“La comunidad flamenca en Sevilla durante el reinado de Felipe II y su papel en las redes mercantiles antuerpienses” en IGLESIAS RODRÍGUEZ, J. J., PÉREZ GARCÍA, R. M., FERNÁNDEZ CHAVES, M. F. (coords.): Comercio y cultura en la Edad Moderna... (Sevilla, 2015)

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Juan José Iglesias Rodríguez Rafael M. Pérez García Manuel F. Fernández Chaves (eds.)

COMERCIO Y CULTURA EN LA EDAD MODERNA

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Contiene los textos de las comunicaciones de la XIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna

EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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Juan José Iglesias Rodríguez Rafael M. Pérez García Manuel F. Fernández Chaves (eds.)

COMERCIO Y CULTURA EN LA EDAD MODERNA COMUNICACIONES DE LA XIII REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

Sevilla 2015

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Serie: Historia y Geografía Núm.: 291 Comité editorial: Antonio Caballos Rufino (Director de la Editorial Universidad de Sevilla) Eduardo Ferrer Albelda (Subdirector) Manuel Espejo y Lerdo de Tejada Juan José Iglesias Rodríguez Juan Jiménez-Castellanos Ballesteros Isabel López Calderón Juan Montero Delgado Lourdes Munduate Jaca Jaime Navarro Casas Mª del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado Adoración Rueda Rueda Rosario Villegas Sánchez Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de la Editorial Universidad de Sevilla. Obra editada en colaboración con la Fundación Española de Historia Moderna Motivo de cubierta: Vista de Sevilla en el siglo XVI, por A. Sánchez Coello © Editorial Universidad de Sevilla 2015 C/ Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: © POR LOS TEXTOS, SUS autores 2015 © JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ, RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA Y MANUEL F. FERNÁNDEZ CHAVES (EDS.) 2015 Las comunicaciones presentadas en la XIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna e incluidas en formato digital en la presente obra han sido sometidas a la evaluación de dos expertos, por el sistema de doble ciego, según el protocolo establecido por el comité organizador del congreso. Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-472-1746-5 Depósito Legal: SE 929-2015 Impresión: Kadmos

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Comité Científico del congreso María de los Ángeles Pérez Samper Eliseo Serrano Martín Mónica Bolufer Peruga Virgina León Sanz Francisco Fernández Izquierdo Félix Labrador Arroyo Isidro Dubert García Francisco García González Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz María José Pérez Álvarez Comité Organizador del congreso Juan José Iglesias Rodríguez (director de la XIII Reunión Científica) Francisco Núñez Roldán Carlos Alberto González Sánchez Juan Ignacio Carmona García Mercedes Gamero Rojas José Antonio Ollero Pina José Jaime García Bernal Fernando Javier Campese Gallego Rafael M. Pérez García (secretaría científica) Antonio González Polvillo Manuel F. Fernández Chaves (secretaría ejecutiva) Clara Bejarano Pellicer

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La comunidad flamenca en Sevilla durante el reinado de Felipe II y su papel en las redes mercantiles antuerpienses The Flemish community in Seville during Philip II’s reign: its role within Antwerp’s trade networks

Germán Jiménez Montes Universidad de Sevilla

Resumen: El objetivo de este trabajo es comprender las claves del funcionamiento del eje económico Amberes-Sevilla en competencia con Ámsterdam, mercado que comienza su ascenso en la segunda mitad del siglo XVI. Se analizará asimismo el papel de la comunidad flamenca sevillana en las redes comerciales antuerpienses que, desde el siglo XVI, se proyectan hacia el Atlántico americano utilizando como vía la ciudad andaluza. Para ello, servirá de base el estudio de una compañía mercantil flamenca fundada en la ciudad hispalense. Palabras clave: Colonia flamenca en Sevilla, redes mercantiles, Amberes, comercio atlántico Abstract: The aim of this study is to understand how the economic axis Antwerp-Seville worked, in competition with the rise of Amsterdam market during the second half of the 16th Century; as well as the role of the Flemish community in Seville as a major part of the antwerpian commercial networks in Europe, which will have an Atlantic projection towards America via the Andalusian city. In order to do so, the documents related to one of the main commercial companies founded in Seville will constitute the main source. Keywords: Flemish colony in Seville, mercantile networks, Antwerp, Atlantic trade

Amberes y Sevilla en la Monarquía Hispánica Si la colección de Estados de la Casa de Habsburgo de principios del siglo XVI fue excepcional, lo fue no sólo por la cantidad sino también por la calidad de los territorios que reunió. La expresión más evidente de lo anterior es el entramado político que se constituye durante los reinados de Carlos V ÍNDICE

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y Felipe II, periodo en el que nos situaremos. Además de las políticas, hay otro tipo de relaciones entre los distintos centros de la corona que también ahora comienzan a intensificarse; y es que, cuando se habla de la expansión de la Monarquía Hispánica en el siglo XVI, debemos entender que no significa exclusivamente la construcción de un imperio que permitió la explotación de los recursos americanos, sino la creación de un marco económico transoceánico que superaba en tamaño a cualquier otro anterior y que permitió lo que algunos autores han identificado como el primer comercio global1. Este análisis se centrará principalmente en Sevilla y, en menor medida, en Amberes, centros financieros y comerciales más importantes de la Monarquía Hispánica durante el siglo XVI que, junto con Lisboa, fueron las capitales económicas de una Europa que ahora comienza a expandirse desde el Atlántico hacia los otros continentes. El objetivo de esta comunicación será analizar las relaciones comerciales del eje Sevilla-Amberes y su proyección hacia América, centrándose en el estudio de la colonia comercial flamenca de la ciudad hispalense en la segunda mitad del siglo XVI. Este planteamiento se inscribe en la propuesta de Ana Crespo Solana, que sigue a su vez la de Elliott, quienes sugieren que se incluya como elemento vertebrador de la historia atlántica “el estudio de las comunidades locales, su sistema de migración y asentamiento, las estructuras familiares, sus características demográficas y su conducta social y religiosa”2. Para su explicación se utilizará el concepto de red, que nos permite dibujar de manera teórica y ordenada un conjunto de relaciones personales y económicas entre Amberes y Sevilla, y en un segundo plano Nueva España. No conviene olvidar que, cuando hablamos de red, no nos estamos refiriendo a algo abstracto, sino a algo muy concreto: los espacios, las personas, los productos, los instrumentos, los intereses y, por supuesto también, las ideas que la conforman, y cuyo movimiento precisamente explica la construcción de este sistema de relaciones. Las fechas en la que este estudio se centrará, en torno a las décadas de 1560 y 1580, son decisivas porque suponen los primeros momentos de dos procesos: la construcción de este sistema comercial atlántico y el ascenso de una serie de mercaderes flamencos que, con el tiempo, llegarán a introducirse en la oligarquía sevillana. Sin embargo, no es fácil seguir el rastro de estos 1.  Ana Crespo Solana, “The Iberian Peninsula in the First Global Trade. Geostrategy and Mercantile Network interests (XV to XVIII centuries)”, en Federico Mayor Zaragoza (ed.), Global Trade before Globalization (VIII-XVIII), Symposium London, 27-28 September, Brunei Gallery, Madrid, Fundación Cultura de Paz, 2006, pp.1-25. 2.  Ana Crespo Solana, “Flandes y la expansión mercantil europea: Naturaleza de una red atlántica. Siglos XV-XVI”, en Manuel de Paz-Sánchez, Ana Crespo Solana et al., Flandes y Canarias, nuestros orígenes nórdicos, Santa Cruz de Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 2004, p. 13.

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flamencos que, durante el siglo XVI, no llegaron a institucionalizarse y actuaron frecuentemente al margen de las vías legales. Afortunadamente, para el siguiente estudio, contaremos con una serie de documentos custodiados en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla y en el Archivo General de Indias que nos informan del funcionamiento de la compañía constituida por los flamencos Pedro Arnao y Roberto van Hasten, vecinos de Amberes, y el también flamenco Juan de Águila, su factor en Sevilla. Esta documentación compondrá la principal base del presente trabajo. Los ascensos de Amberes y Sevilla La región flamenca vivió desde la Edad Media un desarrollo urbano sólo equiparable al del Norte de Italia, consecuencia de un gran dinamismo económico. De entre sus ciudades, destacaba Amberes que, desbancando a Brujas, se convirtió en la principal metrópolis mercantil de la zona y se consolidó como uno de los centros financieros más importantes de Europa. Con Carlos V las pujantes provincias flamencas quedaron insertadas en una monarquía en expansión cuya actividad colonial fue organizada en un régimen de monopolio a través de la Casa de Contratación, situada en Sevilla. La ciudad, con su puerto fluvial, se convertía así en cabecera del comercio indiano y, en consecuencia, en un centro de inversiones y de negocios de gran atracción para capital y mano de obra de toda Europa3. Flandes y la Baja Andalucía quedaban, por tanto, reunidas bajo el gobierno de un mismo monarca, pero, eso sí, sin que se construyera una realidad política y jurídica unificada. Sin embargo, no es desaventurado pensar que esta situación de súbditos de un mismo rey sirvió para intensificar las relaciones entre los dos territorios; unas relaciones, sobre todo económicas, que tuvieron unos antecedentes que conviene señalar. Sevilla ya tenía, antes del monopolio, un papel primordial en el sistema comercial castellano debido a su posición estratégica que unía las rutas del Mediterráneo y las del Atlántico. No obstante, el verdadero foco de intercambio y de relaciones entre Flandes y Castilla lo encontramos, a fines de la Edad Media, en un eje anterior: Burgos-Brujas. Era en esta villa flamenca donde se encontraba la principal colonia castellana en el Norte de Europa, en la que los mercaderes burgaleses jugaron un papel fundamental. Cuenta Modesto Ulloa que, a medida que la ciudad fue decayendo, la mayor parte de mercaderes fueron trasladándose a Amberes que, a mediados del siglo XVI,

3. Enriqueta Vila Vilar, “Sevilla, capital de Europa”, Boletín de la Real academia Sevillana de Buenas Letras 37 (2009), pp. 57-74.

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se convierte en el principal centro mercantil de la región4. En definitiva, esta nación, que contaba con su propio consulado y privilegios en el comercio de la lana, sirvió de base para el futuro advenimiento del eje Sevilla-Amberes. Queda por delimitar la proyección de este eje hacia el otro lado del Atlántico que tendrá lugar a través de la ciudad hispalense, siguiendo la iniciativa y los intereses de mercaderes flamencos que invierten su capital en el comercio indiano. En este punto hay que aclarar en qué términos se desarrolló la participación flamenca en el comercio colonial americano5 pues, a pesar de las estrictas leyes que impedían esta actividad, no son pocos los indicios que nos hablan de un comercio extraoficial de lo que, por razones evidentes de falta de documentación, poco sabemos. Por otro lado, la corona terminó por abrir en determinadas circunstancias canales que permitieron el paso a Indias y la participación directa en el comercio indiano a extranjeros por un tiempo y en lugares determinados; asimismo se permitió a los extranjeros que, tras cumplir una serie de requisitos, adquiriesen carta de naturaleza, como paso previo para poder acceder al mercado americano gracias a una licencia especial6. En efecto, las barreras legales establecidas en la corona fueron frecuente y puntualmente retiradas o bien quebrantadas. Tres mercados se conectan Los productos que se intercambian son los que dan sentido a la existencia de esta red que conectó tres mercados: el noreuropeo, el ibérico y el americano7. Mientras Sevilla se convirtió en nexo de unión entre el mercado europeo y el americano, Amberes jugó un papel de intermediario similar introduciendo en el interior del continente los productos que llegaban desde España; asimismo desde allí se llevaban a territorio peninsular los géneros

4. Modesto Ulloa, “Unas notas sobre el comercio y la navegación españoles en el siglo XVI”, Anuario de Historia económica y social 2 (1969), p. 210. 5. Una obra recomendable es Antonio García-Baquero González, “Los extranjeros en el tráfico con indias: entre el rechazo legal y la tolerancia funcional”, en Mª Begoña Villar García y Pilar Pezzi Cristóbal (dirs.), Los extranjeros en la España Moderna, Madrid, Ministerio Ciencia e Innovación, 2003, pp. 73-99. 6. Eufemio Lorenzo Sanz, Comercio de España con América en la época de Felipe II. Tomo I: Los Mercaderes y el tráfico indiano, Valladolid, Diputación Provincial de Valladolid, 1979, pp. 43-44. 7. Encontramos una variada y extensa bibliografía, como Enrique Otte, Sevilla, siglo XVI: materiales para su historia económica, Centro de Estudios Andaluces, Sevilla, Consejería de la Presidencia, 2008, o Werner Thomas, Robert A. Verdonk, (eds.) Encuentros en Flandes: Relaciones e intercambios hispanoflamencos a inicios de la Edad Moderna, Lovaina, Leuven University Press, 2000.

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que provenían de Alemania del Sur8. Con esta dinámica, los productos procedentes de Europa se incorporaron en las flotas que salían dirección de América, donde se cambiaban por plata americana. De aquí se explica la cada vez mayor presencia de extranjeros en Sevilla que asumieron, a pesar de las trabas, un progresivo protagonismo en la Carrera de Indias hasta el punto de que, como afirma Vila Vilar, “llegaron a dominarla porque precisamente la explotación de las Indias se convirtió en un negocio que involucraba a media Europa”9. Esta participación de extranjeros constituyó, sin duda, una necesidad debida al desequilibrio entre una demanda cada vez mayor y una oferta que sólo pudo sostenerse a través del comercio europeo; lo cual refrendaría la tesis de Crespo Solana sobre la claudicación progresiva de la corona española ante los centros económicos europeos10. Por tanto, fue la apertura de la vía americana lo que propició el incremento en el siglo XVI de las conexiones de Sevilla con Europa. Las migraciones flamencas, el auge de las Provincias del Norte y la consolidación de la colonia flamenca en Sevilla En este contexto de la expansión del mercado atlántico se sitúa la tesis de Ana Crespo Solana quien, en su propuesta sobre el origen y la naturaleza de la red atlántica flamenca, pondrá en relación tres factores: la emigración flamenca, la construcción de la red comercial flamenca y el auge del mercado neerlandés con base en Ámsterdam11. Estos fenómenos explican la formación del eje comercial Sevilla-Amberes, los tres se desarrollan a la vez, se retroalimentan y, en definitiva, cada uno de ellos da sentido a los otros dos. El crecimiento económico y demográfico en una región tan limitada geográficamente obligó a muchos a emigrar, lo que benefició las posiciones mercantiles de la comunidad flamenca en los principales puertos europeos. Según Brulez (1959), “visto desde Amberes, los mercaderes flamencos a partir de 1540 se repartieron Europa”12. Aunque es difícil definir la importancia relativa de las distintas causas de la emigración flamenca, hay varios aspectos innegables: la existencia de una emigración continua previa al estadillo de la rebelión de los Países Bajos, su intensificación tras el levantamiento y que

8. W. Thomas y E. Stols, “La integración de Flandes en la Monarquía Hispánica” en W. Thomas y R.A. Verdonk (eds.), Encuentros en Flandes…, pp. 31-32. 9. E. Vila Vilar, “Sevilla, capital…” pp. 58-59. 10.  A. Crespo Solana, “The Iberian Peninsula…” p. 17. 11.  A. Crespo Solana, “Flandes y la expansión…” p. 13. 12. E. Otte, Sevilla, siglo XVI… p. 284.

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este movimiento demográfico contribuyó a expandir las redes comerciales desde Amberes. En cuanto al segundo elemento de explicación, el auge del mercado neerlandés a partir de los inicios del siglo XVII, éste es en buena parte consecuencia del conflicto de los Países Bajos y la intensificación de la emigración flamenca y la inmigración de judíos y flamencos a las Provincias Unidas13. La posición de Amberes y las favorables condiciones que ofrecía el Escalda como río de entrada al continente desaparecen con la coyuntura política y militar de las últimas décadas del siglo XVI y esta situación favorece que la villa antuerpiense termine por ceder a Ámsterdam su posición prominente en la región. Precisamente esto explica el impulso que sentirán las redes comerciales de Amberes de reforzar el eje construido con Sevilla. Cada vez son más numerosos los flamencos que llegan a la ciudad hispalense, y cada vez con mayor influencia en la ciudad hasta el punto de constituirse como la comunidad mercantil extranjera más importante ya en las primeras décadas del siglo XVII14. Mercaderes flamencos en Sevilla Centrémonos ahora en la colonia mercantil flamenca en Sevilla durante las décadas de 1560 y 1570, combinando un enfoque microscópico sobre una compañía comercial en concreto con una visión más amplia que integre a una serie de mercaderes flamencos residentes en Sevilla en una red mercantil atlántica. La compañía de Pedro Arnao, Roberto van Hasten y Juan de Águila El 7 de diciembre de 1565 Pedro Arnao y Roberto van Hasten, mercaderes flamencos y vecinos de Amberes, y Juan de Águila, mercader flamenco y residente en Sevilla, constituyeron una compañía mercantil en la ciudad hispalense que estaría activa durante tres años, hasta 1568, y se ocuparía del trato de todo género de mercaderías y otro tipo de negocios con una inversión de capital de 120.000 ducados, de los que Roberto van Hasten y Pedro Arnao ponen 114.000 y Juan de Aguila, 6.000. Este último será el factor en 13. Eddy Stols, “Experiencias y ganancias flamencas en la Monarquía de Felipe II”, en Luis A. Ribot García y Ernesto Belenguer Cebrià (coords.) Las sociedades ibéricas y el mar a finales del siglo XVI, Lisboa, Sociedad Estatal Lisboa ’98, 1998, p. 160. 14.  José Manuel Díaz Blanco y Manuel F. Fernández Chaves, “Una élite en la sombra: los comerciantes extranjeros en la Sevilla de Felipe III”, en Enrique Soria Mesa et alii (eds.) Las élites en la época moderna, la Monarquía española. Volumen 3: Economía y poder, Córdoba, Universidad de Córdoba, 2009, p. 36.

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Sevilla y se obligará a ir a Amberes a dar cuenta; por su puesto, industria y trabajo percibirá 1/12. Una inversión tan alta que, sin duda, sorprende y que estuvo fundamentalmente dedicada a comerciar con América. Pedro Arnao fue uno de los comerciantes extranjeros más activos en Sevilla y su presencia en la ciudad se documenta antes incluso de la fundación de la compañía, a través de varios contratos que Enrique Otte sacó a la luz. Por ejemplo, en 14 de octubre de 1559 vendió a Lucas de la Sal, mercader sevillano, dos camas de tapicería de Bruselas finas de 444.312 maravedíes en total, “con 396 anas, en que hay dieciséis paños de figuras y boscaje”; y, dos meses después, vendió a Juan Rodríguez del Pozo una cama de tapicería fina de Bruselas por 181.746 maravedíes, sobre la historia de Escipión, en siete paños con 162 anas15. En definitiva, sabemos con seguridad que Arnao practicó un comercio de lujo Flandes-Sevilla que implicó importantes cantidades de maravedíes y debemos suponer que, atendiendo a su volumen de negocio, diversificara en otros tipos de intercambios dirección Flandes-Andalucía y viceversa. El hecho de que estuviera en la ciudad hispalense en varios momentos de su vida (1555, 1559-1560, 156516) no debe sorprendernos. Cuenta Stols que Sevilla y Lisboa ejercían una gran fascinación sobre estos jóvenes, formados y ambiciosos. Además, era costumbre y necesidad para las casas de negocios antuerpienses que su jefe mandara a un hijo, un hermano o un cuñado a Sevilla; para perfeccionar su aprendizaje, por un lado, y para la colaboración y representación, casi siempre de manera temporal, por otro17. De hecho, aunque de Roberto van Hasten es de quien tenemos menos información, sí que sabemos que su hijo, Godofredo, representó a Roberto y a Pedro durante principios de la década de 1580 en Sevilla, pues fue él quien, con el poder pertinente, interpuso una demanda en la Real Audiencia de Sevilla que da inicio al pleito que seguidamente analizaremos18. Por otra parte, resulta clave la figura del factor de la compañía en Sevilla, Juan del Águila, quien una vez que terminó la vigencia de la compañía en 1568, siguió ocupándose de asuntos de Van Hasten y Arnao en la ciudad hasta su vuelta a Amberes. Allí es herido de muerte el 23 de noviembre de 1576, en “esta furia pasada, a la entrada de los soldados españoles en esta dicha villa de Amberes”19. Debemos entender que su fallecimiento llegó de 15. E. Otte, Sevilla, siglo XVI… p. 285. 16. E. Otte, Sevilla, siglo XVI… p. 286. 17. Eddy Stols, “La colonia flamenca de Sevilla y el comercio de los Países Bajos españoles en la primera mitad del siglo XVII”, Anuario de Historia económica y social 2 (enero-diciembre 1969), pp. 364-366. 18.  Archivo Histórico Provincial de Sevilla, Archivo de la Audiencia Territorial, XV, 1565-2, leg. 1.039. [en adelante, Pleito] f. 2 r. 19. Pleito, f. 88r.

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forma repentina y que seguramente tenía pensada una pronta vuelta a Sevilla en donde, además de una hija que tuvo con Ana Hurtado20, había dejado negocios sin cerrar que serán asumidos por su albacea en Sevilla, Juan Ysaac, otro mercader flamenco. Una red atlántica presente en dos continentes La mejor fuente de información sobre esta compañía la encontramos en el pleito desarrollado en la Real Audiencia de Sevilla: Roberto van Hasten y Pedro Arnao contra los herederos de Juan Ysaac. En este extenso legajo de casi trescientos folios se nos descubre la intensa actividad mercantil de Juan del Águila, el verdadero protagonista de este conflicto. Gracias a la gran variedad de documentos expedidos en Andalucía, Flandes y América que reúne este proceso judicial, conocemos interesantes aspectos de las colonia mercantil flamenca en Sevilla y, lo que es más importante, la participación de la compañía de Arnao, Van Hasten y De Águila en el comercio indiano. Sabemos que la compañía comerció con azogue para Nueva España y que había realizado una gran venta a Hernán Vázquez de México de setenta y ocho quintales de azogue a 50.500 maravedíes el quintal (50.000 procedían del valor de cada quintal y los 500 restantes de su empaquetamiento en barrilejos)21. La causa que motiva el pleito en la Audiencia de Sevilla es que Juan Ysaac, como albacea de Juan de Águila, había cobrado 249 marcos de plata de la deuda que originó esa compra-venta de azogue y ese dinero no llegó a Arnao y Van Hasten. Nos enfrentamos, en definitiva, a un entramado tan complejo de intereses y personas que dará pie a que se pierda la nada desdeñable cifra de 249 marcos de plata sobre una deuda total de 3.337.000 maravedíes, sin que sea posible descubrir su paradero. El impago de este negocio provocará una serie de denuncias en México, Sevilla y Flandes, sucesivamente. Al principio, Juan de Águila había denunciado a Hernán Vázquez ante el Consejo de Indias, sin resultados. Fallecido Juan de Águila, fue Juan Ysaac quien desde Sevilla se encargó de recibir parte de la deuda. De hecho, Ysaac cobró esos 249 marcos en la Casa de la Contratación y los envió a Flandes, pero nunca llegaron a Van Hasten y Arnao, quienes le denuncian en la Real Audiencia de Sevilla (recordemos que éste es en concreto el pleito que nos ocupa). Una vez se demuestra que el dinero fue efectivamente enviado a Flandes, Arnao y Van Hasten denunciarán a los albaceas de Juan de Águila allí, Enrique Anseman y Giraldo van Bolden. En este punto perdemos el hilo de los acontecimientos pero sabemos que este conflicto continuó en Flandes porque, al final del documento de la audiencia 20. Pleito, f. 88v. 21. Pleito, f. 15 r.

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sevillana, aparece una notificación en la que se permite el traslado de una copia del proceso judicial, incluyendo todas las pruebas presentadas, para continuar la denuncia contra estos albaceas. Aunque resulta muy importante atender al juego de intereses entre los distintos comerciantes flamencos que aparecen a lo largo del proceso, es conveniente que ahora nos centremos en los negocios americanos de esta compañía extranjera. Su participación en el comercio indiano no fue fácil. Sin duda, en este caso que nos ocupa hablamos de una actividad que se desarrolla dentro de los cauces legales porque durante el pleito se sobreentiende como legítima la petición de que le devuelvan los beneficios de la venta realizada en Nueva España. A partir de otros documentos custodiados en el Archivo General de Indias, conocemos que, en el mismo tiempo de actividad de la compañía –en 1567–, Juan de Águila fue hecho preso por no haber pagado al mercader sevillano Rodrigo Baço la adquisición de una licencia para llevar a Indias 512 quintales de azogue22. Asimismo, una vez concluida la compañía, en 1570, Juan de Águila, Arnao y Van Hasten vieron cómo se les embargó el cobro de una serie de partidas de plata, procedentes de la venta de azogue a Melchor de Valdés y de otras ventas hechas en Sevilla para ser cobradas en Veracruz, que el fiscal entendió como ilegales23. Es decir, hablamos de una participación tan activa que llegará a desbordar los cauces legales, provocando la intervención de las instituciones que regulan el comercio indiano. Para completar este esquema cabe preguntarse con quién negociaba la compañía en América. Aunque sabemos poco sobre esto, sí conocemos lo fundamental: el negocio de azogue se firma con Hernán Vázquez. Asimismo, no podemos establecer una fecha exacta, pero sí que se puede calcular el año en el que se cerró el trato, ya que la carta por la que Hernán Vázquez de México reconoce su deuda data de junio de 1580 y en un documento posterior se exige el pago de esos 3.939.000 maravedíes más los intereses al 15% de 13 años de retraso. Por tanto, se puede situar la fecha del envío en el año de 1567. En un primer momento, será Melchor de Valdés –que suponemos castellano– quien defienda los intereses de la compañía en los negocios con Hernán Vázquez. Sin embargo, a partir de 1580 será sustituido por un flamenco: Arnaldo Crave, en nombre de Pedro Arnao y Roberto van Hasten. Este mercader contará con poder para los asuntos que tuviesen que ver con esta deuda en “las Indias e provincias de Nueva España y en la ciudad de México y en otras ciudades, villas, lugares, pueblos y plazas de las dichas Indias y provincias de la Nueva España”24. A Arnaldo Crave se le concede en 1580 la licencia para resolver estos asuntos con la condición de no poder pasar 22.  Archivo General de Indias [AGI], Justicia [J], leg. 794, N. 1. 23.  AGI, J, leg. 897, n.6. 24. Pleito, f. 11 v.

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allí más de tres años y el pago de una fianza de 300.000 maravedíes. Lo que sorprende es que, en este proceso, interviene el Cardenal Granvela que había asegurado que “éste es buen christiano y hombre de bien y que en hacerle esta merced no habrá inconveniente”25. Hablamos, por tanto, de mercaderes que tenían una influencia considerable en las esferas políticas, sobre todo en los elementos flamencos que estaban en la corte castellana. Parece claro que los negocios con América durante la década de los sesenta y setenta se hicieron teniendo a un castellano al a otro lado del Atlántico, pero debemos sospechar que Arnaldo Crave, una vez en América para resolver estos asuntos judiciales, se dedicó a otros asuntos más lucrativos, como ahora veremos. El nombre de Arnaldo Crave es, de hecho, muy bien conocido por la historiografía y podemos seguir su trayectoria a través de obras como la de Eddy Stols y Carolina Abadía Flores. Sin embargo, es importante señalar que, atendiendo a las distintas fechas, puede que estemos hablando de dos Arnaldo Crave: el padre y el hijo. El primero sería quien protagoniza este pleito (1580) y el segundo sería el que ha estudiado Abadía Flores, que documenta su presencia en Sevilla en 1599, su naturalización en 1606, su matrimonio con Catherina Arnao y que en 1620 fue con su hijo, Pedro, a Puerto Rico26. Por el apellido de Catherina se puede deducir que era hija o familiar directo de Pedro Arnao; una expresión evidente de cómo se estrechaban los lazos entre mercaderes a través de uniones familiares y una práctica habitual de Pedro Arnao, de quien sabemos que casó a otra hija, Agnes, con alguien que actuó durante un tiempo como su factor en Sevilla: Pietr Seghers27. Todos estos nombres y datos no nos pueden entretener a la hora de señalar una cuestión fundamental: esta compañía flamenca participó con una fuerte inversión en el comercio indiano exportando azogue, un material clave para la explotación de las minas americanas; y, además, la operación se realizó tras el pago de una licencia y, por ende, a través de los cauces oficiales. Como señala Stols, a pesar de las diversas cédulas de Felipe II sobre la expulsión de extranjeros de las Indias, quedaban varios flamencos en Nueva España, entre ellos Arnaldo Crave, quien “se hizo tolerar por los servicios prestados en el campo de la minería”28. Finalmente, debemos mencionar una segunda compañía de flamencos que actuó en Sevilla gracias a la labor de Juan de Águila. A través de uno de los interrogatorios, descubrimos que, desde 1575 hasta 1582, Enrique Anseman y Giraldo van Bolden formalizaron una compañía mercantil y podemos suponer, aunque no llega a confirmarse de manera evidente, que Juan de Águila fue 25.  AGI, indiferente, leg. 739,N. 254. 26.  Carolina Abadía Flores, Los flamencos en Sevilla en los siglos XVI-XVII, Gante, Universidad de Gante, 2007, p. 39. 27. E. Stols, “Experiencias…”, pp. 153-156. 28. E. Stols, “La colonia…”, p. 374.

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su factor en Sevilla. Lo que sí queda claro es que desde el año 1582 Antonio Humbelot fue el factor de Giraldo van Bolden y Enrique Anseman en Sevilla; así, en una de las preguntas se explica que estos mercaderes brujenses enviaron a Antonio Humbelot con poderes para que “tomase cuentas de la administración de bienes y de otras que había administrado el dicho Juan Ysac por su cuenta”29; es decir, para que asumiera los negocios que Juan Ysaac había heredado de Juan de Águila. Es obvio que esta no fue la única función que tuvo Humbelot en Sevilla, pues a lo largo de este mismo pleito y de la bibliografía existente se documenta su actividad en la ciudad hasta principios del siglo XVII. Estas dos compañías de las que Juan de Águila formó parte son, en resumen, dos pequeñas redes pertenecientes a un sistema superior: la red mercantil que construyen los flamencos en el Atlántico y que, como hemos visto, se proyectó también a América. Son muchos los personajes y negocios que han aparecido hasta el momento por lo que, para una mejor compresión, resumiremos este complejo nudo de relaciones en el siguiente esquema:

Actualización de miembros de la colonia mercantil flamenca ca. 1580 Añadamos, para terminar, nuevos elementos en este esquema poniendo el foco en la ciudad de Sevilla y la comunidad de mercaderes flamencos allí residente. Y es que la gran importancia del pleito al que hemos estado haciendo referencia no sólo estriba en el volumen de los negocios que en él se describen, sino también en la inconmensurable información que de él se desprende sobre comerciantes flamencos en Sevilla. De hecho, a través de los testigos que aparecen a lo largo del proceso, podemos actualizar buena parte de los conocimientos que tenemos sobre la colonia en la ciudad. Así, merece 29. Pleito, f. 189 v.

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la pena detenerse en ellos y hacer una síntesis de los datos personales con los que estos personajes son identificados: nombre, edad, dirección en Sevilla y las relaciones personales entre ellos: TABLA 130 Nombre Gaspar Duncan Jacques Lavers Adrián de Molina Leonardo Rayo

Edad 23 23 24 25

Calle y collación Collación de Santa María Coll. de Santa María Sanlúcar de Barrameda Coll. de Santa María

Enrique Janse

26

Sanlúcar de Barrameda

Jacques Godin Gabriel Letalier (posible origen francés) Lamberto Beruben Lorenzo de la Puente Justo Vincar

26

Coll. de El Salvador

26

Calle Abades en la collación de Santa María

Pedro Segers

32

Simon Comil

32

Bartolomé de Biles

35

Luis Clut

35

Juan Herps

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Antonio Humbelot

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Johan Banher

38

Nicolás Antonio

40

Miguel Arbaut

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Coll. de Santa María Calle de la Mar en la collación de Santa María Coll. de Santa María Calle Francos en la collación de Santa María Calle Franco en la collación de Santa María Calle Abades en la collación de Santa María Calle Abades en la collación de Santa María Coll. de Santa María Calle Abades en la collación de Santa María Calle Abades, en la collación de Santa María Calle de la Carrera, junto a la Casa de la Moneda, en la collación de Santa María Coll. de Santa María

30. Pleito, f. 145r-160v, 186-208r.

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Relación con las partes

Martina Enríquez, madre de los hijos de Juan Ysac y hermana de este testigo de parte de madre

Compadre de Juan de Águila Juan de Águila fue su padrino de boda

Compadre de Juan Ysaac

La comunidad flamenca en Sevilla durante el reinado de Felipe II y su papel en las redes mercantiles antuerpienses

Como vemos, una amplia mayoría vive en la collación de Santa María, la zona más exclusiva de la ciudad, algo que ya apuntaron Díaz Blanco y Fernández Chaves en un artículo sobre mercaderes flamencos a principios del siglo XVII31. Sólo Jacques Godin vive en la collación de El Salvador, pero no es algo significativo, pues es el barrio inmediato al de Santa María, el barrio de la Catedral. Los jóvenes Adrián de Molina y Enrique Janse viven en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz; no nos puede sorprender tampoco la presencia de mercaderes flamencos en uno de los antepuertos más importantes de Sevilla, en la misma desembocadura del río Guadalquivir. En cuanto a la edad, la media se sitúa entre los 31-32 años; siendo la edad del menor 23 y la del mayor 52. Sorprende la gran diferencia, doce años, de esta última con respecto a la segunda edad más avanzada, Nicolás Antonio con 40 años. Con todo, hablamos de un grupo plenamente adulto y no es desaventurado afirmar que ninguno sería aprendiz al servicio de otros mercaderes, sino que serían seguramente factores con total responsabilidad en la ciudad de Sevilla. Asimismo, encontramos que en algunos casos se especifican lazos de familiaridad, algo que ratifica la idea de que la red mercantil flamenca constituyó un grupo estructurado básicamente con relaciones endogámicas que, en último término, servían para reforzar los intereses económicos de las distintas familias. En ese sentido, cabe recordar también los casos de Pieter Seghers y Arnaldo Crave, mencionados antes. Finalmente, aunque no haya lazos de familiaridad, parece evidente que todos se conocen entre ellos y resulta significativo que, en contraste con los diecinueve flamencos, sólo se interrogan tres testigos españoles: – Joan de Herrera, de la collación de Santa María la Mayor en la calle Catalanes, compadre de Juan Ysaac y Juan del Águila, 44 años. – Juan López de Ayala, de la collación de la Magdalena, 50 años. – Gonzalo Carrillo, de la collación de Santa María, 29 años. Conclusiones El fenómeno de expansión del horizonte europeo que tiene lugar en un contexto de competencia entre las distintas coronas y repúblicas explica la aparición de nuevas redes económicas y la intensificación de las ya existentes, lo que, a su vez, sirvió para ampliar los contactos entre las diferentes partes del continente. Esta época, en definitiva, no sólo dio a luz a la conocida Europa de las naciones, sino que, también, favoreció la consolidación del comercio

31.  J. M. Díaz Blanco y M. F. Fernández Chaves, “Una élite …”, p. 42.

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Germán Jiménez Montes  -  Universidad de Sevilla

y las finanzas transnacionales; temas que hoy Europa se sigue cuestionando y cuya comprensión histórica es imprescindible. Definir y delimitar los agentes, direcciones y bienes de intercambio que protagonizan esta red es un primer paso fundamental para, posteriormente, poder preguntarnos cuestiones más complejas, como el papel de la población extranjera en las ciudades castellanas o las actitudes y comportamientos de estos mercaderes que contribuyeron a unir espacios europeos que progresivamente se sentían más cercanos. El estudio de la colonia mercantil flamenca en Sevilla se enmarca, por tanto, en el análisis de una economía europea que no sólo se expande de puertas para fuera, sino también en su interior, a través de la consolidación de los centros de negocios más importantes de la época. Por todo ello, el funcionamiento del eje Amberes-Sevilla es una pieza fundamental para completar el puzle social y económico de la Europa moderna. Habitualmente la historiografía ha privilegiado el estudio de las relaciones mercantiles Andalucía-Flandes durante el siglo XVII, periodo donde encontramos más fuentes sobre una colonia, la flamenca en Sevilla, que ya está consolidada. Sin embargo, el reinado de Felipe II es un momento clave en el desarrollo de esta comunidad mercantil porque vive una transición por la que Amberes cede su posición a Ámsterdam como principal centro económico de la región, obligando a la ciudad del Escalda a adaptarse a una nueva condición en el sistema atlántico que desde el siglo XVI se está creando. Lo hará gracias a su extensa red de mercaderes que tiene en Sevilla un nodo muy importante que, aunque ya existía, comienza a consolidarse a partir de la segunda mitad del siglo XVI y se muestra en su plenitud en la centuria siguiente32. Son necesarios, por ende, más estudios en profundidad sobre la colonia mercantil flamenca durante las décadas de 1560-1580 y, en ese sentido, a buen seguro será muy fructífero seguir la pista de las actividades de Juan de Águila. Con todo lo anterior, esta comunicación ha pretendido demostrar, en definitiva, la hipótesis de que las redes mercantiles antuerpienses consiguieron participar activamente en el comercio indiano a través de Sevilla y, con ello, que la ciudad hispalense más allá de ser la cabecera del tráfico mercantil con Indias fue, ante todo, un centro de negocios europeo.

32. Este artículo es un buen ejemplo: Eberhard Crailsheim, “Behind the Atlantic Expansion: Flemish Trade Connections of Seville in 1620”, Research in Maritime History 43 (2010), pp. 21-46.

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