La ciudad silenciada

July 18, 2017 | Autor: J. Escalera Reyes | Categoría: Antropologia Urbana
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Descripción

LA CIUDAD SILENCIADA Vida social y Plan Urban en los barrios del Casco Antiguo de Sevilla

LA CIUDAD SILENCIADA Vida social y Plan Urban en los barrios del Casco Antiguo de Sevilla

Pedro A. Cantero Javier Escalera Reyes García del Villar Macarena Hernández (GISAP)

Fotografías: Michael Bry Planos: Alt-Q Arquitectura

Diseño Portada: José María Rodríguez Edita: Área de Participación Ciudadana. Ayuntamiento de Sevilla © del texto: los autores © Fotos: Michael Bry © Planos Alt-Q Depósito local: Se-814/99 Imprime: Tecnographic, S.L. Sevilla

PRESENTACIÓN

E

ste libro es el resultado del estudio que, a propuesta de la Delegación de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, ha realizado el Grupo de Investigación Social y Acción Participativa de la Universidad de Sevilla durante 1997 y 1998. Se inscribe en el conjunto de iniciativas que viene desarrollando el Área de Participación Ciudadana, en el contexto de las múltiples actuaciones municipales articuladas en el Proyecto Urban de la Unión Europea. El Plan Urban es un proyecto cofinanciado por la Unión Europea y el Ayuntamiento de Sevilla para la recuperación integral de la zona de San Luis y la Alameda, con un presupuesto total de 2.410 millones de pesetas. El objetivo de este trabajo es conocer la realidad sociocultural de la zona objeto de intervención, para conseguir un conocimiento lo más completo y profundo posible de la actividad cotidiana del vecindario de esa zona. Este conocimiento deberá favorecer la participación del vecindario en la regeneración de un sector de la Ciudad que ha padecido durante largo tiempo un grave abandono, con el objetivo de lograr entre todos, instituciones, agentes sociales y vecinos, una ciudad más humana y más participativa. Este estudio se ofrece como un instrumento para conseguir tomar conciencia de los problemas, necesidades y posibilidades, que presenta el sector y, como consecuencia lógica, que el vecindario se convierta en el verdadero protagonista. No se trata, por tanto, de una obra erudita, sino que intenta ofrecer una imagen lo más viva y cercana posible a las personas que habitan los distintos barrios del Casco Antiguo de Sevilla, en los que, de manera directa o indirecta, están desarrollándose las intervenciones del Plan Urban. El Arrea de Participación Ciudadana pretende animar el debate sobre la regeneración de unos Barrios que han sido y deben seguir siendo parte esencial del corazón de Sevilla, como núcleos humanos que dan el pulso vital al importantísimo Casco Antiguo de la Ciudad. 17 de Febrero de 1999

Alejandro Rojas-Marcos Vicepresidente de la Gerencia de Urbanismo

ÍNDICE

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I.

INTRODUCCIÓN

II.

TERRITORIOS, BARRIOS Y ZONAS VECINALES 1. La Alameda 2. San Lorenzo 3. La Feria 4. San Gil 5. San Luis 6. San Julián 7. San Román

III.

TIEMPOS, LUGARES Y FORMAS DE EXPRESIÓN DE LA SOCIABILIDAD 1. Los lugares La Alameda La Feria San Julián Pumarejo Relator Macarena San Marcos Santa Marina San Lorenzo San Román 2. Las Asociaciones y los grupos

77 79 82 91 96 100 102 105 108 110 110 113 115

IV.

QUEHACERES Y MENESTERES 1. Los comercios 2. Los Talleres Artesanos 3. Los Mercadillos

151 157 201 216

V.

IMAGINARIO Y REPRESENTACIONES 1. La expresión de la identificación colectiva: fiestas y acciones simbólicas 2. A la margen: estigmas y estereotipos

231 231 245

5

25 26 35 40 49 56 59 64

VI.

EL PROGRAMA URBAN EN LOS BARRIOS DEL CASCO ANTIGUO DE SEVILLA: EVALUACIÓN Y PROPUESTAS

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VII. BIBLIOGRAFÍA

265

VIII. FOTOGRAFÍAS 1. Barrios 2. Actividades 3. Fiestas

275 277 291 307

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I.

INTRODUCCIÓN

E

l volumen que presentamos es una de las múltiples formas posibles en las que podrían haber quedado materializados los resultados de la investigación que hemos llevado a cabo a lo largo del año 1997 y primer trimestres de 1998 sobre los barrios afectados por el Programa Urban. La amplitud de los objetivos de la investigación, la cantidad de información recogida, las limitaciones temporales y materiales con las que ha tenido que enfrentarse el equipo, y las circunstancias imponderables que siempre jalonan todo trabajo de campo, obligando a renunciar a abordar temas, aspectos y problemas considerados interesantes, o a hacerlo con menor profundidad, hacen absolutamente necesario optar por una forma y unos contenidos en pos de lo que entendemos puede ser más eficaz a fin de hacer llegar el producto de nuestros análisis a todos aquellos que puedan tener interés en los mismos, y de que los mismos puedan tener cierta utilidad para la acción. Toda opción implica selección, toda selección supone dejar a un lado elementos, datos, materiales de interés, que engrosarían enormemente el texto y en algún caso también podrían desdibujar lo que hemos considerado aspectos y problemas fundamentales. En cualquier caso, en nuestro ánimo está el que dichos materiales no se pierdan o queden en los anaqueles, sino que es nuestro compromiso su reversión social a través de los medios que puedan implementarse. Nuestro objetivo ha sido, desde la prudencia y la pretensión de neutralidad, dar voz a una parte de la ciudad silenciada en su diversidad, complejidad, riqueza y sociabilidad. Una zona del Casco Antiguo que históricamente ha integrado a algunos de los barrios más populares y populosos de Sevilla. Barrios de población mayoritariamente obrera, artesana y humilde, aunque entreverada, como fue lo característico en el modelo de urbanismo precapitalista, por la presencia de sectores de más elevada posición. Vecindarios siempre combativos, donde el movimiento obrero, el anarquismo y el socialismo tuvieron una de sus bases fundamentales. Barrios que -particularmente desde la derrota sufrida en el año 1936 por la parte de la sociedad a la que pertenecía la mayoría de su gente- han sufrido de un silenciamiento, primero mediante una terrible represión (el "fusilamiento" al que fue sometido el local de "Casa Cornelio" en el año 1932 lo podemos contemplar como el inicio de una acción consciente de borrado de lo que ha sido parte esencial de estos barrios, generalizada tras la "Victoria" con el arrasamiento de sectores completos de los mismos); más tarde por el relumbrón de algunas de sus expresiones festivas, en buena medida expropiadas y utilizadas para ocultar la realidad -tampoco es casual el crecimiento de la Macarena como la "Virgen de Sevilla" y la construcción de su basílica justo sobre el solar que ocupara la citada Casa Cornelio-; más recientemente por los intereses de la plusvalía y la especulación del suelo, por el fantasma de una imagen mistificada, por la idea "virtual" de una ciudad alternativa, creativa y posmoderna..., visiones, lecturas y discursos no tan

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Introducción alejados unos de otros como a primera vista pudiera parecer, sino clara o paradójicamente conectados por una misma lógica profunda, la de imponer un modelo de ciudad negador de la existencia de una ciudad real y, a pesar de todo, aún viva. El Programa Urban no sólo ofrecía una oportunidad, sino que obligaba a romper esta espiral de silencio. La participación activa del vecindario en lo que hayan de ser sus barrios, qué necesidades y actuaciones son precisas y cómo deba conseguirse todo ello, eran principios básicos establecidos por la Unión Europea. Lo que la Unión Europea no ofrecía son las fórmulas para lograr su realización práctica, este es el primer objetivo de la participación, construir canales para fomentar, desarrollar y hacer efectiva la misma. Para ello la "voluntad política" de los agentes sociales e institucionales más conscientemente implicados se revela esencial. El Programa Urban, más allá de la oportunidad para acometer reformas urbanísticas y rehabilitación de edificios, podría ser -todavía está a tiempo de serlo- el instrumento que impulse y establezca mecanismos, cauces, marcos para la vertebración y la participación ciudadana que, permaneciendo más allá del propio periodo de vigencia del Programa, sienten las bases de una ciudad más democrática, justa y humana. Nos consta que ello era intención de quienes, en su momento, nos propusieron la realización de este estudio. Nuestro empeño ha sido contribuir modestamente con nuestro trabajo a la toma de conciencia de la realidad de estos barrios del Casco Antiguo de Sevilla, no sólo ni principalmente por parte de las instituciones, sino por parte de su propio vecindario, motivando y provocando desde la relación directa y personal sobre la que se sustenta el mismo trabajo de campo antropológico, la participación e implicación en su futuro. De ahí la importancia que damos a la difusión de este documento, con la esperanza de que sirva como elemento para la reflexión y, por qué no, también para la contestación. A pesar de todo el empeño en observar la realidad de una manera científica, libre de prejuicios, con una metodología rigurosa, la nuestra no es sino otra versión de esa realidad, tan múltiple y compleja. Particularmente ello es así cuando la investigación se plantea con una filosofía participativa, lo que implica cierta pérdida de control sobre su desarrollo y sobre el resultado final. La empatía que requiere tal tipo de investigación puede introducir sesgos, prejuicios, connotaciones de los actores sociales a los que se otorga el papel de autores. Con todo, consideramos preferible asumir este riesgo a aceptar el silencio o la visión estereotipada.

1.

EL CASCO ANTIGUO COMO PATRIMONIO CULTURAL

El Casco Antiguo trasunta la historia de una ciudad y, en cierto modo, encierra su especificidad, resume la sociedad que la habita, la cultura que la diferencia. Él conjuga y sintetiza la ciudad toda. Desde nuestro punto de vista, no es tanto su monumentalidad como el tejido social que lo ocupa y da sentido, lo que le otorga valor; protegerlo implica salvaguardar los edificios, pero también los espacios y los usos sociales que les dan vida. Las acciones que modelan la ciudad -siempre de un modo u otro existentes, aun en los casos en los que no se concrete explícitamente en forma de planeamiento urbano- tratan de definir el territorio, de "hacer” la ciudad, ser el motor de su dinamismo interno, proyectar su futuro; ahí radica su capital importancia, su trascendencia. Mediante el planeamiento, los grupos que detentan el poder económico y político, pretenden definir a la ciudad y los elementos que la componen, pero sobre todo, se determinan

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LA CIUDAD SILENCIADA prioridades, se establecen sus problemas, todo lo cual implica una definición previa. Como sostienen Chacón Holgado y Ruiz Ballesteros, "(...) la planificación territorial es un ejercicio político en su forma más pura. Si entendemos la política como la proyección de una lectura de la realidad, como una propuesta en la que se define a los colectivos y se marca una pauta de la acción social, entonces, la planificación del territorio es indudablemente el primer paso, el más básico y trascendente al mismo tiempo. La planificación define, acota, ordena, clasifica, protege..., en definitiva crea y destruye conceptos y realidades de la ciudad. Por eso su diseño y ejecución tiene una relevancia central para el funcionamiento de los colectivos sociales." (CHACON HOLGADO y RUIZ BALLESTEROS, 1996: 7-8) De acuerdo con estos autores, pensamos que la definición de los valores patrimoniales de la ciudad, definición que a su vez justifique un tratamiento específico del Casco Antiguo, es siempre una acción coyuntural que lleva implícita una doble lectura: una cualitativa, que revela el contenido, otra cuantitativa que explícita sus límites. En nuestro trabajo tomamos en consideración esta doble lectura, apreciando el Casco Antiguo como un patrimonio cultural, sin perder de vista la estrecha relación entre continente y contenido. Juzgamos que el verdadero valor patrimonial viene determinado por la relación indisociable entre el espacio y los usos sociales que lo caracterizan, por esta razón tratamos de esclarecer aspectos sobre el espacio urbano poco tenidos en cuenta en la concepción "patrimonialista" dominante todavía hoy, y pretendemos aportar nuevas perspectivas sobre los procesos sociales que en él se desarrollan y con el que interactúan. Entendemos que el territorio, y en concreto el territorio urbano, no puede ser considerado meramente como un espacio "urbanizado", construido, ordenado, sino que es sobre todo el uso social lo que lo convierte en territorio integrado por lugares, utilizando la noción propuesta por Marc Augé (AUGE, 1993a), y que es esta razón la que le dota fundamentalmente de valor patrimonial. Los espacios públicos dentro del territorio urbano constituyen los contextos en los que de manera fundamental se expresa y desarrolla colectivamente la cultura y por eso representan, como ya queda dicho, un valor patrimonial de capital importancia, al aunar su mayor o menor armonía objetiva con los usos sociales que en ellos se manifiestan y les dan vida. Estimamos, en consecuencia, que un análisis del territorio urbano debe implicar la consideración de los aspectos socioculturales que definen a sus diferentes espacios como lugares y que para ello el marco teórico y los métodos de la Antropología Social nos parecen los más adecuados. Análisis que se hace tanto más necesario, si el objetivo es la intervención sobre el Casco Antiguo para su ordenamiento, regulación y planificación de sus usos y funciones, con el fin de rescatar su capacidad residencial, lo que implica ante todo conservar el tejido plural que tradicionalmente lo habita. Sólo con un adecuado y ponderado tratamiento del territorio en su doble dimensión como recurso económico, pero también como espacio social, podrá lograrse un desarrollo integral, articulado y equilibrado del mismo, potenciando las posibilidades de los recursos humanos en él existentes, previniendo los fenómenos indeseables que su desarrollo guiado por la "lógica del mercado" pueden llegar a generar. En el caso de la zona del Casco Antiguo de Sevilla que ha sido objeto de nuestro estudio, este planteamiento adquiere especial interés al estar siendo objeto de un programa de intervenciones tendentes a su regeneración, enmarcado dentro del Programa Urban de la Unión Europea.

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Introducción La aportación del enfoque antropológico al conocimiento de la realidad social del territorio urbano y de las problemáticas que le afectan en cuanto a su articulación, tiene además la utilidad práctica de proporcionar elementos de juicio cualitativamente más fiables y precisos a los agentes que definen, impulsan, programan y ordenan la modernización y la organización de la complejidad urbana, para que, independientemente de su buena voluntad, su acción logre la máxima eficacia sin menoscabo del respeto de las peculiaridades de los diferentes sectores de la ciudad y de la idiosincrasia de los individuos y colectivos que los habitan; prestando particular atención a las verdaderas necesidades, no sólo económicas, sino culturales y vitales de los ciudadanos. La evaluación de la incidencia que sobre estos aspectos han tenido y están teniendo las actuaciones de gran envergadura llevadas a cabo en la ciudad de Sevilla en general, y en la zona de estudio en particular, hecho que la convierte en un observatorio privilegiado, constituirá una aportación valiosa de cara a intervenciones futuras, tanto en nuestra ciudad como en otros contextos urbanos. El estudio de los diversos usos sociales que se desarrollan en el espacio urbano: usos comerciales o simbólicos, formales o informales, es un requisito fundamental a la hora de connotar el interés patrimonial que represente. Deben tenerse en cuenta no sólo los usos ordinarios, sino también los más puntuales e incluso los excepcionales, caracterizando cada espacio en relación a los usos que en ellos se producen, los individuos, colectivos o grupos que los protagonizan, de qué forma sirven de marco para la expresión de la cultura local y en qué modo facilitan la articulación entre diversos grupos y sectores de la ciudad. En nuestro trabajo hemos tenido como objetivo analizar cómo los procesos de producción social del espacio urbano y el desarrollo in sito, o el reordenamiento territorial planificado del área metropolitana sevillana, han afectado el uso social del espacio y el patrimonio que este uso representa. Cómo las transformaciones experimentadas por el territorio de la ciudad, el desarrollo de los núcleos de población o el surgimiento de nuevos asentamientos, la aparición de nuevos grupos y sectores sociales en su seno han incidido sobre los usos sociales del espacio público, de manera particular sobre los barrios integrados en el territorio que podemos definir como Casco Antiguo de la ciudad. Como ya queda dicho consideramos el Casco Antiguo el eje y la quintaesencia de la ciudad; esencia que resume y conjuga su territorio, su cultura, su historia y su sociedad. Como sostienen Chacón Holgado y Ruiz Ballesteros, es la parte que contiene normalmente los aspectos y elementos simbólicos definitorios del conjunto de la ciudad, y es ésta la principal razón para protegerlo y consolidarlo: "(... ) porque sobre el mismo se constituye la sociedad que habita la ciudad". (CHACON HOLGADO y RUIZ BALLESTEROS, 1996: 7) Uno de los mayores peligros que acechan a los centros históricos es el de vaciarlos de sus habitantes tradicionales. Así desangrados, sin agentes sociales que los dinamicen, destinados al uso administrativo o comercial, van perdiendo un valor patrimonial de una riqueza considerable. Sin la diversidad de los usos sociales que les daban sentido, quedan como inmensos esqueletos hasta convertirse en "no-lugares" de uso funcional, en territorio baldío. Paradójicamente se vuelven espacios asilvestrados donde la sociabilidad se desarticula y se anomiza. Sólo el planteamiento ecosófico del que habla Guattari en "Las tres ecologías" puede ayudar a reinventar la ciudad de una manera equilibrada, que permita al individuo "ser" más que "padecer" (GUATTARI, 1996).

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LA CIUDAD SILENCIADA 2.

PLANTEAMIENTO, OBJETIVOS Y METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

Nuestra investigación presenta un carácter ciertamente novedoso, aunque enclavada dentro de las inquietudes y líneas de trabajo sobre la ciudad del grupo de investigación GISAP (Grupo de Investigación Social y Acción Participativa)1. Con ella pretendíamos contribuir al conocimiento en profundidad de la realidad sociocultural en la que se inscribe la Zona del Casco Antiguo de la ciudad de Sevilla afectada por el Proyecto de regeneración urbanística y socioeconómica promovido por el Ayuntamiento de Sevilla dentro de la Iniciativa Urban de la Unión Europea. Conocimiento que no sólo constituye una base imprescindible para cualquier intervención que intente concitar el consenso y la participación democrática de los agentes sociales más directamente afectados, los vecinos, sino que cubra uno de los objetivos-requisitos establecidos por dicho Programa, como es el del marcado carácter social que han de tener los planes propuestos. Aparte del hecho ya referido de la distorsión que en la comprensión de la realidad sociocultural de la zona objeto de atención por el Programa Urban introduce su delimitación artificial, de espaldas a la existencia de los sistemas sociales constituidos por los barrios sobre los que se halla inscrita, el conocimiento que se poseía sobre la misma se sustentaba fundamentalmente sobre datos de tipo cuantitativo extraídos a partir de diferentes estudios estadísticos producidos por instituciones y entidades de diferente tipo y con objetivos diversos, que se han visto recopilados sin un modelo de sistematización previo que pudiera haberles dado coherencia. No rechazamos los estudios cuantitativos y estadísticos, todo lo contrario, los consideramos absolutamente necesarios, pero entendemos que por sí solos no pueden explicarnos satisfactoriamente la realidad en sus múltiples y complejas dimensiones, algunas no perceptibles a través de los datos cuantitativos, incluso aunque puedan ser realizados en base a modelos preestablecidos y en función de hipótesis que les den sentido, lo que, como se ha apuntado, no es precisamente el carácter de los que en nuestro caso poseemos. Consideramos que los estudios cuantitativos deben contrapesarse y contrastarse con investigaciones de carácter cualitativo que puedan proporcionar un conocimiento minucioso y en profundidad de los entramados y procesos profundos sobre los que se construye y desenvuelve la realidad social. La Antropología Social se revela como la disciplina que, por su bagaje conceptual, sus estrategias metodológicas y su instrumental técnico, más adecuadamente puede responder a este requerimiento de análisis cualitativo. Para un adecuado planteamiento, planificación y potenciación de cualquier iniciativa que tenga como objetivo la dinamización de los recursos económicos y los agentes sociales con miras a la generación de procesos de desarrollo endógeno, se hace imprescindible un conocimiento en profundidad de la siempre compleja realidad social sobre la que se intenta incidir. Para ello no basta con la cuantificación y evaluación de los recursos, de las infraestructuras, de las características demográficas y 1

Constituido en el seno del Departamento de Antropología Social de la Universidad de Sevilla en 1995, con participación de miembros de las Universidades de Cádiz y Pablo de Olavide, está reconocido por la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía dentro del II Plan Andaluz de investigación con el código SET 218. En este trabajo planteamos algunos de los aspectos y problemas que constituyen una de las líneas de investigación del grupo sobre temas urbanos, siempre con una vocación aplicada y participativa.

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Introducción poblacionales, de los niveles de formación. Son numerosos los estudios de este tipo que se acumulan en los archivos, y son algunos los que, habiendo sido utilizados como marco de referencia para la realización de actuaciones concretas, se han demostrado poco útiles. Es preciso conocer en profundidad la configuración del complejo entramado sociocultural del marco de actuación: los sectores socio-económico-profesionales, los grupos y colectivos, los sistemas y las formas de interacción social, las “culturas del trabajo"2 generadas por los distintos procesos de producción en ella existentes, los factores histórico-culturales que le dan personalidad, los sistemas y mecanismos ideológicos de representación y reproducción de las identificaciones colectivas. Aspectos todos ellos que constituyen el campo y los "materiales" sobre los que se deberán diseñar los proyectos de intervención y con los que deberá construirse fundamentalmente un desarrollo auténticamente endógeno y humano. Sólo sobre la base del conocimiento de las necesidades, expectativas, intereses, aptitudes, actitudes, conocimientos, valores, elementos de bloqueo,... existentes en esa realidad sociocultural, podrá sustentarse un proceso de esa naturaleza, potenciándolos, corrigiéndolos, reorientándolos. Para ello, creemos que la realización de nuestro estudio constituye un instrumento necesario previo a la iniciación de programas de desarrollo socioeconómico y urbanístico de las características del Programa Urban. Y no sólo por la razón de conseguir el mayor grado de profundidad y precisión en los análisis y diagnósticos, sino como un elemento que, en sí mismo y siempre que la metodología sea la adecuada, puede convertirse en iniciador de la dinamización de la colectividad. Los observados, la realidad analizada, no debe contemplarse como algo inerte; el diálogo sujeto-objeto de la investigación, siguiendo uno de los principios fundamentales de la metodología antropológica, se convierte en una de las premisas esenciales para el logro del conocimiento de los múltiples y complejos mecanismos y procesos que se dan en el seno de esa realidad social. Los actores y agentes sociales deben participar también en el desarrollo de los análisis, aunque siempre teniendo presente que este tipo de estudios, si realmente se quiere que sean rigurosos, no deben de perder cientificidad. Somos científicos sociales, nuestro papel fundamental es "conocer" la realidad. Análisis e intervención deben de definirse en principio como dos fases diferentes, aunque en absoluto independientes, de un proyecto de este tipo. Lo cual no quiere decir que el investigador no pueda adquirir el papel de actor de la intervención, sino que sean los propios agentes sociales objeto de esa intervención los que, en el mayor grado posible, desempeñen el papel de actores protagonistas de la misma. No somos economistas ni urbanistas, sino antropólogos, y como tales no pretendemos suplantar el imprescindible análisis de la dimensión estrictamente económica y urbanística - no entraremos en la discusión de lo que deba entenderse como lo "estrictamente económico" o "urbanístico"- de los procesos de cambio y transformación de los sistemas urbanos. Nuestro interés por dichos cambios se centra, no en ellos mismos, sino en las transformaciones socioculturales que, a todos los niveles: papeles sociales, formas de organización familiar y estrategias de reproducción de los grupos domésticos, expresiones de la sociabilidad formal e informal, sistemas de 2

Utilizamos este concepto para hacer referencia a los modelos culturales que, teniendo en su base la participación de los actores sociales en un determinado proceso de trabajo y en el sistema de relaciones de producción definido por el mismo, se extiende y colorea el conjunto de formas, prácticas, ideas de dichos agentes, constituyéndolos como colectivo.

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LA CIUDAD SILENCIADA relaciones sociales y de poder, liderazgo, sistemas ideológico-simbólicos de representación y reproducción social, sistemas de valores y creencias, identificaciones, entre otros muchos, se operan en la realidad social de los barrios a raíz de la cada día más rápida y profunda inserción en los sistemas y estructuras del capitalismo avanzado. Asimismo, también nos interesan aquellos factores socioculturales que puedan coadyuvar al desarrollo de los citados procesos de transformación socioeconómica y urbanística o que, por el contrario, puedan actuar reorientándolos, dificultándolos o condicionando sus resultados finales. En este sentido, nuestra investigación se planteaba y se sigue planteando como una etapa previa e imprescindible para, en un momento posterior dentro del periodo cuatrienal que abarca el Programa, iniciar un proceso de investigación-acción participativa a través de la que, con el concurso protagonista de los actores sociales afectados, buscar soluciones, diseñar proyectos y llevar a cabo acciones tendentes a la consecución de un desarrollo urbanístico, socioeconómico y cultural de la zona objeto del Programa auténticamente integral y democrático, que tenga en cuenta de manera equilibrada las necesidades, expectativas e intereses de todos los sectores implicados, y de manera muy especial a los actuales vecinos. Para el logro de los fines antes propuestos, la investigación se centró en la consecución de los siguientes objetivos generales: 1. El análisis de la configuración socioeconómica y cultural de los diversos grupos y colectivos que conforman el vecindario de los barrios afectados por la delimitación de la zona de actuación del Programa Urban, las formas de organización e interacción, los niveles de integración e identificación hacia el interior y hacia el exterior de cada uno de ellos. 2. Diagnóstico de la problemática de los barrios y de las necesidades, intereses, expectativas y valoraciones de la población residente en ellos y de los que desarrollan en ella en todas o parte de sus actividades. 3. Evaluación de las potencialidades de su vecindario en las acciones que se desarrollen dentro de la ejecución del plan de mejora de la zona. 4. Establecimiento de las bases de un proceso de investigación-acción participativa a desarrollar en una fase posterior, tendente a la búsqueda y diseño de proyectos de acción comunitaria para la regeneración física y socioeconómica. Estos objetivos generales se desglosaron y especificaron en los siguientes objetivos concretos: 1. Análisis sociológico de la configuración socioeconómica y cultural de los barrios. La delimitación de la zona afectada por el Programa Urban no se corresponde con ninguna entidad socio-territorial de las que antropológicamente pueda considerarse como un barrio. La misma constituye una demarcación artificial de un sector del Casco Antiguo de la ciudad en base al criterio de la concentración de los indicadores de los mayores niveles de degradación física y marginalidad socioeconómica. Ello, que pudo ser comprensible como estrategia política para el logro del apoyo financiero de la UE, no puede mantenerse si se trata de conseguir un conocimiento preciso de la realidad sociocultural de la zona con el fin de definir actuaciones eficaces, en el que los aspectos negativos y marginales que por efecto de esa delimitación artificial se subrayan queden contextualizados en los distintos espacios sociales a los que pertenecen los diferentes subsectores incluidos en dicha zona. Concretamente son seis los barrios históricos o co-

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Introducción

PLANO 1: LOS BARRIOS EN EL CONTEXTO GENERAL DEL CASCO ANTIGUO

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LA CIUDAD SILENCIADA llaciones que, siempre sólo parcialmente, aparecen afectados por la delimitación de la Zona Urban: los de San Lorenzo, Alameda, San Gil, La Feria, San Julián y San Román. ¿Cuáles son los rasgos y factores que desde los puntos de vista urbanístico, constructivo, demográfico, socioeconómico, profesional, identitario, de las expresiones de la sociabilidad, de los elementos simbólicos que justifican la consideración de los distintos barrios citados, estableciendo los límites entre ellos? ¿Hasta qué punto siguen siendo vigentes como entidades socio-territoriales diferenciadas? ¿En qué medida se han visto afectados por los procesos de desarticulación sociocultural y desidentificación que los fenómenos de desertización, envejecimiento, deterioro físico y marginalidad socioeconómica llevan consigo? ¿Qué relaciones existen entre los sectores territoriales y socioeconómicos sobre los que el Programa Urban ha basado su atención sobre la zona con el conjunto de los barrios a los que cada uno de sus componentes pertenece? ¿Qué elementos comunes y qué diferencias se dan en este sentido entre uno y otro de los barrios? ¿Cómo se articulan los barrios entre sí, con el resto del Casco Antiguo y con el conjunto de la ciudad? ¿Qué especificidades se presentan en relación con ello entre los seis barrios? Aspecto central en este terreno fue el estudio de los distintos sectores y actividades que configuran la realidad económica de los barrios, marcando las peculiaridades entre ellos y con respecto al resto de la ciudad, y su contribución al mantenimiento del tono vital de la zona, de los flujos e interacciones entre su vecindario. 2. Estudio en profundidad de las manifestaciones de sociabilidad formal e informal que, en los diferentes campos de la acción social, dan corporeidad y sirven de contexto para la constitución y extensión de las redes de relaciones interpersonales articuladoras de las distintas entidades socio-territoriales: grupos, cuasi-grupos, asociaciones. ¿Qué asociaciones y grupos asociativos no formalizados existen en estos barrios? ¿Cuales son sus ámbitos de actuación? ¿Quiénes son sus miembros y cuáles sus características? ¿Qué papeles y funciones desempeñan con respecto a la integración, participación e identificación de los vecinos con su barrio? ¿Qué tipo y formas de interrelación existen entre ellas? ¿Qué significación tienen con respecto a la relación de cada uno de los barrios con el resto del Casco Antiguo y con el conjunto de la ciudad? 3. Estudio de los sectores de actividad que contribuyan al mantenimiento del tejido socioeconómico y de los flujos en cada unos de los barrios, centrándonos en aquellos que puedan presentar una mayor significación, tanto por su dimensión, como sobre todo por su significación para los mismos. 4. Estudio de los lugares de interacción social, espacios socializados, más allá del ámbito doméstico, existentes en los barrios en los que se manifiestan y desenvuelven por diferentes motivos y con distintas finalidades las relaciones de los individuos residentes entre ellos y/o con los que residen fuera de los mismos, pero tienen en ellos marcos para la expresión de su sociabilidad. ¿Cuáles son esos lugares? ¿Qué factores o características físicas o sociales determinan su naturaleza como lugares y su mayor o menor significación? ¿Para quienes actúan como l u g a r e s ? ¿Existen espacios que se constituyan como lugares para unos colectivos o grupos y como no-lugares para otros? ¿Qué significado identitario tienen como símbolos en si mismos o como marco para el desarrollo de acciones simbólicas? 5. Estudio de las acciones simbólicas y rituales a través de los que se manifiesten las identificaciones colectivas de los vecinos, tanto a nivel de grupos y

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Introducción sectores determinados dentro de cada barrio, como al de cada uno de los barrios en su conjunto, y con respecto al contexto del Casco Antiguo y de la ciudad en general. De modo general, nuestra investigación empleó el método y las técnicas que son propias de la Antropología Social con el fin de lograr el análisis cualitativo y en profundidad que pretendíamos llevar a cabo sobre los barrios objeto del estudio. Con esta metodología de trabajo, la profundidad y riqueza que se consigue en el conocimiento de la realidad social compensa con creces la imposibilidad de obtener datos, correlaciones e índices cuantitativos de validez estadística. Para ello operamos definiendo y abordando el análisis de los siguientes niveles o unidades: a. Los grupos y asociaciones ¿Qué transformaciones se han producido en las expresiones de la sociabilidad formal e informal? ¿Cómo se configura y que cambios ha experimentado el tejido asociativo? ¿Qué funciones y significaciones tienen las asociaciones en la vida y la acción social de los barrios? b. Los sectores socio-económico profesionales ¿Cómo han afectado y están afectando los cambios operados en las actividades económicas sobre los distintos sectores sociales de los barrios relacionados con ellas, tanto en su composición interna en función de la diversidad de situaciones con respecto a la división técnica y social del trabajo y a los sistemas de relaciones de producción existentes en su seno? c. El barrio Definimos el barrio como la "comunidad" vecinal, entendida como un espacio social con personalidad propia, pero de naturaleza socioeconómicamente heterogénea integrado y articulado a través de diversos y complejos sistemas de relaciones de dependencia en una sociedad más amplia3. El barrio se nos aparece como un punto, un nudo, en la trama de la red del sistema socio-económico- político local, con el especial interés a la hora de su estudio de ser en dicho espacio donde se manifiestan en la práctica y podemos percibir directamente cómo actúan los agentes sociales concretos, y a través de qué mecanismos y procesos se materializan y realizan los principios fundamentales de funcionamiento, reproducción y desarrollo del global. ¿Qué cambios se han producido en el seno de esa "comunidad vecinal"? ¿Cómo han afectado las transformaciones experimentadas? ¿Cuáles eran y son los sectores sociales en ellas existentes y cómo se articulan o articulaban? ¿Se ha producido alguna forma de remodelación de la composición de la "comunidad vecinal" a raíz de dichas transformaciones? ¿En qué sentido? ¿Se ha diversificado su estructura social, o por el contrario se ha simplificado y "homogeneizado"? ¿Cómo se expresa hoy la identificación del vecindario como "comunidad"? ¿Se puede hablar todavía de tal cosa ante la situación de desarticulación que sufre la

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La correspondiente a la sociedad local sevillana a la que pertenece, a su vez determinada por el marco de la formación social andaluza de la que forma parte, por la estructura política estatal en la que ésta se halla enclavada y, finalmente, por el modo de producción dominante a escala global y los sistemas característicos de la fase actual de su desarrollo.

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LA CIUDAD SILENCIADA

PLANO 2: LOS SEIS BARRIOS Y LA ZONA Urban

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Introducción colectividad? ¿Existió antes dicha identificación? ¿A través de qué mecanismos simbólicos se pone de manifiesto, recrea o reproduce? ¿Cómo lo hacía antes? d. La ciudad ¿El sistema sociocultural y político global que constituye la ciudad, es percibido como tal por la gente del barrio? ¿La situación era la misma antes de los cambios acontecidos? Si la respuesta fuera positiva, ¿a través de que sistemas se articula o articulaba el barrio con el resto de la ciudad? ¿Cuáles eran y son los centros y polos de atracción para sus vecinos? ¿Ha cambiado en algo la relación centro-periferia dentro de la ciudad con relación al barrio? ¿En función de qué factores? ¿Qué mecanismos, manifestaciones, instituciones dan forma y expresión a la articulación del barrio con el conjunto de la ciudad desde un punto de vista económico, político y administrativo? ¿Tiene ello como resultado la existencia de una identificación del vecindario con la ciudad? ¿A través de qué fenómenos de carácter simbólico se expresa la misma? ¿Cómo y en función de qué factores se articula el barrio en el ámbito urbanístico, socioeconómico y político-administrativo sevillano? ¿Ha variado su papel y peso específico en el mismo? ¿Cuáles, cómo y en qué sentido han actuado las instancias y los poderes económicos, sociales, administrativos y políticos externos al barrio: Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía, Gobierno central, en los procesos de transformación operados? En suma, ¿cuál ha sido el papel del Estado como agente de la inserción del barrio en el sistema urbano actual? La distinción y análisis específicos de cada uno de los niveles anteriores se hace imprescindible para el logro de un conocimiento en profundidad de la compleja realidad social que intentamos estudiar. Pero el análisis de esos niveles no puede hacerse separada e independientemente, sino que la verdadera utilidad del mismo se alcanza cuando se logra desentrañar su articulación, como se puede apreciar a través de la formulación de las cuestiones enunciadas. Asimismo, aunque el análisis de todos los niveles es esencial para llegar a un conocimiento profundo de la realidad social, los aspectos y problemas que nos interesan de modo particular en nuestra investigación, determinan que tomemos como foco central de la misma uno de dichos niveles: el de los sistemas socio-territoriales que constituyen los barrios, en el contexto de los cuales se inscriben los enumerados con anterioridad, y sin perder nunca de vista el marco general en el que se insertan y que, en definitiva, explica y determina muchos de los procesos, fenómenos y situaciones que los afectan y caracterizan, el de la ciudad. La estrategia de investigación se basó en la utilización de técnicas cruzadas: observación, entrevistas (individuales y grupales, dirigidas o estructuradas, abiertas o no estructuradas, secuenciales, a informantes privilegiados o seleccionados aleatoriamente), grupos de discusión, historias de vida, etc. El enfoque metodológico hizo que fuera la llamada "observación participante", más apropiadamente denominada observación directa, la técnica más adecuada a estos fines. A partir de la misma se obtuvieron los indicios y claves necesarias para la elaboración de cuestionarios, y para el control y evaluación de la información recogida mediante otras técnicas, especialmente las entrevistas de todo tipo. De hecho, el desarrollo de una investigación de campo consiste en un proceso de interacción continua entre la observación y otras técnicas de investigación. Una de las grandes ventajas de técnicas como la observación participante y la entrevista abierta (no estructurada o semi-estructurada), es la de maximizar la posibilidad de registrar hechos no previstos y desarrollar nuevas hipótesis.

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LA CIUDAD SILENCIADA Una metodología y el empleo de unos instrumentos de análisis como los descritos sólo fueron viables con la presencia continuada en los barrios de los miembros del equipo, la cual no sólo ha sido fundamental para percibir claramente la Zona Urban y darnos cuenta, in vivo, de las razones que motivaron su delimitación, sino también para sentir desde dentro la vida de los barrios implicados, la sociabilidad formal e informal que los "habita" (ocupación y usos de la vivienda, ocupación y usos del espacio, comercio, ocio, religiosidad, fiestas, etc.). Por otra parte, también fue necesario recoger información con cierto grado de estandarización que permitiera comparaciones cruzadas y construcción de tipologías. En este sentido, la entrevista estructurada, sobre cuestionarios elaborados en torno a los ejes temáticos fundamentales abordados por la investigación fue un instrumento válido que, a su vez, permitió obtener muestras más amplias sin necesidad de perder cualificación en los datos. La estrategia metodológica fue la de triangular técnicas de recolección de datos, a fin de conseguir validez y fiabilidad, así como a su vez, amplitud cuantitativa sin perder calidad interpretativa. Los datos cuantitativos son de este modo reinterpretados a la luz de los cualitativos, y los resultados del llamado estudio de caso (pocas unidades de análisis y muchas variables) puede de este modo aumentar el grado de generalización de sus resultados. Por estas razones, se enfatizó la integración de técnicas de recolección, a fin de lograr mayor precisión a partir de una validación convergente. La triangulación fue usada no sólo para examinar el mismo fenómeno desde múltiples perspectivas, sino también para enriquecer nuestra comprensión al permitir la emergencia de nuevas y más profundas dimensiones. Un instrumento analítico importante fue el registro visual (en fotografía) de las condiciones objetivas de vida y la interacción de los vecinos, a fin de constituir un archivo de imágenes (descripciones, situaciones, entrevistas, incidentes clave y/o sucesos extraordinarios, dramas sociales, etc.) utilizado para: - registrar información (lugares, actividades, charlas informantes). - realizar descripciones apoyadas en la imagen. - interpretar el discurso y la expresión de los informantes. El poder de la imagen radica en su fuerza invocadora y en su capacidad informativa, estas dos razones fundamentalmente son las que, a la hora de pensar en el medio para hacer público nuestro trabajo nos han llevado a utilizar la fotografía a la par del texto; no sólo porque para mucha gente el texto representa una barrera opaca, sino porque añade al análisis antropológico una dimensión emotiva de incomparable valor. Desgraciadamente no hemos podido utilizar a fondo este instrumento, ni trabajar sistemáticamente desde el inicio con un fotógrafo. La casualidad ha querido que topásemos con un profesional de calidad indiscutible que estaba abordando el mismo territorio y hemos aprovechado esta circunstancia para esbozar una colaboración y solicitarle algunas instantáneas, que nos han sido de gran interés. Paralelamente Michael Bry prepara un libro de fotografías que esperamos sea otro de los elementos de comprensión de la operación Urban. Al decir algunas no se hace justicia al más de un centenar de documentos con los que hemos obrado -y de los muchos otros que hemos manipulado-, del que lo aquí publicado es tan sólo un reflejo. El trabajo en profundidad que Michael está desarrollando nos ha sido tanto más útil que él ha aceptado participar voluntariamente en nuestra tarea con una asiduidad y un profesionalismo digno de encomio. La colaboración con Michael Bry, a quien encontramos en el transcurso de nuestra actividad y con quien confluimos en intereses,

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Introducción sensibilidades y apreciaciones, ha sido una aportación fundamental en el desarrollo y los resultados de nuestro trabajo.

3.

DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN

La fase de prospección inicial del estudio de campo se llevó a cabo entre los meses de diciembre de 1996 y marzo de 1997. Durante la misma, la actividad principal fue dirigida al logro del conocimiento a nivel general de la delimitación, sectores, grupos, agentes sociales, actividades que configuran la realidad de los barrios afectados por la definición de la zona de actuación del Programa Urban a fin de obtener una imagen lo más completa posible de su conformación territorial, económica y sociocultural. Identificando los sectores, grupos, asociaciones, liderazgos, lugares más significativos que configuran y dotan de especificidad a los seis barrios "históricos" que componen este sector del Casco Antiguo, los cuales se ven afectados, directa o indirectamente, por el Programa Urban. Para ello se efectuó una observación directa y se realizaron entrevistas abiertas con informantes cualificados: personas que, desde distintos niveles en función de características diversas, nos pudieran proporcionar visiones generales sobre la realidad de los barrios. Asimismo, se ha llevó a cabo un análisis crítico en profundidad de la documentación y los datos de diverso tipo existentes sobre la zona de estudio (publicaciones, expedientes, proyectos, artículos, etc.), contrastándolos con la realidad directamente observada. En este sentido se realizaron las siguientes tareas: - Recogida y análisis de toda la información sobre la zona Urban, los barrios afectados y los planes concretos de actuación: carteles, noticias en medios de comunicación, publicaciones, estudios previos o en curso de realización, convocatorias para actos públicos, folletos. - Reconocimiento extensivo y exhaustivo de la zona de actuación establecida oficialmente y de los distintos barrios históricos y sus diferentes espacios y sectores a fin de contrastar su coincidencia o falta de la misma. - Localización, prospección inicial y seguimiento continuado de los lugares de expresión de la sociabilidad más significativos. - Realización de entrevistas abiertas con informantes privilegiados y aleatoriamente contactados. - Localización y toma de contacto con las asociaciones existentes en los barrios. Entrevistas abiertas con sus miembros y directivas. Selección de las que aparecían como más representativas e insertas en el tejido social de los mismos. - Elaboración de un cuestionario para la realización del estudio en profundidad de dichas asociaciones seleccionadas. - Seguimiento del funcionamiento y actividades del Consejo Social Urban y de sus grupos de trabajo, con toma de contacto con representantes de la mayoría de las entidades y colectivos en él integrados. - Asistencia, seguimiento y observación directa de las acciones simbólicas y actos públicos (fiestas, celebraciones, conmemoraciones, concentraciones, manifestaciones, actos reivindicativos,...) acontecidos a lo largo del tiempo de nuestro trabajo de campo en el conjunto del espacio objeto de estudio.

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LA CIUDAD SILENCIADA Solventado el impasse de casi tres meses provocado por el bloqueo administrativo que sufrió nuestro proyecto, se reinició el trabajo de campo, acometiéndose la segunda y principal fase de la investigación, cuya realización se extendió desde el mes de junio de 1997 a Enero de 1998. Esta paralización de más de dos meses en el proceso de la investigación tuvo efectos negativos, que nos obligaron, a un esfuerzo suplementario a fin de paliar, en lo posible, el deterioro que la ruptura de la comunicación y el contacto con los agentes sociales había lógicamente producido. Sobre la base del conocimiento de conjunto adquirido a lo largo de la fase inicial, el equipo orientó su trabajo hacia la profundización en una serie de aspectos y temas que, a la luz de la experiencia de los primeros meses, constituyen los ejes y referentes fundamentales sobre los que se sustenta y reproduce la especificidad de las distintas zonas y vecindarios que es preciso distinguir en el amplio sector urbano dentro del cual se delimitó en su día el marco de actuación del Programa Urban, carente en sí de cualquier entidad sociocultural como barrio. En razón de ello se profundizó en el trabajo de delimitación de los distintos barrios realmente existentes en dicho sector urbano, con el suficiente grado de articulación todavía como para que pueda considerárselas como entidades socioculturales con especificidad propia. Para ello se realizó la observación y el seguimiento de los flujos, usos e identificaciones que los habitantes de unos y otros hacen y utilizan en el contexto de un determinado territorio vecinal. Ello nos permitió confirmar la impresión de que dichos barrios y zonas, aún presentando grados diversos de articulación y vitalidad, constituyen entidades que sobrepasan y fragmentan la Zona Urban, presentando peculiaridades, problemáticas, necesidades y potencialidades particulares. Paralelamente a este trabajo de delimitación precisa de las entidades de barrio, se continuó el estudio del asociacionismo formal y de los grupos no formalizados, profundizando sobre todo en aquellos que poseen una mayor incidencia, arraigo y participación del vecindario. Con ellas se llevó a cabo un seguimiento muy directo de sus vidas y actividades a fin de poder apreciar con mayor precisión las bases de su significación como agentes sociales en el contexto de la colectividad vecinal en el que se insertan. Asimismo, y siempre tomando como referencia a los barrios realmente existentes, se abordó el estudio en profundidad de dos sectores sociales que, en el contexto general de pretendida y/o real degradación y desarticulación, representan elementos importantes para el mantenimiento del "tono vital" de los distintos barrios y que por ello pueden ser agentes de gran importancia para el logro de un desarrollo verdaderamente endógeno e integral de los mismos. Dichos sectores son el de los comerciantes y el de los talleres artesanos. En el caso de los comerciantes adquiere también especial relevancia la relación biunívoca que su actividad representa para el mantenimiento y creación de flujos que generan entramado social y, por consiguiente, la construcción y la reproducción de los barrios como entidades sociales con especificidad diferenciada. En ambos sectores se seleccionaron varios casos que consideramos cualitativamente representativos de las distintas situaciones y tipologías existentes en su seno, a fin de llevar a cabo estudios particulares de los mismos que sirvieran como ejemplos de las características, problemáticas y posibilidades de estos dos sectores. El estudio directo y continuado en el tiempo de los espacios públicos que actúan como marcos para la interacción de individuos y grupos fue otro de los aspectos a los que se siguió prestando especial atención. Nos interesaba conocer el funcionamiento de dichos espacios como lugares para grupos y en momentos diferentes o simultáneos, el grado de interrelación de unos y otros lugares, la incidencia que sobre la expresión de la sociabilidad de los vecinos y los usuarios de otras zonas de la ciudad han tenido y tienen

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Introducción las profundas transformaciones, urbanísticas, demográficas y económicas que se están produciendo. En relación con todo lo anterior centramos también nuestro interés en el estudio en profundidad de las características, funcionamiento y transformaciones referidas a manifestaciones que, como los mercados informales del Jueves y de la Alameda ofrecen marcos para la expresión y desempeñan funciones en las que se articulan la mayoría de los aspectos señalados con anterioridad, aparte de otros muchos, que los distingue como fenómenos que van mucho más allá de su dimensión comercial, constituyendo hechos sociales totales para los barrios en los que se realizan, en el conjunto del Casco Antiguo y aún traspasando sus límites, a nivel de toda la ciudad e incluso de poblaciones del área metropolitana, lo que los convierte en unas de las manifestaciones más emblemáticas de la zona, con una gran influencia sobre la dinámica social de todo el sector del Casco Antiguo, los flujos que en referencia a ellos se desarrollan y las expresiones de sociabilidad que en torno a los mismos se producen. Finalmente, nos fijamos también como objeto de estudio específico la profundización en el conocimiento de las prostitutas, indigentes y drogodependientes, personas a las que no es sociológicamente adecuado calificar como colectivos, dado el grado de desarticulación que los caracteriza como conjuntos, a pesar de que tampoco puedan generalizarse sus características y situaciones, de modo particular en el caso de las prostitutas. La atención a este aspecto se debe, no tanto a nuestro interés por estas personas en sí mismas o por su significación cuantitativa en el contexto del vecindario de los distintos barrios del sector, sino a la tremenda carga simbólica que implican para las zonas en las que, de manera más o menos importante, concentran su actividad o su presencia, connotando negativamente, por extensión, al conjunto de los barrios. El carácter emblemático que la prostitución, desde antiguo, o la indigencia y la drogadicción, mucho más contemporáneamente, han tenido y, sobre todo, tienen como referencia para la caracterización de la zona -hasta el punto de ser uno de los argumentos más destacados que se utilizan para justificar las actuaciones sobre la misma- nos ha hecho imprescindible profundizar en la dimensión y significación reales de estos dos fenómenos. Para finalizar esta presentación, no sólo es obligado sino que lo consideramos una muestra de reconocimiento el agradecer a mucha gente su colaboración en un trabajo que no hubiese sido posible sin ella. Empezando por Luis Miguel Pons, ex-Director del Área de Participación Ciudadana y juventud del Ayuntamiento de Sevilla que, habiendo conocido algo de nuestro trabajo anterior y sinceramente convencido de la necesidad de poner todos los medios para hacer efectivo el carácter social y participativo que es consustancial al Programa Urban, nos animó a llevar a cabo este estudio y nos estimuló para aceptar el reto que suponía una tarea compleja y comprometida, pero a la vez ciertamente interesante para los objetivos y planteamiento de nuestro grupo. Asimismo, a Vicente Martín, Director del Área y Maribel Piñero, funcionaria de la misma, por su colaboración, su interés y su comprensión. A Francisco José Díaz Moreno, del Área de Servicios Sociales por la ayuda prestada. Al equipo de arquitectos Alt-Q, que de tanto provecho nos fueron al esclarecer ciertas sombras y en la realización de todos los planos de esta publicación. A todos los miembros de las entidades y asociaciones a los que hemos recurrido, a los comerciantes, artesanos, y a todos los vecinos, nuestros informantes, de los que ya nos consideramos vecinos nosotros mismos, no sólo por su amable colaboración, paciencia y comprensión, sino por ser auténticos coautores de este trabajo y por habernos hecho descubrir una Sevilla que, más

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LA CIUDAD SILENCIADA allá de los tópicos y los estereotipos, nos ha resultado la más entrañable. En particular a José Joaquín Moreno Gutiérrez "alcalde de La Feria", cuyos conocimientos y relaciones nos fueron de gran utilidad, y a los que de manera eficiente supieron alumbrarnos Manuel Acebal, Julián Acevedo, Francisco Aguilar, Juan Álvarez, Bernardino y Julián Arenas, Manuel Avila padre e hijo, Francisco Bailac, Magdalena Burgos, Luis Cabeza, Felipe Campos, Mar Cañas, Antonio Cerrato, Gloria Cornejo, José Luis Del Estad, Tomás Delestal padre e hijo, Jesús Domínguez Vázquez, Francisco y Juan Fernández, José García Cabrera, Juan A. González Ventura, Manuel Guzmán Bejarano e hijo, Juan Heredia, Rosa Hermoso, Manuel Herrera, Luis Hornillos, Carolina junco, Milagros Loza, Pepe Luna, Paqui Maqueda, José Márquez Guerra, Antonio Martín, Luis Mondéjar, Ana Mª Montiel, Manuel Montilla, Joaquín Moreno Barbero, Antonio Moreno Serrano, José Navarro, Mª José Navas, Dionisio Ortiz, Alberto Pantoja, Lorenzo Revilla, Mª Sol y José Mª Rodríguez, Manuel Rodríguez Cotán, Mª Carmen Rodríguez Martín, Mina Rhouch, Francisco y Javier Roiz, Esperanza Sivianés, Rosa Terrón, Sixto Tovar, Emilio José Valbuena, y al resto de los miembros del grupo GISAP por sus aportaciones, de manera particular a Esteban Ruiz Ballesteros, Rafael Cáceres y José Mª Valcuende, que contribuyeron con sus comentarios criticando tanto en aspectos formales del trabajo como algunas cuestiones de fondo que nos estimulan de cara a la profundización en el debate teórico y en la orientación aplicada de nuestra investigación.

Sevilla, Mayo de 1998

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II. TERRITORIOS, BARRIOS Y ZONAS VECINALES

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as razones que han presidido la delimitación del área de actuación del Programa Urban, no coinciden con la lógica que da entidad a los barrios. Aquellas tienen en cuenta el índice estadístico de degradación inmobiliaria y social, mientras que esta se fundamenta en los lazos que unen los individuos a un espacio, por menesteres pautados desde la cotidianeidad, o por razones afectivas que tienen que ver con la historia de cada individuo. La casa, el ocio, la parroquia, la escuela, el comercio o el mismo trabajo, enmarcan los hábitos y permiten el constante tejer de redes vecinales más o menos formales, que implican a sus miembros en una colectividad. Cada individuo traza su territorio en un constante madejar y desmadejar, se siente partícipe. Cada persona siente su barrio no sólo porque mora en él sino porque lo "habita". Entendiendo habitar a la manera propuesta por Heidegger en "Construir, habitar, pensar." (1994: 127-142). El habitar no se limita a la vivienda, sino que implica todas las construcciones que frecuentamos habitualmente. Es en cierto modo la manera de ocupar el espacio que nos alberga ordinariamente. Así un trabajador habita su fábrica y un camionero la carretera, lo mismo que su propia vivienda o, a veces, incluso mejor, por tratarse del lugar donde desarrolla la mayor parte de su vida social. En las grandes ciudades de los países más desarrollados, se da el fenómeno absurdo de muchos barrios dormitorios que se encuentran mediocremente "habitados", por no ser sus viviendas más que moradas donde se acude al caer la tarde -sus ocupantes "habitan" durante el día el lugar de estudio o de trabajo Esto a su vez conlleva el vacío nocturno de los grandes centros de negocios, hasta convertirlos en lugares baldíos. Paradoja de nuestra civilización que al racionalizar el espacio al extremo no ha sabido "pensar" la sociabilidad humana como un todo complejo, privilegiando la sectorización como único modelo de ocupación del territorio. El espacio del barrio es1 marcado por los pasos, las redes y los hábitos. Al hablar de barrios, no nos ceñimos a una división administrativa ni pretendemos dar a todos la misma substancia. En este estudio, por una parte se trata de barrios y de zonas vecinales ya que lo uno engloba a lo otro, y por otra de espacios de confluencia, y de ámbitos de referencia simbólica. Cada uno de estos niveles territoriales funciona diferentemente, los unos son un mosaico más o menos complejo de zonas de vecindad, los otros lugar de confluencia metropolitana, algunas referencias simbólicas que sobrepasan lo uno y lo otro. Hemos privilegiado en este trabajo los

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Si hemos escogido ser, en vez de estar, tiene que ver con las razones dadas en la introducción, por las que creemos que un barrio se construye culturalmente y llega a tener entidad propia.

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LA CIUDAD SILENCIADA territorios que polarizan el "habitar", permitiendo diversas actividades vecinales, o los flujos que alimentan redes de hábito, de clientela, o de amistad. Los ejemplos más evidentes de barrio los tenemos en San Gil o en San Julián, por el contrario, la Alameda sería la figura más patente de espacio de flujos y confluencias. La Macarena, conforma más que un barrio o un distrito, una zona de referencia simbólica en la que se reconocen los habitantes de varios barrios adyacentes, tomando como eje radial la basílica, y de cuyo prestigio se sienten beneficiarios -sin contar todos aquellos a los que su devoción por esa Virgen les hace sentirse macarenos aun sin ser sus vecinos-. Así hemos escogido los dos primeros niveles territoriales, excluyendo de este ámbito todo lo que espacialmente se puede entender por Macarena, al sobrepasar con mucho el marco ordinario de un barrio y por presentar una complejidad afectiva que rebasa la trama de lo habitualmente "habitado" La geometría del Programa Urban segmenta varios barrios por razones técnicas, infravalorando la complejidad que estos representan y teniendo poco en cuenta el entramado de flujos que los enriquecen. Nadie pone en duda la desarticulación de ciertos núcleos, particularmente entre la Feria y San Luis, cuya degradación ha sido acentuada por la presión especulativa de propietarios y constructores, o la escasa visión de progresión endógena de los diferentes consejos que se han sucedido en el gobierno municipal. Ahora bien esta ocasión de regenerar buena parte del centro histórico no puede hacerse sin tener en cuenta la dinámica que aún les "habita", y la permanencia de sus habitantes más humildes, sin poner en peligro la vitalidad de las distintas zonas, y hasta su misma habitabilidad. Está en la memoria de todos muchos barrios históricos, rehabilitados sin sus habitantes, privilegiando a una clase social, o la actividad terciaria. Al desencarnar así el Centro, este se ha convertido en un vacío que atrae todo tipo de actividad marginal sin otro arraigo que el lucro. Así se favorece la tierra de nadie, el vandalismo y la delincuencia más o menos organizada. Sírvanos como ejemplos el centro de Madrid (Sol, Gran Vía), o el barrio de Les Halles en París y, en cierto modo, hasta el mismo barrio de Santa Cruz. Consideramos que en la llamada Zona Urban se encuentran englobados el territorio de la Alameda y el barrio de La Feria, gran parte de San Julián, atañendo a los de San Lorenzo, San Gil y al mismo Centro, e involucrando tangencialmente a San Román. (ver plano 2) 1. La Alameda, llamada de Hércules 2 por una de las figuras de las columnas que la rematan, puede considerarse un espacio en el que confluyen varios barrios sin fundirse, territorio liminal en el que todos se difuminan, verdadero traspatio que ni el adecentamiento del Conde de Barajas en el XVI, ni sus posteriores ordenamientos durante los siglos XVIII y XIX consiguieron trasformar socialmente. Esa Alameda que se proyectó como el gran paseo de la aristocracia sevillana nunca dejó de ser recreo más o menos desenfadado de nobles y villanos, y si llegó a afincar a cierta burguesía, especialmente con la reurbanización del XIX, nunca perdió su halo transgresor. A principios de siglo, Belmonte lo llama en sus memorias sede de la granujería del barrio de la Feria, en cuanto a Miguel de Molina en el 28 lo describe como un barrio propicio al alterne y el flamenqueo. Allí abundaban las casas 2

Esta tuvo nombres diversos que bien refleja el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla. Desde el siglo XIII y hasta finales del XVI se la conocía por el de la Laguna, o Laguna de la Feria, que evoca su estrecha relación con aquel barrio.

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Territorios, barrios y zonas vecinales de citas y los colmadillos atraían a un público variopinto donde toreros y ganaderos eran el centro de las juergas nocturnas. Es también cierto que estos barrios dieron al flamenco figuras como las de Pastora Pavón, Manuel Vallejo, El Carbonerillo... que no sólo "triunfaron" en los locales de la Alameda sino que fueron muy populares entre sus habitantes. El testimonio de Manuel Montilla, que figura en el capítulo sobre las actividades comerciales, es revelador de la evolución del ambiente de la Alameda en los últimos 70 años. El ambiente primero parece marcarla como un palimpsesto que una y otra vez reverdece. El carácter liminal lo señalaba entre otras cosas la persistencia de la prostitución y el jaraneo, o el hecho de que allí se celebrase el Carnaval de murgas y mamarrachos, un festejo popular transgresor y, en cierto modo marginal -un saco, tizne y poco más servía de disfraz-, que poco tiene que ver con el carnaval veneciano, y ni tan siquiera con el que ahora se conoce en Cádiz, o con el que durante el día pudo hacerse durante los años treinta en la Avenida de La Palmera. Nuestra zona de análisis está marcada por el mayor espacio abierto del centro urbano, antiguamente ocupado por un brazo del Guadalquivir, más tarde albufera, y posteriormente gran paseo bordeado de frondosos árboles que le dieron su nombre. Territorio por ser un espacio de fácil identificación, conjunción, por ser lugar de convergencia para gente de toda la ciudad y servir de conexión a varios barrios, tales como el Centro, San Lorenzo, La Feria y San Gil. Hoy día la Alameda es un lugar de confluencias. Para algunos el marco diario, para muchos una de las escenas donde la ciudad se representa. Su delimitación espacial no excluye a todos aquellos que la sienten como su territorio, pues trasciende el ámbito que la enmarca, así podríamos decir que desde la plaza de San Martín, pasando por plaza de Europa, plaza de la Mata, la plazuela de la embocadura de la calle Peral, calle Calatrava, Lumbreras, Becas, Hombre de Piedra, Jesús del Gran Poder, Sta. Bárbara, hasta Delgado y Morgado, un gran bucle la orilla. Ejerciendo una fascinación indudable sobre muchos, así como un sentimiento de rechazo sobre otros tantos, lo que lleva a identificarse con ella a los unos, o a no sentirse participe a otros que, si por proximidad podrían considerarse vecinos, prefieren sentirse alejados, dada su reputación. Los edificios más señalados son los de las parroquias de San Martín y de Ntra. Sra. de Belén, la capillita del Carmen, la Sala Municipal, la Casa de las Sirenas, y las otras casas de aspecto colonial, las columnas monumentales, o la misma nave Sínger. Las iglesias dan cierta entidad religiosa a las zonas Norte y Sur de la Alameda. San Martín, como parroquia con vieja tradición y templo que encierra la mayor riqueza de mobiliario artístico de la zona, así como una cofradía de Semana Santa, La Lanzada, especialmente vinculada con la Alameda3. Ntra. Sra. de Belén como sede de una nueva estructura eclesiástica que engloba buena parte del ámbito que nos ocupa, y que antes pertenecía a las parroquias de San Lorenzo, o de San Gil. La capillita del Carmen, hoy muy degradada, representó un punto de devoción vecinal que culminaba el espacio antes de la alineación de 1857, que amputara gran parte del antiguo frente de poniente. En cierto modo la misma iglesia de los Jesuitas, se podría añadir a la lista, por tener ese doble acceso desde Jesús del Gran Poder y Trajano, que la abre por sus dos extremos, y es foco de devoción popular de la Alameda, San Lorenzo y gente de

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Sobre todo en otro tiempo, y de cuya traza se recuerda la estrecha relación que unía a las prostitutas de los alrededores con el paso de Cristo.

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LA CIUDAD SILENCIADA

PLANO 3: LA ALAMEDA

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Territorios, barrios y zonas vecinales otros barrios. La Sala Municipal alberga la junta de Distrito y una actividad teatral con voluntad didáctica. La Casa de Las Sirenas, edificada en una de las manzanas creadas por la citada alineación, es el símbolo referencial del lugar, cuyo aspecto decadente, y posterior abandono, marcó no sólo a poetas y cronistas sino a curiosos y soñadores que frecuentaron sus alrededores, o, apenas vislumbrada, incidió en la fantasía y el recuerdo como lo sugiriera un decorado misterioso. Válganos como ejemplo este poema de José Mª Algaba (1990), que da título a uno de sus libros (La Casa de las Sirenas): "En sombras el jardín. Celindas y magnolios/ arden lejos del mar, del amor que te invoca./ Cuantos nombres habitas dieron luz a tu cuerpo,/ a tu deseo niebla. Sólo existe esa música/ donde es perfume el ámbar de unas manos,/ la soledad su sombra. Vestigios, ventanales./ desoladas estancias, peldaños derruidos./ yertos nombres que habitan un instante la tierra./ De la vida que espera queda un leve rumor,/ un aire adormecido. Helechos, hiedras, ruinas,/ acordes de un misterio donde el mar lo fije todo,/donde el mar no es posible. Sólo existe esa música,/para unas rosas luz, para tus labios ebrios/ apenas el fulgor de unas lámparas negras". Versos que dan cuenta del poder evocador de las ruinas, "la presencia de la ausencia" de la que nos habla Zamorano (1996: 138-140), que alimentan las elucubraciones del residente y del transeúnte sobre sus antiguos moradores. Para mejor abarcar la sociabilidad que diversamente "habita" la Alameda, haremos una parcelación espacial, cuya aleatoriedad viene indicada por los puntos cardinales, pero que a pesar de todo la juzgamos operativa, por resultar un indicador que nos permite apreciar las diferentes formas de ocuparla. El sector norte, está aún poblado por gente humilde, jubilados que aquí vivieron lo mejor de sus días, obreros, artesanos, empleados, o pequeños comerciantes. Allí confluyen calles que se abren hacia el Río (Calatrava, Estrellita Castro, Lumbreras) y otras que conforman un núcleo vecinal con asentamiento antiguo y mayor cohesión (Conde de Mejorada, Marqués de Esquivel, Pacheco y Núñez del Prado) y la punta del propio barrio de San Gil (Peral, A. Susillo y Relator), o el eje que desemboca en la calle ancha de la Feria (Peris Mencheta). Es sin duda la parte más popular, con pequeños inmuebles de asentamiento anterior a los ochenta y comercios de cierta tradición. Una notable excepción la marca un antiguo corral de vecinos convertido en paradero para residentes con posibles, frecuentada por gente de paso que alquila apartamentos con servicio hotelero (Patio de la Barqueta). Ocupa toda una manzana que toca las calles Estrellita Castro, Yuste, Reposo y Calatrava. Otro establecimiento hotelero (Patio de la Cartuja), también instalado en un antiguo corral, se hizo en la misma época que precedió a la Expo 92, con vistas a explotar aquel acontecimiento; funciona en la calle Lumbreras, con servicios de restauración y bar abierto al público, de los que carece el Patio de la Barqueta. Tres plazuelas facilitan el encuentro de vecinos y foráneos. La de La Niña de los Peines, tanto en su espacio central, como en los bares adyacentes, es frecuentada por habituados y vecinos del barrio, siendo mayoritarios los de cierta edad, allí se efectúan algunas fiestas y celebraciones como la Cruz de Mayo4, la Mujer Trabajadora, etc. La plazuela donde arrancan las calles Peral, Antonio Susillo, Pacheco y Núñez del Prado, más dificultada por el tráfico rodado, reúne a un público vecinal algo más joven que el de la anterior, así como clientes atraídos por lo pequeños bares de comida rápida. Paradójicamente, la tercera, apenas una apertura 4

En el año 1997 se cambió a otro emplazamiento la celebración de esta fiesta.

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LA CIUDAD SILENCIADA de donde arranca la calle Peris Mencheta, es un rincón investido por la progresía dorada, bohemios, divinos y artistas en mal de noche, cuellos blancos aliviados, o profesiones liberales que dominguean, así como jóvenes de movida nocturna5. El espacio6 está enmarcado por los bares de La Habanilla y el Bar Central. La calle Peris Mencheta prolonga esta última "movida", particularmente en fin de semana. Existen en todo aquel amplio espacio, que va de Lumbreras a Peris Mencheta, otros bares con clientela básicamente del barrio, especializados en desayunos o en tapen como pueden serlo, el Aguilar, La Bodega Norte Andaluza, o el Alameda, que pese a su arraigo no atraen al público foráneo que marca las "noches" del lugar. Este último bar abre tempranito, cierra antes de las cinco de la tarde, y está particularmente concurrido por la mañana, especialmente la del domingo, a la hora del mercadillo. Calatrava es una calle de actividad comercial y de fuerte tránsito rodado, la densidad de este, por ser uno de los pocos accesos al centro con vehículo, la hace un verdadero punto negro que afecta negativamente a toda la zona. Por el frente de levante se encuentra un caserío diverso, varias casas de aspecto colonial, otras enraizadas en un pasado lejano. Algunas ya habitadas por "guiris" desde los tiempos de los años setenta en los que la Alameda les parecía un pequeño "Bósforo", rehabilitadas unas pocas, otras tapiadas, las más algo decaídas. Las calles, cortas (Belén, Vulcano, Niño Perdido, Barco), conducen a la calle Joaquín Costa, a la plaza de Europa, o por la que fue calle Lerena, hasta la misma plaza recoleta de San Martín 7 y sobre todo a la Plaza de la Mata, punto neurálgico de vendedoras de encanto: "profesionales" establecidas, travestis y "enganchás"8, pero también de pequeños chatarreros que acuden a un establecimiento recientemente desplazado de la calle Alberto Lista. Los aledaños de la plaza de Europa están desarticulados por la circulación rodada, a pesar de algunos locales frecuentados por "jóvenes" 9 como Tattoo y Las Brujas, y la tentativa frustrada del café de las Siete Puertas -que pretendía diversificar la 5

La sociedad rosa si bien tiene allí un buen lugar de encuentro, lejos de ser exclusivo se reparte también por los aledaños del sur y del oeste. Teniendo en cuenta que muchos gays y lesbianas prefieren la transversalidad como forma de sociabilizarse, acudiendo a locales o lugares marcados por el ambiente plural, la buena música..., siendo a veces, el elemento motor de eventos que conciernen a un público amplio. 6 Entreverado con la transversal del Pasaje Quijano con la plaza de La Mata, más afectado por los trueques de toxicómanos. 7 San Martín está pellizcado por el Programa Urban, pero este pellizco es tanto más significativo que gracias a él se operará un lavado radical de población. La eficaz erradicación de putas en la calle Lerena ha llevado a desbautizarla para borrar su nombre del recuerdo infamante, imponiéndose otro sacado de la redención mojigata: Divina Enfermera, eufemismo que oculta a una Virgen de la O, que una vez al año luce en su vientre el niño que va a nacer. San Martín, en la actualidad, difícilmente puede ser considerado como barrio, aunque abundan testimonios de que fue collación de condición cercana a sus vecinas de la Feria y San Gil -Morales Padrón indica como los amotinados de la Feria durante el motín del Pendón Verde, "unidos a los vecinos de San Gil y San Martín se dirigieron al Ayuntamiento con ánimos de saquear la ciudad". (1988: 112). Hoy día la dinámica comercial de los barrios de la Feria y el Centro lo absorben hasta fundirse en ellos. 8 Las primeras suelen tener su local propio, mientras que los travestis y las toxicómanasprostitutas, en muchos casos, se disputan las esquinas. 9 Entendemos por "jóvenes" tanto aquellos que lo son, como los que no se resignan a dejar de serlo.

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Territorios, barrios y zonas vecinales frecuentación hacia este polo, todavía suficientemente determinado por su pasado marginal, como para atraer a una población holgada-. El resto está marcado por trayectos insondables, por los que discurren travestis desenfadados, pequeños traficantes, putas de a pié, alternativos, "heavies" sin puerto, viajeros del anochecer o amantes de la margen. Bordeando el paseo se encuentran bares de aspecto menos formal con nombres que evocan la farándula (Rincón de Camarón, Circus), o la aventura de fanzine (Corto Maltés, Bulevar, Hefesto, o el mismo Fun Club, que fue uno de los locales que estuvieron al origen de ese "volver" a la Alameda). El frente este de la Alameda es, pese a todo, la franja más soleada y, en cierto modo, placentera, aquí se encuentran comercios de gomas y recambios, artículos provenientes de reciclados, una escuela de baile tenida por una renombrada maestra10, una clínica veterinaria, pequeños jardincillos y veladores que nos hacen soñar con una ciudad balnearia-. Al sur confluyen dos ejes que la unen al Centro-, y la pequeña calle Potro. El rincón donde desemboca esta calle, a modo de plazuela, está animado por los multicines Alameda y varios bares con solera. Las calles Amor de Dios y Trajano son vías axiales que conducen al mismo corazón de la ciudad, el foco más comercial y concurrido de Sevilla. Paradójicamente una pequeña franja del frente sur de la propia Alameda era hasta hace poco la acera más vacía, desolación propiciada por la desocupación de los locales adyacentes -vacío que ahora parece cubierto con la reciente apertura de una cafetería y una licorería-. Esta franja toma un cariz diferente durante la Semana Santa, convirtiéndose en uno de los espacios más concurridos, frecuentada por una población que habitualmente no la visita. El tramo final de los citados ejes ha experimentando un cambio radical de actividad, de ser la Avenida de las pompas fúnebres, Amor de Dios, se está convirtiendo en una zona de especial atracción para la juventud 11. En parte facilitada por la presencia del Instituto San Isidoro, pero sobre todo por su centricidad y la atracción descocada que ejerce la Alameda. En cuanto a Trajano, en un tramo pequeño se centran varias tiendas de anticuarios que apuntan por una clientela con posibles, la nueva cafetería, un bar de Jazz, uno de salsa, otro de copas y un café a la antigua -local de citas, en la "tradición" del lugar-. Aquí es evidente la estrecha conexión del área más comercial de Sevilla con la Alameda12. El Centro llega hasta sus mismas puertas. Esta cercanía la hace tan atractiva para todos aquellos que la frecuentan y tan codiciada para los negociantes que ven en ella el último gran islote donde especular. Ese gran espacio abierto es demasiado tentador para los negocios y la expansión del comercio, sin parar en mientes de que es el único espacio frondoso, verdadero tesoro verde de la ciudad. Esa proximidad es su ventaja y su más eminente peligro. Actuar con tacto nos parece primordial. Una visión de futuro tiene que tener en cuenta esa formidable riqueza. No nos parece indicado acentuar a cualquier precio la presión comercial y el tráfico rodado, ya demasiado fuerte en sus inmediaciones, sino más bien propiciar 10

Escuela de Adelita Domingo. Conocida bailaora que lo fue en los años 40 de renombre mundial. 11 Las calles Amor de Dios y Doctor Letamendi, forman el eje de toda una movida de negocios que centra en el público joven su objetivo comercial. 12 Conexión recíproca que hace prolongar el ambiente de la Alameda por Amor de Dios y Trajano hasta los aledaños de la plaza del Duque, valga corno prueba la existencia del cine X, del sex-shop, o de las múltiples tiendas para el público joven que se multiplican en el eje antes citado, desde Santa Rufina hasta San Miguel.

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LA CIUDAD SILENCIADA el sector como espacio de paseo y encuentro, lugar de cierto desenfado y de esparcimiento, sin caer en el uso exclusivo que el "todo ocio" implica. El primer tramo del frente oeste concentra negocios diversos: un garaje, un anticuario, un hostal, una escuela de empresas, y bares donde una población muy diversificada se da cita para comer o marcar una pausa entre dos cursos (compras o asuntos diversos), para desayunar durante el mercadillo del domingo o para esperar la entrada al cine. Los bares de esta zona proponen gran variedad de tapas y platos, tanto de comida rápida como especialidades, a buen precio. En fin de mercadillo frente al bar de Las Columnas y el Doña Sofía, se efectúa el encuentro variopinto de una muchedumbre en la que se entremezclan, orígenes, clases y edades, morreando botellines y litronas a la más holgada usanza. En aquel frente coinciden calles que conectan con Santa Clara, Jesús del Gran Poder, o la misma Torneo (Santa Ana, Arias Montano, Recreo, Juan de Oviedo, o la de Leonor Dávalos que vuelve al encuentro de la Alameda al toparse con las Sirenas). La presencia de un centro de lenguas atrae a muchos extranjeros que afinan el español o aborígenes que aprenden las lenguas foráneas. Un vecindario popular asentado, así como una prostitución "de toda la vida" parece aquí mezclarse con otra algo espúrea que deambula bajo la arboleda. Espacio plural con gentes diferentes que frecuentan los bares de su cabecera o los de sus aledaños (El Padrino, El Postigo, El Barón Rampante, El Bosque Animado, o la Palma de Oro13). La Casa de Las Sirenas, que debiera atraer a los habitantes de barrios adyacentes y a un publico culto, es por ahora un islote que marca un territorio de nadie14, difícilmente imborrable, tanta es la impronta del amplio espacio que ocupa, durante mucho tiempo abandonado de ahí que nos parezca capital el que esta casa se convierta pronto en un centro de encuentro, abierto hasta una hora tardía-. El último tramo, entre Recreo y Lumbreras, lo marca un reducido espacio deportivo de uso juvenil y una franja intermedia ocupada por un concesionario de automóviles, y un patio de vecinos que ocupa media manzana, donde se encuentran el bar Las Sirenas, un obrador de pastelería y una casa de citas bien cuidada. Paréntesis marcado durante el día por el obrador, la actividad deportiva y el garaje, mientras que al atardecer una clientela trasnochadora hace de aquel islote sus reales15, a pie de bar. El paseo propiamente dicho es el espacio más degradado. En este deterioro la fallida construcción del metro marcó el punto de inflexión. Solo la actividad del domingo da unidad al conjunto, así como una determinada dinámica -que atrae a un público variado y numeroso-. El abandono en el que parece estar, implica fuertemente a los diversos consejos municipales que no han sabido, tras tapar el agujero que aquellas obras dejaron, darle el aspecto continuado de gran paseo plural y ciudadano. La escasa presión de un vecindario humilde y escasamente vertebrado consintió esta desidia. El hecho de que los accesos estén copados por un concentrado aparcamiento automovilista, ha contribuido, en gran medida a convertirlo en un espacio baldío, con excepción de los dos jardincillos extremos. Estos jardines son los principales lugares de sociabilidad permanente de todo el

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Uno de ellos sede de una asociación de poetas con fuerte arraigo en la zona, otro el centro de conexión de la movida gay -sin dejar de ser un local abierto-. Algunos con aspecto y clientela de bar de barrio, otros con voluntad estética postmoderna, todos locales plurales de fácil acceso. 14 Prueba de esto son los mendigos que siguen eligiendo sus accesos como refugio. 15 Lo entendemos como un espacio de interacción relajado y propicio.

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Territorios, barrios y zonas vecinales paseo 16, el marco propicia cierta seguridad, facilitando los encuentros y un ambiente relajado -al menos para los más familiarizados con ellos-. El más al Sur de estos jardincillos está fuertemente determinado por la parada de taxis y un público habitual, que lo hacen lugar de encuentro para todo tipo de asuntos. Los jardincillos de la punta norte están frecuentados particularmente por "habituados" tanto para pasar el rato, pasear el perro, o encontrar amiguetes, como para efectuar negociejos, cambalaches, o atinar con el fulgor de un efímero paraíso. Gran parte de este público de los jardincillos juega un papel protagonista en el mercadillo dominical, del que se hablará en capítulo aparte. Esbozando su interés, juzgamos que el mercadillo ha creado un polo de atracción considerable, propiciando un ambiente peculiar que genera una confluencia plural, de la que puede beneficiarse toda la zona. Creemos que ha contribuido a fijar pequeños negocios como los ya citados de público joven, y a crear otros estrechamente relacionados con el rastro (ejemplo: la tienda de reciclaje, y hasta las tiendas de antigüedades de la parte suroeste y calle Trajano). La Alameda es un espacio complejo donde los haya, puede que uno de los más variopintos y ricos de la ciudad, lugar siempre "habitado" donde vienen a encanallarse unos, a esparcirse otros, o a encontrarse con amigos o un público afín. Pese al universo marginal que también la ocupa, es paradójicamente el lugar donde hay que estar, por poco que uno pretenda ir de “algo”17. Comercialmente la gran concentración de bares no puede hacernos olvidar la diversidad de actividades que reúne el entorno: concesionarios de automóviles, garajes, anticuarios, electricidad, varios gimnasios y academias de baile, tiendas de quincalla, muebles, recambios-diversos, negocios no convencionales, etc., así como buen número de artesanos, asociaciones y centros de diverso interés, sin olvidar los diversos hostales para todas las bolsas18. Más que un barrio es un gran territorio de flujos y confluencias de todo el área metropolitana (lugar de lugares), al que contribuye el servicio de autobuses de las líneas 13 y 14, que lo atraviesan y comunica el centro con diversas barriadas populares del sector norte19. La existencia de diversas instituciones sociales, tres cines privados y de un teatro municipal, facilita este aspecto, sin olvidar que dos grandes establecimientos de enseñanza media, uno público y otro concertado, así como un centro de enseñanza de idiomas, y academias que proponen formaciones diversas, contribuyen a la frecuentación juvenil del ámbito; tanto más que uno de ellos, el Instituto San Isidoro, pone en práctica desde hace tiempo una formación vespertina muy concurrida. No pocos artesanos se hallan en sus alrededores, desde los mecánicos y diferentes reparadores hasta varias imprentas, pasando por tapiceros, doradores, ceramistas, zapateros, modistas, peluqueros, fotógrafos..., profesionales que participan en la polivalencia de este espacio. En el ámbito de la Alameda han 16

En los tramos centrales del paseo, esa permanencia no se da, por las mañanas son espacios de ocio frecuentados por niños y ancianos, por la tarde se juega al fútbol y se hacen correr a los perros, y en la noche su vacuidad se acentúa como espacios de difícil aventura. 17 Estar al día, al tanto de la moderna movida bohemia. Tanto gentes del mundo artístico, como alternativos, o simplemente enterados. Para muchos es una manera como otra de participar en "la primera plana". 18 Desde los más humildes (Joaquín Costa, Leonor Dávalos), los medianos (Alameda, Jesús del Gran Poder) o los decididamente opulentos (Patio de la Alameda, Patio de la Cartuja, Patio de la Barqueta) 19 Sin contar las líneas 2, E5, o las circulares, que pasan por Torneo y Resolana.

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LA CIUDAD SILENCIADA estado muy implicadas congregaciones como las Oblatas o la Comunidad de Villa Teresita20, que en parte suplen las carencias de programas asistenciales públicos. Muchas asociaciones han hecho de este territorio su lugar de anclaje, tanto por tener su acción fuertemente implicada en su problemática social, como por estar marcado por la frecuentación de gente comprometida, como por ser un espacio central de fácil acceso. Asociaciones como la Calle, la Asociación de vecinos, y la de Defensa de la Alameda, el Ateneo Verde, el Taller de Ecología Urbana, los Cuadernos de Roldán, Contramano, La Tagarnina, Médicos del Mundo21 (hoy desplazados pero cuya acción tiene aquí uno de sus focos), prueban la diversidad del público que la frecuenta y el interés que despierta en los ciudadanos. La Alameda es el marco de diferentes fiestas y eventos lúdicos: Semana Santa, Carnaval, la Noche de San Juan, La Cruz de Mayo, Cabalgata, y otras acciones simbólicas de ambiente festivo: Día de la Paz, Día de la Mujer Trabajadora; así como festivales contestatarios, mítines políticos, manifestaciones solidarias, "performances", y espectáculos más o menos formalizados. Todo esto contribuye a hacerla un polo de atracción sugerente y ameno. ¿Por qué la Alameda atrae a un público tan plural? Pensamos que por ser un territorio amplio, y poco investido por el Poder, tradicionalmente fue lugar de recreo y también de palabra pública, el paseo conoció entre otros muchos sermones los del loco Amaro, y este marco fue la tribuna anarquista a principios de siglo. Algo a la margen de la ciudad burguesa, entre barrios populares de tradición combativa como San Clemente, San Martín, la Feria y San Gil, junto con su gran capacidad espacial para acoger a una asistencia diversa, favoreció el que se consintieran actos que en otros puntos hubieran colapsado la ciudad, y hubiesen degradado la imagen de la Sevilla coqueta y típica22. La gran cantidad de edificios desocupados, en sus alrededores, hizo posible que el movimiento Okupa lo eligiera como particularmente propicio para experiencias comunitarias de índole ácrata. Este lugar, abierto y plural, representó durante la transición un espacio de libertad, en pleno centro, donde podían convocarse actos de protesta y festivales multitudinarios, convirtiéndose en estas últimas décadas, en un lugar de "moda" para buen número de ciudadanos y forasteros que no se identificaban con la Sevilla tópica. Sin entrar muy profundamente en propuestas, sí queremos señalar y atraer la atención de los poderes públicos sobre las perspectivas de tamaño lugar. Querer hacer de la Alameda los Campos Elíseos de la burguesía sevillana, sería tan erróneo, o más si cabe, como el haberla dejado al abandono tantos años. Recobrar su unidad peatonal, proteger y mejorar el frondoso paseo, apoyarse en el mercadillo dominical (ordenarlo levemente, sin tratar de romperlo o desnaturalizarlo) con la perspectiva de propiciar una actividad plural, aflojar la presión rodada, así como asentar a una población diversificada (facilitando la edificación de algunas 20

A mediados de 1998 se replanteaban su utilidad en el barrio dado que por un lado otros oyentes sociales ya intervenían y por otro las "necesidades" eran menos patentes. 21 En su lugar un nuevo bar abrirá sus puertas, acentuando este territorio como lugar de copas. 22 Nos parece oportuno un texto de Chaves Nogales del primer ensayo de los tres que dedicó a Sevilla bajo el título "La ciudad": Sevilla ha sido Clasificada como ciudad típica -en el común sentir del tipicismo- por quienes han visto de ella únicamente la plaza del Triunfo, el barrio de Santa Cruz y la Macarena, donde la diligencia municipal a expuesto una Sevilla fácil facilidad de cortesana acicalada previamente para los negociantes que llegan presurosos- ordenada, llena de arte y de cicerones. (1993: 195)

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Territorios, barrios y zonas vecinales viviendas sociales y algún centro experimental de acogida para transeúntes poco afortunados23), permitirían la emergencia de un espacio original entre todos, envidiado por muchas grandes ciudades europeas. 2. El barrio de San Lorenzo, pese a su proximidad con la Alameda, a primera vista parece el menos necesitado de los cambios que acarreará el Programa Urban, al menos por tres razones: por tener un polo de atracción considerable en su propia plaza, por orientar su circulación de espaldas a la Alameda, a pesar que una de sus calles principales vaya de esta a San Vicente, y por estar habitado por una población más adinerada. Paradójicamente resultará uno de los que más se beneficiarán de la "regeneración" de aquella zona. El área concernirla por el Programa Urban comprende una punta de la calle Trajano, la calle Santa Bárbara y buena parte de Jesús del Gran Poder, inmediaciones todas de la Alameda -en cierto modo, se puede decir que hasta la confluencia de Santa Ana con Santa Clara toda la zona comparte con ella una misma realidad territorial, razón por la que creemos que la transformación que se prevé en ese gran espacio repercutirá en gran medida en el conjunto de este barrio-. Los flujos más importantes se hacen más hacia el Centro y San Vicente (por haber tomado una clara orientación hacia Torneo), que hacia la misma Alameda. Una parroquia viva, varios colegios (Dalia, Teodosio), algún artesano24, y un número conveniente de tiendas de proximidades25, permiten una vida de barrio sin que se necesiten desplazamientos lejanos. La cercanía de otras tiendas en la plaza de San Antonio de Padua, Juan Rabadán, en la calle Baños y el mismo supermercado del Corte Inglés, satisfacen las necesidades de compra ordinarias, sin necesidad de acercarse a las otras zonas del Urban. El comercio parece floreciente, particularmente en las calles Jesús del Gran Poder, Conde Barajas, y en el triángulo aledaño a la Alameda, formado por esta última calle con las de Trajano y Santa Bárbara. Entre los edificios que acentúan su peculiar entidad se puede contar tanto con un hábitat mediano de cierta prestancia como con una presencia monumental apreciable. Se puede decir de San Lorenzo lo que de San Vicente, que hay también un Lorencito, aunque este se haya transformado con la llegada de una población acomodada. Se habla de Santa Clara, la alta, la mediana y la baja, para delimitar las diferentes zonas del barrio que esta atraviesa. Lo mismo se podría decir de otras calles, Mari Sol Rodríguez que vivió hasta 1971 en los pabellones militares de la calle Jesús del Gran Poder, confiesa que existía una frontera en Conde de Barajas, como si hacia la Alameda se hallara una zona infranqueable, su hermano José nos lo cuenta así: "(...) Cuando cumplí siete años, con la ansiada llegada del "uso de razón", hice prometer a mi madre que me dejaría llegar por un lado hasta Cofrán y por otro hasta la lechería de Rafael, en la calle Conde de Barajas. 23

Un lugar como el Pasaje Quijano nos parece idóneo para esta experiencia, que además del albergue, podría comprender también un comedor barato, una biblioteca-videoteca sobre temas sevillanos, para facilitar al viajero el conocimiento de la ciudad, pequeños comercios alternativos, etc. 24 En especial en el compás de Santa Clara y hacia San Clemente (doradores, mecánicos, impresores, encuadernadores, escultores, carpinteros, zapateros,...). Es notorio el obrador de Santa Clara, cuyos dulces exquisitos y ajustados de precio, atraen a un público diverso, vecinos y sevillanos de otros barrios que acuden hasta aquí por su nombradía. 25 Es particularmente cierto en las calles de Santa Clara, Santa Ana, Conde de Barajas, Martínez Montañés, y Teodosio.

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LA CIUDAD SILENCIADA Cofrán era una estupenda confitería donde mi padre nos "castigaba" muy de vez en cuando con un pastelillo. Eso era una, fiesta. Pero entre Cofrán y la casa nuestra no había gran cosa: estaba a la izquierda, enfrente de la calle San Miguel, la Farmacia Militar, el bar Baena, en la esquina del Pasaje Baena (oficialmente Padre Tarín), una pensión, el 18 de julio, una clínica privada, y en el lado de los pares, la casa y la iglesia de los Jesuitas y, enfrente de mi casa, el colegio de los Hermanos Maristas, con sus palmeras impresionantes que asomaban por encima del edificio. Por el lado contrario no había nada especial hasta llegar a la esquina de Santa Bárbara. Allí estaba “Mónaco”; en la esquina de Conde de Barajas y que existe hoy día como un fósil, que es una lencería donde a mí no me gustaba entrar porque mi madre y mis hermanas siempre se eternizaban en sus compras. En la acera de enfrente estaba la papelería "El Sol". Es quizá el comercio del que más me ha dolido su desaparición: me gustaba hasta el letrero con tipos art decó que lucía sobre el escaparate y sus tonos verde inglés, tan elegante. Allí se podía encontrar las partituras necesarias para los estudios de música del Conservatorio, unas casas más arriba. He de decir que la calle Conde de Barajas establecía una especie de frontera que rara vez se traspasaba. Más allá lo único que podía haber de interés para nosotros era una fábrica de hielo (en lo que es actualmente el multicines) donde en verano vendían helados napolitanos. Los domingos era impensable no ponerse el mejor traje para ir a misa a San Lorenzo o al Gran Poder. Después de la misa, cuando se podía, hacíamos una paradita en "El Sardinero" para tomar una tapa. Recuerdo las escapadas al quiosco de la plaza, de madera pintada de verde, para comprar cromos para los álbumes de naturaleza que coleccionábamos. En contadas ocasiones, íbamos al cine "Ideal" a ver las comedias de Cantinflas, pero en realidad casi nunca nos acercábamos a la Alameda, y eso que yo pasaba muy cerca para ir al colegio. La Academia Politécnica Militar estaba a la entrada de la calle Cervantes, por el lado de San Martín. El edificio, una casa sevillana espléndida, fue víctima de la piqueta y hoy se levanta en su lugar una casa de pisos, aunque el colegio, cuando la obra, se trasladó a la calle Alcázares. La ruta hasta casa era por Morgado, Delgado, Santa Barbara y Jesús del Gran Poder. Como Morgado hacía un poco dependiente, la carrera calle abajo era diaria. Si me lo tomaba con un poco de tranquilidad, podía pararme a contemplar el ensanche que se cerraba en embudo hacia "la Europa"; donde se sentaban mujeres que yo no alcanzaba a comprender qué hacían allí al fresco toda la tarde, el puestucho de chucherías que se montaba en el portal de una casa, donde yo nunca compraba porque no me daban dinero y sobre todo, el callejón, esa especie de compás de San Martín, que se abría paso detrás de la iglesia y que yo imaginaba como un pasadizo al misterio, porque nunca ene atrevía a entrar En la calle Morgado había, por la parte de San Martín, un carbonero que ha sido uno de los que más ha durado en la ciudad. Vendía bombonas de gas además de carbón. Y si iba tranquilo, me encantaba pararme a ver trabajar la máquina de la imprenta que se veía por el ventanuco al final de la calle, donde se gira para salir hacia Amor de Dios. En Santa Barbara estaba la Bodeguita de Anita, en el actual n° 10, con sus fondos tenebrosos.y sus resquicios entre los barriles que, a los ojos de un niño, daban cabida a todo tipo de fantasmas y, por añadidura, hacían la estancia aún

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Territorios, barrios y zonas vecinales

PLANO 4: BARRIO DE SAN LORENZO

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LA CIUDAD SILENCIADA mayor. Y el olor. Anita vendía vino de Jumilla a granel, vino blanco, cerveza y algunos licores, aunque yo era demasiado pequeño como para recordar ahora el listado de artículos a la venta". Frontera de tiendas sencillas, en la encrucijada de dos mundos. Si allí empieza el ámbito de la Alameda, se puede decir que en Trajano comienza el Centro26, apareciendo esta calle como algo desgajada del barrio y la Alameda como un territorio aparte de San Lorenzo. En la Sevilla histórica no era infrecuente que en los barrios se diese una "convivencia" de los distintos sectores sociales, la modernización hizo que esa segregación se acentuara con las barriadas de nueva construcción. Sin embargo San Lorenzo, dentro de aquel contexto, era uno de los marcados por la presencia de algunas de las familias más relevantes de la ciudad. Eso no excluye que allí se encontraran núcleos habitados por gente humilde, prueba de ello lo es la parte baja de Santa Clara, el compás de San Clemente, donde se reunieron los amotinados de la Feria en 1652. Ogaño, a pesar de la presencia de algún núcleo vecinal modesto, un aburguesamiento cada vez más acentuado, diferencia este barrio del resto del sector implicado por el Programa Urban, lo cual acentúa el alejamiento de una zona bastante desprestigiada para una burguesía local, que no percibe interés alguno en frecuentar la margen 27. Sin embargo, parte de San Lorenzo tuvo su época "progre" a finales de los setenta, principio de los ochenta, y la atracción que por entonces ejercían locales como el Abuelo, Casa Joaquín, el Anima, la Taberna San Lorenzo, etc., la hacían más próxima del ambiente bohemio. La acentuación del aburguesamiento fue tanto más fácil, que aquí existía un parque inmobiliario prestigioso. En los años que procedieron a la Expo 92 esa transformación se aceleró y ciertos establecimientos de restauración se modelaron para la ocasión, en previsión de los cambios esperados. Al mismo tiempo, paradójicamente, en la zona más cercana a la Alameda dos grupos alternativos gestionan hoy locales de Kultura radiKal. La delimitación que proponemos, resulta algo desvaída hacia la Alameda, por ese mismo sentimiento que desvincula a numerosos habitantes del barrio de aquella. Puede decirse que se inscribe desde la Gavidia, hasta San Clemente, y de Teodosio hasta Trajano, Jesús del gran Poder y Hombre de Piedra. Su centro neurálgico y de mayor sociabilidad lo forman los alrededores de la parroquia, en especial la plaza y las calles que en ella confluyen. Centro simbólico, donde se acude para cumplir diferentes devociones28, asistir a bodas prestigiosas y a grandes momentos de la Semana Santa. Sitio de encuentro y de celebraciones es también un espacio comercial, y de ocio. Lugar concurrido donde se puede comprar en las tiendas diversas, canjear o negociar en sus distintas entidades bancarias, tomar el 26

Los flujos de esta calle son los propios del centro comercial, con poca sociabilidad vecinal y mucho tránsito anónimo. En ella se entrelaza el Centro y la Alameda, de cuyo ambiente hay múltiples trazas, tanto en bares como en tiendas y sobre todo en ese halo transgresor y algo "maldito" que prolonga la única sala de cine X o el sex-shop. 27 Cierta burguesía local, más fascinada por el remedo de la nobleza que por el emprendimiento, el riesgo y la labor. 28 En especial la del Gran Poder, figura máxima de la religiosidad sevillana. Es de notar como Madoz comienza la reseña sobre la iglesia de San Lorenzo: "en el sitio que ocupa, en la plaza de su nombre, levantaron los romanos un templo á uno de sus dioses máximos". Al leer estas líneas nos merece atenta reflexión lo que escribe el grupo "O.P.R. Arquitectura" sobre el territorio como palimpsesto.

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Territorios, barrios y zonas vecinales fresco bajo los árboles frondosos, tapear tranquilamente sentado, ir de copas, o paladear exquisitos manjares en sus diferentes mesones y restaurantes. El Eslava, casa Ovidio, La Trainera y la Abacería de San Lorenzo marcaron la pauta que ahora hace de este barrio un polo obligado en el recorrido del buen degustador. Son diversas las entidades y servicios oficiales que están radicadas en San Lorenzo, además de la ya citada Junta Municipal de Distrito, y el C.E.P. de la calle Becas, las dos en el ámbito de la Alameda. Numerosas asociaciones y cinco Hermandades están implantadas, entre las que cabe destacar las tres cofradías de Penitencia con fuerte implicación en el barrio (Hermandad del Gran Poder, la del Dulce Nombre, la Soledad), así como diferentes asociaciones: Nuestro Barrio, Antaris, la Sociedad Protectora de Animales, Sociedad Recreativa del Gran Poder, el Lokal, la Peña Bética, y aquellas que ya nombramos al tratar de la Alameda... El barrio está dotado de varios equipamientos, además de los citados colegios, funcionan instituciones tan distintas como el C.E.A. (Centro de Encuentro y Acogida), el Centro de Estudios de la Calle Santa Ana, el C.L.I.C., el Conservatorio de Música, la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, una clínica, un centro materno infantil, varios establecimientos geriátricos. Monumentalmente, en San Lorenzo, las casas señoriales marcan una fuerte impronta, valgan como ejemplo algunas de las calles Teodosio, Trajano, Cardenal Espínola, Hernán Cortés, o la misma Plaza de San Lorenzo. Monumentos civiles tan relevantes como la casa de Hernán Cortés, o la torre de Don Fadrique, cercada por unos jardines recoletos excepcionales, que permiten aislar al paseante del bullicio ciudadano. La proximidad de la sala "la Imperdible", así como las salas de exposiciones del convento de San Clemente son polos de atracción nada desdeñables. Numerosos establecimientos de hostelería y restauración hacen de este barrio un lugar estimado por el ciudadano y el visitante. Donde hay de todo, para quien sabe donde ir. Se encuentran también notables edificios religiosos como las iglesias de San Lorenzo y del Sagrado Corazón, la basílica del Gran Poder, y conventos de gran solera como los de Santa Clara, San Clemente, Santa Ana, los Jesuitas y Santa Rosalía, así como la casa de ejercicios espirituales María Reparadora y algún otro centro del Opus Dei. Este barrio guarda un gran símbolo de la devoción popular sevillana: El Gran Poder, icono de atracción para todo el ámbito metropolitano. La Soledad de San Lorenzo29 es otra de las imágenes de la Semana Santa de Sevilla a la que más se identifican los habitantes del barrio y que marca en cierto modo su "distinción". El paso de la "Bofetá", sin embargo, es un contrapunto popular que indica el apego de una población humilde que aún vive allí, o que sigue sintiéndose de aquel barrio a pesar de vivir ya en otras barriadas.

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José Mª. Rodríguez (37 años) nos hace el siguiente relato de la Semana Santa de los años sesenta en el barrio: “En Semana Santa la calle se animaba. Jesús del Gran Poder no era sólo una calle más del centro cofradiero de Sevilla, era paso obligado de varias procesiones y, de la puerta de al lado, salía “Los Javieres". Pasaba "El Gran Poder'; ”La Bofetá" y “la Soledad de San Lorenzo". “los Javieres" era una cofradía seria, igual que "El Gran Poder”; mientras que "La Bofetá" y “La Soledad" eran más populares, aunque la segunda era de mayor solera y tenía muchos seguidores; se puede decir que era más exclusiva. El hecho de que saliera el Sábado Santo hacía que fueran a verla pasar aquellos que verdaderamente les interesaba, ya que la mayoría de los sevillanos, después de la Madrugá, descansaban, y los forasteros ya andaban de viaje".

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LA CIUDAD SILENCIADA Si este barrio no presenta una problemática social aguda, convendría no acentuar el desalojo de sus habitantes más modestos. Aunque la promoción de algunas viviendas sociales sería deseable, es sobre todo aconsejable a título experimental la construcción de alguna residencia abierta con el fin de mantener a una población de edad avanzada en su marco habitual. Por no concentrar establecimientos geriátricos -de los que aquí existen varios ejemplos- con lo que esto conlleva de aislamiento vivencial, sería aconsejable que estas residencias30 acogiesen también a jóvenes trabajadores y estudiantes, dando así una diversidad necesaria a la dinámica vecinal. 3. Con el nombre de La Feria se designa al mismo tiempo una calle y un barrio -que a su vez contiene varias zonas de vecindad-. Fue el gran barrio comercial de la ciudad, donde acudía toda clase de gente, y, pese a su declive actual, esta actividad aún lo caracteriza. Los que han nacido en la Feria hablan de ella como un lugar distinto, un gran zoco donde podía encontrarse de todo, frecuentado por gentes del centro y de los arrabales, por provincianos y viajeros, pero con una intensa y variopinta vida de barrio, el meollo de la vieja ciudad, núcleo y extremo, la síntesis del mundo, como la llama Chaves Nogales en su biografía de Belmonte. Este autor dice de ella: "Los sevillanos, que son muy vanidosos, advierten la importancia que tiene esto de haber nacido en la calle Ancha de la Feria, y lo exaltan. Es algo tan decisivo como debió serlo el nacer en el Ática o entre los bárbaros. Lo que no saben los sevillanos -y si se les dijese no lo creerían- es que tan importante como haber nacido en la calle Ancha de la Feria es nacer en cualquiera de las quince o veinte calles semejantes -no son másque hay por el mundo. Calles así las hay en París, en los alrededores de Les Halles, en cuatro o cinco ciudades de Italia, sobre todo en Italia, y aun en Moscú, allá por el mercado Smolensk. Hasta quince o veinte en el vasto mundo". (1993, t. II: 278. El doctor Herrera Carranza que allí pasó su infancia y adolescencia, aún la considera su

barrio, el único, donde le gustaría volver antes de morir, al menos un año, porque en ella dice haber aprendido el sentido de la vida, que la calle antigua encerraba 31: "Cuando venía del colegio de los escolapios, nervioso por llegar y poder disfrutar mirando la calle, mi madre me tenía preparado un bocadillo o medio bollo con chocolate, y antes de ponerme a estudiar, salía al balcón, a ver la calle, ver el espectáculo, ver la vida. Desde allí veía sin ser visto, impunemente, protegido por la celosía. No sólo los vecinos, los transeúntes o los comerciantes sino los diversos oficios que la poblaban a distintas horas de la tarde, el sillero, con el cucurucho altísimo para la enea, el paragüero, el latero, la jazminera, el afilaó, el vendedor de búcaros, el del cupón de los ciegos, y ya al anochecer, el regaó, el betunero borracho que cantaba flamenco con una voz desgarrada, la vieja vendedora de tabaco, pictolines y condones, que se ponía junto a la iglesia de Monte-Sión, frente a la Viña Blanca. La vida misma a mi alcance, fascinante e insólita". 30

No nos parece este el lugar para desarrollar esta idea, de la que existen ejemplos en Europa. Módulos habitacionales o apartamentos debidamente insonorizados, que compartan equipamientos comunes. 31 En otro testimonio Manuel Herrera discurría sobre esa vida que la calle antigua encerraba: "Hoy en la calle Ya no se está, en las calles de hoy se circula pero no se vive, eso lo ha perdido la ciudad moderna, el vivir la calle. Se ha privilegiado el coche antes que el hombre, y el coche nos ha desposeído de la ciudad".

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Territorios, barrios y zonas vecinales

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LA CIUDAD SILENCIADA Hoy en día, tres partes, marcadas en el espacio por una conformación que las diferencia, se distinguen también por una actividad propia. Las dos primeras forman el eje de lo que se puede llamar el barrio de la Feria, mientras que la tercera es una arteria central del barrio de San Gil. El primer tramo de la calle Feria, el más estrecho, va de San Juan de la Palma a la antigua plaza de los Carros, es un nexo entre sectores del Centro tan concurridos como San Pedro o la Encarnación, núcleos recoletos como San Andrés o San Martín, y el resto del propio barrio. En su cabecera, ensanchada a modo de plazuela, confluyen las calles Regina, de fuerte densidad comercial, San Juan de la Palma y Viriato; la iglesia de San Juan y la casa de los Artistas le dan un cierto aspecto monumental. Antiguos comercios que abarcan la rama del automóvil y de todopara-el-hogar marcan ya una impronta comercial, prolongación de los otros tramos de la Feria y de Regina. La plaza lateral de la iglesia, a modo de ensanche en triángulo arbolado de la calle San Juan, permite el juego y el ocio de jóvenes y mayores; tres bares y los bancos públicos del jardincillo, propician el encuentro vecinal, un alto en el camino de los compradores, o atraen a un público asiduo en horas de holganza, para refrescar el gañote y echar un rato. Avanzando por la calle Feria, que se va estrechando hasta no permitir el paso de vehículos anchos, el comercio se diversifica, con pequeños establecimientos, aunque ya aparecen comercios de muebles y tejidos que en cierto modo marcan el resto de la Feria. La calle está frecuentada tanto por un vecindario asentado, como por los que acuden de compras desde otros puntos de la ciudad. Este primer ramo, en el que también confluyen las calles Aposentadores, Hita del Castillo, Menjíbar y Castellar, es el eje de una zona vecinal que de San Martín a Espíritu Santo, o la misma calle Amparo, se reconocen como de San Juan de la Palma. Históricamente tuvo entidad y nombre propios, y si su fisonomía actual es algo distinta, posee cierta cohesión a la que contribuyen las tiendas de proximidad32, la existencia de una iglesia, de una cofradía, lugares de sociabilidad diversos33, así como un vecindario afincado y una alta ocupación de su hábitat. A ello concurre ciertamente el haber dos focos residenciales importantes ya construidos y poblados en las décadas pasadas. El uno posee entradas por Castellar y la barreduela de Enrique el Cojo, el otro ocupa toda la trasera de la parroquia, con accesos a Menjíbar y San Juan de la Palma. Estas nuevas residencias han diversificado su vecindario, procurando una población de clase media de la que antes escaseaba. La calle Espíritu Santo estaba y sigue estando habitada mayoritariamente por una clase acomodada, mientras que el resto era muy popular y hoy de avanzada edad. El segundo tramo va desde la plaza de Monte-Sión, antigua de los Carros, hasta Relator. Otras tres zonas vecinales forman la mayor aglomeración del barrio, a una parte y otra de la calle. Los negocios de tejidos y muebles toman su talla en ese tramo, aunque ya aparecen grandes comercios de alimentación, ferreterías, electricidad, etc. Una de las zonas tiene como ejes laterales las calles Castellar y 32

Además de bares, mercerías, un estanco, etc., existen tres tiendas de ultramarinos, que facilitan la compra diaria (sin contar con la cercanía del mercado de la Encarnación y del Supermercado de la plaza de Los Maldonados). 33 Prácticamente toda la zona lo es. Lo propicia el triángulo, ya citado, de la Calle San Juan, el tramo inicial de Feria, a modo de plaza, o el mismo cruce de Castellar y el pequeño ensanche formado por Menjíbar, Hita del Castillo y Aposentadores. Por poco que se quiera, uno puede sentirse en el entramado central de una pequeña ciudad provinciana, al margen de las rutas turísticas, que por tener tiene hasta dos galerías de arte.

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Territorios, barrios y zonas vecinales Divina Pastora, y se configura entorno a la plaza de Monte-Sión (antigua de los Carros). La presencia de la capilla de la Virgen del Rosario y del Archivo de Protocolos, coronados por la espadaña de Monte-Sión dan cierta monumentalidad a la plaza, en particular cuando se desemboca por Los Maldonados, apareciendo como esos focos neurálgicos de ciertos centros comarcales, que sirven de marco al comercio, al encuentro diario, o a los eventos de excepción. Este es el corazón del barrio y, hasta hace unos meses, del rastro semanal. Allí confluyen la calle González Cuadrado y la plaza de Los Maldonados que reúnen la maraña de callejas y barreduelas, que configuran este sector. Si anteriormente estuvo más poblado 34, persiste aún una población popular arraigada, que encuentra los servicios imprescindibles en el sitio, la diversidad comercial de las inmediaciones y el fácil acceso a San Marcos, a la Encarnación, o al mercado de la Feria, así como la ausencia de presión rodada, hacen posible una vida vecinal. Entre Los Maldonados y MonteSión se encuentran diversos bares, entre los que cabe destacar El Vizcaíno, enmarcado entre la iglesia y el archivo. Reúnen a un público plural en horario comercial, o, algunos de ellos, la tarde ya vencida. La capilla del Rosario alberga a la cofradía de Monte-Sión (La Virgen del Rosario y La Oración en el Huerto), que hacen de este lugar un punto crucial de la Semana Santa sevillana, tanto más que es paso obligado de cofradías tan señaladas como La Amargura y la Macarena, además de los Javieres. A la plaza Calderón de la Barca confluyen Arrayán, González Cuadrado, Palacios Malaver y Amargura, que junto con Relator y Cruz Verde, enmarcan otra zona de este mosaico vecinal. Zona con un sector muy afectado por las transformaciones en curso (Pasaje Amores, Arrayán, Divina Pastora), de las que todos esperan un renacimiento provechoso. González Cuadrado y el inicio de Divina Pastora conservan a duras penas una vida vecinal, reforzada por la presencia de pocas tiendas bien arraigadas y la implantación de alguna asociación, taller o establecimiento de corte alternativo, como el estudio de arte de Acción Directa, KontraKorriente o La Yerbagüena. Las calles Cruz Verde y Palacios Malaver conservan algo de esa atmósfera que debió caracterizar el barrio en el pasado, artesanos, bares, comercios, y un vecindario que parecen de los "de toda la vida". En cuanto al tramo de la Calle Feria concernido conserva una fuerte actividad, con buena implantación de sucursales bancarias y establecimientos comerciales diversificados. La plaza de Calderón está ocupada por el mercado de la Feria, edificio singular restaurado hace una década, que alberga gran cantidad de puestos organizados en sectores, según las mercancías a la venta. Pescaderos, carniceros, fruteros, ultramarinos, recova,..., todos ellos atraen principalmente a una población vecinal de la Feria, la Alameda y San Gil. El ambiente de la plaza está marcado durante las mañanas por la actividad del mercado, ir y venir de mujeres, ajetreo de comerciantes, carga y descarga de furgonetas, vendedores de lotería, llamadas y respuestas, voces, reclamos, ... En las siete tabernas de los aledaños, y en la cantina del mismo mercado, se desayuna hasta bien avanzada la mañana, se tapen hasta la hora del cierre, se discute en la puerta, se forman corrillos, etc., como en todas las plazas de abastos que aún enriquecen la vida de nuestras ciudades. A pesar del declive que la despoblación del centro induce y que los “hiper" aceleran, la 34

El mayor desierto lo forma el enclave que se encuentra entre la fábrica de sombreros de la calle Heliotropo y las traseras de San Luis, sin embargo siguen pobladas las otras calles y existe un núcleo residencial moderno entre Los Maldonados, González Cuadrado y Montesión, con una población de clase media..

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LA CIUDAD SILENCIADA animación de este lugar parece desafiar el reto de las grandes cadenas de abastecimiento -que amenazan con desventrar nuestros centros comerciales urbanos, en detrimento de una sociabilidad vecinal, cuya diversidad sería imposible remplazar sin la actividad comercial de este género. Por la tarde se nota un vacío tanto mayor que el antiguo quehacer de la calle Arrayán ha desaparecido, y que la actividad comercial de la calle Amargura ha sido fuertemente dañada. Es de esperar que la desertificación del sector comprendido entre Virgen del Subterráneo, Plaza del Cronista y las traseras de San Luis, pueda ser remediada de forma inteligente, propiciando una repoblación mixta, donde tengan cabida vecinos desalojados, propietarios de clase media y una proporción equilibrada de población modesta. Otra de las zonas tiene como arranque la margen izquierda de la propia calle Feria a la que desembocan: Conde de Torrejón, Quintana, Guadiana, Santa Rufina, Peris Mencheta y Doctor Letamendi; este sector es complejo, con un caserío ocupado por gente modesta y hasta marginal (Letamendi, Santa Rufina, Marco Sancho, Tinaja, Montalbán,...), junto con casas señoriales rehabilitadas y hoy ocupadas por una burguesía de tinte progresista (Conde de Torrejón, Quintana,...). Es una encrucijada de flujos vecinales entre La Alameda y la Feria, propiciada tanto por el mercado y el comercio de esta, como por la atracción ociosa, y a veces alborozada, de aquella. Estos dos primeros tramos de la calle Feria, que acabamos de citar, así como las plazas de San Juan de la Palma, Los Maldonados y Monte Sión, hasta hace unos meses han estado ocupados un día por semana, el jueves, por un mercadillo de viejo, que toma de ahí su nombre. La tradición del Jueves y la diversidad de puestos y objetos que allí se encuentran, lo hacen muy conocido en el ámbito metropolitano, atrayendo a un público muy diverso de coleccionistas y amantes de cosas viejas, siendo muy grande la concurrencia ese día de compradores, curiosos y transeúntes, en especial a media mañana, cuya aglomeración colapsa literalmente el tránsito. No nos detenemos más en esta descripción por hacerlo en los capítulos que tratarán de la sociabilidad y del comercio, con el propósito de analizar su complejidad más adecuadamente. Por fin el tramo último que termina en Resolana, va desde la calle Relator, eje comercial excepcional que no deja de acentuar el tráfico de gentes que vienen a comprar desde la Calle Calatrava hasta la misma San Luis. Los grandes negocios de muebles, alguna tienda de proximidad y un comercio diversificado, la dan su impronta. Es el tramo más amplio de toda la calle, que ya tomó anchura a partir de la Cruz Verde. A lo largo de este sector la calle Feria se ve atravesada por Relator, Antonio Susillo, Escoberos y Bécquer. Ese entramado teje un fluido con el barrio de San Gil. Hilario Arenas (1989) dice que La Feria y San Gil, son dos collaciones del mismo barrio35, históricamente han compartido faenas, inquietudes y 35

"La zona norte de la ciudad estaba ocupada por las collaciones de Omnium. Sanctorum y San Gil, en cierto modo emparejadas por una población similar, vinculada desde antiguo a las huertas macarenas y a sus tenderetes del mercado de la Feria. La propia nomenclatura del callejero vino impuesta por semejante circunstancia: calles del Arrayán, del Peral, de Linos y Limones, Parras, del Huerto y del Pozo, de los Cresos, Tocinos, Pepino, Molino de Yeso, Garfio o Peso del Carbón, Corral de las Gallinas... Ambas collaciones, en realidad, formaban un solo barrio, con cierta autonomía y celoso de su personalidad, temido y respetado por Sevilla. No en vano aquella zona se había poblado al amparo de las jurisdicciones exentas de las órdenes Militares, encargadas de la seguridad 1' guarda de las murallas desde los tiempos de la reconquista, a mediados del siglo XIII.la de Malta, respaldada por la de Santiago de la Espada, en la puerta llamada del Ingenio o de

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Territorios, barrios y zonas vecinales revueltas, y hasta a la misma Virgen de la Esperanza, que tuvo su primer entronque en la iglesia de San Basilio, a dos pasos del mercado de la Feria. Como afirma un habitante de la calle Amargura, cuya familia lleva aquí varias generaciones: "Pa sé macareno hay que está bautisao en Onium Sanctorum o en San Gí" . Si bien simbólicamente la Feria se entronca con San Gil, la cola y la cabeza de este barrio están articuladas por este amplio tramo final de la calle Feria. Las tres calles axiales de San Gil la atraviesan, y en su entramado existe una densa actividad artesanal y comercial. Lo tres segmentos de la Feria podrían considerarse en realidad como dos grandes sectores, el que va de San Juan hasta el Mercado, y el de Relator hasta Resolana. El primero como eje y nexo de varias zonas vecinales que forman el propio barrio de La Feria (tramo al que confluyen una serie de calles como venas de una misma arteria), y el trecho terminal como espacio de conexión del barrio de San Gil y referente simbólico del territorio Macareno. Las calles adyacentes, salvo ciertos ejes que la comunican con la Alameda (Relator, Peris Mencheta, Doctor Letamendi) o con San Luis (Relator y Castellar), son vías de conexión territorial que desahogan un laberinto interior que debió ser muy poblado: Conde de Torrejón, Sta. Rufina, Cruz Verde, Palacios Malaver, o la misma Plaza de los Carros, que con el mercado de la Feria son los nudos vitales del barrio. Otras calles que a ella no confluyen sirven de tramos intermediarios en esa compleja red de callejas, barreduelas, pasajes y plazuelas que conforman las zonas de vecindad ya citadas. La calle de la Feria es otro lugar de confluencia en la que además de un comercio polivalente se encuentran buenos edificios de vecindad, y monumentos notables como el ya citado Mercado de Abastos, el palacio de los Marqueses de la Algaba36, el Archivo de Protocolos y tres iglesias: San Juan, Virgen del Rosario, Omnium Sanctorum37. Sin contar otras iglesias y conventos del barrio, como el Espíritu Santo, Monte-Sión y Los Viejos, cuya iglesia alberga la Divina Pastora de Santa Marina (devoción que tiene sus mismas raíces en los barrios de San Julián y de San Gil). En estas se hallan imágenes de gran peso en la Semana Santa sevillana. Los pasos de Monte-Sión, los de la cofradía de los Javieres y en especial la Virgen de la Amargura hacen de este barrio uno de los puntos claves de aquella fiesta, sobre todo si a esto se añade que por él pasan La Macarena, La Hiniesta, La Lanzada y La Resurrección. Si durante todo el año aquí llega un público diverso proveniente de San Juan de Acre, la de Calatrava en Vib Arragel, al sitio de la Barqueta, y la de Alcántara entre las puertas de Córdoba y del Sol. Sus gentes, hortelanos, regatones, barqueros y pequeños artesanos en gran parte, acostumbradas a que los reyes, antes de pasar a la calle Real, juraran los privilegios y el Fuero de la Ciudad en la Puerta Macarena, mantuvieron siempre esta condición altiva y liberal junto a una actitud de desenfado. El propio Cervantes, en “El Rufián dichoso", reconoció la idiosincrasia del barrio y nos dice: ¿Hay más que ver que le dan / parias los más arrogantes, de la Feria los matantes, los bravos de San Román?(H.A. 1989, p. 15) 36 Edificio con fuerte arraigo en el barrio no ya por lo que representó en sus inicios, como casa solariega, sino por haber sido en su historia más reciente una populosa casa de vecinos y haber funcionado allí el cine Arrayán. 37 A propósito de palimpsesto anotamos el inicio del párrafo que Madoz dedica a esta parroquia: “En el mismo sitio levantaron los romanos un hermoso templo consagrado á todos los dioses, y le denominaron Panteón, imitando al que en Roma había erigido Marco Agripa, según lo atestigua una lápida de que hace mención Caro y Espinosa".

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LA CIUDAD SILENCIADA toda la aglomeración metropolitana, durante esos días se congregan sus actuales vecinos, sus antiguos moradores o los descendientes que habiendo dejado el barrio acuden a él en esas fechas, identificándose con los actos-. Unos y otros lo ocupan marcando el territorio como suyo y de sus ancestros. Formas de conjugar la ciudad antigua como una figura dispersa que se reconstruyera tanto por los desplazados a la periferia -que se sienten aún sus habitantes-, como por los residentes que la distinguen como pasillo de su propia morada. Valor patrimonial considerable el de esta puesta en escena en la que todo un pueblo participa, reconstruyendo las casillas virtuales de una ciudad diseminada. Ningún otro momento es comparable a esta reinvención festiva de la ciudad, en la que sus ciudadanos son hacedores y asistentes activos38; así, aun la misma cabalgata de los Reyes Magos es tan sólo una fiesta menor, con el carácter entrañable de los fastos humildes. De gran raigambre popular, la Feria, tiene hoy su población diezmada, quedando en particular los más ancianos, que ven llegar a los nuevos ferianos sin saber hasta cuándo este seguirá siendo su propio barrio, y por cuánto tiempo podrán vivir y reconocerse en él. Aquel que fue barrio trabajador durante siglos, lugar de revueltas duramente reprimidas, como aquella del Pendón Verde39, de 1521, y la de 1652, que hizo temblar los estamentos de la ciudad40, ahora se ve poco a poco repoblado por gente holgada, sin apenas otra celebración del pasado que la fiesta religiosa. Es significativo que no se guarde memoria materializada de aquella otra franja de su historia, tan sólo en la remembranza de sus viejos habitantes se oye la gesta del pendón y el relato borroso de los dos motines del pan, así como la venganza que siguió, al colgar las cabezas de los rebeldes en picas clavadas sobre el palacio de los Marqueses de la Algaba, donde quedaron mucho tiempo para que nadie olvidara 41. Prueba de una dinámica que se resiste a decaer es la vida asociativa y la ya mencionada actividad comercial. En el barrio de la Feria están emplazadas diversas asociaciones tan variadas como la Comunidad Islámica (de rito chiíta), el Templo Evangélico, los Mormones, media docena de hermandades, entre las que hay que destacar las tres de penitencia ya citadas (La Amargura, Monte-Sión y Los Javieres), dos asociaciones de comerciantes, varias asociaciones vecinales y socioculturales, como: asociaciones de mujeres, la peña cultural de Ntra. Sra. de Todos los Santos, las peñas Bética y Sevillista, A. C. La Palma, ContraKorriente, La 38

En verdad los actores son figuras sagradas investidas por las miradas que en ellas se conmueven. Así el público, aun cuando es espectador, participa en la función dando vida a las imágenes, incluso en situación expectante, él es el único hacedor. 39 Así llamada por haber enarbolado los insurgentes un pendón andalusí que se guardaba en la iglesia de Omnium Sanctorum. 40 Nos parece sintomático que fuesen escogidos como lugar de ejecución las plazas exteriores al barrio, como la de San Francisco o la misma de San Lorenzo, del mismo modo que lo es el que fuera nudo de la revuelta la plazuela de Omnium Sanctorum y que allí fueran colgadas las cabezas de los amotinados. 41 Memoria tanto más plausible que los hierros de donde colgaron perduraron varios siglos. Madoz, en el párrafo que dedica a la Plaza de la Feria, afirma que: "Hasta el año 1820 existieron en las esquinas de la plaza las escarpias donde la autoridad mandó poner las cabezas de los que se decían fueron gefes de aquellos motines” (los de 1521 y 1652). En otro párrafo sobre la propia iglesia de Omnium Sanctorum indica: "consérvase en ella el pendón verde que dio nombre al famoso motín del día 8 de mayo de 1521, por el cual se hicieron horrendos castigos, conservándose hasta el año de 1820 las escarpias en que fueron colocadas las cabezas de los gefes de la asonada".

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Territorios, barrios y zonas vecinales Yerbagüena, Cristo Vive, el CIMME, y algún que otro equipamiento social (Centro Taracea, biblioteca Alberto Lista,...). Hoy ciertamente más decaída, sigue manteniendo un importante interés comercial, tanto para los barrios adyacentes como para el resto de la ciudad. La marcan numerosos negocios del hogar (alimentación, muebles, tejidos, ferreterías, electricidad), diversas sucursales bancarias, y varias agencias inmobiliarias, encontrando también otros tan distintos como libreros de viejo, una sala de gimnasia, tiendas especializadas en arreos para el caballo y accesorios para montar, instrumentos de música, relojeros, pajarerías, imaginería y bricolaje, etc. Los artesanos instalados en la zona son particularmente numerosos en las calles Castellar (talleres artesanos imagineros, doradores, carpinteros,...) y Palacios Malaver donde se halla una plataforma de multiservicios que propone toda clase de trabajos, pero también en Arrayán, Cruz Verde, Doctor Letamendi, Relator, etc. Existen, sin embargo, pocos hostales ( San Juan de la Palma y Joaquín Costa) y ningún hotel prestigioso, lo que prueba en cierto modo el poco interés que las empresas turísticas han prestado, para bien y para mal, a todo este barrio42. El flujo rodado más intenso entre Feria y la Alameda se hace por Doctor Letamendi, mientras que el peatonal se efectúa sobre todo por Peris Mencheta. Conde de Torrejón, menos concurrida, es una calle espaciosa que permite discurrir pausadamente, pero también es la más elegida como aparcamiento, lo cual dificulta el tránsito a los peatones que más lo necesitan: personas mayores, impedidos y madres con carritos. El tránsito peatonal entre Feria y San Luis, a pesar del tráfico rodado y la angostura de sus aceras, se efectúa sobre todo por Relator con un flujo activo, en varios sentidos, favorecido por el abundante comercio y el colegio de la Sagrada Familia. La calle Castellar es bastante frecuentada por el vecindario, no tanto por su comercio de proximidad, como por la fuerte presencia de artesanos y por ser la conexión de San Marcos con el primer tramo de la Feria y con Monte-Sión, nudos comerciales relevantes. La frecuentación escolar del colegio Calderón de la Barca la hace animada y jovial a las horas de entrada y salida de clase. La presencia del pequeño templo evangélico, de la galería Félix Gómez, del centro médico para inmigrantes (CIMME), y de la Asociación de Sordos, añaden razones a su frecuentación en un sentido y otro. En cuanto a la calle Arrayán que representó un eje activo entre San Luis y La Feria, hoy está desolada, a la espera de una repoblación próxima, que no sabemos hasta que punto le hará recobrar su dinámica pasada. Divina Pastora, es poco utilizada para transitar entre Feria y San Luis, habitada aún por gente modesta, tiene un tramo -desde González Cuadrado hasta la plaza del Cronista- en el que la mayoría del flujo vecinal se hace hacia la Feria, y un corto tramo, hoy débilmente concurrido, desde la plaza del Cronista a San Luis, más volcado hacia Santa Marina. La mala reputación que adquirió la plaza del Cronista, durante estas últimas décadas, fue tal, que pocos se aventuran por ella, a excepción de los coches que la han trastocado en aparcamiento. Sin lugar a dudas, las transformaciones urbanísticas experimentadas modificarán de nuevo su nombradía y su tránsito, especialmente a raíz de la apertura de su conexión transversal entre Relator y Castellar.

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Es también cierto que el tráfico colapsa fácilmente la calle y que los autocares difícilmente encontrarían lugar de aparcamiento, pero no creernos que aquí se halle la clave de esta ausencia.

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LA CIUDAD SILENCIADA Pese al gran número de casas vacías, queda aún una población enraizada en todo el barrio y, aunque de cierta edad, representa un trazo entre pasado y futuro nada desdeñable. Lástima que no se haya sabido favorecer la renovación familiar de ciertos núcleos cuyos miembros tuvieron que emigrar a las barriadas del extrarradio, pero que no dejan de acudir en ocasiones a "su" barrio. Islotes renovados mantienen un fluido, que aunque leve, no deja de poblar un territorio codiciado por especuladores. Favorecer la construcción de viviendas de promoción social podría contrarrestar la fuerza del dinero y mantener así una pluralidad humana dinamizante. La construcción de algunas viviendas de este tipo en las traseras de San Luis diversificaría el tipo de población nueva. Un cuidado particular podría prestarse a la construcción de núcleos experimentales, a la manera de los corrales de vecinos, que acogieran en régimen de alquiler tanto a familias como a personas solas, facilitando el alojamiento de trabajadores en activo, jubilados, estudiantes y gente de paso con pocos medios, con una configuración que podría inspirarse en la del pasaje Valvanera. Esto permitiría no sólo la mezcla de población, sino el mantenimiento de personas mayores en su barrio, en un marco dinámico que propiciara la convivencia solidaria, y potenciara una acción social integrada, que tuviera en cuenta la diversidad social que caracterizó esta collación. Es importante señalar una vez más la encrucijada que este barrio representa para la ciudad toda, razón por la cual su rehabilitación constituye una operación capital, tanto desde el punto de vista financiero como urbanístico y humano. El peso de La Feria en el contexto sevillano es de talla. Su radio es inmenso y aunque podría hablarse de varias Ferias, todo el conjunto tiene una cohesión territorial marcada por la actividad comercial de la calle principal. Su rol de eje comercial popular aún vivo merece ser preservado. La buena conexión con las barriadas del sector norte, que las líneas 13 y 14 aseguran43, debería ser mejorado con una lanzadera que favoreciese la cohesión interior de todo el centro histórico, sin distorsionar el papel que el mercado de abastos y el rastro del jueves representan. Como ya se indicó al inicio, los dos tramos más estrechos (desde San Juan de la Palma a la Cruz Verde) son el espacio del Jueves44. Mercadillo plural y variopinto, cuyo interés es difícilmente calculable, no sólo por atraer a un caudaloso público sino por marcar toda la calle como espacio de confluencia que el hábito del primero concreta. Perderlo sería un riesgo que el sector no puede correr, ya que acarrearía un desinflamiento de la actividad comercial en su conjunto. Este hábito puede perderse al trasladar su emplazamiento, ejemplos no faltan de ello en ciudades de vieja tradición, como pueden ser París o La Rochelle, que al mudar de lugar sus antiguos mercados trastocaron las conductas urbanas y desarticularon el comercio existente45. El tejido económico es sutil y delicado, bastaría con que una sola malla 43

Y en cierto modo los circulares que pasan por Resolana, o la misma línea 2, verdadero gran circular que comunica la Barqueta con Heliópolis, interconectando diversas barriadas de la zona Norte. 44 Feria del jueves, la llama en su guía de los años 50 Santiago Montoto. 45 El trasplante de Les Halles, en París, ha supuesto una operación urbanística de gran envergadura, pero al haber pensado únicamente en términos de concentración comercial, se ha creado un foco de delincuencia y marginalidad que ningún urbanista había calculado. En cuanto a la Rochelle, un desplazamiento del mercadillo semanal de la nie du Minage hacia la plaza del mercado y el antiguo arsenal, a tan sólo unas manzanas de distancia, ha dañado considerablemente el comercio de aquella calle, para la gran sorpresa de los comerciantes que habían solicitado su traslado.

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Territorios, barrios y zonas vecinales saltase para que toda la cadena quedara desarticulada. En todo el ámbito metropolitano, ir a la Feria crea un hábito que, lejos de ser despreciable, se debe favorecer y reforzar de diferentes maneras, como valor potencial incuestionable, cuya pérdida podría representar la ruina de todo un barrio46. 4. Si San Gil es uno de los barrios apenas mordido por las actuaciones del Programa Urban, no deja de estar fuertemente concernido por las profundas transformaciones que en sus aledaños se están operando. No sólo por ser la Alameda una de sus desembocaduras y estar estrechamente unido al de La Feria, sino por existir en su seno bolsas de intervención inmobiliaria considerables (entre las calles A. Susillo, Parras, Torres y Escudero), por ser la calle Relator su eje viario más comercial, y verse afectada por la apertura de dos nuevos ejes viarios entre esta y la calle Castellar. Barrio hoy delimitado, por un lado, por la zona vecinal del arrabal de la Macarena y, por el otro, por las calles Fray Diego José de Cádiz, Relator, Calatrava y Blanquillo. Fue la collación de la muralla, a ella pegada desde la puerta de la Barqueta hasta las inmediaciones de la puerta de Córdoba, entre la cintura almohade y los barrios de San Julián, La Feria y San Lorenzo. San Gil aparece como aledaño de la muralla norte que, como dice Hilario Arenas González: "Se había poblado al amparo de las jurisdicciones exentas de la Ordenes Militares, encargadas de la seguridad y guarda de las murallas desde los tiempos de la reconquista". (ARENAS, 1989: 15) Como ya hemos visto, con el de La Feria, se podía decir formaban un solo barrio de fuerte tradición popular, que gozó de cierta autonomía. El mismo autor describe su apego a las libertades y al mismo tiempo da cuenta de su tradición trabajadora: "Sus gentes, hortelanos, regatones, barqueros y pequeños artesanos en gran parte, acostumbradas a que los reyes, antes de pasar a la calle Real, juraran los privilegios y el Fuero de la Ciudad en la Puerta Macarena, mantuvieron siempre esta condición altiva y liberal junto a una actitud de desenfado". (ibídem)

Fue uno de los barrios significativos de lo que se dio en llamar Sevilla la Roja. Aunque ha perdido el protagonismo que pudo haber jugado en el pasado, y a muchos de sus habitantes más jóvenes, guarda aún una importante población modesta. Hemos distinguido cinco zonas vecinales, con cierta homogeneidad espacial, para mayor comodidad de análisis; la primera formada por el antiguo arrabal de la Macarena, la segunda delimitada por la muralla, y por las calles Fray Diego José de Cádiz y San Luis, otra por la Ronda, Relator, Feria y San Luis, la cuarta por Feria, Peral, La Ronda y Relator, y la quinta entre Pacheco y Núñez del Prado, la Ronda, Calatrava, y Blanquillo. Las dos primeras, son las más humildes de todas. Verdaderos enclaves intramuros y extramuros, el uno delimitado por la Ronda, Don Fadrique y Perafán de Ribera, el otro tan sólo comunicado por tres puertas con la Ronda, dos de ellas horadadas en la misma muralla. El enclave extramuros, antiguo arrabal de la Macarena, pese a su pequeñez ha terminado por dar nombra a la Virgen y, por consiguiente, al barrio entero y a todo un amplio distrito. Está formado por varios núcleos, uno de ellos, entre Juan 46

Aunque todas iniciativas integradas. Es esperanzador el proyecto de microbús lanzadera que comunique la Feria con el resto del centro y los nudos de transbordo de autobuses, pero esto no debe auspiciar el desplazamiento del jueves que pudiera hacer peligrar el "hábito" de ir a la Feria.

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Territorios, barrios y zonas vecinales Robles y Perafán, compuesto de casitas rodeadas de un pequeño jardín, ofrece un aspecto de cierta placidez aldeana. Otro, más poblado, en un entramado de calles contenidas entre Juan de Astorga, Resolana y Don Fadrique, con una antigua vida de barrio todavía latente, pese al envejecimiento de la población y a una cierta desarticulación debida a la sistemática destrucción de los antiguos corrales verdaderos cimientos de la sociabilidad vecinal-. Y por fin el núcleo de chabolas de los Perdigones, que se abre a Perafán de Ribera. Aunque amortiguada, se respira en toda esta zona vecinal una vida de barrio, habitado por una población de condición modesta, y conservando un ajustado comercio de proximidad. Enclave tratado como una bolsa sin salida, rodeado por una calle fronteriza que actúa como verdadera muralla -Perafán de Ribera-, no se ha sabido dar una salida al Río ni a los barrios adyacentes. Los flujos vecinales se hacen hacia Resolana y Don Fadrique y, más allá de la Ronda hacia el resto de San Gil, por el arco de la Macarena y la calle Feria. La dificultad de conexión con Torneo y La Paz, se intenta aliviar con la apertura de nuevas calles, con vistas a conectar este conjunto con su entorno, según un remozamiento previsto en la modelación urbana y social de Torneo. Aunque nos tememos que el tratamiento de Torneo como un muro continuado de edificios, no hará más que reforzar la cintura que aísla este enclave de la nueva zona prestigiosa del Río. En la Resolana la presencia de la delegación territorial de la ONCE marca una impronta considerable, un importante negocio especializado en recambios para el automóvil, dos de mobiliario, dos bancos y varios bares, atraen a un público diverso. En la calle Don Fadrique la dinámica comercial está fuertemente inducida por los bares, restaurantes, y un comercio bastante diferenciado, que procuran un ambiente animado. La calle Perafán de Ribera contrasta fuertemente, al estar prácticamente ocupada por una antigua institución hospiciana, actualmente segmentada en diversos locales, ocupados por una escuela profesional, o por entidades que atienden a un público marginal47. El aspecto de la calle es tanto más fronterizo que, tan sólo por un extremo, se abre un núcleo de chabolas, emplazadas en la antigua fábrica de perdigones, arraigadas en un espacio antaño arrinconado entre los viejos muros de la manufactura y los que fueron pequeños espacios de huerta. El Hospital de la Sangre, nueva sede del Parlamento de Andalucía, y los jardines, situados entre el Parlamento y la Ronda, actúan como otra muralla opaca que acentúa el sentimiento de enclave de toda esta zona vecinal. El islote intramuros del barrio de San Gil está formado por un entramado de calles y callejas que conservan alguna que otra casa de vecinos antigua, y varios núcleos de viviendas de protección oficial, construidos alrededor de un patio vecinal. Queda algún que otro artesano y conserva pocos comercios de proximidad, habiendo perdido aquellos establecimientos, como los Muebles Macarena, que eran negocios de referencia metropolitana. Paradójicamente aparece un pequeño comercio magrebí en la calle Orden de Malta, junto a una pequeña mezquita de culto sunnita, al parecer destinado a un público de inmigrantes musulmanes que necesitan productos cárnicos ritualizados48. El núcleo más dinámico se encuentra en las 47

El centro Miguel de Manara, el Centro de Atención al Transeúnte, el centro de Acogida Municipal, y el Centro de integración y Reinserción Urbana: Macarena. 48 Existen comercios árabes en Castellar y Feria, el primero con productos mediorientales, tiene clientela europea (daneses, alemanes, españoles), los de Feria con productos magrebíes se dirigen a una clientela mixta, así como las tiendas de nueva implantación en plaza de la Mata y calle Santa Bárbara. La diferencia con el de San Gil radica en la especialización de productos ritualizados para un público islámico.

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LA CIUDAD SILENCIADA inmediaciones del Arco de la Macarena, con algún comercio, varios bares y talleres, que se benefician del nudo de comunicaciones que la Puerta representa y de la afluencia de público que la basílica produce. La plaza del Pumarejo es su espacio vecinal más concurrido, pero ni tan siquiera la presencia del centro de salud en la misma plaza ha permitido afincar un comercio de ámbito metropolitano, en el pasado próspero, y hoy exánime. Los flujos se efectúan hacia el exterior, los habitantes de la punta este se desplazan hacia San Julián y los otros hacia Relator y Feria. La calle de Fray Diego de Cádiz ha visto el hundimiento de su ocupación comercial y del tránsito peatonal, mientras que en la de San Luis el vacío mercantil no ha influido tanto en su frecuentación. La tercera zona que hemos determinado está delimitada por Resolana, Relator, Feria y San Luis. Tiene tres partes bien distintas, la formada por Resolana y Calle Bécquer, de fuerte actividad, una articulada alrededor de la parroquia, de ambiente pueblerino, predominando los ocupantes de condición modesta, y otra entramada entre Relator, Escoberos y Feria que vive animada por las tiendas de dos de sus calles (Relator y Feria), con cierta vida vecinal en el corazón del entramado (Parras, Antonio Susillo, Escoberos). En este último núcleo se están efectuando operaciones inmobiliarias de envergadura, en un entorno ocupado por construcciones antiguas, un vecindario popular, un comercio de proximidad variado y la presencia de algún pequeño artesano. Entre Bécquer y Resolana el caserío experimentó grandes modificaciones hacia los sesenta y setenta, repoblándose por gente de la pequeña clase media. Conserva una fuerte actividad gracias a la existencia de diversas entidades, un comercio variado, y la presencia de los cines Bécquer. Entre las calles Torres, Parras, Antonio Susillo y Escudero, varias operaciones inmobiliarias, y en particular la consecuente a la demolición de la fábrica de maderas allí existente, están transformando considerablemente la zona. Actualmente resulta difícil evaluar su impacto, pero es de suponer que se desarticule el cimiento vecinal, tanto por la talla de la operación, como por la llegada de moradores adinerados con escaso interés por vincularse con el sitio. Es de esperar que al menos refuercen el comercio de proximidad existente y no utilicen el barrio como un mero dormitorio. Los flujos vecinales más importante se hacen hacia Feria y Relator, mientras que Bécquer y la Ronda atraen principalmente a un público del exterior. La cuarta zona delimitada por Peral, Resolana, Feria y Relator, parece de vecindario asentado de clase media y modesta, con algún comercio de proximidad en Peral, y fuerte actividad comercial en el tramo de Feria; relevante la presencia de varios artesanos, en especial de la rama del mármol (Relator y Antonio Susillo), diversos bares, un gimnasio y diferentes asociaciones, que contribuyen a un ambiente activo. Se nota la cercanía de la Alameda y la dinámica de La Feria, pero también el tráfico de la Ronda a la que la calle Peral sirve de acceso. Es de temer que una mayor presión rodada por esta calle, perturbe gravemente la vida vecinal existente. Los flujos ordinarios se efectúan hacia Feria principalmente, y los de ocio hacia Torneo y la Alameda. La quinta zona es otro pequeño enclave entre Pacheco y Núñez del Prado, la Ronda, Blanquillo y Calatrava. Esta punta Oeste se considera de San Gil, más por lo macareno que por vinculaciones con la propia parroquia, a cuyo territorio ya no pertenece. En su mayoría es un vecindario asentado de pequeña clase media, que han ido haciéndose propietarios de viviendas que antes ocupaban en régimen de alquiler (con excepción de las construcciones entre Resolana y Bécquer que albergan un nuevo vecindario poco integrado). El corazón lo forman antiguos

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Territorios, barrios y zonas vecinales pasajes y callejas cortas que actualmente se intercomunican, aunque antiguamente fuesen algunas vías privadas, de las que guardan la traza y los nombres de sus antiguos dueños (Conde de Mejorada, Marqués de Esquivel). El ambiente vecinal y algo recoleto de su interior, se ve amenazado por la afluencia de vehículos externos que lo utilizan como aparcamiento. La existencia de un importante colegio privado, procura durante el día una presencia juvenil que aprovecha alguna que otra tienda de proximidad. Hacia Torneo y la Ronda, el ensanchamiento se vive como espacio de ocio y en él prosperan locales de bebidas y comida rápida (litronas y bocatas), junto con otros bares de fuerte tradición, en los que uno puede sustentarse con platos variados y bien cocinados (Torneo, Bécquer esquina a Pacheco y Núñez del Prado). El fuerte tráfico de la calle Calatrava forma una barrera que desanima el flujo vecinal, como ya se dijo al tratar de la Alameda. La actividad de esta calle es fuerte, predominando los negocios de ámbito metropolitano (recambios, informática,...) Existen varios artesanos y asociaciones, así como la parroquia de Belén, anteriormente citada. Los flujos domésticos se hacen hacia La Feria (compras) o Torneo y la Alameda (ocio). San Gil es sin duda alguna uno de los barrios con mayor peso simbólico, por guardar a la Virgen sevillana de renombre mundial que sin ser patrona de la ciudad se ha impuesto como una de las imágenes más populares. Hasta tal punto es esto cierto, que hoy se reclaman del "barrio simbólico" de la Macarena49 desde Torneo hasta San Julián, y desde la calle Cruz Verde hasta el Polígono Norte, potenciado por la relación que mantienen algunos habitantes de estas nuevas barriadas con su barrio de origen, y vehiculado por su Virgen. Ese renombre religioso no puede hacernos olvidar su Historia Social, marcada por motines y revueltas que indicaban la fuerte densidad de una población trabajadora y combativa. Valga como botón de muestra recordar dos hechos significativos relacionados con el Arco: el primero tuvo lugar durante los eventos de 1652, el líder del barrio de San Gil fue ahorcado y expuesto a la ignominia pública en la misma Puerta 50, y el segundo en 1931, el bar frecuentado por activistas obreros y de izquierda, la antigua Casa Cornelio de la puerta Macarena, fue destruido a cañonazos para que sirviera de escarmiento51.

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Si el arrabal de la Macarena se situaba fuera de las murallas, frente a la puerta que lleva ese nombre, y si con todo derecho se podría considerar como único barrio de la Macarena el espacio comprendido entre Resolana, San Juan de Ribera, Doctor Fedriani y el Río, hoy se confunde San G i l con esta denominación, por verse desplazado el nombre de un lugar a una imagen y centrar esta la referencia territorial. 50 En el Diario Exacto de la sublevación de alguna plebe de la Parroquia de Omnium Sanctorum (Anónimo. 1841, pp. 141-142), se da cuenta de este hecho en la jornada del viernes siete de junio de 1652: “Este día prendieron en Sevilla á Pedro de Cabrera, que llamaban el aguardentero, era manco á nativitate de la mano derecha, alto de cuerpo, cabello negro y largo, sordo por necesidad, y en el modo de vivir; era hortelana vecino de la parroquia de San Gil, cerca de la puerta de la Macarena, casado, y con seis hijos todos pequeños. Este hombre no fué de las cabezas del levantamiento, más sí el que lo quiso ser en el barrio de San Gil, y por sus libertades se salía con lo que quería; (...). Al fin pagó después con la vida, porque lo ahorcaron, y su cabeza la pusieron en la misma puerta de sus valentías—. 51 En el solar, junto con otras casas adyacentes, se edificaría la basílica de la Virgen, "aunando" el Símbolo religioso, la Revolución y el Orden. Es posible escuchar a sus habitantes decir, "ahí delante de la puerta, de la' reja' pa cá, estuvo la Casa Cornelio donde se reunían lo' republicano’".

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LA CIUDAD SILENCIADA Si no es zona monumental, San Gil posee algún edificio notable52 y lugares sagrados singulares (caserones como el de la plaza del Pumarejo o el palacete de la calle Escuderos, la Puerta de la Macarena, la torre de los Perdigones, La Muralla, La Basílica, y San Gil). El barrio cuenta con diversos equipamientos: el colegio público Macarena (Altos Colegios), el colegio de educación especial Virgen Macarena, tres establecimientos privados (Sagrada Familia, Virgen de los Reyes, Ágora), la escuela profesional San Fernando, un comedor de caridad, un Centro de Salud público, un centro médico privado, y dos gimnasios comerciales. Están establecidas diferentes entidades: la delegación territorial de la ONCE, una delegación del INEM, una sucursal de Sevillana, y una central de Telefónica; es sede de la sinagoga53, de una pequeña mezquita sunnita, de dos parroquias católicas y una de la Iglesia Reformada, de cuatro centros de la iglesia evangélica: Betel, Manantial de Vida, el Instituto Español de Evangelización a Fondo y el JCUM. Un Convento de Carmelitas, dos comunidades de Hermanas de la Caridad, y la de las Oblatas (ya citadas en el ámbito de la Alameda). Hemos advertido buen número de asociaciones, tanto de barrio como de ámbito metropolitano (Cofradía de la Macarena, y Hermandad del Rocío de Sevilla-Macarena, Tertulia de los Costaleros Macarena, Tertulia la Pasión de Sevilla, Peña Flamenca Torres Macarena, Peña Flamenca Manuel Mairena, Peña Sevillista de la Resolana, Club Campista Aire Libre, Asociación de Vecinos de San Gil, Asociación de Consumidores y Usuarios de Sevilla, Federación de Asociaciones de Vecinos de Sevilla, Federación de Minusválidos Físicos, y Asociación de Padres de Disminuidos Físicos, ADAC Andalucía, AUXILIA, Asociación Cultural de Emigrantes Independientes de Sevilla, A. C. 28 de Febrero, A.J. San Camilo, Colectivo J.V.C., Crecer, Asociación de Mujeres Progresistas, Colectivo la Calle, así como otras ya citadas en el ámbito de la Alameda). Esta diversidad sorprende tanto más que a primera vista parece un barrio tranquilo, o marcado por una fama de marginalidad que se abatió sobre él en tiempos, aún recientes, en los que existían focos inquietantes de marginalidad. Es un barrio bien comunicado, lo atraviesan las líneas 13 y 14 y se beneficia de aquellas que circulan por la Ronda; eso favorece a los establecimientos y entidades de Resolana y Bécquer, así como la afluencia a la calle Feria, pero hay pocos sevillanos o forasteros que se aventuren en su interior. Los flujos vecinales van principalmente hacia Feria, Don Fadrique, Resolana y Relator, o más localmente hacia San Julián. La plaza del Pumarejo y la Puerta de la Macarena son dos lugares de encuentro significativos, aunque la primera ha perdido buena parte de su comercio, quedándose como lugar de ocio y encuentro vecinal. La calle Relator y Don Fadrique son ejes laterales del barrio mientras que Resolana y la calle Feria lo cortan y articulan. Lo cortan por representar una franja de importante circulación rodada y lo articulan por tener entre sus comercios lugares de encuentro (particularmente cafeterías concurridas por un público femenino local), un supermercado, y sobre todo por participar de la dinámica comercial de los otros tramos de la calle Feria54 52

El mismo hospital de las Cinco Llagas (o de la Sangre), hoy sede del Parlamento Andaluz podría ser considerado como uno de los monumentos civiles del barrio, elemento significativo para este arrabal y para todo el sector norte de la ciudad; pero de hecho actúa más como muralla que refuerza el enclave del antiguo arrabal. 53 Desplazada en estos últimos meses. 54 Nos parece acertada la remodelación del último tramo de la calle Feria, pues al estrechar la calzada se ha amortiguado el tráfico, lo que permite un cruce más holgado. La circulación peatonal de este tramo se ha visto facilitada y la actividad comercial parece recobrar vida.

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Territorios, barrios y zonas vecinales La Semana Santa es hoy día la celebración por excelencia de todo San Gil, desde el Domingo de Ramos, con el paso de la Hiniesta por Relator, hasta la Madrugó, momento álgido del fervor macareno que convierte gran parte de su territorio en una manifestación excepcional, dado el grado de efervescencia festiva que alcanza. Toda la Semana Santa es aquí una fiesta y el ambiente sufre una mutación sorprendente, muy cercano al de cualquier pueblo durante las festividades de su patrona. Menor importancia cobran otros eventos festivos (aunque algunos revistieran en el pasado mayor fuerza): la salida para el Rocío de la hermandad de la Macarena marca uno de esos momentos en los que el barrio se anima con cierta intensidad. Se celebra La Cruz de Mayo en la calle Faustino Álvarez, y hasta hace poco tiempo también en alguna casa de la calle Parras. Aunque se sigue conservando la Cruz de un antiguo corral de vecinos, en un pasaje privado de la Calle Esperanza, tan sólo se adorna con ocasión de algún evento excepcional, como fue el caso de la última vez que La Virgen Macarena pasó por el lugar en procesión. En el Pumarejo se siguen celebrando la Vela y la Cruz de Mayo, y este es también el lugar central de la Cabalgata de Reyes y del Carnaval de niños, lo cual marca la centralidad de esta plaza en la representación que los vecinos se siguen haciendo del barrio. Centralidad tanto más consecuente que cuando todos los indicadores sociales la daban por perdida, el tesón vecinal permitió su recuperación. El barrio de San Gil tiene de todo, lo pueblerino y lo ciudadano, calles recoletas, y calles comerciales (Relator, Don Fadrique, calle ancha de la Feria, Bécquer, Resolana), un pequeño comercio de proximidad y tiendas de ámbito metropolitano (especialmente muebles), una sala multicines, restaurantes, y varias hospederías, desde pensiones modestas -Pumarejo y Relator-, hospedajes intermedios -Macarena, Don Fadrique y en Fray Diego José de Cádiz-, y hasta modernos hoteles de lujo -como el hostal San Gil de la calle Parras o el Patio de la Alameda, justo en el límite de su ámbito. Diversos artesanos trabajan en el barrio, la mayor parte en pequeños talleres diseminados (un obrador, marmolistas, carpinteros, mecánicos, imprentas, tapiceros). Si queda alguna bolsa de pobreza por las callejas del Pozo, Contreras y Malpartida, por Torreblanca, y sobre todo en el núcleo de los Perdigones 55, se puede decir que una población humilde cohabita con otra de clase media. El barrio, aún popular, guarda cierto tufillo del pasado, poco aprovechado por paseantes en mal de viajes exóticos, y creemos que aquí radica su encanto. Propiciar el asentamiento de un "lugar de la memoria obrera", centro de documentación y estudio experimental (por su acceso, su técnica y su valor pedagógico)56, fomentar la

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El núcleo de chabolas de los Perdigones es tanto más precario que la mayor parte de las familias se encuentran en situación de espera, desarraigados de un barrio que sentían como suyo, y todavía sin saber cuando serán desalojados y donde irán a parar. Creemos saludable que se tenga informada a la población de cual será su destino, y ni que decir tiene que el mejor sería cuanto más cerca estuviera del asentamiento actual, por ser este el barrio que consideran suyo. 56 Sobre el movimiento ciudadano y la problemática urbana, por ejemplo. Espacio plural que comportase una radio, una mediateca-biblioteca especializada, y centro telemático, una pequeña residencia para investigadores de paso, espacios para proyecciones, exposición y espectáculo, y locales de encuentro (cafetería, salas de reunión).

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LA CIUDAD SILENCIADA vida vecinal y favorecer la actividad artesanal y terciaria57, en particular en la zona del Pumarejo, nos parece sería una manera de fomentar el desarrollo armonioso de uno de los barrios con más solera de la ciudad y, dada su situación estratégica, con buenas perspectivas de futuro. 5. Una mención especial merece la calle San Luis, al ser otro de los ejes prácticamente englobados por el Programa Urban, y sobre todo porque desde la misma Ronda interconecta varios de los barrios más populosos de Sevilla: San Gil, La Feria, San Julián, San Román y Santa Catalina. La calle comienza en el Arco de la Macarena y termina en la plaza de San Marcos. Sin que se pueda hablar realmente de barrio de San Luis, esta Calle ofrecía las características de un verdadero nexo intervecinal, particularmente entre Santa Marina y San Marcos o el mismo Pumarejo, ya en el barrio de San Gil. La antigua Calle Real58, por la que entraban los reyes cuando venían a Sevilla, fue también vía de acceso para los alimentos y mercancías que se dirigían a la calle Feria o a la Albóndiga, y recorrido privilegiado de algunas procesiones y rogativas memorables. Pero también merece ser recordada su tradición roja, no sólo al hablar de sus iglesias quemadas, sino por haber sido el eje de un vivero de la cultura obrera sevillana, donde crecieron y se formaron hombres y mujeres que lucharon por una sociedad más libre y más justa. Es una de las calles más largas del Casco Antiguo, aunque no la más recta, ni ancha; por momentos, su angostura nos hace dudar que pudiera ser esta la vía triunfal de una de las más importantes ciudades del reino. Actualmente es el espacio más desarticulado de todos los que componen el área estudiada. Toda la calle se ha desertizado en estas últimas décadas, apareciendo numerosos tramos con comercios cegados y viviendas vacías (particularmente cierto entre el Pumarejo y San Marcos). Todas las traseras de San Luis, hoy están demolidas y en los solares abiertos se planifica la mayor reestructuración de todo el Programa Urban. Esto le da una impronta ruinosa y desolada. Aquí se apuesta toda la operación. De su éxito o su fracaso dependerá en gran parte la vida misma de los barrios de La Feria y San Gil, y en cierto modo gran parte de la del Casco Antiguo. Sin hablar del Pumarejo y del barrio de San Gil, que acabamos de ver, quedan pequeños polos con una dinámica vecinal, bien que dañada, aún viva, San Marcos, y en menor medida los aledaños de Santa Marina, mantienen una actividad marcada por la existencia de un pequeño comercio, o la presencia de centros de enseñanza o actividad cultural (CAT, Colegio- La Salle). La caracterizan fuertemente varios templos con gran peso simbólico (La Macarena, San Gil, Santa Marina, San Luis, San Marcos), no sólo en los momentos cruciales de la Semana Santa, sino durante todo el año, al efectuarse en ellos ceremonias familiares y concentraciones religiosas y culturales (bodas, bautizos, besamanos y novenas, conciertos, etc.). La existencia de varias asociaciones (Comité Antisida, Asociación juvenil Mixta de San Marcos, C.C. San Marcos, Hermandad de la Resurrección, Hermandad de los Servi57

No pensamos solamente en actividades tradicionales sino en pequeños proyectos diversificados, en los que se favorezca la creatividad empresarial. Podrían ser fomentados en particular todos aquellos de tipo cooperativo. 58 Tan sólo fue uno de sus nombres, probablemente más oficial que popular. Se la conoció como calle Maestra, o Maestra de San Marcos, Real de San Marcos, Real de San Gil o de Santa Marina, Real de las Carnicerías, Perafán de Rivera, Niños de la Doctrina o Real de la Macarena. Aunque se la nombró a menudo como de San Marcos, de Santa Marina, o Ancha de la Macarena. Tuvo alguno de estos nombres según los trechos o toda entera, como bien lo explica el artículo de J.C.V. en el Diccionario de las Calles y Plazas de Sevilla.

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PLANO 7: ZONA DE SAN LUIS

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LA CIUDAD SILENCIADA tas, Asociación Cultural Santa Marina) da cuenta del interés que despierta el sector. La existencia de dos gimnasios privados, uno con piscina, la presencia del C.A.T., la dinámica de algunas asociaciones y el hecho de contar con templos que pueden acoger a un importante público, genera encuentros, algún que otro performance y diversas actividades culturales, rebasando incluso el ámbito de San Luis (Ciclo de música sagrada en San Marcos, conciertos y presentaciones de libros en San Luis, diversas actividades del C.A.T. tanto teatrales, como "performances" o divertimentos). El Pasaje Valvanera, entre Relator y San Luis, es un núcleo vecinal vivo, así como algún otro con viviendas de protección oficial entre la Macarena y Santa Marina. El susodicho pasaje merece especial consideración no sólo como elemento singular de forma de morada plural, sino como experiencia de rehabilitación de iniciativa pública para mantener una población arraigada. Pensamos que debería servir de muestra para alguna otra actuación piloto de rehabilitación en el área. Forma ejemplar que armoniza el rehabilitar con el rehabitar. Las antiguas collaciones de San Marcos y Santa Marina, aunque no llegan a ser barrios, dada la desarticulación vecinal que han experimentado estas últimas décadas, son algo más que plazas. La primera forma un pequeño núcleo vecinal de ambiente animado por la presencia de un comercio activo y una de las parroquias más dinámicas de la zona, además de ser el nexo de otros tres barrios: San Román, San Julián, La Feria. Ni el largo período de apuntalamiento de uno de sus edificios más significativos, que mordía una amplia franja de la calzada, ni la fuerte ocupación del suelo por coches y furgones, disuadieron a los vecinos de su frecuentación, aunque ese engorronamiento espacial entorpezca sensiblemente a los más impedidos y a las jóvenes madres que utilizan un cochecito. Siguen siendo sus moradores gente modesta, de las que aprecian su plaza como si se tratara de la de su aldea. En cuanto a Santa Marina, más desarticulada comercialmente, conserva cierta vida gracias al Centro Andaluz de Teatro y a los bares de las inmediaciones. El vecindario de Santa Marina es, en su gran mayoría, de nuevo corte, pero que paradójicamente se siente autóctono, tanto más que no hay otros moradores que se lo disputen. La Semana Santa procura varios momentos de particular densidad: La recogida de la Hiniesta, en la noche del Domingo de Ramos al Lunes Santo. La peculiar ocupación de la plaza de San Marcos por los gitanos la Madrugó del jueves al Viernes Santo59. La entrada y salida de la Hermandad de los Servitas el Sábado Santo. Y la mañana del Domingo de Pascua, con el paso de La Resurrección desde Bustos Tavera hasta Santa Marina, única hermandad que procesiona ese día y que convierte el barrio entero en algo insólito, al volverse San Luis una calle sin coches, tan sólo concurrida por gran número de peatones ataviados con sus mejores trajes, las puertas de las casas abiertas, luciendo sus interiores bien puestos, las colgaduras en los balcones y un aire de fiesta que no vuelve a revestir durante todo el año. La calle de San Luis y su ámbito está, en un compás de espera del que todos sus vecinos aguardan un renacimiento digno, que permita la cohabitación de sus moradores más modestos y arraigados con otros nuevos de su condición, y pobladores

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Mientras "Manué" está fuera las mujeres gitanas "tienen permiso" de sus hombres para el desenfreno festivo, y esta plaza fue, hasta hace pocos años, uno de los lugares donde el clímax se producía.

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Territorios, barrios y zonas vecinales de clase media. Rehabilitación en la que perviva un comercio de vecindad, para todos abordable, en una red viaria con más espacio para el peatón y el encuentro. 6. El barrio de San Julián se estructura alrededor de la Iglesia donde convergen la mayor parte de sus ejes viarios: Pasaje Mallol, San Hermenegildo, Hiniesta, Duque Cornejo, Macasta, Madre Dolores Márquez; las otras calles se traman sobre ellos, en gran parte como una tela de araña que sólo sus habitantes tejen y destejen a diario. En el centro, sobre un espacio corto, se encuentran dos templos sobre la que fue antigua calle de San Julián, hoy fuertemente recortada. Templos que guardan dos patronos, San Hermenegildo, rey mártir que entronca el catolicismo sevillano con la época visigoda, y la Virgen de la Hiniesta copatrona de la ciudad que la vincula con la conquista de Sevilla por los cristianos, sin olvidar que su invención se relaciona con la cercana ubicación de la catedral de Sevilla en época preislámica y, si hemos de creer al corresponsal de Madoz, esta advocación sería su mítica patrona60. Memoria legendaria de la antigüedad de este barrio. Sin embargo, su pasado más vivo lo vincula más con la tradición obrera, de la que quedan muestras en el humilde caserío de su plaza, y en los relatos de sus antiguos habitantes. Una vecina de ochenta años, que habita hace más de cincuenta en una casa de vecinos sita en la misma plaza, dice que siempre fue un barrio de gente humilde y trabajadora: “Aquí vivíamo' tó mu tranquilo', tó éramo' buena gente, lo piten desí tó. Solo hasiamo' que trabajó y má trabajo, pobre' pero mu trabajadores cuando había de qué...”. Esa descripción recogió la unanimidad de los vecinos que tomaban un vaso con el frutero, y corrobora otros relatos de comerciantes y parroquianos, recogidos en otras ocasiones. A esa visión se contrapone la de un potentado que habla de la antigua gente de San Julián de ánimo revoltoso, y de como no valía la pena aventurarse por sus adarves y callejas, a menos de dejar algo más que la cartera. La plaza actual conserva una pizca del ambiente rural del que hablan Romero Murube y Manuel Barrios, mezclado con el de las actuales barriadas populosas, que le proporciona el decorado de los inmuebles de la Puerta de Córdoba. Ese ambiente refleja la dualidad que vive el barrio entero, donde la nueva población de clase media, junto con los recientes asentamientos de condición modesta, y la nada despreciable presencia de antiguo vecindario, procuran una dinámica peculiar que sólo encuentra parangón en poblaciones prósperas que aglutinan a toda una comarca emprendedora. Como hemos venido haciendo y con vistas a afinar un análisis del hábitat y los flujos que se operan en el barrio, podríamos diferenciar cuatro zonas vecinales en él. Una que va de la calle Morera, hasta las calles Corinto y Aceituno, enmarcada lateralmente por la Ronda de Capuchinos y la Calle de San Hermenegildo. Otra que va desde esta calle hasta la plaza del Pelícano. Una tercera que va de la Muralla a San Luis, enmarcada por las calles Macasta y Fray Diego José de Cádiz. Y por fin la que queda comprendida entre Duque Cornejo, San Luis y Pasaje Mallol. La primera de estas zonas ha experimentado un cambio radical en estos últimos 35 años. La degradación "patente" del caserío fue la razón oficial de tan 60

La leyenda da cuenta de que en 1380, el caballero mosén Per de Tous, cazando en los montes catalanes se encontró en unas retamas una imagen de la Virgen con esta inscripción: Soy de Sevilla de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba, y el caballero la trajo a esta iglesia.

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LA CIUDAD SILENCIADA ingente operación. Comentando la magnitud del proyecto, un negociante nos indicó satisfecho que eso obedecía a una “limpia" intencionada: "Después de la guerra, allí se empezó una buena limpia, hasta que en los sesenta lo tiraron todo. Eso lo limpiaron porque estaba lleno de anarquistas, y gente de mal vivir. No nos atrevíamos ni a pasar por allí". A no ser la muralla, la iglesia de San Hermenegildo, el vivero y el bar de verano La Pastora, no queda nada de lo que pudo ser el antiguo caserío 61. En 1962 se concluyó un derribo sistemático entre la Ronda y San Hermenegildo, desde la calle Morera hasta Aceituno. A partir de 1976 se comenzaron una serie de construcciones que marcarían toda esa zona hasta el beaterio de la Trinidad, inmuebles de corte cuartelero, sin encanto, albergan una población relativamente joven de clase media y clase media alta, con un comercio diversificado y activo; con amplios espacios privados cuyas salidas se vierten principalmente hacia la Ronda, favoreciendo los flujos vecinales hacia ella. Sin embargo, la calle de San Julián, que opera como plaza del barrio, atrae de ordinario a sus habitantes para todo aquello que tiene que ver con lo cotidiano: por ser la confluencia de sus ejes más comerciantes y por poseer ella misma tiendas variadas y la misma iglesia. Las calles de San Hermenegildo, que concentra buen número de comercios, Morera, y Dolores Márquez son, con la Ronda, y el comienzo de Macasta, muy frecuentadas, particularmente por las mañanas. En esta zona se encuentra un colegio público, la biblioteca y el Centro Cívico, así como amplios espacios vecinales que propician el encuentro. La segunda zona vecinal, que va desde San Hermenegildo hasta la plaza del Pelícano, es tangencial con San Román, barrio con el que comparte esta última plaza, de ambiente muy popular -gran patio de vecinos que reúne los flujos de los dos barrios y el de chatarrerillos que acuden de ambos y desde más allá de la Ronda-. A ella confluyen dos calles de San Román (Enladrillada y Santa Lucía), y procuran una presencia vecinal fluida. Si el caserío de todo el núcleo está bastante transformado, no fue modificado el tramado urbano, de calles estrechas y cortas. Dos plazas permiten el encuentro, la ya citada del Pelícano y el ensanche de Moravia que actúa como tal. Las calles Alcántara y el último tramo de Enladrillada, que van de San Hermenegildo al Pelícano, poseen un caserío nuevo, construido alrededor de patios vecinales y ocupado por una población modesta o de pequeña clase media. La calle Moravia, que enlaza San Julián con Pasaje Mallol, ha experimentado pocos cambios, su trazado se ha visto mejorado por el ensanche de aceras, y sus inmuebles recientes son tan discretos como sus moradores, que parecen habitarla de toda la vida; el origen modesto de los antiguos vecinos y el más próspero de los nuevos no impide una ocupación armoniosa de la plazuela, pese a la omnipresencia de los contenedores de basura, que en verano apestan el ambiente. En cuanto a la calle Juzgado, ha visto renovado casi todas sus viviendas, ocupadas por gentes de clase media. Los flujos vecinales se hacen entre el Pelícano, San Hermenegildo, y Enladrillada, por una parte, y por otra entre el Pelícano, Moravia y San Julián. Es de notar el flujo de gente marginal que recuperan por las calles de la ciudad todo tipo de chatarra y objetos diversos, por la calle Juzgado hacia Macasta, principalmente, y por Santa Lucía desde la Ronda, valor de rastreo ecológico que nos parece significativo, y que merece ser tenida en cuenta a Ni rastro queda de Baturone, popular cervecería y lugar de esparcimiento que resistió casi una década al derribo generalizado. Establecimiento concurrido que pone de manifiesto hasta qué punto aquellos lugares fueron activos. 61

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LA CIUDAD SILENCIADA la hora de un balance social, con el fin de prevenir los excesos de cualquier "limpieza" urbanística rigorista. La tercera zona vecinal, que va de la Muralla a San Luis, enmarcada por las calles Macasta y Fray Diego José de Cádiz, está ocupada por un vecindario asentado de origen modesto, con un caserío modificado en buena parte durante los años sesenta en el núcleo de Morera, Macasta y Sorda. La calle Fray Diego José de Cádiz, de vecindario popular, pese a la presencia de algún que otro pequeño artesano, se ha visto desertada por el antiguo comercio. Esta ausencia, sus aceras siempre ocupadas, la negrura de sus fachadas y la circulación rodada la hacen disuasoria para el tránsito peatonal. Si pocos son los que se aventuran por ella hacia el Pumarejo, son menos los que lo hacen hacia San Luis por Macasta. Puede que influya el ambiente degradado de esas calles, pero también el hecho de que el tramo de San Luis al que acceden no tiene suficiente poder de atracción, como para provocar flujos significativos; tan sólo los residentes recorren las calles en tramos medianos que irradian de San Julián, particularmente hacia la calle Sorda, de cierta animación vecinal y artesana. Tratamos por fin la zona comprendida entre Duque Cornejo, Padre Manjón, San Luis, Santa Paula y Pasaje Mallol. Conjunto complejo con caserío entreverado de construcciones antiguas, modernas y rehabilitaciones prestigiosas, en un entramado urbano de corte arcaico. Encontramos una población de todas las categorías sociales, desde los que ocupan alguna residencia costosa (Hiniesta, Duque Cornejo, traseras de Santa Marina, o el mismo Pasaje Mallol), al hábitat antiguo o reciente de clase media y modesta, o talleres artesanos tan diversos como un taxidermista, un obrador, un protésico dental, un constructor de mesas de billar, grabadores, escultores, o mecánicos de coches. Es la zona que mejor se ha sabido diversificar y en la que uno puede creerse fuera del tráfago de una gran ciudad, tan poca es la presión rodada, sin que sea exclusivamente peatonal. Islote preciado por sus vericuetos, callejas y barreduelas que, dificultando el tráfico rodado, permiten un tránsito holgado. Entramado urbano interesante donde es posible trasladarse sin precipitación, los vecinos parecen sin prisa ir de compras entre San Julián y San Marcos, o acompañar a los chiquillos a la entrada y salida de los tres colegios (Manjón, Santa Isabel y San Cayetano). La chiquillería alegra en esos momentos el callejero entre juegos y aventuras de "chuches". La plaza de Santa Isabel, algo apartada de los circuitos habituales, permite la reunión de un público que vive en la margen, antiguos vecinos que recurren al lugar para disfrutar de una litrona o de un porro compartido, en un ambiente plácido, del que ellos parecen sacar principalmente provecho. No solamente ellos sino el paseante que acepte aprovechar el perfume de azahar en las noches de Marzo y las improvisaciones de alguna guitarra flamenca que por allí se tiente. Estas tres últimas zonas de vecindad son unas de las más afectadas por el Programa Urban, particularmente entre Macasta, San Luis, Santa Paula, Pasaje Mallol, Moravia y San Julián. A nuestro entender el único punto de marginalidad que aún queda es el de la calle Macasta, en particular cuando se reduce la calleja en su tramo final. Otro foco de actuación urgente nos parece el de la calle Fray Diego José de Cádiz, favoreciendo el desarrollo de pequeños artesanos, nuevos o ya implantados, y remodelando el acerado para facilitar la circulación peatonal entre los barrios de San Julián y de San Gil. Como acabamos de ver, el entramado urbano del barrio por su complejidad y armonía, lo hacen especialmente atractivo, propicio al tránsito ordinario como al ensoñador, que en derivas insólitas permitan al paseante perderse entre San Julián

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Territorios, barrios y zonas vecinales y Feria por una ciudad insospechada -de la que esperamos no de al traste la nueva mutación urbanística de San Luis-. El barrio de San Julián cuenta con las dos iglesias antes citadas de San Hermenegildo y de San Julián, y con los conventos de Santa Isabel y de San Cayetano (en cierto modo también Santa Marina, San Marcos y la capilla de los Servitas), conjunto de monumentos que no parece atraer otro público que el que las frecuenta para uso devocional. San Julián cobra particular relieve durante el domingo de Ramos, con la salida de la Hiniesta, momento aglutinador de los que aún viven en el barrio y de los que se fueron, pero que durante la Semana Santa y en especial ese día, acuden a "su barrio" como para mejor marcar un espacio que siguen considerando propio. Hemos dicho la Semana Santa porque es toda la semana en la que el ambiente excepcional se percibe noche y día, paseando en grupos o atravesando las calles aún en días de celebración lejana. Se vuelve a recorrer lugares familiares, que parece no abandonaron nunca. Los bares cofrades de San Julián o de San Hermenegildo no cierran hasta la madrugada, el incienso y las marchas procesionales dan a la noche un toque de sacristía dionisíaca, y esas aceras son algo más que un mero espacio público. La Cruz de Mayo es otra de las fiestas del barrio, celebrada en la plaza del Pelícano, conjuntamente con San Román, velada que organiza la Asociación de Vecinos Casco Histórico, en un ambiente popular animado, caída ya la tarde, pero también las cruces de los chavales que durante todos los fines de semana del mes procesionan con aires semanasanteros. La vida asociativa reúne a buen número de personas, y si no existen tantas asociaciones como en San Gil, su impacto es considerable. La Hermandad de la Hiniesta tiene más de tres mil hermanos y la Asociación de Vecinos Casco Histórico consiguió aunar esfuerzos en momentos de lucha por una ciudad más habitable. Coexisten entidades y asociaciones tan diversas como las ya citadas, la Hermandad del Rosario, las A.P.A., la asociación cofrade Azahar, la Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores, la Fraternidad Cristiana de Minusválidos, la Asociación Submarinista, La Asociación deportiva y cultural Ronda Norte, o la Liga de Billar, entidades como la Orquesta Bética Filarmónica, el Centro Cívico, la Biblioteca Municipal de San Julián, el Centro de base de Minusválidos, la antena de obras sociales de Caja Ronda, el centro de actividades de la Fundación El Monte, o el Centro de formación profesional del sindicato U.S.O.,... Pero es sobre todo sorprendente la actividad empresarial que procura el pequeño comercio -entorno a San Julián-, o los talleres de artesanos -entre los que cabe destacar los que ocupan diferentes locales del Pasaje Mallol, o los dos obradores de la calle Sorda y de la calle Hiniesta-. A esta actividad contribuye la presencia de las entidades ya citadas, así como alguna oficina, o algún gabinete sanitario (sí el centro de diálisis ha cerrado sus puertas, continúa existiendo un centro médico privado en la Puerta de Córdoba). A pesar de la existencia de dos gimnasios privados y una pequeña sala de exposiciones también privada, se echa en falta equipamientos deportivos y culturales; es particularmente bueno el número de establecimientos escolares: dos públicos (Padre Manjón y Sor Ángela de la Cruz) y dos privados (Santa Isabel y San Cayetano). El equilibrio poblacional se ha conseguido al permitir la residencia a clases sociales distintas por la construcción de viviendas de protección oficial junto con otras destinadas a la clase media. Gracias a una gran facilidad de comunicaciones con el resto de la ciudad a través de la Ronda, o por las necesidades que el propio barrio genera, y que al mismo tiempo lo retroalimentan, aquí se han

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LA CIUDAD SILENCIADA asentado profesiones liberales y un nutrido polo comercial que procuran una actividad compleja y envidiable. Creemos que, a pesar de los puntos negros indicados, es el barrio con una actividad más saneada de todos los comprendidos en este trabajo. A pesar de no tener grandes centros de interés, que conciernan a la ciudad entera o a la aglomeración metropolitana, la existencia de establecimientos con intensa vida propia ejerce una atracción indudable. Atracción debida a una animación que le viene dada por el hecho de estar diversamente "habitado", y facilitada por una buena comunicación. 7. San Román es un barrio tangencial al Programa Urban y sin embargo afectado por las transformaciones que este conlleva. Antiguo barrio obrero con fuerte ocupación vecinal, ha visto su población netamente disminuida durante los años setenta y ochenta. De él decía Chaves Nogales, en el año 21, que fue el más mísero de Sevilla: "Calles viejas, con una dolorosa vejez de trabajadoras, calles maceradas, incapaces de toda elevación espiritual. En ellas viven los que no tienen redención, los más tristes obreros de toda la ciudad; sus casuchas, uniformemente miserables, son las más dolorosas habitaciones de proletarios que conocemos. Estrechas, oscuras, húmedas ruinosas, carecen de esa uniformidad carcelaria que a las barriadas obreras impone la higiene moderna, y de aquella saludable anarquía de nuestros corrales. El corral es hoy el palacio del proletariado; fue palacio de magnates en su tiempo, y hoy es como un falansterio, una genialísima comuna de nuestro pueblo bajo. Desgraciadamente, van escaseando; hay que aprovechar el terreno, hay que hacer celdas higiénicas con poco material, y sobre todo, hay que evitar la residencia del proletariado en el palacio abandonado". (CHAVES NOGALES, 1993: 312-313) Ogaño han desaparecido la mayor parte de las casas de vecinos que en él existían y su población parece haberse estabilizado, gracias a la construcción de viviendas sociales durante los años ochenta, y a la constante construcción de los solares restantes 62, que atraen habitantes de condición holgada. El barrio continúa siendo popular y se puede decir que la miseria de la que habla Chaves Nogales, que tan fuertemente lo marcó hasta hace pocas décadas, ha sido erradicada. El ambiente se parece al de un barrio modesto de ciudad de provincia, sus calles son concurridas, no tanto por la actividad comercial, en franca decadencia, sino por la presencia de una juventud considerable. Los flujos vecinales van en parte hacia las plazas de San Julián y de San Marcos y en parte hacia los Terceros, La Trinidad y Puerta Osario63. La calle Socorro une estrechamente San Marcos a San Román, más que pueda hacerlo Bustos Tavera con Santa Catalina. La barrera que impone el tráfico rodado y el hecho de que los in-

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Se están acometiendo operaciones inmobiliarias de cierta consideración en la barreduela Sánchez de Castro y en la calle Sol. En esta última quedan aún solares por edificar y una docena de casas tapiadas. 63 En la Puerta Osario interconectan varios barrios, San Román es uno de ellos, con una vinculación que se acentúa tanto más cuanto que aquí se encuentra el núcleo de actividades económicas más importante del propio barrio.

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LA CIUDAD SILENCIADA muebles tengan pocos accesos a esta calle la convierten en un territorio desalentador. Tres zonas vecinales nos parece oportuno señalar con vistas a facilitar el análisis. Una de ellas vinculada a San Marcos y a San Julián (Socorro, Santa Paula, Enladrillada, Santa Lucía, Sol), y las otras dos más ligadas con la Puerta Osario, Santa Catalina y la Encarnación (La Ronda, Butrón, Sol, Matahacas / Sol, Peñuelas, Bustos Tavera). La primera delimitada por las calles Socorro, Santa Paula, Enladrillada, Santa Lucía, Trinidad y el final de la calle Sol, la componen algunos pasajes y barreduelas que permiten su articulación (barreduelas del Valle y Sánchez de Castro, y los pasajes de la Espada y el de los Marteles). Si se encuentra alguna rehabilitación de moradas individuales, de gente pudiente, está principalmente poblada por una clase modesta muy arraigada en el barrio, tanto en casas antiguas como en densos núcleos de viviendas sociales. La calle Socorro, como ya dijimos, es frecuentada tanto por los usuarios de las guarderías infantiles que allí existen como por los del colegio Luisa de Marillac, sus aceras transitables la hacen propicia para unir San Román a San Marcos. Enladrillada es un eje semipeatonal, bastante utilizado por los vecinos, que enlaza el Pelícano con San Román; el pasaje de la Espada facilita el atajo desde Sol hasta San Marcos, por Santa Paula y Enladrillada; el de los Marteles permite el cruce entre Sol y Enladrillada, pero es sobre todo un patio de vecindad muy animado; en cuanto a la barreduela del Valle, une toda la zona con la Ronda y sirve de acceso a los jardines del Valle y a un terreno deportivo, verdadero lugar de esparcimiento de la juventud. Desgraciadamente esta barreduela y los dos pasajes antes citados son también, junto con la plaza del Pelícano, cagaderos de perros muy concurridos. Algún escaso comercio de proximidad, un comedor, algún que otro artesano de oficios diversificados (carpintero, joyero, mecánicos, maquetista, dorador,...), dan cuenta de la permanencia de una ocupación, a pesar de todo en franca decadencia. La Trinidad y la calle de Santa Lucía puede sean las que reúnan mayor actividad, lástima del abandono en que se encuentra la plazuela de Santa Lucía y la subutilización de la antigua iglesia para actividades culturales abiertas al barrio. La calle Sol no es ni sombra de lo que fue, de ser el eje del barrio de San Román a volverse su apéndice -las traseras de la Ronda, sin pena ni gloria-, va un abismo. Luz Rodríguez, a sus casi ochenta años, comentaba con gran lucidez su llegada al barrio, en los años cuarenta. Fue su primera casa en Sevilla, recordaba la algarabía de la calle, los diferentes pregones del día, el continuo ir y venir de gentes y carros de mano, pero sobre todo rememoraba con apego la rifa diaria más popular: el pregón del puchero con la pringó. Repartían 28 cartas diminutas, la suerte estaba siempre cerca, a veces caía en casa: "El cuatro de oros, ha tocao el cuatro de oros! Mira, la alegría que aquello me daba. Era un puchero con todos sus avíos, y era un apaño, digo!". Aquella calle guardaba sus ánimos de joven casada, el recuerdo de alguna relación, las penas y las esperanzas de los primeros hijos. Allí estaba la ciudad humilde, abierta, penosa, y animada como lo eran los barrios populares de entonces, tanto foco de actividad como lugar de vecindad, espacio de faena como de festejos. Hoy está fuertemente marcada por la existencia de varios solares y buen número de casas tapiadas, si algunos de aquellos van construyéndose, no es el caso del mayor de ellos, en mitad de la calle, que beneficia como aparcamiento al sector de la Ronda, pero no al barrio; en cuanto a la docena de casas en ruina no parecen tener mejor futuro que el de su derrumbe. Es de esperar que tanto espacio vacío pueda adecuarse en los años venideros, propiciando el comercio de proximidad -que ha ido perdiendo en estas dos últimas décadas-, no sólo con la construcción de viviendas, sino también de locales comerciales y sobre todo la edificación de un centro universitario

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Territorios, barrios y zonas vecinales en el vasto solar perteneciente a la Consejería de Educación. La calle Sol retomaría la importancia que tuvo como eje del barrio. Otra de las zonas de vecindad está delimitada por la Ronda, Puerta Osario, Matahacas, la parte mediana de Sol y Butrón. Principalmente volcada hacia Mª Auxiliadora, Puerta Osario y Santa Catalina con algún flujo hacia San Marcos. Poblada por gente de clase media y modesta, con un vecindario relativamente joven. Un caserío deteriorado y humilde se mezcla con otro más reciente, en el que un buen núcleo de viviendas sociales entre Butrón y Gallos ha permitido el asentamiento de una población de toda la vida; sin embargo, todas las nuevas construcciones son para una clase acomodada que, en este caso, aporta una diversificación social manifiesta. En todo el ámbito de la Puerta Osario, la vida comercial es aún activa, aunque esta zona merecería ser desatascada del intenso tráfico rodado, que bien pudiera terminar por degradar irremediablemente la actividad existente. Lo mismo se podría decir de la Ronda, pese a gozar de un acerado más amplio. Esta avenida merecería un tratamiento más cuidado, con el fin de actuar como uno de los ejes que articulen el barrio con José Laguillo, y no convertirse en una frontera insalvable. De esta incuria es revelador el estado de abandono de las casas adyacentes a los jardines del Valle, de propiedad municipal, que bien pudieran servir, tras una restauración adecuada al uso como centro cívico original 64, beneficiando de una situación estratégica privilegiada. Los flujos vecinales se hacen sobre todo hacia la Ronda y Osario, por Gallos y Matahacas, cuyo tráfico rodado hace correr buen peligro al transeúnte al no disponer de aceras convenientes. La calle Sol, aquí en su trecho mediano, es el eje del barrio que, a pesar de enlazar San Román con la Trinidad y estar bien comunicada con Osario, tiene escasísima animación comercial. La tercera zona de vecindad es un triángulo formado por las calles Sol, Plaza de San Román, Peñuelas, Bustos Tavera, cuyos ejes viarios no se comunican entre ellos. Sol es la vía natural hacia Santa Catalina, Peñuelas hacia las Dueñas, y Bustos Tavera hacia San Marcos. El tráfico de estas dos últimas las hace difícilmente transitable para los peatones65, efectuándose la mayor parte de los flujos de transeúntes hacia la Encarnación por Sol y los Terceros, esta plaza es concurrida, con buena actividad comercial e intensa vida vecinal -durante el buen tiempo, tanto de día como de noche-. Un tratamiento conveniente de la calzada libraría al peatón de la invasión automovilista, y permitiría un mejor esparcimiento en las plazas y una circulación vecinal adecuada, por las tres calles. Con excepción de Bustos Tavera, que conserva edificios con empaque, el caserío de toda esta zona se encuentra bastante transformado, ya desde los sesenta, con edificios de poca gracia, ocupados por una población mixta de pequeña clase media. El barrio de San Román parece desligarse de San Marcos y La Feria, acentuándose su vuelque hacia Osario y el Centro. Solo el dinamismo de San Julián ha remediado el alejamiento de dos barrios estrechamente vinculados. Para que la calle 64

Dotado de un centro infantil con ludoteca, que aprovechando los jardines del Valle, acogiera en un marco incomparable, durante alguna hora, a los niños pequeños del vecindario, cuyas madres necesitaran liberarse para hacer una compra, acudir al dispensario de María Auxiliadora, o poder terminar una faena doméstica. 65 No sabemos hasta que punto es significativo que se haya elegido la calle Bustos Tavera para instalar en ella el Centro de Integración y Reinserción URBAN. Tanto más que el número 26 se encuentra en la zona vecinal más vacía y de espaldas a los flujos peatonales hacia los barrios implicados en este Programa. Bien es cierto que, por otra parte, este emplazamiento favorece el anonimato de los usuarios.

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LA CIUDAD SILENCIADA San Luis pueda ser de nuevo un polo de atracción se debieran favorecer los accesos peatonales, lo que contribuiría a intensificar los flujos, hoy bastante decaídos, desde San Román hacia aquella parte y viceversa. En este barrio se encuentra uno de los pocos parques del Casco Antiguo, y varios monumentos significativos: La Casa del Rey Moro, los Conventos de Santa Paula y de Sta. Mª del Socorro y las iglesias del Valle y de San Román. Los jardines del Valle, pese a su original belleza se encuentran muy descuidados, sirven de lugar de esparcimiento vecinal y de refugio placentero para algún vagabundo, rol plural de todo parque público, pero podría sacarse mejor provecho del conjunto. La Casa del Rey Moro, después de su restauración postiza acoge actualmente la Fundación Blas Infante, institución con nula irradiación sobre el barrio. El Convento de Santa María del Socorro, el de Nª Sra. De la Salud, el de la casa natal de Sor Ángela, el beaterio de la Trinidad, y sobre todo el convento de Santa Paula, que entre sus altos muros guarda un elegante claustro y un museo conventual excepcional (la sola existencia de tal monumento aseguraría a cualquier pequeña ciudad un turismo de calidad). La iglesia del Valle, después de un largo periodo de ruinas renace como sede de la cofradía de los Gitanos, mientras que la parroquia queda cerrada y vaciada de sus imágenes simbólicas. ¿En qué incidirá esto sobre el barrio? Posiblemente en destroncarlo hacia la Ronda. Que el edificio parroquial esté durante tanto tiempo vacío y qué se le despoje de sus imágenes más representativas no será sin consecuencias, ya palpables. Parte de los parroquianos se vinculan a San Julián y parte a Santa Catalina, sin contar que el vaciamiento simbólico que experimenta contribuye a desvincular a la población de la plaza de San Román, haciendo de esta un triste reducto para aparcar coches, con escasa dinámica comercial; entre vallas, andamios oxidados y vehículos, no queda sitio para el peatón. Un gran aparcamiento existente entre Verónica y Sol no afloja esta concurrencia, este sirve sobre todo para el público exterior, de una parte, por estar abierto únicamente en horario comercial, y de otra, por no tener acceso hacia la calle Sol; de ahí la utilidad de prever el aparcamiento de uso permanente, conectado por una salida más cercana a la plaza. Una digna reestructuración de esta, pasa por el desalojo de los artefactos de las paralizadas obras de la parroquia, y por acordar mayor espacio al transeúnte 66. Entre los equipamientos, el barrio cuenta con los jardines públicos ya citados y un pequeño terreno de futbito en la barreduela del Valle, que acoge a diferentes clases de alumnos en horario escolar, el entrenamiento y la competición de diferentes equipos organizados, una escuela de fútbol y, cuando es posible, a numerosos jóvenes de los alrededores. Espacio reñido y muy aprovechado que prueba hasta que punto serían necesarios otros equipamientos lúdicos y deportivos. Existen dos colegios privados (el Beaterio de La Trinidad y Luisa de Marillac), tres guarderías (dos privadas en la calle Socorro y una pública en la Ronda), y una clínica privada (Verónica). Entre las entidades67 y asociaciones, destacan la Fundación Blas Infante en la calle Sol, de poco impacto sobre el barrio, la Asociación judía de la calle Bustos Tavera, el Centro de Integración y Reinserción URBAN -algo periférico-, y en la calle Muñoz Torrero el Instituto Andaluz de Administración Pública. La Asociación de Vecinos Casco Histórico funciona conjuntamente para los barrios de San Román y de San Julián, y desde ella se luchó por la conservación de 66

Prohibición de aparcar en ella (más que en pocos sitios reservados para la carga y descarga). Aunque la sala Apolo, sede de la orquesta filarmónica de Sevilla, no esté en el barrio, su proximidad beneficia a su animación cultural. 67

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Territorios, barrios y zonas vecinales los jardines del Valle, así como la apertura de las instalaciones deportivas anejas cuya animación asegura-. Dos asociaciones profesionales tienen su sede en el barrio: la Asociación de Comerciantes de Pescado de Sevilla y Provincia, en la calle Enladrillada, y la delegación provincial del Colegio de ópticos en la calle Santa Lucía. Existe una sola asociación de carácter exclusivamente cultural, en el pasaje de la plaza del Pelícano, que gestiona un taller de teatro. En la Calle Socorro se encuentra la Hermandad de los Gitanos, de gran peso simbólico para todo el barrio, en particular durante la Semana Santa. No quedan muchos artesanos pero hay todavía algún local desperdigado donde se practican oficios tan diversos como el de orfebre, dorador, montador de ordenadores, maquetista, panadero, ajuar de Semana Santa, carpintero, cristalero, marmolista, mecánico..., y en dos pasajes68 se encuentran agrupados buen número de talleres que albergan gente y oficios distintos. Quedan dos hostales modestos en las calles Enladrillada y Bustos Tavera, que parecen petrificados en el tiempo, como restos de viajeros y visitantes de condición humilde, para los que la ciudad moderna no ha previsto sistemas de hospedaje. En cuanto al comercio, es sin duda la rama más fuertemente dañada, queda un ajustado pequeño comercio69 en la Plaza de San Román, Trinidad, Santa Lucía, Sol y Enladrillada, pero sobre todo se concentra en los aledaños de la Puerta Osario. Sin que exista un solo supermercado, se encuentran en el barrio pequeñas tiendas de alimentación, dos panaderías, una pescadería, diversos comedores donde se almuerza bien y por poco, una cafetería, bares y verdaderas tabernas con vino y buenas tapas, locales de música para adentrarse en la noche... Hablando de noche, la movida llega por la puerta Osario, alguna botellonada excepcional en la barreduela del Valle; los demás jolgorios son escasos, es un barrio tranquilo sin que esto implique la paz del cementerio. Son numerosos los encuentros deportivos que se organizan en las instalaciones deportivas del Valle, y en aquellos jardines se organiza la Feria Alternativa y los conciertos Hard-Rock; en Mayo la plaza del Pelícano se transforma en verbena de la Cruz, todavía siguen levantando los vecinos algún altar al paso de María Auxiliadora, y la hermandad de los Gitanos patrocina la Cruz de los chavales hermanos como vivero de futuros costaleros; la Cabalgata de Reyes hace del barrio un ensueño plateado y por Semana Santa todo se transforma. Esta es la gran fiesta del barrio, la gente moza trueca sus chandals y zapatones por trajes de chaqueta y vestidos negros, acicalados pasean hacia el centro con el pretexto de contemplar pasos señeros, y el barrio se enciende con los suyos, los Caballos, la Hiniesta, Los Gitanos, La Cena, La Mortaja y la Trinidad. Son la Cena y sobre todo Los Gitanos los que proporcionan a San Román el punto álgido de esas fechas. Punto álgido que demuestra hasta qué modo éste sigue siendo el barrio popular de siempre, un barrio que ha ido perdiendo personalidad sin conseguir tampoco ser Centro. Es de esperar que los solares, y las casas tapiadas, vayan siendo moradas, que se adecue el tránsito rodado y se regule el aparcamiento, 68

En el del Pelícano, que enlaza con Mallol, se siguen ejerciendo artífices diversos, mientras que en el 26 de Bustos Tavera, los "artistas" han desplazado al artesano. Este último giro es probablemente el que se opere en los otros lugares que tradicionalmente albergaron artesanos, asunto lamentable, si se convierte en algo sistemático, por vaciar de contenido práctico lugares idóneos para el quehacer artesano. 69 Pequeño comercio que cuenta con tiendas de proximidad, pero también con algunas especializadas: joyería, muebles de diseño, almoneda...

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LA CIUDAD SILENCIADA que se realicen equipamientos convenientes y se le atienda dignamente, facilitando su desarrollo armónico. La articulación de todo este amplio término es sin duda alguna, compleja y fluida, no sólo por formar parte de la trama enmarañada del Casco Antiguo, sino por ser, algunos de sus lugares, nexos de conexión importantes y encerrar una actividad muy diversificada. Nuestra delimitación por barrios tiene la arbitrariedad de toda frontera, ya que algunos límites no son de geometría dura; hemos privilegiado el sentimiento de pertenencia del vecindario, pero no por eso se han esclarecido todas las márgenes. Por poner algún ejemplo ¿Dónde se pueden poner las lindes en la calle Sol, entre San Román y Santa Catalina? O en el Pelícano, ¿qué acera es de San Julián y cual otra de San Román?. A pesar de ello, creemos haber ajustado el territorio a la representación que del barrio tienen sus habitantes, y a los usos que de él hacen, sabiendo que en los bordes cada uno elige su pertenencia según las estrategias ocasionales, o la identificación con sus símbolos. De todos modos, el territorio que el Programa Urban pueda implicar está aquí comprendido. A la excepción de San Lorenzo, de cuya ambivalencia ya hemos tratado, estos barrios se caracterizan por el predominio de su carácter modesto, aun hoy están habitados por una mayoría de gente humilde, todos ellos entroncan en la historia social de la ciudad como barrios populares, entendiendo por popular a la gente llana, hombres y mujeres que tienen como capital primero su fuerza de trabajo. Este es el núcleo de aquella ciudad rebelde, de aquella que dieron en llamar Sevilla la Roja, cuya memoria se ha denostado, privilegiando, desde los poderes establecidos, a los elementos relacionados con lo religioso, como los únicos que formaran parte de la historia de este sector. Oponiendo lo uno a lo otro como dos culturas irreconciliables, cuando sabemos que las creencias religiosas no van necesariamente reñidas con el sentimiento de clase. La memoria debe ser armónica, forzar el silencio de franjas esenciales del pasado provoca una amnesia traumática sobre la que es difícil cimentar el presente. Creemos necesario reconciliar este sector con la cara y cruz de su pasado, por formar parte ambos de su valor patrimonial. Los hechos permanecen vivos en los hombres y mujeres que siguen habitando aquí, o que habiéndose mudado, se siguen considerando miembros de un colectivo disperso. Nos parece de particular importancia la relación que sus antiguos habitantes, hoy en los extrarradios, continúan teniendo con sus barrios de origen. Aquí acuden en ciertos momentos excepcionales como la Semana Santa, pero también son muchos los que en ellos hacen determinadas compras o los eligen para sus lugares de encuentro. Además, por su situación, tienen especial articulación con las barriadas del Norte metropolitano, al ser el acceso natural al Centro para todas ellas. Si esta cercanía del Centro es hoy evidente, el carácter popular -y a veces marginal- de estos barrios, por una parte, y por otra la proximidad con la margen industriosa del Guadalquivir, los hacían para muchos lejanos e intransitables. La implantación del Parlamento Andaluz en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas, la construcción de la estación de Santa Justa, y la transformación de Torneo en una gran avenida prestigiosa y frecuentada, han hecho patente su centricidad, y el valor estratégico de su emplazamiento, de ahí la voluntad decidida de erradicar la marginalidad y reconvertir estos barrios en zona prestigiosa. La primera limpia culminó en San Julián en los primeros años sesenta, introduciendo una ruptura urbanística radical y transformando su caserío para dar cabida a la clase media. Efecto mitigado por las operaciones que se efectuaron en los aledaños, durante los años ochenta - especialmente en Pasaje de los Marteles y en la Plaza del Pelícano-, al tener en cuenta el realojamiento prioritario de sus habitantes (se

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Territorios, barrios y zonas vecinales construyeron al efecto viviendas de protección oficial, inspiradas en el patio de vecinos, que permitieron aposentar aparte de los desalojados, y otra gente de condición modesta, lo cual logró conservar una vida social plural en toda la zona). La actual operación urbanística en San Luis debe tener en cuenta no sólo la estética sino también la sociabilidad, permitiendo la diversidad de clases, el mantenimiento de los vecinos aún en plaza y la modelación de espacios que permitan el encuentro. Solo así se construirá una ciudad plural, una ciudad "habitada". Actualmente, en lo que concierne las recientes transformaciones, y el Programa Urban en su conjunto, la mayor parte de los habitantes de este sector están a la expectativa, mediocremente informados, perturbados en su cotidianeidad por obras desmesuradas, no ven aún la ciudad que les tocará vivir. A pesar de todo, y por regla general, creen que con el final de las obras los barrios mejorarán, pero los más humildes no saben en qué medida esto les beneficiará, de qué manera esta "limpieza" les afectará, si con toda esta remodelación sus alquileres subirán, si podrán continuar viviendo donde siempre vivieron, y si, desalojados, podrán tener acceso a una vivienda digna en el barrio. En cuanto a los artesanos y comerciantes no perciben todavía con nitidez en qué sus comercios y, sobre todo, sus oficios se verán beneficiados por pareja transformación. Pacientes, no dejan de esperar, pero creer, lo que se dice creer, bien pocos creen en un Programa Urban que perciben confuso. Preguntas todas sin respuesta, acostumbrados a no ser protagonistas de las transformaciones urbanísticas, acostumbrados a sufrirlas, más que a gozarlas, no pueden creerse que "esto" es para ellos. Desde que algunas calles han sido terminadas y que, en las traseras de San Luis, la zona empieza a remodelarse, muchos vecinos se percatan de los posibles resultados. Por lo general se puede decir que, hasta ahora, la concertación ha sido mal encauzada y la información no ha funcionado convenientemente. Se han privilegiado los aspectos técnicos urbanísticos y se han minusvalorado las técnicas de comunicación, que hubiesen mejorado la participación ciudadana. A estas alturas del proyecto, no se han acometido esfuerzos substanciales en este sentido y consideramos urgente que se concreten70. Sintetizando, se puede decir de estos barrios que fueron los más populosos de la ciudad antigua, con una actividad artesanal y comercial incomparable. A pesar de su regresión aún conservan un potencial humano considerable. San Gil, San Julián y San Lorenzo son todavía los barrios más poblados del Casco Antiguo. Desgraciadamente el envejecimiento de su población también los caracteriza, en particular a San Lorenzo, San Gil y La Feria. Envejecimiento que conlleva pobreza, soledad y una lenta degradación71 a la que no se ha sabido responder adecuadamente, de ahí la necesidad de prever residencias en las que las personas mayores, sin perder su autonomía, puedan permanecer en sus barrios y ser asistidos adecuadamente. Las fórmulas pueden ser múltiples en función de la demanda, pero nos parece necesario insistir en la necesidad de construir pequeños módulos en los que el anciano puedan llevar sus propios muebles y compartir la vecindad con gentes de edades variadas, permitiendo la emergencia de relaciones solidarias. Si es cierto que no pueden compararse con el triángulo que forman la Encarnación, plaza del Duque y La Magdalena, la actividad comercial de estos barrios, 70

En nuestro primer informe del mes de Mayo de 1997, ya indicamos esta carencia y sugerimos una serie de propuestas para paliarla. Propuestas que recogemos de nuevo en este estudio, y que desarrollamos más adelante. 71 La media de los ingresos ronda la pensión mínima (menos de 60. 000 pesetas), buena parte de estos ancianos viven solos y sus viviendas están en condiciones de habitabilidad muy degradadas.

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LA CIUDAD SILENCIADA aunque en algunos sectores muy degradada (San Luis y San Román), ofrece un punto alternativo alejado de las grandes cadenas de distribución, concentrando gran número de establecimientos para el hogar y abundancia de negocios de carácter popular, frecuentados por la propia población y por aquellos que aún se sienten vinculados con esta zona. Nos parece muy apreciable y digna de potenciar, la presencia de dos mercados, uno en el corazón de La Feria y otro en los aledaños de San Juan de la Palma, así como el mantenimiento de comercios de proximidad que evitan desplazamientos innecesarios a sus actuales habitantes. La otra peculiaridad la ofrecen sus dos mercadillos semanales: el jueves en el barrio de La Feria y el domingo en la Alameda, y si es cierto que se encuentran opiniones contrastadas sobre su forma y ubicación, merecen ser tratados sin frivolidad y regularlos con particular cuidado, erradicarlos significaría un serio retroceso en la frágil dinámica comercial de la zona. Aunque esos aspectos serán examinados en un capítulo aparte, nos parece importante señalar también hasta qué punto estos barrios fueron, y siguen siendo, un foco importante de actividad artesanal muy diversificada, encontrándose aquí tanto talleres para el servicio ordinario mecánicos, zapateros, peluqueros, obradores, multiservicios, etc.-, como muchos otros con un radio de acción que sobrepasa la misma provincia o el territorio andaluz -doradores, tallistas, maquetistas, escultores, orfebres, imprentas, marmolistas, etc.-. Ya hemos ido viendo y lo desarrollaremos más adelante la riqueza de la vida asociativa con más de media centena de agrupaciones o entidades asociativas, tanto con objetivos locales como aquellas cuya intencionalidad sobrepasa este territorio. Nos parece significativa la emergencia de varios grupos formalizados y pequeños comercios que tienen estrecha relación con la inmigración, por una parte revelan una implantación de inmigrantes en estos barrios, aún débil, y por otra señalan cierta preferencia de la inmigración más modesta por esta zona, al elegirla para sus lugares de encuentro. Es notorio el tipo y el número de plazas que hemos podido reseñar: desde las más inmediatas que se forman en barreduelas y pasajes, al modo de patios exteriores, cómo las que existen en Duque Cornejo, en el pasaje de los Marteles, o la placetilla de Lucero, en la calle San Blas, cuyo encanto no deja de sorprender tantas veces se la encuentre el vecino y el paseante. Plazuelas vecinales como la de la Niña de los Peines, la del inicio de la calle Peral, las de San Gil y la de San Basilio, la confluencia de las calles Monederos y Carranza, las de Moravia, Almirante Espinosa, los Maldonados, el Pelícano, Santa Lucía, los Terceros, San Juan de la Palma, o las mismas de la Mata y del Cronista. Aquellas que son órganos vitales de los barrios como las del Pumarejo, San Julián, San Marcos, San Lorenzo, Monte-Sión, San Román, hasta los ensanches como el de Peris Mencheta, el de la calle Alcoy, el de Torneo frente a la Barqueta, el de Santa Bárbara, Menjíbar, la Puerta de Córdoba, Corinto, Trinidad, o el mismo del arco de la Macarena. Cruces como el de Europa, o el de Castellar con Lista; paseos espaciosos como lo es la propia Alameda, o las plazuelas recoletas que invitan al retiro o al encuentro pausado, cuyos ejemplos son San Martín, Santa Isabel o Santa Paula. Sin contar con los patios y otros espacios de vecindad privados, algunos interiores tan importantes como la plaza del Giraldillo en San Julián, otros abiertos como la plaza de Manolo Caracol en San Gil, o los más numerosos cerrados a modo de patios o jardines para un núcleo vecinal, cuyos modelos varían y se encuentran con relativa frecuencia en las viviendas agrupadas con diferentes portales y pocos accesos a la calle (uno o dos en la mayoría de los casos). Existe una gran variedad de lugares que propician el encuentro y que hacen de este paisaje urbano uno de los más diversos de la ciudad. Sin pretender

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Territorios, barrios y zonas vecinales exhaustividad, los hemos ido viendo en cada barrio, y analizaremos algunos en el capítulo siguiente. También hemos ido señalando los diferentes símbolos de ámbito metropolitano que guarda esta zona: El Gran Poder, La Macarena, La Hiniesta, La Amargura, La Soledad, El Cristo de los Gitanos, o el mismo lugar del martirio de San Hermenegildo, pero es preciso hacer hincapié en la presencia de la ausencia de la que habla María Zambrano (1996: 135-141) a propósito de las ruinas, tan marcada en muchas plazas y rincones de estos barrios obreros que conocieron esperanzas, luchas, revueltas y represiones. La memoria devota no debe ocultar la memoria revolucionaria, una y otra son un legado cultural de peso para toda la ciudad. Trataremos las fiestas en capítulo aparte, queda aquí recordar la importancia considerable que tiene la Semana Santa en esta zona, y lo que ella denota. Aunque de menor importancia examinaremos otras fiestas y espectáculos como la Cabalgata de Reyes, el Carnaval, los mítines y performances; veremos y trataremos de analizar al mismo tiempo las Velás y Cruces de Mayo, cuya fuerza declinó con las grandes transformaciones urbanísticas, el desalojo de su población más joven y el envejecimiento consecuente de los habitantes que quedaron. Sin desarrollar más en detalle este aspecto, entre los elementos diferenciadores en el parque inmobiliario, ya anotamos anteriormente que la mayor parte son de condición modesta, en cuatro de los cinco barrios (San Román, San Julián, La Feria o San Gil), también hemos señalado algún conjunto residencial sugerente como puede serlo el Pasaje Valvanera o, a pesar de su estado actual, el Pasaje Quijano72; un buen número de antiguas casas y corrales de vecinos particularmente los de las calles Arrayán, Clavellinas, Parras, González Cuadrado, Morera, juzgado, Juan de Oviedo, Macarena, Macasta, Divina Pastora, Inocentes, Torreblanca, Monederos, Reposo, plaza del Pumarejo, el de las Columnas en la calle Santa Ana, o los que aún se encuentran en la misma plaza de San Julián, (...); diversos inmuebles de vecindad de gran interés, aislados en diferentes calles; caserones como los del Pumarejo, Castellar, Espíritu Santo, la Alameda, pero es sobre todo San Lorenzo el barrio que guarda un conjunto de mansiones con cierto empaque. Sin ser numerosos los edificios oficiales y aún menos los representativos del poder civil, merecen ser señalados entre los monumentos civiles: el arco de la Macarena, la muralla almohade, las columnas de la Alameda, la torre de los Perdigones, la torre de don Fadrique, el Archivo de Protocolos, el palacio de los Marqueses de la Algalia, la Casa de Las Sirenas, la Casa del Rey Moro -ya dijimos anteriormente que el Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento de Andalucía, sin estar en la repartición por barrios que hemos propuesto, marca la Ronda y la calle Don Fadrique, tanto por su presencia monumental como por su historia. Abundan al contrario los edificios de culto, iglesias, capillas, conventos y otros centros culturales no católicos (una sinagoga, dos mezquitillas, y varios pequeños templos protestantes). Solamente entre los conventos se encuentran algunos de tamaña importancia como los de Santa Paula, Santa Isabel, Santa Clara, San Clemente, Santa Ana, María Reparadora, o Santa Rosalía, así como una serie de otros menores, como los de las Siervas de María, el Beaterio de La Trinidad, las

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El pasaje de los Marteles, de construcción reciente, es una prueba de la riqueza social que este tipo de conjuntos ofrece.

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LA CIUDAD SILENCIADA carmelitas de la calle del Pozo, el de Nª Sª del Socorro, u otros aún más pequeños como el de San Cayetano, o el de la casa natal de Sor Ángela. Entre los templos, además de algunas iglesias integradas en los conventos antes nombrados: Podemos citar las diferentes parroquias de San Gil, San Lorenzo, San Martín, Ntra. Sra. de Belén, Omnium Sanctorum, San Juan de la Palma, San Julián y San Marcos; las basílicas de la Macarena y el Gran Poder, las capillas de la Virgen del Rosario (Monte-Sión), Divina Pastora (los Viejos), los Servitas, o San Hermenegildo, la iglesia de los jesuitas de Trajano o las desafectadas de San Luis y la capilla del Noviciado, que gestiona la Diputación provincial y en las que se celebran actos culturales, así como frecuentes bodas, la de Santa Marina, que alberga a la hermandad de la Resurrección, la del Valle que está restaurando la hermandad de los Gitanos, o la de Santa Lucía, hoy afectada como espacio cultural que alberga a la Orquesta Bética Filarmónica. Dos museos religiosos se encuentran en nuestra área, uno en la basílica de la Macarena (el tesoro) y otro en el convento de Santa Paula (museo conventual). En cuanto a sus otros equipamientos cabe señalar la desproporción que existe entre la abundancia de iglesias y conventos con la escasa implantación de establecimientos públicos tanto deportivos como educativos o culturales. Si en parte esto es compensado por la presencia de entidades privadas, no nos parece saludable para el futuro equilibrio democrático basar el acceso al deporte y a la cultura sobre un rasero eminentemente mercantil. Con el fin de calibrar el número y la calidad establecemos el siguiente recuento: - Es de notar la existencia de numerosos centros de enseñanza (23)73, lo cual es un factor de atracción y por ende posibilita una vida familiar en los barrios nada despreciable. Sin embargo, nos parece desproporcionada la relación entre centros privados y públicos, siendo insuficiente la proporción de estos últimos (9)74, sin contar que la desproporción es mayor si se tiene solamente en cuenta los parvularios o los centros de primaria y secundaria (4/13), y entre los cuales los privados son la inmensa mayoría (12) -lo cual acentúa la exigua presencia de la enseñanza laica-. - Son escasos los centros cívicos, uno solo en San Julián (sin contar con el de las Sirenas, cuya reciente inauguración no nos permite saber sí será una sala municipal prestigiosa o un centro de barrio realmente investido por la población). Tan sólo existen dos bibliotecas públicas, equipamientos a todas luces insuficientes para el conjunto de los barrios. A esto conviene añadir los dos centros para la mujer, Taracea y Leonor Dávalos, el primero muy concurrido y polifacético puede servir de ejemplo de equipamiento abierto y original. Los centros asistenciales existentes, son escasos, ubicados en edificios inadecuados y, la mayor parte, mediocremente dotados. 73

Tanto guarderías (5), escuelas y colegios de primaria (9), como institutos o centros de estudios de enseñanza especializada (9), sin contar centros de formación diversos como: informática, baile, cante, pintura,... 74 La guardería de la Trinidad, los colegios de Sor Ángela de la Cruz, Padre Manjón y Altos Colegios Macarena, el colegio de educación especial Virgen Macarena, el instituto de San Isidoro, la escuela profesional San Fernando, el Conservatorio y el CAT.

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Territorios, barrios y zonas vecinales - Son también limitados los centros públicos de promoción cultural: el CAT, el Conservatorio, el Teatro Alameda, o las salas del Convento de San Clemente. En lo que a música se refiere, la cercanía de la sala Apolo con el barrio de San Román debe tenerse en cuenta como uno de los posibles polos de dinamización cultural (no creemos oportuno considerar las iglesias de San Luis o de Santa Lucía como equipamientos con una dinámica cultural propia, sino más bien como salas que pueden acoger ensayos o eventos singulares, como puede ocurrir en otras iglesias -San Marcos por ejemplo-). Tampoco son numerosas las de iniciativa privada, como la sala de La Imperdible que, aunque implantada en San Vicente, por su cercanía con la mismísima plaza de San Lorenzo nos permite considerarla como equipamiento de los dos barrios. Cabe añadir las galerías de Castellar, San Juan de la Palma, el Pasaje Mallol, o los tres cines (Cervantes, Alameda y Bécquer). -Aún más insuficientes resultan las instalaciones deportivas dignas, tan sólo tres pequeños terrenos habilitados como campos de deporte, y no existe un solo polideportivo correctamente equipado. Ni los objetivos ni la naturaleza de los 11 gimnasios privados pueden paliar esta carencia. - Pocos jardines y zonas de esparcimiento: La Alameda, jardines de la torre de don Fadrique, los jardines del Valle, los jardines del Campo del Hospital -frente al Parlamento-, y los jardincillos entre la muralla y la Ronda, en Muñoz León. - Escasos los consultorios públicos, un consultorio materno-infantil y un solo Centro de Salud público75, dan cuenta de la carencia en antenas sanitarias de proximidad. Cumplido el recuento de los equipamientos son notorias las carencias (espacios verdes, polideportivos, escuelas públicas, centros cívicos, dispensarios vecinales), a lo cual se podía añadir la escasez de aparcamientos de vecindad, y una red peatonal incómoda, cuando no inapropiada. Consideramos el Programa Urban una oportunidad para modelar buena parte de la red viaria, y colmatar ciertas carencias, pero sobre todo una ocasión para pensar la ciudad y emprender un planteamiento del Casco Antiguo como un distrito habitado y plural donde se pudiera vivir la ciudad de forma armoniosa, tanto por la gente modesta como por la gente acomodada, única forma de que perviva ese halo de diversidad que siempre caracterizó a Sevilla.

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Sin contar con el futuro Centro del Palacio de los Marqueses de la Algaba, que actualmente está siendo rehabilitado.

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III. TIEMPOS, LUGARES Y FORMAS DE EXPRESIÓN DE LA SOCIABILIDAD

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l ser humano es esencialmente un animal sociable, es decir que para el desarrollo de sus potencialidades y capacidades como miembro de su especie, precisa de la interrelación con otros individuos con los que formar una colectividad, compartiendo y comunicándose sus vivencias, experiencias, sentimientos e inquietudes, sociabilidad. Por esta entendemos, en sentido amplio, la tendencia de los seres humanos a interactuar con otros. Se trata de la característica que hace posible la existencia de la sociedad. En el hombre, a diferencia de otras especies sociables, dicha tendencia no se manifiesta de manera fundamentalmente instintiva, sino que es modelada y canalizada culturalmente, por lo que, si en las otras especies sociables las manifestaciones de interacción constituyen fenómenos etológicos, en el hombre son fenómenos sociales. La sociabilidad, no debe constituir un campo específico de estudio para las ciencias sociales, sino una dimensión para el análisis de los procesos y estructuras socioculturales. Las manifestaciones de sociabilidad, como expresiones culturales que son, constituyen elementos fundamentales en la conformación y articulación específica de una determinada sociedad, poseyendo el carácter de marcadores de su particularidad, de su especificidad sociocultural diferenciada. El estudio de los contextos, marcos y formas en los que se desarrollan las expresiones de sociabilidad adquiere un notable interés para el conocimiento en profundidad de la configuración de una determinada sociedad local y de los procesos de transformación que experimenta. Desde nuestro punto de vista, la distinción que frecuentemente se hace entre manifestaciones de sociabilidad informal y formal -cuya expresión más característica sería el asociacionismo voluntario-, con respecto a las expresiones de sociabilidad institucionalizadas, es decir aquellas integradas por las relaciones interpersonales que se dan en el seno de las instituciones y organizaciones en las que los individuos se ven insertos, debe hacerse sólo con una finalidad analítica. Para nosotros las anteriores distinciones representan tres niveles de expresión, cualitativamente distintos pero en absoluto independientes, de una sola categoría, la sociabilidad. Niveles que, aunque por estrategia metodológica parece conveniente distinguir, no pueden ser explicados de manera autónoma, sino siempre en conexión con los otros dos. Unas y otras formas de sociabilidad se interpenetran, se condicionan, se articulan, conformando una compleja red de relaciones interpersonales que es la que, sustentada sobre la base de la estructura social, constituye el entramado básico de toda sociedad local, en cuyo contexto se

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LA CIUDAD SILENCIADA desarrolla la acción socio-política1. La sociabilidad se expresa y expande en ámbitos diferentes según el nivel de complejidad y desarrollo de cada sociedad. En las sociedades preindustriales, el marco para ello es ofrecido generalmente por instancias no específicamente destinadas a este fin, como pueden ser los grupos familiares y de parentesco, los grupos corporativos, los gremios, etc. Pero en las sociedades "modernas" -formaciones sociales capitalistas- dichas instancias se verán profundamente erosionadas merced a la actuación de diversos factores: ruptura de los vínculos de parentesco, complejización de los sistemas de relaciones sociales, de las pautas de comportamiento y la tecnología; el desarraigo de amplios sectores de la población debido a la concentración en grandes núcleos urbanos de individuos procedentes de las zonas rurales y campesinas, entre otros muchos. La disolución de los marcos tradicionales para la expresión de la sociabilidad permitirá, por una parte, el desarrollo de espacios y ámbitos para la expresión de la sociabilidad generalizada de los individuos, que, si bien no estaban ausentes con anterioridad, cada vez adquieren mayor importancia para el desenvolvimiento de la acción social. Por otra, surgen nuevas expresiones formales de sociabilidad, constituidas principalmente por las que se ha dado en denominar asociaciones voluntarias, las cuales proporcionaran marcos en los que los individuos podrán encontrar satisfacción a la necesidad humana de comunicación e interrelación, de expresión de la afectividad, de la búsqueda de apoyo y seguridad en otros individuos para objetivos y finalidades diversos: cooperación, prestigio, poder en el contexto de las nuevas formas de vida. Sobre la base de la división en clases sociales, siempre presentes en las sociedades urbano-industriales y sus entornos rurales y campesinos, y sobrepasando los limites de las debilitadas relaciones familiares y/o de parentesco, existe toda una variedad de formas y lugares de expresión a través de los cuales, más allá e incluso antes de las propias finalidades explícitas concretas que justifican la presencia en ellos de los individuos, se manifiesta y desarrolla la sociabilidad generalizada y todo un rico entramado de relaciones interpersonales e intercambios de apoyo mutuo y alianzas entre sus miembros. Se trata pues de expresiones y grupos de carácter voluntario, al menos en teoría, en los que se combinan y entrecruzan gran numero de elementos y aspectos que configuran una determinada entidad social y que se ponen de manifiesto en su funcionamiento cotidiano: la identificación o el antagonismo de clases, las redes sociales, las relaciones de poder, los sistemas ideológicos, las actividades económicas, así como otros aspectos más generales, como el espíritu gregario, la tendencia lúdica, la necesidad de expresión de la afectividad, el "instinto" de búsqueda de protección en el grupo, etc., todo lo cual las convierte en importantísimos vehículos de canalización de la acción y la participación social de los individuos y los grupos, actuando como elementos importante de articulación entre ellos, dotándoles de cohesión relativa como colectivos. La voluntariedad de los momentos, lugares y formas de expresión de sociabilidad debe ser considerada siempre de manera relativa, sobre todo en colectivos vecinales, en los que la teórica libertad de elección y afiliación por parte de sus individuos, se ve frecuentemente condicionada o limitada de hecho por factores como los vínculos y relaciones familiares, las interrelaciones personales, los lazos de dependencia, etc., todo lo cual se ve potenciado por el estrecho control que impera en este tipo de colectivos, 1

Entendemos lo político en un sentido amplio, antropológico, como la dimensión de las relaciones de poder que, en toda sociedad, refiere al ámbito de lo colectivo o de lo "público", incluyendo pero abarcando mucho más allá que las instituciones o los actores formal y explícitamente especializados en el desempeño de la toma de la gestión política.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad en los que las relaciones personales directas y continuadas entre sus miembros actúan como factor determinante, dado que los individuos se encuentran en contacto permanente, aun desempeñando una gran variedad de roles; es decir que, dada su reducida dimensión, los individuos se ven obligados a relacionarse continua, sucesiva y a veces simultáneamente con los mismos individuos en el desempeño de sus diferentes roles, con lo que resulta prácticamente imposible establecer una separación entre las situaciones y comportamientos que teóricamente corresponderían a cada relación de rol, quedando unas y otras tenidas inevitablemente por las demás. Las relaciones de rol instrumentales quedan de esta forma personalizadas y cargadas de componentes afectivos. 1.

LOS LUGARES

Entendemos que el territorio, y en concreto el territorio urbano, no puede ser considerado meramente como un espacio "urbanizado", construido, ordenado, sino que es la acción social de los individuos y grupos que conforman cada sociedad local urbana la que convierte a dichos y espacios en territorios, en espacios sociales, en nuestro estudio hemos tenido como unidad de análisis central a los espacios que, en los distintos barrios, han servido o sirven de marco para la expresión de la sociabilidad generalizada y espontánea de los individuos, vecinos o foráneos. Es la utilización de dichos espacios como escenario de la interacción no inducida o motivada, al menos en apariencia, por ningún factor que no sea el propio hábito o voluntad de las personas de encontrarse con otras, o el hábito cotidiano de los mismos, lo que los convierte en lugares, y a los actores en sujetos sociales. En el caso concreto de la zona estudiada, la existencia de estos lugares es otro de los hechos que, más allá de los prejuicios, pone de manifiesto la riqueza de vida social de los barrios en los que se inscriben los barrios afectados por el Programa Urban dentro del trazado del Casco Antiguo de la ciudad de Sevilla. Los espacios públicos dentro del territorio urbano son los contextos en los que, de manera fundamental, se expresa y desarrolla la interacción social "espontánea"2 de los individuos integrantes de los diferentes grupos, colectivos y sectores que configuran una determinada sociedad local, desempeñando un importante papel como marcos para lo que se ha dado en denominar sociabilidad informal generalizada, la cual convierte a dichos espacios en lugares, utilizando la noción propuesta por Marc Augé, marcándolos con una dimensión cualitativamente distinta a la de otros espacios urbanos "funcionales", los no-lugares, siguiendo con la propuesta del autor (una autopista, un aeropuerto, un aparcamiento subterráneo), espacios en los que no ha lugar, o están fuertemente limitadas, las expresiones de sociabilidad de los individuos. Lo cual no quiere decir que determinados no-lugares, en apariencia, puedan convertirse en lugares en determinadas circunstancias, o que lo que para unos sectores o colectivos sean no-lugares, actúen como lugares para otros y viceversa. A través de este carácter público, común y compartido, de los espacios, modelados por la cultura, se construyen los hechos y fenómenos sociales y se conforma el territorio. Es en los lugares donde se producen los encuentros cotidianos entre individuos, donde surge todo tipo de interacción y la expresión generalizada de la sociabilidad es más palpable, haciendo su análisis más accesible. En este contexto, el estudio de los espacios públicos como marcos en los que se 2

De acuerdo con Goffman, llamamos interacciones a esa clase de hechos que ocurren durante una presencia conjunta y a causa de ella; el comportamiento se compone de miradas, gestos, posturas, palabras, que cada uno introduce intencionalmente o no, en la situación dada. GOFFMAN, 1974: 7)

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LA CIUDAD SILENCIADA desarrolla y expresa la sociabilidad generalizada y "espontánea" adquiere interés como medio para descubrir, analizar y explicar la articulación/desarticulación, la integración/desintegración, de una colectividad vecinal urbana compleja, profundamente afectada por los procesos de transformación territorial, urbanística, demográfica, socioeconómica experimentados por el conjunto de la ciudad, como es el caso del Casco Antiguo de la ciudad de Sevilla, especialmente en la zona del mismo objeto de intervención por el Programa Urban, dentro de una sociedad, como la sevillana y la andaluza, donde el espacio público adquiere un especial protagonismo en el desarrollo de las relaciones sociales, constituyendo uno de los marcadores más característicos de su especificidad cultural. ¿Cómo y en qué medida se han visto afectados los espacios públicos y las expresiones de sociabilidad que en ellos se desarrollan por dichas transformaciones? ¿Qué nuevos espacios y expresiones de sociabilidad han surgido a lo largo de dicho proceso? ¿Hasta qué punto los espacios públicos de sociabilidad actuales sirven como contextos de puesta en contacto y articulación de los diferentes sectores socioeconómicos, generacionales, territoriales de los barrios, de la ciudad y del área metropolitana de cuyo núcleo forma parte el área estudiada? ¿Qué fenómenos y consecuencias se manifiestan como resultado de dichas transformaciones en los espacios públicos de sociabilidad? ¿De qué manera se ven afectados los distintos grupos por estas transformaciones? Con respecto a estas cuestiones partimos de la consideración de que las grandes y profundas transformaciones antes aludidas que han afectado a nuestra área de estudio en concreto, pero también al conjunto de la ciudad, en los últimos años, después de un largo período de casi nula intervención, han dado lugar a una reconfiguración de los espacios públicos en los que se expresa y desarrolla la sociabilidad generalizada "espontánea" existentes en este territorio urbano. Ello ha dado lugar a una hetereogeneización, segmentación y desarticulación de la sociedad local sevillana. Se ha atenuado relativamente la polarización socioeconómica, pero, en aparente paradoja, se ha acentuado notablemente la desarticulación de los diferentes colectivos y sectores de la ciudad ello se pone de manifiesto en la fragmentación de los lugares de sociabilidad y en la diferenciación de los mismos en cuanto a las características de los individuos que los frecuentan, según también distintos momentos y ciclos temporales, cada uno de ellos con modelos y formas peculiares, lo que en determinados casos llega a dar lugar al surgimiento del conflicto. La situación anteriormente descrita se da al mismo tiempo que se mantienen y aún refuerzan las imágenes de identificación de los sevillanos, y muchos de los habitantes de las poblaciones de su área metropolitana, para los que el Casco Antiguo de la ciudad, -del que nuestra área de estudio forma parte- constituye su marco de referencia esencial y hacia el cual se ven atraídos para la expresión de su sociabilidad, haciendo ejercicio de su derecho al uso de su ciudad. Ello da lugar, a nuestro entender, a una clara y progresivamente acrecentada contradicción entre lo que a nivel ideal se expresa y lo que constituye la realidad de la vida cotidiana de muchos sevillanos, en nada coincidentes con los estereotipos de la “sevillana”. Son relativamente escasos los estudios realizados en España sobre los usos sociales dentro del territorio urbano, especialmente en lo que hace referencia a Andalucía. Sólo contamos con la valiosa aportación de algunos trabajos que abordan el tema desde el punto de vista histórico, urbanístico y del análisis geográfico, muestra de los

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad cuales son los de Chacón Holgado y Ruiz Ballesteros sobre el centro histórico de Jerez de la Frontera, o los que, reunidos dentro del volumen "Plazas" et Sociabilité en Europe et Amerique Latine, firman López Casero, sobre la plaza mayor de Campo de Criptana, Bosque Maurel y Vincent, sobre los espacios de sociabilidad en la ciudad de Granada, Bonet Correa, sobre la Puerta del Sol de Madrid, o Álvarez, Collantes de Terán y Zoido, sobre algunas plazas de Sevilla. Aportaciones que, además de escasas, hacen referencia casi de modo exclusivo a una sola forma de espacio público: las plazas, no habiéndose realizado estudios sobre otros ámbitos públicos en España, tales como calles, parques y jardines, paseos, bulevares, glorietas, mercados... Sobre estas bases, hemos realizado un inventario de los lugares más significativos de cada barrio, caracterizando a cada uno por las expresiones de sociabilidad que en ellos se producen, los individuos o grupos que las protagonizan, el tipo de interacción que predomina (motivada por la ocupación del ocio, la actividad comercial, el ritual, la expresión devocional...), su actuación como marcos de articulación entre diversos grupos y sectores de los barrios o existentes en la zona, o del conjunto de la ciudad, y cómo las características de las expresiones de sociabilidad predominantes en cada uno de dichos lugares establecen diferencias entre unos y otros. Debido a las grandes diferencias entre los espacios públicos existentes en la zona de estudio, y atendiendo a la observación de los flujos de interacción entre sus usuarios, hemos podido establecer los marcos concretos de expresión de sociabilidad, propiciados en la mayoría de los casos por su carácter acogedor o por su localización estratégica. Sobre estas características operan factores que, en última instancia, son los que explican la generación en ellos más que en otros potencialmente idóneos en apariencia, de las expresiones de sociabilidad de los individuos, así como sus formas e intensidad. Entre estos factores es el tipo de uso que del espacio se hace y que da pie a la interacción el que hemos considerado fundamental: el ocio, el trabajo, la vecindad, el comercio, o cualquier otro motivo que otorgue al espacio su carácter común y compartido y que, más allá del mismo, sirva de pretexto para el encuentro y la interacción informal y generalizada de los individuos. En este sentido, hemos dedicado una atención especial al papel que como puntos de atracción y referencia para las expresiones de sociabilidad desempeñan las tiendas y, particularmente, los bares -tradicionales o modernos- 3, que actúan a la vez como elementos que reflejan y potencian la significación de determinados espacios como lugares, más allá de su propia importancia como actividad económica. Teniendo en cuenta dichos factores, hemos establecido los siguientes criterios de selección de los lugares más relevantes para el objeto de nuestra investigación: 1- El grado de concurrencia. 2- El ámbito de su influencia, que puede aparecer con un carácter principalmente vecinal, doméstico de uso más cotidiano y próximo -como sería el caso de la Plaza de San Julián-, o bien con un marcado carácter de colector metropolitano, es decir como lugares de encuentro e interacción de toda la ciudad, como el que ostenta actualmente la zona de la Alameda de Hércules. 3- El grado de diversidad de los usuarios que utilizan el espacio. 4- Los motivos que caractericen las relaciones establecidas en cada espacio y que refieren directamente a los factores de uso nombrados anteriormente.

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La importancia del bar como marco de expresión de la sociabilidad generalizada en la cultura andaluza se mantiene, aunque transformado por el cambio de los tiempos.

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LA CIUDAD SILENCIADA Las páginas siguientes están dedicadas a la descripción y señalamiento de los aspectos más relevantes que cargan de significación a los lugares seleccionados a partir de los criterios apuntados, que los caracterizan por la intensidad, riqueza, peculiaridad o diversidad de las expresiones de sociabilidad que en ellos se manifiestan: - LA ALAMEDA DE HÉRCULES - LA CALLE FERIA - PLAZA DE SAN JULIÁN - PLAZA DEL PUMAREJO - CALLE RELATOR - PUERTA DE LA MACARENA - PLAZA DE SAN MARCOS - PLAZA DE SANTA MARINA - PLAZA DE SAN LORENZO - PLAZA DE SAN ROMÁN Ver plano 10: Localización de los lugares y asociaciones (desplegable) La Alameda de Hércules Entendida como el núcleo central de un sistema en el que se insertan otros lugares, como la Plaza de la Europa, Plazoleta de las Niñas de los Peines o la vecina Plaza de San Martín. En sentido estricto, la Alameda de Hércules es un tradicional paseo al aire libre, con una zona central alargada de albero, flanqueada por árboles a ambos lados y bancos de hierro que buscan hueco entre dicha vegetación. La Alameda constituye el mayor espacio abierto dentro del Casco Antiguo de la ciudad. Para comprender mejor su extensión sólo necesitamos revisar su localización dentro del callejero urbano de Sevilla, y comprobar como situada entre las calles Calatrava, Peral, Relator, Peris Mencheta, Belén, Vulcano, Niño Perdido, Barco, Arias Montano, Amor de Dios, Trajano, Potro, Santa Ana, Recreo, Juan de Oviedo, Estrellita Castro y Lumbreras, posee todos los elementos propicios para "recoger" o canalizar esa diversidad, que acabará identificándola y dándole entidad. No obstante, más allá de su estricta delimitación como paseo, la consideramos como el eje de un sistema, un lugar de lugares, que engloba al propio espacio del paseo, desde el multicentro hasta la calle Calatrava, y las calles y plazas aledañas: plazas de Europa y de la Mata, el inicio y final de la calle Joaquín Costa, Santa Ana, Leonor Dávalos, etc... No sólo nos referimos a un espacio físico del centro de la ciudad de Sevilla. Este paseo posee el carácter heterogéneo que siempre le ha caracterizado, apareciendo como marco de diversidad, ahora con nuevos protagonistas4, pero conservando el espíritu de ambigüedad que la confirma como zona colectora de diferencias e indefiniciones, que la han convertido "en el objeto de deseo" para varios sectores de nuestra ciudad: por un lado, para una amplia gama de colectivos y grupos que, atendiendo a razones tanto sentimentales, como económicas, éticas, políticas, o hasta estéticas, ven las posibilidades de esta zona. Por otro, las diferentes instituciones que reconocen el significado y el alcance de este espacio, lo que se materializa en las actuaciones del Programa Urban, cuyo ejemplo más visible ha 4

Ciertos burgueses anticonvencionales, hippies, contestatarios, grungies alternativos, políticos reivindicativos,... que utilizan y abanderan el uso de este espacio.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad sido la instalación del centro de información Urban en la Casa de Las Sirenas. Se usa la Alameda en función del carácter de cada uno de los grupos o sectores que en ella concurren (que posteriormente describiremos), aunque en la mayoría de los casos, lo hacen sin tener en cuenta realmente las necesidades y la actitud de los propios vecinos implicados en el desarrollo de la actuación en curso, la regeneración de la Alameda. En el contexto de esta aparente confusión, resultado de un conjunto de indefiniciones, o falta de concreciones, destaca -desde nuestro punto de vista-, un hecho positivo, y es que se piensa en la Alameda, se habla de recuperar la Alameda, y en cierta manera, de volver a "vivir la Alameda" Este territorio de conexión, lugar de litigares, contiene elementos que niegan o propician tanto las huidas como las interacciones, y que, según el tiempo y el espacio, "nos llevan desde o hacia la Alameda": - El propio paseo, como espacio abierto, tan propicio para los encuentros, la dispersión y el esparcimiento. - La existencia en la zona de centros de enseñanza, academias, talleres y comercios especializados, así como otros servicios de ámbito metropolitano. - La consolidación de este espacio como zona de diversión -tanto diurna como nocturna-, de lo que es muestra la existencia de una variada tipología de bares y otros establecimientos para el esparcimiento que sin duda alguna favorecen y generan encuentros. - La rehabilitación y posterior apertura de La Casa de Las Sirenas, con la instalación del centro de información del Programa Urban y de un centro cívico. - La localización en uno de sus extremos del complejo de ocio Multicentro Alameda, con diversos servicios. - La zona de aparcamiento que se ha habilitado en los laterales del paseo. - La celebración semanal del mercadillo de los domingos, y en los últimos tiempo, el del Jueves. - El movimiento en torno a algunos fenómenos o actividades tales como la prostitución, delincuencia o la drogadicción, que actúan como "estigmas", y que sin duda alguna atraen y repelen a un buen número de vecinos y demás sevillanos. Del mismo modo que hemos señalado elementos o fenómenos que intervienen en la expresión de sociabilidad en este espacio, creemos conveniente señalar algunas de las transformaciones más importante que ha sufrido esta zona de la ciudad, o por lo menos, las que están más directamente relacionadas con los encuentros, y sobre todo, con los desencuentros en la Alameda: Para ello, hemos de retroceder a la reforma acontecida en la Alameda en 1936, cuando se ordena el espacio como aparece en la actualidad: una calzada para la circulación rodada que bordea el paseo propiamente dicho y éste se fragmenta en tres sectores, uno central más largo, y dos a modo de plaza-salón en los extremos, de forma que a partir de entonces la circulación rodada no sólo circunvala el paseo, sino que lo atraviesa en las dos calles que se forman entre los tres tramos, frente a la calle Santa Ana, en un caso, y Belén, en el otro. Posteriormente, en los años 1950 y 1964, se construyeron los jardines y se instalaron juegos infantiles, con lo que tomó su aspecto actual, completado con la instalación, en 1969, de la estatua de la cantaora Pastora Pavón, "La Niña de las Peines", y posteriormente con la de Manolo Caracol. Más próxima a nuestros días, la transformación más relevante de cara a nuestra investigación, es la celebración dominical del mercadillo, que da lugar a los

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PLANO 11: ZONA DE LA ALAMEDA

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad momentos de mayor concentración de personas en este espacio. Se produce semanalmente y todo está organizado en función de una actividad comercial un tanto "atípica" o excepcional, es decir fuera de las formas más tradicionales del comercio, tanto por la procedencia, variedad, precios, ete..., como en las formas de intercambio, o por los propios agentes que intervienen en el trueque. Otra actuación que hemos de tener presente fue la construcción de la boca del metro en pleno centro del bulevar. Las obras supusieron la ruptura de la vida que existía en el paseo, situación que se prolongan en este espacio central hasta nuestros días, donde difícilmente se recupera este redondel para detenerse. Transformación importante también -que quizás podamos considerarla consecuencia directa de la anterior-, es la desmesurada utilización de los laterales del paseo como gran zona de aparcamiento (recordemos que es una de las más extensas en las proximidades al centro comercial de la ciudad). Ello supone otra forma de ocupación del paseo por actores sociales diferentes: por un lado los propietarios de vehículos, que han de pasar, cruzar o andar por la Alameda5; o los "gorrillas", por otro lado, que se han convertido en los guardianes de la Alameda, siempre están de pie, ayudando a aparcar, sentados en los bancos, en los bares aledaños, o simplemente peleándose unos con otros por "atender" a los primeros. Otras actuaciones que han generado algún cambio en el uso de la Alameda han sido la instalación de la oficina de información del Programa Urban, o de la sede del Departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento, por todo el trasiego institucional que ello genera. Una más reciente es la potenciación de la Alameda, tras varios años de decadencia, para la celebración de actividades festivas y acciones simbólicas de un determinado contenido y repercusión social por parte de sectores "alternativos": la celebración del día de la Paz, actos de apoyo al Pueblo Cubano, de solidaridad con Chiapas, etc... Así como el aprovechamiento que las instituciones sacan del reconocimiento y la atracción del lugar para la celebración, por ejemplo, del Día de la Mujer Trabajadora, mítines políticos, la colaboración en la organización del espectáculo celebrado con ocasión de la Noche de San Juan, o la más reciente y significativa en el intento de recuperación del Carnaval de la Alameda “para que ningún sevillano tenga que desplazarle a vivir el carnaval fuera de su ciudad". (Concejal Delegado del Distrito Casco Antiguo) En un intento de analizar esta constatada diversidad, podemos señalar la existencia de una zona de interacción tradicional (núcleos vecinales) en proceso de desestructuración, y focos de "nueva ola", que vendrían al compás de recientes actuaciones institucionales, económicas, juveniles, de diversión, de- negocios, etc... Con todo ello, nuevamente es necesario que dividamos este espacio de interacción para su análisis. Las distintas relaciones que componen el mosaico de expresiones de sociabilidad hacen de la Alameda un marco plural, donde cada manera de entender y de vivir el lugar - cada colectivo- construye su propio lugar diferente; de este modo podemos encontrar tantas Alamedas (diversidad) como formas de vivirla y/o entenderla. Este punto de partida contribuye al avance de nuestro conocimiento de las Alamedas. Si entendemos y utilizamos, en todo momento, la existencia de diferentes grupos y sectores como punto de referencia, como un instrumento 5

Hay gente que tiene este aparcamiento fijo; recordemos la proximidad del centro y de la zona comercial y como de aquí posiblemente surgiera la idea del aparcamiento subterráneo iniciada por las instituciones.

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LA CIUDAD SILENCIADA operativo más de nuestro análisis. Formulamos clasificaciones puramente analíticas, sin intención de reducir la heterogeneidad que caracteriza a estos grupos, tal y como tendremos la oportunidad de comprobar más adelante. a. La Alameda vecinal, definida como la que establece el uso del espacio "hacia adentro", de carácter doméstico y mucho más cotidiano, en comparación con lo que sucede con las "otras Alamedas". Dentro de esta dimensión -poco reconocidadistinguimos varios focos donde se expresa la vida vecinal: por un lado, apuntamos un imaginario triángulo que estaría delimitado por la calle Lumbreras, la calle Calatrava y la propia plazoleta de la Niña de los Peines, la zona más próxima a Torneo y a la Barqueta, que incluye callejuelas y rincones donde aún se conserva el ambiente de vecindad, no solamente por la edad y solera de muchos de sus antiguos vecinos, sino también por el tipo de relaciones que marcan su cotidianidad. Para esto cuentan con elementos reforzadores, tales como un comercio de proximidad que hace transitar a los vecinos por la calle Calatrava o Lumbreras-, la presencia de la Capillita del Carmen -en otros tiempos aún cercanos tan importante para el vecindario-, o la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, -donde se recoge gran parte de su actividad religiosa (cultos, reuniones, etc.)-. Del mismo modo, y sin salir de este primer foco al que estamos haciendo referencia, encontramos un espléndido lugar de interacción, la plazoleta de la Niña de los Peines, donde se recogen los flujos que, desde Torneo, bajan por la calle Lumbreras o Calatrava, para reposar en cualquiera de sus bancos, tomar algo en la bodega Norte Andaluza, compartir un ratito y una charla con cualquiera de los jubilados, usuarios del Teatro Alameda, o -ya cada vez con menor frecuencia- con las "vecinas prostitutas", que juegan al dominó o las cartas en los veladores perfectamente instalados a la sombra de los árboles, que degustan una buena tapa, riñen con los niños que juegan a la pelota, o simplemente esperan, miran, hablan, gesticulan..., que tienen su propia vida de barrio. No resulta causal que sea justamente en esta zona, donde se organicen y desarrollen actuaciones y acciones simbólicas, como la celebración de la Cruz de Mayo, la Celebración del Día de la Mujer Trabajadora, o cualquier otro acto que necesite del reconocimiento del vecindario, para que pueda considerarse del barrio. Dentro de las expresiones de sociabilidad más domésticas, vecinales o cotidianas que desvela la Alameda, encontramos otro foco importante que se corresponde con el final de la calle Peral, justo en su confluencia con Pacheco y Núñez de Prado, Antonio Susillo y Relator, donde no es difícil encontrar gente que se mueve de un lugar a otro, que se detienen a hablar con sus vecinos, amigos o conocido, y que, en definitiva, usan y viven este espacio. También en la zona central del paseo, como el mayor espacio al aire libre de la zona, encontramos a niños que han hecho de este su lugar para juegos, carreras y encuentros; o jubilados, ancianos y demás vecinos que buscan un sitio tranquilo para tomar el sol, conversar o divertir a sus mascotas, departiendo sobre el tiempo o cualquier otro tema. No podemos abandonar este apartado dedicado a la Alameda más próxima o vecinal sin hacer referencia a varias de las calles que desembocan en el paseo central, que aunque durante mucho tiempo estén marcadas por otras actividades, conservan buena parte del vecindario tradicional del barrio, que utiliza diariamente sus comercios y sus rutas en su vida cotidiana, como sucede en Lumbreras o Jesús del Gran Poder, o hasta en la misma calle Joaquín Costa. Determinados bares, tiendas, quioscos, actúan como puntos de referencia, propiciando el encuentro: como por ejemplo los establecimientos del inicio de la calle

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad Peral, los que se localizan en el cruce de la misma con Escoberos, la merceríapeluquería de la calle Amor de Dios, los puestos de chucherías y periódicos existentes en distintos puntos, el Café Alameda, con entrada por la Plaza de la Mata y la Alameda, el bar El Padrino, en la esquina con Trajano, el Bar Los Amigos, en Estrellita Castro, el Bar Aguilar, en la esquina con Relator, el Bar El Postigo, en la embocadura de Leonor Dávalos, que entre otros se constituyen como lugares. b. La Alameda del ocio, que vendría definida por el uso que de ella hace una diversidad de personas con el fin fundamental del esparcimiento y la diversión, estableciendo diferentes lugares distinguidos en función de los distintos grupos que hacen de éste su lugar. - "Ilustrados", "enterados", artistas o aspirantes, progres cultivados, gays6, universitarios... destacados usuarios de locales como La Habanilla o el Café Central, que con cierta distinción aparecen separados del resto de la actividad lúdica que se genera en la Alameda, acudiendo "religiosamente" a este lugar para encontrarse con su grupo de iguales, para asistir a algún performance que se organice, para informarse de la actividad cultural programada en la Alameda o en el resto de la ciudad, para quedar y simplemente para dejarse ver aquí y más tarde marchar (según sus gustos) hacia otros locales cercanos como el Bulevar (artistas y escritores) y El Barón Rampante (gays), Las Sirenas ("alternativos" más radicales). - Otro grupo de usuarios, más próximos a la música Independiente o al Rock, de una estética más dura, forman otro foco más difuminado, que frecuenta locales como el Corto Maltés, el Hefesto o el Fun Club, donde además de tomar una copa o escuchar su música, no es difícil comprobar como se reencuentran amigos de este mismo ambiente, conocidos de bares de años atrás, o agentes relacionados con el mundillo musical (músicos, promotores, agentes, vendedores, etc.) que tienen en este espacio un buen lugar de comunicación. - "Los más alternativos", situados en la margen izquierda del paseo, que frecuentan principalmente locales como el bar Las Sirenas y que no tienen ningún problema en trasladarse a otros lugares afines, como los plaza de Europa (en los bares de la Europa), o a escuchar alguna actuación en directo en La Morena, o más trasnochadamente a La Farándula. Grupo éste importante, tanto en número, como en el papel que se adjudican; en esos locales podemos encontrar amplia información sobre colectivos o actos solidarios, reivindicativos, políticos, lúdicos o festivos que concitan la interacción entre estos usuarios de la Alameda. - De manera más anónima y cíclica -ya que se concentra principalmente durante los fines de semana- usa este espacio la gente de la "movida", entendida como la masa indefinida que sale a tomar copas, que se confunde en todos y cada uno de los lugares que estamos señalando con los habituales. Estos ven en Alameda un nuevo lugar para salir, donde hay mucha gente, muchos bares y donde, por las propias características del espacio, no resulta incómodo divertirse a la vez que estar "a la última" de lo que pasa en la noche de la ciudad. c. La Alameda del trabajo y del negocio, definida en función de relaciones que podemos llamar instrumentales, provocadoras de unas expresiones especificas de sociabilidad, las cuales determinan espacios, ciclos y grupos concretos 6

Son numerosos los gays que hablan de la Alameda rosa, no sólo por el número de locales que acoje mayoritariamente este tipo de clientela, sino también por el carácter abierto de este territorio, lo que ha decidido a muchos a adentrarse en los barrios próximos.

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LA CIUDAD SILENCIADA vinculados a la actividad laboral o lectiva, pero desarrolladas más allá de estas mismas: La existencia del Instituto San Isidoro en la calle Amor de Dios, marca el ir y venir de muchos jóvenes, que durante los días de clase transitan las calles Amor de Dios, Doctor Letamendi o Plaza de la Europa y que tienen en la zona sur de la Alameda el lugar donde desayunar, jugar a las máquinas o al billar, comprar chucherías en los quioscos, o tomar la cerveza después de clase, para quedar con sus amigos, o iniciar aquí sus contactos. Posiblemente en relación a esta presencia han proliferado comercios dirigidos a los jóvenes no sólo estudiantes de la zona, sino a un amplio sector juvenil de la ciudad. Son establecimientos regentados por grupos jóvenes o afines a estos, que propician no sólo el consumo de determinados productos en estos locales, sino que dan pie a la formación de corrillos que charlan o comentan, donde se hacen planes y donde se comparte, además del tiempo y el espacio, una manera de vivir la Alameda. Digna de una mención aparte, es la actividad generada por otro centro de enseñanza situado en el otro extremo, en la calle Fresa concretamente, desde donde se producen diarios paseos de los alumnos a los bares y comercios más cercanos, como los de la calle Calatrava, o Pacheco y Núñez de Prado, para comprar el desayuno o el bocadillo, para descansar en el recreo, para hacer rabona, o simplemente para estar con sus compañeros. Son momentos y espacios compartidos con los empleados de las tiendas y oficinas próximas, que al final de su jornada (mañana o tarde) se encuentran en este lugar. En la zona suroeste del paseo se halla otro foco importante de interacción propiciada fundamentalmente por la situación y características de bares como el Doña Sofía, o Las Columnas, con veladores en la calle a la sombra de los árboles. A ellos acuden en diferentes momentos del día (a la hora del desayuno, la cerveza, el almuerzo, el café y o la copa que marca el final de la jornada) tanto alumnos, como profesores del cercano centro de idiomas, -situado en la calle Santa Ana-, en su mayoría extranjeros que tienen esta parte de la ciudad como punto de referencia y de información. Asimismo, también encontramos en este mismo lugar un grupo de inmigrantes africanos, residentes en el entorno, que allí tienen un lugar de encuentro. Este espacio es frecuentado por trabajadores de oficinas o establecimientos cercanos, que se conocen de verse cada día en el mismo sitio, (una relación vinculada a su lugar de trabajo), o por el grupo de taxistas que, además de tener localizada la parada oficial de sus vehículos en uno de los laterales de los jardines, hacen de esta zona el espacio ideal para su tertulia particular. - Dentro del apartado que hemos convenido en denominar la Alameda de trabajo, o del negocio, encontramos a no pocos usuarios de los talleres de mecánica, o de los comercios dedicados a esta rama del automóvil, localizados a ambos lados del paseo, que además de ofrecer el servicio requerido, propician tertulias y momentos de charla entre los vendedores y los clientes, a las que sin ningún problema se unen muchos taxistas que, o bien están localizados en la parada del extremo del paseo, o son conocidos, que entre carrera y carrera se detienen para saludar al amigo, o para preguntar tal o cual asunto. d. La Alameda de la marginación, definida como la que se sustenta sobre las relaciones establecidas entre los integrantes de grupos considerados como marginales. El estereotipo de esta marginalidad de la Alameda ha sido uno de los más utilizados, nos atreveríamos a decir que en muchos de los casos el único a la hora de construir y reforzar el imaginario sobre esta zona de la ciudad para muchos sectores y durante distintas

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad épocas. Sin duda alguna esta consideración, unida al largo abandono que ha sufrido este zona, ha contribuido históricamente a la instalación en él de individuos y actividades marginales, que en la Alameda han encontrado el marco más propicio debido a las condiciones que ofrece. Existen en la Alameda prostíbulos y prostitutas que caminan por muchas de sus calles. En la actualidad podemos señalar varios sectores de la zona donde estas mujeres desarrollan sus particulares formas de sociabilidad: allí viven en muchos de casos, trabajan, comparan con sus compañeras, departen con sus clientes, saludan a sus vecinos, toman el café o la cerveza en el bar más cercano -tradicional o nuevo-, realizan sus compras, o simplemente buscan algún "asunto urgente". Por un lado está el lateral oeste del paseo, concretamente la calle Leonor Dávalos, donde, aparte de existir varios prostíbulos, funciona todo un circuito de interacción de estas mujeres por la calle Jesús del Gran Poder, Juan de Oviedo, Becas o la misma Alameda, que buscan a sus clientes paseando por las calles, conversan sentadas en la puerta de las casas o paradas en las esquinas, normalmente con alguna compañera, o se dirigen al centro de atención a la mujer Leonor Dávalos, situado en esta misma calle, que actúa como punto de referencia para muchas de las prostitutas que ejercen en la zona, y como eje generador de sociabilidad. Muchas de estas mujeres se conocen aquí, trabajan juntas en los talleres e incluso han llegado ha montar sus negocios entre ellas. Otro punto importante donde putas y travestis tiene su espacio de interacción, tanto con el resto del vecindario, como con el que viene de fuera, es el eje presidido por la plaza de la Mata, que se extiende a lo largo de toda la calle Joaquín Costa, así como en todas las que, desde ella, van a desembocar a la Alameda: Niño Perdido, Belén, Barco, Tinaja o Vulcano. En ellas conviven muchas de estas mujeres en casasprostíbulos que les sirven como sus respectivos hogares. Con sus compañeras no sólo comparten la actividad profesional y los clientes, sino que tienen el mismo comedor, frigorífico o televisor. Bien sea sentadas en la puerta de las casas o esperando en su interior, ya paseando entre las calles, tejen sus relaciones más cotidianas - a veces la única que mantienen- con sus chulos o patronas, con sus compañeras, con sus hijos, con sus vecinos, o con los miembros de organizaciones que se ganaron su confianza. Algo muy parecido es lo que sucedía en otro foco de la zona marcado históricamente por la prostitución y que en la actualidad ha disminuido considerablemente; nos referimos a la recién rotulada calle Divina Enfermera, antes Lerena, donde resisten algunas prostitutas de edad avanzada, que contemplan como las casas de sus vecinas han cerrado, y en su lugar se proyectan nuevos apartamentos para gente pudiente, y donde han emprendido nuevas relaciones con los jóvenes y actuales usuarios de la plaza de Europa. Desafortunadamente, una buena parte de estas mujeres comparten con otros vecinos de la zona su adicción a las drogas. Este fenómeno, unido a todos y cada uno de las consecuencias directas que genera (sida, marginación, delincuencia, prostitución, violencia, etc.) son los que realmente permiten hablar de la Alameda de la marginación. La droga está presente en muchos de los espacios de la zona -como ejemplos, la calle Joaquín Costa, Tinaja, o la misma plaza de la Mata-, pero quizás, lo que para nuestro estudio puede ser más importante, es como estos "asuntos" establecen relaciones (entre consumidores, vendedores, redentores, familiares, etc.) que sin duda alguna caracterizan la sociabilidad entre varios sectores de los que comparten la Alameda. Las interacciones establecidas no sólo tienen como resultado una sociabilidad positiva, sino que con frecuencia acarrean en esta Alameda de la marginación, la otra

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LA CIUDAD SILENCIADA vertiente: el conflicto, lo que anteriormente denominábamos desencuentro. Habitualmente se escuchan peleas y discusiones, se ven carreras e insultos que muchas veces llegan a las manos, relacionados en la mayoría de los casos con la droga. La localización de estos estigmas en la Alameda y su alrededores, conlleva la afluencia de otros usuarios, tales como prostitutas residentes fuera de la zona, drogadictos o vagabundos, que también hacen de éste su lugar. e. La Alameda de tránsito. Centrados en el uso de la Alameda como lugar de paso, encontramos varios grupos de usuarios que utilizan de manera diferente este espacio. Por un lado están los espectadores del cine Alameda, que vienen con un objetivo concreto y a una hora determinada, cuando comienza su película elegida, y que en ocasiones toman una tapa, o una copa al salir en los locales de este parte del paseo en los bares inmediatamente próximos a multicentro, en El Doña Sofía, El Pub Cubano de la calle Trajano, etc.-, pero que en la mayoría de los casos utiliza el espacio de la Alameda únicamente para encontrarse en una cita. Por otro lado, dentro de los que usan la Alameda como lugar de tránsito, hemos de nombrar a los visitantes que toman el espacio como lugar de paseo -ya sea en solitario o con compañía-, que van a tomar el sol, que caminan con el único objetivo de observar, o bien lo utilizan simplemente para desahogar a su mascota. En la descripción general de la Alameda que apuntábamos más arriba, pudimos comprobar como este paseo es eje espacial para comunicar varias partes de la ciudad Torneo y La Barqueta con el centro, el barrio de la Feria, San Gil o la Macarena-, por lo que es utilizado por muchos sevillanos para atravesar, ya sea caminando, en automóvil o en autobús de un barrio a otro, desplazamientos, lo que sólo dan pie a la expresión de sociabilidad cuando se produce el encuentro fortuito. f. La Alameda del mercadillo, definida como la que se establece a partir de las expresiones de sociabilidad generadas por el acontecimiento del mercadillo dominical, de notable importancia para esta zona, hasta el punto de que no dudemos en considerarlo como el hecho de interacción más destacado que se produce en la Alameda, más allá de su función comercial. Desde el sábado por la noche aparecen a lo largo de todo el recinto de albero, cartones en el suelo o estructuras metálicas que delimitan los distintos lugares y puestos -como sucede en la mayoría de mercadillos de esta tipología-; se señala el sitio que se quiere ocupar a la mañana siguiente. Son momentos de una sociabilidad nocturna, donde grupos de vendedores o amigos, peristas, buscavidas, chorizos, etc., se encuentran en este espacio, discuten, negocian o charlan. La actividad "mercantil" se extiende aproximadamente hasta las tres del mediodía, aunque como más tarde señalaremos la ocupación de este espacio se prolonga hasta bien entrada la tarde. En función de la actividad que se vaya a desempeñar en el mercadillo, podemos diferenciar distintos actores: a) Vendedores, diferenciados atendiendo a la gran variedad de mercancías, productos y servicios que ofertan. Podemos encontrar entre este grupo a artesanos, buscavidas, "ladrones", vendedores ambulantes, inmigrantes, gitanos, anticuarios, etc. b) Compradores, entre los que se da otra gran diversidad, más extensa si cabe. A la Alameda se va el domingo por la mañana, no sólo por la actividad o transacción económica que se realiza, el mercadillo es algo más; de hecho muchos ni siquiera compran o venden, van por otra cosa. c) Visitantes, muy próximos al grupo descrito anteriormente y que señalamos con

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad este nombre porque en realidad visitan, al compás o con la excusa del mercadillo, la Alameda. Ellos son una parte importante de esta celebración dominical, haciendo posible que, una vez recogidos los puestos del mercado propiamente dicho, la actividad se prolongue hasta bien entrada la tarde. Aprovechando el ambiente o el buen tiempo, toman el sol, beben o comen en los aledaños de los bares que, no por casualidad, abren religiosamente todos los domingos. En la zona suroeste, en torno a locales como en Bar Doña Sofía o las Columnas, encontramos a moteros, conocedores o entendidos, trasnochadores, bohemios, carrozas, etc... que otorgan a este espacio del paseo y a la actividad de estos bares su máximo esplendor en estos momentos del domingo por la mañana. El proceso de la actividad que genera el mercadillo se comprueba con la diferencia que el horario va marcando en estos locales, hasta tal punto que a partir del fin del mercadillo el servicio del bar cambia y se transforma exclusivamente en una expendeduría de botellas. En esta misma zona señalamos el público que se reúne en las inmediaciones del mercadillo, en uno de los jardincillos que limitan el paseo. Son compañeros de los vendedores, simpatizantes o "colegas", que a la vez que toman su cerveza conversan con sus amigos "que se ganan así la vida". De este grupo hemos de decir además que coinciden como usuarios de esta parte de la Alameda durante el resto de la semana y a lo largo del todo el año: jóvenes que tienen aquí, cercanos a la estatua de Manolo Caracol, el lugar ideal para echar un cigarro, o lo que se encarte, una cerveza a gusto y compartida, una buena conversación o un cantecito. También durante la celebración del mercadillo, hemos de señalar la zona central que coincide con el interior del paseo, marcada principalmente por la actividad comercial, donde surgen encuentros diversos en función del tema o objetos que se ofertan, donde se inician conversaciones o se establecen tratos. En la zona norte, que junto a la suroeste descrita más arriba es donde se prolonga la estancia de estos usuarios de la Alameda durante toda la tarde, más allá de la actividad comercial. Diferentes grupos ocupan el espacio que está directamente relacionado con los locales que se han ido instalando allí en los tres últimos años: Habanilla, Peris Mencheta, Café Central, convirtiéndose en foco de atracción en las mañanas y sobremesas de los domingos sevillanos. De este modo todos los bares de la zona experimentan un aumento de su actividad como consecuencia del mercadillo, han proliferado los locales, (comercios, bares), se organizan conciertos, se planifican acciones reivindicativas o festivas..., se genera una actividad cultural que busca alejarse -en la medida de lo posible- de los circuitos tradicionales de la ciudad. Ya sea por el ocio, la vecindad, el trabajo, la fiesta, lo diario o lo extraordinario, la Alameda se configura en la diversidad, en la conjunción de todas las Alamedas de las que venimos hablando, que la definen como un espacio plural, un verdadero lugar de lugares. La calle Feria Vía comercial por excelencia y marco de encuentros desde siempre. Es una calle que articula la existencia de todo un barrio. Es foco y eje de comunicación del centro comercial de la ciudad con el barrio de San Gil y la Macarena. A pesar de su extensión y complejidad, podemos señalar en ella varios sectores en función de los diferentes usos que de la misma se realizan, dando pie a las distintas expresiones de sociabilidad que las caracterizan y articulan:

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LA CIUDAD SILENCIADA a. La Feria comercial, zona en la que la actividad comercial se confunde con la propia vida vecinal del barrio, definiendo conjuntamente los diferentes lugares que en ella se conforman: De ellos, comenzando por el extremo más próximo al centro comercial de la ciudad, encontramos la zona de San Juan de la Palma, donde se mezcla la actividad de la Calle Regina y de la Encarnación con la de la calle Feria. Varios son los bares que utilizan los usuarios de estos comercios, desde la misma plaza, junto a la Casa de los Artistas, hasta la calle Castellar. Los momentos álgidos y bajos de interacción coinciden con el ciclo de la actividad comercial. Desde aquí, siguiendo el tránsito que anima toda la calle, comprobamos la peculiaridad de los comercios que en ella se localizan y la intensa interacción que se desarrolla en la zona del cruce con la calle Castellar, donde los propietarios de tiendas y establecimientos -que en su mayoría también comparten la categoría de vecinosaprovechando lo íntimo y estrecho de la calle a esta altura, protagonizan unas frecuentes y estrechas relaciones entre ellos y sus clientes, tanto antiguos como recientes. Un nuevo foco de interacción es el que encontramos inmediatamente después en la zona definida por las plazas de Monte-Sión y la de los Maldonados, donde se ensanchan no sólo el espacio, sino también la oferta de productos expuestos en los comercios, así como los compradores y usuarios, donde se mezclan los vecinos con los foráneos. Todos encuentran un espacio abierto y concurrido propicio para la interacción. La localización del Bar Vizcaíno y otra bodeguita justamente enfrente, favorecen los encuentros entre los diferentes horarios, ciclos y descansos relacionados con la actividad comercial, religiosa, o vecinal de la zona. Este uso común del espacio ha reforzado su carácter de lugar ritualizado en diferentes momentos y situaciones. Este lugar no sólo es referente simbólico para vecinos y demás sevillanos en los días de la Semana Santa, especialmente el jueves Santo, para contemplar a la cofradía que desde aquí procesiona, sino que este ensanche ha sido de trascendental importancia a lo largo de la historia del mercadillo semanal que se viene efectuando desde antiguo en esta calle cada jueves del año, aunque en la actualidad, como consecuencia de las obras realizadas en toda la calle Feria, se ha visto obligado a trasladarse al vecino paseo de la Alameda de Hércules. Otro de los focos que marca la actividad y los flujos comerciales de esta calle, se localiza en la conocida Cruz Verde, justo en el cruce con la calle Doctor Letamendi y la zona de la Alameda. Una de las características del comercio en esta zona es la exposición de mercancías, objetos y productos en las aceras de la calle, lo que, además de su función mercantil, favorece el que los transeúntes y compradores se detengan a hablar, a comparar entre una tienda y otra, a preguntar al dependiente o simplemente a mirar. Entre tienda y tienda no resulta difícil encontrar un bar o cafetería como la que hay justo en el cruce con Doctor Letamendi, donde poder descansar de la venta o de la compra en su caso, esperar al vecino o al amigo con el que hemos quedado para tomar una copa o una buena tapa y no solamente en horario comercial. Siguiendo el tramo más ancho, señalaremos otro foco importante en la interacción social que propicia el comercio en este espacio, nos referimos a la plaza de Calderón de la Barca, junto a la Iglesia del Omnium Sanctorum y al importante Mercado de abastos de la Feria. Este presenta algunas características peculiares, como es su distribución abierta con los puestos hacia la calle, y algunos incluso con bancos adosados para que la gente se siente en el transcurso de la compra y de la charla. El mercado de abastos tiene una continuidad comercial con la plaza, presentando características comunes al foco anteriormente descrito: exhibición de productos en la

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PLANO 12: LA PLAZA DE LA FERIA, MONTE-SIÓN Y SAN JUAN DE LA PALMA

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LA CIUDAD SILENCIADA calle, tiendas especializadas... Al igual que en el primer sector, la existencia de zonas peatonales o poco transitadas favorece que se instalen puestecillos itinerantes al abrigo de la actividad de mercado, no sólo durante la celebración del mercadillo del jueves, sino diariamente, para que los vecinos y usuarios se detengan para desayunar, tomar una cerveza, informarse o conversar, con lo que se enriquece la interacción que en su entorno se manifiesta. El tramo final de la calle Feria va desde el cruce con Relator hasta la Resolana y nos introduce de lleno en el barrio de San Gil; aquí encontramos la parte más amplia y regular de la calle. Se suceden diferentes tipos de comercios, tradicionales y modernos que dan una oferta y un aspecto mucho más metropolitano a este sector. La sociabilidad que aquí se manifiesta parece más diversificada y menos intensamente vecinal. Antes de abandonar este apartado dedicado a la sociabilidad generada por la actividad mercantil de la calle Feria, no podemos dejar de hacer referencia al momento más importante de esta tradicional zona comercial: el mercadillo del jueves rastro de viejo, antigüedades, curiosidades o productos diversos. La calle Feria adquiere especial animación los jueves con este mercado semanal. Al igual que indicábamos al hablar del mercadillo de la Alameda, la importancia de éste no reside tanto en lo que suponen las transacciones comerciales, sino en el significado, alcance y reconocimiento que el jueves tiene dentro de la expresión de sociabilidad del Barrio de la Feria y de la ciudad, llegando hasta tal punto de que no son pocos los sevillanos que únicamente se desplazan a la calle Feria el día del mercadillo, para comprar o curiosear. El jueves actúa como referente de este barrio y de la actividad comercial informal en Sevilla. La interacción no sólo la desarrollan los visitante, compradores o curiosos, sino que una parte importante de la misma la generan los propios vendedores de los puestos. Se da una alternancia entre vendedores que se vuelven espectadores y espectadores que se vuelven vendedores, la diversidad de su procedencia, sus maneras y sus productos así lo favorece. La disposición de los múltiples y variados puestos muchas veces incluye asientos, no sólo para el vendedor, sino también para que los interesados, amigos y conocidos puedan sentarse, comprobar la calidad del producto, o simplemente "echar un rato agradable y sin problemas charlando". Como el resto de la actividad social y comercial de la zona, el mercadillo tiene marcados los tiempos y espacios de mayor intensidad. El momento de mayor afluencia de público se produce a partir de las 12 de la mañana, cuando se reúnen en la calle los vecinos que están en plena actividad diaria, los curiosos o desocupados que recorren los puestos, etc..., es entonces cuando se hace más notable la idea anteriormente expresada de el jueves como marco de intercambio y de interacción. Es la plaza de Monte-Sión el espacio donde se concentra mayor número personas. Aquí parece estar el centro de operaciones, tanto por el público diversificado que allí acude, como por los flujos que de un extremo al otro del mercadillo en ella confluyen. En este espacio -el más amplio de los que ocupa el mercado-, aparte de la variedad de comercios existentes, encontramos una churrería, varios bares donde se puede desayunar hasta bien entrada la mañana y, sobre todo, un establecimiento especialmente ligado a la vida del jueves y de la calle Feria, el Bar Casa Vizcaíno, lugar en el que se pone de manifiesto de manera palpable el carácter diverso y abigarrado de la concurrencia. b. La Feria vecinal. La importancia de la vida comercial de esta calle no debe hacernos olvidar la idea con la iniciamos estas páginas, que la misma constituye el eje de todo un barrio. El ser una vía de tránsito continuado, tanto de personas, vehículos y mercancías, no la ha privado de una vida vecinal considerable. Vida que viene marcada

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad en los últimos años por el envejecimiento de la población tradicional, así como por la instalación de un nuevo grupo de vecinos más jóvenes, con un estilo de vida algo diferente, pero que sigue valorando la importancia de vivir en esta parte del Casco Antiguo de la ciudad. Con relación a este aspecto podemos señalar la existencia a lo largo del citado eje de varios focos de sociabilidad vecinal, mucho más doméstica y cotidiana que las relaciones establecidas como consecuencia del comercio. En primer lugar, en el arranque de la calle Feria más próximo a la Encarnación y al centro comercial de la ciudad, zona marcada por la presencia de la Iglesia y la Plaza de San Juan de la Palma, además del papel que desempeña como foco de sociabilidad comercial, encontramos diferentes grupos de vecinos que utilizan este espacio como lugar más próximo de esparcimiento e interacción: los niños que juegan bajo la mirada de sus madres, los adolescentes que aquí encuentran un lugar donde quedar y pasar un rato, los jubilados a los que atrae la tranquilidad y lo soleado de la plaza, el público que acude a la parroquia y que fuera del horario de los cultos o de las actividades de la Hermandad de la Amargura, tienen en la cervecería o en el bar de la plaza un buen lugar para continuar sus reuniones. Avanzando algo por la calle Feria, encontramos otro núcleo vecinal importante, que usa tanto este primer tramo de San Juan de la Palma, como la misma calle Feria, o el cruce con Castellar para realizar sus encuentros más cotidianos. No es difícil encontrar en este tramo a vecinas que cada mañana se saludan, se dirigen juntas hacia la Plaza de San Marcos, el mercado de la Feria, la Alameda o cualquiera otra zona cercana, o que simplemente se detienen para charlar en el citado cruce de Castellar. Justo cuando empieza a ensancharse la calle, a la altura de Monte-Sión, con el bar Vizcaíno o la plaza de los Maldonados como puntos de referencia más destacados, es donde se percibe que estamos en pleno corazón del barrio. Numerosos son los corrillos de vecinos que aquí se detienen en sus actividades diarias, aún fuera de los horarios y los circuitos más comerciales. Reuniones de jóvenes, ancianos o amas de casa que tejen en sus conversaciones la sociabilidad de la zona, se intercambian información "de como va de lenta la obra”; de "lo que dicen los del ayuntamiento”; donde se construyen y levantan chismes o cotilleos. Más cercano a la otra iglesia que preside esta calle, la del Omnium Sanctorum, y a la plaza de abastos, se halla todo un entramado de calles que de aquí arrancan o a ella van a desembocar (Amargura, Palacios, Malaber o González Cuadrado, entre otras), donde aún reside un buen número de vecinos con relaciones establecidas desde antiguo. En este foco escenifican sus interacciones que tienen en los laterales del mercado un verdadero lugar, donde no sólo acuden para realizar sus compras o asuntos más cotidianos, o tomar una copa en cualquiera de los bares que allí existen, sino que también aquí tienen su grupo de amigos, con los que comparten algo más que la quiniela de todas las semanas o la devoción a la misma Virgen. En el sector final de la calle, la parte que vertebra al barrio de San Gil, y aunque de manera más difusa y entremezclada, detectamos una actividad fruto de la vecindad y los desplazamientos diarios que ésta provoca. Hemos de destacar como en este tramo de la Feria, desde Relator a la Resolana, la expresión de la sociabilidad vecinal alcanza sus momentos álgidos durante la fiesta grande de la ciudad, la Semana Santa, con motivo del paso de la Virgen de la Hiniesta o, especialmente, de la Macarena; tiempo en el que los vecinos de la calle y del barrio toman este espacio y lo hacen tan suyo como la plaza de Monte-Sión o el propio mercado de abastos. Junto a estos grandes momentos, hay que hacer referencia también a otros que, a lo largo de la Semana Santa, sin duda refuerzan simbólicamente la articulación del barrio y

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LA CIUDAD SILENCIADA constituyen factor esencial para dar la solidez y riqueza a las redes de relaciones de vecindad sobre las que sustenta su existencia como tal. Así, el Domingo de Ramos en los alrededores de San Juan de la Palma, cuando procesiona la hermandad de la Amargura, o el Martes Santo en la Parroquia de Omnium Sanctorum y la plaza de Calderón de la Barca, cuando salen Los Javieres, el barrio de la Feria sale a la calle con sus "mejores galas" manifestando su personalísima forma de "saber estar en Semana Santa". Este ensanche de la calle, con Casa Vizcaíno como punto de encuentro más importante, el cruce con Doctor Letamendi y la Cruz Verde, son espacios especialmente reconocidos y utilizados por los vecinos para los encuentros durante los momentos de fiesta. Todo ello pone de manifiesto la existencia de una Feria vecinal donde se tejen relaciones cara a cara, donde se conoce quien es el vecino, donde se puede comprar tal o cual cosa, y por supuesto, donde se expresan y sienten más intensa y emotivamente momentos festivos, de duelo, alegres o tristes, como una procesión, un entierro, o el paso de la Cabalgata de Reyes. c. La Feria del ocio, aparte de la expansión que se produce entre los momentos protagonizados por la actividad vecinal o comercial, es preciso señalar otro tipo de frecuentación que se percibe en varios puntos de la calle. El primero, concretamente, en el cruce con la calles Doctor Letamendi, donde coinciden abiertos hasta bien entrada la noche bares como La Feria, El Ambigú, La Ilustre Víctima o la Abacería, que adquiere así el carácter de espacio de sociabilidad nocturna, donde se encuentran muchos "artistas", o se reúnen los miembros de una asociación juvenil próxima, y hasta donde se prolonga el ambiente de la Alameda como lugar de ocio. El segundo foco al que nos referimos está localizado entre la plaza de los Maldonados y el ensanche de la calle Almirante Espinosa con varios bares en los que se puede tomar una cerveza o una buena tapa, en los veladores o de pie, proporcionan un marco para el esparcimiento en horarios fuera del ciclo comercial y el encuentro entre vecinos. Ayudado por el carácter acogedor que ofrece la plaza de San Juan de la Palma aparece otro de los focos protagonistas de los momentos de ocio. La localización de la Asociación Cultural La Palma favorece el tránsito y el disfrute del lugar por parte de un buen número de jóvenes que, sobre todo en la noche, consumen en los locales de la plaza y tienen aquí un lugar, tanto para estar como para quedar. También en esta plaza debemos señalar la actividad que se genera con la excusa o como consecuencia de la localización de una frecuentada cervecería, en las principales horas de esparcimiento, -es decir hacia el mediodía o en la tarde-noche- sobre todo por un grupo de vecinos y amigos, de edad mediana, que han hecho de este punto el lugar para encontrarse, para hacer un descanso diario, o para iniciar una salida en grupo. San Julián Inscrito dentro del Casco Antiguo, en el sector noreste de nuestra área de estudio, señalamos la existencia de un foco de interacción que, teniendo como núcleo la Plaza de San Julián, articula otros lugares como la Plaza del Pelícano, la Plaza Moravia y un rico entorno de calles. Se puede decir que desde las características de sus pobladores, hasta su estructura urbanística, guardan cierta homogeneidad. Paseando y observando esta zona se tiene la sensación de estar en un pueblo, donde la gente habla del barrio, se conoce y se identifica con lo que sucede varias calles alrededor. La Plaza de San Julián supone uno de los puntos de articulación más importantes del Casco Antiguo con el resto de la ciudad, particularmente con la zona de la Ronda.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad Delimitada por las calles Duque Cornejo, Madre Dolores Márquez, Macasta y San Hermenegildo, es una plaza de reducidas dimensiones. Habilitada con varios bancos y presidida por una bonita cruz central, junto a la iglesia que da nombre a la misma. Es el centro de una intensa vida vecinal, favorecida por la propia estructura de barrio que, unida a su densidad poblacional, la hacen ser el centro que articula la expresión de la sociabilidad cotidiana de sus vecinos (por esta plaza pasa el chisme, la noticia, la alegría, la tristeza, etc.). El grupo principal de vecinos que acude a ella está integrado por personas mayores, muchas llegaron aquí después de la guerra civil. Se encuentran en la plaza para distraerse y para escaparse un poco de la estrechez de sus casas, acercarse a la peluquería para conocer noticias y novedades, para tomar el sol, realizar sus compras diarias o simplemente dejar pasar el tiempo y saber como están sus vecinos. Es esta una plaza donde la gente se llama por su nombre, se pregunta "¿cómo está tu madre?"; o "¿qué tiene hoy para almorzar?” donde los niños juegan a la pelota, o al escondite en la cruz central, y donde realmente se hace manifiesta una vida en comunidad. La existencia en ella de un comercio básico, cotidiano, contribuye a la riqueza de la sociabilidad en el lugar, donde se confunde lo vecinal con lo comercial. Por lo que tiene de doméstico resulta difícil encontrar a alguien comprando en estas tiendas que no viva en la plaza o en sus inmediaciones. El lugar presenta una interacción especialmente densa durante los fines de semana, cuando todo el mundo tiene más tiempo libre, cuando se intensifican las compras o cuando se acude con más frecuencia a la parroquia. La presencia de varios bares "de barrio", donde se habla o se ve fútbol, donde se juega colectivamente a los cupones o a cualquier otro juego de azar, son escenario propicio para el desarrollo de la sociabilidad generada en torno a la actividad comercial. Los desplazamientos de una tienda a otra, donde se compra el pan diariamente, incluso los domingos, son entre otras, referencias y reclamos para los vecinos de la zona, que ayudan a comprender la estratégica localización de vendedores ambulantes, loterías o cupones, los cuales se sirven del papel que ejerce la plaza como punto central de comunicación e información. A caballo entre lo vecinal y lo festivo, destaca sin duda la localización de la Casa Hermandad de la Hiniesta, pegada a la iglesia de San Julián, que aglutina y provoca la asistencia de muchos vecinos actuales o que lo fueron en otro tiempo pero que mantienen un contacto regular con "su barrio", aunque residan desde hace años en barriadas del extrarradio, contribuyendo con su presencia a reforzar estos momentos y espacios de unidad. Formando parte de la junta de Gobierno de la Hermandad, esperando la salida de su Virgen el Domingo de Ramos, estos hijos del barrio se reencuentran con su espacio, se identifican con este lugar y siguen teniendo allí a sus "viejos vecinos" con los que compartir su antiguo barrio. La actividad de la hermandad y de la parroquia, la devoción a la Virgen de la Hiniesta o la del Rosario, unifica ciclos y horarios entre sus vecinos. Los hermanos se reúnen, esperan, preguntan por fulanito o menganito, toman una cerveza, realizan sus compras antes de entrar o salir de la iglesia. Articulados al núcleo central de la Plaza de San Julián se encuentran otros lugares en los que se da una continuidad de las formas de interacción social entre sus usuarios. La Plaza del Pelícano, situada en el extremo del eje imaginario que hemos trazado en esta zona; se encuentra en la confluencia de varias vías: calle San Hermenegildo, Juzgado, Enladrillada y San Lucas. En esta plaza rectangular, dotada con bancos alrededor y algunos árboles pequeños, se desarrolla una interacción tanto esporádica como regular. Esto nos

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LA CIUDAD SILENCIADA permite afirmar la existencia de una reveladora vida vecinal que marca la expresión de la sociabilidad en la zona. Aunque el perímetro de lo que es el espacio de la plaza en sí no haya sufrido transformaciones urbanísticas importantes en los últimos tiempos, sí lo ha hecho todo su entorno más próximo7. Ejemplo de las formas de interacción entre los vecinos de las recientes construcciones que rodean la plaza es la que se produce con la Cafetería Almansa como punto de referencia, instalada en uno de sus laterales. En este punto se hace un alto en el trasiego diario, se sabe lo que pasa entre los vecinos, el que está enfermo, se juega a los cupones... en perfecta complicidad con el dueño del bar, al que incluso las vecinas encargan la bombona de butano previendo su ausencia. Otro ejemplo del carácter vecinal o de uso fundamentalmente residencial que se le otorga a esta plaza, puede observarse durante las fiestas navideñas, cuando este espacio, normalmente ocupado por niños que juegan o se reúnen en torno al quiosco de golosinas, es el único lugar del barrio donde se colocan adornos navideños -aunque desaliñados-, reforzando ese ambiente vecinal. Fuera del ámbito de lo residencial, señalamos la actividad en relación al trabajo o a los desplazamientos que este requiere. Más concretamente, nos referimos por un lado a las interacciones producidas en torno a la Chatarrería instalada en la esquina con la calle juzgado, que con su concurrida clientela mantiene animada las relaciones en esta plaza8, así como en las calles de alrededor. Y por otro lado, a la presencia del bar el Pelícano, donde por un módico precio se encuentra una almuerzo casero, un ambiente agradable para desayunar o tomar una tapa, y que recoge a empleados de oficinas y comercios cercanos -recordemos su proximidad con la Ronda- y favoreciendo el descanso entre los diferentes momentos de actividad. No podemos abandonar el análisis de las expresiones de sociabilidad de carácter vecinal del eje presidido por San Julián, sin mencionar su continuidad hasta la vecina Plaza de Moravia. Plaza que surge del ensanche de la calle San Hermenegildo, atravesando de un lado a otro de la misma calle y que, a pesar de sus reducidas dimensiones, sorprende por las expresiones de sociabilidad que marcan su vida vecinal. Dos son los lugares que actúan como foco de atracción para los vecinos: una cervecería, localizada en la esquina, y sobre todo una tienda de comestibles. Más allá de su función comercial, lo que caracteriza a esta tienda es su utilización como ámbito de sociabilidad, como lugar vecinal de tránsito habitual. Frecuentada por vecinas de viviendas que dan a la plaza o de las calles próximas (juzgado, pasaje Mallol, Macasta) que hallan en este pequeño espacio el lugar donde realizar sus compras más básicas, y junto con la cervecería, les permite 7

Nos referimos al cambio experimentado en los usos residenciales de este espacio. Hace unos 30 años la plaza, al igual que la mayoría de las plazas del barrio, estaba rodeada de casas de vecinos. Ello indudablemente producía una utilización peculiar de los espacios públicos que se traducía en una proyección de las relaciones de sociabilidad existentes en estas casas. La especulación urbanística que sufrió la zona a mediados de los 70 alteró irremediablemente la utilización de los espacios públicos. Se desalojaron viviendas, se derribaron las casas de vecinos, por lo que muchos de los antiguos moradores de la zona tuvieron que marcharse a construcciones cercanas a barriadas más lejanas o quedarse en las viviendas que aquí se construyeron, con lo que se produjo una verdadera transformación vecinal en la zona. 8 Esta esquina aparece constantemente poblada por los que esperan concretar algún trapicheo, que toman un botellín fresquito o echan una partida a las cartas, a los que parece no importarles ni la hora que sea ni las miradas que les observen.

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PLANO 13: SAN JULIÁN, MORAVIA Y EL PELICANO

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LA CIUDAD SILENCIADA entretenerse con las vecinas, charlando mientras vigilan a sus hijos que juegan en la zona peatonal de la plaza, al final de la jornada o durante los fines de semana. Analizando la actividad de ocio nocturno, vemos como toda la zona, inscrita en el eje de interacción del que venimos hablando, es además espacio oportuno no solamente para tomar una cerveza, un café o almorzar unas tapas, como hacen aquí muchos de los vecinos de este barrio, sino que también es ocupado como lugar de expansión -en diferentes tiempos-, para distintos grupos del resto de la ciudad. La presencia de dos bares cofrades en las inmediaciones de la plaza de San Julián hacen de este espacio un punto de referencia, no sólo en los momentos de la Cuaresma o de la Semana Santa, que unen a San Julián con Sevilla. Igual sucede con el salón de billar de la calle San Hermenegildo, que ayudado por la cercanía de la Ronda y su fácil acceso, permite que hasta este lugar llegue un buen número de jóvenes y aficionados a este deporte desde otros puntos de la ciudad. Alejándonos unos metros hacia la zona de la Ronda, encontramos otro foco propicio para las expresiones de esta sociabilidad ligada a la expansión o el ocio. Exactamente en la plazuela existente entre varios bloques de viviendas de construcción relativamente reciente, que proporciona un espacio de intimidad, tanto para jóvenes que aquí se citan con sus amigos o parejas, como para los usuarios de varios locales, como una cervecería y una pizzería, que marcan la concurrencia diaria de este lugar. Plaza del Pumarejo Plaza popularmente conocida en épocas anteriores como la plaza de "las cuatro esquinas", pero que finalmente se le impuso el nombre de plaza del Pumarejo, en alusión al nombre del palacio allí existente. La plaza, elevada sobre el nivel de la calle, tiene una configuración rectangular, con unos escalones de acceso situados en sus lados más anchos. Rodeada de bancos adosados a una barandilla, con asientos claramente individualizados mediante apoyabrazos de forja, permite la configuración de un amplio espacio que enmarca la actividad vecinal caracterizadora fundamental de las interacciones que se establecen en esta plaza y en sus alrededores. Esta vida vecinal, sin duda alguna, se ha visto favorecida por las importantes transformaciones que se han llevado a cabo en los últimos años 9. Varios son los elementos que propician los encuentros en esta plaza: el ser un cruce de importantes vías de tránsito (San Luis, Relator, Fray Diego de Cádiz, etc..), la existencia de dos quioscos, la localización del Ambulatorio Médico "Virgen Macarena", de la Sede Social de la Asociación de Vecinos San Gil (con su bar), de una tienda de ultramarinos, de la Peña Flamenca, de una bodeguita y de otros bares. Todo ello hace posible que, además de los vecinos más antiguos de la zona, nuevos colectivos utilicen esta plaza en sus actividades más cotidianas. Quizás sea esta diversidad de usuarios la que da vitalidad al lugar. Hay gente que va al ambulatorio y espera en la plaza, niños que constantemente juegan o revolotean alrededor de los puestos, vecinas que transitan o que se dirigen a la tienda de ultramarinos, corrillos de jubilados que toman el sol, esperan llegue su número de 9

Se tomaron medidas encaminadas a su regeneración social de la plaza y sus habitantes, tendentes a la diversificación tanto en los usos, como en los colectivos que acuden a ella, surgidas del esfuerzo de la Asociación de Vecinos San Gil y que contaron con la ayuda del Ayuntamiento y de la junta de Andalucía.

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LA CIUDAD SILENCIADA la consulta del médico, o en la bodega o en el bar de la Asociación, contando con la presencia, en ciertos momentos, de jóvenes del barrio que hacen de ella un lugar de encuentro. Ello permite que en ella se puedan marcar ciclos temporales tanto diurnos como nocturnos, diarios o de fin de semana. Las diferencias en la asistencia vienen marcadas mucho más por la intensidad o el aumento de la interacción, que por la diversidad de los colectivos que intervienen en ella. Este uso principalmente vecinal que actualmente posee la plaza del Pumarejo ha contribuido a la erradicación de la marginación que durante mucho tiempo caracterizó el lugar. Aunque este hecho acentuó la estigmatización del lugar, la opinión despectiva que la marcó sobre el mismo viene de antiguo10. La existencia del comedor de las Hermanas de la Caridad, o la permanencia de casas ruinosas en la calle San Luis, explican en parte la presencia y ocupación del número, cada vez menor, de marginados (vagabundos y drogadictos fundamentalmente). Siempre se suelen encontrar algunos de ellos en la plaza. Las horas principales de su afluencia (entre las doce y las dos de la tarde) coincide con el horario de la comida que se sirve en el comedor de La Milagrosa. Durante este tiempo es normal verlos sentados sobre todo en la parte derecha de la plaza, al mismo tiempo que se produce un continuo trasiego, bien de ida o de vuelta, hacia el comedor. Los motivos de conflicto fueron producidos principalmente por los indigentes y yonkies que vivían en el barrio, generalmente en casas abandonadas en situación ruinosa. Hasta hace relativamente poco tiempo ellos eran los únicos que utilizaban la plaza. La asociación de vecinos no sólo se quejaba de su presencia continua, utilizando incluso los bancos para dormir, que daba una mala imagen al barrio con sus peleas..., lo más grave para la asociación de vecinos eran los restos que dejaban: jeringuillas usadas, restos de botellas..., que hacían imposible su utilización vecinal. En relación a la recuperación de esta plaza, hemos de señalar los acontecimientos claves que constituyen las fiestas que la tienen como marco principal. La celebración de la Cruz de Mayo, o el carnaval organizado para los niños, entre otros, son momentos en los que se refuerzan los vínculos que componen este vecindario, que a pesar de la desestructuración que experimentó durante años -como consecuencia de la marginalidad que le afectaba- y con la inestimable labor de la Asociación de Vecinos, ha sabido recuperar o mantener los elementos necesarios para la expresión de la sociabilidad del barrio. Calle Relator Vía articulados de las interacciones dentro de la zona de estudio, es eje de tránsito y comunicación entre las zonas de la Alameda, San Gil, San Luis, el Pumarejo, la calle de la Feria y sus calles adyacentes. Aunque sea este marcado carácter vertebrador el que la caracteriza, son especialmente destacables en su función y en la dinámica que la define los domingos por la mañana, por el flujo continuo de personas que se establece a lo largo de toda la calle, coincidiendo con la celebración del mercadillo semanal en el paseo de la Alameda. Además de ser un cruce de caminos, la calle Relator posee varios elementos de referencia (su situación como lugar de tránsito, su actividad comercial y la Parroquia de San Basilio, perteneciente a la Iglesia Española Reformada Episcopal) que favorecen su continua concurrencia y contribuyen al desarrollo de vida vecinal. La permanencia en su 10

José Más, escritor sevillano de principios de siglo, hace referencia en sus "novelas sevillanas" a los colectivos y a los locales que rodeaban a la plaza, como una zona de "mal vivir".

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PLANO 15: CALLE RELATOR

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LA CIUDAD SILENCIADA entorno de una buena parte de población tradicional, que residen fundamentalmente en el pasaje Amores, calle Escudero, o San Basilio, hace posible esta estrecha vía actúe como un lugar: Son vecinos que históricamente han utilizado esta calle como lugar de compras cotidianas, de saludos diarios; en ella es fácil ver a mujeres con sus carritos que se saludan, que se dan cita para ir al cercano mercado de La Feria, que vuelven o van a llevar a sus hijos al colegio del Carmen Doloroso, o bien toman café a la vuelta de sus quehaceres. Esta sociabilidad a la que hacemos referencia, coincide principalmente con los ciclos comerciales, por lo que es más densa en las mañanas (dada la proximidad de la plaza de abastos) y se extiende en las tardes, fuera de la rigidez horaria de otro tipo de comercio. Sobre todo al anochecer, es fácil observar a niños y jóvenes que juegan en las puertas de sus casas o madres que salen a buscarlos y se quedan charlando con la vecina que se encontraron "casualmente"... Todas estas conversaciones, interacciones, corrillos o juegos, tienen un punto que las favorece y donde son más continuas y duraderas, concretamente en el ensanche que hay en el cruce de Relator con la calle Amargura, donde una mínima zona arbolada, un bar-cafetería muy concurrido, una cabina de teléfonos y un quiosco de venta de cupones de la Once, le otorgan el papel de plazuela, que sirve de marco para las expresiones de sociabilidad. Existe también otro lugar particularmente propicio para la expansión de ocio fuera del horario comercial, situado en la esquina con la calle Parra, en el que se dan cita fundamentalmente vecinos y otros usuarios que inician aquí sus encuentros. La actividad comercial de la calle propicia de forma especial la expresión sociable. El ser eje de comunicación de varias zonas es aprovechado para la localización en ella de servicios y comercios, que sin duda alguna son generadoras de múltiples interacciones, de encuentros diarios y de relaciones que, por su parte, marcan las formas comerciales de esta calle. De entre estos negocios, destacamos la actividad de las tiendas de comestibles. Es fácil encontrarlas abiertas hasta la 10 de la noche, y algunas incluso durante los fines de semana, prestando servicios a los vecinos más cercanos, sirviendo a la vez de lugares para la charla, el desahogo, el intercambio de opiniones o simplemente el paso del tiempo en compañía. El análisis de ambos aspectos, el vecinal y el referido a las relaciones de sociabilidad originadas por el comercio, nos lleva a señalar la conveniencia de distinguir dos zonas perfectamente diferenciadas en Relator: a) Una primera que va desde el principio de la calle en el Pumarejo -cruce con San Luis-, hasta llegar a la calle Feria, y que ha sufrido menos transformaciones. A pesar de ser la parte más angosta de la vía, es justamente en esta parte donde las interacciones se expresan con mayor claridad y frecuencia. Es donde perduran más los antiguos vecinos, donde los comercios presentan un carácter más familiar y tradicional. b) Una segunda zona, que va desde el cruce con Feria hasta la Alameda, justo donde se ensancha la calle. En este tramo se han construido nuevas edificaciones, y se han instalado negocios nuevos que ofrecen un servicio de ámbito más metropolitano que vecinal, donde los encuentros se distancian en el tiempo y en el espacio. Si duda alguna el papel de la calle Relator de eje de interacción en la zona, tiene momentos especialmente significativos con ocasión de las celebraciones festivas, sobre todo con motivo del paso de las Hermandades de la Hiniesta o de la Esperanza Macarena, donde se escenifica con mayor intensidad la interacción festiva. La peculiar intensidad que alcanza en ella el paso de estas dos vírgenes pone de manifiesto el

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad carácter de límite simbólico que tiene esta calle para el vecindario de los barrios de La Feria y San Gil. Puerta de la Macarena Al hablar de la Macarena como espacio de sociabilidad nos referimos a toda la zona próxima a la basílica de la nombrada virgen sevillana, es decir toda la zona del arco desde la propia puerta de la iglesia, en la confluencia de las calles Macarena, Resolana, San Luis, Bécquer, hasta Escoberos y la misma calle Parras. La localización de la basílica de la Macarena marca la omnipresencia de la actividad ritual o devocional como espacio de expresión de un tipo de sociabilidad continuada durante todo el año, que adquiere especial magnitud en los momentos de la Semana Santa. Este hecho, la hace punto de referencia tanto para vecinos, cualquier otro sevillano o el más variopinto visitante de la ciudad. Previamente o después de visitar la imagen, charlan en la misma puerta con cualquiera de los hermanos o "guardianes de la imagen" que constantemente merodean en la puerta o en la tienda de recuerdos, conociendo datos de la virgen y sobre todo de la Hermandad – “Por donde va el bordado de manto”; "que traje vestía en tal fecha”; "quien le regaló tal cosa para otro acto"-. Departen con los hermanos que en ese momento estén en la basílica o con los vecinos y camareros de los bares cercanos en la misma esquina de la calle Macarena o, cruzando la Resolana, en la acera de enfrente (Bar Plata). Este tipo de interacciones tiene sus momentos álgidos cuando se celebra cualquier acto relacionado con la imagen o, especialmente, cuando ésta se prepara para procesionar en la Semana Santa y en Diciembre, cuando se pone la Virgen en besamanos con motivo de la celebración del día de la Esperanza 11. Con ello se refuerzan relaciones menos cotidianas pero igualmente reveladoras de cara a las relaciones que se extienden fuera de las redes puramente vecinales y que une fuertemente esta zona con el resto de la ciudad. Dentro de las expresiones de sociabilidad de ámbito vecinal, vemos como la zona en torno ala basílica de la Macarena es nexo articulador entre el barrio de San Gil y lo que se conoce como "la Macarena", sector que se extiende fuera de la muralla y que llega más allá del Hospital Clínico. La existencia de varios núcleos vecinales -algunas casas de vecinos entre elloscomo sucede en la calle Macarena, o al inicio de la calle San Luis -viviendas de protección social, núcleos vecinales con forma inspiradas en el corral de vecinos-, o las viviendas unifamiliares de las calles Torrigiano y Adelantado, han favorecido la permanencia de una población tradicional en el barrio, que exterioriza su vida social en cualquiera de los comercios de la zona - comestibles, freiduría, etc.-, en los encuentros cotidianos en mitad de la calle San Luis --en la que por la dificultad que representa el tráfico, deben apartarse frecuentemente a un lado para seguir con la conversación-, o en algunos de los bares o cafés que pespuntean la zona del arco y la basílica -café el Arco, bar Macarena-Mely-.

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Son momentos festivos previos a la Navidad porque, además, se aprovecha para visitar al belén de la Hermandad y "llevarse la lotería".

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad En el contexto de esta sociabilidad de barrio destaca la continuidad de las interacciones en la zona de la Resolana. El obstáculo que supone la existencia de una amplia vía y el intenso tráfico que discurre casi constantemente por ella, no parece influir decisivamente en los modos de relación descritos. Los vecinos de esta parte de la Resolana, exactamente de la cera de enfrente al Arco y la Basílica se sienten tan del barrio como los de la calle Bécquer. Hay momentos y lugares donde se hace mucho más palpable, como los bares próximos a la delegación de la O.N.C.E, la peña sevillista, o en la cervecería El Tirador -especialmente concurrida durante los fines de semana-, situada en plena Resolana, donde acuden vecinos a tomar el aperitivo, la cerveza al anochecer, después de misa, ...allí se encuentran unos con otros, contrastando vivamente en su ambiente con el público que acude al Bar Plata, normalmente personal de paso, o turistas con prisa. Otro de los elementos que sin duda propician que éste sea un lugar concurrido es su carácter de encrucijada de caminos, eje de comunicación que le otorga un puesto destacable en las relaciones generadas por el propio tránsito, como zona de paso. Aquí no sólo confluyen varios barrios y vías axiales dentro del ordenamiento del tráfico de la ciudad, sino que desde hace unos años además allí está situado el Parlamento de Andalucía. En el espacio presidido por el antiguo Hospital de las Cinco Llagas, con la zona ajardinada que le precede, se pueden distinguir dos sectores bien diferenciados: en su perímetro, especialmente en la parte correspondiente a la confluencia de la calle Don Fadrique con la Ronda, donde la gente compra "calentitos" o golosinas en los quioscos allí localizados mientras se espera el autobús, toma el sol, o descansa en alguno de los bancos; el espacio ajardinado interior, se ve regularmente utilizado por gente sin techo, lo que es causa y efecto, al mismo tiempo, del escaso uso que de él hace un público más general, siendo escenario también, en ocasiones, de manifestaciones ciudadanas ante el Parlamento y, en las noches, de los ensayos de algunas bandas de cornetas y tambores. Dentro de su posición como zona de paso, este espacio alberga las paradas de varias líneas de autobuses de cercanías -aparte de ser punto neurálgico de varias rutas del servicio de transporte urbano de la ciudad- donde se encuentran un buen número de personas que diariamente viajan a la capital y que aquí esperan, se detiene, toman un café o simplemente esperan la llegada de su autobús. La proximidad del Hospital Universitario "Virgen Macarena" y del campus universitario de Ciencias de la Salud, contribuye a que sea una zona de obligado paso para muchos de sus usuarios. Por su parte, la plaza de San Gil tiene un lugar privilegiado dentro del barrio, por su carácter recoleto y vecinal, así como por su proximidad con la basílica. La parroquia que da nombre a la plaza y a este barrio aparece como uno de los elementos propiciadores de las interacciones. Alrededor de la iglesia, se sitúan varios comercios de proximidad, marco diario de las relaciones vecinales. Varios núcleos vecinales establecen los flujos, los trayectos y las reuniones que se forman en las afueras de la iglesia, de las tiendas o los estratégicos bares existentes en su entorno: el núcleo vecinal que hay al comienzo de la calle Orden de Malta, o entre las calles Potro y Malpartida, la calle Parras, entre otros, donde todavía se puede observar como los vecinos salen a la calle, se sientan en sus puertas a tomar el fresco, o a charlar entre ellos, para esperar la vuelta de los niños del colegio Sagrada Familia... son elementos que otorgan a esta zona del Casco Antiguo una personalidad destacable. La presencia de la Hermandad del Rocío Sevilla-Macarena en la iglesia de San Gil es otro factor que contribuye al desarrollo de la interacción en este lugar.

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LA CIUDAD SILENCIADA San Marcos La plaza de San Marcos, colindante con la plaza de Santa Isabel con la que aparece articulada, actúa como marco de expresión de sociabilidad, aunque existan diferencias entre los usuarios de cada una. En esta zona predomina un tipo de interacción fundamentalmente vecinal. El actuar como ensanche, en la confluencia de varias calles que aquí comienzan o acaban, favorece la afluencia de usuarios de varias zonas del Casco Antiguo de Sevilla: del Centro, por los Terceros y Bustos Tavera, del barrio de la Feria-Castellar, de la calle San Luis, y de la zona de San Román por la calle Socorro... provocando el desplazamiento de vecinos de varios sectores próximos entre los locales de plaza. Diversos son los elementos que explican esta afluencia, no masiva pero sí continuada a la plaza, tal como la propia iglesia de San Marcos, que aglutina en sus horarios de culto a una parte de los vecinos de la zona, así como con diversas actividades de la parroquia que en esta iglesia se desarrollan. El espacio anterior a la entrada principal de la iglesia, adoquinado, aparece a un nivel inferior a la calzada, lo que impide el acceso de los automóviles, permitiendo el mantenimiento de un pequeño espacio libre en el que los vecinos se detengan con mayor facilidad a hablar, a comentar o hacer un alto en sus asuntos diarios. Este mismo espacio, a falta de otros, es utilizado, especialmente en las tardes y fines de semana, por la población infantil del barrio para sus juegos. A todo ello, y siempre dentro de la interacción que denominamos vecinal, observamos la localización de bares con tradición en la zona, que propician encuentros diarios y que permiten el continuar al tanto de lo que sucede. Como complemento de la dinámica de barrio que se respira en esta parte de Sevilla, hemos de hablar de la actividad comercial que se da en esta plaza y que la reafirma como espacio vivo de relación social. La situación en un espacio de reducidas dimensiones de un buen número de negocios -como tendremos ocasión de analizar en el apartado dedicado al comercio explica muchos de los corrillos de vecinos que en torno a ellos se forman y el tránsito diario que se observa en la plaza. En relación a los cambios experimentados por este lugar en los últimos años, más allá de los encuentros cotidianos, y sobrepasando el ámbito puramente vecinal, es preciso señalar un momento de importante sociabilidad festiva que se vivía en esta plaza la noche del Jueves Santo y madrugada del Viernes con la salida en procesión de la Hermandad de los Gitanos de la próxima iglesia de San Román. Horas previas y una vez que ya la procesión se alejaba del barrio, esta plaza y sus calles más cercanas que la unen con la plaza de San Román, se veían inundadas por hermanos y seguidores de dicha hermandad, especialmente familias gitanas, que hacían de éste su lugar sacralizado donde celebrar y cantar la salida "del Manué". Estos momentos festivos de la Semana Santa tan importantes hasta ahora en la plaza de San Marcos, han experimentado un decaimiento notable en los últimos años, como consecuencia del cambio en la salida de la Hermandad desde la Iglesia de los Terceros, debido a las obras que sufre su antigua sede. En la Semana Santa de 1998, los gitanos que festejaban a su Cristo en la Madrugó sevillana aparecían repartidos entre la plaza de los Terceros, la calle Sol o la misma plaza de San Román, y en mucho menor número en la de San Marcos. Dentro de este mismo foco de sociabilidad, en la inmediata plaza de Santa Isabel, que curiosamente a pesar de contar en su estructura urbanística con elementos que podrían parecer facilitarían el encuentro -ya que es un espacio más recogido e íntimo, con bancos y árboles que invitan a detenerse-, se observa una interacción

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LA CIUDAD SILENCIADA mucho más reducida y especifica, que podíamos incluirla dentro de lo que venimos denominando de ocio. Funciona fundamentalmente como lugar para los jóvenes de la zona o antiguos vecinos del barrio-, que tienen aquí su punto de encuentro y de expansión, dando lugar, por ello, incluso a algún conflicto con los vecinos de la plaza12. Aquí toman sus "litronas", pasando sus muchas "horas libres". La reforma recientemente experimentada por el bar los Leones de San Marcos, situado en las inmediaciones de la plaza, ha favorecido al desarrollo de este tipo de interacción, viéndose ampliada por la presencia de otros jóvenes, atraídos por dicho local, que empiezan a frecuentar también la propia plaza. Esta plaza es refugio también para otros usuarios de esta zona, los que están al margen - "gorrillas" y "manguis"-, que se reúnen aquí, aparcan coches o esperan como conseguir algo de dinero. Santa Marina Este espacio constituye uno de los escasos lugares de sociabilidad que actualmente encontramos en la calle San Luis. En esta plaza confluyen los viandantes de la Calle Divina Pastora, los que bajan por San Luis -desde el centro o desde el Pumarejo- o bien de las calles adyacentes. Este cruce se convierte en el lugar para el desarrollo de cierta sociabilidad vecinal, marcada por la actividad y las interacciones que se desarrollan en torno al bar Santa Marina, que es uno de los pocos que en la actualidad permanece abierto en la misma plaza -junto con los dos situados en las inmediaciones, en la calle San Luis- y al que acuden los vecinos de la zona. Actúa como sede social de la Asociación Cultural Santa Marina13 y de una tertulia cofrade. En este local se puede observar la diversidad existente entre los actores de esta sociabilidad: los vecinos de siempre y los que llegaron ahora, y los distintos modos de expresión de sus encuentros cotidianos. En el foco de Santa Marina, hay otro elemento importante que contribuye a la interacción que en él se desarrolla. Nos referimos concretamente a la actividad generada por del Centro Andaluz de Teatro: por una parte, los bares y los quioscos situados delante de la iglesia, actúan como "aula X" para sus profesores y discípulos; y por otra, en este entorno podemos ver como las conversaciones, a veces intensas, de los aspirantes a actores y actrices después de su actividad ordinaria dentro del centro sobre montajes, formas de posar para una fotografía, los ensayos, impregnan el entorno. La mayoría de estos usuarios son jóvenes, muchos de ellos no residen en la zona, pero se sienten de aquí, entre otras cosas porque en este barrio pasan gran parte de su tiempo, tanto de trabajo o estudio, como de ocio, ya que desde aquí salen a tomar algo por los alrededores (Alameda, Feria, Relator, etc.). San Lorenzo La plaza de San Lorenzo, situada entre las calles Conde de Barajas, Cantabria, cardenal Spínola, Martínez Montañés y Eslava, es el marco central de todo un foco de interacciones múltiples, actuando como corazón de la vida social de esta zona que, 12

Nos referimos más concretamente a las monjas del convento, que sienten con la presencia de estos jóvenes un obstáculo para su recogimiento y silencio. El resto de los usuarios, jubilados o madres jóvenes que aquí juegan con sus pequeños no ven el mismo inconveniente. 13 Asociación con pocos años de existencia, promovida por vecinos relativamente recientes en la zona, y especialmente interesados en conservar la acción vecinal y las tradiciones de "su barrio".

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad como ya se apuntó más arriba, presenta todavía algunas de las características de barrio histórico, con lugares y formas de relación tradicionales, donde aún conviven, cada vez en menor medida, sectores de diferente estatus socio-económico. Independientemente de la actividad ritual o devocional que posteriormente señalaremos, hemos de decir que es una plaza en la que destaca su uso como lugar vecinal, ya que son principalmente los vecinos de la zona los que la frecuentan. Varios son los puntos de referencia que propician visitar y detenerse en esta plaza: - La situación de la Parroquia de San Lorenzo y de la Basílica del Gran Poder, con los cultos, las actividades de las hermandades y de Cáritas. - La distribución y urbanización de la plaza: el ser un ancho espacio peatonal, con grandes árboles, bancos,... hacen de esta plaza un lugar agradable para detenerse. Son, entre otros, estos factores, así como lo continuado de su concurrencia, los que marcan la interacción vecinal que en ella se desarrolla, determinando las expresiones de sociabilidad en esta zona. Habitualmente encontramos grupos de vecinos que leen el periódico, toman el sol, conversan unos con otros, van a la iglesia, desayunan en el bar, etc... Son jubilados - de diferente extracción social-, amas de casa en sus compras matutinas, madres con niños pequeños que aquí encuentran un lugar donde correr mientras ellas hablan sentadas en un banco, niños que juegan al fútbol, vecinos en general que toman una copa o un café antes de la vuelta a casa. Todos ellos saben con quien van a encontrarse en la plaza, saben donde ir a buscar lo que necesitan y que éste es un lugar de sus vecinos. La importancia de estas relaciones vecinales se refuerza con la actividad comercial de la plaza y sus calles más cercanas. La presencia de varios establecimientos determinan el trazado de los recorridos y compras de cercanía, de lo más necesario o cotidiano para los vecinos, lo que sin duda propicia los encuentros. Esta plaza es utilizada también en momentos de expansión al final de jornada laboral y sobre todo fines de semana, no sólo por la gente del barrio, sino por muchos otros sevillanos. La presencia de establecimientos hosteleros de reconocida reputación, hacen de la zona un lugar ideal para tomar copas o salir "de tapitas". También en sus ratos de ocio o descanso, frecuentan la plaza alumnos de los centros de enseñanza cercanos, o del conservatorio, que o toman el bocadillo o que se organizan para futuras salidas. En ciertas ocasiones, generadoras de una fuerte actividad devocional, es cuando la sociabilidad de esta zona adquiere su máxima expresión. Son momentos en los que vecinos y habituales usuarios comparten con los demás visitantes la plaza como lugar de relaciones y encuentros. Los momentos previos a la Cuaresma, y más concretamente a la Semana Santa, son el tiempo festivo por excelencia en esta plaza; en ella podemos diferenciar entre la actividad de los distintos espacios sacralizados, en función de los usos que los distintos actores hacen de ella: Por un lado la actividad desarrollada en torno a la iglesia de San Lorenzo, parroquia del barrio. Principalmente es utilizada por vecinos de la zona, en sus ciclos cotidianos cultos diarios o de fin de semana, misas conmemorativas, reuniones de las hermandades, o de Cáritas-, que alcanzan su colmen en los días claves de la Cuaresma y la Semana Santa, especialmente cuando procesionan las hermandades de La Soledad y del Dulce Nombre. - Y por otro, las expresiones de sociabilidad generadas en torno a la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. La devoción a esta imagen rebasa el ámbito

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad puramente vecinal e incluso el metropolitano. No sólo en los momentos de máxima concurrencia, que pueden ser los de la Semana Santa, y más concretamente con motivo de la salida del Gran Poder, sino que es frecuentado durante todo el año por personas de toda la ciudad y de fuera de ella, que acuden allí en momentos de especial relevancia para ellos, -como puede ser contraer matrimonio o bautizar a un hijo-, y en los que comparten con los vecinos no sólo la devoción a la imagen, sino el uso del lugar. San Román Al tratar la plaza de San Román como espacio de sociabilidad, nuestra primera referencia debe destacar la ruptura actual de las interacciones vecinales y cotidianas en el propio ámbito de la plaza, que tiene como causa fundamental la restauración de la iglesia de la que adquiere su nombre. La prolongada presencia de los andamios y del muro que cubre la obra, el uso extensivo de la plaza como zona de aparcamiento, y la consiguiente estrechez a que se ve sometido su espacio, hace casi imposible detenerse en ella y mucho menos mantener una conversación, haciendo impracticable el disfrute del lugar, dificultando las habituales interacciones y flujos de toda la zona. Con todo ello las relaciones cotidianas que determinan la interacción vecinal de esta zona, se están viendo limitadas a desarrollarse al abrigo de los locales y en función de los flujos que éstos generan. Es esta situación la que nos ayuda a comprender el trasiego entre las bodegas existentes en dos de las esquinas de la plaza -con la calle Sol y con Matahacas-, las tertulias que se forman en la tienda de comestibles de la plaza, los corrillos en la pescadería, en los comercios de la calle Sol, donde la excusa de la compra, es razón para dejarse ver, saludar al vecino, detenerse con fulanito o irse al bar con menganito "pa echá el rato"14. Otros elementos que refuerzan el establecimiento y consolidación de este tipo de relaciones cotidianas son los grupos de madres y niños que cada día recorren el camino hasta el colegio, las tiendas de golosinas que esperan su visita diaria, la Casa de Hermandad de los Gitanos, el Bar El Uno de San Román o el taller-comercio de capirotes. En esos lugares se observa con facilidad la expresión de cómo es este barrio, de qué manera se llaman o hablan entre sí sus vecinos, si son del Betis o el Sevilla... y en definitiva como transcurre la vida vecinal en esta zona de San Román. La estratégica situación de esta zona, que articula varios sectores del Casco Antiguo y de la Ronda, contribuye a la interacción de carácter juvenil principalmente generada por los encuentros que se producen debido a la presencia de varios locales situados principalmente en la calle Matahacas y a la "movida" que se prolonga desde la calle Navarros. Ello da lugar, sobre todo en las noches de fin de semana, al tránsito de muchos jóvenes, a los corrillos en las puertas de los locales, o al desplazamiento por el barrio, buscando otros bares. Si la plaza ha perdido notablemente el carácter de marco central de expresión de sociabilidad festiva con ocasión de la salida de la Cofradía de Los Gitanos, debido a las obras de la iglesia, todavía vive en su entorno cierta efervescencia el Domingo de Ramos, con la salida y entrada de La Cena, y sobre todo durante la Madrugó, esperando "al Manué" cuando sale de Los Terceros.

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La actividad comercial genera también interacciones vecinales en torno a la Puerta Osario, viéndose cada vez más relacionada la plaza y el barrio con aquella zona.

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2.

LAS ASOCIACIONES Y LOS GRUPOS

La sociabilidad cristaliza en muchas ocasiones en asociaciones formales que tienen como finalidades expresas una gran diversidad de objetivos. Con respecto a ellas, partimos de la consideración de que, más allá de sus fines explícitos y de su carácter formal, constituyen elementos importantes en la configuración y funcionamiento de la organización social de las sociedades en las que se hallan inscritas. En primer lugar ofrecen campos o espacios sociales que posibilitan, favorecen o mantienen el establecimiento y el desarrollo de las redes de relaciones interpersonales entre los miembros de un sector más o menos amplio de la sociedad local, redes tanto de tipo vertical -relaciones de clientelismo, patronazgo, etc.-, como horizontal -relaciones de amistad, cooperación, compañerismo, alianza, etc.-. En segundo lugar, pueden ser consideradas como instrumentos, entre otros, utilizados por los grupos dominantes para ejercer, asegurar o aumentar su control sobre la colectividad, muchas veces en competencia entre individuos, familias o facciones. Asimismo, aunque con menos frecuencia, dichas entidades pueden servir también como aglutinantes de los sectores desprovistos del control social y político, y pueden, en determinadas circunstancias, servir como base para oponerse al poder establecido y plantear la posibilidad de transformación de las estructuras sociales. Estructuras que, en todo caso, se ven materializadas, explicitadas, a través de las asociaciones, de modo mucho más claro que en otros contextos de la vida cotidiana, lo cual las convierte en referencias de especial interés para el análisis de una determinada realidad social. Las asociaciones, como representaciones o expresiones de los sistemas de interrelación social y de los grupos existentes en una colectividad, pueden actuar también con frecuencia como elementos potenciadores y reproductores de distintos niveles identitarios: grupales, de clase, sectoriales, vecinales, locales e incluso supralocales, en algunos casos, funcionando como elementos reafirmadores o recreadores de los niveles de identificación más inmediatos frente a la expansión y la acción de uniformización llevada a cabo desde los centros socioeconómicos, administrativos y políticos de los que dependen y ante la influencia despersonalizadora de los procesos de "modernización" que irradian desde ellos. Como realidades sociales incardinadas en sus sociedades, las asociaciones reflejan e ilustran a la vez las transformaciones socioeconómicas y políticas experimentadas en ellas, las cuales determinan procesos de cambio, decadencia, desaparición y surgimiento de nuevas formas de asociación, según los lugares y sus características específicas, en consonancia con las nuevas condiciones de la vida social. Cuando las asociaciones se constituyen sobre redes sociales preexistentes, sobre colectivos consolidados a través de un proceso autónomo de interacción, adquieren el carácter de canales fundamentales para la participación de los individuos y grupos en la vida social y política, actuando como elementos fundamentales en la vertebración de la sociedad civil. Las asociaciones no son sólo, ni principalmente, estructuras formales, y mucho menos es su estatus de legalidad lo que marca su existencia y significación. Es por ello que resulta fundamental ir más allá del conjunto de entidades asociativas que aparecen formalizadas en el seno de una colectividad y tener en cuenta aquellos grupos que, por razones diversas, no se han constituido formal y legalmente, y asimismo distinguir entre las entidades asociativas sustentadas sobre un entramado social previamente existente, de aquellas otras constituidas de manera formal-legal pero que no tienen en su base dicho entramado -con frecuencia son

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LA CIUDAD SILENCIADA secciones dependientes de organizaciones o instituciones de ámbito general con programa y objetivos definidos que determinan la actuación concreta de estas entidades-, algunas de las cuales pueden incluso a veces actuar como elementos instrumentalizadores de una pretendida participación ciudadana, arrogándose una representatividad que, en el mejor de los casos, sólo refiere a una pequeña minoría con intereses muy particulares. En este sentido, las asociaciones voluntarias, las entidades y los grupos, pueden ser un cauce a través del cual se potencie la participación ciudadana en las instituciones y en la torna de decisiones referentes a la ciudad y los ciudadanos. Las asociaciones son canales potenciales de participación ciudadana, pero también pueden convertirse en instrumentos de poder o en "pantallas", más o menos permeables a la sociedad civil. La vida asociativa implica inevitablemente contacto y discusión, intercambio de ideas y contrastes, y en consecuencia, creación de opinión. Las asociaciones, grupos y entidades no sólo vehiculan y externalizan una parte de los deseos, sentimientos y aspiraciones de los individuos, sino que se encuentran también en los procesos de creación, orientación y difusión de corrientes de opinión, estados de ánimo, ideas y valores. El asociacionismo se nos presenta, por tanto, más allá de sus objetivos o fines explícitos, como un ámbito propicio para el desarrollo de liderazgos y de lucha por el prestigio entre individuos y grupos, de relaciones de poder. Su interés analítico radica tanto en su "formalidad", con lo que ello supone a la hora de la posibilidad de delimitación como objeto de estudio, como en su carácter de espacios concretos de comunicación y de interrelación social. Uno de los rasgos con los que se ha caracterizado la pretendida degradación general que afecta a la Zona Urban es el de la debilidad que en ella presentaría la expresión de la sociabilidad de sus habitantes, y de manera particular la asociativa, en comparación con otras zonas de la misma ciudad. Esta visión reproduce, en cierta forma, los estereotipos que sobre lo que, desde determinada óptica, se entiende que es o debe ser la verdadera forma de expresión de la sociabilidad y el asociacionismo "moderno-participativo-democrático", existen sobre el asociacionismo andaluz en general15 (ESCALERA, 1988). En el caso de los barrios estudiados, aunque dicho diagnóstico responde en cierta forma a la situación real de un vecindario afectado por algunos factores ya expuestos que dificultan la expresión generalizada de la sociabilidad de sus vecinos y la formalización de las mismas en asociaciones, ello no se produce de modo uniforme, sino en determinados sectores, y aunque apareciendo escasamente articulada en muchos aspectos, está lejos de ser tan desvertebrada y "anómica" como desde la citada visión se pretende, bien para justificar la inexistencia de interlocutores sociales, bien para ocupar su lugar. Nuestro trabajo nos ha demostrado la inexactitud del antes citado lugar común sobre la debilidad del asociacionismo en esta zona del Casco Antiguo de la ciudad, producto de la aplicación de una idea sobre el asociacionismo voluntario basada en prejuicios sobre el mismo que toman como punto de referencia realidades socioculturales muy diferentes a la andaluza, sevillana y a la de los propios barrios. Asimismo, se nos pone de manifiesto como el asociacionismo, sin presentar unos 15

Por lo que concierne al asociacionismo voluntario en Andalucía contamos con algunas aportaciones para comprender un fenómeno hasta hace poco claramente minusvalorado. Entre ellas cabe destacar los trabajos de Isidoro Moreno sobre las hermandades y cofradías andaluzas, y los de Javier Escalera sobre el asociacionismo sevillano de carácter recreativo-cultural y deportivo.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad niveles muy altos si usamos los parámetros habituales, posee formas específicas, no tenidas en cuenta desde la perspectiva antes mencionada, que alcanzan una notable implantación, significación e incidencia en los vecindarios de dichos barrios. Las hermandades y cofradías, como en gran parte de Andalucía, han sido y siguen siendo las formas más importantes de asociacionismo en los barrios de la zona estudiada, constituyendo formas de organización que sobrepasan, con mucho, en la mayoría de los casos, los objetivos y funciones explícitamente religiosas, devocionales y ceremoniales de las mismas, actuando como marcos para la expresión y el desarrollo de la sociabilidad y la interacción social generalizada de los andaluces (MORENO NAVARRO, 1974), cosa olvidada o menospreciada con frecuencia por parte de muchos de quienes proclaman la necesidad de promover el desarrollo de la sociedad civil y la participación ciudadana, al etiquetarlas como entidades conservadoras y reaccionarias exclusivamente, desde un prejuicio ideológico cerrado. También como en el conjunto de Andalucía, encontramos formas de asociacionismo de finalidad "recreativa y de ocupación del tiempo libre", con una menor extensión y significación que las hermandades, pero con una gran influencia e implantación. Entidades como las peñas y asociaciones recreativo-culturales que apenas han sido tenidas en cuenta a la hora de "medir" el asociacionismo del área objeto de nuestro estudio. Desde este punto de vista, hermandades y cofradías, peñas y asociaciones recreativas, constituyen instituciones políticas de notable relevancia. Instituciones políticas en el sentido amplio del termino, como instancias que sirven de campo de acción para el establecimiento y desarrollo de las relaciones de poder entre los individuos y los grupos sociales, y como instrumentos para el logro del liderazgo y del control de dicho poder social. Poder entendido también en su sentido sociocultural más extenso, como capacidad de influencia y orientación de la opinión y de la actividad de la mayoría de los integrantes de un grupo, y no necesaria ni exclusivamente como autoridad político-administrativa, aunque con frecuencia lo uno conduzca a lo otro de manera más o menos directa. Los profundos cambios socioeconómicos y urbanísticos que han tenido lugar a lo largo de los últimos 25 ó 30 años, han determinado el debilitamiento de los sistemas de relaciones sociales anteriormente vigentes. Ello ha determinado, asimismo, la transformación de las asociaciones tradicionales, que han experimentado una apertura a nuevos sectores sociales y han visto el acceso a sus puestos directivos de los miembros de los sectores sociales en ascenso; o que, por el contrario, han sufrido una decadencia y degradación notables, que les ha llevado en muchos casos a su desaparición. Y al mismo tiempo, se produce la extensión de otras formas asociativas, muchas de ellas, aunque no todas, también de carácter formal recreativo, cultural o cívico, representativas de un modelo de sociabilidad más "moderno", siendo entidades que responden específicamente a las nuevas condiciones sociales, proporcionando a los miembros más activos de los sectores con mayor dinamismo en la sociedad local vías para el acceso al prestigio y al liderazgo social, a través del desarrollo de sus redes de relaciones y estrategias de alianzas e intereses mutuos, de carácter mucho más flexible e inestable que las tradicionales. En las dos últimas décadas el asociacionismo voluntario en Sevilla, ha experimentado un notable crecimiento, extendiéndose por toda la ciudad, acompañado además de una especialización y diversificación, sobre todo en cuanto a objetivos explícitos y ámbitos de actuación. Así, por ejemplo, han proliferado las entidades relacionadas con la problemática social más inmediata, y con funciones solidarias y ciudadanas, como las asociaciones de minusválidos, medioambientales, de mujeres o de ayuda al toxicómano.

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LA CIUDAD SILENCIADA La mayor adecuación entre objetivos y fines sociales, como resultado de las transformaciones socioeconómicas y políticas ocurridas y de la complejización de las redes sociales en el ámbito urbano, es muestra de la toma de conciencia por parte del ciudadano de las diferentes problemáticas y también de la falta de sintonía entre instituciones y sociedad civil, poniendo de relieve la significación del asociacionismo como elemento de la articulación de esta última. Uno de los principales motivos que nos impulsaron a abordar el estudio de este aspecto en nuestra investigación fue el de aportar nuestra modesta contribución al conocimiento de uno de los contextos de la vida social en los que se manifiestan, articulan, convergen e inciden aspectos y agentes sociales con profundas implicaciones en otros ámbitos y procesos de la sociedad sevillana, como puedan ser los económicos, los políticos, los identitarios. Conocimiento que pueda proporcionar elementos de juicio y de análisis a las instituciones y a los agentes sociales, para el desvelamiento de uno de los contextos y medios a través de los cuales se desarrolla el poder social y se desenvuelve la acción política de individuos y grupos en el seno de las sociedades locales, y para, en su caso, proveer de instrumentos a los mismos para la práctica y la intervención social orientada al desarrollo de la sociedad civil, de la participación ciudadana. Conocimiento sobre el cual poder planificar, programar y actuar en aspectos como la promoción y el desarrollo de la participación socio-política de los ciudadanos contando con los interlocutores representativos de los diferentes colectivos. La importancia de las funciones implícitas de dichas asociaciones, las convierte en potenciales instrumentos para el desarrollo y la vertebración de la sociedad civil de los barrios, lo que nos parece imprescindible conseguir para lograr una sociedad más avanzada y participativa. Las asociaciones deben ser agentes destacados a tener en cuenta en todo proyecto que pretenda la dinamización y vertebración de unas sociedades cada vez más necesitadas de rearticulación y regeneración, y con los que habrá que trabajar conjuntamente a la hora de diseñar y llevar a cabo políticas y programas de desarrollo de la participación ciudadana. Esta colaboración y protagonismo se hacen especialmente necesarios, imprescindibles, ante proyectos que requieren la movilización y participación de la ciudadanía y de las fuerzas socioeconómicas como es el caso del Programa Urban. ¿Cómo se configuran las manifestaciones de sociabilidad asociativa en los barrios estudiados?, ¿cuáles son las características y especificidades de cada uno de los tipos generales o categorías que puedan establecerse, y dentro de cada uno de ellos las diferentes asociaciones? ¿Qué diferencias deben establecerse entre unas zonas y otras a este respecto? ¿Cómo se ha desarrollado y se desarrolla el proceso de constitución y creación de dichas formas de sociabilidad? ¿Cómo se configuran y localizan socioterritorialmente y cuáles son los rasgos y factores que las explican y caracterizan en base a estos aspectos? ¿Qué conexiones e implicaciones tienen estas formas de sociabilidad con respecto a otros campos de la vida y la acción económica y sociopolítica de los barrios en los que se insertan y de los que forman parte? ¿Qué significación tienen en relación a los distintos niveles y procesos identitarios del vecindario de dichos barrios, del sector del Casco Antiguo de la ciudad a la que pertenecen y del conjunto de Sevilla y su área metropolitana?. En relación con las preguntas anteriores, nos centramos en los siguientes aspectos: motivaciones y vida cotidiana de las asociaciones. - tipo de actividades que realizan. - quienes son sus miembros y cuales sus características: si son del barrio, relación con éste, motivación, rol en la entidad, edades medias.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad - sus ámbitos de actuación: vecinal, grupal, provincial,... - qué funciones y significaciones tienen las asociaciones en la vida y la acción social de los barrios: preocupación por problemas del barrio, relación con los vecinos,... - qué papeles y funciones desempeñan con respecto a la integración, participación e identificación de los vecinos con su barrio. - qué significación tienen con respecto a la relación de cada uno de los barrios con el resto del Casco Antiguo y con el conjunto de la ciudad y qué tipo y formas de interrelación existen entre ellas: relación entre entidades, a nivel colectivo o individual, articulación de estas relaciones...; grado de dependencia externa: política, orden religiosa, etc. Hemos intentado profundizar en el estudio de la naturaleza, configuración y características de las asociaciones voluntarias existentes en los distintos barrios de la zona: sus formas de estructuración, de expresión y funcionamiento, los rasgos generales económicos y sociales de sus cuerpos sociales, sus bases institucionales, sus funciones con respecto a los procesos identitarios, etc., intentando profundizar también en sus funciones latentes o implícitas y sus objetivos e intereses, expresos o no, en correspondencia con las estructuras socioeconómicas, las redes sociales y las relaciones de poder vecinales. Nos han interesado en especial las funciones de las asociaciones como marcos para la expresión y expansión de las redes sociales, como campos para el desarrollo de los liderazgos y de la acción política, entendida en sentido no restringido, y como elementos significativos en los procesos identitarios que se manifiestan en el seno de dichos barrios y en el contexto de la sociedad sevillana. Asimismo, nos ha interesado conocer a grandes rasgos el proceso evolutivo experimentado por las asociaciones existentes en estos barrios, a fin de establecer sus características generales e identificar el tipo de asociaciones más significativas. Hemos intentado analizar el proceso de transformación de este asociacionismo, estudiando sus causas en relación con los cambios socioeconómicos y culturales experimentados por la sociedad andaluza en general, la sevillana en particular y los barrios del Casco Antiguo especialmente. Nos ha interesado de modo principal conocer el surgimiento y desarrollo de nuevas formas de asociacionismo, que pueden ser expresión de una regeneración y diversificación del asociacionismo en esta zona de la ciudad. Para la realización de nuestro trabajo, nos centramos en el análisis extensivo de las asociaciones realmente existentes en los barrios. Para ello se recopiló la información existente en los diferentes registros de asociaciones, el de las entidades miembros del Consejo Social Urban, de la Delegación Provincial de la Consejería de Gobernación de la junta de Andalucía y del Arca de Participación Ciudadana y juventud del Ayuntamiento de Sevilla, con el fin de llevar a cabo una cuantificación y localización de estas asociaciones, tanto desde un punto de vista territorial, como también socioeconómico, y de establecer las características generales de las mismas: número de socios, niveles y formas de participación, organización interna, actividades, etc., a partir de lo que poder establecer un catálogo detallado y una tipología de las asociaciones. Realizada la toma de contacto con las asociaciones registradas, se recogió información sobre los aspectos generales objeto de análisis, pero también, aunque de manera complementaria, otro tipo de datos, detalles y contextos sobre aspectos de cada asociación que fueron considerados relevantes por los investigadores de campo a partir de la observación directa de las mismas y más allá de las opiniones expresadas

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LA CIUDAD SILENCIADA por sus miembros y responsables; información que, incorporada a la ficha abierta a cada asociación, sirvió como elemento importante a la hora de la selección posterior de la muestra sobre la que llevar a cabo un estudio en profundidad. Las entrevistas fueron efectuadas directa y personalmente por los miembros del equipo para conseguir que respondieran en el mayor grado posible a los objetivos propuestos. Sobre la tipología general elaborada a partir de la primera fase y teniendo en cuenta la información cualitativa recogida de las asociaciones entrevistadas, se seleccionó una muestra representativa sobre la que se realizó un análisis en profundidad de los aspectos y cuestiones objeto de estudio, haciendo especial énfasis en la configuración de las redes de relaciones internas entre los miembros de las asociaciones y de éstos con el exterior, con el fin de evaluar el tipo y grado de conexión de las mismas con el barrio en el que se enclavan. El procedimiento de trabajo fundamental en esta fase del estudio fue la realización de entrevistas en profundidad sobre las cuestiones señaladas, en base a un cuestionario, relativas a las asociaciones y entidades en general, realizadas a informantes seleccionados en función de sus características con respecto a las variables consideradas relevantes: pertenencia o no a los órganos directivos, tipo de participación en las actividades de la asociación, sexo, edad, posición socioeconómica, etc. Asimismo, tuvieron una trascendental importancia las conversaciones abiertas y los contactos diversos mantenidos con socios, usuarios y vecinos de las mismas, y la observación directa y participativa. Las entrevistas dirigidas nos han proporcionado el conocimiento de la asociación en su organización formal: directivas, actividades..., mientras que las visitas a las sedes sociales y la toma de contacto con los socios y con el colectivo en general, los encuentros, las conversaciones abiertas y la observación, nos han permitido contrastar dichos datos con las realidades de las diferentes entidades y grupos: participación real de los socios, integración en los ámbitos concretos que son de nuestro interés, funcionamiento y actividades concretas, etc. En cuanto al trabajo de contacto y estudio de las asociaciones, procedimos de dos maneras, por una, el tratamiento específico de aquéllas representadas en el Consejo Social del Programa Urban, haciendo un seguimiento del funcionamiento y actividades del mismo y de sus grupos de trabajo, con toma de contacto con representantes de la mayoría de las entidades y colectivos en él integrados; y por otra, la búsqueda y toma de contacto con otras no representadas que existieran en los barrios afectados por la Zona Urban. Las características y el desarrollo del asociacionismo en estos barrios presentan diferencias notables en comparación con otras zonas de la ciudad. Estas diferencias dependen de la combinación de distintas variables, como su formación, sus transformaciones recientes, sus condiciones socioeconómicas, sus características demográficas, la relación con el Centro y su sistema de intercomunicación ...etc. En este sentido, hay que tener en cuenta el hecho de que forman parte del Casco Antiguo y que una parte importante de los mismos linda con el centro comercial y administrativo de la ciudad. Estas dos variables, el hecho de ser Casco Antiguo, - barrios viejos y con personalidad propia- y el ser colindante con el "centro neurálgico" de Sevilla, hacen que la realidad cotidiana de los barrios y núcleos vecinales que conforman nuestra área de estudio se nos presente muy activa y compleja en cuanto a los procesos de interacción social y de expresiones de sociabilidad se refiere. La complejidad del sistema asociativo en la Zona Urban abarca entidades muy variadas en cuanto a objetivos o fines, desde peñas futbolísticas, tertulias cofrades,

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad asociaciones de ocio, deportivas, de salud, políticas y medioambientales, hasta las de aficionados a la poesía o al submarinismo..., y también en cuanto a sus ámbitos de actuación, vecinal, metropolitano, provincial, autonómico, estatal e incluso internacional. De entre ellas seleccionamos las que juzgamos como más representativas e insertas en el tejido social de los mismos para ampliar y profundizar en su conocimiento. Dentro de esta diversidad y variedad de agrupaciones, lo que caracteriza a la zona, en cuanto a expresiones de sociabilidad formalizada se refiere, en comparación con otros lugares y barrios de Sevilla más alejados del Centro, es la concentración de hermandades, cofradías, congregaciones y otras comunidades religiosas, entidades en algunos casos de antigüedad notable, con gran arraigo en estos barrios, que comparativamente con el resto de la ciudad no se dan con la misma intensidad. Al contrario de lo que sucede con otro tipo de asociaciones como las Asociaciones de vecinos, las políticas o las deportivas, por ejemplo. En la zona que nos ocupa se hallan dieciocho hermandades (trece de penitencia), 17 congregaciones y 14 comunidades religiosas no católicas. Al mismo tiempo, estas variables hacen que sea una parte de la ciudad atrayente para la localización de las sedes de diferentes grupos y entidades asociativas dirigidas a un público más amplio, que encuentran en esta zona más cercana al centro de la ciudad, una ubicación estratégica para sus fines. Por ejemplo las federaciones de entidades y asociaciones asistenciales y/o solidarias cuyo ámbito de acción suele tener nivel provincial e incluso andaluz (Plataforma por la integración de los disminuidos físicos de Sevilla, la Asociación Andaluza de Ayuda a la Adopción o la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía). El hecho de ser Centro incide de forma "negativa", en el desarrollo de asociaciones como las de carácter deportivo, que en comparación con otras zonas y barrios de Sevilla, aquí se encuentran en minoría, sobre todo en aquellas cuyos fines explícitos son la práctica del deporte. Dos razones pueden ser la causa de este déficit, por una parte la deficiente infraestructura que encuentran dichos colectivos en la zona (salvo los solares existentes actualmente en el área: el Valle, Alameda y el de la calle Becas, utilizados casi exclusivamente para el fútbol), y por otra el envejecimiento de la población. La práctica deportiva de los más jóvenes, se complementa parcialmente con las instalaciones de los centros escolares públicos y privados (La Salle, San Isidoro, La Trinidad, Luisa de Marillac, C.P. Sor Ángela de la Cruz, Virgen de los Reyes, C.P. Padre Manjón), la mayoría de los cuales, aparte del horario lectivo, abren sus instalaciones los sábados para que los alumnos puedan hacer deporte. También los gimnasios y clubes privados, suplen en cierta forma la carencia de infraestructuras para la práctica deportiva, aunque la mayor parte tienen finalidad lucrativa y como objetivo la moda corporal más que propiamente el deporte. A pesar de ello, cabe mencionar algunas asociaciones con cierto arraigo, como la Asociación Deportiva Esperanza Macarena, que aunque antigua en el barrio, a falta de instalaciones deportivas, sus equipos utilizan las instalaciones municipales de la calle Arroyo. Una vez establecidos los aspectos generales que caracterizan el asociacionismo en nuestra área de estudio, pasaremos a desarrollar el análisis del mismo. El Consejo Social Urban Como ya se indicó, la aproximación inicial a nuestro objeto de estudio

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LA CIUDAD SILENCIADA comenzó con las entidades inscritas en el Consejo Social creado por y para el Programa Urban. Para su formación se han realizado cuatro convocatorias públicas a las entidades y asociaciones radicadas en la zona de actuación o con miembros avecindados en la misma para la solicitud de adherirse como miembros del mismo dos en marzo de 1997, una en julio del mismo año y una última en enero de 1998 alcanzando actualmente el número de cuarenta y nueve asociaciones y entidades inscritas16. A 27 de enero de 1998, las asociaciones y entidades inscritas oficialmente como miembros del Consejo Social del Programa Urban eran las siguientes: Entidades que conforman el Consejo Social Urban - A.P.A. Alberto Lista (Instituto San Isidoro). - A.VV. Alameda - Acción Alternativa. - Agrupación Provincial de Comerciantes de Sevilla. Amal Andaluza. - Animasoc. - Asamblea Civil por Andalucía. - Asociación "A Contramano". - Asociación de Alumnos Alamillo de Sevilla. - Asociación Arquitectura y Compromiso Social. - Asociación de Comerciantes Minoristas del Mercado de La Feria. - Asociación "Cuadernos de Roldán". - Asociación Cultural "4 de Diciembre". - Asociación Cultural "Alfa y Omega". - Asociación Cultural "Escena". - Asociación Cultural "de Mujeres Musulmanas Al-Amal". - Asociación Cultural "Santa Marina". - Asociación Cultural "Sol-Etnia". - Asociación de Usuarios de Vivienda "Habitar". - A.VV. Defensa de la Alameda. - A.VV. San Gil. - Asociación de "Comerciantes Feria-Regina". - Asociación juvenil "Algazara". - Asociación juvenil "Contrakorriente". - Asociación juvenil Madreselva. - Asociación TECMA. - Asociación de Vendedores jueves y Alameda "El Rastro Ecológico" - Ateneo Verde. - A.V.S.E. "Cristo Vive" - Cáritas Parroquial Omnium Sanctorum. - Centro de la Tercera Edad “Alameda de Hércules" (Cáritas). - Centro Andaluz del Casco Antiguo. CIMME. - Colectivo "La Calle". - Colectivo Andaluz de Intervención Social. - Empresarios "La Alameda". 16

Aparte de las asociaciones, participaron ocasionalmente en el Consejo Social Urban 9 departamentos institucionales (Área de Cultura, Área de Participación Ciudadana y juventud, Gerencia Municipal de Urbanismo, Instituto de Deportes...) y las agrupaciones del Distrito Casco Antiguo de los cuatro partidos políticos con representación municipal: PP, PA, PSOE e IU-CA.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad -

Encajeras de Bolillos "Guipur". Federación Provincial de AA.VV. Fundación Internacional de Síntesis Arquitectónica. Hermandad del Carmen en sus Misterios Dolorosos. Hermandad Sacramental Ntra. Sra. Reina de Todos los Santos. Hermanas Oblatas. Jesús Abandonado. La Liga Española para la Educación y la Cultura Popular. A.VV. Nuestro Barrio de San Lorenzo. Peña Cultural Bética Barrio de La Feria. Sicólogos Solidarios. Sedronat. Taller Ecología Urbana.

Entre las cuarenta y nueve entidades asociativas que forman parte del Consejo Social, cabe establecer diferencias no sólo por sus objetivos o fines, sino también por su localización, ámbitos de actuación, organización, intereses, etc. El seguimiento del Consejo Social y de sus grupos de trabajo, nos permitió contactar con la mayoría de las asociaciones y colectivos inscritos, al tiempo que nos demostraba la poca representatividad de muchas de ellas. Aunque la mayoría tienen su sede social en la zona de estudio, algunas de ellas carecen de inserción en los barrios y sus realidades: sus sedes, objetivos, socios, actividades o intereses, no están vinculados exclusiva o específicamente a los barrios de la zona. Asimismo, en comparación con otras asociaciones existentes pero no representadas en el Consejo, algunas asociaciones de las que lo integran, aunque insertas en los barrios y entre sus vecinos, no parecen las más representativas17. Algunas de ellas, incluso, se han creado a raíz del Programa Urban, lo que da idea de su carácter instrumental. Las diferencias de intereses entre las entidades, la falta de dialogo y entendimiento, y, en última instancia la desconfianza hacia el Programa y los poderes municipales en general, han sido parte de las causas que han motivado que muchas asociaciones y grupos hayan dejado de asistir a estas reuniones. La desarticulación entre las asociaciones y colectivos, la falta previa de información sobre los proyectos y acciones previstas, la lucha de intereses, la más que aparente sensación de perdida de tiempo, la personalización de discursos y sesiones completas de trabajo, la infructuosa dinámica de las reuniones del Consejo, todo ello, ha hecho que muchos colectivos hayan ido perdiendo el interés en el proyecto. No obstante, algunas asociaciones han mantenido una mayor asiduidad a las reuniones de los diferentes grupos de trabajo. Entre las más participativas se encuentran: La Calle, Taller de Ecología Urbana, Centro Andaluz del Casco Antiguo, Liga Española para la Educación y la Cultura Popular, Ateneo Verde, Peña Bética Feria y A.VV. Alameda. Todas ellas, asociaciones voluntarias insertas en diferentes barrios de la zona que nos interesa. Cabe resaltar que todas tienen en común el hecho de integrar a colectivos comprometidos con la problemática social más cotidiana, muchas de ellas con una importante labor asistencial y solidaria en lugares como La Alameda de Hércules, enclave estigmatizado por excelencia. Son entidades que mantienen relación y colaboración entre ellas, tanto 17

Estas, aunque son asociaciones con cierta antigüedad y un relativo reconocimiento entre los vecinos y usuarios de la zona, no tienen relevancia respecto a la integración y participación de la mayoría de ellos.

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LA CIUDAD SILENCIADA para actividades solidarias, asistenciales o reivindicativas, como para la organización de eventos festivos, como el "carnaval", organizado por la A.VV. Alameda, Ateneo Verde, A.VV. San Gil, etc. o algún acto solidario. Un minucioso recorrido por la zona verificó la hipótesis de la existencia de otras asociaciones, grupos y entidades repartidas por los diferentes barrios, algunas más antiguas que otras, desde grupos religiosos, solidarios, deportivos, hasta grupos alternativos, reivindicativos o políticos, etc.: Azahar, Asociación Literaria Alhoja, la Tagarnina, La Yerbagüena... Clasificación y análisis de las asociaciones A efectos de nuestro análisis y ante la cantidad y diversidad de las asociaciones encontradas, consideramos imprescindible el establecimiento de una tipología de las mismas. Los criterios de clasificación podrían ser diversos: objetivos explícitos, ámbitos de actuación, periodicidad de actividades, grado de formalización... En base a la finalidad de nuestra investigación la clasificación se hizo en función de la combinación de cuatro variables: - a: los objetivos o fines tanto explícitos como latentes. - b: formas de organización. - c: sus ámbitos de actuación y de adscripción. - d: los motivos explícitos e implícitos de la adscripción. Según estos criterios establecimos diferencias entre asociaciones, grupos permanentes y entidades. Hemos considerado asociaciones aquellas formalizadas y legalizadas como tales, con estatutos, socios, sede social, cargos, etc., cuya adscripción es voluntaria. Como grupos permanentes entendemos aquellos grupos estables que sin estar legalizados como asociación, se organizan y funcionan como si lo estuvieran. Grupos de adscripción voluntaria que funcionan y desarrollan actividades regularmente. Entendemos como entidades aquellas organizaciones que forman parte de estructuras institucionales de ámbito más general, con intereses y objetivos que van más allá de la voluntariedad de sus miembros. Sobre el conocimiento de las asociaciones existentes, una vez establecida la tipología, seleccionamos aquellas asociaciones que hemos considerado más representativas, en función de su inserción en el tejido social de los barrios, su actividad en ellos, o la significación que poseen como elemento de identificación de los mismos. En esta selección privilegiamos aquellas que poseen un carácter de barrio, frente a las que tienen un ámbito metropolitano. Tomando como referencia la primera de las variables quedó establecida la siguiente tipología, con respecto a la cual cruzaremos las restantes: 1/asociaciones de carácter religioso, 2/asociaciones de carácter profesional, 3/asociaciones de carácter vecinal, 4/asociaciones de carácter educativo, 5/asociaciones de carácter deportivo, 6/ asociaciones de carácter asistencial y solidario, 7/asociaciones de carácter reivindicativo, y 8/asociaciones de carácter recreativo y cultural. (ver plano 10 desplegable)

1/ Las asociaciones de carácter religioso son aquellas que están vinculadas explícita e implícitamente con el culto y la devoción. No obstante dentro de este grupo consideramos necesaria la distinción entre aquellas confesionales en sentido estricto y las hermandades y cofradías, que más allá de su definición formal como asociaciones religiosas desarrollan funciones que rebasan con mucho

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad este carácter, presentando además una especial significación de cara a los barrios. Entre las primeras hemos distinguido a su vez, en base a su forma de organización: asociaciones, grupos permanentes y entidades. Asociaciones: Asociación juvenil Mixta Centro Parroquial San Marcos, Asociación Comunidad Cristiana de Viudas, Asociación Benéfica y Católica Obreros de la Cruz. Entidades: Algunas realizan labores de servicio-misiones en el barrio, labores asistenciales o acciones educativas, pero lo que las caracteriza es su finalidad "piadosa trascendental". Hemos distinguido tres grupos en cuanto al tipo de adscripción y motivación de sus miembros: Las Secciones parroquiales de Cáritas, las congregaciones, y las comunidades no católicas. Secciones parroquiales de Cáritas: San Lorenzo, San Gil, Santa Catalina-San Román, San Julián, San Marcos, San Martín, Nuestra Señora de Belén. Congregaciones: Las Carmelitas Descalzas de Santa Ana, las Calzadas de la Sagrada Familia, las Franciscanas de Sta. Rosalía, Las Cistercienses de San Clemente, las Oblatas, las Auxiliares del Buen Pastor, las Hermanas de la Caridad (San Cayetano, Luisa de Marillac, el Centro Labouré y La Milagrosa), las Filipenses de Sta. Isabel, las Trinitarias, las Jerónimas de Sta. Paula, las Siervas de María, las Comendadoras del Espíritu Santo, Convento Nuestra Señora del Socorro, los Hermanos de las Escuelas Cristianas, los jesuitas, los Padres de los Sagrados Corazones de San Marcos. Las Comunidades no católicas: Iglesia Española Reformada Episcopal, Instituto Español de Evangelización a fondo, Iglesia Evangélica Manantial de Vida, Iglesia Cristiana Evangélica Betel, Templo Cristiano Evangélico, Iglesia de los Mormones, la Asociación judía de la calle Bustos Tavera y la Sinagoga, la Comunidad Islámica de Conde de Torrejón, y la de la calle Orden de Malta. Las Hermandades y Cofradías: Hermandad de Todos los Santos, Hermandad de Los Javieres, Hermandad del Carmen Doloroso, Hermandad de la Resurrección, Hermandad de la Divina Pastora, Hermandad de La Esperanza Macarena, Hermandad del Rocío Sevilla-Macarena, Hermandad de La Hiniesta, Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de San Julián, Hermandad de Monte-Sión, Hermandad de La Amargura, Hermandad del Gran Poder, Hermandad María Santísima del Dulce Nombre, Hermandad de La Soledad de San Lorenzo, Hermandad de Los Servitas, Hermandad de Los Gitanos, Hermandad de la Santa Cena, Hermandad de la Sagrada Lanzada. El número de estas últimas es comparativamente elevado, lo que dota a estos barrios de una personalidad particular, y marca notablemente las expresiones de sociabilidad en los mismos. Las redes que las Hermandades generan son factores fundamentales en la articulación de muchos barrios de Sevilla. Dan pie al mantenimiento de un contacto entre sus miembros durante la mayor parte del año, dependiendo de su intensidad e importancia, del grado de implicación que tengan los individuos (pertenencia a la junta de gobierno, costaleros, simplemente hermanos...) de la existencia de una casa hermandad, de la existencia de ambigú en ellas, de las actividades. Estas asociaciones cobran una especial relevancia simbólica durante la Semana Santa, cuando procesionan convirtiéndose en referentes de la identificación de cada barrio. En este sentido, encontramos hermandades claramente "de barrio" y otras cuya afiliación y devoción se extiende mucho más allá del barrio en el que tienen su sede. Algunas, como El Gran Poder y La Macarena son de ámbito metropolitano, con hermanos de toda la ciudad e incluso de fuera. Otras como La

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LA CIUDAD SILENCIADA Hiniesta, Monte-Sión o Los Javieres son fundamentalmente de barrio. Apegadas a sus parroquias, desarrollan básicamente en el barrio sus actividades, cultos, celebraciones familiares, actos culturales y labor social. No es nuestro interés hacer una historia de las hermandades y cofradías ni tampoco vamos a tratarlas todas, solamente nos detendremos en presentar las características y actividades de aquellas que nos han parecido más significativas en cuanto a la inserción en su barrio, la sociabilidad que generan. La Hiniesta: Hemos escogido esta asociación como prototipo de hermandad de barrio porque su anclaje, devoción y nombradía no tienen otra razón que la de ser la Hermandad de San Julián. Es cierto que su antigüedad es grande18 y que la imagen es copatrona de la ciudad de Sevilla, pero ni una ni otra razón son las que le dan su vitalidad. Toda su fuerza radica en el arraigo que tiene entre los vecinos del barrio, o en aquellos que no viviendo ya en él, siguen sintiéndolo como suyo. Aquí residieron antes, o aquí lo hicieron sus antepasados y en cierto modo siguen "habitándolo". La capillita de tránsito de La Hiniesta Visitadora (reproducción de la antigua imagen gótica), se lleva a casa de los hermanos enfermos, trazando con ella un metaespacio comunitario. A la manera de las capillitas de tránsito de las parroquias, elemento que patentiza ese vínculo simbólico que le hace a todos miembros de una comunidad simbólica. Este es el gran capital de la hermandad, su riqueza y su gloria: su enracinamiento en San Julián. Es cierto que hay otras cofradías con una raigambre indiscutible y que su fuerza les viene a todas ellas de los hermanos que la componen, pero pocas como La Hiniesta fundan su arraigo en la sola dinámica de su barrio. Como ya veremos, La Macarena sobrepasa el mismo barrio que le dio su nombre y hoy representa un hito en la devoción de toda Sevilla. En cuanto a Los Javieres, La Amargura o a la misma Monte-Sión, aunque cofradías de barrio, hoy no se sustentan básicamente de esta peculiaridad o en todo caso no viven del barrio y por el barrio, de la manera en que lo hace esta cofradía. Su nombre actual es el de Real e Ilustre Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción y Primitiva y Franciscana cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Santa María Magdalena y María Santísima de la Hiniesta Dolorosa y Gloriosa Coronada. En él está la historia de la Hermandad. En estas pocas líneas se encuentra resumida la larga lista de esperanzas, hundimientos, resurgimientos, fusiones, que han abocado a su presente. Fundada en 1412 como hermandad de gloria, a finales del XVI (1570) se convierte en hermandad de penitencia. Se la nombró patrona del municipio, por ser una Virgen muy milagrosa y puede que debido a la importancia de los Tous y los Monsalves (emparentados), regidores de Sevilla, entroncados con el caballero que, según cuenta la leyenda de su invención, trajo la imagen desde Cataluña. En la noche del 8 al 9 de abril de 1932, fue quemada la iglesia, y con ella las imágenes titulares. Sólo se salvó la Inmaculada de Alonso Cano, y la colección de lámparas del XVI. Castillo Lastrucci tuvo que esculpir dos veces la imagen procesional de la Virgen, porque ésta se quemó en 1936, durante el incendio de la parroquia de San Marcos; este mismo año hace el Cristo y la Magdalena. Estas 18

Antigüedad anclada en su fundación secular, en la baja edad media, consecuencia del gremio de los hortelanos, acrecentada por la leyenda que remite la imagen a la mismísima época visigoda y a un templo mítico, al que la leyenda otorga el ser primera catedral de Sevilla.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad imágenes salen de distintos templos hasta la última restauración de San Julián a finales de 1994, San Martín, Santa Marina, Santa Paula, o desde su propia parroquia cuando ésta no estuvo cerrada por obras. Actualmente, cuenta 3.200 hermanos. Gran parte de ellos son del barrio, o antiguos parroquianos que hoy viven en barriadas más alejadas del caso antiguo, como Polígono Norte, Pino Montano, San Pablo, Retiro Obrero. La edad media de los hermanos está en los 35 años, la misma junta de Gobierno la refleja: tres miembros tienen más de la cincuentena y el resto menos de cuarenta. Las hermanas son el elemento más joven de la Hermandad. Desde el punto de vista socioeconómico predomina la clase media, una pequeña fracción de clase modesta son habitantes del barrio de toda la vida. La junta de gobierno la forman, por un tercio ejecutivos y dos tercios de clase media (comerciantes, universitarios, empleados, funcionarios), tan sólo tres de sus miembros viven cerca del barrio. Salen 1.400 nazarenos el domingo de Ramos por la tarde, y vuelven a eso de las dos de la madrugada. El trayecto marca el fuerte anclaje en el barrio, envolviéndolo en una buena parte. A la ida por Fray Diego José de Cádiz, Relator, Feria, Trajano, volviendo por Bustos Tavera, San Marcos, Pasaje Mallol y Moravia. Es la Virgen del barrio. No sólo por su implantación, sino porque de su devoción se reconocen muchos de sus habitantes, y también por la reciprocidad de la hermandad, al participar en la vida de éste bajo diferentes formas (religiosas, festivas, ordinarias, solidarias). Sostienen y colaboran estrechamente con la otra hermandad de la parroquia: La Hermandad de Gloria de Nuestra Señora del Santo Rosario (200 hermanos), fundada en San Marcos, y ahora con sede en esta parroquia de San Julián. Se puede decir que existe una simbiosis entre el barrio y la Hermandad. Una parte de las obras asistenciales se realizan a través de Cáritas, otra parte se distribuye directamente entre las familias necesitadas del barrio; para ello existe una permanencia todos los viernes en la misma hermandad, en la que se recibe a personas en apuros, ayudándolas en función de la dificultad o de la urgencia. Actualmente participan con el arciprestazgo (San Julián, San Gil y San Román) en un proyecto solidario, con el fin de abrir una banca alimenticia, o economato vecinal. En común con las otras hermandades que salen el Domingo de Ramos, se construye una residencia de ancianos al lado de San Isidoro. La Cofradía se financia principalmente con la cuota anual de los hermanos, las papeletas de sitio de Semana Santa, la lotería de Navidad y del Niño, con rifas múltiples o las tómbolas asistenciales. Los, Javieres: La hermandad de Los Javieres representa un ejemplo de cofradía de penitencia que reúne una serie de características peculiares, la de ser relativamente joven por su edad y por su composición, la de tener su sede a orillas de la propia Alameda, la de ser de estos barrios y tener un matiz de austeridad propio de las hermandades "serias". Proviene de la antigua Congregación de la Inmaculada y San Francisco Javier que se fundó en 1940, en la iglesia de los jesuitas de Jesús del Gran Poder. Conocida ya como Los Javieres, por ser este el nombre que los propios hermanos se daban. A diferencia de las otras congregaciones laicas de los jesuitas (los Luises y los Kotskas), ésta era más generalista, tanto por la edad como por la condición, en definitiva era la congregación que reunía a gente más modesta. La congregación desapareció a raíz del Concilio Vaticano II, pasando a ser asociación, pero para entonces ya estaban

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LA CIUDAD SILENCIADA constituidos como hermandad. Hacia 1953 se iniciaron los procesos que culminarían en 1955 con su creación. La primera salida tuvo lugar en 1957. Los fundadores fueron cien, todos miembros de la congregación de Los Javieres. En su gran mayoría estaban implantados en los barrios cercanos a San Lorenzo y el ámbito de la Alameda. En 1973-74, a la ocasión de un cambio de la jerarquía provincial de los jesuitas, se les pidió que se buscaran otro sitio, mudándose a la parroquia de Omnium Sanctorum. Por aquel entonces la mayoría de los hermanos ya eran de La Feria, de San Gil o del ámbito de la Alameda (Letamendi, Jesús del Gran Poder, etc.), motivo que tuvo su peso a la hora de elegir nuevo templo. Su nombre actual es el de Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de las Almas y Mª Santísima de Gracia y Amparo y San Francisco Javier. Tienen como norma no adjuntar otros títulos que añadan calificativos como puedan ser los de ilustre, pontificia, real, etc. Hasta en su recorrido se refleja la voluntad de estar anclados en el barrio de La Feria: a la ida pasan por las calles Feria, Doctor Letamendi, Amor de Dios, Delgado, Trajano; de vuelta vienen por Sor Angela, San Juan de la Palma, Feria y Palacios Malaver. Las diferentes sedes siempre estuvieron en estos barrios (Arrayán, San Luis), desde hace un año radican en la calle Peris Mencheta (abril del 97). Han deseado implantarse aquí por considerarlo un puente en el barrio, entre la Alameda y La Feria, y aconsejan a los hermanos frecuentar y reunirse como lo hacían en San Luis. Desde cuando estaban en la calle Arrayán acudían a dos bares de Palacios Malaver y otro de la calle Guadiana, que con la Abacería, son los cuatro bares más frecuentados por los cofrades. Actualmente tienen su propio bar en el nuevo local. El local se frecuenta todo el año, en particular una veintena de personas; a las misas semanales de los martes concurren medio centenar de hermanos. En la actualidad el número de hermanos no alcanza los 1400, y si muchos se trasladaron al Aljarafe y a otras barriadas de la periferia, un 30% sigue viviendo por la zona y en su gran mayoría son vecinos, antiguos vecinos o familiares. La hermandad manifiesta una voluntad de distinguirse de las otras cofradías que radican en estos barrios por la seriedad de su estación de penitencia (nazarenos negros, austeridad en su forma de procesionar, toque a clamor fúnebre). A partir de la Cuaresma se origina una actividad importante acudiendo más personas a los actos (conferencias, quinarios,..). Los costaleros se reúnen una vez por semana, a partir de Febrero hasta Semana Santa. En un par de años el cambio en las obras sociales ha sido radical. Antes ayudaban a marginales y la asistencia en general se centraba sobre el barrio, pero para evitar el efecto perverso de la doble ayuda a gente que acudía a varias cofradías con el mismo propósito, o para evitar protagonismos que consideran hoy innecesarios, actualmente canalizan parte de la ayuda a través de Cáritas parroquial, sin dejar de atender a los hermanos que tienen problemas. En la actualidad conducen tres tipos de ayuda solidaria: -Atender a los hermanos en dificultad. -Ayudar a los ancianos del Pozo Santo, sobre todo con alimentación durante Navidad y la Cuaresma. (Los hermanos aportan un kilo de alimentos y compran papeletas para una rifa que se hace con este fin). -Acción conjunta con las otras 8 hermandades del Martes Santo, destinada a jóvenes marginados de las 3.000 viviendas. Esta es hoy por hoy su principal acción solidaria. Cada una de las 9 hermandades aporta medio millón y en conjunción con la O.N.G. "Entre Amigos" actúan en el proyecto de prevención

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad antes citado. Monte-Sión: Esta cofradía es representativa del barrio de La Feria, no sólo por su antigüedad y su emplazamiento, sino por representar uno de los símbolos de identificación para muchos vecinos. Aunque su devoción se extiende más allá de este ámbito la imagen pertenece, por decirlo de alguna manera, al barrio y los alrededores, desde San Juan de la Palma, hasta Gil, San Martín o el mismo San Julián. Es la más antigua de la calle Feria. Surgió en 1560 de la unión de dos hermandades: una de penitencia existente en el Hospital de Las Cinco Llagas, vinculada al misterio de la Oración en el Huerto, y cuyo origen podría remontarse al siglo catorce. Otra, en el Convento de Belén situado en "el sitio cuatro cantillos", hoy entre Peris Mencheta y Alameda, vinculada a la Virgen de Belén, titulándose desde dicha fusión Hermandad y Cofradía de los Misterios Dolorosos del Rosario de Nuestra Señora y de la Santa Oración del Huerto. A ella pertenecían preferentemente los patrones y armadores de buques "del Guadalquivir", que enriquecían a la hermandad con sus donaciones de plata, fruto de sus viajes por las Indias Occidentales. Al_unirse, y tras un pleito con los dominicos, la imagen se convertiría en la del Rosario, trasladándose en 1574 al Convento dominico de Santa María de Monte-Sión, al cual tres años más tarde se le compra una parcela de terreno en el Compás del Convento para edificar una capilla propia. Finalmente, en 1978 construyen la Casa Hermandad en el compás, con oficinas y salón de enseres. La vinculación de la Hermandad con la comunidad dominica y la Iglesia del convento, ha sido muy estrecha a lo largo de su dilatada existencia. Desde su fundación, la hermandad se servía de la iglesia, en las mayores solemnidades y en las salidas procesionales, hasta 1916 en que al agrandarse los pasos se opta por abrir la Capilla. En 1928 la venta del edificio del Convento al Colegio Notarial rompe este vínculo. Entre los principales objetivos de la actual junta de Gobierno está el de recuperar este edificio, actualmente ocupado por el Archivo de Protocolos, con el que se sienten estrechamente vinculados y al que consideran no se le está prestando la atención y el uso que merece, lo que aducen como motivo para desconfiar de proyectos de rehabilitación y de participación como el Programa Urban. Es la primera imagen que viste colores claros, previa autorización eclesiástica. Cuentan que fue el Padre Lecaroz, jesuita mayordomo primero de La Amargura y después de Montesión, quien en 1913 la vistió de blanco con la salla del vestido de novia de su madre, recogiéndole el buñón que era demasiado largo, manteniéndose desde entonces así. Prueba de la identificación de gran parte del vecindario con la Virgen del Rosario y de ahí con el mismo barrio, es el hecho de que los antiguos vecinos hoy residentes en otras zonas de la ciudad, tras el vaciado del casco antiguo, siguen viniendo, durante el año y especialmente en Octubre, o para la Semana Santa, desbordando hoy esta práctica en los hijos y nietos de aquellos. Desde 1971 organizan un Rosario de la Aurora con la imagen de La Dolorosa y desde 1979 el Pregón del Rosario. La Capilla la mantienen abierta diariamente de once de la mañana a una de la tarde y de siete a nueve, a excepción de los jueves, por el mercadillo, al considerar que esta concentración no es propicia para el culto. En la actualidad son 2.410 hermanos, con algo menos de 20% de mujeres. Cuenta con un Grupo joven, con gran participación de gente del barrio en sentido amplio, y al

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LA CIUDAD SILENCIADA que se puede pertenecer a partir de los doce años, hasta más allá de los veinte. La finalidad de este grupo es la formación espiritual de los hermanos y para esto se reúne todos los sábados con la tutela de la junta de Gobierno y el Diputado de juventud. Realizan actividades culturales, sociales (visitas a conventos, charlas...), deportivas (en las instalaciones municipales de Triana), así como un "pasacalles" el Día de Reyes, amenizado con la banda musical del grupo. Durante este acto van recogiendo juguetes, alimentos y ropa, que después entregan a Cáritas de la Parroquia Omnium Sanctorum. Las obras asistenciales, además de la solidaridad entre hermanos y concurrir al proyecto común de las cofradías del jueves Santo, se centran en tres direcciones. Una dirigida directamente al vecindario ayudando a algún vecino que atraviesa una coyuntura difícil: no puede pagar los libros de un hijo, se le acumula el alquiler...; la vecina Farmacia Montesión, colabora con ellos en este sentido. Otras, a través de diversos conventos, y finalmente asistiendo al asilo del Pozo Santo, con una pequeña ayuda económica y organizando connivencias y meriendas en Navidad. La financiación se hace a través de la cuota anual, de la subvención del Consejo de Cofradías, de las papeletas de sitio y de los diversos donativos, petitorios, o de la "bolsa de caridad" cuya finalidad es la asistencia a los hermanos más necesitados. La Macarena: Las razones por las que hemos escogido esta hermandad se resumen en dos básicamente: su estrecha relación con nuestra área de estudio, y su importancia en cuanto alcance y magnitud. No sólo es la Virgen de la collación San Gil, sino que es el símbolo aglutinador del territorio macareno, ámbito imaginado que supera los límites de los barrios de un amplio sector del norte de la ciudad. Es también de considerable importancia tanto por el número de hermanos, como por su renombre, y recursos. En 1595, algunos comerciantes y un noble, fundaron la Hermandad en el convento de los monjes Basilios. Monjes que tenían la virtud teologal de la Esperanza como tema central de su predicación. Los Hermanos fundadores tenían una particular dedicación a la atención de enfermos del Hospital de la Sangre sin especial voluntad de procesionar de forma autónoma. Al inicio procesionan con la Hermandad de la Humildad y Paciencia (la Cena), que salía de Omnium Sanctorum. Sin imágenes propias, aunque practicaban culto a La Esperanza, representada por una Virgen preñada, en compañía de un San José joven. En Abril de 1623 tienen imagen y desde la calle Relator procesionan con ella al año siguiente (1624) como hermandad de penitencia. En 1653 rompen con los monjes basilios probablemente por ese tradicional enfrentamiento que ha caracterizado la relación de las hermandades con la jerarquía eclesiástica: "Las hermandades tenemos un concepto peculiar del honor propio, ese honor de Dios del que habla Peter O”Toole en Becket. Estamos muy orgullosos de nuestros privilegios, de nuestras cosas, y como la Iglesia jerárquica no es muy partidaria del tema, por eso hay siempre algún enfrentamiento". Se traslada a San Gil y en 1654 incorporan la advocación de la Injusta Sentencia de Muerte. Ya desde finales del siglo XVII la hermandad atravesó grandes dificultades, y estuvo a punto de extinguirse. Fueron salvados de este trance en el XVIII por el Rosario, hermandad filial de la de los dominicos. Filial creada en San Gil dada la lejanía de este barrio, que en aquel entonces era el extremo de Sevilla. Su nombre actual acaba reuniendo toda esta trayectoria: Real e Ilustre y Fervorosa Hermandad y

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de La Esperanza. “La Hermandad seguía siendo la de los hortelanos y comerciantes del mercado de la Feria. Esta cofradía tuvo fama de muy alocada, la gente iban con los capirotes levantaos, se bebía mucho, los nazarenos con la novia o la mujer del brazo, recorría todas las calles del barrio, no entraba nunca a su hora". Blasco Ibáñez describe la llegada de la Macarena a la carrera oficial en el siglo XIX, y es revelador de ese ambiente. En 1931 es salvada de la quema por la intervención de la limpiadora de la iglesia, vistiéndola de mujer y haciéndola pasar por una enferma de viruelas, pasando posteriormente por las casas de varios hermanos. La peor etapa para la vida de la hermandad fue la del nacional-catolicismo. Si bien fue entonces cuando se construyó la basílica, también fue la época de su apropiación por parte de un régimen y una clase social que nunca fue la de la Hermandad ni la del barrio. A diferencia con la del Gran Poder, "que era de los señoritos"; esta fue siempre hermandad de pequeños comerciantes y hortelanos, la Virgen del barrio más popular de Sevilla. Un referente claro de dicha apropiación sería el protagonismo del general responsable de la feroz represión en el barrio. Muchos se aprovecharon de las circunstancias para hacerse de la Macarena cuando ésta se convierte en la Virgen Sevillana del Régimen. "Que si el gobernador que si el capitán general, que si... Y como Queipo de Llano utilizó la Virgen como trazo de unión entre "las dos Españas", cosa que aprovecharon muchos para alagar al general". El período más crítico fue desde el final de la Guerra hasta los años sesenta. De ser una hermandad popular se convirtió en una hermandad oficialista. Nunca perdió la relación con el barrio, pero a partir de ahí la hermandad fue otra cosa, una hermandad mezclada con aparición de hermanos de un estrato social influyente. En la actualidad cuenta con 12.000 hermanos. Hoy día en la composición de la junta de Gobierno predomina la clase social media alta. Desde el hermano mayor, economista, alto ejecutivo de una multinacional, o el teniente hermano mayor, farmacéutico, empresario, dueño de una empresa de maderas, hasta un ejecutivo de Mapfre, un médico, un comerciante, un directivo del banco Urquijo, un empleado de la Renault, otro empleado de banca, (...). Ser hermano mayor de la Macarena representa un elemento de prestigio en la ciudad, razón por la cual muchos quieren acceder a esa posición, o a la de algún cargo de la junta de Gobierno. “Algunos llegaron a invertir hasta dos y tres millones de pesetas, en las últimas elecciones, para ser elegidos". Para mejor comprender la articulación y el funcionamiento de la hermandad es importante distinguir los ocho grupos formales que la articulan: -La junta: cuya composición y papel como plataforma de prestigio ya hemos descrito: "hay gente que va a la hermandad a servir y gente que va a servirse de la hermandad". -Los armaos, Aunque entre ellos se dan profesiones diversas, la mayoría de los armaos son gente de los puestos de la plaza, o del hospital (médicos, enfermeros, bedeles, etc.,). En cuanto a los cargos de la centuria el capitán de los armaos es mayorista de frutas y verduras, el teniente abogado, el alférez tiene un bar, y otro oficial es mayorista de pescado, por ejemplo.

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LA CIUDAD SILENCIADA “La Virgen tiene muy buena relación con la gente de los dos merceros por los que pasa (la Encarnación y la Feria.), al pasar se da de desayunar y sigue muy relacionada con la gente del mercero. La hermandad ha sobrevivido al desembarco de las clases altas, gracias a la gente del barrio y a la gente del mercero". -Los donantes de flores, son comerciantes del mercero de la Encarnación. Se encargan de las flores del Cristo, tienen una insignia propia, un mediatrix y varas para acompañarlo. -El grupo joven, lo forman jóvenes que participan en los grupos de formación teológica y se dedican a la evangelización. -Las bandas: "Es el sistema por el que la hermandad ha conseguido relacionarse con gente que por nivel intelectual, social y económico se mantenía aparte de la hermandad". La banda de los adultos es la de los armaos. Es un grupo del barrio, y el cargo que en ella ostentan contribuye a su prestigio en él: "Ser trompeta de los armaos, tambor de la centuria, etc. ". Está compuesta en su inmensa mayoría por trabajadores: albañiles, electricistas, y algún estudiante. La banda infantil, está formada por chicos del barrio. Ellos atraen a muchos familiares, y amigos: "Gracias en gran parte a las bandas, la gente del barrio se ha ido reintroduciendo en la hermandad. Cuando las bandas van a actuar fuera, particularmente la de los niños, va medio barrio con ellos: familiares y vecinos acompañando a sus niños. Cuando aquí se habla del barrio, se trata de la collación de San Gil. La banda de los niños es sobre todo de muy cerquita de la basílica". -Los costaleros: Son un buen centenar de personas, muchas del barrio, pero también gente de fuera. Es un grupo heterogéneo: "desde un chico que trabaja en una carpintería, hasta un abogan o un médico, muy mezclaos". -La coral: En ella hay tanto gente del barrio, como de fuera, y hasta otros que vienen solamente por cantar. En este grupo las mujeres son mayoritarias, para distinguirse de otras agrupaciones corales tienen un repertorio más solemne, y no interpretan versiones litúrgicas rocieras, tan en boga: "Cuanto más latines les eches más les gusta". -El costurero de los jueves: Compuesto por mujeres, se reúnen para coser y arreglar la ropa de la hermandad (albas, túnicas,...). Tradicionalmente la hermandad era un coto de hombres, las mujeres eran hermanas de devoción de siempre, pero ahora intervienen en el cabildo, con voz y voto en las elecciones, por imposición arzobispal. -Los empleados: Diez asalariados fijos, (limpiadoras, personal de servicio de la basílica y los que trabajan en la tienda). Por el lugar de residencia de los hermanos se podría decir que hay varias "hermandades" dentro de la Hermandad: -En primer lugar está la hermandad del barrio, que representa algo más de un tercio de los hermanos, cuya vinculación es la más fuerte. Gente que viven en el barrio y trabajan en él, tenderos, comerciantes, jubilados para los que la hermandad representa el punto de conexión. -Otro tanto son gentes originarias del barrio pero que por circunstancias diversas han tenido que trasladarse a la periferia. "Los exiliaos". -El tercer grupo está formado por hijos o nietos de macarenos antiguos, que

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad viven en barrios prestigiosos, o en barriadas, y que representan alrededor del 20%. Finalmente los que nunca fueron macarenos y viven fuera del barrio, algunos fuera de Sevilla y hasta los que viven en el extranjero. Grupo este de gentes sin otra conexión con el barrio que la Virgen, que según nuestra informante no llegan al 10%. La vinculación de la hermandad con el barrio es muy estrecha, ella se manifiesta tanto por el apego a la imagen, como en el recorrido procesional de la estación de penitencia, por la asistencia a los cultos, o a través de la rivalidad con la parroquia. La primera la traduce la frase que ondeaba en la calle Parras a la vuelta de la Virgen durante el 25 aniversario de su coronación: “Te fuiste por cuatro días y tardas siete en volver, Madre mía Macarena no nos lo vuelva a hacer". En cuanto al recorrido traza ese territorio macareno que engloba La Feria y San Gil, una frase de nuestra principal informante lo resume: "Cuando la Virgen pasa de San Juan de la Palma pa dentro ya estamos tranquilos". Aunque es fácil distinguir las diversas representaciones territoriales que en éste se superponen, marcadas por tres hitos: la Cruz Verde, Omnium Sanctorum y la calle Parras, como capas que envuelven el meollo. En la calle Parras se entra en el núcleo del barrio: “Allí se adorna más que en ningún sitio y se le canta más, cuando el 25 aniversario de la coronación la entrada en la calle Parras fue apoteósica, se le habían puesto hasta dos ángeles lampadarios, con incienso, y todo tipo de ornamentos". La identificación del barrio con lo macareno ha dado origen a un qui pro quo entre ésta y la Hermandad del Rocío, cuyas relaciones no son demasiado buenas: "Molesta que se llamen Rocío-Macarena, cuando son el Rocío de San Gil". La relación con la parroquia es también mediocre, por reticencias recíprocas, mientras que mantienen buena relación con la Sacramental de San Gil y con el Carmen. Un testimonio de la fuerza cultural que la basílica representa frente a la parroquia, es la importante asistencia a los cultos de la gente del barrio, tanto a las misas diarias, como a las dominicales, o el número de bodas que en ella se celebran. Son muy numerosos otros actos culturales que dan lugar a encuentros: los primeros viernes misa al Cristo, a la cual acuden los armaos sin vestir la indumentaria romana; los últimos sábados hay jura de hermanos, alrededor de una veintena, que prealablemente han hecho un cursillo de reglas; funerales de hermanos, etc. Sin contar una serie de fechas fijas como: el dos de Enero día de San Basilio, misa de los niños; en Cuaresma el quinario del Cristo y el septenario de la Virgen; en Mayo aniversario de la Coronación; para San Pedro y San Pablo función solemne; el día 14 de Setiembre; el día de la Virgen del Rosario; el día de la Expectación, fiesta de la Esperanza, etc. La gente que fue del barrio aprovecha las ocasiones para volver, los jóvenes sobre todo acuden a los conciertos de la banda, a los grupos de formación, etc., mientras que los mayores asisten particularmente a los cultos. Aunque no existe ambigú dentro de la hermandad, son muy variadas las ocasiones que generan expresiones de sociabilidad: al salir de los cultos se va a tomar algo en los bares de alrededor, con ocasión de ensayos de la coral, de ensayos de cornetas y tambores, reuniones de la Centuria, reuniones de costaleros, o se invitan entre hermanos a los actos familiares (bodas, bautizos), etc. La Hermandad se autofinancia holgadamente por diferentes canales: la más que respetable cuota de sus hermanos, las 2.500 papeletas de sitio de la estación de penitencia, la tienda, la visita al tesoro y los recuerdos, y por fin las loterías, colectas y limosnas especiales. Recursos con los que responden a los numerosos gastos y participan en obras asistenciales diversas, así como al fomento de obras de la

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LA CIUDAD SILENCIADA archidiócesis. -La solidaridad interna se manifiesta de manera formal a través de la asistencia a los hermanos que se encuentran en una necesidad, tanto sanitaria, becas, o mala coyuntura económica; mientras que hacia el exterior se traduce de dos maneras: por las obras asistenciales del barrio, o por el proyecto común con las Cofradías del Viernes Santo. -La solidaridad externa se centra en la asistencia social a gente del barrio, porque se les han acumulado las deudas, o por un mal trance, y sobre todo a jubilados con pequeña paga, o pensión asistencial. Varias asistentas sociales voluntarias examinan los casos y se responde principalmente con vales alimenticios y cuentas en tiendas del barrio. Se proporcionan también vales de comida para transeúntes y mendigos, en acuerdo con los comedores de las hermanas de la Caridad. Obligados por el arzobispado participan en el Proyecto Hombre, al que contribuyen otras hermandades de Sevilla. Este proyecto lo aceptan tanto más que en cierto modo ven su correspondencia con la problemática de la collación: "repercute en el barrio y del que nos sentimos solidarios, además ayudamos al seguimiento de algunos individuos del barrio". Sin embargo viven mal la imposición que les hace la archidiócesis de contribuir a proyectos a los que no reconocen su provecho, y de los que se sienten desligados: "el arzobispo de Sevilla nos tiene vereaítos pidiéndonos dinero para la construcción de iglesias en los barrios e x t r e m o s . " Un gran sector de la hermandad está en desacuerdo con ese tipo de financiamiento, siendo múltiples las necesidades del barrio: "Nos parece más importante ayudar a un necesitado que construir una iglesia. Eso es una de las causas de conflicto con el arzobispado. Por que nosotros somos ante todo: barrio, barrio, barrio. La gran diferencia con la jerarquía viene de ahí. Nosotros somos iglesia y no somos Iglesia. Por eso hemos tenido siempre conflictos con la jerarquía. Hemos estado muchos años sin el título de fervorosa, por haber mal recibido al vicario del arzobispo en tiempos pasados, pero nosotros ante todo somos de la collación". Es patente la ambigüedad del discurso barrio, barrio, en flagrante contradicción con el coqueteo al que se prestan con el poder. Así, se dicen molestos por la utilización que se ha hecho este año en los media con la presencia de personalidades políticas de ámbito estatal, pero es una situación que no deja de repetirse, al estimular por este medio la proyección pública de la Hermandad mucho más allá del barrio.

2/ Las Organizaciones profesionales son las que tienen como objetivo la defensa de intereses comunes en relación a una actividad laboral o económica. No son las más numerosas, ni las más representativas de las asociaciones del barrio. Hemos distinguido aquí también entre dos tipos: Asociaciones: Asociación de Comerciantes Minoristas del Mercado de La Feria, Asociación de comerciantes Feria-Regina, Asociación de vendedores del jueves y la Alameda "El rastro ecológico", Comerciantes de Pescado de Sevilla y Provincia. Entidades: Federación Sevillana de Asociaciones empresariales de la construcción, Asociación Provincial de Artesanos Peluqueros, Federación de Docentes Católicosreligiosos, Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Bellas Artes y Profesionales del Dibujo, Colegio de ópticos de Andalucía, Unión de Ganaderos y Agricultores de

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad Andalucía, Ilustre Colegio de Economistas. Si en razón de la relativa centralidad de estos barrios, encontramos entidades de ámbito provincial (Asociación Provincial de Artesanos Peluqueros), o autonómico (Colegio de ópticos de Andalucía), son las relacionadas con el comercio las que presentan una relativa significación con respecto a nuestro objeto de estudio, destacando entre ellas las tres asociaciones de comerciantes existentes en el barrio de La Feria: Asociación de Comerciantes Minoristas del Mercado de La Feria, Asociación de Comerciantes Feria-Regina y Asociación de Vendedores del "Jueves" Los comerciantes de Feria-Regina, por ejemplo, se conocen de tiempo y mantienen sus relaciones tanto en horario de trabajo, saliendo a tomar un café o a la puerta del negocio a charlar un rato, como fuera de éste, por algún motivo relacionado con la asociación o con sus comercios. Esta ha experimentado en los últimos tiempos un decaimiento a nivel organizativo que refleja la crisis que padece este sector. Elemento significativo de ello es que sea el único empresario que ha prosperado considerablemente quien personifica la asociación. Hemos seleccionado la Asociación de Vendedores del jueves y La Alameda "El Rastro Ecológico", como agrupación de entidades que no consiguieron formalizarse como tales: la Asociación de Vendedores del jueves y la Asociación de Vendedores de La Alameda. Asociación de Vendedores del Jueves y La Alameda "El Rastro Ecológico". Surgió por los problemas encontrados ante la administración municipal en relación al mercadillo: necesidad de darse de alta como autónomo, limitación de mercancías, etc., y también a raíz de los inconvenientes surgidos por el levantamiento de la calle Feria y del consecuente traslado del mercadillo a la Alameda de Hércules, y el temor de no volver a su lugar de origen. Esto último suscitó divergencias contrapuestas que junto con otras razones de personalidad jurídica, de la que carecían, dieron lugar a la fusión con los vendedores del mercadillo de La Alameda, consiguiendo legalizarse en la Asociación "El Rastro Ecológico", en junio de 1997, dándose como objetivo "la defensa de los rastros y los intereses de sus vendedores... ". Aseguran que el comercio de los rastros, representa un intercambio "ecológico", un constante reciclaje, un trueque "sano" y “artesanal”, "la gente recoge las cosas de la calle, las recicla...; nosotros estamos en contra del sistema capitalista, del usar y tirar..., los rastros son mercados de cosas viejas, de artesanía, plantas y flores_. ". Además de defender "el trueque" creen que La Alameda es mucho más que eso, es un "espacio de intercambio y comunicación con una idiosincrasia", resaltando también la importancia que ha tenido el mercadillo de La Alameda en la recuperación de este espacio "durante tanto tiempo estigmatizado".19 La legalización de la asociación data del mes de Octubre de 1997. Desde el principio fueron amparados "sobre todo” por Los Verdes, y el grupo municipal IUCA. El Ateneo Verde les apoya logísticamente, cediéndoles su local cuando lo necesitan y teniendo allí su "sede provisional". Tienen alrededor de 80 socios, no siendo significativa la presencia de gente del barrio. Entre los socios se encuentran vendedores con ingresos mínimos, para los que supone una ayuda importante el mercadillo (parados, jubilados con pensiones ínfimas, etc. ). Han instaurado una cuota simbólica de 29 pesetas mensuales, para gastos de papel. Participan en dos grupos de trabajo del Programa Urban (Participación Ciudadana 19

La disposición de Regulación de venta ambulante propuesta por el Ayuntamiento el 15 de Febrero de 1997, impulsó las conversaciones de los vendedores ambulantes de Sevilla.

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LA CIUDAD SILENCIADA y Urbanismo), así como en el Consejo Social, en la Comisión Calificadora de proyectos subvencionables, y en la recientemente creada Plataforma Contra el Aparcamiento, integrada por una veintena de asociaciones, muchas de ellas de fuera de la zona20. La Asociación de Comerciantes Minoristas del Mercado de La Feria. Esta asociación representa una forma corporativa de gran interés, ya que articula la totalidad de puestos de la plaza, y los dota de una personalidad jurídica que les permite actuar en todo lo relacionado con la vida del mercado, preservando el interés por el bien común, que este representa, como uno de sus objetivos prioritarios. Aunque creada en 1996, el germen se encuentra en la cooperativa de vendedores que funcionó desde 1968 hasta 1992, y que por razones diversas desapareció. El motivo de la formación de esta asociación es "el tener voz y voto en defensa de nuestros intereses". Actualmente cuenta con setenta socios en activo, en su mayoría antiguos en la plaza y aunque algunos no residan en el barrio, todos se sienten implicados en él. Su clientela es mayoritariamente vecinal, y aunque no ha dejado de ser importante la atracción sobre otras zonas de la ciudad, esta ha mermado bastante en los últimos años. Ellos lo achacan a cinco razones fundamentalmente: -la proliferación de supermercados, que aparece como un lema reiterativo. -las transformaciones urbanísticas y de transportes; razón esta última que les ha privado de gran parte de la clientela de los pueblos: "no vienen más porque no tienen comodidad, no tienen aparcamiento, y además los transportes urbanos los trasladan a otros lugares, como la Encarnación o el Mercero Entradores". -el libre acceso a Mercasevilla, no sólo de dueños de bares y restaurantes sino también particulares, ya que no se les requiere licencia de vendedor. -las obras interminables del Palacio de los Marqueses de La Algaba, a las que se añadieron las del viario del entorno, han desmotivado a la clientela acabando "con la calle Amargura, que era la más comercial del barrio... ", y dando al traste con el continuado tránsito de personas y la animación de la zona. Lo que ha ocasionado el desmantelamiento de muchos negocios, tanto por traslado como por cierre definitivo. -Otro gran motivo de queja es el inmovilismo al que están condenados y que les impide renovarse estructural y comercialmente. Frente a estas lacras les ha parecido imprescindible aunarse para defender su instrumento de trabajo y sobre todo un lugar excepcional, originador de convivencia. Reivindican el hecho de que se trata de un mercado histórico, origen del mercadillo del jueves y de toda la vida comercial del barrio. En cuanto al actual edificio lo consideran parte del patrimonio común de la ciudad. Siendo un edificio de la exposición de 1929, consideran por un lado que necesitaría una atención continuada, con mayor flexibilidad a la hora de las transformaciones que no dañen su estructura ni su estética: 20

Constituida a primero del 98, en la primavera de este año formaban parte de ella las siguientes asociaciones: A.VV. Nuestro Barrio de San Lorenzo, Taller de Ecología Urbana, Asociación de Usuarios de Vivienda "Habitar", Asociación para la Defensa de la Naturaleza (AEDENAT), Fundación Internacional de Síntesis Arquitectónica (FISA), Colectivo "La Calle", Colectivo Andaluz de intervención Social (CAIS), Asociación ciclista de Sevilla "A Contramano", Asociación de Vendedores Ambulantes del Jueves y la Alameda "El Rastro Ecológico", Asociación de Productores y consumidores de Productos Ecológicos "La Ortiga", Ateneo Verde, Confederación Ecologista-Pacifista de Andalucía (CEPA), A.VV. Alameda, A.VV. San Gil, Mujeres de Negro, Foro para una Ciudad Habitable y de Todos (A.VV. de Bellavista, A.VV. Parque Alcosa, A.VV. San Diego, A.VV. Triana).

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad “Pero no sólo no lo cuidan sino que nos impiden cuidarlo. Se arregló a principio de los años ochenta, pero no se han acabado las mejoras previstas. De 23 millones, se gastaron sólo 16 y aún no se han construido los servicios públicos, ¡ni las normas que el propio Ayuntamiento exige a cualquier establecimiento... !" Gracias a esta unión, y con vistas a prevenir agresiones han contratado a un guardia jurado, para que la clientela, mayormente anciana, acuda tranquila: "vienen muchos paseando que lo que buscan son los bolsos de las marías... " El renacimiento de esta asociación nos parece un elemento motor para la dinámica del propio barrio, y sin lugar a duda para la continuidad del mercado propiamente dicho. La experiencia cooperativa de algunos socios, tanto en el mismo mercado como en otros ámbitos, hace que esta asociación tenga esa peculiaridad de experiencia solidaria que caracteriza el movimiento cooperativista. La asociación gestiona una problemática global y resuelve los puntos negros que les son más evidentes y cercanos. Dos abogadas llevan los expedientes ordinarios y excepcionales, así como todo el trabajo de relaciones con las instituciones y los media, pero la cohesión interna sólo la facilita la fuerte implicación de algunos de ellos y la estrecha relación que esto genera entre sus miembros.

3/ Las Asociaciones vecinales son aquellas cuyos objetivos son la atención a los problemas y necesidades de un barrio o de una zona vecinal concreta, y entre las cuales cabe destacar las asociaciones de vecinos. La sociabilidad que generan se manifiesta sobre todo en los locales de sus sedes, donde realizan las reuniones y asambleas. Sirven también de punto de información y contacto, contando en su mayoría, con un bar-ambigú, que es foco de atracción para algunos asociados, más allá de la actividad de la asociación, permaneciendo abierto durante todo el día. Asociaciones: A.VV. Nuestro Barrio de San Lorenzo, A.VV. San Gil, A.VV. Alameda, A.VV. Defensa de la Alameda, Asociación Pro Defensa del Casco Antiguo, Asociación Cultural Santa Marina, A.VV. Casco Histórico, Centro Andaluz del Casco Antiguo, A.VV. Divina Pastora Entidades: Federación Provincial de AA.VV. Asociación de Vecinos San Gil. A la hora de profundizar en una de las asociaciones vecinales implantadas en nuestra área de estudio elegimos la Asociación de Vecinos San Gil, por destacar tanto en compromiso con el barrio como en significación. La sede está situada en la Plaza del Pumarejo, en pleno corazón de la zona vecinal más popular. El arraigo en el barrio queda ejemplificado en el local de la asociación, donde se ubicaba una de las varias dependencias de Muebles Macarena, comercio que representó uno de los momentos de mayor actividad comercial de la zona, adonde acudían gentes de toda Sevilla. La asociación nació como tal en el año 1985, con el objetivo fundamental y casi exclusivo de "quitar la droga del barrio", principal problemática de la zona en aquellos años21, que había convertido la zona en un espacio "difícil" para vivir, con un alto nivel de delincuencia y degradación de las condiciones de vida vecinal. Todo ello forzó la unión entre vecinos, consiguiendo que asumieran la idea de que había 21

Los años ochenta, en general, supusieron una expansión del comercio y consumo de estupefacientes. Con lo que esta zona, y la plaza en concreto, se convirtieron en un punto estratégico.

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LA CIUDAD SILENCIADA que "limpiar el barrio". Se crearon patrullas vecinales que impedían el consumo y comercio de drogas y se intentó desalojar las casas "okupa" existentes en el entorno. Este impulso social encontró apoyo en instituciones, como el Ayuntamiento, la junta de Andalucía y la Policía Nacional, lo que hizo que sus objetivos se vieran cumplidos casi totalmente. Hoy día, dentro de las actividades principales que promueve y fundamenta, está la apertura cotidiana del Bar de la entidad, con salones que permiten la existencia de una barra, la práctica de juegos de mesa como el dominó, las cartas, ver la televisión, o simplemente lugares de estar, así como salas más espaciosas para la realización de talleres, la celebración de charlas-coloquios, actos culturales, tertulias literarias o flamencas. Aparte del lugar de encuentro que supone la sede, la asociación está presente en la organización de algunas de las actividades y acciones lúdicas, festivas, o religiosas que se celebran en el barrio. Desde hace tiempo es esta entidad la que se encarga de organizar la Cruz de Mayo en la Plaza del Pumarejo, o este año, junto con otras, el Carnaval infantil, así como alguna convocatoria de movilizaciones y manifestaciones. Participa asiduamente en el Consejo Social Urban. Desde su creación ha sufrido altibajos en cuanto a su vitalidad y poder de convocatoria. A la efervescencia inicial le sucede otra etapa decisiva, el año 1992, en que nuevamente se agudizaron las movilizaciones vecinales reivindicando ante el municipio una mejora en la calidad de vida y en los servicios urbanos. En el periodo en que iniciamos nuestro trabajo, la asociación se encontraba en momentos bajos. El entonces presidente lo achacaba a la “falta de iniciativas en el barrio" o la poca disposición de los casi 300 socios con los que contaba la asociación, siempre según su razonamiento, no pagaban las cuotas, ni participaban en las actividades, ni en definitiva mostraban interés por los problemas del barrio. Razones a todas luces autojustificativas de su propia impotencia, con las que escondía el verdadero aislamiento de la directiva al que le había conducido su actitud excesivamente personalista. La directiva se fue sintiendo cada vez más "sola", no había dinero para las actividades programadas, viéndose obligados a pedir la colaboración personalmente a los socios. Se fue creando un ambiente de apatía, perdiéndose la espontaneidad motriz del grupo. A finales del 1997, se renovó la junta directiva de la asociación pasando la presidencia a una mujer joven, con aires renovadores: "aquí todos tenemos muchas ganas de trabajar y este barrio tiene muchas cosas que conseguir". Quizá la fuerza y el arraigo de esta asociación resida en que la mayoría de sus socios son vecinos "de toda la vida", siendo la asociación reflejo de las características socioeconómicas del barrio. Muchos de ellos participan en otras asociaciones, grupos o entidades señeras del barrio como pueden ser la Hermandad de La Hiniesta, la Hermandad de La Macarena y hasta la misma Hermandad del Resucitado.

4/ Las Asociaciones educativas son aquellas que tienen como objetivo tareas formativas y de educación. La sociabilidad que generan está en función de las actividades que realizan (formación, salidas al campo, visitas culturales, deportes), la participación en proyectos institucionales o en la vida de alguna hermandad. Merece hacer una neta distinción entre la actividad que conducen asociaciones como la Liga de la Enseñanza, la Asociación Arma, Asociación Guipur, o la Asociación Adelante, y aquellas que generan las asociaciones de padres, o de antiguos alumnos. La Liga Española para la Educación y la Cultura Popular conduce una reflexión sobre la enseñanza, y se inscribe en una línea de acción educativa directa que se traduce en

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad proyectos concretos como pueden ser el Centro Juvenil de Orientación para la Salud, o el propio Centro de Recursos, ambos en la calle Lerena, pero también en plataformas de reflexión y acciones concertadas diversas. La Asociación Adelante está formada por mujeres y surge de un Centro de Adultos. Conduce dos tipos de formación, uno para niveles superiores con el fin de preparar la prueba de madurez, auxiliar de clínica o auxiliar administrativo, y otra de nivel secundario para preparar el examen de acceso para mayores de 25 años. Mientras que las restantes se insertan en el ámbito de los colegios, institutos y centros de enseñanza existentes en la zona. Estas realizan algunas de las actividades en común o también en colaboración con otras asociaciones y entidades de la zona, como por ejemplo la actividad que conduce la Federación de APAS con la Peña Flamenca Torres-Macarena. Desempeñan un escaso papel en la vertebración de estos barrios, ya que muy pocas son las que colaboran en la organización de actividades culturales o festivas organizadas por otras asociaciones del barrio. Una notable excepción la presenta la Asociación de Alumnos La Salle, implicada en el barrio a través de la Hermandad de la Resurrección y las diversas actividades deportivas. En cuanto a Animasoc, que figura en las listas de participación al Consejo Social, su existencia centrada sobre el funcionamiento de guardería infantil, tuvo una corta existencia en el barrio. Una experiencia similar parece emerger de uno de los grupos de madres del Centro Taracea, todavía no formalizado, que tiene el proyecto de crear una cooperativa parental. Asociaciones: La Liga Española para la Educación y la Cultura Popular, Acana, Guipur, Adelante, Animasoc, Asociación de Alumnos La Salle, Asociación de Alumnos del 1.B. San Isidoro, así como las diferentes APAS y ACPAS que existen en cada establecimiento.

5/ Las asociaciones deportivas son aquellas cuyos objetivos y actividades van dirigidas principalmente a la práctica de algún deporte. Dentro de este grupo hay que establecer distintos niveles según la naturaleza, organización y funcionamiento de las mismas. Así podemos distinguir las asociaciones deportivas en sentido estricto, aquéllas formadas por practicantes o aficionados a algún deporte, como el Club Deportivo Esperanza Macarena; las que incluyen la práctica deportiva como un aspecto más, a veces ni siquiera el fundamental, entre sus fines, objetivos y actividades, como la Asociación de Amigos de Armas Antiguas Arcabuz, cuyo fin último es el desarrollo de la sociabilidad; y por último, aquellas que se autodenominan "culturales y deportivas", cuya labor es más de apoyo y seguimiento de algún club que de práctica deportiva en sí, como las Peñas Béticas y Sevillistas, razón por la que se han incluido en la categoría de asociaciones recreativas. Como se ha apuntado, la mayoría de estos grupos desarrolla la práctica deportiva fuera de la zona, ante la escasez de equipamientos deportivos de uso público en el Casco Antiguo: el solar de las traseras de los jardines del Valle, el solar del antiguo Cine Ideal en la calle Becas, o el de la Alameda. Estos espacios además de escasos están mal equipados y muy poco cuidados; si no fuera por la atención asociativa serían auténticos baldíos. Son utilizados por diversos grupos y asociaciones para la práctica del fútbol, viéndose ocupados en ocasiones por alguna velada vecinal, como cochera de las carretas del Rocío, cuando no como almacén, cagadero de perros, o... Asociaciones: Club de Actividades Subacuáticas "La Oca"- Sevi-Sub, Club Deportivo Esperanza Macarena, Club Baloncesto Fresas, Asociación Deportiva Ski

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LA CIUDAD SILENCIADA Aossa, Asociación Deportiva Voley-Playa Trakatrá, Club de Petanca Virgen de La Hiniesta, Club de Ajedrez Monease, Asociación Deportiva Amigos de Armas Antiguas Arcabuz, Club de Esgrima Maestro Cervantes, Club de Fútbol San Julián, Asociación Deportiva Hércules de Andalucía, Club Deportivo Divina Pastora, Azules Club de Fútbol, Club Campista Aire Libre, Club Deportivo (FAMS C.D). Grupos permanentes: Club Ciclista de Sevilla, Club Ciclista Gómez del Moral22. Entidades: ANDE Andalucía (atletismo de minusválidos), Federación de Billar. Dentro de esta categoría incluimos aquellos gimnasios que están constituidos formalmente como asociación, aunque en realidad funcionan como entidades comerciales: Talavera Casado, dirigido por la Asociación Deportiva Cultural Ronda-Norte, y el Gimnasio Alameda que dirige la Asociación Deportiva Alameda. A estos hay que añadir otros diez establecimientos, al parecer de carácter no asociativo (dos en San Luis, uno en el Pasaje Mallol, otro en Feria, otro en la calle Peral, otro en Resolana, y dos en Amor de Dios). Estos Gimnasios, por su finalidad y objetivos concretos, no pueden paliar la escasez de equipamientos deportivos. Sin embargo hemos constatado que en torno a ellos se genera una sociabilidad, no sólo vecinal, sino la manifestada por un público mayoritariamente joven, proveniente de diferentes barrios de la ciudad, incidiendo en otros puntos de la zona, como bares u otros locales de ocio. Club Deportivo Esperanza Macarena. Hemos seleccionado esta asociación por varias razones: su carácter deportivo "en sentido estricto", ser de las más antiguas del barrio y estar arraigada en la vida cotidiana del mismo. Está situada en la antigua calle Rubio, hoy Fray Diego José de Cádiz, "en el corazón del Espumarejo" desde hace diez años. Se fundó en 1934, en una barbería que había "en la muralla". Desde entonces ha pasado por varios locales: el antiguo cine Esperanza -en la Plaza del Pumarejo, donde hoy se ubica el ambulatorio-, en el Bar Mariano -también en la misma plaza-, y en el actual. De aquí, por problemas de alquiler, tuvieron que trasladarse a una bolera que existía en la calle Parras, donde rehicieron los estatutos que, "con tanta mudanza se habían estraviao"; finalmente, hace diez años, volvieron al local actual. Hoy cuenta con unos setenta socios, en su gran mayoría del Pumarejo. El deporte que practican es el fútbol, y tienen constituidos tres equipos: seniors, juveniles y veteranos, los dos primeros federados. Los veteranos participan en el Trofeo anual Pepe Paredes, junto con otros dieciséis equipos de diferentes barrios de Sevilla: Su Eminencia, La Macarena, Torreblanca, San Diego, Pino Montano, Huertas-Macarena, etc. Estos entrenan en las instalaciones municipales de Sevilla Este, mientras que seniors y juveniles lo hacen en las de la calle Arroyo. Anteriormente lo hacían en "don Bosco" (el colegio de los salesianos de la Trinidad), pero durante la Expo”92 "los curas hacían mejor negocio alquilando el terreno a los visitantes, que ponían allí las tiendas de campaña”, por lo que se trasladaron a Piscina Sevilla y finalmente a la calle Arroyo, donde entrenan tres días por semana: Martes, Jueves y Viernes. La directiva la forman una decena de personas, aunque el peso ordinario recaiga sobre una minoría. La financiación la mantienen mediante las cuotas, rifas y una pequeña subvención del Instituto Municipal de Deportes, y más de una vez manifiestan haber tenido que poner dinero "de su propio bolsillo". El ambigú de la sede también les proporciona una parte importante de los gastos, que no son muy elevados: gastos del local y entrenadores para los seniors principalmente, ya que a los juveniles los entrenan 22

Según parece estos dos grupos han trasladado su sede últimamente a Dos Hermanas.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad los veteranos o los ya retirados. Aparte del deporte, cuentan con una banda de tambores y trompetas, formada por los socios más jóvenes, con el fin de "ocupar" a los niños los días que no tienen entrenamiento “y quitarlos de la calle". Realizan otras actividades de carácter lúdico y cultural, entre las que cabe destacar la Cabalgata de Reyes que organizan desde hace tres años, recorriendo en un primer tiempo las calles del Pumarejo y desde este año todo San Gil, amenizada por la banda infantil. El último recorrido salió por Fray Diego de Cádiz, tirando por la muralla, hasta Va Basílica", y de allí por Resolana hasta Torneo -con parada en el bar Esperanza, esquina a Torrigiano-, volviendo por Calatrava, la Alameda y Relator hasta el Pumarejo, hecho excepcional del que se sienten orgullosos, marcando festivamente ese territorio que sienten como suyo, y si este año no fue muy meditado piensan reproducirlo en el futuro. Desde hace cinco años celebran el Pregón de Semana Santa, contando este año con la presencia de la Tertulia Noches del Baratillo. Actos todos que indican la presencia y el arraigo de esta asociación entre el vecindario. Con la Asociación de Vecinos San Gil han retomado relaciones a raíz del cambio de directiva, y es probable que concurran en distintas actividades de aquí en adelante. Si expresan no mantener relación especial con ninguna otra entidad de la zona, salvo con las peñas deportivas a través de la Federación, de hecho participan en la vida del barrio, promoviendo actividades y asistiendo a vecinos en dificultad.

6/ Las asociaciones asistenciales y solidarias son aquellas interesadas en fines sociales, dedicadas a la atención de las distintas problemáticas existentes en los barrios -aunque la mayoría de ellas los rebasan en su ámbito de actuación-. Estas acciones las desarrollan en base a programas concretos de intervención definidos por ellas mismas. Como ya se ha dicho nuestra área de estudio es una de las más afectadas del Casco Antiguo, encontrando en ella focos de marginalidad como los "sin techo", las prostitutas, los drogodependientes, diversos colectivos de inmigrantes y un número elevado de población anciana que vive en condiciones precarias. Asociaciones: Asociación de Inmigrantes Independientes de Sevilla, Asociación Cultural Cacheo Guinea Bissau, Asociación Voz del Emigrante, Asociación Cristo Vive, Asociación Virgen del Valle, Colectivo La Calle, ANTARIS, Asociación Sevillana de padres con hijos de espina bífida, Asociación cultural de Sordos de Sevilla, Plataforma por la integración de los disminuidos físicos de Sevilla, Asociación Problemas del crecimiento ADAC, Asociación Andaluza de ayuda a la adopción, Asociación Crecer, así como otras que tienen la sede en el centro Taracea. Entidades: CIMME, Jesús Abandonado, Médicos del Mundo, Centro Anti-Sida, Federación Sevillana de Asociación de Minusválidos físicos, Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM), la ONCE. Colectivo La Calle. El Colectivo La Calle nos parece una asociación reveladora de una realidad de estos barrios y sobre todo en adecuación con la finalidad que desde los inicios se propuso. Nos ha interesado tanto por su implantación, como por sus objetivos, como por su estrategia de actuación.

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LA CIUDAD SILENCIADA Por su implantación: no sólo nació en 199123, de la iniciativa de un colectivo juvenil, la mayoría de cuyos miembros vivían en La Feria y San Gil, sino que su razón de ser lo provocó un luctuoso evento vecinal: el desarrollo de la drogadicción y una de sus patéticas consecuencias, la difusión del Sida. La finalidad inicial no estaba teñida por razones redentoras, ni conllevaba la propuesta de una moral de vida, sino la de frenar la progresión de una epidemia devastadora que arrastraba a muchos de sus colegas. De ahí surgió el primer objetivo concreto: prevenir el sida procurando jeringuillas nuevas. La misma razón, que determinó el objetivo, determinaría las estrategias: ir a los sitios donde la gente se inyectaba, por muy escondidos y siniestros que fueran. Desde el inicio, se acudió allí donde estaban los toxicómanos, tanto a los lugares más frecuentados por ellos, como a los chutaderos más aislados. Allí se hicieron intercambios de jeringuillas, se procuró material correcto, se limpió el entorno de instrumental usado y se hicieron pintadas informando de la posibilidad de obtener medios correctos para seguir inyectándose o practicar un sexo seguro. Aún quedan algunas por solares y rincones perdidos. En el Pasaje Quijano hay una pintada bien visible de puro estilo okupa escrita por una mano descuidada, a la manera de un graffiti que cualquier drogata hubiese podido trazar: "No tires tus chutas al suelo. Llévalas al colectivo La Calle". En la actualidad están domiciliados en la Calle Bécquer, aunque su domicilio anterior fue en la calle Antonio Susillo, en un local abierto y poco confortable, pero que representaba la inmensa ventaja de ser inmediato y con escasas barreras formales: una puerta de garaje por la que se podía ver el local amplio, sencillamente amueblado. El local funciona sobre todo de 10 a 15, abriéndose por las tardes únicamente para actividades, y los viernes por la noche para el reparto de metadona. En la actualidad, además de los objetivos inmediatos de distribución de material para inyectarse, preservativos, y metadona, son facilitadores (acercamiento a recursos); brindan ayuda sicológica, constituyen grupos de autoayuda, visitan a los usuarios internados en prisiones y hospitales. Su finalidad es la de mejorar la calidad de vida del adicto, normalización -respetando sus trayectorias-. Se trabaja con el drogodependiente en activo, con el fin de hacerlos protagonistas de sus propios procesos. Paralelamente procuran formación preventiva bajo la forma de cursos, charlas sobre VIH, o drogas, en escuelas y colectivos. Los usuarios son numerosos (unos quinientos), la mayor parte sin familia, con largo tiempo de consumo de drogas, a los que no ayudan los dispensarios. Por la distribución de preservativos, se conecta con todo tipo de público: dueños de casas, prostitutas, jóvenes; desde que se distribuye Metadona, hay más contacto con prostitutas y chaperos. Los usuarios provienen sobre todo de La Alameda, San Luis, Polígono NorteBegoña, Plaza del Pelícano, Macarena, y transeúntes. El equipo de profesionales comenzó con un educador y una sicóloga, haciendo la mayor parte del trabajo como voluntariado. Del grupo fundador hoy no queda nadie. Actualmente el nudo de la asociación lo forman profesionales asalariados (con práctica profesional desde hace cuatro o cinco años), siempre con parte de su tiempo 23

Como ya dijimos anteriormente los años ochenta y principio de los noventa representaron una época negra, de la que fueron víctimas muchos jóvenes de extracción humilde, y a la que no se supo dar otra respuesta que la represión y el aislamiento. Este colectivo representó una forma auténticamente solidaria, por dirigirse a iguales y no estar fundamentada sobre un discurso moralizador.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad en voluntariado: Sicóloga, asistenta social, educadora de calle, sicólogo (ex-usuario él mismo). (Para acciones cortas, integración del usuario -grupos de autoayuda-.) Para el voluntariado de barrio participa la asistente social, la educadora, el administrativo, así como usuarios y ex-usuarios (como agentes de salud entre iguales). Las reuniones son asamblearias. La directiva, la componen los asalariados y voluntarios activos, con una edad media cíe treinta años; el sistema de organización se articula en trabajo en equipo, con delegaciones precisas, y evaluación semanal por objetivos. El comité coordinador en 1997 estaba formado por la educadora, el sicólogo, y la sicóloga. La formación permanente se hace en función de los objetivos (fomento de autoayuda, agentes de salud...) a la que hay que añadir las jornadas semestrales nacionales con la federación Liberación. Forman parte de la plataforma: Encarcelación y Sida, Casa acogida, Red Internacional de Trabajo Conjunto entre Usuarios y Profesionales, (Buho). Reciben subvenciones anuales por programas, así como otras fijas tanto estatales, como autonómicas o municipales. El 50% de los profesionales vive en los barrios, los otros los frecuentaban antes de trabajar en él. Todos hacen vida social por aquí. Trabaja en colaboración con Médicos del Mundo, el Comité Anti-Sida y tienen relaciones con El Albergue (Perafán de Ribera), y con los CIRU de Perafán de Ribera y de Bustos Tavera, aunque no trabajan estrechamente con ellos dado el rechazo al drogodependiente activo: “La "indignidad" del drogodependiente, nos hace difícil el trabajo con otras asociaciones". Les parece imposible el trabajo continuado con asociaciones que trabajan con prostitutas, por diferencia fundamental de objetivos. Pese a todas estas reticencias esta asociación es una de las que más activamente ha venido participando en el Consejo Social Urban y en sus distintos grupos de trabajo. CIMME. El Centro Internacional Médico para Inmigrantes y Extranjeros, aunque es un centro que pertenece a una Fundación Internacional, y lleva poco tiempo instalado en la zona, tiene una presencia activa en la vida cotidiana de estos barrios, actuando como uno de los canales para la expresión de las preocupaciones, carencias, necesidades e inquietudes de los vecinos. Se definen como una "empresa social" parecida a una ONG pero de carácter privado, donde el objetivo principal se centra en la "acción social" Su organización y financiación responde al modelo de la fundación internacional a la que pertenece. En Sevilla, el Centro funciona con una directora y cinco trabajadoras, además de los colaboradores. Aparte del respaldo económico que le proporciona la fundación, se financian mediante subvenciones (estatales, municipales, autonómicas, etc.) y mediante el cobro de las consultas médicas, con un precio asequible para los usuarios. Los servicios que oferta son: - gabinete dental: se atiende a extranjeros, vecinos y cualquier usuario que necesite de sus servicios; es la principal fuente de financiación. - planificación familiar. - promoción de la Salud. Aparte de la atención sanitaria directa, desarrolla una importante labor de promoción de la salud en la zona, como campañas de higiene dental en los colegios, educación sanitaria, etc. Con varias sedes en el resto del mundo, está en Sevilla desde Marzo de 1994, aunque oficialmente no aparezca hasta junio de 1995. La creación de este centro en nuestra ciudad tuvo tres figuras claves de diferentes nacionalidades, vinculadas con la

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LA CIUDAD SILENCIADA Cooperación en Iberoamérica. Está ubicado en la calle Castellar y su objetivo y actividad central es la atención sanitaria a colectivos de extranjeros y vecinos. De esta manera incide en la vida de los barrios, ya que en su gran mayoría los vecinos usuarios se encuentran en dificultades económicas o desconocen los trámites para beneficiarse de los distintos recursos; situación que comparten con muchos de los inmigrantes. Como entidad inserta en la vida del barrio, conoce la labor de otros grupos activos de la zona. No en vano mantienen relaciones y colaboraciones concretas, no sólo con instituciones oficiales Li organizaciones humanitarias, como Médicos del Mundo, sino también con otras entidades como la Parroquia de San Marcos o con la Hermandad del Calvario. La implicación de esta entidad en la zona se manifiesta también en su activa participación del Consejo Social Urban, especialmente en el grupo de trabajo de servicios sociales.

7/ Las asociaciones reivindicativas son aquellas cuyos objetivos se orientan hacia la defensa de los derechos humanos, el medioambiente, los problemas urbanísticos, o con modelos societarios "alternativos". Asociaciones: Tagarnina, Contrakorriente, Ateneo Verde, Taller de Ecología Urbana, Asociación Mujeres Progresistas, A Contramano, Fundación Internacional Síntesis Arquitectónica, Colectivo Andaluz de Intervención Social, Asamblea Civil por Andalucía, Asociación de Consumidores y Usuarios de Sevilla, Asociación de Estudios Sociales y de la Mujer. Grupos permanentes: Colectivo de jóvenes Comunistas. Entidades: Sociedad Protectora de Animales y Plantas, Federación Aspase, Federación Andaluza de Consumidores y Usuarios Ateneo verde. Sus fundadores, fueron miembros del grupo político Los Verdes. Aunque se empezó a gestar hacia 1992, no se constituyó oficialmente hasta 1996. Cuentan en la actualidad con alrededor de 130 socios, muchos de la zona, con una media de edad de 35 años, algunos matrimonios y parejas, muchos amigos de tiempo. Entre sus objetivos tienen la defensa del medioambiente y la Paz, además de poder contar con un centro de reunión, donde poder comunicarse, relacionarse, estar... Su sede está en la calle Calatrava, en un antiguo recinto de reuniones, charlas y conciertos, que tienen en régimen de alquiler. Después de algunas reformas, actualmente cuenta con un ambigú que regenta el presidente de la asociación, un pequeño salón de conferencias, en el que celebran también coloquios, charlas, tertulias literarias y actuaciones flamencas, una sala en la que hacen exposiciones y venta de manufacturas artesanales, productos ecológicos, etc. Ocasionalmente organizan fiestas, celebraciones (aniversarios, Navidad...). Realizan también otras actividades como excursiones y salidas al campo, en las que participan también los hijos y amigos aunque no sean socios. Desde hace cuatro años montan "chirigotas", a veces en colaboración con algún bar de La Alameda, o con la A.VV. Alameda, como este año para la Noche de San Juan. Este local lo comparten con otras asociaciones y entidades, como: Adenat, A Contramano, Radio Océano, Los Verdes, Taller de Ecología Urbana... y desde hace unos meses la recién creada Asociación "El Rastro Ecológico", siendo el elemento en común de todas ellas el interés por el medio ambiente y la Ecología. Cada una cuenta al menos con una habitación propia, aunque colaboran en la

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad mayoría de las actividades que organizan. El bar, funciona como el lugar común, permitiéndoles estar en contacto permanente y organizarse con facilidad, o ser un espacio para la realización de actividades, y distintos tipos de tertulias o celebraciones. El Ateneo Verde se organiza en asambleas abiertas que se celebran cada tres meses, y en reuniones quincenales de los miembros que participan en los diferentes talleres. La financiación la consiguen por medio de "recursos propios", mediante cuotas, los ingresos del bar (50%), los talleres que organizan, obteniendo también financiación para la realización de actividades concretas por parte de instituciones locales y autonómicas, u organizaciones políticas. Colaboran con asociaciones localizadas en la zona como La Calle y el Centro Anti-Sida, participando en las actividades que éstas organizan; esporádicamente lo hacen con la A.VV. Alameda, sobre todo en fiestas o proyectos comunes. Asimismo existe implicación personal por parte de los miembros de la misma que residen o frecuentan la zona por motivos de trabajo o diversión. Muchos de sus socios participan en otras asociaciones, partidos políticos y entidades de diverso tipo, ecologistas y reivindicativas. En este sentido, Ateneo Verde junto con otras de las asociaciones con sede social en Calatrava 26, como el Taller de Ecología Urban, a Contramano y "El Rastro Ecológico", inscritas en el Consejo Social Urban, se encuentran entre las que más han participado en las oportunidades que se les brindaban, presentando propuestas, defendiendo posturas no siempre cómodas, y colaborando con el resto de asociaciones y entidades en el desarrollo de las reuniones de trabajo.

8/ Las asociaciones recreativo-culturales. En este grupo encuadramos aquellas agrupaciones creadas con el objetivo fundamental de la ocupación del tiempo de ocio y del desarrollo de las relaciones personales. La mayoría de estas asociaciones tienen su sede social como centro neurálgico de sus actividades, realizando algunas de ellas, como la Peña Flamenca Torres-Macarena o Cuadernos de Roldán, actividades culturales ( conciertos, charlas, espectáculos...). Casi todas ellas, tienen la sede en un bar, cuando no poseen un ambigú propio. Siendo ésta una fuente importante para su financiación. Al ser el acceso libre, favorece la relación con el vecindario y otros usuarios de la zona. Las Tertulias Cofrades, sitas en zonas vecinales con fuerte personalidad, son ejemplos especialmente significativos de la activa sociabilidad de estos barrios durante todo el año, multiplicándose cuando llega la primavera y se acerca la Semana Santa. Asociaciones: Cuadernos de Roldán, Asociación Literaria Alhoja, Asociación 28 de Febrero, Las Sirenas, Asociación Cultural Alféizar, La Yerbagüena, Asociación Cultural Alfa-Omega, Sol-Etnia, Peña Cultural Nuestra Señora de Todos los Santos, Peña Bética Feria, Peña Bética Lorenzo Serra Ferrer, Peña Sevillista Resolana, Peña Sevillista de La Feria, Peña Flamenca Manolo Caracol, Peña Flamenca Torres Macarena, Tertulia Cultural Manuel Mairena "La saeta flamenca", Radio Club Sevilla, Asociación TA Viajes y Gastronomía, Asociación Cofrade Azahar, Asociación Cultural La Palma, Asociación juvenil Arrayán, Asociación de Canaricultura Timbre Español, Asociación Sevillana de Bonsais Chokkan, Asociación Cultural de la Guitarra "Arco la Macarena", Centro Cultural Latinoamericano, Asociación Cultural Escena. Grupos permanentes: el Colectivo Enteoría, el taller de flamenco de la calle

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LA CIUDAD SILENCIADA infantes, el Grupo joven de Hermandades del Trabajo, el Grupo de teatro "La mirilla", El Lokal, Grupo Hard Rock de la calle Sorda, y las diferentes tertulias establecidas en bares de la zona, como pueden serlo la del Bar Santa Marina, la del bar San Juan de la Palma, la Tertulia Cofrade Señor de Sevilla, la Saeta en la Cruz Verde, o en locales específicos como la Peña Rociera “los Amigos", la del Rincón del Costalero, la Tertulia Cofrade Cruz de Guía, la Tertulia de Costaleros Macarenos, la Tertulia Cofrade Azahar, la Tertulia Cofrade La Pasión de Sevilla, la Peña Cultural Omnium Sanctorum, la Madrugó, o Guardabrisa, y finalmente las que utilizan locales de alguna peña como es el caso de la de los Armaos en la Peña Torres-Macarena, sin que con ello seamos exhaustivos, dado el número importante que tienen su sede en diferentes bares, en los que no necesariamente hay mención de su existencia. Entidades: Fundación Blas Infante, Fundación El Monte, Obra Social Caja de Ronda. Tertulias cofrades. Las tertulias representan un movimiento asociativo peculiar, por generar una sociabilidad nada despreciable sin dotarse necesariamente de un formalismo constrictivo, informalismo que es lo propio de gente que se reúne para dar a la palabra y al trato gozoso posición preeminente. Entre ellas cabe destacar a las que hacen del tema cofradiero su centro de interés, por traslucir la importancia que en el Casco Antiguo tienen los pequeños bares como lugar de plática y encuentro, así como la existencia de una singular sensibilidad por estos temas. Las tertulias cofrades existentes en estos barrios son muchas, recordemos que se trata de barrios con una tradición cofrade y semanasantera de antiguo. Esta tradición genera una sociabilidad específica tanto en los barrios como en toda la ciudad, incidiendo de manera clara en la proliferación de oficios y actividades relacionadas con la Semana Santa. La mayoría de estas tertulias no están formalizadas como asociaciones, aunque muchas de ellas tuvieron su origen en cofradías o asociaciones cofrades, como la de Costaleros Macarenos, que se reúne en la sede de la Asociación de La Sentencia, o "La Pasión de Sevilla", que sólo duró unos meses formalizada en asociación. La relación entre ellas se establece sobre todo a nivel del núcleo permanente o de la directiva, cuando esta funciona, aunque existen locales como Azahar que se da como misión el reunir a gentes de diversas cofradías tanto en el ambiente diario como en actos comunes de exaltación cofrade, sin limitar su ámbito al caso sevillano. Todas ellas tienen como fin manifiesto “reunirse para hablar de Semana Santa todo el año, sin que te tomen por tonto...”,- reunirse cuando bien les plazca en un lugar fijo e inequívoco, donde nadie se extrañe del tema. La mayoría de las actividades las realizan en bares, o en locales que terminan por tomar este aspecto; reconocen entre las razones de su localización en bares la hora temprana de cierre que tienen las hermandades. Las hay de carácter cerrado y de carácter abierto; algunas de ellas exigen que sean costaleros de una cofradía específica, otras devotos de tal imagen, o hermanos de una misma hermandad, pero también las hay abiertas a todo tipo de cofrade. La mayor parte desarrollan pocas actividades excepto la de charlar y copear en un ambiente propicio, pero las hay que, como la de La Pasión de Sevilla, en la calle General Bohórquez, organizan homenajes a costaleros, a personajes de Semana Santa, a bandas musicales, entregando un objeto que testimonie el acto. Todas tienen en común esa pasión dionisíaca que aúna la bebida a lo religioso, haciendo de la veneración a ciertas imágenes un tema de exaltación y "goce total", no dislocando su vida ordinaria de aquella efervescencia anual, construyendo su propio calendario en función del día en el que

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad procesionan. Esta misma razón dionisíaca hace que, de elegir, se desmarquen de la Feria de Abril y no necesariamente del Rocío. El funcionamiento es diverso, si algunas están todo el año en actividad, y organizan almuerzos los fines de semana y tertulia todas las tardes-noches, las hay que abren sólo en días determinados, o con la cercanía de Cuaresma. Predominan los miembros entre 20 y 40 años, normalmente son hombres los que las frecuentan a diario, costaleros, capataces y algunos nazarenos o simplemente vecinos y amigos, aprovechando las jornadas festivas sobre todo, para reunirse las familias al completo (la Tertulia de Costaleros Macarenos, por ejemplo, organiza guisos los domingos: "es cuando vienen más mujeres "). Peña Bética Cultural Barrio de La Feria. La Peña Bética de La Feria, nos ha parecido significativa tanto por su profundo arraigo en el barrio como por el paralelismo que existe entre su historia y la de éste. Actualmente está domiciliada en la calle Arrayán. Se fundó en 1959 por varios amigos béticos, en un tablao flamenco de la calle Feria: Viña Blanca, esquina a plaza de los Carros. La mayor parte eran trabajadores. El socio n° 1 es Don Antonio Bustos Rodríguez, y cuenta entre sus miembros famosos: los futbolistas Paquirri, y Pulido, o los directivos del Betis Pepe León, y Balbino de Bernardo. También fue socio Valentín Alvarez Vigil dueño de Ecovol, pero dejó de serlo a la muerte de su cuñado. Esta peña tuvo su primer local en Peris Mencheta, y después pasó a Palacios Malaver, donde ahora está Casa Mateo, y allí llegaron a tener 480 socios, el máximo que haya tenido nunca, siendo en su mayoría vecinos del barrio. Hace diez años se mudaron a la sede actual de la que finalmente son propietarios. Fueron la segunda peña hética por antigüedad hasta los últimos años de existencia de la Federación de Peñas Béticas, hoy día disuelta por iniciativa de Ruiz de Lopera. En la actualidad la componen 80 socios, casi todos mayores, de cuarenta y tantos años a setenta: "esto ya es un hogar del pensionista". La gran mayoría de categoría social modesta, con sueldos pequeños y sobre todo con pensiones muy cortas (entre las sesenta y las setenta mil pesetas de media). Queda todavía un buen grupo del barrio pero son muchos los que ahora viven en el extrarradio, donde se han ido yendo poco a poco. Para remediar el envejecimiento de la asociación intentaron hacer socios a los niños, pero esa iniciativa no dio fruto alguno. La asociación se financia con las cuotas de los socios que no han aumentado desde hace años, así como por medio de alguna tómbola y loterías: La lotería semanal y la de Navidad y del Niño. Reciben una subvención municipal a través del Programa Urban, para actividades culturales: Cabalgata de Reyes, Cruces de Mayo. La gestión del bar es autónoma, llevándolo una mujer que se ocupa también del local. La Peña permanece abierta de lunes a sábado por las mañanas de 11 a 15, y por las tardes de 19 a 23; el domingo sólo abre de 11 a 15 ó 16, según el ambiente, cerrando por la tarde. A diario acuden una veintena de personas doblándose la concurrencia los domingos, en fin de semana siempre hay más gente; pero es sobre todo durante la Semana Santa cuando vienen los socios de fuera del barrio, con sus familias, y el local se encuentra pletórico. Retornan al barrio y frecuentan la peña por su situación estratégica y por lo barato que resulta: El vaso de vino a 35 pesetas, la cerveza a 75, y las tapas a veinte duros. En Semana Santa siempre hay animación: "Se piden muchos platos y saben que aquí se gastan poco. Vienen a ver las hermandades del barrio: el Carmen Doloroso el Viernes de Dolores,

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LA CIUDAD SILENCIADA la de San Juan de la Palma, la de Montesión, los,javieres y la Macarena. Antes podíamos traer a los armaos, la Centuria venía todos los Jueves Santo. ibann al Gran Poder, a la Hermandad de la Cruz, a los Gitanos, ..., y también venían a la Peña, y les dábamos un sobrecito, por supuesto. Tocaban sus marchas... Pero llegó el momento que con el dinero que les dábamos no podían venir, y no teníamos más para darlos". Aquí hay muchos cofrades de distintas hermandades, varios de Montesión y de Los Javieres, pero pocos de San Juan De la Palma ¡como es un hermandad tan seria!". Si hoy ya no pueden permitirse ciertos lujos, eso no les impide seguir organizando actividades muy diversas: "Organizamos el pregón de la Semana Santa, en la iglesia Omnium Sanctorum, que el párroco nos cede la iglesia. Traemos saeteros, y una banda de música -han venido desde la Esperanza de Triana, hasta los Gitanos-. Durante la Feria, antes teníamos una caseta propia, pero ahora con los pocos socios no podíamos y desde hace diez años la hacemos aquí. El lunes hacemos nuestro pescaíto frito y lo pasamos mu bien. Nos reunimos unos cuarenta o así, menos el fin de semana que nos vamos allí. Hacemos el alumbrao con el de Canal Sur; y para la Cruz de Mayo, todos los años la hacemos aquí a dentro". Pero es sobre todo el día de Reyes cuando la Peña organiza su actividad más compleja: La Cabalgata. La identificación de la Peña con el barrio es tanto más intensa que se ven reflejados en él. Ven sus vidas calcadas en el barrio hasta en el hecho de verle envejecido y decrépito como ellos. Recuerdan la antigua Feria como un sector muy animado día y noche, hasta las dos y las tres de la mañana, con locales famosos, como Viña Blanca o la Alhambra. A partir del año 80 la Feria empezó a decaer irremediablemente "esto está muerto. Antes no se cabía, ni dentro de la plaza ni fuera". Aunque siempre te acogen con afecto, el ambiente como ellos mismos dicen es el de un hogar del pensionista, con escasas galas culturales sobre temas heteróclitos, como el coto de Doñana, los toros, o alguna velada flamenca. Siempre tienen a la disposición de los clientes dos diarios locales y uno deportivo. Las relaciones con el barrio continúan a ser buenas, pero la edad se refleja hasta en eso, perdiendo poco a poco la asiduidad de algunos convecinos. Además de los socios aquí vienen algunos hermanos del Carmen Doloroso, y de todos los Santos, pero sobre todo los costaleros del Carmen, en cuanto a la gente del mercao: "Teníamos mucha relación, antes había muchos socios que trabajaban en el mercao y ahora hay uno o dos, y como hay muchos bares, además de la Peña de la Virgen de todos los Santos, en la misma plaza del mercao (antes estaba en la calle Feria y ahora la han traído más cerca de la plaza). Los comerciantes tienen mucho sitios donde ir y vienen muchos menos, muy pocos ya." Han participado con asiduidad en el Consejo Social del Programa Urban, fiel reflejo del interés que portan al barrio y de la esperanza con la que ven todo proyecto que pretenda revitalizar el lugar de sus vidas. Peña Flamenca Torres-Macarena. La fundaron un grupo de aficionados en la calle Torres, en un pequeño local.

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Tiempos, lugares y formas de expresión de la sociabilidad Federados como Peña lo están desde 1975, ya trasladados al local actual en la calle Torrigiano, que sirvió anteriormente de cuadra, y de carbonería, del que son propietarios desde 1985. El nombre de Torres-Macarena vino dado Torres por su origen de fundación, y Macarena por estar en este barrio ambas sedes, la antigua y la actual. Entre las anécdotas acontecidas a esta asociación, que dan idea de la significación de la misma en la zona, cabe mencionar lo ocurrido en 1992. Con motivo de los cambios urbanísticos provocados en gran medida por la celebración de la Expo”92, se pretendía abrir una calle partiendo por la calle Esperanza, lo que obligaría a derribar algunas casas, entre otras, la Peña. Los socios y los vecinos se enfrentaron a los acontecimientos logrando que se desestimara dicha propuesta. En la actualidad cuentan con 132 socios, número que mantienen fijo, y entre los que se encuentran aficionados de toda Sevilla. Han creado junto con las Peñas flamencas de Bellavista, Posadas y Dos Hermanas -entidades con las que mantienen relaciones regularmente-, la Federación Provincial de Peñas Flamencas, que reúne alrededor de 72 entidades. Entre las actividades que realizan cabe destacar el Concurso Juvenil de Cante por Saetas que, financiado por el Ayuntamiento de Sevilla, organizan desde 1988. A éste, se ha unido este año 1998 la organización del Primer Concurso de Baile Flamenco Carmen Ledesma. Una de sus preocupaciones es la transmisión del flamenco a los más jóvenes. Para ello han conectado a través de varios socios, con la Federación de APAS de Sevilla, cuya colaboración les ha permitido llevar el flamenco a los colegios, organizando recitales de jóvenes figuras, dando charlas e invitando a los pequeños a la Peña. También en los últimos meses están promocionando el "carnet infantil", con la idea de despertar el interés de los más jóvenes por la “cultura flamenca", además de la publicación de un boletín Informativo y la edición de estudios sobre el Flamenco y algunas de las figuras originarias de la zona. En cuanto a las relaciones con otras entidades del barrio, fundamentalmente la mantienen con la banda de la Hermandad de La Macarena, que acude al local después de los ensayos, desde hace diez años, celebrando también algunos conciertos. Asimismo la centuria de los armaos utiliza el local como lugar de tertulia. También con la Hermandad de la Santa Cena, que viene invitada a los conciertos y concursos de Saetas y con la Hermandad de Los Gitanos, con la que mantienen muy buenas relaciones.

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IV. QUEHACERES Y MENESTERES

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n barrio ideal es aquel en donde se vive, se trabaja y se compra. En un barrio se debería poder trajinar, divertirse, luchar, rezar y si cabe morirse en paz. Hemos dicho anteriormente que un barrio sintetiza la vida, en él no debieran estar limitadas las funciones de forma estrecha, aunque sí cabe armonizarlas para que no entorpezcan convivir. Un barrio no puede limitarse a dar cobijo, como no puede hablarse propiamente de barrio tratándose de un conglomerado urbano pensado únicamente para el negocio. El barrio debe ser "habitado" de forma múltiple, un barrio debe contener en síntesis todos los elementos de la vida misma. Entendemos que todo barrio debe articularse como un órgano complejo donde las actividades económicas no contaminantes encuentren espacios propicios, entreverados con el hábitat y los lugares que faciliten la sociabilidad. No pretendemos que todos los barrios correspondan al mismo modelo, cada uno debería contener características morfológicas y actividades principales que le diferencien. Eso no impide que al mismo tiempo se conserven funciones diversificadas y elementos que permitan desarrollar allí una vida social equilibrada: la morada, la calle, la plaza, el jardín, la escuela, la tienda, el taller, la oficina, pero también el dispensario, la iglesia, el polideportivo, la biblioteca, el centro social o un equipamiento polivalente, etc. Limitándonos aquí a la actividad económica, podemos afirmar que este es uno de los elementos capitales para el desarrollo de una vida social compleja, evidentemente el comercio como motor de una sociabilidad indiscutible, pero también los artesanos y las diversas entidades que facilitan los entresijos de la vida moderna: bancos, gabinetes, consultorios, u otro tipo de agencias que desde los seguros hasta los intercambios inmobiliarios actúan en la vida económica de la ciudad. Hasta los años cuarenta, en el casco antiguo de Sevilla se encontraban todas las funciones correspondientes a la capital de una región fundamentalmente agrícola, aunque en ella podían diferenciarse claramente dos ciudades, la del sector sur y la del sector norte. En la primera se concentraba el espacio del Poder y en la segunda los usos industriales y aquellos que la podían teñir negativamente (hospitales, cementerio, vacíe, etc.). En el área norte que hemos escogido como objeto de nuestro estudio y en los arrabales de su entorno existió una actividad plural debido a que en ella se encontraban los barrios industriosos de la ciudad. Aquí se hallaba una heterogeneidad de funciones que le procuraban una dinámica y un peso hoy insospechados. Desempeños agrícolas (huertas), comercios minoristas y mayoristas (especialmente en San Luis y Feria), grandes factorías (como podían ser la fábrica de perdigones, la fábrica de maderas de la Macarena, la Nave Sínger, la fábrica de fieltros y sombreros de I.S.E.S.A., etc.), o una gran variedad de medianos y pequeños artesanos en pasajes, corrales y hasta en algún compás de convento.

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LA CIUDAD SILENCIADA En la ciudad de la primera mitad de nuestro siglo, sin querer mistificar un pasado que estuvo lejos de ser ideal, la diversidad era la marca de nuestros barrios, no es que existieran equipamientos sociales dignos para todos, sino que la intención plural existía: la casa, el comercio, el taller, el cine, la escuela, el bar, la plaza, la iglesia... Todo cabía en la ciudad, a menudo a expensas de la estrechez y de la higiene. A finales del siglo pasado y sobre todo en las primeras tres décadas del XX el éxodo rural hacia Sevilla fue considerable, debido a la fuerte crisis del campo y a las obras de la Exposición Iberoamericana. En toda esta área se acrecentó la densidad habitacional, en detrimento de las huertas y jardines. Se construyeron nuevos corrales de vecinos, así como el pasaje Valvanera y los pasajes industriosos más señalados de los barrios en cuestión (Mallol, Quijano). Surgieron los talleres de la calle Castellar y algunos huertos fueron adaptados como espacios de faena artesana. Pero ya desde el siglo XIX, el mayor peso de la actividad industrial se había desplazado hacia el puerto y las áreas más cercanas al ferrocarril; en cuanto a los artesanos, a partir de los años sesenta del presente siglo, se fueron trasladando hacia los nuevos polígonos industriales donde se les ofertaba mayor espacio, mejor infraestructura y comodidad de acceso. Este proceso se ha ido acelerando hasta nuestros días, quedando a pesar de todo un cierto número de pequeños artesanos muy especializados. En la actualidad, se puede hacer una primera constatación. Por una parte casi todos los sectores industriosos de cierto tamaño se han desplazado hacia la periferia (queda aún por poco tiempo la fábrica de sombreros de la calle Heliotropo y la gran imprenta de la calle Becas), del mismo modo se ha acentuado la desaparición de la actividad comercial tradicional en la zona, manteniéndose sobre todo una estructura de comercio de proximidad, salvo en algunas zonas que ya vimos anteriormente. En segundo lugar, nos parece importante constatar la ausencia de sedes de empresas comerciales notables, y que ninguno de los barrios se caracteriza como barrio de negocios. No pretendemos en este capítulo hacer un estudio económico del sector, cosa que al menos parcialmente ya se hizo para la puesta en marcha del Programa Urban por un equipo de economistas. El objeto de nuestro reconocimiento es el de ver en qué medida incide la actividad económica en la vida de los barrios y sobre todo analizarla como factor de sociabilidad. Con este fin hemos efectuado un examen minucioso de los emplazamientos comerciales y de los flujos que generan. Ya constatamos en el párrafo anterior que esta zona no constituye un centro de gravedad en la vida económica de la ciudad y por tanto en ella están ausentes las sedes de las grandes empresas, delegaciones de las multinacionales, agencias centrales de compañías de seguros o de la banca, pero es más, ni siquiera es relevante, en el mismo entramado de las zonas vecinales, el número o el tamaño de sucursales de entidades bancarias nacionales o de agencias diversas (gestores, consulting, o las que se dedican a la promoción y al intercambio inmobiliario). También nos parece palmario el poco peso que el sector turístico, tan importante en el resto de la ciudad, representa en nuestra área. Por tomar las sucursales bancarias como primer ejemplo, sólo existen las de tamaño mediano y sobre todo las pequeñas agencias, localizadas en los puntos de tráfago y donde se desenvuelve la mayor actividad mercantil; con muy endeble presencia en algunos barrios (San Román y San Julián), y vacíos significativos en dos zonas cruciales del Programa Urban (la Alameda y San Luis). Las mayores concentraciones se encuentran en la calle Feria y en el sector Resolana-Don Fadrique, excepciones ellas mismas reveladoras de la lógica de implantación propia a las empresas financieras, la de calle Feria mantenida en un lugar de antiguo negocio y la de Resolana fomentada por ser lugar de tráfico automovilístico. En el tramo central de la calle Feria, entre Relator y Cruz Verde existen siete

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Quehaceres y menesteres agencias bancarias (seis sucursales y una oficina financiera), situadas a poca distancia las unas de las otras, todas cerca del mercado y en el sector de mayor tránsito. Salta a la vista que la gran concentración comercial de la zona y la antigüedad del asentamiento han influido en el mantenimiento, el hecho de que por este tramo de la calle se transite con mayor facilidad nos parece otro elemento a tener en cuenta. Denotan cierto vigor de la actividad económica, contribuyendo a ella, al atraer a toda la clientela de los alrededores, dada la ausencia de este tipo de establecimientos en la vecina Alameda y en San Luis. Son un factor de la animación del sector y concurren al asentamiento general. Ocho se sitúan en la zona formada por Don Fadrique (3) y Resolana (5)1 hasta la esquina de la calle Feria. La presencia del Parlamento, la existencia de oficinas y delegaciones, la confluencia de líneas de autobús diversas y la facilidad de acceso han contribuido sin duda a esta proliferación. A todas luces son uno de los elementos claves de la animación del sector, representando el ramo de actividad más representativo de toda la zona. En la plaza de San Lorenzo y sus aledaños, se encuentran tres agencias, que denotan y contribuyen a la vida social que anima el lugar. Tanto más evidente esta correlación que no muy lejos se encuentran diversas oficinas: Santa Ana/Alameda, San Miguel, Trajano, Plaza de San Antonio, y que el mismo Centro está a dos pasos. Los barrios de San Román (3) y en San Julián (3), están desprovistos en su entramado interior, todas las agencias se encuentran en la parte de la Ronda que les corresponde (María Auxiliadora, Ronda de Capuchinos) que, junto con las otras existentes en la acera opuesta, revela la importancia del sector bancario en todo el cinturón, ya desde Resolana, y el papel que juega un tránsito fluido y las facilidades de acceso para este tipo de actividad. La ausencia de establecimientos en toda la calle San Luis es reveladora de la actitud que prima en las decisiones de implantación de este tipo de establecimientos, tan sólo existe una en la misma plaza de San Marcos denotando la actividad que en ella se desarrolla. Esta facilidad de acceso no parece actuar en la Alameda, donde tan sólo se encuentra una agencia. La misma ausencia es significativa de la actitud friolera del dinero, al que toda circunstancia turbia espanta, actitud confirmada por la localización de la única agencia en el punto más "seguro", en la esquina con la Calle Santa Ana. Por lo que se refiere a la actividad del sector turístico, nuestra área de estudio no ha sido tradicionalmente una zona de captación turística, a pesar de contar con piezas maestras y un entramado urbano que hubiesen permitido a cualquier otra ciudad disponer de suficiente atractivo para tal efecto. Pero estos barrios no forman parte de la ciudad tópica que el barrio de Santa Cruz y la Plaza de España representan. Ni siquiera la presencia de la Macarena o del Gran Poder ha bastado para atraer al viajero y afincarle cerca. Es cierto que en las cercanías de la primera existe un gran hotel que lleva su nombre, y que en cuanto al segundo, existen hoteles en la calle Trajano y en las inmediaciones. Tradicionalmente han existido en estos barrios pequeños establecimientos de restauración y modestos hostales para gente humilde, siendo muy contados los de cierta categoría antes de los años 90 (Trajano, Morgado, Jesús del Gran Poder). La Expo 92 traería consigo el lanzamiento de nuevos establecimientos de los que quedarían algunos preciados en servicio tanto en la Alameda (3) como en San Gil (1), unos mantenidos gracias a las cercanías con el Parlamento y otros en el aura que el 1

Una de ellas en la misma esquina de la calle Feria.

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LA CIUDAD SILENCIADA complejo "Torneo-Cartuja-Isla Mágica" supone para mejorar la imagen de la zona y poder vender su "centralidad", pues es esto lo que está en juego más que la oferta del parque temático en sí. El grupo de analistas al que se solicitó un estudio socioeconómico con vistas a revitalizar la zona Alameda-San Luis, concluía así su apreciación sobre la actividad turística en dicho sector, a pesar del alto nivel que esta actividad tiene en la ciudad: "Aunque este nivel de actividad turística ofrezca en principio una oportunidad para impulsar el desarrollo de zonas como la de San LuisAlameda, lo cierto es que por las características tanto de la oferta como de la demanda resulta problemático. Efectivamente, teniendo en cuenta la reducida duración de las estancias, es difícil romper la estructura de ratios actuales ya que el patrimonio de la ciudad es tan extenso que difícilmente es posible pensar en el desplazamiento de turistas a espacios y monumentos que no sean de primer nivel, de los cuales Sevilla tiene muy nutrida representación. Además, la condición del Barrio de Santa Cruz como el espacio que juega el papel de receptor de las actividades de los turistas relacionados con el disfrute de la "tradición" del lugar que visitan, introduce una dificultad añadida para utilizar los flujos como mecanismos de revitalización de determinadas zonas. La incorporación a la oferta de Isla Mágica no hará sino reforzar esta tendencia, estableciendo un polo de atracción añadido para visitar durante la estancia. Aunque es muy posible que esto amplíe la estancia media, seguirá existiendo una oferta más amplia para cubrir en estancias tan cortas". (VV. AA., 1997: 77) Aparte de los hoteles de prestigio ya existentes o los heredados de la Expo (7), y la cercanía del Macarena-Meliá, por lo general, son o bien establecimientos hosteleros de categoría media (8), o pequeños hostales diseminados en los barrios con una clientela de habituados fuera del circuito turístico, con clara tendencia a su lenta desaparición (9). En Relator, el Pumarejo, San Juan de la Palma, Enladrillada, Bustos Tavera, Joaquín Costa y Leonor Dávalos, existen prototipos de la fonda familiar a la que acudían sobre todo gente del mundo rural o trabajadores que la eventualidad traía a la capital. Esta ausencia, y sobre todo la fragilidad del tipo de albergue modesto existente, nos induce a hacer una doble propuesta, por un lado la creación de centros de interés metropolitano entre los que el Lugar de la Memoria Obrera, y un posible Centro Artesano que dé cuenta de su impronta en estos barrios2, podrían ser algunos de los elementos, y por otro establecer un albergue económico de corte digno, que acogiera a gente de paso de condición modesta y a jóvenes sin demasiados recursos (tanto a los regatistas que acuden a los eventos que se celebran en el río, como otros que consideraran el viaje como forma de conocimiento, (ver propuestas Pasaje Quijano en el apartado Alameda del último capítulo). Para proseguir adecuándonos al objetivo que nos interesa, y con vistas a un análisis más detallado, hemos seleccionado los dos sectores económicos que caracterizan nuestra área de estudio y, que por allende, más expresiones de sociabilidad generan en ella: el comercio y la artesanía. La diversidad de propuestas comerciales se centra en pequeños 2

La misma idea de museo del sombrero sugerida en un proyecto inédito de acción-participación que en 1995 un colectivo propuso como intervención para el Programa Urban, puede ser un elemento interesante, ahora bien, tanto esta idea, como la del mismo lugar de la memoria obrera, no tienen sentido si no representan verdaderos faros de acción original, conectados con la actividad existente, y no una etapa más del circuito turístico.

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Quehaceres y menesteres establecimientos que reúnen lo necesario para el desarrollo de la actividad económica ordinaria de un sector con función residencial predominante, aunque con muy diversa dinámica y distinta tipología de uno a otro barrio. En cuanto a los artesanos que trabajan en nuestra área, aunque aún numerosos, están en franca recesión, correspondiendo a dos tipos fundamentales de actividad: los que trabajan para los ramos de utilidad ordinaria, o aquellos especializados en la producción artística. Así, por una parte nos hemos detenido particularmente en aquellos focos en los que se manifiestan con mayor evidencia las interacciones, y por otra hemos seleccionado algunos actores y protagonistas de dicha actividad económica, con el fin de ilustrar nuestro análisis. Dedicando un capítulo aparte a los dos mercadillos específicos de la zona: El jueves y El mercadillo de la Alameda, por ser estos, de lejos, los elementos más significativos a la hora de generar pluralidad de intercambios. Comprendiendo que son el pequeño comercio y la artesanía los elementos sobre los que se fundamenta la actividad económica de los barrios de nuestra área de estudio, hemos procedido a un estudio más detallado de las zonas de influencia con el fin de apreciar la incidencia que tienen en la vida social. Una vez realizada una observación generalizada y con el fin de analizar lo más significante, hemos escogido aquellos focos de actividad que por su dinámica o por su peculiaridad nos han parecido pertinentes, por incidir en la sociabilidad o representar un modelo digno de provecho. En cuanto al trabajo llevado a cabo con los diferentes comerciantes y artesanos elegidos como ejemplos, se han seleccionado algunas historias que ilustraran las diversas formas de producción, seleccionando ciertos quehaceres y determinados oficios que signifiquen todo un colectivo; por ser verdaderos indicadores sociológicos esas formas de existencia dan cuenta de toda una cultura. Al mismo tiempo, convencidos de que nadie mejor que ellos mismos pueden narrar su experiencia, hemos considerado oportuno dar la palabra a los protagonistas adoptando una metodología en la que sean privilegiados sus propios relatos. Nos ha parecido esencial privilegiar la palabra de los que pocas veces tuvieron ocasión de expresarla sin cortapisas, tanto más que ellos mismos son los que mejor pueden retratar sus propias vidas. Por esta razón se ha suscitado la palabra de los interlocutores intentando respetar, en la medida de lo posible, sus formas de expresarse, al juzgar que forma y fondo van estrechamente unidas. Hemos considerado este tipo de relato como un instrumento de gran valor para este proyecto, ya que revela una historia del hombre en su territorio, en la que el autor cuenta y se cuenta, "...por que son relatos de experiencia, los relatos de vida llevan una carga significante susceptible de interesar a la vez a los investigadores y a los simples lectores. Por que la experiencia es interacción entre yo y el mundo, revela a la vez el uno y el otro, y el uno por el otro" (BERTAUX, 1980: 217) Si desde el punto de vista del interaccionismo simbólico, los relatos de vida ofrecen inconvenientes para algunos investigadores, (Jeanne Favret Saada ha demostrado sin embargo una gran maestría en el dominio de la etnobiografía), como bien dice Bertaux, este tipo de relatos ofrecen sobre todo un gran interés para retratar las formas de vida, los procesos socio-históricos particulares, las relaciones socio-estructurales. Conscientes de ello y sin pretender dar respuesta certera a sus límites, nos

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LA CIUDAD SILENCIADA

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Quehaceres y menesteres propusimos realizar más que biografías, aproximaciones biográficas, como Daniel Bertaux las llama (1980: 201), estableciendo varios relatos y centrándonos en segmentos estrechamente relacionados con su oficio, que nos parecieron significativos. El interés de varios relatos radica en el hecho de cruzarlos al interior de un medio homogéneo, "...un medio organizado por el mismo conjunto de relaciones socioestructurales" (BERTAUX, 1980: 205); en cuanto al número de ellos lo hemos determinado por un volumen lo suficientemente significativo para operar el fenómeno de saturación3 del que habla Bertaux (1980: 205-208) y no muy desmesurado, para realizarlo en los límites que nos son impuestos. Con el fin de evitar que la saturación sea empobrecedora, conscientemente hemos diversificado los informadores, dentro del marco que nos hemos fijado. En cuanto a los segmentos de vida que privilegiaremos serán aquellos vividos en el seno de las relaciones socio-estructurales, formas de vida vinculadas a oficios y menesteres. Hemos determinado los casos que nos parecen más significativos, tanto por sí mismos como por pertenecer a grupos profesionales enraizados o con suficiente proyección en el futuro para que representaran ejes alternativos, que pudiesen facilitar el desarrollo autóctono. Hemos elegido las personas más representativas, por centrar en ellas el saber con el ser (conocer un oficio e identificarse con él), un tipo ideal que refleje en cierto modo la realidad de estos barrios.

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LOS COMERCIOS

Más que un estudio sistemático de todos los comercios existentes en los barrios en los que el Programa Urban incide, como ya se ha dicho, nos ha parecido más oportuno considerar los núcleos alrededor de los que el comercio se aglutina y las dinámicas que esto genera. Hecho esto, se han agrupado los comercios no tanto por lo que venden como por el ritmo de frecuentación, el tipo de clientela, el ámbito que alcanzan, o lo que representan en el barrio, esclareciéndolos con un ejemplo. Ateniéndonos a la hipótesis de focos estratégicos, hemos creído pertinente analizar los siguientes lugares: Alameda, San Lorenzo, Feria/ Montesión, Relator/ Amargura/ Mercado de La Feria, Feria Ancha/ Resolana/ Don Fadrique, San Julián, San Marcos, San Román/ Puerta Osario. Tratando aparte El jueves y el mercadillo de la Alameda, dada su complejidad y las formas específicas de sociabilidad que estas dos circunstancias generan. La Alameda Partiendo del propio paseo, hemos considerado las bocacalles adyacentes como formando parte del mismo territorio, en especial la calle Calatrava y el primer tramo de las calles Trajano, Doctor Letamendi y Amor de Dios. 3

La saturación es el fenómeno por el cual, pasado un cierto número de entrevistas (...), el investigador o el equipo tiene la impresión de no aprender nada nuevo, al menos en lo que concierne el objeto sociológico de la encuesta" (p. 205). "La saturación es un proceso que se opera no en el plano de la observación, sino en el de la representación que el equipo de investigación consten poco a poco de su objeto de encuesta: cultura de un grupo en el sentido antropológico, subconjunto de relaciones socioestructurales, de relaciones simbólicas, etc.” (Bertaux 1980, p. 208)

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LA CIUDAD SILENCIADA El ser la Alameda territorio de confluencias y atraer público de todo el ámbito metropolitano e incluso sobrepasarlo con creces, hace que allí se encuentren gente muy diversa que interactúan en un entramado de cuya complejidad ya se habló en los dos primeros capítulos. Esta diversidad y magnitud de encuentros marca con peso creciente la actividad comercial del entorno; proliferando los locales de encuentro en detrimento, sobre todo, de los establecimientos de proximidad. Los negocios cada vez más numerosos que centran su finalidad en el ocio y lo superfluo no han perjudicado todavía al tradicional sector comercial de ámbito metropolitano que allí se concentra (recambios, utensilios, etc.), aunque de continuar el desarrollo exponencial de bares y sucedáneos bien pudieran ir desapareciendo, no ya sólo por la presión especuladora sino por la propia imagen del lugar que no funcionaría en la representación popular más que como espacio de diversión. Actualmente la diversidad comercial del entorno procura una riqueza de intercambios nada despreciable, cuya tenuidad nos parece necesario señalar. Como toda situación de proporciones complejas, necesita una mesura para poder funcionar, un deslizamiento mayor hacia la economía intensiva del recreo, sin contrapeso que la reequilibre, puede ser fatídico para el conjunto, cayendo una vez más en esa serie de desencuentros que han caracterizado la Alameda en estás últimas décadas. Existe una ecología urbana tan frágil como cualquier situación de equilibrio, y a la que se debe atender con gran cuidado. Hemos tenido ocasión de ver en los dos primeros capítulos el escaso peso que tienen la media docena de comercios de proximidad. Se localizan especialmente en las calles del sector norte, y son todas tiendecillas (alimentación, peluquería, zapatero, estanco) que si bien juegan un papel capital en el mantenimiento de redes vecinales, no parecen gozar de mayor prosperidad que la poca que procura el avío diario. No es el caso de una buena media docena de bares afines, cuyo porvenir parece asegurado por el despacho de desayunos y las tapas, que atraen no sólo a los habitantes cercanos sino a los que trabajan en los alrededores, o los clientes que acuden a los talleres y negocios. Estos bares de proximidad se sitúan en la misma zona norte donde existe una población asentada de tiempo, abren temprano y hacen su agosto durante las horas de faena. Del pasado fabril de toda esta zona queda un tipo de negocio del que dan seña la media docena de ellos dedicados a la venta de recambios de auto, motos y bicicletas, pero también toda la serie que de los toldos y cajas de seguridad, hasta la quincallería, va pasando por establecimientos especializados en tubos, maquinaria, pinturas, muebles de oficina, y hasta la misma informática como traza de los nuevos tiempos. La mayor parte de esos negocios se encuentran en la calle Calatrava, pero también en la misma Alameda entre Relator y Vulcano. Un garaje importante y un concesionario de automóviles están emplazados en la misma acera de Las Sirenas, completando el marco más industrioso de toda aquella zona (a grosso modo al norte de una diagonal trazada de Vulcano a Leonor Dávalos). Esta zona cuenta con un obrador, en la misma Alameda, que recibe tanto la clientela del barrio como los de algo más lejos atraídos por la fama de sus pasteles. Aunque existe algún negocio tradicional que atestiguan un pasado diferente (droguería, peluquería-mercería-perfumería, farmacia, Cine Cervantes, pompas fúnebres, ...), las calles Amor de Dios, Doctor Letamendi y Trajano conocen una transformación radical. En ellas predomina un comercio destinado a un público joven (con la connotación que ya dimos de lo joven): tiendas de ropa, discos, piercings, tatuaje y hasta bares y gimnasios que juegan con la estética deportiva (surf, artes marciales...) o la estética grafitera. Tiendas que proliferan a un ritmo exponencial sorprendente: en algo más de un año la decena de establecimientos existentes se ha duplicado. Si hay una

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Quehaceres y menesteres diversidad dentro de ese universo de la cultura joven, en cuyo entramado no entraremos, es el signo evidente de que esta zona se está convirtiendo en el foco del comercio para una juventud con pretensión anticonvencional. Doctor Letamendi/ Amor de Dios es sin duda alguna el eje palmario pero también existen en Conde de Barajas, en Peris Mencheta y Jesús del Gran Poder. La transformación de la calle Trajano está marcada por una estética más abierta, si es cierto que han surgido bares nuevos no son todos del mismo corte ni se dirigen a una clientela tan definida. Es también en esta calle y en una esquina cercana ya a la Alameda donde se encuentran tres establecimientos de antigüedades que, de cuajar, pueden ser simiente de otras almonedas. Abundan los locales cerrados a mitad camino del Duque, de los que algunos parecen ya en obras, como un síntoma evidente del renacer comercial de esta arteria, verdadero nexo con el Centro. .Son los bares y negocios de ocio de ámbito metropolitano los que están marcando el nuevo rumbo de toda la zona, proliferando por doquier. En cuanto a lo que concierne a los bares, y sin contar los frecuentados por el vecindario, cerca de una treintena han surgido en estos últimos veinte años, siendo sobre todo en esta década cuando su crecimiento se ha precipitado. Entre los bares de barrio y los de nuevo estilo se acercan a la cuarentena los establecimientos de bebidas existentes. Si a estos se añaden la decena de ellos que se hallan en el arco de Torneo, entre Blanquillo y Pacheco y Núñez del Prado, podemos darnos cuenta hasta que punto es pujante esta actividad en el sector. No todos tienen el mismo tipo de clientela ni tampoco son iguales las horas y los días de afluencia, pero por lo general es un mundo de la noche y de fin de semana el que parece incrementarse. Entre los establecimientos que pudieran ejemplificar la actual evolución de la Alameda, nos ha parecido ilustrativa la experiencia del bar de Las Siete Puertas, hoy Café Mágico. En particular por el intento fallido de atraer a un público diverso, hacia el sector donde confluye la Alameda con Amor de Dios, Joaquín Costa y la plaza de Europa, por no citar que son los ejes más significativos de una zona marcada por el estigma de la marginalidad, recientemente investida por la "cultura juvenil". Los propietarios de este rock café -como ahora se autodenomina-, que rigen también. el local Las Brujas, intentaron hacer renacer un establecimiento con suficiente solera como para poder seguir marcando el imaginario de los sevillanos, y pensaron que un lugar semejante podría servir para conducir una experiencia comercial abierta y hacerlo lugar de interacciones múltiples, donde concurriera un público sin barrera de edad ni de horizontes segregados. El local con una decoración algo postmoderna, dejando en evidencia ciertas trazas del pasado en leve evocación de la ruina, era de tono cuidado y acogedor, mesas amplias y sillas de comedor doméstico, una barra holgada y bien trazada. En la propuesta de bebidas el buen vino tenía un sitio estimable, tanto más que la carta era sugerente, con platos variados, buen género y una cocina selecta y cuidada. En el rock-café recientemente inaugurado, poco recuerda aquel ambiente, ni la música, ni la barra, ni el mobiliario decididamente somero: barra chica, mesa y taburetes en cajones de almacén tex-mex, el ambiente fronterizo de un decorado para el rodaje del spot Xantia, y una carta que si bien ofrece buenos productos, es acorde con el nuevo espíritu del lugar. La visión empresarial de los tres gerentes les hizo cambiar de rumbo y recentrarlo en una línea más acorde con ese "territorio existencial4", que para el mundo joven, representa el eje Amor de Dios4

Ese territorio no es solamente espacial, sino que implica una dimensión cultural que traspone el

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LA CIUDAD SILENCIADA Letamendi. "Me llamo Manuel Montilla, tengo 38 años y soy sevillano. Vivo en la Alfalfa y antes vivía muy cerca de aquí en la calle Pedro Niño. Soy ingeniero técnico industrial y profesor de instituto. (...) Esto lo llevamos entre tres socios Manuel Jordán, Pepe Luna y yo. (Pepe y él, de edades cercanas, en cuanto a Manuel Jordán una decena de años más joven). (...) La casa tiene doscientos años por lo menos, si te fijas, ahí en la esquina hay una placa que indica la subida del río de 1797, entonces son 201 años de la placa, la casa...; tengo una foto con las vacas ahí en la esquina de la Alameda con Amor de Dios, las vacas por ahí puestas y se ve esta casa de refilón cuando solamente eran dos plantas, y eso es de finales del siglo pasao, 1870 o por ahí, no está fechó, y el bar se crea en los años 20. (...)Este negocio lleva ahora mismo tres años regentado por nosotros. Cuando nosotros lo cogimos ya había dejado de ser el famoso bar de Las Siete Puertas que comenzó en los años 20, y luego ya en los años cuarenta lo cogió Agapito Calvo, que al mismo tiempo que este bar tenía la Marina, La Punta el Diamante. Todos los bares con cierto ambiente, de prostitución de Sevilla..., y este era el bar de más lujo y más conocido de toda Sevilla. Como decía un antiguo cliente australiano, que ha vuelto aquí después de cuarenta años: Sevilla era el mejor puerto, y Las Siete Puertas su mejor bar. En los años 20 era famoso como bar de encuentro de gente relacionada con el flamenco vamos, con la juerga. Había la famosa cañera de cien cañas, cuando un cantaor se sentía que había ganao dinero, o un torero en triunfo, venía aquí a llenar la cañera de cien cañas de manzanilla o fino, y se invitaba a todos los parroquianos. Esas eran las épocas en las que lo frecuentaba Manolo Torres, Vallejo, o también más tarde Pastora Pavón, en fin este era un sitio de gente del mundo de la juerga, del mundo del flamenco. Aquí han entrao tres llaves de oro del cante. La primera llave de oro del cante, Vallejo, prácticamente vivía en Las Siete Puertas, que lo dice su hija todavía: a mí me mandaba mi madre, dice, anda ve por tu padre a Las Siete Puertas pa que venga a come. La Tomasa, la hija, ¡fíjate!... Normalmente se venía a lo que era el flamenco de cuarto, pero se venía a contratar al cantaor; el cantaor hacía aquí turno como el que está esperando en una plaza para que lo coja el manijero. Entonces venía aquí, esperaba hasta que llegaba el señor..., normalmente los mandaos del señorito, a recoger al guitarrista, al cantaor, espacio, no ya sólo por lo que puedan representar los media y la explosión de Internet, sino por la actitud vital que eso conlleva. El siguiente texto de Guattari en Las Tres Ecologías nos parece esclarecedor: "La juventud, aunque esté aplastada en las relaciones económicas dominantes que le confieren un lugar cada vez más precario y manipulada mentalmente por la producción de subjetividad colectiva de los medios de comunicación, no por ello deja de desarrollar sus propias distancias de singularización respecto a la subjetividad normalizada. A este respecto, el carácter transnacional de la cultura rock es totalmente significativo, al desempeñar el papel de una especie de culto iniciático que confiere una pseudo identidad cultural a masas considerables de jóvenes y les permite crearse un mínimo de Territorios existenciales” (1996, p. 17)

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Quehaceres y menesteres y llevárselos al cortijo que fuera a celebrar la juerga de dos días o tres días, los que fueran. Eso es una primera época de lo que era el Café de Las Siete Puertas y de hecho tenemos algunas fotos interesantes de aquel entonces, donde se ve lo que era la fachada y demás. Después lo coge Agapito Calvo y lo transforma en un sitio de vida alegre. Este hombre lo coge en los años después de la Guerra Civil (debía de contar con algún favor de las autoridades porque le permitían que tuviera este negocio, y otros de ese tipo en Sevilla. Se hace muy famoso sobre todo por la calidad de las mujeres que aquí había y demás... En los años cincuenta tiene un éxito tremendo con el tema de los extranjeros, de los americanos fundamentalmente de la base, y después va decayendo, al mismo tiempo que va decayendo todo el barrio como zona lúdica fundamentalmente hasta los años setenta en los que incluso el bar desaparece. Cuando lo cogimos ya había sido transformao en tienda de marroquinería, no sé exactamente, pero por los finales de los setenta o por ahí. Se desmonta el bar antiguo, se quitan todas las instalaciones, y se monta la tienda de marroquinería... hasta que lo cogemos nosotros hace tres años. En principio la idea era recuperar tanto el nombre como un cierto estilo; por ejemplo, nos metimos en obra inmediatamente y lo primero que hicimos fine quitar un terrazo de los años setenta, debajo del terrazo había un suelo hidráulico, de los años cuarenta, debajo del hidráulico había un suelo de mármol, debajo del mármol había un firme de ladrillo, todo el tema de saneamiento estaba resuelto con atarjeas, ni siquiera había tuberías, y volvimos a intentar recuperar lo que era la estética del local: el suelo de mármol blanco rebordeao con mármol negro, recuperar en lo posible todo el tema de azulejos de Mensaque y demás, y volver a lo que era inicialmente, un bar de comidas con ambiente de aquí de gente del barrio; y eso hay que desmontarlo porque no tiene viabilidad económica. El barrio todavía está muy cerrado..., digamos... a un público amplio. El barrio funciona fundamentalmente con gente joven, eso sí, esta avalancha de gente más joven ha desplazao a lo que durante estos últimos veinte o treinta años era el extrato social del barrio. Gente marginal, con preponderancia de gente muy metida en el tema del caballo y demás..., prostitución, pero a niveles ínfimos, de personal muy destruido, muy marginal y muy mal. Entonces la gente joven va desplazando un poquito ese tema, al mismo tiempo lo que es el entorno de la plaza de Europa se va poblando de gente que quiere volver, ...atraídos también por el hecho de que el barrio tiene una fama de barrio liberal, se viene gente como profesores, o profesionales, que se van construyendo viviendas nuevas, o bien derribando las antiguas o bien restaurando lo que hay; y eso es un poco la situación en la que nos encontramos ahora, en un proceso de recuperación del barrio para otro tipo de gente diferente. Al mismo tiempo, también es cierto que estos nuevos vecinos pretenden que no solamente desaparezca lo que es el estrato social de antes, sino que incluso el moderno se modere, porque claro son gente que trae unas expectativas residenciales, de silencio..., y eso causa problemas en la actualidad. Eso es manifiesto porque está publicao en los diarios, sobre todo en los diarios más reaccionarios de Sevilla. El local de arriba se monta en los años cincuenta, parece ser, eso no te lo puedo confirmar. Era una zona un tanto reservada de lo que era el

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LA CIUDAD SILENCIADA local de Agapito Calvo, entonces se entraba de una forma casi escondida por el mismo sitio que ahora hay una comunicación, pero mucho más clandestina, porque era una puerta por detrás de los aseos, por donde se entraba furtivamente. Arriba estaba reservao para lo que era el bar americano de aquel tiempo, con una relación más de barra americana. Después de aquello se mantuvo cerrado algún tiempo, después fue el cafetín Ojalá, que creo marcó un hito, porque ahora hay bares por todas partes, pero en los años setenta en Sevilla había cuatro bares donde ir, y uno de ellos fue el cafetín Ojalá, ...de hecho fue cuando yo lo conocí. Yo entré por primera vez aquí al cafetín Ojalá que fue todo un descubrimiento además. El cafetín no triunfa, ...lo coge gente muy ideologizada con el tema de ambiente musulmán y demás, el cafetín Ojalá era purista en el sentido de que aquí no había ningún tipo de bebida alcohólica ni nada, aquello era de un purismo..., no había sillas, cojines, mesitas bajas..., un ambiente extraordinario de todos modos. Después, aquello fracasa económicamente y se convierte en un restaurante vegetariano, que tampoco triunfa, después de eso se convierte en el Pub Ibio, que lo montan dos Cántabros, también decae y nosotros lo cogemos en el 93. En Octubre del 93 abrimos la puerta de Las Brujas y hasta hoy. Arriba se abre con la intención de..., nosotros ya nos habíamos enamorao de lo que era el barrio, de lo que era la Alameda, que en ese momento era algo muy incipiente pero ya había un grupo de gente joven que se sentía atraída por la Alameda. La Alameda no cabe duda que es un espacio "abierto" increíble en todo el corazón de Sevilla, y ese fue el propósito desde el principio abrir un espacio “abierto”; lúdico, en terrenos ganaos a lo que era una zona de encharcamiento, incluso curso del río en una época, uno de los tres cursos del Guadalquivir..., de hecho la calle Barco se supone que era un embarcadero. ¡Imagínate...! lo tenemos aquí enfrente. Nosotros abrimos Las Brujas con la intención de que este lugar sea un punto de encuentro para gente que se va acercando al barrio, con cierto compromiso de tipo cultural, porque nosotros abrimos haciendo cuatro días semanales, uno de flamenca uno de teatro, otro de música rock, y otro queríamos que fuera..., pero no salió en absoluto casi, de música clásica, o sea..., tener un lugar con un compromiso fuerte con actividades culturales. De hecho se mantiene así durante los primeros años, aunque el espacio más fácil de llenar es el rock, porque la gente que viene a ofrecerse tiene grupos de rock & roll, conseguir alguien que cante flamenco es casi quimérico, entre otras cosas, son gente que se cotiza a unos niveles extraordinarios, además es un oficio más difícil que el de tocar la guitarra eléctrica hay mucha menos gente y no fue, fácil llenar eso; digamos que casi todo se convierte en actividades de rock & roll y teatro, teatro sí se hizo bastante. Todas las actividades eran gratuitas y así duramos dos años con una perseverancia heroica, hasta que tenemos que dar un poquito de marcha atrás y poquito a poco ir cortando; entre otras cosas porque todas las actividades donde se reúne gente joven, resulta que se convierte en actividades molestas para el vecindario, porque claro, el rock & roll conlleva porrazos en la batería, concentración de gente joven y toda la historia que eso representa. Ahí también tuvimos que atemperar un poco nuestros ánimos y echar un poquito de marcha atrás, de hecho ahora mismo hemos suspendido el tema porque

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Quehaceres y menesteres creemos que el bar tiene una dinámica de funcionamiento y va bien. Aunque el público es joven, Las Brujas es un sitio de encuentro variado, que no es..., no sé..., por citar bares de aquí del entorno, en La Habanilla hay un público más metido en los treinta-cuarenta años, pero es que en Las Brujas te puedes encontrar gente de treinta cuarenta años, de veinte y de todavía teen-agers, aunque actualmente la mayoría son de veinte y teenagers, no cabe duda, pero que sigue siendo un espacio abierto a otro tipo de público, incluso en cuestión de caracterización social, que te puedes encontrar gente con corbata y gente muy punki. Seguimos teniendo los dos locales, pero vamos a ver, son dos locales y dos espacios. Ya desde el nacimiento evidentemente cabía la..., pero era perder la oportunidad de tener dos ambientaciones, dos locales, dos estilos, siempre con una conexión. De hecho la propuesta de Las Siete Puertas no cuaja porque no hay conexión entre los dos locales, ahora sin embargo hay un vínculo común, que sería la música..., cierto ambiente relacionao con la música joven, puede ser..., yo qué sé..., el otro día estaba aquí Raimundo tocando la guitarra, venía de cumpleaños... -que a propósito le tuvimos que decir que no siguiera tocando porque era muy tarde y tenemos quejas de vecinos y entonces tuvimos que decirle a Raimundo que se fuera... (risas), a otro local a tocar la guitarra, tela, esto tiene tela (risas), eso es terribles--. Aquí (en el Café Mágico), hemos hecho un pequeño escenario, más que para programar de una forma sistemática, para permitir la eventualidad de que se haga teatro, de que se haga un concierto,... esa es la idea". En cuanto al cambio de estilo de bebida y de alimentación, reconocen que ahora tienen otra oferta: “Más que buscando un público, recogiendo lo que creemos que es la sensibilidad del barrio ahora mismo, la gente que se mueve por aquí, por el barrio; si antes teníamos como vocación la comida mediterránea, que sí tuvo buena acogida entre la clientela, pero como no cubría los gastos hubo que cambiar..., y ahora mismo, por ponerle otro título, hemos escogido el de comida de frontera. La idea que estamos estableciendo es la de una comida de frontera cultural, transgresora de fronteras, una comida casi universal, que mezcla por ejemplo la cocina italiana, la cocina americana, la cocina marroquí incluso..., algo de cocina española, pero siempre con platos que de algún modo han transgredido todas las fronteras. Las hamburguesas, perritos calientes, comida mejicana, los espaguetis, la pizza, las especialidades de barbacoa, la ensalada, los caneloni,... La oferta ahora mismo encaja, pienso yo, más en la realidad del barrio, pero como todas las cosas, necesita tiempo para que la gente nos conozca, reaccione..., porque hasta el momento toda la gente reacciona bien, les gusta la propuesta estética, gastronómica...” Preguntándole qué entiende por el barrio, responde: “La Alameda y, la calle Feria siempre han estao relacionadas, de forma que yo qué sé..., Pastora Pavón vivía en la calle Parras, había nacido en la calle Feria y tiene un monumento en La Alameda, este es el entorno en el que se movía la gente desde hace mucho tiempo”. Hablando de la evolución como zona de juventud desde la Calle San Miguel hasta la Calle Guadiana, en particular por el eje Amor de Dios, Doctor Letamendi, nos dice:

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LA CIUDAD SILENCIADA "De la Campana para acá, esto se está convirtiendo en la zona de moda gente joven, de hecho vamos a comenzar aquí algo, que es pases de modelo, dentro de lo que es el Café Mágico para las tiendas de moda alternativa, de moda joven. El primer viernes después de Feria tenemos nuestro primer pase de modelos de moda alternativa. En ese sentido de moda joven y demás, esto está llenándose". (...) "Las Brujas sí supuso el desequilibrio en su día, de algún modo, el desequilibrio de la actividad del barrio en lo que es bares jóvenes y demás. Lo que ahora mismo es Fun Club abrió primero como club de jazz en los años 70, prácticamente era una especie de isla en la negrura de La Alameda, ir a ese club era casi intimidatorio porque todavía el barrio era fundamentalmente eso..., prostitución, gente muy mangui y demás. Se abre ese club que no recuerdo ahora mismo como se llamaba y... cierra; después de eso abre el Fun Club, hace ahora once años, después de aquello abre ya..., bueno, después de eso hay que tener en cuenta lo que supuso el mercadillo, que también es de los años setenta, que vino después del primer intento de restaurar los carnavales en Sevilla, en el... 77, 78... Por esa época se monta el primer mercadillo en la Alameda, eso más o menos, coincidente con que el barrio empieza a tener savia nueva de algún modo, después se monta el Fun-Club, que se mantiene como sitio único en la Alameda durante un tiempo, al otro extremo de la Alameda, lo que fue La Rana Saltarina..., La Rana Bailarina y después La Habanilla, y a este extremo de La Alameda: Las Brujas. Y eso más o menos desequilibra la zona. Porque entonces para toda la gente que está metida en el gremio de hostelería de gente joven y de música y demás, se dan cuenta de que esto es una zona que se puede explotar, que hay negocio y que..., y a partir de ahí se montan catorce bares más". Estamos haciendo el barrio al margen de las instituciones, pero además convergentemente porque en definitiva de lo que se trata es de recuperar espacios en zonas tan emblemáticas como es el Centro Histórico, y en este caso con su particularidad lo que es La Alameda; y hay un miedo, hay un miedo de que nos quieran meter..., de que el decorado de Sevilla sea monolítico, hay mucho miedo entre nosotros de que nos impongan la cultura única. Esto es una realidad, cuando se saca un artículo de prensa de la zona, se saca desde el mundo de la cofradía, y... ¿Por qué nos quieren hacer un decorado tan unilateral? Hay ese miedo de que de algún modo el proyecto cultural de La Alameda, sea el llenarlo de kioscos rocieros, de un ambiente que no es el que se está viviendo en el barrio, que es un ambiente muchísimo más libre. Además a mí me parece... por emplear ese término que es muy matizable pero me parece que es una actitud muy ateta. Creo que Sevilla es una ciudad de un millón de habitantes y hay que dar opciones a la multiplicidad cultural ¿No? Cosa que tiene clarísima... ciudades como Barcelona, con esa vocación cosmopolita, y ahora parece que Sevilla va en la línea contraria, que es crear un decorado único. A mí me recuerda a veces a “Bienvenido mister Marshall”, parece que todos tenemos que llevar sombrero de ala ancha si queremos ser sevillanos, y la verdad es que eso es una barbaridad, de s de todos los puntos de vista. No se puede hacer una identificación de cultura única en un mundo en el que se mueven las cosas justamente en el sentido contrario de interrelacionar culturas. Creo que eso cortaría el progreso de una ciudad. No queremos que nos conviertan este barrio ni en centros comerciales masivos, ni en zona de paso de cofradías únicamente. Aquí hay propuestas de tipo urbanístico que la gente tiene mucho miedo, pero te hablo desde el comerciante por decirlo así, o el señor

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Quehaceres y menesteres que pone un kioskito en el mercadillo que está viendo cómo su actividad, que por muy humilde que sea, va a ser arrasada probablemente, y la gente tiene miedo, ...que desaparezcan los plátanos de Indias, que eso deje de ser un paseo y se convierta en una zona asfaltada. La marea del asfalto puede permitirse un oasis de albero, no ene parece que el albero sea tan sucio de buenas a primeras, esta es una ciudad del albero de toda la vida de Dios. Además en una de sus manifestaciones la más ensalzadas, que es la feria, está llena de albero ¿Por qué es que no nos pueden dejar el albero aquí? ¿Por qué hay que asfaltar? ¿Por qué hay que llenar de cemento todo? Un tema que hay que preguntarse... Que el albero está en la Maestranza, está en la feria, y ¿Por qué no en La Alameda? El albero no es necesariamente sucio, otra cosa es que a lo mejor requiere una atención diferente que el asfalto. El tema del aparcamiento es un tema del que todo el mundo tiene verdadero temor, si se le abren las entrañas a La Alameda, ya no estaría en nuestras manos cómo va a ser el barrio ¿No? Tenemos la sensación de derrota de saber que estamos siempre a contracorriente, probablemente seríamos mucho más fuertes si todos fuésemos hermanos de una cofradía, o rocieros. San Lorenzo La Plaza de San Lorenzo, y sus aledaños, representa el foco de mayor actividad del barrio. Allí se encuentran los tres establecimientos bancarios con que cuenta y en los alrededores una serie de calles en las que diversos establecimientos de proximidad permiten efectuar la compra diaria (Santa Clara, Santa Ana, Conde de Barajas, Martínez Montañés, y Teodosio). Las tiendas parecen florecientes tanto por lo concurridas que están como por el aspecto bien cuidado y los productos que ofrecen. La cercanía de otras en la plaza de San Antonio de Padua, Juan Rabadán, en la calle Baños y el mismo supermercado del Corte Inglés, satisfacen las necesidades de compra ordinarias, sin necesidad de grandes desplazamientos. En la calle Santa Clara se halla un antiguo obrador que fabrica dulces deliciosos a la manera y al gusto de antaño, sólo él merece un lejano desplazamiento. En el sector, diversos establecimientos de ámbito metropolitano, particularmente en las calles Jesús del Gran Poder, Conde Barajas, y en el triángulo aledaño a la Alameda, formado por esta última calle con las de Trajano y Santa Bárbara, atraen a un público exterior que acrecienta la animación y de rebote hace prosperar la actividad. Negocios como los establecimientos de Cocinas Walls (Conde de Barajas), los dos especializados en blindajes y alarmas (Conde de Barajas), o los de productos fotográficos, que junto con artesanos y tiendas antiguas del tipo de la corsetería Mónaco, la ferretería Alameda, o la gran bisutería especializada en botones de fantasía y abalorios de la calle Trajano, marcan la diversidad de propuestas comerciales. Pero es sobre todo el sector de la restauración el que nos parece marcar esta zona, no ya por la variedad de bares de corte clásico, sino por toda una serie de locales repartidos entre Jesús del Gran Poder y la plaza de San Antonio, entre los que destacan El Eslava, la antigua casa Ovidio, La Trainera y la Abacería de San Lorenzo. Todo el entorno se ha convertido en un lugar donde se puede salir de tapas, catar buenos caldos y apreciar especialidades que sólo aquí se encuentran. Fenómeno reciente fomentado desde hace una decena de años por la presencia de restauradores perspicaces. Al pie del campanario de la parroquia se encuentra un establecimiento que consideramos como factor clave de la transformación del ambiente en la zona. Con diez años de existencia ha sabido ser el pivote de cierto tipo de actividad, que al

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LA CIUDAD SILENCIADA despuntar ha dado cartas de nobleza a una profesión y a un sitio que estaba bastante decaído. Por la calidad de su servicio y una manera nueva de considerar lo típico, atrajo a una clientela de gurmets y propició el que la zona se convirtiera en lugar de encuentro para un público que apreciaba el buen yantar. Hemos escogido el testimonio del dueño del restaurante y del bar Eslava para ilustrar esta evolución de todo este ámbito. “Me llamo Sixto Tovar, tengo 36 años. Nací en La Puerta Real en la clínica de San Laureano, y allí estuve hasta los seis años. Después nos trasladamos a una barriada obrera, cerca de la Gran Plaza, en Santa Teresa, donde me queda hasta los trece años y más tarde vinimos a la Macarena donde viví hasta que me fui de casa, a los veintitrés años. Mi madre fue la cocinera de la clínica de San Laureano, y mi oficio me viene algo de ella. En la Puerta Real mi madre se conoce como Pilar la de la Clínica. Cocinaba para todos los enfermos, tenía sus pinches, y cocinaba también para los dueños de la clínica; porque nosotros vivíamos allí, ella hacía su vida allí, se vino muy jovencita de Extremadura y con catorce años fue una monja quien le enseñó todo aquello del arte de los peroles y se ha llevado cuarenta años de jefa de cocina. No tengo nada que ver con el oficio hasta que conozco a mi mujer, que es de Albi, y le gusta mucho la cocina. Tía ya sabes que en Francia no hace falta ser profesional para saber de eso, es una cultura diferente, la gente se preocupa gastronómicamente mucho más de lo que aquí se preocupan, o se preocupaban, ahora no, ahora ya en Sevilla afortunadamente... Como andaluz me sorprendió mucho cuando fiar a Francia los restaurantes pequeñitos, y nada... se nos ocurre la idea de montar un restaurante. Me puse en contacto con gente del ramo, gracias a un primo suyo, con la escuela de hostelería, estuvimos yendo a restaurantes, entrando en las cocinas, trabajando gratuitamente por aprender, por ver cosas y nos dedicamos durante unos meses a comer bien y mal, a ver cosas, a investigar. Antes yo había hecho de todo, desde trabajar en una zapatería hasta vender coches..., siempre comercio, siempre directamente con el público, pero filie cuando encontré a mi mujer que la idea vino. Su madre es malagueña y su padre francés y resulta que se vienen a España, cogen un bar aquí en la esquina, en San Lorenzo, lo que era el bar Clemente, y lo regentan durante bastantes años. Justo a lado del bar, hay una peña de la gente del barrio, la Peña Gustavo Adolfo Bécquer, que la van dejando los socios. Se inició en la misma plaza de San Lorenzo y luego se la traen a la calle Eslava n° 5, hasta que lo dejaron. Entonces mi suegro me dijo que se había quedao libre y me dijo: oye mira que como me hablasteis de que queríais hacer un bar, ahí tenéis un local que si no lo cogéis ustedes lo cojo yo y hago un comedor del bar... Total que nos fuimos metiendo y nos llevamos un año y medio para abrirlo, desde el 86 hasta el 88. Fue horroroso, pero gracias al tema burocrático nos dio tiempo a aprender tantas cosas, a cocinar y a ver tanto... que cuando lo abrimos aunque no era ni mucho menos lo que imaginábamos, ya estábamos algo iniciados. Nosotros teníamos muchas ideas pero por muchas ideas nunca es el enfrentarse a lo que es un restaurante, empieza a venir gente y todo el mundo empieza a la vez a pedir cosas que tú no sabes por donde empezar, yo soñaba hasta que todo salía mal, o que no venía nadie, o que se estropeaba la mercancía, pero bueno, no,... Tuvimos la suerte, todo hay que decirlo, de encontrarnos con Isabel y sin ella no

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Quehaceres y menesteres hubiera... se hubiera hecho lo que es el Eslava hoy. Isabel salía de la escuela de hostelería, acababa de terminar y se vino con nosotros, mientras que duraba la obra estuvo también comiendo, viendo, investigando, preparando una carta con nosotros, bueno ella y su novio, aunque su novio luego lo dejó. Era muy joven, éramos todos muy jóvenes, yo tenía veintiséis años cuando abrimos, ¡imagínate con veintiséis años! enfrentarme a..., bueno y además me empezó a entrar un público..., que para atenderlo había que tener ideas, me preguntaban cosas que me dejaban muchas fuera de juego. Claro..., no sé, creo que monté un negocio demasiado grande para mi edad. No me quedaba más que trabajar, insistir, aceptar los errores, aprender de lo que te dicen los clientes, cuando te sugieren cosas. A nosotros, los clientes han sido los que más nos han enseñado, personalmente me han formado los clientes. Yo siempre he comprao cosas de muy buena calidad y me peleo con quien me tengo que pelear, que no son los clientes, sino con quien le compro, para que siempre me mantenga una misma calidad, al principio yo compraba todo y lo traía en mi coche, pero eso hoy es imposible, hoy ya tengo proveedores de confianza. Al principio hice un restaurante que se parecía a los que conocimos en Francia o en Barcelona. El decorado quisimos que fuese muy sencillo, que no marcara nada; estábamos empezando y no queríamos declinarnos para nada, lo que sí queríamos es que nuestra cocina fuera esta, la cocina si que la teníamos muy clara, y el decorado no debía entorpecer para nada la cocina. Yo conocía a Paco Márquez que tenía entonces un estudio que se llamaba estudio LAN, y él con los cuatro o cinco arquitectos, entre los que estaba María Jesús, Juan José Vázquez Avellaneda, extraordinario, bueno eran gente con la misma idea, tuvimos la suerte de encontrarnos gente que teníamos la misma idea: hacer las cosas muy bien. Ellos en cuanto a su trabajo que estaban iniciando, y yo exactamente igual porque me lo jugaba todo. Lo del bar fue una casualidad, al principio abrimos el restaurante con la idea de seguir en el restaurante y punto, no teníamos ninguna pretensión de abrir nada más; a la vez hicieron aquí una marisquería, un señor que no tenía mucha idea del asunto, el se creía que le iba a venir todo sólo y duró unos meses. Se llamaba El Retablo. Él lo dejó y como lo traspasaba cogí el traspaso en el 89, con la idea de agrandar el negocio con un bar, pero me venía un poco largo. El restaurante era algo muy bonito y estaba muy concentrado en ello y lo demás me venía un poco largo, el bar además yo no lo veía como lo vi después. El bar yo lo veía como un bar típico de Sevilla ¡sin desmejorarlo! y como yo no estaba dentro de esa línea, me tenía que confundir muchísimo, en fin, no lo veía tan claro como lo vi después. Entonces propuse a mi suegro, que como digo tenía el bar en la esquina: si quieres tú coges el traspaso y ya está. A él le vino fenomenal, cogió el traspaso y lo tuvo durante unos años. Hasta hace tres años y algo, que decidió traspasarlo, no le fue muy bien tampoco, no encajaba y como tuvimos la suerte de haber ganado el suficiente dinero en el restaurante como para poder comprar el local y poder pagar un buen traspaso a mi suegro, bueno... lo hicimos. La Expo nos vino muy Bien, con decir que desde el año 90 hasta el año 93 hubo meses que había que reservar con quince días una mesa...; entonces conocimos a mucha gente, me enseñaron muchísimo, me entró un público muy bueno, para mí es el mejor del mundo porque fueron y siguen siendo los que me aportan y con quien me encuentro a gusto. Eso es una suerte.

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LA CIUDAD SILENCIADA Mis clientes son gente que saben estar, todos van en una misma línea, aunque vienen desde bohemios hasta todo tipo de profesiones liberales, gente de las cofradías, arquitectos, políticos, pintores, poetas..., de todo, ...afortunadamente es muy variada. Mis clientes son amigos finalmente, hombre, también es verdad que aquí tratamos de comprender las manías, los gestos..., pero eso forma parte de nuestra profesión. Hay camareros que cuando vienen nuevos eso les incomoda mucho, pero yo trato de hacerles ver que esa es su profesión y que si eso no existiera, no tendría sentido, cualquiera la podría hacer. Cuando abrí el bar, el restaurante iba bien y yo me encontraba más suelto, para hacer algo nuevo, aparte que me apetecía, ya estaba metiéndome un poco en la rutina y mi mujer igual, y como surgió el tema de que mi suegro traspasaba esto... La primera idea era la de hacer una barra donde poder recibir al público del restaurante mientras que esperaban para comer, porque como es un sitio pequeño, llegaba una reunión grande de veinte personas y a lo mejor no le apetecía sentarse sino que preferían tomarse una copa, un aperitivo..., y esa era la idea. Pero claro, empezamos, empezamos y al final montamos un bar que..., eso sí nuestras tapas eran nuestras, estaban todas hechas con cabeza, no se hacía nada porque sí: vamos a hacer tapas muy buenas, dentro de nuestra línea...; y aprovechamos que había un saloncito detrás para hacer un pequeño comedor, y poco a poco fue cambiando la idea. Nos dijimos: ¿Por qué no proponer al público que no quiere comer a la carta, o no puede, o no le apetece el restaurante todos los días? ¿Por qué no se le ofrece una cosa así como muy de casa, de comer en casa? Y esa fue la idea y así lo iniciamos y de verdad que ha resultado muy bien. El mismo público que come aquí come allí en momento distintos, qué hoy tiene una ocasión especial, o quiere comer algo más..., de ordinario viene al bar. Actualmente intento coordinarlo todo, la gestión material y lo que es el personal, somos mucha gente trabajando, diez personas, mi mujer y yo, doce en total, sin ayudas de ningún tipo (...) El bar lo abro todos los días excepto los domingos por la noche, y el restaurante no, el restaurante cierra días de fiesta y domingos. Y eso que ahora ya me traen los productos aquí. Con la envergadura que hemos cogido, sería complicadísimo tener que ir todos los días a comprar. De hecho tengo aún que ir a comprar muchas cosas, pero para el pescao tengo una persona ya de muchos años en la cual confío plenamente, y no me faya nunca; en cuanto a la fruta y verdura hay un señor muy amable en la Encarnación, Alfredo, que no solamente me trae la verdura sino que de paso alguna cosa de la calle Regina o de por allí que me haga falta; el pescadero también es un minorista del mercao de abastos de Castilleja de la Cuesta, es un minorista que a la vez le sirve a algunos restaurantes, la carne viene toda..., bueno, ahí si que depende, el buey viene de Mercamadrid y lo trae un tal Rufino que tiene una tienda pequeñita y pide ya carne para mí u otros restaurantes, el cordero también me lo traen de la Encarnación, cordero de Segovia o de Salamanca; el cerdo me lo traen entre Rufino y un primo mío que tiene una sala de despiece. Tienes que diversificar los proveedores, primero porque no todos te trabajan lo mismo, y segundo porque como te limites a uno llegas a acostumbrarte y se hacen ellos un poco dueños de la situación, que ellos vean que tú siempre eres libre de elegir, que si me fallan

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Quehaceres y menesteres me voy a otro sitio, siempre con gente seria que me procure buenos productos (...) A este barrio yo le veo un gran porvenir, hemos conseguido atraer a un público que da mucha vida. El ramo nuestro aquí es ascendente, aunque es zona saturada de bares, yo veo como van abriendo locales distintos. Hay algo que me da mucha alegría: es el ver pizarras de nuevo, en vez del cartelito que te ponen en las mesas y que sacan una vez por todas en el ordenador, todos los días lo mismo, eso conlleva la rutina. Con la pizarra es diferente, al borrar tienes que reponer y eso genera una cocina viva, todos los días borramos diez o doce tapas y se ponen nuevas al día siguiente, entonces se va rotando y eso enriquece... Entonces la gente viene a ver qué tiene Sixto hoy nuevo. Volviendo a las pizarras, pues ya voy viendo pizarras en los bares y voy viendo cosas más especiales, más auténticas y formas antiguas de trato, por ejemplo cuando te tomas una cerveza pue te ponen unas aceitunitas o unos altramuces, como siempre se ha puesto en Sevilla. Y en el barrio en general eso se hace, como se están preocupando deponer tapas que no son como las de los demás o, si son iguales, esmerarse en hacerlas lo mejor posible. Una competencia sana que hace que la gente sepa que una cocina no es un micro-ondas y una carne congelada de hace cuatro días, y que tienes que hacer cosas nuevas, o no va nadie, ...porque hay otra gente que lo está haciendo. Eso ha hecho que se abran abacerías, porque como es zona saturada no permiten sólo bares, abren tiendas que son bares y me parece muy bien. Hay ya varias, la de San Lorenzo, otra ahí detrás en la plaza de San Antonio, que la ha abierto Celestino, un señor muy querido aquí en el barrio en el ambiente cofrade y demás, y lo veo muy bien, porque se preocupa y busca cosas, y va muy bien, hay otro bar en la esquina de la plaza de San Antonio, que antes era un bar más y ahora me da mucha alegría cuando paso por ahí de ver que está lleno, la gente hasta la calle, y eso es señal de que se quiere hacer las cosas bien, y tratar bien a la gente, porque además veo público que tengo aquí. (...) Desgraciadamente no tenemos coordinación entre comerciantes, algunos porque no quieren hablar del tema, hay otra gente que... en fin, sin embargo hay alguno que sí, con Ramón, el dueño de la Abacería con ese sí, es una persona seria y sabe hacer las cosas bien. Fue cliente mío, y ahora ha abierto varias abacerías, recupera cosas antiguas, tiene buenos productos, cosas de Cádiz, de Huelva..., cosas de todos sitios. Con los comerciantes si que me hubiera gustado tener más contactos, no pasamos del hola y adiós, y la verdad es que sí, que deberíamos vernos, pero no desespero de que un día lo hagamos". La Feria Toda la calle Feria es un eje comercial de gran antigüedad, cuya actividad es conocida tanto en el ámbito local como provincial; en el texto de Chaves Nogales que ya hemos visto en el primer capítulo, al tratar de los barrios, pudimos darnos cuenta hasta que punto la vida social de esta calle ha estado y está marcada por el comercio, a pesar de la continua degradación a la que se ha visto sometido este ramo de actividad durante estas últimas décadas. De la diversidad de su comercio dan cuenta la media docena de farmacias, varias ferreterías, tiendas de muebles, de tejidos, menaje... Como dice la gente: "Se puede encontrar de todo en la calle Feria ".

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LA CIUDAD SILENCIADA Como toda ella es un foco comercial, hemos creído conveniente tratarla en tres partes, diferenciadas por el tipo de comercio y, si cabe de frecuentación. La primera iría de San Juan de la Palma hasta Cruz Verde, la segunda desde esta calle a Relator, y la tercera la vemos como ese eje de San Gil estrechamente unido a Resolana y Don Fadrique -lo que nos ha llevado a tratarlas juntas-. No nos limitaremos a la linealidad de la calle, sino que cada segmento lo consideramos un todo en el que los aledaños se integran. San Juan de la Palma, Montesión, Cruz Verde: La parte primera, por su misma angostura impone una relación entre calle y comercio que se trastueca a partir de Montesión. El tipo de negocio es variado, existen tres pequeñas tiendas de ultramarinos que dan para el avío diario (San Juan, Espíritu Santo, Castellar), existencia tanto más sorprendente dada la proximidad del mercado de la Encarnación y del supermercado de Los Maldonados, lo cual denota un relativo tránsito vecinal, evidente por las mañanas, cuando las vecinas de cierta edad traman el territorio con sus carritos, marcando pausas con los encuentros que sirven tanto al descanso como al intercambio de noticias. Pero ya desde la misma calle Viriato es patente el comercio de ámbito metropolitano, prolongación del ambiente y los flujos de la Encarnación y Regina. Desde repuestos de automóvil y moto, almacenes de menaje, tienda de ropa joven, un negocio de música y las primeras tiendas de muebles, pasando por un talabartero, una tienda de bolsos, un estanco, un librero de viejos, hasta varios locales de tejidos al metro y algún bar vecinal. En el tramo siguiente, entre Montesión y Cruz Verde existe una continuidad entre lo interior y lo exterior, muchas son las tiendas que sacan sus mercancías tomando buena parte del acerado, y hasta el mismo comerciante utiliza la calle como lugar de trato, encontrándose la mayor parte de las veces más fuera que dentro. En la diversidad de establecimientos cabe señalar el predominio de los que ofrecen diverso material para el hogar, desde los tejidos, bricolaje, mueble pequeño, menaje y electrodomésticos, lo que hace que la mayor parte de la clientela sean "manitas" o amas de casa, procurando ese ambiente peculiar de gente que busca cómo apañar la casa, gente que compara, discute, aprecia, pide consejo; si a esto se añade la proximidad de algún supermercado y otros negocios de proximidad, el ambiente que resulta es variopinto, dando la impresión de aquellas pequeñas ciudades de provincia en día de feria. Los momentos más importantes de animación en la calle son los de horario comercial, quedando fuera de éste una sensación de vacío que no tuvo en el pasado. Los bares y tabernillas tienen frecuentación vecinal o la que el comercio procura, con la sola excepción del jueves. Ya se ha visto en otros capítulos como la mayor parte de estos bares se ajustan al horario de apertura comercial, el tránsito se amengua, la animación decrece hasta parecer otro barrio ya entrada la noche. Este es el tramo ocupado por el jueves, desde San Juan de la Palma hasta la Cruz Verde, del que nos ocuparemos aparte dado su interés y complejidad. Entre los diversos negocios de muebles que dan impronta al sector, nos ha parecido significativo el de Muebles Avila. Negocio familiar que ha evolucionado de la venta del mueble usado a la del mueble nuevo de precio asequible. Sin perder de vista la clientela del barrio, han sabido adaptarse a la evolución del mercado, abriéndose al ámbito metropolitano con una oferta diversificada. Tanto por su fórmula empresarial, como por su enraizamiento, nos ha parecido poder ilustrar uno de los ramos comerciales más representativos de esta calle. Manuel Avila Fernández, 74 años, nacido en Carmona, donde vivió hasta los 25 años, trabajaba en el ramo de la alimentación. Su padre tenía una tienda en Carmona y

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Quehaceres y menesteres comenzó con él hasta que se casó en 1949. Se trasladó entonces a Sevilla donde abrió una pequeña tiendecilla de comestibles en la calle Sol, con una ayudita que le dio su padre. En aquel barrio había pocas ventas, era mucho el paro y los que trabajaban cobraban poco y les costaba mucho pagar. Viendo que con aquel negocio no podía juntar dinero ni prosperar, lo tuvo que dejar a los dos años. Cogió un traspaso en la calle Feria, y allí abrió un negocio de compra y venta de mueble usado, en el n° 57, donde hoy está una asesoría. Muebles antiguos y modernos, alguna cosita antigua, o lo que entraba: "(...) y así lo tuve más de treinta años. Vivíamos entonces en el Pumarejo en /a calle Aniceto Sáez, y desde por las mañanas veníamos todos a la calle Feria, con la comida ya preparada de casa, hecha la noche antes, pa estar aquí todo el día. Y aquí han ido criándose mis cinco hijos. Aquí yo estaba con mi mujer, que era la que me ayudaba en aquel negocio, en la tienda, yo salía a la calle a comprar y ella se quedaba ahí, ella tenía su máquina de coser y cosía ropa de esta de soldao..., ropa de soldao usada que la vendíamos también ahí, y yo salía a las casas a los avisos que me daban pa que fuera a las casas a comprar. Yo vivo ahora en la misma calle Feria y mi hija, y el Manolo también en la calle Feria, el de enfrente en la calle Guadiana. Aquí me conoce toa la gente, más me conocen a mí que yo a la gente, yo estoy en mi negocio y pasan cuarenta mil, una vez y un día, y otro, pues resulta que conde quiera que voy siempre hay alguien que me conoce. Yo no me voy a quedar con la fisonomía de to el que pasa, pero el que pasa si se queda con mi fisonomía. (...) La clientela ha sido siempre muy diversa, tanto gente de la capital como mucha gente de pueblo en aquel entonces. La calle Feria es conocida en todas partes, en toda España, como aquí estaba el rastro, el Jueves llamaba a muchas personas. Decían vámonos al Jueves, vámonos al Jueves, y con aquello del Jueves todo el mundo ¡a la calle Feria!. En aquel entonces había algo que ya no hay, faltan las chatarrerías. Las chatarrerías han desaparecido de aquí, ahí en la plaza de los Carros había dos chatarrerías, y aquí en la calle Amparo había otra, en la calle Castellar había otra, ahí enfrente había otra, había seis o siete chatarrerías aquí. Camas viejas, máquinas de coser y cosas de hierro, la lana también se compraba entonces, la lana de los colchones ". Cuenta que el hoy existente en la plaza de la Mata, estaba en Alberto Lista, pero que antes, allá por los años cincuenta, fue almacén de trapos, papeles y borra. Lo tenía un tal Plata y cuando ya fue muy viejo lo dejó y pusieron la chatarrería: "la única que queda por ahí". “Por aquel entonces los comercios eran más pobres y la gente venía buscando lo que no encontraba por las ferreterías, venían buscando las herramientas usadas, hasta las puntillas doblás, que nos entreteníamos en enderezarlas para venderlas. Todo ha cambiado mucho, esto ahora se vende nuevo y las tiendas de cosas usadas han quedao pa cuatro cositas. Las cosas antiguas ya están todas en manos de coleccionistas o de caprichosos, y salen muy pocas cosas. Antes cualquiera tenía en su casa una cómoda de caoba, tenían maquinas de coser de estas antiguas, tenían lámparas antiguas, hoy ya eso no se ve más que en casa de personas de mucho dinero, en casa de coleccionistas, en casa de los anticuarios. Antes

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LA CIUDAD SILENCIADA había muchas tiendas de compra y venta, aquí mismo vivía una mujer que era librera y tenía cosas antiguas; pero especialmente tenía libros, vivía con un gatito y muchas cosas viejas, y murió ya muy mayor Sólo han quedao dos librerías de viejo, y dos tiendas de compra y venta de cosas antiguas. La de la plaza de los Carros, que la lleva la hija de la antigua dueña y otra más. Tiendas de antigua unas antiguas y otras con carácter antiguo, vaya... cositas que no son antiguas pero que se ponen como antiguas y dan el parche -se venden- ". (...) En los años 80 el negocio de la compra y venta aflojó y los hijos que ya estaban en edad de establecerse por su cuenta le decidieron a cambiar de actividad. “La gente por aquel entonces empezó a manejar más dinero y prefería el mueble nuevo y cambiamos de tipo de mercancía. Abrimos un comercio en esta casa que yo la tenía de almacén, frente a la chica que era el sitio de venta, y malvendí los muebles usaos, preparé esto, lo limpié y hemos puesto los muebles nuevos. Como los chicos me dijeron, pues papá esto no es negocio, y como yo comprendí que esto no era negocio, pues pusimos este mueble de aglomerao y el de melanina, cinco años antes de jubilarme. Este barrio no es de meter muebles de categoría, es un barrio más liviano de dinero, aunque hay una casa ahí al final, que está acreditó con ese estilo de muebles de más categoría y supongo que le irá bien, cuando está ahí es que irá marchando bien, pero en fin aquí es distinto. Mis cinco hijos me han ayudao todos, pero ahora trabajan en el mueble tres, tienen formao una sociedad, este de aquí, que es el Manolo, que tiene más muebles de melanina, el Pepe de ahí enfrente, que es el que más le da a lo sevillano, que más se ha pegao al mueble sevillano, y el otro que es el Rafael que está allí en Macarena-Tres Huertas, en un local más grande. Ese, como aquel local es más grande que esto, pues aquel tiene de las dos clases, tiene de melanina y de sevillano. Los muebles que tenemos vienen de todos los sitios, unos vienen de Valencia, otros de Córdoba, otros los hacen aquí en Sevilla, en los alrededores de Sevilla. Que luego encargan una medida especial, pues el carpintero lo hace. Tenemos un amigo, un carpintero con quien se trabaja hace ya muchos años y mi hijo le dice: mira, quiero esto y esto y esto, quiero que me hagas un mueble en esta forma y ya está. Y luego tenemos un decorador que nos los decora. La silla de Sevilla la compro en Galaroza, a Jesús valle, que se vende ahora, pa la Feria, diez o quince días antes de Feria. De vez en cuando alguno de fuera que ha visto la dirección nuestra, nos ha escrito, se le ha mandan y en fin. La clientela de ahora, es del barrio y de otros barrios, las amistades vienen, ...vienen y otros que pasan y preguntan, porque todo el mundo antes de comprar pregunta, entran por una calle donde hay..., como pasa en esta calle, donde hay cinco o seis establecimientos del mismo artículo y empiezan por una esquina y terminan por otra. Llevan su bolígrafo en la mano y su libreta, van preguntando, luego, donde ven los precios más asequibles, pos ahí lo compran. Aquí a esta calle vienen de todos los niveles, viene el trabajador que viene buscando el mueble más económico, viene luego el de clase media que compra por que lo quiere poner en un chalecito en alguna casa de campo y no quiere gastarse mucho, porque quien tiene dinero pa su casa quiere un mueble bueno, el que lo quiere pa ponérselo en el campo, en un chalecito

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Quehaceres y menesteres o algo, quiere un mueble que le de avío y que esté medianito de calidad, y luego la persona de dinero que busca una cosa de capricho, una cosa que se adapte a lo que ella quiere, aunque la gente de dinero escatima mucho el dinero, a la hora de gastar también escatiman mucho, por lo menos cuando vienen a estos sitios así; vienen y dicen: tiene usted un mueble parecío a este pero que tenga estas medidas, o que tenga este color o que tenga otro color. Muebles en madera natural, esa de pino, en color basto, color madera, para el que lo compra que lo tiña y lo ponga del color que quiera. (...) El barrio está mejor... Hay más dinero y hay más venta. Ahora, peor en la circulación que hay muchos coches y la circulación cada vez está más mala y muchas veces vienen en coche y no se puen parar, tienen que seguir palante, tienen que dejar el coche muy retirao, porque hoy to el mundo quiere ir a los sitios con coche, y dejar el coche en la puerta y entrar, y si compran cargan en el coche, sino hay que ir a llevarle las cosas a su casa. (...) Hacemos propaganda, porque hay que darse a conocer, claro, todas los muebles sevillanos llevan una chapita con el nombre, y las propaganda pa el que entra, luego también tenemos unas cuñas en la televisión, Canal 47y Canal Guadalquivir. (...) Mis hijos están satisfechos con el negocio porque lo que trabajan lo ganan. Trabajan muchas horas, porque trabajan desde por la mañana hasta las diez de la noche y si hay que estarse hasta las once, hasta las once. Ayer, antes de ayer, y el sábado, tuvieron yendo a la feria, el domingo todo el día yendo a la feria, hoy también están en la feria llevando a las casetas, llevan to eso, no! Si hay que estar doce horas, doce horas están, si que hay que estar catorce, catorce, si el trabajo viene flojo, pues se están nueve o diez horas. Ahora tengo tres empleaos que ayudan, los tres míos y los tres empleaos y ya está.” El hijo, Manuel Ávila, 46 años, nació en la calle Sol y vivió en el Pumarejo hasta que se casó y se vino a vivir a la calle Peral, posteriormente se mudo a la calle Feria: "(...) que era mi ilusión, mudarme a la misma calle Feria, que es donde he vivido toda la vida. Desde chico he estao con el negocio con mis padres, venía del colegio aquí a la tienda, aunque vivía en la calle Sol y en Aniceto Sáez, donde me he criao ha sido en la calle Feria. Cuando venía del colegio siempre echaba una mano en el negocio y me gusta la venta. Tengo muchos clientes amigos, de muchos años ya. Aquí vienen muchos o porque son del barrio o incluso de pueblos, mandaos por otros clientes. Vienen también por el precio por que la verdad es que tenemos tan buenos o mejores precios que los hipermercaos. El negocio nuestro tiene cada vez más competencia con los centros comerciales grandes que son los que se están llevando la tajá del león, y los barrios comerciales cada vez van a menos. To el mundo llega con su coche al centro comercial, y coges lo que quieras con el carrito, lo metes en tu coche y te vas a tu casa, y resulta que se están quedando las tiendas na más que pal desavío. Aunque además del precio damos una atención personalizada, lo que los hipermercaos no lo dan, lo que hay está en las estanterías..., es lo que te dicen en los hipermercaos, y si no lo hay: pues no lo tenemos, y ya está. Aquí se le hace las cosas a medida, se le carga en el coche, mientras que allí pasa usted por la aduana de la cajera, paga y de ahí pa fuera ya usted con el

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LA CIUDAD SILENCIADA problema, y aquí se le ata, se le carga y cuando se van a ir es cuando te pagan el mueble, o sea, totalmente distinto. Si tienes que cambiar una cosa se lo cambias, vienen a por el mueble y no te traen el recibo y se lo entregas, haga usted eso en un centro comercial, en las tiendas pequeñas esas cosas se les hace". "Así se consiguen amigos, eso también es verdad. (Comenta el padre). Una persona que sale agradecida de un sitio es un cliente". Retoma el hijo: “Aquí hay clientes de muchos años, tenemos clientes que tienen pisos que se dedican a alquilarlos, y entonces pues son clientes asiduos, otros que son clientes que no van a estar todos los meses comprando muebles pero que vienen- mire usted que estuve aquí hace tantos años que le compré unos muebles y ahora me hace falta esto, y vienen aquí, pero vienen por ti, no solamente ya por el barrio, sino vienen buscando a esa persona en concreto por que le ha atendío pues más o menos bien; es que los negocios grandes son impersonales. El destino del comercio pequeño tiene que ser en plan familiar, como tenga que meter personal a base de pagarle horas, pagarle por supuesto un sueldo, pero eres tú quien tienes que ir al almacén y atender al cliente, aunque ellos pongan de su parte, pero parece que el ojo del amo engorda el caballo. (...) La bulla más grande empieza ya una semana antes de la Feria, y cuando llega el alumbrao se acabó pa nosotros la feria, comercialmente hablando ¡lógicamente!... todavía el martes de feria llega algún rezagado que cuando han puesto las sillas, había cuatro sillas rotas, alguna mesa, entonces ya viene buscando el desavío. Ahora los días anteriores te piden por juegos completos, diez juegos de mesa con sus sillas, ...seis juegos, o... en fin; hay casetas grandes que te piden a lo mejor ochenta o cien sillas. Luego ya no se vende hasta... y pa el verano. En Enero por las rebajas, pero las rebajas son de ropa, pa nosotros na, Febrero que si la cuesta, Marzo está la gente juntando pa la Semana Santa, que tampoco vendemos y ya en Abril es cuando empieza y luego ya pa los chalés y las playas, algunas cosas también pa el Rocío, las casas que tienen en el Rocío, y luego va está, luego a dormir hasta el año que viene ya. Cuatro muebles, con cuenta gotas, uno que quiere una cosita, otro que quiere otra, pero que casi da pa ir tirando, el mueblecito de cocina, el baúl, cuatro cositas. Lo que pasa es que nos hemos especializado en una serie de cosas que no lo encuentras, ...por ejemplo el mueble de cocina, vienen de toa Sevilla aquí a la calle Feria buscando, porque usted tiene un mueble de cocina, el de fregadero por ejemplo que se estropea con el agua, y usted va a una tienda de muebles de cocina y le venden la cocina entera, pero no le venden un mueble. Nosotros vendemos muebles solos, o el mueble para la bombona que ponen en la terraza que es obligatorio el mueble de bombona, entonces vienen buscando una cosa que no lo encuentran en Sevilla y vienen a buscarlo aquí a la calle Feria. El mueble a medida, ...Yo quiero un mueble pero tiene cuarenta y siete, bueno... por cuarenta y siete, se le hace". Feria-Relator-Amargura: Cuyo sector de influencia cubre prácticamente desde el Pumarejo hasta la Alameda y desde Cruz Verde a Relator, con un foco neurálgico en los aledaños de la Plaza de Abastos y la calle Feria. Dada su complejidad hemos preferido tratar distintamente

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Quehaceres y menesteres tres tramos y tres tipos de comercio. El tramo de la calle Feria ilustrado por unos almacenes que encierran la tradición de la paquetería tan en desuso hoy día; el tramo que aúna la calle Amargura con Relator como ejemplo de antiguos lugares de intensa actividad comercial, hoy muy degradados; y finalmente la propia plaza de abastos. El tramo de la calle Feria comprendido entre Relator y Cruz Verde es el que concentra "los negocios" y la actividad financiera, cabe pensar que en cierto modo es el centro de gravedad de la vida económica del barrio. Lo cual atrae tanto a los comerciantes como a la gran mayoría de habitantes que aquí acuden para solventar asuntos varios. En un tramo muy corto se encuentran concentrados siete establecimientos bancarios, y distintas oficinas donde se gestionan cuestiones diversas, dando cuenta de lo que en un tiempo aquí se generó y, hasta cierto punto aún se genera. A pesar de que la plaza de abastos contenga una oferta comercial muy amplia para la compra diaria, esta actividad parece decrecer dado el envejecimiento de la población vecinal y la competencia de ciertos supermercados en las zonas inmediatas de la calle Feria. Paradójicamente esta regresión de la plaza de abastos contrasta con el tráfico intenso de peatones y coches, es el sector que se mantiene más ajetreado en horario comercial y sobre todo fuera de este. No sólo lo anima la frecuentación de las agencias bancarias por la mañana, sino que se encuentran otros establecimientos de proximidad florecientes entre los que cabe destacar un horno bien cuidado. El ambiente no decrece ni tan siquiera la noche llegada, como en un islote, aquí se encuentran varios establecimientos de restauración que atraen con fines de esparcimiento a un público goloso, cuatro bares que ofrecen buenos productos y que han sabido adaptarse al gusto de una clientela con posibles, dos de ellos especialmente abiertos para gurmets noctámbulos. Puede que la cercanía de la Alameda esté por algo en la animación nocturna de este pequeño tramo. Existen diferentes tiendas de ámbito metropolitano. Tiendas con géneros variados, pero que perdieron la importancia que tenían, y ya no representan una referencia obligada en la ciudad. La mayoría, aunque atrayendo todavía gente de los barrios del norte, bien comunicados por un servicio de autobuses que conducen hasta el Duque, se han ido convirtiendo en buenas tiendas de barrio, especializadas en algún género, o con productos no usuales en las cadenas de los hipers. Entre los negocios que nos han parecido poder ilustrar este sector hemos escogido uno que revela el pasado aún reciente y el compás de espera que el barrio vive. Tomás Delestal ha tenido negocios de paquetería en la calles Arrayán, Relator, Parras, y este de la calle González Cuadrado que hoy lleva su hijo. Establecimiento donde si una dienta de barrio puede encontrar de todo lo necesario para el avío doméstico, atrae también a los de la periferia por ciertos géneros que sólo aquí encuentran. La entrevista la efectuamos en el destartalado despacho de su antiguo negocio de paquetería, que debió ser muy concurrido, a todas luces palpable por el espacio que ocupa y el buen trazado de mostradores y estanterías. Hoy todo está vacío, y aunque en el curso de la charla manifestará que no le gusta este local, antes de separarnos confiesa que se le parte el alma cada vez que viene. Se instala cómodamente, con la holgura del patriarca que consiguió una meta, alguien acostumbrado al trato, coloca carpetas y papeles sobre la mesa, grandes cuadernos, documentos, un bolígrafo, todo está dispuesto. Conserva todos los libros de cuentas desde que se instaló por vez primera y los consulta para cerciorarse, llegado el caso. "Me llamo Tomás Delestal López, tengo 68 años de edad y soy natural de San Martín de Castañeda, en Puebla de Sanabria, el pueblo más bonito que tiene Zamora. Mi padre se vino a Sevilla ya mayor, se fue a Cuba con

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LA CIUDAD SILENCIADA quince o dieciséis años, porque era donde se ganaba entonces un duro, de plata o de oro. Hizo tres viajes a Cuba, en uno de ellos se llevó en altamar cuatro o seis meses, el barco se estropeó y estuvo a pique de haberse muerto, se las vio y se las deseó, porque ya veía que el ganao que llevaban en el barco se moría, los piojos se los comían, en fin pasó un mal trance ya en el último viaje. Entonces cuando vino otra vez a casa, ya me encargó a mí y mi madre le dijo que no se fuera, y se quedó allí. Al quedarse empezó a pensar, porque entonces en aquellos tiempos en esas aldeas no se podía vivir, con el sustento de las tierras no se podía comer. Empezó a reinar a reinar y se acordó que tenía un tío aquí en Sevilla y escribió a varias personas y al jefe de correos que le dio la dirección de él, que vivía en la Casa de la Moneda, donde estaba casado con una de Alcalá del Río, y mi padre tiró pacá por eso, por su tío. Mi padre le escribió y vino a Sevilla, buscó trabajo y se colocó en varios sitios, estuvo en una carpintería de la calle Feria, estuvo donde está hoy El Kilo, que fue la Ciudad Chica -una mercería-, estuvo en otra tienda de tejidos, y luego en los Madrileños, donde yo entré con catorce años y estuve ahí hasta la edad de veinticuatro, hasta después de la mili, aquí en la tienda de la calle Feria. Empecé a trabajar antes de cumplir los catorce años. Los Madrileños estaban en la calle Francos, en la Calle Feria, en la Puerta de la Carne, y otras dos en Triana: en San jacinto y en la calle Castilla, que todavía existe, que la tiene un nieto. Eran almacenes de perfumería, paquetería y género de punto, que es lo mismo que yo trabajo. Mi padre ya trabajaba allí y se llevó muchos años en la empresa de los Madrileños. Yo este sector lo conocía bastante, yo me vine porque, empecé a vender cuatro cosillas, iba a los Almacenes Lirola se las compraba, cuando me encargaba un cliente, los domingos, los días de fiesta, los visitaba aquí en la plaza, muchos amigos, empecé a buscarme la vida a los diecinueve o veinte años. En los Almacenes que yo estaba que eran los mejores que había en Sevilla, y donde mejor se aprendía, eso por descontao. Había un sistema de educación, un sistema de enseñanza bastante bueno. Tuve incluso la ocasión de irme a una tienda de tejidos que había en la Calle Puente y Pellón, pero mi padre me dijo que no, que aunque pagaban el doble de sueldo, más valía malo conocido que bueno por conocer, y yo después de todo me alegré de eso porque aquella no era una tienda pa aprender. Aquí se aprendía bien, se sabía lo que era el artículo, el despachar, se aprendía incluso la caligrafía y las cuentas, que en la escuela te habían enseñao alguna cosa, pero aquí se aprendía todo eso bastante bien. Yo luego empecé a buscarme la vida, con diecinueve años o veinte, empecé a salir a los pueblos, los domingos, los días de fiesta y yo ya guardé unas perras, antes de irme a la mili, guardé unas perrillas en una cartilla y con aquello y un poquito que me prestó mi padre cogí el traspaso del negocio de la calle Parras. Cogí la misma tienda que tengo hoy día el bajo entero, entonces cogí un trozo, que lo tuve en las manos antes de irme al servicio, pero entonces mi padre empezó: si te vas a ir... eso cerrao dos años, entonces dijimos: lo dejamos. Luego lo cogimos incluso por el mismo dinero, mi padre quería uno en la calle Relator chiquitito, porque era mejor calle, pero yo ya la venta mía la tenía en los pueblos. En los pueblos ganaba en un domingo más que un año trabajando, porque con veinticuatro años que me establecí, mi sueldo no llegaba a las cuatrocientas pesetas al mes. Entonces cuatrocientas pesetas las ganaba en un rato ya en el cincuenta y cuatro que fue cuando me establecí. Me establecí con mucho sacrificio en una tienda un poquito pobre, me ayudó también mi suegro que era

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Quehaceres y menesteres sobrino de mi padre y vivía con nosotros. La venta mía de la calle Parras era pequeña, yo empecé vendiendo veinte duros, treinta duros, cuarenta duros, la moral se me vino un poquito abajo, porque claro de ir de un negocio grande donde se vendía mucho, a meterte en un negocio donde vendías treinta o cuarenta duros diarios, la moral se te viene abajo. Entonces me dije, veremos a ver si el negocio me va a dejar pa pagar las rentas, era una renta barata, eran ciento ochenta y tantas pesetas, pero yo le dije a mi padre, yo ya la venta la tengo en los pueblos y con la venta que tengo en los pueblos y lo que yo traigo, me da pa pagar la renta y me sobra bastante dinero. Le dije a mi padre yo el negocio de la calle Relator no lo cojo porque es muy chico, tendrá cuatro metros cuadraos, no tiene más, y los artículos que tengo no me caben. Empecé vendiendo el día 3 de junio de 1954, noventa y cinco pesetas, como usted observará va subiendo poco apoco, el segundo 244, el tercero vendí 85, el cuarto 1.090, poco a poco, eso era la venta que yo hacía en el negocio de calle Parras, en los primeros días. Al llegar el final de mes, dije a mi padre: papá pues esto parece que no va ser tan malo porque he vendío 17568 pesetas, digo ya esto me da pa pagar las rentas, más lo que yo traigo, que yo traía seis veces más de los pueblos, pues entonces yo ya me superaba pa sacarme un sueldecito bastante regular. Ahora que era a base de mi sangre y mi sudor. Yo ya vendía a las tiendas. De chiquillo, cuando fui a vender, la primera vez me fui a Cantillana, tenía cogía toa la plaza de Cantillana, la primera vez me fui en el autobús, me costó 12 pesetas y me dejó un duro, le compraba las mercancías a u n muchacho que me las cedía y luego devolvía lo que no se vendía, entonces yo vi que aquello no me interesaba y yo le dije digo mira voy a comprar la mercancía por mi cuenta a la casa donde yo trabajo o a Lirola, porque claro tú me das poca utilidad. Empecé a vender en la plaza, pero la venta en la plaza no me ha gustao nunca... (...) En la calle Parras vendía al público y en venta al por mayor. Porque a mí lo que más me ha gustao es la venta al por mayor. Me di de alta de almacenista, vamos me dieron de alta ciertos señores porque yo ya sonaba un poquito, yo ya vendía bastante. Salía un día a vender y otro día me quedaba en la tienda haciendo paquetes y ayudando al mostrador. De momento metí a mi hermano y le dije que si había dos pesetas una era para él y otra para mí, entonces yo todavía estaba soltero y más tarde cogimos la calle Arrayán, cuando esa casa era vieja, en la esquina, donde está el bar, y mi hermano se vino ahí y yo me quedé en la calle Parras y luego empecé a meter empleaos; metí un chiquillo luego metí otro, se me iban... Allí le metí mucho pa levantarlo, salíamos a las diez, a las diez y media, a las once, no teníamos horas pa salir, yo llegaba a mi casa siempre pa comer y acostarme, iba uno completamente rendido. La tienda de la calle Parras la he tenido hasta hace poco. En el 65 ya tenía todo el bajo, bueno todo no lo llegué a tener nunca, porque tuve muchos jaleos, me trajo un día un notario, un abogao y... en fin, que finalmente me tuvo dos o tres meses en vela, yo no me las había visto más gordas en mi vida, y yo dije este hombre me va a echar de aquí. Yo le había dicho al hijo en mi casa de la calle Relator, digo mire usted, yo lo que voy hacer es quitar la puerta esa que tiene de madera y poner una puerta de baraja, de estas de muelles, dice, sí si puede usted hacer lo que usted quiera, no tocándole a los muros, lo que usted quiera, digo y quiero poner dos vitrinas chiquititas de estas de..., no son colgantes pero están fijas ala pared, ...y entonces por aquello y por un

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LA CIUDAD SILENCIADA toldo que puse, me buscó el hombre y me hizo la intención de echarme. También tuve un almacén en la calle Parras, en el 13, una casa de vecinos hoy en día, que lo he soltero hace poco. Tuve catorce empleaos entre Parras y aquí, diez personas habíamos aquí trabajando y como yo he sido el que estaba al pie del cañón pues los hacía trabajar a la par mía. Teníamos funcionando cuatro tiendas la primera en la calle Parras, que era mi ojito derecho, la segunda la de la esquina de Arrayán, la tercera se la puse a mi hermana en la calle Castilla, y la cuarta en la calle Relator que se la puse a un compañero mío en 1960, y cuando se cerró la de la esquina nos vinimos aquí al n° 12 y llevamos lo pa lante. Ahora, que yo no sé lo que es un día de permiso. Trabajaba los domingos en los pueblos y en semana en los almacenes. Después de vender en la plaza los domingos me comía un bocadillo o dos, que era lo que yo llevaba, y luego me dedicaba a vender por las calles, casa por casa. Así estuve vendiendo cerca de un año, año y medio, hasta que me fui al servicio, incluso llegué a tener un dinero en la calle, timo, pero lo recogí por que a mí la venta así a crédito no me gustaba, y empecé a meterme en cuatro tiendecitas de estas pequeñas, uno te encargaba las seis pastillas de jabón, o dos pastas de dientes, me dejaba mu poco, yo se lo llevaba, pero me dije esto es mejor trabajo, porque claro de la otra manera tenía que ir con seis bultos que pesaban sesenta kilos, con cuarenta kilos de peso que yo tenía... (...) Cuando ya me establecí yo ya no llevaba bultos, los mandaba por corsario. Yo he llegao a traer en una maleta que todavía la conservo, que la compré en una tienda de artículos de cuero que había en la plaza del Pan al lao de la Ferretería García y Compañía. En la maleta traía las doscientas, las ciento setenta y cinco mil pesetas, en dinero efectivo y a nadie le giraba; yo siempre que he metido el dinero en el banco ¡en efectivo! girarle no he girao nunca a nadie. He hecho, desde saliendo desde aquí de San Jerónimo, todo San Jerónimo, la Algaba, hasta llegar..., he llegao hasta Cazalla de la Sierra. Mi ruta era esa, muchos me decían por qué no te vas pa la parte de Huelva, pa la parte de Cádiz, yo decía porque no me puedo partir en dos ni en tres. Cuando llegué a Cazalla de la Sierra fue cuando yo compré un coche, pero antes de llegar a Cazalla de la Sierra compré primero, antes de establecerme, una bicicleta por quinientas pesetas, donde llevaba muchos bultos, una buena bicicleta Súper B H, que todavía la conservo. (...) Luego, ya establecido, compré una Vespa, fue cuando ya empecé hacer Alcalá, Burguillos, San Jerónimo... llegué con la Vespa hasta Castilblanco de los Arroyos, Villanueva de las Minas, ...tos esos pueblos los hacía ya con la Vespa, mientras que con la bicicleta la metía en el Tren hasta Cantillana. Comencé por Cantillana por la relación de teléfonos, cogí un día en la tienda, la guía comercial y por los pueblecitos de por aquí cerca, vi, este pueblo no tiene que ser muy malo, porque tiene muchos teléfonos, tiene que haber mucho ambiente y por la guía telefónica saqué Cantillana y a Cantillana me fui. Tengo muy buenos amigos allí y he llegao a apreciar a bastantes personas. Y luego ya en la tienda tenía un empleao una chica, la chica se casó, enfermé del corazón y la tuve que cerrar, mi mujer falleció, entonces mi casa se vino abajo, en la moral, no en otra cosa, yo tenía la finca donde está mi hijo casi en las tres cuartas partes ya hecha, estuve por dejarla, pero claro

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Quehaceres y menesteres tenía mi hijo y yo sabía que esta calle Arrayán iba a ir al garete. Porque este local de Arrayán 12 a mí no me gusta, fue una idea de mi hermano, y que sí, que sí, pero le dije a mí no me gusta ese local. Aquí puse todo el almacén completo, esto lo cogí recién hecho, esto tiene cuatrocientos ochenta metros, y aquí instalé to el negocio completo con vistas a mayor y detall. En el sesenta y ocho largos fue cuando se cogió. Y... aquí se vendió mucho hasta que..., comenzaron a venir las grandes superficies y ya fue cuando esto se empezó a venir abajo ¿Cuándo murió Franco? En el 75, ...de ahí pacá, cuando empezó la cosa a flaquear, ya empezaron a venir las grandes superficies, yo dije: esto, esto le quita a todo el mundo, porque en realidad las grandes superficies no dan dinero al gobierno, y esto ya empezó a venir un poquito abajo, ya empezaron a irse muchos empleaos a estas grandes superficies que pusieron. Yo estuve por irme a una de ellas, al polígono, pero por miedo no me, fui (...). Vivíamos en la calle Relator y de ahí en la calle Bécquer y de la calle Bécquer salí pa casarme y me fui a San Julián; ...nos llevamos ahí unos años, hasta que el gobierno tiró todo eso de San Julián y ya compré un piso en la Huerta Hierro, al final de la Cruz Roja. (...) Aquí en la calle Arrayán vendíamos también al detall y al por mayor, como aquí había mucho tránsito, en realidad era una calle comercial. Al partir ya con mi hermano yo ya me quedé con el solar de la calle González Cuadrado. Y estuve por comprar una finca en Alcalá del Río, porque el campo a mí me gusta mucho y vi que el solar estaban limpiándolo y yo dije po yo ya no compro campo, porque a lo mejor esto lo edifican y compro el local, por que yo ya me interesaba sacarlo pa ya porque yo ya veía que esta calle iba pa menos, y entonces ya le dije a la madre, digo como la calle se ponga como yo calculo, lo vamos a dejar enterrao ahí y no funciona ya, entonces yo ya lo que me interesaba es mirar por mi hijo y no por mí porque entonces yo al fin y al cabo me quedaba poco, al fin y al cabo hasta mi jubilación podía haber timo aquí. Entonces ...busqué quién eran los dueños de esto, me llevé cerca de mes y medio buscando a esos señores, sin saber como se llamaban ni nada, y no quería preguntarle al contratista que iba a construir las casas de al lao y que limpiaba el local, porque entonces me imaginé que él también quería comprarlo, ...y una mujer me dijo: sí yo sé que viven entre el barrio judío y por detrás del cine Florida. Yo ya di con ellos y el mismo día fui y pregunté y en el mismo corredor me dijo pues mire usted nosotros somos siete herederos y queremos doscientas mil pesetas para cada uno, un millón cuatrocientas mil pesetas, entonces yo iba con la ilusión de dar dos o dos y medio y entonces digo: el solar es mío. Hace ya trece años. A mi señora le dije eso cuando yo ya lo tenía más que comprao, porque sino me empieza: que si más líos, que si te vas a echar más jaleo, que si dale que si toma. Entonces cuando lo tuve comprao le dije: mamá he comprao esto ¿Qué te parece? Y me dice: mu bien. Fue la única vez que mi señora respondió estupendamente, aunque yo con ella me llevaba bastante bien, no he tenido ni un sí ni un no ¡nunca! me he llevao muy bien, pero fue la única vez que me dijo: me parece estupendamente. Mi hermano se había quedao con el campo y entonces yo ya le dije mira he comprao esto, sacamos la tienda de ahí ...y por lo menos el niño ahí tiene más vida, tiene más soltura y es mejor, no está ahí encerrao y luego a los cinco años levantamos la tienda.” El hijo completa el testimonio, ya en la tienda nueva de la calle González

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LA CIUDAD SILENCIADA Cuadrado, abierta a la plaza de Calderón de la Barca, tras un lateral del ábside de la iglesia. Con las manos apoyadas en el mostrador, algo tenso por un peso del testimonio que puntúa el de su padre "Tomás Delestal López, treinta y tres años. Empecé aquí muy joven porque venía también de chico, en vacaciones, vamos que he venido de chiquitito y te vas enterando del negocio y lo vas viviendo, yo empecé en Arrayán 12 y luego vinimos aquí y aquí vivo en lo alto del negocio, en González Cuadrado. Mi trabajo lo considero trabajo, no afición porque hay gente que lo considera afición, yo lo considero trabajo, realmente; aparte de que hoy en día yo que sé, antes a lo mejor como estaba la vida pues a lo mejor me hubiera gustao más, que la gente tira más por otros derroteros, que la gente ya no son tan clientes, tienes que ir a lo tuyo, aunque aquí directamente con el público siempre se trata más porque son clientes de to los días. El futuro de mi negocio está muy claro, de llevarlo tú con menos gente posible y llevarlo a nivel familiar. Llevarlo a nivel más profesional, tener lo que nadie encuentra en ningún lao, no tener tú lo que más se vende, no, porque lo que más se vende no te interesa a ti. Tener lo que nadie encuentra en ningún lao, lo que veo yo, por ejemplo: el tío que tenga botones, por tener una especialidad en botones que diga po mira este es el único que tiene botones de este tipo, tú vas a tal sitio y encuentras na más los cuatro botones que se venden. Quien te dice botones te dice otro artículo y artículos que tú los hagas, que no sean conocidos, que tú empieces a funcionar, porque la mayoría de las casas te usan ahora mismo como medio de introducir productos, porque te vas a nivel de un hipermercao y esa gente na más que compran cosas que se venden, que se lo pide la gente, el jefe de compras no compra un artículo nuevo hasta que no vea que se va a vender. Yo tengo montones de productos que no se han introducido a nivel de Andalucía porque no lo han anunciao o porque no tiene suficiente distribución, o el producto no ha gustao por lo que sea, sin embargo yo sí funciono con él, y no lo ves en otro lao. Productos de limpieza, productos de perfumería, productos de mercería, prendas de vestir interiores, porque yo me estoy dedicando a las cosas de genero de punto de interior. Lo que nosotros no podemos trabajar son cosas de moda. No podemos competir con grandes a la hora de rebajas y de tirar artículos. Fundamentalmente tengo clientela de barrio aunque hay gente de paso y ...clientes que vienen de otros sitios aquí. A mí me gusta este barrio; pa vivir es inmejorable, yo antes de venirme, la verdad, si te digo la verdad es que no teníamos mucha ilusión de mudarnos. Ahora mismo te diría que no me iría a ningún lao, ni me iría con mi negocio a otro lao. Yo le veo a esto futura lo que falta es repoblamiento,... lo que está pasando ahora, que es lo que falta, es lo único que le veo yo, que donde antes vivían trescientas personas ahora viven a lo mejor dos. Tú ten en cuenta donde haya trescientas personas, ...a lo mejor no te compran trescientas, te compran cincuenta, pero son cincuenta personas ¡más claro que el agua! ...donde hay una casa abandonó no te da a ti dinero, pero le veo mejoría, dentro de lo que está pasando la economía. Porque yo escucho aquí a representantes y la economía se ha venlo todo abajo, digamos desde el 93-94, de cuatro años pa cá. Hubo una situación que la gente consumía mucho y ahora la gente está consumiendo bastante menos ¡pero en todo! no solamente en cosas de estas, y la gente busca menos calidad, pero precio, porque lo que quiere es invertir menos dinero, aunque sea más malo. Esto no es una cosa que me desagrade, porque tú yo no sé si me has visto

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Quehaceres y menesteres a mí con mala cara, yo tengo bastante buena relación con la clientela, intento llevarme lo mejor posible con todo el mundo. Yo conozco a muchísima gente y nosotros los gastos diario de siempre los hacemos todos en el barrio: carnicería, fruta..., lo que es cosa de comestible, todo, hasta bares y todo, y a mi mujer también le gusta, ...y mira que no se vino con mucha ilusión! porque mi mujer es de las afueras de Sevilla y no le agradaba mucho venirse a la calle Feria, pero ahora no se iría por nada del mundo". Amargura-Relator La calle Amargura fue uno de los puntos claves del comercio en la ciudad, nexo entre La Feria y Relator, jugó siempre un estrecho papel con el mercado, viviendo con él sus momentos de esplendor y decadencia. Actualmente su degradación permite apenas comprender lo que pudo representar en la vida comercial del barrio. El Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla todavía da cuenta de esa actividad en los años 80: "Todas las planta bajas están dedicadas a comercios que sacan sus artículos al exterior, por lo que en toda su longitud está ocupada por pequeños puestecillos de las más variadas mercancías, que convierten esta calle en un pequeño centro comercial del barrio, al amparo del inmediato mercado de la Feria. Este factor ha marcado su historia, ya que siglos atrás era el punto de acceso al citado mercado para los carros que traían los productos de los huertos de la zona de la Macarena, así como lugar de asentamiento de vendedores de frutas y hortalizas, como denuncian los periódicos de la década de 1860, hasta que, al ampliarse aquel en 1925, se les obligó a instalarse en él. En la actualidad se caracteriza por esa función comercial y por el tráfico de personas que van y vienen del mercado..." (81). Al iniciar nuestro trabajo a finales del 96 quedaba todavía algo de este aspecto, pero en año y medio hemos podido constatar la aceleración de su declive. Es desgarrador verla hundirse, fachadas descuidadas, vitrinas ciegas, falta la animación y las manos que diariamente acicalan las inmediaciones de cada tienda, el paso de peatones se ha visto fuertemente disminuido. Las razones muchos las buscan en las prolongadas obras del palacio de los Marqueses de La Algaba, al que también ha estado estrechamente unida; puede que también haya que buscarla en el movimiento especulador que ve como un maná esta desertización. Con la degradación y el vaciamiento consecuente se podrán revender a buen precio, la mitad ya se han desocupado sin otro trámite que la ruina, algunos comerciantes propietarios han resistido porque no se deshace la gente de toda una vida como de un moquero. Menos dañada parece la parte de la calle que se abre hacia Relator, allí los negocios parecen beneficiarse por el tráfico de ésta, que aunque ya no vive sus mejores tiempos, conserva cierta actividad de comercio de proximidad: tenderos, fruteros, pequeños bares, tiendas de veinte duros... Paradójicamente en la misma calle Amargura es un pequeño supermercado el que mejor mantiene el rumbo, como si en el decaimiento fuese siempre el vecindario el elemento más fiel. Un ejemplo de tienda de "toda la vida" la ofrece Ultramarinos Lorenzo tanto por su antigüedad, como por su peculiaridad. Por haber atravesado un siglo de la historia comercial del barrio, sabiéndose amoldar a los cambios, como por su comprometido futuro. De esta tienda, sita en la calle Relator 42, se tienen noticias antiguas, al parecer fue almacén de la Iglesia de San Basilio y desde 1870 un comercio regentado por el abuelo

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LA CIUDAD SILENCIADA de quien sería hermano mayor de la Macarena, Don Carlos Delgado de Cos. El negocio pasó al encargado, Ángel Revilla, natural de Cubillo de Losa, Burgos, a quien sucedió su sobrino Lorenzo Zorrilla Revilla, que trabajaba con él desde los 8 años de edad. Su hijo es el actual propietario: Lorenzo Zorrilla Pérez, que lo detenta desde 1960. Desde carnicería y chacinería, hasta terminar por especializarse en la venta de legumbres finas, conjuntada con la de bacalao, aceite, especias y conservas, mucha es la experiencia que ha acumulado el actual propietario. "Yo nací aquí el 1 setiembre del 39, el mismo día de la segunda guerra mundial. Como no servía pa estudiar, empecé aquí desde los 14 años, estaba en lo escolapios y lo dejé, me metieron aquí. Esto era carnicería y tienda de ultramarinos. Esta parte era carnicería, de cochinos y de carne de ternera, pero también se vendían huevos y eso. Aquí vivía mi padre... pero yo no, yo vivo ahí cerca,... yo vivo en Pacheco y Núñez de Prado. Según le oí decir a mi padre, que esta tienda era el lugar donde ponían los pasos y ahí enfrente, donde está la Virgen, era una bolera donde paraban tos los chorizos del barrio, y uno de ellos, el Tarta, le dio una puñalá pa robarle una pierna de cochino; pero le salvó la faja, como la que tenían los costaleros. Tenía una ternera muy buena, que ahora no se vende..., ahora se vende añojo no ternera, una ternera entera pesaba 160 kilos, pero eso no lo dejan matar hoy..., y ¡hacía unos chicharrones! que venía la gente esperando la manteca colorá y los chicharrones. Era chacinero de los antiguos, buenos, buenos, hacía chorizo y no se daba abasto a vender manteca colorá. Lo hacía todo aquí en la tienda. Teníamos una mesa y aquí se cortaba, se vendían dos cochinos diarios y media res de ternera. Aquí aprendí yo a descuartizar y a preparar, se hacían los embutidos, las morcillas y to eso, pero hoy (...). La mitad de los muchachos jóvenes no saben hacer ni morcilla ni na de eso, ni limpiar las tripas, ni la sangre, ...se vendían las tripas a los gitanos pa el menudo, se llamaba el menudo; el menudo de los cerdos, que se hacía con papas, se vendía mucho. El estomago se abría... No he abierto yo estómagos aquí comiéndome un bocadillo, he abierto más que..., y las manos, y los huesos de jamón... que se vendían siete u ocho huesos de jamón pa los bares, y ahora no se vende ninguno. A los bares pa hacer la gente el puchero. Yo cogí la tienda en el año sesenta. Desde el principio dejé la carnicería y me quedé solo por que no quería empleaos. Antes estaba mi padre y tres hermanas, un primo mío y yo. Y había negocio para lo. Me ayudaba mi señora que entendía y se ganaba mucho, me especialice en las legumbres. En el año setenta, cuando cerró Marciano en Puente y Peyón, ellos me dejaron las casas buenas. Esa era la mejor tienda que había en toa Sevilla en alimentación, ahí to lo que había era lo selecto. Antes tiraba usted un alfiler por esta calle Amargura y no caía al suelo. A estas horas, no se cabía. De que ha empezco los supermercaos grandes y los medianos, y que aquí no ha quedan más que personas mayores, porque no se ha urbanizan. Por que en ese pasaje San Basilio vivían cientos de personas, en una habitación vivían tres y cuatro familias, se casaban. Y ahora con las poca gente y con poquita paga y que no pueden comé, aunque tengan dinero, porque están enfermas. Lo que da dinero es la juventud y la juventud se ha ido toa, ese es el mal que tenemos nosotros,... el casco antiguo se ha quedao vacío, esta muerto. Porque esta calle Amargura, esta calle Feria, y esta calle Relator, esto todo era célebre; vamos, a toas horas que usted pasara, a

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Quehaceres y menesteres las tres de la mañana, a las cuatro de la mañana, esto era una feria. Este mercao de la Feria era el mejor que había en Sevilla, este y la Encarnación, y... Triana, y se ha quedao muerto, muerto, es que no hay nadie, es que se ve que no hay nadie, y los impuestos cada vez mayores y no podemos y se está quedando la Amargura una pena, lo que valía un traspaso ahí y ahora no lo quiere ya nadie. Hay muchas trabas, los suelos están caros, las casas no se pueden tocar. Esa Macarena traía antes ...mucha gente, también estaban los coches de la Algaba, San Jerónimo, que paraban ahí en el hospital y eso traía a la gente a las siete de la mañana, las algabeñas, San Jerónimo lo eso venía en masa. To empezó a fallar con lo de los supermercaos..., pero no es el mismo trato, ni la calidad porque al cliente hay que atenderlo, aconsejarla no te lleves eso que esto es mejor, como pasa con la ropa. Antes había aprendices, dependientes, ahora ya no hay na de eso, un dependiente, me acuerdo que decía mi padre, con 24 años es cuando aprendía a cortar jamón, con 24 años y yo le cortaba a cualquiera al céntimo, porque se trabajaba lo a miseria al céntimo, y hoy viene todo empaquetao (...). Había que saber los bacalaos en las colas, en la piel, ...hoy los nuevos tenderos no saben na de lo eso, ni liar como se lía, el bacalao se ve en la piel da onde era, si de Islandia..., los garbanzos a granel, con su peso, las medidas... Comprar bien, yo compro a proveedores buenos en Castilla. La clientela es del barrio, antes la clientela era fija, no miraban el precio compraban lo en la misma tienda, lo que no hubiera iba a otra tienda pero sino to en la misma. Lo he escuchao por mi padre, eran como familia, se hacían las torrijas aquí en la tienda, se vendían las torrijas, se vendían muchas cosas hechas ya, pero ahora ya con los supermercaos..., ahora ya ha variao, el que da más barato es el que se conoce. Aquí nunca hemos dan fino, aquí lo que daban es dinero a cuenta, una peseta, dos pesetas, tenían unas cartillas se iban poniendo los sellos y lo tenían pa Semana Santa y pa Pascua. Se encontraban en aquellas fechas con dos o tres mil pesetas que en aquellas fechas era un dinero... El que vende fiao pierde dinero, pierde cliente y pierde dinero". (Interviene un cliente) “La cartilla se hacía también en otras tiendas, mi padre era sastre y lo hacía, le iban dando dinero y cuando tenías dinero pa un traje se hacían uno" (Continúa Lorenzo) “Antes se vendía mucho suelto, bonito suelto, los tomates sueltos y garbanzos remojaos, un saco entero de 50 Kgs., 100 Kgs. en remojo, se vendía al día. Teníamos un puesto de huevos ahí afuera y vendíamos, no puede usted imaginar lo que se vendía, docenas y docenas, y si era por Semana Santa eso era ya esagerao los huevos que se vendían, nos poníamos tres a despachar huevos. Se vendían legumbres, bacalao, café suelto y se liaba a papelillo de peseta y de seis reales, y dos pesetas de manteca colorá y dos reales de asiento, los asientos que ahora no los quiere nadie. Luego empezó el Corte Inglés, aunque el Corte Inglés no hacia daño por que vendía más caro que nadie. En los años ochenta esto empezó a cambiar, estaban los autobuses, estaba el hospital y to eso traía una gente bárbara. En cuanto yo me jubile esta tienda está pa tirarla, porque ya no quiere nadie

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LA CIUDAD SILENCIADA una tienda como esta. Mis hijos tienen todos carrera,... Esta tienda me tenían que dar dinero por tenerla. (...) Aquí se iban a hacer muchas cosas pero luego las obras se han quedao muchos años paraos y eso nos ha hecho perder mucha... Esa calle Rubio que eran to casa de vecino que estaba asía de gente y ahora no hay nadie. Había muchos cines de verano y mucho ambiente y ahora se llega a las 8 de la tarde y nadie se atreve a pasar por aquí. Aquí había gente a toas horas, por la noche más que ahora de día. En la calle Arrayán había una tienda muy buena de comestibles del padre de Hilario que fue hermano mayor de Montesión, un historiador que tuvo problemas en tiempos de Franco. Había mucho paso por que había muchas casas de vecinos. (...) Antes había mayoristas, de huevos o de coloniales, estaba Rodrigo Caro, Blanco Benítez, valentía Álvarez Vigil, Gutiérrez que era un gran almacenista de Garbanzos en la calle Relator, con ocho o diez dependientes, y tenían otra tienda de coloniales muy buena en la calle Amargura, que la siguió su hijo donde ahora tienen los nietos un bufete de procuradores. Como Casa Sosa, Otro almacenista de la Encarnación, muy fuerte, más que Gutiérrez..., y tenía quince o veinte dependientes, cada dependiente tenía un sector y había seis o siete mujeres atrás. Antes no se paraba. Había almacenistas y minoristas, hasta los años setenta y más. Almacenistas de coloniales y de huevos al por mayor. Ahora na más que quedan dos: Luis Sánchez, la Viuda de Sánchez y Varea. Antes no separaba ¡ni pensarlo! Ahora...” La plaza: Plaza iglesia y mercado forman un mismo cuerpo, con dos anchuras libres en uno de los laterales del mercao y en el lateral opuesto de la iglesia. Este sirve de viario y no parece tener mayor animación, a pesar de su reciente semipeatonalización, el otro sin embargo está reservado al transeúnte y se le ve dotado de cierta vida, en horario de mercado. En efecto es una más de sus crujías, el hecho de que a él se abran los puestos está por algo en la vida social que allí se desarrolla. En el lado de enfrente hay varios bares, una mercería, una recova,... diversos puestecillos con ropa interior, loterías, o lo que se tercie, que por la mañana perpetúan esa vieja costumbre de prolongar el mercado en la calle. El público es en gran parte vecinal y de cierta edad, la mayoría se conocen de tiempo lo que facilita encuentros y la formación de pequeños corrillos. En todo el entorno de la plaza de Calderón de la Barca existen dos peñas y seis bares, lo que da cuenta del público que allí acude, pero sin duda alguna es el mercado el punto central de atracción, él fundamenta la vida social de toda esta plaza. Tan sólo el centenar de vendedores es ya un grupo lo bastante importante como para generar interacciones múltiples; si a esto se añade los proveedores, es todo un mundo que merecería un estudio detallado. La actividad de la mañana es sobre todo provocada por estos dos grupos de profesionales. Son escasos los clientes que acuden temprano, eso permite instalar los puestos desde las siete, y hacer una paradita para el desayuno en algún establecimiento cercano. A eso de las once, y hasta una hora antes del cierre, es el punto álgido. El mayor momento de afluencia, a las mujeres que compran se puede añadir los hombres que aprovechan la ocasión del mercado para escaquearse y echar un trago, esa animación es propiciada por los establecimientos de bebidas. Venir a la Feria representa para ciertos

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Quehaceres y menesteres jubilados una mayor satisfacción que la de empujar el carrito del supermercado, es una ocasión favorable para encontrar a viejos colegas, charlar de política, de toros o de fútbol. La plaza de abastos esta arrinconada entre la iglesia y el Palacio, pero ese marcaje procura cierta sensación de resguardo, tanto más sentida cuando en días de calor uno encuentra guarida en el patinillo de la cantina. La división en cuarteladas, bien distintas, y sobre todo el amplio palenque destinado al pescado es un acierto arquitectónico, la percepción espacial es completa, esa apertura permite ojear la mercancía con gran facilidad y establecer relaciones. En su conjunto la distribución de la mercancía nos parece óptima pese a la estrechez de las calles interiores, a modo de pasillos, que comprimen la circulación. Lo que por un lado es un inconveniente y por otro otorga la sensación festiva del estar juntos. Hoy día de los 105 puestos originales quedan más de setenta abiertos, esto no indica que abunden los cerrados (algo más de media docena), sino que son muchos los que utilizan dos para disponer de mayor espacio. Los puestos de pescado son mayoritarios (23), les siguen los de frutas y verduras (20), los de carnicería (15), recova (5), ultramarinos (2), panaderías (2), aceitunas (1), churrería (1), floristería (1), electricidad (1) y cantina (1). Estos dos últimos generan un tipo de sociabilidad peculiar, el primero, abierto mañana y tarde, es un punto de referencia para muchos habituados que pasan a echar el rato, en cuanto al segundo, ya dijimos hasta que punto es deleitoso refugiarse allí de la calor, pero no lo es menos el poder restaurarse con productos francos provenientes del mismo mercado. Nos parece ilustrar esa sociabilidad entre profesionales, que el espacio del mercado propicia, tanto la antigua cooperativa que funcionó cerca de cinco lustros como la asociación hoy existente. Son muchos los clientes que allí acuden por el único placer de disfrutar del ambiente y de los buenos productos, aun sin ir necesariamente de compras al mercao. Si hoy atraviesa la plaza una cierta crisis que todos atestan, y cuyas causas hay que encontrarlas sobre todo en el vaciamiento poblacional, el envejecimiento y por ende el cierre de muchos negocios, todo ello se ha reflejado en la vida misma del conjunto. Es de esperar que los tiempos peores estén detrás, ellos así lo manifiestan, decididos también a encontrar soluciones en común, entre las que su asociación puede contar como primer jalón. Para ilustrarnos hemos escogido un carnicero miembro de la directiva de la Asociación de comerciantes del Mercado, implantado desde hace mucho tiempo, habitante el barrio y dos de cuyos hijos continúan la empresa familiar. “Francisco Roiz Villegas, 61 años, cincuenta años de industrial. Mi padre era carnicero y nació en San Vicente de la Barquera, en Santander. Con once años me vine a trabajar con él y aprendí el oficio con él. Hice el primer año de bachiller y me puse a traba lar; a mí me gusta el mercao, me gustaba trapichear por aquí y como él me dio a escoger, aquí estoy. Siempre trabajé con él hasta que me independicé cuando me casé con 25 años. Mi padre me había cogido un puesto a mi nombre, cuando yo tenía trece años, con trece años yo ya tenía una licencia municipal, luego me quedé con su puesto y he tenío hasta seis licencias municipales en este mercao. Ahora solamente tengo tina con dos empleaos fijos, uno de ellos es mi hijo. Aquí tengo dos hijos, uno lleva dos puestos, luchando como puede con 26 años. Aparte de carnicero soy chacinero, mi padre era chacinero, elaboraba morcilla, chorizos, todo tipo de salazones, mantecas. La mayoría de los carniceros actuales, chorizos y morcillas ni saben hacerlos. Antiguamente se

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LA CIUDAD SILENCIADA hacia muchísimas labores, yo he hecho, mortadela, butifarra, lo que no hago hoy. Mis hijos saben porque les ha pasado lo mismo que a mí, no han querido estudiar, el mayor, 33 años, ha hecho el bachiller pero después no ha querido coger una carrera, se ha pegao a mí y ahí esta. (...) Tengo una licencia de carne de toro de lidia. Antes se vendía muchísimo, antes se vendía..., un toro diario he llegao yo a vender, ahora creo que se vende carne de toro de lidia hasta en los supermercaos. No tiene el aliciente que tenía antiguamente. En esta época se vendía un toro diario, ahora me dura un toro una semana. Vendo también carne de ternera, cerdo y cordero, vendo todos los tipos de carne menos la recova, que concierne el pollo, el cabrito, el pavo, el conejo, que podía venderlo, porque a mí la constitución me lo permite, mi licencia fiscal me permite vender, pero claro en el mercao existe un reglamento en el cual eso pasa ya a la recova. (...) Mi clientela es del barrio, todos particulares, porque ya todos pueden ir a Mercasevilla y servirse, el del bar, el del restauran, el de la fonda, y compra al precio que compro yo, entonces... Cuatro bares de mu cerca que llevan poca cosa, de hecho despacho algunos, pero la mayoría y los restaurantes los despachan en Mercasevilla, porque les cuesta lo que me cuesta a mí,... también vendo algo a un convento, las trinitarias vienen una vez al mes, pero sobre todo al particular. La gente joven no viene al mercao, ...por las mañanas hoy la mujer, el cincuenta po ciento trabaja, entonces esta ocupó por las mañanas, por la tarde... muy cómodo ir al supermercao con el marido, o al hipermercao con el marido, el niño..., toman su copita..., es que ha cambiao el habito de vida. Hoy el porcentaje que usted verá en el mercao: de cincuenta años pa arriba, la gente joven es que no sabe ni comprar, hay excepciones, hay criaturas que han venío con sus madres, con sus abuelas y les gusta el mercao, de hecho las personas delicás quieren un pescao fresco, y una carne fresca y bien servida, y bien partida, eso tiene que ir al mercao. Normalmente en los supermercaos no hay oficios, cualquiera es carnicero, cualquiera es pescaero, y claro el que le gusta llevar buenas cosas ese tiene que ir al mercao. Tengo manteca blanca, manteca colorá, la manteca de lomo, carne picada aliñada y frita con manteca, la sobrasada que la hago yo también, morcilla y chorizo, hago una morcilla cocida de cebolla muy rica, muy bien hecha, aunque sea una adulación, la hago de toda mi vida (...). Mi obrador lo tengo bien montao, y allí trabajo por la tarde, por la mañana en el puesto y por la tarde en el obrador. Tenemos que buscarle salida a la carne y a la pringue que sobra, hay que elaborar y trabajar sino no me como una rosca. Yo estoy en el puesto diariamente de siete menos cinco a siete de la mañana como muy tarde y tengo mis proveedores que me traen el género, yo no podría ir a por ello porque no me daría lugar. No se puede estar en el campo comprando, matando en el matadero y vendiendo en el mercao, el carnicero es el carnicero y el matarife es el matarife. Vendo la chacina fresca para el cocido, la morcilla para crudo, la manteca al público y los chicharrones también. Vienen mucho bares por la manteca de lomo pa las tostás de por la mañana, despacho a muchos bares, de este contorno y de barrios periféricos que vienen también porque conocen la manteca, saben que es pura, saben que es buena, y vale trescientas pesetas un kilo, que ya hay que tener valor, ponerse a fundir pa vender a trescientas pesetas que vale un kilo de manteca. Pero en fin hay que

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Quehaceres y menesteres buscarle un producto a lo que sobra, no se va tirar to, la grasa y el tocino... Al mercao le veo cierto futuro. Peor que estamos no creo que vayamos a estar, si con esto del Urban rehabilitan ciertas casas que dicen que van a rehabilitar y viene gente nueva... Porque la gente nueva se va fuera, aquí vale un dineral un piso y tienen que irse... ¡con las casas que hay en esa calle San Luis vacías! ...otras derruidas, o ese pasaje que está ahí que da a Peris Mencheta a Relator, eso da pena, eso está cerrao a cal y canto... Si eso se rehabilita, la casa de los Marqueses de la Algaba hacen el centro social ese que van hacer, en fin... ya más público, creo que peor que estamos no vamos a estar. Antes se venía al mercao temprano y a las ocho ya estabas despachando y te daban las dos y todavía estabas despachando, pero antes no había supermercaos, no había más punto de venta que el mercao, y aquí venían por la chacina, aquí venían por la carne, aquí venían por los comestibles, pero hoy como se compra de todo en cualquier sitio..., el público se reparte muchísimo. aquí prácticamente hay tres días de venta a la semana, martes, viernes y sábado, los demás días..., dan muy poco que hacer desgraciadamente, y así cuántos mercaos han cerrao... y los que van a cerrar. Aquí había cincuenta licencias de carnicería y no quedamos quince. Está muy difícil la situación..., hay que ser muy profesional, hay que trabajar mucho, el que no es profesional no tiene nada que hacer, porque si usted empieza a tirar esta carne que no está pa ponerla en el mostrador, que está fresca, que está buena, pero que está sin vista..., eso hay que buscarlo alguna elaboración, sino la elaboras estas perdío. Hago hamburguesas, con su buen aliño y su proceso de elaboración, hago pinchitos con la carne de cerdo, salchichas de cerdo y ternera, y lo que he dicho antes, los chorizos, las morcilleras...; claro la criatura que no sabe hacer na más que venderla tiene poca salida Los clientes vienen de Torneo, la Macarena, de San Román también vine mucha gente, y de San Julián, San Juan de la Palma..., aunque los de San Juan de la Palma se reparten entre la Encarnación y Feria, vienen de todo San Luis, del Pumarejo y de muchos sitios porque les gusta el servicio, les gusta el trato y les gusta la calidad, y yo pretendo dársela, y vienen. Vendo carne de toro y me gustan los toros. A los toros voy porque tengo un abono y entonces un día me toca a mí y otro le toca a él, yo voy a ir mañana, que a mí me gustan los toreros valientes, y voy a ir mañana a ver al Tato y al Liria, mano a mano con una corrida de toros, porque basta hoy no ha habido toros con los toros de Vitorino, por lo menos vamos a ver los toros, y toreros hay. Yo soy aficionao, como muchos sevillanos, yo he tenido mi muleta, mi capote y he ido de capeas por ahí y he hecho mis tentaeros, y claro me gustan los toros, me gustan los toros. Mi madre nació en Sevilla en la calle Feria ahí en la plaza Menjíbar n° 8, donde nací yo ¿A qué sevillano no le gusta los toros? La casa donde nací fue un palacio, después un convento, y después una casa de vecinos, después se tiró y hay unas casas de pisos mu grandes hechas; las ventanas de mi casa daban al campanario de San Juan de la Palma. Yo oía desde mi ventana tocar las campanas de San Juan de la Palma..., y ahora vivo en la Macarena, porque claro de aquí me tienen que llevar con los pies pa lante, vivo en la barriada de Nuestra Señora de la Esperanza, detrás de la torre de los Perdigones ¿Usté conoce

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LA CIUDAD SILENCIADA esa barriada de casitas que las hizo Queipo de Llano después de la guerra? Allí tiene usted su casa. En una de esas casitas que le decían las casitas baratas. Cuando me casé vine a la calle Arrayán, porque yo he vivido toda mi vida aquí, si Dios quiere, para mí los barrios nuevos pa ná, yo nací en la calle Feria y si Dios quiere me moriré aquí (...) Este es mi chico más joven es también chacinero...” El hijo se acerca, y sin querer sentarse con nosotros, responde a las preguntas decidido, con una actitud de joven empresario a quien no asustan los retos. “Me llamo Javier Roiz, tengo 27 años y estoy trabajando aquí desde los quince o dieciséis años, v ya tengo puesto propio, empleaos propios y todos los impuestos propios. Tengo dos empleaos, con contrato indefinido y sus seguros sociales. Estoy esperando una subvención de la Junta y estoy en papeleo para conseguirla. Mi padre y yo nos dedicamos a lo mismo, nosotros hacemos to, partimos la carne, hacemos manteca... (...) Tengo ya clientas de to sitios, viene gente de San Jerónimo..., viene gente de cerca y viene gente de lejos, aunque la mayoría viene del barrio, del sector este, dicen que va parriba pero yo creo que voy a tener tiempo pa verlo. El verdadero problema es de aquí, interno del mercao que no ofrece los servicios que debería ofrecer. Un mercao de abastos debería ofrecer los servicios de cualquier establecimiento congo lo cercanos supermercaos; aire condicionao en verano, calefacción en invierno, servicio a domicilio, limpieza en condiciones ¡lo normal! Nosotros somos profesionales tos. Yo soy carnicero y es lo que conozco, aquí los fruteros saben más que en cualquier lao, aquí los fruteros son tos de Bormujos, de pueblo, y se conocen las papas mejor que cualquier frutero del Continente, eso seguro, lo que pasa es que al mercao si queremos que la gente venga a gastarse dinero..., hay que gastarse dinero en el mercao. Si tú a tu negocio no le metes dinero tuyo, no funciona. La infraestructura del mercao es tercermundista, vamos, esto no es viable así, ...cuando llega el verano y la calor se echa encima..., en fin que no tiene comodidad ni historia. Yo haría las reformas que tiene que tener. Esto es un monumento y dice Bellas Artes que no se puede tocar y hay que darle las reformas que tiene que tener, tecnología no hay ninguna esto no ha avanzao pa ná, esto tendría que tener frío industrial y todo lo necesario. La parte de ahí del pescao si la ves es de pena. Yo voy al Corte Inglés de vez en cuando, a mí me gusta mi trabajo y yo voy a disfrutar del supermercao del Corte Inglés, no de los profesionales, porque no lo son, si lo fueran no estaría allí, pero lo que es el negocio cómo está montao... da gloria. Y mi negocio no le envidia nada a lo que es la carnicería del Corte Inglés, de hecho yo tengo clientes que me compran la carne y lo demás lo compran allí. Yo he echao los dientes aquí, me he criao aquí, ...y mi padre me ha podío avalar porque si voy a pedir un crédito al banco para mi negocio, no me sirve la licencia ni me sirve na. Yo tengo mi negocio funcionando con mis buenas compras mis buenas ventas, mis buenas declaraciones de renta, ...siempre me sale apagar, pero el banco no me admite todo eso, eso no es ningún aval para mí. (...) Yo no creo que el mercao se venga abajo, pero no hay gente joven porque son oficios que se dejan de aprender, hoy se buscan dependientes no se buscan

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Quehaceres y menesteres profesionales. Hoy venden el artículo, venden el precio y no personalizan; no parten cochinos, no parten ternera, no saben hacer manteca, no saben hacer sobrasada, esas cosas no se enseñan. Yo he echao los dientes partiendo carne y cortando filetes yo llevo diez años despachando al público. Yo personalizo al cliente y lo que hago es que dependa de mí, intento captarlo de forma a que me espere diez minutos, un cuarto de hora, que le toque que yo le despache. Este es un oficio que se aprende, no depender de nadie comprar un cochino y tirar las cortezas na más (...). En verano se venden más chuletas más filetes y en invierno se vende más puchero más cocido, más carne pa guiso; según el tiempo que haga así la demanda es distinta, pero hay demanda, si sabes vender, hay que saber comprar y saber vender. (...) La gente del Ayuntamiento debería ir a dar una vuelta por los mercaos que hay en Barcelona, que hay en Madrid, que hay en Valencia, abren por la tarde y el personal da veinte vueltas, da gloria entrar en un mercao, y aquí no, aquí da vergüenza, en to los aspectos. Este sistema es del año catapún. La demanda de la clientela es de abrir por la tarde, porque tienen el turno por la mañana y tienen libre por la tarde y no pueden venirme llaman por teléfono, ...la demanda es lo que dirige el mercao. Tú no puedes abrir el negocio a las siete de la mañana v a las siete y cuarto se te mete una mujer a comprarte dos chuletas porque no tiene... Hoy los negocios funcionan de otra manera, teníamos que abrir a la hora que abre el comercio, entrar a las ocho de la mañana y no abrir hasta las nueve, habría que montarlo y prepararlo, en fin que esto tendría que funcionar de otra manera. (...) Aquí no hay una cooperativa, aquí no hay una manera de comprar, aquí cada uno compra por nuestra cuenta y no ha y una forma de apretarle al mayorista a la hora de comprar, y entonces tú eres el último eslabón al que llega el artículo. No ha v una unión en ese sentido, yo intento tener mi negocio y hacer mi propia presión, pero no es el negocio de mis sueños. Por tener ¿Por qué no abrimos por la tarde incluso? Cosa que podríamos hacer perfectamente en vez de abrir a las siete de la mañana. (...) Yo a mi negocio le veo futuro, y yo pago lo que hay que pagar, pero el mercao es del Ayuntamiento para unas cosas, y para otras no lo es, esto son concesiones administrativas y el Ayuntamiento las gestiona pa lo que le va y pa lo que no le va no lo gestiona en condiciones. (...) A mí me gusta mi trabajo y mi barrio. Yo vivo en el barrio con mis padres pero si me caso yo quiero quedarme a vivir aquí ...es lo mío. A mí me gusta.” Feria-Resolana-Bécquer-Don Fadrique: La calle Feria desde Relator hasta Resolana está fuertemente marcada por el trasiego de un público exterior, entreverado con el flujo vecinal de La Feria/San Gil, y las interacciones que eso conlleva. Hemos considerado estas calles como un espacio común marcado por una actividad generada tanto por los almacenes de muebles de cierta importancia como por otros distintos negocios de ámbito metropolitano, y la presencia de diferentes pequeñas agencias bancarias, cuyo número sobrepasa las de cualquier otro barrio de nuestra área de estudio (aunque sea el tramo del mercado ya descrito, sin duda alguna, el que tenga más concentración de este tipo de establecimientos, pues en el que ahora nos ocupa se hallan repartidas sobre un más largo recorrido). Se encuentran 8 sucursales, tanto de cajas de ahorro andaluzas como de entidades de ámbito estatal, que en cierto modo denotan el

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LA CIUDAD SILENCIADA carácter mercantil cíe la zona y sobre todo, al estar en la Ronda y Don Fadrique, corroboran la tendencia a implantarse en sitios de rápido acceso. El último trecho de la calle Feria desde su remodelación permite deambular con holgura, habiéndose notado un aumento de frecuentación, tanto más que varias paradas de autobús facilitan el acceso desde diversos puntos de la ciudad. Los comercios de proximidad existentes por su aspecto y productos denotan un rebrote de la actividad..., supermercado, frutería y carnicería, dos farmacias, una peluquería, y la pasteleríacafetería Montesión, pero lo que marca este trecho son los negocios que atraen un público procedente de diversos lugares, particularmente de pueblos y barriadas del Sector Norte. Varias tiendas de muebles y lámparas, cuchillería, ferretería con todo tipo de utensilios, máquinas de coser, Maquinaría para churrerías, Básculas y maquinaria de hostelería, Second Marquet, Servicio oficial Philips, Imprenta..., y hasta la famosa Chocolatería Virgen de Luján -recientemente inaugurada como prueba del auge comercial del sector-. La clientela que atraen revierte sobre la vida del resto, así la cafetería está concurrida a diferentes horas, pero lo es sobre todo a la hora del desayuno diario o de la merienda en los fines de semana, a la ocasión de una cita para dar un paseo y la chocolatería ha conocido un éxito total durante todos los eventos festivos de Semana Santa, y el tiempo de las Comuniones. La calle Bécquer prolonga esta actividad, dotada de gran variedad de propuestas en negocios de interés general pero también de algún establecimiento hostelero que dispone de menús a buen precio, destinados a un público de oficinas de las que abunda el sector. Tiendas de fotos informatizadas, un semillero, manualidades, centro médico, electrodomésticos, autos, butano,... La presencia del multicines contribuye al desarrollo de ciertos bares y hasta de algún otro negocio. Una tienda de comestibles, es el único establecimiento de proximidad, pero hay que tener en cuenta los otros de la calle Feria y los existentes en Relator y Escoberos. Hay en esta misma calle, esquina con Parras, un comercio de corte antiguo, la tienda de los hermanos Arenas, con los ultramarino y la carnicería separados por una mampara acristalada qué permite visualizar todo el establecimiento. Bernardino y Julián todavía lían las legumbres con papel de estraza, en paquetillos de una perfección aprendida de chicos. Dicen que los ultramarinos también es un oficio que se aprende, se necesita tiempo para conocer los productos y las preparaciones; no todo es servir alimentos envasados. Desde liar a cortar, de limpiar a escoger. Todavía venden garbanzos en remojo y preparan manteca colará con la madre que cogen de la flor del asiento anterior, pero sobre todo son la encrucijada de la vecindad. El papel de "animadores" que juegan en la vida social del barrio, no les hace temblar por su porvenir, ellos saben que si se gana a la clientela es difícil perderla: “Muchos creían que ya lo tenían todo hecho, y trataban a la clientela malamente, y eso... eso se paga siempre, las tiendas como la nuestra no corren peligro si las atendemos como es debido y vendemos bien, buenos productos, un precio ajustado y buen trato". Resolana es lugar de paso, no de holganza, participa en el ambiente general de negocios cuya clientela sobrepasa el ámbito vecinal, pero son sobre todo los bares los que la marcan. Desde el más macareno como pueda ser el Esperanza hasta el más turístico como el bar Plata, pasando por una cafetería, un pub o el bar de la ONCE, preludia lo que es Don Fadrique, sin parar en mientes en los que existen ya cerca de Torneo y que van creciendo hacia Feria. Don Fadrique y los aledaños del Arco de la Macarena son particularmente ricos en bares de encuentro diversos, con especialidades propias, tanto de bebida como de tapen, algún buen restaurante, y

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Quehaceres y menesteres tiendas diversas atraen no sólo al vecindario del arrabal sino que muchos son los que se apean en la zona para echar un rato, o se dan cita al anochecer. La presencia del Parlamento contribuye a este auge, más por los empleados que por los mismos políticos. Hemos elegido el testimonio de un comerciante de la calle Feria, cuyo negocio sito entre la calle Antonio Susillo y Resolana lleva abierto apenas un año. El hecho de venir de la calle Amargura y estar recientemente instalado le permite sopesar la diferencia y apreciar la transformación que el sector está experimentando. Francisco Aguilar Díaz, Cuchillero, nació En Sevilla el 18 de Noviembre de 1947. Empezó el aprendizaje del oficio con 12 años, con quién después fue su suegro. “Mi suegro tenía el negocio desde el año 40. Era gallego, natural de Orense. Yo vivía en la Pañoleta, y venía a diario hasta la calle Amargura que es donde estaba el taller. Vendíamos toda clase de cuchillería, afilábamos y fabricábamos. Mi oficio es cuchillero vaciador, pero prácticamente ya no se fabrica nada, ya sale más barato el comprarlo a fabricantes en gran escala... En el taller lo que más hago es afilar..., cuchillos, tijeras, todo lo que venga de herramienta de corte. Vendo todo tipo de cuchillería en general, incluyendo el artículo de peluquería..., cosas de sastre o todo lo que va en relación al menaje de cocina... Tengo buena clientela porque trabajo para hoteles, trabajo algo el Hospital Policlínico, llevo una cadena de supermercaos, y después clientela diversa, la antigua y algo de nueva que se está fomentando poquito a poco. Estuve trabajando en la casa todo el tiempo, no tuve otro amo. Me casé con la hija y hace ya catorce años que el negocio es mío. El negocio en aquella calle iba estupendamente, era una buena calle, una calle con mucho paso, mu comercial. Pero empezó a ir mal, mal, mal, y hubo que buscar otro sitio. Empezó a ir de mal en peor desde prácticamente..., desde que empezó la remodelación del palacio de la Algaba, hará unos, ...años más arriba más abajo, puede ser entre siete y nueve años, con los puntales de hierro que pusieron. Aquello fue el acabar con toda aquella zona, y para remate luego hace unos años pusieron el muro y levantaron todas las calles, hasta que hace un año ya fue imposible de subsistir allí porque no había ni trabajo ni venta ni pasaba nadie, solamente aquello era un nido de drogadictos y de pequeños delincuentes, entonces claro hubo que buscar el medio de venir aquí... Vinimos a esta parte de la calle Feria porque era la más viable para nuestro negocio, porque había más paso de público, más tráfico y estorbamos casi en el mismo sector para nuestra clientela, que ya la teníamos, y se encontraba algún local disponible a buen precio. (...) Aunque podía ser mejor. El autobús por ejemplo no es lógico que tenga las paradas tan mal puestas una a principio de la calle Feria y después la siguiente pasando la plaza de abastos, esa parada no debía existir ahí, debía de estar por ejemplo por esta zona, pasando la calle Antonio Susillo para que coja más bien en el centro entre Resolana y Cruz Verde... Pero quién piensa eso. La clientela viene de muchos sitios, mucha de afuera, este barrio está aún muy despoblao. Este barriouna de las cosas primordiales que ha venido en decadencia ha sido el despoblamiento que ha habido tan enorme, y no ha sido un despoblamiento de uno o dos años, sino que es muy largo porque había en todo este sector muchísimas casas de vecinos muy grandes donde había cientos de familias y entonces lo han desahuciao y tarda años... Cuando es una cosa que tenían que repoblar rápidamente, porque se van del barrio. La culpa la tiene el Ayuntamiento y Urbanismo en tardar tanto las licencias de obra como tardan

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LA CIUDAD SILENCIADA que eso es inaudito que una licencia de obra..., yo tengo clientes que han esperao licencia de obras y han tardao uno, dos, o tres años, eso es inaudito, entonces así no se fomenta un barrio, hay que aligerar... (...) De un sitio a otro hemos notado el cambio..., bastante vamos. Aquí es otra cosa, digamos es la variación de la noche al día, de aquella zona a esta. Al final de Junio hace un año que estamos aquí y se nota, aunque, esto será mejor porque se está edificando mucho en estos exteriores, por ahí por Torneo y esos sitios y eso dará más movimiento, en un futuro próximo, pero ya se le ve más movimiento. Desde que hicieron la calle esto ha cambiao, se han renovao muchos comercios y..., los que estaban antes que yo aquí lo dicen... que esto antes estaba un poquito quieto y desde que arreglaron la calle hay más auge comercial.” San Julián. Nos atenemos sobre todo al perímetro que forman la plaza de San Julián y las radiales que a ella afluyen, sin sobrepasar los trescientos metros. Tan sólo la Plaza del Pelícano pudiera considerarse como formando parte del entorno por ser frecuentada por la misma gente y distar, a tiro de piedra, tanto como los otros establecimientos del núcleo formado alrededor de la iglesia. La dinámica comercial de este sector es fuerte y próspera. Si el antiguo comercio de tiendecillas con mercancía muy limitada a un genero y a un tipo de precios se ha ido extinguiendo (quedan a pesar de todo una decena), los nuevos comercios han tomado el relevo con cierto vigor, dinámica que hace de esta encrucijada el motor más activo del barrio. Lo que más abunda es el comercio de proximidad. Quedan pocas tiendas de antiguo corte: una peluquería de caballeros verdadera reliquia del pasado, y otra de señoras de las que se veían en los barrios hasta los años sesenta con la clientela en bata y chancletas, una churrería freiduría de papas, una carnicería-recova, una pescadería, una panadería-chucherías, un estanco y una frutería con productos muy frescos en la misma plaza de San Julián5; una farmacia calle Duque Cornejo, y algún bar. El resto, por lo general, se trata de comercios de no más de quince años, que reflejan la transformación que el barrio experimentó en los años setenta y ochenta. Tres supermercados, uno de talla pequeña (Morera), dos de buen tamaño (San Hermenegildo, Morera). Dos pescaderías-frutería, otras cuatro fruterías (Morera, Moravia, y Duque Cornejo). Una tienda de ultramarinos-siempre-abierta, y una carnicería en la barriada nueva de la Puerta de Córdoba. Dos "salones" de peluquería, una mixta y otra de señoras. Una tintorería, Un Vídeo-Movie. Una papelería, objetos de informática. Dos tiendas de muebles: una de mobiliario para la cocina y electrodomésticos, otra de sillas, tresillos y mobiliario pequeño. Una Mercería, fotocopias etc. y otra tienda de confección batiburrillo de mercería-todoa-100, calle Morera. Dos kioscos chucheros -la prensa sólo tiene un kiosco en la Puerta de Córdoba y otro ya más lejos esquina a la Trinidad-; también pequeños puestos en portales o piso bajos con un área muy restringida. Dos zapateros remendones, confección de llaves, calle de San Hermenegildo y calle Morera. Una Farmacia en la calle San Hermenegildo protegida por rejas interiores como si se 5

Las fruterías pueden servir de muestra del desarrollo del comercio de proximidad en el barrio son ya seis las que existen en los aledaños sin contar otras dos de los supermercados cercanos, ese auge desmedido no denota solamente que el barrio este bien poblado sino que el oficio aparezca a muchos como fácil de abordar, así nos lo manifestaron algunos fruteros, sin parar en mientes sobre las reales perspectivas mercantiles.

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Quehaceres y menesteres tratara de la de una cárcel. Un restaurante asador pasaje Mallol, que libra comida a domicilio y reúne a mediodía empleados, y a la tarde un vecindario de tinte holgado sin ganas de cocinar, así como gente de paso. Una Pizzería, en Puerta de Córdoba. Un horno-pastelería-cafetería del estilo de los que brotan en otros barrios de la ciudad, pero con una frecuentación vecinal, y dos obradores (Hiniesta y Sorda). Es preciso resaltar como es alrededor de algunas de las pequeñas tiendas de antiguo corte que se manifiestan expresiones de sociabilidad vecinal de particular riqueza, tanto por su regularidad como por la calidad de las interacciones; se nota un ambiente tertuliano que propicia la palabra y la información, como contra peso de los media, al comparar fuentes, introducir rumores, y sembrar la duda, pero sobre todo como comunicador local, lugar de transmisión de los pequeños y grandes acontecimientos del barrio. Nos ha parecido interesante reflejar esto a través de una tiendecilla sita en el n° 8 de la plaza de San Julián, frente a la Cruz. El local no tendrá más de seis metros cuadrados de superficie, y parte de la mercancía está siempre delante de la puerta. Tan sólo abre por las mañanas, desde tempranillo hasta las tres de la tarde. Es raro no encontrar delante un pequeño corrillo amigos, clientes o a Silveria, verdadera decana de la casa de vecinos que se ocupa de enjalbegar la entrada y dar un repasito de vez en cuando, limpiar el umbral y preguntar sobre lo divino y lo humano. El dueño, Manuel Acebal Machado, tiene 56 años, nacido en Relator, actualmente vive en la antigua calle Rubio. Desde chiquitillo echaba una mano en la carbonería que tenían sus padres en la misma casa donde nació y ya de mocete ayudaba en otra carbonería que tuvo su hermano mayor en la puerta de Córdoba. Desde donde se mudaron, al derribar toda aquella zona, a este localito de la plaza de San Julián; en los comienzos todavía como carbonería hasta que en el setenta y siete abrieron la frutería. Pero entre estos dos momentos hubo más intentos, Manuel trabajó en diversos sitios, tanteó diferentes empleos, hizo pequeños portes con una motocarro, hasta que logró comprarse un camión y se dedicó a todo tipo de transporte, alternando con la frutería en varias ocasiones desde que la abrió en 1977. Sólo a partir de 1994 se dedica exclusivamente a la fruta y hortalizas. "Mi clientela es de alrededor del barrio, de todo lo que es el contorno de San Julián. Desde los tiempos de la carbonería tengo relación con muchos vecinos. Muchos se fueron cuando tiraron la Puerta de Córdoba, quedó alguno que se mudó por aquí y otros se fueron pa ya. Antes había muchas casas antiguas de vecindad, entonces había más gente incluso que hoy, y había buen ambiente. Eran obreros, trabajadores, lo mismo de un oficio que otro, albañiles, mecánicos, de tos los oficios. En aquellas fechas por aquí no había mala gente. Hay algunos clientes que vienen de otros sectores, vienen de la parte de allí, de la Trinidad, de la calle Juzgao, y algún amigo vienen de lejos, ese que está aquí nació en el barrio, y viene to los días y tomamos unas copitas, ese viene de Villegas, se pasa por la plaza de La Feria y compra unas gordales allí y las trae pacá, siempre buscamos el vino mejorcillo que hay, de tinto, y echamos un rato. Nos juntamos a lo mejor dos o tres a la hora del mediodía pa echar un rato o para tomarnos una copita con unas tapillas, a lo mejor se habla de toros, se habla de fútbol, que a mí no me gusta el fútbol, a mí no me gusta el fútbol,... he ido a muchas corridas, ya hoy no voy, pero antiguamente sí iba muchas veces. Aquí en la plaza el comerciante más antiguo es el del estanco, que en tiempos de la carbonería estaba más pallá, entremedio de la calle San Julián, más pa la Puerta Córdoba. El de la recova está hace ya varios años,... estaban antes en el

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LA CIUDAD SILENCIADA mercao que hubo aquí en San Julián. Del antiguo mercao se han quedao dos: uno de la recova, y otro de carnicería que está un poquito más arriba, ahí en el bloque de ahí nuevo, y los demás se fueron. Ahora somos muchos fruteros, han abierto otro en la calle Morera y esto no da pa tantos,... mis hijos me ayudan algo, pero no da para vivir dos familias, yo tengo buenos clientes pero... no sé, no sé". Existen en total una veintena de bares, en los aledaños de San Julián: una quincena de frecuentación vecinal y cinco otros especializados. Tres de aquellos, en la plaza del Pelícano, uno con entrada por la calle Enladrillada, público vecinal, cuyos veladores son particularmente frecuentados en verano, es también comedor, con doble entrada, ofreciendo al mediodía menús muy económicos (de 600 a 1000 pesetas), atrae a un gran público que trabaja en el barrio, y jubilados y solteros; otro, también plaza del Plaza del Pelícano, esquina a Santa Lucía, hace veces de colman batiburrillo, y un tercero sin demasiada clientela esquina a juzgado; tres son de corte muy local, con clientela antigua, parecen estar allí desde el cambio de los sesenta, dos en la plaza Moravia y otro plaza San Julián. Los de corte más reciente, pero con clientela vecinal son varios. Uno en la plaza Moravia, distinguido por sus montaditos y su cerveza; otros tres en la calle San Hermenegildo, de los cuales, uno se ha especializado en mariscos y los otros dos en fútbol, liga, cerveza floja y ambiente ruidoso de tele, maquinitas y voces variadas (se puede comprar mercancía para llevar) y un bar "hermético" en la Plaza San Julián, que se ha transformado últimamente abriéndose a la calle. Por fin un bar de ambiente familiar puerta de Córdoba, con buenas raciones y productos frescos. Existen algunos Bares de encuentro de ámbito metropolitano, en los que se alterna en ciertos períodos de la semana o del año: un Pub Karaoke, un bar billar, y dos bares cofrades muy concurridos en Semana Santa. Otros ya en la Ronda se abren a un público diverso, tanto de León XIII como de Cruz Roja o gente de paso. Tan sólo existen cinco comercios de dimensión metropolitana: la tienda Tupperware, una tienda de artículos de pesca en la barriada Puerta de Córdoba, una de productos congelados (mayorista y minorista), otra de artículos de goma y una especializada en equipos de panificación. Esta diversidad de negocios permite expresiones de sociabilidad diferentes, según el momento del día, de la semana o del año, y contribuyen en buena parte a que sea cómodo y grato vivir en este barrio. San Marcos. La plaza de San Marcos es una encrucijada a la que confluyen la Calle San Luis, Bustos Tavera, Socorro, S. D. De Ntra. Señora, Castellar, y Vergara. En pleno corazón de una de las zonas más afectadas por el Programa Urban, se nota en ella, puede más que en ningún otro de los núcleos aquí determinados, que está viviendo el fin de una forma de comercio y que no ha encontrado todavía cual será la que lo reemplace. La presencia de la parroquia, del banco, y de una red de comercio vecinal ha permitido la pervivencia de una dinámica de plaza. A pesar de la operación de desalojo de la calle San Luis y del hundimiento comercial de esa calle, es un polo importante de atracción vecinal donde se encuentran representados los diversos comercios de proximidad imprescindibles al afanar cotidiano. Atrae clientela desde San Román y calle Enladrillada, Maravillas, Heliotropo, Hiniesta, hasta Duque Cornejo y Divina Pastora, pero también de María Coronel, Puerta Osario y Ronda de Capuchinos (particularmente pedidos telefónicos). Se trata de pequeñas tiendas y algunos bares. Una oficina de la caja San

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Quehaceres y menesteres Fernando, una tintorería, una farmacia y un estanco. Una pescadería en la calle Castellar. Dos fruterías que atraen no solamente al vecindario sino también a un público más amplio dada la calidad de sus productos y por repartir a domicilio. Una tiendecilla de periódicos y chuches de clientela muy vecinal, sin gran dinámica para extender clientela en revistas especializadas o ni tan siquiera en coleccionables, y otra chuchera en la calle Castellar. Una pastelería, panadería. Una floristería. Una tienda de confección. Una papelería librería escolar. Dos tiendas de comestibles, una especializada en carnicería en la calle Castellar, y otra en la calle San Luis, surtida en congelados y abierta hasta muy tarde. Una droguería en la Plaza de San Marcos, las dos de tipo antiguo y un kiosco en esta misma plaza. Cuatro bares-taberna de corte clásico, uno (plaza de San Marcos) referencia de cofrades, y dos en la calle Castellar, los tres de clientela muy vecinal, particularmente vino, cerveza y fútbol, así como un bar de nuevo corte en la plazuela Vergara con público de velador. La cercana plaza de Santa Marina, mucho más desarticulada y con poca actividad comercial, mantiene en sus alrededores una tienda (especializada en bocadillos) una antigua droguería y tres bares. Dos de estos bares tienen clientela de barrio, gente de paso, con gran afluencia del CAT, uno de ellos, en la misma plaza, con cierto tufillo cofrade, en cuanto al tercero, es un establecimiento chiquito de tipo italiano cuya cafetera ocupa gran parte del espacio (negocio a punto de traspasarse). Hemos escogido un frutero tanto por la calidad de su oferta como por ser un joven dueño, y aunar el oficio con el de hortelano, proponiendo sus propios productos. La frutería es chica, como todas las del barrio y se encuentra en la misma plaza de San Marcos, frente a la desembocadura de la calle Socorro. “Me llamo Julián Acevedo Ruiz, tengo treinta y siete años, nací en Bormujos, y vivo en Triana porque me casé en Triana y desde entonces vivo allí. Mi abuelo era hortelano y mi padre cultivaba la huerta y tenía un puesto en Triana. Empecé a trabajar desde la edad de doce años con mi padre en la plaza de abastos de Triana, allí tenemos tres puestos de fruta, y llegó ya una edad en la que me tuve que independizar. Antes de coger esto, yo trabajaba en un supermercao, se lo traspasaron a Spar y como hubo reducción depuestos de trabajo, y pasé por aquí, y vi este local, me afinqué aquí y estoy muy agosto en el local y en el barrio, llevo seis años en San Marcos, aquí vine con 31 años, y no me puedo quejar. Mi hermano cogió aquí al lado una pescadería, pero como se colocó bien colocan, me la deja a mí de almacén, las tengo en alquiler las dos, y como es asequible me permite tener una ventaja más en mi negocio. En Bormujos hay una tradición que somos casi todos fruteros, porque creo que lo ha dao la tierra, como se crían muchas cosas en el Aljarafe, las papas, las naranjas, las cebollas, las lechugas..., y nos hemos dao a esa tradición casi todos. Mi abuelo tenía una finca, también era frutero y mi padre tiene otra que compramos porque mi abuelo vendió la suya, y yo vendo muchas cosas de la finca nuestra. La especialidad nuestra es la naranja y las patatas, y lo demás lo compro, menos en el verano que tenemos brevas, tenemos ciruelas, tenemos damascos, un poquito de todo, entonces eso lo vendemos en los puestos de Triana y en la frutería de San Marcos. La plantación es nuestra, toda nueva, toda la naranja que vendo es nuestra. Tengo Navelinas y Clementinas; Navelinas es la naranja de comer, que se le dice Guachi, y Clementina es la mandarina, y tengo también naranjas de zumo, la Navelate, que es más chica pero es la mejor que hay pa zumo. Es raro que compre naranjas, bueno en Mayo, a finales de Mayo las termino, menos las de

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LA CIUDAD SILENCIADA zumo que las sigo consumiendo porque tengo. Lo demás lo compro en Mercasevilla, yo compro para mis padres y para mí, y así consigo precios más arreglaítos. La patata tengo dos variedad Punta y Cóndor, la Punta es la mejor que hay, da más kilos y más calidad, la otra es más pequeña, la pequeña se utiliza más para los aliños, papas cocías, papas aliñás, y la grande para todo, para freír; para guisar, para lo que quiera... (...) Somos cinco hermanos pero los demás están tos colocaos, no quieren campo ni fruta. Desde 1982 tenemos una finca de doce mil metros cuadraos que trabajamos nosotros. El campo lo trabajamos mi padre y yo, vamos todas las tardes, aquí termino al mediodía, por la tarde viene mi señora y me dedico yo al campo; abro de las ocho de la mañana hasta las tres y media, y mi señora abre a las cinco y media hasta las nueve de la noche. Por las mañanas estoy yo solo y por las tardes mi señora. El movimiento de la venta es por la mañana de las diez y media hasta las tres de la tarde, que se terminan los trabajos, y se hace también una venta. Abrimos todos los día menos el sábado por la tarde y el domingo y yo trabajo 22 hora diarias, fíjese usted lo que le digo..., me levanto a las cuatro de la mañana, termino a las tres y media, me voy al campo por la tarde y termino a las diez de la noche, llego a casa, ceno y me acuesto, ¿a ver cuando vivo yo? En el verano duermo un par de horas de siesta. Cierro quince días en Agosto porque te lo pide el cuerpo no porque pueda cerrar, sino que te lo pide el cuerpo y entonces tienes que cerrar. Tengo en la mente volver a montar la pescadería para el día de mañana pa mi mujer que me ayude, pero a ver sí se enfocan las cosas y viene todo como debe de ven ir, a ver si los impuestos y la seguridad social se pone más económica. La pescadería le ayuda mucho a la frutería y la frutería le ayuda mucho a la pescadería y entonces uno se llama a gente y el otro se llama a gente y le ayudan los dos continuamente Para los negocios yo soy como mi primo, yo tengo mi primo que es torero, es puntera, Espartaco, primo hermano mío y siempre me ha dicho: ¡primo! lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse. Mantener la clientela, mantener los mismos precios, mantener la misma calidad y ser siempre el mismo. Tienes que saber comprar y tienes que saber vender. Para comprar tengo que levantarme muy temprano, coger los mejores productos, y negociar pa que te den los mejores precios, compro más cantidad y tengo mejores precios, y al darme precio puedo dar yo precio. Y además tratar a la clientela siempre igual, no hoy de una manera y mañana de otra. Respetarla y darle lo mejor que tenga, te dicen: ¿Julián qué es lo que me llevo hoy...? Y tú le puedes decir, pues mira llévate las peras que están tiernas, llévate las manzanas que están más amarillas, o llévate las naranjas que están mejores, o no te lleves sandías porque todavía no están buenas Aquí en San Marcos se ha visto un cambio, hay otra gente, antes había mucho raterismo hoy ya no lo hay, yo esta plaza la veo mejor, la veo con futuro, la veo con más movimiento. Gente que vive aquí y gente que..., aquí en la calle Castellar hay muchas empresas y hay muchos puestos de trabajo, las mismas vienen a comprarme a mí, y también amas de casa. Pa que un barrio vaya bien tiene que tener seguridad y mucha variedad de comercio como ahora mismo hay aquí. Hay panadería, hay ultramarinos, hay carnicería, hay pescadería, hay frutería, hay floristería, hay droguería, hay prensa, hay papelería, hay otra tienda de ropa, vamos variedad, que es lo que debe tener un barrio. Y luego aquí hay mucho paso, el centro da mucha vida aquí, la

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Quehaceres y menesteres Encarnación, San Pedro..., y va mucha gente pa rriba y pa bajo, eso da mucho paso aquí en la plaza y al dar paso da negocio. Viene de Pino Montano, de las Golondrinas, de la Hermandad del Trabajo, viene andando, de por ahí debajo, o sé por que me han dicho: si usted supiera donde voy..., a la Hermandad del Trabajo, a las Golondrinas, por eso lo sé. Tengo una clientela muy buena de aquí de San Marcos, de la calle Hiniesta de la calle Inocentes, pero también de Doña María Coronel, de la calle Gerona, de San Julián, Duque Corneja de la calle el Sol, de Peñuelas, Matahacas, y de Ronda de Capuchinos también sirvo mucho. Me llaman de allí mucha gente, clientes míos fijos que aprecian calidad y los precios. La mayor parte de mi clientela es de clase media, mucho maestro, hay médicos, hay gente en empresas bien, pero de clase media. Viene también la gente modesta y la pobre que no tiene na y hay que ayudarle como sea, porque yo intento de ayudar a to el mundo". Preguntándole sobre las relaciones con los otros comerciantes, responde que le parecería bien asociarse: “Siempre lo he visto bien que donde hay una serie de comercios en una plaza, debíamos tener reuniones para ver como se pueden mejorar las ventas, como tratar a la clientela, como se puede llamar a más gente a que vengan a la plaza, pero aquí cada uno terminamos la venta, nos metemos cada uno el dinero en el bolsillo y hasta el día siguiente y eso creo que no es bueno pa ninguno. He intentao hablar con dos o tres pero cada uno va a lo suyo" San Román-Puerta Osario. Ya se dijo al hablar de los barrios que la Puerta Osario actúa como polo de atracción para gran parte de San Román. Tanto en la misma plaza como en los aledaños. Por lo que respecta al propio barrio, de ello se beneficia sobre todo las calles Verónica, Gallos, Puñoenrostro y Pinto, hacia Osario confluye un público vecinal que encuentra gran diversidad de establecimientos de proximidad aunque muchos ya estén en Gonzalo Bilbao. Ya dijimos que en La Ronda se encontraban las únicas agencias bancarias y allí se hallan diversos negocios cuya clientela proviene de las barriadas del Norte, dada la abundancia de líneas de autobuses que comunican con ellas. A causa de la desarticulación que ha sufrido el núcleo comercial en torno a la parroquia, es la plaza de los Terceros el lugar de encuentro más propicio. Cubierta de veladores, atrae a un público muy local, tanto las tardes de buen tiempo como las mañanas del Domingo, pero también ocurre otro tanto con la Trinidad, donde van surgiendo otros comercios. Existen también dos locales de ambiente juvenil en Matahacas que atraen un público de fin de semana, sin embargo El Sol, que jugó un papel clave en la difusión del Jazz, ha cerrado definitivamente. Aunque desde hace unos años puntee algún establecimiento con ambiciones de diseño, no puede decirse que sea una zona comercial próspera, la mayor parte de los comercios son antiguos y algo desaliñados. La involución de la plaza de San Román pesa mucho en este declive, sólo una armonización de esta plaza permitiría recuperar el centro vital de este barrio y con ello una dinámica hoy quebrada. El testimonio de José Navarro Cabrera tendero en San Román, nos ha parecido significativo porque revela esa desolación comercial que empaña la sociabilidad misma de todo el barrio: “Mi padre era de Alájar y llegó a San Román en el año 1934, puso la tienda de comestibles después de haber tenido otra en la calle Relator. Mi

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LA CIUDAD SILENCIADA madre era extremeña, aunque nacida accidentalmente en Córdoba porque su madre, mi abuela, por circunstancias fue a Córdoba y allí nació. Yo soy una mezcla de andaluz y extremeño. Mi padre conoció a mi madre aquí en la misma plaza de San Román, aquí se casó, no precisamente en la iglesia de San Román porque en esa época la iglesia estaba derruida, después de la guerra civil, se casaron en la iglesia de Santa Catalina Nací en la plaza de San Román en 1937. En una casa que no existe actualmente. Entonces no se nacía en la maternidad ni existían esas cosas en esa época, o aunque existieran nadie iba. Yo he vacío, según mis padres, con la ayuda de una matrona y un médico que había aquí en el barrio. Me bauticé en Santa Catalina y pertenezco desde toda mi vida aquí en San Román. Empecé a trabajar con mi padre cuando tenía unos quince años, entonces mi padre se trasladó a otra tienda que abrió en otro barrio y yo me quedé en esta... Era completamente distinto, no existían grandes superficies, no existían hipermercaos, aquí en la zona de San Román y las calles de alrededores había..., no sé pero calculo que había unas veinte o treinta tiendas de comestibles de este tipo. Ya no queda prácticamente ninguna... Después fueron desapareciendo poco a poco, con el empuje de las grandes superficies de los hipermercaos y de toas estas técnicas modernas que hay, y ya digamos que tenderos tradicionales en esta zona pues quedamos muy pocos, si acaso quedaremos que yo recuerde..., en calle Sol ya no existe ninguna, en calle Peñuelas ya no existe ninguna, había por lo menos tres, en calle Enladrillada hay una pequeña que eso fue una lechería toda la vida y después la familia que lo cogió lo puso en comestibles, en la calle Gallos... y nada más. La despoblación de la zona ha sido... tenga usted en cuenta que aquí había una serie de casas..., le puedo nombrar unas cuantas, había en la calle Socorro la casa de los Panales, que ya no existe, en calle Enladrillada había también casas de vecinos, había concretamente una que la han derribado hace poco en el n° 9, en la cual vivió mi madre de soltera, era una casa de vecinos, le decían la casa de las pieles porque por lo visto había un secadero de pieles, eso lo sé de oídas, entonces había aquí muchas personas porque las casas de vecinos daban mucha gente, tenían muy pocas comodidades, algunas no tenían ni servicios higiénicos, me acuerdo perfectamente, pero eran unas casas que daban una cantidad de gente muy grande y entonces daba para que el barrio tuviera cierto movimiento. En fin..., a partir de que empezaron a construirse los nuevos barrios estos, por ejemplo, que le digo, Candelaria, Pajaritos, a partir de esos años, cuando empiezan a construirse nuevas barriadas, el barrio empieza a despoblarse, las casa de vecinos desaparecen, se hacen nuevas construcciones. Pero claro donde vivían 300 personas ya en un bloque de 8 pisos como máximo viven 30, 40, o 50, y ese es uno de los motivos de que los negocios aquí vinieran abajo: la despoblación de la zona. La clientela de las tiendas pequeñas son ya personas ya mayores, van desapareciendo por ley de vida. El otro tipo de clientela que queda tienen otros hábitos de compra, son matrimonios que trabajan los dos, son gente que ya compra de otra manera, no es el antiguo sistema de compra. A primero de mes o una vez o dos al mes, una familia que tiene unos ingresos regulares, pues va a una gran superficie a hacer una compra, digamos mayor, y la tienda nuestra queda para lo que vulgarmente se dice el

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Quehaceres y menesteres desavío. Nosotros tenemos que trabajar a base de una cantidad de artículos en pequeñas cantidades para tener un surtido muy extenso, tener abierto un pañero de horas, quiero decir que por ejemplo se empieza a vender cuando las grandes superficies han cerrao, es cuando nosotros vendemos. Yo abro sobre las seis y media o las siete y cierro a las once, por la tarde estoy aquí hasta las tres y media o... mientras que existe gente que venga. El presente no lo veo nada claro, se están haciendo algunas cosas concretamente aquí en el barrio se han hecho actuaciones bastante buenas, en calle Enladrillada, Sánchez de Castro aquí en Matahacas, lo que era una antigua fábrica de aceite se han hecho unos bloques de pisos y se están haciendo casas nuevas, pero claro esa clientela, me repito a lo anterior, son gente que compra de otra manera distinta a como se compraba antes... Aparte de la clientela que tengo en el barrio que cada vez es menos, digamos que como estoy en una esquina de paso, el cincuenta por ciento de la venta mía puede ser de la gente de paso, de gente que entra a comprar el bocadillo a comprar la chocolatina, a comprar el donuts, la litrona de cerveza... Yo abro todos los días, hasta el domingo abro un rato par atender la clientela del pan. Un factor muy importante por lo que se ha degradao esta plaza es la iglesia, la iglesia daba mucha vida aquí a la plaza, a los bares..., que de momento no hay más que dos, y la Hermandad de los Gitanos que estaba aquí, que llevaba aquí un montón de años y que ya no va a estar porque están haciendo su templo... Una de las causas principales de que la plaza haya caído es la obra de la Iglesia, En el mes de Junio va hacer cuatro años que la obra está parada aquí empezó la obra, le reforzaron los muros, le echaron la techumbre nueva y no se si hicieran algo más por dentro pero ahí se paró y lleva cuatro años parada. La obra prácticamente lo que han trabajado ahí ha sido un año, y los andamios se han quedan ahí cosa que está afeando la plaza, y es un peligro. Hay también una valla que ellos pusieron para tener desahogo..., y eso es donde se refugian la gente de mal vivir, parodiando a los clásicos antiguos: gente de mal vivir; ... donde se está acumulando la basura, pero que aquí no viene nadie a preguntar por nada, ni se ocupa nadie de nada hasta este momento... Una iglesia da vida, da bodas, da bautizos, da comuniones, da misas, gente que viene, y más estando aquí la Hermandad de los Gitanos que venía mucha gente a casarse. Entonces cuando eso se acaba pues ya no viene nadie, eso también es una de las causas de que la plaza haya perdido también mucho, eso al cincuenta por ciento. Remediaría de momento la terminación de la iglesia, la vida aquí de la iglesia sería uno de los factores que animaría esto. Uno de los factores ha sido eso, y luego nadie se ocupa de la plaza, vienen en Semana Santa una semana antes, llegan los señores estos que echan... la marea negra, recogen los cuatro bachecitos que hay... y ya está, aquí nadie se ocupa de aceraos ni de arreglar la plaza, tenga usted en cuenta que esta plaza es una vía de acceso al centro, entonces algunas veces ha habido proyecto, ha habido propuestas de que aquí se hiciera una plaza con unos bancos con unos arbolitos, ...pero yo creo que eso aquí no se va a conseguir nunca, y esto yo lo veo muy difícil. San Román es la cenicienta y nadie viene aquí para nada, nadie se ocupa de este barrio, ...nadie ¿Usted me entiende?... Nadie". Qué porvenir para el comercio... El pequeño comercio sevillano ha experimentado una transformación

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LA CIUDAD SILENCIADA radical en estos últimos treinta años, siendo mucho más patente esta mutación en el casco antiguo que en las barriadas periféricas. En el área de nuestro estudio este cambio ha sido tanto más patente cuanto que han sido alterados el hábitat, la red viaria, y radicalmente modificada su población. Pero ni todos los sectores lo han experimentado de manera semejante, ni las perspectivas son iguales para cada uno de ellos. Así en tres barrios fundamentalmente vecinales como San Julián, San Lorenzo y San Román, se aprecia una dinámica comercial muy distinta. En el primero sorprende la variedad y la vitalidad, a pesar de la fuerte presión de los tres supermercados, es evidente el vigor que el comercio de proximidad mantiene. Tomando como ejemplo la desequilibrada proliferación de fruteros, es una prueba tanto de la clientela potencial, como de la incapacidad para algunos pequeños comerciantes de pensar un negocio, reproduciendo los esquemas elementales del comercio de proximidad sin pararse a valorar las posibilidades de venta. En San Lorenzo, la cercanía del Centro y el aburguesamiento paulatino del barrio aseguran una actividad; sin embargo la visión de algunos comerciantes ha permitido dar un salto cualitativo, imprimiendo un sello peculiar al comercio del sector: la restauración y el buen tapen, visión acorde con las perspectivas de desarrollo habitacional del barrio y con su situación estratégica en la ciudad. San Román sin embargo es la prueba de un barrio desarticulado, cuyo desmembramiento se ha asumido desde la misma administración. No es algo banal el que no exista como barrio en el recorte oficial de Sevilla, distribuyéndose sus despojos entre San Julián y Santa Catalina. Esta visión territorial no es sin consecuencias, pues al negarlo, perdida ya en gran parte la dinámica económica, se acentúa su desintegración, volviéndose su propio centro neurálgico un lugar secundario, que no sólo ha caído en la desidia, sino que se le trata como descargadero de las obras cercanas y del tráfico de puerta Osario, sin percibir las consecuencias destroncadoras que eso conlleva para todo el sector. El caso de los barrios de La Feria y de San Gil, es distinto, aunque han atravesado un período negro, y que el momento actual es aún dramático en algunas calles, su regeneración es evidente en el eje Feria, Resolana, Don Fadrique, augurando un resurgimiento general de toda la calle Feria. Es cierto que la intensa actividad pasada del mercado y sus aledaños, hoy perdida en gran parte, debiera ser atendida con especial cuidado. Un estudio de redinamización que conllevara una campaña de imagen, publicidad colectiva, potenciación simbólica, etc.-, el definitivo desenmarañamiento de obras y la repoblación consecuente, así como el establecimiento de un servicio de un traspone-lanzadera eléctrico que facilitara el acceso, bien pudieran contribuir a recobrar su dinámica. En cuanto a La Alameda ya hemos dicho hasta que punto sería peligroso acentuar "el todo ocio", en detrimento de una actividad diversificada, provocando una vez más ese desencuentro que repetidamente se ha dado entre la ciudad y este lugar, razón por la cual creemos que debe tenerse en cuenta el equilibrio plural de toda la zona sin extrapolaciones quiméricas, ni abandonos lesivos. Por otra parte, si las prácticas de consumición han cambiado, como muy bien lo expresa el testimonio de José Navarro, la visión comercial parece adaptarse con las generaciones a las nuevas costumbres. Aunque todavía se dé la reproducción compulsiva de abrir una tienda “pa tirar palante”, es evidente que no son pocos los que dentro de la nueva generación tienen una visión del "negocio" más compleja, siendo conscientes de la diversidad de enfoques y planteamientos: pensar la clientela, la inversión y el financiamiento. Los testimonios de Manuel Montilla, de Sixto Tovar, de Javier Roiz, traducen esta tendencia. No son casos excepcionales, otros muchos ejemplos existen de comerciantes que, con soluciones distintas, han enfocado en esa

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Quehaceres y menesteres perspectiva sus negocios, los hermanos Ávila, el Kilo, Casa Carrera, etc. Otros testimonios corroboran esta forma de navegar por la cresta de la ola, que imponen los nuevos hábitos de consumo, tanto los jóvenes empresarios que lo han asumido desde distintas profesiones, como la nueva generación de algunos establecimientos con solera -que mantienen o abren negocios en estos barrios-: Magdalena Burgos (farmacia), Francisco Aguilar (cuchillero), los hermanos Gutiérrez (procuradores), pero también floristas, lenceros, relojeros, fotógrafos, sicólogos, médicos... Tendencia manifestada incluso por tenderos de la antigua generación: el testimonio de los hermanos Arenas ilustra cierta inteligencia para percibir los cambios en su transversalidad. No creemos que la muerte del pequeño comercio sea ineluctable, pero sí es cierto que se le debe considerar con más cuidado a la hora de legislar y sobre todo a la hora de conceder permisos de apertura de grandes superficies. Nuestra ciudad no puede considerar trivialmente esta cuestión. Sin proteger artificialmente este tipo de negocios, se deberían facilitar muchos trámites y dejar cierta flexibilidad en las formas. Es preciso pensar el centro urbano de manera elástica y plural, permitiendo la emergencia de diferentes modos de vida que al potenciar actividades económicas múltiples, enriquecieran el entramado social, beneficiando el comercio y por ende la sociabilidad. Con el fin de potenciar esa diversidad, en la conclusión se incluyen algunas propuestas, tales como prever locales de alquiler accesible, la hipótesis de un consejo paritario que gestione el mercado de abastos, o la promoción de nexos de actividad donde se asienten experiencias empresariales diversas (traseras de San Luis, calle Rubio, calle Santa Paula), puntos neurálgicos que al revitalizar núcleos estratégicos procurarían cohesión al conjunto. Globalmente, todas las propuestas, encaminadas a vigorizar los barrios redundarían sobre la actividad económica en ellos.

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LOS TALLERES ARTESANOS.

Sevilla ha sido durante siglos una ciudad con una actividad artesanal importante. Esta actividad encuentra su apogeo de los siglos XV al XVIII, y empieza a decaer en el XIX. Entonces la actividad artesanal se concentraba fundamentalmente, en lo que era el "centro" de la ciudad, aunque existían gremios como los ceramistas, que históricamente se han ubicado en Triana. Estos gremios tenían su espacio de trabajo alrededor de la mezquita-catedral, donde los artesanos chapineros, curtidores, fundidores, armeros, espaderos, tejedores, cordoneros,... daban nombre a muchas calles, algunos de las cuales aún lo conservan. Durante los siglos XV al XIX, la zona que nos ocupa, aunque no era la de mayor concentración de actividades artesanales, albergaba talleres relacionados con la elaboración de tejidos, la sedería, la sastrería y la sombrerería, el bordado, en San Lorenzo, Santa Marina, San Gil, San Julián, calle Feria, Santa Catalina-Santa Lucía; el cuero, en San Miguel y San Andrés, la calle Amor de Dios (antigua Pellejería), San Lorenzo, San Martín, Santa Marina; plateros en la calle Feria; metalisteros en el barrio de San Lorenzo, en San Martín, Santa Catalina y Santa Marina. No obstante, la zona que nos ocupa no ha sido significativa en lo que a talleres artesanales se refiere, hasta mediados de este siglo. Habiéndose convertido en un sector bastante importante que ha marcado fuertemente a esta zona de la ciudad con sus formas de vida y de relacionarse, sus valores, con lo que

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LA CIUDAD SILENCIADA podríamos denominar su "cultura del trabajo". Hoy día, dentro de un amplio sector de pequeños talleres que denominaremos "artesanales", podemos distinguir varios tipos o categorías: oficios artesanos propiamente dichos y otros pequeños talleres industriales. Así entre los artesanos propiamente dichos encontramos casi de todo, imprentas, marqueterías, maqueterías, carpinteros, sastres, camiseros, pasteleros, panaderos, chacineros, escayolistas, marmolistas, faroleros, lateros, zapateros, relojeros, vidrieros, ceramistas, tapiceros, fabricantes de guitarras, doradores, plateros, restauradores, talladores, escultores, orfebres, etc. Entre los talleres industriales también encontramos una gran diversidad, mecánicos, fontanería, electricidad, fabricación de muebles, cristalería, informática, etc., muchos de ellos auténticamente artesanales también, desde el momento en que en el trabajo de sus protagonistas prima la obra manual, la improvisación y la producción a pequeña escala: desde la construcción de una motocicleta a un ordenador pieza a pieza. Han sido los primeros los que han centrado nuestra atención, tanto por la importancia numérica que todavía hoy presentan en los barrios estudiados, como sobre todo, por su significación en la configuración de la personalidad de los mismos. No obstante, hay que señalar un reducto de una actividad industrial que se dio en estos barrios de la ciudad, aunque no de manera importante en comparación a otras zonas de la ciudad, pero sí significativa en su tejido urbano y social, con instalaciones como la fábrica de maderas de la calle Antonio Susillo, la fábrica de máquinas de coser en la calle Lumbreras, o la de perdigones en la Resolana. Nos referimos a la existencia de la fábrica de la empresa Industrias Sombrereras Españolas S.A., situada en la calle Heliotropo, entre Castellar y San Luis, dedicada a la fabricación de fieltros y sombreros 6, que aunque con un volumen mucho menor que en otro tiempo, sigue constituyendo una de las actividades emblemáticas de esta zona de la ciudad, marcándola con la presencia de su chimenea e instalaciones, y con el movimiento de sus operarios. Fundada en 1882 por el abuelo de los actuales directivos, es considerada la más antigua de España, habiendo sido una de las más prestigiosas del mundo, como lo prueba el hecho de su asociación con la firma John B. Stetson Co. de los Estados Unidos de Norteamérica, líder mundial en este sector, o el que durante los años 1967 al 72 ocupase la presidencia de la Asociación Europea de Industrias de la Sombrerería, con sede en París. En la actualidad, la empresa mantiene un importante volumen de actividad, con una nutrida cartera de pedidos, principalmente del extranjero. Habiendo dado trabajo hasta a 500 operarios, hoy cuenta con unos 40, la mitad eventuales y la mayoría residentes fuera de la zona y muy frecuentemente vinculados por relaciones de parentesco. Las principales dificultades para su futuro se centran en la situación precaria en que se encuentran sus instalaciones, lo que ha llevado en algún momento a sus responsables a pensar en su traslado a algún polígono industrial, cosa que hasta el momento no se ha producido debido a no haber llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento sobre la venta o el uso del solar que ocupa su edificio, cuya chimenea de ladrillo es uno de los elementos más señeros del barrio, afectado además por su estatus como edificio singular, protegido en el PGOU, lo que impide legalmente su demolición. Esta incertidumbre está causando perjuicios a la empresa. La desaparición del edificio en el contexto de la profunda operación de reestructuración urbanística que está experimentado el sector en el que se halla 6

En la calle San Luis existieron otras dos sombrererías, y otra más en la calle Arrayán, ninguna del tamaño y la importancia de ésta.

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Quehaceres y menesteres enclavada la fábrica, significaría una pérdida lamentable para el patrimonio histórico, industrial, social y cultural no sólo del barrio, sino de toda la ciudad, hurtando la posibilidad de que en su día, una vez conveniente y satisfactoriamente reubicada la industria -como parece inevitable para hacer posible su continuidad-, pudiese albergar algún polo de atracción importante. ¿Qué mejor marco para la instalación del Centro Artesano que proponemos, en combinación quizás con otros contenidos y servicios: museo del sombrero, centro juvenil, etc.? Como se puede ver la gama de oficios y actividades artesanales es muy amplia, pudiendo diferenciar entre una artesanía que podríamos llamar más "tradicional", dentro de la cual se diferencian oficios dedicados a un uso más cotidiano, como los panaderos o los zapateros remendones, y otra más decorativa o artística, dedicada en su mayoría a todo lo relacionado con la Semana Santa, como los orfebres o los talladores. Este sector mantiene un número de empleos que, aunque en disminución, es aún relativamente importante en una zona corro la estudiada, donde los índices de paro son elevados. No obstante, muchos de los empleados en estos talleres artesanos residen fuera de los barrios en los que se localizan. Por otra parte hay que señalar el surgimiento de lo que podríamos denominar "nuevos artesanos" o nuevas actividades artesanales. En cierto modo el concepto de artesanía ha cambiado con el tiempo, y actividades como el diseño y confección de ropa joven, los tatuajes o el piercing, considerados como un tipo de "joyería decorativa", hoy tienen el carácter de trabajo manual y a pequeña escala, que ha sido tradicionalmente asociado con el oficio artesano. Los artesanos hoy Si en épocas pasadas la unión entre los artesanos era fuerte, origen de gremios y hermandades, actualmente entre los artesanos y pequeños talleres se da una gran desarticulación. Aunque muchos se conocen de haber coincidido en otros talleres más antiguos, donde han aprendido el oficio y han trabajado hasta que han podido independizarse, actualmente la relación que existe entre ellos es de competencia. En Sevilla en general, y en la zona de estudio en particular, la mayoría de los talleres artesanales se centran en trabajos cofradieros y relacionados con la Semana Santa, no sólo de Sevilla, sino de gran parte de Andalucía e incluso el extranjero. Muchos de estos talleres son familiares, transmitiéndose el oficio de padres a hijos, siendo pocos los que acogen aprendices, salvo los más antiguos formados ya como verdaderas empresas y que necesitan mano de obra extra, lo que es aprovechado por aquellos que no se pueden permitir establecerse por su cuenta. La producción de muchos de los talleres de la zona abastece a buena parte de Andalucía, aunque esto no es generalizable para todos los artesanos. Muchos de ellos trabajan para algunos que se han convertido en verdaderos mayoristas e intermediarios. La mayoría de ellos afirman que estos son oficios que necesitan vocación, “porque de esto no vive nadie hoy día", afirmando que sólo se puede aprender en talleres con maestros artesanos. En este sentido, hay que decir que actualmente la formación en el oficio de artesano es muy distinta, lo que también incide de manera directa en la relación y competencia que se da entre ellos: en talleres, en escuelas de formación profesional, autodidactas, estudiantes de Bellas Artes y Artes Aplicadas... La incidencia que esto tiene en el mercado se deja notar en la competencia, así como en la calidad del producto y en el precio del mismo. Muchos escultores y talladores se quejan de que estos jóvenes no salen preparados de las escuelas, “éste oficio sólo se puede aprender con un maestro", con lo que la calidad de su oficio se va perdiendo, lo que consideran que a la larga es perjudicial para la demanda, no sólo en Sevilla sino en Andalucía y en buena parte del estado.

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LA CIUDAD SILENCIADA Estos "nuevos artesanos" que salen de las escuelas profesionales o de la facultad, con frecuencia no pagan impuestos ni están dados de alta como trabajadores autónomos; muchas veces, los materiales no les cuestan nada porque son trabajos que hacen en clase..., con lo que el precio de venta es muy bajo y esto está creando en los últimos tiempos una fuerte competencia en todos los ámbitos. Esta competencia podría servir de incentivo si no estuviera sumergida, no beneficiando para nada al oficio que va perdiendo garantía. Sería de gran interés para el desarrollo de las posibilidades que ofrece este tipo de actividades para el futuro de la zona, arbitrar mecanismos que fomenten la cooperación de los artesanos y faciliten servicios comunes complementarios a fin de conseguir un mejor aprovechamiento de los mismos, así como fórmulas de comercialización. Los principales problemas para la continuidad de su actividad para la mayoría de los artesanos visitados coinciden en la existencia de fabricantes en serie para la mayor parte de sus productos, a excepción de los relacionados con la Semana Santa, en lo elevado de los impuestos, en la existencia de un índice alto de trabajo sumergido. Todo ello unido a que cada vez se restauran menos cosas, ya que generalmente es más económico comprar enseres nuevos que la restauración, que paradójicamente es una válvula de escape importante para muchos de los talleres, trabajando tanto para entidades religiosas como para coleccionistas o particulares: esculturas, platería, pinturas, etc. En nuestro estudio de este sector de actividad, sobre el conocimiento extensivo de la multiplicidad de trabajos y talleres encontrados a lo largo y ancho de los distintos barrios de la zona, hemos optado por centrar nuestra atención sobre los talleres que hemos denominado "artesanales propiamente dichos" y dentro de ellos hemos seleccionado una muestra que consideramos representativa del conjunto de los existentes, en base a distintos factores: grado de concentración espacial de las actividades artesanales, importancia relativa de cada una de las actividades u oficios, especial significación de determinados talleres por su carácter único o interés excepcional, y finalmente el carácter novedoso de ciertas formas y actividades que hemos dado en denominar "nuevas artesanías". Encontramos actividades artesanales de muy diverso tipo en todos los barrios, repartidos por muchas de sus calles, muchos de ellos casi escondidos (algunos sumergidos), desde artesanos "menores", hasta verdaderos "artistas de la artesanía". No apareciendo, salvo en algún caso muy concreto que veremos, con ninguna forma de concentración o especialización por barrios, sectores o calles. Esto parece responder al carácter vecinal de la mayoría de este tipo de actividades, dirigidas a un público próximo: panaderías, zapaterías, barberías, tapicerías, carpinterías, etc. Sólo en el caso de los talleres relacionados con las artesanías de Semana Santa, cuya actividad tiene otros destinatarios, su localización aparece determinada por otros factores como la necesidad de espacios más amplios o la necesidad de proximidad con otros talleres especializados en las distintas fases del proceso de trabajo. Precisamente, son los talleres dedicados a la realización de trabajos artesanos relacionados con la Semana Santa y el mundo de las cofradías los que, como en cierta forma parece lógico dadas sus características y la fuerte presencia de las hermandades, aparecen en mayor número e importancia en la zona. Entre los talleres de bordado, encontramos algunos de gran importancia y reconocido prestigio, como el de Carrasquilla, en la calle San Luis, o el del Convento de Santa Isabel, además de otros más recientes -desde 1986- como el de José Ramón Paleteiro, en la calle Sorda. El taller de José Guillermo Carrasquilla continúa la tradición inaugurada por su

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Quehaceres y menesteres padre Guillermo en 1931, el cual se había formado en el taller del maestro Rodríguez Ojeda, situado en la misma calle San Luis. Bajo la denominación de "La Esperanza", el taller constituye una auténtica escuela de diseño y de bordadoras. Por ejemplo, la base del taller de José Ramón Paleteiro son su prima Esperanza y su tía, que aprendieron el oficio con Carrasquilla. El trabajo manual es realizado por mujeres, ofícialas y aprendizas, entre ellas las dos hijas del maestro, mientras que el diseño y la gestión son realizados por él mismo y su hijo. Hasta hace unos años, en el taller se realizaban también trabajos de cerería, pero actualmente no existe esta actividad. Aparte de su gran creatividad y personalidad, que lo ha convertido en una autoridad en el oficio, hay que destacar también su estrechísima relación con la hermandad de la Macarena, a cuya junta de Gobierno ha pertenecido desde hace mucho tiempo, desempeñando incluso el cargo de Hermano Mayor durante varios años. En el convento de Santa Isabel, en la calle Hiniesta, las religiosas filipenses mantienen un importante taller de bordado. A partir del pequeño taller existente de antiguo en el convento para realizar bordados litúrgicos, fue a mediados de los años cincuenta cuando se hizo cargo del mismo Ángela Navarro, madre Sagrado Corazón, que se había formado como bordadora en el taller de Caro, situado en el barrio de San Lorenzo, imprimiéndole una orientación y un estilo dirigido al mundo de las cofradías, para el que comenzaron a trabajar de manera creciente. Dirigido por la Madre María Teresa Espejo desde 1982, es un taller de dimensiones notables en el que se forma un gran número de muchachas, muchas de ellas alumnas internas en el colegio que regentan dichas religiosas, y otras procedentes del exterior que quieren aprender el bordado en oro, aunque parece que en relativo descenso en los últimos años. Este caso es interesante, no sólo por su importancia en cuanto a su magnitud y producción, sino también por ejemplificar la estrecha relación que han mantenido muchos de los conventos de la zona con el vecindario de estos barrios. No obstante, hay que destacar tres focos principales que aglutinan una parte importante de la actividad artesanal: calle Santa Clara, Pasaje Mallol-Plaza del Pelícano y Calle Castellar. En estos focos, al contrario de lo que es más habitual, pervive todavía la tendencia a agruparse, debido fundamentalmente a la necesidad de articular cada uno de sus trabajos específicos en una cadena de producción, origen en algunos casos de la formación de pequeñas y medianas empresas, como por ejemplo la Orfebrería Mallol. En el barrio de San Lorenzo, más concretamente la calle Santa Clara, en su tramo final, se localiza un buen número de talleres de diversos oficios artesanos, especialmente relacionados con la Semana Santa. Entre ellos podemos destacar los que se localizan en el compás del antiguo convento de Santa Clara, en cuyos locales están establecidos los talleres del imaginero y orfebre Manuel Domínguez Rodríguez, y el del dorador Felipe Campos, sobrino del prestigioso artesano Antonio Díaz, ya fallecido, en el que trabajan conjuntamente con carpinteros, tallistas y doradores bajo la dirección del mismo maestro, realizando el proceso completo de realización de las piezas. Felipe Campos, "Félix", sevillano de 32 años, trabaja en este oficio porque "lo vivo desde pequeño". Antonio Díaz Fernández, su tío y maestro en el oficio, empezó con su taller en 1960 en la calle Divina Pastora. A los seis años se traslada al compás del Convento de Santa Clara, donde estuvo trabajando hasta que murió en 1994. Félix recuerda que desde pequeño venía por el taller, sintiendo curiosidad por todo lo que encontraba en él, empezando pronto a ayudar, aunque asegura que "nunca se termina de aprender". Se quedó a trabajar en él en 1988, y aunque prácticamente muy poco después se Hacía cargo del taller, no es hasta que muere su tío cuando realmente coge las riendas de éste, aunque el negocio se mantiene a nombre de su tía.

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LA CIUDAD SILENCIADA Cuenta con dos locales en la misma "plaza", como le llaman al compás, ambos de dos plantas. Uno destinado a oficina y almacén, aunque a veces "se ultiman algunos trabajos", y el otro, el taller propiamente dicho, donde se efectúa el dorado, aunque también la carpintería y la talla. Antes se trabajaba todo el proceso de elaboración de los pasos: carpintería, talla y dorado, pero tuvo que dejarlo porque se necesitaban demasiados empleados, y al no ser el negocio suyo, no resultaba rentable, por lo que prescindió de estas fases del proceso. Tiene un horario laboral de ocho horas diarias, excepto los fines de semana: "hace tiempo que me negué a trabajar los fines de semana... ya no me hace falta". La clientela, es principalmente religiosa: hermandades, parroquias y conventos, así como algunos particulares, "son caprichos que pocos pueden permitírselo..." y restauraciones, las cuales no suele aceptar porque son más complicadas al tener que utilizar muchas técnicas que encarecen el trabajo. En tiempos de su tío se hacían trabajos más variados, como el techo del teatro Lope de Vega o el órgano de la capilla de Los Venerables, pero actualmente la clientela fundamental y básica son las hermandades. En Sevilla el trabajo que realizan para las hermandades es sobre todo de repasos, y cada vez menos (Dulce Nombre, Buen Fin). Piensa que en las de fuera de esta ciudad encuentra una demanda mayor, ya que aquí las hermandades recurren normalmente a los que ya han trabajado para ellas: Hermandad de la Borriquita y de La Cena, de Huelva, de Bonares, etc. También hace trabajos para conventos, como mesas, altares, A veces realiza trabajos para tallistas, como Manuel Guzmán Bejarano o Antonio Martín Fernández. Con este último, por ejemplo, comparte el dorado del retablo del nuevo altar de la Virgen del Rocío de Almonte, en el que intervienen también otros doradores, como Artesanía Atusa. En relación con esto cabe decir que para él el tiempo de más trabajo, aparte de las fechas cercanas a la Semana Santa, son las fechas próximas al Rocío y las Cruces de Mayo, como actualmente, que está trabajando para la celebración de dicha festividad en la localidad de Bonares, para la que trabaja también Artesanía Arosa. En el número 15 de la misma calle se encuentra el taller de los orfebres Juan y Francisco Fernández, "Hijos de Juan Fernández". Juan Fernández padre, abrió el taller en 1936 en la Puerta Osario. Desde entonces ha estado localizado en varios lugares, Triana (calles Constancia, Prosperidad, Alfarería), Santa Marina (en la misma capilla) y en el local actual de Santa Clara, desde 1970, en la casa donde vivió el pintor imaginero Francisco Buiza, y donde aún reside su viuda, en la planta de arriba. Actualmente Juan, el mayor, de 60 años, vive en el Parque Amate y Paco, de 56, en La Macarena. El taller lo tienen en el piso de abajo, de planta cuadrada, con cinco habitaciones que rodean un patio, adaptadas a las necesidades del taller: repujado, lampistería, baños, sala de materiales y almacén, y oficina. Aseguran que la vocación les viene desde pequeños "del colegio al taller y del taller al colegio". Ya desde los once años empezaron a ayudar a su padre, que les iba enseñando "como un juego" como se hacían las cosas y las técnicas que éste utilizaba: “la única manera de aprender el oficio es en el taller, con la práctica". Cuentan con cuatro ayudantes, dos de los hijos de Paco, y dos más, a veces tres, también vinculados a este oficio por tradición. A veces han tenido ayudantes procedentes de alguna Escuela Taller, en periodo de prueba, con la posibilidad de quedarse, pero a los seis meses se han marchado, según ellos, por “falta de vocación y de ganas de aprender". Ellos también son de la opinión de que actualmente es difícil encontrar aprendices y ayudantes con vocación: "vienen

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Quehaceres y menesteres preparados de la teoría, historia del arte, maestros famosos, estilos, materiales (muchas veces inexactos), etc., pero las prácticas que se dan en las escuelas talleres no tienen nada que ver con la realidad de un taller". Esto para ellos se convierte en un problema, ya que deben perder más tiempo en enseñarles, con lo que se atrasa el trabajo, pues si se hace mal hay que repetirlo. Además suponen un gasto añadido por los impuestos, por lo que la mayoría de las veces tienen que abstenerse de contratarlos. El trabajo del taller lo tienen dividido, de manera que Paco se ocupa del proyecto, haciendo los dibujos y cincelando el modelo, y Juan se encarga del montaje; el resto de actividades del proceso de trabajo las hacen los operarios, siempre con el visto bueno de los dos maestros. Los materiales que utilizan son latón, alpaca, plata y ocasionalmente oro. No tienen un horario fijo, dependiendo éste del trabajo que tengan, aunque suele ser todo el día. En este sentido a veces se puede acumular, sobre todo en fechas próximas a la Semana Santa, cuando todas las hermandades se preparan para la fiesta. Esta es la clientela fundamental, aunque de vez en cuando aceptan un encargo de algún particular, lo que no suele ocurrir porque resulta caro para cualquier cliente, y porque a ellos les quita tiempo para otros más importantes. Entre las hermandades de Sevilla para las que han trabajado, ellos resaltan las de el Tiro de Línea, el palio de La Lanzada, el antiguo de San Esteban y de Dos Hermanas. En Andalucía han realizado trabajos para Huelva, Cádiz... y fuera de ésta lo han hecho para Toledo, Ciudad Real..., entre otros. Para ellos la competencia existente es "más o menos legal", sobre todo por parte de aquellos que se han convertido en pequeños empresarios, utilizando mucha mano de obra y máquinas, con lo que se abarata el producto, la calidad y el trabajo manual, “lo que hace que peligren los oficios artesanales". Muchas veces trabajan en colaboración con los maestros Manuel Guzmán Bejarano, tallador, y Manuel Caballero Farfán. En el número 89 está el taller del también orfebre Jesús Domínguez. Hijo del maestro orfebre Jesús Domínguez, nació en Sevilla en mayo de 1967 y se dedica a este oficio por tradición familiar. El taller está en este lugar desde 1957, ya viviendo en el mismo barrio. Cuando volvió de la mili en 1986, decidió dedicarse a la orfebrería, después de acabar el COU. A su padre no le gustaba la idea de que se quedara en el taller, ya que quería que siguiera estudiando una carrera, pero él prefirió el taller a estudiar. Cuando murió su padre en 1995 se hizo cargo del negocio, aunque asegura que llevaba años haciéndolo, ya que su padre los últimos años de su vida no aparecía por el taller. Cuenta con un local amplio, con una habitación reservada a la oficina, en la que guarda un pequeño museo con vírgenes que hizo su padre, y otros enseres. Trabajan con él dos oficiales, también jóvenes, uno lleva diez años en el taller y el otro ocho, este último después de pasar por varios talleres, y casi siempre hay algún amigo del barrio rondando por allí, echando una mano o simplemente haciendo compañía. Él dirige el proceso de elaboración de las diferentes piezas y también trabaja en ellas, aunque relacionarse con el cliente es para él un trabajo imprescindible y a ello dedica casi todas las mañanas. También asegura que no se acaba de aprender. Tiene un horario de ocho horas, aunque en vísperas de Semana Santa hay que hacer horas extras. Considera que se gana bien, cobrando por horas, pero "con esto nadie se hace rico... honradamente. claro". En los meses de menor demanda, se hacen trabajos que luego puede que se vendan, como incensarios, coronas, copas, varales... En cuanto a la clientela, sobre todo las hermandades, conventos y para "culto interno", de particulares de Sevilla, siguiendo la tradición de su padre “sus obras se reparten por toda Sevilla", y desde hace dos años sobre todo para diferentes

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LA CIUDAD SILENCIADA hermandades de Cádiz. También hace restauraciones, como peanas, respiraderos... que se acumulan sobre todo en las fechas próximas a la Semana Santa. Entre los conventos, ha trabajado mucho para el de San Clemente. Mantiene una clientela fija, lo que da que pensar que ésta está contenta con su trabajo. Por otra parte, aunque no demasiado numerosa, también es importante la clientela de particulares no relacionada con el tema religioso, como los diferentes trabajos que ha realizado para el grupo de teatro La Cuadra, con el que mantiene buenas relaciones, o encargos de particulares con destino a Latinoamérica. Normalmente los clientes piden diseño y presupuesto del trabajo, aunque a veces traen los diseños hechos y hay que adaptarse a ellos. Asegura que no siente la competencia en el trabajo "quien diga eso miente", aunque piensa que las pequeñas empresas de artesanía que van apareciendo lo que hacen es daño a la artesanía en sí, al fabricar en serie y utilizar máquinas. No obstante, según su opinión, los orfebres en particular son los que menos se ven afectados en este sentido. A él no le falta trabajo en todo el año: "se puede vivir de la Semana Santa..." Colabora con carpinteros y talladores, como Manuel Calvo Camacho, que tiene su taller en la calle Lumbreras, y aunque pide presupuesto a otros, suele ser fiel a los mismos. El citado dorador Manuel Calvo Camacho cuenta también con otro local en la calle Reposo para los trabajos de carpintería y el montaje de los pasos. Es un taller eminentemente familiar, en él trabajan su hermano, su hijo, su hija, su yerno y un sobrino. En el número 9 de la calle Pizarro, está el local del tallista Manuel Guzmán Bejarano. El maestro tiene 76 años y lleva trabajando en el oficio desde que tenía 16. Su padre, de la escuela de Castillo Lastrucci, era marmolista, tallaba la piedra, encauzándolo en la escultura e iniciándolo en el taller. Sus maestros han sido Luis Jiménez y "Roldán". Trabaja la figura como ornamento y elemento de decoración y es un verdadero artista de altares y pasos. Se siente orgulloso de haber hecho el mascarón del barco Juan Sebastián El Cano. Se independizó a los 22 años, cuando murió su padre. Colabora con otro maestro del dorado, Serafín Jiménez, que aunque jubilado ha realizado con él algunos trabajos, como el altar de La Almudena de Madrid. Es el más antiguo que queda en Sevilla, y asegura que por su taller han pasado todos los que trabajan actualmente en la ciudad. Piensa que esta es la única manera de aprender el oficio, ya que en las escuelas profesionales los profesores no están lo suficientemente preparados. Dice que éste es un trabajo de imaginación, de vocación, de recuerdos del pasado y de gusto por los grandes maestros del barroco, "estilo que expresa el sentimiento del sevillano". Le gusta llamarse "arquitecto de la madera". Entre los trabajos que ha realizado para las hermandades se encuentran el altar de la Virgen de las Angustias de Los Estudiantes, el del Gran Poder, otros dos altares para la Soledad de San Buenaventura, y los pasos de las Tres Caídas de Triana, La Sed, Los Servitas,... y el de El Cachorro. También ha hecho trabajos para Cádiz, Almería, Málaga, Elche, Salamanca, Navarra, etc. Incluso suele realizar diseños de altares para los arquitectos, que lo buscan para pedirle consejo. Aunque él sigue trabajando, es su hijo, Manuel Guzmán Fernández, quien lleva el taller. Actualmente cuenta con cinco ayudantes, su hijo, cuatro oficiales y un aprendiz. En San Julián encontramos dos núcleos importantes en cuanto a la actividad artesanal se refiere: en la calle Pasaje Mallol y en la Plaza del Pelícano. Es resaltable el hecho de que ambos núcleos recogen mayormente talleres artesanos de oficios dirigidos a la producción cofradiera, como escultores y orfebres. En el Pasaje Mallol existen dos lugares importantes de actividad artesanal. En el número 8, encontramos un solar convertido en "corralón" rodeado de pequeños locales alquilados y dedicados a diversas actividades, en su mayoría talleres artesanos, como

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Quehaceres y menesteres orfebrerías, talla, platerías. Este "corralón" aparece conectado interiormente con el existente en la Plaza del Pelícano, que después describiremos. Entre los talleres más importantes allí localizados podemos destacar los siguientes: Orfebrería Mallol. Bajo esta denominación se agrupan dos orfebres que tras trabajar en diferentes talleres ajenos, deciden unirse en 1.983 y abrir un taller propio con la intención de desarrollar sus propias ideas. Anastasio Salas Díaz, que se inició con Villarreal en la calle Alfarería, y Vicente Martínez Rosa, que empezó trabajando en Orfebrería Triana, dirigida por dos discípulos de Villareal, maestro orfebre que a su vez fue discípulo de Manuel Seco Velasco. En los años setenta coinciden en el taller de Manuel de los Ríos, cuando lo tenía en la calle Castellar, donde trabajaron hasta que decidieron asociarse. Ocupan dos de estos locales, destinando cada uno a diferentes fases del proceso de trabajo: repujado, montaje de piezas, y lampistería. Han logrado hacerse una buena reputación y de una amplia clientela, fundamentalmente hermandades, no sólo de Sevilla, sino de otros puntos de Andalucía: Málaga, Granada... En la actualidad emplean a dos ayudantes a los que enseñan el oficio. En este mismo "corralón" existen otros talleres que, aunque dedicados también a trabajos relacionados con la Semana Santa, lo hacen a menor escala, siendo en algunos casos talleres que se encargan de tareas intermedias dirigidas a completar la actividad de otros artesanos, como es el caso de Fernando Lozano, orfebre metalistero. En la misma calle existen otros talleres, como el de Francisco Parra, en el número 6, escultor de terracota y bronce, que lleva en este local 7 años. Antes estaba en la calle Castellar, y vive en San Juan de la Palma. Trabaja sobre todo para la Iglesia y para la administración, más que nada en Andalucía: Ronda, Cádiz, Huelva, Puerto de Santa María..., y también a clientes particulares. También en el número 10 tienen sus talleres un escultor, Guillermo Gil, y un grabador, Antonio Damián. Un poco más abajo, en el número 13, existe un solar más pequeño, acondicionado de la misma manera que el "corralón" anteriormente descrito, aunque en éste los talleres existentes son más variados, no existiendo entre ellos relación de ningún tipo. Entre estos encontramos un taller mecánico, un taller de metalistería dedicado sobre todo a la bisutería, y un incipiente taller de escultura. Hay que decir que este pequeño foco artesanal parece abocado a la desaparición, ya que sus propietarios están resueltos a vender el solar. Manuel González, escultor-tallador. El se denomina "escultor artístico". Decidió dedicarse a esto porque le gustaba, aunque en su familia no existe tradición, ni él ha realizado ningún aprendizaje en ningún taller. La demanda de trabajo es muy escasa, o casi nula pero no tiene intención de abandonar. Margara Cortés, artesana del metal. Vive aquí con su pareja, aunque ninguno de los dos es de familia artesana, el padre de ella es médico. En realidad, se dedican a lo que va saliendo, desde la metalistería, la bisutería, hasta hacer portes con la furgoneta que utilizan en su trabajo u otros menesteres. Con anterioridad perteneció a la Asociación de Artesanos de Sevilla (Mercado de Artesanía del Postigo). El segundo núcleo de talleres artesanos del barrio de San Julián, se encuentra en la Plaza del Pelícano. Allí, en el número 4, existe otro "corralón", interconectado interiormente con el del Pasaje Mallol antes referido, donde se ubican otros talleres de diferentes categorías, aunque también en su mayoría dedicados a la decoración semanasantera: orfebres, carpinteros, escultores imagineros, restauradores... Entre ellos cabe destacar a Emilio López Olmedo, escultor imaginero y restaurador, posee uno de los mayores talleres de la zona, habiéndose trasladado aquí no hace mucho. Su trabajo está relacionado mayoritariamente con la Semana Santa y la restauración, recibiendo

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LA CIUDAD SILENCIADA encargos de hermandades y parroquias de toda Andalucía. También en este espacio se localiza un taller-almacén de restauración de muebles y enseres decorativos, cuyos trabajos son vendidos a coleccionistas, anticuarios e incluso en los mercadillos existentes en la ciudad, sobre todo en el dominical de La Alameda. En este "corralón" se localizan además otro tipo de actividades que se alejan de lo artesanal, como el recientemente instalado taller de teatro "Escena", aficionados al arte dramático que se reúnen aquí, más por vocación y excusa de reunión, que por su dedicación laboral a éste. El otro foco imperante de talleres artesanales se encuentra en la calle Castellar, muchos de ellos dedicados a oficios relacionados con objetos religiosos, la Semana Santa, las hermandades...: talladores, dos escultores-imagineros, carpinterías de pasos. Además encontramos un tornero entallador, un taller de restauración de relojes, uno de construcción de maquetas, y otro de encuadernación. En el edificio situado en el número 48 tiene la carpintería Francisco Bailac González. Nacido en Camas en 1959, empezó a trabajar con 15 años en el taller de su padre situado en este mismo lugar. Estuvo durante 8 años aprendiendo el oficio. A la muerte de su padre, contando 23 años, se hizo cargo del taller. Su padre se dedicaba a la fabricación de muebles, trabajo que a él no le gustaba demasiado, por lo que desde que se quedó solo se dedica a la "carpintería religiosa". Se dedica fundamentalmente a la carpintería de pasos, pero también realiza bastidores de vírgenes y cristos que le encargan algunos escultores. Asimismo también suele tallar algunas cruces. Aunque afirma que nunca le faltó el trabajo, piensa que es una actividad insegura, "que da justo para ir tirando". Por ello trabaja en solitario, no tiene oficiales, ni aprendices o ayudantes, considerando además que los impuestos que tendría que pagar por emplearlos no le compensaría. Piensa que para aprender realmente el oficio es imprescindible practicar trabajando en un taller "como mínimo 5 años". Su clientela está casi totalmente relacionada "con lo religioso". A él suelen acudir los tallistas, e incluso los doradores, pero casi nunca las hermandades directamente. Los primeros para encargos enteros, es decir, la hermandad le encarga a un tallista la realización de un paso; normalmente le entregan el diseño y le piden presupuesto y, a veces, opinión sobre un buen carpintero. A él le encargan trabajos tallistas de renombre, como Antonio Martín Fernández, que tiene su taller en un local colindante, o Paco San Román, que lo tiene en el Parque Alcosa. Esto es un claro ejemplo de la importancia que tradicionalmente y aún hoy tienen las relaciones personales y las alianzas entre unos artesanos y otros. En cuanto a la competencia, nos reitera lo que otros muchos, que: "(...) hay muy mala leche, porque hay muchos que no están dados de alta, gente que quizás aprenda un tiempo en un taller y luego se lo monta en solitario, sin darse de alta, y yendo a buscar la clientela a casa, algunos van a las hermandades directamente, con precios muy bajos. Estos, así no pagan IVA, IRPF, lo de autónomo..." El trabajo de construcción de la estructura de un paso le lleva casi un año, pasando después al tallista y más tarde al dorador. No puede aceptar más trabajos. El cobro lo va haciendo por etapas, a medida que va avanzando la construcción. A lo largo de sus 24 años de trabajo ha realizado 26 pasos completos, la mayoría para hermandades de Sevilla (La Trinidad, la Cena, el Beso de judas, otras ciudades y pueblos de toda Andalucía: Cádiz, Córdoba, Almería, La Línea, Lora de Estepa, Sanlúcar la Mayor, Salteras... Uno de los que se muestra más orgulloso es el del Santo Entierro de San Fernando (Cádiz), que realizó hace unos 7 años, "único en el

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Quehaceres y menesteres mundo por el tipo de materiales: ébano africano; carey, cristal de roca y plata". También realiza restauraciones para diversas hermandades. En cuanto a bastidores de imágenes hace 40 ó 50 al año, para imagineros tan reconocidos como Miñarro, Dubé de Luque, Abascal, Bonilla, Arteaga, Manolo Ramos, etc... En su opinión, los talleres se perderán con el tiempo por diversas razones: "(...) por la competencia de las empresas y de los profesionales ilegales por las rencillas y los celos entre los artesanos, que somos capaces de todo por conseguir un trabajo y... un reconocimiento". Con respecto al reconocimiento, considera que el carpintero es, de todos los oficios relacionados con el mundo de la Semana Santa, el menos reconocido "...y es la base de todo". En su caso concreto piensa que el mantenimiento del taller será muy difícil ya que a las anteriormente expuestas, se añade la circunstancia de que "... sólo tengo dos hijas, y las mujeres para esto no valen". En el mismo lugar desde hace cuarenta años, tiene su taller Antonio Martín Fernández, veterano tallador. Empezó a trabajar “por necesidad" en una fábrica de muebles. Se formó con Luis Jiménez Espinosa, en Triana, con quien empezó a trabajar después del servicio militar. Hace cuarenta años recibió el encargo de la nueva hermandad del Cautivo del Tiro de Línea, lo que le permitió independizarse e instalar su propio taller, que mantiene desde entonces. En un local contiguo trabaja su antiguo compañero Antonio Vega Sánchez y el carpintero Francisco Bailac, con el que colabora a menudo. Aunque en otro tiempo llegó a emplear hasta nueve oficiales y aprendices, hoy normalmente trabaja en solitario. No obstante, a veces tiene que hacer uso de ayudantes para hacer frente a la multitud de encargos que se le acumulan, procedentes no sólo de Sevilla, sino de los pueblos de la provincia y de toda Andalucía, "...a veces hasta dos o tres a la vez". Incluso, cuando tiene demasiado trabajo "...las cosas pequeñas se las mando a otros tallistas chicos". Considera que las mujeres son buenas doradoras y tallistas, "(...) porque son más detallistas y más limpias, y pueden hacerlo mejor que los hombres. Antiguamente había muchas mujeres en los talleres. En Córdoba todavía hay bastantes que doran". Se declara autodidacta, él realiza desde los diseños, hasta las maquetas y el trabajo de talla, habiendo conseguido tal prestigio, que en muchos casos los clientes le dan autonomía para que sea él quien realice el diseño de los encargos, e incluso le esperan varios años. Actualmente trabaja en la realización del retablo del santuario de la Virgen del Rocío, al cual considera su obra final, tras la cual posiblemente se jubile. En otro local del mismo "corralón" se encuentra Manuel Caballero Farfán, carpintero de pasos. Heredero del taller de su padre, iniciado por su abuelo, Maese Farfán, continuándose su oficio por parte de sus hijos. Con respecto al futuro del oficio cree que, aunque no llegue a perderse, "(...) cada vez los trabajos serán de menor calidad, ya que no hay aprendices, y los nuevos que vienen de las escuelas profesionales tienen una preparación muy deficiente." Asimismo, en este número 48 está radicada Artesanía Arosa, sociedad limitada constituida por dos socios Manolo Rodríguez Cotán y Antonio Moreno Serrano, doradores, el primero natural y residente en Alcalá de Guadaira, y el segundo sevillano, de las Tres Mil Viviendas. Empezaron juntos como aprendices hace 36

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LA CIUDAD SILENCIADA años en el mismo taller donde ahora trabajan, entonces propiedad del maestro Luis Sánchez Jiménez. Aunque ambos han estado en otros talleres, siempre volvían a éste, el cual dirigen desde que lo dejó el maestro, hace nueve años. Ellos empezaron por vocación "...porque nos gustaba la Semana Santa". En la actualidad cuentan con tres oficiales y dos aprendices, entre los primeros una mujer de 26 años, sobrina de Manolo y que lleva con ellos 6 años. Aseguran que "... las manos de una mujer son delicadas, limpias y amorosas, lo que se nota en el trabajo". Cuentan que cuando ellos empezaron: "(...) había más mujeres doradoras, en los mejores talleres, pero actualmente hay sólo dos, Silvia, y otra en un taller que hay en el Muro de los Navarros”. El local es amplio, sin más separación que una cristalera que separa el trabajo de los maestros del de los empleados. La división de las tareas se hace según el trabajo que haya. Coinciden con todos los artesanos en que el oficio sólo se puede aprender con la práctica en el taller y con mucha vocación, insistiendo en que ellos nunca dejan de aprender, incorporando nuevas técnicas e innovando siempre que se pueda. Su clientela principalmente está constituida por las hermandades y cofradías, sobre todo de Andalucía, aunque también realizan trabajos para particulares, como molduras para cuadros, espejos u ornamentación religiosa, además de restauraciones de dorados, cantos de libros, pergaminos, etc. La época de más trabajo es la previa a la Semana Santa, cuando todas las hermandades quieren poner a punto sus pasos. En esos momentos les gustaría tener más oficiales, pero los que se encuentran no suelen estar lo suficientemente preparados. En este sentido, las hermandades para las que han trabajado les requieren todos los años para que repasen sus pasos. Colaboran con el tallista vecino Antonio Martín, con el que actualmente trabajan en el retablo para el santuario de la Virgen del Rocío. El escultor-imaginero Juan Antonio González García-Ventura. Tiene su taller en el número 52. Nacido en Lora del Río hace 43 años, trabajó en una panadería hasta los dieciséis años, en que decide venirse a Sevilla a estudiar Preparatorio de Bellas Artes. Al mismo tiempo, entró como aprendiz en el taller de Francisco Buiza, maestro imaginero que tenía su estudio en La Casa de los Artistas, donde estuvo hasta 1980. Después se instala por su cuenta, siempre sin abandonar la zona “foco de artesanos y artistas". Estuvo dos años en la calle Hiniesta, hasta que se trasladó a su actual local. Sus trabajos los realiza preferentemente para hermandades, cofradías e iglesias de fuera de Sevilla: Córdoba, Málaga o Jaén (Torre Don Jimeno, Jamilena..., y fuera de Andalucía, como Tenerife, Ciudad Real o Barcelona, ciudades donde los emigrantes andaluces reproducen su Semana Santa. Como muchos de estos artistas, prefiere no emplear ayudantes ni aprendices, ya que en las actuales circunstancias, lo ven como una forma de crearse competencia desleal. En otro local situado en el mismo número de la calle, trabaja Rafael Artacho, tornero y entallador. Empezó con su padre que tenía el taller en Marqués de Nervión. En el local actual lleva doce años. Trabaja principalmente para los orfebres que, según su opinión "son los que se llevan el dinero, el prestigio y la fama”. También trabaja para los particulares, sobre todo en restauración y utensilios de alpaca. En el barrio de San Gil, concretamente en la calle Pozo, tiene su taller Alberto Pantoja Martín: constructor de guitarras y otros instrumentos de cuerda. Nació en Morón de la Frontera hace 67 años, aunque lleva más de sesenta en Sevilla, por lo que se considera "sevillano de pura cepa, bético y macareno".

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Quehaceres y menesteres Aparte de Pantoja, en Sevilla sólo quedan dos constructores de guitarras reconocidos: Francisco Barba, en la calle Arroyo, y Andrés Domínguez en Triana. Es ATS de profesión, y constructor de guitarras por vocación, aunque a lo largo de su vida ha desempeñado diferentes oficios, como maestro de rondalla durante casi veinte años. Formó parte de un grupo musical que tuvo que abandonar por sufrir un accidente en la muñeca derecha, cuyas secuelas no le permitieron seguir tocando la guitarra. Cuenta que pasaba casi a diario por el taller que "el maestro Carlos Ruiz García" tenía en la calle Boteros. Este taller y su maestro fueron los incentivos que le decidieron a dedicarse a este oficio, en el que lleva más de cuarenta años. Su primer taller lo tuvo en su propia casa, en la cochera de tranvías que había en la calle Vara del Rey, en la Puerta Osario. De aquí se trasladó a la calle Recaredo, para pasar después a la calle Pozo, donde vive actualmente y donde, a escasos metros, tiene su taller desde hace treinta años. Aunque en la placa a la puerta de su taller se lee "constructor de guitarras", Pantoja trabaja también otros instrumentos de cuerda, como bandurrias y laúdes, por lo que le gusta que le llamen "constructor de artesanía". Considera que la artesanía está hoy peor tratada y considerada que en otras épocas: "(...) antes, a los artesanos nos cuidaban, en un mes podía hacer cuatro guitarras, clásicas y flamencas. Actualmente, las fábricas de guitarras (Valencia, Almansa, Elche...) las fabrican en serie, los impuestos... obligan a dedicarse a otros menesteres, sobre todo la restauración de instrumentos y a enseñar a algún que otro aprendiz". Aparte de las guitarras, restaura también violines y bandurrias. Estos últimos suelen ser propiedad de coleccionistas y profesionales. Entre los clientes que encargan guitarras están los profesionales y los extranjeros. Entre los profesionales se encuentran figuras como Ramón de Lucía, el difunto Pedro Bacán, Pedro Sevilla, Diego Amador, el japonés Pepe el Chocolate, Manolo Franco, Antonio Carrión, Antonio Romero "Romerito", etc. Él intenta transmitir el oficio a través de su hijo Francisco y de su yerno, que, aunque es médico, se dedica a esto por hobby, y pronto con su nieto. Desde hace cinco años funciona la Asociación Cultural de la Guitarra "Arco la Macarena", de la que fue fundador y principal promotor. Durante un tiempo tuvo como sede un local anejo a su taller, pero desde hace más de un año los socios se reúnen en el mismo taller todos los jueves a las 9 para charlar, tocar la guitarra y pasar un rato agradable. La asociación llegó a tener 80 socios, aunque actualmente son unos 20, de muy diferente profesión y condición y procedentes de toda la ciudad. Entre sus proyectos está el conseguir un espacio para sus reuniones en el local de la asociación de Vecinos de San Gil, de la que varios de sus miembros son socios. En la calle San Blas se localiza, desde 1976, el taller del tallista Manuel Romero Palomo, ya jubilado, que hace trabajos esporádicos a Manuel Guzmán Bejarano. Comenzó a los 13 años en el taller de Luis Jiménez, con Manuel Guzmán, Antonio Martín y Antonio Vega. Hasta hace unos años no hacía trabajos para las cofradías, dedicándose a la elaboración de mobiliario y objetos decorativos, sólo hace este tipo de trabajos desde hace unos años, especialmente en colaboración con Antonio Martín. Hoy trabaja en solitario, pero en otro tiempo fue maestro de muchos jóvenes procedentes del hospicio que existía en la calle Divina Pastora. En el Barrio de San Román, en el "corralón" situado en el número 26 de la calle Bustos Tavera, se encuentra el taller del orfebre Antonio Pérez Barrios, que trabaja

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LA CIUDAD SILENCIADA junto a su hija, manteniendo un concepto muy purista del trabajo artesanal, rechazando la utilización del, instrumental y los métodos que se han ido introduciendo en el oficio por parte de otros talleres. En un local del mismo "corralón", trabaja con sus hijos otro orfebre, Luis Santos, que vive en la calle Arrayán. En el número 89 de la calle Sol, hasta hace unos meses se encontraba el taller del dorador Mariano Rojo Rodríguez, anteriormente en la calle Arrayán. En la misma calle, está el de Ana María Montiel Parejo y Luis Cabeza Moreno, maquetistas. Luis lleva 16 años con esta actividad. Durante varios años trabajó como ayudante en una pequeña empresa dedicada a la fabricación de maquetas situada en la Carretera de Carmona, con el maestro Manuel Martínez Salguero, donde permaneció un año. Posteriormente empezó a trabajar por su cuenta en su propia casa en la calle Gonzalo de Bilbao. A fin de economizar, Ana María empezó a colaborar también en el trabajo del taller, asumiendo progresivamente un mayor protagonismo. Cuando su situación empezó a mejorar decidieron a adquirir un pequeño local en la calle Sol, "...un sitio tranquilo, silencioso, cerca de casa -viven en la misma calle- y bien de precio", donde permanecen desde hace 9 años. Se trata de un taller totalmente familiar, sólo en algunas ocasiones les ayuda el hijo mayor, de 18 años, o algún amigo, de manera gratuita y en tareas muy concretas. El trabajo que él realiza es el que se relaciona más directamente con la arquitectura: interpretación de planos, diseño de piezas..., mientras que ella realiza el trabajo más propiamente manual de construcción de las maquetas: marquetería, montaje, elementos decorativos... Antes trabajaban principalmente para estudios de arquitectos, particulares, empresas. Actualmente, desde hace tres años, y salvo algún encargo muy interesante, trabajan en exclusiva para una empresa inmobiliaria, con la que ya venían haciéndolo desde hace 13, cuyos encargos les mantienen ocupados de manera permanente. El tiempo medio que les lleva realizar una maqueta es de mes y medio a dos meses, aunque a veces los plazos que les imponen son más cortos y ello les obliga a trabajar sin interrupción. No obstante, desde que trabajan en exclusiva pueden permitirse planificar mejor el tiempo, descansando los domingos, "salvo que haya mucha prisa para entregar un trabajo". Es un tipo de trabajo en el que la relación con el cliente es muy importante, "...vienen a revisar el trabajo una o dos veces por semana (...) así conocen tu trabajo, ven que lo haces bien y ganas su confianza". Entre los talleres de los que hemos denominado "nuevos artesanos", podemos observar como aparecen especialmente concentrados en la zona de la Alameda, concretamente en la calle Amor de Dios-Doctor Letamendi-Santa Bárbara-Plaza de Europa, zona que hemos caracterizado por la creciente incidencia de un público joven. De ellos hemos tomado como ejemplo dos talleres por considerarlos especialmente representativos de este nuevo tipo de actividades y desde sus protagonistas: Desde marzo de 1997, en la calle Amor de Dios está la tienda del taller de diseño y confección de ropa femenina DAIMON, montado por una pareja de jóvenes como forma de autoemplearse. Ella estudió diseño, moda, y su madre tiene un taller de costura y decoración, que le facilitó la infraestructura para comenzar a trabajar. En principio pensaron instalarse en la Alfalfa, porque era un sitio donde se movían muchos jóvenes y estaba cerca del centro. Pero por casualidad vieron que se alquilaba el local que hoy ocupan, y pensaron que podía ser un buen lugar, con el que se sienten personalmente bastante identificados, ya que ellos salen por la zona: Alameda (Las Sirenas, Las Brujas, la Ilustre Víctima...), y además piensan que el centro urbano se está trasladando hacia la Macarena, con lo que la calle Amor de Dios se convertirá en una calle de paso y tránsito, y por lo tanto en comercial. Asegura que está contenta con el negocio, que les

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Quehaceres y menesteres va bien. Convencida de que vende cosas exclusivas al realizarlas en su taller, la mayoría de su clientela está compuesta por "gente joven", entre 16 y 25 años, más o menos. Aunque a veces entran señoras más mayores, de 30 a 40, que no suelen comprar a no ser que vayan acompañadas con alguna hija. Este negocio mantiene una relación profesional con otros de la zona, también de jóvenes, como los de tatuajes, Tatoo, o las tiendas de música "grunge". En ocasiones han realizado pases de modelos en "La Ilustre Víctima" en colaboración con jóvenes peluqueros de la zona, el taller de piercings... En la misma calle Amor de Dios se encuentra otro establecimiento que desarrolla una actividad peculiar muy en consonancia con una cierta forma de entender y ver la vida y, por extensión, la ciudad, se trata del Body Piercings. El establecimiento se llama Angels y se abrió a finales de 1997 por una pareja de jóvenes malagueños que, considerando las posibilidades del desarrollo de esta actividad todavía no existente en Sevilla, se instalaron en nuestra ciudad. "Nuestra idea desde el principio era ponerlo en el centro de la ciudad, siendo indiferente el sector, pero al final nos decidimos por la Alameda porque es un barrio que, aunque antiguo, es habitado cada vez más por gente joven. No dejan de rehabilitar viviendas, abrir bares, etc. y pensamos que eso en un futuro nos va a beneficiar, a pesar de tener zonas muy marginales". El local, aparte de su función comercial, sirve también como lugar de encuentro de un buen número de jóvenes que comparte los valores y los gustos estéticos con los que esta práctica está asociada, contribuyendo a la atracción de un público "alternativo" que se hace cada vez más asiduo de esta zona de la Alameda. El futuro de los artesanos Del estudio realizado sobre los talleres artesanos existentes en los barrios de esta zona de la ciudad podemos extraer algunas consideraciones generales en relación a la problemática que les afecta y a las posibilidades de su mantenimiento como un foco de actividad importante. Aparte de señalar el incipiente crecimiento de nuevas actividades artesanales y de la "reconversión" de antiguos talleres y espacios artesanos en estudios de artistas y "colectivos de creadores”, nos centraremos en los que han sido, y todavía siguen siendo, los que presentan una mayor importancia cuantitativa y cualitativa, los artesanos "tradicionales". El problema más importante que pone en cuestión las posibilidades de continuidad de muchos de los talleres estudiados es el de las dificultades existentes para la formación de nuevos artesanos. Ello explica la reducción del número de talleres y de operarios en la mayoría de los que continúan funcionando. Otra causa, estrechamente unida a la anterior, de esta reducción es el descenso de la demanda de trabajo por parte de las cofradías y hermandades, que cada vez acuden más a talleres de tipo industrial, y debido también a la competencia desleal de muchos jóvenes artistas salidos de las facultades y escuelas profesionales. El caso de la orfebrería presenta una situación particular. Se trata de una actividad que actúa como eje de todo un sector de artesanos, marcando la pauta en el trabajo al que éstos pueden acceder. Ello se refleja en el número de talleres y en la dimensión que han adquirido algunos de ellos, convirtiéndose en auténticas industrias, que integran a otras de las actividades que constituyen fases del proceso de trabajo global del que la orfebrería constituye su final. En general, el número de talleres de carpinteros, tallistas y doradores ha descendido notablemente desde los años 40. Los artesanos que continúan trabajando son en su mayoría de edad avanzada, no pudiéndose permitir emplear oficiales, ayudantes o

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LA CIUDAD SILENCIADA aprendices, con lo que la continuidad de sus talleres es dudosa. La imposibilidad actual de mantener aprendices es un mal que afecta a todas las artesanías. Sobre todo a partir de la regulación de la actividad en los años 40, que implantó la obligación de cotización a la seguridad social de este personal, sin hacer distinción entre el mundo artesanal y el industrial. Los artesanos de edad avanzada entrevistados que vivieron su aprendizaje en un taller cuentan como desde niños empezaban a trabajar en ellos, a veces por necesidad económica o por imposición paterna, o a veces también por afición. También existían maestros que impartían clase en las escuelas profesionales, incorporando a los más aventajados a sus talleres o a los de algún colega. Hoy día estos casos son excepcionales, quedando reducidos a aquellos jóvenes que poseen un vínculo familiar con el maestro. Los años 50 los talleres experimentaron grandes cambios, se prescindió de los aprendices, se redujeron las plantillas de oficiales, y los que no lo hicieron por el mantenimiento de los modelos de relación tradicionales, con cierta analogía con los de los antiguos gremios, se vieron obligados a cerrar con el tiempo. Los artesanos que quedaron, se vieron obligados a recurrir a la familia como única posibilidad de transmitir el oficio. Si a esto unimos la influencia de los valores desarrollistas imperantes en la década de los años 60, con la consideración negativa del trabajo manual, haciendo que muchos de los propios maestros artesanos prefirieran que sus hijos se hicieran con una titulación académica o, como mínimo las ofrecidas por las escuelas profesionales de la época, que por otra parte se trataba de una formación más teórica que práctica, con lo que ello implicaba en cuanto a pérdida de cualificación en su trabajo y experiencia práctica, una vez incorporados a sus talleres. En cuanto a los oficiales que todavía se emplean en algunos de estos talleres actualmente, es preciso distinguir entre los que consideran esta situación como transitoria, esperando la posibilidad de independizarse, considerando este trabajo una buena forma de ganarse la vida, y los que nunca han tenido esta idea, prefiriendo un sueldo fijo a los riesgos de un taller propio. Así las diferencias entre las actividades artesanas son notables. En cada uno de los oficios encontramos talleres llevados por un único artesano y otros con un número relativamente elevado de ellos. Esto produce competencia y también crítica y enfrentamientos. Los que tienen un taller más pequeño y no pueden permitirse personal les reprochan a los que tienen grandes talleres que no son ya artesanos sino empresarios, que se sirven del trabajo ajeno y de máquinas, al tiempo que a las hermandades y cofradías les reprochan el acudir a estas empresas para conseguir las obras más rápidamente y a un precio más económico, sin apreciar “el verdadero trabajo manual del artesano”. Una actitud ciega de la administración conduce a algunos a desclasificarse para no entrar en una rama de impuestos de lujo. Este ejemplo es palpable en los zapateros que se niegan a fabricar zapatos para no arruinarse con Hacienda a causa del impuesto de lujo al que está sometido este tipo de trabajo, prefiriendo relegarse a zapatero remendón, como es el caso de José García Cabrera, que conociendo el oficio en su totalidad lo restringe voluntariamente. 3

LOS MERCADILLOS

Dentro de este apartado dedicado al análisis de las principales actividades económicas que son motores de la dinámica social de los barrios de nuestra área de estudio, incluimos dos de las expresiones comerciales, que más allá de este carácter ya de por sí bastante peculiar y no convencional- en las que se ponen de manifiesto y desarrollan una multiplicidad de aspectos que plasman la complejidad de la vida que se desenvuelve en ellos, constituyendo verdaderos "hechos sociales totales", tal como los

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Quehaceres y menesteres definía Marcel Mauss. Nos referimos a los mercadillos "informales" que tienen lugar respectivamente en la calle Feria, el Jueves, y en la Alameda, los domingos. Tanto uno como otro, aunque con elementos propios, son marcos y momentos en los que se representan los diferentes actores y grupos que conforman el tejido social de estos barrios, así como otros muchos pertenecientes al resto de la ciudad, que los convierten en lugares metropolitanos, estableciendo una conexión entre el conjunto urbano y el Casco Antiguo. La existencia y transformaciones de estos mercadillos han tenido y tienen efectos importantes, no sólo sobre el entorno inmediato, sino sobre el conjunto de los barrios en los que se insertan y de toda la ciudad. El jueves Además de su condición de rastro urbano o de feria semanal, constituye el momento de máxima expresión de la sociabilidad generada a partir de una actividad comercial o mercantil en la zona objeto de estudio. El Jueves supone la excusa perfecta, para acudir a la calle de La Feria, para ver lo que se vende, lo que se trapichea, para reencontrar o buscar a alguien, para meterse en una bulla, para "darle al ojo" mientras se pasea. Por supuesto que hay que destacar el motivo o la actividad comercial que se practica, pero mucho más importante es analizar su incidencia en las expresiones de sociabilidad entre sus asiduos. También parece importante señalar aquí como, a pesar de la, en ocasiones, dudosa procedencia de los objetos que se venden, el valor monetario de los mismos, y la escasa cuantía de la transacción económica, suele entendérsela como una actividad "marginal", como sin duda alguna sería considerada en otros espacios de la ciudad. Es el Único espacio del Centro donde se realiza esta actividad. Al Jueves acuden los que quieren vender algo dentro de estas características, los que quieren comprarlo, los que les gusta esta forma de compra-venta. Es punto de referencia a nivel metropolitano, es algo más que un mercadillo de cosas usadas o "viejas" Según las referencias históricas, en esta zona se vienen realizando actividades comerciales al menos desde 1263, cuando el rey de Castilla concedió la celebración de una feria, cuyo precedente parece haber sido el zoco que se localizaba aquí con anterioridad a la conquista de la ciudad. Tradicionalmente, la feria semanal partía de la plaza de la iglesia -plaza en la que se vendía todo tipo de mercancías, en puestos y tenderetes-. Dado el gran número de mercaderes, los puestos se extendían por las calles de alrededor, particularmente en la de la Feria. En la plaza misma, el comercio se regulariza, convirtiéndose en diario, adquiriendo finalmente una forma y marco distintos desde la construcción del mercado en 1929. La Feria del jueves, como aún la llama Santiago Montoto en su guía de Sevilla, es ante todo un rastro de cosas usadas y viejas. En este sentido constituía un auténtico sistema de reciclaje, propio de una sociedad en la que nada se tiraba. Existiendo una intensa correlación entre el Jueves y el comercio de alrededor, tal como se desprende del testimonio de nuestro informante Manuel Ávila7, en el que cuenta la existencia de 7

"La clientela ha sido siempre muy diversa, tanto gente de la capital, como mucha gente de pueblo en aquel entonces. La calle Feria es conocida en todas partes, en toda España, como aquí estaba el rastro, el Jueves llamaba a muchas personas. Decían vámonos al Jueves, vámonos al Jueves, y con aquello del Jueves todo el mundo ¡a la calle Feria!. En aquel entonces había algo que ya no hay, faltan las chatarrerías. Las chatarrerías han desaparecido de aquí, ahí en la plaza de los Carros había dos chatarrerías, y aquí en la calle Amparo había otra, en la calle Castellar había otra, ahí enfrente había otra, había seis o siete chatarrerías aquí. Camas viejas, máquinas de coser y cosas de hierro, la lana también se compraba entonces, la lana de los colchones".

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Quehaceres y menesteres almonedas y locales de ropa, muebles y cosas viejas, pero también de media docena de chatarrerías. Lo que el Jueves representa - La razón por la que se conoce esta zona de Sevilla por parte de muchos sevillanos, es la de ser una zona activa en el comercio y porque es aquí "donde se monta el Jueves". Al abrigo de ello, se ha mantenido como "una buena zona", con servicios, atrayendo a personas de fuera del barrio, dándolo a conocer y permitiendo al mismo modo que siguiera existiendo como tal. Este mantenimiento ha favorecido el que se conserve un vecindario y viviendas que en otros lugares hubieran sido abandonadas. La actividad comercial y la especialización que en muchos de sus establecimientos se ha mantenido, ha permitido la permanencia de oficios, vecinos y formas de relación de antaño, que hacen posible seguir hablando de la existencia del barrio de la Feria. La consolidación de estas formas comerciales articula la riqueza del tejido social en el que se desenvuelve, y cobija expresiones de sociabilidad que exceden el ámbito mercantil, reforzando el vecinal. - Siempre partiendo de la idea de que estamos en una zona caracterizada históricamente por el comercio, vemos como las continuas visitas, concurrencias y acciones del público cada jueves, por un lado, han favorecido el mantenimiento de este modelo de comercio “tradicional", muy al contrario de lo sucedido en otras zonas del centro de la ciudad, como por ejemplo la calles Tetuán o Francos. Es una zona viva comercialmente, lo que a la vez es causa y consecuencia de una cierta regeneración del vecindario. Ello ha permitido que el negocio se mantenga, y que adopte nuevas estrategias para subsistir, ha conseguido especializarse, como lo hicieran hace unos años los comercios de muebles o ferreterías, o en la actualidad una tienda de productos usados, o como ejemplo más importante, el emporio del Kilo, dentro de los artículos de menaje y hogar. La existencia de esta zona, ayudada sin duda por el impulso que recibe con el mercadillo, complementa la zona céntrica del sector servicios dentro del Casco Antiguo. A través de sus conexiones con la zona de Regina, Encarnación, o la propia José Gestoso, se une a las formas más nuevas de consumo (perfectamente localizadas, con nombres y apellidos), ofreciendo el valor "de lo de siempre", los artículos, las formas, los saberes, envoltorios o protagonistas que los modernos comercios no ofrecen. Ello se complementa o refuerza con la relevancia de esta calle como zona comercial para el barrio, con la influencia que supone la localización del Mercado de Abastos, y su prolongación por la malograda calle Amargura hasta Relator. En lo que concierne a la vida social que genera, potencia las relaciones y vinculaciones iniciadas en transacciones en el mercadillo, pero que posteriormente rebasan el ámbito comercial o vecinal... Todo ello, a la vez causa y consecuencia, ha contribuido a que, además de ser una zona viva comercialmente hablando, lo sea también en cuanto a su vecindario, a sus interacciones y a las formas de expresión de las mismas. Por un lado, el estar en una zona con ambiente, ha ayudado a que muchos vecinos se mantuvieran, aunque a veces no en las mismas viviendas, con lo que resulta más fácil entender la proximidad y el trato diario que existe entre ellos. A este tradicional vecindario, se ha unido otro más joven y reciente, seguramente también como consecuencia de que esta calle sea una de las que no se ha visto deteriorada en sus usos habitacionales, quizás por este valor que ha sabido conservar, ayudado por el mantenimiento de la actividad comercial. Nuevo vecindario atraído por lo que significa vivir en el centro y valora los servicios y oportunidades de los que dispone la zona,

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LA CIUDAD SILENCIADA acordes con sus nuevas "maneras de vivir". La incorporación de esta sabia nueva ayuda a mantenerla viva, e ir incorporando formas de residencia y tipos de vecindario atractivos para un buen sector de la población. Todo ello en lo que se refiere a la incidencia del Jueves en la expresión de sociabilidad más general, en la vecindad. Por lo que respecta a los momentos espacios más concretos del mercadillo diremos que "ir al Jueves", supone algo más que encontrar vender o comprar algún objeto curioso. Se reencuentran amigos y conocidos; se conocen, se saludan y se mezclan los propios vendedores entre sí, tanto los comerciantes instalados en la calle de La Feria, como los que asisten para la ocasión; muchos de los compradores, vecinos, curiosos, fisgones o mirones, desocupados, amas de casa que se detienen en sus compras ordinarias (que muchas veces hacen coincidir con el Jueves por la mañana), estudiantes, kinkis, oportunistas, etc... Los vendedores se convierten en compradores o en mirones cuando se trasladan de un puesto a otro, atienden al del vecino mientras éste resuelve otro asunto, o se van con un cliente a tomar algo... Es un fenómeno que acoge a gente de toda la ciudad. Además de disfrutarlo o sufrirlo (según los casos) los vecinos de las zonas más próximas, el mercadillo supone una actividad social que se repite cada semana en la ciudad, hasta él llegan muchos antiguos vecinos del barrio, jubilados y ancianos que normalmente frecuentan los otros espacios abiertos del Casco Antiguo y de la zona de estudio, que ese día quedan para ir paseando a la Feria, y hacer algo tan propio de esta ciudad como es ir a ver “el ambiente". Espacialización y tiempos en la calle Feria Para explicar el tiempo y el espacio del mercadillo, de nuevo hemos de hacer alusión a su conexión con la calle Feria y con su actividad comercial. Ello es esencial para comprender los períodos e intervalos que en él se producen, que se corresponden con los momentos y los lugares de mayor afluencia que destacamos en el apartado que hacia referencia a las expresiones de sociabilidad comercial de la Feria. -Tiempos del jueves La mañana: aproximadamente sobre las 8,30 ó las 9 comienzan a situarse, de manera más o menos regular, los puestos. Las mesas y taburetes, o paños colocados en el mismo suelo, van ocupando las aceras y la calzada de la calle. Aparecen los vendedores, se van incorporando los comerciantes que sacan sus productos a la calle, y viene el público más tempranero (compradores de algo muy concreto y que van a "tiro hecho", mercancías de una procedencia poco confesable, vendedores que intentan deshacerse de productos rápidamente), amas de casa que salen a la compra, vecinos que salen para su trabajo, etc... y tanto unos como otros comienzan a moverse de un lado a otro, se saludan los vendedores, se establecen los lugares (que suelen estar previamente fijados), o se frecuenta alguno de los locales en los que degustar un buen desayuno. Alrededor de las 11 de la mañana es cuando se vive el momento de mayor intensidad en la actividad del mercadillo, a los primeros visitantes y compradores se van uniendo los menos madrugadores, jubilados que pasean buscando el sol, desocupados, que se confunden con los usuarios del resto de los comercios de la calle, los del mercado de abastos, y a los que se une el movimiento de los vendedores que, llegada ya esta hora, o bien pregonan sus mercancías aprovechando la afluencia de público, o bien ya han hecho alguna venta y se disponen a convertirse en compradores, a visitar a algún compañero o hacia el bar más próximo a tomar el aperitivo.

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Quehaceres y menesteres El final del mercadillo se corresponde con el cierre de los comercios, de tal manera que a partir de la 1 ó 1,30 de la tarde ya están recogidos la mayoría de los puestos, y queda algún público, el más tardío, que decidió quedarse a tomar una cerveza en el Vizcaíno, la cantina del mercado o cualquiera de los otros bares de la zona, junto a los vecinos y dependientes de los demás comercios que finalizan de este modo su jornada laboral. - Sectores El jueves se extiende de San Juan de La Palma a La Cruz Verde, pero no todo él es homogéneo, pudiendo distinguirse tres sectores bien diferenciados tanto por el espacio como por lo que allí se vende. - De San Juan de la Palma hasta Menjíbar. Es la zona más próxima a la actividad de Regina y de la Encarnación, de las que recoge público (es una zona especialmente activa en las primeras horas del mercadillo). Se corresponde, además, con la parte más estrecha de la calle, lo que, por un lado, limita la extensión y lucimiento de los tenderetes (que en este sector aparecen más desordenados, pequeños y diversos), y por otro, facilita los flujos (tanto en positivo como en negativo, favoreciendo la concentración de público o dando lugar a aglomeraciones que obstaculizan el tránsito y la entrada a determinados establecimientos), haciendo más estrecha la relación del mercadillo con los comercios de esta zona, que también instalan sus puestos en la acera, por ejemplo un librero de viejo, o un talabartero. - Sector de la Plaza de los Carros, el nudo central del mercadillo, donde se aprovecha el ensanche de la plaza de los Maldonados y los flujos de las calles que aquí desembocan, se dispone del mejor lugar para la venta, se concentra más público, y donde se da una mayor amplitud en los puestos, que están también más organizados, respaldados por la fuerza que en la propia organización del mercadillo tienen algunos de los comercios instalados en este sector, que sacan sus puestos: almonedas, bisuterías, y el importante recodo que se forma en la esquina del Kilo. Zona de comercios, supermercados y bares, marcos de la expresión de sociabilidad en estos momentos, como es el bar Casa Vizcaíno, local en que se inician y cierran muchos de los tratos y trapicheos que otorgan el calificativo de comercial al Jueves, es la sede social de los compradores, vendedores, mirones, y donde entran en contacto con vecinos y demás usuarios. - Desde la Plaza de los Carros, hasta la Cruz Verde, límite más o menos establecido para el mercadillo, que coincide con la zona libre del tráfico rodado. Es la zona más amplia de las que ocupa el mercadillo, donde aparecen de manera más ordenada los puestos, donde se reúnen vendedores esporádicos, que van y vienen con cualquier mercancía. Muchos puestos de antigüedades, mimbres, quincallas y almonedas, y sobre todo muebles, por ser la parte de la calle donde predominan los comercios de este ramo, sacando sus mercancías al exterior de sus establecimientos. Es además la zona más próxima al mercado de abastos, con lo que los flujos hacia y desde éste se observan con mayor facilidad. Esto es aprovechado para la instalación de puestos de verduras y flores. Actúa de puente en el trasiego entre el Jueves y la Alameda, y facilita tránsito con el resto del a calle Feria y del barrio (Divina Pastora, etc.) En lo que se refiere a sus transformaciones, la que sin duda conlleva mayores consecuencias ha sido el traslado del mercadillo al paseo de la Alameda, como consecuencia de las obras desarrolladas en toda la calle Feria, una de las principales actuaciones previstas en el Programa Urban. Este cambio de escenario

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LA CIUDAD SILENCIADA parece haber roto el continuum comercial que suponía la celebración semanal dentro del contexto concreto de la Feria: por las formas, características, mercancías, dependientes de SUS comercios, por sus vecinos, por la proximidad del mercado, por el reconocimiento que disfrutaba esta calle dentro de esta actividad concreta; hasta tal punto que muchos de sus antiguos habituales no volverán a visitarlo "hasta que no vuelva a la Feria, a ser lo que era". Dicho continuum que articula la actividad de los comercios instalados en la zona y con la celebración del mercadillo y la tradición como zona comercial de la ciudad, justifica en cierto modo la pervivencia del jueves. Por un lado da entidad a una calle y a un barrio, el de La Feria, que aparece unido al Jueves, y por otro se tiene con esta actividad una prolongación, y una efectiva forma de publicidad del resto del comercio, servicios y actividades de la zona, influyendo en su especialización en determinados ramos (textil, o muebles) y a complementar el sistema general del comercio en el Casco Antiguo de la ciudad. A pesar del cambio de escenario y del diferente contexto, el mercadillo ha mantenido en la Alameda, hasta cierto punto, su estructura y su ciclo de actividad, contrastando vivamente con el otro mercadillo que se celebra los domingos en el mismo lugar. El traslado a un espacio mucho más amplio, sin comercios próximos, sin su vecindario, sin duda ha contribuido a la pérdida de parte de la "entidad o personalidad" que tenía el Jueves. Se ha roto el contacto cercano con los comercios y bares que lo sustentaban, la estrechez de los puestos ha sido sustituida por la amplitud de las actividades y de las interacciones. En el nuevo lugar, los tenderetes se organizan (visiblemente numerados a través de baldosas que fijan los puestos de manera permanente en el suelo) en la zona central del paseo, ocupando la casi totalidad del espacio central, aunque sin extenderse a los aledaños y jardincillos, como sucede los domingos. Actualmente resultan más difíciles y dispersos los desplazamientos de un puesto a otro, tal y como señalábamos en su espacio tradicional, así como los flujos que caracterizaban el ir y venir a los comercios y locales de la Feria, se han resentido las expresiones de sociabilidad y el contacto entre los diferentes actores del rastro. Aún manteniendo su ciclo, se perciben algunas novedades, sobre todo en lo que supone la actividad que se observa la noche previa a la celebración del mercadillo, cuando alguno de los vendedores que no tienen su número asignado, velan por conseguir una buena localización para sus productos a la mañana siguiente. Por lo demás, en las mañanas, la colocación de tenderetes y la llegada de curiosos y compradores se mantiene alrededor de las 8 de la mañana, llegándose a la mayor concurrencia de público a media mañana, como a las 11 u 11,30, cuando se unen los más madrugadores, con los usuarios habituales de la zona y con los "que tienen menos ocupaciones". Se aprecia la ausencia de parte del público tradicional, como el constituido por las amas de casa o los jubilados. El fin de la actividad está en torno a la 1 o 1,30 de la tarde, prolongándose tal vez un poco más que en la Feria, pero sin llegar a lo que sucede los domingos. Las consecuencias de estas transformaciones son diversas. Entre ellas destaca la ruptura del continuum de las formas comerciales que suponía el contexto de la Feria, y la quiebra palpable de las expresiones de sociabilidad específicas que ella generaba. En lo referente a la organización del mercadillo, se observa una transición de lo pactado a lo regulado, que quedaría ejemplificada con el paso del acuerdo previo que se daba en la Feria, a la regulación por puestos y números fijos en la Alameda, y de la casi inexistencia de organización representativa para la defensa de los intereses de los

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Quehaceres y menesteres vendedores, a pasar a formalizarse con la Asociación "El Rastro Ecológico" de vendedores de la Alameda y del jueves, con la consiguiente homogeneización de ambas formas de intercambio. En relación con ello se nos plantean varias preguntas: ¿porque antes no necesitaban de esta organización? ¿o por qué no la querían, y ahora sí la consideran necesaria? ¿A qué intereses reales responde esta organización? ¿Por qué se traslada precisamente a la Alameda? Con el traslado del mercadillo se asiste a la aparición de nuevos agentes: nuevos vendedores, que aprovechando la infraestructura y las formas del mercadillo de los domingos, ven ampliado su período de venta con el jueves: oportunistas, inmigrantes, vendedores ocasionales de productos concretos -frutas, zapatos, etc.-, vendedores ambulantes que se desplazan hasta aquí este día y que ofrecen al actual jueves un aspecto distinto al de la Feria, no sólo en cuanto a la cantidad de productos, que se ha visto ampliada, sino también en lo que se refiere a la diversidad, sobrepasando el ambiente de "venta de viejo" de antes, y apuntando, además, hacia la aparición de nuevas formas y estrategias de venta, así como la consecuente transformación de las relaciones que ésta genera. Ha aparecido un nuevo público, mucho más acorde con la tendencia actual que vive la Alameda de Hércules, como zona de ocio y vivienda para sectores muy concretos; y lo que es igual de importante, ha desaparecido un público habitual, que encontraba el encanto de visitar el jueves en el contexto cercano en que se desarrollaba, la Feria, y al que su nuevo escenario no le atrae del mismo modo. También hemos de señalar la posición de una parte de los comerciantes instalados en la Feria, que ven imposible el traslado al paseo de sus objetos, no es lo mismo sacar los productos a la calle, que trasladar la tienda a otro lugar para un día concreto... Con todo ello, y antes de apuntar posibles alternativas de futuro de este mercadillo, tenemos que decir que ya no es el mismo, no supone lo mismo, ni genera la misma vida social que en su antiguo lugar. El testimonio de nuestro amigo Antao da Rua, después de una visita al Jueves en Mayo de 1997, poco tiempo antes de su traslado a La Alameda, lo expresa mejor que nosotros: “El Jueves representó para mí una aventura exótica, por esa continuidad entre ciudad y feria, por ese espacio constreñido que le impone un orden a la proliferación de objetos, la linearidad del flujo permanente en tal angostura canaliza y ordena el aparente caos, en realidad la confusión va ajustada a un lugar. Éramos tantos los paseantes como los compradores, absortos los unos en la misma efervescencia del comercio excesivo, ocupados los otros en abrirse paso en su afanar diario. Tanto me interesaba la gente como las cosas, jóvenes y viejos, ricos y pobres, encuentros, regateos, acechos, citas..., yo invisible, anónimo, en aquel paraíso para mirones, observas sin esconderte, miras sin ser visto, oculto tras la máscara del recuento. Hilvanar entre la multitud sin temer el entrelazo, todo se ralentiza, la holganza como forma de mercado; algo me recordaba al ambiente de una feria provinciana, allá en mi niñez, por los años cincuenta. ¿Con cuánta gente topasteis? ¿A cuántos saludábamos como si ese momento fuera una ocasión extraordinaria? El tiempo pertenece a la dimensión de la fiesta, no es el reloj el que impone las pautas, sino los propios objetos. Verdadero Cafarnaum, baúl inmenso, en él toda Sevilla se resume, tina y otra vez reciclada, basuras, herencias, robos, reventas... Aquí se vende la entera ciudad, desde un bote de aceite Nenuco comenzado hasta videos carnosos, retratos de un desconocido en pose de filósofo, un tronco de buen ver, La Gran Historia del Cine, La Semana Santa Sevillana. Clímax, los pechos de la jet. Un puesto de

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LA CIUDAD SILENCIADA sombreros. Retrovisores, gafas, u n sifón amarillo. Hombres, hombres, flautista sereno, melodía a nadie destinada, ni tan siquiera espera limosna o atención, la flauta suena en la leve esperanza de alzarse entre la gente. Llaveros del Rocío, trastornos de la micción, un mini Vademécum, anatomía patológica, hombres, hombres. La trampa del destino ha cercado las cosas, disuelve su función, alambres, y cordeles, exquisitas viejallas, pomos, martillos, limas, un guardabarros suelto. Vendedor de cupones. Monedas, sellos, postales. Maracas, un papa ya vencido, pulseras, bragas, calzas, pañoletas de nylon, guantes raídos, el velo roto, puntillas enrolladas. Un coche en piezas sueltas. Enchufes, broches, cuadros, relente, bolillos a granel, el Initium Sancti Evangelii Secumdum Joanem, azulejos, serruchos, un teléfono blanco, chicos del Este la pose suelta, un viejo botellón de cava, perlillas de cristal, güisqui, cables, grifos, El Hombre Natural, vaqueros, la Guía Michelín que sirvió en un viaje no resuelto, aquí cenamos, en este hotel pasamos la primera noche de nuestra luna de hiel..., la h cubre una posible m, termino por comprarlo para seguir con ellos entre sitios pintorescos, paradores, y templos. Aquí se encuentra más allá de la cosa las gentes que la usaron, esto forma también parte de la misma aventura. El cuervo, ruedas, cables, tornillos, tuercas sueltas. Calzones, cubos, efebos deshojados, botas, un casco, tenacillas, camisas, abanicos, faroles, libros, libros. Brochas, guantes, martillos, palustres. Cuchillas de afeitar, raíles si los buscas, estacas, nalgas, navajas, rastrillos, facas, alfanjes, escopetas, trancos, trancos...; el guiri se va y vende ropa de paso. De San Juan a Monte Sión el trecho de la margen, más allá los puestos crecen, también la imitación y el fraude en barnices de sala doy el pego. Cazuelas y un reloj de cocina parado en las seis y media -Autum Leaves, Bobby Mc Ferrin canta aquella vieja melodía: Las Hojas Muertas ¿Recuerdas? Chicle Corea connota, tiempo al tiempo. Los hombres siempre ellos, hombres cansados, nuevos, despiertos, en camiseta, ya la calor aprieta, esto es cosa de varones ¿Qué les lleva a rastrear sin cesar? ¿Qué van buscando? ¿Tras qué vidas se esconden? ¿Qué tesoros aguardan? En aquel primer trecho, entre Menjíbar y Casa Vizcaíno, si miras las manos del vendedor más joven, uñas raídas, falanges mordisqueadas, hallas la traza de la droga, en la faz macilenta un pasmo de vencejos que nunca más volvieron, comido el culo por la tela mojada, la ilusión descolgada, se le rompieron los surcos del destino y nadie más plantó en aquel huerto estéril, vende ahora una báscula eléctrica con caja nueva, vete a saber de dónde. Entre el vendedor de calendarios y el portalón del Archivo de Protocolos, alguien con seis ticas chiquitas, el tronco bien tallado, sobre un papel de periódico a modo de puesto improvisado. Frente al bar, ya en la misma plaza de Los Carros, entre dos coches, dos colegiales en busca de otro ahorro -en casa comen carne- recambios para moto. Un pobre alelan vende un par de patines y media luna rota. Al lado un anciano vendía el Cristo de Dalí, la chica espabilá, latas, espejos, pa verse los adentros, pa peinarse el flequillo, pa reírse la guasa, pa pasmarse de pena..., me preguntó como respuesta el viejo ¿Qué te miras, qué ves en los espejos? Tresillos de terrazas, las tiendas sacan sus trastos a la calle, muebles en bruto, antiguallas, una cómoda de caoba, frascos y bibelots, algún libro curioso, candelabros, esteras, diskets, una sulfatadora, un barreño de barro, un cesto desmimbrao un celemín, percheros, una radio de lámparas, la Underword de película, un caballito con el fieltro apolillao Bober, chupes,

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Quehaceres y menesteres paelleras, copas, anillos, vasos, palmatorias, platos, jarros, jarrones, botellas, marcos, angelotes de yeso, la pájara dormida, una jaula vacía, braguetas lacias, banderitas de España, estampitas de Franco. Ajos, melones a cien pesetas, nadie escucha el pregón: ¡Melones al rico melón! ¡En Badajoz se acuesta uno y amanecen dos! dice el gitano en apostilla. Vuelvo dejando flotar la atención por la otra acera, discos casetes, prensas, brocas, gasolina, cerillos, jabón, desodorante en barras nuevecito, me dice, pal sobaco a la tarde, mecheros con bombona. Cepillos, medallas, bolsos, molinillos, chanclas, llantas, trébedes, almanaques obscenos, vajillas sin la cuenta, limas de uña, gorras, fajas, sostenes. Las hembras llegan a la calor, ambiente mezclaíto, mujeres pa la compra ya cerca de las once, hora de lleno, cuidan con las manos grita un vendedor- eche cuenta al billete ¡lo’ dedo’ son goloso’! Cafeteras, capachos, correas, motillos de juguete, chicles, un peine de marfil con doble hilera de púas finamente labrado (este sería mi Graal), el mismísimo Cachorro y la Virgen Macarena, pliegos de rezos y letanías, una foto antigua de la Milagrosa con trazas de Purísima de aquella iglesia que hubo en la calle Quevedo en la curva de un cuerpo de moza hermosa como pudieran serlo las antiguas cigarreras de cuento, las bandas por el suelo. A la puerta del templo un campesino ofrece varas de acebuche recién talladas, otro, oriundo forofo ya anclado en la memoria ampara un puestecillo de insignias fachas, un medallón del Betis, el carnet de Tejero, otro tan sólo mostachones de Utrera, al lado por el suelo sandalias, lámparas, linternas, farolillos y Jesús del Silencio mirando resignado la venta chica, tabaco de estraperlo, junto al estanco, el dueño enrabietao, Jesús del Gran Poder. Ya cerca de la antigua parroquia de San Juan de La Palma, un puesto bien ordenado, al lado izquierdo un tocadiscos de cuerda, y viejos discos de baquelita la aguja rasga my Hear is an Open Book, en los vinilos caras remotas, cantantes olvidados, Serrat muy joven, Camilo Sexto, Víctor Manuel y hasta el mismo Bob Dylan. Desagües de lavabo, altavoces, versos de gata y tren, cuernos, ventiladores, pajarillos. Lelos, listos, perdidos, zarapitos, afanosos, golfetes, atrevidos, pasmaos, vivos, tramposos, momias, revuelta hermosura y miseria, solvencia y desaliño, la flor del cactus, un botellín de esencia, Conan, Hazañas Bélicas, Kaput, poemas de un tendero en cuadernillo de hule, Hamlet, toallas, cinchos, legañas, el pobre Sancho al ristre de Quijano, Quintana pacusilla pa ké se vuerca, un jaguar aparcado tras la calleja, al sol los otros esperando una perra. Recuerdas aquel día, los Jueves en El Jueves, pañolitos de guata, muy temprana la lluvia, se cobija el pudiente ¡a ver si escampa! el raterillo aguanta, no hay moros en la costa, ya se fueron los truenos, comimos en la plaza de abastos, al pie de la iglesia medieval, ...un tenue relámpago, de nata y miel los besos bien entrada la tarde. Volví este año en Abril, la calle Feria tenía un aspecto remozado, pero del Jueves, nada. Me acerqué a la Alameda y lo de allí poco tenía que ver con lo que un año antes viviera, poca correlación entre ciudad y mercado, ninguna simbiosis. Esa estrecha forma de estar hombres y cosas relacionados se había perdido, la ciudad había perdido su feria semanal, otro valor patrimonial tirado por la borda en aras del progreso, los trastes eran sólo trastes, monótona manera. Es preciso recuperarlo antes de que sea demasiado tarde. Vuestro Antao" Llegados a este punto nos parece importante plantear algunas ideas que, con

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LA CIUDAD SILENCIADA respecto a la importancia del mercadillo del Jueves para toda una zona del Casco Antiguo de la ciudad, consideramos deberían tenerse en cuenta: El Jueves ha sido uno de los hechos que han marcado la especificidad del barrio de la Feria, incidiendo de manera decisiva en su vecindario, en las actividades que en él se desarrollan y en sus características socioeconómicas. A pesar de los inconvenientes que su presencia suscita para distintos grupos y por diferentes razones, su existencia constituye un auténtico factor dinámico que ha permitido en buena parte el mantenimiento de un tejido social y de un urbanismo que, de otro modo, posiblemente hubiese corrido una suerte parecida a la de otro eje de este sector de la ciudad, como fue la calle San Luis. Un elemento clave en ello ha sido, aunque algunos no lo reconozcan, la interrelación existente entre el comercio estable de la calle Feria y el "informal" del mercadillo. El extrañamiento de su espacio "natural", motivado por las prolongadas obras en la calle Feria, ha supuesto ya un importante impacto en la sociabilidad del barrio en general, e incluso en su actividad en particular, con el peligro cierto de desarticulación que ello ya empieza a producir. Si, como algunos reclaman, no se produce su retorno una vez acabadas las obras, ello supondrá con toda seguridad una pérdida irreparable. Si lo que vuelve es un Jueves "light", un rastro de curiosidades y "artesanías" destinadas a al turismo y a un público estándar, el efecto será similar. Parece evidente la necesidad de regulación, fundamentalmente auto-regulación, adecentamiento, reorganización, vigilancia, etc., pero todo ello no debe dar lugar a la desnaturalización del carácter peculiar que ha hecho al Jueves y al propio barrio de la Feria. Un Jueves renovado, puede ser un elemento de dinamización y atracción de un público diverso que lo enriquezca. Público que ha adoptado nuevas formas de consumo no masificado, que podría encontrar en él un espacio apropiado. Esto implicaría no sólo la citada renovación del mercadillo, sino también del comercio de este sector, que debería adaptarse a las nuevas formas de demanda. A este respecto, la opinión de dos comerciantes de la Plaza de La Feria, un carnicero y un pescadero, nos parecen importantes tenerlas en cuenta: “Antes el Jueves, era el Jueves, ahora na má que hay rateros, grifotas. Antes el Jueves era el Jueves de cosas antiguas, cosas viejas, hoy no hay na má que cosas nuevas y robás. El 80%, y no lo digo yo, sino que a los hechos me remito, una pena, como ha cambiao tó..." “El Jueves daba gloria pasearse por el Jueves, veías unas cosas que tú no te podías ni imaginar, cosas antiguas, cosas viejas ahora son cosas nuevas y la mayoría robás, cuando a usted le han robao una cosa va usted al Jueves y se la encuentra allí". “En el Jueves sólo se pueden vender cosas antiguas, pero eso es un problema de control. Lo robao, lo manipulao, hay que vender solamente antigüedades, artículos usaos, pero allí no hay inspectores ni ná. Eso está dejan de la mano de Dios (...) Eso tiene que estar regulao. Los comerciantes de la asociación del mercao dicen que se ha solicitao la vuelta a la calle Feria, y nosotros lo hemos apoyao porque es aquí donde debe estar. El Jueves nace aquí, en la Feria, y como no hay sitio empieza a ponerse por toda la calle y lo hemos apoyao los comerciantes de la calle, aunque no nos afecte directamente. Pero las cosa hay que hacerlas como hay que hacerlas, regulao y con la mercancía que se puede vender, nada de productos frescos, por ejemplo".

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Quehaceres y menesteres El mercadillo de la Alameda El significado real de este mercadillo dominical quizás habría que buscarlo no sólo en su actividad comercial o mercantil, sino lo que supuso su origen y creación para la recuperación de este espacio de la ciudad, en el "volver a vivir La Alameda". Es por ello por lo que hemos incluido el análisis en profundidad de sus manifestaciones en el capítulo dedicado al estudio de los espacios de sociabilidad, ya que consideramos más significativa y reveladora esta dimensión, primándola antes que a la propia transacción o actividad comercial que en él se produce. Historia Sus comienzos se remontan a la segunda mitad de la década de los años 70, cuando al compás de los cambios políticos y sociales ocurridos en esta época, renace la posibilidad de "vivir los espacios", y por parte de determinados colectivos se impulsa la idea de reactivar la vida en La Alameda de Hércules, espacio en aquellos años marginal y marginado por parte de las distintas instituciones, y referente histórico de las expresiones de sociabilidad no sólo de la zona, sino de toda Sevilla. En este sentido, el testimonio de uno de nuestros informantes viene a corroborar esta idea: "(...) hay que tener en cuenta lo que supuso el mercadillo, que también es de los años setenta, que vino después del primer intento de restaurar los carnavales en Sevilla, en el... 77, 78... Por esa época se monta el primer mercadillo en la Alameda, eso más o menos, coincidente con que el barrio empieza a tener savia nueva de algún modo, después se monta el Fun-Club, que se mantiene como sitio único en la Alameda durante un tiempo, al otro extremo de la Alameda, lo que, fue La Rana Saltarina...” En la actualidad, hemos de señalar como esta celebración semanal supone el momento de mayor plasticidad en las expresiones de sociabilidad en este espacio concreto de la ciudad, con la participación de una gran diversidad de grupos y colectivos que hacen de éste su lugar, y que, en no pocos casos, dicen representar un modelo de vida "alternativo, consecuente y comprometido". La celebración del mercadillo dominical desde hace veinte años se ha convertido en referente de ámbito no sólo metropolitano, sino que también atrae a un público procedente de una zona más amplia, como los pueblos y localidades de la provincia. Tanto en relación a la propia actividad mercantil, como, y quizá sea lo más importante, para la ocupación del tiempo de ocio de las mañanas del domingo. Desde los jóvenes que frecuentan sobre todo el novedoso sector de la informática y de la realidad virtual, que hasta hace poco contaba con una veintena de puestos; hasta los habituados del jueves que vuelven a rastrear lo viejo en esa búsqueda del objeto "graalico", coleccionistas especializados en un tema preciso, o simplemente los que almacenan objetos en ese desván virtual que muchos llevan dentro; el comprador puntual que se deja seducir por el cacharro que puede ornar su casa, o amenizar un momento de ocio; el que aprovecha para completar la compra casera, verduras silvestres -espárragos y tagarnaninas-, o frutas y hortalizas, muchas ofertadas por pequeños hortelanos, sino también ciertos productos que algunos vendedores elaboran ellos mismos; o el mirón que goza tanto del amontonamiento heteróclito como de la variedad de gestos. Pero, para una buena parte de sus asiduos visitantes, la actividad comercial que sirve como soporte a la concentración de público, pasa la mayoría de las ocasiones desapercibida; muchos de ellos no toman contacto con el mercadillo, ni tan siquiera ingresan en el recinto dedicado a las compra-ventas, incluso llegan una vez que han recogido muchos de los puestos y vendedores. Visitan

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LA CIUDAD SILENCIADA los últimos momentos y aledaños del mercadillo, buscando las aglomeraciones que en él se producen, la animación que mantienen los locales hasta bien entrada la tarde, encontrando o esperando encontrar "ambiente" y muchos iguales (buscando el retrato, la comparación, la identidad, imagen, proyección de sí mismo en el rostro del vecino). Especialización Dentro de la diversidad, aparente confusión y desorden que caracterizan la celebración semanal de este mercadillo -que agrupa tanto a sus más fervientes seguidores, como a los detractores más exaltados-, podemos señalar las diferencias entre varios lugares del paseo, en torno a los cuales se repite cada domingo, la instalación de los puestos: En Lino de los jardines de los extremos del paseo, en torno a las Columnas, y en las proximidades de la estatua del cantaor Manolo Caracol, localizamos la instalación, fundamentalmente de artesanos, sobre todo textiles y de baratijas, hippies con productos ecológicos, bisutería o manufacturas del Tercer Mundo, vendedores de libros viejos, revistas y discos pasados de época o coleccionables de prensa que nadie lee, oportunistas y rezagados que se buscan aquí su hueco, así como vendedores esporádicos, que vienen con una mercancía puntual para vender ese día. Este sector del mercadillo es uno de los más concurridos y animados. En él podemos observar como los puestos se convierten en tertulias de amigos que acompañan al vendedor, apoyándolo cuando éste se resiste al regateo de un comprador, y también posiblemente por ser la parte más próxima al área de bares existentes en la acera más cercana, a los que acuden los vendedores o sus tertulianos a aprovisionarse de algún refrigerio a lo largo de la mañana, y donde posiblemente vayan al término del mercadillo, dando lugar a la abigarrada concentración que ya se describió.. En el extremo opuesto del paseo, el más cercano a la desembocadura de la calle Calatrava, se instalan mayormente puestos de artículos de ferretería, de lámparas, piezas de bicicletas, ropas usadas,... Al mismo tiempo sirve, aunque no exclusivamente, como la "zona franca" del mercadillo, donde lo robado o "sin papeles" se encuentra con mayor facilidad, aquí es donde se deben buscar artículos como bicicletas, o piezas de ellas, piezas de motos y coches, radios, teléfonos móviles, gafas de sol, pendientes de cierta calidad a un precio más que módico, relojes, cadenas, etc. Es una de las zonas donde se conocen más y mejor los vendedores de los diferentes puestos, que saben porqué fulanito o menganito no viene hoy, o si vendrá más tarde o si tiene o no tiene tal cosa. En este sector se halla otro de los focos importantes de concentración de bares que los domingos, a diferencia de cualquier otro día de la semana, a estas horas de la mañana no habría casi nadie, como son el Café Central, La Habanilla, o el comienzo de las calles Peral y Antonio Susillo, donde tanto a raíz de "la movida de La Alameda" como a consecuencia del público que asiste al mercadillo, se han abierto en los últimos años una serie de bares de comida rápida y de tapen. En los intervalos transversales de las calles que atraviesan el paseo, son las estrecheces las que generan el trasiego de un tramo al otro, siendo ocupadas por vendedores y compradores de productos perecederos (verduras, frutas, flores, pan...), vendedores ambulantes, familias gitanas y gente que "apañó un buen tajo" y tiene que venderlo rápido y a un buen precio. En la zona central del paseo, exactamente en el círculo que ocupa la antigua boca del metro, se acumulan inmigrantes (africanos la mayoría) y artesanos. Espacio de paso de un lugar a otro del mercadillo. Fuera del recinto delimitado que supone el paseo, se establecen puestos y tenderetes, donde de manera irregular, espontánea y desordenada se ofertan productos

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Quehaceres y menesteres usados, viejos, robados, etc., que parecen justificar la idea de reciclaje, canje o trueque que caracteriza a este mercadillo, completando la diversidad de la tipología de puestos. La gran diversidad de artículos curiosos, cosas viejas, usadas o deterioradas, materiales de ferretería, ropa usada o nueva (vendedores ambulantes), zapatos, libros, esencias aromáticas, cine, música y vídeo, artesanías y manufacturas tanto del tercer como del primer mundo, antigüedades, muebles, bisuterías y baratijas, juguetes, flores, bicicletas, artículos robados (radio de automóviles, teléfonos, antenas, etc.), y hasta la misma alimentación (natural, de pueblo o de propia producción y que alberga cierta variedad que va desde el pan de centeno, hasta la Mojama de Isla Cristina o la miel de la Sierra, pasando por dulces artesanos, frutas, verduras o especias). Por poco que se sepa leer el espacio cada género tiene su lugar, y cada lugar sus géneros. Tiempos Ya desde la noche del sábado, se inicia la actividad del mercadillo, con la selección de lugares para la instalación de los puestos a la mañana siguiente. No son pocos los vendedores o "encargados" que aprovechando "la movida" del lugar durante toda la madrugada, pasan aquí la noche, entre charlas, copas, disputas, o a la espera del desenlace de algún asunto pendiente, van delimitando y señalando con piedras o cartones su espacio. Son momentos en los que se comienza el intercambio y la compra-venta de mercancías entre ellos, y las interacciones tanto entre vendedores como con los usuarios nocturnos de la Alameda. Son los momentos en los que se concentran las operaciones de trajinen de objetos de dudosa procedencia, lo que hace que sea frecuente la aparición de personas que van buscando la oportunidad o que intentan recuperar algún objeto "perdido", todo lo cual dota al ambiente de una cierta tensión que puede hacer saltar la reyerta en el momento menos esperado. Desde bien temprano se vende todo tipo de objetos (usados, nuevos, en mal y buen estado, robados, baratos o en promoción), con la afluencia de un público muy variopinto, desde madrugadores, coleccionistas, personas mayores, hasta víctimas de robos. Son los momentos de mayor calma, cuando todavía es posible pasear y visualizar todos los puestos sin ser atropellados por la avalancha de visitantes que se produce más tarde. A esta hora queda definitivamente establecida la distribución y emplazamiento de los puestos Alrededor de las 12'30 o 13'00 horas, se alcanza la plenitud del mercadillo. Son momentos de aglomeraciones, donde se unen los madrugadores con los rezagados, compradores habituales con mirones, curiosos; es cuando el número de visitantes y de vendedores es más elevado y en los mismos puestos se forman tertulias de amigos a la espera de recoger la mercancía que no se ha vendido: pregonando los productos, intentando convencer al ya multitudinario público, de la "calidad y cantidad" que se ofrece. La efervescencia dentro de la actividad netamente comercial, culmina alrededor de las dos y media de la tarde, cuando una vez finalizada la laboriosa y muchas veces descuidada recogida de puestos y mercancías, se entra de lleno en el otro de los actos de esta celebración y concentración dominical: el tiempo de ocio. La aparente segmentación, a la cual anteriormente hacíamos alusión, parece romperse cuando finaliza la actividad económica del mercadillo, desparramándose en el tiempo y el espacio las expresiones de sociabilidad que en su contexto se desarrollan y que exceden al paseo y al mercadillo. Hasta bien entrada la tarde se prolonga la estancia e interacción de la gente en los locales de la zona, -diferenciados y caracterizados en el capítulo dedicado al análisis de las formas de sociabilidad-. El mercadillo de la Alameda supone algo más que la simple aglomeración o

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LA CIUDAD SILENCIADA coincidencia de distintos actores (vendedores, compradores, curiosos o habituales): es el encuentro de y entre todos ellos, lo que por un lado lo diferencia de otros mercadillos y actividades económicas que en la zona se realizan, como es el caso de El jueves, donde prima la correlación entre establecimientos comerciales-mercadillo y cuyo ejemplo más evidente podemos encontrarlo al observar como tan sólo dos de los comercios del lugar -una tienda de antigüedades y otra de artículos recicladospermanezcan abiertos y con sus mercancías expuestas en la mañana del domingo; y por otro, la peculiaridad que le otorga el haberse convertido en un referente de ámbito metropolitano, donde prácticamente no intervienen los vecinos, donde se plasma con mayor intensidad las manifestaciones de un sector de la población sevillana con una manera particular de vivir la ciudad.

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V. IMAGINARIO Y REPRESENTACIONES

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oda realidad social tiene diferentes lecturas según los distintos actores y los diversos intereses, estas lecturas implican construcciones simbólicas que conforman imaginarios cuyo objetivo principal es reproducir1 dicha realidad social o mistificarla. No existen lecturas falsas o verdaderas, todas son constructos ideológicos, la diferencia entre ellas radica en los objetivos que persiguen y, sobre todo, en los resultados que producen. Dentro de estas lecturas encontramos básicamente dos formas: aquellas que tienen como fin concitar la identificación de un conjunto de individuos como integrantes de una colectividad, otras que producen la ocultación o la distorsión de la misma. Sus efectos son totalmente contrapuestos, las primeras tienden a la vertebración, las segundas a su disolución y alienación. Las primeras son expresión de la existencia de un colectivo, que se manifiesta a través de acciones simbólicas. Reafirmándolo en la misma efervescencia del goce colectivo. Esa exaltación compartida, por el mero hecho de expresarla juntos, refuerza la cohesión del grupo y le confiere substancia. Las segundas se sustentan en el fantasma y el estereotipo, los fomentan y ahondan, haciendo del chisme una prueba que estigmatiza a un lugar, a una circunstancia, o a una gente. En momentos de crisis fundamentan actitudes de exclusión y comportamientos represivos. En nuestro trabajo hemos prestado una especial atención a estas expresiones y acciones. A través de ellas hemos comprendido mucho mejor la trama social que subyace lo aparente, los distintos intereses en juego, las diferentes formas de entender y vivir el barrio y la ciudad. 1

LA EXPRESIÓN DE LA IDENTIFICACIÓN COLECTIVA: FIESTAS Y ACCIONES SIMBÓLICAS

Uno de los aspectos que hemos considerado como más importante en nuestro estudio ha sido el de los momentos en los que se produce la expresión colectiva en los distintos barrios de nuestra área. Los que definimos como acciones simbólicas a través de las cuales se pone de manifiesto la existencia del entramado social que los constituye, actuando no sólo como representación de los mismos sino como factor de articulación y reproducción como tales. Dentro de estas acciones simbólicas incluimos fenómenos como las fiestas, celebraciones, conmemoraciones, actos reivindicativos, etc. Entre ellas es indudable que las 1

Re-producción, volver a producir, que no es lo mismo que mantener o conservar. Re-producir significa capacidad de generar un proceso endógeno de transformación, contrapuesto al que se impone desde determinados intereses particulares o externos a una determinada realidad social

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LA CIUDAD SILENCIADA fiestas representan uno de los momentos privilegiados en este sentido, tanto por su magnitud, como por su grado de participación y su intensidad simbólica. Las fiestas o las acciones simbólicas festivas, como sería más preciso definirlas antropológicamente, son un buen ejemplo de eso que se ha dado en denominar patrimonio cultural "inmaterial", integrado por todas aquellas expresiones culturales que, sin poseer una naturaleza material en si mismas, son manifestaciones incorpóreas de una colectividad: conocimientos, técnicas, acciones, costumbres, ideas, creencias, etc... en definitiva todos aquellos aspectos y elaboraciones de carácter ideológico y simbólico que constituyen el nivel ideático de cualquier sistema cultural. Aspectos que traban, articulan, y dan coherencia al conjunto de prácticas, objetos, construcciones, formas y a la colectividad misma como sociedad. En nuestra opinión, una fiesta es una manifestación sociocultural compleja, paréntesis de euforia colectiva en el que se aúna el ritual y el orden con la efervescencia y el desorden, el exceso y lo pánico en un torbellino ascendente. Cuantos más elementos actúen en una manifestación simbólica existirán más posibilidades para que emerja la fiesta, no ya por acumulación de intervenciones -como puede ser el caso de las producciones de ingeniería festiva-, sino por ser la expresión de una colectividad que la hace posible. La fiesta implica múltiples dimensiones y funciones en relación con la colectividad que las celebra y protagoniza. No todo ritual, no toda acción simbólica es una fiesta, no todo festejo es festivo, no toda ocasión para la diversión puede ser descrita y analizada mediante el concepto de fiesta. No todos los actos o celebraciones que se denominan fiestas tienen la misma significación para la colectividad en la que se realizan, o que los protagoniza. No hay fiesta sin sociedad, sin cultura que la sustente y propicie. Hay, o puede haber, festejos o productos de la ingeniería festiva sin necesidad de que exista sociedad, siempre que haya algún agente, político o económico, necesitado de concitar la atención de la gente, justificar su papel propiciando sus intereses sobre un determinado colectivo, se encuentre éste articulado como tal o bien sea un mero agregado de individuos. La "recuperación" o "creación" de fiestas constituye una modalidad de este intento de instrumentalización de las celebraciones festivas, de especial interés por su carácter paradójico. El argumento que es utilizado como justificación de estas recuperaciones, o creaciones, a veces llevadas a cabo por personas y grupos con la mejor voluntad y amor por su ciudad y por el fomento de la participación ciudadana, es el de rescatar del olvido expresiones festivas y elementos relacionados con las mismas -formas musicales, rituales- ya desaparecidas, practicando una especie de arqueología de los usos y costumbres. Estas celebraciones recuperadas, o creadas, muchas veces realmente inventadas1 -como por ejemplo el Carnaval que se intenta recuperar por parte de varias asociaciones y entidades teniendo como escenario central el paseo de la Alameda-. Estas celebraciones están lejos de ser fiestas en el sentido vivo y participativo que implica el término, siendo frecuente que el papel y la actitud de los miembros de la comunidad, que teóricamente las celebra, sean más ajenos que los del visitante que acude atraído por la pretendida "autenticidad" del festejo. Las fiestas, tiene una dimensión como instrumentos ideológicos tendentes a la reproducción social, con la función de representación, justificación y mantenimiento de las estructuras socioeconómicas fuertemente desiguales que caracterizan, aún hoy, a la sociedad sevillana. Pero además de este carácter "conservador", han tenido y tienen un 1

Es cada día más frecuente encontrar en el seno de las instituciones, órganos especializados en el diseño y organización de "fiestas", con el objetivo fundamental de promoción e imagen de la ciudad.

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Imaginario y representaciones papel central en los procesos de construcción societaria, como elementos simbólicamente estratégicos en la vertebración de un conjunto de individuos como colectividad. En la representación de las identificaciones colectivas, que todo grupo humano necesita para pasar de simple agregado de individuos a conformarse realmente como "cuerpo social". Todo ello, se hace particularmente evidente y necesario en sociedades cuyas estructuras socioeconómicas presentan graves obstáculos para la viabilidad de una sociedad con el grado indispensable de estabilidad y articulación que permita el desarrollo de la acción social y su reproducción como tal. Sevilla, la capital europea del paro, es a la vez reconocida y proclamada como la ciudad festiva por antonomasia. El Casco Antiguo y los barrios estudiados, aparecen como espacios centrales en una de la fiesta más importante de la ciudad en su conjunto, la Semana Santa, en aparente paradoja con la situación de degradación que presentan, que no es tan generalizada y profunda como tiende a considerarse. Estas fiestas, en grado diverso, han constituido y constituyen elementos muy importantes en la definición y reproducción de los diferentes niveles del nosotros para nuestro estudio tiene especial interés el nivel barrio como ámbito en el que se desarrolla esencialmente la cotidianeidad de sus habitantes- que se articulan y dan consistencia a ese Nosotros global que define a Sevilla como comunidad. Entendida ésta evidentemente como la representación ideológica de una sociedad, notablemente heterogénea, a través de la que se opera la disolución simbólica de las diferencias, desigualdades y contradicciones que conforman su realidad. Sevilla, sintetizada en su Casco Antiguo, posee una configuración personalísima como colectividad, fruto de la superposición y fusión de pueblos y culturas, de procesos y acontecimientos históricos que han forjado a través de los siglos una forma particular de ser y sentir, de vivir y de expresarse. Rasgos que, a pesar de las transformaciones, el deterioro y a veces la destrucción del entorno social, económico, urbanístico sufrido por dicho Casco Antiguo -de lo que nuestros barrios son claro ejemplo-, y a los procesos de uniformización cultural que nos afectan de manera general, aún hoy identifican y definen a la ciudad en su conjunto. Pero Sevilla es el pueblo sevillano, heterogéneo y contradictorio, sin el cual la existencia de una riqueza cultural tan inmensa como la que posee la ciudad -todavía ingente a pesar del vandalismo de ciertos sectores e intereses-, resultaría bellamente fosilizada, embalsamada. Y si es la mezcla, superposición y combinación, única e irrepetible de lo cultural con lo natural, de lo humano con lo urbano, de la vida con la piedra, el agua y la luz, de la gente con los monumentos y lugares lo que constituye y determina el carácter de Sevilla, de lo sevillano y de cada uno de los barrios, todo ello alcanza su máxima expresión, su síntesis más esencial, en sus fiestas, en las fiestas de Sevilla, de los barrios de Sevilla. Momentos en los que se produce, como si se tratase del resultado de una alquimia, la manifestación o materialización de esas ciudades imaginadas y sentidas con las que cada sevillano se identifica como miembro de su comunidad. Desde un punto de vista antropológico las fiestas se constituyen, entre otras funciones y valores, como formas de expresión de la identificación de la colectividad que las protagoniza, por encima de la complejidad de la sociedad y de la multiplicidad de planos de significación que cada fiesta pueda albergar y de las funciones que pueda cumplir, desde las económicas, a las políticas, a las religiosas o las eminentemente simbólicas. Es por ello que nos atrevemos a afirmar que el grado de articulación de una colectividad está directamente relacionado con el carácter más genuinamente propio y singular, más irrepetible e inimitable de sus fiestas. En este sentido, Sevilla, en general, y los barrios del Casco Antiguo estudiados,

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LA CIUDAD SILENCIADA en particular, siguen poseyendo una personalidad indiscutible. Fiestas como las cruces de mayo, las veladas, o la Semana Santa -a nuestro entender la que sobre todas las demás encarna y personifica más completa y profundamente la expresión festiva sevillana, la forma de ver el mundo y la existencia de su pueblo, los modos de sentir y expresarse, el sentido estético de su gente -son símbolos de lo sevillano-, o del barrio de San Gil, de la Feria, de San Lorenzo, o de San Julián-, como lo puedan ser, a nivel del conjunto de la ciudad, la Giralda, el Gran Poder o el Guadalquivir. Con la diferencia, a favor de las primeras, de que, mientras estos últimos son elementos singulares en si mismos, perfectos y al menos hipotéticamente separables del contexto de la comunidad, sin que por ello tengan necesariamente que perder los rasgos fundamentales de su constitución formal, las fiestas son monumentos vivos, en los que se integran y subliman todos los elementos, factores y aspectos que constituyen a un barrio como colectividad vecinal o a una ciudad como sociedad local: tanto los humanos, como los arquitectónicos, los urbanísticos, los naturales o los inmateriales. Sus fiestas son el mejor exponente de cada barrio y del conjunto de Sevilla, de su existencia como colectividad social específica, de los propios sevillanos como miembros de las mismas, a la vez participantes y parte integrante de esos símbolos vivos. A diferencia de los monumentos arquitectónicos o naturales que suelen permanecer relativamente inmutables a lo largo de los años y hasta de los siglos -si el redentor, el civilizador, el conquistador o el especulador de turno no lo impiden(experimentando, si acaso, cambios o modificaciones parciales), las fiestas, precisamente por su carácter de fenómeno vivo, puntual y efímero, aunque repetido cíclicamente, están sujetas a un continuo proceso de transformación, como todo hecho cultural, en relación con los cambios experimentados por el vecindario de los barrios y la sociedad sevillana. Por esta razón, las fiestas han cambiado y cambiarán por más que le pese a algunos que tienden a imponer su propia concepción de lo que son o deben ser concepciones que difieren según la posición social, la profesión, la edad, el género, la ideología e idiosincrasia de cada individuo-. Estas opiniones desempeñan el papel positivo de establecer un filtro frente a la introducción de elementos extraños a la cultura festiva autóctona, pero en otras muchas ocasiones pecan de una gran parcialidad, rechazando elementos y comportamientos de sectores o grupos distintos al del que expresa la crítica. Demostrando una gran ignorancia del pasado, incluso reciente, de las fiestas que pretendidamente, se dice, corren el peligro de perder el carácter que "siempre" tuvieron. Es evidente que las fiestas sevillanas no sólo ya no son como eran, sino que en determinados casos no son las mismas. Unas han desaparecido, otras han surgido, muchas han perdido gran parte de su significación e importancia. Y es que Sevilla y los sevillanos tampoco son los mismos. La evolución socioeconómica, las transformaciones urbanísticas, demográficas y ocupacionales experimentadas por la ciudad se reflejan necesariamente en su ciclo festivo. Es por lo que resultan bastante inútiles las lamentaciones de determinados sectores que estiman la introducción de algunos elementos en las fiestas como adulteraciones de lo que, según ellos, sería lo genuinamente sevillano, pues no son más que reflejo del cambio sufrido por ellos mismos, sus costumbres, sus hábitos y sus formas de vida. Y que, por lo tanto, las fiestas seguirán cambiando mientras Sevilla y cada uno de sus barrios sigan existiendo como sociedad, lo cual, como todo lo humano, puede dejar de serlo -algo de eso ya está ocurriendo en alguno de los barrios estudiados- para quedar reducida a un "agregado humano" indiferenciado, sin vida propia. Aunque verdaderamente puedan

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Imaginario y representaciones existir, y de hecho existen, algunos elementos que alteran, no ya la forma ni los aspectos externos, sino la especificidad de algunas fiestas, éstos, por lo general, no son precisa y significativamente los que dichas opiniones suelen señalar, sino otros, a veces condicionantes para el festejo en su conjunto. ¿Cómo pasar por alto la tremenda influencia ejercida por la especulación del suelo y las transformaciones urbanísticas sufridas por los barrios del Casco Antiguo de la ciudad -a veces verdaderos atentados-, la presión del marketing y la sociedad de consumo, el envejecimiento, y las lacras del paro, la miseria y la droga, que afectan a un amplio sector de la población sevillana? A esto hay que añadir la gran influencia que sobre las fiestas sevillanas ha tenido la transformación de las formas de vida, los hábitos y costumbres de la población. Fundamentalmente la desaparición de formas de hábitat urbano con una gran importancia como espacios vitales de la población obrera que los ocupaba, marcando muy fuertemente su idiosincrasia (corrales de vecinos y casas de vecindad), sustituidas por formas de urbanismo y vivienda -producto de la especulación del suelo y de una mal entendida modernidad-, que dificultan, impiden y muchas veces son contrarias al desenvolvimiento de una sociabilidad y unas relaciones humanas ricas y directas. Situación que agudiza el grado de desarticulación y desidentificación de algunos barrios y sectores de nuestra ciudad y sus aledaños, por la afluencia de población de aluvión, mezclada y aglomerada. Pero además de otras muchas funciones, las fiestas contribuyen de manera significativa y continuada a la economía sevillana. Son el motor de una importantísima actividad económica, dando lugar a una auténtica "economía festiva" que emplea a un sector nada despreciable de la población, ya sea de manera formal o sumergida, prácticamente a lo largo de todo el año. La hostelería, los talleres de bordados, de orfebrería, de trajes de flamenca y mantones de Manila, herrería, carpintería, etc. , un buen número de los cuales todavía se localiza en los barrios estudiados, constituyen una de las pocas actividades que con una relativa importancia mantienen vivo a este sector de la ciudad. Asimismo las fiestas propician el desarrollo de uno de los pocos ámbitos en los que, en esta parte de la ciudad, se genera una actividad asociativa de considerable importancia, a través de la cual se canaliza la participación y cooperación del vecindario contribuyendo a la articulación de los barrios (Hermandades y Cofradías, peñas, tertulias cofrades...). Desde una concepción no reduccionista de lo simbólico, que afirma su papel como factor configurador de la realidad social, y como función no sólo reproductora, sino también potencialmente transformadora de la misma, consideramos que las fiestas, y en particular en el caso de los barrios estudiados, constituyen uno de los pocos elementos a los que su gente puede aún aferrarse para no verse definitivamente disuelta como colectividad y poder encarar el futuro por si misma. En este sentido las fiestas deberían ser consideradas como referentes importantes de todo proyecto de regeneración urbana como el que se pretende a través del Programa Urban. Entonces ¿Cómo potenciar una fiesta? ¿Cómo protegerla y conservarla como parte del patrimonio cultural de estos barrios? A estas preguntas, nuestra respuesta es: favoreciendo las condiciones para que la fiesta se mantenga viva y se desarrolle por los fueros que marque autónomamente la colectividad que la protagoniza y le da razón de ser. La labor de protección sobre el patrimonio inmaterial, y de manera particular el constituido por las fiestas, debe orientarse fundamentalmente hacia la divulgación del conocimiento y la puesta en valor de todos los elementos, funciones y significados que la fiesta tiene para su comunidad, la importancia que tiene para la toma de conciencia de su realidad

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LA CIUDAD SILENCIADA específica compartida como colectivo. Teniendo siempre presente que, en última instancia, será la vitalidad y articulación del colectivo que protagoniza la fiesta la razón fundamental de su existencia, por lo que todo lo que vaya en la dirección de potenciar dicha articulación redundará en la vitalidad de la propia fiesta. Una fiesta, como una creencia o una forma de expresión musical, no pueden ser embalsamadas, congeladas por normas y prohibiciones que pretendan mantener su "pureza" y "autenticidad". Se deben favorecer, las condiciones para que su desarrollo se produzca lo más autónomamente posible, estableciendo mecanismos que atenúen la incidencia de la mercantilización y homogeneización cultural que sufrimos. Pero, en definitiva, una fiesta será hasta y como el grupo humano que la protagoniza quiera y sepa. El objetivo de las actuaciones de los poderes públicos y agentes sociales deberá ser siempre el de favorecer la toma de conciencia de los vecinos sobre los valores de las fiestas que protagonizan -única manera de que las mismas mantengan su vitalidad-, y el de conseguir, por tanto, su continuidad. En nuestro análisis de las diferentes expresiones simbólicas de los barrios estudiados, hemos considerado como variables fundamentales cuatro factores a fin de caracterizarlas, clasificarlas, y seleccionar las más significativas en relación a nuestros objetivos: 1) la intensidad con que se viven 2) la participación, tanto cualitativa como cuantitativa 3) alcance de su ámbito de influencia 4) niveles y complejidad de significaciones El carácter global y a veces disperso que presentan las fiestas y las acciones simbólicas, nos ha obligado a centrar especialmente nuestro análisis en aquellos lugares en los que, aparte de ser marcos para la interacción cotidiana, adquieren en el contexto simbólico una significación como escenarios principales de la expresión de las identificaciones colectivas. Ateniéndonos a la combinación de las citadas variables y de cada uno de los elementos que intervienen en la expresión de la sociabilidad, distinguimos: -

lugares claves, en la interacción simbólica. encrucijadas. espacios periféricos.

Siguiendo la idea anteriormente expuesta de que no todas las acciones simbólicas poseen la misma significación, hemos distinguido entre las Fiestas (Semana Santa, Veladas y Cruces de Mayo) y otras acciones festivas: espectáculos públicos, celebraciones, y actos reivindicativos. (Ver plano 22, desplegable)

Fiestas a. La Semana Santa Señalamos este período no sólo por ser la fiesta que mejor encarna y personifica a la ciudad, la forma de ver el mundo y la existencia de su pueblo, los modos de sentir y expresarse, el sentido estético de su gente (ESCALERA REYES, 1996), sino también por ser el que con mayor alcance se vive en los barrios objeto de nuestro estudio. Impregnada por las características que configuran la existencia de cada

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Imaginario y representaciones uno de los barrios, dotándola de un peculiar sentido y ambiente, en esta celebración se concentra de una manera más explícita la expresión de la interacción festiva de sus habitantes, superando con mucho la participación y vivencia de celebraciones de otro carácter: Aunque de manera general la Semana Santa marca las expresiones de sociabilidad en toda la zona, podemos diferenciar puntos estratégicos, en los que de una manera muy particular e intensa se vive esta fiesta2. Espacios que se convierten en lugares, reconocidos y dotados de especial significación para toda la ciudad y sobre todo para sus antiguos vecinos, que los ocupan año tras año, reproduciendo simbólicamente su antiguo barrio. La Semana Santa en el barrio y en la calle de La Feria reviste particular importancia. Esta vía que actúa como eje articulador de una intensa actividad comercial y vecinal, es a la vez foco del conjunto de las manifestaciones que se producen en este período festivo, y que muestran tanto la devoción por determinadas imágenes (como es el caso del Rosario, la Amargura o la misma Macarena), como las distintas formas de sentirse "del barrio de la Feria". Recorriendo toda la extensión que ocupa esta calle, comprobamos como desde San Juan de la Palma hasta la Resolana, no hay que esperar los momentos fuertes de la salida, el paso o la entrada de las cofradías de esta zona, para sentir la excepcionalidad del periodo, tanto para aquellos que comparten la pasión cofrade, como para los que acuden a respirar el ambiente festivo de la Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos, y durante el resto de la semana, comprobamos como no pocos de sus balcones, sobre todo en la parte más angosta de la calle, se adornan y cubren con el color de la ciudad en fiesta. Preludiando la llegada de la Virgen de la Amargura o de la Hiniesta, este día se engalana el barrio, sus calles y sus vecinos se encuentran con especial alegría en los aledaños de la iglesia de San Juan de la Palma, la Cruz Verde o en la capilla de Monte-Sión. Desde por la mañana empiezan a vivir momentos realmente significativos, en los que muestran su peculiar forma de sentir este tiempo festivo. Comenzamos señalando las primeras horas del Domingo de Ramos en la iglesia y alrededores de San Juan de la Palma. Muchos son los vecinos, y sevillanos en general que se desplazan para ver a la Virgen de la Amargura antes de que procesione por la tarde. Hermanos, curiosos, devotos, vendedores y compradores ocasionales, etc., se dan cita en este lugar donde se inicia la Feria. Ante el elevado número de visitantes irremediablemente se forman colas que abarcan toda la plaza, donde, mezclados con los vecinos, placenteramente comparan, toman una copa en uno de los bares, o esperan a alguien. El ritmo y los visitantes van aumentando a medida que se aproxima la salida en procesión del "Silencio Blanco". Miles de personas la esperan en toda la plaza, el inicio de Regina y muy especialmente desde la calle Feria hasta la vecina Alameda, por donde va recorriendo su barrio. A la vuelta, ya metida la madrugada, muchos son los vecinos e incondicionales que desde las proximidades del Convento del Espíritu Santo, esperan en animada conversación, y a la llegada se emocionan con el paso de la imagen al ritmo de la marcha que lleva su nombre, despidiéndose hasta el año que viene 3. 2

Particularidad que le otorga no sólo su carácter vertebrador de la vida de barrio, sino la dimensión metropolitana que desempeña en la expresión de la identificación local. 3 Si emotivos resultan los momentos de unión de vecinos y hermanos con esta imagen a la salida y entrada en su iglesia, fueron especialmente densos, cuando en la recién pasada Semana

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LA CIUDAD SILENCIADA El Martes Santo, desde la iglesia de Omnium Sanctorum, procesiona la Hermandad de los Javieres. En ella participan directamente muchos vecinos, no sólo del barrio sino de toda la zona del sector del Casco Antiguo estudiada; quizás por ello su público sea más próximo, menos multitudinario y de comportamiento más sobrio, como corresponde a una "hermandad seria" El recorrido de su procesión (Feria, Dr. Letamendi, Palacios Malaver, etc. ) nos indica cual es el carácter de la hermandad que, aun siendo relativamente corta su existencia, se identifica estrechamente con el barrio, y centra en él su vida y actividad -tanto espacial como socialmente-. Sus vecinos así lo perciben y, aunque de manera menos bulliciosa que con otras hermandades, acompañan a sus imágenes durante el recorrido que las mismas hacen por las calles del barrio. En esto se aprecia también el interés de la hermandad por penetrar en el corazón del mismo, más allá de su vía principal, como es el caso de su paso habitual por la calle Palacios Malaver a su vuelta. Pero el lugar central del barrio de la Feria en la Semana Santa se halla en la plaza de los Carros, donde de manera muy especial la gente pasea, se saluda, se reúne con sus vecinos, se encuentra delante de Casa Vizcaíno, sobrepasándose y reforzándose las expresiones de sociabilidad cotidiana y del encuentro diario entre los habituales del lugar. Durante la Semana Santa este espacio actúa aún más como el referente de la vida vecinal. Lugar, visitado y reconocido particularmente por los antiguos vecinos que, independientemente de que sea Domingo de Ramos y se muestren las imágenes de Monte-Sión, salga la cofradía el Jueves Santo o esperen el paso de los Javieres, la Macarena o la Hiniesta, participan y protagonizan el ambiente festivo de la Semana Santa sevillana en su barrio. Aquí, el Jueves Santo, mientras se espera la salida de Monte-Sión, trajinan los costaleros formando corrillos, se ven algunos "armaos" de la Centuria Macarena, se observa la mujer vestida de mantilla, se toma una cerveza con sabor cofrade, entre los tinglados de los medios de comunicación y los múltiples puestos que endulzan los momentos de encuentro y espera. En el análisis de las expresiones de sociabilidad festiva en la calle de La Feria, es preciso subrayar la forma recreada con que se produce el paso de las imágenes tan emblemáticas para el barrio y para toda la ciudad, tales como la Hiniesta, cuando viene buscando la Feria desde San Julián, en la tarde del Domingo de Ramos; o muy especialmente en la Madrugá, cuando la Virgen del barrio, La Macarena, es arropada y acompañada por sus vecinos. Son momentos en los que la Calle Ancha, desde la Cruz Verde hasta la Resolana adquiere toda su significación como eje de conexión entre varios de los barrios que conforman nuestra área de estudio (San Gil, La Feria, la Alameda). Tiempo que produce una manera diferente de hablarse, de reconocerse, que incita a la alegría, a detenerse con más frecuencia y parsimonia, tanto en las aceras como en la calzada, tanto en los bares como delante de las puertas abiertas para mostrar las mejores galas de las casas que en esos momentos se prolongan hacia la calle, rompiendo la separación entre el espacio público y el privado, normalmente mantenido estrictamente. Esa efervescencia refuerza sentimientos de pertenencia y modela identificaciones que conforman la fiesta en sí y articulan la vida del barrio. Otro foco en el análisis de la de Semana Santa en la zona, está localizado en el Santa, la hermandad decidió no salir ante el riesgo de lluvia. Abundaron las lagrimas. Muchos aguardaron durante toda la tarde y buena parte de la noche en la iglesia, excusándose algunos ante los visitantes, y otros aprovechando la ocasión para recolectar fondos con la venta heteróclita de objetos.

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Imaginario y representaciones entorno de la iglesia de San Gil y de la Puerta de la Macarena. En él se concentra tanto la devoción más vecinal, con sus peculiares formas de expresión, como la que procedente del ámbito metropolitano. Con la llegada de la Semana Santa, comienzan en el barrio de San Gil los preparativos y la cuenta atrás, que culminará el viernes Santo hacia el mediodía, cuando la Virgen regrese a su basílica. Las calles y rincones, los bares y las tertulias, la casa hermandad,... toman un ritmo diferente. Los encuentros y saludos se repiten, como no se producían desde el último acto que organizó la Hermandad, o desde la última Semana Santa. Hasta el barrio llegan durante toda la Semana y especialmente el Domingo de Ramos, el Jueves y el Viernes Santo, numerosos visitantes del resto de la ciudad -muchos de ellos antiguos vecinos-, que en esta fecha tan señalada no pueden faltar a la cita con su imagen, recorrer el barrio, tomar una cerveza en los bares de alrededor, poniendo así de manifiesto el alcance y potencia simbólicos del lugar. Aquí y en estos momentos se sublima un sentimiento colectivo de pertenencia y se logra un nivel de comunicación incomparable al que pueda darse en una simple concentración de gente. Hermanos, vecinos, autoridades, forasteros, generan, una efervescencia excepcional. Todo ello alcanza su momento álgido cuando miles de personas mantienen colas durante varias horas de duración el jueves Santo, esperando ver a la Virgen antes de que salga a la calle, en los momentos claves de su salida y de su entrada por las puertas de la basílica, o cuando la imagen atraviesa el Arco. Son momentos -vividos muchas veces tras horas de espera- en los que se conocen muchas personas, se encuentran otras, o simplemente conversan durante un buen rato sobre el mismo tema, la Macarena: sobre lo que tarda en salir o en llegar, sobre el número de nazarenos que lleva, sobre la hora que salió de la catedral, sobre las flores, que son más bonitas que las de la Trianera, sobre lo guapa que va este año sin tanta cera, etc. Los vecinos son una parte más del conjunto de devotos o de curiosos, en eso esta Virgen marca su diferencia como símbolo que sobrepasa con creces el ámbito del barrio. Desde que sale, hasta que abandona el barrio, ya llegando a la Alameda, está en todo momento acompañada y protegida por su gente, por sus vecinos, que la esperan a su regreso, ya que entonces es algo más su Virgen Muy especialmente la mañana del Viernes Santo, en la calle Parras -una vez traspasado el límite simbólico entre el barrio de La Feria y el de San Gil que representa la calle Relator-, cuando toda la diversidad que compone el barrio de San Gil (devotos, folklóricas, mariquitas, obreros, jubilados, niños, artistas, etc.) esperan impacientemente la llegada de la Virgen, para cantarle, echarle flores y piropos. Allí le hablan, en cierto modo le dicen y se dicen como y quienes son, que están allí un año más y que en ella el barrio se reconoce. Son momentos y lugares donde se hace palpable la idea de barrio, se concreta o se refuerza, cuando se pone en funcionamiento ese fenómeno de identificación tan especial con la Virgen, y cuando se escenifican los hitos, que la abundante presencia de iconos, rótulos comerciales, u otros signos alusivos a la Macarena, pespuntean el barrio y diferencian los espacios. El tipo de interacción vecinal que se da cotidianamente en la plaza de San Julián, impregna también el tiempo festivo de la Semana Santa. Aunque toda la semana se vive de manera muy especial, es el Domingo de Ramos cuando se produce el punto álgido. El movimiento de las palmas, las visitas tempranas a la iglesia, la compras ordinarias adelantadas en el tiempo, y el engalanamiento general del barrio, se preludia la salida y entrada procesional de la Hermandad de la Hiniesta. Manifestación de sociabilidad reforzada por el carácter intenso que le imprimen hermanos y devotos, que aún residiendo ya fuera de la zona, son parte integrante del barrio. A través de su recorrido: Puerta de Córdoba, Pumarejo, Feria, Alameda (...), San Marcos, Santa

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LA CIUDAD SILENCIADA Paula, Moravia, la cofradía traza el territorio principal de la devoción a la Hiniesta. En este recorrido la acompaña todo un barrio que vive para este día 4, y en su transcurso su gente se encuentra, se intercambian miradas, saludos, sonrisas y sentimientos. Otro de los lugares claves de la interacción festiva en nuestra área de estudio lo encontramos en la plaza de San Lorenzo. Ésta, así como el barrio que preside, son referente obligado en el mundo cofrade y de la Semana Santa para gran parte de los sevillanos. En esta plaza no sólo están localizadas tres importantes hermandades (Hermandad del Dulce Nombre o la "Bofetá", Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, y Hermandad de la Soledad), además de afamados y concurridos locales relacionados con este ambiente (restaurantes, tertulias cofrades, comercios especializados, etc.), sino que alberga una de las principales imágenes aglutinadoras de devociones, pasiones e identificaciones, que integra una multiplicidad de planos y significaciones (el barrio, la ciudad, la fiesta, etc.), actuando como centro de las manifestaciones colectivas que se producen en la zona. Nos referimos a la presencia del Gran Poder, "el Señor de Sevilla". Esta plaza es escenario de un constante ir y venir durante toda la Semana Santa, especialmente el Domingo de Ramos, con la tradicional visita a las imágenes; el Martes Santo, con la procesión de la Bofetá; el jueves Santo, durante todo el día para visitar al Gran Poder, y en la Madrugó, esperando su salida o entrada. El Sábado Santo tras el rosario de saetas a la entrada de la Soledad, se pone fin a la Semana Santa. La intensa actividad festiva que vive este barrio, muestra las diferentes formas de interacción vecinal, de los distintos "san lorenzos" que lo componen. En contraposición con la expectación que produce la salida y entrada del Gran Poder, "insuperable" representación, por su capacidad de convocatoria, la densidad de silencios, la solemnidad, la intensidad de sentimientos, etc... que inundan esta plaza en la Madrugó del Viernes Santo, señalamos la presencia de vecinos de condición más modesta en la cofradía de la Bofetá, que de manera mucho más doméstica y humilde procesiona desde aquí el Martes Santo. Esto también se traduce por el hecho de ser la única de las tres hermandades de San Lorenzo, cuyo recorrido manifiesta la intención de penetrar en el barrio, implicar al vecindario más popular, que tienen un buen conocimiento entre ellos, comportándose en este contexto de una manera más familiar. Algo parecido -aunque con la participación predominante de un vecindario de tipo más pudiente-, sucede a la salida y entrada de La Soledad, en la tarde y la noche del Sábado Santo. Entre ellos es fácil observar la permanencia de sus relaciones y la familiaridad del trato. Es de señalar la presencia de numerosos estetas y cofrades de fuera de la ciudad que acuden para disfrutar del momento de particular emoción y belleza escénica que el epílogo de la entrada de la Virgen representa y el desafío saetero que la acompaña. Además de los focos centrales que constituyen los escenarios principales de la fiesta, encontramos otros puntos que actúan como encrucijadas en estos contextos. Lugares que cumplen una función articuladora y canalizadora de los flujos e interacciones generados por estas manifestaciones festivas. Como tales encrucijadas, o cruces vertebradores de caminos, señalamos la importancia de dos lugares en particular: la calle Relator y la Alameda de Hércules. 4

Aunque es una zona donde la Semana Santa está presente todo el año como consecuencia de la localización de dos bares-tertulias cofrades en las inmediaciones de la plaza de San Julián.

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Imaginario y representaciones En Relator se viven momentos de intensa significación de la Semana Santa, esta calle es un ejemplo claro de límite y engarce simbólico entre los barrios de San Gil y La Feria, por un lado, y San Julián y Feria por otro, límite y engarce que une y separa sentimientos de pertenencia. La impresión de salir o entrar en el barrio es la que expresan los vecinos que acompañan a la Macarena en la Madrugá en cuanto al paso de la Hiniesta el Domingo de Ramos, representa uno de los momentos en el que mucha gente de los barrios colindantes acude para ver a la Virgen, en un territorio común. Otro de los espacios que hemos considerado como encrucijada es la Alameda de Hércules, a cuyo extremo sur confluyen muchos sevillanos al paso de la mayor parte de las cofradías de toda la zona, en su camino hacia el Centro de la ciudad: la Hiniesta, la Amargura, los Javieres, la Lanzada, Monte-Sión, la Macarena y la Resurrección. Da la impresión de que el lugar es un punto clave para mucho público que busca un respiro de las bullas del Centro para contemplar con algo más de amplitud el paso de las cofradías. Ello lo favorece la existencia de numerosos locales en la que hacer un alto en el trajín festero de Semana Santa, y el disponer de un gran espacio de aparcamiento. Este carácter de punto clave, debe ser matizado por la constatación de que tan sólo un ínfimo sector de La Alameda es investido como lugar festivo, sirviendo el resto como verdadero patio trasero, en el que se instalan chiringuitos, se dispone de un vasto aparcamiento -al utilizar todo espacio "vacío"-, y se encuentra una parada terminal de taxis muy concurrida. Todo esto marca ante todo el carácter de margen del lugar. Ninguna cofradía recorre el paseo, lo que acaece en esos días en este amplio espacio no tiene nada que ver con lo que ocurre al paso de la Candelaria por los jardines de Murillo, o al de la Paz por el Parque de María Luisa, en los que la amplitud y la frondosidad añaden una dimensión estética, sino que por el contrario muestra el carácter liminal del espacio, como verdadera puerta de la ciudad, desprovista de un tejido vecinal tupido y articulado, rozándola apenas con las imágenes a su paso. El estigma que pesa sobre el conjunto de este territorio puede que sea una de las razones de tan evidente ausencia, qué otra razón haría evitar a todas las cofradías un tan propicio escenario. En consideración con esto último nos parece oportuno señalar la existencia de otros espacios liminales dentro del contexto festivo de los barrios del área estudiada. La plaza de San Marcos nos parece el ejemplo más evidente. A pesar de que desde ella sale una cofradía, la de los Servitas, el lugar no adquiere particular relevancia, lo que además se ve acentuado por la clara voluntad de evitar el barrio en su recorrido, abandonando rápidamente sus inmediaciones para internarse directamente en el centro por Bustos Tavera, y siguiendo idéntico itinerario en el barrio a la vuelta. Hasta hace poco aquí se vivían momentos de encuentro cálidos entre costaleros, cofrades, y vecinos, en las horas anteriores a la Madrugá, con la salida del Cristo de la Salud, y sobre todo muchas familias gitanas, esperando su regreso, cantaban y bailaban. Con la salida definitiva de la Hermandad de los Gitanos de su antigua sede en San Román, la plaza de San Marcos ha perdido este peculiar ambiente, el cual se ha desplazado hacia los Terceros y la calle Sol. Por el contrario, en los últimos años, la plaza de San Marcos adquiere un papel relevante durante la noche pascual y la mañana del domingo, con motivo de la celebración parroquial y la espera del Resucitado. Es de señalar que el carácter fronterizo que el barrio de San Román juega lo materializa el numeroso público que espera a "Mamé". Lejos de adentrarse con él por el Centro, la mayoría se aglutina en los aledaños de los Terceros. Son numerosos los gitanos que pasan aquí la noche, pero también los payos, vecinos o gentes de las afueras que aquí se instalan como si se tratara de un descansadero a las puertas de la ciudad. La gente se arregla de una manera especial, ocupa los veladores, beben y comen en la calle, la Madrugá y el Viernes Santo hasta bien entrado el mediodía.

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LA CIUDAD SILENCIADA Ocupando también una posición liminal, durante este periodo festivo, se encuentra la calle San Luis y la plaza de Santa Marina. La condición liminal es tanto espacial como temporal, la una por representar el límite de varios barrios y la otra por encontrarse ya fuera de la Semana Santa la celebración que aquí se desarrolla, con la salida de la Hermandad de la Resurrección. Paradójicamente dichos lugares se encuentran en pleno centro de una de las zonas más desestructuradas y degradadas de esta parte del Casco Antiguo, y han sido los elegidos para procesionar un misterio de "ninots" con un mensaje teológico que intenta contrapesar con la celebración a que da lugar la Semana de Pasión 5. Un espacio periférico lo marca la plaza de San Martín, con la salida de la Lanzada, cuya proximidad a la plaza de Europa y a la Alameda, la convertía en un lugar de confluencia festiva, tanto para las prostitutas, especialmente las de la antigua calle Lerena6, como para los vecinos de esta zona en abigarrado conjunto con las familias burguesas, que desde sus balcones asistían al espectáculo de una de las cofradías más populares. La profunda transformación de este sector ha determinado un cambio importante en esta manifestación, del que han desaparecido bastante de su peculiar carácter. b. Las Cruces de Mayo y las Veladas. Las Cruces de Mayo eran fiestas de carácter vecinal que tenían su marco en casas particulares o incluso en algunas plazas u otros lugares públicos, aunque las que gozaban de un mejor ambiente y popularidad eran las de los corrales. En la actualidad, si bien se mantienen o se intentan recuperar, han visto disminuida su intensidad festiva. Estos festejos, al igual que todas y cada una de las manifestaciones que experimenta una colectividad en el transcurso de su historia, se hacen eco de los cambios de la propia sociedad. Es necesario a la hora de hablar de Velás y Cruces de Mayo en los barrios estudiados, hacer referencia a las transformaciones demográficas, urbanísticas, sociales y económicas, acontecidas en esta parte de Casco Antiguo, que por mor de "la modernización" y la búsqueda de una mejor calidad de vida han modificado las expresiones simbólicas-festivas del vecindario7. Las veladas han sido las que más han sufrido este tipo de transformaciones. De ser pequeñas ferias de barrio, como las que se celebraban en San Juan de la Palma o en la Alameda, verdaderos momentos festivos parecidos a la actual velada de Santa Ana, en Triana, han dejado prácticamente de existir o, en algún caso, se han visto trasplantadas como Cruz de Mayo. Las procesiones infantiles parecen proliferar y adquirir cierto vigor como evento lúdico o como cantera de costaleros 8. 5

Utilizamos Ninot en el sentido que lo hace Don Antonio Fernández Estévez (director del Departamento de Patrimonio Histórico Artístico de la Archidiócesis de Sevilla), que intenta depurar de imágenes "vulgares" algunos misterios. 6 Creemos necesario constatar como este cambio en el rótulo de la calle, ha venido acompañado de una importante transformación urbanística, con el proyecto de construcción de nuevos apartamentos y la desaparición de tradicionales prostíbulos. 7 La desaparición de un buen número de casas de vecinos, corrales y adarves, especialmente numerosos y significativos en la vida de estos barrios, ha contribuido a la desaparición de estas celebraciones y manifestaciones en los mismos. 8 En relación a uno de los modelos, cada vez más implantados, de celebración de esta fiesta, que consiste en la realización -con niños y muchachos del barrio- de procesiones de la Cruz de Mayo, imitando las cofradías de los mayores; a su vez multiplicados por pequeños grupos de chavales que desde Semana Santa hasta finales de Mayo juegan con efímeros pasos montados sobre

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Imaginario y representaciones Se asiste a un doble proceso de abandono y "recuperación" de este tipo de festejos vecinales. En estos barrios, y muy a pesar de los trasvases de población a las barriadas y polígonos del extrarradio, se mantienen núcleos de vecindario enraizado que todavía siente y participa en estas celebraciones festivas, ya sea con su colaboración directa, o simplemente con su asistencia. A modo de ejemplo señalamos la celebración de la Cruz de Mayo de la Alameda y la de Faustino Álvarez. Habitualmente, la primera se venía celebrando en las inmediaciones de la plazoleta de la Niñas los Peines, en uno de los enclaves que todavía conserva un buen número de antiguos vecinos, tal y como apuntábamos en el apartado dedicado al análisis de los diferentes barrios. En Mayo de 1997 se trasladó al ensanche de la calle Mendigorria, al final de la calle Lumbreras, ya próxima a Torneo y en las inmediaciones de la sede de la Asociación de Vecinos Alameda (que regentaba la barra y parte de la organización). A pesar del cambio de lugar, la participación vecinal se mantuvo, muchos de ellos miembros de la asociación, mezclados con un público "alternativo" que acompaña cualquier acto lúdico-festivo que se produzca en la zona. Aún así, el alejamiento espacial del propio paseo de la Alameda vino acompañado por cierta pérdida de ese carácter popular que impregnaba esta fiesta. Desde sus exornos hasta su música, tomaron un aspecto más "oficialista", más "lujoso", quizás como consecuencia del gusto de sus nuevos artífices y usuarios. Este traslado curiosamente coincide con la consolidación del entorno donde se celebraba la Cruz como espacio de ocio y diversión, cuyos asiduos y promotores parecen estar bastante ajenos a este tipo de festejos. Es significativa la permanencia de alguna Cruz corrales en la calle Parras, que indica la reminiscencia de un "vecindario", aunque su fragilidad descubre hasta que punto es tenue el nuevo tejido vecinal. En cuanto a la Cruz de la calle Faustino Álvarez, viene celebrándose desde hace doce años, entre después de la Feria y el Rocío, alternándose con la de la Alameda por no competir en el mismo día. En otros lugares de la zona, y en relación a la labor articulados de algunas asociaciones se celebra también la Cruz de Mayo. En el Pumarejo, dirigida especialmente a los niños y organizada por la Asociación de Vecinos San Gil; en la plaza del Pelícano la Asociación de Vecinos del Casco Histórico organiza una en forma de Vela a finales de mayo; la que celebra la Peña Bética de la Feria, en su propio local; la de la Hermandad de los Gitanos, en los jardines del Valle; la de la Alameda, por parte de la Asociación de Vecinos Defensa de la Alameda; en la Plaza de Santa Isabel, por los vecinos de su entorno, apoyados por la parroquia de San Marcos. En cuanto a las procesiones de niños son dignas de señalar tanto la que cada año promueve la Hermandad de los Gitanos, como las que salen del Pumarejo, de Los Terceros, o de la Trinidad, ejemplos de las procesiones infantiles de las que ya hablamos anteriormente. Otras acciones festivas Dentro de este apartado incluimos aquellas manifestaciones colectivas que se diferencian de las fiestas por su naturaleza, en cuanto a forma, organización, y participación. Por su forma aparecen como representaciones diseñadas por determinados agentes sociales, que se dan por misión la de dinamitar colectivos diversos, con la voluntad de divertir, animar, o transmitir un mensaje específico. Por su organización, tienen una estructura cerrada, aun aquellos que están destinados a un público abierto. Pero la diferencia mayor radica en la participación del vecindario mucho menos importante que en las fiestas, y en el escaso margen que el público tiene para ser actor -capaz de palets o cualquier tablero de desecho.

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LA CIUDAD SILENCIADA intervenir o de apropiarse del evento-. Esto último debido a la falta de intensidad simbólica que estas tienen para la mayor parte del vecindario, por no corresponder estos modelos festivos a la cultura viva de los barrios en los que se celebran. Distinguimos fundamentalmente tres tipos: festejos, celebraciones institucionales y actos reivindicativos. Festejos Entre los más importantes están las diversas cabalgatas de Reyes Magos, los intentos de recuperación del Carnaval, y la Feria alternativa de los jardines del Valle. Una de las celebraciones que ha adquirido mayor relevancia es la Cabalgata de Reyes Magos organizada cada año por el Ateneo. Importancia que se manifiesta en el hecho de que los barrios más diversos de la ciudad manifiesten el deseo de verse afectados por su recorrido. Esto ha determinado que sea reproducida a escala de los distintos barrios, organizadas por distintas entidades. Desde su origen nuestros barrios estuvieron vinculados a esta manifestación siendo escenario de una parte del recorrido, por ser su población humilde y populosa a la que fundamentalmente iba dirigida. Así por ejemplo la cabalgata penetraba por las collaciones de San Julián y San Gil, tomando por la calle San Luis, según alguno de nuestros informantes, hasta el hospicio de los Inocentes, para más tarde realizar el recorrido que desde la Trinidad se adentraba tras las murallas, Bécquer, la calle Feria, la Alameda, para desde allí ganar el Centro. En la actualidad son varias las cabalgatas que se celebran en estos barrios, con diferentes grados de continuidad según la coyuntura. Son comitivas modestas, hechas por algunas asociaciones y que suscitan una buena acogida por el vecindario, especialmente por la chiquillería. Desde la Peña Bética de la Feria sale una Cabalgata de Reyes el día 6 de Enero por la mañana. Con buen ambiente, sale la comitiva de los tres Reyes montados en coche de caballos, tirando caramelos, y acompañados por una banda. Hace un recorrido que cubre buena parte del barrio, incluyendo zonas deprimidas del mismo, sale de la esquina de Peris Mencheta sube por Relator hasta meterse por Parras, tiran por Escoberos, Peral, Alameda, Plaza de la Mata, Joaquín Costa, para salir a Conde de Torrejón, y llegar por Palacios Malaver, hasta la iglesia de Omnium Sanctorum, donde el párroco hace la presentación del Niño. De aquí los Reyes Magos van a la Peña y reparten regalos entre los niños de los socios. Otra Cabalgata de Reyes sale también el día 6 por la mañana desde la Plaza del Pumarejo, organizada por el Club Deportivo Esperanza Macarena, en colaboración con la Asociación de Vecinos San Gil. El recorrido, acompañado siempre por la banda de tambores y cornetas del C.D. Esperanza Macarena, se circunscribía estrechamente a los límites de la zona vecinal del Pumarejo, por la antigua calle Rubio, Aniceto Sáez y el Pumarejo, para volver a la sede de la asociación. Sin embargo este año, tiraron por la Muralla, Resolana, Calatrava, la Alameda, Relator, hasta el Pumarejo. Aunque en la actualidad no se celebren, hemos de decir que también los miembros de la Asociación de Comerciantes Feria-Regina y la Peña Sevillista Resolana, organizaban sendas cabalgatas por su barrio el día 6 de Enero, pero que han dejado de celebrarse estos últimos anos. Otro espectáculo festivo, es la recuperación del Carnaval. En distintos momentos desde la Transición y por grupos diferentes, se ha intentado esta recuperación. Los carnavales fueron en esta zona de Sevilla una fiesta eminentemente popular, eran los sectores más modestos de la población y el proletariado urbano los que intervenían de forma más decidida y entusiasta en los mismos, siendo los corrales de vecinos el ámbito en los que nacía y se mantenía principalmente la fiesta (Escalera Reyes, 1996: 17). Las

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Imaginario y representaciones diversas prohibiciones autoritarias y el franquismo, junto a las transformaciones sociales, y los cambios de estas formas de vida, explican su desaparición. Con el advenimiento de la Democracia, se repitieron diferentes intentos de celebrar Carnaval sin que ninguno llegase a cuajar. El último intento se promueve en la Alameda, donde asociaciones de diverso tipo (culturales, vecinales, etc.: entre ellas el Ateneo Verde, A.VV. de la Alameda, la A.VV. de San Gil, etc.), con la colaboración del Ayuntamiento y de ciertos bares de la zona concurren en la organización de diferentes actos, como "el baile de carnaval" en el teatro Alameda, el pasacalles para los niños, y un festejo en el paseo. Otros actos de similares características, aunque todavía de menor repercusión se celebran principalmente en la Alameda y Santa Marina por grupos de artistas en colaboración con alguna asociación o establecimiento, la noche de San Juan, o en otros momentos del año con performances o representaciones públicas. Mención especial merece la Feria Alternativa de los jardines del Valle, que en pocos años ha adquirido una participación y un ambiente dignos de atención. Aunque la participación del vecindario sea reducida, se está consiguiendo el carácter de verdadera feria por la conjugación de lo lúdico y lo comercial, y una asistencia considerable tanto de vendedores como de público. Los jardines del Valle conocen otras celebraciones puntuales como las noches Hard-Rock, que recogen un público y una actividad especifica, que poco tienen que ver con las manifestaciones festivas deseadas en el barrio. Celebraciones institucionales Dentro de este apartado incluimos los actos lúdicos-festivos, organizados por diferentes instituciones, o grupos políticos. Dentro de la diversidad que caracteriza a estos actos, destaca el papel que desempeña La Alameda de Hércules, tanto sus alrededores como el paseo. Tiene un carácter metropolitano siendo utilizada para la organización de acciones que pretenden aglutinar a diferentes colectivos en torno a fines políticos, culturales, solidarios, etc. Entre ellas podemos citar la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, mítines políticos, programaciones culturales del Ayuntamiento como "La Cultura va por Barrios". Actos reivindicativos Acciones llevadas a cabo por grupos y organizaciones de carácter reivindicativo y solidario, con el fin de atraer la atención, informar y concienciar, sobre determinados problemas y situaciones de desigualdad, injusticia y opresión. Como el acto contra el bloqueo a Cuba, el encuentro de solidaridad con Chiapas, concentraciones en defensa de la objeción de conciencia y la insumisión, o en contra de la intolerancia tanto racista como sexual, manifestaciones en defensa de la Alameda, etc. Este tipo de actos se hace allí no sólo por ser un espacio amplio, como por no formar parte de la ciudad tópica y no estar investido por un vecindario que lo dote de significación propia, habiéndose construido sobre él un imaginario de tolerancia y pluralidad. 2

A LA MARGEN: ESTIGMAS Y PREJUICIOS

Los barrios de nuestra área de estudio, y particularmente algunas zonas de los mismos, como la calle San Luis y la Alameda con sus respectivos entornos, soportan desde antiguo algunas marcas que los estigmatizan. Estereotipos negativos que velan, incluso para muchos de sus vecinos, la riqueza y las potencialidades que guardan más allá de los problemas que, al igual que en otros muchos sectores de la ciudad y desde

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LA CIUDAD SILENCIADA luego no de manera más intensa ni grave, les afectan. Estos estigmas no son nuevos y la explicación de su persistencia nos conduce a un prejuicio de naturaleza clasista con respecto al carácter fundamentalmente "popular" y obrero que la mayoría de estos barrios han tenido históricamente. En este sentido, no creemos casual que estos estigmas afecten a la zona que desde muy antiguo ha sido escenario y su vecindario protagonista de levantamientos contra la injusticia y la opresión bajo las que ha vivido buena parte de su población, "Sevilla la Roja" se hace corresponder, ocultándola y demonizándola, con la "Sevilla Negra". En consecuencia con lo anterior, en nuestro trabajo los problemas de marginación existentes en los barrios del área de estudio, que evidentemente los hay, no nos han interesado como puedan hacerlo para los técnicos de los servicios sociales o de salud de cualquier institución u organización; nuestro interés se centra en el carácter de estigma que alguno de dichos problemas han constituido y constituyen parte muy importante de la imagen que de esta zona de la ciudad tienen muchos sevillanos: prostitución, delincuencia, drogadicción, mendicidad, ruina... a la que se empieza añadir últimamente el elemento de la presencia de población inmigrante en situaciones precarias. Imagen que, al mixtificar y aislar los fenómenos del contexto general y al extenderlos indiscriminadamente a todo el territorio, mucho más allá de los focos en los que adquieren relevancia, actúa como un sambenito que oculta la realidad, mucho más rica y compleja, de los barrios que integran este sector del Casco Antiguo. Ello no queda sólo a nivel de los estereotipos, sino que tiene efectos sobre la propia vida del vecindario, que a veces llega a asumir dichos estigmas hasta el punto de evitar ser identificados con determinadas zonas, y también como argumento esgrimido para la justificación de las actuaciones de "saneamiento" que se llevan a cabo y que, si bien normalmente pueden paliar los problemas y conflictos que las pretextan, principalmente a nivel individual, con frecuencia aparecen como intervenciones que favorecen o intentan legitimar transformaciones radicales cuyos resultados van mucho más allá de sus objetivos explícitos. A este respecto es preciso señalar como una de las razones que se utilizaron y utilizan las instituciones promotoras para justificar el Proyecto presentado para su inclusión en el Programa Urban, y que sirve para legitimar algunas de las actuaciones en él incluidas, era y es precisamente la acumulación de índices de marginalidad que, de manera topográfica y circunscrita a una zona artificial desde un punto de vista sociológico y cultural, se concentran en este sector de la ciudad9. Ante los problemas de marginalidad y marginación, se olvida o no se tiene en cuenta que los focos de marginalidad no son casuales, sino que vienen determinados siempre por la pérdida de usos sociales de los espacios. No sólo de su pulcritud urbanística y arquitectónica, ni siquiera de ser habitados, sino fundamentalmente de la existencia de la apropiación de dichos espacios por el vecindario que, al investirlos de acciones y significados, evita su vacío y su ocupación por aquellos que se ven obligados a ocultar su comportamiento socialmente considerado inmoral o delictivo -la diferencia a este respecto entre la adicción a drogas legales, como el alcohol, o a otras asociadas a sectores pudientes, como la cocaína, y a otro tipo de productos, es muy evidente-. La eliminación de los focos de marginalidad no se logra con la depuración del espacio, a veces sucede todo lo contrario. Experiencias como las de Les Halles, en París, demuestran como una operación de cirugía urbana, al vaciarlas del tejido 9

La importancia, profundidad y diversidad de la marginación existente en la "Zona Urban" es la primera de las razones que en la propia memoria del Proyecto presentado por el Ayuntamiento al Programa Urban aparece como justificación primera y principal del mismo.

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Imaginario y representaciones social que las habitaba y usaba, las ha convertido en no-lugares que, más allá de los horarios comerciales o de las oficinas, se convierten en auténticos territorios marginales dominados por la violencia y la desesperación. Con respecto a ello hay que subrayar la doble interpretación que la sociedad sevillana hace del estereotipo y sus elementos estigmatizadores: por un lado, para la mayoría, produce rechazo o preocupación de "orden público" o sanitaria; y por otro, un sector creciente en número y sobre todo en capacidad de influencia, que aglutina a empresarios, usuarios, organizaciones, etc... que justamente se sienten atraídos por las posibilidades de trabajo o simplemente por el ambiente y el escenario que ofrecen "estas formas de vida al margen". Por otra parte y paradójicamente, la estigmatización tiene como efecto el crecimiento de las situaciones de marginalidad y, por ende, la retroalimentación del propio estigma. Se produce un círculo vicioso que, a partir de la existencia real de núcleos de prostitución, droga, delincuencia, mendicidad, inmigrantes en precario, atrae a otra prostitución, a otros drogadictos y camellos, a otros indigentes, a otros inmigrantes desamparados, que ocupan los espacios, lugares y viviendas ruinosos y desalojados por su vecindario -entre otras razones por la presión del estigma- contribuyendo al mismo tiempo al desalojo y deterioro de más espacios y edificios. A esto se añade la intervención de instituciones y organizaciones que, pretendiendo realizar y realizando efectivamente una labor humanitaria, asistencial y solidaria encomiable en muchos casos, al llevar a cabo sus programas sin un suficiente conocimiento y relación con el tejido social del entorno en el que realizan su trabajo, contribuyen al crecimiento de dichos núcleos. La instalación de comedores, centros de día, dispensarios, lugares de acogida, albergues, no sólo atiende a los marginados residentes, sino que atrae a muchos otros a este sector de la ciudad -en el que acaban instalándose- desde otras zonas en las que no se admitiría el establecimiento de estos servicios. En nuestro análisis de cuales son las bases reales, las características y la situación de las personas y focos que sufren estas situaciones de marginación para demostrar lo inadecuado y pernicioso de la imagen existente sobre la zona, nos centraremos principalmente en dos de los actores que protagonizan de manera más destacada el estereotipo de la degradación y la marginalidad en ella existente. Uno de ellos, antiguo, las prostitutas; otro, más reciente, los drogadictos. El conocimiento sobre estos, como en general sobre los aspectos que integran el cuadro de la degradación y la marginación (envejecimiento, miseria, enfermedad, ruina, etc.) está centrado, por una parte, sobre datos de tipo cuantitativo y estadístico, de un valor muy relativo con respecto a alguno de los fenómenos -concretamente sobre la prostitución y la drogadicción- dado su carácter clandestino y oculto; o, por otra, en los informes y memorias de las instituciones, centros y organizaciones, públicas y privadas, que atienden a los individuos afectados por dichas situaciones de marginalidad, cuyos datos, por específicos, suelen presentar, lógicamente, un fuerte sesgo que tiende a acrecentar la importancia real de estas problemáticas 10. 10

Es a la vez significativo y paradójico que en la citada memoria, después de haber cuantificado la marginalidad existente en la zona artificialmente delimitada en función de la concentración de estos datos (800 a 1.000 prostitutas, 500 drogadictos potenciales y 300 habituales, etc...), reconozca en su punto 6.1. que: La valoración, por tanto, de este grupo de población marginal no puede hacerse más que aproximadamente y, a través de determinados colectivos y asociaciones ciudadanas que trabajan directamente en 247

LA CIUDAD SILENCIADA

La prostitución Desde que al inicio de nuestro trabajo de campo nos encontramos con la idea generalizada de que el objetivo principal de Programa Urban es "echar a las putas de la Alameda". Sin entrar ahora en valorar si esto es así o no, lo que sí está claro es que gran parte de las personas del entorno lo creen de este modo. La mayoría de los agentes sociales implicados en la zona (instituciones, organizaciones varias, vecinos, etc.) hablan de erradicar, acabar, trasladar esta actividad, como inicio de una reconstrucción social del barrio, para atraer turismo, o para acabar con la drogadicción (que curiosamente, y aunque esté relacionada directamente con la anterior, no es tratada con el mismo rasero "moral"). Pero como sucede en otras parcelas en que las que se pregona la participación ciudadana como una necesidad, las mujeres, hombres y travestis implicados en esta actividad raramente son considerados como interlocutores; se desconoce su situación real, sus intereses, su opinión sobre el Programa Urban y, sobre todo, cuales son las consecuencias que está teniendo la actuación institucional en su ya difícil forma de vida. A grandes rasgos, estos son los motivos por los que consideramos necesario analizar más detenidamente a los protagonistas de la prostitución y su actividad en la zona, olvidando el aspecto más pintoresco o tópico que conlleva hablar de las putas, más estereotipadamente identificadas como "las putas de la Alameda". La prostitución en la zona de la Alameda es una actividad secular, habiendo constituido desde que se tiene noticia un grupo de personas relativamente definido integrado en el vecindario, sin que ello haya causado nunca especiales problemas. Se ha tratado siempre de una prostitución "de interior", ejercida en los numerosos prostíbulos allí existentes y que servían en muchas ocasiones también como vivienda. En otras ocasiones, las prostitutas vivían en casas de la misma vecindad. La degradación de la prostitución comienza y se retroalimenta con el proceso de degradación física y socioeconómica que experimenta progresivamente la zona desde los años sesenta en buena medida inducido y potenciado por los agentes de la especulación. Actualmente es preciso distinguir, al menos, dos grandes tipos de prostitución en la zona: el protagonizado por putas residentes, vecinas con relativa antigüedad, generalmente de edad madura o avanzada, que desarrollan su actividad en el interior de los prostíbulos; y el representado por putas ambulantes o "callejeras", la inmensa mayoría residentes fuera de la zona, generalmente jóvenes o muy jóvenes. Según los datos aportados por los Servicios Sociales del Ayuntamiento, en 1995 existían entre 800 y 1.000 mujeres que ejercían la prostitución -no queda claro si en la Alameda o en el conjunto de la Zona Urban y si dicha cifra hace referencia a todas las prostitutas que desarrollan su actividad en este sector. Atendiendo a aproximaciones más cualitativas, el número de mujeres que ejercen permanentemente la prostitución -tampoco se concreta si en la Alameda o en el conjunto del sector- estaría en torno a las 350. En cualquier caso, parece que en los últimos años se nota un descenso importante de SU número, por razones diversas (mayor control policial, oposición creciente de los vecinos, intervenciones urbanísticas, retiro de las más mayores y falta de renovación...), de lo que da testimonio la propia tendencia de algunas de las entidades y este medio. Asimismo, en el punto 6.2.3., al hacer referencia a las condiciones socioeconómicas de la población drogodependiente, se justifica la ausencia de datos (...) reales o fiables estadísticamente, (...) debido a las características de sus integrantes. 248

Imaginario y representaciones organizaciones -por lo demás en número que se antoja proporcionalmente demasiado elevado en comparación con el número de las demandantes potenciales de sus servicios y con las existentes en otras zonas de la ciudad- que han venido ocupándose de su problemática en los barrios de la zona y que de un tiempo a esta parte han iniciado una ampliación de su área de intervención hacia otros sectores de la ciudad. El primer tipo se halla en descenso progresivo -en diez años se han cerrado numerosos prostíbulos: de los 25 que según los Servicios Sociales del Ayuntamiento existían en 1995, hoy no llegan a la veintena-, más por el paulatino abandono de la actividad por parte de las más mayores que por su marcha. Los principales puntos en los que concentran su presencia son las calles Niño Perdido, Molinos, Lerena, Joaquín Costa, Leonor Dávalos, la Plaza de la Mata, la Europa. Una parte significativa de ellas vive establemente en casas alquiladas o incluso de su propiedad. Algunas, las que lograron reunir un pequeño capital, han sido compradoras de viviendas de reciente construcción, a veces convertidas en nuevos prostíbulos, lo que demuestra una clara voluntad de negarse a abandonar el barrio. Al parecer se conocen todas y aunque entre ellas predomina la competencia, tienen un cierto grado de solidaridad, especialmente entre el grupo de las inmigrantes. Funcionan como un grupo con una articulación relativa. Existen líderes y una distribución de papeles en función de las cuales se relacionan entre ellas. Algunas prostitutas mayores, que no quieren irse del barrio, no reciben la ayuda individualizada que ofrecen los Servicio Sociales -para lo que se exigen algunos requisitos, como son vivir en un prostíbulo localizado-. Para eludir este obstáculo contactan con una "intermediaria", otra puta más joven con acceso a los recursos, y que en cierta manera los controla. La figura tradicional de las "mamis", prostitutas retiradas que se encargan de cuidar a los hijos pequeños de las que están en activo a cambio de una remuneración, sigue también existiendo. El segundo tipo está integrado por mujeres que muchas veces actúan formando parte de un grupo controlado por proxenetas, que incluso las trasladan diariamente desde sus lugares de residencia, en las barriadas y polígonos del extrarradio (Polígono Norte, Polígono Sur, Torreblanca,...), recogiéndolas una vez terminada su "carrera". Estas, al contrario y en comparación con las anteriores, han experimentado un crecimiento notable en los últimos años. Su actividad la desarrollan apostadas en las esquinas o deambulando arriba y abajo de las calles antes citadas, especialmente por el propio bulevar de la Alameda y últimamente en la calle San Luis, especialmente entre la Plaza del Pumarejo y la de Santa Marina. Generalmente su presencia suscita el rechazo, no sólo de los vecinos, sino también de las propias prostitutas residentes, que las consideran como una competencia "desleal", trabajando por precios más bajos, a parte de los riesgos que las mismas conllevan en relación a la frecuencia de conflictos enfrentamientos con los proxenetas, atracción de individuos indeseables-, las posibilidades de contagio de enfermedades -una parte importante de las denominadas "callejeras` o "faroleras", son drogadictas y carecen de ningún tipo de control sanitario-. Además están las que son inmigrantes, que sí están más cohesionadas. El número de éstas aumenta cada vez más, hay muchas árabes y también procedentes de los países del Este. Como muestra de algunas de estas características utilizaremos el ejemplo de las 10 mujeres inscritas en el taller de pintura sobre tela incluido dentro del Programa Urban, realizado en el Centro Leonor Dávalos, llamado "Nosotras también pintamos", -y que dos años consecutivos ha dado como resultado la realización de un mural reivindicativo

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LA CIUDAD SILENCIADA en las tapias del solar del campo de deportes de la Alameda-. El grupo está constituido por personas que ejercen o dejaron recientemente de ejercer la prostitución, 8 de ellas son analfabetas funcionales, y una es analfabeta total. En general, las que tienen estudios no hay manera de comprobarlo, normalmente no poseen título académico alguno, se les olvido como se escribe, etc. Las características y causas de su actividad se corresponden con las que anteriormente señalábamos al referirnos a los grupos de riesgo. De las mujeres que participaban en el taller, 6 son residentes en el barrio, las otras 4 son de fuera de la zona, pero pasan todo el día en la Alameda. Asimismo, hay que señalar también la presencia de prostitución masculina, los "chaperos", no porque sea ésta su zona de "actividad", sino porque frecuentan locales o viven en el entorno, lo que se ve favorecido por la proximidad de sus lugares de trabajo: plaza del Duque, Trajano. En este caso mucho más difíciles de localizar y cuantificar, no sólo por ser menos evidentes en cuanto a sus indumentarias y actitudes, sino también por el prejuicio existente a la hora de definir la prostitución y a sus protagonistas. Al contrario que el conflicto latente o explícito existente entre las putas residentes y las "flotantes" y de todas con los travestis, la prostitución masculina no parece suscitar ningún tipo de reacción. Hemos contactado con los grupos que trabajan con ellas y que, en ocasiones, actuaron como "intermediarios" en nuestra relación. Especialmente interesante fue la colaboración de las trabajadoras y algunas usuarias del Centro de Atención de la Mujer "Leonor Dávalos", situado en la calle del mismo nombre, uno de los focos principales de la prostitución estable. El centro abrió sus puertas en 1990. Se planteó como experiencia piloto de carácter público. Todas las demás son de iniciativa privada o de ONGs con subvenciones públicas. El objetivo principal de este centro es atender a mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución. También tienen labores de prevención entre grupos de riesgo: mujeres separadas, madres solteras, sin formación, etc. Otro de los grupos contactados fue el que constituye la congregación de las Hermanas Oblatas. Ellas llevan trabajando en la zona cuatro años y tienen su sede en la calle Antonio Susillo. Según la opinión de sus miembros, cada vez hay menos prostitutas en la zona, por lo que están pensando en trasladarse a otros espacios "donde sea más útil su labor”, además consideran que ya son muchas las organizaciones que se interesan o por lo menos trabajan sobre esta problemática en el sector. En la calle Joaquín Costa (otro de los principales focos de prostitución) tienen su domicilio las auxiliares del Buen Pastor, que también trabajan en Villa Teresita. Otros grupos y centros que actúan en esta zona en relación a la atención y asistencia a estas personas, con los que hemos contactado, son los siguientes: - Villa Teresita - Asociación Juvenil Algazara - Colectivo La Calle - Cáritas - Comité Ciudadano Antisida - Centro de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual - Cruz Roja - Centro Antaris - Médicos del Mundo. Además existen algunos individuos, vecinos de la zona que se ocupan de prestar asilo por su cuenta, como el caso de la hermana de la Orden Tercera de San Francisco, conocida en el barrio por su peculiar y constante labor caritativa para con estas mujeres.

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Imaginario y representaciones Pero hablar de prostitución no sólo es hacerlo de las putas. Aunque de menor magnitud, existe un foco importante de travestis prostitutas, localizado muy precisamente en la Plaza de la Mata y la Calle Vulcano, una de ellas vive allí, y el resto pasan todo el día en la casa, manteniendo una relación complicada con las putas de la zona, algunas de las cuales no toleran demasiado bien su presencia. Por el contrario, su integración en el vecindario es, en general, buena. Aunque muy aparatosas, su actividad se circunscribe a un espacio muy reducido, entre las esquinas de Vulcano con la Alameda y la Mata. La droga Otro de los grandes temas que actúan como estigma de toda la zona es la presencia de personas adictas al consumo de drogas, particularmente a la heroína, cuyos efectos destructivos son muy importantes, no sólo por la propia naturaleza de esta sustancia, sino por el contexto socio-económico y educativo de la mayoría de las personas que se ven inmersas en esta dependencia. Problema, por lo demás, estrechamente relacionado con la prostitución, aunque no de manera exclusiva. Un porcentaje alto de las prostitutas, principalmente entre las "callejeras", son toxicómanas. Y, al mismo tiempo, aparece como un elemento estrechísimamente ligado a la delincuencia. A este respecto es importante señalar como, a pesar de que otras drogas de diverso tipo son consumidas y traficarlas en la zona, es fundamentalmente la heroína la que la estigmatiza, lo que no es ajeno al tipo de personas que las consumen, esencialmente su nivel socioeconómico. La presencia del consumo de drogas en la zona viene de principios de los años setenta, cuando la Alameda y su entorno se convirtió en "refugio" de quienes buscaban otra forma de vida basada en "el viaje" y la psicodelia. A partir de entonces, y paralelamente al proceso de degradación general de la zona, asistimos también a una degradación de los protagonistas. Cada vez personas menos jóvenes, de más baja extracción socioeconómica, con menor nivel de formación y mayor grado de desestructuración y desarraigo social y familiar. Condiciones todas que hacen todavía más difícil la superación del abismo negro en el que se encuentran. Según los Servicios Sociales del Ayuntamiento, en 1995 existían en la zona una veintena de "chutaderos", muchos de ellos ya han desaparecido, aparte de por intervenciones de limpieza radical, como la realizada en la Plaza del Cronista, fundamentalmente por el descenso apreciable del número de personas heroinómanas -muerte y descenso progresivo de la adicción a esta sustancia-. Es revelador, y nuevamente paradójico, que el proporcionalmente elevado número de centros y entidades dedicadas a la atención de estas personas radicadas en la zona 11, ante el descenso de su número y ante la necesidad de cubrir sus objetivos, tiendan cada vez más a abrirse a toxicómanos de otras zonas de la ciudad -el caso del CIRU de la calle Bustos Tavera, creado dentro del Programa Urban, es especialmente ilustrativo-, o incluso a ampliar las zonas de su intervención directa -como el propio caso del Colectivo La Calle, pioneros en la atención al 11

En nuestra área de estudio encontramos tres centros de atención al drogodependiente: dos CIRUS (centros de integración y reinserción urbana) -el de la Macarena, municipal, y el creado dentro del propio proyecto Urban, en la calle Bustos Tavera- y el gestionado por la asociación Antaris. Aparte de ser varias las entidades y organizaciones de atención al drogodependiente que han tienen a la zona como área de actuación, como es el caso de Médicos del Mundo o, especialmente, el Colectivo "La Calle".

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LA CIUDAD SILENCIADA toxicómano en la zona y hoy cada vez más volcado en su trabajo en el Polígono Norte y otras barriadas del extrarradio-. En la actualidad el foco más importante de tráfico y consumo de drogas se localiza en las calles Joaquín Costa, Peris Mencheta, Marco Sancho y su entorno más inmediato. Muchos de los adictos, por no decir la mayoría, no son residentes en los barrios. Una parte importante se desplaza desde otros barrios de la ciudad: vienen aquí a consumir y a vender. Otros, son personas a las que la frecuentación continuada les ha hecho quedarse en el entorno, aprovechando algún hueco en edificios muy deteriorados o incluso en ruina. Una minoría son personas que podríamos considerar vecinos. En grado de desarraigo y de conflicto con el vecindario de estas personas es muy superior al de las prostitutas residentes. Como en el caso de la prostitución, en comparación con la realidad, su fantasma se ve acrecentado en el imaginario de muchos sevillanos que ni siquiera han tenido contacto con ellos y en buena parte del vecindario. Esta actitud se ve acentuada por el miedo y la aversión que provocan, tanto debido al mayor grado de degradación física y psicológica que presentan las personas afectadas, como por la tremenda sordidez de los espacios baldíos que ocupan. Frente a ello, ni las actuaciones quirúrgicas, ni aun las acciones asistenciales pueden lograr resultados positivos por sí solas. En este, como en otros tantos problemas, se hace imprescindible la participación activa del vecindario, sobre todo dotando de usos y significados a los espacios que, de otro modo volverán a convertirse en refugio de los que no son admitidos en otros lugares, por mucho que se limpien, adecenten y reestructuren. Ejemplos de esta acción positiva, como el del Pumarejo, a través de las luchas vecinales, de las acciones de ocupación simbólica y real y del poblamiento, los encontramos en la misma área de estudio con interesantes resultados. El panorama de la marginación se completa con el señalamiento de otras situaciones que profundizan y retroalimentan las anteriores. Los problemas de los edificios en ruina y los solares abandonados, de la infravivienda, del deterioro medioambiental, del envejecimiento de la población y los ancianos desatendidos, carentes de los servicios mínimos, de los altos niveles de desempleo y analfabetismo, de los vagabundos y "transeúntes sin hogar", de la pobreza, de la mendicidad, de los menores en situación de alto riesgo... Todo ello en base a datos y cuantificaciones que muchas veces ocultan notables diferencias entre unas secciones y otras dentro de la misma Zona Urban 12, que separan y descontextualizan partes de los barrios, y que, sobre todo, con frecuencia, utilizan prejuicios a la hora de establecer los criterios de distinción entre los diferentes niveles de medición de las diversas situaciones. Este es el caso, especialmente, de la idea de pobreza, medida en términos de la carencia de recursos materiales para mantener las condiciones de vida y de consumo que son habituales, o al menos ampliamente alentadas o aprobadas, por el resto de la sociedad. No teniéndose en cuenta la existencia de una pobreza digna, todavía perceptible en estos barrios, que ve compensadas, en cierta forma, las carencias materiales con el apoyo mutuo, la intensidad de las relaciones humanas y la fuerza de los sentimientos. El traslado de parte de la población anciana a residencias de fuera de sus barrios, no sólo tiene como consecuencia la profundización en la desarticulación social, sino la pérdida de calidad humana de la existencia de muchas de estas personas. 12

Por ejemplo, en lo que hace referencia a los índices de envejecimiento, con respecto a los cuales, en la memoria del proyecto se reconoce que la situación es notablemente diferente entre unas secciones y otras.

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Imaginario y representaciones Los testimonios ofrecidos por las religiosas oblatas, conocedoras de actuaciones de este tipo llevadas a cabo con residentes de las calles Antonio Susillo, Faustino Álvarez, Joaquín Costa o Divina Pastora... que fueron trasladados a residencias de Valencina y otros lugres del Aljarafe, y de familias pobres, "realojadas" en viviendas baratas de barriadas como la Corza, o el Parque Amate, ponen de evidencia el trauma causado por el desarraigo.

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VI. EL PROGRAMA URBAN EN LOS BARRIOS DEL CASCO ANTIGUO DE SEVILLA: EVALUACIÓN Y PROPUESTAS

E

n base a lo observado y contrastado a lo largo de nuestro trabajo sobre el terreno podemos avanzar algunas apreciaciones generales que, pensamos, pueden contribuir a la evaluación de lo actuado hasta el momento por parte de las instituciones responsables y ponderar el desarrollo de las actuaciones programadas o que se programen en el futuro. Apuntar algunas ideas que pudieran servir como instrumentos para que el conocimiento que hemos adquirido sobre la realidad social y cultural del sector estudiado pueda servir para el avance en las iniciativas de regeneración y desarrollo que deben ser acometidas, haciéndolo de manera activa y participativa por parte de los principales protagonistas del proceso, los vecinos. Aunque ya han transcurrido tres años desde el inicio del Plan y a pesar de que el período de vigencia del mismo terminará oficialmente en el año 2.000, entendemos que un proyecto integral de regeneración, dinamización y desarrollo como el que se pretende en la zona debe plantearse con una perspectiva y objetivos a más largo plazo. Es en base a esta idea que realizamos las siguientes reflexiones y propuestas. 1. La Iniciativa Urban de la Unión Europea implica como condición esencial el carácter sociocultural que deben tener los objetivos y los procedimientos a través de los que se desenvuelva el proyecto de rehabilitación urbanística y regeneración social de la zona. En este sentido constatamos la falta generalizada de información en el vecindario sobre el Programa Urban en general, sus objetivos y actuaciones específicas, los instrumentos de intervención y canales de participación. El grado de conocimiento de la mayor parte de la población residente se limita a lo sumo a la identificación del Plan con el interés del Ayuntamiento por restaurar el espacio concreto de la Alameda, con la idea fija de que, para conseguirlo, el objetivo fundamental que se persigue es el de "echar a las putas de la Alameda". 2. La existencia de una pluralidad de sectores, zonas, colectivos, problemáticas e intereses diversos, no sólo en el conjunto de cada uno de los barrios afectados parcialmente por el Programa Urban y entre ellos, sino incluso en el seno de las zonas concretas de los mismos delimitadas y escindidas artificialmente para su inclusión en el Plan. 3. La escasa o nula representatividad de algunos grupos y asociaciones incorporadas al proceso Urban o incluso surgidas prácticamente ad hoc que sesgan el tono y sentido

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LA CIUDAD SILENCIADA de la ya de por sí escasísima participación del vecindario y los colectivos afectados/relacionados. Por el contrario, asociaciones con una notable presencia y arraigo en los barrios, no se han visto involucradas en este proceso de participación, bien por desconocimiento, por considerar que no era de su incumbencia, o por habérselas mirado desde ciertos prejuicios. 4. Por parte de algunas de las entidades y grupos más activos, concienciados de las múltiples y profundas necesidades y carencias que presentan los barrios, detectamos una actitud de desconfianza y escasa disposición a colaborar con las instituciones y con las directrices, proyectos y objetivos del Programa Urban, a lo que contribuye muchas veces la poca o sesgada información que se tiene sobre ellos. Actitud que contrasta con su disposición y actividad efectiva a trabajar por y en los barrios. Propuestas generales En relación a lo anteriormente expuesto y con la idea de dar cumplimiento al objetivo, planteado ya en el propio proyecto del estudio, de intentar desde el primer momento que el conocimiento obtenido sobre la realidad analizada pueda revertir eficientemente en las acciones en curso, y en definitiva en los ciudadanos, con el fin de lograr un renacimiento armonioso de estos barrios, sin que eso conlleve la perdida del valor patrimonial existente en gran parte debido a presencia de sus actuales habitantes-, hemos creído oportuno hacer alguna propuesta para colmatar esas carencias, con vistas a mejorar la calidad de vida, potenciar la actividad, moderar el envejecimiento de la población, potenciar y profundizar la participación del vecindario, y mejorar los resultados de la generalidad de las actuaciones llevadas a cabo por instituciones y agentes sociales, con el objetivo de la regeneración socioeconómica de este sector del Casco Antiguo de la ciudad. A la luz de nuestra investigación, aparte de las sugerencias de posibles actuaciones para fomentar la participación del vecindario, aprovechar los recursos humanos y materiales existentes, y rehabilitar la imagen y autoestima de los mismos sobre sus barrios, debemos insistir en la importancia de que cualquier actuación que se lleve a cabo debe tener siempre como marco de referencia los diferentes vecindarios realmente existentes, los distintos barrios que se definen en el sector del Casco Antiguo afectado parcialmente por el Programa Urban. Sólo de esa manera podrá conseguirse una mayor aproximación a los vecinos, a sus problemas y necesidades concretas, para poder ganar su confianza y potenciar su participación activa. Los programas generales y las actividades que se plantean a nivel de toda la Zona Urban tienen un grado de conocimiento mínimo y suscitan una respuesta muy débil si lo consideramos en términos relativos al conjunto del vecindario y a muchos de sus sectores. Para ello, aglutinando las propuestas, nos limitaremos a enumerar algunas sugerencias estratégicas que podrían ser desarrolladas, si procediera, en una fase ulterior:

A/ Un primer tipo de sugerencias se proponen potenciar la participación ciudadana y la facilitación de la vida comunitaria. Como premisa general consideramos imprescindible recurrir a las redes vecinales, como mejor forma de informar e informarse, como forma idónea de motivar y dinamizar toda participación: 1. En primer lugar, consideramos imprescindible definir actuaciones y objetivos específicos con respecto a las distintas zonas, sectores, grupos y colectivos que configuran

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El P. Urban en los barrios del Casco Antiguo de Sevilla: Evaluación y propuestas la heterogeneidad de los barrios afectados por el Programa Urban, como así lo hemos ido sugiriendo a lo largo de este estudio. 2. Consideramos y proponemos que, a pesar del tiempo transcurrido desde el inicio del programa y de que pueda considerarse que los resultados se dilatarán demasiado, más que actuaciones concretas o actividades específicas programadas y ofertadas desde los distintos servicios municipales, y sin perjuicio de que puedan y deban mantenerse o iniciarse algunas de ellas, se constituyan grupos de trabajo que, a través de una metodología de investigación-acción participativa, analicen la realidad de cada uno de los barrios, sus problemas específicos, sus necesidades, los recursos de que disponen, sus potencialidades, y definan proyectos e iniciativas tendentes a la superación de las carencias y problemas existentes desde el propio colectivo vecinal y aprovechando los elementos y diferenciales positivos de que cada uno disponga. Estos grupos, constituidos en cada uno de los barrios, estarían formados por 30-40 vecinos seleccionados atendiendo rigurosamente a su representatividad con relación al conjunto de los sectores y colectivos del barrio, que conjuntamente con la participación de los facilitadores neutrales y los técnicos que en cada caso se requiera por parte de los grupos en función de la temática o los problemas tratados, desarrollarán un proceso de trabajo autónomo. Esta metodología de trabajo no sólo permitirá poner en marcha actuaciones mucho más efectivas y eficaces, aprovechando mejor los recursos y obteniendo resultados más positivos, sino, lo que es desde nuestro punto de vista más importante, generar una dinámica que traspase mucho más allá del propio grupo de trabajo y actúe como un factor de integración potenciador de la participación. 3. A parte de la propuesta anterior, cuyo horizonte de resultados es necesariamente a medio y largo plazo, y complementariamente al desarrollo de la misma, consideramos que sería urgente acometer la descentralización de las reuniones y trabajos de los grupos que integran el Consejo Social. Para ello es previo elaborar un programa de sesiones y temáticas que, teniendo en cuenta los colectivos, sectores y barrios implicados de manera más directa en las mismas, pueda proponerse a diferentes asociaciones, entidades o colectivos, para que, actuando ellos como anfitriones y animadores, las sesiones de trabajo se realicen en su contexto espacial o vital. Con ello se conseguiría mejorar el grado de conocimiento de las actuaciones programadas, se fomentaría la participación de personas y grupos que, por razones diversas, no lo han hecho todavía, y se podrían recoger de manera más adecuada las demandas, necesidades y propuestas de dichos agentes sociales. 4. Una mayor, amplia y clara información de los objetivos, medios e instrumentos del Programa Urban, así como de las actuaciones ya en marcha o que pretendan iniciarse próximamente. Para ello no basta con los canales habitualmente utilizados. La creación del "buzón del vecino" como instrumento básico para iniciar la promoción de la participación social, acercándolo hasta los espacios y contextos inmediatos en los que se desarrolla la vida y la actividad de la población: bares, comercios, plazas, parroquias, mercados, etc. Articulando medios para la difusión de las respuestas a las preguntas u observaciones formuladas, que permitan el desarrollo de una acción comunicativa real, retroalimentadora de esa participación 5. A la luz de la multiplicidad de esfuerzos y ámbitos de actuación para muy diferentes colectivos, organizaciones y entidades, se hace imprescindible la animación

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LA CIUDAD SILENCIADA para la constitución de un espacio autónomo de comunicación y colaboración por parte de las entidades, asociaciones, grupos e individuos que vienen desarrollando de manera aislada actuaciones de diverso tipo, orientadas a la atención de necesidades y a la cobertura de las carencias que afectan a sectores importantes de la población de la zona. 6. Con relación a las asociaciones existentes en los barrios, constatamos la escasez, debilidad y poca inserción de formas asociativas "modernas", y por el contrario la importancia tanto cuantitativa, como cualitativa de las hermandades y cofradías. En este sentido, sin privilegiar a ninguna, consideramos absolutamente imprescindible romper prejuicios y salvar actitudes de desconfianza por parte de todos y abrir un proceso de aproximación y colaboración con estas entidades, cuya presencia en los barrios y capacidad organizativa están hoy por hoy infrautilizadas desde la perspectiva de la participación ciudadana. 7. Al mismo tiempo, y con respecto a la población que integra los vecindarios de los barrios, es necesario el desarrollo de programas de formación de dinamizadores socioculturales entre los vecinos que puedan empezar a actuar como elementos promotores de una auténtica y efectiva participación social a través de las redes y marcos familiares, de vecindad, de amistad, de intereses comunes. Desempeñando un papel de mediadores, como agentes de facilitación con respecto a las instituciones y poderes públicos. Para esto se requiere el diseño, por parte de personal especializado, de la metodología e instrumentos adecuados para el logro de los objetivos. Si la experiencia es concluyente, nos parecería conveniente prever su mantenimiento como una de las formas de experimentación social tendentes a mejorar la participación ciudadana. 8. Favorecer pequeños focos comunitarios de ayuda solidaria (sirvan como ejemplos los sistemas de intercambios locales -SEL-, o las redes de intercambios de saberes -RES-, que funcionan en varias ciudades francesas)1. Crear antenas de dinamización para desempleados, en las que se podría encontrar, además de algún facilitador para la formación de grupos de autoayuda, una antena de información, con base de datos de formación y empleo, técnicas de búsqueda de empleo, y un soporte material con el objetivo de una búsqueda eficiente de trabajo. Este tipo de lugar-recurso, puede encontrar su emplazamiento en la Nave Sínger, en los diversos centros cívicos, o en el centro comunitario polivalente, etc. 9. Es importante el desarrollo de una campaña "desde abajo" de revalorización de la imagen de estos barrios y de puesta en valor de sus recursos, riquezas y potencialidades. Frente, por una parte, al panorama de marginalidad y 1

Los SEL, sistemas de intercambio local, son redes que permiten el intercambio de bienes, servicios y saberes, utilizando una moneda ficticia. Cada miembro recibe un crédito y la autorización de un débito, cuyos montantes son fijados por cada SEL, con el fin cíe incitar al intercambio. Estas redes cuentan con alrededor 30.000 adherentes en Francia. Los RES, redes de intercambios recíprocos de saberes, permiten a unas 100.000 personas en toda Francia ser en alternancia alumnos y profesores. Con completa gratuidad, sin jerarquía de conocimientos, cada uno puede aprender o enseñar lenguas extrajeras, peluquería, reparación de motores, a patinar, economía política, el derecho, a cambio de ofrecer la enseñanza de las materias o saberes cuyo conocimiento se posee.

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El P. Urban en los barrios del Casco Antiguo de Sevilla: Evaluación y propuestas ruina con el que comúnmente se asocia al sector, y por extensión, a todos los barrios implicados; y por otra, frente a la imagen "virtual" de "ciudad alternativa y creativa" que, aunque minoritaria, se propugna por determinados sectores, se hace preciso emplear medios para revalorizar la representación que los propios vecinos tienen de sus barrios, así como la del resto de los sevillanos. Experimentar en algunos sectores las propuestas de trabajar con la fotografía, el vídeo y otros medios audiovisuales. Definir y difundir algunos casos ejemplares de asociaciones, grupos o entidades comprometidas con los problemas y necesidades del sector; algunos tipos de comercio peculiar a esta zona del Casco Antiguo o escoger un muestreo representativo; algunas historias de vida de personas diferentes que den cuenta de la diversidad y riqueza humana que encierran estos barrios. Dando a conocer los elementos más ricos y peculiares de todas estas zonas y promoviendo realizaciones ejemplares que señalen este sector de forma prestigiosa e indeleble.

B/ Un segundo tipo de propuestas son de orden habitacional: 1. Nos parece fundamental que en la renovación del caserío se tenga en cuenta la diversificación de la población. Con este fin, a la hora de proyectar construcciones de promoción social, consecuentemente, se deben prever viviendas sociales en número suficiente para realojar a los vecinos afectados por los procesos de renovación. En la operación de San Luis nos parece capital tener en cuenta una proporción conveniente de viviendas de este tipo. Otro de los ejemplos, sin voluntad de ser limitativos, sería el realojamiento de los habitantes de las chabolas de los Perdigones, en viviendas de autoconstrucción en el emplazamiento donde ya están asentados. 2. Otro tipo de proposición, en relación con la anterior, sería la de favorecer la existencia o la creación de albergues baratos como los propuestos en La Alameda y San Gil. Construir residencias para jóvenes y ancianos (pequeños apartamentos autónomos con posibilidad de acceso a servicios comunes, algunos de ellos abiertos al público exterior): cafetería, comedor, biblioteca, enfermería, salas de reunión.

C/ Un tercer tipo de propuestas tienden a favorecer la actividad: 1. Favorecer la creación de talleres de alquiler módico para permitir la instalación de pequeños artesanos, así como preservar pasajes y vías de acceso que puedan utilizar holgadamente. Los talleres de artesanos han sido uno de los elementos importantes que han dado vida a estos barrios, hoy afectados por una profunda crisis que pone en peligro su continuidad, razón por la cual sería necesario fomentar la cooperación entre ellos y facilitar espacios e infraestructuras que la hagan posible, manteniendo las formas de relación que tradicionalmente los articulaban. Asimismo es fundamental la búsqueda de fórmulas que favorezcan la cadena de aprendizaje, necesaria en muchos de estos oficios de lenta adquisición; un ejemplo a seguir podría ser el del Tour du Compagnon que se practica en Francia, a través del que jóvenes titulados consiguen su maestría en relación directa con los talleres de los maestros consagrados, a través de un sistema de becas y de ayudas estructuradas (residencia, manutención). 2. Favorecer el comercio de proximidad, previendo locales de promoción social que

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LA CIUDAD SILENCIADA faciliten la instalación del pequeño comerciante. 3. Propiciar una junta rectora del mercado de La Feria, en la que de forma paritaria, comerciantes, asociación de consumidores y municipalidad puedan regirlo coordinadamente, permitiendo la suficiente autonomía a los comerciantes para que tengan la posibilidad real de gestionar el equipamiento con el fin de desarrollar una dinámica comercial propia. 4. Mercadillos: mantenimiento de los dos mercadillos, el del jueves en la calle Feria y el de los domingos en la Alameda, estableciendo mecanismos de autoregulación en los que los vendedores y los consumidores deberán ser los protagonistas fundamentales.

D/ Propuestas tendentes a mejorar los equipamientos e infraestructuras 1. Crear algún centro simbólico con contenido fuerte y de atracción metropolitana (museo, facultad, escuela de comercio especializada en la gestión de pequeñas empresas...) 2. Creación de un Lugar de la Memoria Obrera: Como marco que recupere y revalorice la historia y el patrimonio cultural de lo que fue el corazón de la Sevilla revolucionaria. Proponemos una mediateca que sea a la vez centro de proyección, documentación telemática y centro de estudios a la manera de una Universidad Popular, apadrinada por los entes locales y los sindicatos, donde se practiquen formas de adquisición del conocimiento fuera de la rigidez académica. 3. Propiciar un museo de la artesanía, no sólo como lugar de la memoria sino también como centro de estudios sobre la actividad artesanal y punto axiomático donde se fomenten iniciativas para el mantenimiento y el desarrollo de experiencias artesanas colectivas en el Casco Antiguo. Este centro debería estar conectado con la actividad productiva real de los talleres artesanos. 4. Fomentar la construcción de espacios públicos de sociabilidad tipo cines de verano, canchas de petanca, espacios de juegos infantiles, etc. 5. Construir un centro cívico, funcional y modesto, en cada uno de los barrios, propiciando los existentes con el fin de que permitan dinamitar iniciativas de cada barrio. Procurar un personal especializado que sepa escuchar y ayudar a concretar proyectos. Dotarlos de material ligero acorde con este objetivo (A título de ejemplo para San Román proponemos el Centro Cívico del Valle, beneficiando del espacio de los jardines: centro infantil con ludoteca, que aprovechando los jardines del Valle, acogiera en un marco incomparable, a los niños pequeños del vecindario). Es importante dotar de contenido a estos equipamientos y no contentarse con la apertura de un edificio y la puesta a la disposición de salas. Al menos tiene que haber una idea central que sea el motor del equipamiento. 6. Prever antenas sanitarias polivalentes: mantenimiento y mejora de los CIRU, centros de día siquiátricos, geriátricos, dispensarios materno infantiles, etc.

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El P. Urban en los barrios del Casco Antiguo de Sevilla: Evaluación y propuestas

E/ Propuestas tendentes a mejorar el tránsito: 1. Mejorar el movimiento transeúnte y el encuentro: sería deseable prever aceras suficientemente espaciosas y disuasorias para el automóvil, con el fin de facilitar una deambulación holgada. En general facilitar el tránsito peatonal, cuando las aceras sean imposibles, por impedimentos en la calzada, como ya se ha comenzado a materializar en el barrio de la Feria, pero también operar algunos cortes disuasorios en lugares estratégicos, con el fin de aminorar el tráfico rodado. Nos parecen puntos de actuación urgentes: Las plazas de San Román, Santa Marina, San Marcos, Santa Lucía; las calles de San Luis, Santa Paula, Joaquín Costa, Peñuelas, Fray Diego José de Cádiz, Torreblanca, Castellar, Bustos Tavera, Matahacas, Sol, (...); sin que esta enumeración pretenda ocultar el mediocre estado general del acerado y su inadecuación a una circulación peatonal, en particular para personas de edad, disminuidos físicos, o madres con niños chicos. 2. Prever un aparcamiento mixto en las traseras de San Luis, con mayoría de plazas para residentes y actividades del CAT o del poli-deportivo que allí se proyecta. Estas plazas no serían operacionales si su precio no fuese asequible para el vecindario o los usuarios de estos equipamientos; nos parece necesario imaginar sistemas de cartas que beneficiasen este tipo de utilización prioritariamente. 3. Adecuar un aparcamiento mixto en los solares públicos de la calle Verónica con salida peatonal a Sol, con el fin de descongestionar el sector de San Román, haciendo prioritaria la utilización vecinal. 4. Propiciar un transporte ligero: lanzaderas eléctricas o no contaminantes, que penetren San Luis y La Feria, e interconecten las líneas radiales que comunican las barriadas con el centro histórico. Privilegiar la circulación en bicicleta. En caso de constricción de metropolitano o tranvía rápido, prever estaciones en puntos clave de este área (Alameda, Macarena, San Julián, Puerta Osario). 5. Por lo general insistir en la preservación de la zona como un "lugar", idóneo para la deriva interior (la aventura de la ensoñación urbana de la que habla Guy Devord).

F/ Propuestas tendentes a mejorar la reflexión sobre la transformación urbana: 1. Convocar simposiums de urbanistas, sociólogos y otros estudiosos de la ciudad, con vistas a reunir ideas y proyectos plurales sobre la remodelación urbana, para que puedan esclarecer a los responsables políticos y ser tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones. Propuestas específicas Recogiendo las propuestas generales apuntadas y refiriéndolas a los diferentes barrios, pueden ser resumidas como sigue: La Alameda: Recobrar su unidad peatonal, proteger y mejorar el frondoso paseo. Apoyarse en el mercadillo dominical (ordenarlo levemente, sin tratar de romperlo o

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LA CIUDAD SILENCIADA desnaturalizarlo) con la perspectiva de propiciar una actividad plural. Aflojar la presión rodada. Y sobre todo asentar a una población diversificada (facilitando la edificación de algunas viviendas sociales y algún centro experimental de acogida para transeúntes poco afortunados). Como ya indicamos anteriormente, un lugar como el pasaje Quijano nos parece propicio para esta experiencia, Además del albergue, podría comprender también un comedor barato, una biblioteca-videoteca sobre temas sevillanos, para facilitar al viajero el conocimiento de la ciudad, pequeños comercios alternativos, etc. San Lorenzo: Aunque la promoción de algunas viviendas sociales sería deseable, es sobre todo aconsejable a título experimental la construcción de alguna residencia con el fin de mantener a una población de edad avanzada en su marco habitual. Por no concentrar establecimientos geriátricos -de los que aquí existen varios ejemplos- con lo que esto conlleva de aislamiento vivencial, sería aconsejable que estas residencias acogiesen también a jóvenes trabajadores y estudiantes, dando así una diversidad necesaria a la dinámica vecinal. Sin desarrollar aquí una idea, de la que existen ejemplos en Europa, se pueden imaginar módulos habitacionales o apartamentos debidamente insonorizados, que compartan equipamientos comunes. La Feria: Favorecer la construcción de viviendas de promoción social podría contrarrestar la fuerza del dinero y mantener así una pluralidad humana dinamizante. La construcción de algunas viviendas de este tipo en las traseras de San Luis diversificaría el tipo de población nueva. Un cuidado particular podría prestarse a la construcción de núcleos experimentales, a la manera de los corrales de vecinos, que acogieran en régimen de alquiler tanto a familias como a personas solas, facilitando el alojamiento de trabajadores en activo, jubilados, estudiantes y gente de paso con pocos medios, con una configuración que podría inspirarse en la del pasaje Valvanera. Esto permitiría no sólo la mezcla de población, sino el mantenimiento de personas mayores en su barrio, en un marco dinámico que facilitase la convivencia solidaria, y potenciara una acción social integrada, teniendo en cuenta la diversidad social que caracterizó esta collación durante siglos. Planear un aparcamiento mixto en las traseras de San Luis, con mayoría de plazas para residentes y actividades del CAT o del poli-deportivo que allí se proyecta. Nos parece necesario prever sistemas que beneficiasen este tipo de utilización prioritariamente. San Gil: Auspiciar el asentamiento de un "lugar de la memoria obrera", centro de documentación y estudio, experimental por su forma de acceso, su técnica y su valor pedagógico. Lugar de la memoria que propiciara la documentación y la reflexión sobre el movimiento ciudadano y la problemática urbana, por ejemplo. Como ya anunciamos, sería un espacio plural que comportase una radio, una mediateca-biblioteca especializada, y centro telemático, una pequeña residencia para investigadores de paso, espacios para proyecciones, exposición y espectáculo y locales de encuentro (cafetería, salas de reunión). Adecentar la calzada de la calle Torreblanca, cuyo lamentable estado de abandono no es digno de una ciudad moderna. Favorecer, en particular en la zona del Pumarejo, la actividad artesanal y terciaria. No pensamos solamente en actividades tradicionales sino en pequeños proyectos diversificados, en los que se privilegie la creatividad empresarial. Podrían ser fomentados en particular todos aquellos de tipo cooperativo. Nos parece que esta sería una manera de propiciar el desarrollo armonioso de uno de los barrios con más solera de la ciudad y, dada su situación estratégica, con buenas perspectivas de

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El P. Urban en los barrios del Casco Antiguo de Sevilla: Evaluación y propuestas futuro. San Luis: Rehabilitación en la que perviva un comercio de vecindad, para todos abordable, en una red viaria con más espacio para el peatón y el encuentro. Fomentar la vida vecinal y las experiencias que la propicien (un ejemplo digno de mimar como núcleo vecinal es el Pasaje Valvanera, entre Relator y San Luis). El susodicho pasaje merece especial consideración no sólo como elemento singular de forma de morada plural, sino como experiencia de rehabilitación de iniciativa pública para mantener una población arraigada. Pensamos que debería servir de muestra para alguna otra actuación piloto de rehabilitación en el área. Forma ejemplar que armoniza el rehabilitar con el rehabitar. Nos parece particularmente valioso como forma que permitiese la existencia de diversos módulos que albergaran personas mayores válidas, jóvenes trabajadores, estudiantes, (tanto solteros como formando pequeños núcleos familiares) Propulsar un museo del mundo artesanal que dé cuenta de su impronta en estos barrios. Un lugar idóneo sería la fábrica de sombreros, ahora bien, tanto esta propuesta, como el lugar de la memoria obrera, sólo tienen sentido que si representan verdaderos faros de acción original con suficiente proyección como para atraer a estudiosos y viajeros de otro tipo, y no tan sólo un museo temático más qué añadir al ya sobrecargado circuito turístico sevillano. San Julián: Adecuar el foco de marginalidad que aún queda en la calle Macasta, asentando convenientemente a los residentes, sin desplazarlos del barrio. No desperdiciar la dinámica artesana, favoreciendo las iniciativas tendentes a mantener las actividades existentes, o a implantarse otras nuevas no contaminantes. Proteger de manera especial los "corralones" del Pasaje Mallol y plaza del Pelícano como zona artesana. Adecentar la calle Fray Diego José de Cádiz, procurando un acerado conveniente al tránsito peatonal y a la vida comercial. Favorecer la frecuentación apacible de las plazas de la Moravia y de San Julián, eliminando acumulación de contenedores de basura, reduciendo aún más la circulación automovilística de la primera y peatonalizando completamente la segunda. San Román: Construcción de un centro cívico en las ruinas adyacentes a los jardines del Valle. Dotado de un centro infantil, abierto todo el día, que acogiera a los niños pequeños del vecindario. Prever un servicio de ludoteca en el que los niños pudieran disponer de juegos que por su precio no son accesibles a las familias modestas. Edificación de un centro universitario en el solar perteneciente a la Consejería de Educación, sito en la calle Sol. Supresión del transporte público contaminante por las calles Pinto y Muñoz Torrero. Reestructuración de la plaza de San Román, que implique el desalojo de los artefactos de las paralizadas obras de la iglesia, si no su finalización; acordar mayor espacio al transeúnte, y la prohibición de aparcar en todo el perímetro (mas que en pocos sitios reservados para la carga y descarga). Adecuación del tránsito peatonal por las calles Peñuelas, Matahacas, Bustos Tavera, y Sol. Remodelar el gran aparcamiento existente entre Verónica y Sol, prever un estacionamiento de uso permanente (y no como en la actualidad hasta las nueve de la tarde), con plazas reservadas a los residentes a un precio asequible, conectado por una salida más cercana a la plaza de San Román, por la calle Sol.

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VII. BIBLIOGRAFÍA

Como ya hemos dicho no son muchos los trabajos que, al menos en España, hayan abordado la problemática central, objeto de nuestra investigación, ni tampoco que hayan empleado los modelos y la metodología que nos hemos dado, por ello la bibliografía que constituye el soporte de nuestro estudio se refiere más a cuestiones de tipo conceptual y teórico-metodológico general sobre la sociabilidad, la ciudad y los estudios urbanos. En la bibliografía incluimos básicamente cinco tipos de referencias: -1/ Trabajos que nos aportan datos de partida de tipo histórico, literario, demográfico, arquitectónico, territorial, socioeconómico, sobre el área de estudio elegida, Sevilla y su área metropolitana: Aguilar, Algaba, Almoguera, Arenas González, Bosch Vilá, Caravaca y otros, Chaves Nogales, Collantes de Terán y otros, Cruz Villalón y otros, Domínguez Ortiz, Escalera 1988, Fernández de Paz, Fernández Salinas, González Dorado, Lleó Cañal, Lucas Ruiz y otros, Macarro, Madoz, Martín de Terán, Martín García, Mena, Molina, Montaner, Montoto, Morales Padrón, Passolas Jáuregui, Salas, Sancho Royo y otros, Trillo de Leyva, Vega Benayas. -2/ Estudios antropológicos y sociológicos sobre los procesos de transformación urbana y los cambios socioculturales a que dan lugar: Álvarez y otros, Bergalli, Cantero 1990,1992, Escalera 1990b, Cucó y Pujadas, García del Villar, Mulero Mendigorri, Petonnet 1985, Press, Provansal, Pujadas y Bardají. -3/ Obras teóricas sobre el concepto de lo urbano y los procesos sociales ligados a sus transformaciones: Alaban y otros, Auge, Beringuier y otros, Bettin, Candel, Cappel, Carreras, Castells, Escalera y Martín, Fox, Gregory, Gutwirth, Hannerz, Harvey, Inglehart, Ledrut, Lefebvre, Maffesoli, Obradors, Petonnet, Rapoport, Simmel, Tentori, Weber, Wolf, Yeller. -4/ Trabajos teóricos sobre el concepto, las manifestaciones y los procesos de la sociabilidad (espontánea, festiva, asociativa): Alva, Álvarez y otros, Berger y Luckman, Bonet, Bozon. Bosque, Canal, Cantero 1994, 1998a, Chacón y Ruiz Ballesteros, Cucó y Pujadas, Escalera 1990b, Goffman, López Casero, Moreno, Murphy, Petonnet, Rodríguez Mateos, Sansot 1991 y 1992. -5/ Ensayos sobre el valor cultural del espacio y la ecosofía: Cantero 1998b, Chacón y Ruiz Ballesteros, Hernández Ramírez, Guattari, L.A.N. Estudio de Arquitectura, O.P.R. Arquitectura, Sansot, Ruiz Ballesteros 1996, Zamorano.

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FOTOGRAFÍAS de Michael Bry

LOS BARRIOS

Fotografías/Los Barrios

La feria vecinal a la hora de la compra.

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LA CIUDAD SILENCIADA

Vecinillos de un patio de nuestros barrios.

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Fotografías/Los Barrios

Esta es la cuna macarena, en los restos del convento de San Basilio.

281

LA CIUDAD SILENCIADA

Aún se juega a la comba en la Alameda.

282

Fotografías/Los Barrios

Échate un cantecito a la vera de Manolo Caracol.

283

LA CIUDAD SILENCIADA

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Fotografías/Los Barrios En este bar de San Marcos la Pasión no espera la Semana Santa.

285

LA CIUDAD SILENCIADA

La otra casa de Las Sirenas.

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Fotografías/Los Barrios

A pesar de todo.

287

LA CIUDAD SILENCIADA

Atajando el caos por la calle sin nombre.

288

Fotografías/Los Barrios

Vecinos somos todos.

289

LA CIUDAD SILENCIADA

Radikal.

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Fotografías/Los Barrios

Como si fuera un pueblo, al pie de la Cruz de San Julián.

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ACTIVIDADES

Fotografías/Actividades

Los hermanos Arenas, en la esquina de Escoberos con Parras, mantienen una tienda tradicional con voluntad de futuro.

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LA CIUDAD SILENCIADA

En sus almacenes de González Cuadrado, Tomás Delestal, padre e hijo, ofrecen lo que no hay en el hiper.

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Fotografías/Actividades

De la almoneda al mueble blanco, Manuel Ávila ha sabido con sus hijos adaptarse al pulso de la calle Feria.

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LA CIUDAD SILENCIADA

Con tres generaciones de farmacéuticos, la farmacia Burgos es la memoria misma de La Feria.

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Fotografías/Actividades

Francisco y Javier Roiz, con oficio y buen trato, apuestan por el renacimiento del mercado de la Feria.

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LA CIUDAD SILENCIADA

José Luis Jiménez, orfebre en la calle San Luis.

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Fotografías/Actividades

Juan Antonio González García Ventura, imaginero.

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LA CIUDAD SILENCIADA

Juan García Cabrera, maratoniano y zapatero en la calle Relator.

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Fotografías/Actividades

Francisco Aguilar Díaz, cuchillero en la calle Feria.

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LA CIUDAD SILENCIADA

Sevilla “Tatoo”. En los alrededores de la Alameda nuevas formas de artesanía “alternativa” marcan la evolución de modas y hábitos de frecuentación de la zona.

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Fotografías/Actividades

Ana Mª Montiel y Luis Cabezas, construyen barrios en Miniatura desde una barreduela al pie de la muralla.

303

LA CIUDAD SILENCIADA

Un jueves en la Cruz Verde, cuando aún el Jueves era parte de La Feria.

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Fotografías/Actividades

Domingo en la Alameda, comprar y vender es solo un pretexto.

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LAS FIESTAS

Fotografías/Las fiestas

Sociabilidad festiva en Los Maldonados, la tarde del Jueves Santo

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LA CIUDAD SILENCIADA

Triunfo macareno.

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Fotografías/Las fiestas

Esperando a Montesión en El Vizcaíno (Plaza de los Carros).

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LA CIUDAD SILENCIADA

La feria en la Peña Bética.

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Fotografías/Las fiestas

La Cruz de Mayo de Faustino Álvarez reúne chicos y grandes.

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LA CIUDAD SILENCIADA

La Feria Alternativa en los Jardines del Valle.

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