La comunicación académica y las bibliotecas universitarias en América Latina

June 14, 2017 | Autor: Mercedes Patalano | Categoría: Science and Technology Policy
Share Embed


Descripción

FORD


LA COMUNICACIÓN ACADEMICA Y LAS BIBLIOTECAS UNIVERSITARIAS

EN AMERICA LATINA.
Mercedes Patalano
[email protected]



Introducción



Los servicios bibliotecarios en general y muy especialmente las bibliotecas
universitarias presentan en el contexto de la sociedad de la información,
varios desafíos relacionados con el uso de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación. Uno de estos desafíos es el papel clave que
están jugando las bibliotecas universitarias dentro del proceso de
comunicación académica. La "comunicación académica" fue definida muy
simplemente por Shaugnessy (1989) como el fenómeno social por medio del
cual la actividad creativa e intelectual es transferida de un académico a
otro.
Sin embargo, la organización que es conocida como "sistema de comunicación
académica" es un complejo proceso que involucra a varios actores claves:
los académicos o investigadores, los editores de revistas y libros
universitarios, las sociedades científicas ,y las bibliotecas
universitarias (Milne, 1999).
La comunicación académica vista como un sistema, fue una de las premisas y
conclusiones a las que se arribó en el año 1979 en la reunión de la
National Enquiry into Scholarly Communication (Milne, 1999), hasta ese
momento nunca antes se había observado a cada uno de los elementos como
formando parte de un sistema. Significativamente en el informe también se
destaca que todas las partes del sistema son fundamentalmente dependientes
unas de otras y que el sistema y todas sus partes son fuertemente sensibles
a dos factores externos: las acciones de las agencias internacionales de
financiamiento y el desarrollo de las nuevas tecnologías.
Desde hace aproximadamente diez años, las bibliotecas universitarias
comienzan a realizar actividades para brindar acceso a recursos
electrónicos de información entre su comunidad académica. Las razones que
motivaron este cambio fueron varias, pero la de mayor peso fue la
necesidad de dar una respuesta a la llamada "crisis" del sistema de
comunicación académica. Como señala Milne (1999), esto no fue algo que
ocurrió aisladamente, fue parte de los rápidos y continuos cambios globales
que tuvieron lugar dentro del nuevo orden político mundial, la economía de
mercado y los pronósticos acerca de las bondades de las nuevas
tecnologías que cambian la forma de trabajar, comunicarse, conducir las
guerras, tratar las enfermedades, entretenernos y resolver nuestras
finanzas. Y como dice Schiller (1996) con la esperanza de que ellas
constituyan la base para una población informada y un orden social
democrático.
Como consecuencia, la información se expande exponencialmente y las
computadoras revolucionan la manera de usarla. El conocimiento científico
no sólo se incrementa sino que también se hace cada vez más especializado y
más costoso. El crecimiento espectacular descripto por Schiller (1996) en
la producción, organización y diseminación de la información ha
transformado las prácticas y los procesos industriales, políticos y
culturales, los cuales cada vez se vuelven más dependientes de la
información. Lo cual le ha conferido gran valor a algunas categorías de
información, y la producción y venta de información como lo destaca
Schiller (1996), que ha sido siempre en gran medida un bien común, se ha
transformado en un "commodity" para la venta. No sólo la información
tiene categoría de mercancía, también los discursos hegemónicos han
transformado los grandes problemas de la humanidad (el hambre, la
marginalidad, el sufrimiento, la guerra, la enfermedad) en "commodities" de
la industria cultural (Ford, 2000).
El alto y cada vez más creciente costo de las revistas científicas durante
la última década, ha tenido efectos devastadores sobre el flujo de la
comunicación académica, la comunidad de investigación y las colecciones de
las bibliotecas.
La situación es especialmente grave en las áreas de la ciencia, la técnica
y la medicina. Los incrementos mayores se han experimentado entre las
ediciones de las revistas que ofrecen la versión vía web de títulos
existentes y la cada vez mayor cantidad de títulos especializados
disponibles en internet. Asimismo el crecimiento de la comercialización de
la comunicación científica ha reducido notablemente el tradicional
intercambio que se realizaba entre los autores, sociedades científicas y
editores. Los autores les enviaban a las sociedades científicas sus
trabajos de investigación, los cuales eran publicados por las editoriales
científicas y retornaban a la comunidad como revistas de bajos costos.

Las editoriales comerciales de revistas académicas de Estados Unidos y
Europa ofrecen en la actualidad la versión "on line" agregada a las
revistas impresas, dentro de un gran paquete de varios títulos de revistas,
por un precio global y las bibliotecas acceden a las publicaciones
electrónicas por el precio corriente de las mismas en papel, más un
incremento por el acceso remoto (Frazier, 2001) lo cual representa un gran
negocio para los editores, pero de dudosos beneficios para las bibliotecas.


Por otra parte se experimentaron en los últimos años fusiones de
reconocidas editoriales de publicaciones académicas que tal como lo prueba
McCabe (1999) la creciente concentración posibilita que algunas pocas
empresas con gran expansión y poder en el mercado, dicten la política de
precios de las revistas académicas.
Las condiciones particulares que adopta la circulación de información
dentro del sistema de comunicación académica se insertan y responden a las
condiciones generales descriptas por Schiller (1996) en tanto que la
desregulación, privatización y expansión del mercado tienen efectos sobre
todos los ángulos de la economía. Siendo la generación y provisión de
información y las tecnologías que lo hacen posible, uno de los elementos
más dinámicos de la economía, que afectan el carácter de las condiciones
locales de producción de información, ocasionando la pérdida de la
información socialmente necesaria.
Kaufman (2002) en la presentación del Taller sobre Repositorios
Institucionales, realizado en Washington, con la participación de
directores de bibliotecas y profesores universitarios, sintetiza los
problemas existentes: aumento de los precios de las publicaciones
académicas, disminución del acceso, frustración y angustia en las
bibliotecas universitarias; incremento de las fusiones de empresas
editoriales y su consolidación en el mercado con una pérdida considerable
del control de la producción científica por parte de los investigadores y
las bibliotecas; mayores demandas de los servicios y recursos de las
bibliotecas; deterioro y ataque a los valores sobre acceso amplio y
protección de los bienes públicos; demandas para encontrar la forma que la
información digital sea accesible perpetuamente; demandas para que tanto
la información impresa como la digital sea accesible a través de un
servicio central de la universidad.
En respuesta a estos desafiantes problemas, han surgido en los últimos años
alternativas provenientes de acciones conjuntas entre los directores de las
bibliotecas universitarias, los investigadores y profesores universitarios,
y las sociedades científicas a efectos de llevar a cabo programas de
edición de revistas académicas no comerciales, compras cooperativas y
consorciadas entre las bibliotecas y organización de grandes repositorios
de información académica disponible vía web en forma gratuita para toda la
comunidad.
El interés del presente trabajo, sobre los aspectos que configuran la
actual crisis de la comunicación académica, se enmarca en el proyecto de
investigación para la elaboración de la Tesis de Maestría en Comunicación y
Cultura de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires, cuyo eje central es el análisis de los desafíos de las bibliotecas
universitarias de Argentina en el contexto de la sociedad de la
información.
A través de la consulta de la bibliografía existente sobre el tema, se
describen en primer lugar, las características particulares que adopta la
crisis de la comunicación académica, tanto en el ámbito internacional como
en la región latinoamericana. En segundo término, se analizan las nuevas
tendencias internacionales y los recientes modelos alternativos en América
Latina que intentan dar una respuesta a: los problemas presupuestarios de
las bibliotecas universitarias; la difusión y transferencia de información
académica hacia la comunidad; el monopolio ejercido por los proveedores
comerciales de publicaciones científicas; ausencia de contenidos regionales
y nacionales en el concierto de la producción científica mundial y el
consecuente predominio de literatura extranjera y en inglés en el ámbito
académico local y regional.
A manera de conclusión se presentan las condiciones más relevantes que
adquiere, en el contexto de la sociedad de la información, la comunicación
académica en los países en desarrollo y particularmente en América Latina,
con el objeto de contribuir a pensar la generación de conocimiento desde
una descripción densa (Geertz, 1987), es decir desde la descripción
inteligible de los fenómenos que la componen.
Como marco referencial, se toman en consideración los conceptos críticos de
Kuper (2001) respecto a la necesidad de separar los diversos procesos
centrados en el concepto de "cultura" para poder mirar hacia otros
procesos y prestar atención hacia lo que tenemos en común, para animarnos
a establecer comunicaciones que trasciendan las fronteras.
En relación al concepto de información y sociedad de la información, como
lo puntualiza Webster (1995), para las diferentes definiciones de sociedad
de la información, corresponden diferentes manera de percibir la
información.
En este sentido, es posible distinguir analíticamente cinco definiciones de
sociedad de la información desde el punto de vista: tecnológico, económico,
ocupacional, espacial y cultural, que no necesariamente deben ser
excluyentes. Desde esta perspectiva, Webster (1995) distingue entre los que
piensan a la sociedad de la información de manera muy vaga e imprecisa y
son incapaces de establecer sí, ya ha arribado o arribará en algún
momento. Y por el otro lado están los que manifiestan que el crecimiento
cuantitativo de la información proporcionará un cambio cualitativo en la
organización social. Por último Webster (1995) concluye afirmando que para
una genuina apreciación de la sociedad de la información y como diferente o
similar de otros sistemas sociales, es necesario examinar el significado y
calidad de la información en función de: ¿qué información, quiénes la
generan, con qué propósitos y con qué consecuencias?. Es decir mientras se
reconoce una legítima explosión de la información, también se piensa en su
significado, contenido y propósito.



Crisis de la comunicación académica







La actual crisis que afecta a las bibliotecas está inserta en los
comportamientos y procesos culturales característicos de las épocas de
crisis que representan etapas de reclasificación y de construcción de
nuevos saberes (Ford, 1994).
Las crisis deben de ser vistas como etapas de transición y oportunidad, que
permitan la construcción de nuevos proyectos de ruptura del Nuevo Orden
dominante (Ford, 1994), posibilitando la creación de mayores niveles de
interrelación humana.
Como lo destaca Ford (1994), son etapas de sumersión y contacto con lo
contiguo y lo continuo, permiten la construcción de nuevas unidades y
diferencias, la configuración de nuevas necesidades y reivindicaciones, en
vistas a su concreción o no, por actores identificables o instituciones.
Es decir, se necesita reencontrar lo discreto en una realidad opaca y
débilmente codificada para poder generar explicaciones adecuadas.
Las bibliotecas como instituciones de la cultura, presentan en la
actualidad nuevas condiciones de producción para el desarrollo de su
histórico papel de ser servicios públicos fundamentales y que a igual que
la educación básica, su valor reside en la información como factor de
producción y su rentabilidad económica se manifiesta mediante el trabajo
eficaz de la difusión de esa información en la sociedad (European
Commission, 1990).
Bajo las nuevas condiciones de producción, las bibliotecas están
críticamente condicionadas por las industrias de los contenidos,
principalmente por la industria de las editoriales comerciales de revistas
científicas y en la última década en forma creciente por las industrias de
los contenidos multimediales (videos, DVD, CD, etc.) y el acceso a bases de
datos y sitios web disponibles en internet (Ryynänen, 1999).
En el Programa INFO2000 de la Unión Europea (Comisión Europea, 1995),
se entiende por "contenido" a: los datos, textos, sonidos, imágenes o
combinaciones multimedios de ellos, representados en formato analógico o
digital sobre diversos tipos de soportes, tales como papel, microfilm o
dispositivos de almacenamiento magnético u óptico. Y se define a la
"industria de los contenidos" a través de sus actividades principales de:
creación, desarrollo, configuración y distribución de productos y servicios
de contenidos. Se identifica además, a los segmentos que la componen: la
edición impresa (periódicos, libros, revistas y publicaciones
institucionales); la edición electrónica (bases de datos, servicios de
videotex, audiotex, fax, CD, DVD, etc.); y la industria audiovisual
(televisión, video, radio, audio y cine). Considerando por otra parte, que
los contenidos informativos, son una de las dimensiones clave y la materia
prima de la sociedad de la información.
En este mismo sentido, García Canclini (1999), expresa que las industrias
culturales han pasado a ser los actores predominantes en la comunicación
social y en la constitución de la esfera pública, y aporta datos
significativos respecto a la importancia de la producción cultural actual
como campo de inversión, circulación de capital y generación de empleos,
constituyendo un mercado de bienes simbólicos tan relevante como el de
otros productos, por ejemplo: las exportaciones de la industria audiovisual
son el segundo rubro de ingreso por exportaciones de la economía
norteamericana.
Desde la perspectiva de la economía política de la comunicación, Nicholas
Garnham citado por Miege (2000) define a los mercados culturales como: cada
producto cultural es un prototipo y su aprovechamiento depende de su
reproducción y su distribución; la demanda es extremadamente elástica de
manera que es imposible preveer su éxito o fracaso; los productos
culturales no se destruyen durante el proceso de consumo, lo que conduce en
ciertas condiciones
a los productores y distribuidores a estrategias de escasez relativa de
oferta.
Asimismo la producción cultural adquiere carácter industrializado, circula
en redes transnacionales de comunicación y es recibida por consumidores
masivos que aprenden a ser públicos desterritorializados, denominados por
Renato Ortiz (2002) como parte de un folclor internacional-popular.
La nueva forma que adquiere la comunicación de los resultados de las
investigaciones, a causa de la expansión de internet y la posibilidad de
organizar y gestionar la información en bases de datos con acceso remoto,
posiciona a las bibliotecas ante la disyuntiva de priorizar la
accesibilidad frente a la propiedad (Guijarro Anton, 2000) de los recursos
de información.

Las bibliotecas tradicionalmente compraban revistas y los usuarios podían
potencialmente acceder a ellas de manera ilimitada, y las revistas
permanecían en la biblioteca para siempre; en la actualidad las bibliotecas
adquieren revistas electrónicas por un determinado período de tiempo y bajo
ciertas condiciones de uso, cuyo acceso es otorgado a través de licencias
que son autorizaciones formales que establecen las condiciones de acceso y
uso del producto digital. Estas licencias están reguladas por medio de
contratos legales y el grado de uso y acceso a las publicaciones
electrónicas permitido está fuertemente condicionado por los términos de
las mismas (Giavarra, 2001).

Los altos costos y el incremento constante de los precios de las
subscripciones a publicaciones académicas impresas, han sido y sigue siendo
uno de los mayores problemas que enfrentan las bibliotecas, especialmente
las universitarias, en las últimas décadas.
Las bibliotecas disponen de una vasta cantidad de datos que muestran los
efectos del mercado editorial de la ciencia, la tecnología y la medicina
sobre las bibliotecas y sobre los investigadores que usan las bibliotecas,
en relación a los dos aspectos más importantes: el costo de la información
académica y la disponibilidad de esa información.
Durante los últimos quince años las bibliotecas han experimentado el
crecimiento de la brecha entre los precios de los recursos de información y
la posibilidad de pagarlos.
Los datos disponibles en la Association of Research Libraries
(CreativeChange, 2000) de más de 120 bibliotecas de investigación de los
Estados Unidos, revelan que el costo unitario pagado para adquirir revistas
se incrementó el 207% entre 1986 y1999. Por lo cual las bibliotecas no
pueden sostener estos costos con sus presupuestos. Una típica biblioteca de
investigación gasta el 170% más en la compra de revistas en el año 1999 que
en 1986 y el número de revistas subscriptas disminuyó el 7%. Durante el
mismo período los precios al consumidor aumentaron el 52%, los salarios de
los profesores universitarios se incrementaron el 68% y los costos de los
servicios de salud se incrementaron el 107%.
Asimismo los datos aportados por el Proyecto Libecon2000 (2001), financiado
por el Programa de Aplicaciones Telemáticas de la Comisión Europea, que
registra las estadísticas de las bibliotecas de 29 países europeos
incluyendo Europa Central y del Este, muestran que los presupuestos para
inversiones en compra de materiales convencionales, es decir no
electrónicos, entre los años 1991 y 1998, se incrementaron un 64% para las
bibliotecas de investigación y un 40% para las universitarias.
En este sentido, las series estadísticas de REBIUN (Red de Bibliotecas
Universitarias Españolas), relativas al período 1995-1998 registran un
incremento del precio de las revistas del 42%, mientras que el aumento del
precio medio de los libros para el mismo período fue del 11% (Guijarro
Anton, 2000).
El presupuesto para adquisiciones de las ocho universidades del Consorci de
Biblioteques Universitàries de Catalunya, España (CBUC, 2001)
según los datos aportados por Anglada y Comellas (2002) ha crecido un 70%
en el periodo 1994 a 2000, y el aumento en el presupuesto para la
suscripción a revistas ha sido del 93%, mientras que el dedicado a la
compra de libros ha sido del 21%. Pese a este último incremento, en el año
2000 se han comprado un 3,65% de monografías menos que en 1994.
Similarmente Cetto (2001) señala que en un reciente informe de Australia,
un 43,7 % ha disminuído la subscripción a revistas en 38 universidades
entre 1993 y 1998, y que durante el año 2001, 24 bibliotecas canadienses
cancelaron por valor de 4,34 millones de doláres canadienses sus
subscripciones a revistas académicas debido a sus altos costos.
Por otra parte Cetto (2001) comenta que en la UNAM (Universidad Nacional
Autónoma de México), la Biblioteca Central se ha visto forzada a cancelar
subscripciones a revistas y a bajar la adquisición de libros en un gran
porcentaje, aún cuando su presupuesto se ha incrementado anualmente,
durante la última década.
Según los datos aportados por Bot et al. (1998) y por Oppenheim et al.
(2000) en Estados Unidos, el precio promedio de una revista ha aumentado
más de siete veces en los últimos veinte años, de un valor de 39 doláres
en 1975 se ha pasado a 284 doláres en 1995.
El aumento en los costos también experimenta variaciones importantes según
las áreas temáticas: en ciencias puras el aumento fue del 711% entre 1973 y
1985 y en las ciencias sociales del 412% y en humanidades del 314% (Page,
1997).
La polémica sobre sí, la edición electrónica producirá abaratamiento de
los costos sigue abierta y las opiniones están encontradas, los más
optimistas afirman que los costos se reducirán en un 80% respecto a los
precios actuales (Harnad, 1996), otros autores como Odlyzko (1997), Getz
(1997) y Chan (1999) sostienen que la disminución de los costos serán
menores y que pueden estar en el orden del 23% al 36%, producto de la
eliminación de los costos del papel, impresión y distribución de los
ejemplares. Sin embargo Robnett (1998) destaca que los editores sostienen
que los precios de las publicaciones electrónicas no serán menores a los de
las impresas, debido a que los costos generales, principalmente los
producidos por la primera copia y el marketing que representan un tercio de
la edición impresa, se incrementarán a dos tercios en la edición
electrónica, existiendo además otros factores como la desaparición de los
ingresos provenientes de la venta de los números atrasados y los ingresos
por publicidad, ocasionando una seria limitación en la disminución de los
precios.
El punto crucial entre los editores respecto a la divergencia de opiniones
en relación a la disminución o aumento de los costos de las publicaciones
electrónicas, está centrado en el costo inicial de la producción del primer
ejemplar, es decir los gastos producto de la elaboración del formato
electrónico que como señala Borrego Huerta (2000) da origen a estimaciones
dispares que van del 20% al 80% del costo total de la publicación.
La actualidad y trascendencia de la polémica entre los editores, esconde el
valor fundamental que poseen las revistas electrónicas, que es su capacidad
de modificar radicalmente las actuales estructuras económicas del sistema
de edición.
El sistema formal de edición de revistas académicas incluye actores claves:
investigadores y profesores universitarios, editores y bibliotecas.
Los profesores e investigadores universitarios primero producen sus
investigaciones y luego se las dan a los editores para su publicación; los
editores administran el proceso de arbitraje o evaluación de la calidad
del artículo y proveen la gestión editorial y la amplia difusión de la
publicación; las bibliotecas adquieren, organizan, proveen el acceso a las
fuentes primarias y nuevos materiales, preservándolos para las futuras
generaciones de estudiantes universitarios (CreativeChange, 2000).
Ramón Simón (1998) alerta sobre la paradoja actual por la cual, las
universidades y el Estado invierten en investigación y los resultados de la
misma, son puestos a disposición de los editores comerciales en forma
gratuita para que éstos la distribuyan, difundan y vendan en el mercado y
luego las publicaciones son compradas por las bibliotecas de las
instituciones, las que pagan sumas importantes para adquirir los resultados
de la investigación que ellas mismas han financiado y realizado.
Esta situación es particularmente alarmante en el ámbito de América Latina
y el Caribe, según los datos aportados por Albornoz (2002) las dos terceras
partes de la inversión en ciencia y tecnología proviene del sector público:
42% corresponde a las universidades y 22% a centros o institutos
gubernamentales. Como consecuencia, también la mayoría de los
investigadores pertenecen al sector universitario, llegando al 90% en
Uruguay, más del 70% en Chile y Brasil y un 60% en México y Argentina.
Mientras que los progresos en el campo de la comunicación científica han
avanzado, más de lo que se podría haber anticipado, el núcleo de la
estructura y política de la edición científica permanece esencialmente sin
cambios (Ginsparg 2001).
La cuestión esencial para la edición electrónica en ciencias es ver como
la infraestructura de la comunicación de la investigación académica
podría ser reconfigurada al máximo tomando las ventajas que los nuevos
recursos electrónicos poseen. Como señala agudamente Ginsparg (2001) la
edición electrónica actual es una copia fiel (clone) de la metodología de
la edición en papel trasladada a las redes electrónicas.
Los editores comerciales de revistas académicas de Estados Unidos y
Europa ofrecen la versión "on line" agregada a las revistas impresas,
dentro de un gran paquete de varios títulos de revistas, por un precio
global y las bibliotecas acceden a las publicaciones electrónicas por el
precio corriente de las mismas en papel, más un incremento por el acceso
remoto, esta fórmula es denominada por Frazier(2001) como el "Big Deal".
En este tipo de contrato las bibliotecas pueden cancelar la subscripción
impresa de alguna revista individual, pero no la subscripción electrónica,
esta es la forma de licencia utilizada por importantes y conocidas
empresas editoriales, para distribuir sus productos, tales como:
ScienceDirect de Elsevier (2003) y ProQuest (2003) entre otras.
Frazier (2001) comenta que algunas bibliotecas de los Estados Unidos,
como la de la Universidad de Wisconsin de la que es director, se niegan a
formar parte del "Big Deal" porque sólo sirve a los "grandes editores" y
otras bibliotecas están estudiando formas alternativas de acceso a las
colecciones electrónicas, porque la oferta actual incrementa la dependencia
con los editores, quienes muestran su determinación de seguir monopolizando
el mercado de la información académica.
Aunque los contratos con las grandes editoriales pueden ofrecer ciertas
ventajas en el corto plazo, como un acceso muy amplio a una considerable
cantidad de revistas científicas, en el largo plazo las bibliotecas y la
comunidad académica pierden su capacidad para seleccionar los títulos de
revistas que necesitan, dado que las editoriales deciden cuales
publicaciones incorporan y sobre la continuidad de las mismas en el paquete
del producto de acceso remoto que ofrecen.
Además se pierde la capacidad de decidir la adquisición de las
publicaciones indispensables, porque los editores no sólo tienen gran poder
sobre el mercado, dictando los precios, sino que también tienen todo el
poder sobre los términos y condiciones del contrato, limitando hasta la
determinación de las bibliotecas para ofrecer sus colecciones de
publicaciones electrónicas a otros usuarios externos a la universidad, como
empresas, organizaciones no gubernamentales y público en general (Frazier,
2001).
La falacia de acceder por un precio razonable a una colección considerable
de títulos de revistas científicas, según la opinión de Frazier (2001)
resulta altamente peligrosa en el largo plazo para toda la comunidad
académica.
Las condiciones impuestas por los editores comerciales en los contratos con
las bibliotecas, muestran rasgos abusivos puntualizados por Frazier
(2001): las bibliotecas tienen que ser clientes leales, no pueden
cancelar la subscripción a una publicación electrónica, pero los autores sí
pueden enviar sus artículos a una revista de la competencia y los editores
científicos sí pueden suspender la edición de su revista y publicar otra y
darla para su distribución electrónica a otra empresa editorial; las
bibliotecas no pueden ofrecer el acceso electrónico a usuarios ajenos a la
comunidad académica de la universidad, aún cuando algunos miembros de las
empresas o instituciones y centros de investigación son los autores de los
artículos de las revistas que se ofrecen y sus instituciones son las que
financian los resultados de las investigaciones, ocasionando la pérdida de
la natural intermediación científica que toda biblioteca universitaria
tiene en el proceso de transferencia de información; las bibliotecas no
pueden elegir seguir comprando las publicaciones impresas directamente a
los editores científicos, para abaratar costos, porque éstos le responden
que tienen que solicitarlas a las editoriales comerciales quienes
determinan sus costos.

En este mismo sentido (Buckholtz, 2001) afirma que la comunicación
académica está profundamente manejada por factores que tienen poco que ver
con los investigadores y la investigación científica y mucho que ver con
las ganancias de los editores comerciales. Aún en internet el control de
los editores científicos, los investigadores y los laboratorios de
investigación sobre sus comunicaciones científicas originales, está
enteramente ausente.

La Association of Research Libraries de Estados Unidos (Buckholtz, 2001),
enumera un conjunto de factores que afectan al costo y accesibilidad de las
revistas científicas, tales como: la primacía de la promoción por parte de
los editores comerciales, el prestigio que otorga publicar en ciertas
revistas, la importancia del arbitraje, los desmedidos intereses de las
grandes companías editoriales, el bajo prestigio de las sociedades y
editores sin fines de lucro, las motivaciones de lucro de los editores
comerciales, la concentración del mercado de los editores comerciales a
través de las absorciones y fusiones de empresas, la oferta empaquetada de
los editores a las bibliotecas, el enfrentamiento entre los editores
comerciales y la asociación de: departamentos de universidades,
bibliotecas, sociedades de investigaciones e investigadores.
Todos estos factores a excepción del último, tienen una larga y arraigada
tradición cultural entre los editores e investigadores.
En el artículo de McCabe (1999) citado por Buckholtz (2001), se demuestra
como la fusión y concentración de las editoriales están directamente
correlacionadas con los aumentos de los precios de las revistas y esta
creciente concentración de la industria editorial ocasiona que pocas
empresas con gran poder en el mercado dicten la política de precios.
De acuerdo a la demanda que tienen las bibliotecas sobre los títulos de
revistas en las distintas disciplinas, se observa que la determinación de
los precios por los editores se basa en un simple modelo económico de
relación uso/costo por uso: las revistas con alto uso y calidad, tienen un
bajo costo por tasa de uso y son compradas por la mayoría de las
bibliotecas; contrariamente las revistas con bajo uso, que tienen un alto
costo por tasa de uso, son compradas por pocas bibliotecas con relativos
presupuestos altos.
Buckholtz (2001) basándose en los datos aportados por McCabe(1999) acerca
de las fusiones de empresas editoriales, analiza los efectos sobre los
presupuestos de las bibliotecas. Entre los años 1988 y 1998, ocurrieron dos
significativas fusiones: una entre Pergamon (Estados Unidos) que editaba 57
títulos de revistas biomédicas y Elsevier de Holanda, con 190 títulos y la
otra entre Lippincott (Estados Unidos) con 15 títulos y Kluwer (Holanda)
con 75 títulos. Para estimar el impacto de estas fusiones se estudió una
muestra amplia de bibliotecas biomédicas. Según estas estimaciones
empíricas cada una de estas fusiones estaba asociada con un sustancial
incremento de los precios. Comparando los precios nuevos a partir de las
fusiones con los anteriores, se observa que los costos para las revistas de
Elsevier se incrementaron en un 8% y los de Pergamon en un 22%. Esta
asimetría refleja la correspondiente asimetría existente antes de la fusión
entre el tamaño de la cartera de títulos que poseían ambas firmas. En la
fusión Lippincott/Kluwer, los precios de los títulos de Lippincott se
incrementaron en un 35%.
En términos generales las fusiones se realizan para poder aumentar el poder
de las empresas en el mercado y también en parte para paliar la
inestabilidad de la demanda de los títulos, ocasionada por la baja en las
subscripciones a determinadas publicaciones de altos costos; dado que
después de las fusiones resulta menos posible cancelar títulos.
Estos datos también contienen una explicación para la persistente inflación
observada en la mayoría de las revistas del campo académico.
La repercusión del incremento de los precios de las publicaciones en la
demanda de las bibliotecas es muy pequeña, según los estándares normales, a
un incremento del 1% en el precio solo el 0,3% cancela la subscripción.
Dada la elasticidad de la demanda, los editores tienen un fuerte incentivo
para incrementar los precios más rápido que la tasa de crecimiento de los
presupuestos de las bibliotecas.
La concentración del mercado editorial de las revistas va acompañada con la
concentración en el mercado de la edición de libros, como lo destaca
García Canclini (1999) en América Latina, desde que el libro se transformó
en una mercancía, se perdieron los beneficios arancelarios e impositivos y
se produjo la liberalización del mercado editorial; la fuerte tradición
editorial que tenían países como México y Argentina, quedó en principio en
manos del mercado español y en los últimos años varias de las más
importantes editoriales españolas fueron absorbidas por otras empresas
editoras europeas como Anaya adquirió a Alianza, Labor y Nueva Imagen;
Mondadori a Grijalbo, Planeta a Ariel y Seix Barral y el grupo Berstelman a
Sudamericana.
Es importante destacar que las fusiones de empresas editoriales y su
concentración en el mercado, es una de las características relevantes y
hasta se podría decir necesarias, que adquieren las industrias culturales
en esta etapa de la economía mundial, Ford (2000) señala por ejemplo que en
el sector de las telecomunicaciones, sólo 10 empresas concentran el 86% de
la economía de ese
segmento y que los cambios en la propiedad de las empresas van asociados al
volúmen económico de las operaciones que realizan las companías.
La tendencia hacia las fusiones sigue vigente y en plena expansión, la
companía Elsevier con sede en Amsterdam, Holanda (2003) y con cien años de
antigüedad en el mercado editorial, ha comprado recientemente varias
empresas editoriales: en el verano del 2001 a la editorial Harcourt
(Estados Unidos); en mayo de 2002 a la editorial Academic Press (Estados
Unidos) y en diciembre de 2002 a la editorial alemana especializada en
literatura biomédica Holtzbrinck con oficinas en Alemania y Austria.
Otro caso que pone de relieve los alcances de la crisis de la comunicación
académica y deja al descubierto sus ángulos paradojales y hasta perversos,
se encuentra en el reciente acuerdo firmado entre la empresa inglesa
ProQuest Information and Learning (2003) y el CSIC (Consejo Superior de
Investigaciones Científicas) de España , por medio del cual se permite a
la editorial electrónica reproducir el texto completo de 30 de las
principales revistas de humanidades y ciencias sociales editadas por el
CSIC de España para integrarlas dentro de la base de datos PCI Full Text
(Periodicals Contents Index Full Text). Si bien resulta una alentadora
noticia que contenidos en idioma español integren bases de datos
internacionales, las bibliotecas de los institutos de investigación y
universidades españolas deberán comprar este producto comercial y volver a
pagar por acceder a los resultados de las investigaciones que ya fueron
financiados por esas mismas instituciones. Y todavía no se sabe, qué
destino tendrán las bases de datos elaboradas hasta ahora por el CSIC de
España, que a precios accesibles y sin fines de lucro, registraban los
índices y resúmenes de las revistas producidas en España, posibilitando el
acceso vía web a la información contenida en ellas a todas las bibliotecas
con recursos económicos escasos.
La empresa ProQuest Information and Learning (2003) es el nuevo nombre de
la compañía Bell & Howell Information and Learning, y es una división de
ProQuest Company(2003) , dedicada a proveer contenidos e información al
segmento de las bibliotecas y la educación, la compañía madre además ofrece
productos y servicios de información a la industria automotriz . Su oficina
internacional se encuentra en Cambridge, Inglaterra y sus oficinas
centrales en Michigan y Kentucky, Estados Unidos, trabajan en ellas más de
1300 personas y poseen además seis oficinas regionales alrededor del
mundo. En el año 1999 la multinacional ProQuest Information and Learning
(2003) compra a la prestigiosa editorial inglesa especializada en
literatura y humanidades Chadwyck-Healey, convirtiéndose de esta manera en
un líder global, tal como se denominan en su sitio web, en el registro,
organización y distribución de información con valor agregado para
investigadores, bibliotecas, profesores y estudiantes, entes
gubernamentales, universidades y escuelas en más de 160 países, en las
áreas de economía, referencia general, humanidades, ciencias sociales,
ciencia, tecnología y medicina, desarrollando bases de datos de artículos
de revistas académicas, diarios, tesis, libros agotados y otros materiales
para la enseñanza en colaboración con 8500 editoriales de todo el mundo.
El mencionado acuerdo firmado en junio de 2002 (ProQuest Information and
Learning Spain, 2002) entre ProQuest y el CSIC de España, pone de
manifiesto la dependencia de la comunidad científica hacia los monopolios
comerciales editoriales, la profundización de la crisis presupuestaria y de
acceso a la información que atraviesan las bibliotecas universitarias y las
contradicciones internas en las políticas de desarrollo científico y
tecnológico que presentan los países. Cabe preguntarse si es conveniente
para el presupuesto nacional en ciencia y tecnología financiar los
resultados de sus investigaciones y volver a pagar por su difusión y
acceso en formato electrónico.
En los países en desarrollo y particularmente en América Latina, la crisis
de la comunicación académica comparte con el resto del mundo los problemas
descriptos anteriormente, pero adquiere características de mayor gravedad
debido a que como lo describe García Canclini (1999) en el continente
latinoamericano esta todo por hacer en relación a los desafíos que presenta
la internacionalización de la producción cultural: diseño de políticas de
producción y comercialización de la cultura; acuerdos sobre aranceles,
propiedad intelectual e inversiones extranjeras y multinacionales; derechos
de los consumidores y alternativas de inclusión y apropiación de los bienes
culturales que permitan el rescate de la capacidad de producción endógena
perdida en los últimos años.
En relación a la producción de bienes culturales respecto de Europa,
América Latina representa el 0,8% de las exportaciones mundiales teniendo
el 9% de la población mundial, mientras que la Unión Europea con el 7% de
la población, exporta el 37% de los bienes culturales (García Canclini,
1999).
En la Conferencia Anual sobre Publicación Electrónica en Ciencia realizada
por Unesco en 1996 (Cetto y Levey, 1996), se identifican las
características que posee la comunicación académica en los países en
desarrollo, mediante las respuestas a las siguientes cuestiones: ¿quiénes
son los responsables de la producción de publicaciones electrónicas en los
países en desarrollo?; ¿cómo pueden las publicaciones electrónicas mejorar
la visibilidad de la ciencia en los países en desarrollo?; ¿ quiénes son
los responsables de la instalación de las redes telemáticas en los países
de la región?; ¿ qué tecnologías son aconsejables para la publicación
electrónica en los países en desarrollo?; ¿ serán las publicaciones
electrónicas en el largo plazo menos costosas y más accesibles que las
impresas para los usuarios finales y qué estrategias pueden adoptar estos
países para este fin?; ¿ cuál es el papel de la cooperación internacional?.
Las conclusiones a las que se arriban fortalecen la idea de buscar
soluciones y respuestas locales e independientes del modelo hegemónico.
Respecto a la responsabilidad de la producción de literatura científica
tanto impresa como electrónica se considera que está en manos de la
comunidad e instituciones científicas locales. Pero se destaca que la
publicación académica de los países en desarrollo es muy frágil por
naturaleza, debido a que los científicos prefieren publicar en revistas de
Estados Unidos y Europa más que en revistas de sus propios países o región.
A menudo las instituciones académicas y científicas de los países en
desarrollo consideran de mayor valor a estas revistas, como también a sus
científicos. Hay una percepción acerca de que las publicaciones locales no
son tan buenas. Como consecuencia el cambio de medio, del papel a la web,
no mejora la situación endógena de la comunicación académica, a menos que
las comunidades científicas de los países en desarrollo reevalúen y
fortalezcan sus propias publicaciones. En este sentido los gobiernos a
través de sus políticas científicas y tecnológicas, pueden jugar un papel
importante como lo están haciendo en México y en Brasil, mediante los
Consejos de Ciencia y Tecnología que establecen los criterios de evaluación
de sus publicaciones académicas locales y llevan adelante proyectos como el
Latindex (2002) en México y el Scielo (Packer, 2001) en Brasil, que se
describen más adelante.
Otro problema relacionado con el anterior, es el hecho de que la
investigación científica de los países en desarrollo es en la mayoría de
los casos desconocida para el resto del mundo y a veces no circula fuera de
la institución en la que es generada, por lo cual tampoco aparece en los
índices internacionales que registran la producción de publicaciones
científicas, y no existen adecuados servicios locales de índices y
resúmenes que salven esta brecha.
Biojone (2002) presenta los datos sobre la presencia de las publicaciones
de América Latina y el Caribe, España y Portugal en el ISI (International
Science Index) y de un total de 8655 revistas registradas, 62 pertenecen a
América Latina y el Caribe, 49 a España y 2 a Portugal, representando tan
sólo el 0,71% el universo de la literatura científica de América Latina y
el Caribe, llegando al 1,30% si se le suma España y Portugal. Esta
ausencia de literatura latinoamericana y en lengua española en los
registros internacionales, contrasta significativamente con la gran
producción científica existente en la región que sólo circula y se difunde
entre la comunidad iberoamericana.
Según los registros de Latindex, Indice de Revistas Académicas de América
Latina, el Caribe, España y Portugal (2002) elaborado por la Biblioteca
Central de la Universidad Autónoma de México (UNAM), de un total de más de
11000 títulos de revistas que se producen en la región, fueron
seleccionadas 1062 que cumplen todos los requisitos de alta calidad
académica, contemplando los aspectos formales de edición, continuidad,
presentación, etc., como los aspectos relativos a los comités editoriales,
arbitraje, autores y contenidos, del total de títulos 634 pertenecen a
América Latina y el Caribe, 402 a España y 25 a Portugal; el 59,69%
comprende la producción latinoamericana.
El problema principal que afecta a las revistas de la región según Abel
Packer (2001) responsable del Sistema Scielo (Scientific Electronic Library
Online) que es un programa para la edición electrónica de revistas
científicas para América Latina, el Caribe y España con sede en Brasil,
está relacionado con su calidad y más específicamente con la percepción de
esa calidad por la comunidad científica internacional. Debido a que no hay
control local sistemático de la producción científica basado en una serie
de indicadores bibliométricos e infométricos elaborados por la región. En
consecuencia la medición de los países desarrollados se basa en indicadores
propios de los productos y servicios que esos países producen, tales como
ISI Journal Citation Reports (ISI JCR). Esta situación representa una
terrible limitación para la mayoría de las revistas académicas publicadas
en los países en desarrollo, porque no están registradas, ni evaluadas en
términos de uso e impacto por los índices que llevan los países
desarrollados. El escaso número de revistas registradas en estos índices,
representa la limitación histórica más importante que tienen las
publicaciones de la región, en cuanto a su visibilidad y accesibilidad.
Este fenómeno es descripto por Packer (2001) como una constante en el
análisis y discusión de los problemas que presentan las revistas
científicas en América Latina y el Caribe y cita el artículo de Wayt Gibbs
publicado en 1995 en al revista "Science", quién lo identifica como "La
ciencia pérdida del tercer mundo".
Ante este panorama surge la pregunta, ¿ qué se puede hacer? Y otra aún más
inquietante, ¿porqué sucede esto? . Una respuesta posible la da Schiller
(1996) cuando se refiere a la "colonización de la información" , en este
caso podríamos afirmar que estamos frente a un fenómeno de "colonización
del conocimiento".
Una de las tareas propuestas por los participantes de la Conferencia (Cetto
y Levey, 1996) es usar las nuevas tecnologías para ampliar lo máximo
posible la producción de índices y bases de datos de información
científica de los países en desarrollo. Así como, no sólo se necesita crear
bases de datos y productos electrónicos propios, sino también se necesita
tomar más control sobre la propia tecnología. Asimismo hubo consenso sobre
la idea de que la publicación electrónica puede mejorar muchos de los
problemas que tienen los editores locales respecto al manejo de la
tecnología, la capacidad y el material para publicar, y también los
usuarios para poder acceder a la información académica.
Otro aspecto considerado fue el del papel de los gobiernos de la región y
se acuerda en que se deben tomar mayores responsabilidades para fortalecer
las infraestructuras tecnológicas, como así también establecer regulaciones
y tarifas que promuevan la conectividad. En muchos países en desarrollo el
acceso a Internet es un aspecto muy sensible para sus gobiernos, pero en
otros internet tiene un lugar de baja prioridad.
Cetto y Alonso (2002) señalan que el desarrollo y el uso de las
tecnologías de la información en la región presentan fuertes inequidades
entre y dentro de los países, y la mayoría de ellos carecen de una política
de información y de los medios para desarrollarla.
Por otra parte (Cetto y Levey, 1996) se manifiesta que las comunidades
locales de usuarios y productores de información incluyendo al sector
privado, deben posibilitar un medio ambiente favorable para el uso de las
tecnologías, que va más allá del cableado de líneas o instalación de
computadoras, es necesario acompañar el proceso con entrenamiento de
usuarios para poder extender su acceso al resto de la sociedad.
Otro importante aspecto, tratado en la Conferencia (Cetto y Levey, 1996),
y evaluado como de riesgo en la presente coyuntura, es la dependencia de
los programas de ayuda de las agencias internacionales de cooperación,
estimándose que los mismos no son ni recomendables ni deseables, dado que
los países en desarrollo deben tomar estas responsabilidades por sí mismos.
Grandes sumas de dinero no son requeridas para la implementación y uso de
conexiones electrónicas y pueden ser obtenidas sin financiamiento externo,
siempre y cuando haya suficiente planificación y organización. A través de
instituciones que compartan los costos de enlaces de altas velocidades se
puede abaratar los precios y brindar servicios eficientes a mayor cantidad
de personas, más que la contratación de servicios a internet de proveedores
internacionales para usuarios individuales.
Respecto a cuáles son las tecnologías más adecuadas para la publicación
electrónica en los países en desarrollo (Cetto y Levey, 1996) se considera
que un solo medio no es suficiente por sí mismo, y que el uso de distintas
tecnologías como: papel, CD/ROM, e-mail e internet, pueden ser empleadas,
dependiendo de las necesidades de los usuarios, la naturaleza de los
productos y las condiciones de la infraestructura local.
Los editores locales y los servicios de información pueden comenzar
digitalizando su información tan rápido como sea posible, en la forma en
que lo consideren más apropiada, teniendo en consideración la necesidad de
observar los estándares y asegurarse la convertibilidad de las bases de
datos. En relación a sí, el costo de la publicación electrónica será más
caro que su versión en papel, se considera que aún es demasiado prematuro
para llegar a una conclusión definitiva.
Por último, se resalta la importancia de la cooperación regional para
fortalecer las capacidades locales y promover proyectos sustentables.
Asimismo se considera irónicamente que los expertos locales son más
deseables que los consultores externos y que se podría dar intervención a
las organizaciones internacionales para que persuadan a los editores
comerciales a disminuir los costos de las publicaciones académicas para los
países en desarrollo.
Las asimetrías señaladas en cuanto a la visibilidad y accesibilidad de la
producción científica en la región respecto al resto del mundo, se enmarcan
en el actual contexto general señalado por García Canclini (1999) por el
cual las nuevas tecnologías de la información y comunicación acentúan la
asimetría en el acceso a la cultura entre los países centrales y los
periféricos. Y además como alerta García Canclini (1999) la fascinación por
la globalización hace que se descuiden las viejas desigualdades y la
producción de otras nuevas, entre los info-ricos y los info-pobres.
Si bien es cierto que las comunicaciones electrónicas especialmente
internet, posibilitan la existencia de comunicaciones más horizontales y
recíprocas, de acuerdo al Informe de Naciones Unidas sobre Desarrollo
Humano (2001), cada mil habitantes en el año 2000, tienen en América Latina
y el Caribe, 131 teléfonos domésticos, 82 teléfonos celulares y 5,6 accesos
a Internet, cuando en Estados Unidos hay 682 teléfonos hogareños cada mil
habitantes, 312 teléfonos celulares y 179,1 conexiones a Internet. La
brecha digital es aún más profunda si se comparan los datos entre los
países altamente desarrollados con los países en desarrollo. Observándose
que hay 75 usuarios de Internet cada mil habitantes en los países de la
OCDE, y 1,0 cada mil habitantes en los países en desarrollo. Con respecto
al acceso a las telecomunicaciones las diferencias son también
considerables, en los países de la OCDE hay 509 líneas de teléfonos y 322
celulares cada mil personas y en los países en desarrollo, 69 y 34
respectivamente.
En América Latina y el Caribe los usuarios de Internet, representan el 2,3%
de su población de 494 millones de habitantes, según el mismo Informe, en
la región viven con menos de un dólar al día el 15% de la población y el
crecimiento en el último decenio del ingreso per cápita promedio fue
inferior al 1%. En relación con los ingresos, los países de la región se
ubican entre los de mayor desigualdad, en 13 de los 20 países el 10% más
pobre tiene menos del 5% del 10% más rico, esta elevada desigualdad de
ingreso ubica a millones de personas en la pobreza extrema.
En respuesta a las desigualdades que presentan las sociedades
latinoamericanas, en cuanto a su desarrollo económico, político, social,
cultural, comunicacional y tecnológico, han surgido en los últimos años,
iniciativas y propuestas alternativas, que pretenden abordar caminos
diferentes al modelo dominante. Agudo Guevara (2001), puntualiza que la
producción de contenidos es lo que le da a la sociedad de la información un
significado históricamente distinto. Por lo que propone emprender dos
grandes tareas de carácter ético: proporcionar contenidos que faciliten la
vida en sociedad y garantizar infraestructuras adecuadas para acceder a
esos contenidos.



Alternativas al modelo dominante



En respuesta a lo que se ha denominado la crisis de la comunicación
académica y al consecuente modelo dominante del sistema comercial de
edición y distribución híbrida y conservadora (Kling et al., 2002),
sustentado en la versión tradicional en papel acompañada por el soporte
digital, que se enmarca en la crisis global actual caracterizada por la
debilidad de los Estados-Nación y la fortaleza de las leyes del mercado
(Ortiz, 1999). Surgen en los últimos años iniciativas provenientes de
investigadores de centros académicos que desarrollan sus propios sistemas
de comunicación de los resultados de sus investigaciones y los distribuyen
vía internet sin fines comerciales. El uso de las tecnologías de la
información permite a los investigadores asumir el control del sistema de
publicación, dejando a un lado a los editores. La facilidad en la
producción y distribución de las propias publicaciones en formato digital
dieron origen a varios proyectos de revistas electrónicas generados en
centros universitarios que están disponibles gratuitamente en internet
(Buckholtz, 2001).
Al mismo tiempo se están generando alianzas entre los grupos de
investigadores y las universidades e institutos de investigación con el
objeto de esclarecer las reglas que se esconden detrás del sistema
comercial de edición de publicaciones científicas, tales como que los
investigadores tienen que pagar por publicar sus trabajos y las
evaluaciones que aseguran la calidad de los mismos se realizan en forma
voluntaria y gratuita (Borrego Huerta, 2000).
Existen según Kling et al. (2002) cuatro tendencias alternativas al modelo
dominante que son objeto de amplios debates entre la comunidad académica:
un gran repositorio de publicaciones electrónicas; acceso libre a todas las
publicaciones científicas con arbitraje otorgado por la evaluación de los
pares que asegura su calidad académica; revistas electrónicas puras con
arbitraje; y la difusión por parte de los autores de sus trabajos en sus
propios sitios web.
Pero Kling et al (2002) destacan la sorprendente ausencia existente en los
debates actuales sobre otro modelo basado en las posibilidades que
proporciona internet para viabilizar y mejorar la actual difusión de los
resultados de las investigaciones. La mayoría de los centros e institutos
de investigación de Estados Unidos poseen una serie de publicaciones como:
documentos de trabajo, informes técnicos, avances de investigaciones, o
los denominados genéricamente manuscritos o pre-prints y el nuevo modelo se
basa en la práctica de publicar en internet los documentos técnicos en los
propios sitios web de las instituciones de investigación. Las ventajas de
este nuevo modelo llamado de "Guild Publishing" son detalladas por Kling et
al. (2002) de la siguiente manera: rápido acceso a las últimas
investigaciones; indicadores de calidad basados en que los autores son
miembros formales de las instituciones de investigación; fácil y rápida
localización; compatibilidad con otras formas de edición electrónica o
impresa y un bajo costo relativo.
Con la colaboración de importantes centros universitarios de investigación
se crea en Estados Unidos en el año 1998, SPARC (The Scholarly Publishing
and Academic Resources Coalition), una alianza de aproximadamente 200
instituciones de investigación, bibliotecas y proveedores de internet que
plantean una nueva experiencia de comunicación académica entrando en
competencia con el mercado comercial de la publicación de revistas
académicas. La misión de SPARC es la de introducir nuevas soluciones al
actual mercado de la publicación de revistas científicas, facilitando el
uso de las tecnologías de la información y comunicación para expandir su
acceso y creando asociaciones con editores que brinden alta calidad y bajos
costos para ampliar la audiencia. Con el objeto de estimular este
proceso, SPARC ha publicado " Declaring Independence: A guide to creating
community controlled science journals" por iniciativa de la Association of
Research Libraries de Estados Unidos, este documento pone el foco de
atención sobre el poder de los investigadores para restaurar la
competitividad del mercado de las revistas científicas (Buckholtz,2001).
Para los investigadores preocupados por aquellas revistas científicas que
no responden a las necesidades de la comunidad académica, la "Declaring
Independence" ofrece una lista de alternativas y métodos para evaluarlas y
también ofrece orientaciones para el proceso de edición de primeras
publicaciones, incluyendo información sobre servicios de resúmenes y
confección de índices, compras institucionales y consorciadas,
comercialización, producción y distribución y toda ayuda para los miembros
de equipos editoriales que deseen comprender en forma global el proceso de
la edición. Esta declaración representa uno más de los varios recursos
existentes para los científicos que deseen reestablecer su control sobre
las publicaciones científicas. A través de la "Declaring Independence"
SPARC ha contribuído a crear un vibrante y competitivo mercado centrado en
los investigadores y su papel como creadores y diseminadores de la
comunicación académica. El investigador, después de todo, es la razón en
primer lugar, por la cual existe este debate.
En el marco de SPARC además, muchos evaluadores de los artículos de
revistas se han negado a seguir realizando su tarea para aquellas
publicaciones de muy altos costos, como así también, varios de los comités
científicos de las revistas han renunciado y deciden editar su propia
revista a un costo tres veces inferior (Buckholtz, 2001).
SPARC tiene un Programa de Alternativas basado en dos principios: si hay
revistas alternativas a aquéllas de altos costos, los autores deben
publicar en las que mejor satisfagan sus necesidades de reconocimiento y
diseminación; si los editores tienen un mercado que presenta nuevos
desafíos, con el inherente riesgo, deben hacer la inversión.
Estas ideas han sido exitosas en numerosas publicaciones alternativas de
SPARC. Los precios de las revistas pueden ser calculados de diferentes
formas: precio por artículo, precio por página, precio por carácter, etc. ,
las revistas asociadas a SPARC (2003) están fuertemente construídas bajo
una relación permanente entre autores y papers que hacen que ellas sean
competitivas no importa como los precios sean calculados.
Dentro del proyecto SPARC, la publicación de revistas competitivas, es
sólo uno de los aspectos tratados, otra área de interés desarrollada
conjuntamente entre la Association of Research Libraries y la Association
of College and Research Libraries de Estados Unidos, provee a las
bibliotecas, ideas y datos para interactuar con los profesores a efectos de
trabajar juntos para analizar las maneras de salvar la actual crisis de las
publicaciones académicas. Esta iniciativa denominada "Create Change" (2003)
ha sido adoptada por muchas universidades de Estados Unidos y también de
Canadá y Gran Bretaña, con el objeto de ayudar a los científicos que se
comprometan en el corto y largo plazo en el proceso de cambio de la edición
de revistas académicas, como también del mercado de la comunicación
académica.
Otros modelos de organización como la "Public Library of Science" (2002),
el "DSPACE" (2002) del Massachusetts Institute of Technology y el "Open
Archives Initiative" (2002) son unos pocos ejemplos de otros proyectos que
bajo distintas formas trabajan para ampliar el acceso a las publicaciones
científicas y reducir la dependencia con los editores comerciales.
Esta diversidad de recursos alternativos respecto al modelo dominante de
edición comercial de revistas académicas, tiene un desarrollo muy reciente,
la mayor de estas nuevas iniciativas fue emprendida por la U.S National
Institutes of Health de Maryland, Estados Unidos, con su proyecto
"PubMedCentral" (2002) que pone a disposición de toda la comunidad
científica en el área biomédica, un conjunto importante de títulos de
revistas de la especialidad en internet con el texto completo de los
artículos y acceso gratuito.
Todas las iniciativas aún las más diversas, comparten un origen común: la
creciente insatisfacción con el camino adoptado por la comunicación
académica en la última década.
Cuando la mayoría de la gente piensa en competencia, piensa en competencia
entre compradores, pero en la publicación académica la competencia es
entre los autores. Son los autores los que le dan prestigio a las revistas.
En este sentido, el poder de los autores es señalado enfáticamente a
través de la "Carta Abierta" que publica la Public Library of Science
(2002) que fue firmada por cerca de 25.000 científicos, quiénes se
comprometen a :"publicar en, editar o evaluar para y subscribirse
personalmente a, sólo a aquellas revistas académicas y científicas que
tengan derechos de distribución libre e irrestricta para todos los informes
de investigaciones que ellos han publicado". Los investigadores que
firmaron esta declaración representan una importante fuerza de competencia
como lo destaca Buckholtz (2001), la carta abierta intenta ser una fuerte
voz colectiva de los científicos para redefinir los términos de sus
relaciones con los editores comerciales de las revistas académicas.
La Public Library of Science (2002) expresa en su sitio web "que usando la
libertad de expresión en un mercado libre, le ofrecemos a los editores de
nuestras revistas académicas, algo que ellos valoran, -la oportunidad de
ganar con nuestras ideas, nuestro trabajo y nuestro continuo patronazgo
como subscriptores-, a cambio de algo que nosotros valoramos, -libre e
irrestricto acceso a los registros publicados de nuestro trabajo colectivo-
".
Según los organizadores de la Public Library of Science (2002) la
iniciativa balancea los intereses de editores comerciales y no comerciales,
científicos y público en general y propone que los editores comerciales
dispongan durante un lapso de seis meses de los derechos sobre el original
de la investigación, luego del cual los registros publicados pasarán a
dominio público.
Los investigadores además amenazan a las empresas editoriales que sí no
cumplen con poner en acceso público los números atrasados de sus revistas,
enviarán en el futuro sus investigaciones a otras revistas viejas o nuevas
que mejor satisfagan sus necesidades. Como lo destaca Buckholtz (2001) esta
expresión por parte de los investigadores es un signo que muestra la
determinación de decidir sobre el destino de la producción y distribución
de las investigaciones.

Los científicos, señala más adelante Buckholtz (2001), juegan un papel
crítico en la batalla de bajar los costos de la información y muchos de
ellos subscribieron la carta abierta de la Public Library of Science
(2002) tan pronto como reconocieron esto.

Asimismo, algunos editores científicos y comerciales creen que esta clase
de iniciativas corregirá el actual desequilibrio en el mercado de las
publicaciones científicas. Los investigadores se están viendo a sí mismos
como un "commodity" a ser ganado, no como una mercadería cara, sino con
precios y políticas que harán su trabajo accesible a una mayor audiencia.
Si la Public Library of Science (2002) triunfa en sus proyectos y la "
Declaring Independence" continúa con su impacto en la comunidad académica,
las revistas serán competitivas entre los mejores investigadores en los
términos que los investigadores desean, según expresa Buckholtz (2001).
Invertir en esta clase de nueva forma de comunicación científica señala
Frazier (2001), proporciona la construcción de una infraestructura de
edición, por la cual los futuros investigadores nunca tendrán que publicar
sus trabajos en revistas de altos costos comerciales para lograr su éxito
académico. Y además teniendo en cuenta que las bibliotecas invierten un
pequeño porcentaje de su presupuesto comparado con el "Big Deals", estas
iniciativas son profundamente subversivas para el sistema de edición
comercial y los editores comerciales lo saben.
Iniciativas similares se han producido en los últimos años en América
Latina, la primera de ellas comienza en 1997 a cargo de la Dirección
General de Bibliotecas de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México)
con la creación del sistema LATINDEX, Sistema de Revistas Académicas de
América Latina, el Caribe, España y Portugal (Alonso Gamboa, 2002), cuya
misión es el registro de las publicaciones periódicas académicas de la
región para dar acceso y promover su calidad. Entre sus objetivos más
importantes se encuentran: crear un sistema de información que registre y
provea acceso a la información científica producida en la región; y
establecer criterios de calidad y estándares editoriales para las revistas
científicas de la región. Su forma de trabajo se basa en la participación
coordinada de los distintos centros responsables del registro de la edición
de revistas en cada país. Inicialmente el proyecto sólo abarcaba a América
Latina y el Caribe y luego se incorporaron España y Portugal. En la
actualidad participan 13 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica. Cuba, Ecuador, España, México, Portugal, Puerto Rico, Uruguay y
Venezuela, se encuentran próximos a incorporarse Perú y Bolivia.
En sus comienzos se registraban 2460 títulos de revistas, y a fines de
2002 se encuentran registrados 11562 títulos, que pueden ser consultados en

forma gratuita y libre a través del sitio web del sistema (Latindex, 2002).
Los países con mayor cantidad de títulos son: Brasil con 2885, España
2338, Argentina 1885, México 1177, y Chile con 1073. Esta importante
producción científica también se ve reflejada, a pesar de su gran ausencia
o discriminación, en los índices internacionales, así países como España,
Brasil, Argentina, Portugal y México son los mejor representados en la Base
de datos del ISSN (International Standard Serials Number), y de los 37
países que integran la región además de España y Portugal, se encuentran
representados en mayor o menor medida 23. Por otra parte, Argentina,
Brasil, Chile, España y México están registrados en todas las bases de
datos internacionales (Biojone, 2002).
Latindex también registra las revistas electrónicas producidas en la
región, en la actualidad hay 727 títulos (Cetto, 2002), siendo la Medicina
y las Ciencias de la Salud las disciplinas con mayor producción (266
títulos). En relación a su distribución geográfica, los países de mayor
producción son; España con 194 títulos, Brasil 172, México 132, Chile 53,
Cuba 41 y Argentina con 29 títulos, estos datos corroboran la necesidad de
trabajar en la región para otorgarle a la producción local la visibilidad y
accesibilidad que los desafíos actuales imponen.
Otra iniciativa de alta relevancia en latinoamérica es el sistema Scielo
(Scientific Electronic Library Online), que es un modelo de edición
electrónica de revistas científicas de América Latina, el Caribe y España.
Iniciado en el año 1997 como un proyecto conjunto entre la Fundación para
la Ciencia del Estado de San Pablo (FAPESP), el Centro de Información en
Ciencias de la Salud para América Latina y el Caribe (BIREME) dependiente
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y un grupo de editores
científicos de Brasil.
La principal motivación de FAPESP que tiene un programa para financiar
revistas científicas en Brasil, para participar del proyecto Scielo es la
producción de indicadores de uso e impacto de las revistas científicas de
Brasil (Packer, 2001).
Bireme es un centro especializado de promoción para la cooperación técnica
en información en Ciencias de la Salud para América Latina y el Caribe,
cuyo objetivo es fortalecer el flujo de información y desarrollar una
estrategia para construir la Biblioteca Virtual en Salud como una red de
fuentes de información en internet y su principal motivación en el proyecto
Scielo es que las revistas existentes en su base de datos especializada
"Literatura Latinoamericana y del Caribe en Salud" (LILACS) pasen a formato
electrónico.
En la primera etapa Scielo abarcaba las publicaciones del área biomédica
aunque paulatinamente se van incluyendo todas las disciplinas. En la
actualidad participan de Scielo: Brasil, Chile, Cuba, Costa Rica, México,
España y Argentina.
Scielo aspira a promover la transición del formato impreso al electrónico
en las revistas de la región y salvar la ausencia de la comunicación
académica local expresada por los títulos de las revistas locales en las
bases de datos bibliográficas internacionales (Packer, 2001), y
principalmente fue concebido para romper el círculo vicioso de la edición
de revistas académicas de la región y proporcionar sus verdaderos valores y
dimensiones a través de una mejor visibilidad y accesibilidad, asumiendo
que el universo de las revistas de la región varía mucho en términos de
calidad, pero que existen títulos de alta calidad que no están registrados
en las bases de datos internacionales de los países desarrollados,
ocasionando su ausencia en los índices de desarrollo científico de la
región.
Tal como lo destaca Packer (2001) el sistema Scielo comprende una colección
de revistas con nuevos mecanismos de indización y medición acordes a la
región que complementa los indicadores internacionales establecidos por los
países desarrollados. Su objetivo estratégico es conformar y fortalecer la
comunicación académica regional en vistas a promover su integración creando
un flujo global de información en internet.
Contribuyendo de esta manera, a fortalecer el desarrollo de la ciencia en y
para los países en desarrollo como una consecuencia de la amplia
diseminación de los resultados de la investigación científica local.
Por otra parte se pretende contribuir con el desarrollo económico y social
de la región, a través de la difusión de los contenidos comunicados por las
revistas dada su alta significación relacionada con los problemas locales y
al mismo tiempo la promoción de su credibilidad y amplia diseminación es
crucial para el uso de la información científica.
La base da datos de Scielo está estructurada a través de una red
descentralizada de colecciones de títulos de revistas pertenecientes a los
diferentes países, que contienen trabajos originales resultado de
investigaciones y de otros trabajos también originales tales como: informes
de casos, informes técnicos, reseñas e informaciones relacionadas con la
investigación científica local.
El sistema Scielo produce automáticamente un conjunto de indicadores
numéricos de uso e impacto de las revistas. Los datos empíricos de la
comunicación científica en la región son provistos por los comités
académicos, los editores y las agencias de financiamiento para monitorear
el rendimiento y para identificar las debilidades e imperfecciones que
afectan a toda la colección en su conjunto y a cada título en particular.
Se espera que la evaluación sistemática del modelo Scielo ayude a los
países en desarrollo a construir y mejorar la capacidad local de creación,
edición y difusión académica.
Por otra parte, este proyecto Scielo representa una respuesta al
desequilibrio mundial existente respecto a la producción de literatura
científica, dado que sólo el 1% de las publicaciones científicas que
circulan en el mundo están en español, reduciendo considerablemente las
posibilidades de intercambio y saber científico producidas en la región
(Trejo Delarbre 1999).
Otra forma de responder a la crisis de la comunicación académica, y a los
bajos presupuestos de las bibliotecas y aumento de los costos en
adquisiciones de revistas, son los consorcios de bibliotecas que
aparecieron en la segunda mitad de la década de los noventa (Anglada y
Comellas, 2002);(Bostick, 2001);(Kropp, 1998); (Potter, 1997), (Giordano,
2002), a diferencia de otros desarrollos bibliotecarios que se expanden con
menos rapidez o que quedan circunscriptos a Estados Unidos o al Reino
Unido, los consorcios se han diseminado rápidamente por Europa y también
aunque en menor medida por América Latina.
Si bien los consorcios desarrollan distintas actividades de cooperación,
una de las más importantes está relacionada con la compra conjunta de
recursos electrónicos, el nuevo soporte digital permite tener la misma
información a un menor precio o más información por un precio similar.
Las compras consorciadas tienen sus ventajas para los editores en: la
estabilidad del contrato que puede ser entre tres y cinco años; los gastos
de negociación y gestión disminuyen; los productos que se ofrecen son más
visibles para toda la comunidad de usuarios y su uso aumenta; y finalmente
se incrementan las ganancias, porque aunque son beneficiosas para las
bibliotecas, el importe a pagar difícilmente es inferior al de la suma de
cada una de las bibliotecas del consorcio. También las bibliotecas
obtienen ventajas con la compra consorciada: descuentos, condiciones de
acceso, licencias de uso e incremento de la información que se ofrece
(Anglada y Comellas, 2002).
A pesar de que el entorno es favorable, el modelo de precios establecido
por las empresas editoriales comerciales no resulta ni razonable , ni
estable, lo cual dificulta la expansión de las adquisiciones consorciadas.
Los actuales modelos de precios para la compra de recursos electrónicas se
establecen a partir del valor corriente del producto o del tamaño de las
instituciones (Anglada y Comellas, 2002).
El último modelo a partir del tamaño de las instituciones, tomado de la
realidad anglosajona, resulta claramente desfavorable, como lo destaca
Anglada y Comellas (2002), para las bibliotecas del área de América Latina
y España, lo que ocasiona que estas bibliotecas estén pagando mucho más por
la información que compran. Los precios, según el modelo por tamaño de la
institución, se establecen de acuerdo a cantidad de alumnos, profesores y
campus posea la universidad, de esta manera siguiendo el modelo anglosajón
se toma como indicador la cantidad de estudiantes a tiempo completo que
poseen las universidades, lo cual resulta no aplicable a la realidad
iberoamericana porque ni las universidades, ni las agencias gubernamentales
de administración educativa poseen estos datos, por lo cual el cálculo
hecho por los proveedores del producto se basa en un número de estudiantes
muy superior al que tienen los países que disponen de estos datos.
Esto se debe a que las universidades tanto de América Latina como de
algunos de los países de sur de Europa (Anglada y Comellas, 2002), juegan
una función ocupacional de la juventud, lo que ocasiona que haya una mayor
cantidad de estudiantes respecto al número total de jóvenes en edad
universitaria en los primeros años de estudio, produciéndose luego un
abandono de los estudios y una considerable disminución de los egresados
respecto al número de ingresantes, por lo cual los estudiantes registrados
como tales a efectos de establecer los precios no son los reales.
Similar situación sucede con el modelo de precios basado en la cantidad de
campus de la universidad que tampoco resulta aplicable para los países
iberoamericanos, dado que muchas de sus universidades se instalan en zonas
urbanas que obliga a mantener más de una sede, aunque por su tamaño en
países como Estados Unidos tendrían un solo campus.
También hay otro factor que señalan (Anglada y Comellas, 2002) relacionado
con el uso real de la información, comparando los indicadores de préstamo
por estudiante, de pedidos de préstamo interbibliotecario o de acceso a
bases de datos, se observa que la relación existente entre España y el
Reino Unido es de 1 a 4 y con Estados Unidos de 1 a7, debido a que los
métodos de enseñanza se basan en las tradicionales clases magistrales y el
estudio por apuntes más que la consulta de fuentes de información
primarias.
En conclusión existe una gran inestabilidad y variabilidad en los modelos
de precios, los editores evalúan qué posibles ventas tendrían si la compra
consorciada no se produjera y las bibliotecas analizan si el descuento
respecto al precio individual es conveniente y compensa las desventajas de
un acuerdo conjunto.
Todas estas consideraciones fueron expuestas por el Consorci de
Biblioteques Universitàries de Catalunya, España, en una declaración
pública a efectos de lograr que los proveedores comerciales de recursos
electrónicos y las bibliotecas universitarias trabajen conjuntamente para
establecer precios justos, estables y razonables acordes con las realidades
de cada país (CBUC, 2001).
En América Latina, la experiencia chilena a través del consorcio
universitario "Alerta al conocimiento" resulta ser la más exitosa, desde
su formación en 1993 centraliza y negocia las subscripciones a revistas
internacionales, organiza la red de bibliotecas y gestiona el uso
cooperativo de sus colecciones. En la actualidad se ofrecen dos servicios:
por un lado el acceso a la información de las revistas internacionales que
reciben las bibliotecas universitarias de Chile y en segundo término un
servicio de negociación y compra de revistas académicas para obtener
mejores condiciones de adquisición y acceso a las publicaciones.
Tal como lo señala Giordano (2002) los consorcios más allá de sus objetivos
inmediatos, nacieron como una respuesta a la concentración del mercado por
parte de la industria editorial y como un medio para que las bibliotecas
puedan intervenir directamente en los cambios que se están produciendo en
la comunicación académica. Según Giordano (2002) esta clase de iniciativas
muestran un cambio estructural del modelo de organización basado en la
autosuficiencia al de la cooperación y colaboración, y su desafío más
evidente está en el campo de la comunicación académica y el papel de las
bibliotecas en la sociedad de la información.
Si bien, la conformación de consorcios por parte de las bibliotecas
universitarias tiene tal como se ha señalado aspectos favorables y
paliativos de la crisis de la comunicación académica, se observa que el
traslado de modelos importados de los países altamente desarrollados, no
resultan eficaces ni ventajosos para los países en desarrollo o con
economías más precarias.
Las alternativas presentadas, si bien no son las únicas, sí representan
posibles modelos que desde la perspectiva local nos permiten como dice
Reguillo (2002)
"estar en el mundo" apoyando la visibilidad de la diferencia que resulta
clave para
la interculturalidad y ofreciendo mecanismos emergentes de producción,
acumulación y distribución de un nuevo saber capaz de reconfigurar el
pensamiento sobre el otro. En consecuencia como agrega Reguillo (2002) no
basta con producir información o develar desniveles en la economía política
de la comunicación, hace falta desmontar el entramado cultural en el que
se produce y se reproduce la comunicación intercultural, para avanzar hacia
una política de representación de la otredad, en la que la diferencia pueda
ser asumida como la condición para hacer posible el proyecto social del
siglo XXI.

Conclusiones





Las transformaciones que se están produciendo en América Latina en el campo
de la comunicación académica, requieren de una mirada crítica que permita
analizar las condiciones de producción, circulación y recepción de la
información científica en la región.


Las variables políticas, sociales, económicas, tecnológicas y culturales
actuales definen a los países del continente latinoamericano como
sociedades que participan parcialmente del proyecto sociedad de la
información predominante en el escenario de los países desarrollados.


Como consecuencia, una parte minoritaria de la población de la
región, participa como productores y consumidores de la llamada cultura
digital y amplias y mayoritarias capas sociales están excluídas, lo que
produce una nítida asimetría en la apropiación de los productos culturales,
tanto entre los países, como dentro de cada país (García Canclini, 1999b).

Es necesario como lo señala Ford (1999): defender los patrimonios
culturales, económicos, sociales e históricos en el marco de la
globalización, para impedir que sean procesados por otros y se pierdan o
diluyan las culturas locales; y tener en cuenta las transformaciones en el
campo de la percepción, el conocimiento y el aprendizaje que están
atravesando las sociedades sin caer en la adaptación simple al modelo
dominante de la cultura del "nuevo orden".
En este contexto, adoptando la perspectiva de Tremblay (2003) se
considera a la Sociedad de la Información como una ideología que
proporciona una lectura selectiva y deformada de la realidad, del cambio y
del desarrollo social, fundada en el determinismo tecnológico , y por lo
tanto no constituye una ruptura radical del sistema capitalista, sino otra
etapa en la evolución del mismo, por lo cual resulta oportuno reflexionar
sobre como se perfila el presente y futuro desarrollo de la
comunicación académica en América Latina, teniendo en cuenta los
aspectos sobresalientes que adopta, especialmente en el campo de la ciencia
y la tecnología.
Si bien existen grandes diferencias en recursos y capacidades entre los
países menos desarrollados, y no es posible ofrecer un panorama sobre la
actividad científica en estos países en su conjunto, diversos autores como
Albornoz
(2002 ), Arunachalam (1999), Russell (2000) y Cetto (2001) entre otros,
coinciden en observar características relevantes comunes, tales como:
ausencia de infraestructura física de comunicaciones adecuada que
limita el acceso a las redes mundiales;
insuficiente personal especializado, conciencia pública y acción de los
gobiernos para apoyar el uso de las nuevas tecnologías;
áreas prioritarias de atención social para paliar deficiencias en
salud, vivienda, educación y alimentación que ocasionan el descuido de la
promoción del uso de las nuevas tecnologías;
barreras tecnológicas, de idioma y de habilidades personales para el
uso de la nueva tecnología;
carencia de legislaciones y normativas para el uso y explotación de los
servicios acordes con los desarrollos locales;
dificultades para posibilitar la rápida y eficaz implementación del
entorno necesario para la comunicación de la información;
concentración de los principales establecimientos de educación superior
y de investigación en las principales ciudades por lo cual también la
comunicación y las instalaciones telemáticas están centralizadas;
amplía asimetría entre los científicos que trabajan en las grandes
zonas urbanas y quiénes trabajan en las regiones rurales, prácticamente
aislados del entorno electrónico;
mayor índice de publicaciones en revistas internacionales de los
científicos que trabajan en áreas urbanas;
los científicos que desarrollan investigación aplicada, muchos de los
cuales trabajan en áreas alejadas de los principales centros de
investigación, normalmente carecen de acceso a los recursos en especial a
las tecnologías de la información;
déficit presupuestario en las bibliotecas universitarias y de
investigación con colecciones de revistas académicas incompletas y
desactualizadas;
escasa visibilidad y accesibilidad de la producción científica local a
nivel internacional;
el desarrollo científico y tecnológico que juega un papel crucial en el
bienestar social, no tiene el mismo impacto que en los países
desarrollados;
en la mayoría de los países en desarrollo la ciencia es una actividad
marginal, raramente los científicos participan del esfuerzo colectivo de
fijar la agenda de la investigación;
tanto las bibliotecas como los usuarios individuales prefieren
subscribirse a revistas producidas en Estados Unidos y Europa, ignorando
las publicaciones producidas en los países en desarrollo;
la mayoría de las bases de datos y los servicios de índices y resúmenes
de contenidos académicos son compilados y producidos en los países
avanzados y registran unas pocas revistas provenientes de los países en
desarrollo;
enorme proliferación de títulos de revistas, publicadas la mayoría de
ellas por firmas comerciales, con precios muy elevados en versiones
electrónicas e impresas;
importante producción de revistas electrónicas ofreciendo una
oportunidad sin precedentes para cambiar el sistema tradicional de
publicación comercial;
desconexión de las instituciones que componen el sistema de ciencia y
tecnología con respecto al resto de los sectores sociales;
desarticulación de las políticas científicas y tecnológicas con relación
a las restantes políticas públicas;
vinculación muy débil de la ciencia y la tecnología con las empresas
productivas, a las cuales en el mejor de los casos se las considera como
usuarios;
los productos y aplicaciones de las tecnologías de la información y la
comunicación ignoran las realidades de los países en desarrollo y no
responden a las necesidades de los sectores más desfavorecidos;
no existen coincidencias entre los científicos, bibliotecas y editores,
sobre el papel que juegan las revistas científicas en el proceso de
comunicación académica, para los primeros suelen estar al servicio de su
promoción y prestigio, para las bibliotecas son instrumentos que satisfacen
las necesidades de información de los usuarios y para las empresas
editoriales representan mercancías;
la brecha en los niveles de la ciencia y la tecnología entre los países
avanzados y en desarrollo tiende a ampliarse con la rápida expansión de
internet y la rápida transición hacia la edición electrónica, lo que
contribuye a la dependencia del monopolio del conocimiento;
en algunos países en desarrollo la edición electrónica puede ser una
oportunidad y un desafío y está siendo reconocida como una interesante y
poderosa herramienta para salvar los problemas de la publicación local de
revistas científicas.
Por último, algunos datos estadísticos son reveladores, según el Informe
sobre el Estado de la Ciencia y la Tecnología de Unesco (2001), los países
en desarrollo que tienen el 78% de la población mundial contribuyen con el
16% del gasto global en investigación y desarrollo, en contraste las
economías desarrolladas con el 22% de la población del mundo, invierten el
84% del gasto global en investigación y desarrollo.
La Unesco asimismo, aconseja a los países en desarrollo asignar el 1% del
PBI a la investigación, en países como Japón se destina más del 3% del PBI
a las actividades de ciencia y tecnología. Luiz Inacio Lula da Silva, acaba
de anunciar que intentará llegar al 2% al fin de su mandato. En Argentina
para el presupuesto 2003, se tiene previsto un magro 0,15% del PBI para
investigación en ciencia y tecnología, siendo el más bajo desde el año 1975
(Bär, 2002).
En el Informe sobre la Ciencia en las Américas de Mario Albornoz ( 2002) se
registra que en el año 2000, los países de América Latina y el Caribe
invirtieron una suma total de 13 millones de dólares en actividades de
ciencia y tecnología, de los cuales más de la mitad del total regional
corresponde a Brasil, seguido de México y la Argentina. Durante la última
década la inversión creció un 48%, pero no fue constante y sufrió grandes
oscilaciones. En el mismo año, la inversión de Estados Unidos y Canadá
representó mas del 42% del total mundial, en tanto que la Unión Europea
invirtió un 25% y Japón un 15%. Correspondiéndole a América Latina y el
Caribe un 1,6% de la inversión mundial en ciencia y tecnología. En cuanto a
la cantidad de recursos humanos la mayoría de los investigadores se
concentran sólo en algunos países, Brasil tiene el 40% de la capacidad de
toda la región y le siguen Argentina y México que sumados tienen una cifra
similar, reuniendo entre los tres países en total casi el 80 % de los
investigadores de la región.
Es tiempo como lo puntualiza Cetto (2001) que en los países del continente
latinoamericano se comience a revisar la relación entre la ciencia,
tecnología y sociedad, de manera de poder hacer frente a los conflictos
existentes en un mundo que está siendo cada vez más rápidamente modificado
por las condiciones tecnológicas. Es necesaria una revisión que contemple
la apreciación de la diversidad como uno de los factores posibles de
desarrollo y bienestar. En el contexto local es crucial para el éxito de la
apropiación y uso de las nuevas tecnologías facilitar un acercamiento entre
los autores de los cambios científicos y tecnológicos y otros grupos que
históricamente han sido observadores pasivos. Según Cetto (2001) hay grupos
que están comenzando a incorporar tecnológicamente cultura material, pero
la ciencia no ha comenzado a incorporar cultura no material como
contraparte.
Quedan interrogantes abiertos para ser analizados en futuras
investigaciones, tales como:
¿Cómo transitar el cambio paradigmático en la comunicación académica
internacional, que permita que la ciencia de los países en desarrollo ocupe
un papel más importante, a pesar de las asimetrías existentes?.
¿Porqué la comunidad científica local manifiesta una considerable
resistencia al cambio que imponen los desafíos presentes?.
¿Quiénes serán los propietarios de los frágiles documentos electrónicos y
asumirán la responsabilidad de conservar la herencia científica del mundo
en formato digital?.





Bibliografía



Agudo Guevara, Alvaro. (2001). Etica en la Sociedad de la Información.
Reflexiones desde América Latina y el Caribe. En: Infolac, vol. 14, n. 4,
p.3-9.

Albornoz , Mario. (2002). Situación de la ciencia y la tecnología en las
Américas.
Buenos Aires, Centro de estudios sobre ciencia, desarrollo y educación
superior.
http://www.centroredes.org.ar/docs/main.asp Consultado 18 febrero 2003

Alerta al conocimiento.(2002). Consorcio universitario de bibliotecas.
Santiago de Chile. http://www.alerta.cl Consultado 4 febrero 2003

Alonso Gamboa, José Octavio. (2002). The Latindex Systems: regional
networking to electronic resources. En: International Conference on
Scientific Electronic Publishing in Developing Countries. Valparaíso,
Chile, Sep. 30- Oct. 2, 2002
http://www.icsep.info/icsep/docs/en/ppt/Jose_octavio_alonso_gamboa.ppt
Consultado 15 febrero 2003

Anglada, Lluis y Comellas, Nuria. (2002). ¿Qué es justo?: modelos de
precios en la era electrónica. En: Biblioteconomia y documentacio, n. 8.
http://www.ub.es/biblio/bid/08angla2.htm Consultado 13 enero 2003

Bär, Nora. (2002). Presupuesto 2003 en ciencia y tecnología. En: La Nación,
9 de diciembre . http://www.lanacion.com.ar/02/12/09/sl_457148.asp
Consultado 16 febrero 2003




Biojone, Mariana Rocha. (2002). Presencia de las revistas latinoamericanas,
caribeñas, españolas y protuguesas en las bases de datos internacionales.
En : Primera Reunion Regional de la red Scielo, Valparaíso, Chile, 30 sept.-
2 oct. 2002.

http://www.icsep.info/scielo/docs/es/ppt/mariana.ppt Consultado 24 enero
2003

Borrego Huerta, Angel. (2000), Publicaciones Electrónicas, hacia un nuevo
modelo de comunicación científica. En: I Jornadas españolas de bibliotecas
digitales , 6 y 7 noviembre de 2000, Valladolid.
http://gaia.dcs.fi.uva.es/~jbidi2000/comunicaciones/21_Publi.pdf
Consultado 26 enero 2003

Bostick, S. L. (2001). The history and development of academic library
consortia in the United States: an overview. En: The journal of academic
librarianship, vol. 27, n. 1, p. 128–130.

Bot, Marjolein; Burgemeester, Johan; Roes, Hans. (1998).The cost of
publishing an electronic journal: a general model and a case study. En: D-
Lib Magazine noviembre. http://www.dlib.org/dlib/november98/11roes.html
Consultado 15 febrero 2003

Buckholtz, Allison. (2001). Returning scientific publishing to scientists.
En:
The Journal of Electronic Publishing, The Vol. 7, n. 1.
http://www.press.umich.edu/jep/07-01/buckholtz.html Consultado 4 febrero
2003

Canhos, Vamderlei P.; Canhos, Dora A.L.; Souza, Sidnei de y Kirsop,Barbara.
(1996). Electronic publishing and developing countries: trends, potential
and problems. En: Proceedings of the Joint ICSU Press/Unesco Conference on
electronic publishing in science. Paris, Unesco, 19.23 feb. 1996.
http://users.ox.ac.uk/~icsuinfo/canhos.htm Consultado 21 febrero 2003

Case, Mary. (2001). The impact of serial costs on library collections. En:
ARL Bimonthly report, v. 218.
http://www.arl.org/newsltr/218/costimpact.html Consultado 4 febreo 2003

CBUC .Consorci de Biblioteques Universitàries de Catalunya. (2001). Why
some libraries and consortia are paying too much for e-information .
Barcelona, CBUC. http://www.cbuc.es/5digital/Whyeng.doc Consultado 2
febrero 2003

Cetto, Ana María. (1995). Las publicaciones científicas en América Latina.
México, Fondo de cultura económica.

Cetto, Ana María y Levey, Lisbeth. (1996). Report of Working Groups:
Developing countries. En: Proceedings of the Joint ICSU Press/ Unesco
Conference on Electronic Publishing in Science, Unesco, París, 19-23
febrero 1996.
http://users.ox.ac.uk/~icsuinfo/working3.htm Consultado 23 enero 2003

Cetto, Aba María .(2001). The contribution of electronic communication to
science, has it lived to its promise?. En: Proceedings of the Second ICSU-
Unesco International Conference on Electronic Publishing in Science.
París, Unesco, 20-23 february 2001.
http://www.unesco.org/science/publication/electronic_publishing_2001
Consultado 24 enero 2003

Cetto, Ana María y Alonso, Octavio. (2002). Challenges for the scientific
community, a perpective on Latin America. En: International Conference on
Scientific Electronic Publishing in Developing Countries. Valparaiso,
Chile, Sep. 30- Oct. 2, 2002
http://www.icsep.info/icsep/docs/en/ppt/Ana_Maria_Cetto_and%20_J_O_Alonso.pp
t Consultado 23 enero 2003

Chan, Liza.(1999). Electronic journals and academic libraries. Library Hi
Tech, vol. 17, n.1, p. 10-16.

Create Change. (2003). www.createchange.org Consultado 18 febrero 2003

Creatte change initiative. (2002). www.createchange.org Consultado 18
enero 2003

DSpace, (2003). MIT. http://www.dspace.org/ Consultado 18 febrero 2003


Elsevier Company. (2003). http://www.elsevier.com Consultado 8 febrero
2003


European Commission. (1990) . Creating a european library space telematics
for libraries programmes, 1990-1998.
http://www.cordis.lu/libraries/en/intro.html
Consultado 21 enero 2003

Fernández Polcuch, Ernesto. Las políticas de ciencia y tecnología para la
sociedad de la información.
http://www.recyt.org.ar/relato_panel_4.htm#Las%20ponencias
Consultado 9 febrero 2003

Ford, Aníbal. (1994). Navegaciones. Comunicación, cultura y crisis. Buenos
Aires, Amorrortu.

Ford, Aníbal. (1999). Procesados por otros: diferencias
infocomunicacionales y sociocultura contemporáneas. En: Seminario
internacional en Comunicación-Educación. Experiencias, desarrollo teóricos,
metodológicos e investigativos. Bogotá, Departamento de Investigaciones
DIUC. Universidad Central, 27-28 octubre 1999.

Ford, Aníbal. (2000). El G-8, Okinawa y la "digital divide" o la utopía
comunicacional como sistema de dominio. En: Congreso de la Federación
Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social, Felafacs. San Pablo,
Brasil, 24-27 octibre 2000.

Frazier, K. (2001). The librarians' dilemma: contemplating the costs of the
'Big Deal' . D-lib magazine, vol. 7, n. 3 .
http://www.dlib.org/dlib/march01/frazier/03frazier.html Consultado 15
febrero 2003

Galväo, Alexnader Patéz. (1999). A informaçäo como commodity: mensurando o
setor de informaçoes numa nova economia. En: Revista Ciencia da informaçäo,
vol.28, n. 1. http://www.ibict.br Consultado 24 febrero 2003

García Canclini, Néstor. (1999). Industrias culturales y globalización:
procesos de desarrollo e integración en América Latina. En: Foro sobre
Desarrollo y Cultura, BID. Paris, Unesco.
http://www.unesco.org.cu/informacion/especiales.htm Consultado 3 enero
2003

García Canclini, Néstor. (1999a). Globalizarnos o defender la identidad:
¿cómo salir de esta opción?. En: Nueva Sociedad, n. 163, p. 56-70

García Canclini, Néstor. (1999b). La globalización imaginada. Buenos
Aires, Paidós.

Geertz, Clifford. (1987). Descripción densa: hacia una teoría
interpretattiva de la cultura. En su: Interpretación de las culturas.
México, Gedisa, 1987.

Getz, Malcolm. (1997). An economic perspective on e-publishing in academia.
En: The Journal of Electronic Publishing, vol. 3, n. 1.
http://www.press.umich.edu/jep/archive/getz.html
Consultado 24 enero 2003

Giavarra, Emanuella. (2001). Licensing Digital Resources: How to avoid the
legal pitfalls. London, EBLIDA, European Bureau of Library, Information and
Documentation Associations, CELIP, Central and Eastern European Copyright
User Platform http://www.eblida.org/ecup/docs/licensing.htm
Consultado 25 enero 2003

Ginsparg, Paul. (2001). Creating a global knowledge network
En: Second ICSU-Unesco International Conference electronic publisihing in
science. Paris, Unesco, 19-23 febrero 2001. Session III: responses from the
scientific community.
http://www.unesco.org/science/publication/electronic_publishing_2001/proceed
ings_sess3.shtml#s3_ginsparg Consultado 23 enero 2003

Giordano, Tommasso. (2002). Modelos de consorcios de bibliotecas en Europa:
un análisis comparativo. En Alexandria, Vol. 14, No. 1, 2002, p.41-52.

Harnad, Stevan. Implementing peer review on the net: scientific quality
control in
scholarly electronic journals. En: R. Peek y G. Newby (eds.). Scholarly
publication: the electronic frontier. Cambridge: MIT Press, 1996, 103-108.
http://www.cogsci.soton.ac.uk/~harnad/Papers/Harnad/harnad96.peer.review.htm
l
Consultado 15 febrero 2003

International Conference on Scientific Electronic Publishing in Developing
Countries. (2002). Valparaiso, Chile, Sep. 30- Oct. 2.
http://www.icsep.info/icsep/programme.php
Consultado 4 febrero 2003

Johnson, Richard K. (2003). Competition: a unifying ideology for change in
scholarly communications.
http://www.arl.org/sparc/core/index.asp?page=a2
Consultado 6 febrero 2003

Kaufman, Paula. (2002). Institutional repositories: A workshop on creating
an infraestructure for faculty-library partneships. Washington, ARL,
SPARC,
and CNI. http://www.arl.org/IR/kaufman.html Consultado 14 febrero 2003

Krauskopt, Manuel. (2002). Política de evaluación de la producción
científica y Scielo. En : Primera Reunión Regional de la red Scielo,
Valparaíso, Chile, 30 sept.-2 oct. 2002.
http://www.icsep.info/scielo/docs/es/ppt/manuel.ppt
Consultado 4 febrero 2003

King, Donald W.;Tenopir, Carol. (1998). A publicaçäo de revistas
electronicas: economia da produçäo, distribuiçäo e uso. En: Revista Ciencia
da informaçäo, Vol. 27, n. 2. http://www.ibict.br Consultado 4 febrero
2003
Kling, Rob; Spector, Lisa and Mckim, Geoff. (2002). Locally controlled
scholarly publishing via the internet: the Guild Model. En: The Journal of
Electronic Publishing ,Vol. 8, n. 1
http://www.press.umich.edu/jep/08-01/kling.html Consultado 28 enero 2003

Kopp, J.J. (1998). Library consortia and information technology: the past,
the present, the promise. En: Information technology and libraries, vol.
17, n. 1, p. 7–12.

Kuper, Adam.(2001). Cultura. Barcelona, Paidós.

Martín-Barbero, Jesús. (2002). Tecnicidades, identidades, alteralidades:
des-ubicaciones y opacidades de la comunicación en el nuevo siglo. En:
Diálogos en la comunicación, n. 64
http://www.felafacs.org/dialogos/pdf64/1.Jesús.pdf
Consultado 3 marzo 2003

McCabe, Mark. (1999). The impact of publisher mergers on journals prices:
an update. En: ARL bimonthly report, v. 207.
http://arl.org/newsltr/ Consultado 25 enero 2003

Miége, Bernard. (2000). Les industries du contenu face a l'ordre
informationnel. Grenoble, Presses Universitaires, 2000.

Milne, P. (1999). Electronic access to information and its impact on
scholarly communication. En: Proceedings of the Ninth Australasian
Information Online & On Disc Conference and Exhibition. Sydney Convention
and Exhibition Centre, Sydney Australia 19–21 January 1999
[http://www.csu.edu.au/special/online99/proceedings99/305b.htm
Consultado 17 enero 2003

Odlyzko, Andrew. (1997). The economics of electronic journals. En: First
Monday, vol. 2 , n. 8.
http://www.firstmonday.dk/issues/issue2_8/odlyzko/index.html
Consultado 18 febrero 2003

Open Archives Initiative. (2003). Digital Library Federation, the Coalition
for networked information, and from National Science Foundation Grant.
http://www.openarchives.org/ Consultado 20 febrero 2003

Oppenheim, Charles; Greenhalgh, Clare; Rowland, Fytton. (2000). The future
of scholarly journal publishing. En: Journal of Documentation 56 (4), 361-
398.

Ortiz, Renato.(2002). Magia y mercado. Traducción de Carlos Cortéz. En:
Revista Número, v. 35. http://www.revistanumero.com/35magia.htm
Consultado 25 enero 2003

Ortiz; Renato.(1999). Globalización, poder y miedo. Traducción de Luz
Victoria Arango. En: Revista Número, v. 20.
http://www.revistanumero.com/20globa.htm
Consultado 3 febrero 2003

Packer, Abel L. (2001). The SciELO Model for electronic publishing and
measuring of usage and impact of Latin American and Caribbean scientific
journals. EN: Second Icsu-Unesco International Conference electronic
publishing in science. Paris, Unesco, 19-23 febrero 2001. Session III:
responses from the scientific community.
http://www.unesco.org/science/publication/electronic_publishing_2001/s3_pack
er
Consultado 27 enero 2003

Page, Gillian; Campbell, Robert; Meadows, Jack. (1997). Journal publishing.
Cambridge, Cambridge University Press, 1997.

Phillips, Linda. (2002).Scholarly publishing and the common good: changing
our culture. En: Symposium program. Tennessee University, 25-26 september.
http://www.lib.utk.edu/admin/symposium/summary.htm Consultado 25 enero 2003

Potter, W.G. (1997). Recent trends in statewide academic library
consortia.En: Library trends, vol. 45, n. 3, p. 416–434.

PNUD. Informe sobre desarrollo humano 2001. (2001). Poner el adelanto
tecnológico al servicio del desarrollo humano. New York, Naciones Unidas,
México, Mundi Prensa.

ProQuest Company. (2003). http://www.proquestcompany.com Consultado 12
febrero 2003

ProQuest Information and Learning. (2003).
http://www.proquest.co.uk/index.asp Consultado 5 febrero 2003

ProQuest Information and Learning Spain (2003). Acuerdo entre ProQuest y el
CSIC. En: Iwetel. Lista de discusión para los profesionales de
bibliotecología y documentación. Madrid, RedIris, 27 de enero .
[email protected] Consultado 27 enero 2003

Public Library of Science. (2003). http://www.publiclibraryofscience.org/
Consultado 20 de febrero 2003

PubMed Central (PMC). (2003). http://www.pubmedcentral.nih.gov/
Consultado 18 enero 2003

Quéau, Philippe. (1998). A revolução da informação: em busca do bem comum .
En:Revista Ciencia da informaçäo, Vol. 27, n. 2.
http://www.ibict.br Consultado 23 febrero 2003

Ramos Simón, Luis Fernando. (1998). Las publicaciones electrónicas
transformarán el sector de la edición científica y las funciones del
bibliotecario en la Universidad. En: Cuadernos de Documentación
Multimedia, v. 6/7, p. 239-246.

Reguillo, Rossana. (2002). Pensar el mundo en y desde América Latina.
Desafío intercultural y políticas de representación. En: 23° Conferencia y
Asamblea General AIECS/AMCR/AIERI, Barcelona, 21-26 julio 2002.

Russell, Jane M. (2000). La comunicación científica a comienzos del siglo
XXI.
http://www.campus-oei.org/salactsi/rusell.pdf Consultado 4 febrero 2003

Ryynänen, Mirja. (1998) Green paper of the role of libraries in modern
world. Géneve, European Parliament. 25 june.
http://www.cordis.lu/libraries/en/reportrole.html
Consultado: 21 diciembre 2002

Shaugnessy, Thomas W. (1989). Scholarly communication: the need for an
agenda for action, a symposium. En: The Journal of Academic Librarianship,
vol. 15, n. 2, p. 68.

Schiller, Herbert. (1996). Data deprivation. En su: Information
inequality. New York, Routledge, 1996.

ScienceDirect. (2003). http://www.sxciencedirect.com Consultado 9 febrero
2003

SPARC. (2003). The Scholarly Publishing and Academic Resources Coalition
http://www.arl.org/sparc/!ATG.pdf Consultado 17 febrero 2003

Tercer Taller sobre Indicadores de impacto social de la ciencia y
tecnología. (2000). Buenos Aires, Ricyt, Red Iberoamericana de indicadores
en ciencia y tecnología.
http://www.ricyt.edu.ar/Actividades/Talleres/3impsoc.htm

Consultado 19 diciembre 2002


Tremblay, Gaëtan. (2003). La Sociedad de la Información y la nueva
economía.
Promesas, realidades y faltas de un modelo ideológico. En: Telos. Cuadernos
de comunicación, tecnología y sociedad, en.-marz.
http://www.campusred.net/telos/articuloperspectiva.asp?idarticulo=1
Consultado 2 marzo 2003

Trejo Delarbre, Raúl. (1999). Desafíos y divergencias de la sociedad de la
información en América Latina, con referencia a la situación de México.
En: Recyt, Seminario de especialistas sobre Sociedad de la Información en
el Mercosur y América Latina. Buenos Aires, 22 al 24 de setiembre.
www.recyt.org.ar/Delarbre.htm Consultado 5 diciembre 2002

UNESCO. (2001). The State of Science and Technology in the World. Montreal,
Institute for Statistics. http://www.uis.unesco.org/en/pub/centre.htm
Consultado 12 febrero 2003

Webster, Frank. (1995). Introduction. En su: Theories of the information
society.
London, Routledge.
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.