LA CONSERVACION PREVENTIVA EN LA INVESTIGACION CERAMICA

Share Embed


Descripción

Ribotta, Eduardo. 2004. “La conservación preventiva en la investigación cerámica” XV Congreso de Arqueología Argentina. Universidad Nacional de Río Cuarto. Río Cuarto. ISBN 978-950-665-492-4 LA CONSERVACION PREVENTIVA EN LA INVESTIGACION CERAMICA Ribotta Eduardo Instituto de Arqueología y Museo. Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Universidad Nacional de Tucumán. San Martín 1545. [email protected]

Introducción La arqueología debe trabajar en común con la conservación, en diferentes países se han realizado y continúan efectuándose investigaciones y proyectos en forma mancomunada entre estas disciplinas. Los aportes de la conservación en la preservación de materiales y colecciones arqueológicas han sido experimentados en muy pocas instituciones de la Argentina, la importancia de la mejor preservación de los vestigios recuperados y de la información que acumulan no han sido prácticamente tenidos en cuenta. El lavado de los fragmentos cerámicos que no presentan decoración, grandes manchas de hollín o pátinas oscuras, con cepillo dental y agua debajo de un grifo es una práctica muy común en la arqueología Argentina. Estos fragmentos pueden contener información que no percibimos, ¿ qué ocurre con ella luego de efectuarse la limpieza para siglar los tiestos? ¿Se la puede seguir encontrando o es eliminada de los fragmentos perdiéndose por ende toda posibilidad de recuperar esta información? El objetivo del trabajo es tratar de aportar evidencias que respondan a este interrogante, para ello se realizó una experiencia con un conjunto cerámico acotado, a continuación se propone a través del empleo de la conservación preventiva acciones que deberían llevarse a cabo para una mejor preservación de los materiales, las colecciones y los depósitos que contienen valiosa información.

Desarrollo

1

Si bien no existe un consenso absoluto sobre la definición de conservación la misma puede ser dividida en dos grandes áreas de acuerdo a la actividad que se lleve a cabo: 1- La llamada preservación o conservación preventiva o indirecta o ambiental o periférica, es “el conjunto de actividades destinadas a garantizar la pervivencia de los objetos simbólicos e historiográficos actuando sobre las circunstancias ambientales en las que se conservan” (Muñoz, 2003:80). Esto implicaría acciones de control sobre el microclima de los depósitos o museos, como así también de los materiales que deben ser utilizados para guardar los vestigios recuperados para garantizar una mejor y mayor preservación (Ribotta, 1999; 2000 a, b; 2003). 2- La conservación directa o curativa, es “el conjunto de actividades materiales (de procesos técnicos, si se quiere) destinados a garantizar la pervivencia de los objetos simbólicos e historiográficos, actuando directamente sobre los materiales que los componen sin alterar su capacidad simbólica” (Muñoz, 2003: 81). En este caso se interviene única y directamente sobre el factor que actúa sobre el/los objetos, por ejemplo sales en la cerámica e insectos en la madera, también puede consolidarse el objeto (siempre con materiales reversibles) si su perduración depende de ello. Estos conceptos nos permiten acercarnos a la aplicación de la conservación en la arqueología, en este caso ante el lavado de fragmentos cerámicos y posteriormente al correcto almacenaje de los vestigios en los depósitos y museos. En 1996 el Instituto de Arqueología y Museo de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán es llamado por la comunidad indígena de Amaicha del Valle para visitar sitios arqueológicos con problemas de protección, ubicados en las proximidades de la localidad de Los Zazos, en las tierras que la propia Comunidad posee en terrenos cedidos por Real Cédula del año 1716 (Aschero et al., 1997). A partir de ese momento se trabajó en diversas campañas el sitio El Remate situado a 2300 m.s.n.m. en el piedemonte del Sistema del Aconquija departamento Tafí del Valle, zona próxima a la Zanja de los Cardones en la localidad de Los Zazos en la provincia de Tucumán, siendo sus coordenadas geográficas: 26º 35’ latitud Sur y 66º 55’ longitud Oeste (Ribotta, 1997).

2

Esta área tiene un clima semidesértico con escasas precipitaciones en el verano, alrededor de 160 mm, por ello las laderas de las montañas y el fondo del valle presentan una vegetación xerófila (monte) y en las partes más altas prepuna, lo que facilita la visibilidad de las construcciones realizadas en rocas, en un suelo en donde predomina la arena por sobre las otras fracciones granulométricas La zona de Amaicha está conectada con el valle de Yocavil y el valle de Tafí por medio del Abra del Infiernillo; y a través de este último valle vinculada con el valle de la Ciénega y la quebrada del Portugués, lo que deriva en una estratégica ubicación geográfica y ecológica para esta microrregión. El sitio fue relevado planimétricamente, se efectuó además una transecta que lo atravesaba en los sectores previamente mapeados en donde se procedió a realizar una recolección superficial, diferenciándose claramente en la misma los sectores inter e intra estructuras como así también los sectores afectados o no por la erosión hídrica, uno de los factores de mayor perturbación en el sitio (Ribotta, op cit). A su vez se prospectó el cono de deyección más cercano, las laderas inmediatas, los andenes de cultivo, y probables áreas de aprovisionamiento lítico. El Remate presenta dos sectores diferenciados: el Sur y el Norte. En el primero las estructuras son unidades residenciales compuestas circulares formadas por un núcleo integrado por unidades circulares de 7 a 10 metros de diámetro y adosadas a ellas 1 o 2 subcirculares de menor tamaño. Poseen andenes de cultivo que se articulan con las unidades mayores, o bien se encuentran en las inmediaciones de ellas en la ladera de la montaña siguiendo las curvas de nivel, regados por una acequia cubierta. En el segundo en cambio, hay una mayor aglomeración de estructuras presentándose una complejización del patrón de asentamiento, son estructuras mas abigarradas también circulares grandes y subcirculares menores adosadas a las mismas pero en mayor número que en el sector anterior. No se observan andenes, presenta recintos subactuales a partir de un basamento de “pircas” arqueológicas, estos fueron empleados como corrales hasta hace pocas décadas atrás (Aschero y Ribotta, 2004 ). Las paredes de las estructuras están construidas con rocas de la zona (en general esquistos) sin cantear apoyadas directamente en el suelo sin cimiento y sin mortero. El sitio presenta una ocupación más temprana y otra más reciente, los fechados realizados sobre huesos de camélidos establecieron:

3

Tipo

AP

Corr. Date AP

(UGA)

AMS

900 ± 40

1,070

(8359)

AMS

1,130 ± 40

1,310

(8361)

Estas dos ocupaciones también quedan demostrados por la arquitectura, debido a que el patio excavado muestra una de las paredes, la más antigua, ubicada en forma completamente transversal con respecto a la más reciente apoyándose esta última en uno de sus extremos (Aschero y Ribotta, op cit). La estructura trabajada es una unidad residencial compuesta con un recinto mayor de 10 metros de diámetro y otro menor adosado de 5 metros de diámetro. La excavación se realizó mediante cuadrículas de un metro de lado, con niveles artificiales, se hicieron 16 cuadrículas en el interior del patio, dos en el exterior del mismo y una en el interior del recinto menor. El primer recinto es un patio central cuyo acceso -ubicado al Este- está clausurado, por eso se comunica con el recinto menor por el lado opuesto al sector cerrado (el Oeste). Debajo del piso de ocupación más antiguo se encontró un entierro en cista de forma subcircular construida con 3 lajas esquistosas irregulares empleadas como tapa apoyadas en otras de menor tamaño. En su interior se encontró una niña de

5 a 7 años de edad, con

ajuar,

consistente en una vasija engobada y decorada con incisiones, otra decorada con modelado, una mano de moler, tres fragmentos cerámicos y una lasca retocada de cuarzo. El análisis del interior de las vasijas indica la presencia de fitolitos de almidón, posiblemente correspondiente a granos de maíz aunque esto no ha sido confirmado (Aschero y Ribotta, op cit). El segundo recinto es de un diámetro menor, se comunica con el anterior y también con el exterior hacia el área de los andenes de cultivo, presenta una densidad elevada de lascas y fragmentos cerámicos, así como espículas de carbón. El control del agua en el sitio a través de un canal de irrigación cubierto para evitar la evaporación, es una señal del destacado manejo y control de los medios de irrigación, este canal proporcionaba riego a los andenes articulados a las viviendas y a los localizados en la ladera de la montaña (Aschero y Ribotta, op cit).

4

El universo cerámico es sumamente variado, muchos fragmentos presentan diversas características en su decoración y otros tienen colores castaños, grises o rojizos sin tratamiento de superficie. El diseño del asentamiento presenta características similares a los encontrados en Tafí y Ciénega (González y Núñez Regueiro, 1960 a.); (Bernasconi de García y Baraza de Fonts, 1985); (Berberián y Nielsen, 1988); (Cremonte, 1996) entre otros. Para realizar la experiencia se utilizaron los fragmentos cerámicos encontrados en el nivel 13 (profundidad 70 a 75 cm) de la excavación, ubicado en la cuadrícula interior N° 37. Esta se encuentra a continuación de la cuadrícula que contenía la cista (Interior N° 38) ya descripta, en un nivel -el más antiguo- fechado por AMS. El suelo es franco-arenoso con un ph que oscila desde los 8,2 en la superficie, hasta los 9,0 en el nivel que contenía los tiestos (Cuenya, 2003 m.s.). Todos estos datos permitieron trabajar sobre fragmentos cerámicos provenientes de un contexto arqueológico que no mostraba alteración humana o animal. Teniendo en cuenta que los tiestos que no presentaran características estilísticas, o marcas de pátina u hollín serían inmediatamente lavados, pesados y siglados en cualquier excavación, se trabajó con fragmentos que no reunieran esas particularidades mencionadas, los que fueron sometidos al característico lavado con cepillo dental y agua corriente efectuado en todo proyecto arqueológico. Los residuos dejan huellas en los diversos artefactos, los compuestos orgánicos perduran por lo que su presencia y distribución son indicadores importantes en la investigación arqueológica (Barba et. al., 1991). Uno de los procedimientos posible es el análisis químico, podemos determinar su uso en la preparación de alimentos por medio de reacciones químicas sencillas que nos permiten clasificar sus componentes según el esquema de (Barba et. al., 1991: 20):

Alimentos

Componentes a identificar

Carnes

Albúmina

Grasas y aceites

Ácidos grasos

Tubérculos y otros alimentos ricos en azúcares

Carbohidratos

5

Se utilizó este tipo de análisis ya que permitía buscar diferentes indicadores (componentes) que mostrarían el contenido de diversos alimentos en el interior de los fragmentos, posibilitando contrastar la información antes y después del lavado/cepillado con agua corriente. Macroscópicamente no podía visualizarse nada por lo que los análisis se realizaron sobre todos los fragmentos del nivel que reunieran los requisitos arriba mencionados y pudieran ser ubicados exactamente en la cuadrícula, por ello no se efectuó estudios sobre los tiestos obtenidos en zaranda, los que además tienen un tamaño muy pequeño. Los análisis químicos se hicieron en la cátedra de Química Analítica I del Instituto de Química Analítica de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad Nacional de Tucumán, y los realizaron la Bioq. Mónica Rodríguez de Nanni, la Lic. Nora Urquiza y la Srta. Andrea Baude. De los diecisiete fragmentos estudiados, sólo en nueve de ellos se hallaron componentes, pero a su vez en estos últimos no se encontraron todos los rastros de alimentos buscados:

TABLA 1

Bolsa Nº 89 Fragmentos Analizados ER1-E49-I37-Niv 13Borde Nº 170 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 171 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 309 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 310 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 311 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 312 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 313 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 314 ER1-E49-I37-Niv 13Nº 315

ALBÚMINA

ACIDOS GRASOS

Antes del lavado y cepillado (-)

Antes del lavado y cepillado (+)

HIDRATOS DE CARBONO Antes del lavado y cepillado (+)

(-)

(+)

(-)

(-)

(-)

(-)

(-)

(+)

(-)

(-)

(+)

(-)

(-)

(+)

(+)

(-)

(+)

(+)

(-)

(+)

(-)

(-)

(-)

(-)

6

ER1: Sitio El Remate. E49: Estructura Nº 49. I37: Cuadrícula Interna Nº 37. Niv 13: Nivel 13. Profundidad: 70/75cm. Componentes encontrados antes de efectuar el lavado y cepillado.

En todos los fragmentos la búsqueda de albúmina fue negativa antes y después del lavado/cepillado, por lo que no se encontraron tiestos que marcaran la presencia de carne en su interior. En el caso de los ácidos grasos, indicadores de la presencia de grasas y aceites, el análisis dio negativo en dos de ellos y positivo en los otros siete antes de ser lavados, debido al tipo de componente y a la porosidad de la cerámica la existencia de los mismos se mantuvo sin alterarse luego de ser sometido al lavado y cepillado debajo del agua corriente.

TABLA 2

Bolsa Nº 89 Fragmentos Analizados ER1-E49-I37-Nivel 13. Borde Nº 170 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 171 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 309 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 310 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 311 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 312 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 313 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 314 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 315

ALBUMINA

ACIDOS GRASOS

Después del lavado y cepillado (-)

Después del lavado y cepillado (+)

HIDRATOS DE CARBONO Después del lavado y cepillado (-)

(-)

(+)

(-)

(-)

(-)

(-)

(-)

(+)

(-)

(-)

(+)

(-)

(-)

(+)

(+)

(-)

(+)

(-)

(-)

(+)

(-)

(-)

(-)

(-)

Componentes encontrados luego de realizado el lavado y cepillado

La investigación de los carbohidratos fue diferente, la misma proporcionó datos interesantes, antes de efectuarse el lavado tres de los nueve tiestos indicaron la presencia de ellos, marcando la existencia de tubérculo o de alimentos ricos en azúcares

7

en esos fragmentos; este componente también apareció en las paredes de las dos vasijas encontradas en la cista, pero en este caso no se las sometió a ninguna limpieza posterior. Una vez que se realizó el lavado uno de los fragmentos siguió marcando la presencia de hidratos de carbono, mientras que en los dos restantes ya no se encontró rastros de este componente:

TABLA 3

Bolsa Nº 89 Fragmentos Analizados ER1-E49-I37-Nivel 13. Borde Nº 170 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 312 ER1-E49-I37-Nivel 13. Nº 313

HIDRATOS DE CARBONO Antes del lavado y cepillado (+)

HIDRATOS DE CARBONO Después del lavado y cepillado (-)

(+)

(+)

(+)

(-)

Efectos del lavado y cepillado en los fragmentos que presentaban Hidratos de Carbono.

Conclusiones Desde el punto de vista estadístico la experiencia no resulta significativa, para que esto suceda en el futuro deberá aplicarse un diseño factorial, de esta manera teniendo en cuenta variables como temperatura, humedad, ph del suelo, cuadrículas y niveles excavados, se podrá responder estadísticamente al muestreo llevado a cabo. Así se logrará contrastar la información obtenida en forma cualitativa mencionada en este trabajo. Por otra parte está claro que los análisis realizados no son los únicos que pueden efectuarse a los fragmentos cerámicos, pero también resulta evidente que todos los vestigios acumulados sobre los objetos arqueológicos pueden tener valor documental. “Por eso la suciedad se ha convertido en una evidencia microscópica de la historia del objeto ¿Debe eliminarse la suciedad? […] ¿Sería mejor eliminarla totalmente que arriesgarse a una interpretación errónea? ” (Jaeschke, en Muñoz, 2003:112). Estos interrogantes dirigidos a objetos que deben ser restaurados pueden trasladarse a los vestigios arqueológicos y en este caso a los fragmentos cerámicos. En

8

ese sentido la experiencia muestra una interesante característica cualitativa, la limpieza que se realiza con agua y cepillos dentales usados (esto disminuye la dureza de sus cerdas), modificaría la obtención de la información por lo menos en uno de los componentes analizados. La investigación indica la importancia de no efectuar el lavado del material para realizar su siglado posterior, sin antes realizar el/los análisis correspondiente/s. Esta situación estaría remarcando la importancia de aplicar el criterio de mínima intervención, sostenido insistentemente en conservación. Cabe recordar que no se encontró albúmina en ninguno de los tiestos por lo que no se conoce como reaccionarán los fragmentos que tengan este componente después del lavado y que la presencia de ácidos grasos no desapareció después de la limpieza. El sedimento que cubría los fragmentos proviene de un suelo franco-arenoso, esto facilitó la realización de la experiencia. El litoral o la costa bonaerense por citar algunos ejemplos, presentan características edafológicas sumamente diferentes, las arcillas y la humedad que los caracterizan elevan el grado de dificultad para conservar los fragmentos sin lavar, incluso por la dureza que presenta el sedimento al secarse y contraerse. Esta problemática debiera incentivar a los/as investigadores/as de estos y otros sitios similares, a la búsqueda de soluciones alternativas para poder almacenar los mismos sin ser limpiados o bien investigar variantes de limpieza, si esta es imprescindible, que sea menos agresiva, como por ejemplo extracción mecánica de los sedimentos hasta aproximarse a la superficie de los fragmentos y luego emplear hisopos y agua destilada para finalizar el lavado. Por otra parte debe tenerse en cuenta que los métodos y las técnicas de obtención de la información están en continuo desarrollo, lo que hoy es impensado o inaccesible puede ser obtenido en el futuro, existe una posibilidad concreta para todos los objetos arqueológicos y por ende cerámicos: contienen información submicroscópica incluso aunque hoy no se la pueda obtener, descubrir o no interese al investigador que la trabaja. Si se mantiene, aunque sea una parte del material sin limpiar, y el depósito o museo en donde se encuentran mantiene normas de preservación, la información contenida se conservará y podrá responder a futuros problemas, de esta manera se

9

estaría manteniendo lo que podríamos denominar: información conservada para nuevos interrogantes en la investigación. Un ejemplo contrario a esto, si bien con otro tipo de objeto arqueológico, sería lo ocurrido después de excavarse en San José de Lules (provincia de Tucumán), cuando una pareja de estudiantes decidió “limpiar” dos de las monedas encontradas sin tener en cuenta recaudos de conservación, esto motivó la modificación de los detalles externos de las monedas y la pérdida de información, lamentablemente irrecuperable (García Azcárate com. per). A propósito de esto, ya en 1984 la conservadora Sease advertía “No intente limpiar las monedas de plata” porque “Una limpieza poco prudente realizada por personas sin experiencia puede provocar fácilmente un daño irreparable al detalle de la moneda” (Sease, 1984:51). A su vez debería repensarse en las excavaciones el levantamiento de fragmentos cerámicos únicamente con el objetivo de pesarlos, siglarlos y cuantificarlos, debido al escaso avance en la investigación que esto aporta. Sería interesante llevar a cabo un minucioso registro de los mismos: fotográfico, planimétrico, tridimensional etc., pero sin recolectarlos (aunque esto sólo sea posible en el último nivel de la excavación), de esa manera se estaría dejando para las futuras investigaciones, testimonios que pueden ser utilizados ante nuevos interrogantes o por nuevos aportes teóricos, instrumentales o científicos. También se estará permitiendo un mayor equilibrio en el sitio, porque esta posibilidad permite un reenterramiento más adecuado con las exigencias de conservación. Este preservar para las investigaciones y/o arqueólogos/as del futuro puede ser visto como una acción innecesaria, utópica y hasta casi romántica. Sin embargo sobre la base de lo arriba descrito se cree que el compromiso con las sociedades investigadas (incluso aunque actualmente no existan representantes) y con la comunidad científica que conlleva toda investigación, debe contemplar esta posibilidad por que y sin lugar a dudas, los actuales investigadores no somos los dueños de los sitios, ni menos aún de la “verdad científica”. Evidentemente el huaqueo tan frecuente en muchos de los sitios arqueológicos argentinos presenta un grave conflicto con la propuesta aquí presentada, pero cabe la siguiente reflexión: ¿Qué sucede con los materiales que descansan en depósitos cubiertos de polvo, sin etiquetas, esparcidos en el piso, apilados entre sí, dentro de

10

paredes húmedas? ¿Existe una diferencia muy marcada entre esta situación y el saqueo?. ¿Cómo recuperar información o contexto de materiales así guardados?. Podemos hacer caso omiso de esta problemática y seguir culpando a los que no son arqueólogos o bien tomar la decisión de destinar investigación, tiempo, y dinero para mejorar también las condiciones de almacenamiento. Sin embargo, para las colecciones que se encuentran en los depósitos de las distintas instituciones argentinas no se contempla la posibilidad de inversiones en materiales y acondicionamiento edilicios salvo contadas excepciones, lo que lleva a encontrarnos con situaciones similares a otros países de Latinoamérica en donde se puede “constatar [...] el tremendo deterioro que los vestigios sufren y el olvido total al que se ven sometidos una vez que los intereses particulares del investigador de turno son satisfechos” (Jiménez Correa et al., 2000:72). Las colecciones arqueológicas y etnográficas en la Argentina, han sido olvidadas y/o descuidadas en cuanto a su conservación, esto obedeció a una multiplicidad de causas y factores. La tarea de preservar las mismas es un trabajo que debe realizarse periódica e ininterrumpidamente teniendo en cuenta los materiales apropiados y las condiciones edilicias adecuadas (Ribotta, 2003). Indudablemente existen en este caso responsabilidades compartidas, instituciones e investigadores debemos hacernos responsables de esta situación, la argumentación de la escasez de recursos no debe ser utilizada, el costo para preservar los vestigios no es elevado cuando se planifica e incluye esta necesidad previamente. Uno de los propósitos de la conservación arqueológica debe ser el de “minimizar la pérdida de información que se produce cuando en el proceso de excavación se separan los objetos del sitio del cual provienen” (Price, 1984:14). Este proceso que comienza en la planificación del proyecto, continúa con la prospección, excavación, sigue luego en el laboratorio para finalizar en el depósito o a veces en la exhibición, debe contemplar una cadena de acciones de conservación que culmina con el constante monitoreo de todas esta etapas (Rose, 1996; Ribotta, 2003). Además todo proyecto de investigación debería incluir en su presupuesto "también para las necesidades de conservación” (Price, 1984:16), y así evitar el “ineludible impacto dañino que sufren los materiales arqueológicos que son removidos de sus matrices originales de depositación” (Jiménez Correa et al., 2000:78). También

11

para impedir que en los depósitos arqueológicos ya sea por falta de espacio o por la sobrecarga de materiales, se decida algunas veces, el descarte del material “sobrante” (Price, op cit). Esta última situación fue la encontrada en 1995 en el Instituto de Arqueología y Museo de la Universidad Nacional de Tucumán, por tal motivo se realizó el rescate y la unificación del material cerámico (generalmente es el escogido para conseguir más espacio) distribuido en cuatro lugares diferentes muy distantes entre sí, que presentaban condiciones de abandono, suciedad y precariedad en el almacenamiento. Luego del salvataje se los almacenó en armarios y estanterías adecuadas con cajas rotuladas acordes a su necesidad y se decidió debido a su total falta de información y contexto, destinarlo como material de consulta didáctico para alumnos de la carrera de arqueología, de la tecnicatura universitaria en documentación y museología arqueológica de la Universidad Nacional de Tucumán y para los visitantes del museo del Instituto (Ribotta, 1999; 2000 a, b; 2003). La conservación preventiva recomienda como una herramienta eficaz de preservación el mantenimiento continuo de los depósitos, del edificio y de su mobiliario; así como también el cuidado permanente de las colecciones, aunque el/la investigador/a que las trajo ya no se encuentre en la institución. Debemos reconocer el valor intrínseco y documental de cada objeto y su poder de investigación no sólo actual sino también futuro. Para ello tenemos que realizar inventarios y catalogaciones de todas las colecciones (incluso de los numerosos fragmentos) y además evitar el daño por plagas o suciedad producidas por el abandono o el olvido. Los/as arqueólogos/as debemos comprometernos cada vez más con la conservación de los vestigios, con la documentación generada y por generar, utilizando montajes pasivos y almacenaje de buena calidad; realizando además cuidadosos reentierros para garantizar la efectiva duración del sitio intervenido (Ribotta, 1998). Esta responsabilidad asumida con la investigación y el material recuperado, incorporando la conservación preventiva, proporcionará una mejor atención y utilización de las colecciones y objetos, lo que redundará en una buena preservación y mayor respeto hacia los vestigios y las sociedades que los generaron en el pasado. A su vez, este respeto posibilitará un adecuado entendimiento y una correcta devolución cuando las comunidades reclamen por ellos.

12

Por eso debemos evitar que el compromiso aceptado desde la profesión, que implica no sólo la investigación sino también y en igual o mayor medida la conservación del patrimonio, sea sólo asumido cuando exista amenaza de pérdida. También debemos hacernos responsables en los días de tranquilidad, cuando muchas veces aceptamos que el mismo “no es de nadie en concreto, por lo que en la aparente normalidad cotidiana se tiende a una cierta dejadez en la preservación del patrimonio” (Ballart, 1997:129).

Agradecimientos A las integrantes de la cátedra de Química Analítica I por la realización de los análisis mencionados en el trabajo. A los participantes del Simposio Ceramología III del XV Congreso de Arqueología Argentina por sus comentarios y sugerencias, aunque el texto final aquí presentado, es de mi entera responsabilidad.

Bibliografía citada

ASCHERO C., P. ARENAS, J. GARCÍA AZCÁRATE, A. KORSTANJE, R. MOLINARI, E. RIBOTTA. 1997. El presente del pasado: la propuesta de los amaicheños. En: Cuadernos N° 8. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. UNJU.

ASCHERO C. y E. RIBOTTA. 2004. Usos del espacio, tiempo y funebria en el Remate (Los Zazos -Amaicha del Valle- Tucumán). En: Taller: Investigando en Tafí, una puesta al día. Enviado para su publicación.

BALLART, J. 1997. El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso. Ed Ariel. Barcelona.

BARBA L, R. RODRÍGUEZ

y J. CÓRDOBA. 1991. Manual de técnicas

microquímicas de campo para la arqueología. Instituto de Inv. Antropológicas. Univ. Autónoma de México.

13

BERBERIÁN, E. y A. NIELSEN. 1988. Sistemas de asentamiento prehispánicos en la etapa formativa del valle de Tafí. Editorial Comechingonia. Córdoba.

BERNASCONI DE

GARCÍA, M. y A. BARAZA DE FONTS. 1985. Estudio

arqueológico del valle de la Ciénega (Departamento Tafí, provincia de Tucumán). En: Anales de Arqueología y Etnología 36-37: 117-138. Mendoza.

CREMONTE, M. 1996. Investigaciones Arqueológicas en la Quebrada de la Ciénega (Dpto. Tafí, Tucumán). Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de la Plata.

CUENYA, P. 2003. m.s. Estudio del suelo en el sitio El Remate. Inédito.

GONZÁLEZ, A. y V. NÚÑEZ REGUEIRO. 1960 a. Apuntes preliminares sobre la arqueología del Campo del Pucará y alrededores (Departamento Andalgalá-Catamarca). En: Anales de Arqueología y Etnología 14-15: 115-162. Mendoza.

JIMÉNEZ CORREA C, D. SALAZAR SUTIL y P. CORRALES ESCOBAR. 2000. De los Alcances de la Arqueología: Redefiniendo Fronteras. En: Conserva. N° 4: 71-86. Centro Nacional de Conservación y Restauración. DIBAM. Santiago de Chile.

MUÑOZ VIVAS, S. 2003. Teoría contemporánea de la restauración. Editorial Síntesis. Madrid.

PRICE STANLEY, N. 1984. Excavación y conservación. En: Price Stanley, N. (comp.) La conservación en excavaciones arqueológicas. Cap. 1, pp 13-22. ICCROM. Roma.

RIBOTTA, E. 1997. Informe preliminar del sitio El Remate. En: Actas de las Terceras Jornadas de Comunicaciones Internas. Fac. de Cs. Naturales e IML. U. N. T. Tucumán.

14

RIBOTTA, E. 1998. Arquitectura en tierra: reflexiones para su estudio en la Arqueología del N. O. A. En: Mundo de Antes. N° 1. pp 149-161.

Instituto de

Arqueología y Museo. Fac. de Cs. Naturales e IML. U. N. T. Tucumán.

RIBOTTA, E. 1999. La importancia de la conservación preventiva en las colecciones arqueológicas y etnográficas. En: Resúmenes de las IV Jornadas de Comunicaciones Internas de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. U. N. T. Tucumán.

RIBOTTA, E. 2000 a. Las colecciones olvidadas. En: Actas del Congreso de ABRACOR. San Pablo.

RIBOTTA, E. 2000 b. La conservación preventiva en las colecciones arqueológicas y etnográficas: análisis de un caso. En: Actas del Congreso de Arqueología Histórica. Mendoza

RIBOTTA, E. 2003. Conservación, arqueología y museo. En: CDROM de NayA.

ROSE, C. 1996. m.s. Seminario de Capacitación en Conservación Preventiva y Exhibición de Colecciones Etnográficas y Arqueológicas. Fundación Antorchas y el Center for Museum Studies, Smithsonian Institution de Washington. Bs. As. Inédito.

SEASE, C. 1984. Tratamientos de primeros auxilios para los hallazgos excavados. En: Price Stanley, N. (comp.) La conservación en excavaciones arqueológicas. Cap.4 , pp 41-62. ICCROM. Roma.

15

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.