La conjetura Nitzscheana del Eterno Retorno: Una reflexión cosmológica

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Descripción

“LA CONJETURA NIETZSCHEANA DEL ETERNO RETORNO: UNA REFLEXIÓN COSMOLÓGICA”

Tesina de: Ignacio A. Loranca Frontana. Asesorada por el Doctor Armando Cíntora G.

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Índice Introducción. Una visión Positiva en la filosofía del siglo XIX. ………………..……..5 1. Una muy breve historia filosófica del tiempo……………….………….…………13 1.1. Platón: El tiempo como representación cíclica y numérica de la eternidad……….17 1.1.2. ¿El eterno retorno en Platón?.................................................................................23 1.2. Aristóteles. El tiempo como concepción física y psicológica……………………..24 1.3. La visión estoica…………………………………………………………………...30 1.4. San Agustín de Hipona y el tiempo lineal…………………………………………32 1.4. Una dialéctica acerca del tiempo…………………………………………………..32 1.4.1. Crítica de San Agustín a la noción del eterno retorno…………………………...36 2. El Eterno Retorno y la Voluntad de Poder en Nietzsche…….………..…………40 2.1. Aproximación a la noción del Eterno Retorno y la voluntad de poder……………40 2.2. El hotel de Hilbert y la voluntad de poder…………………………………………44 2.3. ¿Cómo vivir en consecuencia ante la idea del Eterno Retorno?...............................46 2.4. Argumento de suficiencia: una aproximación cuasi-científica al Eterno Retorno...49 3. Aproximación de la ciencia del siglo XIX a la teoría del Eterno Retorno............54 3.1. Sobre el Big-Bang y la propagación de la luz……………………………………..54 3.2. Los principios de la termodinámica podrían fundamentar una teoría del Eterno Retorno…………………………………………………………………………………62 4. Conclusiones………………………………………………………………………...68 Apendice 1: ¿Que dice la Física Cuántica con respecto a la conjetura del Eterno Retorno?...........................................................................................................................70 Apéndice 2: ¿Es válido formular una hipótesis científica basada en la filosofía de Nietzsche?........................................................................................................................75 Bibliografía………………..………………………...…………………………………77

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Time present and time past Are both perhaps present in future time, And time future contained in time past. If all time is eternally present All time is unredeemable. What might have been is an abstraction Remaining a perpetual possibility Only in a word of speculation T. S. Eliot. Four Quartets.

Hay una cosa formada confusamente, Nacida antes que el cielo y la tierra. Silenciosa y vacía Está sola y no cambia, Gira y no se cansa. Es capaz de ser la madre del mundo. No conozco su nombre. Y por lo tanto le llamo el camino. Le doy el nombre improvisado de Lo Grande. Siendo grande se le puede describir también como retrocediendo, Si retrocede se le puede describir como remoto Si es remoto se le puede describir retornando. Lao Tse, Tao Te Ching; China, 600 a. de C. Aprox.

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INTRODUCCIÓN Una visión Positiva en la filosofía del siglo XIX.

Los grandes avances científicos del siglo XIX han sido tal vez el último momento paradigmático en que la ciencia misma se convirtió en todo un fenómeno de culto, su influencia por todo el siglo XX y lo que llevamos del presente siglo XXI se deja sentir a pesar del regreso de ciertas tendencias seudo-metafísicas y con pretensiones dogmáticas por parte del creciente aumento de sectas de corte cristiano y muchas otras similares. Este pensamiento positivista1 ha servido, a pesar de sus detractores, como una de las fuentes más importantes para el desarrollo de muchas de las corrientes filosóficas contemporáneas (la Filosofía analítica de Quine y el círculo de Viena o la Filosofía de la mente de Daniel Dennet por citar sólo unos ejemplos), así como de los avances científicos y tecnológicos más espectaculares en sus ramas particulares (biología, genética, astronomía, informática, etc.), y es que su desarrollo palpable es prácticamente imposible de negar – a pesar de algunos de sus muy objetables fines en el terreno de la Ética –, así como de su confiabilidad como fuente de conocimiento certero y contrastable empíricamente en el hombre promedio. Tras los logros de las teorías de Isaac Newton, el psicoanálisis de Freud o la revuelta originada por la teoría de la evolución de Darwin, el positivismo científico se establecería como una nueva escuela de pensamiento cuya premisa es que la realidad material precede a cualquier forma de energía que alcanza su punto máximo en la conciencia humana, esto sin ayuda alguna de una posible entidad superior (Metafísica) dentro de la teoría Darwiniana de la “Selección Natural”.

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Entendiéndolo como el rechazo a las explicaciones que van más allá de la realidad fenoménica, en una interpretación basada en Comte como se verá líneas más adelante.

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Esta última hipótesis, junto con la teoría de la conservación de la energía dieron fundamento a la teoría de la evolución, misma que se pensaba daría cuenta del problema de la fundamentación de la realidad. Apoyándose

en

estos

logros

científicos

que

surgirán

simultanea

o

posteriormente, el Positivismo surge en Francia con Augusto Comte2 (1798-1857), con su “Discurso sobre el espíritu positivo” en donde partirá de una premisa apoyada en la observación de la realidad histórico-social: el espíritu positivo, como él lo llama. Comte sostiene que el desarrollo de la razón se da en tres estados: Un estado teológico/imaginativo, un estado metafísico y finalmente un estado positivo (científico). El primero parte de la creación de mitos y religiones que explican los fenómenos observados como producto de una (o de varias) voluntad(es) divina(as); es un estado de infancia intelectual. El segundo no es más que un periodo transitorio, en palabras de Comte:

…la metafísica, como la teología, trata sobre todo de explicar la naturaleza íntima de los seres, el origen y el destino de todas las cosas, el modo esencial de producción de todos los fenómenos; pero en lugar de operar con los agentes sobrenaturales propiamente dichos, los remplaza cada vez más por esas entidades o abstracciones personificadas cuyo uso, verdaderamente característico ha permitido a menudo designarla con el nombre de ontología…3

Se podría tratar en este caso de una verdadera emanación sobrenatural, si es que está más apegada al estado teológico, o de una denominación abstracta del fenómeno “por el lado positivo”, del ‘plano del intelecto’, de esta forma, la inteligencia empieza a

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La pertinencia de Comte, así como la posibilidad de que diversos autores positivistas hayan sido leídos por el mismo Nietzsche se da puesto que sabemos que el mismo Nietzsche poseía en su biblioteca una copia de “August Comte und der Positivismus”, traducción al alemán de la obra de John Stuart Mill, entre otras obras. 3

Comte. Discurso sobre el Espíritu Positivo. Editorial Aguilar. 1975. Pág.49.

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dominar a la imaginación, la razón empieza a sobresalir ante las explicaciones “mágicas”, el intelecto suplirá al estado religioso. Así, con el intelecto como punto de apoyo, Comte se introducirá al estado positivo, al ejercicio científico que ya no se apoya en entidades superiores a las experiencias físicas ya que éstas junto con el razonamiento y no la imaginación son las que intervienen en el proceso del conocer (y de crear disciplinas exegéticas). Todo este proceso de desarrollo de la ciencia es análogo al de la filosofía, de hecho, debemos considerar a la filosofía como la madre misma de la ciencia al ser aquella la disciplina que en su principio apriorístico de razonar las grandes cuestiones desarrollará las distintas metodologías exegéticas (el desarrollo de los mitos inclusive es un primer ejercicio del intelecto para encontrar respuestas a los fenómenos observados) para encontrar respuestas certeras; la ciencia es una de estas metodologías. Sin embargo, la metafísica no merece el menosprecio total que Comte le atribuye si la consideramos como parte inherente del ejercicio del pensar al surgimiento de la metafísica misma; una definición de tipo Aristotélico nos dice con respecto a ésta que se ocupa de la “realidad en cuanto tal”, como la […] ciencia de aquellas dimensiones de la realidad que sobrepasan el nivel empíricamente constatable (de manera breve, como la ciencia de lo “suprasensible)”4. Así, podemos percatarnos que la cosmología científica, por citar un ejemplo, se encuentra recónditamente conectada con la filosofía metafísica al pretender conocer todo aquello que, valga la redundancia, sea cognoscible, ya sea empíricamente o esto que es suprasensible5.

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Agazzi, Evandro. Filosofía de la naturaleza. Ciencia y cosmología. Fondo de Cultura Económica. 2000. Pp. 29-30. 5 Incluso Kant, quien sentencia la imposibilidad de la metafísica como ciencia no puede prescindir de ella al fundamentar la moral en la libertad de la voluntad misma, como bien señala Manuel García Morente en sus Lecciones preeliminares de filosofía: “La “Crítica de la Razón pura” habría hecho un gran bien a la metafísica misma; porque si bien habría demostrado la imposibilidad para la

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Continuando con el Positivismo, en Inglaterra, Herbert Spencer (1820-1903) por su parte, intentará en cierta forma una especie de reconciliación con esta metafísica y la ciencia, sistematizando al positivismo de acuerdo a los principios de la evolución: […] My aim has been to exhibit the more general truth, that between the most diverse beliefs there is usually something in common, - something taken for granted in each; and that this something, if not set down as an unquestionable verity, may yet be considered to have the highest degree of probability. 6 Para Spencer, esto significa pasar de un estado de disipación e inestabilidad de los elementos a uno de integración (Concentración), análogamente a uno de homogeneidad a uno de heterogeneidad (Diferenciación). En este proceso evolutivo la energía permanecerá de forma constante pero dirigiéndose en varias direcciones desarrollando diferentes efectos, incluso la vida misma será un efecto de evolución, los principios de selección natural determinan de esta forma la supervivencia de las especies más adecuadas. ¿Cómo se puede relacionar todo esto con la Metafísica? El mismo Spencer nos dice: Of all antagonisms of belief the oldest, the widest, the most profound, and the most important, is that between Religion and Science. […] It has its roots deep down in the diverse habits of thought of different orders of minds. And the conflicting conceptions of Nature and Life which these diverse habits of thought severally generate influence for good or ill the tone of feeling and the daily conduct.7

razón teorética de llegar por medio del conocimiento a esos objetos, demuestra también la imposibilidad de esa misma razón teorética para destruir las conclusiones metafísicas que se logren por otras vías distintas del conocimiento” (Manuel García Morente. Lecciones Preeliminares de Filosofía. Porrua. Pág. 229). 6 Spencer, Herbert, First Principles, Chapter 1. Religion and Science, § 2. Electronic Text Center, University of Virginia Library. […] Mi meta ha sido el exhibir la verdad más general, que entre las más diversas creencias existe usualmente algo en común. – algo dado por sentado en cada una; y que es algo, si no dado por una verdad incuestionable, podría ser considerada el tener el más alto grado de probabilidad. 7

Spencer. §3. De todos los antagonismos de creencia, la más antigua, la más amplia, la más profunda, la más importante, es aquella entre Religión y Ciencia. […] Se enraíza profundamente en los diversos hábitos de pensamiento de los diversos tipos de mentes. Y las concepciones conflictivas de Naturaleza y Vida que estos diversos hábitos de pensamiento generan variadamente, influencian para bien o para mal el tono del sentir y del diario comportamiento.

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Esto nos lleva indudablemente al estudio de las religiones y de ciertas concepciones metafísicas desde un punto de vista (probablemente) no contemplado, a los tres estados de Comte, por ejemplo, de hecho, podemos percatarnos de una analogía entre el primer estado de Comte con la misma visión de Spencer cuando dice: …Religious ideas of one kind or other are almost universal. Grant that among men who have passed a certain stage of intellectual development there are found vague notions concerning the origin and hidden nature of surrounding things, and there arises the inference that such notions are necessarily products of progressing intelligence.8 Esta inteligencia que progresa deberá encontrar su meta en el desarrollo positivo, como una opción al verdadero conocimiento (o a una aproximación más certera a éste, para no caer en dogmatismos), Spencer ve dos posibilidades: Two suppositions are open to us; the one that the feeling which responds to religious ideas resulted, along with all other human faculties, from an act of special creation; the other that it, in common with the rest, arose by a process of evolution.9

En primera instancia, Spencer se inclina por la segunda vía, la científica (evolutiva), afirmando que es la ciencia simplemente […] a higher development of common knowledge; and that if science is repudiated, all knowledge must be repudiated along with it.10

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Ibíd. §4. Las ideas religiosas de un tipo u otro son casi universales. Si concedemos que entre todos los hombres que han pasado de un cierto estado de desarrollo intelectual nos encontraremos con vagas nociones concernientes al origen y naturaleza oculta de las cosas que nos rodean, y surge la inferencia de que tales nociones son necesariamente productos de una inteligencia que progresa. 9

Ibíd. §4. Solo dos suposiciones se abren ante nosotros; una en que el sentimiento que responde a las ideas religiosas resulta, junto con todas las otras facultades humanas, de un acto especial de creación ; la otra que, en conjunto con el resto, surge de un proceso de evolución. Para una explicación más extensa de la religión como subproducto de la evolución recomiendo ampliamente el texto El Espejismo de Dios del biólogo Richard Dawkins, específicamente el capítulo 5: “Las raíces de la religión”. 10

Ibíd. §5. …un mayor desarrollo del conocimiento común, y que si la ciencia es repudiada, todo el conocimiento debe ser repudiado en conjunto.

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Sin embargo, y para finalizar con Spencer, él insiste en que la Metafísica (y de manera más específica, la religión) ocupa un lugar especial dentro del proceso positivo al estar apoyada en un desarrollo evolutivo real: la mente humana. Por otra parte, en Alemania, el Positivismo se arraigaba de manera más fuerte, esto debido a las ideas de Hegel y de Marx (a partir de sus respectivas propuestas dialécticas: la Dialéctica Trascendental de Hegel y el Materialismo Dialéctico del segundo), sin embargo, será Ludwig Andreas Feuerbach (1804-1872) quien tratará también en una parte inicial de su pensamiento de justificar la existencia de las ideas metafísicas (que no la Metafísica en sí) como parte del proceso positivo, de manera análoga a Hume como una etapa transitoria, el mismo Feuerbach nos dice: I maintain that the limitations which the religious imagination annuls in the idea of God or immortality, are necessary determinations of the human essence, which cannot be dissociated from it, and therefore no limitations at all, except precisely in man’s imagination.11

Sin embargo, Feuerbach tomará una postura anti-metafísica más radical en su conclusión al abordar el tema de la religión como algo no necesario y absurdo, sobre todo en la cuestión de una falsa aspiración a una vida eterna como meta hacia la felicidad, planteada precisamente por las posturas religiosas, Feuerbach mismo continua: In short, a reasonable and natural striving for happiness does not exceed the nature of man, it does not surpass the bounds of this life, of this earth; it aims merely at eliminating those evils and limitations that can actually be eliminated, that are not necessary, that are not an essential part of life.12

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Feuerbach, Ludwig Andreas. Lectures on Essence of Religion. Lecture XXX. “Sostengo que las limitaciones en que la imaginación religiosa anula en la idea de Dios o de Inmortalidad, son determinaciones necesarias de la esencia humana, que no puede ser desasociada de ella, y en consecuencia no son limitaciones del todo, excepto en la imaginación del hombre, precisamente.” El énfasis es mío. 12

Feuerbach. “En síntesis, una lucha razonable y natural por la felicidad no excede la naturaleza del hombre, no sobrepasa las ataduras de esta vida, de este mundo; busca solamente eliminar aquellos males y limitaciones que pueden ser eliminadas actualmente, que no son necesarios, que no son una parte esencial de la vida.”

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Así, para el filósofo, esta lucha natural por la felicidad es precisamente eso, una cuestión natural, que para él es la realidad misma, la idea sólo es una pálida imagen del mundo mismo; así, la realidad se compone de los individuos, quienes deben ser un fin mismo y no las cuestiones metafísicas y religiosas. De esta manera, Feuerbach puede prescindir de la Metafísica al enfocarse en deseos que si puedan concretarse en este mundo, la Metafísica (y la Religión, principalmente) han eclipsado los verdaderos deseos del ser humano, olvidándose así del mundo natural para concentrarse en el mundo sobrenatural, así que debemos instalarnos en el estado Positivo de Hume ya que […] theism sacrifices the real life and nature of things and of men to a being who is mere product of thought and imagination13. De esta forma, hemos visto tres posturas positivistas que tienen una base en común: la Metafísica, sin embargo, es importante entenderla como el principio del desarrollo del pensamiento mismo y no tanto como una emanación “sobrenatural”, sino desde una perspectiva de tipo Aristotélica (parafraseada por Agazzi líneas arriba) acerca de las características más universales de la realidad, puesto que […] bajo este aspecto, la metafísica aparece como el despliegue de las condiciones generales de inteligibilidad de la realidad, y en éste sentido la metafísica sencillamente no puede ser evitada14 La ciencia, una vez que dé resultados (incluso, dentro de su mismo desarrollo) se apoyará en cuadros metafísicos que sostienen sus teorías científicas, al reformular una de estas teorías por sus resultados de investigación se da una regestalización de su

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Ibíd. “…el teísmo sacrifica la vida real y la naturaleza de las cosas y de los hombres a un ser que es un mero producto de la imaginación y el pensamiento”. 14

Agazzi. Pág. 37. Cabe también aclarar en éste punto no se sigue que la ciencia se subordine a los dogmas de la metafísica, simplemente que en el desarrollo histórico parte de ella para irse deslindado progresivamente.

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Metafísica. Así, el objeto mismo de la Metafísica […] debe ser el de usar criterios universales de inteligibilidad para explicar la realidad, y, haciendo así, extraer todas las inferencias necesarias”15. Negar a la metafísica dentro del ámbito científico equivale a negar los objetos no empíricos y en consecuencia todo conocimiento no científico por el mero hecho de no ser “empíricamente probado”, aunque podemos afirmar que sus argumentaciones no sean suficientes o sean ciertamente erradas. Es por esta razón que la cosmología científica, que busca llegar a una visión global del cosmos físico, está profundamente conectada con la Filosofía Metafísica. Basándonos en esta atmósfera Positivista de la segunda mitad del siglo XIX, el tema de ésta tesina será el eterno retorno de Nietzsche contrastado con las teorías de la física contemporáneas a nuestro pensador, que dan cabida a la eterna repetición de sucesos en el devenir del universo. Para esto, la presente tesina se dividirá en tres capítulos principales: El primero será un repaso de cuatro influyentes teorías filosóficas del tiempo: la de Platón, la de Aristóteles, la de los estoicos y la de San Agustín16, esto con la finalidad de entender el problema del tiempo mismo, así como su relación con el problema del eterno retorno; el segundo capítulo se enfocará en la teoría del eterno retorno de Nietzsche y su relación con el problema de la “Voluntad de poder” para entender las implicaciones éticas de la teoría. Finalmente, en el tercer capítulo se intentará un análisis de las principales teorías científicas contemporáneas a Nietzsche acerca del tiempo y su relación con la teoría del eterno retorno.

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Ibíd. Pág.44. Se podría objetar la ausencia de representantes de otras teorías filosóficas del tiempo como la de Emmanuel Kant o Bergson, sin embargo, la finalidad de esta tesina es la de una contrastación cosmológica de la vertiente del Eterno retorno; mientras que autores como Kant se ocupan más de una posición epistémica que aunque importante para la filosofía resulta inoportuna para nuestro problema. 16

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De esta manera, hablar del eterno retorno me llevará a hablar del tiempo infinito, un arjé contemporáneo, porque al igual que los antiguos filósofos de la naturaleza seguimos en la búsqueda de un por qué de las cosas, Epicuro dice al respecto: No es posible liberarse del temor ante las más definitivas preguntas sin conocer cuál es la naturaleza del universo, y recelando algunas de las creencias según los mitos, de tal forma que sin el estudio de la naturaleza no es posible obtener nuestros placeres [intelectuales] en estado puro.17 Así, la conjetura del eterno retorno, una hipótesis sobre la naturaleza y el tiempo, implica reflexionar acerca del universo y sobre nosotros mismos, porque somos la conciencia misma del universo.

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Epicuro. Máximas capitales. , XII. El texto en corchetes es mío.

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1. UNA MUY BREVE HISTORIA FILOSÓFICA DEL TIEMPO Hablar del “eterno retorno” implica hablar del problema del tiempo, problema del que la filosofía se ha ocupado prácticamente a partir de sus orígenes, desde una perspectiva ontológica; por eso es importante hacer un repaso de las teorías filosóficas acerca del tiempo (y en especial aquellas que se relacionan ya sea a favor o críticamente al problema del eterno retorno) antes de entrar de lleno en el tema central de esta tesis, con la finalidad de poner en perspectiva la comprensión de este ‘fenómeno’ como un proceso evolutivo que llega hasta la teoría de Nietzsche. Ya los Pitagóricos habían abordado el problema, Porfirio, en la Vida de Pitágoras señalaba:

[…] todos llegaron a conocer [a Pitágoras] que sostenía primero, que el alma es inmortal, segundo, que se transformaban en otra clase de seres vivos y también que los seres retornaban cada ciertos ciclos y que nada era absolutamente nuevo y, por fin, que todos los seres vivos debían considerarse emparentados…18

Posteriores interpretaciones de Aristóteles y Estobeo revisarán la problemática del tiempo como algo “no engendrado” y como algo eterno que circunda al mundo; nos ocuparemos de Aristóteles más adelante. Un problema de tipo dialéctico surgiría posteriormente entre Heráclito de Efeso y Parménides de Elea en su definición del Ser y su característica de tipo temporal. Para Heráclito vivimos en el tiempo que transcurre de manera irrepetible, famoso es el adagio que dice En los mismos ríos nos bañamos y no nos bañamos en los mismos; y parecidamente somos y no somos19; en otras palabras, vivimos en el “instante”, dentro

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Porfirio, Vida de Pitágoras 19 (DK 14, 8ª). El texto en corchetes es mío. Tomado de: Kirk. G. S; Raven y Schofield. Los filósofos presocráticos. Gredos. 1994. Pág. 344. 19

Heráclito, 61. generalmente parafraseado como: “No puedes bañarte dos veces en el mismo río, puesto que ni el río ni tu serán el mismo la siguiente ocasión”

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del eterno devenir de la sucesión de hechos, de cada momento de nuestra vida que es diferente siempre. Para el sabio de Efeso el mundo se encuentra unido, pero no por la fusión o por la armonía, sino por la tensión, la lucha entre dos ideas opuestas, ésta “tensión” se perfila como la verdadera dialéctica de la siguiente forma: Las cosas el mundo, el universo son muchas en el sentido de que cada cosa es lo que es y no otra, pero esta identidad de una cosa consigo misma es transitoria y relativa, porque todo está siempre en proceso de transformarse en su opuesto20 Ésta lucha de opuestos es lo único que se mantiene de forma permanente en el universo, un cambio que es constante en el eterno devenir y que determina las leyes del cambio perpetuo, ley que se fundamenta en la sucesión de los elementos, siendo el fuego el elemento “primario”21 de un ciclo que es “Fuego-aire-agua-tierra-agua-aire fuego” manteniendo así la existencia de mundo porque... En la periferia del círculo principio y fin son uno22. De esta forma se puede concluir que el tiempo para Heráclito, al carecer de este principio y de éste fin, es eterno. De raíces pitagóricas, Parmenides de Elea sostenía que el principio de todo, el origen, es el Ser, un ser que presenta la característica de la inmutabilidad que contradice la dialéctica de Heráclito ya que Parmenides no aceptará la noción de las ideas opuestas que con el eterno devenir pueden convertirse en otra cosa ya que: Según Parmenides, los opuestos se excluyen mutuamente. Si hay luz, no puede haber oscuridad; si hay bien, no puede haber mal; si existe el ser, no puede existir el no ser... Es claro ya que en Parmenides aparece, por primera vez en la historia occidental una concepción metafísica del ser que contradice la concepción dialéctica del devenir que había prevalecido hasta entonces sin discusión.23

20

Thomson, George. Los primeros filósofos. Plaza y Valdez y UNAM. Col. Problemas científicos y filosóficos. 2ª. Edición. México. 1988. Pág. 331. El texto en corchetes es mío. 21

Primario en un sentido simbólico que interpreta esta ley fundamental, la ley del cambio.

22

Heráclito. B. 6o.

23

Thomson. Pág. 352.

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Anulando de esta forma la dialéctica de Heráclito, Parmenides confirmará la característica de inmutabilidad que le brinda también una característica de estaticidad al ser; en otras palabras: el ser es estático, inmóvil; pero además es eterno, imperecedero, indivisible, sin principio ni fin. En palabras del mismo Parménides:

Un solo mito queda cual camino: el Ente es. y en este camino, hay muchos, múltiples indicios de que es el Ente ingénito y es imperecedero. de la raza de los “todo y solo”, imperturbable e infinito; ni fue ni será que de vez es ahora todo, uno y continuo.24

Podemos afirmar bajo esta definición que para Parménides no habría tal cosa como el transcurrir del tiempo, pues […] ¿Cómo podría lo que es ser en el futuro? ¿Cómo podría llegar al ser? Pues, si llegó a ser, no es, ni es, si alguna vez va a llegar a ser. Por tanto, queda extinto el nacimiento y la destrucción es inaudita.25 Por otra parte, Empédocles trató de conciliar ambas tesis al aceptar de Parménides la noción de inmutabilidad del ser y la inexistencia del no-ser, de Heráclito aceptó la idea del eterno devenir y el cambio continuo, para cerrar esta dialéctica hablaba de la sucesión de las estaciones correlativamente con la sucesión de los cuatro elementos: el fuego, el aire, el agua y la tierra que él denominó como raíces de todo, elementos que son análogos al calor, al frío, a la humedad y a la sequedad respectivamente, que se repetían en un ciclo continuo a través del tiempo, esta sucesión de los elementos (sucesión análoga a la vida-muerte / nacimiento separación) como raíces generadoras del todo permanecen inalterables. De esta forma permanece

24

Parménides, P.23.

25

Simplicio, in Phys. 78, 5; 145, 5. Tomado de Kirk, Raven y Schofield; Op. Cit. Pág.360.

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coherente con Parménides y con Heráclito al afirmar que las raíces son eternas y generan uniones y separaciones en el mundo.26 A continuación analizaré las teorías del tiempo en Platón, Aristóteles, los estoicos y San Agustín de Hipona, de manera escueta, con la finalidad de presentar las teorías filosóficas del tiempo más representativas y su relación con la idea del “Eterno retorno” para proceder en el segundo capítulo a estudiar la teoría de Nietzsche.

1.1. Platón: El tiempo como representación cíclica y numérica de la eternidad

Es prácticamente hasta Platón que nuestro problema del tiempo deviene importante en el análisis filosófico. Para Platón el problema del tiempo surge por la necesidad de explicar al mundo, es en el Timeo en donde éste nos dice que el Demiurgo […] se preocupó de hacer una especie de imitación móvil de la eternidad y, mientras organizaba el cielo, hizo, a semejanza de la eternidad inmóvil y una, esta imagen eterna que progresa según las leyes de los Números, esto que nosotros llamamos el Tiempo.27 Para entender cabalmente la teoría del tiempo de Platón es importante entender que este es una parte inherente del mundo (el cosmos), lo que se denomina también como la unidad.28 [El demiurgo…] Le dio, en efecto, el movimiento corporal que le convenía… por esta razón, imprimiendo sobre él una revolución uniforme en el mismo lugar, hizo que se moviera con rotación circular…

26

Para una mayor exposición de la dialéctica entre Heráclito y Parménides y la síntesis de Empédocles los remito al mismo texto de Thomson y a las fuentes mismas. 27

Platón, Timeo, 37, d - e.

28

De forma esférica; de a cuerdo con Giovanni Reale nos encontramos con la imperiosa necesidad de esta forma esférica porque […] es una forma que contiene en sí todas las formas, y que en la distancia de todas las partes del centro a los extremos es igual y, por tanto, es la más semejante a sí misma entre todas las formas y la más simétrica. Giovanni Reale. Por una nueva interpretación de Platón. Herder, Barcelona, 2003. pp. 652-653. y en Timeo 33, b.

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y, puesto que, para esta revolución, el mundo no tenía necesidad de pies, lo hizo nacer sin piernas y sin pies.29

Llama la atención como Platón recurre a una analogía de tipo antropomórfica para explicar su autosuficiencia, esto es probablemente por que la relación entre ciencia y mito aún era muy estrecha. A continuación, surge una cuestión importante, si el mundo es solamente un modelo de la eternidad, ¿por qué el tiempo?; o sea, ¿por qué existe la necesidad de tener el tiempo cuando hablamos de algo eterno? Esta pregunta parece no tener cabida si dentro de nuestra epísteme la eternidad solo podría ser percibida con nuestra intuición del tiempo, o sea, si a la eternidad la consideramos a través del transcurrir del tiempo como algo existente, algo ya dado; sin embargo, si consideramos estas definiciones desde una perspectiva lógica nos hallaremos con el siguiente problema para explicar la eternidad: Ahora bien, en realidad la expresión ‘existe’ no se aplica más que a la substancia eterna. Por el contrario, las palabras ‘existía’, ‘existirá’, son términos que hay que reservar a lo que nace y avanza en el Tiempo. Pues eso no son sino cambios.30

Cambios que sólo percibimos y que existen en nuestro mundo, que como ya vimos, sólo son una copia del modelo original que según las características observadas carece de tiempo, no hay un ‘existía’ y ni un ‘existirá’, la substancia eterna, el modelo original simplemente existe, siempre fuera del tiempo. Surge una pregunta más: ¿es entonces el mundo eterno para Platón? El mundo, como una idea en la mente del Demiurgo será eterno como una posibilidad, pero una posibilidad ideal – dentro de la imaginación del Demiurgo mismo – en la que percibimos lo que llamamos “el tiempo”, razón por la cual el mundo, como 29

Platón, Timeo. 34, a.

30

Platón, Timeo. 38. a.

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modelo, no puede ser entonces eterno ya que al mundo le competerían la temporalidad y la contingencia. […] una realidad de esta clase no connota ninguno de los accidentes que el devenir implica en términos que se muevan al nivel de lo sensible, sino que estos accidentes son variedades del tiempo, el cual imita la eternidad y se desarrolla en círculo siguiendo el Número.31 Pero lo eterno es permanecer en la unidad, de tal forma debemos preguntarnos si es que siendo el permanecer en la unidad una característica esencial de la eternidad, ¿cómo es posible imitarlo? En otras palabras, ¿cómo un modelo que debe representar a la eternidad puede permanecer en sí mismo? La respuesta es precisamente la mediación numérica, es decir, “el fluir de la unidad según una división numérica”32 que se manifiesta en el transcurrir del tiempo (días, años, estaciones del año, etc.) que fluye cíclicamente.

De este movimiento cíclico numéricamente determinado nacen el “era” y el “será” del tiempo. Y precisamente por esto el “era” y el “será” no se pueden aplicar correctamente a los entes eternos, para los que solo vale el “es”, porque “era” y “será” solo son la imagen móvil numerada del “es” de lo eterno, que permanece en el uno.33

El Demiurgo se propone crear el universo en base al modelo eterno, su fluir numérico será la marca de su “sempiternidad”, ésta cualidad no se le puede otorgar a la copia, así que al ordenar el cielo hizo que éste marchara según el número, el tiempo, como imitación de un punto en una imagen eterna. En palabras de Platón: Todo eso son, en efecto, divisiones del Tiempo: el pasado y el futuro son especies producidas del

31

Platón, Timeo. 38. a.

32

Giovanni, Reale. Op. Cit., Pág. 655.

33

Ibíd. Pág. 655.

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Tiempo y, cuando las aplicamos sin sentido a la substancia eterna, es porque ignoramos la naturaleza de todo ello.34 Ahora, el tiempo no solo sirve como modelo de la eternidad, también cumplirá la función concomitante de explicar los movimientos celestes, que seguirán en Platón esta uniformidad circular, o sea, la uniformidad del mundo, mundo que al ser uniforme (valga la redundancia), es organizado, precisamente por el tiempo, no hubo un tiempo anterior al estado puro del caos de la materia informe. Esto nos lleva a otra incógnita. ¿Ha tenido o no un principio el mundo desde la cosmovisión platónica? El filósofo griego no considera esta cuestión, para él, el mundo es algo generado (y eterno (. Antonio Gómez Robledo comenta:

Para Aristóteles, el mundo del Timeo, justo por ser engendrado (habría tenido un principio. Para Xenócrates, por el contrario, no puede desprenderse esta consecuencia del mero hecho de la generación, la cual bien pudo haber sido coeterna con el Demiurgo; ni tampoco, además, de la forma en que Timeo lleva a cabo su narración, al presentarnos al Demiurgo como reflexionando antes de lo que va a hacer después.35

Sin embargo, esto que dice Aristóteles es una crítica a su antiguo maestro, para él no hay principio ni fin. A Platón no le mortifica el problema, el mundo al ser obra del Demiurgo precisamente no da pie a una respuesta, filosóficamente no se puede saber si su generación ha existido en algún momento determinado o ha existido siempre, al igual que el Demiurgo. Y esto nos lleva a tratar de explicarnos la naturaleza misma del Demiurgo, básicamente su presencia, su “duración”, duración que Gómez Robledo llama 34

Platón, Timeo. 37 e.

35

Antonio Gómez Robledo. Platón. Los seis grandes temas de su filosofía. Fondo de Cultura Económica. México. 1982. pp. 281-282.

20

“eviternidad” (Del latín aevum = larga duración). La eviternidad es […] la duración propia de los espíritus propios pero creados…, en cuyas operaciones hay cierta variabilidad o sujeción, pero que no se mide, como la nuestra, por los ciclos regulares de la naturaleza.36 ¿Cómo es que se miden estas operaciones, si es que podemos medirlas? Obviamente no podemos recurrir a una respuesta naturalista a esta pregunta como la cita anterior de Gómez Robledo nos señala, nos queda solamente la respuesta lógica de Reale citada líneas arriba, que el Ser simplemente es, en presente. Ya que como él mismo señala: […] resulta, que lo propio del ente temporal, cualquiera que sea su dilatación en el tiempo, hacia delante o hacia atrás, es, en suma, el no-ser: lo único que puede reivindicar como su patrimonio exclusivo.37 No es la duración indefinida de lo eterno en cuanto tal, sino la siempre actual y plena posesión del ser, que se encuentra siempre en un proceso de hacerse (el transcurrir mismo del tiempo), hay historia que evoluciona, no hay un punto en el que todo esté hecho. Cornford plantea el problema de la definición de la naturaleza del Demiurgo desde otra perspectiva, en un contraste con las deidades más de tipo mitológica antropomórfica, al percatarse que en el Timeo no se identifica con su modelo.

[Plato…] speaks of the cosmos as an agalma of the everlasting gods because it is filled with the divinity of the intelligible gods, although it does not receive those gods themselves into itself any more than cult images ()38 receive the transcendent essences of the gods.39 36

Ibíd. Pág. 282.

37

Reale. Pág.286.

38

Literalmente significa “Estatua”, pero aquí hay que interpretarla como una personificación viviente.

39

Francis MacDonald Cornford. Plato’s cosmology. The Timaeus of Plato. The Bobbs-Merrill Company, Inc. Indianápolis.1975. Pág.101. “[Platón] habla del cosmos como una amalgama de los dioses sempiternos porque está lleno de la divinidad de los dioses inteligibles, no obstante, el cosmos no

21

De esta forma, los dioses en el cosmos, entes celestiales, son una emanación de los dioses inteligibles externos, se trata de los “dioses celestiales”, las estrellas, los planetas y la tierra, criaturas vivientes, eternas y divinas, todas esas criaturas están dotadas con vida temporal, vida que se mueve a través del tiempo, pero como ya vimos líneas arriba, no se trata de una vida de eterna duración de acuerdo con el modelo, que es eterno. Esto nos remite a la idea de un modelo estático (en contraposición al movimiento del tiempo) que viene desde Parménides, para salvar el movimiento del tiempo, Cornford nos dice que “Time is not a given frame, it is ‘produced’ by the celestial revolutions, which are themselves the work of the Demiurge.”40 El tiempo será en consecuencia considerado como un círculo, y lo que llena al espacio es materia; al tiempo, movimiento. Y sobre todo esto la vida, la palabra  significa lo mismo ‘tiempo’ y ‘vida’. La vida se mueve en el ciclo del tiempo.

[…] the Wheel of becoming-birth, growth, maturity, decay, death, and rebirth. These words at once suggest the origin of the circular image of time.41

En resumen, para Platón el tiempo es la representación cíclica y numérica de la eternidad de acuerdo con el modelo del Demiurgo; modelo que depende además del mundo ideal, que, de a cuerdo con la teoría de Parménides, es estático por su misma

recibe a los dioses mismos dentro de sí mismo más que como imágenes de culto () que reciben las esencias trascendentes de los dioses”. 40

Cornford. Op. Cit., Pág. 103. “El tiempo no es un marco dado, es ‘producido’ por las revoluciones celestiales, que son ellas mismas el trabajo del Demiurgo”. 41

Ibíd. pp.103-104. “[…] la rueda del devenir-nacer, crecer, madurez, decadencia, muerte, y renacimiento. Estas palabras sugieren de golpe el origen de la imagen circular del tiempo”.

22

cualidad de sempiternidad, la eternidad de esta forma determina al tiempo, cuyo transcurrir da lugar a la apariencia en nuestros sentidos del tiempo.

1.1.2. ¿El eterno retorno en Platón? Antes de pasar a la teoría del tiempo de Aristóteles realizaremos una última reflexión sobre la teoría platónica del tiempo: ¿cabe en la creación del Demiurgo la noción del eterno retorno? De todo lo analizado en el apartado anterior, podemos inferir que si el mundo como posibilidad ideal del Demiurgo es “eterno”, entonces su representación temporal y numérica es análoga a la noción de eternidad, ya que al no ser eterno nuestro mundo debe entonces de repetirse dentro de esa posibilidad ideal (al no ser eterno, como el modelo original); claro que esta repetición no sería exactamente idéntica, puesto que el mundo es contingente, problema ocasionado por las variaciones del tiempo mismo que transcurre de manera cíclica (se dan numéricamente). En la Política de Platón éste mismo nos dice: “…en este universo, que es el nuestro, ora la divinidad guía el conjunto de su revolución circular, ora lo abandona aquí mismo, una vez que las revoluciones han alcanzado en duración la medida que conviene a este universo; y empieza de nuevo a dar en sentido opuesto al de su propio movimiento…”.42

Este retorno presenta entonces un cambio de dirección, un cambio, obviamente, en reversa, de tal forma que los hombres rejuvenecerían, las flores marchitas se regenerarán y los árboles volverán a la semilla entre múltiples regresiones de todo lo que existe en el mundo hasta volver a un momento en el que ya no habría más que un estado primordial de paz, una especie de estado paradisíaco que permanece idealmente, como ya lo henos señalado, en la mente del Demiurgo. 42

Platón. Política, 269.c.

23

Mircea Eliade nos dice al respecto: No es extraño que Platón reprodujera semejantes visiones tradicionales en los diálogos de la época de su vejez, la misma evolución de su pensamiento filosófico lo obliga a descubrir de nuevo las categorías míticas.43 Aunque Platón no es muy claro en esta concepción de un eterno retorno podemos especular con cierta seguridad que para que el mundo funcione como representación del modelo original de la eternidad, la repetición del tiempo una vez que este haya terminado su dirección en reversa deberá volver a iniciar, no sabemos si de la misma forma por las contingencias cíclicas del tiempo mismo, pero ciertamente de manera ideal para el Demiurgo en un eterno retorno.

1.2. Aristóteles. El tiempo como concepción física y psicológica.

Del Timeo de Platón podemos deducir que el tiempo simplemente es; Aristóteles criticará esta concepción señalándonos desde un principio las dificultades que plantea el problema del tiempo:

[…] aunque el tiempo es divisible, algunas de sus partes ya han sido, otras están por venir, y ninguna ‘es’. El ahora no es una parte, pues una parte es la medida del todo, y el todo tiene que estar compuesto de partes, pero no parece que el tiempo esté compuesto de ahoras.44 Esta noción de los “ahoras” será análoga a la del punto con relación a la de la línea en las matemáticas; al igual que el punto, los ahoras no pueden tener límites al ser divisibles. Continuando de esta forma su crítica a la concepción del tiempo platónica

43

Mircea Eliade. El mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición. Alianza Emecé. 3ª. Edición. Madrid. 1980. 44

Aristóteles. Física. 218 a. 5. El énfasis es mío.

24

señala que el tiempo, si fuera esférico tendría un movimiento circular, pero este movimiento circular sólo sería eso, un movimiento, ya que sólo tomamos esa parte del movimiento del tiempo mismo. Bajo esta perspectiva, se sigue que el movimiento requiere de una medida, siendo esta medida el movimiento uniforme y perfecto circular (que deducirá el movimiento de los cuerpos celestes y de las esferas). Siguiendo la crítica a Platón:

Además, si hubiese muchos mundos, el movimiento de cualquiera de ellos sería igualmente el tiempo y habría entonces múltiple tiempos que serían simultáneos. Hay también algunos que piensan que el tiempo es la esfera del Todo, porque todas las cosas están en el tiempo y en la esfera del todo; pero esta es una visión demasiado ingenua para que consideremos las imposibles consecuencias que contiene45

Con todo esto podemos ver que la intención de Aristóteles trata de desvincular un problema de la naturaleza de las cuestiones mitológicas, ya que, como veremos a continuación, Aristóteles prescindirá del Demiurgo para dar cuenta de qué cosa es el tiempo. Es curioso, además, como Aristóteles aborda el problema sin dar primero una definición del tiempo mismo. Partiendo del análisis de Giovanni Reale nos encontraremos que el problema del tiempo y su misterio se remite a dos problemas esenciales: el movimiento y el alma; si se prescinde de uno o de otro de estos puntos de referencia, se nos escapa el problema del tiempo.46 Empecemos con el problema del movimiento, ¿es acaso el tiempo movimiento? El mismo Aristóteles nos señala con relación al problema: […] rápido es lo que se mueve mucho en poco tiempo, lento lo que se mueve poco en mucho tiempo.47 De esta

45

Aristóteles, Física. 218 b. 5.

46

Giovanni Reale. Introducción a Aristóteles, Herder. Barcelona, 1985. Pág. 76.

25

forma, si el tiempo implica movimiento, podemos considerarlo entonces una propiedad del mismo y no el tiempo mismo; el tiempo mismo será proporcional al movimiento, pero esto no implica que el tiempo mismo sea movimiento. Sin embargo, no podemos dejar de vincularlos de una manera u otra, cierto es que el tiempo no será el movimiento, pero es a través del movimiento (y de lo estático como veremos más adelante) que percibimos el transcurrir del tiempo.

[…] puesto que cuando no distinguimos ningún cambio, y el alma permanece en un único momento indiferenciado, no pensamos que haya transcurrido el tiempo, y puesto que cuando lo percibimos y distinguimos decimos que el tiempo ha transcurrido, es evidente entonces que no hay tiempo sin movimiento ni cambio. Luego es evidente que el tiempo no es un movimiento, pero no hay tiempo sin movimiento.48

Así, aunque el tiempo no sea el movimiento podemos considerarlo como una propiedad del mismo. En palabras de Reale: […] El movimiento, que es siempre movimiento a través del espacio continuo, es, por consiguiente, continuo, y por tanto deberá ser asimismo continuo el tiempo, porque la cantidad del tiempo transcurrido es siempre proporcional al movimiento.49 Como ya nos señaló Reale, el tiempo se vincula al movimiento y éste al espacio, el antes y el después (y dado el caso, los ahoras) son atributos de un espacio, de un lugar dependiendo de su posición relativa. Continuando con la analogía de la línea y el punto, si consideramos el antes y el después (los extremos) como diferentes de los ahoras (los puntos medios de nuestra hipotética línea temporal): […] y el alma dice que los ahoras

47

Aristóteles, Física. 218 b. 15.

48

Aristóteles, Física. 218 a. 30 – 219 b.

49

Reale. Op. Cit., Pág. 76. El énfasis es mío.

26

son dos, uno antes y otro después, es entonces cuando decimos que hay tiempo, ya que se piensa que el tiempo es lo determinado por el ahora; y aceptamos esto.50 Así, el tiempo requiere del alma para percibir al tiempo mismo, para contabilizar su transcurrir numéricamente, sin alguien que lo describa y enumere no existiría, así que tampoco puede haber tiempo sin alma. Dicho de otra forma, el tiempo se manifiesta físicamente en el movimiento, y psicológicamente en el alma51. De todo esto podemos desprender la siguiente afirmación: “El tiempo es el número del movimiento según el antes y después.”52 Así que, el tiempo y el cambio son inseparables, esto es lo que definiría al tiempo de acuerdo con Aristóteles, el número del movimiento, número que sintetiza tanto la experiencia física como la psicológica, el movimiento es observable empíricamente mientras que su resultado, el número, es perceptible por el entendimiento, por el alma; esto es algo que podemos entender como la definición del tiempo de Aristóteles, a riesgo de caer en una explicación circular, puesto que ¿el tiempo depende de la conciencia que lo perciba y viceversa? Sin embargo, surge ahora una cuestión, ¿cuál es la naturaleza del tiempo mismo? Esto es lo que trataremos a continuación de explicar: Luego el tiempo es un número. Pero “número” se puede entender en dos sentidos, ya que llamamos “número” no sólo lo numerado y lo numerable, sino también aquello mediante lo cual numeramos. Pues bien, el tiempo es lo numerado, no aquello mediante lo cual numeramos. Aquello mediante lo cual numeramos es distinto a lo numerado.53

50

Aristóteles, Física. 219 a. 25.

51

Adelantándose a Berkeley cuando dice: “Que ni nuestros pensamientos, ni las pasiones, ni las ideas formadas por la imaginación pueden existir sin la mente, es lo que todos admiten… Porque es incomprensible la afirmación de la existencia absoluta de los seres que no piensan, prescindiendo totalmente de que puedan ser percibidos. Su existir consiste en esto, en que se los perciba; y no se los concibe en modo alguno fuera de la mente o ser pensante que pueda tener percepción de los mismos.” (Berkeley, George. Principios del conocimiento humano, Introducción, III. Orbis, Barcelona 1985, p. 42.) 52

Aristóteles, Física. 219 b. El énfasis es mío.

53

Aristóteles, Física. 219 b. 5.

27

Si entendemos por numerado y lo numerable como lo pasado y lo porvenir respectivamente, entonces al numerar hablamos del presente (el ahora). En consecuencia el tiempo siempre “es”. Por esto decimos que el tiempo no se compone de instantes, que análogamente a la línea, los puntos no son sus partes, (porque así como un punto no tiene extensión, los instantes no tienen duración). En palabras de Aristóteles: Por consiguiente, el tiempo es número, pero no como si fuera el número de un mismo punto, que es comienzo y fin, sino más bien a la manera en que los extremos lo son de una línea, y no como las partes de la línea […] (pues el punto medio lo tomaríamos como dos, y entonces el tiempo se detendría), como porque es evidente que ni el ahora es una parte del tiempo ni la división es una parte del movimiento, como tampoco el punto es parte de una línea; pero dos líneas son partes de una línea.54

Se hace evidente entonces que el tiempo, según el antes y el después, es el número continuo del movimiento, ya que la naturaleza misma del número es ser continuo. Es esta naturaleza del número siempre la misma, aunque no lo sea de los objetos que enumere, por eso señala que aunque las cosas que se enumeren sean distintas el número será siempre el mismo. Así, todas las cosas están contenidas en el número, el antes, el ahora y el porvenir son el número y por lo tanto en el tiempo. O sea, que en contraste con la teoría de Platón que señalaba que el tiempo era una cosa de tantas más, el tiempo para Aristóteles es lo que requieren las demás cosas, es el marco infinito en el que se dan los acontecimientos; es el a priori del movimiento y del alma misma. Sin embargo, queda la cuestión de lo estático, ¿si lo que no está en movimiento se opone a lo estático esto implica que no está en el tiempo? Para responder esta cuestión Aristóteles nos dice:

54

Aristóteles, Física. 220 a. 15.

28

[…] si una cosa es “en el tiempo”, será medida por el tiempo. El tiempo medirá lo movido y lo que reposa, a uno es tanto que movido y a otro en tanto que reposa, ya que en este caso medirá la cantidad de movimiento y en otro la cantidad de reposo.55

De esta forma, aunque un objeto, una piedra, por ejemplo, permanezca estática no implica que el tiempo deje su transcurrir, la piedra privada del movimiento permanece una cantidad igual de tiempo transcurrido que una en movimiento, lanzada por un barranco, digamos. La naturaleza puede moverla en cierta forma (como un viento fuerte, algún fenómeno atmosférico o incluso la intervención de un tercero, consiente o no – un animal o un humano inclusive –), el tiempo no deja de hacer mella. Queda una última cuestión. Y es acerca de nuestra percepción del tiempo y su naturaleza inherente, de su marca en el alma que es la que representamos con el ahora. Como ya lo hemos expuesto, el ahora es el lazo entre el tiempo pasado y el porvenir, es en cierta forma el límite del tiempo porque es el fin de un tiempo, pero es el inicio de otro, presenta una dualidad porque en un sentido es el límite y la unidad de ambas partes, pero en otro es su divisor.

Pero, si no hay ningún tiempo que no sea “alguna vez”, todo tiempo será finito. ¿Se extinguirá entonces? ¿O no se extinguirá, si es el movimiento siempre? ¿Es siempre distinto o el mismo tiempo se repite? Es claro que así como es el movimiento, así también es el tiempo; porque si uno y el mismo movimiento se repite alguna vez, el tiempo será también uno y el mismo, y si no, no lo será.56

No obstante, ya hemos visto que el ahora es el divisor y el límite del tiempo, el principio y el fin, pero el ahora no es en sí mismo principio y fin, ya que de esta forma sería los dos opuestos a la vez, una contradicción o paradoja que terminaría con el 55

Aristóteles, Física. 221 b. 15.

56

Aristóteles, Física. 222 a. 30. El énfasis es mío.

29

tiempo mismo, sin embargo, éste siempre está comenzando. Aristóteles considera así que el tiempo es un continuo infinito, fluye perennemente y no puede detenerse en un instante (los ahoras), para él no hay repetición del tiempo, un eterno retorno; el tiempo es más bien causa de destrucción que de generación “…porque el cambio es en sí mismo un salir fuera de sí, y el tiempo solo indirectamente es causa de generación y de ser”57 Nada puede ser destruido sin la acción del tiempo (aunque este no sea la causa de dicha destrucción), muestra clara para Aristóteles del cambio. Pero como ya hemos expuesto, el tiempo y todos estos atributos requieren del alma para percibirlos, para contabilizarlos, sin alma que lo perciba no hay tiempo. En síntesis, para Aristóteles el tiempo se concibe en tres perspectivas: 1) Desde una perspectiva física y crítica en torno a la idea platónica, el tiempo es la medida del movimiento, es el total en el cual están contenidas las cosas y no la parte de un modelo mitológico, es la sucesión de las cosas del mundo, las engloba a todas, no en acto, sino en potencia. 2) Desde una perspectiva psicológica, no existiría el tiempo sin un alma o entendimiento que lo contabilizara, que midiera su naturaleza y su transcurrir y… 3) Es un continuo que genera y crea las cosas del mundo, como es continuo no permite entonces una eterna recurrencia de las cosas, lo continuo no puede repetir (al menos no de la misma forma) lo que ya ha creado con anterioridad.

1.3. La visión estoica. Nemesio, uno de los grandes doxógrafos se ocupó también del problema del tiempo, revisando diversas fuentes da cuenta de la perspectiva de la filosofía estoica:

57

Aristóteles, Física. 222 b. 20.

30

Once again the World returns anew to the same condition as before; and when the stars are moving again in the same way, each thing which occurred in the previous period will come to pass indiscernibly [from its previous occurrence]. For again there will be Socrates and Plato and each one of the mankind with the same friends and fellow citizens; they will suffer the same things and they will encounter the same things, and put their hand to the same things, and every city and village and piece of land return in the same way. The periodic return of everything occurs not once but many times; or rather, the same things return infinitely and without end.58

Podemos seguir del párrafo anterior que los estoicos aceptaban la noción de un tiempo que se repetía infinitamente, sin variaciones en una repetición idéntica, como se explicará más adelante, corroborando así la visión de Nemesio, de hecho, Simplicio ratifica esta idea de la siguiente forma:

In stating that the same I is born again in the recreation they [the Stoics] ask with good reason whether the I now and the I at another time are numerically one, because they are the same in substance, or whether I am fragmented by being assigned to a succession of cosmogonies.59

De esto se desprende que en efecto, la repetición es siempre la misma, de lo contrario surgirían diversas cosmogonías y no habría entonces una sola, seríamos entidades distintas, tanto en los seres individuales como las ciudades, los pueblos, etc. Sin embargo, podría ocurrir que si existieran algunas diferencias, Alexander 60 decía por

58

Nemesio 309, 5 -311,2 (SVF 2.625). Tomado de A. A. Long & D. N. Sedley. The Hellenistic Philosophers. Vol.1. Cambridge University Press, Cambridge, 1987. Pág. 309. “Una vez más el mundo regresa de nuevo a la misma condición anterior; y cuando las estrellas se muevan de nuevo de la misma forma, cada cosa que aconteció en el periodo anterior pasará indiscerniblemente [de su previa ocurrencia]. Y de nuevo vivirán Sócrates y Platón y cada uno de los seres humanos con sus mismos amigos y ciudadanos; sufrirán las mismas cosas y se encontrarán con las mismas cosas, y cada ciudad y pueblo y pedazo de tierra regresarán de igual forma. El retorno periódico del todo ocurre no solo una sino muchas veces; o en cierta medida, las mismas cosas regresan infinitamente y sin fin”. Los énfasis son míos. 59

Simplicio. On Aristotle’s Physics 886, 12-16 (SVF 2.627, part). De Long & Sedley, Pág. 309. “Establecer que el mismo yo nace de nuevo en la recreación que ellos [los Estoicos] cuestionan con buena razón, ya sea que el yo de ahora y el yo de otro tiempo son numéricamente uno, porque ellos son el mismo en substancia, o si yo estoy fragmentado hacia una sucesión de cosmogonías”. 60

Alexander, On Aristotle’s Physics 886, 12-16 (SVF 2.627, part)

31

ejemplo que si en alguna de las repeticiones un individuo poseyera un lunar que no existía en otra versión anterior esto no cambiaría la esencia del individuo, no lo convertiría en otro distinto. Pero la teoría del eterno retorno no solo es una explicación cosmológica para los estoicos, esta ligada íntimamente a su concepción ética de la vida (finalidad de la práctica estoica a fin de cuentas), se basa en el arjé de Heráclito: el fuego como fuerza vital y creadora de las cosas y la vida en el mundo. Pierre Hadot comenta al respecto:

De acuerdo consigo mismo, coherente consigo mismo, el cosmos, como razón, se desea necesariamente tal cual es, hasta el punto en que se repite en un ciclo siempre idéntico, en el que, al transformarse el fuego en los demás elementos, vuelve al final a sí mismo.61

Si hay una repetición es por una causa: la del fuego como razón, que determina de esta forma la sucesión del cosmos en este eterno retorno al cual no podemos escapar (y mucho menos controlar); es una teoría física que servía precisamente a los estoicos para resignarse a aceptar su lugar en el cosmos y actuar así en consecuencia.62

1.4. San Agustín de Hipona y el tiempo lineal. La fe sin juicio sólo degrada al espíritu divino. Parábola Stan Lee 1.4. Una dialéctica acerca del tiempo.

61

Hadot, Pierre. ¿Qué es la filosofía antigua? Fondo de Cultura Económica. 1ª. Reimpresión. México, 2000. Pág. 146. 62

Esta consecuencia nos remite a toda la teoría ética del estoicismo acerca de la aceptación del mundo tal cual es, en el que la libertad dentro de este eterno retorno sólo se alcanza a través del juicio de valor que emitamos sobre los sucesos conforme se nos presenten. Para una mayor aproximación a este tema los remito a la obra citada de Hadot y a los clásicos mismos.

32

Cuando hablamos de San Agustín es imperativo entender la concepción medieval del tiempo y será está visión una de tipo lineal con orientación hacia el futuro como una creación divina, vinculada principalmente a la visión aristotélica. Sin embargo, como punto de partida será la visión platónica la que será determinante para que San Agustín desarrolle su teoría del tiempo al transfigurar la noción del “Demiurgo” a la del “Creador”; de esta forma el Demiurgo ahora es el Creador, Dios; para San Agustín es además todo cuanto es cuando afirma que... la voluntad de Dios pertenece a su propia sustancia63. Pero, ¿cómo es que San Agustín concibe al tiempo? Obviamente como algo creado por la voluntad de Dios basándonos en la afirmación anterior, sin embargo, para nuestro pensador el tiempo es algo que solamente puede concebirse a través del razonamiento… ¿Quién podrá parar la mente y fijarla para que se detenga un momento y capte por un instante el resplandor de la eternidad siempre permanente, y la compare con el tiempo siempre cambiante y descubra que no hay comparación posible?64 Por lo tanto, la eternidad siempre es y estará en él presente. Podemos decir que la eternidad es una especie de ahora dilatado en la que el tiempo no es más que, análogamente a Platón, una representación de la eternidad ante Dios, según San Agustín. En otras palabras, la eternidad para San Agustín se entiende como la atemporalidad, noción tomada de los neoplatónicos (y en cierta medida con la de Parménides) y que coincide con la de Boecio: Pues bien: el ser que abarca y posee de una vez, simultáneamente, la plenitud de una vida interminable, del que no esté ausente un momento del futuro y no se le haya escapado ninguno del pasado, ése es el que con toda razón se dice eterno, y

63

San Agustín de Hipona. Confesiones. Libro XI Capítulo X. Ed. Porrúa. México, 1984. pp. 191-192.

64

Ibíd. Pág. 192.

33

por necesidad está siempre presente a sí mismo, poseyéndose, y tiene ante sí la infinitud del tiempo que fluye.65

Con este pronunciamiento podemos también responder al famoso y mal atribuido adagio del mismo San Agustín cuando se cuestiona “¿Qué hacía Dios antes de crear los cielos y la tierra?” Y generalmente se responde: “Preparaba el infierno para todos aquellos que escrutan estas cosas tan sublimes”; no, lo que responde San Agustín es: …antes que Dios hiciera el cielo y la tierra no hacía nada. Porque si hubiera hecho algo, ¿qué iba a hacer sino lo creado?66 Así, no había un tiempo anterior en el que Dios pudiera crear algo, de hecho, resulta que no hubo un tiempo anterior a Dios, ya que Dios es el creador mismo del tiempo, es obra suya, Dios existía así, para entenderlo en nuestros parámetros finitos, antes del tiempo, aunque cabe aclarar que San Agustín llega a mencionar: Tu hoy es la eternidad; por eso engendraste eterno como tú a aquel a quien dijiste: Hoy te he engendrado. Todos los tiempos los hiciste tú y antes de todos los tiempos eres tú; no hubo tiempo alguno en que no hubiera tiempo67 Parecería que existe una contradicción con esta afirmación cuando San Agustín afirma “…antes de todos los tiempos eres tú”. Sin embargo, me atrevo a afirmar que si para San Agustín Dios es el creador mismo del tiempo y que si está “antes” del tiempo es porque Dios existe no antes, sino sobre el tiempo mismo, o sea, San Agustín nos habla de una eternidad o un “Meta tiempo”.

65

Boecio, Consolación sobre la filosofía, libro V, prosa VI, 1c. Tomada de: Fernández, Los filósofos medievales, selección de textos. BAC. Madrid 1979, vol.1. pág. 545. 66

San Agustín, Confesiones. Pág. 192. Incluso, el científico Stephen Hawking afirma: Agustín no respondió: estaba preparando el infierno para aquellos que preguntaran tales cuestiones. En su lugar, dijo que el tiempo era una propiedad del universo que Dios había creado, y que el tiempo no existía con anterioridad al principio del universo (Hawking, Stephen. Historia del tiempo. Del Big bang a los agujeros negros. Planeta – Agostini. Barcelona. 1992. Pág. 26). 67

San Agustín. Confesiones. Libro XI. Cap. XIII . Pág. 193.

34

Si consideramos las ideas de Platón y principalmente la de Aristóteles desde esta perspectiva podemos corroborar esta noción de “Meta tiempo”, Heinzmann nos dice al respecto: La eternidad y la atemporalidad constituyen así, tanto ontológica como gnoseológicamente, el principio del tiempo. En consecuencia, Agustín se aproxima al problema del tiempo a partir de la eternidad, pues tan sólo desde lo inmutable se puede conocer lo mutable en cuanto tal.68

Hasta este momento, sin embargo, San Agustín no ha explicado que cosa es el tiempo y de hecho no se atreverá a explicarlo, más sí podemos inferir su naturaleza de todo esto: al ser éste creado por el eterno no se puede decir que existan tres tiempos pasado, presente y futuro, sino principal y únicamente el tiempo presente, en otras palabras, solo existe la eternidad, imperecedera, inamovible; en palabras del mismo San Agustín: Quizá sería más exacto decir que los tres tiempos son: el presente de las cosas pasadas, el presente de las cosas presentes y el presente de las cosas futuras. Estas son tres cosas que hay dentro del alma y fuera de ella no las veo. El presente de las cosas pasadas es la memoria. El presente de las cosas presentes es la visión. Y el presente de las cosas futuras es la espera69

Cabe destacar en este apartado la concepción psicológica del tiempo que le atribuye, misma que nos remite a la concepción aristotélica y que revisamos en el capítulo 1.2. Con todo esto podemos presuponer una “dialéctica” entre nuestros tres principales pensadores: De Platón acepta la idea de un creador del tiempo, aunque no la noción del tiempo como un modelo de la eternidad, para San Agustín el tiempo

68

Heinzmann. Filosofía de la Edad Media. Ed. Herder. Barcelona, 1995. Pág. 118.

69

San Agustín. Confesiones. Libro XI. Cap. XX. Pág. 197.

35

simplemente Es; de Aristóteles toma la noción de que el tiempo se percibe a través del alma, ya que... Fuera del alma no hay acceso a la solución del problema del tiempo, porque tan sólo el alma espiritual puede prestar duración al presente, abarcar la sujeción de acontecimientos y reunirlos en la conciencia en una unidad… En esta facultad del alma se pone de manifiesto su semejanza con la eternidad, con esa entidad inmutable en la que también el futuro y el pasado son presente puro.70 Como ya lo mencionamos con anterioridad, el tiempo es solo presente, análogo a una eternidad dilatada. 1.4.1. Crítica de San Agustín a la noción del eterno retorno.

Otros histriones discurrieron que el mundo concluiría cuando se agotara la cifra de sus posibilidades; ya que no puede haber repeticiones, el justo debe eliminar (cometer) los actos más infames, para que estos no manchen el porvenir y para acelerar el advenimiento del reino de Jesús. Los Teólogos Jorge Luis Borges

No podemos finalizar esta aproximación del tiempo de San Agustín sin mencionar la crítica que hace a aquellos que aceptan la idea de la circularidad del tiempo que nos lleva a nuestro problema original del Eterno Retorno: Otros están persuadidos que el mundo no es eterno, ya piensen que no es uno solo, sino que son innumerables; ya confiesen que es uno solo, pero que por ciertos intervalos de siglos nace y muere innumerables veces.71

70

Heinzmann. Op. Cit. Pág. 120.

71

San Agustín. La Ciudad de Dios. Ed. Porrua, S.A. México, 1994. Libro XII. Cap. XII. Pág. 274.

36

De esta forma inicia una interesante controversia en la que critica a aquellos que piensan que el mundo tuvo una antigüedad mucho más pretérita a la que atribuía la Sagrada Escritura plenamente aceptada por la Iglesia católica (esta le atribuía a la humanidad una antigüedad no mayor a los seis mil años); continúa San Agustín su diatriba: No imaginaron los filósofos del siglo que podían, o debían, resolver de otro modo esta controversia sino introduciendo un circuito y revolución de tiempos, con que dicen que unas mismas cosas se han ido renovando y repitiendo siempre en el mundo, y que con la revolución de unos mismos siglos que van y vienen; ya se hagan estos circuitos y revoluciones, permaneciendo en su mismo ser el mundo, o ya por ciertos intervalos, naciendo y muriendo el Universo, produzca siempre como nuevas unas mismas cosas, las pasadas y futuras.72

A San Agustín le preocupa conjuntamente la imagen del creador, de manera más específica, la de un creador “ocioso” que no hacía antes de la creación nada, es por esta razón que enfatizará su crítica a los antiguos filósofos que comulgaban con esta idea, por eso dice con respecto a ellos acerca del creador y el tiempo que…

[…] es necesario que unas mismas cosas vuelvan por su orden, y que las mismas pasen y corran para tornar siempre a volver, ya sea permaneciendo mudable el mundo, el cual, aunque siempre haya existido sin principio de tiempo, sin embargo, ha sido creado; ya sea repitiendo siempre y debiendo repetir con aquellos círculos y revoluciones su nacimiento y ocaso; porque si dijésemos que alguna vez comenzaron primeramente las obras de Dios, no se entendía que condenó de modo alguno aquella su primera inacción sin principio como ociosa y sin destino, y que por eso, como poco satisfecho de ella, la mudó.73

Salvar a Dios del ocio “vicioso” será una labor relativamente fácil para San Agustín, ya que la noción de la “circularidad del tiempo” resultaría una contradicción 72

San agustín. La Ciudad de Dios. Libro XII. Cap. XIV. Pág. 275.

73

San Agustín. La Ciudad de Dios. Libro XII. Cap. XVIII. Pág. 279.

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para la eternidad; puesto que aunque Dios haya ‘descansado’ el sexto día después de la creación no implica una inercia o pereza, el descanso, el estarse quieto implica un trabajo en sí (medir la eternidad, que permanece en reposo, si es que fuese posible, sería una actividad bajo un paradigma aristotélico); Dios no mudará su voluntad, esta permanece por su sempiternidad aún en la quietud, así, cuando Dios crea las cosas, son en el momento en que él mismo las realice, cuando sean necesarias y que después serán, en la eternidad, desechando así las infinitas repeticiones y ciclos. Hay un argumento más de San Agustín a favor de esta teoría en contra del eterno retorno, en esta habla de la voluntad divina y de la bienaventuranza de aquellos que creen en la doctrina de Cristo:

Mas porque esta doctrina [del eterno retorno] es falsa y manifiestamente contraria a la religión y a la verdad (pues, efectivamente, nos promete Dios aquella verdadera felicidad, de cuya seguridad estaremos siempre ciertos, sin que la interrumpa ninguna desdicha), sigamos el camino recto que para nosotros es Jesucristo, y auxiliados de este ínclito caudillo y salvador, enderecemos las sendas de nuestra fe y desviémonos de este vano y absurdo círculo de los impíos…74 Resulta claro aquí que Jesucristo, como camino “recto” entraría en una contradicción si existiese algo como el “Eterno Retorno”, al evitar de esta forma la prometida felicidad. Continúa San Agustín: …que el alma fue entregada al mundo para que conociese los males, y librada y purificada de ellos, cuando volviese al Padre, no padeciese ya semejantes mutaciones en su estado…75

Ciertamente habría que atenerse y aceptar cabalmente el dogma católico para asentir esta idea (su punto de partida, La Sagrada Escritura no sería a fin de cuentas más que una petición de principio), sin embargo, no se le puede acusar a San Agustín de

74

San Agustín. La Ciudad de Dios. Libro XII. Cap. XXI. Pág. 282. El texto en corchetes es mío.

75

Ibíd. Pág.282.

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falta de congruencia al desarrollar esta filosofía, no habría caso repetir la vida y la venida de Cristo si la finalidad es, como ya nos señaló San Agustín, la purificación del alma de los males ya conocidos; más adelante nos señala: “Porque si se liberta el alma para no volver más a las miserias, de manera que nunca antes se ha liberado a sí misma, ya se hace en ella algún efecto que jamás se hizo antes, y ésta es, en efecto, cosa muy grande, pues es la eterna felicidad que nunca ha de acabarse.”76 Y será precisamente esta eterna felicidad la que impide una repetición de las cosas, del tiempo. Quedaría pendiente ahora la cuestión acerca de la inmortalidad del alma y de su ascensión al plano de Dios para hacer realmente efectiva esta tesis, pero ese es otro tema en el que se involucra la fe y que resulta inoportuna en esta tesina. En el siguiente capítulo expondré la teoría de Nietzsche del eterno retorno, su finalidad dentro de una filosofía moral y una aproximación de tipo científica de acuerdo a la ciencia contemporánea de Nietzsche mismo.

76

San Agustín. La Ciudad de Dios. Libro XII. Cap. XXI. Pág. 283. El énfasis es mío.

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2.- EL ETERNO RETORNO Y LA VOLUNTAD DE PODER EN NIETZSCHE. A través de aquel relato de ultratumba, imaginaba el terrible drama que se desarrolla perpetuamente en el universo, y su corazón estaba lleno de piedad. Sangrado por los innumerables males que todos aquellos que habían vivido antes que él habían sufrido, doblado bajo el peso de aquellos vanos esfuerzos acumulados en el infinito del tiempo, el zartog Sofr-Aï-Sr adquiría, lentamente, dolorosamente, la íntima convicción del eterno recomenzar de todas las cosas. El Eterno Adán. Julio Verne. 2.1. Aproximación a la noción del Eterno Retorno y la voluntad de poder. Cabría empezar con una pregunta: ¿Realmente Nietzsche pensaba que todas las cosas vuelven y que existe una eterna repetición de todos los acontecimientos vividos y de una secuencia de éstos? Por ejemplo, el momento en que estoy escribiendo éstas líneas en mi computadora podría ya haber ocurrido una infinidad de veces, y cada línea, cada palabra que escriba, cada error que cometa y corrija sobre la marcha está predeterminado por éste eterno retorno de lo mismo. Bajo ésta duda, y ante la posibilidad de que esto ocurriera entonces cabría preguntarme también: ¿Soy libre de mis actos? ¿Son libres mis razonamientos, mis emociones, mis pensamientos? Como no es mi intención afrontar esta problemática desde una perspectiva epistemológica abordaré ésta idea del eterno retorno de lo mismo desde una perspectiva mas bien cosmológica, que pueda contrastarse a través de fenómenos empíricos (trataré de explicar esto en el siguiente capítulo en el que plantearé las teorías cosmológicas de la física del siglo XIX) sin una pretensión de absolutidad y que, además, pueda brindar una respuesta mínima a las cuestiones del párrafo anterior. En otras palabras, lo que nos

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cuestionamos es la posibilidad de la existencia de un espacio 77 y un tiempo infinitos que en un eterno retorno nulificaría nuestra libertad, ya que al combinar en un tiempo infinito, una serie infinita de hechos, es solo cuestión de tiempo (aunque muy prolongado) para que se agote también el número de combinaciones posibles de los hechos vividos para que estos se vuelvan a repetir78. Nietzsche ilustra esto en su Así habló Zarathustra en la parte tres del capítulo De la visión y del enigma, narrando una breve metáfora en la que Zarathustra asciende por una montaña cargando en su espalda a un enano quien es el símbolo de la pesadez, este espíritu de la pesadez no es más que la carga que el superhombre sufre en su camino hacia su capacidad creadora, ya que [...] el espíritu de la pesadez, que aquí es concebido como el conocimiento de la infinitud del tiempo, impide que la existencia salga automáticamente al espacio abierto de la amplitud cósmica...79 Entendiendo este “salir” como la voluntad de poder del individuo consciente de este conocimiento, más adelante abordaré esta cuestión. Así, este espíritu de la pesadez anularía todo proyecto de la voluntad humana ante el miedo que representa esta infinita repetición de todo lo ocurrido, privándonos de nuestra libertad, haciendo descender al superhombre de su camino a la liberación. Pero regresemos a la metáfora de Nietzsche: en cierto momento Zarathustra se detiene y el

77

Aunque la noción del espacio infinito no es necesaria en realidad para esta teoría, ya que el espacio bien podría ser limitado, esférico, por ejemplo, acorde la propuesta platónica. 78

Más otros requerimientos físicos, como quizá el que las leyes de la naturaleza no cambien con el tiempo y que el universo sea estático, por ejemplo, que no se expanda indefinidamente. Y el determinismo que las mismas causas se puedan reproducir exactamente una y otra vez, así como, el que la cardinalidad del conjunto de instantes temporales sea igual a la del conjunto de factores causales, pues, la cardinalidad de instantes temporales podría ser aleph cero, (la cardinalidad de los números naturales, es decir, el tiempo tendría agujeros y no sería continuo) y la de agentes causales aleph uno (la cardinalidad de los números reales.) De modo que a cada instante podrían corresponder innumerables y diferentes configuraciones causales, de modo que después de un retorno temporal podrían producirse efectos diferentes. Armando Cíntora, asesor de la presente tesina. 79

Fink, Eugen. La filosofía de Nietzsche. Alianza Universidad. España. 1989. 7ª. Edición. Pág. 102.

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enano desciende de los hombros de él. Zarathustra le muestra un portón en cuyo dintel se puede leer la palabra “Instante”; Zarathustra le señala al Espíritu de la pesadez: Mira ese portón – le dije–, tiene dos caras: dos caminos concurren aquí, que nadie ha recorrido aún hasta su extremo. Esa larga calle hacia atrás se prolonga una eternidad; y esa larga calle hacia delante, otra eternidad. Los dos senderos se contraponen: sus cabezas chocan y convergen en este portón...80

De esta forma Nietzsche plantea la idea de un tiempo infinitamente extensible hacia el pasado, hacia el futuro y compuesto de momentos presentes (los instantes del dosel, los “Ahoras” de los que Aristóteles negaba su existencia), es de uno de estos ahoras desde donde podemos visualizar los otros dos horizontes, sin embargo, líneas más adelante, Nietzsche continúa: [...] Todo cuanto se extiende en línea recta miente – murmuró con desprecio el enano –. Toda verdad es curva, y el tiempo es un círculo... ¿Acaso no tendrá que haber recorrido alguna vez ésta calle todo cuanto puede correr? ¿Acaso no tendría que haber ocurrido ya alguna vez cada una de las cosas que pueden ocurrir?81

Con esto, podemos interpretar entonces que el futuro, no es sino una mera insistencia, iteración, de lo que ya pasó, el futuro se vuelve así una promesa que no añade nada nuevo a lo que ya fue, el futuro lejano deviene pasado. Se plantea finalmente la idea del Eterno Retorno, así como de una idea “angustiosa”, que le daría fuerza al enano (al espíritu de la pesadez). Ésta misma idea “angustiosa” se convierte en uno de los temas paradigmáticos de Nietzsche, reside en sus consecuencias psicológicas, se nos presenta un peso al quererla aceptar… o una sublimación, como podemos ver a continuación en La Gaya ciencia:

80

Nietzsche. Así habló Zarathustra. Euroliber. S.A. 1ª. Edición España. 1994. Tercera parte. Pág. 149.

81

Ibíd. Pág. 149.

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PESO FORMIDABLE .–¿Qué ocurriría si día y noche te persiguiese un demonio en la más solitaria de las soledades, diciéndote: “Esta vida, tal como al presente la vives, tal como la has vivido, tendrás que vivirla otra vez y otras innumerables veces, y en ella nada habrá de nuevo; al contrario, cada dolor y cada alegría, cada pensamiento y cada suspiro, lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño de tu vida se reproducirán para ti, por el mismo orden y en la misma sucesión; también aquella araña y aquel rayo de luna, también este instante, también yo. El eterno reloj de arena de la existencia será vuelto de nuevo y con el tú, polvo del polvo” ¿No te arrojarías al suelo rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que así te hablaba? ¿O habrías vivido el prodigioso instante en que podrías contestarle: “¡Eres un dios! ¡Jamás oí lenguaje más divino?” Si este pensamiento arraigare en ti, tal como eres, tal vez te transformaría, pero acaso te aniquilara: la pregunta, “¿quieres que esto se repita una e innumerables veces?” ¡Pesaría con formidable peso sobre tus actos, en todo y por todo! ¡Cuánto necesitarías amar entonces la vida y amarte a ti mismo para no desear otra cosa que esta suprema y eterna confirmación!82 Se nos plantea entonces un dilema: dejarnos llevar por el vértigo y la angustia que impone este “pensamiento de pensamientos” como el mismo Nietzsche le llama a esta idea del eterno retorno83 o encararla y recibirla con desasosiego; de ser así, podemos acercarnos a la noción de “Voluntad de poder”; según Ramón Xirau, podemos definir la voluntad de poder Nietzscheana como una voluntad de dominio, o sea, una moral de los fuertes que se encuentra más allá de los hombres, es el camino hacia el superhombre, es nuestra facultad dionisiaca de ser creadores, cosa que sólo sería posible si somos libres. Así, la voluntad de poder (que como ya se mencionó líneas arriba, podremos interpretarla como un sinónimo de “libertad” en donde se afirma no solamente a la vida, sino al mejoramiento de la misma) se encuentra proyectada delante de nosotros en el

82

Nietzsche, Federico. La Gaya Ciencia. Editores Mexicanos Unidos, S.A. México, 2002. CCCXLI. pp. 255-256. 83

Nietzsches werke, Leipzing, Alfred Kroner Verlag, 1919 Vol. XII.

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futuro, ante la visión que nos muestra una perspectiva de todo lo existente, no se encuentra en el pasado84, corre con el tiempo (en los instantes) hacia el futuro. Sin embargo, esta voluntad de poder está en cierta forma condenada en su encierro dentro del eterno retorno, ya que todos los proyectos del hombre tienden a hundirse ante la imposibilidad de ascender infinitamente, el tiempo cíclico lo impide. El espíritu de la pesadez representa, pues, nuestro conocimiento de esta repetición del tiempo que coarta la libertad (y la voluntad de poder) de nuestra existencia. Parecería ser que la idea de la voluntad de poder, bajo la subordinación del eterno retorno es una idea imposible, una contradicción en la que su más mínima posibilidad basta para provocarnos esa idea angustiosa; sin embargo, Nietzsche tiene una solución que a continuación trataré de exponer a través de una metáfora.

2.2. El hotel de Hilbert y la voluntad de poder.

Analicemos una fábula debida a David Hilbert, él nos pedía que imagináramos un hotel con una cantidad infinita de habitaciones; un viajero llega y observa un letrero que versa: “Lleno”, sin embargo, el viajero no se inmuta y pide tranquilamente una habitación. El recepcionista ordena que el huésped de la habitación uno se recorra a la habitación número dos y el de la dos a la tres y así sucesivamente, de tal forma que el nuevo huésped encuentra una habitación nueva y el hotel queda lleno de nuevo. Posteriormente podría llegar otro grupo infinito de huéspedes que pedirían una habitación cada uno. El recepcionista realizaría una operación similar a la anterior solo que con un pequeño cambio: mandaría de nuevo al huésped de la habitación uno a la

84

Claro que, el pasado también es parte de la totalidad de lo existente, pero la Voluntad de poder se haya solamente en el futuro, el pasado sirve como trampolín en esta visión para hacer nuestro el futuro y llegar así al superhombre.

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dos, el de la dos a la cuatro, éste al de la seis y así sucesivamente, de tal modo que se vaciarían las habitaciones nones que se llenarían con los huéspedes nuevos. Explicar como ocurre esto no nos interesa aquí, sin embargo, la analogía sirve para tratar de explicar el infinito, el eterno retorno de lo mismo y la noción de la libertad, algo así como las infinitas habitaciones del hotel ocurre con la voluntad del poder dentro del eterno retorno.

La clave de la liberación está ahora en darse cuenta de que por si por un lado este retorno supone que el futuro ya ha pasado, por otro la inversa es igualmente cierta: el pasado ya no es el pretérito fondo a donde se fue la vida para no volver, sino aquello en el tiempo que siempre nos trae de nuevo, algo nuevo85, volviéndolo a poner a nuestra disposición86 De esta forma, el pasado dependerá también de nuestro “querer” en el futuro (de cuantas habitaciones vacías queramos) debido a las repeticiones cíclicas, querer que en Nietzsche se explica también como “valor”: El valor mata incluso al vértigo, en el borde del abismo. ¡Y en qué lugar no estaría el hombre al borde de un abismo! ¿Acaso el mismo mirar no es un – mirar abismos?87 En otras palabras, asumir el valor equivale a tomar las riendas de nuestra vida, de nuestra voluntad de poder Así, el valor, la voluntad de poder, supera la idea del eterno retorno, transforma al hombre en el superhombre, ya que yo lo quiero88 de esa forma; por eso, no hay una contradicción entre estas ideas, básicamente al pensar que lo que ocurrió ayer, por 85

Claro que en realidad no será “nuevo” puesto que ya ocurrió con anterioridad, presumo que Hernández se refiere a la percepción de “algo nuevo” para la mente en un momento determinado, que al repetirse exactamente igual, esa percepción será la misma, o sea, se percibirá como algo “nuevo”; ya en la visión estoica se abordaba éste problema en la que el ciclo, al ser siempre idéntico no cambia nuestra percepción del mismo, ver capítulo 1.3 de ésta misma tesis. 86

Hernández – Pacheco; Javier, Fredric Nietzche. Estudio sobre su vida y trascendencia. Biblioteca de filosofía #28. Ed. Herder. Barcelona, 1990. Pág. 218. 87

Nietzsche. Zarathustra. Pág. 149.

88

Recordemos el episodio de las tres transformaciones al principio del Zarathustra, cuando el León, el Yo quiero, se opone al Dragón que es el Tu debes.

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ejemplo, pedir una habitación en el hotel de Hilbert, cuando vuelva a acontecer, cuando vuelva a solicitarla, siendo el mismo momento en la repetición, entonces habrá ocurrido ayer, tal como ocurrirá en el futuro de nuevo, en la repetición una vez más, puesto que la idea del eterno retorno ha hecho igual al futuro que al pasado, y así, siempre tendré una habitación a mi disposición. Todo está hecho entonces bajo esta perspectiva, pero también todo está por hacerse, siempre encontraremos habitaciones vacías en el hotel de Hilbert, por que siempre repetiremos nuestra voluntad de poder. El devenir representaría así la pérdida del instante, pero el “eterno retorno” afirma, por el contrario, que todas las cosas consisten no en pasar, sino en volver. Es así, que en esta “Docta ignorancia” podemos encarar de nuevo la cuestión de si debemos dejarnos llevar por la idea angustiosa o si encaramos con un mejor talante esta eterna sucesión de eventos incorporando la siguiente idea: You say that nutrition, location, air and society change and determine you? Well, your opinions do it even more. –If you incorporate the thought of thoughts, it will change you.89

2.3. ¿Cómo vivir en consecuencia ante la idea del Eterno Retorno? ¿Qué tipo de vida merece ser vivida bajo este contexto del eterno retorno y de la voluntad de poder? ¿Qué implicaciones éticas se derivan de esto entonces? Ciertamente a Nietzsche no le importa dar “recetas para la vida” puesto que la Voluntad de Poder resultaría en un oxímoron ante esta cuestión, Nietzsche mismo nos advierte:

89

Nietzsches Werke. XII, 117. Citado por Ivan Soll en Reflections of Recurrence: A Re-Examination of Nietzsche’s doctrine, Die ewige wiederkehr des gleichen en Nietzsche A Collection of Critical Essays de Robert c. Solomon. Anchor Books/Doubleday, New York. Pág. 324. “¿Dices que la nutrición, la locación, el aire y la sociedad te cambian y te determinan? Bien, tus opiniones hacen aún más. Si incorporas el pensamiento de pensamientos, te cambiará”. Sobreentendiendo que el ‘Pensamiento de pensamientos’ (‘Thought of thoughts’) es el Eterno Retorno como vimos en La Gaya Ciencia pp. 255256.

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¡Cuidémonos de enseñar esta doctrina como una religión repentina! Ella debe permear lentamente, generaciones enteras han de trabajar en ella y en ella hacerse fértiles90 Es la libertad misma entonces el paradigma a seguir, la vida se debe vivir como si realmente quisiéramos volver a vivirla, es su aspecto más existencialista de su filosofía, allanándole el terreno a un Sartre; sin embargo, esta libertad será relativa a cualquier individuo, él solo nos pide tener conciencia de nuestra libertad ante la idea de ideas: […] Mi doctrina reza: la tarea es vivir de tal manera que tenga que desear vivir de nuevo - ¡en cualquier caso lo harás! A quien el empeño le aporte el sentimiento máximo, ¡que se empeñe!; a quien el reposo le aporte el sentimiento máximo, ¡que repose!; a quien la subordinación, el secundar, la obediencia le aporten el sentimiento máximo, ¡que obedezca! ¡Sólo que se vuelva consciente de Lo que le aporta el sentimiento máximo y no retroceda ante ningún medio! ¡La eternidad está en juego!91

Asumir conciencia, sin embargo, solo es posible en la libertad, en la Voluntad de Poder que extiende su definición también como la suma de las apetencias (en un sentido epicúreo, los llamados placeres catastemáticos, los que nos satisfacen alguna necesidad fisiológica llevándonos posteriormente al estado de la Ataraxia) que nos gobiernan y que se subsumen a la Voluntad de Poder misma, nuestros valores morales responden a cada una de estas apetencias que finalmente deberán subordinarse a la vida misma, y cabe cuestionarnos entonces, ¿qué es la vida para Nietzsche? Su respuesta es muy simple: vida es voluntad de poder92. Por lo tanto, es la Voluntad de Poder la que deberá dirigir la vida, exigiendo y normando las apetencias mismas a favor de la vida misma.

La vida, sin embargo, solo se justificará como un fenómeno estético como el mismo Nietzsche propone en sus primeros escritos (en El origen de la tragedia, de manera más 90

Nietzsche. La Voluntad de Poder. 11 [158] Tomada de: http://www.nietzscheana.com.ar/voluntad_retorno.htm

91

Nietzsche. Op. Cit. 11 [163].

92

Nietzsche. Op. Cit. 2 [190].

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específica), como una fuerza creadora en la libertad, el arte será realmente el único mundo posible en donde la libertad pueda erigirse ya que el acto de creación es libre de los escrúpulos morales, la vida libre, del arte creador, combate así a la moral, ésta no es esencial sino accesoria a la existencia (así, Nietzsche será amoral y no inmoral) y desde aquí se compromete con esta idea a ir más allá del bien y del mal, así, la vida tendrá un sentido y una meta, hacer de esta una obra de arte

Ciertamente Nietzsche desdeñará a las normas que no estén a favor de la vida misma (y de esta postura creadora), que no surjan de la Voluntad de Poder, puesto que estas no pueden surgir de la libertad y en consecuencia contradecirán la postura vitalista que nos propone, baste recordar la siguiente cita del Zarathustra: […] nunca prestéis fe a quienes os hablen de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno, conscientes o inconscientes. Son menospreciadores de la tierra, moribundos y emponzoñados, y la tierra les resulta fatigosa. ¡Por eso desean abandonarla!93

Podemos concluir en este apartado que para Nietzsche la vida valdrá la pena vivirse siempre y cuando adquiramos conciencia de nuestra Voluntad de Poder dentro de este eterno retorno (siempre nuevo para nosotros, como ya se vio en la sección 2.2 de esta tesina), creando nuestras propias normas morales basadas en la regulación de nuestras apetencias, el Yo quiero deberá imponerse al Así es; y de esta forma, de acuerdo con Nietzsche, es como deberíamos vivir.

93

Nietzsche. Zarathustra. Pág. 38. Esta cita debe leerse en un doble sentido, ya que por “sentido de la tierra” se refiere también al Súper Hombre mismo, aquí se enfatiza este sentido vitalista en donde la falsa moral se ha olvidado del ser humano negándole la vida misma, el sentido de la tierra en su otra acepción.

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2.4. Argumento de suficiencia: una aproximación cuasi-científica al Eterno retorno.

La mínima posibilidad de la existencia del eterno retorno bastará para que muchos conciban esa sensación de angustia, pero si somos de aquellos que incorporamos el “pensamiento de pensamientos” en nuestro proceder, se exigirá de esta forma una prueba de su existencia, en este caso, un argumento de suficiencia, el mismo Nietzsche nos dará una aproximación cuasi-científica de esta: The total amount of energy (All-Kraft) is limited, not “infinite” […] Consequently, the number of states (Lagen), combinations, changes, and transformations (Entwicklugen) of this energy is tremendously great and practically immeasurable, but in any case finite and not infinite. But the time through which this total energy works is infinite. That means the energy is forever the same and forever active. An infinity has already passed away before this present moment. That means that all possible transformations must have taken place. Consequently, the present transformation, and thus also that which give raise to it, and which arises from it, an so backward and forward again!94 Sin embargo, aunque Nietzsche no se adentra en una explicación física – pero ya que él mismo menciona conceptos como “Energía”, “Estados”, “Cambios” y “Transformaciones” – trataré de dar una explicación desde una perspectiva de la ciencia contemporánea de Nietzsche en el siguiente capítulo, por ahora concentrémonos en el argumento de “suficiencia”. Basándonos en la cita anterior, consideremos que: 1) El tiempo es infinito, sin principio ni fin. 2) La materia (El material básico de lo que está hecho el universo) es finita. 94

Nietzsches Nachgelassene Werke. Leipzig, 1901, XII, 51. Tomado de Arthur Danto The Eternal Recurrence en Nietzsche A Collection of Critical Essays de Robert c. Solomon. Anchor Books/Doubleday, New York. Pág. 317. Los énfasis son míos. “La cantidad total de energía (All-Kraft) es limitada, no “infinita” […] Consecuentemente, el número de estados (Lagen), combinaciones, cambios, y transformaciones (Entwicklungen) de esta energía es tremendamente enorme y prácticamente inmensurable, pero en cualquier caso, finita y no infinita. Pero el tiempo a través del cual la energía trabaja es infinito. Esto significa que la energía es siempre la misma y por siempre activa. Una infinitud ha pasado antes de este momento presente. Eso significa que todas las posibles transformaciones deben de haber tenido ocasión. Consecuentemente, la presente transformación es en sí una repetición, ¡y por eso también la que le dio origen y la que surgirá de ésta, y hacia atrás y hacia delante también se repetirán!”.

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Ambas son premisas metafísicas. Si aceptamos la existencia de un tiempo infinito sin principio, ni fin,95 y si como dice la cita anterior, la energía constituyente del mundo es “finita”, las combinaciones de esta energía finita tampoco serán infinitas (aunque el tiempo sí lo sea). Nietzsche nos corrobora esto mismo:

Therefore the number of status, changes, combinations and developments of this force is to be sure enormously large and practically “immeasurable”, but in any case limited and not infinite.96 De esta forma nos percatamos que todas estas combinaciones pueden repetirse constantemente, pueden ocurrir más de una vez. Ivan Soll comenta al respecto: What, on this account, are finite in number and thus doomed to be repeated over an infinite amount of time are the possible combinations of the totally of forces constituting the entire universe, the possible states of the entire world at a given moment, which Nietzsche sometimes calls “total states” [Gesammtlagen].97 Esta serie de repeticiones del movimiento de energía en el tiempo, de situaciones y ocasiones es también lo que Nietzsche llama “El gran juego de dados de la vida”, que supone que el azar repetirá la misma tirada en algún momento determinado98, análogamente, podemos inferir que existe una pequeñísima probabilidad de que tras un enorme lapso de tiempo se repita el mismo estado del cosmos. Ivan Soll continúa comentándonos al respecto:

95

Cabría mencionar también la posibilidad de la existencia de un infinito con un principio pero sin un fin, como una recta que inicia pero que no termina nunca. 96

Werke. XII. 90. Citado por Soll. Op. Cit. Pág. 327. “Es por esto que el número de estados, de cambios, combinaciones y desarrollos de esta fuerza es seguramente enorme y prácticamente “inmensurable”, pero en cualquier caso limitado y no infinito”. 97

Soll, Ivan. Reflections on recurrence: A re-examination of Nietzsche’s doctrine, die ewige wiederkehr des gleichen. Recopilado en: Solomon, Robert C. Nietzsche A collection of critical essays. Anchor books. Anchor Press/Doubleday. New York. 1973. Pág.237. “Que, en este recuento, son finitas en número y de esta manera destinadas a repetirse por una cantidad infinita de tiempo son las posibles combinaciones de la totalidad de fuerzas constitutivas del universo entero, los posibles estados del mundo entero en un momento dado, que Nietzsche algunas veces llama “Estados totales” [Gesammtlagen]”. 98

Hay que puntualizar que las notas en que Nietzsche habla de este “Azar determinado” pertenecen a la “Voluntad del Poder” (VP 1066), notas que nunca llegó a terminar.

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Nietzsche believes each total state of the World at a particular moment determines the next one and thus indirectly the entire series or cycle. Given this strict determinism, the recurrence of a total state or Gesammtlage defines a full cycle because the same total state must determine the same series to recur, and “a circular movement of absolutely identical series is demonstrated” (WP, 1066)99. Ahora, si la serie de combinaciones son realmente azarosas tendríamos entonces una gama gigantesca (que no infinita) de combinaciones de hechos y sucesos que podrían recombinarse en todas las variantes posibles de esta sucesión. Así, tenemos que aclarar que significa “Todas las combinaciones posibles”, para comprenderlo tomemos por ejemplo el efecto de un gas cuyas moléculas en incesante movimiento que colisionan entre sí y contra las paredes del receptáculo que satisfagan las leyes de Newton.

Existe entonces una muy pequeña probabilidad de que este gas repita cualquier estado posible.100

99

Soll. Pág. 329. “Nietzsche cree que cada estado total del mundo en un momento particular determina el próximo y de esta manera indirectamente la serie completa o el ciclo. Dado este estricto determinismo, la recurrencia de un estado total o Gesammtlage define un ciclo completo porque el mismo estado total debe determinar las mismas series que recurren, y “un movimiento circular de una serie absoluta de estados idénticos es demostrado” (VP,1066). 100

Un estado sería especificado por las posiciones y velocidades de cada una de las moléculas de gas como lo demuestra la mecánica estadística o la teoría cinética de los gases.

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Ivan Soll nos ofrece la siguiente alternativa: If determinism is not postulated the argument shows –if it does show anything– that all possible momentary states and series of states are repeated, but it does not show that the same series of states is repeated each time. Appealing only to the finitude of possible combinations, the infinity of time and random recombination, one gets not only the repetitions of one’s life as one now lives it with nothing new in it, but also the eternal recurrence of all possible variants of world history. Thus, “a circular movement of absolutely identical series” would not be demonstrated.101 El argumento requiere entonces del determinismo, aunado a, por lo menos a estos tres otros supuestos (la finitud de las posibles combinaciones, la infinitud del tiempo y la recombinación azarosa)102. Solo aquellas combinaciones que ocurren en la historia del mundo son las que re-ocurren infinitamente. En palabras de Soll: When he [Nietzsche] talks of “all possible combinations” he seems to be really referring only to all actual combinations.103 Esto es claro y sigue una lógica (a pesar de que Nietzsche sostiene que la lógica surge precisamente de las cosas ilógicas, del caos, ya que la lógica misma es la confrontación de dos ideas o conceptos opuestos, dialécticamente hablando), puesto que solo se pueden repetir las cosas que realmente hayan ocurrido y no la totalidad de las posibilidades, aquellas que solo subyacen en la mente. ¿Existe una posibilidad a través de la ciencia de apoyar esta explicación Nietzscheana?, ¿es posible éste eterno retorno de lo mismo (y solo de lo mismo, en

101

Soll. Pág. 329. “Si el determinismo no es postulado el argumento muestra –Si es que muestra algo – que todos los posibles estados momentáneos y series de estados son repetidos, pero no muestra que la misma serie de estados sea repetida cada vez. Apelando solo a la finitud de las posibles combinaciones, al infinito del tiempo y a la recombinación azarosa, uno no solo obtiene las repeticiones de su propia vida así como la vida actual sin nada nuevo en ella, sino también la eterna recurrencia de todas las posibles variantes de la vida presente de uno y todas las posibles variantes de la historia del mundo. De tal forma que “un movimiento circular de una serie absolutamente idéntica” no podría ser demostrado”. Con excepción del primero, los demás énfasis son míos. 102

Y algunos otros factores, inclusive, ver la cita 78 de esta misma tesis.

103

Soll. Pág. 330. “Cuando Nietzsche habla de “todas las posibles combinaciones” parece estarse refiriendo sólo a todas las combinaciones actuales”.

52

todas sus variantes posibles)? Esto es lo que trataré de exponer en el siguiente capítulo a través de los ojos de la ciencia contemporánea a Nietzsche.

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3.- APROXIMACIÓN DE LA CIENCIA DEL SIGLO XIX A LA TEORÍA DEL ETERNO RETORNO. 3.1. Sobre el Big-Bang y la propagación de la luz. Es importante, para poder entender el propósito de esta tesis, cuales eran las tendencias científicas del siglo XIX, específicamente aquellas de la física y de la astronomía; sin embargo, es pertinente que antes analicemos la teoría del Big-Bang104, la explosión primordial del universo que se calcula ocurrió hace 13 700 millones de años105, y los modelos del universo que se han desarrollado a partir de esta teoría para determinar, en base a la ciencia contemporánea a Nietzsche, la posibilidad de una noción del Eterno Retorno. Tradicionalmente, la teoría de la relatividad general que describe al universo en gran escala, “[…] desde unos pocos kilómetros hasta un billón de billones (un uno con veinticuatro ceros) de kilómetros, el tamaño del universo observable.106”, ha tratado de dar cuenta a la estructura del universo y su origen, se fundamenta en la ya mencionada teoría del físico ucraniano George Gamow del Big-Bang107; esta teoría de la Relatividad se fundamenta en los estudios de Albert Michelson, E. March, Edward Morley, Henri Poncairé y Albert Einstein entre otros, así como en la teoría electromagnética de la propagación de la luz de Maxwell, lo que requirió 104

Aunque la teoría del Big-Bang, los modelos del universo de Friedmann y la teoría de la relatividad de Einstein, que se mencionan aquí y un poco más adelante, son ligeramente posteriores a Nietzsche (son teorías de principios del siglo XX), se ajustan a la visión Nietzscheana y de la ciencia del siglo XIX sobre un universo de tipo cerrado, mismo que permitirá el planteamiento del Eterno Retorno; es por esta razón que se refieren aquí, al ser pertinentes para esta tesis. 105

Fuente: Oliva, Roger. Big Bang: el origen de todo. En Conocer la ciencia #1. Mundo Revistas, S. L. Barcelona, Marzo, 2006. También cabe mencionar que los resultados que arrojó el telescopio espacial Hubble corroboran este dato. 106

Hawking, Stephen. Historia del tiempo. Del Big-bang a los agujeros negros. Editorial Planeta-De Agostini, S. A.. Barcelona, 1992. Pág.30. 107

Curiosamente el término se acuñó de manera despectiva por el físico Fred Hoyle, rival de Gamow en cuanto al planteamiento del origen del cosmos, éste afirmaba que el universo era infinito, estable y predecible.

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modificaciones significativas de la mecánica Newtoniana, debidas principalmente al surgimiento de nuevas teorías científicas como la de la propagación del calor, de la materia y de la luz. Empecemos hablando sobre la propagación de la luz, puesto que será muy importante para comprender la tesis, para esto necesitamos comprender el efecto Doppler: Éste nos dice que la luz puede viajar a través del universo vacío (a diferencia de otros cuerpos como el sonido, que solo puede propagarse por el aire) en una frecuencia de ondas a velocidades ordinarias (y extraordinarias, dicho sea de paso, la frecuencia de estas ondas es de cuatrocientos hasta setecientos millones de ondas por segundo). Al alejarse de nuestro punto de vista, un haz de luz presentará un efecto curioso: un corrimiento hacia el color rojo; de esta forma, las frecuencias del espectro corroboran que los objetos se encuentran más lejos, mientras que los más cercanos presentarán un espectro de corrimiento hacia el azul. Después de la primera guerra mundial, el astrónomo Wilson Edwin Hubble descubrió que los espectros de las galaxias más distantes presentaban un corrimiento hacia el rojo, esto significa que las galaxias y cuerpos distantes se alejan cada vez más de nosotros. En 1929 el mismo Hubble afirmó que “[…] ni siquiera el corrimiento de las galaxias hacia el rojo es aleatorio, sino que es directamente proporcional a la distancia que nos separa de ellas.”108 Esto es, que, cuanto más se alejan de nosotros las galaxias, mayor es la velocidad en que se alejan. ¿Por qué las galaxias se alejan de nosotros? O bien cabría preguntarnos, ¿por qué parece que las galaxias se están alejando de nosotros? La explicación que Hubble encontró a esta incógnita fue que el universo mismo se encuentra expandiéndose llevándose a las galaxias consigo mismo. Cabe aclarar que este efecto se presenta desde

108

Citado por Hawking, Pág. 64.

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cualquier punto de vista desde nuestro planeta en cualquier dirección que las galaxias observables se encuentren (y por ende, desde nuestro lugar “privilegiado” en la galaxia), sin embargo, de esto no debe inferirse que la Tierra sea el centro del universo como creían Ptolomeo o los medievales, sino un mundo situado en una galaxia cualquiera en cualquier lugar del universo. Esto es, que la teoría da cuenta de un universo esférico en expansión, ya que al tener esta forma, no existe un centro y desde cualquier punto podrían observarse este efecto y explicarse estas dispersiones. Ciertamente estoy mencionando teorías del siglo XX, pero considero importante entenderlas por que en cierta medida corroboran las teorías de la propagación de la luz del siglo XIX, específicamente la teoría ondulatoria de Huygens que contrastaba con la teoría corpuscular de Newton de la siguiente forma109:

Lenguaje Corpuscular (Newton)

Lenguaje Ondulatorio (Huygens)

* Los corpúsculos pertenecientes a los distintos colores tienen la misma velocidad en el vacio, pero velocidades distintas al chocar en una superficie (como el vidrio, Vb. Gc.).

* Los rayos de distintas longitudes de ondas, pertenecientes a los distintos colores, tienen una velocidad en el éter (o en el vacio). Pero son diferentes en la superficie.

* La luz blanca es una mezcla de * La luz blanca es una superposición de corpúsculos de los distintos colores, ondas de distintas longitudes, mientras mientras que en el espectro están que en el espectro están separadas. separados.

Será, como ya mencionamos, a finales del siglo XIX que la teoría ondulatoria triunfaría sobre la teoría corpuscular, a pesar de que no resolvería un problema fundamental: el Éter […] ¿Se propaga la luz como el sonido? Es decir: ¿se debe la onda luminosa a cambios de densidad del medio, de manera que las oscilaciones de las

109

Tomada de Einstein, Albert y Leopold Infeld. La Evolución de la Física. Salvat Editores. Colección: Biblioteca Científica Salvat. Barcelona, 1986. Pág. 83

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partículas se producen en la dirección de la propagación de la onda? ¿O es que el éter se parece a una gelatina elástica –medio en el cual sólo ondas transversales puede producirse y cuyas partículas se mueven perpendicularmente a la dirección en que se propaga la onda?110 ¿Por qué las galaxias se alejan de nosotros? O bien cabría preguntarnos, ¿por qué parece que las galaxias se están alejando de nosotros? La explicación que Hubble encontró a esta incógnita fue que el universo mismo se encuentra expandiéndose llevándose a las galaxias consigo mismo. Cabe aclarar que este efecto se presenta desde cualquier punto de vista desde nuestro planeta en cualquier dirección que las galaxias observables se encuentren (y por ende, desde nuestro lugar “privilegiado” en la galaxia), sin embargo, de esto no debe inferirse que la Tierra sea el centro del universo como creían Ptolomeo o los medievales, sino un mundo situado en una galaxia cualquiera en cualquier lugar del universo. Esto es, que la teoría da cuenta de un universo esférico en expansión, ya que al tener esta forma, no existe un centro y desde cualquier punto podrían observarse este efecto y explicarse estas dispersiones. Tanto para la ciencia como para la filosofía (como se ha podido ver en los capítulos anteriores), determinar el movimiento del universo (a través del fenómeno de la luz), es un tópico fundamental, principalmente si queremos corroborar de alguna forma nuestra tesis del Eterno Retorno, sin embargo, todavía en el siglo XIX la noción de un universo estático era el estándar a seguir111

110

Einstein e Infeld. P.p. 85-86.

111

Inclusive, el mismo Einstein, ya en pleno siglo XX, trató de reformular y adaptar su teoría de la relatividad general para que se adecuara con el dogma del universo estático introduciendo en sus ecuaciones la llamada “Constante cosmológica” que era […]una nueva fuerza “antigravitatoria”, que, al contrario que las otras fuerzas, no provenía de ninguna fuente en particular, sino que estaba inserta en la estructura misma del espacio-tiempo. Él sostenía que el espacio-tiempo tenía una tendencia intrínseca a expandirse, y que ésta tendría un valor que equilibraría exactamente la atracción de toda materia en el universo, de modo que sería posible la existencia de un universo estático. Hawking. Pág. 65. Poco después, el mismo Einstein se arrepentiría de esta propuesta, alegando inclusive que ese había sido su más

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A pesar de esto, Alexander Friedmann (quien había sido alumno de George Gamow) no aceptaba esta tesis del universo estático realizando un simple análisis de tipo lógico: Primero, que el universo parece el mismo no importando desde que punto de la Tierra se le observe, y segundo, que esto sería cierto si se le observara desde algún otro punto del universo, por lo tanto, no se puede esperar que el universo sea estático. Ahora, estas suposiciones de Friedmann no se han corroborado realmente, pero conforman la teoría más aceptada en cuanto a la estructura del universo mismo, y las implicaciones de su origen y su forma (que procederemos a explicar a continuación) continúan vigentes; de acuerdo con Friedman, se especula que hace 13 700 millones años aproximadamente, un cuerpo más pequeño que un protón explotó, toda la materia y energía (partículas, fotones y antipartículas) se encontraban presentes en él en una concentración muy elevada; conforme el espacio empezó a expandirse la materia y la energía inició un proceso de enfriamiento, lo que permitió que aparecieran sus primeras consecuencias; tres minutos después se formaron las partículas que hasta el día de hoy son observables gracias a los radiotelescopios: protones y neutrones que constituyen los núcleos atómicos en un ambiente de más de 1 000 millones de grados (70 veces más calientes que el interior del Sol). De esta forma, el universo se encontraba lleno de radiación y de materia, hidrogeno y helio al principio formado de estas partículas elementales. Posteriormente se empezaron a formar nubes de gas que empezarían a condensarse y formar estructuras reconocibles para nosotros: las galaxias, que, como hemos contrastado con el efecto Doppler, empezaron a alejarse. Han pasado más de 1000 millones de años desde la explosión primordial para llegar a este punto. grande error; sin embargo, esta constante cosmológica ha sido reintroducida recientemente para justificar lo que actualmente se estudia como “materia oscura”.

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Posteriormente, gracias al enfriamiento de estas nubes, se formaron las estrellas, cometas, planetas y demás cuerpos celestes (para ver con mayor detalle este proceso consultar el siguiente esquema112).

112

Tomado de: Oliva, Roger.

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Sin embargo, esta teoría del Big Bang, aunada a las observaciones de Friedmann nos permite teorizar acerca no de uno, sino de tres modelos diferentes en los que nuestro universo podría estar estructurado (Aunque Friedmann solo contempló un modelo, el primero de los que a continuación se exponen):

En el primer modelo el universo se expande de forma tan lenta que permitiría a la fuerza de gravedad frenar y detener el proceso de expansión, las galaxias empezarían 60

a atraerse y en consecuencia el universo mismo se contraería, formando lo que se ha denominado como “Big Crunch”. En este modelo, la gravedad es tan fuerte que el espacio se “curva” cerrándose sobre sí mismo, la expansión del universo puede hacerse más lenta e invertirse. El espacio es así, finito en extensión; este modelo nos servirá más adelante para poder comprender la posibilidad del Eterno Retorno. En el segundo modelo el universo se expande de forma tan rápida que la fuerza de gravedad no puede detener el crecimiento, aunque si lo puede frenar un poco. El espacio aquí es curvado e infinito. Y en el tercer modelo el universo se expande a una velocidad justa que no le permite colapsarse. Aquí no nos encontramos con un espacio curvado, pero si infinito. En estos dos últimos modelos el universo posee una cantidad crítica de materia que la gravitación de las galaxias en fuga sería insuficiente para detener la expansión y el universo continuaría expandiéndose indefinidamente, tal vez para siempre, haciéndolos incompatibles con el eterno volver de lo mismo. ¿Cuál de estos modelos es el que podría dar cuenta de la forma real de nuestro universo? ¿Y podría éste modelo dar cuenta de nuestro problema del eterno retorno? Aunque la ciencia ha tratado de dar cuenta de estas cuestiones 113, no me atrevo a dar una respuesta a la primera pregunta, pero si puedo intentar dar cuenta de la segunda, para esto tomaré el primer modelo de Friedmann en el que el universo se expande lentamente y en forma curva cerrándose a sí mismo (que nos remite también a las 113

Científicos como Penrose, Carl Sagan y Hawking han propuesto teorías sumamente interesantes: realizando un “censo” de la materia que existe en el universo para así poder dar una respuesta factible, claro que este censo es prácticamente un imposible de realizar, razón por la cual se han calculado ciertos tipos de materia: la de las estrellas, por ejemplo, que son fáciles de observar y medir sus distintas frecuencias de luz, así como la de los gases y polvo cósmico de las afueras de la galaxias, que no son tan sencillos de observar (se utilizan para esto los distintos instrumentos de medición de radiación, de amplitudes onda y radiotelescopios, por ejemplo). Hawking señala al respecto: “[…] necesitamos conocer el ritmo actual de expansión y la densidad media presente. Si la densidad es menor que un cierto valor crítico, determinado por el tiempo de expansión, la atracción será demasiado débil para poder detener la expansión. Si la densidad es mayor que el valor crítico, la gravedad parará la expansión en algún tiempo futuro y hará que el universo vuelva a colapsarse.” Pág. 72. Hasta que sepamos la cantidad de material cósmico podremos dar cuenta de que tipo de universo es el que habitamos.

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teorías de Platón o de los estoicos, como vimos en el primer capítulo), ya que éste es el que me permite fundamentar una teoría análoga a la idea del Eterno Retorno, factible en el siglo XIX, aplicando los principios de la termodinámica, en concreto, con la segunda ley de la termodinámica, como veremos a continuación.

3.2. Los principios de la termodinámica podrían fundamentar una teoría del Eterno Retorno

Primero que nada debemos comprender que la física describe a la termodinámica como el campo que describe las propiedades físicas de la materia de los sistemas macroscópicos, así como de sus intercambios energéticos. Su estudio y desarrollo primariamente se deben a Nicholas-Leonard Sadi Carnot (1796-1832) quien trató de entender la relación entre energía y trabajo en sus estudios sobre las máquinas de vapor. La primera ley de la termodinámica (son tres estas leyes, aunque para el presente trabajo solo utilizaré las dos primeras) nos dice que la energía no se destruye, sino que se conserva o se transforma, en 1847 Heinrich von Helmholtz (1821-1894) la enunció como la ley de la conservación de la energía que dice: siempre que una cantidad de energía parezca desaparecer de un lugar, una cantidad equivalente aparecerá en otro sitio114. Podemos afirmar de esta forma que: la cantidad de energía de un sistema cerrado [Aislado] – el Universo, por ejemplo – es siempre la misma, pero tiende a transformarse en formas de la energía, cada vez menos utilizables.115 Estas conclusiones de Sadi Carnot sobre las máquinas de vapor y de esta pérdida de energía se convierte entonces en “entropía”, o sea, en un desorden, desorden que nos 114

Asimov, Isaac. Nueva guía de la ciencia. Plaza & Janes Editores, 1ª. Edición. Barcelona.1985. Pág.368. 115

Holton, Gerald. Introducción a los conceptos y teorías de las ciencias físicas. Ed. Reverté, S.A. 2ª. Edición. Barcelona. 1981. Pág. 420. El texto en corchetes es mío; aunque cabe aclarar que de esto no se sigue necesariamente que nuestro universo ‘observable’ sea un sistema “aislado”.

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llevará a la segunda ley de la Termodinámica, el físico alemán Rudolph Julios Emmanuel Clasius afirmó en 1850 que “…en cualquier proceso relacionado con el flujo de energía hay siempre alguna pérdida [de Energía libre, la que es capaz de transformarse en trabajo], de tal forma que la entropía del Universo aumenta sin cesar. Este continuo aumento entrópico constituye la segunda ley de la termodinámica”.116 De tal forma que podemos enunciar a la segunda ley de la termodinámica como: […] la tendencia del flujo de calor de los cuerpos calientes a los fríos hace imposible obtener la cantidad máxima de trabajo de una determinada cantidad de calor”.117 Así, la entropía, o sea, el desorden de un sistema aislado nunca puede decrecer, cuando la entropía alcanza una configuración máxima ya no puede experimentar cambios, ha alcanzado un equilibrio. En síntesis, podemos reformular las dos primeras leyes de la termodinámica de la siguiente forma: 1.-La energía del universo es constante y… 2.- La entropía del Universo tiende al máximo. ¿Qué relación existe en la termodinámica con nuestro problema del espaciotiempo?, de acuerdo con Holton: El segundo principio admite que el tiempo no es una variable matemática neutra en el mismo sentido que las coordenadas espaciales (X, Y, Z): Posee una dirección definida – lo que se ha denominado “La flecha del tiempo” – apuntando del pasado al futuro.118 Una de las tantas teorías acerca de la flecha del tiempo fue propuesta por el físico británico Arthur Stanley Eddington (1882-1944) que señala la dirección continua del tiempo; para esta “flecha del tiempo” el tiempo mismo debe entenderse 116

Asimov. Pág.368. El texto en corchetes es mío.

117

Holton. Pág. 420.

118

Holton. Pp. 423-424.

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como una magnitud reversible, esto es, que todas las ecuaciones físicas son simétricas con respecto al tiempo; de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica el aumento de la entropía es lo que nos permite distinguir entre el pasado y el futuro, a esto se le denomina como “Flecha termodinámica del tiempo”, que aunada a otras dos flechas (la psicológica, que solo nos permite tener recuerdos del pasado y no del futuro junto con la “flecha cosmológica” sustentada en la expansión seguida del Big-Bang) nos permitiría concebir un universo único e infinito más acorde a los otros dos modelos del universo infinito basados en la teoría de Friedmann, pero que resultarían inconexos para demostrar la posibilidad de un eterno retorno, así que continuemos con el primer modelo. Si partimos de la explosión del Big-Bang y de nuestro primer modelo de Friedmann, que sostenía que nuestro universo podría ser un sistema cerrado, nos encontramos con un sistema aislado que sigue una serie de ciclos en sus diferentes eras119; estos procesos podrían devolver al sistema a su estado original si nuestro universo es, en efecto, un sistema aislado, de tal forma que todas las variables termodinámicas volviesen a tomar sus valores originales. Para esto sería importante determinar la cantidad de materia y energía en el universo, no solo de las estrellas y galaxias observables, sino de la posible materia “invisible” para nosotros, tales como gas caliente oculto entre las galaxias, la famosa “materia oscura” o la energía que disipen los agujeros negros120. Si nuestro universo es efectivamente aislado, entonces toda esta materia y energía podría detener su expansión y continuar en una disminución de la entropía; cierto que si la entropía de un sistema aislado disminuyese al detenerse la expansión entraría en contradicción con la segunda ley de la Termodinámica, sin

119

Consultar los esquemas de las páginas 59 y 60 de ésta misma tesina. Recordemos que en el 2004 Stephen Hawking reconoció que los agujeros negros en lugar de ser “pozos sin fondo” emiten radiación e información continuamente hasta su desintegración. A esta radiación le llamó precisamente “Radiación Hawking”. 120

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embargo, la mecánica estadística considera esto como posible121, aunque es extraordinariamente improbable. Sin embargo, es la probabilidad la que sustituye en este caso al determinismo de la física Newtoniana, cierto que no estudia elementos microscópicos individuales, sino a conjuntos de sistemas repetidos; así que para los fines de esta tesis me atendré a esta diminuta probabilidad estadística dentro de la entropía de nuestro probable universo aislado. De esta manera, una vez que se inicie la disminución de la entropía en nuestro sistema aislado, las galaxias distantes presentarán entonces un corrimiento hacia el azul en el efecto Doppler y la causalidad entonces estaría invertida en el espacio-tiempo, ¿los efectos precederán entonces a las causas? ¿El tiempo iría en reversa hasta llegar a un “Big-Crunch”? Algunos científicos sostienen que esto podría ocurrir. De ser cierto esto, ¿qué ocurriría al regresar de nuevo al momento del Big-Bang? Quizá todo volvería a comenzar de una vez más debido a la premisa de que la energía no se destruye sino que se conserva y se transforma, si vivimos en un universo de este tipo podemos inferir entonces que el Big-Bang no es necesariamente la creación de nuestro universo, sino el final de un ciclo anterior, la destrucción de un estado anterior del cosmos que engendrará un nuevo estado con el mismo material cósmico. ¿Será este “nuevo” universo igual al anterior? es posible que ciertos ciclos se repitan de mantenerse las mismas leyes de la naturaleza y si las condiciones iníciales son idénticas, los varios ‘Big-Bangs’ serán idénticos y suponiendo que estadísticamente también, vaya la ironía, existan leyes deterministas, vuelva a ocurrir, no de igual forma, pero si de maneras bastante similares, así que lo que podríamos obtener es una

121

James Clerk Maxwell fue el primero en emplear el término de “Mecánica Estadística”, aunque fue el físico Austriaco Ludwig Edward Boltzmann su pionero; esta Mecánica Estadística trata, en síntesis, de determinar el comportamiento macroscópico de la Termodinámica apoyándose en bases microscópicas, en la teoría atómica de manera más específica, en las leyes estadísticas y las leyes mecánicas; ante la imposibilidad de esto en el siglo XIX no fue bien recibida por la comunidad científica; actualmente se considera como una teoría científica respetable.

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repetición de “hechos posibles”, que puedan ocurrir en una determinada serie de recurrencia eterna, tal y como lo decía Nietzsche y que esbozamos en el capítulo anterior. Recordemos esta cita del mismo capítulo: “La cantidad total de energía (All-Kraft) es limitada, no “infinita” […] Consecuentemente, el número de estados (Lagen), combinaciones, cambios, y transformaciones (Entwicklungen) de esta energía es tremendamente enorme y prácticamente inmensurable, pero en cualquier caso, finita y no infinita. Pero el tiempo a través del cual la energía trabaja es infinito. Esto significa que la energía es siempre la misma y por siempre activa. Una infinitud ha pasado antes de este momento presente. Eso significa que todas las posibles transformaciones deben de haber tenido ocasión. Consecuentemente, la presente transformación es en sí una repetición, ¡y por eso también la que le dio origen y la que surgirá de ésta, y hacia atrás y hacia delante también se repetirán!”.

No olvidemos que para esta explicación Cuasi-Científica de Nietzsche el papel del determinismo es substancialmente importante, y solamente será posible a través de la Mecánica Estadística dentro de nuestro sistema aislado y la segunda Ley de la Termodinámica, demostrando así, lo factible de la noción de el Eterno Retorno de lo mismo (y todas sus implicaciones: físicas, morales, vitalistas, etc.) en la ciencia del siglo XIX, que podríamos decir, su finalidad era predecir la trayectoria futura de los cuerpos, en palabras de Einstein e Infeld: De acuerdo con la mecánica, es posible predecir la trayectoria futura de un cuerpo en movimiento y revelar su pasado, si se conoce su estado presente y las fuerzas que obran sobre él. Así, por ejemplo, se pueden prever las trayectorias futuras de todos los planetas. Las fuerzas actuantes son las de la gravitación de Newton, que sólo dependen de la distancia. Los admirables resultados de la mecánica clásica sugieren la conjetura de la concepción mecanicista puede aplicarse de modo coherente a todas las ramas de la física, que todos los fenómenos pueden explicarse por la acción de fuerzas de atracción o repulsión, que dependen únicamente de la distancia y actúan entre partículas inmutables.122

122

Einstein e Infeld. Pág. 48.

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Considero que toda esta especulación cambia nuestra perspectiva de ver el mundo, nos abre la puerta a una serie de posibilidades no contempladas nunca por el pensamiento profano a estas tesis científicas y filosóficas, cuestiones que además no deberían preocuparnos a un nivel emocional puesto que como ya vimos en el capítulo anterior, con una actitud de valor (nuestra voluntad de poder) ante este devenir no nos coarta nuestra libertad en una teoría determinada por un universo repetitivo, el BigBang de esta forma determina solo nuestro pasado y no nuestro posible futuro (que irónicamente, ¡deviene de nuestro pasado!, de ser correcta la conjetura anterior). Sin embargo, y afortunadamente para nosotros y nuestra capacidad especulativa, el primer modelo de Friedmann no es aún un conocimiento demostrado, permitiéndonos realizar especulaciones y teorías como esta, ¡Y todas las que se le opongan!

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4.- Conclusiones.

La finalidad de esta tesina no es tanto demostrar la viabilidad a través de la ciencia de la teoría del eterno retorno, sino como de analizar desde una perspectiva filosófica un tema de índole científico y de historia de la filosofía. Ciertamente hemos terminado tal vez con más preguntas que con respuestas, como toda tesis filosófica que se precie debe hacer. Claro que sería muy cínico de mi parte el no haber intentado al menos encontrar una analogía y una tentativa de respuesta al problema expuesto en base a los conocimientos de la ciencia, al menos de la época de Nietzsche, quien en su propuesta y en base a los conocimientos de su tiempo podríamos decir que este problema del Eterno Retorno (esbozado, como ya lo vimos, desde Platón mismo) encuentra una respuesta hasta cierto punto satisfactoria. Por que como dice el adagio: “es mejor empezar con preguntas para terminar con certezas y no al revés”. Creo que en cierta medida lo he conseguido, cuando inicié esta tesis no tenía idea de que se pudiera encontrar al menos una analogía con la teoría del eterno retorno y algunas tesis cosmológicas (aunque cabría señalar que existen otras teorías científicas acerca del origen del universo, como la de las súper cuerdas, por ejemplo). La propuesta del modelo de Friedmann fue de gran utilidad para poder explicarlo, que si llega a existir un “Big-Crunch” este no sería más que el inicio de un nuevo universo creado con el mismo material cósmico, que en su caótico transcurrir permite la repetición de ciclos espacio-temporales, no de todos los ciclos que puedan existir, sino todos los ciclos posibles, como el que estamos viviendo, o tal vez sea prudente decirlo, re-viviendo. Cierto es que la conjetura de Nietzsche era plausible en el contexto de la física de la segunda mitad del siglo XIX, pero a la luz de la física contemporánea es muy

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improbable o imposible. Ésta es una cuestión que en realidad compete a la física y a los científicos, pero que para los filósofos nos remite a la antigua noción del Arjé y a la eterno problema ontológico que nos lleva a preguntarnos: ¿quiénes somos y de donde venimos?, he aquí la importancia y posible trascendencia de este modesto trabajo. A un nivel más personal no puedo pronunciarme en cuanto a si aceptar o no la existencia del Eterno Retorno de lo mismo; no se trata de estar de acuerdo o no, o si de nos gusta o no esta posibilidad, ya que es eso simplemente, una posibilidad, que de ser verdadera tal vez tenga grandes consecuencias en nosotros como especie pensante, aunque como ya se dijo en el capítulo dos, afectaría más en nuestro nivel psicológico, ¿podremos soportar el volver a vivir nuestras vidas una y otra vez? Para esto hay una respuesta simple y llana, parafraseada de la filosofía vitalista del propio Nietzsche: hay que hacer que nuestra vida sea algo que valga la pena, por que, en efecto, posiblemente podríamos vivirla de nuevo, una y otra vez, en el Eterno Retorno de lo mismo.

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APÉNDICE 1. ¿Que dice la Física Cuántica con respecto a la conjetura del Eterno Retorno?

Al iniciar esta tesina tenía también la intención de comparar la teoría de Nietzsche con la física cuántica, sin embargo, descubrí que esta es una labor no para un filósofo, sino para un físico, debido principalmente a la gran complejidad de la teoría que aún tiene mucho que explicar, esto además aunado al gran problema de contradecir muchas veces a la segunda ley de la Termodinámica; por otra parte, la teoría cuántica no es posible en la filosofía de Nietzsche, la física de su tiempo podía muy bien, como ya lo expuse, dar cuenta del Eterno Devenir, por lo que se convierte hasta cierto punto en un ejercicio ocioso, aunque no menos interesante; sin embargo, para no desechar el material que ya había iniciado, a continuación presento un breve esbozo de cómo la teoría de los cuantos podría apoyar también a la tesis del Eterno Retorno: Partiendo también de la teoría del Big-Bang se nos muestra una perspectiva diferente de la que sostiene la teoría de la relatividad, principalmente, como ya mencioné líneas arriba, en el apartado que corresponde al de la segunda ley de la termodinámica y la entropía. Si la segunda ley de la termodinámica y la relatividad nos hablan del universo desde una perspectiva macroscópica, la física cuántica parte desde una perspectiva microscópica, esto es, el mundo de los átomos y las partículas cuánticas, llevándonos desde lo más grande del universo a lo más pequeño. La física cuántica se define como el estudio de los cuantos, que son partículas subatómicas, así como sus relaciones con la materia y la radiación. Las bases de esta teoría fueron sentadas por el físico Max Planck (1858-1947) quien en 1900 postuló que la materia solo puede emitir o absorber energía en pequeños paquetes discretos que denominó precisamente como “cuantos”. Antes de que Planck postulara su teoría se

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creía que un cuerpo caliente tenía que emitir ondas electromagnéticas con igual intensidad a todas las frecuencias de manera ilimitada, esto en consecuencia postulaba que la energía total que irradiaba sería infinita, resultado obviamente imposible. Planck sugirió entonces que los rayos X, la luz y otros tipos de cuerpos que irradiaban energía en forma de ondas no podían hacerlo de manera arbitraria, sino en pequeñas cantidades o “cuantos”. La teoría clásica predecía que la energía se intercambiaba en forma continua, la hipótesis de energía de Planck fue que la energía sólo se radiaba en cuantos cuya energía es e = hv, en donde v es la frecuencia de la radiación y h es el “cuanto en acción”. Ésta premisa alcanzaría una mayor trascendencia cuando el físico alemán Werner Karl Heisenberg (1901-1976) postuló en 1927 el principio de incertidumbre que nos dice: “…cuanto con mayor precisión se trate de medir la posición de la partícula, con menor exactitud se podrá medir su velocidad, y viceversa. Heisenberg demostró que la incertidumbre en la posición de la partícula, multiplicada por la incertidumbre en su velocidad y por la masa de la partícula, nunca puede ser más pequeña que una cierta cantidad, que se conoce como constante de Planck.”123 En otras palabras, el principio de incertidumbre establece que es imposible establecer con exactitud simultáneamente la posición y el momento lineal de una partícula subatómica. Esto ocurre porque el mero hecho de observar un electrón afecta su comportamiento, los fotones de luz de un posible microscopio afectan la posición del electrón mismo apenas lo toca. A nivel cuántico entonces no operan las leyes clásicas de la física, ya que… Heisenberg demostró que no nos será posible idear un método para localizar la posición de la partícula subatómica mientras no estemos dispuestos a aceptar la incertidumbre en 123

Hawking, Stephen. W. Historia del tiempo. Del Big Bang a los agujeros negros. Ed. PlanetaAgostini. Col. Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo. México, 1992. Pág. 83.

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relación con su movimiento exacto. Y, a la inversa, no hay medio de precisar el movimiento exacto de una partícula, mientras no se acepte la incertidumbre absoluta respecto a su posición exacta. Es un imposible calcular ambos datos con exactitud al mismo tiempo.124 En palabras del mismo Heisenberg: …la teoría de los cuantos ha demostrado que una precisa determinación del lugar y, análogamente, una exacta determinación de una frontera espacial implica una infinita indeterminación de la velocidad, y con ello del impulso y de la energía. Este hecho conlleva la siguiente consecuencia práctica: al intentar formular matemáticamente las acciones recíprocas de las partículas elementales se introducen siempre valores infinitos para la energía y el impulso, complicando una formulación matemática satisfactoria.125

De todo esto podemos inferir que: La teoría de la mecánica cuántica está basada en una descripción matemática completamente nueva, que ya no describe al mundo real en términos de partículas y ondas; sólo las observaciones del mundo pueden ser descritas en estos términos. Existe así, por tanto, una dualidad entre ondas y partículas en la mecánica cuántica…126

A un nivel filosófico, la premisa de la física cuántica nos permite inferir de entrada que el mundo físico tal vez no lo sea, al menos no como lo entendemos en términos de “físico”, palpable a través del conocimiento empírico. Surge con esto una nueva cuestión filosófica: ¿ya que la observación interfiere con el procedimiento, que cosa es entonces la realidad?, ¿son partículas o son ondas? Solo podemos afirmar hasta el momento, y como en toda dialéctica, que se trata de una propiedad “dual”.

124

Asimov. Isaac. Nueva guía de la ciencia. Plaza & Janes Editores, 1ª. Edición. Barcelona. 1985. Pág..377. 125 Heisenberg, Werner. Das Bild der Natur in der beitigen Physk. Tomado de Antología de “Textos científicos” Secretaría de Educación Pública. México, 1993. Pág. 256. 126 Hawking. Pág.85.

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Una manera más precisa de entender esta “dualidad” es a través del método conocido como la suma de historias posibles de Feynman (Richard Paul Feynman 1918-1988) en la que… […] la partícula se supone que no sigue una sola única historia o camino en el espacio-tiempo, como haría una teoría clásica, en el sentido de no cuántica. En vez de esto, se supone que la partícula va de A a B a través de todos los caminos posibles. A cada camino se le asocia un par de números: uno representa el tamaño de una onda y el otro representa la posición en el ciclo (es decir, si se trata de una cresta o de un valle, por ejemplo). La probabilidad de ir de A a B se encuentra sumando las ondas asociadas a todos los caminos posibles. Si se compara un conjunto de caminos cercanos, en el caso general, las fases o posiciones en el ciclo diferirán enormemente. Esto significa que las ondas asociadas con estos caminos se cancelarán entre sí casi exactamente. Sin embargo, para algunos conjuntos de caminos cercanos, las fases no variarán mucho de uno a otro; las ondas de estos caminos no se cancelarán.127

De esta manera, la física cuántica permite predecir algunos de los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor, de hecho, esta física resulta muy útil en la actualidad, es el principio de los modernos equipos de cómputo, lectores de códigos de barras, los teléfonos celulares y un largo etcétera, pero esta predicción no deja de estar subordinada finalmente al principio de incertidumbre. En efecto, nuestra ciencia y tecnología contemporánea se sostiene por principios muy débiles, ontológicamente hablando. Ésta particular forma de proceder de las partículas cuánticas nos llevan a enfrentarla con la segunda ley de la termodinámica (explicada en el apartado 3.2 de esta tesina). Pero esta ley no parece aplicar con nuestra teoría de la física cuántica, puesto que las partículas bien podrían no tener duración e inclusivo regresar en el tiempo, de tal forma que la flecha (simétrica) del tiempo parece no funcionar por las posibles Historias de Feynman, anulando de esta forma a la ley del no decrecimiento de la entropía. En palabras de Heisenberg: 127

Hawking. Pp. 89-90.

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Para los procesos en grande, la estructura espacio-temporal no puede desde luego ser modificada, pero tal vez habría que admitir la posibilidad de que, tratándose de experimentos sobre el acontecer de los dominios espacio-temporales muy pequeños, ciertos procesos transcurrirán en apariencia invirtiéndose el orden temporal que corresponde a su orden de relación causal. De modo que por esta rendija se introducen de nuevo en el corazón de las más recientes investigaciones de la física atómica las cuestiones relacionadas con las leyes de causalidad.128 ¿Qué nos dice este “extraño” comportamiento de los cuántos sobre el eterno retorno? Tradicionalmente nos basamos en la ley causa-efecto y que el pasado es lo que afecta y determina nuestro presente, pero es impensable que esto ocurra al contrario, o más aún, que sea el futuro mismo el que determine nuestro presente, o nuestro pasado. A partir de este momento es relativamente fácil encontrar la analogía del eterno retorno de Nietzsche, en su argumento de suficiencia: si cada partícula cuántica representa a cada electrón posible (aunque debemos considerar que no todas las partículas cuánticas son electrones), ergo, también a cada momento posible del tiempo, y al no ser estas partículas infinitas (que sí ilimitadas en número) pueden re-ocurrir una cantidad enorme de veces en el universo (sin importar tal vez, en este caso si nuestro modelo del universo es el primero de Friedmann o los otros dos vistos), aunque en este caso, podríamos inferir, debido a la impredecible conducta de los cuantos que no solo se podrían repetir todos los acontecimientos posibles, sino la totalidad de estos, posibilitando de esta forma un eterno retorno con una gran probabilidad.

128

Heisenberg. Op. Cit. Pág. 256.

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APÉNDICE 2 ¿Es válido formular una hipótesis científica basada en la filosofía de Nietzsche? Al momento de iniciar ésta tesina y comentarla con algunos de mis profesores y compañeros de carrera me encontré con la siguiente objeción: a Nietzsche no se le debe contrastar científicamente, ya que su perspectiva vitalista se encamina hacia la facultad creadora del ser humano y no tanto a la analítica formal. Esto es comprobable desde su primer obra, El origen de la tragedia, en donde contrapone las posturas Apolínea, la que aunque bella, es rígida y racional y la Dionisiaca, la de embriaguez creativa que libera al espíritu. Nietzsche mismo se inclina por la posición Dionisiaca. Sin embargo, considero que la comparación que propone esta tesina acerca de las posibles explicaciones científicas de la teoría del eterno retorno de Nietzsche son válidas, basta simplemente con revisar los análisis del propio Nietzsche en su Nietzsches Werke expuestos en el capítulo 2.3 de este mismo trabajo, de manera más específica en la página 49 en donde él perfila una explicación cuasi-científica de esta teoría del eterno retorno. Por si esto no fuera suficiente, en La gaya ciencia, al criticar a la conciencia moral, Nietzsche mismo comenta: […] nosotros queremos llegar a ser lo que somos, hombres únicos incomparables, que se dictan sus propias leyes, que se crean a sí mismos. Para esto es menester que seamos de los que mejor descubren y aprenden cuanto es ley y necesidad en este mundo; es menester que seamos físicos, para poder ser, en este sentido, creadores. Toda evaluación y todo ideal han estado hasta ahora basados en el desconocimiento de la Física. Por eso decimos ¡Viva la Física! ¡Y viva también y más aún lo que nos ha empujado hacia ella: nuestra sinceridad!129

129

Nietzsche, Federico. La Gaya Ciencia. Editores Mexicanos Unidos, S.A. México, 2002.CCCXXXVI. Pp. 248-249. El énfasis es mío.

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Es prácticamente una aberración hablar de un “conformismo” en Nietzsche, por eso cuando menciona “…es menester que seamos de los que mejor descubren y aprenden cuanto es ley…” no hay que interpretarlo de esa forma, sino considerarlo tal vez como un lienzo en el cual se pueda ser creativo, esto es, que la física nos sirve como el terreno en el que nuestra facultad dionisiaca puede jugar. De hecho, las grandes revoluciones científicas han sido resultado de una facultad creativa e imaginativa, tal ha sido el caso de Galileo, Newton, Einstein o el mismo Hawking por citar algunos ejemplos, en conjunto, todos ellos siguieron todo un proceso de desarrollo de la física actual más cercano a la creatividad y hasta a la “ciencia ficción” al momento de plantearse sus teorías (el mismo Einstein se imaginó que pasaría si él viajase en una bicicleta a la velocidad de la luz para desarrollar la teoría de la relatividad en un experimento mental). No sé si con esto baste para justificar mi hipótesis, pero lo que si sé es que me he divertido bastante desarrollándola.

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