La contrarrevolución y sus discursos. Convergencias y divergencias ideológicas entre el nazismo y el fascismo español

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Descripción

Índice

1. Introducción

pág. 2

2. El fascismo

pág. 5

2.1. Fascismo. ¿Qué es y qué no es?

pág.5

2.2. El mundo que gestó al fascismo

pág.7

3. El nazismo 3.1. ¿La esencia de un fenómeno único? 3.2. Hitler y el NSDAP 4. El fascismo español 4.1. El proceso de fascistización en España

pág.9 pág.9 pág. 10 pág. 13 pág. 13

4.2. La formación del partido fascista español: Ramiro Ledesma y las JONS y José Antonio Primo de Rivera y Falange Española 5. La violencia política

pág. 15 pág. 18

5.1. Alemania. La teoría tras las Sturmabteilung

pág. 19

5.2. España. "La dialéctica de los puños y de las pistolas"

pág. 21

6. El nacionalismo

pág. 26

6.2. Alemania. Vom Nationalismus zum Blut (Del nacionalismo a la sangre)

pág. 26

6.3. España. El destino histórico de una unidad nacional

pág. 29

7. La organización del trabajo. El sindicalismo fascista

pág. 32

7.1. Alemania. El sindicato obrero nacionalsocialista

pág. 32

7.2. España. El nacionalsindicalismo

pág. 34

8. Balance comparativo y consideraciones finales

pág. 37

9. Anexo

pág. 42

10. Bibliografía y recursos web

pág. 56

1. Introducción "El fascismo fue la innovación política más importante del siglo XX y la fuente de gran parte de sus padecimientos"1 (Robert O. Paxton, Anatomía del fascismo)

La contrarrevolución y sus discursos. Convergencias y divergencias ideológicas entre el nazismo y el fascismo español, título de nuestro Trabajo de Fin de Grado, se presenta como un estudio histórico comparativo que tiene como fin el análisis de los aspectos ideológicos de dos movimientos políticos fascistas que surgieron en la Europa del periodo de entreguerras (1918-1939): el nacionalsocialismo alemán y el fascismo español. Quisiéramos, desde un primer momento, poner énfasis en el objeto de estudio y definirlo correctamente para evitar caer en el error: no estudiamos la praxis o puesta en práctica de los regímenes/Estados fascistas o filofascistas. Nuestro trabajo centra su atención en la ideología, en la teoría, en el discurso, en la naturaleza política. A partir de esto quedan justificados, por un lado, los límites cronológicos, y por otro, los protagonistas históricos. La cronología atiende al periodo fundacional de los movimientos fascistas. Para el caso alemán, se extiende de 1919, año en el que Adolf Hitler ingresa en el DAP, hasta el 1933, año en el que éste se convierte en canciller de Alemania. Para España, comenzaremos en 1931, año en el que Ramiro Ledesma crea las JONS junto a Onésimo Redondo, hasta 1936, con el inicio de la Guerra Civil Española. No obstante, se incluirán datos que escapan de estos límites por considerarlos fundamentales para el desarrollo de nuestro trabajo. El objeto de estudio, como hemos mencionado, también justifica los protagonistas de nuestro proyecto: los ideólogos fascistas. Adolf Hitler para el caso del nazismo y Ramiro Ledesma, José Antonio Primo de Rivera y Onésimo Redondo para el fascismo español. El objetivo de este Trabajo de Fin de Grado es la comparación de tres aspectos ideológicos (la violencia política, el nacionalismo y el modelo sindical fascista) en nuestros dos movimientos fascistas. Para ello, previamente, habremos presentado al fascismo, al nazismo y al fascismo español, describiendo su contexto histórico y exponiendo los debates historiográficos en relación con estos fenómenos políticos. El estudio comparativo tendrá como fin defender la siguiente hipótesis: el fascismo, como fenómeno político de la Europa de entreguerras, presenta un discurso propio en cada una de sus variantes nacionales. A su vez, esta hipótesis se articula de acuerdo a las

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R. Paxton, Anatomía del Fascismo, Barcelona, 2004, pág. 11

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siguientes cuestiones: ¿cómo se manifestaron estas dos formas de fascismo?, ¿existen en su construcción ideológica diferencias o semejanzas? y ¿por qué? Describir el estado de la cuestión de nuestro objeto de estudio no es una tarea sencilla. Fundamentalmente porque no conocemos ninguna investigación que compare la ideología del nazismo con la del fascismo español. Existen estudios de las relaciones entre el fascismo español y la Italia de Mussolini (de Ismael Saz su artículo "Falange e Italia. Aspectos poco conocidos del fascismo español", Estudis D'Historia Contemporania del País Valencià, 1982; y su obra Fascismo y franquismo, Valencia, 2004; y el trabajo editado por Emilio Gentile, Giuliana di Febo, Susana Sueiro y Javier Tusell; Fascismo y franquismo: cara a cara. Una perspectiva histórica, Madrid, 2004), obras que comparan la Italia fascista con la Alemania Nazi (Richard Bessel, Fascist Italy and Nazi Germany. Comparisons and Contrasts, Cambridge, 1996) e incluso el nazismo con el estalinismo (Ian Kershaw, Stalinism and Nazism: Dictatorships in Comparison, Cambrigde, 1997; Timothy Snyder, Tierras de sangre: Europa entre Hitler y Stalin, Barcelona, 2011), pero desconocemos la existencia de trabajos que se centren en la comparación de las bases ideológicas entre el nazismo y el fascismo español. Afortunadamente, como se puede observar en la bibliografía de este Trabajo de Fin de Grado, existen investigaciones, si bien no comparativas, sobre los discursos de estos dos movimientos fascistas. Nos sería imposible abarcar esta colosal relación bibliográfica. Sin embargo, citaremos algunas obras clave en este campo de investigación. Para el estudio del fascismo cabría señalar A History of Fascism (publicado originalmente en 1996), obra de Stanley Payne, uno de los teóricos del fascismo más reputados; y, más reciente, el ensayo del politólogo e historiador Robert O. Paxton, Anatomía del Fascismo (2004). En el campo del nazismo, destacan especialmente las figuras de George Mosse (1918-1999), historiador de larga trayectoria de la cual destacamos Nazi Culture: Intellectual, Cultural and Social Life in the Third Reich (publicado originalmente en 1966) y de Ian Kershaw, historiador cuyo trabajo se ha enfocado, fundamentalmente, en la biografía de Adolf Hitler, aunque también sobresale su obra La dictadura nazi. Problemas y perspectivas de interpretación (publicada originalmente en 1985) Para el fascismo español encontramos desde clásicos, como Falange. Historia del fascismo español, publicado por Payne en 1961, hasta Historia de Falange Española de las JONS (2000), del profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos, José Luis Rodríguez Jiménez. En un campo más especializado, concretamente, la violencia política, destacan Eduardo González Calleja, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III, con su obra Contrarrevolucionarios. Radicalización violenta de las derechas durante la II 3

República, 1931-1936 (2011); y José Antonio Parejo, de la Universidad de Sevilla, con su artículo "De puños y pistolas. Violencia falangista y violencias fascistas.", publicado en el número 88 de la revista Ayer (2012). Por último, y más reciente, cabría destacar El evangelio fascista (2014), extensa obra de Ferrán Gallego, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona; y la tesis doctoral de Matteo Tomasoni, Onésimo Redondo Ortega. Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional (1905-1936), presentada en 2014 en la Universidad de Valladolid. No obstante, existe una mayor cantidad de información sobre los regímenes, la Alemania Nazi y el Franquismo, que sobre la naturaleza ideológica de los fascismos. Es precisamente este escollo el que justifica el uso de las fuentes primarias (Mein Kampf, la revista JONS, el discurso fundacional de Falange Española, por citar algunos ejemplos). Además, consideramos que los mejores exponentes de la teoría fascista son los propios ideólogos. Sin embargo, para que no se nos acuse de emitir juicios parciales hemos querido contrastar las fuentes primarias con secundarias, de forma que nuestro trabajo presente un carácter aséptico, aunque, no por ello exento de espíritu crítico. Tan importante como definir el tema es comprender el esquema comparativo con el que hemos articulado nuestro discurso (véase "Anexo", página 42). Partimos del conocimiento de un marco común, el fascismo, del cual hemos escogido tres características (la violencia política, el nacionalismo y el modelo sindical fascista) para, en cada caso, el nazismo y el fascismo español, analizar y explorar la diversidad, y así, en último lugar, a modo de conclusión, identificar las diferencias y las semejanzas. Es decir, nuestro trabajo consiste en el estudio de las diferentes soluciones que dan dos movimientos fascistas a partir de los rasgos tipológicos de un fascismo genérico. Por último, cabría señalar la estructura de este Trabajo Fin de Grado. Este se divide en dos partes. En la primera encontraremos la definición de fascismo y la descripción de su contexto histórico, así como la creación y desarrollo del nazismo y del fascismo español, prestando especial atención a sus protagonistas. La segunda, grueso de nuestro trabajo, se dedica a la teoría fascista, al discurso que cada movimiento ofrece sobre los tres aspectos seleccionados. Con todo, damos comienzo a La contrarrevolución y sus discursos. Convergencias y divergencias ideológicas entre el nazismo y el fascismo español.

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2. El fascismo No podemos hablar de nazismo y fascismo español sin antes definir el movimiento político al que pertenecen2, es decir, el fascismo. A continuación, trataremos de ofrecer la definición de este término de especial trascendencia para nuestro discurso e indicar el contexto histórico en el que se enmarca.

2.1. Fascismo. ¿Qué es y qué no es? La primera de las dificultades que encontramos a la hora de definir el fascismo es que nos hallamos ante un término que, en sí mismo, no revela explícitamente ninguna referencia política, al contrario que, por ejemplo, liberalismo o comunismo. Tampoco etimológicamente, del italiano fascio, que significa unión, la palabra nos aporta mucha información. Originalmente atribuido a los fascistas italianos, no nos debe sorprender que haya académicos que prefieran referirse a cada movimiento fascista por su nombre, o, para añadir más complejidad al debate si cabe, que nieguen que, a excepción del movimiento de Mussolini, existan fascismos. No obstante, para explicar qué es el fascismo quisiéramos partir de la siguiente afirmación de Arthur L. Stinchcombe: "Siempre que un gran número de variables van juntas, de modo que los valores específicos de una están siempre asociadas con los valores específicos de otra, la creación de tipologías (...) es científicamente útil" 3. Es decir, emplearemos fascismo como una abstracción, para definir un fenómeno político cuyas características, que iremos explicando a continuación, no son necesariamente exclusivas de este movimiento. En su obra, Die Krise des liberalen System und die faschistischen Bewegungen, Ernst Nolte estableció los seis puntos mínimos que debía cumplir el fascismo para ser considerado como tal, una serie de negaciones que definían el movimiento entre las cuales se hallan el antimarxismo y el antiliberalismo, pero criticadas por otros autores ante la ausencia de referencias a los objetivos económicos del fascismo y a sus valores y filosofía4. Décadas más tarde, Roger Griffin aportó mayor precisión a nuestro término, refiriéndose a él como: "un género de ideología política cuya esencia mítica (...) es una forma palingenésica de ultranacionalismo

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Consideramos, pues, desde un primer momento, al margen de los debates sobre la naturaleza política que más tarde iremos exponiendo, que tanto el nacionalsocialismo alemán como el fascismo español son movimientos fascistas. 3 (trad.) A.L. Stinchcombe, Constructing Social Theories, Nueva York, 1968, pág.43 en S. Payne, A History of Fascism, Madison, 2003, pág. 4. 4 E. Nolte, Die Krise des liberalen Systems und die faschistischen Bewegungen, Munich, 1968, pág.385 en Payne, A History of..., pág.5.

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populista"5. De forma mucho más completa, en 1992, Emilio Gentile definió fascismo en diez complejos puntos, que cubren en su amplio espectro elementos de carácter político, económico, social y cultural (véase "Anexo", páginas 43 y 44). Otro punto de vista de especial interés, son las definiciones de base marxista, que afirman que el fascismo es "el instrumento de la alta burguesía para combatir el proletariado cuando los medios legales disponibles del Estado resultasen insuficientes para someterlo"6, fórmula que derivaría en época de Stalin en "el fascismo es la dictadura terrorista y descarada de los elementos más reaccionarios, patrioteros e imperialistas del capital financiero"7. Volviendo a nuestro objeto de estudio, cabría afirmar que el fascismo es una fórmula política muy visual, vitalista y visceral, aspectos estrechamente relacionados como explicaremos a continuación. Como movimiento de masas, el fascismo pone especial énfasis en los encuentros, las marchas, los símbolos; todo un despliegue de culto estético con el objetivo de involucrar al individuo en una comunidad mística, en una política teatral. De este modo, asistimos a una cultura política profundamente visual donde se ensalzan la variante más extrema del nacionalismo, la masculinidad y la juventud, y estas a su vez se relacionan con la lucha y la violencia, a través de la militarización de la sociedad y la adopción de una fraseología militar. A esta evaluación positiva de la violencia cabría añadir su valor como instrumento necesario para, en una especie de acto mesiánico, derrocar un sistema decadente, materialista y egoísta y crear un hombre y Estado nuevo. En cuanto a su ubicación en el espectro político, el fascismo no se sitúa ni a la derecha ni a la izquierda (razón por la cual se ha referido a él como "la tercera vía"), pero tampoco en el centro, sino que pretende trascender mediante su tono radical a izquierdas y derechas uniendo a toda una nación. Por último, respecto a lo anteriormente mencionado, no hay que olvidar que el fascismo es un movimiento interclasista, por lo que, a pesar de su énfasis en la élite y su Führerprinzip, aúna a toda una nación. Con todo, se trata de una ideología romántica, utópica e irracional, pero válida en tanto que conmueve al pueblo. Como afirma Paxton, "el fascismo se vincula más probablemente a una serie de (...) que a una filosofía coherente y plenamente articulada"8.

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(trad.) R. Griffin, The Nature of Fascism, Londres, 1991, pág.44 en S. Payne, A History of..., pág. 5 Resolución de la Internacional Comunista, julio de 1924 citada en D. Beetham, Marxists in Face of Fascism: Writings by Marxists on Fascism from the Interwar Period, Manchester, 1983 págs. 152-153 en R. Paxton, Anatomía... págs. 16-17. 7 R. Griffin, Fascism, Oxford, 1995, pág. 262 en R. Paxton, Anatomía... pág. 17. 8 R. Paxton, Anatomía..., pág. 53. 6

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A modo de conclusión y para cerrar este punto, quisiéramos aportar a modo de síntesis la sucinta definición que ofrece Stanley Payne para fascismo: "una forma de ultranacionalismo revolucionario para un renacimiento nacional que está basado, principalmente, en una filosofía vitalista, está estructurado sobre un elitismo extremo, una movilización de masas y el Führerprinzip, valora positivamente la violencia tanto como un fin como un medio y tiende a normalizar las virtudes bélicas y/o militares"9 2.2. El mundo que gestó al fascismo Antes de comenzar con el contexto histórico que envolvió al fascismo, quisiéramos introducir, a modo de analogía, la idea de Roger Chartier sobre la preparación cultural como "causa" de la Revolución Francesa para explicar el fascismo. Es decir, no afirmamos que las condiciones que explicaremos a continuación sean la causa del fascismo, pero sí factores que lo hicieron posible10. Las raíces del fascismo se hallan en la transformación cultural que tiene lugar a partir de la última década del siglo XIX (el denominado fin de siècle11). Esta belle époque, a pesar de estar caracterizada por la estabilidad y prosperidad, trajo consigo unos vertiginosos cambios que cuestionaron los fundamentos culturales del siglo XIX. En el campo del pensamiento tendría lugar lo que Zeev Sternhell denomina la "crisis intelectual de los 1890s"12 con personajes como Nietzsche y sus "Muerte de Dios", "Voluntad de Poder" y "Superhombre"; Sigmund Freud, quien hizo hincapié en lo emotivo, lo subjetivo y lo vital; Henri Bergson en Francia con su élan vital ("fuerza vital"); y Benedetto Croce y su crítica al positivismo. En resumen, una actitud de exaltación de los valores subjetivos, vitalistas e irracionales, que vería también su reflejo en el arte. En el ámbito de las ciencias políticas, destaca la nueva escuela italiana elitista, con Gaetano Mosca y Vilfredo Pareto a la cabeza. El primero afirmaba que los Derechos Humanos son totalmente anticientíficos, mientras que Pareto sostenía que democracia y socialismo son mitos y la política, ante todo emoción, debía estar bajo una autoridad fuerte. Mientras tanto, el marxismo encontraba en Europa occidental un cauce en el parlamentarismo liberal: los partidos social-demócratas.

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(trad.) S. Payne, A History of..., pág. 14. R. Chartier, The Cultural Origins of the French Revolution, Durham, 1991, pág. 2 en R. Paxton, Anatomía..., pág. 28. 11 S. Payne, A History of..., pág.23. 12 Z. Sternhell, "Fascist Ideology", Fascism: A Reader´s Guide, Berkeley, 1976, págs. 315-376 en S. Payne, A History of..., pág. 24. 10

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Uno de los campos que más nos interesan es el de la ciencia de finales del siglo XIX. Esta, deja a un lado su actitud liberal e igualitaria para introducir conceptos como el darwinismo social, el racismo y la eugenesia, así como una glorificación de la guerra y la violencia. Podríamos considerar al conde Joseph Arthur de Gobineau como el padre del racismo discriminatorio moderno, quien en su Essai sur l’inégalite des races humaines (1853) divide en tres, blancos, negros y amarillos, a las razas humanas, siendo la primera de ellas la superior, y afirma que ninguna de estas mantendría su pureza e integridad, condenándose a la mezcla racial y a la degeneración. Esto nos introduce a una nueva idea: la eugenesia, término creado por Francis Galton (primo de Charles Darwin), quien, en la década de 1880, afirmó que la ciencia debía proporcionar los mecanismos para la reproducción de los mejores (esto es, la raza aria). Siguiendo con el discurso racial, observamos en este fin de siècle una revitalización del antisemitismo. Definida la semita como una raza que amenaza la pureza de aquellas superiores, las motivaciones que fomentaron este fenómeno ni siquiera presentaron un fundamento religioso, sino que se dirigieron contra un colectivo que, según sus detractores, amenazaba destruir

con sus valores

materialistas la moralidad y la cultura de la sociedad. Uno de los puntos claves para entender el contexto histórico del fascismo es la transformación que sufrió el nacionalismo a finales del siglo XIX. Nos hallamos ante un fenómeno de colectivismo político intolerante, autoritario y agresivo, muy diferente al espíritu de reivindicación de libertades cívicas y personales que desde la Revolución Francesa y durante la primera mitad del siglo XIX presentó. El nacionalismo se convirtió en un nuevo proyecto cívico que, influido por un clima de violencia, no sólo pretende defender y preservar la nación, sino expandirla, es decir, presenta tendencias imperialistas. Esta proyección de poder se convertiría, de este modo, en uno de los vehículos de las nuevas fuerzas situadas a la derecha del espectro político. Con todo, el fascismo escogió los elementos de toda esta cultura del fin de siècle, descontextualizándolos de la manera que más le interesó. En cualquier caso, ninguno de estos elementos determinó el surgimiento de este movimiento. Por último, cabe señalar el impacto de la Primera Guerra Mundial. Este conflicto bélico de gigantescas proporciones no sólo alteró el curso de los gobiernos e instituciones europeas sino que también dejó su huella en lo más profundo de la psique de la sociedad y la cultura de la época.

En A History of Fascism, Payne

enumera algunas de las consecuencias de este suceso, entre las que destacamos: el fin de un largo periodo pacífico en el siglo XIX, la desestabilización de la cultura liberal y descrédito de los gobiernos liberales, y, como consecuencia, la preferencia por 8

soluciones más dominantes, una exacerbación del militarismo y el nacionalismo, la brutalización de la vida política y la asunción de la violencia política como un fenómeno común y, por último, una profunda crisis económica que provocó que distintas capas de la sociedad comenzaran a considerar a las opciones políticas más extremas como la solución13. 3. El nazismo El primero de los agentes que presentaremos para su comparación será al nazismo14, introduciendo en primer lugar los debates sobre su naturaleza política para, a continuación, narrar el desarrollo del nacionalsocialismo alemán, destacando como protagonista a Adolf Hitler. 3.1. ¿La esencia de un fenómeno único? Encontramos desde 1920 debates sobre el carácter del fenómeno nazi, especialmente en torno a un concepto con el que ya estamos familiarizados: el fascismo. Antes de adentrarnos en esta idea, quisiéramos apuntar dos líneas teóricas que pueden explicar el nazismo. Una es el Sonderweg ("camino especial"), que sostiene que son las peculiaridades del desarrollo prusianogermánico a lo largo del siglo XIX las que condujeron a una de las potencias industriales más avanzadas de Europa a abrazar esta solución. La otra, "el hitlerismo", pone el acento en Adolf Hitler como personaje clave en la formación y dirección ideológica y política del nacionalsocialismo alemán. Autores como Bracher, Hilldebrand o Hillgruber no aceptarían la inserción del nazismo en una categoría mucho más amplia como es la de fascismo, defendiendo que se trata de un fenómeno únicamente alemán cuya esencia reside en la persona e ideología de Hitler15. En relación con esto último, Ian Kershaw, en su obra The Nazi Dictatorship: Problems and Perspectives of Interpretation, señala aquellas críticas que rechazan el empleo del concepto fascismo a la hora de definir el nazismo alemán. La primera, derivada, si bien no exclusivamente, de las interpretaciones marxistas, afirma que el fascismo cubre una gran variedad de movimientos y regímenes diferentes. La segunda sostiene que el concepto no incluye de manera satisfactoria las peculiaridades del fenómeno16.

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S. Payne, A History of..., págs. 78-79 Emplearemos indistintamente los términos nazismo y nacionalsocialismo alemán en nuestro discurso para referirnos a la misma realidad. 15 I. Kershaw, La dictadura nazi. Problemas y perspectivas de interpretación, Buenos Aires, 2004, pág. 69 16 I. Kershaw, La dictadura nazi..., pág. 64. 14

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No debemos ignorar estas observaciones, pero, coincidimos con Kershaw a la hora de afirmar que los matices del nazismo no evitan su encuadre en un sistema político más amplio, esto es, el fascismo17. Otros autores también sostienen la misma tesis: Ernst Nolte ha afirmado que las diferencias podrían fácilmente ser reconciliadas mediante un término como "fascismo radical" para el nazismo. Por su parte, Winkler ha indicado que el nazismo era, aunque no únicamente, "fascismo alemán", mientras que Juan Linz lo consideraba una "rama diferente injertada en el árbol fascista". Por último, Jürgen Kocka tampoco ve impedimento alguno entre las características únicas del nacionalsocialismo alemán y su inserción en una más amplia clase de fascismo genérico"18 Por tanto, recogiendo las conclusiones de Ian Kershaw, cerramos este apartado, afirmando que podemos hablar de nazismo, al igual que otros tantos fenómenos políticos de la Europa de entreguerras, como movimiento fascista. Movimiento cuya singularidad responde al desarrollo socioeconómico e ideológicopolítico alemán del siglo XIX como estructura que condicionaría posteriormente el discurso de su líder19. 3.2. Hitler y el NSDAP Desde el final de la Primera Guerra Mundial, en 1918, asistimos a una auténtica crisis post-bélica en Alemania, país humillado, no sólo por la derrota en el conflicto, sino por las duras condiciones impuestas en el Tratado de Versalles (1919). En este mismo año, el Partido Socialdemócrata Alemán consiguió llegar al poder desplazando a los liberales y proclamando la Constitución de una república democrática, la primera en la historia alemana, conocida como la República de Weimar. Si recordamos, la brutalización de la vida pública y la violencia se constituyeron como algo común tras la Primera Guerra Mundial, hecho que se evidenció en los conflictos entre las milicias de la Liga Espartaquista (posterior Kommunistische Partei Deutschlands, Partido Comunista de Alemania) y los Freikorps, fuerzas voluntarias de derecha nacionalista, en enero de 1919. Este violento clima se vio agravado por el colapso económico que acabó derivando en una hiperinflación, provocando el aumento del desempleo y el descenso del nivel de vida de la sociedad alemana. Como afirma Payne: "Aunque el Nacionalsocialismo no fuese meramente el

17 18 19

I. Kershaw, La dictadura nazi..., pág. 67. Ibid. I. Kershaw, La dictadura nazi..., págs. 71-72.

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producto de esta sucesión de traumas sin precedentes, habría sido imposible sin ellos"20. De entre todas las fuerzas nacionalistas que surgieron tras la Primera Guerra Mundial, nos centraremos en el DAP (Deutsche Arbeiterpartei, Partido Alemán de los Trabajadores), fundado en Múnich en enero de 1919 por Anton Drexler. Este partido, al igual que el DAP original creado en Bohemia en 1904, estaba fuertemente influenciado por el nacionalismo Völkisch, y perseguía el desarrollo de un movimiento de trabajadores nacionalistas que luchase contra una burguesía que consideraban improductiva. Este partido sería el que descubriría Adolf Hitler en septiembre de 1919. Nacido en 1889, en Braunau, Imperio Austrohúngaro, nos interesa destacar de la biografía de Adolf Hitler su viaje a Viena en 1907, donde pronto vio frustrada su vocación artística al denegársele el acceso en la Academia Artística de Bellas Artes. Sin embargo, sería en esta ciudad donde desarrolle su Weltanschauung, su visión del mundo, fundamentada en el nacionalismo y antisemitismo de Karl Lueger, alcalde de Viena;21 y en las doctrinas del ariosofismo, corriente racista de bases ocultistas. Tras distintas vicisitudes, Adolf Hitler participó como voluntario en el Ejército alemán en la Primera Guerra Mundial. Cuatro años después, Hitler atribuyó a una conspiración secreta judeo-marxista la derrota de Alemania en la contienda. Aún en el ejército, le fue encomendada la tarea de investigar el DAP en septiembre de 1919. Descubrió que compartía con el joven partido sus teorías nacionalistas, su antisemitismo radical y sus doctrinas populares socioeconómicas, por lo que se unió a este como miembro número cincuenta y cinco. Sus dotes como orador y su retórica apasionada le sirvieron para escalar puestos en el DAP, cuya militancia fue aumentando progresivamente. El 25 de febrero de 1920, en la Hofbräuhaus (cervecería) de Múnich, presentó ante cerca de 2.000 los 25 puntos (véase "Anexo", páginas 46-49) del, ahora renombrado, NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores). En abril de 1920, Adolf Hitler dejó el ejército para dedicarse por completo al partido, del cual se convirtió en su Führer (líder) en julio de 192122. Pronto se dio cuenta de la importancia de la propaganda, de las concentraciones del partido como eventos ceremoniales, el énfasis en los símbolos, los rituales, los saludos; todo ello para orquestar el entusiasmo de las masas. En 1923, el número de militantes ascendía a 55.000 miembros, de los cuales el 36% eran trabajadores, el 52% pertenecían a las clases medias bajas, y un 12% a las 20 21 22

(trad.) S. Payne, A History of..., pág. 149. J. Casanova, Europa contra Europa. 1914-1945, Barcelona, 2014, pág. 99 J. Casanova, Europa..., pág. 100.

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medias altas; evidenciando así el carácter interclasista del NSDAP 23. En noviembre de este mismo año, aprovechando el clima de insurrecciones, Adolf Hitler llevó a cabo el "Putsch de la cervecería de Múnich", golpe de Estado fallido que derivó en la ilegalización del NSDAP y en el arresto de sus líderes. Condenado a cinco años de prisión, Adolf Hitler no llegó a pasar uno en la cárcel, periodo que empleó en escribir la obra clave para el pensamiento nacionalsocialista, el Mein Kampf (Mi Lucha). Con carácter autobiográfico, Hitler plasmó su profundo antisemitismo y la preeminencia de la raza aria, la cual vería su pureza amenazada por el peligro judío. El NSDAP fue refundado el 17 de febrero de 1925. Desde este momento, Adolf Hitler consiguió movilizar a las masas mediante un discurso extremo y violento, y además, como ya se ha señalado, interclasista, llegando así a más sectores de la sociedad. A finales de 1929, cerca de 178.000 personas estaban inscritas en el partido24. Entre 1929 a 1933, asistimos a un periodo marcado por la inestabilidad, las tensiones en el gobierno alemán y la violencia política. Aprovechando las divisiones internas del Partido Socialdemócrata y los cerca de 1,3 millones de desempleados como consecuencia de la Gran Depresión, el NSDAP se convirtió con el 18,3% de los votos en la segunda fuerza política tras las elecciones de 1930 25. El partido nazi se fue consolidando gracias a un potente aparato propagandístico que explotó todos los medios de comunicación: radio, prensa, cine, etc. En sus arengas, se encuentran soluciones a los problemas económicos, medidas propuestas por un movimiento que estaba por encima de partidos y clases y liderado por un hombre que salvaría del desastre a Alemania. La otra cara del partido nacionalsocialista la encontramos en las Zusammenstöße

("luchas

callejeras")

entre

las

milicias

del

NSDAP,

las

Sturmabteilung, o SA; y el KPD que acentuaron el clima violento entre los años 1928 y 1933. En julio 1932, año en el que aproximadamente 450.000 personas estaban afiliadas al partido, el NSDAP se convierte en la primera fuerza política con el 32% de los votos26. A pesar de la oposición de Hindenburg, este finalmente nombró a Adolf Hitler canciller el 30 de enero de 1933. Con mayoría absoluta en el parlamento, Hitler, líder elegido legal y democráticamente, posee bajo su control los mecanismos necesarios para desarrollar una dictadura. 23

S. Payne, A History of..., pág. 155. S. Payne, A History of..., pág. 160. 25 J. O´Loughin, J. Flint, L. Anselin, "The Geography of the Nazi Vote: Context, Confession, and Class in the Reichstag Election of 1930", Annals of the Association of American Geographers, vol.84, nº 3 (1994), pág. 351 26 Ibid. 24

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4. El fascismo español El segundo de nuestros sujetos es el fascismo español27. Abriremos este capítulo describiendo el proceso de constitución del fascismo en España, para, a continuación exponer la creación y desarrollo de los dos partidos fascistas españoles: las JONS con Ramiro Ledesma a la cabeza y Falange Española con José Antonio Primo de Rivera como hombre fuerte.

4.1. El proceso de fascistización en España El fascismo español, al igual que el nazismo y otros tantos fascismos, se debate entre la singularidad y su situación en un marco internacional. La primera de estas opciones, fruto del pensamiento regeneracionista español, sitúa a España al margen, ajena al continente, con una evolución interna y exclusiva. La segunda, predominante, enfatiza el valor de comparar los distintos procesos históricos que se dieron en cada uno de los países que presentaron movimientos de carácter fascista, enmarcándolos de este modo en un ciclo europeo de procesos políticos. No obstante, afirma Ferrán Gallego, sí podemos destacar una excepcionalidad en el caso español: el modo en el que se completó el proceso de fascistización, mediante una sublevación armada y una guerra civil28. Quisiéramos poner énfasis en el término fascistización, concepto de especial relevancia al que, para completar nuestro discurso, definiremos. "Es el proceso por el que la contrarrevolución española - y europea- va sintetizando

posiciones

doctrinales

y

agrupando

proyectos

políticos,

estableciendo un campo de influencias y correcciones mutuas, canalizando la fluidez de sus intercambios ideológicos, asentando sus compromisos estratégicos, en una permanente tensión entre la defensa de las identidades parciales y la convicción de pertenencia a un mismo espacio cuya homogeneización es objetivo compartido"29 No obstante, no hay que entender el fascismo como el fin de dicho proceso, sino que, dada su complejidad, hallamos otras soluciones, es decir, partidos o regímenes, que, debido al gran peso del fascismo en la cultura política del periodo de entreguerras, describimos como fascistizados o filofascistas. Es precisamente la 27

Preferimos utilizar un concepto más genérico como "fascismo español" en vez de "falangismo" ya que el empleo de este último limitaría notablemente la visión del movimiento, puesto que, al margen de los procesos de fusión y unificación, nos estaríamos refiriendo únicamente al partido joseantoniano. Por ello, hemos decidido hablar de "fascismo español" en un afán de exponer tanto las tesis falangistas como las de Ramiro Ledesma, así como las de otros jonsistas como Onésimo Redondo. 28 F. Gallego, El evangelio fascista, España, 2014, pág. 19. 29 F. Gallego, El evangelio..., pág. 20.

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complejidad de este proceso lo que provoca la diversidad en las distintas experiencias fascistas europeas, que, siguiendo unos principios comunes, tales como el nacionalismo o el Führerprinzip, irían desarrollando soluciones propias, como el racismo en el caso del nazismo alemán. Dicho proceso de gradual adopción ideológica tuvo lugar en el caso de España a partir de la década de 1930, momento en el que las distintas coyunturas políticas y sociales hicieron posible la constitución del fascismo. Ahora bien, este se vio condicionado por la radicalización de la derecha política española, que en vez de contribuir a su desarrollo se plantó como una competencia a este, y la neutralidad en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, también participa durante este periodo de entreguerras, como movimiento contrarrevolucionario, en el abandono del liberalismo que está marcando la línea política del continente. Sin desligarlo de la evolución política europea, el fascismo español, con el ritmo que caracteriza a su propia naturaleza, iría transformándose hasta conseguir, junto a otros sectores ideológicos y políticos fascistizados, "integrarse en un proyecto unitario [y heterogéneo], capaz de responder a las crisis nacionales de aquella década"30, que acabaría por cristalizarse en un partido único tras la Guerra Civil. Sería pues, este partido fascista el que construya, mediante la convergencia de distintas fuerzas en una fusión doctrinal, la unidad simbólica que representaría el destino de un pueblo. No podemos cerrar este capítulo sin hacer referencia a las líneas de pensamiento que constituyeron la formación intelectual del fascismo español. Se cruzan en una interesante síntesis, el nacionalismo de los noventayochistas como Unamuno, la vitalidad de Ortega y Gasset y el culto a la modernidad de las vanguardias literarias y artísticas de la posguerra. De este modo, se elabora un discurso cuya mitología se fundamenta en la modernización y la nación española y su herencia. A esta síntesis cabría añadirle el papel, de especial relevancia en la naturaleza del fascismo español, del catolicismo como elemento integrador. Este, además, deja de ser un obstáculo para el progreso científico e intelectual, convirtiéndose así en una tradición actualizada31. De este modo, el fascismo en España se presentó a sí mismo como una revolución. Una revolución fruto de la síntesis entre modernidad y tradición.

Una

revolución de movilización de masas en defensa de un nacionalismo bajo la sumisión a un líder carismático.

30 31

F. Gallego, El evangelio..., pág. 43. F. Gallego, El evangelio..., pág. 69.

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4.2. La formación del partido fascista español: Ramiro Ledesma y las JONS y José Antonio Primo de Rivera y Falange Española Para describir la creación y evolución del fascismo español articularemos nuestro discurso en torno a dos personajes y los partidos políticos que encabezaron: Ramiro Ledesma en las JONS y José Antonio Primo de Rivera en Falange Española; quienes, tras distintas vicisitudes, optarían por hacer converger sus trayectorias unificándose en 1934. Comencemos, de acuerdo a un criterio cronológico, con Ledesma. Ramiro Ledesma Ramos (Zamora, 1905 - Madrid, 1936), empleado de Correos afincado en Madrid desde los quince años, perdió su interés a los veinticinco por la filosofía, particularmente por la alemana, para dedicarse a la política. Su animadversión tanto por el liberalismo como por el marxismo le llevó a elaborar una síntesis entre el anarcosindicalismo y el nacionalismo: el nacionalsindicalismo. Es decir, un movimiento proletario de corte nacionalista, idea, según Ledesma, completamente original respecto al fascismo italiano y al nacionalsocialismo alemán32. Junto a diez colaboradores de su edad, Ramiro Ledesma inició la publicación del semanario político La Conquista del Estado el 14 de marzo de 1931. De este modo, Ledesma consiguió el mecanismo con el que exponer, dirigiéndose en particular a la juventud, su discurso: visión positiva de la violencia y legitimación de esta, denuncia de un Estado liberal entregado a los valores burgueses, exaltación de la nación española, etc. El tono agresivo junto a la inviabilidad de algunas propuestas le dificultaron la obtención de apoyos, especialmente el financiero; coyuntura que provocó el cese de la publicación el 25 de octubre de 1931. Mientras, en Valladolid, Onésimo Redondo Ortega (1905-1936) creó en el mes de junio un grupo semejante en número e ideología, renombrado en agosto como las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica. Redondo, familiarizado con la ideología nazi tras su estancia en Alemania en 1928, coincidía con Ledesma en su carácter revolucionario, violento y nacionalista. Sin embargo, añadía a su discurso, expresado en el semanario Libertad,

la defensa del campesinado y el papel del catolicismo

(aspecto más desatendido por Ledesma). No es que el partido de Onésimo Redondo fuera católico, tan sólo pretendía preservar la tradición española, y esta, indisolublemente, está vinculada al catolicismo33. A pesar de sus diferencias, los grupos de Ledesma y Redondo se fusionaron en un mismo partido en octubre de 1931, las Juntas de Ofensiva Nacional32 33

S. Payne, Falange. Historia del fascismo español, Madrid, 1985, pág. 37. F. Gallego, El evangelio..., pág. 114.

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Sindicalista34. Aunque también funcionaron como un espacio para el desarrollo teórico del nacionalsindicalismo, las JONS, afirma Ferrán Gallego: "eran

un instrumento pensado para la acción callejera, para la

violencia, (...) contra los males de España: la democracia, el marxismo, el separatismo, la falta de integración social y de eficacia productiva, la ausencia de ambición nacional, la degeneración moral provocada por el desplazamiento de los valores cristianos, las penalidades de los pequeños propietarios rurales y la desnacionalización del movimiento obrero".35 A pesar de la paralización de las actividades durante 1932 por falta de fondos y organización, las JONS vería incrementada su militancia al año siguiente gracias al cambio de estrategia y a la intensa labor de propaganda, entre la que destacaríamos la edición de la revista JONS. No obstante, el éxito y atractivo de Falange Española terminaría por arrollar a los jonsistas, quienes comenzarían a negociar en 1934 la fusión con el partido de José Antonio Primo de Rivera. Enlazamos ahora nuestro discurso con el personaje que acabamos de mencionar. José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia (Madrid, 1903 Alicante, 1936), hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, complementó sus estudios en leyes con una intensa formación literaria y de idiomas. En 1930, con el fin de la dictadura, Primo de Rivera comenzó su carrera política como vicesecretario de la Unión Monárquica para, como explica Stanley Payne, "defender la memoria de su padre"36. En los años posteriores, consciente de la incapacidad del liberalismo, fue elaborando su teoría política, justificando la necesidad de una revolución de corte nacional y la instauración de un régimen autoritario. En 1933, asistimos a un interesante encuentro entre los que se convertirían tiempo después en los líderes de FE de las JONS, la creación del semanario El Fascio. Si bien su publicación fue un fracaso, puesto que se prohibió inmediatamente por el gobierno ante la amenaza de la subida al poder de Hitler, sirvió como oportunidad para exponer los principios sobre los cuales el fascismo español iría desarrollándose37. Tras esta experiencia, Primo de Rivera, junto a Rafael Sánchez Mazas y Julio Ruiz de Alda, comenzó a configurar un movimiento agrupando aquellos simpatizantes del fascismo. Esto cristalizaría en la fundación de Falange Española38 el domingo 29 de octubre de 1933 con el mitin en el Teatro de la Comedia de Madrid. Retransmitido 34 35 36 37 38

En lo sucesivo, JONS. F. Gallego, El evangelio..., pág. 188. S. Payne, Falange..., pág. 50. F. Gallego, El evangelio..., pág. 183. En lo sucesivo, FE.

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por radio y con una asistencia de más de 2.000 individuos, entre los que se encontraban Ledesma y los jonsistas, José Antonio Primo de Rivera, con una retórica brillante, expuso los puntos de su partido: unidad nacional contemplada como una empresa, un destino común a todos los españoles; recuperación de la tradición; construcción de un nuevo Estado a través de una revolución violenta; y defensa de los valores católicos en la política y la sociedad. A partir de este momento, FE desplegó un potente aparato propagandístico, entre el que destacamos la edición semanario Falange Española en diciembre, lo que le granjeó un notable crecimiento en su militancia. Con un tono menos atractivo, las JONS vieron su expansión completamente paralizada. Asistimos el 11 de febrero de 1934 a la primera síntesis fascista española: Falange Española de las Juntas de Ofensiva

Nacional-Sindicalista39.

Obviando

sus

diferencias,

los

dos

partidos

convergieron para crear una fuerza mayor, cuya dirección se concibió como un triunvirato constituido por Primo de Rivera, Ruiz de Alda y Ramiro Ledesma40. En un primer momento, FE de las JONS no tuvo impacto en la política, incluso fue reprimida y perseguida por el gobierno derechista de la CEDA por considerarla demasiado radical. Por otro lado, se hacía cada vez más evidente la fractura entre la falange intelectual y militante, dirigida por Juan Antonio Ansaldo, expulsado del partido tras confesar su intento de acabar con la vida de Primo de Rivera41. A estas coyunturas cabría añadir las divergencias estratégicas, especialmente en el ámbito propagandístico, existentes entre Ledesma y Primo de Rivera, lo que fomentó la tensión existente entre ambos. Sin embargo, la popularidad de Primo de Rivera le sirvió para convertirse, el 4 de octubre de 1934, en el jefe nacional de FE de las JONS. Ledesma, cuyas críticas se enfocaban en la ``pasividad´´ de Primo de Rivera, comenzó a planear la escisión de las JONS. No obstante, sin apoyos para esta iniciativa, Ramiro Ledesma Ramos fue expulsado el 16 de enero de 1935 de FE de las JONS. Como afirma Stanley Payne, "La Falange era, a partir de entonces, José Antonio"42. Transcurrido un año, a FE de las JONS se le presentó un nuevo reto: las elecciones de febrero. La enemistad y diferencias políticas con los cedistas de Gil Robles condujeron al partido de José Antonio Primo de Rivera a presentarse solo, ajeno a coaliciones. El resultado de estas elecciones fue la victoria del Frente Popular. FE de las JONS tan sólo obtuvo 46.466 votos, cifra que equivalía al 0,4% del total de

39

En lo sucesivo, FE de las JONS F. Gallego, El evangelio..., pág. 230. 41 S. Payne, Falange..., pág. 79-81. 42 S. Payne, Falange..., pág. 91. 40

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los sufragios43. La escalada de violencia callejera entre las fuerzas armadas falangistas y las milicias izquierdistas, condujeron a las autoridades del Frente Popular a desmantelar e ilegalizar FE de las JONS, cuyos cabecillas fueron detenidos y encarcelados. José Antonio Primo de Rivera ya no saldría vivo de prisión. Con su líder recluido y lejos de la capital, ya que Primo de Rivera fue trasladado el 5 de junio de la Cárcel Modelo de Madrid a la cárcel de Alicante, la situación de FE de las JONS era insostenible. En medio del caos, Emilio Mola mantuvo el contacto con José Antonio por correspondencia para confirmar su adhesión al levantamiento militar. Con todo, el resultado es de sobra conocido: las milicias falangistas, junto a otras fuerzas, acabaron por prestar su apoyo a los sublevados que se alzaron contra la Segunda República el 18 de julio de 1936. 5. La violencia política Abrimos la segunda parte de nuestro trabajo analizando uno de los elementos clave del fascismo: la violencia, más concretamente, la política. A inicios del siglo XX, explica José Antonio Parejo, la violencia política era un fenómeno común en una sociedad europea brutalizada tras la Gran Guerra, practicada tanto por las fuerzas revolucionarias como por las contrarrevolucionarias para acabar con sus enemigos políticos44. Antes de continuar, cabría detenerse y definir el concepto con el que estamos trabajando. De acuerdo con González Calleja, la violencia política es "el combate físico y las arengas intelectuales a la acción coercitiva por parte de las entidades, grupos o partidos, la intención última de las cuales es la conquista, la conservación o la reforma del Estado y, en consecuencia, del poder político"45 Existe un elemento que diferencia al fascismo del resto de líneas políticas de la época: el carácter ontológico de la violencia, superando de este modo su concepción como únicamente un instrumento táctico para la consecución del poder. La violencia se convertía así, canalizando la agresividad de la posguerra, en fuerza creadora de regeneración y en manifestación de tradición y unidad nacional. Dejando a un lado el esencialismo, González Calleja comenta sobre la praxis lo siguiente: "La táctica fundamental del fascismo para llegar al poder consistió en el empleo sistemático de la movilización callejera y de la violencia colectiva 43

J.L. Rodríguez Jiménez, Historia de Falange Española de las JONS, Madrid, 2000, pág. 213. J.A. Parejo, "De puños y pistolas. Violencia falangista y violencias fascistas.", Ayer, 88 (2012), pág. 126. 45 E. González Calleja, "La violencia política y la crisis de la democracia republicana (1931-1933)", Hispania Nova, 1 (1998-2000), http://hispanianova.rediris.es/general/articulo/003/art003.htm. (Consulta: 2/3/2015) 44

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organizada de forma militar para intimidar a la oposición política y dar notoriedad al movimiento. En general, los grupos fascistas o muy fascistizados emplearon una violencia de masas, extensiva e intimidatoria («política del matonismo», como la denomina Bessel), basada en raptos, palizas y actos humillantes, ya que con ello se trataba de intimidar a los oponentes, en vez de eliminar físicamente a los dirigentes enemigos"46 Por ello, expondremos a continuación las teorizaciones sobre la violencia que tuvieron lugar tanto en el nazismo como en el fascismo español.

5.1. Alemania. La teoría tras las Sturmabteilung Si recordamos, los enfrentamientos más intensos entre las milicias del NSDAP, las SA, y las del KPD tuvieron lugar entre 1928 y 1933. Sin embargo, cabría preguntarse qué motivaciones impulsaron estas Zusammenstöße, qué teorías lanzaron a los jóvenes nacionalsocialistas a abrazar la violencia. Para ello, dirigiremos nuestro foco de atención al principal ideólogo del nazismo, Adolf Hitler, y a la obra donde expone su teoría, Mein Kampf. Hitler comienza el noveno capítulo del segundo tomo ("Ideas básicas sobre el sentido y la organización de las SA") afirmando que todo poder ve fundamentada su autoridad en tres criterios: popularidad, tradición y fuerza, siendo este último el más estable y seguro. Encontramos, pues, una primera alusión positiva al carácter violento. Sin embargo, esta violencia no es tan sencilla, sino que necesita un componente adicional. Hitler sostiene que el fracaso de los Freikorps en su lucha contra las fuerzas marxistas se debe a la carencia de inspiración política. En palabras del autor: "La falta de una idea grande e innovadora significa siempre la limitación de la fuerza combativa"47. Una vez descubierto el componente esencial de la violencia, Hitler continúa teorizando sobre ella, definiendo el objetivo o fin de esta: la instauración de un Estado Nacionalista-Racista. Si bien el ideario nacionalsocialista se transmite a través de otros medios, no descarta el uso de la violencia en la consecución de sus metas. En el caso particular de Alemania, el gobierno de la República de Weimar, desde el punto de vista nacionalsocialista, se basaba en una política apoyada en el

46

E. González Calleja, Contrarrevolucionarios. Radicalización violenta de las derechas durante la II

República, 1931-1936, Madrid, 2011, págs.130-131. 47

A. Hitler, Mi Lucha, 2003, pág. 316, http://der-stuermer.org/spanish/Adolf%20Hitler-Mi%20Lucha.pdf (Consulta: 30/10/2014)

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terror48. Solo una ideología de acción, según Hitler, puede enfrentarse a este Estado. De este modo, el NSDAP se presenta como el salvador de un país que ha sucumbido al marxismo. Desde el inicio, el partido nazi contó con una guardia de protección en sus mítines, porque, en primer lugar, "Toda asamblea protegida por la Policía desacredita a sus organizadores ante los ojos del pueblo"49, y en segundo: "Ya en aquella época estaba nuestra Organización de Orden entrenada para la ciega ejecución del ataque; pero no porque se hubiera hecho un culto de la fuerza bruta, como se solía decir en ciertos círculos nacionalistas, sino llanamente porque aquella Fuerza supo comprender que hasta el hombre más genial puede quedar anulado ante los golpes de puño; (...) Nuestra organización no trataba de imponer la violencia como finalidad, sino que pretendía salvaguardar de la violencia a los predicadores del Ideal. Y al mismo tiempo, (...) se encargó de proteger a esa Nación y a su pueblo contra los que amenazan destruirlos"50 Una fuerza de orden cuyo objetivo era asegurar la actividad del NSDAP y que iría organizándose hasta constituir en 1921 las Sturmabteilung51 (División de Asalto), cuerpo perfectamente integrado en el partido. Agresividad y activismo paramilitar se combinarían para consolidar el nacionalsocialismo alemán en sus primeros momentos y hacer frente a un marxismo también violento52. A esto cabría incluir la labor propagandística del NSDAP en la creación de una imagen guerrera, un soldado dispuesto a asumir las heridas y la muerte por la causa del partido. En Mein Kampf, Adolf Hitler también describe las bases teóricas que organizan a las SA: entrenamiento físico, disciplina e ideal nacionalsocialista. Iremos desarrollando a continuación cada una de ellas. Poniendo como ejemplo la derrota en la Primera Guerra Mundial, Hitler justifica su crítica a la insuficiente instrucción militar recibida en Alemania. A esto cabría añadirle el intento de desmantelar el Ejército tras la revolución de 1918 y el vilipendio de los veteranos germanos. En un clima de aparente pacifismo, Hitler incide en la necesidad de instruir militarmente a la juventud alemana mediante entrenamiento físico. Observamos aquí uno de los elementos clave del fascismo: la apuesta por las nuevas generaciones, a las que, en este caso, se les 48

Cabría hacer una aclaración. Por "terror", Adolf Hitler entendía que el gobierno de la República de Weimar, recordemos, del SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania), aprobaba, desde el punto de vista del líder del NSDAP, las supuestas acciones violentas de las milicias marxistas. 49 A. Hitler, Mi..., pág. 289. 50 A. Hitler, Mi..., pág. 318. 51 En lo sucesivo, SA. 52 C. Fischer, "The SA of the NSDAP: Social Background and Ideology of the Rank and File in the Early 1930s", Journal of Contemporary History, vol. 17, n º4 (1982), pág. 651.

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impone una actitud deportiva. Como un auténtico cuerpo militar, otro de los aspectos clave es la estructura jerárquica y la obediencia a un mando que ostenta la capacidad de ejercer sanciones disciplinarias. Sin embargo, afirma Hitler, no es suficiente con la confianza en la forma física, sino que esta violencia política debe estar motivada por un ideal. El NSDAP necesita realmente "cientos de miles fanáticos adeptos, que luchen por nuestra ideología"53. De este modo, declarándole la guerra al marxismo, las fuerzas del nacionalsocialismo alemán llevarían a cabo por la fuerza una revolución ideológica. Con todo, la idea que obtenemos sobre la teoría de la violencia política en Adolf Hitler es la de una actitud puramente defensiva, si bien no se descarta su uso en la consecución de sus fines. Sin embargo, consideramos interesante contraponer las afirmaciones del líder del NSDAP con el estudio de Eve Rosenhaft. En su obra Beating the fascists? The German Communists and Political Violence. 1929-1933, la autora sostiene que la adopción de la violencia en una política de wehrhafter Kampf gegen den Faschismus (lucha de defensa contra el fascismo) por parte de las milicias comunistas se constituye como una respuesta al carácter violento de los nazis: "un movimiento de autodefensa lo suficientemente vigoroso para desalentar el ataque y mantener la integridad del movimiento Comunista"54. Observamos de este modo, al margen de las teorizaciones sobre la violencia política desarrollada en Mein Kampf, un interesante contraste entre la actitud únicamente defensiva de una fuerza

que asegure el desarrollo del ideal

nacionalsocialista sostenida por Adolf Hitler, y los estudios de la profesora Rosenhaft que inciden, por el contrario, en el carácter agresivo de las milicias del NSDAP.

5.2. España. "La dialéctica de los puños y de las pistolas" Nos permitimos tomar las palabras empleadas por José Antonio Primo de Rivera en el mitin fundacional de FE para abrir este capítulo, en el que presentaremos dos opciones distintas a la teoría de la violencia: la legitimidad de esta según Ledesma Ramos y el supuesto mito de la aversión de la violencia en José Antonio Primo de Rivera. Ramiro Ledesma defiende que la única violencia legítima es aquella impulsada por una causa política, es decir, la violencia política. Sin embargo, al contrario que las acciones individuales (y egoístas según Ledesma) de los anarquistas, incide en la organización de cuerpos paramilitares. Por otro lado, en el binomio amigo/enemigo, es 53

A. Hitler, Mi..., pág. 321. (trad.) E. Rosenhaft, Beating the fascists? The German Communists and Political Violence. 1929-1933, Cambridge, 2008, pág. 58 54

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necesario estandarizar al oponente, de modo que su liquidación se hace más sencilla al despersonalizar la masacre. Ahora bien, ¿quién es el enemigo del fascismo? Ramiro Ledesma responde: el comunismo, por su carácter internacionalista, ya que el hombre sin patria pertenece "a una categoría humana despreciable, inferior y vergonzosa"55. Caracteriza, entonces, al comunista como "un ser simple, casi elemental, que acepta sin control unas verdades económicas no elaboradas por él, y consagra a ellas su vida íntegra"56, añadiendo ciertas desviaciones morales, para, de este modo, aliviar la conciencia de los verdugos. Se establece así una xenofobia político-ideológica, no necesariamente menos excluyente que una de carácter biológico, si bien se emplearía la metáfora racial para extranjerizar al colectivo marxista. Encontramos una similitud a los planteamientos nacionalsocialistas al descartar el apoyo de las fuerzas de orden público en la consecución de sus fines, arrebatándoles el monopolio de la violencia por considerarlas incapaces de hacer frente a la amenaza comunista.

En palabras de Ledesma: "combatiremos al

comunismo (...) no llamando a la Guardia Civil, sino haciéndoles frente, como a traidores que son contra el espíritu sublime de la Patria"57. También observamos la actitud antiintelectualista e irracional del fascismo como un movimiento idealista en la que la acción prima a la reflexión. Según Ledesma: "la primera verdad jonsista es que nuestras cosas, nuestras metas, están aún increadas, (...), pues son, o van a ser, productos o conclusiones de nuestra acción"58. Más allá de su valor estratégico, observamos en la teoría sobre la violencia en Ledesma ese carácter ontológico que mencionábamos anteriormente, coincidiendo particularmente con Sorel en tanto que admite el valor terapéutico de esta. El fascismo no contempla un simple cambio de gobierno, sino una transformación más profunda, más ligada a la creación de un "hombre nuevo" que desprecia a la burguesía, al liberalismo y a la democracia. No obstante, explica Purcet Gregori, este valor creativo de la violencia a la hora de subvertir los valores burgueses que han conducido a los españoles a la apatía, al conformismo y a la inhibición política; queda minado con la

55

R. Ledesma, Obras Completas, v.III, pág. 169 en A. Purcet Gregori, "Juventudes de Muerte Española.

El discurso sobre la violencia en Ramiro Ledesma Ramos y José Antonio Primo de Rivera´" en F. Gallego y F. Morente (eds.), Rebeldes y reaccionarios. Intelectuales, fascismo y derecha radical en Europa, Barcelona, 2011, pág. 139. 56

R. Ledesma, "Nuestra batalla. Frente al comunismo", Obras Completas, v.III, pág. 62 en ibíd. R. Ledesma, "La revolución que haremos", Obras Completas, v.III, pág. 66 en A. Purcet Gregori, "Juventudes... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Rebeldes... pág. 140. 58 R. Ledesma, "Hacia el sindicalismo nacional de las JONS", Obras Completas, v.III, pág. 406 en A. Purcet Gregori, "Juventudes... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Rebeldes... pág. 141. 57

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obediencia ciega a un mando o la negación propia de la individualidad que caracteriza al fascismo59. Antes de abordar la teoría sobre la violencia política en Primo de Rivera, cabría señalar la aportación de Onésimo Redondo a este campo y el discurso tras las milicias de las JONS. A diferencia de Ledesma, Redondo poseía una concepción puramente defensiva de la violencia en la lucha contra el marxismo. También le preocupaba la legitimidad de esta, defendiendo que es lícita la creación de milicias nacionales para defenderse de la violencia revolucionaria (entendemos del marxismo) ante la inoperancia de las fuerzas coercitivas del Estado. Redondo limita de este modo al mínimo necesario el uso de la fuerza: la defensa de la nación de sus enemigos. No obstante, a partir de la primavera de 1933, Redondo reelaboraría su teoría en base a la necesidad de formar un ejército juvenil moral y físicamente, acercándose, salvando las distancias, a la ideología Blut und Boden (Sangre y tierra), trasladando en nuestro caso al campesino castellano, este culto a la tierra. Concebido como un partido-milicia, las JONS contempló desde el inicio la creación de un cuerpo paramilitar nacionalsindicalista que defienda el ideal y haga frente al marxismo. Sobre estas milicias nacionales Redondo añadiría: "Con el ejercicio de la ACTIVIDAD FÍSICA, la educación deportiva y la afición valerosa a las inclemencias del campo y a la fatiga de las marchas, se vigorizarán prácticamente los grupos jóvenes alistados […] Por último, EL EJERCICIO VOLUNTARIO, PERO SERIO Y RIGUROSO, DE LA DISCIPLINA, de la obediencia a los jefes, eliminará en los jóvenes el tóxico individualista y libertario"60. Podríamos distinguir tras estas afirmaciones, ciertas similitudes entre las teorías que defiende Redondo y las estudiadas anteriormente en Hitler: empleo, única y supuestamente, de la violencia con carácter defensivo e instrucción física, disciplina y formación bajo un ideal en los cuerpos paramilitares. Tras este inciso protagonizado por Onésimo Redondo, retomamos nuestro discurso desarrollando la teoría sobre la violencia política en José Antonio Primo de Rivera. Antes de comenzar, quisiéramos hacer una observación. Si recordamos, las diferencias, especialmente las estratégicas, entre Primo de Rivera y Ledesma fueron las responsables de la tensión existente entre ambos y, en última instancia, de la expulsión de éste último de FE de las JONS. A continuación, expondremos las claves que provocaron esta ruptura en el partido fascista. 59

A. Purcet Gregori, "Juventudes... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Rebeldes... pág. 143.

60

O. Redondo, "La conquista del Estado. Las milicias nacionales", Igualdad, 17 (6 de marzo de 1933) en E. González Calleja, Contrarrevolucionarios..., pág. 155.

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En torno a José Antonio Primo de Rivera se ha creado un mito de aversión hacia la violencia. Hagiógrafos y biógrafos posteriores (Julio Gil Pecharromán, José Antonio retrato de un visionario, Madrid, 1996) han incidido en los escrúpulos que el líder de FE sentía por la acción armada. Analizaremos la visión que ofrece de ella para tratar de dar respuesta a esto. Nos gustaría comenzar a partir de un fragmento del discurso fundacional de FE: "Y queremos, por último, que si esto ha de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. Porque, ¿quién ha dicho –al hablar de "todo menos la violencia"– que la suprema jerarquía de los valores morales reside en la amabilidad? ¿Quién ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos, antes que reaccionar como hombres, estamos obligados a ser amables? Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria."61 ¿Quiere esto decir que José Antonio Primo de Rivera rechazaba la violencia? No, en absoluto. Sin embargo, como menciona González Calleja, "no participaba de la fascinación irracionalista de la violencia que manifestaba Ledesma"62. Asumía su uso como el último recurso cuando la dialéctica fallaba. De este modo, al no presentarse como un grupo de matones, FE obtuvo, como hemos estudiado en capítulos anteriores, un apoyo mucho más amplio. En cuanto a su legitimidad, señala dos posibilidades: la defensa de la patria y como respuesta a las agresiones. Si bien la primera alternativa se presenta más laxa, la segunda responde a un principio de autodefensa. No obstante, la prudencia de Primo de Rivera ante los primeros atentados por grupos marxistas contra FE de las JONS llegó, por un lado, a desesperar a un Ledesma deseoso de de acción, y por otro, a dividir al partido entre la "falange intelectual" y la "falange militante", recordemos, encabezada por Ansaldo. Además, por su aparente indefensión, le valió las más duras críticas de la prensa. A medida que el martirologio fascista aumentaba, Primo de Rivera fue elaborando un discurso basado en el sacrificio y el honor. Los falangistas no estaban dispuestos a rebajarse al nivel de sus agresores, sino que prefieren resignarse, conteniendo el impulso de vengarse, hasta conquistar el Estado. Comparando las tesis de Ledesma y Primo de Rivera, Purcet Gregori resume extraordinariamente:

61

J.A. Primo de Rivera, "Discurso de la fundación de Falange Española", Obras de José Antonio Primo de Rivera: edición cronológica, Madrid, 1970, pág.67 en A. Purcet Gregori, "Juventudes... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Rebeldes... pág. 144. 62 E. González Calleja, Contrarrevolucionarios..., pág. 166.

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"Si conceptos como los de vitalismo y voluntad de poder aparecen en los escritos de Ledesma sobre la violencia, las palabras clave del discurso joseantoniano son sacrificio y martirio. Recordemos que, para Ledesma, la violencia es creativa. A través de su ejercicio, el hombre se sacude las legañas de la vida, y al sentir en la nuca el aliento de la muerte afirma radicalmente su existencia. Para Primo de Rivera, en cambio, la violencia es sacrificial, el falangista es un instrumento de una entidad superior y su destino es la inmolación por ella: la muerte es un acto de servicio. Uno pone el acento en la vida, y el otro sobre la muerte. El primero está influido por la filosofía vitalista contemporánea; el segundo, por la tradición del mártir de la fe y el culto barroco a la muerte."63 Surge así la figura del caído, al que Sánchez Mazas dedicaría su ``Oración por los muertos de Falange´´. Esta no es una figura exclusiva del falangismo, sino que se inserta en un contexto más amplio: la "brutalización" y "sacralización", en palabras de G. Mosse, de la política de la Europa de entreguerras que, tras la Primera Guerra Mundial se había familiarizado con la muerte64. No obstante, aquí se abriría otra línea que, si bien interesante, no abordaremos en nuestro trabajo: las religiones políticas65. Sin embargo, podemos destacar un punto de inflexión en el uso de la violencia por parte de FE de las JONS. Hablamos del 10 de junio de 1934. Aquel día, un grupo de falangistas se dirigieron a los montes de El Pardo, no de excursión, sino a provocar a las Juventudes Socialistas, quienes en el enfrentamiento consiguieron matar a puñaladas a uno de los falangistas. Rompiendo con su prudencia habitual, Primo de Rivera ordenó que se tomaran represalias, así que, esa misma noche, el autobús en el que volvían las Juventudes Socialistas fue tiroteado, muriendo una joven del PSOE llamada Juanita Rico. A partir de entonces, no sólo aumentaría la militancia en FE de las JONS, especialmente en la Primera Línea, encargada de la lucha; sino que comenzaría una escala de violencia política que vería su culmen en 1936 con el inicio de la Guerra Civil Española.

63

A. Purcet Gregori, "Juventudes..., en F. Gallego y F. Morente (eds.), Rebeldes... pág. 152. Ibid. 65 Algunas referencias bibliográficas para más información sobre religiones políticas: Box, Zira, "La tesis de la religión política y sus críticos: aproximación a un debate actual", Ayer, 62 (2006), págs. 195-230; González Cuevas, Pedro Carlos, "Las religiones políticas contemporáneas: su incidencia en España" en J. de la Cueva Merino y F. Montero García, Laicismo y catolicismo. El conflicto político-religioso en la Segunda República, Madrid, Universidad de Alcalá, 2009, págs. 91-126. Para el caso particular del nacionalsocialismo alemán: Mosse, George, La nacionalización de las masas, Madrid, Marcial Pons Historia, 2005, 286 págs. 64

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6. El nacionalismo

El segundo aspecto que compararemos será la visión que cada uno de los movimientos ofrece del nacionalismo. Nos interesa estudiar este concepto por una sencilla razón: es el elemento que define la esencia de cada uno de los distintos fascismos. Tanto el nazismo como el fascismo español ahondarían en su cultura nacional para hallar aquellos temas o motivos que les permitan la creación de un "movimiento de masas de regeneración, unificación y purificación"66. Es decir, no podemos hablar de una esencia única para un fascismo genérico, sino que cada discurso escogería de su herencia cultural los elementos que mejor se adapten en la consecución de sus fines. 6.2. Alemania. Vom Nationalismus zum Blut (Del nacionalismo a la sangre) Comenzaremos hablando del caso alemán, para el cual, en vez de adentrarnos de lleno en la teoría formulada por Adolf Hitler en Mein Kampf, nos retrotraeremos a la Alemania del último tercio del siglo XIX para observar el desarrollo del nacionalismo germano y el cariz que estaba adoptando. El nacionalismo alemán, desarrollado a partir de la Revolución Francesa y el imperialismo napoleónico, participó, al igual que el de otros países, en la oleada de "nacionalismo liberal" que recorría la Europa de mediados del siglo XIX. Sin embargo, este nacionalismo, estrechamente ligado a un marcado carácter revolucionario, fue sofocado. Sería a partir de la Unificación Alemana, en 1871, cuando el nacionalismo germano vuelva a entrar en escena. Por considerar que tenían implicaciones liberales, Otto Von Bismark, canciller alemán de 1871 a 1890, renegó tanto del nacionalismo como del imperialismo, hecho que explica el papel minoritario que jugó Alemania en la carrera colonial y el resentimiento de aquellos, nacionalistas fundamentalmente, que deseaban estar al mismo nivel que Francia o Gran Bretaña67. Durante las décadas de 1880 y 1890, observamos un rápido crecimiento del nacionalismo alemán en la sociedad, que daría lugar a distintas asociaciones como la Liga Pangermánica o la Sociedad Colonial Alemana. Nacionalismo que, recordemos remitiéndonos al apartado dedicado al contexto histórico del fascismo, señala Michael Mann, comenzaría a partir del siglo XX a radicalizar su discurso adoptando medidas violentas y teorías racistas68.

66 67 68

R. Paxton, Anatomía..., pág. 52. S. Payne, A History of..., págs. 48-49. M. Mann, Las fuentes del poder social, II, Madrid, 1997, págs. 757-758.

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No obstante, podemos rastrear ciertos rasgos que caracterizaron al nacionalismo germano en el pensamiento alemán desde finales del siglo XVIII, cuando distintos autores ya señalaban una "misión" para la cultura alemana. Esta creencia sería visible también en la obra de Kant y Humboldt, y tomaría en Fichte un leve giro nacionalista. Giro que, años después, torcería hacia la izquierda con Hegel, en medida, y Marx especialmente. Comienza con la obra de Marx a enfatizarse la idea de revolución, concepto que no se desvincularía del nacionalismo alemán a lo largo del siglo XIX. Sin embargo, a finales del siglo XIX, cambiaría radicalmente de rumbo aproximándose al autoritarismo. Mientras que nacionalismo en Francia e Inglaterra se asociaba a libertades civiles, apreciamos cómo en Alemania se ligaría a un profundo antisemitismo, idea que la sociedad alemana empezaría a aprobar a partir de la primera década del siglo XX69. Por último, cabría hacer referencia a un concepto clave, no solo en la visión del nacionalismo alemán, sino también en el discurso del líder del NSDAP: la cultura Völkisch. Etimológicamente derivado de Volk (pueblo), podríamos definirlo como una cultura étnica y nacionalista, fruto del romanticismo e idealismo imperante en Alemania, frente al análisis racional dominante en otros países, y el nacionalismo que hemos ido explicando. Es decir, un nacionalismo romántico que sostiene que cada nación posee una cultura y valores distintivos, siendo los alemanes superiores al resto. Se lleva a cabo, de este modo, una regresión a las raíces, una purificación cultural, una cruzada palingenésica que condujo al rechazo de todo aquello que no fuera alemán. Esta ideología se convirtió a partir del 1900, sin vincularse a ningún partido político, en la más extendida por la sociedad, especialmente en las clases medias, la cultura, la educación y el arte alemán70. De acuerdo con la reflexión de Mosse, "el nacionalismo (...) proporcionó un culto y una liturgia" que transformó "a la multitud en una fuerza política coherente"71. El Völkisch se convertía así en el motor del nacionalismo alemán. Tras esta introducción, comenzaremos a desarrollar la visión que ofrece Adolf Hitler del nacionalismo y su relación con el que es, probablemente, el aspecto más asociado al nazismo: el antisemitismo. Hitler no es un agente innovador sino que, siguiendo con la visión que ofrece Kershaw del nacionalsocialismo alemán, su discurso sobre el nacionalismo es heredero del contexto explicado con anterioridad. Partimos de la siguiente base: Adolf Hitler considera que la nación no abarca a unas clases, sino a una raza. Ahora bien, ¿cómo se desarrolla su teoría racista? 69 70 71

S. Payne, A History of..., pág. 51. S. Payne, A History of..., págs. 52-53. G. Mosse, La nacionalización de las masas, Madrid, 2005, pág. 19.

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Inspirado, presuntamente, en las tesis científicas del momento, a las que ya se ha hecho referencia en el primer punto; inicia el capitulo "Pueblo y raza" de Mein Kampf afirmando que las leyes que rigen la naturaleza conducen a los seres vivos a aparejarse con los de su misma especie, y que el cruzamiento de estas deriva en su empeoramiento. Del mismo modo, el hombre está sometido a esta regla natural, ya que este no domina a la naturaleza, sino que la descubre respetando sus leyes. Siguiendo con su discurso racista, Hitler defiende que la única raza civilizadora, es decir, capaz de crear cultura, arte o ciencia, es la aria, en contraposición al resto, que, por haber "envenenado su sangre", se han sumido en la decadencia72: "los pueblos no mueren como consecuencia de guerras perdidas, sino debido a la anulación de aquella fuerza de resistencia que sólo es propia de la sangre incontaminada"73. ¿Por qué la aria es la única raza civilizadora? Porque posee Pflichterfüllung ("Cumplimiento del deber"), es decir, el individuo ario es el único que sacrifica su propio interés por la comunidad, para de este modo, llevar a cabo las grandes obras que han marcado la Historia de la Humanidad. He aquí, de acuerdo con la teoría racista de Hitler, la importancia de conservar la raza aria, puesto que su extinción supondría el fin de la civilización humana. Tras estos argumentos, Hitler señala al antípoda del ario: el judío. Su arenga antisemita se apoya en la definición del individuo judío como la contraposición de todos aquellos valores positivos característicos del ario que acabamos de señalar. En primer lugar, el individuo judío no se sacrifica por su comunidad sino que "sólo conoce la unión cuando es amenazado por un peligro general; desaparecido este motivo, las señales del egoísmo más crudo surgen en primer plano, y el pueblo, antes unido, de un instante al otro se transforma en una manada de ratas feroces"74. En segundo, el judío, según Hitler, no es sino un parásito sin cultura propia que destruye la cultura que le rodea al despreciar aquello sobre lo que se asienta la civilización humana: la raza. Niega, de este modo, que haya diferencias entre los hombres por su raza, creando, según Hitler, mediante la defensa del universalismo, la doctrina marxista75; que, como ya hemos estudiado, amenaza la integridad de Alemania. Es necesario comprender el antisemitismo de Adolf Hitler para, retomando de nuevo el concepto de nacionalismo, entender la construcción del "Estado Germánico de la Nación Alemana": la nacionalidad no reside en la lengua, sino en la sangre 76, es decir, en la raza. Por todo ello, el objetivo del NSDAP es la consecución de un Estado 72 73 74 75 76

A. Hitler, Mi..., págs. 173-176. A. Hitler, Mi..., pág. 180. A. Hitler, Mi..., pág. 184. A. Hitler, Mi..., pág. 194. A. Hitler, Mi..., pág. 229.

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Racista, no como fin, sino como medio para la conservación de la raza aria, y, por consecuente, la continuidad del progreso de la civilización humana: "Quien hable de una misión [concepto que, como hemos estudiado, ha marcado el pensamiento germánico desde finales del siglo XVIII] del pueblo alemán en este mundo, debe saber que esa misión sólo puede consistir en la formación de un Estado que ve, como su mayor finalidad, la conservación y el progreso de los elementos raciales que se mantuvieron puros en el seno de nuestro pueblo y en la Humanidad entera. (...) El Reich Alemán, como Estado, tiene que abarcar a todos los alemanes e imponerse la misión, no sólo de cohesionar y de conservar (...) los elementos raciales originarios de este pueblo, sino también la de conducirlos lenta y firmemente a una posición predominante [podríamos interpretar esto último

como una ambición imperialista]"77.

Con todo, el nazismo presenta la cara más extrema del nacionalismo, donde el individuo, insignificante sin su patria, se vincula indisolublemente a Alemania, nación concebida como un gigante orgánico al que debe profesar la más alta de las devociones y a la que debe proteger, continuando con el ejemplo biológico, de la Zersetzung (descomposición) con la que amenaza el pueblo judío78.

6.3. España. El destino histórico de una unidad nacional

La aportación teórica del nacionalismo gira en torno a dos cuestiones clave: cómo se concibe la nación y cuál es la esencia de esta. Para el estudio de este elemento analizaremos el siguiente texto: "Ensayo sobre el nacionalismo", escrito por José Antonio Primo de Rivera y publicado en abril de 1934 en la revista JONS. El error, señala el líder de Falange en su artículo, es la concepción romántica de nacionalismo, es decir, el conjunto de "caracteres étnicos, lingüísticos, tipográficos, climatológicos, (...) la comunidad de usos, costumbres y tradición; (...) como el recuerdo de los mismos usos reiterados [no como la entenderían y defenderían José Antonio Primo de Rivera o Ledesma Ramos]"79. Esta tesis da pie al florecimiento de los diversos nacionalismos locales, identificados por los elementos que hemos numerado anteriormente y fuertemente arraigados en el espíritu de su pueblo.

77

A. Hitler, Mi..., pág. 235. R. Koenigsberg "Nationalism, Nazism, Genocide", http://www.libraryofsocialscience.com/essays/koenigsberg-nationalism.html (Consulta: 2/2/2015) 79 J.A. Primo de Rivera, "Ensayo sobre el nacionalismo", JONS, 9 (abril de 1934) en J. Aparicio (ed.), 78

JONS, Barcelona, 1939, pág. 55, https://es.scribd.com/doc/82964203/JONS-Antologia-de-textos-JuanAparicio (Consulta: 20/1/2015),

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José Antonio Primo de Rivera es consciente de la heterogeneidad cultural de España, y no lucha contra ello. Explica que aquello que define, por situar un ejemplo, a un individuo no es su color de piel o su lengua, sino en cuanto es "otro", esto es, aquello que lo diferencia de otros sujetos. Del mismo modo: "un pueblo no es nación por ninguna suerte de justificaciones físicas, colores o sabores locales, sino por ser otro en lo universal; es decir: por tener un destino que no es el de las otras naciones. Así, no todo pueblo ni todo agregado de pueblo es una nación, sino sólo aquellos que cumplen un destino De aquí que sea superfluo poner en claro si en una nación se dan los requisitos de unidad de geografía, de raza o de lengua; lo importante es esclarecer si existe, en lo universal, la unidad de destino histórico."80 De esta forma, la tesis de Primo de Rivera, conseguiría "que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino"81, mediante la superación del culto al individualismo que defiende la visión romántica. Delega así, la voluntad de los españoles a un destino histórico heredado, haciendo, en tanto que se discute sobre la esencia de España, de la soberanía nacional un instrumento inútil, puesto que: "España no es como objeto patrimonial; nuestra generación (...) la ha recibido del esfuerzo de generaciones y generaciones anteriores"82. De momento, la teoría ofrecida por Primo de Rivera se nos puede presentar, además de algo confusa, parcialmente incompleta. Recordemos que el líder de Falange negaba que la esencia de una nación se encontrara en su tradición, si bien no entendida esta con un sentido histórico. He aquí la idea sobre la que queremos trabajar a continuación para vislumbrar la esencia del nacionalismo español. Como afirmaba Primo de Rivera, España es un legado, una herencia histórica, idea también presente en el discurso de Ledesma Ramos, quien, al igual que el líder de FE, recurría frecuentemente a una mitología histórica de la nación española: "cuando yo, (...) fundé las JONS, recogimos de los muros más gloriosos de Castilla los haces de flechas y los yugos simbólicos que aparecen en la Historia de la Patria, (...) Estamos, pues, enraizados con la firmeza en la mejor tradición de España."83. No quisiéramos pasar por alto un interesante detalle terminológico por su importante

80

81

J.A. Primo de Rivera, "Ensayo sobre... en J. Aparicio (ed.), JONS... pág. 56. J.A. Primo de Rivera, "Discurso de la fundación de

Falange

Española",

http://www.rumbos.net/ocja/jaoc0011.html (Consulta: 21/3/2015) 82

J.A. Primo de Rivera, "Peor que la negligencia", FE, 15 (19 de julio de 1934) en F. Gallego, El evangelio..., pág. 271 83 R. Ledesma Ramos, "Discurso pronunciado en el mitin de Falange Española de las JONS celebrado en Valladolid", abril de 1934 en J. Aparicio (ed.), JONS... pág. 30.

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carga simbólica: el paralelismo histórico Castilla-España, que trazan, más que José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo (naturales de Zamora y Valladolid respectivamente). Y así, llegamos a uno de los elementos clave para entender el fascismo español: el catolicismo. Recordemos que una de las peculiaridades del fascismo es la enorme diversidad que presenta, manifestando cada ejemplo nacional, de acuerdo con su herencia cultural, soluciones únicas y ajenas a las características tipológicas de un fascismo genérico: el racismo en el nazismo o la tradición católica en el fascismo español. El papel de la religión católica, presente, como hemos estudiado, en la teoría de la violencia en José Antonio Primo de Rivera, se convirtió en un componente esencial, no solo del nacionalismo, sino también del fascismo español. En una perfecta simbiosis, los lazos que unieron catolicismo con la tradición e historia de España eran indisolubles. Si bien fue un elemento más desatendido por Ramiro Ledesma, la referencia al catolicismo en el discurso fascista español tuvo más presencia, con sus matices obviamente, en José Antonio Primo de Rivera y Onésimo Redondo: "el nacionalismo respeta eficazmente a la Religión Católica"84. Sin embargo, no debemos confundir el valor del catolicismo en el fascismo español con su proyección institucional, puesto que, todos los teóricos de este movimiento coinciden en la separación Iglesia-Estado. Como indica Primo de Rivera en el programa de FE de las JONS: "La Iglesia y el Estado concordarán sus facultades respectivas, sin que se admita intromisión o actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional."85 Por último, y en estrecha relación con lo estudiado en el capítulo de la violencia política, tras haber distinguido los elementos que definen el nacionalismo español, podemos señalar los antagonistas, los enemigos de la España que defiende el fascismo. Por un lado, el comunismo, por su carácter internacionalista, que acabaría por identificarse, tras el inicio de la Guerra Civil, con lo "ruso"86. Por otro lado, el separatismo, como amenaza de la integridad de una nación indisoluble.

84

O. Redondo, "El nacionalismo no debe ser confesional", Libertad, 38 (29 de febrero de 1932) en M. Tomasoni, Onésimo Redondo Ortega. Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional (1905-1936), Valladolid, 2014, pág. 364, https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/7379/1/TESIS599-141204.pdf. (Consulta: 22/3/2015) 85 J.A. Primo de Rivera, "Norma programática de la Falange", http://www.rumbos.net/ocja/jaoc0075.html (Consulta: 21/3/2015) 86

X.M. Núñez Xeixas, "Nacionalismo español y Franquismo: una visión general" en M. Ortiz Heras

(coord.), Culturas políticas del nacionalismo español. Del Franquismo a la Transición, Madrid, 2009, pág.13,https://www.academia.edu/5451644/ (Consulta: 2/2/2015)

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7. La organización del trabajo. El sindicalismo fascista El último de los aspectos que estudiaremos será el discurso que se elabora para la organización del trabajo en un hipotético Estado fascista. Si la violencia política era el medio y el nacionalismo la esencia, el sindicalismo se proyecta como un nexo de unión entre el fascismo teórico que hemos ido analizando y la praxis que se llevaría a cabo, la cual, no necesariamente (y, efectivamente, en muchos casos no lo hace) ha de corresponderse con la ideología. Aspectos como la organización del trabajo y la producción o las reformas laborales están presentes en las propuestas fascistas con un claro objetivo: frenar los obstáculos del capitalismo más liberal, evitando, como indica Andreassi Cieri, "la desintegración de la cohesión social (...) que constituye la nación"87, entendida esta como un organismo capaz de dominar a otros pueblos desde un punto de vista socialdarwiniano. Es importante destacar que el fascismo no pretende abolir las relaciones de producción capitalista, sino, mediante la consolidación de un fuerte principio de jerarquía y autoridad, recuperar la potencia productiva y la eficiencia del sistema económico, siempre al servicio de la nación. Es decir, el fascismo contempla un capitalismo armónico, sin conflictos, donde el empresario no es un agente especulativo e improductivo, sino que trabaja en beneficio de sus obreros, obteniendo así el mayor rendimiento para el conjunto social. Comprobaremos, de este modo, que el sindicalismo fascista pretende ser una institución mediadora que define la estructura y las relaciones de producción y la organización de las fuerzas de trabajo, de forma que se evite la conflictividad social y la lucha de clases. 7.1. Alemania. El sindicato obrero nacionalsocialista El primer problema que destaca Adolf Hitler en Mein Kampf en relación con los sindicatos

obreros

es

su

estrecha

vinculación

a

diversas

organizaciones,

especialmente, como indica Julián Casanova, a las fuerzas políticas de izquierda: "los parados, procedentes sobre todo de las grandes industrias, no los votaron y dieron su apoyo a los comunistas. La clase obrera de las industrias, en términos generales, no se sumó con fervor a la propaganda nazi antes de

87

A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y empresa en el Nacionalsindicalismo" en F. Gallego y F. Morente (eds.),

Fascismo en España: ensayos sobre los orígenes sociales y culturales del franquismo, Barcelona, 2005, pág. 13.

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1929 y tampoco ocupó un porcentaje importante entre los afiliados del partido"88 Esto, señala Hitler, es un grave impedimento a la hora de acceder a las masas. Sin embargo, no se puede prescindir de este modelo de asociacionismo obrero, por ello, en Mein Kampf, propone una fórmula nueva respondiendo a cuatro cuestiones. ¿Son necesarios los sindicatos? Sí, afirma Hitler, son una importante institución económica de la nación, es decir, para el Estado Racista y Nacionalsocialista, ya que mediante un movimiento sindical bien dirigido, el pueblo obtiene la satisfacción y la educación necesaria para luchar por su existencia89. ¿El NSDAP debería organizar sindicatos obreros e inducir a sus miembros a participar en cualquier forma de la actividad sindicalista? Sí. Hitler sostiene que el Estado Nacionalsocialista debe emerger de una organización previa para que se mantenga la esencia nazi. Es decir, las instituciones del Estado alemán serían un reflejo de las del NSDAP, incluyendo las organizaciones de actividad sindical90. ¿Qué carácter debe tener un sindicato nazi? ¿Cuáles son sus fines y obligaciones? En contraposición a la teoría marxista, Hitler no distingue "clases", sino ciudadanos iguales en derechos y obligaciones. Como miembros del Volk, sostiene Mosse, todos los alemanes, tanto empresarios como obreros, al estar amparados bajo una misma ideología y propósito, poseen teóricamente el mismo status91. Por ello, el sindicato nazi no es un órgano de lucha de clases, las cuales son contraproducentes para la economía, ni sinónimo de "antagonismo social" como contempla el marxismo. El sindicalismo nacionalsocialista tiene, esencialmente, dos funciones estrechamente relaciones: educar y proteger. Por un lado educar tanto a empresarios como obreros. El primero para "estar persuadido de que la felicidad y el contento de sus obreros son condición previa para la existencia y el progreso de su propia capacidad económica" 92, mientras que el segundo "debe saber que la prosperidad de la economía nacional significa su propio progreso material"93, de modo que se armonicen las relacionen entre ambos sectores económicos. Por otro lado, el sindicato nacionalsocialista alemán debe velar por la protección y el bienestar de esta relación laboral, para que,

88

J. Casanova, Europa..., pág. 105. A. Hitler, Mi..., pág. 354. 90 A. Hitler, Mi..., págs. 354-355. 91 G. Mosse, Nazi Culture: Intellectual, Cultural and Social Life in the Third Reich, Wisconsin, 2003, pág. 89

341. 92 93

A. Hitler, Mi..., pág. 356. Ibid.

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de este modo, el trabajo contribuya a "la conservación y seguridad de nuestro pueblo y del Estado"94. ¿Cómo se llegarían a organizar los sindicatos obreros? Hitler es plenamente consciente de la dificultad que supone la alianza, o siquiera la convivencia, con otros sindicatos. Por ello, distingue solo dos posibles soluciones: que un sindicato nazi luche contra el sindicalismo marxista o que el sindicalismo nacionalsocialista se infiltre en las organizaciones obreras marxistas para transformarlos ideológicamente. Con todo, Adolf Hitler incide en la importancia, al igual que en el caso de las SA, de una educación basada en los principios del nazismo, para que, de esta forma, los obreros nacionalsocialistas no luchen contra el sindicalismo marxista como organización, sino como idea95. Si la violencia política se materializó en las SA, la teoría sindical nazi cristalizaría, en 1933, en el Deutsche Arbeits-Front (Frente Laboral Alemán), sindicato único dirigido por Robert Ley que ostentó el control absoluto de las competencias laborales (contratos, despidos, etc.), haciendo uso, en estrecha relación con el carácter agresivo que impregna al fascismo, de una fraseología militar que incitó a la violencia. Señala Mosse que la propia palabra "frente" en el nombre ya aporta indicios de su carácter belicoso96. 7.2. España. El nacionalsindicalismo Antes de comenzar a desarrollar la teoría sindical en el fascismo español, consideramos que es necesaria una aclaración terminológica. Si bien es cierto que se puede aplicar el concepto "nacionalsindicalismo" para referirse, genéricamente, al fascismo español, incluyendo, a pesar de sus diferencias, tanto las tesis de jonsistas como Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo como la de falangistas como José Antonio Primo de Rivera; en este trabajo relacionaremos "nacionalsindicalismo" con la teoría político-económica, y más concretamente, con el ámbito laboral. Es interesante observar cómo las mismas características que definen al fascismo, más concretamente, a los partidos políticos fascistas, se ven reflejadas en la organización sindical. Uno de ellas, el carácter jerárquico, ya fue señalado por José Antonio Primo de Rivera, quien consideraba que el modelo correcto de organización laboral no consistía en la creación de dos bloques, uno de empresarios y otro de obreros, sino en la constitución, siguiendo el modelo militar, de un sindicalismo vertical. El sindicato vertical se presenta así como un sistema orgánico donde las 94

Ibid. A. Hitler, Mi..., págs. 357 y 359. 96 G. Mosse, Nazi Culture... págs. 341-343. 95

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funciones superiores e inferiores están bien coordinadas por el Estado97. En palabras de Primo de Rivera: "se llegará a (...) no conservar esta relación bilateral del trabajo, sino que todos intervienen en la tarea, todos los que forman y completan la economía nacional, estarán constituidos en Sindicatos Verticales, que no necesitarán ni de comités paritarios ni de piezas de enlace, porque funcionan orgánicamente, como funciona el Ejército"98 Nos interesa destacar como José Antonio Primo de Rivera incluye a todos los elementos que participan en la economía nacional, idea que, frente a la concepción marxista, también está presente en Ramiro Ledesma: "Es sabido cómo la técnica de agitación marxista divide a todos los hombres en dos clases: supuestos oprimidos o explotados y supuestos opresores y explotadores. Y llevada tal consigna a un plano real y diario, de lucha económica y social, el marxismo localiza y destaca para que se despedacen estas dos clases únicas: patronos contra obreros, obreros contra patronos. Nosotros sabemos, y es uno de los motivos críticos fundamentales en que fundamos nuestra posición antimarxista, que el enemigo social de los obreros no es generalmente el patrono, sino que hay otro linaje de poder económico y político al que debe señalársele como enemigo, y no solo de los obreros, sino de los obreros y los patronos juntamente: el gran capital especulador y financiero. Por eso, ante la lucha de clases tal como la conciben criminal y erróneamente los marxistas, nosotros presentamos otro cuadro de rivalidades sociales. Si hay luchas de clases, éstas son para nosotros de dos clases: Capaces contra ineptos. Laboriosos contra vagos. Generosos contra ramplones. Animosos contra cobardes. Patriotas contra descastados. Y todos los españoles contra los grandes especuladores y prestamistas (...)"99 En resumen, se unen así patronos y proletariado contra un capital, ya denostado por los fascistas italianos y alemanes, contra la tiranía del capital financiero, negando, de este modo, las clases sociales, y las luchas entre ellas. Antes de adentrarnos en cómo se iría materializando esta ideología, nos detendremos para comprobar si la teoría sindical presente en el fascismo español es un fenómeno novedoso o responde a unos antecedentes previos. Existió, 97

A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... págs. 2425. 98 J.A. Primo de Rivera, "Ante una encrucijada en la historia política y económica del mundo. Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid el día 9 de abril de 1935" en Obras Completas de José Antonio Primo de Rivera. Edición cronológica., 1959 en A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 24. 99 R. Ledesma, "¿Luchas de clases?, La Patria Libre, 2 (23 de febrero de 1935), en A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 26

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efectivamente, como apunta Andreassi Cieri, a finales del siglo XIX, un movimiento que apostó por la sustitución del sindicalismo de corte anarquista o socialista para sustituirlo por un modelo corporativista. Un sistema jerárquico y vertical que aunara a empresarios y a obreros y disolviera las luchas de clases. Esta teoría era la propuesta por el Foment del Treball, el cual defendía que "la iniciativa privada debe dirigirse a la formación y robustecimiento de agrupaciones de patronos y obreros por industrias y especializaciones de industrias, a fin de preparar de este modo la constitución del gremio moderno"100. Sin embargo, como afirma Soledad Bengoechea, tras la huelga general de 1917 y el auge del anarcosindicalismo, el Foment del Treball comprendió que la imposición de un sindicalismo corporativista debía ser forzosa101. Por otro lado, el sindicalismo fascista es también heredero de un lenguaje económico liberal, que diferencia entre el capital "especulativo" y el "productivo". El origen del sindicalismo en el fascismo español lo podríamos situar en 1931, año en el que Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo crean las JONS, partido que, como hemos estudiado, defendía una revolución de corte nacionalista, pero también sindicalista basada en dos premisas: "primera, garantía de que el capital industrial y financiero no tendrá nunca en sus manos los propios destinos nacionales, lo que supone el establecimiento de un riguroso control en sus operaciones, cosa tan sólo posible en un régimen nacional de sindicatos. Segunda: derecho permanente al trabajo y al pan, es decir, abolición radical del paro forzoso"102 Dos años después, en 1933, aparecería otro partido, FE, en cuyo programa se contempla la superación de la lucha de clases y la creación de un Estado que defienda la producción nacional. Recordemos que las similitudes entre ambos partidos condujeron a ambas fuerzas a fusionarse en 1934, año en el que asistimos a la creación de un modelo de organización sindical de corte nacionalsindicalista que rompió completamente con la tradición anterior: la Central Obrera Nacional Sindicalista103. La CONS basó su acción propagandística en la agitación social, estrategia con la que incrementaron su militancia. Mantuvieron abiertamente esta actitud agresiva hasta que el gobierno frentepopulista en 1936 clausuró sus sedes,

100

"Exposición dirigida por el Fomento del Trabajo Nacional de Barcelona al Ministro de Agricultura y Obras Públicas, Excmo. Sr. D. José Canalejas", El Trabajo Nacional, 15 de abril de 1902 en S. Bengoechea, Organització Patronal i Conflictivitat Social a Catalunya. Tradició i corporativisme entre finals de segle i la dictadura de Primo de Rivera, Barcelona, 1994, págs. 290 y 292 en A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 27.. 101 S. Bengoechea, Organització Patronal i ...págs. 290-293 en A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 27. 102 S. Montero Díaz, Ramiro Ledesma Ramos, Madrid, 1962, pág. 71 en A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 44 103 En lo sucesivo, CONS.

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obligando al sindicalismo fascista a actuar en la clandestinidad. La otra cara del nacionalsindicalismo, la Central de Empresarios Nacional Sindicalista104, no vería la luz hasta 1937. Sin embargo, hemos hecho alusión anteriormente a la crítica de José Antonio Primo de Rivera a un modelo sindical configurado por dos bloques, uno de obreros y otro de empresarios, por ello, sorprende la existencia de dos organismos: la CONS y la CENS. Este abandono aparente del corporativismo del Sindicato Vertical responde a las desfavorables coyunturas socio-políticas que tuvieron lugar durante la II República, las cuales hicieron imposible un organigrama vertical105. La justificación aportada es la siguiente: CONS y CENS son un paso previo de transición a la constitución del Sindicato Vertical. José Luis de Arrese, militante de FE de las JONS y posterior ministro durante el Franquismo, defendería su existencia ya que: "han sido y son necesarias porque mientras no se llegue a la total implantación del nuevo sistema no podemos tener dispersos a los elementos de la producción y porque, naturalmente, no estaba en nuestras manos empezar con una implantación pura, sino evolutiva de nuestro sistema. Pero cuando se llegue a la organización definitiva, ni habrá CENS ni habrá CONS, sino que todo será una piña conjunta de patrones técnicos y obreros reunidos [es decir, un Sindicato Vertical]"106. Con todo, la ideología que constituye la esencia del nacionalsindicalismo se basó en la eliminación de la lucha de clases, el control de las relaciones laborales y de los salarios por parte del Estado, la defensa de la autarquía, el acceso a unos fondos mínimos de previsión social y la reorganización del campo y de la banca, pero, también, en una intensa exaltación de la patria y un fuerte sentimiento católico.

8. Balance comparativo y consideraciones finales Cualquier estudio comparativo que se preste no estaría completo sin un balance de resultados. Por esta misma razón, dedicaremos, a modo de conclusión, el último punto de nuestro Trabajo de Fin de Grado a contrastar las diferentes soluciones teóricas que cada movimiento fascista elabora para los tres elementos que hemos seleccionado. Del mismo modo, emitiremos una valoración crítica que recoja nuestras impresiones sobre el trabajo.

104

En lo sucesivo, CENS A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 47. 106 J.L. de Arrese, El sindicalismo de Falange, Madrid, 1941, pág. 11 en A. Andreassi Cieri, `"Trabajo y ... en F. Gallego y F. Morente (eds.), Fascismo en España... pág. 48. 105

37

Comencemos con el balance comparativo. Para facilitar la lectura, hemos decidido distinguir, mediante puntos, las distintas opciones, así mismo, elaboraremos una breve síntesis de las soluciones fascistas para evitar que el lector tenga necesariamente que volver al texto. Además, trataremos de dar una explicación a la diversidad, es decir, identificar la causalidad. Siguiendo el orden del trabajo, expondremos las reflexiones referidas a la violencia política. Sorprendentemente, este primer punto es el único que rompe con el binomio nazismo/fascismo español, pues, como observaremos, existen diferencias teóricas en el segundo de los casos de acuerdo a los distintos ideólogos. Por esta misma razón, el esquema comparativo para este primer ejemplo será diferente al del nacionalismo y al sindicalismo fascista. Adolf Hitler sostenía, en primer lugar, que la fuerza, siempre vinculada a una idea, en este caso el nacionalsocialismo, era necesaria para conseguir sus objetivos: un Estado Nacionalsocialista. Sin embargo, a pesar de que la violencia no era el único medio, encontramos una destacable contradicción en la teoría nacionalsocialista. Hitler sostiene que el empleo de la violencia, por las SA para ser más precisos (y nunca con el apoyo de las autoridades para que este grupo no quedase desacreditado), es esencialmente defensivo, para protegerse de la violencia ofensiva de las milicias del KPD. Encontramos dos formulaciones opuestas: por un lado, el uso de la fuerza en la consecución del objetivo nacionalsocialista, lo que le otorga un innegable carácter ofensivo; por otro, la afirmación de que la violencia es meramente defensiva, aunque, como hemos hecho referencia en el trabajo, los estudios de la profesora Eve Rosenhaft demuestren lo contrario. Por último, Hitler también incide en la importancia del ejercicio físico con un marcado carácter militar (jerarquía, disciplina) sin desvincularse de la idea nacionalsocialista, de modo que la violencia fuese el medio de una auténtica revolución ideológica. En el fascismo español tenemos que distinguir tres voces: Ramiro Ledesma, Onésimo Redondo y José Antonio Primo de Rivera. El primero de estos teóricos sostenía que la única violencia legítima es, precisamente, la política, es decir, aquella vinculada a una idea política. También, al igual que Hitler, despreciaba el apoyo de las fuerzas coercitivas del Estado, pero esta vez por considerarlas incapaces de hacer frente al marxismo. Sin embargo, cabría destacar que de todos los ideólogos, Ramiro Ledesma fue el que más teorizó sobre la violencia, señalando su carácter vitalista y creativo, como único medio para transformarse en un "hombre nuevo". Onésimo Redondo, por su parte, no comparte con Ledesma el carácter agresivo de la violencia, sino que es legítima a la hora de defender la nación del marxismo. Del mismo modo, Redondo señala la inoperancia de las fuerzas del Estado y la importancia de la 38

actividad física disciplinada con una fuerte idea de base, al igual que Adolf Hitler. El último de nuestros teóricos, José Antonio Primo de Rivera, se alejaba de la fascinación de Ledesma por la violencia, afirmando, por lo que podemos deducir del discurso fundacional de FE, que la violencia ha de ser el último recurso, en el caso de que la dialéctica fallase (aunque, recordemos, al contrario que el mito que ser cernía sobre él, no significaba que despreciase la violencia). Por su parte, Primo de Rivera, para quien la violencia era únicamente legítima en defensa propia, aportaba a esta el valor del sacrificio. FE debía conseguir sus objetivos resistiendo a la violencia de sus enemigos. Sinteticemos ahora la teoría para, de un golpe de vista, identificar las semejanzas y diferencias: a) Desprecio de las fuerzas coercitivas del Estado: defendido por Adolf Hitler, porque su uso descreditaría al NSDAP; y por Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, ambos por considerarlas incapaces de hacer frente al marxismo. b) Violencia defensiva: sostenida por Hitler (aunque con matices a los que ya hemos hecho referencia), Onésimo Redondo y José Antonio Primo de Rivera. c) Vinculación de la violencia con un ideal: lo hallamos en el discurso de Adolf Hitler, en el de Ramiro Ledesma y en el de Onésimo Redondo. d) Importancia del ejercicio físico con carácter militarizado: aspecto señalado tanto por Hitler como por Onésimo Redondo. e) Violencia agresiva: explícitamente defendida por Ledesma, y, como hemos señalado en la contradicción, por Hitler. f) Violencia ontológica: defendida por Ramiro Ledesma. Este no es un carácter exclusivo del fundador de las JONS, sino que participa de la filosofía vitalista a la que hemos hecho referencia a la hora de contextualizar intelectualmente el fascismo. g) Valor del sacrificio: aspecto encontrado en el discurso de Primo de Rivera y que se vincula directamente a la tradición católica. Con todo, tanto nazismo como fascismo español, como movimientos fascistas comparten, por un lado, un enemigo común, el marxismo; y por otro, una fascinación por la violencia y una valoración positiva de esta, como fenómenos de una brutalizada Europa de entreguerras. El segundo de nuestros elementos, el nacionalismo, también presenta una peculiaridad. El nacionalismo, elemento clave para entender el fascismo, se nutre de la cultura e historia de cada país. Obviamente por ello, y he aquí al argumento causal, al tratarse de dos países diferentes no encontraremos semejanza alguna entre el nazismo y el fascismo español en este aspecto. Sin embargo, recordemos las formulaciones teóricas que cada movimiento aportaba. 39

Por una parte, la visión de Adolf Hitler sobre el nacionalismo es heredera de dos elementos: la deriva autoritaria, agresiva y racista (destacando antisemita) del nacionalismo alemán de finales del siglo XIX y comienzos del XX; y la cultura Völkisch, es decir, un nacionalismo romántico alemán. Haciendo uso de argumentos de carácter "científico" o "biológico", Hitler defendía que la raza aria era la única civilizadora y creadora de técnica y cultura. Por ello, recordemos, su extinción o contaminación con la raza semita supondría, el fin de la humanidad. He aquí la vinculación que establece del líder del NSDAP entre nacionalidad y sangre, entre nación y raza, y la necesidad de crear un Estado que vele por la pureza de los arios. Por otra, en su "Ensayo sobre el nacionalismo", José Antonio Primo de Rivera niega que el nacionalismo consistiera en un conjunto de elementos lingüísticos o étnicos (curiosamente, lo que define al carácter romántico Völkisch), sino que la nación es única en tanto que posee un destino histórico. Consciente de la heterogeneidad cultural de España, Primo de Rivera aúna razas, físicos y lenguas en este destino universal cuyas raíces históricas no pueden desvincularse de la religión católica. Si la comparación del nacionalismo solo presentaba diferencias, curiosamente, el último de nuestros elementos, el sindicalismo fascista, es idéntico en los dos movimientos. En primer lugar, ambos defienden que el sindicato ha de estar controlado por el Estado y ha de aunar en un mismo status, aunque tengan diferentes responsabilidades, a obreros y empresarios, en un intento de armonizar las relaciones laborales. Por esta razón, se oponen al modelo marxista y a la lucha de clases. Del mismo modo, tanto el sindicalismo nazi como el fascista español no pretenden acabar con las relaciones laborales capitalistas, pero sí rechazan el capital financiero. En cuanto a su objetivo, coinciden en la búsqueda del bienestar en el ámbito laboral y social. Por último, como ambos sindicatos se constituyen sobre una idea, es obviamente esta doctrina (el nacionalsocialismo alemán y el fascismo español) lo que le otorgaría el matiz diferenciador a dos modelos, como hemos comprobado, idénticos. Consideramos, llegados a este punto, que se han respondido a las preguntas que planteábamos en la introducción del trabajo: ¿cómo se manifestaron estas dos formas de fascismo?, ¿existen en su construcción ideológica diferencias o semejanzas? y ¿por qué?, si bien es cierto que el estudio de la causalidad de esta diversidad (aspecto realmente interesante) precisaría de una investigación más profunda, que, por cuestiones metodológicas, no podemos llevar a cabo. Con todo, en La contrarrevolución y sus discursos. Convergencias y divergencias ideológicas entre el nazismo y el fascismo español, hemos pretendido presentar una imagen más completa del fascismo, fenómeno político estigmatizado en la historia del pensamiento político por su relación con regímenes represivos y 40

dictatoriales. De este modo, exponiendo únicamente discurso y dando voz a personajes menos conocidos como Ramiro Ledesma u Onésimo Redondo, hemos querido presentar la otra cara del fascismo. El fascismo de las ideas. Cerramos, pues, nuestro Trabajo de Fin de Grado como lo hemos iniciado: con una cita, esta vez de March Bloch. La elección no es caprichosa. Bloch no solo contribuyó como historiador a desarrollar el método comparativo. También fue una víctima del fascismo:

"La méthode comparative doit servir à découvrir aussi bien les ressemblances que les différences"107

("El método comparativo debe servir para descubrir tanto las semejanzas como las diferencias")

107

B. Geremek, "Marc Bloch, historien et résistant" , 1986, http://cmb.ehess.fr/49 (Consulta: 30 de mayo de 2015)

41

9. Anexo 9.1. Esquema comparativo

42

9.2. Definición de fascismo por Emilio Gentile (1992)108

1) un movimento di massa, con aggregazione interclassista ma in cui prevalgono, nei quadri dirigenti e militanti, i ceti medi, in gran parte nuovi all'attività politica, organizzati in un partito milizia, che fonda la sua identità non sulla gerarchia sociale e la provenienza di classe ma sul senso del cameratismo, si ritiene investito di una missione di rigenerazione nazionale, si considera in stato di guerra contro gli avversari politici e mira a conquistare il monopolio del potere politico, usando il terrore, la tattica parlamentare e il compromesso con i gruppi dirigenti, per creare un nuovo regime, distruggendo la democrazia parlamentare; 2) un'ideologia a carattere ''antideologico'' e pragmatico, che si proclama antimaterialista,

antindividualista,

tendenzialmente

populista

e

antiliberale,

anticapitalista,

antidemocratica,

espressa

antimarxista,

esteticamente

più

che

teoricamente, attraverso un nuovo stile politico e attraverso i miti, riti e simboli di una religione laica istituita in funzione del processo di acculturazione, di socializzazione e d'integrazione fideistica delle masse per la creazione di un ''uomo nuovo''; 3) una cultura fondata sul pensiero mitico e sul senso tragico e attivistico della vita concepita come manifestazione della volontà di potenza, sul mito della giovinezza come artefice di storia, e sull'esaltazione della militarizzazione della politica come modello di vita e di organizzazione collettiva; 4) una concezione totalitaria del primato della politica, concepita come esperienza integrale, per realizzare la fusione dell'individuo e delle masse nell'unità organica e mistica della nazione, come comunità etnica e morale, adottando misure di discriminazione e di persecuzione contro coloro che sono considerati al di fuori di questa comunità perché nemici del regime o perché appartenenti a razze considerate inferiori o comunque pericolose per l'integrità della nazione; 5) un'etica civile fondata sulla dedizione totale alla comunità nazionale, sulla disciplina, la virilità, il cameratismo, lo spirito guerriero; 6) un partito unico che ha il compito di provvedere alla difesa armata del regime, selezionare i quadri dirigenti e organizzare le masse nello stato coinvolgendole in un processo di mobilitazione permanente, emozionale e fideistica; 7) un apparato di polizia che previene, controlla e reprime, anche con il ricorso al terrore organizzato, il dissenso e l'opposizione;

108

E.Gentile, "Fascismo" en L´Enciclopedia Italiana, http://www.treccani.it/enciclopedia/fascismo_res-

7f979648-87ea-11dc-8e9d 0016357eee51_(Enciclopedia-Italiana)/ (Consulta: 4/2/2015)

43

8) un sistema politico ordinato per gerarchie di funzioni nominate dall'alto e sovrastate dalla figura del ''capo'', investito di sacralità carismatica, che comanda, dirige e coordina le attività del partito e del regime; 9) un'organizzazione corporativa dell'economia che sopprime la libertà sindacale, amplia la sfera di intervento dello stato e mira a realizzare, secondo principi tecnocratici e solidaristici, la collaborazione dei ''ceti produttori'' sotto il controllo del regime, per il conseguimento dei suoi fini di potenza, ma preservando la proprietà privata e la divisione delle classi; 10) una politica estera ispirata al mito della potenza e della grandezza nazionale, con obiettivi di espansione imperialista.

44

9.3. Descripción tipológica del fascismo 109

109

Imagen obtenida en S.Payne, A History of..., pág. 7

45

9.4. Los 25 puntos del NSDAP110

1. Exigimos la unión de todos los alemanes para constituir una Gran Alemania fundada en el derecho de la independencia de que gozan las Naciones. 2. Exigimos para el pueblo alemán la igualdad de derechos en sus tratados con las demás naciones y la abolición de los tratados de Paz de Versalles y de Saint Germain. 3. Exigimos espacio y territorio (colonias) para la alimentación de nuestro pueblo y para establecer a nuestro exceso de población. 4. Nadie, fuera de los miembros de la Nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule la sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío será miembro de la Nación. 5. Quien no sea ciudadano del Estado, sólo residirá en Alemania como huésped y será considerado como sujeto a leyes extranjeras. 6. El derecho a sufragar para la formación del gobierno del Estado y para la sanción de las leyes será ejercido únicamente por ciudadanos del Estado. Exigimos, en consecuencia, que todas las funciones oficiales, sea cual sea su naturaleza, tanto en la Nación como en el campo y en las localidades menores, sean desempeñadas exclusivamente por ciudadanos del Estado. Nos oponemos a la corruptora práctica parlamentaria de llenar los puestos teniendo en cuenta solamente consideraciones de partido en lugar de carácter o de idoneidad. 7. Exigimos que el Estado contemple como su primer y principal deber el promover el progreso de la industria y el velar por la subsistencia de los ciudadanos del Estado. Si no fuera posible alimentar a toda la población del Estado, será indispensable que los residentes extranjeros (no ciudadanos del Estado) sean excluidos de la Nación. 8. Hay que impedir toda inmigración no alemana. Exigimos que se obligue a todo no ario llegado a Alemania a partir del 2 de agosto de 1914 a abandonar inmediatamente el territorio nacional. 9. Todos los ciudadanos del Estado gozarán de iguales derechos y tendrán idénticas obligaciones. 10. El primer deber de todo ciudadano del Estado consiste en trabajar con la mente o con el cuerpo. Las actividades individuales no estarán reñidas con los

110

A. Hitler, Mi..., págs. 409-411.

46

intereses generales, sino que se adaptarán al marco impuesto por la comunidad y tendrán en cuenta las conveniencias de la misma. Por lo tanto, exigimos: 11. La abolición de todo ingreso no conseguido por medio del trabajo. Abolición de la servidumbre impuesta por el interés del dinero. 12. En vista de los enormes sacrificios de vidas y propiedades que exige toda guerra, el enriquecimiento personal logrado merced a los conflictos armados internacionales se considerará como un crimen contra la Nación. Exigimos, en consecuencia, la confiscación implacable de todas las ganancias realizadas por medio de la guerra. 13. Exigimos la nacionalización de todos los negocios que se han organizado hasta la fecha en forma agrupaciones de sociedades. 14. Exigimos que las utilidades del comercio al por mayor sean compartidas por la Nación. 15. Exigimos que se ponga en práctica un plan gradual de asistencia social a la vejez. 16. Exigimos la creación y mantenimiento de una sana clase media, la nacionalización inmediata de las propiedades utilizadas en la especulación, a fin de que se alquilen en favorables condiciones a pequeños comerciantes, y que se tengan especiales consideraciones para con los pequeños proveedores del Estado, de las autoridades de distrito y de las localidades menores. 17. Exigimos la reforma de la propiedad rural para que sirva nuestros intereses nacionales; la sanción de una ley ordenando la confiscación sin compensación de la tierra con propósitos comunales; la abolición del interés de los préstamos sobre tierras y la prohibición de especular con las mismas. 18. Exigimos la persecución despiadada de aquéllos cuyas actividades sean perjudiciales al interés común. Los sórdidos criminales que conspiran contra el bienestar de la Nación, los usureros, especuladores, etcétera, deben ser castigados con la muerte, sean cuales fueren su credo o su raza. 19. Exigimos que el Derecho Romano, que sirve al régimen materialista del mundo, sea reemplazado con un sistema legal concebido para toda Alemania. 20. Con el fin de proporcionar a todo alemán competente e industrioso la posibilidad de una mejor educación y promover así el progreso, el Estado abordará la reconstrucción total de nuestro sistema nacional de educación. El plan de estudios de todo establecimiento educativo deberá hallarse de acuerdo con las necesidades prácticas de la vida. El inculcar y hacer comprensible la idea de Estado (sociología del Estado) debe ser uno de los propósitos fundamentales de la educación y comenzará 47

con el primer destello de inteligencia del alumno. Exigimos que el Estado eduque a sus expensas a los niños dotados de superior talento e hijos de padres pobres, sean cuales sean la respectiva clase u ocupación de estos últimos. 21. El Estado procurará elevar el nivel general de la salud de la Nación amparando a las madres e infantes, prohibiendo el trabajo de los niños, aumentando la eficiencia corporal mediante la gimnasia obligatoria y los deportes y apoyando sin restricciones a los clubes fundados con el objeto de promover el mejoramiento físico de la juventud. 22. Exigimos la abolición del Ejército mercenario y la formación de un Ejército Nacional. 23. Exigimos la adopción de medidas legales contra la impostura política deliberada y su difusión por medio de la prensa. Para facilitar la creación de una prensa nacional alemana exigimos: a) Que todos los editores de periódicos y sus asistentes, cuando empleen la lengua alemana, sean miembros de la Nación. b) Que la aparición de periódicos no alemanes no tenga lugar sino en virtud de un permiso especial acordado por el Estado. No será indispensable que tales órganos se impriman en alemán. c) Que se prohíba por ley la participación financiera o la influencia de no alemanes en los periódicos germanos, estableciendo como penalidad para los infractores la supresión del periódico y el inmediato destierro de los no alemanes implicados en el asunto. Debe prohibirse la publicación de órganos cuyos propósitos no contemplen el bienestar nacional. Exigimos que se persiga legalmente a todas las tendencias artísticas y literarias pertenecientes a algún género capaz de contribuir a la disgregación de nuestra vida como Nación, y la supresión de cualquier institución cuyos fines estén reñidos con la citada exigencia. 24. Exigimos libertad para todas las denominaciones religiosas dentro del Estado mientras no representen un peligro para éste y no militen contra los sentimientos morales de la raza alemana. El Partido defiende, en su carácter de tal, la idea del cristianismo positivo, mas no se compromete, en materia de credo, con ninguna confesión en particular. Combate el materialismo judío filtrado entre nosotros y está convencido de que nuestra Nación no logrará la salud permanente sino dentro de sí misma y gracias a la aplicación de este principio. 25. Para realizar todo lo qué precede, exigimos la creación de una poderosa autoridad

central

del

Estado;

incuestionables

atribuciones

del

Parlamento

políticamente centralizado sobre toda la Nación y sobre su organización, y formación 48

de una cámara representando a las clases y profesiones, con el propósito de poner en práctica en los diversos Estados de la Confederación las leyes generales promulgadas por la Autoridad. Los Jefes del Partido juran consagrarse sin desmayo y, si fuera necesario, sacrificar su vida, para lograr el cumplimiento de los puntos precedentes. Múnich, 24 de febrero de 1920

49

9.5. Los 27 puntos del programa de FE de las JONS111

NACIÓN. UNIDAD. IMPERIO 1. Creemos en la suprema realidad de España. Fortalecerla, elevarla y engrandecerla es la apremiante tarea colectiva de todos los españoles. A la realización de esta tarea habrán de plegarse inexorablemente los intereses de los individuos, de los grupos y de las clases. 2. España es una unidad de destino en lo universal. Toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen que no perdonaremos. La constitución vigente, en cuanto incita a las disgregaciones, atenta contra la unidad de destino de España. Por eso exigimos su anulación fulminante. 3. Tenemos voluntad de Imperio. Afirmamos que la plenitud histórica de España es el Imperio. Reclamamos para España un puesto preeminente en Europa. No soportamos ni el aislamiento internacional ni la mediatización extranjera. Respecto de los países de Hispanoamérica, tendemos a la unificación de cultura, de intereses económicos y de Poder. España alega su condición de eje espiritual del mundo hispánico como título de preeminencia en las empresas universales. 4. Nuestras fuerzas armadas –en la tierra, en el mar y en el aire– habrán de ser tan capaces y numerosas como sea preciso para asegurar a España en todo instante la completa independencia y la jerarquía mundial que le corresponde. Devolveremos al Ejército de Tierra, Mar y Aire toda la dignidad pública que merece, y haremos, a su imagen, que un sentido militar de la vida informe toda existencia española. 5. España volverá a buscar su gloria y su riqueza por las rutas del mar. España ha de aspirar a ser una gran potencia marítima, para el peligro y para el comercio. Exigimos para la Patria igual jerarquía en las flotas y en los rumbos del aire.

ESTADO. INDIVIDUO. LIBERTAD 6. Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria. Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical. Nadie participará a través de los partidos políticos. Se abolirá implacablemente el sistema de los partidos políticos con todas sus consecuencias: sufragio inorgánico, representación por bandos en lucha y Parlamento del tipo conocido. 7. La dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles. Pero sólo es de veras libre quien forma parte de una nación

111

J.A. Primo de Rivera, "Norma ...

50

fuerte y libre. A nadie le será lícito usar su libertad contra la unión, la fortaleza y la libertad de la Patria. Una disciplina rigurosa impedirá todo intento dirigido a envenenar, a desunir a los españoles o a moverlos contra el destino de la Patria. 8. El Estado nacionalsindicalista permitirá toda iniciativa privada compatible con el interés colectivo, y aun protegerá y estimulará las beneficiosas.

ECONOMÍA. TRABAJO. LUCHA DE CLASES 9. Concebimos a España, en lo económico, como un gigantesco sindicato de productores. Organizaremos corporativamente a la sociedad española mediante un sistema de sindicatos verticales por ramas de la producción, al servicio de la integridad económica nacional. 10. Repudiamos el sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades populares, deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas informes' propicias a la miseria y a la desesperación. Nuestro sentido espiritual y nacional repudia también al marxismo. Orientaremos el ímpetu de las clases laboriosas, hoy descarriadas por el marxismo, en el sentido de exigir su participación directa en la gran tarea del Estado nacional. 11. El Estado nacionalsindicalista no se inhibirá cruelmente de las luchas económicas entre los hombres, ni asistirá impasible a la dominación de la clase más débil por la más fuerte. Nuestro régimen hará radicalmente imposible la lucha de clases, por cuanto todos los que cooperan a la producción constituyen en él una totalidad orgánica. Reprobamos e impediremos a toda costa los abusos de un interés parcial sobre otro y la anarquía en el régimen del trabajo. 12. La riqueza tiene como primer destino –y así lo afirmará nuestro Estado– mejorar las condiciones de vida de cuantos integran el pueblo. No es tolerable que masas enormes vivan miserablemente mientras unos cuantos disfrutan de todos los lujos. 13. El Estado reconocerá la propiedad privada como medio lícito para el cumplimiento de los fines individuales, familiares y sociales y la protegerá contra los abusos del gran capital financiero, de los especuladores y de los prestamistas. 14. Defendemos la tendencia a la nacionalización del servicio de Banca y, mediante las corporaciones, a la de los grandes servicios públicos. 15. Todos los españoles tienen derecho al trabajo. Las entidades públicas sostendrán necesariamente a quienes se hallen en paro forzoso. Mientras se llega a la nueva estructura total, mantendremos e intensificaremos todas las ventajas proporcionadas al obrero por las vigentes leyes sociales. 51

16. Todos los españoles no impedidos tienen el deber del trabajo. El Estado nacionalsindicalista no tributará la menor consideración a los que no cumplen función alguna y aspiran a vivir como convidados a costa del esfuerzo de los demás.

TIERRA 17. Hay que elevar a todo trance el nivel de vida del campo, vivero permanente de España. Para ello adquirimos el compromiso de llevar a cabo sin contemplaciones la reforma económica y la reforma social de la agricultura. 18. Enriqueceremos la producción agrícola (reforma económica) por los medios siguientes: Asegurando a todos los productos de la tierra un precio mínimo remunerador. Exigiendo que se devuelva al campo, para dotarlo suficientemente, gran parte de lo que hoy absorbe la ciudad en pago de sus servicios intelectuales y comerciales. Organizando un verdadero Crédito Agrícola Nacional, que al prestar dinero al labrador a bajo interés, con la garantía de sus bienes y de sus cosechas, le redima de la usura y del caciquismo. Difundiendo la enseñanza agrícola y pecuaria. Ordenando la dedicación de las tierras por razón de sus condiciones y de la posible colocación de los productos. Orientando la política arancelaria en sentido protector de la agricultura y de la ganadería. Acelerando las obras hidráulicas. Racionalizando las unidades de cultivo para suprimir tanto los latifundios desperdiciados como los minifundios antieconómicos por su exiguo rendimiento. 19. Organizaremos socialmente la agricultura por los medios siguientes: Distribuyendo de nuevo la tierra cultivable para instituir la propiedad familiar y estimular enérgicamente la sindicación de labores. Redimiendo de la miseria de que viven a las masas humanas que hoy se extenúan en arañar suelos estériles, y que serán trasladadas a las nuevas tierras cultivables. 20. Emprenderemos una campaña infatigable de repoblación ganadera y forestal, sancionando con severas medidas a quienes la entorpezcan e incluso acudiendo a la forzosa movilización temporal de toda la juventud española para esta histórica tarea de reconstruir la riqueza patria. 21. El Estado podrá expropiar sin indemnización las tierras cuya propiedad haya sido adquirida o disfrutada ilegítimamente. 22. Será designio preferente del Estado nacionalsindicalista la reconstrucción de los patrimonios comunales de los pueblos. 52

EDUCACIÓN NACIONAL. RELIGIÓN 23. Es misión esencial del Estado, mediante una disciplina rigurosa de la educación, conseguir un espíritu nacional, fuerte y unido e instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria. Todos los hombres recibirán una educación preliminar que los prepare para el honor de incorporarse al Ejército nacional y popular de España. 24. La cultura se organizará en forma de que no se malogre ningún talento por falta de medios económicos. Todos los que lo merezcan tendrán fácil acceso incluso a los estudios superiores. 25. Nuestro Movimiento incorpora el sentido católico –de gloriosa tradición y predominante en España– a la reconstrucción nacional. La Iglesia y el Estado concordarán sus facultades respectivas, sin que se admita intromisión o actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional.

REVOLUCIÓN NACIONAL 26. Falange Española de las J.0.N.S. quiere un orden nuevo, enunciado en los anteriores principios. Para implantarlo, en pugna con las resistencias del orden vigente, aspira a la Revolución nacional. Su estilo preferirá lo directo, ardiente y combativo. La vida es milicia y ha de vivirse con espíritu acendrado de servicio y de sacrificio. 27. Nos afanaremos por triunfar en la lucha con sólo las fuerzas sujetas a nuestra disciplina. Pactaremos muy poco. Sólo en el empuje final por la conquista del Estado, gestionará el mando las colaboraciones necesarias, siempre que quede asegurado nuestro predominio.

JOSÉ ANTONIO

(Redactada en noviembre de 1934)

53

9.6. Cronologías

CRONOLOGÍA NAZISMO

Fecha 20 de abril de 1889

Acontecimiento Nacimiento de Adolf Hitler en Braunau, Imperio Austrohúngaro

1907

Viaje de Adolf Hitler a Viena

Enero de 1919

Fundación del DAP por Anton Drexler

Septiembre de 1919

Adolf Hitler descubre el DAP

25 de febrero de 1920

Presentación de los 25 puntos del NSDAP en la Hofbräuhaus de Múnich

Julio de 1921

Adolf Hitler es nombrado Führer del NSDAP

8/9 de noviembre de 1923

Putsch de Múnich

De abril a diciembre de 1924

Estancia de Adolf Hitler en la prisión de Landsberg. Durante este periodo comienza a escribir Mein Kampf

17 de febrero de 1925

Refundación del NSDAP

Septiembre de 1930

El NSDAP es la segunda fuerza política del Reichstag

Julio de 1932

El NSDAP es la primera fuerza política del Reichstag

30 de enero de 1933

Hindenburg nombra a Adolf Hitler canciller de Alemania

54

CRONOLOGÍA FASCISMO ESPAÑOL

Fecha 24 de abril de 1903

Acontecimiento Nacimiento de José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia

16 de febrero de 1905

Nacimiento de Onésimo Redondo Ortega

23 de mayo de 1905

Nacimiento de Ramiro Ledesma Ramos

1928

Estancia de Onésimo Redondo en la Universidad de Mannheim, Alemania

14 de marzo de 1931

Primera publicación del semanario La Conquista del Estado

Junio de 1931

Creación de las J.C.A.H. (el nombre lo recibe en agosto) por Onésimo Redondo

10 de octubre de 1931

Creación de las JONS

25 de octubre de 1931

Cese de la publicación de La Conquista del Estado

29 de octubre de 1933

Discurso fundacional de Falange Española

11 de febrero de 1934

Creación de FE de las JONS

4 de octubre de 1934

José Antonio Primo de Rivera es nombrado jefe nacional de FE de las JONS

16 de enero de 1935

Expulsión de Ramiro Ledesma de FE de las JONS

15 de marzo de 1936

Entrada de José Antonio Primo de Rivera en la Cárcel Modelo de Madrid

5 de junio de 1936

Traslado de José Antonio Primo de Rivera a la prisión de Alicante

55

10. Bibliografía y recursos web

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