La construcción histórica de capital social. Caso: Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara (CECOSESOLA)

June 9, 2017 | Autor: Lewis Pereira | Categoría: Social Capital, Sistematización de Experiencias, Sociedades Cooperativas
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Revista Venezolana de Ciencias Administrativas Año 1, Nº 1 / Enero-Junio 2015, pp. 63-87 Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt ISSN 2443-4450

La construcción histórica de capital social. Caso: Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara (CECOSESOLA) The historical building of social capital. Case:Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara (CECOSESOLA) Lewis Pereira1 Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”, Trujillo, Venezuela Usmary Moreno2 Universidad de los Andes, Sede Trujillo, Venezuela RESUMEN El presente papel de trabajo tiene como propósito fundamental analizar el proceso histórico de construcción de capital social en la “Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara” en Venezuela (CECOSESOLA), como ejemplo de la forma cómo esto ocurre en las cooperativas venezolanas. Se trata de un estudio de caso de enfoque histórico y etnográfico, en el cual se indagan los hitos más importantes en el pasado de CECOSESOLA relacionados con el tema, a través de entrevistas a líderes fundadores realizadas hace varios años y documentación existente. Se concluye que el capital social puede ser creado a partir de normas indirectas relacionadas con ideales latinoamericanos sobre las luchas populares u otras afines a la solidaridad y la confianza colocadas en un contexto ideológico de izquierda. PALABRAS CLAVES: capital social, cooperativa, historia, ideología ABSTRACT The role of this paper is to analyze the basic historical process of building social capital in the "Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara" in Venezuela (CECOSESOLA), as an example of how this occurs in Venezuelan cooperatives. This is a case study of historical and ethnographic approach, which investigates the most important milestones in the recent past of CECOSESOLA related to the subject, through interviews with founders and documentation available. It concludes that social capital can be created from indirect rules relating to Latin American ideals on the popular struggles and solidarity and trust, all placed in a ideological context of the left. KEY WORDS: Social Capital, Cooperative, History, ideology

Sociólogo, profesor de pre y postgrado en la Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt” (UNERMB) Los Puertos de Altagracia, Venezuela / Doctor en Antropología Social / Investigador del Centro de Estudios Administrativos de la UNERMB / Investigador PEII; e-mail: [email protected] 1

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Licenciada en Educación, magister en Educación Abierta y a Distancia, profesora e investigadora del Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias de la Universidad de los Andes, sede Trujillo. E-mail: [email protected] Revista Venezolana de Ciencias Administrativas 63

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1. Introducción El presente papel de trabajo indaga en los mecanismos que conducen a la creación de capital social y en las condiciones que lo hacen posible. La interpretación se hace a través de la experiencia histórica de una importante central cooperativa venezolana (la Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara – CECOSESOLA), perteneciente al Estado Lara, Venezuela, la cual lleva ya más de tres (3) décadas en un proceso continuo de aplicación de unos principios básicos de funcionamiento que a comienzos de la década de los ’70 establecieron un grupo de jóvenes. Antes de ello, se pasa revista a los presupuestos básicos de las ideas más conocidas sobre la materia y se coloca la discusión en perspectiva intercultural de manera de obligar a los conceptos a que se coloquen en las mejores condiciones de captar la verdadera esencia del proceso ocurrido en CECOSESOLA. Luego, se indaga en la historia de esta organización para buscar datos que alimenten las tesis centrales en cuanto a la forma cómo se fue desarrollando el capital social. El orden de la exposición sigue esta lógica. De la indagación teórica general sobre el capital social, se pasa a la descripción de la organización, y luego, a la forma cómo fue creando este factor. El capital social es una poderosa herramienta para la creación de riqueza y para el desarrollo endógeno, y puede ser creado por diversas vías.

2. La noción de Capital Social Las ideas de Robert Putnam Como se sabe, la noción de capital social combina la idea de “capital” con la de factores intangibles de carácter social que contribuyen con el desempeño económico. Se trata del tipo de relación entre las personas y sus capacidades puestas al servicio de la economía y de otros ámbitos de la vida social. Claro que existe la idea de capital humano, pero esta (el capital social) se refiere al conjunto de variables que vinculan a las personas. Robert Putnam (1994) trata esto de manera estelar en su más conocida obra y demuestra, por ejemplo, como las actitudes y el tipo de asociatividad entre las personas tienen incidencia directa en la gobernabilidad. De hecho, como se sabe, este argumento fue la base para explicar las diferencias que todavía se observan entre el sur y el norte de Italia (Kliksberg, 2001; Cartea y otros, 2007). También es cierto que en el caso del capital social se rescata un enfoque que permite prestar atención a lo social y a lo económico al mismo tiempo. Las personas no trabajan de manera aislada sino que colaboran entre ellas para conseguir el proceso de transformación de la materia prima o el desarrollo económico. Por ejemplo, en la Central Cooperativa de servicios Sociales Lara (CECOSESOLA) en Venezuela, esto sucede en medio de un gran número de particularidades. En un documento de la organización de 2001, preparado con ocasión de un encuentro con asociaciones comunitarias, se expresa que esta carece de “nombre” o denominación alguna para sus miembros, que los estatutos y la figura de presidente han sido relegados, y que en ese sentido, se trata de una cooperativa de segundo grado para la cual las asociaciones y cooperativas agrícolas y microempresas que la constituyen fundamentan sus compromisos económicos en la confianza y no en el “papeleo”.

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En ella, de hecho, los acuerdos no se establecen por escrito sino mediante asambleas. La parte introductoria de uno de sus documentos dice textualmente: Queremos compartir con ustedes algunos de los descubrimientos que hemos venido haciendo en nuestra organización. Una organización que no tiene nombre, ni estatutos, ni presidente. A veces hablamos de CECOSESOLA, que es nuestra central cooperativa del Estado Lara, pero realmente es mucho más que eso. De hecho, la mayoría de las organizaciones que integran el movimiento ni siquiera están formalmente afiliadas a la Central, pero todas mantenemos unos fuertes lazos de integración… (CECOSESOLA, 2001), (Cursivas nuestras). Como se sabe, la confianza es una forma de relacionarse las personas, algo que se consigue luego de algún período de permanencia en una organización y que afecta la productividad, y es algo que decide las relaciones entre las personas. CECOSESOLA es una cooperativa de segundo grado que si tiene estatutos por supuesto, por los cuales se rige, pero que los ha relegado a la categoría de las formalidades que no son necesarias en la labor de producir. Por ejemplo, en ella se toman decisiones en asamblea considerando sólo los asistentes efectivamente presentes, sin importar si están jurídicamente autorizados para votar o no según los estatutos; de esa manera, por ejemplo, se realizan los préstamos microfinancieros. Las referencias a la informalidad y al carácter flexible de la organización, al abandono de los estatutos o al carácter fuertemente integrado de sus miembros son maneras de decir que en el proceso de producción las personas no son entes aislados. Más aún, para CECOSESOLA se trata de un factor que en sí mismo puede producir el orden que se requiere para el funcionamiento de la organización. Cuando hay confianza hay orden y se pueden abandonar las formalidades. Esto, como se sabe, resulta algo extraño en el mundo occidental aunque no lo es tanto en empresas japonesas en las cuales muchos contratos de trabajo se establecen sobre acuerdos puramente verbales y en las cuales a las relaciones de confianza se le otorga notable importancia. En SONY, por ejemplo, sobre todo entre los grandes ejecutivos se puede laborar sin contratos firmados (ShuShin, 2007). Esto es posible por la confianza ya que ella implica la corresponsabilidad: Si dos personas confían entre sí, eso es un resultado asociado a las expectativas positivas mutuas en cuanto a algo que podría ser entendido como el desempeño del Otro, y se da por descontado que las personas son asertivas cuando esto ocurre: cada una espera que la otra lo haga bien y esto debe ser adecuado para la empresa. Confiar significa conformidad y satisfacción con el Otro por lo cual este factor puede sustituir a los estatutos escritos en papel como referente más cercano para guiar el comportamiento. En esencia si se confía se está dentro de las normas, si no se confía se está fuera. El criterio no hace referencia solo a las empresas sino también a la sociedad en su conjunto. Cuando se consiguen resultados económicos generales lo que se podría encontrar detrás pueden ser factores de este tipo. Kliksberg (2001) cita un estudio realizado por dos investigadores en el cual se midió la correlación entre tres (3) variables, a saber, la confianza, las normas de cooperación cívica y el crecimiento económico a nivel mundial, tomando como muestra un grupo amplio de países. Se encontró que los dos (2) primeros (es decir, la confianza y la cooperación cívica) tenían un fuerte impacto sobre el último (el crecimiento). Desde luego, los dos primeros tienen una relación estrecha ya que se espera que al haber “cooperación cívica” haya también “confianza”; sin embargo, no resulta tan evidente que a Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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partir de ellos se favorezca el crecimiento económico. El comportamiento de ayuda se relaciona con la confianza. Es más fácil ayudar cuando se confía, y también es más fácil confiar si se ayuda. Se trata de términos complementarios de una misma relación. La preocupación por cuidar los espacios públicos o los espacios comunes dentro de una empresa, es un elemento asociado. El civismo también se relaciona con la solidaridad y el asociacionismo, y, desde luego, con la confianza. La confianza conduce a la solidaridad, y el asociacionismo al civismo. La participación en una organización es ya un acto de “civismo” en el sentido de poner en manos de todos los problemas individuales importantes. Esto significa que se toman decisiones a favor de la comunidad, o sea, hacer común lo que es personal e individual. Cuando esto ocurre, es natural que aparezca la preocupación por los bienes del grupo, aunque para hacerlo se requiere deseo de ayuda y ver a los demás de manera positiva. Se trata de un sistema de elementos. Un aspecto se complementa con el otro y lo refuerza. El Capital social no sería un conjunto de valores sino un “sistema” de valores y de elementos asociados. Esto es lo que dice la teoría más tradicional de capital social.

El capital social como un fenómeno social Otro autor relevante sobre el tema es James Coleman. Para este autor el capital social existe en la estructura social en forma de normas e instituciones y luego desde ahí refuerza las actitudes y comportamientos de los individuos. En su libro “Fundamentos de Teoría Social” de 1990 dice expresamente: “El capital social no es una sola entidad, más bien es una variedad de entidades que tienen dos características en común: todas radican en algún aspecto de la estructura social y facilitan ciertas acciones de los individuos que están dentro de la estructura” (citado por Cartea, 2007: 7). Cartea (2007) pone un ejemplo, tomado de Coleman, sobre una madre que viaja con su hijo a Jerusalén desde Norteamérica porque allí se siente más segura en el sentido siguiente: en esa ciudad el resto de los padres tienden a ser corresponsables por el cuidado de los niños y ayudan efectivamente en su educación y a la vigilancia de su comportamiento público. Todos colaboran con la supervisión de los niños –dice Coleman– y el resultado es que cada madre se siente más segura cuando su hijo sale a la calle (nos referimos, desde luego, a este aspecto de la cultura y no a la situación de guerra que allí se vive). La estructura normativa de la ciudad hace que esto funcione de esta manera, algo que no existe por supuesto en las urbes norteamericanas. Así funciona el Capital Social para este autor: la normativa social, y la estructura social pueden promover ciertos comportamientos individuales calificados como capital social o pueden no hacerlo. A su juicio las reformas o actividades de creación de capital social pueden marchar desde los individuos hacia la “estructura social”, pero es fundamental que se consoliden en esta última o no se considerará un logro permanente. La sociedad es la garante de los logros en esta materia porque ella institucionaliza los esfuerzos que hacen los individuos; en el caso de que el proceso de institucionalización no concrete entonces, los esfuerzos se perderán. Las reflexiones de Coleman agregan algunas aclaratorias a las de Putnam. Por ejemplo, permiten aclarar que, en verdad, cuando elementos como la confianza, la solidaridad, la disposición de ayuda y demás, pertenece al conjunto de la sociedad no se trata de algo de los individuos sino de un fenómeno “social”. Se trataría entonces, de un hecho institucionalizado que interpela a los individuos a favor del capital social. Si este se encuentra empotrado en la estructura social, ese será el resultado. Los individuos son el átomo Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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fundamental donde el capital social existe, pero la fuente de la que emana se encuentra en la estructura social. Algo como decir que una vez creado y “socializado” se auto-refuerza. La estructura social es una productora de sujetos. Lo que observó Putnam (1994) son fenómenos sociales en este último sentido, y no valores simplemente de los individuos. La creación de instituciones sociales de capital social y la ejecución de actividades de ayuda, solidaridad y demás son dos procesos distintos.

Las formas culturales del capital social Pero hay otro factor que se relaciona con el hecho de que el capital social puede tener formas culturales muy diversas. Lo que la mayor parte de nosotros llamamos solidaridad, confianza y comportamiento cívico puede llegar a asumir contenidos diferentes dependiendo del grupo social, de la cultura o de la localidad de que se trate. Las culturas suministran los marcos del comportamiento y ellas deciden el “sentido” general de la vida social, por lo cual si el capital social hace referencia a unos valores que están presentes en la subjetividad de los actores, entonces se tiene el problema de cómo afirmar que los contenidos de esos valores son universales o son los que hasta ahora se han teorizado como capital social. Podemos tener casos en los cuales se observa un comportamiento de solidaridad en las personas, pero que no corresponda con lo que nosotros llamamos “solidaridad”, es decir, que esta puede ser un rasgo externo (observable) pero motivada por razones muy diversas. Esto sucede porque existen muchos motivos en el comportamiento humano que pueden producir comportamientos equivalentes. Un comportamiento de solidaridad no tiene necesariamente un propósito de solidaridad como causa. La pregunta clave sería esta: ¿Hace referencia el capital social a unos valores individuales o se trata de hechos “externos” que se encuentran alojados en la estructura social?. Los niños de Jerusalén pueden ser supervisados por adultos desconocidos en la calle tal vez porque se considera como un “deber”, en cuyo caso no se trataría de un sentimiento de solidaridad que naturalmente aflora en las personas o sea, una emoción de compasión o humanitarismo que accede al plano de la consciencia. Un investigador social extranjero podría llamarse a engaño si afirma que existe capital social en estos casos en términos de motivos individuales, y lo supone instalado por igual en la estructura social. En verdad, ambos tipos de aspectos pueden ser separados yel capital social puede existir en el interior de los individuos y no estar en la estructura social, o puede estar en la estructura social (y ser observado como tal) pero recibir interpretaciones diversas en la mente de aquellos. La conclusión es que es mejor destinar el uso del término “capital social” para realidades que pertenecen a la estructura social externa y que observan los investigadores de occidente, y no hacer referencia a las motivaciones de los individuos, cuando menos hasta tanto no se realicen las mediciones que lo verifiquen en este último caso. Se trata de los problemas de la interculturalidad y su relación con la epistemología de las ciencias sociales. El etnocentrismo en un problema de gran número de teorías sociales y de científicos. Se afirma que el capital social es un concepto que puede ser aplicado a todas las sociedades, es decir, buscar los valores que los constituyen para ver si existen o no en ellas, pero no es verdad. Antes que todo se debe decidir el tipo de concepto a utilizar: No todos los conceptos de capital social son susceptibles de ser universalizados; por ejemplo, si se insiste en los valores y en las intensiones de los individuos, se encontraría destinado al fracaso, ya que los valores de la confianza y la solidaridad, o el amor no existen como tales en todas las culturas. Hoy en día se sabe que, por ejemplo, el “amor” no es un sentimiento universal y no podría serlo, incluso las teorías más centradas en los aspectos biológicos del Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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comportamiento como la etología, que hacen comparaciones muy generales, no solo entre diferentes culturas sino entre los seres humanos y los animales, deben dedicarse a hacer aclaratorias y definir el término “amor” de la manera aquí señalada. Uno de sus autores más connotados dice que en los animales superiores se pueden observar comportamientos de simpatía y ayuda mutua pero que no tiene sentido pensar en sentimientos del mismo tipo como causa fundamental (Eibl-Eiberfeldt, 1974). Y lo que dice la etología es válido para diferentes culturas. Hay sociedades indígenas que muestran todos los comportamientos de ayuda mutua y asociatividad (elementos del capital social), pero que no saben nada de sentimientos que ellos mismos identifiquen como amor. Las parejas pueden contraer matrimonio por todo el mundo sin la necesidad del sentimiento de amor; de hecho en la Edad Media, en el mismo occidente, era de ese modo. Casarse por amor fue un invento del siglo XVIII, o en todo caso del Renacimiento. El denominado Amor Cortés, por ejemplo, cuyo caso más ilustrativo se tiene en Romeo y Julieta es posterior al siglo XI (Moheno, 1997). También es cierto que el concepto de “amor al prójimo” que se asocia con las representaciones sociales de ayuda a los desconocidos, solidaridad con los débiles, compasión y sacrificios por los demás, se relaciona íntimamente con las funciones que cumple en esa sociedad. La cultura es una arquitectura y cada elemento tiene sentido pleno de acuerdo a la organización del resto de los saberes. El capital social puede pertenecer a este tipo de conceptos. De hecho una las pistas para entenderlo se encuentra en la observación de que la noción de “capital” es netamente occidental, el concepto aparece con el capitalismo. El capital refiere a una función, al papel que cumplen las maquinarias, los objetos y el dinero en nuestra sociedad. Se refiere al nombre que se le dio a una función que es cotidiana para nuestro sistema económico desarrollado después de la Revolución Industrial, es decir, algo que es evidente para nosotros aunque no tiene por qué serlo para el resto de las sociedades. No es algo pensado para todos los sistemas económicos. Parece sorprendente, pero la función capital existe siempre que la meta final sea la ganancia o el beneficio económico. Si el concepto no es asociado a esto último se tienen problemas con su uso. Decirle a los miembros de todas las sociedades del mundo, no importa si son indígenas, que todas las herramientas de trabajo que tienen son capital no tiene mucho sentido. Los habitantes de otras culturas tal vez prefieran llamarlas herramientas de trabajo o el regalo de los dioses, o lo que sea. En realidad, no tenemos ningún derecho a afirmar esto. Los nombres dados a las cosas dependen del enfoque y el uso que se les vaya a dar, no es un asunto de objetividad lograda. No se puede decir, a nivel universal, que los comportamientos de solidaridad se deben a sentimientos de solidaridad, o que los comportamientos de ayuda derivan de sentimientos “nobles” instalados en los individuos. Se debe distinguir, en consecuencia, el sentimiento y el comportamiento observable. Se puede preguntar, incluso, si es posible universalizar la noción de capital en sí misma para que no tenga un contenido cultural occidental y que cada sociedad tenga su propia noción, es decir, convertirla en una figura que tome sus contenidos de cada cultura; de esa manera los comportamientos como civismo, solidaridad, la asociatividad y confianza, serán aquellos que cada cultura señale. El concepto de hecho, podría no referirse a aquello que facilita el desarrollo económico o eleva la productividad, sino simplemente a los comportamientos señalados en la medida en que contribuyen con el “desarrollo” de la sociedad; para lo cual el desarrollo debería ser también reconceptualizado. Sobre el particular, existe una gran cantidad literatura sobre el tema (Ver p. ej. Esteva, 1992 y Escobar, 2000). Con lo cual llegamos a una encrucijada verdaderamente notable: el concepto de capital Social se puede reconceptualizar hasta que llegue a ser universal pero sin Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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los referentes tradicionales sobre la función de capital. El concepto de desarrollo puede prescindir de tales referentes y también el proceso económico. Para ello se ha creado el concepto de “Etnodesarrollo” que nos advierte que la realización colectiva de las aspiraciones de los individuos es un asunto que tiene que ser definido por ellos mismos y que esto no es posible si no se tiene control cultural tanto sobre los medios como sobre las metas que involucra el proceso (Bonfil Batalla, 1989).Es verdad que el desarrollo puede realizarse en términos de las metas de sociedades foráneas, como ocurre frecuentemente en medio de la globalización, pero ello no conducirá a la realización plena porque no se fundamenta en los valores propios y auténticos. Se requiere el control sobre los recursos y sobre las metas para que tenga un contenido local. Las instituciones sociales, incluyendo las que tienen que ver con el capital social, tienen que ser interpretadasdesde “lo local” y no se puede dejar de considerar esta premisa, o será más de la globalización negativa que se encuentra frecuentemente en el mundo.

3. El proceso histórico de construcción del capital social en CECOSESOLA Ahora veamos las implicaciones de esto en un proceso concreto de creación histórica de capital social. Al parecer en CECOSESOLA se cultiva alguna forma de “capital social”, pero como se ha dicho, los actores no tienen por qué ser conscientes de esto, sólo se requiere que los comportamientos observados traduzcan la idea. Se puede resumir la forma cómo fueron creados históricamente estos comportamientos y con ello tener una perspectiva de primer orden sobre los problemas prácticos que reviste la creación de capital social y el cómo se entiende este factor entre los actores.

¿Qué es CECOSESOLA y cómo se organiza? Ante todo, una breve reseña de CECOSESOLA y su estructura interna. Ella fue creada el 17 de diciembre de 1967 aunque no se le autorizó a funcionar hasta el 21 de marzo de 1978, mediante resolución N° 254 de la Superintendencia Nacional de Cooperativas. En Venezuela esto no significa mucho ya que las cooperativas comienzan a funcionar antes de ser autorizadas formalmente. Los trámites para poner a funcionar una cooperativa tomaban mucho tiempo. Las siglas de esta organización significan “Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara”. Para el 2001estaba conformada por 35 organizaciones cooperativas, entre ellas, de ahorro y crédito, servicios múltiples, vivienda, consumo, transporte, producción agrícola y pecuaria, y artesanía. Además, forman parte también 40 asociaciones sin fines de lucro, entre ellas algunas de transporte, consumo y producción agrícola (CECOSESOLA, 2001). Las organizaciones que no son cooperativas pueden pertenecer a la asociación. En este sentido, CECOSESOLA no ha planteado como un requisito insalvable el hecho de ser una cooperativa para poder pertenecer a la misma, sino que por el contrario ha flexibilizado dichos criteriosa través del tiempo.

Los Departamentos internos En cuanto a su estructura organizativa interna, CECOSESOLA poseía dos (2) “departamentos” fundamentales, a saber, el dedicado a la coordinación delservicio funerario que tiene por nombre “Departamento de Sociales” y el dedicado a las “ferias de Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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consumo”para la venta de hortalizas y víveres denominado “Departamento Agrícola y de Abastecimiento Popular” (CECOSESOLA, 2001). El primero era una cooperativa de servicios funerarios que para el año 2001 tenía de 144.406 afiliados, los cuales cancelan una módica cuota mensual por el servicio (para ese año de Bs. 1.000), se encarga de fabricarurnas y cuenta, incluso, con un proyecto de “cementerio cooperativo” (CECOSESOLA, 2001). El segundocoordina todo lo relacionado con las Ferias de Consumo, que como se ha dicho, constituyen un sistema distribución de hortalizas bastante eficiente, de bajo costo y que llega a los barrios más apartados de la ciudad de Barquisimeto a través de buses modificados que sirven de bodegas ambulantes.En este caso, el sistema se traduce en 48 puntos de venta por toda la ciudad a lo largo de la semana a los cuales trasladan su producción 19 grupos de agricultores asociados con 400 toneladas semanales de alimentos. También se encuentran asociadas 9 pequeñas empresas llamadas UPC (Unidades de Producción Comunitaria) que fabrican productos básicos como desinfectante, pan, pastas, harinas entre otros. Aparte de estos dos departamentos existe una instancia denominada “Consejo Regional de Planificación y Educación” que dictacharlas y talleres tanto en la sede de CECOSESOLA como en instituciones educativas de la zona. Las actividades centrales de CECOSESOLA se resumen, en consecuencia, en el servicio funerario, las Ferias de Consumo y la educación cooperativa a propios y extraños, aunque cuenta, adicionalmente, con servicios médicos y microfinancieros. Los servicios médicos a través de una clínica integral de carácter naturista que presta sus servicios no solo a los cooperativistas sino a la comunidad (La fotografía contigua muestra la fachada de la misma). Es completamente gratuita para los afiliados. Y los servicios microfinancieros que sirven para dos tipos de propósitos, a saber, otorgar préstamos personales a los asociados para compra de equipos para el hogar (línea blanca), adquisición de vehículos, u otros; y préstamos para la creación o consolidación de las UPC o de las asociaciones de agricultores que se encuentran vinculadas.

Ilustración 1: Clínica Integral de CECOSESOLA

Un ejemplo se puede conseguir en la Cooperativa “El Gustoso” que elabora harina de maíz y condimentos de distintos tipos. Pertenece a una familia del campo radicada en la ciudad desde hace años con un negocio casero de estos productos. En este caso, CECOSESOLA prestó los recursos para la compra de la maquinaria. Sin embargo, no todas Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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las UPC han sido financiadas por CECOSESOLA, algunas han recibido financiamiento del exterior de fundaciones de ayuda al desarrollo de países europeos. La cooperativa de pastas “8 de Marzo”, por ejemplo, conformada por mujeres recibió ayuda de una fundación española, luego que comenzó a funcionar como una experiencia marginal dentro de una bodega y unos huertos familiares en Palo Verde; aunque, la idea original tenía que ver con un comité de salud creado en el año 1976. Para el año 1983, durante una reunión de este comité, surgió la idea de crear una empresa de pasta integral que coincidió con el inicio de las Ferias de Consumo de CECOSESOLA en la ciudad de Barquisimeto, de esa manera se constituyó una alianza: Varios productores, entre ellos algunos pertenecientes a la cooperativa “La Alianza” ya “arrimaban” su producción a las ferias de consumo (algunas mujeres de la cooperativa de pastas “8 de marzo” eran esposas de los miembros de la cooperativa) (CECOSESOLA, 2001). Los hombres les permitieron a las mujeres el tiempo suficiente para dedicarse a la microempresa, en un gesto de solidaridad, muestra del tipo de valores que cultiva CECOSESOLA.

El principio de auto-organización Un aspecto que llama la atención en CECOSESOLA es lo que en su interior viene entendiéndose como el principio de auto-organización, y que es uno de los principios básicos establecidos por los fundadores. Se trata del nombre que recibe en la actualidad algo que se considera fundamental, que pertenece a la visión de los líderes pero que se utiliza también para explicar el pasado; por ejemplo, se lo coloca entre las causas del éxito de la central cooperativa. Por auto-organización se entiende, en este caso, la idea de que las asociaciones pueden funcionar sin jefes que organicen, dividan el trabajo o que supervisen, y que los grupos se pueden auto-organizar por sí mismos en su funcionamiento. La idea puede ser rastreada hasta Humberto Maturana, el gran biólogo chileno, que ya los líderes de la central obrera han leído, pero que en su forma actual es una elaboración casera de algunos miembros, sostenida para explicar el pasado y lo que ha ocurrido. Por ejemplo, desde hace muchos años afirman que la idea ha sido aplicada desde siempre (aunque ellos no lo sabían) y ha permitido disciplina y una amplia participación (Jiménez, 2005). El principio ha sido aplicado de diversas maneras. Por ejemplo, en el servicio funerario las secretarias de oficina tienen licencia para conducir el vehículo funerario, lo que hacen cuando es necesario; los choferes realizan eventualmente el trabajo de las secretarias, los ayudantes de los choferes también realizan trabajo de oficina, y en general los cargos de mecánico, almacenista, mensajero y bedel se rotan permanentemente (CECOSESOLA, 2003: 54-55). Pero además, el cargo de gerente general no existe. La rotación de los cargos tiene que ver con el principio de auto-organización en el sentido de que los trabajadores deciden sus ocupaciones acuerdo a las necesidades del grupo discutidas en asambleas y que no se requiere un gerente que supervise.Para ello se requieren reuniones permanentes, cualquiera pueda asumir diversas actividades o ser el supervisor de los demás. No son imprescindibles los “especialistas” y entonces, el grupo se puede dedicar de la mejor manera posible a sus metas. Una secretaria que por temporadas es bedel, permite que la cooperativa se autoorganice.Si desaparece el cargo de gerente general, así como el de supervisor y ordenador de las tareas, es claro que el grupo toma las medidas necesarias para suplir la falta y continuar con la conducción diaria de la organización. En organizaciones pequeñas esto es posible, y CECOSESOLA ha demostrado que también funciona para organizaciones más grandes de, por ejemplo, 400 trabajadores. En este caso, se realizan reuniones por áreas de trabajo que Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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crean los mecanismos para la vigilancia y la contraloría, incluso conseguir calidad de servicio. Como se sabe, lo opuesto a esta modalidad es la conducción de la organización desde afuera y desde “arriba”, lo cual incluye las normas que los trabajadores deben cumplir. Es tarea de los supervisores y de los jefes,en estos casos, llamar la atención sobre las fallas. CECOSESOLA funciona de forma muy diferente, por lo cual se refiere a un principio muy particular:la auto-organización parece ser un principio más cercano al funcionamiento de las cooperativas. Se trata de una ruptura y es interesante saber cómo se llegó a él. Los miembros de CECOSESOLA dicen que ellos no necesitan actas de asamblea, estatutos, ni manuales de procedimientos para funcionar. Por ejemplo, en el caso del servicio funerario los datos son elocuentes en cuanto a su funcionamiento antes y después de ser sometido al principio de auto-organización. Este servicio funcionó bajo el esquema de una empresa cooperativa tradicional hasta inicios de los años 80 hasta que fue intervenido y modificado: Tabla 1: Indicadores comparativos del servicio entre 1981 y 2000

Descripción Número de trabajadores Servicios funerarios al mes Servicios de capilla al mes Urnas fabricadas al mes

Año 1981 30 30 0 0

Año 2000 20 73 38 80

Fuente: CECOSESOLA, 2003: 55

Según la tabla, entre 1981 y año 2000 el número de trabajadores descendió de 30 a 20 y se logró aumentar sustancialmente el número mensual de servicios funerarios prestados, es decir, se incrementó notablemente la productividad. Específicamente, se pasó de 30 servicios a 73 al mes lo cual significa un aumento del 143%; y también se pudieron crear nuevos servicios como el de capilla y la fabricación propia de urnas(antes eran compradas a terceros). Según uno de los fundadores la auto-organización se encuentra detrás porque elevó la motivación y los niveles de compromiso (Jiménez, 2005).

Historia del capital social en CECOSESOLA En las organizaciones se puede instalar un capital social “semilla” que si logra germinar y sostenerse en el tiempo terminará por cambiarlas. Este capital puede ser sembrado por una persona o por un grupo de ellas, pero al final puede que se transfiera a la estructura y se institucionalice. Inicialmente, se trata de los pioneros pero luego la “estructura social” actúa para presionar hacia los comportamientos de ayuda mutua y preocupación por el otro. En la vida de las organizaciones estas personas pueden aparecer de súbito o formar parte de un proceso más lento e inadvertido. La idea revela una de las formas más comunes de creación de capital social, a saber, la vía del “contagio” hacia los otros y del crecimiento a partir de unos pocos. El principio se parece a aquel que imagina el crecimiento de una empresa a partir de la tenacidad y el esfuerzo inagotable de los emprendedores y fundadores. En el caso de CECOSESOLA la auto-organización se levanta sobre mecanismos internos que lo permiten que ella sea una realidad, pero todo esto tiene una historia. En la historia de CECOSESOLA hubo un giro dramático a partir de 1974. Ese año constituyó un antes y un después en la historia de la central cooperativa. Hasta ese momento, ella operó como una cooperativa tradicional con una estructura vertical que separaba rígidamente a los directivos de los trabajadores, en la cual las decisiones eran tomadas por el Revista Venezolana de Ciencias Administrativas 71

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grupo de directivos únicamente y en la que nunca o casi nunca se realizaban asambleas. Sobre el particular, se afirma que quienes ocupaban cargos directivos eran a la vez líderes de partidos políticos o grupos empresariales de la zona, y que asuntos como la educación cooperativa y los principios de funcionamiento cooperativo se encontraban reducida a un conjunto de talleres formales que a veces se dictaban pero que no se practicaban. Sin embargo, en aquel año logró colocarse en la directiva un grupo de jóvenes emprendedores que venían desempeñándose como asesores de las cooperativas del Estado Lara y que trabajaban para la Iglesia Católica. Como se sabe, los sacerdotes tuvieron un papel estelar en la creación y consolidación del movimiento cooperativo en esta región de Venezuela. Hubo un momento en que se trajo un grupo de jóvenes asesores para fortalecer el movimiento cooperativo, aunque gradualmente las inquietudes personales de estos pudieron más y se separaron gradualmente de la misión técnica que inicialmente se les había encomendado para comprometerse más con lo que hacían. El grupo se involucró crecientemente en la problemática de las cooperativas y comenzó a cuestionar el estilo de la directiva de CECOSESOLA. Algunos de sus miembros comentan que sentían la necesidad de hacerlo, ya que les parecía que la asesoría que ofrecían no era suficiente y constituía en sí misma una actividad vacía de contenido. La asesoría planteaba una división entre el trabajo intelectual y el manual, y según el grupo, evitaba que los asesores tomaran parte de los problemas. El asesor sugiere los planes de acción pero no se involucra con las consecuencias que se deriven de las decisiones que se toman (CECOSESOLA, 2003). Se requiere pasar, entonces, de las palabras a los hechos y fue lo que se hizo. De 1972 a 1974 el grupo se implicó crecientemente en las principales cooperativas asociadas a CECOSESOLA y finalmente, estuvo en condiciones de tener acceso a los cargos directivos. En junio de 1974 se produjo una asamblea extraordinaria que llevó a la destitución de la vieja Junta Directiva y la refundación de la central cooperativa. El nuevo grupo venía imbuido de ideas radicales sobre la manera de conducir la organización, algunas de las cuales pueden ser resumidas: a) Debía fomentarse la participación estricta de todos los socios en las decisiones, debía crearse una organización abierta, participativa y horizontal. b) Debían fomentarse las relaciones de confianza. c) El movimiento cooperativo tenía que estar consustanciado (y participar) de las luchas populares del entorno. El ideal de tener una organización sin jefes, y en el que la gente tomara las decisiones estuvo presente desde el inicio. Al principio no se tenía claridad acerca de la forma de aplicar dicho principio, en aquellos días (finales de la década de los años 60 comienzos de los 70) en Venezuela existía la efervescencia de jóvenes comprometidos con las luchas populares: se reivindicaba la categoría “pueblo” y se pretendía que ese pueblo tomara sus propias decisiones. Al lado de CECOSESOLA existían –como ellos mismos lo reconocen–, unagran cantidad de grupos culturales y políticos en la ciudad de Barquisimeto que perseguía fines similares. Algunos con ideales comunistas, otros, como el grupo refundador de CECOSESOLA, que creían simplemente en la participación popular. CECOSESOLA se dispuso a participar de las luchas populares del Estado Lara, lo cual condujo inevitablemente a la acusación de comunistas para sus líderes fundadores y a la persecución. Por aquellos años el ideario de CECOSESOLA se podía describir de la siguiente manera: “uno de los propósitos de los cambios producidos en la asamblea extraordinaria de CECOSESOLA era ir generando una organización Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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participativa donde se fuese diluyendo el poder que representaba su directiva. Los acontecimientos desencadenados a partir de 1974 apuntaban hacia la progresiva constitución de una organización comunitaria, donde participaran afiliados y no afiliados, organización que se haría cada vez más difícil de controlar personalmente…” (CECOSESOLA, 2003). Como se ha dicho, las metas de entonces tenían que ver con la construcción de una organización genuinamente comunitaria, que por añadidura estuviese despersonalizada, sin un líder visible. La nueva organización debía ir progresivamente “diluyendo” el poder. En septiembre del mismo año se vivió un momento estelar para llevar a la práctica la nueva filosofía. Los empresarios autobuseros comenzaron a presionar para que se aumentara el pasaje y se elevara de Bs. 0,25 a 0,50, lo cual causó gran inquietud entre los usuarios del transporte público. Los barrios pobres y los estudiantes se dispusieron a la protesta, se cuenta que CECOSESOLA contribuyó al llamado de protesta y participó en concentraciones que llegaron al Consejo municipal, que era quien autorizaba los aumentos (CECOSESOLA, 2003). Al final, luego de varias propuestas y contrapropuestas CECOSESOLA se decidió por la presentación al gobierno nacional de un proyecto, específicamente a CORPOINDUSTRIA (organismo que por entonces financiaba a las cooperativas) para la creación de una empresa autobusera cooperativa que permitiera demostrar que si era posible el pasaje a Bs. 0,25 en beneficio de todas las comunidades. Dicen sus protagonistas que, por entonces, se hizo un compromiso con las comunidades para mantener el pasaje a Bs. 0.25, y que si la empresa era creada esa sería la decisión fundamental (Jiménez, 2005; CECOSESOLA, 2003). En efecto, las presiones desde Barquisimeto hicieron que el crédito fuera aprobado y que en el mediano plazo se creará una empresa cooperativa con 92 autobuses, y más de 170 trabajadores. Se le llamó Servicio Cooperativo de Transporte (SCT) y dependería de CECOSESOLA. Recuerdan sus promotores que lo que más les preocupaba no era la magnitud de la empresa, sino la forma de integrar a tantos trabajadores a los nuevos principios que guiaban la central cooperativa, algo que se parecía más a una filosofía de vida que a un rutina de trabajo (Jiménez, 2005).Para los promotores parecía que los nuevos trabajadores venían animados sólo por la remuneración económica y no por el compromiso con una nueva filosofía de vida. A pesar de las dificultades que esto implicaba existía mucho optimismo en el grupo de unas 50 personas que nos preparábamos para la llegada de los buses. / Comenzamos a manejar criterios con relación al proceso educativo que persisten hoy en día, aunque ahora están mucho más internalizados y compartidos dentro de la organización, la búsqueda de este proceso gravita en ir construyendo relaciones de confianza, igualitarias, participativas y solidarias (CECOSESOLA, 2003). Más adelante continúan: Inicialmente, se planteó un organigrama circular sin jerarquías… en él se contemplaban reuniones semanales de evaluación de los trabajadores por áreas de trabajo donde se compartía información. Además, se planteaba el nombramiento de coordinadores rotativos por parte de los propios trabajadores. / Desde el comienzo se resaltaba la importancia de trabajar en el consenso, ya que la votación nos divide en ganadores y perdedores y dificulta la integración (CECOSESOLA, 2003). Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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Pero los primeros resultados no fueron alentadores: En la práctica, algunos llegaban a la conclusión de que “si no hay jefe, el jefe soy yo”. Entonces, hacían lo que les daba la gana, exigiendo reivindicaciones y privilegios, sin asumir ninguna responsabilidad. / En muchos casos la información que se compartía y la confianza que se dada eran utilizadas para provecho personal. Y la confianza era interpretada como signo de debilidad de la organización. (CECOSESOLA, 2003). En este estado se fue llegando a una situación delicada. Es posible establecer una relación entre la confianza y la auto-organización. La confianza significa que cada quien puede tomar decisiones sin tener que invocar mecanismos externos, pero si el espíritu de grupo no está presente tampoco se pueden tomar decisiones sin la ayuda de factores externos. La auto-organización es el resultado de ambos factores fundamentales, a saber, la confianza y el “espíritu de grupo” como medio de control; todo lo cual conduce a algo esencial: la autoorganización sólo resulta positiva luego de un determinado tipo de historia en los grupos. Los miembros más antiguos de CECOSESOLA lo saben y repiten constantemente que la confianza y las normas de funcionamiento de los grupos no se decretan, que para ello se requieren procesos de maduración. El “espíritu de grupo” son un conjunto de reglas y principios de funcionamiento aprendidos por sus miembros, con sus respectivos valores, que no aparecen de un día para otro. Cuando un miembro ha internalizado suficientemente su “grupo”, entones, puede tomar decisiones sin crear problemas porque ya ha internalizado las reglas; si además, tiene confianza en los otros, los jefes ya no harán falta ni tampoco los reglamentos escritos y formalizados. Con el tiempo, la experiencia del Servicio Cooperativo de Transporte (SCT) fracasó debido a las contradicciones que emergieron y los conflictos de poder en los que se vio envuelta la nueva directiva. La conflictividad que se produjo puede quedar explicada en la ilustración siguiente que refleja los dos tipos de actores básicos que la hicieron fracasar.

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“PATRONO” (Líderes de CECOSESOLA)

GRUPO OPOSITOR PROMOTORES DEL SINDICATO

Directivos destituidos

Sacerdotes

Otros cooperativistas

Ilustración 2: Actores participantes de la experiencia del Servicio Cooperativo de Transporte

A los directivos de entonces se les enfrentó un sindicato de choferes incipiente pero con apoyo político de grupos opositores, y un grupo de los ex directivos inconformes que habían sido desplazados en 1974. A estos se unían sacerdotes y miembros de la iglesia que también se habían peleado con la nueva directiva. Se produjo un proceso en el cual, crecientemente, se atacó a los nuevos directivos y se les hizo por años una guerra ante la opinión pública, acusándolos de anarquistas, comunistas y corruptos. Fue una lucha muy embarazosa y de graves consecuencias. Al final la empresa tuvo que cerrar, hundida en una larga huelga que terminó con la presencia de la policía política de Venezuela (la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención o DISIP) que allanó sus instalaciones. Esto ocurrió un 19 de Marzo de 1980. Para entonces, se rumoraba por toda la prensa que los miembros de CECOSESOLA pertenecían a la extrema izquierda, algo que se entendía como indeseable para una empresa de transporte. Terminada la experiencia, el paso siguiente fueron las Ferias de Hortalizas, que más adelante se llamaron “Ferias de Consumo Familiar”, a las cuales se llegó por sobrevivencia, por la necesidad de salvar la cooperativa y darle de comer a sus miembros. Una vez que la empresa de transporte quebró y que CECOSESOLA se encontró en la ruina total con pérdidas que superaban varias veces el valor de sus activos, que según se dice equivaldrían hoy a más de 4 millardos de bolívares, se ensayaron diversos caminos, se crearon empresas de ventas de repuestos para automóviles, un taller de lavado y engrase para otras cooperativas aunque sin mucho éxito, y se ideó una venta de hortalizas para los barrios pobres de la ciudad de Barquisimeto con los escasos buses que quedaron. En relación a esto último, cada semana los buses salían para los barrios cargados de hortalizas y víveres que eran vendidos a bajos precios. La nueva experiencia fue abordada con los mismos principios pero ahora comenzó a dar resultados; se llegó a la conclusión de que el fracaso de la cooperativa de transporte no Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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se había debido tanto a los principios de auto-organización como a los factores políticos externos que habían actuado y contaminado el proceso. Se realizaron cotidianamente reuniones por áreas de trabajo donde se discutían todos los detalles operativos de las ventas semanales de verduras, todos los cargos se consideraban rotativos, los supervisores no existían, y las relaciones de confianza fueron creciendo a pesar de las sombras que a cada momento aparecían como rumores desde afuera. El proceso de crecimiento de la empresa pudo ser auto-financiado y CECOSESOLA pasó de ser una central cooperativa técnicamente quebrada a una de las más solventes del país. No se requirió para ello de financiamiento estatal ni tampoco de medidas gubernamentales que debían ser tomadas por algún funcionario, como en el caso del aumento del pasaje, por lo cual la experiencia se vio crecientemente libre de presiones políticas. Las Ferias de Consumo florecieron como nadie y en la actualidad convocan a más de 20 organizaciones agrícolas y más de 300 agricultores que colocan sus productos en los mercados al aire libre que se improvisan cada semana (sin intermediarios, lo que en Venezuela es un problema), más de 11 Unidades de Producción Comunitaria y más de 700 de trabajadores que laboran directamente en la venta de los productos (CECOSESOLA, 2003). La disciplina que requiere todo este trabajo fue manejada hábilmente. La puntualidad en el trabajo, la calidad en el mismo se discute reiteradamente en grupo, y luego es asumida por cada quien. Las sanciones por las faltas cometidas en las operaciones reciben igual tratamiento: si falta dinero en las cajas registradoras al final de alguna jornada se discute en grupo y se acuerdan las sanciones o los correctivos. Todos se controlan entre sí, todo emerge de las reuniones y lo que no puede ser discutido en el momento se posterga un lapso breve de tiempo para ser retomado después. Los socios de la central cooperativa se sienten orgullosos de que el monto de dinero faltante, luego de finalizadas las jornadas, es mucho menor al que ocurre en los supermercados de la zona que supera el 5%. En el caso de CECOSESOLA no llega al 1%, es decir, se trata de una empresa eficiente en este aspecto. Los valores que una vez emergieron como premisa fundamental a comienzos de los años 70 todavía son promovidos por el grupo de líderes fundadores, y ya se encuentran internalizados o colocados en la “estructura social”, luego de una larga historia en la que la resistencia y la perseverancia fueron puestas a prueba. Se diría que sobre las cenizas de la cooperativa de transporte se levantó una organización que, ciertamente, no requiere de gerentes, rota permanentemente los cargos entre sus trabajadores, y es capaz de resolver todos los problemas operativos de funcionamiento a través de asambleas. Hoy sabemos que el mecanismo oculto detrás de todo esto, es el capital social.

4. Conclusiones Sobre CECOSESOLA y su proceso de creación de capital social se pueden concluir algunos principios: a) En este caso, el capital social fue creado en base a tres normas básicas de funcionamiento, a saber, la rotación permanente de los cargos, la eliminación de jefes o supervisores que sancionen los comportamientos desviados y la resolución de problemas operativos a partir de reuniones por áreas de trabajo. El resultado ha sido relaciones de confianza, disposición permanente a la colaboración mutua y la resolución colectiva de los problemas. En el camino el civismo también ha aparecido definido como la preocupación por los bienes comunes. Fuera de la promoción de las relaciones de confianza, dicho capital ha sido fomentado de Revista Venezolana de Ciencias Administrativas

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manera indirecta. Los actores no reconocen bien que ese ha sido el resultado sino que rescatan la idea de que tienen un grupo que se “auto-gobierna”. b) Es posible observar igualmente, que la aparición y consolidación de los elementos de capital social en las organizaciones que no lo tienen, requiere de grupos promotores con altos niveles de motivación y perseverancia. La perseverancia es algo fundamental para permitir que los elementos logren cristalizar en la “estructura social”. c) Luego, también es visible que el capital social es algo complejo que requiere tanto de condiciones internas como externas. En el caso de las condiciones externas contribuye mucho el hecho de que la confianza, la disposición de ayuda y el civismo se encuentren también fuera de los grupos que intentan apropiarse de esos valores. Si por el contrario esto no es así, y por añadidura el grupo se ve involucrado en una conflictividad política elevada con el exterior, eso puede terminar por impedir que los mecanismos funcionen bien. Este tipo de conflictividad fue clave del fracaso en la siembra del capital social en la época de la cooperativa de transporte (SCT). d) Por último, que no se requiere la noción de “capital social” para su implantación y cultivo sistemático, ya que se trata de un constructo teórico accesorio que se aplica sobre todo a los resultados de la acción y no necesariamente sobre la intención de los actores. En el caso de CECOSESOLA se han aplicado desde hace varias décadas principios que sus miembros maduraron pero que tuvieron formas diversas a lo largo del tiempo; por otro lado, que han sido comprendidos de maneras diversas. El capital social, sin embargo, ha sido el resultado.

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