La ciudadanía uruguaya del exterior: construcción y cuestionamientos

July 22, 2017 | Autor: Fernanda Mora | Categoría: Ciudadania, migracion, transnacionalismo y derechos humanos
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Estudio  de  caso  -­‐  Ciudadanía  transnacional-­‐  F  MORA  –  Mayo2014  

La ciudadanía uruguaya del exterior: construcción y cuestionamientos Introducción Este estudio de caso se asienta en mi experiencia personal de ciudadana binacional, franco-uruguaya, activista por los derechos cívicos y políticos de las ciudadanas y de los ciudadanos uruguayos residentes en el exterior. Doctoranda, me propongo compartir a continuación algunas reflexiones en el campo de una investigación que se inscribe en el proceso de elaboración de una tesis. Mi propósito se debe entender entonces como una comunicación au milieu du gué, -en medio del vado-, exenta de resultados finales de quien ha llegado a buen puerto después de una larga travesía. Me contentaré entonces de indicar a modo de hitos, los recursos, las herramientas y los conceptos que, según mi modo de ver, iluminan los actos y las representaciones ciudadanas que me propongo analizar, distinguiendo finalmente los cuestionamientos e interrogantes que merecerían ser desarrollados ulteriormente. El terreno de la investigación Sin extenderme sobre los aspectos cuantitativos y físico-temporales, apunto que en el caso uruguayo, el origen de la Nación está asentado en las corrientes migratorias, actores del crecimiento del país y de su enriquecimiento cultural, cuya descripción y análisis no es el objeto de la presente comunicación. Me remito a los extensos y valiosos trabajos realizados por el Programa de Población, bajo la dirección de Adela Pellegrino, en el marco de la Facultad de Ciencias sociales, Universidad de la República, en particular el reciente Perfil migratorio del Uruguay, realizado en 2011 para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) - Uruguay. Retengamos en apretada síntesis que la migración internacional es un componente fundamental en la historia de la población uruguaya. De país receptor de inmigrantes europeos, Uruguay evolucionó a país de emigrantes, confrontado a un importante desafío demográfico. La comunidad de migrantes uruguayos en el exterior, entre islotes y redes, expresión forjada oportunamente por Silvia Dutrénit Bielous1, refleja la diversidad social y política del Uruguay y es una fuente recursos en beneficio del país.2                                                                                                                 1

De islotes y redes: el otro Uruguay, Silvia Dutrénit Bielous y Fernanda Mora-Canzani, in La aventura uruguaya, colección Debate en el marco del Bicentenario de la Independencia, coordinada por Rodrigo Arocena y Gerardo Caetano, Random House Mondadori, Editorial Sudamericana Uruguaya, 2011. 2 Algunas cifras clave: sin disponer de un censo exhaustivo, se estima que unos 600 000 uruguayos residen en el exterior, de los cuales unos 300 000 visitan todos los años el país, (372 223 en 2011; 277 824 en 2012), fortaleciendo el turismo, segunda fuente de ingresos del país (18% del PIB), según los datos del Ministerio de turismo y deporte, en base a datos de la encuesta de turismo receptivo. Uruguay continuó recibiendo en el 2012, prácticamente la misma cantidad de remesas desde el exterior que en el año 2011, e incluso un 2,5% más que en el año 2010, según el informe anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 

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El proceso de construcción de la ciudadanía del exterior como objeto de investigación Desde la antropología, Catherine Neveu3 sugiere analizar precisamente, las circulaciones y las articulaciones en los procesos de construcción de la ciudadanía. Este enfoque me parece particularmente prometedor para dar cuenta cabal de la construcción de una ciudadanía uruguaya del exterior. Se trata de caracterizar y de analizar la imbricación de historias e itinerarios personales con políticas públicas y tejidos sociales, económicos y políticos. En estos procesos, las idas y vueltas de los individuos son los signos exteriores de una vinculación afectiva, emocional, social, económica y política que no ha cesado de profundizar los lazos entre los de afuera y los de adentro en los últimos 40 años. A modo de breve ilustración, me detengo un instante en el relato de un tipo de acción colectiva que los protagonistas llamaron cenas ciudadanas, organizadas por el Consejo Consultivo de París en el marco de la campaña por la implementación del voto en el exterior en 20094. Me interesa señalar que la convocatoria, explícitamente ciudadana, tenía un objetivo claramente político: contribuir al logro de la implementación del derecho al voto en el exterior como un bien común en una configuración que calificaría de fraterna (compartir una cena). Conviene destacar que en este marco, la idea que surgió en este colectivo fue la de recaudar fondos a través de la venta de 160 ombúes, que una joven uruguaya había logrado hacer germinar en Francia5: ¿qué mejor ilustración sensorial y simbólica de las sutiles sugerencias de Marcelo Viñar en torno a los olores, los sabores, el aire que constituyen el substrato sensorial sobre el cual reposan inconscientemente los sentimientos de pertenencia y de identidad? Neveu nos invita también a analizar los discursos y las representaciones que contribuyen a esclarecer sentidos y significaciones en los procesos de construcción de ciudadanía. En el caso que me ocupa, distingo con acuidad un momento histórico particular. Se trata del discurso político del presidente Tabaré Vázquez, al asumir el 1er gobierno del Frente Amplio, el 1° de marzo de 2005. En esta ocasión, Vázquez convoca explícitamente a lo que él denominó en aquel momento la patria peregrina, cito ..Y a nuestros compatriotas que viven en el exterior, porque la patria peregrina es peregrina, pero sobre todo es patria. De esta forma, rompe el muro de silencio sobre la diáspora, que predominaba en el país hasta entonces, permitiendo la irrupción, intempestiva diría Patrice Vermeren, de las ciudadanas y de los ciudadanos del exterior en la escena nacional. Este discurso significa entonces, desde mi punto de vista, una ruptura simbólica con el pasado y asienta el fundamento conceptual de una reintegración reparadora, -inclusión se suele decir actualmente en ciencias sociales-, del colectivo del exterior en el corazón de la República.                                                                                                                 3

Nouvelles approches des processus de citoyenneté, recueil de textes, Ecole thématique CNRS, 2013 http://www.uruguayos.fr/Fotos-de-la-Cena-Ciudadana-el-15 5 Crónica del ombú parisino: http://www.uruguayos.fr/El-ombu-en-Paris 4

   

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La ciudadanía del exterior, expresión de la sociedad civil y política pública La sociedad civil del exterior respondió prontamente a la convocatoria del Estado. Se constituyeron organizaciones llamadas consejos consultivos, en el marco de una novedosa política de vinculación y retorno, cuyas premisas habían sido instaladas con el retorno de la democracia y desarrolladas, aunque tímidamente, por los sucesivos gobiernos a partir del retorno de la democracia en 1985. Por primera vez en la historia del Uruguay, los ciudadanos del exterior fueron reconocidos como una expresión del país global, conformando la Nación contemporánea. En efecto, la ley de migraciones Nº 18.250 estipula: Los Consejos Consultivos son organizaciones autónomas y representativas de los uruguayos residentes en el exterior, cuyo cometido central será la vinculación con el país en sus más diversas manifestaciones. La organización y funcionamiento de los mismos se sustentará sobre la base de principios democráticos y adoptarán la forma jurídica que consideren pertinente. El Servicio Exterior de la República, a través de sus misiones diplomáticas y oficinas consulares los reconocerá como tales y brindará, dentro del ámbito de sus competencias, el apoyo que le sea requerido. (Artículo 74). El concepto de ciudadanía del exterior fue entonces introducido explícitamente en el marco de las políticas públicas de vinculación con la diáspora, cito: Los Consejos Consultivos están concebidos como típicos organismos de la sociedad. Ni responden ni están subordinados al Estado. El sentido de su existencia es la unión de la colectividad uruguaya en donde sea que esté y en particular si existe en el lugar una representación del servicio exterior en tanto la expresión del Estado uruguayo. Se trata de un ámbito en donde sea en exclusiva la calidad de ciudadano uruguayo la condición para su pertenencia. Un espacio de unidad nacional necesariamente amplio para la gran pluralidad de posiciones políticas, religiosas, filosóficas y de distintas sensibilidades6. Una ciudadanía pluri-dimensional Las figuras sociales representativas7 de los nacionales del exterior se fueron construyendo en las décadas precedentes, en el marco de los procesos migratorios. Exiliados, migrantes, naturales uruguayos residentes en el exterior de forma permanente o temporaria, se han ido reconociendo de a poco como ciudadanos, amparados en un sólido zócalo jurídico que avala la tangibilidad de la ciudadanía como un derecho inalienable.8                                                                                                                 6

Fuente: Ministerio de relaciones exteriores, dirección de vinculación y asuntos consulares, Uruguay, 2007. O personajes conceptuales, diría Patrice Vermeren, partiendo de la categoría definida por Gilles Deleuze, que contrapone el personaje conceptual, al personaje literario, potencia de afectos y percepciones. 8 Derechos cívicos y políticos de los migrantes. El voto en el exterior. Contribución conjunta de la Coalición Ronda Cívica por el Voto en el Exterior, Naciones Unidas, Examen Periódico Anual de los Derechos Humanos, Uruguay, junio 2013.   7

 

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Patrice Vermeren invita a analizar la ciudadanía desde la continuidad, tanto como desde la ruptura, entre lo común y lo diverso, como acto y palabra, como acontecimiento en suma. En este marco, y para comprender el proceso de construcción de la ciudadanía del exterior no tan solo como sujeto de derechos y de deberes, sino más bien, siguiendo el surco trazado por Vermeren9… como la capacidad de llegar a ser auténtico ciudadano, a través de la toma de palabra o de la acción pública, me parece oportuno recordar brevemente las múltiples dimensiones de la ciudadanía: afectiva, cívico-política, territorial, vinculante e inclusiva. La dimensión afectiva Comienzo con lo que Nelson Vallejo Gómez caracteriza como el barro, substrato sobre el cual se construye, desde mi punto de vista, la ciudadanía uruguaya del exterior. A riesgo de disgustar a algunos, diría que se trata en primer lugar de una dimensión afectiva que podríamos calificar de attachement, de apego. La psicoanalista feminista Jacqueline Rose aporta una clave para entender esta dimensión de la ciudadanía. Rose afirma que los sujetos se aferran éticamente entre sí, lo que les permite ingresar en un mundo socialmente viable. En ese aferrarse los unos a los otros buscando proximidad, confianza, seguridad, se construye el apego, sentimiento de afecto, de simpatía que vincula los unos con los otros. Destaca por lo demás que, lejos de permitir huir de la realidad, la fantasía desempeña un papel central en el mundo actual…Sin tomar en cuenta estos elementos, la política de la identidad suele quedar atrapada en un realismo que se vuelve demasiado rígido. Como prueba, basta con citar la peculiar vibración celeste que se produce en el mundo de las comunidades uruguayas en el exterior en las emotivas tardes en las cuales juega la selección nacional de fútbol, tanto como a través de la pasión compartida no sólo por el fútbol, si no también por el tango, el candombe, la murga, el asado y el mate… La dimensión territorial El sustento territorial de la ciudadanía nacional, heredado del siglo XIX, claramente delimitado por fronteras físicas, se ha visto cuestionado en el correr del siglo XX por constantes y complejas imbricaciones entre el adentro y el afuera, en el marco de la globalización. A tal punto que a partir del 2005 en el caso uruguayo, se ha contemplado un territorio virtual, llamado Departamento 20. En esta nueva dimensión territorial se asienta precisamente el proceso de construcción de una ciudadanía del exterior, que sostengo se ha ido forjando a partir del exilio político de los años 60 y 70, que marcó el inicio de una diáspora uruguaya esparcida por el mundo y a través de las sucesivas olas migratorias                                                                                                                 9

Droits de l’homme et citoyenneté, in L’Argentine contemporaine, enjeux et racines d’une société en crise, Tiempo Edition/Le Félin, Paris, 2003.  

 

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inducidas por las fuertes crisis económicas. Sin embargo, el enfoque extraterritorial de la ciudadanía no ha sido aún suficientemente pensado y compartido en el seno de la sociedad uruguaya. Por tanto, los ciudadanos de doble o triple pertenencia suelen sufrir, en el contexto uruguayo, rechazo, segregación, resentimiento, exclusión, en particular en caso de retorno, según numerosos testimonios recogidos por colectivos organizados para la defensa de sus derechos. Si bien se han multiplicado relatos parciales de experiencias, estudios, novelas, no se ha constituido aún un corpus de ideas, relatos y leyendas (diría Marcelo Viñar), que pudieran dar cuenta de modo fehaciente de la existencia tangible de esta particular ciudadanía extraterritorial, de alguna manera transnacional. La dimensión cívico-política Es necesario recalcar el particular y significativo apego de las uruguayas y de los uruguayos a la preservación del sistema democrático que sustenta de modo irrevocable el pensarse como ciudadano uruguayo. Baste para justificar mi propósito la referencia a las numerosas encuestas del barómetro latinoamericano, en los cuales los uruguayos aparecen como los campeones de la región en la defensa de la democracia.10 En este contexto, la ciudadanía del exterior aspira a participar activamente en las diferentes esferas de la sociedad y en particular en las instancias democráticas -electivas, representativas, deliberativas-, de las cuales sigue aún hoy excluida. Este anhelo de participación se acompaña desde el exterior de una nueva exigencia de responsabilidad, de interpelación del sistema político tradicional, en la búsqueda de mecanismos más eficaces y efectivos de ampliación de la democracia a grupos sociales (los de afuera) que aún siguen excluidos de los mecanismos de base del sistema democrático representativo (la participación en los comicios), lo cual genera tensiones y dificultades que impiden su plena integración en la vida de la Nación. La dimensión vinculante e inclusiva Distingo entonces el proceso diaspórico de los 60 y 7011 que se manifestó principalmente como proceso de resistencia y de oposición al régimen conservador y a la dictadura cívico-militar, cuyo corolario fue el exilio, de la posterior y lenta construcción de una conciencia ciudadana de los uruguayos del exterior en cuanto tales. Destaco que el deseo de inclusión y de reconocimiento expresado por las uruguayas y los uruguayos del exterior se ha ido conformando en la expectativa de una mayor participación en un terreno de igualdad. Se trata entonces de una postura que podríamos caracterizar de responsable, en el marco de una                                                                                                                 10

Fuente: Informe latino barómetro 2010. Aunque por supuesto, muchos itinerarios personales no se inscriben en esta lógica, sino en la diversidad infinita de móviles que llevan a un nacional a viajar, a conocer el mundo, a radicarse fuera del país. 11

 

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estrategia que, siguiendo las herramientas propuestas por Catherine Neveu, podría ubicarse del lado de la disciplina, más que de la revolución. Dicho de otro modo, la transformación del país vislumbrada por los de afuera apunta principalmente hacia la satisfacción de un anhelo de integración y de participación de este grupo excluido de los mecanismos democráticos existentes, en contraposición a una eventual postura crítica del sistema en su totalidad. De país expulsor de emigrantes a país inclusivo y vinculante En consecuencia, este proceso se ha tejido como una rica historia de solidaridades activas, de construcción de un bien común constituido en el seno de organizaciones de la sociedad civil (asociaciones, consejos consultivos), que ilustran la incesante actividad ciudadana de las uruguayas y de los uruguayos del exterior, que se mantiene sin embargo prácticamente invisible en el país. Todas las familias del Uruguay han tenido un pariente o un amigo que ha vivido en el exterior. Por tanto, nadie ignora la participación de los de afuera en los asuntos corrientes y en las decisiones familiares, tanto como en la colaboración con el financiamiento de la canasta familiar, la solidaridad en situaciones de fragilidad afectiva, social y económica. Pero curiosamente, no se ha logrado trasladar al ámbito político la evidencia de los constantes lazos entre los de aquí y los de allá, incluyendo las esferas económica, deportiva, artística, científica, intelectual. Por esta razón, sigue siendo tolerada la norma vigente relativa al voto, por que muchos consideran que no deben votar los que no sufrirán las consecuencias directas y cotidianas que serán implementadas por los dirigentes elegidos en los comicios nacionales. Se trata de una negación sistémica de la existencia misma de una ciudadanía del exterior con idénticos derechos y deberes a los nacionales avecinados. Se trata también de una postura de rechazo o de puesta en duda de la realidad de los aportes de los nacionales del exterior al país. Estas tensiones sociales son retroalimentadas por el sistema político. En efecto, si hubiera irrupción de un quinto de votantes suplementarios, las dinámicas electorales podrían ser afectadas de modo imprevisible. Frente a esta hipótesis, predominan la desconfianza y el miedo a lo desconocido, tela de fondo que podría explicar, si no justificar, la escasa voluntad política que se manifestado para resolver este asunto. En consecuencia, al no pensarse aún como unidad en la diversidad, Uruguay no ha culminado aún la lenta mutación de país expulsor de emigrantes a país inclusivo y vinculante. La ciudadanía del exterior en la agenda de los derechos humanos12 El proceso de construcción progresiva de la ciudadanía uruguaya del exterior se enmarca entonces en una larga lucha por la extensión de los derechos cívicos y políticos de los migrantes. Cabe destacar específicamente que la                                                                                                                 12

Derechos cívicos y políticos de los migrantes. El voto en el exterior. Contribución conjunta de la Coalición Ronda Cívica por el Voto en el Exterior, Naciones Unidas, Examen Periódico Anual de los Derechos Humanos, Uruguay, junio 2013.  

 

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implementación del voto en el exterior es un anhelo de la diáspora desde hace décadas, aunque numerosos obstáculos y resistencias han impedido su habilitación. Observemos que, través del voto, entendido como acto ciudadano, se formaliza la pertenencia a la comunidad nacional y a su vez se es reconocido como tal en un plano de igualdad. Siempre ha sido motivo de orgullo cívico, y en el caso de la diáspora uruguaya, ha sido una de las principales reivindicaciones, desde la salida de la dictadura militar. En el exterior, la ciudadanía se ve confrontada a una situación al menos paradojal, sino discriminatoria, dado que el voto es obligatorio, pero no se puede votar sino desplazándose al país en el momento de las elecciones y estando al día con los requisitos administrativos necesarios13 Se trata de una forma particular de segregación, un apartheid invisible que provoca la exclusión de una franja importante de la población del debate público y de la toma de decisiones en asuntos que conciernen a todos los ciudadanos, empezando por las políticas de bienvenida, de retorno, y de vinculación con la ciudadanía del exterior. Es más, el hecho de que sólo puedan votar aquellos con recursos necesarios para costearse el viaje desde el exterior, podría interpretarse como una forma de democracia censitaria o de sufragio restringido. Al contrario, en la República post-moderna y democrática, el voto en el exterior refuerza la cohesión nacional post-dictatorial y reafirma el sentimiento de pertenencia de todos a la Nación, engarzándose en la más pura tradición fraterna e igualitaria de los orígenes de la República14. Por tanto, desde el punto de vista ciudadano, la implementación del voto extraterritorial representaría en el contexto uruguayo: un avance democrático, al ampliar la participación en los procesos electivos; la consolidación de una identidad nacional inclusiva e igualitaria; el reconocimiento de la ciudadanía del exterior como un componente de la Nación. El horizonte de la igualdad, de la fraternidad y de la emancipación La inscripción actual en la agenda política de los derechos humanos de la demanda reiterada de implementación del voto en el exterior está sin duda vinculada a la irrupción de demandas sociales de ampliación de los derechos humanos y de la lucha contra las desigualdades, en un contexto de estabilización de la democracia. A nivel internacional, la experiencia uruguaya se inscribe plenamente en el marco de la emergencia de nuevas minorías, nuevos derechos (Homi K. Bhabha). También ilustra con acuidad la problemática de lo que Pierre Rosanvallon distingue en torno al concepto de democracia cosmopolítica, producto/                                                                                                                 14  Defensa

 

e ilustración del voto de los uruguayos en el exterior, G. Schroeder Orozco, París, 2007.  

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consecuencia de la globalización, en el marco de una democracia inacabada, en constante mutación. A su vez, la agenda de derechos humanos es una realidad también a nivel regional. En Chile el reclamo por el voto en el exterior se hace más y más presente. En Argentina, redes sociales se implican activamente en la lucha por el voto de los emigrantes. En Brasil, la exigencia por la igualdad de derechos políticos y sociales en un país de fuertes contrastes moviliza el levantamiento de miles de jóvenes.15 Sin embargo, al Uruguay le cuesta pensarse en términos de cuatro millones de ciudadanos, incluyendo los aproximadamente 600 000 uruguayos del exterior. En este contexto, la emergencia de la ciudadanía del exterior en el paisaje simbólico de la sociedad uruguaya reaviva en el país la llama republicana de la fraternidad, entendida como lo indica Bruno Mattéi como una lógica, una ética y una política de atención incondicional a todo otro que sí mismo. Es el reconocimiento y la preservación de la alteridad de cada uno…afirma la preeminencia de un lazo social humano, el hecho original de la fraternidad, siguiendo la expresión del filósofo Emmanuel Levinas.16 La incapacidad cívica en la que se encuentra la ciudadanía uruguaya del exterior al no tener acceso al voto en ninguna de sus modalidades ni a ninguna forma de representatividad en el país sustenta el reclamo insistente por acceder al derecho legítimo de participar plenamente en todas las instancias e instituciones democráticas. Esta tensión se puede pensar entonces como una estrategia ciudadana de emancipación. En este sentido, las uruguayas y los uruguayos del exterior se representan a sí mismos como plenamente responsables e implicados en las decisiones relativas al país con el cual siguen vinculados y apegados. Expresan la voluntad de actuar, de formar parte de los que deciden de políticas que también les atañen, sin duda en una dialéctica entre disciplina y ruptura, en donde prima una visión inclusiva y moderna del Uruguay de mañana. Cuestionamientos A partir de estas perspectivas, conviene entonces definir los cuestionamientos pendientes que la ciudadanía del exterior implica en el contexto uruguayo, para un ulterior desarrollo. ¿Cómo es posible admitir la exclusión de los ciudadanos del exterior de los procesos electorales en una sociedad que se piensa profundamente democrática, y que aspira colectivamente a fomentar la justicia social? ¿Se debe aceptar con escepticismo que los ciudadanos disciplinados son únicamente proveedores de legitimidad de sus propios gobiernos, como parece resignarse un Peter Sloterdijk, o bien se trata de consolidar las estrategias de emancipación y de inclusión de ciudadanos plenamente responsables a la vida de la Nación ?                                                                                                                 15 16

 

El PT en la encrucijada, Darío Pignotti, Le Monde Diplomatique, Edición 170, Agosto 2013. Pauvres valeurs de la République, Bruno Mattei, Politis 2010.

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¿Los partidos políticos serán capaces de responder a las nuevas demandas sociales, sabrán/podrán asumir el rol de mediadores de las expectativas sociales o se crisparán en su rol tradicional de instrumentos al servicio de la legimitación de los grupos sociales que los han llevado al poder? Partiendo del modelo autoritario de la con todo reciente dictadura, los ciudadanos del exterior deben sortear innombrables obstáculos para lograr efectivamente ser actores de las decisiones que los implican: ¿tendrán la capacidad de organizarse, a pesar de las dificultades, para pesar en la agenda política? ¿Qué horizonte imaginario se puede proyectar en Uruguay en el marco de dinámicas generadoras de igualdad, de libertad, de fraternidad que definen la democracia moderna? ¿De qué modo y hasta qué punto la ciudadanía uruguaya del exterior responde a una dinámica transnacional, representativa de un fenómeno cosmopolítico? En definitiva, la movilidad geográfica es un derecho, un modo de vida y un fenómeno de la época en que vivimos. Hay que asumirla como tal. En este sentido, las migraciones son vectores potenciales y una verdadera oportunidad de profundización de la democracia. Por tanto, el voto, que expresa una identidad colectiva y constituye un bien común, es un rito democrático en el cual todas y todos los ciudadanos deberían poder participar, vivan donde vivan. Fernanda Mora-Canzani Universidad de Estrasburgo - Francia Escuela doctoral ciencias humanas y sociales – E 519 Laboratorio de investigación « Dinámicas europeas » – UMR 7367 Director de Tesis : Profesor Denis Rolland

 

 

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