La comunidad hindú de Ceuta, Madrid 2009

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Descripción

Voces del presente.

Minorías culturales

y religiosas en España:

hindúes en Canarias,

Ceuta y Melilla

VÍCTOR MORALES LEZCANO TERESA PEREIRA RODRÍGUEZ (Coordinadores)

UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

CUADERNOS UNED (0135295CUQIAOJ) _ VOCES DEL PRESENTE: MINORlAS CULTURALES y RELIGIOSAS EN ES PANA: HINDÚES EN CANARIAS, CEUTA y MELILLA Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

© Universidad Nacional de Educación a Distancia Madrid, 2009

Librería UNED: el Bravo Murillo, 38 - 28015 Madrid Tels.: 91 398 7560/7373 e-mail: [email protected]

DIRECTOR

Víctor Morales)

CONSEJO ASESO)

José Francisco UNED). Blanca Azc Benaboud (profeso Marruecos). Enriqu Ce. TT. Historiogr~ Antropología, Unive nosa (profesora, An hita (Archivera Genl

© Víctor Morales Lezcano, Teresa Pereira Rodríguez

ISBN: 978-84-362-5897-4 Depósito legal: M. 50.848-2009

Primera edición: diciembre de 2009

Impreso en España - Printed in Spain Imprime y encuaderna: CLOSAS-ORCOYEN, S. L. Poligono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid)

CONSEJO DE RED

Francisco Abad J ral, UNED). Alicia A Juan Ignacio Castie González Alcantud ( tor Morales Lezcano Quintana Navarro ( Torre Gómez (profe~

COLABORADORE~

Isabel Alonso Álv Manuel Bolaños de

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III

LA COMUNIDAD HINDÚ DE CEUTA

José Luis Gónzez Barceló

Los orígenes Ceuta, por su ubicación geográfica, ha sido desde que tenemos noticias de su existencia, un punto de tránsito de personas y de mercancías. Fue así para el comercio de la Antigüedad y la Edad Media, y lo siguió siendo en la Edad Moderna. Durante el siglo XIX, a pesar de las reivindicaciones de políticos y mili­ tares, la inexistencia de un verdadero puerto resultaba una total incon­ gruencia, al contar en cambio con una declaración de Puerto Franco que, conseguida de forma provisional durante la Guen-a de África de 1859-60, se refrendó en 1863. Con la Regencia de M. a Cristina la población de Ceuta va a tener un importante crecimiento, en parte por los proyectos que los diferentes gobiernos iban aprobando para la ciudad, en parte por las perspectivas que el movimiento africanista y colonialista tenía puesto en Marruecos. Gibraltar contaba ya en aquellos años con algunos comerciantes hin­ dúes que trataron de buscar nuevas perspectivas en Tánger y Ceuta. Estas personas solían entrar y salir de la población introduciendo diversas mer­ cancías que se vendían en los distintos comercios locales. Eran productos de importación, que llamaban la atención del público por la novedad y su precIO. En 1893 se asentará el primero de ellos, Narumal Pohomull, que montó su comercio en el número 30 de la entonces calle Soberanía Nacional', trayendo consigo dos empleados de su misma nacionalidad, es decir, pakis­ taníes británicos. El Sr. Pohomull permaneció en Ceuta al menos hasta los inicios del siglo xx, a la vista de los padrones de habitantes.

I

Az-chivo General de Ceuta (AGCE). Padrón Municipal de 1900.

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VOCES OEL PRESENTE: MINORíAS CULTURALES Y REUGIOSAS EN ESPAJ'IA

La primera licencia de apertura de establecimiento que hemos encon­ trado de un miembro de la Comunidad lleva fecha de 3 de septiembre de 1900 cuando el Sr. Udhavadas e hijos la solicitan para abrir su estableci­ miento en el número 22 de la entonces calle Gómez Pulid0 2 , En esos años detectamos al menos otros dos comercios en la misma vía, ya fuera en el trozo conocido como Gómez Pulido -hoy Revellín- o como Soberanía Nacional, hoy Real. En el Padrón de 1900 aparece también en Ceuta Bodanmal Chabaldas Chainani. Debió ser una estancia breve, porque luego desaparecerá hasta que en 1915 retornase ya con su familia, para asentarse en ella. Bodanmal falleció muy joven, aunque en Ceuta quedará su hijo Gul y sus nietos Dayal­ das y Bagwan quienes mantendrían sus negocios durante muchos años en la población y en la vecina de Tetuán 3 . Podemos decir que en todos estos casos nos hallamos ante comerciantes que se asientan en la población como transeúntes, tanto por su voluntad de permanencia temporal como por su situación documental. Además, no traen consigo a sus familias. Esto explica, también, el por qué no encontramos a ninguno de ellos en la fundación de la Cámara de Comercio de Ceuta, en 1906, aunque más tarde hayan de darse de alta, encontrando sus reclamaciones y quejas en los años 10 por motivos como los horarios de apertura 4 .

Las primeras familias

En 1909 llega a Ceuta Hardasmal Talarán Mirchandani. Procedente de Hyderabad, región del Sind, en la India, como buena parte de sus compa­ triotas trataba de encontrar un mercado para sus mercancías, entonces sumamente atractivas para una población que iba creciendo en número y recursos económicos.

2

El Africa, n.o 770, 8 de septiembre de 1900, p. 3. La fecha corresponde a la Sesión Municipal en

la que se aprobó la concesión, aunque no se conserva el expediente.

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RAMCHANDANI,

J.

c.: Corazones de la India,

Almas el1 Ceuta. Ceuta, 1999. 4 ALARCÓN CABALLERO, J. A.: La Cámara de Comercio, industria y navegación de Ceuta. Un siglo en la historia económica y social de Ceuta (1906-2006); t. 1, Ceuta, 2007. 3

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Hardasmal Talarán vino convencido de sus posibilidades en la Ciudad y ya en 1927 se trajo a su esposa Rukibay y a su hijo, formando la que sus des­ cendientes consideran la primera familia hindú de la Ciudad, como escribe su hijo Sundardas Hardasmal Mirchandani en sus memorias: Evocaciones Ceutíes, publicadas recientemente en Ceuta 5 . Sin embargo, en 1920 había llegado Wadhunmal Isardas Ramchandani, con sus hijos. Viudo, acudirá a Gibraltar para contraer matrimonio con M. a Úrsula Fernández Femández, ante los problemas legales, civiles y religiosos, que acarreaba un matrimo­ nio mixto. Una práctica que también seguían miembros de otras confesio­ nes religiosas. Por cierto que fruto del matrimonio entre Hardasmal Talarán y Rukibay Hardasmal nacería una niña, en 1931, que en 1949 se bautizó para contraer matrimonio con Francisco A. Neila Macarro, en ese mismo añ0 6 . Sería el primer matrimonio de estas características en la Ciudad, siendo África, también la primera mujer de la comunidad que accedería a la nacionalidad española, por matrimonio, en 19531. La particular forma de comercio de estos empresarios, dedicados casi en su totalidad a la importación, así como la necesidad de obtener mayores facilidades legales para llevarlas a cabo y mejores precios en origen median­ te las compras masivas, les llevaron muy pronto a asociarse entre ellos. Alarcón, en su estudio sobre la Cámara de Comercio de Ceuta encuentra la primera sociedad entre 1918 con Udharas y Chellaram con Pohomull, que era el único miembro de la Cámara, hasta entonces 8 . Un año antes, Manuel L. Ortega publica su Guía del Norte de África y en ella encontramos nada menos que seis establecimientos dedicados a la venta de Objetos indios 9: Chamillarain y ca; Chanray (1. T); Chellaram (D.); Dialdas e hijos (M); Pohomull hermanos; Uhdavadha y ca (D.).

Algunas de estas firmas, como Dialdas, eran sociedades que tenían comercios en distintas ciudades y países, por lo que eran administradas mediante apoderados, con sus correspondientes empleados. ; HARDASMAL MIRCHANDANI, S.: Evocaciones Celllíes. Ceuta, 2008.

Archivo Diocesano de Ceuta (ADCEl, L. 402.

7 RA,\1CHA.NDA.NI,OP. cit., p. 62.

$ ALARC6N, op. cil., t. I, p. 183.

9 ORTEGA, M. L.: Guía del norte de A[rica y sur de Espaí'la. Madrid: Almanaque, 1917.

6

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VOCES DEL PRESENTE: MINORÍAS CULTURALES Y RELIGIOSAS EN ESPASA

La década de los treinta

Con la II República, la poco más de media docena de cabezas de familia hindúes que reflejan los distintos documentos duplica su número, según detectaba Manuel Gordillo Io . Comunidad pacífica, discreta y conservadora, el relato de Sundardas Hardasmal ya mencionado nos habla de sus temores durante los diferentes disturbios que se vivirán en Ceuta entre 1931 y 1936, el miedo a los bombardeos durante la Guerra Civil y el comportamiento británico al enviar un destructor a Ceuta para recoger a cuantos ciudada­ nos británicos -y la comunidad mantenía esa nacionalidad- quisieran trasladarse a Gibraltar, lo que mayoritariamente decidieron no hacer. El régimen militar, lejos de considerar a tan industrioso grupo de fami­ lias, que habían permanecido en la Ciudad incluso en los peores momentos, no trató especialmente bien al colectivo. De hecho, Hardasmal ha recupe­ rado actitudes de militares y falangistas que abusaron con frecuencia de ellos. Otro de los problemas que va a ceñirse sobre la comunidad, como sobre la judía, será la declaración de confesional del Estado, lo que en la práctica suponía cerrarles las puertas a cualquier actividad que dependiera del Esta­ do, como el funcionariado o la docencia.

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El final del fr 11 Guerra Mundial, la Independencia de la India y el movimiento asociativo

Si la Guerra Civil había traído una enorme crisis, materializada en el racionamiento y el mercado negro, la II Guerra Mundial provocó el aisla­ miento del País, y con él, el de nuestro puerto. Finalizado el conflicto, se produce un aumento de la población hindú en Ceuta, que el censo de 1950 cifra en 112 personas. Ahora son ya muchas las familias residentes, siempre alrededor del comercio. El 15 de agosto de 1947 la comunidad hindú local celebró la Indepen­ dencia de la India, con una cena en el Hotel Atlante a la que asistieron

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HINDÚES EN CEUTA y MELlLLA

las diferentes autoridades civiles y militares. Ese mismo verano un pro­ fesor del Instituto Hispano-Marroquí de Ceuta, José Solera Barco, había contraído matrimonio con la hija de Wadhunmal Isaardas Ramchandani, Carmen 11. José Solera sería el encargado de redactar los estatutos de la Asociación Hindú de Ceuta, que se aprobaría el 28 de mayo de 1948 con el nombre de Asociación de Comerciantes Hindúes, para orillar las difi­ cultades legales. Escribía Teba R. Escribano l2 que: La comunidad hindú en España viene a ser socialmente visible, no tanto por su número, ni por su diversidad cultural en sí, sino por su capa­ cidad de organizarse y por la forma en que se estructuran como colectivo o comunidad.

Efectivamente, la experiencia ya centenaria de la comunidad ceutí ava­ lan esta afirmación. De una parte, la forma de trabajar en grupo, compar­ tiendo sus licencias de importación y consiguiendo el mejor rendimiento a sus posibilidades; de otra, el trabajo desde la asociación para mantener su lengua, su religión, sus costumbres.

El final del franquismo La mejora en las condiciones económicas de España y, ya a finales de los años sesenta, el cierre de la Verja de Gibraltar, provocarán una explosión comercial en Ceuta, en buena parte conseguido por los comerciantes hin­ dúes, que en esos años alcanzan la cifra de medio millar, según calculaba Gordillo Osuna. Su éxito, incluso, condiciona el crecimiento urbano, naciendo nuevas zonas comerciales como el actual Paseo de las Palmeras y cualquier local, entre las hoy plazas de la Constitución y de Azcárate, por pequeño que fuera, se convierte en un comercio, enlazados unos por otros mediante fir­ mas comerciales de la comunidad.

11

ADCE, L. 391.

ESCRlBANO TORRES, T. R.: «Análisis cultural y sociodemográfico de la inmigración hindú», Actas del II Congreso de Inmigración, interculturalidad y co/wivencia. Ceuta, 2003, p. 127. 12

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