OBRAS EN TÚNELES En este periodo se realiza la construcción del Túnel de la vialidad Euquerio Guerrero-Paseo de la Presa, así como los trabajos de rehabilitación y retiro de la carpeta asfáltica en el túnel de “Los Ángeles” en el centro histórico de Guanajuato. Además, se realiza el encausamiento de filtraciones no controladas en la calle Subterránea Miguel Hidalgo (4ta etapa) y la restauración de las arquerías en esta misma vialidad (Mapa 5). Además, la calle subterránea Padre Belauzarán requirió intervención en las zonas donde la filtración de aguas negras había dañado los materiales de las estructuras que soportan los pisos de las calles superiores. Mapa 5 Túneles 2003-2006

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 20042006 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2003-2006.

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LA CULTURA DEL PATRIMONIO

LA OBRA PÚBLICA EN EL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO 2006-2009 Durante el trienio 2006-2009, en que el Dr. Eduardo Romero Hicks fungió como presidente municipal de Guanajuato, se realizaron obras de iluminación escénica, rehabilitación de pavimentos, instalación de mobiliario urbano, obras en túneles, intervención de inmuebles y monumentos (mantenimiento, restauración y ampliación), así como la rehabilitación de jardines, presas y mejoramiento de la imagen urbana. También se efectuó el empedrado de la calle de Pardo; se rehabilitó con mezcla asfáltica la calle que circunda el jardín del Cantador y se colocó pórfido rojo en la Bajada del Tecolote, en la calle de Cantarranas, la calle de Alonso y en la calle de Tepetapa. Además, se crearon varias plazas con pórfido rojo como parte de la rehabilitación de la ex Estación del Ferrocarril. Mapa 6 Rehabilitación de pavimentos en calles 2006-2009

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 2007-2009 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2006-2009.

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LAS CALLES Y LOS TÚNELES EN LA OBRA PÚBLICA DEL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO

Así mismo, se introdujo pavimento de adoquín de concreto en la Avenida Juárez (en el tramo que va de la calle de Alonso a la calle de Mendizábal), la Calzada de Guadalupe, la Bajada de la Alameda, la calle de Positos, calle de Sangre de Cristo, calle de Embajadoras, calle del Puertecito, calle de San Sebastián, calle Alhóndiga y calle 5 de Mayo. TÚNELES En este periodo, se construyó el túnel Tiburcio Álvarez el cual inicia en la intersección con el túnel de Los Ángeles y desemboca en el Jardín del Cantador-Archivo Histórico Municipal. La segunda parte de esta vialidad subterránea corresponde a la construcción del túnel Eduardo Villaseñor (túnel de San Diego) que también inicia en la intersección del túnel de Los ÁngeMapa 7 Obras en Túneles 2006-2009

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 2007-2009 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2006-2009.

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les y desemboca cerca de las fachadas posteriores del teatro Juárez y el templo de San Diego. Además, se rehabilitaron los túneles El Barretero, La Galareña, El Minero y se restauró una columna del túnel Noreste (Ing. Ponciano Aguilar), así como la calle Subterránea Miguel Hidalgo. Además, se realizó la construcción del túnel Diego Rivera para conectar la circulación de los vehículos provenientes de la vialidad Euquerio Guerreo y la autopista Guanajuato-Silao con la calle del Paseo de la Presa. LA OBRA PÚBLICA EN EL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO 2009-2012 Durante el periodo en que fungió como presidente municipal el Lic. Nicéforo Guerrero Reynoso, se ejecutaron obras de intervención de inmuebles como la restauración de algunos templos y mercados. Se realizó el mantenimiento de los espacios públicos como la Presa de la Olla, la Presa de San Renovato, el jardín de la Reforma y varias plazas de la ciudad; también se realizaron obras de mejoramiento de la imagen urbana mediante el resane y pintura de las fachadas de inmuebles ubicados en las calles y callejones principales, además del cambio de pavimentos en la estructura vial. Así que en este periodo, las principales obras de cambio de pisos que podemos destacar son: la rehabilitación de la Plaza de Pardo en base al cambio de pisos de pórfido rojo, la colocación de un nuevo mobiliario urbano; además de la instalación de alumbrado público y escénico subterráneo. También, fue sustituido con adoquín de pórfido rojo el pavimento de la Plaza de los Ángeles, la zona exterior del Mercado Hidalgo, la calle de la Tenaza y la calle Sangre de Cristo, estas dos últimas obras con montos de $220, 346.09 y $198, 839.18 respectivamente. OBRAS EN TÚNELES Y CALLES SUBTERRÁNEAS Con respecto a las acciones de rehabilitación en los túneles de la ciudad, se tiene el registro del inicio de la construcción del Archivo Histórico Municipal y el brocal del túnel Tiburcio Álvarez por un monto de $1, 905,810.24 86

LAS CALLES Y LOS TÚNELES EN LA OBRA PÚBLICA DEL CENTRO HISTÓRICO DE GUANAJUATO Mapa 8 Rehabilitación de pavimentos 2009-2012

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 20102009.del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2009-2012.

Una de las obras principales fueron las que se realizaron en el cambio de pavimentos de la calle subterránea Padre Belauzarán, donde además se mejoró la imagen urbana mediante resanes, aplanados, pintura en las fachadas de las construcciones erigidas al mismo nivel de esta vialidad y por encima de ésta, todo ello con un monto en una primera etapa de $9, 052,808.07 y posteriormente una segunda etapa con $2, 783, 992.45 Por la importancia vial de la calle subterránea Miguel Hidalgo, en este periodo no faltaron obras de mejora en el tramo que va del Mesón de la Fragua hasta la Plaza Allende donde se realizó la limpieza de grafitis de los muros de las edificaciones en base al resane, cambio de aplanados y colocación de pintura sobre las fachadas. Además, sobre esta misma calle se habilitó un espacio a la entrada al Túnel de los Ángeles-Pozuelos como plazuela, donde se colocó mobiliario urbano (bolardos y bancas)con un monto que asciende a $838, 888.33. 87

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Mapa 9 Obras en Túneles 2009-2012

Fuente: elaboración propia en base a los informes de gobierno municipal de Guanajuato 2010-2009 del H. Ayuntamiento de Guanajuato, 2009-2012.

CONCLUSIONES El hecho de enunciar las principales acciones de sustitución y rehabilitación de pavimentos en las calles del centro histórico de Guanajuato, nos permite hacer evidente la concentración de las obras en una porción de la ciudad, así como la decisión de intervenir reiteradamente ciertas vialidades por el rápido deterioro de los materiales empleados (adoquín de concreto, pórfido rojo, mezcla asfáltica)debido a la poca durabilidad de éstos y al flujo lento pero continuo de vehículos, autobuses y camiones urbanos. La acción del cambio de pavimento se ha venido utilizando como un elemento delimitador y diferenciador de lo que políticamente se ha considerado como la zona de mayor “valor” de la ciudad y por tanto, de exclusión de aquellos comerciantes que no concuerdan con la nueva imagen; 88

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dando prioridad a aquellos negocios que pagan rentas más elevadas por el uso público de las calles rehabilitadas, debido a que su imagen si está en consonancia con el centro histórico que se quiere promover. Además, el cartografiar este fenómeno, nos ha permitido descubrir cómo esas arterias sinuosas de la ciudad viva han sufrido transformaciones por las acciones de “rehabilitación” que no han sido pensadas para mejorar la vida diaria de la población en una ciudad que late en sus transeúntes y sus usuarios cotidianos. De esta manera, hemos podido observar cómo se ha tomado la decisión de uniformizar numerosas calles, callejones, carreteras y túneles sustituyendo los pisos por otros de los mismos materiales, colocando el mismo mobiliario (bolardos, luminarias, bancas, macetas) y unificando el nivel de las banquetas con el nivel del arroyo vehicular, buscando con una acción aislada, brindar el derecho a la ciudad a todos los habitantes y visitantes; una misma moda que en estos momentos se está aplicando en otros de los centros históricos del país. También, es claro que las políticas públicas aplicadas en el centro histórico han tenido la corta duración de un periodo de gobierno con resultados no perdurables. En cambio, múltiples problemáticas surgen de una rehabilitación arbitraria de las calles panorámicas, superficiales y subterráneas, las cuales son importantes elementos de tránsito, conexión y estancia de los que recorren, visitan y viven en y del centro histórico. Pues hasta ahora se ha considerado el patrimonio como un territorio fijo, intocable para muchos y rentable para pocos, pero no como lo que es, un todo complejo en continuo cambio.

BIBLIOGRAFÍA Bravo, Héctor; y Jesús Cordero (2012). “La obra pública en el centro histórico de Guanajuato” en Miguel Ángel García (Coordinador) III Coloquio de investigación sobre Arquitectura, Guanajuato, Universidad de Guanajuato Capron, Guénola; y Jérôme Monnet (2003). “Una retórica progresista para un urbanismo conservador: la protección de los centros históricos en América

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Latina”, en Patricia Ramírez Huri (coord.) Espacio público y reconstrucción de ciudadanía. México. Miguel Ángel Porrúa/FLACSO, pp. 105-136. Carrión, Fernando (2000). “El gobierno de los centros históricos”, en Fernando Carrión, Desarrollo cultural y gestión en centros históricos, Quito, Flacso Ecuador, 2000. Covarrubias, Francisco (2009). “Los centros históricos y la ciudad actual: instrumentos de ordenamiento, conservación, revitalización y uso”, en VII Encuentro Internacional de Revitalización de Centros Históricos. La arquitectura de hoy, entre la ciudad histórica y la actual. Ciudad de México. AECID-INAH, 2009. H. Ayuntamiento de Guanajuato. Tercer Informe de gobierno municipal de Guanajuato 1997-2000. H. Ayuntamiento de Guanajuato. Primer, Segundo y Tercer Informe de gobierno municipal de Guanajuato 2000-2003. H. Ayuntamiento de Guanajuato. Primer, Segundo y Tercer Informe de gobierno municipal de Guanajuato 2003-2006. H. Ayuntamiento de Guanajuato. Primer, Segundo y Tercer Informe de gobierno municipal de Guanajuato 2006-2009. Herce, Manuel y Joan Miró (2002). El soporte infraestructural de la ciudad Barcelona: UPC. Pradilla, Emilio (2012). Los centro históricos en las metrópolis de hoy”, en Carmen Imelda González (coord.) Espacio-temporalidad y prácticas sociales en los centros históricos mexicanos, Querétaro. UAQ, pp. 27-34.

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CENTRO CÍVICO CULTURAL 5 DE MAYO “LOS FUERTES” ESPACIO PÚBLICO PARA MEJORA DE LA CALIDAD DE VIDA DEL USUARIO

María Cristina Valerdi Nochebuena Jorge Sosa Oliver Julia Judith Mundo Hernández

······················

Resumen El tema de este capítulo está soportado en dos conceptos clave: el diseño y la calidad de vida contextualizado en la disciplina del espacio habitable, en este caso un espacio público. En particular se referirá a la calidad de vida en la construcción del lugar. Como premisa se anota la percepción de la zona llamada de los Fuertes de Loreto y Guadalupe actualmente Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los Fuertes”, ubicados al norte de la ciudad de Puebla en cuanto a su regeneración espacial con motivo de la celebración del 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo,1 por lo que la intención del trabajo es mostrar los cambios urbano-arquitectónicos a partir de 1862 a la fecha del aniversario, cuestionando si esa regeneración influye en la calidad de vida de los usuarios y en cuanto a espacio público recreativo conservando la memoria histórica, colectiva y del lugar. Palabras clave: Calidad de vida, rescate del espacio público, conservación de la memoria. 1

Celebrada en el año de 1862

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LA CULTURA DEL PATRIMONIO

Abstract This paper is supported on two key concepts: the design and the quality of life contextualized in the discipline of living space, in this case a public space. Specifically it concerns the quality of life in the built of place. As a premise note down the perception of the area call Forts Loreto and Guadalupe in Puebla, at this moment Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los Fuertes”, in as to its spatial regeneration celebrate of the 150th anniversary the Battle of May 5, so the objective is to show the urban and architectural changes that happened from that point to the anniversary date, questioning whether that feedback influences the quality of life of users and in terms of public recreational space preserving the historical, collective and place memory. Keys words: Quality of life, rescue of public space, preservation of the memory

INTRODUCCIÓN El tema está soportado en dos conceptos clave: el diseño y la calidad de vida, contextualizado en la disciplina del espacio habitable, en este caso el espacio público. Como premisa se anota la percepción de la zona llamada de los Fuertes de Loreto y Guadalupe en la ciudad de Puebla en cuanto a su regeneración espacial con motivo de la celebración del 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo, por lo que la intención del trabajo es mostrar los cambios urbano-arquitectónicos que se han tenido lugar previos a la batalla y a la fecha del aniversario (1962), cuestionando si esa regeneración influye en la calidad de vida de los usuarios y en cuanto a espacio público recreativo conservando la memoria histórica, colectiva y del lugar. Con base a lo anterior el trabajo se estructura mostrando los antecedentes del espacio, contextualizado a partir de la batalla, la conceptualización de calidad de vida y de espacio público a llegar a los cambios urbano-arquitectónicos reflejados en los sitios: Auditorio de la Reforma, el 92

CENTRO CÍVICO CULTURAL 5 DE MAYO “LOS FUERTES”

Planetario, el Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza y el Lago de la Concordia como cuatro de los espacios que han conformado la zona para concluir con el Monumento Emblemático “La Concordia” lugar que se construyó como símbolo de la batalla anotando finalmente un escrito que refleja el pensar acerca de los cambios y que encierra la mirada externa de este espacio público. ANTECEDENTES Los Fuertes de Loreto y Guadalupe se encuentran ubicados al norte en relación con el centro de la traza urbana de la ciudad de Puebla, en el cerro cuyo nombre prehispánico fue Acueyametepec (Leicht, 1967, p. 219),2 que quiere decir “cerro cubierto de magueyes y donde abundan ranas”(fig. 1), en él se levantó en el año de 1537 (S. XVI) por parte de los misioneros franciscanos una ermita que posteriormente se amplió a templo bajo la advocación de San Cristóbal en honor del niño tlaxcalteca que fue martirizado por su padre por haberse unido a la religión cristiana, siendo este nombre el que se dio al cerro, sin embargo fue conocido como el cerro de la Ermita. EL FUERTE DE LORETO Y LA BATALLA DEL 5 DE MAYO En este mismo cerro (Acueyametepec), se construyó otro templo bajo la advocación de la Virgen de Loreto, cuya historia se remonta al año de 1655 (S. XVII) cuando el ayuntamiento autorizó su edificación. Cabe mencionar que este sitio ha sido escenario de diferentes movimientos sociales, ya que ahí desde la fundación de Puebla fue un espacio de manifestación de descontentos provocados por diferentes causas. Para 1816 (S.XIX), estas edificaciones religiosas fueron fortificadas por el intendente Ciriaco del Llano con el propósito de resistir a las fuerzas insurgentes, convirtiéndose en un conjunto imponente de murallas, siendo los interiores ocupados como polvorín. 2

Amacueyatepec: amatl-papel o especie de árbol; cueyatl-rana y tepec- en el cerro.

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Figura 1. Ubicación en plano de la ciudad de Puebla del Cerro Acueyametepec: “cerro cubierto de magueyes y donde abundan ranas” Levantado Por Miguel Ponce de León.1856.

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Fuente: H. Leicht, 1967, p. 492.

CENTRO CÍVICO CULTURAL 5 DE MAYO “LOS FUERTES”

En 1862, la ciudad de Puebla fue escenario de un gran acontecimiento histórico; la amenaza de las tropas francesas de tomar la ciudad y la estrategia militar por defenderla desde el Fuerte de Guadalupe, a esta batalla se le conoce como el sitio de Puebla, durante la Segunda Intervención Francesa en México a cargo del General Forey, después de haber sido derrotado Laurencez el 5 de mayo del mismo año (Leicht, 1967, p. 217). Figura 2. Esquema de la zona histórica de los Fuertes de Loreto y Guadalupe

Fuente: Google maps, 2015.

Fue durante la primera semana de mayo de 1962, que siendo presidente de la república Adolfo López Mateos inaugura en Puebla obras importantes para celebrar el primer centenario de la fecha histórica de la Batalla del 5 de mayo, entre ellas la autopista México-Puebla y el “Centro Cívico Centenario 5 de Mayo de 1862” a cargo de los arquitectos Guillermo Rossell de la Lama en colaboración con Abraham Zabludovsky. En 2012 bajo el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas con motivo de la celebración de los

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150 años de la batalla se dio todo el proceso de intervención para regenerar la zona3 convirtiéndose en el Centro Cívico Cultural 5 de mayo “Los Fuertes” con el objetivo de atender necesidades de recreación y ocio de los habitantes de la ciudad (fig. 2). Por lo tanto, para entender si este lugar cubre el propósito de la regeneración en cuanto a rescate del espacio público y en acuerdo con el tema, se desarrolla con base al cuestionamiento enunciado previamente y en relación a la influencia que para la calidad de vida del usuario tiene este espacio público. ¿RESCATE DEL ESPACIO PÚBLICO? CALIDAD DE VIDA Es en los 60’s que el término se comienza a popularizar convirtiéndose así en una preocupación por la evaluación sistemática y científica del concepto. Explícitamente la calidad de vida es subjetiva y objetiva, es una propiedad de la persona, percibida y sentida en ámbitos de la vida familiar, laboral y social, entre otros (Ardila, 2003, p. 162). La calidad de vida está referida también al bienestar, lo cual lleva a entender la influencia que tiene en el contexto de la salud en relación con el campo del trabajo: calidad de vida y salud- calidad de vida laboral (OMS),4 por lo tanto actualmente es utilizado en ámbitos diversos como son la salud, la salud mental, la educación, la economía, la política y el mundo de los servicios en general. El bienestar emocional, la riqueza material y bienestar material, la salud, el trabajo y otras formas de actividad productiva, las relaciones sociales y familiares, la seguridad y la integración con la comunidad, son factores a considerar en una definición de calidad de vida. Diversos autores la definen y entre tantas se anotan las que tienen que ver con el objeto de estudio de esta comunicación: Levy y Anderson (1980) 3

Tony Gali Fayad, Secretario de Infraestructura declaró que para la construcción (regeneración) del parque 5 de mayo se cuentan con más de 70 hectáreas y que la inversión para la obra sería de 700 millones de pesos.(E. García Huerta, 2012) 4 Organización Mundial de la Salud

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define “Calidad de vida es una medida compuesta de bienestar físico, mental y social, tal como la percibe cada individuo y cada grupo, de felicidad, satisfacción y recompensa”, Chaturvedi (1991) define: “la calidad de vida es la sensación subjetiva de bienestar del individuo” y otra que engloba algunos de los factores anteriormente enunciados es la de Quintero (1972) “Calidad de vida es el indicador multidimensional del bienestar material y espiritual del hombre en un marco social y cultural determinado” (Ardila, 2003, p. 163). Así que para su definición hay que tomar en cuenta que la calidad de vida es un estado de satisfacción general en el que interviene la realización de potencialidades del individuo aspectos por tanto relacionados como realización personal, por ello también se consideran aspectos subjetivos y objetivos. De los subjetivos es necesario considerar la intimidad, expresión emocional, seguridad percibida, productividad personal y salud percibida, así que para tener calidad de vida es necesario que el individuo se sienta sano, productivo, seguro y capaz de expresar emociones y que pueda compartir su intimidad (fig. 3). Figura 3. Calidad de vida y sus relaciones

Fuente: MCVN, 2012, Modificado de Ardila, 2003.

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De los objetivos se incluye el bienestar material, la relación armónica con el ambiente y con la comunidad y la salud objetivamente considerada.5 A continuación se procede como parte de la construcción conceptual en referencia a la temática contextualizada en la disciplina del espacio habitable, a la definición del espacio público. ESPACIO PÚBLICO El espacio público6 es el de la representación, en el que la sociedad se hace visible. Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar. “La hipótesis aquí defendida es que la sobremodernidad7 es productora de no lugares, es decir, de espacios que no son en sí lugares antropológicos y que, contrariamente a la modernidad baudeleriana, no integran los lugares antiguos: éstos, catalogados, clasificados y promovidos a la categoría de ´lugares´ de memoria, ocupan allí un lugar circunscrito y específico” (Augé, 2000, p. 83). La distinción entre lugares y no lugares pasa por la oposición del lugar con el espacio. El espacio es un “lugar practicado”, “un cruce de elementos en movimiento”. Practicar el espacio, “es repetir la experiencia alegre y silenciosa de la infancia; es, en el lugar, ser otro y pasar al otro” (De Certeau en Augé, 2000, p. 164). El espacio de la sobremodemidad está trabajado por ésta contradicción: sólo tiene que ver con individuos (clientes, pasajeros, usuarios, oyentes) pero no están identificados, socializados ni localizados (nombre, profesión, lugar de nacimiento, domicilio). 5

Se separa la salud percibida y la salud objetiva. El individuo puede sentirse saludable y no estarlo, o puede estarlo (objetiva) y no sentirse saludable 6 El público: Conjunto de los individuos identificados como usuarios virtuales de un espacio público, “el” público se diferencia así, de “lo” público por no ser un término opuesto a lo privado (Borja, 2003). 7 “La sobremodernidad (que procede simultáneamente de las tres figuras del exceso que son la superabundancia de acontecimientos, la superabundancia espacial y la individualización de las referencias) encuentra naturalmente su expresión completa en los no lugares (…) lo que distingue a la sobremodernidad de la modernidad (…). La supermodernidad no es el todo de la contemporaneidad. En la modernidad (…) todo se mezcla, todo se unifica: los campanarios son los «dueños de la ciudad». Lo que contempla el espectador de la modernidad es la imbricación de lo antiguo y de lo nuevo” (Augé, 2000, p. 81).

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El espacio público tiende fundamentalmente a la mezcla social, hace de su uso un derecho ciudadano de primer orden, define la calidad de la ciudad, porque “indica la “calidad de vida” de la gente y la calidad de la ciudadanía de sus habitantes […] es a la vez un elemento articulador y elemento de cohesión, tanto física como simbólicamente” (Borja, (2003, pp. 14-15). […] tiene una dimensión sociocultural. Es un lugar de relación y de identificación, de contacto entre las personas, de animación urbana, y a veces de expresión comunitaria. “Es la imagen que permite a los ciudadanos identificarse con su pasado y presente como una entidad cultural, política y social” (Vidler, (1992) en Borja, 2003, p. 28). El diseño del espacio público debe tener el propósito de crear ambientes agradables, donde la gente permanezca más tiempo del que había planeado, pensando en los beneficios colectivos, debe ser diseñada en función de las necesidades del ser humano,8 teniendo en mente que algunos sectores de la ciudad con el paso del tiempo se van deteriorando física y socialmente, Esta última línea es la que justifica la regeneración de la zona de los fuertes con motivo del 150 aniversario de la batalla del 5 de mayo, en este año de 2012. CAMBIOS URBANO-ARQUITECTÓNICOS EN LA ZONA DE LOS FUERTES DE LORETO Y GUADALUPE En la temporalidad siglo XVI-XXI, la zona en un tiempo boscosa, se fue transformando a partir del establecimiento del museo de la No Intervención en 1930. Durante el gobierno de Alfredo Toxqui Fernández de Lara se inició el proyecto de dignificación de la zona histórica de Los Fuertes, sitio en donde se levantó el mausoleo a la memoria del general Ignacio Zaragoza9 en 8

Acuña Araya, Luis Fernando (2002) Maestría académica en Diseño Urbano, La ciudad como lugar de encuentros, para optar al grado de Magister Scientiae en Diseño Urbano del Programa de Posgrado en Arquitectura de la UCR, http://www.vinv.ucr.ac.cr/girasol-ediciones/archivo/girasol21/ciudad.htm (Consulta: 24/04/2012) 9 Sus restos fueron exhumados del Panteón de San Fernando y trasladados a la zona de los Fuertes, en donde se erigió su monumento. (Irma Sánchez, (2007) Diario El Cambio en La Manzana, http:// www.diariocambio.com.mx/columnistas/manzana/man_010408_los_grandes.htm)

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la zona donde se ganó la heroica batalla del 5 de Mayo de 1862, se construyó el planetario, el museo de Historia Natural y el parque Rafaela Padilla de Zaragoza. Algunas de estas obras en su primera época fueron concluidas en el periodo gubernamental de Guillermo Jiménez Morales. Algunas de las construcciones religiosas y civiles se han conservado pero hasta hace unos pocos meses su estado no era el deseable, incentivando esto al gobierno estatal que preside Rafael Moreno Valle Rosas, para intervenir la zona del llamado Centro Cívico Cultural 5 de mayo con motivo de la conmemoración antes señalada. Con base a lo anterior se muestra una sucinta descripción de algunos de los espacios que constituyeron la regeneración del sitio definido como espacio público que a partir de las actividades que se ofrecerán, mejorará la calidad de vida de la colectividad, considerado esto como el supuesto que será comprobado de acuerdo al uso que se de al Centro Cívico Cultural 5 de mayo y su ciclo de vida: Auditorio de la Reforma, Planetario “Germán Martínez”, Museo Imagina, Estadio Olímpico “Ignacio Zaragoza” , el Lago de la Concordia” y el Monumento Emblemático “La Concordia”(fig. 4). Figura 4. Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los Fuertes”. Ubicación de edificios cubiertos y abiertos.

Fuente: http://www.5demayopuebla.mx, consulta 03/06/2012.

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AUDITORIO DE LA REFORMA En tiempos recientes existió la posibilidad de demoler el auditorio, hecho que inconformó a especialistas e instituciones federales como el Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de Unesco (ICOMOS), Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). El Auditorio de la Reforma es un diseño del arquitecto Abraham Zabludovsky, (Jehová Guerrero Torres, Ingeniero) quien creó un edificio esférico con 24 articulaciones de madera apoyadas en concreto, que le permiten tener una excelente acústica (figs. 5a-b). Los Consejos Ciudadanos plantearon una reestructuración original sin cambiar su esencia, ya que todavía se conservan en buen estado los camerinos, sala de prensa, zona de calentadores, escenario, lobby y asientos para mil ochocientas quince personas.10 Esta propuesta contó con el respaldo de colegios de profesionales, como la Asociación de Arquitectos, Ingenieros, y grupos musicales como la Orquesta Sinfónica de Puebla, quienes lograron encabezados por Francisco Sánchez y Díaz de Rivera, presidente del Consejo Ciudadano de Cultura de Puebla la atención para conservar el inmueble comunicando públicamente el 24 de julio de 2013 que “el trabajo, la lucha, la persistencia y la esperanza de los diferentes grupos llegara a buen fin”(Milenio.com,11/01/ 2014).11 Así el 8 de junio de 2011, se arrancó la primera etapa de rehabilitación del “Auditorio de la Reforma” (fig. 6), dos años siete meses después sería reinaugurado con el tercer informe del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas el 15 de enero de 2014.

10

Será rehabilitado en parte con más de 19 millones de pesos de inversión. (C. Cordero en http:// www.diariomomento.com/2011/06/09/ 11 Véase dato en: http://www.milenio.com/region/Reabren-Auditorio-Reforma-despuesanos_14_225117489.html (03/06/2012)

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Figura 5 a-b. Procesos de construcción (1961) y remodelación del Auditorio de La Reforma (20012)12

a

b Figura 6. Obras de remodelación, Foto: Gabriela Martínez, 201413

12

http://www.diariomomento.com/2011/06/09/ Véase dato en: http://www.milenio.com/region/Reabren-Auditorio-Reforma-despuesanos_14_225117489.html 13

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El 13 de febrero de 2014 la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla (OSEP), ofreció su primer concierto siendo el Auditorio de la Reforma, siendo el recinto cultural sede de la Temporada de conciertos 2014 de la OSEP. (pueblaonline, 11/02/2014) Continuando el orden planteado en este trabajo, el siguiente inmueble es el Planetario de Puebla. PLANETARIO “GERMÁN MARTÍNEZ H.” El Planetario de Puebla “Germán Martínez H.” abrió sus puertas para ofrecer, nuevamente, todo un universo lleno de misterios. Su construcción inició en el año de 1979, abrió sus puertas en febrero de 1985 para la difusión y divulgación científica relacionadas con el universo, convirtiéndose en una de las instalaciones líderes a nivel internacional. El arquitecto encargado del diseño fue el Jorge Cubillas Escalante, se escribe que la idea fue la de hacer una pirámide con escala de 4 a 1 con la pirámide de Keops en Gizeh, Egipto. Fue construido durante la gubernatura de Alfredo Toxqui Fernández de Lara (fig. 7). Fue un diseño de cubierta metálica piramidal bajo la cual se instaló una estructura geodésica que resguarda el equipo Domo Imax -antes Omnimax. La esfera de estrellas dejó de funcionar a mediados de la década de los 90, en 1995 quedó en el descuido y el olvido. Posteriormente, en Figura 7. Obra en construcción (1979) del Planetario y concluido en 1985.14

14

Véase dato en: http://pueblactiva.blogspot.mx/2010/04/planetario-domo-imax-de-puebla.html (16/04/2010, consulta 08/08/2015)

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noviembre de 2009 el equipo de proyección OMNIMAX dejó de operar dejando al Planetario únicamente funcionando como sala de conferencias. El objetivo general de la transformación del Planetario de Puebla fue fomentar la apropiación de la cultura científica y tecnológica de los habitantes del Estado de Puebla y de la región centro sur del país, a través de su rehabilitación, equipamiento y modernización ofreciendo diversas actividades y para esta obra se convocó a presentar “proyectos integrales de rehabilitación”, siendo el ganador aquel que incluyó el diseño del espacio que simula una estación de reparación planetaria con la intención de despertar en los visitantes el interés acerca del cuidado del planeta (M. Romero, s/f ) Figura 8. Planetario de Puebla (2015)15

El planetario simula una estación de servicio planetario en el espacio exterior y el proyecto de rehabilitación contó con lo siguiente: sistema de proyección y audio Omnimax con garantía de un año, domo rehabilitado con recubrimiento polarizante a base de polímeros, sistema de proyección digital para planetario, sala de exposición permanente habilitada, con ambientación y diseño, sala de exposición temporal habilitada, con 15

Fuente: http://wikimapia.org/4886294/es/Planetario

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ambientación y diseño, sala con experimentos y módulos interactivos didácticos de última generación, ahí de manera lúdica aprenden sobre las constelaciones, las fases lunares, experimentos espaciales, radiotelescopios entre otros. Cuenta con espacios adaptados para lectura tienda/librería y talleres en los que los visitantes previo a su entrada a cada proyección pueden tener un acercamiento por una hora en el conocimiento de la robótica, química, física y biología.16 (fig. 8) ESTADIO OLÍMPICO IGNACIO ZARAGOZA Y LAGO DE LA CONCORDIA El estadio construido en 1952, fue utilizado por el equipo de béisbol Pericos de Puebla, posteriormente en los Juegos Olímpicos de 1968, ha sido casa del equipo de fútbol Puebla, en segunda división, club Ángeles, sede de los entrenamientos del equipo de fútbol Lobos BUAP y de fuerzas básicas del Puebla, F.C. En conciertos ha recibido a Queen, a Jaguares, Enanitos Verdes y al antiguo festival de música pop. La explanada del estadio, ha sido sede para los sorteos del Servicio Militar Nacional y liga dominical de béisbol de barrios, la cual operó hasta el inicio de las obras (fig. 9a-b). A 60 años de su construcción, el estadio presentaba problemas de humedad, grafitis, acumulación de basura y falta de alumbrado público. VeciFigura 9a-b. Estadio Olímpico Zaragoza, antes de la intervención y en 2012.17

16

Desde su reapertura en abril de 2012, ocho meses después ha recibido a más de 80 mil visitantes. Fuente: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1437533&page=7 http://www.ultra.com.mx/noticias/puebla/

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nos del barrio de Xanenetla, daban mantenimiento al pasto de la explanada, por la liga de béisbol y habían reportado presencia de desechos de jeringas (se le llamaba “La Jeringuera”), y camiones que dejaban escombro. Legalmente el estadio se encontraba en comodato, hasta marzo de 2011, cuando el gobierno tomó acciones legales para recuperar su administración. El estadio tiene capacidad para albergar unas 23 mil personas, se ha confirmado Puebla como sede del Pre-mundial Sub 20, en 2013. El proyecto de la fachada estuvo a cargo de Desarrollo Integral de imuebles S.A. de C.V. (din)18 A un lado del Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza, se creó un lago artificial, llamado Lago de la Concordia (fig. 10), acondicionado con área comercial y servicio de lanchas. Este lago está acondicionado para evitar la filtración del agua y se colocó una salida que permitirá liberar el biogás que se genera de la basura que está enterrada en este lugar, ya que hace muchos años era un tiradero. Durante las noches de jueves a domingo se proyecta un espectáculo de video mapping que narra algunas de las leyendas más significativas del estado de Puebla y se les llama Noches de Leyenda, estas se proyectan sobre Figura 10. Lago de la Concordia19

18 19

http://www.subterraneos.com.mx/wp/archives/8345. Fuente: http://www.yelp.com.mx/biz_photos/lago-la-concordia-puebla (08/08/2015)

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una cortina de agua que cae sobre el Lago de la Concordia, esta atracción es única en su tipo ya que si bien en otros puntos del estado existen proyecciones similares en cuanto a su tecnología, éstas lo hacen sobre monumentos y edificios mientras que en las Noches de Leyenda se hace sobre agua. Es uno de los lugares más visitados y que le gusta más a los visitantes por los atractivos que en el ofrecen.20 MONUMENTO EMBLEMÁTICO “LA CONCORDIA” Aledaño al Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza, se construyó el monumento emblemático “La Concordia”,21 Enrique Norten fue ganador del concurso convocado para diseñar la plaza-monumento para conmemorar el 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo. El arquitecto tendió una alfombra de madera con cimas, depresiones, areneros, un mirador que también funciona como galería de usos múltiples y un kiosco para venta de bocadillos. Desde este mirador se ve la laguna, la calzada Zaragoza, el Museo de la No Intervención y el estadio. El monumento formalmente no habla de batallas, de zuavos22 cayendo heridos, ni de indígenas zacapoaxtlas o xochiapulcas que machete en mano enfrentaron a las huestes de Napoleón III. No hay referencias a Ignacio Zaragoza, Miguel Negrete, Porfirio Díaz o a algún otro militar que participara en la emblemática Batalla. Pero sí hay, cuenta Salvador Arroyo, director de la oficina en México del despacho TEN Arquitectos, 150 árboles, “uno por cada año de los que han pasado desde 1862, y 11 tubos de luz, por cada uno de los batallones que participaron en la contienda, con una ubicación que refleja la relación espacial que tuvieron, y esa fue la única concesión que se hizo al simbolismo de la obra” (fig. 11). El proyecto rompe con la idea de los objetos escultóricos como monumentos celebratorios y propone, en cambio, la creación de un espacio que 20

http://www.unionpuebla.mx/articulo/2014/12/21 Se le conoce comúnmente como “la Mantarraya”. 22 Regimiento de infantería francés. 21

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Figura 11 Planta del Monumento Emblemático TEN arquitectos. (Patrick López, 2012) 23

permita “un diálogo estimulante entre la visión de ciudad actual y los matices históricos y culturales que definen a Puebla”, dice el responsable del despacho arquitectónico en México “Se busca potenciar el sitio, mediante la creación de espacios plurales de convivencia, así como el aprovechamiento de las vistas que otorga el emplazamiento”. De este modo, el monumento se convierte en un espacio público inesperado, un punto de vista que se ve sobre la ciudad y promueve un intercambio social y cultural (fig. 12 a-b). Otros espacios dentro de la zona son el Museo Imagina, el Museo Interactivo de la “Batalla del 5 de mayo”, el Museo INAH, el Centro de Exposiciones y Convenciones de Puebla y la Plaza de Toros “El Relicario”, los cuales no dejan de ser parte de este conjunto, sin embargo estos no fueron incluidos en este trabajo. 23

Fuente: http://www.dezeen.com/2012/06/16/emblematic-monument-by-enrique-norten-and-ten-arquitectos/

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CENTRO CÍVICO CULTURAL 5 DE MAYO “LOS FUERTES” Figura 12 a-b. Planta del Monumento Emblemático (Recuperado de Patrick López, 2012)24

Acerca de la popularidad de los diferentes espacios del Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los Fuertes”, los promotores tienen abierto un portal en el cual han incluido una encuesta de opinión con base a la pregunta: ¿Qué te gusta más de la remodelación de los Fuertes?, mostrando los siguientes resultados (Cuadro 1). Cuadro 1 Opinión acerca de la remodelación de la zona de Los Fuertes (2013-2015)

Espacio

Porcentaje

Espacio

Porcentaje

El Lago la Concordia

61%

El Lago la Concordia

96%

El Monumento

8%

El Monumento

1%

Emblemático

Emblemático

Los nuevos senderos

16%

Los nuevos senderos

2%

La Plaza de las Américas

15%

La Plaza de las Américas

1%

Fuente: http://www.5demayopuebla.mx

De acuerdo al cuadro que muestra los resultados de la encuesta que se encuentra en la página que oferta de las actividades relativas al 5 de mayo, a finales del 2012 el Lago de la Concordia era el que gustaba a la gente y el monumento emblemático el que menos gusta. Al mes de septiembre de 24

Fuente: http://www.dezeen.com/2012/06/16/emblematic-monument-by-enrique-norten-and-ten-arquitectos/

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2015 el lago sigue siendo el mas gustado con un 96% de la votación en este sitio y los otros lugares que se incluyen han bajado considerablemente en esta encuesta de opinión (S. Sierra, 2012). CONCLUSIÓN Acerca del conjunto algunos investigadores del INAH criticaron el proyecto, argumentaron que era mercantil y que el discurso histórico era secundario. Sin embargo los promotores manifestaron su desacuerdo, el Museo de Guadalupe, por ejemplo, dijeron se estaba cayendo, durante 50 años no recibió atención. Todas estas obras se han hecho con el INAH y se van a defender por sí solas, expresaron. Este trabajo ha girado en torno a la dimensión sociocultural del espacio público visto como el lugar de relación y de identificación, de contacto entre las personas, de animación urbana, y a veces de expresión comunitaria, “que permite a los ciudadanos identificarse con su pasado y presente como una entidad cultural, política y social” (Vidler, 1992 en Borja, 2003, p. 28). El espacio público tiene una dimensión sociocultural. Es un lugar de relación y de identificación, de contacto entre las personas, de animación urbana, y a veces de expresión comunitaria. “Es la imagen que permite a los ciudadanos identificarse con su pasado y presente como una entidad cultural, política y social” (Ibíd., p. 28) y no como espacio de la sobremodernidad, ya que se convierte en un “lugar” al decir de Augé (2000) como “lugar practicado” en el que se repite la experiencia alegre y silenciosa de la infancia; es, en el lugar, ser otro y pasar al otro y esto a través de la percepción visual el sitio cubre estas expectativas. Es un hecho percibido que la transformación del Centro Cívico Cultural 5 de Mayo “Los Fuertes”, trajo consigo una novedad, la gente nuevamente va a al lugar, asiste y disfruta los fines de semana, como un lugar de ocio y recreación cumpliendo con su función de espacio público aglutinador del bullicio de la gente, el cual se había perdido en los últimos años por el abandono de la zona. Sus sitios históricos son visitados con curiosidad por 110

CENTRO CÍVICO CULTURAL 5 DE MAYO “LOS FUERTES”

los poblanos. Los nuevos espacios empiezan a ganar popularidad entre quienes conviven en familia o con los amigos. La rehabilitación de “Los Fuertes”, transfirió el histórico día 5 de mayo de 2012 en su 150 Aniversario de la Batalla de Puebla, y ha dejado a la comunidad nuevos espacios, cuestionables o no, colocando a la zona, nuevamente como un punto de interés turístico. La reflexión teórica acerca de la calidad de vida y el espacio público y la descripción ha sido el primer recorte de una realidad que induce al trabajo de campo para obtener de fuente directa la opinión de los usuarios y poder comprobar que el rescate y rehabilitación del Centro Cívico Cultural 5 de mayo “Los Fuertes”, llamado así a partir de 2012, influye en la calidad de vida de los usuarios en cuanto a espacio público recreativo conservando la memoria histórica-colectiva y del lugar, sin embargo esto último puede ser discutible acerca de la integración de los lugares antiguos: catalogados, clasificados y promovidos éstos a la categoría de ‘lugares” de memoria” (Augé, 2003), ya que el sitio a través de sus cambios físicos va perdiendo lo simbólico, pues los usuarios del espacio producto de la modernidad no comprenden (ni les interesa) el significado connotado en los cambios urbano-arquitectónicos en los Fuertes de Loreto y Guadalupe (1862-2012) y que al 2015 es vivido por los habitantes y los turistas como el espacio publico recreativo con relativa ausencia de sitio histórico. Se refieren fragmentos de un texto de A. Mastretta (2012), que enmarcan el recorrido que el sitio ha tenido desde el primer centenario de la Heroica batalla del 5 de mayo: “¿Cómo serán los festejos del 5 de Mayo dentro de 50 años? Esa pregunta me ronda en la cabeza mientras recuerdo imágenes de 1962, cuando se festejaron los cien años de la batalla. ¿Qué prevalece de esos festejos? Primero que nada, la estatua de Zaragoza fue bajada de su solitaria columna en medio del bosque de eucaliptos que rodeaban a Los Fuertes y trasladada al monumento actual, más visible pero en donde los cañones parecen de juguete y Zaragoza se ve empequeñecido. En 1962, desde la punta del cerro había una hermosísima vista de la ciudad y una soledad que a los niños de entonces les llenaba la cabeza de 111

LA CULTURA DEL PATRIMONIO

imaginerías acerca de la batalla. En los fuertes había algunas balas de cañón diseminadas aquí y allá. Eso y el sonido del viento fueron sustituidos en 1962 por una feria sencilla y localista, llena de artesanías mexicanas, sopladores de vidrio y todo poblano conocido deambulando por ahí. Se construyó entonces el Museo de Antropología e Historia local. Muy feicito el pobre, mejor no lo hubieran hecho, hubieran dejado solos a Los Fuertes, enseñoreándose sobre la ciudad […]. Bien, ahora veamos, dentro de 50 años, ¿qué quedará de los festejos de ayer y antier? Primero que nada un hermoso recuerdo en la memoria de los niños de hoy, adultos del mañana porque todo festejo memorable que se vive de niño suele ser mágico ¿Qué más? […] ¿Seguirá en pie el auditorio remodelado de La Reforma?, ¿Zaragoza seguirá en “El Pulpo”? Todo eso que hoy es útil y tiene un sentido en 2012, ¿lo seguirá teniendo en 50 años? Casi sé de cierto de las cosas que prevalecerán en la memoria. La perfecta y emocionante representación de la batalla escenificada hoy por el Ejército mexicano en la XXV Zona Militar ante los atónitos ojos de los espectadores. Dicha escenificación fue narrada y representada con apego a la historia que conoce al dedillo un amante de la historia, el entrañable Pedro Ángel Palou. Quedará en la memoria de los niños y jóvenes de hoy el recuerdo de una noche llena de luz en el cielo de Puebla, una fiesta de paz llena de imaginación y creatividad en el sitio en donde hace 150 años hubo guerra, destrucción y muerte. Seguirán puestas en letras de oro en el Palacio Municipal las palabras sabias de Zaragoza, “Los libres no conocen rival”.25

25

Verónica Mastretta con motivo de los 150 años de la Batalla del 5 de mayo de 1862 el 7 de mayo de 2012. http://www.todopuebla.com/gente/veronicamastretta/blogdetail/2811

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EL FENÓMENO ARTESANAL: UN PATRIMONIO CULTURAL VIVO

Laura Gemma Flores García Lidia Medina Lozano

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Resumen La artesanía, desde tiempos antiguos ha establecido un referente cultural, sociológico, etnográfico, económico y hasta político que permite al individuo expresar su cosmovisión, su identidad y sus formas relacionadas mediante técnicas y materiales propios de su entorno. Como portavoz de una cultura, es el resultado material de una determinada cosmovisión colectiva y que, por ende, caracteriza a los distintos grupos que pueblan el mundo. El fenómeno artesanal, constituye un valor intangible que se vuelve tangible y que muchas veces es portador de la identidad del grupo que le reproduce. En el caso de Zacatecas como el de muchas partes de México constituye una actividad de gran tradición y un fenómeno cultural vivo, sin embargo los artesanos se enfrentan a una serie de inconvenientes que no les permiten contender a nivel de distribución internacional, puesto que los altos costos que ello representa, junto con una reforma fiscal gravosa, impacta duramente en la producción artesanal que se ve limitada por sus ventas temporales.

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DESDE ELVOCABLO CULTURA Hablar de artesanía implica traer a colación un término interviniente que es aquel que le contiene: la cultura. Para ello es preciso aclarar que el vocablo cultura admite dos grandes familias de acepciones: las que se refieren a la acción o proceso de cultivar —donde caben significados como: formación, educación, socialización, paidea, cultura animi, cultura vitae—, y las que se refieren al estado de lo que ha sido cultivado, que pueden ser, según los casos: estados subjetivos —representaciones sociales, mentalidades, buen gusto, acervo de conocimientos, habitus o ethos cultural en el sentido de Bourdieu, etcétera—, u objetivos —patrimonio, herencia, instituciones culturales, cultura material— (Giménez, 2005, p. 33). Sin embargo, son tantas las disciplinas y los ejes epistemológicos que han intentado definir la cultura, que —como indica José Antonio MacGregor— pueden agruparse los diversos tipos de cultura en: cultura popular, alta cultura, cultura de masas, cultura tradicional y cultura nacional, […] muchas de estas dimensiones pueden encontrarse mezcladas, entrelazadas de manera sincrética en la vida cotidiana(MacGregor, 2007, p. 13).

A esto puede añadirse la cultura hegemónica, la cultura urbana, la cultura popular, la cultura marginal, etc., por lo cual es necesario argumentar desde qué perspectiva debe definirse la cultura pues: Anteriormente se contraponía a las mal llamadas “bellas artes” con las culturas populares, indígenas, subalternas o incluso denominadas “folclóricas”, visualizadas por las élites como pintorescas y exóticas, donde éstas siempre aparecen en el “imaginario social” como inferiores frente a las primeras (MacGregor, 2007:12).

Para entender el término en su forma holística y desde la perspectiva de lo simbólico de Clifford Geertzes necesario aclarar que en este artículo 116

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se asume la expresión cultura como: “las pautas de significados históricamente trasmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de las cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias” (Geertz, 1987, p. 5). Desde la discusión de la cultura y el fenómeno social intervienen diversos términos implicados como: “Folklore, Arte Popular y Artesanía”. Precisar estos términos “va más allá de la simple discusión semántica y penetra en campos que son de dominio de algunas disciplinas como la estética, la economía, la antropología y la sociología, a la que se suman la historia y la semiología” (Hernán, s./f., p. 9). No obstante en este pequeño espacio no ha lugar para discutirlas, aunque sí para despegar desde las definiciones que otros autores ya les han conferido. Partiendo de la antropología, el término Folklore fue denominado como: “toda producción objetual del hombre o de las comunidades, cuyo interés está dado por la tradicionalidad y su valor, por ser integrantes, de la relación tradición-cambio, en la que el signo positivo está en el cambio y el negativo en lo tradicional”,1 pero en los albores del siglo XXI el término folklore ya no explica el fenómeno de la producción artesanal.2 Por otra parte en los años 70 del siglo XX el Arte Popular se concibió como germen y resultado espontáneo de la expresión sui géneris de un individuo o grupo. Para abordarlo sería preciso tomar en cuenta ciertos valores culturales de orden social que, por su naturaleza compleja se manifiestan a través de individuos-artistas, partiendo de la base de la definición clásica de arte=tecné. Además de ser una manifestación material se comprendió como “un conjunto de sistemas, de conceptos y de categorías en proceso de formaciónque estaba en constante transformación, definido principalmente por su carácter identitario, originándoseen el seno de una clase social” 1

Ídem. Autores señalan que el término proviene de un “…neologismo creado a partir de las palabras anglosajonas Folk («pueblo») y Lore («sabiduría», acaso enseñanza, vinculada por algunos con el alemán Lehre), quería sustituir a lo que, en Inglaterra, venían llamándose Antigüedades populares o literatura popular, aunque sea más un saber tradicional que una Literatura y pueda describirse con mayor propiedad, con una buena palabra compuesta anglosajona, Folk-Lore, esto es, el saber tradicional del pueblo…” (en) Diccionario filosófico, Cuestiones proemiales, Folklore como concepto ontológico / Folklore como concepto gnoseológico, p. 276, http:// www.filosofia.org/filomat/df276.htm 2

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(Hernán, s./f., pp. 14-15). Más tarde fue definido como el conjunto de obras plásticas, tradicionales, funcionalmente satisfactorias y útiles, elaboradas por un pueblo o una cultura local o regional para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de sus componentes humanos, “muchas de cuyas manifestaciones existen desde hace varias generaciones y han creado un conjunto de experiencias artísticas y técnicas que las caracterizan y dan personalidad”.3 ARTE POPULAR Y ARTESANÍA Sobre el primero, si bien algunos autores han declarado que el término es ambiguo e inconsistente, otros señalan que “frente al fenómeno de globalización económica y al proceso de consolidación democrática que vive México, la defensa y la promoción del arte popular es indispensable para salvaguardar nuestro patrimonio cultural”.4 Debido a la importancia de enmarcar el arte popular y las artesanías como patrimonio cultural inmaterial, es de gran importancia la definición que de ella ha establecido la UNESCO,5 y que retoma el CONACULTA afirmando que el Arte Popular es: “el conjunto de obras realizadas por individuos, fuertemente arraigadas en la tradición estética de la comunidad; obras en las que casi siempre se une una finalidad estética”.6 Una de las características del arte popular es que no sólo está representado por los objetos, sino que es el virtuosismo volcado en la decoración de cada pieza lo que distingue una tradición de otra, a cada pueblo de su vecino o a diferentes regiones entre sí (Mordo, 2006, p. 37). En los años 70 del siglo XX la Organización de los Estados Americanos reconoció a la cultura popular como: elemento esencial para el desarrollo integral. El compromiso de los dirigentes americanos frente a esta dimen3

Manual para la investigación del sistema de inventarios del arte popular y las artesanías de México, México, General de Culturas Populares. 4 El arte popular mexicano, Revista 25-26, p. 73, s/a, http://www.fusda.org/Revista25-26/Revista25 26EL%20ARTE%20POPULAR%20MEXICANO.pdf 5 Manual para la investigación del sistema de inventarios…, 29 p. 6 Ídem CONACULTA-Dirección

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sión de la cultura, se expresó a través de la adopción de la Carta del Folklore Americano (1970) y de la Carta Interamericana de las Artesanías y las Artes Populares (1973) culminando con la declaración del año 1982 como “Año Interamericano de las Artesanías.7 De acuerdo a Hernán (s./f.), la investigación del fenómeno del arte popular debe buscar sus acepciones en conceptos que provengan del trabajo interdisciplinario (pp. 10-11). Al desarrollarse en la actualidad gran cantidad de elementos tecnológicos que han transformado la estructura, forma y función de la vida social y transformarse las relaciones de producción, se acentúa la marginación del Arte Popular frente a las nuevas condiciones de la producción de la vida social.8 Lo que antes se desvalorizó a lo largo del período colonial, hasta quedar como “oficio” de una capa social, resurge en nuestros días como una respuesta cultural, económica, social y nacional en la que los sectores sociales quieren intervenir, unos con interés económico, otros con interés cultural, etc.9 Ahora bien, si se parte del terreno del patrimonio inmaterial donde se agrupan diversas expresiones como: lengua, tradiciones, expresiones orales, artes de la representación, prácticas sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo, artes y oficios tradicionales; la artesanía viene a situarse en este tipo de expresiones intangibles o inmateriales debido a sus procesos de transmisión y significación, ya como elementos simbólicos de un grupo cultural o de una comunidad con valores comunes. Frecuentemente y cuando no hay una tradición cultural, se confunde la artesanía con la manualidad, que, de suyo es una pieza elaborada a mano. En su hechura se utilizan, mayormente, materiales industrializados. No involucra ningún valor cultural agregado y en ocasiones responde a las modas pasajeras de materiales de fácil acceso, económicos, lavables, durables, etc. como: el migajón, figuras de yeso decoradas (conocidas comúnmente como cerámica), trabajos en rafia, bordados de estambre, muñecas, figuras con 7

La cultura en la Organización de los Estados Americanos Una retrospectiva (1889-2013), p. 23, http:// scm.oas.org/pdfs/2013/CIDI03965S.pdf 8 Ídem. 9 Ídem.

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fieltro, muñecos de peluche, teñidos y desteñidos de ropa industrial, estampados de ropa industrial y muchos otros ahora relacionados con el reciclaje. CARÁCTER DE LA ARTESANÍA La artesanía, como depositaria de una serie de elementos simbólicos, ha constituido desde tiempos inmemoriales un referente cultural, sociológico, etnográfico, económico y hasta político que permite al individuo expresar su cosmovisión, su identidad y sus formas relacionales mediante técnicas y materiales propios de su entorno. En su sentido más amplio la artesanía ha sido concebida como el trabajo hecho a mano, objeto producido gracias a la destreza y habilidad de un oficio, que cuenta con una tradición muy antigua y en cuya elaboración se conjugan valores socio-culturales, históricos y naturales. Como portavoz de una cultura, es el resultado material de una determinada cosmovisión colectiva y que, por ende, caracteriza a los distintos grupos que pueblan el orbe. Dada su relevancia para identificar grupos humanos y partes vitales de la sociedad en sí, representa un valor intangible que se vuelve tangible y que muchas veces es portador de la identidad del grupo que le reproduce. La artesanía, como factor de desarrollo humano y tradición que cada generación entrega a la siguiente,10 constituye una relación social de producción y una técnica de trabajo debe ser analizada en el contexto de sus valores estéticos, sociales e identitarios, (Benítez, s./f.,) al cual se suma ahora el de la comercialización. En su sentido más amplio es el trabajo hecho a mano o con preeminencia del trabajo manual cuando interviene la máquina.11 10

“La tradición es una construcción social que cambia temporalmente, de una generación a otra; y espacialmente, de un lugar a otro. Es decir, la tradición varía dentro de cada cultura, en el tiempo y según los grupos sociales; y entre las diferentes culturas” (en) Javier Marcos Arévalo, El patrimonio como representación colectiva. La intangibilidad de los bienes culturales, Gazeta de Antropología, Departamento de Psicología y Antropología. Universidad de Extremadura, Badajoz. 2010, 26 (1), artículo 19, http://www.ugr.es/~pwlac/ G26_19Javier_Marcos_Arevalo.html 11 Carta Interamericana de las Artesanías y Artes Populares, Washington D.C: OEA, 1973.

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En su elaboración se conjugan valores socioculturales, históricos y naturales, como lo es el conocimiento y el manejo de las materias primas, la cosmovisión de los productores que las elaboran y la reproducción de los valores estéticos y simbólicos de los artesanos.12 Es el conjunto de obras realizadas por individuos, fuertemente arraigadas en la tradición estética —o sea el deseo de satisfacer una necesidad común de formas, colores, armonías, expresiones— con objeto práctico, utilitario, “con frecuencia este objeto práctico es muy sutil, como lo es por ejemplo el mágico o el religioso” (Hernán).También consiste en una actividad económica y cultural destinada a la elaboración y producción de bienes, hechos totalmente a mano o con la ayuda de herramientas manuales, e incluso medios mecánicos, siempre y cuando el valor agregado principal sea la mano de obra directa y sea el componente más importante del producto acabado (Vázquez, 2010, p. 3). El valor histórico, cultural, estético o utilitario de una artesanía, puede estar basado en la naturaleza misma del producto; es decir, en sus características distintivas intrínsecas. Las artesanías pueden cumplir una función social reconocida, además de ser catalogadas como de origen, al emplear materias primas de la zona de origen y que la identifican con un lugar de producción. Ahora bien, en el término artesanía se involucran otros vocablos dependientes. La rama artesanal es la división y agrupación genérica de los tipos de artesanías que transforman materias primas similares. El punto de partida es la materia prima, base con la que está hecha el objeto artesanal. La técnica es el conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve una ciencia o un arte. Es la pericia o habilidad para usar de esos procedimientos y recursos. El uso de una pieza puede ser personal, si su destino es para uso del artesano; venta, si el objeto tiene por objetivo ser comercializado o ceremonial; es decir si el objeto se elabora únicamente para fines ceremoniales, trátese de fiestas patronales, rituales, carnaval o cualquier otra festividad.13 12 13

Manual para la investigación del sistema de inventarios… 29 p. Manual para la investigación del sistema de inventarios… p. 9.

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LA ARTESANÍA EN MÉXICO La artesanía en México tiene sus orígenes en los gremios de la Nueva España, en donde estos, como una copia de las asociaciones y gremios europeos de la Edad media tenían por funcionamiento la clasificación legal de los oficios para reglamentar la producción y los impuestos respectivos. Como en la Europa de la Edad Media, los gremios en la Nueva España tenían por principal objeto la protección de sus individuos y adelanto y perfección de sus productos. Establecían grados entre el aprendiz, el oficial y el maestro: nadie podía abrir un taller sin haber probado antes su suficiencia en el oficio ante un tribunal competente de maestros. (Novelo, 1996, p. 95) Uno de los primeros impulsores del trabajo artesanal en indígenas fue Vasco de Quiroga en Michoacán, pero también el propio gobierno español estaba interesado en que el indio tuviera una fuente de sostenimiento con qué pagar tributos y porque además la población requería de artículos manufacturados que les proporcionaban los indígenas. Desde esta perspectiva fue factible conservar viva la tradición del trabajo artesanal a pesar de que, a medida que transcurrió el tiempo y frente a la entrada de las academias en el siglo XVIII, fue sustituyéndose por otros materiales y conceptos. Actualmente, en México, el CENART (Centro Nacional de las Artes) financia proyectos que estimulan la excelencia académica, la interdisciplinariedad, la vinculación entre la docencia, la investigación y la práctica artística profesional; la especificidad de la formación artística, así como la articulación de la enseñanza, la investigación, la creación y la difusión de las artes con las nuevas tecnologías.14 Desde esta lógica, promueve la formación, especialización, actualización y perfeccionamiento de artistas, técnicos, creadores, ejecutantes, docentes, investigadores, artesanos y promotores, a partir de la experiencia e interacción con académicos altamente reconocidos de México y el extranjero mediante programas diseñados ex profeso.15 Por su parte el FONART (Fomento Nacional de las Artesanías), 14 15

http://www.cenart.gob.mx/html/padidp.html. Fecha de consulta 5 de mayo 2011. http://www.cenart.gob.mx/html/edosp.html. Fecha de consulta 5 de mayo 2011.

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como organismo sectorizado a la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno de la República lleva más de 40 años en la preservación, promoción y difusión de la artesanía con objeto de garantizar el desarrollo sustentable de las familias y las comunidades mexicanas (Aranda, 2006, p. 11). Tratando de proteger el patrimonio cultural de México, entre otras cosas, en el 2001 implementó el concepto de la franquicia “100% México-Hecho a mano. Después de esto, en 2006 ya se encontraban en operación 16 tiendas (5 en Estados Unidos, 2 en Europa y 9 en México),16 lo que ha permitido la difusión y la internacionalización de los productos artesanales mexicanos. Sin embargo nuestra vasta extensión territorial y profunda diversidad cultural requiere aún más de constructos legales, normativos, financieros y sobre todo académicos que sustenten y apoyen el trabajo artesanal, brindando herramientas a los artesanos para poder experimentar e innovar en diseños y materiales; así como planteando reflexiones sobre su imaginario en relación a sus productos. Las políticas culturales a nivel nacional e internacional emanadas de la UNESCO y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUPD) que ha adoptado México y todos los países adscritos a este organismo internacional, buscan abatir los índices de pobreza con diversas estrategias. A través de Competitividad e Integración Productiva el PNUD colabora con el Poder Ejecutivo Federal, el Congreso de la Unión, los gobiernos de los Estados e instituciones empresariales para mejorar la competitividad del sector productivo, mediante el diseño de planes de desarrollo de largo plazo mediante políticas específicas. Para ello, realiza análisis de las cadenas de valor comparándolas con sus referentes en otros países, estudia la aplicación de políticas horizontales a todas las cadenas y también diseña, implementa y evalúa proyectos de asistencia técnica y financiera a las micro, pequeñas y medianas empresas17 lo cual constituye una oportunidad de desarrollo en el marco de la Diversidad Cultural ya que: “la diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta 16

Ibíd., p. 12. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México, http://www.undp.org.mx/ spip.php?page=area&id_rubrique=4. Fecha de consulta 28 de abril 2011.

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del desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo normativo, hoy día ya completo, elaborado en el ámbito cultural”.18 Entre 1940 y 1970 hubo en México un proceso de industrialización que implicó sustitución de las materias primas procesadas por el propio artesano, por insumos elaborados en fábricas (metales y plásticos) (Turok, 2006, p. 20). Las formas de representación fueron cambiando a medida que el campo se fue transformado y los rasgos de significación en las zonas rurales perecieron drásticamente, invadidas por el peso de la “modernidad”. Si bien la globalización y la internacionalización redujeron las fronteras entre los pueblos, las identidades comenzaron a perderse. No obstante el ser humano crea y recrea la cosmovisión de su entorno reinterpretando la realidad dada, por lo cual no podemos decir que las artesanías han “perdido” su esencia, sino que la han ido transformando en su irremediable y constante intercambio del campo mediante la transmisión de su habitus. APROXIMACIONES AL CASO ZACATECAS La artesanía, al menos en México, sigue teniendo un papel relevante tanto en el ámbito de la reproducción, como en la significación y también en la utilización de los productos. Podemos estar de acuerdo al afirmar que en el mundo, América Latina “los latinos —y con más arraigo los mexicanos— somos los únicos que seguimos utilizando al 100% las artesanías con fines utilitarios, no de simple adorno como en otros países”.19 Para rehabilitar el uso y rescate de las indumentarias familiares haciendo un reconocimiento de arqueología histórica y re significación de las producciones actuales es preciso pensar en las artesanías clásicas con nuevas y diferentes técnicas pero buscando diseños de temporada para encontrar nichos de mercado con exclusividad; aspirando a largo plazo a la obtención de marcas propias que les distingan de otros productos. Un ejemplo es que 18

UNESCO-Diversidad Cultural http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php- Fecha de consulta 3 de mayo 2011. URL_ID=34321&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html. Fecha de consulta 1º de mayo 2011. 19 M.C. Rosa María Rojas Navarrete – Directora General de FONART de México (2000-2005). Entrevista: Julio 2012.

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para promover los sarapes mexicanos sería necesario buscar colores que agradaran no sólo a consumidores nacionales sino internacionales como los europeos que gustan de los colores sepias y no optan por diseños tan coloridos como los del gusto mexicano. Además se necesitan capacitaciones específicas de tratamiento de materia prima, uso de materiales, técnicas y estilos, a fin de evitar la competencia e incrementar la innovación de los diseños; lo cual llevaría a la posibilidad de crear una marca propia etiquetando el producto con su sello regional o denominación de origen cuidando las restricciones arancelarias; cosa que permitiría la entrada fácil al mercado mundial.20 En este proceso sería indispensable la presencia de capacitadores especializados que respeten, desde luego, la autoría del artesano, la libre expresión y el contexto real e imaginario del artista. Una vez descubiertas las vocaciones artesanales de los estados de la República, zonificación y estrategias de comunicación, debería generarse una metodología con metas prácticas con monitoreo y evaluaciones periódicas para análisis de resultados. Sin duda, para los promotores de las artesanías el procedimiento más adecuado para otorgarles fortaleza sería primordialmente la investigación de las diferentes ramas, la capacitación a los propios artesanos —no al manualista o a los híbridos sino al artesano—que preservan uso de materiales genuinos, representaciones originales que tienen qué ver con su entorno y cuya técnica ha sido transferida por generaciones.21 Hablando de una entidad específica dedicada a la promoción, capacitación, venta y difusión de la artesanía, el caso de Zacatecas es muy joven. Esta institución que ahora promueve a los artesanos del estado no obstante ha crecido con visión y resultados latentes. Fue durante el gobierno de Ricardo Monreal Ávila (1998 y 2004) que se creó el Instituto de Desarrollo Artesanal (IDEAZ) el cual, en conjunto con el Fondo Multilateral de Inversión FOMIN, a través del Banco Interamerica20

Ídem. Entrevista a Lic. Cristina Rodríguez Pérez, Jefa del Departamento de Casa de Artesanías de la Subsecretaria de Desarrollo Artesanal de la Secretaría de Economía de Gobierno del Estado de Zacatecas. Fecha de entrevista: 3 de agosto de 2015. 21

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no de Desarrollo BID se propuso apoyar a los artesanos y mujeres en condiciones de marginación y pobreza extrema, aunque en sus inicios solo se ocupaba de la exhibición de piezas que oscilaban entre la artesanía y la manualidad. Posteriormente durante el periodo de la Gobernadora Amalia García Medina (2004-2010) el Instituto tuvo un segundo impulso a cargo de la Maestra Alma Rita Díaz. Se concentraron en comercializar, capacitar, hacer investigación (ya que no se tenían bases sobre las ramas artesanales que existían en Zacatecas). Con un grupo de investigadores se editaron 25 memorias correspondientes a los municipios del estado y diversas producciones sobre ramas artesanales en particular. Actualmente se denomina Casa de Artesanías de la Subsecretaria de Desarrollo Artesanal de la Secretaría de Economía de Gobierno del Estado de Zacatecas. Las ramas que se apoyan en la Subsecretaría son las siguientes: Alfarería, Arte Huichol (Wixarika), Artesanía Sacra, Cartonería, Fibras Vegetales, Lapidaria, Madera, Máscara Tastuana, Metalistería, Muebles, Platería, Talabartería, Textil.22 Para la alfarería se utilizan técnicas tradicionales como el modelado y el bruñido (esmaltado sin plomo, moldeado en torno y policromado). Ya sea de corte ornamental o utilitario sus máximos exponentes están en Ciudad Cuauhtémoc, Jerez, Villanueva, Tabasco, Pinos y Zacatecas y son reconocidos los trabajos de Francisco Lara Limones, Karina Luna, Jaime Ortiz Domínguez, Eloísa Roque, Juan de Loera y María Nieves Delgado.23 El arte huichol se refleja en la indumentaria y la joyería bordada sobre manta de algodón. Pueden encontrarse sombreros hechos de soyate y adornados con plumas, flores o colas de ardilla, calzones de manta con bordaduras y fajas confeccionadas con lana de oveja. Los huaraches son hechos con piel de ganado vacuno. Las mujeres portan falda y camisa (que puede ir suelta o sujeta) elaboradas con telas estampadas o de manta, con sus propios diseños.24

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http://www.casadelasartesaniaszac.gob.mx/#sthash.rvlZoL2q.dpuf http://www.casadelasartesaniaszac.gob.mx/productos/alfareria-17/1.html 24 http://www.casadelasartesaniaszac.gob.mx/productos/arte-huichol-(wixarika)-18/1.html 23

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En lo que respecta a la platería, gracias al Centro Platero, ubicado en el casco de la Ex Hacienda de Bernárdez, en Guadalupe, Zacatecas, fundado en 1987 se formalizó la capacitación y producción de esta rama artesanal al ser entrenados los artesanos por los diseñadores de la escuela Tane de la Ciudad de México. Los talleres del centro producen piezas con técnicas tradicionales (cera perdida, fundición, vaciado, orfebrería, joyería, entre otras).25 Las ramas más fuertes en Zacatecas entran en la rama de la lapidaria como la cantera que en las expo ventas se exhiben como piezas, aunque caras, pero que han sido acreedoras a premios nacionales así como la plata zacatecana que ha recibido varios Premio Nacional de Plata Hugo Salinas Price.26 Otra rama importante es el textil en telar (lana) de pedal compitiendo con Oaxaca y Saltillo en virtud de que usan colorantes naturales, mientras que Zacatecas usa colorantes artificiales. Los municipios zacatecanos donde se produce textil con más arraigo es en: Villa García, Guadalupe, Villa de Cos, Huanusco y Pánuco principalmente.27 En la rama de la talabartería Colotlán, Jerez y Los Cañones28 destacan como grandes productores. La forma de promover las artesanías la Casa de las Artesanías es mediante expo ventas locales o nacionales según corresponda cada año, en Chapingo, en ciertas ferias nacionales y en Zacatecas durante la Semana Santa, verano, en el periodo de Teatro de Calle y en diciembre.29 Un problema al que se enfrentan los artesanos no solo en Zacatecas sino en todo México es que nuestro país no puede competir a nivel de parámetros de paquetería, envío y distribución de las piezas, lo cual los hace vulnerables en la tarea de la distribución. Aún existe otro problema de mayor envergadura, que es la reforma fiscal, que ha golpeado duramente la producción de los artesanos que solo venden dos veces al año y por lo cual 25

http://www.casadelasartesaniaszac.gob.mx/productos/metalisteria-30/1.html En el MAP Museo de Arte Popular de la ciudad de México se exhiben varias de estas piezas. 27 http://www.casadelasartesaniaszac.gob.mx/productos/textil-29/1.html 28 Región ubicada al sur del estado de Zacatecas. 29 Entrevista a Lic. Cristina Rodríguez Pérez…3 de agosto de 2015 26

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se resisten a darse de alta en el SAT debido a los cargos onerosos que ello representa. Algunos sí se han dado de alta, pero en su mayoría no. Por ejemplo la Secretaría ya no puede adquirir la máscara tastuana (talla en madera) debido a que los artesanos se resisten a entrar al régimen fiscal y no pueden proporcionar factura por las ventas hechas. Otro sector es el arte huichol quien tampoco puede competir. Con el mundo de la globalización los artesanos optan por consumir productos de plástico para su uso propio en lugar de los productos que manufacturan. Además los compradores, prioritariamente turistas no aprecian el valor de la artesanía y pretenden comprar muy barato. La capacidad de producción ha minado en Zacatecas debido a la crisis económica y a la escasez laboral. Muchos habitantes de las zonas rurales y semirurales deciden migrar, se van las familias completas. Hay casos como el de las sillas tradicionales de tule de Río Grande que se estaban enviando a España pero quien se encargaba del negocio se enfermó y el negocio decayó. En la actualidad, a decir de Cristina Rodríguez, hay un padrón que indica que son 2 mil artesanos, pero muchos de ellos no hacen estrictamente artesanías sino manualidades, de los que quedan como artesanos unos ha emigrado fuera de México y otros ya no viven; por lo cual se puede decir que dicho padrón se reduciría a unos 1,500 artesanos; sin embargo el padrón real de la tienda es de 200 artesanos con los cuales se comunican constantemente, a los que promueven y ellos se dirigen a ser apoyados por la subsecretaría. CONCLUSIONES El fenómeno artesanal en México como un patrimonio cultural puede resultar vivo de acuerdo a diversas circunstancias: • Siempre que exista una comunidad productora que trabaje la arte-

sanía como una respuesta cultural, económica, social y nacional a sus necesidades materiales, simbólicas y espirituales. 128

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• Cuando observe el recurso de la tradición como parte formal y

abstracta de sus representaciones materiales vertidas en un objeto que transfiera esos valores culturales a quien lo observe, lo consuma y lo disfrute estéticamente. • Que exista adaptabilidad entre el uso de las diversas técnicas empleadas, las formas de organizar la producción, la infraestructura que provee la unidad doméstica y los nichos de mercado que pretenden consumir el producto artesanal como un patrimonio cultural. • Que las políticas culturales a nivel nacional e internacional incorporen medidas eficaces para abatir los índices de pobreza para mejorar la competitividad del sector productivo, mediante el diseño de planes de desarrollo a corto, mediano y largo plazo. • Que los gobiernos e identidades involucradas otorguen mayor peso a sus demandas financieras, cruzando fondos de proveniencia privada y estatal para impulsar el desarrollo artesanal de los pueblos de México. REFERENCIAS Bibliografía Ana Teresa Aranda Orozco (Secretaría de Desarrollo Social) (2006). “Apoyar al sector artesanal: una tarea a favor de la cultura, la identidad y la inclusión social”, en ARTE POPULAR DE MÉXICO, 30 años de reconocimiento al Arte Popular Mexicano, SEDESOL-FONART, México, Secretaría de Desarrollo Social. Surnai Benítez Aranda, “La artesanía latinoamericana como factor de desarrollo económico, social y cultural: a la luz de los nuevos conceptos de cultura y desarrollo”, en Revista Cultura y Desarrollo, núm. 6, Dinámica de la artesanía latinoamericana como factor de desarrollo económico, social y cultural, UNESCO, http://unesdoc.unesco.org/images/0022/002212/221298s.pdf José Arturo Burciaga Campos (coord.) (2009). Memoria sobre el arte popular (colección), 1ra. ed., México, México, Gobierno del Estado de Zacatecas, Instituto de Desarrollo Artesanal de Zacatecas, CONACULTA.

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Ligas y documentos en línea Carta Interamericana de las Artesanías y Artes Populares, Washington D.C: OEA, 1973. Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO ratificada en París en el año 2005 http://www.cenart.gob.mx/html/padidp.html. Fecha de consulta 5 de mayo 2011. h t t p : / / w w w. c o n g r e s o z a c . g o b. m x / c g i - b i n / c o z 2 / m o d s / s e c c i o n e s / index.cgi?action=todojuridico&cual=77 http://www.filosofia.org/filomat/df276.htm http://www.ugr.es/~pwlac/G26_19Javier_Marcos_Arevalo.html Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México, http:// www.undp.org.mx/spip.php?page=area&id_rubrique=4. Fecha de consulta 28 de abril 2011. La cultura en la Organización de los Estados Americanos Una retrospectiva (18892013), p. 23, http://scm.oas.org/pdfs/2013/CIDI03965S.pdf UNESCO-Diversidad Cultural http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php- Fecha de consulta 3 de mayo 2011. URL_ID=34321&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html. Fecha de consulta 1º de mayo 2011.

Entrevistas Lic. Cristina Rodríguez Pérez, Jefa del Departamento de Casa de Artesanías de la Subsecretaria de Desarrollo Artesanal de la Secretaría de Economía de Gobierno del Estado de Zacatecas. Fecha de entrevista 3 de agosto de 2015. M.C. Rosa María Rojas Navarrete – Directora General de FONART 2000-2005. Fecha de entrevista 4 de julio 2012.

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LUCIO MARMOLEJO: SUS EFEMÉRIDES Y EL PATRIMONIO DOCUMENTAL DE LA CIUDAD DE GUANAJUATO

José Eduardo Vidaurri Aréchiga Agustín Ruiz Lanuza

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En este ensayo se presenta, a manera de homenaje, un recorrido por la vida y obra de Lucio Marmolejo, guanajuatense distinguido que, en su época, tuvo la capacidad de identificar la importancia de la historia de su ciudad y del patrimonio documental. Su obra que contiene las más diversas noticias sobre lo que en el devenir de una ciudad ha ocurrido se ha convertido en la fuente más requerida por quien tiene interés o necesidad de acercarse al pasado guanajuateño. La provocación de revisitar a Marmolejo ha sido la acertada decisión, por parte de la Universidad de Guanajuato, de reeditar en formato facsimilar la monumental obra de Lucio Marmolejo. Sirva de pretexto también para reflexionar sobre la trascendencia de conocer, conservar y divulgar nuestro diverso patrimonio cultural. Para realizar el presente ensayo hemos consultado a los autores que se han ocupado del estudio biográfico del personaje y sea para ellos también nuestro reconocimiento por ser el lente que nos permite acercarnos de nueva cuenta a la vida y obra de lucio Marmolejo. Lucio Marmolejo, el ilustre cronista guanajuatense, nació el 11 de diciembre de 1834, poco se sabe acerca de sus primeros años de vida, salvo que vivía en la ciudad de Guanajuato al cuidado de doña Ana María de Marmolejo, igualmente se tiene referencia documental de que, en 1846 y 1847, a la edad de once años estaba inscrito en el Colegio Nacional de la Purísima Concepción de la ciudad de Guanajuato cursando, como aficionado, la cátedra de dibujo con el profesor José María Trasgallo; cursaba también francés con el profesor Manuel Siliceo y era alumno de latín con el profesor José María Cortés. De acuerdo con el historiador Jesús Rodríguez 133

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Frausto, entre los condiscípulos de Lucio Marmolejo figuraban Andrés Tovar, Manuel Leal y Sóstenes Rocha (Rodríguez Frausto, 1957). Es muy probable que en el año de 1848 Lucio Marmolejo prosiguiera los estudios del inglés y de filosofía, referimos “probable” debido a que la exposición prolongada a la iluminación artificial le generaba dolor en las muelas. Lo que es indudable, como refirió Emeterio Valverde Téllez, es que: …comenzó los estudios en el Colegio de la Purísima Concepción de Guanajuato, revelando desde niño una clara inteligencia y grande amor a los libros. Como igualmente mostraba vocación al estudio eclesiástico, sus padres, que eran muy ricos, lo enviaron al Seminario de Morelia. En esos planteles cursó las lenguas Castellana y Latina y Lógica, Metafísica, Física, Geografía e Historia… El 21 de septiembre de 1849, el Ilmo. Señor Obispo Don Juan Cayetano Portugal, confirmó la tonsura clerical y las cuatro órdenes menores, al joven Marmolejo que apenas contaba quince años de edad… (Rodríguez Frausto, 1957).

Lucio Marmolejo regreso a la ciudad de Guanajuato. La energía, el entusiasmo y la fe eran las características de ese joven Lucio Marmolejo que animaba muchas de las, ya de por sí, múltiples celebraciones religiosas que se practican aún en la ciudad de Guanajuato, junto con sus compañeros de vocación organizaba procesiones y hacía las veces de orador haciendo gala de un buen manejo de la retórica sagrada. Y para 1851, luego de abandonar la carrera eclesiástica, se encontraba nuevamente inscrito en el Colegio de la Purísima Concepción de Guanajuato en la carrera de Jurisprudencia o Derecho Civil, había decidido dejar la sotana y, en su lugar, comenzó a usar “…el clásico frac, en vez de cilicio, cadena de reloj, y en vez de acanalado, el sombrero de copa…” (Ramón Valle en: Marmolejo, 1914, tomo 4, p. 442). Ramón Valle, quien fue en muchos sentidos colaborador de Lucio Marmolejo, refiere en la Nota que agrega a la segunda edición de las Efemérides guanajuatenses, refiere con respecto a la formación de Marmolejo como abogado, que: 134

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“Concluyó con lucimiento la carrera del foro; pero ¡quantus mutatus ab illo! En vez de predicar sermones ocupaba la tribuna el 16 de septiembre, y más adelante los días 5 de mayo, y ¡quien lo diría! hasta el 5 de febrero en los aniversarios de la Constitución de 57” (Ramón Valle: en Marmolejo, 1914, tomo, p. 442).

En efecto, de acuerdo a un decreto expedido por el entonces gobernador interino Lic. Manuel Doblado mediante el cual se otorgaba la dispensa al C. Lucio Marmolejo para que, en virtud de no haber cursado la materia de Derecho Canónico, pero luego de haber sido aprobado en un examen, se le dispense el requisito de cursarla y se le expida el título de Bachiller en Leyes. El referido decreto está fechado en la ciudad de Guanajuato, el 27 de noviembre de 1855. De acuerdo con Jesús Rodríguez Frausto, uno de los primeros asuntos legales que atendió Lucio Marmolejo en su calidad de Bachiller en Leyes, estaba directamente relacionado con los intereses de su tía Ana María Marmolejo quien, como hemos referido, se encargó de su crianza. El asunto refiere la necesidad propuesta por el regidor del Ayuntamiento de Guanajuato en el años de 1856, Andrés Tovar, consistente en abrir una calle nueva que permitiera unir la calle del Ensaye Viejo (Actual Juárez) con la plazuela de San Fernando, para lo que era necesario construir un puente y ocupar un predio de san Fernando propiedad del Ayuntamiento y una casa de la Señora Marmolejo. Rodríguez Frausto refiere que Marmolejo en sus efemérides expone sólo una parte de lo acontecido pues, “presiente” Rodríguez Frausto, que esa situación pudo haber sido el génesis de sus efemérides ya que le despertó el interés por conocer cada vez más sobre los asuntos históricos relativos a la ciudad de Guanajuato (Rodríguez Frausto, 1957). No podemos afirmar, hasta ahora, el presentimiento del historiador Rodríguez Frausto, pero si es conocido que entre ese año de 1856 y 1857 comenzó a escribir un interesante articulo histórico titulado “Iglesia de San Francisco de Guanajuato” que concluyó en septiembre de 1857 y mismo que apareció publicado en el número 1, tomo VII de “La Cruz” una prestigiada revista católica de la época. A juicio del profesor Rodríguez Frausto la 135

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técnica historiográfica de Marmolejo es muy buena aunque cometió, refiere, algunos errores en el año de fundación de la provincia de San Pedro y San Pablo, así como en el segundo apellido de Nicolás Pérez de Arquiteguí refiriéndolo como Arquivivi. (Rodríguez Frausto, 1957). Si bien el artículo publicado en La Cruz marca el inicio de su actividad historiográfica, su debut como creador de poesía lo había hecho unos meses antes, en abril de 1857, con una composición denominada El Cenáculo, de acuerdo a lo que refirió en su momento Emeterio Valverde y Tellez en su bio-bibliografía. En septiembre de 1858 y aún con el duelo por la muerte de doña Ana María Marmolejo, nuestro personaje pronunció un notable discurso con motivo del 48 aniversario del inicio, el 16 de septiembre de 1810, de la gesta independentista encabezada por Miguel Hidalgo y Costilla, donde se muestra como un decidido defensor de la causa y de los personajes que participaron en la heroica gesta, debemos resaltar la importancia del acontecimiento y la posición tomada toda vez que no era común, en algunos sectores, ponderar la importancia y trascendencia de la guerra de independencia. Lucio Marmolejo se convertía así, “…en uno de los primeros que en provincia lucharon —anticipándose un poco— por la reivindicación del honor y prestigio de los hombres de nuestra independencia” (Rodríguez Frausto, 1957). La pieza literaria, el discurso pronunciado en el salón principal del Congreso de Guanajuato fue editada en la imprenta de Antonio Hernández y Compañía, como se registra en la portada del mismo, por varios amigos en testimonio de afecto. Probablemente en el mismo año se encontraba ya trabajando en la conformación de un devocionario dedicado a la Virgen María, una compilación de 31 poemas, uno para cada día de mayo, el mes dedicado a la Virgen. Al parecer Lucio Marmolejo presentó el manuscrito en la ciudad de México para conseguir la autorización en octubre de 1859, obteniendo la misma, mediante un documento signado por D. Clemente de Jesús Munguía, pocas semanas después; la obra se tituló Mes de María mexicano, o sean las flores de Mayo consagradas a la Santísima Virgen María Nuestra 136

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Señora, por medio de sus más célebres y milagrosas imágenes, con que se ha dignado su bondad enriquecer nuestra piadosa República. Es muy probable que para ese año de 1859, a la edad de 25 años, Lucio Marmolejo comenzara con la recopilación de noticias de carácter histórico aunque, al parecer, sin un plan definido para integrar alguna obra en concreto, su inmersión en los documentos era mera curiosidad y fascinación por la historia de la ciudad de Guanajuato. Encontramos pues a un Lucio Marmolejo inmerso en un conjunto de actividades, algunas de carácter religioso y otras de índole cívica, entre las primeras destaca su emoción devota que lo llevo a integrar un devocionario a la virgen; de las segundas encontramos a un Marmolejo cumpliendo su deber como ciudadano en actividades de carácter cívico pronunciando discursos en el aniversario del inicio de la independencia o en conmemoración de los aniversarios de la Constitución de 1857. Destaca de la contrastante posición de Lucio Marmolejo, en esa etapa de su vida, mostrando un respetuoso y auténtico apego a las creencias tradicionales del culto católico por un lado y, una militante confianza en las propuestas de la democracia liberal republicana por el otro. Al respecto el maestro Luis Rionda en su estudio, Don Lucio Marmolejo en la historiografía de Guanajuato, nos dice: Al promulgarse la Constitución de 1857 la indignación de la Iglesia se dejó oír, instando a los grupos conservadores a luchar por sus fueros y privilegios en peligro; se hacía advertencia de que todo aquel que jurase la Constitución quedaba por ese hecho excomulgado. Los liberales, por su parte, exigían a los empleados públicos el juramento a la constitución so pena de ser destituidos de sus puestos. (Rionda, 1998, p. 186)

Ramón Valle, por su parte, nos aclara el punto de la dualidad de posiciones de desde la perspectiva del contemporáneo, el colega y amigo que busca reconciliar (quizá de manera anticipada), el severo juicio al que la figura de Lucio Marmolejo pudiera ser sometida como consecuencia de la ignorancia y, principalmente, de la intolerancia de algún futuro lector. 137

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Las ideas liberales habían logrado penetrar su inteligencia. No es decir esto que el Señor Marmolejo haya sido nunca, hereje. Hoy no se puede profesar aquellas creencias sin incurrir en esta nota; pero antes de la Encíclica Cuanta Cura y del Salvador Syllabus de Pío IX, se podía ser liberal sin separarse de la iglesia. ¡Cómo Bossuet pudo creer que el Papa no era infalible, y cómo se pudieron tener las ideas de Bossuet hasta la víspera de la declaración dogmática del Vaticano! Así el gran Lacordaire pudo decir que quería morir como cristiano penitente y como liberal impenitente; así el abate Le Noir pudo sentarse en los mismos bancos que Víctor Hugo… …No, no se puede culpar al Señor Marmolejo por haber abrazado unas ideas cuya creencia entonces todavía era libre, y a las cuales estaban adheridas en aquella época aún eminencias del clero mexicano, cuyos nombres no creemos que sería prudente recordar ahora… Mientras una creencia puede ser profesada o combatida libremente, mientras la Santa Sede no ha pronunciado su fallo ¿por qué tener a mal que se profese, se sostenga y se defienda?… Lo repetimos; con ciertas salvedades, con ciertas restricciones, con ciertas distinciones, se podía en aquella época, no ser liberal puro, pero si ser católico liberal (Marmolejo, 1914,pp. 443 y 444).

En efecto, la afiliación a las ideas liberales de la época no representaban un rompimiento con los principios del catolicismo sino hasta la emisión de la referida encíclica Quanta Cura y Syllabus el 8 de diciembre de 1864 por el Papa Pío IX. La encíclica y el Syllabus, son una recopilación de lo que la jerarquía eclesiástica denominó “Índice de los principales errores de nuestro siglo”, refiriéndose por supuesto al siglo XIX, entre los que figuraban el panteísmo, naturalismo y racionalismo absoluto y moderado; el socialismo, el comunismo, las sociedades secretas, las sociedades bíblicas y el liberalismo entre otros. Lucio Marmolejo se desempeñó durante ese periodo, entre los años de 1860 y 1862, en diversas funciones del gobierno municipal de la ciudad de Guanajuato, como regidor formó parte de la comisión de hacienda y de 138

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la comisión de salubridad y beneficencia pública, también se desempeñó como tesorero municipal y como secretario del mismo. Entre algunas de las acciones destacadas que impulsó destacan el apoyo económico para el desarrollo de las fiestas del patrocinio de Nuestra Señora de Guanajuato; impulsó el establecimiento de una escuela de niñas en Marfil, propuso la renovación de los rótulos de identificación de las calles de la ciudad, así como la reposición de los faltantes de manera uniforme. Fue un decidido promotor de la administración de la vacuna para mejorar la salud pública. En el año de 1862 se fundó para divulgar y promover las acciones del Ayuntamiento de Guanajuato, el “Boletín municipal” del que fue un importante y constante colaborador, de acuerdo con lo que establece el historiador José Rodríguez Frausto en la biografía que escribió sobre Lucio Marmolejo, nos dice que transcribió a sus efemérides algunas de las colaboraciones que había hecho en el referido boletín municipal, de ellas destacan las relativas a obras públicas como la inauguración de la calzada que rodea al jardín del Cantador; de la plaza de la Reforma, del jardín Unión entre otras (Rodríguez Frausto, 1957). Justo en el año de 1862 cuando las tropas intervencionistas francesas fueron derrotadas por el ejército mexicano, Lucio Marmolejo publicó en el periódico El Siglo Diez y Nueve un artículo donde mostraba su adhesión a la causa republicana y un rechazo frontal a los que con docilidad se inclinaban a favor de la causa intervencionista. Sin embargo la ocupación francesa se consolidó y el país pronto quedó bajo el dominio del ejército francés y el gobierno de Maximiliano de Habsburgo que transformó a México en un imperio que se prolongó hasta el año de 1867. Ante tales circunstancias y luego del establecimiento del gobierno imperial en Guanajuato y el país, Lucio Marmolejo se comprometió, luego de conocer por la prensa un documento que el general de división José María Yáñez, Prefecto Superior Político del Departamento de Guanajuato, donde exhortaba a los militares y empleados del gobierno para que regresaran a Guanajuato, siempre y cuando se adhirieran a la intervención o prometieran “cuando menos” no abusar de la protección que se les impartiría para conspirar contra el imperio, sino que vivirían “pacíficamente como gentes de orden” (Rodríguez Frausto, 1957). 139

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Una lista de personas que se adherían al exhorto lanzado por la prefectura se publicó en la “Gaceta Oficial de la Prefectura Superior Política del Departamento” de fecha 7 de febrero de 1864 y en ella aparecía el nombre de Lucio Marmolejo, quien en respuesta envió, dos días después, una carta donde aclaraba que firmó la misma atendiendo a la orden de la Prefectura donde se prevenía que lo hicieran así los empleados del Gobierno Constitucional (Rodríguez Frausto, 1957). De alguna manera Lucio Marmolejo sostenía, en lo posible, su convicción por el proyecto liberal. Lucio Marmolejo abandonó la actividad política y se involucró por completo en el ambiente cultural como Secretario de la Junta Auxiliar de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, esto ocurría en el año de 1864. Como parte de las acciones de la prestigiada sociedad científica se propusieron algunas acciones como la necesidad de integrar un padrón que les permitiera obtener información sobre la población, Lucio Marmolejo propuso que se iniciaran las gestiones para la obtención de los planos y documentos trascendentales para el mejor conocimiento de la geografía guanajuatense, de los cuales destacaba un plano topográfico de la ciudad de Guanajuato que había sido elaborado por los ingenieros franceses, pero no conforme con eso Marmolejo se propuso elaborar por su cuenta un plano topográfico de la ciudad.1 De forma simultánea, nos deja ver Ramón Valle en sus noticia sobre la vida de Marmolejo, comenzó “con toda paciencia” a recoger datos para las efemérides y levantó el plano de la ciudad de Guanajuato. No podemos callar que este plano no solamente fue el primer plano exacto, sino que hasta ahora es el único que reúne a la mayor exactitud, la mayor copia de detalles. El señor Marmolejo recorrió durante más de diez años la ciudad toda, calle por calle, callejón por callejón, haciendo sus medidas, y sin dejar, personalmente de rectificar ninguna (Marmolejo, 1914, p. 444). 1 Sobre el plano se ha publicado un interesante estudio elaborado por el arquitecto Ricardo Almanza Carrillo, mismo que fue publicado en 1998 por la Universidad de Guanajuato, en el volumen tres, como parte de un amplio estudio sobre la obra de Marmolejo que fue coordinado por el Departamento de Asesoría e Investigación adscrito a la Secretaría General de la institución que era dirigido por la maestra Ma. De los Ángeles Moreno Moreno.

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Es verdad, como comenta Ricardo Almanza, que la ciudad de Guanajuato ha experimentado cambios importantes y, que no sería fácil ubicarlos en tiempo y espacio sin la existencia de los mapas y planos que nos auxilien en la reconstrucción de la historia urbana (Almanza, 1998, p. 17). Marmolejo fue el creador del plano más preciso durante el siglo XIX, la acción cobra forma de hazaña si consideramos la ardua labor que representó para un solo hombre. La versión final del plano, fechado en 1866, requirió de documentar con antelación la demarcación de la ciudad para facilitar la comprensión de lo contenido y, en particular, de la morfología de la misma. El plano de 146 x 111 cm. Y dibujado a una escala de 1:5000 con referencias gráficas de las escalas en metros y en varas; con una rosa de los vientos indica el Norte magnético, incluye además un recuadro con el título, el autor y la fecha de elaboración y otro recuadro con los puntos importantes de la ciudad como referencia de ubicación. (Almanza, 1998, pp. 24 y 25). No abundaremos más sobre la importancia y los elementos que contiene el mapa y su valor como documento histórico que permite identificar muchos elementos ya desaparecidos tales como templos, capillas molinos, plazas de toros, barrios, cuarteles y manzanas así como puentes, ríos, presas, huertos, caminos y veredas del Guanajuato de Marmolejo como lo refiere Almanza: Este plano contiene la información más detallada, seria y confiable que, sobre la mancha urbana del Guanajuato del siglo XIX, puede consultarse. El punto de vista imparcial del autor le permitió registrar el mayor número de los elementos humanamente posibles, sin tergiversar dolosamente, —como en otros mapas de la misma época—, la información contenida. El esmero y el cuidado en el trabajo de campo y la plasmación del documento, son el reflejo viviente del amor que Lucio Marmolejo manifestó por Guanajuato y que sigue vigente junto con las Efemérides Guanajuatenses, obras que han adquirido vida propia desde que se desprendieron de su autor, y que permiten conocer a través de ellas lo sobresaliente del intelecto del Presbítero, Don Lucio Marmolejo (Almanza, 1998, p. 28).

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Pocos años después en 1868 se publicó, por parte de la librería de Rosa y Bouret en la ciudad de México. En el devocionario dedicado a la Virgen María, Marmolejo muestra su capacidad creativa y su inspiración como poeta. Es probable que el ver concretada la edición se despertará un nuevo entusiasmo por abrigar con formalidad la vida religiosa. Al poco tiempo nuestro personaje inició unos ejercicios en la casa que para el efecto existía en el mineral de Mellado, luego se inscribió junto con Jesús Alcocer y Ramón Valle en la Cátedra de Teología Moral que se impartía en el colegio de Santa María en Valenciana. Fue en 1869 que decidió retomar el sendero del seminario en la ciudad de León donde tuvo una activa participación donde mostró, de nueva cuenta, su inspiración poética. Finalmente el 6 de enero de 1870 fue ordenado diácono en la iglesia parroquial de Pueblo Nuevo y, su ordenación como presbítero ocurrió el 11 de junio de 1870. Ya ordenado sacerdote, Marmolejo retornó a Guanajuato y comenzó una nueva faceta en la que emprendió obras de trascendencia para la ciudad. Una de ellas fue la construcción, en 1870, de un templo dedicado a la madre de Dios en la zona del Paseo de la Presa, al efecto integró a un grupo de personas que lo ayudarían en su misión. El templo que se encontraba, para 1872, avanzado en su construcción debió ser derruido para dar paso a la construcción de una plaza, el actual parque Florencio Antillón. La obra fue repuesta, por promesa del gobernador, a partir del 22 de abril de 1873 y se concluyó en abril de 1875, bajo la dirección del arquitecto José Noriega. Al respecto y, sobre el edificio, el arquitecto Alfonso Alcocer refiere: Contrario a sus inclinaciones estéticas, lo edificaría en estilo neogótico. Se adaptó el templo al terreno con un gran basamento, que contribuye a la verticalidad del edificio, importante característica que tomó como modelo; sin embargo, esa altura ha disminuido notablemente al desaparecer el chapitel que remataba su torre, y del que ya carecía en el año de 1924… (Alcocer, 2002, p. 28).

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La antigua capilla del Señor del Buen Viaje fue también favorecida por la intervención de Marmolejo, ya que para 1871 decide, junto con los vecinos del barrio, renovar la vieja techumbre de madera que ya estaba prácticamente inservible para colocar una bóveda de materiales más resistentes. Los trabajos del Buen Viaje concluyeron en 1873. Fue significativa también su participación en otra empresa de dimensiones colosales, la reconstrucción de la cúpula del templo de La Compañía que se había desplomado en el año de 1808. La obra no arrancó por iniciativa de Marmolejo, sino por el licenciado Joaquín Rocha y Portú quien había integrado un comité desde el mes de marzo de 1869, pero el entusiasmo y la capacidad de gestión de Marmolejo fue, sin duda, un aspecto básico para llevar a buen puerto la iniciativa, la obra se prolongo hasta enero de 1884 con la colocación de la cruz de hierro en la cúspide de la cúpula. Retomando el tema de las Efemérides Guanajuatenses o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato, debemos referir que al respecto, nos dice Luis Rionda Arreguín, fue hacia 1875 cuando “comienza a dar los primeros pasos en la distribución y ordenamiento de las partes que habrían de formar su obra” (Rionda, 1998, p. 185). El propio Marmolejo explica, en el prólogo de su célebre obra, algunas de las razones que lo impulsaron a elaborarla. Destaca lo ameno e interesante que resulta el estudio de la historia dividiéndola en segmentos que van desde la universal, la de las naciones, las provincias y las de las municipales o de alguna ciudad importante. Dejaremos en esta parte, a manera de diálogo, la expresión del propio autor. Marmolejo detecta para el caso de Guanajuato una carencia en ese sentido, reflexiona sobre el punto y define que no existe una historia de Guanajuato, circunstancia que atribuye al descuido de sus moradores o a cualquiera otra circunstancia desconocida, —no obstante— dice: …la incomparable riqueza de sus minas, la cultura de sus habitantes, lo hermoso de sus edificios, lo importante de sus establecimientos, lo numeroso de su población, lo trascendental de los acontecimientos que en ella se

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han verificado, lo singular de su situación topográfica, y tantas otras circunstancias que la hacen verdaderamente notable, y que llaman sobre ella la atención de los nacionales y extranjeros (Marmolejo, 1907, v).

Continúa exponiendo: Nosotros, por una feliz casualidad, hemos tenido a nuestra disposición un número considerable de datos históricos de esta ciudad, algunos pocos publicados ya, y todo el resto inéditos; y en vista de esto, y para cubrir en lo posible la falta mencionada, concebimos, desde hace mucho tiempo, el atrevido pensamiento de escribir la historia de la ciudad de Guanajuato: llegamos varias veces a decidirnos a ponerlo en práctica; más otras tantas desistimos de tal empresa, arredrados ante su magnitud, que aparecía mayor al lado de nuestra pequeñez… (Marmolejo, 1907, vi).

Marmolejo expresa, sobre su obra, que fue complejo encontrar la forma de aprovechar la información y noticias obtenidas luego de revisar un mar de documentos, reflexiona sobre la importancia que tiene el trabajo realizado por tantos años y la trascendencia del mismo. La decisión, que debió ser compleja ante el impulso original que tuvo de realizar lo una historia de la ciudad de Guanajuato, fue la de presentar la información de manera ordenada pero su obra, en muchos sentidos, rebasa esa expectativa porque se ha convertido en un referente fundamental, el indicio primario para quien busca saber algo sobre la ciudad. Este medio fue arreglar dichas noticias en orden cronológico, en la forma y bajo el nombre de efemérides, como lo hemos verificado, reuniendo en ellas todo cuanto hemos podido saber, interesante, curioso u honorífico bajo cualquier concepto, para la ciudad de Guanajuato; y presentarlas de esta manera al público, para que así queden a la mano de persona más apta que nosotros, que pueda y quiera encargarse, tarde o temprano, de escribir un libro que con todo rigor pueda llamarse “Historia de Guanajuato (Marmolejo, 1907, vi).

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También con una extraordinaria distinción para su público lector, explica la manera en qué están estructuradas sus efemérides y como distribuyó los capítulos de las mismas para ofrecer la posibilidad de una mayor comprensión y claridad de sus propósitos. Las efemérides propiamente dichas, comienzan en el Capítulo V de nuestra obra, porque hemos consagrado los tres primeros a la descripción de la ciudad; y el Capítulo IV contiene los preliminares históricos más antiguos, cuyas fechas ha sido imposible precisar (Marmolejo, 1907, p. vi).

Las fuentes y su tratamiento, el elemento básico de su sobresaliente esfuerzo, son descritas con claridad, su expresión es muestra del arduo y laborioso esfuerzo que tuvo que hacer para consignar las noticias que dan cuenta de sucesos trascendentes en 358 años de historia de la ciudad de Guanajuato. Su obra de alguna manera se ha convertido en la historia básica de la ciudad, en una de las fuentes más consultadas por quienes tienen interés sobre el pasado de la ciudad en los periodos que la misma comprende. Al tiempo que identifica las limitaciones, reconoce la importante labor de rescate documental, a manera de efeméride, porque en efecto, muchos de los documentos que consultó y que ahora no existen o no es posible consultar por expolio o por causa de preservación decidida a motu proprio por alguien, ha permitido que tengamos noticia de lo sucedido. Entre sus fuentes más destacadas figuran los documentos del archivo municipal, los de las parroquias del centro, de Santa Ana y de Marfil y, como refiere, otros varios pertenecientes a cofradías, negociaciones mineras y particulares; suma los archivos de todos los conventos de la ciudad y una relación de los libros de historia, de su época, que daban cuenta del devenir de la región y otros entornos así como múltiples textos escritos en la propia ciudad de Guanajuato, de ellos desataca un manuscrito que a la fecha no ha sido posible ubicar entre los acervos documentales públicos y particulares, se trata de un manuscrito elaborado por un vecino de la ciudad hacia el año de 1714 y a quien refiere en uno de los momentos más 145

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desgraciados de la ciudad vividos durante la hambruna que se produjo por la falta de lluvias y la escasez de alimentos. Nos referimos a los apuntes manuscritos de Don José Bartolo Álvarez que consignan, atendiendo al referente del propio Marmolejo, “a las varias cosas que han sucedido en mi amada patria guanajuatense”. Igualmente consultó, otro manuscrito, las Annuas de las misiones del colegio de la Compañía de Jesús de Guanajuato. Los decretos de los congresos, las memorias de los gobernadores, los periódicos locales y sus propios apuntes donde consignaba algunos asuntos de interés personal y general. El esfuerzo y la dedicación para la conformación de su obra fue, como hemos referido, asombroso, su trabajo consistió en localizar los documentos, recuperar la información luego de una lectura que requería, además de tiempo, entrenamiento paleográfico, disponer, luego de la lectura, de los elementos más sobresalientes para proceder a la redacción de cada efeméride, redactarlas y ordenarlas cronológicamente, dotar de orden y sentido al conjunto de efemérides para que cumplieran su objetivo, proporcionar datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato. Nuestra empresa, sin embargo, aun reducida a estos límites ha sido laboriosa en alto grado, habiéndose necesitado para realizarla, una constancia no interrumpida durante largo tiempo: muchas ocasiones, para obtener con acierto una efeméride que ocupará diez o veinte líneas en nuestra obra, ha sido preciso, revisar escrupulosamente un tomo en folio, o un voluminoso expediente manuscrito, cuya letra era apenas inteligible; y otras, para lograr un documento importante, ha sido necesario salir a buscarlo fuera de la ciudad; pues como verán los lectores, cuando lo hemos juzgado conveniente, y nos ha sido posible, hemos acompañado a nuestras efemérides copia de los documentos que les son relativos (Marmolejo, 1907, vi).

Entre los años de 1883 y 1885 comenzaron a circular los dos primeros tomos de sus Efemérides Guanajuatenses o datos para formar la Historia de la ciudad de Guanajuato. Obra escrita con presencia de los más auténticos e interesantes documentos, por el Presbítero Lucio Marmolejo. Socio corresponsal de 146

LUCIO MARMOLEJO: SUS EFEMÉRIDES Y EL PATRIMONIO DOCUMENTAL...

la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y miembro de algunas otras corporaciones literarias, como se escribió en la página que da inicio a su obra. De sus efemérides se han hecho, hasta ahora, cuatro ediciones. La primera de ellas bajo la supervisión del propio autor. Marmolejo murió el 31 de agosto de 1885 y Ramón Valle agregó en 1886 un prólogo con un esbozo biográfico de Marmolejo y las conclusiones que había dejado escritas. La segunda edición la realizó, por entregas que circularon entre 1907 y 1914, Francisco Díaz quien la imprimió en su taller ubicado en la calle de La Tenaza letra L. Díaz organizó la obra en dos volúmenes. La tercera edición se hizo entre los años de 1967 y 1974 y estuvo a cargo de la Universidad de Guanajuato, la base de la misma fue la inmediata anterior de Francisco Díaz aunque con algunas alteraciones. En 2015 se editó, en formato facsimilar, la obra de Lucio Marmolejo correspondiente a la segunda edición realizada, como hemos referido, por Francisco Díaz. Sin duda la obra Efemérides Guanajuatenses de Lucio Marmolejo es de primera importancia para soportar el quehacer historiográfico de la ciudad, tiene también gran valor por ser un medio de conservar para la posteridad una serie de noticias sobre la propia ciudad y sitúa a su autor como un precursor de la historiografía guanajuatense. Su legado es una forma de preservar el patrimonio histórico documental de nuestro querido Guanajuato.

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REFERENCIAS Almanza Carrillo, Ricardo (2000). Lucio Marmolejo de Guanajuato. Volumen 3. El plano topográfico de la ciudad de Guanajuato formado en 1866 por Lucio Marmolejo. Guanajuato: Universidad de Guanajuato. Arenas Sánchez, José (2000). Lucio Marmolejo de Guanajuato Volumen 2. Efemérides Guanajuatenses. Datos biográficos del presbítero Lucio Marmolejo. Guanajuato. Universidad de Guanajuato. Marmolejo, Lucio (2015). Efemérides Guanajuatenses: o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato. Primera edición facsimilar. vol. 1 y vol. 2. A partir de la edición de: Imprenta, Librería y Papelería de Francisco Días. Calle de la Tenaza, Letra L, Guanajuato. 1907(Tomo I), 1908 (Tomo II), 1911 (Tomo III), 1914 (Tomo IV): Universidad de Guanajuato. Moreno Moreno, Ma. De los Ángeles (2000). Lucio Marmolejo de Guanajuato. Volumen 1. Estudio de las Efemérides Guanajuatenses. Guanajuato. Universidad de Guanajuato. Rionda Arreguín, Luis (1998). Reflexiones en torno a la historia. Guanajuato. Centro de Investigaciones Humanísticas, Universidad de Guanajuato. Rodríguez Frausto, Jesús (1957). Biografías. Lucio Marmolejo. núms. 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, Órgano de divulgación del Archivo Histórico de Guanajuato. Guanajuato. Universidad de Guanajuato.

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LA GESTIÓN CULTURAL DESDE LO LOCAL: EL CASO DE LA CASA DE LA CULTURA DEL MUNICIPIO DE SANTA ANA MAYA

Alejandro Mercado Villalobos Carlota Laura Meneses Sánchez Morelos Torres Aguilar José de Jesús Cordero Domínguez

······················ Resumen En las líneas siguientes se examina el estado de la gestión cultural y de la labor que en consecuencia, se realiza por parte del gobierno municipal del pueblo de Santa Ana Maya. De lo que se trata con este texto, es de evidenciar los problemas que en lo local ocurren en el trabajo que se realiza respecto a la difusión de la cultura, desde la Casa de la Cultura del municipio en cuestión. Pensamos que el examen de ese particular punto en la amplia geografía mexicana, puede ser ejemplo de lo que sucede en el ámbito local, respecto a la importante labor de investigar, difundir y aplicar tan importante aspecto del desarrollo humano.

LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA Desde una visión local, municipal, la importancia de la cultura puede verse en la cita que en el rubro “problemas sociales”, se incluyó en el Plan de Desarrollo Municipal del Ayuntamiento del Municipio de Santa Ana Maya, Michoacán, que corresponde al trienio 2005-2007. De acuerdo a esa visión, uno de esos apremiantes problemas era el “Alcoholismo-drogadic149

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ción”, problema que venía dándose “debido a la falta de espacios expresivos y hábitos culturales que manifiesten y canalicen las inquietudes” (Periódico Oficial, 2005, p. 4). A partir de la cita, podría decirse que los integrantes de aquél gobierno tenían una clara idea del papel de la cultura en el saneamiento del tejido social, cosa que es al día de hoy un fin del Estado a la vista de la evidente descomposición de la sociedad o de parte de ella. Pero como usualmente ocurre, el plan fue más un requisito cumplido por ley que un plan estratégico de gobierno y de acción municipal. En efecto, a la distancia, a pesar de la puesta en marcha de una casa de la cultura municipal y de un plan que, aunque incipiente, incluía el cultivo de varias actividades artísticas —música, danza y pintura principalmente—, el alcoholismo y la drogadicción son problemas que continúan y, aún más, han aumentado en la región con los problemas sociales que ello conlleva,1 y se han acumulado otros, como el estrés y la depresión por decir algunos. Es cierto sin embargo, que desde la creación de la Casa de la Cultura “Ing. Cuauhtémoc Cárdenas”, el primero de mayo del 2006 (SIC-CONACULTA), han aumentado en términos cuantitativos los eventos artísticos, pero estos solo han cubierto el tiempo de ocio de la población —al menos la porción de ella que es atendida en términos culturales—, sin que se haya logrado hasta ahora lo que se decía en el plan citado al inicio, sobre todo, en lo que se relaciona con la formación de hábitos culturales. En vista de tal reflexión, el objetivo de este trabajo es el mostrar las debilidades de la gestión cultural en lo local-municipal, y lo que ello conlleva en tanto a la falta de reconocimiento del arte y la cultura como necesidad humana, y la poca valorización de la creatividad artística que ello ocasiona. Parto de la idea de que el caso de Santa Ana Maya puede ser visto como un ejemplo de la realidad local del país por las similitudes del contexto municipal, por lo que puede verse a partir de este caso concreto, la problemática en lo local, en el ámbito de desarrollo de la cultura nacional.

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En los últimos cinco años, al menos tres personas fueron asesinadas en el municipio con vinculación al crimen organizado; uno de ellos fue un ex alcalde, otro, al momento de ser victimado era el presidente municipal en funciones.

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EL MUNICIPIO DE SANTA ANA MAYA Se ubica al Norte del Lago de Cuitzeo, en el Estado de Michoacán. Su territorio colinda con el Sur del Estado de Guanajuato, en concreto, con los municipios de Moroleón, Uriangato y Acámbaro. El nombre indica el pasado prehispánico pues maya proviene de Mayao, que en purépecha —la cultura madre michoacana— significa lugar donde se tejen o se hacen redes de pesca (Mercado, 2010, p. 61). Santa Ana por su parte, es la correspondencia histórica al periodo virreinal pues aquello se refiere a la abuela de Jesucristo; siguiendo la costumbre española, se renombró el pueblo con un título católico y el antecedente antiguo indígena. En realidad se sabe muy poco de la historia antigua de la región que hoy ocupa el municipio de Santa Ana Maya. Se han encontrado restos de animales prehistóricos, como mamuts, camellos y caballos, que hacen presumir la presencia del hombre en la zona aledaña al lago al menos desde el pleistoceno, pero no hay nada concreto aún, aunque hay mayor certeza por los vestigios arqueológicos encontrados, que los primeros pobladores organizados en comunidad corresponden a la llamada Cultura Chupícuaro, la más antigua de los actuales territorios de Michoacán y Guanajuato,2 a la cual habría correspondido la fundación de varios pueblos prehispánicos, entre ellos el antiguo Mayao. Ya en el posclásico (1200 a 1521 d. C.), ocurrió la conquista de toda la zona antes Chupícuaro por parte del Imperio Purépecha, de ahí los nombres indígenas de dos comunidades de Santa Ana Maya —Potzundareo y Cuiritzeo— y de no pocos del Sur de Guanajuato. La época virreinal significó, decía líneas arriba, el nuevo título al pueblo y la incorporación —como ocurrió prácticamente en todo el país—, de elementos occidentales en todos sentidos, iniciándose la aculturación y a forjarse a partir de ello, la identidad que terminó de consolidarse durante el siglo XIX con el arribo de la independencia y el establecimiento de la República, cosa que derivó en lo que hoy conocemos como México. Uno de los 2

Aún se sabe poco de la Cultura Chupícuaro, no obstante, se presume que aquella pudo tener mayor importancia que la que ahora se conoce (Vid. Arqueología Mexicana, 2008).

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cambios significativos lo tuvo Santa Ana Maya en 1868, cuando se le dio el título de cabecera municipal, siendo a partir de ello que pudieron lograrse importantes mejoras en lo social, educativo y económico (Vid. Mercado, 2010, pp. 74-78). Actualmente, el municipio consta del pueblo cabecera, que es precisamente Santa Ana Maya, de una tenencia con nombre también indígena, Huacao, y de trece comunidades, todas del ámbito rural, que es lo que determina la región, donde sus habitantes, que no superan los 14 mil (INEGI, 2010), subsisten principalmente de la agricultura y del comercio que de ella se deriva, y en menor medida de la porcicultura,3 la pesca, la panadería, la herrería y la carpintería. LAS PRÁCTICAS CULTURALES En definitiva, las prácticas culturales distinguen a un grupo social de otro (Colombres, 2009, pp. 27-30), por lo que puedo decir que los santanamayenses no cuentan con algún elemento distintivo, al menos extraordinario, que el resto de la región cultural a la que pertenecen ya que, aunque con antecedentes purépechas, el idioma indígena desapareció así como los atributos étnicos de aquella cultura originaria, no obstante aún puede verse ciertos vestigios al respecto, en la comunidad de Huacao o en el pequeño ranchito de la Mesa Rica, donde incluso se hace evidente la presencia de rasgos negros, prueba de la posible existencia en el pasado virreinal de esclavos africanos en la zona. En otras palabras, Santa Ana Maya es un municipio predominantemente mestizo, y su sociedad actual está influida casi en su totalidad, por la cultura hegemónica, la occidental-europea.4 Y de lo que se ha pretendido rescatar, que tampoco es netamente local, han sido las danzas que hasta mediados del siglo XX se organizaban

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Esta actividad había sido una de las principales luego de la agricultura hasta antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (1994), por lo que era una costumbre familiar el criar cerdos; ahora, solo unos cuantos productores se dedican a ella. 4 La cultura hegemónica es, en palabras de Adolfo Colombres, la que domina e impone sus costumbres al resto (Colombres, 2009, pp. 83-87).

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por gremios productivos (“charareros” —pescadores—, panaderos, entre otros), prácticas que al parecer, vinieron de la influencia de las danzas que aún tienen fuerte presencia en los vecinos pueblos de Moroleón y Uriangato. Aun así, su sociedad se hace distinguir de alguna manera, por la producción panadera, donde existe un pan en particular, denominado quesadillas,5 que en realidad se ha posicionado como un elemento de identidad del municipio hacia el exterior. En Santa Ana Maya se produce también gabanes de lana de oveja y muebles tallados en madera de forma artesanal, y todos estos elementos se incluyen y publicitan como parte de los que forman la identidad local, en los consecutivos planes de desarrollo, al menos los que corresponden a los años en que lleva funcionando la casa de la cultura, objeto de este estudio, y que permite ver si ha sido o no, de impacto transformador la gestión cultural realizada en justificación a su existencia. Pero como ha sucedido en la historia de México, las expresiones culturales provienen y se desarrollan primero por impulso de la sociedad antes que por iniciativa del Estado. De esta manera y por citar un ejemplo concreto, en Santa Ana Maya la música ha sido un elemento históricamente desarrollado, teniéndose antecedentes documentales al respecto desde mediados del siglo XIX, principalmente en la época porfirista, destacando en el rubro, músicas de cuerda y principalmente de viento, que sobreviven en el imaginario colectivo local como fundamentales en la identidad local. Aunque la música no ha sido la expresión artística única, ya que la pintura ha sido también una actividad cultivada, e incluso, se tiene entre los personajes distinguidos al pintor Pedro Cruz Castillo, quien se considera uno de los mejores artistas plásticos de temas religiosos de México de mediados del siglo XX (Vid. Herrera, 2014). Así, de la tradición musical se derivaron dos músicas populares de viento en la década de 1990, y de media docena más en los últimos cinco años, pero todos estos grupos han sido de hecho, forjados a partir de iniciativas privadas y no del gobierno municipal, lo cual es fundamental para comprender el asunto de la gestión cultural puesto que tal concepto debe entenderse, en su dimensión pública, a partir de la ac5

Se trata de masa hojaldrada en forma de círculo, con miel de piloncillo encima.

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ción del Estado en términos culturales mediante la labor de profesionales de la cultura, y cuyo objetivo se relaciona con la transformación positiva de la sociedad. Y en lo relacionado con las artes plásticas, la influencia artística de don Pedro sigue viva pero en el modelo clásico maestro-discípulo, pues hoy en día, solo una persona puede denominársele así, el resto son meros practicantes del arte. Entonces, lo que hay en la actualidad en tanto a elementos culturales pueden definirse por la influencia histórica occidental, destacando en esto la religión católica y el bagaje que tal práctica conlleva, siendo las fiestas patronales los puntos de mayor presencia colectiva y cultural presente de los santanamayenses, por lo que la iglesia y la plaza mayor con sus elementos arquitectónicos —kiosco y portal adyacente—, fungen como el “espacio y memoria colectiva” siguiendo a Halbwachs (1990), donde se lleva a cabo el vínculo de sociabilidad y se (re) construyen continuamente los signos culturales. En suma, todo lo cultural de los habitantes del municipio de Santa Ana Maya, al igual de no pocos casos en el contexto local mexicano, proviene de la herencia hispana que parte de la conquista, el gran trauma de los mexicanos según Octavio Paz (2012, pp. 72-97), aunque con incrustaciones culturales adquiridas en la historia moderna. EL CONTEXTO CULTURAL La actualidad de los santanamayenses aparece relacionada con la tradición, aunque por desgracia, está también determinada por la cultura de masas, cosa que para Colombres se relaciona con lo comercial de la cultura, lo que se vende masivamente, por los medios generalizados, lo que no requiere crítica ni reflexión pues no tiene significado profundo, ni hace pensar la realidad más que en términos de consumo (Colombres, 2009, pp. 95-31). Y esto es un referente de lo que sucede al respecto en el resto del país. Atendiendo a los resultados de la Encuesta Nacional de Hábitos y Consumo Culturales (2010), en México la sociedad en su mayoría, gusta de los productos culturales que entran en la definición de Colombres, por lo que la música comercial, la de masas, es la que mayormente se consume, siendo el 154

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museo, la biblioteca, la galería de arte o las salas de música de ópera o de concierto, los espacios menos visitados por el grueso de la población. Y esto no se debe a la situación económica necesariamente, ya que en la actualidad un “concierto” de algún artista en boga, perteneciente a la música popular mexicana, puede superar hasta en cinco o más veces, el costo de asistencia a un evento de ópera o de similar acto de calidad musical por ejemplo, o la entrada a un museo de arte. Esto nos lleva a afirmar de forma categórica que es cierto que la influencia de la cultura de masas, la de consumo, ha venido ganando la partida a la cultura de valores, que es esta que transmite significados, propios de una comunidad, local, nacional o universal. Aquí precisamente, radica la importancia de la correcta gestión cultural y el papel decisivo, desde lo local, de las casas de cultura municipales, y sobre todo, de las comunidades pequeñas en cantidad de habitantes, donde por lo general se tienen menores recursos que en las urbes, donde históricamente se concentran en México, los principales bienes y servicios, también en lo cultural. Siguiendo lo anterior, en Santa Ana Maya se consume lo banal de la cultura, esto es, en música, las expresiones populares, no de la cultura popular6 sino de esta cultura de masas que se difunde a través de los medios masivos de comunicación, por lo que los santanamayenses perciben la cultura a partir de lo que se les transmite en televisión principalmente, aunque la radio también tiene lo suyo de importancia, siendo entonces, muy limitado el espectro ya que por la programación de ambos medios que se difunden en la localidad, los habitantes de aquél municipio se acostumbran por esta influencia, a concebir como cultura lo que se ve en las telenovelas, lo que se escucha, toda la música popular, la masiva teniendo como preferidas la banda de viento y el norteño,7 y en menor medida el mariachi. 6

“La cultura popular es la cultura del pueblo”, concebido este como la mayoría de la población, que se distingue porque no ésta no es dueña de los medios de producción (Colombres, 2009, pp. 69-73). 7 Ambos grupos musicales, aunque de orígenes tradicionales, han sido producto en la actualidad de una visión de mercado, sin importar de ninguna manera, un contenido cultural de calidad; más bien, su desarrollo se guía por las necesidades de mercado. Sobre la música norteña puede verse El síndrome de la nostalgia (Montoya, 2014), y sobre las músicas de viento a Las bandas de viento en México (Mercado, 2015).

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Es cierto que en las posibilidades televisivas destaca al menos, el Canal 22 del Consejo Nacional para la Cultura y la Artes (CONACULTA), que “produce y difunde, mediante la tecnología a su alcance, las manifestaciones artísticas y culturales del país y del mundo. Contribuye al aprecio por las artes y el conocimiento, y promueve la diversidad y los valores de la convivencia democrática” (Canal 22, 2015), pero es un hecho que es el canal menos visto si se atiende al predominio de lo masivo sobre la cultura de calidad. Esto ha llevado a la cuestión que citaba antes, esto es, la falta de reconocimiento de la cultura de calidad como una necesidad humana, y la poca valorización y respeto hacia la creatividad artística. LA CASA DE LA CULTURA “CUAUHTÉMOC CÁRDENAS SOLÓRZANO” DE SANTA ANA MAYA Tal institución se creó en 2006, y de acuerdo con los datos oficiales del Sistema de Información Cultural (SIC) de CONACULTA (2015), sus actividades se centran en los talleres de dibujo a lápiz, pintura al óleo, bordado de listón, pintura en tela, repujado, danza folclórica, música, tejido y elaboración de mojigangas. Si se atiende al contexto señalado, en poco la institución ha permeado en la sociedad local. Un ejemplo contundente de este asunto se tiene en el caso del Mural de Historia del Municipio de Santa Ana Maya. A iniciativa de los miembros del Consejo de la Crónica municipal, en el 2009 se gestionó la creación de la obra del tipo mural con el objetivo de transmitir, mediante el uso de las imágenes, la identidad histórica de los santanamayenses a partir de charlas en el sitio del mural dirigidas principalmente a la población susceptible de formación cultural, es decir, a niños y jóvenes estudiantes desde preescolar y hasta el bachillerato. El proyecto se logró y a lo largo de un año el pintor michoacano Jerónimo Mateo Madrigal, uno de los mejores exponentes del arte plástico en aquella entidad, creó la obra de 30 metros de longitud y poco más de 2 y medio de ancho, que se ubicó en el muro Norte del Auditorio Municipal. Adyacente al edificio del ayuntamiento de Santa Ana Maya, tal espacio se concibió en la década de 1980 como uno destinado a eventos 156

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culturales, pues se construyó un escenario —y camerinos en la parte posterior del mismo— para la puesta en escena de obras de teatro, serenatas musicales o cualesquiera programas artísticos. No obstante la iniciativa, el espacio no ha fungido como cultural debido a la ausencia en un programa concreto de formación de públicos, pues los eventos culturales que se realizan —y en ocasiones solo en festividades religiosas-patronales que son dos al año—, se llevan a cabo generalmente en la plaza principal, con lo que la tradición ancestral mexicana gana en este sentido, pues es de herencia colonial que la Plaza Mayor de un pueblo, villa o ciudad sea el centro de confluencia de una sociedad determinada. Entonces al Auditorio Municipal se le ha dado otros usos, por lo que a la fecha ha sido estacionamiento de los funcionarios municipales, sede de entrega de beneficios sociales de programas del gobierno en sus tres niveles, por lo que es posible ver en temporadas determinadas, que el espacio se llene de diversos materiales de construcción por ejemplo, o de despensas, o incluso, el Auditorio Municipal ha sido cancha de voleibol —balonvolea—. ¿Cómo explicar esto? Siguiendo al afamado sociólogo Pierre Bourdieu (2002) en sus Elementos de una teoría sociológica de la percepción artística, en el ejemplo se percibe la ausencia de códigos de desciframiento del contenido de la obra de arte no solo por parte de los jugadores sino de la sociedad en su conjunto, lo que impide su compresión y en consecuencia, su valoración. Siguiendo tal idea, la sociedad santanamayense en general, adolece de una educación cultural, cosa que se comprueba por la ausencia de oposición o rechazo social, a aquellos quienes juegan en el lugar, y que dañan la obra de arte, físicamente y también en el terreno valorativo. De esta manera, el grueso de la población aparece como responsable del hecho por omisión o participación, y la mayoría demuestran la ausencia de una preparación cultural. El mismo Bordieu señala que, para que la sociedad comprenda el mensaje contenido en una obra de arte, es necesario que se adquieran los códigos que ella encierra, cosa que ocurre a partir de la educación artística por dos vías: la instrucción familiar o del entorno inmediato —cosa complicada en la realidad santanamayense por la falta de una 157

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tradición artística histórica—, o por medio de la educación formal, esto es: institucionalizada, lo que para el caso de Santa Ana Maya —situación nada distinta a otras realidades regionales mexicanas—, puede darse desde la casa de la cultura municipal. El problema al respecto inicia con la dirección, ya que desde que fue creada, la casa de la cultura de Santa Ana Maya ha sido encargada a personas sin el perfil de gestor cultural, ya que en su historia, han sido dos historiadores y dos licenciados en ciencias de la comunicación los encargados de su destino directivo. Esto ha provocado que no se entienda de hecho, la función de un espacio de fomento cultural en toda la dimensión de la categoría Cultura, y esto se aplica a los profesores que imparten los talleres, quienes no tienen de hecho, título en ninguna de las Bellas Artes salvo cursos —algunos formales—, respecto a las actividades impartidas, lo que no garantiza de hecho, un pleno entendimiento de las necesidades de la cultura. De acuerdo con la definición de la UNESCO (2015): ...la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.

Si cultura incluye, entre otras cosas, los rasgos que determinan las particularidades de una sociedad determinada, ¿por qué los santanamayenses se presentan indiferentes ante los jugadores que cotidianamente dañan el Mural de Historia del Municipio de Santa Ana Maya, si en la obra se contie158

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nen, precisamente, los rasgos comunes que dan identidad a tal sociedad, tales como su historia, sus costumbres y sus tradiciones? Qué pasaría si se organizara un partido de voleibol al interior de la Iglesia del Señor de la Divina Clemencia, que es el santo patrono del lugar. Con toda seguridad habría una protesta generalizada con acciones de defensa, de lo que se considera un valor colectivo, pues tanto el inmueble —la iglesia en sí en tanto a su valor arquitectónico—, como los elementos simbólicos que contiene (imágenes de Dios, santos y vírgenes incluyendo otros que también aparecen), configuran la memoria colectiva de los santanamayenses, los valores pues, configurados desde el hogar —que se convierte en el espacio de enseñanza al respecto—, y consolidados por la institución: la Iglesia, desde las actividades de adoctrinamiento: las pláticas para realizar la doctrina, la confirmación, las bautismales —para el caso de los padrinos— y las matrimoniales; todos estas son formas en que se produce la formación y transmisión de los códigos que hacen que el católico, valore los símbolos inherentes a Dios y a los elementos de la práctica religiosa: iglesias, imágenes, lienzos, cirios de referencia, ropa del presbítero, colores determinados, entre otros. Con el ejemplo de la religión se descifra el motivo del respeto a la religión y el no respeto, siguiendo el ejemplo que dio inicio a estas líneas, al citado Mural de Historia del Municipio de Santa Ana Maya en tanto a su contenido intangible como a su integridad física. En efecto, puede hablarse aquí de la ausencia de una institucionalización de la cultura, que incide en la necesaria educación en ese sentido, y la casa de la cultura municipal no ha servido para tal fin, siendo sus actividades limitadas a la impartición de talleres que, como se decía líneas arriba, han servido para cubrir el tiempo de ocio de los santanamayenses sin generar la correcta percepción artística, impidiendo con ello, que pueda percibirse el mensaje que un pintor o un músico, y arquitecto o un literato, han dejado a la posteridad. Incluso los talleres han sido insuficientes ya que según un estudio realizado por el Partido Acción Nacional (PAN) en el proceso electoral pasado, solo el 3 por ciento de los habitantes de Santa Ana Maya tiene acceso a los beneficios de la casa de la cultura municipal. 159

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De esta manera, educar en lo cultural es lo urgente en los espacios locales en México, y esto no se relaciona con llenar los espacios de ocio de un individuo, cosa que comúnmente ocurre en la casa de la cultura de Santa Ana Maya, donde los asistentes, niños y jóvenes, acuden a aprender a pintar o a dibujar, a tocar la guitarra o a bailar, pero no adquieren una noción de Cultura en el sentido que se ha expuesto, pues no se cultiva de ningún modo, como reza la definición de la UNESCO: los sistemas de valores de la sociedad. Es evidente entonces, que un diagnóstico sobre la situación general y particular del papel de la actual casa de la cultura de Santa Ana Maya es negativo, pues no se alcanza al grueso de la población por lo que es menester aumentar la oferta cultural y con ello, cumplir la meta de democratizar la cultura para que esta sea para todos, pero nada de esto resultaría efectivo si no se establece un ideal o ideario cultural en cuanto a la misión y visión del gobierno municipal en torno a la cultura y a la institución que se encarga de ello. Es revelador al respecto, el análisis de los Planes de Desarrollo municipales de los periodos de gobierno desde que existe una casa de la cultura en Santa Ana Maya. En todos la cultura aparece pero en segundo término, no se le equilibra al igual que rubros, por ejemplo, como el de infraestructura, y no se le dedica más que alguna mención —y en binomio generalmente con la educación— del conjunto de metas a cumplir, ni tampoco se le vincula con el desarrollo social, ni tampoco se la ubica en los términos que acertadamente ha dicho Amartya Sen (2004), como importante para el desarrollo económico. Quizás sea por eso que Zubiría y Tabares (s./f.) concluyan que en países como México, se observe muy poco la administración cultural en términos de eficiencia, de ahí el estado en que se encuentra en tanto a considerársele desde el Estado una actividad segundona y de ornato. Y aunque en el Plan de Desarrollo Municipal del trienio 20052007 se haya tocado la cultura como necesaria para manifestar y canalizar las inquietudes, y que en el siguiente se le dedique un apartado concreto con metas específicas, el resultado del avance cultural a partir de la labor al respecto de las tres administraciones públicas de Santa Ana Maya desde que existe la casa de la cultura, es a todas luces negativo. 160

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Por tanto, aumentar los talleres, incluir el teatro o el cine como actividades también importantes, generar un taller de lectura —cuestión en suma necesaria—, y generar mayor participación de los artistas locales —establecidos estos no a priori sino por la propia definición del concepto—, adjunto a intenciones siempre bienvenidas, de aumentar cuantitativamente los eventos culturales, solo será efectivo a partir del establecimiento de un ideal de cultura tal como lo señala Bordieu, ofreciendo a la sociedad los códigos necesarios para el desciframiento de una obra de arte, de una artesanía o una expresión musical, ya sea del corte clásico, tradicional y hasta popular. Pero también, es imprescindible generar lo que Gilberto Jiménez (2013) llama el respeto del vestigio cultural ante el embate de la mercadotecnia, que establece un precio en económico a una obra de arte o cualquier expresión artística. Esto se relaciona con hacer ver a la sociedad —nuevamente lo digo—, mediante la educación institucionalizada, que un monumento por ejemplo, o una pintura, valen no por un supuesto contenido económico, sino por los valores que encierra una determinada obra, y que esto es producto de la creatividad humana, es por ello que en la definición de la UNESCO se destaca que la cultura permite discernir valores, expresar lo humano del ser humano —cosa que se está perdiendo y la inseguridad actual lo hace evidente—, y buscar “incansablemente nuevas significaciones”, creando obras que permitirán que la creatividad humana trascienda. En conclusión, cualquier gobierno municipal se quedará corto en el ámbito cultural si no se propone (re) diseñar un plan donde la cultura sea vista como una herramienta para mirar al mundo de otra manera, la del artista, que mira con los ojos y no con las manos (como se hace al elaborar por ejemplo, una artesanía en miras de su contenido utilitario). Es menester aumentar el número de talleres, sí, pero atendiendo también y como eje, el contenido estético de las actividades desarrolladas. UNA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN CULTURAL Pensamos que una propuesta de intervención cultural debe ubicarse desde lo local, no desde arriba hacia abajo como comúnmente se hace, y aten161

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diendo la necesidad de profesionalizar a los profesores de casas de cultura, pero en el sentido amplio de la categoría, siguiendo principios como el que propone la UNESCO, vinculándosele firmemente con el desarrollo en términos de Amartya Sen. También, un papel desde la gestión cultural es el de idear un plan para educar a la población en su conjunto, más allá de los asistentes a los talleres en la casa de la cultura, haciendo con esto, que la cultura haga lo suyo y que se fortalezcan los vínculos entre los miembros de una sociedad determinada, fomentando al mismo tiempo el saneamiento del tejido social, vulnerado como sabemos, en los tiempos actuales por la acción sobre todo del narcotráfico. En el proceso debe atenderse los proyectos que aparecen desde el ámbito social, siendo la música y por mucho, la actividad tradicional que en México se cultiva siguiendo la vía de la organización colectiva sin que el Estado intervenga, tal es el caso de las músicas de viento o de los conjuntos norteños, que pululan en los pueblos por ser estas, oportunidades de desarrollo cultural y económico. Para el caso de Santa Ana Maya, luego de décadas de ausencia, la música de banda de viento apareció en 1987 a iniciativa de un grupo de jóvenes, y de ella derivaron dos músicas más en la década de 1990 y actualmente, media docena de esas agrupaciones “suenan” en el municipio, sin que el gobierno municipal las apoye de alguna manera, y también, ha surgido ya un grupo norteño, que ha seguido el mismo derrotero en cuanto a la falta de apoyo por parte del Estado local. Así, puedo concluir que la casa de la cultura de Santa Ana Maya no ha sido en realidad, luego de nueve años de existencia, una institución transformadora de la realidad cultural del municipio, y a lo más, se ha convertido en un centro de entretenimiento más que un espacio de cultivo de las artes. Y esto se debe a dos cuestiones fundamentales. Por una parte, debido a que los sucesivos gobiernos locales han visto la cultura como un ramo aunque necesario, se nivel secundario, lo que se comprueba al revisar los perfiles de las y los directores que aquella ha tenido en su historia, lo que es el segundo problema pues ninguno de ellos ha tenido en serio, una formación en la gestión cultural, y aunque con cursos las más de las veces superficiales, ofrecidos por las autoridades estatales en el tema cultural, la 162

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ausencia de planes específicos de cultura en el tiempo examinado, dan prueba de la falta, casi total, de un ideal o proyecto en concreto, de la cultura en el Municipio. Y por desgracia, todo se reduce a dar talleres de “arte” y “cultura”, solo que de esa forma, nunca podrá cultivarse la Cultura como una necesidad humana. REFERENCIAS Bourdieu, P. (2002). Campo de poder, campo intelectual. Argentina. Editorial Montressor. Colombres, A. (2009). Nuevo manual del promotor cultural. vol. 1. México. CONACULTA. De Zubiría, S. y Tabares, M. (s./f.). “La administración de organizaciones culturales”, en Formación en administración y gestión cultural. Organización de Estados Iberoamericanos. Recuperado el 4 de septiembre del 2015 en https:/ /gestcultural.files.wordpress.com/2008/04/formacion-en-administracion-ygestion-cultural.pdf Encuesta Nacional de Hábitos y Consumo Culturales (2010). México: CONACULTA. Halbwachs, M. (1990). “Espacio y memoria colectiva”. Estudios sobre las culturas contemporáneas, III (9), pp. 11-40. Herrera Torres, C. (2014). Detrás del mural…Don Pedro Cruz Castillo. México. Editorial Puente de Piedra. Instituto Nacional de Geografía y Estadística (2010). Censo de población y vivienda 2010. México: INEGI. Martínez, G. (2013). “Cultura y Patrimonio como fuente de identidad”, en http:/ /www.youtube.com/watch?v=N079IxOTKQE Mercado Villalobos, A. (2010). Santa Ana Maya. Monografía municipal. México. Morevallado Editores. Mercado Flores, G. (2015). Bandas de viento en México. México. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Misión del Canal 22 (2015), en: http://corporativo.canal22.org.mx/?seccion=8&idioma=es Montoya Arias, L. O. (2014). El síndrome de la nostalgia. México. CONACULTA. Paz, O. (2012). El laberinto de la soledad. México. Fondo de Cultura Económica. Periódico Oficial (2005, 30 de junio). Plan de Desarrollo Municipal, 2005-2007. México. Gobierno del Estado de Michoacán.

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LA CULTURA DEL PATRIMONIO

Sen, A. (2004, noviembre). ¿Cómo importa la cultura en el desarrollo? Letras Libres. Sistema de Información Cultural de CONACULTA (2015). Casa de la Cultura “Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano” de Santa Ana Maya. Recuperado el 2 de septiembre del 2015, de http://sic.gob.mx/ficha.php?table=centro_ cultural&table_id=2376 UNESCO (2015). Cultura. Recuperado el 3 de septiembre del 2015 de http:// www.unesco.org/new/es/mexico/work-areas/culture/

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COLABORADORES

MORELOS TORRES AGUILAR Doctor en historia. Es profesor titular de tiempo completo en la Universidad de Guanajuato. Obtuvo mención honorífica, la medalla Alfonso Caso, y el Premio Marcos y Celia Maus en la UNAM por sus estudios y tesis de doctorado. Recibió la Beca para estudiantes distinguidos [INEHRM] y el premio de ensayo 75 años de Autonomía Universitaria, [UNAM]. Realizó un posdoctorado en historia cultural en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Forma parte del Sistema Nacional de Investigadores. Sus líneas de investigación son Historia de la cultura e Historia de la educación. Es miembro del Seminario de Investigación sobre Historia y Memoria Nacionales [UNAM], y del grupo de investigación Historia y Prospectiva de la Universidad Latinoamericana [HISULA]. Ha publicado en revistas indexadas y de amplia difusión de México, Colombia y Costa Rica, y es autor de diversos capítulos de libro en publicaciones editadas por instituciones nacionales y extranjeras. Su libro Cultura y revolución. La Universidad Popular Mexicana (ciudad de México, 1912-1920) fue publicado por la Coordinación de Humanidades de la UNAM. [email protected] CARLOTA LAURA MENESES SÁNCHEZ Profesora e Investigadora del Departamento de Estudios Culturales, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Camus León, Universidad de Guanajuato. Doctorante del Posgrado en Cultura y Arte. Perfil deseable PRODEP. Tema de Investigación: La Cultura del Patrimonio, Capítulos del Libros Los espacios culturales como determinantes del Patrimonio en Aproximaciones al patrimonio cultural. Guanajuato, Gto. Universidad de 165

LA CULTURA DEL PATRIMONIO

Guanajuato-Editorial Montea. ISBN: 978-607-96387-6-4. La Transformación urbana de Irapuato en el siglo XX. En Martín Checa y Regina Hernández Las otras ciudades, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Mora, 2014. ISBN: 978-607-9294-57-1. [email protected] ALEJANDRO MERCADO VILLALOBOS Doctor en Historia de México, con una década de investigación respecto al músico, su actuar cotidiano y su relación con la sociedad. Publicaciones varias sobre el tema, de enero del 2015 es la más reciente. Así, el capítulo “La educación musical en Morelia, 1869-1911” se incluye en el libro colectivo Educar en el arte, publicado por la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y “Las bandas de viento en Morelia, un acercamiento a las música de las mayorías, 1882-1911” se incluye en el libro Las bandas de viento en México, editado por el INAH. En enero del 2016 aparecerá La educación musical en Morelia, 1869-1911, editado por el Centro de Estudios sobre la Cultura Nicolaita, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Y actualmente, en curso el proyecto de investigación sobre La cultura musical en Guanajuato decimonónico. [email protected]

LAURA GEMMA FLORES GARCÍA Nacida en Salamanca, Gto. México, es Licenciada en Historia por la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato, Maestra en Historia de México por El Colegio de Michoacán, Diplomada en Arte Colonial por CONACULTA/INAH/Museo de Guadalupe-IIE-UNAM, Doctora en Historia Colonial por el INAH-UAZ, Maestra en Arquitectura con especialidad en Restauración de Sitios y Monumentos por la Facultad de Arquitectura de la 166

COLABORADORES

Universidad de Guanajuato. Cuenta con una Estancia Posdoctoral en Estudios de las Religiones en la Universidad Católica de Louvain, Bélgica donde cursó el Diplomado en Estudios Complementarios del Segundo Ciclo en Ciencias de las Religiones, Facultad de Teología y Derecho Canónico, (UCL). Fue profesora invitada de la Universidad de Valencia en el Departamento de Economía Aplicada a la Cultura. Ha sido becaria de la Universidad de Guanajuato, del Museo de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, Gto., de CONACYT para estudios de maestría y doctorado, de FIDERH Banco de México, PROMEP y miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1997 a la fecha. Ocupó la cátedra “Miguel León Portilla de Estudios Mexicanos” en la Universidad de Amberes, Bélgica. Ha participado en un centenar de conferencias, congresos y charlas nacionales e internacionales (Argentina, Bélgica, Chile, Colombia, Cuba, España); escrito una cuarentena de libros, artículos y capítulos de libros sobre arte, religión y patrimonio tangible e intangible. Ha sido Evaluadora-Arbitro de CONACYT, Evaluadora Especializada del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior de las Artes, A.C. (CAESA), Evaluadora de CIIES; Acreedora a Beca de Ciencia Básica 2008 del Fondo Sectorial para la investigación en Educación (Fondo SEP-CONACYT), Evaluadora del CONACYT a través de la Dirección Adjunta de Posgrado y Becas (DAPYB) para Programas de Posgrado. Fue Subdirectora de Investigación del Patrimonio en el Instituto Zacatecano de Cultura, Directora de la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas y Directora de Extensión Cultural de la Universidad de Guanajuato. Desde 1994 a la actualidad se desempeña como docente investigadora en la Universidad Autónoma de Zacatecas. [email protected] LIDIA MEDINA LOZANO Licenciada y Maestra en Humanidades en el área de Historia y Doctora en Humanidades y Artes por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Docente-Investigadora del Programa de Licenciatura de la Unidad Académica de 167

LA CULTURA DEL PATRIMONIO

Historia y de la Maestría en Enseñanza de la historia de la Unidad Académica de Docencia Superior de la UAZ. Desde el 2003 a la fecha tiene el Reconocimiento nacional del Programa para el mejoramiento del Profesorado (PROMEP). Integrante del Cuerpo Académico en consolidación 172 “Teoría, historia e interpretación del arte”. Sus líneas de investigación abordan la historia de la arquitectura, el estudio de la imagen como recurso para la enseñanza-aprendizaje de la historia y la alfabetización visual en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es integrante de la “Red Temática de Estudios Estéticos y de las Artes”, Integrante de la Asociación Identidad, Memoria y Cultura A.C. y es Miembro activo de la Red Nacional de Licenciaturas en Historia y sus Cuerpos Académicos, A.C. Ha impartido conferencias a nivel nacional e internacional sobre el problema del urbanismo en México y en Zacatecas durante el siglo XIX. [email protected] CRISTINA AGUILAR LUNA Estudió la Licenciatura en Arquitectura en la Universidad de Guanajuato. Actualmente, es tesista de la Maestría en Cultura y Arte de la DCS y H, Campus León. En 2013 participó en el III Congreso Internacional de Ciudades Creativas de la Universidad Complutense de Madrid. En el mismo año, en coautoría con el Dr. Jesús Cordero Domínguez participó en el Coloquio Internacional de Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México. [email protected] JOSÉ DE JESÚS CORDERO DOMÍNGUEZ Profesor de tiempo completo en el Departamento de Estudios Culturales de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, Campus León de la Universidad de Guanajuato. Las líneas de investigación: La vida cotidiana 168

COLABORADORES

en los centros históricos; la digitalización de los jóvenes y La educación artística y la gestión cultural. En 2015 capítulos de libro y artículos en revistas arbitradas e indizadas. [email protected] MARÍA CRISTINA VALERDI NOCHEBUENA Arquitecta BUAP, Maestra en Docencia Universitaria (Mención Honorífica) UIA y Doctora en Arquitectura (Mención Honorífica) UABJO, Profesora-investigadora FA-BUAP, Líder del BUAP-CA-116 Diseño y Tecnología, Miembro del Padrón de Investigadores Institucional, Perfil PRODEP, Coordinadora de la Maestría en Diseño Arquitectónico (200-2004), Coordinadora del Departamento de Fomento Editorial (FA/2008-2015. Editora Responsable de PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL, revista de investigación de la FA-BUAP, Dirección de tesis de maestría y licenciatura. Participante en congresos y diversas publicaciones arbitradas e indizadas nacionales e internacionales, Perteneciente a varios comités científicos de evaluación de publicaciones, Evaluadora y Miembro del Comité Técnico de la Acreditadora Nacional de Programas de Arquitectura y Disciplinas del Espacio Habitable, A.C. (ANPADEH) desde 2004. [email protected] JORGE SOSA OLIVER Arquitecto, Maestro en Docencia Universitaria, Profesor- Investigador de la Facultad de Arquitectura de la BUAP, Integrante del CA-116-BUAP, nivel consolidado: Diseño y Tecnología. Perfil PROMEP, Miembro del Padrón de Investigadores Institucional. [email protected]

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LA CULTURA DEL PATRIMONIO

JULIA JUDITH MUNDO HERNÁNDEZ Arquitecta, Doctora en Arquitectura, Profesora- Investigadora de la Colaboradora del CA-116-BUAP, nivel consolidado: Diseño y Tecnología. [email protected] JOSÉ EDUARDO VIDAURRI ARÉCHIGA Doctor en Turismo. Especialista en Antropología Cultural, Gestión del Patrimonio Cultural y Turismo. Historiador y Maestro en Investigación Educativa por la Universidad de Guanajuato. Ha publicado diversos libros: Cofradías eclesiásticas de Guanajuato en la época colonial (1999)? Compendio de Escrituras, poderes y testamentos, documento original de 1810 (1a Edición 1998; 2a Edición 2010)? Testimonios sobre la toma de Guanajuato el 28 de septiembre de 1810 (2003)? Frenesí de Libertad, proceso militar seguido a Miguel Hidalgo y Costilla (2003)? Cabalgata por la ruta de la Independencia Nacional (2003)? 450 años de amor, reseña histórica de la imagen de nuestra Señora de Guanajuato (2007). Ha sido coordinador y coautor de las siguientes publicaciones colectivas: Historia Sintética de Guanajuato en Braille (1a. Edición 2004; 2a Edición 2008) Historia Breve de México (2009) Historia Sintética de México en Braille (2010). [email protected] AGUSTÍN RUIZ LANUZA Doctor en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid. Sobresaliente por unanimidad “Cum Laude” Madrid, España (2008-2011). Maestro en Turismo y Gestión Hotelera Escuela Superior de Marketing y Administración. Barcelona, España. (1998- 1999) Licenciado en Hotelería y Turismo (1992-1996) Universidad del Bajío. León, Gto. México. Diplomado en Estrategias de Gestión Turística Municipal Integral. Organización de los 170

COLABORADORES

Estados Americanos (OEA) Washington, EEUU. (2012). Diplomado en Estudios Avanzados por la Universidad Complutense de Madrid. Madrid España (2008- 2009). Asistente a más de 50 Congresos y Seminarios relacionados con la educación superior y la actividad Turística. [email protected]

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La cultura del patrimonio, se terminó de editar y publicar en diciembre de 2015 en los talleres gráficos de Editorial Morevalladolid, S. de R.L. de C.V., con un tiraje de 300 ejemplares.

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