La comunidad mercantil catalano-valenciana afincada en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVI

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Descripción

La comunidad mercantil catalano-valenciana afincada en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVI The Catalonian and Valencian commercial community based in the Seville of the first half of the 16th century Miguel ROYANO CABRERA Universidad de Sevilla

Resumen: Este trabajo analiza la organización socioeconómica de la comunidad comercial catalanovalenciana activa en Sevilla entre 1530 y 1550: su uso estratégico de la naturaleza, sus actitudes sociales y comportamientos internos, los principales agentes de la comunidad, y la transición generacional que tuvo lugar desde las décadas de 1540 y 1550. Palabras Claves: Sevilla, comunidad mercantil, Catalanes, Valencianos, primera mitad siglo XVI. Abstract: This paper analyses the socioeconomic organization of the Catalonian and Valencian commercial community active in Seville from 1530 to 1550: their strategic use of citizenship, their social attitudes and intern behaviors, the main agents of the community, and the generational transition that took place during the decades of 1540 and 1550. Keywords: Seville, commercial community, catalonians, valencians, Sixteenth century first part.

Durante el pasado siglo XX, la historiografía en torno a la comunidad mercantil catalano-valenciana asentada en Sevilla durante el siglo XVI se ha limitado a la existencia de unos cuantos artículos de revista1 y capítulos en obras colectivas2 o datos sueltos en distintos libros3, en los que no se hacía un estudio demasiado en profundidad 1

Juan Manuel Bello León, “La presencia catalana en Andalucía Occidental a finales de la Edad Media”, Anuario de Estudios Medievales, nº 40/1, enero-junio (2010), pp.93-127; Pablo Desportes Bielsa, “Aragón en el comercio con Flandes (Siglo XVI)”, Revista de Historia Jerónimo Zurita, nº74 (1999), pp.175-200; Máximo Diago Hernando, “Relaciones comerciales de la Corona de Aragón con la Andalucía Atlántica durante el siglo XIV y primera mitad del XV”, Historia, instituciones, documentos, nº 27, Universidad de Sevilla (2000), pp.19-54; José María Madurell Marimón, “Notas sobre el antiguo comercio de Barcelona con las Islas Canarias y de Santo Domingo”, Anuario De Estudios Atlánticos, Nº3, Cabildo Insular de Gran Canaria, Madrid; Las Palmas (1957), pp.563-592; Carlos Martínez Shaw, “Cataluña y el comercio con América. El fin de un debate”, Boletín Americanista, nº 30, (1980), pp.223236. 2 Enrique Otte, "Los comienzos del comercio catalán con América", en Joan Maluquer de Motes (ed.), Homenaje a Jaime Vicens Vives, vol.2, Barcelona, Universidad de Barcelona, Facultad de Filosofía y letras, 1967, pp.459-480; Vicente Vázquez de Prada, “La colonia mercantil valenciana en Amberes, en la época de Carlos V”, en Joan Maluquer de Motes, Homenaje a Jaume Vicens Vives, Barcelona, Universidad de Barcelona, Facultad de Filosofía y letras, 1967, pp. 733-754. 3 Iván Armenteros Martínez, Cataluña en la era de las navegaciones: la participación catalana en la primera economía atlántica (c.1470-1540), Vilassar de Mar, Barcelona, Fundació Ernest Lluch, Lleida, Milenio, 2012; Huguette et Pierre Chaunu, Séville et l´Atlantique (1504-1650), S.E.V.P.E.N., 12 vols., París, 1955-1960; Enrique Otte, Sevilla, siglo XVI: Materiales para su historia económica, Centro de

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de la comunidad en sí, más allá de sus actividades y protagonistas desde un punto de vista demasiado general, sin desarrollar ningún tipo de hipótesis acerca de su papel en los negocios americanos, atlánticos y mediterráneos en los que participaron teniendo como base de operaciones la urbe hispalense. Este hecho nos resulta algo sorprendente dado el papel que Sevilla tuvo como una de las principales capitales económicas europeas y los intereses que mantenían allí los mercaderes de la Corona de Aragón 4. En primer lugar hemos de aclarar el porqué del título de esta comunicación. Podríamos haber optado por denominar este trabajo aludiendo a la comunidad mercantil de la Corona de Aragón pero hemos considerado más acertado el actual título puesto que, el número de mercaderes de origen aragonés o mallorquín es insignificante en relación con el de los catalanes y valencianos5. Esta situación la hemos podido atestiguar también en otros grupos comerciales asentados en las ciudades de Amberes6 o de Roma7. Siguiendo la propuesta de Grafe 8 y a tenor de la documentación trabajada podemos afirmar que la “nación” mercantil catalano-valenciana afincada en Sevilla fue una “institución” de carácter informal, multinacional y flexible para dar respuesta a los “problemas fundamentales del intercambio”, como la intranquilidad que generaba la falta de credibilidad en el cumplimiento de los tratos entre mercaderes. Esta razón dio lugar al uso de familiares en las distintas compañías 9 , algo que sin embargo tenía contras como la limitación del tamaño de la red o la falta de profesionalidad de los familiares en la arte de la mercatura. Por esta razón las redes de la “nación” catalanovalenciana en Sevilla se basaron, sobre todo, en la procedencia del mismo territorio o corona, ya que ofrecía una mayor diversidad en términos de puntos de contacto. Esta articulación comunitaria daba muchas más garantías debido a que los distintos miembros del grupo comercial estaban en constante contacto por carta generando así un sistema mutuo de vigilancia e información para el cumplimiento de los distintos acuerdos10. Las malas prácticas mercantiles no sólo eran sancionadas por la traición al socio sino que el comerciante deshonesto sería congelado eficazmente por toda la red como el caso de los hermanos turolenses Sadornil11. A pesar de ello, estos métodos de control solo fueron complementarios a los que ofrecían las instituciones formales como Estudios Andaluces, Consejería de la Presidencia, Sevilla, 2008; Enrique Otte, Sevilla y sus mercaderes a fines de la Edad Media, Antonio Miguel Bernal, Antonio Collantes de Terán (eds.), Universidad de Sevilla, Vicerrectorado de Relaciones Institucionales y Extensión Cultural [etc.], Sevilla, 1996. 4 Estos intereses los apuntó P. Villar advirtiendo la participación catalana en el circuito comercial IndiasSevilla (o Lisboa)- Medina del Campo desde Barcelona y Perpiñán durante la 1ª mitad del siglo XVI. Pierre Villar, Oro y Moneda en la Historia (1450-1920), ed. Ariel, Esplugues de Llobregat, Barcelona, 1974, p.116. 5 E. Otte, Sevilla siglo, XVI…, pp.208-311. 6 V. Vázquez de Prada, “La colonia mercantil…”, pp.734-738. 7 Manuel Vaquero Piñeiro, “Mercaderes catalanes y valencianos en el consulado de Roma”, Revista d’Història Medieval, 9, (1998), pp.155-172. 8 Regina Grafe, “On the spatial nature of institutions and the institutional nature of personal networks in the Spanish Atlantic”, Culture & History Digital Journal, 3(1), Junio (2014), pp.1-5. 9 Eufemio Lorenzo Sanz, Comercio de España con América en la época de Felipe II. Tomo I: Los Mercaderes y el tráfico indiano, Diputación Provincial de Valladolid, Valladolid, 1979, pp.130-151. 10 Se observan circuitos comerciales y postales entre Sevilla, Santo Domingo y Barcelona, en Archivo Histórico Provincial de Sevilla (en adelante AHPSe), Protocolos Notariales de Sevilla (en adelante PNS), leg.9.156, ff.132 r.-147 r.; también entre Sevilla y Cádiz, en AHPSe, Archivo Audiencia Territorial (en adelante AAT), leg.29.180, exp.2, f.28 r.; por último, entre Sevilla y Valencia, en AHPSe, AAT, leg.29.180, exp.2, f.23 r. 11 AHPSe, PNS, leg.9.156, f.10 v.

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el Consulado o los tribunales ordinarios para enfrentarse a los altos grados de incertidumbre del comercio a larga distancia. Junto a la confianza, debía confluir otro elemento como eje indispensable para la pertenencia a la comunidad mercantil, la maximización económica, ya que no debemos olvidar que el beneficio era el principal acicate en el razonamiento económico de estos hombres de negocios del siglo XVI12. También debemos de apuntar la existencia del mayor peso e influencia de algunos mercaderes en el seno de la comunidad debido al papel representativo que ejercieron de ésta frente al resto de “naciones” e instituciones formales. Uno de los principales fue el valenciano Perot Forcadell, el cual encarnaba perfectamente la confluencia entre confianza y maximización económica en aspectos como su antigüedad en el tráfico comercial, volumen de éste y longevidad de estancia en Sevilla. Este rol representativo se dio como diputado informal o cónsul “oficioso” de la comunidad mercantil13 puesto que no podemos hablar de “cónsul” como tal ya que ni valencianos ni catalanes lo poseían en Sevilla14. En un segundo escalón se situarían otros mercaderes como Galcerán Desclergue seguido de Toribio Manzano, Miguel Izquierdo, Rafael Codina, etc15. Por otra parte, la “nación” catalano-valenciana destacó entre el resto de comunidades mercantiles extranjeras asentadas en Sevilla, y así lo demuestran algunos documentos trascendentales para la historia económica hispalense, como el poder de la avería de 153816 o la cobranza de cuantiosas deudas de grandes mercaderes 17. Incluso se desprende el destacado rol como intermediario que jugó en el aparato económico euroamericano de los grandes hombres de negocios genoveses18. Otro de los aspectos fundamentales del grupo fue el de la multinacionalidad propia de una confederación como la aragonesa. Para ello habremos de considerar la utilización estratégica de la naturaleza por parte de los miembros de la “nación” mercantil sobre todo entre catalanes y valencianos (incluso algunos aragoneses) en los que su naturaleza se muestra confusa en numerosas ocasiones19. Varios estudios apoyan el interés que suscitaba en un individuo la pertenencia a una “nación” u organización en según qué momento, sobre todo, cuando los beneficios que implicaban esta pertenencia 12

Montserrat Cachero Vinuesa, “Redes mercantiles en los inicios del comercio atlántico. Sevilla entre Europa y América, 1520-1525” en Nikolaus Böttcher, Bernd Hausberger, Antonio Ibarra (coords.), Redes y negocios globales en el mundo ibérico, siglos XVI-XVIII, vol.137, Madrid, Biblioteca Iberoamericana; Frankfurt am Main, Iberoamericana Vervuert, 2011. pp.25-50. 13 AHPSe, PNS, leg.9.156, ff.516 r.-520 r. y ff.619 r.-624 v. Y Enrique Otte, ”Los mercaderes transatlánticos bajo Carlos V”, Anuario de Estudios Americanos, 47, (1990), pp.96-121. 14 Ricardo Franch Benavent, ”El comercio en el Mediterráneo español durante la Edad Moderna: Del estudio del tráfico a su vinculación con la realidad productiva y su contexto social”, Obradoiro Historia Moderna, 17, (2008), p.82. 15 E. Otte, “Los mercaderes transatlánticos…”, p.120. 16 Ibídem, p.121. 17 AHPSe, PNS, leg.9.156, ff.516 v.-520 v. y ff.619 r.-624 v. 18 Véanse los incesantes negocios con los Centurión, en AHPSe, PNS, leg.9.161, f.595 r.; los Espíndola, en AHPSe, PNS, leg.9.163, f.1.254 r.-1.255 v.; los Cataneo, en AHPSe, PNS, leg.9.156, ff.220 v.-221 r.; los Leardo, en AHPSe, PNS, leg.9.162, f.1147 r.; los Salvago, en AHPSe, PNS, leg.9.156, f.123 r.; y los Grimaldo, en AHPSe, PNS, leg.9.156, f.271 v. 19 Para valencianos (Francisco Remón de Llenes, Perot Forcadell y Jerónimo Mayor) y catalanes (Galcerán Desclergue, Jerónimo Pedrálvarez, Felipe de Ribas) en Archivo General de Indias (en adelante AGI), Justicia (en adelante J), leg.733, nº1, y en AHPSe, AAT, leg.29.180, exp.2. Y para aragoneses (Miguel Sadornil, Francisco Sadornil, Domingo Simón) en AHPSe, PNS, leg.85, f.1.265 v. V. Vázquez de Prada, “La colonia mercantil…”, pp.733-739 y P. Desportes Bielsa, “Aragón en el…”, pp.194-198.

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superasen a los costos, generando que los individuos se comportasen como un todo en defensa de dichos beneficios20. Siguiendo la propuesta de Herzog podemos teorizar que la vindicación de la naturaleza valenciana o catalana se hallaba relacionada con la pretensión de gozar de un régimen especial, normalmente privilegiado y exclusivista21. Dado que la condición de natural permitía el acceso a un sistema normativo particular, discusiones en torno a quién era valenciano o catalán y quién no, aparecerían solo cuando era necesario distinguir entre unos y otros con el fin de aplicarles este régimen normativo particular. Conjuntamente en este caso concreto, también operaba el hecho de que esta discriminación solo se aplicaba en ciertos terrenos. La pertenencia a una comunidad u otra no era una situación abstracta, sino una observación concreta que se hacía cuando era necesaria y sólo se manifestaba en momentos de crisis o competición por distintos intereses económicos o políticos. Muchos aspectos podían influir en una errónea conclusión sobre la procedencia de una persona determinada como los indicadores externos o las presunciones que asumían que quien obraba como perteneciente a un grupo y protegía sus intereses, era natural de dicha organización. La naturaleza y procedencia no eran un estatus fijo, sino una clasificación que reflejaba la situación que unas personas tenían en relación con el grupo social que les rodeaba, reflejo que no solo cambiaba continuamente sino que además era polivalente. Por todo ello, las identidades podían ser manipuladas permitiendo a los interesados escoger la condición que más les convenía adquiriendo estos mercaderes, una u otra siguiendo criterios estratégicos, aunque en otros casos se vio impuesta desde fuera, en función del razonamiento económico de un hombre de negocios del siglo XVI22. A esta confusión contribuyeron las migraciones catalanas hacia Valencia a raíz de la guerra de los Remensas de finales del siglo XV que generaron importantes lazos entre ambos territorios23. A esto deberemos de añadir también el simple desconocimiento por parte de los escribanos castellanos de la realidad y toponimia de la Corona de Aragón, provocando gran confusión en los registros notariales y oficiales. Esta reflexión nos lleva a pensar que estos mercaderes se moverían en una delgada línea en la que la conveniencia de ser valenciano o catalán simplemente varió en función de los distintos intereses económicos y que se basó más en ello que en otros aspectos como la propia confianza o lazos familiares o amistosos. Sin embargo, cuando ambas “naciones” realizaban negocios bajo una compañía o entre ellas, éstos se diferenciaban de sus vecinos territoriales, denominándose a sí mismos como valencianos o catalanes en según qué caso. Ello nos muestra que todos tuvieron muy claro cuál era su “nación” y que conformaban realidades sociales y políticas diferentes aunque muy similares, sobre todo a los ojos de castellanos y extranjeros. Por tanto, esta confusión, intencionada o no, fue beneficiosa en casi todas las ocasiones para ambas comunidades provocando una simbiosis, que se vio potenciada por un lengua común y la pertenencia a una misma corona. En el seno del grupo mercantil catalano-valenciano situado en Sevilla se desarrollaron gran diversidad de actitudes y comportamientos propios de los hombres de 20

M. Cachero Vinuesa, “Redes mercantiles en…”, pp.25-50. Tamar Herzog, “Naturales y Extranjeros: sobre la construcción de categorías en el mundo hispánico”, Cuadernos de Historia Moderna, X, 2011, pp.21-25. 22 Ibídem, pp.25-31. 23 Manuel J. Peláez, Catalunya després de la guerra civil del segle XV. Institucions, formes de govern i relacions socials i econòmiques (1472-1479), Barcelona, Curial, 1981. 21

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negocios del siglo XVI. En primer lugar debemos destacar las distintas posiciones respecto a la apetencia de escala social en Sevilla y América. Uno de los mercaderes que encaminó su actividad comercial de cara a un posible ascenso social fue el catalán Antón Joven (regidor de Tenerife desde 1520) 24 que tras desarrollar una prolija actividad comercial entre Puerto Rico y Sevilla (desde 1525) 25 , falleció en Santo Domingo sobre 1542, dejando concertado el matrimonio por poderes de su hija Oflina Jover con Juan de Ayala, hijo de Juan de Ayala que fue veinticuatro de Sevilla y que tuvieron que hacer efectivo Domenico Rizo, regidor de Tenerife, y, Alonso Montiel, vecino y amigo también tinerfeño26. Las condiciones para la celebración de dicho enlace fueron las de poseer un patrimonio de más de 2.000 doblas por parte del dicho Ayala27 y de 500 ducados de dote por parte de la novia para las determinadas cargas del matrimonio28. Otro episodio de ascenso social frustrado fue el del mercader catalán Juan Oto Soldevila29 que marchó a Santo Domingo entre 1517-1520 y de ahí a Cuba para recalar finalmente en México en 1525 donde poseyó algunos solares y el cargo de mayordomo del hospital de Santa María de México y de su cofradía. Fruto del nivel económico que alcanzó, llegó a casar con una de las doncellas de la marquesa del Valle, Catalina Materano, pero este matrimonio sólo duró ocho meses debido al asesinato de su propia esposa a causa de los celos. Fue sometido a juicio y tormento por la Audiencia aunque no se consiguió que declarase su culpabilidad y hubo de ser declarado inocente (1530). Pero tres años más tarde, el padre de la doncella, Juan Pérez Materano, reabrió el caso y se trasladó a Castilla donde obtuvo la ayuda de los Colón y sus amigos. Finalmente en 1535 consiguieron que los miembros del Consejo de Indias rectificasen la sentencia y condenaran a Soldevila a destierro perpetuo de México30. Se trasladó a Santo Domingo donde continuó con sus actividades comerciales con distintos mercaderes catalanes y aragoneses, etc31. En la capital dominicana le sobrevino la muerte a inicios de 154232 y reclamó su herencia la hija de su primer matrimonio con Leonor Sunier, Isabel Juana junto con su esposo, Juan de Molines, consistente en una póliza de seguro de 1800 ducados así como una serie de cantidades adeudadas33. Sin embargo, hemos observado que otros miembros de la comunidad no intentaron escalar en la sociedad sevillana o colonial, como es el caso de Galcerán Desclergue que regresó a Barcelona en 155134 o de Felipe de Ribas quien conservaba todavía su vivienda en la ciudad condal en la calle de las Ginas aunque no pudo regresar a ella puesto que le sorprendió la muerte antes 35 . En otros casos, simplemente no 24

Juan M. Bello León y María del C. González Marrero, ”Los otros extranjeros”: catalanes, flamencos, franceses e ingleses en la sociedad canaria de los siglos XV y XVI (primera parte)”, Revista de Historia Canaria, 180, (1998), p.31. 25 E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.462-474. 26 AHPSe, PNS, leg.9.156, ff.40 r.-45 r. 27 Ibídem, ff.49 r.-v. 28 Ibídem, f.180 v. 29 Ibídem, f.140 r. Su nombre real era Juan Oto Soldevila. 30 E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.470-472. 31 AHPSe, PNS, leg.9.156, f.486 r. Y E. Otte, “Los comienzos del…”, p.470. 32 Ibídem, ff.132 r.-147 r. 33 Ibídem, ff.248 r.-v. 34 Marcha a Barcelona, en AHPSe, PNS, leg.1.072, f.786 v.; avecindamiento en Barcelona, en AHPSe, PNS, leg.9.169, f.2072 r. 35 Falleció en Sevilla en 1548, en AHPSe, PNS, leg.9.162, f.973 r.

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tuvieron interés alguno por regresar a su tierra natal ni de ascender socialmente como Jaime Planes (amancebado y con dos hijas en Sevilla)36 o Nicolás Terreu casado con una sevillana aunque instalado en Nueva España por su actividad mercantil donde falleció37. La “nación” mercantil se hallaba muy cohesionada tanto a nivel profesional como personal como muestra la estrechez de lazos entre los miembros del grupo. Destacan los casos de auxilio a las hijas de Planes por Galcerán Desclergue y Jerónimo Pedrálvarez38 o los préstamos a Felipe Ribas por parte del grupo catalano-valenciano39 o en la estancia en las casas de sus compañeros y conocimiento de sus avatares personales40. Estas relaciones tan cercanas se muestran incluso en la muerte donde los miembros de la comunidad ejercen como albaceas de sus compañeros difuntos41. Los potentes lazos de la comunidad quedan patentes con el solar de origen y otros puntos a través del conocimiento personal de los familiares y conocidos de los mercaderes tanto en Valencia como en Barcelona 42 o de las íntimas relaciones con las instituciones religiosas de la Corona de Aragón43. Estas conexiones se potenciarían todavía más con los distintos poderes, negocios o intermediaciones que realizaban desde Sevilla en nombre de los mercaderes barceloneses o valencianos 44 . A continuación veremos algunos casos de los principales representantes de la “nación” catalano-valenciana en Sevilla. 1. Jaime Planes El catalán Jaime Planes nació en Sanahuja (Lérida) en 1498 en el seno de una familia de origen campesino aunque Jaime pronto se dedicó al comercio en Barcelona. Casó con Olalla en la ciudad condal desde al menos 1510 con la que tuvo a Perot Planes, el cual falleció al poco de ser enviado por su padre a América en 1530. Este hecho pudo distanciar a la pareja catalana, junto con las relaciones extramatrimoniales con María 36

E. Otte, “Los comienzos del…”, p.462, y en AGI, J, leg.733, nº1. AHPSe, PNS, leg.9.162, f.58 r., leg.9.164, f.663 r. 38 AGI, J, leg.733, nº1, ff.328 r.-360 r. 39 Para Dalmao Ros, Galcerán Desclergue y Francisco Remón de Llenes, en AHPSe, PNS ,leg.5.872. ff.235r.-v.; para Vicente Mercadal y Rafael Codina, Ibídem, ff. 236 r.-v. 40 En declaraciones de Galcerán Desclergue, Felipe de Ribas y Jerónimo Pedrálvarez sobre la vida de Jaime Planes, en AGI, J, leg.733, nº1, ff.54 r.-66 r.; en declaraciones de Galcerán Desclergue, Felipe de Ribas y Atanasio Navarro sobre la vida de Jerónimo Mayor, en AHPSe, AAT, exp.2, leg.29.180, ff.22 v.23. r., 24 r. 41 Galcerán Desclergue como albacea de Nicolás Terreu en AHPSe, PNS, leg.9.162, f. 58 r., leg.9.164, f.663 r.; Para Felipe de Ribas como albacea de Jaime Planes, en E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.462463 y AGI, J, leg.733, nº1, ff.20 r.-48 v. 42 Los mercaderes Perot Forcadell, Jaime Codina, Galcerán Desclergue, Felipe de Ribas y Jerónimo Pedrálvarez conocían a las hijas y amante de Jaime Planes, en AGI, J, leg.733, nº1, ff.49 r.-70 r.; Perot Forcadell, Galcerán Desclergue y Bernal Minguella conocían a los familiares de Planes en Barcelona, en AGI, J, leg.733, nº1, ff.231 r.-330 r.; Francisco Remón de Llenes, Felipe de Ribas y Galcerán Desclergue a los familiares de Jerónimo Mayor en Valencia, en AHPSe, AAT, leg.29.180, exp.2, f.7 r.-23 r., 43 Relaciones de Jaime Planes con diferentes cofradías de Barcelona y el monasterio de Montserrat, en AGI, J, leg.733, nº1, ff.64-82; otras relaciones también de Jaime Planes con parroquias barcelonesas, en E. Otte “Los comienzos del…”, p.461; Perot Forcadell se encargó de recoger y enviar donativos desde Sevilla al monasterio de Monserrat en Barcelona, en AHPSe, PNS, leg.9.156, f.636 r. 44 Perot Forcadell desde Sevilla con Francisco Casademunt y su criado Baldivio Puga, en AHPSe, PNS, leg.9.156, f.24 v.; Galcerán Desclergue con la sociedad de Francisco Xifre y los Codina, en José Mª Madurell Marimón, “Notas sobre…”, pp.569-571. 37

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Gómez y Ana Díaz que le trajeron dos hijas ilegítimas afincadas en Sevilla, ambas llamadas Catalina45. Condujo desde Barcelona a Sevilla su propia nave que le llevó posteriormente a Santo Domingo, donde representó a la compañía de Miguel Jover durante su ausencia y formó sociedad con Felipe de Ribas y su criado Jerónimo Pedrálvarez, la cual les generó pingües beneficios entre 1526 y 1530, fecha en la que regresó a Sevilla. Además durante este tiempo, Planes participó en la defensa de Santo Domingo contra el pirata Diego Ingenios. En 1535 retornó a La Española como socio y factor del jurado de Sevilla Álvaro Briones y realizó negocios con los nuevos catalanes llegados a Sevilla. El 31 de mayo de 1537, falleció en Santo Domingo y fue enterrado al día siguiente en el convento dominico de la propia ciudad. Poco tiempo después sus cuentas fueron comisionadas para ser cobradas por sus socios, en 1538 liquidados sus negocios y en 1539 se produjo la llegada de los bienes y dineros de manos de su criado, Jerónimo Pedrálvarez. Nombró a su hermano Juan como heredero en su testamento al carecer de ellos y reservó la heredad paterna a su sobrina Catalina, hija de su otro hermano Pedro. Sin embargo, poco después falleció Juan instituyendo a Catalina como heredera universal. Esto generó un conflicto entre las herederas de Jaime (su sobrina Catalina y su esposa Olalla) y varios acreedores y los procuradores de las hijas ilegítimas de Jaime Planes. La sentencia final señaló como herederas a ambas aunque con la manda de 600 pesos de oro para las dos hijas ilegitimas y 30 ducados anuales hasta los doce años para su manutención46. 2. Perot Forcadell Tras Jaime Planes, el valenciano Perot Forcadell (1499-¿?) 47 , ejerció como “cónsul oficioso” del grupo mercantil en numerosas ocasiones debido a la inexistencia de consulado48. No tenemos datos sobre su vida antes de su llegada a Sevilla que tenemos atestiguada de forma segura en 1521. A partir de este instante Perot y su hermano Juan dirigieron una importantísima sociedad mercantil que tuvo radicadas sus bases en Sevilla, con el propio Perot, y en Valencia, con Juan. Dicha compañía familiar desarrolló un amplio espectro de negocios en los que trató con trigo procedente de la meseta castellana 49 , gran cantidad de paños de Valencia de distinta tipología 50 , préstamos51 y juros, producto de los secuestros reales52. Los hermanos Forcadell mantuvieron importantes actividades financieras entre las que destacaron el préstamo y el cambio como lo demuestra el intenso tráfico de letras en las que participaron procedentes de las ferias Medina del Campo y Villalón así como de las principales plazas económicas europeas como Roma, Valencia y Sevilla53. Respecto a la participación en el comercio americano desde Sevilla destacaron sus 45

E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.460-470. Ídem. 47 AGI, J, leg.733, nº1, ff.215 r.-221 r. 48 AHPSe, PNS, leg.9.156, f.619 r.-624 v.; E. Otte, ”Los mercaderes transatlánticos…”, pp.96-121. 49 E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.52. 50 Ibídem, p.208. 51 AHPSe, PNS, leg.9.156, f.356 v. y 483 r. 52 AGI, Contaduría (en adelante CD), leg.1.051, cuentas de Alonso de la Torre. También en E. Otte, “Los comienzos del…”, p.471. 53 Para cobrar en Sevilla desde Medina del Campo y Villalón, en AHPSe, PNS, leg.9.156, ff.516 v-.520 v.; para Valencia, en AHPSe, PNS, leg.9.156, f.123 r.; para Roma, en AHPSe, PNS, leg.9.156, ff.220 v.221 r. 46

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negocios con Santo Domingo desde 1521 y posteriormente Nombre de Dios, Cartagena de Indias y Veracruz en los que obtuvieron oro y plata. También formaron parte como armadores de la expedición de Sebastián Caboto a las Molucas en 1525 54 . Además tuvieron relación importante con el Principado participando en el cumplimiento de testamentos de vecinos sevillanos relacionados con el donativo al monasterio de Monserrat en Cataluña. Por último, los Forcadell fueron intermediarios de importantes mercaderes barceloneses como Francisco Casademunt55. 3. Galcerán Desclergue El sucesor de Jaime Planes fue Galcerán Desclergue. Nacido en 150756 de una familia con posible orientación mercantil como demuestran su hermano Pedro57 y Lluis58, un posible pariente de Desclergue afincado en Cádiz. Distintas evidencias nos indican que podría haber estado al servicio de Jaime Planes desde 1533-1534 hasta su muerte en 153759. Este período le pudo haber conseguido multitud de contactos así como le brindó la oportunidad de ocupar el puesto que Planes había tenido como principal mercader catalán. Esto parece indicar el exponencial crecimiento de sus negocios tanto a nivel individual como en distintas compañías: en primer lugar con Álvaro de Briones y el valenciano Francisco Remón de Llenes entre 1540 y 1544; en segundo lugar con Llenes en solitario entre 1542-1548; y en tercer lugar con el también valenciano Jerónimo Fenol entre 1548-155160. Sus numerosos tratos le llevaron a crear una amplia red que comprendía una gran parte de los territorios bajo la autoridad del emperador Carlos V, desde las Coronas de Aragón (Barcelona, Tarragona, Valencia, Alicante) 61 y Castilla (Sevilla, Málaga, Cádiz, Granada, Ayamonte, Fregenal de la Sierra, Marchena) 62 con sus extensiones indianas (Santo Domingo, Puerto Rico, La Habana, Nombre de Dios y Veracruz) 63 , hasta Flandes (Amberes)64. Y por último también nos constan contactos con Portugal (Lagos)65. De esta red participó comprando y vendiendo una gran multitud de productos (harina, aceite, vino, arroz, paños, calzado, equinos, metales preciosos, perlas, esclavos, cueros, azúcar, sardinas, batatas, cáñamo) 66 así como bienes inmuebles (casas y 54

Ibídem, p.467. AHPSe, PNS, leg.9.156, f.24 v.-25 r. 56 E. Otte, “Los comienzos del…”, p.469. 57 J. Mª. Madurell Marimón, “Notas sobre el…”, pp.569-572. 58 AHPSe, PNS, leg.9.823, f. 342 r. 59 Carlos Martinez Shaw, “Cataluña y el…”, p. 234. 60 1º compañía: AGI, Santo Domingo (SD en adelante), leg.868, lib.2, f.295 r.; 2º compañía: AHPSe, PNS, leg.9.162, f. 906 r., E. OTTE, Sevilla, siglo XVI…, p. 151; 3ºcompañia: AHPSe, PNS, leg.9.164, f. 978 v.- 979 r., etc. 61 Barcelona y Tarragona, en AHPSe, PNS, leg.9.163, f.262 r.; Valencia, en AHPSe, PNS leg.6.704, s.f., en 2 de junio; Alicante, en E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.146. 62 Sevilla, en AHPSe, PNS, leg.9.162, f.1.135 r.; Málaga, en AHPSe, PNS leg.9.163, f.262 r.; Cádiz, en AHPSe, AAT, leg.29.180, exp.2.; Granada, en AHPSe, PNS, leg.1.547, f.88 r.; Ayamonte, en AHPSe, PNS, leg.9.162, f.1.147 r.; Fregenal, en AHPSe, PNS, leg.10.569, f.421 r.; Marchena, en E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.132. 63 AGI, Indiferente General (en adelante IG), leg.1.801 y 1.802. 64 AHPSe, PNS, leg.9.157, f. 715 r. 65 AHPSe, AAT, leg.29.180, exp.2. 66 Harina, en AGI, Contratación (en adelante CT), leg.4.948 B; aceite, en E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.146; vino, en AGI, IG, leg.1.802, y Enrique Otte, “Los comienzos del…”, p.477; arroz, en AHPSe, PNS, leg.10.573, f.1.357r.; paños, en AHPSe, PNS, leg.1.547, f.980 r., y E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, 55

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LA COMUNIDAD MERCANTIL CATALANO-VALENCIANA …

tierras) 67 . En el mercado financiero realizó numerosos préstamos 68 , juros 69 , intermediaciones 70 , pólizas de seguro 71 e incluso poseyó participaciones en naos 72 . Tenemos la constancia de su vuelta a Barcelona y en 1551 perdemos todo rastro de su actividad mercantil y financiera en la ciudad de Sevilla73. 4. La sucesión generacional Estos importantes hombres de negocios catalanes y valencianos en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVI fueron sucedidos, en el intervalo de finales de los cuarenta, por una serie de jóvenes mercaderes, que fueron ocupando la cuota comercial que iban dejando estos comerciantes, que debido a sus avanzadas edades iban falleciendo o simplemente decidían volver a la tierra que les vio nacer. A continuación veremos varios casos: Dalmao Ros: se hallaba en la ciudad ya entre 1544 y 154574. Parece ser que el joven mercader catalán se instaló en la capital hispalense en la collación de San Isidro. Se dedicaría al comercio activo de diferentes productos como cáñamo75, atún andaluz76 y luso 77 entre el Principado y Sevilla 78 . Su trato mercantil con Indias se centró fundamentalmente en la exportación de oro y plata a la metrópoli sevillana entre 1547 y 1552 79 . Actuaría tanto en solitario como en compañías 80 . Como todo comerciante también actuó como procurador y participó en el negocio del préstamo81 y del seguro82. Rafael Codina: conocemos su pertenencia a la amplia familia comercial de los Codina. Tenemos las primeras referencias de su actividad desde 1542-154383. Entre sus actividades comerciales destacan la intermediación para la venta de cera, que previamente adquiría de Cádiz y revendía en Sevilla a los candeleros 84 . También tenemos el caso en el que traficó con paños valencianos en 154685. Su comercio con

p.208; calzado, en AHPSe, PNS, leg.9.163, f.294 r.; equinos, en AHPSe, PNS, leg.9.165, ff.1.371 v.1.372 r.; metales preciosos (oro y plata), en AGI, IG, leg.1.801 y 1.802 y E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.474-480; Perlas, en AHPSe, PNS, leg.9.157, f.311 r. y f.715 r. y E. Otte, “Los comienzos del…”, p.475; cueros, en AHPSe, PNS, leg.3.323, f. 1.082 r., leg.9.156, f.248 r.; esclavos, en AHPSe, PNS, leg.9.161, f.595 r.; azúcar, en AHPSe, PNS, leg.9.162, fol. 973 r.; sardinas, en AHPSe, PNS, leg.12.316, f.1.551 r.; batatas, en AHPSe, PNS, leg.9.824 en cuaderno de 23 de agosto; cáñamo, en AHPSe, PNS, leg.9.163, f.262 r. 67 Casas, en AHPSe, PNS, leg.9.822, f.974 r.; tierras, en E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.153. 68 AHPSe, PNS, leg.9.162, f. 83 r. y f.906 r., leg.10.573, f.1.357 r., etc. 69 AGI, CD, leg.1.051, cuentas de Alonso de la Torre. Enrique Otte, “Los comienzos del…”, p.471. 70 AHPSe, PNS, leg.9.182, f. 222 v.-223 r., etc. 71 AHPSe, AAT leg.29.180, exp.2, f.42 v-45 r.; AHPSe, PNS, leg.9.156, f.486 r. 72 AHPSe, leg.9.169, f.2.072 v. 73 AHPSe, PNS, leg.1.072, f.786 v. y leg.9.169, f.2.072 r. 74 AHPSe, PNS, leg.9.163, f.350 r. 75 AHPSe, PNS, leg.9.163, f.262 r. 76 AHPSe, PNS, leg.9.163, f.349 r. 77 E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.167. 78 Ídem. 79 E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.478-480, y en AGI, IG, leg.1.802. 80 Ibídem, p. 470, y en AHPSe, PNS, leg.9.171, f.1.193 v. y f.1.239 v. 81 AHPSe, PNS, leg.5.872. f.235 r. 82 AHPSe, PNS, leg.9.171, f. 1.362 v. 83 E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.311. 84 Ibídem, p.65. 85 Ibídem, p.208.

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América se observa en la llegada de remesas de metales preciosos a su nombre desde 1544 en adelante (1549, 1552, 1553, etc)86. Vicente Mercadal: de este joven catalán tenemos noticias de la participación de compra de azúcar en Sevilla procedente de las Azores a mediados de los 5087. Además participó en la compra de colorante, la grana cochinilla mexicana, la cual se adquiría en compra anticipada y se pagaba en mercancías, normalmente, tejidos de alta calidad88. También formó parte en la compañía de 1553 con Dalmao Ros y otros mercaderes 89. Y finalmente, desarrolló un importante papel en la exportación de metales preciosos americanos a la urbe hispalense entre 1550 y 155690. 5. Conclusión En definitiva, este trabajo sobre el grupo mercantil catalano-valenciano afincado en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVI debe ser un acicate para primero, reflexionar sobre la verdadera dimensión de su actividad económica con Indias y Europa; segundo, entender el rol que ejerció como intermediario en el sistema comercial de las grandes “naciones” mercantiles de la época como la genovesa; tercero, poner énfasis en la concepción de la comunidad mercantil catalano-valenciana como un ente informal, flexible, multinacional, heterogéneo aunque cohesionado como se desprende en la variedad de prácticas, actitudes y comportamientos expuestos a lo largo del trabajo. Estas conclusiones nos permiten poner sobre la mesa, la posible conexión entre los beneficios económicos procedentes del trato indiano desde Sevilla con la aparición de nuevos fenómenos como, por ejemplo, el eje económico Barcelona-Génova y la recuperación comercial del Mediterráneo occidental en la segunda mitad del XVI.

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E. Otte, “Los comienzos del…”, pp.476-479, y en AGI, IG, leg.1.801 y 1.802. E. Otte, Sevilla, siglo XVI…, p.183. 88 Ibídem, p.83. 89 E. Otte, “Los comienzos del…”, p.470. 90 Ibídem, p.480, y en AGI, IG, leg.1.802 desde 1550. 87

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Pautas de movilidad de las familias portuguesas a Sevilla (1600-1615) Mobility patterns of Portuguese families to Seville (1600-1615) Ignacio GONZÁLEZ ESPINOSA Universidad de Sevilla

Resumen: A pesar de la importancia de la emigración portuguesa hacia Castilla, aún nos queda mucho para poder conocer mejor el impacto que tuvo esta población en los distintos núcleos urbanos. Tomando como marco la Sevilla de inicios del siglo XVII daremos aquí algunos datos sobre las pautas de movilidad de estos inmigrantes, la edad que tenían cuando salieron de sus hogares, los lugares de origen y detalles sobre las rutas seguidas en estos procesos migratorios. Palabras clave: migración, Portugal, Castilla, Sevilla, movilidad, rutas, procedencia. Abstract: In spite of the importance of the portuguese emigration to Castilla, we don’t know yet the real effect that this population had in the differents urban centres. Taking as reference the city of Sevilla in the beggining of the 17th century, we give here some details about the patterns of mobility of this inmigrants, such as the age they had when he leaves their homes, the places they were born and some aspects about the routes they followed. Keywords: migrations, Portugal, Castilla, Sevilla, mobility, routes, origins.

1. La emigración y la población portuguesa en la España Moderna Entre los objetos de estudio tratados por la historiografía, la investigación en torno a los colectivos extranjeros ha gozado, y goza, de un gran interés. A ello contribuyó en gran medida la obra de Antonio Domínguez Ortiz, quien no dejó de legarnos nuevas perspectivas y enfoques a seguir por parte de las futuras generaciones de historiadores; en este sentido, la reedición de “Los extranjeros en la vida española durante el siglo XVII1” puso de nuevo sobre el tablero la importancia de las comunidades foráneas en España a lo largo de toda la época moderna. A la celebración de coloquios y conferencias que han abordado desde distintas ópticas el papel de las migraciones y de los extranjeros2, así como la publicación de interesantes artículos en revistas especializadas como Baética: estudios de arte, geografía e historia o Cuadernos de Historia Moderna 3 , habría que sumar las 1

Antonio Domínguez Ortiz, Los extranjeros en la vida española durante el siglo XVII y otros artículos, edición dirigida por León Carlos Álvarez Santaló, Sevilla: Diputación de Sevilla, Área de Cultura y Ecología, 1996. 2 María Begoña Villar García y Pilar Pezzi Cristóbal (dirs.), Los extranjeros en la España Moderna: Actas del I Coloquio Internacional, celebrado en Málaga del 28 al 30 de noviembre de 2002, Ministerio de Ciencia e Innovación, 2003. Antonio Erias Roel y Ofelia Rey Castelao (dirs.), I Conferencia Europea de la comisión Internacional de Demografía Histórica, Xunta de Galicia: Consellería de Educación e Ordenación Universitaria, 1994. 3 En 2010 esta revista dedicó un monográfico a “Los extranjeros y la Nación en España y la América española”. Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, nº 10 (2011).

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numerosas monografías que se han preocupado de los extranjeros: franceses, genoveses, irlandeses, etc4. Sin ánimo de ser exhaustivos, y teniendo en cuenta la multiplicidad de enfoques y trabajos existentes, solo pretendemos aquí señalar la importancia de la que ha gozado esta temática en los últimos años5. En esta comunicación nos centraremos en la emigración portuguesa hacia Castilla. Contamos con investigaciones que hacen referencia al papel comercial de estos portugueses, así como la implantación en las costas andaluzas de factorías que tenían como fin el abastecimiento de los presidios lusos de las costas norteafricanas 6 . Igualmente sabemos que tuvieron un relevante papel en el comercio indiano7, llegando a embarcarse hacia la América Española 8 a pesar de las prohibiciones existentes al respecto9. Por otro lado, tradicionalmente se ha identificado a estos portugueses con criptojudíos que llegaron a Castilla huyendo de la Inquisición lusa, ofreciendo la documentación inquisitorial buena fe de ello 10 . Algunos de ellos tendrán un papel destacado como banqueros en la corte de Felipe IV11. 4

Algunos ejemplos: Manuel González Jiménez, Genoveses en Sevilla (siglos XIII-XV), La Laguna: Universidad de la Laguna, 1988. Ana Crespo Solana, Entre Cádiz y los países bajos. Una comunidad mercantil en la ciudad de la Ilustración, Cádiz: Ayuntamiento de Cádiz, 2001. Igor Pérez Tostado y Enrique García Hernán (eds.), Irlanda y el Atlántico Ibérico. Movilidad, participación e intercambio cultural (1580-1823), Valencia: Albatros Ediciones, 2010. José Antonio Salas Ausens, En busca de El Dorado: inmigración francesa en la España de la Edad Moderna, Bilbao: Universidad del País Vasco, 2009. 5 Véase el artículo de María Begoña Villar García, donde lleva a cabo una síntesis de los más importantes hitos historiográficos en este sentido. María Begoña Villar García, “Los extranjeros en la España Moderna: un campo historiográfico en expansión”, Baética: estudios de arte, geografía e historia (2007), nº 29, pp. 425-441. La autora es también coordinadora de un libro sobre la inmigración irlandesa: María Begoña Villar García (coord.), La emigración irlandesa en el siglo XVIII, Universidad de Málaga, Málaga, 2000. 6 Tomás García Figueras, “Los factores portugueses en Andalucía en el siglo XVI”, Archivo Hispalense, tomo VIII, nº 23-24 (1947), pp. 151-191.Manuel Henrique Corte Real, A feitoria portuguesa na Andaluzia (1500-1532), Lisboa: Instituto de Alta Cultura, Centro de Estudios Históricos, 1967. Más reciente: Antonio Moreno Osorio, “Apuntes sobre la evolución de la factoría portuguesa en Málaga durante el reinado de Carlos V (1516-1556)”, Isla de Arriarán: revista cultural y científica, nº 29 (2007), pp. 66-80. 7 José Manuel Díaz Blanco, “La corona y los cargadores a Indias portugueses de Sevilla (1583-1645)” en Felipe Lorenzana de la Puente y Francisco J. Mateos Ascacíbar (coords.), Iberismo. Las relaciones entre España y Portugal. Historia y tiempo actual: y otros estudios sobre Extremadura, Llerena: Sociedad Extremeña de Historia, 2008, pp. 91-104. En lo que respecta a la trata negrera atlántica, Manuel F. Fernández Chaves y Rafael M. Pérez García, “Sevilla y la trata negrera atlántica: envíos de esclavos desde cabo verde a la América Española, 1569-1579” en León Carlos Álvarez Santaló (coord.), Estudios de historia moderna en homenaje al profesor Antonio García-Baquero, Sevilla: Universidad de Sevilla, Secretariado de Publicaciones, 2009, pp. 597-622. 8 Maria da Graça A. Mateus Ventura, Portugueses no descobrimento e conquista da Hispano-América. Viagens e expediçoes (1492-1557), Lisboa: Edições Colibri, 2000. 9 Antonio García-Baquero González, “Los extranjeros en el tráfico con Indias: entre el rechazo legal y la tolerancia funcional”, en M. B. Villar García y P. Pezzi Cristóbal (dirs. congr.), Los extranjeros…, p. 82. 10 Simplemente mencionamos algunas obras de consulta. Michel Boeglin, L’Inquisition espagnole au lendemain du Concile de Trente: le tribunal du Saint-Office de Séville (1560-1570), Montpellier: Université Montepellier, 2003. Michael Alpert, Criptojudaísmo e Inquisición en los siglos XVII Y XVII, Barcelona: Ariel, 2001. Julio Sierra, Procesos en la Inquisición de Toledo. Manuscrito de Halle, Madrid, Trotta, 2005. 11 Antonio Domínguez Ortiz, Política y hacienda de Felipe IV, Madrid: Ediciones Pegaso, 1983. Más reciente, Carmen Sanz Ayán, Los banqueros y la crisis de la Monarquía Hispánica de 1640, Madrid: Marcial Pons Historia, 2013.

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Sin embargo, nos queda mucho por investigar, debido a la enorme heterogeneidad que caracterizó a estos migrantes, así como los distintos motivos que les llevaron a cruzar al otro lado de “la raya” 12. Además, estamos ante una emigración que responde a unas dinámicas sociales y demográficas que tiene unos orígenes que se pueden remontar, como mínimo, hasta la Edad Media13. 2. El marco espacial y temporal Andalucía fue una de las regiones que más atrajo a la población extranjera durante toda la Edad Moderna. A ello contribuía la enorme cantidad de zonas de cultivo, así como la existencia de grandes núcleos urbanos con un amplio y variado mercado artesanal. También influyó el comercio atlántico centrado en torno a la ciudad de Sevilla, único puerto que tenía permitido despachar barcos hacia el Nuevo Mundo. Actividades relacionadas directa o indirectamente con el comercio indiano llevaron a la ciudad a convertirse en una de las mayores urbes de la época. Desde muy pronto encontramos instalados en ella a un gran número de extranjeros, flamencos, genoveses y portugueses que irán desarrollando sus propias redes de solidaridad14. Los portugueses tendrán un notable papel en la economía y el comercio de la ciudad, diversificando sus negocios hacia una escala a nivel mundial y usando Sevilla como trampolín15. Por todo ello, Andalucía se convirtió en una zona de atracción para la población extranjera en general y portuguesa en particular, siendo la ciudad de Sevilla el lugar de referencia. El estudio de las migraciones extranjeras debe pasar, necesariamente, por la investigación en torno a este importante núcleo urbano. En cuanto al arco cronológico, el período comprendido entre finales del siglo XVI principios del siglo XVII muestra una serie de características claves para el estudio que venimos realiando. A partir de 1580, gracias a la Unión Ibérica, Portugal y Castilla estarán bajo la soberanía del mismo monarca, lo que aumentó y facilitó el trasvase de personas a un lado y otro de la frontera. Además, la fuerte persecución a la que se vieron sometidos los judeoconversos portugueses por parte de la Inquisición, les llevó a

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La necesidad de que no siempre se identifique a la población portuguesa con grandes hombres de negocio o judeoconversos ya fue señalada por Antonio Domínguez Ortiz, “La inmigración de corto y medio radio en la Andalucía Moderna: modalidades y comportamientos”, en A. Erias Roel y O. Rey Castelao (dir. congr.), I Conferencia…, p. 357-379. Por ejemplo, sabemos que en Jerez de la Frontera un gran número de portugueses acudían a las tareas de siembra y recogida de las mieses. Juan Diego Pérez Cebada, “La emigración portuguesa a Jerez, (siglos XVI-XVIII)”, en A. Erias Roel y O. Rey Castelao (dir. congr.), I Conferencia Europea… pp. 859-872. 13 José Luis Martín Martín, “Movilidad transfronteriza en la raya con Portugal después de Aljubarrota”, en Greogorio del Ser Quijano e Iñaki Martín Viso (eds.), Espacios de poder y formas sociales en la Edad Media, Salamanca: Universidad de Salamanca, 2007, pp. 155-170. El profesor López de Coca señala la importancia de los portugueses en la conquista del reino de Granada, José Enrique López de Coca Castañer, El Reino de Granada en la época de los Reyes Católicos: repoblación, comercio y frontera, vol. I, Granada: Universidad de Granada, 1989. 14 Jaime García Bernal y Mercedes Gamero Rojas, “Las corporaciones de nación en la Sevilla moderna. Fundaciones, redes asistenciales y formas de sociabilidad”, en Bernardo J. García García y Óscar Recio Morales, Las corporaciones de nación en la monarquía hispánica (1580-1750). Identidad, patronazgo y redes de sociabilidad, Madrid: Fundación Carlos de Amberes, editorial Doce Calles, 2014, pp. 347-387. 15 Manuel F. Fernández Chaves y Rafael M. Pérez García, “La penetración económica portuguesa en la Sevilla del siglo XVI”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie IV, Historia moderna, tomo 25 (2012), pp. 199222.

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buscar refugio en España, de donde no en pocas ocasiones eran originarios 16 . Por último, la epidemia de peste que azotó a la fachada atlántica –y en especial a la corona portuguesa- llevó a que muchos individuos, cuyas familias habían quedado rotas, buscasen ahora una nueva oportunidad en otras zonas 17 . Así, estos años se perfilan como claves para estudiar un fenómeno que, aunque no dependía exclusivamente de factores coyunturales, debió de verse afectado por ellos. 3. La fuente histórica. Datos obtenidos Sin embargo, y a pesar de la importancia cuantitativa y cualitativa de esta población portuguesa, no siempre resulta fácil rastrear las huellas documentales que ha dejado su presencia. La gran mayoría de estudios que se han realizado en este sentido tienen como principal fuente la documentación inquisitorial. La documentación notarial resulta sumamente interesante para llevar a cabo estudios sobre los negocios y la penetración económica en la ciudad de determinados individuos, pero a través de ella no se pude conocer un fenómeno mucho más general y complejo como es el de las migraciones. Los padrones, por su parte, no son periódicos ni completos para esta época, ya que se llevaban a cabo con fines fiscales o militares. En cuanto a las fuentes parroquiales, además de dispersas, suelen ser bastante escuetas en los detalles que ofrecen sobre los individuos de origen extranjero, solo señalando su origen. Por todo ello, se hace necesario el uso de nuevas fuentes documentales para poder disponer de una visión más global de estos movimientos de población. En este sentido, los expedientes matrimoniales –documentación sobre la que venimos trabajando- resultan de gran importancia para realizar una investigación de estas características. Tras el Concilio de Trento, y con el fin principal de evitar los matrimonios clandestinos, se impuso la obligatoriedad de que los contrayentes fueron amonestados en sus respectivas parroquias antes de que la unión se llevase a cabo 18. Los futuros cónyuges debían presentar declaración en la que afirmen no tener ningún impedimento para contraer matrimonio, tales como haber profesado voto de castidad o religión, estar ya casados, etc. A ello debían sumar las declaraciones de testigos que lo corroborasen. Durante tres días seguidos de fiesta (o en su defecto celebraciones litúrgicas de asistencia obligatoria por parte de los fieles) eran anunciados los nombres de los contrayentes para que si alguien conociese algún motivo que impidiese que se llevase a cabo el matrimonio lo denunciase. Pasado este período los curas de las parroquias pasan a efectuar la unión entre ambos cónyuges. Todo esto nos ofrece una valiosísima información de cara a realizar nuestro estudio. Los expedientes matrimoniales recogen el nombre, la edad, residencia, oficio y 16

João Lúcio de Azevedo, Historia dos cristãos-novos portugueses, Lisboa: Livraria Classica Editora, 1921. Más reciente: Ana Isabel López-Salazar Codes, Inquisición y política: el gobierno del Santo Oficio en el Portugal de los Austrias (1578-1653), Lisboa: Universidad Católica Portuguesa, Centro de Estudios de História Religiosa, 2011. 17 Bernard Vincent, “La peste atlántica de 1596-1602”, Andalucía en la Edad Moderna: Economía y Sociedad. Granada: Diputación Provincial de Granada, 1985, pp. 51-80 18 Sobre ello se puede consultar: Ignasi Fernández Terricabras, Felipe II y el clero secular: la aplicación del Concilio de Trento, Madrid: Sociedad Estatal para la conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000. Primitivo Tineo, “La recepción de Trento en España (1565): disposiciones sobre la actividad episcopal”, Anuario de historia de la Iglesia, nº5 (1996), pp. 241-296. Para el caso concreto de Sevilla, Rafael M. Pérez García, “Los sínodos sevillanos de Cristóbal de Rojas y Sandoval”, Archivo Hispalense, nº250 (1999), pp. 11-26.

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padres de ambos contrayentes. Además, en el caso de ser extranjeros, deben especificar donde nacieron y cuánto tiempo llevan establecidos en la ciudad. Sumamos a esto, por si fuera poco, que los testigos aportan un gran número de detalles sobres las relaciones de estos individuos con el resto de habitantes de la ciudad. Por último, gracias al uso de esta fuente podemos determinar las pautas matrimoniales del grupo poblacional objeto de nuestro estudio, así como su establecimiento a medio-largo plazo. Para el marco espacial de estudio aquí propuesto contamos con una gran ventaja, ya que los expedientes matrimoniales relativos a toda la archidiócesis de Sevilla se hallan custodiados en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla (AGAS)19. Ello nos permite manejar una gran cantidad de información referente a muchos y variados núcleos urbanos, tales como son el caso de Utrera, Écija, Jerez de la Frontera, Carmona y Osuna; además de obviamente todas las parroquias pertenecientes a la propia ciudad de Sevilla. El buen estado de conservación y la gran cantidad de expedientes matrimoniales nos permiten ofrecer una panorámica bastante amplia del tema que queremos tratar. Actualmente hemos centrado nuestros esfuerzos en la información relativa a la ciudad de Sevilla durante los primeros 15 años del siglo XVII. Contamos con más del 85% del total de documentación relativa a este período ya consultada, lo que corresponde a 4.250 expedientes matrimoniales, de los cuales 401 tienen al menos a un cónyuge de origen portugués. Cifra que no debe pasar inadvertida, ya que esto nos indica que un 9’43% de los matrimonios que se efectuaron en Sevilla en dicha época tienen como protagonista a los sujetos objeto de nuestro estudio. Con el fin de situar mejor estos datos es conveniente compararlos con los de otras investigaciones, aunque hemos de puntualizar que las cifras que vamos a ofrecer ahora han sido extraídas usando distintas fuentes y con unos marcos cronológicos que no son idénticos a los nuestros; no obstante, creemos que pueden serviernos como referencia. Para el profesor Antonio Luis López Martínez, la población de origen portugués afincada en Sevilla según el padrón de 1642 suponía un 12’20% del total de vecinos20. Gregorio García-Baquero, en su análisis de la parroquia –también sevillanade San Martín, observa que los contrayentes de origen portugués suponen un 12’3% de los registrados en los libros de matrimonios21. La cercana ciudad de Córdoba ofrece una cifra un tanto menor, el 7’3%22. En otros lugares de Andalucía como es el caso de Málaga la inmigración portuguesa supondría un 1’2% respecto a la proveniente de otros lugares entre los años 1561-1700, cifra que puede parecer pequeña pero que está tomada respecto al total de inmigrantes y en un período muy amplio 23. Por su parte, el Puerto de Santa María ofrece un porcentaje bastante alto, un 10’7%24. Por último, la ciudad de 19

Archivo General del Arzobispado de Sevilla [AGAS]. Sección Matrimonio Ordinarios [MO]. A partir de ahora citaremos los expedientes usando el nombre de ambos contrayentes y la fecha. 20 Antonio Luis López Martínez, Cruzar la Raya. Portugueses en la Baja Andalucía, Sevilla: Centro de Estudios Andaluces, 2011, p. 43. 21 Gregorio García-Baquero López, Estudio demográfico de la parroquia de San Martín de Sevilla (15591749), Sevilla: Diputación Provincial de Sevilla, 1982, p. 173. 22 Los años son bastante cercanos a los nuestros, 1590-1619, José Ignacio Fortea Pérez, Córdoba en el siglo XVI: las bases demográficas y económicas de una expansión urbana, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1979, p. 166. 23 Isabel Rodríguez Alemán, Inmigrantes de origen extranjero en Málaga (1564-1700), Málaga: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 2003, p. 79. 24 Juan José Iglesias Rodríguez, Una ciudad mercantil en el siglo XVIII: El Puerto de Santa María, Sevilla: Muñoz Moya y Montraveta, 1991, p. 153.

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Jerez para el siglo XVII nos ofrece una cifra de residentes de origen portugués que llega al 10% 25 . Saliendo de Andalucía, y tomando como referencia Extremadura, nos encontramos con que entre los años 1573-1653, y partiendo de las medias de tres localidades extremeñas, las cifras se situarían en torno al 6’9%26. 4. Pautas de movilidad de la población portuguesa afincada en Sevilla El objeto de esta comunicación es completar el análisis que ya ofrecimos sobre esta misma cuestión en el XIII Congreso de la FEHM, donde nos centramos en los oficios de los contrayentes de origen portugués afincados en Sevilla, así como su distribución por el entramado urbano de la ciudad27. En esta ocasión, y teniendo como base una muestra bastante más amplia, queremos aportar nuevas informaciones sobre los movimientos y las pautas migratorias de estos individuos. Al hablar de Portugal debemos tener en cuenta una serie de especificaciones. En el norte predominan los pequeños núcleos urbanos y el minifundio, frente a una zona meridional relativamente deshabitada tras el proceso de conquista durante la Edad Media. La gran densidad demográfica del norte, frente a un sur poco poblado, llevará a que las migraciones sean predominantemente norte-sur, ejerciendo las grandes ciudades una fuerte atracción28. Braga, Porto, Coimbra y sobre todo Lisboa irán creciendo cada vez más gracias a la población de los territorios circundantes. A estos movimientos habría que sumar otros de carácter temporal y con fines laborales. Dentro de Portugal, destacará el desplazamiento de canteros y pedreros hacia las ciudades del sur, que tendrán como principal objetivo la construcción de edificios de carácter religioso29. La movilidad estacional ligada a las tareas agrícolas también tendrá un importante papel en las migraciones. Además de los propios campos portugueses, la zona de Andalucía, falta de mano de obra durante la siembra y la siega, será un reclamo para los trabajadores del campo. La mejora de salarios era bastante significativa, pudiendo llegar a suponer durante la recogida de las mieses un aumento de hasta el 250% respecto a lo que se pagaba el resto del año30. En nuestro caso, al estudiar matrimonios debemos tener en cuenta que estamos ante individuos que, al menos a un medio-largo plazo, tenían el objetivo de instalarse en la ciudad, no respondiendo a las migraciones periódicas o estacionales que acabamos de mencionar. Aunque ello no es óbice para que, en un primer momento, algunos de ellos pudiesen llegar a la ciudad de manera provisional. Pero si analizamos algunas cifras, podemos observar que los individuos presentes en nuestra muestra, en general, no responderían a este perfil. Tanto para hombres como para mujeres, la media de edad con la que llegaron a Sevilla es 25

J. D. Pérez Cebada, “La emigración portuguesa…” p. 862. Esta es la media que hemos obtenido con las cifras de las parroquias de Torrejoncillo, El Casar y Aliseda, todas ellas en Cáceres. José Luis Pereira Iglesias, Miguel Rodríguez Cancho e Isabel Testón Nuñez, “Análisis demográfico de la Alta Extremadura (1536-1610), Studia historica. Historia Moderna, (1987) nº 5, p. 156 27 Ignacio González Espinosa, “Portugueses en Sevilla: sus oficios y profesiones durante el reinado de Felipe III”, XIII Reunión Científica de la FEHM, Sevilla: Universidad de Sevilla. En prensa. 28 Antonio de Olivera “Migrações internas e de média distância em Portugal de 1500 a 1900”, en Antonio Eiras Roel y Ofelia Rey Castelao (eds.), Migraciones internas y medium-distance en la Península Ibérica, 1500-1900, vol. II, Santiago de Compostela: Consellería de Educación e Ordenación Universitaria, 1994, p. 7. 2. 29 Ibid., p. 7. 30 A. L. López Martínez, Cruzar la Raya…, p. 27. 26

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prácticamente idéntica, situándose en torno a los 13 años; los varones no suelen especificar nada respecto al desplazamiento, mientras que las mujeres sí suelen señalar que vinieron con sus padres o familiares. Además de llegar jóvenes, también presentan un prolongado tiempo de estancia en la ciudad, que se situaría en torno a los 12 años. El matrimonio no viene sino a confirmar un deseo de continuar residiendo en el mismo lugar. En lo que respecta al origen de estos individuos, hemos tomado como referencia las divisiones administrativas eclesiásticas. También aparecen citadas en la fuente que estamos manejando las localidades, pero creemos que es mucho más ilustrativo tomar unos marcos espaciales un poco mayores. Los datos obtenidos se reflejan en la siguiente gráfica.

Procedencia de los inmigrantes portugueses 1600-1615 70 60 50 40 30 20 10 0

62

66

39

2

6

6

9

14

14

18

18

23

23

23

25

Fuente: AGAS. Legajos consultados31

Tal y como se puede observar, la cercanía geográfica no es un factor determinante a la hora de analizar el proceso migratorio luso hacia la Baja Andalucía. En nuestra muestra predominan de manera mayoritaria los individuos provenientes del arzobispado de Braga. En segundo lugar, numéricamente hablando, se encuentra la zona del Arzobispado de Lisboa, donde tiene un especial papel la propia capital portuguesa. El obispado de Faro, que linda directamente con Andalucía, se encuentra en tercera posición, y con unas cifras bastante inferiores a la de los lugares antes señalados. A las cifras de de Braga habría que sumar las de Miranda y Lamego, para tener una idea más aproximada de la importante cantidad de población emigrada desde la zona septentrional de Portugal, que llegaría a suponer más del 30% del total. Esto responde a las dinámicas internas de esta región, que llevarían a que muchos individuos emigrasen fuera de un núcleo familiar que no podía mantener a todos sus descendientes. Esta emigración es de un signo muy parecido a la que se produjo entre Galicia y 31

Todos los legajos corresponden al AGAS, Sección Matrimonios Ordinarios. Los legajos consultados son los siguientes: 05492A; 05492B; 0746; 07494; 07495; 05887; 05888; 07847; 07966; 08247; 07564; 05887; 05883; 07635; 06851; 06852; 06760; 06761; 05804; 06835; 07680; 08278; 06452; 05785; 08026; 07501; 05645; 05646; 05664; 07231; 07232; 08063; 06821; 07896; 06436; 05891; 07019; 8209; 08205;05450;06739;07729;06626;0876;07668;07277;07289;07358;07513;05601;05753;05754;08116

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Andalucía. Además, sabemos que existía un importante volumen de emigración portuguesa hacia la zona gallega32, lo que hace aún más significativo el alto número de individuos que se dirigieron hacia el Reino de Sevilla. Otros lugares fronterizos, como es el caso de Évora o la Guarda, también muestran unas importantes cifras de emigración, aunque siempre por debajo de las ya citadas. El caso de Porto, aún situándose en el norte, muestras unas pautas diferentes, con un escaso número de individuos provenientes de esta región; nos encontramos ante una zona mucho más dinámica económicamente hablando, debido a la importancia del puerto marítimo con el que contaba lo que llevará a otro tipo de modelos migratorios33. Tampoco podemos dejar de mencionar a aquellos individuos que, en nuestro análisis, hemos denominado como “extrapeninsulares”. Se trata de personas provenientes de los archipiélagos pertenecientes a la corona portuguesa, en concreto, la isla de Madeira y, sobre todo, el archipiélago de las Azores, donde destaca la isla Terceira. Resulta un hecho muy interesante que encontremos individuos originarios de esta zona y que se instalen en la ciudad de Sevilla; su ruta de llegada conecta directamente con las empleadas por el comercio atlántico, ya que estos archipiélagos eran una zona de paso y abastecimiento para las naos que se dirigían hacia América. A ello habría que sumar que los individuos presentes en nuestra muestra se dedicaban a diversos oficios, desde zapateros hasta trabajadores del campo, no teniendo relación directa con el comercio o la marinería. En cuanto a los movimientos migratorios protagonizados por las mujeres, de un total de 122 casos, 29 proceden del arzobispado de Lisboa, teniendo de nuevo un enorme protagonismo la propia ciudad. Le siguen en número las provenientes de la zona del obispado de Faro, suponiendo unos 20 casos de los registrados en nuestro estudio. Por último, nos encontramos con 16 mujeres que proceden del arzobispado de Braga. En este caso, por tanto, la enorme densidad poblacional de la capital portuguesa y la cercanía parecen ser unos factores más determinantes que en el caso de los hombres. 5. Rutas de llegada No queremos dejar de hacer alguna referencia a las rutas seguidas por estos inmigrantes. La fuente que venimos manejando nos permite hacer ciertas apreciaciones a este respecto, ya que en las declaraciones de los contrayentes se recogen los lugares donde han vivido con anterioridad y durante cuánto tiempo. En la gran mayoría de las ocasiones nos encontramos con que los contrayentes declaran haber venido “vía recta” a Sevilla. Sin embargo, contamos con algunos casos que, aunque no llegan a suponer más del 10%34 del total de nuestra muestra, nos ofrecen algunos detalles muy interesantes. Dentro de ellos, cabría destacar el desplazamiento

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María Norberta Amorim, “Reconstituição de paróquias e estudo das migrações internas: o caso de uma paróquia minhota no Antigo Regime”, Cadernos do noroeste (1992), volumen 3 nº 1-2, pp. 125-140. Ofelia Rey Castelao “Movimientos migratorios en Galicia, siglos XVI-XIX”, en A. Eiras Roel y O. Rey Castelao (dir. congr.), I Conferencia Europea…. pp. 85-130. 33 De este modo, Porto será en el siglo XVIII una válvula de escape hacia Brasil, aunque también de llegada de inmigrantes hacia territorio portugués. Jorge Fernandes Alves, “Aspectos da emigração no Noroeste Português- O distrito do Porto no século XIX”, Revista de Demografía Histórica, Vol. 13 (1995), pp. 75-90. 34 No creemos que estas cifras sean absolutas, debiendo existir un movimiento migratorio mucho más complejo que no siempre es especificado por los protagonistas.

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hacia grandes núcleos urbanos portugueses, sobre todo Lisboa y Braga, como lugares de paso y estancia antes de su posterior emigración hacia Castilla. Manuel de Silva, gorguero, es llevado por sus padres desde la zona de Braga hacia Lisboa, donde tras nueve años marchará a Sevilla35. Otro ejemplo es el de Antonio Pérez, que procedente de Porto será llevado por su tío hacia la capital lusitana cuando tenía 11 años de edad, ejerciendo allí la profesión de marinero36. Un camino parecido fue el seguido por Manuel de Castro37; también portuense, marchó a la edad de catorce años hacia Lisboa, tras un mes irá a Braganza donde residirá durante tres años, para de allí pasar a Burgos, Murcia y finalmente Sevilla. Su desempeño como perfumero debe estar sin duda muy relacionado con estos continuos cambios de residencia38. Melchor Viera, también nació en la zona de Porto, y marchará con 11 años a Setúbal, muy cerca de Lisboa; tras dos años partirá hacia Sevilla39. Por su parte, Elena Francisca, natural de algún lugar del obispado de Lamego, se mudó a la edad de 10 años a Torre de Moncorvo, en Braga; allí residió unos 20 años antes de marchar hacia Sevilla40. Otro de los caminos de paso de estos inmigrantes será Extremadura, y en concreto la zona de Badajoz. María López, natural de Moura, en compañía de su hermano se trasladó hasta Fregenal de la Sierra, donde estuvo residiendo siete años 41. Andrés Gutiérrez, nacido en Elvas, se marchará con 22 años hacia Badajoz, desde donde marchará a Sevilla 15 años después 42 . Por último, Manuel Ramos dejó su Estremoz natal, en el arzobispado de Évora, rumbo a la ciudad pacense; tras dos años trabajando como albañil, se dirigirá hacia su nuevo destino43. También nos encontramos con otras importantes ciudades castellanas, como es el caso de Madrid o Salamanca. María Rodríguez, natural de Braganza, fue llevada por sus padres a la capital castellana a la edad de 10 años; en ella residirá durante 6 años antes de llegar a Sevilla44. Francisco Ruíz entrará en Castilla por la zona de Salamanca; con 17 años salió de Miranda del Duero hacia la ciudad salmantina, de allí viajará a diversos lugares, como Madrid, Vélez Málaga, Murcia y Osuna, para finalmente recalar en Sevilla45. Podemos observar, por tanto, dos cuestiones bastante importantes. Primero la atracción que ejercían los grandes núcleos urbanos lusitanos como primer lugar de destino de algunos de estos individuos. Otra cuestión a destacar es la importancia de Extremadura como zona de paso, al tratarse de uno de los puertos secos entre Castilla y Portugal. La práctica inexistencia de personas que residan en poblaciones onubenses parece indicarnos que los habitantes de los lugares más meridionales de la geografía

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AGAS MO Leg. 05646. Manuel de Silva y Ana de Mena. Año 1610. El dicho su tío afirma que en Lisboa, donde él tenía una casa, era donde posaba cuando volvía de las Indias. AGAS MO Leg. 08077. Antonio Pérez y Catalina de Lasarte. 1602. 37 AGAS MO Leg. 05785. Manuel de Castro y María de Centeno. Año 1601. 38 Su testificación muestra algunas incongruencias en cuanto al tiempo de residencia en cada uno de los sitios, lo cual no concuerda ni con su edad ni con las declaraciones de los testigos que parecen incluir algunas variaciones al respecto. 39 AGAS MO. Leg. 06452. Melchor Biera y María Gómez. Año 1600. 40 AGAS MO. Leg. 07232. Martín López y Elena Francisca. Año 1613. 41 AGAS MO. Leg. 05887. Francisco López y María López. Año 1611. 42 AGAS MO. Leg. 05689. Andrés Gutiérrez y Francisca de la Cuna. Año 1609. 43 AGAS MO. Leg. 05664. Manuel Ramos y e Isabel González. Año 1611. 44 AGAS MO. Leg. 05888. Felipe Duarte y María Rodríguez. Año 1610. 45 AGAS MO. Leg. 05887. Francisco Ruíz e Isabel Ruíz. Año 1611. 36

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portuguesa realizaban una migración directa hacia Sevilla, que era sin duda la gran ciudad de referencia en la Baja Andalucía. 6. Conclusiones El análisis de los datos obtenidos en nuestra investigación nos pone de relieve varios aspectos. Por un lado la importancia de la emigración proveniente desde las regiones más septentrionales de Portugal, cuyos habitantes además de hacia Galicia también marcharán a Andalucía como consecuencia de la fuerte presión demográfica y las características socioeconómicas de esta zona. En segundo lugar, nos gustaría destacar la juventud de estos emigrantes, así como que hombres y mujeres presenten unas pautas un tanto distintas, siendo estas últimas acompañadas mayoritariamente por familiares. Estamos ante unos individuos que, en el momento de contraer matrimonio ya cuentan con una estancia prolongada en la ciudad, a la que llegaron siendo jóvenes y en la que habían desarrollado su vida laboral. Por último, también habría que hacer referencia a la gran movilidad existente dentro del propio territorio portugués, así como la emigración rural hacia los grandes núcleos urbanos. Por su parte, Extremadura se muestra como una de las zonas no solo de paso, sino también de estancia más comunes por parte de los inmigrantes que finalmente se instalarán en Sevilla. Todavía quedan muchos aspectos por determinar. Para empezar nos gustaría ampliar el arco cronológico de nuestra investigación y realizar el estudio de algunos otros núcleos urbanos andaluces con el fin de encontrar similitudes y diferencias respecto a los datos obtenidos hasta ahora. También es indispensable el empleo de fuentes pertenecientes a los archivos provinciales y notariales con el fin de analizar el papel de estos individuos en la economía y el gobierno local. Por último, y no menos importante, cruzar la información obtenida con la procedente de la documentación de archivos portugueses y en particular la relativa a las ciudades portuguesas desde las que provenían mayoritariamente estos migrantes, para conocer mejor los factores que motivaron estos movimientos y las consecuencias que tuvieron.

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