La construcción del Real Cuartel de Caballería de Almagro (Ciudad Real) y la intervención de D. Francisco Gaona y Portocarrero, Conde de Valdeparaiso.

June 7, 2017 | Autor: Juan Zapata Alarcón | Categoría: Historia de la Arquitectura, Historia del Arte, Ilustración, Arquitectura Militar
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Descripción

LA CONSTRUCCIÓN DEL REAL CUARTEL DE CABALLERÍA DE ALMAGRO (CIUDAD REAL) Y LA INTERVENCIÓN DE D. FRANCISCO GAONA Y PORTOCARRERO' CONDE DE VALDEPARAISO. Enrique HERRERA MALDONADO Juan ZAPATA ALARCÓN Uníversídad de Castilla-La Mancha

l. INTRODUCCIÓN

D

ESDE QUE LOS MAESTRES de la Orden de Calatrava decidieran instalarse en Al­ magro a finales del siglo XIII esta ciudad manchega, situada al sur de la ac­ tual provincia de Ciudad Real, ha desempeñado un papel primordial en el de­ venir histórico y militar de La Mancha hasta bien entrado el siglo XIX. Almagro alcanzó su época de máximo esplendor a lo largo del siglo XVI; como cabeza política de la todavía influyente Orden de Calatrava y a la sombra de los Fúca­ res, Almagro se conviltió en una ciudad influyente, próspero comercio y cuna de ar­ tistas. Dotada de una Universidad de grados menores en el siglo XVI y enriquecido su pat1imonio artístico durante el siglo XVII, Almagro se enfrentó ante el siglo XVIII en un clima de prosperidad gracias a la indiscutible labor del Conde de Valdeparaiso. D. Juan Francisco de Gaona y Portocarrero, Señor de La Antigua, Mayordomo y pri­ mer Caballerizo de la Reina, del Consejo de Indias, ministro y secretario de Estado y del Despacho Universal de la Real Hacienda, Presidente de la Juntas de Comercio, etc., oriundo de Almagro, y uno de los personajes más destacados del panorama man­ chego del tercio central del siglo XVIII 1. 1 Véase GALIANO y ORTEGA, E. Documentos para la historia de Almagro, Ciudad Real, 1894: MALDONADO Y COCAT, R., Almagro, cabeza de la Orden y Campo de Calarrarn. Instituto de Estudios Manchego:; (C.S.I.C.), Cíudad Real, [989, entre otros.

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Los objetivos del presente trabajo se plantean desde el estudio de la historia de las mentalidades, con una perspectiva crítica y abierta, sin ánimo de agotar todas las hi­ pótesis ni vías de estudio; más bien abordamos el tema desde un punto de vista gene­ ral, mediante el que tratamos de estudiar unos hechos de especial importancia no sólo para la ciudad de Almagro o la provincia de Ciudad Real, sino también para España. Por un lado, el papel desempeñado por D. Juan Francisco Gaona como hombre de ideas preilustradas y su esfuerzo por hacer de su lugar de nacimiento la capital de la provincia de La Mancha entre 1750-61. Por otro, su intervención en la constrncción del nuevo Real Cuartel de Caballería y el proceso llevado a cabo para su edificación desde 1754 a 1759, confirmando la importante tradición militar de esta villa desde su fundación en la época medieval, así como su fuerte militarización durante el siglo XVIII como reflejo fiel del panorama castrense de la España del momento.

2. D. JUAN FRANCISCO DE GAONA PORTOCARRERO Y ARANDA. 11 CONDE DE VALDEPARAISO El título de Conde de Valdeparaiso fue concedido por Felipe V el 28 de marzo de 1705 a D. Juan Francisco Ruiz de Gaona, regidor perpetuo de Almagro, como recom­ pensa a los servicios prestados durante la Guerra de Sucesión. Este título será hereda­ do por su hijo D. Juan Francisco de Gaona2 al que añadirá el marquesado de Añavete a través de su matrimonio con Dª. Mª del Padre Eterno Varona Arias y Rozas, mar­ quesa de Añavete. Nacido en Almagro, fue bautizado en la parroquia de San Bartolomé el 6 de febre­ ro de 16963 en el seno de una de las familias más influyentes de la oligarquía almagre­ ña4. Avalado por la figura de su padre, marchará muy pronto a la Corte5 de Feli­ pe V ocupando diferentes cargos como el de Consejero de Hacienda e Indias, Secreta1io de Estado y del Despacho Universal, Superintendente General de Rentas Reales o Primer Caballerizo de la Reina Isabel de Famesio6 . El matrimonio fijó su residencia en Madrid sin perder el contacto con La Mancha, fundamentalmente con su pueblo natal. 2 Para el estudio del Conde de Valdeparaiso es imprescindible la obra de RIOS CASQUERO, J. de los, Discursos Históricos y Genealógicos de las Ilustres Antiguas y nobles familias de Gaona, Portocarre­ ro, Varuna, Arias y Rozas, condes de Valdeparaiso......, Imprenta de José Francisco Martínez Abad, Madrid, 1748. 3 BARRIO MOYA, J. L., "El palacio de Valdeparaiso en Almagro según el inventario de 1756", en Cuadernos de Estudios Manchegos, n.º 21, Madrid, 1992, p. 366. 4 DIAZ PINTADO, J., Confticto social, marginación y mentalidades en La Mancha (s. XVII/), Ciudad Real, 1987, pp. 171-172; LOPEZ-SALAZAR PÉREZ, J., "La Mesta y el Campo de Calatrava en La Edad Moderna", en RUIZ MARTÍN, F., y GARC[A SANZ, A., (eds.), Mes/a, trashumancia y lana en la España Modema, Barcelona 1998, pp.282-283 5 Sobre la trayectoria política del Conde de Valdeparaiso véase DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Sociedad v estado, en el si1;lo XVIII español, Barcelona, 1984; V.V.A.A, La época de los primeros barbones", e� MENENDEZ PIDAL, R., (dir.), Historia de Espa11a, vol. XXIX, Madrid, 1985. 6 BARRIO MOYA, J. L., "La gran biblioteca de la dama manchega D' M' del Padre Eterno Varona y Rozas, marquesa de Añavete (1755)", en Cuademos de Estudios Ma11che1;os, nY 19, Madrid, 1990, p. 137.

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Su privilegiada posición en la Corte le permitió continuar con su ascendente ca­ rrera política durante el reinado de Femando V I, gracias al cual pasa a ocupar el mi­ niste1io de Hacienda en el año 17547 , cargo que ocuparía hasta el año 1760, al ser destituido por Carlos III tras la muerte de su hermano. Durante los años en los que permaneció vinculado a la corte, el Conde siempre in­ tentó favorecer a su lugar de nacimiento, destacando entre los hechos más significati­ vos el traslado de la capitalidad de La Mancha de Ciudad Real a Almagro entre 17501761, con los consiguientes beneficios desde el punto de vista político, económico, so­ cial y cultural. Iniciado el proceso en 1750 con la ubicación de la Intendencia provincial a esta villa, la capitalidad definitiva no se produjo hasta un año después, momento en el que Femando VI concedió la administración de rentas de dicha provin­ cia el 17 de abril de 1751. Durante 11 años estuvo la capital de La Mancha en Alma­ gro, es decir, durante el período en el que Valdeparaiso se mantuvo fuerte en la Corte ya que, la caída del Conde tras la mue1te de Femando V I, supuso a su vez la pérdida de la capitalidad para Almagro y su traslado a la cercana Ciudad Real en el año 1761. Además, gracias a la implantación de la capitalidad se pudo llevar a cabo la cons­ trucción del Real Cuartel de Caballería sobre los terrenos de los primitivos palacios maestrales de la Orden de Calatrava, obra cuya dirección se encargó al ingeniero mi­ litar D. Manuel de Navalcerrada, y en la que también participó el arquitecto manche­ go Juan Alejandro Núñez de la Barrera. Del mismo modo Valdeparaiso también manifestó un importante interés por esta­ blecer en la nueva capital la Casa de niños Expósitos de La Mancha, proyecto frustra­ do que nunca llegó a realizarse. El Conde fomentó, en la medida de lo posible, el de­ sarrollo industrial de Almagro gracias al proyecto de construcción de una fábrica de tejidos, estambres y lanas que inició su corta andadura en el año 1759 hasta su cierre definitivo en el año 1789. No dudará en favorecer el desarrollo y mejora urbanística con la construcción en 1751 del matadero municipal y con el reparo del Paseo Viejo de La Florida8 , aunque siempre, en cada una de estas obras, incluidas las del cuartel, encontramos un factor común en toda la documentación en torno a la política restric­ tiva en el gasto. A lo largo de todo el epistolario mantenido entre el Conde y sus co­ misionados, se observa el carácter austero aplicado a la reducción de gastos indebi­ dos, lo que supuso un superávit para la Hacienda Real tras su caída en 1760. Un año después, fallecía en Madrid.

3. MANUEL DE NAVALCERRADA El papel desempeñado por los ingenieros militares durante el siglo XVrII se ha convertido en un importante campo de investigación, tal y como se demuestra en los 7 Cfr., GÓMEZ URDÁÑEZ, J. L., Fernando VI, Madrid, 2()()1. ..El 8 ASENSIO RUBIO, F., Almagro y la l/ustració11, UNED, Valdepeñas, 1993: pp. 12-17 Y 108; _ Conde de Valdeparníso y su tiempo", en Espacio Tiempo y Forma, Serie IV, Hístona Moderna, 8, Madrid. 1995, pp. 155-173.

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diversos estudios dedicados a los mismos9. No obstante, todavía existen muchas lagu­ nas en torno a las intervenciones que realizaron en los territmios hispanos. Un ejem­ plo será el caso del ingeniero D. Manuel de Navalcerrada, bien conocido por la comu­ nidad científica, aunque poco se ha escrito sobre su actividad en La Mancha. Por tan­ to, uno de nuestros objetivos es dar a conocer su intervención en la construcción del Real Cuartel de caballería de Almagro y contribuir a incrementar el catálogo de su obra en la década de 1750. Aunque la figura de este ingeniero ha sido nombrada en la bibliografía existente como "Manuel de Navacerrada", en la documentación consul­ tada las menciones al mismo y su forna autógrafa siempre aparece como "Manuel de Nava/cerrada". Desde que fuera nombrado Ingeniero Delineante en 1744 poco más se sabe de su obra hasta entrada la década de 1760, período en el que realiza una importante labor dibujando los terrenos en torno a Madrid para la construcción de nuevos caminos (1764), así como dibuja el plano y perlil de los cuarteles de Infantería Walona de Ma­ drid y la traza para su ampliación en 1767. Del mismo modo, en 1770 ejecuta la pla­ nificación de caminos, acequias, arroyos y ríos en las campiñas de Guadalajara y Al­ calá 10• Por último, en 1784, siendo Mariscal de Campo e Ingeniero Director, solicitará el puesto de Director Comandante del ramo de fortificación, cargo que no le fue con­ cedido pese a su importante hoja de servicio ll . Como vemos, hasta este momento existía un importante vacío documental durante la década de 1750, año en el que fue destinado como ingeniero militar a los reinos de Valencia y Murcia junto con Antonio Barba y Carlos Lemau bajo las órdenes del Marqués de Malaspina 12 . No obstante, nuestra investigación nos ha pem1itido documentarlo en esta década trabajando en la provincia de La Mancha en las obras del río Guadiana y en las del Real Cuartel de Caballería de Almagro, obras de gran importancia tal y como se de­ muestra en la documentación referente a las mismas, y que hay que vincular sin nin­ gún tipo de reservas al interés mostrado por la Corona gracias a la mediación e in­ fluencia de D. Francisco de Gaona y Portocarrero, Conde de Vadeparaíso. En cuanto a las primeras, realizadas entre 1750 y 1756, sabemos que formaron parte de un vasto proyecto que consistió en la canalización del río Guadiana para evi­ tar sus constantes desbordamientos y el desarrollo del rendimiento económico de los molinos ubicados en su cauce, lo que supuso, por tanto, una mejora del aprovecha­ miento del terreno y el incremento de la producción agrícola. Asimismo, en dichas 9 CAPEL, H. et alii.: Los ingenieros militares en fapwia. Si[ilo XVlll. Repertorio bio[iráfi"co e inven­ tario de su /ahor cie111íjrca y espacial, Barcelona, 1983; CAPEL, H. et alii: De Palas a Minerva. La frmna­ ción cie111(fica y la es/ructura institucimwl de los Inl{enieros Militares en el si[ilo X\!III, Barcelona, 1988; BONET CORREA, A.: Cartografía militar de pla::.as fuertes y ciudades españolas siglos XVII-X/X, Ma­ drid, 1991. rn CAPEL, H. et a!ii.: los ingenieros militares en Espwia... , op. cit., pp. 347-348. 11 CAPEL, H. et alii: De Palas a Minerva..., op. cit., p. 88. 12 RUBIO PAREDES, J. M". y PIÑERA RIVAS, Á. de la, los ingenieros militares en la construcción de la hase naval de Ccmagena. s1)/o X\!l!I, Madrid, 1988, p. 34-54. Manuel Navalcerrada se incorporó a esta plaza el día 11 de julio de 1750, sin documentarse la fecha de su cese.

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obras se contemplaba la construcción de nuevos puentes y una reestructuración de la red viaria para acomodar los diferentes caminos que lo vadeaban 13. La segunda gran intervención fue la construcción del Real Cuartel de Caballería de Almagro entre los años 1754 y 1759 merced, como ya hemos comentado, al inte­ rés del Conde de Valdeparaiso por eruiquecer política, económica y culturalmente su lugar de nacimiento, proceso que ya había iniciado en 1750 al conseguir para Alma­ gro la capitalidad de la provincia de La Mancha. Siendo ya ministro de Hacienda de Fernando VI aprovecha la estancia de D. Manuel de Navalcerrada en estas tierras pa­ ra encargarle la dirección de las obras del citado cuartel, obras que simultaneó duran­ te dos años con las mencionadas antetiormente 14•

4. JUAN ALEJANDRO NÚÑEZ DE LA BARRERA Junto a la figura de este ingeniero militar debemos resaltar la presencia en las obras del cuartel de Juan Alejandro Núñez de la Barrera, quizás el arquitecto más des­ tacado de la edilicia manchega del siglo XVIII. Nacido en el seno de una familia de maestros de obras, su padre, Miguel Núñez, actuó como maestro mayor del Concejo de la villa de Membrilla, lugar en el que nació su hermano Tomás y posiblemente el propio Juan Alejando hacia el año 1692 15, si bien no es descartable que naciera en la cercana villa de Valdepeñas 16• Formados a la sombra de su padre, ambos tuvieron una buena formación técnica aprendida a pie de obra, aunque pronto la figura de Juan Alejandro comenzó a desta­ car por encima de la de su hermano Tomás gracias, sobre todo, a su notable instruc­ ción teórica manifiesta en el manejo del lenguaje arquitectónico, lo que demuestra su conocimiento no sólo de la tratadística del Bajo Renacimiento sino también de la del Barroco, básicamente del tratado de arquitectura de Fray Lorenzo de San Nicolás. Uno y otro suelen trabajar mancomunados en algunas obras concertadas indistinta­ mente por alguno de ellos, como es el caso de la conclusión de la iglesia de la Com­ pañía de Jesús de Almagro, entre otras 17. No obstante, lo más común es que Juan Ale­ jandro aparezca como el maestro arquitecto de las grandes obras realizadas en la pro­ vincia de Ciudad Real, concretamente en los Campos de Calatrava y Montiel 18• IJ En la actualidad e.slamos llevando a cabo el estudio de la figura y obra de Manuel de Navalcerrada en la Mancha, trabajo que sení publicado en breve. 14 A.G.S., D.G.T., Inv. 16, G. 24, leg. 52, fols. l lOr y ss. 15 HERRERA MALDONADO. E., "El arquitecto Juan Alejandro Núñez de la Barrera Y su inte ven­ � ción en el Convento de la Asunción de Almagro", en LÓPEZ-SALAZAR PÉREZ, J., (coord.. ). Las Orde­ nes Militares en la Península Ibérica. vol. II, Edad Moderna, Cuenca, 2000, pp. 1487-1497 .. 16 A través de la distinta documentación consultada se puede observar la indefinición de su lugar de nacimiento. puesto que en ciertas ocasiones aparece como vecino de Valdepeñas Y en otras como natural de la misma ciudad. 11 HERRERA MALDONADO, E., ''El Barroco", en La Provincia de Ciudad Rea/-f/1. Arte Y Cultum, Villarrobledo, i 992, p. 149. • E.. rn Sobre la figura de este arquitecto véase SAINZ MAGANA, E., y HERRERA MALDONADO 221-233. pp. 1996, Sevilla, III, vol. provincia, "Arte Moderno", en Ciudad Real y su

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Su completa formación teórica y práctica le permitió la elaboración de una arqui­ tectura culta realizada generalmente con materiales pobres, sobre todo ladrillo, con los cuales logró imprimir una gran plasticidad a sus edificios y unos asombrosos efec­ tos arquitectónicos, como lo demuestra en obras tan emblemáticas como las de la pla­ za, mesón e iglesia de San Carlos del Valle. Sin duda, Almagro será uno de los núcle­ os en los que Juan Alejandro realiza importantes intervenciones, entre las que desta­ can la conclusión de la iglesia de la Compañía y la nueva cárcel, obra esta última realizada a comienzos de la década de 1750 y que le permitirá instalar su lugar de re­ sidencia en esta villa. Dicha residencia, junto con su reconocida fama como arquitec­ to, le va a facilitar su intervención como encargado en las nuevas obras del Real Cuartel de Caballería 19. Toda esta expe1iencia arquitectónica nos permite afamar que tuvo un importante peso específico en la construcción del cuartel, como podemos comprobar en los nu­ merosos estilemas que aún se pueden constatar en el edificio.

5. CONSTRUCCIÓN DEL CUARTEL El carácter militar de Almagro durante la época medieval estuvo directamente vin­ culado a la Orden de Calatrava, cuyos maestres construyeron en esta villa magníficos palacios que le servirán de residencia hasta finales del siglo XV. Las defensas de Al­ magro consistían básicamente en una muralla que circundaba el perímetro urbano así como de una pequeña fortaleza, quizás de origen musulmán, que pudo ocupar un espa­ cio cercano al de los palacios maestrales. Instalada definitivamente la cabecera tempo­ ral de la Orden de Calatrava, Almagro se convertirá en el punto de encuentro de las tropas cristianas a lo largo de buena parte de la Reconquista de Andalucía. Más tarde, ya en la Edad Moderna, esta villa albergará la residencia de un Gobernador que impar­ tirá justicia en primera instancia en todas las poblaciones del Campo de Calatrava. Salvo ciertos incidentes aislados y puntuales que no corresponden al objetivo de este trabajo, Almagro tendrá que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII para recu­ perar el carácter militar de otros tiempos y que forma paite del proceso de militariza­ ción desarrollada en el resto de España. De hecho, desde la conclusión de la Gue1rn de Sucesión, la política militar llevada a cabo por Felipe V, inspirada en modelos franceses, tuvo como resultado la reforma del ejército y la mejora de los edificios cas­ trenses gracias, sobre todo, al creciente protagonismo confiado al recién creado Cuer­ po de Ingenieros Militares 20. En Almagro, esta militarización de la que venimos hablando, tiene su reflejo más directo en la construcción del Real Cuartel, concebido no sólo como destino de un re­ gimiento de caballería, sino también como un elemento emblemático dentro de la po19 Archivo Histórico Municipal de Almagro, documento sin catalogar. Expediente sobre la construc­ ción del Hospicio de niños expósitos. 1758, noviembre, 14-17. Almagro. lll BONET CORREA, A., Car/Ografía militar de plazas fuertes y ciudades espa,iolas siglos XV!f-XIX, Madrid, 1991, p. LV.

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lítica de Valdeparaiso por reforzar la capitalidad de la provincia de La Mancha en su lugar de nacimiento. Sin duda, se trata de una causa de peso a la hora de ubicar un contingente militar de esta envergadura, si bien no hay que olvidar la existencia de otras razones de carácter económico al quedar la villa gravemente perjudicada por te­ ner que alojar en casas particulares a las tropas de infantería y caballería destinadas en la misma21 • Tal y como se desprende de la documentación consultada, el Conde de Valdeparai­ so ejerció un estricto y directo control de las obras a través de sus comisionados, dando lugar a un rico epistolario que, junto con los informes, se recoge en un completo expe­ diente custodiado en el Archivo General de Simancas, el cual aporta una información de incalculable valor que nos ha servido de base para la ejecución del presente estudio. Aunque las gestiones para su construcción debieron plantearse quizás ya desde fi­ nales de 1753 o comienzos de 1754, el Concejo de Almagro elevó a Femando VI el 4 de noviembre de este último año una petición exponiendo tales inconvenientes así co­ mo representando las ventajas de ubicar un acuartelamiento definitivo, tanto para los vecinos de la propia villa, como para la seguridad de las vías de comunicación entre La Mancha y Andalucía a su paso por Sie1rn Morena, "... quedando en esta forma el pueblo liberado del alojamiento y utilizado en el consumo y mantenimiento del soldado. El intendente podía conservar en quietud la provinzia teniendo tropa a su mano para qualesquiera ynsulto que ocurriese; los caminos podrian estar resguardados de los que suelen hazer hombres dedicados a el robo, y prinzipalmente los caudales de V. M. que bie­ nen de las Andaluzias a transitar prezisamente por esta provinzia y la tropa arreglada estando recogida en un quartel quitada de las contingenzias gra­ ves que trae el particular alojamiento en perjuizio de ambas Majestades"22• En un primer momento el Concejo, apelando a la administración del maestrazgo de Calatrava por parte del Monarca, sugirió la utilización de los antiguos palacios ma­ estrales, infrautilizados por aquel entonces, para albergar el cuartel. Para tales efectos Valdeparaiso nombró como comisionados de la obra a D. Juan de Urrea, Alcalde Ma­ yor de la Intendencia de La Mancha, y a D. José Domínguez, encargando la dirección del proyecto al ingeniero militar D. Manuel de Navalcerrada el cual, como ya diji­ mos, se encontraba trabajando en las obras de canalización del Guadiana. Una vez el 21 A.G.S., D.G.T., Inv. 16. G. 24, leg. 52, fol. 60r, f/1. "La villa de Almagro puesta a los reales pies de \/. M. con el mas devido rendimiento: dize que haviendo merezido de su Real Piedad el honor de declarar/a por capital de /a Pmvinzia de La Mancha colocando en ella la i11tendencia y superimende1da de todas remas con las ofizinas correspondientes se be fatigada con las continuas partidas de tropa así de cavalle­ ria como de infantería que se le destinan a reclutas, perzepzion de caudales y otros indispensables fines del Real Servizío de V. M. siendo causa de que los pobres vezinos toleren un co111inuo a/oxamiento con la íncommodidad de casas deja discurrirse a estar todas ocupadas con el aumento de esto dependiente en las zitadas ofizi11as y el menoscabo y otras han padezido con la fatalidad de tan malos a,ios como 1/ei·a este pueblo que a ser posible la visualidCld de V.M. quedaría su Real animo compadecido." 22 Ibídem, fol. 60r-v.

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ingeniero hubo inspeccionado el sitio indicado y evaluado el coste de las obras, el 8 de noviembre emitió el correspondiente info1me en el que expresaba la imposibilidad de ubicar en un espacio tan reducido las dependencias necesarias para el acuartela­ miento de un escuadrón de 120 caballos. De este modo, se optó por destinar los edifi­ cios maestrales preexistentes para el alojamiento de los oficiales, debiendo construir de nueva planta en el espacio circundante las estancias restantes como caballerizas, dormitorios de la tropa y oficinas anejas, es decir, el cuartel propiamente dicho. Asi­ mismo Navalcerrada informó del comienzo del desmonte de los edificios atTUinados con el propósito de iniciar con la mayor brevedad posible la ejecución de las obras, estimando un coste, sólo para los palacios maestrales, de 126. 236 reales de vellón ajustado a reglas y cantería o de 80.442 si se economizaban gastos y se obviaban am­ bas23. No obstante, la Real Orden autorizando la construcción del nuevo cuartel no se produjo hasta el 21 de enero de 1755, en cuya resolución se contenían los arbitrios exi­ gidos para la financiación del proyecto, obteniendo la Real Facultad el 3 de marzo de ese mismo año. Como vemos, todo parece indicar que Valdeparaiso inició la planifica­ ción de las obras con cierta antelación a la autorización real definitiva, consciente de que la urgente necesidad y conveniencia de las mismas tendría un resultado favorable. Fruto de esta previsión, el mismo día 21 de enero el Conde inició las gestiones ne­ cesarias para el comienzo de la construcción, comunicando a las correspondientes justicias e implicados en las obras, el arbitrio real por el que se recaudaban los cauda­ les indispensables para su financiación. De este modo, se contemplaba el cierre de la dehesa de Moratalaz por seis años, así como también se incluía el porcentaje pe1tene­ ciente a la Corona por el dicho arbitrio, más 25.000 reales de vellón del excedente de las ventas de las hierbas del Campo de Montiel, todo ello con calidad de reintegro24. Las p1imeras trazas presentadas por Navalcerrada en el citado informe del 8 no­ viembre de 1754, desaparecidas en la actualidad, adecuaban las estancias palaciegas para los nuevos usos militares, principalmente como alojamiento de los oficiales y construcción de algunas caballerizas, ante la imposibilidad de construir un cuartel completo por falta de espacio. Por ello, fue necesaria la ejecución de un nuevo pro­ yecto que recogía la construcción de un vasto edificio de nueva planta en los solares adyacentes al palacio, quizás sobre los que tiempo atrás ocupó el primitivo castillo. El resultado definitivo fue un plan homogéneo, más acorde con las necesidades funcio23 Ibídem, fols. 150r·l52v. 1754, noviembre, 8. Guadiana. 24 Ibídem, fols. 64r y ss. Además, también con calidad de reintegro. se contempló el libramiento de 60.000 reales de las rentas provinciales. Las cartas enviadas por Valdeparaiso fueron las siguientes: al inge­ niero comunicándole la licencia real y apremiándole a que informase del coste de los materiales necesarios para el inicio de la obra; a Diego, Obispo de Cartagena y Gobernador del Consejo de Castilla para que ini­ cie los trámites necesarios para la puesta en práctica del arbitrio; a D. Juan de Urrea, Alcalde Mayor de la Intendencia, y a D. José Domínguez, dándoles cuenta nombramiento como comisionados, de lus fondos aplicados, y remitiéndoles el plan ejecutado por Navalcerrada en el que se contenía el método por el que se debían regir; al Conde de Benajiar, Intendente de La Mancha, para que atienda y auxilie en razón de su car­ go a los comisionados; a D. Mateo Julián de Narváez, Contador de la provincia de La Mancha, para que in­ tervenga en las cuentas de la obra y, por último al Guarda Mayor de la dehesa de Moratalaz participándole el cierre de la misma por espacio de seis años.

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nales, dotado de la racionalidad requerida en esta clase de edificaciones y similares a las que se pueden observar en otros cuarteles análogos. A tenor de las trazas conserv�das en el Archivo General de Simancas, se puede _ observar la imagen del proyecto fmal tarito en planta como en alzado. Ambos diseños aparecen sin filmar, aunque es bastante probable que al menos el de la planta, fecha­ do en el año 1759, se deba a la mano de Navalcerrada por su calidad técnica. Respec­ to al del alzado, de ejecución más rápida y simple, aparece en los instrumentos de descripción del Archivo también como obra de Navalcerrada y fechado en el año 1754. Tanto la grafía como el texto de uno y otro son idénticos, lo que nos hace sos­ pechar que ambos corresponden al año 1759 ya que reproducen la imagen del cuartel una vez concluido y en ambos se puede leer claramente " ...quartel de cavallería cons­ truido en la villa de Almagro...."25• A pesar de esto se observan ciertas discordancias entre el alzadado y el resultado posterior; una, la ya mencionada del frontón, y otra, la ausencia en el plano de dos ventanas junto al primer torreón del palacio. Por ello, tampoco se debe descmtar la posibilidad de que dicho plano sea el primer alzado rea­ lizado por Navalcerrada en 175426• El desarrollo de las obras se ejecutó con gran diligencia hasta el punto de que ya en el mes de abril de 1755 se habían abierto las zanjas para la cimentación de los edi­ ficios de nueva planta, y se avanzaba con gran rapidez en el desmonte de las cons­ trucciones mTuinaclas de los palacios. Así pues, el 2 de mayo se hallaban edificadas buena parte de los muros de las caballerizas hasta la altura de las pesebreras, hacien­ do constar su disposición en dos naves separadas por pilares con arcos de medio pun­ to, con el fin de soportar el peso del forjado del piso superior27. Toda la supervisión ele la obra corrió a cargo del ingeniero Navalcerrada aunque, debido a que por estas fechas todavía simultaneaba las obras del cuartel con las de la canalización del Gua­ diana, tuvo 4ue delegar en su ausencia en el maestro Andrés Ruiz, hombre de su ple­ na confianza28 . La rapidez en el desa1T01lo de la fábrica se justifica por la abundante mano de obra puesto que, al ejecutarse en época invernal, existía un importante número de trabaja25 A.G.S., M.P. y D, XI-152 y 153. Estos dibujos (ver imágenes) se encontraban insertos en el expe­ diente de construcción del cuanel, pasando con posterioridad a la sección de planos. El motivo de esta dife­ rencia en la descripción puede radicar en que cada uno de ellos aparecía inserto junto a dos documentos di­ ferentes ya que el expediente no se encuentra ordenado cronológicamente. Por ello, el alzado se encontraba junto al informe enviado por Navalcerradu el 8 de noviembre de 1754 al Conde de Valdeparniso, y la planta al enviado por los comisionados el l de octubre de 1759 en el que daban cuenta del estado final de la fábri­ ca del cuartel. 2r, En la pill'te inferior aparecen dos ventanas cuando en realidad se abrieron tres, una a la derecha Y dos a la izquierda; lo mismo ocurre en la segunda planta. en la únicamente se reflejan cuatro cuando fueron cinco. esta última en correspondencia con la omitida en el cuerpo infe1ior. 27 A.G.S., D.G.T., lnv. 16, G. 24, leg. 52, fols. 107-108, f/1. 28 No
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